La última sinfonía
DEL MAGO
EL MAR DE LAS GAVIOTAS
Víctor Hugo Arévalo Jordán
La última sinfonía del mago: El mar d...
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La última sinfonía
DEL MAGO
EL MAR DE LAS GAVIOTAS
Víctor Hugo Arévalo Jordán
La última sinfonía del mago: El mar de las gaviotas
Víctor Hugo Arévalo Jordán
La última sinfonía del mago: El mar de las gaviotas ENSAYO POÉTICO Premio Edición de Poesía X Concurso Anual de Literatura «Franz Tamayo» (1976)
1ª edición 1977, Editorial Casa Municipal de Cultura «Franz Tamayo». Biblioteca Paceña - Nueva Serie. Publicado bajo el título de «Poesías por el Concurso Anual de Literatura Franz Tamayo». Impreso por Editora Proinsa. La Paz – Bolivia. 2ª edición 1993, Asociación San Jerónimo. Santa Fe – Argentina.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede reproducirse, almacenarse o transmitirse de ninguna forma, ni por ningún medio, sea éste eléctrico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin la previa autorización escrita por parte del autor.
© 1977, por Víctor Hugo Arévalo Jordán © Primera edición virtual y en papel, Ediciones del Sur, abril de 2004. Impreso en Buenos Aires Hecho el depósito que marca la ley 11723 ISBN 987-20868-8-5 Distribución gratuita Visítenos y disfrute de más libros gratis en: http://www.edicionesdelsur.com
SOBRE EL AUTOR
VÍCTOR HUGO ARÉVALO JORDÁN nació en Cochabamba, Bolivia el 23 de diciembre de 1946. A la edad de cuatro años se trasladó con sus padres a la ciudad de La Paz, donde vivió hasta 1982 cuando, por razones de familia debió residir en la ciudad de Santa Fe, Argentina. Entre 1971 y 1973 se radicó en la costa del pacífico, en Mollendo, Perú. En 1964 (bachiller egresado del santuario de Don Bosco), se inició en teatro, en un taller de los padres Maryknoll, que trabajaba en la Iglesia de San Pedro, con representaciones dominicales de la vida de Cristo, que hacían reflexionar a quienes observaban las escenas religiosas. La máxima reflexión de este grupo fue “Murió por nosotros”, trabajo realizado sobre la vida, obra y milagros del Cristo. Y que posteriormente fuera llevada a escenarios naturales y al coliseo abierto de la Paz, Bolivia. Posteriormente (1965) trabajó con el estudio “Arte Dramático” que se fundó a iniciativa de algunos miembros del Teatro Nacional Popular (TNP), donde desarrolló sus conocimientos sobre este género. Arévalo trabajó con este grupo llevando a escena obras como “Collacocha” del
peruano Enrique Solary, “Tres historias para ser contadas” de Oswaldo Dragún; “El canto del cisne” y “El aniversario” de Anton Chéjov; “El loco” de Nikolái Gogol; “El socavón” de Hiber Conteris; “El Diablo se fue al diablo” de Guido Calabi Avaroa; “El cuento del zoo” de Edward Albee; y “La azotea” de Sergio Suares Figueroa. En este periodo “Arte Dramático” presentó en las Primeras Jornadas Julianas (La Paz) “El hombre de sombrero de Paja”, con la cual ganó el premio nacional a la mejor presentación, Arévalo Jordán protagonizaba el papel de Margal. Dejó el teatro después de escribir varias obras, entre ellas, “La puerta” y “El Apocalipsis”. Desde esta época, se propuso mantener un perfil bajo, lo que logró hasta el presente. La puerta. Originalmente concebida como novela, fue posteriormente adaptada al teatro y obtuvo un premio nacional en el “Concurso Literario Franz Tamayo”, auspiciado por la Alcaldía Municipal, el año 1968, en La Paz. Esta comedia, reconocida en toda América, tiene un carácter socio-existencialista que trata de sacar a flote los problemas y pasiones de una familia sometida a formulismos educacionales. La obra se estrenó en Lima en el teatro “La Cabaña” por el grupo teatral “Ayar”. En 1973 fue presentada por otro grupo en Santiago de Chile en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional. El golpe de estado los sorprendió, pero lograron salir de Chile. La pieza teatral fue presentada posteriormente en Buenos Aires, por el elenco peruano “Ayar”. Dirigido por Edmundo Tipacti, este grupo presentó varias obras del autor que nos ocupa, entre ellas el “Réquiem”, “Reír”, tanto en Lima (Perú) como en algunas ciudades del Ecuador. En la ciudad de Lima fue premiado por el Palais Concert, en mérito al éxito que obtuvieran estas dos obras: 6
La puerta y Réquiem, donde obtuvo el Boletín de Plata, y fue invitado a la ceremonia anual que organizaba Palais Concert para premiar a destacados autores extranjeros. Además de las dos piezas teatrales citadas es autor de otras nueve: “Los inadaptados”, “Semillas en arena”, “El último juego de la última cena”, “El plazo”, “La patética”, “El Apocalipsis”. Continuó contribuyendo con poemas y relatos en la prensa nacional. Los Augures. Una primera versión fue escrita en 1968, cuando Víctor Hugo decidió alejarse del “ruidanal mundo”, y se internó en el agreste altiplano. Trabajaba como profesor rural, en una localidad situada a 4.500 metros de altura, en Umala, a 20 km de “Patacamaya”, una estación ferroviaria de cierta importancia. Una parte de esta monumental obra fue presentada bajo el nombre de “El Apocalipsis” como poesía escenificada en tres partes, en la que había que reunir varias artes como coro, orquesta, ballet y declamación teatral. Se la consideró modernista, dada la influencia de la corriente cultural de los años ’60, que cubría a Perú, Chile, México, Argentina y Haití. El “Apocalipsis” de Arévalo Jordán se constituye en una constante incorporación del eterno al contingente. Y, por otro lado, a la abstracción de las dimensiones de tiempo y espacio que suprimen la perspectiva de los planos y su desplazamiento histórico-mítico, confundidos todos en una súper-realidad, apenas una línea tangencial que delimita lo invisible por lo visible. Pero no se trata del súper-realismo en el sentido de la escuela francesa, hay constante de la fuerza, de la inteligencia y del corazón, denominado el tumulto de las fuentes del subconsciente. Poesía muy de católico, terriblemente consciente del pecado original, que trata de ser purgado con 7
un fulgurante amor por sus semejantes y las cosas de la Creación. Para los años ‘70, Arévalo Jordán figuraba en la Bibliografía Nacional Boliviana de Luis Raúl Duran. En 1976, La última sinfonía del mago: El mar de las gaviotas. Poesía. Fue premiada en el X Concurso Anual de Literatura “Franz Tamayo” El jurado estuvo integrado por Berta A. De Alvéstegui, Yolanda Bedregal, Oscar Cerruto, Oscar Rivera Rodas y Norah Zapata-Grill. Ha dicho su prologuista Carlos Urquizo Sossa: La última sinfonía del mago: El mar de las gaviotas presenta una constante de añoranzas marinas. Su inspiración se remonta en alas de gaviotas, sobre el viento en el desierto, cual si se tratara de un viaje eterno, que renace en la magia del paréntesis y la esperanza, que retorna al vacío de la sombra y la soledad de una muerte que no es tal.
En 1977 publica por sus propios medios Soledad, hoy. Poesía. Periodo en el que alterna con miembros del Grupo “Prisma” de Bolivia, en el que confluyeron notables escritores como Pedro Shimose, Yolanda Bedregal, Guido Calabi, Guido Orias y Julio de la Vega, Estos dos últimos alentaron permanentemente el trabajo de Arévalo Jordán. La columnista de “El diario”, matutino de La Paz, Bolivia, Isabel Muñoz Reyes comenta que: Al iniciarse la vanguardia, coincidiendo más o menos con la segunda guerra mundial, los poetas decidieron revolucionar por completo el sentido de la poesía; ya no se trataba de buscar una armonía en el ritmo, una combinación de sonidos buscando la rima, ni siquiera un esfuerzo por embellecer el idioma a base de juegos de palabras e idealización.
