Re<en'ados lod", los derecho,. Queda prohibido reproducir loL,] o pa",j"lm~nte e.'l" obra por cualquier medio, sin permiso pre"io de ",ta Edilon.I.
"Lo Ir¡;h";qmd ir fe",pf" (Tomo III) Stiegler
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cultura Libre
LA TÉCNICA Y EL TIEMPO 3 El tiempo del cine y la cuestión del malestar
iD el" la traducóón, Bealh, .\Iorak, Bascos ~
Argiraktxe Hirll, S.L. Aparrado Correo, :-J" 184 20280 Hondatrihia (Gipuzlwa) e-tn"il:
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Bernard Sti~g¡er
Di"i;" de la cnkeción: Cr-'tJro"'-rl
.\-la'-jllnación
Tiaduccián:
1:'1''' S"s/re
Beatriz Morales Bastos Impresión: Gújlú.r LiZ'lrra, ,\'.L D"pósito l.q,.l: :'--1,\--'078_2004 lS13:'--1 84-957ilr,-77_X Obra publicada COn b ayuda del Mini,ter;" franc,,, ,k Cultura-Centre l\a,;rlfial du I.i",c
Capítulo primero
EL TIEMPO DEL CINE
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1. El deseo de historias
La tendencia a creer en historias y fabulas, la pasión por los cuentos, que aún habitan en el anciano que se las satisface al niño, se mantienen de generación en generación porque Jan el vínculo entre estas g-eneraciones. Insaciables, prometen otras generaciones futuras, la escritura de nuevos episodios de una vida finura, que hay que inventar, que fabular. Este muy arcaico deseo del relato domina todavía a las sociedades modernas: anima los más complejos y secretos engranajes. Pero l-as condiciones para satisfacerlo se han transformado radicalmente. Se ha convertido en el objeto de una actividad Industrial a escala mundial. Lo que Horkheimer y Adorno llamaron las "industrias culturales" constituye desde ahora el centro mismo del desarrollo económico, cuyo más íntimo resorte sigue siendo sin duda el más antiguo deseo de historias -que es él mismo la llave del deseo en general. Pero este deseo está actualmente tan sometida a las condiciones de desarrollo de las industrias de la transmisión, cuyo triunfo conocen este final del siglo XX e inicio del tercer milenio, que podemos preguntarnos sobre la perennidad de la posibilidad misma de transmitir, cuando menos como acto de una herencia, efectividad de una relación y enunciacián de una filiación entre generaciones. El comercio mundial se desarrolla movilizando unas técnicas de persuasión que deben todo a las artes de la narración. N"ingún aconreCImiento sucede independientemente del deseo dI; historias. Las redes 9
mediáticas v las industrias de programas explotan esta inclinación <1 la fabula utili;ando sistemáticamente los recursos específicos de las técnicas audiovisuales: el cine ocupa un lugar muy particular en este honzonte de cuestiones mmcnsa s. Las técnicas de la imagen y del sonido ---conjugadas desde hace poco con la informática v las te1ecomulllcatÍones- suscitan la creencia en las historias que ellas 'cuentan con una potencia completament.e singular, nunca igualada. Pero al mismo tiempo arrojan la duda y slem~ran la incredulidad respecto al porvenir del mundo 'lUlO ellas contribuyen ampliamente a conmocionar. Si la influencia de la narración filmada sobre su público procede fundamentalmente del más antiguo deseo de historias, de un deseo que se encuentra en cualquier época de la humanidad y precede a cualquier era particular de las artes y de las maneras de hacer cre.er en e~tas historias, sin embargo hay que analizar con todo detalle la ,"mgulandad de las técnicas aparecidas con el cine, que dominan más 'lUlO nunca el conjunto de las producciones de las llamadas industrias "de progr~mas", para poder dar cuenta de la incomparahle eficacia de la Imagen animada sonora, para comprender el extraordinario efecto de creencia ~ue ésta produce sobre su espectador, para explicar cómo y por qué '" eme, c~n vertido en televisión, es decir, en red técnica productora y dijusor de snnhalos producidos por una industria planetaria, puede colmar el deseo universal de ficción y con ello mismo condicionar el devenir de toda la huma-
nidad a riesgo de agotar su deseo de historias. Este análisis es tanto más necesario cuanto que la singularidad del cine revela la singularidad del "alma humana" en tanto que tal: exhuma tecnológicamente el "mecanismo" de! "arte escondido" en sus "profundidades" .' 10
2. El aburrimiento ¿Quién, alicaído en un domingo por la rarde de otoño, una de esas tardes en las que no se tiene ganas de hacer nada y en las que, sin embargo, uno se aburre de no hacer nada, quién no ha experimentado el modesto deseo de ver una película vieja, cuya historia poco importe, ya sea en el cine de aliado SI se habita en una ciudad y se tiene un poco de dinero, ya sea en el vídeo si se posee uno, ya sea, cansado, ericendiendo la televisión donde finalmente, aunque no haya una película sino una serie mediocre, incluso una emisión miserable, sin embargo se dejará llevar por el flujo de, las imágenes? rPor qué no apaga entonces la relc para coger un libro, por ejemplo, un libro en el que s~ cuente una bella historia, una historia sólida y hien escrita? ¿Por qué en esos domingos por la larde e! movimiento de las Imágenes prevalece sobre el de las palabras inscritas en los libros heliosEs que no se puede hacer otra cosa qUlO mirar. Y aun cuando lo que se mira sea una bobada, a poco que el director tenga alguna habilidad para explotar las posibilidades vídeo-cinemarojnáficas, sabrá atraer nuestra atención sobre el curso de las imágenes de tal manera que, sean cuales sean, querremos ver las siguientes. Nos adheriremos al tiempo de este transcurso, nos olvidaremos en él, nos perderemos quizá en él (perderemos nuestro tiempo en él) pero, sea como sea, habremos sido lo suficientemente captados, SI no cautivados, como para llegar hasta el final. Durante los noventa o cincuenta y dos minutos que habrá durado 11
este pasatiempo, el tiempo de nuestra conciencia habrá pasado totalmente en e! de estas imágenes en movimiento, unidas entre ellas por ruidos, sonidos, palabras y voces. Noventa o cincuenta y dos minutos de nuestra vida habrán pasado fuera de nuestra vida real, en una vida o en las vidas de los personajes, reales o ficticios, a cuyo tiempo nos habremos adaptado, cuyos acontecimientos, que nos ocurrirán como les han ocurrido a ellos, habremos adoptado. Si por suerte la película era buena, nosotros que habíamos acudido a ella con esa pereza total que sólo autoriza la imagen animada sonora, en la que se puede dejar que se haga todo sin intervenir para nada, III siquiera, como es el caso de un libro, para recorrer las frases escritas y volver las páginas con cuidado de no perder el hilo del texto, en el caso de que la película sea buena saldremos, sin embargo, menos perezosos y incluso rehenchidos de vida, cargados de emociones y de deseos de actuar o habitados por una nueva visión de las cosas, y la máquina cinematográfica, haciéndose cargo de nuestro aburrimiento, lo habrá transformado en energía nueva, lo habrá rransustanciudo, habrá hecho algo de nada -de este sentimiento terrible, casi mortal, de un domingo por la tarde de nada. El cine nos habrá devuelto la espera de algo, que debe venir, que vendrá y que nos vendrá de la vida: de esta vida que se supone que no es ficticia y que reencontramos cuando al abandonar la sala oscura nos sumimos en la luz de! día que se acaba.
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3. Los dos principios fundamentales del cine En el cine nunca tenemos que tener cuidado de no perder e! hilo de! texto: no hav texto. 0, de haber uno, entra en nosotros sin que tengamos que ir a buscarlo. Se enlaza con nuestro tiempo, se convierte en el tejido temporal de estos noventa o cincuenta y dos minutos de conciencia inconsciente que caracteriza al ser extrañamente inmovilizado por el movimiento que es el espectador de una película. Es que el cine conjuga dos principios fundamentales:
1. El registro cinematográfico es una extensión de la fotografía. La fotografía es una técnica de registro analógico que he analizado, en La desorientación", como este efecto de real del que Roland Barthes había dado cuenta demostrando que el nnerna de la foto es el "esto-ha-sido". Llamo "referente fotográfico" no a la cosa facultativamente real a la que remite una imagen o un signo, SIllO a la cosa necesariamente real que ha sido colocada ante el objetivo, sin la cual no habría fotografía. La pintura, por su parte, puede fingir la realidad sin haberla visto. [...] En la fotografía, nunca puedo negar que la cosa ha estado ahí. Hay doble realidad conjunta: de realidad y de pasado. Mirando una foto, induyo fatalmente en mi mirada el pensamiento de este instante, por breve que sea, en el que una cosa real se encuentra mm6vil ante el ojo. Transfiero a la toma pasada la inmovilidad de la foto presente, y es esta detención lo que constituye la pose.' 13
El instante de la toma coincide con el instante de lo que es captado y es en esta co-incidencia de dos instancias donde se funda la posibilidad de la conjunción de pasado y de realidad que permite esta "transferencia" de la inmovilidad de la foro en la que el presente del spectator coincide a su vez con e! aparecer del spectrum.' 2. Cuando se hace sonoro, el cine Integra igualmente el registro fonográfico. El fonograma, como la foto, procede de una técnica de memorización artificial analógica. Por esa razón, 10 que es verdadero de la foto lo es también, hasta cierto punto, de todo fonograma: cuando escucho un concierto grabado en un disco, Incluyo en mi audición que este concierto "ha sido", ha tenido lugar. Pero la verdad de la foto sólo es la de! fonograma hasta un cierto punto porque en el fonograma tengo que ver con un objeto fluido, con un transcurso que modifica los términos del análisis: el objeto musical es un flujo en el que es imposible proceder a una ruptura sonora instantánea. No conoce pose: compete a la fenomenología de lo que Edmund Husserl llamaba objetos temporales. Si el cine puede ser sonoro es porque la película, en tanto que técnica de registro fotográfico capaz de restituir e! movimiento, es ella misma un objeto temporal que compete a análisis fenomenológicos propios de este tipo de objeto. Una película, como una melodía, es esencialmente un flujo: se constituye en su unidad como un transcurso. Este objeto temporal, en tanto que flujo, coincide con el flujo de la conciencia del que es el objeto -fa conciencia del espectador. Conclusión de estas dos observaciones, la singularidad de la técnica del registro cinematográfico resulta de la conjullctón de dos coincidencias: - por un lado, la coincidencia fotofonográfica entre pasado y realidad ("hay doble posición conjunta: de realidad y de pasado"), que indu14
ce este "efecto de real", es decir, de creencia, en el que el espectador es instalado por anticipado por la técnica misma; - por otro lado, la coincidencia entre el flujo de la película y el flujo de la conciencia del espectador de esta película que por el juego de! movimiento creado entre I~s poses fotográficas, relacionadas entre ellas por el flujo fonográfico, desencadena el mecanismo de adopción completa del tiempo de la película por el tiempo de la conciencia de! espectador que en tanto que es ella misma un flujo, se encuentra captada y "canalizada" por el movimiento de las imágenes. Este movimiento, investido de! deseo de historias que vive en todo espectador, libera los moonruauos de conciencia típicos de la emoción cinematográfica.
4. La conciencia de "la ilusión cinematográfica" En La imagen-mooimicruo, Gilles Deleuze trata de invertir lo que Hcnri Bergson dice de la "ilusión cinematográfica" en La evolución creadora y que él resume de este modo: [El cine] procede con do, datos complementarlos: unos cortes instantáneos que se llaman imágenes; un movimiento o un tiempo Impersonal, uniforme, abstracto, invisible o imperceptible LJue e,tá "en" la cámara y "con" e! que se hacen desfilar las imágenes. El cine nos entrega, pues, un falso movimiento, es el ejemplo típico del falso movimiento. Pero es CUBOSO que Bergson dé un nombre tan moderno y tan reciente (vcinematográfico") a la más vieja ilusión .. ¿Hay que comprender que, ,egún Bergson, el eme sería sólo 15
la proyección, la reproducción de una ilusión constante, universal? rComo si siempre se hubiera hecho cine sin saberlo?' Sin duda Deleuze tiene razón al objetar a Bergson que la reproducción de la ilusión es "también, en cierto modo, su corrección". Pero no saca todas las consecuencias de ello -precieamente porque no tiene en cuenta la especificidad de esta reproducción como técnica de registro analógico-fotográfico, que integra el "esto-ha-sido" barthcsiano, y como fusión de las poses instantáneas en el flujo de un objeto temporal. Por esa razón me parece que fracasa en explicitar lo que significa haber "hecho siempre cine sin saberlo" y en dar cuenta de lo que constituye la fuerza de la imagen animada. Husserl es quien ha pensado e! objeto temporal. Si embargo, es delicado criticar a Bergson y Deleuze en nombre de Husserl: él mismo descuida completamente en su análisis la cuestión de registro. Hay que decir incluso que la excluye. He tratado de demostrar que con cllo comete un grave error', lo que me ha llevado a [armar la hipótesis de una estructura esencialmente cinemato-gráfica de la conciencia en general, como si ésta hubiera "siempre hecho cine sin saberlo" -lo que explicaría la fuerza singular de la persuasión cinematográfica. Esta obra se consagrará al desarrollo de esta hipótesis. Para hacerlo, debo recordar más adelante, resumiéndolo, lo esencial de lo que se estableció en el último capítulo de La desorientación, "Objeto temporal y finitud retencional" -pero respecto a una nueva problemática, la de "el efecto Koulechov".
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5. «El efecto Koulechov" Husserl se interna en e! camino de! objeto temporal cuando, en la quinta de las lnoesugaciones lógicas, trata de dar cuenta de la temporalidad de toda conciencia como estructura de flujo. La cuestión es entonces analizar las condiciones fenomenológicas según las cuales se puede constituir este flujo. Ahora bien, para el fenomenólogo es imposible llevar a cabo estos análisis directamente sobre la conciencia: como su estructura es intencional, toda conciencia es siempre conciencia de algo; dar cuenta de la temporalidad de la conciencia sólo es posible a través del análisis de un objeto él mismo temporal. Husserl encuentra este objeto en 1905: es la melodía. Una melodía es un objeto temporal en el sentido de que sólo se constituye en su duración. El fenómeno de este objeto temporal es un transcurso. Un vaso, incluso un vaso de agua azucarada, es sin duda un objeto temporal en el sentido de que está en el tiempo y por esta razón se encuentra sometido a las leyes de la física universal y de la entropía: es temporal porque no es eterno. Esto es cieno de todo objeto real. Pero e! objeto propiamente temporal no está simplemente en el tiempo: se constituye temporalmente, se trama al hilo del tiempo -como lo que aparece pasando, como lo que pasa, como lo que se manifiesta desapareciendo, como flujo que se desvanece a medida que se produce. Y es el objeto apropiado para dar cuenta del tejido temporal del flujo de la propia conciencia porque elflujo del objeto temporal coincide absolutamente con elflujo de 17
la conciencia del que es objeto. Dar cuenta de la constitución del flujo del objeto temporal será también dar cuenta de la constitución del flujo de la conciencia del que es objeto. En el objeto temporal que es una melodía Husserl descubre la retención pnmana. La retención primana es una especie de recuerdo, pero, sin embargo, no es e! recuerdo-evocación de la memoria. Unas veces Husserl llama a esto rerrecuerdo, otras el recuerdo secundano. El recuerdo primario es lo que el ahora de un objeto temporal que está transcurriendo retiene en él de todos los ahora ya pasados de este objeto temporal. Aunque hayan pasado, los "ahora" que preceden en el objeto temporal al actual ahora se mantienen en él y, a este respecto, permanecen presentes al tiempo que se convierten en pasados, permanecen presentes como habiendo pasado manteniéndose como tales en e! actual ahora -son mantenidos a la vez presentes y ausentes en el actual ahora que pasa; y esto, mientras el objeto temporal no ha transcurrido completamente, pasado completamente. Cuando escucho una melodía, el objeto se presenta a mí rranscurriendo. Durante este transcurso, cada una de las notas que se presenta ahora retiene en ella la nota qUlO le ha precedido y ésta retiene a la precedente, etc. La nota actual mantiene en ella todas las notas que la han precedido, lOS el "ahora" como mantenimiento de la presencia de! objeto: el presente del objeto temporal es su mantenimiento. Así es como se constituye la unidad del objeto temporal. Porque retiene todas las notas, todos los ahora sonoros que la preceden, la nota presente puede sonar melódica mente, ser musical, ser armónica o inarmónica, ser verdaderamente una nota y no sólo un sonido o un ruido.
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Por supuesto, estas retenciones primarias no pueden ser confundidas con recuerdos en el sentido de que, por ejemplo, se puede recordar una melodía que se ha escuchado ayer. Porque en este caso sólo se trataría de una memoria de recuerdo, el recuerdo de algo que ha pasado pero que ya no está presente. Por el contrario, la retención primaria es una asociación originaria entre' el ahora y lo 'lUlO Husserl llama su "reciénpasado", que permanece presente en el ahora. El mantenimiento de lo recién-pasado en e! presente que pasa lOS lo que concuerda su contenido con lo que se presenta ahora y es lo que ilustra de forma evidente la melodía, en la que está claro que la nota sólo suena en relación a las notas que la preceden y la siguen (y las que la siguen son aquellas en las que resonará como la retención en la que se habrá convertido a su vez, pero cuya venida cuida ahora como prorcncioncs que ella misma entraña y mantiene desde las protenciones que la han precedido). Es también lo que ilustra de manera partieular-. mente clara lo que se ha llamado "el efecto Koulcchov" ', que Francois Albera considera que no es más que un "mito" y subraya que el propio Koulechov nunca lo ha descrito y que la experiencia que lo evidencia fue atribuida primero a Pcudovkine.' Esta experiencia consiste en insertar varias veces e! mismo plano de la cara del cómico Mosjoukine en varias secuencias, construidas en torno a este plano montado cada vez con otros tres planos que representan tres sujetos muy diferentes. Ahora bien, el plano de la cara de Mosjoukine, siempre idénticamente el mismo, sin embargo habría sido percibido por los espectadores como tres planos diferentes que reproducen cada uno tres expresiones diferentes de una misma cara. De hecho éste es el "cine" que la conciencia se hace' sin cesar. que proyecta sobre sus objetos lo que les precede en la secuencia donde los inserta y que ella sola produce. De hecho éste es también, en electo, el 19
principio mismo del eme: disponer unos elementos en un solo y mismo flujo temporal. La teoría husserliana de la retención primaria es la base conceptual más fecunda para analizar este cine generalizado. Franz Brentano es el primero que ha tratado de pensar la retención primaria de lo "reciénpasado". Pero, según Husserl, ha fracasado en la medida en que planteaba que la retención primaria, en tanto que pasado originariamente engendrado por el ahora presente de la percepción, era una producción que la imaginación asociaba originariamente, como pasado, a esta percepción. En la versión brentaniana, era la imaginación la que destinaba a la retención el índice de pasado y la que al mismo tiempo arrastraba el ahora presente y sus retenciones en el transcurso en el acaba por desvanecerse el objeto temporal que pasa. Ahora bien, para Husserl, este punto de vista es inadmisible porque quiere decir que el tiempo de un objeto temporal es imaginado y no percibido -y, en consecuencia, que los objetos temporales no son realidades sino efectos de la imag:inación: esto viene a ser neg:ar pura y simplemente el propio tiempo. Sin embargo, planteando que la retención primaria no es un producto de la imaginación sino el fenómeno de la percepción del tiempo por excelencia, Husserl debe no sólo distinguir la retención primaria de la retención secundaria, como fácilmente se comprende que es necesario, sino exactamente oponerlos.' Oponer los recuerdos primarios a los recuerdos secundarios, las retenciones primarias de la percepción a los rerrecuerdos de la memoria es instaurar una diferencia absoluta entre percepción e imaginación, es plantear que la percepción no debe nada a la imaginación y que lo que es percibido no es en ningún caso imaginado, no puede en absoluto ser contaminado por las ficciones en las que consisten siempre las producciones de la imaginación: la vida es percepción y la percepción no es la imaginación. 20
En otras palabras, la vida no es el cine. Ni la filosofía. La vida como percepción del presente vivo no nos menta historias.
6. Selección, criterios y registros Sin embargo, el "efecto Koulcchov" en particular y el cine en general demuestran que como independencia postulada entre las retenciones recién pasadas en el presente de un objeto temporal que pasa ahora y el rcrrccuerdo del pasado de la memoria en general, esta oposición entre lo primario y lo secundario es un fantasma. y si se pudiera demostrar que la realidad viva se acomoda siempre a la imaginación, sólo se percibe a condición de ser ficcionada, irreductiblemente habitada por fantasmas, quizá entonces se estaría finalmente llevado a decir que la percepción siempre está en relación transductiva con la imaginación, es decir, que nunca hay percepción sin imaginación m lo inverso, ya que la percepción es la pantalla de proyección de la imaginación, al constituir la relación sus términos que, por lo tanto, no la preceden; por lo tanto, uno sería llevado a decir que la vida siempre es eme y que por ello "cuando se ama la vida, se va al cinc". Como si se fuera al cinc para reencontrar la vida. Para, en cierto modo, resucitar. La filosofía preguntaría entonces: "éDc dónde vienen estos fanrasmas?". Y después preguntaría también: "e Y acaso una vida debe resucitar incesantemente>". Estas preguntas son lo que be tratado de afrontar explorando el juego de un tercer tipo de recuerdo, m pnmario, ni secundario, sino ter21
ciario: el tipo al que pertenecen los registros, en todas sus formas, que Husserl designa él mismo como conciencia de imagen. Veremos también más adelante", volviéndonos hacia Freud, por qué estas retenciones tercranas son igualmente los soportes de las prosenaones donde se constituyen las esperas que animan a una conciencia <sobre la base de archiprotenciones que son la muerte, el deseo de reproducción y el deseo de gastar, y cuyo seno es el inconsciente.
La retención primaria, dice Husserl, se funda absoluta y únicamente en la percepción. Por lo tanto, las retenciones primarias que constituyen un objeto temporal no son el fruto de una setcccián de la conciencia. Porque si la conciencia del tiempo transcurriera seleccionando 10 que retiene de In transcurrido y si, en consecuencia, no retuviera todo lo que ha transcurrido, entonces ya no se trataría pura y simplemente de percepción sino ya de una especie de imaginación -al menos por defecto. Sin embargo, basta con haber escuchado dos veces seguidas la misma melodía para constatar que en ambas audiciones la conciencia no escucha con el mismo oído: entre ambas audiciones ocurre algo. Se debe a que cada audición da un nuevo fenómeno, más nco si la música es buena, menos rico si es mala; a que el melómano (el maníaco de la melodía) practica la repetición en altas dosis. Evidentemente esta diferencia proviene de una alteración en el fenómeno de las retenciones -de una variación de selecciones. La conciencia no retiene todo.
De una audición a otra ya no se trata del mismo oído precisamente porque el oído de la segunda audición se ha visto afectado por el primero. Se trata de la misma melodía pero no de los mismos oídos, de la misma conciencia. La conciencia ha cambiado entre ambas audiciones" porque ha cambiado de oído. Ha cambiado de oído porque le ha ocurrido el acontecimiento de la primera audición. 22
La conciencia se ve afectada por los fenómenos que por regla general se le presentan, pero 10 es de manera particular por los objetos temporales. Esto nos Importa porque la película, como la melodía, es un objeto temporal. Por 10 tanto, comprender la singularidad del afecto de la conciencia por los objetos temporales es empezar a comprender lo que constituye la especificidad del eme, su fuerza, y cómo puede transformar la vida -por ejemplo, hacer adoptar THE AMERlCA..'\l WAY OF LIFE al mundo entero. Esto supone analizar la especificidad de la técnica de registro que permite el flujo cinematográfico y los efectos quc éste engendra sobre la conciencia, en tanto que ésta es ya cinematográfica en sus principios de selección de los recuerdos primarios -selección que supone unos criterios de selección, que son proporcionados por el juego de los recuerdos secundarios y terciarios asociados, y el conjunto forma un montaje por medio del cual se constituye la unidad de un flujo -de un flUJO de conciencia, pero que es idéntico en su forma al flujo en el que consiste este objeto temporal qut: es una película, resultado de un montaje. Éstas son las condiciones de esta asociación de lo primario, lo secundario y lo tercrano. de este montaje-asociación-de-retenciones que vamos a explorar ahora. Decimos qut: la conciencia ha cambiado entre las dos audiciones y que por esa razón de una audición a otra no selecciona los mismos recuerdos primarios -aunque el objeto es el mismo, el fenómeno es diferente cada vez.. Pero ahora debemos preguntarnos: ¿cómo es posible que una conciencia pueda escuchar dos veces seguidas ef mismo objeto temporal? De hecho es imposibLe mientras no exista le técnica de registro analógica de una melodía sobre unfonograma.
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En otras palabras, el hecho de la selección de las retenciones pnmarias por la conciencia y, por lo tanto, de la intervención de la imaginación en el centro mismo de la percepción sólo se ha hecho EVIDENTE por la retención terciaria que es un fonograma en la medida en que por primera vez éste hace posible la repetición absolutamente idéntica de un mismo objeto temporal en una multiplicidad de fenómenos que se suceden como otras tantas circunstancias diversas del solo y mismo objeto. Examinemos más de cerca esta insigne posibilidad. Escucho por primera vez una melodía grabada en un soporte fonográfico -analógico o digital. Vuelvo a escuchar la misma melodía, más tarde, a partir del mismo disco. Evidentemente, en la nueva audición el sonido recién pasado, en tanto que constituye una retención primaria a la que se agregan otras retenciones primarias, en tanto que pasa, ya no pasa, no sucede exactamente de la misma manera que en el curso de la primera audición. Si no, no oiría nada distinto de lo que ya había oído. Ahora bien, el sonido recién pasado, agregado a los demás sonidos recién pasados antes que él y que esta vez pasa de distinta manera a la pnmera vez, es absolutamente nuevo en su fundamento ya que, al ser el fenómeno otro fenómeno, la audición del mismo fragmento de música me aporta tanto otra experiencia de esta música como la concrencra del hecho de que se trata efectivamente de la misma música repetida dos veces, cuyas dos experiencias diferentes me son dadas de este modo y, al mismo tiempo, el pase del sonido recién pasado, la retención primaria en la que se constituye el transcurso en su factura propia y original, todo eso debe algo, en su pase mismo, al pase anterior, aparentemente desvanecido, de la audición precedente: ésta le debe su modificación. La retención se modifica pasando y con ello se vuelve pasado: la retención como pase es esencialmente modificación de ella misma. 24
Ahora bien, esta modificación se arraiga aquí claramente en el recuerdo secundario de la primera audición -incluso si por otra parte supera precisamente esta primera audición. Lo que oigo en el curso de la primera audición procede del hecho de que ya lo he oído anteriormente -pero de ello resulta precisamente y paradójicamente que ahí oigo otra cosa. Porque la primera vez no había oído nunca la melodía. La segunda vez, lo ya conocido me da milagrosamente lo desconocido. Lo que se presenta es ya conocido, pero esto se presenta a la misma vez de otra manera, de modo que lo esperado se presenta como inesperado. Inscrito en mi memoria, la anterioridad de la primera audición compete al recuerdo secundario, es decir, a la imaginación y a la ficción. Lo extraño es evidentemente que este ya engendra lo todavía-no, que lo yaoído da lugar a lo todavía-na-oído -que hace eco, como en otra parte veremos, a una espera protencional injertada en un juego de archiprorenciones. Es que la conciencia ha cambiado entre las dos audiciones porque ha tenido lugar una vía. La retención primaria es una seleccirín efectuada según unos criterios establecidos en el curso de vías precedentes que son ellas mismas selecciones salidas de otras vías más antiguas. Y ocurre así porque en tanto que memorización, la retención primaria es también un otoido primario, una reducción de lo que pasa a un pasado que sólo retiene en él lo que los criterios que constituyen las retenciones secundarias le permiten seleccionar. Unas retenciones secundarias habitan de antemano el proceso de retención primaria. Es el caso cuando ya he oído la melodía, pero también es el caso cuando todavía no la he oído nunca porque entonces la oigo a partir de una espera constituida por todo lo que ya me ha sucedido musicalmente 2S
-que responde a las Musas mi deseo.
qUlO
guardan en mí la carenera dc origen de
Ocurre así porque sólo existe memorización como olvido y porque sólo existe olvido en función de criterios ---que pueden ser el objeto de una crítica. Si memorizar no significara ya olvidar, nada seria retenido porque nada pasaría, nada sucedería. Admitamos que dispongo de una memoria infinita y que me acuerdo del día de ayer. Me acuerdo entonces de cada segundo y fracción de segundo de manera exactamente idéntica. Cuando llego al final de las veinticuatro horas del día, me acuerdo de que en ese momento me acuerdo de! día de ayer, del que de nuevo me empiezo a acordar de cada segundo idéntica y exactamente, etc. Ya no hay ninguna diferencia -porque no ha habido mnguna selección: e! tiempo no pasa. Nada sucede, no puede sucedcrmc, no hay, por lo tanto, ni presente (donde se presenta siempre algo nuevo, incluido el aburrimiento de la ausencia de novedad}, ni pasado: al ya no pasar el presente y al no suceder ya, ya no hay ningún pase posible en e! tiempo. Ya no hay tiempo. Acordarme de ayer, en otras palabras, tener un pasado, es reducir ayer a menos que hoy, es disminuir ayer. Sólo puede haber memoria acabada. Esta finitud retencional lOS la condición de la conciencia en tanto que es siempre un flujo temporal. Lo que es cierto de! recuerdo secundario lo es de todo tipo de memoria y, por lo tanto, lo es también del recuerdo primario. Por esa razón la retención primaria sólo puede ser una selección, efectuada según unos criterios surgidos ellos mismos de selecciones. Sin embargo, en e! caso que se evoca aquí, a saber, la audición de una melodía registrada en un soporte fonográfico, este recuerdo secundario, indisociable de este recuerdo primario, es también mdisociabie de este 26
"recuerdo terciario" o de esta "conciencia de imagen" que es el fonograma en tanto que tal. y en esto consiste todo el reto.
7. La revelación fonográfica Como ejemplos de la "conciencia de imagen" y de lo que yo llamo aquí recuerdo terciario Husserl pone el cuadro o el busto. Para él esta "figuración por imagen", objeto de una "conciencia de imagen", no desempeña estrictamente ningún papel en la constitución de un objeto temporal -ni, en consecuencia, en la constitución del propio flujo de conciencia. Este tipo de recuerdo no sólo no pertenece a la percepción, sino que ni siquiera pertenece al flUJO pasado de la conciencia, al contrario del recuerdo secundario que aunque ya no compete a la percepción está inscrito en e! pasado del flujo de la conciencia y pertenece a esta conciencia viva como su pasado porque ha sido percibido. La conciencia de imagen no es un recuerdo de la conciencia. Se trata de un recuerdo artificial de lo que no ha sido percibido ni, por lo tanto, Vivido por la conciencia. Un cuadro de! siglo XIX es, desde luego, una espeCie de recuerdo, pero no se puede decir, piensa Husserl, que se trata de un recuerdo de quien está mirándolo. Se trata más bien de la huella de un recuerdo de quien la ha pintado, que en cierto modo ha extenorizado y fijado su recuerdo, lo que un Siglo después permite a otra conciencia contemplarlo como una imagen de! pasado, pero en ningún caso como un recuerdo de su propio pasado vivido. Ahora bien, en la fenomenología husserliana sólo lo que compete a la cxpcriencia-oioida de la 27
conciencia es estrictamente indudable y puede ser tenido en cuenta en el análisis de las condiciones de constitución de los fenómenos. La actitud fenomenológica consiste en plantear la conciencia como constituyente del mundo y no constituida por él. Al ser e! recuerdo terciario una realidad mundana no puede ser constituyente. Necesariamente es derivado de la conciencia que, por lo tanto, no le debe nada. Sin embargo, sólo desde que existe la posibilidad técnica de registrar analógicamente un objeto temporal musical y de repetirlo récnicamente se ha hec"ho evidente la relación entre las retenciones primarias y las retenciones secundarias, porque es evidente que aunque se trate cada vez del mismo objeto temporal hay dos experiencias musicales diferentes. Sé que se trata del mismo objeto temporal porque sé que la melodía ha sido registrada por una técnica tal que hay coincidencia entre e! flujo de lo que es captado y el flujo de lo que graba. Sé que e! tiempo de! aparato registrador coincide con e! tiempo del flujo musical. Esta coincidencia del flujo mecánico con e1flujo del objeto temporal produce, para e1flujo de la conciencia de este objeto y de su registro, esta conjunción de pasado y de realidad, y este efecto de real que Barthes había identificado en la foto y que aquí se renueva en e! dominio de! sonido, con la única diferencia de que en e! caso de la foto se trataba de una pose rmentras que en e! caso de! sonido grabado, como en e! caso de! eme, se trata de unflujo.
La conciencia de imagen, a saber, aquí e! fonograma (pero también podría tratarse de una película), es aquello en lo que finalmente se arraigan lo primario y lo secundano e! uno en e! otro, debido al hecho de la posibilidad técnica de la repetición de! objeto temporal (y nunca se subrayará suficiente que antes de! fonograma como antes de! cine estas repeticiones eran estrictamente imposibles). Al mismo tiempo e! arraigo de! segundo primario en el recuerdo del primer primario, convertido en
secundario, se hace evidente. Esta evidencia sólo se puede deber al hecho del registro. Y ella es la revelación fonográfica de la estructura de todo objeto temporal.
8. Vuelta a la Intervista Las consecuencias son considerables: los criterios según los cuales la conciencia selecciona las retenciones primarias y las hace pasar reduciéndolas ya no se deben sólo a las retenciones secundarias de la memoria vivida de la conciencia sino también a las retenciones terciarias. Y e! cine es lo que mejor lo hace aparecer. Para precisar este punto debo retomar y profundizar los análisis que ya había propuesto de una escena de la Intcroísta de Fellini." En esta película Federico Fellini se mete en escena con Marcello Mastroianni en compañía de! cual hace una Visita a Anita Ekberg. En el curso de la velada los tres ven la escena de la fontana de Trevi en La Dolce Vi"ta. Se ve, pues, a una actriz viéndose interpretar un personaje y la tensión extrema de esta secuencia resulta de la indecidihilidad de la escena: ella actúa de nuevo en una película de Fellini, pero interpreta que se mira interpretando hace treinta años y ningún espectador de la segunda película puede escapar a la certidumbre de que, al ver este registro pasado, de su vida pasada, de su juventud pasada, Anita Ekberg no puede simplemente interpretar que se mira, a riesgo de decir que se trata de la Gran Actuación, de lo más serio: del primer y último reto, del reto de todas las actuaciones -una mujer que se vuelve a ver treinta años después, envejecida, no puede dejar de expenmentar la horrible realidad
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del paso del tiempo ante el "esto-ha-sido" fotográfico, ante esta "conjunción de realidad y dc pasado" que produce la coincidencia argéntica
reanimada por el flujo temporal cinematográfico. Vemos a una actriz
"Toda foto es esta catástrofe", toda foto expresa este futuro antenor cuyo reto es la muerte -y el resorte dramático de todo relato, de toda comedia y de toda emoción cinemato-gráfica.
interpretando que se mira actriz, como personaje real de una película de
Respecto a Anita, no sc dice sólo: está muerta, va a morir; Ella se
ficción, pero sabemos que "al interpretar" que se mira que ha sido, lo
dice: "me vaya morir, me estoy muriendo". Este gerundio presente es el
que experimenta ya no es una simple interpretación, una pura comedia,
del flujo -del flujo de su vida pasada, del flujo que es la película en la que Anita es registrada y del flujo de su conciencia actual de esta película que, al pasar, la lleva y la hace pasar, le da su tiempo que la conduce hacia la ausencia de tiempo, al no-paso, a la memoria infinita donde nada más será seleccionado, donde todo permanecerá retenido para siempre en su instante. "El mstante de mi muerte".
la simulación a la que todo actor debe entregarse (interpretar talo cual personaje), sino la puesta en escena absolutamente trágica de su existencia, en tanto que esta existencia está pasando irremediablemente y para siempre -para siempre excepto en lo que concierne a la imagen argén-
rica que ella deja sobre una capa de la película: salvada. Porque viéndose ioterpretar hace treinta años, Anita experimenta por ella misma este futuro anterior que salta a los ojos de Banhes que ve la foto de
LeWIS
Paync unas horas antes de ser colgado:
En 1865, el joven Lewis Payoe trató de asesinar al secretario de Estado norteamericano, W H. Seward. Alexander Gardner 10 fotografió en su celda: en ella espera la horca. La foto es bella, el muchacho también 10 es: esto es el stadium. Pero el punetum es; va a monr. Yo leo al mismo tiempo: esto será y esto ha sido; observe horrorizado un futuro anterror en el que lo que se ventila es la muerte. Dándome el pasado absoluto de la pose (aoristo), la fotografla me expresa la muerte en futuro: lo más punzante es el descubrimiento de esta equivalencia: ante la foto de rru madre de niña me digo: va a morir: me estremezco, como el sicórico de Wioniccot, a causa de una catástrofe que ya ha tenido lugar. Tamo si el sujeto ha muerto como si 00, toda fotografia es esta cntástrote." 30
Pero todo esto se debe aquí al hecho de que la película es un objeto temporal cn el que "la carne del actor se confunde con la del personaje, en el que el pase de la película es necesariamente también el pasado de este actor, los instantes de vida del personaje son instantáneamente los instantes del pasado del actor. Esta vida se confunde, en sus registros, con la de sus personaje,"," Esta confusión de la vida del actor con sus reg-istros es la de las reten-
croncs primarias, secundarias y terciarias que comciden en un solo aconseamiento: el acontecimiento propiamente cinemato-gráfico. Porque en esta coincidencia fílmica, tal como Fellini la escenifica extraordinariamente incluyéndose al mismo tiempo en ella, para cualquier espectador de la Irueroista que haya visto antes La Dotce Vi"ta, La Dolee Vita también forma necesariamente parte de su pasado y esta referencia a una película pasada no es simplemente una referencia a otra ficción, hecha en una ficción lo que sólo sería una cita: esta ficción, La Dolce Vita, citada en otra ficción, la Intervista, es a la vez: 31
1. Una retenaon terciatú (un soporte de memoria artificial, un
extracto del cual, un fragmento de película, se proyecta en otra película,
se registra en otro fragmento de película); 2. Un objeto temporal que ha sido visto y vuelto a vn; y que actual-
En el siguiente capítulo veremos que esta imposibilidad de distinguir es también la obsesión de Kant en la Critica de la razón pura. En el tercer capítulo veremos que esta indistinción es la condición de constitución de un Nosotros -y que, sin embargo, hay que distinguir.
mente es vuelto a ver por el espectador de la [ntennsta,
3. Al mismo tiempo, un recuerdo secundario de este espectador, que pertenece a su flujo de conciencia pasado y presentemente reactivado;
4. Noventa minutos de la vida pasada de este espectador durante los cuales esta película, La Dolce Vita, ha sido vivida como retencion conunua de retenciones primarias en el ahora de un relato que transcurre y que tenía por título (por unidad) La Dolce Vita, y que revive actualmente en parte -la parte actualmente incluida en el flujo de la lntervis-
ta ...;
5.... incluida en e! flujo de la Irueroista, es decir, también en el flujo de la conciencia que pasa de Anita.
y por eso, para el espectador que mira la Irucroista La Dolce Vi"ta ya no es simplemente una ficción: se ha convertido en su pasado de tal manera que, mirando a Anita mirarse en el pase de La Dolce Vita, el espectador se ve él mismo pasar. Él pasa ahí, aun cuando La Dolce Vita no pertenezca a su pasado como al pasado de Anita, de Mastroianni y de Fellini, que han Vivido realmente lo que el espectador ve en el "cinc". El objeto temporal de la lnteroisia temporaliza haciendo volver e! objeto temporal La Dolce Vita que ha sido vivido tanto por los personajes de la lnlervista como por sus actuales espectadores, cada uno en su papel. Da consecuencia es la imposibilidad de distinguir aquí entre realidad y ficción, entre percepción e imaginación mientras que, cada uno en su papel. todos se dicen también: "NOSOTROS pasamos ahí". 12
9. América, América Se podría demostrar que esta escenificación no hace más que dar a conocer una estructura mucho más general. Es una estructura de la ohs~sión y de la aparición ilusoria que Sócrates predijo ya a los atenienses": es aquello que designa entonces la inmortalidad del alma.
La inmortalidad del alma hará pantalla a esta estructura (en la que se ~onfunden percepción e imaginación, doxa y cpisternc, sensible e inteligible, que con todo hay que distinguir, aunque sin oponerlos) en la que s.e, proyectará disimulándose en ella: esta pantalla de proyección es también e~ pnncip!o de una gran película, La Metafisica, que inaugura el personaje grandioso de Sócrates interpretado por Platón. Fellini, al escenificar la maquinaria del espectáculo, especialmente alIIfinal de la lntervista, muestra cómo "funciona" la metaflsrca y' mas , a á, esta "conciencia" que es producto de ella. Porque es en el cine y porque éste es un objeto temporal, donde se revela con más fuerza esta estructura, con la fuerza de la evidencia. , Un~ se.~cuerda ~e los personajes de Mi tío de Aménca, cuya memona esta tejida de citas cinematográficas. Al principio de'- su proyecto, 33
Resnais había pensado hacer una película constituida únicamente de citas; tuvo que renunciar a ello por razones económicas:
con columnatas", una de esas moradas que Scarlett, en Gone with the
La idea de recurrir a extractos de películas existía desde la primera fase del guión. En cierto momento pensamos incluso hacer una película a base exclusivamente de escenas sacadas de los millones de películas que forman la historia del cinc. La novela, el cine y el teatro ilustran todos los comportamientos posibles. Puede que con tiempo y paciencia se hubiera conseguido. Pero desde el punto de vista financiero hubiera sido una empresa loca."
Viendo a Vivien interpretar a Blanehe, que ella, y Kazan, y cualquier
En la memoria de René Ragueneau, interpretado por Gérard Depardieu, hay [can Gabin. Gabin: una "vedette'' del cine, se decía antes de la guerra. Luego se hablaba de stars, Estrellas: seres inaccesibles, intocables, impasibles y, Slll embargo, sensibles, porque visibles; seres a medio camino entre lo inteligible, cuyas idealidades figuran en el espíritu griego (después de haber sido las divinidades en el espíritu filosófico) y el mundo corruptible sublunar, donde permanece el OJO que los contempla, él mismo tanfrágd, tan evidentemente abocado a la desaparición, susceptible: pasante." Debido a la coincidencia, inducida por el objeto temporal cinematográfico, entre vida real de los actores y vida de sus personajes ficticios, la srar hollywoodiense sólo se convierte en esta estrella haciendo posible una interpretación de obsesiones donde se confunden realidad y ficción, percepción e imaginación y COIl ellas, los recuerdos primarios, secundarios y terciarios.
Así pues, aún se recuerda a Vivien Leight en A Strcctcar Named Dcsirc"; donde interpreta el personaje de Blanche, una mujer del sur que ya no está en su primera juventud, que ha perdido la casa familiar, una "casa J4
Wind", no quiere abandonar de ninguna manera. rCómo no decirse, espectador de este Streetcar están obsesionados con Scarlctt: su extraer-
dinaria belleza, su resplandeciente e insoportable frescura de frenética jovencita del sur -vcómo no decírselo? eQuién no ha visto, amado v detestado a Scarlett? Gone with de Wind, rodada doce años antes que A
Strcacar Named Desire ha sido el mayor éxito mundial de toda la historia del cine. La película se ha puesto, ha pasado[]] en todas partes. Y con ella, Scarlett O'Hara, es decir, Vivien Leight, adorada y odiada por el mundo entero. Cuando Kazan hizo su elección no podía ignorarlo ni
dcsdcñarlo. eCómo no estremecerse, como un sicótico, por una catástrofe qu~ ya ha tenido lugar, cuando vemos a Blanche partir para siempre hacia su manicomio? cCómo no sentir que nos volvemos locos nosotros mismos, arrastrados en esta locura del gran destino americano -que, al mismo tiempo, no deja de vendernos, haciéndonos reír y llorar de antemano sobre nuestra suerte, THE A.\IERlCA..'\i WAY üF LIFE? ¡América, América!
10. La repetición y el inconsciente
Todo esto sólo es posible porq ue la estructura de la conciencia es cinematográfica de parte a parle, si en g-eneral se llama Cinematográfico a lo que procede por montaje de objetos temporales, es decir, de objetos constituidos por su moonntento. 35
Si Husserl no afrontó la cuestión que se plantea con los registros tanto fonográficos como cinematográficos, en tanto que permiten la repetición idéntica del mismo objeto temporal que produce cada vez dos fenómenos diferentes, en cambio analizó cómo el recuerdo secundario permite repetir a voluntad, por medio de la imaginación, un objeto temporal anteriormente percibido.
y ha señalado que en ese caso (por ejemplo, me acuerdo de una melodía que escuché ayer) la conciencia dispone de una libertad que está excluida en el caso de la percepción -porque entonces nos encontramos en la imaginación. Por ejemplo, puedo volver a recorrer el recuerdo de un concierto escuchado ayer yendo más rápido o más despaCio: ..."con toda libertad" podemos meter fragmentos más grandes o más pequeños del proceso re-presentado con sus modos de transcurso y recorrerlo así más rápido o más despacio." Husserl evoca entonces un fenómeno "notable", el de la recuperación, en el que entonces me es dado el pasado de mi duración, precisamente dado simplemente como "re-dado" de la duración." Esto significa que, en este caso, la memoria secundaria estaría en condiciones de repetir cómo ha tenido fugar, ni más ni menos, el objeto temporal primario. Pero esta recuperación es de hecho imposible, en primer lugar porque es cierto que un objeto temporal no está constituido simplemente de retenciones, sino también de protenciones, es decir, de esperas, la segunda vez que lo escucho gracias a la retención terciaria, o bien si lo reproduzco Imaginándolo gracias a la memoria secundaria; en tino y otro caso, las esperas que estaban vírgenes durante la primera audición ya no lo están y esto la memoria secundaria no lo puede 36
borrar más que la memoria terciaria: esto ya ha tenido lugar, "esto ha sido", decimos. En efecto, en un caso se repite objetivamente: es el caso de la retención terciaria analógica, fotográfica o fonográfica. Pero el fenómeno de conciencia (y el fenómeno es siempre e! de la conciencia] es diferente cada vez. En el otro caso, esto se repite subjetivamente (en la memoria secundaria): ahí sólo hay más el fenómeno de la repetición sin repetición objetiva y, por tanto, ya es necesariamente diferente en tanto que fenómeno: de no ser así contradiría lo que Husserl decía inicialmente, es decir, la diferencia entre imaginación y percepción que él plantea en principio y que está confirmada por el hecho de que en la imaginación de! recuerdo secundario, las esperas o protenciones ya hao sido completadas, lo que la conciencia imaginante no puede borrar. Como subraya Paul Ricoeur, si la manera como el rerrecuerdo prcscntifica el pasado difiere fundamentalmente de la presencia del pasado en la retención, érómo una representación [de un objeto temporal pasado en la memoria secundaria] puede ser fiel a su objeto?" Por lo tanto la "recuperación" es imposible. Más arriba he indicado por qué todo esto está inscrito de antemano en la finitud rerencional de la conciencia, es decir, en e! hecho de que la memoria es originariamente selección y olvido. Pero esto quiere decir que en toda rememoración de un objeto temporal pasado hay necesariamente un ,proceso de derushage'", de montaje, un Juego de efectos especiales, de ralentí, de aceleración, etc. -e Incluso de congelación de imagen: es el tiempo de la reflexión, que Husserl analiza precisamente como tal, un momento de análisis del recuerdo, es decir, de descomposición de lo rememorado. Pero puesto que por otra parte hemos visto que esta selección afecta en primer lugar a la propia retención primaria. podemos decir ahora 37
que la conciencia Siempre es, en cierto modo, montaje de recuerdos primarios, secundarios y terciarios linos por otros. Entendiendo que se llamará retención terciaria a cualquier forma de "recuerdo" objetivo: cinematograma, fotograma, fonograma, escritura, cuadro, busto, pero también monumento y objetos en general, tal como para mí testimonian un pasado que yo mismo no he vivido necesariamente. El recuerdo en rodas sus formas siempre sería en cierta medida una especie de derushage-montaje de tomas, del simple fragmento a fragmento al gran arte del montador, según la cualidad de la conciencia y la naturaleza del objeto que a ella se presenta y según los criterios, es decir, según los recuerdos secundanos, es dlOcir, la experiencia de la qUt dispone la conciencia para este objeto. René Ragueneau, en tal escena de Mi tío de América, "proyecta" tal escena de tal película con Gabin sobre lo que él vive en ese momento que le sirve de soporte y/o de pantalla de proyección. Proyección que, desde luego, no es ajena a aquello de lo que .Freud habla en su Metapsicología.
Se llamará "conciencia" a este centro de postproduccion o a este control que asegura el montaje, la dirección, la realización de los flujos de retenciones primarias, secundarias y terciarias -cuyo inconsciente, cargado de disposiciones protencionales, es decir, especulativas también, sería el productor. Hay posproducción cuando el derushage y el montaje se hacen en diferido: es el fenómeno del sueño. Hay control en directo cuando la conciencia "sube" a medida que "capta": es el estado de vigilia. El cinc es del orden del sueño. La vigilia es una especie de tele-visión. Desde luego, siempre es posible soñar despierto. Entonces se hablará de telecine.
