SER HUMANO
los entes del mundo con parte de sí mismos. En efecto, los dioses expulsados del paraíso original tuvieron a...
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SER HUMANO
los entes del mundo con parte de sí mismos. En efecto, los dioses expulsados del paraíso original tuvieron a su cargo la creación de las clases de seres mundanos. Cada dios realizó su obra a su imagen y semejanza, a partir de su propia esencia, o sea, compartiendo con su obra sus caracteres propios y constitutivos; la criatura surgía al mundo cubierta de materia pesada, perceptible, mortal; pero en su interior anidaba la sustancia divina de su patrono. Con la destrucción del individuo, el contenido inmortal marchaba a la gran bodega cósmica que se encontraba en el inframundo, debajo del Monte Sagrado, donde los dioses almacenaban las porciones de esencias divinas entregados por los dioses a sus respectivas criaturas en el momento de la creación; para el surgimiento de un nuevo individuo de la misma clase, los dioses tomaban del repositorio la porción necesaria del “alma” esencial, la que aportaría al ser mundano en formación sus características específicas. Cada individuo era, así, proyección de su patrono. El hombre magnificó su creación. En el Popol Vuh se exalta hasta hacerse necesario a los dioses. Éstos requieren de gratitud, adoración, alimentos, y ninguna de las criaturas anteriores al hombre puede cumplir
LA COMPOSICIÓN DE LA PERSONA EN LA TRADICIÓN MESOAMERICANA ALFREDO LÓPEZ AUSTIN
La permanente adaptación del hombre a la multiplicidad de sus tiempos y espacios hace que la actitud interrogante sobre los aspectos cruciales de su interioridad y entorno sea una parte indispensable de su equipo de supervivencia. Esto es obvio, como también lo es que buena parte de las preguntas y las respuestas de los hombres tengan un extraordinario parecido –aun cuando provengan de tradiciones lejanas entre sí–, debido a la identidad fisiológica, la de los procesos de pensamiento, necesidades vitales primarias y aspiraciones elementales. Pero en el hombre hay mucho más que condiciones básicas y no debemos engañarnos por la aparente similitud de algunas preguntas y respuestas. Hay todo un juego entre la unidad y la diversidad del pensamiento humano, en tanto que en su formación intervienen los diferentes ambientes y la particularización de la historia, productores de ese gran lente que obliga a percibir el mundo y a actuar en él de una manera propia. Cada tradición pregunta y responde en forma peculiar. Preguntas y respuestas están filtradas y construidas a partir, dentro y en la congruencia de los macrosistemas de pensamiento que llamamos cosmovisiones. Un gran complejo de problemas en toda cosmovisión es el relativo a la taxonomía. Con innumerables matices, el hombre ha de preguntarse por la multiplicidad de los seres del mundo; por la agrupación de estos seres en clases; por la persistencia de las clases a 30 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA
El corazón es la sede de la principal entidad anímica del ser humano, pues es el lugar de máxima dignidad, en el que se localizan vida y pensamiento. Corazón mexica de piedra verde. Ciudad de México. FOTO: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES
La tradición mesoamericana responde a las interrogantes sobre la condición de la criatura humana, el origen de la especie, las características inherentes a los grupos humanos y la individualidad personal, dando funciones muy específicas a las diferentes entidades anímicas o “almas” del hombre.
El ser humano posee sus características identitarias (humanas, sexuales, de grupo, familiares) desde el momento de su gestación. A partir de su nacimiento adquirirá sus características individuales (vigor, carácter, destino, ubicación social, transformaciones de vida). Unas y otras se explicarán en el complejo de sus entidades anímicas. Mujer embarazada. Isla de Jaina, Campeche.
