RAMÓN BUENAVENTURA
Los artículos de El Semanal (DEL 1 AL 120) ADVERTENCIA INICIAL: Estos artículos empezaron a publicarse a mediados de marzo de 1997. Tenga el lector en cuenta tamaña antigüedad, enorme para fenómenos tan acelerados y obsolescentes como la informática y la Red.
1. PRIMER AVISO PARA NAVEGANTES Llevo cerca de quince años trabajando con ordenador. No en el ordenador, sino con él. Todos utilizamos alguna herramienta, tangible o intangible, de las manos o de la mente. Y el ordenador es eso, nada más: una herramienta. La más refinada que el hombre ha concebido hasta ahora, pero no mucho más misteriosa, pongamos por caso, que un destornillador. Si para apretar a tope un tornillo nos fuera obligado conocer las leyes mecánicas que multiplican nuestro esfuerzo muscular, haciendo posible la operación, muchos tendríamos los cuadros de casa elegantemente apoyados contra la pared. Será importante, en la intendencia del futuro, que le quede a usted muy claro en la cabeza lo siguiente: para utilizar un ordenador van a serle menester tantos conocimientos técnicos como para despabilar su televisor y zapear un rato. Le hará falta, eso sí, conocer las normas de funcionamiento del programa o programas que vaya a utilizar —cuestión de teclas y botones—, pero podrá olvidarse por completo de todo lo relativo a lenguajes informáticos, procesadores, memorias, etc. Que mientras usted trabaja el ordenata se esté dedicando a sus privados menesteres (como el televisor a los suyos, mientras usted disfruta de su pastizal televisivo favorito), será cosa de los ingenieros. Por debajo, en las tripas, todo es cosa de los ingenieros y los científicos, en este mundo nuestro tan moderno. Sólo que los sabios están en la obligación de pasar inadvertidos, igual que los árbitros ideales en los partidos de fútbol. Lástima que ahora no sea exactamente cierto lo que llevo escrito. Dentro de cinco años, más o menos, lo será. Por el momento, la verdad es que usted necesita unos poquitos saberes para manejar el ordenador de un modo razonable. Suponiendo que limite la utilización del ordenador sus cometidos más elementales y simples —para hacer facturas o escribir textos—, siempre habrá unos cuantos detalles de su máquina que más le
valdrá conocer. Cómo guardar su trabajo en el disco duro o en disquetes, cómo recuperarlo cuando le haga falta (lo mismo que extrae un papel de un archivador), cómo transmitírselo a otros. Si, además, pretende aprovechar el aparato para otros fines más liosos... Lamento decírselo así, tan bruscamente, pero va usted de cráneo si no sabe un poco del asunto. Lo cual nos lleva a lo que yo quería llegar en la primera entrega de esta nueva serie sobre Internet de El Semanal: si quiere usted meterse en ese tinglado del que tanto se habla en los últimos tiempos, si está deseando ejercitar sus hasta ahora inéditas dotes de cibernauta, va a tener que hacer un pequeño esfuerzo, o aplazar el asunto para dentro de unos pocos años, cuando Internet funcione con la misma clara sencillez que la televisión, la radio o el teléfono (probablemente fuera del ordenador, en su propia máquina ad hoc, y quizá con otro nombre). Entiéndame: no le estoy diciendo que deba convertirse en un experto. Son cuatro cositas las que hay que aprenderse, y para ello tampoco hacen falta grandes conocimientos previos. Necesitará, eso sí, la paciencia y el entusiasmo característicos de los pioneros. Porque todavía está usted a tiempo de ser un pionero, con lo que mola. La columna que comenzamos con este artículo nace con esa intención: primero, que aprendamos lo que hay que aprender para explorar ese mundo de varios millones de pioneros en que se ha convertido Internet; segundo, que vayamos descubriendo el modo de disfrutarlo y de ponerlo a nuestro servicio. Y divertirnos mucho, oiga, que tampoco es mal objetivo. NO PUBLICADO
2. VAMOS ENTRANDO Para no alargar demasiado la fase introductoria de estos artículos sobre Internet, demos por resuelto que usted ya posee la maquinaria indispensable (ideal mínimo, en este momento: un Pentium, 16 megas de RAM, un par de gigabites de disco duro, una tarjeta gráfica de dos megas, una tarjeta de sonido, un par de altavoces, un micrófono; pero no se prive de nada, porque el futuro no tolera límites). A continuación le harán falta a usted unas cuantas añadiduras. Primero, y sobre todo, una leve comprensión de qué es Internet. Si su curiosidad al respecto es mucha y acuciante, puede saciarla en alguno de los varios libros que le esperan en las librerías. A nuestros efectos, ahora, nos basta con saber que Internet es una red de ordenadores básicos, no muchos, que permanecen abiertos constantemente y que sostienen la conexión entre millones de ordenadores de todo el planeta. Piense usted en la red telefónica mundial, si la comparación nos aclara el concepto: una o más compañías, en cada país, hacen posible que los
millones de abonados del mundo entero se metan a charlar de sus cosas cada vez que les apetezca. Pero, claro, usted no puede hacer las llamadas por su cuenta, sin el facturable apoyo de la CTNE. Lo mismo en Internet: necesita usted una «compañía» —un proveedor— que le enganche el ordenador a la red. Tiene usted que elegir uno que sea muy solvente, y para ello es mejor que se deje asesorar por algún amigo con muchas horas de navegación cibernética. Otro consejo no cabe en estas pocas líneas. También necesitará un aparato para marcar el número de la persona con quien desea comunicar. Este aparato, en Internet, se llama browser — hojeador— y no tiene existencia física: es un programa que se carga en su ordenador, y sólo tiene usted dos opciones serias: Netscape o Internet Explorer de Microsoft; no cabe mucha equivocación, porque ambos son indistinguibles en sus resultados. Una vez «enganchado» a la red por medio del proveedor que elija, el browser, en pantalla, le invitará a que marque la «dirección» de una «página» o web en la que desee entrar. ¿Qué es una página? Es un conjunto de información que alguien — persona física, compañía, organismo, gobierno, ONG, grupo de amigos, etc.— pone a disposición de los usuarios de Internet. Cuando usted entre en una página verá texto, imágenes quietas o en movimiento, incluso sonido. Las hay de todo tipo: personales (una feliz pareja que le invita a admirar con arrobo las fotos de sus hijitos), oficiales (las de Microsoft o IBM, pongamos por caso), gubernamentales, informativas sobre cualquier tema concebible, de puro entretenimiento, claro está que pornográficas (ya hablaremos de ello, porque es tema importante), divinas, humanas, pequeñas, grandes, enormes, inabarcables... La semana que viene veremos cómo orientarnos en semejante caos.
3. BUSCA Y ENCONTRARÁS Ya estamos conectados a Internet por medio de un browser (seguramente Netscape o Microsoft Explorer). ¿Qué es lo que tenemos en la pantalla del ordenador? Casi nada: una interfaz de trabajo, llena de iconos que usted, como usuario de Windows, sabe que se abrirán en menús en cuanto los pinche con el ratón. Sólo que los menús no nos servirán de nada hasta que no estemos conectados a alguna página. Mientras tanto, lo que más llama nuestra atención es un cartelito en blanco, donde está situado el cursor, esperando que escribamos algo. Ahora sí que estamos casi perdidos: volviendo a la comparación con la red telefónica mundial, imagine que hubiera distintos sistemas de marcado (unos con letras, otros con números, unos de siete caracteres y otros de cuarenta y dos), que no hubiera modo de saber qué corresponde a
cada número o dirección, y que además ni siquiera existiese una lista de abonados. Eso es Internet. Un caos. Afortunadamente, existen los «buscadores», resultado del esfuerzo de unas compañías que se han dedicado a explorar todo lo que hay en la red y a indexarlo, de modo que usted pueda encontrar lo que le interesa. Y está, también, la buena voluntad de los proveedores del servicio y de los diseñadores del browser. Si utiliza usted alguno de los proveedores importantes —Servicom, Compuserve, Goya, etc.—, lo más probable es que su página inicial no esté en blanco y que unos cuantos toques de ratón lo conduzcan a algún destino de interés. Si utiliza usted Netscape o Microsoft Explorer (browsers), entrará en Internet por una página inicial que ambas compañías ponen a su servicio, con orientaciones válidas para empezar a desbrozar el camino. Pero, a fin de cuentas, por la vía que sea, casi siempre terminará usted en algún buscador. Un buscador es, en esencia, una página de la Red donde se contiene un enorme catálogo, más o menos ordenado por temas, de todo, o casi todo, o mucho de lo que hay en Internet. Usted escribe una varias palabras que describan lo que le interesa encontrar, y el buscador le facilita una relación de las páginas donde puede encontrarlo. La semana que viene entraremos en algún ejemplo de funcionamiento concreto. Por ahora, si escribe usted alguna de las direcciones del recuadro (pruebe con Olé, si el inglés no es lo suyo) entrará en un buscador por su cuenta y riesgo Experimente. Seguro que le va cogiendo el tranquillo y que descubre cosas interesantísmas. Y, desde luego, estaría muy bien que las compartiese con los demás lectores. Bajo mi firma va mi dirección electrónica. Pruebe usted. En recuadro: Altavista: http://altavista.digital.com Excite Netsearch: http://www.excite.com HotBot: http://www.hotbot.com Lycos: http://www.lycos.com Yahoo: http://www.yahoo.com Netscape Internet Search: http://Home.netscape.com/escapes/internet_search.html WebCrawler: http://www.Webcrawler.com Olé: http://www.olé.es No hay que escribir el nombre del «buscador». Todas las direcciones empiezan con el indicador «http://»
4. HABLANDO EN AMERINDIO
La localización en Internet de algo que nos interese es una tarea relativamente fácil, gracias a la existencia de los buscadores ya varias veces mencionados en esta columna. No obstante, el enorme número de páginas existentes hace imprescindible que nos aprendamos la estrategia de búsqueda. Por ejemplo: si usted quiere averiguar algo sobre el Museo del Prado y se le ocurre escribir « España » en, pongamos por caso, AltaVista Search, obtendrá una abrumadora relación de 100.887 « páginas » donde se contiene la palabra « España », 356.478 con « Spain », 16.151 con « Espagne » y hasta 4.046 con « Espanya », en catalán. El buscador no presenta estas « páginas » por ningún orden concreto. Las dos primeras que nos ofrece la clave « España » son: « Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de España » y « Sociedad Astronómica de España y América (SADEYA) ». La ducentésima, en cambio, es « Fuentes Espirituales del RER - Gran Logia de España (GLE) ». Como usted comprenderá, así no hay modo de encontrar lo que sea que estemos buscando. Hay que estrechar el margen. Para poner un ejemplo vamos a utilizar el que nos ofrece el propia buscador. Supongamos que queremos saber algo sobre las lenguas amerindias. Si indicamos solamente « american indian language » obtendremos un total aproximado de 600.000 « páginas » donde se contienen estas palabras. No sabríamos ni por dónde empezar. ¿Cuál podría ser el paso siguiente? Primero, pedir al buscador que « american indian » sea una frase, es decir que no nos localice páginas donde las dos palabras estén separadas. Para ello las colocamos entre comillas: “american indian”. Luego, también será bueno que abramos la posibilidad de plural, escribiendo language* en vez de « language » (el asterisco hace que se encuentre « language » más cualquier otra letra). ¿Qué ocurre? Hemos reducido el número de páginas a 60.000. Sigue siendo una barbaridad, pero ya podemos navegar algo mejor. Inmediatamente encontraremos toda clase de datos, algunos incluso con sonido (así acabo de aprender cómo se dice « hola » en la lengua ojibwe, propia de los indios de Dakota del Norte: algo parecido a « onint ». Y, sin mucho tardar, caemos en una « página » donde se nos informa de todo lo que hay en la Red sobre la cultura amerindia. (Evidentemente, si ya desde el principio sabemos algo del tema todo nos resultará más fácil: escribiendo « ojibwe » en el buscador desembocaremos de inmediato en toda la información sobre dicho idioma. Lo mismo, o muy parecido, ocurrirá si buscamos « bable », añadiendo « Asturies » y « Asturias » para precisar la localización.) No se asuste usted: con un poco de práctica, acabará encontrando todo lo que le apetezca encontrar. Y, eso sí: haga abundante utilización de las « ayudas » que ofrecen los propios Buscadores.
5. PARA ADENTRARSE EN EL INFIERNO El teléfono es un bicho renegro (de vocación inicial: ahora se disfraza de colores), porque, entre otras cosas, facilita el adulterio. Sin el telégrafo apenas pudo concebirse nunca un golpe de Estado. La imprenta lleva quinientos años difundiendo pérfidos y revoltosos pensamientos por este desmarrido mundo. Todo lo nuevo es malo, muy malo, malísimo. Y lo peor de todo es Internet. Internet sirve para preparar atentados, para que los nazis defiendas sus pintorescas ideas, para pringar de sexo todos los ordenadores del mundo, para que se suiciden 39 miembros de una secta religiosa, para aprender a fabricar cócteles molotov, para organizar minuciosamente la creación, distribución y venta de material pederasta, para que la prostitución empiece a vivir una nueva edad de impuro oro. Es imprescindible establecer no ya la censura, sino la Santa Inquisición que controle Internet, lo limpie de pecado y castigue a los maleantes que por sus páginas pululan. Quizá. Ahora que ya sabemos cómo entrar en Internet y cómo rebuscar en sus contenidos, usted mismo puede comprobarlo: hay de todo. Ni los más acérrimos defensores del sistema podemos negar lo evidente; por ejemplo: que un niño de siete años no tardará ni dos horas en encontrar material pornográfico que arañe sus tiernos ojos. No digo material pornográfico ligero: hablo de fotografías y películas verdaderamente brutales, con imágenes de sadomasoquismo, zoofilia, pederastia o lo que ustedes disgusten mandar. Claro que Internet es malo, pero no tanto como la vida misma, donde el niño, suponiendo que se encontrara en la situación pertinente, podría hacer las cosas, en lugar de limitarse a verlas, y donde las peores ferocidades, públicas y privadas, suceden en directo, sin que nadie las televise ni las meta en Internet. Si usted instala una conexión con la Red de Redes en su ordenador y, tras haber cumplido con los pasos que explicábamos en las columnas anteriores, entre en el Mundo Virtual, tendrá que hacerlo con la cabeza muy atenta. Sólo la cabeza, afortunadamente: no le hacen falta armas para defenderse del mal, porque estará en condiciones de imponerle nada. Sólo vivirá usted lo que quiera vivir. Sus hijos, si los tiene y considera imprescindible protegerlos del Interinfierno, tampoco estarán desasistidos. En primer lugar, puede usted controlar su acceso al ordenador retirando la llave que bloquea el teclado. En segundo lugar, los americanos —tan mirados en eso de la defensa de los valores eternos— han diseñado un montón de utilidades que, bien programadas, impedirán que las cándidas criaturas accedan a la pornografía o a la violencia si no conocen la clave (y no va usted a dársela, claro). Son
piezas de software que pueden cargarse de la propia Red, con lo cual ésta, mire qué cosas, suministra también los medios para purificarla. Vaya usted bien pertrechado.
6. CARACOL ELECTRÓNICO Los interneteros yanquis le suelen llamar snail-mail al correo normal (el de buzón y cartero), para denigrarlo en la comparación con el e-mail. ‘Snail’ significa ‘caracol’ en inglés. ‘E-mail’ es una forma de abreviar ‘electronic mail’, es decir ‘correo electrónico’. No tenemos palabra fácil en castellano para designar este nuevo sistema de comunicación. Es lo malo de haberle hecho tanto caso a Unamuno en su famosa salida de pie de banco: « Que inventen ellos ». Cuando son ellos quienes inventan, son también ellos quienes bautizan. Llamémosle correo electrónico, aunque nos quede un poco premioso de pronunciar y escribir. Qué más nos da. El castellano es un idioma de palabras largas que nunca podrá competir con el inglés, tan monosilábico él, en la creación de neologismos facilitos y recordables. El correo electrónico es una parte importantísima de Internet, una de las más conocidas y más empleadas. De uso casi elemental en su sencillez (siempre que hayamos atinado a configurar bien el servicio, en lo cual tendrá que ayudarle a usted su proveedor, facilitándole instrucciones y datos claros) y de proceso casi instantáneo, nos hallamos ante un artilugio que está haciendo desaparecer el correo caracol de la faz de la tierra. Usted escribe un mensaje y su destinatario neozelandés —pongamos por alejado caso— lo recibe cinco minutos más tarde. Así de simple. Bueno, no tanto. Lo primero que usted necesita para utilizar el correo electrónico es una cuenta con algún proveedor de Internet, la misma que le sirve para acceder a la Red de Redes. Este proveedor le adjudicará una dirección electrónica, que normalmente estará compuesta de dos elementos separados por una @. Lo que queda a la izquierda del signo es su nombre de usuario (el de usted, claro); lo que queda a la derecha es el nombre del proveedor. Así, por poner un ejemplo que me pilla muy a mano, mi dirección electrónica en CompuServe es «
[email protected] », y la que tengo en Canal + —que también hace las veces de proveedor de Internet— es
[email protected]. No se preocupe: estos galimatías tienden a simplificarse, y ya casi todas las direcciones electrónicas se han desembarazado de los numeritos para utilizar el nombre verdadero de usuario o alguna combinación de letras fácilmente recordable. Por otra parte, el sistema de correo electrónico viene siempre acompañado de una « agenda » muy fácil de manejar, a la que se pueden incorporar automáticamente las direcciones de los sucesivos corresponsales. Quiero
decir que no hace falta escribir la pajolera clave cada vez que se envía una carta electrónica a alguien que tenemos en la libreta de direcciones. En la próxima columna veremos para qué sirve de veras el correo electrónico, qué puede contener y, por qué no, cómo se divierte uno mandándoles papelitos a los amigos.
7. UN CALAMBRE DE CORREO Y seguimos con el correo electrónico, también llamado e-mail por los más anglófilos. Lo dicho: por correo electrónico puede usted enviar casi todo lo que previamente haya introducido en su ordenador, es decir cualquier documento preparado con su procesador de textos y todas las fotos o imágenes que tenga digitalizadas, sea porque las escaneó, porque las realizó con algún programa de dibujo o diseño o porque las introdujo en el PC por medio de una cámara fotográfica o un vídeo digital. Por ponerlo más claro: el correo electrónico le permite enviar texto o imágenes a la otra cara del mundo en un plisplás bastante cortito. Sólo que, claro, como cabía esperar, el sistema no es perfecto. En primer lugar, los proveedores de Internet suelen tener días tontos, en que no funcionan o funcionan con una parsimonia muy poco informática. En segundo lugar, y evidentemente, usted no puede enviar cartas electrónicas más que a los usuarios de la Red, que somos varias legiones, pero que aún andamos muy lejos de la mayoría. O sea: como en todo lo relativo a las llamadas autopistas de la información, en realidad estamos hablando de un sistema que va a imponerse sin duda de ningún tipo, pero que aún anda en tacataca y con chichonera. Su dominio será absoluto e indiscutible, aunque sólo cuando todos nuestros conocidos, con las inevitables excepciones de los forofos del pasado, tengan en casa un ordenador y un módem. Lo mismo le ocurrió al teléfono: al principio no servía sino para comunicar con los pioneros de la técnica. La interacción humana por correo electrónico se aparta considerablemente de la epistolar y, desde luego, de la telefónica. Estamos ante un tipo de mensaje nuevo, que tiende a ser corto, que se escribe sabiendo que se va a recibir casi inmediatamente y que nuestro corresponsal va a contestarlo con facilidad y rapidez. Si no me lo toma usted a barbaridad, fíjese lo que le digo: la cosa funciona casi como los recaditos que se hacen pasar los chicos y las chicas en clase, mientras el profesor atiza el rollo. Cuatro palabritas, una contestación redactada a toda prisa. Y es igual de divertido. Yo, por lo menos, me lo estoy pasando muy bien con los mensajes electrónicos que me llegan de los lectores de estos artículos. Son ustedes muy amables. Trato de contestarles a todos de inmediato, pero a estas
alturas no me queda más remedio que pedir perdón, porque se me ha acumulado un poquitín de retraso. A veces hacen ustedes preguntas difíciles de contestar. Haré lo posible, y les garantizo que ninguna recibirá la callada por respuesta. No se frenen, por favor.
8. INTERNET DE TODOS LOS SANTOS Experiencia muy nueva para mí: he recibido tres cartas electrónicas insultándome por el artículo « Para adentrarse en el infierno », aparecido el 13 de abril en estas mismas páginas. Lo nuevo, claro, no está en que me insulten, sino en la vía utilizada. Hay algo en ella que suaviza la relación, haciéndola más íntima. Como no teníamos público, como no estábamos hablando para ninguna galería de espectadores, ni necesitábamos lucir el ingenio o la mala intención, o la abundancia de adrenalina, ninguno de los cuatro ha incurrido en excesos. Ellos me han dicho lo que piensan sobre lo que les ha parecido que yo pienso y yo les he contestado que no comprendo cómo pueden pensar que yo pienso lo que han entendido que pienso, porque mi artículo ni por los forros quería decir semejante disparate. Pero todo sin aspavientos ni asperezas. La cortesía es un acto privado, sin duda alguna. De todas formas, no estará de más que trate aquí, muy en público, el motivo de la querella, porque mis insultadores hurgan en una llaga dolorosa para todos los usuarios de Internet. Según ellos, yo en aquel artículo a) presentaba la Red de Redes como una especie de infierno pornográfico, con señoritas de muslos desplegados en lugar de llamas; b) preconizaba el establecimiento urgente de la Ciber Inquisición. El mundo está lleno de flores, pajaritos y honestas enseñanzas, e Internet también. Pero no es en tales amenidades en lo que está concentrándose la opinión pública, ni cuando mira el mundo, ni cuando mira Internet. La santa opinión pública tiene la vida en muy mala opinión, y piensa que Internet contribuye poderosamente a realzar sus podredumbres: sexo, droga, violencia, maldad, satanismo, desorden, indisciplina, libertinaje, yo qué sé. La prensa, que se siente amenazada por el fenómeno de las nuevas comunicaciones, aprovecha sañudamente cualquier oportunidad para asustar a las buenas gentes. Si dos terroristas se han citado por e-mail para poner una bomba en una esquina, la noticia no será el atentado, sino el hecho de que para cometerlo haya sido imprescindible la colaboración de la Red. A nadie se le ocurriría semejante tergiversación si los malvados se hubieran concertado por teléfono. Internet es el infierno para quienes detestan la libertad. Estoy seguro de que en este momento hay en Estados Unidos cientos de potentes cabezas
quemándose las neuronas para encontrar el modo de controlar la red sin que se les escape un pezón o una desobediencia. Yo, en mi vituperado artículo, me limitaba a manejar el viejo argumento: « Oiga, que en Internet pasa como en la vida misma, que pecar no es obligatorio, que puede usted imponerse o imponer a sus indefensos hijos todas las censuras que le apetezcan —hay varios programas a tal fin destinados—, que no se empeñe en poner puertas al campo. » Nunca es buena estrategia negar lo evidente.
9. EL AÑO DOBLE CERO Si Santa Tecnicia no lo remedia, el año 2000 se trompicarán todos los calendarios de todos los ordenadores del mundo y, dicho en pocas palabras, regresarán todos al 00, como disponiéndose a cronometrar la llegada de los Magos al portal de Belén. Aún falta un trienio, claro, y ni por asomo cabe poner en duda que el problema quedará solucionado antes de que tengamos todos que disfrazarnos de pastorcillos. Más vale que así sea, porque en 2000, según el « Consumer Internet Report » de Jupiter Communications (mire usted en « http://www.nua.ie/ ») sólo en EE UU habrá ya 163 millones de usuarios de Internet, lo que es decir, a ojo de buen pastor contando ovejas, unos 250 millones de interneteros en el mundo. Es mucho, muchísimo, una multitud indomeñable, un país sin territorio, pero poblado por las gentes más ricas (el ingreso medio de un usuario norteamericano se calcula en 50.000 dólares al año) y, seguramente, mejor enseñadas de la Tierra; una Fuerza. ¿Para hacer qué? Fundamentalmente, para gastar dinero, por el momento. Las grandes compañías suministradoras de tarjetas de crédito están alcanzando ya fabulosas cifras de negocio en sus actividades dentro de la red. Se espera que el montante se multiplique por tres o por cuatro cada año que pase. Estamos hablando de miles de millones de dólares que cambian de cuenta corriente a fantástica velocidad cibernáutica. Muchas actividades tradicionales de distribución van a verse seriamente amenazadas por la venta en Internet (si no son ellas mismas las que se adaptan al medio). Ahora mismo, Amazon Books (« http://www.amazon.com/ ») es ya la más importante librería del planeta, con un almacén de dos millones y medio de títulos y con capacidad de envío a todos los países del mundo en un plazo razonablemente corto. Y no hay modo alguno en que este fenómeno pueda controlarse, a no ser que volvamos a las restricciones aduaneras de antaño. Ya comprendo que los ciberespíritus puros van a enfadárseme, pero el caso resulta poco refutable: la Red es money en cantidades macizas, es un auténtico replanteamiento del comercio mundial, y ya está generando imponentes millonarios.
Lo otro, la interacción humana entre las gentes buenas de Internet, el flujo de información, el empleo de sus medios para el honrado trabajo, está muy bien, pero es precisamente el cebo que nos han puesto. Mientras nosotros nos entretenemos buscando datos o jeribeques más o menos vitales para nuestro trabajo o nuestra formación o nuestro ocio, ellos nos venden cosa tras cosa. ¿Dice usted que no, que usted no compra nada? Compra el acceso al servidor, por lo menos. Y le paga una tremenda cantidad de minutos a la Compañía Telefónica. Aunque lo de ahora no es nada comparado con lo que pagará en el año Doble Cero.
10. COMPRE SU PARCELITA Si seguimos así, estos artículos van a convertirse en la antesala de un consultorio privado: estoy recibiendo cuatro o cinco cartas-e diarias, casi todas ellas con preguntas, algunas muy difíciles de contestar. Me parece, queridos corresponsales, que nos convendría poner nuestros ordenatas en corro, agarraditos de sus enchufes, y sentarnos un poco a reflexionar. Aquí no tenemos sitio para las cuestiones técnicas más sesudas, ni quien firma es la persona adecuada para despejarlas. Maestros tiene la Santa Informática. Aquí estamos para charlar con todos los lectores de El Semanal, a quienes, en la mayor parte de los casos, no debemos suponerles ni siquiera un leve esbozo de conocimiento del tema. Están oyendo hablar de él, eso es todo. De ahí que hayamos empezado, desde el principio, muy lentamente, explicando incluso los aspectos más obvios del fenómeno Internet. De ahí que tratemos cuestiones de interés general, intentando meternos en la cabeza de nuestros amigos no interneteros y ver qué datos pueden necesitar para hacerse una idea. Los que ya saben tienen sus fuentes: libros y revistas especializadas. Diré más: incluso los que menos saben —una vez tomada la decisión de adentrarse en la floresta casi encantada de ftp, Archie, whois, pings, gophers, Usenet, talks, finger, Telnet, Netfind— lo mejor que pueden hacer es arrojarse en los espesos brazos de los mencionados libros y revistas. No se necesita saber inglés: las obras más importantes están traducidas —o escritas— por españoles y nuestras revistas han experimentado en los últimos tiempos un tremendo subidón (hasta en la pura y simple redacción de los textos). Como ya dije en uno de mis primeros artículos de El Semanal, dentro de cuatro o cinco años para navegar por Internet harán falta tantos conocimientos técnicos como para zascandilear por los diversos programas de televisión con ayuda de un mando a distancia: ninguno. Pero ahora mismo, qué quieren ustedes que les diga: hay que estudiarse un poco el tema.
Entiéndanme bien: me encanta ayudar y me encanta echar parrafadas electrónicas con los amigos de El Semanal. Ni se les ocurra dejar de escribirme. Es una actividad paralela que me compensa todo el esfuerzo, porque aprendo a gigabites con lo que ustedes me enseñan, y hago amigos encantadores. Pasa, sin embargo, que me disgusta la idea de defraudar a alguien: yo no puedo dar cursillos de informática, ni orientar en todos los vericuetos de Internet. Yo soy una especie de promotor. Lo que quiero es venderles la burra a quienes aún no la han comprado. Contarles lo bien que se lo pueden pasar y cuánto les va a ayudar la Red en su trabajo y en sus aficiones. Colocarles una parcelita en Internet, para su propio bien y el de sus descendientes.
11. VEO-VEO (Y ESCUCHO) No sé. A lo mejor yo soy un individuo demasiado maquinal, de los que se alegraron cuando « Deep Blue » le ganó a Gaspárov, o de los que detestan las odas baratas al espíritu del hombre (las raíces de mi actitud, en ambos casos, son demasiado largas para exponerlas aquí; por desgracia). El caso es que no creo que el ordenador vaya a funcionar en contra de la comunicación humana, encerrándonos a todos en despachos inhóspitos y apartándonos del contacto con nuestros semejantes. Lo que estoy viendo es lo contrario: el ordenador genera un nuevo tipo de comunicación, tan cálida y tan afectiva como la de siempre, sólo que más rica en posibilidades, más amplia, e incluso menos rutinaria o más creativa. En este momento, ahora mismo —ya— se está produciendo dentro de Internet una revolución en las comunicaciones. Durante varios años hemos estado limitados al correo electrónico y la charla escrita. Del correo electrónico ya hemos hablado. La charla escrita se llama IRC (Internet Relay Chat) en la lengua franca de los ordenadores y es un sistema por el que dos o más personas —cada una de ellas, quizá, en un sitio distinto— coinciden en una especie de pizarra común (es decir: que aparece al mismo tiempo en las pantallas de cada uno de los participantes), donde todos van escribiendo lo que más les mola. Así podemos comunicar con un/a señor/a de Alaska y otro/a de Nueva Zelanda, a la vez, sin cortapisas ni excesivo gasto, porque la conexión nos cuesta solamente la tarifa telefónica local más lo que paguemos al suministrador de Internet. Para qué fin utilicemos este procedimiento de contacto humano es cuestión personal. No niego que abundan el coqueteo, el ligue y el sexo, pero nadie me niegue —tampoco— que en este momento la Red rebosa « foros » o grupos de discusión sobre cualquier tema concebible e inconcebible, muchos de ellos con un nivel de datos y lucubración verdaderamente alto. Cierto que el contacto entre los contertulianos no es físico, no nos vemos, no nos tocamos, pero no por ello
resulta menos intenso ni menos gratificante. Y, además, siempre cabe la posibilidad de quedar en Honolulu a tomar unas copas. Hay quien lo hace. Bien. Ahora, casi de pronto, las posibilidades de comunicación se han expandido de un modo encantador. Estamos en mantillas aún, pero ya es posible hablar con la gente y hasta verse en pantalla. La sensación de hablar con una persona que se encuentra a miles de kilómetros y estar viendo cómo enciende un cigarrillo o se bebe un trago de lo que sea resulta verdaderamente extraordinaria y crea una adicción insuperable… En fin: la semana que viene entraremos en todo el detalle que nos permite esta pequeña sección. Por el momento, puede usted ir pensando en instalar sonido en su ordenador, si no lo tiene ya, y en comprarse una cámara digital, también llamada « bolita » ☺.
12. MÁS PALIQUE ¿Tiene usted ya todo lo que debe tener un homo sapiens hoy en día? Es decir, recapitulemos: un ordenador musculoso, memorión y con un disco duro enorme (vamos a no fijar los mínimos para no desmoralizarnos casi todos); un módem fulminante, unos altavoces, un micrófono… Con todo esto, que cada semana resulta más barato, podrá usted: — Comunicar por escrito, en modo carta electrónica o charla directa, con cualquier usuario de Internet situado en cualquier lugar del mundo. — Comunicar de palabra hablada con cualquier usuario de Internet situado en cualquier lugar del mundo. — Comunicar de palabra hablada o escrita y con imagen con cualquier usuario de Internet situado en cualquier lugar del mundo. Comunicar, en este caso, quiere decir también enviar y recibir todo lo que usted y su contertulio o contertulios hayan metido antes en el ordenador: imagen, texto, archivos de datos, agendas, programas… Es conveniente no olvidar en ningún momento que estas posibilidades están muy lejos de haber alcanzado nada parecido a la perfección; pero están aquí ya, y conviene irlas explorando. Debería ser posible que pusiera usted en práctica todas estas maravillas con un solo programa (alguno hay que lo intenta ya: véase más adelante), y será posible dentro de muy poco, pero en este momento lo cierto es que tiene usted que llenar su disco duro de aplicaciones. Necesitamos: — Para comunicar por escrito en charla directa (yo escribo, tú me contestas), un programa como, por ejemplo, el mIRC, que anda por su versión 5 y que funciona cada vez mejor —aunque no se maneja fácilmente por intuición; le conviene a usted estudiar el asunto antes de embarcarse). Se puede bajar, por ejemplo, de Tucows (http://tucows.cableinet.net/). Puede decirse que para particulares es gratis.
— Para comunicar hablando a su micrófono y escuchando las respuestas por los altavoces o los auriculares necesita usted alguno de los muchos programas que a este efecto se distribuyen: yo utilizo varios y todos funcionan bien (a los niveles actuales), pero no suelen ser compatibles entre sí. Esto es: usted puede hablar por WebPhone con otros usuarios de WebPhone, pero no con los de ChowChow. Grave problema, que el tiempo solucionará. También se pueden bajar programas de este tipo desde Tucows. — Para comunicar viéndose las caras y oyéndose las cristalinas voces también hay diversas posibilidades, entre las que destaca —creo yo— por su facilidad de manejo y por tener una versión gratuita y sencilla, el llamado Cu-Seeme, que se puede bajar de http://www.cuseeme.com/cuseeme.html. Y, para terminar por hoy, está el magno intento de abarcarlo todo que tiene en marcha —quién iba a ser— míster Bill Gates. Se llama NetMeeting y puede bajarse gratuitamente de la página de Microsoft (hay versión española). La semana que viene abundaremos en estos temas.