11. Las protenciones de Four o'dock
La memoria es originariamente olvido porqulO es necesariamente reducción de lo que ha sucedido al hecho de que ha pasado, de que se trata del pasado y de que, por lo tanto, es menos que el presente. El pasado está disminuido en el presente de su rememoración, si no no pasaría, y no sería pasado. Esta es la estructura normal del pase en general, es decir, del tiempo, y por ello el eme y, más gcneralmeme, cualquier narración pueden y deben compendiar y condensar el tiempo de lo que es narrado en el tiempo de la narración. Puedo contar en dos horas una historia de dos milenios. Toda transmisión del saber y toda educación, familiar o institucional, descansa sobre esta legalidad originaria de la relación de condensación qUt se opera entre el pasado (condensado) y el presente (que condensa). Esta condensación -esta contracción, diría más bien Bergson- es un montaje, una selección, un florilegio de escenas anteriores, vividas por mí según el modo de la percepción o a través de todo lipa de imágenes, proyectadas con motivo de la pantalla/soporte del presente. El cine es un caso específico de esta generalidad, cuya especificidad se debe al hecho de que se trata de un objeto temporal, cuyo tiempo de transcurso, hoy denominado time-cede, se puede dominar con máquinas de producción, de postproducción y de proyección o de percepción. 39
La condensación como montaje (que Freud analiza también en La interpretación de los sueños) puede convenirse entonces en aquello que Hitchcock interpreta tan bien en Four o'dock" donde las disposiciones más astutas entre retenciones y protenciones se realizan en relación directa con e! tiempo del reloj. Donde, por lo tanto, se puede analizar detalladamente la relación entre time-cede y tiempo de! reloj, y constatar la efectividad de la condensación. Recordemos brevemente el argumento: un marido celoso, relojero de oficio, quiere hace volar su casa a las cuatro de la tarde, mientras que su mujer se encuentra en ella con su amante. En el momento en el que activa e! mecanismo de la bomba retardada (e! detonador está dirigido por un despertador), sorprende a unos ladrones que después de una lucha lo maniatan en el sótano poco antes de la explosión, sin que haya podido decirles nada. En el curso de los treinta y dos últimos minutos y veintitrés últimos segundos de la película, que en total dura 48'23", el espectador asiste a la anticipación de! momento de la explosión y al terror que ésta provoca... en él... vía e! de! relojero. Es fácil medir la condensación operada por Hitchcock porque en la última parte, que también es la más larga, se indica la hora dieciséis veces. La pnmera parte, que presenta al personaje y sus intenciones, dura 9'08". Describe aproximadamente un día de la vida del personaje. La segunda parte, que muestra la progresión de las sospechas hasta el momento en que se toma la decisión de pasar a la ejecución del proyecto, dura 6'52", Describe dos días de la vida del personaje. La última escena, que presenta la cuenta atrás de la explosión de la bomba, describe en 32'23" dos horas de la vida del personaje, Pero al hilo de esos 32'23" en una progresión que no es lineal se estrecha la 40
relación entre el tiempo de vida del personaje y la duración de la película: varía en función de algunos acontecimientos que ritman la espera. (Hitchcock articula retenciones y protenciones para provocar e! suspense por medio de un montaje que explica la progresión no lineal de la relación de los riempos.! El último mmuro antes de la explosión de la bomba dura... setenta y dos segundos. Hitchcock ha alargado y dilatado el tiempo de éste. Recapitulación de la relación entre ttempo de la película y tiempo de la cuenta atrás: Indicación del despertador
Indicación del rime-code
2h 00' 2h 15' 2h 27' 2h 40' 2h 50' 3h 00' 3h 04' 3h 09' 3h 11' 3h 28' 3h 46' 3h 52' 3h 56' 3h 58' 3h 59' 4h 00'
16' 25'
26'20" 27'27"
28' 29'3" 30'57" 33'3" 34'59" 37' 13 38'26" 40'52" 44'06" 4')'03" 45'34" 46'46"
Tiempo de la película/tiempo de la escena
09' 01'20" 01'07" 00'33" 01 '3" 01'27"
02'26" 01'28 02'46" 01' 13" 02'26" 03'46" 01 '03" 00'3" 0]'12"
para para para para para para para para para para para para para para para
1s: 12' 13' 10' 10' 04' 05' 02' 17' 18' 06' 04' 02' 01'
DI' 41
La bomba finalmente no explota. Evidentemente, lo sorprendente es que me vuelvo a estremecer cuando vuelvo a ver la película: adopto las anticipaciones del personaje, me meto "en su piel". No se elimina el efecto protencional por el hecho de que las esperas hayan sido satisfechas anteriormente. Porque vuelvo a ser atrapado por el flUJO que, aun cuando cada vez me dé cuenta dc otra cosa, cada vez me vuelve a hacer adoptar por abreviación, condensación, contracción, el tiempo del personaje cuya decontraccián del último minuto en "tiempo real" (un minuto dilatado que dura setenta y dos segundos) exaspera los efectos de todos los minutos precedentes contractados, condensados y abreviados. y sin embargo, lo que forma el resorte de toda protención es el carácter irreversible de su realización. Esta irreversibilidad es precisamente la protención que contiene toda protención, la archiprotcnción: el saber del tiempo como tal, que traman las "escenas primitivas" que constituyen el fondo archival oculto de todas las dramaturgias, que las puestas en escena de Hitchcock interpretan como ninguna otra."
12. El eclipse En El eclipse (1962) Antonioni hace anunciar en el corro de la Bolsa la muerte de un corredor y escenifica un minuto de silencio que dura aproximadamente un minuto (56" según un magnetoscopio). Este "tiempo real" no significa que el tiempo del cine sea tanto más "realista" o real cuanto más coincida con el tiempo de la vida. Se trata de un minuto de muerte. Y de un silencio y de una inmovilidad que
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hacen evidente a contrario que debido a que el tiempo de la conciencia viva del espectador es siempre el de una contracción, de una condensación, de una abreviación, de un montaje, es el tiempo del cine, tiene lugar la conjunción del flujo de la película y del de la conciencia cspectarorial, y el espectador puede adoptar el tiempo de los personajes que viene a injcrtarsc en su propio tiempo como selección, contracción y montaje de sus propios recuerdos. Este minuto que dura un minuto es engastado como un eclipse en el tiempo condensado del cine. Es una parada ante la muerte, una parada de muerte, la muerte como de-contracción total. El cine, es decir, el movimiento, es decir, la vida, son mantenidos a raya, se inclinan: la agitación del corro que no era más que empujones, gritos, compra y venta de acciones, todo eso se interrumpe. La exactitud del registro del minuto suspende la vida cctuc scíeccián, "Aquí un minuto vale millones", dice Pie ro (Alain Delon) en voz baja a Vittoria (Momea Vini). Después vuelven a las cotizaciones. eCurinto cuesta un minuto de película? La coincidencia de un minuto con un minuto demuestra que sin esta coincidencia existe precisamente el cine, que el cine, que utiliza otras coincidencias, no la necesita, y que todo tiene un precio: el precio del tiempo que pasa -de la irreductibilidad y de la irreversibilidad de la selección. Todo cine es "hollywoodiano", toda película espera su "selección" y su precio, incluso esta película que, con su minuto de silencio que dura exactamente un costoso minuto, pertenece al cine europeo que es continuación del neorrealismo, a la época de la "nouocílc vage", y muestra una "imagen-tiempo" pura.
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13. El tiempo del otro Mi tiempo siempre es el de los otros. El cinc lo revela cinematográficamente. Debido a que el flujo de la conciencia es contracción del tiempo el cine puede desencadenar este proceso de adopción en el que mi tiempo, durante el tiempo de una película, se convierte en el tiempo de otro y en otro tiempo. Mi tiempo se construye sentado sobre el tiempo que saca a los otros -incluido dándose a estos otros en un entrelazado de flujo y como de savias. Por esa razón la soledad es tan difícil de soportar. En la soledad en la que el otro falta, ya no hay tiempo, "no pasa nada", "no sucede nada", me enfrento con el aburrimiento porque no encuentro más que la cáscara vacía de un "yo" que el tiempo del otro ya no lleva. Si en aquellos desapacibles domingos por la tarde, la distracción cinematográfica o televisiva puede procurarme otra síntesis es porque el flujo fílmico viene a seleccionar por mí. Viene a alterarme y a desalterarme (a relajarme), a animarme (es una especie estimulante) y me da acceso al otro que está en pnmer lugar en mí y que sólo espera la vida, es decir, el cine, la imagen del otro, para ponerse en movimiento proyectándose en él. Sólo es posible encontrar al otro en sí mismo. Sólo es posible encontrar en sí mismo -a la vuelta del otro, real o ficricio-. al otro de sí mismo, 44
al otro que sí mismo, la novedad de sí mismo: la continuación de la histona que es un sí mismo cuya ocasión y posible transplante de un episodio suplementario es cualquier otro. Del otro sobre el que proyecto espero que entre en mi película, la apoye y le haga pantalla -como productor, guionista, personaje, ambientación, accesorio, etc. Es lo que más adelante)' llamaremos la pre-rextualidad del Yo donde el Yo es ya un Nosotros. Porque, como dijo Bergson, el presente de la conciencia, que es memoria, es contracción de todo el pasado y porque el tiempo, que es retención primaria, es selección por las retenciones secundarias, en la vida como en el cine yo visiono, monto todo lo que ha sido rechazadoarchivado: tomas de vistas, tomas de sonidos, tomas de olores, tomas de tactos, tomas de contactos, caricias; retomo todo eso que desmonto y remonto, que cobijo -esto da unos personajes y unas situaciones: las pcrsonas sobre las que proyecto un nuevo episodio, las cosas que forman el decorado. El otro no es sólo "los otros", también hago documentales, miro el jardín, la calle, la montaña o el mar, la carretera, los coches ante mí en la carretera, los transeúntes y las multitudes, y todas estas pcrsonas que observo donde nada me sucede, pero que me llega en bloque. También puedo romar'tme" como otro, fllmar'tme", "auro't-proyectarme, injertar'trne'' sobre "mí mismo", romarvme" como tutor, como soporte y como pantalla: por ejemplo, escribir. Es decir, "objetivar'tme para mí mismo, "exteriorirzar"me, "expresarvme: terciarizarme. Sigue siendo montaje, es ya cine.
14. La televisión Hacia el principio de la segunda mitad del siglo XX, el tiempo del cine que está en su apogeo se convierte en televisión. En 1954, el 1 % de los hogares franceses está equipado con una televisión. En 1960 son el 13,1 %; en 1970, el 70,4 %; en 1980, el 90,1 %; en 1990, el 94,5 %. Se calcula que hoy existen aproximadamente mil millones de televisiones en el mundo: la casi totalidad de la población mundial está "cubierta". El siglo XX, nacido del cine, se termina con el dominio aplastante de las conciencias por los tiempos de los objetos temporales audiovisuales que difunden hacia ellas centenares de canales a través de las parrillas de programación que forman un nuevo tiempo social, una nueva calendariedad. Es el sector de lo que los economistas llaman las industrias de programas, que son muestra ellas mismas de lo que Horkheimer y Adorno bautizaron en 1947 como la Kulturindustrie. Igual que la técnica del eme hereda de la técnica de la fotografía y se asocia a la lonografla, la técnica de la televisión añade al cine sus características específicas, que producen el efecto propiamente televisual. Hemos visto que a la "objetividad del objetivo" fotográfico, al "estoha-sido", en el que cree espontáneamente el espectador de la fotografía -cree que lo que ve en el fotograma "ha sido", porque sabe (con un saber intuitivo) que los fotones dispuestos en el papel fotosensible han sido emitidos por un cuerpo rea] que ellos reproducen por rcconsutu46
ción opto-química de las relaciones de contrastes engendrados por la emisión fotónica del cuerpo fotografiado, 10 que hace de la foto una técnica analógica-, el cine añade la dimensión de la duración: sucesión de los fotogramas y persistencia retiniana dan un objeto temporal, constituido por un antes, un durante y un después en movimiento -en movimiento en la conciencia dd espectador que transcurre a medida que su objeto (la película) también transcurre. Ahora bien, la característica de los objetos temporales es que el transcurso de su (lujo coincide "punto por punto"¡\ con el transcurso del flujo de la conciencia del que son el objeto -lo que qUiere decir que la conciencia del objeto adopta el tiempo de este objeto: su tiempo es el del objeto, proceso de adopción a partir del cual se hace posible el fenómeno de identificación típica del cine."
A estos efectos propios de la fotografía y del eme, la televisión añade dos nuevas determinaciones: 1. Como técnica de teledifusión permite a un público de masas mirar simultáneamente el mismo objeto temporal en todos fas puntos de un tcrritorio y hace posible la constitución de megaobjetos temporales: fas parrilías de programación, en las que los flujos de los diferentes objetos temporales audiovisuales se encadenan unos con otros para formar la cadena de un archíflujo -la "cadena de televisión". 2. Como técnica de captación y de raransmision en directo permite que este público viva colectivamente y en cualquier punto del territorio el acontecimiento captado en el rrusrno momento en que ha tenido lugar
Estos dos efectos propiamente televisivos transforman tanto la naturaleza del propio acontecimiento como la vida más íntima de los habitantes del territorio. Las industrias de programas realizan una sincronización súbitamente aumentada de las diacronlas constitutivas de las culturas, es decir, también de las conciencias. Es este proceso lo que constituye el fondo de la crítica de lo que Horkheimer y Adorno llamaron las industrias culturales.
6. En el último capítulo de La de.orlenlanón, op. át., "Objeto temporal y finitud rcreneional". También he mantenido que más tarde el propio Hu.<serl "corregirá" parcialmente e.'la po,iei<Ín. 7. Xavier Lemarchand <" '-{uien ha comparado el efecto Koulechov con estos análisis en Differancc el audiot'lsieinuménque, tLSi, defendida en la Universidad de tl:[nología de Compiegne, 1998. H. Cf F. Albera, "Introductinn a Lev Koulechov", L"An du cináma el aulres ¿e"';ts. Lausanne, L'Áge d'homme, 1994, p. 11.
r. N. de la T.: hay un juego de palabras ya que en francó la expresión sefaire dn <m¿ma signifIca "fanta'ear, imaginar las cosas como uno desearía '-{ue funan".
NOTAS
1. "E~te esquematismo de nuestro entendimiento, relativamente a lns fenómenos y a su simple [mma, es Un arte escondido en las profundidades del alma humana v cuyo mecanismo siempre será dificil anancar". Inmanuel Kant, Critique de la
rais~n ;ure,
traducci"n al francés de Treinesaygues y Pacaud, PUF, 1944, p. 153. [Existen varias traducciones al castellano de la Crítica de la [tJzón pura. entrc otras la
publicada por Alfaguara, 1998.]
2. Op. á/., cap. 1, p. 28 Ystes. 3. Roland Barthcs, Lo Chambrr cleire, Le Seuil-Gallirnard-Cahiers du cinéma, 1979, p. 122. ['traducci6n al castellano: La cámara lúcida. Nota sobre lu futagrafia, Paidés Ibérica, 19i19.J
4. Cf La deson'enlación, op. át., p. 31. S. Gilles Delcuze. Cirltma]: L'image-mouvement, Minuit, 19i13.1" 10. [Traducci(,n al castellano, La imagen-movimiento: estudios sobre cinc] y 2, Paidós Ibérica, 2003 y 1996, rcspecnvamcntc.]
9. Me parece que 'can-~Iichd Salanskis no ha comprendido este último capítulo en la reseña, por otra parte meticulosa, 'IUC hizo de los dos primeros tomos de L" técnica y el tiempo, "Eccc faba". Les Temps modernes, n" 60il, abril-mayo de 2000. Sostiene que en ellos denuncio la distinción hecha por Husserl entre recundo primario y secundario (es dccir, mbrayémo,lo de paso, entre percepción e imagina" tilín), 1-1i objetivo es, por el contrario, re-afirmar e,ta distinción al tiempo que planteo <:¡ue "s¡á debilitada por el hecho de que el propio Hw;serlla mtie",k como una oposiaon, En cons"cucncia. yo planteo evidentemente que una percepción nunCa c., pura de toda imaginación. que toda I'Cfc"l'ciÍ>n c., Una proyección, Así recuerdo simplelllcnte que una distinción no es una oposición y 'Iue la metafísica empieza por esta confusiÍ>n, ""bre la <¡ue volveré ampliamente. También volveré, más addante en e,la obra y en el tercer torno de L" lécnica y el tiempo, sobre diversas cuestiones sus" citd,iaS por este articulo de mi amigo Salanskis. 10. En La técmca y el tiempo, vol. 1\; Símbolos y diablos o fa guerr" de los eipín'tus, de próxima aparición. 11. Bergson comprendía esto muy bien. 12. Fueron presentado., por primera vez en 1985 en Roma, a invitación de /can Lauxcrois, y publicados en 1990 en La Revue ph¡loiophiqlle bajo el título de "Memoires gauche,". Dcspuó los retomé en el primer capítulo de L" dCione"taciórl. Añado aquí las consecuencias de lo, análi,i, dd objeto temporal que propuse en el 49
último capítulo de ",la misma obra, cuyos principales resultados respecto a las int<:nClOnes de esta nueva ohra acaban de ser resumido' aquí. El. Roland Barthes, La (hambre da/y", op. cít .. p. 148.
14.I.a demrielllación, op. á/.. p.. ~9.
':l'
1S. Cf La tfcllica y el tiempo. vol. T\': ,k próxima aparición. 16. Alain Resllais, L'Al'alll"Sci:ne (i,,¿ma,
dor y de la película. pero también de la banda sonora LIl relación a la, irn.igenes y en relación al proce'" de adopción resultante de ello: el momento principal <:s un "tiempo real" cuya toda dramaturgia es la interpretación de una partitura de música que se desarrolla regularmente en la pantalla. La partitura doempeiiJ ahí el pJpcl del reloj en FOllr o'dock. Un grito de Dororea, la heroína, el momento cruCIal d" un inl"nto d" a,,,sin"to que debí" haber tenido lugar al sonar un golp" (k platillos, rompe a la vez el tiempo real de la seeucnci~ y el tiempo de la música: se iucerrumpe el concierto. Dorctea es, además, cantanlc.
,,0 26i',
marzo de 1981, p. 7.
11. ;'\l. de la T: estos dos términos "susn:ptibk: pasante'· tienen en francés una similitud fonética quc se pierde en la traducción: pa.,úh!t': p"mmt. 17. Una película dc Elia Kazan de 1951 difundida en Francia con el título de Un /Mmway nomme Dcsír; [N. de la T. Y en España con ti (k Un trallv¡a llamado
Desm·1 18. 1"0 q"t' el vie!JIo se /levó, de Victor Fkming, 1939. Hl. N. de la T: otro Juego de palabra, ya tlUC el término passcr, "pasar" ticnc también d significado de "poner" una película.
24. En el último tomo de La técnica y el tiempo. Sobre este concepto, tI también B. Sliegler, "C" gui D..ul dd"m". Churt',
"D 54, 199:'5.
25. La expresión es de E. Husserl, Ln,'ons pour u"t' ph¿nom¿"ologie dt' la eOlISuena i"time dn temp.'. op. cit. 26. Y lo qu<: Sng<.: Dancy y fcan-\1ichd Frodon llaman la "máquina de domesticar" cinematográfica y el electo de "redcnciún mecánica". Cl Je"n-l\ficbel Frodon. La Projeetion nationaie. Cinema et nation, Odile [acob, 1998.
19. Edmund Husserl, Le{"OIls ponr 1II1t' ph¿nom¿"ologie de la ronsaoncc intime du tcmps. tr. H. Dussorr, PUF, 1964, p. 66. [Traducción al caslcllano Lecciones para una fcnomcnologia de la eOlleit'""" ¡Iltnna del tiempo, Trona, 2002.1
zo. u; lbid., p. en 21. Paul Ricoeur. Tt'mp., el Ridt, 1. In, Le Ternos raconté, L" Scuil, 1985, p. 55. [Traducción al castellano: Tit'mpo.v 'lIl".,u:ió'l, Siglo XXI. 1996.J IV N. de la T.: término inglés -quc mantenemos tal como se empka m el o[]ginal- 'luc cn la jerga cinematográfica se "m pica para designar el trabajo. pr~vi{) al montajc, de visionar todas las imágenes lOmadas duraute el rodaje y de retranscribirlas ~n orden cronológico en una hoja d", dnw/lIlgt'. 22. S",ric de televisión Smpicuon, 1957. B. El hombre que sabía demasiado ocupa un lugar especial en el cine de Hitchcock (que ba ofi-ecido dos puestas en ~sc""a dift:rentes de esta película) en relarión a la temporalidad en el cine, al transcurso de los Hujos de la conciencia del espeeta-
su
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Capítulo dos
EL CINE DE LA CONCIENCIA
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1. Siniestro espiritual Mientras que la televisión apenas nacía, Horkheimer y Adorno vetan ya en el eme hollywoodiense asociado a la radio y a los magacines la inminencia de un siniestro del espíritu, producto de un dispositivo de alineación en el que "los autos, las bombas y las películas aseguran la cohesión del sistema" " barbarie estética que subordina de la misma manera todos los sectores de la producción intelectual con este único fin: marcar los sentidos de los hombres desde Sil salida de la fabrica por la tarde hasta su llegada al control de entrada al día siglllente por la mañana.'
eCómo habrían descrito estos filósofos la vida del trabajador -o del parado- que hoy pasa en Francia cerca de cuatro horas ante la pantalla de la televisión? Y équé habían podido esperar de lo que se prepara con las redes digitales? Porque es indudable que en un plazo ya no muy lejano éstas cambiarán en lo más profundo el conjunto de los medios de comunicación de masas y, en particular, la televisión, al integrarla en 110 nuevo sistema -que sin duda ellos habrían anticipado como un dispositivo de "alineación" mundial en el que al convertirse la televisión en telcucción, el advenimiento de la telesociedud podrá realizar ya sin freno alguno esta "sociedad de mercado" de la que hablan los socialdemócratas europeos.
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2. De la imagen objeto a la imaginación trascendental Hace algunos años escribía yo a propósito de la materialidad irreductible de la Imagen que
la imagen en genera! no existe. Lo que se llama la imagen mental y lo que yo llamaría aquí la imagen-ohjetu, inscrita siempre en una historia y en una historia técnica, son dos caras de un único y mismo fenómeno que no se pueden separar más qne el significado y e! significante que en el pasado definían las dos caras del signo lingüístico. Es definitiva la crítica que [acqoes Derrida ha propuesto de la oposición de estos dos conceptos en el sentido de que el significante sería una uariación contingente de una Invariante idea! que sería el significado. Del mismo modo que no existe "significadu trascendental" no existe imagen mental en general o "Imaginería trascendental" que precedería a la imagen-objeto. Queda la cuestión de la Imaginación trascendental que no abordaré aquí.' Es precisamente esta cuestión de la imaginación trascendental lo que a partir de ahora se trata de examinar retomando la cuestión de la imagen-objeto desde el punto de vista de la finitud rerencional: Si evidentemente hay una dIferencia entre imagen mental e Imagen-objeto qne, S111 embargo, no es una oposición, esto SIgnifica que éstas sIempre tienen que ver una con otra y ninguna puede reducir la diferencia de la otra.
La diferencia que se impone más inmediatamente es que la objetiva dura mientras que la mental es efímera. De! rrusrno modo, un recuerdo-objeto dura l...[ mientras que un recuerdo "mental" se horra inel uctablemente -y a corto plazo: la memoria viva, la memoria vivida es esencialmente lo que Baquea, siempre acaba por dejarnos. La muerte no es otra cosa que una desaparición total de memoria.' Planteando esta finitud retencional como principio de cualquier otro análisis filosófico es como desarrollé, en El pecado de Epimeteo y La desorientación, los conceptos de cpifilogénesis y de retención terciaria. Si criticando la concepción husserliana del tiempo a la vez que se inspiraba en ella Heidegger plantea que "el ente que somos nosotros mismos" siempre es heredero, siempre va precedido de un ya-ahí fáctico, de un pasado que él no ha vivido, que no es, por tanto, el suyo, que sin embargo debe convertirse en su pasado y que, por lo tanto, en cierto modo tiene que adoptar, he tratado de demostrar que la consecuencia -que Sein und Zeit no asume y toda la cuestión de la política heideggeriana tiende a esta ambigüedad- es que más allá de las retenciones primarias y secundarias analizadas por Husserl debe haber retenciones terciarias, es decir, huellas técnicas que hacen accesible al Dasein este pasado facticio que no es el suyo, que no ha vivido y que, sin embargo, debe convertirse en e! suyo, de! que debe heredar como su historia. Tal es su historicidad (Geschlchtlichkeit). Lo que yo llamo retención terciana, Heidegger lo llamó también Weltgeschichtligkeit (lo histórico-mundano)'. Pero renunció a inscribirlo en la esfera originaria de la temporalidad "auténtica". Ahora bien, vamos a ver aquí que esta cuestión es e! centro mismo de los misterios kantianos que rodean la cuestión de la imaginación trascendental.
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3. Hollywood, capital del esquematismo industrial Sólo a partir del hecho de la técnica existe "cultura" y "espíritu". Adoptar este punto de vista tiene graves consecuencias respecto a la critica que se puede intentar del concepto de industria cultural elaborado por Horkheimcr y Adorno. Para caracterizar esta industria ellos hacen referencia a lo que Kant llama el esquematismo de los conceptos puros del entendimiento.' El kantismo distingue dos fuentes sin las cuales para el sujeto humano no es posible ningún conocimiento: la sensibilidad y el entendimiento. La esquemariz.ación, operada por la imaginación, es lo que permite su unificación, es decir, al mismo tiempo la unidad de la propia conciencia. Ahora bien, al ser las industrias culturales industrias de lo imaginario, Horkheimer y Adorno describen la industrialización de la imaginación como una exteriorización industrial del poder de esquematizanón y con ello, como una reificación, como una cosificación alienante de la conciencia cognoscente:
La imaginación unificadora sería en Cierto modo dejada de lado, eliminada por la industrialización de la cultura que literalmente embrutece a sus dientes-sujetos y que aliena de la forma más radicalmente POSIble al libre sujeto de la razón -al que, precisamente, ella sometería. A partir de ese. momento, la "mercantihzación'' general de los hienes culturales sería también necesariamente la liberación de aquello que la sociedad lleva consigo de más irracional-de menos "cultural" y de más "desrazonable": de más bárbaro. Horkheimer y Adorno acusan así al cine de paralizar la imaginación y, más generalmente, el discernimiento del espectador hasta el punto de (lue éste ya no es capaz de distinguir pereepcián e imaginación, realidad y ficción -discurso que hoy podría aplicarse tal cual a la realidad virtual o a los juegos electrónicos: Cuanto más éxito tiene [la industria cultural] en ofrecer por medio de sus técnicas una reproducción parecida de los objetos de la realidad, más fácil es hacer creer que el mundo exterror es la simple prolongación del que se descubre en la película. La introducción súbita del sonido ha hecho pasar el proceso de reproducción industrial enteramente al servicio de este propósito. Ya no hace falta que se pueda distinguir la vida real de la película. (P B.,) Hay, pues, un csqaemausmo industrial y hay una capital: Hollywood.
La industria ha privado al indnnduo de su función. El pnmer scrouno que la industria aporta al cliente es esquematIzar todo por él. Según Kant, un mecanismo secreto que actúa en el alma preparaba ya los datos inmediatos de tal manera que estos se adaptan al sistema de la Razón Pura. Hoy este secreto ha sido descifrado.' 59
4. La obsesión común de Husserl, Horkheimer y Adorno, y la economía política de la conciencia De ser esto cierto, habría sin embargo que explicar por qué y decir cómo la conciencia puede ser hasta ese punto penetrada y controlada íntimamente por el desarrollo de una película -}; por lo tanto, qué verdad de la conciencia y de la "vida real" se releva al cinc. En el capítulo anterior hemos visto: 1. Que una película es un objeto temporal que "coincide" con la conciencia en tanto que proceso retencional afectado siempre por las retenciones terciarias, y
2. Que, al analizar la singularidad del objeto temporal Husserl descubre ahí que no hay que confundir la retención primaria, constitutiva del objeto temporal y que pertenece al presente de la percepción, con la retención secundaria, que puedo reactivaren imaginación por el juego del recuerdo y que constituye el pasado de mi conciencia; en otras palabras, que Husserl afirma cuarenta años antes que Adorno y Horkheimer que no hay que confundir percepción e imaginación -y que, al contrario de lo que será inducido por el desarrollo de las industrias culturales, es necesario "que la vida real pueda distinguirse de la película"; 3. Que si Husserl, Horkheimer y Adorno tienen mucha razón al denunciar los peligros de una confusión entre percepción e imaginación, que sólo puede producir una confusión mental -aquí, de dimensiones 60
industriales-, ahora sabemos que esta distinción no debe mudarse en oposición ni, por lo tanto, esta denuncia en denegación: lo hemos comprendido a partir del fonógrafo en tanto que éste constituye por primera vez la posibilidad de repetir idénticamente un mismo objeto temporal que ofrece cada vez dos fenómenos diferentes. Esta repetición sólo es posible por medio del reg-istro, por medio de esta reproductibilidad tecnológico-industrial que es el fundamento objetivo e infraestructural de las industrias culturales, de las que hablan Horkheimer y Adorno después de Walter Benjamín, pero que, a pesar de Walter Benjamin, fracasan en pensar lo mismo que Husserl, mientras que es su objeto mismo (a diferencia de Husserl): la KuLtun"ndustrie. Su fracaso consiste en no haber comprendido que si es cierto que la composición de las retenciones primarias y secundarias, que constituye el verdadero fenómeno del objeto temporal y que explica que el mismo objeto repetido dos veces pueda dar dos fenómenos diferentes, si, por lci tamo, es cierto que esta composición está sobredererminada por las retenciones terciarias en sus características técnicas y epokhales', el centro de la cuestión de las industrias culturales es entonces que éstas constituyen una realización industrial y, por lo tanto, sistemática de nuevas tecnologías de las retenciones terciarias y, a través de ellas, de criterios de salcecion de un nuevo tipo -y, en este caso, sometidos totalmente a la lógica de los mercados, es decir, a los accionistas. Esto constituye una nueva época, verdaderamente revolucionaria, de la economía política de la conciencia. De manera muy general la retención terciaria es esta prótesis de la conciencia sin la cual no habría espíritu, ni retorno, ni recuerdo del pasado no vivido, ni cultura. El fonograma es una prótesis semejante, pero constituye un tipo de ésta completamente singular -singular en 61
qUlO hace evidente que como registro de una huella en un objeto, aquí un registro analógico. el recuerdo terciario sobredetermina a su vez la arnculación de las raenaones primarias y secundarias. Es lo que hemos visto también analizando la Intervista, pero habríamos podido demostrarlo Igualmente refiriéndonos a La rosapúrpura de El Cairo, de Woody Allen, o a Smoke, de Wayne Wang. Husserl quiere excluir que la percepción sea cine, sea "sólo cine", y que lo percibido nunca sea más que la pantalla de proyección del cinc. y, por lo tanto, excluye de sus análisis la retención terciaria y, en especial, el fonograma. ¿Por qué razón Horkheimer y Adorno hacen lo mismo cuarenta años después de Husserl, pero sobre todo diez años después de la escritura del famoso texto de Beujamin, La obra de arte en la época de su repraducibilidad mecámca, cuyo inmenso alcance se les escapa manifiestamente?' Respuesta: porque ellos apelan a la Critica de la razón pura en relación a la cual una consideración, en la constitución del flujo de conciencia que es también el sujeto kantiano, del papel de la retención terciaria, es decir: de la técnica en general, como sistema epifilogenético, constituye un cuescicnamicnro radical. Así pues, el fracaso de ambos alemanes emigrados a Estados Unidos que en 1947 se disponen a regresar a su arruinado país sería sobre todo el índice de un misterio del pensamiento kantiano que queda por explorar -el misterio del esquematismo, cuya exploración bien podría modificar la cuestión de los criterios en la Critica de la razón pura-la cuestión de los criterios, es decir, la cuestión crítica por excelencia. De este modo se requeriría una crítica de la Crítica de la razón pura, una "nueva crítica", como cuestión del cinc de la conciencia, es decir, también de la técnica en tanto que horizonte de toda retención terciaria y condición inicial de una tecnología industrial, que apela a la elaboración de una economía política de la conciencia que en otra parte he Ila62
mado, y entre unas comillas que he explicado y que mantengo aquí, una "ecología del espíritu"." Los fundamentos de este programa son los que constituyen el objeto de la presente obra. La experiencia de una reproducción idéntica de un objeto temporal sólo fue posible por primcraocz en toda la historia de la humanidad a partir de eros y Edison: al inventar la fonografía analógica transformaron en profundidad el Juego de la memoria, de la Imaginación y de la conciencia. Esta transformación continuó con el cinc, después con la televisión y la Kulturindustrie en general-que exterioriza y reifica al mismo tiempo el trabajo de la imaginación sin embargo "trascendental". eCómo fue esto posible?
5. La "triple síntesis" en la Crítica de la razón pura
Horkheimer y Adorno recurren al esquematismo de Kant como SI este concepto se diera por hecho, como SI no conllevara problema alguno, cuestión crítica alg-una. El concepto del esquematismo se cxpone en el primer capítulo del libro Il de la Analítica trascendental CAnalítica de los principios") y continúa, por tanto, el último capítulo del libro 1 ('i\nalítica de los conceptos"}. Este último capítulo se titula "Deducción trascendental de los conceptos puros del entendimiento". Esta deducción trascendental se opera a partir del concepto de lo quc la Crítica de la razón pura denomina una triple síntesis. 63
Ahora bien, nadie ignora que esta Deducción, que precede y condiciona la exposición del concepto de esquematismo (capítulo 1, libro II, "Del esquematismo de los conceptos puros del entendimiento"), existe en dos versiones que son ampliamente contradictorias y han sido objeto de abundantes comentarios de la tradición postcrítica. Aquí veremos que estas dos versiones, reivindicadas ambas dos por Kant a pesar de sus flagrantes contradicciones (ej más adelante epígrafe 8), tropiezan tanto una como otra precisamente con la cuestión de un cine de la conciencia, de un cine constitutivo de toda actividad consciente cuyas tres síntesis
serían precisamente unas operaciones. Las tres síntesis de aprehensión, de reproducción y de reconocimiento que Kant distingue en la primera versión de la "Deducción trascendenral':" son, en efecto, estrechamente solidarias de las retenciones primarias, secundarias y tercianas, y para las industrias culturales sólo es posible "esquematizar todo para bus clientes]" en la medida en que Las retenciones terciarias desempeñan aquí (en la constitución de La conciencia] un papeL primordial -que evidentemente no es reconocido por Kant. Además Kant habla de la diferencia entre retención primaria y secundaria, y en ciento modo la contempla sin hacerla ni verla. O mejor dicho, esta diferencia k contempla, le concierne, pero él no la ve. De ahí una gran confusión entre dos versiones de una Deducción que se contradicen y, sin embargo, ambas son admitidas por el autor como legítimas. Por decirlo en otras palabras;
1. El paso de la edición de 1781, llamada A, a la de 1787, llamada B, testimonia un fracaso en la articulación de las tres sintesis de la imaginación definidas en A, retomadas en B bajo el concepto de la unidad tras-
cendenral de la apcrcepción (la imaginación se relega entonces al seg-undo plano y el entendimiento recupera su autonomía absoluta).
2. Lo que Kant no comlgue pensar ni, por tanto, expresar claramente en A (no más que en B -aunque B resuelve la dificultad retrocediendo en relación a A para eliminar la contradicción), es la diferencia entre las retenaones primaria y secu,idan"a pensadas más tarde por Husserl y que en Kant no dejan de confundirse como síntesis de la aprehensión y de la reproducción. 3. Si puede existir un "esquematismo industrial" es porque el esquema es originariamente y en su estructura misma industrialisablc: pasa por la retención terciaria, es decir, por la técnica, la tecnología y, hoy, la industria. El fracaso en la distinción de las dos primeras síntesis es también el fracaso en el reconocimiento del "sustrato" indispensable de la tercera -cuya necesidad, sin embargo, veremos (en el parágrafo 14) que, a su manera, en cierto modo enuncia la Critica de la razón pura.
6. La confusión de Kant La "triple síntesis" es una realización de lo que Kant llama la "espontaneidad del entendimiento"; El conocimiento es un conjunto de representaciones comparadas y relacionadas [...l. Una síntesis corresponde siempre a la sinopsis (del sentido) y la receptividad sólo puede hacer posible unos conocrrmentos uniéndose a la espontaneidad (del entendimiento). Ahora bien, ésta es el principio de una triple síntesis que se presenta en todo conocimiento y que 65
comprende: la síntesis de la aprehensión de las representaciones como modificación del espíritu en la intuición; la de la reproducción de estas representaciones en la imaginación y la de su reconocimiento en el concepto. Por lo tanto, estas tres síntesis llevan a las tres fuentes subjetivas de conocimientos cuyo entendimiento hacen posible ellas mismas y por medio de él toda experiencia." La cuestión de esta triple síntesis y, en primerfsimo lugar, de la primera de estas síntesis, la llamada "de la aprehensión", es la cuestión de! tiempo: si lo diverso de la intuición debe ser ordenado es porque todas nuestras representaciones "pertenecen al sentido interno", todos nuestros conocimientos están sometidos a la condición formal del sentido interno, es decir, al tiempo en el que deben ser ordenados todos, vinculados y puestos en relación." Por esa razón, en lo diverso la intuición debe "distinguir e! tiempo en la serie de las impresiones". Esta distinción de la sucesión temporal capaz de la intuición de cualquier fenómeno, sea cual sea, es lo que permite la síntesis de la aprehensión. Kant precisa entonces qué es la síntesis de reproducción: Unas representaciones que a menudo se suceden o se acompañan acaban por asocrarse entre ellas y por formar así una relación tal que en ausencia del objeto una de esta, representaciones hace pasar el espíritu a otra, siguiendo una regla constante," Kant describe aquí el fenómeno de la retención secundaria analizada por Husserl. Ahora bien, e! problema aparece al final del parágrafo: confunde esta capacidad de reproducción con la retención primaria. A 66
partir de este momento está obligado a plantear que la síntesis de reproducción es la retención en la propia aprehensión: Si siempre dejara escapar de rru pensamiento las reproduccrones precedentes (las primeras partes de la línea, las partes anteriores del tiempo o las unidades representadas sucesivamente) y si no las reprodujera a medida que llego a las sigUIentes, nunca se podría producir mnguna representación entera, [...] ni siquiera las del espacio y del tiempo." En otras palabras, Kant comete preCIsamente el error que Husserl reprochará a Brentano. Porque habla manifiestamente de retenciones primarias, mientras cree describir la síntesis de reproducción, [al como ésta haría posible la aprehensión y en ese sentido debe concluir que, por lo tanto, "la síntesis de la aprehensión está inseparablemente unida a la síntesis de la reproducción". En otras palabras, no dice que unas retenciones secundarias acompañen siempre, como criterios de selección, al proceso de retención primaria sino que la aprehensión es de entrada retención, es decir, reproducción, la cual se define claramente aquí como 10 que Husserl llama rerrecucrdo en el sentido de retención secundaria. Kant no dice lo que nosotros sosteníamos al concluir nuestra lectura de Husserl, aunque casi lo diga -a saber, que primario y secundario siempre se acomodan. Sólo lo diría si hubiera sabido identificar lo que hace la singularidad de la retención primaria. Ahora bien, precisamente no ha sabido distinguirla de la retención secundaria y de esto es de lo que es testimonio este texto. Kant cree describir en él la síntesis de reproducción ahí donde se trata de la aprehensión en tanto que fenómeno de retenciones primarias que precisamente no deben ser confun-
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didas con las retenciones secundarias que constituyen la esencia de la síntesis de reproducción. Pero, por otro lado, en Cierto modo Kant introduce así por detecto la cuestión de la relación entre primario y secundario que Husserl excluirá. Lo que significa que él reserva ya un lugar para la cuestión de un papel de la imaginación en la percepción. La confusión de las dos formas de retenciones es también la de las dos síntesis y, evidentemente, pesará en la definición de la tercera síntesis. Sin lugar a dudas es esta confusión de 1781, que hace muy oscuras sus palabras, lo que le obligará a escribir en 1787 una nueva versión de la "Deducción trascendental". ¿En qué puede consistir exclusivamente la síntesis de aprehensión, "la comprensión [del] desarrollo sucesivo de la diversidad" si ésta no es precisamente la retención de lo desarrollado por lo que se desarroíia actualmente? Kant sólo podría distinguir claramente esto de una retención secundaria (de la reproducción "en ausencia del objeto" que define la síntesis de reproducción) si considerara la primera síntesis como conservación de lo "recién pasado" en el siempre presente y como protención de lo todavía por llegar.
7. La síntesis de reconocimiento como unificación del flujo de conciencia reproducible Interviene entonces la tercera síntesis, llamada de "reconocimiento": Al mismo tiempo que nuestros conocimientos deben referirse a un objeto, necesariamente deben con<:¡rdar entre ellos en relación a este objeto, es decir, tener esta unidad que constituye el concepto de un objeto." La síntesis de reconocimiento asegura la coherencia de la conciencia consigo misma en tanto que ésta es un flujo cuya unidad debe ser garantizada: este flujo no puede contradecirse él mismo. Esta unificación del flUjO sobredetermina como síntesis de reconocimiento la unificación de las síntesis de aprehensión y de reproducción por medio de las cuales un objeto puede presentarse a la conciencia unificado él mismo por el simple hecho de la unificación rnognitiva del flujo de conciencia: Está claro que la unidad que constituye necesariamente el objeto no puede ser otra cosa que la unidad formal de la conciencia en la síntesis de lo diverso de las representaciones. Conocemos el objeto cuando en lo diverso de la intuición hemos operado una unidad sintética." Esta unificación de la concrcncra consigo misma a través de sus objetos es la proyección de la apercepción que Kant llama trascendental en
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la medida en que es testimonio de una necesidad a priori que expresa una regla (un concepto): Pero esta unidad es imposible si la intuición no ha podido ser producida por esta función de la sfntesis, según una regla que hace ncccsa na a priori la reproducción de lo diverso y posible un concepto en el cual este diverso se unifica. Ahora bien, esta unidad de la regla determina todo lo diverso y cl límite para unas condicionas que hacen posible la unidad de la apercepcion, [...] Si el concepto puede ser una regla de las intuiciones es sólo porque representa en unos fenómenos dados la reproducción necesaria en su diverso y, en consecuencia, la unidad sintética en la conciencia que tenemos de ello."
requerir ella misma la aprehensión sintética de lo diverso de la sensibilidad. Ahora bien, esto sólo es posible a condición de que el flujo de conciencia sea él mismo reproducible: las tres síntesis son también la traducción, en el fenómeno total de la conciencia, de las tres formas de retenciones -y de lo que las vincula necesariamente. Esto es lo que vamos a examinar ahora.
8. Las dos ediciones de la conciencia de Kant En resumen, la unidad trascendental de la conciencia es también la de sus objetos y, por lo tanto, del mundo en general -es lo que Kant denomina una afinidad trascendental. El concepto unifica la diversidad de lo que se re-produce en la empiricidad como su esencia y su necesidad, pero en tanto que los pro-duce. De la re-producción de lo diverso pasado abstrae su unidad que queda por llegar: la re-producción es más profundamente pro-ducción porque el concepto pone en práctica la legalidad a priori del flujo temporal que constituyen las categorías. En ello, esta unificación recognitiva, que es también la del flujo mismo de la conciencia, es lo que a partir del pasado reproducible prepara el futuro unitario del flUJO Y de los objetos que se constituyen en él. Pero, ¿porqué afirmar aquí la necesidad de lo que he llamado el recuerdo terciario? Porque el reconocimiento es una hiperreproductibilidad, una legalidad de la reproducción en la que ésta se revela manifestar fenomenalmente no sólo una pro-ducción sino en cierto modo una repro-ducción, es decir, una pro-ducción (reconocimiento) que supone la materia de una reproducción (de la sfntesis de reproducción) al 70
"ante el conjunto del público que lee"
SIS
Las dos primeras síntesis sólo fundan su unidad en la tercera sfntede "reconocimiento"; ésta inserta las dos primeras formas de síntesis,
decir, de retenciones en elflujo unificado de La conciencia. Kant llama a esta unidad del flujo la unidad de La «percepción, En otras palabras, el papel de la tercera síntesis es el de hacer compatibles entre ellas todas las
CJ
retenciones primarias y secundarias que tejen la tela de una conciencia cn tanto que ésta es siempre la misma conciencia, sea cual sea la diversidad de las retenciones primarias y secundarias que la atraviesan y por medio de las cuales se trama, es decir, deviene. La tercera síntesis es lo que dispone y monta las dos primeras (que en cierto modo son rushes e insens) en un solo y mismo transcurso temporal -ya que todo esto forma en cierto modo el cine de la conciencia que proyecta. al estar pro-tendida hacia su futuro." 7J
Ahora bien, ccómo no señalar que el flujo de la conciencia del propio Kant y que Kant toma evidentemente por objeto de análisis y por modelo de la actividad de toda conciencia, se trama y se constituye en $U unidad en el curso del trabajo de escritura de los libros que constituyen la obra de Kant? e Cómo no señalar: lo Que esta unidad no es dada, sino prometida?
2. Que la fuerza de esta obra se debe a la unificación de los elementos de conciencia materializados que constituyen las retenciones tercianas literales de esta obra? 3. Que Kant sólo es el nombre del autor de esta obra y sólo nos interesa en tanto que tal, y al que sólo conocemos porque los flUJOS de su conciencia han sido retenidos por sus obras y como sus obras? Esta situación, de la que procede la autoridad de Kant, sólo es posible porque las síntesis primarias y secundarias de la imaginación son esencialmente sintetizabLes por este flujo (de conciencia) de síntesis que constituye un "recuerdo objetivo" como un libro o una película. Existen dos versiones de la Crítica de la razón pura -dos redacciones, es decir, dos archivaciones/síntesis de la historia de la conciencia del propio Kant y, a través de él, de la historia de la conciencia JilosóJica- la primera de las cuales se publica en 1781 y la segunda en 1787, cada una con un prefacio distinto, y en la segunda versión se operaron apreciables modificaciones de la Analítica trascendental, particularmente en lo que concierne a la "Deducción trascendental de los conceptos del entendimiento". Ahora bien, equé nos dice el segundo prefacio de la segunda redacción acerca de lo que hay que pensar de la primera redacción modificada por esta segunda edición-redacción? 72
Resumido de forma brutal, nos dice que la segunda edición no cambia nada de la pnmera, sino que es más elara -y que, en consecuencia, la primera edición sigue siendo completamente válida a pesar de las diferencias de redacción. Más precisamente, nos dice que si esta segunda edición ha ensayado unas "correcciones", estas correcciones suponen un ligero dafio para el lector que no se podrían evitar sin hacer este libro axccsioamcntc voluminoso. En efecto, más de un lector podría lamentar diversos pasajes que sin ser, es cierto, esenciales para la integridad del conjunto, podrían ser útiles desde otro punto de vista, y que ha habido que suprimir o acortar para dejar sitio a una exposición que ahora es, espero, más clara." Estas palabras son absolutamente sorprendentes si se considera que en ciertos aspectos la segunda edición parece en profunda contradicción con la primera -en particular, sometiendo la imaginación a la legalidad. del entendimiento y el sentido interno a la unidad de la «percepción, donde la triple síntesis desaparece en beneficio de una distinción de dos nuevas síntesis llamadas figurada e intelectual" y donde, por lo tanto, se borra toda huella y toda cuestión de la posibilidad de una triple retención. Ahora bien, estas contradicciones, que se refieren al papel de la tercera síntesis y al papel de la irnaginacíón, son precisamente el indicio de una dificultad de Kant para resolver la cuestión de la contradicción -de la contradicción del yo consigo mismo, lo que es la temporalidad misma de este yo, que Deleuze llama su "fisura"." Sin embargo, el prefacio de la segunda edición continúa explicando tranquilamente que esta nueva exposición no cambia además absolutamente nada en el fondo en relación a proposiciones y a sus pruebas mismas: pero, sin embargo, en algunas partes se aparta tanto 73
de la antigua en la manera de presentar las cosas, que no era posible Intercalarla ahí. As:,pues, a~bas ediciones se apartan considerablemente "en algunas partes, pero solo se trata de una separación de forma: nada se ve afeetado respe~to al fondo. Tanto es así que los editores contemporáneos de Kant publican ambas ediciones en una sola" , Io que e I Prcpro . K ant sugirió: Este iJgen:daño que, además~ cada uno puede reparar a JU gU.¡to por n:edw de La comparación con la primera edición, será ampliamente compensado, espero, por una mayor claridad. En resumen, existen profundas contradicciones entre 1781 y 1787 pero . Kant quiere a toda costa mantener la un'd d delJl uJo de su propia' 1 a COnct.en~la en .eL curso de Los años transcurridos, durante los cuales él ha envejecido seis años, sin negar nada de este pasado. Ahora bien, cqué ocurre de 1781 a .1787 además de este hecho dee que uuc eel tiempo r¡ paser, Ocurre que ~n el tiempo que transcurre tienen lugar dos aconrecimien., tos y, en particular, una crítica pública de la Critica que obligará a Kant a redactarla de otra manera" es decir a racríbi l hi t . d . . '. " '. ' r a Isona eSllproplo flUJO de conacncra ante el conjunto del público que lee"."