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No es la forma lo que interesa, sino solamente el mensaje que se puede exponer en forma directa y concreta. El lirismo como expresión íntima del corazón, cobra una importancia muy grande, desaparece la idealización de la mujer y el paisaje muestra un realismo severo, casi agresivo. La denuncia social, el tenebrismo y la melancolía, son las armas favoritas de los poetas de vanguardia. Se trata de mostrar al hombre como víctima del ambiente y la soledad. V.H.A.J. ha conseguido con este cambio en el sentido de la poesía, una obra densa, embellecida con una serie de figuras literarias que son dignas de un análisis más severo. Con acertadas palabras, V.H.A.J. da nueva vida a temas muy antiguos como la soledad, la melancolía y el amor. Sus metáforas son límpidas y aunque un poco arriesgadas, embellecen notablemente sus poemas. También el tema de la “muerte” de Dios, de la incomunicación del hombre y su desconsuelo ante un destino sin sentido, está presente en este pequeño libro.
Ha dicho René Pomarino de la Universidad de Salta, Argentina: La poesía de Víctor Hugo Arévalo Jordán se despliega en medio de un ámbito teórico-concreto de la realidad totalizante, reflejándonos de una manera casi mítica la transformación de un mundo conflictivo a un mundo humano. Se observa la identificación plena con la naturaleza recogiendo de ella símbolos y objetos para adecuarlos a una determinada imagen pensante, logrando así una definición más concreta de su vivencia con la experiencia crítica. Como producción humana es poesía, es creación y es una confesión íntima que tiene caracteres universales y nos hace ver que el cosmos en directa relación con el actuar del hombre, guarda signos de dolor al encontrarse impotente en su soledad y sujeto a las transformaciones naturales. Su poesía es objetiva, una posición realista; pero el horizonte en cuya dirección se proyecta el núcleo de su concepción es necesariamente filosófico; por la sencilla razón de que no se capta de inmediato su manifestación si no es acomodándose en una
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posición dialéctica-reflexiva entre el sentir humano y su naturaleza. En suma, la presente obra constituye un gran aporte al lenguaje literario y al entendimiento de la filosofía poética sobre todo al empleo de nuevas formas de expresión y consiguientemente a nuevas concepciones de carácter ontológico.
En 1978 sale a la luz La noche de los elegidos. Ha dicho Virginia Reyes, periodista de “El diario”, de La Paz, Bolivia: Es una pequeña obra de tipo alegórico. Todos los elementos en juego son simbólicos. Los dos protagonistas, Runa Sua y Luntata, son los dos aspectos del alma del hombre. Runa Sua es el lado negativo, el odio, el rencor, el egoísmo; en tanto que Luntata representa al amor, a la sensibilidad espiritual. El tema central, la disputa por el fuego, es la lucha perenne que sostiene el hombre en cada minuto crítico de su vida. Como leit-motiv se habla de “la noche de los elegidos” y el ladrón de almas no puede ser otro que Cristo. Con esto ha conseguido una obra de fondo alegórico semejante a las “Moralidades” de la Alta Edad Media, pero adaptada a nuestras costumbres y a nuestro lenguaje.
En 1982, publica Geometrías del dolor, en Santa Fe. Argentina. Las geometrías del dolor se estructuran en tres partes. En la primera de ellas el poeta parte de las geometrías del pasado, accediendo al juego de los recuerdos en un viaje de ida y vuelta. En esos recuerdos subyace lo ancestral identificado en la sombra materna, donde fugacidad y eternidad, permiten el despertar angelical, que posibilita la interpretación de la oscuridad de las sombras, a través del temor que ellas engendran. El temor se corporiza en el temor hacia esas sombras, disipadas a partir del juego concéntrico de una taza blanca de café, donde paisaje, jardín y gato muerto necesitan 10
ser consolados. Cielo y mundo. Mundo y cielo intercambian elementos: nube blanca, verde e inocencia. La amistad, el amor, la vida y la creación. En las nuevas geometrías la culpa de la existencia y el tiempo se amontonan, siendo sólo liberados por la existencia del amor. En la fisiología de las geometrías el poeta se reencuentra consigo mismo y con la soledad del mundo, la nada y el tiempo. En 1985 se lo ve acompañando a Luis Di Filippo, junto a Edgardo Pesante, Adrián Escudero, Catalina Pistone, Nilda Vincentín y otros, conformando la Comisión Directiva de la Asociación de Escritores de Santa Fe. En 1989 se edita definitivamente Génesis. La prologuista María Isabel Copes dice con referencia a Génesis: Estamos ante un nuevo poema de la Creación: en parte síntesis de todas las cosmogonías, las imágenes dominantes devienen de los mitos indoamericanos. También está presente la moderna cosmogonía de la ciencia a través de su terminología específica, amalgamándose sin riesgos de disonancia con los nombres sagrados de todos los dioses de los orígenes más predominantes de la actualidad. El trabajo es un resultado del conocimiento intelectual y de la compenetración emocional con los valores de las tradiciones más antiguas y arraigadas, de los pueblos que han dado la matriz de las actuales culturas, nos encontramos con un universalismo de nuevo cuño, en el que la cosmogonía de las ciencias adquiere una nueva dimensión existencial, transformándose ella misma en un nuevo mito de Creación, en el que anida también la destrucción, como en todos los mitos fundacionales de las antiguas civilizaciones, como en un moderno mito Fundacional de nuestra actual civilización.
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En 1991 el Banco BICA imprime una plaqueta con poemas de Arévalo Jordán, acompañado de Danilo Doyharzabal, Belkis escudero, y Alba Yobe de Abalo. En 1992 la Asociación Cultural Maya publica Recuerdos y silencios, en Santa Fe, Argentina. La prologuista Nora Didier de Iungman ha dicho: El poeta es aquel que no ha olvidado lo que es sentir, y su poesía es aquella que produce una emoción clara; en ella vale el término de Paul Valery “sensación de universo”. Ahondar el discurso lírico es, entonces, sentir su sentido, porque la palabra poética encamina a sus receptores hacia las sensaciones, las emociones, la conmoción estética, una especie de relámpago que se desliza sinuoso, a lo largo del hábeas poético.
En 1993, sale a la luz Testimonio. Poesía. Auspiciado por la Asociación Cultural San Jerónimo. Se presentó este libro en la IV Feria Santafesina del Libro. En esa ocasión dijo Adrián Néstor Escudero: Testimonio es la renovada epopeya del Hombre que, asumido como semilla de cruz, batalla y libra el buen combate en las fronteras de su propio espacio-tiempo “Siglo veinte, siglo veinte, viviendo en una sola noche/ desde el nacimiento hasta el fin”, sin perder la fe, ni la esperanza ni la generosidad en su trato con los semejantes, confiado en que la misericordia del Creador. También se renueva eternamente, en un diciembre sin tiempo, sin edad...
Todos estos años, se han realizado segundas y hasta terceras ediciones de estos libros. EL EDITOR
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PRÓLOGO
ENCONTRARNOS con La última sinfonía del mago: El mar de las gaviotas, es adentrarnos en el supremo anhelo del hombre: la creación y la inmortalidad. Allí es donde lo eterno y lo efímero, el cielo y la tierra, el mar y el desierto, propiamente se funden y al mismo tiempo se rechazan como seres que descubren lo mismo y lo contrario, el hoy y el ayer y sin saberlo sirven al Mago, al Supremo, al Dios, al principio, al origen, al mismo Creador de todo lo dado. Víctor Hugo Arévalo Jordán, de manera casi mágica, buscando en esta obra encontrarse con su Esencia y alejarse de aquello que lo hace sentir condenado, por ser mortal y humano, nos guía a través de sus metáforas plenas y al mismo tiempo tan crudas, por un sinuoso camino circular que parte desde un epitafio universal, para llegar al mismo centro de su hacer poético, redondo, místico y transparente:
L A R G O epitafio de la Hermana lluvia sobre mi Cruz, éste que signa así: Yo soy el viento que silba en el desierto agua que moja las vestiduras, fuego que arde en los corazones blancos, Es el poeta-hombre unido a los principios universales: él es el mismo viento, es el agua, y es fuego, para luego también descubrirse tierra-pachamama y paralelamente sentirse nadie-todo-muerte: así soy nadie soy todo, soy la muerte que descansa. Y desde este costado comienza su viaje: Mi viaje es eterno. Río de lo que soy, de lo que fui, convencido eternamente de mis Nueve Caminos, que son sueños, que son ironía. Su viaje eterno, donde busca sus raíces, bucea y se decreta hijo de los cóndores, para situarse en la cima del tiempo, naciendo inmortal, hijo de la madre naturaleza:
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Mi vuelo es alto porque soy nacido de los cóndores: y mis antepasados volaron más alto, llenos de oro que sirvieron para adorar los dioses del espacio. inserto en un tiempo que sufre y que asume como constante devenir eterno, aunque para él siempre es tarde: pero, muere la vida en la pompa del tiempo, y hoy, que es tarde, siembro rosas, mañana, que es tarde, sembraré espinas... celestial sendero del tiempo que pisan mis sandalias. Tiempo que va transcurriendo y siendo creado como un sendero que cada noche parece morir: La noche es negro pan de miseria Pero con la certidumbre de que “no todo muere del todo para renacer”. Sólo lo sobrevivirá su canto, su última sinfonía, porque la soledad sólo le permite vivir de los recuerdos, aunque con dolor nos confiesa confundido: Canto vacío, sin esperanza, hoy, que me encuentro contigo. Soledad, hoy, que todo es recuerdo, silencio, árbol destruido.