13. ESCRIBIENDO SE ENTIENDE LA GENTE El contacto por escrito entre dos o más navegantes viene funcionando desde los albores de la Red y, a estas alturas, con todos los adelantos que nos han llovido encima, sigue siendo el más utilizado. Básicamente, todo consiste en que yo escribo algo, usted lo lee, usted me contesta, yo le contesto a la contestación, etc., todo ello en unas pizarritas que se abren en pantalla. Para que la cosa funcione ha de existir una conexión entre usted y yo: de ello se ocupan los muy diversos programas de « talk », de « ytalk » y de « internet relay chat » (IRC) que tenemos a nuestro alcance. De los dos primeros tipos podemos olvidarnos aquí, porque están incorporados al IRC y andan en considerable desuso (salvo, claro está, entre los más tradicionales y puristas, que ya han crecido en Internet, como sucede en todas las comunidades). El IRC es invento de un finlandés, Jarkko Oikarinen, que lo puso en marcha en 1988. En pocas palabras, lo que necesitamos es un programa cliente (por ejemplo el mIRC 5 de que hablábamos la semana pasada) que nos conecte con un servidor IRC. De estos hay muchísimos, y la propia aplicación trae ya unos cuantos preparados para conectar (más de 300 incluye el mIRC 5). Las direcciones son esotéricas e imposibles de recordar, pero tampoco nos importa mucho, porque una vez introducido un servidor en los parámetros del programa, las siguientes conexiones serán automáticas. Ejemplo de dirección: academ02.mor.itesm.mx (la Red Latina
de México, Morelos). En http://www.ole.es/Paginas/Internet/IRC,_Chat,_ encontrará usted direcciones de grupos de charla españoles. Una vez dentro de un servidor, lo primero que hay que hacer es pedir que nos « listen » los canales disponibles, es decir los grupos de charla que en ese momento hay en marcha. Al principio le parecerán muchísimos — son muchísimos—, pero no tardará en aprender a elegir. Hay que ir tanteando, hasta encontrar una panda de contertulios que nos interese, o por el nombre o por el contenido que (a veces) anuncia. Luego, una vez metido en una conversación colectiva, también se puede pasar a la privada con una sola persona (estableciendo un tipo de contacto que, antes del invento de Jarkko Oikarinen, sólo se podía efectuar por talk o ytalk). El IRC funciona por medio de una serie de órdenes que serían muy complicadas de dar si la interfaz que ofrecen los programas de conexión no nos las facilitaran por medio de iconos. En realidad, todo resulta mucho más sencillo de lo que parece. En cuestión de minutos puede usted estar charlando con alguien. Hágase un amigo en cada esquina. DIRECCIONES DE INTERÉS: Para cargar mIRC: http://mirc.stealth.net/ Están disponibles las últimas versiones del programa, los añadidos más necesarios o cómodos, mucha información sobre recursos IRC de la red. También en Tucows: http://www.tucows.com/ —donde encontrará usted una enorme variedad de aplicaciones para Internet, muchas de ellas gratuitas. En Paloma Barra (http://www.encomix.es/users/pbarra/), entre otros varios sitios, encontrará usted canales españoles, y también información interesante sobre IRC. La sonrisa que le ofrece la dueña puede saltársela.
14. ENCUENTROS EN LA RED
La charla de viva voz con otros usuarios de Internet no nos impresiona mucho ni por su eficacia, ni por la calidad del sonido. De hecho, no se nos ofrece nada que los viejos radioaficionados de toda la vida no lleven disfrutando desde hace decenios, salvo quizá una mayor precisión a la hora de localizar interlocutores. Es más barato que el teléfono para hablar con otros países. Eso sí. Corríjanme ustedes si me equivoco, pero estoy en la idea de que no teniendo un novio o novia en las antípodas no nos vale la pena instalar en el ordenador ninguno de los múltiples programas para conexión vía audio, sobre todo si pensamos que la posibilidad de hablar viene incluida en muchas aplicaciones para imagen. De todas formas, por si les sobreviene a ustedes la afición, en el cuadro de direcciones incluyo algún que otro programa, con la URL desde la cual es posible descargarlo. Lo que se está intentando en este momento es integrar todas las facetas de la comunicación en un solo cliente. Y, como cabía esperar, el intento más ambicioso en este ámbito es el NetMeeting de Microsoft. (Ambicioso,
entiéndame usted, no sólo en el sentido técnico: lo que pretende Bill Gates es quedarse con todo, absolutamente todo lo que se mueva en la red. A qué vamos a andarnos con gazmoñerías: es una ambición natural y hasta noble en la cabeza de un empresario. A la competencia toca impedir que se cumpla. Y todos saldremos ganando si lo consigue.) NetMeeting es un sistema de comunicación que emite y recibe tanto la señal sonora como la visual, y viene ya preparado para sacar provecho del nuevo procesador MMX (ya sabe: el que estamos deseando comprarnos y no nos vamos a comprar de momento, porque todavía no hemos terminado de pagar el Pentium). El cacharrito tiene sus gracias, la principal de las cuales está en el precio de venta al público de 0,0 pesetas. Luego: podemos trabajar juntos en un mismo programa con otro u otros usuarios, enviar archivos, comunicar en modo chat escrito (con ventana de diálogo), compartir una pizarra (de modo que podemos trazar un dibujo a cuatro manos tan ricamente)… Es un buen programa. Grandón, algo torpe, bastante caprichoso, imprevisible, lento. Unos días va bien y otros, sencillamente, no acaba de conectar. No estoy enamorado de NetMeeting, pero creo que nos conviene acostumbrarnos a él, porque acabarán redondeándolo. Un detalle a señalar es la abundante presencia de netmitineros españoles y de habla hispana en varias de las « conferencias ». Y una curiosidad: la cámara no está muy extendida entre los usuarios españoles, que se apañan casi todos con la mera voz. DIRECCIONES: NetMeeting se puede cargar en la página de Microsoft España: http://www.microsoft.com/spain/ie/download/. No se confunda: la posibilidad se ofrece debajo de « Descargue usted el producto que desea », en cada uno de los sistemas operativos. Aplicaciones para telefonía: INTERNET PHONE 4.5: http://www.vocaltec.com. Es el más popular. Un añadido le permite trabajar también con imagen en blanco y negro y color. Vale algo menos de 50 dólares. POWPOW: http://www.tribal.com/powwow/download/32a1default.htm. Gratuito. Muy popular. Está en la versión 3.2. Ofrece la ventaja de que tiene un sistema para localizar a otros usuarios que estén en línea.
15. E HÍZOSE LA IMAGEN Llevaba yo más de dos años de charleta no ya amistosa, sino incluso íntima, con NoName (respeto su afán de anonimato no comunicándoles a ustedes
su verdadero nombre), en las palestras de CompuServe y, sobre todo, en WorldsAway —cada uno con su muñequito-avatar—, cuando empezamos a perder contacto por difusas razones. Cada vez que tratábamos la cuestión del alejamiento, ella me insistía en el mismo consejo: « Cómprate una QuickCam ». No le hice caso. Sigo sin hacerle caso, porque a uno no le sobra el dinero para goyerías. Hace cuatro o cinco semanas, no obstante, NoName tuvo un arranque de generosidad y me envió un programilla que yo no conocía, el llamado ICQ de Mirabilis, que de inmediato instalé. Bueno, es un invento muy majo. ICQ nos permite saber si nuestros amigos (previamente incluidos en una lista, claro, porque no funciona por magia) están en línea y, por consiguiente, si podemos entrar en contacto con ellos. Si eso fuera todo, ya valdría la pena tenerlo instalado, por el ahorro de pesquisas que supone. Pero es que ICQ tiene también sus propias conexiones de mensajes, charlas, envío de archivos en tiempo real (puede usted hacer llegar una foto, por ejemplo, mientras habla con la persona que la recibe), paginador, etc., además de ofrecer siempre la posibilidad de utilizar directamente otras aplicaciones. Se lo recomiendo a ustedes con verdadero entusiasmo. (Si me quieren añadir a su lista, mi UIN —cuando estén dentro entenderán de qué se trata— es 1031144.) El caso es que por el ICQ reafirmé mis relaciones con NoName y que ella, una noche, volvió a insistir en lo de la cámara digital. Le dije, como siempre, que yo era un poeta pobre y que no tenía dineros que distraer en caprichoseríos cibernéticos. Entonces decidió fascinarme, la muy ladina, y, mientras seguíamos parloteando, me hizo llegar otro programa gratuito que yo no tenía instalado, aunque conocía bien: el CU-SeeMe de la universidad de Cornell. En cuanto lo monté —en un periquete—, NoName me ordenó que lo activase y que esperara un momento. A los pocos segundos, en un recuadrito, apareció en mi pantalla una chica muy sonriente que me saludaba con la mano y me ofrecía un cigarrillo. Tengan ustedes en cuenta que cuando yo nací aún no se habían inventado los transistores, de modo que… Me quedé alelado. No funciona maravillosamente, hay violentos saltos entre fotograma y fotograma, la definición no es ninguna maravilla; pero el hecho de ver a una persona que está tranquilamente repantigada [[[OJO: NO ES ERRATA: REPANTIGADA]]] en el sofá de su casa, en camiseta y vaqueros, con el portátil en el regazo, a mil y pico kilómetros de distancia, constituye una experiencia abracadabrante. Los que ya tienen cámara son unos elitistas y no les gusta dejarse ver por los fisgones unilaterales como yo, ni nos permiten acceder a sus « reflectores » (ya hablaremos de ellos, la semana próxima). Pero el futuro
nunca ha habido quien lo pare, de modo que pronto nos veremos las caras. Todos. DIRECCIONES EN RECUADRO: ICQ se puede cargar en http://www.mirabilis.com. CU-SeeMe se ofrece en http://www.cornell.edu. Ambos programas son gratuitos. Tomen nota, por favor, de mi nueva dirección electrónica.
16. (PARÉNTESIS) Desde que iniciamos estos artículos, hace ya más de seis meses, llevo ateniéndome al intento de desplegar más o menos sistemáticamente las innumerables varillas del abanico Internet. Hemos renunciado, de entrada, a la profundidad y la erudición, que el lector debe buscar —cuando las necesite o le apetezcan— en las publicaciones ad hoc. Aquí estamos, más que nada, para convencernos todos de que la Red no es un misterio, ni un círculo esotérico cuyo entresijo de tecnicidades sólo pueden desentrañar los iniciados. Las puertas están cada vez más abiertas, y por ellas se añaden a la multitud de los interneteros unos cuantos miles de personas diarias. Dicen que ya somos un millón, sólo en España. Hemos silenciado, también, la historia del fenómeno. Quienes llevamos en estos unos años hemos asistido al triunfo arrogante y avasallador de la Triple W, de la World Wide Web, que hoy en día se confunde e identifica con la Red en su totalidad. Los más románticos, que no son pocos (a juzgar por cuánto me escriben lamentándose), siguen aferrados a Telnet, Finger, lectores de noticias trn, lectores de noticias tin, ftp, Archie, Gopher, Veronica, Jughead y clientes wais. Todas estas viejas maravillas, que en su momento nos enamoraron, están ahora incrustadas en la WWW y ni siquiera las percibimos. Son historia asumida. Digo todo lo anterior porque este artículo es un paréntesis en la norma, una especie de descansillo virtual donde sentarnos un segundo a reflexionar. Me gustaría que los lectores menos avezados, los que están agolpándose a la entrada de Internet sin saber muy bien dónde se meten, comprendieran que son exploradores y que, como tales, tarde a temprano van a encontrarse en tierras desconocidas donde sólo su inspiración e intrepidez podrán ayudarles. Antes de que la Red se convierta en algo tan anodino como la televisión o el teléfono —tan trillado, tan manejable, tan previsible—, nos quedan unas pocas temporadas de aventura. Láncense ustedes. No se queden encerrados en el correo electrónico y los charladores más elementales. Busquen no sólo lo que les interesa, sino también lo que
puede interesarles, a ver qué es. Sorpréndanse. La oferta de sorpresas que nos tiende la Red es tan enorme, que difícilmente saldremos de una hora de excursión por sus mallas sin haber recibido alguna grata recompensa. Utilicen a fondo los buscadores, incluidos Olé u Ozú (da un poco de vergüenza propia y ajena, pero así se llaman dos de los principales buscadores patrios), confíen en el azar. A fin de cuentas, una de las buenísimas cosas de Internet está en su carácter inocuo: puede enfadarnos o frustrarnos o hacernos perder el tiempo —eso sí—, pero es imposible que nos cause ningún mal serio. Somos aventureros con garantía de no sufrir un rasguño. ozú: http://www.ozu.com olé: http://www.ole.es/ Y métanse en un mundo verdaderamente tumultuario, donde difícil será que no descubran cosas fascinantes, si gastan paciencia en ello y no se asustan ante el inglés por poco que lo hablen (hay cientos de cosas en español): http://www.geocities.com). Una propina: si andan ustedes a la caza de un buen proveedor, no les vendrá mal una cacería por http://www.areas.net/dp (Dios proveerá).
17. ABUELITA CIBERNÉTICA En largo email, « Abuelita cibernética » me regaña —con la dulzura propia de su cargo familiar— por haber escrito en esta columna que « los que ya tienen cámara son unos elitistas y no les gusta dejarse ver por los fisgones unilaterales como yo, ni nos permiten acceder a sus “reflectores” ». Ella utiliza la suya para mantenerse en cálido contacto casi diario con sus nietos de Nueva York. En este mundo hay más excepciones que reglas, pero no tengo más remedio que insistir en lo apuntado: para participar plenamente en los recios o suaves placeres de la videoconferencia hay que tener una camarita. Son aparatejos cuya cotización va bajando en picado. Dentro de nada andarán por las diez mil pesetas. A lo mejor incluso andan ya por las diez mil pesetas, en alguna tienda bondadosa. Se conectan al ordenata, se instalan con la facilidad de costumbre (es decir: nos desesperan durante media hora y, cuando ya estamos a punto de renunciar para siempre a su uso, empiezan a funcionar como por milagro), y nos abren un desbocado apetito de encontrar a alguien con quien intercambiar la propia imagen. No sirven para nada más, desde luego. Pero no es poco el partido que les saca nuestra « Abuelita electrónica », ni será escaso el que de ellas obtengan los enamorados escindidos por la distancia, ni dejan de tener su utilidad dentro de las empresas. La reina de todas ellas, en el mercado, es la
QuickCam, una especie de bolita que se sitúa donde a uno le apetece y el cable permite —aunque ahora le surge fuerte competencia de la marca Kodak. No sé si recomendarles a ustedes que se gasten la pasta en comprar la versión en color, mucho más cara. Estos adminículos son juguetes primitivos. Yo creo que por el momento es mejor refrenar los impulsos consumistas. Cosa de acostumbrarse al futuro sin gastar demasiado. Naturalmente, con las bolitas podemos comunicar de persona a persona. En tal caso, allá cada cual con sus usos privados. Pero también tenemos la posibilidad de entrar en algún « reflector », que es como se llaman los clubes organizados donde se reúnen a charlar « cara a cara » los dueños de cámaras. Algunos de ellos inclusos toleran « lurkers », fisgones agazapados que ven y oyen sin intervenir. En general, son bastante aburridos y caóticos, aunque todos ofrezcan alguna curiosidad. Recomendación: cotilleen ustedes un poco por los reflectores antes de comprarse la cámara, y entérense de todo lo que haya que averiguar. O yo ando un poco débil de neuronas, o estamos ante una inversión que sólo compensa cuando se tiene acceso a una buena peña o cuando le apetece a uno mucho la contemplación de rostros queridos y distantes. En recuadro encontrarán ustedes unos cuantos datos de interés. El sistema de videoconferencia más utilizado (no quizá el mejor, pero siempre ganan los más utillizados) es Cu-Seeme, que se puede cargar en: http://cu-seeme.cornell.edu/PC.CU-SeMeCurrent.html Una enorme información sobre el programa se encuentra en The Cu-SeeMe Cool Site (descarga, conversador para encontrar otros usuarios, mejores sitios, reflectores): The Cu-Seeme page http://www.rocketcharged.com/cu-seeme/ En cualquiera de los enclaves de Tuvows hay otras opciones. Propina al margen: prueben ustedes http://www.pccomputing.com. Encontrarán de todo.
18. EL TERROR DE LA RED Oh sí: la primera « maldición » de la Red es el inglés. La segunda, la pereza. Los lectores que más me escriben son gente de honrada sencillez informática, sin pretensiones técnicas, nada tendente —por lo común— al alarde técnico. Se conforman con sus chateos, sus electrocartas, alguna que otra incursión en mundos virtuales; en general, con la comunicación y el ocio.
Casi todos los días recibo varias cartas, o establezco algún contacto por ICQ (un batallón de lectores ha seguido mi consejo y se ha montado el programilla de Mirabilis), y casi todos los días me llega alguna muestra de las mismas actitudes. Primera: « Oiga, qué hago, no sé inglés ». Segunda: « Oiga, acabo de instalar tal o cual programa, explíqueme usted cómo funciona ». Si no sabe usted inglés, como el Vito Manué del poema de Nicolás Guillén, mal asunto, con mal remedio. Mire: si piensa usted llevar una vida activa en este planeta durante treinta o cuarenta años más —en otras palabras: si es usted joven—, la inversión va a valerle la pena. El grado de dominio del inglés en las comunicaciones internacionales no sólo no va a aflojar, sino que tenderá a robustecerse en los próximos años. Siguiendo sin duda el consejo de Unamuno, son ellos, los anglos, quienes inventan, son ellos la única verdadera cultura de creación que existe en el planeta. Los demás vivimos en culturas de recepción y tenemos que traducir. Es verdad que las grandes casas informáticas cada vez nos ofrecen, generosas, más versiones en español de sus programas; pero no es menos cierto que en cuanto empiece usted a utilizar las herramientas a fondo va a encontrarse en un entorno de habla inglesa. Estudie. Aprenda, por lo menos, a leer en inglés. Verá cómo le cambia la vida. La segunda gran « maldición » de Internet es la pereza, que también podríamos denominar « señoritismo ». El usuario instala su nuevo programa (mejor dicho: el usuario hace doble clic en un icono y el programa se instala él solito), lo pone en marcha, se queda un rato mirando la interfaz y decide que no entiende nada, que se lo explique alguien. Señores, así no puede ser. Hay que molestarse un poco. Abrir los menús, picar por aquí y por allá con el ratón, ver qué pasa cuando se abre tal o cual posibilidad. Probando y sufriendo hemos aprendido todos, porque las instrucciones suelen estar redactadas por crueles especialistas sin barrunto de espíritu divulgador, cuando no vienen en japanglés o espanglis, los idiomas más impenetrables que la raza humana ha concebido. Pruebe usted, y sufra. Botón izquierdo, botón derecho; un clic, dos clics; este menú, aquel menú. Al cabo de un par de días estará funcionándole todo. Y se pasa muy bien. Algunas direcciones enviadas por los lectores (suprimo http:// en todas ellas): Editorial Cibertextos: www.bitniks.es Centro Cultural La Beneficencia: www.cbcp.com/benefic Casa Museo de Blasco Ibáñez: www.cbcp.com/VBI Muchísima información: www.redestb.es/personal/cucufata Alphaworld: www.worlds.net/alphaworld Mundo Enteógeno: www.geocities.com/HotSprings/2938/index.htm
Huerta de Rey: www.mol.es/kiosco/huertaderey Virginia Gasull: http://www.geocities.com/Area51/9294/
19. JUGUETE CARÍSIMO La Gran Telaraña de la Triple W va derivando irremisiblemente hacia el multimedia. Todo cabe: sonido, imagen, telefonía, televisión, radio. Lo que empezó por un sistema de sencilla escritura se está convirtiendo en una pantalla donde confluyen todas las posibilidades técnicas de la comunicación humana. Estamos tan fascinados ante la metamorfosis, que ni siquiera nos importa que casi nada funciones, o que casi nada funcione de un modo comparable con el nivel que cada medio alcanza fuera de la Red. Hay radio por Internet, pero se oye —aunque nos juren lo contrario— peor que un transistor barato. Hay televisión por Internet, pero se ve en una pantallita insignificante, donde todo se mueve a sacudidas y donde cualquier coincidencia entre la voz y el movimiento de los labios es fruto del azar. Existe la posibilidad de hablar como por teléfono, pero con una calidad de audición que no le toleraríamos ni a Telefónica. Y bueno, sí, las páginas de la Web rebosan de riquezas gráficas, pero —en la vida real, para los usuarios que funcionan por medio de un módem—, la lentitud de carga hace verdaderamente desesperante su visualización... Si alguien me acusa de estar exagerando, será porque tiene acceso a posibilidades y equipos fuera del alcance de los interneteros peatones. Los navegantes actuales somos unos pioneros y debemos contentarnos con las facilidades primitivas que nos brinda el sistema. Ante lo cual no habría nada que decir —porque, aun en su rudimentaria fase actual de desarrollo, la Red sigue siendo el juguete más fascinante jamás inventado—, si no fuera por lo que nos cuesta. La pantalla, las lucecitas del módem, los altavoces, el micro, contribuyen a que olvidemos con demasiada frecuencia la brutal realidad: por debajo de todo ello está el teléfono; y la no menos brutal factura nos lo recuerda cada dos meses. A lo mejor no es así, pero muchísimos interneteros vivimos en la sensación de que Telefónica nos expolia. No me refiero solamente al hecho (muy aireado últimamente en las revistas informáticas) de que, siguiendo turbios criterios, nos cobre los enlaces fallidos, que por sí solos pueden añadir muy buenas pesetas a cada factura. Lo peor es que las cuentas no salen, por más dedos que les eche uno: según mi última factura, y aplicando la aritmética elemental, yo me he pasado una media de cinco horas diarias al teléfono durante los últimos dos meses. Y no es así. Ni siquiera estoy tanto tiempo despierto en casa. En el futuro, la comunicación telefónica tendrá que hacerse prácticamente gratuita para que alcancen su óptimo las posibilidades de la
Red (la tele, la radio, el teléfono, la comunicación permanente con los centros de noticias). De otro modo, nunca habrá suficientes usuarios que sostengan el tinglado. Y el juguete será sólo para los ricos.
20. NOTICIAS ARRACIMADAS Hasta ahora no hemos hablado de los «grupos de noticias» o «Newsgroups», otra de las posibilidades tremendas e imposibles de organizar o controlar que nos ofrece la Red. En realidad, creo que se trata de un sistema en vías de extinción, de escaso interés para nuevos usuarios. (Matizo: voy sabiendo, a costa de las cartas que ustedes me envían, que el nuevo usuario se distingue del más veterano sobre todo porque entra en la Red sin la más leve intención de esforzarse en aprender. Quiere —y tiene razón, qué diablos— que las aplicaciones funcionen perfectamente por sí mismas, que sean ellas las que hagan todo el esfuerzo. Y la verdad es que la mayor parte del software actual está orientado a cumplir con tal requisito.) Los grupos de noticias provienen de los tiempos más heroicos de la Red, cuando todos los interneteros eran aspirantes a expertos y se pasaban las horas aprendiendo cosas e intercambiando información: una gozada para eruditos esotéricos, que se ha perdido ya. En lo esencial, cada grupo es un « tablón de anuncios » temático, donde usted puede dejar un mensaje, tanto para simple información de los demás usuarios como para cambiar datos u opiniones sobre alguna cuestión. Hay miles y miles de grupos, sobre casi todos los temas imaginables e inimaginables. El acceso es libre y, por lo general, nadie controla lo que usted dice o deja de decir, de modo que — evidentemente— éste es uno de los campos donde más posibilidades hay de toparse con sorpresas de gran calibre o información difícil de obtener en las páginas de la Web. Por esta vía pudieron funcionar (y puede que aún funcionen) los negocios de pornografía infantil, pederastia, trata de blancas, etc., que tan torva reputación han dado a la Red. Los grupos de noticias son un caos incontrolable, donde no hay modo humano de ejercer ningún control ni ninguna censura. Lo cual es bueno casi siempre, pero da lugar — como la vida misma, no me cansaré de repetirlo— al buen medrar de los malvados. Casi todos los proveedores de Internet están conectados a un servidor de noticias, y usted mismo tiene uno, aunque quizá no lo sepa. Le bastará con configurar la opción « Newsgroups » o « Noticias » en su Netscape o en su Explorer, siguiendo las indicaciones que le dé su proveedor (está obligado a dárselas, se ponga como se ponga). Luego, cuando entre, el sistema le ofrecerá una lista de grupos, inmensa, y usted podrá elegir a cuáles quiere suscribirse. Tendrá que pasarse un buen rato mirando, porque los nombres
son a veces poco indicativos, y otras veces resultan de un explícito que no deja campo a la más pequeña duda (¿de qué puede ir alt.sex.masturbation, por ejemplo?). Los que empiezan por « es. » son españoles. No hay demasiados ni están muy vivos, pero vale la pena echarles un vistazo. Si están ustedes interesados, ni lo duden: beban toda la sabiduría « News » en http://usuarios.bitmailer.com/miguelc/news/NewsFAQ.txt, « Todo lo que siempre quiso saber y nunca se atrevió a preguntar sobre las “News” ». No deja nada por resolver. Buena ayuda para encontrar lo que busquen les espera en Deja News, The Source for Internet Newsgroups, http://www.dejanews.com. No es perfecto, pero ¡qué esfuerzo han hecho!
21. EL LADO SALVAJE Bueno, pues tendré que hablar de la pornografía. Ya saben ustedes: la Gran Culpa de Internet, según esos Medios siempre dispuestos a salvar nuestras almas y nuestros cuerpos de la corrupción y el pecado. Antes de la Red, la pornografía estaba metidita en su sus reservas para réprobos y no ponía en peligro la salud moral de los santos ciudadanos. Ahora, cualquiera puede pervertirse, por cuatro perras y sin esfuerzo especial. Un horror. La verdad, yo creo que mienten, como de costumbre. Internet da un miedo espantoso a ciertos Poderes, porque abre caminos hacia la libertad de comunicación entre los humanos del mundo entero, y eso no está bien, eso hace que no puedan controlarse con la eficacia de siempre los pensamientos y la ética del personal. Quienes mandan siempre desean que sus súbditos sean homogéneos, dóciles y sólidos como un berrocal en sus principios tribales (quiero decir nacionales). La Red puede sembrar la diversidad, la duda, las preguntas, la busca de soluciones ante el problema imposible… Etcétera. Internet es muy mala para la propaganda, la manipulación, la aduana mental. O sea: ya encontrarán el modo de domeñarla. Seguro. No se apuesten ustedes una peseta. Una de las mejores excusas para justificar la eliminación de la libertad dentro de Internet es la pornografía. Pobrecilla. Miren ustedes: en Internet hay cosas absolutamente repugnantes. Hay páginas de proselitismo nazi, racistas, terroristas (la propia ETA), nacionalistas feroces, mentirosas, estúpidas, cretinas, lo que ustedes quieran. Uno se puede echar a perder la cabeza si escucha a los malvados y a los imbéciles, como en la vida real. Pero la pornografía… La pornografía, más que ninguna otra cosa, es más bien inocentona y, sobre todo, casi toda ella muy yanqui (es decir: tirando a cursi). No digo que no vayan ustedes a encontrarse, en sus navegaciones
más arriesgadas por el lado salvaje, con imágenes y propuestas sexuales verdaderamente poco recomendables. Ya saben ustedes, o deberían saberlo, que en ese campo hay gente para todo, y que esa gente tiene el mismo acceso a Internet que las llamadas « personas normales y sanas ». De modo que sí, que va usted a ver unas fotos que lo van a dejar con el aliento acelerado, si se mete en las peores páginas. (Prefiero no dar ejemplo, no sea que me gane unas cuantas broncas de los lectores.) Pero el caso es que no tiene usted ninguna obligación de entrar en esas páginas, ni puede meterse en ellas inocentemente, por casualidad, como desemboca el paseante en el barrio chino de una ciudad desconocida. Todas ellas llevan portadas explícitas, que nos avisan de lo que nos espera en el interior. Si usted sigue adelante, será porque está buscando cositas feas (o guapas, depende de cómo lo mire, claro). Y si las está buscando, ¿con qué derecho va a quejarse cuando las encuentre? Ah, bueno: los niños. A los niños y niñas hay que protegerlos de la pornografía. La semana que viene hablaremos de cómo montar vallas protectoras para los pequeños inocentes, y de otras cuestiones de sexudo interés. Un documento sobre lo lícito y lo ilícito en Internet: http://araneus.um.es/~um-siu/mes/mes.htm Como comprenderá el lector, no es esta revista el sitio más adecuado para incluir direcciones en que levantar piezas pornográficas. De hecho, tan pronto como encuentre usted la primera, todas las demás le irán viniendo solas, porque están enlazadas entre ellas en una especie de tupida red mundial. Una advertencia: casi todas son de pago, mediante tarjeta de crédito, y no hay modo alguno de comprobar la honradez de sus gerentes. O sea: ándese con ojo. Y no deje nunca las tarjetas de crédito al alcance de los niños.
22. NIÑOS ABSTENERSE De modo que sí, que hay auténticas cordilleras de pornografía en Internet, que sin duda cabe suponerles a los más jóvenes cierta tendencia natural a escalarlas. Lo cual, por otra parte, tampoco resulta muy difícil, como bien sabemos todos los navegantes: ponga usted cualquier cosa en un buscador, aunque no tenga nada que ver con el sexo, aunque vaya de física cuántica, y le saldrá una página de contenido erótico. El problema, pues, existe, como en la vida real existen las revistas y las películas que no deseamos dejar ante los ojos de nuestros hijos. No, quizá, porque seamos unos carcas o porque nos inclinemos por la represión, sino sencillamente porque cada faceta de la sexualidad tiene su punto ( y su
punta) de madurez, y no nos parece oportuno que un chaval o chavala de diez años vea gráficamente confirmadas sus confusas sospechas sobre el tema. No pretendo hacer un drama de la cuestión, que conste: nadie va a morirse a ver torcida para siempre su inteligencia o su sensibilidad por causa de un choque prematuro con el bestialismo, la sodomía, la pederastia o cualquiera de las abundosas variantes de la libido. Pero tampoco se puede criticar a los padres que desean evitar estos conflictos potenciales a sus hijos. La propia Red ha generado todo un sistema de defensas, dentro de las posibilidades que ofrece la programación informática. En el recuadro encontrará usted direcciones donde puede cargar programas capaces de controlar más o menos el acceso de sus hijos a las páginas pecaminosas, violentas, racistas, « políticamente incorrectas » o sencillamente no aceptables por usted. Ninguno de ellos es perfecto y muchos —como hechos en la verdadera patria del puritanismo, los Estados Unidos de Norteamérica— rozan lo ridículo, porque cierran acceso incluso a los cuadros que cualquier pequeñajo ha visto cien veces en los libros y en los museos. Si en verdad vive usted atemorizado ante la posibilidad de que sus hijos descubran el mundo del sexo salvaje, más vale que no se fíe del todo de ninguno de estos programas: todos pueden sortearse de algún modo, y tengan la seguridad de que los pequeños navegantes acabarán descubriendo el truco. El resumidas cuentas, la única forma de eliminar completamente el peligro es no permitir que los niños jueguen con el módem, o permitirlo sólo cuando estén vigilados. También está, claro, la apelación a la bronca a posteriori: a fin de cuentas, el « histórico » de los navegadores suministra información muy fehaciente sobre las páginas que sus hijos hayan abierto, con detalle de la hora y del día en que las han abierto. De modo que los puede usted pillar sin ningún problema. En fin: mis hijos ya no tienen edad de que me preocupe por ellos en ese campo, pero la han tenido hasta hace muy poco, y me consta que se han paseado por Internet a su libre antojo. Ninguno de los dos presenta síntomas de monstruosidad ni desequilibrio irreversible. No es para tanto. Direcciones y programas de protección infantil: Parental discretion: http://californiacentralcoast.com/busi/cezar/pd/order.html SurfWatch: www.surfwatch.com INFOCARE: Max Dragon: www.infocare.com/product.htm Cyber Patrol: www.cyberpatrol.com Cyber Sitter: www.solidoak.com/index.htm Net Shepherd: www.shepherd.net/ SafeSurf: www.safesurf.com
WebSense: www.netpart.com/websense97/index.html
23. LA GRAN ELECCIÓN (I) Hay que abrazar partido, señoras y señores. Hay que ser microsoftiano o netscapino. Ya están aquí, cara a cara, como dos perros de combate encerrados en un corralón, los dos navegadores casi definitivos, casi completos y casi satisfactorios. Internet Explorer 4.0 Preview 2 contra Netscape Communicator 4.01a. Ustedes a lo mejor funcionan tan tranquilotes con sus versiones vetustas, pero me temo que no van a poder seguir así: todas las páginas de todo el mundo irán adaptándose a los nuevos hechiceros, y en cuestión de unos meses se quedarán ustedes interneteramente ciegos y sordos si no utilizan UNO de los DOS pajarracos grandes. Grandes y gordos: auténticos comecocos de disco duro y de recursos. ¿Cuál elegir? Pues, mire usted, no tengo ni idea. Yo utilizo los dos. ¿Por qué? Porque prefiero el Netscape Communicator: me parece más completo, más sencillo, más detallista, más amistoso, menos imponente en sus excesos, mejor pensado en la estafeta de correos. Pero el caso es que también he instalado el Explorer 4.0, dejándome engatusar por su integración en Windows ’95. Ya, ya lo sé: la integración no funciona del todo bien; pero añade toquecillos que a uno le gustan, sobre todo en el escritorio. La desaparición del doble clic para abrir los iconos, por ejemplo. Los matices de color, con ese dégradé tipo Las Vegas que tan fino resulta. El OutLook, que a lo mejor me lo aprendo un día y me deja enamorado (aunque llevo posponiendo mi pasión desde que instalé el Office 97, hace ya unos cuantos meses). Son tonteriíllas sin las cuales se puede vivir perfectamente, pero que al fin y al cabo tampoco cuestan un duro. En cuanto a las memeces, ninguno de los dos tiene nada que echarle en cara al otro. Les sobra un montón de mecanismos innecesarios. Y la gran estupidez de moda es el sistema de « Channels », que, dicho en pocas palabras, le permite a usted mantener una conexión fácil y más o menos actualizada con una serie de páginas como (en la versión hispana de Internet Explorer), Canal Plus, Marca, El País Digital o Legend. O yo soy todavía más tonto que los inventores del asunto, o los « canales » no sirven para nada (además de no funcionar del todo bien, tampoco). Es más cómodo y más sencillo conectarse directamente con las páginas que uno prefiere, cada vez que uno quiere. En fin: en las revistas técnicas encontrarán ustedes sesudas comparaciones entre ambos navegadores. Casi todas culminan, tras varias páginas de análisis, en la estupenda conclusión siguiente (más o menos explícita): todos sabemos que Netscape Communicator es algo mejor que
Explorer 4, pero todos sabemos que acabará ganando míster Gates, entre otras cosas porque vendrá Windows ’98, lo compraremos, lo instalaremos, y sin comerlo ni beberlo tendremos el iE montado en el ordenador y acaparando todas las funciones de Internet. Es tan seguro como si ya hubiera sucedido. Pero hay otras quisicosas (como lo de pagar o no pagar) que veremos la semana próxima.