9. El medio del yo como material de proyección La conciencia sólo puede convertirse en conciencia de sí en la medida en que puede exteriorizarse, objetivarse en la forma de huellas por medio ' con. . de las cuales al mismo tiempo se hace a" eS1ibl e a Ias as d emas crencras. Y aunque Kant no haga intervenir' H 1 mas que usser a una 74
"retención terciaria" cualquiera. es evidente que el registro literal del flujo de la conciencia del propio Kant, tal como lleva a la escritura de la Crítica de la razón pura, es la condición esencial del análisis de la actividad de toda conciencia que ambicione ser esta obra. El pensamiento de Kant sólo puede presentarse ante nosotros como libro -además, exactamente como a él, excepto en que el pensamiento se presenta ante él y se hace presente en él en el curso mismo de su escritura, es decir, de su montaje... frente a él: sobre la pantalla de proyección que es la hoja de papel que sustenta el pensamiento, verdadera muleta del entendimiento. Por esta razón en 1996 puse de relieve en La desorientación esta frase de Idea de una historia universal desde el punto de vista cosmopolítico: "Entiendo por uso público de nuestra propia razón el que se hace como sabio ante el conjunto del público que lee" --es decir, evidentemente, en tanto que uno mssmc escribe. Es sabido que Kant nunca escribió nada al azar: Kant sólo puede fijar e identificar la unidad de la apercepción de la. conciencia que él es por medio de la posibilidad que tiene de inscribir, de conservar y de ordenar las retenciones primarias y secundarias (es decir, las síntesis de aprehensión y de reproducción) que efectúa la imaginación de su conciencia olvidadiza (cuya memoria es finita"] bajo la forma de retenciones terciarias (las frases escritas a través de las cuales se trama la Crítica de la razón pura). Inscritas, fijadas, conservadas, estas frases pueden ser releídas, criticadas, analizadas, objetivadas, seleccionadas y dispuestas. Conservar, discernir, comparar y finalmente montar en la unidad de un libro que es también la unidad de su pensamiento: esto es lo (lue Kant puede hacer con estas frases en tanto que son materializaciones objetivas de sus retenciones primarias y secundarias que las hacen manipulables." De 1781 a 1787 Kant puede reexaminar con [Oda tranquilidad" el flujo pasado de su propia conciencia y buscar ahí la unidad perseveran-
te de los flujos de su conciencia futura en la medida en que él ha podido fijar, identificar y unificar lo diverso de sus pensamientos marerializándolos. Se convierte así en objeto de sí mismo y así puede convenirse en objeto de una crítica re-flexiva en la que él se auto-afecta: así y sólo así puede proceder al examen de las condiciones de su propia posibilidad que también son las condiciones de posibilidad de todos sus objetos. Condiciones CUYil "posibilidad más extrema" Heidegger reprochará a Kant que descuide. La crítica analiza y sintetiza, Pero sólo puede hacerlo porque puede manipular -y aquí, manipular el tiempo, es decir, el juego de las retenciones primarias y secundarias vía sus materializaciones terciarias. Ahora bien, estas materializaciones críticas del sentido interno también son manipulables por la industria de la cultura en tanto que ésta hace de las conciencias su materia prima, objetivable y reifiable porque originariamente está puesta fuera de ella misma. Y es, efectivamente, en esto donde hoyes nuevamente necesaria una critica en el sentido kantiano
y se trata de un otro que le precede, de un ya-ahí, de un pasado que no ha vivido" y que sólo es su pasado a condición de convertirse en su futuro. Esta estructura de precedente pro-tétlco, que funda la posibilidad de la rerciaridad de las retenciones, es el soporte provecnoo de la con76
ciencia: que le permite heredar del pasado de todas las conciencias que le hall precedido -así de nosotros mismos en este momento: como conJunto del público lector de los libros de Kant- es también lo que le permite proyectar (imaginar) un futuro. Esto es lo que vamos a explorar a partir de ahora examin~ndo la cuestión del esquematismo, lo que también nos dará la oportunidad de evocar la versión B de la "Deducción trascendental".
10. Imágenes y esquemas: el entendimiento como poder de sincronización de los sentidos interno y externo Para que sea posible la subsunción de las intuiciones a los concep-' tos, explica la "Analítica de los principios" ("Doctrina trascendental del Juicio"), ...hace falta un tercer término homogéneo a la categoría por un lado v a los fenómenos por otro [...]. Tal es el esquema trascend~ntal. [...1 Los conceptos encierran las condiciones formales de la sensibilidad [...] que contienen la condición general que permite a la categoría aplicarse a cualquier objeto ...!' en el curso de la síntesis de reconocimiento. "Esta condición es el esquema de este concepto. El esquema no tiene por objetivo una intuición particular sino la unidad en la sensibilidad". Por esa razón hay que distinguir el esquema de la imagen. La Imagen de un número, por ejemplo, CIOCO
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ó \ o
V que también se puede representar por
o incluso, en el sistema de representación binaria, explotable por una máquina, por
101, así pues, esta imagen, que es empírica y, por tanto, contingente (puesto que el número puede representarse indiferentemente por medio de estas imágenes diversas), es algo completamente diferente del hecho de pensar en este mismo número. Este pensamiento lOS la representación de un método para representar una multitud (por ejemplo, mil [es decir, lOOO] en una Imagen, conforme a determinado concepto, más que esta imagen misma que, en el último caso, me sería difícil recorrer con los ojus y comparar con el concepto. En efecto, no "salta a la vista" que en la siguiente figura hay mil
(1.000) puntos:
........................................................
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Esta figura, aunque en griego esta palabra se diga skcma, sin embargo no es un esquema en el sentido kantiano: sólo es una "imagen". Pero, entonces, cpor qué la figura geométrica que originariamente es imagen y trazado (grafem) se llama precisamente en griego skema? y den qué medida un número como mil es posible, como método conforme "a cierto concepto" para la conciencia del que él es objeto, SI:\[ UNA IMAGEN? La respuesta está clara: en NINGUNA medida. En efecto, el número siempre supone en cierto modo una capacidad de retención terciaria (ya se trate de los dedos de un niño, del cuerpo de un brujo, de un ábaco () de un sistema de escritura alfanumérica), que 501a permite nombrar y objetivar. Esta capacidad tiene una historia, en el curso de la cual en particular un día se hizo posible la concepción del número 1.000 (mil). Aquí entendemos que esta concepción fue en pnmer lugar un proceso. Hubo un tiempo, muy reciente en relación a la muy larga historia de la humanidad, en que e! número 1.000 seguía siendo literalmente m-concebible para la conciencia de! hombre que aún no estaba equipado para e! pensar, en el que 1000 (milo la figura/imagen de antes o 1111101000) aún no estaba elaborado. 79
Kant sólo puede hablar él mismo del número mil (1.000, etc.) porque dispone de sistemas técnicos y materializados de notaciones que permiten manipulaciones de símbolos y fijar por medio de esta imag-en (de la que resulta esta palabra, "mil", que es elfa mIsma una imagen -una imagen sonora) un resultado de una OPERACIÓN DEL ENTENDIMIE:'\JTO QUE AQUÍ ES E:"J PRIMER LUGAR U:'\JA OPERACIÓN CONjU¡-""TA DE LOS SENTIDOS INTERNO Y EXTERNO.
E igual que el cálculo, que en primer lugar es manipulación del sentido externo que controla el transcurso del sentido interno, puede ser mentalizado e interiorizado a continuación, al olvidar su ongen como manipulación en el espacio en tanto que forma pura de la Intuición para el sentido externo, bien podría ser que toda operación del entendimiento (no estoy hablando aquí de la razón, que además no consiste en operaciones, sino en principios rectores de la unidad de las reglas del entendimiento, que constituyen las leyes de la subjetividad bajo la autoridad de lo incondicionado, es decir -volveremos a c1lo-, lo que nunca ha sido m nunca será presente: el pasado absoluto y su reflección: el futuro absoluto), podría ser que toda operación del entendimiento tcnga por origen constitutivo csu sincronieacián que precede a la oposición entre lo externo y lo interno, entre lo de fuera y lo de dentro. La SIncronización de los sentidos interno y externo condiciona aquí la actividad del entendimiento sometido al mismo tiempo a la síntesis pasiva --es decir, aquí pre-concebida- de sus "herramientas"." De hecho, el número en general sólo puede ser concehido a condición de ser representado en un sistema de huellas llamado sistema de numeración, que siempre remite a un gesto que constituye él mismo una manipulación de símbolos externos por naturaleza -y no existe cálculo mental que no resulte de la imcriorieacion secundaria de un cálculo por medio de mampulaciones simbólicas, es decir, de un comportamiento manual.
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Uno nunca se cansa de evocar a los primeros hombres que empezaron a contar dibujando trabajosamente palotes eri la arena de las playas o de los desiertos. [... 1También se puede practicar el arte que: consiste en cortar regularmente un trozo de madera... para conservar el recuerdo de un número. l... ] Todas estas traducciones materiales de un número aplican el principio de correspondencia 1.•. 1 pero I•••J las cosas se presentan muy diferentemente si, para cada oveja del rebaño, se coloca en un recipiente una bula de arcilla [...] o SI el hombre, ayudándose con una mímica expresiva, utiliza su cuerpo como una máquina destinada a retener el número de peces que ha pescado. En el primer C:lSO se posee una imagen abstracta del rebaño: una bola de arcilla por cabeza de ganado. No hay necesidad de saber nombrar los primeros números, es una rontabiiidad que se puede practicar en silencio. [...] Se puede situar el reciprente en los archivos del adrninistradnr pero el administrador sabía contar mientras que el pastor era muy incapaz de hacerlo." La concepción de un número resulta de gestos que por medio de su realización efectúan un principio de correspondencia. Estos gestos permiten producir una imagen que sin duda es abstracta, pero que es una imagen-abstracta-OBIETO como soporte y condición de la proyección de una imagen-abstracta-MENTAL, y a la que no corresponde primero ning-una imagen sonora ("No hay necesidad de saber nombrar los primeros números, es una contabilidad que se puede practicar en silencio"). La sonorización del número es lo que después permitirá una manipulación [onatona ya no por medio de los dedos sino por medio de las mandibaias. Pero esta concepción del número mil supone las numeraciones escritas de las que, por lo tanto. proceden sus fonaciones que no las preceden -estadio de abstracción salido de las manipulaciones de símbolos llamado
"numeración escrita de posición", donde está claro que el esquema supondría la imagen cuando la posibilidad de la imagen supusiese recíprocamente la posibilidad del esquema: de la esquematización en el sentido en el que Kant trata de determinarla, es decir, como proceso de proyección del sentido interno en los recuerdos terciarios que son las imágenes accesibles al sentido externo. Si mondan llamaba a esta reciprocidad una relación transductiva, al tiempo que criticaba el hilemorfismo en el que todavía se encuentra trahado el pensamiento kantiano." Si hay que distinguir el esquema de la imagen, sin embargo no hay manifestación de esquema sin imagen, sea o no mental. Cuando para dar una imagen de cinco Kant traza cinco puntos sobre una línea e inserta así el dibujo "..... " en una frase, desgraciadamente olvida que la palabra cinco es ya una imagen, surgida de una larga historia. Así pues, en lo sucesivo repitamos a título de la cuestión de la Imaginación trascendental que no existe imagen mental sin imagen objeto. Igual que la imagen del rebaño de ovejas como representación abstracta materialmente constituida por un conjunto de bolas, los primeros números como entidades abstractas son en primer lugar unos soportes de memoria muy concretos: el flujo de la conciencia -en el que el número constituye una determinación del sentido interno, en el que se suceden unas unidades que forman una totalidad numerable y sintetizable en la unidad de la apercepción-. es retencionalmente finito. Como memona de su propio transcurso, flaquea rápidamente y debe apoyarse en unos soportes externos, unas prótesis de la rnemona que también serán unos fetiches de la imaginación y las pantallas de proyección de todos sus fantasrnas." Las prótesis rerencionales procuran así al flujo de la conciencia (es decir, a la propia conciencia, que no es más que flujo) unas intuí-
Clones espaciales del transcurso de sus intuiciones temporales ( = de ella misma como otra). Por esta razón son posibles unos ars memoria. Estas intuiciones espaciales tienen la ventaja de poder ser retenidas "objetivamente" al tiempo que autorizan la abrcoiacián del desarrollo del flujo: si es posible leer cursiva mente el "número" representado más arriba por mil puntos, además de que esta lectura sería larga, siempre se correría el riesgo de cometer un error; mientras que en el número escrito 1.000, una imagen sustituye a una operación cursiva de transcurso del tiempo: ha sido abstraída de un desarrollo en cuyo equivalente ella se ha convertido -después de quc la conciencia se haya entregado a largas series de ejercicios, empezando por contar con su cuerpo (con los dedos), después en una pizarra, luego en un cuaderno, después mentalmente- después manipulando un teclado que da órdenes a una máquina alfanumérica en la que el entendimiento delega algunas de sus operactones. Esta equivalencia general donde el espacio da aspecto al tiempo es lo llue permite lo que Marx llama el "equivalente general": el capital, como dinero que permite acumular un valor abstracto porque es manipulable, también es, por tanto, tiempo puesto en reserva, conservado, en cierto modo cristalizado o congelado, como diría Queneau. Por lo tanto, la retención terciana, cuya forma más abstracta es el dinero y que permite la abstracción a partir del principio de correspondencia, abre al nnsmo tiempo la posibilidad de la manipulación abrevian te, de la que la numeración de posición es una explotación Sistemática como sistema de equivalencias espaciales (las Imágenes de los números) de operaciones temporales (de enumeraciones como transcursos falihles del flujo de conciencia).
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11. El medio de la conciencia como sistema general de las retenciones terciarias y los gestos del pensamiento Si siempre dejara escapar de mr pensamiento las reproducciones precedentes (las primeras partes de la línea, las partes anteriores del tiempo o las unidades representadas sucesivamente) y si no las reprodujera a medida que llego a las SIguientes, nunca sc podría producir ninguna representación entera, [...]01 siquiera las del espacio y del tiempo." Kant describe aquí la retención primaria, pero él cree estar ya en la síntesis de reproducción. No ve, por lo tanto, lo que es la retención secundaria en tanto que ésta no es precisamente la primaria. He demostrado por qué la finirud retencional del flujo de conciencia induce la necesidad de una tercera forma de retención cuya consecuencia es aquí la siguiente: si la síntesis figurada, la síntesis speciosa", que en la edición de 1787 se convierte en la verdadera síntesis de la imaginación productiva y no sólo reproductiva -es decir, la imaginación trascendental-, SI, por lo tanto, esta síntesis es lo que permite trazar mentalmente una línea para constituir el espacio", sin embargo esta facultad que es también el pnncipio de la constitución geométrica no podría prescindir de trazar en efecto la línea en el espacio: con la mano. Tales, cuya experiencia reveladora es convocada por el prefacio de 1787, en ningún caso podría razonar geométricamente" sin gestos que representan el espacio puro, es decir, las condiciones a priori del espacio 84
empírico, en este mISmo espacio empírico, Si Tales construye la figura y no se contenta con seguirla, construye una figura sin la cual no habría concapto. La construcción del concepto es la de la figura y recíprocamente. En efecto, está acompañada de un discurso, pero este discurso está inscrito él mismo en la letra: debe ser fijado lo mismo que la figura debe guardar en el espacIO sensible la huella de un razonamiento sobre el espacio puro, es decir, sobre las condiciones de posibilidad a pnon de la intuición. Aquí, como en la numeración, no existe pensamiento posible sin figuraciones que son también huellas, gestos del pensamiento tal como éste debe apoyarse en sus inscripciones en el espacio, inscripciones que permiten liberar, en la intuición de lo dado empírico, una inruición pura de las condiciones formales de esta intuición empírica -y que son, ya lo habíamos subrayado, las muletas del entendimiento y no sólo de la esperanza y de la fe."
La pro-ducción es una figuración y la segunda edición la define como síntesis figurada. Si la figura no es aquí esencial, por no decir lo esencial, ¿por qué calificar esta síntesis de "figurada" (speciosa), por qué traducir speclOsa por figürliche- "Figurar, dar una figura": es lo que significa el verbo skematizo. Examinamos la cuestión de las condiciones de la constitución del esquema y del papel que desempeña ahí la imagen. Kant plantea que el esquema precede a la imagen: nosotros planteamos que son ccemergentes -es decir, en relación rransductiva. Imagen y esquema son las dos caras de una misma realidad que constituye un proceso histórico condicionado por la estructura epifilogenética"- que designa el esquema general de las retenciones terciarias que forman el medio de la conciencie, su mundo como espacialización del tiempo de las conciencias pasadas y pasantes en tanto que Weltgeschichtlichkeit. Heidegger dice que en la primera versión de la "Deducción trascendcntal" la tercera síntesis es la del futuro y que por esta razón la sínte85
sis de reconocimiento es también y al mismo tiempo síntesis de "prerreconocimiento "t! --es decir, del proyecto. Así pues, las tres síntesis forman en su triplicidad las dimensiones del éxtasis temporal", aunque Heidegger en ningún momento mencione la problemática retencional husserliana ni, por tanto, en nuestra opinión identifique finalmente el centro de la dificultad. En efecto, para nosotros la síntesis de aprehensión es la de las retenciones primarias del presente; la síntesis de reproducción, la de las retenciones secundarias del pasado y la síntesis de reconocimiento, la de las protenciones unitivas del flujo en su totalidad, es decir, como proyección de su futuro y de su final. Pero es también lo que supone este material de proyección (de imágenes) que es esta memoria de síntesis que nosotros llamamos retención terciaria. Esta triplicidad extática del tiempo se pierde en la segunda versión a causa de insuficiencias en la exposición de las tres síntesis, pero también a causa de contradicciones más profundas que constituyen los límites del gesto kantiano precisamente respecto a lo que aquí llamamos el medio terciario de la conciencia. Sólo se puede comprender la tesis heideggeriana sobre el reconocimiento como proyección unitiva del futuro (que, por lo tanto, retomamos aquí por nuestra cuenta sin seguir, sin embargo, la letra de los distintos análisis heideggerianos de la deducción trascendental) si se admite que lafactlcidad del pasado del Dasein es lo que abre la posibilidad misma de su futuro (en "la posibilidad más extrema") porque este pasado es originariamente tercianzado, es decir, sintetizable como prótesis." Una verdadera crítica de la Crítica de la razón pura, en cierto modo una crítica nueva, debe plantear la cuestión de esta exteriorización originaria. Esto es lo que constituye la posibilidad de la herencia --es decir, de la adopción. Heidegger ve en toda concepción lineal del tiempo, que harán suya ambas versiones de la Crítica de la razón pura, la expresión típica de la 86
metafísica en general", lo que en la distancia kantiana de la primera a la segunda versión se traduce en la sumisión de la imaginación trascendental a la policía del entendimiento, bajo la jurisdicción de la razón, y lleva a la Crítica de la razón pura a entrar en el seno de la oposición metafísica, tradicional desde Descartes, entre sujeto y objeto: la Imaginación y el sentido interno sólo son entonces las marcas de la subjetividad que el entendimiento y sus categorías determinan para pasar a la objetividad cuyo umbral indica la cópula es; éste es el elemento principal del paso de la versión A a la versión B." Pero Heidegger no ve que el verdadero problema es aquí la tercera síntesis en tanto que ésta supone la exteriorización (Weltgeschichtlichkeit) como impulso inicial de cualquier proyección (incluido en el sentido freudiano) -y que su claro pensamiento por parte de Kant hubiera necesitado una distinción neta entre las dos primeras síntesis y, por lo tanto, la concepción de la retención primaria como descripción de la síntesis de aprehensión, es decir, de la donación intuitiva del espacio y del tiempo. Ahora bien, vamos a ver que en los "Paralogismos de la razón pura" la tercian'dad es por defecto necesidad por el propio análisis kantiano.
rión de su propio futuro, y el punto final se transformaría entonces en puntos suspensivos (finalmente nunca hay punto final).
12. Paralogismos e inadecuaciones en el flujo. Resumen del capítulo y cuestión de la adopción La cuestión de la exteriorización primaria y de la proyeccividad resultante de ello a nivel de la tercera síntesis como capacidad de producción de huellas terciarias está originariamente relacionada con la de la falta de acabamiento y la de la inadecuación protencional del tlujo consigo mismo, en el interior de la cual sólo se pueden encontrar el filo de un juicio y el riesgo de una decisión. Riesgo, porque la protención es proyección de lo que queda por llegar en su indetenninación que, abierta a las posibilidades de lo que todavía no es, sin embargo debe surgir de la unidad de lo que ha sido. Esta unidad se constituye, pues, como unidad problemática e interrogativa, la de lo que en El pecado de Epimeteo yo había llamado el ¿Quién? cuya prótesis proyectiva es un Qué. Evidentemente, esta interrogación no es otra cosa que la marca de la falta de acabamiento del flujo. Si el punto de interrogación se convirtiera en un punto final y el ¿QUién? en un Quién (es decir, "Fulano quien fue tal' -punto final") el flujo habría alcanzado su término. Ya no habría proceso protencional que estuviera en juego -sino para aquellos que examinarían entonces esta historia pasada y heredarían de este flujo de vida, acabado aunque rememorado eventualmente en la letra de una materialización terciana, reactivando ahí y relanzando la indetermina-
Porque siempre se presenta en la forma de un queda por llegar CJue es lo que Heidegger llama lo indeterminado, la falta de acabamiento del HUJo también es en este sentido una irreductible inadecuación de La conCIencia consigo misma, una diferancia en el sentido derridiano y un proceso de individuación en el sentido simondoniano. Esta inadecuación está inducida por la situación de falta de acabamiento en "la posibilidad más extrema" -que en El pecado de Epimctco hemos demostrado que supone la carencia de origen de la proteticidad, es decir, la epifilcgénesis, que es una tecnicidad originaria y una WeltgesdJichtlichkeit primordial. En tanto que proyectiva, la síntesis de reconocimiento -que Heidegger llama también de prerreconocimiento, que en cierto modo ma ntiene Juntos el pasado y el futuro del flujo, y trata de hacerlos compatibles, si no puramente adecuados (sin lo cual ya no habría esta apertura que es el futuro)- concentra en ella todo el reto de la inadecuación del flujo de la conciencia de Kant consigo misma, de la que antes vimos que recurría a unas inscripciones tercianas de su flujo y que estas inscripciones, interpretables, intensifican tamhién esta inadecuación, es decir, la diversidad de las interpretaciones posibies del flUJO pasado de la conciencia de Kant "ante el conjunto del público que lee". Por esta razón en la segunda edición y en lo qUt Heidegger, como Deleuze, analiza como una distancia, este aparato de proyección (que es un "arte oculto"") se convierte en el agente secreto y en la linterna mágica del entendirnicnto. Cuando la adecuación es efectiva ya no hay falta de acabamiento, aunque la adecuación ya sólo sea por defecto -el Yo pienso ya no puede
acampanar a esta representación que, por tanto, no puede presentarse: el flujo ha acabado. El individuo lega entonces esta inadecuación acabada, si se puede decir, a la posteridad de sus herederos --en la forma de retenciones terciarias: una pipa, un trozo de jardín, unas cartas de amor, unas herramientas, una colección de mariposas, ropa blanca, una biblioteca, e incluso una biblioteca de libros escritos por él, un gato, unas fotos, una concesión en el cementerio. Todo es posible, así como la fosa común y la escombrera.
y no hay nada de extraordinario en que, ya sea en la conversación común, ya sea en lus libros, se comprenda mucho mejor, por el paralelismo de los pensamientos que expresa sobre su objeto, a un autor que lu que él se comprende a sí mismo, v ello porque él no había determinado suficientemente su concepción y porque hablaba así e incluso pensaba algunas veces contrariamente a sus propios puntos de vista",
abierto como permanecía a la indetcrminacián de lo que a partir de sus propios puntos de Vista faltaba todavía y faltaría siempre por encontrar, es decir, por llegar. A partir de esta inadecuación terciaria, los herederos tratan de abrirse un futuro en la falta de acabamiento de todas las cosas que no deja de tratar dc colmarse... por medio de prótesis perfectas que intensifican la carencia que ellas tratan de colmar y constituyen siempre más manifiestamente el colmo de la carencia: la cuestión de la falta de acabamiento es precisamente la cuestión de la proteticidad -sin embargo, siempre en la promesa, afirmada o negada, de la adecuación próxima de un futuro absoluto." Si recapitulamos sobre el conjunto del recorrido efectuado en este capítulo, diremos que la conciencia es un flujo que se constituye por 90
medio de articulaciones de retenciones primarias y secundarias, y de protenciones. En tanto que anticipaciones de las condiciones por llegar de la unidad del flujo, estas protenciones que manan presentemente (aprehensivamente) del flujo pasado (por la imaginación reproductora) son igualmente lo que proyecta la síntesis de reconocimiento. F.sta asegura el montaje de todas estas tomas de vistas, de tacto, de sentido externo en general, como rushes destinados a constituir la unidad de un solo y mismo flujo a fin de cuentas adecuado a él mismo al final de su transcurso, que difiere la protención provectiva del reconocimiento precognitivo, un poco como manifiesta la última escena de Four o'c!o(k: todo espectador de esta película "reconoce" el terror a la muerte que él mismo experimenta adoptando el tiempo del relojero porque desde el primer segundo de la película "preconoce" este "Instante de su muerte" en cualquier acto de este relojero, pero sin hacer de ello el tema de lo quc mira: este presaber que lleva consigo a todas partes, y al cinc en particular, acampana todas las representaciones cinematográficas como la realidad efectiva de su "Yo pienso" y este presaber que sabe de siempre es tanto una reminiscencia (un "reconocimiento") como un no-saber. Tal cs la complejidad de toda proyección proteneional. Sólo puede haber protenciones en el flujo (reconocimiento precogllltivo) en tanto que hay falta de acabamiento de este flujo que porque queda por negar algo del flujo que surge como su necesidad de lo que ya ha advenido y se retiene como retenciones a partir de este momento secundarias que llevan unas retenciones actualmente primarias. Pero esta falta de acabamiento es ella misma el fruto de una inadecuación en el flujo que es una inadecuación del flujo consigo mismo, es decir, la posibilidad abierta sin cesar de encadenamientos múltiples, de disyunciones y de bifurcaciones entre las que las protencrones buscan la unidad del flujo que nunca es dada, contrariamente a una ilusión que Kant 91
analiza también como trascendental. Estos encadenamientos múltiples y perpetuamente posibles son otras tantas interpretaciones posibles del pasado de este flujo y de decisiones tornadas sobre su futuro. ¿Cuáles son los criterios de estas interpretaciones 2 En Heideg-ger, la inadecuación es la consecuencia existencial de la diversidad y de la facticidad de las posibilidades del ya-ahí que tengo que ser: de las retenciones de las que heredo. En contra de Heidegger de ahí hemos deducido que la inadecuación es en primer lugar el hecho de las retenciones tercianas de las que hemos visto por qué son también los criterios sobre cuyo fondo las retenciones secundarias se constituyen ellas mismas como criterios. Unas retenciones son siempre e irreductiblemente interpretables (y también por ello hay inadecuación) y sólo son interpretables en función de criterios. Pero estos criterios son también protenciones -v por ello el pasado como tejido de retenciones secundarias es ya a la inversa el tejido protencional inscrito como su motivo (como este "monog-rama" del que habla Kant a propósito del esquema) en las retenciones primarias que traman el presente. Estas protcncioncs son unes objetivos o unos fines, como dirá Kant: lo son en tanto que someten las reglas del entendimiento a los pnncipios de la razón, la cual siempre es remontada en la serie fenomenal y, por tanto, temporal de las causas hasta lo incondi.. cionado, es decir, hasta que ya no es temporal: hasta lo que más adelante llamaremos el pasado absoluto. Ahora bien, este incondicionado como pasado absoluto, a la inversa es también el futuro incondicional ~ incondicionalmente uno, es un futuro también absoluto -que constituye el horizonte de toda libertad: aquí absoluto quiere decir absolutamente abierto y, sin embargo, necesario y necesariamente uno. y quiere decir absolutamente uno y abierto en el sentido de incondicionalmente uno y abierto. Es una obligación Inscrita en la diferencia que se mantie92
ne -y que la razón debe mantener abierta (es su mantenimiento, su rectitud, su nobleza, su dignidad) -cnirc hecho y derecho. Sin embargo, las selecciones en las retenciones primarias que hago desde mis retenciones secundarias están ellas mismas sometidas a proceso, de selección salidos de un pasado que no he vivido, del que heredo como retenciones terciarias que constituyen el mundo en el que vivo, y QUE ADOIyrO, donde las relaciones con lo incondicionado y con Jo incondicional se traducen en comportamientos inscritos en un sistema de retenciones terciarias que forman la realidad/facticidad de la epifilogénesis, es decir, del proceso de adopción en tanto que modo de vida del "ente que somos nosotros mismos", Modo de vida o exiucncialidad en la adopción en el sentido de que, al deber adoptar sin cesar nuevas prótesis, ya que el medio rctcncionalftécnico es también el de una incesante mocntioidad. la retención terciaria es la adopcion de nuevos modos de vida engendrados por estos cambios técnicos y a la vez la adopción de retamones de un pasado colectivo que no ha sido oioido que las prótesis técnicas hacen accesibles y que permiten los injertos. migraciones, mezclas y fusiones por medio de las cuales, como veremos, se puede constituir también el Nosotros de un cine identificador. Mi flujo de conciencia encadena sobre flujos de conciencia pasados, incluidos los míos, que me son reaccesibles por medio de las retenciones terciarias en diversas condiciones, más o menos fragmentarias. Estos encadenamientos que me dan acceso tanto a un pasado 'lUlO no he vivido como a mi propio pasado y que puedo reVIVIr así, me permiten unos reconocimientos y al mismo tiempo me son permitidos por ellos, que son también anticipaciones de las condiciones de coherencia de la continuación de mi flujo y que deben ser coherentes con los flujos pasados que las retenciones secundarias y terciarias me han hecho accesibles, incluidos los que yo mismo no he Vivido pero que heredado ADOPTAN93
DO la indeterminación determinante como promesa ejemplar de una coherencia que sigue estando absolutamente por llegar.
mismo, no dejo de intcrorctarmc-. y de escribir/interpretar lo que queda por llegar, lo que aún transcurre de lo advenido.
Esta coherencia que sólo puede ser una unidad, prometida como un futuro y que busca su necesidad, está atravesada y "hendida" por el hecho irreductible de que lo mismo da lo diferente, es decir, lo diverso, y que mi repetición me da a conocer como otro, que soy yo mismo otro -es decir, que quizá "yo" no soy, que quizá sólo soy, como "yo", una ficción, una proyección, un fantasma de mí, de mí que adopta unos personajes, que me anulo haciéndome películas, fantaseando":
Por consiguiente, la identidad de la conciencia kantiana es improbable e hipotética; esta condición de derecho del flUJO, la identidad, no es efccti~'a, no es y de hecho no puede ser -no puede ser de otra manera que proyectada: la identidad es el cinc necesario de la conciencia. Querer que el derecho sea un hecho sería sumergirse en una ilusión, la identidad sólo sería una proyección del cine trascendental (que Kant llama ilusión trascendental) de la que, sin embargo, nadie puede escapar (todo lo que hacemos tiene por objetivo y busca alcanzar un estado de hecho que coincidiría con esta condición de derecho):
La forma en la cual la existencia indeterminada es determinable por el Yo pienso es la forma del tiempo [... j mi existencia indeterminada sólo puede ser determinada en el tiempo, como la existencia de un fenómeno, de un sujeto fenomenal paslvo o receptivo que aparece en el tiempo. De manera que la espontaneidad de la que tengo conciencia en el Yo pienso no puede ser comprendida como el atrihuto de un ser sustancial y espontáneo, sino solamente como la afección de un yo pasivo que siente que su propio pensamiento, su propia inteligencia, aquello por lo que dice YO, se ejerce en él y sobre él, no por él. Empieza entonces una larga historia inagotable: YO es otro, o la paradoja del sentido íntimo." Esta fisura es el defecto del Yo pienso -un defecto, una carencia irrenuncíaoíe: sólo puedo ser otro en tanto que estoy inacabado. Esta falta de acabamiento es el hecho de una inadecuación a mí mismo en el seno de mí mismo, de mi flujo que, por tanto, no está terminado (lo que será el flujo convertido en adecuado a sí mismo, por ejemplo, como melodía acabada, totalmente transcurrida, que ha encontrado su unidad): no dejo de convertirme en mí mnmo en tanto que medio retencional de mí94
La identidad de la concrencra de mí mismo en diferentes tiempos sólo es [...1 una condición formal de mis pensamientos y de su encadenamiento, y en absoluto demuestra la identidad numérica de mi sujeto en el que, a pesar de la identidad lógica del yo, puede muy bien producirse un cambio tal que ya no permita conservar su identidad, al tiempo que permite continuar siempre dándole el título homónimo de yo, entendiendo por ello lo LJue en cualquier otro estado, incluso en el cambio completo dd sujeto, podría, sin embargo, conservar siempre el pensamiento del sujeto precedente y de este modo transmitirlo ramhién al siguiente." La identidad de la concrencra es su todavía-par-llegar, queda por llegar, es el fururo'" de la conciencia que sólo se realizará al final -un final en el que, SIn embargo, ella ya no estará ahí para decir todavía "yo": "yo" sólo se puede decir en futuro. Siempre lleva consigo la pregunta ¿QUién'? Por tanto, la afirmación que es el "Yo pienso" siempre va acompañada de la pregunta "(';Quién soy yo (todavía por llegar)?".
os
Recordemos aquí una nota de la primera versión de la "Deducción trascendental" en su tercera sección: Toda conciencia empírica tiene una relación necesaria con una conciencia trascendental (que precede nuestra expenencia particular), quiero decir, con la conciencia de mí mismo en tanto que apercepr.ión original. Por lo tanto, es absolutamente necesario que en mi conocimiento toda conciencia se refiera a una concrencra (de mí mismo), Ahora bien, aquí hay una unidad sintética de lo diverso (de la conciencia) que es conocida a pnon y sirve también, precisamente, de fundamento a proposiciones sintéticas a priori que conciernen al pensamiento puro, Igual que el tiempo y el espacio sirven de fundamento a proposiciones que se refieren a la furma de la simple intuición. Esta proposición sintética, que todas las diversas conciencias deben estar relacionadas cun una única conciencia de sí, es el principio absolutamente primero y sintético de nuestro pensamiento en general. Pero tampoco hay ljue perder de vista que la simple representación Yo es en relación a todas la demás (cuya unidad colectiva ella hace posible) la conciencia trascendental. Ahora bien, aquí no Importa que esta rcpresrntacián sea clara conciancra (empírica) u oscura; ni siquiera se trata de la realidad de esta conciencia," Yal final de los "Paralogismos de la razón pura", Kant concluid. que en lo que llamamos el alma todo está en un transcurso continuo y no hay nada de permanente, exceptu quizá (SI se tiene mucho interés en ello) el yo que sólo es tan simple porque esta representación no necesita contenido y, en consecuencia, tampoco lo diverso, lo cual hace que parezca representar o, mejor dicbo, designar un objeto simple. r...] Este yo es tan poco una intuición como un cuncepto de un objeto cualquiera: sólo es la SImple forma de la conciencia."
En resumen, la efectividad de lo trascendental es lo que afecta al flujo, es una auto-afección que Husserl llama también, como habíamos visto en La dcsorieruacíán, un objetivo: el objetivo de una unidad ideal.
13. Flasb-back: LQ que anima el cine busserliano En el último capítulo de La desonentación y después de haber tratado de dar cuenta del sentido filosófico y epistémico de las ciencias llamadas "de la cognición" y de su referencia a este reloj electrónico algorítmico que es un ordenador, yo había inscrito el sentido del recorrido husserliano que lleva hacia la problemática del objeto temporal en el contexto tustártco. mdustrial y tecnológico de un devenir-objeto-temporal de todo acontecimiento inducido por lo que yo caracterizaba entonces como la síntesis industrial de la finitud rerencional, típica del siglo XX", a través de! desarrollo de las tecnologías analógicas y numéricas y las síntesis técnicas ortotéticas que ellas constituyen -conmocionando e! mundo de la síntesis técnica literal que había sido la época orto-gráfica. Prosigo aquí e! análisis del devenir-objeta-temporal a través de la cuestión del cine (y, más allá, de la televisión) planteando que éste sólo puede afectar al sentido interno de los miles de conciencias del planeta porque estructura ya la conciencia kantiana en sus tres síntesis (y toda conciencia concernida por ella -es decir, toda conciencia, sea cual sea) y que lo que en primerísimo lugar le falta a este cine kantiano y que le Impide pensar en propiedad lo que llamo aquí el cine de la conciencia, además del hecho de que la revelación tecno-lágtca de la cinematografía (en tanto que posibilidad de repetición idéntica de un mismo objeto 97
temporal audiovisual) aún no ha tenido lugar, es e! concepto husserliana de retención primaria.
en el flujo, que la Crítica de la razón pura no distingue claramente de! objeto:
En e! momento en e! que exploramos más de cerca la decisiva cuestión de la inadecuación en e! seno de! flujo, tensión motora en el seno de! movimiento que es e! flujo que Simondon también llamó un defasaje, conviene recordar en qué consiste el movimiento husserliana y qué fuentes encuentra en la lectura más cercana posible de la Crítica de la razón pura en la que evidentemente consiste.
Vivimos Jos fenómenos como pertenecientes a la trama de la conciencia, mientras que las cosas nos parecen como pertenecientes a mundu fenomenal. Los fenómenos ellos mismos no se nos mamfiestan, se viiJen.""
Las Lecciones para una fenomenología de la conciencia íntima del tiempo tratan de resolver la siguiente paradoja: la temporalidad de las "experiencias vividas" que se trata de describir tiene por objetivo una idealidad no temporal ella misma y es en e! tiempo donde hay que encontrar la omnitemporalidad, es decir, lo que se mantiene a todo lo largo de! transcurso del tiempo. Ih había demostrado que la fenomenología, que primordialmente considera los objetos a través de su fenomenalidad, es decir, a través de la manera como estos se presentan a la conciencia y ésta como el objetivo de su idealidad, es decir; de su unidad, en este sentido es en primer lugar una eidética, Esta eidética es llamada trascendental en la medida en que ella y las Idealidades/unidades que la constituyen (las eidé) no existen en el mundo (no más que el punto geométrico), mientras que el objetit!o es la condición constituyente de lo real existente constituido así para y por la conciencia, Igual que e! punto que no existe constituye e! eereoc puro que constituye el espacio empírico. A este respecto, hay en Husserl un doble desplazamiento principal en relación a Kant, que representa indudablemente una aclaración de lo que en Kant es sólo embrionario, a saber, la constitución del fenómeno
Por decirlo de otra manera:
1. La cuestión kantiana de la objetividad, que se hereda de Descartes, bajo esta forma ya no es pertinente en Husserl, para el que no hay que confundir la relación SU/F.TO/OH/F.TO con la relación del contenido de conciencia vivido actualmente "con la conciencia en el sentido de L4 UNIIJAD DE LOS COIVTENIDOS de conciencia", Porque "en el primer caso se trata de una relación entre dos cosas fenomenales; en el segundo, de la relación entre una experiencia-vivida singular y la complexión de las experiencias vividas" -complexión que define la conciencia aprehendida desde el punto de vista fenomenológico. Se trata de sustituir el objeto y el sujeto por c1fenómeno y elflujo de conciencia en el que se constituye. Esta complexión de experiencias vividas, que constituye la conciencia, forma elflujo que constituye también la unidad de esta conciencia, ya que ésta es el poder de unificación de las expenenClas vividas. 2. La consecuencia de esta nueva relación fenómeno/flujo, que sustituye el objeto/sujeto, y puesta en movimiento por el eidos cuyo objetivo es toda conciencia a través de un fenómeno, es la aparición de un concepto inconcebible en Kant, el de cumplimiento intencional, que es la tematización expresa de la cuestión de la inadecuación en el flujo <cuestión que, por el contrano, permanecía oculta en Kant. Esta expresión de la inadecuación, aun cuando siga siendo insuficiente'", es una contribución capital de la fenomenología, con el con99
cepto de retención primaria -contrihuciones en las que una "nueva crítica" dehe apoyarse explícitamente. Por esta razón tenemos que volver aquí sobre nuestros análisis anteriores de la filosofía husserliana de las experiencias vividas. Esta vuelta será tanto más provechosa para nuestro proceder cuanto que Husserl sostiene, en ciertos aspectos como Kant, que el fenomenólogo no necesita substancializar un ego cualquiera para dar cuenta de la unidad de la conciencia, lo que sería una manera de reificar el flujo y le quitaría su carácter puramente fluyente y, como decíamos en La desorientación, "lo establecería como continente independiente de sus contenidos: una caja en la que se podrían hacer entrar experiencias vividas y que se podría considerar independientemente de ellos. Ahora bien, la fenomenología, que comienza por la experiencia-vivida y se mantiene en ella, no puede plantear la conciencia como un marco que precede a sus contenidos: debe encontrarla en los contenidos mismos "y como su unidad" -lo que es también la afinidad trascendental en Kant. Por esa razón, en un gesto muy próximo a Kant pero manifiestamente más tajante que él Husserl concluye que, por consiguiente, "el yo fenomenológico reducido no es [...] alg-o específico que estaría por encima de las múltiples experiencias vividas, sino que simplemente es idéntico a la unidad propia de su conexión"." Sin embargo, aquí es donde hay que hacer aparecer un nuevo concepto cardinal de la fenomenología que falta a la filosofía trascendental kantiana, el del cumplimiento. En efecto, las experiencias vividas se encadenan unas con otras en el flujo según unas leyes, es decir, unas regularidades ideales por medio de las cuales se satisfacen las condiciones de cumplimiento de una experiencia-vivida -muy próximas en dio a la síntesis de reconocimiento y de la apercepción trascendental en la Crítica de la razón pura. El cumplíIDO
miento, que concierne a una realidad, es decir, una regularidad omnitemporal, es la marca de una inadecuación de la experienCIa-VIVida en relación a su objetivo, pero esta inadecuación de la expenencia-vivida de un objeto en relación a la unidad ideal de este objeto está ella misma atrapada en un flujo que tiene por objetivo su propIa unidad en tanto que ¿sta le falta: un flujo que tiene por objetivo la unidad ideal de un yo que no aisle más que ninguna idealidad, pero que se tiene por objetivo como unidad uni-total (y "ciencia rigurosa") en todo objetivo de cualquier idealidad, sea cual sea. La eidética es, por lo tanto, una proyección hacia lo que todavía falta y hay un eidos del flujo mismo, a saber, su fin unitario, que se proyecta en todo eidos fenomenal, como el Yopienso acompaña a todas mis representaciones. El yo es él mismo un objetivo ideal, punto de huida siempre cambiante y a la vez siempre idéntico en su objetivo, como la melodía de las Lecciones sobre el tiempo. Y como en la Analítica trascendental, este horizonte unitario escenifica (aufzuführen) los objetivos de todas las experiencias vividas asegurando su coherencia según las leyes de una convergencia ideal de todas las experiencias VIVidas entre ellas que es a la vez la ley de una cohesión unitaria del flujo que es la conciencia y, por lo tanto, de la conciencia consigo misma, y la ley de una cohesión de los objetos del mundo cuyos fenómenos son estas experiencias vividas (10 que Kant llama la afinidad trascendental). Ahora bien, esta convergencia ideal es una divergencia de heeho -divergencia que e-mociona", motiva, pone en movimiento el Yo hacia su unidad como ejercicio de su libertad y de su voluntad. ¿Qué ocurre con la distancia que hay entre este flujo que es el Yo tal como permanece inadecuado a sí mismo (porque desaparece en su adecuación) y el mundo en tanto que es él mismo un flujo, es decir, un devenir, que per-
IOl
dura prosiguiendo más allá de la conciencia de este mundo y más allá del propio mundo en tanto que ser-en-el-mundo? Esta pregunta abre una _doble problemática y nuestro último capítulo se consagraré a la exploración de la segunda, mientras que aquí nos encontramos precisamente en el análisis de la pnmera; - por una parte, cuando acaba y alcanza su adecuación, el flujo inadecuado sigue siendo para unas conciencias supervivientes una realidad terciana que para ellas vuelve a ser un motivo de inadecuaciones múltiples y relanza la falta de acabamiento de sus propios flujos; - por otra parte, la distancia entre, por un lado, la conciencia y el medio que forma con las otras conciencias, como conjunto de flujos que se encadena en el seno de un Nosotros y, por otro, el mundo fenomenal que consiste no sólo en experiencias vividas sino en cosas que pueden ser objetivadas, esta distancia es otra inadecuación que constit1!ye d lugar de la libertad -es decir, de la moral y de la práctica, si hablamos el lenguaje de Kant- en el seno de la naturaleza, es decir, en el seno de todo aquello que puede ser objeto de los juicios determinantes de una razón teórica. En la conclusión de este libro veremos que la problemática del recuerdo terciario, que está en el centro de ambas cuestiones, nos llevará a perturbar esta vieja doxa metafísica según la cual, desde Aristóteles y hasta por lo menos Kant, la técnica (que es también el medio organizado de las retenciones terciarias) no concierne 1lI al dominio práctico, hablando en sentido estricto, ni al dominio teórico en el que se anula. La tecnociencia, en el seno de la cual ha salido a la luz una retención terciaria, incluido en el nivel del ser villa, conmociona literalmente los términos del discurso filosófico sobre la técnica en el sentido de que los vuelve del revés, de modo que lo que Aristóteles llamaba praxis y [rone102
se vuelve verdaderamente impracticable en la tccnociencia, igualmente inconcebible en el lenguaje kantiano.
