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¿ Qué luz que nosotros no vemos la ilumina ?
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José I. G. Larragán p...
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¿ Qué luz que nosotros no vemos la ilumina ?
DEDICATORIAS
José I. G. Larragán por su apoyo incondicional. Encarnita Polo AGRADECIMIENTOS
Pepa Flores Antonio Montiel César Lucas Filmoteca Española Archivo Biblioteca Nacional Sebastián Palomo Linares Mónica Vergara Daniel Martín Encarna Paso David Fons Pedro Mari Sánchez José Luis Uribarri Joselito Joaquín Solera Conchita Goyanes María José Goyanes Javier Barreiro Enrique Cerezo José Torregrosa Revista Lecturas Revista Fotogramas José Antonio Moreno Emilio Bernarder Angel - Discos Portobello
PUBLICADO POR T&B EDITORES Barquillo 15 A. 28004 Madrid (España) Tel: 91 523 27 04
www.cinemitos.com/tbeditores DISEÑO GRÁFICO Y MAQUETACIÓN: KONIEC FOTOGRAFÍAS: ARCHIVO AUTORES, ARCHIVO T&B EDITORES, ANTONIO MONTIEL, CESAR LUCAS Y FILMOTECA ESPAÑOLA. PRIMERA EDICIÓN: MARZO 2008 © JOSÉ AGUILAR, 2008 © MIGUEL LOSADA, 2008 © T&B EDITORES, 2008
Todos los derechos reservados. Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático. IMPRESO EN ESPAÑA - PRINTED IN SPAIN ISBN: 978-84-96576-68-1 DEPÓSITO LEGAL: M-12739-2008 IMPRESO POR EUROCOLOR, S.A.
CONTENIDO MARISOL, UN SUEÑO PARA LA LIBERTAD 9 PORTFOLIO LA DESNUDEZ DEL ÁNGEL
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LA ATRACCIÓN DE LA MÁSCARA
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DE PRINCESA A TESTIGO
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LAS VENTANAS CERRADAS
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MARISOL POR ANTONIO MONTIEL 297 ENTREVISTA A PEPA FLORES 307 HAN DICHO DE ELLA 315 FILMOGRAFÍA 317 BIBLIOGRAFÍA 319
Marisol, un sueño para la libertad. Una luz en el recuerdo. Todo era azul entonces. Después, sólo el silencio.
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s una responsabilidad abordar la carrera de una estrella cinematográfica como Marisol y mucho más valorar objetivamente sus interpretaciones en el cine teniendo en cuenta, sobre todo, que prácticamente, en la totalidad de las producciones que realizó, existía alguien que de manera directa o velada movía los hilos de la que, supuestamente, debía ser la trayectoria de una actriz que tenía que, sobre todo, ser estrella, llegar a las masas y resultar rentable. A pesar de algunos de sus trabajos y del desacierto que supuso interpretar algunas producciones, Marisol es un mito del cine, no sólo en España, sino en muchísimos países de América, Europa, Asia e incluso África. Parece como si fuera ayer cuando nos deslumbraba a todos con su espontaneidad, su belleza y su talento, pero hace casi tres décadas que se separó del mundo del espectáculo manifestando su deseo de ser una ciudadana de a pie, una más entre esos seres que pululan por las páginas de la vida sin pretender obtener laureles. Su compromiso con los suyos, con la responsabilidad de sus principios y con su coherencia envuelta en todo momento de una educación exquisita con la que siempre ha tratado a cualquiera que necesita algo de ella, la convierten en un ejemplo como persona; pero su faceta como estrella del cine y de la canción será para siempre imborrable porque la huella es muy profunda y también porque muy pocas veces surge un fenómeno como lo fue Marisol o Pepa, que son una misma y, sin embargo, distintas a la vez. Para nosotros es todo un placer escribir este libro gracias al que, por si fuera poco, hemos podido entrevistarla y comprobar su gran generosidad, a pesar de que le resultaba muy difícil realizar una concesión semejante. Gracias otra vez por esas seis décadas en las que has hecho soñar a tantas generaciones y en las que renaces una y otra vez demostrando que eres inmortal. Pero empecemos por el principio.
Todo empezó en Málaga La historia de Pepita Flores González comienza un 4 de Febrero de 1948. Nada en aquel nacimiento podía hacer presagiar que aquella delicada niña se convertiría en uno de los fenómenos cinematográficos más importantes del cine español con una dimensión internacional como pocos han conseguido. Esos orígenes humildes que marcan la primera infancia de Pepita Flores estarán, de una manera o de otra, siempre presentes a lo largo de la existencia de la actriz que nunca ha podido dejar de serlo, por aclamación popular, a pesar de su retiro en su ciudad natal hace más de veinte años. En la infancia quedan para siempre grabados los olores, las primeras músicas que escuchamos y, sobre todo, la esencia que destilan nuestras familias y que tanto importan a la hora de desarrollar nuestra trayectoria vital. Así recordaba Marisol esos primeros años en los que el brillo del éxito todavía no había tocado aquella cabellera que muy pronto se transformaría en dorada. “Mi casa era un corralón de esos que todavía hay en Andalucía y en donde viven muchas familias. En mi caso eran cuarenta y dos las que convivíamos. No teníamos hambre, pero pasábamos fatigas. Éramos pobres, pobres de verdad. Mi padre era tendero de comestibles, mi madre, sus labores”. Según ha contado ella misma, su llegada al mundo se produce en unas circunstancias en las que su familia esperaba la llegada de un varón, pero la simpatía que nuestra protagonista tenía desde los primeros meses de existencia hicieron que, desde un primer momento, fuera el centro de atención de su familia al igual que algunos años después lo sería del público que podía ver sus películas. Así lo describe la propia Pepa “Cuando nací yo, esperaban un niño, así que todos se llevaron una desilusión. Sólo mi abuela se alegro de que no fuera
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un Pepe, sino una Pepa. Yo me llamo Josefa por mi abuelo José, que era el único que no vivía. Mi otra abuela quería que me llamara como ella, Martirio y a mi padre le agradezco que no estuviera de acuerdo, porque con lo que a mí me gusta la bulla, todo el mundo me iba a tomar el pelo”. Aquellos eran unos difíciles años para España, un país que se hallaba sumido en la tristeza de una posguerra que teñía la existencia cotidiana de un gris ceniza. Ni siquiera la élite y las clases dirigentes poseían ese brillo que otras sociedades proyectaban a través de los escasos medios que, por aquel entonces, existían. Nada hacía presagiar que un mundo nuevo estuviera a punto de aparecer y mucho menos que la sociedad daría un giro de 180º. Los que no vivimos aquella época, seguramente, no podemos, ni siquiera, imaginar como era la realidad cotidiana de cualquier familia humilde que apenas poseyera recursos. Así vive Pepita los primeros años en aquella casa de vecinos donde habitaban un piso pequeño en el que apenas cabían los integrantes de la familia. Su natural desparpajo y sus brillantes ojos azules no pasarían ya desapercibidos ni siquiera en aquellos momentos. Aquel duende especial que poseía Pepita le llevaba, según me han contado los que la conocieron en aquella época, a cantar y bailar continuamente. Tanto es así que, según dicen, había momentos en los que tenía a su familia agotada porque su energía vital llegaba a límites increíbles. Su hermana Victoria será una de sus más fervientes y primeras admiradoras al mismo tiempo que su principal compañera de juegos, junto con otras vecinas con las que se reunía para compartir momentos de asueto en los que todavía se podía dejar volar a los niños en libertad sin temer, en principio, graves consecuencias. Marisol alude en numerosas entrevistas a la mala salud que tenía en aquellos momentos motivada, seguramente, por una deficiente alimentación o por la propia naturaleza de Pepita que no era, por otra parte, en absoluto robusta. “Yo me criaba muy delgadita como ahora. Me parece que no se me escapó ni una sóla de esas enfermedades de los críos: El sarampión, la ictericia, la tos ferina, las anginas... pero a pesar de todo aquello yo no cesaba de cantar y bailar en cuanto mi padre organizaba alguna fiesta”. Está claro que toda aquella predisposición artística venía marcada por su abuela Victoria y por su propio padre, a los que podemos considerar como sus primeros maestros y los que le enseñaron a cantar, sobre todo verdiales, bailar y, por supuesto, tocar las palmas, algo imprescindible para amenizar cualquier reunión que tuviera un poco de salero. Todo esto lo refleja también Javier Barreiro en su libro “Marisol frente a Pepa Flores”: “El padre de Marisol cantaba flamenco en veladas de aficionados y era popular en la corrala por su talante y por ser quien organizaba los jolgorios que de vez en cuando allí se daban. La abuela materna, María Victoria, constituyó para Pepa el mejor vínculo con sus orígenes y era también muy aficionada, especialmente a los verdiales y enseñó a sus nietas los primeros pasos de baile popular andaluz. Todo ello unido al ambiente popular que reinaba en estas corralas donde vivían gitanos y con motivo de cualquier fiesta y, sencillamente, al reclamo de las dos o tres radios que poseían los vecinos, se organizaba una zambra por menos de nada. Pepi enseguida destacó por su salero para el cante y el baile”. Eran los tiempos en los que reinaban Imperio Argentina, Celia Gámez, Antonio Molina o una descarnada Lola Flores. Aquellos maestros del arte permanecerían para siempre en el subconsciente artístico de una Marisol que muy pronto iba a aparecer. La llegada de su hermano Enrique constituyó todo un acontecimiento para la familia. Pepita tiene ya siete años cuando se produce su nacimiento y en ningún momento parece que se sintió princesa destronada por la llegada del nuevo bebé. Todo lo contrario, aquél era un muñeco de carne y hueso al que se podía mimar y con el que también se podía jugar recibiendo una agradable respuesta por parte de ese diminuto ser que, según decía, no paraba de sonreír. Marisol lo recordaba “Cuando nació Quique, mi padre se puso más contento que unas castañuelas y organizó un bautizo que ni en las películas. Aquel día fue muy importante para mí. Yo me puse las botas de cantar verdiales y todo lo que me pedían”.
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Ya por esa época Pepita participaba de una manera brillante en los Coros y Danzas de la Obra Sindical de Educación y Descanso puesto que sus destacadas actuaciones en el colegio religioso de Santa Teresa de Jesús, colegio al que asistía irregularmente debido a sus circunstancias personales, habían propiciado que la directiva de los coros se fijara en ella por sus extraordinarias dotes artísticas en el escenario. Ella recordaba así la primera actuación que ofreció poco tiempo antes de debutar en los Coros y Danzas gracias a la intervención de su padre “Mi padre organizó una función de cante y baile en el pueblo de Casarabonela. Esta vez me dio permiso para que yo saliera sola para cantar, no como en otras ocasiones en las que iba de acompañamiento a tocar las palmas. Me pusieron una bata de lunares con la que me enredé al salir al escenario, pero al ver a la gente me dije: “Niña, esta es la tuya” y salí disparada con el pasodoble “España cañí”. Nos podemos figurar, por poca imaginación que tengamos, la naturaleza de su personalidad en aquel tiempo en el que Pepita se enfrenta a la vida con una ilusión y un optimismo quizás desproporcionados para sus circunstancias particulares. Después de realizar numerosas actuaciones con los Coros y Danzas en Andalucía, Pepita viaja a Madrid para tomar parte en un concurso de carácter nacional. Aquel viaje constituye la primera salida importante de Pepita que llega a ocasionar, supuestamente, algún que otro conflicto familiar en el sentido de que no existe un entendimiento con la decisión tomada para que la niña realice aquel viaje. Esa aventura supuso para ella toda una odisea. Y si a esto le sumamos que la brillante actuación en el Teatro Cervantes de Madrid les llevó a proclamarse ganadores del concurso, nos podemos imaginar la emoción de la ya inminente estrella. “En el teatro me pidieron autógrafos, me querían invitar a todos lados, me decían que había cantado muy bien. En fin, que yo pensé que si a la gente le gustaba lo que yo hacía, me podía dedicar a ser artista y se lo decía con mucho énfasis a las chicas cuando volvía al colegio, yo soy artista, yo soy artista”. Es curioso el afán que tenía en ese momento por triunfar y fíjense después todo lo que ocurrió. Solamente podemos decir que, en aquellos momentos, la niña ponía todo lo que tenía de su parte para alcanzar el triunfo. A partir de ese suceso, Pepita regresa a Madrid en varias ocasiones para actuar nuevamente con los Coros y Danzas. En una de esas actuaciones el embajador de Nicaragua le invita a su casa y le regala 1.000 pesetas. Cuando regresa a Málaga comien-
Marisol a los pocos meses de edad.
Una imagen de su primera comunión cuando tenía ocho años.
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En una de sus primeras actuaciones cuando todavía no era Marisol.
Aunque por aquel entonces no era conocida, ya era una estrella.
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za a ser un personaje popular y es entrevistada por algunos periodistas. En una nueva actuación en la capital en el estadio Santiago Bernabeu llama la atención de los medios de comunicación asistentes al acto. Es en este preciso instante cuando es requerida para actuar en el famoso programa de Boby Deglané, “Cabalgata fin de semana”. Éste es, seguramente, el disparadero más importante que tiene a su alcance. “Boby Deglané y Antolín García me llamaron para ir a cantar a la Voz de Madrid; interpreté “María Belén Santajuana”. Fue un día importante en mi carrera artística”. La niña gustó y los presentadores del programa quedaron muy interesados en seguir sus pasos, observándola muy de cerca de partir de aquel momento. 1959, es el año en el que Pepita cambia su inicial destino debido a que el productor Manuel J. Goyanes la descubre y le ofrece un contrato en exclusiva. Las cosas sucedieron de la siguiente forma: En mayo de 1959, Pepita viaja nuevamente a Madrid para intervenir en la Feria del Campo, donde es invitada junto a su agrupación a actuar en televisión. En el libro de Javier Barreiro se describe de esta forma “De nuevo hizo la maleta con la colonia, el cepillo de dientes, la jabonera azul de plástico que le traía suerte y las castañuelas con funda de terciopelo que le había regalado el abuelo. Durante los días que duraba el festejo el grupo se aposentaba en la casa de Málaga desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche, actuando, paseando, saludando a paisanos, dejándose fotografiar y dando al asunto el tono festivo que figuraba en el guión. El día de Málaga se presentan unos cuantos capitostes y, además, las cámaras del No-Do y la televisión. Se sitúa el grupo con su guitarrista Enrique Naranjos y a Pepita la colocan en el centro, ya que no sólo es la más pequeña sino la que más llama la atención por su estilo y salero. Las cámaras se fijan primordialmente en ella. Terminada la actuación debe atender las felicitaciones, entre las que se encuentran la del poncio malagueño que se había canteado por allí. Con el trajín, deja las castañuelas escondidas en una maceta. Cuando va a buscarlas no las encuentra, lo que la sume en hondo desconsuelo”. Después de esa actuación Pepita es invitada por Tico Medina para asistir nuevamente al programa, pero esta vez sola. Quién le iba a decir a Pepita que, en ese momento, estaba viendo la televisión Mari Carmen Goyanes, hija del productor Manuel Goyanes, que llamó a su padre para que pudiera verla en la pantalla diciéndole que, a lo mejor, ésa era la niña que estaba buscando para sus películas. Hay que decir que Manuel Goyanes era, en aquellos momentos, una persona muy importante en el mundo
del cine, primero porque se había casado con la hija de Benito Perojo (oficialmente la primera persona que hizo cine en España) y después porque era muy cercano a los grupos de poder del régimen franquista. Goyanes estaba buscando, precisamente, una niña que pudiera protagonizar la película “Un rayo de luz” y al ver la cara de Pepita en la pantalla y escuchar una voz llena de registros y posibilidades pensó en la mina de oro que, posiblemente, acababa de encontrar. No en vano en aquellos años Joselito era una gran fuente de ingresos para Cesáreo González y seguramente inventar una réplica en femenino podría resultar rentable de la misma forma. Como si fuera un detective, Goyanes hizo todo tipo de investigaciones para localizar a la familia de la niña y proponerles que su hija se convirtiera en una estrella cinematográfica. Muy poco tiempo después Manuel Goyanes decide viajar a Málaga con su familia para tener un encuentro personal y así poder esclarecer todos los puntos de ese contrato que, en principio, para una familia como la de Pepita, podría parecer extravagante y descabellado a la vez. En una entrevista de los años setenta Marisol lo recordaba así “Un día en Málaga llegó Manuel Goyanes para hablar con mi padre. Cuando me lo explicó mi abuela Victoria, aquello me pareció un sueño. Yo admiraba mucho a Joselito y, de pronto, yo iba a hacer una película como las suyas...”. En un primer momento, el padre de Pepita, Juan Flores, se mostró bastante reticente en cuanto a los proyectos que Goyanes tenía para su hija, pero al final el poder de convicción de éste y de los que formaban su círculo cercano hicieron que la respuesta fuera positiva y que Pepita se instalara en Madrid bajo la tutela del productor para realizar unas pruebas cinematográficas y ver cómo se podía llevar su carrera. Suponemos que los incentivos económicos tuvieron bastante que ver en ello.
El nacimiento de Marisol: Un Rayo De Luz. Después de multitud de titubeos se decide que la madre de Marisol también le acompañe en este viaje y que se instale en Madrid muy próxima a su hija para poder vigilar de cerca todos sus pasos. Pepita tiene en ese momento solamente once años y un mundo de ilusiones se presentan frente a ella aunque la incertidumbre de afrontar lo desconocido también es una realidad. “El día que me tenía que venir a Madrid para que me hicieran unas pruebas los chicos y chicas de los coros y danzas, que durante tanto tiempo estuvimos juntos, me despidieron con guitarras y olés. Incluso Doña María, que era mi maestra de entonces, no pudo aguantarse y la vi llorar. Me preguntaba porqué llorarían ellos, mi abuela y algunas vecinas. No lo comprendía entonces, pero es que yo iba a una aventura a la que no le daba importancia. Ahora me doy cuenta que por necesidades de mi trabajo tuve que dejar aquella casa, aquellas amigas y empezar a trabajar poco a poco en esta profesión del cine que es muy bonita”. Un mundo nuevo se abre para Pepita que cambia su rutina malagueña por unas jornadas perfectamente estudiadas en las que existía un momento para cada cosa. Pepita realiza unas pruebas de fotogenia en los prestigiosos Estudios Chamartín que convencen a Goyanes y a los profesionales del momento que apuestan, en principio, por aquella niña. El director Luís Lucia considera que tiene posibilidades como actriz, sobre todo por su sinceridad a la hora de actuar ante la cámara. Continúan realizándose pruebas y en una de ellas conoce a su ídolo Joselito que se encuentra entonces rodando una de sus películas y que repara ya en aquellos momentos en aquella niña que le presentan. Hoy, casi cincuenta años después lo recuerda así “La primera vez que vi a Marisol fue en 1959. Yo estaba en ese año rodando “El ruiseñor de las cumbres” bajo la dirección de Antonio del Amo. Mi carrera estaba, en aquellos momentos, en la plenitud del éxito. Fue entonces cuando trajeron a Marisol a los estudios para hacerle unas pruebas de cámara para la película que protagonizaría posteriormente, “Un rayo de luz”. Conocí entonces a Pepita, porque entonces era Pepita. Una niña maravillosa de once años con unos ojos azules que dejaban atónito a cualquiera que pudiera contemplarlos. Una niña todavía morena
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ya que aun no le habían cambiado la imagen a la que posteriormente nos acostumbraríamos. Recuerdo especialmente su desparpajo, su facilidad de palabra y, sobre todo, su expresividad ante la cámara y, por supuesto, la empatía que tenía con todo tipo de público que estuviera dispuesto a contemplarla”. Una vez que se decide que el proyecto sigue adelante y que aquella niña será la próxima estrella del cine español se plantea el dilema de decidir cuál es el nombre artístico que deberá adoptar. En un primer momento se opta por el de María Belén, pero al final, Manuel Goyanes propone el de Marisol, más acorde con la película que se iba a rodar y rotundo y con fuerza en cuanto a su sonoridad. También se decide teñir el pelo de la niña y convertirla en ese prototipo idílico rubio y con ojos azules que aspiraría a tener cualquier padre. El primer reportaje que encontramos de Marisol como futura estrella de cine aparece en la Gaceta Ilustrada el 9 de enero de 1960, en el número 170 de la publicación y está firmado por Alfredo Tocildo. Una Mary Sol que escriben con “y” y separado y que por el significado que tiene en lo que será su carrera, reproducimos íntegramente “Shirley Temple ocupa toda una época en el cine mundial. Sus ojos traviesos, sus bucles, que repetían todas las niñas del mundo, su simpática sonrisa, sus condiciones de actriz, le hicieron brillar durante mucho tiempo sin posible competencia. Fue, no la novia del mundo, como Mary Pickford, sino la niña del mundo. Frente a Shirley Temple sólo se alzaron la pícara Jane Whiters, con cara de diablo y coletas y, más tarde, Deanna Durbin y Judie Garland, dos mocosas made in USA, que cantaban como los ángeles. En España, salvo casos aisladísimos Mari Tere, durante nuestra guerra y ahora Pilarín San Clemente, los niños han sido los mandones con esos dos fenómenos actuales, Pablito Calvo y Joselito. De pronto irrumpe en nuestro firmamento cinematográfico: Mary Sol. Una chiquilla que hace dos meses correteaba por las calles de Málaga y se tostaba en la Costa del Sol. Una chiquilla de diez años con el pelo rubio, los ojos azules y que, de repente se arrancaba por fandangos o bulerías. Y precisamente en una fiesta, Manuel Goyanes conoció a Mary Sol. El ojo clínico de los productores no descansa. Habló con sus padres, habló con Mary Sol y les ofreció lo que más podía tentarle: un viaje a Madrid, una prueba cinematográfica, un intento de lanzamiento. Y llegó a la capital. Sin historia y sin biografía. Me figuro que dentro de diez años Mary Sol tendrá una biografía como la que tiene cualquier estrella que se precie de serlo. Pero en estos momentos no podemos decir que tuvo una infancia triste, que cantaba por las callejas de la ciudad, que representaba funciones ante sus atónitos padres. No, la verdad y nada más que la verdad: Mary Sol es una niña como los cientos de miles de niñas españolas; con ilusiones, sin problemas, sin complejos, sin ambiciones, sin envidias y sin timideces. Mary Sol ríe, canta, juega y sueña con los Reyes Magos. Ante la cámara de Antonio Ballesteros y bajo la mirada experta de Luís Lucia, Mary Sol hace su primera prueba. Habla, llora, canta y baila. Sí, porque nada más llegar a Madrid, la chiquilla estudia ocho horas diarias. El maestro García Segura le enseña nuevas canciones, una bailarina flamenca le da las primeras nociones del baile. Posa horas y horas ante Simón López y se deja maquillar por Carmen Martín. Ha entrado en el mundo del cine por la puerta grande. Manuel Goyanes habló con Benito Perojo y los dos abordarán la aventura del lanzamiento. Su primera película empezará dentro de cuatro semanas; es una historia triste y sentimental. En ella Mary Sol será la estrella indiscutible. De cuando en cuando la niña recuerda el calor de su patria chica y tiembla ante el frío invernal de Madrid. Apoya su naricilla contra el cristal escarchado y añora su sol. Pero ella sabe que su mundo ya no le pertenece; ella ha entrado en otro mundo y cuando escribe la carta a los Reyes Magos pone: “Quisiera una bicicleta, una muñeca, unos patines…” Sabe que tendrá todo eso. Pero, además, los reyes de oriente le han dejado otra cosa mucho más importante: Un pasaporte para la fama. Ante la cámara, bajo los focos, Mary Sol, nueva en esta plaza ha comenzado a vivir. Ha dicho sus primeras frases ante el micrófono. Después, ha callado. Ha brillado una lucecita en el fondo de sus ojos azules. Luego,
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silencio. No ha podido todavía pensar en esas palabras de diccionario cinematográfico: Fama, autógrafos, contratos, papeles, éxito, gloria, aplausos… No ha podido pensar en eso, no ha tenido tiempo todavía. Quizá dentro de unos años afirmaremos que sí lo pensaba y que soñaba con las luces temblorosas de las marquesinas de los cines. Pero ahora no. Mary Sol es una niña como las demás niñas. Lo único que la diferencia es que tiene ángel. Y esta palabra sí que abre a cualquiera las puertas de la gloria”. Desde luego este reportaje es algo más que premonitorio porque se cumplieron todos los objetivos y posibilidades que en él se plantean. La formación del mito ya ha comenzado. “Un rayo de luz” supera todas las expectativas. Pepita se convierte de la noche a la mañana en Marisol para los medios de comunicación y el ámbito profesional en el que discurre la mayor parte de su existencia. Un ejército de profesores alecciona a la niña y perfecciona su dicción, sus nociones de baile y canto, tratando de inculcarle, además, todo tipo de conocimientos de cultura general y saber estar en sociedad. Manuel Goyanes es una especie de Pigmalión que trata de cuidar hasta el más mínimo detalle. La propia Marisol así lo recordaba en unas declaraciones a la revista “Mundo Juvenil”, en las que comenta la importancia de la música para ella, no sólo a nivel vocal, sino también cómo comenzó a tocar unos “tientos” a la guitarra gracias a su primer guitarrista, Paco Aguilera, siendo una niña pequeña cuando recién se preparaba para debutar en el cine. “¡Vaya sí me acuerdo! Y también recuerdo el primer día. Medio en broma, me enseñó los primeros acordes. ¡Estábamos ambos de un nerviosismo!... Yo, por poder tocar, al fin, aquel instrumento que me volvía loca y él... temiendo que se lo rompiera”. Bromea con su gracia tan andaluza y prosigue “Después todos afirmaron que yo demostraba mucha facilidad y el señor Goyanes me regaló esta guitarra que tengo entre las manos. Ahora toco ya sorongo, sevillanas y dicen que los tientos los hago bastante bien”. Hay que reconocer que el productor poseía un talento especial para organizar todo un entramado de publicidad que beneficiaría a la difusión de la película y de la nueva estrella. En los años sesenta, este tipo de fórmulas publicitarias no eran habituales y solamente podríamos buscarles parangón con producciones hollywoodienses. Manuel Goyanes tiene previsto que Marisol ruede dos películas por año porque desde un principio es consciente de que el tiempo transcurre con mucha rapidez y cada día que pasa es una oportunidad perdida para rentabilizar su creación.
Su primera portada corresponde al 9 de enero de 1960.
Afiche de un Un rayo de luz
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Podemos establecer un claro paralelismo en esta primera etapa entre Marisol y Shirley Temple aunque la estrella americana era bastante más pequeña que nuestra actriz, pero sin lugar a dudas el perfil y el tratamiento son bastante similares. Estamos ante un aparato promocional que incluirá un amplio abanico de teclas que serán tocadas con acierto. Todo un merchandising se crearía a su alrededor, tebeos, recortables, cuadernos e incluso libros infantiles apoyarán una promoción que llega a unos niveles difíciles de describir. Estamos ante una auténtica industria en la que Marisol recibe una media de mil cartas diarias que serán contestadas de forma puntual y a mano por el aparato logístico creado por Goyanes. Marisol comienza su nueva vida en la casa de los Goyanes, una familia que vive al estilo de la alta burguesía y donde la pequeña actriz va a ser considerada, supuestamente, como una hija más del matrimonio. Los Goyanes tenían, en aquellos momentos, seis hijos, José, Carlos, Mari Carmen, Tato, Rosa y Ana con los que Marisol estableció rápidamente unos vínculos afectivos, especialmente con Mari Carmen que era de su edad y con la que se compenetraba muy bien. Marisol se ve introducida, aparte de lo relacionado con su nueva profesión, en un mundo muy distinto al que estaba acostumbrada. Un mundo en el que las apariencias y la pose social son muy importantes y donde el qué dirán y tomar clases de equitación son algo fundamental para la existencia despues. Por otra parte el programa resulta excesivo y la presión a la que se ve sometida, seguramente, le pasó más de una factura. Marisol pierde sus referencias que dan paso a la angustia que se ve soslayada por la presencia de su madre. Marisol vive en una jaula de oro aislada, en cierta medida, de la realidad, pero como todo eso habría que vivirlo en primera persona para poder hablar de ello, tampoco vamos a cargar las tintas. Javier Barreiro alude a su situación en la casa de los Goyanes de la siguiente forma “con mejor o peor tino por parte de unos y otros, lo que parece cierto es que los Goyanes introdujeron en su casa un juguete, de clase baja, con todo lo que eso significaba entonces y que, además, les proporcionaba altísimos rendimientos. En la forma o en el fondo, Marisol nunca vivió con ellos como familia. Sus conversaciones con ella no fueron de padres a hija, sino de protectores a protegida. Algo se quebró en su trayectoria durante una etapa en la que todos necesitamos, sobre todo si se es tan espontáneo y sensible como Pepi, una referencia. Como después se demostró hasta el hartazgo, las que recibió durante la más de docena de años que pasó con ellos no le sirvieron para nada”. Todo comienza a estar a punto para que empiece el rodaje de “Un rayo de luz”, que se iniciará, exactamente, después de las Navidades de 1959. El algunos medios de la época, en reportajes previos a la filmación del largometraje, aparecen artículos sobre Marisol en los que se le adjudica una edad inferior a la que posee. Se llega a hablar de que la pequeña actriz tiene ocho o nueve años. Sin embargo, muy pronto se harán referencias a su edad real. Así, las Navidades de 1959, fueron especiales para la niña Pepita convertida en Marisol que regresa junto a su familia para celebrar las fiestas en Málaga. A su regreso a la capital comienza el rodaje de “Un rayo de luz”, película dirigida por Luís Lucia bajo el guión de Félix y Manuel García Atalaya que se centraron en el famoso cuento que la inglesa Hodgson Frances Burnett escribió en 1886, “El pequeño Lord Fauntleroy”. Los diálogos serán de Jaime García Herranz que hacía muy poco tiempo había escrito “El ruiseñor de las cumbres” para Joselito. El rodaje de la película se realiza en los estudios CEA con un coste de producción bastante aceptable para la época. Si hablamos del reparto hay que mencionar que todo está por y para el servicio de la estrella infantil, así que no existían grandes nombres en el elenco artístico. María Mahor era una de las actrices más conocidas que participaban en la cinta y es curioso que, a pesar de interpretar el papel de la madre de Marisol, tuviera apenas seis años más que la pequeña actriz.. María Mahor estaba en la plenitud de su belleza y ante la cámara pudo transmitir una dulzura angelical y un perfil de madre elegante y, sobre todo, buena. No podía ser de otra
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forma porque la protagonista debía tener una madre con esas características aunque su entorno no la comprendiera demasiado. El personaje del abuelo interpretado por Julio Sanjuán es, después del de Marisol, el que tiene una mayor relevancia. El buen hacer de este actor hizo que el personaje calara en el público por lo que se contaría con él para sucesivas producciones. También aparecían en el reparto una insólita María Isbert encarnando a una profesora de canto bastante insoportable y una niña que, en poco tiempo, se convertiría en una de las actrices de teatro más importantes del país, María José Goyanes. Así recuerda María José aquel rodaje en el que interpretaba a una niña cursi que competía con Marisol y que intentaba ridiculizarla dada su situación privilegiada. “Mi papel era el de Polola, una niña cursi que se burlaba de Marisol por sus circunstancias personales y a la que le pasaba por la cara su esplendorosa situación. Sin embargo, cuando a Marisol le cambiaron las circunstancias no dudó en colocar a mi personaje en el sitio que le correspondía de una manera muy sutil y graciosa. En cuanto al trato que tuve con Marisol, tengo que confesar que fue más bien escaso. Las niñas que protagonizábamos la película apenas teníamos ocasión de poder verla puesto que sólo la traían al rodaje en el momento justo de realizar las tomas y rápidamente se la llevaban. Ella era muy simpática y cordial, pero apenas podíamos disfrutar de su compañía fuera de lo estrictamente profesional. En aquellos momentos sólo sabíamos que era la protagonista de la película, pero nadie podía imaginar que aquel trabajo la convertiría en una estrella que traspasaría fronteras, en un ídolo juvenil que traería cola durante muchos años. Después de aquel rodaje, apenas volví a coincidir con ella. Tuvieron que pasar muchos años para que nos viéramos nuevamente cuando ella ya había decidido retirarse del mundo del cine y de la canción y marcharse a vivir a su Málaga natal. Fue entonces cuando vino a vernos a Encarna Paso y a mí al teatro. La encontré espléndida y maravillosa y desde aquella vez no he vuelto a verla. Es una lástima que una actriz con sus características no haya continuado trabajando, pero en su caso ha sido única y exclusivamente por su propia voluntad, así que, si es para su felicidad, me parece bien”. La fotografía del rodaje estuvo a cargo de Berenguer y la música y las canciones la realizaron los hermanos Alfredo y Gregorio García-Segura que, en aquellos momentos, eran piezas clave del panorama musical español. El rodaje transcurre más lento y con más dificultades de las que se pudiera esperar en un principio llegando a producirse momentos de bastante tensión entre Luís Lucia y la protagonista que, como es natural, no entendía en aquellos tiempos de tantas matizaciones y que se ponía tensa ante los gritos de aquel espécimen que parecía haberse olvidado de que estaba trabajando con una niña de once años. “Luís Lucia tuvo que luchar mucho conmigo porque a mí no había forma de hacerme llorar cuando tenía que ponerme dramática, pero es que yo era muy pequeña entonces y todavía no tenía la capacidad de concentración que adquirí algún tiempo después”. Poco a Poco Marisol se va acostumbrando a la técnica cinematográfica y se va relajando al tiempo que comienza a disfrutar de todo aquello como si se tratara de un juego. El argumento de la película, aunque pueda parecer bastante trillado, hay que señalar que es efectista y, sobre todo, la cinta está bastante bien secuenciada y con un ritmo que llega a convencer. El personaje de Marisol utiliza el mismo nombre que la estrella para que el público se vaya familiarizando con su nombre artístico. La actriz interpreta a la nieta del aristócrata italiano Conde D´Angelo. Las circunstancias han hecho que no se conozcan debido a que éste no aprueba el matrimonio que su hijo, ya fallecido, había contraído con una cantante sin éxito que tiene interna a su hija en un colegio de élite ocultándole su verdadera situación social y económica valiéndose de la ayuda de su cuñado y de algunos amigos. La historia se cuenta en flashback a partir de la tercera escena. Posteriormente, Marisol viaja a Italia para conocer a su abuelo al que se mete en el bolsillo a pesar de su aparente mal humor. La niña da vida a aquel palacio y a sus habitantes llevando sus juegos y canciones a un mundo aburrido y lleno de convencionalismos. Así pues, Marisol es la varita mágica que con-
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Fotograma de la película Un rayo de luz, 1960. El actor Julio Sanjuán en primer término. vertirá a un mundo de naftalina en algo vivo y chispeante al tiempo que es el instrumento de reconciliación entre una familia rota. Finalmente, el abuelo admite a la madre de Marisol que acabará casándose con su cuñado Pablo. De esta historia, en cierta manera moralizante, podemos extraer lo que suele denominarse un argumento tipo que se repetiría en posteriores producciones protagonizadas por Marisol. En la cinta encontramos numerosas canciones que se hicieron muy populares en la época tales como “Corre, corre caballito”, “Paso firme” o “Adiós al colegio” interpretadas por una Marisol que solamente puede ser calificada como brillante. Estas canciones se editaron en discos de vinilo que se vendieron como rosquillas en medio mundo y que supusieron también una importante fuente de ingresos para el productor. En cuanto al vestuario y la ambientación, simplemente comentar que, aunque estaban bastante bien conseguidos, rezumaban, en ciertos momentos, una vinculación directa con lo que podríamos calificar como bodevilesco y afrancesado muy propio de los melodramas con pretensiones de la época. Después de bastantes semanas de rodaje, éste llega a su fin y comienza una rapidísima promoción que se inicia con la participación de la película en el entonces idolatrado Festival de San Sebastián donde Marisol es presentada a la prensa y a los profesionales que reconocen que la niña es poco menos que un portento. La revista “Lecturas” es la primera que realiza un reportaje sobre ella situándola desde un primer momento en el Olimpo de la gloria. No sabemos qué pensaría la Marisol de aquellos años, pero podemos imaginar que sería una situación casi irreal.
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Con su tata postiza que no era Isabel Garcés…
Disfrutando de su nueva vida.
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“Un rayo de luz” se estrenó el nueve de septiembre de 1960, en el Palacio de la Música de la Gran Vía madrileña. Estuvo en cartel cuarenta y cuatro días convirtiéndose en el mayor éxito del año, desbancando incluso a “Mi último tango” de Sara Montiel. Los padres de Marisol asisten al estreno y son partícipes del tumulto que provoca la première y de los alaridos y apretujones que causan los fans para poder ver a su hija un poco más cerca. Es en ese momento cuando su familia y Manuel Goyanes se dan cuenta de las dimensiones que está alcanzando aquella apuesta. La crítica de los principales periódicos trató con cariño el film y a su protagonista diciendo, prácticamente en su totalidad, que había nacido una nueva estrella, que no sabían cuanto iba a durar, pero que, en principio, resultaba arrebatadora. Muchos años después Terenci Moix diría en “Suspiros de España” “En su primera película asombró cantando por soleares con una voz muy potente para una niña de once años”. Y es que Marisol cautivaba con sus ojos, con su gracia y con un encanto de pizpireta que arrancaba una sonrisa a la persona más adusta. El fenómeno lo consiguió, no solamente con su generación, sino que son muchas las que se han rendido a sus encantos a través de las incesantes reposiciones que se han hecho a lo largo de los años. Ésta es su película más recordada. La recaudación fue de treinta millones de la época y dicen que hasta setenta en el extranjero, aunque tampoco resultan unos datos muy acreditados teniendo en cuenta la deficiente regulación de la taquilla que se daba por esas fechas. El presupuesto que se había empleado para la producción de la misma, en ningún momento había superado los cinco millones, así que su rentabilidad quedaba más que demostrada. La película es llevada a la Mostra de Venecia donde Marisol obtiene el Primer Premio de Interpretación Infantil, premio que recogió personalmente y que la colocó en un escaparate de privilegio. En un reportaje en exclusiva para “Sábado Gráfico”, firmado por Castillo, nos presentan a una Marisol apoteósica a la que llaman la Shirley Temple española y de la que dicen que tiene diez años. Es decir, intentan quitarle dos, pero esto, finalmente, será insostenible. “Quien ha tratado a Marisol ha podido conocer esa enorme personalidad, a sus diez años que la hace ser distinta a todas. No quiero decir que sea mejor o peor. Si no distinta. Y en eso, quizás, va a estribar todo el éxito que se le augura y que ya ha iniciado en el primer festival al que ha acudido.
Como niña, es realmente encantadora, infantil, espontánea, ingenua… pero de verdad. Sin prodigios de ninguna clase. Solamente con una arrolladora simpatía que se gana al instante el favor de quienes la conocen. Como actriz, Marisol se muestra con una fibra sensible, sabiendo captar los matices de su personaje con una experiencia que verdaderamente sorprende, teniendo en cuenta que ha sido éste su debut cinematográfico. Y en esta presentación de la Mostra de Venecia ha obtenido el sombrero de plata, un premio de interpretación que es el primero alcanzado por un artista español. Un premio que le abre las puertas de la fama cuando hace poco más de un año ella estaba tan ajena a estas cosas del cine. Porque entonces lo que más le divertía eran sus clases de baile y sus juegos por el Camino Nuevo, allá en su malagueño barrio de la Victoria…”. Al tiempo recibe otro premio en España, la Mención Especial del Sindicato Nacional del Espectáculo. Estos dos importantes reconocimientos marcaron su trayectoria desde los comienzos. Así los vivió ella “Con “Un rayo de luz” estuvimos en el Festival de San Sebastián y en el de Venecia, donde me dieron el premio a la Mejor Interpretación Infantil. Empezamos a viajar muchísimo y cuando terminé, me fui una semana a Málaga, con mis padres. Desde entonces sé que las obligaciones te impiden muchas veces hacer lo que quieres, porque yo siempre viviría con los míos en Málaga en una casa muy bonita que se llama Villaflores. Ésta ha sido mi mayor satisfacción, poder contribuir a que mi familia se encuentre a gusto, aunque no podamos estar siempre a gusto”. Son unos meses de actividad frenética en las que se recorren numerosos puntos de la geografía nacional e internacional con actuaciones especiales en directo así como numerosos actos de gran repercusión mediática como visitas a niños y ancianos, saques de honor y otra galería de actividades que únicamente tienen como finalidad la promoción de su película y de la niña. Son giras muy intensas en las que la joven estrella concede numerosas entrevistas a los medios nacionales e internacionales convirtiéndose ya, en aquellos momentos, en una de las actrices infantiles más importantes del mundo. Existen multitud de grabaciones procedentes de los medios más insospechados que recogen declaraciones de la actriz manifestando un desparpajo prodigioso “Para presentar “Un rayo de luz” visitamos varios países americanos. La ruta fue Brasil, Argentina Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Puerto Rico, Colombia, Chile y Uruguay. El viaje duró cuatro meses, pero fueron tantos los traslados de un sitio a otro, tomamos algo así como veinte aviones, que apenas recuerdo haber visto más que los aeropuertos, los hoteles y los teatros”. En el número 44 de “Mundo Juvenil”, Marisol recuerda su primer viaje a Sudamérica: “Mi primer viaje allí fue a Chile, antes sólo había ido a Venecia a recoger un premio, y fue muy emocionante verme rodeada de tantos y tantos niños pidiéndome autógrafos, tanto que hubo un momento en el que quería huir de allí corriendo, pero luego me fijé en las caras de buenos que todos tenían y que me recordaba a la gente de mi país que me puse a firmar autógrafos lo más aprisa que pude para que me diera tiempo a firmarlos todos”. Una de las visitas más relevantes fue la que realizó a los Estados Unidos. A pesar de los numerosos artistas que existen en el país americano, Marisol entusiasmó al público. Una muchedumbre recibió en Nueva York a Marisol. La pequeña actriz obtiene el favor de la crítica después de haber actuado en el teatro en donde se habían agotado las entradas. Sin duda era la estrella juvenil más importante del mundo. El programa de televisión de Eddy Sullivan la reclamó para que actuara en directo y allí fue recibida nada menos que por Harpo Marx, el famosísimo hermano mudo de los Hermanos Marx. En aquellos momentos la fama de Marisol alcanza una de sus más altas cotas. En Hollywood Marisol visita los estudios más importantes de cine y se fotografía junto a estrellas como Ann Margret, afirmando que, a lo mejor, algún día, rodaba una película allí. Joselito también estuvo, casi en la misma época, en el programa de Ed Sullivan que veían millones de telespectadores “Marisol también actuó como yo en el programa de Ed Sullivan. En él sólo tenían cabida las grandes estrellas del momento a nivel mundial. Ella demostró que era especial y se metió al público norteamericano en el bolsillo”.
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Con Joselito en los primeros años 60.
El trío calavera: Pulgarcito, Isabel Garcés y Marisol
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Joselito y Marisol asistieron a numerosos eventos juntos, pero nunca rodaron una película que uniera sus trayectorias. Existían demasiados intereses por todos los lados para que esto se pudiera producir. Joselito recuerda “A partir del gran éxito de su primera película, Marisol y yo comenzamos a coincidir en multitud de actos. Había ocasiones en las que ella venía a recibirme al aeropuerto cuando yo regresaba de alguna gira por América. Y al contrario. Teníamos muy buena relación y la prensa nos adoraba. Éramos los niños mimados de la época, los hijos que todos los padres decían que les hubiera gustado tener. Teníamos los dos tal popularidad que, en algún momento, se habló de la posibilidad de que hiciéramos alguna película juntos, pero era absolutamente imposible por multitud de motivos de marketing y de intereses económicos ajenos a nosotros. Por nuestra parte hubiéramos estado encantados, pero aquello nunca fue posible”. En “La jaula del ruiseñor”, de Manuel Manzano, también se habla de Marisol “Tanto Marisol como Joselito fueron niños mimados del régimen franquista. Sus representantes se encargaban de mantener unas excelentes relaciones con el poder que era, en definitiva, quien promovía ese cine de evasión alejado de la realidad social implicándose muy directamente además, por medio de la censura y de la promoción de los profesionales alineados con el régimen. Cuando dejó de ser niña, Marisol, tanteó finalmente un estilo de canción y un cine mucho más comprometido política e intelectualmente de acuerdo con sus ideales políticos de izquierda finalmente expresados sin que el representante de turno le cerrara la boca por motivos más que evidentes”. Manuel Manzano establece también una clara diferencia entre las carreras de Joselito, Marisol y Rocío Dúrcal. Joselito no fue capaz de superar con éxito su primera juventud al contrario que Marisol y Rocío. “Marisol, por el contrario y al igual que Rocío, ya de adulta redirigió su carrera y aprovechó sus dotes artísticas hasta que se retiró siendo ya una mujer en los escenarios”. En lo que sí convendría reflexionar es en qué reside exactamente el éxito del fenómeno que supone Marisol. Evidentemente podemos sumirnos en toda clase de conjeturas que, desde luego, no nos conducirán a ninguna certeza. Está claro que su belleza no está acorde con los cánones más clásicos y, sin embargo, sus rasgos finos, expresivos y personalísimos le confieren una bella dulzura apoyada en unos exquisitos ojos
azules. Esto unido a un sensacional carisma, una predisposición para el baile, una característica voz y, por supuesto, una incuestionable fotogenia en cada una de sus etapas vitales, la convierten en un mito del cine asentado en unos sólidos pilares y que es alimentado en una primera época, constantemente, por las manos de su creador, pero que serán la prensa y el público los que en etapas posteriores mantengan el mito prácticamente intacto. Aquella niña que jugaba a ser actriz envolvió al público en un eterno romance sin apenas pretenderlo. Amor platónico es el que sintió Joselito por Marisol en toda aquella época. “Desde que conocí a Marisol me enamoré de ella y cuando se convirtió en una adolescente guapísima y sensual, todavía mucho más. Hubo una época en la que le escribía cartas prácticamente a diario. Después, pasados algunos años, coincidimos en un avión con destino a América y ella me dijo que todavía guardaba aquellas cartas. La verdad es que me hizo mucha ilusión que me dijera aquello con tanto cariño, porque para mí siempre ha sido una persona muy especial”.