24. LA GRAN ELECCIÓN (II) Transcurridos unos cuantos días más en mi descomunal batalla a brazos partidos con los navegadores estelares, no puedo sino abundar en la apresurada conclusión del artículo anterior: tanto monta, monta tanto, el Microsoft Explorer como el Netscape Communicator (ambos en sus últimas versiones, añadamos, no sea que alguien no haya leído lo escrito la semana pasada y no sepa de qué va el asunto). Este empate es ya noticia, porque hasta ahora Microsoft no había logrado nada comparable a Netscape. Resumiendo (insisto: tras muchas horas de uso de entrambos cacharritos), sólo encuentro las siguientes diferencias interesantes. Una: el correo de Netscape me parece mejor que el de Explorer, a pesar del « golpe » gráfico que aporta este último con OutLook. Dos: creo, en cambio, que la gestión de los grupos de noticias está mejor pensada en el Explorer. Tres: NetMeeting (Microsoft) es claramente mejor y más versátil que el sistema de conferencias de Netscape (lo cual no quiere decir que ninguno de los dos sea bueno y útil de verdad para los usuarios particulares). Cuatro: la gestión de los marcapáginas o « bookmarks » es enormemente superior en Netscape. Cinco: el nuevo sistema de « canales » preelegidos y auto recargables y abigarradetes no funciona bien en ninguno de los dos, ni sirve para nada que yo haya sabido colegir (salvo, quizá, para volcar unos cuantos kilos de bytes en el disco duro). Puedo decir todo lo anterior de un modo más teatral: estoy utilizando ambos, y tal es el parecido entre ellos, que muchas veces tengo que fijarme bien para saber en cuál de los dos me encuentro. En términos generales, para las usos más corrientes a que uno aplica los navegadores, Explorer y Communicator significan un adelanto considerable sobre lo que teníamos antes. Son más rápidos y más fáciles de manejar, ofrecen más posibilidades y, en general, alcanzan un tolerable grado de estabilidad. No sabría qué contestarles a ustedes, por otra parte, si me preguntaran por los requisitos mínimos verdaderos (no los muy optimistas que marcan los fabricantes) de uno y otro. Yo uso un Pentium 166 con 32 megas de
RAM y un USRobotics Sportster Voice 33.6. No es nada del otro jueves, como equipo, a estas alturas del año, pero con él puedo trabajar sin problema alguno con ambos navegadores cargados al mismo tiempo, más el Word 8, más algún que otro jeribeque suplementario. O sea: supongo que el mínimo de los mínimos tiene que andar por un Pentium 100 con 16 megas de RAM y un módem 33.6, siempre que no espere usted milagros de velocidad. En fin… Como ya les decía en el artículo anterior, el factor decisivo, lo que puede llevar a que todos ustedes opten por el Explorer (y yo con ustedes, a pesar de mi lealtad hacia Netscape) es su integración en Windows ’95, que aporta novedades y retoques muy interesantes al sistema operativo. Hay mucho de fanfarria en el asunto, lo reconozco, pero la verdad es que ahora no querría pasarme sin los cambios que Explorer 4.0 Preview 2 ha colado de rondón en mi pantalla: clic único para arrancar las aplicaciones, iconos mejor trazados, posibilidad de utilizar múltiples barras de herramientas, incorporación del navegador a otras utilidades y a las diversas ventanas… Una multitud de detallitos que se agradecen de veras en el uso diario y que --dicen los expertos-- vienen a ser un anticipo de Windows ’98 (o como quiera que se llame cuando llegue el muy aplazado momento de su puesta en servicio). Nos queda, además, una cuestión peliaguda: Explorer es oficialmente gratuito y Netscape no es oficialmente gratuito. Este detalle no afecta a los usuarios particulares, que pueden obtener Communicator sin deshacerse de sus preciados dólares (estúdiese usted el área de descarga de Netscape), pero sí que tendrá influencia en la elección de navegador por parte de las compañías privadas, organismos oficiales, etc., que obviamente se inclinarán por Explorer en cuanto vayan poniendo Internet a disposición de sus empleados. Ahí tienen ustedes, por tanto, otro factor de triunfo para Microsoft. Conclusión: yo pienso mantener ambos navegadores en el disco duro y manejar el que más me apetezca o convenga en cada ocasión; pero es casi seguro que Explorer acabará imponiéndose. Tome cada cual su propia decisión. Hay versiones disponibles de Explorer 4.0 para Windows 3.11 y para Mac. Apple, de hecho, acaba de anunciar que sus ordenadores vendrán de fábrica con el navegador de Microsoft. Netscape Communicator existe en versiones para Windows ’95, Windows 3.1 o 3.11, Mac, OS/2 y Unix. Ambos programas pueden cargarse en las páginas de sus fabricantes, Microsoft (que, por cierto, tiene una nueva dirección « europea », http://www.eu.microsoft.com/spain, mucho más rápida) y Netscape
(www.netscape.com). No puedo dejar de decir que el número 38 de la revista PC Media trae ambos navegadores en CD-Rom adjunto.
25. LA GRAN ELECCIÓN (III) Con las prisas por no aburrir, y limitado en el breve espacio de estos artículos, se me hace evidente ahora --por las cartas que ustedes me envían- que he ido dejándome atrás unos cuantos conceptos de necesaria mención. Vamos a dedicar un par de semanas a rellenar lagunas. En primer lugar, algo que todos ustedes saben, desde luego, pero que quizá no hayan llegado a captar en toda su dimensión: la Red ofrece la permanente posibilidad de actualizar las aplicaciones, utilidades, controladores, etc. En lo que más nos interesa aquí --los navegadores--, veo con no poco asombro que algunos lectores no los han actualizado nunca, cuando las últimas versiones pueden cargarse en las páginas de Microsoft y Netscape con bastante facilidad. Hay, además, toda una serie de « patches » (parches), « plugins » (añadidos), etc., que deben incorporarse a las versiones estándar. No dejen de hacerlo. De otro modo, siempre estarán ustedes tropezando con las dificultades y carencias que me mencionan en sus cartas. (Entre paréntesis: el propio Windows ’95 ha sido objeto de diversas actualizaciones y añadidos desde el momento, ya algo lejano, en que se lanzó. En la página de Microsoft hay toda una sección dedicada al efecto. De hecho, la tendencia general en todas las páginas oficiales de los fabricantes de software consiste en ofrecer actualizaciones gratuitas. Investiguen esta posibilidad, porque vale el esfuerzo.) Quizá tampoco haya quedado muy clara a todo el mundo la cuestión de la carga de archivos. En general, cada página da sus instrucciones al respecto, pero todas suelen coincidir en los mismo: pique usted en Download y bájese lo que desea. Luego, haga doble clic en el nuevo archivo que ha aparecido en su disco duro y a) descomprímalo, o b) ejecútelo. Los que vienen comprimidos --*.zip para PC, *.hqx para Mac, por lo común-- suelen traer en las tripas un archivo de instalación (setup.exe), que se ocupa por sí solo de añadir al sistema la aplicación o utilidad de que se trate. Los que traen la terminación *.exe son directamente programas de instalación… Pero no se olvide usted de unas cuantas cosejas importantes: Apunte el nombre del archivo que va a descargar, para poder encontrarlo si se le pierde en el disco duro. Hágase una carpeta de Descarga y aloje en ella los nuevos archivos (nunca utilice a este efecto el directorio raíz, porque acabará usted convirtiéndolo en un auténtico revolcadero de megabites). Utilice un directorio temporal para pasar a él los archivos procedentes de una descompresión. Una vez instalado el programa o utilidad, no se olvide de borrar los archivos de
instalación; no despilfarre el espacio de su disco duro… Y ojo con lo que descarga: puede usted fiarse de las páginas oficiales, por lo general, pero tenga en cuenta que en cualquier archivo *.exe, *.com o incluso *.scr (salvapantallas) puede venir un virus. La semana próxima hablaremos de la descompresión, del shareware comparado con el freeware, y de cualquier otra cosa que a ustedes se les ocurra y tengan a bien comunicarme. Algunas páginas oficiales: Netscape: www.netscape.com Microsoft España: www.eu.microsoft.com/spain IBM: www.ibm.com/ Intel: www.intel.com/ Apple: www.apple.com Lista de direcciones: www.sunandwind.com/link_pages/internet.htm
26. NOCIONES MUY BÁSICAS A poco que le cunda a usted el tiempo en Internet, nada más empezar va a encontrarse con el rotundo hecho de que la mayor parte de los archivos que pueden cargarse vienen comprimidos. Es decir: vienen reducidos en tamaño (como los alimentos deshidratados, digamos, para entendernos) y hay que restaurarles las dimensiones originales. Esta reducción tiene un motivo evidente: podemos cargar con mayor rapidez, o dentro de periodos de tiempo más razonables, archivos de grandes dimensiones que de otro modo nos tendrían horas con la línea ocupada y enriqueciendo a Telefónica. De modo que necesitan ustedes, sin excusa ni pretexto, algún programa que les descomprima los archivos cargados. En el recuadro encontrarán direcciones donde obtenerlos. Yo les recomiendo, además, que prueben una utilidad verdaderamente lujosa en su facilidad de uso y en su capacidad de ayuda, no sólo para descomprimir archivos (que no es su función principal), sino para manejarlos con una rapidez y eficacia que no nos ofrece Windows. Me refiero al WinCommander (véase la dirección en el recuadro). Se encontrará usted, también, con otro hecho de la cibervida: hay archivos que se dan de balde (freeware) y archivos que pueden cargarse a título de prueba, pero que luego hay que pagar (shareware). En muchos casos, el pago por estos últimos es cuestión de honradez, porque los programas no vienen especialmente protegidos, y se limitan a recordarle a usted indefinidamente su condición de moroso. Otras veces, los shareware llevan limitaciones de uso o de tiempo, y hay que pagarlos en cuanto nos
convencemos de su utilidad. En este último caso se hallan tanto el mejor compresor/descompresor existente, WinZip, como el Windows Commander recién mencionado. Pero gástese el dinero en ambos, porque sin duda alguna vale la pena. Una utilidad complementaria, también muy interesante, sobre todo si anda usted mucho por las « Noticias » o News es Stuffit Expander, que desencripta los formatos *.sit, *.uue, *hqx y *.bin. Y nos queda una recomendación inevitable: ojo con los virus. Yo he tenido la suerte, en todos estos años, de no tropezarme nunca con un virus en Internet (quizá porque procuro no cometer desatinos en la carga de archivos de origen dudoso), pero conozco gente que ha vivido amargas experiencias. Como consejo general, convénzanse ustedes de que han de tener instalado, en funcionamiento permanente y ojo avizor, un buen programa anti virus. No para actuar cuando ya está el virus en nuestro ordenador, sino para impedir que nos entre. Yo uso el McAffee porque viene todos los meses, actualizado, en el CD-Rom de una revista inglesa. Otros pueden valerles. Pero no se distraigan. No abran archivos con terminación *.exe o *.com que no procedan de fuentes fiables. Anden cautos con los salvapantallas (*.scr), porque pueden disfrazar en su interior un programa *.exe. Mil ojos con los documentos de Word, donde a veces vienen muy antipáticos virus de macros (Microsoft ofrece gratuitamente, en su página, un método para contrarrestarlos). Pero no se pongan muy nerviosos: los anti virus son bastante eficaces, añadiéndoles prudencia propia, y recuerde que NO PUEDE haber virus en los archivos gráficos de cualquier índole (*.jpg, *gif, *.tif, etc.). PKZIP: http://www.pkware.com/pkz204g.html WINZIP: http://www.winzip.com/download.html WINCOMMANDER: http://www.ghisler.com/ STUFFIT EXPANDER: http://www.aladdinsys.com/consumer/expander1.html Todos estos programas, más el anti virus que a usted más le apetezca, pueden cargarse en TUCOWS: http://www.tucows.com/
27. NO ESTAMOS SOLOS No incurro en disparate afirmando que los datos sobre el uso de Internet en el mundo son poco fiables: el margen de error de las mediciones es altísimo, y los diversos criterios que se aplican para auscultar el medio ni siquiera son homogéneos o comparables. Sabemos con alguna precisión (tomo el dato de la revista Wired) que dentro del hemisferio « occidental » el acceso a Internet sólo falta en Rumania, Guayana Francesa y Haití,
aunque también está severamente limitado en Guyana y Cuba. En África está excluida toda la faja central, de Libia a Namibia. En los países árabes rige la prohibición o el acceso exclusivo para fines gubernamentales o universitarios. En Asia, China aplica idénticas restricciones, mientras que la Red está prohibida en Afganistán, Pakistán, Laos, Vietnam, Corea del Norte… No nos hallamos, pues —todavía—, ante un auténtico fenómeno universal. En España, según el estudio de la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación (www.arroba.es/aimc), en abril/mayo de este año había 1.342.000 personas con acceso a la Red (el 3,9% de la población). Cuatro de cada cien españoles; pero es que hace poco más de un año (en febrero/marzo del 96) éramos 487.000, lo que quiere decir que en ese breve periodo de tiempo hemos aumentado un 275,6%. Si el crecimiento de usuarios siguiera a ese ritmo, en abril/mayo del año que viene andaríamos rondando los 3,7 millones, y en 2000 --pongamos por fecha mágica-- nos acercaríamos a los 30. La proyección puede parecer exagerada, pero tengan en cuenta ustedes que los interneteros casi nos triplicamos cada doce meses. Seremos mayoría. Seremos mayoría no sólo en España, claro, sino en toda Europa y América. Extraiga cada cual las conclusiones, de política y de sociología-ficción, que más le apetezcan. Tengo que subrayar, por otra parte, un dato que no puede sino dejar fláccidos de sorpresa a los más veteranos: las mujeres están ocupando la Red. ¿Recuerdan ustedes los tiempos en que no había señoras ni señoritas en ninguna parte, mirara uno donde mirara? Pues ya suman el 39,5%, en España, y se acercan al 50% en EE UU. El cambio es trascendental, porque contribuye a rebajar las ínfulas esotéricas y « tecnoelitistas » de Internet (con esto no quiero decir, por supuesto, que las mujeres sean bobitas; al contrario: quiero decir que los hombres tienden al fanatismo tecnológico y a la constitución de grupos prohibidos para todo el que no sabe). Voy a equivocarme, pero me atrevo a predecir que no están muy lejos los tiempos en que tendremos mayoría femenina. En fin: el estudio recoge otros muchos datos que aquí no nos caben, pero para eso está Internet: visite usted mismo la página de la AIMC.
LAS DIEZ PÁGINAS MÁS VISITADAS POR LOS ESPAÑOLES Microsoft: www.microsoft.com El País www.elpais.es ABC www.abc.es El Mundo www.el-mundo.es Netscape www.netscape.com Yahoo www.yahoo.com
Recoletos/Marca/Expansión El Periódico CNN IBM (Según el estudio de la AIMC, abril/mayo 1977.)
www.recoletos.es www.elperiodico.es www.cnn.com www.ibm.com
28.APARTA DE MÍ, IGNORANTE Todas las semanas llegan 15 ó 20 cartas-e de los lectores. Por milagro de la bondad humana —que no por mérito mío—, rara es la vez en que alguien escribe para echarme en cara algo. Casi todo el mundo entiende que estos artículos no son para sabios, sino para seres normales que tienen curiosidad por Internet, que les apetece enterarse de qué va. Como dice una carta que he recibido, la sección no es “seria”. ¡La terrible seriedad hispana! El comunicante empieza poniendo en mi conocimiento que nunca me lee, porque es un profesional y sólo usa revistas informáticas serias (observen que he quitado las comillas: hay revistas informáticas serias, sin duda), pero que esta vez sí me ha echado un vistazo, y que se percibe a la legua que no tengo ni idea. ¿Cómo se me ocurre recomendar el anti virus de McAfee, cuando todo el mundo sabe que el peor y el que más problemas da? Es mejor el F-prot y, desde luego, el Panda. Conste que me parece muy bien: no tengo nada en contra de lo que menciona. Pero, claro, yo también leo revistas serias, de varios países, y en ninguna recuerdo haber visto que MacAfee se califique de nefasto. Es, llanamente, uno de los dos o tres anti virus más utilizados del mundo. La cosa no tendría importancia si no fuese por el factor de desánimo que los profesionales “serios” suelen inyectar en el ambiente de todas las ciencias —incluida la informática—, como si les molestase que su coto se viera invadido por una caterva de aprendices. Hay expertos informáticos que tienden a comportarse como esos médicos que no se molestan en hablar con el enfermo, partiendo del principio de que no entenderán nada. Y si usted les dice algo, un mero comentario, no le contestan. ¡Qué sabrá usted de su hígado! No hagan ni caso. La informática, en sus honduras, es en efecto una ciencia muy ardua. Pero su funcionamiento está al alcance de cualquiera. Para manejar una base de datos no hace falta tener idea de números binarios o hexadecimales; ni de programación. Para eso están las instrucciones, para eso están los programadores: para que nosotros no tengamos que saber nada.
O sea: no se me dejen ustedes desanimar por nada. La informática tiene una base que está hecha de ciencia, sobre la cual sólo se puede hablar con buen conocimiento. Pero la informática tiene un funcionamiento más opinable, sobre el cual no hay verdades absolutas. ¿Es mejor WordPerfect que Word? Depende de lo que a usted le parezca, porque “mejor”, en el funcionamiento, siempre significa “para mí”, salvo en los casos de productos evidentemente fracasados. Sin ningún miramiento: utilice lo que mejor le parezca y más gozo le proporcione.
29. MUCHOS LIBROS Hay quien ve en Internet no ya una feroz amenaza contra la letra impresa, sino una especie de humilladero de la cultura, un método para castrarnos las neuronas y dejárnoslas sin rabito. Pero el caso es que la Red vendrá a ser una bendición para la letra impresa. Sin entrar en lo obvio (a saber: que mucho gráfico y muchos colorines, pero la información nos viene alfabética), lo más previsible es que Internet nos traiga un vuelco espectacular en los sistemas de distribución y localización del libro. No se trata de que usted lea novelas en un monitor de 14 o 15 pulgadas, claro está. Eso, hoy por hoy, mientras no se invente el libro-ordenador, un objeto que parezca un libro, que tenga el tacto de un libro, pero en cuya pantalla, blanca y pura como el mejor papel, puedan reproducirse todos los textos, página por página…, mientras no se invente ese objeto --fácil de inventar, por otra parte; pero aún no se les ha ocurrido, para qué--, seguiremos leyendo del papel. Lo que va a cambiar es nuestro comportamiento a la hora de encontrar el libro que queremos leer. El libro impreso pasa de la editorial a la distribuidora y de ésta a la librería donde lo encuentra usted (si lo encuentra, porque hay demasiada oferta, y ningún librero mantiene en stock ni siquiera la décima parte de los títulos disponibles). Pero ya, en este momento, la Red está llenándose de establecimientos electrónicos donde usted puede localizar su libro en pocos segundos, recibir información sobre él, encargarlo y, al poco tiempo, recibirlo en casa. Sé que la imaginación de mis lectores sabrá deducir la enorme retahíla de consecuencias que semejante novedad puede aportar --y que el poco espacio disponible no me permite ni esbozar aquí--. Jamás ha habido en el ámbito de la cultura una herramienta de difusión del libro que pueda compararse a la página de la librería electrónica Amazon, monstruosamente bella en su enorme cantidad (2,5 millones de títulos disponibles). Todavía no hay nada comparable en español; pero no se preocupe, que ya viene.
Por otra parte, la disponibilidad de títulos en Internet es también copiosísima. Casi todo en inglés, claro. O en sus idiomas originales —latín, griego—, cuando se trata de literatura clásica. Así, por ejemplo, podrá usted encontrar prácticamente TODA la literatura en lengua inglesa anterior a 1900 --y para qué explicarle la ventaja que ello puede aportar a un estudioso o aficionado fuerte. En español… Corramos un tupido velo. O yo no he sabido buscar (ilústrenme ustedes, por favor), o no hay sino tímidos intentos con muy poco contenido. ¿No podría ocuparse algún Ministerio de Educación? ¿No podríamos pedirle a la Ministra de Cultura, a la dirección del MEC, que ponga en marcha una base de datos de la literatura española libre de derechos de autor? No se recoge aquí ni siquiera una pequeña parte de las librerías y catálogos electrónicos existentes. Estas direcciones son una mera invitación a que el lector investigue por su cuenta: Ministerio de Educación y Cultura: www.mcu.es/homemcu.html Amazon: www.amazon.com BookStacks: www.books.com/scripts/news.exe Antonio Machado: www.infornet.es/amachado/ MundiLibro: www.mundilibro.com LibroWeb: www.libroweb.com LibroNet: www.libronet.es Biblioteca Nacional: www.bne.es The OnLine Books Page: www-cgi.cs.cmu.edu/cgi-bin/book/ Waterstone’s: www.waterstones.com.uk/ Internet Bookshop: www.bookshop.co.uk/ Biblioteca del Congreso USA: www.loc.gov/ ISBN español: www.mcu.es/pic/spain/ISBN.html
30. NOS ENSEÑA MISS RINGLEY Toleren sus señorías que les proponga una cosa rarita. Escriban www.boudoir.org en el recuadro de direcciones de su navegador. Les crecerá en pantalla una página titulada JennyCam, muy poco explícita. No se desalienten. Pinchen en JenniCamGuests. Paciencia. A veces tarda. Primero un recuadro renegro. Luego surge la imagen del interior de una vivienda. En primer plano, el arco superior de dos respaldos de sillas; unos ositos de peluche a la derecha, una cama a la izquierda. Les puede aparecer un señor con barba tumbado en el mullido lecho, o retozando por ahí. Es el novio de Jennifer. También sale la propia Jennifer, por supuesto. La cámara
se dispara cada media hora y pilla lo que esté sucediendo en el apartamento. Sea ello lo que sea. Repito: sea ello lo que sea. Para comprobarlo, vuelvan a la página anterior y pinchen en JennyCamGallery: verán un retablo de fotos anteriores y podrán observar que Jenny es una chica muy mona, muy sonriente, muy joven y muy yanqui de aspecto. En los dos niveles accesibles de « Galería » la van a ver con el torso desnudo, enseñando el pompis al agacharse, vistiéndose, y en otras varias actividades menos exhibidas. ¿Qué les parece? Estamos ante una chica normalita, sin ninguna clase de patología visible, la mar de peripuesta, además, que se dedica a teledifundirse en directo para el mundo entero. Explíquenmelo, señoras lectoras y señores lectores. Según la agencia Reuter, la página de Jennifer Ringley cuenta 20 millones de « hits » o accesos diarios. De hecho, puede usted incluso suscribirse: por 15 dólares al año tendrá derecho a saber lo que está sucediendo en casa de Jenny cada tres minutos (los no paganos han de conformarse con intervalos de media hora; pero la página tiene 5.500 suscriptores, lo que supone unos ingresos anuales de 82.500 dólares, más de 12 millones de pesetas; o sea que no se rían ustedes tanto)… ¡Ojalá tuviéramos sitio para meditar aquí sobre la cuestión! Pero hay una realidad incontrovertible: Jenny es una de las heroínas de Internet. Ponga su nombre en cualquier buscador y verá las páginas en que aparece. Verá cómo la homenajean sus compatriotas, cómo la imitan, cómo la parodian. Altavista me encuentra su nombre, ahora mismo, en 8.135 documentos. Jennifer Ringley empezó la página desde su habitación del colegio mayor. Lo que vemos ahora es su apartamento de Washington. La chica dice que la transmisión sin prisa ni pausa le ha permitido poseer una mejor imagen de sí misma. La creeremos. El novio está encantado. Y conste que me parece muy bien, que vaya usted a saber si no acabamos todos así, en conexión fija con los ojos del mundo entero, para lo que cualquiera guste mandar. Será otra vida. [[[RECUADRO]]] Prueben estas cámaras directas en vivo: www.la-concha.com www.westland.net/beachcam/ www.m.chiba-u.ac.jp/class/respir/eve-e.htm cam.68k.org/ members.iquest.net/~jknapp/windowcam.html www.coffee-haven.com/ www.augustlive.com/augilive/live.html www.cadena40.es/scripts/40w3/ojo.idc? www.earthcam.com/cgi-bin/rimglnk.cgi
RAMÓN BUENAVENTURA
Los artículos de El Semanal (DEL 31 AL 60) ADVERTENCIA INICIAL: Estos artículos empezaron a publicarse a mediados de marzo de 1997. Tenga el lector en cuenta tamaña antigüedad, enorme para fenómenos tan acelerados y obsolescentes como la informática y la Red.
31. F.A.Q Ya saben: F.A.Q, Frequently Asked Questions, ese apartado que se encuentran ustedes en tantas páginas y en tantas instrucciones de programas, utilidades, etc. Lo que solemos preguntar con más frecuencia, ante una determinada coyuntura informática. Es lectura recomendable, por lo general, porque todos tendemos a tropezar en las mismas piedras y, por consiguiente, resulta bastante fácil que nuestro problema esté más resuelto de lo que pensamos. Bien. Yo también tengo mis F.A.Q., porque las preguntas que me hacen ustedes, en sus cartas-e, se repiten con bastante insistencia. Así que vamos a contestar unas cuantas, casi todas ellas muy elementales —porque observo, no sin alegría, que cada vez es mayor el número de lectores que se incorporan a esta sección y que vienen “con lo puesto”: un ordenador recién comprado, cuando no las simples ganas de comprárselo. Tengan paciencia los que saben más. 1. Qué equipo me hace falta para acceder a Internet. Pues mire, no haga caso de los muy optimistas “requerimientos mínimos” que suelen fijar los proveedores y fabricantes, en su afán por no perder clientela. Para que todo le funcione adecuadamente necesita usted, COMO MÍNIMO, un Pentium 100, 16 megas de RAM, un disco duro muy rollizo y un módem 28.8. Y no crea que estoy exagerando, porque incluso con este equipo tendrá usted problemas de lentitud y de saturación de memoria... Por otra parte, la compra de un material como el recién descrito sólo puede recomendarse, hoy, en casos de escasez económica. Si está pensando en mercarse un ordenador, haga un esfuerzo y consígase un Pentium 166 MMX, con 32 megas de memoria y un módem de máxima velocidad. Estará comprando maquinaria obsoleta, que conste, pero es que tampoco nos encontramos en
buen momento, ahora mismo, para tomar grandes decisiones: hay demasiadas nuevas vías, recién abiertas, cuyos desarrollos futuros no podemos prever. Gástese unas 200.000 o 250.000 pesetas, impresora incluida, y cuente con que no tardará usted más de dos o tres años en morirse de ganas de comprarse otro equipo. Así es la vida informática. 2. PC contra Mac. Antipática pregunta. En general, un Mac da menos problemas, es más sencillo de manejar y hasta ofrece mejores soluciones en muchos campos (aunque la ventaja se ha reducido tanto en los últimos tiempos, que empieza a ser francamente dudosa). Casi no hay matizaciones que añadir, porque el PC sólo se ha impuesto por razones de precio, por lo fácil que resulta clonarlos y por la genial estrategia comercial de Bill Gates (combinada con las torpezas y cegueras de Apple en sus planteamientos de mercado y con la nada despreciable ayuda de Intel, el fabricante de procesadores). Ahora bien: si opta usted por Mac, sepa que entrará a formar parte de una minoría sin esperanza alguna de tomar el poder nunca. Con los considerables inconvenientes que ello siempre trae consigo, quitada la satisfacción en que parecen vivir los usuarios de Mac, tan radiantes en la noción de que ellos no se dejan manejar por Microsoft... Yo uso un PC, pero confieso que si no me compré un Mac, en los principios, hace cientos de años, fue porque no podía pagármelo. Ahora, la verdad, es difícil recomendar una máquina de Apple a los principiantes (sé que esta última afirmación va a costarme unas cuantas cartas de protestas “maceras”, pero qué le vamos a hacer). Seguiremos la semana próxima.
32. F.A.Q. (II) Seguimos respondiendo a las preguntas que con mayor frecuencia me plantean ustedes: ¿Por qué no logro comprimir los archivos de imagen que bajo de Internet? Los archivos de imagen (*.jpg, *.gif, *.tif, etc.) vienen ya comprimidos y se descomprimen al abrirse. De otro modo, resultaría muy lenta y difícil su circulación por la red, porque tienden a ser muy grandes. Muchas páginas de Internet tienen sonido, pero yo no logro oírlo. Suponiendo que haya instalado bien la tarjeta de sonido y los altavoces, si no oye nada será, en casi todos los casos, porque le falta algún ‘plug-in’ que no ha añadido usted a su navegador. Entre en las páginas de Netscape o Microsoft e investigue la cuestión. Communicator 4 e iE 4 tienen sistemas semiautomáticos para la carga de añadidos al navegador. ¿Qué es una línea RDSI? Es una línea digital completa (es decir: no digital/analógica, como son las que casi todos tenemos ahora en España)
que permite velocidades muy superiores a las toleradas por las líneas normales de la Red Telefónica Básica (hasta 128 kbps contra 33,6 kbps). Telefónica puede instalarla en la mayor parte de los teléfonos, porque utiliza el mismo cableado que la línea analógica; pero entérese bien de lo que va a costarle, porque no la regalan. Tiene la ventaja de no requerir módem, sino un adaptador que sale más barato. Es seguro que la línea RDSI tendrá que aligerar sus precios en plazo más o menos breve. De hecho, ya ha bajado considerablemente. ¿Por qué hay tantísimos procesadores distintos? Pues, mire usted, porque las técnicas adelantan que es una barbaridad. No hay otra respuesta. En el espacio de pocos años hemos pasado de los 4,5 megahercios iniciales a los poderosos bichos de ahora, que pueden llegar a los 500 megahercios -y que dentro de dos años serán lentísimos comparados con los que entonces habrá... Hay quien se pregunta qué ventajas pueden derivarse de las velocidades enormes para el usuario normal. Creo que la duda no es de recibo: cuanto más potentes sean los procesadores, más potentes serán los programas que puedan diseñarse... En todo caso, es puro recelo pensar que los nuevos procesadores se crean para sacar las perras a los usuarios. En ocasiones se han seguidos vías equivocadas, como el 286, el 386 e incluso los Pentium MMX. Pero casi todo lo que se nos ha propuesto ha significado una notable mejora en el campo de la informática. ¿Cuánto disco duro necesito? Todo el que pueda pagarse, mejor 4 gigas que 2, sobre todo si piensa hacer mucho uso de archivos gráficos. Tenga en cuenta que los programas actuales son insaciables. No quiero ni pensar cuántos KB va a ocupar la nueva versión de Windows. Y comprimir el disco es una chapuza que sólo debe hacerse en caso de necesidad. ¿Cómo puedo obtener los artículos anteriores de esta sección? En vista de la insistencia que ponen ustedes en esta pregunta, he tomado la heroica decisión de incluir los artículos, pasados y futuros, en una página de Internet. No sé cuándo estará disponible, pero procuraré acelerarla al máximo. Y gracias por su interés.
33.CÓMO SER TONTO (I) Tengo mono. Llevo 72 horas, quizás más —se me confunden ya los tiempos en la confundida cabeza—, sin engancharme a Internet. Mi proveedor… Pero déjenme que les relate un instructivo cuento. Jueves por la tarde. Tengo abiertos varios programas a la vez: Word 8, Communicator, iE 4.0, Virtual CD, Compass, tal vez algún otro de menor monta. Y zas: saltan los plomos por un mal cable que acecha en mi sótano, esperando la ocasión propicia para fastidiar. Aúllo y maldigo, porque se me han chafado sus buenas 60 ó 70 líneas de lo que estaba
escribiendo, pero no me asusto. El fementido apagón ya ha ocurrido otras veces. Hay que escanear el disco, borrar los archivos mal enlazados o hechos jirones. Nada trágico, porque en general se trata de copias de trabajo que no afectan al documento general. De modo que levanto la clavija afectada, vuelve la luz y enciendo el ordenata. Clic-clic-clic-clic. Escaneo. No ha pasado nada. Arranco Word, que, como de costumbre, me ofrece recuperar el documento afectado, aunque se que me engaña y no le hago caso. Voy abriéndolo todo. Pincho la conexión a mi proveedor de Internet. Ni flores. El teléfono al que estoy llamando no puede gestionar mi amable petición de entrada. Compruebe usted su contraseña. La compruebo (ganas de peder el tiempo). Recibo idéntica respuesta. Bueeeeeeno. Pues tenemos un problema. Me pongo a repasar la instalación. ¿Está todo en orden?. Vaya usted a saber. Llevo meses bajándome de Microsoft todas las actualizaciones de Windows 95. Se que iExplorer 4.0 me ha cambiado un montón de cosas... En medio de la investigación descubro que MoreSpace se me atasca y me bloque Windows. Nuevos arranques y nuevos cuelgues. Tengo que llegar a una desoladora conclusión: algo está espantosamente mal en el propio Windows 95. Es el Explorador (el administrador de archivos) lo que falla. En otras palabras: no es más que todo lo que falla. Todo. Agotado, dejo las cosas para el día siguiente. Viernes. Y al día siguiente cometo el GRAN ERROR. Decido reinstalar Windows 95. Si, queridos amigos: decido utilizar mi antiguo CDRom de Windows 95 para reinstalar el sistema operativo sobre una versión con unas quince actualizaciones y, encima, con todos los retoques que introduce iE 4.0. Un caso de enajenación mental transitoria, supongo, porque no es normal que uno actúe con tanta estulticia. Windows, muy honradamente, me va advirtiendo durante la instalación. Pero, cegado quizá por el mono de Internet, que ya no me deja ni pensar, sigo adelante. Empecinado como un borrico en busca de flauta que suene por casualidad. Y bueno: terminado el proceso, lo cierto es que el asunto marcha aceptablemente, menos... Menos la conexión con Internet. Menos lo que más necesito, en fin de semana, con decenas de e-mails llegándome de los lectores, con conversaciones pendientes (lo siento, N.L.: ¿qué estarás pensando de mi?), con pesquisas a realizar para el artículo... La semana próxima terminaré de contarles el desastre. Vale la pena, como aviso y lección para navegantes.