SIS
En el cine metafísico, la técnica no ha encontrado un papel, no existe rigurosamente en propiedad, sólo es un correlato de la filosofía teórica." Ahora bien, hoy se hace inconcebible no tomar acta de las consecuencias propiamente revolucionarias (en el sentido en el que se puede hablar de revolución copernicana) del hecho de que la ciencia, dominio de la razón pura teórica, requiera cada día, convertida en tccnocicncia, unas respuestas "prácticas" en el sentido kantiano -es decir, "morales"; la porosidad entre teórica y práctica no deja de confirmarse ahí. Sin embargo, continúa siendo completamente Impensada. ¿Es posible ignorar aquí que La tecnociencia es también aquello por medio de lo cual la CIenciase convierte en ciencia-ficción, se ("onvierte en un une, una crencra además llena de imágenes, de modelos y de simulaciones que se realizan, lo que se pueden llamar quimeras, señuelos ontológicos que son también percibidos por la doxa como realidades tcratológi(as y diabólicas? Esta cuestión del diablo, de las quimeras y de la ciencia-ficción se plantea a partir de ahora tanto más necesariamente cuanto que también es el reto de la industrialización de las retenciones terciarias en la producción de los símbolos por las industrias culturales. Volveremos sobre ello en Símbolos y diablos": es Imposible Ignorar estas cuestiones. Así pues, es su enfoque lo que necesita releer a Kant -como pensador de lo diabólico y de los "VICios necesarios" de la "insociable sociabilidad"-. a partir de Husserl no sólo desde el punto de vista de la retención primaria, sino desde el punto de vista de lo que significa la crítica de la conciencia como transcurso que animan unos procesos de cumplí103
miento, que en cierto modo son los procesos motores de este proyector que es la conciencia. La fenomenología, decíamos en La desaneruacion; sustituye relación sujeto/objeto por la relación
flujo I (contenido real ® contenido ideal). Aquí el objeto se ha convertido en una experiencia-vivida del objeto donde el contenido ideal concernido se distingue del flujo en el que se inserta el contenido real. Una experiencia-vivida de la conciencia es lo que pone en práctica la intencionalidad de esta conciencia v ésta al tener por objetivo un objeto, es decir, al vivir este objeto como experiencia-vivida fenomenal, experimenta entonces la diferencia entre el contenido presentemente vivido y el contenido ideal (eidética) al que aspira -cdiferencia que ella trata de salvar y que Husserl llama el cumplimiento intencional, proceso que anima una espera cuyo carácter pro-tencional no se podría ignorar. En otras palabras, el flujo es una unidad cerrada sobre sí misma que atraviesan y traman unos "horizontes eidéticn," que son otros tantos horizontes de espera y en cierto modo protenciones, síntesis precogniuvas del reconocimiento, que proyectan la unidad fuera de ella, que trata de este modo de cumplirse, de realizarse, de convertirse en lo que es, de acabarse en la prosecución de estas esperas primarias que son en Cierto modo los eidé. Por esa razón yo había planteado la siguiente cuestión (sobre la que volveré en el último volumen de La técnica y e! tiempo); dado que los eidé no están ni en la conciencia que los tiene por objetivo (si no ésta no necesitaría satisfacer sus esperas ni llenar alguna distancia) ni en e! mundo constituido por este objetivo (porque el mundo está constituido por él), sino que son proyectados por este aparato de proyección que es la conciencia, ¿DÓNDE ESTÁN LOS EIDÉ --o incluso. de dónde vienen; ha sido captada, registrada su imagen, ha sido encuadrada, 104
montada, graduada y, en caso afirmativo, cuándo y cómoi" Negarse a afrontar estas cuestiones -a afrontarlas de un modo no empirista, pero sin flaquear ante la audacia en que consisten- sería simplemente dimitir ante la tarea de pensar y abandonar el pensamiento al milagro y a la magia. Y si fuera necesario constatar que no es posible reducir milagros o magia, es decir, SI se quiere, si fuera necesario tomar acta de una irreductiblc cinematografía del pensar, entonces sería posible y necesano sacar muchas conclusiones de este estado de hecho. A este respecto nos permitimos volver a citar aquí La desorientación: "Es la cuestión de un hueco o de una carencia en el seno mismo de un flujo que se desdobla y se proyecta él mismo como unidad ideal futura. Este fuera de sí eidética, que no es una trascendencia, sería una inadecuación en el seno de! flujo mismo. Si el flujo unitario fuera él mismo un objetivo, archi-proccso de cumplimiento que tiene por objetivo la unidad de un yo a través del encadenamiento de todas sus experiencias vividas, en cierto modo sería inadecuado para sí y entonces habría que describir la. relación completa
fflujo/(contenido real ® contenido idealj}® unidad ideal del flujo Todo sucede como si el no-cumplimiento de esta idealidad unitaria del flujo le diera su carácter propiamente fluyente, su movimiento, es decir, sufalta de acabamiento [falta de acabamiento especular, añadiremos desde ahora] fuente de su dinamismo -pero, en este caso, el 'flujo de conciencia' se transforma en el Dasein de la analítica trascendental heideggeriana, como ser-para-lo-muerte"?'
lOS
14. Las muletas de la apercepción Así pues, como en el caso en Husserl, Kant define ya la identidad como una condición solamente formal, que no debe ser hipostasiada", pero que, sin embargo, la síntesis de reconocimiento está obligada a proyectar en todo objeto. A este respecto Ernmanue\ Martineaud tiene toda la razón al traducir aufzuführen por "csccnificar":" para la traducción del principio de los "Paralogismos de la razón pura" donde Kanr precisa que el concepto Yo pienso que "es el vehículo de todos los conceptos en gencral ]...J sólo sirve para escenificar (aufzuführen) todo pensamiento como perteneciente a la conciencia"." A partir de este momento, al no encontrar en el alma otro fenómeno permanente que la sola representación: yo, que acompaña y relaciona todos los demás, nunca podernos decidir si este yo (simple pensarniento] no transcurre como los demás pensamientos quc él sirve para relacionarlos unos con otros." En otras palabras, aunquc como sostiene la segunda versión de la Deducción, el sentido interno, como transcurso, se distinga del poder unificador de la aperccpción y se ponga bajo su autoridad", el yo podría no ser él mismo más que un transcurso permanente. éDónde estaría entonces la permanencia más allá del hecho de este transcurso incesante, quc nunca cesa, que constituye la ne-cesidad más elementar- Ésta es la cuestión. 106
Ahora bien, esta cuestión es también la que sostiene la refutación del idealismo empírico (que hay que distinguir del idealismo trascendental) en la exposición de los "Postulados del pensamiento empírico en general". Solamente por medio de la experiencia exterior "es posible si no la conciencia de nuestra propia existencia, cuando menos la determinación en el tiempo de esta existencia, es decir, la experiencia interna"." Lo que significa:
1. Que la conciencia es pre-textual o pro-tética, y 2. Que esta pre-textualidad es una pro-vectioidad, una proyección, una anticipación en este sentido: un horizonte de espera que se sustenta en pretextos, fetiches y retenciones terciarias, porque, en resumidas cuentas, es de esto dt; lo que se trata: "La experiencia interior sólo es posible mediatamente y por medio de la experiencia exterior"", un flUJO sin orillas ni riberas no sería un flujo, orillas y riberas que no fluyen -o al menos, no al mismo ritmo que aquello que orillan y por eso dibujan. Es en esta diferencia donde se inscribe la retención terciaria: que ahí se graba, ahí se escribe y ahí se guarda relativamente a lo que transcurre. En resumidas cuentas, habría entonces que dar cuenta de la experiencia "exterior" singular que es la retención terciaria aprehendida en tanto que tal por una conciencia, tanto como huella de "mí mismo" como huella de un alter ego. E instruir la dimensión pro-gramática de la temporalidad del Nosotros, tal romo en ella se traman calenaariedadas y cardinalidades, a través de lugares y monumentos conmemorativos, instrumentos y dispositivos de prácticas rituales, dispositivos de bautismos y de atribución de nombres, etc., y todos los aparatos y complejos de retenciones terciarias por medio de los cuales unas colectividades de conciencias entran en relación con los espíritus, rezan y comulgan en nombre del Espíritu Santo, conmemoran el pasado común de un espíritu revolucio107
narro, el acontecimiento de la fundación de una res publica y unen los flujos de sus existencias en una historia común, es decir, en historia comúnmente adoptada. En esta dimensión y porque ella supone un material es donde se pueden desarrollar las denominadas industrias "de programas" y "culturales". Estas industrias pueden "esquematizar todo para sus clientes" porque el "yo" sólo es para proyectarse a través de las imágenes que él monta y selecciona, etc.,pero también porque puede yen verdad debe evidentemente delegar en éL la selección, no sólo en virtud de la ley del mínimo esfuerzo, silla porque él ya siempre ha delegado este poder en la autoridad de sus ascendentes de los que él sólo hereda, adoptando sus experiencias pasadas como su pasado, es decir, como lo que lleva las promesas de su propio futuro en el horizonte de un Nosotros, concediéndole un crédito absoluto y que lo domina. Sin esta creencia momdicionai que evidentemente sólo puede ser una proyección no existe delegación duradera, es decir, sociabilidad (insociable). A través de estos delegados, Jo que mira el "Yo" es la autoridad de un pasado absoluto. Esta autoridad es la que confiere su eficacia a Jos símbolos. El "Yo" que se proyeua muestra y selecciona sus imágenes-pretextos-imágenes-objetos soportes de imágenes mentales que son abstractas de la misma manera que el número fue en primer lugar un paquete de bolas de arcilla "que representaba" o "simbolizaba" un rebaño. El "Yo" se proyecta manipulando primero unas retenciones terciarias y practica ahí unas selecciones sometiéndose a las categorías que son sus condiciones (que son las condiciones del "Yo" como condiciones de unidad del flujo temporal en que consiste). Estas condiciones caregoriales están condicionadas ellas mismas por los esquemas: "Por lo tanto, las categorías, sin esquema, sólo son unas funciones del enrendimienro relativas a los conceptos, pero no representan a ningún objeto. Su significación les 10'
viene de la sensibilidad que realiza el entendimiento al tiempo que lo . ,,'" restnnge . En otras palahras, las reglas elementales de captación, de montaje, de mezcla, de dirección, de posproducción y de proyección del flujo son las categorías. Lo que aquí llamamos flujo, Heidegger lo llama tiempo: En tanto que intuición pura, el tiempo es lo que proporciona una vista anterior a toda experiencia. Por esta razón se debe llamar imagen pura, la vista pura (según Kant, la sucesión de la serie de los ahora) que se ofrece en semejante intuición pura. El propio Kant lo dice en el capítulo del esquematismo: "La imagen pura 1...J de todos los objetosde los semidusen general [es] el tiempo"?' Los conceptos puros del entendimiento son unas reglas que el esquematismo "introduce [...] en el tiempo", dice Heidegger.'! Formulación en verdad bastante extraña: estas reglas constituyen el tiempo como tiempo, no lo preceden. Sea como fuere, las categorías son las posibilidades del tiempo: Correspondiendo a los cuatro momentos de la división de las categurías (cantidad, cualidad, relación, modalidad), la vista pura del tiempo deberá manifestar cuatro posibilidades de tornar forma: son "la serie del tiempo, el contenido del tiempo, el orden del tiempo, el conjunto del tiempo"." El condicionamiento mutuo de las categorías y de los esquemas (donde aquellas se concretizan como posibilidades del flujo del tiempo) es lo que en nuestros análisis de la relación entre imagen y esquema llamábamos una relación transductiva, en la que un término no precede a otro, ya que no es nada sin el otro: el "Yo" no es una caja que pueda llenarse de contenidos, es una forma constituida por la dinámica de un 109
transcurso y es sus contenidos (que adopta como adopta e! tiempo de los personajes de las películas de las que lOS espectador) en su unidad de flujo. (Este flujo es él mismo una forma en un flujo mayor, razón por la cual en La desorientación lo habíamos llamado un torbellino --como volveremos sobre ello más adelante y, sobre todo, en el último volumen de La técnica y el tiempo.) Ahora bien, la refutación del idealismo significa precisamente la posibilidad y la necesidad de la retención terciaria que es espontáneamente e! objeto para un sujeto, como un terreno y sus piedras que en el borde y fondo del torrente, visibles o invisibles, dan ritmo y forma a este torrente: El fenómeno que se presenta en e! sentido exterior tiene [...] algo de fijo y de permanente, que proporCiona un sustrato que sirve de fundamento a las determinaciones cambiantes y, en consecuencia, un concepto sintético, a saber, el del espacio y de un fenómeno en cl espacio; mientras que el tiempo, que es la única forma de nuestra intuición interior, no tiene nada de duradero y, en consecuencia, sólo nos hace conocer cl cambio de las determinaciones y no el objeto determinable." Esto hay que relacionarlo con este otro texto: La representación de algo de permanente en la existencia no es idéntica a la representación permanente porque ésta puede ser muy cambiante y muy variable, como todas nuestras representaciones, incluso las de la materia, y, sin embargo. éstas se refieren a algo de permanente que debe ser algo distinto de todas mis representaciones y exterior a mí, y cuya existencia está necesariamente comprendida en la determinación de mi propia existencia y no constituye con ella más 110
que una sola experiencia que nunca tendría lugar interiormente si no fuera al mismo tiempo exterior (en parte)." La refutación del idealismo significa la necesidad de la retención terciaria como posibilidad de la inscripción de una representación pennanente en algo de permanente y como sincronización de los sentidos interno y externo garante de la identificación del flujo "que no tiene nada de duradero" ni, por lo tanto, de idéntico, substrato que es también la condición de la orientación." Esta durabilidad como muleta identifícativa del tiempo de la «percepción definido como proccso de unificación totalmente fluido él mismo y que, por lo tanto, no puede bastarse a sí mismo, confiere un lugar crucial a la retención terciaria: ésta constituye el flujo por su durabilidad como durabilidad de! pasado, de lo que ha sucedido. A este respecto, este objeto del Yo pienso, por ejemplo, el libro de Kant que estoy leyendo, o el libro de Kant publicado en 1781 que Kant relee en 1787 al tiempo que lo rescribe, o el telediario que de quince a veinte millones de conciencias francesas pueden ver simultáneamente cada noche, o también la final de la copa del mundo de fútbol a la que varios centenares de millones de conciencias en el mundo pudieron asistir el 12 de julio de 1998 por inrcrmcdiación de la televisión, este objeto que para el Yo pienso hace las veces de retención terciaria es una imagen-objeto que no es ni SImplemente interna m simplemente externa. Pero esto es cierto de toda retención terciaria, es decir, de todo objeto técnico en tanto que éste puede convertirse en fetiche y pantalla de proyección -y huella, más o menos fiel y "exacta" (ortotética") de las expencncras vividas de flujos de conciencias pasados y desaparecidos. La consecuencia de estos análisis es inmensa y por esa razón hemos tenido que detenernos tanto en ellos: la retención terciaria es tanto espacial como temporal y condiciona incluso la posibilidad de distinguir el 111
espacio y el tiempo. Por esa razón las industrias de la retención terciaria que son las industrias culturales y de programas son también industrias de la velocidad.
15. La sincronización de los flujos y la constitución del mercado de las conciencias. Del "septícismo"
Esta espacialidad de la retención terciaria es lo que la condena a todas la manipulaciones posibles. En tanto que permite canalizar la diversidad de los flujos no sólo reteniendo su atención en el momento mismo (ef el final del capítulo anterior) sino desencadenando con ello procesos de selección en las retenciones primarias por medio de las retenciones secundarias bajo control de retenciones terciarias que pueden ser sincrónicamente seleccionadas, "dirigidas" y adoptadas a veces por millones o decenas de millones de conciencias cada día, la espaCialidad de la retención terciaria es lo que permite una casi-matcrializacián de estas conciencias y, en todo caso, su "reificación", masas de concicn-
ctas que, por tanto, pueden convertirse en la materia prima para la industria de Las audiencias que son las industrias de programas. Así, el final del siglo XX ve constituirse un inmenso mercado de Las conciencias, condenado a convertirse en mundial por encima de cualquier barrera. Ahora bien, este mercado, que efectúa unas inversiones a cambio de las cuales espera retribución, constituye un proceso protencional compLetamente nuevo. 112
Hemos demostrado que sólo puede haber prorención porque hay inadecuación. Esra inadecuación, que es una realización de la indererrninación de lo que queda por llegar (y de la interpretabilidad de lo que queda del pasado) es lo que constituye la situación ordinariamente DIACRÓNICA de las conCIencias unas respecto a otras, es decir, lo que constituye la singularidad de los flujos de cada conciencia y, en otras palabras, de cada Yo pienso, que así se dice ser un auto-movimiento, una autonomía del pensamiento, en sentido estricto la apercepción de un sí mismo como conciencia de sí: una reflexividad. Ahora bien, la producción industrial de las retenciones terciarias para unas masas de conciencias es un proceso de sincronización y de estandarización industrial de los criterios de selección que hace converger los transcursos cn que consisten estas conciencias en una sola y nusma sopa enrrópica, fosa séptica" donde se descompone el espíritu. Este "scpticismo" es lo que Horkhcimer y Adorno analizan como dispositivo de alineación y de reificación de las conciencias. Mientras que la diversidad de las interpretaciones posibles del flujo pasado de la conciencia de Kanc "ante el conjunto del público que lec" constituye una enrropía negativa que es la oportunidad misma del pensamiento, en primer lugar para el propio Kant expuesto a esta situación que "no tiene nada de extraordinaria", que, por lo tanto, es ordinaria, en la que se comprende "a un autor mucho mejor de lo que él se comprende a sí mismo porque no había determinado suficientemente su concepción y porque así hablaba e incluso algunas veces pensaba contrariamente a sus propios puntos de vista", hoy el medio del espíritu (llamamos aquí espíritu al retorno de las conciencias ascendentes para una conciencia o un conjunto de conciencias actualmente vivo) se ha industrializado y esta realidad comporta el riesgo evidente y absolutamente actual de una sincronización entrópica de las conciencias que 113
constituye literalmente la posibiLidad del final de los tiempos -en el seno del dispositivo aquí descrito, porque evidentemente estos análisis no conciernen de La misma manera a Las conciencias que están excluidas dei mundo industrial. Esta posibiLidad del final de los tiempos, que no es una probabilidad (no se podría probar semejante posibilidad) aquí quiere decir posibilidad problemática de la renuncia a La Libertad y de lo que sólo podría resultar de ello; el apocalipsis poLítico-espiritual -si no material y corporal: en cierto modo, el resultado de una bomba de neutrones del espíritu que después de su explosión deja una materia y una corporeidad inhabitadas, en cierto modo un mundo de autómatas.
16. La paradoja del nuevo proceso protencionai y la desbandada del deseo
En otras palabras, en tanto que proceso de sincronización el nuevo proceso prorencional es paradójico y lleva ineluctahlemcnte a una pérdida de autoridad y de crédito, financiero incluido. AJ instaurar un presente permanente en el seno de flUJOS temporales donde se fabrica hora a hora y minuto a minuto un "recién-pasado" mundial, al ser todo ello elaborado por un dispositivo de selección y de retención en directo y en tiempo real sometido totalmente a los cálculos de la máquina informativa", el desarrollo de las industrias de la memoria, de la imaginación y de la información suscita el hecho y el sentimiento de un inmenso agujero de memona , de una pérdida de relación con el pasado y de una des114
herencia mundial ahogada en un puré de informaciones de donde se borran los horizontes de espera que constituye el deseo. Mientras que esta máquina es hecha para suscitar, intensificar y resucitar unos fantasmas que no pueden sostenerse por sí mismos puesto que sólo son los frutos de una organización sistemáticamente calculada de la relación entre unos sujetos y unos objetos convertidos en unos consumidores y unos productos, está condenada a invertirse y a engendrar va sólo un desmoronamiento del deseo, finalmente extenuado de estar ~ada vez más sometido al cáLcuLo y a La determinación "indiferente" de lo indeterminado, a riesgo de una desbandada mundial que ya temía Valéry: Ahora habría r...] que preguntarse si este régimen de excitacienes intensas y similares, de scvidas encubiertas, de rigores utilitarios, de sorpresas SIstemáticas, de.facilidadcs y de ~occs demasiado organizados no dehe ocaxronar una espeCIe de deformación permanente del espíritu, hacerle perder y adqUirir unas propiedades -y si, en particular, 105 mismos dones que le han hecho desear estos progresos, como para emplearse y desarrollarse, t no estarán afectadas por el abuso, . e • ?" degradados por sus propIOS electos, agota dos por su acto: El mundo que se abre con el nuevo siglo, el de la integración digital donde el aparato de televisión se habrá convertido en un órgano de rcleacción vive en el riesgo extremo de una depresión resultante menos de problemas sin embargo patentes de sobrecapacidades de producción que de problemas agravados de sub-consumo a causa de la Liquidación de La "economía libidinal" que supone toda proyección -riesgo evidentemente conjugado con los vastos desequilibrios que afectan además a la exterioridad de este sistema y que cada vez pesarán más en él. El objeto del deseo debe ser singular y el sujeto descante debe encontrar reflejada en él su propia singularidad -cs decir, su diacronicidad refle115
xioa. '" Ahora bien, el consumo; que deviene sin objeto (el producto no es un objeto, no está ahí para responder a un deseo sino para suscitar transformar unas necesidades en fantasma colectivo, en cornporramien.. to de masas) no hace más que intensificar una frustración dcccptioa, La realización de un marketing opcional y la supuesta desmasificación de los mercados por la definición de una relación "one to one" entre el cons~midor y el producto no cambia en nada la situación que aquí describimos, no más, además, que la multiplicación de los vectores de difus~~n de programas audiovisuales y de información; frutos de un dispoSItiVO de marketing que pone en práctica unos criterios de amortizaciones, las "opciones" personales son sustitutos y la diversificación de los media no es más que la realización mejor dirigida, por medio de nuevas posibilidades de segmentación de los públicos, de los mismos criterios retencionales gobernados por un cálculo.
°
La entropía del consumo estaría así condenada a la autoanulación a la nulidad, a la nada. Además del hecho de que al filo de los años en '¡a s?,ciedad n,acen nu.evas capacidades de análisis y de que una lenta digesnon, qUlza demasiado lenta y, en cualquier caso, demasiado tardía para lo~ centena~es de millones de miserables que ella ha engendrado y los ~~les de millones que engendrará todavía, además de una lenta digesnon se produce, por tanto, un acontecimiento brutal, imprevisto y de alcance sin duda milenario que habrá sido la crisis iniciada en el curso de los años setenta, sin duda es este sentimiento el que anima, funda y, sobre todo, une la riqueza de los discursos que hoy se elevan contra una evidente irresponsabilidad de los amos de las audiencias Vde los mercados planetarios. .
116
17. El [uturo del espíritu La Integración digital de las industrias culturales por la convergenera de las tecnologías de la información, del audiovisual y de las telecomunicaciones comenzó a finales de los años noventa -ampliamente acelerada por la apertura en 1992 de la red de intemet al público del mundo entero a través de la puesta en práctica de la norma de interoperabilidad TP-IP, por medio de la adopción de la norma de compresión de imágenes y de sonidos r-.IPEG y por medio de la privatización masiva de los operadores de telecomunicaciones. Esta integración, llamada más generalmente "convergencia", constituye un nuevo marco de producción y de difusión de las "retenciones terciarias" y un nuevo medio para el espíritu. En el transcurso del siglo XX es cuando el medio del espíritu se ha convertido en el de una explotación industrial de los tiempos de las conciencias. No se trata de una evolución monstruosa por medio de la cual el "esquematismo" pasaría de golpe fuera de la conciencia; la conciencia nunca ha sido consciente de sí misma de otra manera que proyectándose fuera de sí. Pero en la época de las industrias de la información y, en particular, de las tecnologías analógicas y numéricas que la hacen posible, esta conciencia exteriorizada y materializada se convierte en motivo de manipulaciones de lo> flujos y de proyecciones de masas tales que una pura y simple anulación de la "conCIencia de sí" por medio de su exteriorización se hace posible para las hiperrnasas de consumidores de productos y de modos de vida industrial 117
consagrados a mercados a escala mundial: esto es lo que da a pensar la sincronización hcmogeneiaante de los flujos de conciencias por medio de los objetos temporales audiovisuales, que no tardará en invertir las fronteras nacionales y geográficas, ya que lo digital no carga con las obligaciones de la difusión hertziana.
La crítica de la manipulación que permite esta sincronización de las concicncias en la época d¡; los objetos temporales audiovisuales e industriales de masas no puede ser una denuncia de una desnaturalización de la conciencia por el cine Silla, al contrario, la puesta en evidencia de que la conciencia funciona como un cine, lo que permite al cine (ya la televisión) tener ascendiente sobre ella. Y por eso la crítica del cine y de la televisión, como fenómenos sociales que podrían venir a destruir la propia conciencia (es la cuestión de una "ecología del espíritu") apela a una nueva crítica de la conciencia misma, a volver a poner en marcha la empresa kantiana. El "equivalente general", es decir, el dinero, condición del capital y del mercado donde con las industrias culturales el tiempo de las conciencias se ha convertido él mismo en una mercancía, está condicionado por la equivalencia general del tiempo primario-secundario en sus espacializaciones tercianas, manipulables, almacenables, intercambiables y, por consiguiente, de las que se puede obrener dinero. Esta cuestión capitalista de la retención no fue pensada por Marx, lo que constituye una gran debilidad, especialmente en la época de las industrias culturales que, digitalizadas, se convierten en el sector que gobierna el devenir industrial en general <se les llame o no "nueva economía". En el devenir industrial de la cultura, lo que está en venta es la conciencia misma. Siempre se puede denunciar ahí una degeneración bárbara, un estado de hecho monstruoso: no es más que la estricta cense-
11'
ruencia de la finitud de los flUJOS de las conciencias en general y de su proteticidad originaria. No se puede luchar contra esta posibilidad ~i~ haberla reconocido como tal, es decir, sin haber obtenido de los análisis orccedentes la conclusión que de sin medio retencional objetivo no hay I"espíritu" y que la historia de este medio es también una h·isrona . d e 1a técnica, es decir, hoy de la industria. El futuro del espíritu sólo puede consistir cn una geopolítica de las tecnologías culturales que también sería una política ecológica del espíritu. Porque una política de la conciencia (pero, ¿qué es una política sino, en primerísimo lugar, una política de la conciencia?) es necesariamente una política de la técnica. y ésta, como vamos a examinar ahora, es también necesariamente
una política de la adopción.
NOTAS
1. ThLOdor Adorno y Max Horkheimer, La Dialntiq"e de 1" rtllSUIl, "La produnion industridk dcs bicns culturels", Gallimard, col1. "Tel", 1974. 1" 130. 2. Id., ibid .. p. 140. 3. B. Sticgkr, "L'image discrete", cap. lIt de Échographie de 1" télévisioll, con Jacques Perrida. Galiléc, 1996. Este texto reproduce una conferencia pronunCiada el} 1992 en la Es(uela dc Bcllas Artes de Aix-en-Provence , 4. td., ibid., /rK. elt.
5. Cf. Martin Heidegger, Scin und Zeíi, Nimever, 1986, parágrafo 75. y.F.Ipecedo de Epsmaeo. op. cíi., p. 347. Husserl por su parTc habla de Budbcwussisan- el La 119
desorientación, op. cie. passim. [Existen vanas traducciones al castellano, entre otras
13. td., íbid., p, Jl1.
El JeT y el tiempo, FCE, 2000, }' Ser y t'empo, Temos, 2003.]
14. Id. ibid., pp. 112-113.
6. En el primer capítulo de la ~Doctrina trascendental dd juicio", Critica de la razón pura, op. cit., p. 150 Ide la edición francesa antes citada].
15. u; ibid., P 114.
7. T. .Adorno y M. Horkheimer, La Dial«tíque de la raúon, op. cit., p. 133. El subrayado es mío, 8. Sohre el sentido preciso de este término aquí, if. los dos primeros lomos de La ticniea y el tiempo, passim, 9, Lo mismo que dem uestra, por ejemplo, Burkhardt Undncr (POUT une thiorie de la reproduetibiliti, Francfort-sur-le-Main, Gcethe Universitat, 1998), en el punto de vista de Horkheimer y Adorno, "la reproducción pertenece a la esfera de copia de un objeto dado", mientras que la rcproducibilidad en el senridc de Walter Benjamin "no Se refiere al conjunto de lo, objetos dados", es decir, 'lUlO lejos de ser una simple copia de lo real, añade algo que ella constituye. Según Benjamin es esta constirutividad de la técnica de reproducción desarrollada por la industria lo que confiere, por ejemplo, al cine su fuerza analítica más allá de su poder de alienaci6n -fuerza que parece que se les escapa roralrnentc a Horkheimer y a Adorno. Pero, a la inversa, Bruno Latour (Cahiers de médiofogie, n'' 1, 1996) malinterpreta totalmente a Benjamin -digo a la inversa porque en ¡;OeUNe d'ure tI {'he de su reproductibilif.i teehmque, en Walter Benjamin, Eriaís 2, traducción [al francés] de M. de Gandillac (Gonthier-Deood, 1971), ('1 lec un discurso contra la modernidad y la técnica, ahí donde Adorno ve un discurso de la emancipación por medio de la técnica -dos lecturas tan esquemáticas como injustas para un texro que, por el cootra,io, trata de afrontar la enorme dificultad suscitada por la cuestión de la reprodueibiJidad.
10. CI B. Snegler, "Le temps des attrape-nigauds",An PreiS, noviembre de 1999, número especial, y "Le prix de la conscienc e", Le Monde dipIomatique, agosto de 2000. [La traducción al castellano, "El tiempo de los engañabobos" se puede leer en wlVw.rebelion.orgi.
11. Kant, Critique de la raiso"p"re, op. ál., p. 107-123 A.
12, Id., ibid" p. 109. 120
¡6.Id., íbid., p. 117.
17. Id., ibid.. p. 118. 18. ld., ibid., pp. 118-119. El subravado es mío. , ' id h Y uoa especie de 19. "Cuando el espectador mira, la cámara esla mvern a, a " . ro -ecta Y además, cuando Lumierc ,á mara en la cabeza; un proyector y que p j . 'll , tó el cine cuando inventó la cámara, al mismo tiempo nos servimos de e o lllven ..., ¡ "J L Godard Intropara hacer el proyector, el mismo aparatO servía a am 'os' ean- uc ,
du
cit., pp. 28-29. El subrayado es mío.
21. u, ibI'd., pp. 128-129 B.
22.
c. especialmente Dijftrence el Ripititirm, PUF, 1968 , p. 116.ITraducciónal
easlellano, Diferencia y repetición, Júcar, 1988.] .
I
23. Los franceses en paralelo, los alemanes en srne, a
.
primer
a sigue a la segun-
da. 24 La segunda edici(lll ofrece a Kant la ocasión de "eliminar, tanto co~o ;~a , , d I ·den haber nacido vanaS la ibl 1 dificullades y las oscundades e as que pue . pOS! e, as . . . I >a han caído homhres perspIcaces, 'as interpretaciones en las que, qUlZa por mr cu I ' apreciando este libro". 25 K or escribe en !die d'une ñinoirc uniocrscíic uu poins de vue eOSnJopolitiqlle . a , . 1990}'''Fntlendoporuso {traducción [al francés] S. Piubetta, Garlller-FlamlllanOn, ,. . . I . t del , • I horno sahlO ante e conJun o úblico de nuestra propIa razon e que se ace c '. " ve núbli 1--- IT.aducción al castellano: Idea> para una Hurona ulllversaf en da pu ICO 'IUC ~~. • cosmopolita, 'Iecnos. 1987.] 121
16. Igual que es finita la intuición del sujeto humano, es decir, sólo receptiva, a diferencia de Dios cuya imuición es productiva y cuya memoria, en Leibniz, e~ infinita.
27. C"n~ervación, comparación y discernimiento son precisamente la, funciones fundamentales de la imaginación tal como Kan! las definió en Amropoíogia desde d punto de vista pragmátiw. 1; desde luego, aquí hay que hacer igualmente referencia a los anál isis de} l usserl del papel de la escritura en la constitución de la idealidad matemática
30. Incluido hoy, con las tecnologías analógicas y numéricas de 10 directo y del tiempo real, este pasado inmediato o recién-pasado de lo que ha pasado como acontecimiento mediático, que no he vivido, y que SlO embargo se inscribe en la actualidad de mi presente- Sobre este punto, ef La desorieIJtación, op. cit., en particular p. 230. 31. Kant, Critique de la raimn pure, op. elt .. pp. 151-¡ 52. 32. Sobre el concepto de síntesis pasiva en g<.:neral, '1 La deson'entación, op. cit., capítulo V.
33. Genevieve Guitel, Hisro,re campará des numérations écrites, Flammarion, 1975, pp. 19-20. El subrayado es mío. .H, Además es interesante indicar que Jacque~ Rivelaygue, al que por otro lado parece que se 1<.: escapan completamente todas estas cuestiones, explica que la calegoría kantiana es una "relación j .•.] [que] constituye lo~ términos", lo que es muy precisamente la definición de la relación transductiva por Simcndon.
35. Estas imágenes siempre en vía de fetichizaeión son también imágenes alucinatorias del cuerpo vivo proreuzado que sostiene el ¡lujo de la conciencia, del cuerpo del otro (del alter ego) y de la corporeidad como ta]. 36. Kant, Critique de la raison pure, op. cit., p. 114.
37.
u, ibid.,
pp. 128-129 B.
38. "No podernos pensar una línea sin /rtu;arfa por medio del pemamit:nto, un círculo sin dNen'birlo".
39. "El primero que demostró el triángulo i~ó>cde, (ya se llamara Tale' o como ., debía seguir paso a . paso lo' que Sfa) tUVO una revelac",n; porque enconrro' 'lue• OA u veía en la figura, ni consagrarse al ,imple concepto de e,ta figura como SI ello deb,cra en,eñarle sus propiedade" "ino que tenía que realizar (o construir) esta figu~a por medio de lo qu~ él pensaba de ella y él mismo se representaba a prIOri por medio de conceptos (<.:' decir, por construceiún) ...". Kant, Cntlque de la rauon pure, op. Cl/., prdacio a la segunda nlió"n, p. 17. 40. Porque bay muletas de la fe, como retomaré en Símbulos y diablos, o lagueSI nos atrevemos a hablar de muletas en materia de religión". (M. Naar, "Introduftion" a Kant, en La Rcltgion dans les limites de la úmple mison, tr. J. Gibelin, Von, 1996, p. 14.)
rra de los e,-piritus. "Sin duda la esperanza necesita muletas,
41. Sobre este punto, ef El pecado de Epimeteo, op. ciz., p. 260 Y ,iguientes. cer Kant el lepmbleme de la mfthaphyúque, Gallimard, 1953, y, 42 . M • H el('1'~g",, " d sobre todo, Inrerprftation phélloménologique de la "Critique de la rUBOn pare e Kant, Gallimard, 1982, p. 316. [Existe una traducción al fastellano de la pnmera obra: Kant y el problema de la metajúiea, Gedisa, 1992·1
4,l. 1'>1. Heidegger. ¡"rerprétation plufllom¿nulogique de la "Critique de la raisun pure" de Kant,
op.
cit., p. 320.
44. Sobre este punto
~s posible remitirse al último capítulo de El pecado de Epi-
moteo.
4'5. Cf, por ejemplo, M. Heidegger, Interprétation phénombwlogique de la
-o--
tique de la raison pure" de Kant, op. cit.. p. 302.
46. Cf K ant, Criuqa~ de la raison pure, op. cit., p. 119 B, parágrafo 19 de la Deducción. l. N. de la T.: en el original hay un Juego de palabras que se pierde en castellano: Ulltdl"Fulano"] qlllIut td.
J23 122
47. Kant, Critique de la raison pure, op. cit., p. IS3. 48. Id., ibid., p. 263 (Libro I de la Dialécllca trascendental, scccián primera: "De las ideas en genera!").
49. Sobre este punto, cf La téenica y e! tiempo, vol. IV, de próxima aparición.
!l. N. de la T: de nuevo la expresión sefairedu cinéma, "fantasear, hacerse películas". 50. G. Dekuze, Différenu ct Répétitiun, op. cit., p. 116. SI. Kant, Cnüque de la raison pureo op. cit., p. 294.
In.
N. de la T.: juego de palabras entre los términos encorc-e-rcnir ("todavíapor-llegar"), rute avenir (vqueda por llegar") y Iwenir ("futuro"). 52. Kant, Critique d" la ram", purc, op. cit., p. 131 A.
'53. u, ibid., p. 308. 54. el en particular La desorientación, op. 0'1., cap. Hl, "La industrialización de la memoria", epígrafe 1, "La síntesis industrial de la finitud retencional", p. 151 Y sres.
55. E. Husserl, &chaches togiqucs Il, 2' parte, traducción [al francés] H. Elie, A. 1".Ke!kel, R Schérer, PUF, 1972, p. 149. El subrayado es mío. [Traducción al castellano, Investigaciones lógicas, Alianza Editorial, 1999.)
56. En el último capítulo de La dcsoriemecíón he tratado de indicar por '-I ué-y volveré ampliamente sobre ello en el último tomo de La técnica y el tIempo. Además es evidente que en Heiddeger la "diferencia ontológica" procede de esta probkmática de! cumplimiento y de la inadecuación, al tiempo que la recusa. 57. Sin embargo, en las Ideas directrices para una fenomenología, en la que reajustará toda la fenomenología en torno a un eg-o restaurado, Husserl e1ectuará una retirada mucho más neta y catastrófica que la de Kant al pasar de la primera a la segunda versión de la Critica de la raZÓn pura. IV. N. de la T.: juego de palabras intraducible al castellano entre los verbos émouv"ÍT, "emocionar", y mouvoir, "mover" '-Iue en la tercera persona del singular
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del presente de indicativo se escriben igual a excepción ,k la 1 inicial del primero (/mellt). '58. Como demuestra Pierre Aubenque: "En la introducción a la Crítica de la facultad deJuzgar [...] en la que se trata de dividir el 'sistema de la filosofía' en filo",na teórica y filosofía práctica, Kant sólo habla de reglas 'técnicas' o 'práctico-técnicas' (que corresponden a los 'imperativos hipotéticos' de los escriros í'tiens) para demostrar de nuevo que no conciernen propiamente a la filosofía práctica, sino qm: simplemente son unas 'consecuencias de propmiciones teóricas', por lo tanto, unos 'corolarios de la filosofía reórica"'. La pmdena chez Aristote, PUF, 1993, p. 198. [Traducción al castellano, La prudencia en Ariaotcics, Crítica, 1999.] 59.1-0 léenia) y el tiempo, vol. 1\; de próxima aparición.
60. Recordemos aquí que e! verbo eid6 significa a la vez observar, representarse, figurarse, aparecer; que e! cidólon es el simulacro, el fantasma, la imagen y el retrato, incluso la imaginación, etc. 61. La desorientación, "p. cit., p. 301. Respecto al cumplimiento, "el parágral;, 5 [de las invesligacir",,,, IÓKicas] aporta precisiones esenciales sobre esta cu<:stión de la inadecuación, es decir, del campíímicnto. Toda percepción adecuada es una percepción interna. Pero toda percepción interna no es una percepción adecuada. Entre percepción interna inadecuada y percepción interna adecuada existe la tendencia al cumplimiento -que siempre puede fracasar. La percepción interna es la percepción de mis propias experiencias vividas. La percepción interna adecuada", la percepción de uIla evidencia en mi experiencia-vivida, de mi experiencia"vivida como cxl'crieneia"\',vida de evidencia: toda experiencia-vivida es evidente, pero toda expenencia-vivida no es una experiencia-vivida de evidencia. Puesto que el psicólogo no lo ve, confunde percepción interna y adecuación. Ahora bien, su distinción permite diminar, pura y simplemente, desde el punto de vista fenomenológico, la percepción ertenw. Ésta ya no tiene lugar de ser: d objaiuo de! púcólogo en ella era la inadccua
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dad concernida en el seno de la.' experiencia, vIVida;;. La inadecuación del sujeto como esfera de percepciones mrernas al objeto corno fuente de percepciones externas se <;convierte así "n la inadecuacii;n del contenido real d" la experiencia-vivida "por esencia percepción interna" COn el contenido real de e.q experiencia-vivida -que no es interna ni externa: ¿dónde e>tár". 62. "Es muy evidente que yo no podría conocer corno objeto aquello mismo que tengo que suponer para conocer en generalun objeto y que el yo dettrminanre (el pensamiento] debe ser distinto del yo determinado (el sujeto pensante), como el <;conocimiento, dd objeto. Con todo, nada es más natural y más sedunor qUt: la apariencia que nos hace perder la unidad en la sfntesis de los pensamientos para una unidad verdaderamente percibida en el sujeto de e.,tos pensamientos. Sc podría llamar a esta apariencia la subrepción de la conciencia hipostasiada (aperaptionis mbstantiatact", Kant, Crítica de la razón pura, op. át., 1'.325. 63. Cf!\.{, Heidegger, Inrerprétation phénombwlogique de la "Critique de la mison purc" de Kam, op. cit., p. 329.
64. Kallt, Critique de la rmson pure, op. cit., p.27A.
tarre en el pen'llm,enlo?, Universidad Complutense de Madrid, Facultad de filoso-
fla, 1995.] 76. Sobre este concepto,
<1 "La época ortográfica" en
La dcsancntacion, op. cit.
p. 25 Ysres. 77. "POZO negro acondicionado de manera que las materias se transformen [.. en compuestos minerales inod
d" la kngua francesa, equivalente al diccionario de castellano de la Real Academia Espaiíola.]
78. Sobre este punto, cf el capítulo "La industrialización de la m"moria" y el final del <;capílUlo "Objeto temporal y finitud rerencional'' en La desorinuación,
or.
át.
79. Paul Valérv, Propos sur I'inulligence, en Oeuores Complües, t. I, G-allimard, col. "La píeiade'', 1957, p. 104A.
AO. y no hay reflexión que no sea erótica, corno volvnemos a ver "" el próximo volumen con F.l Ranquete.
65. te, iNd., p. 295.
66.Id., ibid., p. 131 B. 67. Id., ibid., p. 20ó.
68. Id., ibid., p. 207. 69. Id., ibid., 1" 156. 70. M, Heidegger, Kant et le probltme de la métaphpique, op. cu., p. 161.
71. Id., ibid., p. 162.
72. Id., ¡bid., p. 163, 73. Kant, Cn'tique de la raison pure, op. cit., p.308. 74. td., ibid" p. 2A, 75. Como se verá en la l"nuca de Qu 'est-ce que /orienta dans la pensée?, te. [al francés] A. Philonenko, Vrin, J97A. [Traducción al castellano, ¿Qué significa orien-
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Capítulo tres
Yo Y nosotros LA POLÍTICA ESTADOUNIDENSE DE LA ADOPCIÓN
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1. "Proceso de exteriorización" y geopolítica del espíritu , Antes de ser una facultad mental, la numeración es una actitud motriz que ha sido interionzada y que, como todas las actividades motrices, mentalizadas o no, acaba por convertirse en una actividad mecánica. Calcular significa entonces manipular un teclado que dirige una máquina alfanumérica sobre la que el entendimiento delega algunas de sus operaciones. El objetivo de Rl pecado de Epimcteo era demostrar que la razón y el entendimiento humanos comienzan por la posibilidad de esta dclegación hacia una prótesis, es decir; por la existencia de un medio técnico como capacidad de transmisión epifilogenéuca, de los que los sistemas de numeración son unos casos. Herder escribe en sus Ideas con miras a una filosofía de la historia de la humanidad que sólo el hombre posee en propiedad una manera de desplazarse en una situación vertical: ahí está el sistema orgánico que le está reservado con miras al destino de su propia espeere, éste también es su carácter distintivo.' Para Kant Herder comete una inversión teleológica concluyendo que este estado hace que la posición vertical sea asignada al hombre no en [unción de su futuro ascenso a la razón, para que haga un uso racional de sus miembros; por el contrario, [siempre según Herder] 131
debido al hecho de su posición vertical le tocó en suerte la razón.' De creer a Herder, concluye Kant a su vez, "la razón es sólo una
adquisición". Querer determinar qué contextura J~ la cabeza, desde el punto de vista exterior respecto a su forma y desde el puntu de vista interior respectu al cerebro, está en relacidn nccexana con la aptitud para caminar en posición vertical; y, Jo que es más, dcterminar cómo una organización orientada únicamente haci.\ este fin contiene el fundamento de la aptitud racional, en la que debido a ello participa el animal, esta ambición supera manifiestamente toda razón humana: que esta última siga a ciegas el hilo conductor de la fisiología o que emprenda el vudo a ejemplo de la metafísica.' De hecho, la postura que aquí defendemos no es ni la de Herder que ignora la "liberación de la rnano'" que abre el espacio de la mani~ pulación fabricadora y de este correlato de la posición vertical que es la tecnicidad, ni la de Kant, cuya filosofía trascendental no permite actualizar la vocación rctcncionai de esta tecmcidad. Porque este medio retencional le es esencial, porque sin estos sustratos que son sus objetos en tanto que estos sen siempre ya técnicos, su razón y su entendimiento sólo serían vapores, ya que el "constituyente" (el sujeto trascendental) está constituido a cambio por 10 que él "constituye" -lo que significa que sólo se constituye en un después y que, por tanto, siempre está en el problema de su propia re-constitución: es originariamente un sujeto re-constituido, sintétICO igualmente en este sentido (es lo que en El pecado de Epimoteo llamábamos su defecto de origen y es lo que en el próximo capítulo llamaremos el JUIcio protético a priori). Pero en esta re-constitución rctencional sin la que este "consutuyenn-" no sería nada la cuesrion quc 132
sigue planteada y sigue sle~do irreductiblemente no empírica, es el erizono. en tanto que es provecuoo. Este análisis en el que la empiria ya no es el simple compañero a posicriori de una aprioridad trascendental, sin embargo no es por tanto un empirismo. Las retenciones están inscritas e~ un proce~o ~e ~royeceión por selección de protenciones que no es un slmp~e aSOCJaClOlllsmo y d~l que el empirismo, que ignora profundamente eljuego y el re~o, es decir, el criterio, es un espectador que finalmente cree sin perspectiva en todo lo que ve, "buen público" y mal crítico. Y lo que es más, que cree, aunquc erróneamente, que sólo cree en lo que ve. Kant revalúa la empina, rinde homenaje a Herder y le opone precisamente la cuestión del criterio. Pero no comprende la cuestión de la retención -ni Hume, que la confunde con la de la costumbre. La doble recusación del empirismo y del trascendentalismo' que intentamos, por tanto, aquí está entre América del norte y Europa. La dificultad del diálogo entre estas dos entidades espirituales traduce una divergencia en la histona del "espíritu" entre empirismo anglo-sajón y trascendentalismo europeo llamado "continental". Esta tradición anglosajona, que se ha extendido al continente norteamericano, se ha concretizado ahí por medio de una doctrina de la mríquma de calcular y por medio de una cultura de la máquina de cálculo, y por una puesta en práctica de los saberes lógicos al servicio de la logística, l~ ~~e se llamó la cibernética, tal que finalmente Estados Unidos se convrruo en el gran país de las tecnologías de la información y de la prim.era ~ra~ empr~sa informática transnacional que fue IBM. Esta concreuzacron industrial es lo que la filosofía, ya sea "continental" o "anglo-sajona", se revela decidida y masivamente incapaz de pensar, incluso por parte de las "filosofías de la historia". Porque si Marx fue evidentemente un gran 133
pensa.dor de la historia (como Hume) nunca pudo acceder a la cuestión de la Industrialización del cálculo y del medio rcrencional cuyo concepto finalmente no tuvo más que sus predecesores.
~or. tanto, 7l~lestro intento aquí serta esc
boración de los criterios retencionales se encuentre hegemónicamente sometida a las reglas de cáLculo de los mercados -sea objeto de cáLculo de amortizaciones. Habíamos visto -en La dcsorientacion-: que esta evolución es muestra de lo quc André Leroi-Gourhan caracteriza como el tercer estadio de lo que él llama "proceso de exteriorización": la del sistema nervioso, que sigue a la exteriorización del músculo permitida por la explotación de las energías naturales, precedida ella misma por la del esqueleto que en propiedad constituye la homimzación. Las Industrias culturales son el cuarto estadio de esta "exteriorización", que alcanza entonces a la imaginación: esta delegación es lo que concretiza el cine, inventado en Francia pero cuyo futuro industnal está en Estados Unidos, país tanto de Hollywood como de IBM, donde el cine se convertirá en la televisión, es decir, en este fenómeno masivo del que Lerai-Courhan esbozará en 1965 algunos análisis' en el momento en el que el televisor, convertido en doméstico, penetra a gran velocidad en 105 hogares europeos (46,5 % de las familias francesas en 1965,537 % de crecimiento entre 1960 y
1970).
2. La televisión de Pierre Bourdieu El sociólogo Pierre Bourdieu ignora en Sobre La televisión' todos estos análisis antropológicos. Sobre la televisión, un libro que se presenta como una lección de disciplina argumentativa y de rigor científico que primero se administró a la televisión, es decir, a la vez sobre la pantaita de la televisión ya La intención de "la televisrón", de sus telespecta135
dores y de sus actores, Sobre la televIsión no indica la menor referencia :1 estado de una cuestión sin embargo analizada por otros y antes que el, exactamente Igual que proceden estos media totalmente desprovistos de memoria y arrapados en el rnstanre cuyo funcionamiento en la televisión denuncia justamente Sobre la televisión: todo ocurre como si la conciencia del sociólogo hubiera interirmzado finalmente el funciona, miento de aquello que ella critica.
industriales en general, especialmente alimenticias, y como lo fueron estos productos acerca de los cuales Sócrates quería ya convencer a Hipócratcs que cuando alimentan e! alma constituyen un riesgo singularmente grande: Un sofista, Hipócrates, é no sería un negOcIante o un tendero que suministra los materiales con los que se nutre e! almal...} El nesgo es mucho mayor cuando se compra ciencia que cuando se compran alimentos. En efecto, lo que se come o bebe se puede transportar en un recipiente distinto cuando se compra al tendero o al negociante y antes de absorberlo por medio del beber o de! comer se puede depositar en casa. l...] Respecto a la ciencia, no se trarIsporta en un recipiente: es absoluta merite necesario, una vez pagado el precIO, recibirla en uno mismo, meterla en la propia alma y, cuando uno se va, cl bien o e! mal ya está hecho.'
El resultado que aquí nos Interesa subrayar es que, a fin de cuentas, para el autor no se trata de afrontar ni un segundo una debi/¡dad arruet~ral del pensamiento ante la televISión que podría ser el problema principal o, en todo caso, previo, ni que este objeto apele a un esfuerzo teórico, filosófico y científico excepcional y nuevo, a medida de la enormidad d~ sus efectos. Esta obra ignora o deniega que el paso de la pantalla a.1 libro sea un cambio de soporte que pediría por él mismo un pensarruento de! papel del soporte en general en el pensamiento y de estos soportes particulares que son la televisión y el libro. Se podría estar tentado de ver en esta pereza ante una tarea del pensamiento la causa de su gran éxito editorial: importando al libro IdS coacciones que le imponía la pantalla, Bcurdieu habría realizado, sin quererlo, un excelente producto de marketing: fácil y rápidamente consumible. Olvidable. ~o inolvidable.
Ésta es efectivamente la cuestión que plantea el flujo inagotable que la teíeoisíón vierte en las conciencias con las que se enlaza su tiempo -v que en principio eltibro permite evitar, él que es una especie de vaso que se puede examinar, cuestionar, criticar como no es posible hacer con la palabra o con el transcurso de las imágenes, incluso cuando este libro ha sido "escrito" para la televisión. En resumen, toda esta hipomnesia o
. De. tener algún fundamento, esta explicación sería, sin embargo, insuficiente e injusta para los lectores del libro. La recepción excepcional de este discurso indica en primer lugar una gran y grave inquietud de I~ sociedad francesa, en particular de su juventud, y la espera de pensarruenros capaces de dar cuenta de un proceso cuya marca principal es en nuestra época la televisión, pero que la supera. Quizá traduce también un movimiento de rechazo del dispositivo rerencional dominante sospechoso en su naturaleza y calidad como lo son ahora las mercancías
mnemotécnica o racnaonaiidad tcrcrarta, que examinamos aquí y cuyo proceso hace Platón en Fedro en tanto que libro que sustituye e! flUJO de palabras vivas por una memoria artificial u muerta, es también lo que permite la crítica de estos productos sofisticcs, mientras que, como se sabe, los sofistas utilizan por su parte el texto, la técnica, las retenciones terciarias para preparar sus efectos de directo en sus discursos orales que no son improvisados, que no salen directamente del corazón, que no están forjados en el fuego del debate, sino que retranscriben unos efec-
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tos retóricos preparado, de antemano -Jo Pierre Bourdieu an le su cámara. que, al parecer, también hizo _En.resumen, Platón, que en Fedro critica el libro rrute diferenciar el eú:eto v el tiemp d L _1 b en t~nto que P'"'. ' () e a pa a ra en un tiempo d 1 t ura sin emisor acusa rarnbi 1 fi , a len a so rsta en P t ' d h e ecdirecto, en un flujo que di" - ro agoras, e ablar en ya no a e tiempo de la reflexión.
. Así pues, la cuestión es decididamente coro leja: la hi . rrure poner estos I)radueta' di, 1 P J . a hlpomnes¡a pers e a ma en reservo " d rancia, y, al mismo tiempo [a recnol _ h <1, e~ (:lcrtO mo o en difela de los objetos temporales' llldustria~c:lape;po.mn_eslCac~ntemporánea, almas para unirse a él y 1 1 bi ' rmre captar e ucrnp¿ de las lacee e len o el mal' atrás. sin POSI"b"1 1-d.ud de vuelta
Es precisamente de esta l ..1 1 d nésico escrito -r 'Iue t~n bC,~mp e¡h( a dedl.o que este producto hipom.. ense avenido 56 l l ' retrenscnbn directamente d" _-, o re a te evulón, al un rscurso manteníd ' la televisión y enlazarse en el di . O ante una camara para , Jaso lfectoVSlnm . 1 ' eras espectadoras de la cad di" " ,0ntaJe con as COilClen_ erra e te evrsron Pa p " quicre.; dar cuenta al ere _ d rts remrcrc, no sabe -o no , er que pue e ehorrarseio. El éxito de esta obra medIOcre es l if . cultural e intelectual a la d¡ a maru estación de una desolación , . que na le escapa' la t 1 -', , mrsrna de sus pú61t"cos e' r r di d . e cvrsron no es solo la , s e III Ice e una ext 6 d a conceptual de su época frente a la "realidad rem. ~,o reza el aparato filosofia de la miseria que . bl efectiva de esta época. La rnevita _ cmente susc't bi 1 de esta filosofía de televisi-; M' I a es tarn len a miseria . on. rserra o extrema b d 1 teleVisión es evidentement h po reza e a que la . e, y en muc os aspectos u " n ' tesis expuestas en nuestros d ' • 1 ' na causa. r-ero SI las ilid . . os capltu os precede t ncion de esta "causa" '1 '. n es son va I as, la apa. so o es resurnonn, del ,. ,' de la concrenoia que hace nbl l. 1 _', caracre- Cinemato-grahco , pOSI e a te eV1SlOn y que engendra nccesa.