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Tu ausencia es mi nada en mi sombra. Nadie es mi esperanza, nadie es mi sueño perdido. Soy el que fue recuerdo, el que fue la Nada... Llevo mi vacío de muerte perdido en el mágico cosmos. Por todo esto se atreve al gozo, al deseo mortal, a “no envejecer”, porque para todos el tiempo transcurre, pero para el Mago no, porque es poeta... Trampa que se tiende a sí mismo en este juego entre el ser —el dejar de ser— y el no ser en el cíclico tiempo eterno que dura la sinfonía. En este marco portentoso en el que el poeta plantea su eterno vivir, el mar es un todo, que desemboca en el océano azul que también es un transcurrir, que consuela, que calma, que construye, que perdura, pero que por sobre todas las cosas es eterno, él es el que lo contiene, el que le da su historia, el que quitó la máscara, el que le saló la verdad: Lástima, que las olas corren hacia abajo, hacia el tiempo, hacia el mar: y se llevaron las ondinas mi historia triste, mi recuerdo, mi silencio que rueda hasta el océano verde-azul. 16
Las olas saludan mi canto. Tu sueño, Mi historia, Tu dolor de Gaviota. El mar con su amor salado guarda mis recuerdos y mis quejas en blanco caracol. Mi canto es una perla de tu sueño. He surgido como las olas, de la nada, un Domingo de flojeras amontonadas. Viví mucho tiempo en el viejo Nido de la Casa Grande, entre animales míticos y misterios de la Madreselva. Viví mucho tiempo lleno de ensueños infantiles, de estrellas azules y rosas, de cantos añorados en mi Primera Soledad. Viví mucho tiempo engañado de tantas cosas que han dejado de ser, y de tantas cosas que no son ahora. Y todo aquello que ha dejado de ser, es lo que sus recuerdos encierran en “la vieja cabaña que siempre ha sido 17
hembra” y donde está encerrado lo inmemorial, el principio, lo que fue perfecto, como si fuera el principio mismo de todo, el principio de la misma nada, el origen y sus antepasados transidos de muerte. Esa cabaña que fue siempre hembra parece haberlo parido: Vengo desde los tiempos inmemoriales, (...) Vengo de los pies de la vida, sumiso, lamiendo humilde la tierra, por eso soy el Agua que moja las vestiduras. Tengo las manos heridas de la Obra. Obra que resulta creada por el mismo poeta, él es el hacedor, el mago, el principio, el origen, y allí mismo luego de sentirse nacido, de sentirse parido, el viento su hermano, ése que es todo como él mismo, un elemento natural más, le precipita una “gaviota-mujer”, que cae en lo profundo de sus sueños. ¿Es acaso la mujer sueñocreación? O ¿es el mismo misterio profundo como lo es el propio Mago de la palabra, o el mismo mar? Fue en aquel tiempo cuando la ráfaga de mi hermano Viento, precipitó a tierra una GaviotaMujer, morando mis sueños. Cayó en el fondo de mis sueños para transformarse en Virgen de los Profundos Misterios. Todo era naturalmente perfecto ¿Perfecto? Aparece su opuesto, su mitad, su contrario, su convexo. Allí está la gaviota-mujer, la mujer evocada, soñada, con “los ojos morenos del ayer”, pero ese ayer no significa para ella inmortalidad. La mujer es casi una duda, quizá un embrujo del hechicero, es el temor a lo desconocido.
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Ella tenía los ojos morenos del ayer. Llevaba en su rostro las luces de las estrellas, en su cuerpo la ondina misteriosa deseada de la Mitología. Con el viento vino, con el viento se irá, Gaviota Morena, hubo momentos en que dudé de tu existencia. ¿Aire? ¿Esencia? ¿Fuego diluido? Gaviota morena, con el viento te irás. Nacieron tus ojos en el mar de los silencios, con brillos selenitas dejando sueños desparramados. La mujer es la que nació de la magia, pero también la que produce el desequilibrio ancestral... Vino la fuente del Temor, la tormenta de la madurez llegó junto con Afrodita —que nació en la magia— y murió todo. La mujer-gaviota-morena es temporal, envejece, es un experimento y flota en la imagen del mago... Marioneta sensible de los ojos morenos: ya sólo en ti siento llorar los vidrios fundidos de los antepasados, el cantar de la noche y la luna, el alegre rumor del mar que sale de tus labios. Eres algo mío y eres mi vacío de los siglos, eres mi condición pero tú envejeces, yo soy según mi deseo.(...) Partirás, y pronto como un sueño flotando en el infinito. Te formarás como una rosa espacial, bella y trágica, cual amor cual vida, cual infinito amado, muy lejos del olvido.
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Así es la mujer-gaviota para el mago, única, soñada, que recupera el aspecto humano sólo por un instante, la mujer es un día, un momento, para luego morir-transformarse-desdibujarse, para ser recuerdo, para ser gaviota que no comprende o que no intenta comprender el lenguaje del mago creador, del mago inmortal, porque ella es en esencia humana-ave-mortal, porque la mujer es tierra, es polvo, es la que nace del polvo y al polvo vuelve, porque no se atreve a la miel eterna, es sensible-mujer que reconoce en el Mago a su creador. Mis lágrimas se mezclan con tu carne y tu sangre, eres el polvo al cual vuelves. Soy un Hombre, Guerrero de la Vida, el Mago con oídos fantasmas y sueños de vivos y de muertos (los muertos sueñan), la tierra es así. El agua es como la vida, pero también es como la muerte. La lluvia, la nieve, mis lágrimas y las gotas de mar, todo lavan con la muerte. Hombres y Dioses son bañados. ¿Será que el mar, el todo, al final nos iguala? Ese mar ¿Será la muerte?... El mago vuelve al agua que es su origen, vuelve al mar que es su padre... ¿Puede acaso la gaviota-mujer acompañarlo?... Tierra-agua-hombre-mujer-vida–muerte-mortalidad-inmortalidad-poeta. Todos elementos del mismo mundo, donde “La última sinfonía” fue dibujada y cantada, donde los elementos-hermanos naturales, se conjugaron para cerrar el ciclo del Poeta, en un símbolo universal, gigante y polifacético... La Cruz del poeta que Víctor Hugo Arévalo Jordán carga sobre sus hombros, desandando su propia existen20
cia, en un lenguaje que brota desde el alma misma del poeta, descubriendo en cada verso, adjetivos que dignifican, metáforas que taladran los sentidos... Ha sido un honor para mí el haberme encontrado con “La última sinfonía del mago”, de manera inocente, adentrándome en los misterios de un cosmos, de una sinfonía tan bien hilvanada en el mar de las gaviotas... Una gaviota más.
Prof. CLAUDIA SUPPO
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PRÓLOGO
LA ÚLTIMA sinfonía del mago: El mar de las gaviotas de Víctor Hugo Arévalo Jordán, presenta una constante de añoranzas marinas. Su inspiración se remonta en alas de gaviotas, sobre el viento en el desierto, cual si se tratara de un viaje eterno, que renace en la magia del paréntesis y la esperanza, que retorna al vacío de la sombra y la soledad de una muerte que no es tal. Alma glacial e infinita que vaga sobre el centenario vitral de las olas perdidas, su pena se queda en la arena, cerca del mar y del tiempo rebosante de tormentas, por eso ama la brisa y las aves migratorias, el agua que moja la piel de la mujer-ave-morena y el alegre rumor marino que escapa de sus labios, por eso su nostalgia tramonta montes, acantilados y el clamor de vientos, para vibrar ante el hechizo de una nueva morada en la orilla de un universo, que ya no asfixia ni es coágulo libado en el dolor. El estrépito de su prosa versificada, ruge con taumatúrgicos alientos, sobre la orgía plateada que quema las
playas como la piel de mujer desnuda, dejándonos entre venas, amargo dolor de pecado mortal: el despojo marítimo.
