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Bitácora global Título: 24 de marzo de 1976 (reflexiones a casi 30 años). 2005. Autor: Alfredo Mason. Profesor de historia cultural argentina (Universidad Nacional de El Salvador). Derechos: del autor. Volver al Sitio: Principal Ensayo Autores
24 DE MARZO DE 1976 (reflexiones a casi 30 años) ¿Por qué seguimos hablando del «24 de marzo»? En la búsqueda de una respuesta recordamos a nuestro querido maestro Antonio J. Pérez Amuchástegui quien, citando a Cicerón, nos enseñaba como en la vida podemos aprender de la historia, de los aciertos y errores... y de cómo, sus consecuencias vivas aún, determinan el presente. Por eso, quien no es historiador, va a reflexionar sobre un hecho histórico que desencadenó fuerzas que aun siguen vivas en nuestros días. RECONSTRUCCIÓN Y LIBERACIÓN NACIONAL Desde 1955 hasta 1973 transcurren 18 años a lo largo de los cuales se produce uno de los debates más importantes de la historia argentina: ¿quién es capaz de gobernar? Aquello que la respuesta quería encontrar, era la capacidad de conducción en un proyecto que integrara -si no era posible la totalidad- al menos a la mayoría de los argentinos. Este debate se inicia con la negación de que esa conducción estuviera encarnada por Juan D. Perón y que el proyecto fuera el Justicialismo, concluyendo el 25 de mayo de 1973, cuando un justicialista -Héctor J. Cámpora- asume la Presidencia de la Nación. Muchos contribuyeron al logro de esa victoria justicialista con su esfuerzo militante, aún con sus vidas entregadas por un ideal plasmado en el símbolo «Perón vuelve», escrito millones de veces en cuanta pared había en Argentina, pero es necesario resaltar el papel de una joven generación -esa que, a sus sobrevivientes, algunos periodistas llaman desdeñosamente setentistas- la que hace posible ese hecho. Y por eso, de la plaza de ese 25, ellos podrán decir, no habrá ninguna igual... no habrá ninguna. El punto de partida para comprender la estrategia de Perón, a partir de ese momento, es el Acta de Compromiso Nacional firmada el 8
de junio de 1973 entre José Ignacio Rucci por la Confederación General del Trabajo, Julio Broner por la Confederación General Económica y José ber Gelbard por el Gobierno, sellando institucionalmente el denominado «pacto social». Se trataba de desarmar lo que había servido para la guerra y reinsertar toda esa enorme energía humana acumulada a lo largo de 18 años, en un proyecto pacífico de reconstrucción y liberación nacional. La mencionada Acta no se reduce a una reglamentación de pautas económicas, explícitamente ella sostiene: "esta Acta de Compromiso no es un acuerdo coyuntural de precios y salarios, es la definición de una acción política irreversible"1. Es decir, se trata de una alianza entre el movimiento obrero organizado y las entidades empresarias con vistas a la acción política que constituía el plan de gobierno, pero también era un pacto político al cual, desde la conformación de "La Hora del Pueblo", la Unión Cívica Radical se suma a ese proyecto que implica crear una legitimación del Gobierno democrático. El pacto social posibilitaría la rehabilitación de las instituciones políticas, pero siguiendo un esquema propio del Justicialismo, se buscaría reinsertar a las mismas en un nuevo esquema de poder en donde también tendrán una participación institucional el capital y el trabajo. Todo este esquema tiene como eje la recomposición de un modelo de estado de bienestar, «aggiornado» y que Perón denomina «democracia social», en la cual "lo único que el gobierno justicialista garantiza es que no haya injusticias en el reparto de los beneficios, y que cada argentino tenga acceso a la propiedad, a la dignidad, a la felicidad"2 . LA CONFLICTIVIDAD POLÍTICA DE LA SITUACIÓN El politólogo Natalio Botana analiza la situación y sostiene que el futuro del Justicialismo está ligado al futuro del país. El Justicialismo no es todo el pueblo argentino, pero hoy representa una abrumadora mayoría. Un proceso de institucionalización presupone -continua Botana- un principio de legitimidad que le otorgue sentido y permanencia histórica. Tras los regímenes políticos juegan diversos intereses, pero también intervienen valores últimos, principios éticos o, si se quiere, una visión del orden jurídico y de la sociedad deseable, sobre las cuales, por lo general, no existe consenso sino conflicto. La sociedad argentina está cruzada por muchos principios de legitimidad, pero el Gobierno propone un proyecto que busca edificar un régimen de democracia constitucional y pluralista fundado sobre el recíproco respeto 1