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riarnen tc, mientras permanecc impensado, la parálisis de esta conciencia frente a esta televisión. Esto es patente desde la primera cuestión que pretende tratar Pierrc Bourdieu: la del tiempo en la televisión, presentada como la imposibilidad de llevar a cabo ahí un razonamiento y de desarrollar una argumentación -cstado de hecho en efecto problemático y cuyos efectos evidentemente hay que denunciar: es lo que estamos esforzándonos en hacer aquí mismo. Pero esta cuestión del tiempo en la televisión es también y en primer lugar una cuestión de economía política y de ecología industrial del espíritu, cuya naturaleza el sociólogo no parece haber delimitado en absoluto y que exig-iría prosegUir la escritura de El capital en el espíritu de Marx, si se permite decirlo: poniendo tanta atención en el genio de la gran industria como en la miseria del proletariado. Esta empresa, inmensa, tendría además como consecuencia el tener que volver sobre ciertos análisis de El capital para discutirlos, en particular en relación a la cuestión del tiempo. En Marx intempesti]? y en especial en el notable capítulo que lo abre, "Una nueva escritura de la historia", Daniel Bcnsafd demuestra a la vez que la filosofía de Marx es toda ella y primordialmente una filosofía del tiempo, es decir, del tiempo abstracto que es el capital y de la medida del tiempo de trabajo, y que esta filosofía, que por tanto es una economía política, también es una filosofía de la historia que al denunciar toda teleolog-ía dcstinal critica en primer lug-ar en el idealismo un cine retrospectivo que proyecta sobre el presente y el pasado una necesidad futura por medio de un proceso de adopción y de ficción que tratamos igualmente de describir aquí. Este proceso de adopción que pone en práctica lo que Marx llama en La Ideología alemana unos "artificios especulativos" es también lo que describe El dieciocho brumario de LuÍ>" BOl/aparte. lO 139
Si en la estela de Hegel pero dando la vuelta a sus palabras, Marx empieza precisamente por afirmar un "proceso de exteriorización", si piensa la mercancía fundamentalmente como un proceso de fetichización, no analiza en propiedad la acumulación del capital intelectual que en nuestra época se convierte en un reto fundamental }; más generalmente, Ignora lo que aquí llamamos la retención artificial. Aunque los Grundisse piensan [a máquina como exteriorización de los saberes (y volveremos sobre ello), las herramientas de trabajo no se analizan convenientemente como soportes de memoria y se siguen pensando bajo la categoría de los medios de producción y dio aunque, como subraya justamente Bensatd, la espacialización del tiempo esté en el centro de la problemática marxista: como la medida es una condición constitutiva del capitalismo, van a la par abstracción del tiempo social (mcrcantilización de la fuerza de trabajo} y formalización del tiempo físico." La cuestión del tiempo se plantea en la televisión como sector de actividad industrial de difusión de programas porque e1flujo del objeto temporal audiovisual supone la esclavitud de una máquina y a una máquina. Además, exactamente igual que cl tiempo del trabajo proletarizadc suponía la esclavitud de la máquina (en el sentido que tiene esta palabra en mecánica) y del trabajador a esta máquina
pensar, Sobre la televisión, en e! desastroso espíritu de una larg,a t~adi ci(ín universitaria tan antigua como la filosofía, para la que tecruca y tecnología son triviales, no propone análisis alguno de. la dimensión ~é~ nica de la televisión -y menos aún de sus consecuencias fenomenológtras en términos de individuación que desembocan en una pauperización . . " Este espíritu desastroso , que constituye la actitud ~ . d e I a coll.ClenCla. metafísica por excelencia y que por tanto requiere una crítica radical y una renovación de la crítica, tiene como consecuencia una total falta de atención a las cuestiones de la memoria objetiva y a los dispositivos rerencionales cuyas concretizaciones son las máquinas. De Horkheimer y Adorno a Bourdieu, la confusión de los "pensadores" ante la imagen animada y las industnas culturales es inmensa. Los criticamos aquí porque obstaculizan la posibilidad de pensar lo que ha sucedido, lo que ocurre actualmente, y aquello de lo cual está por llegar lo esencial de la cuestión de la cinemato-grafía que conlleva su desarrollo. Esta tarea del pensamiento es tanto más urgente cuanto q~e ho.y se produce una convergencia tecnológica que redistribuye en profundidad la realidad empírica y el espacio de las decisiones políücas que hay que tomar. Las instancias políticas están gravemente desprovistas frente a esta situación, especialmente en Europa. Ahora bien, entre la~ ~rimera~ con~ secuencias de esta convergencia, de la que Sobre la tclcoisión no dice ni ' yde . . d e una nueva epoca una palabra, existe por supuesto la persp¡;ctlva una intensificación sin precedentes de la globali¡:ación y, por tanto, de la terrihle cuestión de los pueblos y de las naciones.
Aunque Marx haya mantenido siempre que sólo a partir del análisis del material de la técnica y de la tecnología se empIeza verdaderamente a 141
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3. Metrópolis. La adopción como condición
de la unificación del nosotros Upron Sinclair escribió en 1917: Con el cine el mundo se unifica, es decir, se americaniza."
Por medio de! cine tiene lugar un proceso de unificación mundial del que Sinclair nos dice que sólo puede tener lugar bajo La direcCló~ de América del norte. ¿Qué autoriza esta afirmación? ¿En qué el cine es necesariamente unificador del mundo y por qué esta unificación del mundo significa necesariamente su americanizaúón;¡ Habíamos dicho que el esquematismo sólo puede indu';trializarse porque siempre está atrapado ya en el juego de retenciones terciarias que son otras tantas proyecciones del flujo de la conciencia fuera de sí otras tantas muteriahzacione, cuya manipulación está abierta a todas la~ explotaciones, incluidas -y cada vez más- las económicas. Ahora nos preguntamos por qué la industrialización del esquematismo es tamhién un proceso unificador de! mundo y por qué este proceso puede y debe producirse en Hoiiywood. Por qué, ea otras palabras, Hollywood podía y debía convertirse en la capital del mundo, la metrópolis. El eme, decíamos, se caracteriza por la coincidencia de los flujos de
I~ ,películ~ y de la conciencia del espectador, y por el fenómeno de adopClan del tiempo de la película por parte del tiempo de la conciencia del que es el objeto. De hecho, así como el cine sólo ha podido venir a para142
sirar el esquematismo porque el trabajo de la conciencia, es decir, del Yo, es ya en cierto modo cinemato-gráfico, lo mismo la geopolítica norteamericana cuyos "misioneros están en Hollywood" J\ explota a través de su industria cinematográfica una dimensión constitutiva de lo político, es decir, del Nosotros: la adopción, cuya radicalidad Estados Unidos descubre y pone de manifiesto. Habíamos visto que la conciencia de Kant. como toda conciencia quc públicamente hace uso de su razón, puede y debe buscar la unidad futura del flujo en que ella consiste identificando y materializando la diversidad de lo que sucede en este flujo como pensamientos en forma de retenciones terciarias, reactivándolas después, ordenando, manipulando e interpretando para encontrar una continuación a este flujo y, al mismo tiempo, para abrirle un futuro coherente con este pasado en el que se mezclan, insertan e incrustan unos elementos del pasado de otras conciencias (como las de Hume, Wolfo Leibniz). Ahora bien, este pasado es reactivado y animado por un proceso protencional que es un deseo como conciencia de sí, es decir, un narcisismo, y este proceso de unificación de la conciencia kantiana, que es una proyección ejemplar de lo que anima toda conciencia, estructura también este Nosotros que LeroiGourhan llama el devenir-unificador de los agrupamientos humanos -al que aspira el propio Kant como ideat de toda conciencia. Un Yo que pretenda pronunciar unos enunciados racionales y univcr salizables siempre debería poder decir "nosotros" y esto es además lo que NOSOTROS hacemos aquí -al tiempo que "nos" preguntamos de qué "nosotros" hablamos y en nombre de qué o de quién "nosotros nos" permitimos hablar en "su" nombre. cCómo, por qué y en qué condiciones todavía podemos decir "nosotros';
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El proceso de unificación del que habla Leroi-Gourhan es un proceso de adopción por medio del cual es posible la constitución, la solidarización, la consolidación, la perpetuación y la extensión de un Nosotros, agregador de otros YrJ y de otros Nosotros, En general se está de acuerdo en definir este grupo social elemental que es. la etnia por el hecho de compartir unpamdo común -y esta manera de pensar la etnia es también aquella por medio de la cual la etnia, y más generalmente la comunidad territorializada, se piensan ellas mismas. Ahora bien, semejante definición, que acredita el mito de un origen puro, surgido de un pasado transmitido vía el territorio, es por estructura y lireralmcnre ilusorio: lo que funda los grupos es su relación común con el futuro. La etnia (y más allá, todo grupo social humano) es ante todo el reparto y la proyección por parte de este grupo del deseo de un futuro común. Sin deseo no existe grupo humano posible y es esta relación con el futuro lo que rige el "devenir-unificador" de la etnia: La etnia [...] es menos un pasado que un futuro. Los rasgos Iniciales, los del grupo lejano que crea la unidad política, están difuminados, si no borrados completamente. Para convertirse en un pueblo, la masa de hombres dispares tiende a unificarse sucesivamente en los pianos lingüístico, social, técnico y antropológico. Por lo tanto, frente a concepciones habituales de la Etnología, vueltas normalmente hacia el pasado [...[, hay otro aspecto de la Ciencia en el que el futuro rige la realización de unidades étnicas." Un pasado realmente común de los miembros del grupo no sólo no es una condición de pertenencia a este grupo sino que verdaderamente sería la Imposibilidad para este grupo de constituirse -lo que demuestra Leroi-Oourhan tomando el ejemplo de China. La relación con el futuro que funda los grupos supone evidentemente que comparten un Pese144
do común, pero este pasado sóLo puede ser común por adopción -ya que ésta sólo puede concretiz.arse como proyección. Por muy ilusorio que sea, este pasado que constituye La imagen del Nosotros futuro igual que
el conjunto retencional primario, secundario o terciario constituye pro-
yectándoLo el dispositivo protencional en que consiste el flujo identificatorio de un Yo, es la adopción de un dispositivo común de navegación en el tiempo que constituye una panoplia "fantástica" de dispositivos "para ayudarnos a devenir", según la expresión de Valéry: El pasado, más o menos fantástico, o más o menos organizado después, actúa sobre el futuro con una potencia comparable a la del mismo presente. Los sentimientos y las ambiciones se excitan con recuerdos de lecturas, con recuerdos de recuerdos, mucho más de lo que resultan de percepciones y datos actuales [...1. La idea del pasado sólo adquiere sentido y constituye un valor para el hombre que se encuentra en sí mismo una pasión del futuro. El futuro, por definición, no tiene imagen. La historia le da los medios de ser pensada. Ella forma para la imaginación una tabla de situaciones y de catástrofes, una galería de ancestros, unformulario de actos, de expresiones, de actitudes, de decisiones ofrecidas a nuestra inestabilidad y a nuestra incertidumbre, para ayudarnos a devenir." Sin embargo, este proceso de adopción sólo es eficaz si se oculta: sólo tiene lugar, dice Renan, si se olvida: El olvido, y yo incluso diría el error histórico, son un factor esencial de la creación de una nación. l...] La esencia de una nación es que todos los individuos tengan muchas cosas en común y también que todos hayan olvidado muchas cosas." 145
Esta capacidad de olvido es lo que realiza el proceso de selección, de "derushajes" y de "montajes" que constituyen el flujo del Nosotros (cuyas peripecias histórico-políticas son cada vez una nueva puesta en escena), es decir, la retención y la protención dc sus consecuencias pasadas y futuras, Los miembros de una misma etnia se caracterizan esencialmente por el hecho dc que forman cuerpo en la unidad de un grupo que, al estar atrapado en e! tiempo, encuentra esta unidad en el hecho de que la despliega y la afirma ea el curso de su devenir ---que la proyecta por la puesta ea práctica de esta selección y de unos "criterios" que ella supone. La organización del g-rupo está constantemente sobredeterminada por el imperativo de reforzar la identidad de esta unidad que siempre queda por llegar. Éste es el "devenir-unificador" de la ecnia. Al conjunto de este proceso es a lo que Étienne Balibar llama la ctnícidad ficticia", La mezcla es la condición de la constitución de los grupos humanos, que se hacen cada vez más vastos a lo largo de la historia humana -lo que desde luego no les impide diferenciarse en e! plano interno, aunque sea por la intensificación de la división de! trabajo.
yo herede de un pasado que no he Vivido, que puede muy bien no ser el de mis ancestros y que, sin embargo, se convierte en mi pasado a medida que lo transformo en futuro. Heidegger es quien permite pensarlo excepto que, con todo, esta filosofía excluye la cuestión de la condición técmea de transmisión de este pasado llamado aquí epifilogénesis y en Sein raid Zeit, Weltgeschichtlichkeit. Ahora bien, esto modifica radicalmente cI análisis. Si las referencias hechas aquí mismo a Heidegger permiten desplegar esta cuestión de la adopción contra los nacionalismos y neofascismo hoy renacientes, es evidentemente a condición de ver en ello la marca de una tccnicidad primordial, como Heidegger dudó muy probablemente en hacer, para finalmente oponerse a dio. Porque en 1933 los análisis del la herencia desarrollados en Sein und Zeit sin duda a Heidegger le parecieron no sólo compatibles con su adhesión temporal al nazismo silla en el centro mismo de este efímero "compromiso" que descansaba en una cxclusián. expresa o no, de la posibilidad del injerto y de la adopción en la medida en que finalmente éstos eran pura y simplernenle asimilados a la posibilidad del cálculo.
Ahora bien, la condición de este proceso de adopcián reside en la posibilidad, abierta por la epifilcgéncsis, es decir, por la memoria [écoica, de acceder a un pasado que nunca ha sido vivido por aquel de quien es pasado, ni por sus ancestros biológicos. El proceso de adopción supone el acceso a un pasado ficticio, pero cuya facticidad constituye el zócalo de un "yaahí" a partir del cual el heredero ilusorio puede querer un futuro en común con aquellos que igualmente comparten este pasado por adopción e ilusoriamenre. En cierto modo e! privilegio que Leroi-Gourhan concede al futuro -es decir, a la proyección de un futuro común para el Nosotros- está muy próximo a la "primacía" del futuro en la triple éxtasis del tiempo del Dasein heideggeriano." y es también Heidegger qUien permite pensar esta facticidad del pasado heredado, este hecho de que
En efecto, pensar la herencia desde la epiñlogénesis significa que la It'cnología debe ser adoptada lo mismo que el pasado facticio que permite la construcción de un Nosotros proyeclivo. Y evidentemente ella permite también la adopción de las técnicas de proyección ellas mismas, Este proceso de adopción es de entrada "material" e "ideal", y la mezcla en el ongen de la etnicidad ficticia es a la vez un comercio de los cuerpos, de las ideas y de los bienes.
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Adopción de las técnicas (es decir, de los objetos del comercio cotidiano) y adopción de un pasado facticio que permite proyectar un futuro común (bajo la autoridad escatológica de un juicio último que el siglo XIX llamará emancipación y progreso) y, por tanto, de constituir un Nosotros, son dos formas de adopción requeridas simultáneamente por la 147
carencia originaria de origen cuyo relato mitológico es el pecado de Epimeteo: la cuestión de la adopción es mmediatamente la de la proteticidad y de lo que ella Implica: el peso de la retención terciaria en la constitución de todos losflujos -incluidos, por tanto, los migratorios.
4. La modernidad como organización de la adopción Si la adopción es el modo de constitución de las comunidades, también es y en primer lugar porque los órganos técnicos, sin los que no sería posible ning-una comunidad humana, son amovibles. y porque las sociedades pueden al mismo tiempo intercambiarlos y adoptarlos. Ésta es la razón por la que las condiciones de adopción en general están directamente relacionadas con las especificidades de la memoria epljilogenética propias de cada una de sus épocas y, cuando éstas existen, a las especificidades de las mnemotécnicas. Y también es la razón por la que la cuestián de la adopción es indisociablc de la del comercio y, por lo tanto, del mercado. La técnica no deja de evolucionar bajo la presión de las tendencias técnicas y al acelerarse súbitamente esta evolución a principios del siglo XIX con el capitalismo de la gran industria se hace indispensable organizar la adopción de los nuevos productos industriales que se convierten en lo que se llamará bienes de consumo. La resistencia de las sociedades al cambio técnico es espontánea: la inercia social es la ley de esta relación. La sociedad de donde surge la revolución industrial todavía ve en la estabilidad el orden mismo de las cosas, mientras que toda innovación viene a desestabilizar una situación familiar para todos, en la que 14H
casr todos encuentran un interés, al haber conquistado en ella unas ventajas o una renta de situación 0, más simplemente, al haber adquirido unas costumbres. Finalmente, y sobre todo, la evolución de los sistemas técnicos engendra unos fenómenos de desajuste en relación a los demás sistemas sociales. Ahora bien, la revolución industrial induce un acercamiento entre capital móvil y empresa, entre ciencia y técnica, entre industria y técnica que se convierte en tecnología, de lo que resulta el 1111cio de un proceso de innovación permanente que se irá acelerando sin cesar. Así pues, hay que organizar la adopción de la innovación por la SOCiedad y forzar la penetración de la vida cotidiana por la técnica y los objetos usuales nuevos que ella permite producir -desde el ferrocarril al cine y a la bicicleta, pasando por el cepillo de dientes y la pasta dentífrica: el desarrollo de la información y de lo que se convertirá en el marketing es la condición de esta socialización de la novedad,proceso de adopción de masas que se llama entonces el modernismo. La modernidad, que emplcza antes de la revolución industrial, pero de la que ésta es la rcalización histórica efectiva y masiva, designa la adopción de una nueva relación con el tiempo, el abandono del privilegio de la tradición, la definicián de nuevos ritmos de vida y hoy, una inmensa conmoción de las condiciones de la vida misma, tanto en su substrato biológico como en el conjunto de sus dispositivos retencionales, lo que finalmente desemboca en una revolución industrial de la transmisión y de las condiciones mismas de la adopción.
Lo que mide la "modernidad" de un país moderno es el grado de orgameacicm de la adopción, Antes de la revolución industrial, la adopción se cumplía según los ritmos y los ritos de la tradición que ve todo cambio en el horizonte de una estabilidad primordial y eterna; es un accidente. La modernidad invierte este punto de vista: la estabilidad se convierte 149
en la excepción y el camhio en la regla. Desde el siglo XIX la revolución industrial impone el desarrollo de numerosas redes sin las que sería imposible permeahilizar la sociedad al cambio y,por tanto, amortizar las inversiones requeridas por el desarrollo del maquinismo que hay que renovar constantemente y que, por consiguiente, necesitan unos mercados cada vez más vastos. La información es lo que pone en relación tanto inversores y empresarios como consumidores y productos. La primera agencia de prensa, creada en 1843 por Louis Havas, explota la primera red de telecomunicación, e! telégrafo eléctrico, a partir de 1844. Esta información es de entrada una mercancía cuya producción indu strial se ha convertido hoy en el primer sector de inversión. La adopción, que no hace mucho estaba sobredeterminada por unos rituales político-religiosos, puede entonces ser sometida a un cálculo logístico del que hegemónicamente se encarga el sistema del marketing y cuyos vectores son los media. Éstos constituyen e! nuevo medio retencional terciario, cuya materialidad hace posible la industrialización -que se traduce tanto en la invención de la prensa diana, capaz de imprimir varios cientos de miles de ejemplares al día, como por el cliché. Estas técnicas son las que, conjugadas con la instrucción pública obligatoria y con nuevas retóricas narrativas, el reportaje y la sección de sucesos, es decir, el relato y la puesta en escena sensacionalista del devenir del mundo, permitirán la constitución de conjuntos de lectores que antes de! final del siglo XIX superan el millón de lectores. Esta industrialización, que también es la del "espíritu", afecta directamente a las condiciones de constitución del Nosooos.
l. Supone que este pasado unificado pueda serlo ilusonamente (y lo es la mayor parte del tiempo); supone que este pasado del Nosotros no ha sido vivido por este Nosotros, ni por quienes lo componen actualmente, ni por sus ancestros. 2. Supone que este Nosotros constituye sin embargo un flujo coherente -"su" Historia- por medio de un montaje y de una puesta en escena proyectiva, lo que quiere decir capaz de proyectarse hacia delante, capaz de desear un futuro común aunque el pasado que lo abre no sea realmente común. 3. Supone que un zócalo retencional permite el acceso a este pasado no VIvido y su adopción en la proyección protencioJlal, concretizada ella misma por unos dispositivos terciarios de proyección. 4. El proceso de unificación es un proceso de adopción fundado en el "proceso de exteriorización", es decir, en el medio técnico en tanto que éste es también retencional. 5. Al hacerse industrial el medio técnico, las condiciones de adopción están sometidas a una nueva crireriologfa de retenciones y ponen en marcha un nuevo dispositivo protencional de vocación planetaria. De esta evolución, cuyos efectos sólo se han hecho sentir verdaderamente desde el despliegue masivo de la televisión por todo el planeta y que todavía se intensifica con las redes digitales y lo que llamaremos la hiperindusrrializ.ació» de la cultura, resulta que el dispositivo cada vez se percibe más como maléfico y, paradójicamente, como productor más de discordia que de concordia, más de arritmia que de sincronía, más de diábolos que de símbolos.
Así pues, el proceso de unificación de un Nosotros es una identificación, una organización y una unificación de lo dioerso del pasado de la comunidad que permite la proyección de su futuro. Pero; 150
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5. Yo y Nosotros. Aparición de la cuestión del malestar
Yo y Nosotros no son, desde luego, lo mismo. Los Nosotros que forman los grupos humanos y las civilizaciones no están ni vivos ni muertos en el sentido de! Yo, incluso SI una "mortalidad de las civilizaciones" se descubre como crisis del espíritu en 1919 en una Europa en cenizas mientras que Hollywood sigue construyéndose. Siempre se pueden liquidar las huellas terciarias, arrasar pueblos, quemar bibliotecas, eliminar idiomas y religiones, y, si es necesario, a quienes las practican como conjunto de Yo que forma un Nosotros precisamente porque sincronizan en parte sus flujos en un calendario común por unos rezos, unos fetiches, unas fiestas o unos cantos. Se puede exterminar a los indios y "hacer tabla rasa" para "nosotros". No es menos cierto que e! Nosotros, si no es inmortal, no es mortal como el Yo, porque no está vivo como él: no tiene retenciones primarias o unidad de una síntesis de aprehensión -no tiene "presente vivo" en el sentido del Yo husserliana. Por lo tanto, tampoco está expuesto a los paralogismos de la razón como e! Yo. Pero tiene sus paralogismos, cuya crítica es el objeto de la filosofía política. Porque por muy diferentes que sean el Yo y el Nosotros, la unidad del Nosotros siempre es proyectiva, como la de! Yo: no se nada, sigue estando por llegar y esta común proyectividad hace posible la confusión de estos dos procesos de índioiduacián, Es tanto más necesaria cuanto que yo siempre proyecta un nosotros, como nosotros ya habíamos visto. Diji152
mas que Yo y Nosotros son procesos de individuación en el sentido en el que lo entiende Simondon: el individuo, ya sea psicológico o social, y mientras que el Nosotros no es in-divisible como el Yo, es un proceso Inacabado que consiste en un equilibrio metasrable. No está ni en equilibrio estable, lo que sería su acabamiento, ni en desequilibrio, lo que sería su descomposición -uno y otro vienen a ser su desaparición. No es ni puramente sincrónico, lo que sería un estado de equilibrio, ni puramente diacrónico, lo que sería un estado de desequilibrio. Ahora bien, estos dos procesos de individuación, es decir, estos dos equilibrios metastables, son dos caras de una sola y única realidad que el análisis debe separar para aprehenderlas, pero que después debe reumr para comprenderlas en la procesualidad única que las incluye y las caracteriza: el individuo psíquico es originariamente psiccsocial y lo social no es un agregado "intersubjetivo" de individuos ya constituidos antes que él. La individuación del Yo ES la del Nosotros e inversamente, aun cuando Yo y Nosotros DIFIERAN. Debido a que ocurre de esta manera es posible una adopción de los mismos objetos temporales por masas de conciencias individuales que sincronizan así sus flujos. Pero en este caso, vamos a verlo, no es evidente que siga siendo una metaeslabilidad tal que Yo y Nosotros puedan diferir duradera y dinámicamente, es decir, seguir diferenciándose e individuándose permaneciendo a la vez diferentes y convergentes. Y en esto es en lo que se puede temer que de la sincronización mdustrial de los tiempos de conciencia resulte un proceso entrópico. Por 10 tanto, esta sincronización sólo es posible porque todo Yo es ya un Nosotros: Yo y Nosotros son dos caras de un solo y mismo proceso de individuación. La individuación del Yo también es necesariamente la del Nosotros que ella proyecta desde una "realidad preindividual" que les es común:
Para el individuo la participación [en lo social] es el hecho de ser elemento en una individuación más vasta por mediación de la carga de realidadpreindividuaf que conucnr el indioiduo, es decir, gracias a los potenciales que entraña,"
dual que les es común y que se traduce en una inadecuación en el seno
Esta "carga de realidad prcindioidnai? es vmpotencial de adopción. El proceso de individuación resulta de una inadecuación irreductible en e! centro de! individuo, en tanto que inacabado, pero también como juego de "fuerzas preindividuales" en e! individuo, es decir, de retenciones terciarias interiorizadas e interpretables, que están igualmente en juego en la individuación social en la que e! individuo psíquico participa individuándose. Lo preindividua! así interpretado (que no es conforme con la interpretación del propio Simondon") es 10 que habíamos llamado e! ya-ahí, como potencial de una inadecuación que instancia el individuo psicológico. Pero lo que también se efectúa a través de éste es la individuación social del grupo y de modo que él es también portador de la misma carga de realidad prcindioidual que tiende e! potencial diferencial de una inadecuación.
AL Yo: su convergencia ideal y proyectiva es una divergencia efectiva que es e! origen mismo de su dinámica individuante. Yo y Nosotros, en tanto que forman las dos caras del mismo proceso de individuación, no coin-
En los dos procesos que son un Yo y un Nosotros hay metaestabilidad en la medida misma en que la individuación psicosocial es el diferimiento de una identidad individual nunca constituida plenamente. Para este individuo que sigue siendo futuro, ya sea Yo o Nosotros, la metaestabilidad es su duración, es decir, su falta de acabamiento, constitutivo de su dinámica individuante, e! diferimiento de su cumplimiento. En la individuación psicosocial, lo prcindividual se individua a la vez socialmente y psíquicamente porque psíquico y social son dos polos de una relación transductiva en la que se constituyen como resolución siempre diferida -aunque productora de atruauras y de estabilidades al hilo de este difcrimiento- de la tensión que entraña el ya-ahí preindivi154
tanto del Yo como del Nosotros. Sin embargo, la inadecuación que anima tanto al Yo wmo al Nosotros es EN PRIMER LUGAR una Inadecuación del Yo AL j'llosotro$ y de Nosotros
cidcn. La individuación bajo forma de colectivo hace del individuo un individue de grupO, asociado al grupO por la realidad preindividual que lleva en él y que, unida a la de otros individuos, se individua en unidad colectiva." Las dos individuaciones deben ser pensadas hajo la "categoría de lo rransindividual que tiende a dar cuenta de la unidad sistemática de la individuación intenor (psíquica) y de la individuación exterior (colectiva)"" y esta doble cara de la individuación, como composición de inad~ [Ilaciones, es una adopción, es decir, la proyección de un futuro a partir de un pasado que no es el del Yo, sino aquel sobre el que se encadena el proce50 de individuación del Yo. En este sentido la individuación del Yo prosigue la individuación de! pasado convertido en común al Nosotro~, precisamente como iri-djviduación. rendencinl, ideal y "fantástica". Individuándose el Yo prosigue al mismo tiempo la individuación este Nosotros él mismo a través de su propia individuación/diferenciación/unificación en el seno de un grupo de otros Yo que se individúan por su parte: El adulto integrado f... 1 prolonga y perpetúa el movimiento de individuaCIón que le ha hecho nacer, en vez de resultar sólo de esta individuación. [...1 155
La c.oncordanCla de lo Individual con to social se hace por medio de la coincidencia de dos reticulaciones, el Individuo está obligado a proteger su futuro a través de esta red social que ya está ahí j...]. Más que recuerdo verdadero el individuo retira del pasado SOcial tendencia y empuje hacia semejante acción; retira lo que en él se asociará a] dinamismo de su futuro y no a la reticulación de su pasado individual."
El ser se conserva aquí a través del devenir como transmisión individuante de una carga preindividual, es decir, como operación que reinscribe lo conservado en el flujo de una individuación. Pero, aun cuando emplee la expresión (vred social que está ya ahí"), para Simondon no existe el concepto de ya-ahí en sentido estricto, no más que el de retención. Simondon es un heredero de Bergson: como él y como Kant,
Pero el Yo que nunca es el Nosotros sólo participa en la individuación de este Nosotros oponi~ndose a ello al tiempo que se acomoda a ello: se
ha omitido la singularidad de la retención primaria que descubre Husserl. Nunca plantea a fortiori la cuestión de la retención terciaria en tanto que tal, aunque sólo hable de ella, especialmente cuando escribe quc
individua como lo que en el proceso de individuación del Nosotros constituye "una especie de inversión": El alma social y el alma individual operan en sentido inverso, individúan al revés la una de la otra. Por esta razón el individuo puede parecerse a sí mismo COmo huyéndose en lo social y confirmándose en la oposición a lo social. lO Ahf está la efectividad de la inadecuación, Si el grupo es efectiva-
mente una sincronía en tanto que es una "sincristaliz.ación", es decir, un proceso común de individuaciones que se producen juntas en una rclación transductiva en la que el grupo se forma y se transforma, esta
Sin-
cronía sóLo es posibLe desde una indctcrminacidn diacronizantc. la sincristalización sólo es posible porque el grupo es tenso y parcialmente indeterminado, corno el ser preindividual antes de la individuación igual que lo es también el individuo psíquico: Un individuo absolutamente completo y perfecro nu podría entrar en un grupo; es preciso que el individuo siga siendo portador de tensiones, de tendencias, de potenciales." 156
no se pueden crear grupos puramente espirituales, sin cuerpo, sin límites, sin vínculos; lo colectivo, como lo individual, es psicosomático." Yo ya había subrayado" que la metaestabifidad da cuenta de la individuación psicosocial como diferimiento de una identidad individual nunca constituida plenamente en tanto que hace frente a La identidad de los objetos técnicos y de todos Los artificios en general ya constituidos." Este "avance" de las identidades técnico-objetivas sobre La identidad psicosocisl no es considerado por Simondon (en cambio es presentado por Marx, como subraya Daniel Bensafd). Ahora bien, también e~ la base de lo que en el capítulo precedente llarndbamos la permanencia de Los substratos que hacen posibles, como retenciones terciarias, la permanencia de Las representaciones en el flujo de la conciencia como síntesis de reconocimiento. En el último volumen de La técnica y el tiempo reexaminaremos todas estas cuestiones. Retengamos por ahora que la individuación siempre es un proceso bipolar inmediatamente mulsipolar-: el individuo psíquico está en rela157
ción con el grupo como individuo social constituido por otros individuos psíquicos y si en la proyección de su unidad todo Yo se proyecta a través de la proyección de un Nosotros él mismo ilusoriamente unificado, este Yo siempre es individuación de varios Nosotros. Esta rnulti-pertenencia originaria es hecha posible por la amovilidad de las retenciones y la facticidad de las adopciones resultante de ello. Y también es ella quien pone el Yo en movimiento, que e-mociona al Yo; esta sigue siendo la efectividad de la inadecuación. Hay distancia en este Yó que proyecta necesariamente vanas posibilidades ideales de él mismo como Nosotros. Hay emoción en esta medida, tirantez y dramaturgia, intrigas e historias, tales como la rnetaestabihdad se resuelve en movimientos, estructuras y trans-formaciones.
6. Excepciones y decepción La multipciaridud es la actualización dia-cronieantc del potencial de desfase contenido en la "realidad preindividual'', que la individuación del Nosotros sin-cristal iza en una sincronía siempre provisional. meta-estable en este sentido, y hay oposición scndcnciaí del individuo psíquico con el individuo social en la medida en que el Yo es siempre objetivo de un Yo de excepción que es a la vez: - lo que se inscribe en el Nosotros como excepción irreductible en el interior de este Nosotros, como }'() excepcional en relación a los demás Yo, Irreductible a todos los demás Yo que forman el Nosotros y en este sentido opuesto a este Nosotros como una tensión que lo habita y pone en movimiento;
_ Ven otro nivel, Yo que proyecta su propia excepción en un nivel de exce~ción que confiere, confía o delega en Nosotros antes que en él mismo, en un Nosotros singular cuya singularidad proyecta proyectándose él mismo como perteneciente a una comunidad de excepción. Estas dos dimensiones de la excepción están siempre en marcha, de manera patente latente, incluido evidentemente en el mod~ priva~ivo del sufrimiento en la banalidad deceptiva, en toda individuaCión pSlCOsocial. Siempre hay un Nosotros de excepción que mueve a algún Nosotros sea cual sea, induso al nivel más universal, ya se trate, en Heidegger, del "ente que nosotros somos nosotros mismos" como ente privil:giado q~e sólo responde de la cuestión del ser, en la onto-teología de la Judeo-cnstiandad, del pueblo elegido y de la criatura de Dios a su imagen, para la revolución burguesa, del pueblo investido de una misión cosmopolíuca, en Marx, de la comunidad revolucionaria de los más alienados, etc.
°
Este es el eme del Nosotros.
"Excepción" no debe ser aquí sacralizado ni incluso valoriz.ado;, es excepcional todo lo que participa en la diversificación ~n el mtencr mismo de la unificación, positiva o negativamente, es deCIr, todo lo que contribuve al dinamismo con diversos costes. Hay seres excepCIOnales tanto por su belleza como por su fealdad, tanto por su finura .c,omo por su grosería. En cambio la positividad rerencicnal d~ la. excepcron puede ser definida como lo que permite excluirse del [allacimiemo y puede, por tanto, permanecer en memoria, como lo que puede permanecer más allá de sí como herencia más-allá de su mortalidad, como aquello por lo que el individuo lega su inadecuación acabada a la posteridad de sus herederos en la forma de -etenciones terciarias", en el sentido en el que ya hahíamos evocado para el caso de la obra de Kant, pero que también puede ejercerse de manera muy general en todas las estructuras de 159
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herencias, porque ahí se trata precisamente de la herencia en propiedad y como condición de lo que Alain Badiou llama la "identidad del Hombre como inmortal"." En este sentido Simondon puede escribir que la úmca oportunidad que tiene elindividuo, o mejor, el sujeto, de sobrevivir en cierto modo es devenir SIgnificación, hacer que algo de él devenga significación. H Esto sólo es posible porque por mediación del objeto técnico se crea [...] una relación interhumana que es el modelo de la transindividuulidad. [...] El objeto que sale de la invención técnica lleva coosigo algo del ser que lo ha producido, expresa de este ser lo que es lo menos vinculado a un hic et nunc." La significación es esencialmente lo que, al estabilizarse y retenerse, puede ser transmitido ya que, visiblemente o no, se sustenta en estos sustratos que también necesita eL entendimiento para estabilizar eL curso de su flujo, es decir, de hecho para mctacstabilizarlo -concepto post-newtomano que no podía sino escaparsele a Kant. Sin la posibilidad de esta legación de significación ahí no podría haber de-legación, es decir, socialización, representación social, etc. Inversamente, porque siempre hay ya delegación, es decir, también exteriorización, puede haber legación y herencia. Ahora bien, esta legación es lo que la sincronización inducida por e! controlindustrial de las retenciones hace cada vez menos probable. Decíamos que en e! nivel del Nosotros no hay el "presente vivo" en el sentido de! Yo husserliana o, más precisamente, síntesis de aprehensión en el sentido kantiano. Sin embargo, esto es precisamente a lo que tiende la sincronización industrial de los tiempos de la conciencia", pero aquí se trata de una sincronización y de una síntesis de aprehen160
sión confusionales -de un "presente vivo" en el que las retenciones primarias y secundarlas tienden a confundirse con las retenciones terciarias. Esta sincronización, que anula toda inadecuación por medio de una especie de cortocircuito de la individuación, es decir, de la temporalización, que anula, pues toda diacronización, es lo que elimina lo transmisible él mismo, es decir, la significación ella misma, es decir, finalmente e! sentido como proceso de legación y de delegación de significaciones que engendran unos momentos de excepción. Una sincronización está siempre en funcionamiento en las conmemoraciones públicas, en las fiestas, privadas o no, y en los momentos de culto, pero como momentos de excepción, La felicidad que experimentan unas conciencias reunidas para escuchar una música, que acompaña a la mayoría de los ritos religiosos, si no a su totalidad, así como las fiestas profanas y con frecuencias bailadas, practicadas todavía por las generaciones más jóvenes, demuestra basta qué punto la sincronización es originalmente buscada. Pero demuestra también el vínculo que hay entre sincronización y excepción por parte del Nosotros, diacronización y excepción por parte de! Yo, y que el Se impersonal siempre puede sembrar confusión. Ahora bien, la sincronización que se hace casi permanente y Sistemática con los media y que cada vez tenderá más a serlo también en el devenir-media de todos los instrumentos de trabajo y de sociaLización, incluido en la escuela, como volveremos a ver, es el advenimiento por mediación de estos media de una pérdida de individuación generaLizada y de una desaparición de Los momentos de excepción en el flujo cronológico continuo de las industrias de programas distribuidas hacia las hipermasas de conciencias. Esta pérdida de individuación, que es también un proceso de decepción inmenso e inquietante, ya no afecta sólo al proletariado como fue el caso con la máquina "portadora de herramientas", silla a la SOCiedad en su totalidad y para el conjunto de 161
sus modos de vida, "adoptados" en lo esencial por esta nueva vía que constituye el marketing como "tecnolog-ía del hacer-creer"" o la "economía de las opiniones"." Por esta razón el Yo puede creerse el Nosotros, e inversamente; es entonces el dominio exclusivo del Se impersonal, que reina tanto sobre y por el roralitarismo como sobre y por el consumismo y [a gregarit:dad de las "sociedades de mercado" que paradójica y tan falsamente se dicen "individualistas". La sincronización de los Yo como flujo es la disolución de la posibilidad de la excepción y el tiempo de la decepción tanto del Yo como del Nosotros, que se borran en su confusión. Este tiempo de desindividuación, cuya afirmación "individualista" es a la vez el índice de frustración y la denegación, es una época en la que la "cuestión del ser" se convierte en la cuestión del malestar. La cuestión del malestar es una nueva factura de la cuestión del mal donde la "cuestión del ser" es en cierto modo "liquidada" por el devena.
Lo veremos leyendo EL banquete: no hay amor sin excepción. El amor es un estado de excepción. Eros es este estado. Porque Orfeo se encuentra en un estado semejante se le debe perdonar. Malestar en La civiLización insiste en dio: Al menos considerado del exterior, el Yo parece comportar unos límites netos y precisos. No existe más que un solo estado -excepcional, es cierto, pero que no por ello se puede calificar de mórbido- que sea capaz de modificar esta situación: en medio del estado amoroso la demarcación entre el yo y el objeto corre el riesgo de borrarse." El deseo sublimado de este estado es lo que da el Nosotros, es la posibilidad siempre deseada de este estado que él proyecta, incluido bajo el 162
nombre de amor al saber que Hegel querría ~depositar"J9-un saber que juzga siempre en primer lugar según la bei1eza de una demostración. Este amor que funda la familia sigue ejerciendo su dominiu en el seno de la civilización ... Perpetúa [...] su función que es unir al mayor número de seres humanos unos con otros 1...1 de manera más enérgica de lo que consigue hacerlo el interés de una comunidad fundada en el trabajo..." y que no basta para constituir un verdadero proceso de adopción. Y por esa razón la imprecisión con la que el lenguaje usa el término "amor" está Justificada desde el punto de vista genético. Es estaftLia La que hace deseabLe la sociedad y es el infierno que nos prometía su extinción. Las sociedades archisincroniz.adas, en las que los momentos de sincronía ya no son una excepción, cada vez menos socializadas, son individualistas en el sentido moral: en el sentido en que les falta el sentido moral. Pero ya no son indioiduantcs: son profundamente ñostiics a los procesos de individuación, a la heterogeneidad, a la singularidad y a la excepción. Ya no son sociedades de individuos y de excepciones (lo que es siempre una diacronía en la que todo individuo es excepcional, asíncrono), sino sociedades de hipennasas y de decepción. No son siquiera, lo veremos, sociedades de invención sino agregaciones miméticas y adaptativas:' El entendimiento es ya y originariamente sincronización (del sentido interno y del sentido externo) y lo social supone una metacstabilización sincrónica. Pero la síntesis sincronizante del entendimiento supooc lo diverso diacrónico de la intuición y la rnetaestabilidad social está ritmada por unos momentos de excepción precrsamente a falta de una estabilidad pura que sería pura sincronía. La identificación del Yo, es 163
decir, el proceso de individuación y la estabilización narcisista sin la cual nose reconocería, condición a la vez de su reflcxioidad y de su socialidad, supone igualmente una sincronía. Siempre hay sincronización: sin ello no hay ni Yo m Nosotros. éCuál es, sin embargo, la relación íntima de esta necesaria sincronía sin la que no hay constitución de grupos humanos estables, m individuación colectiva, con lo diacrónico que es el tiempo de individuación en el hon"zonte de Lo que se mantiene y que es también el futuro de este mantenimiento y la perennidad de un Nosotros sincrónico? Y éen qué condiciones estas tendencias -diacrónica y sincrónica- son susceptibles de no ejercerse ya una con otra, es decir, una contra otra, en una contraposiaon transductioa, SIllO una sin otra, en una locura destructiva en la que, aisladas, sus expresiones sin límite producirían además los mismos efectos, mientras que la sincronía pura apela en reacción a la diacronía pura ya la inversa?
Sincronía pura y diacronía pura vienen a ser lo mismo: la nada. Es demasiado pronto todavía para explorar esta cuestión DEL IDIOMA que es también la de lo diabólico y de lo simbólico. Digamos simplemente que la sincronización debería ritmar la diacronía y no imponerse a ella para borrarla, lo que sería la fusión del Yo en el Nosotros, es decir, la desaparición conjunta tanto del Yo como del Nosotros en lo que Sein und Zeit llama el Se impersonal -mientras que poco tiempo después su autor se hunde él mismo ahí: temible cuestión. El Yo y el Nosotros difieren y su indiferenciación, reveladora de la indiferencia ontológica en la que la sincronización de sus flujos absorbe el Yo y el Nosotros él mismo, tiende a aniquilar la diacronía en una fusión entrópica política y económicamente heg-emónica, rotalizante v totalitaria. El Nosotros convertido en Se Impersonal no tiene futur~: 164
apersonal, ya no sabe m quién es él ni qué tiene de los demás, ya no sabe preguntar "équién?" ni par<1 él mismo ni para los demás, porque ya no conoce ni reconoce ni adopta a nadie ni acontecimiento alguno (ignora la hospitalidad y la adversidad), ni siquiera hace ya la diferencia entre un ¿quién? y un qué. "El desierto crece", dice Nietzsche. Este desierto, que es una espeCie de infierno, este devenir por medio del cual se extiende la desertificación, no tiene futuro. Pero desde luego esto no significa que no pueda durar. La piedra en la luna que tampoco tiene futuro y la misma luna que es una piedra duran desde hace miles de millones de años. Ahora bien, el tiempo del desierto es el de la sideración. Hemos visto a través de esta lectura demasiado rápida de Simondon que la posibilidad de la adopción descansa sobre el hecho de que Yo y Nosotros son unos procesos de ro-individuación inseparables y que siempre hay que razonar en un solo y mismo impulso en términos de individuación psíquica y colectiva. También hemos visto que lo que hace posible esta co-individuación es el medio ya-ahí preindividual y que este medio es la conservación individuante (tram-formadora) del ser a través del devenir sostenido por la permanencia de los sustratos que son las retenciones terciarias ignoradas tanto por Si mondan como por Kant y Heidegger. Finalmente, se ha visto que esta estructura coindividuante que autoriza la adopción sobre La base de la amovilidad de los soportes técnicos de la reteneíón psíquica y colecnua es lo que, en la época de las industrias culturales, cuando esta retención se convierte en el objeto principal del control industrial, engendra la confusión de las dos caras del proceso de individuación y concluye en una pérdida de individuación de la conciencia en tanto que tal, en una anulación de las posibilidades de excepciones, en una decepción de masa y en un tiempo de malestar en el que, como el obrero se había visto privado de su poten165
cial de individuo técnico en beneficio de la máquina portadora de herramientas, el sujeto-consciente-de-objetos convertido en consumidor-de-productos se encuentra privado de la posibilidad de participar en La definición y en La puesta en funcionamiento de criterios rctencionales constitutivos de la vida de su espíritu.
7. "1 had a dream". La política estadounidense I
de la adopción. 1912 Por muy diferentes que sean, el YÓ y el Nosotros pueden llegar a confundirse proyectivamente, mientras que no pueden no proyectarse el uno en el otro, porque tienen en común el consistir en un transcurso, bordeado por [as orillas de substratos "que sirven de fundamento a las determinaciones cambiantes'''! y que les son comunes. Este transcurso del Yo, como el del Nosotros, es una proyección cuya ilusión es precisamente converger con lo que es a la vez su condición y su diferencia. Hollywood s~ ha convertido en la capital del esquematismo mundial porque el cine es una técnica de adopción de representaciones y de ilusiones unificadoras. Estados Unidos lo descubrió antes que los demás países -seguido de cerca por la Unión Soviética, la Italia fascista y la Alemania nazi- porque tenía que integrar unos flujos permanentes de emigrantes, incluidos aquellos que fueron obligados a ello como esclavos y que después fueron "integrados", y a la vez porque al tener todo por construir de un país salvaje, si no virgen, cuyos habitantes había eliminado, estableció una relación completamente nueva con la tecnología, 166
El papel del cine en el devenir de Estados U nidos sólo es posible porque e! Nosotros se constituye como e! Yo: por proyección. Pero América de! norte está obligada a escenificarsc como ningún otro país y para ello el eme se hace necesario porque este país no hereda de ningún dispositi1'0 de proyección ya ahí, como demuestra [ean-Michel Frondon citando y comentando a Martín Scorscsc": "El director estadounidense siempre ha estado más concernido por el dar forma a una ficción que por el desvelamiento de una realidad" (Voyage de Martm Scorscsc a travers le cinema americainí, Tiene razón en la VIeja problemática francesa Mélics o Lumicrc, pero de hecho la cuestión no se plantea así para "el director estadounidense": el desvelamiento de su realidad es el dar forma a una ficción. Porque su realidad de estadounidense es una historia por construir, muchu más que un "ente-ahí" por grabar (ya que el ente-ahí ha sido exterminado, volveremos a ello, precisamente para dejar sitio a la "realidad estadounidense")."
El territorio es una pantalla de proyección como otra. Es un dispositivo de escenificación tan ilusorio como el cine, ni más ni menos real, excepto que siempre está ya ahí: siempre hay un territorio sobre el que se inscriben unos símbolos que faltan a las inmensas llanuras indias por conquistar -que faltan a los conquistadores, pero que están claramente ahí para los habitantes. A este respecto la relación con el territorio de los americanos del norte probahlemente es completamente nueva en la historia de la humanidad --como lo es también el enorme genocidio comenzado por los europeos de España, seguido por los europeos de todos los países coloniales, acompañado de la esclavitud y de la trata de negros (pero también de chinos), terminado por los colonos americanos del norte y 167
que afecta a toda América. Frondon demuestra cómo e! cine permite hacer pantalla a la realidad de este genocidio y de estas barbaries sucesivas, cuya espantosa perseverancia son las innumerables ejecuciones capitales practicadas todavía hoy. Si una pantalla de proyección territorial de entrada ausente acaba por constituirse al filo del tiempo de la construcción de Estados Unidos, no es ella la que forma el marco identificador de! Nosotros estadounidense, sino a través de las imágenes que proporcionan los decorados de cine. La pantalla territorial (como espacio retenciona!) está enmarcada por la pantalla cinematogrefica (hollyc... oodiense} que le precede. Por regla general la relación con e! tiempo y el espacio de las formas étnicas o nacionales de comunidades está sobredererminada por una
unidad territorial que funda un sentimiento de pertenencia. Ahí e! territorio constituye él mismo el primer soporte de memoria colectiva (incluido para los nómadas), el espacio donde se nace, donde se vive, donde se habita y donde se dejan las propias huellas: el espacio donde se transmite y que se transmite, que se hereda y que se lega, y a través del cual se transmiten un pasado común y una filiación ancestral que fundan el sentimiento de pertenencia. En ello reside el privilegio del territorio. Este privilegio está muy aminorado en Estados Unidos y e! esquematismo industrial tuvo necesariamente que adoptar su forma dominante en Hollywood porque Estados Unidos fue e! primer país de inmigración -y no sólo de colonización y de esclavitud. Estados Unidos comprendió muy pronto el poder de los objetos temporales audiovisuales porque como ninguna otra nación fue confrontado a la cuestión de la adopción, como subraya Tocqueville: ló8
Los emigrantes que en diferentes perÍodos vinieron a ocupar el territorio que cubre hoy la Unión americana, defería unos de otros en muchos puntos: su objetivo no era el mismo y se gobemahan segun principios diversos." La operación estadounidense de "proyección nacional" cinematográfica permitió la unificación de esta diversidad. Debido a que .hab~a que proyectar permanentemente el modelo estadounidense a los inmigran[es ~ecién llegados, así como a los Estados que tras la Guerra de Secesión había que mantener unidos, Estados Unidos de América se convirtió en e! país del cine -mientras que la joven civilización norteameric~ na, nacida en este inmenso país que quedaba todo él por construir, heredera privilegiada del pensamiento empirista inglés, para la. que Locke forja su discurso político", desarrolló y adoptó la tecnología srernpre más rápido que las demás. El éxito planetario de Gane with the wind, que sublima la sangrante desunión del norte y el sur, solda a ojos del mundo entero la imagen de un Estados Unidos que resuena en A Streetcar Namcd Destre y en America A menea: la cultura estadounidense de la adopción se hace así eficaz a la vez en el interior y en el exterior de su territorio. Esta política de la Imagen de! Nosotros es también un política comercial de la imagen del Yo que es el consumidor cuyo modelo inventa ~sta dos Unidos. Primero en este país y hoy casi por todas partes, "la mtcgración" se hace por medio de! consumo; esto es precisamente lo ~ue se llama la "americanización". Desde 19}2 un senador estadounIdense enuncia lo que se convertirá en uno de los axiomas principales de la CIvilización norteamericana del siglo XX: "Tradc joifows films..." 47 La adopción del tiempo del cine por el tiempo de la conciencia hará de esta técnica un jonnidable instrumento de promoción -el instrumento de promo169
ción del modo de vida americano por excelencia y con ello de los productos y modelos económicos, tecnológicos, industriales, políticos y sociales que "propone" adoptar al mundo entero. La apropiación cultural y la transmisión son siempre un fenómeno de adopción, aunque este hecho esté disimulado la mayor pane del tiempo por la ilusión de un origen común, Los pueblos de todo el mundo han adoptado con un mismo movimiento la Coca-Cola y el Marlboro, y admirado hasta la adoración a las estrellas de Hollywood, y se han encontrado tan profundamente influenciados por lo que desde los años sesenta se llamó the Amencan way oflije, que es en tanto que tal un modelo de vida que descansa en la adopción y que se propone a la adopción, que finalmente o bien han tratado de adoptarlo al menos en parte, o bien han construido su futuro por oposición a este modelo, es decir, siempre en función de él y negociando Con él. Esta extensión cultural mundial, que es un fenómeno sin precedentes en la historia de la humanidad, cuyas consecuencias son enormes y está aún muy lejos de haber sido vistas, sólo fUe posible porque la adopción es L4 LEY de la transmisión, mientras que la herencia de un pasado puro, que habría sido nunca injertado e hibridado con una multitud de culturas extranjeras, nunca habrá sido otra COSa que una ilusión. Notemos de paso -para volver a ello- que en Kant la disposición a la humanidad es la unión de Vicios necesarios (de carencias irrenunciables¡ provenientes de una disposición al injerto, es decir, a la adopción, que es también la condición de posibilidad tanto de lo simóálico como de lo diaóoíico. La herencia de un pasado puro -creer en el propio pasado ilusoriamente compartido- es una ilusión necesaria, inevitable, fundadora de una soberanía plena y entera, y de un derecho absolmizable: tal es la 170
cue~tión que plantea el cine de la nación. Esta ilusión necesaria e i~evi table el cine estadounidense ha sabido "satisfacerla" y a la vez desvlarl,a o Invertirla con la mitología de la conquista del Oeste~ q~e ~orra evrdentemente la historia, que suprime la masacre de los indios y con la que se han identificado tantos niños así como tantos adultos del mu~~o entero. El poder estadounidense, mucho antes que su mo~eda o su cjercito, es la forja de imágenes hollywoodienses, es la capacidad de producir linos símbolos nuevos, unos modelos de vida y unos programas, de conducta por medio del dominio de las industrias de programas a nivel mundial:
Las películas y los programas de televisión sustituye,n vence. lo f ' Josamente a 1os GI' s.11 Además , en vez de ,costar dinero, producen (mucho: el audiovisual es, después del aeronauuca, el segundo puesto más beneficiado en la balanza comercial estadounidense)."