CARLOS URQUIZO SOSSA
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ÍNDICE
Sobre el autor ................................................................ 5 Prólogo, por Prof. Claudia Suppo ............................... 13 Prólogo, por Carlos Urquizo Sossa ............................. 22 Mi viaje es eterno ......................................................... 28 Paréntesis abierto en tu ausencia ............................... 30 Un suave encanto envuelve ......................................... 32 Calló mi voz ................................................................... 33 La tormenta se acerca .................................................. 34 Me siento al borde de las aguas .................................. 35 Recuerdos ...................................................................... 37 Nació entonces el mágico lenguaje ............................. 40 Yo nací un día de oscuridades ..................................... 43 Calzados de barro ......................................................... 45 El interior de la cabaña ................................................ 49 Mi razón y mi locura ..................................................... 52 En las paredes cuelgan animales ................................ 55 Sondearon tus ojos ........................................................ 57 La Gaviota me cuenta ................................................... 61 Me quedo en las orillas ................................................ 64 Habla .............................................................................. 67
Sombrío silbó el viento ................................................. 70 Quiero estar solo .......................................................... 75 Calmada la noche .......................................................... 78 La puerta se abrió misteriosamente ........................... 81 Mi último canto ............................................................. 83 Soy el peregrino que era .............................................. 87
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Lamentando el pasado y con esperanzas para el futuro, sin jamás sentirme satisfecho del presente: Así es como se pasa mi vida entera... PIOR ILICH TCHAIKOVSKI En una carta a Anatolio, Agosto 1878
L A R G O epitafio de la Hermana lluvia sobre mi Cruz, éste que signa así: Yo soy el viento que silba en el desierto agua que moja las vestiduras, fuego que arde en los corazones blancos, así soy nadie soy todo, soy la muerte que descansa.
MI VIAJE ES ETERNO
Mi viaje es eterno. Río de lo que soy, de lo que fui, convencido eternamente de mis Nueve Caminos, que son sueños, que son ironía. Camino por la Vida, y soy el Hermano Viento que silba huyendo del día sin bautizo. Mi vuelo es alto porque soy nacido de los cóndores: y mis antepasados volaron más alto, llenos de oro que sirvieron para adorar los dioses del espacio; llenos de oro que sirvieron para adorar los atavíos de los sacerdotes que fulguraban como el Dios Inti, y las mujeres de mis antepasados los amaron porque su vuelo era alto. El oro no compraba la gratitud ni el amor de las mujeres; pero, muere la vida en la pompa del tiempo, y hoy, que es tarde, siembro rosas, mañana, que es tarde, sembraré espinas... celestial sendero del tiempo que pisan mis sandalias. Paso ignorando mi siembra, tal vez un día las recuerde, como
esta tarde invernal, fría, gris, triste como todas las tardes del mar. Paseo por las orillas entre el valor del recuerdo y me encuentro anocheciendo en mi soledad, muere el día, muere la alegría y el dolor, muere el sentimiento y la razón; muere también el placer. Golpeo la Hiedra y corto las ramas sin morir, porque no todo muere del todo para renacer. Tiemblan mis dedos cubiertos de tatuajes y magias ancestrales. Y canto mi historia, espero que haya idea común, porque los tiempos se mezclan en mi memoria. Conozcan mi canto, porque yo me voy, mas quedará mi canto triste, llegarán los nuevos soles y sin embargo lloro. Llegarán las nuevas nubes y sin embargo lloro, dejaré mi jardín y las lluvias, las flores y los verdes prados, mis cantos serán mis testimonios; debería estar alegre de poder cantar y sin embargo lloro.
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PARÉNTESIS ABIERTO EN TU AUSENCIA
Paréntesis abierto en tu ausencia, tórnase soledad sin nombre, sin hora, sin sueño, sin canto rodado. Hoy, que me encuentro con tu recuerdo, SOLEDAD vestida de angustia, de aire comprimido en los huesos; —vieja sombra de la vida—, perfume del tiempo Muerto, Luz sin camino, Canto vacío, sin esperanza, hoy, que me encuentro contigo. Soledad, hoy, 30
que todo es recuerdo, silencio, árbol destruido. Tu ausencia es mi nada en mi sombra. Nadie es mi esperanza, nadie es mi sueño perdido. Soy el que fue recuerdo, el que fue la Nada.... Llevo mi vacío de muerte perdido en el mágico cosmos. Y ahora ¿qué hago sin ti, SOLEDAD?
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UN SUAVE ENCANTO ENVUELVE
Un suave encanto envuelve —en esta soledad— los árboles erguidos de verdes hojas. Un arrullo sube —clamoreando en el aire— del fondo del Ser Infinito. Sutil brisa acaricia alrededor. Anochecen mis penas. Todo muere despacio y triste. Vida que luchas por no envejecer. Pero yo no puedo transcurrir, no puedo envejecer. Sin embargo, todo es tan tranquilo a mi alrededor. Es el tiempo de persecución. Se avizora la Galaxia de Gaviotas Viajeras. Luminoso silencio de gotas que se deslizan por mi rostro, salpicadas de orillas del mar.
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CALLÓ MI VOZ
Calló mi voz en la Noche de los tiempos. Y brotó mi soledad en mi propio silencio. Llevo mis sueños por los horizontes arcanos y contemplo por última vez mi dolor y mi pasado.
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LA TORMENTA SE ACERCA
La tormenta se acerca pesada por el horizonte, destroza el poniente y sus luces candentes, llega el viento sin doctrina, pasea el río sin factura, salpican las gotas sin sentido común como granos dispersos de quienes me cruzan sin saber...! Jardín blanco y Azul, tan mío como yo, tan vacío como mi pensamiento. En mi profundo latido, nigromante compás vagamundo, entre piedras que me rodean los pies, bajo mi gesto apacible en mi túnica enroscada de penas, dejo mis llantos en la arena. ¿Soy el río? Me siento con mi soledad sin hijos y descanso sobre la pena de recuerdos, cerca del mar, muy cerca de los sueños de espuma. Pausa de ola enternecida y tiempo austero. 34
ME SIENTO AL BORDE DE LAS AGUAS
Me siento al borde de las aguas y las olas del mar escucharon mi lamento solitario. Lástima, que las olas corren hacia abajo, hacia el tiempo, hacia el mar: y se llevaron las ondinas mi historia triste, mi recuerdo, mi silencio que rueda hasta el océano verde-azul. Las olas saludan mi canto. Tu sueño, Mi historia, Tu dolor de Gaviota. 35
El mar con su amor salado guarda mis recuerdos y mis quejas en blanco caracol. Mi canto es una perla de tu sueño. He surgido como las olas, de la nada, un Domingo de flojeras amontonadas. Viví mucho tiempo en el viejo Nido de la Casa Grande, entre animales míticos y misterios de la Madreselva. Viví mucho tiempo lleno de ensueños infantiles, de estrellas azules y rosas, de cantos añorados en mi Primera Soledad. Viví mucho tiempo engañado de tantas cosas que han dejado de ser, y de tantas cosas que no son ahora. Vino la fuente del Temor, la tormenta de la madurez llegó junto con Afrodita —que nació en la magia— y murió todo.
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RECUERDOS
Recuerdo de la Cabaña del Ermitaño, la pequeña ventana brillando en crepúsculos y amaneceres. Mi vieja cabaña que siempre ha sido hembra, manigua, puma, radar de viejos ancestros. Hechicera de la noche. Sólo recuerdos de la vieja luna que ya no dibuja los bordes plateados de las hojas nocturnales. Recuerdos de las estrellas que ya no trazan juguetonas, las guías brillantes de los ojos del cielo. La noche es pan negro de miseria, que se come silencioso el Olvido. Gotas de agua tormentosa, ruedan una sobre otra por los vidrios centenarios, vidrios fundidos por mis antepasados, en las hogueras del Pasado, antes que yo fuera inmortal. Gotas de mar, derrotadas hasta convertirse en masas informes. Lluvia de espuma y mar, perlas granizadas con sabor a sol, frescura y sal. Cabellos cristalinos, transparentes.