PANORAMA (revista). Buenos Aires (1973) 337 p.6 PLAN TRIENAL PARA LA RECONSTRUCCIÓN Y LA LIBERACIÓN NACIONAL. Buenos Aires. Poder Ejecutivo Nacional. 1973 p.10
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entre mayorías y minorías. Este proyecto tiene como antecedentes los acuerdos interpartidarios que se realizaron a partir de 1970 y ha sido ratificado por el Presidente de la Nación [Perón] quien asumió este principio de legitimidad como norte de una acción compartida, afirmando el concepto de «democracia integrada»3 . Pero dijimos que las cosas no eran sencillas. Desde la oposición se escucha que a Perón nunca le interesó un partido orgánico, sino que su ecuación personal era impedir que se institucionalizara el Movimiento a la manera, por ejemplo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) mexicano4. Pero peor aún, dentro de las filas del Justicialismo aparecen diversos sectores, cada uno de los cuales posee un «Perón» distinto, donde acentúan uno u otro de sus aspectos arbitrariamente, llevándolos a tener visiones divergentes de la realidad y a su vez, considerarse los verdaderos portadores de la voluntad de Perón. Uno de esos sectores está representado por las organizaciones juveniles, y quizás era el más conflictivo. Por su propia estructura organizativa no era sencillo su incorporación orgánica al Movimiento y mucho menos a una estructura partidaria. Quien mejor sintetizara esta situación es uno de sus dirigentes, Alejandro Álvarez, el cual sostuvo que los jóvenes habían llevado una forma de organización similar a la que Lenín atribuía al partido revolucionario (organización celular en cadena, cuadros profesionales, disciplina militar, etc.) y sin que ello las colocara ideológicamente fuera del Justicialismo, las llevaba a concebirse como una totalidad cerrada, por lo que, en algún momento se verían enfrentadas y disputando la conducción con Perón5. El 9 de junio de 1973 -dos semanas después de haber asumido el Gobierno democrático- aparece una declaración que las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros donde sostienen: Nuestra estrategia sigue siendo la guerra integral, es decir la que se hace en todas partes [...] y por todos los medios con la participación de todo el pueblo en la lucha y utilizando los más variados métodos de acción, desde la resistencia civil, pasando por las movilizaciones, hasta el uso de las armas6. Mario Firmenich aclara al respecto el poder político viene de la boca del fusil. Si llegamos a este punto, es porque teníamos fusiles y los usamos. Si los abandonamos sufriremos un retroceso en nuestra
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PANORAMA (revista) Buenos Aires (1973) 326 p.13-14 Entrevista a Rodolfo Terragno en CONFIRMADO (revista) Buenos Aires 10.3.1974 p.6 5 Inmediatamente después del regreso de Perón el 17 de noviembre de 1972, se organizan por su pedido reuniones con toda la dirigencia de la Juventud Peronista. En la primera de ellas aparece el primer síntoma de esa disputa: se inicia el encuentro con un discurso de Mario Firmenich, el cual, frente a la propuesta de Perón de un proyecto de Liberación Nacional, expresa que, si la Nación es América Latina, la liberación será nacional. 6 DI TELLA, Guido Perón-Perón. Buenos Aires. Hyspamérica. 1985. p.101 4