8. Mundooisión. La comunión del 21 de julio de 1969 E ne1 m arco de la Guerra Fría esta política se concretiza _ y se ., refuerz.a con la televisión por medio de la explotación de su dimensión especffica, la transmisión en directo: Así pues, ha sido filmado el hombre sobre la luna. [,:,1 A1~u nas imágenes, las más fascinantes, fueron ~aptadas c,amara al hombro por .Amstrong, que barría el paisaje, determinaba las zonas, temblaba o daba la vuelta al encuadre (hasta hacer a veces la imagen ilegible), seguía los gestos de su colega Aldrin. cncuadraba el módulo espacial, tenía en cuenta la 171
dirección del enfoque, de la composición del plano, volvía a enfocar el espacio del campo como un operador (diTlgido por los "directores" del centro espacial de Houstcn que desde la tierra, desde su sala de control, aconsejaban a distancia al hombre con la cámara solo sobre su terreno). La rclevision retransmitió todas estas Imágenes en un 'ilusorio "suspenso autorrefcrencial". Las transmitió en Mundovisión. Continuamente y en directo. [...[ Era el 21 de julio de 1969. Aquel día, el mundo entero estaba pegado al pequeño tragaluz para este acontecimiento planetario. 1...1 Quien estaba ante el aparato aquella noche podía ver a la vez la propIa luna, "al naturai", [...] y al mismo tiempo, justo al ladu, sobre su pantalla fosforescente, como un enorme plano literalmente fantástico, a ambos astronautas en ese preciso instante... Ver a los dos juntos y al mismo tiempo. [...] Estar aquí en la tierra entre los hombres (extraordinario sentimiento de "comunión" procurado por la conciencia de la visión simultánea en el mundo entero de estas Imágenes en directo -todos somos terrícolas identificados pur la televisión que vemos y que nos mira), y al mismo tiempo estar ahí abajo o, más bien, ahí arriba, en otro planeta. ,,' Es decir, ya en otro lado y mañana, en un futuro de extensión territorial del Nosotros. Se trata de conducir la aventura humana de un planeta unificado primero por las imágenes, enviadas en Cierto modo "en avanzadilla", después por el mercado. "Todos terrícolas identificados por la televisión" bajo la bandera estrellada de Estados Unidos. Esta unificación por la imagen es nueva bajo esta forma, como este "enorme plano literalmente fantástico", pero el papel de la imagen -lo que es también una bandera- evidentemente no es nuevo en la construcción del Nosotros:
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Ha habido la invención del plano enorme. Pero las vedeues de la Edad Media o Luis XIV no tienen mnguna relación con Hitler o Nixon cuya Imagen es bien diferente. La imagen de Luis XIV aparecía únicamente en las monedas; era la única imagen que conocía la gente, no había tantas otras imágenes que circularan, sino, una o dos imágenes piadosas. Pero en la época la gente conocía a Luis XIV porque lo veían todos los días en este dinero." El dinero es una retención terciaria primordial en el proceso sincro-
niz ador y unificador por medio del cual occidente conquista el mundo, pasando por Bizancio donde, en la crisis de la iconoclasia, Mane-José
Mondzain demuestra que lo que está en juego es "la concepción misma del poder"?'. A finales del siglo XX la unificación por la Imagen se convierte en la pleza maestra de un sistema tanto económico-político como geopolítico en el que la tecnología, en un contexto de guerra comercial mundial, permite a la vez: - en tanto que sistema técnico planetario de producción unificada por unas normas técnicas internacionales, la globalización de la división industrial del trabajo para la producción de los bienes de consumo y un dispositivo de telecomunicaciones gracias a¡ cual se generalizan las deslocalizaciones y la gestión empresarial a distancia, y - como sistema técnico planetario de difusión de industrias de programas, principalmente estadounidenses, la constitución de mercados de hipermasas en los países solventes. Debido a que en la guerra económica mundial la conquista de los mercados se ha hecho más determinante que la mejora de la productividad, en Estados Unidos la cultura se convierte en la industria que
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denunciaron Horkheimer y Adorno, y el desarrollo de este sector económico se convierte en una prioridad -lo que, según parcce, no han comprendido los europeos: la Comisión Europea consagró en 1999 el 0,06% de su presupuesto al programa Media, esto es, la tercera parte dc la ayuda aportada a los cultivadores de tabaco. Debido a que la adopción es la cuestión central de la modernidad y debido a que esta cuestión se plantea en Estados Unidos como cn ninguna otra parte, existe esta televisión de la que habla Sobre la tclcoisián y ésta se desarrolla scgún el modelo estadounidense. Entendida así, la cultura, quc desde luego no sc limita a los dominios que en Francia son los del ministerio de Cultura, es la fabricación de lo simbólico por medio de La organización industrial de Las retenciones cuyas condiciones son siempre técnicas. La cultura en general es originariamente industrializable porque está soportada y constituida por substratos técnico y tecno-lógicos. Ahora bien, por muy contaminada que pueda llegar a estar constituye el elemento vital a través del cual se forjan los comportamientos colectivos que condicionan la unidad del cuerpo social así como sus capacidades de anticipación y su relación con el futuro, es decir, su deseo de futuro. En lo sucesivo en vías dc hiperindustrialización, como veremos que implica la digitalización, se convierte en la primera cuestión política: es también la cuestión de la adopción en su más vasta extensión como política industrial que actualmente lleva el nombre de "sociedad de la información". Entregada al mercado y despatrimonializada (en el momento en el que el padre puede ser sustituido por una biotecnología), la cultura industrializada es instrumentalizada para el desarrollo de un nuevo espíritu, el de la "modernidad", más moderno que nunca, del modo de 174
vida americano en el que el cálculo log-ístico se hace a partir de ahora completamente hegemónico, lo que se concretiza por medio de la liquidación del Estado, inconmensurablemente acentuada por la digitalización integradora de los aparatos electrónicos de cálculo, de transmisión y de telecomunicación, y por medio de la cual las industrias de información y de la comunicación alcanzan el estado de hiperindusrrialización de la cultura en el que la red IP" permite a la vez la integración de la producción de bienes de consumo (prodúctico, infogístico, etc.), de su promoción (nuevas industrias de programas surgidas de la convergencia de las tecnologías) y de su difusión (comercio electrónico), donde el receptor de televisión se transforma en un órg-ano de teleacción", evoluciones por medio de las cuales el sistema técnico se hace verdaderamente imperial y planetario. El riesgo de esta sincronización industrial y planetaria es la posibilidad de extenuar el deseo, es decir, el deseo de futuro y, por lo tanto, de Interrumpir el deoenír-unificador. La cuestión es, en efecto, saber si la construcción industrial de lo simbólico puede hacerse diabólica, es decir, si es susceptible de engendrar una enfermedad catastrófica del espíritu en la que los símbolos puedan invertirse en "diablos".
9. Aterradora fragilidad de lo maravilloso Se tiene la sensación, y es un sentimiento fuerte, omnipresente quizá y quizá falso, aunque esto sería inesperado, de que como industrialización de la cultura esta nueva época es el escenario de la muerte del arte o, al menos, de que está muerto algo sin lo cual ya no existe arte 175
y de que sin el arte ya no hay gran cosa que valga: ya sólo existe malestar. Se tiene la fuerte sensación de que esto que acaba deja el sitio a otra cosa espantosamente: nueva que empieza y como antítesis de este otro "comienzo" que Maurice Blanchot llamaba lo "espantosamente antiguo" cuya imagen de una inalterable juventud y como la fuente de un eterno espíritu de renovación proyecta de pronto Lascaux a los ojos de su amigo Georges Bataillc: Aparentemente la preocupación principal de los orígenes -como lo es todavía de las sociedades arcaIeas- fue conciliar el trabajo y el juego, lo prohibido y la transgresión, el tiempo profano y los arrebatos de la fiesta en una especie de equilibrio ligero donde los contrarios se forman sin cesar, donde el propIO luego adopta la apanenua del trabajo y donde la transgresión contribuye a la afirmación de lo prohibido. Nosotros exponemos con una especie de certeza que en sentido fuerte la transgresión sólo existe a partir del momento en que se manifiesta el arte mismo y que aproximadamente d nacimiento del arte coincide en la Edad del reno con un tumulto de juego y de fiesta que anuncian en el fondo de las cavernas esas figuras en las que estalla la vida, que siempre se supera y que se realiza en el juego de la muerte y del nacimiento." Las imágenes de Lascaux son las de un Nosotros inmenso, mucho mayor que el del hombre que anduvo sobre la luna. "Nosotros" le pertenecemos todavía, por muy olvidadizos y desherentes que seamos nosotros. Es a este Nosotros, es todavía a nosotros que estas imágenes, que la Tierra mantiene al abrigo como en una cripta, al tiempo que mantiene cerca de nosotros el inmenso "ahora" que es la presencia del arte, es para nosotros así como hacia nosotros que estas pinturas dibujan un futuro inmenso <desmesurado, sin medida. 176
Esta desmesura, que nos viene de la retrospección de este tiempo tanto más extrañamente antiguo cuanto que aparece maravillosamente y Juvenil para siempre, y como una promesa de invulnerable juventud, sin embargo es también la desmesura de este Nosotros "inquietante" del que habla Sófocles a través del coro de Antígona. Nosotros somos lo más inquietante, monstruoso, aterrador y "maravilloso" como traducen deinotcron Heidegger-Khan, Hólderlin-Lacoue-Labarthe, [ean y MayotteBollack y Paul Mazan respectivamente:
Pulla ta deina kouden enihrópon deinoteron pe/á.'" He aquí las traducciones francesas que hemos podido reunir de este verso: Múltiple lo inquietante, sin embargo más allá del hombre nada más mqUletante se alza elevándose." Mucho es monstruoso. Sin embargo, no hay nada que sea más monstruoso que el hombre." [Cuántos terrores! lNada es más terrorífico que el hombre!" Hay muchas maravillas en este mundo, nada hay más grande que el hombre." Este dcinotaton es también aquel que puede "inesperar", por citar a la vez a Heráclito y Francoise Delbary-Iacerme", porque
sophon ti to mcchanocn tekhnas uper e/pis ekhon tote mm kakon aííop ep esthlon eppei." Traducción de Mazon: Maestro de un saber cuyo<; ingeniosos recursos (mechanoen tekhnas) ... 177
Heidcggcr-Khan traducen sophon ti to mcchanocn por "fabricante por saber-hacer, posee la habilidad"; Holderlin-Lacoue-Labarrhe por "sabio en alguna parte y maestro del saber-hacer en las artes", maestro dc un saber cuyos mgemosos recursos superan toda esperanza (e/pis).. Los Bollack traducen uper elpls ekhon por: "lleva más lejos de lo que él cree", Heidegger-Khan "más allá de esperanza", Hólderlin-LacoueLabarthc "más de lo que él puede esperar"," maestro de un saber cuyos ingeniosos recursos superan toda esperanza puede adoptar después tanto el camino del mal como el del bien. Traducción de tote men kakon altop ep esthton eppe¡ por HolderlinLacoue-Labarthe: "tan pronto va hacia el mal como va hacia el bien"." Quizá sólo pertenecemos como nunca a este Nosotros que empieza en Lascaux, esta cripta descubierta en el curso del siglo que acaba, porque tenemos la sensación de ser su posible límite y de ver su final al borde de este abismo tan fácil de franquear que separa el bien de lo peor. En Lascaux vemos el nacimiento del Nosotros, es decir, su imagen, es decir, "el arte" y "la cultura", dominios separados. Sin duda en la época de la indiferenciación de los tiempos y de la movilización total de los recursos ya no estamos tan seguros de esta separación como lo estaba BataiHe que escribía: El conjunto de los datos históricos y ctnográficos nos muestra una humanidad siempre de acuerdo con nosotros en este punto: para toda la humanidad conocida el mundo del trabajo se opone al de la sexualidad y de la muerte. [...] Lo que 178
altera un orden de las cosas esencial al trabajo, lo que no puede ser homogéneo en el mundo de los objetos estables y distintos, la vida que se oculta o que surge, se debe situar aparte bastante rápido, se debe tener, según los casos, por nefasta, por perturbadora, por sagrada. Si se quiere ver, no existe distinción entre lo sexual y lo sagrado. [...[ Este dominio inquietante, que todavía nos domina, se deja reducir a ojos de quien mira más lejos al de la vida animal -que no está sometida al trabajo. Es también el dominio a cuya fascinación obedecemos en este libro: el de la caverna de Lascaux." En la modernidad de la procreación y de las biotecnologfas, en la que el espacio de trabajo y la habitación se confunden como interfaces de una única y misma red de intercambios, en la que toda actividad que se convierte en mercancía puede y debe ser objeto de un cálculo de apreelación o de depredación, ya no hay ningún "dominio separado". Maravilloso, sin embargo el hombre del comienzo es ya aterrador: ya "maestro de un saber cuyos ingeniosos recursos superan toda esperanza, puede adoptar después tanto el camino del mal como el del bien", y quizá es por eso por lo que no se representa en imagen como señala Bataille: la única escena de la cueva en la que aparece el esquematismo como un dibujo de niño frente al cual lo aplasta el realismo de un bisonte espléndido como si por un espíritu de sistema el hombre hubiera sido preservado de un naturalismo, que, si se trataba del animal, lograba una perfección que deja confundido." Este "hombre de los pozos", primera Imagen de un bípedo sin plumas cuya condición epifilogenética consagra a la elevación hacia la 179
belleza y el bien, está aquí acostado, como si representara una aterradora FRAGILIDAD de lo maravilloso.
crónico en la sincronía hay que garantizar todo dejándola abierta, Zeus envía a Hermes para que lleve a los mortales aidó y diké.
En lo sucesivo, ¿cuál debía ser el sentimiento de los primeros hombres, en medio de los cuales, sin que evidentemente SIntieran por ello un orgullo parecido a los nuestros (tan tontamente individuales), estas pinturas tuvieron evidentemente un prestigio inmenso? El prestigio que, se piense lo que se piense, se relaciona con la revelación de lo inesperado. Es sobre todo en este sentido en el que hablamos del milagro de Lascaux, purque en Lascaux la humanidad juvenil midió por pnmera vez la extensión de su riqueza. De su riqueza, es decir, del poder que tenía de alcanzar lo inesperado, lo maravilloso."
Estados Unidos trató una segunda vez de representar el poder del Nosotros estadounidense por medio de la transmisión mundial y en directo del despegue de la nave ChaLLenger. Pero la técnica asociada a la ciencia, el artefacto tccnocientífico, originariamente y para siempre situados entre realidad y ficción, no siempre funcionan. Su ejecución no sólo es cine, no sólo es lo imaginario. La nave explotará en vuelo ante los horrorizados ojos de centenares de millones de terrícolas.
cQuién?
¿Nosotros~
10. Adopción e invención. El país en el que todo es posible. 1866·1776-1915 La fragilidad es en Kant el primer grado de la inclinación al mal en la naturaleza humana. Pero también es la fragilidad como falibilidad de sus producciones que puede afectar al hombre, que quizá es su marca original, su impresión como carencia de origen: en el pecado de Epimeteo se enlazan a la vez y en una común necesidad falibilidad técnica y fragilidad moral y política -fragilidad del Yo y del Nosotros, que es también la ley de su inadecuación. Para remediar los daños de esta divergencia en la convergencia, para metaestabilizar este desorden dia180
EL accidente del ChaLLenger fue sin duda la generalización de una nueva conciencia de acontecimiento cuyos elementos ya había analizado Pierre Nora a propósito del desembarco en la luna." Como demuestra la figura de Epimeteo, los accidentes nos enseñan mucho. Y nos recuerdan que la primera preocupación de la filosofía es también la más legítima que existe: la confusión entre lo real y lo imaginario (yen primer lugar entre la esencia y la imagen, como dice la alegoría de la caverna metafísica" tan extrañamente lejana y próxima a Lascaux] es catastráfica y debe ser denunciada. Pensar empieza por ahí: darse un criterio
que permita distmguirlos. Nosotros pensamos filosóficamente desde que se ha planteó la cuestión de las condiciones de establecimiento de este criterio. En consecuencia, no oponer percepción e imaginación, denunciar --en la tentación permanente de hacerlo- la metafísica por excelencia, demostrar que el nudo problemático de la Crítica de La razón pura está ahí, que la oposición que opera en Husserl en la no-relación principial entre retencrones primarias y secundarias arruma su empresa, que sigue siendo de ella de donde procede lo que retiene finalmente a Heidegger de tener en cuenta la W"eltgeschichtfichkeit y lo que llamamos la retención terciaria, 181
nada de esto nos exime, bien al contrario, de distinguir percepción e imaginación. 'Ibdc es cuestión de distinción. Lo real constituido por lo imaginario no coincide más con él que el Yo con el Nosotros del que, sin embargo, es la condición y recíproca~~nte. ~stos términos están en relaciones transductivas y no hay relaClan posible entre términos que se confunden. Tratar de imponer esta coincidencia provoca graves accidentes, calamidades incluso. Sin embargo, esta distinción que no oponl; sigriifica también que el
~uturo no es en lo real-la percepción- y que lo rcal tiene un futuro que el no es: el futuro no es en lo que es (ya), afirma Valéry tras el desastre de la Primera Guerra Mundial, continuando en cierto modo el pensamiento de Sófocles: El hombre es este animal 1...1 que se eleva sobre todos los demás [animales] por sus sueños 1...1 [a lasque] trata incansablemente de someter [la naturaleza]. Quiero decir que el hombre se opone Incesante y necesariamente a lo que es por la preocupación de lo que no a." Los demás seres vivos [...1 se adaptan [...1 en equilibrio con el estado de su medio.
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tu. Apenas calmados su cuerpo y su apetito, algo se agita en lo más profundo de él, [o atormenta, lo ilumina, lo condena, lo aguijonea, [o maneja secretamente. Y es el Espíritu, el Espíritu armado con todas sus inagotables cuestiones... ...Opone el pasado al presente, el futuro al pasado, lo posible a lo real, la imagen al hecho. Es a la vez lo que adelanta y lo que retrasa, lo que construye y lo que destruye; lo que es azar y lo que calcula; así pues, es efectivamente lo que no es y el instrumento de lo que no es. Es, finalmente y sobre todo, el misterioso autor de estos sueños de los que yo les hablaba." Este StT especular sólo proyecta ficcionando -es decir, realizando lo que imagina y que no es: inventando. Y de una vez por todas hay que admitir que la recusación de la ficción en nombre de la verdad hace impensable la inocncion -la invención, es decir, la realidad en marcha, efectiva y no soñada por los filósofos que tienen ellos también sus "invenciones", sus "cielos", y que hace falta- pero que hace falta criticar. Reevaluar la ficción no quiere decir devaluar la verdad: esto significa plantear la cuestión de la verdad en la ficción y recusar las malas ficciones, la ficción como falsedad, denunciar a los falsarios.
No tienen costumbre [...1 de romper csponránearnente este equilibrio. 1...1. No sienten el acicate de este mejor que es el enemigo del bien y que nos compromete a afrontar lo peor.
¿Cómo no leer después, en estas líneas de Valéry que meditan sobre la crisis deL csptritú europeo, un anuncio de lo que será la extraordinaria inuenüoiaaa del sueño estadounidense --es decir, su extraña capacidad dc organizar el polémico encuentro elltre lo real y lo posible, entre el presente y el futuro, la imagen y el hecho?
El hombre [...] COntiene 10 que hace falta para disgustarse con lo que le contentaba. A cada mumento es otra cosa diferente de lo que es. No forma un sistema cerrado de necesidades y de satisfacción de sus necesidades. Obtiene de la satisfacción no sé qué exceso de poder que echa abajo su contén-
Los europeos no han comprendido todavía qué es Estados Unidos, todo lo que hay de nuevo en él, todo lo que hay que aprender de él y todo lo que nunca será europeo en él. Europa sólo encontró verdaderamente a Estados Unidos cuando en 1866 el Crear Easrcm depositó en el fondo del Atlántico un cable telegráfico que unía Brest con Nueva !fU
York por medio de la pnmera línea de telecomunicación interconrinen; tal. Después Europa connció mejor a Estados Unidos en el curso de las dos guerras mundiales, de las que se sabe hasta qué punto modificaron la relación de los norteamericanos con el resto del mundo. El resultado de la segunda estuvo decisivamente condicionado por el dominio de las tecnologías de transmisión que ya habían desempeñado un importante papel en las trincheras. La guerra psicológica llevada a cabo en el "segundo frente" fue una guerra de los media, y la guerra tecnológica de la criptología y de los instrumentos de cálculo permitió a Inglaterra y a Estados Unidos ganar la batalla del Atlántico, tras adelantarse a la Alemama nazi en la elaboración de la bomba de hidrógeno. Cuando Estados Unidos PIJSO en marcha el Plan Marshall después de la Liberación, llevó a cabo una política sistemática de difusión de la cultura estadounidense. Las sumas concedidas por Estados Unidos a las naciones a las que ayudó a reconstruirse estaban condicionadas en particular por una amplia difusión del cine estadounidense en estos países. :\Jorteamérica ha utilizado el cine como instrumento de guerra psicológica, ideológica y comercial. En esta guerra de imágenes, en el curso de la cual también ha luchado contra el nazismo alemán y después contra el comunismo soviético, ha tratado de hacer adoptar al mundo entero the American way of iife. Hacer adoptar este modo de vida consistía en modificar los comportamientos y las representaciones, los hábitos de consumo y los modelos de relación, haciendo "vibrar" al mundo entero por una historia particular con episodios muy múltiples, desde Gane with the Wind hasta Apollo ] 3 pasando por Cbarlot, el wesrern, Ronald Reagan y Dances with Woives: la aventura de Estados Unidos. Con ayuda de Imágenes hollywoodienses primero y con la de los culebrones televisados después Estados Unidos se ha convertido en el país de la modernidad por excelencia -yen el sueño de todos los candidatos a la emigración. IR4
De hecho, lo que la revolución industrial había iniciado en Europa en el siglo XIX, Estados Unidos lo hereda ejemplarmente en el siglo XX. Después de la Liberación parecía el país en el que todo es posible, en el que esta conmoción inaudita que había inaugurado la indusrrialivación y que debía desarrollarse como proceso de innovación permanente había encontrado su verdadera patria. Estados Unidos sigue pareciendo hoy el país donde se realiza el devenir. Incluso si, ahora, este devenir le parece a veces infernal y monstruoso al resto de mundo sin devenir. Tal es también, quizá, la novedad. En el contexto de la globali7.ación convertida en electiva, teniendo en cuenta en particular la integración digital de las tecnologías de información v. de comunicación , Estados Unidos parece constituir la única potencia verdaderamente mundial -pero también, y cada vez más, una potencia intrínsecamente imperial, dominadora y amenazante. Europa trata de seguirlo por el camino de su gloria y trata de seguir creyendo que se trata de una gloria compartida (occidental: nosotros, los occidentales). Ahora hien, este camino pasa por la política de las mnemotecnologtas: esto es lo que han olvidado los funcionarios de nuestro pequeño cabo -porque veremos que en su tiempo Europa supo llevar a cabo una política comparable. e Qué posibilidad tiene todavía el "viejo continente" de conseguir mantenerse como verdadera potencia, es decir, como fuerza de iniciativa' Esta pregunta, si alguna vez se plantea todavía", debe responder primero a esta otra pregunta: écuál es la verdadera fuerza de Estados Unidos? Estados Unidos forja la imagen de la modernidad tanto a través de Charlot, Lo que el viento se lLevó y Mickey como con la alta tecnología y los rascacielos de Wall Streer. La historia de América del norte es la de la apropiación de la mnemotecnología y del dominio de los sistemas 185
industriales de retención tanto como tecnología de lo imaginario como tecnología del cálculo y de la logística. Xmás recientemente, también es la organización industrial, sistemática y razonada desde hace mucho tiempo de su convergencia en un único y mismo sistema técnico, íntegramente digital. Esta política de la tecnología es indiscciable de su política de la adopción, ella misma en la base de su política de la invención y de la creación artística. La cultura de la adopción que es el fermento de la historia de Estados Unidos constituye una incomparable capacidad de atraer y de recibir lo extranjero. Los principales cineastas europeos han ido a trabajar a Hollywood (por no hablar de los científicos, artistas, escritores y universitarios de todas las disciplinas y nacionalidades que Estados Unidos produce como Hollywood produce películas). Aun cuando estos Cineastas se han encontrado en conflicto abierto con la administración estadounidense, Estados Unidos ha sabido hacer de dios los más ilustres representantes de su "imagen". Cuando perseguido por el maccarthvsrno Chaplin rueda Un rey en Nueva York y denuncia ahí la duplicidad de Estados Unidos, trabaja a su pesar y a pesar de todo para celebrar la grandeur estadounidense, que le habrá dado los medios de convertirse en uno de los mayores artistas mundiales haciendo brillar a través de él toda la aventura de Estados Unidos.
La cuestión que testimonia así la fuerza de Estados Unidos y que Europa no sabe plantearse es la de lo que relaciona adopción y técnica -una relación que Estados Unidos siempre ha sabido hacer, es decir, explotar. Lo que hace la tuerza de Estados Unidos es evidentemente el tener una verdadera política del desarrollo mnemotecnológico que es su política de la adopción en tanto que sirve desde hace décadas a una cultura del comercio en todas sus formas, intelectual, artística, científica, diplomática y más propiamente comercial
gravemente en Europa: un proceso de adopción es algo completamente diferente de un cuerpo de directivos. La adopción da la invención porque la necesidad de adoptar un pasado que no ha sido vivido es indisociable de la necesid~d de ad~ptar técnicas, es decir, objetos amovibles con los que se comercia, a traves de los cuales unos Yo y unos Nosotros se hacen una competencia fundadora de lo que Kant llama la "insociable sociabilidad" y que Hesíodo llama tris -emulación, discordia, rivalidad. Esta obligación, que es también lo que obliga al propio Zeus a enviar a Hermes a los m~rtales para llevarles diké y aidó, se ejerce sobre el naciente Estados Unidos confron~ado a su desunión inicial de manera completamente original y excepCIOnalmente poderosa, y de donde resulta una capacidad de invención sin igual. Sin embargo, la inventividad estadounidense, que ha sido nece.sit~ da y permitida por la invención de Estados Unidos a través de su cm~ y por medio de la invención de este mismo cinc, te.cnología de sueno, empieza mucho antes: desde 1776. Ella preside en Cierto m:do la declaración de Independencia de Estados Unidos. Jacques Derrida, con ~:a sión de la celebración en Virginia del bicentenano de esta declaración, analizaba en estos términos el discurso fabular de Thomas [cfferson: No se puede decidir, y es todo el interés, la fuerza y el golpe de fuerza de semejante acto declarativo, si la independenCIa está constatada o producida por este enunCIado [la declaración redactada por Jeffersonl. [...] ¿Es que el buen pueblo se ha liberado ya de hecho y sólo levanta aeta de esta emuncrpación por medio de la Declaración? ¿o bien se lib~~a ~l mstantc y por medio de la firma de esta declaración? '", Se requieren esta oscuridad, esta indecidibilidad entre, digamos, una estructura preformativa y una estructura constata187
186
tiva, para producir el efecto buscado. Son esenciales para la posición misma de un derecho cuma tal l... ]. El "nosotros" de la declaración habla "en nombre del pueblo". Ahora bien, este pueblo no existe. No existe antes de esta declaración, no como ial." Ni después de ella. Este pueblo, es deár, este Nosotros, todavía queda por llegar. Tocqueville había subrayado la extrema SIngularidad de un país cuyo propio nacimiento en cierto modo es posible observar. eQué vemos ahí? Que la adopción da la invención de un Nosotros que no existe más qu~ el Yo, pero que se proyecta y se fabula según una lógica que ya habíamos visto originariamente obrar para el entendimiento: por delegación -aquí a través de los representantes que hablan in the name ofthe good
people, cncargados de seleccionar las palabras instituroras de un Nosotros que se proyecta y se fabula como derecho (yen nombre de Dios --es decir, lo veremos en Símbolos y diablos, en nombre de un pasado absoluto y de un futuro absoluto). La inventividad estadounidense que empieza en 1776 por medio del Nosotros que pronuncia el Yo de [cfferson ya es cine, como se dice, ilusión, scñuelo, "camelo". Esto empieza por una ilusión -como, en cierto modo, el pecado de Epimeteo. Este "cine" que instituye la nación estadounidense -instituve toda institución, pero el hecho es que aquí esto se ve porque se constituye en defecto de un ente-ahí, como decía Frondon- prepara la próxima supremacía de la industria cinematográfica estadounidense, desde Nacimiento de una nación que prolongan Gane with the Wind, A Streetcar Named Destre, America Amenca, etc. y es Frondon quien señala que este Nosotros sólo se forja verdaderamente en la Secesión -en lo que Kant habría llamado la discordia";
1"
El dar forma a una ficción es explícito desde la primera gran película estadounidense, de la que es casi demasiado simbolico que se titule Nacimiento de una nación (1915). 1...] Nacimiento de una nación es un título tan apropiado corno aproxirnativo en apariencia: históricamente la nación estadounidense nace en 1776 con la declaración de Independencia, mientras que el marco histórico de la película es el de la guerra de Secesión y de sus consecuencias directas. Pero desde el punto de vista de los mitos fundadores la guerra de Secesión es efectivamente la que produce la nación como representación, efectivamente son este conflicto interno y su superación los qne van a permitir el despegue de Estados Unidos. La Industria cinematográfica estadounidense se aprovechará de una
invcntividad cada vez más viva
V
su dominio repercutirá en las cadenas
de televisión de! mundo entero desde e! origen -en primer lugar vía los culebrones televisados y las películas difundidas por la televisión. Pero el alcance de la televisión seguirá estando limitado hasta finales del siglo
XX por los obstáculos tecnogeográficos del modo de difusión hertziano: si muchos programas de televisión son de origen estadounidense, su puesta en flujo de programas sigue siendo nacional. Esta barrera es lo que hace caer la digitalización: va a poder comen-
zar verdaderamente "la amcncanizacion" del mundo de la que hablaba Sinclair, La supremacía de las industrias estadounidenses de programas se vuelve a disputar hoy en la red
lp,
cuyo testimonio es entre otros la
fusión de las empresas America On Line y Time Warner, y que lleva a lo que llamaremos lo digital integral -e integrante- de la teleaccíón, nuevo instrumento de adopción que debería alcanzar una potencia no Igualada hasta entonces. 189
Sin embargo, dudamos de que esta formidable inteligencia estadounidense del devenir sea portadora de futuro,
11. Calendariedad y cardinalidad en del "broadcast". 12 de julio de 1998
la época
En 1939 el 45% de los franceses escucha la radio. El broadcast nombre estadounidense de los SIstemas de difusión de flujos de programas que son las cadenas dlO radio y de televisión, se desarrolla sobre todo durante los denominados afias "glOrIOSOS", en el curso de los cuales se precisa y generaliza el modelo del consumo. Durante la década de los sesenta (en 1969 el 13,1% de los hogares franceses está equipado con TV; en los 70, el 70,4%), a los ritos religiosos, la fiestas laicas, los días de culto y de reunión familiar se vienen a sobreimponer las "citas" de las emisiones de radio y de televisión, y las franjas horarias elaboradas por los responsables de lo que se comienza a llamar las parrillas de programación. La principal de estas "citas", el telediario, da acceso a una actualidad mundial que penetra cotidianamente en los hogares, mientras que aparecen los primeros acontecimientos planetarios estrictamente televisivos, desde la coronación de la reina Isabel de Inglaterra a la copa del mundo de fútbol que Francia gana el l2 de julio de 1998 ante centenares de millones de telespectadores. U nos días después la prensa francesa dirá que "el país recupera confianza en sí mismo". El broadcast difunde a las grandes masas de oyentes o de telespectadores unflujo continuo de programas constituidos por objetos temporales audiovisuales de radio o de televisión que constituye un nueva edad 190
de la calcndariedad. En el siglo XX las industrias de programas vienen a reconfigurar totalmente estos dos elementos sin los que ninguna comunidad humana, ningún Nosotros estaría en condiciones de establecerse y de perdurar: -la calendaricdad, que escande la vida social inscribiendo los ritmos cósmicos en una simbólica ritual: el calendario en tanto que tal, pero también todo el baño de las singularidades locales que forman los programas de conducta, las sincronías SOCiales y sus diacronías locales; - la cardinalidad, que traza los límites de los territorios, confina las representaciones y constituye los sistemas de orientación y los instrumento," de navegación canto en el espacio como en el tiempo (de la carta marítima al thesaurus y al index, pasando por el manual escolar y los nombres propios -ranro de calles y ciudades como de personas, que son entonces tanto elementos cardinales como calendarios). Calendariedad y cardinalidad sobredeterminan todo movimiento colectivo -la historia misma, la geografía misma. Ahora bien, en menos de cincuenta años la televisión (después de que el terreno haya sido preparado por la radio) ha venido a absorber las calendariedades y las cardinalidades locales al integrarlas en las parrillas de programación a través de las cuales ha segmentado a los públicos, los ha determinado, estableciendo para dio franjas horarias y citas, y ha definido unos formatos de programas (26', 52', ctc.). La naturaleza de los acontecmuentos y, a decir verdad, las condiciones mismas de la ocurrencia se han visto profundamente modificadas con ello.'; Lo que se instala así es un proceso de adopción. Un mismo programa puede ser mirado por millones de espectadores a la misma vez, los millones de conciencias que pueden enlazarse simultáneamente al rrusmo flujo de un objeto temporal pueden ser sometidas a los mismos 191
efectos de creencia y de adopción. El broadcast es una producción industrial de objetos temporales regidos en directo (incluso cuando no se producen en directo) para unas masas de conciencias que sincronizan sus flujos. Así es como desde la época de la radio (1923) se instala verdaderamente la infraestructura a partir de la cual se desplegarán las industrias culturales en general. A finales de los años cuarenta este sistema se convierte en televisivo.
12. Archiflujos y parrillas de programación
Habíamos visto que si en tanto que sucesión de fotogramas instantáneos, la película es una extensión de la fotografía porque incluye en ella el efecto de real fotog-ráfico que ella anima, porque hace fundir la inmovilidad de las ochenta poses por segundo en el flujo continuo de la secuencia que coincide con el flUJO temporal de la conciencia del espectador", la televisión es a su vez una extensión del cine. Y que en tanto que tecnología de transmisión por radiodifusión añade a las dos coincidencias que definen el cine la coincidencia de! directo, es decir, la del tiempo de la toma por la cámara con el tiempo de la recepción por e! telespectador a través de la televisión y la COIncidencia del tiempo de unas vastas masas de conciencias que miran el mismo programa y que se sincronizan aisladamente, a domicilio y sin verse, al tiempo que se saben pertenecientes a la misma masa ante el mismo encadenamiento de programas. Tal es el nuevo medio retencional planetario para la individuación psicosocial de los Yr) en los Nosotros. eCómo no estar todos nosotros profundamente afectados por esto en tanto que somos? 192
Al final de La desarientacion habíamos demostrado que lo que hemos estudiado aquí como síntesis de la conciencia hay que conjug-arlo con una síntesis protética que hace posible la síntesis industrial de la finitud rerencional. Por lo que concierne más particularmente a las "actualidades", pero también a todas las emisiones de plaró y las emisienes de "varietés", la televisión abre la posibilidad de la transmisión en directo de lo que es captado por el objetivo de la cámara vídeo y el "pasado" videográfico se convierte en un pasado inmediato, en un "recién pasado": el pasado que acaba de pasar ahora, que coincide con el ahora de la conciencia como síntesis de aprehensión y retención primaria de lo -que ocurre y que aquí es también inmediatamente lo que "nos" ocurre. Esta coincidencia entre toma y recepción ---condición tecnoindustrial de la confusión de la individuación del Yo y de la del Nosotros, es decir, su desaparición en un Se impersonal convertido en mercancía como tiempo de una conciencia en venta en el mercado de los anuncios publicitarios- parece eliminar lo que en el cine pertenece al tiempo de la posproducción. Pero en realidad la televisión no elimina este tiempo. Lo oculta porque le hace coincidir a su vez con las otras tres coincidencias: es el tiempo del control vídeo, donde masas de varios millones de conciencias pueden venir a hacer coincidir los flujos de sus transcursos, homogeneizar sus retenciones secundarlas y someterse a los criterios industriales de selecciones terciarias ellas mismas uniformemente "controladas" y ejecutadas por las distintas cadenas (a partir de los mismos cálculos de audiencias -y una cadena no tiene otro criterio). Transmitida en directo la actualidad televisada, decíamos en La desorientación, es un pasado inmediato que hace pasar el presente y con ello constituye un ya-ahí que cortocircuita todo lo que antes constituían los filtros a través de los cuales este ya-ahí establecía su autoridad. Si 193
los criterios de la retención primaria en el ahora de un objeto temporal, como selección, están abiertos previamente por las ternpotalizaciones anteriores convertidas en recuerdos secundarios, en la síntesis industrial de la finitud retencionai, es decir, en la industrialización de la producción de las retenciones terciarias, que también es una producción sintética, en el sentido de protética, de la síntesis que es la conciencia", esta selectividad es corrocircuirada por la inmediatez de las retenciones terciarias que, en razón de la configuración del éxtasis temporal propio de las síntesis analógico-digitales, coinciden absolutamente con las reicnaones primarias y secundarias. En efecto, ecómo distinguir en los objetos temporales que son las actualidades televisadas entre recuerdo primario: es decir, "recién pasado", y conciencias de imagen (en el sentido husscrIianu) puesto que lo que ocurre ocurre in-mediatamente por la concicnCIa de imagcn i " La cxperienria-oioida de esta actualidad es un objeto temporal que es irreductiblemente una conciencia de imagen, mientras (Jue el presente tiende a presentarse sólo como objeto temporal (oír la radio, ver la relcvisién}, En este "presente coicctiuo" de la conciencia del Nosotros el "recién pasado", este paso inmediato qUl; es inmediatamente pasado, se encuentra ya constituido, en tanto (Jue tal, como el ya-ahí, con toda lafuerza del ya-ahí -canto mi ya-ahí que no he vivido al tiempo que en cierto modo lo he vivido "en suplemento", como el ya-ahí de "nosotros otros telespectadores", que, sin embargo, no es propiamente "el nuestro". Si sigue Siendo posible e incluso imprescindible (sin ser una oposición} una distinción entre recuerdos primario y terciario, sin embargo aquí se vuelve absolutamente formal y vacía." En tanto que técnica de difusión de imágenes captadas y dirigidas en directo, utilizando después las técnicas del telecinc ji finalmente la grabación videográfica por medio del magnetoscopio y el montaje que éste 194
pe rrrute (al reinrrcducir de este modo el tiempo ~e la pos producción), cuatro COincidencias tele-visuales forman un sistema glob
1<1S
Si el análisis kantiano conduce a la distinción de las tres síntesis que en tanto que operaciones fundamentales de la imaginación trasce~den tal nos parece que requieren tres formas de retenciones q~e h:b.lamos definido a partir del análisis crítico de Husserl, la eficaela simbólica del cine v de la televisión sólo es posible en la medida en que encuentra o da cuenta de estas estructuras cuya exteriorización hace posible la tecnología analógica -en el sentido de Leroi-Gourhan. A partir de este momento ésta puede intervenir, en tanto que cine y después en tanto que televisión, en el curso de los flujos de concienCias individuales y 195
colectivas, y condicionar el esquematismo de la conciencia. La coincidencia de los flujos no significa que todas estas conciencias vean y vivan lo mismo. No decimos que el programa audiovisual "programe" el tiempo de la conciencia en el sentido de que lo determine: es un condicionamiento. Pero la eficacia de este condicionamiento es enorme y precisamente se cuantifica por los cálculos de las matemáticas aplicadas y las técnicas de la investigación operacional. Por esta razón los anunciantes están dispuestos a comprar las pantallas publicitarias en las que se pueden proyectar estas conciencias hasta el punto de adoptar nuevos comportamientos. La organización en cadenas constituidas por unas citas sociales de masa para las que se producen los programas en función de los mismos criterios de audiencia lleva, en efecto, al rcforzamicnto de criterios de retención que tienden a hacerse comunes a la masa de las conciencias. Es en este nivel donde se instala la entropía y es lo que explica la eficacia simbólica singular de la televisión, incluso cuando los programas son de muy mala calidad -udemas del carácter cinematográfico propiamente impresionante (fruto del efecto de real, del carácter protencicnal, etc.} de un primer plano, de un montaje, de un guión bien hechos. Desde el momento en que los elementos de programas seleccionados -noricias, informaciones, películas, emisiones de plaró políticas, literarias, científicas, de variedades, documentales, etc.e- están más o menos sometidos a los mismos criterios de selección y llegan a enormes masas de población, actúan como un dispositivo homogéneo y estandarizado de retencrones terciarias que vienen ellas mismas a sobredererminar el juego de las retenciones secundarias, de las que habíamos visto que a su vez condicionan a las retenciones primarias. Es más generalmente una espeCie de "efecto Koulechov" ampliado lo que actúa aquí en el nivel de IOJ archiflujos de programas y, por lo 196
tanto en el nivel de las conciencias mismas -un programa que sobredetermina la recepción de aquellos que le sucederán y que está sobredeterminado por aquellos que le preceden. A partir de este momento, las diversas parrillas se imitan ampliamente: si una cadena ve crecer sus cotas de mercado yendo sobre el mercado de la masa de conciencias adquiridas a la competencia (y toda cadena concibe su parrilla con este objetivo), está obligada a interiorizar al menos una parte de los criterios rerencionales de esta competencia, en particular de aquellos que han acabado por ser adoptados por la masa de los tiempos de conciencias que esta competencia puede reivindicar, y a sincronizar sus horas de "cita" con la calendariedad general para tener una oportunidad de recuperar la audiencia cn los momentos de cambios de programas. Por esta razón la diversificación de los canales de difusión, que permite una hipersegmentación del público, es menos un factor de ruptura con la entropía retencioual que una mejora de la precisión de los objaíoos ~n seguidos por el conjunto del sistema, aun cuando esta nueva organIZación evidentemente modifique de manera sensible las condiciones de la sincronización -Y volveremos sobre este punto.
13. El giro decisivo de 1997: la época de la hiperindustrialización de la cultura. Del emisor al servidor Si como decía [ack Lang cuando era ministro de Cultura, el audiovisual "no es una mercancía como las demás" no es sólo porque es "cultural" y compete a la creación artística y a las "obras del espíritu". SInO porque, en tanto que programa y objeto cultural, es el más eficaz y por lo 197
tanto el primero de los instrumentos de lucha ni la guerra comercial mundiat:" Y en la medida en que las tecnologías digitales permiten actualmente que el audiovisual sea difundido por las redes de tclecomunicacmnes hechas inoperables por la norma IP, al convenirse el receptor de televisión en una terminal de releacción, el poder único del audiovisual, en el proceso de adopción desencadenado desde la revolución industrial, la "modernidad", va a encontrarse inconmensurablemcnte reforzado -al precio de una sensible evolución de la naturaleza misma de los programas, de los objetos temporales en que consrsten y del dispositivo de producción y de difusión de las retenciones tercianas. En el sistema técnico analógico de difusión de las imágenes de televisión, inspirado en el modelo establecido por la radio en los años veinte en torno al emisor, la difusión de una imagen tenía que pasar necesariamente por una red de repetidores hertzianos, pesada, cara, que limitaba el número de canales disponibles y unidireccional. La conjugación de las normas MPEG (compresión de imágenes y de sonidos) y Tep-IP (inreropcrabilidad de las redes digitales) llevó a una red de difusión de programas audiovisuales proteiforme, multicanal, muy capilar, "interactiva", que permite utilizar la vía del teléfono para difundir unas imágenes animadas tanto a los televisores como a los ordenadores, que multiplican en torno al arcbiflujo un conjunto de posibilidades de la que aún cuesta imaginar la diversidad de nuevos usos y servicios que hace posible, pero de la que no cabe duda alguna de que llevará a una transfonnaclón radical de la re/ojería social de masas que hasta el momento era la televisión. Mientras que por razones técnicas de prestaciones de transmisión las redes de repetidores hertzianos son necesariamente nacionales, la red telefónica digital es mundial. Así pues, la digitaíizacián integral que afecta a partir de ahora al audiovisual y al conjunto de las industrias de 198
programas (cámaras, control, redes y televisores dig-.it~les) se plasmará ~n la globalizaClón de la dIfusión televisiva y de los sertnctos que ~e agregaran a ella, donde la imag-en adquirirá un papel cada vez más Importante, ampliado a todo tipo de actividades utilitarias. El órgano de releacción va no será solamente el principal elemento electrónico de los hogares: será una herramienta de trabajo nómada y un accesorio tanto doméstico como profesional, con funciones múltiples. Esta infraestructura mundial de redes Interopcrables (cuyos primeros pasos son las frecuencias UMTS'¡ de telefonía móvil y las redes XDSLl2 de telefonía fija) hará de la cuestión de la adopción el reto geopolítico por excelencia. Habíamos defmido la adopción a la vez: 1. Como proceso oculto de mdl\'iduación de los grupos humanos; 2. Como adquisición (en la época moderna) de bienes de consumo vectores de un modelo de vida; 3. Como fenómeno típico (en la época contemporánea) de la adhesien de la conciencia al tiempo de un objeto temporal audiovisual y enlace de flujo. La integración de las redes audiovisuales en las telecomunicaciones digitalizadas que vincula ya directamente con los programas difundidos unos dispositivos de promoción publicitaria y unos servicios de transacciones comerciales" hará de estas tres dimensiones de la adopción, sincronizrindolas totalmente, una sola y misma realidad. La geopolítica de la adopción será el elemento decisivo de las luc~as económico-po~íti.cas en un contexto surgido de la última década del siglo XX que habré VISto la instalación mundial de la red IP: el número de servidores que están conectados a ella ha pasado de veintiséis unidade~ en 1992 a ciento rrei nta en 1993, un millón en 1997 y siete millones en 1999. Pero el 199
número de ordenadores en el mundo sigue siendo relativamente bajo en relación al número de televisores. La nueva estrategia estadounidense descansa sobre esta constatación. Si aproximadamente e! 50% de los hogares estadounidenses puede acceder a la red IP mientras que solamente del 10 al 20 % de los hogares europeos (según los países) están equipados con un ordenador, en 1997 había mil millones de televisores repartidos por la totalidad de! planeta.