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Amo las añoranzas del amor al sol, la música de rocío y ola. Dentro de la cabaña arden lámparas de aceite, igual que en el Principio de todo, cuando rutilaban los puntos en el cielo, esperando que la nueva carne se pudra. La carne de los muertos que fueron felices; que cansinos cambiaron la piel por huesos despojados; huesos carcomidos por la sedienta mansedumbre de los gusanos. ¡Feliz del alma vagante del Infinito, sin materia ni llanto! La Parca Negra merodeó el destino de mis antepasados, antes que las estrellas se pusieran en los cielos, con tino acertado destruyó lo que pudo ser bueno y lo que pudo ser peor, esquiva siempre, se encuentra glacial y suspendida sobre nuestros libros de la vida. Con tacos silenciosos sacia su vaso de hiel escondida en el pórtico de la oscuridad, para luego perderse, Eterna. La muerte de mis ilusiones es un revuelco en último instante, con mirada de aliento pútrido. Vengo desde los tiempos inmemoriales, cuando Muru gobernó en las Islas Sumergidas, vengo de los pies de la vida, sumiso, lamiendo humilde la tierra, por eso soy el Agua que moja las vestiduras. Tengo las manos heridas de la Obra. Todo lo que encuentro a mi paso está muerto, siempre estuvo muerto, siempre estuvo muerto. Recuerdos solamente. 38
Fue en aquel tiempo cuando la ráfaga de mi hermano Viento, precipitó a tierra una Gaviota-Mujer, morando mis sueños. Cayó en el fondo de mis sueños para transformarse en Virgen de los Profundos Misterios.
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NACIÓ ENTONCES EL MÁGICO LENGUAJE
Nació entonces el mágico lenguaje de piedras preciosas, y fueron parajes de estrellas blancas que duran apenas un suspiro: ¡ya! muy tarde abrí los ojos de tan suave encanto. Triste rodeo de árboles erguidos. Hojas verdes. Flor de azucena que muere antes de florecer. Túrgida vista esperanzada de poder contemplar en la noche el vuelo mágico de gaviotas emigrantes.
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Una flor se deshoja con el viento, con espinas de Luz que cortan el aire bajo nubes negras y pesadas respiraciones del tiempo. Extiendo mis manos huecas hacia la luz feral: donde tu regazo sedante enternecido recuerda mi dolor. Circula tu sangre solapada a la mía. Respiro a frío de alturas insondables o invierno cercano o roca congelada o iceberg magullado. Empotrada para siempre tu triste figura Gaviota Viajera con donaires y perfumes pasados que me recuerdan el dolor necesario de tu presencia. Tus plumas pesan en mis manos y mis manos te lloran, mis ojos caen con las sonrisas de mis penas.
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Tiempos en que el mar no significa nada para mí, sus aguas no me bañaron.
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YO NACÍ UN DÍA DE OSCURIDADES
Yo nací un día de oscuridades amontonadas, en los montes lejanos del Tiempo y del Verbo conjugado en los azules infinitos; ella tenía los ojos morenos, nació ayer. Yo nací un día de oscuridades, sin recuerdo, sin luz, y fui aborto absorto del hombre que sufre falaz y ciego. Y mi noche fue sin estrellas, sin recuerdo, sin luz. Ella tenía los ojos morenos del ayer. Llevaba en su rostro las luces de las estrellas, en su cuerpo la ondina misteriosa deseada de la Mitología. Con el viento vino, con el viento se irá, Gaviota Morena, hubo momentos en que dudé de tu existencia. ¿Aire? ¿Esencia? ¿Fuego diluido? Gaviota morena, con el viento te irás. Nacieron tus ojos en el mar de los silencios, con brillos selenitas dejando sueños desparramados. Mis pies se cansaron de caminar en las albas soledades de las distancias, de las ignoradas nostalgias en los tramontes con lluvias de ocasos siempre cargados de penumbras. Rutas andadas, serenas y tristes, siempre preguntándose el paradero del Padre 43
Sol, siempre cruzando laberintos entretejidos absurdamente en la mañana de mis pensamientos, haciendo gala de mi fortaleza, siendo de un corazón tan débil y de un palpitar tan loco. Mis pies se cansaron de caminar, las rótulas crujieron húmedas por todas las tardes de lluvias caminadas, por todas las noches de lluvia andadas. Por todos los lunes de primaveras en que los muslos rígidos flaquearon muchas veces el empeño de caminar golgótico con los recuerdos a costas. Cansados. Amarga experiencia. Pies cansados de caminar, en la noche, con lluvia. De arrastrar incansables los calzados del recuerdo de la Noche de los Primeros Tiempos. Tanto andar húmedos; dejaron de agonizar, hace tiempo, así —cubierto de barro coagulado— pisaron el fango de ilusiones mentidas, de cantos y llantos. Sólo queda el clamor de los vientos, que pasa, que pisa, por los acantilados de luz amarilla.
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CALZADOS DE BARRO
Calzados de barro, agua, lluvia, Monótono arrastrar de los pies sin rumbo, monótono. La vida. Mis ancestros cantaron, mis ancestros lloraron. Los secretos del mar azul que los llevo sin tu conocimiento, temblando en mi ser con olas y esperanzas que renacen, que quiero amar, que empieza la metamorfosis de mi soledad compañera, 45
con vibraciones perdidas en el polvo del tiempo: cerrando los ojos; viendo el pequeño mundo en el pañuelo de una mujer: aquella noche te vi en la orilla gaviota caída, mirada triste, inquietante, vi que tus ojos eran morenos, morena tú, gaviota perdida y con la mirada apaciguabas el inmenso Universo; que fuera estirado tanto vacío, por dentro encogiendo las entrañas, en los senos desnudos llevabas la dulzura de la eterna y hueca soledad. Derramé tu dolor en las arenas del silencio, en el vaso del tiempo volcado. Todo era silencio alrededor de tu mirar. Y un hilo de tristeza rodó por mi garganta, la magia del hechicero reía en silencio. Ignoro qué pudo acontecer, y tuve el valor para vivir el día. Vestías, Gaviota 46
morena, túnica transparente, pies ligeros. Tu mirada calmó mi Universo y sentí angustia al no comprender el lenguaje de las aves. Rugieron entonces la montañas internas de mi Ego: Tú, suplicante rostro Virgen que habitas detrás de la tranquilidad de las olas, tú, que cantas apenas la voz fracturada, trotando seriamente por la vida, como triste condena a vivir prisiones amargas de aire dulce. Mis estíos crecen. Se amarga mi pan de cada día sin poder decir por lo menos: Paz, Hay Paz, Paz Hay Paz, no pienso que sea tanta realidad los recuerdos con exceso de espacio. 47
Quietud que me asfixia tanta abundancia... Eterna y Hueca Soledad. ¿Qué haces de tu blancura? Viven en mí esos ojos morena en el fondo de las penumbras, pensamientos, todos los recuerdos me hablaron de ti: en arrullo o clamor del aire en el fondo del ser infinito. Sutil brisa que muere despacio y triste. Llevo encima los secretos del mar azul, árido lomo del lunario, mar azul que nació cuando te llevaron compañera, tan alto como las nubes. Sacrificio para las eternidades, disecado tu tiempo de sueño, tu temblor de Universo; canto mi angustia en árbol del llanto con el triste intento mío de subir tan alto como tú. Mi mirada agita el Universo. 48
EL INTERIOR DE LA CABAÑA