posición política7. Dos días antes había sostenido su oposición al pacto social en los términos en que se planteaba y su apoyo a una alianza de clases8. El 12 de junio de 1974 Perón convoca a la plaza de Mayo, en donde sostendrá que serios peligros acosaban al Gobierno y al destino del país, y que pocos estaban colocándose a la altura de las circunstancias. La información, como mi sentido de la realidad, me dicen que en el país está sucediendo algo anormal a lo que debe ser la marcha pacífica y serena de la tranquilidad [...] ante la indiferencia de unos y la desaprensión de otros [...] podemos estar acercándonos a una lucha cruenta que algunos insensatos intentan provocar [...] Todos hablan de que fuerzas foráneas e interiores trabajan por crear trabas a la decisión tomada [la reconstrucción y liberación], pero pocos se ponen al servicio en defensa de esa buena causa, y en ello no hablo de los opositores sino muy especialmente de los propios partidarios, que poco hacen en efectivo para asegurar la pacificación9. AUN QUEDABA EL «RABO POR DESHOLLAR» Perón muere a los pocos días, quedando a cargo de la presidencia María Estela Martínez de Perón en una situación verdaderamente crítica. Raúl Alfonsín expresará acerca de la situación política vigente que el peronismo ha operado aceleradamente el desplazamiento de sus sectores progresistas [...]. La calificación de «golpe de derecha» corre exclusivamente por nuestra cuenta10. Ricardo Balbín, por entonces cabeza de la UCR prefería tender un puente dialoguista con Perón primero y con la presidente Martínez de Perón luego, para defender a todo trance la continuidad institucional, tratando de disuadir cualquier llamado a las Fuerzas Armadas -ya Arturo Frondizi ha hablado de una participación directa de ellas en el llamado «post-peronismo»- y esperar las elecciones de 1976, cuando un radical -según Balbín- sería el nuevo presidente11. Queda claro que, ante tal acontecimiento, la vieja dirigencia argentina -incluida la justicialista- demostró ser incapaz de cohesionarse alrededor de la presidente Martínez de Perón para continuar el desarrollo del proyecto; muy por el contrario, se desgarró en una lucha interna; la falta de experiencia política y la sectarización juvenil hace imposible mantener un trasvasamiento armónico; las 7
DESCAMISADO (revista) Buenos Aires (1973) 119 p.2 LA NACIÓN (diario) Buenos Aires 9.9.1973 p.1 9 PERON, Juan Domingo Mensajes de abril a junio de 1974. Buenos Aires. Presidencia de la Nación. 1974 p.229-233. 10 PANORAMA (revista) Buenos Aires (1974) 354 p.13 11 Idem. (1974) 362 p.9 8
acciones que realizan los grupos guerrilleros buscan provocar a la camarilla militar para que produzca un golpe, considerando que allí podrían recuperar el prestigio político perdido; la vieja oligarquía y los empresarios comienzan a alinearse en la búsqueda de «alguien que ponga orden» y la clase media, en general, observa la situación sin comprender el precio que deberá pagar por esa actitud estática. No era más sencilla la situación en el plano internacional. En 1973 se reúnen en Tokio las más grandes corporaciones de Estados Unidos, Europa y de ese país conformando la Trilateral Comission, inicio del proceso de la economía y las finanzas globalizadas; Estados Unidos sale fortalecido de la crisis del petróleo de 1973 y logra actualizar los términos de la convivencia con la URSS en Vladivostok (1974), tras el encuentro de Leonid Brezhnev y Gerald Ford, permitiendo la «reorganización del patio trasero» con una serie de golpes de estado en América Latina. La camarilla militar que había transformado a las FFAA, de ser el brazo armado del Pueblo en un factor de poder político sujeto a sus intereses, había desestimado al general Agustín P. Lanusse como conducción de la misma, por haber sido derrotado por Perón, pero se mantenía expectante. ¿Y la violencia subversiva? Desde el 25 de mayo de 1973 al 24 de marzo de 1976 las víctimas de la violencia fueron 1358, de las cuales 66 eran militares, 136 policías provinciales, 34 de la Policía Federal, 445 guerrilleros y 677 civiles. Puesto en cifras y tomando en cuenta el creciente descrédito que las