Herbert Schiller cita un artículo en el que un ideólogo del Partido Republicano estadounidense llamado Kristol afirma preCisamente en 1997 en e! Wall Street [oumai que un día próximo el pueblo estadounidense va a tomar conciencia del hecho de que [se ha convertido en] una nación imperial. [...] Las naciones europeas son naciones dependientes, aunque disfruten de una muy amplia autonomía local. [...] Nuestros misioneros viven en Hollywood. David Rothkopf director general de Kissinger Associares publica esc mismo año en la revista Foreign Pobcy un ensayo de elocuente título, "In Praise ofCultural Imperialismv" ("¿Elogio del imperialismo cultural?"), en el que se escribe que para Estados Unidos el ubjetivo central de una política exterior de la era de la información debe ser ganar la batalla de los flujos de la información mundial, dominando las ondas, igual que Gran Bretaña reinaba en otro tiempo sobre los mares.'< Esta batalla de los flujos, que ya anunciaba Zbigniew Brzezinski en 1969", es la de los modelos que estarán en la base del lluevo sistema cardinal y calendario mundial que resultará de la convergencia de las tecnolog-ías. Ésta será la batalla de los modelos de la "sociedad de la infor200
mación". Ahora bien, e! 3 de abril de 1997, mientras que el mundo empezaba a tomar la medida del "fenómeno internet" (se acababa de llegar a un millón de servidores), la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), equivalente norteamericano a lo que en Francia es el Consejo Superior del Audiovisual (eSA) y la Agencia de Regulación de las Telecomunicaciones, anunciaba en Estados Unidos el cierre del plan de frecuencias analógicas para la difusión hertziana de la televisión a partir de 2006. Recomendaba además a las 3.800 estaciones norteamericanas que para 2003 estuvieran preparadas para pasar al "todo digital". Así, la desaparición del sistema técnico audiooisuai analógico-hertziano, establecido setenta y cinco años antes y cuyo órgano central era e! emisor, se programaba para un plazo inferior a diez años. El sistema analógico-hertziano, que sigue en vigor, en competencia transitoria con los satélites, está actualmente en curso de ser sustituido por un dispositivo de difusión integralmente numérico, basado en IP y MPEG, en el que el servidor sustituye al emisor: en el siguiente volumen evaluaremos las principales consecuencias de ello. Digamos por el momento que en un futuro próximo este sistema técnico digital difundirá objetos temporales de nuevo tipo: hipermedias, delineanzables porque "clicablcs". En un plazo las industrias culturales en su conjunto redesplegarán sus productos en torno a este tipo de objetos. La actual calcndariedad televisiva, ritmada por las cadenas de archiflujos constituidos en parrillas de programación, se verá profundamente transformada con ello. En torno al flujo y a partir de él las industrias de programas digitales darán acceso a unos stocks. Ellas integrarán en un sistema los dispositivos calendarios y cardinales, al articular las parrillas de difusión horaria e instrumentos de navegación y de orientación en unos vastos bancos de Imágenes. Esto tendrá como consecuencia una profun201
da evolución de los usos de la televisión para los que ha llegado el momento de elaborar y de hacer adoptar nuevos modelos. La construcción de los "mega-objetos" y de los "archiflujos temporales" que forman las cadenas seguía siendo hasta ahora esencialmente nacional porque la teledifusión hertziana an:;¡lógica seguía siendo territonal. Al levantar lo digital esta limitación recnogcográfica", hay que tomar muy en serio las declaraciones de Kritol y Rothkopf Y como subrayaba [acques Blamont en una conferencia, la política espacial de Estados Unidos tiene por objetivo un control total de las reiccomunicaciones y especialmente de los sistemas de navegación por satélite, es decir, de la cardinalidad." Finalmente, la creación de Internet Corporation for Assigned Namcs and Numbers (ICAN;'\l), agenCia privada en la que el gobierno estadounidense ha delegado sus prerrogativas para la gesti6n de la red Ip, en particular para la atribución de los nombres de dominios y de las direcciones electrónicas, y cuyo consejo ha sido elegido por los ínternautas fuera de todo derecho político constitucional, constituye unprecedente geopolítICO de extrema importancia, tanto más extrema cuanto que es tíamaiioa la jaita de atención de las autoridades europeas a estas cuestiones. Frente a tan inmensos retos hay que admitir que la clase política europea y la alta función pública se encuentran catastrófica mente desprovistos de cultura y de inteligencia estratégica, totalmente intoxicados por este mito que quiere que corresponda al mercado decidir opciones estratégicas ahí donde es muy evidente que el poder de Estados Unidos comiste en que el Estado federal abre las perspectivas, incluido con el apoyo de las investigaciones públicas, eventualmente por la vía militar, de las que pueden apropiarse a continuación los actores del mercado. 202
. ,armente es clarecedora la siguiente También a este respecto es smgu observación de [ean-Francois Abramatic, miembro de ICA.'\lN: La financiación federal estadounidense ha r... 1 perm.itido ~l . . to de intcrnet en los medios n;lClmlen { para ,'-el despliegue . b acad dérnicos, al crear una primera infraestructura y, sn. re ro .0 una generación de competencias estadoumdeIlscs Sin eqUlEuropa A partir de esta [nfracstrucrura, de estas va 1ente en u . bid E a.Ia -ornpetencias... y de una aplicaCión corree 1 a en u-opa, eweb la economía estadounidense . , a a b'uvque d a de una nue~a frontera ha emprendido el desarrollo de nuevus mercados. Si Europa y Francia se contentan con servirse de la , ' . a del mercado en numbre del respetO a la desrcguregauOlc 1 di . d be Iación.Ia ventaja estaduunidense es tal que a rstancta e ,, segUlr . a b un d'an dose a favor de los nuevos entrantes (MCI rra . líd . c·'OUN \Vorldcom, 1SCO,;1. etSCa¡le , Yahoo...) o de los 1 eres
-econvcrridos (Microsoft, Sun lBM...) Hov la prioridad operacional dada a la ejecución de la desrel.. , de las r-nrnunicacionev constituye [en Francia] un gU aelOn ~ o ' v , lides freno para el desarrollo de mtcmer, por CJ,em p o, en e .. arrollo del bucle local lfoifait segunda línea, uso del cable, despliegue de ADSL. ..)" Tras el fracaso de la OCDE, que presionaba para lograr un ac~ed,do multilateral sobre las mvcrsiones (v' MI ) cu ya firma habría perrniu , ' o a1 cualquier inversor internacional apropiarse de una empresa audlO~I.SU~ de cualquier país del planeta, la existencia misma de s~ctores "' d'"v," . d e ba tiendo en , las instancias e a males úblicos y naciona les se sigue l .. , .p , Mundial del Comercio (OMC) y de la ComlSlon Europea O rganlZaCIOO .. d que no iruid F ancia por unos diputados socialistas emegogos -sustItUl a en r . '"",ca n todo ., n del canon au dirovrsua dudaron en proponer 1a supr~slO . d más del - e' muy rnrerror a los de Alemania e Inglaterra. Ahora bien, a e 203
hecho evidentemente importante de que a partir de ahora el esplendor
2. Kant, Opuscules sur {,Histoire, op. cit., p. 96.
económico de un país depende primordialmeme de la vitalidad de sus
3. Id., ibid., p. 106.
la convergencia tecnológica, cada vez es menos posible separar e! futuro
4. el André Leroi-Gourhan, Le Geste cz lo Porole, t. L,Albin Míchel, 1965, y el com<;ntariode El pecado de Epimeteo, op. cit., p. 219 Y sres.
industrial de! audiovisual digital de las cucmoncs relacionadas con la educación, cuyo enorme mercado mundial constituye a partir de ahora el objetivo principal del desarrollo de los nuevos servicios, como puso en evi-
5 Llamo otrrlScendrotal a esta filoso/la ni empirista ni tra,cendental. El sentido de esta denominación que cu~nd" menos por hOffiologfa formal hace eco de lo que Bataille llama forjando d calificativo compkjo de atcológico, se aclarará en el cuar-
dencia el encuentro internacional de Vancouver" y como es objeto del
to
industrias de programas, lo que cada vez será más cierto por el hecho de
Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCSl acrualrnenrc en discusión en el seno de la üMe. Las industrias de programas, a partir de ahora in disociables de las tecnologías de tratamiento de la información y de los servicios de telc-
volumen de 1"" técnica}' el timJpo. 6. A. Leroi-Gourhan. Le Geste
el
lo Paro/e. op. cit., pp. 203-204 Y pp. 260-266.
7. Pierre Bounlieu, Sur la t¿lh,isió", Éditions Líber, 1996. [Traducción al caste-
llano, Sobre la televisión, Anagrama, 1997.]
comunicaciones, se han convenido en el elemento clave tanto del desarro-
R. Platón,ProtágorrlS, 314 a-b [N. de la T.: La traducción de este pasaje al ca,t~ llano de la Editorial Gredos traduce por "enseñanza," allf donde el texto en francés
llo económico y de la influencia internacional como de la relación social
traduc<; "ciencia"].
y, por lo tamo, del futuro de los grupos nacionales. En la época de la hiperindustrialización de la cultura el reto para Europa y el resto del mundo es límpido: se trata de la perennidad de las industrias de programas no estadounidenses y, al mismo tiempo, de las condiciones generales de producción y de transmisión de los saberes, del "nuevo comercio" y del futuro planetario del proceso de adopción.
NOTAS
l. Herder. citado por Kant en '11 reseña de la obra de Herder. Mies ro vue d'une philosophie de l'histoire de l'humanit¿, en Opuscules sur f'HislOire, traducción lal francés] S. Piobetra, Gamier-Flammanon, 1990, p. 96.
9. Daniel Ben,a'id, Marx intn"pestif, Fayard, 1996. 10. [acques Derrida ~scribió Spcara de Marx principalmente en torno a este texto. [Traducción al castellano, Espectros de Marx, Trotta, 1998.]
JI. Aquí sería necesario y urgente volver ,obre la posición 'Iue adoptó Kostas Axdos en Marx pcnseur de la technique (como invitaron a hacer [ean-Philippe Millet v el Colegio Internacional de Fil"s"fia en un coloquio consagrado nO hace mucho a ia obra de Axelos]: afirmar contra la escuela, académica () marxista, que Marx es ante todo quien piensa por primera vez filosóficamente la técnica, lo que consfit~ yc el primer gran ataque frontal contra la metafísica, como finalmente ,dICe rarnbién Heidegger. A travé, del capital el pensador de la gran industria habría pensado la técnica y como más allá del capital, e incluso del comunismo. En muchos aSflLctos comparto el punto de vista de Alexos -a exc~pció/l de ~~e la técnica <;n Marx finalmente sigue siendo pensada como un medio de producclOn en la medida en que la comprehensión metafísica del tiempo, que no se cuestiona, domina todavía este p<;nsamiento de la técnica. Pero Marx, lo recordó Raymond 205
204
Aran contra Akxm (durante la defensa de su tesis, según Fran~oi~ Chatelet que me informó de estas palabra.,) es ante todo el pensador del capital. Si Arpn parece no ver que e,te pensamiento del capital también es e indisociubiernentc un pensa" miento de la técnica, sin duda es porque subestima una extraña convergencia entre Heidegger y Marx, que evidentemente destaca Alexos, concerniente al capital. En Heidegger capital quiere decir cálculo como temporalidad intramundaua 'Iue quiere determinar lo indeterminado. De hecho, hay una cuestión del cálculo común a Marx y Heidegger al confrontarse a la técnica, que e, también la cunrión de la rebci<'in con lo indeterminado del tiempo (y con la muerte), sobre la que volveré en Símbolo, y diablar, o la gu"n·a de 1m espíritus. En .", intento de reducir el capital, es decir, su impropiedad fundamental enma.'carada por el discurso sobre 1" propiedad del derecho burgués Marx no logra constituir la cuestión dc lo indeterminado, es decir, delfi1/al: de la muerte y det muerto, de la técnica como reino de lo inorgánico organizado -que difiere la muerte por medio del trabajo- que e., también lo que guarda el espíritu de I,,~ muertos, de aquellos 'IUC la han organizado. Pero d muerto <'s también en lo que ha fallado Heidegger. Por lo tanto, lo que sigue estando en cuestión aquí es la relación entre los medios y los fines. Heidegger y l\-hrx tropezarían con la misma dijicultad.
13. Entre los actores de la crítica social contemporánea y de la "resistencia", Rourdieu no es el único que ignora gravemente la necnidad de pensar la técnica y \llh"s¡ima la inmensidad de esta obra. También e, el ea~o de Susan George (Cl Le Rappo,-t Lugano, Fayard, 1999) o de José Bové y Fran~oi~ Dufour (Cl Le monde n'nt par IIn" marcñandísc, La Découvnte, 2000 Irraducción al castellano, El mundo no "S une mercancía, Icaria, 2001 D. Por el contrario Viviane Forrester ( Cf L'llorreur economíquc, Fayard, 1996, Pp- 1'56-157) tiene el gran mérito de haber mantenido que la actual pOlLllcia del capital descansa en una comprensión íntima de la técnica Libern~tiea de la carecen gravemente los pensadores, actores y militantes políticos.
14. Citado por J.-M. Frondon, La l'ro]cction nationuíe. Cinéma "t nation, op. cit. 1'5. Krisron en Wall Strcct [ournal, citado por Herbcrr Schilkr. 16. A, Leroi-Gourhan, Mili"u et Tcchniques, Albin Michel, 194'5, p. 308. [Traducción al castellano, Medio y técniw<, Tauru" 1989.1 br~
17. P. Valéry, Regards sur le monde m.1uef, Gallimard, 1945, p. ]3, Excepto la palaeS mía.
devenir, la cursiva subrayada
18. Ernest Reuan, Qu'e.
Desde este punto de vista, la oposición que hace Bcnsajd entre ontología heideggeriana del tiempo y de~ontoJogi7.ación marxista es aprnurada (tI ,\Jarx intcmpestif op. cit., p. 102). Entre Marx y Heidegger hay una comunidad de pensamien_ to en su crítica del cálculo que sin duda e, más interesante tener en cuenta como previa, antes que poner inmediatdnH:nte en evidencia lo que parece oponerk~, Porque en lo que comparten hay también Un común vagabundeo metafísico respecto a id cuestión de las relacione, entre espíritu y maleria. Nos parece que Bcnsard no comprende la probkmática de Heidegger, esto es, la cuestión de la relación entre determinación e indeterminado ni, por tanto, lo que le encierra en una oposición que e~ un impasse en el que también se encuentra el "espectro de Marx", si se permite decirlo, él que escribe que "el muerto sorprende al vivo", es decir, que la má'luina del capital come la fuerza encarnada del trabajo.
20. En electo, m HeidLggcr d fururn del Yo es indeterminado precisamente en tanto que no ~e confunde con el de un Nosotros (porque entonces habría caído en el S" impersonal). Pero sól" es como una temporalización del ser que supone una "coIllprehen~ión del ser" legada por un ya-ahí y a partir de la cual sólo es posible una "entente del ser" que sea futuro auténtico a la vez que un Yo y un Nosotros. De hecho, t'n sentido estricto ya no se trata entonces ni de Yo ni de IllOJotros, sino de D,¡st'ln.
12. Cf El pecado de Epimctoo, op. cit., p. 101 Ysres, y G. Simondon, Du mode a'rxistence des objets technioaes, op. cn; p. 15.
22. Me he explicado en "Temps, rechmque et individuation dans I'oeuvre de Simondoo",llltellatica, n026-27, 1998,
206
21. G. Sirnondon. Llndíeidnauon psvchiquc el cotlrctioc, Aubier Montaigne, 1898, p. 1.
207
23. G. Simondon, J..:IndividuatlOn prychiqut> N collective, op. dt., p. 19.
24. u, ibid., p. 12.
38. Sigmund Freud, Malaut>dam la clvilis l'esprít, Aubier, 1947. [Traducción al castellano, Fcnomcnoíogia dd espíritu, FCE, 1999.]
25. Id., ibid., pp. 176-177. 26. Id., ibid. 27.
ts., ibid.,
40. S. Frcud, Malaise dans la cwduation, op. dt., p. 53. p. 183.
2S. Id., ibid., pp. 176-177. 29. CI B. Stiegler, "Temps, lechnique et individuation dans l'ceuvre de Simondon", aft. cit.
30. Pntcnecientes a unos "linajes técnicos", en el sentido expuesto en Du modt> d'cxístcncr des objNs techniques y en mi comentario en El pecado dt> Epímctco, mctaes-
tables ellas mi.smas -nunca plenamente constituidas ni individuadas- pero p
31. q: más arriba, capítulo 2, parágrafo 11. 32. Alain Badiou, 1; Éthiquc. Essai sur la conscicncc du Mal, Harier, 1993. Volveré sobre este importante texto en el último volumen de La técnica y e! tiempo. 33. G. Simondon. Du mode d'existence des objt!ts lechmques, op. cit., p. 207.
34. Id., ibid., p. 248. Sobre estas cuestiones, que profundizaremos en el último
volumen, y sobre Simondon en general, Se leerá con el mayor de los provechos un trabajo de excepcional calidad, L'idle de relatil/it¿ philosophique chez Simondon, de Jean-Hugues Barthélémy, Universidad de Nantes (DEA). 35. Sobre este punto, 370-373.
if La
desorícntacion, op. cit., final del último capítulo, pp.
36. Retomando Una expresión de Régis Debray. 37. Retomando una expresión de André OrIéan en Le pouooir de la finalIce,
üdile [acob, 1999. 208
41. "Lo 'Iue :-rietzsche ohjetará a Darwin es gue la adaptaci et la Bioíogic, PUF, 2001. l. N de la t.: Stiegler emplea el adjetivo aménúine que, igual que el sustantivo correspondiente, .1mlnque, se refiere en francés, mucho más que en castellano, a Estados Unidos y no al conjunto del continente. Por esa razón lo hemos traducido siempre como "estadounidense, Estados Unidos".
42. CI más arriba capítulo 22, epígrafe 12. 43. Después de haber precisado que "una de las explicaciones más evidentes y las consecuencias más ricas de esta similitud entre Estados Unidos y el cine es que ambos se han encontrado por construir, en el mismo momento". 44.
T-M.
Frondon, La Projeaion nasíonalc. Cinema ct nation. op. cit., p. 106.
45. Alexis de 'Ibcquevil!e, La Democrasie en Ameriquc, Gallimard, 1961, p. 71. [Traducciment civil, traducción [al francés] B. Wilson, Vrin, 1977. [Tradurción al castellano, St>gundo tratado de! gob,erno cwd, Alianza Editorial, 1994.] 47. CI T.-M. Frondon. La Projeaion rwtwnale. C,n¿ma et nation, op. cn., p. 104. [:-ro de la "1'.: "El comercio sigue a las películas", en inglú en el originaL]
48. Lo que llevó a uo "tabú inmedialO y durante mucho tiempo radical, el de la prohibición de la representación real de 1m indi"s y de 1m negros" en el cine. J.-M. Frondon, La Projeaion nationale. Cin¿,na et natwn, op. cit., p. 120. 209
U. N. de la T.: soldados del ejército estadounidense (siglas de Gouemment lssuci.
50. "I.:Iwmme a marché sur la lune", en Frank Beau, Philippe Dubcis y G~ranl Lchlanc (dir.), í.inbna et demieres lech1l,,{ogies, INA j' De Boeck Univcrsity, pp. 7-S. Esta producción rclevisiva tiene eco, cuarenta y cinco años más tarde, pero como escenificación de un acontecimiento real, en la película soviética de Protozanov que cuenta "la victoria de los ideales bolcheviques en Marte" (f.-M. Frondon, La Prujeetion nationaic, Cinéma el natioll, "p. ál., p. 46). 51. f.-L Godard, Introductinn
a une véritubie hislnire du ánima, op. cit., p. 59.
52. Mari~-Jm'~ Mondzain, ImagO', ic6n~, ico1lomie. Les sourccs Bveantíncs de f'imaginair<> contO'mporain, Le Seuil, 1996. 53. Designamos así a la red llamada "interner", que algunos incluso escribm m mayúscula, como un nombre divino, y que habría que llamar lo intern~t corno se habla de lo inter-urbano, bablando un poco inglú. El problema es sobre todo que eSle nombre oculta lo 'lile designa: una red de redes hecha posible por una norma llamada de interoperabilidad entre infraestructuras numéricas y conformes al protocolo llamado Tpe-Jp para resumir Transmission Control Prolocol-intuJlct Protoco!' Esta es la razón por la que llamamos a la red "intcrnet" red IP. 54. Thierry Breton declaraba recientemente 'lile la televisión tal como la concibe Thomson Multimedia Se convierte en la principal vía de acceso a internet. Es lo que desde 1997 decía Craig Mundie, vice-presidente de Microsoft. De hecho, el televisor se convierte en luminal de teleacción porque se inscribe en Una cadena de aparatos con los <¡ue a partir de ahora sabe comunicar. Este aparato es "una TV de individuos y ya no un hogar", según Mi~hcl Aycl, de la sociedad Philips. Los receptores que esta empresa se dispone a poner en el mercado están dotados de una tarJeta numérica Philips/Sonv 13EU94 que permite un punto de entrada de datos de pusona a per,ona, una salida de datos difundidos y el acceso a un mundo de periféricos muy abierto, mu~ho más allá de los magnetoscopios y lectores de DVD. Su conexión rápida que si es preciso permite dispensar la cadena numérica del pe, puede soportar todo tipo de protocolos de internet y, en particular, coml'r~nde el lenguaje JAVA. es decir, permite el acceso a los servicios de tcleac~ión. 210
55. Georges Baraille, Lasceux 011 la Naiuence de tan, en Oeuores Completes,
1.
IX,
Uallimard, 1979, p. 4\.
49. Id., ibld., p. 209.
56. Sófocles, Antígena, 332-333, Les Belles Lettres, 1994. 57. M. Heidegger, Introdllaion
ala métaphySlque, traducción
[al francés] Gilbert
Khan, Gallimard, 1967, p. 153. [Traducción al ca,tellano, Introducción a la melafiie", Cedisa, 1992.] 58. S(,f(lCleS, Antigone, traducción Holderlin, traducción Philippe LacoueLabarrhe, Christian Bourgois 1998, p. 47.
59. Id., ibid., traducción [ean et Mayotte Bolluck, Minuit, 1999. p. 29. 60. Id., ibid., traducción Paul Mazon, Gallimard, col. "Folio", 1994, p. 96. ti!. F. Delbary-Tacurnc, "Eexposnion de l'existence 10, "Linespoir", L'Harmanan, 1998.
11.
la vie nue", Que Vuoi? n"
62. Sófocles, Antigone, op. cit., p. 364-366. 63. Respecto a etpis recordemos aquí el papel esencial que adquiere en la narraciún promereica qu~ nos propor~iona Hesfodo; if. sobre este punto El pecado de Epimctco, op. cn., segunda parte, capítulo J, "El hígado de El'imctm". 64. Traducción Paul Mazon, Les Belles Lertres, 1994. 65. G. Bataille, IAscaux Balaille.
OU
la Naissance de l'art, op. cic., p. 35; el subrayado es de
66. Id., Ibid., p. 65. 67. Id., ióid., p. 16. El subrayado es de Bataille. 68.
ef La
desorientaCIón, op. cít., p. 182.
69. Plat(,n, l_tI república, libro VU, 514 a y sres. 70. P. Valérj', La í.me de l'espril, ]Jule,
01<
L'Europien, en Ocuores completes, op.
cít.. p. 1001. 71. P. Valéry, op. cil.. p. 1001-1002. 211
72. Pero no es seguro que la cuestión del "viejo continente" se plantee todavía. Quizá ya es demasiado tarde. Y si esto no es scguro, es seguro que el futuro es en primer lugar rransccntinental, más allá de esta falsa opos,á6n entre occidente y oriente que niega todo lo que no es él ignorando al otro que secreta en sí miSmo. Desde que
77. Y que produce la conciencia casi en el sentido en que este verbo, producir, tiene en el cinc: lafinancia. 78. Es decir, la Bildbewubtsún 'Ille en Husserl designa lo que nosotros llamamos aquí rctenci6n terciaria.
el mundo se ha globali7.ado, occidente está por todas partes -por la extmsión planetaria de sus mnemotécnicas, de su sistema de prt>duceión y de sus mercados: ya no existe otro exterior: lleva en sí bolsas de insolubilidad, desiertos abandonados, zonas
malditas y condenadas, pero ya no existe extranjero que sería lo exterior, el límite y la frontera de occidente. Sin embargo, lleva también su otro como su final: en el corazón mismo de occidente trabaja un proceso de auto-inmunidad -del que habla [acques Derrida- por donde se anula. Occidente ya no tiene oriente: está desorientado y morirá de ello, si no está ya muerto -se entropiza. La occidentalización realizada como entropizaci6n mundial también es necesariamente una dcsoccidentalización. La división se reconstituye desde el interior a la Ve7. como locuras nacionalistas, sectas, excesos de todo tipo, singularizaciones sin futuro, necrosis y reactividad compensatoria, suicida e incontrolable: entropía negativa fraca~ada. Pero también se busca bajo la forma de una "nueva internacional" como afirmación de un combate inédito que hay que llevar a cabo, fuera de toda frontera conocida, hasta fronteras ellas mismas muy improbables todavía. Temo que Europa como "proyecto" político que nunca habrá logrado convertirse en un sueño pertenece ya a este respecto al pasado, temo que sólo tenga un lugar secundario en lo que aquí llamamos ti futuro -cen tanto que no es el devenir.
73. [acques Derrida, Otobiografies. Lenselgnement de Nietzsche
el
la politique du
nom propre, Galilée, 19S4, 1" 20-21.
74. el la cuarta proposición de la Idea de una historia universal desde el punto de vista cosmopolñico. 75. Sobre la noción de ocurrencia,
cf La
desr;n"entación, or. cit., 17ti Ystes.
79. Lo que precede resume la página 371 de La desorientación, op. cit. SO. La ligereza con la que los altos funcionarios y los políticos franceses tratan este problema demuestra hasta qué punto siguen sin ser en absoluto conscientes de esta realidad, es decir, son completamente cobardes, por no decir cínicos, ante un dispositivo que es también el órgano de producción de sus imágenes personales. Esta capacidad de control de 'IUlenes se supone que guían el rurso de la vida pública por medio de lo que se ha convertido en la realidad masiva del espacio público eS evidentemente un efecto directo del control industrial de la producción de las retenCiOIlLS lerciarias en la medida en que ésTas constituyen finalmente la objetividad del medio político mismo. SI. Permiten transmitir la información hipermedia en las frecuencias de radio de los t<:ltronos móviles que se convertirán así LO receptores de flujos de programas audiovisuales y en terminales de acceso a las redes Ir. 82. Son redes capaces de transmitir la imagen de televisión por la red telefónica conrnurada y, por lo tanto, de distribuir unos programas audiovisuales por ordenador sin pasar por los emisores hertzianos. S3. En 1998 la sociedad Avid Technology, líder mundial del montaje virtual, puso en el mercado un producto que integra en el flujo de las imágenes montadas una "pista HTLM", es decir, una pista que aliado de la pista dd sonido permite Cn:ar desde <:1 origen de la producción unos vínculo~ entre los planos y las sccuencias del programa por una parte y los servicios de internet por otra -por ejemplo, servicios comerciales.
76" Por el juego de la persistencia retiniana (que no hay que confundir con la
S4. Citado por Schiller en "Vers un nouveau si<'ele d'imperi alisme américain", Le Monde diplomatique, agosto de 1998.
retención primaria pero que hace psicológica y técnicamente posible ti efecto a partir de una retención terciaria).
SS. el Zbigniew Brzezinski, La Rivolution technitronique, Calmann-Lévy, 1"171, YArmand Mattelard, "C"mmenl "st né le mvthe d'internet", Le Mande diplo-
212
213
matiqu~, agosto de 2000: "Gracias a Su control de las redes mundiales, Estados Unidos ,~ ha convertido en la "primera sociedad global de la historia~, la que "más comunica"; [...] es inevitable que los nuevos valores universales irradiado, desde Estados L'nidos cautiven la imaginación de toda la humanidad y susciten e! mimetismo". Conclusión, afirma Mattelard, acaba el tiempo d~ la "diploma(ia de la cañonera" -salvo, por supuesto, para los recalcitrantes, cerno lraq y Yugoslavia.
88. T-F. Abramatic, Déve!oppemenl tedmique J'illternet, informe para Christian Pierret, secretario de Estado para la Industria, p. 15. 89. En el mes de julio de 2000. La re~pu"~ta (k Carh"rine Tasca. ministra de Cultura y de Comunicación, fue rápida, clara y negativa. 90. En e! mes de mayo de 2000.
86. A partir de ahora y en particular con vistas a conquistar e! mercado de! último modelo de los soportes ópticos surgidos de la tecnología del láser, e! DVD, la industria estadounidcn>e impone e! multilingüismo a este tipo de producción (a veces en siete lenguas) para asegurar una difusión inmediatamente mundial de estos producto., desde el lanzamiento nacional. Pero lo digital e, la posibilidad de crear unas cadenas da leit'visi6n y unas "r1rchijlujos~ de programas de dimensi6n mundial -y, por supuesto, de concepción estadouniden_,~: úte e> el sentido de la fusión AüL-Time \-Varnn. La difusión hertziana analógica era necesariamente territorial. Porque no conoce estas bam:ras y permite la integración de todo tipo de redes, lo digital llevará a la globalización de la difusión de los programa~ audiovisiuales. 87. "La técnica de nav"gaci<Ín por satélite fue desarrollada por Estad", Unido~ y la Unión Soviética por necesidades mi1itar~s. Ahora bien, la aportación de estos sistemas a muy nUmnosas actividades humanas es tal que hoy desbordan ampliamente su vocación inicial y tienden a imponerse como un servicio de gran consumo, utilizado en muy numerosos sectores de la economía. La navegación por satélite parece una "malla" estratégica difícilmente eludible, no sólo en toda> la> fase> de Id cadena espacial y aeronáutica, civil)' milirar, sino también en otros dominios esenciales para la economía (telecomunicaciones, transportes, redes bancaria>... ). Se proyecta el control del conjunto de la navegación aérea civil por GPS. Ahora hien, esta técnica es hoy patrimonio de Estados Unidos. La directriz de la Casa Blanca de marzo de 1996 situó e! GPS bajo la auroridad de la US Air Force. A corto plaw la nigemia de un monopolio mundial sobre la navegación por satélite corre el riesgo de crear una relación de dependencia estratégica en un número muy grande de dominios que competen a la soberanía naci()nal...~ Jac'lues B1amont, "L'espace, enleu majeur de la société de l'infi¡rmation", conferencia publicada por 11 Monde dd 10 de octubre de 2000. 214
215
Capítulo cuatro
EL MALESTAR DE NUESTROS ESTABLECIMIENTOS DE ENSEÑANZA
217
1. El sistema mnemotécnico mundial Los hombres desaparecen, sus historias permanecen. Se trata de una gran diferencia respecto a los demás seres vivos. De estas huellas, algunas son producidas con una finalidad completamente diferente a la de la conservación de la memoria: un objeto de barro, una herramienta no se hacen para transmitir la memoria. Sin embargo, la transmiten espontáneamente y por esa razón el arqueólogo los busca: con frecuencia son los únicos testigos de episodios más antiguos. Otras huellas están propiamente dedicadas a la transmisión de la memoria. Así ocurre con la escritura, la fotografia, la fonografía y la cinematograffa. Con esta últi~ ma la producción y la transmisión de estas huellas, que llamamos retenciones, se convierten en una industria. Sostenemos que la técnica es de entrada un soporte de memoria: es lo que llamamos la cpifilogénesis. Pero no toda técnica es, sin embargo, una mnemo-técnica: parece que los primeros sistemas mnemotécnicos aparecen después del neolítico. Forman lo que más adelante se convertirá en la escritura que utilizamos todavía hoy. Esto quiere decir que los sistemas técnicos preceden a los sistemas mnemotécnicos y que esros últimos no se confunden con los primeros. Toda civilización se constituye en torno a un sistema técnico definido como estabilización de la evolución técnica en torno a adquisiciones anteriores y a una tecnología dominante propia de este sistema, ya que el conjunto de técnicas forma el sistema que mantiene unas relaciones 219
de interdependencia y el sistema cambia cuando cambia la tecnología dominante en torno a cual se ha constituido.' Un sistema técnico entendido así tiene un área de difusión y una duración. El análisis demuestra que con el tiempo su extensión es tendencialmente cada vez más vasta, mientras que su duración es cada vez más corta. Está atravesado por UO;¡S tendencias evolutivas y entra en crisis regularmente, lo que ocasiona rupturas de sistema. En estos períodos de crisis el sistema evoluciona a gran velocidad lo que provoca "desajustes" con los demás sistemas sociales -derecho, economía, educacion, religión, representación política, etc. La estabilidad (siempre relativa: es una meta-estabilidad) vuelve cuando estos "otros sistemas" han adoptado e! nuevo sistema técnico. El sistema técnico industrial cuyos primeros elementos se instalaron en Inglaterra a finales de! siglo XVIII hoy se ha globalizado -y ha entrado en una época de innovación permanente tal que se le puede considerar profundamente inestable. Su área ya no puede extenderse a no ser que abandone el Sistema planetario y su duración ya no puede reducirse: ya no existe estabilidad tecnol6gica en sentido estricto. Así pues ya no se puede hablar de sistemas técnicos asiático, europeo y americano: un solo y mismo sistema planetario se ha desplegado especializándose regionalmente, orgamzando la división industrial del trabajo en función de las oportunidades geográficas o de las contingencias políticas definidas desde el punto de vista de los inversores. Son en gran parte las tecnologías de la información y de la comunicación las que han permitido esta evolución por medio de la posibilidad que ellas abrían de orgaruzar a la vez la automatización, el control a distancia de la producción y de la distribución, la circulación Internacional del capital en tiempo real y la apertura de mercados intercontinentales para hipermasas de consumidores. 220
Esto es bien conocido. Sin embargo, se ha señalado menos que la consecuencia de esta inscripción de las tecnologías de la información en el centro del dispositivo industrial también constituía una ruptura sin precedentes en relación a la historia de los sistemas técnicos desde su origen, en la medida en que hasta el momento las mnemotécnicas siempre habían constituido un dominio singular en relación a los sistemas técnicos que se sucedían a través del tiempo.
En efecto, mientras que se sucedían los sistemas técnicos de transformaCIón de la materia, el de los griegos y después el de los romanos "y de sus sucesores" (coexistían otros sistemas en otras regiones en estas mismas épocas, especialmente aquellos calificados como "sistemas bloqueados"), pasando por la Edad Media y la Edad clásica hasta la primera revolución industrial, la escritura alfabética, prmcipal dispositivo de retencienes terciarias sobre el que descansaba el poder teológico-político de los déngos,formó un sistema mnemotécnico estable durante más de oeinticinm SIglos -que, desde luego, ha conocido diversas épocas, entre ellas la imprenta (y más adelante examinaremos las muy profundas consecueneras de ello), pero cuyo fondo de saberes y de saber-hacer, y cuyos principios generales y formales de reproducción de la palabra no han evolucionado desde entonces. Ahora bien, esta independencia de la mnemotécnica en relación al sislema técnico de producción hoy ya no es verdadera: el sistema tócnico convertido en planetario es también y en primer lugar un sistema mnemotécnico mundial y en cierto modo hay fusión del sistema técnico y del sistema mnemotécnico. y, al mismo tiempo, globalización. Esta transformación se produjo en el siglo XIX, que a este respecto constituye una transición coa la aparición de las primeras tecnologías de comunicación, de información y de tratamiento de la señal. En el siglo XX las industrias de la comunicación y de la información se convirtieron en el centro mismo 221
del sistema técnico de producción de bienes materiales. Así pues, lo que antes describíamos como una "convergencia" de las tecnologías informáticas, audiovisuales y de telecomunicaciones sería también la convergencia del sistema téCnICO de transformación de la materia y de las tecnologías de memorización.
temas SOCiales y pretende ser en él mismo este sistema, fenómeno completamente nuevo y consecuencia de la fusión del sistema técnico con el sistema mnemotécnico -así como de la reciente "elección" de autoridades de regulación de esta red mundial por sus usuanos (por algunos de ellos) en el seno del ICANN.'
Pero esto no es todo. Hasta el siglo XIX la duración de vida de los sistemas mnemotécnicos pudo exceder a la de los sistemas técnicos porque el control de los dispositivos retencionales competía a los poderes teológico-políticos. Esto empezó a cambiar con la revolución industrial, época a partir de la cual se ha podido considerar la posibilidad de que Dios estuviera muerto. Si la historia puede y debe ser analizada esencialmente como la relación entre la evolución de los sistemas técnicos, por un lado, y la de otros sistemas sociales por otra, lo que constituye el problema del ajuste, el análisis de las mnemotecnias demuestra que éstassiempre sobredeterminan las condiciones de este ajuste, es decir, del proceso de adopción: en tanto que técnicas de comunicación dirigen las relaciones entre individuos y colectividades, y en el interior de estas colectividades, entre los sistemas que las organizan.
Esta red inreroperable, que en este mismo momento se convierte en el vector de las industrias de programas audiovisuales digitales, constituye el elemento decisivo de la globalización del sistema técnico y a través de él la mnemotecnología se convierte verdaderamente en el centro de este sistema, al integrar calcndaricdad y cardinalidad que constituyen los aglutinantes primordiales de las sociedades. Calcndariedad y cardinalidad, que forman los sistemas rerencionales constitutivos de las relaciones con el espacio y el tiempo, nunca son separables de las cuestiones religiosas, espirituales y metafísicas: remiten inevitablemente al origen y al final, a los límites y a los confines, a las perspectivas más profundas' de los dispositivos de proyección de todo tipo. La cardinalidad y la calendariedad están hoy profundamente perturbadas. El día y la noche se contunden en la luz artificial de la bombilla eléctrica y de la pantalla catódica. Se anulan las distancias y los plazos de circulación de mensajes y de comunicaciones, y se globalizan correlativamente los programas de conducta, lo que se vive como una especie de entropía cultural, es decir, de destrucción de la vida porque, por razones sobre las que volveremos detalladamente, todos los pueblos viven su singularidad cultural como una prueba de vitalidad (de entropía negativa). Como ya hemos visto, se instala el guiado por satélite, el direccionamiento electrónico se emancipa de los territorios y de las naciones, y, como veremos, a partir de ahora la geo-información y la info-movilidad se ocupan industrialmente de la organización de los desplazamientos individuales y coiecti-
El sistema técnico mundial se ha convertido esencialmente en un sutema mnemotécnico de producción industrial de retenciones terciarias y, por tanto, de criterios de selecciones retencionales para unos flujos de conciencias inscritas en unos procesos de adopción. Esto significa que las condiciones del ajuste conocen al mismo tiempo una inmensa conmoción, como se puede observar fácilmente analizando las primeras consecuencias fiscales o judiciales, por ejemplo, del desarrollo de la red IP, donde se ve no sólo cómo un sistema técnico puede venir a conmocionar completamente a los demás sistemas sociales en cuyo seno se despliega, fenómeno clásico aunque aquí de una Importancia excepcional, sino cómo él mismo constituye una especie de competencia de estos sis222
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vos, y explotan el espacio y la relación con los lugares como una nueva materia para inversiones.' Estas conmociones de los sistemas rerencionales de acceso al espacio y al tiempo comunes (calendariedad y cardinalidad) que se declaró verdaderarnenre de forma masiva tras la Segupda Guerra Mundial y que conoce una intensificación extrema con los fulminantes progresos de las tecnologías digitales engendra por el momento una inmensa desorientación que, si no se tiene en cuenta y si se desdeña la profundidad de las cuestiones que plantea, podría suscitar enormes resistencias cuyas manifestaciones son los integrismos, los nacionalismos, los necfascismas y tantos otros fenómenos regresivos. Lo que está en juego es el corazón de las culturas y de las sociedades, sus relaciones más íntimas con el cosmos, con su memoria y con ellas mismas. Ignorarlo o desdeñarlo podría tener las más trágicas consecuencias. Debido a que la calendariedad y la cardinalidad son las tramas elementales de los ritmos vitales, de las creencias, de la relación con el pasado y con el futuro, el control de los dispositivos de orientacián futuros será también el del imaginario mundial. No cabe ninguna duda de que se anuncia un verdadero conflicto de culturas, es decir, una lucha para tratar de imponer unos modelos de conducta, unos programas colectivos con los que dominar los mercados, porque ésta es efectivamente la cuestión que se oculta detrás de todas éstas: una guerra comercial mundial sin precedentes y sin piedad en la que las redes digitales son ya, son en primer lugar y serán cada vez más instrumentos de lucha por la conquista del comercio mundial -del comercio mundial de mercancías y del comercio mundial de ideas. Pero podemos preguntarnos si en este nuevo comercio no hay una contradicción explosiva, fuente de pErdidas de razones -entendamos por ello pérdida de motivos, de capacidades de proyección. 224
2. La reproducción digital de los territorios y la geo-información . El aumento de los puntos de contacto y de los dispositivos de comunicarión entre los grupos humanos engendra una bajada tendencial de sus capacidades de resistencia a la concretización de las tendencias técnicas, es decir, a la adopción de nuevos modos de vida. En El pecado de Epímcreo nos preguntábamos si esta permeabilización tendencial no lleva también a una disolución cada vez mayor del "medio interior" que constituye el grupo social en el "medio exterior" que limita a este grup,? SOCIaL' El aumento de los puntos de contacto entre diversos medios inrenores, acentuando la permeabilidad general a la tendencia técnica de todos los grupos (es decir, la entropía), haría fundir tendencialmente a éstosen el "medio exterior" del mercado, que sería también lo que Simondon llama el medio tecnogeográfico' cuando éste se hace primordialmente mnemotécnico y, en tanto que tal, espacio de intercambios comerciales sin espacio público. Estos "puntos de contacto", que primero fueron bienes y personas, después imágenes, monedas, libros, mensajes telegráficos y llamadas telefónicas, se hacen permanentes y universales: ya no son estrictamente puntos sino flujos -lo que aquí llamamos enlaces y sincronizacionesradiofónicos y televisivos, que acaban por integrarse totalmente en las redes informativas digitales para dar acceso a reservas a partir de ahora accesibles desde los aparatos móviles, en cualquier circunstancia y en 225
cualquier momento, tanto terminales de teléfono y de televisión como de telcacción -que veremos cómo modifican, mantienen y complican la organización en flujos.
replicación digital es muy importante y necesita análisis detenidos", este discurso etéreo que oculta los verdaderos retos al tiempo que husmea en
Esta intensificación de los puntos de contacto, su transformación en flujos y las transacciones resultantes (el comercio mundial en todas sus formas) necesitan nuevas técnicas de asistencia a la orientación producidas por las industrias de electrónica digital para navegar, ya no en el pasado de la experiencia legada por la historia, sino en el tiempo real de los acontecimientos informativos que se producen por centenares de millones en el planeta a cada segundo que pasa en los "espacios virtuales" de datos.
a la pérdida general de inteligibilidad de lo que sucede y a lo que hace
Ponemos esta expresión entre comillas porque se trata de una metá-
fora que puede ocultar la dinámica real del proceso en curso. Aquí se llama "espacios virtuales" a los conjuntos rerencionales de datos, conservados físicamente en soportes digitales inaccesibles sin la mediación de un dispositivo de representación de estas informaciones y cuya imagen intuitiva se construye para representar y hacer manipulables, por medio de interfaces, estos estados de materia ilegibles para una conciencía no equipada -v en ningún caso se trata de "inmaterialidad": esta noción con la que se deleitan tantos charlatanes está perfectamente vacía. En la medida en que estos espacios electrónicos de datos pueden servir igualmente de superficies de proyección para actividades desarrolladas en tiempo real por mediación de redes y de centros servidores, y representadas en las pantallas de los ordenadores por medio de imágenes animadas ellas mismas en tiempo real, se ha podido hablar de la constitución de un "espacio virtual" o "ciberespacio'', como si estas imágenes fueran un espacio diferente del espacio "real". Si el fenómeno de 226
los efectos de superficie de una pantalla más o menos táctil, contribuye pantalla. Estos retos conciernen a las posibilidades completamente originales de proyecciones que ofrecen los dispositivos digitales de retenciones terciarias. Si ahí no se trata de un espacio diferente del espacio real, es una ampliación del dispositíoo por medio del cual el mundo se proyecta en un doble de una eficacia excepcional y original, que suscita un nuevo horizonte ilusorio el cual abre a la vez nuevas perspectivas al Nosotros -y a S\1
liquidacion como Se impersonal- y la era de un formidable señuelo:
una nueva cinemato-grafía. La capacidad de proyección específica en el origen de este fantasma de lo "virtual", que es la manera equivocada de plantear la cuestión, constituye en cambio y de forma evidente una ruptura principal en la
historia tanto de los procesos de adopción como de los dispositivos calendarios y cardinales, de los que tenderíamos a decir que con este nuevo dispositivo de difusión/retención, como escribe Heidegger en 1926 a propósito de la radiodifusión, el Dasein realiza un a-Iejamiento del "mundo" todavía difícil de dominar con la mirada respecto a su sentido existencial; este a-lejamiento adquiere la forma de una extensión del mundo ambiente cotidiano. Pero, como veremos, SI la espacialidad se encuentra efectivamente afectada por esto es en la medida en que, modalidad del "ser en el mundo", está sobredeterminada de manera muy general por el sistema 227
de retenciones terciarias en que consiste este mundo -lo que en ningún caso constituye "otro" espacio. Así pues, antes que de espacio virtual hay que hablar de un nuevo sistema retencional, digital, que afecta a las intuiciones del espacio y del tiempo, ni más ni menos virtual que cualquier otra forma de retención terciaria, y se trata tanto del tiempo como del espacio, a la vez de la calendariedad y de la cardinalidad. Y si el tiempo es siempre virtual, tomado actualmente y presentemente en el horizonte de un pasado virtual y de un futuro virtual, es precisamente en la medida en que una retención terciaria, que Jiempre es a la vez espacial y temporal', electrónica o no, sigue siendo virtual rn tanto que 110 participa en un acto de selección de retenciones secundarias y primaria> en el acontecimiento de una conaencia actual, No hay, por tanto, "espacio virtual". En cambio, está en vías de desplegarse una reproducibilidad electrónica de los lugares, países yextensienes geográficas: poco desarrollada todavía, abre inmensas perspectivas y constituye efectivamente una digitalización de los territorios y de los espacios de habitación que proceden del desarrollo de los objetos nómadas (entre ellos los teléfonos móviles), de las infraestructuras que son adecuadas a ello (en particular redes de frecuencia UTMS), balizas GPS (global position systcm), instrumentos de captación (tipo webcam), bancos de datos georefaenciados -urbanos, militares, demográficos, económicos, logísticos, metereológicos, etc-, sistemas electrónicos de información geográfica (SIG), satélites y sistemas de ayuda para la navegación, etc., por medio de los cuales se está iniciando un proceso de re-territorielieacion sobre las redes)' por medio de las redes, que abre unas perspectivas completamente inéditas y redistribuye los retos geopolíticos de la "sociedad de la información".' 228
Están en curso el mallaje y la representación digitales de los territonos, y la generalización de las infraestructuras de emisiones de informaciones localizadas ve la instalación de una "segunda generación" de técnicas digitales de navegación: las de lageo-información. En efecto, la digitalización de los territorios concierne a losJlJ"temaJ de navegación en los datos gcoreferenciales sobre unos fondos de mapas digitalizados en los que también se integran fotografías, grabaciones en vídeo, reproducciones de patrimonios de todo tipo y vectores de trayectos, y, a la vez, a los dispositivos de balizaje para la telefonía, la asistencia al vuelo y, más generalmente, la gestión de los aparatos móviles, de los objetos nómadas y de los vehículos de todo tipo. Ahora bien, esto significa también que el usuario se convierte él mismo en un dato' que circula en unos "paisajes de datos", es decir en unos datos electrónicos físicamente localiz ados y situados en unas interfaces que simulan los espacios territoriales. La gco-información confiere así a los territorios una función técruca de navegación -como Simondon demuestra que el agua del mar se convierte en un "medio asociado", una función técnica de la turbina Ouimbal que eqUipa las fábricas mar-motrices, un medio natural que está integrado él mismo en el "proceso de concretización" y, por tanto, funcionalmente sobrcdeterminado por él que se ha convertido esencialmente en medio tecnogeográfico.'"
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3. Industrias de la transmisión y sistemas educativos a) Conciencias y substratos: evocaciones y desalTollos
La nueva época de la epifilogénesis, inducida por la evolución rnnemotécnológica resultante de la fusión de las industrias del cálculo, de la producción de los símbolos y de su telecomunicación, en la que ya no se puede distinguir entre sistema técnico industrial y sistema mnemotécnico, es la instalación de una industria mundiaLmente mtegrada de La transmisión, La transmisión es la función del dispositivo rctencional constitutivo del vínculo social, es decir, de la individuación psíquica y colectiva. La adopción no es la transmisión. Ésta (la transmisión) constituye el dispositivo de legado, mientras que aquella (la adopción) es la asunción de La herencia. Pero no hay adopción posible sin dispositivo de transmisión -que, evidentemente, puede muy bien no ser adoptado y desmoronarse. Esta nueva época de la epifilogénesis necesita la instalación de una calendariedad y de una cardinalidad e11"Js mismas integradas y mundiales. En los programas cósmicos y en la visión que de ellos da el cielo es donde encontraron su fuente común los más antiguos sistemas cardinales y calendarios (que proyectan orígenes y confines): la alternancia de días y noches, el crecimiento de las lunas y la sucesión de las estaciones 230
son las experiencias más universales de la calendariedad, que la mnemotecnia enriquece después con la anotación de los movimientos de los asiros en las efemérides y con los cálculos astronómicos. 'Iras los relojes de sol y los relojes hidráulicos, los mecanismos permiten a partir del siglo XVIII medir, objetivar y delegar en los artefactos motores el cómputo del transcurso horario del tiempo, lo que David Landes llama "guarda-tiempos"," y sincronizar por medio del repique de las campanas la vida social, base de las primeras citas en las que hay que "ser puntual"]: oficios religiosos, taller, escuela, etc. Repique de campanas que Husserl toma corno ejemplo en sus Lecciones sobre eL tiempo: es un objeto temporal.
El cielo, espectáculo inmenso en el que la humanidad aprende la contemplación -la teoría- es igualmente el espacio de constitución de la cardinalidad y en su sentido propIO, orientarse significa: encontrar a partir de una región celeste dada -dividimos el horizonte en cuatro reglOnes- las demás regiones y sobre todo, oriente." La orientación supone esta división y ésta desde luego no es más dada por la experiencia inmediata del cielo de lo que lo es el cómputo calendario de las efemérides, aun cuando éste se arraigue en el sentimiento de una diferencia: quiero decir aquella entre la derecha y la izquierda. Este "sentimiento" <sobre el que volveremos a través de la crítica radical que Heidegger hace de él- sólo puede declinarse y cuartearse:n puntos llamados cardinalcs ("dividimos el horizonte en cuatro reglOnes") a partir de una formalización del espacio en la materialidad de una superficie dc figuración y de esquematiz.ación que se llama un mapa 11 -entre ellos el del ciclo. 231
En El Imperio de los mapas Christian [accb plantea que "el espacio no preexiste a su mapa"!': no hay espacIO sin orientación, no hay orientación sin cuerpo portador del sentimiento de una diferencia entre dcrecha e izquierda, no hay cuerpo que se oriente sin substratum de anticipación y de reconstrucción del recorrido sobre un mapa mental que inrenance una cardinalidad terciaria, sea cual sea: siempre habrá dispositivos de huellas y de lecturas topográficas, espacios de distribución figurada de las toponimias, mientras que el mapa en tanto que tal estaría prefigurado por un protomapa de la época neolítica, el de la Roca de Bedolina, colgada sobre una llanura cuya representación está grabada en la roca. Cuando se tiene delante este protomapa, que también es un archimapa, se está igualmente en una posición excepcional colgada sobre el territorio cartografiado, en suspensión, en una epokhé del mundo que es también la condición de constitución de este mundo: este lugar excepcional demuestra cómo el mapa da la posibilidad de la orientación -como proceso de reducción, de selección y de simbolización en el que el espacio del mapa contracta el tiempo de la oída. Desde el mapa de la Roca, que es esta contracción, antes que desde la Roca misma, que desde la vista suspendida descubre el conjunto real del espacio representado, es desde donde se accede a una Visión de este territorio literalmente geo-gráfico, es decir, humano, constitutivo de una "mirada absoluta"; una mirada inscrita en el cruce de los confines cardinales." Cardinalidad y calcndariedad, que se establecen primitivamente en la inmediata inmensidad del ciclo para desplegarse con la aparición de las mnemotécnicas en aparatos de medida y dispositivos de representación figurada, abren la relación con el mundo, constitutiva de este mundo, como tiempo de este mundo y espacio de este mundo. Es imposible acceder al espacio o al tiempo de un mundo fuera de estos stste2.32
mas, entre los que evidentemente no hay que contar simplemente el calendario y el mapa, el reloj y la brújula, sino también todo lo que contribuye a establecer ritmos y lugares comunes; son unos dispositivos retcncionales de un nivc1 superion.unas metarretcnciones que organizan el acceso a las retenciones en general, es decir, su reparto, es decir, su adopción.