Ha LLegado Un Ángel: La confirmación del mito. En vista del éxito obtenido con su primera película, Manuel Goyanes se embarca rápidamente en un segundo proyecto que constituirá la confirmación del fenómeno cinematográfico Marisol obteniendo una proyección social internacional fuera de toda duda y con una dimensión que supera, en algunos momentos, la obtenida anteriormente por Joselito. El director elegido para la cinta es, nuevamente, Luís Lucia, que conocía maravillosamente el percal con el que tenía que trabajar y sobre todo parecía haber encontrado las claves para obtener de aquella niña lo que más le podía seducir a la gente. La película se rueda en los primeros meses de 1961, cuando todavía está en las carteleras de medio mundo “Un rayo de luz”. El argumento de la película pertenecerá a Manuel Sebares, bajo la planificación de José Luís Colina y con guión de Alfonso Paso que, en aquellos momentos, era uno de los autores teatrales con mayor éxito a pesar de tener una cuestionada calidad. El argumento, aunque bastante insulso, funciona por el prototipo de estrella que promociona. Así vemos como Marisol interpreta a una preciosa niña que soluciona los problemas de la familia de su tío Ramón con la que tiene que convivir a pesar del inexistente cariño que le profesan por haberse quedado huérfana. De esta manera Marisol intenta poner orden en una caótica casa que vive de las apariencias y en la que, por otra parte, la ética personal brilla por su ausencia. Estamos ante una familia desestructurada y será la nueva moradora de este peculiar hogar la que vaya colocando las piezas del puzzle lo mejor que sabe y puede intentando devolverle a sus parientes la dignidad de la que carecen. Ese ángel ya anunciado en el título, es de carne y hueso y por si fuera poco canta, baila y sonríe a todo el mundo incluso a los que no la quieren y le proporcionan malos ratos. Hay quienes, ihan llegado a establecer un paralelismo entre la casa y la familia que se describe en la película y la vida un tanto peculiar con los Goyanes aunque, sinceramente, me parece un poco excesivo. Como compañero de aventuras Marisol cuenta con el genial actor mejicano Cesáreo Quezadas, alias “Pulgarcito”, con el que mantiene una química extraordinaria alcanzando unos momentos sumamente tiernos. Es, en esta película, donde comienza su colaboración con una actriz que acompañará en muchos otros títulos a Marisol, Isabel Garcés, que incluso guarda cierto parecido físico con Marisol, característica que se explotará en películas venideras. En el reparto también están José Marco Davó, Ana María Custodio, Jesús Puente, Francisco Camoiras, Jaime Blanch o José María Tasso. Carlos Larrañaga también protagonizaba un papel de señorito calavera que no tiene un duro, por supuesto no trabaja, pero que trata de vivir de cine a costa de los demás. Como comprenderán es un papel que Carlos interpreta maravillosamente demostrando, ya en aquellos momentos, que será uno de los galanes más solicitados para el cine y el teatro. Así recordaba Larrañaga el rodaje de “Ha llega-
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do un ángel”, “Me lo pasé muy bien en el rodaje de aquella película y Marisol, a pesar de ser una niña en aquellos momentos, era una gran profesional. Recuerdo que mientras rodaba esta cinta estaba filmando otra con Joselito, concretamente “El pequeño coronel”. Así que me cambiaba de indumentaria y me iba al otro rodaje. Estas cosas solamente puedes hacerlas cuando eres muy joven. Muchos años después coincidí con Marisol en “Proceso a Mariana Pineda” y siempre que he trabajado con ella ha sido un verdadero lujo. Primero por lo gran profesional que es y también porque es un ser humano fuera de lo común. En cuanto a su belleza, ya está todo dicho porque ha sido y es una mujer bellísima”. Julio Sanjuán, que había sido el encargado de dar vida al abuelo de Marisol en la producción anterior, asume esta vez el papel de un profesor cascarrabias que tiene en jaque a los estudiantes y que solamente se ablanda ante la actuación de nuestra niña prodigio. El perfil del personaje es, literalmente, bordado por el actor al que Luís Lucia le pedirá al siguiente año que realice, prácticamente, el mismo personaje en la película “Canción de juventud”, protagonizada por Rocío Dúrcal, que sale a la palestra en plan Deanna Durbin. Augusto Algeró y Antonio Guijarro son los encargados de firmar la banda sonora y las canciones de la película que alcanzan una gran popularidad permaneciendo en las listas de éxitos durante muchísimas semanas pinchándose constantemente en las emisoras de radio. Temas como “La canción de Marisol”, “En el tren”, “Andalucía”, “Que me perdone Dios”, “Mare Nostrum” o “Estando contigo” son tarareadas por todos los españoles independientemente de su condición social o económica. Sin ningún tipo de duda, el mayor aliciente de la película es su protagonista que muestra una desenvoltura todavía mayor que en su anterior trabajo sabiendo superar con virtuosismo las pacatas situaciones y lo insulso de los diálogos que tiene que reproducir. En aquel año empieza a intensificarse, aun más si cabe, todo lo que rodea al mundo de Marisol. Los discos de sus películas se venden sin realizar apenas esfuerzo. Continúan los álbunes de cromos, los recortables, la muñeca Marisol, los banderines, las tarjetas postales, los libros de cuentos, los cuadernos ¿pueden ustedes imaginarse lo que generaba todo aquello...? La economía de los Flores y, por supuesto, la de Manuel J. Goyanes, había cambiado mucho en el último año. Marisol lo recordaba así “Mi padre dejó su empleo en la tienda de comestibles y se compró un autocar y lo puso al servicio para excursiones. Por cierto, le puso de nombre “Un rayo de luz”. En la actualidad ha ampliado el negocio y ya tiene dos autocares en lugar de uno. A mí todas esas cosas me llenan de alegría y me animan a trabajar más y mejor”. Tenemos, en principio, a una familia satisfecha, a una niña ejemplar que convierte en oro todo lo que toca y a un productor que debía sentirse la persona más afortunada del mundo por haber encontrado aquel diamante que ni siquiera él sabía cuantos quilates tenía. El estreno de la película tuvo lugar el ocho de junio de 1961, en el Palacio de la Música de Madrid. De nuevo se repitieron las aglomeraciones, los tumultos, una niña casi en volandas vestida de princesa, ovaciones, vítores, aplausos, entusiasmo enfervorecido, masas de admiradores ovacionando a la estrella y, por supuesto, una Marisol espectacular a la que no parecía sorprenderle aquella situación y que saludaba y asumía las circunstancias con una naturalidad que dejaba perplejo a cualquiera. El éxito de la cinta fue algo increíble permaneciendo más de doce semanas en cartelera. Esto fue lo que dijo la crítica madrileña “Sería sumamente difícil hallar una intérprete infantil con el encanto de esta niña: Marisol (ABC)”, “Vuelve ante nuestros ojos la figura arrolladora de Marisol en todo su esplendor (El Alcázar)”, “No hay que olvidar que la protagonista es una niña encantadora que constituye un excepcional hallazgo para el cine español (Arriba)”, “Estimación personal: Absolutamente encantadora (YA)”, “Otra vez Luís Lucia, el gran director español que dio a conocer a la diminuta estrellita Marisol, nos brinda la ocasión de admirar el arte de la chiquilla encantadora, que canta, baila y exhibe sus grandes facultades de actriz (Madrid Diario)”, “Ha llegado un ángel, en color, le hará pasar un rato inolvidable. Isabel Garcés, Cesáreo Quezadas, Carlos Larrañaga, Ana María Custodio, José Marco Davó y Pilarín San
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Fotograma de Ha llegado un ángel, 1961, dirigida por Luis Lucia. Clemente, son los artistas que acompañan a la estrella infantil más importante del mundo, Marisol, en una película de Suevia Films”. Después de aquel estreno que había superado incluso al anterior, Marisol realiza una intensa promoción de la película que no le deja apenas tiempo para la vida cotidiana de cualquier niña de su edad. En los momentos en que Marisol no rueda ni está de viaje sigue recibiendo clases intensivas de canto con Luís Sagi Vela y de baile con Enrique “El Cojo”. Por supuesto firma miles de fotografías, atiende a los periodistas y realiza prácticamente a diario sesiones fotográficas de todo tipo en las que se crea un universo de ficción alrededor de ella En su segundo viaje, Marisol, visitó América del Sur y el recibimiento que le ofrecieron fue apoteósico. Con “Ha llegado un ángel”, Marisol consigue tener una carrera más que consolidada y que confirma que el éxito de su anterior película no había sido casual sino fruto de su particular talento. El público no se había equivocado al otorgarle honores de gran estrella. Brasil, Chile, Venezuela y otros muchos países de América Latina se rindieron a sus pies. Una corte de fans infantiles y adultos se peleaban para conseguir una fotografía dedicada o un autógrafo. Los medios de comunicación americanos sienten una gran pasión por nuestra estrella y durante sus viajes no la dejan ni a sol ni a sombra creando verdaderas aglomeraciones en los hoteles donde se alojaba Marisol. Como no podía ser de otra forma, Portugal también se rindió a los pies de la joven estrella aunque fueron muchos los seguidores que desbordaron su entusiasmo al poder verla en persona reivindicando todo tipo de reacciones que no siempre fueron agradables.. Entre ciertos fans, en algún momento, hubo
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Con el entonces joven galán Carlos Larrañaga en “Ha llegado un ángel, 1961. más que palabras a la hora de decidir quién entregaba unas flores... El fenómeno “fan” se había desatado. Grecia fue testigo de su éxito durante el estreno de “Ha llegado un ángel”. Asistieron al mismo los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía, que se fotografiaron con Marisol declarando sentirse muy orgullosos de que existiera una actriz española tan joven y tan importante. Marisol revoluciona el país convirtiendo sus actuaciones en verdaderos acontecimientos sociales. El Panathynaikos la nombra su madrina y le invita en un partido a hacer el saque de honor. En un reportaje de 1961, Marisol recuerda la primera fiesta taurina que presenció “Uy, lo pasé fatal viendo como torturaban a aquellos pobres bichos. En cambio qué estupendos los rejoneadores y que bonita la música y todo aquel colorido. De no ser por los toros me gustaría horrores la fiesta”. Estas declaraciones parecen premonitorias puesto que Marisol todavía no era consciente de que algunos años más tarde rodaría la película “Cabriola”, sobre el mundo taurino y los rejoneadores en particular con Ángel Peralta a la cabeza. No podemos olvidar la labor que José Manuel Parada ha hecho en torno a la proyección de las películas de Marisol en Televisión Española y en Radio Nacional durante muchísimos años. Gracias a él muchas generaciones han podido redescubrir a la artista y disfrutar con sus aventuras y sus canciones. “Ha llegado un ángel” ha sido una de las más programadas. Así recuerda sus películas y las anécdotas y vivencias que tiene con Marisol “A mí me encantaba Marisol desde niño y seguía todos sus estrenos y las publicaciones que hablaban de ella. En una primera etapa, sus películas tuvieron un gran calado en el público porque Marisol era única y, sobre
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todo, mágica. “Tómbola”, “Ha llegado un ángel” o “Un rayo de luz” son películas que no tienen caducidad. El otro día me quedé sorprendido cuando Santi Botello, presidente de la productora “Mandarina”, para la que trabajo últimamente, me pidió que le consiguiera películas de Marisol para regalarle a su niña de cinco años porque era el mejor regalo que podía hacerle ya que había visto una y le había fascinado. Lo que demuestra que no solamente se trata del éxito de un determinado momento. Aparte de esto, Marisol siempre ha sido una persona encantadora y muy carismática. Yo conocí a Marisol muchos años después de toda esta etapa de cine de la que estamos hablando. Cuando estaba en Barcelona, ella vino a un mitin del PCE y fue cuando le hicieron aquella famosa foto en la que sale con el puño cerrado que dio la vuelta a toda España. Después nos perdimos la pista. Algún tiempo más tarde, en el programa de radio de “Las sábanas blancas” yo hablaba mucho de Marisol y sus películas, ponía sus canciones y las cantábamos en el programa con Paquito Clavel y Miguel Caíceo. Después, cuando hice televisión, siempre que podía, hablaba de ella. Cuando presenté con María Teresa Campos “Pasa la vida” e invitamos a su hija María Esteve porque debutaba como actriz, me trajo, apuntado en un papelito, el teléfono de su madre porque le había dicho que le llamara ya que siempre había hablado muy bien de ella y quería que nos pusiésemos en contacto. La llamé y quedamos para vernos en Málaga cuando tuviera la oportunidad. Así que en una semana santa viajé a su tierra y fue inolvidable conocer todas las procesiones de Málaga de la mano de Pepa Flores. A partir de ahí, con mi amigo Antonio Montiel, con quien comparto cariño por la Pepa, nos hemos visto en multitud de ocasiones. Cuando le concedieron el premio de “Malagueña del s.XXI”, tuve el honor de presentar el acto y ella muy amable habló conmigo y para las cámaras de “Cine de Barrio“. Después montamos el programa con todo el cariño y recuerdo que lo vi en casa de Isabel Pantoja en la Moraleja. Yo estaba intentando convencerla para que debutara conmigo como presentadora en el programa de “La copla”, respondiéndome ella que si todos los programas fueran tan bonitos, estaría encantada. En ese momento me llamó Pepa para decirme que le había gustado mucho el programa y habló con Isabel, a la que no conocía personalmente y charlaron un ratito. En definitiva, el fenómeno Marisol y también el fenómeno Joselito serán únicos e irrepetibles“. En el verano de 1961, Marisol visita Angola y Suráfrica donde sus películas batían records de taquilla y donde gozaba de una enorme popularidad. Según una crónica de la época “una muchedumbre recibió entre aplausos y gritos a la estrella infantil Marisol que llegó a Angola para asistir, personalmente, al estreno cinematográfico de su segunda película “Ha llegado un Ángel”. Luanda estuvo colapsada por las masas que pretendían ver a Marisol lo más cerca posible”. Como podemos comprobar, Marisol traspasaba todo tipo de fronteras. Es más que significativo analizar la capacidad de adaptación que tenía aquella niña que siempre aludía a la satisfacción que le provocaba viajar de una manera casi frenética. Su inteligencia, su saber estar y su ponderación se hacían patentes en cada salida pública, en cada encuentro con los periodistas, en todo lo que fuera promocionar a Marisol con letras de oro. Sin embargo, y muy acertadamente, Manuel Goyanes nunca quiso que perdiera lo que podemos calificar como cualidades genuinas de una chica del pueblo. Es decir, tampoco convenía que aquel ser inventado estuviera muy lejos de una niña que pudiera existir en la realidad. Lo más acertado era idealizar desde lo cotidiano. A ello alude a su vez Javier Barreiro “Esta tumultuosa vida pugnaba también con el deseo de que no se apartase demasiado de lo que era una chica normal, que, por cierto, era la imagen que se deseaba dar en sus películas. Incluso asistirá durante tres meses a un colegio del Opus, el Montelar, para que aprenda a coser, a bordar y otras actividades que entonces parecían necesarias para que la mujer no sacase los pies del tiesto. Pero las necesidades de su vida artística pronto hacen que vuelva a los profesores particulares. En la medida de lo posible, en casa, hace una vida convencionalmente familiar. El productor es el tío Manolo, y con Mari Carmen Goyanes lleva, como se dijo, una relación de hermana y amiga íntima”.
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La actriz Conchita Goyanes era en aquellos momentos otra de las niñas prodigio del cine y la televisión. Ella fue testigo del éxito que tuvo Marisol en aquel tiempo y de lo que significaron sus películas y todo lo que la rodeaba “En aquellos momentos yo no tuve contacto con Marisol. Fue mucho más tarde cuando coincidimos, pero lo que sí puedo asegurar es que Marisol fue todo un boom cinematográfico casi sin precedentes, exceptuando a Joselito. Marisol era una niña encantadora que encarnaba el prototipo de hija ideal que todas las familias querían tener. En mi caso he de reconocer que mi interés artístico por su carrera se incrementó en su última etapa como cantante porque creo que consiguió un estilo absolutamente personal. No obstante películas como “Ha llegado un ángel” o “Un rayo de luz” las guardamos todos en nuestra memoria. Pero mis recuerdos de Marisol son escasos. Mi trayectoria profesional y personal está mucho más unida a Rocío Dúrcal con la que hice “Canción de juventud”, o a Joselito, con el que rodé dos películas y con el que tuve una relación personal intensa. De lo que sí estoy segura es que Marisol tuvo que trabajar mucho en aquellos años de infancia y no se pudo dedicar a las cosas que eran propias de una niña de sus años. La explotación infantil que sufrimos muchos niños de la época fue absolutamente increíble. Yo, desde luego, sufrí muchísimo con todo aquello porque los niños son tan delicados que los malos momentos pueden marcarte para toda tu existencia”. En Francia la película tuvo un gran éxito y se llamó “Un ángel llamado Marisol”. Los encantos de nuestra joven heroína conquistaron el país vecino desbancando incluso a títulos que procedían de la meca del cine. La crítica fue unánime al considerar que aquella pequeña actriz haría carrera puesto que poseía unas extraordinarias condiciones para hacer cine y una fotogenia alcanzada por muy pocas estrellas. El rodaje de la película revistió menos problemas que el anterior, primero porque Luís Lucia estaba mucho más relajado con la protagonista y después porque todo el equipo pensaba que estaba trabajando con un producto que sería un éxito seguro y ya sabemos que este tipo de cosas, en principio, tranquilizan bastante. La duración final de la cinta fueron cien minutos puesto que se dejaron bastantes secuencias sin montar. Marisol significaba una puerta abierta a la ilusión, al progreso y a una España nueva que incluso instauraba un ventajoso plan de igualdad de oportunidades en a enseñanza pública. El auge económico se empezaba a notar con todo lo que eso suponía para la sociedad. El mayor poder adquisitivo y la necesidad de aumentar el consumo también repercutían en el cine. El pueblo pretendía imbuirse, en la medida de lo posible, en una existencia que ofreciera un mayor aperturismo hacia lo lúdico y en la que el ocio ocupara un importante lugar. En 1961, Marisol iba a tener una competidora descubierta por el productor Luís Sanz llamada María de los Ángeles de las Heras y que para el público sería Rocío Dúrcal, que aparecía con unos fragantes quince años y que muy pronto haría cine. Marisol va creciendo poco a poco y antes de que finalice el año empieza a manifestar los cambios propios de cualquier adolescente de su edad por lo que, según dicen, deben vendarle los pechos. Esto, unido a la vestimenta de tipo infantil, al igual que los peinados, prorrogarán su infancia durante algún tiempo más. Cualquier niña de la época hubiera dado lo que fuera por permanecer media hora junto a Marisol. Era tal su popularidad que, prácticamente, no podía salir a la calle si no estaba escoltada y cuando regresaba a su Málaga natal, los encuentros con ella, prácticamente, se convertían en besamanos en el que sus conocidos y admiradores la idolatraban. No es necesario decir que cuando llegaba a Málaga lo hacía en un impresionante Rolls Royce que pertenecía a Benito Perojo, exquisitamente vestida, pero dotada al mismo tiempo de una cercanía que nunca perderá y ésta es, probablemente, uno de los principios básicos de su éxito en lo que podíamos denominar “cercanía en la distancia” y en un sin fin de claves a las que volveremos en más ocasiones. Como dice una de las canciones de “Ha llegado un ángel”,
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Estando contigo, contigo, contigo De pronto me siento feliz Y cuando te miro, te miro, te miro Me olvido del mundo y de mí Qué maravilloso es tenerte a ti Estando contigo, contigo, contigo Me siento feliz La vida manda y era necesario sentirse feliz mirando a Marisol mientras corría con sus amiguitos en los reportajes del NODO que proyectaban hasta la saciedad en los cines de barrio o viendo como otros inauguraban pantanos con gafas de sol y sombrero incluidos y, sobre todo, atendiendo a los mandatos de la Iglesia que pedía a diestro y siniestro, recato y que las mujeres no dejaran de utilizar velo en las celebraciones eucarísticas. Por otro lado y a colación con el de los pantanos, hay que señalar que la niña Marisol, por expreso deseo de las nietas del Generalísimo, visitaba con frecuencia El Pardo para entretener a los vástagos de Su Excelencia a los que les entusiasmaba Marisol. Por supuesto la niña ni pinchaba ni cortaba a la hora de decidir si le apetecía o no acudir a este domicilio tan curioso. Lástima del chocolate con churros que, parece ser, le servían siempre. La actriz gallega Margarita Fernández afirmaría recientemente en un coloquio sobre la artista “Marisol es, sin duda, una de las estrellas con más luz que tenemos en el firmamento de nuestro cine. Para las que entonces éramos unas niñas y veíamos sus películas significaba la representante de un mundo mágico e idílico que todas queríamos alcanzar. Marisol, Rocío Dúrcal y una larga lista han sido determinantes en los profesionales que un día decidimos dedicarnos al mundo de la interpretación. Marisol, que con el paso de los años transformó su luz en compromiso social y artístico, quedará para siempre en la historia del cine, no solamente español, sino internacional”. Los iconos de la mitología social siempre han estado rodeados de misterio, pero en este caso, cuanto más analizamos sus películas y más partícipes somos de su universo, nos damos cuenta de que su trascendencia no podía ser de otra manera. Lástima que el inexorable paso del tiempo lo destruya todo, incluso las cintas de celuloide van perdiendo el brillo que una vez tuvieron. Solamente en el recuerdo, la luz adquiere la dimensión soñada, pero tampoco nos vamos a poner nostálgicos. Primero porque esto no es un melodrama romántico, sino un recorrido por la trayectoria cinematográfica de una estrella popular, revolucionaria, polémica y siempre encantadora.
La vis cómica de Pulgarcito e Isabel Garcés era su mejor arma.
Cartel promocional de la película Ha llegado un ángel, 1961.
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También el realizador David Fons alude a sus recuerdos infantiles de Marisol “La verdad es que son vagos e inconexos, pero me acuerdo mucho cuando iba con mis padres, Angelino y Coral, a la Pizzería Gades, que pertenecía a quien fue su marido, Antonio. Debía ser a mediados de los setenta y yo tenía unos cinco u ocho años. Toda la profesión se daba cita allí. No había mesa que no te saludara y viceversa y, parece ser, que yo siempre preguntaba que cúando podría ver a Marisol, ya que estaba completamente enamorado de ella, al igual que medio país, supongo. Las carcajadas del personal eran enormes, pero no logro acordarme de si, finalmente lo conseguí y, mis padres, la verdad, no se acuerdan de esta pequeña anécdota. Lo que recuerdo muy bien era que no me perdía ninguna de sus películas de la primera etapa, alternadas con las de Tarzán o Fumanchú en las tardes de los Sábados (no creo que fuera en Sábado Cine, por las noches y que también veía); me encantaba verla bailar, cantar y, sobre todo, su sonrisa y su forma de hablar y el acento que utilizaba, no sé porqué, pero lo del acento, que supongo sería mitad de allí, mitad de aquí, me volvía loco”. La princesita está viviendo una etapa idílica en cuanto a su trayectoria cinematográfica. Los lazos almidonados, los vestidos con can-can y los zapatitos de charol que a menudo usa hacen furor. Su duende va en aumento y la respuesta, como siempre, es estruendosa. A veces me pregunto cúales serían los ídolos juveniles de Marisol, sus sueños, sus deseos de niña que obtiene, en principio, cualquier cosa material que se le antoja. Seguramente ni ella misma lo recuerda. Mucho mejor porque, quizás, el hastío lo invadiera todo a pesar de sus escasos años. Una vez un famosísimo cantante, ya retirado por voluntad propia, me comentó que cuando obtienes un gran éxito que no es fruto de una larga trayectoria temporal sino de otro tipo de razones y no estás maduro para poder asumirlo, esto produce unas importantes secuelas en tu personalidad que te acompañarán hasta el fin de tus días y que, por supuesto, no son en absoluto positivas para tu desarrollo psíquico y afectivo. Un día puedes preguntarte si la gente solamente te quiere por lo que representas y no realmente por lo que es tu propia esencia. Una situación demasiado dura para el que tiene que vivirla en su propia piel.
El reinado de Tómbola. Pasa muy poco tiempo para que comience su tercer vehículo cinematográfico, “Tómbola”, una película que se estrenó el 2 de julio de 1962, en el Palacio de la Música de Madrid. Con este trabajo Marisol cerraría su ciclo de películas infantiles. A partir de ahí comenzará una nueva etapa como ídolo adolescente. En esta tercera entrega, Marisol no solamente no pierde brillo sino todo lo contrario. Podemos afirmar que es la película más chispeante y dinámica que protagoniza en esta época. Existe en la cinta un evidente tono de farsa burlesca que dinamiza lo estrambótico que puede llegar a resultar el argumento. La actuación de Marisol solamente se puede calificar de genial y arrolladora. En todo momento existe un casi explícito diálogo con el espectador al que se hace cómplice de la trama y, por supuesto, de Marisol. El director Luís Lucia sabe cómo obtener el cien por cien de la estrella alcanzando un sobresaliente, teniendo en cuenta los objetivos que se persiguen y el tipo de público al que se pretende convencer. Pasarán bastantes años hasta que Lucia vuelva a dirigirla. En el reparto nombres como Rafael Alonso, Roberto Camardiel, Enrique Ávila, José María Caffarel, Jesús Álvarez y Joelle Rivero, que iniciará en esta película sus colaboraciones en los films de nuestra estrella. En el argumento Joelle es la amiga íntima de Marisol, una niña negra llamada María Belén, hija del embajador de un país africano. Estas cosas solamente pueden calificarse como exóticas porque si entramos en otras puntualizaciones analizando los diálogos empleados obtendremos unas conclusiones bastante nefastas y, por supuesto, ridículas a estas alturas. El disco de la banda sonora de “Tómbola” consigue batir todos los records de ventas. Éste es uno de los años en los que Marisol viaja más, Holanda, Estados Unidos, Puerto Rico, Brasil, Argentina, Grecia, Marruecos… La niña vive en los aviones, platós y aeropuertos. Llegará a decir “Así es mi vida,
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viajo más que la maleta de un representante”. El comentario nos deja un poco sorprendidos por la comparación, ya que la vida de un representante, que sepamos, no es demasiado sugerente… A lo mejor es que no se le ocurría un símil más acertado o es que, quizás, estaba ya bastante harta. En declaraciones a la revista “Interviú”, Marisol comenta que muy pronto viajará a Inglaterra para perfeccionar su inglés. El periodista pregunta insistentemente si existe alguna posibilidad de que Marisol trabaje en Hollywood, al que Marisol responde muy prudentemente y tal y como le habían enseñado, que no lo sabe, que es el señor Goyanes el que decide siempre. Todo tipo de reconocimientos y homenajes se rinden a la estrella en aquellos años. El actor Francisco Rabal fue el encargado de imponerle a Marisol la distinción de “Bruja de Oro” y es que cualquier cosa servía para que Marisol no dejara ni por un solo instante de estar en el candelero. En concreto este galardón no lo recibía por andar montada en escoba como ustedes se pueden imaginar, sino por sus extraordinarias cualidades como bailarina de flamenco. Marisol diría “Es precioso, pero conste que se lo debo a Antonio, a Enrique “El Cojo” y a cuantos me han dado lecciones de flamenco”. Entre los que se encuentran, por supuesto, su abuela María Victoria. “Cuando yo no era más que una renacuaja ella me enseñaba ya como había que mover los brazos y cómo debía girar para bailar unos verdiales. Siempre me dice que he aprendido mucho, pero que aun tengo que aprender mucho más para llegar a bailar un verdial como ella”. Después de una demostración ante la mirada atónita de los que allí se encontraban, nada menos que “Fosforito”, La Coreana”, “El Tupé”, “El Chaquetilla”, “La Bernarda” y otros nombres relevantes, Marisol consiguió metérselos en el bolsillo demostrando sus magníficas condiciones de bailarina de flamenco. En el número 12 de “Mundo Juvenil”, se recuerda la apoteósica visita de Marisol a Barcelona con su club de fans. En las numerosas fotografías queda patente la presencia de un numeroso público enfervorecido por el fenómeno que provoca la estrella Marisol cuando visita cualquier ciudad de medio mundo: “El día siguiente, a las tres de la tarde, como se había convenido, todos los admiradores de la famosísima estrella, a quien les fue posible acudir, se hallaban congregados en la plazoleta que circunda el famoso monumento a Cristóbal Colón. Como podéis ver en las fotos, todos los amigos de Marisol que acudieron fueron obsequiados con los discos con que Marisol canta el himno dedicado a sus amigos y con libros de nuestra editorial. La tarde
Marisol en plena actuación en Tómbola, 1962. Banda sonora de Tómbola.
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Marisol al teléfono
La sorpresa de Marisol en Tómbola.
fue estupenda, inenarrable, de contenida emoción. Marisol fue literalmente abordada por todos sus admiradores que la asediaron constantemente vitoreándola y aplaudiéndola. La simpática estrella pasó por momentos de verdadero apuro ante la incontenible euforia de quienes les solicitaban autógrafos, abrazos, palabras... y ella aunque cansada, no cesó de prodigarse amablemente repartiendo besos, respondiendo preguntas y, en fin, accediendo a las solicitudes de todos sus amigos y amigas que allí acudieron para manifestarle su fervor”. En ese mismo número de “Mundo Juvenil”, Marisol recuerda la agradable sorpresa que le produjo encontrarse con el conjunto pamplonica “Los Iruñako” cuando se encontraba en Puerto Rico: “Son estupendos, me dieron una alegría enorme cuando los vi. Lo pasamos estupendamente porque ellos llevan más tiempo actuando en Hispanoamérica y en Puerto Rico me enseñaron la capital. Yo los quiero mucho y desearía encontrármelos cada vez que voy a Iberoamérica”. En otra publicación de este mismo momento se hace referencia al disco que Marisol acaba de grabar para los más pequeños. En esta ocasión son cuatro cuentos, “Caperucita Roja”, “Blancanieves”, “La Cenicienta” y “La Bella durmiente”. Marisol es la intérprete de estos cuentos, es la Cenicienta que pierde el zapato, la Caperucita Roja que vence al lobo, la Blancanieves que cuida de los enanitos y la Bella Durmiente que espera al príncipe que ha de salvarla. El narrador es José Luís Pecqer. Marisol lo explica de este modo tan sencillo “Y yo canto canciones y hablo. Es muy fácil...”. Marisol continúa con los ojos muy abiertos ante todo lo que le está sucediendo, como ella misma canta en la película la famosa canción de Augusto Algeró y Antonio Guijarro Para soñar en la vida Hay que tener fantasía Hay que subir hasta el cielo Y buscar un lucero Que te sirva de guía Puedes volar como un ángel Y conseguir tu ilusión Puedes tomar las estrellas Y mecerte con ellas En un rayo de sol Con los ojos abiertos Yo sueño mejor
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Marisol recuerda sus idílicas vacaciones de 1962. “Fue un veraneo estupendo. Me lo pasé de maravilla con mis amiguitas Mari Carmen y Ana Rosa Goyanes. La finca era un encanto, los alrededores de ensueño. Me pasé mucho tiempo bañándome, tumbada al sol y aprendiendo muchas cosas. Espero que mi próximo veraneo sea parecido, pero hay tantos planes y proyectos que todavía no sé nada. Me ilusiono pensando en ir a Torremolinos o a la Costa Brava, o pensando que, quizás, pueda pasar unas semanas en Málaga, pero cualquiera sabe. Con eso del cine a menudo tengo que cambiar los planes a última hora”. En una entrevista concedida ese mismo año Marisol dice que le encanta que la fotografíen, el tiempo que pasa con los periodistas es para ella un juego “Mientras estoy con vosotros aquí, me libro de tener que estudiar”. Y también habla de la importancia que para ella tienen los vestidos que le compran su madre y el señor Goyanes. “Por lo menos tengo veinte trajes de invierno, otros tantos de verano y muchísimos abrigos. Creo que me podría ahogar en ellos. Pero si por mi gusto fuera yo iría siempre con pantalones y un jersey. Es lo más cómodo, especialmente para jugar a cowboys, que es lo que a mí me encanta. Todavía estoy muy lejos de pensar en modelitos y modas, a mí lo que me gusta es ir cómoda”. 1962, es un año repleto de recuerdos imborrables. Marisol rememora su estancia en la casa de Lucía Bosé y Luís Miguel Dominguín. “Fueron unos inolvidables días que para siempre estarán en mi memoria. Allí aprendí a bailar el Madison. Mis maestros fueron José y Carlos, los hijos mayores del señor Goyanes. Aquella sí que era vida, sin libros, sin profesores, todo el día montando a caballo y escuchando discos. Lo malo fue que tan buena vida duró tan sólo unos pocos días. Yo, al volver a Madrid, para alargar esos días de vacaciones le propuse a mi señorita de inglés enseñarle a bailar el Madison, pero no hubo manera de convencerla y no hacía más que preguntarme verbos ¡si por lo menos me hubiera dejado contestarle cantando...!” En ese mismo año, en otro reportaje le preguntan por sus sueños y esto es algo que nos interesa especialmente. “Me encantaría tener una guardería, sí, con muchos niños y yo los cuidaría a todos. También me enloquecería hacer un viaje a Tierra Santa. Me gustaría verlo todo, Nazaret, el Gólgota y en el terreno artístico me gustaría hacer una comedia musical de vaqueros. Es divertidísimo todo eso de echar el lazo, pero nada de muertos. Que fuera una película muy divertida con peleas, muchos cowboys y caballos y si pudiera estar Charlton Heston, mejor...” Casi nada, lo peor es que nunca se cumplieron estos sueños de Marisol. La crítica dijo de “Tómbola” en el diario “Ya”, en el artículo firmado por C. Fernández Cuenca “Estimación personal: Brillante”. Esta tercera película de Marisol destaca sobre las anteriores en varios aspectos. En vez de ser una comedia de costumbres con ribetes folletinescos, es un cuento de fantasías que se cumplen, planteado y desarrollado con mayor pureza de recursos, de ternura y de humor. Donald, de “ABC” dirá “Marisol no necesita presentaciones, no ya para el público español sino para el internacional. Luís Lucia ha forjado su renombre. De las tres películas, “Tómbola” es la más completa como empresa del Séptimo Arte y aquella donde su protagonista cautiva más. Hallamos, además, a una Marisol todavía más graciosa, con más subyugante simpatía que en sus dos anteriores actuaciones. No ha ocurrido con ella lo que con otros niños, más o menos prodigio del celuloide, que en cuanto crecen un poco, pierden, si no todo, parte de su encanto. Porque Marisol es, sin duda, una pequeña gran actriz que posee un talento singular nacido con ella”. En la revista “Primer Plano” también se habla de Marisol. Se dijo “Por eso queda el film en su justa medida, sin excesos, sin concesiones. La gracia del diálogo, muy cuidado, y la originalidad de muchas escenas, nos colocan ante un cine de categoría mundial. Marisol está arrebatadora, irresistible. Ha ganado en actriz y en cantante, no perdiendo, pese a que los años pasan y los niños suelen olvidar su encanto infantil, su línea interpretativa”. La revista “Informaciones” recoge “Como es natural, Marisol prodiga sus canciones. Llena la pantalla con su actuación. El encanto personal de Marisol y la gentileza de su arte son otra vez grato espectáculo para su
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extenso público. Ya hemos dicho – no hace falta reiterarlo - que Marisol es un verdadero hallazgo, una estrella realmente extraordinaria. En “Tómbola”, además, está mejor encajada en su papel de niña”. Y continúan las alusiones. En “Radio Cinema” se comenta “Lo cierto, lo certísimo es que Marisol no falla nunca. Su simpatía, su gracejo, su donaire, su elegancia, sus buenos modos, sus angelicales ojos, son cine cien por cien, y ello quiere decir letra a la vista”. También el diario “Pueblo” y G. De la Puerta dirán “El conjunto no podía fallar a la hora de la verdad, y ahí está “Tómbola”, que triunfará de manera rotunda en todo el mundo, sin olvidar el arte, en general, y el buen arte en particular, de la protagonista, que, insistimos, se nos ofrece más completa, más lograda en su trabajo que en las anteriores películas por ella realizadas”. I. Gómez Mesa escribe “Marisol, ahora más una chiquilla que una niña, no sólo canta con salero, muy andaluz, cosas de su tierra, sino también melodías modernas. Y es ya toda una artista. Expresa con exactitud, de un modo natural, en justa matización sentimientos dispares. He aquí una de las razones por las que “Tómbola” supera las anteriores películas de Marisol “Un rayo de luz” y “Ha llegado un ángel”, dirigidas, como ésta, por Luís Lucia. Pero otra de las razones en que reside esta superioridad es el guión. Una aventura francamente divertida que, en cierto modo, pretende ridiculizar esas historias de raptos que la pantalla tantas veces nos ha brindado”. En el pressboook de la película “Tómbola” se analizan con bastante acierto algunas de las claves del éxito de Marisol “Ha llegado al cine español y su presentación ante nuestro público ha determinado su enorme popularidad. Con sólo tres películas en su haber, “Un rayo de luz”, “Ha llegado un ángel” y “Tómbola”, Marisol se ha convertido en una estrella. ¿Por qué es esto así? ¿qué ha influido en la opinión pública para que Marisol sea una de las pocas auténticas estrellas del cine español?. Evidentemente, no es fácil explicar con cierta lógica el mecanismo de los gustos del público. Sin embargo, se pueden aventurar unas suposiciones a través del descubrimiento del porqué de una popularidad. Descubriendo esta clave se obtendrá con cierta aproximación la motivación por la que el público aplaude y convierte en éxito cada film de Marisol. No se pueden ignorar una serie de cualidades personales que influyen, decisivamente, en la configuración de esta popularidad. Marisol es la niña que todos querríamos tener en casa... Tranquila, discreta, no excesivamente traviesa, pero en ningún momento tímida. Despierta e inteligente, pero no precoz. Guapa, de agradable aspecto... Es la encarnación ideal del tipo de niña que puede encontrarse en cualquier familia española. El público desea, además, y este deseo se ve cumplido, que esas peripecias en que la niña se ve envuelta, ese comportamiento en la pantalla tenga una correspondencia en la vida real: es decir, que la estrella no tenga que claudicar de su auténtico comportamiento humano; que en su vida diaria, salvando las naturales diferencias, Marisol y las cualidades de bondad, generosidad y simpatía que le han definido en la pantalla, permanezcan intactas. Hay multitud de anécdotas personales que pueden ilustrar todo lo que va dicho. Desde esas aglomeraciones que se producen en los locales en los que se estrenan sus películas, con los niños acosándola para solicitar autógrafos, hasta algunos casos emotivos en que algunas mujeres la besan y acarician como si se tratase de su propia hija. Y además, por encima de una auténtica y sincera popularidad, existe una razón por la que Marisol se encuentra en primera línea de las estrellas españolas: Marisol es una actriz. Su encanto, su impacto sobre el público, no se basa en cualidades exteriores muy estimables, sino que además posee un talento interpretativo que ha adquirido intuitivamente y que le hace desenvolverse con absoluta naturalidad frente a la cámara. La explicación que da ella es reveladora por su ingenuidad y su aplastante razonamiento: “Esto del cine
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es muy sencillo; basta hacer en las películas lo mismo que se hace todos los días”. Y ella lo hace. Lo que ocurre es que es enormemente difícil hacerlo, aunque a ella le parezca tan sencillo... He aquí a Marisol. Una estrella del cine español. Una actriz del cine español... “. Estas son algunas de las frases publicitarias que se utilizaron en la época para vender la película al público y que son fiel reflejo de cómo se promocionaban entonces las cosas: “Ahora llega a Madrid con su tercera, película, como las anteriores, dirigida por Luís Lucia. Y como “Un rayo de luz” y “Ha llegado un ángel”, “Tómbola” es alegría juvenil, que es alegría limpia, pura, llena de color, esperanza y también emoción. Acompañan a Marisol en el éxito de esta producción de Manuel J. Goyanes, realizada en Eastmancolor, Rafael Alonso, Roberto Camardiel, Enrique Ávila y José Marco Davó, además de la colaboración de otros actores de relieve”. “La deliciosa y juvenil estrella que paseó en triunfo su arte con “Un rayo de luz” y “Ha llegado un ángel”, arrebata con su simpatía en la tercera y reciente producción de Manuel J. Goyanes, “Tómbola”. “Todo el mundo está deseando ver “Tómbola”, porque sabe que Marisol se supera en cada película. Ahora, canciones en su argumento de intriga, de sucesos que unas veces son reales y otras sólo existen en la fantasía de la encantadora Marisol”. “Marisol, que acaba de conquistar los máximos triunfos en su reciente gira por América, ha sido testigo del robo de la famosísima pintura titulada “La Madonna de las rosas”. Ocurrió el hecho en una visita colegial a un museo. Tres granujas se apropiaron del cuadro sin sospechar que dos ojos azules como el mar los estaban viendo. Todo esto y muchas cosas más las verás en “Tómbola”, producción de Manuel J. Goyanes, bajo la dirección de Luís Lucia”. Toda esta retahíla que ahora nos resulta tan cansina alberga la esencia del éxito de una película de estas características. Hoy en día nos parecería infumable, pero hace cinco décadas parece que resultaba atractiva. Menos mal que algunos no tuvimos que vivirla. En la revista “Mundo Juvenil”, Marisol recuerda su viaje a Nueva York y los pocos momentos que tuvo para disfrutar de la ciudad y su tiempo libre. Ya en aquel entonces comienza a estar cansada de aquella vida de la cual pretende olvidarse abandonándose al consumismo. Lo recuerda así “En Nueva York estuve de compras porque me encanta ir de compras. No puedes hacerte ni idea de lo que me gusta. En cuanto veo un escaparate ya estoy embobada. Además me gusta haber visto muchos antes de empezar a comprar. En mi estancia en Nueva York no pude
Marisol y Joelle Rivero en Tómbola, 1962. Marisol con Paul Anka.
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evitar ir de compras. A mí me da, a veces, por cosas terriblemente absurdas y extravagantes, pero no llegué al extremo de permitir que me hicieran un retrato tan deforme como el del señor ese del bigote aunque costara solamente un dólar y medio, así que, finalmente me decidí por unas muñecas muy graciosas que había en un escaparate. La habilidad de aquel pintor era estupenda, pero como en América lo quieren hacer todo tan deprisa, así le salían los retratos”. Sobran los comentarios… pero la niña tenía que entretenerse en lo que podía por muy kitsch que ahora nos parezca esta actitud. En 1962, Marisol nos habla de las vacaciones navideñas con su familia. Según ella, esos son de los pocos días en los que vuelve a su Málaga natal junto a sus personas más queridas. Todos los años se cumple el milagro de que vuelva a ser la niña de antes que nada tenía que ver con la estrella cinematográfica de hoy. También alude a que su Noche Buena más feliz fue la de 1959. Una fecha muy peculiar si tenemos en cuenta que es, precisamente, cuando ella empieza a formar parte del Olimpo de las estrellas a partir del contrato en exclusiva que le firma Manuel Goyanes. También habla de su peor Noche Buena que fue en 1956, en la que estuvo en cama víctima de la amigdalitis y en la que no pudo disfrutar de esos días tan especiales. Todos estos comentarios sin importancia no lo son tanto en la medida en que nos demuestran el perfil y el carácter que se pretendía dar de la joven estrella. Seguramente todo estaba más que estudiado, cada comentario, cada gesto, todo tenía un porqué y un para qué. Una carrera y una vida dirigida únicamente al éxito. Es importante, en un libro con este perfil, recuperar un número suficiente de reportajes para que exista una panorámica acertada de la estrella y del entorno en el que se desarrolló su vida, conociendo a la protagonista en su auténtica dimensión. Así vemos en otro reportaje de 1962 y ustedes no se pueden imaginar cuantos hubo ese año, Marisol recuerda su viaje a San Antonio de Texas donde le fueron a recibir, según palabras suyas, auténticos cowboys y donde continúa diciendo “Me llevaron a un rancho en el que me ofrecieron un rodeo y luego cabalgué junto a ellos. Eran simpatiquísimos. Bueno, la verdad es que no me enteraba muy bien de lo que decían porque entonces no sabía tanto inglés como ahora, pero se desvivían por complacerme ¡hasta me dejaron que les ganara en una carrera de caballos que hicimos!”. En la entrevista afirma que siempre le han gustado las películas del oeste y que le gustaría interpretar un film de vaqueros con mucho humor. Ésta es la tercera o cuarta alusión en su trayectoria cinematográfica que Marisol manifiesta por hacer este tipo de películas. Sin embargo nunca se llevaría a cabo su deseo, serían las también famosísimas en la época, Pili y Mili, las adolescentes que llevarían a cabo una película con este perfil, “Dos pistolas gemelas”. La figura materna siempre ha sido crucial en la vida de Pepi Flores y también en la de Marisol, que habla de su madre en una entrevista en 1962, y comenta que le resulta muy difícil separarse de ella cuando tiene que hacerlo por motivos de trabajo “Se llama María ¿sabes? Y a mí me parece la mejor madre del mundo. Ella es mi cómplice y está pendiente de todas mis cosas”. La buena relación que existe entre ellas es evidente. En el reportaje se realiza un perfil de la madre de Marisol, que viaja con ella por el mundo a pesar de que tantos desplazamientos no le gustan demasiado, pero prefiere estar siempre a su lado de la manera que sea aunque las cámaras no sean testigo de ello. Y como no podía ser de otra forma y era lo único que nos faltaba, Marisol también amadrina el Domund y son muchas las publicaciones que recogen a la estrella postulando por las calles de Madrid para obtener una buena recaudación. Por otro lado, en la fiesta benéfica que la organización realiza todos los años, se proyecta su última película y posteriormente ella canta y baila para recompensar al personal por sus aportaciones. Y es que la pobre tenía que estar dispuesta a todo. En este mismo año triunfa Rocío Dúrcal y su “Canción de juventud” convirtiéndose en un ídolo adolescente que también mueve masas. Luís Sanz, su descubridor, llevará su carrera en exclusiva pero de una manera muy distinta a como lo hizo Manuel Goyanes con Marisol. Rocío Dúrcal y Marisol se conocen y
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establecen una entrañable amistad que se va consolidando por los numerosos encuentros que tienen en actos sociales y las visitas que efectúan a los platós de los rodajes de sus películas. Siempre se ha especulado si realmente existió algún tipo de rivalidad entre ambas. Si en algún momento hubo algún tipo de competición en cuanto a fama se refiere, siempre sería establecida por sus seguidores y fans, nunca por ellas mismas. Las carreras y el talento de ambas son incomparables, empezando porque Rocío Dúrcal, como diría Emilio Gutiérrez Caba, sí estaba enamorada de su profesión de actriz y cantante, cosa que no sucedía con Marisol. En muy poco tiempo la actriz infantil se convierte en una guapísima adolescente a la que ya resulta absolutamente imposible disfrazar de niña debido a los cambios más que evidentes que se produjeron. Así, en su próxima película adoptará ese rol sin tapujos con las infinitas dudas que tendría su productor para afrontar la nueva etapa que acababa de abrirse.
El paso de la adolescencia. Marisol Rumbo A Rio. Después de la trilogía de películas infantiles, Marisol aborda, con la nueva producción de Manuel Goyanes “Marisol rumbo a Río”, una nueva etapa de la que sale también victoriosa obteniendo el respaldo del público. El director de la cinta será Fernando Palacios, que resuelve bastante bien esta especie de comedia de aventuras con algunos momentos disparatados y fuera de toda lógica, pero que mantiene el ritmo y que divirtió, una vez más, al público de la estrella. El guión fue encargado a José María Palacio, Arturo Riguel y Alfonso Paso, que decidieron contarnos la historia de dos gemelas, una pobre y una rica, que viven en Río de Janeiro y en España. Si no teníamos bastante con una Marisol, ahora tendríamos también a su hermana gemela Mari Luz y a la madre de ambas, Isabel Garcés, que ya era como de la familia… Seguramente algunos tendrían pesadillas. Joelle Rivero acompaña nuevamente a Marisol en sus aventuras, esta vez no en el papel de una niña rica, sino en el de doncella de Mari Luz. Es la primera vez que a Marisol se le adjudica una especie de novio “light” interpretado por José Thelman, bastante mayor que Marisol y que no tuvo, posteriormente, una carrera demasiado brillante. Las dos hermanas, con una educación antagónica, por fin consiguen reencontrarse y después de algunas tiranteces entre ellas y su progenitora, consiguen un acercamiento y viajar de nuevo a España donde se supone que serán felices todos juntos. Por supuesto también existen los malos encarnados por la bellísima Gisia Paradis, que será la institutriz de Mari Luz, aparte de ser una mentirosa y una ladrona compulsiva. En fin, que la película da para mucho… y todo bajo la mirada atenta del Cristo del Corcovado que será testigo de las andanzas de Marisol y Mari Luz… Podemos destacar las extraordinarias vistas de Río de Janeiro y las playas de Copacabana que aparecerán en todo su esplendor. La música firmada una vez más por el maestro Algueró, que compone canciones como “Bossa Nova junto a ti”, “Pide”, “Sueño de Marisol”, “Todo”, “Toni”, “Guajiras”, “Himno de juventud” o “Muchachita” en la que nos dice que Marisol ya ha crecido. Muchachita, muchachita Chiquitina fuiste ayer Por milagro de la vida Eres toda, toda, toda una mujer. La voz de Marisol había cambiado hacia tonos más graves adquiriendo un registro que también gustó al público, sobre todo por la personalidad y el carácter que imprimía en las canciones. El estreno tuvo lugar el 7
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de octubre de 1963, en Zaragoza y todo sucedió en la línea habitual, aglomeraciones, aplausos, empujones, tirones de pelo, insultos, ay, ay, ay… En la revista “Mundo Juvenil” del cinco de agosto de 1963, se hace eco de la presencia de Marisol en el festival de San Sebastián en donde se la pudo ver en compañía de Leslie Caron. Aunque su estancia en San Sebastián fue muy corta, no cabe duda de que despertó una gran expectación en el certamen. “Miles de amigos la rodeaban constantemente sin dejarle un minuto de descanso”. También se hace referencia a la apretada agenda de Marisol y al rodaje de su última película. “Marisol estuvo muy ocupada últimamente. No tan sólo tuvo que recuperar las lecciones perdidas en sus quince días de estancia en Río de Janeiro, sino que también tuvo que preparar la grabación de treinta discos y ultimar el doblaje de la película. “No sabes la de invitaciones agradables que tengo que rechazar” me dijo compungida Marisol. No obstante hubo una invitación a la que Marisol no se negó. Esta invitación fue la que le hicieron los organizadores del festival de cine de San Sebastián. “De todas formas no pude estar todo el tiempo que hubiera deseado”, me explica Marisol. “Figúrate ¡Llegué el Sábado y el Lunes ya estaba de vuelta en Madrid!” A Marisol, desplazarse a San Sebastián le supuso un gran sacrificio, a pesar de que la invitación le había ilusionado mucho. Marisol es una de las pocas estrellas españolas que ha aceptado ir al festival después de que haya pasado, este año, de primera categoría a segunda. Marisol lo pasó de maravilla aunque, por falta de tiempo, no pudo ver a todos aquellos a los que le hubiera gustado llamar para hacer una fiesta entre buenos amigos. “Fíjate, incluso llevaba sus números anotados por si tenía tiempo y podía llamarles”. Y Marisol me enseña su pequeño block de notas: María Lucía Díaz, María Cruz Collantes... “¡lo hubiéramos pasado bomba!” Exclama Marisol gozosa. Una anécdota simpática, estuvo a punto de no poder asistir a la proyección de sus propias películas en el Reina Victoria ¡por no ser aptas para menores!”. Así era nuestra Marisol con quince años recién cumplidos, una señorita distinguida y refinada aunque al público le siguieran diciendo que era del pueblo y para el pueblo. La mezcla de sofisticación y cercanía le dan un punto más que atractivo a su personalidad. En ese mismo número de agosto Marisol se acuerda de su viaje a Holanda. En ese país la actriz presentó sus películas y obtuvo un éxito sin precedentes. Según se dice en el artículo, “todos los productores querían contratarla y agasajarla”. Al tiempo que se comenta su asistencia a multitud de fiestas y su innata capacidad para hacer amigos. También se hace referencia a la cantidad de discos que tuvo que firmar “¡y anda que no tuve firmar discos! Se agotaron las existencias. Todos los holandeses cantaban mis canciones. La verdad es que se portaron estupendamente conmigo. Además me ofrecieron una fiesta maravillosa en la que me regalaron una muñeca y unos zuecos... “. La verdad es que le habían enseñado la lección tan bien que ella misma se autopromocionaba a la menor oportunidad que tenía. En la revista “Fotogramas” de Julio de 1963, Marisol recuerda el rodaje de “Marisol rumbo a Río” y una anécdota que para ella fue, según sus palabras, súper divertida “fue un lance cómico ¡comiquísimo! Fue durante el rodaje de mi película “Marisol rumbo a Río”. Cómo ya os dije en otra ocasión, yo, en esa película, me hincho a dar de bofetadas a José Thelman, sin que pueda protestar ni nada, ¡el guión manda! Y, encima, para terminar, un empujón y ¡zas... al agua!. Salió hecho una verdadera pena... ¡Y menos mal que no tuvimos que repetir demasiadas veces la escena, como a veces ocurre! Todavía ahora me río cuando lo recuerdo. Fue comiquísimo para mí y para todos los que presenciaban el rodaje... ¡pero no para el pobre Pepe claro!”. Comenzar el párrafo con: Y continúan los reportajes, las entrevistas, los encuentros con la prensa, más y más publicaciones. El volumen es tan ingente que ni nosotros mismos somos capaces de soportarlo.
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“Ahora Marisol en Disneylandia. ¡Nooooooooooooooooooo…!”.. “De su viaje a Estados Unidos, Marisol recuerda, entre otras muchas tardes agradables, la que pasó en la ciudad de ensueño que Walt Disney ha levantado en Los Ángeles, muy cerca de Hollywood”. Marisol deja patente que es todavía una niña por los comentarios que realiza “es una ciudad fantástica. Figúrate que allí está el castillo de Blancanieves, el barco de Peter Pan... Bueno, todo, y puedes entrar en el castillo y ver a los enanitos y subir al barco de garfio ¡es increíble! Toda Disneylandia es como un sueño de hadas. Yo me lo pasé fenomenal recorriéndomelo todo. Entré en todos lados, me hinché a comer palomitas y hasta subí en un barco que pasa por debajo de una cascada. Si vuelvo a Los Ángeles ten por seguro que visitaré de nuevo Disneylandia, aunque no me quede tiempo para ir a otros sitios. Lo que me hubiera gustado de verdad es haberme llevado a todos mis amigos a Disneylandia”. No vamos a comentar nada de la puerilidad de todos estos comentarios porque estamos con Tranquimacín. En el reportaje también se alude a la grabación de cuentos que recientemente Marisol ha realizado en varios discos. En palabras del periodista “la realidad es que Marisol en su disco ha logrado levantar también una Disneylandia que no por estar hecha de palabras y música resulta menos evocadora“. No vamos a analizar todo esto porque es obvia la manipulación que existe en este tipo de noticias para seguir vinculándola al mundo infantil que todavía resultaba más rentable que el momento actual. Los encuentros con los fans se suceden, incluso se incrementan. Marisol tiene una agenda tan apretaba que no puede dedicar ni un sólo minuto a su vida personal. En el número 14 de la revista “Mundo Juvenil” del 20 de mayo de 1963, la publicación se hace eco de estos multitudinarios encuentros de Marisol con sus seguidores. “Menudo alboroto organizó Marisol cuando se enteró de que un grupo de amigos había llegado a Madrid. Marisol tiene un carácter estupendo y enseguida se puso de acuerdo para ver la forma de charlar con su grupo de fans. Esto no resultaba fácil ya que la estrella ha estado ocupada estos días con el rodaje de su nueva película que no le deja ni un momento libre”. En el texto se alude al señor Goyanes, productor de las películas de Marisol al que califican de auténtico padre para ella, el cuál en un gesto magnánimo hizo posible la entrada de sus amigos en el plató a pesar de la prohibición existente de no permitir el acceso al rodaje a personas ajenas a la película. “Así fue como
Marisol también grabó en disco los típicos cuentos clásicos.
Postal de la época.