El interior de la cabaña es más triste que la Noche de los Vientos, los gusanos fantasmales agonizan en silencios de polvo, el tiempo hunde el pico fiero en la tierra; en lugar de ser acogedora, es húmeda pese a la lumbre. ¿Dónde están las bellezas de los ojos de los antepasados? Dónde están los placeres que sus manos dieron? ¿Dónde están los sabores que sus labios bebieron? —«Nos levantaremos nuevamente» —dejaron dicho. —«Y los hijos de los hijos nos descubrirán nuevamente»; pero, ¿dónde se fueron los que fumaron para adorar a los Dioses del espacio?, donde se fueron los que oraron» PHESQA IRI AUKY UYMA SIRI ALAJPACHAN. AKAPACHAN AUKYSANAKA-RU- UYMA SIRI». Que traducido al idioma invasor quiere decir:
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Señor que nos crías, Señor del espacio y del presente, a nuestros Padres los criaste. ¿Dónde se ocultaron aquellos que adoraron al Señor del Espacio? —«Despertarán y contemplarán nuestro mirar, en un punto fijo. Sólo eso. Sin decir nada. Sin reprocharnos nada, sólo viendo las líneas de nuestros ojos, que conocieron más allá de las fronteras del espacio azul». «Nuestros ojos y nuestros cabellos se derramarán en los horizontes, seremos el mensaje de vuestras pieles, de vuestro conocimiento, el brillo de vuestros ojos». Dijeron: «Pachacamac renacerá del olvido, en su regreso de los espacios». Las hojas secas rodaron por el barranco del olvido. Las flores murieron marchitas bajo el frío del recuerdo de los antepasados. Favila dispersa en las glorias de la creencia mortal. Esperanza. Arma creada para engaño de nosotros mismos. Hombres al fin, suplicantes en el caudal de lágrimas precales, en el cáligo negro de sal quemada y dispersa en los ojos y en el pensamiento. Precando en la neblina gris con manos fervientes, manos feroces ya del coágulo libado de dolor. Sobre el suelo apisonado las grietas del fuego entraron muy hondo en las entrañas de la tie50
rra. El techo se sujeta por tiravientos de cuero y nudos ancestrales que ahorcan la madera, el barro, la paja. Calcinadas huellas de tiempos inmemoriales. troncos raquíticos del recuerdo, sin vientos ni nubes sin sombra de vientre con esperanzas de Vida. Aire que huele a desolación de los guerreros. Angustia. angustia, angustia, llanto y melancolía, boca seca. Grito destrozado a través del tiempo, sol que se pierde por los siglos, angustia, angustia, angustia. Alma, tempestad, cielo, recuerdo del relámpago abierto, herido. Angustia. Alimento diario. Triste pensamiento de cargas desnudas, culpas sin génesis. Angustia. Destino infame de seres siempre hambrientos. Flácidos. Voces que hacen compañía. Voces que engañan la espera, el hambre, la sed... Muñecos, globos de aire que no se comen... Ojos mustios empotrados en las paredes de la cabaña, ojos hundidos, esperando que llueva el maná y la Verdad, del cielo o del suelo. 51
MI RAZÓN Y MI LOCURA
I Mi razón y mi locura nunca supieron por qué tengo las esporas de la angustia en monocotiledones sembrados en una sola mano abierta. Amo las flores nacientes de la primavera Amo las aves emigratorias que bordean el mar Florecen mis cantos con aleluyas y pendientes de alegrías en los verdes tallos nacientes de tanta dulzura y tanto amor amor.
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II De rato en rato hay espacios esponjosos, agua, hiel y vinagre esparcida. Amo las flores nacientes de la primavera, nace mi dolor y crece tanta yerba en tanta savia perdida que mueren entre sueños, ilusiones y ansias: resuenan con premura bajo mis pies mis cánticos del silencio y mi dolor seca las flores. Pinté un jardín de flores nuevas. Amo las aves, reposo el cuello fatídico de gaviotas agonizantes, y la Brisa, mi Hermana Brisa, muere en la boca de los vientos. Pinté una gaviota Virgen que pisará mis flores, sea como una estrella preocupada de ver agonizantes mis pétalos esparcidos en el camino.
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¿A quién dejar mi jardín?... Ya nada espero del ayer, quiero ser triste volando hacia la puerta del sol, tejiendo empeños de soledad; esperando la noche y mi reposo en el mar. ¡Ay! si mi razón y mi locura supieran por qué beso los labios del fondo del pasado y violento fui arrancado del mar. Las olas se agitaron y sólo soy recuerdo.
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EN LAS PAREDES CUELGAN ANIMALES
En las paredes cuelgan animales muertos, disecados por el tiempo, animales muertos que fueron sembrados muertos, que fueron felices aquí molestando a la Soledad de la Parca de ojos brillantes. Cuelgan las víctimas aves, las víctimas cuadrúpedas. La idea fundamental del mago no ha visto ninguna herida, salvo el tiempo. Sus textos están escritos en las plumas, en el suave pelaje de los cuerpos que disecaron el tiempo, cueros que firman las lejanías y forman los bosquejos trágicos y añorados. Recuerdos de un suspiro de vida. Se funden las sombras y el cerebro. Las luces iluminan la figura ahora, totalmente desnuda la mujer-ave, sentada ante la rústica mesa del experimento, al centro de la habitación.
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Su actitud contemplativa, absorta, mirando dulcemente la rosa guinda que sostenía en las manos uniformes, manos que son delicadas, manos que yo —viento que silba en el desierto— acaricio cariñosamente. Sólo ella puede envejecer. Soy el agua que moja su piel, como el agua vivo sin consumirse.
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SONDEARON TUS OJOS
Sondearon tus ojos el negro del mar, añorando en silencio el rumor de las olas, sin poder olvidar tanta pena hundida en la arena: el cantar de los ríos —más bajo que mis pies— sondearon tus oídos, esperando recobrar ya los sueños y tus energías perdidas. El cielo encapotó negro esparcido en los ojos mirones.
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¿Llueve? ¿Río? Lloras. Busqué entonces tu gloria y tu canto con ímpetu de la ola marina y tu juventud nacía. Quiero dar mi nombre, hacer tu historia, sin comprender contigo que soñamos quimeras, hoy, pero mañana amanecida será cuando mueren nuestras ansias lloronas en las manos, besando el rostro más alto que el dolor. Entonces, ¿es tu tristeza de amar? Busco el seno redondo para posar mi frente, el calor de mis noches de invierno, busco entre tus obsequios el alto pico, el abismo de los ojos desorbitados, tus cumbres de basalto y granito, tu alto vuelo siendo mi sueño tan bajo, que no puedo olvidar tanto olvido ni tu llanto ni tu placer: 58
me busco a mi mismo y no me encuentro. Entonces, ¿es alegría tu penar? Ando libre, canto ajeno al amor mortal, pido sólo una sonrisa para mi desconsuelo. Clamo a los aires esponjosos que me escuchan, clamo que entierren, corazón quieto, entre plumas de aves y alas de mariposas. Entonces, ¿es tu pecado y el mío soñar y soñar? Pido que venga en silencio conmigo la muerte dejando mi rosa triste y marchita, dejando agonizante mi jardín nuevo. Pido que se calle la naturaleza entera, dejando cantos fuera de mí, mustio, dejo pasar las estrellas que estiran el tiempo, me acerco al mar de tus visiones porque tienen las voces 59
que no puedo encontrar, porque tienes el viento que no me falta. Entonces, ¿es nuestro temor despertar? ¡Ay! vida fútil e inconsciente esparcida en tus ojos mirones. ¿Llueve? ¿Río? Lloras.