UNIDAD Y DIVERSIDAD MESOAMERICANAS
FOTO: JORGE PÉREZ DE LARA / RAÍCES
En lo tocante a la ubicación y caracterización del ser humano, la tradición mesoamericana posee un vigoroso cuerpo de respuestas. Como en todos los demás aspectos culturales de una tradición que se inició hace 4 500 años y que perdura hasta nuestros días, son muchas las variantes en la concepción del hombre, su razón de ser, sus componentes y su escatología. No en vano la tradición se ha venido construyendo paulatinamente desde la remota época de los caseríos primitivos hasta los tiempos de la complejidad urbana; desde la historia indígena autónoma hasta la devastadora vida colonial; en los altos valles, en las costas, en las selvas, en las áridas regiones septentrionales; por hombres de una gran diversidad de lenguas, algunos de rancia antigüedad en el nicho mesoamericano, llegados otros a él en tiempos relativamente recientes. Sin embargo, hay una historia común milenaria, una decantación cultural también común, la formación de un núcleo duro, rector, del que derivan y al que alimentan todas las variaciones culturales mesoamericanas. Así, por ejemplo, la explicación de muy diversos problemas ta-
xonómicos relativos al ser humano descansa en la concepción plural de las entidades anímicas (o “almas”) del individuo. Éstas eran imaginadas como conglomerados de sustancias de origen sobrenatural que estaban alojadas en distintas partes del cuerpo y que tenían funciones específicas para hacer del hombre un ser vivo y consciente, con un destino, y con capacidades de conocimiento, afección, voluntad, temperamento y tendencia. Todo esto, independientemente de las distintas clases de “almas” en que se creyera, de su número, del diverso origen que se les atribuyera o de la intrusión de las concepciones europeas en el pensamiento colonial. Dentro de este marco nodal, pero con alusión a las expresiones particulares de la diversidad mesoamericana, trataré ahora de hacer un boceto de la concepción del ser humano. EL MUNDO, LAS CRIATURAS Y, ENTRE ELLAS, EL HOMBRE
Según la concepción mesoamericana, existe la coesencia, esto es, la esencia compartida entre los creadores y sus criaturas, pues los dioses hicieron a
REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES
pesar de la destrucción de los individuos, y por su propia ubicación en el variado mar de criaturas. La taxonomía no es sólo la respuesta a una inquietud de conocimiento: es una guía para actuar en el mundo; no se concreta a encasillar a los seres, sino que explica el entrelazado holístico de sus relaciones, las causas y los efectos.
DE LA UNIDAD Y LA DIVERSIDAD DEL PENSAMIENTO
El arquetipo de la división sexual de los seres humanos fueron los dioses Oxomoco y Cipactónal, pareja de ancianos sabios, inventores, creadores del calendario, conocedores de las artes mágicas y fundadores del trabajo y de la división sexual del mismo. Códice Borbónico, p. 21.
Quetzalcóatl fue designado por los dioses el patrono de la humanidad. Su sustancia divina, alojada en el corazón del hombre como la entidad anímica principal, otorgó a la especie las características esenciales. Su ser como patrono se dividió para dar origen a los patronos específicos de los grupos humanos. Códice Telleriano-Remensis, f. 8v. REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES
la función de agradarlos. Tras varios intentos fallidos, los dioses pudieron crear seres capaces de entablar con ellos relaciones de reciprocidad. Las facultades de los recién formados fueron el entendimiento, el lenguaje y la multiplicación de la especie, pues era necesario garantizar la perpetua adoración. Como contraprestación inicial, los hombres se alimentarían de frutos dignos, habitarían lejos de los sitios agrestes y podrían aprovecharse de las demás criaturas, sin sufrir ellos –al menos como suerte normal– que otros seres mundanos los ingiriera o los dominaran. El hombre es el único ser que hace llegar su voz a los dioses. El diálogo da una categoría común a los dialogantes. Son “personas”. En lengua náhuatl el término para persona es tlácatl, y se refiere al ser humano; pero no es infrecuente encontrar la palabra tlácatl aplicada, con respeto, a los dioses. LA ESPECIE HUMANA Y SU PATRONO Como el resto de las criaturas, el ser humano tuvo su patrón, su dios coesencial. Según los antiguos nahuas, el designado por los dioses fue QuetzalLA COMPOSICIÓN DE LA PERSONA / 31