34. CÓMO SER TONTO (II) Resumiendo el planteamiento de la catástrofe, que viene de la semana pasada: un apagón me ha fastidiado todo el montaje del ordenador; he
instalado mi vieja versión de Windows 95 sobre una muy actualizada, aunque en mal estado de funcionamiento; no logro acceder a mi proveedor de Internet; estoy con un “mono” espantoso. Ahora viene la parte dura de la lección. ¿Qué puedo hacer? Si formateo el disco duro y vuelvo a instalarlo todo desde el principio, voy a perder documentos de gran importancia para mí y, además, no me va a ser posible recuperar las libretas de direcciones, ni buena parte de los programas, ni desde luego los archivos de cartas enviadas y recibidas. Tengo que reinstalar el sistema, sí, pero en otro disco duro. A fin de cuentas, me digo, llevo con ganas de comprarme uno desde hace tiempo. Me viene fatal, por las bastantes pesetas que cuestan 2,5 gigas, pero ¿qué menos que 2,5 gigas? Vale. Llamo a la tienda donde compré este ordenador, me cotizan el Seagate a 34.900, me ofrecen incluso instalarme la última versión de Windows 95. Muy bien. Me voy para allá y en un par de horas tengo un nuevo disco C donde resplandece, impecable, un Windows 95 limpio y puro, sin los cientos de DLL y demás archivos más o menos espurios que el tiempo fue acumulando sobre el anterior, el que ahora está, desterrado, en el disco E. Llego a casa y... Por supuesto: el sistema arranca con extrema suavidad, como sonriente y contento. Pero, ay, tengo que reinstalar todos los programas y utilidades que están ahora en E, porque, lógicamente, no funcionan. No importa. Viene el fin de semana. Lo primero que hago es recuperar el Communicator y el iExplorer. Con todo a punto y casi todo recuperado, intento establecer la conexión por primera vez. Y no. El mismo mensaje: que no estoy autorizado y que compruebe mi contraseña. ¡Vuelta a empezar! Pero entonces fue cuando se me ocurrió lo que tenía que haber pensado desde el principio. Lo obvio: que el problema no era mío, que el proveedor estaba haciéndome la pirula. Y, en efecto: tras una docena de llamadas telefónicas, tras haber explicado el problema a seis o siete personas distintas, tras largas horas esperando que alguien me llamara, por fin me explican lo que ocurre: me han cambiado la dirección electrónica, el nombre de usuario y la contraseña. ¿Por qué? Por razones administrativas del proveedor. ¿Alguien se ha molestado en avisarme? No. Lo han hecho a la brava, por las buenas, sin preocuparse en absoluto de mi bienestar ni mi salud mental. Han estado a punto de volverme majareta, pero lo único que se les ocurre, a cambio, es decir que lo sienten mucho. Ya ve el lector: la broma me ha costado 34.900 pesetas (por un nuevo disco duro que, lo reconozco, me apetecía mucho tener, y cuya existencia dentro de mi minitorre me soluciona otras muchas dificultades, pero que he tenido que comprar cuando no entraba en mis planes), varios
días de zozobra y muchísimas horas de trabajo. Por una serie de errores míos y por un descuido estúpido de mi proveedor. ¿Moraleja? Ándense ustedes con mil ojos y aprendan a escarmentar en cabeza ajena. Con tan noble propósito les he contado mi triste anécdota. Es un poco humillante, pero no me importa. Que les sirva.
35. LAS LISTAS DE AMIGUETES Usted es un/a chico/a muy listo/a y, por fin, superando las intrincadas dificultades de Windows (nefasto invento de un anti Cristo a quien los más ingeniosos y dominadores del inglés llaman Bill Puertas), o gozando de las encantadoras facilidades del santo y mirífico Mac (saludo a todos los que me vienen insultado desde hace semanas, por no haber admitido desde el principio que todos los dueños de PC somos tontos del bote, y que lo bueno es Apple, amén Jesús), usted, por fin —digo—, ha logrado entrar en Internet, sabe más o menos cómo localizar lo que busca y se ha hecho sus amiguetes en línea. Pero ¿dónde están sus amiguetes en línea cuando usted los requiere? No se sabe. Quizá en ese chat tan majo. Quizá en el foro de que le hablaron el otro día. Quizá pescando por la Red. Quizá tomándose unas copas o durmiendo la siesta, en el Mundo Real, lejos del ordenata. ¿No tiene usted modo de saberlo? Sí tiene. Quienes, siguiendo mi consejo de hace meses, se apuntaron en ICQ y se hicieron con el programa de Mirabilis, están ya acostumbrados a disponer de una “lista de amiguetes”. Es decir: una utilidad que tan pronto como entramos en línea nos informa de qué compadres y comadres están en la misma situación, dándonos el queo, además, en cuanto uno de ellos asoma por el ciberespacio. Una herramienta casi imprescindible y de tremendo éxito: según Mirabilis, el número de sus suscriptores ya rebasa los 4 millones de criaturas. O sea: vuelvo a recomendarles que se apunten al ICQ (que, por cierto, tiene versión Mac). No obstante, para que no digan que no les abro posibilidades, debo mencionar que existen otros varios programas de parecidas características. A saber: America On Line Messenger: Es el padre de todos ellos, pero olvídenlo. Su máxima utilidad está en el contacto con abonados de America On Line, enorme proveedor norteamericano con escasa implantación en Europa. Y tampoco ofrece grandes lujos de comunicación. ichat Pager 1.1. Buena interfaz, con posibilidad de clasificación de los amiguetes por gustos y aficiones. El chat tiene un aspecto estupendo. Y, como plataforma, es el que mejor funciona en Mac. Por poner alguna pega,
digamos que no prevé defensa contra quienes nos meten en su lista sin nuestro consentimiento. LiveList: Escasito en herramientas de contacto (no admite mensajes de más de 160 caracteres), con una interfaz pobretona y sin controles de privacidad. Eso: consume muy poquita RAM y, por tanto, puede utilizarse en sistemas no muy robustos. No hay versión Mac. PeopleLink: Parecido al anterior, algo más seguro en cuanto a privacidad. No ofrece transferencia de archivo ni chat en grupo. Consume pocos recursos. Personal Access List: Es casi clónico del anterior, sólo que con más cartelitos publicitarios. En resumen: ICQ los supera ampliamente a todos, en todos los puntos: mensajería, envío de archivos y URLs, comodidad, etc.. Véngase usted con nosotros. Direcciones de los programas mencionados: ICQ: www.mirabilis.com America On Line Messenger: www.aol.com ichat Pager 1.1: ftp.ichat.com (www.ichat.como para Mac). LiveList: ftp1.onlive.com (también ftp2 y ftp3). PeopleLink: ftp.peoplelink.com (www.peoplelink. com para Mac). Personal Access List: chatdl.excite.com (pal.excite.com para Mac).
36. MEJORAS (I) Sé, por las cartas, que los lectores de El Semanal se hallan en distintos niveles de pericia internetera. Cuento con el buen criterio de los más expertos: esta sección no es el lugar adecuado para ellos. Ni que decir tiene que agradezco sus comentarios, sus críticas y sus ayudas (a veces muy valiosas), pero todos sabemos que esta página está hecha para la gran mayoría, es decir para la gente que empieza. Ustedes, pues, que empiezan, tienen que haberse hecho ya con algún navegador. Lo más seguro es que sus primeros paseíllos por la Red los estén dando con Internet Explorer o con Netscape. Da un poco igual. Hasta la versión 4 de ambos productos, la ventaja caía rotundamente del lado de Netscape. Ahora, pueden ustedes pasar de las comparaciones entre uno y otro, para dedicarse a sacarles el máximo disfrute. Vayamos por pasos. Lo primero que deben hacer es asegurarse de que trabajan con la última versión, a saber: Internet Explorer 4.0 o Netscape Communicator 4.03. Si no es así, actualicen sus buscadores. Vayan a la página de Microsoft (www.microsoft.com) o a la de Netscape (www.netscape.com) y bájense lo más reciente. O, también, echen un
vistazo a las revistas de informática con CD-Rom incluido, porque muchas de ellas traen los archivos de los navegadores listos para instalación. Si me aceptan un consejo, y si el inglés no les produce sarpullido, no carguen la versión española de Communicator 4.03: es menos estable que la inglesa, no acepta determinados enchufables y tiene menos opciones. (En general, las versiones españolas plantean problemas de actualización y mejora en todos los programas.) Una vez instalada la última versión de su navegador, no piense que lo tiene todo hecho. Para disfrutar a tope de las posibilidades de la Red va a necesitar usted toda una serie de añadidos y « enchufables » (plugins, en inglés). Y lo mejor que puede hacer es cargarlos desde el principio, para evitar posteriores pérdidas de tiempo. Microsoft tiene montado un excelente sistema de actualización de Explorer. Vayan a http://www.microsoft.com/spain/default.asp (si tienen la versión española), pinchen « Microsoft Explorer Suite 4 » y, una vez allí, « Complementos de Internet Explorer 4.0 ». En esa página, seleccione de nuevo « Complementos… ». A partir de este momento, el sistema es automático: Microsoft le indicará los componentes que tiene instalados y los que puede instalar, señalando incluso los tiempos de descarga. Las instalaciones son fáciles y, por lo general, no dan problema alguno. Me encantaría decirles que lo mismo ocurre con las actualizaciones de Netscape, pero vamos a no mentir tanto. Lo veremos la próxima semana. En vista de cómo van las cosas, no tengo más remedio que hacer unas advertencias en lo tocante al correo electrónico. Primera. Esta dirección es la mía personal. La de El Semanal la encontrarán ustedes en la mancheta de la revista. Segunda. Atiendo las cartas en mi casa y con mi tiempo libre. Me encanta hacerlo, pero tengo limitaciones. No piensen que me respalda un equipo técnico. Me hacen ustedes consultas cuya respuesta requeriría un tiempo del que no dispongo, por no decir que me obligaría a escribir auténticos folletos. O sea: no me pregunten cosas como « ¿Qué es un chat, cómo funciona, qué programas debo cargar, cuáles son los chats más interesantes? ». Tercera. Ruego encarecidamente a todos que incluyan su nombre completo en las cartas que me dirijan.
37. MEJORAS (II) Duele de veras: con lo que yo he querido a Netscape, ¡tener que escribir lo que voy a escribir! He sido de una fidelidad casi absoluta. Apenas si había engañado a mi navegador favorito dos o tres veces, en leves intentos —más por curiosidad que por cualquier otra causa— de conocer un poco lo que
podía ofrecerme el Explorer de Microsoft. Ahora… Bueno: todavía no he llegado a la ruptura, ni creo que llegue en bastante tiempo, pero no me queda más remedio que admitir que Netscape no es el mejor en todo. Y, desde luego, no lo es en el campo que empezamos a tratar la semana pasada. Su sistema de actualizaciones no está tan bien urdido como el de Explorer. La casa se ha sacado de la manga un montaje llamado «Smart Update» (algo así como «actualización listilla», si ustedes me permiten), que debería correr como mercurio sobre seda, pero que no. Cuando va bien, nada que decir, salvo que no orienta tanto como Microsoft sobre los componentes que usted puede o debe añadir, ni anuncia tiempos de descarga, ni ofrece en realidad gran cosa. Abrimos el menú Help del navegador, pinchamos «Software Update» (actualización de componentes), se nos ofrece la página de «Smart Update», con una somera explicación y dos botoncitos abajo. Hay que pinchar el verde, el de la izquierda. Si es la primera vez, la máquina de Netscape va a pedirnos que nos identifiquemos, metiéndonos en un proceso engorroso (mucho más que el de Microsoft) y aconsejándonos con mucha vehemencia que obtengamos una «certificación». Ahí es donde el asunto puede entenebrecerse, porque el sistema se atasca la mitad de las veces. ¿Qué ocurre si no obtenemos la certificación? Puede usted seguir adelante, y que no le pase nada malo. Entiéndalo literalmente: si le pasa algo, si cambia de dirección electrónica, si no recuerda exactamente la contraseña, etc., no podrá usted entrar nunca más, a no ser que engañe a la censura de Netscape dándole datos falsos. Porque para retocar su registro necesita usted el certificado, y en los casos de comprobación éste no funciona NUNCA. Así de sencillo. Nunca. Bueno, ya digo: suponiendo que todo vaya bien, «Smart Update» estudia su instalación y le ofrece cargar lo que le falta. Y entra en funcionamiento un procedimiento automático de instalación de los añadidos que no le permite almacenar los archivos en su disco duro. Le suministran lo necesario, y se acabó. Si tiene usted que volver a instalar lo que sea, por cualquier razón, no le quedará más remedio que volver a pasar por el proceso entero. Una lata. (Que también nos da Microsoft, por cierto: sus actualizaciones tampoco se copian a nuestro disco duro.) Debo añadir, para colmo de males, que las actualizaciones o mejoras no siempre se cargan: aún no he conseguido, por ejemplo, que Cosmo Player me aparezca como « activado » en la relación de enchufables o « plugins ». ¿Será que sigo tonto? ¿Será que Netscape y Microsoft se aman en secreto?
Unas cuantas direcciones variadas (sorpréndanse): Virtual Library Museums: www.comlab.ox.ac.uk/archive/other/museums.html
Calendar Generator: www.intellinet.com/CoolTools/CalendarMaker Ciudad Futura: www.ciudadfutura.net Internet Reference Sources: www2.ebtech.net/~bsmith/refer.html On-line Dictionaries: www.bucknell.edu/~rbeard/diction.html HotMail: www.hotmail.com Rolling Stone: www.rollingstone.com/home.asp Free Windows: www.winmag.com/win95/software.htm (El signo ~ se consigue manteniendo pulsado ALT y tecleando 0126 en el teclado numérico.) Ignacio García Iglesias
38. UN POCO DE INICIATIVA « El servicio contestador de Telefónica le informa que… » No se informa que, se informa de que, pero el pavor al tan ridiculizado « dequeísmo » ha hecho que muchos usuarios de la hispana lengua hayan optado por su erradicación. En mis clases de la Facultad tengo observado que los alumnos huyen del gerundio como de la peste bubónica: se han enterado de que (observen el de que, por favor) su empleo es erróneo en algunos supuestos (« salió cerrando la puerta », por ejemplo) y, como no han asimilado bien la regla, prefieren abstenerse. Aquí, en Internet, somos la caraba: tenemos tanto miedo, que nos aferramos a lo más conocidito y no damos un paso fuera del tiesto. De hecho, estoy llegando a la conclusión de que (:-)) la mayor parte de nosotros sólo utiliza la comunicación electrónica para el chateo y la correspondencia. Hombre, está bien, y es muy revolucionario, y qué artículos les escribiría a ustedes sobre ciertos aspectos del asunto (el comportamiento de las mujeres en la Red, por ejemplo) si tuviera más sitio y no fuera tema impropio de esta media página. Pero he de empujarles a ustedes en otros sentidos. Se están perdiendo una enorme parte de los beneficios interneteros. Sea cual sea la actividad a que se dediquen, Internet puede ayudarles a mantenerse al día, si localizan las adecuadas fuentes de información. No hay prácticamente ningún campo de la ciencia, la técnica, las artes, que no esté tremendamente cubierto en la Red. Si padecen ustedes de ansias informativas, nada les impide mantenerse al corriente —y al instante— de lo que está sucediendo en el mundo, muchas veces desde distintos puntos de vista. Si quiere llevar al día la instalación de sus aplicaciones y utilidades, aquí puede hacerlo, casi siempre de modo gratuito… En fin: esto es una herramienta prodigiosa (aún más útil que las navajas del ejército suizo, pongo por caso) y hay que aprender a utilizarla, como hemos aprendido a llamar por teléfono, a usar el telemando o a programar la lavadora.
Y la primera fase del aprendizaje, me parece a mí, es la búsqueda. Por las preguntas que me hacen en sus cartas, me doy cuenta de que (:-)) muchos de ustedes ni se plantean encontrar las respuestas por su cuenta. De modo que vamos a ver si cambiamos la situación. Hoy, para empezar, voy a suministrarles una lista de buscadores, incluso de « buscadores de buscadores », que deben resolver todas sus dudas. Utilícenlos. No son mecanismos abstrusos. Los hay en todos los idiomas. No cuestan un euro. Y en las semanas próximas repasaremos otros recursos que tienen ustedes muy abandonaditos. Ahorrando espacio, excluyo los buscadores extranjeros. Pueden ustedes utilizar dos « buscadores de buscadores » que los abarcan casi todos: Copernic: www.copernic.com WebFerret: www.webferret.com Españoles: Búscalo: www.enter.net.mx/xyz/atajos/buscalo.html Altavista en español: www.altavista.magallanes.net/ Biwe: biwe.cesat.es/mrc-der.htm ¿Dónde?: donde.uji.es El Oteador: cvc.cervantes.es/oteador/oteador21.htm Globalcom: www.globalcom.es/indice/main.htm Elcano: www.elcano.com Eliana: www.eliana.com Fantástico: www.fantastico.com Hispavista: www.hispavista.com Infor: www2.infor.es/index.htm MIBI: www.uniovi.es/MIBI/principal Olé: www.ole.es/ Ozú: www.ozu.es/ Sol: www.sol.es/ Telépolis: www.telepolis.com
39. MI AMIGO CHANADOR Recibo el siguiente anónimo: « Hola: Solo escribo para expresar mi opinion (sic) sobre los articulos (sic) de informatica (sic) que publicas en El Semanal, y que en mi opinion (sic bis) son una basura, que ni sirve a novatos ni permite a menos novatos hacer algo mejor que envolver el bocata con la pagina. Bye ». Como ven ustedes, se trata de una persona de florida originalidad, dueño de una pluma repulidísima y muy reacia a las tildes. Quien, temeroso quizá de que le envíe un comando de venganza airada, puso buen cuidado en manipular su dirección para que no pudiera
contestarle. (Por cierto: su dirección falsa también nos da idea de la exquisitez del personaje:
[email protected].) Bueno, pues, lamentablemente, para eso sirve también el correo electrónico. Qué le vamos a hacer. Ni que decir tiene que la opinión de Chanador es tan respetable como la de cualquier otro ciudadano, aunque él no invite al respeto con sus procedimientos. En todo caso, siguiendo con lo dicho la semana anterior, vamos a aprovechar la excusa del anónimo para aclarar algunas cuestiones relativas al correo electrónico y su aprovechamiento. Primero: Ahora mismo no hay ningún proveedor de Internet en España que no suministre una o más direcciones de correo a sus usuarios. Si no tiene usted dirección, solicítela. Segundo: No contraiga matrimonio indisoluble con sus direcciones, porque pueden surgirle problemas si decide cambiar de proveedor. Utilice «redireccionadores», también llamados «remailers». Por ejemplo: la dirección mía que figura en estos artículos es un redireccionador. Una organización llamada iName me tiene abierta una cuenta en la que está anotada la dirección básica que me ha atribuido mi proveedor (que es, figúrense la complicación,
[email protected]) a la cual se remite directa e inmediatamente todo lo que llega para mí a
[email protected]. Es un procedimiento que funciona muy bien y que permite mantener una dirección estable aunque se cambie de proveedor (porque basta con cambiar la anotación en iName). Entiéndalo bien: yo no tengo que ir a buscar mi correo a la página de iName; ellos me lo envían a mi. Ni se entera usted del proceso. Tercero: También hay organizaciones que ofrecen dirección de correo electrónico a través de una página Web. Es decir: esté usted en el ordenador o la localidad que esté, le basta con acceder a esa página, meter su clave y recoger su correo. Aquí sí que es forzosa la recogida, pero el procedimiento tiene la ventaja de ser accesible desde otro ordenador, sin necesidad de configurarlo (sin necesidad, siquiera, de que tenga correo electrónico). Yo utilizo MailCity, que funciona más que aceptablemente. Cuarto: El correo electrónico se puede manejar con los propios navegadores (cuyos sistemas no son nada malos, en las últimas versiones). Esto es lo más cómodo. Pero también hay programas específicos de correo. El más común es Eudora, que tiene versión light gratuita y que se puede bajar de Tucows (cuya dirección ya he dado en dos o tres ocasiones). Quinto: Para no recibir porquerías por correo, utilice los filtros que le ofrecen los programas. Así, por ejemplo, puede usted impedir que le llegue ningún e-mail procedente de Chanador. Aunque, claro, el angelito siempre puede cambiarse el nombre.
En todo caso, a él va dedicada esta basura de artículo (perdón: «articulo»), con mucho cariño. Dónde obtener redirecciones gratuitas: Latin Mail: www.latinmail.com/ NetAddress: www.netaddress.com/ IName: www.iname.com/ HotMail: www.hotmail.com/ Global Mail: wwws.servicom.es/globalMail/ (no es gratis). The Replay Remailer: www.replay.com/remailer/anon.html (ofrece dos « redirecciones ») Correo en página Web: www.mailcity.com
40. EL ATONTADOR DE ORDENADORES (I) Siguiendo con el I Plan de Ensanchamiento de nuestro campo de actividades en la Red, hablemos hoy de Telnet. Telnet es un comando que atonta a nuestro ordenata, convirtiéndolo en mera terminal de otro, a través de la Red. Una vez establecida esta situación (ya veremos cómo), lo que tecleemos en casa se transmite a otra máquina de Internet, y es ella quien ejecuta nuestro comando. O sea, para mayor claridad: Telnet nos permite utilizar un ordenador ajeno, quizá situado a miles de kilómetros, y casi siempre mucho más poderoso y mejor dotado que el nuestro. Mediante un cliente Telnet podemos conectar con cientos de bibliotecas y bases de datos, además de ponernos en relación con muds (conferencias en tiempo real donde los usuarios manejan volúmenes y se desplazan en el espacio). Algunos proveedores de Internet facilitan su cliente Telnet, de modo que debe usted preguntar al suyo. Si no, tiene usted un comando telnet.exe en el directorio raíz de Windows —pero no ofrece maravillas. En shareware hay, por ejemplo, el CRT para Windows, y en freeware el NCSA Telnet para Mac. Tenga en cuenta, de todas maneras, que utilice el cliente que utilice siempre habrá de aprenderse los comandos de texto, y suerte tendrá si no pasa por un periodo de confusión. Telnet no es fácil. Cuando Telnet se pone en marcha, usted sólo puede escribir y corregir en una línea de texto (a veces a ciegas, sin ver lo que teclea). Para colmo, el cliente no guarda la información que recibe: ésta se desliza por pantalla y desaparece para siempre. Si queremos conservar los datos, hay que crear un archivo *.log, como más adelante vamos a ver.
Vamos a poner un ejemplo con CRT. Otros clientes siguen normas ligeramente distintas. La primera vez que arrancamos nos sale una pantalla de conexión. Por defecto, Protocol debe poner "Telnet", el puerto debe estar marcado 23, la emulación VT100 y la Session List Default. Para conectar con un ordenador remoto hay que crear un "perfil de sesión" (Session Profile). Vamos a ver cómo entramos en el sistema de biblioteca de la Universidad de California. 1. Pinchar "New" en la ventana "Connect". 2. En "Session Preferences", ponemos nombre a la sesión (el que queramos), metemos el nombre de máquina remota (en este caso, melvyl.ucop.edu) y pinchamos OK. Melvyl utiliza el puerto por defecto, es decir el 23. 3. Cuando creamos nuestro primer perfil, se nos pide que guardemos el archivo de sesión. Podemos aceptar el nombre por defecto o llamarlo como queramos y pinchar OK otra vez. 4. Vuelve a aparecer el diálogo de conexión. Pinchamos OK para abrir ésta. 5. En la ventana de Telnet aparece la petición de que metamos el código tipo de nuestra terminal (Terminal Type Code). Escribimos VT100 y damos intro. A continuación tendremos que crear el archivo log de nuestra sesión. Pero, qué remedio —el espacio manda—, habrá que esperar una semana para completar las instrucciones. Lo siento. CRT para Windows: ftp.vindyke.com o www.vandyke.inter.net NCSA Telnet para Mac: ftp.amug.org Galaxy (recursos): www.einet.net/hytelnet/HYTELNET.html Universidad de Cambridge (recursos): http://www.cam.ac.uk/Hytelnet/index.html
41. EL ATONTADOR DE ORDENADORES (II) Nos quedamos la semana pasada en la creación del log de nuestra sesión. Ahora tenemos que abrir « File » y seleccionar « Log Session ». La primera vez que lo hagamos, se nos solicitará que bauticemos el archivo. Use usted el nombre que quiera, con la terminación *.log, y pulse OK (eso sí: tenga en cuenta que si no utiliza un nombre nuevo para cada sesión, los siguientes archivos log irán sobreescribiendo los anteriores). Una vez en la ventana de Telnet, damos « intro » para que surja el menú de Melvyl. A partir de ahí, con alguna reticencia por parte del proveedor (no crean que todo el monte es orégano), podemos consultar el
catálogo de libros de la Universidad de California. Si necesitamos ayuda para interpretar los comandos, la solución es escribir « help » y dar « intro ». Para salir de la sesión hay que teclear « end » (también se puede salir mediante « file/disconnect », pero es mejor utilizar los comandos de texto que la máquina sugiera, para estar seguros de que la sesión se cierra por ambas partes). Hay una enorme --abrumadora, me atrevo a decir-- cantidad de sitios con los que podemos conectar vía Telnet. No se asuste usted, sin embargo. La semana pasada ya les mencioné un par de directorios donde encontrar direcciones, el de Galaxy y el de la Universidad de Cambridge. En España encontramos una buena cantidad de bibliotecas abiertas a los usuarios por esta vía (en el recuadro recogemos algunas). Lo mismo puede decirse de casi todos los países donde están implantadas las redes telemáticas, con fuentes de información en una gran cantidad de idiomas. No obstante, sería imprudente por mi parte no recordarles a ustedes lo ya apuntado en el artículo anterior: Telnet es una herramienta de trabajo, muy poderosa y muy útil, pero nada divertida ni fácil de manejar, ni bonita (no esperen gráficos hermosotes, porque no los hay). En cuanto fuente de datos, Telnet es considerablemente más fiable que la WWW, porque en ésta se encuentra de todo, sí, pero muchas veces la información nos llega sin aval alguno de calidad. A través de Telnet casi siempre consultamos gigantescas bases de datos preparadas por especialistas que no se han preocupado de adornarnos la pantalla del ordenador, pero que han introducido todo lo que conviene saber sobre un tema concreto. Dicho en otras palabras: para el profesional o curioso de un campo del conocimiento, Telnet ofrece posibilidades de acceso a la información que, desde luego, han sido impensables hasta hace muy pocos años y suponen un considerable adelanto en el modo de « repartir » el saber. Les recomiendo a ustedes que intenten un acercamiento al sistema, aunque sólo sea para enterarse de qué va. Y les ruego que no se desesperen si no les sale bien todo. (Diablos, casi se me olvidaba: desde los navegadores más populares —Netscape o Explorer— se accede al Telnet por el simple procedimiento de teclear la dirección en la casilla donde normalmente escribimos las direcciones de páginas www.) Consejo Superior de Investigaciones Científicas: (telnet = olivo.csic.es) (login = aleph) (terminal = 11) (salir = stop). Universidad Complutense: (telnet = eucmvx) (username = biblioteca) (salir = exit). Universidad de Zaragoza: (telnet = aneto.unizar.es) (username = biblioteca) (salir = exit).
Universitat Pompeu Fabra: (telnet = sahara.upf.es) (login = biblio) (salir = quit). Universidad Politécnica de Valencia: (telnet = biblioteca.upv.es) (login = llibres) (salir = tecla Escape). Universidad de Málaga: (telnet = bblcat.bbl.uma.es) (username = bblpublic) (salir = exit). Como el lector comprenderá, estas direcciones se dan a título meramente orientativo y no suponen preferencia alguna por mi parte. Gran parte de las universidades españolas tienen Telnet abierto. La tendencia, ya marcada por la Biblioteca Nacional de España, es hacia la integración de las Telnet en páginas web. Este proceso de simplificación parece irreversible.
42. TRANSFERENCIA DE ARCHIVOS Los archivos suelen bajarse de la Red utilizando la variante FTP (File Transfer Protocol) del navegador —en ese caso, observará usted que la dirección de descarga empieza por ftp:// en lugar de http://. En general, el material disponible vía FTP anónimo se puede recibir por medio del navegador que tengamos instalado. Cuando se trate de cuentas protegidas por contraseña o cuando queramos transferir nuestros propios archivos a otro ordenador de Internet (por ejemplo, para instalarlos en nuestra página Web), necesitaremos un software cliente que funcione con independencia del navegador. Si queremos utilizar el navegador, basta con que tecleemos ftp:// seguido de la dirección. Una vez establecido el contacto, nos aparecerá en pantalla un índice con nombres de carpetas, que se abrirán cuando las pinchemos para revelar su contenido. Luego, si queremos bajarnos un archivo concreto, bastará con que lo pinchemos a su vez. Pero si utilizamos FTP con frecuencia o, como hemos dicho arriba, queremos descargar algún archivo propio en otro ordenador, necesitaremos un programa específico. Windows 95 trae el suyo propio, gratis, pero es de uso antipático. Hay diversos «paquetes» con interfaz gráfica que pueden obtenerse fácilmente. Así, por ejemplo, el WS_FTP para Windows, de 3.11 en adelante, el Advanced FTP Voyager para Windows 95/NT o el Fetch para Mac. Vamos a conectarnos, usando WS_FTP en modo anónimo con el servidor FTP de Netscape. (En el recuadro adjunto encontrará usted la dirección de The Monster FTP Sites List, con cientos de direcciones y breve descripción de su contenido. Experimente.) 1. User ID = anonymous. 1. Host Name/Address = ftp.netscape.com.
2. OK. WS_FTP nos conecta con el servidor y aparece una nueva pantalla. A la derecha veremos la lista de directorios accesibles. A la izquierda, la estructura de ficheros de nuestro ordenador. 3. Seleccionamos el directorio pub (que en este caso es donde se encuentra lo más interesante). 4. En pub, abrimos la carpeta que nos interese (communicator, pongamos por caso) y, dentro de ésta, seleccionamos el archivo. 5. Marcamos en el lado izquierdo en qué carpeta queremos que se descargue el archivo. 6. Pinchamos dos veces en el archivo deseado y éste se descarga en la carpeta seleccionada antes. (Si ha elegido usted communicator 4.04, échele tiempo, porque se trata de la instalación completa del último modelo de navegador de Netscape.) Eso es todo. Tan sencillo como suena. Lo mismo, pero al revés, tendremos que actuar si lo que pretendemos en cargar un archivo en nuestra página web, para incluir en ella su contenido. Haga usted pruebas y verá que no le resulta nada difícil acertar. Dónde cargar: WS_FTP: ftp.ipswitch.com Advanced FTP Voyager: ftp.cura.net — : ftp.famvid.com — : www.cyberhost.com — : www.ou.edu Fetch para Mac: ftp.univie.ac.at — : ftp.euro.net Lista de servidores FTP: The Monster FTP Sites List: http://hoohoo.ncsa.uiuc.edu/ftp/ Para encontrar en qué servidor está un archivo: http://archie.rutgers.edu/archie.html
43. RECUENTO Mi primer artículo en esta sección apareció el 23 de marzo del 97, hace ya casi un año. Tuve claro desde el primer momento que me dirigía a un grupo de lectores nada expertos en Internet, pero que oían hablar del fenómeno en todas partes, y que estaban deseando enterarse de qué iba la cosa: personas como usted y como yo, sin formación técnica en el campo de la informática, que pronto se verían obligadas, por el imparable desarrollo de la comunicación, a utilizar este nuevo medio, como utilizan otros
igualmente revolucionarios en sus inicios: la radio, la televisión, el teléfono. Esta sección jamás abrigó el propósito de enseñar gran cosa a quienes ya poseían los conocimientos suficientes para navegar por Internet. Lo nuestro es un grupo de iniciación. Ahora no sé cómo darles a ustedes las gracias, porque parece que el proyecto ha salido bien, muy por encima de mis más descabelladas expectativas. En estos diez meses me han enviado ustedes 2.049 emilios (me encanta la palabra, tan ingeniosa y tan natural en castellano) o e-mails. He contestado casi todos ellos, salvo unos pocos, o por despiste mío o porque los remites no venían bien puestos. Los envíos proceden en su mayor parte de Euskadi, de Cantabria, de Galicia, de Aragón, de Andalucía, de Valencia y de Mallorca. No he llegado a encontrarme en persona con ningún lector o lectora, pero con algunos de ustedes mantengo una correspondencia que ya no es meramente informática, en un tono y en un nivel más amistoso que técnico. A ello ha contribuido el uso de ese programita que tantas veces les he recomendado, el ICQ, que facilita enormemente el diálogo en directo. No hay más allá de diez o doce cartas negativas, con críticas feroces en algunos casos y con insultos en un par de ellos. La sección, sin embargo, plantea un problema de continuidad que no sé bien cómo resolver. Pasados estos meses, tengo que imaginar que muchos de los lectores ya han aprendido lo suficiente como para tratar con ellos ciertas cuestiones algo más arduas. De hecho, los últimos artículos siguen esta línea: hemos hablado de actualizaciones en los navegadores, del correo, de telnet, de la transferencia de archivos. Pero lo cierto es que casi todas las cartas que recibo siguen conteniendo preguntas muy elementales, de personas que en modo alguno están preparadas para entender las complicaciones interneteras. En otras palabras: hay muchísimos lectores nuevos que van incorporándose a la sección, lo que quiere decir que para atenderlos tendría que mantenerme para siempre en los niveles básicos. Y ello implicaría, sin duda alguna, aburrir a los que vienen siguiendo CUADERNOS DE CIBERNAUTA desde el principio. No le veo más que una solución al problema: sé que lo he prometido hace semanas, pero el caso es que no tengo tiempo de mantener una página web con los artículos ya publicados; de modo que hagámoslo por la vía rápida: enviaré a todo el que me lo solicite un archivo Word 6/7 con los artículos que hasta la fecha hayan aparecido. Es una oferta que renovaré todas las semanas, para que nadie se despiste. Me encantará recibir las sugerencias de todos ustedes. Y muchas gracias.