organizaciones guerrilleras iban ganando eran un claro signo de su derrota política. Por su parte, el Ejército estimaba en octubre de 1975 que los miembros del ERP eran entre 430 y 600 cuadros y en abril de 1977 la Junta Militar estimaba que la fuerza de Montoneros eran entre 2843 y 288312. Es así difícil sostener que había por parte de la guerrilla una posibilidad de afectar las supervivencia de las instituciones. Lo que sí había era un gobierno débil, que ya ha convocado a elecciones anticipadas a realizarse antes de finalizar 1976. La clase media no está dispuesta a pagar el costo de la transición. Una cosa era el regreso de Perón, lo cual no sólo era visto como inevitable sino como una «fiesta», en donde gran parte de su animación la realizaban sus propios hijos; otra cosa era tratar de resolver la intolerancia generada por 18 años de debate contumaz, sobreponerse a una clase dirigente a la cual los tiempos se le habían acabado y lograr la aparición de una nueva camada capaz de conducir a nuestro país en 12
BLAUSTEIN, E. - ZUBIETA, M. Decíamos ayer. La prensa argentina bajo el proceso. Buenos Aires. Colihue. 1998. p.554; puede consultarse al respecto ANDERSEN, Martín Edwin Dossier secreto. Buenos Aires.
Sudamericana. 2000.
un camino de institucionalización. No solo no se comprendía el significado de la transformación propuesta por Perón sino que se poseía una visión intelectualizada de lo que llamaban «hacer la revolución»: era el romanticismo de los graffitis del París del ´68; era entrar en La Habana, pero sin la campaña de Sierra Maestra; era la emoción de “Morir en Madrid” o “La batalla de Argel” y a la salida del cine, ir al Café La Paz a liberar el mundo. Y como la realidad contrariaba las fantasías, se comenzó a buscar un culpable y un camino de salida13. Los medios de comunicación, especialmente los diarios, comienzan a expresar ese sentimiento llamando al golpe militar, el 12 de diciembre aparece el diario Clarín con un titular en portada que dice: “Las FFAA deben esperar hasta el último momento”14. El vespertino La Razón -al que podríamos caracterizar como órgano oficial del golpe de estado- comienza su campaña de acción psicológica mediante los titulares de sus portadas a partir de mediados de febrero de 1976, anunciando “La posición de las Fuerzas Armadas” y los “Preparativos para el paro empresario”15; a los pocos días titula “Tensa situación política”16, luego será “Inminentes decisiones”17 y al día siguiente “Reunión de Comandantes”18 y luego “Reunión de mandos”19; en su edición dominical sentenciará “La semana próxima será decisiva para el proceso”20 hasta llegar a las vísperas con un “Inminente final. Todo está dicho”21. Los grandes empresarios ya han decidido corporativamente, en 1975, voltear al gobierno. La Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (APEGE) nuclea los sectores que se oponían al término del mandato de Martínez de Perón y su sucesión, por una fórmula proveniente del Justicialismo o de la "oposición complaciente". El cambio a que aspiraban estos sectores era más profundo que un mero reemplazo de presidente, y APEGE jugó un papel de relevancia en la desestabilización del Gobierno, cuyo punto culminante fue el «lock out» de febrero de 1976, convocado bajo los siguientes objetivos: el reestablecimiento del orden, de los derechos individuales, la revisión de la "filosofía colectivista y estatista" (sic) imperante, la derogación de la 13
Alguien podría decir, pero en esa época se vivía un caos: huelgas... guerrilla... Triple A... y es por eso que afirmamos que no comprendían el precio que iban a pagar esos sectores medios que por desconfiar de las instituciones y hacer gala de autoritarismo asumido, encontraron en la búsqueda de «un orden» a «la orden» de represión. La mayor parte de los 30.000 desaparecidos provienen de hogares de esa clase media. 14 CLARÍN (diario) Buenos Aires 12 de diciembre de 1975 p.1 15 LA RAZON (diario) Buenos Aires 13.2.1976 p.1 16 Idem. 17.2.1976 17 Idem. 18.2.1976 18 Idem. 20.2.1976 19 Idem. 20.2.1976 20 Idem. 21.2.1976 21 Idem. 23.3.1976