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para los componentes madrileños del grupo de amigos de Marisol, se hizo realidad el enorme deseo de poder estar y charlar con la simpática estrella de nuestro cine. Lo triste fue que como al grupo la noticia le cogió desprevenido no hubo manera de aplazar la entrevista porque nuestra estrella salía ya para rodar exteriores”. Ya en aquellos momentos se realizan valoraciones sobre el tipo de vida que lleva la estrella y se alude a la peligrosa popularidad de Marisol. ¿Podría perecer la estrella bajo una pirámide de fans desquiciados? En Madrid, como en otras ciudades importantes, Marisol acudió personalmente al estreno de su última película: “Marisol rumbo a Río”. “Chiquillo, qué emoción”, exclama al recordarlo. En efecto, aunque para nosotros resultó emocionante ver a todos los espectadores en pie y aplaudiendo estruendosa e insistentemente a Marisol, cuando finalizada la proyección salió a saludar y agradecer sus aplausos como ella sabe, cantando varias de sus personalísimas creaciones. Pero aun más emocionante, y hasta peligrosa, resultó la afectuosa despedida que le tributaron en la calle. El señor Goyanes y Antonio el bailarín perdieron por lo menos diez kilos en el esfuerzo por arrebatar a nuestra popular estrella de la curiosidad de los espectadores que se habían ido estacionando en la puerta del cine para pedirle autógrafos y felicitarla y a los que se unieron cuantos transeúntes se hallaban cerca del Palacio de la Música. Aquello era un océano de cabezas. Un flujo y reflujo que arrastraba a la deriva a una pobre Marisol indefensa, a una Marisol que convertida en naúfrago de la popularidad, tan sólo pudo llegar al coche gracias a los titánicos esfuerzos de sus salvadores: Antonio y el señor Goyanes. “Realmente la popularidad resulta bastante peligrosa”, diría el periodista al tiempo que comentaría que a los huesos de Marisol no les daría más de dos años de seguir con su actual carrera estelar. Marisol, según sus palabras “se ha convertido, de forma indiscutible, en la más famosa y popular de nuestras estrellas”. Siempre me he preguntado cómo debes sentirte cuando te arrancan los botones, te rompen la chaqueta o sientes decenas de manos sobre ti. Por muchos intentos que hago no puedo evitar asociar esta situación a algo bastante desagradable aunque haya miles de personas que darían cualquier cosa por verse en esas circunstancias. En 1963, Marisol es nombrada “Famosa 1963” por el diario “Pueblo” junto a otras personalidades de la época tales como la Duquesa de Alba, el Marqués de Villaverde, José María Pemán, José Tamayo o el pintor Daniel Vázquez Díaz. La entrega de galardones tuvo lugar en una increíble cena en la que Pemán dijo de Marisol “No es una niña prodigio sino un prodigio de niña”. También Emilio Romero se refirió a Marisol afirmando “El cine no ha tenido el año pasado una figura más popular que Marisol. Ella es un acontecimiento en cualquier parte”. Y continúan con el panegírico “Verdaderamente nadie puede discutir ya que nuestra estrella brilla con destellos de magnitud internacional. Los productores de Hollywood no se equivocaron cuando afirmaron que era la primera entre las actrices juveniles. Sólo que ahora, posiblemente, rectificarían quitando lo de juveniles, no porque Marisol haya crecido, sino porque ha crecido, y muchos palmos, su arte”. Los meses pasan y Marisol sigue concediendo entrevistas y habla de sus próximas películas. En uno de esos artículos se hace una reflexión sobre su cinematografía “A Marisol le han bastado cuatro películas para convertirse en la más popular de todas las actrices juveniles. “Hoy su fama es auténticamente internacional. Los niños de todo el mundo hablan de Marisol, también le escriben cartas y le solicitan autógrafos desde cualquier lugar del mundo por insólito que sea”. Marisol afirma no tener preferencia por ninguna de sus películas ya que todas le han gustado mucho y de cada una de ellas se siente satisfecha al tiempo que describe a la perfección el argumento de “Marisol rumbo a Río”; película que ha supuesto un gran reto para ella ya que tenía que asumir un doble personaje al encarnar a dos gemelas que tienen circunstancias y caracteres diferentes. En dicho reportaje también se alude a una próxima película, “La nueva Cenicienta” que, en aquellos momentos,
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no tenía título y que sólo se sabía que iba a ser protagonizada por Marisol y Antonio y que sería una gran súper producción musical en la que la estrella tendría que medirse artísticamente con el gran bailarín y, probablemente, con una gran estrella de la canción internacional. El rodaje de “Marisol rumbo a Río” es seguido por los españoles y brasileños a través de las numerosos notas de prensa y fotografías que se publican cada semana. Cualquier detalle, por pequeño que sea, de la vida de Marisol, interesa. Ella parece estar encantada con todo aquello. Afirma que le gusta coger aviones y que la única molestia que le provocan tantos viajes es el dolor de oídos... Todo lo demás parecía que le llenaba de satisfacción. En las fotografías podemos ver a una Marisol que, poco a poco, se ha ido convirtiendo en una atractiva adolescente que no deja indiferente a ningún chico. Para facilitar el rodaje de “Marisol rumbo a Río” en 1963, se busca una doble para la estrella. En algunos reportajes de varias publicaciones se muestran las fotografías de las dobles que, finalmente, harán posible ciertas escenas de la película en la que la actriz interpreta un doble papel. Las afortunadas tuvieron que pasar todo tipo de pruebas para ser elegidas resultando ganadoras Angelines Gómez y María José Castel. Ésta última afirmaba: “Siempre he deseado ser actriz y creo que ahora tengo una buena oportunidad. De todas formas, de momento, ya me conformo con estar junto a Marisol, que es mucho más simpática aun de lo que creía y una magnífica amiga“. El crítico de cine José Torregrosa reflexiona de la siguiente manera sobre “Marisol rumbo a Río” Marisol: Los días del pasado ya no son lo que eran. Será mejor comenzar con algunas consideraciones previas que puedan, de alguna manera, iluminar los claroscuros que están por venir, menos nostálgicos que reivindicativos sobre lo que, una vez más, pudo ser y no ha sido. No demoremos más el zambombazo: a un servidor, la niña Marisol siempre le ha inspirado una miaja de respeto medroso; su energía, equidistante de la fragilidad Durcal, la inocencia P.C.(Pablito Calvo) o el desamparo proletario Joselito, siempre me ha hecho verla en “sensurround”. Aparecía ella en encuadre y temblaban las butacas, ya deudora de Talía, de Euterpe o de Terpsícore. Me da la sensación, todavía hoy, de que salía a la palestra para desayunarse el mundo, sin importarle ardite toda aquella mediocridad circundante que la condenaba, quieras que no, a ser travestimiento joselítico con trenzas, pero “en moderno”. Es más, está lloviendo ahí fuera y se me apetece jugar con vacas y quirófanos. Así, bajo aquel debut, en unos sesenta que justo empezaban a ser felices por decreto, lo de “rayo” no puede ser casualidad en primer grado, sin segundas, sino abstracción de la tormenta Flores; ítem más, gozo imaginando qué hubiese pasado si, pasado un año, en el 61, se hubiese lanzado al mercado un “Ha llegado un ángel exterminador”, ni más ni menos porque, como cantaba la niña Euménide, al final de la trilogía, “la vida es una tómbola” y te puede pasar de casi todo: que recojas una Liza Doolittle de los arenales malagueños y te encuentres con una Isadora Duncan, salvando las distancias que marcan geografías y paisanajes. Ella era así: sirena extraterrestre, un pececillo chico que se come a los grandes… Es ya que veo “Un rayo de luz” y me pide el cuerpo tiritera. “Marisol, rumbo a río”, debo confesar y confieso, nació en mi currículo de espectador de cine con los idus en contra. En 1967 tenía yo una novieta de suspirar y mirarse a los ojos, la cual, por celebrar nuestro mes de salir juntos y más bien nada revueltos, decidió darme una sorpresa invitándome al cine, a cierto estreno del que yo no debía preguntar nada; ir in albis y esperar, paciendo margaritas, a que se apagasen las luces de la sala (hacer manitas, tontorrón que era uno, no entraba en el paquete). Y me dejé querer en aquella cita a ciegas. “Seguro, le contaba a mi coleto, conociendo como conoce mis refinados gustos cinefílicos, habrá elegido un Bergman, un Ford, un Antonioni… De ahí para arriba”. Me extrañó ver la sala abarrotada y un público entre doce y quinceañero, cero en conducta, armando un jaleo de mil demonios…
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-Ya verás qué bien lo vamos a pasar…-susurró mi media mandarina, entre efluvios de “embrujo de Sevilla”. Durante el NO-DO aprovechó para preguntarme si me gustaba su rebeca y si, de tener ella una gemela, a cuál de las dos elegiría, si a ella o a su hermana pequeña. Tras el descanso, durante el cual me invitó a una epifanía de cacahuetes y conguitos (¿no he dicho ya que la chica era muy mona?) ocurrió lo que debía. Fue abrir la boca y quedarme pasmado (estoy por temer que hasta la fecha). Ni siquiera me enteré de sus codazos cómplices, en demanda perentoria de aquiescencia. -¿Verdad que es una maravilla?-preguntaba, en plan retórico, camino del desastre, la salida del cine y de mi vida. -Lo siento mucho, M***… Tú yo hemos acabado para siempre Devuélveme mis cartas, mi fotografía, tres o cuatro novelas que me tienes; aquel LP de Dave Brubeck, el “Triunfo” de la semana pasada… y más cosas que te haré saber, a medida que me vaya acordando…-le contesté con toda la frialdad de que me hacía acreedor el Pan de Azúcar, una negrita chillona a la que los guionistas, como insulto final, habían bautizado Copito (añadir “de Carbón” no resultaba, siquiera entonces, política correcta) y, cielos, no, un “dos mejor que una”, por aquello de la gansa que rentaban Pili y Mili.. -Perol Yo Tú decías que te gustaba el cines -Para mí el cine es la “novela vaga”, que lo sepas. No estos productos de leso populacho… Ah, por cierto, y tres pesetas, que te presté hace quince días para pagar la ensaladilla y el Fanta de naranja. Seguro que te acuerdas… Fui un amante cruel, lo reconozco. Krimilda se vengó haciendo correr el rumor por cafeterías cantorales y demás mentideros ferrolanos de que a un servidor le sudaban las manos, pasaporte seguro a no ligar ni durante la temporada otoño-invierno. Un dato aterrador y emocionante: 18 años tenía yo, por entonces… La mayoría de edad era a los 21…¿cómo nos la iban a dar antes, siendo tan inocentes? Hoy miro atrás, vuelvo a ver, de memoria, aquella sesión discontinua mata-amores y se me cae la cara de vergüenza por mi comportamiento. Venga, pero si, como siempre, en el cine español, los secundarios salvaban cualquier cosa, ya embolado ya,”rara avis”, alguna obra maestra. Por allí andaban gentes entrañables: Isabel Garcés, una de esas actrices a la que había que ver en el teatro; era salir a escena y hacer del público una masa feliz y jubilosa; Gisia Paradis, la beldad misteriosa y entre nieblas, siempre envuelta en un halo de lejanía europea; Fernando Cebrián, un actorazo… Bueno, y ellas, Mariluz y Marisol, que monta tanto… Uno, entonces y ahora, era bastante lento… ¿Cómo demonios se las arreglaban para aparecer juntas, frente a frente, en plano abracadabra y, seguramente, esquizofrénico? Me hacía de nuevas porque aquí el menda, tan de “nouvelle vague”, no había visto a Hayley Mills, oficialmente, en “Tú a Boston y yo a California”, que, ojo al dato, es del 61, ni, faltaría más, puro machote, “Como dos gotas de agua”, el despegue pilimílico, que es del 63, coincidiendo en el tiempo con la que nos ocupa. Debía de tratarse de epidemia: en el 64, Bette Davis le hacía perrerías a su “otra ella” en “Dead Ringer”(“Su propia víctima”). Menos mal, que una década más tarde, el cine “de gemelos” quedaría definitivamente escrito con letras de oro en algún libro cervecero de talentos, a raíz de “El otro”, aquella maravilla Robert Mulligan acerca de los horrores de la infancia, en la que Nills y Holland, vaya par de gemelos, cocinaban el pastel de sangre y soledades más sabroso de los años 70. En cuanto a “Marisol, rumbo a Río”, el cotarro lo formaban los de siempre: Algueró, Alfonso Paso… El director, Fernando Palacios, era un todo terreno; el ser sobrino (y ayudante ocasional) de todo un Florián Rey le abrió camino hacia un cine “popular” (en acepción hispánica del término) de familias y de niños cantores. “La gran familia”, en el mismo año que “M., rumbo a R.”, sea quizás su peli más famosa.
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Vista por la tele la interfecta, frecuentemente en sesiones de tarde, mal y a rastro, el que esto firma y tacha continúa pensando que Josefa Flores González habría, como todos nosotros, merecido algo más de suerte. Cuando, no muchos años después, Bardem acudió al quite, la divina criatura sólo conservaba voz y ojos; seguramente tenía el alma pensando en otra cosa… Algo se había quebrado en algún sitio“. El pintor Antonio Montiel realiza los siguientes comentarios sobre la profesionalidad de Marisol en los rodajes. Él mejor que nadie conoce cada uno de sus trabajos ya que ha escudriñado uno a uno durante mucho tiempo “Ella siempre me ha comentado que, en todo momento, intentaba ser una gran profesional. Cuando había que levantarse temprano se esforzaba en ser la primera para estar en el set antes que nadie. Por otro lado, siempre ha dicho que tenía una gran capacidad para concentrarse en los guiones y que, a ese nivel, no tuvo nunca ningún problema. Si ella daba su palabra y se comprometía con un trabajo iba a muerte y hasta el final. Además trataba de ser muy disciplinada con lo que el director decía. En numerosas ocasiones me comentó que en la primera época había sufrido mucho porque no siempre entendía lo que los directores esperaban de ella y que, incluso, en algunos momentos, se llegó a sentir algo forzada a la hora de conseguir algunos matices en la actuación. Pero fíjate hasta donde llegaría su profesionalidad que en la última película que ella hizo, “Caso cerrado”, tuvo la mala suerte de que se le cayó una sartén de aceite en una pierna y a pesar de todo siguió rodando con la pierna vendada y no te puedes imaginar los dolores que tenía y nunca dejó de ir al rodaje porque sabía que cada día que se perdiera era mucho dinero el que estaba en juego y no permitió que esto sucediera“. Si el año anterior a Marisol le había salido una competidora en Rocío Dúrcal, este año, las gemelas Pili y Mili, con catorce años de edad, se sumaban a la lista obteniendo un sonado éxito con la película “Como dos gotas de agua”, dirigida por Luís César Amadori, en las que demostraron sus aptitudes artísticas para cantar y, sobre todo, para bailar. Las chicas harían carrera rodando numerosos títulos hasta el final de la década, incluso protagonizando algunas producciones americanas. Posteriormente, solamente continuaría en el mundo artístico Pilar Bayona, centrada básicamente en el teatro, en donde se ha convertido en una actriz de prestigio, pero ya alejada de las luces que ocasiona tener una gran popularidad.
Las grabaciones de villancicos no podían faltar.
El gracejo flamenco de Marisol.
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Marisol pierde su zapato: La Nueva Cenicienta. Marisol está en plena adolescencia en 1964, con todo lo que eso conlleva. En un reportaje de ese tiempo, en una lluviosa tarde de invierno, aparecía nostálgica como cualquier chica de su edad. El periodista J.Grau le pregunta por sus sueños; ella contesta “Recuerdo e imagino cosas que no podría precisar...”, al tiempo que el periodista comenta que la actriz también siente una especial necesidad por escuchar discos, improvisar melodías en el piano, leer y conversar con sus amigos como todos los chicos de su generación. A través del reportaje fotográfico, Marisol parece muy lejos de todo pero, seguramente, muy cerca de sí misma. Es probable que esos fueran los momentos en los que Marisol echaba de menos a Pepi Flores. Anhelaba con nostalgia un mundo convencional y cotidiano, pero éstas son, solamente, suposiciones nuestras. En el reportaje Marisol se dispone a escuchar un disco de Françoises Hardy, una de sus cantantes favoritas que, seguramente, alimentaría su nostalgia. Lo cierto es que 1964, llega para Marisol con un aire renovador. Es el año que protagoniza, junto al bailarín de fama internacional Antonio y el galán americano Robert Conrad, “La nueva Cenicienta”. También actuarán Fernando Rey, Antonio Casal y Francisco Carabias entre otros. Pero antes de esta producción aparecerá en la “Historia de Bienvenido”, un cuento de José María Sánchez Silva, en el que Marisol se limita a aparecer al principio y al final de la cinta actuando como una especie de presentadora que debe entretener, con sus cuentos y sus canciones, a unos niños que están en un asilo. Bienvenido, que es el auténtico protagonista de la película, es un burro que hará las delicias de los espectadores… Manuel Bermúdez (Boliche) será el actor más relevante de la cinta aunque, en aquellos momentos, era más conocido por presentar los programas infantiles de Televisión Española. La película está repleta de momentos cursis y ternuras sacadas fuera de contexto en un tono edulcorado que supera cualquier límite. Aquella colaboración de Marisol, desde luego, no aportó absolutamente nada a su trayectoria artística y lo que resulta todavía más sorprendente es que Sánchez Silva, después del gran éxito que había obtenido con “Marcelino pan y vino“, pudiera prestarse a un vehículo de estas características, pero ya se sabe que hay gente para todo. Lo peor, es que la gran mayoría no suele darse cuenta cuando mete la pata hasta el fondo. Pero allá cada uno con sus responsabilidades… y sobre todo con sus bolsillos. Así que no hablemos más de esta película en la que Marisol fue utilizada exclusivamente como reclamo y volvamos a la “Nueva Cenicienta“. Una película cuyo argumento pertenecía a Alfonso Paso y Mathew Andrews y cuya banda sonora estaría firmada por el omnipresente Augusto Algeró. Todo dirigido por la batuta del camaleónico George Sherman. Desde el comienzo de la cinta un narrador sitúa al espectador en lo que será el registro y el contenido de la historia. Una película que va a ser como un cuento de hadas con su heroína y su príncipe. La historia empieza en una pensión donde viven artistas y bohemios que todavía no han renunciado al triunfo ni a perseguir sus sueños. Todo en ese marco es peculiar en cuanto a las vidas de sus habitantes se refiere. La presentación de Marisol en pantalla está coreada por las palabras del narrador “la heroína es dulce, ojos azules, chatilla y con una alegría en el cuerpo y en el alma capaz de ahuyentara a las brujas y lobos del camino...”. Marisol, es ya una adolescente de dieciséis años que todavía juega a ser niña. Es significativo que su personaje continúe llamándose como ella misma, así que es claro el interés que existe en potenciar su personalidad y que siga cautivando al público por encima del personaje interpretado. Ésta es una aventura más de Marisol, independientemente de sus circunstancias; por encima de todo es Marisol. Así que aquí la tenemos a medio camino entre heroína y maga que resuelve todo tipo de entuertos empezando por los domésticos en los que está hecha toda una equilibrista. Marisol está dispuesta a utilizar sus armas para poder sobrevivir. El bailarín Antonio demuestra una vez más todo su poderío en el baile y en la creación de las coreografías que aportan a la película un genial virtuosismo que puede aparecer ensombrecido por la simpleza que el guión adquiere en muchas ocasiones. Su varita mágica, como siempre, está en sus pies. Lo que ocurre es que
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la tarima en la que se apoya deambula sobre arenas movedizas. En la historia, Antonio, que tampoco ha dejado de llamarse Antonio, busca a una primera bailarina para su próximo espectáculo. Marisol tendrá que enfrentarse cara a cara con uno de los grandes para intentar salir airosa de semejante prueba. El resultado es más o menos aceptable dadas las circunstancias. Cuando canta el primer tema podemos darnos cuenta de que su voz ha cambiado hacia una tonalidad aun más grave que en la película anterior, pero que su fuerza y personalidad permanecen vigentes a la hora de interpretar, dotando a los temas de una viveza y registro muy particulares. El tándem Fernando Rey-Marisol funciona a la perfección. El actor despliega sus dotes para convencernos que también puede asumir la personalidad del padre ideal resultando creíble, rozando matices un poco místicos, de un panegírico paternofilial más o menos velado. Pero el resultado final no está mal a pesar de lo que han dicho algunos críticos sobre la actuación de Fernando. ¿Y el príncipe? En esta ocasión tuvieron que importarlo de América para darle a la niña una mayor dimensión internacional. Eso sí, el galán yanki era demasiado mayor para nuestra jovencita. ¿Por qué se empeñaban ahora en ponerle pretendientes que le llevaban más diez años de diferencia? ¿por qué no eligieron a un adolescente? ¿de rrepente tenían prisa por que la niña prodigio creciera y ver si realmente resultaba tan rentable en su etapa de juventud…? Cuando Marisol canta y nos dice que ha soñado que tendrá un amor para toda la vida interpretando una de las canciones que Algeró ha compuesto para la película, nos damos cuenta de las posibilidades que la niña tiene para la comedia romántica. Tengo que decir otra vez ay, ay, ay… y es que nuestra muchachita mira para el cielo como nadie entornando sus, cada vez más bellos, ojos azules… Marisol camina por Madrid despertando la admiración de los viandantes y del destino cual Cenicienta moderna que desconoce el futuro que le depara su existencia. Así podemos ver como nuestra protagonista pasa de los sueños a la realidad a través de carteles imposibles que rocían con fantasía los grises atardeceres de una España que no se resigna a permanecer paralizada ante una realidad bastante desoladora. Nuevamente Marisol nos sorprende con su entrega al interpretar los temas flamencos reivindicando sus raíces andaluzas y consiguiendo que su genuino arte aparezca, aunque matizado, por el duro aprendizaje al que lleva siendo sometida desde su descubrimiento. Como la del cuento, Marisol también pierde un
Marisol cuenta La historia de Bienvenido en un disco, 1964.
Cartel de La nueva Cenicienta, 1964.
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Marisol y Antonio hicieron un tándem extraordinario en La nueva Cenicienta, 1964. Antonio fue una de las primeras personas en conocer a Marisol cuando llegó a Madrid.
Marisol y Antonio ensayando una coreografía.
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zapato en su huida de no se sabe muy bien qué posibles horrores y que recuperará solamente en el preciso instante en el que debe convertirse en una princesa de color azul celeste. El reloj da las doce, es la hora de romper el hechizo. Marisol todavía no era consciente de que ella misma rompería su propio cuento de hadas. En la película se alude a la desmesurada imaginación del personaje que estaría acorde con la personalidad real de Marisol. De cualquier forma, Marisol consigue ser entrañable y cercana empleando nuevas fórmulas que, poco a poco, irá puliendo en lo que será su nueva carrera como joven estrella. Mientras, Bob Conrad nos dice que pasa por la vida con las manos abiertas y tocando las estrellas, llevándose consigo todas las cosas dulces, bellas y buenas, ¿Marisol? Es la primera vez que en una película de la malagueña aparece otro intérprete cantando. Seguramente sería una nueva estrategia para obtener un mayor rendimiento en los mercados que todavía no se sabía muy bien cómo reaccionarían ante la nueva Marisol que estaba surgiendo. No puedo dejar de mencionar a otro actor indispensable en este cuento, Miguel, un chimpancé alocado, mascota de Marisol y de todos los que por allí pululan y que se supone debía hacer las delicias de un público entregado a ciertas artimañas circenses. A pesar de todo, Marisol nos seduce como a adolescentes. Se ha convertido en una jovencita dulce, moderna, que apunta ya a una próxima sensualidad destinada al erotismo que presagia cuando nos canta “Me conformo con estar a tu lado”. Y yo les digo que es en ese momento cuando la estrella se convierte en la novia de España para todos los jóvenes y adolescentes de la época que sueñan con adentrarse en ese azul que proyectan sus misteriosos ojos y que tantas esperanzas de una vida mejor nos transmiten a través de la pantalla. Al final triunfa el amor y después de malos entendidos y situaciones confusas de carácter infantil, ante la mirada atónita de un Antonio que tiene que permanecer contemplativo, observando un sueño, que no por imposible, deja de ser afrodisíaco, Marisol se queda con Bob Conrad. Este argumento nos recuerda, en parte, a “Reina a los catorce años” de Edward Ludwig, interpretado por Deanna Durbin. El público es cómplice de los amores imposibles y testigo de una ingenuidad de color rosa que viene envuelta en un papel de celofán relumbrón. Las dudas de los productores aparecerán antes, en medio y después. La ubicación de la nueva estrella, aunque trata de hacerse de la manera más natural, no cabe duda de que lleva detrás un arduo proceso de estudio y de cálculo fruto del mejor arquitecto de trayectorias artísticas que
era posible en aquellos momentos. El crítico de cine José Torregrosa tiene una peculiar opinión de la película y de otros asuntos. “Si la política, se dice, se comenta, hace extraños compañeros de cama, el Cine y sus repartos pueden, con frecuencia, anonadar meninges. Que me expliquen cómo es posible la presencia de toda una María Casares, primera dama del cine y teatro franceses, en aquel softcore sadomaso, “La novicia musulmana”(1974) de Gianfranco Mingozzi, a medias con otra que tal, Florinda Bolkan, otrora retoño ambivalente de Luchino Visconti… Me pregunto, Segismundo, qué delito, a partir de sus dosis archidemostradas de disponibilidad para el opus farandulero, habría cometido una Marisol ya en edad de merecerlo todo, 17 años, todo mayos, para que la embarcaran en “La nueva Cenicienta”, una babel de lenguas y de estilos… Ni un Von Karajan podría evitar que, al final, se “escarallase”… El director, George Sherman, dicho sea de paso, era, un suponer, de los que se apunta a un bombardeo. Su filmografía no es que sea variopinta: se me antoja, claramente, de andar a la que salta. En su botica cabe el versionar, en 1944, “El cerebro de Donovan”, la inmarcesible novela de Curt Siodmak; filmar un racimo de westerns de segunda, tanto spaghetti como bourbon on Rocosas; su desembarco en la Púdica Albión con olvidadas pelis de piratas o “El hijo de Robin de los Bosques”, y ésta de aquí, un “imposible dream” para el baile real de cualquier Cinderella… Comiendo aparte, destaquemos la presencia del bailarín Antonio, genio y figura. Hombre de escenario, sin ser nuevo en el cine (“Todo es posible en Granada”, “Pan, amor y Andalucía”, “El amor brujo”…), lo suyo eran tablas y duquesas. Ponerlo a bailar con Marisol ni siquiera constituía un desafío: puede catalogarse, simplemente, una pérdida de tiempo (para ambos los dos, eso que conste), al moverse uno y otro en distintas galaxias. Eso sí, la coreografía sube el listón de exigencias y logros, sobre todo cuando es baile “español” lo que se tercia. Y es que uno puede imaginarse al Sr. Ruiz Soler midiéndose los mimbres con Ludmilla Tcherina, en “Luna de miel”(1958) de Michael Powell , el padre de “Las zapatillas rojas”, pero encuentra difícil imaginarse qué puede resultar de, a todos los niveles, tan desigual encuentro entre una estrella en proceso y alguien a quien la charanga y pandereta habían convertido más que en actor o bailarín, en personaje, rey absoluto cualesquiera rincones en que se le colocase. Espera porque, para miscastings, queda todavía la presencia de un galán televisivo yanki, Robert Conrad, tercero en discordia en aquel triángulo escaleno. Huevos de la tortilla a la española: en un totum revolutum, el festival de Eurovisión; una pensión donde vive la niña, a medias con una troupe circense y con un mono; don Fernando Rey, que hace de padre (hay que comer y no sólo Buñueles…). Al final, permanece la incredulidad presidiendo un recuerdo algo difuso. ¿Es que alguien podría creerse todo aquello? ¿Se consideraba exportable a los USA una historia juvenil de amores donde nadie estaba previsto se comiese una rosca? ¿Antonio-Marisol? Pero, qué dices Y Roberto, el cantante americano, ¿qué pintaba Roberto? Antiguo boxeador y lechero (no es lo mismo, aunque pueda parecerlo), padre a los 17 primerizo (ocho más en cartera de redaño), esta especie de Pancho López “king size”, carne de playa y pantalones blancos, de nombre Konrad Robert Falcowski, protagonizaría, no mucho después, la mítica serie “Jim West”, semisuma de ciencia-ficción y western, además de grabar sus gorgoritos en bilingüe. El galán para adultos no encajaba en absoluto con una teen-ager macizorra a la que, por exigencias del guión, no se le podía poner un dedo encima: mirada azul celeste y vas que ardes, porque la represión tiene esas cosas Y no es por molestar, pero solapo: “Jules Ana Jean” de Truffaut, es del 61 y la Moreau también se estaba construyendo. Pero es que hay más, en este juego, más bien poco sutil, de diferencias. Tomemos a Leslie Caron, la chiquita francesa, nacida en 1931, que había salido de “Un americano en Paris”(1951) de Vincent Minnelli para des-
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embocar en el “Lili” de Charles Walters y, en el 55, repitiendo director, “La zapatilla de cristal”, vuelta de hoja al mito Cenicienta, hasta cerrar el ciclo con otro Minnelli memorable, el “Gigi” de Colette, a punto de finalizarse los 50. No es que “The glass slipper” sea ninguna joya; lo que la hace diferente es… el clima, el tono qualité de la misma; el que no se note apenas que está hecha para ganar dinero. Sale Elsa Lanchaster; ello nos lleva a pregunta envenenada: ¿Le habría alguien ofrecido a Isabel Garcés ser “La novia de Frankenstein”? Bueno, pues eso… Si queréis otro ejemplo, pongo otro: a Julie Christie, en el 65, durante el “Free Cinema”, John Schlesinger le ofreció hacer “Darling”; Dick Bogarde y Laurence Harvey eran sus partenaires… ”Oye, patria, mi aflicción”… le ladraba a la Luna don Farruco de Quevedo. ¿Es “La nueva cenicienta” tan mediocre y carente de interés? Tampoco es eso, ea… Pero, en verdad, aquella nova era, con mucho, un material humano y artístico al que haber embarcado en mayores empresas habría constituido no sólo una mera cuestión de justicia, sino la asunción del punto de partida en que debe situarse, desde el plano ontológico, una industria cinematográfica cuando se dispone a arriesgar algo más que unos vellones. Lo denunciaba Bardem en Salamanca: “El Cine Español es…” No es lo mismo hacer películas que alpargatas… Lo que vino después, la experiencia Juan Antonio; lo de Camus o Saura; su “Mariana Pineda” para televisión, dirigida por Rabel Moreno Alba, puede darnos idea de lo que pudo haber sido y no fue. Porque, espera, inmediatamente después de lo de Sherman, involucran a la actriz sin apellido en un nuevo título entre la profecía y la malaleche, “Cabriola” (bien pudo llamarse “Trompicón” o mal “Salto al vacío”), con dirección de otro americano a la deriva, Mel Ferrer, cuya síntesis argumental paso a copiarles (“Si tenéis lágrimas, preparaos a verterlas”, que dijo Antonio, no el bailarín, el amigo de César): “La traperilla Marisol se hace pasar por un muchacho para moverse mejor en el mundo de los toros…” Mejor no sigo… Sólo citar que “se enamora, en silencio, del rejoneador Ángel Peralta…”(un pequeño detalle: va vestida de chico, como, un año antes, lo hiciera Durcal en “Más bonita que ninguna” y, mucho antes, la “doncella guerrera” de nuestro romancero o, ya puestos, Catalina de Erauso, la monja portuguesa…). Y no se han acabado las odiosas: cuando Greta Garbo interpreta “Cristina de Suecia” o la Streisand dirige “Yentl” en 1983, donde encarna a una Concepción Arenal en plan rabínico, existe como punto de partida un “más difícil todavía” que permita lucimiento, no un llover sobre mojado, como gemela, como cenicienta, como chico… Y echo más leña al fuego: Antonio del Amo, descubridor de Joselito y un muy competente teórico del Cine, había filmado en el 62, dos años antes, “Chico o Chica?”, con Maleni Castro… Josefa Flores González… ¿qué había hecho ella para merecer esto y aquello? Mas… ¿sabes lo que te digo? Ella fue una Molly Brown con tres pares de ovarios. No logramos hundirla. Vive y reina… Zeta“. También creemos oportuno recuperar lo que opinaba Fernando Méndez-Leite de la película, sobre todo, para aportar un diferente contrapunto en el que la producción no sale muy bien parada. “La nueva Cenicienta” pretende materializar poéticamente el cuento infantil de la Cenicienta. Al efecto, recurre a un poco afortunado trabajo guionístico en el cual han intervenido Alfonso Paso, Arturo Riguel y Matthew Andrews, que no consiguen fijar el tema en unos límites precisos de la poesía y la ilusión. La película tiene aire de sainete trasnochado mezclado con estampas y bailables de corte americano, abusándose de lo falsamente gracioso y de detalles absurdos e innecesarios, todo lo cual repercute desfavorablemente en la tramitación del relato, que se resiente así de una acusada fragilidad, a pesar de haber contado el plasmador con abundancia de medios materiales y artísticos para la consecución de su obra. En esta ocasión Marisol es la juvenil criatura que pierde el zapato. A pesar de encontrarse en una difícil etapa de transición como artista, levanta con su sola presencia el ánimo de los más exigentes, mientras que Antonio, con su depurado arte la ayuda a salvar la mal enfocada empresa… Augusto Algueró comparece también con su inspirada música y sus canciones siempre agrada-
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bles sin que por ello se logre paliar el precario resultado de esta fallida resurrección poética…”. Así que, visto lo visto, deberíamos decir que lo mejor de la película es la presencia de Marisol y Antonio aunque, sinceramente, no estoy estrictamente de acuerdo. No podemos obviar la ambientación de Santiago Ontañón que, a pesar de lo que digan algunos, realizó un buen trabajo, o por lo menos así lo valoramos nosotros. Ríos de tinta han corrido sobre el supuesto romance que habría surgido entre el popular bailarín Antonio y Marisol. Aunque también se ha aludido con frecuencia a una simple estrategia de marketing que añadiera un poquitín de morbo rosa al estreno de la película. De este tema habla Marisol en las memorias recogidas por “Lecturas”. “Un día, cierto periodista, nos dijo que se iba a inventar un romance entre nosotros. Por nuestra parte no hicimos caso, tomándolo a broma, pero, en efecto, aquella noticia se hinchó de repente y empezó a circular cada vez con mayor fuerza por los periódicos y revistas. La gran diferencia de edad que hay entre ambos podía haber hecho desistir a los demás, pensaba yo, de aquellos rumores. Pero al regreso de un viaje, el señor Goyanes recibe una llamada al aeropuerto: Por lo visto Antonio, en Londres, había declarado que se pensaba casar conmigo. Me iba a encontrar con un montón de periodistas. Me eché a temblar y me di cuenta de que me había convertido en una estrella cuya vida importaba a la gente… y de que me iba haciendo mujer. Lo negué todo, menos la buena amistad que había entre nosotros”. En ese año la salud de Marisol se resiente. Primero le tienen que extirpar las amígdalas y un pequeño quiste en el brazo, pero muy pronto deberá ingresar de urgencia para operarse de apendicitis. Por si fuera poco todo esto, también debe someterse a una operación de estética en la nariz, donde además de eliminar un pequeño desvío nasal, le corrigen el perfil. Una vez superados todos estos contratiempos que mantienen a Marisol alejada del trabajo durante varios meses, la estrella parte en un nuevo viaje hacia América para promocionar “La nueva Cenicienta”. Marisol continúa siendo una celebridad, cualquier cosa que hace o dice sale publicada en los periódicos y revistas. Está en pleno apogeo. Toas las chicas de su edad quieren parecerse a ella, la imitan, se guían por sus estilismos ¿Cómo viviría en su foro interno todo aquel peregrinaje de multitudes que la adoraban cual esfinge divina? ¿Era Marisol consciente la dimensión de su propio mito? ¿Seguía ajena a su propia realidad?
Marisol y Lola Flores en el bautizo del hijo de Carmen Sevilla.
Disco de la banda sonora de La nueva Cenicienta.
Marisol también grabó varios discos de sevillanas.
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Búsqueme A Esa Chica. Aunque “Búsqueme a esa chica” se estrenó el 12 de febrero de 1965, en el Kursaal de Barcelona, también fue rodada, lógicamente, en el 64, por lo que ése fue un año en el que Marisol, prácticamente, no se alejó del set de rodaje ni para tomarse una Mirinda. Esta nueva producción obtendría unos excelentes resultados de taquilla que incluso superarían la recaudación obtenida por “La nueva Cenicienta”. El escenario en el que se desarrolla la historia es la ciudad de Palma de Mallorca, donde Marisol y su padre intentan sobrevivir cantando y bailando para entretener a los turistas que llegan a la isla y que desean disfrutar del arte más “Typical Spanish”. El personaje interpretado por Marisol es como ella, una jovencita de dieciséis años llena de ilusiones que vive su vida cotidiana con desenfado y aceptando su propia realidad. Sin embargo, las cosas van a cambiar muy pronto. La aparición de John Morrison, un millonario norteamericano que llega a Palma para asistir a una convención acompañado de su secretaria miss Nelly, interpretada por Isabel Garcés, cambiará la vida de la protagonista. Por otro lado, Toni y Mario, el “Dúo Dinámico“, interpretan a un conjunto que también vive de sus actuaciones, pero con un registro mucho más moderno que el de Marisol. El encuentro de la protagonista y estos chicos tiene lugar en una de sus actuaciones y entre la protagonista de la película y Ramón Arcusa surge algo más que una amistad. Sin embargo, la rivalidad artística hace que, en principio, se separen. Por otra parte, John Morrison conoce a Marisol y reconoce su talento, por lo que decide convertirla en una estrella, para ello y bajo la vigilancia de miss Nelly, empieza una sólida formación que el señor Morrison presta a Marisol de manera desinteresada. Marisol se siente halagada y, en un principio, cree estar enamorada de su pigmalión. Por supuesto, para él, este sentimiento pasa absolutamente inadvertido. El nuevo encuentro con Toni era inevitable y Marisol no sabe por quién decidirse aunque se siente muy celosa por la relación que mister Morrison tiene con Pamela, una guapísima mujer que, en realidad, será un caza millonarios. Como ya había hecho en sus anteriores películas, Marisol debe ser la que resuelva estos entuertos y poner a esta señorita al descubierto. Sin embargo, Marisol decide huir ya que es víctima de una situación de pánico debido a que se siente presionada por sus propias acciones y así decide buscar refugio al lado de Toni. Después de una búsqueda disparatada, Marisol regresa para debutar en el teatro obteniendo un éxito clamoroso, acompañada por Toni y Mario, a pesar de la venganza que había perpetrado Pamela para que este triunfo no se diera. El gran José Bódalo, uno de los primeros actores del Teatro Nacional en aquellos momentos, interpreta en la película al padre de Marisol bajo los cánones de la picaresca más clásica, pero a pesar de su gracia nos des-
Fotografías del pressbook para la promoción de Búsqueme a esa chica. 50
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ilusiona dado su potencial artístico. Junto a él, Juan Carlos Mareco y Ethel Rojo, una actriz argentina que se había incorporado a nuestro cine con la única intención de lucir palmito. La presencia del “Dúo Dinámico” en la nueva película hizo que la prensa rosa especulara sobre un posible, por lo menos tonteo, entre la adolescente y Ramón Arcusa. La realidad, nada que ver con lo publicado porque los tiros iban por otro lado. Eso sí, las fotografías daban para mucho y a los jovencitos se les veía formando una pareja ideal, por lo menos a nivel estético. La película resulta de lo más intrascendente y artísticamente no aporta nada en absoluto. Ni siquiera se utiliza la imagen de Marisol de la forma adecuada para proporcionar un poco de luz a semejante vehículo. Las canciones de Algeró tampoco son muy allá aunque algunas se convierten en éxitos como “Mi pequeña estrella” o “Amor misterioso”. Una comedia musical que Fernando Palacios, el director, no cuidó en absoluto, demostrando en esta ocasión que estaba bastante perdido en su trabajo. Posteriormente vendrían tiempos mejores para él.
Marisol, el Dúo Dinámico e Isabel Garcés en actitud ye-yé. ¿Qué locura es ésta?
Cabriola. “Cabriola” es la siguiente película de Marisol en la que existe un claro intento de regresar, prácticamente, a la infancia de la actriz en el sentido de que si en “Marisol rumbo a Río” y “La nueva Cenicienta” o “Búsqueme a esa chica” se había presentado a la nueva estrella convertida en una jovencita con nuevos registros, ante el resultado de ambos films, el productor decide hacer un último intento y convertir de nuevo a Marisol en casi una niña cortándole el pelo, vistiéndola prácticamente de mendiga y creando un roll confuso de chica-chico. Para este último vehículo de una Marisol niña se eligió como director a Mel Ferrer en un intento más de proyectar la carrera de Marisol en el exterior. Toda la trama de la película gira en torno al mundo de los toros y de los rejoneadores con Ángel Peralta a la cabeza, seguido por Rafael de Córdoba. La admiración que Marisol tiene en la cinta hacia Ángel Peralta es una mezcla entre amor platónico y espejo profesional en el que la protagonista quiere mirarse. Como vehículo que hace posible esta unión un tanto disparatada está el caballo Cabriola, que pese a su aspecto vulgar y descuidado, posee unas grandes dotes para el rejoneo que se pondrán en evidencia en diferentes momentos de la película. Aparte de las mencionadas exhibiciones que aportan una nota de color dando una visión de España ciertamente esteriotipada pero también vistosa, lo mejor, bajo nues-
Postal de Búsqueme a esa chica.
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Con Pedro Mari Sánchez en Cabriola, 1965.
Uno de los discos que sacaron en 1965, con algunas canciones de la película Cabriola.
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tro punto de vista es la banda sonora de Augusto Algeró, con el tema central que dio título a la película y que caló en el público convirtiéndose en uno de los temas que más se asocian con el repertorio musical de la artista malagueña. El argumento pertenecía también a Mel Ferrer que demostró ser capaz de realizar además trabajos naïf como éste que nos ocupa. A todos nos gustaría saber qué pensaría Audrey Hepburn de este tipo de películas, pero de cualquier forma, su profesionalidad queda latente de una manera o de otra. Como compañero de correrías acompaña a Marisol el también niño prodigio Pedro Mari Sánchez, experto en acompañar a otras estrellas juveniles del panorama cinematográfico español como Rocío Dúrcal en “Rocío de La Mancha”. El desparpajo de Pedro Mari Sánchez junto a su singular fotogenia hacen que su trabajo resulte dinámico y atractivo en una actuación llena de matices que sorprende en un niño de tan corta edad, pero que ya poseía una dilatada experiencia. Hace poco tiempo tuve la oportunidad de verle en el homenaje a los niños prodigio “Crecimos con el Cine” que les organizamos en la sección de cine del Ateneo de Madrid. Allí pude compartir con él algunas horas y recordar sus trabajos. En ese momento le comenté que estábamos escribiendo este libro y que me gustaría preguntarle sobre algunos recuerdos del rodaje y también sobre Marisol. Él me dijo que lo haría encantado e incluso que los escribiría él mismo. También me pidió que lo que me enviara se publicase íntegramente y así lo hemos hecho: “Lo primero fue saltar de alegría. No era nuevo; cada vez que mi representante ( en aquella época creo que era Juana María Alonso, de la William Morris Corporation) me decía que iba a rodar una película se disparaban todos los mecanismos de la mayor ilusión de mi vida. Pero en aquella ocasión había una sorpresa añadida: iba a rodar con Marisol. Ella era un sueño y la película tenía que ver con el mundo de los caballos. El panorama era lo más emocionante del mundo. Cuando el primer día de rodaje, mientras estaba en maquillaje, llegó ella, preciosa, sonriente, me empezaron a temblar las piernas. Se acercó a mi y señaló con un dedo de su mano su mejilla. Bueno, yo simplemente no acertaba a interpretar aquello. Estaba anonadado. ¡Vamos! Y volvió a señalar su mejilla. La besé como pude, pero casi no articulé palabra… Menos mal que en el rodaje podía sustraerme a la enorme atracción que ejercía sobre mí. Ella era una estrella alrededor de la cual se movía todo, no sólo en el rodaje: también en la industria se montaban proyectos basados en ella.
Mi memoria de aquel rodaje está marcada por la calidad personal de Marisol. Era atenta, comprensiva, cómplice en todo momento. Mel Ferrer, el director, pasó por mi de una manera bien diferente: alejado y con un cierto aire de estar rodando en España por compromiso no llegó a interesarme más allá de lo que precisaba el desarrollo del trabajo. Sin embargo gracias a que él era el director se produjo durante el rodaje un milagro, uno de esos momentos que, pasados los años y en cualquier circunstancia, pueden devolver la sonrisa al recordarlo: Estábamos en Marbella, una Marbella encantadora, un todavía pueblo de pescadores que apenas dibujaba los primeros hoteles sobre su azul. Hacía calor en la plaza de toros, Ángel Peralta preparaba sus caballos y yo esperaba a la sombra un plano cuando sentí un levísimo murmullo entre la gente del equipo. Cuando giré la cabeza para ver qué pasaba apareció por el patio de caballos una mujer que irradiaba una extraña luz y sosiego. Audrey era todo amabilidad y elegancia interior. Fue encantadoramente atenta cuando su marido, Mel Ferrer, me presentó. Aquella presencia permanece en mi memoria de forma vivísima. Resplandecía y todo a su alrededor se hacía más fácil. Algunos días después, ya avanzado el rodaje, estábamos Marisol y yo sentados en un carro sobre el que habíamos hecho unos cuántos kilómetros, cuando de manera imprevista, como si fuera la continuación de una charla de dos amigos de años, me dijo que” había un chico que le gustaba”, pero que no le era fácil verle, que había dificultades. Era Pepa quien me hablaba, ya desde entonces sería Pepa para siempre. Tuve la sensación de que se encontraba sola y mi corazón se encogió suponiendo una tristeza que nunca me atreví a indagar. El rodaje continuaba y tras ese rodaje vendrían más-para ella y para mí- pero al pasar los años permanecen en mi memoria varias cosas de aquel tiempo: la fortuna de la presencia de Audrey Hepburn, los besos y el talento de Marisol y la confidencia de una adolescente, Pepa, mi amiga Pepa. Una última reflexión: me alegro mucho de no haber sido centro de todo un tinglado empresarial, aunque fuese cinematográfico”. La fotografía de Antonio L. Ballesteros recoge hábilmente las dos caras de la moneda de la vida, el lujo de los hoteles y de la existencia de las personas adineradas y triunfadoras y la marginal de los desheredados de la fortuna que viven de los desechos y basuras ajenas. Madrid aparece entre la niebla que convierte, en ocasiones, a la ciudad en gris y polvorienta aunque una paleta mágica de colorido le devuelve por sorpresa a la capital todo su esplendor convirtiéndola en la ciudad más luminosa del mundo. Marisol cabalga por el éxito y la fama con sus dieciocho años revestidos de catorce, que por momentos nos hacen creer que el tiempo no ha pasado y que un milagro cinematográfico hace posible convertir a la actriz en niña para siempre. Marisol retoza en la arena y sonríe esperando la llegada de una nueva oportunidad y yo me pregunto ¿no hace falta estar un poco ciego para lucir un traje corto con esas formas y pensar que Marisol puede ser un chico...? Menos mal que en el cine todo es posible y la lente de las cámaras dice que, a veces, deforma las mentes pensantes o, por lo menos, eso es lo que creen algunos. Marisol, como un Quijote adolescente, lucha contra sus propios molinos de viento al tiempo que juega con marionetas que giran y giran en una noria que no tiene fin. La creatividad de las coreografías en las que Marisol pinta sus propios sueños llama la atención por su alineación vanguardista que las une directamente con los influjos picassianos en un surrealismo soñado bajo una perspectiva “Made in Spain”. Los colores patrios tienen cierto olor a naftalina que no sabemos cómo sentarían al público que solía ver las películas de Marisol. Desde luego, estos tintes de España de pandereta unidos a un ritmo que, en muchas ocasiones, llega a ser plúmbeo, nos hacen cuestionarnos la respuesta del respetable. Eso sí, tampoco podemos olvidar que los seguidores de Marisol aplaudían, en general, cualquiera de sus trabajos, fueran de la naturaleza que fueran. Como dice Marisol en la película “Dios mío, Dios mío, qué será eso, ni frío ni
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calentura, yo me estoy quedando muerto”. Después de estos sentimientos agridulces que nos provoca el film al ser visionado, es justo reconocer que la sola presencia de Marisol ante la cámara llena todos los planos demostrando hasta la saciedad que es un auténtico animal cinematográfico y que podría haberse convertido en el mejor producto si hubiese tenido cerca de unos profesionales interesados en que Marisol diera lo mejor de sí misma en ese manantial de posibilidades que siempre ha tenido. Lástima, y lo diré hasta la saciedad, que los intereses de taquilla estuvieran por encima de todos sus proyectos. Es evidente que nadie realiza una producción cinematográfica para perder dinero, pero también lo es que los vehículos deben ser de la mayor calidad posible, sobre todo cuando existe un material humano y económico suficiente como para poder crear algo que soporte el paso del tiempo. Las tierras sevillanas y la plaza de La Maestranza bañan de color oro las pantallas de medio mundo que contempla, un una vez más, la peculiar realidad española. Todo esto aderezado con aire de feria, farolillo, trajes de flamenca y lindos suspiros de aire patrio pasado de moda que deja sin respiración al más imprudente. Al final, Marisol, termina montada a mujeriegas conducida por su príncipe Peralta que cabalga hacia las perdices que todos conocemos. El merchandising que rodeó a la película funcionó y se sacaron álbunes de cromos, cancioneros y todo ese material al que ya nos tenían tan acostumbrados. La periodista Mónika Vergara reflexiona sobre el fenómeno Marisol y su etapa de niña adolescente. “Marisol, una cara de ángel tocada casi por la divinidad, unos ojos azules e intensos como el mar, un arte que “no se podía ni aguantar”, una vida llena de éxitos, un ser idolatrado, la envidia de toda España durante décadas… y sin embargo un ángel roto. Una niña, una adolescente y una mujer, prisionera de su propio Yo. Mientras toda España suspiraba y soñaba junto a “Marisol” la niña-mujer vivía un calvario. Mientras toda España lloraba junto a “Marisol”, la niña- mujer sufría, temía, y vivía aterrorizada pensando en que no volvería a ver a su familia. Mientras toda España disfrutaba con su trabajo, la niña-mujer acababa exhausta de tan largas horas de rodaje. Mientras toda España ansiaba que llegara a cada rincón, a cada pueblo, a cada ciudad para ver, tocar, y sentir de cerca a su ídolo… “Marisol”, la niña- mujer le arrebataban el poco tiempo que tenía para ella para recorrer kilómetros y kilómetros. ¡Quién iba a sospechar, ni tan siquiera imaginar que el “sueño” se convertía en “pesadilla”!. Han tenido que pasar muchos años para que esbocemos muy sutilmente en nuestra imaginación las situaciones por las que tuvo que atravesar Marisol. Pero lo que no te mata, te hace más fuerte y en un largo proceso de aprendizaje, Pepa Flores le va ganando el terreno a Marisol, y como si se deshiciera de la mordaza y ataduras comienza a respirar… En una entrevista no muy lejana confesaba que llevaba tiempo viviendo la vida que quiso vivir, y que son esas pequeñas cosas de la vida, los colores de la tierra, la humedad de la lluvia, el olor de su mar mediterráneo, las pequeñas cosas que no se pueden comprar lo que verdaderamente le hace muy feliz, mientras que toda España se detiene en el tiempo y nos convoca a ese pasado en el que todos los miembros de la familia se postraban frente al televisor o a la pantalla de cine“. De nuevo estamos ante una nueva encrucijada porque lo que está claro es que esta imagen infantil de Marisol tiene que romperse para siempre y así nos encontraremos a una nueva estrella Lolita con reminiscencias de Juli Christy en el próximo trabajo que Marisol abordará muy pronto. “Cabriola” tendrá que competir en ese año con “Más bonita que ninguna”, la nueva película de Rocío Dúrcal en la que Luís Sanz apuesta, de manera muy acertada, en convertir a la protagonista en una joven sensual e incluso sexy. Es curioso cómo en esta película, Rocío asume también un papel chica-chico, cortándose el pelo y convirtiéndose en Luisito. Por cierto, es esos momentos Marisol y Rocío estaban más unidas que nunca o por lo menos así lo confirmaban las numerosas fotografías que existen de ellas juntas en todo tipo de actos y eventos de la época. Lo que nos podemos imaginar es que, realmente, la fuerza de Marisol tenía que salir por alguna parte y su personalidad y su coraje en este tiempo iban acompañados de caricias destinadas a Carlos Goyanes, hijo de
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su productor, por el que, en aquellos momentos, bebía los vientos y también al contrario, por supuesto. Parece que en un principio y digo parece, porque eso lo sabrán ellos, Manuel Goyanes se cuestionó aquella relación y quiso poner tierra por medio mandando al casi imberbe Carlos a trabajar al norte en aquella película de Joselito en la que compartía protagonismo con otra Goyanes, Conchita, “La vida nueva de Pedrito de Andía”, en la que se contaba la historia de un niño que no crecía y que vivía su primer amor con toda la problemática que ello conllevaba. Así recuerda aquel rodaje el propio Joselito y la presencia de Marisol que seguro no le dejaba indiferente. ¿Cómo llevaría José aquel noviazgo con Carlos? Porque no olvidemos que, según sus palabras, Marisol, siempre ha sido ese amor platónico que, por una parte, está muy cercano y que, por otra, es absolutamente irrealizable. La realidad es que Chaunette Laurete era la que ocupaba su corazón en aquellos momentos. Joselito recuerda aquel rodaje y a aquella Marisol afirmando que en 1965, la vio con mucha asiduidad “En aquellos momentos tuve muchísima relación con Marisol porque yo estaba ese año rodando “La vida nueva de Pedrito de Andía”, de Rafael Gil y, Carlos Goyanes, que posteriormente sería su marido, trabajaba en la producción de la película. Así que Marisol vino varias veces a verlo. Como siempre, estar con ella era sinónimo de tener la oportunidad de vivir unos momentos entrañables y cómicos. Recuerdo aquel rodaje con mucho cariño, entre otras cosas por la presencia de Marisol, que hay que decir que se había convertido en una chica guapísima con unos espléndidos dieciocho años que levantaban ampollas allí por donde pasaba. Todos hemos suspirado con la presencia de Marisol”. Son muchas las ocasiones en las que Marisol ha comentado que “Cabriola” era su película favorita, sobre todo en esta primera etapa que ahora comentamos. Posteriormente diría que “Un rayo de luz” sería la elegida y que “Cabriola” había sido especial para ella por lo mucho que le gustaba montar a caballo y las oportunidades que este rodaje le habían dado para disfrutar de su afición. “Me entrené durante tres meses en la finca de los Peralta, montando a Cabriola, una jaca extraordinaria a la que, a pesar de que me llegó a tirar cuatro veces y me dio muchos sustos, tomé muchísimo cariño“. Un largo anecdotario se sucede en torno al rodaje de “Cabriola”; entre las más destacadas, el lío que se formó con la decisión de Marisol de cortarse el pelo en París por necesidades del guión. El gremio de profesionales de peluquería realizó una
Marisol en una mesa benéfica con Rocío Dúrcal y Carmen Sevilla.