44. GUERRA AL « BASUREO » (I) Tengo un callito en el dedo índice, de tanto atizarle en la oreja al ratón para que me borre emilios indeseables: anuncios de toda catadura, cadenas ominosas, pirámides, chollos informáticos, noticias que me importan un bledo, clubes de contactos, propuestas para hacerme millonario enviándoles un dólar a quienes me las sugieren. Pero también hay que entender que estos abusadores nos perjudican tanto a los usuarios como a nuestros respectivos proveedores de Internet, cuyos sistemas utilizan con todo el desparpajo del mundo, sin pagar por ello un mísero maravedí. Y, claro, son estos proveedores quienes más claman por controles, especialmente en EE UU, donde el « basureo » alcanza proporciones ciclónicas. Lo malo es que nadie ha atinado con una solución verdaderamente viable. Las medidas legislativas van a ser inútiles —todo el mundo lo sabe— y, para colmo, levantan muy justificados recelos en la tribu internetera, porque cualquier entrada que se dé al gobierno en nuestros asuntos de Red puede conducir directamente a la espantable censura que tanto ansían los mandamases norteamericanos. Supongo que prevalecerá el sentido comercial, y lo que acabará descubriéndose es el modo de que los proveedores de Internet cobren algo por el servicio que hasta ahora dan gratuitamente a los anunciantes barraganes. Aunque eso, a usted a y mí, nos va a dejar como estábamos: quizá nos descarguen un poco menos de basura en el patio, pero seguiremos recibiéndola por toneladas. Lo mejor será defenderse uno mismo; y, ya que no existe un procedimiento seguro, vamos por lo menos a aclararnos las ideas. Evidentemente, lo que debemos hacer es proteger nuestra dirección, evitar que nos la cacen los anunciantes furtivos. Casi todos los elencos de distribución de emilios se confeccionan mediante programas pensados para cosechar direcciones en los encabezamientos (headers) de las listas de correos y de los grupos de noticias. Con no participar en ninguna ni ninguno ya obtendrá usted, de entrada, un buen grado de invisibilidad. Aunque, claro, puede que a usted sí le apetezca participar. Entonces, hay un remedio simple: consígase una nueva dirección y utilícela exclusivamente para su correspondencia, jamás para poner mensajes en grupos, suscribirse a una lista ni afiliarse a nada que se le ofrezca a través de la Red. Otro modo de poner mensajes en los grupos sin revelar la dirección consiste en apelar a un «redireccionador anónimo», como Replay Remailer y Noah Anonymous E-Mail, que ponen sus mensajes (los de usted) como si fueran suyos (de ellos). En recuadro tiene usted unos cuantos (y sé que estoy dando una alegría a más de un lector).
FAQ de Redirecionadores anónimos: www.well.com/user/abacard/remail.html E-Scrub: www.e-scrub.com/products/index.html Noah’s Anonymous E-mail: noahs-place.com/anon/index.html The Replay Remailer: http://www.replay.com/remailer/ Para los que luchan contra el inglés que nos invade: http://babelfish.altavista.digital.com/cgi-bin/translate? Puede traducir automáticamente una página del inglés a algo parecido al español. Menos da una piedra.
45. GUERRA AL « BASUREO » (II) La semana anterior mencionamos algún que otro procedimiento para cubrirse contra las inundaciones de basura. Y decíamos que lo mejor era evitar, de antemano, que nos cazaran la dirección. Pero, en el muy probable caso de que su dirección ya esté en las listas de los furtivos, y de que usted no quiera cambiarla, aún le queda el recurso de apelar a los « filtros ». Como la mayor parte del basureo procede de ciertos nombres de dominio, que bastará con que usted le indique a su software que archive directamente en «basura» lo que de tales fuentes proceda… Casi todos los «paquetes» de e-mail traen sistemas de filtrado. Así, desde luego, los incluidos con Netscape e Internet Explorer. En la biblioteca de software de ZDNet, además de los programas, hay una lista de más de 3.000 dominios proveedores de basura. Pero tenga usted en cuenta que los basureros furtivos están constantemente cambiando de dominio, de modo que la tarea de mantenerse al día no es precisamente fácil. De hecho, si tiene usted tiempo y ganas, también puede combatir cara a cara con los malos de la película. Así, por ejemplo, nada le impide entrar en el grupo de noticias alt.stop.spamming, cuyos integrantes se pasan el día maquinando tretas para combatir el basureo (« spamming », en inglés). La clave está en localizar el dominio de origen de la basura, para, al menos, denunciarlo a nuestro proveedor de Internet. Cuando recibimos un emilio con el remite falso, podemos apelar a un mecanismo Unix llamado «traceroute», que viene incluido en Windows 95/NT (basta con teclear en una ventana DOS el comando tracert seguido del nombre de dominio que queramos investigar, por ejemplo c:\windows\tracert www.basura.com). Una vez localizado el culpable, lo suyo es hacerle un Whois en http://rs.internic.net/cgi-bin/whois, con lo cual sabremos hasta el número de
teléfono del administrador técnico, que bien puede no estar al corriente de que alguien está abusando de su conexión). ¿Conclusión? Usted mismo se la figura: por el momento, ninguna. Tenemos modos de defendernos un poco, pero no del todo. Como sucede con tantas cosas en Internet, dependemos de un confuso tropel de voluntades ajenas, unas bondadosas, otras malvadas. Que ganen las mejores. Porque, de otro modo, bien podría irse al garete todo este gigantesco tinglado del correo electrónico. (Nota: Sé que yo mismo me lo he buscado, y no me quejo; pero he recibido tal cantidad de solicitudes de envío del archivo con todos los artículos, que no me resulta nada fácil atenderlas. Ruego paciencia a todo el que esté esperando… Y otra cosa: mi agradecimiento a los varios lectores que me han propuesto montar ellos mismos y mantener una página web con los artículos. Puede que les tome la palabra, no crean.) Información sobre basura: www.cyberpromo.org Asociación de Marketing directo: www.the-dma.org Lucha contra la basura: spam.abuse.net/spam ¡Fuera la basura!: www.mids.org/nospam Lista negra: www.-math.unipaderborn.de/%7Eaxe/BL FAQ: www.cybernothing.org/faqs/net-abuse-faq.html Traceroute: www.boardwatch.com/mag/96/dec/bwm38.htm Traceroute: www.ra.net/tools/trace.html Herramientas anti basura: www.hotfiles.com/roundups/spam/rnp0897.html Traducción automática de páginas web al español (más o menos, claro): babelfish.altavista.digital.com/cgi-bin/translate? (Cuéntenme cómo les funciona, por favor.)
46. ICQ BIS O TRIS Inauguro solemnemente este articulín jurando que no soy representante de ICQ en la Península Ibérica, ni tengo interés material alguno en la difusión del programita de marras. Lo mío es amor puro, una vez más. Soy el trovador Macías de Internet. Dirá usted, que lleva meses utilizándolo y se lo sabe al dedillo: ¿por qué vuelve RB a la carga con ICQ? Pues porque 2 de cada 5 emilios que recibo me preguntan por él. Así que vamos a ver si dejamos las cosas claritas. ICQ (es decir I Seek You, «Yo te busco») es un servicio —gratuito, por ahora: estamos en fase beta— ofrecido por una compañía israelí
llamada Mirabilis (www.mirabilis.com). Por defecto, el programa se instala en INICIO y se coloca en modo de espera tan pronto como usted arranca el ordenata. Luego, cuando entra usted en línea, se abre del todo. A partir de ahí, ICQ está pendiente de lo que hacen los amigos que usted haya incluido en una lista muy fácil de confeccionar (estos amigos, desde luego, tienen que ser también usuarios de ICQ). En otras palabras, esta pequeña utilidad resuelve un problema tan viejo como Internet: el de saber cuándo está conectada la gente, para chatear con ella, intercambiar archivos, visitar al mismo tiempo una página web, cruzar emilios, etc. Todo ello en «tiempo real», aunque también existe la posibilidad de enviar mensajes a quienes no están en línea, para que los reciban cuando entren. Es más: el programa le avisa, con un pestañeo de su icono (incluso, en la última versión, con sonidos que usted mismo puede grabarse), cada vez que un colega se mete en línea, facilitando así el contacto. Y, además, la propia casa ofrece variadas posibilidades de conocer gente nueva, en foros o al puro azar. Que la cosa era necesaria queda demostrado por el éxito del programa: 7.000.000 de suscriptores tiene ya Mirabilis, 1.670.000 lo utilizan diariamente y en las horas punta podemos ser 400.000 al mismo tiempo. Todos los días se incorporan 40.000 nuevos suscriptores. Son cifras impresionantes, que no dejan de plantear problemas: últimamente, Mirabilis parece un tanto superada por las masas (ya verá usted lo que es lentitud, cuando intente entrar en la página; y ya experimentará, cuando utilice el programa, ciertas dificultades de conexión y funcionamiento). Pero todo se arreglará, supongo, si estos caballeros tan simpáticos y tan serviciales no desean echar por la borda todos sus esfuerzos. En fin: tiene usted los datos en www.mirabilis.com. Hay versión Mac. Pero TODO ESTÁ EN INGLÉS. Por favor, se lo suplico a ustedes: no me envíen ahora el típico emilio diciéndome que ya han instalado ICQ y que les explique cómo funciona. Comprendan que la petición rebasa con muchísimo mis posibilidades. Si no se las apañan con el inglés, algún políglota conocerán que pueda echarles una mano. Y tampoco sería mala cosa que alguno de ustedes, ducho en lenguas, tuviera la enormísima generosidad de traducir las instrucciones y meterlas en una página web. Automáticamente recibiría el título de Benefactor de la Internetidad.. He hecho lo que he podido por atender todas las peticiones del archivo con los artículos completos. Me han sido devueltos algunos envíos. Muchos lectores han añadido preguntas suplementarias a su emilio de solicitud. No he tenido tiempo ni de leerlas. Ruego que las repitan dentro de una o dos semanas, si siguen ustedes interesados. Cuatro o cinco lectores se han ofrecido para meter los artículos en sus páginas web. Ya les avisaré a ustedes. Y gracias. ¡No sabía que fueran tantisimísimos!
47. VELOCIDAD REGALADA Pues era verdad, mire usted por dónde. Era verdad. Me escribió un lector, hace unas semanas, pidiéndome opinión sobre el asunto, y no pude contestarle nada concreto, porque sí: había oído campanas, pero no les había prestado ninguna atención. Era demasiado bonito para ser cierto. En pocas palabras: modifica usted cuatro detallitos del ‘Registry’ de Windows 95, reinicia el ordenata, enciende usted su módem, se conecta usted con su proveedor y (ta-ta-ta-ta) empieza usted a delirar de placer. Porque, vamos, no está usted loco, ni ha tomado ninguno de esos alcaloides que centrifugan el cerebro, ni está padeciendo alucinaciones inducidas por la música ratonera de alguna página web. No. Pero el caso es que la velocidad de su conexión parece multiplicada por dos, así, de repente, más o menos. El ‘Registry’ está compuesto por un par de archivos principalísimos que tiene usted en su disco duro, si utiliza Windows 95, y hace lo que su propio nombre indica: registra todas las características de su configuración, hasta las más pequeñinas, de modo que el sistema operativo, al ponerse en marcha, sepa bien a qué atenerse y —por ejemplo— no nos endilgue un escritorio distinto cada día. Así de estúpidos son los ordenatas. Es como si usted, todas las mañanas, al levantarse de la cama, tuviera que repasar un pliego de órdenes para ir haciendo lo que tenga por costumbre en tan penosos momentos: pierna derecha abajo, empezar a incorporarse, pierna izquierda abajo, rascarse, bostezar, ponerse en pie, dirigirse al cuarto de baño, etcétera. Bueno, pues Windows 95 viene de fábrica con unas instrucciones que hacen más lenta su conexión con Internet. Píllenme esa mosca por el rabo. Los señores de Microsoft dan por sentado que su ordenador forma parte de una red LAN (como la que tenemos en la oficina, a base de cables) y ajustan la unidad máxima de transmisión y el tamaño máximo de segmento (valores MTU y MSS del ‘Registry’) a las características de esa red local. Que, por supuesto, no tienen nada que ver con lo que necesita una conexión por módem como la que usted y yo utilizamos en casa. Consecuencia: la transmisión ha de irse ajustando constantemente, para corregir el desfase, y todo marcha más despacio de lo que debería marchar. ¿Arreglo? Hay que ajustar los susodichos valores. Pero ni se le ocurra intentarlo por sus propios medios. Para eso está un programita gratuito que lo hace por usted, en un periquete. Se llama PPP-Boost y puede cargarse en www.c3sys.demon.co.uk. Una vez cargado PPP-Boost, instálelo y póngalo en ejecución. Escoja en todos los casos las opciones recomendadas. Acepte y reinicie el
ordenador. Y deléitese con la marcha que le agarra el módem. Increíble. (Por otra parte, si la cosa no es para enfadarse MUCHO con Microsoft, que venga Bill Gates y lo vea.) ADVERTENCIA: Toda modificación del ‘Registry’ es un peligro serio. Antes de ejecutar PPP-Boost, haga usted una copia, en un directorio temporal, de los archivos ‘system.dat’ y ‘user.dat’, que están en la carpeta de Windows. Si, una vez introducidas las modificaciones, se le presentan problemas, sustituya los nuevos archivos ‘system.dat’ y ‘user.dat’ por los que antes guardó. Así se recupera la configuración anterior a las modificaciones que haya introducido PPP-Boost. Si no se siente seguro, no haga nada. Yo no he tenido problema alguno, pero nunca se sabe.
48. LO QUE HAY QUE TENER Ahora que empezamos una nueva época (okuparemos una página entera, a ver si se cabe), a lo mejor nos conviene dar un repasito a ciertos arreos que hay o que conviene tener para ordenarse Internetero/a Errante. (Parto del principio, claro, de que ya tiene usted ordenador, módem y proveedor.) NAVEGADORES: Tómese una moneda. Cara: iExplorer. Cruz: Netscape. Láncese al aire tantas veces como sea menester, hasta que salga cruz. No descuide las actualizaciones, tal como veíamos en los artículos Mejoras (I) y Mejoras (II). ENCHUFABLES (plug-ins, dicen ellos): Quicktime: Para ver animaciones y películas, para oír música y audio. [www.quicktime.apple.com] (en esta misma página puede usted añadirse QuickTime VR —para realidad virtual— y QuickDraw 3D, para gente con el ratón muy bien puesto). Shockwave: Multimedia. Juegos interactivos. Conciertos en vivo (para despabilarse después de los juegos) [www.macromedia.com/help/sitemap.index.html]. Acrobat Amber: Para leer archivos *.pdf (gráficos y fuentes especiales). [www.adobe.com/prodindex/main.html]. Indispensable, oiga. Cool-Talk for Netscape: Audio en tiempo real. Para utilizar la voz en los chates [home.netscape.com/comprod/products/navigator/version_2.0/plugins/index.h tml] En esta dirección nos informan sobre todos los enchufables de Netscape. Real Audio: Como el anterior, pero no específico para Netscape [www.realaudio.com]. IChat: Para voz en chates de Red [www.ichat.com].
AYUDANTES (Helpers): amplían las posibilidades del navegador, pero funcionan por su cuenta, sin integrarse en él. Browser Buddy: Recoge páginas y nos las carga en el disco duro (para que las veamos luego fuera de línea) [www.softbots.com]. Oil Change: Nos avisa de las mejores que se ofrecen para nuestros programas y las carga automáticamente [www.cybermedia.com]. Unmozify: Para leer archivos del cache de Netscape, fuera de línea [www.evolve.co.uk/unmozify]. Webwhacker: Descarga páginas simples o enteras, y las guarda en el disco duro [www.bluesquirrel.com/]. UTILIDADES: Eudora Light: Versión aligerada y gratis del mejor y más popular programa para emilios [www.eudora.com]. Free Agent: Versión gratuita de uno de los mejores lectores de grupos de noticias [www.forteinc.com/getfa/getfa.htm]. Internews: Lector de grupos de noticias para Mac [www.dartmouth.edu/~moonrise]. My Yahoo! News ticker: Suministra noticias frescas en los temas que elijamos. [www.netcontrols.com]. WS-FTP: Transferencia y edición de archivos en un ordenador remoto [www.ipswitch.com/Products/WS_FTP/_work/index.html]. FTPArchie: El mejor archie para buscar y descargar archivos en todos los servidores FTP [ftp.ipswitch.com]. Internet Tele-Café: Más de 20.000 parroquianos del mundo entero, chateando [www.telecafe.com/telecafe]. Interphone: Chateo con voz (hace falta un módem de voz, ojo). [www.interphone.com]. Pow Wow: Chateo escrito o con voz, visita conjunta de páginas, intercambio de archivos [www.tribal.com]. Pointcast: Paquete para recoger noticias [www.pointcast.com]. CU-Seeme: Videoconferencia [www.cuseeme.com/cu-seeme.html]. GetRight: Excelente gestor de descarga al disco duro [www.headlightsw.com]. Look@Me: Conexión visual y operativa con otro ordenador remoto. Muy diver, cuando funciona [www.farallon.com]. ByLines: Para crear archivos de firma (signature), que se añaden automáticamente al final de los emilios [Interactive.apcmag.com]. FKZip: Compresor/descompresor de archivos [www.pkzip.com]. Stuffit: Parecido al anterior, para Mac [http://www.aladdinsys.com/]. WinZip: El rey de la compresión/descompresión para Windows. Y, por fin, las instrucciones de ICQ en español (amabilidad de J. Núñez, internetero de pro, que me envía la dirección). Un trabajo excelente
del «Proyecto Grumetes» [www.geocities.com/Eureka/4142/insticq.html]; para visitar el « Proyecto Grumetes », lo mismo sin « insticq.html ».
49. ZARANDAJAS Se lleva uno cada corte, a veces, con ustedes... Ni se sabe la cantidad de usuarios de Windows 95 que me han escrito esta semana (algunos con un rebote de mucho fuste) diciendo que ellos no tienen los archivos user.dat ni system.dat, y que de qué cataplines estoy hablando. (Me refiero a la recomendación que les hacía en el último artículo, en el sentido de que no instalaran PPP_Boost sin antes hacer una prudente copia de los susodichos archivos.) Miren ustedes, señoras y señores: no es posible que Windows 95 funcione sin esos archivos, de modo que no les quepa la más mínima duda, SÍ los tienen ustedes. Escondiditos, mas no por ello menos prepotentes. Vamos a ver: abra usted MiPC, luego VER, luego OPCIONES DE CARPETA, luego otra vez VER, luego compruebe que tiene usted marcada la opción VER TODOS LOS ARCHIVOS. Y hale hop: la próxima vez que busque user.dat y system.dat el sistema operativo tendrá la suma amabilidad de indicarles dónde se encuentran... Los de Microsoft —que a veces tendrían que llamarse «microsesos», porque les escasea la materia gris— hacen que por defecto los archivos de sistema no resulten accesibles al usuario, no sea que algún manazas les estropee su bonito sistema operativo. Ya ven. Quizá por asociación de ideas, porque en módemes andábamos, otras pregunta (queja) que me ha diluviado esta semana es la relativa a por qué satanases se compra uno un cacharrito de 33.6 y no funciona a 33.6 ni por casualidad. Hombre, exageran ustedes: a mí me sale el 33.6 una de cada cincuenta veces, más o menos. Casi siempre me marco 31.2, y otra de cada cincuenta caigo a 28.8. Debo de ser un privilegiado. Verán: la velocidad de conexión no depende sólo del módem, ni mucho menos (ojalá). Depende: 1º) Del servidor remoto con que se conecte usted, que puede ser modelo lentorro, o puede estar recibiendo demasiadas visitas a la vez (con lo que se ve obligado a repartir su capacidad entre muchos, y usted le toca poco). 2º) Del recorrido que siga su conexión, esté donde esté el servidor remoto (quiero decir: a lo mejor está usted llamando a Bilbao desde Donosti, pero su intento pasa antes por Sydney). 3º) De la capacidad de línea que tenga su proveedor de Internet, que a ciertas horas puede no ser suficiente para albergar a todos los abonados; 4º, y ultimo en importancia) de la calidad de línea que usted tenga: a nada que sufra de parásitos, por ejemplo, se le pueden chafar los datos en transmisión... Todo esto va a pasar al olvido dentro de pocos años, cuando las nuevas
tecnologías se afinen, se abaraten y se impongan. Pero, hoy por hoy, la solución es un ajo machacado y disuelto en agua, bebido de un solo buche, antes de conectar. Y, para concluir, otra «zarandaja»: unos cincuenta de ustedes se han quedado sin recibir el archivo con los artículos anteriores porque el servidor me ha devuelto el envío. En casi todos los casos, se trata de personas que no han introducido bien su dirección emiliana en el programa de correo que utilizan, de modo que la respuesta automática introduce datos erróneos. Nada que yo pueda hacer. Lo lamento (como también lamento no poder enviar el archivo por correo, ni en formato texto, ni en nada que no sea lo que he ofrecido: doy lo que tengo).
DIRECCIONES Ni que decir tiene que para esta nueva sección nuestra se aceptan y se desean sugerencias de los lectores, y comentarios. http://personal.redestb.es/guia_mirc/ http://www.british-museum.ac.uk/ http://www.refdesk.com/factdict.htmlIgnacio
García Iglesias
50. HACIENDO PÁGINA Sean ustedes amables, dejen que me meta un chute de modestia, no esperen TANTO de mí. Yo no hago páginas web. Dicho queda. Tengo ese fallo. No soy un internetero completo. Por el momento, no me interesa mucho montarme un tenderete o tabanco en la WWW (MMM, Malla Máxima Mundial, como propone el Instituto Cervantes en cvc.cervantes.es/oteador/). A lo más que he llegado es a ocupar una casilla de GeoCities con una foto mía y un currículo, sin gracia ninguna, ni conato de arte (www.geocities.com/soho/gallery/6776), y ni siquiera puedo actualizarla, porque se me ha olvidado la contraseña y nunca tengo tiempo de buscar que me la recuerden. O sea: no esperen ustedes grandes revelaciones de este artículo. Pura información sencillota para los muchos que insisten en preguntarme cómo se hace una página web. Primer detalle: las páginas web se escriben en un lenguaje llamado HTML (HyperText Markup Language), una especie de lingua franca que todos los navegadores (Netscape, iExplorer, etc.) entienden o deben entender y que en sus últimas especificaciones (HTML 4x) controla ya todos los aspectos del trabajo, incluida la tipografía. Segundo detalle: maldita la falta que le hace a usted conocer el lenguaje HTML, hoy en día: los «editores» de páginas se lo dan todo hecho. Más o menos. Tampoco vaya usted a creerse que es pan comido.
Hay que tener alguna idea de los principios básicos. No obstante, encontramos un excelente manual básico de HTML en wmaestro.com/webmaestro/. Utilícenlo. Yo, con el espacio de que dispongo, no puedo ni ofrecerles a ustedes una idea general. Para eso está la Red, sin embargo: para ayudar cuando hace falta. Tercer detalle: las rosas tienen espinas, como todo el mundo sabe. Es más o menos fácil hacer una página, y la oferta de «editores» cubre casi todas las demandas imaginables, pero no crea usted que ha terminado el trabajo con diseñar la página. Aún le queda el nada insignificante paso de «alojarla» en algún sitio donde los demás podamos verla. Tiene usted una enorme lista de alojadomientos en la dirección www.arrakis.es/~melgar/gratis/homepage.htm (donde, además, se ofrecen unas cuantas consideraciones generales que aquí tampoco nos caben). Cuarto detalle (más bien conjunto de detalles): algunos alojamientos tienen su propio editor de páginas web (es el caso de GeoCities, por ejemplo), pero muchos le permiten subir las páginas creadas con otros editores. Estos «otros editores» son muchos, unos más sencillos que otros. Los más elementales vienen con las últimas versiones de los procesadores de texto y de los navegadores (Netscape Communicator 4.x trae Composer, que para trabajos simples no está nada mal). Los más modernos y aclamados por la cátedra son los siguientes: — BBEdit 4.5 (Mac) www.barebones.com — CyberStudio 2.01 (Mac) www.golibe.com — DreamWeaver 1.0 (Mac, Windows 95/NT) www.macromedia.com/ — FrontPage 98 (Windows 95/NT) www.microsoft.com/frontpage — Fusion 2.02 (Mac, Windows 95/NT) www.netobjects.com — HomeSite 3.0 (Mac, Windows 95/NT) www.allaire.com — HotMetal Pro 4.0 (Windows 95/NT) www.softquad.com — Page Mill 2.0 (Mac, Windows 95/NT) ww.adobe.com/prodindex/pagemill/
— Style Maker Windows 95/NT) danere.com/StyleMaker — Webber Active 4.0 (Windows 95/NT) www.expertelligence.com En principio, ninguno de ellos es gratuito, aunque en algún caso hay versiones de evaluación. Y a todos cuesta trabajo meterles el diente, así, de primeras. Yo les aconsejaría que empezaran ustedes con los no venales y más o menos fáciles que traen los navegadores y procesadores de texto. Si crea usted una página web, querrá que los demás la localicemos en los buscadores. Visite www.buscadores.com/ Como ya teníamos anunciado, varios lectores han puesto página donde encontrarán ustedes, recogidos con mucho cariño, los artículos
previamente publicados en esta sección. Les debo tremendos agradecimientos, claro. Las direcciones son: www.geocities.com/TimesSquare/Stadium/2261 (Julio López Llamas). www.la-concha.com/cuadernos (Virginia Gasull). personales.mundivia.es/personales/casiopea/index01.html (J.M. Alsar). Hay otras es construcción, sobre las cuales informaremos en su momento. Gracias a todos los paginadores. Quienes, por cierto, me quitan un duro trabajo de encima: a partir de ahora pueden ustedes cosechar los artículos con sus propias manos, en cualquiera de las susodichas páginas. No me los pidan, por favor, que no voy a seguir enviándolos. Y gracias, muchas gracias, a todos los solicitantes. Yo a los lectores.
http://www.worldtime.com/ http://werbach.com/web/wwwhelp.html http://mexico.web.com.mx:80/ http://cvc.cervantes.es/oteador/oteador21.htm http://www.eroscan.com/ http://www.editoresdeespana.org/catalogo.htm http://www.areas.net/dp/home.htm http://www.ciudadfutura.com/internet-gratis/ http://www.ferca.net/lasnoticias/ Todas estas direcciones funcionaban en el momento de escribir este artículo.
51. INTERESADOS DIRIGIRSE A Quien esto firma (por no decir «yo», que siempre queda como egoísta) nunca ha sido muy fanático de clubes y tertulias, ni, por consiguiente, de las llamadas «listas de correo». Pero tampoco puede negarse que éstas son una de las herramientas más utilizadas de la Red, y quizá de las más serias y pertinentes para intercambiar opiniones, asentar conocimientos, despejar dudas y participar de ambientes centrados en torno a algún tema. Una lista de correos es un grupo de personas que comparten intereses y que intercambian mensajes por la vía del correo electrónico. Las hay de varias clases: Listas de anuncios y listas de diálogo. Las primeras son lo que su nombre indica, es decir tableros de anuncios que están ahí para que alguien los lea, pero que sólo funcionan en un sentido (envían mensajes, pero no
los reciben). Encontramos un ejemplo casi monstruoso —800.000 suscriptores— en el Digital Dispatch de CNET. Las listas de diálogo, en cambio, son un foro público donde los suscriptores exponen sus ideas, hacen preguntas, ofrecen ayuda e intercambian ideas. Como regla general, las listas de diálogo suelen ser mucho menos multitudinarias que las de anuncios. Listas públicas y listas privadas. Claro está: unas se abren a todo el que llega y otras tienen una especie de portero en la puerta que sólo deja entrar a los coleguis, como en las discotecas selectísimas. Según L-Soft, distribuidor de software para listas de correos, sólo un 20% de los cientos de miles de listas existentes en la actualidad está abierto al público sin reservase el derecho de admisión. Listas con moderador y listas sin moderador. En las segundas llega usted y achincheta su mensaje y nadie se lo controla. En las primeras hay un señor que se lee antes lo que usted quiere incluir y que puede corregirlo, cortarlo o lisa y llanamente rechazarlo (por la razón que sea, sin dar explicaciones a nadie). Listas con resumen. Para reducir el número de mensajes que puede usted recibir si se suscribe, hay listas que se los envían agrupados. En otras palabras: usted no recibe un emilio cada vez que alguien pone un mensaje en la lista, sino que le van llegando los mensajes agrupados en un solo emilio, cada cierto tiempo. Para trabajar con listas de correo usted sólo necesita un cliente de email. Vale cualquier, pero ojito: si se suscribe a muchas listas, va a necesitar un cliente capaz de crear buzones múltiples, de clasificar los mensajes directamente en alguno de esos buzones y de filtrar lo indeseable. Tareas perfectamente al alcance de los clientes de correo que vienen con iExplorer y con Communicator, y que también se desempeñan la mar de bien con Eudora o Pegasus. O sea que no tiene usted que preocuparse. Sólo tiene que aprender. No nos va a caber todo esta semana, pero vamos ya a estudiar los primeros pasos. Creación de buzones individuales. Lo ideal es crear uno para cada lista de correos a que nos suscribamos. En casi todos los clientes de correo se puede hacer esto con unos cuantos golpes de ratón. Pongamos por ejemplo Eudora: seleccionar Mailbox/New y bautizar el buzón; pasarlo incluso a carpeta (folder), para que nos permita crear subclasificaciones. La semana que viene veremos los filtros, los métodos de suscripción, etc. ☺ Listas de correos de acceso público: www.NeoSoft.com/internet/paml/indexes.html
Listas de distribución de correo electrónico: http://www.ulpgc.es/cicei/correo/listas/listas.html Digital Dispatch: www.cnet.com/Community/Welcome/Dispatch Servicio de listas de distribución de RedIris: www.rediris.es/mail/list/ Lista de distribución de Grumetes: www.rediris.es/list/info/grumetes.html
52. INTERESADOS DIRIGIRSE A (II) Terminamos hoy con las listas de correos y sus procedimientos. Creación de filtros. Los filtros le permiten a ustedes especificar un remitente o una cadena textual (serie de letras) que su cliente de correo escanee en la cabecera (header) de los emilios entrantes. Así, por ejemplo, todo lo procedente del amor de su vida pasa al buzón «Amor de mi vida» (suponiendo que el amor de su vida tenga un buzón, claro; no todos lo tienen). No hay dificultad en la creación de filtros para una lista de correos. Vamos a verlo en los clientes de correo que vienen con Communicator y con iExplorer (parto del principio, demostrablemente cierto, de que los usuarios de Eudora y Pegasus saben ya muy bien cómo hacer todo esto; por no decir nada de los de Mac o Linux): Creación de filtros en Netscape Communicator. Abra Edición Filtros Nuevo. Lo demás es evidente: le pone usted nombre al filtro y le indica al programa las condiciones para que archive un determinado mensaje en un determinado buzón. Creación de filtros en iExplorer. En OutLook Express, seleccionar Herramientas Asistente para la bandeja de entrada Agregar. A partir de ahí tiene usted casi todas las posibilidades deseables. Un detalle importante: el asistente le permite clasificar mensajes recibidos con anterioridad, poniendo primero los criterios y luego pinchando en Aplicar y seleccionando el buzón que deseemos pasar por el filtro. Cómo suscribirse. Pero, claro, antes de recibir mensajes y clasificarlos hay que entrar en algún club que nos los envíe. Cuando la lista tiene web, el asunto no levanta problema alguno, porque basta con seguir las instrucciones. Cuando no, la cosa puede resultar algo más complicada: casi todas las listas de correo utilizan algún gestor que automatiza la suscripción y hay tres gestores de listas principales: ListServ, Majordomo y List Processor (ListProc). En ListServ hay que enviar un mensaje a «listserv@
» incluyendo en el texto (no en el tema o subject) la mención
«subscribe <nombre de la lista> <nombre de pila del solicitante> ». En Majordomo, enviar un mensaje a «majordomo@» incluyendo en el texto (no en el tema o subject) el mensaje «subscribe <nombre de la lista>». En ListProc, el procedimiento es el mismo que en ListServ, pero, obviamente, enviando el mensaje a «listproc@». Es frecuente que la administración de cada lista facilite las instrucciones para darse de baja (cuando usted se harte de recibir mensajes que no le interesen, porque se ha equivocado de lista, pongamos por caso nada infrecuente). Si no, lo que hay que hacer es enviar un mensaje al administrador de la lista con la mención «unsubscribe »<nombre de la lista>» en el texto. Puede añadir su dirección electrónica, si ha cambiado desde el momento en que hizo la suscripción. Y no se confunda: envíe sus mensajes de suscripción a la dirección de la lista (que siempre será algo así como «[email protected]»). Si lo envía a la dirección de la lista, les llegará a todos los suscriptores, que no se pondrán nada contentos. Artículos anteriores (por favor: no más peticiones directas) en: www.la-concha.com/cuadernos www.geocities.com/TimesSquare/Stadium/2261 personales.mundivia.es/personales/casiopea/cuadernos.doc www.arrakis.es/~justi www.etsiig.uniovi.es/~delegacion2/ciber.htm http://members.xoom.com/BilboBolson/ Otras direcciones para cargar el PPP_Boost: ftp.ultra.net.au/pub/win95/ppp_boost.zip ftp.southeast.net/private/union/ppp_boost.zip Ayuda para Windows 95 (dirección enviada por J. Manuel López): http://www.ethek.com/ Listas de correos: http://www.la-mano.com/listas/index.html
53. LO QUE UNO USA Esta semana voy a abrirles mi corazón bit-bit-bit y les voy a confesar cuáles son las aplicaciones y utilidades que más utilizo. Simple orientación. Ni que decir tiene que hay otros muchos programas en mis enormes discos duros (toma farde); pero éstos son los que siempre tengo a mano.