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LA GAVIOTA ME CUENTA
La Gaviota me cuenta que fue estudiante de los primeros misterios, se encontraba enclaustrada en el Gran Templo de los Sagrados recuerdos, realizando la fórmula de Zoram; pero el destino es adverso en sus misterios y designios, y fue así, juntamente con sus compañeros de la clase mayor, cayeron bajo los poderes del hechicero azul, quien quería poseer nuevos conocimientos. La esperanza del Hechicero fue del tamaño infinito de un minuto, con el olor a sol seco, las encantó y las transformó en gaviotas emigrantes, entonces surgieron sus plumillas de la nada. Era un día sin fecha ni bautizo. En mis manos estuviste porcelana. Marioneta sensible de los ojos morenos: ya sólo en ti siento llorar los vidrios fundidos de los antepasados, el cantar de la noche y la luna, el alegre rumor del mar que sale de tus labios. Eres algo mío y eres mi vacío de los siglos, 61
eres mi condición pero tú envejeces, yo soy según mi deseo. Albas tus manos que florecen en mis sueños, me dejarás sólo en el cielo, sólo con mi suelo, y sólo sentiré lo que los siglos me enseñaron, viento y vacío. Partirás, y pronto como un sueño flotando en el infinito. Te formarás como una rosa espacial, bella y trágica, cual amor cual vida, cual infinito amado, muy lejos del olvido. Soledad en la inmensidad del mar. Sueños muertos de los Misterios. Sólo cuando se acerca la tormenta del plenilunio, una Elegida puede recuperar su aspecto humano. Y en cada tormenta muere la aprendiz elegida. Esta noche te tocó Mujer-ave-morena. La Muerte sueña ya en tus oídos. No puedes huir de tu destino condicionado a las constantes vigilancias del hechicero Azul en su forma de Cuervo Silbante, Inmenso viudo de la noche. Luego del Sacrificio, tus compañeras nuevamente gaviotas, ambularán como musas del mar que emigran eternamente. Nació el mágico lenguaje de las piedras preciosas, canté que la tierra sería bella, que retornarían los Brujos del Ayer y vivirían desparramados por todo el Universo, y nuevamente nos enseñarán sus secretos, puesto que ellos así lo declararon. Se encenderán nuevamente las fogatas de la noche y todos seremos un solo corazón, un solo pulmón. Canté porque tu belle62
za hizo doler mi corazón, canté porque viviste conmigo la pobreza del agua convertida en vino, mientras los árboles virtuosos espían mi dolor y las lágrimas nos venden a precios bajos. Tan absorta y confundida estás, tan sorprendida y temerosa como ave oculta en las alas maternales. El Milagro lo hice para ti. Dentro de la noche, te encuentras con las sales como la luna en la oscuridad, te encuentras con el rosal seco y amarillo con el frío invernal, sin embargo puede florecer una rosa guinda, como un brillo de sangre en el jardín cubierto de arenas, espuma de mar, corta la flor y la introduces en tu mano. Tú única viajera que separaste de tu ruta, tú, ahora mujer bañada de luz y viento, rodeada de tus compañeras aéreas que danzan la música de las Súplicas y me cuentas los secretos del mar azul. Me maravilla que deseases los pétalos suaves de la rosa. ¡Más valiera estar en vuestro templo, si con tanta sabiduría destruye el milagro! Mi razón y mi locura, nunca supieron por qué sondearon en el negror de mar.
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ME QUEDO EN LAS ORILLAS
Me quedo en las orillas regando recuerdos de mi soledad, deshojo los pétalos ilusos de jazmines secos y marchitos, pétalos quebradizos. Dominó en mi espíritu la calma, despierto del palpitar mío, desmenuzo sin lágrimas el tiempo ya dividido con la añoranza como melodía salvaje y triste de tu ausencia; me quedo solo en las orillas, riego recuerdos de mi soledad, recuerdo imágenes altaneras que se van en la tormenta, pronuncio nombres en el vacío de mi sino fatal, me encierro en mis cantos que llevan la voz jadeante y entrecortada, 64
surgiendo las notas melódicas de la noche con perfumes de placer... Me quedo solo en las orillas regando recuerdos de mi soledad, encerrado solitario con mis sombras, con la luz de esperanza esperando en mi jardín y en mis flores, en las estrellas voladas; sentado el tiempo alguna vez en los añosos árboles caídos en la tormenta del Edén Perdido. Canta mi voz tanto lamento y abandono, olfateo la brisa precal del viento, tantos remolinos forjados en el mal de mi lejanía. Intento vencer en mi silencio mi melancolía, trato de revivir la suave fragancia de los rosales taumaturgizando los sentimientos testificados por las nuevas gaviotas viajeras, las nuevas flores, y los nuevos árboles abatidos en la tormenta.
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Tranquila soledad que dibuja la sonrisa de la nueva tormenta, que llega engrandeciendo las sombras. Las estrellas se acercaron con la noche que lloraba.
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HABLA
Habla. Habla en el silencio de mi voz apaciguada, triste dilema para quien emplea mi lengua, porque soy el agua, a quien sólo sonríes y dejas tu rostro reflejado en mí. Soy el viento que pasa, soy el fuego, soy nadie y soy la esencia. Nadie. ¿Si nevara y no lloviera? Es mi deseo. Nieva. Mi tristeza es blanca y no mojada. Los jinetes se lanzan cristalinos al principio, la tierra humea y se resquebraja, el silencio resplandece como una hoja de bronce bruñido y reverberante, pero el cielo ya ni siquiera es azul diáfano, es blanco y negro y parece descender sobre la llanura desnuda, trae su frialdad de otros 67
mundos. El agua de las mareas sigue subiendo, lava la sangre de las rocas, el agua sube, sube, sube el mar hasta acercarse a la cabaña. Las flores orgullosas nunca supieron para qué nacieron. Ni hoy están las verdes hojas del ayer, todas rodaron su destino por las espaldas del tiempo, secaron y murieron, el milagro lo hice para ti, mujer morena que emblanqueces en la noche. En aquellos tiempos crujieron los rayos al caer las hojas. nacieron las melodías, Hijas del hermano Viento. Muerto el Jazmín, Muerta la Mariposa, muerto el resplandor del jardín blanco y azul pintado en mis sueños. No hay cánticos para las próximas cosechas, porque mi último cántico está decretado. El Hermano Lobo aullará tu ausencia, crecerá nuevamente la luna en mi silencio, caerá el llanto muliebre en vértigos del aliento agitado. Tronará la voz amarilla en los temblores del cuerpo. Cantarán la cueca, cantarán el huayño, se estremecerán los altiplanos, los mares se estremecerán. Noche con luna blanca que descansas suave en el eterno firmamento. Mujer gigante postrada en los negros pies del sueño. Pálida alfombra de luz sin sombra. Te pasaste mucho tiempo contemplando la flor extraña que tus manos destruyeron, dudando del Misterio, con perfumes del más allá.
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No pudiste entender mi lengua, no pudiste entender mi rosa que es forma de lenguaje, no pudiste entender el aroma de los presagios, para ti sólo fue un hecho maravilloso el poseerla en tus manos. Para mí, que contemplaba tu piel desnuda, ¡no! Dejé entonces que se desatara la tormenta.
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SOMBRÍO SILBÓ EL VIENTO
Sombrío silbó el viento, rugió la noche escondida en nubes, el camino lejos estaba de las olas que surgían. Temblaba el misterio ante la triste melodía al morir el día. Noche con luna escondida en misterios que nacen con la orgía plateada de luces celestiales, las olas de tul danzan cuando termina la agonía de la tarde. Truenan fríos con gran estrépito las ondas invisibles del aire, (retumba el rayo su ronco gritar), 70
ya pronos contemplo los cipreses, caen las hojas con las hijas de las melodías del viento rugiente; se inclinan las mieses de los campos, refulge el relámpago su apagada luz. Muere la Mariposa, muere el Jazmín, muere mi nuevo jardín pintado de esplendorosa naturaleza, cambiaron los Magos mis ojos por dos lágrimas que rodaron. El mar su cuerpo de onda balancea al compás sonoro árido del viento. Opuesta la nube creció su color entre piedras soladas, negro es mi cielo que encapota el rayo del Olimpo. Mi alarido Titán rompe el silencio de los bloques mudos. Callo y vuelvo a gritar. Grandes espumas olean con duro sonido.
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Oigo tus gritos de agonía Gaviota Viajera Hechizada que cruzaste el mar de las transparencias. Blanco perfil que el relámpago dibuja tu sueño, mujer que fuiste apenas gaviota apenas mujer bella, morena silueta que la luz del rayo dibuja tus sueños con el alba prendida en tus plumas. Cadenas de agonía fueron mis recuerdos en la noche de las penitencias y los ojos del mundo ausentes, con la cara y las manos que tiemblan. El arrullo del oleaje marino creció fundido con el aliento del suave beso al viento solitario como un peregrino. El viento y mi alma gimieron su resoplo canso. Temblaron las aguas su lomo concoideo 72
por las acariciadas orillas donde taumatúrgicos se escucharon melódicas notas, sonoros arpegios del mago. Los árboles blandearon las cimas brindantes, repicaron las campanas españolas su voz asustada. Tanta belleza triste de la agónica sutileza del morir fulgurante en el espacio, bajo mi cielo desplateado, bajo mi techo de granito, con los rayos de un sol muerto en la boca del aire, con la música triste de truenos, luces y voces; todo canta, silba, despacio muere. Han muerto el sol y la Gaviota con el beso mortal incendiaron las nubes en orgías celestiales, y musas al poniente. Encendido ruge mi volcán del dolor latente aún. Ecos de conciencia y ese dolor de pecado mortal 73
y las monjas negras de la noche que vuelan girando en torno a mis ojos, vampiros de la cueva, de mi interior.