cóatl. De la sustancia de este dios tomaron los hombres sus atributos esenciales, que heredarían a sus descendientes. La calidad divina de Quetzalcóatl formó la principal de las entidades anímicas humanas, la ubicada en el lugar de máxima dignidad, en el principal de los órganos de vida y pensamiento: el corazón. En la antigüedad, para referirse a la entidad central, esencial, ya del hombre, de los animales, de las plantas, de los astros, del cielo, de la tierra, de los elementos, y aun de las cosas fabricadas por el hombre, se usaba el término “corazón”. Actualmente, en la Sierra Norte de Puebla se la denomina también “espíritu de la semilla” o “sombra de la semilla”. El hombre posee su alma esencial desde que está en el vientre materno, y la pierde como consecuencia de la muerte. A diferencia de otras entidades anímicas, ésta no puede abandonar en vida el cuerpo del individuo. No fue sólo Quetzalcóatl quien determinó la naturaleza humana. Cada individuo, como miembro de la especie, debe sujetarse a otro modelo divino, el que le otorga la que en
náhuatl se llamó tlalticpacáyotl o “calidad de la superficie de la tierra”, es decir, el sexo. El modelo lo proporciona una pareja de dioses, Oxomoco y Cipactónal. Son viejos y, por tanto, sabios, grandes inventores. Entre otras técnicas, poseen las necesarias para enfrentarse a lo sobrenatural. Están destinados al trabajo, y en éste se establece con ellos la división sexual. Como magos, son los intermediarios entre los dioses y el resto de las criaturas, y son superiores a éstas en las peligrosas relaciones mundanas. LOS GRUPOS HUMANOS Y SUS PATRONOS Con las donaciones de Quetzalcóatl, Oxomoco y Cipactónal, el ser humano adquiere sus identidades humana y sexual; pero no otras características esenciales e identitarias más particulares, propias de los diversos grupos humanos. La de Quetzalcóatl da cuenta del lenguaje, pero no de la pluralidad de las lenguas; de la obligación de culto, pero no de las particularidades rituales de cada grupo
FOTO: PABLO CERVANTES
FOTO: PABLO CERVANTES
FOTO: PATRICIO ROBLES GIL / SIERRA MADRE
LA CREACIÓN DE LOS ANIMALES
LA INDIVIDUALIDAD HUMANA
Según la mitología, las criaturas mundanas habían sido creadas por sus dioses patronos, quienes donaron parte de su propia sustancia. El alacrán oscuro fue hechura de Yappan; el venado, de Piltzintecuhtli, y el ajolote de Xólotl.
REPROGRAFÍAS: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES
DEL DIOS PATRONO GENERAL DE LOS HOMBRES A LOS PATRONOS PARTICULARES DIOS PATRONO Y CREADOR
DIOSES PATRONOS DE
DE LOS HOMBRES
LAS GRANDES ETNIAS
CALPULTETEO O DIOSES PATRONOS DE LOS CALPULLI
Quetzalcóatl. Códice Borbónico, p. 22.
Mixcóatl. Códice Borbónico, p. 33.
Tezcatlipoca. Códice Borbónico, p. 31.
Quetzalcóatl
32 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA
Mixtécatl de los mixtecos; Cuextécatl de los huastecos; Mixcóatl de los chichimecas; Tlamatzíncatl de los matlatzincas; Otómitl de los otomíes; Xicaláncatl de los xicalancas, etc.
Yacatecuhtli de los pochtecas; Cóyotl Ináhual de los amantecas; Acollácatl Nahualtecuhtli de los acxotecas; Tezcatlipoca de los huitznahuacas; XipeTótec de los yopicas, etc.
humano; del trabajo, pero no de la diversidad de profesiones ligadas a los grupos y subgrupos étnicos como parte de su herencia divina. Para resolver el problema de la unidad y la diversidad identitarias se recurrió a la capacidad de desdoblamiento que los mesoamericanos atribuyeron a sus dioses. Un dios podía dividirse para dar lugar a dos o más personas divinas, en una distribución de atributos. Estas personas, a su vez, podían subdividirse. El dios patrono de los hombres se desmembró en los patronos, y éstos a su vez en subpatronos. Lo eran de las grandes etnias, de los pueblos, de los grupos gentilicios –como el calpulli–, de las familias, creencia que subsiste en algunos pueblos de la tradición mesoamericana. Todo esto, naturalmente, reforzado por la mitología, que contiene tanto mitos de la creación del ser humano como del surgimiento de los distintos grupos humanos a la faz del mundo. Éstos, según diversos relatos, eran paridos de siete en siete por la mítica Montaña de las Siete Cuevas.