Windows Commander. Es mi programa favorito, con mucha diferencia. Sustituye con tanta ventaja al Explorer o al Mi PC de Windows 95, que no vale la pena ni razonar la elección. Se puede hacer todo con los archivos y, además, facilita extraordinariamente los procesos de compresión y descompresión. Hay que soltar la pasta, pero es poquita. Word para Windows 8.0. Monstruoso. Un cachalote enorme, que viene con el Professional Office 97 (una manada de cachalotes, por su parte). Caprichoso, vacilante, complicado, se zampa los recursos como galletitas, es incompatible (¡!) con las versiones anteriores de Word (aunque lo hayan arreglado algo con el Service Pack que sacaron luego y que es de instalación muy aconsejable), viene a ser la bandera de la estupidez en que puede incurrir el mejor equipo de programadores del mundo. Lo uso porque no tengo más remedio, porque lo instalé y cualquiera se atreve a desinstalarlo, teniendo en cuenta sus concomitancias con iE 4.01. Pero está pidiendo a gritos una nueva versión más inteligente. Eso sí: no hay tontería inútil que no se les haya ocurrido añadir. Vale una pasta. Netscape Communicator. Ya hemos hablado suficientemente del asunto. Sólo uso iExplorer por las componendas que hace en la barra de tareas. Navego siempre con Communicator. Cuestión de costumbre, desde luego, porque llevo con él desde la primera beta, pero también creo que aún conserva alguna ventaja sobre iE. Entre otras, al menos en mi sistema, la velocidad. Por cierto: conviene cargarle todos los enchufables o plugins que vayan surgiendo al pasar las páginas. Gratis. ACDSee32. Un magnífico programa para ver imágenes. Da una calidad de primera, permite distintos métodos de visualización y carga los pesados archivos gráficos a buena velocidad. Shareware, con periodo de cata. CPIC32. Otro magnífico programa para ver archivos gráficos. Seguramente el mejor en cuanto a velocidad, sobre todo si le gusta a usted ver sus fotos en plan « pase de diapositivas ». Shareware, con periodo de cata. Cryptext. Sencillo sistema de criptografía. Se ofrece pinchando el botón derecho en cualquier archivo (dentro de MiPC o Explorer). Sólo puede darle un problema, en mi triste experiencia: que se olvide usted de la clave que ha puesto. Utilice siempre la misma, hágame caso. Gratis. (Como ustedes saben, también se pueden criptografíar los archivos de Word, WP, Lotus, etc., desde los propios programas.) MoreSpace. Una buena ayuda para echarle una limpiadita al disco duro de vez en cuando. Localiza archivos temporales, delata duplicaciones, señala carpetas hipertróficas que no utilizamos nunca y se nos comen el espacio. Shareware, con periodo de cata. PowerToys. Un añadido indispensable para Windows 95. Ofrece, entre otras varias cosas: visor para archivos CAB, control de velocidad de los
menús secundarios, cambio rápido de resolución, TWEAK UI (una aplicación para retocar la configuración de Windows que es una joya en sí misma)… Gratis. Que disfruten lo disfrutable. Windows Commander: http://www.ghisler.com/ ACDSee32: http://www.download.com/PC/Result/Download/0,21,20228080,00.html Cryptext: http://www.pcug.org.au/~njpayne PowerToys para Windows 95: http://tucows.eunet.be/shell95.html#powertoys MoreSpace: http://www.winmag.com/software/sharec.htm#A7 Cpic32: ftp://ftp.photodex.com/cpic32.exe Los artículos anteriores pueden consultarse en: http://members.xoom.com/BilboBolson/ http://personales.mundivia.es/personales/casiopea/cuadernos.doc http://www.etsiig.uniovi.es/~delegacion2/ciber.htm http://www.geocities.com/TimesSquare/Stadium/2261 http://www.arrakis.es/~justi/ http://www.la-concha.com/cuadernos Quiero recordar a todos que para mí es un verdadero placer recibir emilios de los lectores, pero, por favor, tengan en cuenta que esta correspondencia la atiendo en mi tiempo libre, en mi casa, con mis propios medios y sin ayuda de nadie. Esto no es un consultorio sobre informática. No me planteen problemas que podrían ustedes dirigir a las revistas especializadas. Y, por favor, por favor, por favor: utilicen los archivos de ayuda de sus programas. No me pregunten lo que podrían averiguar con un leve esfuerzo por su parte. Gracias.
54. LO QUE SE PUEDE TENER (I) A partir de hoy, y durante varias semanas, vamos a convertir esta sección en una panorámica de los programas que un buen internetero puede (hasta debe, en muchos casos) tener instalados en su sistema. Vamos a seguir el
criterio de clasificación de Tucows, la mejor página de software para comunicaciones que existe en el mundo. No obstante, nos fijaremos sobre todo en lo gratuito o muy barato. UTILIDADES PARA MARCAPÁGINAS. Son pequeños programas que nos ayudan a organizar nuestros marcapáginas («Bookmarks» en Netscape y «Favoritos» en iE 4.0). BookMarx (13.09.97). Repasa los marcapáginas y comprueba si ha habido cambios en ellos, o si la dirección sigue siendo válida. Shareware: 15$. LinkMan (12.03.98). Recoge los enlaces de cualquier página que hayamos guardado y nos permite añadir los URL que queramos. Luego podemos catalogarlos, organizarlos e incluso montar una página web con ellos. De hecho, sustituye el sistema de marcapáginas de los buscadores. Gratis. LinkSweeper (25.02.98). Recorre los marcapáginas y poda los que ya no están vigentes. Shareware: 10$. QuickLink Explorer (03.03.98). Es un programa con una pinta excelente, pero no he tenido tiempo de trabajarlo. Como LinkMan, se pone en lugar del sistema de cada navegador. También permite conversiones entre distintos formatos de marcapáginas. Hay versión gratis y versión « standard » (10$). Si alguno de ustedes lo somete a prueba, no deje de contármelo. PARA AÑADIR A LOS NAVEGADORES. Programas que aportan nuevas funciones al navegador. Aleka (31.01.98). A mí me sobra, pero hay quien bebe los vientos por él. Puede usted puntuar las páginas, para luego acordarse de si le habían gustado o no. Sugiere sitios similares al que estamos visitando, con posibilidad de saltar a ellos inmediatamente. Envía y recibe mensajes. Gratis. Download Butler (09.03.98). Extraordinariamente útil para cargar páginas al disco duro, incluso comprimiéndolas. Shareware: 29.95$. Full Screen for Netscape (11.03.98). Me encanta. Permite trabajar con Netscape a pantalla completa (una opción que iE trae de fábrica). Shareware: 10$. WebTurbo para iE y Communicator (05.01.98 y 20.12.97). Facilita y acelera la búsqueda, el estudio y la organización de la información. Utilizando los seis buscadores más importantes, WebTurbo inmediatamente crea sumarios esquemáticos de las páginas encontradas. Hay quien dice que se trabaja diez veces más de prisa. Yo lo he desinstalado, porque no he tenido paciencia para aprenderme bien su funcionamiento. Gratis. VISORES DE CACHE. Programas que trabajan con el cache de los navegadores, permitiéndonos visitar de nuevo las páginas en que hemos estados últimamente. Especialmente útiles para ver gráficos sin tener que cargarlos otra vez.
Cache Master (20.04.96). Permite la creación de viñetas en un archivo del disco duro, facilitando la localización de los gráficos. Shareware: 16$. Cache Explorer para iE y Communicator (10.01.98). Acceso fuera de línea a las páginas visitadas. Muy bueno. Shareware: 18$. NAVEGADORES FUERA DE LÍNEA. Parecidos a los anteriores, sólo que ellos controlan la carga de la página al disco duro. Anawave WebSnake (02.10.97). Cumple excelentemente con sus funciones y tiene una interfaz tipo «wizard» muy fácil de manejar. Shareware: 29.95$. BlackWidow (18.03.98). Literalmente «arranca» información de las páginas para pasarla al disco duro. Excelente programa. Shareware: 39.95$. Go Ahead Got It! (01.11.97). Posiblemente el mejor « acelerador » de descarga, mediante la utilización de tiempos muertos. Fácil de usar. Shareware: 19.95$. Navroad (11.01.98). Navegador fuera de línea capaz de manejar GIF transparentes, colores de fuentes, etc., todo ello desde un disquete, si nos da ese capricho. Shareware: 30$. Netsuck (10.03.98). Cargador de páginas al disco duro. Gratis. Web VCR (28.01.98). Comodísimo y muy potente. La información recogida puede pasarse a disquete, Zip o CD-ROM. Shareware: 29.95$. Todos estos programas pueden cargarse en Tucows: www.tucows.com/ Encontrarán ustedes los artículos anteriores de esta sección en las direcciones siguientes: http://members.xoom.com/BilboBolson/ http://personales.mundivia.es/personales/casiopea/cuadernos.doc http://www.etsiig.uniovi.es/~delegacion2/ciber.htm http://www.geocities.com/TimesSquare/Stadium/2261 http://www.arrakis.es/~justi/ http://www.la-concha.com/cuadernos
55. LO QUE SE PUEDE TENER (II) Seguimos con nuestra panorámica de los programas que un buen internetero puede instalar en su sistema. Nos atenemos al criterio de clasificación de Tucows, la mejor página de software para comunicaciones que existe en el mundo. No obstante, nos fijaremos sobre todo en lo gratuito o muy barato. Para las refractarios al inglés señalo la presencia de una www.programas.com, dirección que me facilita una lectora y donde,
al modo de Tucows, viene estupenda información sobre el software disponible para Internet. COMPLEMENTOS DEL NAVEGADOR (PLUGINS). Módulos que robustecen considerablemente los talentos innatos del navegador y nos permiten acceder a páginas cuyos contenidos, de otro modo, no podríamos ver ni oír. AnimaFlex (19.08.97). Complemento Netscape para ver gráficos de tipo AnimaFlex, muy pequeños y con animación. Más que nada, es gratis y ocupa poco espacio. Crescendo (28.10.97). Para oír el sonido de algunas páginas. Requiere tarjeta de sonido, y funciona con Netscape. Hay que tenerlo. Gratis. Envoy (28.11.96). Para ver documentos Envoy en Netscape. Poco importante. Beta gratuita. MOD (06.01.98). Complemento MOD para Netscape e iE. Nos permite oír mods, archivos s3m, etc. La nueva interfaz incluye un analizador de espectro de cincuenta bandas. Permite incluir archivos de sonido en nuestra propia página. Gratis. Netopia Virtual Office (12.01.98). Empieza recogiendo información personal y profesional del usuario. Con ella construye una página Web, a nuestro nombre, y desde esta página se puede transferir archivos, recogerlos, charlar e incluso controlar la máquina del interlocutor. Con medidas de seguridad. Cuesta 49.95$, pero tiene una demo que nos permite probarlo. QuickTime (10.02.98). Absolutamente indispensable. Permite ver películas QuickTime. Gratis, por cortesía de Apple. Hay otros muchísimos complementos o enchufables. En la página anteriormente mencionada, www.programas.com, encontrará el lector muy buena información sobre ellos. METABUSCADORES. Permiten realizar una misma búsqueda en varios buscadores al mismo tiempo, con el consiguiente ahorro de tiempo y paciencia. Copernic (05.03.98). El mejor, a mi humilde entender, tanto por lo rápido que es como por el modo que tiene de presentar los resultados. Si usted utiliza con frecuencia los buscadores, esta herramienta le será de enorme ayuda. Cuesta 29.95$, pero los vale. COMPARTIR EL MÓDEM. Tengo mis serias dudas sobre la rentabilidad de estos sistemas en una casa particular, pero conviene al menos mencionarlos. En resumidas cuentas, se trata de programas que conectan dos o más ordenadores a un mismo módem. Son caros casi todos ellos, con una excepción brillante. RideWay(TM) (18.02.98). Lo dicho: múltiples usuarios en una sola línea telefónica, con —también— una sola conexión a Internet. Funciona en red,
sin embargo, pero ya saben ustedes que la última moda es montar pequeñas redes en las casas, para ir aprovechando los ordenadores jubilados. Cuesta solamente 35$, aunque no tomen ustedes ninguna decisión sin visitar la página del fabricante, www.itserv.com/. APLICACIONES INTEGRADAS. Paquetes de varias aplicaciones que se configuran todas en conjunto y que, así, resultan más fáciles de manejar. Muchas de ellas han perdido sentido tras las últimas versiones de Windows 95, donde la barra de tareas empieza a estar a la altura de su nombre. Ability (21.12.97). Para lanzar varias aplicaciones desde un solo punto. Incluye bloc de notas, calculadora, explorador, panel de control, varios programas de Internet, cliente de correo, FTP, ping, Telnet, etc. Vale 25$. Internet Anywhere Toolkit (26.01.98). Impresionante conjunto de utilidades de diagnóstico, más Ping, Finger, WhoIs, TraceRoute, localizar de nombre de servidor, escáner de ping, escáner de puerto, escáner de servicio. No es para principiantes que no estén dispuestos a invertir tiempo en el aprendizaje. Pero no llega ni a diez dólares: 9,95$. IP Search (05.12.97). Parecido al anterior, sin tantas posibilidades, pero gratis. NetScanTools (20.01.98). Un programa con una ancha oferta tomada de Unix: Finger, Ping, Traceroute, WhoIs, Sincronizador de hora, Capturador de URL, servidor IDENT, información de sockets, etc. 25$. Todos estos programas pueden cargarse en Tucows: www.tucows.com/ Muchos de ellos, también en www.programas.com. Cada uno tiene su página particular, que Tucows especifica. Por favor, no me sigan pidiendo los artículos anteriores. Están en las direcciones siguientes: http://members.xoom.com/BilboBolson/ http://personales.mundivia.es/personales/casiopea/cuadernos.doc http://www.etsiig.uniovi.es/~delegacion2/ciber.htm http://www.geocities.com/TimesSquare/Stadium/2261 http://www.arrakis.es/~justi/ http://www.la-concha.com/cuadernos Lo siento por los lectores que me hacen esta solicitud, pero no tengo previsto ningún sistema de envío en disquete. No podría atenderlo ni poniendo la mejor voluntad del mundo.
56. LA OLA DE VIRUS QUE NO NOS INVADE Plaga de terribles virus nos invade-vade: con cuernecillos, con las patas torcidas, con ojos letales que achicharran el disco duro sin más que echarle
una reojadita. Abracadabra. En los últimos cinco días me han enviado ustedes cerca de 50 (cincuenta, fifty) avisos de virus. Todos ellos con certificado de autenticidad emitido por alguna noble institución académica, cuando no el propio Microsoft. Algunos incluso con premio. Y, claro, me obligan ustedes a suspender la serie sobre «lo que hay que tener» para ver si aclaramos de una vez por todas el asunto de los virus. Primero: los virus son, efecto, muy malvados. No se conocen casos de contagio al ser humano, sin embargo. Estén ustedes tranquilos. No va a llegarles dentro de un emilio ningún programa que les capture la personalidad o que, por malas vibraciones sincronizadas con las ondas beta de su cerebro, le haga enloquecer. Esas cosas no existen. ¿Ya? No existen. Segundo: Un virus no puede (bis: no puede, it cannnot) venir en un emilio. Es imposible por razones técnicas elementales e inquebrantables, créanme. Repito: de ninguna de las maneras puede venir un virus en un email, ni en su encabezado ni en su texto. De modo que por el mero hecho de abrir un e-mail nunca le ocurrirá a usted nada, aunque el mensaje responda a cualquiera de los temibles nombres que recoge la tonta leyenda: «Join the Crew», «Penpal Greetings», «Returned Mail»… Son alarmas que llevan AÑOS circulando por Internet, señoras y señores. No se dediquen ustedes a propagarlas o conferirles nuevas vidas. Todo es una superchería inventada por quién sabe quién con el evidente propósito de vaya usted a saber. No vale la pena perder el tiempo en disquisiciones pseudo socio psicológicas. Tercero: Un virus puede (bis: SÍ puede) venir en un archivo adjunto. Prácticamente en cualquier archivo adjunto, aunque, en principio, los virus sólo pueden actuar a partir de los archivos ejecutables (como *.exe, y *.com) y de los archivos *.doc, en el caso cada vez más frecuente de los llamados archivos de macro que han encontrado el modo de hacerle la cusqui a WinWord. Pero es que un archivo ejecutable puede esconderse dentro de otro de aspecto inocentón (un salvapantallas, pongamos por caso), y apretaditos en un *.zip caben kilos de virus, que a lo mejor se arrancan casi solos por algún archivo batch que los acompañe… Yo qué sé. Lo único verdaderamente prudente es no abrir ningún archivo adjunto que no provenga de persona conocida, fiable y poco dada a las bromas de mal gusto. Dicho lo cual, añado: llevo años en esto, y jamás me ha venido un virus por Internet. Ah, y añado más: los archivos gráficos y de sonido son seguros al cien por cien. No pueden traer ningún peligro los *.gif, *.jpg, *.tif, *.wav, etc. Tampoco puede traspasársenos ningún virus por el hecho de entrar en una página web. No nos tomemos el asunto a la ligera, pero tengamos las cosas muy claras: casi todo lo que se difunde sobre los virus es mentira, está exagerado y/o procede de personas que no tienen ni la más remota idea de
cómo funciona el asunto. Hay un peligro, y pasa como en la vida sexual, oiga: las precauciones no están de más, pero aterrorizarse tampoco viene a cuento, porque luego pasa lo que pasa y vienen las impotencias incurables. En fin. Termino con una anécdota. Un lector a quien respondo explicándole más o menos lo que acabo de contar en este artículo me replica con un emilio furibundo, llamándome arrogante y preguntándome cómo puedo dudar de un aviso de virus avalado por científicos del Massachusetts Institute of Technology (vienen hasta los números de teléfono de los sabios). La respuesta es muy sencilla: también el aval es falso, amigo. También el aval es falso. NINGÚN VIRUS PUEDE VENIR EN EL TEXTO, NI EN EL «ASUNTO» NI EN LA CABECERA DE NINGÚN E-MAIL. Y esto es así aunque diga lo contrario el Tribunal Supremo de Seattle. ANTI VIRUS Anti Viral ToolKit Pro: www.avp.com [24,95$] AnyWare: www.helpvirus.com [59,00$] F-Prot: www.europe.datafellows.com/f-prot/ [99,00$] Inoculan: www.cheyenne.com/desktop/productinfo/ [39,95$: demo ilimitada]. MacAfee: www.nai.com/download/downloads/ [49,00$] Norton: www.symantec.com [Consulte] Panda: www.pandasoftware.es/ [49,00$] Thunderbyte: www.thunderbyte.com [99,00$] Entre otros, claro. Son todos bastante parecidos y, como verá usted si investiga, todos se proclaman el mejor. Los aquí relacionados, con dos excepciones, son veteranos con muchos virus muertos en la conciencia. AntiViral ToolKit e Inoculan son bastante modernos, pero, claro, aprovechan la experiencia ajena. Yo probaría Inoculan.
57. LO QUE SE PUEDE TENER (III) Más programas que podemos instalarnos, baratitos o de balde. HERRAMIENTAS DE INTERNET: Para barridos y fregados diversos. Any Speed (05.01.98). Muy majo. Mide la velocidad de conexión con los sitios web que le indiquemos, y también con el CD-Rom. 19,00$. Catch Up (10.12.97). Es de los programas que ningún obseso debería tener en su ordenador. Desde que lo conocí no he dejado de utilizarlo ni un solo día, como si me fuera la vida en ello. ¿Para qué sirve? Pues es una especie de monstruo que primero nos repasa el disco duro, buscando qué programas tenemos instalados. Luego se adentra en los procelosos océanos de Internet
y busca, donde quiera que se escondan, posibles versiones más modernas de nuestros programas. Y al final nos ofrece una lista de eventuales actualizaciones, con indicación de dónde podemos cosecharlas. Ojito, sin embargo. Antes de instalar Catch Up hay que pasarse por su página (www.manageable.com) y enterarse muy bien de cómo hacerlo. Si no lee usted el inglés, renuncie al asunto, a no ser que alguien pueda ayudarle en la traducción… Por otro lado, Catch Up no es enteramente fiable: puede proponernos actualizaciones innecesarias o erróneas. En otras palabras: es un programa para interneteros aguerridos, con los bytes bien puestos y con fuerte propensión al riesgo. Si se la juega usted y sale maltrecho, no me venga con quejas. Además es gratis, el condenado. Crystal Side Updater (06.03.98). Para actualizar la propia página Web, cuando uno la tiene tan grande que se pierde en ella y no sabe qué es lo moderno y qué lo antiguo. No me da la impresión de que sirva para gran cosa a los usuarios corrientitos, pero como es gratis, le puede usted conceder el beneficio de la prueba… InterBack (09.02.98). Rarito. Le ofrece a usted la posibilidad de hacer un poco la urraca y anidar los backups de sus datos en páginas de acogida dentro de la Red, con todas las garantías de seguridad y discreción. No propone demasiados sitios donde guardar, ni despierta mucha confianza. Pero, eso sí, funciona bien. 29,00$. NetWatcherPro (09.04.09). Monitoriza y gestiona el acceso a la red de nuestro ordenador. Hace sonar alarmas en las conexiones, permite establecer restricciones y fijar términos para que un usuario quede expulsado. También puede ejecutarse con archivos, lo que aumenta el nivel de protección de nuestra máquina frente a posibles intrusos. No es para novicios. Gratis. Sneek-A-Peek (11.02.98). Para cotillas. Recoge imágenes de cualquier webcam (cámara en permanente funcionamiento dentro de la Red) en periodos establecidos de antemano. Los resultados se pueden guardar en formato HTML o *.avi. 16,00$. SpeedyNet (20.01.98). Uno de los factores que hace perder tiempo en Internet es el hecho de que nuestro navegador tiene que buscar el IP de cada página, antes de conectar con ella. SpeedyNet es en esencia una base de datos donde están recogidos los IP de las páginas más visitadas y a la que podemos añadir las que más nos gusten. Entiéndase bien: aceleramos la toma de contacto, pero no la marcha de la conexión. No me ha parecido espectacular, la verdad, pero la casa nos da 30 días de prueba, y resulta curioso comprobar el funcionamiento. 15,00$. Todos estos programas pueden cargarse en Tucows: www.tucows.com
Los artículos anteriores de esta sección están en las siguientes páginas: http://members.xoom.com/BilboBolson/ http://personales.mundivia.es/personales/casiopea/cuadernos.doc http://www.etsiig.uniovi.es/~delegacion2/ciber.htm http://www.geocities.com/TimesSquare/Stadium/2261 http://www.arrakis.es/~justi/ http://www.la-concha.com/cuadernos Como últimamente me preguntan mucho sobre proveedores de Internet, recomiendo a todos que visiten esta magnífica página: http://www.areas.net/dp/indice.htm
58. AVISANDO, AVISANDO Abro otro paréntesis necesario en la serie sobre las cosas que se pueden tener, para tratar unos cuantos temitas que, a juzgar por las cartas que recibo, se están haciendo algo urgentes. 1º) Está bien correr riesgos, pero aténganse a las consecuencias y, sobre todo, no esperen luego que una consulta a distancia les pueda resolver el problema. No, de veras: me parece muy bien que instalen ustedes en el ordenador prácticamente todo lo que pillan, porque así me he tirado yo años, y así he aprendido lo poco que sé. Pero tengan en cuenta, sobre todo si trabajan con Windows 95, que muchos programas y aplicaciones no instalan archivos solamente en su carpeta, sino también en c:\windows y en c:\windows\system, y que, claro, esos archivos no se evaporan si usted se limita a borrar la carpeta del programa. A ese propósito está el proceso de desinstalación, con su correspondiente icono en «Panel de Control». Por otra parte, los programas y aplicaciones retocan el «Registry» del sistema operativo, incluyendo instrucciones que pueden afectar al arranque. Por eso les ocurre a ustedes a veces que, al entrar en Windows, se encuentran con una desabrida nota avisándoles de que en el INI o en el system.dat hay un programa que no puede arrancar sin tal o tal archivo, que ya no se encuentra en el disco duro... Si desinstalan ustedes mal un programa, resultará muy difícil que nadie pueda ayudarles a resolver el problema, porque sólo ustedes sabrán lo que han hecho para provocarlo. Lo cual me lleva a un rotundo consejo: si van a jugarse el tipo (o el disco duro), por lo menos apréndanse antes el funcionamiento de su sistema operativo. Aunque sólo sean los principios generales. Hay libros. Háganse con alguno de ellos, de una editorial de confianza: McGraw, Anaya, etc. 2º) No se puede pedir a nadie (tampoco a mí) que le explique a uno, así, por las buenas, el funcionamiento de un programa. Acabo de recibir un emilio de un lector que me reclama, nada menos, que le diga qué es el Outlook y cómo se maneja. Hombre... ¡Me está usted pidiendo que le escriba un libro
para su uso personal! Utilicen ustedes los archivos de ayuda, acudan a los manuales, experimenten, aprendan. Tómenselo con calma, además. No es posible comprarse el primer ordenador hoy y estar al día siguiente manejando un programa de fractales. 3º) Ojo con el CD-Rom. Muchos de ustedes (quizá la mayoría) tienen en este formato su disco de instación de Windows. Ello quiere decir que para reinstalar o corregir la instalación tiene que estar en funcionamiento el CDRom. Si no, se quedan ustedes sin interlocutor, por así decirlo. Y el caso es que, a juzgar por sus cartas, se está haciendo muy frecuente, por alguno de muchos motivos posibles, que se les desarregle el sistema y luego no puedan ustedes enmendar la cosa porque uno de las facetas de su catástrofe es precisamente la desaparición del controlador del CD-Rom... Consejo: asegúrense de que el controlador se carga en DOS, es decir de que en los archivos autoexec.bat y config.sys estén las instrucciones pertinentes. Esto se logra con toda facilidad, por el simple sistema de instalar el dispositivo mediante sus disquetes. No acepte usted que le vendan un ordenador con cd-rom preinstalado si no le dan también los disquetes. (De hecho, no acepte usted nada instalado en su ordenador que no venga con sus discos de instalación. Hágame caso.) La semana que viene seguiremos con nuestros programas. Unos cuantos metabuscadores (para buscar en varios buscadores a la vez: Avenue Search: www.avenue.com/ Copernic (excelente y rápido): www.copernic.com/ Cyber411: www.cyber411.com/ DigiSearch: www.digiway.com/digisearch/ Insane Search: www.cosmix.com/motherload/insane/ MetaCrawler: www.metacrawler.com/ Power Search: www.frazer-nash.com/power/power.html Ferret: www.ferretsoft.com/netferret/ Todas estas direcciones funcionaban perfectamente en el momento de escribirse este artículo.
59. LO QUE SE PUEDE TENER (IV) Y seguimos, erre que erre, con nuevas joyas que añadir a nuestras coronas virtuales. CONTROLADORES DE CONEXIÓN. Sucede: a veces estamos bajándonos un archivo tan ricamente y la conexión se nos casca, porque el proveedor de Internet ha previsto que así sea cuando pasamos un determinado tiempo
inactivos. Los programas que vienen a continuación sirven para evitar tamaño infodrama. Ponger (08.04.98). Puede mantener la conexión activa durante días. Hay que ponerlo en marcha cuando ya estamos conectados. Shareware: 14,95$. Stay Connected! (25.03.98). Una vez en marcha, envía señales a intervalos predeterminados, para engañar al proveedor dando la impresión de que estamos haciendo algo --y que no nos corte. Shareware: 19,95$. Stay on the Net (17.01.98). Más de lo mismo. Shareware: 12,95$. StealthPing (01.11.97). Envía paquetes de datos al azar, en periodos de 15 a 100 segundos. Así cree el proveedor que estamos dentro de un tráfico internetero normal. Fácil de usar, tiene interfaz gráfica y ocupa poco espacio. Más caro que los otros. Shareware: 24,95$. GESTORES DE DESCARGA. Utilidades diversas que controlan el asunto cuando estamos bajándonos programas de Internet. Disconnector (08.01.98). Nos permite planificar las bajadas de modo que la conexión se interrumpa una vez que hayamos terminado. Así podemos dejar la máquina sola sin enriquecer más todavía a doña Telefónica de nuestras entretelas. Tiene efectos sonoros, mire usted qué cosa. Shareware:15$. GetRight (27.02.98). Muy amable: permite la recuperación y vuelta a empezar cuando algún hado gracioso nos desconecta en mitad de una operación de descarga de un programa a nuestro disco duro. (Eso que tantas veces ocurre, quiero decir: cuando ya nos hemos bajado el 95 por ciento de los 18 megabites del Communicator y de pronto, catacloc. GetRight reanuda luego la tarea sin pestañear, a partir de lo ya cargado.) Lo malo es que no todos los servidores ofrecen esa posibilidad, aunque, en mi experiencia, hay muchísimos que sí. El programa es listillo, además: antes de iniciar la descarga se da una vueltecita por ahí y localiza otras fuentes que puedan resultarle más rápidas. Al final, pasa por el anti virus el archivo recibido. Soy usuario y estoy muy contento con él, qué quieren que les diga. Shareware: 17,50$ (pero se deja probar sin muchas pegas). Go!Zilla! (04.03.98). Muy bueno también, aunque más complicadillo. Si lo aprende usted a manejar, incluso le cataloga los ficheros bajados, o los actualiza a intervalos que usted establezca. Puede cortar la conexión cuando termina su tarea, cosa que GetRight no hace. También pasa los archivos por el anti virus. Shareware: 15,00$. Como de costumbre, todos estos programas se pueden conseguir en www.tucows.com. Con respecto al cual debo confesarles a ustedes que yo nunca utilizo los «espejos» españoles: por misteriosísimas razones que no me he entretenido en desentrañar (y que seguramente no desentrañaría por más que me entretuviera en ello), me sale más rápido y, por consiguiente,
más barato, beber de las fuentes alemanas, suizas o francesas. Qué le vamos a hacer. Otra cosa: sin complicarme la vida en puntillas y cortinajes para los que no tengo tiempo, he procedido a colocar en mi desmedrada página de la Web los artículos anteriores de esta sección. De ahí pueden tomarlos los amabilísimos lectores que también los recogen en sus páginas, mejor hechas y, con toda seguridad, más rápidas que la mía. Otrosí: la URL de mi página es la que aquí se incluye; pero ojo con las mayúsculas: www.geocities.com/SoHo/Gallery/6776. Por otras también misteriosísimas razones, desde algunos proveedores (los míos, por ejemplo) da igual que usted ponga SoHo o soho; desde otros, en cambio, sólo logrará entrar si escribe SoHo; y desde unos cuantos (espero que sean pocos) no logrará usted entrar de ninguna manera. No me pregunten por qué, please. No tengo ni idea. Los artículos anteriores de esta sección están en las siguientes páginas: http://members.xoom.com/BilboBolson/ http://personales.mundivia.es/personales/casiopea/cuadernos.doc http://www.etsiig.uniovi.es/~delegacion2/ciber.htm http://www.geocities.com/TimesSquare/Stadium/2261 http://www.arrakis.es/~justi/ http://www.la-concha.com/cuadernos
60. LO QUE SE PUEDE TENER (V) Y más cosas que cargar, si a usted le apetece y lo considera necesario. APLICACIONES PARA AUDIO. Los programas de audio ejecutan, graban y manipulan música y sonidos. Hay diversos formatos (MIDI, WAV, AU, MOD…). Cada formato requiere su soporte especial y tiene características propias. CD Player Maximus (17.03.98). Bueno… Digamos que es gratis. Para los usuarios de Windows 95 no ofrece prácticamente ninguna ventaja. Se trata, claro, de un ejecutor de Cd. CD Valet (13.12.97). Nos permite confeccionar una base de datos de CDs. Luego, cuando insertamos uno, lo reconoce y exhibe en pantalla toda la información. Más bien caprichoso. Shareware: 10,00$. CoolEdit (13.12.96). Un tremendo programa de edición de audio. Trabaja con más de doce formatos. Shareware: 399,00$. No es errata: casi cuatrocientos dólares. Tiene una ventajilla, no obstante: la demo, aunque limitada, es bastante utilizable. Hay también versión Cool Edit Pro, una aplicación muy puntera, con características profesionales.
COWON Jet-Audio (03.03.98). Conjunto audio con cinco componentes musicales independientes: Mixer, Ejecutor de CD, Ejecutor de Audio Digital, Ejecutor de MIDI y ejecutor de Vídeo Digital. El mixer es 100% compatible con Windows 95 y 98. Incluye un Gestor de Álbumes para cada componente. Lleva también un pequeño Controlador Remoto capaz de manejar todos los programas incluidos. Tiene un buscador remoto que datos de las bases de datos de Internet (que contienen más de cinco mil CDs). Contiene un motor MP3 en el componente de audio digital. El componente de audio ofrece diversos efectos especiales, un ecualizador graphic/c de 6 bandas, etc. Icono en la barra de tareas. Es un programa espléndido. Shareware: 29,00$. DigiBand (04.12.97). Ejecutor de RealAudio. Da acceso a miles de fuentes de sonido de Internet. Con 100 botones prefijados, cientos de canales, 4 modos de escaneo, etc. Shareware: 18,95$. DiskMan (17.04.98). Otro ejecutor de CD. Éste nos brinda una lista de los discos que hemos puesto anteriormente y nos permite cambiar de corte sin tener que revisarlos todos. Es gratis. En Tucows: GoldWave (13.04.98). Muchas características refinadas: edición directa al disco, osciloscopios de espectrograma, efectos tecnológicos de primera clase (Doppler, puerta para Distorsión por Ruido, etc.). Shareware: 30,00$. MidiPlus (28.12.97). Ejecutor de midi con buenas características. Sirve también para archivos *.wav y *.avi. Muy configurable. Y gratis. MP3-Wolf (02.04.98). Robot de búsqueda que escanea los sitios MP3 de la Red y recopila un índice de archivos sonoros, junto con una lista de bases FTP y otros enlaces musicales. Muy interesante para los aficionados. Shareware: 25,00$. WinAmp (31.03.98). Un excelente ejecutor de MP3, con una estupenda interfaz de usuario. Shareware: 10,00$, Yamp (24.03.98). Ejecutor de WAV (todos los formatos, incluso comprimidos), MID, RMI, MOD, S3M, XM, IT y CD, con función ZIP. Muy bonito de ver, también. Y el hecho de ser gratis lo hace altamente recomendable, claro. Casi todas estas aplicaciones son de reducido tamaño y pueden tenerse en el disco duro sin gran menoscabo del espacio disponible. Todas pueden resultar de interés en algún momento, aunque no sea usted muy aficionado a la música ni al material sonoro en general. Hasta la semana próxima. Los programas mencionados pueden bajarse de las siguientes direcciones: CDPlayer Maximus: gsanet.com/www/Kayser CD Valet: www.ghlsoftware.com CoolEdit: www.syntrillum.com
COWON Jet-Audio: www.cowon.com DigiBand: www.digiband.com DiskMan: www.rz.fh-hannover.de/sound95.html GoldWave: www.goldwave.com MidiPlus: www.hivolos.com.cy/midiplus/ MP3-Wolf: www.msw.com.au/ WinAmp: www.winamp.lh.net/ Yamp: www.tu-chemnitz.de/~aka
RAMÓN BUENAVENTURA
Los artículos de El Semanal (DEL 61 AL 90) ADVERTENCIA INICIAL: Estos artículos empezaron a publicarse a mediados de marzo de 1997. Tenga el lector en cuenta tamaña antigüedad, enorme para fenómenos tan acelerados y obsolescentes como la informática y la Red.