Postal de 1965.
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Marisol finaliza su adolescencia. Su puesta de largo en la Casa Pilatos de Sevilla.
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protesta oficial en toda regla, lo que demostraría una vez más que Marisol marcaba una pauta en la sociedad. Así lo recordaba ella “Por necesidad de rodaje me corté el pelo en París. Esto originó protestas de ciertos peluqueros españoles que se sentían ofendidos por este aparente afrancesamiento mío, pero la verdad es que yo fui a París por ciertas cosas del film y aproveché mi estancia allí para ese corte de pelo que me hizo Alexandre por indicación de Audrey Hepburn”. Javier Barreiro en “Marisol frente a Pepa Flores”, manifiesta una visión bastante dura sobre el film dejándolo en un mal lugar “Todo esto es un revoltillo indigerible de gracias bobas, escenas de acoso en el campo, un extemporáneo baile con Rafael de Córdoba y unas marionetas que representan caballos de papel y corcho… En cuanto al argumento, difícil que el público tragara el amor de Marisol por un señor tan pasado de años y tan rotundamente feo como Ángel Peralta. Y, a poca sensibilidad que se albergue, tampoco se entiende que tan adorable criatura tuviera como objetivo vital depositar lanzadas en el lomo de un animal hasta hundirlo y asistir a su agonía con floreo de gallardetes, colorines, coágulos y cuajarones de sangre”. Desde luego podemos dar una visión trágica de cualquier cosa, pero tampoco conviene pasarse de la raya. La película no es para un Oscar, pero tampoco hay que mandar al director al paredón. En este mismo año, en la revista “Fotogramas”, en un reportaje se habla de la posibilidad de reunir en una misma película a una Imperio Argentina y a Marisol con un argumento profundamente andaluz. Ésta sería una gran oportunidad para ver juntas a una gran estrella del pasado que todavía conservaba un status de privilegio y a una estrella contemporánea que representaba el dinamismo y la potencia de la juventud. Por desgracia, este proyecto sólo fue eso, un proyecto que ni siquiera se acercó a una posible realidad. Se habla de tantas cosas que quedan en el aire… Pero lo que sí es cierto es que son muchas las propuestas de todo tipo que llegan a oídos de Manuel Goyanes. Marisol no se entera de la gran mayoría ya que él no lo consideraba prioritario. Los Goyanes viven en la opulencia disfrutando de una posición económica y social que en una parte importante dependía de los beneficios generados por la estrella. Eran días de vino y rosas y convenía embriagarse en los brillos sociales para olvidarse de que nada es para siempre. Desde luego existen personas con una gran facilidad para crearse su propio mundo y aislarse de lo que les rodea por muchas intrusiones que hagan en las más prestigiosas jaulas de las vanidades.
Un momento decisivo que marcó un antes y un después fue su puesta de largo. Marisol es presentada en sociedad en la Casa de Pilatos de Sevilla acompañada de otras debutantes que pertenecían a la alta sociedad andaluza. La fiesta se convirtió en todo un acontecimiento que salió incluso en el No-Do. Evidentemente la elección de Casa Pilatos no tuvo otra causa que sus constantes desplazamientos a Sevilla con motivo del rodaje de la película “Cabriola”. Marisol era toda una señorita en edad de merecer y ese día apareció con un exquisito vestido de Christian Dior que realzaba toda su belleza y que ponía de manifiesto que, además de una estrella cinematográfica, también era una finísima chica de sociedad. Estos fueron sus recuerdos de aquel día “El caso es que cuando rodábamos “Cabriola” en Sevilla, tuve que hacer un alto en el camino porque yo ya era una señorita de vestido largo. Quiero decir que me presentaron en sociedad en una fiesta maravillosa que todos los años se celebra en la Casa de Pilatos. Estuve con mi madre y con mi padre, que estaba más guapo que nunca con su smoking y con tío Manolo, que es el señor Goyanes. Aquella noche terminó enseguida como todas las cosas buenas, me tuve que ir de la fiesta en lo mejor, porque al día siguiente debía continuar la película”. Cualquier jovencito hubiera estado encantado de compartir el primer vals con Marisol. Es más, estoy seguro de que habría palos por conseguir tal propósito. Sin embargo el afortunado fue Fernando Primo de Rivera que, por aquel entonces era muy amigo de la familia Goyanes y que, según dicen algunos de sus amigos de la época, sentía por Marisol algo más que admiración. Otras de las debutantes que participaron ese día en la fiesta y que disfrutaron de la compañía de nuestra actriz fueron María Gloria de Orleans-Braganza o Matilde Domeq, lo que unía a nuestra estrella con la más rancia aristocracia española. Esta efeméride marcó, por así decirlo, el final de su adolescencia de una manera clara. Había que buscar otros papeles y una línea de trabajo diferente para Marisol. No es un momento fácil ya que la imagen de la Marisol niña permanecería para siempre en la retina de los espectadores que, incluso, en ocasiones, parecían negarse a asumir la realidad. Seguramente ya es en esta época donde nace el mito. Un mito que se aferra al pasado y que no tiene nada que ver con la propia Marisol. El público no se da cuenta de que lo mejor de la estrella es su presente y su futuro, que sus posibilidades son infinitas a pesar de que resulte cada vez más complicado que se fijen en sus nuevas aptitudes y registros. Llegamos al mes de octubre en el que Marisol tiene que realizar un viaje a la República Federal de Alemania para promocionar su última película y reconfortar a los inmigrantes españoles que tantas penurias están pasando y que necesitan “Un rayo de luz”. Nuevamente viajará con su madre, el señor Goyanes y el guitarrista Alberto Vélez y otros miembros de la “trouppe” que ya eran su otra familia. Marisol se siente identificada con todo aquel mundo obrero que puede ver de cerca en aquella visita. Incluso llega a compartir confidencias y toda clase de confesiones por parte de aquellos que han tenido que dejar su país por necesidad. La primera ciudad donde actúa es Düsseldorf y el acto estuvo coordinado por el Instituto Español de Emigración, evento al que asistió el delegado gubernamental de Turismo y también el cónsul Ron Vila. Después de la proyección de su última película, Marisol deleitó a los asistentes con cinco o seis canciones entre las que se incluían “Cabriola” y “La Luna y el toro”. En esa visita realizó multitud de actos promociónales e incluso asistió al enlace entre dos emigrantes como testigo de la unión. Marisol sigue resplandeciente y, de momento, no da ninguna muestra de sentirse atrapada en su status de estrella, sino todo lo contrario, parece desempeñar su función a la perfección. Möenchengladbach, Göppingen, Darmstadt, Hannover, Groscheim, Weissbaden, Francfort, Bad Godesberg… fueron algunas de las capitales donde actuó obteniendo, nuevamente, un éxito sin precedentes. El último día, el embajador la recibió con la presencia de la televisión alemana que consideró aquella visita una de las más importantes del año. Una vez finalizado el viaje a Alemania en donde Marisol les decía constantemente a los inmigrantes que ganaran mucho, mucho dinero y
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que volvieran pronto, pronto a España, regresará a la Madre Patria por un brevísimo período de tiempo para iniciar un nuevo periplo por Chile y, a principios de 1966, será el Perú su lugar de destino, ya que el gobierno le invita a participar en los actos del aniversario de la fundación de Lima. El recibimiento fue absolutamente apoteósico, incluso hubo varios muertos y multitud de heridos en la aglomeración que se montó. Aquel desbordante fanatismo no había llegado a tales extremos en España, seguramente porque el de Ferrol impedía este tipo de concentraciones. En esta visita pudimos ver a Marisol junto al presidente Belaunde Terry, quien parecía estar rendido a sus pies. Así nuestra joven estrella sigue recibiendo honores que podríamos definir como de jefe de estado, dejando una estela dorada allá por donde pisaba su diminuto pie. El 4 de febrero, Marisol cumple dieciocho años y Manuel Goyanes le regala un Simca 1000, matrícula M-483235. ¿No existían los Mercedes? Aunque todavía no disponía de carné de conducir, enseguida aprueba el examen ya que consideraba que tener coche le proporcionaría una mayor libertad, o al menos eso creía ella. Llevábamos demasiado tiempo sin ver a otra niña prodigio nueva, así que Ana Belén irrumpe, con catorce años recién cumplidos, en el panorama cinematográfico con “Zampo y yo”, dirigida por Luis Lucia. La película fue un auténtico fracaso lo que le permitió a Ana Belén reconducir su carrera por otros derroteros que le llevaron a un mejor destino, por lo menos, en cuanto a calidad artística se refiere. Como verán ustedes, no será por falta de niños prodigio, pero no por el hecho de serlo obtendrán el mismo favor del público. Lo que nunca imaginaron Ana Belén ni Marisol es que compartirían ideales políticos bastantes años después y que se verían en recitales y actuaciones mostrando una entrañable amistad. Pero volvamos a Marisol y a esos dieciocho años recién cumplidos y a los numerosos compromisos profesionales que tenía que seguir cumpliendo. A las pocas semanas Marisol se marcha a Japón y Taiwán. Por supuesto, el viaje no lo realiza en su “flamante” coche… Su estancia fue de dos meses y tuvo como objetivo principal promocionar la película “La nueva Cenicienta”. A los nipones les volvió locos aquella imagen de Marisol rubia y con castañuelas que transmitía una alegría incomparable. Marisol está encantada de visitar aquel país. A su regreso trae un equipaje de más de quinientos kilos puesto que ha adquirido todo tipo de objetos, muebles, vestidos y demás cacharritos propios de aquellas tierras y que, por el momento, no eran demasiado accesibles para los españolitos de a pie. Toda aquella felicidad se transforma en tristeza por el duro golpe que recibirá a su llegada. Su abuela Victoria había fallecido durante el viaje, pero a ella nadie le había dicho nada. Decían que para no estropearle la visita al país nipón… ¿Se puede llegar a esos extremos? ¿Es que los sentimientos de Marisol no le importaban a nadie o es que la máquina de dinero no podía dejar de funcionar pasara lo que pasara? Así describió Marisol todo aquello en una crónica de la época “El viaje a Japón es inolvidable, no ya por tratarse del más largo y al país más exótico que he conocido, sino también, desgraciadamente, porque está ligado a un hecho triste e importante de mi vida: el fallecimiento de mi abuela, a la que adoraba. Recuerdo que la vi ya enferma y que me dijo “como dentro de poco es tu cumpleaños, toma veinte duros y tómate un café a mi salud”, fue lo último que la oí. Falleció aquellos días, poco antes de que mi madre y yo saliésemos para Japón. Yo no lo supe hasta bastantes semanas después, a mi regreso a Madrid. La noticia me la dio Manuel Goyanes”. Parece ser que en aquella época Marisol tenía bastante dinero, o por lo menos así debería ser, ya que a partir de la cuarta película cobraba el cincuenta por ciento de sus films que se ingresaban de la siguiente manera, la mitad para ella y la otra para sus padres. Por lo menos había dejado de recibir aquellas cincuenta, setenta y ciento veinticinco mil ridículas pesetas que había cobrado respectivamente por sus tres primeros títulos. La prensa la adora y se convierte en la reina de corazones, no sólo del cine, sino también de las revistas de papel couché que eran testigos de cualquier acontecimiento que rodeara su existencia por ínfimo que ahora nos pueda parecer. En estos momentos Marisol llegará a protagonizar cientos de portadas con la única noticia
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de estrenar peinado o bañarse en una piscina. Marisol viaja, Marisol come, Marisol dice, Marisol ríe, Marisol se peina, Marisol toma el sol, Marisol va de compras, Marisol, Marisol, Marisol… ¿Está agotada Marisol? El 28 de octubre de 1966, su hermana Vicky se casa en la catedral de Málaga con Félix Gancedo. Marisol será la madrina, aunque en las fotos de tal efeméride no se les ve a ninguna de las dos demasiado felices, o por lo menos, no es esa la imagen que dan, pero esto es solamente una valoración muy personal, probablemente ajena a la realidad. Marisol se marcha a París para actuar en la televisión francesa y permanece allí durante algún tiempo hasta que se confirma la noticia bomba: ¡Marisol tiene novio! y el jovencito en cuestión tiene un nombre que nos resulta muy familiar, Carlos Goyanes. Por cierto que no hay que decir que el país galo también se rindió a sus encantos. El cochecito daba para mucho. En cuanto al noviazgo, parece que los jovencitos llevaban algún tiempo en relaciones sin visos formales, pero es ahora cuando las cosas se hacen como Dios manda y Carlos Goyanes pide la mano de Marisol a sus padres. Como es de suponer, Manuel Goyanes está encantado. Así todo quedaba en la familia y seguro que no había que dar tantas explicaciones… Esto siguen siendo suposiciones que seguro que distan de la realidad. En sus propias palabras “Considero a Marisol como a una hija. Hace años que se ha incorporado a mi familia, pero más adelante, si todo va bien, se convertirá en una verdadera hija”. Todo parece ir sobre ruedas. Carlitos Goyanes abandona el domicilio familiar y se vuelve más serio, por lo menos aparentemente. Por aquel entonces no estaba bien visto que dos novios vivieran bajo el mismo techo, así que el joven Goyanes cede el hogar a su princesa pasándola a recoger cada tarde que Marisol no estuviera trabajando como cualquier novio de la época que se preciara. ¿Tendría muchas tardes libres Marisol? A pesar de los deseos de la prensa, todo aquello, no se sabe muy bien porqué, no resultaba demasiado estimulante aunque los novios eran jóvenes, guapos, ricos, famosos y, sobre todo ingenuos. Marisol llevaba demasiado tiempo sin hacer cine. Posteriormente hemos sabido porqué y ustedes también conocerán las razones leyendo la entrevista en exclusiva que nos ha concedido Pepa Flores para la edición de este libro. El caso es que el productor no encontraba un guión adecuado para mostrar a una Marisol adulta que se separara, por lo menos un poco, de su imagen adolescente. El objetivo no era fácil, primero porque el público se negaba a perder a la Marisol niña para siempre y segundo porque el productor estaba aterrorizado de asumir aquella decisión y realidad de una manera rotunda. Después de dar muchas vueltas a la noria y aprovechando todo el revuelo que se había ocasionado a nivel mediático con motivo del compromiso se decide que Marisol protagonice un nuevo film que será encargado a Luís Lucia, un clásico en su filmografía que llevará por título “Las cuatro bodas de Marisol”. El diablillo ya era mujer.
Marisol en la encrucijada. Las Cuatro Bodas De Marisol. Con un guión de Fernando García de la Vega, Manuel Castillo, Alfonso Paso y Luís Lucia, el 28 de agosto de 1967, asistimos al estreno en Madrid, en el Lope de Vega, Fuencarral y Benlluire de esta comedia disparatada que protagoniza Marisol en un papel caprichoso, alocado, conflictivo e insólito que nos deja a todos perplejos y mirando a Salamanca. Junto a la protagonista, Jean Claude Pascal, Dani Martín, Emilio Gutiérrez Caba, Eric Chapman, Pedro Porcel, María Fernanda D´Ocom y la indestructible Isabel Garcés. El rodaje de la misma se llevaría a cabo en Londres, Madrid, El Tiemblo, San Lorenzo de El Escorial, Manzanares el Real y Guinea Ecuatorial. El argumento era bastante indescriptible. Podríamos definirlo casi como una alegoría a ciertas circunstancias de la vida de Marisol. En la cinta la estrella representa también a una actriz de renombre que rueda una película dirigida por un realizador americano que es, además, su novio. El productor de dicho film quiere utilizar ese romance para la promoción del nuevo trabajo de la estrella. Por el contrario ella deseaba un enlace ale-
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jado de las cámaras y lejos de los clamores de ese público que no cesa de agobiarla y que tantas inquietudes le trae a lo largo de su vida. Al final, este peculiar personaje debe ceder a las órdenes de sus jefes y celebrar una boda con lazos y puntillas a gusto del consumidor, digno del productor. En el momento del enlace aparecen otros tres pretendientes que aseguran que la novia les ha dado promesa de matrimonio, prometiéndoles amor eterno. Cada una de las historias resulta cada cual más descabellada, pero que hay que reconocer que, en algunos casos, por surrealista llega a ser hilarante. En la primera historia el posible novio es un cantante inglés que Marisol conoce en un internado británico donde permanece recluida gracias a la voluntad de aquella curiosa mamá que la persigue desde el principio de los tiempos, Isabel Garcés. Marisol aparece en esta historia de lo más yeyé adquiriendo matices revolucionarios y montando la que no está escrita ante la desolación de gente tan digna. Cabe destacar ciertos números musicales entre los que prima una divertida versión pop de la “Tarara…” y, por supuesto “Jhonny“, que Marisol interpreta en inglés sumiéndose, de esta forma, en un intento de introducirse en el pop internacional . Al final el susodicho cantante inglés resulta ser el hijo de unos aristócratas que presenta a Marisol ante la reina de Inglaterra como su prometida. Para terminar el disparate, nuestra niña le pide cómo regalo ¡Gibraltar! Dios mío, esto no es una broma, estoy sin palabras, pero debo seguir escribiendo, espero que comprendan que esto no es una tarea fácil aunque sí afrodisíaca o turbadora. Bueno, pasemos a la segunda historia antes de que sufra un aluvión de adrenalina porque también me han hablado, últimamente, de algunas cosas muy extrañas que ahora no vienen al caso. Sé que ustedes no comprenden esto, pero es una licencia que tengo que permitirme necesariamente. La segunda historia está protagonizada por el gran actor Emilio Gutiérrez Caba. En aquella época era un galancito que prometía, pero que ya apuntaba más que maneras. Su papel era el de un maletilla que busca el triunfo en el mundo del toro y al que Marisol trata de proteger, ya que su tío posee un importante cortijo e influencias en ese mundo. No sabemos muy bien porqué, pero Peret aparece incesantemente cantando “Belén, Belén” como si fuera una pesadilla… Era lo único que nos faltaba. Marisol continúa bailando, muy bien, por cierto, pero la chica se ve metida en cada “embolao” de los que no sabemos cómo puede salir tan airosa. Ahora es necesario tomar el segundo “Valium” porque en la tercera historia Marisol tiene que asumir el papel de una religiosa de las misiones africanas y, por si fuera poco, esta personalidad es ficticia, ya que ella suplanta a la verdadera monja. El médico, interpretado por Daniel Martín, que comparte toda aquella vida dura, llena de sacrificios y ajena a las banalidades se enamora de la religiosa, que no lo es, y cuando se descubre todo ese entuerto con aire de toca, también pueden prometerse. El propio Daniel Martín nos comenta en declaraciones para este libro al realizador y amigo David Fons “Allí nos fuimos, a Malabo, el equipo de rodaje necesario para contar la historia en la que yo hacía de médico que cuidaba negritos en la selva; Marisol, Isabel Garcés, etcétera, nos encontramos en medio de la selva donde, de vez en cuando y una vez terminada la jornada de rodaje, nos tomábamos unas copitas y bailábamos y cantábamos amenizados por el arte de Marisol. Tiene gracia que para la película se contratara a un inglés, un francés y… a dos españolitos, Emilio y yo. Lo de Marisol es una historia de lo más peculiar. La descubre un productor importante que se da cuenta de lo que le puede sacar y lo aprovechó hasta llegar, incluso, a casarla con uno de sus hijos, Carlos, al que quería, y ella a él, pero ni estaban enamorados ni nada parecido. Cuando por fin pudo, dejo la relación profesional con Manuel Goyanes y se puso a hacer otras películas con gente de la talla de Bardem. También conoció a Antonio Gades, con quien se casó y estuvo durante muchos años para, finalmente, volver a su Málaga natal donde está de maravilla con sus hijas y su vida re hecha. Lo que nunca podré olvidar es lo profesional y responsable que era para el trabajo. Siempre era la primera en llegar al set aunque por las noches termináramos tarde. Era una verdadera delicia trabajar con ella tanto por su profesionalidad y madurez como por su impresionante y jovial personalidad y eso que sólo contaba con diecinueve o veinte años“. Por cierto, y retornando al argumento, no se me puede olvidar que también hay coco-
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En la selva guineana rodando Las cuatro bodas de Marisol, 1967. drilos y todo tipo de alimañas… ¿Se pueden ustedes imaginar con todo esto la indignación del primer novio que, a pesar de todo, decide raptarla y casarse con ella? En cuanto a la música tenemos que destacar la canción de la boda, tan maravillosa que nos la metieron hasta por los ojos. Respecto a las coreografías de Sandra Le Brocq, decir que serán cuestionadas a diestro y siniestro, aunque tampoco es para tanto. Lo que sí está claro es que en esta película Marisol es abandonada a la deriva y el público no responde cómo en otras ocasiones. Era lógico, el vehículo se dirigía a un viaje hacia el abismo. Desde luego todo el tiempo que se habían tomado para pensar aquella maravilla había dado un fruto incalificable. ¿Por qué se desaprovechaba tanto talento? ¿Es que los productores no daban más de sí o quizás pensaban que el todo vale tenía que dar necesariamente buenos resultados? Ni siquiera la parte musical encargada al genial Adolfo Waitzman estuvo a la altura de tan importante compositor que se casaría posteriormente con la inolvidable Encarnita Polo que, en aquellos momentos, era otra gran estrella de nuestro panorama musical y que había triunfado incluso en Italia cantando “La violetera”. José Luis Uribarri valora el desarrollo musical de la películas de Marisol de la siguiente forma “Marisol tuvo la suerte de nacer artista y encontrar una persona muy hábil del mundo cinematográfico de la apoca que supo explotar ese diamante en bruto poniéndola en manos de los mejores compositores y arreglistas de la época como Augusto Algeró y Antonio Guijarro visto el extraordinario resultado de su primera aparición en la pantalla. Como malagueña, sus raíces andaluzas son las que se han puesto de manifiesto desde niña en toda su primera época y, aunque luego quisieron darle un giro hacia el pop, siempre permanecería en sus raíces. Si de niña
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Fotograma de Las cuatro bodas de Marisol.
Vestida de monja en un descanso del rodaje.
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era un ángel, de adolescente una auténtica Lolita a la que se le pusieron en la pantalla también múltiples cantantes y galanes para reforzar su proyección. Esto lo sabe todo el mundo, pero lo que no saben son mis vivencias en la época de ”Aplauso”, del 78 al 82, en que me volví loco por llevarla a mi programa con la ayuda de Esteban García Morencos, director de “Zafiro”, que era su compañía de discos en ese tiempo. Todos mis esfuerzos y los de la compañía resultaron en vano porque Marisol había accedido a grabar, pero no a promocionar el disco a través de la televisión. La diferencia con Rocío Dúrcal era básicamente que, dicen que quien da primero da dos veces, con lo cual el mito Marisol subsistió a pesar de Rocío Dúrcal, Joselitos y demás cantantes que surgieron en la época. Ha habido sitio para todos y el tiempo ha puesto a cada uno en su lugar, quien tenía aptitudes y vocación sobre natura resultó ser Rocío Dúrcal. Mi admiración hacia Marisol mujer no ha descendido ni un grado a pesar de que reconozco las malas influencias que la han dañado mucho en su vida. Hoy sigue siendo una preciosa mujer que envejece dignísimamente y a la que yo piropearía toda mi vida“. En esta época Marisol parece no estar demasiado ilusionada ni con su noviazgo ni con su vida en general, pero todavía continúa cumpliendo meticulosamente con el prospecto ideado por Goyanes que empieza a perder las riendas de aquel caballo bellísimo y desbocado que empezaba a querer tener vida propia y a llegar a sus personales conclusiones. Marisol adquiere cada día una mayor belleza comparable a cualquier mito internacional de la talla de Brigitte Bardot o Romy Schneider. Es absolutamente camaleónica y según el fotógrafo que la retrate o el maquillaje que utilice, adopta una personalidad diferente con una calificación de matrícula de honor. Y sino que se lo digan al prestigioso fotógrafo César Lucas que realizó cientos de reportajes en estos años consiguiendo unos resultados increíbles. Marisol comenzará a convertirse, poco a poco, en el referente erótico oculto de un público nacional e internacional que está embriagado con su arrebatador encanto y con esa esquiva mirada que tanto seduce a los gavilanes de cualquier cielo. En este momento Marisol empieza a escribirse con mayúsculas como mujer y como fuente de deseo. Por aquella época habla de su suegro Manuel Goyanes “Mi futuro suegro es una persona muy humana, que me ha tratado siempre con extraordinario cariño, como si fuera una verdadera hija. Además le debo todo lo que soy”. Esto me recuerda a lo que le dice Sarita Montiel a Armando Calvo en “El último cuplé”, “Soy tu obra”, a lo que éste le responde “eres lo que yo quería que fueses”.
El escritor Octavio Aceves comenta que en su niñez también fue testigo del fenómeno mediático que Marisol provocó en Argentina “Yo veía todas sus películas, me encantaban todas sus canciones y una de las cosas que me llamaba particularmente la atención era el tono grave de su voz que, con los años, se fue acentuando. Ya siendo adulta compré sus discos y me sentí mucho más cerca de su identidad como Pepa Flores que como Marisol aunque hay que reconocer el boom que ella tuvo como niña prodigio. Las niñas prodigio son un fenómeno a tener en cuenta porque muchas veces son producto de un mercado muy rentable que no respeta su infancia ni su desarrollo personal. En Estados Unidos las niñas prodigio estaban mucho más protegidas por el sistema de los estudios y por sus propios padres y tutores que no descuidaban su educación y, sobre todo, intentaban que no olvidaran el juego. Tenemos como ejemplo a Shirley Temple, Elisabeth Taylor, Judi Garland, Deanna Durbing o Jane Powell”. Marisol está a la altura de cualquiera de ellas. La llegada de su sobrino Félix le hizo a Marisol recobrar la alegría y supuso el reencuentro con sus raíces. En cuanto tenía alguna ocasión le dedicaba al niño toda su atención demostrando las maternales dotes que siempre ha tenido tan desarrolladas y por las que, posteriormente, será capaz de cambiar su trayectoria vital no aceptando algunos trabajos que hubieran sido de vital importancia para su carrera como es el caso de “Los gozos y las sombras”. A pesar de que todavía continúa moviendo las fichas de su propio parchís según el dado del cubilete de Goyanes, en algunas publicaciones empieza a hablar de la importancia de la libertad “Realmente es maravilloso poder sentirse libre, sin trabas de ninguna especie; sólo que yo pienso que esa libertad debe de estar cuidada”. El noviazgo con Goyanes continúa a trancas y a barrancas y los periodistas de la época no cesan de preguntarle si después de la boda continuará con su actividad profesional como hasta el momento. Sus declaraciones son más que sorprendentes “No sé si seguiré trabajando después de la boda porque pienso que la responsabilidad económica del hogar ha de caer sobre el hombre. Si Carlos me manda que deje el cine, estoy dispuesta hacerlo aunque preferiría seguir mi carrera”. Esta Marisol dócil y abnegada dará lugar, en poco tiempo, a una mucho más auténtica y contestataria. ¿Realmente pensaría algo así? Queremos pensar que el lavado de cerebro no había sido tan radical, así que, seguramente, sería sólo parte de un guión aprendido.
El final de otra etapa: Solos Los Dos. En 1968, con veinte años recién cumplidos Marisol rueda una película con el torero Sebastián Palomo Linares que por aquel entonces era un ídolo de juventudes al que denominaban el “Fenómeno de los fenómenos”. La película que, en un principio, iba a titularse “Volver a empezar”, nos muestra a una Marisol más yeyé que nunca intentando adaptarse a los ritmos que triunfaban y debatiéndose entre la sofisticación de una chica de sociedad que busca su yo más íntimo en la autenticidad de las palabras y las acciones y la idea de ser la novia abnegada de un torero. Un soplo de aire fresco que demostraba que Marisol podía seducir cantando por la campiña con los toros a lo lejos y con una ya quemada Isabel Garcés que parecía ir vinculada por fuerza a cualquier título que protagonizara Marisol. El Curioso y conseguido papel que realiza Margot Cottens aporta un guiño al espectador censurando con sutil habilidad los clichés de las clases dirigentes que siempre han tenido la sartén por el mango, pero que han cometido, constantemente, multitud de torpezas y actitudes irrisorias. He aquí en ejemplo de que existe una posibilidad de que podamos esquiar y ser personas, de que la nieve no produzca en nosotros un entorpecimiento de nuestros sentidos y que vestir de modistos carísimos no implica no poseer actitudes normales, sobre todo en lo relacionado con los sentimientos. Marisol continúa siendo real, de carne y hueso. Es del pueblo y para el pueblo por muchas pestañas postizas que le pongan y por muchos movimientos curiosamente robóticos que le hagan realizar como si se tratase de una fotonovela. Un potencial artístico y
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personal subyace bajo el oropel con el que pretenden disfrazarla. Así comprobaremos, como dice ella misma cuando canta “… dos unidos son el árbol que nos trae la vida” y Marisol continúa siendo la vida de muchos que sueñan en paraísos imposibles a través de un canto de sirena que no por incesante resulta monótono. Desde luego el guión de Jaime de Armiñán y de Francisco Hueva Lastras no aportaba absolutamente nada, menos mal que, posteriormente, las carreras de ambos evolucionarían por otros derroteros porque con Marisol, desde luego, se lucieron. Sin embargo las canciones de los ex “Brincos”, Juan y Junior se adaptaron bien al registro musical de la estrella y canciones como “La nieve” o “Dos unidos” desprenden cierto, y digo cierto, aroma poético. Seguramente sería por la inspiración que les provocaba El inicio de rodaje estuvo desde sus comienzos rodeado de muchísima expectación. Manuel Goyanes había ideado una nueva estrategia de marketing que consistía en convocar a la prensa el primer día y que Marisol contestase a sus preguntas junto a un Carlitos Goyanes hierático que no sabía muy bien qué cara debía poner ante tantos informadores. A pesar de que su padre le habría aleccionado a la perfección, el joven heredero no demostraba demasiadas aptitudes, más bien se sentía bastante incómodo en semejante papel. En la rueda de prensa Marisol tiene que responder a preguntas absurdas como si le gusta más Palomo Linares o Carlos Goyanes. Ella, por supuesto, sabe salir del paso de toda aquella sarta de ridiculeces que llenarán páginas y páginas de papel cuché en el que Marisol seguía ganando terreno día a día. La relación entre Marisol y Carlos atraviesa constantes crisis hasta que deciden dejarlo. Carlos se marcha a Canarias y Marisol continúa con el rodaje de “Solos los dos” por lo que cierto tipo de periodistas le adjudican un romance con Sebastián Palomo Linares. Todo es absurdo “Sebastián es ajeno a nuestra ruptura. No tiene nada que ver. Es un crío encantador que sólo piensa en los toros”. Palomo Linares recuerda así el rodaje “Para mí fue increíble rodar con una gran estrella como era y es Marisol. Yo creo que todos estábamos enamorados de ella de una manera o de otra. Ya en aquellos momentos, le gustaba que le llamaran Pepa y, sobre todo, me llamó la atención su gran profesionalidad a la hora de tomarse el día a día del rodaje. Menos mal que ahora se está haciendo justicia con Marisol porque debe ocupar un lugar muy importante en la historia del cine. Creo que se lo merece todo. Mi relación con Luis Lucia era muy buena, seguramente porque yo no era actor y no me exigía tanto como a los demás, pero creo que al final, el resultado mereció la pena. Ésta era mi segunda película y aunque no tenía que ver exactamente con mi historia, sí con el mundo en el que yo me movía. El rodaje transcurrió para mí muy rápido, en diferentes puntos de Andalucía y en la finca que tenían entonces los Goyanes. Solamente puedo decir que para mí fueron unos días inolvidables que permanecerán para siempre en mi memoria”. En cuanto a esa posible ruptura definitiva Marisol comentará “Todavía no sabemos si será una decisión definitiva. A lo mejor, la semana que viene estamos buscando piso para casarnos o se acabó para siempre. Pero lo que es seguro es que no podemos seguir peleándonos. El día que tomamos la determinación de dejarlo comenzó con una bronca, aunque después hablamos serenamente; ha sido un acuerdo amigable. Somos muy jóvenes aun y es mejor que intentemos madurar un poco más”. La prensa especializada y parte de la opinión pública consideran que esa ruptura con el hijo de su productor puede afectar a la carrera de la actriz y que esto derive también en un alejamiento profesional de los Goyanes. Sin embargo, ella disipa todo ese mar de dudas que tanto les gusta alimentar a algunos “Qué disparate, yo no sabría qué hacer sin el señor Goyanes. A mí me hubiera gustado ser su nuera y a él ser mi suegro, pero esto no tiene nada que ver ni porqué mezclarse con lo otro”. En febrero próximo cumplirá veintiún años. “Mi mayoría de edad marca el límite de mi primer contrato con él. Pienso renovarlo, con esto lo digo todo”. Pero los periodistas seguían insistiendo e insistiendo preguntándole si el productor debería rendirle cuentas de todo lo trabajado hasta entonces. Su generosidad es evidente “Sé que el señor Goyanes tendrá que justificarme las cosas. Ya lo sé. Y me da mucha pena pues no me considero con derecho a exigir nada. Nunca he
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sabido lo que he ganado en cada película ni con lo demás. Ahora preferiría que me dijeran -Toma esto, es tuyo- y nada más”. El desinterés de Marisol por cualquier aspecto relacionado con lo económico será una constante en cualquier faceta de su vida. Quizás porque ella siempre ha deseado un día a día de bajo perfil en la que no tenían cabida los lujos y las ostentaciones. Ella siempre ha necesitado muy poco. Aun así, Marisol debería ya poseer, en aquellos momentos, una gran fortuna que hubiera solucionado para siempre su existencia y la de sus hijos. Pero volvamos a su cine que es el objetivo principal de este libro. Ante el estreno de la película el público reaccionó de una manera bastante discreta. Por supuesto fue un éxito, pero no tenía nada que ver con los obtenidos con otras producciones anteriores. El espectador lo tenía claro, no quería gato por liebre. Javier Barreiro, en su libro “Marisol frente a Pepa Flores”, alude al film de la siguiente manera “El cóctel estaba preparado con ingredientes que parecían prometer una recepción pública notable: La fotonovela conocía su época de oro con Corín Tellado a la cabeza de la recaudación nacional en lo que a escribientes se refiere; Palomo Linares comenzaba a disputar a “El Cordobés” el trono de la popularidad en la tauromaquia, Jaime de Armiñán era, en competencia con Narciso Ibáñez Serrador, autor de las series televisivas más estimadas (“Las doce caras de Juan”, “Las fábulas”, “Tiempo y hora”…) y Juan y Junior estaban en la cima de su éxito con “Anduriña” y sus melancólicas baladas. Sin embargo, la cosa no funcionó tan bien como se esperaba y para la siguiente película se decidió dar otra vuelta de tuerca al personaje”. Joaquín Solera, uno de los mayores admiradores y coleccionistas de todo lo que rodea al mundo de Marisol, y que nos ha dejado un importante material para este libro, nos comenta” Para mí “Solos los dos” es una película de transición y considero que Juan y Junior no ofrecieron lo mejor de sí mismos al crear la banda sonora y las canciones. Marisol, una vez más, llena la pantalla y nos entretiene como lo había hecho hasta aquel momento, pero el argumento de la película, para las posibilidades que ella siempre ha tenido, se queda flojo. Hay un número de flamenco renovado que hace que pierda los orígenes del flamenco que ella siempre defendió tan bien, pero la producción no daba para más. También resulta sorprendente la pareja cinematográfica que le adjudican ya que Palomo Linares era una persona totalmente ajena al cine y el momento que marcaba la juventud de la época no estaba muy acorde con todo lo que él significaba. De todas formas fue una película que nos hizo soñar“.
Marisol con Palomo Linares en Solos los dos, 1968.
Impresionante fotografía de Marisol en Solos los dos.
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En muy poco tiempo Marisol se marcha a Buenos Aires donde pasa una larga temporada actuando en televisión y presentando un espectáculo que llevaba por título “Marisol Show”, donde obtiene un gran éxito. El regreso a España era inminente y Marisol tendría que afrontar una nueva vida que vendría marcada por el nuevo contrato con Goyanes y su vida de casada. Hasta aquí la Marisol niña, adolescente, jovencita despreocupada que regalaba arte a cambio de sonrisas, que dibujaba sueños en tonos de canciones, que estaba inmersa en un mundo de vanidades con las que nunca comulgó, pero que nunca afectaron a la esencia de su yo más íntimo. ¿Valía la pena convertirse en un mito? Son preguntas que nos hacemos incesantemente y que también es necesario que se las hagan todos los lectores que asomen sus ojos ante estas páginas porque la belleza, el talento, la popularidad e incluso el reconocimiento más sincero no siempre tienen que ver con la felicidad de un ser humano que nunca quiso ser estrella.
Carola De Día, Carola De Noche. En Febrero de 1969 Marisol llega a la mayoría de edad legal, que entonces no era hasta las 21 años, con lo que vence el contrato que mantiene con Manuel Goyanes. Pero éste va a ser renovado por cinco años más, a película por año. Goyanes tiene una visión muy clásica del papel cinematográfico que debe representar la cantante actriz. Su modelo ideal vendría a ser el de la Audrey Hepburn de "Vacaciones en Roma". Lo que no quiere es que su personaje se convierta en algo sexy como parecen reclamar muchos de sus admiradores y las dotes que evidencia Marisol. Ese año la actividad es frenética para la actriz. Entre el 17 y el 19 de abril asiste como figura invitada al Festival de la Canción de Lugano impulsado por el que durante muchos años había sido director del Festival de San Remo. Allí comparte estrellato con cantantes como Françoise Hardy, Mina, Romina Power, Al Bano o Massiel. El famoso presentador y crítico José María Íñigo dijo entonces: "Marisol fue la revelación... ha demostrado una clase digna de la gran estrella que es. Su saber estar en todo momento, dentro y fuera del escenario, ha levantado comentarios de admiración... Se nos ha descubierto como una auténtica estrella de la canción, con una posibilidades de tipo internacional poco comunes" . No para de trabajar. Programa especial para "Galas del Sábado", el show de Televisión Española que dirigen Enrique de las Casas y Fernando García de la Vega. La acompañan el “Dúo Dinámico”, Palito Ortega con el que canta diversos temas, los humoristas Tip y Coll y el cantante Jhon Rowles que sale en solitario. Cierra la gala Marisol con diferentes interpretaciones, presentada por Laura Valenzuela y Joaquín Prat, muy populares entonces en televisión. La cantante llegó a actuar hasta en cuatro ocasiones en este programa televisivo. En las navidades de ese mismo año apareció cantando el villancico "Navidad feliz" compuesto por Juan Carlos Calderón y acompañada por el grupo “Mocedades”. Comienza el rodaje de la que iba a ser su última película producida por Manuel Goyanes, "Carola de día, Carola de noche", dando por finalizada lo que entendemos como etapa de adolescencia y juventud con un cambio de imagen dirigido a papeles más adultos. Esta película va a ser la primera que dirija Jaime de Armiñán, un sólido guionista y autor teatral, que ya había destacado en televisión con programas como "Historias de la Frivolidad" y participara en el guión de la anterior película de Marisol, "Solos los dos" y en el de "Tengo diecisiete años" de Rocío Durcal por lo que conocía bien lo que era hacer una película con cantantes. Sólo dos años después del rodaje de "Carola" se iba a consolidar como uno de los grandes del cine español con el éxito de la interesantísima “Mi querida señorita", a la que seguirían aciertos como "El amor del Capitán Brando", "El nido" o "Al servicio de la mujer española". Armiñán es también el autor del guión y los diálogos, que intentan reflejar algo del espíritu del momento, no en vano todavía están en el aire los acontecimientos de Mayo del 68 que iban a marcar a toda una gene-
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ración. Pero se añaden ciertos toques de comedia cosmopolita que podría tener lejanos ecos de la "Ninotchka" de Lubitsch, con su contraste de culturas, al mostrar la historia de una heredera al trono de un país que por supuesto no se nombra, aunque claramente de origen eslavo, que se refugia en España, donde es perseguida por elementos contrarios a su régimen, y donde debe buscar un príncipe de sangre real con posibles para casarse. El susodicho no podía ser otro que el entonces omnipresente Jaime de Mora y Aragón, hermano de la reina Fabiola de Bélgica, que al final resultará que tampoco tiene un duro. Como era de esperar de quien se enamorará Carola es del galancete joven que aunque no tenga dinero es progre y decidido, y en su cuarto, como no podía ser menos para la época, lucen posters de Mao y del Ché. Para el papel se contó con Tony Isbert, hijo de la estupenda actriz María Isbert y nieto del inolvidable Pepe Isbert. Para su primer papel protagonista le tiñeron de moreno quizás para que hiciese contraste con el pelo de Marisol. Tony, que en realidad sólo tenía dieciocho años, enamorará a la princesa Carola como un estudiante que trabaja por las noches en un club de música pop para ganarse la vida. Rodada entre Madrid y Barcelona, con pequeñas escapadas a Sitges y Aranjuez, la película contaba con un buen conjunto de interpretaciones secundarias a cargo de actores muy destacados como Fernando Fernán Gómez, que piropea a Marisol cuando la ve con una capa roja como la caperucita del cuento, gritándole, "estás como un tren". En papeles también pequeñísimos aparecen: Amparo Baró, Emilio Gutiérrez Caba, José María Rodero, José Luis Coll, que hace del típico pesado que se empeña en bailar con ella o Cassen haciendo de camarero. Figuran además, Marisa Paredes, como la secretaria de Jaime de Mora. Saza y Rafael Alonso en el séquito principesco o Patty Shepard entonces una figura muy de moda especialmente por el famoso spot publicitario de un coñac en el que aparecía montada a caballo. La mayoría de estos actores intervenían en la película por amistad con Jaime de Armiñán haciendo pequeños "cameos" al estilo de Hollywood. Pero a lo que se niega el director es a que le coloquen en la película para el papel de condesa a la incombustible Isabel Garcés, que siempre aparecía haciendo alguna gracia en las anteriores cintas de Marisol. Tras muchos esfuerzos logró convencer a Goyanes de que su intervención lastraba la película situándola en la órbita de los anteriores trabajos como niña prodigio,
Rubia o morena. Princesa o cantante pop. Jaime de Armiñán intentó ofrecer una imagen moderna de Marisol.
La caperucita del cuento muestra su palmito ante un asombrado Fernando Fernán Gómez.
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imagen que ahora se quería renovar. Por fin consiguió para este papel a la actriz teatral Lili Murati que sin duda aporta un toque diferente a su personaje. El director guarda un recuerdo bastante negativo de su primer largo. Había intentado hacer un guión divertido, con un poquito de acidez, pero a Goyanes le pareció demasiado atrevido para Marisol, aunque esta ya tenía 21 años. En realidad era casi una opereta centroeuropea puesta al día. Pero el guión se lo destrozaron incluyendo números musicales que no venían a cuento con la historia. Armiñán quería que las canciones las hiciesen las “Vainica Doble”, que precisamente ese mismo año realizarán la música de uno de los grandes musicales del cine español, “Un, dos, tres al escondite inglés” de Iván Zulueta pero Goyanes se negó en redondo y le impuso varias canciones de Armando Manzanero y de Palito Ortega que no le gustaban nada al director. Hubo también grandes discusiones con las escenas que acompañan a los títulos de crédito con que se abre la cinta, que resultaban muy modernas para la época, con un montaje dinámico en el que aparecían tanques y gente huyendo de su país. A pesar de todo, el futuro director de “El nido”, salva siempre a su protagonista de la que ha dicho: “descubrí que era una excelente actriz, completamente desaprovechada”. Marisol aparece aquí en todo el esplendor de sus dotes físicas, en un cambio de registro como intérprete y como mujer. Hace en el film una notable reivindicación de su libertad individual, de su derecho a vivir independientemente. Quizás la letra del primer tema que interpreta en la película se podría ver como una alusión a sus propias ansias de libertad en su vida personal: “Yo soy una muchacha igual que todas Yo quiero conocer lo que es la vida, tener amigos y amar, un día. Me gusta pasear por los jardines comprarme un globo y ser feliz. ¿Por qué yo habré nacido distinta a los demás? ¿Por qué no me dejaron jugar, cantar y andar? ¿Por qué no me enseñaron lo que es la libertad? “ Los números musicales, marcadamente pops, se suceden en la cinta. En el segundo Marisol aparece vestida de blanco, muy elegante, tocando una especie de laud mientras todos bailan alrededor algo parecido a un “kasatchock” para celebar la fiesta nacional de su país. Carola, como carece de dinero, acabará trabajando en el Club “Chez Nous” donde interviene en varios números musicales. Un imposible remedo de la marcha triunfal de “Aida” en versión pop, con Marisol haciendo de Cleopatra o algo parecido, acompañada por un conjunto musical moderno que lleva el increíble nombre de “Ramsés y los 7 del Nilo”. Todo aderezado con sobreimpresiones o imágenes recortadas. No podía faltar el correspondiente momento flamenco en “Sevilla la tierra mía” como si fuera una colección de postales modernistas que enmarcan a la cantante. La versatilidad de la chica le lleva a interpretar un romántico tema de amor al piano o a cantar por las calles la canción “siempre te amaré”. E incluso, vestida de negro y fumando muy en plan existencialista francés, parece querer recordarnos a Juliette Greco.
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Cierto es que la película resulta algo inconexa y sin continuidad. Si además añadimos ciertos toques de humor pretendidamente surrealistas, como Jaime de Mora recibiendo a los miembros del séquito de Carola en una sauna y diciéndoles que quiere lanzar a ésta como una estrella de cine con “la menor ropa posible” o el idioma inventado en que hablan a veces los del cortejo, hacen que esta sea la película más insólita de Marisol. Como señalaba el crítico Antonio de Obregón en el diario ABC, “resulta un complicadísimo cóctel con trozos de comedia, retazos de vodevil, momentos de film policiaco, parte de aventuras, cuento de hadas, novela rosa, musical... “ Aún así, y a pesar de los tibios resultados de crítica y público, todos coinciden en que la película “no se sostendría sin Marisol cuyas dotes, fotogenia y encanto personal pueden dar ahora más resultados que cuando era niña”, en palabras del citado Obregón. Pascual Cebollada en el periódico “Ya” afirma que “lo que vale son las secuencias en que Marisol canta y baila, en ellas el director demuestra sentido moderno de la composición y el ritmo”. Sin duda la actriz está guapísima y provoca buenas dosis de erotismo hasta cuando se muestra comiendo simplemente una manzana.
Boda con Carlos Goyanes. Durante el rodaje de esta película se reconcilia con Carlos Goyanes y anuncian su próximo enlace matrimonial. Pero antes todavía tendrá una pequeña intervención en “El taxi de los conflictos”, dirigida por José Luis Sáenz de Heredia y Mariano Ozores. Film que muestra las peripecias de un taxi que está a cargo de dos amigos que comparten el trabajo a lo largo de toda una jornada, y el variopinto mundo de los clientes que suben al vehículo: actrices famosas, toreros, un fraile, la domadora de un circo y algún paleto recién llegado a la capital. Muchos actores, como Carmen Sevilla, se interpretan a si mismos. Marisol hace de empleada de una gasolinera donde interpreta un número de ballet acompañada de otras chicas, todas ellas en uniforme muy minifaldero, mientras canta el tema de Palito Ortega, “Corazón contento”. Se rodó con el título “Cita a las cuatro” y se había planteado como un homenaje a uno de los pioneros del cine español, el actor y director Benito Perojo. A uno de los taxistas, interpretado por Juanjo Menéndez, le ocurrían las cosas más insólitas, hasta que naciera un bebe en su coche. La película resultaba bastante graciosa y en ella intervenían además de los citados, Juan Diego y Antonio Ozores. Marisol estuvo rodando hasta muy pocos días antes de casarse y durante este trabajo no se hablaba de otra cosa que de su inminente boda así como del romance de Massiel con el hijo de Sáenz de Heredia. Mientras que en las radios de todo el país se escuchaba su gran éxito “Tengo el corazón contento”, el corazón de Marisol latía a mil por hora con los preparativos de la que iba a ser una de las bodas más sonadas de la época. El morbo por ver vestida de blanco a la niña mimada de todos los españoles era inmenso. La despedida de solteros se celebró en la discoteca de moda, “Gitanillos”, así llamada por su director, el torero Gitanillo de Triana al que ayudaba su hijo conocido como Gitanillo, y de la que Carlos Goyanes era relaciones públicas. Fue una fiesta “ a la romana”, pretendidamente íntima, aunque asistieron numerosos fotógrafos. Marisol lucía una túnica larga con el pelo suelto recogido por una corona de laurel. Como había trabajado todo el día se notaba algo cansada pero no protestó por los fotógrafos y bailó mucho en la pista con Carlos. Algunos amigos, pocos, se vistieron de romanos para la ocasión. No lo hizo el novio que iba de sport. Entre los invitados estaban el actor Julián Mateos o la modelo Conchita Cela y gente como el millonario José Banús. El 16 de Mayo, a las seis de la tarde, llegaron los novios a la iglesia de San Agustín de Madrid, protegidos por un fuerte contingente de policía y perseguidos por toda la prensa nacional y una legión de fans y curiosos calculada en unas cuatro mil personas, que no les dejaban avanzar, tardando veinte minutos en llegar a la
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La boda de Marisol fue un acontecimiento multitudinario con miles de fans esperándola en la iglesia. La despedida de solteros se celebró en la discoteca "Gitanillos" con una fiesta "a la romana". Carlos vestía en plan clásico mientras que Marisol se puso una túnica y la corona de laurel.