legislación laboral que otorgaba privilegios e inmunidades inadmisibles y la eliminación del proceso inflacionario. Por su parte la Sociedad Rural Argentina (SRA) al igual que Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) participaban de esta visión y tomaron iniciativa. Su presidente, Celedonio Pereda, comienza en 1975 una serie de «disertaciones» en ámbitos castrenses sobre la problemática del sector, que culminaron con una audiencia solicitada al Comandante en Jefe del Ejército -general Jorge Rafael Videla- para explicarle que el debilitamiento del sector agropecuario afectaba a la seguridad nacional22. Hacia fines de 1975 e integradas a APEGE, convocaban a la movilización contra el orden institucional, exhortando a la unidad de criterios de todo el empresariado para frenar el avance de los poderes del estado sobre la actividad privada (sic)23. La Cámara Argentina de Comercio (CAC) fue una de las más severas críticas del Gobierno justicialista y así lo expresaba su presidente Armando Braun: la crisis que enfrenta hoy nuestro país tiene carácter general y alcanza igualmente a todas las manifestaciones de la vida nacional. Como un cáncer, la crisis ha penetrado, se ha extendido y se ha terminado por contaminar todo el cuerpo social argentino [...] Así como el proceso iniciado en 1853 estuvo fundado en la primacía de la razón [...] el proceso político que comienza en 1945 tiene todas las características de los fenómenos patológicos. Al compás del bombo y de la matraca y ante multitudes vociferantes se apagó de pronto la voz de la razón, desplazada por el mito y la concupiscencia24. EL GOLPE MILITAR Y LOS EEUU La desclasificación de documentos de la Secretaría de Estado de los EEUU que se realizara en el 2002 permitió confirmar fehacientemente la responsabilidad del Gobierno de ese país en el golpe militar de 1976. Así el mismo día del golpe, William Rogers –adjunto para América Latina- le informa al Secretario de Estado Henry Kissinger, que el publicitado y esperado golpe militar se ha producido25 y a los 12 días el embajador en Argentina, Robert Hill informa que ha habido un recrudecimiento de las actividades terroristas de derecha, la mayoría de las cuales parecen haberse llevado a cabo en un estilo reminiscente de la Triple A26. Con esa información confidencial, Kissinger se encuentra en Santiago de Chile con el almirante César Guzzetti, Ministro de RREE de la dictadura, preguntándole cuanto tiempo tomaría. sacarse de encima el problema (o sea, hasta cuando continuaría la represión) a lo cual el ministro respondió que antes de fin 22
SOCIEDAD RURAL ARGENTINA Memoria 1975-1976. Buenos Aires. 1976 Idem. 24 LA NACIÓN (diario) Buenos Aires 24.12.1975 p.5 25 DEPARTAMENT OF STATE W. Rogers to H. Kissinger. Doc. 760324 26 Idem. Doc. 760406 23
de año, logrando la aprobación de Kissinger27. Pero la desaparición y muerte (dos cosas distintas) de personas proseguía por lo que el embajador estadounidense Hill aconseja una diplomacia silenciosa, no sancionando a la dictadura por su violación a los derechos Humanos28 (y en eso coincidirán con la política exterior de la URSS). Finalmente, Kissinger comunica a los embajadores estadounidenses en Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia y Brasil que está enterado de los reportes de la «Operación Cóndor» y que, no es intención del Gobierno de los EEUU aconsejar al Gobierno de Argentina acerca de la mejor manera de tener sus asuntos de seguridad interna bajo control29. EL NÚCLEO DURO Contrario sensu de lo que se sostiene comúnmente, el núcleo duro y agente dinamizador de la dictadura militar no fue el de los represores. Había en las sombras verdaderos personajes siniestros. Existirán dos lugares «ad hoc» de donde proviene el verdadero sostén político, económico e ideológico de la dictadura. Uno de ellos toma forma institucional en la APEGE, constituida por diversas Cámaras, siendo su animador principal Jorge Aguado. Ellos organizan el lock-out de 1976, lo