61. LO QUE SE PUEDE TENER (VI) Con buenas palabras y óptimas razones, me recrimina un lector que esté yo perdiendo tiempo y espacio de la revista en esta serie de artículos sobre «Lo que se puede tener», en vez de tratar los grandes temas de Internet, las batallas sociales, económicas, técnicas, financieras, etc., que se están disputando en la Webería. Uno, aquí, escribiendo para tantísimo personal, aprende cosas sabias. Por ejemplo: que no hay manera de acertar al 100%, ni siquiera (supongo) al 70%, y que lo único sensato, cuando se emprende un camino, es sostenella y no enmendalla. De modo que, dándoles la razón a todos, y pidiendo perdón por los errores, sigo adelante con la serie. ANIMADORES DE IMAGEN. ¿Cuántas veces se ha encontrado usted con imágenes saltarinas o retozonas al entrar en páginas de Internet? A continuación vienen unos cuantos programas pensados para el movimiento.. AniMagic (17.03.98). Fácil de usar y muy completo creador de GIFs animados. Con optimización de color y selector de transparencia. Shareware: 29,00$.
GIF Construction Set (14.01.98). Para crear archivos de GIF transparentes, archivos GIF de imagen múltiple e imágenes animadas. Shareware: 20,00$. GIF Movie Gear (29.04.98). Fácil de usar. Incluye optimización de paleta y posibilidad de reducir el tamaño del archivo por varios métodos. Shareware: 30,00$. A Smaller Gif (23.11.97). La respuesta a una pregunta que me han hecho ustedes muchas veces: cómo comprimir los archivos GIF. En este caso, sin pérdida notable de la calidad. Shareware: 22,00$. Ulead Gif Animator (24.10.97). Según la cátedra, el mejor animador de GIFs. Con soporte para más de treinta formatos y con un estupendo sistema de optimización. Es lo más caro del sector, pero vale la pena si va usted a trabajar en serio. Shareware: 39,95$. EDITORES DE IMÁGENES. Programas que sirven para introducir modificaciones en nuestras imágenes (pueden incluso quitar canas y pulir bigotes: muy útiles para políticos y artistas en general). CyberView (14.04.98). Muy versátil. JPEG a todo color y simulación de lo mismo en 8 bits. Funciona por sí solo o como añadido de Photoshop. Enlace universal con cualquier otro editor de imágenes. Varios controles de compresión, interfaz flexible y muy potentes controles. Shareware: 19,95$. Graphic WorkShop (05.11.97). Muy útil (uno de los programas que vengo usando desde hace años). Con capacidad para ver y convertir decenas de formatos. Shareware: 40,00$. Con periodo de prueba. Lview Pro (18.07.97). Con diversas posibilidades. Es bueno, aunque, por comparación, algo pasado de precio. Shareware: 40,00$. Magic Viewer (16.03.98). Visor, editor y animador de imágenes. Trabaja en seis formatos distintos: GIF, JPG, TIF, PCX, DIB y PICT (Macintosh). Diversos controles de ajuste. Shareware: 30,00$. PaintShop Pro (15.04.98). Tras la última «versión oficial», la número 5, PaintShop Pro se ha confirmado en su trono: no hay nada comparable a este programa en el ámbito del shareware. Caro, desde luego, pero indispensable (si a usted le parecen indispensables los editores de texto, naturalmente; para escribir poemas y darse garbeos por Internet es totalmente inútil). Shareware: 90,00$, WebSpeed (09.03.98). Reduce en un 90% —o incluso más— el tamaño de los archivos JPEG, GIF (también de los animados) y PNG, sin merma de la integridad del diseño ni del aspecto visual. Sugiere automáticamente el formato gráfico óptimo, lo cual acelera en mucho la carga de esas páginas Web pasaditas de gráficos que a veces nos encabritan la paciencia. También optimiza URLs enteras. Tiene wizards o brujos para todas las operaciones de optimización. Un programa verdaderamente excelente. Caro. Shareware: 149,00$.
Los programas mencionados pueden bajarse de las siguientes direcciones: AniMagic: rtlsoft.com/animagic/ GIF Construction Set: www.mindworkshop.com/alchemy/gifcon.html Gif Movie Gear: www.gamani.com/ A Smaller Gif: www.peda.com/smaller/ Ulead Gif Animator: www.ulead.com/webutilities/ga/ga_downf.htm CyberView: www.cyberviewcd.com/cvimage/index.html Graphic Workshop: www.mindworkshop.com/alchemy/alchemy.html Lview Pro: www.lview.com PaintShop Pro: www.jasc.com WebSpeed: www.picobello.com.
62. BALONET 1998 Seré yo viejo, óiganme ustedes, que recuerdo muy bien los gritos de mi madre --a quien jamás había interesado el fútbol, ni volvió a interesar nunca--, junto a la enorme radio de pilas, marca Philips, claro, en Alcazarquivir (Marruecos), cuando Telmo Zarraonaindía marcó el legendario gol por el que España humilló inmensamente a la pérfida Albión y pasó a la fase siguiente del Mundial de 1950. Para luego quedar clasificada en cuarto lugar. Desde entonces he vivido la tira de magnos acontecimientos futbolísticos: si no se me han equivocado los dedos al contar, éste próximo se cumple mi décimo tercero. Qué barbaridad. ¿Será éste, el del número maldito (a no confundir con el número de la Bestia, el 666, que sus fieles denigradores adjudican a Bill Gates) por el que España obtendrá su primer título planetario? En todo caso, éste es el primer Campeonato Mundial de Fútbol que nos pilla con la Red tendida a todo trapo. Equipos, organismos varios, federaciones, forofos particulares, anunciantes, periódicos, emisoras de tele y radio, Internet entero se prepara para acoger la mayor ocasión que vieron los quinquenios en sus entresijos. En mi modesta opinión, nuestro medio no es el ideal para el Campeonato, porque en estas cosas del directo no hay quien le ponga el mingo a la tele. No va usted a pasarse los partidos delante del ordenador, buscando datos o charlando con amigos o enemigos, mientras en la habitación de al lado o el bar de abajo las enormes pantallas de colorines le sirven las jugadas al minuto. A no ser, claro, que se incorpore usted a la creciente cáfila de los antifutboleros, de quienes están literalmente hartos --y no crean que no los comprendo-- de la dictadura del futbolariado. Nunca he tenido nada contra el llamado Deporte Rey (en todo el mundo menos en ese curioso y exótico país que unos denominan USA y
otros Estados Unidos), pero la verdad es que las últimas tendencias monopolísticas, por una parte, y bárbaras --lisa y llanamente bárbaras--, por otra, no dejan de producirme repulsión y vergüenza humana. Qué le vamos a hacer. A lo que íbamos: Internet no es el medio para seguir los campeonatos del mundo de fútbol, pero sí que ofrece las mejores posibilidades de erudición sobre el tema. Aquí va a estar TODO, con TODOS los detalles y TODAS las opiniones. Figúrense la cantidad de canales que actúan en los chates, sobre el tema, y figúrense la cantidad de páginas que ofrecen información presente, pasada y futura. Una orgía de colores, cifras, himnos, discursos más o menos temperamentales, esperanzas y recelos. Pueden ustedes pasarse horas en los buscadores encontrando páginas relevantes, y nadie sabrá ayudarles mucho en su tarea, porque la enorme cantidad de datos condena al fracaso cualquier intento de clasificación. De todas formas, ahí van una cuantas páginas para interesados en Balonet. Y una página, lamento decirlo, donde puede usted elegir entre indignarse con los demás o contribuir a la indignación de los demás. A elegir. Página Oficial de la Copa del Mundo (en francés y en inglés, claro; nuestros queridos vecinos no consideran válida la opción de la lengua española, a pesar de que en el campeonato participan 6 equipos que la tienen por materna): www.france98.com Mundial Café (todo sobre el Mundial, por supuesto): mundial.elpais.es Una predicción exacta del campeonato, con resultados incluidos: home.t-online.de/home/tonyabbosh/france98.htm Federación Española de Fútbol, con sabias reflexiones sobre el acontecimiento en general y Javier Clemente en particular: www.sportec.com/www/laliga/mundial/main.htm Página de gente discutiendo sobre el apasionante tema de forma no siempre simpática: www.canaldinamic.es/infofut/forums/spain/ultimo.htm Recomiendo también las pertinentes investigaciones en los buscadores españoles y extranjeros.
63. OTRA VEZ OTRO WINDOWS (I) La legislación antimonopolio que rige en Estados Unidos no es asunto que uno pueda entender en un ratito, leyéndose por encima tres o cuatro artículos de prensa. Yo, la verdad, no sabría explicársela a ustedes, si tal y tan extraña fuese mi vocación. Más o menos, lo que se pretende es evitar que una compañía llegue a adquirir semejante predominio en un sector del
mercado, que sus competidores queden sin más opción que recoger propinillas en las esquinas, y los consumidores sin posibilidad de elección (con todos los males que, según la doctrina capitalista, de tal carencia se derivan). Normalmente, esta situación no se produce, porque ninguno de los agentes en litigio mercantil se encuentra en condiciones de aniquilar a sus competidores... Lo difícil, claro, es --primero-- medir cuándo llega el momento en que una compañía tiene demasiado poder y --segundo-demostrarlo. Un sector del mundo informático sostiene que Microsoft ha conseguido demasiado poder, que aún pretende conseguir más y que algunas de sus prácticas mercadotécnicas deben restringirse o eliminarse. Hay, incluso, otro sector, más pequeño, pero mucho más vocinglero, que considera ilegales, delictivas e incluso demoníacas sus estrategias comerciales. En fin. Afortunadamente, no formo parte de la judicatura norteamericana y no tengo por qué dictar sentencia yo solito. Puedo dar mi impresión, sin embargo. A la coyuntura que actualmente priva en el mercado informático se ha llegado por una combinación de factores: a) los competidores de Microsoft han cometido todos los errores posibles; b) Bill Gates es un tipo muy listo; de hecho, es el único empresario que entendió desde el principio que el ordenador es un producto de consumo más, como cualquier otro electrodoméstico, y que como tal hay que venderlo. Creo que nadie más que el propio Microsoft, cuando empiece a equivocarse (quién sabe si ya ha empezado), podrá detener la marcha de Microsoft. Aun en el supuesto de que sus competidores lo venzan en los tribunales, el resultado será el mismo, porque el freno que quiere ponérsele es bastante trivial. Supongamos que sí, que se le prohíbe a Gates incluir su Explorador de Internet en Windows 98 VARIANTE NORTEAMERICANA (la prohibición no afectaría a la venta del producto en otros países del mundo, claro). ¿Y? Nadie puede prohibirle que lo regale aparte, como lleva haciendo desde el principio. Nadie puede evitar que la instalación de Windows 98 introduzca modificaciones positivas (más o menos reales, desde luego, pero siempre visibles) en el sistema operativo, como ya ocurre con Windows 95. Nadie puede impedirle que el nuevo Office --el que saldrá-- se integre con W98 mejor --o aparentemente mejor-- que otros paquetes. Nadie puede impedirle que negocie en mejores condiciones que nadie la inclusión de W98 en los ordenadores de nueva venta. De hecho, nadie puede impedirle nada que perjudique de veras el inminente lanzamiento de Windows 98. Como consumidores, lo que ahora tenemos que poner en duda no es la honradez o legalidad de las prácticas comerciales de Microsoft (ya sabemos que nos manipulan, como todos los vendedores de productos de
consumo, de una forma u otra). Lo que tenemos que preguntarnos es para qué queremos Windows 98. (Seguiremos con el tema la próxima semana.)
64. OTRA VEZ OTRO WINDOWS (II) (Continuamos con el tema de la semana anterior.) Y esta pregunta sólo tiene una respuesta posible: no lo queremos para casi nada, en la práctica. Si fuéramos sobrios y sensatos, no lo compraríamos. En realidad, todos vamos sabiendo ya que Windows 98 es un mero recauchutado de Windows 95 donde se incluyen unas cuantos retoques cosméticos --aparatosos y agradables, por lo general--, varias herramientas ¿nuevas? que ya podemos conseguir de otros fabricantes o del propio Microsoft y, sobre todo, treinta o cuarenta correcciones a defectos de Windows 95 (muchas de las cuales pueden instalarse en éste sin ningún problema). Dicen que es un sistema más seguro y más rápido que Windows 95 --y creo que así es, pero no mucho más rápido ni mucho más seguro en los sistemas que los simples mortales tenemos en casa. Hay ventajas que no pueden discutirse, si uno las quiere o necesita: una mejor gestión de los gráficos, una excelente integración con Internet (no más rápida, necesariamente, sino más sencilla y completa), una interfaz más amigable. ¿Está usted dispuesto a pagar 15 o 20.000 pesetas por el invento? Yo, honradamente, creo que no las vale. Creo que Microsoft debería vendernos Windows 98 como una simple actualización de Windows 95, por seis o siete mil pesetas. Todo lo que rebase este precio es beneficio no ya bruto, sino brutal. El planteamiento, claro, no es el mismo si usted está pensando ahora en dejar Windows 3.11, o en cambiar de sistema operativo, o en comprarse un nuevo ordenador. A estas alturas, sería absurdo pasar de otro sistema a Windows 95. Espere un par de meses y pásese al 98. Más tarambana aún sería negarse a recibir Windows 98 instalado en su nuevo ordenador, evidentemente. No se compre nada hasta julio. (Por cierto: no le estoy recomendando que se haga con un nuevo ordenador ahora. Me parece que no es el mejor momento. Espere a fin de este año o principios del próximo, como estoy haciendo yo.) Hay, además, un problema añadido: Microsoft no quiere en realidad que usted siga utilizando Windows, ni 95 ni 98. La compañía ha anunciado oficialmente que no habrá más Windows, con ningún número detrás, en el futuro. Este sistema operativo ha sido, de hecho, un puente imprescindible entre los sistemas de 16 bits y los de 32. Microsoft, hasta ahora, no se ha atrevido a ofrecer al usuario un sistema que sólo funcione con aplicaciones de 32 bits, porque ello le habría cerrado las puertas de muchos clientes importantes, no dispuestos a renunciar a sus programas de 16. Ahora, en
cambio, los marquetineros de Seattle han decidido que el riesgo es mucho menor, que ya no hay tantos programas de 16 bits que las empresas no estén dispuestas a cambiar por otros mejores o más fáciles de manejar o más seguros. Y lo que quieren colocarnos, a todos, grandes y pequeños clientes, es su sistema operativo «puro» de 32 bits, que se llama Windows NT, que está en su cuarta mutación, cuya versión 5 se anuncia para finales de este año y que se vende a precio muy superior. Abracadabra, pata de cabra. O sea: nos van a vender, como gran novedad, una actualización de un sistema operativo que va a dejar de comercializarse en plazo más o menos breve, para a continuación lanzar una enorme campaña de propaganda y promoción que nos persuada a todos de la necesidad ineludible de trasladarnos a Windows NT 5, como máximo, en un par de años. Tengamos, al menos, una brizna de sensatez y, ya que seguramente nos habremos de rendir al infinito encanto del padrecito Gates, saltémonos un paso intermedio y pasémonos directamente al NT. Digo yo. No es que no quepan otras posibilidades. Puede usted hacer un cursillo y montárselo con Linux (un sistema operativo del que nunca hemos hablado aquí, pero que basa su estrategia de penetración en la gratuidad y en el hecho de haber dado al público sus códigos, para que los programadores del mundo entero puedan irlo mejorando: lo que ahora imita Netscape, para contrarrestar el tremendo empujón del Explorer). Puede usted mudarse a MacIntosh, que está levantando la testuz un poquitín y que a lo mejor logra que los fabricantes de software dejen de ningunearlo como ha venido ocurriendo en los últimos años. O puede usted esperar a que todo esto se aclare, a que los ordenadores se conviertan en lo que deberían ser ya --en mansos electrodomésticos con averías pero sin problemas técnicos--, a poder conectar su aparato y ponerse a trabajar o a divertirse sin necesidad de que le revuelvan los sesos las disquisiciones de los especialistas. Pero me temo que será mucho esperar. No les conviene.
65. LA MOSCA COMPRA-COMPRA Les ha picado la mosca compra-compra. Casi todas las grandes compañías del mundo, en los grandes sectores del mercado, se han puesto a comprar otras compañías: en las comunicaciones, en el automóvil, en la informática. Donde usted mire. Están jugando a la ruleta como tahúres ricos y enloquecidos: no saben qué número va a salir ganador en el futuro, y han decido cubrir la mayor cantidad factible de posibilidades. Algunos ganarán, y muchos se irán a la quinta porra con todas sus acciones inútiles de
compañías fracasadas. Pero nadie sabe quiénes serán los acertantes y quiénes los que se queden colgados. Hasta Bill Gates podría acabar en la ruina caracolera, tratando de vender su Windows NT, versión cualquiera sabe, de puerta en puerta. Ahora, America On Line (AOL), el mayor proveedor del mundo de Internet, acaba de comprarse la compañía israelita Mirabilis Ltd., creadora del ICQ, un programa de comunicación instantánea del que repetidamente hemos tratado aquí. En total, la transacción se elevará a unos 400 millones de dólares, tanto como decir unos 60.000 millones de ex pesetas, o casi 360 millones de euros (mejor llamados «guiris», porque son extranjeros y se les nota). Bueno. Y ahora se plantea la duda feroz. ICQ es el programa que mayor éxito ha tenido en el mundo en los últimos tiempos. Somos 13 millones de usuarios, seguramente varios decenas de miles sólo en España. Hemos oído decir que el programa tiene serias brechas de seguridad, pero no nos ha importado, porque a nadie en su sano juicio se le ocurre utilizar ICQ para comunicaciones de alta confidencia. Estamos contentos. ICQ nos sirve para comunicarnos con nuestros amiguetes del mundo entero con una eficacia, una comodidad, una rapidez y una integración con otras aplicaciones que nadie más puede ofrecernos. Y es simpáticamente gratis. ¿Podrá continuar siéndolo? AOL asegura que sí, que no va a tocar Mirabilis, que va a limitarse a mejorar el programa, aumentando su estabilidad y sus prestaciones, pero que seguirá tolerándonos la carga por el morro. Ojalá.; pero, por cándidos que seamos, no nos queda más remedio que hacernos alguna pregunteja. Por ejemplo: ¿cómo piensa AOL rentabilizar los 60.000 millones sin cobrarnos nada? AOL es el proveedor número uno del mundo por su tremendo dominio del mercado norteamericano, pero su presencia internacional no raya tan alto, ni mucho menos. Este detalle puede explicar parte del misterio. Según declara el presidente de la compañía, Steve Case, ICQ les supone tres ventajas: a) presencia constante en la pantalla del usuario; b) contacto con la comunidad internetera más boyante y leal del mundo; c) implantación internacional. ¿Qué quiere decir esto? No, desde luego, que nos vayan a obligar a acceder a Internet por AOL para utilizar ICQ. Sí, casi seguro, que nos van a ofrecer ventajas adicionales si nos afiliamos y, por supuesto, que nos van a freír a anunciazo limpio. Tendremos que resistirnos. Lo que resulta verdaderamente ilustrativo es cómo ICQ, que no es un navegador (es decir: que sólo facilita la comunicación entre personas), se ha convertido en el producto más exitoso de Internet. ¿Qué quiere ello decir? Algo que debería darnos muy enjundiosas pistas. Por ejemplo: que
estamos aquí mucho más por razones humanas que laborales, científicas, técnicas, etc. Esto es una gigantesca panda de amigos y posibles amigos.
ICQ se puede cargar en www.mirabilis.com. Recomiendo que se hagan ustedes con el programa ya, por si las moscas. Encontrarán instrucciones en español en www.grumetes.org/new/icq.html (La página Grumetes es altamente recomendable, dicho sea de paso.)
66. LIBRERÍAS ENORMES Como muchos de ustedes han descubierto ya, el firmante de estos artículos sobre Internet es un infiltrado de la literatura en el campo de la informática. Desde el principio he procurado que mis debilidades de Letras no interfirieran con lo verdaderamente serio, es decir con la Red. Ha sido graciosa, cuando apareció mi última novela, hace tres meses, la sorpresa que se llevaron algunos de ustedes. Varios me escribieron preguntándome si era el mismo Ramón Buenaventura, y otros manifestaron su asombro ante el hecho —rarito— de que fuera tan mayor. En fin. Pero el caso es que hoy pienso dar rienda suelta a mis inclinaciones y voy a hablarles de libros. Porque en Internet se está produciendo un fenómeno totalmente inesperado, que no debo dejar sin mención. Me refiero al crecimiento exponencial de las librerías virtuales. De hecho, el comercio electrónico, la compra de bienes y mercancías a través de Internet, como proceso, no acaba de coger velocidad. En el fondo, está sobre todo el problema de la desconfianza: no nos gusta airear por los intrincados caminos de la Red nuestro número de tarjeta de crédito. Nos asusta que nos roben. Nos asusta que nos estafen en el servicio. Nos consta que si hay problemas nos va a resultar muy difícil solucionarlos. Ocurre, sin embargo, que el sector del comercio electrónico en más claro desarrollo es el de las librerías virtuales. No me digan que no hay para sorprenderse. ¿No habíamos quedado en que la informática iba a acabar con la literatura? Pues no. Al contrario: Internet se presenta como posible solución a los problemas, cada vez más graves, a que está sometida la distribución de libros. Las librerías virtuales ofrecen todas las ventajas pensables, y sólo dos inconvenientes. Empezando por éstos: no puede usted hojear el libro y no se lo puede llevar en el momento. Puede, en cambio: encontrar en cuestión de segundos lo que está buscando; ver la portada y las características técnicas del volumen; leer un resumen del texto; estudiar las críticas aparecidas; repasar las opiniones de otros lectores; pagar por tarjeta de
crédito; recibir el libro en casa a los tres o cuatro días. Y todo por menos de lo que le costaría comprar el volumen en una librería, incluso contando los costos de transporte, porque el descuento sobre el precio de tapa puede llegar al 40%. También, desde luego, obtendrá usted información sobre libros relacionados por su temática o estilo con el que está usted buscando, y hasta puede pedir que lo mantengan informado en el futuro sobre lo que publique el mismo autor o lo que aparezca en el campo que le interese. Gratis. Es decir: las grandes librerías virtuales (Amazon.com, Barnes&Noble) no tienen los libros en stock —actúan como intermediarios entre usted y la editorial—, pero han hecho una fantástica inversión en acopio de datos y en clasificación de los títulos. En Amazon, por ejemplo, usted encontrará cualquier libro que busque, y aún muchos más que no conocía y que pueden interesarle. Tienen tres millones de títulos en oferta. ¿En qué librería del mundo puede usted encontrar veinte obras históricas sobre Namibia, pongamos por caso? Las ventajas son abrumadoras, y el sistema está funcionando más allá de todas las expectativas. Un repaso a las direcciones que les adjunto les bastará para hacerse mejor idea de la cuestión. Y para valorar, sin necesidad de que yo me ponga dramático, lo inevitable: el retraso español en la cuestión.
Librerías virtuales: Amazon: www.amazon.com Barnes&Noble: www.barnesandnoble.com LibroNet: www.libro.net MegaLibro: www.megalibro.com Dos compañías españolas preparan en este momento su entrada seria en el mundo de las librerías virtuales: El Corte Inglés y la Cadena Crisol. Hay, además, decenas de librerías con página en la Red, aunque, claro está, su oferta no es tan abarcadora, ni pueden ofrecer la información que ofrecen los grandes. En los buscadores españoles encontrarán ustedes la información necesaria.
67. SEX - SEX - SEX Las personas honestas, justas y cabales siempre han proclamado la evidente verdad de que la revista Playboy no se compra por las fotos, sino por leer los sesudos artículos que contiene. Lo mismito pasa con Internet: aquí todo el mundo se dedica a investigar cosas serias, para engalanar sus
conocimientos, profundizarlos y hacerlos más eficaces. Las páginas de sexo y/o pornografía no las visitamos nunca, líbrennos san Priapón y la diosa Clítoris (que, como todo el mundo sabe, y sobre todo el escritor mexicano Fernando del Paso, era tan pequeñita que Zeus tuvo que metamorfosearse en hormiga para yogar con ella). No obstante, por si acaso, y aprovechando que estamos de verano, me gustaría lanzar unas cuantas advertencias sobre la senda de los pecadores. La carne es débil, y hay que vigilarla de muy cerca. Ya sé que no van a creerme ustedes, pero Internet está lleno de sexo por todos los recovecos. A nada que nos descuidamos, zas, nos salen bellaquerías en pantalla. Resumiendo mucho, hay dos vías de penetración sexual hacia nuestro ordenador. Primera vía: Millones y millones de páginas guarrotas, facilísimas de encontrar, incluso no buscándolas demasiado. Advertencia: las hay gratuitas, puestas por aficionados que obtienen las imágenes por medios más o menos legales, o que incluyen sus propias lucubraciones gráficas en el asunto. Pero la mayor parte de ellas son de pago, aunque le prometan a usted dos mil veces que son FREE-FREE-FREE. Y la manera de cobrarle a usted por chorrearse los ojos es siempre por medio de una tarjeta de crédito (usted sabrá si le apetece dar su número a una proba organización que nace con prístina vocación de sacarle las perras). Otra manera de cobrarle: no permitiéndole el acceso a la página si no se hace usted de alguno de los «organismos» dedicados a comprobar la edad de los paseantes y que se llaman cosas como Adult Check o Validate. Usted se afilia y le dan una clave con la que, a cambio de unos dolarcillos mensuales, trimestrales o anuales, tiene usted derecho a meterse en cientos de páginas SEX. El cobro es también por tarjeta de crédito. (Usted mismo.) Claro está que, como bien puede imaginar, también hay decenas, a lo mejor miles de hackers y hackerillos que se dedican a forzar las claves y a ofrecérselas gratis al personal. Y ni que decir tiene que hay cientos de grupos de noticias dedicados al sexo donde el novicio recibe el adecuado adiestramiento para navegar por entre esas borrascas. La segunda vía son los chats, y no me digan ustedes que no, porque sería negar lo evidente. Hay canales sobre el cultivo de la remolacha en Siberia, desde luego, pero algo así como el 80% de ellos tratan de sexualidades y ofrecen a sus contertulios la posibilidad de intercambiar ideas y provocaciones en tan arado campo. En todos los idiomas, además. Ese es el verdadero sexo virtual: dos personas, en chat, se excitan mutuamente y alcanzan sus fines tras intercambios más o menos prolijos. (Observen que he dicho «dos personas», sin especificación de género: usted nunca sabrá si está hablando con una doncella hawaiana o con un rudo tártaro de las estepas.) Aquí, por lo general, no hay riesgo económico. Pero
figúrese usted como le va a quedar el alma, después de semejante coyunda virtual. En fin. Queda dicho. Anden con ojo. Como comprenderán, no puedo darles direcciones, porque ésta no es una sección de lenocinio. Y además no conozco ninguna.
68. VIENTO DE POPA Como todos ustedes saben, un navegador o browser (es decir: ‘hojeador’, en inglés) es un aparatejo informático que sirve para surcar las procelosas aguas de Internet. Dentro de poco, estas aplicaciones habrán perdido gran parte de su personalidad, y hasta puede que de su función, porque irán siendo sustituidas por procedimientos cada vez más sencillos; pero, por el momento, nos resultan indispensables. Ahora, para paliar en algo el demoledor efecto que va a tener en su posición de mercado la salida de Windows 98, Netscape nos frece una nueva versión, gratuita, de su ya clásico navegador: el Communicator 4.5. En realidad, todos los inversores de la informática saben o creen saber que el campo de batalla, el ámbito donde se van a jugar los grandes dólares del futuro, está en la Red. Quien controle Internet controlará el mayor depósito de dinero que han visto los siglos. Y una forma de controlar Internet estriba en conseguir que la mayoría de los interneteros utilice nuestra programa para navegar. Durante varios años, el navegador por antonomasia fue Netscape, a pesar de los empeñados esfuerzos de Microsoft por roerle el terreno y la reputación. Pero esta situación ha cambiado de tal modo en los últimos tiempos, que las actuales estadísticas nos sitúan ya el Microsoft Internet Explorer, versión 4.01, a muy pocos puntos de Netscape. En los últimos días, como acabo de sugerir, la salida de Windows 98, que lleva el navegador de Microsoft incorporado, está asestando un tremendo golpe en las vísceras de Netscape. Ustedes, como yo, se van a comprar Windows 98 en fila india, y cuando terminen de instalarlo se encontrarán con la cruda realidad de que todo en él está previsto para funcionar en Internet con el iE.4.01 (o versión superior que nos sirvan). Por eso, en este artículo, me voy a dar el gusto de hacerles a ustedes una o dos advertencias. Primera y principal: La situación es reversible. En la página de Netscape le enseñan a usted cómo desinstalar Internet Explorer. No es nada difícil. Segundo: Ni siquiera hace falta desinstalar el Explorer para trabajar con Netscape. Ambos navegadores pueden coexistir en el mismo equipo sin ningún problema, y nada nos impide fijar Netscape como navegador
predeterminado y olvidarnos del otro. (Esto es importante, porque, hoy por hoy, no sabemos con certeza qué consecuencias tendrá en Windows 98 el hecho de que desinstalemos el iE). Tercero: La versión 4.5 de Communicator tiene una enorme cantidad de ventajas e innovaciones y es, sin duda alguna, el mejor navegador que nadie ha visto hasta ahora (la semana que viene les daremos un repaso). Ciertamente, hay que considerar muy probable que el próximo avatar de iE lleve los mismos o parecidos adelantos; pero, miren, yo les digo una cosa, aquí, entre nosotros: el pajolero navegador de Microsoft siempre falla en algo y siempre nos mete cosas inútiles a porrillo. El de Netscape también, desde luego, pero mucho menos. Y, qué diablos, seamos objetivos: es más simpático. En fin: seguiremos navegando el tema.
69. HAGA VALER SU VOTO El nuevo navegador de Netscape, la versión 4.5 de Communicator —que deberían tener ustedes disponible en la página de la compañía cuando lean este artículo—, afronta con alguna osadía varios de los problemas graves que nos desalientan en nuestras paseatas por la Red. No estoy macizamente seguro de que las soluciones ofrecidas vayan a funcionar a plena satisfacción, ni tampoco de que el esfuerzo por parte de Netscape que algunas requieren vaya a sostenerse de modo indefinido. Puede que todo quede en agua de borrajas, como tantas cosas en informática. Pero echemos un vistazo a lo más importante. No hace falta ser arúspice diplomado para percatarse de que uno de los grandísimos problemas de la Red es la dispersión de los datos. Sabemos que en Internet está todo, pero buena parte de las veces no sabemos encontrarlo entre los millones y millones de páginas, en crecimiento exponencial, que nos agobian. Para aliviarnos las penas, Netscape se descuelga con un invento llamado «Smart Browsing» (navegación inteligente, en traducción no literal). En esencia, lo que hace el navegador es acudir a una base de datos (tremenda y creciente, imagino) llamada Netcenter, donde las diversas páginas están relacionadas por su contenido y por otros criterios de enlace. Un nuevo icono del programa nos permite ahora obtener información sobre todas las páginas emparentadas con la materia que estamos considerando (el todas va en cursiva para señalar cierto escepticismo por mi parte). Así, si estamos buscando información sobre lugares de veraneo con puerto para yates (para qué poner ejemplos pobretones, oiga) y nos encontramos en una página de Ibiza, Netcenter nos dará casi automáticamente una relación de otras páginas con la misma oferta. ¿Puede servirnos el truqui para algo concreto? Todavía no estoy
seguro. Además, claro, todo depende del contenido de la base de datos. Netscape nos da su palabrita del Niño Jesús de que cada vez será más gorda y lustrosa, es decir más práctica. Pero lo mismo se han echado encima una tarea imposible. Otro adelanto de Smart Browser consiste en que ahora podemos escribir directamente en el localizador lo que estamos buscando. Quiero decir: en vez de teclear una dirección exacta, ponemos lo que nos interesa y el navegador nos lleva a la página o páginas donde podemos hallarlo. Ello equivale a saltarnos el buscador tradicional, modelo Altavista o Yahoo, pero, otra vez, depende de lo bueno que llegue a ser el buscador del propio Netscape. Por ahora no es ninguna maravilla, aunque la compañía tampoco ahorre promesas de brillante futuro en este campo. Lo cierto, desde luego, es que la vida internetera nos puede resultar mucho más sencilla si estos ingeniosos mecanismos funcionan. Esperemos que sí. Seamos optimistas. El servicio de mensajería es otra de las mejoras rotundas que ofrece Communicator 4.5 y que el programa necesitaba de modo urgente. Ahora tenemos más cómodo acceso a las carpetas de las personas con quienes nos escribimos, una utilización más sensata de la agenda de direcciones, mejores filtros contra el correo basura, acuse de recibo, etc. El manejo del mail en Netscape es ya tan bueno como en los mejores programas. Iba siendo horita, de todas formas. (Por cierto: también hay mejoras notables en el campo de grupos de noticias.) Y, por último, para quienes manejen portátiles, asistentes digitales personales o varias máquinas, Communicator se hace ahora mucho más fácil de traspasar. En definitiva, estamos en lo que apuntaba la última semana: la guerra de los navegadores es a muerte, porque en ella está en juego el control de la red. No crea usted que optar por uno u otro es cuestión baladí. Ni mucho menos. Es como votar por Microsoft o por los demás. Hagamos valer nuestro voto.