Al cóctel en "Pavillón" acudió todo el artisteo. De Lola Flores a Massiel, de Concha Velasco a Miguel Ríos, Carmen Sevilla, Rocío Durcal, Emma Penella... Y así hasta casi 1.500 invitados. 70
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puerta del templo. Los gendarmes no pudieron contener la avalancha humana llegándose a vivir momentos de auténtica tensión. Carmen Sevilla, Jaime de Mora y Rocío Durcal sufrieron pequeñas magulladuras y Massiel tuvo que ir a cambiarse el traje blanco que llevaba por otro de seda de colores ya que el primero quedó hecho jirones. Marisol llevaba un vestido blanco de organza con un tocado muy original que le cubría la cabeza y que en realidad estaba inspirado en el estilo típico mallorquín, ya que el modisto Silvano, que le regaló el traje valorado en 700.000 pesetas, había conocido a la cantante en Mallorca, de donde era originario aunque entonces trabajaba en París. Casi en volandas entraron los novios en la iglesia para asistir a una ceremonia que apenas duró quince minutos dado el jaleo que se había montado pues una parte del público que no estaba invitado intentó entrar en el templo. A continuación se celebró el banquete, servido por Perico Chicote, en la sala de fiestas “Pavillón”, situada en los jardines del Retiro madrileño, a la que asistieron cerca de mil quinientos invitados. Allí estaba “el todo Madrid, Lola Flores, Concha Velasco, Emma Penella, Carmen Sevilla, Miguel Ríos, Rocío Durcal, Massiel, junto a actores clásicos del cine español como Maruchi Fresno, Mercedes Vecino o Julio Peña, además de una buena representación de capitostes, Raimundo Fernández Cuesta, el Marqués de Villaverde o Joaquín Calvo Sotelo. Ocupando un puesto especial se hallaba uno de los pioneros del cine español, el actor y director Benito Perojo, que era abuelo de Carlos Goyanes. Durante el convite Marisol recibe un regalo muy especial. El teniente de alcalde de Málaga le regala una reproducción en bronce de un “cenachero”, el muchachillo que lleva para vender el pescado por las calles colgado de sus hombros. Este regalo hizo mucha ilusión a la actriz que de aquella manera le hacía presente en un día tan señalado la tierra de sus añoranzas. Los novios fueron aplaudidos al cortar la enorme tarta de diez pisos y seguidamente partieron de luna de miel hacia El Algarve. Casi todas las revistas dedicaron sus portadas al “gran acontecimiento” y “Lecturas” publicó un especial de cien páginas en el que aparecía, como cosa insólita, un reportaje realizado en casa de Marisol antes de la boda.
Urtain, El Rey De La Selva. Las vacaciones apenas duraron quince días pues la actriz debía incorporarse enseguida al trabajo. Todavía tendrá otra intervención cinematográfica en ese año. La película “Urtain, el rey de la selva” que dirige Manuel Summers sobre el famoso boxeador vasco campeón de Europa de los pesos pesados, todo un ídolo de la época. Al director le gustaba el boxeo y había llegado a boxear de joven como amateur. Más conocido hoy como humorista gráfico o por sus películas cómicas, había rodado la patética “Juguetes rotos” donde ya aparecía una leyenda de los pesos pesados como Paulino Uzcudun. Con cierto tono documental, Summers esta interesado en indagar sobre un caso tan singular como el de Urtain que de levantador de piedras pasó a ser un gran campeón de boxeo y acabaría muriendo de forma desgraciada. Atento siempre a la realidad del momento muestra la vida familiar, con los amigos y compañeros, como si fuera un reportaje periodístico. Inspirado en el libro de Daniel Sueiro, “El arte de matar”, todo un catálogo de atrocidades que demostraba que el hombre es una bestia, con fusilamientos, rostros llenos de sangre, enterramientos masivos... Se planteaba con bastante acritud el lema “o matas o te matan”. El título de la película ya señala que Urtain es el rey de una selva donde estamos todos y donde sólo triunfa el que pega más fuerte. Incluye planos de animales salvajes junto a otros de un público entusiasmado que aplaude los mamporros que va propinando el boxeador y el mismo reconoce que pega, “para que no me peguen a mí”.
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Summers dijo que la película fue un error, “sabía que “Juguetes rotos” no iba a dar dinero, pero con “Urtain” quería hacer una película de esa corte de lenguaje, pensando que picaría todo el mundo, ya que Urtain era muy famoso y estaba en las portadas de todas las revistas. Pero no fue así. Ni Urtain, ni Summers, ni nadie, vende una película; es la propia película la que determina el éxito o el fracaso. A la gente no le gustaba la película, la consideraban violenta y carecía de una sintaxis habitual que pudieran seguir sin dificultad”. Reconocía así lo dificil de llegar al público con este tipo de películas al no existir en España una tradición documental. A pesar de todo, lo insólito del proyecto consiguió cierta repercusión para el film que fue seleccionado para el Festival de Venecia de 1970. En él intervenían los famosos futbolistas, Gento y Amancio. Una guapísima Marisol era entrevistada en la pantalla. A la pregunta de que opinaba de Urtain se oye su voz en off contestando que no entiende mucho de boxeo pero que Urtain sería un Tarzán estupendo para una película. A los pocos meses de su matrimonio parece que éste no marcha demasiado bien. Tras quedar embarazada de su marido sufre un aborto que la sume en una gran depresión pues el gran sueño de la actriz siempre ha sido tener hijos. Está a punto de morir por una ingestión excesiva de “Valium”. Una doncella la descubre desmayada a tiempo. Los médicos le recomiendan mucho reposo. Incluso en algunos medios sensacionalistas aparece la noticia de que sufre una enfermedad misteriosa. Carlos decide llevar personalmente la carrera de su mujer, pensando que debe hacer al menos dos películas por año. Una nueva gira por Hispanoamérica parece suponer un respiro. En ella coincide en varias ocasiones con el cantante Juan Manuel Serrat. Hay rumores de que entre ambos existe una amistad profunda sobre todo a partir de su encuentro en Mar del Plata. A su vuelta de América va con su marido a pasar una temporada a la Costa Brava. Se alojan en Playa de Aro y aprovechan para acercarse a visitar al pintor Dalí en Cadaqués donde toman champán rosado invitados por él. Tras asistir a una actuación del bailarín Antonio Gades, Marisol tendrá la oportunidad de saludarlo por vez primera en su camerino. Por esa época se habla de que va a interpretar en el cine a Isabel la Católica de joven. Con la canción de Juan Pardo, “Mamy Panchita” se coloca en el número uno de las listas de discos más vendidos. También parece ser que Dale Wasserman, autor del famoso musical “El hombre de la Mancha”, que sería llevado a la pantalla con Peter O´Toole y Sofía Loren, y que vivía en Marbella, se fijó en Marisol y al enterarse de que ésta se defendía bien en inglés pensó en hacer un musical en Broadway con ella, que con el título de “Montparnasse” trataría sobre la vida de Coco Chanel. En Junio de 1970 aparece por cuarta vez en el programa de televisión “Galas del Sábado” compartiendo el espectáculo con Massiel, Juan Pardo, Voces Amigas y Los Brincos, todos ellos artistas del sello discográfico “Zafiro”. El show era presentado con el estilo de un cómic y a Marisol le fue censurado el vestuario. Un conjunto de dos piezas que llevaba en una de las actuaciones y dejaba al descubierto los hombros y el ombligo.
360º En Torno a Marisol. Al año siguiente rodará un especial para Televisión Española, a cargo del realizador de origen rumano Valerio Lazarov, famoso por el uso, y abuso, del “zoom” en sus rodajes. El programa, titulado “360 grados en torno a Marisol”, se rodó con gran lujo de medios, en Canarias y Andalucía, pues estaba destinado al Festival de Televisión de Montreux. El estilo de los números musicales adelanta la estética de los futuros video-clips y muestra una gran inventiva visual con una Marisol espléndida de facultades siendo uno de los primeros programas españoles de televisión en color en ser transmitido a otros países. En el show, Marisol representa dos papeles, el de entrevistadora, con gafas y aspecto serio, y su entrevistada que va dando diferentes datos de su carrera,
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como que ha grabado ya cuarenta programas de televisión o que ha aparecido en mil entrevistas. También afirma que si perdiese la voz se haría modelo. Preguntada por los rumores en la prensa de lo mal que se llevan en su matrimonio, dice que eso que se lo pregunten a Carlos y luego que “nos peleamos lo justo porque la vida necesita su sal y su pimienta”. Confirma, además, que se ha operado y que “ya puede venir la cigüeña”. Con arreglos musicales de Adolfo Waitzman y el ballet de Sandra LeBrocq, el programa resulta muy ágil, con un montaje moderno, cambiando siempre de imagen y recordando en algunos momentos el estilo de Richard Lester en sus películas para Los Beatles. Marisol interpreta un repertorio muy variado que va desde sus temas más conocidos como “Mamy Panchita”, “Corazón contento” o “El cochecito” a estándares internacionales como el tema de la película “Love Story” y algún otro que canta en un perfecto inglés. La cantante muestra su versatilidad y buen hacer en varios temas de Roberto Carlos, “Eu daría miña vida” o “Sentado a la vera del camino”, pero también hace una alegre versión de “Como los reyes en Galilea”, con medias altas y minifalda. Todo resulta muy variado sin faltar un “vereito” o el “porrompompero” en chino y en inglés. Incluso se atreve con una ranchera y un tango sin salir mal parada del envite. En total veinte temas. Muy rápidos visualmente, con algún que otro toque de cariz surrealista como el de Marisol en la playa calentándose con una estufa antigua o Tip y Coll haciendo de vampiros. Intervienen también brevemente: el bailarín Antonio, Mari Carmen y su pato Nicol, el humorista Mingote o el cantante Tony Ronald. En resumen, un buen espectáculo de nivel internacional que todavía hoy sigue teniendo frescura. Existe un disco con la grabación de sus canciones, auténtica pieza de coleccionista, pues no llegó a ponerse a la venta ya que sólo se repartió en Televisión Española. A pesar de no rodar ninguna película la actriz sigue constantemente apareciendo en los medios periodísticos. La chica tiene algo, un atractivo especial que la convierte en símbolo erótico de toda una generación. Se la compara constantemente a Jane Fonda o Julie Christie. Se la llama la Brigitte Bardot española. El escritor Francisco Umbral la cita con frecuencia en sus columnas periodísticas e incluso quiso escribir un libro sobre ella pero Marisol le quitó la idea de la cabeza. Está a punto de rodar con Pedro Masó la película “Experiencias matrimoniales” que acabaría por interpretar la italiana Ornella Muti. Mientras que Goyanes padre quería que hiciese una versión de “El sombrero de tres picos” con el bailarín Antonio.
360º en torno a Marisol era un show televesivo muy ágil, muy moderno, en el que Marisol se entrevista a sí misma y canta todo tipo de temas, algunos en inglés.
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Para ver logrado el ansiado sueño de tener hijos se opera de una alteración en el útero. La operación es totalmente satisfactoria pero va a sufrir un segundo embarazo frustrado. Su crisis matrimonial con Carlos Goyanes se agudiza mientras que este comienza a salir con Cari Lapique. Siguen los rumores de idilio con Serrat que le dedica la canción “ Tu nombre me sabe a hierba. Se llegó a decir que vivieron días apasionados en casa de la fotógrafa Colita e incluso parece ser que el mánager del cantante, Lasso de la Vega, hizo todo lo posible para evitar el romance. Marisol acaba por irse a vivir a Barcelona justo enfrente de donde vive Serrat. Preguntado por la relación, “el Noi” declara, “es una vieja amiga encantadora” pero “yo no tengo ningún tipo de relación con ella. Si lo tuviera también me lo guardaría”. Por esa época, la cantante graba un disco de temas populares hispanoamericanos con “Los Bohemios Paraguayos” donde se incluyen temas tan conocidos como “Paisaje de Catamarca” o “La pollera colorá”. Cada vez se habla más de una ruptura con Carlos Goyanes. El 10 de Marzo de 1972 la revista “Fotogramas” pública un titular, “Marisol sin rumbo ni rubor”. En Agosto se separan definitivamente lo que supone un verdadero trauma para la artista. Los nervios le causan una úlcera de estómago. Tiene frecuentes miedos y pesadillas ante la perspectiva de empezar todo de nuevo. El acuerdo es darse libertad mutua ya que todavía no existe el divorcio en España. Marisol confiesa a la prensa, “entre Carlos y yo había cosas que no deben existir entre novios”. Así que cada uno va por su lado, Carlos sigue con Cari Lapique mientras que la actriz se instala provisionalmente en Pedralbes, Barcelona. Preguntada en una entrevista de Tico Medina porqué se había casado dice “Porque se opusieron todos a que lo hiciéramos, y lo hicimos... A partir de los dos meses no hice otra cosa más que pensar como podía escapar de todo aquello en que me había metido”. También cuenta como, “conocí a Carlos cuando tenía doce años. Y entonces todos los sentimientos se parecían, todos los afectos estaban revueltos... todo era, quizá, muy equivocado”. La actriz se queda sin nada, ni siquiera le queda el domicilio conyugal. Además pierde los derechos de sus películas y no llega a cobrar nada por la última que ha rodado. La situación es delicada. Durante un tiempo se va a vivir con su gran amiga Amparo Guix. Son momentos difíciles en los que la confianza en la vida llega a veces al límite. Son famosas sus ojeras que la hacían todavía más bella e interesante. En una entrevista con Alfonso Paso confiesa sus frecuentes miedos: a la oscuridad, a los aviones. Llega a decirle que a veces se baña rodeada de velas encendidas y que cree que tiene cierta predisposición para adivinar ciertas cosas. A partir de este momento se propone despegar de nuevo por lo que se busca un nuevo mánager, Paco Gordillo, que también tenía entre sus representados a Rocío Jurado y a Raphael. Éste último le pide que decida entre los dos y Gordillo opta por Marisol. La actriz confiesa que le gustaría trabajar con Lossey o Polansky pero de lo que entonces se habla es de un proyecto con Gonzalo Suárez, “Rocanegra”, en el que junto a Marisol estarían Jean Seberg y James Coburn. El proyecto, como tantos otros, nunca sería llevado a la práctica. El 25 de Noviembre de 1972 representa a España en el Festival de la OTI que se celebra, en su primera salida al público, en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid ante más de dos mil espectadores y es transmitido en directo por televisión a veintiún países con una audiencia estimada de cien millones de personas. Marisol salió con su larga melena suelta en cuarto lugar entre los trece participantes. Acompañada de una orquesta que dirigía Augusto Algueró interpretó la canción “Niña” que hablaba de los cambios que se producen al pasar de niña a mujer. La letra decía cosas como: “Niña/ que empiezas a vestirte y a ser mujer/ y a sentir cosas bellas y nuevas./ Niña/ que empiezas a caminar por el mundo/ sin muros, ni bridas, ni riendas/ espera que aún te queda mucho por caminar.” A pesar de lo elemental del texto hubo problemas con la Censura que quiso eliminar la frase “Niña/ que te ves desnuda al espejo/ y ves que tu infancia se aleja.” Estaba visto que para algunos hasta los espejos resultaban peligrosos.
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No fue la única polémica durante el Festival. Una de ellas fue con la canción mexicana, “Yo no voy a la guerra”. A la vista del título bien se comprende que resultaba “demasiado contestataria”. Además, Manuel Alejandro el autor de la canción española, pidió que fuese retirada por “manipulación en su obra” ya que no estaba de acuerdo con los arreglos musicales y la orquestación que había hecho Algueró. Algunos incluso atribuyeron a estos cambios el que Marisol sólo alcanzase al final un tercer lugar.
La Corrupción de Chris Miller. Tras más de tres años alejada de las pantallas la actriz va a realizar un film, “La corrupción de Chris Miller”, a las órdenes de uno de los directores de culto del cine español, Juan Antonio Bardem, uno de los que había aireado nuestro cine en los grandes festivales internacionales con películas tan comprometidas y acertadas como “Muerte de un ciclista” o “Calle Mayor” y proyectos muy ambiciosos como “La venganza” o “Sonatas” no tan bien recibidas como las anteriores. Para el director, se trataba de un rodaje difícil tras el considerable fracaso crítico de “Varietés” con Sara Montiel. Bardem se estaba jugando su prestigio como autor. En un principio Bardem había pensado en rodar un guión basado en “La mujer y el pelele”, la célebre novela de Pierre Louis sobre la que Luis Buñuel haría más tarde “Ese oscuro objeto de deseo”. El director había sido un adelantado en las luchas por las libertades cívicas, haciendo por primera vez en España protagonistas de una película a una pareja adultera en “Muerte de un ciclista” o mostrando una mujer reprimida y prostituida en “Calle Mayor”. Había, pues, mucha expectación ante un tema tan fuerte como el de este film que en principio se iba a llamar “La mentira tiene color verde”. La vuelta de Marisol al cine en un rodaje de alto presupuesto, con Jean Seberg como baza internacional y el galán británico Barry Stokes, era considerada como la bomba cinematográfica del año. Incluso en un principio se había hablado de Malcolm Mc Dowell, de gran actualidad entonces tras su éxito en “La Naranja Mecánica”, para el principal papel masculino. El actor Barry Stokes había intervenido en algunas películas y series de televisión en su país y después de la cinta con Bardem haría “Lady Oscar” sobre la vida de María Antonieta o “Enemy Mine”. Sin duda la gran atracción del film era el enfrentamiento entre Jean Seberg y Marisol. La actriz norteamericana había sido descubierta por el gran Otto Preminger para encarnar a Juana de Arco en la película del mismo título. Luego se había trasladado a Francia para rodar “Buenos días tristeza”. Inolvidable junto a Jean Paul Belmondo en el mítico título de Godard, “Al final de la escapada”, con su pelo muy corto a lo muchachillo. Destacaría también en cintas como “Lilith” o “La leyenda de la ciudad sin nombre”. La Seberg encarnó el mito de la mujer moderna y liberada, medio hippie, comprometida con causas perdidas como la de los “panteras negras” por lo que llegó a ser investigada por el FBI. Sin embargo, bajo su aspecto temperamental latía una mujer frágil y vulnerable que acabaría suicidándose. Quizás en su vulnerabilidad había más de un punto de contacto con Marisol. El argumento de “La corrupción de Chris Miller” era complicado y bastante efectista. Desde el mismo título del film se anuncia el morbo y se juega al máximo con la ambigüedad de las situaciones sin que falte el toque feminista con frases como “El hombre no ama, posee, nos hiere con violencia y crueldad”. Marisol interpreta a una Chris Miller que tiene problemas psicológicos desde que su padre abandonara a su madrastra, interpretada por la Seberg. Pero, además, Chris es violada en la ducha, en clara referencia a la “Psicosis” de Alfred Hitchcock. Ambas viven en una aislada casona del norte de España donde hay frecuentes tormentas y escenas que apuntan claramente a la existencia entre ellas de unas “relaciones particulares”. En la casona aparece un hippie, guitarra al hombro y pelo largo. Se trata de un estudiante de antropología, que se enrolla primero con una y
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En La corrupción de Chris Miller se explotaba el morbo de una relación triangular mientras que un terrible asesino hacía de las suyas. luego con la otra. De hecho casi toda la película transcurre entre ellos tres en el caserón. No podía faltar una serie de asesinatos en el pueblo vecino cuyo autor se nos hace sospechar que sea el hippie. En un clímax de auténtico “grand-guiñol” las dos se librarán del chico para que luego nos enteremos que éste no era el auténtico asesino. El comienzo de la película con una larga panorámica que termina con la cámara entrando por una ventana está calcado de la “Psicosis” de Hitchcock mientras que el final con los rostros de Marisol y Jean Seberg unidos en un mismo plano recuerdan claramente a “Persona” de Ingmar Bergman. En resumen, un film impostado y falto de personalidad. Lo mejor son algunas de las secuencias de crímenes. La que abre el film con un asesino caracterizado como Charlot o la de la matanza de una familia al completo. El rodaje se efectuó en Santander, en la zona de Comillas, y en Barcelona. Se utilizaron las cuadras de un rico peronista afincado en España, llamado Duarte. Aquejados de constantes problemas económicos, el 22 de Agosto se suspendió la filmación en Santander, con lo que la Seberg se acabó marchando fuera del país tras haber vivido un apasionado romance con el director Ricardo Franco, que este reflejaría posteriormente en su película “Lágrimas negras”. En el film intervenían otros miembros del clan Bardem como Juan y Miguel Bardem, este último en su único papel como actor ya que luego se convertiría en un director de cine de éxito considerable como en la reciente segunda parte de Mortadelo y Filemón. Gerard Tichy hace el típico inspector de policía con gabardina incluida y la guapa Perla Cristal apenas tiene papel pues desaparece antes de los títulos de crédito. La película fue rodada en inglés con vistas a su lanzamiento internacional y se la ha llegado a conocer con tres títulos diferentes: “The Corruption of Chris Miller”, “Behind the Sutters” o “Sisters of Corruption”. Se habló de una doble versión con escenas rodadas especialmente de cara al mercado exterior, cosa bastante habitual en aquellos momentos. Se nota la búsqueda de un exhibicionismo fácil, con unos diálogos imposibles. Casi una mezcla de un género por entonces muy en boga, el “giallo” italiano con los films de intriga psicológica ingleses.
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La música de Waldo de los Ríos, de marcado carácter sinfónico, refuerza los efectos melodramáticos de un film que no sería muy bien recibido por la crítica a pesar de que Bardem maneja con soltura los elementos narrativos, con un uso abundante del “flashback”, consiguiendo alguna escena lograda de persecución e intriga. Se trata de un digno producto al uso, aunque falto de personalidad y más preocupado por acudir a los golpes de efecto y a la atracción del morbo y del destape. En la versión que se puso a la venta en video se cortaron algunos planos del final que resultaban un tanto ridículos. Se pensó que el papel interpretado por Marisol apareciese reflejado en los créditos como Pepa Flores pero al final se dejó como había figurado hasta entonces. La actriz sale super sexy haciendo subir la temperatura del film con sus apariciones, especialmente en las tórridas escenas con Jean Seberg, pero en conjunto su interpretación es desigual, quizás porque al tener que rodar en inglés le costaba un poco más actuar. La vuelta al trabajo tras la separación de Goyanes implica la consolidación de una imagen nueva, bastante diferente a la anterior. Se trata de lanzar a la ya ex niña prodigio como nuestro sex-simbol juvenil por excelencia, incluso con algún toque de mujer fatal.
La Chica Del Molino Rojo. El encargado de dirigir su siguiente película “La chica del Molino Rojo” es el realizador inglés Peter Collison, que había obtenido la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián por “Todo un día para morir”, y que hoy se recuerda especialmente por haber efectuado la primera versión de “Un trabajo en Italia”. Collison llegó a trasladarse a Madrid para dirigir la película en la que Marisol, ya libre del control de los Goyanes, iba a estar bien respaldada por dos galanes internacionales. Renaud Verley, al que en Francia habían lanzado como el heredero de Alain Delon, destacando en films como “La caída de los dioses” de Visconti o “La leçon particulière”, y con una carrera bastante extensa tanto en Italia como en España, donde hizo películas como “Los pianos mecánicos” con Melina Mercouri o “No encontré rosas para mi madre” junto a Gina Lollobrigida. Justo antes de la película con Marisol había rodado en Galicia, “La campara del infierno”, film considerado maldito por haberse matado su director, Claudio Guerin, al caerse de la torre donde estaban finalizando el rodaje. El otro protagonista masculino era uno de los galanes clásicos de Hollywood, el actor Mel Ferrer, famoso por sus intervenciones en películas como “Guerra y Paz”, “Lilí” o “Escaramouche” pero todavía más por haber sido el marido de la maravillosa Audrey Hepburn a la que había dirigido en “Mansiones verdes”. También a Marisol la había dirigido en “Cabriola”. Ahora, a sus 56 años, va a representar con verdadera clase un papel de galán maduro, multimillonario capaz de jugárselo todo a una partida de póquer. Al final la película la acabará realizando el granadino Eugenio Martín que ya había dirigido a Rocío Durcal en “Las Leandras” y a Julio Iglesias en “La vida sigue igual”. El rodaje se efectuó en el castillo de Viñuelas, en las afueras de Madrid, en Burgos y en Lisboa, con algunas escenas en el Casino de Estoril. A Marisol le pagaron cinco millones de pesetas por su intervención, que era una cantidad astronómica para la época. Antes, su manager Gordillo, logró liberarla totalmente de su contrato con Goyanes. Producida por José Frade, con decorados del oscarizado Gil Parrondo. Acompañan a Marisol tres de las principales musas del destape: Mirta Miller, Silvia Tortosa y Bárbara Rey, si bien las pobres, a pesar de tener unos cuerpos espectaculares, aparecen más como comparsas que otra cosa. También tiene una intervención importante el actor Manuel de Blas, aunque a veces por imposiciones del papel que desempeña aparezca con algunos atuendos bastante ridículos. Escrita por el dramaturgo Santiago Moncada se trata básicamente de una relación triangular. Dos hombres, uno joven y otro maduro, se disputan el amor de una cantante de cabaret. Al final se la juegan a una partida
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de póquer pero ella decide volver a su lugar de origen y seguir con sus canciones. La similitud con la película “Cabaret”, que pocos años atrás había obtenido un inmenso éxito y ocho Oscar de la Academia de Hollywood, es evidente. Pero aunque fuera lanzada casi como un musical en realidad, y aparte de la canción que suena en los créditos, en total sólo tiene dos números musicales. Los dos a cargo de Marisol y ambos transcurren en el Cabaret. Se trata del “Molino Rojo”, una especie de antro con pretensiones, hoy desaparecido, situado en el castizo barrio madrileño de Lavapiés y muy popular en su momento. Allí fueron rodados los dos números. El primero es el más propiamente cabaretero y se convirtió en una especie de enseña oficial de la película. En él, una Marisol súper erótica, aparece cantando con boquilla, sombrero de copa y ligueros negros, en una evidente referencia a la mítica Marlene Dietrich de “El ángel azul”. La letra de la canción es, por supuesto, todo lo sugerente que se permitía en la época, quedando muy claras sus dobles intenciones:
En esta especie de Cabaret a la española el corazón de Marisol estaba dividido entre el maduro Mel Ferrer y el jovencito Renaud Verley. Mientras, ella cantaba así de sexy en el "Molino Rojo".
“Lo que buscas lo tengo Lo que quieres tú lo tengo Pero no sé si perderlo Lo que quieras ver te enseño Lo que prefieras tú Sólo a ti te lo daré... “ Lo cierto es que “eso” que tiene “que perder” no lo ha perdido todavía, a pesar de que comparte piso en una típica corrala madrileña con un obrero y que sus “cándidas” compañeras no se cansan de repetirle que “la abstinencia física es fatal para el hígado”. Y aunque parezca que estamos ante una comedia desmadrada el film pretende ir en serio. El segundo número musical, casi a continuación del anterior, resulta más contenido de tono. Vestida de negro y con un coro de “odaliscas” cubiertas de plumas, Marisol canta vehementemente “que no se sabe quien se es hasta que se descubre el amor”. Como el cabaret esta lleno de marineritos de blanco todo acaba en una trifulca que llevará a nuestra cantante “al caldero” junto con sus amiguitas “pilinguis”. De allí la sacará Mel Ferrer, rico propietario de dieciocho casinos, que la va a utilizar para enfrentarse en un duelo de cartas al terrible Don Juan interpretado por Renaud Verley. Claro que al final el amor hará de las suyas. Resulta curiosa la manera en que Marisol se va transformando en manos de su pigmalión, que le cambia el estilo, la forma de
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andar, de mirar, de fumar , de sonreir, hasta de escuchar música y que nos permite ver a una espléndida mujer estilizada luciendo bikinis y mini faldas espectaculares. La película, que ha empezado como un musical, termina por convertirse en un film de acción. Hay una venganza, persecuciones por Lisboa, en coche y en tren. Hasta unos perros que persiguen a la actriz que sale disparada en una moto. Todo aderezado con una música sincopada, entre Manzini y Lalo Schifrin. Al final volveremos a escuchar, magníficamente interpretado por Marisol, el tema con que se abre la película, que es un claro referente al mundo del cabaret y al film del mismo título: “Ponte tus plumas y maquíllate Luces y sombras adornan tu piel Chica no llores si hoy no está bien El juego fue juego y ya terminó... Era bonito vivir sin pensar Vivir nuestro amor sin pensar Y ahora llena tu copa de luz y champán Ponte tu risa y sal a cantar El público espera por verte otra vez... “ Desgraciadamente el público no aguantó demasiado para ver una película llena de incoherencias, con un guión absurdo que termina dando un giro convencional a una historia repleta de situaciones inverosímiles. Marisol está por encima del material con que se mueve y deja muy claro que pudo haber sido nuestra gran estrella del musical. Por guapa, por voz, por buena bailarina, por estilo, hubiera triunfado en los musicales que hoy llenan las carteleras de algunos de los grandes teatros españoles.
Quédate A Desayunar El 8 de Noviembre de 1973 se estrena en Zaragoza con gran afluencia de público la obra “Quédate a desayunar” de Ray Cooney y Gene Store, autores de las comedias de enorme éxito en todo el mundo, “Se infiel y no mires con quién” y “El visón volador”. El atractivo especial estaba en que la intérprete femenina de la obra era ni más ni menos que Marisol en su primera intervención teatral. Unos días después, el 30 de Noviembre, se estrenaba con todos los honores en el Teatro Marquina de Madrid. A la tumultuosa función acudieron entre otros: Raphael, Lucía Bosé, Concha Piquer o Emma Penella. Esta obra dio la oportunidad a Marisol de trabajar con uno de los grandes actores del teatro español, José María Rodero, que le doblaba la edad, y con el que ya había coincidido en la película “Carola de día, Carola de noche”. Rodero era una de las figuras míticas de nuestro teatro donde había representado grandes papeles en obras como “El concierto de San Ovidio” o”El tragaluz”. En cine, a pesar de colaborar en un número elevado de películas, entre ellas, “Balarrasa”, “Esa pareja feliz”, “Novio a la vista”, “La herida luminosa” o “El guardián del paraíso”, no había obtenido tanto reconocimiento. Entre ambos se estableció una corriente de simpatía que contribuyó en que, a pesar de representar estilos muy diferentes, se compenetrasen perfectamente en el escenario. Marisol no cantaba en la obra pero tanto al final como en el entreacto sonaba la canción que lleva el mismo título que la pieza teatral interpretada por la actriz. La música había sido compuesta por Camilo Sesto con letra de J. Azpilicueta, a cuyo cargo estaba la adaptación y dirección de la obra. Además se contaba con la cola-
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La única intervención teatral de Marisol, en la que hacía de una hippie embarazada, se saldó con un gran éxito de público y considerables buenas críticas. boración especial de las voces de Milagros Leal, Francisco Valladares, Mónica Randall o Luis Morris y durante algunos momentos también se podía escuchar a Bing Crosby y Camilo Sesto. Rodero es Mr. Thomas, un inglés ordenado, funcionario de hacienda, tímido, pulcro y tradicional, que vive solo tras su fracaso matrimonial. Ella es Luisa una hippie libre y mal hablada que vive con Jimmie, interpretado por Eduardo Bea, y baja al piso de Mr Thomas para pedirle dos libras. El motor de la obra es el choque entre esos dos mundos, entre dos generaciones. Los valores que por entonces proclama parte de la juventud con el lema “haz el amor y no la guerra” opuestos a la manera más tradicional de ver la vida del personaje de Rodero. Marisol interpreta a una chica “progre”, libre, anticonvencional, un poco de vuelta de todo. El morbo estaba en verla embarazada en escena cuando en la prensa del momento se hablaba constantemente de sus problemas para ser madre. Se le fabricó una barriga de goma espuma que según ella no le pesaba nada. Entre la crítica hubo división de opiniones pero en general fue bastante favorable a la actriz, destacando por encima de todo su naturalidad. Tico Medina decía en el diario “ABC”: “vale la pena ver a Marisol en “Quédate a desayunar”. La actriz hace un trabajo realmente excelente. Además de guapa y “sexy”, interpreta con acierto un personaje lleno de matices. Sensible, atractiva, riente o triste, amable o irritada, la actriz Marisol cautiva a todos los espectadores”. Aunque se anunciaba como “temporada limitada por compromisos cinematográficos contraídos con anterioridad por Marisol” la obra se mantuvo más de cuatro meses en cartel a pesar de que el precio de las butacas era de 225 pesetas, una cantidad bastante elevada para la época.
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Marisol era entonces una chica bastante nerviosa. Tiene la tensión tirando a baja con nueve de máxima y seis de mínima y alguna vez ha estado cercana a la anorexia. No bebe alcohol pero fuma mucho. Durante este periodo va a ocurrir un hecho trascendental en la vida de la artista. El encuentro con Antonio Gades en la pizzería que este tenía situada mismo enfrente de “Oliver” la mítica sala frecuentada durante muchos años por todos los artistas. Marisol estaba cenando allí con el director de cine inglés Peter Collison. Antonio, que acababa de llegar de Estados Unidos, la invitó a una actuación de la cantante Chavela Vargas. La actriz le dijo que no podía porque estaba con el inglés pero quedaron para el día siguiente. Ella enseguida se dio cuenta de que “estaba pasando algo muy importante” así que al final fue con él al espectáculo y empezaron una relación que duraría trece años. Parece ser que el representante de Gades llamó al fotógrafo César Lucas para decirle que estarían en el Florida Park. En su camerino del teatro Marisol tenía una gran foto de Gades que por motivos de trabajo se tuvo que ir a Chicago con su ballet. Como auténtica Acuario, el espíritu libre de Marisol le hace ver el teatro como una prisión, “una auténtica cárcel en la que me he sentido agobiada, afectada de claustofobia (...) Me gusta la libertad, el poder hacer lo que me dé la gana en cada momento”. El teatro resultaba duro para ella pero le ayudó a vencer su timidez y a mostrar su disciplina. En una entrevista con el periodista Tico Medina en “ABC” le dice: “soy una profesional, seré una mala actriz, pero soy muy responsable. Me han enseñado a ser responsable y lo soy”. Como experiencia nueva le interesó y disfrutaba al lado de Rodero a pesar de que los ensayos le habían parecido un tanto fastidiosos. Decía que era feliz interpretando el papel de Luisa Hamilton, que se había metido en su piel, que hasta andaba y decía tacos como ella. Con botas rojas y minifalda o con vestidos “hippies” llenos de estampados, Marisol lucía su hermoso pelo largo que no se cortaba desde hacía un año. Está radiante. Según pasan las funciones se siente más segura y llega a afirmar: “Dicen que soy muy inconsciente y que no sé lo que hago a veces, pero ahora si sé que estoy haciendo una cosa muy difícil, pero me gusta este riesgo”. Además está totalmente enamorada y cuando Gades vuelve de América se ponen a vivir juntos. Como algo mágico, justo cuando terminan las representaciones, cuando tiene que dejar el papel de chica embarazada en el teatro, se entera que lo está de verdad. Antonio le llamaba a veces “periquita” por lo poco que comía. Con él se sentía totalmente segura y protegida pues era un hombre entero, que hasta cierto punto había representado el papel de “macho ibérico” no sólo por su fuerza y austeridad en la danza sino por sus famosas parejas, desde Maruja Díaz, que fue su mujer, a la glamurosa Gina Lollobrígida. En alguna entrevista de la época Marisol afirmaba que “dejaría todo por Antonio Gades”. También confesó el enorme cambio que había producido en su vida, “en seis meses Gades me ha vuelto del revés”. A partir de ahora su actitud con la prensa va a cambiar totalmente. Celosos de su intimidad van a procurar huir de toda publicidad negándose a hablar de su vida privada muy especialmente de la separación con Goyanes. Tanto es así que los periodistas les dan el Premio Limón a los dos. En un gesto de buena voluntad Marisol acude a recogerlo. Les gusta salir fuera de la ciudad y compartir la gran afición por andar en barco. Durante cierto tiempo Marisol se prepara para un proyecto cinematográfico con el director americano Orson Welles, gran amante de España. La película que iba a tener el título “Ventana cerrada” nunca llegó a realizarse. Al año siguiente nace su primera hija, María, fuera de España. El parto se produce en Argentina, donde Gades está de gira. Siempre acompañada por su madre, Doña María, Marisol se inscribe con nombre falso en la clínica María Moreira, de Mar del Plata, para esquivar a la prensa, aunque el fotógrafo César Lucas después de varios días de asedio consigue una sesión de fotos en exclusiva. Había decidido que el nacimiento fuera en otro
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país porque de nacer en España sería una hija ilegítima al no estar casados los padres. Permanecen en una casita alquilada hasta finales de Mayo para recuperarse tranquilamente aunque los fotógrafos incordiaban lo suyo. El 23 de Julio de ese año Marisol obtiene la nulidad de su matrimonio con Carlos Goyanes “por inmadurez de ambos”. Poco después se va a vivir con Gades a Altea, un pequeño pueblo blanco cercano a Benidorm, alejado del barullo del turismo en masa. Su casa está en la parte alta del pueblo y formando parte de su decoración tienen un cartel del Che. Aseguran que “van a vivir aislados y más unidos que nunca” y que la nueva película que va a rodar Marisol será la última en la que trabaje. A finales de año queda de nuevo embarazada.
El Poder del Deseo. “El poder del deseo”iba a titularse en un principio “Juego sucio”. Adaptación de la novela de Manuel de Pedrolo “Joc brut” realizada por Rafael Azcona y Juan Antonio Bardem. Como ya estaba registrado el título lo tienen que sustituir. Marisol no tenía ganas de volver al cine pero Gades muy amigo de Bardem y con afinidades políticas comunes, la convenció. Proyectada a nivel internacional se acordó pagar a la actriz la cifra record de dos millones y medio de pesetas más un porcentaje sobre taquilla. Pero el film vio como se iba recortando su presupuesto y Marisol sólo cobró un millón y medio de pesetas por lo que tuvo que recurrir a los tribunales. La película costó en total 24 millones de pesetas y el rodaje duraría nueve semanas, en su mayor parte en Madrid, con algunas escenas en Barcelona. La acción de la novela se trasladó a la actualidad con lo que probablemente perdía parte de intensidad pero conseguía interesantes connotaciones con la vida real española del momento. En esta nueva colaboración de la actriz con Bardem se juega con el morbo de que Marisol sea la mala, que convence a su amante para que asesine a su tío y quedarse con su dinero. No en vano el personaje se llama Justina, en ocasiones Juna, clara alusión al famoso personaje del marqués de Sade. En realidad ella no es la protagonista pues quién lleva la acción de la película es el chico. Una vez más se busca a un galán extranjero para la pareja de Marisol. En este caso le corresponde a Murray Head, actor, cantante y compositor inglés que se había dado a conocer en los escenarios londinenses por su papel de Judas en el famoso musical de Andrew Lloyd Weber, “Jesucristo Superestar”. En 1972 grabó con gran éxito su primer disco en solitario, “Nigel Lived” y un año antes había sido el objeto de deseo de Glenda Jackson y Peter Finch que se disputaban su afecto en “Sunday, blody, sunday”, película que en España tardaría en estrenarse debido a lo escandaloso de su tema. Más tarde acabaría trabajando en “Madame Claude”, película semi-porno del director de la famosa “Emmanuelle”. Precisamente en ese mismo año comienza en España lo que se conoce como cine del “destape” al autorizarse por ley el desnudo siempre que así lo exija el guión. Otros actores que trabajan en la película son Tina Sainz, Pilar Bardem o José María Prada, como el jefe del protagonista. La música, del excelente José Nieto, recuerda las películas de acción americanas de los años setenta con su toques de jazz. Su visión crítica de la sociedad, destacando las marcadas diferencias de clases, resulta muy actual. El protagonista trabaja en una empresa dedicada a realizar encuestas de mercado. Vive pobremente con su madre Lola Gaos. Es una persona normal como tantas otras, que necesita un aval para poder pedir un crédito e independizarse. Cuando se encuentra con el personaje que hace Marisol, montada en un lujoso coche le suelta, “¿Qué tiene de malo vivir modestamente?. Es ella la que le va a arrastrar con su ambición a cometer un crimen, tras una jugosa escena de cama, punteada algo burdamente con escenas de un televisor encendido en la habitación en el que se ven unos peces nadando que terminarán cogidos en una red, justo cuando ellos terminan la faena. Lo evidente del paralelismo hace innecesarias esas escenas.
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En El poder del deseo Marisol era la hembra que llevará al macho a la perdición. La película, contada toda en un largo flasback, va de cine negro con contenido social pero ni la acción consigue mantenernos demasiado atentos ni la emoción logra suficiente intensidad. Los diálogos resultan forzados y excesivamente trascendentes. Quizás se buscaba hacer un remedo de la mítica “Perdición” de Billy Wilder pero la distancia insalvable con su posible modelo es evidente. Marisol está muy guapa y muestra, hasta donde se podía mostrar, sus convincentes dotes de seducción, con una carga de erotismo apreciable. Aparece con diferentes pelucas tanto de rubia como de morena, a veces los pelucones son tan exagerados que hoy casi nos mueven a risa, pero probablemente en la época resultaban normales. Curiosamente en la película no se dobló la voz a sí misma como solían hacer todos los actores. La cinta padeció diecinueve cortes de censura. Se dice que Gades tuvo que ver con ello porque no quería ver a su mujer despelotada. La calificación moral que le dieron de “gravemente peligrosa” actuó como un reclamo para un público ávido de pasiones fuertes y la película se mantuvo más de dos meses en el cine de estreno en Madrid. Y además tenía una sorpresa final... En 1976 aparece el disco “Háblame del mar marinero” que va a convertirse en uno de los más grandes éxitos de Marisol. Con diez temas de Manuel Alejandro y Ana Magdalena y arreglos musicales de Manuel Gas y el propio Alejandro. El tema que da título al disco, basado en un poema de Rafael Alberti, se oye por todas partes. Con su voz un poquito ronca, acompañada a la guitarra por Emilio de Diego, Marisol aporta a esta canción una emoción contenida y sincera, inolvidables.
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“Háblame del mar, marinero. Háblame del mar, Háblame. Dicen que hay toros azules en la primavera del mar que el sol es el caporal y las mantillas las nubes que las mueve el temporal. Dicen que hay toros azules en la primavera del mar. (...) Dicen que el barco navega enamorado del mar, buscando sirenas va, buscando sirenas nuevas que le canten al pasar. Dicen que el barco navega enamorado del mar. La canción se hizo tan famosa que sería interpretada por numerosos cantantes, como Raphael o Mari Trini y en adaptaciones con aires flamencos en la voz de Isabel Pantoja o María del Monte. Muestra de que el tema se mantiene en vigor es la reciente interpretación del mismo por la cantante Verónica Rojas que sigue bastante fielmente el estilo que Marisol supo imprimirle a esta maravillosa canción. El mismísimo Joselito, entrevistado en exclusiva para este libro, nos ha confesado: “artísticamente la etapa que más me interesa de Marisol es la de cantante una vez convertida ya en Pepa Flores y con temas tan maravillosos como “háblame del mar marinero”. Creo que ese fue su momento más maravilloso en el que alcanzó un registro único e intransferible”. Estamos totalmente de acuerdo con el que fue inolvidable “niño de la voz de oro”, Marisol alcanza en esta etapa un momento de esplendor vocal inigualable. La suya es una voz única, que no se parece a ninguna, con una personalidad insólita en la canción popular española. Son años de profundas transformaciones en la sociedad española, en que todo se agita. Soplan aires nuevos. España se va poniendo al nivel de la Europa más avanzada pero nada es fácil. Y nuestra actriz está a la cabeza de esos cambios. En 1976 nos encontramos en plena batalla del “destape”. Término acuñado por el periodista musical Ángel Casas, que pasó a significar cualquier atrevimiento erótico. En Febrero de ese año la revista “Fotogramas” es secuestrada por una portada con un semidesnudo de Nadiuska, aunque no se veía ningún punto clave de su anatomía y al final fue autorizada. El 9 de Abril aparece un número de la misma revista bajo el lema “Operación destete”, en cuya portada figura en gran formato, y a falta de otra cosa, una boca fruncida dispuesta a dar un beso. Aquella boca era la boca de Marisol. Poco tiempo después la película “La Querida” de Fernando Fernán Gómez es secuestrada por un juzgado andaluz por mostrar un desnudo de espaldas de Rocío Jurado. También la revista “Triunfo” es incautada porque salía Carmen Sevilla en bikini. Pero el momento crucial de la refriega va a transcurrir en el mes de Septiembre. La revista “Interviú” decide aparecer con un desnudo integral en su portada. Tal y como estaban las cosas, con la situación política revuelta, la revista tenía todas las papeletas para ser secuestrada. El envite era fuerte. Así que pensaron que lo mejor era tirar hacia delante y conseguir un símbolo apreciado por todos, un icono popular que
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hubiera encandilado durante años a todos los públicos. En un pulso de hierro con la censura se plantearon, ¿se atreverán a secuestrar una portada con Marisol?. La chica había sido la reina absoluta de las portadas de revista en nuestro país, ni princesas como Grece Kelly o más tarde Carolina de Mónaco, ni actrices y cantantes como la Montiel o la Pantoja, ni siquiera D. Juan Carlos y Doña Sofía, futuros reyes de España, se le llegaron a aproximar en cantidad de apariciones en estos medios. Sólo en la revista “Lecturas”, Marisol ocupó su portada en sesenta ocasiones, treintaiuna de ellas durante los años setenta. Disponían del material que el fotógrafo César Lucas había realizado en 1970 para una sesión encargada entonces por Carlos Goyanes, parece ser que con el fin de que las viera el director italiano Bernardo Bertoluchi, con los ojos puestos en que Marisol trabajara con él y con el actor Alain Delon en una película. La sesión fotográfica había costado noventa mil pesetas. Y se atrevieron. El número apareció el diez de Septiembre con una espléndida “Marisol: desnuda y joven” en la portada. Claro que el comité censor mandó la revista ante la autoridad judicial, pero el juez de Prensa e Imprenta, el Sr. Poch, a pesar de las presiones de algunos superiores, no autorizó el secuestro. En el interior aparecía un artículo que llevaba por lema, “Marisol: el bello camino hacia la democracia”. El efecto fue fulminante, la revista se agotó en tres días, duplicó enseguida su tirada que de ciento cincuenta mil ejemplares pasó enseguida a cuatrocientos mil y poco más tarde al millón, lo que la consolidaría como uno de los referentes periodísticos de ese periodo. La actriz dijo no haber dado nunca su consentimiento para la publicación de las fotos pero no denunció ni a la revista ni al fotógrafo y aquella portada se convirtió en una leyenda, de manera que se puede hablar de un antes y un después de su aparición. El fotógrafo César Lucas sufrió un largo proceso por atentado a la moral y escándalo público. Se solicitaron nueve meses de inhabilitación profesional y tres meses de cárcel. El proceso no salió hasta 1978 y en 1981 fue absuelto con una sentencia que decía que las fotografías sólo ofrecían, “posturas de severa y estética naturalidad, sin actitudes provocativas ni insinuantes”, llegando a destacar la “notoria calidad artística” de aquel trabajo. Marisol no guardó ninguna mala actitud hacia el fotógrafo al que una vez que se encontraron llegó a ofrecer ayuda si la necesitaba. Algunos ven en la actriz un símbolo de esa época. Así, el escritor Francisco Umbral, a raíz de la mítica portada, llega a decir
Si hay una portada de revista mítica, es ésta. La primera de un desnudo en España. Tras un largo juicio fue juzgada por la autoridad como "de notoria calidad artística".
Durante una visita a su casa de Port Lligat, Dalí invitó a la actriz a champán rosado mientras posaban juntos en su famoso sofá de labios abiertos.
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en la misma revista “Interviú” que, “Marisol ha sido siempre alegórica como ella sola. La primera imagen exenta, lírica y soñadora que produjo la democracia... fue este desnudo de la gran Pepa nacional, diseño y metáfora de lo que todos sabíamos sin saberlo... No hubo transición ni cambio ni leches hasta que no salió este affiche dulcísimo y decisivo de una adolescente comunista, de una Pepa popular... “ Pero en esos momentos Marisol sólo piensa en su vida familiar. En una entrevista afirma, “mis hijas y Antonio son lo único que me importa en la vida”. Junto con Gades adopta unas posturas cada vez más viscerales. Ambos apoyan al partido comunista y la cantante llega a vender las placas de oro que le daban en las fiestas de La Granja, donde actuaba ante el Caudillo, para apoyar a partidos situados muy a la izquierda. Alguna vez su casa de Altea aparece con pintadas amenazadoras. En aquella casa reciben a amigos como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o Caco Senante. Este último le compone las canciones del disco que va a salir al mercado con el título, “Marisol“.
Los Días Del Pasado. Habituada a los contrastes, tan pronto dice que ya “no vive el mundo artístico” como se entusiasma con la película que va a rodar. En Octubre comienza “ Los días del pasado”. Es Gades, amigo del director con el que ya había trabajado en “Con el viento solano” el que la convence. La actriz va a interpretar por vez primera a un personaje auténticamente popular. Aparecerá sin ningún tipo de maquillaje y con su acento real ya que hace el papel de una maestrita rural malagueña. Para poder incorporarse a la película en Santander deja a sus hijas con su madre en Málaga durante seis semanas. En principio el papel se había pensado para Jacqueline Bisset que no se presentó al rodaje y tuvo que adaptarse el nuevo personaje ya que Marisol está presente en toda la película y debía trabajar en ella prácticamente todos los días, mientras que Antonio Gades, que hace el protagonista masculino, sólo intervenía en ocho sesiones. Ambos actores iban a porcentaje sobre taquilla. Ella estaba un poco desmoralizada al comienzo , insistía en que quería ser considerada con humanidad, una persona, no como una estrella, pero pronto se convenció de que se encontraba ante un proyecto interesante, con un personaje al que podía darle mucha autenticidad. En una entrevista del momento dice: “Hago el proyecto porque me gusta... porque se pretende que yo sea tal como soy, no ponerme sexy, ni erótica, sino con mis huesos y con mi cara”. En esa misma entrevista se queja de cómo la han tratado anteriormente y refiriéndose concretamente a las películas que hizo con Bardem no se corta al afirmar que “no podía emitir una opinión porque allí había un genio y tu eras una gilipollas... Y yo en una película quiero que me traten como un ser humano”. El director, Mario Camus, da su opinión sobre Marisol y sus posibilidades como actriz dramática en el número de Octubre de 1976 de la revista “Fotogramas”, “Yo siempre he creído mucho en la Pepa como actriz. Pero no a la manera en como se la ha utilizado hasta ahora. No quiero convertirla en una señora estupenda y sexy, con pelucones y pestañas. Su atractivo lo tiene siendo tal como es. En mi película va a ser una muchacha delgada, pálida, indefensa, una muchacha malagueña que hace un viaje desde su tierra hasta Santander, en plena postguerra, para buscar al hombre con el que estaba seis años antes, cuando la guerra no los había separado. Gentes a los que la guerra pilló a uno y otro lado que intentan reencontrarse”. Camus conocía muy bien estos temas pues en el año 1941, cuando era todavía un niño, había sido trasladado al pueblo de su abuela cerca del valle de Cabuérniga donde comenzaría a ir a la escuela. También era conocedor del tema de los emigrantes montañeses que iban al Sur, sobre todo a Andalucía, en busca de nueva vida, donde eran llamados “jándalos”. Es el ambiente en el que se sitúa esta historia de perdedores y desencuentros, cuyo argumento se inspiraba vagamente en la novela de Joseph Conrad, “El retorno de Malat”.