que se constituye en la «ofrenda» civil a la sedición militar30. El propio Osvaldo Cornide -presidente de CAMEsostendrá que cuando se realizó ese paro empresario la APEGE era consciente de que había un proceso de inestabilidad política que conduciría a un gobierno militar31. A este último se le sumaban Celedonio Pereda (SRA), César Polledo, Roberto Meoli (Construccón), Armando Braun (CAC), Federico Peña (Soc. Anónimas) y Juan Sabaté (Grandes Tiendas)32. El otro sector será encabezado por José Alfredo Martínez de Hoz y el llamado «grupo Perriaux», siendo éste último un resumidero de grupos liberales, antiperonistas, provenientes de la vieja oligarquía y el sector empresario. El nombre deriva del abogado Jaime L. E. Perriaux33 27
ANDERSEN, Martin E. – DINGES, J. Kissinger had a hand in «dirty war» en Insight on the news. Washington. 7.1.2002; también estaban al tanto y colaboraron con «know how» los franceses, para ello ver L´Autre sale guerre d´Aussaresses en Le Point (2001) 1500 p.26 28 Citado por el funcionario de la embajada de EEUU en Argentina en 1977, Tex Harris. CLARÍN (diario) Buenos Aires. 26.3.2002 29 Puede consultarse el documento completo en www.rebelion.org 30 La «ofrenda» guerrillera la realiza el ERP el 23 de diciembre de 1975, con el asalto al regimiento Domingo Viejobueno en Monte Chingolo (PBA). 31 CLARÍN (diario) 18.3.2001 32 En 1977, es declarado el 16 de febrero –aniversario del lock-out como “Día del Empresario”. 33 A él se le debe el nombre de la asonada militar, pues sostenía que después de la demagogia peronista, era necesario un proceso de reorganización nacional. Para ver, desde el punto de vista político-ideológico las influencias o el pensamiento «procesista» puede verse: RATTEMBACH, Benjamín El sistema sociomilitar de la sociedad moderna. Buenos Aires. Círculo Militar. 1972; VILLEGAS, Osiris La Guerra
-fuertemente ligado a la camarilla militar- y en cuya casa se reunían para conspirar además del citado Martínez de Hoz, Enrique Loncan, Mario Cadenas Madariaga, Luis y Carlos García Martínez, Guillermo Zubarán, Horacio García Belsunce, Luis García Venturini, Alberto Rodríguez Varela, general (R) Hugo M. Miatello. Los enlaces con el Ejército serán los generales Santiago O. Riveros y Carlos G. Suárez Mason. También informan al almirante Emilio E. Massera. En forma indirecta mantenían contactos Walter Klein, Adolfo Diz, Alejandro Estrada y Manuel Solanet. Todos ellos cubrieron cargos en el estado a partir del 24 de marzo de 1976. No vamos a desarrollar aquí en que consistía el proyecto neoliberal que se llevó adelante, pero sí es importante saber que condiciones necesitaba para su realización. Y eso nos lo dice el entonces ministro de Economía Martínez de Hoz cuando en conversación con el embajador estadounidense le dice: cuando yo termine, la palabra «peronista» ya no existirá34. OBJETIVOS Y CONSECUENCIAS La política económica del régimen militar significó una alteración profunda de los patrones que, hasta allí, con sus distintas especificidades, caracterizaron a las gestiones económicas precedentes, particularmente por su objetivo de reestructuración integral de la propia organización social. "La liberalización generalizada de los mercados -muy particularmente el financiero- y la apertura económica al exterior constituyen, en dicho marco, los elementos centrales de tal política que procuraba modificar radicalmente la estructura económica del país, su base social de sustentación y su inserción en la división internacional del trabajo"35. Este intento refundacional debía basarse en un férreo control sobre el aparato del estado que permitiría la reconstitución de las condiciones de dominación social mediante el «disciplinamiento», en especial de los trabajadores y una marcada redistribución del ingreso nacional, la redefinición del estado que no consistía sólo en su «jibarización» o achicamiento, sino principalmente en su reorientación, la modificación sustancial de la estructura productiva y la reversión de la dinámica sustitutiva.