DIOSES PATRONOS FAMILIARES
Hay registros etnográficos actuales que se refieren a dioses patronos pertenecientes a familias que comparten apellido
La entidad anímica de la esencia humana –la del corazón– ubica al hombre como miembro de la humanidad o de los grupos humanos. Le da pertenencia entre sus semejantes y explica los grados de las igualdades. Pero no todo es identidad en el hombre. Otras entidades anímicas aportarán las características de la individualidad. Unas son las entidades que desde los primeros días dan al niño su vigor específico, su capacidad de crecer, su poder generativo. Son personales, no familiares. Otras entidades anímicas imprimen en el niño las peculiaridades que lo relacionarán durante toda su existencia con el mundo, ya en forma de destino, ya determinando su posición social. El origen de estas últimas entidades anímicas es muy diverso: son los rayos del Sol que se introducen en el recién nacido para determinar un carácter relacionado con las fuerzas cósmicas; son porciones de “almas” de seres externos, muchas veces anima-
La Montaña de las Siete Cuevas era comparada con el cuerpo y sus siete oquedades: dos cuencas oculares, dos fosas nasales, la boca, el ano y el ombligo. En cada parto múltiple distribuía entre los siete grupos humanos sus dioses patronos, lenguas, profesiones, costumbres, cultos específicos y bultos sagrados. Los bultos podían contener partes corporales, atavíos o insignias del patrono. Historia ToltecaChichimeca, f. 16r. REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES
Se atribuye al hombre, desde los primeros días del nacimiento, la posesión de una entidad anímica que comparte con un ser externo, casi siempre de naturaleza animal. El hombre adquiere la posición social correlativa a la del animal en el monte. El destino de ambos seres queda entrelazado. FOTOS: CHRISTA COWRIE / RAÍCES, PATRICIO ROBLES GIL / SIERRA MADRE
El tiempo, sustancia divina, influía diferencialmente en cada persona y transformaba sus entidades anímicas. Fechas calendáricas en los dinteles 48 y 47 de Yaxchilán, Chiapas. FOTOS: JORGE PÉREZ DE LARA / RAÍCES
LA COMPOSICIÓN DE LA PERSONA / 33
CARACTERÍSTICAS IDENTITARIAS E INDIVIDUALIZANTES CARACTERÍSTICAS IDENTITARIAS
CARACTERÍSTICAS INDIVIDUALIZANTES
INNATAS
ADQUIRIDAS
Todas estas características se alojan en la entidad anímica ubicada en el corazón
Los dos primeros grupos de características se alojan en el resto de las entidades anímicas. Las transformaciones afectan a todas las entidades
El hombre es un ser complejo. En su composición, las entidades anímicas responden tanto a las características identitarias (las que identifican al individuo con otros seres) como a las que otorgan a cada ser humano su individualidad.
les, que se introducen en el infante y que marcan no sólo su alianza con el compañero, sino su temperamento “animal” y su posición social (corresponde a la que el animal compañero tiene en el monte); son partes de los seres sobrenaturales, muchas veces meteoros, que dan autoridad y poder a los elegidos. En todo caso, marcan con la individualidad. Como dijo un tzutujil cuyas palabras registó Michael E. Mendelson, el nuwal (término derivado de la palabra náhuatl nahualli) es “una cosa que separa a un hombre de los demás hombres, el espíritu puro de Dios y también una oración que un hombre tiene dentro de sí”. LA TRANSFORMACIÓN DE LA INDIVIDUALIDAD
Características humanas de carácter sexual
Características humanas de carácter universal
Provienen de la pareja modelo de dioses ancianos
Provienen del dios patrono de la humanidad
Características individuales de vigor, crecimiento y poder generativo Dones divinos particulares
Características grupales (en distintos niveles)
Características individuales de carácter, destino y posición social Irradiación solar, alma compartida con animal o con ser sobrenatural Transformaciones de las entidades anímicas a través de la vida del individuo
Provienen de los dioses patronos particulares
Causadas por el paso del tiempo, enfermedades, posesión transitoria o definitiva de dioses, ritos de paso, etc.
Con lo anterior se perfila el individuo como un complejo de materia corporal y de entidades anímicas en el difícil diálogo que supone una intensa vida interior y una conducta humana no siempre congruente. Pero hemos de ir más allá: la complejidad de las entidades anímicas no es estable. Atraviesan al hombre y alteran su interioridad anímica fuerzas de toda índole, entre ellas el tiempo cotidiano (dioses que modifican el mundo a su paso); enfermedades (muchas veces invasores sobrenaturales del cuerpo); sustancias divinas –psicotrópicas– que al ser ingeridas alteran la conciencia; estados de inspiración o de locura provocados por huéspedes divinos que crean pasiones o inducen al individuo a realizar acciones extraordinarias, la sacralidad de ritos de paso...