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Con su papel de maestra rural en Los días del pasado consiguió la que es considerada su mejor interpretación, justamente premiada en el Festival de Karlovy-Vary. El título de la película se tomó de la Biblia, del comienzo del libro del “Eclesiastés”, donde dice: “Toda la sabiduría viene del Señor y está con él eternamente. Las arenas del mar, las gotas de la lluvia Y los días del pasado. ¿Quién los contará?. Camus compagina muy bien la historia general con los pequeños dramas individuales de sus personajes e introduce un tema hasta entonces vedado en el cine español, el de “los maquis”, que al finalizar la guerra se tiran al monte y continúan combatiendo como pueden aún a sabiendas de que las probabilidades de sobrevivir son mínimas. Un tema que se podía ya intuir en “El espíritu de la colmena” y que luego sería desarrollado en películas como “El corazón del bosque”, “Luna de lobos” o “Silencio roto”. Rodada en el valle de Cabuérniga, en los bellos enclaves de Bárcena Mayor, Ucieda y Fresneda, la película parece bañada por una profunda melancolía, por esos días del pasado que es inútil que puedan retornar, mostrándonos la tragedia de tantas mujeres a las que la guerra les arrebató al hombre que amaban. Magníficamente ambientada, con una delicada música de Antón García Abril, y la hermosa fotografía de Teo Escamilla, en la que predominan los tonos ocres y pardos del invierno; resulta una película sobria, contenida, en
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la que los silencios parecen formar parte de la trama, y el frío y la soledad del paisaje se corresponden con el aislamiento de los personajes. El film contaba con excelentes secundarios como Manuel Aleixandre en el papel de un inspector de enseñanza y Mario Pardo, Antonio Iranzo o Hernando Sánchez Polack, además de los niños que pertenecían a auténticas escuelas situadas en el valle donde se rodó la película. Marisol se puso totalmente al servicio de la obra consiguiendo la que iba a ser considerada como su gran interpretación, justamente recompensada con el premio a la mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de Karlovy-Vary , celebrado en 1978 en el famoso balneario de esta ciudad de la entonces Checoslovaquia y considerado como el certamen cinematográfico más importante de Europa del Este tras el de Moscú. La actriz había logrado imprimir a su personaje una emoción contenida que llevó a decir a algún crítico que se trataba de la mejor interpretación femenina del año y la revista “Reseña” eligió la película como la mejor del año. Marisol, muy serena, muy callada, nos ofrece una imagen física insólita, que nada tiene que ver con la que anteriormente conocíamos de ella. Caminando con zuecos en medio de la nieve o dando clases en una congelada escuela rural a la que ella da calor con su tenue sonrisa; demuestra una gran sobriedad interpretativa a la vez que sabe dotar de intensidad las escenas amorosas con Antonio Gades. Mario Camus consigue recrear un ambiente inquietante en su belleza natural con los elementos justos, sin necesidad casi de diálogos, donde la niebla y la lluvia forman parte de la historia. Sin duda estamos ante una de sus obras más conseguidas, que anuncia los aciertos de “La Colmena” y “Los santos inocentes”. La película se presenta con éxito en el “Festival de Cine Español en Cuba”, un país que le gusta especialmente a Gades donde Marisol y él acabarán por viajar en numerosas ocasiones convirtiéndose en fieles defensores de la revolución cubana. Por esas fechas aparece la biografía de Marisol en la revista “Interviú”. Y el Ministro de Cultura, Jesús Aguirre, nombra a Gades director del Ballet Nacional lo que les obliga a dejar con frecuencia su residencia de Altea para viajar a Madrid. No obstante su centro vital sigue estando en la pequeña villa alicantina, donde les gusta mucho salir a velear. Marisol desecha muchos proyectos deseosa de continuar con su vida familiar; rechaza guiones de películas, galas por las que le llegan a ofrecer un millón de pesetas e incluso no quiere aparecer en la serie de televisión “Memorias del cine español”. Con canciones de Caco Senante graba un disco que lleva por título simplemente, “Marisol”. En general son canciones tristes entre las que destaca “Balada para la soledad de mi guitarra” donde acompañada por este instrumento desgrana su afán de independencia: “Sola, sola, sé que me quedaré sola Soy ave que no se enjaula Y no vendo mi plumaje” Aparte de cuidar a sus hijas y de grabar algún disco la cantante colabora en “L´Encant”, la tienda de antigüedades de la que Gades es socio en Altea. Pero sigue rechazando papeles como el que le ofrece Mario Camus para la interesante serie de televisión “Fortunata y Jacinta” basada en la célebre novela de Galdós. En 1978 aparece otro disco suyo con canciones de Juan Carlos Senante en homenaje al gran poeta andaluz de la generación del 27 , Rafael Alberti, que el año anterior había regresado a España tras un prolongado exilio. Con el nombre “Alberti, poeta marinero” alude a aquel “Háblame del mar marinero” que tantos éxitos había dado a la cantante y que unía a ambos en su atracción por el mar. La letra de la canción sitúa precisamente a Rafael Alberti como un poeta que lleva el timón de la poesía española.
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Como las estancias en Madrid de Antonio se hacen cada vez más prolongadas por necesidades de su trabajo Marisol decide volver a esta ciudad para estar más cerca suya. Compran un chalet en las afueras e inscriben a las niñas en un colegio. Gades forma una cooperativa de bailarines tras ser destituido de manera intempestiva de su cargo como director del Ballet Nacional. Ya en la capital, le ofrecen el papel de Clara en la que iba a ser una de las mejores series realizadas por Televisión Española, inspirada en la famosa trilogía de novelas de Torrente Ballester, “Los gozos y las sombras”. Al final no hizo este papel que representaba cinco meses de trabajo por estar embarazada de Celia. Tampoco va a hacer los cuatro programas musicales que le habían ofrecido en “Aplauso”, el popular programa que presentaba José Luis Uribarri. Lo que decide es acompañar a Gades en su gira iberoamericana. Por esa época está a punto de grabar un álbum de canciones brasileñas y otro con letras de Francisco Umbral y música del pegamoide Carlos García Berlanga. Los autores más notables habían compuesto para ella temas importantes: Augusto Algueró, Los Brincos, Junior y Juan Pardo, Palito Ortega, Juan Carlos Calderón, Manuel Alejandro o Joan Manuel Serrat. A partir de sus primeras películas siempre había estado a la cabeza de la actualidad musical con 120 singles, varias docenas de elepés y unas 500 canciones grabadas en diferentes lenguas. Había sido una de las reinas de la canción española, de niña prodigio a chica “ye - ye”, de cantante pop a cantante comprometida, sin olvidar sus incursiones frecuentes en el terreno del flamenco. En 1979 va a llegar uno de sus discos más comprometidos pero también discutidos. Con música de José Nieto, antiguo componente del grupo “Los Pekenikes” y luego uno de los grandes compositores de música de cine, y letras de Pedro Cobos, Marisol graba un disco muy atrevido para aquellos momentos. Su voz desgarrada se pone al servicio de diez temas que, aunque escritos por hombres, tratan de vivencias muy dramáticas de diferentes mujeres. De hecho, el disco llevaba por lema “Canciones para mujeres”. Las letras son de armas tomar. Además, Gades se empeñó en que en la portada apareciese toda vestida de negro, muy sencilla, casi a lo Juliette Greco. Para algunos resulta demasiado austero, demasiado serio, pero lo cierto es que aquellas canciones le iban de maravilla a la voz profunda y algo cascada de Marisol. El título del disco, “Galería de perpetuas”, hace alusión a uno de sus temas en él que una mujer, Dolores Sánchez, “la Petene-
Antonio Gades cambió totalmente la vida y la forma de ver el mundo de la actriz. Marisol confesaba que "en seis meses Gades me ha vuelto del revés".
Aquí vemos a Marisol en la cima de su belleza como mujer. Ha adquirido una madurez que la hacen comprometerse con un mundo en constante transformación.
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ra, escribe desde la cárcel de Alcalá de Henares, desde la galería de condenadas a cadena perpetua, a un trabajador de las minas de La Unión contándole sus infortunios. Ha sido condenada por matar a un hombre por: “Robarle a la mujer su dignidad / y vergüenza ... Como quieres tú que olvide / aquello que yo decía de que el hombre “tié” razón / y la mujer es la esclava “pa” servirlo de por vida / De que cuanto más me pegue más lo tengo que querer, / de que cuando me chafara yo le daría mi boca, / canela, limón y miel... “ Estamos ante unas canciones de enorme poder reivindicativo con temas que hoy están de gran actualidad pero que a fines de los setenta todavía no todo el mundo veía que se hablara de ellos con buenos ojos. Esta canción fue incluida precisamente en un recopilatorio de diferentes autores llamado “Cantautores para la libertad”. Todos los temas de “Galería de perpetuas” tienen este aire dramático. En “Comprada” se habla de cómo “la mujer es un enser más del macho y de la sociedad por el macho gobernada”. En “Cuestecita de Moyano” se trata de una mujer mayor que se dedica a la prostitución por no tener otro medio de vida; “por cuatro cochinos duros dando con la mano amor”. En “Duerma usted tranquila, madre” es una mujer que tiene que esconder su sexualidad no ortodoxa diciendo, “nadie sabrá nunca porque no tomé marido”. Y en “La siesta” simplemente se cuenta una violación. Como en tantas otras ocasiones, Marisol había llegado al límite de lo permitido, se había atrevido a denunciar lo que para algunos era conveniente no airear demasiado. Es posible que algunas letras fueran algo simples, demasiado evidentes, pero estaban interpretadas con profunda convicción. Quizás algunos no estaban dispuestos a perdonárselo. Después de mucho tiempo sin actuar en público se presenta con una serie de recitales para promocionar este disco tras mes y medio de ensayos. El debut es el 16 de Julio de 1980 en la sala “La Riviera” de Madrid. La expectación es enorme con muchos famosos entre el público y gente de pie. En el escenario aparece muy sencilla, vestida de blanco, y acompañada por el dúo Victor y Diego. Quizás por la fuerte responsabilidad se la ve muy tímida y nerviosa dando muestras de fragilidad. Canta en total dieciséis temas y apenas habla nada ni presenta las canciones por lo que resulta excesivamente sobria. Además, la gente esperaba muchos de sus temas conocidos pero ella se centra sobre todo en los de “Galería de perpetuas”. Al día siguiente el diario “El País” decía “Marisol, fría y distante en el recital de su debut”. La gira continúa con éxito por lugares como Ibiza, Marbella y Málaga pero está claro que no disfruta con las actuaciones en directo, que lo pasaba mal, y eso que el “cachet” era altísimo ya que cobraba millón y medio por gala, el doble que la Jurado y bastante más que Julio Iglesias. Claro que los gastos del equipo que llevaba, compuesto por dieciocho personas, eran de 150.000 pesetas por día. El 31 de Mayo del año siguiente da a luz en una clínica de Madrid a su tercera hija. El parto es algo complicado y tiene que volver a la UVI por una afección renal que le provoca hemorragias, viviendo momentos delicados.
Bodas De Sangre. En su intento de estar lo más posible cerca de Antonio Gades acepta una pequeña intervención en el film que éste rueda con Carlos Saura. Se trata de “Bodas de Sangre”, con la que el director aragonés inicia su interesante etapa de cine musical colaborando intensamente con el cuerpo de baile de Gades . A medio camino entre el documental y la película de acción. Saura huye de toda sofisticación buscando ser lo más preciso posi-
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ble para lo que prescinde de toda escenografía. El argumento es mostrado a través de la danza y la puesta en escena. En los primeros veinte minutos asistimos a la preparación del espectáculo, los calentamientos de los bailarines, las pruebas, la vida en los camerinos. En realidad la película no trata de la tragedia que Federico García Lorca, inspirado en hechos reales, había inmortalizado en los escenarios. Lo que le interesa a Saura es el mundo de la representación. Lo que se pretende no es mostrar una historia sino dar el sentimiento que ésta debe provocar en el espectador y en los bailarines. Saura quiso hacer un documento sobre la creación, seguir a los bailarines en su movimiento y mostrar su esfuerzo. La capacidad de actuación y la perfección que logran sobre el escenario. Lo que persigue es la relación entre la cámara y el bailarín. Esta película supone un giro total en la carrera de Saura, una de las figuras más representativas del cine español, que con “Cría cuervos” y “Deprisa, deprisa”, entre otras, había conseguido grandes éxitos internacionales. Con esta última acababa de obtener el Oso de Oro en el Festival de Berlín. “Bodas de Sangre” inicia su incursión en el cine musical por el que a partir de entonces mostrará un marcado interés. Empieza también aquí su colaboración con el productor Emiliano Piedra, famoso por haber posibilitado el rodaje en España de “Campanadas a medianoche” de Orson Welles. El ballet original que había creado Gades sobre la obra de Lorca apenas duraba entre veinte y veinticinco minutos. La historia se daba a través de la danza flamenca, con aires contemporáneos y la música de José Mercé, consiguiendo un ritmo impresionante.En la película aparecía el popular cantante Pepe Blanco interpretando la canción, “Sombrero, ay mi sombrero” y Marisol cantaba una nana muy emotiva. El film, tras ser proyectado en el Festival de Cannes, inicia un éxito internacional que se verá corroborado con el Premio de la Crítica en el Festival de Nueva York. La cantante sigue rehuyendo los medios de comunicación , con pocas ganas de mostrarse en público, llegando a afirmar, “sólo canto para los marginados”. Ni siquiera asiste al entierro de su antiguo mentor Manuel Goyanes. Viaja con frecuencia en las giras de la compañía de Gades y durante una de ellas se casan en Cuba en la mayor intimidad. La ceremonia se celebra el 5 de Octubre de 1982 a las diez y media de la noche con la presencia de miembros de la compañía de danza y algunos amigos cubanos. Los padrinos: Fidel Castro y Alicia Alonso, ni más ni menos. Testimonio gráfico: las fotos que hizo el único fotógrafo oficial admitido. Nadie pudo publicar la exclusiva. De cara a este libro hicimos gestiones para conseguir publicar al menos una foto de aquel acontecimiento y se nos respondió: “Fidel es una persona muy reservada en sus asuntos personales y en su vida privada por lo que lo mejor es que desistan de ese empeño”. Como muestra de su aprecio a la persona y la obra de Antonio Gades se ha colocado recientemente una estatua del bailarín en uno de los lugares más céntricos de La Habana, muy cerca de la Plaza de la Catedral. Tras su muerte, en julio de 2004, su cuerpo sería trasladado a Cuba, donde reposa.
Carmen. En 1983, Marisol vuelve a efectuar una pequeña colaboración en la nueva película musical de Saura con Gades, una versión de “Carmen” que, con la posterior “El amor brujo”, configuraría la conocida como su trilogía flamenca. Inspirada en el drama de Merimée, estamos ante la historia de una pasión devoradora, de una mujer que impone su libertad por encima de todo. Si “Bodas de sangre” partía de un ballet ya creado por Gades, y Saura lo que hacía era traducir en imágenes lo que se bailaba, en Carmen, por el contrario, parten ambos de cero, de un ballet que está aún por hacer. Es como una prueba de algo que más tarde va a representar la compañía. El tema es en realidad la puesta en escena. Como cada uno de los distintos elementos contribuye a construir la propia dramaturgia del film. Saura con-
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sigue un ritmo asombroso con el tratamiento del cuerpo de los bailarines. Los cuerpos van ofreciendo los sentimientos del drama original, marcando así la acción a través del flamenco y haciendo que realidad y ficción acaben por fundirse. Mezcla espléndida de lo culto y lo popular, de la música de Bizet y del flamenco. Podemos ver como los bailarines escuchan la ópera de Bizet mientras Paco de Lucía la está adaptando a la guitarra. El propio Saura dijo que había intentado “traducir en imágenes, el ritmo, la música y cuanto de popular tiene el ballet de Gades... pues Gades ha orientado el baile flamenco hasta un terreno de exigencia y pureza difícil de superar”. Marisol canta en la película la canción “Deja de llorar”, una bellísima nana, acompañada a la guitarra por Paco de Lucía. Se trata de una intervención breve, pero la voz rota de la cantante acompaña perfectamente el ritmo de las escenas con una letra dulce y melancólica que habla de “los valles tristes donde está la jarcha...” El film obtuvo un éxito todavía más grande que “Bodas de sangre”. Presentado en el Festival de Cannes se alzó con el importante Premio Especial del Jurado y tuvo una brillante carrera internacional avalada con la selección al Oscar de Hollywood a la mejor película extranjera. En Mayo de ese año abre una pizzería en Altea con el nombre “Casa Pepa”. Graba un disco con diez canciones del cantautor Luis Eduardo Aute con el título “Pepa Flores”. El mundo de Marisol parece arrinconado para siempre. Son textos llenos de desencanto y dureza, entre ellos el bellísimo tema “Una mujer enamorada” o la canción, “Quiero perderme en tu cuerpo”. La voz de Pepa está en su momento de máximo esplendor. Cercana posiblemente a algunas de las grandes divas italianas como Ornella Vanoni o la mismísima Mina. Sin embargo no hace ninguna promoción del disco y va a ser la última grabación que efectúe. Aute comentó que por entonces había conversado mucho con ella y le quedó la idea “ de que es una mujer muy compleja”. Marisol apoya al partido comunista, aunque no llega a tener carnet y más tarde se distanciará de sus posturas. Toma parte destacada en la Fiesta por la Paz y el Desarme y se ve envuelta en bastantes polémicas. Algunos la llaman “la niña de Moscú”. En Octubre de ese año participa en Barcelona en un mitin ante ocho mil personas interpretando dos canciones andaluzas. Ella dice que se considera “una obrera de la cultura. Me fusilarán antes que traicionar a mi clase” Pepa Flores se encuentra siempre en cabeza de los cambios sociales que se van produciendo en nuestro país. Como buena Acuario es incapaz de estarse quieta. Va por delante de su época, abriendo nuevos caminos. Siente todo lo que le rodea y es capaz de asumir sus propias contradicciones con carácter a pesar de que en el fondo sea muy tímida. Por esos años se sigue hablando de proyectos interesantes en el cine, que si una película con Rodríguez Aragón, que si va a formar parte de la continuación de “El Sur” de Victor Erice. Ninguno acaba de cuajar pero entonces se plantea la vuelta por todo lo grande a Televisión Española después de negarse a hacerlo desde hacía casi doce años por no estar de acuerdo con la línea de programación que llevaba la por entonces televisión oficial. Ahora, ante el gran interés que tiene el personaje, y como la serie se hace para una productora independiente que dirige la novelista Carmen de Icaza, autora además del guión, la actriz acepta el papel por la cantidad de quince millones de pesetas. Al principio la oferta era de tan sólo tres millones pero al final se aproximan bastante a lo solicitado por la actriz con lo que ésta se hace con un papel para el que se había barajado la participación de Victoria Vera o Rosalía Dans.
Mariana Pineda. “Mariana Pineda “era una mujer bella, de ojos azules, cabello rubio y cuerpo proporcionado”, según las versiones conocidas, probablemente algo idealizadas. Su lucha por la libertad la llevaría a convertirse en heroína
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popular al ser ajusticiada por bordar una bandera republicana para los liberales y negarse a delatar a sus compañeros aún a costa de su propia vida. El personaje presentaba además ciertos componente feministas que probablemente resultaban atractivos para la actriz que por entonces vivía momentos de alta concienciación política y social. La historia, a la que Federico García Lorca dedica uno de sus primeros trabajos teatrales de importancia, y en la que la relación entre el amor y la muerte ya prefiguran el tono de sus futuras obras maestras, había sido cantada en numerosos romances y canciones populares que seguramente Marisol habría escuchado por boca de su madre y de su abuela cuando era niña. La actriz tomó el proyecto con entusiasmo e insistió en que el guión de la serie fuese lo más fiel posible a la verdadera historia. Mariana Pineda había nacido en 1804. Se casó con tan sólo quince años y a los dieciocho quedó viuda con dos hijos. El juez Pedrosa llega a Granada en 1825 con el fin de controlar y reprimir la sublevación liberal frente al poder absolutista del rey Fernando VII. Tres años después son presos por subversivos un tío de Mariana que era presbítero y su primo el capitán Álvarez de Sotomayor, al que ella ayudará a escapar de la cárcel. En 1831 se le incauta una bandera republicana bordada con el lema “Ley. Libertad. Igualdad”. Pedrosa, que anteriormente había hecho lo posible por dejar al margen a Mariana ya que se sentía fuertemente atraído por ella, ahora la manda encarcelar en el Beaterio de mujeres arrecogidas de Santa María Egipcíaca y, ante la negativa de ésta en delatar a sus compañeros, y con la aprobación real, será conducida al patíbulo el 26 de Mayo de ese mismo año, convirtiéndose enseguida en una figura popular cantada por los romances. Precisamente cada capítulo de la serie se abría con el romance cantado:
El sueño más grande de Marisol siempre había sido ser madre. Con Gades lo iba a realizar en tres ocasiones. Tres niñas que la llenan como ser humano y hacen que no añore en absoluto el éxito y la fama.
Apartada del bullicio de la gran ciudad, Marisol se dedica, en Altea, por encima de todo a la "educación en libertad" de sus hijas.
“Marianita sentada en su cuarto / no paraba de considerar si Pedrosa la viera bordando / la bandera de la libertad. Como lirio cortaron el lirio / como rosa cortaron la flor como lirio cortaron el lirio / más hermosa su alma quedó“ El director de la serie va a ser Rafael Moreno Alba que había dirigido “Pepita Jiménez” nada menos que con Sarah Miles, la actriz de “La hija de Ryan”, y obtenido un gran éxito con la serie de televisión, “Los Gozos y las Sombras” basada en la famosa trilogía de novelas de Gonzalo Torrente Ballester. El guión correría a cargo de Carmen de Icaza más las aportaciones del director y del periodista Emilio Romero.
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Germán Cobos está muy bien en su papel del juez Pedrosa, subdelegado del gobierno que va cambiando su papel de protector de Mariana a perseguidor implacable. En pequeños papeles encontramos a una jovencísima Rosario Flores o la estupenda Kiti Manver haciendo de “la chispa”, una mujer de rompe y rasga. Y muchos actores conocidos entre los conjurados liberales, como Carlos Larrañaga, Tony Isbert, Manuel Galiana, Rafael Alonso o Conrado San Martín. Se notaba el esfuerzo de producción en una serie que contaba con un presupuesto de ciento cincuenta millones de pesetas y quince semanas de rodaje. La ambientación fue muy cuidada aunque por momentos se aproxime casi a lo relamido, como en la escena en que se imita el cuadro de “Las hilanderas” de Velázquez. El preciosismo de las ambientaciones y los decorados no impiden que en algún momento, si uno se fija bien, se vean pasar coches a lo lejos por las calles de Granada. Los figurines de Javier Artiñano eran variados y ricos, aunque quizás algo exagerados y ampulosos en el vestuario de Mariana, que se ve un poco rígida y envarada con tanto sombrero enorme y tanto miriñaque. Es posible que cinco capítulos de una hora fuera un tiempo excesivo para aquella historia, hay demasiados discursos y reiteraciones. La serie hubiera salido ganando si se redujera su metraje casi a la mitad. El capítulo tercero resulta muy sosegado con las escenas de Mariana y sus niños en el campo. Quizás al querer ser demasiado fieles a la historia verdadera le falte algo de acción, algo de fuerza dramática. Por momentos resulta literaria en exceso. Su afán de explicar todas las cosas la hace discursiva. Pero como serie que aborda un periodo histórico pocas veces tratado por nuestro cine y muy desconocido para la mayoría de los españoles resulta muy eficaz pues nos muestra las diferentes posturas de cada bando y las motivaciones que tienen para su lucha. Al tener que alargar algunas situaciones y mostrar muchos personajes para llenar los 306 minutos que duraba la serie, se nota que hay cosas que se podían haber quitado. Algunos personajes resultan demasiado esquemáticos y hay bastantes diálogos forzados. Entre lo más interesante está la manera en que se muestran los dos bandos. Así, Mariana dice que si vencen los absolutistas, “la vida pública en España será un desierto”; mientras que su adversario, Pedrosa, asegura que “los liberales son como las enfermedades infecciosas”. Con frecuencia estas posturas acaban por manifestarse en verdaderos discursos. Por ejemplo, los liberales dicen defender: “El amor a la libertad, para que uno piense como quiera, para que el pueblo tome parte en el gobierno, para abrir las puertas al pensamiento y a la ciencia”. Mientras que el juez Pedrosa piensa que “conseguir un fin es lo único que importa”, por eso no duda en colocar pruebas falsas para inculpar a Mariana. No faltan en la serie escenas familiares de Mariana con sus hijos. Tampoco las complicaciones sentimentales, mostrando la historia de amor de ésta con el Teniente Alba, interpretado por Juanjo Puigcorbé, con el que aparece en alguna escena de cama de tono bastante subido en la que Marisol enseña sus pechos generosamente. Se da a entender que Mariana ha tenido otros enamorados y su espíritu libertario le lleva a decir que “prefiere ser amante a esposa”. Con frecuencia la serie se hace lenta y reiterativa, repitiendo cosas que ya se contaron en capítulos anteriores. Vemos como los conspiradores discuten sus ideas, enfrentándose dialécticamente entre si. Hay personajes que defienden la violencia como el de Manuel Galiana mientras otros prefieren tantear las imposibles vías diplomáticas. Al final casi todos acaban por exiliarse. Frente a todas esas conjuras se eleva la figura de una mujer que sólo habla de libertad. Marisol hace una Mariana seca, incluso hierática por momentos, con una manifiesta altivez frente a Pedrosa que cada vez resulta más malvado, más de una pieza. Algunos acusaron a Pepa Flores de tener un fuerte acento andaluz pero hay que tener en cuenta que Mariana era granadina. La actriz se crece según avanza la acción y el hieratismo del comienzo termina por convertirse en emoción verdadera. Ella es la heroína andaluza por excelencia, la defensora de la libertad. Magnífi-
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ca en la comprometida escena final. Aguantando los primeros planos que la muestran llorando, pálida y ojerosa, casi sin fuerzas, pero conservando una altivez que le lleva a decir: “jamás consentiré en ir al patíbulo con las medias caídas”, maquillándose antes de la ejecución o mostrando su entereza al intentar controlar el temblor de sus manos. La marcha de Mariana hacia el patíbulo, por una Granada que llena a su paso los balcones de paños negros mientras le echan claveles, recuerda el camino de María Antonieta por las calles de París camino de la guillotina y tiene auténtica grandeza. Ya en el Campo del Triunfo, donde va a ser ajusticiada bajo una lluvia torrencial, Marisol, que días antes se había caído por una escalera de madera durante el rodaje, casi se pone enferma, pues para recrear la escena llevaron un camión de bomberos para que echase agua en cantidad y se caló hasta los huesos. La escena es precisa y nada efectista, mientras recordamos el famoso canto popular: “Oh, que día tan triste en Granada / que a las piedras hacía llorar al ver que Mariana se muere / en el cadalso por no declarar. “ Quizás habría que juzgar la serie a la luz del momento histórico español en que es realizada. Sin duda el personaje todavía era polémico para algunos y más si se le asociaba con una mujer tan concienciada como Pepa Flores. Puede ser que alguno pensara que los parlamentos de Mariana lo que hacían era mostrar el verdadero pensamiento de la actriz. La serie tuvo sus críticos. Algunos llegaron a acusarla de falsedad histórica. En Granada vieron mal que los personajes no hablaran con el acento de la zona. En el departamento de Historia de la ciudad llegaron a decir que “cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia”. Era como si quisieran pasar la cuenta a Marisol por sus posturas políticas. Un periodista llegó a referirse a “un ligero asomo prosoviético en su desenvoltura ante las cámaras”. Ante esta avalancha de críticas, Rosa Montero la defiende mostrando su extrañeza ante aquellos que parecían no querer perdonar a Marisol que habiendo sido una niña prodigio se atreviese ahora a ir por libre y hacer lo que quisiera. En la vida real, la actriz sigue situándose del lado de las clases populares, manifestando que ella quiere sentir ,“como lo siente el pueblo... un obrero, una persona que pasa hambre, no como un intelectual porque no he recibido educación”. A veces llega a discrepar con su propio padre que la critica por sus posturas políticas tan radicales. Participa en las manifestaciones contra la OTAN y allí conoce al director Juan Caño con el que se compromete a hacer una película.
Caso Cerrado. “Luchó por sus ideas, por su amor, por su matrimonio... pero demasiado tarde. Era un “ Caso cerrado “. Con estas frases se lanzó la que iba a ser la última película de Pepa Flores y la primera en que por fin aparece con ese nombre. Curiosamente el film refleja los problemas de un matrimonio, al mismo tiempo que la unión de la actriz con Gades entraba en una profunda crisis. La historia se basa en un caso real ocurrido en 1979 a un empleado judío que por principios se niega a cumplir el servicio militar, lo que le llevará a la cárcel, afectando drásticamente su vida matrimonial. El personaje real que inspiró la película acabaría por suicidarse en prisión. La cinta resulta hoy sumamente interesante para comprender aquellos momentos históricos ya que habla de “tramas políticas” y muestra cierto desencanto que en la época empezaba a sentirse entre alguna gente que había estado muy comprometida con unos ideales y luego veía como no conducían a gran cosa. Marisol se había interesado precisamente con el proyecto por la dureza de un tema que ponía en entredicho el funcionamiento del poder policial y la justicia. En principio sólo se había hablado de hacer una pequeña colaboración especial pero luego el papel fue ampliado.
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Su pareja en la película la interpreta Patxi Bisquert, actor vasco que se había dado a conocer un año antes con “Tasio” de Moncho Armendáriz y que más tarde formaría parte del reparto de films como “El Dorado” o “Silencio roto”. Encarna Paso, la inolvidable actriz de “La colmena”, “Demonios en el jardín”, “El bosque animado” o “Volver a empezar”, hace el papel de madre del protagonista. Acabó llevándose muy bien con Marisol. Nos ha contado para este libro que le sorprendió la profesionalidad de la actriz, que en ella no había nada de divismo y nunca se tenía que repetir ninguna toma pues se aprendía los textos a la perfección. Encarna guarda un recuerdo entrañable de aquel rodaje. Pepa le regaló unos pendientes de “Cartier” y le hizo muchas confidencias sobre su infancia y la época juvenil, confesándole que entonces lo había pasado muy mal. También nos dijo que la relación de Pepa con el director durante el rodaje era muy buena, que el guión original era excelente y que se había involucrado mucho en la película. La Paso ha visitado varias veces a Marisol en Málaga y ésta fue a verla al teatro en diferentes ocasiones mostrándole así su gran aprecio. Otro malagueño famoso, Antonio Banderas, salía en la película en un pequeño papel de “camello” en la cárcel en la que está preso el protagonista. Antonio venía de interpretar al “casto José” en “La corte de faraón” y enseguida haría el papel que lo iba a lanzar con Almodóvar, en “La ley del deseo”. También tenían pequeñas intervenciones, la abogada feminista Cristina Alberdi y el novelista y poeta José Manuel Caballero Bonald que siempre ha sido gran admirador de Marisol. El director, Juan Caño, había estudiado periodismo y ejercido como crítico cinematográfico en “Fotogramas” y “Triunfo”. También había formado parte del equipo de redacción de los programas de televisión, “Informe Semanal” o “Documentos TV”, por lo que sabe dar a su historia cierto tono documental de buena ley aunque a veces ofrezca cierta lentitud. Para Caño esta fue su primera y última película que además de dirigir también había escrito y producido. El presupuesto era escaso por lo que todos cobraron sueldos muy bajos y debió rodarse rápidamente en tan sólo seis semanas. El coste fue de sesenta y cinco millones de pesetas, recibiendo una subvención del Ministerio de Cultura de quince millones. Pepa Flores refleja muy bien la angustia y el cansancio de su situación a lo que sus casi sempiternas ojeras daban un carácter especial. A lo largo de la película no canta ningún tema, aunque llega a tararear una nana. En el emocionante plano final en que se la ve llorando por la muerte de su esposo, mientras está al lado de su amante, se escucha tristemente la canción “Algunas veces”, en la que dice “el amor será el recuerdo de algo que se parece al olvido”. Estrenada en el Festival de Cine de San Sebastián el 24 de Septiembre de 1985 con bastantes malas críticas. La actriz estaba pasando un mal momento anímico y se presentó nerviosa ante la prensa. Es el final de su carrera cinematográfica. A principios de año se separa de Gades. El se va con la millonaria Daniela Frey. Marisol ni siquiera asiste al entierro del hermano de Antonio que ha sido acuchillado en una calle de Madrid. Sus hijas están en un campamento juvenil en Cuba. A su vuelta las envía con su abuela a Málaga. Es el fin. Poco después llega en tren a su ciudad natal. Apenas pesa cuarenta kilos. A partir de aquí. Nada. El silencio. La niña que había encandilado en la pantalla a públicos de todo el mundo. La adolescente que enamoró a una generación. La bomba musical. La actriz que se puso al frente de tantas conquistas sociales, había vuelto a casa, al hogar con el que siempre soñó. La chica tímida que había dicho que cuando entraba en un sitio donde estaba mucha gente y se ponían a mirarla se echaba a temblar había peleado duro contra viento y marea. Había sido fuerte y conquistado el éxito. Ahora era el momento de la retirada. A la misma edad que la gran Greta Garbo, a la que el mundo llegara a conocer como “La divina”, prácticamente con el mismo número de películas, se retiraba sin ningún tipo de alharacas pidiendo sólo que la dejaran en paz.
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Vivirá en la planta número veinte de un edificio de Málaga, cerca del Paseo Marítimo y saldrá muy poco de casa. Va a la playa muy temprano para que no la reconozcan. Casi no se atreve a ir de compras. En su piso no hay nada, ni fotos, ni discos, ni películas, que le recuerden su vida pasada. No da ninguna entrevista. No se interesa por ningún proyecto a pesar de las sustanciosas cantidades que le ofrecen. Está tan convencida de su postura que llegará a afirmar que “es la mejor decisión que haya tomado nunca”. Las tentaciones las ahuyenta en casa, con sus amigos, coge un poco la guitarra y se le pasa el gusanillo. Se dedica sobre todo a la educación de sus hijas, a las que siempre ha inculcado el sentido de la libertad. En 1987 conoce a Máximo Stecchiny en la pizzería que este antiguo estudiante de medicina regenta en Málaga. Se les ve juntos pasear en moto intentando siempre pasar lo más desapercibidos posible. Están bien juntos. Tanto que su relación ha continuado hasta el presente sin que la prensa del corazón, ni de ningún tipo, haya conseguido interferir en su intimidad. Parece ser que la revista “Interviú” llegó a ofrecerle trece millones de pesetas por sus memorias sin conseguir convencer a la actriz. En 1988 Gades se casa con Daniela. Marisol no hace nunca declaraciones sobre su relación. Un año después da algunos conciertos en Nicaragua pues su hermana vive con un sandinista. Se publican sus memorias en la revista “Lecturas”. En 1990 su hija María hace sus pinitos con dieciséis años como modelo publicitaria con el nombre de María Esteve . Tres años más tarde María se traslada a Madrid para desarrollar una interesante carrera como actriz tanto en cine como en teatro. Pronto va a destacar en algunas de las comedias jóvenes más interesantes de la época como “Mensaka”, “Atómica” o “Nada en la nevera”, conociendo a Alvaro Fernández Armero que se convertirá en su pareja. En 1991 Pepa Flores rompe su ya tradicional silencio ante los medios de comunicación llamando a Consuelo Berlanga al programa de televisión de Antena 3 en el que están hablando sobre ella. Se trata de una mera conversación telefónica que algunos quieren interpretar como una posible vuelta de Pepa a la vida pública. Pero no es así, apartada de toda publicidad, lejos de la política de salón, la actriz sigue a pie de calle, con los suyos, con la gente que quiere. El año siguiente efectúa un viaje al Sáhara con su hija María para visitar un campamento de refugiados saharauis que resulta muy emocionante para ellas por entrar en contacto con la dura realidad de la vida en el desierto.
Como una hermosa novia judía Marisol se despide del cine en "Caso cerrado" en un papel muy comprometido y valiente. Sus innumerables seguidores siguen esperando su retorno a la pantalla.
Con Máximo Stecchiny encuentra la estabilidad amorosa alejados de toda publicidad.
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En 1999, la actriz posa emocionada ante los diecisiete retratos que el pintor Antonio Montiel le dedica en una exposición en Málaga.
Marisol, Encarnita Polo, Antonio Montiel y José Manuel Parada. María Esteve recoge de su madre el testigo tanto en el cine como en el teatro.
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En 1993, en una velada pro-Cuba, en Sevilla, se fotografía por primera vez después de muchos años a Gades junto a Marisol. Las relaciones entre ambos parecen cordiales. Dos años más tarde ésta asiste con sus hijas Celia y Tamara a una función de “Fuenteovejuna” que está dirigiendo Antonio. En el mundo del cine no se olvidan de ella y le envían con frecuencia guiones para ver si se anima a volver a la pantalla. Le ofrecen un papel en “Secretos del corazón” de Montcho Armendáriz, que quedaría finalista al Oscar a la mejor película extranjera. También quieren contar con ella para el papel protagonista de “Más allá del jardín” de Pedro Olea, basada en la novela de Antonio Gala. Este papel, que le hubiera ido de maravilla, acabó por hacerlo Concha Velasco consiguiendo ser nominada por él al Goya a la mejor actriz protagonista. El tiempo va pasando y a comienzos de 1998, Pepa Flores cumple sus cincuenta primeros años. Está fenomenal. Una pequeña intervención estética en los párpados le soluciona los problemas de visión que le hacían tener que salir siempre con gafas oscuras para protegerse del sol. Los medios vuelven a querer dar noticias sobre su vida pero ella sigue celosa de su intimidad. Tan sólo José Manuel Parada consigue hacerle una entrevista telefónica en directo para su popular programa “Cine de Barrio”que los sábados por la tarde se dedica en Televisión Española al cine nacional. En 1999, tras catorce años retirada tranquilamente en su Málaga natal, el público que no la ha olvidado vuelve a tener alguna noticia suya. En Enero de ese año asiste emocionada a la apertura de la exposición que le dedica el pintor Antonio Montiel, compuesta por diecisiete retratos y un busto. Entre el público un señor le dice: “he visto todas tus películas, te he seguido siempre y nunca te he podido dar un beso. ¿Me dejas que te lo dé?”. A lo que Pepa responde emocionada, “!Pero como no!. También ese año aparece un doble CD que con el título “De Marisol a Pepa Flores” recoge cuarenta de sus canciones más recordadas pertenecientes a todas sus épocas. Con el mismo título, “De Marisol a Pepa Flores”, sale el primer libro dedicado a contar su vida y su obra, escrito por el profesor de literatura Javier Barreiro. Se trata de un análisis serio y detallado de las diferentes etapas de su vida sin olvidar los aspectos sociológicos del personaje y las perspectivas de cada momento histórico. La cantante tuvo la ocasión de ver el libro antes de que este fuese publicado y parece ser que incluso le aclaró al autor algún dato dudoso pero no se opuso a su publicación tomándolo como un hecho inevitable.
El 8 de Mayo de ese año la revista “Pronto” le dedica su portada bajo el título, “El resurgir de Marisol”, con un amplio reportaje en el que entrevistan al autor del libro sobre su vida. Poco después, el 18 de Julio, sale al público otra portada mítica en “El País Semanal” bajo el título “¿Dónde está Marisol? y el lema “El público no la ha olvidado”. El extenso reportaje ofrece una crónica de su viaje al anonimato adornado con espléndidas fotos inéditas de César Lucas, realizadas en los años setenta. Entrevistada por Jesús Rodríguez se afianza en sus posturas sobre su rechazo de la fama y la popularidad, diciendo: “Me ha costado mucho llegar aquí, crearme una existencia al margen de la fama. Ir a la compra, pasear con mi madre por la Alameda”. Un año después se produce la única intervención en un disco que se le conoce recientemente. La grabación de una canción a dúo con su gran amiga la cantautora Aurora Guirado. Quizás resulte curioso que su título sea “por primera vez”. “Por primera vez”, como si nada hubiese sucedido anteriormente. Añorada por muchos. Pero decidida a vivir su propia vida. Por su fidelidad a una manera de ser y entender el mundo pocas personas relacionadas con el Arte se habrán ganado mejor el respeto y la admiración que tantos le profesamos. Los años han ido pasando, sus tres hijas se han hecho mayores y han elegido. Celia Flores, la pequeña, lanza su primer disco con aires flamencos. La canción que cierra el álbum, “Tangos de Granada”, lleva una letra compuesta por su madre hace años. El disco se llama “Celia Flores” y Pepa lo apoyó “como cualquier madre ya que todas quieren lo mejor para sus hijos”. Recientemente Celia le ha dado su primer nieto, Curro. Hace poco que ha cumplido los sesenta. Los medios han vuelto a mostrar su interés. Programas en televisión. Reportajes. Artículos en revistas. Ella lo ha agradecido pero desde esa distancia que tan bien sabe llevar. Sigue con su vida tranquila, entre el Paseo Marítimo y el Puerto. Ha comprado una pequeña casa en La Axarquía donde tiene algunas gallinas y donde quizás un día se vaya a vivir. Sale a pasear con los suyos, entre los suyos. La gente la quiere. Todo el mundo habla bien de ella. Los malagueños han aprendido a respetar su intimidad. Hablan de su gran corazón que le hizo ir todas las semanas durante años a colaborar con una asociación de enfermos de esclerosis múltiple y con otras ONGs. Sin duda su vida daría para un gran guión cinematográfico. ¿Qué queda hoy del mito Marisol – Pepa Flores, de aquella niña de provincias que se vino a vivir en un sueño dorado?. Legiones de incansables “marisoleros” que febrilmente coleccionan todo lo que se relaciona con su estrella: fotografías, portadas de revistas, discos... E innumerables páginas de Internet, en inglés, en francés, hasta una en chino, donde muestran su devoción por ese eterno Peter Pan femenino, que se pierde en la melancolía de un país de nunca jamás, que forma parte de nuestros sueños mas queridos. Frente al simulacro que tanto abunda en nuestra sociedad, Pepa Flores ha elegido la vida. Aprendió a quererse a sí misma como principio para entender y amar el mundo, porque como muy bien ha dicho: “Acepta la vida, pero jamás dudes de tu eficacia en ella. Aleja toda duda inútil, toda idea de imposibilidad que te hayan inculcado. Perfecciónate en aquello que puedes hacer bien y perfecciona el cachito de mundo que te toca trabajar. Vuelca todo tu amor en ese metro cuadrado que ocupa tu existencia”.
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Uno de los múltiples afiches que se realizaron para la película. Cada país en el que se estrenó el film optó por su propio diseño.
Cartel de Un rayo de luz, 1960.
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Una de las claves del éxito de Marisol fue su fotogenia y su arrebatadora sonrisa. La niña consiguió encandilar a la cámara y a los espectadores que seguirían a su ídolo hasta límites insospechados. La cantante y actriz Encarnita Polo lo recuerda así “Marisol siempre ha sido una de las artistas más completas que ha dado España. Su voz, su versatilidad interpretativa, su inocente candor… Desde muy pequeña nos cautivó a todos porque en su rostro residía la esencia de la pureza infantil unida a una gracia natural sin precedentes. A mí me parece que el fenómeno Marisol, como niña prodigio, es equiparable a personalidades de la talla de Judy Garland o Elisabeth Taylor. En definitiva, era una estrella que traspasaba fronteras con poco más de once años de edad. Mi marido Adolfo Waitzman también decía que era una genial artista”.
Con apenas 12 años de edad.
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Dos escenas de la película. Con el actor Julio Sanjuán mantuvo una química especial.
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Escena de Un rayo de luz en la que Marisol merienda con todos sus amigos que, como no podía ser de otra manera, eran muy pobres. Ella, que gozaba de una privilegiada situación, les arropa haciéndoles olvidar por unas horas las enormes carencias que tenían. Su perfil de heroína se dibujó desde el principio y la labor social tenía que estar presente de una manera o de otra aunque fuese tratada de forma lúdica. El rodaje de la película no fue tan sencillo como podría parecer ya que el carácter de Luis Lucia afloraba en cualquier circunstancia haciendo pasar momentos de tensión a la niña actriz. Sin embargo, el resultado fue muy bueno, aunque el fin nunca justifica los medios. Joaquín Solera habla de las condiciones naturales de la estrella “En aquella película, para mí la mejor de su etapa infantil, Marisol demostró sus grandes capacidades para la interpretación sin apenas tener formación artística. En un momento en el que la realidad española era bastante triste, Marisol consiguió emocionar con aquel guión hecho a su medida, pero que ella logró hacer suyo de una manera muy personal”.
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Sus cualidades como cantante quedan harto demostradas en Un rayo de luz. Algunos críticos dirían muchos años después que fue, en estos momentos, cuando su voz se hallaba en su punto álgido, ya que muy pronto cambiaría hacia una tonalidad más grave. En la escena, acompañada de sus amigas del colegio, interpreta un tema como solista. Lo que más llamaba la atención, ya por aquel entonces, es que era una artista muy completa. Ese “rayo de luz” comenzaría a hacer estragos enfervoreciendo a las masas que comprarían como posesos los singles de vinilo con la banda sonora de la película en sus distintas versiones. Canciones como “Corre, corre caballito”, “Paso firme” o “Canción del currucucú” se oirán hasta la saciedad en todos los hogares de la época. Gregorio y Alfredo García Segura compusieron una música que supo dar en la diana.
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En Francia la película obtuvo un gran éxito. El público galo se dejó seducir por aquella niña que parecía haber salido de un cuento. Desde aquellos momentos, el mercado francés estaría abierto para la estrella. Fueron numerosos los viajes que realizó a Francia para actuar en los mejores programas de televisión concediéndole siempre un trato de favor. Dos años antes, Sara Montiel con La violetera, también había conseguido seducir a los franceses. Ahora le tocaba el turno a la “pétite ànge” demostrando que con la inocencia también se podían llenar las salas de los cines. Lo importante era que el fenómeno calase en sociedades muy diferentes y que el éxito le acompañara en Francia, que siempre ha sido muy crítica con los artistas y sus trabajos, dice mucho a su favor. Éste fue uno de los afiches que se utilizaron para la promoción de la película.
Marisol en versión quijotesca para Un rayo de luz.
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Desde pequeña movió las manos como nadie.
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Dos diferentes registros en los que Marisol demuestra sus cualidades como actriz.
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Portada y páginas del álbum de cromos de Un rayo de luz. El colorido de sus páginas interiores todavía sigue llamando la atención.
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Fueron muchos los momentos musicales que se sucedieron en la película Un rayo de luz. En esta escena, Marisol todavía no ha abandonado el colegio para dirigirse a Italia en busca de su abuelo. Una de sus compañeras sería la actriz María José Goyanes que interpretaría el papel de Polola, una niña insoportable que hacía la vida imposible a la pequeña huerfanita de padre. A pesar de todas estas desgracias Marisol no perdía el humor y estaba cantando todo el día. María José Goyanes demostró, ya en estos momentos, sus grandes cualidades que posteriormente la convertirían en una de las grandes damas de la escena española. Su directo parentesco con Manuel Goyanes nos hacen plantearnos porqué no le ofrecieron un papel más largo en el film puesto que el talento le sobraba por todas partes. Como es evidente, la respuesta nunca la sabremos, pero la situación es, como poco, curiosa.
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La bellísima actriz María Mahor fue la encargada de dar vida a la sacrificada madre de Marisol; una actriz de medio pelo que no era aceptada por la aristocrática familia de su fallecido esposo y que tiene que pasar por todo tipo de calamidades para mantener el tipo y vender una imagen ficticia a su hija para que ésta no sienta el menor complejo, ya que se encontraba interna en un colegio de élite. María Mahor era casi una adolescente cuando asumió aquel nuevo reto aunque ya había protagonizado películas como Roberto el diablo de Pedro Lazaga, Camarote de lujo de Rafael Gil, El día de los enamorados de Fernando Palacios o El pequeño coronel de Antonio del Amo. En la década de los 60, inaugurada con Un rayo de luz, protagonizaría decenas de films con papeles destacados que la convertirían en una de las actrices más conocidas del momento.
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Marisol también arrasó en los países asiáticos. Ésta es una de las portadas de disco que contenían la banda sonora de la película Un rayo de luz. Es curioso que la imagen de la niña se adapte tan bien a aquellos perfiles puesto que, en principio, los gustos orientales irían por otros derroteros, pero ella podía con todo. No importaba que fuera chino, japonés, sueco o esquimal, ella triunfaba donde la pusieran y Goyanes felicísimo, por supuesto. ¿Pueden imaginarse el volumen de ventas que generaría todo esto? Si no queremos que se nos caliente demasiado la cabeza, mejor no echar cuentas, pero el dinero entraba a paladas.
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Cuatro diferentes portadas de la banda sonora de Un rayo de luz en la que llama poderosamente la atención que en una de ellas salga la fotografía de María Mahor debido, seguramente, a que la actriz interpreta una canción dedicada a su hija en dicho film. El merchandising se había disparado y había que organizar las cosas lo mejor posible para tener una importante presencia en el mayor número de países. Más que significativa es la fisionomía que adopta Marisol en una de ellas en la que podría ser, perfectamente, la hija del emperador del Japón… A lo mejor se trataba de una dieta intensiva a base de sushi y salsa de soja la que provocaba estos curiosos efectos…
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Este fotograma de Un rayo de luz nos muestra a una Marisol con un gesto que ha dado la vuelta al mundo, su peculiar forma de sugerir cualquier actuación por trivial que fuera se convertía en única e irrepetible cuando estaba tocada por su varita mágica. Era como una especie de hada madrina que convertía en alegría todo lo que tocaba. Desde luego su personalidad sobresalía al lado de cualquier niña de su edad por brillante que ésta fuera. El gracejo “andalú” daba para mucho y si ella no era consciente, todavía resulta más impactante. Suponemos que Manuel Goyanes pensaría en muchas ocasiones porqué no habría encontrado a la niña cuatro o cinco años antes.
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Julio Sanjuán se convirtió en uno de los acompañantes más carismáticos de los niños prodigio de la época. Luis Lucia lo elegiría para diferentes películas en papeles muy similares. Así lo veremos en Canción de juventud junto a Rocío Dúrcal, en el papel de estricto profesor. En Un rayo de luz también asume la personalidad de un abuelo duro y distante al que Marisol consigue meterse en el bolsillo, poco a poco, gracias a sus cariños y zalamerías. A pesar de asumir un papel de pequeño diablillo, sabía cómo ganarse el corazón de los que más quería. Julio Sanjuán se derretirá ante las tonterías de su nena.
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Con su segunda película Marisol demuestra que el éxito obtenido por la cina anterior no era casual. No en vano, muy pronto Hollywood se fijaría en ella y le ofrecería un contrato en exclusiva que nunca se firmaría puesto que Goyanes se opuso desde el primer momento. En Ha llegado un ángel Marisol estará acompañada de Isabel Garcés, que será un importante baluarte para la interpretación de la pequeña. Se había descubierto un tándem que funcionaba a la perfección. Aquello se explotaría hasta la saciedad puesto que es indudable que incluso existía cierto parecido físico entre ambas. Éste es uno de los afiches de la película en la que vemos a una Marisol con cierto porte distinguido.
Cartel de su segunda película Ha llegado un ángel, 1961.
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Isabel Garcés asumía el papel de tata en Ha llegado un ángel. Marisol la adoraba. 124
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Cesáreo Quezadas “Pulgarcito” protagonizó junto a Marisol Ha llegado un ángel. LA DESNUDEZ DEL ÁNGEL
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Alrededor de la estrella Marisol se creó todo un merchandising que iba desde una muñeca propia, pasando por libros de cuentos, banderines, cromos, cuadernos… También se hicieron recortables con la muñeca Marisol y los vestidos que lucía en sus películas. En la fotografía, los pertenecientes a Ha llegado un ángel. Las niñas de la época estaban enloquecidas con la estrella y querían imitarla a costa de lo que fuera, por esa misma razón trataban de rodearse de todo tipo de fetiches que les permitieran, por una parte, entretenerse y por otra sentirse cercanas a la estrella del celuloide. Muy pocas artistas han tenido semejante volumen de artículos relacionados con ellas mismas.