revolucionaria comunista. Buenos Aires. Círculo Militar. 1962 y Tiempo geopolítico Argentino. Idem. 1975; MENÉNDEZ, Luciano B. Las intervenciones militares en la vida política nacional en Revista Militar. Buenos Aires (1982) 707 34 LEVINE, Lawrence W. Inside Argentina from Peron to Menem 1950-2000: from an American point of view. Nueva York. Hardcover. 2001. p.149. El autor es posee un estudio jurídico en Nueva York y posee como clientes a empresas y bancos argentinos con sucursales en esa ciudad. 35 ASPIAZU, D.-KHAVESE, M.-BASUALDO, C.M. El nuevo poder económico. Buenos Aires Hyspamerica. 1988 p.89
La reconstitución de las condiciones de dominación social avanzaron por cuatro carriles: a) mediante una acentuada caída del salario real y una creciente dispersión del mismo entre las distintas categorías de los asalariados y las actividades económicas; b) la intervención a las entidades sindicales, la supresión de las convenciones colectivas y del derecho de huelga con la ocupación militar de muchas de las grandes plantas fabriles cuya consecuencia social inmediata es un creciente grado de desorganización social de los trabajadores apartados del sindicato como institución contenedora. Allí aparece la figura del «cuentapropista» y la consigna del «sálvese quien pueda».; c) el terrorismo de estado que instaura la figura del «desaparecido», símbolo del terror capaz de inmovilizar toda respuesta o reacción; d) el desarrollo de una herramienta estratégica que garantice las condiciones de dominación: la deuda externa36. Este último proceso fue posible merced a una connivencia entre los bancos37, los organismos multilaterales y los funcionarios de la dictadura militar, y generó un endeudamiento externo que no iba dirigido al crecimiento del país sino a una rueda especulativa que, al traspasar las posibilidades reales de pago, se constituyó en una herramienta de condicionamiento y dominio que pesa sobre el presente y futuro de los argentinos. Ello se realizó a través de las empresas públicas, pues si bien aparecían como tomadoras de créditos no eran ellas las que los recibían sino que administrados los dólares desde el Ministerio de Economía servían para dar sustento económico-financiero a la propia dictadura38. Por otra parte, empresas privadas como Acindar, Papel Prensa, Aluar, Induclor, Dálmine Siderca, Autopistas Urbanas (AUSA), Celulosa, Puerto Piray e Interama trasladaron sus deudas, al estado argentino39. En 1982, mediante la acción de Domingo F. Cavallo al frente del Banco Central de la República Argentina, se cierra este ciclo con la 36
En la causa penal por la deuda externa se le pregunta a Guillermo Klein -secretario de Finanzas de la dictadura militar- por qué esta corriente de capitales internacionales (que en el mundo comenzó a circular a partir de los petrodólares de inicio de los ´70) recién ingresa al país a partir de 1976 y la respuesta no ofrece dudas: no estaban dadas las condiciones. Causa 14467 A. Olmos s/Defraudación contra la Administración Pública p.2741. OLMOS, Alejandro La deuda externa. Buenos Aires. Ed. De los Argentinos. 1995 p.51-55. 37 Cuando hablamos de bancos nos referimos a aquellos que desde el exterior participaron de estas operaciones como: Bank of America, Lloyds bank, Manufacture Hanover, Kuwait Foreing, Citibank, Deutsche Bank, The Nippon Credit Bank, Chase Maniatan, HBSC, Credit Lyonnais, Libyan Arab Foreing Bank, Cia. Luxembourgeoise, entre otros. 38 Uno de los casos paradigmáticos de esta perversa metodología fue el endeudamiento de YPF del cual citaremos el siguiente ejemplo: el 9.12.80 se reúne el Directorio y aprueba un préstamo por 300 millones de dólares (acta 121). A los tres años, el entonces Presidente de YPF –Juan M. Bustos Fernández- declara no se ha encontrado documentación que avale la fundamentación técnica, que se pudo haber tenido en cuenta para contratar financiamiento externo (nota 554/83) Anexo documental Causa 14.467 BCRA caja 8. Puede consultarse también CAFIERO, M –LLORENS, J. La Argentina robada. Buenos Aires. Macchi. 2002. 39 Causa 14467 A. Olmos s/Defraudación contra la Administración Pública p.874 y 1350.