Las sustancias que alteran la conciencia, incluidos los hongos psicotrópicos y las bebidas alcohólicas, eran consideradas recipientes de dioses que tomaban posesión de los intoxicados, transformaban su percepción y les inspiraban acciones anormales. Teonanácatl. Códice Florentino, lib. XI, f. 142v. REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES
a
CONCLUSIÓN Cerebro: La entidad anímica relacionada con el destino, el nombre personal y muy importantes características del temperamento del individuo se alojan en diversas partes del cuerpo, pero principalmente en el cerebro. Éste es un órgano importante del pensamiento.
Cabellos: Las fuerzas del destino también ocupan los cabellos de la coronilla. || Se les llegó a atribuir la contumacia. Ojos y demás órganos de los sentidos: Proporcionan saber a la gente. || Pueden ser invadidos y dañados transitoriamente por las entidades sobrenaturales contenidas en las bebidas embriagantes y en los psicotrópicos.
Corazón: En el corazón se aloja la entidad anímica también denominada “corazón”, y actualmente “espíritu de la semilla” o “sombra de la semilla”. Se caracteriza por proporcionar al hombre sus características humanas y su vitalidad, y es el órgano más importante del pensamiento. || También se alojan en él entidades perturbadoras, como las buenas o malas inspiraciones, o entidades patógenas. || Es alimento de los dioses.
Hígado: Se aloja en el hígado la entidad anímica que proporciona la energía, la potencialidad de crecimiento, el valor, las pasiones, etc. Vesícula: En ella se manifiesta la fuerza de la ira. Ombligo: Se considera el punto del honor, el centro equilibrador del cuerpo.
Bazo: Lo dañan entidades que se manifiestan como “fiebres acuáticas”.
Pantorrillas: En ellas se alojan las fuerzas fisicas. || Son invadidas por entidades sobrenaturales agresivas que las devoran y provocan el cansancio.
Riñones y órganos sexuales: En ellos se alojan las fuerzas sexuales y los poderes reproductivos.
Huesos: En ellos se produce el semen.
Coyunturas móviles: Se alojan en ellas fuerzas vitales y de destino. || También las invaden entidades sobrenaturales agresivas, frías, que las devoran y provocan, entre otras enfermedades, la artritis.
Sangre: Es el líquido vital y vigorizante. Hace crecer a la gente. || Es alimento de los dioses. DIBUJO: M. BECKMANN / RAÍCES
ALGUNAS DE LAS PARTES DEL CUERPO CON PROPIEDADES ANÍMICAS 34 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA
¿Dónde encontrar, entonces, la naturaleza intrínseca de la persona humana? Sin duda en la unión de las materias corpóreas y las entidades anímicas. Es una compleja y mutable combinación que hace del individuo un cambiante conglomerado que pretende armonizar sus disímbolos componentes. No puede abstraérsele de los seres con los que mantiene coesencia: el patrono, los patronos, sus semejantes en los distintos grados de identidad (de los generales de humanidad a los particulares de sexo y de pertenencia a grupos humanos de diversas dimensiones). Tampoco puede fijársele en un punto de su biografía: es él en todas sus edades, por más diferencia que pueda existir entre un anciano y un recién nacido. Su ser pleno no se da sino en el mundo, pues al llegar la muerte los distintos elementos se dispersan, se corrompe su carne, se refugia alguna porción anímica en sus huesos, vagan otras de sus porciones como sombras, y una más, la principal, el alma del corazón, se traslada al mundo de la muerte para ser limpiada con sufrimientos lustrales de toda historia terrenal. Después, ya sin memoria, será reusada en el ciclo de la existencia mundana. ––––––––––––––––––––––––––– Alfredo López Austin. Doctor en historia por la UNAM. Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM. Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. En la actualidad estudia la cosmovisión mesoamericana. Miembro del Consejo de Asesores de esta revista.
b
El hombre es un ser complejo. En su composición, las entidades anímicas responden tanto a las características identitarias (las que identifican al individuo con otros seres) como a las que otorgan a cada ser humano su individualidad. a) Nezahualcóyotl, tlatoani de Tetzcoco, interviene en el ascenso de Motecuhzoma Ilhuicamina al poder como tlatoani de Mexico-Tenochtitlan. Fray Diego Durán, Historia de las Indias…, cap. XV. b) Consagración de un gobernante mediante el rito de yacaxapotlaliztli, en el cual le era perforada la aleta nasal. Códice Nuttall, p. 52. REPROGRAFÍAS: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES
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