Marisol nos advierte que nos tenemos que portar bien.
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A pesar de la alegría que irradiaba, había ciertos momentos en los que Marisol transmitía un desaliento y una tristeza impropios para una niña de su edad. Aquí la vemos melancólica, con un aire triste y taciturno que nos despierta nuestros más íntimos instintos paternales. Por si fuera poco, le ponen un pañuelito en la cabeza… La cría debía de sorprenderse bastante con su imagen... Entre los estilismos y los constantes tintes, por muy de Elisabeth Arden que fueran, tenía que estar muy cansada con tanto cambio por muy acertado que estuviera a nivel de marketing. Sólo ella sabe realmente por todo lo que tuvo que pasar. Las sesiones fotográficas eran una constante en su día a día.
Sin comentarios, ha llegado un ángel.
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Los cuentos que se editaron sobre sus películas también hicieron furor. Eran una especie de “story board” que los infantes engullían como posesos. Lo cierto es que las ilustraciones coloreadas y la composición en general resultan simpáticas y representan toda una época. ¿Quién le iba a decir a Pepita Flores que un día sería la protagonista de todas estas aventuras que han hecho tan felices a tantas generaciones? Hoy en día todo este tipo de material se ha convertido en auténtico objeto de culto para los coleccionistas que llegan a pagar auténticas fortunas por algunos ejemplares dotados de características especiales. Pepa Flores ha comentado que apenas conserva este tipo de recuerdos.
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La creatividad y el buen gusto de los ilustradores quedan reflejados en la mayoría de estos trabajos que eran un escaparate para la estrella y una manera de ir consolidando su nombre en la sociedad. Lo que está claro es que fueron todo un acierto porque después de casi cincuenta años la gente que vivió aquellos momentos sigue recordando todo esto con gran cariño. No solamente Marisol, sino Joselito, Rocío Dúrcal y otros artistas, pocos, de gran repercusión también tuvieron este tipo de soporte propagandístico, aunque prácticamente ninguno de ellos fue capaz de superar el volumen de ventas que movía Marisol en los primeros años 60. Fue la época dorada de los niños prodigio.
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Las numerosas clases de baile y canto que Marisol recibía a diario hicieron que, poco a poco, su técnica se fuera depurando. Las aptitudes eran óptimas, pero había que pulirlas hasta la saciedad. El diamante necesitaba ser pulido según fueran los requerimientos del cliente. Marisol demostraba todo su interés y desde niña se convirtió en una gran profesional que conocía a la perfección la técnica cinematográfica y cuya responsabilidad sorprendía incluso a los más veteranos. La mayoría de los actores que compartieron reparto en esas primeras producciones insisten en la gran capacidad de concentración que tenía Marisol para aprenderse los textos y asimilar el papel. La niña era consciente de que aquello era su trabajo y que con su esfuerzo podía sacar adelante a toda su familia.
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Marisol se convirtió en una estrella en muy poco tiempo a costa de perder muchos ratos de juego propios de los niños de su edad. La luz que irradiaba era increíble. Seguramente ni ella misma era consciente de su verdadera realidad. Sin embargo todo esto le pasaría factura mucho más tarde. En la fotografía, su expresividad manifiesta una gran satisfacción por el momento vivido, pero dadas sus grandes dotes como actriz infantil, no sabemos si ésta, solamente era una pose de trabajo fruto de un cuidado estudio o no. En todos estos años, la madre de Marisol la acompañó en su sorprendente periplo por el mundo; había que acompañar a la niña de la manera que fuera, sobre todo para que no sintiera tanta soledad.
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La música y las canciones de Ha llegado un ángel se le encargaron a uno de los compositores más famosos de la época, Augusto Algeró, que en aquellos momentos estaba casado con Carmen Sevilla, quien manifestaba hace poco tiempo, en un homenaje realizado en el Ateneo de Madrid a los niños prodigio del cine español, que los sentimientos que le provocaba Marisol eran muy tiernos y que formaban parte de su historia personal “Yo la conocí desde que era muy pequeña. La trajeron a mi casa desde el principio y mi marido compuso las canciones de, prácticamente, todas sus películas. Siempre permanecerá en mi recuerdo”. Como ya era habitual los éxitos de venta continuaban siendo una norma en su recién estrenada carrera.
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Esta portada en la que Marisol podría ser perfectamente una niña sueca o inglesa fue una de las más utilizadas para vender el disco. La banda sonora de Ha llegado un ángel la integraban canciones como “Andalucía”, “La canción de Marisol”, “En el tren”, “Estando contigo”, “Mare Nostrum” o “Que me perdone Dios”. “Estando contigo” fue uno de los temas más conocidos que también interpretó Conchita Bautista en el archiconocido Festival de Eurovisión, aunque lo cierto es que no nos dejó en un buen lugar. Sería porque Marisol le daba un swing diferente. Marisol comienza a interpretar temas pop que la van apartando de sus originales raíces flamencas. Todavía hoy se siguen versionando hasta la saciedad todas esas canciones.
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Carlos Larrañaga interpretó al primo mayor de Marisol al que ésta tiene que reformar. Es decir, era un señorito calavera que no trabajaba jamás, vivía del cuento y conquistaba a diestro y siniestro mujercitas despistadas que caían rendidas ante sus encantos. El actor siempre ha aludido a la gran categoría personal y profesional de la actriz, con la que tuvo la oportunidad de trabajar en diferentes ocasiones de su carrera. Las trayectorias de ambos han sido absolutamente opuestas ya que Carlos continúa estando en el ojo del huracán a nivel profesional y personal y Marisol permanece alejada del “mare magnum” de la fama por voluntad propia.
El inigualable Pulgarcito haciendo una de las suyas ante la mirada atónita de Marisol y compañía.
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Como le cantan en la película “Tiene los ojos azules de tanto mirar al mar, pero el barquito que espera ya nunca más volverá…” sus amigos estudiantes, la eligen como madrina y la convierten en una especie de talismán del grupo. Sobre todo por su capacidad para resolver entuertos. Lo que comenzó siendo un encuentro fortuito de la protagonista con los estudiantes en el tren que le conducía a su nueva vida, acabó por convertirse en una amistosa relación que apoyará la existencia de la incomprendida huerfanita. El genial José María Tasso y Jaime Blanch serán algunos de los más recordados. En la fotografía observando al empollón del grupo.
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Si era necesario emitir cualquier tipo de alaridos para solucionar la desarreglada vida de aquella casa en la que había aparecido de repente, no importaba, el caso era poner orden a aquella aberrante situación, Marisol nuevo paladín de las causas justas, arremete contra toda situación caótica que pueda ser objeto de un nefasto ejemplo para la sociedad trabajadora y ordenada de la época. Hay que levantarse, son las seis y media de la mañana. Todo el mundo debe estar en sus tareas cotidianas y produciendo, que se decía entonces. Ya saben ustedes, a Dios rogando y con el mazo dando.
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Seguro que alguna gente opinaba que Marisol estaba ya en 1961, de vuelta de demasiadas cosas. Su desparpajo podía resultar, en cierta medida, poco natural, pero a la gran mayoría le fascinaba. Es cierto que en algunos momentos de sus actuaciones le imponían manifestarse de una manera casi empalagosa. Si hubiera sido otra la que hubiese tenido que asumir ese papel, sería francamente, insoportable, pero su talento estaba a prueba de bomba. Nuestra opinión es que demasiado bien lo hizo la criatura dadas las circunstancias…
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En Ha llegado un ángel, Marisol asiste a un concurso televisivo para obtener un premio muy bien remunerado. La actuación resulta todo un éxito. La niña interpreta “Estando contigo” con su peculiar personalidad, lo que despierta la envidia de su malévola prima que la contempla en la pantalla del televisor de su casa. En la fotografía, Marisol durante su actuación. En estos años la asistencia de los niños con aptitudes artísticas a los programas de radio y televisión eran muy frecuente. Muchos de ellos sirvieron de plataforma para catapultar a grandes estrellas que posteriormente se consolidarían en el mundo del espectáculo. Rocío Dúrcal fue descubierta por Luis Sanz en el programa “Primer aplauso” de José Luis Uribarri.
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Tómbola fue su tercera película y constituyó el cierre de su etapa infantil. La mayoría de los críticos afirmaron que ésta era, sin ninguna duda, la mejor película de Marisol. De una producción en la que se había sabido aprovechar las cualidades de la niña al cien por cien. No en vano estábamos ante la tercera película que Luis Lucia dirigía para Marisol, así que sabía cómo sacarle el mejor partido. Marisol, por aquellas fechas, ya estaba más que acostumbrada a su carácter. Había aprendido a trabajar sin rechistar. Eso era lo más importante para ser una niña buena como mandaban los cánones.
Portada del pressbook de Tómbola, 1962.
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En esta divertida aventura que Marisol protagoniza en 1962, la niña se ve metida en unas situaciones cómicas de las que sale victoriosa. Tenía que hacer absolutamente de todo, desde conducir un camión hasta convertirse en una improvisada enfermera que consigue, pese a su falta de experiencia, realizar incluso una operación. Total, que valía para un roto y un descosido. Aquí la vemos con pañuelito a la cabeza conduciendo ensimismada y también con un revolver para añadir un poco de tensión…. Menos mal que sus seguidores no se pusieron a conducir y a disparar con doce años porque el caos hubiera sido total.
Afiche de Tómbola, 1962.
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Un gesto más que típico de Marisol del que se ha abusado demasiado.
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Los últimos coletazos de su infancia. En 1962, despediremos a la niña para siempre.
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Hay que reconocer que Marisol estaba muy simpática vestida de enfermera con la sierra en la mano en la película Tómbola de 1963. Esta imagen vodevilesca de marcado carácter histriónico, le iba a la estrellita como anillo al dedo. En la época ella afirmó que se lo pasó muy bien rodando aquellas secuencias. Era como transportar sus juegos infantiles aun set de rodaje. Sálvese el que pueda, ahora Marisol es enfermera. A nadie nos gustaría vernos en la piel de ese delincuente al que Marisol debe asistir. La conjunción de todos estos factores hicieron que el estreno de la película el 2 de julio de 1962, en el Palacio de la Música de Madrid, fuera un éxito rotundo superando, incluso, a los estrenos anteriores.
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La niña prodigio está a punto de convertirse en una mujercita. El cambio se realiza, aparentemente, de una manera natural y sin grandes traumas. Lo mejor de todo es que nunca pierde ese candor infantil que había entusiasmado al público. Al contrario que otros niños prodigio que cuando comienzan a crecer pierden todo interés, Marisol es adoptada por la sociedad en general que asume su adolescencia como un paso lógico en el desarrollo vital. La pequeña actriz había conseguido ser casi un miembro más de las familias de la época sin habérselo propuesto. ¿A quién no le hubiera gustado tener una hija tan encantadora como nuestra protagonista?
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En la banda sonora de la película interpreta canciones de Augusto Algueró como “Chiquitina”, “Con los ojos abiertos”, “Una nueva melodía” o la propia “Tómbola” que se convertiría en una de las canciones más conocidas del repertorio de la artista y que, posteriormente, versionarían otros cantantes. Hasta se la hemos oído a María Giménez en un disco homenaje al genial compositor que representa a la perfección toda una época. En la fotografía aparece una de las portadas más utilizadas para el single, en la que se percibe un intento de retener la niñez de Marisol.
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En la portada de este single aparece la imagen de Marisol tocando la batería y cantando la archiconocida “Tómbola” a la que antes hacíamos mención. La vida es una tómbola / Tom, tom, tómbola / La vida es una tómbola / Tom, tom, tómbola / De luz y de color / De luz y de color
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En Tómbola Marisol estuvo acompañada de la niña-actriz Joelle Rivero que comenzaría en esta película una serie de colaboraciones en las producciones de Marisol. Parece que en la vida real también tuvieron esa química que transmitían a través de la pantalla. Muy pronto se convirtieron en amigas y compañeras. Marisol afirmaría que era una suerte tener a su lado a una niña tan dulce y encantadora como Joelle porque las horas de rodaje se le hacían muchísimo más cortas y llevaderas. En la cinta la pequeña Joelle interpreta a la hija de un embajador. Posteriormente la veremos en otros papeles menos relumbrones.
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Marisol consigue demostrarnos que maneja todos los registros dramáticos. En Tómbola queda de manifiesto, una vez más, sus grandes posibilidades como actriz para la comedia, género que no abordaría de la manera adecuada en posteriores producciones, no por su manera de actuar, sino por los proyectos en sí mismos. En 1963, continúa realizando numerosos viajes para promocionar su última película. Los aeropuertos se habían convertido en su segunda casa. No nos extraña que en la actualidad no le interese viajar en absoluto. Como dice ella “Di más vueltas que una noria”.
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En 1962 continuaron imprimiéndose numerosas postales para la promoción de la película Tómbola. Algunas de ellas correspondían a sesiones fotográficas específicas para la ocasión. Marisol era una de las actrices más fotografiadas. Sin embargo, en aquella época, todavía no había conocido a uno de los fotógrafos que mejor la ha sabido retratar, César Lucas. Él supo entender como nadie la psicología y fotogenia de la estrella. Si hubiera cogido a Marisol en esta época, seguro que también nos habría dejado unos trabajos extraordinarios. Siempre existirá una gran diferencia entre las fotos artísticas y promocionales por lo que Marisol todavía tendrá que esperar algunos años para ser fotografiada con mayúsculas.
Pressbook de Tómbola.
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Marisol en su guerra particular, 1962.
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Rocío Dúrcal visitó el plató de Tómbola. En aquellos momentos ya se había convertido también en un ídolo juvenil. En la fotografía se hace muy evidente la diferencia de edad entre ambas, Marisol tenía catorce años y Rocío ya había cumplido dieciséis, es decir, ya era una jovencita en edad de merecer. Lo cierto es que su descubridor Luis Sanz, llevó su carrera de una manera muy diferente. De hecho, Rocío Dúrcal, siempre mantuvo hasta el final de sus días una gran relación con su particular Pigmalión al que consideraba como un segundo padre. En aquellos momentos Rocío Dúrcal estaba rodando su segunda película Rocío de La Mancha, dirigida también como, Tómbola, por Luis Lucia.
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Hay que reconocer que Manuel Goyanes consiguió crear una estrella bajo los parámetros americanos. Realmente tenía muy claro cómo debían de realizarse los pasos para alcanzar la meta que él buscaba con tanto anhelo. Una vez más, en estas fotografías, se pone de manifiesto la gran fotogenia de Marisol que dominaba a la perfección la técnica del posado. Por el número de reportajes realizados, Marisol debía desayunar, almorzar y cenar con un fotógrafo encadenado a su mano.
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De toda esta época existen más de ciento cincuenta tipos de postales que los niños coleccionaban como si se tratase de reliquias. Algunas hoy en día son casi imposibles de conseguir aunque coleccionistas, como Joaquín Solera, las tienen absolutamente todas. Lo suyo sí que es pasión. Nos consta que Pepa Flores conoce a varios de estos coleccionistas e incluso les ha regalado fotografías y vestidos de las películas para que completaran sus colecciones.
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Cartel de Marisol rumbo a Río, 1963.
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“Cantando Bossa Nova junto a ti”, 1963.
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Durante los primeros años de la década de los 60, Marisol mantenía regularmente encuentros con su club de fans, a los que llamaban “Grupos de Amigos de Marisol” y con los que estaba establecido un calendario perfectamente organizado en el que, por supuesto, no podía faltar la presencia de numerosos fotógrafos. Marisol, en todas sus etapas ha comentado que le tiene mucho que agradecer a sus seguidores, ya que gracias a ellos ha podido continuar realizando su carrera profesional y hoy en día son los que contribuyen a que su recuerdo todavía permanezca vigente. En todos estos “besamanos con autógrafo”, Marisol se manifestaba espontánea, cercana y cariñosa sin ofrecer ninguna actitud de diva.
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LP de Marisol rumbo a Río. En la fotografía cantando la canción "Pide", de Augusto Algueró. Marisol estrena su adolecencia con unas canciones adaptadas a su nuevo regisro de voz y al momento musical que se vivía en España a principios de los 60.
En 1963, de cuando está fechada esta fotografía, Marisol tuvo que luchar con el gran éxito que Rocío Dúrcal tuvo con "La chica del trébol", dirigida por Sergio Grieco, en la que cantaba canciones que se hicieron tan populares como "El trébole", "Camino de la felicidad" o "Los piropos de mi barrio".
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Las canciones que componían la banda sonora de la película también fueron encargadas a Augusto Algueró. Temas como “Bossa Nova”, “Junto a ti”, “Chiquitina”, “Guajiras”, “Himno de juventud”, “Muchachita”, “Pide”, “Sueño de Marisol”, “Todo” o “toni” demostraban una marcada intención de conducir la carrera musical de la ya internacional adolescente hacia el pop. Marisol comenta que uno de los números que más le divirtió grabar fue el de “Toni” por el número de veces que tiró a José Thelman a la piscina. Posteriormente él afirmaría que, a pesar de los chapuzones, siempre volvería a rodar una película con Marisol.
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La canción “Bossa Nova junto a ti” es interpretada por Marisol y Mari Luz, es decir, que el doblete realizado por la protagonista a nivel interpretativo también es llevado al terreno musical. Así las teníamos a las dos juntas, a Marisol vestida de rojo, más natural y cercana y a una Mari Luz sofisticada con vestido azul plata y moño incluido que aparentaba incluso más años que los quince que tenía en realidad. Bossa Nova en tu mirada / Bossa Nova en tus palabras / Bossa Nova junto a ti Fue con esta Bossa Nova / Fue bailando Bossa Nova / Como yo te conocí…
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El doble papel de Marisol dio mucho juego para la impresión de una serie de postales en las que, a falta de una taza, teníamos dos. Son bastante curiosas y muy buscadas. Ésta es una de ellas en la que ambas muestran el diseño de un vestido. Como la película estaba rodada, aparte de en España, en Río de Janeiro, en Brasil se intensificó la promoción del filme por lo que son numerosos los reportajes que aparecen en 1963, en las revistas de ese país, que si ya se había rendido a Marisol en sus películas anteriores, ahora, desde que la muchachita paseaba por la playa de Copacabana le rendía todavía mayor pleitesía.
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Con quince años Marisol se había convertido en la novia de España. Habíamos pasado de la niña graciosa a la adolescente encantadora que cualquier madre querría para su hijo como novia. Así que fueron muchos los romances infundados que a partir de aquí se le empezarán a adjudicar, unos con fines publicitarios y otros porque al de turno de daba la gana, o le divertía, que nunca se sabe. Y cómo no iban a quererla si sabía hablar hasta francés, lo que queda demostrado en una secuencia en la que Mari Luz le pasa por la cara a su hermana pobre y a su madre sus conocimientos de la lengua gala diciéndole “le couteaux pour le poisson…”. No vamos a comentar nada más. Así que como decía el “Dúo Dinámico”: Quince, quince, / años, años, / tiene mi amor…
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Dada la creciente curiosidad de sus seguidores que querían saber más y más cada día, deciden que Marisol cuente su vida por ella misma en veinticinco capítulos. ¿Quién mejor que ella para ilustrar con palabras aquellos días convencionales y grises convertidos en vino y rosas con mucho metraje de película por medio? En las narraciones quedaba plasmada la espontaneidad de la niña aunque, seguramente, no tuviera mucho que ver con todo aquello. Algunas de las portadas rozan lo “kitch”, pero también nos gustan.
A Marisol no le podía faltar su muñeca.
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En 1964, Marisol protagoniza su quinta película dirigida, en este caso, por George Sherman. Se barajaron varios títulos antes de la elección del definitivo La nueva Cenicienta, entre ellos Pensión Madrid, El amor viene volando o La Cenicienta del barrio. Menos mal que no eligieron ninguno de ellos… En los numerosos reportajes previos a la película se presentaba el proyecto como un gran musical con muchísimos medios y todas las pretensiones habidas y por haber. Lo cierto es que el presupuesto fue impresionante aunque el resultado podía haber sido bastante mejor y no estamos hablando, en ningún momento del trabajo de Marisol que además hizo muy buenas migas con el director.
Esta fotografía de Antonio y Marisol sería utilizado como cartel de La nueva Cenicienta, 1964.
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Este libro pertenece a una colección integrada por veinte números que se publicaron basándose en los guiones, no sólo de sus películas, sino de otras aventuras ficticias que, supuestamente, debían entretener a su público. En La nueva Cenicienta Marisol también pierde su zapato como en el cuento original aunque las circunstancias sean totalmente diferentes e incluso surrealistas. Entre los títulos que se sacaron en esta colección destacamos “la patrulla de Marisol”, “Las Navidades de Marisol”, “Marisol en la televisión”, “Marisol aprende ballet”, “El verano de Marisol”, “Marisol detective”, “Marisol hace deporte”, “Marisol en el colegio”, “Un viaje de Marisol”… y fíjense que les garantizamos que no hemos perdido la respiración.
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Durante su etapa cinematográfica Marisol conoció a grandes estrellas del mundo del celuloide. En esta ocasión la vemos acompañada de John Wayne y el director de La nueva Cenicienta, Jorge Sherman. “El hombre tranquilo” visitó el set de rodaje y manifestó su satisfacción de conocer a la joven estrella aunque comentaba que ya había visto alguno de sus trabajos. ¿Se imaginan ustedes lo que hubiese sido si John Wayne y Marisol hubiesen rodado una película de aquellas a las que tanto había aludido ésta en su etapa infantil?
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La nueva Cenicienta hizo furor en el Imperio del Sol Naciente, aunque es significativo que se promocionara dos años después de su estreno. Así, en 1966, medio Extremo Oriente estaba inundado con fotografías y anuncios de la película. Marisol pasó más de dos meses de gira y tuvo la oportunidad de actuar en numerosos programas para las distintas televisiones nacionales, grabar anuncios y discos, o realizar pases de modelos… Los asiáticos entraron al trapo de lo lindo… Aparte de las cualidades archi-comentadas de la estrella, todos sabemos lo afrodisíaco que resulta para ellos el folclore, el volante, la castañuela, la pandereta, la peineta, el toro, los cuernos… no debemos seguir ¿verdad?
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En aquel viaje Marisol disfruto mucho a pesar de que le quedaban muy pocos momentos para el ocio y para realizar todas esas compras que tanto le gustaban. De hecho, regreso a España con todo un contaíner repleto de todo tipo de souvenirs que hicieron las delicias de sus amigos y familiares. Hay que tener en cuenta que nadie podía imaginar que una legión de chinos y japoneses inundaría las calles de nuestras ciudades cuarenta años después ofreciendo el mismo tipo de objetos a precio de ganga. Por cierto, resulta sorprendente escuchar a Marisol en japonés, pero debemos reconocer que no está nada mal.
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Bob Conrad fue el cantante galán que importaron de América para La nueva Cenicienta. Aunque era bastante mayor que Marisol hacía buena pareja a nivel visual y demostró mantener cierta química con la joven actriz. Conrad gozaba, por aquel entonces, de una enorme popularidad, sobre todo, entre el público femenino y no por sus cualidades vocales precisamente. No sabemos cómo les sentaría a los españolitos de la época que un yanqui viniera a llevarse a la “Novia de España”. Menos mal que sólo era en la pantalla donde a
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Antonio el bailarín se le escapaba de las manos a pesar de su genialidad como artista. Después dicen que la diferencia de edad no es una barrera. Marisol pasea su adolescencia tintada de fantasía por el tortuoso camino de la fama y el éxito deteniéndose a contemplar lo cotidiano con una actitud inesperada puesto que su capacidad de sorpresa todavía se escribía con mayúsculas. Algunos años después Bob Conrad comentaría en la revista “Life” lo bien que se lo pasó en el rodaje de aquella película y lo especial que era Marisol.
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Con su presencia en este película de 63 minutos, Marisol apoyó la producción de Manuel Goyanes interpretada por Manuel Bermúdez Boliche, Jesús Guzmán, Valentín Tornos, Miguel Armario a Anabel M Pintado. La dirección estuvo a cabo de Augusto Fenollá y su estreno tuvo lugar el 16 de junio de 1964. La aparición de la joven artista será breve y sin grandes pretensiones a nivel interpretativo. La cinta no dejó indiferente a la crítica que la trató bastante mal, como es lógico, dada su calidad.
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Marisol con su Bienvenido “particular”.
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Cartel de Búsqueme a esa chica, 1964. Marisol interpreta junto al “Dúo Dinámico”, que ya llevaba, por aquel entonces casi diez años de éxitos, una de sus películas más ye-yé. El rodaje se desarrlolló en Palma de Mallorca y Madrid. Su estreno se celebró en 12 de febrero de 1965 en el Kursaal de Barcelona. En el último año Marisol había intervenido en tres películas porque la noria debía girar más y más.
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Marisol parece en este fotograma de Búsqueme a esa chica una perfecta norteamericana. La fotografía se utilizará en algunos países como portada de discos reproduciéndose también en postales y desplegables. Fue una lástima que Goyanes no permitiera el contrato con la Columbia. De haber sido así, a lo mejor, habría asistido a los Oscar donde en 1964, concedían un premio a Sidney Poitiers y Fellini alcanzaba por tercera vez el Oscar a la mejor película extrajera.
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Marisol con “El Dúo Dinámico” en Búsqueme a esa chica. Manuel de la Calva y Ramón Arcusa no restaron ni un ápice de protagonismo a la estrella. La escritora Tonia Vázquez reflexiona sobre la película “Marisol, dieciséis años. Menuda, graciosa, torrente de voz a veces incontenida, estilosa en el baile, gesto picaresco, tipycal spanish a la moderna. Marisol revela una adolescencia llena de encanto con su grácil movimiento de cadera. Es el puente que tiende un nexo de unión entre una niñez prodigiosa y una juventud prometedora. Las canciones “Tengo miedo torero”, “La luna se está peinando” o “Los campanilleros” nos rebelan una voz que salta a la modernidad con sello propio. Marisol es transformadora en lo que dice y en cómo lo dice. Un cuerpo espontáneo y sugerente hace todo lo demás. En esta película encarnará a una adolescente incomprendida que juega con el tópico de sentirse atraída por un galán maduro que pone de manifiesto su carácter inconformista, rebelde y romántico. Las colaboraciones de José Bódalo, impresionante como padre e Isabel Garcés, peculiar y despistada como siempre, acompañan a Marisol en este viaje.
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“El Dúo Dinámico” permanece a su lado en este paseo musical de una manera discreta sin robarle nunca su protagonismo. Al final el amor de Ramón Arcusa por Marisol centra a ésta en sus verdaderos sentimientos y convierte a Búsqueme a esa chica en una agradable historia con final feliz. En la fotografía superior Marisol, “El Dúo Dinámico e Isabel Garcés durante los ensayos.
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Dos diferentes portadas de la revista de “El Dúo Dinámico” con Marisol. Manuel de la Calva y Ramón Arcusa continuaron siendo durante toda la década de los 60, unos auténticos ídolos musicales para la juventud. Sus canciones marcaron poderosamente las generaciones de esos años moviendo masas como podrían hacerlo Johny Holliday o Silvie Vartan. Aquella unión de ídolos juveniles resultó muy beneficiosa para todos. Mientras estos jovencitos continuaban bailando twist, Paco Rabal y Saura se iban a Berlín para presentar “Llanto por un bandido”.
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En estas dos fotografías de Marisol la vemos por primera vez un poco insinuante y pícara. Se podría cantar aquello de “Soy la joven ingenua con picardía…” La joven apunta la rotunda sensualidad y erotismo que en algunos años iba a alcanzar cuando tengamos a Marisol versus Pepa, un emblema del erotismo para los españolitos que sudarán la gota gorda cuando la niña prodigio crezca para siempre. De momento aquí, tenemos que conformarnos con verla con una especie de pijama a rayas que solamente permite a nuestra imaginación poder adivinar el Edén que vive bajo esas telas.
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Fotograma de Búsqueme a esa chica en el que vemos a una Marisol nostálgica contemplando una fotografía de su padre bajo la atenta mirada de Robert Hutton, el amor imposible de Marisol en la película. Lo cierto es que el actor tenía una carrera muy consolidada por aquel entonces. Su debut en la pantalla había sido con la cinta “Destino Tokio”. A partir de aquel trabajo, protagonizará más de cuarenta películas contratado en exclusiva durante ocho años por la Warner Bros.
Una pose muy natural…
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También fueron Augusto Algeró y Antonio Guijarro los compositores de las canciones que integran la banda sonora de Búsqueme a esa chica. En el film podemos disfrutar con temas como “A vivir”, “Amor misterioso”, “Corrida de toros”, “En Palma de Mallorca”, “Hoy te quiero más que ayer”, “La Luna y el toro”, “Mi pequeña estrella”, “Sólo a ti”, “Tengo miedo torero”, “Typical spanish” o “Yo busco a una chica como tú!. En la fotografía, uno de los EPs que contenían algunos de esos éxitos con una Marisol vestida de amarillo ajena a cualquier tipo de supersticiones.
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Portada del pressbook de Búsqueme a esa chica. Este tipo de material es un auténtico lujo. Hay que destacar que Manuel Goyanes sí que se preocupaba de estas cosas e invertía muchísimo dinero para obtener una alta calidad en lo que se suponía debía ser una importante carta de presentación. En el interior, numerosas fotografías, la trayectoria de los intérpretes, argumento, fichas técnicas y artísticas, frases publicitarias utilizadas para la promoción… Generalmente existían dos tipos, uno de súper lujo, con pastas duras, para los súper vips y otro más sencillo para los profesionales de a pie.
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Así de embobados tenía Marisol al “Dúo Dinámico” y a España entera. Suponemos que ella también lo estaría con los Beattles que, a partir de 1964, consolidarían su proyección a nivel internacional. Paul, Ringo, George y John constituían para la música un aire nuevo e innovador. En Inglaterra su primer éxito fue “Twist and shout”. De la noche a la mañana se habían convertido en millonarios gracias a sus discos. Su gran éxito traspasó todas las fronteras y América los acogió como profetas. Incluso dicen que la Reina Madre de Inglaterra cantaba sus canciones por los pasillos de Buckhingham… En España también enloquecíamos, pero menos porque Ferroliño tenía prohibidas las aglomeraciones.
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Seguro que en algún momento y dados los continuos viajes que realizaba, Marisol pensó que si hubiera sido azafata todo hubiese sido más sencillo. Al final tuvo que conformarse con vivir una aventura de cuento en uno de sus libritos. En otra dimensión absolutamente antagónica encontrábamos a Orson Welles que también subía constantemente a los aviones para promocionar una de sus grandes películas “Campanadas a medianoche”. En España teníamos que despedir en esas fechas con un triste adiós al inventor del cine con niños, Ladislao Wajda, director de “Marcelino, pan y vino” protagonizada por Pablito Calvo.
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Afiche de Cabriola dirigida por Mel Ferrer. En la cinta aparecen junto a Marisol, Ángel Peralta, Rafael de Córdoba, José Marco Davo, Pedro Mari Sánchez, Juan Ramón Torremocha, José Sepúlveda, Jesús Guzmán, Francisco Camoiras, Luis Barbero, Antonio Canal, Joaquín Burgos, Antonio Martínez, Valentín Tornos, Rafael Alcántara o Rafael Cortés. Ésta fue una película insólita centrada en el mundo del toro y del rejoneo que, supuestamente, se iba a exportar fácilmente, primero por la presencia de Marisol y de una estrella como Mel Ferrer en calidad de director y también porque el folclore hispánico solía gustar allende los mares. Las cosas no funcionaron todo lo bien que se esperaba. A lo mejor porque intentaron recuperar a la Marisol niña que ya era un imposible debido a su inminente naturaleza.
Cartel de Cabriola, 1965.
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En 1965, Marisol termina el final de una etapa.
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Marisol durante su visita al Festival de Venecia en julio de 1965.
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La canción de Augusto Algueró que dio título a la película constituyó uno de los mayores éxitos musicales de la trayectoria de Marisol. Además de este tema las también interpreta las canciones “Ya no me importas”, “Claro de Luna” o “Sevillanas del Guadalquivir” de M. Pareja Obregón y Ángel Peralta. Como acompañamiento a la guitarra estará Alberto Vélez. En este disco también se incluye “El cochecito”, que dio la vuelta a medio mundo. España continuaba con sus rodajes, entre los que destacaban “Como el viento Solano” interpretada por una extraordinaria María José Alfonso, descubierta para el cine por Fernando Palacios en “Vuelve San Valentín”, junto al que sería el segundo marido de Marisol, Antonio Gades, que por aquellas fechas no soñaba, ni por asomo, casarse con la estrella.
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Los discos que se editaron de la banda sonora en numerosos países tuvieron incluso más éxito que la película. A pesar de que el Director General de Cinematografía, García Escudero realizaba unas declaraciones en las que afirmaba “1965, ha sido el año en que, sobre los planos trazados el año anterior, se han empezado a colocar las piedras de un cine español económicamente sólido, artísticamente ambicioso, cronológicamente renovado y capacitado para conquistar los mercados del mundo y especialmente, los de Hispanoamérica donde, por ejemplo, Marisol es toda una institución”.
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Seis fotografías instantáneas en las que queda patente la espontaneidad de Marisol. La bis cómica de la actriz nunca llegó a aprovecharse en toda su dimensión. Fueron muchos los registros que poseía que los directores no pulieron dejando que se perdieran unas aptitudes realmente excepcionales. Ése ha sido el destino del talento de muchas estrellas a las que nunca les permitieron brillar en todo su esplendor. En general, estar cerca de lo mediocre difumina parte del talento.
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Para rodar Cabriola, Marisol tuvo que cortarse el pelo dejando paso a una imagen más actual, pero también más aniñada. Fue Audrey Hepburn la que le recomendó que se pusiera en manos del estilista Aleixandre, lo que ocasionó algunas protestas por parte de los peluqueros españoles. Marisol siempre marcó pauta en cuanto a estilismo se refiere. La imagen que tenía en aquella época resulta todavía actual debido a un look vanguardista que iba muy por delante de los patrones convencionales del momento. En ese mismo año llegaba a España para rodar una película una actriz a la que muchos jóvenes también seguían, Julie Christie, que guardaba cierto parecido con Marisol. Julie se incorporaba al rodaje de “Doctor Zhivago”, junto con Omar Shariff, Geraldine Chaplin y Tom Courtenay.
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Cuando cumplió dieciocho años Manuel Goyanes le regaló un Simca a pesar de que todavía no tenía carné de conducir, como lo había hecho con sus hijas. Marisol se había convertido en toda una señorita que se había puesto de largo en la Casa Pilatos, en Sevilla, con toda la alta sociedad a su alrededor. Los delfines de la aristocracia se la rifaban, pero a ella parecía que ese mundo no le interesaba ni siquiera un poco. La hipocresía de la vida social, definitivamente no iba con ella. Suponemos cuantas veces tuvo que morderse la lengua para no ocasionar un cataclismo.
Una imagen de Marisol “Lolita”.
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Su imagen vestida de japonesa hizo furor en muchos países. Cuando el actor japonés Shintado Eatsu la conoció en persona dijo que nunca había visto a una actriz más atractiva, que su belleza no era de este mundo. Caray con los japoneses, para que luego digan que los orientales son seres introvertidos que no se expresan a nivel emocional. Mientras, otros internacionales de la “Nouvelle Vague”, como Godard, conseguían el Oso de Oro de Berlín con “Alphaville” y presentaban en Venecia “Pierrot le Fou”. El adorado Claude Chabrol estaba en Barcelona para rodar “El tigre se perfuma con dinamita” y Louis Male se marchaba a México con Brigitte Bardot y Jeanne Moreu para rodar “¡Viva María!”.
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La Marisol más flamenca todavía seguía entusiasmando a mediados de los 60. No fue fácil para la artista deshacerse del rótulo folclórico que tanto gustaba en el exterior. Evidentemente sus raíces andaluzas asomaban a la menor oportunidad. Lástima que, en general, lo que montaban en relación con este tipo de actuaciones fuera bastante descafeinado. Insistimos en que muchos de los coreógrafos y asesores no estuvieron a la altura de la actriz cantante. Es curioso que en numerosas declaraciones en distintas épocas, Marisol haya afirmado que su verdadera vocación era la de bailarina, no la de actriz o cantante.
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En 1967, Marisol estrena su novena película Las cuatro bodas de Marisol, dirigida por Luis Lucia con el que no había vuelto a trabajar desde 1962. El guión de la cinta estuvo a cargo de Fernando García de la Vega, Manuel Castillo, Alfonso Paso y el propio Lucia. Acompañan a Marisol en el reparto Jean Claude Pascal, Isabel Garcés, Daniel Martín, Emilio Gutiérrez Caba, Francisco Camoiras, Ángel Álvarez, María Fernanda D´Ocon, Pedro Porcel o Eric Chapman. La ruptura con el roll anterior de adolescente era necesaria, así que su productor decidió casarla en pantalla con cuatro galanes que se disputaban su amor en una trama llena de despropósitos con tintes surrealistas que rozan lo snob.
Marisol con Emilio Gutiérrez Caba en Las cuatro bodas de Marisol.
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El trío calavera. Que conste que lo denominamos así por el sentido del humor que siempre han tenido las tres. A la izquierda María Fernanda D´Ocon, que pronto se convertiría en una de las grandes damas del teatro español, pero que por aquel entonces rodaba películas acompañando a estrellas juveniles como Rocío Dúrcal en “Canción de juventud”. Marisol e Isabel Garcés formaban ya un tándem indisoluble hasta que Jaime de Armiñán se opuso a que en Carola de día, Carola de noche trabajase. Con diecinueve años recién cumplidos Marisol se encuentra en la plenitud de su belleza mostrando, además, que poseía todo lo necesario para triunfar plenamente.
Sandra Le Brocq dirige la coreografía de uno de los números musicales.
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Una postal perteneciente al año 66, en el que tiene lugar su compromiso con Carlos Goyanes. Por otra parte, su hermana se casa con Félix Gancedo y ella actúa de madrina. La prensa se plantea en este momento si después de la boda Marisol seguirá trabajando, ella afirma “no sé si seguiré trabajando después de la boda porque pienso que la responsabilidad económica del hogar debe caer sobre el hombre. Si Carlos me manda que deje el cine, estoy dispuesta a hacerlo, aunque preferiría seguir mi carrera”. Sorprendentes declaraciones, pero muy en la línea de la época y, sobre todo, de su productor M. Goyanes.
Marisol viajar a París para elegir el vestuario de su próxima película. 218
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El público no respondió como lo había hecho en otras ocasiones ya que el producto dejaba mucho que desear, sobre todo en referencia al guión. La música estuvo a cargo de Adolfo Waitzman y Fernando Arbex con la colaboración de Peret y Alfonso Saínz. El tema que lleva por título “La boda” es uno de los más recordados aunque Marisol también canta temas como “Tiene la tarara” o “Jhonnye”. La fotografía corresponde a una foto fija de la película en la que apreciamos la perfección de la fotogenia de Marisol que ya comienza a pedir a la gente que trabaja con ella que le llamen Pepa.
En un descanso del rodaje de Las cuatro bodas de Marisol… 1967.
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Con Palomo Linares en Solos los dos, 1968.
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Marisol y Palomo en la jaula del éxito…
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En 1968, vuelve a rodar con Luis Lucia Solos los dos,. Junto a ella, Sebastián Palomo Linares, Isabel Garcés, Conchita Montes, José Orjas y José Sazatornil Saza bajo un guión de Jaime de Armiñán y Francisco Hueva Lastras. En el panorama cinematográfico español las Placas San Juan Bosco de ese año las ganaban los actores Antonio Iranzo por su papel en “La piel quemada”, José María Prada por su trabajo en televisión y un actor japonés, Toshiro Mifune por Barbaroja y el imperio del odio. Mientras, Jorge Grau rodaba el despropósito Tuset street con Sara Montiel aunque, en esos momentos, se decía que se trataba de una película muy importante sobre la realidad barcelonesa.
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La música de Solos los dos, estaba firmada por Juan y Junior. Éste último había bebido los vientos por Marisol, pero estaba a punto de decantarse por Rocío Dúrcal, con la que contraería matrimonio en San Lorenzo de El Escorial en 1970. Canciones como “La nieve”, “Mi carretera” o “Dos unidos” fueron algunos de los temas más escuchados del año, sin embargo, el “La, la, la” del “Dúo Dinámico” con el que Massiel había ganado Eurovisión en el año 68, eclipsó a la casi totalidad de los temas. Serrat, que era en principio el representante de España, organizó un lío tremendo al intentar imponer cantar su canción en catalán. Lógicamente la respuesta fue un no muy largo y se eligió a Massiel que, por entonces, tenía diecinueve años recién cumplidos. Al año siguiente rodaría Cantando a la vida dirigida por Angelino Fons.
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En ese año se especuló mucho entre una posible relación entre Palomo Linares y Marisol.
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Marisol en el número de la nieve.
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Perú era uno de los países Hispanoamericanos donde los trabajos de Marisol tenían una mayor repercusión. De hecho fueron las autoridades de dicho país las que, en una ocasión, la invitaron de manera oficial organizando un multitudinario recibimiento en el que hasta incluso resultaron heridas varias personas. Éste es uno de los discos que se sacaron allí con una fotografía perteneciente a algunos años antes. Marisol ha declarado frecuentemente que en ese país le brindaron una de las acogidas más cálidas que jamás haya recordado.
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“Corazón contento” supuso una nueva etapa para la estrella en el mundo de la canción. Miguel Caiceo nos habla de lo que suponía Marisol para la juventud de entonces “Cuando yo tenía dieciocho años, Marisol significó lo mismo que cuando apareció Un rayo de luz en 1960; cada día estaba más guapa, cada día resultaba más interesante y en una España en blanco y negro el cine, las películas, las canciones de Marisol, eran una ilusión constante. En ese momento, los quioscos de toda España estaban inundados con revistas de Marisol y yo siempre estaba arruinado porque las compraba todas: Marisol de espalda, Marisol de perfil, Marisol bajando un escalón, Marisol con una plancha, Marisol abriendo una puerta, Marisol subiendo a un coche, Marisol friendo un huevo… cualquier pretexto era suficiente para ocupar una portada. “Corazón contento” es una de mis canciones favoritas y supuso una ruptura con todo lo anterior”.
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Cartel de Carola de día, Carola de noche que iba a ser su última película para Manuel Goyanes. Al llegar a la mayoría de edad, a los veintiún años, debe renovar el contrato que a partir de entonces pasaría a controlar Carlos Goyanes intentando dar un aire nuevo a su carrera.
Con frecuencia en las más interesantes imágenes de Marisol se percibe cierto aire de melancolía que acentuaba aún más su belleza. Quizás lo que latía en su mirada era la añoranza de un mundo privado propio. Como dice en una de sus canciones de la época, "¿Por qué yo habré nacido distinta a los demás?. ¿Por qué no me dejaron jugar, cantar y andar?."
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Carola de día, Carola de noche contaba con variados números musicales de Armando Manzanero o Palito Ortega que iban desde el tema de amor al uso hasta el correspondiente momento flamenco. Marisol aparece aquí como una bellísima Cleopatra, interpretando una especie de marcha triunfal de "Aida" en plan pop y acompañada por un conjunto musical llamado "Ramsés y los siete del Nilo".
El productor Manuel Goyanes tenía una visión muy clásica del personaje cinematográfico que debía representar la actriz. Su modelo ideal era la Audrey Hepburn que había ganado un Oscar por Vacaciones en Roma.
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La actriz, a sus 21 años, quiere cambiar de imagen, hacer papeles de mujer adulta. El director Jaime de Armiñán intenta rodar una obra que tendría ecos de la "Ninotchka" de Lubitsch pero con un toque actual. Una comedia divertida con algo de acidez. Pero el productor no quiso arriesgarse, cambiando el guión e incluyendo números musicales que no tenían nada que ver con la historia. 238
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Carola es una princesa de un país del Este que tiene que refugiarse en España perseguida por sus opositores políticos. Como no tiene medios sus partidarios buscan casarla con algún noble, que en este caso no podía ser otro que Jaime de Mora y Aragón. Al final tendrá que trabajar en un club nocturno. Como es natural de quién se enamorará es del galancete interpretado por un jovencísimo Tony Isbert al que tiñeron de moreno para la ocasión. DE PRINCESA A TESTIGO
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Mientras en las radios de todo el país se escuchaba su gran éxito "Tengo el corazón contento", el corazón de Marisol latía a mil por hora con los preparativos de su boda con Carlos Goyanes, al que conocía desde que llegó a Madrid, del que había sido novia años antes y con quién se había reconciliado durante el rodaje de "Carola". La actriz no paró de trabajar hasta muy poco antes de su enlace matrimonial.
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La boda de Marisol y Carlos Goyanes fue todo un acontecimiento social. La actriz llevaba un vestido blanco de organza con un original tocado de estilo mallorquín valorado en setecientas mil pesetas, que le había regalado el modisto Silvano. Al banquete, servido por el popular Perico Chicote en la sala de fiestas "Pavillón" del Retiro madrileño asistieron casi 1500 invitados. DE PRINCESA A TESTIGO
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Esta película contaba con la intervención en pequeños papeles de gran parte de las estrellas del cine español casi siempre interpretándose a sí mismos, ya que se trataba de mostrar el día a día de la vida de un taxi y todas las personas que se relacionaban con él. A lo largo de esa única jornada ocurrían las cosas más insólitas como el nacimiento de un niño dentro del coche.
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Marisol hacía de una empleada de gasolinera que interpreta un número musical mientras sirve la gasolina acompañado de un coro de chicas luciendo todas unas cortísimas minifaldas. Durante el rodaje de la película el tema principal era la inminente boda de la artista.
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La labor de Marisol como cantante se puede encontrar a lo largo de más de 120 singles, varias docenas de elepés y unas quinientas canciones cantadas en diferentes lenguas. Para ella compusieron algunos de los más destacados músicos como Augusto Algueró, Junior, Juan Pardo, Manuel Alejandro, Caco Senante, Juan Manuel Serrat o Luis Eduardo Aute.
Marisol fue una de las reinas de la canción española, de niña prodigio a chica "ye-ye", de cantante pop a cantante comprometida, sin dejar nunca de lado el flamenco en sus diferentes versiones.
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Con la canción de Juan Pardo, "Mamy Panchita" se coloca en el número uno de las listas de discos más vendidos. Dale Wasserman, autor del gran éxito "El hombre de la Mancha" se fijó en como cantaba en un perfecto inglés y pensó hacer un musical de Broadway a su medida. Se llamaría "Montparnasse" y trataría sobre la vida de Coco Chanel. Desgraciadamente nunca se llevó a cabo.
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Marisol fue un poderoso mito generacional que hizo que muchos quedasen colgados de su poderoso atractivo. Se la llegó a conocer como la Brigitte Bardot española. A pesar de que siempre estuvo atada a personas que llevaban su carrera de la mano ella consiguió imponer un estilo fresco que sin duda representa una de las señas de la modernidad en España.
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Ese aire de modernidad resaltaba en infinidad de reportajes, inspirando a escritores y artistas. Francisco Umbral la citaba constantemente en sus columnas periodísticas como alegoría de una época, como "la primera imagen lírica y soñadora que produjo la democracia". Quiso escribir un libro sobre ella pero Marisol se lo quitó de la cabeza. 248
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Con el paso del tiempo la belleza de la actriz se hizo más intensa, más hacia dentro, rodeada de cierto halo de misterio. Como si quisiese preservar un mundo propio mucho más complejo de lo que se dejaba entrever a simple vista.
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Aquella niña que todos hubieran querido tener por hija o por hermana se había convertido en una chica moderna, en todo un símbolo erótico. Un preciado objeto de deseo. Algunos la compararon con Julie Christie otros con Jane Fonda, sin duda dos símbolos de la liberación de la mujer en una época de profundos cambios sociales.
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Marisol siempre quiso ser ella misma. A pesar de que haya momentos en su carrera que se puede percibir cierta desorientación, algunas contradicciones. Las dificultades por las que tiene que pasar en su vida privada no hacen más que resaltar una fragilidad que sabe superar transformándola en fuerza para seguir adelante. El público, su público, siempre supo captar esas dificultades y valorar por encima de todo la honestidad de la persona. Por eso ha tenido siempre tantos adoradores.
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Este especial para Televisión Española fue rodado con grandes medios a cargo de Valerio Lazarov que hizo un montaje muy moderno que recordaba un poco los films de Richard Lester para "Los Beatles". Marisol cantaba varios temas de su repertorio habitual pero también otros en inglés como el tema de la película "Love Story" y varias canciones de Roberto Carlos. El disco que reúne todos estos temas es una verdadera pieza de coleccionista pues nunca llegó a salir a la venta.
Fotografía del programa de televisión "360º en torno a Marisol" en el que la cantante cambiaba constantemente de aspecto. En el show hacía dos papeles, el de entrevistadora y el de entrevistada, contando muchas cosas sobre su vida y sus ideas. Además se atrevía con todo tipo de canciones de la ranchera al tango, pasando por el porrompompero o un tema que interpreta en chino.
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La vuelta de Marisol a la pantalla, acompañada de actores internacionales como la americana Jean Seberg o el inglés Barry Stokes, a las órdenes del prestigioso Juan Antonio Bardem, era esperada como un acontecimiento. La película fue rodada en inglés con vistas a su lanzamiento internacional y se hablaba de que había una doble versión para el exterior.
La acción de este film negro se situaba en el norte de España, en una casona aislada en medio del monte donde llueve constantemente.
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En esta película se jugaba con el morbo y la ambigüedad, especialmente en la relación entre Marisol y su madrastra, interpretada por la actriz Jean Seberg, famosa por mostrar su rebeldía frente al sistema pero también por sus grandes papeles en Juana de Arco, Al final de la escapada, Lilith o La leyenda de la ciudad sin nombre. La Seberg tuvo una vida muy agitada, llegó a ser investigada por el FBI y acabó suicidándose.
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En el film hay escenas que apuntan hacia unas “relaciones particulares” entre las dos protagonistas femeninas aunque también se ponen en evidencia los problemas psicológicos del personaje de Chris, que había sido violada en la ducha, en un claro referente a Psicosis de Alfred Hitchcock.
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Tras el morbo de una relación triangular se desarrollaba una trama de intriga psicológica con toques de cine negro en la que se lograba crear cierta tensión sobre todo en algunos de los crímenes que se muestran con toda crudeza, como el de una familia de campesinos que es masacrada al completo. Después del considerable fracaso crítico de Varietés, Bardem se jugaba en esta película su prestigio como autor.
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La aparición del personaje interpretado por Barry Stokes, un estudiante de antropología con aspecto bohemio, va a trastocar todo el mundo femenino, enrollándose primero con la madrastra y luego con Chris. Además, el chico se convertirá en el principal sospechoso de los crímenes que se producen en el entorno.
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En un principio se habló de Malcolm Mc Dowell, que estaba muy de actualidad tras el gran éxito de La naranja mecánica, para el principal papel masculino. Al final lo haría el también inglés Barry Stokes muy conocido en su país por haber intervenido en algunas series de televisión.
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En Noviembre de 1972 Marisol representa a España en el primer Festival de la OTI, que se celebra en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid y que sería transmitido en directo por las televisiones de veintiún países con una audiencia estimada de cien millones de teleespectadores.
La cantante interpretó “Niña” acompañada por la orquesta de 43 músicos que dirigía Augusto Algueró. Quedó en tercer lugar. Aquí la vemos recogiendo su trofeo junto a los ganadores, Claudia Regina y Tobías, de Brasil, y el cantante Basilio que quedara en segundo lugar.