estatización de la deuda de las grandes empresas como Grupo Pérez Compac, Renault Argentina, Sideco, Socma, Suchard Argentina, Cargill, Ford Motor Argentina, Selva Oil, Fiat Concord y Masterfer, Grupo Soldati, Brown Boveri, Philco, Merck S.A., Saab Scania entre otras.40 Resultado final de semejante sistema perverso: entre 1976 y 1983 la deuda externa argentina crece el 537% sin que los organismos financieros multilaterales objetaran un endeudamiento a ojos vista impagable: 44.438.000.000 de dólares. Cual es el saldo de este proceso que fuera derrotado militar y políticamente, haber alcanzado imponer un reordenamiento social. Irónicamente podríamos decir que no fue Jorge R. Videla sino José A. Martínez de Hoz quien pudo alejarse con una sonrisa de quien sabe que ha dejado el «paquete bien atado». La quebradura generacional por desaparición, muerte, exilio o congelamiento entre la generación de los ’70 y la de los ’80 interrumpió la transmisión de una memoria histórica y una cultura política, por lo que hoy impera una visión mediática de la construcción de poder, alejando a la dirigencia política del pueblo y que culmina con una explosión popular como la ocurrida el 19 y 20 de diciembre de 2001. También se produce un resquebrajamiento de la trama social solidaria que culmina generando un nuevo modelo identificatorio, producto de la autocensura frente al horror sin caras, ni nombres ni procesos expresado en la consigna «por algo será» y la especulación financiera como modelo de ascenso social.41 Todo ello da el “yupee” de los ’80, que mudará a tecnócrata a partir de los ’90. Por otro lado, aparece su contrafigura: el marginal, que nada tiene que ver con el «pobre» de los ´70, sino que crea una nueva «legalidad» al margen de las instituciones. Por último, se produce el desgarro de la generación de los ’80, que fuera llevada a participar en una guerra en nombre de una causa nacional y que producto de una derrota que nada tiene que ver con su comportamiento es tratada en forma vergonzante. Es necesario reconocer una realidad para poder transformarla, y por supuesto tener la convicción que no todo está perdido. La grandeza y actualidad de la consigna que Perón pronuncia y que se convierte para el Justicialismo en sus "banderas históricas" indican un orden jerárquico del mundo político que muestran un camino a recorrer. En ese orden aparece primero la Justicia Social y lo hace como la piedra angular que articula a los otros dos elementos (Independencia
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CAFIERO, Mario Deuda externa privada en la década del ´80 en Informe sobre Lavado de dinero. Buenos Aires. Congreso de la Nación. 2001 p.96-126. 41 O’DONNELL, Guillermo Argentina: la cosecha del miedo en Alternativas. Santiago de Chile (1983) 1
Económica y Soberanía Política) siendo su significado explicitado en una nueva consigna: "la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria". Así, esa Justicia Social es algo más que la redistribución de la riqueza, que la proclamación de las libertades individuales o alcanzar el bienestar, se trata de lograr la felicidad del pueblo lo cual nos sitúa en un plano donde no sólo aparecen las cosas materiales que permiten el acceso a una mayor calidad de vida sino también el campo ético, esto es, el reconocimiento público de la dignidad de ese sujeto al que llamamos «pueblo». Si queremos decirlo en términos constitucionales, podríamos afirmar que los artículos 14 y 14 bis son los que crean las condiciones de posibilidad del artículo 17. Estamos ante los primeros días de un nuevo Gobierno justicialista... esto abre una nueva esperanza.
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