70. PIRATA HONRADO En 1997, las compañías fabricantes de software dejaron de ganar unos 11.400 millones de dólares (1,7 billones de pesetas), por culpa de la piratería informática. Uno no sabe si la cifra es grande o pequeña —suena más bien discreta, teniendo en cuenta las inmensas cantidades de pasta que se crían en este mundo de los ordenadores—, ni tampoco sabe con quién está su corazón, si con los fementidos piratas o con los pobrecitos fabricantes.
Hace años, en 1990, publiqué un artículo que se titulaba «Yo, el pirata» y en el que venía a decir que a un pobre escritor no se le podían cobrar 90.000 pesetas (precio de entonces) por un procesador de textos y que, por consiguiente, el pobre escritor estaba moralmente autorizado a robar. Hasta cierto punto tenía razón: no es normal que nos cobren un ojo de la cara por un aparato superferolítico y que luego resulte que hay que invertir el otro ojo de la cara en aditamentos imprescindibles para que la maravilla nos sirva de algo. Hoy en día, además, la Red es una fuente casi inagotable de software gratuito. Usted no tiene que pagar un céntimo por su navegador, ni por su aplicación de correo electrónico, ni por la mayoría de los plug-ins, ni por excelentes programas criptográficos como el PGP, ni por un montonazo de programillas más o menos caprichosos que ayudan a convivir con el ordenata. Y también tenemos, en la modalidad shareware, diversos productos de gran calidad a precios muy módicos. El shareware plantea problemas éticos. El shareware puede bajarse de Internet «a prueba»: usted paga si decide seguir utilizando el programa; si no, lo desinstala, y pelillos a la mar. Para evitar que abusemos, los desarrolladores suelen defender sus aplicaciones por diversos procedimientos. Ni que decir tiene que estas defensas apenas si constituyen estorbo para un experto, que las elimina con facilidad. Incluso los no expertos maquinan sus modos de escaquear el pago: como casi todos las trabas para evitar el uso indefinido están basadas en el transcurso de un plazo de tiempo, hasta al más tonto se le ocurre que basta con trampearle la fecha al ordenador para gozar de la gratuidad eterna. (Digo yo que será por eso por lo que recibo tantos emilios con fechas imposibles.) Pero el caso es que no parece muy lógico ni muy honrado que sigamos utilizando estos programas sin pagar por ellos. Por lo general, son de compañías o individuos que han trabajado bastante en su desarrollo y que no poseen la potencia económica de Microsoft, IBM, Sun, etc.; personas que tienen derecho a vivir de su esfuerzo, que confían en nosotros para que probemos gratuitamente sus productos, que en modo alguno nos obligan a utilizarlos y que, por lo general, también ejercen la moderación a la hora de fijar sus precios. Creo que si nos gastamos tranquilamente 5.000 pesetas en unas cuantas copas, no hay motivo alguno, por ejemplo, para no pagarle 32 dólares al señor Ghisler por una utilidad tan fantástica como Windows Commander (aunque él la haya fusilado del viejo Comandante Norton; pero esa es otra cuestión). Seamos piratas honrados, caramba.
Guía de páginas Web de recursos gratis: sitio.net/gratis/ Links to Free Stuff: www.soprano.com/frees.html Duros a cuatro pesetas: www.arrakis.es/~melgar/gratis/ Por el morro: www.areas.net/porelmorro/home.htm FreeByte: hjh.simplenet.com/ FreeWare Now.com: www.freewarenow.com/win95.html FreeWare Arts & Crafts: www.zianet.com/rayk/index.html ZDNet Free Software: www.hotfiles.com/hot/newfree.html
71. E-LIBRO (¡EH, LIBRO!) Las editoriales venden textos y distribuyen papel. La asociación entre papel y texto es antiquísima, pero no ineludible, como bien llevamos visto con el surgimiento de Internet. Hoy en día, el papel ya tiene todas las de perder en el sector de los libros de consulta (un monstruo, la Encyclopaedia Britannica, ha anunciado su pase definitivo al soporte informático; todos seguirán)... En cuanto a los restantes libros, está claro que no nos apetece leer una novela ni estudiar Historia o Matemáticas en la pantalla del ordenador, pero ¿no habrá otras soluciones? La primera y desafiante respuesta a esta pregunta se nos viene encima el otoño próximo, cuando se lancen al mercado tres adminículos que vienen con la aviesa intención de cargarse el libro impreso en un plazo más o menos largo de tiempo: el SoftBook, el RocketBook y el Everybook. Hay diferencias técnicas y de servicio entre ellos, pero los tres coinciden en un punto: son objetos parecidos al libro (no al ordenador), que pueden sostenerse en las manos y llevarse de un lado para otro, igualito que Don Quijote de La Mancha. El más atractivo de los tres modelos, RocketBook, tiene el tamaño de un libro de bolsillo y pesa algo más de 600 gramos. Lleva una pantalla de alto contraste y alta resolución, con iluminación desde el fondo —lo que quiere decir que puede usted leer en la oscuridad o a pleno sol, o incluso un poco ladeado, si le apetece—. El manejo es simplicísimo: botoncicos para todo (página adelante, página atrás, búsqueda, subrayado, anotación, clasificación, marca, etc.). Usted elige el tipo de letra y el tamaño. Lleva una batería que dura entre 20 y 45 horas, dependiendo del uso que haga del cacharro. Y le caben dentro todos los libros. Lo único que tiene usted que hacer es conectarse vía Internet con una librería virtual (desde barnesandnoble.com al Proyecto Gutenberg, pongamos por caso), elegir título, y bajárselo al PC. Luego, hay que transferir el archivo del ordenador al e-libro. Y leer —que para algunos puede resultar la parte más dura del asunto, claro—. Tiene usted a su disposición millones de títulos, en un
momento, cuando quiera, como quiera. Detrás de RocketBook está nada menos que Bertelsmann, el número uno mundial en la edición de libros. Los otros dos modelos reúnen parecidas características (SoftBook lleva tapa de cuero, para engañar el tacto del lector), pero ambos resultan más pesados y, además, ninguno de los dos ofrece el servicio de «carga» en librería virtual que, en principio, debe dar el triunfo a RocketBook. Uno, ante estos augurios, se queda perplejo. No puedo concebir un mundo en el que todos los libros quepan en un solo tomo, ni sabría renunciar a la individualidad de la obra, ni querría aceptar la inexistencia física de El cuarteto de Alejandría. Pero las ventajas prácticas del e-libro son tan apabullantes, que no habrá metáfora cultural que se resista. Y el futuro, oiga, no hay quién lo pare. DIRECCIONES: RocketBook: www.nuvomedia.com SoftBook: www.softbookpress.com Everybook: www.everybk.com
72. DOS MIL Y MARCHA ATRÁS Decenas de emilios sobre dos temas que los tienen a ustedes la mar de alborotados: el subidón de Telefónica y el llamado «efecto 2000». Ante lo primero gozamos de tantas opciones como ante un gigante de dos metros y muchos kilos que se nos planta delante en una calle oscura, nos pone una pistola en el corazón y nos ordena que le soltemos la pasta. ¿Es un robo? Pues sí, es un robo, es una subida bestial, dirigida, entre otras cosas, a la despiadada explotación de los interneteros, por más que nos hagan una rebaja del 30% a partir del minuto 10 de conexión. Nos vengaremos, con un poco suerte, cuando empiece de verdad la competencia y estalle la guerra de precios. Mientras, más vale no perder el tiempo, porque ni un millón de emilios protestando ante el edificio de Telefónica, todos juntos y con la Gran Vía atascada, conseguiría disuadir a los bandoleros. Nos desvalijarán todo lo que puedan, tanto tiempo como puedan. Luego vendrá el tío Paco con la rebaja, pero que les quiten lo robado. El efecto 2000 es otra historia. Vamos a ver si conseguimos entender el asunto, porque es complicadillo. Cuando el PC se pone en marcha, el sistema operativo inicializa su calendario tomando la fecha del BIOS (firmware), que antes la ha recibido del CMOS (hardware). En otras palabras: en su máquina hay un circuito integrado donde se contienen las instrucciones básicas para que el ordenador pueda arrancar. Una de estas instrucciones es el formato de fecha. El CMOS aporta los dos primeros números (19--), y el BIOS los otros dos (--98, digamos). Así se obtiene el
año que va a utilizar el sistema operativo: 1998, en el ejemplo. Y aquí viene el problema: como el 19-- no puede modificarse, cuando el sistema operativo pase a 00, en el año 2000, la fecha resultante será 1900. Entonces pueden ocurrir dos catástrofes: a) que el sistema operativo no funcione, porque semejante fecha no le parece de recibo; b) que el sistema operativo corrija el error y entienda que está en 1980 (primera fecha que el pobre programa reconoce como válida). Píllenme ustedes esa mosca por el rabo. Si el ordenador no arranca, malo; si arranca y pone en conocimiento de todos sus programas que estamos a mediados de la década de los 80, unas aplicaciones funcionarán y otras se harán tal lío que resultarán inútiles (las agendas, los programas de contabilidad, los cómputos de la seguridad social, todo lo que guarde relación con el transcurso del tiempo). Y sepa usted lo peor: los técnicos están en ello, pero la solución de validez general aún no se ha descubierto, probablemente porque no existe. Windows 98 trae un sistema de actualización por el que se ofrece una apaño de software (pinche en PROPIEDADES DE CONFIGURACIÓN REGIONAL y luego en la pestaña FECHA), pero no es seguro que funcione en todos los ordenadores. Otras compañías están trabajando en retoques posibles al BIOS. Y, desde luego, es de esperar que los nuevos PC vengan ya con el asunto resuelto. Les doy a ustedes una cuantas direcciones donde pueden imponerse más a fondo sobre el tema. ACNet: ags.acnet.net/ciea/BOL436.html Insys: www.insys.com.mx/y2k1.htm Right Time: www.RighTime.com/ Year 2000: www.year2000.com/ Artech: www.artech.com.uy/white/spanish/ano2000.htm ALGUNOS TÉRMINOS UTILIZADOS EN ESTE ARTÍCULO: CMOS (Complementary MetalOxideSemiconductor): Circuito integrado que forma parte del hardware del ordenador y cuyas instrucciones no pueden modificarse. Firmware: Instrucciones firmes, no modificables, contenidas, por ejemplo, en el ROM. ROM (Read Only Memory): Memoria del ordenador que contiene instrucciones fijas, que el sistema operativo no puede cambiar.
73. EL VIRUUUUUUUUUUUUUUUS
¡Se nos acabó la invulnerabilidad! Hasta finales de julio hemos vivido en la relativa pachorra de que ningún virus podía llegarnos por correo electrónico; quiero decir: no en el texto, ni en la cabecera del emilio, aunque sí en los archivos adjuntos. Nos bastaba con no abrir los archivos adjuntos que nos parecieran de desconfianza, y Santas Pascuas. Alguien ha descubierto un sistema para aguarnos el jolgorio: enviar un emilio al que se adjunta un archivo cuyo nombre tiene más de determinado número de caracteres (es decir: con un nombre larguísimo). En este caso, no hace falta que intentemos abrir el archivo adjunto: nuestro cliente de correo se bloquea nada más recibir el mensaje, despejando el camino para que algún facineroso astuto aproveche el natural descuido de nuestro sistema y nos lo haga fosfatina. Según Microsoft, es muy difícil que semejante cosa ocurra. Según otros sabios, las consecuencias del virus no serían tan simples: podríamos, lisa y llanamente, quedarnos sin sistema. Las noticias, en el momento en que escribo, son confusas. El problema afecta no sólo a Outlook 98 y Outlook Express, tanto en Windows NT como en Windows 95 y 98 (no en el 3.11), sino también al cliente de correo de Netscape y, según se dice, a Pegasus. Microsoft ofrece ya un «parche» que soluciona el problema, pero los expertos no están de acuerdo en cuanto a su eficacia. Netscape anuncia que la inminente versión 5 de su Communicator (quizá ya disponible cuando ustedes lean esto) traerá defensas contra ese virus que bien podríamos llamar «longaniza», si tuviéramos ganas de bromas. En realidad, nadie sabe gran cosa a ciencia cierta, porque estamos ante un fenómeno de laboratorio, que, según Microsoft y Netscape, no se ha producido en la práctica. Dicho de otro modo: un técnico finlandés de la OUSPG ha alertado de que existe la posibilidad de jeringar los sistemas de la pobre gente por medio de este virus, pero no da la impresión de que ningún malandrín se esté dedicando a distribuir la nueva peste. Cabe suponer, no obstante, que la publicidad que entre todos estamos dando al invento acabará por hacerlo más popular. No hay nada que ustedes y yo podamos hacer, sino confiar en nuestros queridos padrecitos, Microsoft y Netscape, para que tengan la bondad de protegernos. Y, sobre todo, confiar también en los grandes números: va a ser difícil que nos toque un envío de este tipo; más difícil que ganar el gordo comprando un décimo de lotería. Pero… Tampoco conviene perder la calma. El riesgo que representa el virus longaniza estará bajo control dentro de poco y, mientras tanto, lo más probable es que ustedes NO lo padezcan. Pero todo el mundo es muy listo —los malos también—, y el «imparable» avance de la técnica va cavando sus propios agujeros, abriendo toda clase de posibilidades, buenas y malas. Windows, por el hecho de tener que integrarse con decenas de máquinas distintas, cada una con su propio hardware (éste es la gran diferencia con
Apple, cuyos sistemas operativos están destinados a máquinas concretas), es un sistema operativo «blando», que siempre dejará rendijas por donde se cuelen los bichos. Que ninguno nos pique. Información: www.microsoft.com/security www.microsoft.com/security/bulletins/ms98-008.htm www.netscape.com/products/security/resources/bugs/longfile.html?hom08f lh1
74. COMBATE DE NAVEGADORES La penúltima batalla entre Netscape y Explorer está a punto de empezar. Como todos ustedes saben, un navegador o browser (es decir: ‘hojeador’, en inglés) es un aparatejo informático que sirve para surcar las procelosas aguas de Internet. Dentro de poco, estas aplicaciones habrán perdido gran parte de su personalidad, y hasta puede que de su función, porque irán siendo sustituidas por procedimientos cada vez más sencillos; pero, por el momento, nos resultan indispensables. Ahora, para paliar en algo el demoledor efecto que va a tener en su posición de mercado la salida de Windows 98, Netscape nos ofrece una nueva versión, gratuita, de su ya clásico navegador: el Communicator 4.5. En realidad, todos los inversores de la informática saben o creen saber que el campo de batalla, el ámbito donde se van a jugar los grandes dólares del futuro, está en la Red. Quien controle Internet controlará el mayor depósito de dinero que han visto los siglos. Y una forma de controlar Internet es conseguir que la mayoría de los interneteros utilice nuestro programa para navegar. Durante varios años, el navegador por antonomasia fue Netscape, a pesar de los empeñados esfuerzos de Microsoft por roerle el terreno y la reputación. Pero esta situación ha cambiado de tal modo en los últimos tiempos, que las actuales estadísticas nos sitúan ya el Microsoft Internet Explorer 4.01, a muy pocos puntos de Netscape. En los últimos días, como acabo de sugerir, la salida de Windows 98, que lleva el navegador de Microsoft incorporado, está asestando un tremendo golpe en las vísceras de Netscape. Ustedes, como yo, se van a comprar Windows 98 en fila india, y cuando terminen de instalarlo se encontrarán con la cruda realidad de que todo en él está previsto para funcionar en Internet con el iE4.01 (o versión
superior que nos sirvan). Por eso, en este artículo, me voy a dar el gusto de hacerles a ustedes una o dos advertencias. Primera y principal: La situación es reversible. En la página de Netscape le enseñan a usted como desinstalar Internet Explorer. No es nada difícil. Segundo: Ni siquiera hace falta desinstalar el Explorer para trabajar con Netscape. Ambos navegadores pueden coexistir en el mismo equipo sin ningún problema, y nada nos impide fijar Netscape como navegador predeterminado y olvidarnos del otro. (Esto es importante, porque, hoy por hoy, no sabemos con certeza que consecuencias tendrá en Windows 98 el hecho de que desinstalemos el iE). Tercero: La versión 4.5 de Communicator tiene una enorme cantidad de ventajas e innovaciones y es, sin duda alguna, el mejor navegador que nadie ha visto hasta ahora (la semana que viene les daremos un repaso). Ciertamente, hay que considerar muy probable que el próximo avatar de iE lleve los mismos o parecidos adelantos; pero, miren, yo les digo una cosa, aquí, entre nosotros: el pajolero navegador de Microsoft siempre falla en algo y siempre nos mete cosas inútiles a porrillo. El de Netscape también, desde luego, pero mucho menos. Y, que diablos, seamos objetivos: es más simpático. En fin: seguiremos navegando el tema. La página de Netscape está en www.netscape.com/es
75. LAS CUENTAS OSCURAS Como bien decía un alcalaíno de pro, el Arcipreste de Hita, en el siglo XV, mucho antes de que se inventaran todas estas mataduras técnicas que nos traen tan excitados y tan confusos, comprenderlo todo es cosa reservada a la Divinidad. A lo mejor es por eso por lo que me lanzan ustedes tantos emilios perplejos, preguntándome por qué los módems no van a la velocidad de que presumen. La respuesta es complicadilla, créanme, pero vamos a intentarlo. Para empezar, supongamos que se ha comprado usted un módem de 33,6 Kbps. o 56Kbps. Dejándose llevar por un poco de lógica y otro poco de imaginación (que ningún vendedor le orienta como es debido), entiende usted que su aparato va a funcionar a una velocidad de 33,6 o 56 kilobytes por segundo. Pero no. La abreviatura de «kilobytes por segundo» no es Kbps., sino K/s. Kbps. significa «kilobits» por segundo. Un kilobit son 1.000 bits, y un bit es la octava parte de un byte. El byte funciona sobre base 8 (octetos) y el bit sobre base 10. Atención al cuadrito.
1 kilobit 1 megabit 1 byte 1 kilobyte 1 megabyte
1.000 bits 1.000 kilobits 8 bits 1.024 bytes (8192 bits) 1.024 kilobytes (8.388.608 bits)
O sea, repasando: la velocidad de los módems se indica en kilobits (no kilobytes) por segundo y, por consiguiente, un aparato que funcione o pueda funcionar a 33,6 kilobits por segundo funcionará o podrá funcionar a 4,2 kilobytes por segundo --suponiendo que tenga usted una línea limpísima, que no haya atascos en la Red y que su proveedor sea una joya). Ejemplo práctico. Se quiere usted bajar un archivo de 800K (kilobytes), y piensa que a la modesta, pero frecuente, velocidad de conexión de 1 kbps. tardará 800 segundos en cargarlo. Mentira negra. 800 kilobytes son 800 x 1.024 x 8 = 6.553.600 bits (6.553,6 segundos a 1 kbps.). Como ven, el margen de error, no habiendo entendido bien el asunto, es abracadabrante. ¿Por qué lo hacen? Pues no lo sé. No quiere uno suponerles mala fe a los inventores de los sistemas de medición, pero no me digan que no es para maliciarse algo muy perverso. Porque, encima, luego llegan los navegadores y nos lo ponen todavía más complicado: la cifra que ve usted en la barra inferior, mientras va bajando un archivo o se carga una página, ESTÁ EN KILOBYTES, no en kilobits. Éste es el dato que más los confunde a ustedes, creo yo. Y me preguntan: si tengo un módem de 33,6 ¿cómo es que lo más que alcanzo en las bajadas es 3,5? Pues mire, muy sencillo (ja-ja): 3,5 kilobytes son 28,7 kilobits. O sea: dese usted con un canto en los dientes si consigue tamaña velocidad en condiciones humanas, porque el máximo de su módem es 33,6. Fácil, ¿eh? En fin. Ya lo dijo el Arcipreste: venga Dios y lo entienda. Si quiere usted leer un magnífico artículo sobre el tema, con una extensión que aquí no puede uno permitirse, pruebe en esta dirección: www.idg.es/scripts/bbdd/articulos/iworld/ShowID.idc?idc.ID=52766. Para remate, les añado una información sin contrastar: hay una compañía, NoraCentrex, que está ofreciendo tarifa telefónica plana, incluida la conexión con Internet. Debo confesar que no he logrado entender –ni bien ni mal—como va a funcionar el asunto, pero a lo mejor tienen ustedes más cabeza o más suerte que yo. La dirección es www.nora.es/ Vale la pena investigar estas cosas, siempre, pero sobre todo tras la bestial subida de Telefónica. Porque, por mucha velocidad que le echemos al módem, lo cierto es que aquí el récord del mundo de velocidad de fuga lo tienen las pps (pesetas por segundo).
76. ORDENATA NUEVECITO Dirán ustedes (y más cuando lo sepan todo) que no soy precisamente un atleta de la voluntad. Me prometí con toda esperanza de rigor que no iba a picar en Windows 98, porque al fin y al cabo ya tenía el 95 actualizado al máximo, y para qué quería los demás inventos, y blablá, blablá. Debí de ser uno de los cinco primeros habitantes de Madrid que apoquinó las 17.900. Y, miren: sigo pensando que es carísima la actualización, pero no me arrepiento del todo. También me había prometido, con mayor solemnidad aún, que no me compraría un nuevo ordenador, porque, total, para lo que yo utilizo el PC -trabajo con textos, mayormente--, ¿qué falta me hacía un haiga? ¿No estaba la mar de contento con mi Pentium 166 engordado hasta 80 megas de RAM, aunque no tuviera MMX? ¿No me funcionaba todo a las 997 maravillas, más o menos? ¿Acaso había terminado de pagar el aparato? Me he comprado un Pentium II a 450 megahercios, con disco duro de 8 gigas y 124 megas de memoria RAM, con dos salidas UBS (¿puede uno vivir sin salidas UBS, aunque no tenga un maldito aparato que las utilice?) y una tarjeta gráfica de 8 megas. Lo indispensable, vaya. Qué menos que lo indispensable, ¿verdad? Fue una compra casi impulsiva, un no poder más, un desahogo de la angustia que me estaba produciendo la cada vez más innegable obsolescencia de mi pobre 166. Llegué a casa con la caja a cuestas sin casi habérmelo pensado antes, sin saber muy bien lo que estaba haciendo, sin haber preparado nada. De pronto, cuando llegué a mi cuarto de trabajo, con mis hijos detrás, esperando ansiosos que les traspasara el viejo ordenata, porque también ellos estaban hasta las narices del vetusto 486 heredado hace dos años y medio, me di cuenta de la que se me venía encima: la mudanza. Y ahora ¿qué hago? Mi ex tenía en las tripas unos cuatro gigas de datos, programas instalados, caprichos surtidos, configuraciones irrepetibles, archivos de sonido y de iconos, correos acumulados, yo qué sé, la RediBiblia en verso... Hale, a buscar un cable de conexión. Nunca antes había utilizado la conexión directa por cable entre dos ordenadores. Pero parecía fácil. Conecté los puertos paralelos de ambos ordenadores, el viejo y el nuevo. Fui siguiendo las instrucciones de Fray Bill. Arreé los ratonazos pertinentes. Y no. Ni flores del campo. Según el programa, mis puertos paralelos, tan evidentes, no existían. Lo intenté cuatro o cinco veces más, siempre desde el principio, borrando todo lo hecho antes. Menos flores aún.
Horas y horas de angustia, porque ya me veía trasladando los bytes a mano, de un ordenador a otro, a fuerza de disquetes y más disquetes. (Aclaro que no tengo ningún sistema de backup.) Pero abreviemos. En un momento de mágica inspiración, se me ocurre toquetear la instalación de «Red». Y, por pura casualidad, me aparece un cartelito donde sibilinamente se me sugiere que sin NDISWAN y «Adaptador de red privada de Microsoft» no lograré, jamás de los jamases, tender una conexión directa por cable... En fin: cuando se sabe es coser y cantar. Pero lo cierto es que el programa no avisa de este requisito, para nada, en ninguna parte. Microsoft confía en nuestro instinto de peceros avezados. No vean cómo corre la bestia, oigan. Porque, bueno, ya puestos, confesémoslo todo: también me he comprado un módem de 56k. Compréndanlo: mis hijos necesitaban el de 33.6. Cómo iba a hacerles la faena.
77. PREGUNTE, PREGUNTE Recibo el emilio siguiente: «Como lector y seguidor de sus artículos en el suplemento El Semanal apelo a sus conocimientos para la solución de un problema con W-95 herramienta Scandisk. No consigo hacerla funcionar, aparece mensaje de error siguiente: “Scandisk no puede verificar la unidad porque el disco no tiene un formato adecuado, o bien porque una utilidad de disco la ha bloqueado. Dé formato al disco o espere a que la utilidad termine y, a continuación, reinicie Scandisk”. Como consecuencia de esta anomalía llevo casi un año sin poder usar Scandisk e ignoro las repercusiones que ello lleva consigo. Quedo a las espera de sus consejos y reciba un cordial saludo.» Esta es la típica petición de ayuda que me deja más bien perplejo e incluso me irrita un poco (solo un poco: poquísimo; no llevemos las cosas a extremos dramáticos, que los interneteros somos gente suave). La persona que me escribe, según sus propias palabras, lleva por lo menos un año utilizando su ordenador con Windows 95. No son unas poquitas semanas. En todo este tiempo, no ha tenido ídem de estudiarse un poco el funcionamiento de su ordenador, ni de hacerse una idea de cómo es la vida en el absurdamente complicado mundo de la informática. El propio enunciado de la pregunta indica que esta persona no se ha hecho cargo de que hay varias versiones de Windows 95 y de que, a nada que se instalen unas cuantas actualizaciones, puede haber conflictos de todo tipo. ¿Cómo puedo darle respuesta? No sé si está trabajando con la primera versión de Windows (¿más actualizaciones?), o con la OSR. Tampoco sé, evidentemente, qué programas tiene funcionando en el ordenador. Esto último es de
considerable importancia, porque hay gestores de memoria y anti virus que obstaculizan el trabajo de ScanDisk. Por otro lado, es casi impensable que a este lector, en todo un año, no se le haya colgado nunca nada, ni el sistema ni ninguna aplicación, y que no se haya visto obligado a reinicializar o resetear (como dicen los más castizos, a quienes San Babel confunda, porque maldita la falta que nos hace semejante palabro en el vocabulario informático; tanta como 'deletear', pongamos por caso). Si esto ha ocurrido, es altamente probable que tenga problemas de archivos y de FAT. Cualquier día le va a pasar algo gordo, y entonces será el crujir de dientes. No se puede. Yo comprendo —lo he apuntado antes— que todo esto es desolador, que no deberíamos conocer siquiera el ScanDisk, que todo debería funcionar como funciona cualquier otro electrodoméstico: apretando un botón (y hale, hasta que venga la avería y no quede más remedio que llamar al técnico, que esa es otra). Pasa con los ordenadores, ahora, lo que pasaba con las viejas motocicletas, más o menos hasta principios de los setenta. Tenía yo una BSA que no iba más allá de cien kilómetros en línea recta sin necesitar algún ajuste, y que, desde luego, cada vez que la dejaba aparcada adornaba el suelo con un charquito de aceite, como marcando el terreno. Para trabajar con un PC movido por Windows hay que estar todo el santo rato cuidándole las entretelas, no vaya a enfadarse. Una lata, una estupidez, algo inadmisible. Dicho en pocas palabras, se aprovechan de nuestro espíritu de pioneros y nuestra vocación de boy-scouts. Pero, hombre, mientras sigan así las cosas, hay que poner un poco de interés. Porque, luego, ocurre lo que ocurre, y se pierden kilos de datos, y no hay quien vuelva a arrancar la puñetera caja, y al llorar todo son mocos. Aplíquense un poco. No crean: es la mar de entretenido.
78. UNA PÁGINA PROPIA (I) Sé que muchos de ustedes poseen ya su parcelita en la Red, porque recibo emilios con la dirección y siempre me doy una vuelta, a ver cómo andamos de pericia e imaginación y creatividad (bastante bien, gracias). Supongo que otros muchísimos de ustedes estarán pensándose la posibilidad de montarse una página, a ver qué pasa. Y estoy seguro, pero segurísimo, de que otro buen montonazo de los lectores de esta sección ni siquiera tiene idea concreta de qué es una página web. El otro día me encontré por la editorial a José María Guelbenzu, novelista de los que deben ustedes frecuentar, y me comunicó que se había pasado el verano leyéndome, muy interesado —porque es consciente de que no va a tener más remedio que rendirse a la navegación internetera—,
pero sin pillar una pajolera palabra. Sólo había sacado una cosa en limpio: que yo parecía entender algo del asunto y que bueno era conocerme, porque así me podía preguntar directamente. O sea que vamos a ir por orden. Una página personal es un espacio en la Red que usted puede utilizar para poner a disposición de los demás internavegantes los datos que le parezca pertinente publicar. Un periódico mural para su propio uso, por decirlo así. Su página no se distingue en nada de la de Microsoft, pongamos por caso (sólo sería deseable que estuviera mejor hecha y funcionara mejor, pero eso es fácil). Usted adquiere una dirección, me la comunica a mí, y yo le hago una visita. Primera y evidente pregunta: ¿de dónde saco el espacio? Pues muy fácil: consigue usted alojamiento en el disco duro de algún servidor, que se lo presta con mucho gusto (ya veremos en qué consiste el gusto). Más abajo encontrará usted una URL donde se contiene una larga lista de lugares en que puede instalar su página sin que le cueste un guiri (también llamado euro). Segunda y no menos evidente pregunta: ¿Cómo hago? Bueno, cada Hostal tiene sus normas, muy fáciles de entender y cumplir, de modo que siga usted las instrucciones. En todas partes le pedirán datos más o menos personales (como mínimo, desde luego, la dirección electrónica), en muchos tratarán de hacerle un perfil de consumidor, para conocer sus preferencias y hábitos al respecto. Como bien comprende usted, el servicio es gratis, pero no tanto: usted compra espacio con información sobre sí mismo. ¿Para qué quieren estos señores sus datos? Para utilizarlos con fines publicitarios o promocionales, o para que la posibilidad de establecer contacto con usted realce el valor de sus servicios a terceros. Así, GeoCities, enorme albergue de miles de páginas individuales, vive de la publicidad que inserta y que usted no tiene más remedio que ver. Les aseguro, no obstante, que pueden ustedes alojarse en cualquier sitio sin grave menoscabo de su intimidad. Lo hacemos todos. Tercera y no tan evidente ristra de preguntas: ahora que ya tengo alojamiento, ¿qué meto en mi página, cómo lo meto y cómo lo hago llegar al albergue? Pues no sé. Puede usted poner lo que quiera. Su currículo personal, sus fotos, sus ambiciones y proyectos, el álbum de su hijos preferidos, información y/u opiniones sobre el tema que más le pete, música, vídeos, todo ello, si así le parece, con vínculos a otras páginas parecidas o simpáticas o que puedan servir de algo a sus visitantes. No hay límite temático, e incluso hay lugares donde ni siquiera le ponen cortapisas de espacio (por ejemplo, en Ciudad Futura). Sobre cómo fabricarse la paginita hablaremos la semana que viene.
Info sobre espacio gratis: www.ciudadfutura.com/webgratis/
79. UNA PÁGINA PROPIA (II) Usted tiene que fabricarse la página web como aquel que dice con sus propias manos. Ya se imaginará que hay ayudas, y no precisamente flacas, pero más adelante hablaremos de ellas. Lo primero que debe usted hacer es decidir resueltamente que desea poner una página en Internet y que esa página va a mostrar un determinado contenido. En otras palabras: ¿qué va a contarme usted? Cuando lo sepa seguro (y no antes, aunque así parece que lo ha hecho una buena porción de los diseñadores interneteros), tendrá que pensar en la forma. A nada que haya visto unas cuantas páginas ajenas, sabrá que hoy en día se puede hacer casi todo, pero, claro, hay que saber hacerlo, y ni usted ni yo estamos en condiciones de meternos en camisas de once varas. Lo que queremos es una paginita sencilla, con datos sobre el tema que nos interesa (a lo mejor nosotros mismos), con alguna ilustración pertinente y con enlaces a otras páginas sobre temas parecidos. La verdad es que para tan modestos fines podemos utilizar el propio procesador de textos que tan acostumbrados estamos a manejar. Word, por ejemplo, le permite guardar como página web cualquier cosa que haga en modo normal. El programa introduce las claves por usted. Porque se trata de un lenguaje distinto al del procesador de textos. Para confeccionar páginas web se utiliza el HTML (Hiper Text Markup Language, que suele traducirse «lenguaje de marcas de hipertexto»). Ojo, no es un lenguaje de programación, sino algo que recuerda el sistema de los primeros procesadores de texto. ¿Se acuerda usted, si tiene edad para recordarlo? Delante de la palabra que queríamos poner en cursiva había que escribir , o algo parecido, y otra vez al final, para desactivar la clave. No crea que la cosa ha cambiado tanto, en realidad. Lo que ocurre es que los procesadores modernos nos ocultan esos signos; pero el caso es que cuando pulsamos CTRL+k o el icono correspondiente, el programa inserta la instrucción de cursiva en alguna parte. Lo mismo hay que hacer para confeccionar una página con destino a Internet: facilitarle todas las indicaciones al programa que luego ha de leer nuestra página, para traducirla a términos visuales al alcance de cualquier ojo humano. Figurémonos que quiero empezar mi página web con un rótulo que diga «Página Personal». Debajo ponemos mi nombre y, a continuación, también debajo, una foto mía. Todo ello centrado. En lenguaje HTML, esto se traduce más o menos así:
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ALIGN="CENTER">Ramón
Buenaventura Página personal