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QUIERO ESTAR SOLO
Quiero estar solo todo el tiempo necesario, y llamo necesario todo el tiempo posible, es mi crónica soledad. Me están doliendo las ganas de llorar en tu pecho tierno, levantar lentamente el tiempo que pasa, el tiempo que pobló mi cabeza de arena como el patio de la cabaña. No, no debiste cortar la flor, has hecho que las estrellas tiemblen en la noche. Di, tú también caíste como mis lágrimas, suavemente, gruesas gotas pesadas, que cubren tu pudor de huesos y cadáver. Llevo el hálito calcinante, desértico. Mi aliento nació antes que los Hombres, tiene mi obra forma tangible, quizás como un canto de niño con los ojos abiertos del asombro, quizás del viejo ancestral. Veo el aire aburrido, paseo y me tumbo cerrando los ojos bajo el alar de la cabaña. Mis lágrimas caen sobre la tierra que la bebe, acechan terriblemente los nubarrones del Hechicero Azul, celoso de su presa me observa, el Eco 75
del Trueno está en mi garganta seca, caen los rayos cerca de la cabaña, fulgen las voces de los Antiguos, de los que habitaron el Kollasuyo. Y vuelven a caer como glorias las perlas del mar. Y aun así somos los Hombres Incrédulos. Las olas surgen del mar transmutado por las furias, agitan y emergen como violento barquillo, las olas y musas se confunden en la danza. La Luz de los Ancestros es plata, y es sonrosada como la mejilla de los Invasores. Hoy vuela el cuervo negro e indeciso. Yo no te puedo ofrecer Gaviota Morena, el apretado ramo de mis sueños, ni ser sincero con tu felicidad, puesto que tú eres carne que te pudres, yo soy agua que moja tus carnes. Llueve cuando muere toda luz, aguas violentas en el lecho de violetas violadas, violáceos besos del crepúsculo y melodías ignotas. Pena, llanto, muerte es el lecho de las delicias y el adiós. Falta cordura, experiencia, paciencia, y en partes amor, para tus triviales trinos de queja, mujer aquejada, tú en la nada del silencio. Presencia ausente que fue inlacrimable. Llueven en las alas las sombras, mientras gemimos, Pachamama se calla. Se acerca el adiós latente y palpitante. Las sienes están siniestras, acallados en vano sentir del caos triste del pensamiento. Mis lágrimas se mezclan con tu carne y tu sangre, eres el polvo al cual vuelves. Soy un Hombre, Guerrero de la Vida, el Mago con oídos fantasmas y 76
sueños de vivos y de muertos (los muertos sueñan), la tierra es así. El agua es como la vida, pero también es como la muerte. La lluvia, la nieve, mis lágrimas y las gotas de mar, todo lavan con la muerte. Hombres y Dioses son bañados.
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CALMADA LA NOCHE
Calmada la noche se dibujó triste en mis horizontes, aun antes que el mar significara algo para mí. Aun antes que sus aguas me bañaran; embrujadas siluetas rodaron en mis pensamientos emboscaron mis presentimientos, cuando la noche y vertidas las hojas en el campo estaban, (mariposas amarillas esparcidas por el viento), durmiendo mi magia reposada en los senos del Universo, que de lejos estoy del bosque y sus sinfonías celestes (voces secretas): sólo he ganado más recuerdos acumulados en lo desconocido. 78
Ahora este mar se ha vuelto mío, hoy noche que sus aguas me bañaron, ora que las olas y el viento me recuerdan tus cabellos revueltos en el molino de las imágenes sobre la bruma aposentada en mi añoranza. Mis recuerdos paradisiales siembran sueños anhelados. (Las aves se mecen y me siento solo otra vez) sin ruido, sin árbol, siempre dando un paso triste de nostalgias. Calmada la noche se dibujó triste en mis horizontes, recorrí muchos caminos y contemplé meditativo pasar el tiempo, aquí, tan lejos del Padre, tan lejos del Hogar, tan lejos de la tierra donde perdí el sueño. Si algún día otro ermitaño me viera llorando, se detendrá, me tendrá que escuchar y comparecerá mi locura.
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Siquiera por unos instantes me acompañará en mi silencio; los magos no me dejarán tan solo. La noche y tantas cosas de la noche, azul, con espejos milagrosos reflejando tristeza desheredada. ¡Ay! amada noche, tanta desnudez que no te encuentro.
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LA PUERTA SE ABRIÓ MISTERIOSAMENTE
La puerta se abrió misteriosamente, ingresó el Hombre de Larga Túnica oscura y silencios de largos sueños. Mis manos aletearon y llevé mi mirada profunda, soy el Hombre y soy la Túnica, la luz rodea mi vida y tu muerte. Recuerdo el ritmo negro de la danza, de tu corazón perdido en algún rincón de tus senos, profundo tambor acelerado con descargas de olvido. Me pierdo cada vez más en tu recuerdo. Mi corazón y mi locura no saben por qué huyeron tus compañeras despavoridas. Me quedé en las orillas regando recuerdos de mi soledad, sombrío hice silbar al Hermano Viento, rugió la noche escondida en las nubes. Calmada se dibujó triste la pregunta en mis horizontes. Contemplé mis recuerdos en silencio. 81
Creí ver tu cuerpo en el mar, y por medio de los sortilegios penetré en las aguas ya calmadas. Mi último canto despertó las horas blancas, y se diluyeron los tiempos para sostener mi cuerpo abandonado.
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MI ÚLTIMO CANTO
Mi último canto, llamado el último canto del mago, despertó en las orillas a las aves negras en las horas blancas, y en la soledad de la noche danzaron los recuerdos engarfiados. Huyeron las aves que vuelan hacia el poniente, (solo otra vez) los recuerdos del fin durmieron en mi pasión en los sueños tristes, en las brechas de las almas, en vertidas las hojas del campo.
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Pasa la noche que regresará mañana, distinta, siempre vagando (pasan las aves), entonces... mi sitio estará en el desierto mañana que diré adiós a la noche. Ven a consolarme, amante infeliz que paseas solitaria entre la urbe, tu silencio y los enigmas del hechicero; acércate cada noche un poco más a las orillas como las olas sobre la arena, déjame un poco de tiempo para preparar mi corazón y mi alegría, luego tus olas serán para mí, mis sueños para ti. ETERNIDAD, bogando estará en mi corazón tu galera, ojo gitano para tu felicidad, ojo de lobo montarás para tu perpetuidad, o perro que marcha oliendo hueso y hambre para tu felicidad. Esta noche que nada puede interrumpirla que todo puede quebrarla. Ven a consolarme amante infeliz en mi último canto, entremos juntos en las aguas 84
de mi condena y futura morada, deja que la brisa nos robe los secretos del Hechicero. Soy el agua agua soy y vuelvo a mi origen. Ven, esparce la taumaturgia del vivir eterno en mi dolor, repitamos mullidos en la arena el orgasmo del olvido, hermanos y amantes para siempre, acompáñame y nosotros tendremos todas las noches para buscar las nubes blancas, los perfiles plateados que cubrirán nuestra luna y tu pudor. Refresquemos el paisaje con el aliento, salpiquemos las olas con las risas, corramos y busquemos nuestras ilusiones perpetuas. Hoy aprendí a formar una sonrisa, tengo la calma ansiada. Ven, pero no demores, la luna y el mago no esperan nunca; y si acaso te atrasaras 85
como toda amante de mi último canto, búscame en las orillas del mar; si acaso lloro aún.
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SOY EL PEREGRINO QUE ERA
Soy el peregrino que era, que siempre fui y por tu belleza frívola que renacerá dentro de la noche. Mi lugar es sólo un trino de avecilla quieta, una estrella en la tarde, un Lucero escondido en los Misterios. Tocan las campanas, es temprano aún, pero no se borrará nunca mi largo Epitafio de la lluvia sobre la Cruz. Éste que dice así: Yo soy el viento que silba en el desierto, agua que moja las vestiduras, fuego que arde en los corazones blancos, así soy nadie, soy todo, soy la Muerte. Y tú... eras de una belleza, que hacía doler mi corazón...
La Paz, 10 de Septiembre de 1976.
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