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Manuel Alejandro, autor de la canción “Niña”, pidió que ésta fuese retirada del concurso por no estar disconforme con los arreglos musicales de Algueró. Al final se llegó a un acuerdo.
También hubo problemas con la censura que se empeñó en quitar la frase, “Niña, que te ves desnuda en el espejo, y ves que tu infancia se aleja”.
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La chica del Molino Rojo nos permitía ver a una Marisol muy sexy haciendo de cabaretera y dividida entre dos amores, uno maduro y millonario y el otro más joven y apuesto, El éxito reciente de “Cabaret” de Bob Fosse se dejaba notar aunque aquí apenas interpreta más que dos números musicales en la popular sala de fiestas madrileña, “Molino Rojo”, hoy desaparecida. PAG. ANTERIOR
Desde comienzos de los años sesenta Marisol fue la máxima acaparadora de portadas en todas las grandes revistas gráficas nacionales y seguiría siéndolo hasta bien entrados los años ochenta. Sólo en la revista “Lecturas” ocupó la portada en sesenta ocasiones, muy por encima de Grace Kelly y su hija Carolina, de la Montiel, la Pantoja o la Preisley, e incluso más que la familia real española.
Mel Ferrer, que ya había dirigido a Marisol en Cabriola, interpreta a un “pigmalión” que se empeña en cambiar totalmente a la chica; su manera de vestir, su forma de andar, incluso le enseña a bailar de manera elegante.
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La referencia a la mítica Marlene Dietrich de El ángel azul es aquí evidente. Claro que la letra de la canción que interpreta Marisol era todo lo sugerente que entonces estaba permitido: “lo que buscas lo tengo... pero no sé si perderlo”.
En el cabaret la chica se rodeaba de unas estupendas compañeras de fatigas interpretadas por las musas del destape: Mirta Miller, Silvia Tortosa y Bárbara Rey, que le aconsejaban que “la abstinencia física es fatal para el hígado”. Claro que Marisol, a pesar de trabajar en un cabaret, es una chica de lo más decente. Y eso que comparte piso con un obrero en una típica corrala madrileña.
El galán joven era el actor francés Renaud Verley, lanzado como el heredero de Alain Delon en films como La caída de los dioses de Visconti o La lección particular. Marisol tiene su corazón dividido entre dos pretendientes tan distinguidos que incluso llegan a jugársela en una partida de póker.
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Aunque la actriz no cantaba en esta obra de teatro su voz se dejaba oír tanto al final como durante el entreacto interpretando la canción “Quédate a desayunar” cuya música había compuesto Camilo Sesto.
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En su primera y única actuación teatral tuvo la oportunidad de trabajar con uno de los más grandes actores del teatro español, José María Rodero, que hacía el papel de un funcionario inglés de lo más tradicional.
Marisol hace el papel de una hippie libre, anticonvencional y mal hablada. El mayor morbo de la función estaba en ver a la actriz haciendo de embarazada cuando esa era la pregunta que más le hacían los periodistas. Curiosamente, poco antes de finalizar la obra quedó embarazada de verdad.
Estrenada con gran éxito en Madrid el 30 de Noviembre de 1973. La crítica dijo que “además de guapa y sexy interpretaba con acierto un personaje lleno de matices”.
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Marisol no quería volver a hacer cine pero Gades la convenció para que trabajara de nuevo con Juan Antonio Bardem.
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El poder del deseo era una historia de crimen y ambición muy en la línea del cine negro americano, con su crítica social subyacente, que parecía un remedo de la mítica Perdición de Billy Wilder.
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En El poder del deseo Marisol interpretaba por primera vez un personaje sin escrúpulos que induce a su amante para que asesine a su tío y quedarse con su dinero. La película ofrecía una visión del mundo muy negativa, destacando las marcadas de diferencias de clases. El verdadero protagonista de la película es el chico que vive modestamente con su madre interpretada por Lola Gaos. 276
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Como compañero de reparto volvieron a colocarle a un actor inglés, Murria Head, que se había hecho famoso en los escenarios londinenses en el papel de Judas de Jesucristo Superestar.
Marisol, que lucía a veces unos espectaculares pelucones, tan pronto salía de rubia como de morena, dando buenas muestras de su poder de seducción.
La cinta tenía escenas subidas de tono, con una buena carga de erotismo, por lo que tuvo que sufrir diecinueve cortes de censura.
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En Los días del pasado, Camus busca liberar el tema de elementos accesorios. Hay un ambiente físico de una gran desnudez que marca los sentimientos de los protagonistas. Con un estilo muy depurado, casi contemplativo que refleja el clima moral de la época. La película fluye con gran claridad expositiva ofreciéndonos uno de los mejores films del director que luego haría La colmena o Los santos inocentes.
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Los días del pasado es una historia de perdedores y desencuentros situada en las montañas de Santander, en el valle de Cabuérniga, donde se refugiaban los “maquis” durante la posguerra. PAG. 279
El director de la película, Mario Camus, dijo que a Marisol, “no quiero convertirla en una señora estupenda y sexy, con pelucones y pestañas. Su atractivo lo tiene tal como es.”
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Marisol conseguía la que está considerada como la mejor interpretación de su carrera artística, dando vida a una muchacha delgada, indefensa, que hace un viaje hasta el Norte para buscar al hombre con el que estaba antes de la guerra. Una maestrita rural callada, que vive interiormente el drama de la separación. En un papel nuevo para ella, muy alejado de sus roles anteriores.
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La película compaginaba muy bien la historia general, con estos pueblos perdidos bajo el frío invernal, y los pequeños dramas individuales de sus personajes. El personaje que interpreta Marisol está presente a lo largo de toda la película mientras que el de Gades aparece muy poco en pantalla por lo que sólo tuvo ocho sesiones de rodaje.
Con su voz tan especial y una presencia impactante se llegó a decir que Marisol tenía la dignidad de Chavela Vargas con el físico de Elsa Pataki.
Portada del disco ruso de “Háblame del mar marinero”, uno de sus grandes éxitos. Su tema principal se hizo tan famoso que sería interpretado por numerosos cantantes; de Raphael a Mari Trini, de María del Monte a Isabel Pantoja. Con su voz algo ronca, Marisol aportaba a esta canción una emoción contenida y sincera.
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Marisol, que tomó el proyecto con gran entusiasmo, demuestra una gran sobriedad interpretativa y sabe dotar de intensidad a las escenas amorosas con Antonio Gades. Tras el merecido premio a la mejor intérprete femenina en el Festival de Cine de Karlovy- Vary le ofrecieron una fiesta a la delegación española en la que la actriz cantó dos canciones con mucho sentimiento y Gades bailó con humor con una actriz checa que pesaba más de cien kilos.
En 1978 aparece este disco con canciones de Juan Carlos Senante en homenaje a Rafael Alberti, miembro destacado de la generación del 27, que un año antes había regresado a España tras un largo exilio. En el disco se habla de Alberti como el poeta que lleva el timón de la buena poesía.
Marisol interpreta con voz desgarradora diez temas muy dramáticos sobre mujeres maltratadas, violadas; mujeres que están en la cárcel, en esa “galería de perpetuas” del título, por haber matado al hombre que abusaba de ellas. Eran canciones muy reivindicativas con temas que desgraciadamente siguen estando de actualidad.
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Alfredo Mañas había adaptado el drama de Lorca en tan sólo seis escenas que Gades montó para el Ballet Nacional en 1974. Saura filma, a medio camino entre el documental y la película de acción, prescindiendo de toda escenografía, la relación entre la cámara y los bailarines. La historia es dada a través de la danza. En la película, Marisol se limita a cantar una nana muy emotiva.
Bodas de sangre fue presentada con éxito en el Festival de Cannes y obtendría el premio de la crítica en el Festival de Nueva York. Tanto en Madrid como en Barcelona el público premiaba con aplausos el final de cada sesión.
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Con Carmen el dúo Saura-Gades va a revalidar y superar el éxito de Bodas de Sangre. Premiada en el Festival de Cannes, sería seleccionada para el Oscar a la mejor película extranjera. Mezcla de lo culto y lo popular, de la música de Bizet y del flamenco, los cuerpos de los bailarines van marcando la acción a través de la danza. En el film, Marisol canta la bellísima nana, “Deja de llorar”, acompañada a la guitarra por Paco de Lucía.
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Resulta curioso que justo con este disco, que por fin aparece con el nombre de “Pepa Flores”, se confirme su despedida del mundo de la canción, precisamente cuando su voz estaba en un momento magnífico. El disco contiene diez temas compuestos especialmente para ella por Luis Eduardo Aute. Entre ellos el bellísimo “Una mujer enamorada”.
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Figura popular cantada en romances, que da pie a una de las primeras piezas teatrales de Federico García Lorca, es adaptada por Carmen de Icaza para una serie de televisión en cinco capítulos con una duración de cinco horas.
Con un gran esfuerzo de producción que contó con un presupuesto de ciento cincuenta millones de pesetas y una ambientación muy cuidada en los escenarios de Granada donde transcurrieron los hechos históricos que se relatan.
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Mariana Pineda es considerada la heroína de la libertad al ser ajusticiada por bordar una bandera republicana para los liberales y negarse a delatar a sus compañeros.
Marisol, que vivía momentos de profunda concienciación política, se mete en la piel de esta mujer luchadora y liberada; a veces algo seca, incluso hierática, pero que en las escenas finales consigue dar al personaje una profunda emoción.
La marcha de Mariana hacia el patíbulo por una Granada que llena a su paso los balcones de paños negros mientras le arrojan claveles, tiene auténtica grandeza y recuerda el camino de María Antonieta hacia la guillotina.
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“Luchó por sus ideas, por su matrimonio... pero demasiado tarde. Era un “caso cerrado”. Así se anunciaba esta película de fuerte contenido crítico, que Marisol aceptó interpretar por amistad hacia su director, Juan Caño.
Este sería el último papel en el cine de la actriz. Caso cerrado trataba un tema muy duro que ponía en entredicho el funcionamiento de la justicia. Patxi Bisquert interpretaba a un objetor de conciencia que por motivos religiosos, pues es judío, se niega a hacer la mili y es conducido a la cárcel. Allí, en un pequeño papel, aparece otro actor malagueño que más tarde se haría famoso, Antonio Banderas.
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Para celebrar el quince aniversario de la revista “Interviú”, ésta volvió a colocar en su portada el célebre desnudo de Marisol, publicado en 1976, que había constituido todo un hito al romper con el sistema de censura hasta entonces imperante.
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Antonio Montiel es uno de los retratistas más prestigiosos del panorama nacional e internacional. Entre la larga lista de personajes a los que ha pintado figuran políticos, actores, cantantes y personalidades de todo tipo dotadas, en su gran mayoría, de una gran proyección mediática y social tales como la reina de Inglaterra, la reina Sofía de España o Sara Montiel. Sería muy largo describir a Antonio Montiel como pintor, pero solamente diremos que su arte tiene una dimensión universal. Podemos considerar que el pintor malagueño es el retratista oficial de Marisol y de Pepa Flores. La estrella ha posado para él en diferentes momentos en un gesto que sólo puede hallar motivos en la gran amistad que les une desde hace muchos años. Son bastantes las ocasiones en las que el pintor Antonio Montiel ha logrado rescatar a la estrella de su retiro y conseguir que asistiera a algunos de los homenajes que se le han ido tributando en los últimos años. Antonio consigue lo imposible porque conoce muy bien a Pepa y a Marisol y sabe entender sus razones y por esas mismas circunstancias consigue también devolvérnosla aunque sea por unos minutos. En cada uno de sus lienzos Antonio logra que Marisol adquiera una mayor elegancia y proyección convirtiéndola en una musa de tintes casi místicos; y es que para Antonio Montiel, Marisol ha sido su inspiración durante muchas décadas. Desde aquella adolescencia en la que se escapó de su casa para intentar verla, la actriz ha sido una constante en su universo creativo. La inteligencia del pintor y su saber hacer le llevaron en aquellos momentos a conseguir sus objetivos. Así ha sido todo en la vida del artista. Una existencia marcada por la coherencia y la fiel amistad que profesa a sus amigos, entre los que se encuentra Marisol. Ya lo decía Emilio Romero “Antonio Montiel es un gran pintor en el género del retrato en especial y en otros temas, con esencial referencia a la mujer y, porque en la mujer está la belleza más evidente. Pepa Flores, la gloriosa Marisol es como una musa en sus cuadros…”. Con motivo del homenaje que el pintor brindó a Marisol en la Fundación Nacional Fénix de Málaga escribió unas líneas que explican lo que el artista siente por la ya malagueña universal.
Comentar sobre Pepa, ciertamente me es muy familiar porque casi desde que tengo uso de razón la recuerdo siempre en mi mundo como pieza importantísima y clave en mi labor artística y personal. Estoy seguro que sin el descubrimiento de Marisol, mi vida habría sido completamente distinta y por muchos esfuerzos que hago no logro verme sin ella. Son ya muchas las ocasiones que he contado mi historia y en esa historia desde que recuerdo, Pepa tiene un marcado protagonismo, porque aprendí a pintar, pintándola a ella, copiando una y otra vez su rostro de alguna publicación o de memoria, pues su expresión entró en mi mente allá cuando contaba tres o cuatro años y desde entonces se grabó permanentemente en lo más profundo de mi ser. Muchas veces, la propia Pepa me ha preguntado que es lo que veo en ella, y es una pregunta bien difícil de contestar, porque hay cosas que no se pueden explicar, y si se pudiera, nadie entendería su significado. Es una mezcla de misterio y extraña seducción que alberga su mirada de un modo extraordinario lo que más me cautiva. Sus ojos azules, reflejo del mar que la vio nacer, con los años se tornaron de una dulce melancolía y su sonrisa luminosa, sutil y permanente, son belleza incomparable e inexplicable. Por eso es difícil lo que hay detrás de esta atracción que siempre sentí como algo constante y eterno que guarda su magnetismo entre lo mundano y divino. Cuando cumplí los catorce años mi obsesión por ella se acrecentó tanto que me escapé de mi casa para ir a su encuentro a conocerla. Fue en Altea, un bello pueblo marinero alicantino donde la musa vivía su retiro artístico y donde tuve la oportunidad de conocerla. Allí me recibió en su casa después de largas horas de espera y de allí partió nuestra amistad de la cual me enorgullezco y presumo. Son innumerables los retratos que he pintado de ella, con las diferentes variantes creaciona300
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les, algunos de ellos a través de los años les he perdido la pista, pero otros muchos guardo en mi colección particular como oro en paño. Ahora con motivo de este homenaje los reúno, desde mi infancia hasta el último que realicé el pasado año 1997, y que sirvió para ilustrar la Vigésima Exaltación de la Mantilla de Málaga. Diferentes retratos, diferentes etapas para celebrar esta exposición en nuestra querida Málaga, de donde tanto ella como yo somos hijos. Aunque habitualmente yo homenajeo a Pepa Flores porque cada cuadro es una exaltación de mi cariño y admiración por ella, Málaga no debe olvidar que una de sus hijas predilectas (estrella mundialmente conocida y que tanto ha hecho disfrutar con su talento artístico) ha cumplido cincuenta años, y aunque por voluntad propia decidió abandonar su carrera no podemos olvidarla en un aniversario tan señalado. También agradezco muy especialmente a la propia Pepa que siempre que le pido algo acepte tan de buen grado mis propuestas, a pesar de su distanciamiento con lo público, y en este caso cuando le comentamos este proyecto, aceptara cedernos algún vestido de sus más entrañables películas para completar la nuestra. Espero y deseo que esta exposición sea del agrado de cuantos la visiten, de que Málaga sienta el orgullo de haber visto nacer, crecer y ahora recorrer sus calles a diario a una musa entre las musas “malagueña de pro y mito viviente que en su partida de nacimiento quedó registrada con el nombre de Josefa Flores González, pero que el mundo entero conoce con el nombre de Marisol. En esta selección de cuadros que hemos realizado podemos disfrutar de las diferentes etapas de la vida artística y personal de Marisol que Antonio Montiel ha plasmado a través de sus lienzos utilizando diferentes técnicas y visones artísticas demostrando en todas ellas su gran talento.
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¡ Pepa Flores habla ! Después de tantos meses viendo sus películas, leyendo artículos sobre ella y estudiando sus trabajos al tiempo que manteniendo entrevistas con compañeros de reparto o con personas que, por un motivo o por otro, estaban relacionadas con su carrera profesional o personal, decidí que tenía que llamarla y ponerme en contacto con ella. Todos sabemos que Pepa no quiere saber nada del mundo del show bussiness ni de todo lo que le rodea. Así que lo pasé un poco mal cuando, con los dedos temblorosos, teclee el número de su domicilio malagueño. Si no me respondía a nada, por lo menos me quedaría la tranquilidad de haberlo intentado. Fueron varios los mensajes que le dejé en su contestador sin obtener ninguna respuesta. A la tercera llamada me contestó y me dijo, con una educación exquisita, que la llamara el Viernes 1 de febrero sobre las ocho y media de la tarde porque en ese momento no podía atenderme. Así lo hice. En la primera llamada no me contestó, pero seguí insistiendo y en la segunda descolgó el teléfono y esto fue lo que ocurrió. J.A. : Hola Pepa, te llamaba tal y como habíamos quedado el otro día para que habláramos sobre tu carrera cinematográfica. M. : Bueno, verás, realmente yo estoy apartada totalmente, totalmente, de todo esto y te lo digo con toda la humildad porque no suelo hacer esto, ni lo hago ni lo he hecho. Mi vida es otra completamente diferente por lo que te pido que me disculpes porque no quiero contar nada, ni de las películas ni de nada de nada. Aquella fue una etapa de mi vida que se cerró hace más de treinta años y ya no tengo nada que ver con ello. La verdad es que me sabe muy mal hacerte esto, pero mi planteamiento de vida es otro diametralmente opuesto. Ahora sólo soy una ciudadana de a pie, que es lo que quiero y como mejor me siento y llevo la vida sencilla de cualquier persona. J.A. : Entiendo y comparto perfectamente tu decisión de haberte alejado del mundo público, pero el libro que estamos escribiendo por el cual te llamo es, básicamente, sobre tu trayectoria cinematográfica y profesional. También hablamos sobre los proyectos que no se llevaron a cabo como ocurrió, por ejemplo, con Orson Welles. M. : (Risas). Sí, pues eso fue verdad. Tiene gracia porque tuve esa suerte. Cuando yo estaba en Madrid actuando en la única obra de teatro que he hecho en mi vida, enviaba a una persona a buscarme cada noche, durante quince días, para ir a cenar. Así es como tuve la suerte de conocerlo.
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J.A. : ¿Hubo realmente una doble versión de La corrupción de Chris Miller? ¿cambió mucho? M. : No, no, no, no. Ni se censuró ni se hizo una doble versión para el extranjero ni nada. Salió absolutamente todo. J.A. : ¿Y fue cierto el proyecto de Bertolucci? M. : Sí, claro, también. Pero como yo tenía el contrato en exclusiva con Goyanes y él quería siempre participar al cincuenta por ciento, a ellos no les interesó nada y no se llegó a ningún acuerdo. Estaba pensado que yo trabajara con Alain Delon, pero no estaban dispuestos a los pactos que Goyanes imponía. J.A. : Pepa, que no te quiero molestar más… M. : No te preocupes que yo te contesto porque son cosas normales, que no me cuesta nada, así que vamos a aprovechar… J.A. : Bueno, pues muchísimas gracias… de verdad. Entonces ¿cómo fue lo de aquel contrato que te propuso la Columbia? M. : Bueno, aquello fue una historia que sucedió cuando yo era muy chica. Ya había hecho Ha llegado un ángel y fui a una reunión con los productores de la Columbia, en un despacho impresionante y le dijeron a Manuel Goyanes que querían comprarme el contrato y este señor dijo que de ninguna manera. Ellos me propusieron que querían llevarme a vivir allí para aprender inglés y darme clases y todas esas cosas, pero Goyanes se negó en rotundo afortunadamente para mí porque sino imagina lo que hubiera sido mi vida. J.A. : Tú estuviste en uno de los programas de televisión más importantes del mundo, el de Míster Sullivan ¿qué recuerdos guardas? M. : ¿Sabes qué pasa? Que era muy chica y entonces todo me parecía normal, porque, yo qué sé, no era consciente de la importancia de las cosas. Llegué a Nueva York y me preguntaron si me gustaba más Málaga o Nueva York y dije que Málaga y me llevé la bronca más grande del siglo (risas). J.A. : ¿Fuiste a recoger el premio “Carlo Vivari”. M. : Sí, estuvimos allí y fue una experiencia maravillosa. J.A. : Bajo nuestro punto de vista es, sin ninguna duda, tu mejor interpretación como actriz. M. : Se hizo una película muy sencilla, sin ninguna pretensión y el resultado fue bueno. Yo, la verdad, estoy satisfecha. Hay que tener en cuenta que estaba dirigida por Mario Camus que es un espléndido director de actores. Yo creo que es el mejor. En ese momento yo estaba en Altea todavía y la historia recordaba, en cierta manera, la que fue la mía a grandes rasgos aunque la protagonista era maestra, pero era malagueña y tenía unos sentimientos parecidos a los míos. Creo que encajaba muy bien en ese trabajo y por eso me dieron el “Carlo Vivari”. La verdad, una buena experiencia. J.A. : En la película Cabriola que rodaste con Mel Ferrer ¿llegaste a conocer a Audrey Hepburn? M. : La conocí muchísimo. Además ella me enseñó a maquillarme los ojos para el cine. Era una mujer encantadora e incluso me llevó a cortarme el pelo a su peluquero Alexandre. Era una tía cercana, sensible, muy humana.
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J.A. : Con Mel Ferrer tuviste dos ocasiones de trabajar, una como director y otra como actor. ¿Cómo era su personalidad? M. : Como director, la verdad, tuvimos una relación bastante rara porque exigía lo que él no podía hacer. Yo tenía que estar con toros bravos, a caballo, pero claro, luego había planos en los que no era necesario que estuviera yo y él se empeñaba en que yo estuviera. Y luego como compañero, bueno, pues era un actor más con el que tampoco mantenía demasiada intimidad porque él siempre guardaba las distancias, cosa que su mujer era todo lo contrario y, en fin, tampoco fue algo especial para mí. No sé cómo decirte. J.A. : La chica del Molino Rojo tuvo un gran intento de promoción en Estados Unidos. M. : Los productores siempre intentaban traerse a alguien de fuera para abrirse mercado porque, si por ejemplo, te pones a mirar en La corrupción de Chris Miller también trajeron a un actor muy importante de la época que era Barry Stokes que había hecho “Superstar” en Inglaterra. Y por supuesto Jean Seberg. J.A. : Tus películas se estrenaban en medio mundo, pero todo lo que hemos recuperado de tu etapa en Japón es increíble e incluso insólito. M. : En Japón estuve dos meses promocionando La nueva Cenicienta aunque había pasado ya un tiempo desde el estreno de la película. Además hice un anuncio de chocolate para todo el año, en japonés. Tuve la suerte de poder grabar un disco también en japonés con todas las orquestas japonesas, que no puedes imaginarte como son, porque son absolutamente maravillosas. También hice sesiones fotográficas, pases de modelos en un desierto al que me llevaron y, la verdad, es que aprovecharon bien la estancia porque no paré. Lo que sí puedo decirte es que fue un viaje muy interesante. Recuerdo que me querían comprar los vestidos porque entonces yo llevaba muchos trajes de flamenca para los viajes. Me veían rubita con apenas quince años y querían comprarlo todo, la guitarra, los vestidos, lo que fuera. Se formó una especie de alboroto grande. J.A. : ¿Podemos decir que el viaje a Japón es el que recuerdas con más cariño? M. : Por lo menos fue uno de los más enriquecedores aunque también los viajes a Suramérica fueron muy especiales para mí. Es difícil quedarse con uno. J.A. : Tus viajes a América eran continuos porque, prácticamente, después de cada película hacíais promoción allí durante bastante tiempo. M. : Sí, el primer viaje que hice América fue larguísimo, fueron cuatro meses. Una barbaridad. Y cada vez que estrenaba un nuevo título se pensaba en una gira de promoción, no sólo por América, sino por medio mundo. J.A. : Cuando rodaste La nueva Cenicienta supongo que tendrías que trabajar muchísimo con Antonio para preparar todas las coreografías y bailes que aparecen en la película. M. : Sí. ¿Sabes lo qué pasa? Yo a Antonio ya lo conocía mucho porque él fue casi la primera persona a la que Manuel Goyanes me enseñó. Creo que fue el segundo día en casa de Goyanes. Ellos eran muy amigos y entonces lo hizo llamar para que yo cantara y esas cosas, para saber lo que pensaba Anto-
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nio y él se sorprendió mucho y le dijo “Manolo, aquí hay futuro, aquí hay futuro”. Y mira por donde, para mí, después fue como un dios porque a mí lo que más me gustaba era bailar. Yo no hubiera sido actriz ni nada. Lo que quería es ser bailarina y nunca se me olvidará las veces que le vi bailar para mí. Yo estaba sola en un estudio enorme y te puedes imaginar yo allí sentadita y él hacía maravillas y a mí me parecía, por lo menos, que estaba en otra dimensión. J.A. : ¿Cómo era Bob Conrad? M. : Este chico sí que era encantador. Muy simpático. Tengo unas anécdotas muy divertidas con él. Bueno, supongo que sabrás que todas esas películas se rodaban en inglés. Y yo decía ¡pero dios mío, dadme una en la que hable normal! (risas) como digo yo. No sólo fue La nueva Cenicienta sino La corrupción de Chris Miller, La ley del deseo, La chica del Molino Rojo… Así hasta Los días del pasado en donde sólo se rodó en castellano. J.A. : ¿Luis Lucia era muy duro como director? M. : Era un señor… Yo imagino que era un producto de la época de entonces, Todo era muy duro y crudo. Era un hombre con el que a la hora de trabajar era imposible. Me acuerdo que cuando empecé a trabajar en esto y rodaba mi primera película, recitaba como si estuviera en el colegio y él decía “Niña, me cago en tu padre” y al tercer día le dije “Mire usted, yo creo que ya sé como creo que lo tengo que hacer” y me respondió “a ver niña cómo es como lo tienes que hacer“., a lo que yo dije “pues mire, a mí me parece que lo tengo que decir como si estuviera en mi casa“. Y él dijo “joder, pues eso es. Y yo dije, pues ya está, ya está. Y así seguí como pude”. J.A. : Después de que ruedas Cabriola en 1965, pasan casi dos años hasta que rodaste la siguiente película ¿qué sucedió? M. : Piensa que me quedé sin voz antes de rodar Las cuatro bodas de Marisol. Me quedé muda, no podía hablar. Claro que de eso no se enteró nadie. La voz que tengo ahora me la pudieron sacar gracias a una cantante de ópera maravillosa que se llamaba Lolita Rodríguez de Aragón que, por desgracia, ya murió y con la que estuve dos años estudiando para poder sacarme el sonido que tengo ahora porque de lo contrario hubiera sido imposible. El instrumento se había roto. Y además se nota un montón porque yo, ahora, viendo la película me doy cuenta de que casi no podía ni gritar. El invento había dicho no. J.A. : Las cuatro bodas funcionó muy bien en taquilla y era un poco tu ruptura cinematográfica para dejar atrás la etapa adolescente y dar el paso hacia la juventud. M. : Sí, lo hicieron de una manera muy delicada, suavemente y sí, creo que ese sería el deseo, que yo hiciese la transición de forma suave. J.A. : Durante algún tiempo dijiste que Cabriola era tu película favorita. M. : No, ¿sabes lo qué pasa? Es que me gustaba muchísimo montar a caballo. De hecho, lo primero que me enseñaron cuando llegué a Madrid fue a montar a caballo e inglés. Y me lo pasé muy bien en aquel rodaje y fue básicamente por eso que yo decía que me gustaba mucho. ¿Sabes qué ocurre? Que yo tampoco he tenido mucha vocación y ése es el problema.
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J.A. : O sea que te viste metida en el mundo del cine por otro tipo de circunstancias. M. : Sí, básicamente por la necesidad que teníamos todos los niños de antes. Veníamos de familias muy humildes. Uno quería ser torero, otro quería ser ciclista, todos con el mismo objetivo, ayudar a nuestras familias a salir adelante. No es como ahora que mis hijas han podido dedicarse a lo que les gusta porque nosotros hemos podido ayudarlas, pero en mi época no. Todo era por una necesidad familiar. J.A. : En toda esta época has conocido a grandes artistas internacionales y has tenido la suerte de codearte y tratarte con Leslie Caron, Jhon Wayne y un largo etcétera. ¿Quién te impresionó más? M. : Te voy a decir una cosa, yo no sé lo que nos pasaba a mi madre y a mí, te digo mi madre y yo porque éramos una sola persona. Yo nunca me he deslumbrado por nada. A lo mejor porque viene implícito en nuestra cultura o venimos de los árabes que aceptan todas las cosas porque son así. Pero seguramente quien más me impresionó fue Alain Delon porque cuando ya era Marisol, dormía con una foto suya debajo de la almohada. Y, más tarde, cuando hicimos Cabriola en los estudios Roma estaba Alain Delon con Claudia Cardinale haciendo una película. Yo estaba doblando y Mel Ferrer me dijo “Ven que te voy a presentar a un amigo” y, cuando lo vi de frente, me quería morir. Era mi ídolo y lo tenía allí enfrente. Me quería morir. Los demás, tampoco creas que mucho. Bueno, el mudito de los hermanos Marx, sí. Ahora le doy la importancia que tiene a todo aquello, pero entonces eran más mis padres los que se daban más cuenta de esas cosas. J.A. : En La historia de Bienvenido o El taxi de los conflictos sólo colaborabas de forma especial ¿A qué se debía? M. : En la primera aparecía porque era la productora de Goyanes y había que apoyar a la película y había que hacer ese tipo de pinceladas. En El taxi de los conflictos el motivo de mi aparición es que Goyanes era muy amigo de Sainz de Heredia y él le pidió el favor de que yo estuviera ahí. J.A. : En tu última película Caso cerrado trabajas con una actriz muy especial para ti, Encarna Paso. M. : Encarna es un cielo. Bueno, para mí es alguien de la familia. Es una mujer cercana, yo qué sé, una persona absolutamente normal, sin disfraz, sencilla. Tengo grandes recuerdos de esa película y de Encarna porque nos hicimos muy buenas amigas y la verdad es que la quiero muchísimo. J.A. : Encarna Paso ha dicho que eres todo un ejemplo de profesionalidad en el trabajo. M. : Uy, que va, muchas gracias, pero simplemente me limitaba a cumplir con mis obligaciones y ya está. Ella sí que es muy amable. J.A. : Pero ella nos contó que habías tenido un accidente y que te habías quemado. M. : Sí, fue en esa película. Yo estaba con mi hija Celia que tenía dos años y fíjate que yo estaba haciendo patatas fritas con la niña al lado y se me cayó todo el aceite hirviendo en una pierna y no dije nada. Después, en el rodaje, el primer día tampoco comenté nada, el segundo tampoco y el tercero me vendó aquello, la chica que tenía en casa, de mala manera y, claro, aquello se estaba pudriendo, pero yo estaba muy preocupada porque había muy poco dinero para hacer aquella película y todos estábamos apoyando lo más que podíamos con nuestro trabajo e imagínate lo que suponía parar veinte días. Yo me quería morir. Cuando fui a la Cruz Roja me dijeron que aquello era una bar-
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baridad y cómo se me había ocurrido dejar la quemadura en esas condiciones, que igual me tenían que hacer un injerto, que era una autentica burrada lo que había hecho. Pero claro, yo no quería que pasara nada y poder seguir trabajando. Era consciente de que Juan Caño no tenía dinero y que la película salía adelante, básicamente, por nuestro interés. Eso fue realmente lo que ocurrió. J.A. : En toda aquella primera etapa ¿eras consciente de que eras una de las actrices más importantes del mundo? M. : No, para nada. Envidiaba a todas las niñas normales que hacían una vida sencilla. Poder estar con tus padres, jugar, es decir, todo lo que yo hacía antes de irme de mi casa para dedicarme al cine. J.A. : Es decir que la proyección de tu trabajo no significaba nada para ti M. : En absoluto, sobre todo porque yo estaba aislada y no tenía acceso a tocar la calle. J.A. : Han pasado varias décadas desde tu retirada y todavía nadie te ha olvidado. Se siguen haciendo especiales de tu carrera y de tu vida, continúas ocupando muchas páginas de periódicos y revistas ¿cuál crees que es el motivo? M. : Yo a veces también me lo pregunto y busco la razón de este tipo de comportamientos, pero la verdad es que no lo sé. Francamente no tengo ni idea. J.A. : La vorágine de trabajo era increíble porque, prácticamente, rodabas una película cada siete meses enlazando una con otra. M. : Sí, pero en cada película se tardaba un año prácticamente porque había mucho que preparar. Entonces eran las películas más caras y todo se planeaba muy bien para obtener el resultado que ellos querían. Todo estaba bastante cuidado. J.A. : ¿Cómo era Sherman como director? M. : Uy dios mío, era un encanto. Un ser más simpático, más bueno… Tengo unos recuerdos maravillosos de aquel rodaje. No levantaba jamás la voz, era muy respetuoso, igual que Mario Camus. J.A. : Augusto Algueró te compuso muchas canciones para tus películas y supongo que sería también una pieza clave en tu etapa cinematográfica. M. : Sobre todo, siempre digo que yo llegué a Madrid sabiendo cantar flamenco, pero tenía que aprender a cantar moderno, como ellos decían. A la primera persona que vi fue a Augusto y me dio un beso tan grande y estuvo tan cariñoso que me quitó todo el miedo y fue conmigo súper entrañable, lo mismo que su padre. Además es mi compadre porque he bautizado a su hijo. J.A. : Tuviste un gran éxito con Rodero en el teatro ¿por qué no volviste a las tablas si la crítica te trató bien? M. : Pues mira, porque para hacer teatro hay que tener vocación. Y a mí me costó mucho hacer cuatro meses de teatro dos funciones diarias en Madrid. Yo sabía que no era lo mío. Era como ir a la oficina y la verdad es que eso no me gustaba nada. Tuve la experiencia de hacerlo y muy bien, pero ya está. Por supuesto no se me ocurrió ni volver porque para regresar al teatro tendría que haber tenido mucha vocación y yo no la tenía.
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J.A. : Hiciste después una serie de televisión Mariana Pineda en la que hubo críticas de todo tipo. M. : Uy madre mía, llegaron palos de todos los colores, en su momento, por Dios. Aquello dio para mucho. J.A. : Sin embargo, revisando la cinta, nos damos cuenta de que tú quisiste aportar un registro especial que la gente no entendió. M. : ¿Sabes lo qué pasa? Si eso llega a dejarse en otras manos, el resultado hubiera sido muy diferente. La vida de Mariana Pineda no fue una crónica de sociedad tal y como decía García Lorca sino que fue una mujer ajusticiada con veintiséis años porque era peligrosa para la monarquía de Fernando VII y la tía se implicó con el pueblo a todos los niveles y quisieron dar ejemplo y por eso lo hicieron, pero no de una manera romántica como dice García Lorca, la historia es muy dura. J.A. : ¿Es cierto que te hubiera gustado protagonizar Los gozos y las sombras si te lo hubieran propuesto en otro momento? M. : No lo hice porque estaba en Altea y yo, la verdad es que siempre he estado retirada y, para mí, mis niñas chicas eran lo más importante. J.A. : Pero… si hubiera sido en otro momento profesional ¿lo hubieras hecho? M. : Si yo no quería trabajar nunca y soy sincera ¡eh! Si lo mío era atípico totalmente, lo reconozco. Yo quería vivir tranquila en Altea con mis niñas o en Málaga con mi gente, no sé… Las cosas son así. J.A. : Bueno Pepa, pues muchísimas gracias por haberme respondido a todas estas preguntas. M. : Nada, si te he sido útil me alegro muchísimo, de verdad que sí. Y muchísimas gracias por todo. Buenas noches.
Cuando colgué el teléfono no acababa de creerme lo que había pasado, Pepa había realizado un maravilloso recorrido por su trayectoria cinematográfica y había sido, como siempre, encantadora. Realmente fue todo un privilegio poder hablar con ella.
JOSÉ AGUILAR, Madrid, 1 de febrero del 2.008.
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Esta chica es un milagro, un verdadero fenómeno. Cuidándola, puede ser una revolución. Antonio, BAILARÍN. Era maravillosa. Tenía todo lo que tiene que tener una estrella. Un enorme talento. Encanto. Desparpajo. Lo cogía todo. Cantaba. Bailaba. Lo mismo se soltaba por flamenco que por moderno. Enternecía. Tenía instinto artístico, rapidez de reflejos, simpatía innata. Algo que tienen muy pocos artistas. Nadie la ha superado. Samuel Menkes, DIRECTOR DE PRODUCCIÓN. Estoy seguro de que Marisol será una bomba musical entre los públicos de habla inglesa... Es única. Lo hace bien todo. Cualquier cosa que se le pida. George Sherman, DIRECTOR DE CINE. Alma de paloma torcaz en una jaula de oro. Tico Medina, PERIODISTA. Supongo que todos los niños sanos, insanos y heterosexuales de mi generación y de algunas anteriores a la mía estuvimos colgados con una cría rubia de mirada, sonrisa y movimientos desarmantes y enamorables, que soñamos con ella e incluso alguno de esos sueños pudo estar acompañado de inconsciente humedad. La llamaban Marisol y hacía películas... probablemente empalagosas, bobas, sensibleras, cochambrosas, pero habitadas por alguien con un don impagable... Carlos Boyero, CRÍTICO DE CINE. Marisol tiene un tren que arranca en la estación de Brigitte Bardot, que pasa por el apeadero de Jane Fonda. Es increiblemente atractiva. Es atractiva porque detrás de su llaneza y su sinceridad está el Misterio. Alfonso Paso, ESCRITOR. Es la honestidad hecha persona. Ha educado a nuestras hijas en el compañerismo, en que no importa lo material, en que la riqueza es otra." Antonio Gades, BAILARÍN. Su evolución fue muy noble. Muchos pensaron que fue artificial; no entendían que ella no quisiera ser una niña graciosa, mona y estúpida. Ella buscaba su camino y fue fiel. Como siempre. Gades le dió las ideas y ella luchó con limpieza. J.M. Caballero Bonald, ESCRITOR. HAN DICHO DE ELLA
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No hay otra Santa Transición que ésta. Los ojos atlánticos de Marisol, ninfa desnuda y ronca de tres generaciones franquistas... Ella fue la imagen previa de la libertad, el dibujo fino y fuerte de la democracia venidera, la alegoría en cuatro tintas de lo que todos estábamos soñando sin saberlo. Francisco Umbral, ESCRITOR. No disfrutaba en el escenario. Había tenido que salir tantas veces en contra de su voluntad que los odiaba. Caco Senante, CANTANTE Y COMPOSITOR. Marisol era una niña muy inteligente, muy intuitiva, con una personalidad muy activa. Cantaba flamenco impresionante, bailaba impresionante. Ahora, eso sí, la hacían trabajar muchísimo. La niñez de ella fue dura, por eso ella se desplomó y desapareció de este ambiente, porque estaba harta. Yo creo que ella disfrutó de los éxitos, pero luego sufrió mucho... Marisol no ha nacido otra." Carmen Sevilla, ACTRIZ. Fue la niña prodigio que supo conectar con la gran masa socio-cultural de la época. Nos parecía inmensamente natural y alegre, protagonizando un tipo de cine cercano con el que todos nos sentimos identificados." Begoña Aranguren. Una promesa siempre rota, una niña perdida. A la que todo el mundo pretendía arreglar la vida. Siempre inquieta. Siempre metida en un sitio en el que no quería estar. Con ganas de huir. Hablé mucho con ella entonces. Y de entonces me queda la idea de que es una mujer muy compleja, muy apasionada, muy decidida a vivir como le venga en gana. Luis Eduardo Aute, CANTAUTOR. Y mientras todas las niñas querían ser Marisol, Marisol sólo quería ser Pepa, la del barrio. Francisco Gordillo, REPRESENTANTE ARTÍSTICO. Fue para mí un punto de referencia en el cual medía las posibilidades de llegar al mundo del arte, lo que yo más quería… Ella lo tenía todo. Ángela Carrasco, CANTANTE.
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ı HAN DICHO DE ELLA
UN RAYO DE LUZ - 1960 DIRECCIÓN: Luis Lucia GUIÓN: Félix Atalaya y Manuel Atalaya FOTOGRAFÍA: Manuel Berenguer MÚSICA: Gregorio García Segura INTÉRPRETES: Marisol, Anselmo Duarte, María Mahor y Julio Sanjuan Premio mejor actriz infantil en el Festival de Venecia ESTRENO: 9 / 9/ 1969 en el cine Palacio de la Música HA LLEGADO UN ÁNGEL - 1961 DIRECCIÓN: Luis Lucia GUIÓN: José Luis Colina FOTOGRAFÍA: Antonio López Ballesteros MÚSICA: Augusto Algueró INTÉRPRETES: Marisol, Isabel Garcés, Carlos Larrañaga y José M. Davó ESTRENO: 8/ 6/ 1961 en el cine Palacio de la Música TÓMBOLA - 1962 DIRECCIÓN: Luis Lucia GUIÓN: Luis Lucia y José Luis Colina Fotografía: Antonio López Ballesteros MÚSICA: Augusto Algueró INTÉRPRETES: Marisol, Rafael Alonso, Roberto Camardiel y Guillermo Marín ESTRENO: 2/ 7/ 1962 en el cine Palacio de la Música MARISOL RUMBO A RÍO - 1963 DIRECCIÓN: Fernando Palacios GUIÓN: José María Palacio, Arturo Rigel y Alfonso Paso FOTOGRAFÍA: Antonio López Ballesteros MÚSICA: Augusto Algueró INTÉRPRETES: Marisol, Isabel Garcés, José María Davó y Gisia Paradis ESTRENO: 7/ 10/ 1963 en Zaragoza LA NUEVA CENICIENTA - 1964 DIRECCIÓN: George Sherman GUIÓN: Matthew Andrews. Arturo Rigel y Alfonso Paso FOTOGRAFÍA: Antonio López Ballesteros MÚSICA: Augusto Algueró INTÉRPRETES: Marisol, Robert Conrad, Antonio y Fernando Rey ESTRENO: 12/ 9/ 1964 en el cine Trueba de Bilbao LA HISTORIA DE BIENVENIDO - 1964 DIRECCIÓN: Augusto Fenollar GUIÓN: Augusto Fenollar FOTOGRAFÍA: Eduardo Noé
MÚSICA: Gregorio García Segura INTÉRPRETES: Marisol, Boliche, Jesús Guzmán y Valentín Tornos ESTRENO: 16/ 6/ 1964
BÚSQUEME A ESA CHICA - 1964 DIRECCIÓN: Fernando Palacios GUIÓN: Vicente Coello, Pedro Masó y Alfonso Paso FOTOGRAFÍA: Antonio López Ballesteros MÚSICA: Augusto Algueró INTÉRPRETES: Marisol, El Duo Dinámico, Isabel Garcés y Perla Cristal ESTRENO: 12/ 2/ 1965 en el cine Kursaal de Barcelona CABRIOLA - 1965 DIRECCIÓN: Mel Ferrer GUIÓN: José María Palacio y Mel Ferrer FOTOGRAFÍA: Antonio López Ballesteros MÚSICA: Augusto Algueró INTÉRPRETES: Marisol, Angel Peralta, Rafael de Córdoba y José María Davó ESTRENO: 20/ 12/ 1965 en el cine Rialto LAS CUATRO BODAS DE MARISOl - 1967 DIRECCIÓN: Luis Lucia GUIÓN: Fernando García de la Vega, Manuel Ruiz Castillo y Alfonso Paso FOTOGRAFÍA: Antonio López Ballesteros MÚSICA: Fernando Arbex y Adolfo Waitzmann INTÉRPRETES: Marisol, Jean-Claude Pascal, Isabel Garcés y Daniel Martín ESTRENO: 28/ 8/ 1967 en el cine Lope de Vega SOLOS LOS DOS - 1968 DIRECCIÓN: Luis Lucia GUIÓN: Jaime de Armiñán y Francisco de Huelva FOTOGRAFÍA: Antonio López Ballesteros MÚSICA: Juan y Junior INTÉRPRETES: Marisol, Palomo Linares, Isabel Garcés y Conchita Montés ESTRENO: 12/ 9/ 1968 CAROLA DE DÍA, CAROLA DE NOCHE - 1969 DIRECCIÓN: Jaime de Armiñán GUIÓN: Jaime de Armiñán y Leo Anchóriz FOTOGRAFÍA: Antonio López Ballesteros MÚSICA: Juan Carlos Calderón INTÉRPRETES: Marisol, Tony Isbert, José Sazatornil, Patty Sephard, Fernando Fernán Gómez, Rafael Alonso, José Luis Coll, Jaime de Mora y Aragón, Emilio Gutierrez Caba, Lilí Murati y Verónica Luján ESTRENO: 29/ 7/ 969 en el cine Waldorf de Barcelona
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EL TAXI DE LOS CONFLICTOS - 1969 DIRECCIÓN: Mariano Ozores y José Luis Sáenz de Heredia GUIÓN: José María Palacio FOTOGRAFÍA: Emilio Foriscot MÚSICA: Gregorio García Segura INTÉRPRETES: Juanjo Menéndez, Juan Diego, Carmen Sevilla, Antonio Ozores, Sonia Bruno, Massiel, Alberto Closas, Marisol. ESTRENO: 20/ 4/ .1970 URTAIN, EL REY DE LA SELVA O ASÍ - 1969 DIRECCIÓN: Manuel Summers GUIÓN: Manuel Summers FOTOGRAFÍA: Luis Cuadrado MÚSICA: Carmelo Bernaola INTÉRPRETES: Urtain, Luis Sánchez Polack, Paulino Uzcudun y Marisol ESTRENO: 2/ 3/ 1970 LA CORRUPCIÓN DE CHRIS MILLER - 1972 DIRECCIÓN: Juan Antonio Bardem GUIÓN: Santiago Moncada FOTOGRAFÍA: Joan Gelpí MÚSICA: Waldo de los Ríos INTÉRPRETES: Marisol, Jean Seberg, Barry Stokes y Gerard Tichy ESTRENO: 17/ 5/ 1973 en el cine Coliseum
CARMEN - 1983 DIRECCIÓN: Carlos Saura GUIÓN: Carlos Saura y Antonio Gades, inspirado en la novela de Merimée y la ópera de Bizet FOTOGRAFÍA: Teo Escamilla MÚSICA: Paco de Lucía, “Carmen” de Bizet cantada por Joan Sutherland, Mario del Mónaco y Tom Krause y “El gato montés” del maestro Penella. INTÉRPRETES: Antonio Gades, Laura del Sol, Paco de Lucía y Cristina Hoyos Ballet de Antonio Gades ESTRENO: 6/ 5/ 1983 en el cine Lope de Vega
LA CHICA DEL MOLINO ROJO - 1973 DIRECCIÓN: Eugenio Martín GUIÓN: Santiago Moncada FOTOGRAFÍA: Fernando Arribas MÚSICA: Gregorio García Segura INTÉRPRETES: Marisol, Mel Ferrer, R. Verley y M. de Blas, S. Tortosa, M. Miller y B. Rey ESTRENO: 22/ 12/ 1973 en el cine Carlos III
PROCESO A MARIANA PINEDA - 1984 - Serie de Televisión DIRECCIÓN: Rafael Moreno Alba GUIÓN: Carmen de Icaza, Rafeel Moreno Alba y Emilio Romero FOTOGRAFÍA: José García Galisteo MÚSICA: Jaime Pérez CANCIONES: Romance de Mariana Pineda INTÉRPRETES: Marisol, Germán Cobos, Juanjo Puigcorbé, Carlos Larrañaga, Raúl Fraire, Manuel Galiana, Rafael Alonso, Tony Isbert, Conrado San Martín, Mari Paz Ballesteros, Kiti Manver, Quique San Francisco, Rosario Flores y Antonio Iranzo DURACIÓN: 300 minutos Emisión en Televisión Española: Noviembre/Diciembre de 1984
EL PODER DEL DESEO - 1975 DIRECCIÓN: Juan Antonio Bardem GUIÓN: Juan Antonio Bardem y Rafael Azcona FOTOGRAFÍA: Juan Gelpí MÚSICA: Pepe Nieto INTÉRPRETES: Marisol, Murray Head, José María Prada y Tina Sáinz ESTRENO: 3.5.1976. en el cine Real Cinema
DIRECCIÓN: Juan Caño GUIÓN: Juan Caño Arecha y Gonzalo Goikoetxea FOTOGRAFÍA: Alfredo F. Mayo MÚSICA: Luis Mendo y Bernardo Feverrigel INTÉRPRETES: Papa Flores, Patxi Bisquert, Encarna Paso y Lola Gaos ESTRENO: 30/ 9/ 1985 en el cine Palafox
LOS DÍAS DEL PASADO - 1976 DIRECCIÓN: Mario Camus GUIÓN: Antonio Betancor y Mario Camus FOTOGRAFÍA: Hans Burmann MÚSICA: Antón García Abril CANCIÓN: “Rosa de capuchinos” por Marifé de Triana INTÉRPRETES: Marisol, Antonio Gades, Gustavo Bergés y Antonio Iranzo Premio en el Festival de Karlovy Vary ESTRENO: 1/ 3/ 1978 en el cine Paz 318
BODAS DE SANGRE - 1981
DIRECCIÓN: Carlos Saura GUIÓN: Alfredo Mañas FOTOGRAFÍA: Teo Escamilla MÚSICA: Emilio de Diego CANCIONES: “La nana” por Pepa Flores, “Ay mi sombrero” por Pepe Blanco COREOGRAFÍA: Antonio Gades INTÉRPRETES: Antonio Gades, Cristina Hoyos, Juan Antonio y Pilar Cárdenas ESTRENO: 9/ 3/ 1981 en el cine Luna II
ı FILMOGRAFÍA
CASO CERRADO - 1985
BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA Archivo de la Filmoteca Nacional de Madrid. Archivo Revista Fotogramas. Barreiro, Javier. Marisol frente a Pepa Flores. Editorial Plaza&Janés. De Olano, Antonio. Estrellas y Stars. Dopesa, Barcelona, 1974. Genover, Jaume y Aguilar, Carlos. El cine español en sus intérpretes. Editorial Verdoux, 1992. Hemeroteca y Archivo de la Biblioteca Nacional de Madrid. La vida de Marisol contada por ella misma en 25 capítulos de Marisol. Editorial Fher, 1963. Méndez Leite, Fernando. Historia del Cine Español, Tomo 2. Editorial Rialp, 1965. Moix, Terenci. Suspiros de España. Plaza y Janés, Barcelona, 1994. Morales, José Luis. Marisol nos cuenta su vida. Revista “Interviú” agosto de 1979. Ponce, José M. El destape nacional. Crónica del desnudo en la transición" 10º Festival de cine erótico de Barcelona, Barcelona, 2004. Revista Mundo Juvenil. Editorial Fher, 1963-1964. Román, Manuel. Memoria de la copla. Alianza Editorial, Madrid, 1994. Sánchez Noriega, J.L. Cine en Cantabria. Las películas de Mario Camus. Editorial Tantín, Santander, 1994. Sanicolás, Clara. De Marisol a Pepa Flores. Revista “Lecturas”, 1988. Vicent, Manuel. Retratos de la Transición. Editorial Penthalón, 1981. Umbral, Francisco. Las españolas. Plaza y Janés, Barcelona, 1974. Varios autores. Jaime de Armiñán y su mundo. Mostra de Valencia, Valencia, 2001. Zalbidea, Víctor. Mide el cuerpo de Marisol. Editorial Akal, 1974.
BIBLIOGRAFÍA
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