Como substratos de síntesis de fas transcursos dei sentido interno y de las orientaciones del recorrido que corresponden a estos transcursos en fas que se realiza e! sentido externo estos dispositivos soportan las tres síntesis por medio de las cuales lo diverso que se presenta en las formas espaciales y temporales de la intuición se unifica en la apercepción como concepto, proyectado él mismo como esquema. La globalización en curso, vivida a menudo como inminencia de un "fin del mundo", no sólo ni quizá principalmente por razones econ6-micas sino más bien como inminencia de un desmoronamiento espiritual, civilizacional y existencial resultante de un malestarglobal, adquiere todas sus dimensiones en la actual puesta en marcha de una calendaricdad y de una cardinalidad planetarias. A este respecto, la operación de marketing lanzada desde Estados Unidos en torno a lafiesta de IOJ muertos; Halloween, merecería un análisis en profundidad. El que la Crtcica de la razón pura no tenga en cuenta la cuarta síntesis hace imposible un pensamiento de los dispositivos calendarios y cardinales como organieación del espacio y del tiempo de! Nosotros -es decir, como política. Heidegger, que examinó estos dispositivos o merodeó en torno a ellos bajo otros nomhres (durabilidad, publicidad, orientación, a-lejamiento, distancia, principalmente"), sin embargo no permite ir 233
muy lejos en este sentido; se lo impide su distancia ante la cuestión d e la WéltgesdJichthchkeit. Concluíamos el capítulo anterior planteando que la consecuencia del control de las tecnologías de adopción por las industrias transnacionalcs de programas sería la mercantilizaciój, mundial de la educación (lo que es la.co~~ición de la consrirucidn de una muodialidad homog-énea). Esto significa qUl~ la cuestión de [os dispositivos rerencionales y rneta-retenClOna[es debe ser tanto más correctamente aprehendida
~uan.to ~ue.l,ossÍJtema.s.edu~a.tivosson ante todo lugares de adquisición y de
mterlO~lzanon de los dispositiuos calendarios y cardinales _y, en este caso, en occidente fucron concebidos como dispositivos de adquisición de los f.undamentos C/:1ltíficosyjilosójicos de experiencias individuales y colee~Ivas del espacio y del tiempo, como ñistoria del espíritu, en tanto que este es un Nosotros qUlO nos engloba, que es mayor que el Nosotros actual y factual, y que nos abre la perspectiva de un espacio Vde un tiempo universales- más allá del sentido físico de estas expresiones.
.A las sínt~sis de la conciencia se sobreimpone originariamente la sfntesis tecno-Iog lca de la retención terciaria. Esta cuarta sfnresis condicionando la síntesis de reconocimiento, SOporta y articula al' mismo [l(~mpo las tres síntesis de la conciencia, y se la puede Hamar una "retenclOn,d.lO síntesis", como se llama smtético al artificio de una replicación proteura. En este sentido, a nesg-o de chocar a la Escuela, se estaría tentado de hablar de proteticidad a priori. El juicio sintético a priori estaría apoyado por una síntesis protética "a priori" -"a priori? que sin embargo mantenemos entre comillas porque, considerándolo arenramenre h,ay a~norid~d del juicio sintético de la conciencia en el después de un; slntesl~ protenca y a poste.non: (es decir, empírico y que además pre-cede en el tiempo a es.ta con.clenCla como la posibilidad de su ya-ahí), pero que hereda al mismo uernpo de la apnorida.¡ de la síntesis del juicio
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que ella hace posible --en un después en cierto modo fabular, pe-formativo y fundador- y que, al ser una condición de posibilidad de la experiencia en tanto que ésta es recognitioa, es "trascendental", siéndolo al mismo tiempo sólo en y bajo las condiciones de la aposterioridad de la historia de las invenciones técnicas. Llamamos a esta situación "a-trascendental". Así hemos podido subrayar que el entendimiento qoe efectúa la numeración es lo qUlO ha interiorizado una operación que consistía en pnmer lugar en una motricidad del sentido externo sincronizada con el sentido interno, ya que esta conjunción de los sentidos interno y externo supone un sistema técnico de numeración que constituye el substrato, elaborado en el curso de la historia de las conciencias, que permite conservar la huella de un transcurso y estabilizarlo. Debernos remitir aquí a los análisis que propusimos de la geometrfa", en los que creem?s haber demostrado que la síntesis retencional literal, en tanto que viene a suplir a la finitud retencional de la conciencia de protogeómetra, es presupuesta por el razonamiento geométrico, tal como Husserl pretendc dar cuenta, y perrmte la constitución del Nosotros de la comunidad de los geómetra» así como la apertura del horizonte infinito de la ciencia g-wmétrica como pantalla de proyección de este infinito -y no hay infinito sin pantalla. Pero de manera mucho más genlOral, la síntesis literal del flUJO de la conciencia es también lo que hace posible la invención del principio de contradicción, Tomamos aquí la palabra "invención" en el sentido antiguo de exhumación (r'invención de la santa cruz" "). El principio de contradicción no es descubierto ni desde luego inventado en el sentido de "fabricado". Toda conciencia accede a él de entrada y en este sentido no hay descubrimiento. Pero no toda conciencia [o pone en funcionamien-
to con éxito, a falta de! dispositivo de control de la unidad de flujo que permite respetarlo y en este sentido, aunque no sea fabricado, es "inventado", es decir, hay una fecha a partir de la cual se formula m tanto que tal y en cierto modo producido, pro-ducido como se "produce" una prueba ante un tribunal". Este "en tanto qUl; tal" supone un dispositivo que permite su proyección. Es e! "en tanto que tal" de! principio de COntradicción e! que define
la tesis o el enunciado tético, es decir, La posición expresa típica tanto del razonamiento apodíctiCO como de la publicación de la ley que funda la potís, Lo que impone formalmente el principio de contradicción es su devenir-público. Si este principio de contradicción sobredetermina la actividad proyectiva de toda conciencia, no es conquistado apodiaicamente mientras no se adquiera la posibiLidad de registrar LiteraLmente un enunciado Lógicoque transcriba un flujo de conciencia -por e! hecho, también ahí, de que la conciencia está sometida a la finitud rerencional que le prohíbe aprehender en su unidad de conjunto (es decir, unificar) e! flujo temporal en e! que ella consiste. Por esta razón toda conciencia, aunque esté sobredeterminada por este principio, sin embargo puede y dehe sufrir por el hecho de encontrarse en contradicción con ella misma, de que es "en sí y para sí" antitética, y de que, sin embargo, siempre deba acabar por juzgar, es decir, por decidir y zanjar haciendo la "síntesis" de esta situación existencial. Esta experiencia, que es una prueba permanente de la exrstencia, SlD recurso, sea cual sea la evidencia del principio, se llama el tiempo, estirado entre el pasado que se ha olvidado para siempre y e! futuro que no se ha anticipado, horizonte de posibilidades que todavía no existen --expenencia contradictoria del no-ser sin e! que, como dice Valéry, no hay futuro, mientras que no es concebible mngún futuro que no proyecte al mismo tiempo la resolución final del principio y, por lo tanto, la urufi236
, d e1 fl uJ'0 de experiencias vividas en un horizonte de. "paz de caClon opuestos meta l iSIicos" ra y en e! flujo universal de un Nosotros ideal. \ ." si la conciencia general satisface las condiciones n.Slllllsmo. . . de lo que la Crítica de I~ razón pura llama las analogías de l.a expe~lenCla-p~rma nencia (sustancia), producción (sucesión), co~umd:~ (simultaneidad), y teucamente acceso a Sln em bargo, no to da conciencia tiene reflexiva " , las reglas a priori que determinan la relación de todos 105, fenome~os entre sí en un mismo tiempo y que establecen estas analogías. El pnncipio de las analogías descansa 'n en , relación a sobre la unidad necesaria de 1a apercepclO, toda conciencia empírica posible (de la perce~clOn~ en ~ada tiempo y, en consecuencia, puesto que eS,ta ~_nldad sirve fundamentalmente a priori, en la Unidad smrcnca d~,todos los fenómenos, desde el punto de vista de su relación con el , En efecto tiempo. . , LJ ape rcepcrón originaria se1relaciona con el sentido interno (con el conjunto de todas as represent~ . ) y,hav su forma, es1 decir, Clones , , ,que ] ,subrayarlo , a priori con .' con la relación de la conciencia empírica diversa en e tiempo." . . es "consacnta . "d e I o que es la conciencia, Pero no toda conciencia '1 mcn t e como unidad de un flUJO que lleva a cabo estas reglas especia fI .de " .• su formulación supone e! arrazonamiento de este ujo, 1a expenenCla. su fijación y su espacialización. Respecto a los juicios matemáticos, que "son todos sintéticos~; suponen la síntesis protética ya posteriori de la unidad de la apercepClOn ~eo métrica como conciencia de un Nosotros ideal que a.pa.rece después la ,. I después de la experiencia de esta apostcrioridad (que es a prton; en e . ' dida que ésta ' 'de un pensamiento necesario que se necesita a me eXpenencla . 'b para sí se engrama -ya que el pensamiento del geómetra figura e mscrt e l37
mismo su razonamiento) y aunque el ponerlo al descubierto sea indudablemente e! descubrimiento de Juicios sintéticos a prioiri; es decir, que componan "la necesidad que no se puede sacar de la experiencia"." Pero aquí hablamos de dos sentidos de la experiencia. Uno es la experiencia de lo que hay de permanente como espacio de los fenómenos accesibles a los sentidos externos y e! otro, la experiencia de lo que hay de flu_ yente y, sin embargo, de unificable idealmente en la aprehensión, la reproducción y e! reconocimiento, y en e! sentido interno tal como éste puede apoyarse en las muletas de representaciones permanentes que siempre pueden variar pero cuya inscripción en la permanencia de las retenciones terciarias, que pertenecen ellas mismas a la vez al sentido interno y al sentido externo,permite estabilizar, al sincronizar al mismo tiempo sentido interno y sentido externo. Cuando volvamos sobre la cuestión de la gramática veremos que esto es igualmente cierto de las categorías." Es en este sentido extremo en el que a las síntesis de la conciencia se les sobreimpone originariamente la síntesis tecno-lógica de la retención terciana y por esta razón en "La industrialización de la memoria?" yo hablaba de síntesis industrial de la finitud rctcncinnai, Ahora bien, esto significa que esta síntesis industrial cuestiona directamente la conciencia en tanto que tal --es decir, en tanto que ésta ha podido aprehenderse "en tanto que tal" en el curso de una época del pensamiento que es precisamente la época del pensamiento de la conciencia, llamada también la filosofía moderna." La posibilidad de este "cucstionamiento" significa que el flujo de la conciencia sólo tiene curso en la medida según los substratos que dibujan las posibilidades de este curso. La conciencia es un flujo -que engendra torbellinos procedentes de lo ljue en el último volumen designaremos y analizaremos como el fenómeno de la recurrencia: ésta está constituida
por microflujos turbulentos- y en el curso de este flujo se forman urudades de historias, que son siempre más pequeñas y a la vez mayores que el flujo de la propia conciencia. Así, la historia de la geometría es mayor que la del geómetra. y, al mismo tiempo, un geómetra siempre es más que un geómetra. A este respecto la geometría es "más pequeña" que e! geómetra. Habíamos visto que un flujo de conciencia es un montaje que procede por captaciones, injertos, mezclas y posproducción de donde resulta un fenómeno de adopción: el que da la unidad proyectiva de un flujo. Captaciones, injertos, mezclas, posproducción y montaje suponen unos Instrumentos rerencionales en relación a los cuales e! curso del flujo contrae unas obligaciones en las que se encuentra "cogido". Estas obligaciones ponen en juego las tres síntesis que de este modo están ellas mismas tecnoló-gicamente condicionadas por los substratos de las retenciones terciarias que constituyen el curso del flujo por su durabilidad. A partir del siglo XIX, está en curso una "nueva conciencia" que comenzó a ser pensada en el siglo XVII como Yo pienso, ciento cincuenta años después de! descubrimiento de América y de la invención de la Imprenta: se generaliza cuando sus substratos son interiorizados masivamente con la escolarización, al haberse convertido el libro en una industria.
La irutruccion pública dispensada por la educación pública es la organización nacional de la interiorización (y de la naturalización) de la síntesis protética "a priori". Veremos que esta época de instalación de la conciencia que va de la imprenta y la coíonixacicm a Jules Feny corresponde igualmente a una gueITa espiritual y tecnolágtca de la gramática, lo que Sylvain Auroux ha lla239
mado "la gramatización", por medio de la cual Europa occidental trata de hacer adoptar su modelo teoló-gico político: esta guerra de la tipografia que empieza a imponerse al mundo, como red colonial y "república de las letras" es una guerra de los espíritus. El Yo pienso se concretiza y generaliza en.el siglo XIX al término de la primera revolución industrial por medio dc una interiorización de masa de los substratos que condicionan su curso." El número de niños escolarizados pasa de 1.939.000 en 1832 a 5526.000 en 1886-1887. En 1850 son e! 47,5% de la población en edad escolar y en 1896, c193,5%": la interiorización se sistematiza a través de la generalización de un sistema educativo que descansa en la alfabetización, la numeración, la literación y la vocación de frecuentar las ideas universales -lo que los alemanes llamaron una Bildunl\ una "formación" en la que es también la proyección de una imagen (Bild). Esta proyección nacionaí lueral es una sincronización que constituye la unidad del Nosotros democrático industrial, pero que también tiene por objeto una diacranisacion como adquisición de una facultad de juzgar (y de sintetizar unas contradicciones}", o més exactamente, como invención de esta facultad ya ahí, pero que como principio de contradicción pide ser planteada, ex-presada en su uso público "ante el conjunto del público que lee" y, por tanto, practicada. Este uso público constituye un espacio púhlico, una res publica cuya institución es la escuela. La proyección literal es el espacio y la pantalla de proyección de la res publica -y desde los gnegos, de la polis. Pero, como veremos, sólo a partir de la estandarización tipográfica son posibles tanto la invención de la conciencia del sujeto como la del cspaClo republicano moderno.
sa de opinión que abnó el espacio de la confrontaCión de las ideas en el siglo anterior. Desde luego no hay que infravalorar el hecho de que esta conciencia nueva es en Cierto modo la estela del espíritu revolucionario nacido en el siglo XVIII como época de las Luces, en particular a través de Rousseau, Kant y Condorcet, y, a la vez, un aspecto esencial de la organización del proceso de adopción que habíamos llamado la modernidad tal como ésta procede de la revolución industrial (éste es el doble sentido de la instrucción pública obligatoria). Hoy, cuando el entendimiento mecanizado y el esquematismo de las industrias culturales entran en convcrgencia, este sistema educativo surgido del siglo XIX, inspirado en los siglos xvn y XVIII, como dispositivo de interiorización de las prótesis constitutivas de la historia de los saberes y de! Nosotros en tanto que conciencia universal que se desprende de historias nacionales, es cuestionado por la transformación del sistema técnico en sistema mnemotécnico industrial y planetario de retención, y con él, la "conciencia": las industrias internacionales de programas tienden a sustituir a las industrias nacionales de programas que son los sistemas educativos nacionales, los cuales ya no parecen compatibles con los imperativos de la transmisión definida por el sistema industrial y mnemotécnico planetario. A través de esta evolución se disputa una verdadera guerra de los espíritus, llevada a cabo principalmente por Estados Unidos, que veremos que no hace más que proseguir la que había iniciado el occidente europeo y cuya posibilidad está originariamente ínscrita en el proceso de adopción que caracteriza toda socialización.
Al mismo tiempo que se desarrolla la instrucción pública se instala la prensa escrita de masas, todavía bajo una fuerte influencia de la pren240
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Esta evolución era ineluctable: es la consecuencia directa de la puesta en marcha de un dispositivo de orientación surgido de la industria de
4. Industrias de la transmisión y sistemas educativos b) Orientación y retención
Hace mucho tiempo que se anunciaba la crisis de los sistemas nacionales de educación. Desde que las industrias de programas se hubieron instalado ampliamente en la vida cotidiana y hubieron redefinido la calendnricdad, el sistema cducacioo, que era él mismo una institución de
programas calendarios y cardinales. tenía necesariamente que sufrir esta evolución. Sin embargo, la potencia de su propio dispositivo habla podido resistir hasta entonces a este elemento desestabilizador cuando menos en apariencia, apoyada como estaba en el prestigio y las instituciones de un sistema mnemorécruco separado de los sistema," técnicos de producción desde hacía más de dos mil anos. El sistema educativo actual está consriruido sobre la base rerencional de esta época en la que un sistema mnemotécnico es independiente de un sistema técnico que todavía no está él mismo globaliaado ni totalmente inmerso en el mercado. Ahora bien, ya no ocurre lo mismo con la inregración industrial de la transmisión, para la que la transmisión de saberes constituye evidentemente e! mercado principal. Esto es lo que ilustró la presencia masiva de las industrias de programas digitales, a partir de entonces inseparables del sector editorial, durante el encuentro de Vancouver consagrado a los mercados mundiales de las nuevas tecnologías de la educación. 242
la transmisión, basado en los soportes rerencionales digitales y que desestabilizan la hegemonía de la síntesis literal al tiempo que la integran en sus dispositivos hipertextuales e hiperrnedias. Esta industria digital y transnacional de programas, nueva competidora de las instituciones de programas de educación pública que fueron "nuestros establecimientos de enseñanza" (subrayo en esta cita de Nietzsche) será ínconmensurablemenre más poderosa que los media de masas que ya trastornaron mucho la escuela y que se desarrollaron cn Francia cn menos de treinta años
La escuela asumió casi hegemónicamtTIte la función de orientaci?n calcndaria y cardinal desde la segunda mitad del siglo XIX y hasta la aparición de las industrias de programas. Los periódicos diarios eran una prolongación suya que evidentemente se beneficiaba del aprendizajc popular de la lectura. Las primeras enseñanzas escolares son los elementos ortográficos y aritméticos (las bases de las tecnologías de reten-
ción de referencia) y los elementos primarios de la historia y de la geografía -lo~ nombres de los ancestros y de los territonos nacionales, sus proveccrones en las cartografías geográficas y administrativas. Estos dementes son las bases de! proceso de adopción que, al enseñar un pasado común, crean las condiciones rctancionalcs terciarias e interiorizadas para que el dispositivo de proyección de un futuro compartido se haga posible v cada uno se pueda orientar idealmente en él según su propio juiCiO, 'es decir, según su libertad: así se forja la unidad de la nación en la escuela. 243
Sola la escuela supo dar una conciencia histórica a la conciencia colectiva, ella sola supo darle una conciencia geográfica y esto repercutió tanto en la historia de los propios saberes como en la geografla de los saberes, es decir, en la contribución de todos los saberes a la comprensión de la geofísica y de las escalas, ya se trat~ de la escala de la percepción o de las de lo infinitamente grande y de lo infinitamente pequeño, ya se trate del espacio simbólico de las lenguas o de los fenómenos artísticos, del espaCio físico de los fenómenos mecánicos, del espacio vital de los seres naturales, del espacio histórico de los hombres, etc. La escuela, sistema de orientación en los saberes, es un dispositivo de condensación, de abreviación, de contracción y de proyección de su historia y de su futuro, reiterados cada vez en los diferentes niveles posibles de adquisición de conocimientos para las conciencias: elemental (o primario), superior (o secundario}, universitano, etc. Como el espacio del mapa, como el tiempo del cine, el tiempo de la escuela es una contracción. Como recapitulaciones sucesivas de los progresos de los saberes (métodos), este sistema sólo puede funcionar en la medida en que un flujo retencional, ya sea el de un Yo pienso o de un Nosotros, está él mismo esencialmente sujeto a contracciones, abreviaciones, condensaciones (incluidas en el sentido freudiano), algebratizaciones y teorematizacíones. Porque es el saber el que está en sí mismo esencialmente consagrado a las formalizaciones abrcvianres -yen primer lugar en tanto que transmisiones que el sabio se dirige a sí mismo: el saber siempre es un saber-contraer (describir, analizar, formalizar, sintetizar]. La formalización que supone la formación ya es en sí misma una contracción. El pensador contracta y formaliza, y así es como piensa, forma y transforma. En el último volumen veremos cómo plantea Bergson esta cuestión. La filosofía de Leibniz, algebrista y precursor de la síntesis numérica
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como Charactcristica Unioersalis, es un pensamiento de esta concisión constitutiva de los saberes. La escuela organiza la "conciencia de identidad" del flujo del Nosotros como sistema de producción de este flujo según unos principios (científicos y republicanos o religiosos¡ de montajes y de selecciones por reactioación de flujos de conciencias ccntractantes pasadas: las conciencias de aquellos que supieron y cuyo saber se recuerda. Como sistema d~ orientación en la historia del Nosotros intelectivo, el sistema educativo debería ser también el lugar de interiorización de laformalizaci6n de las modalidades de constitución del flujo del Yo y con ello de laformacián de este Yo en tanto que flujo coherente -en primer lugar a través de! análisis de los elementos del discurso de éste. El análisis gramatical abre el acceso a la analítica del flujo de la conciencia a través de su palabra y del flujo del Nosotros a través de sus reglas de uso y en sus dimensiones formales, que a continuación permite el acceso al análisis lógico y a los]uicías sintéticos y analíticos constitutivos de las disciplinas. Decíamos que como substratos de síntesis de los transcursos del sentido interno y de las orientaciones de los recorridos, es decir, de los juicios prácticos o teóricos, que efectúan los sentidos externos como ejercicios que corresponden a estos transcursos, los dispositivos retencionales sustentan las tres síntesis por medio de las cuales lo diverso, que se presenta cn las formas espaciales y temporales de la intuición, se unifica en la apercepción como concepto, que se proyecta él mismo como esquema en tanto que método. Estos dispositivos se interiorizan en la escuela y para que estos métodos puedan ser adquiridos, la producción de esquemas necesita unas prácticas que consisten en comportamientos motores de toda naturaleza: recitaciones, dictados, redacciones, cálculos, demostraciones, resolución de ecuaciones, comentarios de textos, disertaciones,
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experiencias y composiciones, que consignan unos cuadernos de ejerciCIOS y que sancionan unos exámenes y unas oposrcrones. La educación pública era y siguc siendo un sistema del que el profesor es un elemento, en el que los cuadernos, los libros, las aulas y sus pizarras son otros elementos, y el conjunro Ileva a cabo con todas sus consecuencias el sistema mnemotécnico del alfabeto. Estos elementos forman un dispositivo retencional complejo en el que, en Francia por ejemplo, al entenderse que la escuela que reproduce los saberes elementales también forma a los futuros profesores, existen: - exámenes y oposiciones por medio de los cuales estos profesores son calificados aptos para poner en marcha los soportes de enseñanza, es decir, para hacer adaptar e interiorizar las retenciones acreditadas según los cánones de una disciplina: - una inspección académica y una inspección general por medio de las cuales se definen los programas y su realización controlada; - una universidad en la que se critican y ree/aboran los saberes, es decir: los criterios en los que consisten, y unas comisiones nacionales en las que se evalúan estos trabajos; - unas escuelas normales superiores y unos institutos universitarios en los que se forman especialmente los maestros y los profesores agregados"'; - un mundo de la edición escolar y universitaria especializada en-la publicación de los Libros de texto y obras de investigación, es decir, en el establecimiento y la difusión del dispositivo retencional en tanto que tal. Además, esta edición especializada está enmarcada por los saberes de todos los actores precedentes que elaboran para los libros de texto unos pliegos de condiciones publicados por un boletín oficial de la cdu246
cació n pública y para las ediciones universitarias, unos comités de lectura constituidos por las comunidades CIentíficas. En principio la edición debe someterse a estas instancias que acreditan las retenciones oficiales para producir los soportes que utilizan profesores, estudiantes, maestros y alumnos. Finalmente, algulJos profesores son los que producen los contenidos editados -rarca prestigiosa, remunerada y codiciada. Todo esto supone Igualmente unas librerías, papelerías, bibliotecas, etc. Este sistema descansa en la cultura mnemotécnica que es común o debe hacerse común a todos estos actores, que es su medio y la condición de inoención de su unidad de flUJO: la cultura de lo escrito como síntesis literal de losflujos de conciencias pasadas, cuya conservación constituye el tesoro de los saberes accesibles y e/ juego de los substratos de la conciencia que tiende a ser públicamente consciente de sí misma. Los principios que deben ser adquiridos por los beneficiarios de este sistema de transmisión, a saber, las nuevas generaciones que a través de él pueden recorrer en unos años la totalidad de los conocimientos racionales, según el dispositivo de contracción del tiempo del Nosotros que es también la condición de la adopción, han sido forjados en y por esta cultura de lo escrito: son la concrerización de sus posibilidades analíticas y SIntéticas, y en tanto que tales constituyen los fundamentos de este proceso de adopción en un país democrático moderno. Ahora bien, no es en absoluto seguro que en el futuro todavía se puedan transmitir estos principios, ni siquiera que todavía se pueda verdaderamente hoy. Se vuelve marginal el dispositivo retencional en el que han sido forjados, lo que tiene como consecuencsa que el conjunto del sistema en cierto modo parece "girar inútilmente" y cambiar de función. Ya se ve ahí una espeCle de parque para la custodia y posible enderezamiento de unos humanos jóvenes. Ahora bien, este malestar en la educa247
ción quizá procede menos de una crisis social, económica, política e incluso moral que de una cnsis propiamente extra-ordinaria de los saberes -pues ordinariamente el saber está en crisis.
ellos mismos por los saber-hacer", evidentemente no permiten pensar más el futuro de la escuela que cualquier otra dimensión de futuro de
Esta cxtra-ordinaricdad crítica deja completamente desprovistos a los responsables de la transmisión de estos saberes y·los sume en una peligrosa culpabilidad, portadora inevitablemente de reactividad y tanto más vacía cuanto que los demagogos de todo tipo, premios Nobe! incluidos, no dudan en denunciar a cada paso, en sus dificultades, una incomperencia o una ilegitimidad que sería el hecho de una deriva corporarivista o sindical :si no de una esencia intrínsecamente perversa del oficio de docente. Esta es una expresión singularmente sórdida del malestar que reina en Francia en toda la última parte del siglo XX.
Una gran mayoría de docentes, ya sean maestros, profesores o investigadores, tienen la sensación de que si los saberes tecnocienrfficos progresan a toda velocidad, el saber como unidad idealmente universal de un Nosotros ha entrado en un proceso irreversible de desmoronamiento en el que se aniquila -esto que tanto Husserl como Valéry presentaban ya, pero que a fin de cuentas, se revelaría inconmensurablemente más grave tras un siglo de tecnologización de las matemáticas por los instrumentos de cáleulo y de aceleración de la "conquista de la ubicuidad"; casi apocalíptico, quizá no para el mundo en general sino para el mundo de
un
Nosotros.
la racionalidad.
5. Industrias de la transmisión y sistemas educativos c)Disgregación de los saberes y dcnagacián de los no-saberes
El problema es más noble. Es decir, que es mucho más grave y preocupante, por muy ciegos que puedan seguir estando al respecto algunos advenedizos de! reconocimicnro Científico. Si existe crisis social, económica, política y moral y si esto también suscita a veces, e inevitablemente, un corporativismo efectivamente condenable , esto sólo son consecuencias. Estos efectos SOCiales, económicos, políticos y morales, que desde ahora se han vuelto verdaderamente insoportables en la vida de "nuestros" establecimientos de enseñanza, son los de la disgregación de los saberes frente a las consccurnctas del devenir tccnocientifica ae la ciencia -incluidos unos saberes políticos que, al faltar y ser reemplazados
La "crisis de la escuela" no es esencialmente ni la indisciplina de lQS alumnos ni la "incivilidad" de los "barrios conflictivos", ni la disgregación de la célula familiar, ni e! peso demasiado grande de los padres o de las colectividades locales, ni e! hecho de que los docentes sean funcionarios, ni tampoco el peso de la crisis económica, ni siquiera el creciente peso de las industrias de programas y de los nuevos media. Tampoco es, desde luego, la emigración, hoy menos importante que no hace mucho y que es esencial para e! desarrollo económico, social, técnico y científico de un país moderno, como ha demostrado e! capítulo anterior. Es todo esto, pero como consecuencias diversas de la incapacidad de los saberes para dar cuenta de la nueva situación y, por lo tanto, de la carencia de criterios de andlisis y de teoremas sintéticos que permitan constituir un dispositivo epistémico de retenciones apropiado y como incapacidad resultorne de FORJAR losfundamentos integradores de un Nosotros, es decir, de una visión de futuro deseada en su misma indeterminación, en su
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improbabilidad factual, en la incertidumbre de sus fronteras y en su idealidad, en el sentido a la vez kantiano y husscrliano de esta palabra. Sólo una critica permite el desenlace de una crisis, es decir, la apertura a otra época (portadora de otras crisis] y sólo unos criterios permiten llevar a cabo esta crítica. Es lo gue designamos con el nombre de "nueva crítica". Ahora bien, si estos criterios son siempre y muy en primer lugar unos criterios de retención, es inconcebible que los procesos de ruptura aparecidos en las tecnologías retcncionalcs de las mnemotécnicas en el curso de las últimas décadas y que constituyen el carácter propiamente extraordinario de esta crisis de las ciencias europeas convertidas en tecnocicncias americano-planetarias, no sean teorizados en tanto que tales por los saberes y que todas las consecuencias de dio se saquen en materia de saberes y de no-saberes. Hoy se producen muchos no-saberes, 10 que es inevitable teniendo en cuenta unas inconcebibles aceleraciones y compicjificacione, resultantes de la recnocicntificaciór¡ de tantos aspectos de la vida bajo la dirección del marketing, la crisis de los fundamentos inducida por las nuevas técnicas retencionales y, a la vez, lo que lIamamos aquí la disgregación tal como la engendra una nueva división del trabajo intelectual, cuyos efectos ya anunciaba Nietzsche en 1872: La utilización, tan deseada en nuestros días, del sabio al serVICio de su disciplina, hace a la cultura del sabio cada vez más aleatoria e inverosímil. Porque el campo de estudio de las ciencias est.t hoy tan extendido ljue aquel que con unas buenas aunque no excepcionales disposiciones quiere producir algu en él se consagrar,í a una especialidad muy particular y no se preocupará lo más mínimo por todas las demás. Si en su especialidad está por encima del I/ulgus, forma parte de éste para todo lo demás, es decir, para todo lo que es impor-
210
tanteo Así un sabio especializado exclusivamente se parece a un obrero de fábrica que en toda su vida no hace otra cosa que fabricar determioado tornillo o de.terminada empuñadura para una herramienta o una máqu~na determ.lOada., tare~ en la que alcanza, hay que decirlo, un increíble vtrtuosrsmo.
Ahora bien, la proíifcracion de no-saberes inevitablemente resul.tante de esta situación que no ha hecho más que reforzarse con la continuació n de la industrialización está enmascarada: es objeto de escandalosas denegaciones, aunque, al contrario de lo que ocurría .en ~a époc.a de Nietzsche, por parte de las más amplias masa.s de cO.llnennas se .sl~~ta a artir de ahora que su "reificación" 00 consigue pnvar de todo JUlClO, . ".sennc . I o comun ' " que no deptodo "albedrío", como se decía antes, de este comprenden en absoluto los cornercianres de audiencias. Así pues, estas masas de conciencias se ponen a dudar -pero peligro.;amente, y no metódicamente, como sería el papel del saber y de .Si/S fortaroces de hacer todo para dar a cada uno el deseo y no la angustia. En ~ez de ello los media se hacen eco de remilgos positivistas que no enganan , . • ,. lO a nadie, srilo a algunos periodistas necios, celosos, anslOgelll,c~s , que acabarán por ser "sentados en el banquillo" como hoy los políticos. El dispositivo rerencional global y administrado públicamente que es el sistema educativo es un dispositivo de orientación que sólo puede funcionar a condición de encarnar -a través de los profesores en tanto que seres mooidos y emocionados por la preocu~ación por .eI sabe~ y s~ confianza en él, una confianza que no es preCI.sam~nte ~1 ~:gatlva n~ positiva sino mterrogativa incluso ante las concrencras mas ¡ov.e,nes-, condición de encarnar, afirmábamos, la diferencia y la conJu~Clon entre el saber v el no saber, y, por último, la experiencia siempre Viva d~ una . que hay que aprender a hacer ya conjugar, p omuvfi,ágll que diferencia r. . pueda y deba ser, que hay que practicar uno mismo para poder transrnt251
tiria, que, en efecto, debe ser transmitida y recibida porque no se hace espontáneamente y que en las conciencias que hay que educar y formar encuentra lo que Kant llamaba un principio subjetivo de diferenciación que se trata de hacer crecer practicándolo.
La motricidad de este dispositivo de proyección de un Nosotros ideal que es el sistema educativo moderno supone la afirmación constante de esta diferencia que encuentra varias expresiones y que, por ejemplo, plantea que si a=a, a es diferente de no-a, o que lo que es verdad es diferente de lo que es falso, o que el derecho obtiene su autoridad de su diferencia radical con el hecho. Esta motricidad, sin la que el dispositivo ya no funciona, supone la afirmación de que el aprendizaje de esta diferencia (que no es, ella tampoco, una simple oposición) consiste en disciplinas que ponen en práctica unos criterios, siempre expuestos ellos mismos a la crítica. Ahora bien, mientras que las ciencias se han convertido en tecnocicncias, ya no se sabe qué son estas disciplinas y 5US criterios y esta crítica parece haberse desmoronado ella misma. En las mejores condiciones se llama "resistencia". Pero, ércsistencia a qué? Una crítica es lo que analiza aquello a lo que se trata de resistir, si hay que resistir, y aquello que hay que inrcriorizar si hay que adoptarlo. Aquí planteamos que lo que hay que analizar y criticar en prioridad consiste en lo que llamamos dispositivos retencionales. A partir de su conocimiento es posible una comprensión de la radical novedad de la realidad tecnocientífica en relación a las disciplinas científicas tal como fueron definidas en sus principios de Kant a Platón -ya se trate del Jugar de los instrumentos en la experimentación y la simulación en ciencias físicas, de la posibilidad misma de esta simulación como proyección, de los modelos cognitivistas de lo que es el conocimiento y del 252
papel que estos desempeñan en la definición de las prótesis retencionales contemporáneas, especialmente en el dominio económico y empresariá! (lo que actualmente se ha denominado el knowledge management), de la conmoción de las condiciones de evolución del ser vivo permitida por su reificación molecular y su reproducibilidad industrial consecutiva, del papel de 'Ios archivos antiguos y nuevos en historia, de la inscripción de las formas de vida humanas en los espacios geográficos, del estudio de los textos por la lectura asistida por ordenador, de las cuestiones jurídicas inéditas constituidas por la nueva reproducibilidad industrial, de la teoría de la calculabilidad en matemáticas, etc. Del cómputo solar a la calendariedad mundial que instalan las redes digitales, de la Roca de Bcdolina a los Sistemas de información geográfica, los dispositivos retencinnales que condicionan la orientación se org;¡oi7an en sistemas de "navegación" quc conocen una mutació,n principal y una extensión dc sus papeles para el control de los procesos vello a la vez en el dominio social y cn el interior de las disciplinas tecnocientfficas, puestas ellas mismas al servicio de esta nueva industria. El peso de esta evolución es tal que viene a desestabilizar a los demás dispositivos de proto-orientación que son los sistemas educativos. Estos, que permiten la interiorización de los dispositivos retencicnales fundadores de las relaciones con el espacio y con el tiempo, son unas instituciones de programas cuya {unción es refundar los modos de acceso ordinarios de las jóvenes conciencias (de los Yo que llegan en este Nosotros) al tiempo y al espacio del Nosotros, modos de acceso ordinarios que prepara por anticipado y por otro lado, desde las estructuras educativas preescolares (familiares), aquello que Heidegger llama la preocupación -lo que plantea la dIfícil cuestión de la selección en el sistema educativo; ésta sólo puede ser tratada desde un pensamiento de la selección en general que 253
evidentemente constituye el centro de los dispositivos retencionales y, a través de ellos, de las prácticas y teorías de la ciencia y de la tecnociencia. La instrucción pública oblig-atoria (efectiva aproximadamente en el momento en que aparece el fonóg-rafo), proyecto de las Luces y a la vez dispositivo de ajuste y dc organización de la adopción de la modernidad, constituye a finales del sig-lo XIX y hasta finales del XX el principal sistema de orientación -lo que entonces significa: de orientación en el pensamiento por medio de la actioación de páncipios de diferenciación que todos tienen (verdadero y falso, erc.}, pero que no todos actualizan y formalizan, ya que no todos están formados. Este pensamiento en el quc se trata de orientarse está disponible en tanto que corpus de estos substratos de los que el Nosotros tiene necesidad y que son las retenciones terciarias las cuales hasta entonces se presentan principalmente bajo la forma de estos "objetos investidos de espíritu" por medio de los cuales Husserl designa especialmente a los libros, es decir, las síntesis literales del reconccurucnto. Lo que hoy hace caduco a este Sistema, o supuestamente caduco, es que los criterios que pone en funcionamiento ya no corresponden a los imperativos de adopción, de orientación y de navegación exigidos por la nueva realidad retenciona!. Pero inversamente se podría plantear que esta nueva situación retencional no tiene criterios y de hecho, a falta de algo mejor, aplica ciegamente sólo los criterios de beneficio inmediato, teniendo en cuenta el hecho de que, como no se piensa la síntesis retencional, los saberes están hoy en dcsherencia, a falta de una capacidad para producir una inteligibilidad general de los procesos en curso. Puede parecer muy ingenuo formular así una causa posible del malestar generalizado y de la indiferencia ontológICa en la que se despliega esta "cuestión del malestar". Sin embargo es la única manera 254
concebible de proceder. Es Imposible criticar un estado ~e hecho ~in rroporcionar una explicación y, en este sentido, una necesidad. O bien I , 1 • uno se encuentra en una actitud de denuncia vana, .a cucsuon no es saber si aquellos que saben obtener beneficio de este malestar lo hacen conscientemente o no -si son agentes del mal. La cuestión es saber por qué se plantea la cuestión- del malestar que también padecen aquellos que se benefician de él y cómo es posible hacer de manera que un Nosotros concuerde en el reconocimiento de esta cuestión y, en la medida de lo posible, en su resolución por medio de una transformación en una cuestión menos maléfica --en una proyección de un Nosotros, es decir, en una capacidad de constituir un discurso de la universaliz.ación que puede evidentemente e incluso debe inevitablemente ser un discurso de la lucha, es decir, de la diferencia que sig-ue quedando por hacer, Por consiguiente, la cuestión de! mal que aquí se plantea no es la de la mala moralidad de los "aprovechados" del malestar de los demás, sine la de saber aquello que en e! actual devenir permite la distinción entre lo mejor y lo peor. En realidad dos razones, peso del mercado y carencia del pensamiento, se refuerzan y concurren en el aumento del malestar: - los criterios a corto plazo en los que los inversores industriales creen encontrar su interés se oponen a la puesta en marcha de los medios necesarios para una inteligibilidad de los procesos en curso; - a la inversa, un cierta pereza del pensamiento y una instalación en la denuncia que es también un fondo de comercio en ocasiones ba~tan le provechoso constituyen la coartada que proporciona el pensamle~to para afrontar su verdadero objetivo y que refuerza en su mezqumo , , • vu 1gar Slll in duda plinto de vista la venalidad ambiente, en e f'ecto mas u a de lo que nunca lo ha sido. 255
El esfuerzo requerido es tanto más duro cuanto que la cuestión de la orientación escolar como selección se plantea también como consecuencia de todo lo que precede: al ser la cuestión de la transmisión la de la retención, es inevitablemente la de la selección. Esta cuestión de la selección que se plantea en la escuela es la traducción de los hechos que cuestionan una sociedad cuya fuente es de derecho la escuela, si no de hecho -derecho de la escuela cuestionado a través del hecho de la mtegración industrial de la transmisión y que se declina en la mayoría de los dominios recnocienríficos-. y ahí está efectivamente la desorientación, Sólo a partir de un análisis sociológ-ico, económico o incluso político se puede responder al desafío de pensar la selección en el sistema educativo. A partir de un pensamiento de la selección como centro de la cuestión primordía! de la retención y, por lo tanto, a partir de una reevaluación epistlmica general (lo que aquí lLamamos una nueva crítica) se puede y debe plantear la cuestión de la sdeccion en la escuela.
;\lOTAS
1. Habíamos
256
esta teoría en "Las teorías de la evolución técnica", El
cii., cap. 1.
2. ef más arriba el capítulo IJI. .). Como tc~timonia un llamamiento a proposiciones de la Comisión Europea, anunciado el19 de septiembre de 2000 en Bruselas, en el curso de una jornada de información sobre una CPA (Cross Program Action), extraliamente titulado "Sistellla~ dc info-movilidad y de informaciones geográfica, inteligentes y omnipre~en rc," Yo mismo he desarrollado esta problemática en un informe remitido al secretanado general del gobierno francés e131 de marzo de 2000, Nolrepenpeaioe sur l'¿].'OIUtlO11 des e011ditions d'am¿nagement du terálnire daTls le C(J11lerte de la sociit¿ de l'in-
a dans le domaine mlrurd, disponible en la siguiente dirección electróni[wwwpm.mric.gouvfr]
formati011 Cd:
Tratamos de aprehender los dispositivos rctencionales en general y aquellos en los que consisten también las ciencias en particular a partir de lo que para nosotros constituye el gran logro del pensamiento filosófico, pasando especialmente por Kant, Husserl, Heidegger y Simondon. Pero planteamos que estos grandes pensamientos no han podido llevar a término la comprensión de los dispositivos retencionalcs, llamados también síntesis, cuando finalmente no los han ignorado pura y simplemente -Jacques Derrida ocupa un lugar decisivo que trataremos de precisar en Símbolos y diablos. Por esta razón, en el momento en que nuestra cuestión central es la orientación y su cnteno, debemos examinar ahora los análisis heideggerianos de la espacialidad y las críticas (y criterios) gue éstos plantean a la cuestión kantiana de la orientación en el pensamiento surgido de un gran debate entre los Aufkliirer.
cxpuc~to
pecado de Epimaeo, op.
4. El pecado de Epimeteo, up. cil., p. 95. 5. (;f sobre esre punto G, Simondon, Du mode d'o:!steTl<e des objets teehniques. op, cit., p. 50 Y stes. y El pecado de Eoímctco, op. cít., pp. 119-122.
6. lo mismo he examinado estos obJetus especialmente en un artículo del Gra11 ct ph<'nom<'nologic" ¡"Realidad virtual y fenomenología"]. 1994.
Laroussc anual, "Réalit<' virtudle
7. Cf más arriba el capítulo l l, parágrafos 9, 10 Y sobre todo, el 12.
R, Pero que no se confunda: esta "territorialiaación" no es en absoluto una inversión de tcndencia sino un cnri'-juecimiento dc la tendencia a la dcsterrironali-
zación. Como he escrito en La deson'entadó11. un territorio se constituye en su extensiÓn y su enriquecimiento por multiplicación de sus puntos de contacto interno, y <:xterno~, v desde este punto de vista sólo hay rerrrrorializ.ación, es decir, incremento de la toma de habitación sobre su espacio, en la medida en que también hay y con el rnismc movimiento territorialización, cs dccir, ~mancipación en relación a las
257
determinaciones locales actuales. Es muy precisamente lo qu~ se produce con]o que aquí llamo rcrcrritorializ.ación.
9. Es además por esa raz"o por la que Se considera e! atribuir un número de usuario definitivo y universal, y suprimir los números d~ abonados atrihuidos hasta entonces a la.' tomas de aparatos (sedentarios)
O
a [?s aparatos mismos (mÍ>viles), lo
que evitaría la multiplicidad de los números de llamada y facilitaría e! georderen_ ciamiento de! usuario Como doto. 10. Cf El pecado de Epimeteo,
op. cii., pp. 119-122,
] 1, David Lande" L' fleure qu 'il est, la mesure da temps et faformatíon du monde moderne, París, Gallimanl, ] 987, p. 43.
1. N. de la T.: hay aquí Un juego de palabra> que se pierde LIl castellano: "ser puntual" en fral1cé~ se dice are ii I'heU/·e. 12. Kant, Qu'cst-ce qw: s'oricntcr dans la penscc? op, elt., 1'_ 77.
n. :\l. de
la T: "mapa" en francés se dice carteo
B. Christian faeob, L'Empire des canes, A1bin Michel, 1992, p. 50. 14. H<: tratado de d",arrollar unas con'ecuencias fenomcnológicas de esto, anáJi,i> de [acob en ~Étfe la-bas', Alter, nO 4, Espaee et imagination, 1996. 15. CI M. Heidegger. Les problem~s fondamentaux de la phénornénologie, traduc-
ción [al francés] J.-E Courtine, Gallimard, 1985, p. 314 Y.Ites. [Traducción al cestelIaoo, Los probl~mllS Jundarne"tal~s de la Jetwmenología, Trotta, 200l.J 16.l.,a desorientación, op. cu., capítulo 1, pp. 68-76, Ycapítulo IV, pp. 361·369.
17. Como lo bizo Cérard Grane! en uo curso impartido en la universidad de Toulouse en 1980 y consagrado a Fedro y a Fedán bajo e! título de "L'invenuon de raroe" ["La invención de! a[mo"] IIJ . .'\l. de la T: otro juego de palabras: Sli<:g[erdice pro-duit commc on "pwdu¡,n une piice dcuant un tribunal: en francé> esta expresión significa ante un tribunal'". 2IR
'·pre~Lntar
18. Cf G. Grancl.l--e Sens du temps et fa percept",n <"hez Ednu",d Husserl. Galh-
Ill"rd. 1968. I':J. Kant, Critique de la mison pure, op. cit., 1" 174. 20.
ts.. ibid.,
p. 40.
21. En La técnica y d tiemp.o, vol.
I\; de pr"xima aparición.
22. La desorientación, op. cit., capítulo JII. 23. Éste es lugar para disipar un malentendido. 1 Iablamm ,--k modernidad cn un sentido distinto de! que sacábamos de nuestros análisis de la revolución indu~trial en el tercer parágrafo del capítulo tres. La modernidad de la que hahlamo~ aquí, caractenstica de una época de la filosofía, condiciona [a aparieióo de la modernidad industrial, pero no es la realidad histórica, social, económica y política de e~ta modernidad que consiste en un nuevo proceso de adopción. Es a este respecto 'Iue Jean-Fran~ois Lvotard ha podido hablar de "postmodernidad". Porque la "postmodernidad" sólo es un avatar de la modernidad industrial-una época deceptiva de la mmkrnidad en la que el devenir industrial invierte su signo porque lo que proyecta el No",tms ya no cs el progreso. Pero más valdría hablar de hipermodernidad o de ullramodernidad en la medida en que, lejos de entrar en una pretendida sociedad "po>tiodustrial" conocemos la época d<: la hiperindustrialización, es decir, de la sumisión de todos los dispositivo, n:tLIleionaks, biológicos incluidos, a la explotación industrial y, por tanto, la sumi,i6n de lo~ tiempos de conciencias y de sus sopones carnales a lo, nuevos mercado, a¡'ierto~ por estos avances tecnccientíticos. Decretar una po>tmodernidad que scría la _,alida de la modernidad es sobrevaluar la definición de la modcrnidad por la l'eriodizaC1(¡n de la historia de [a filosofía y sub-evaluar el inmeo~o cfCcto de
ruptura 'Iue eo"'tituye la revolución industrial. La distancia entre ROIl~'eau y Marx e-s infinitamente mayur que [a distancia entre Nietzsche y nosotros. Esta oh~ervación no ~ignifica que la "postrnodernidad'' sea un concepto vado: La condición postmodalla fuc un libro importante. Sin embargo, es necesario situar preei,amente el inten's y e! sentido de época dcccpuoa de la modernidad.
pruebas 'Iu~
24. Sobre [a compleja aniwlaeióo eotre i"'truceión e industrialización, en la é,ta parece haber frenado en mucho, caso~, al menos en un primer momento,
259
la alfabetización, el Fran~ois Furet y [acques Ozouf L.re a Éoire, volumen 1, Minuit, 1977, 1'1'. 2')9-269.
25.
t«, ibid.,
pp. 275-276.
26. Cf especialmente Kant, nenko. Vrin, 1967.
Réfl~x;ons sur
Nducation, rr. [al francés] A. Phila-
27. La cual supone una institución quc suscita un problema de epistemología jurídica, retomando la expresión de Cathcrine Kintzler, CondorCeI, l';nslructÍon pubfiqu~ ~I la naissana du atoyen, Gallimard, colección "Folio", 1984, p. 32.
1\: N.
de la T.: los "profesores agregados" equivalen a Ins profesores de enseñanza secundaria de nuestro sistema de enseñanza pública. 211. Induso por un
mark~ting
Capítulo cinco
especializado, en cierto lJlodo un melamarket;ng, en
el que el político se encarga menos de concdnr "el cambio" que de oendcrio. 29. Friedcrich Nietzsche, Sur l'av~n;r d~ nos ¿Iablissements d'enseignements, traducción lal francó] J. L. Backer, M. Haar y M. B. de Launay, en Oellllres Cnmpll:tes, t. r, vol. Il. Galfunard, 1975, p. 96. [Traducción al castellano, Sobr~ el porv~nir de nuestras escuelaspúbLicas, 'Iusqucts, 19110.1
HACER LA DIFERENCIA
30. Respecte a la relación entn: ciencia y medios de comunicación, Nietzsche escribe tambi.:'n lo siguiente: "Alcanzarnos ahora el punto en el que el hombre de ciencia en tanto que tal ya no tiene en absoluto la palabra en todas la:; cuestiones generales de naturaleza seria y, sobre todo, en los problemas filosóficos más elevados; en cambio, esta capa de cola viscosa que se ha deslizado actualmente entre las ciencia:;, el periodismo, cree cumplir ahí su cometido y lo realiza conforme a su naturaleza, es decir, como su nombre indica, como un cometido de jornalero, periódico. El periódico sustituye a la cultura y quien todavía aspira a la cultura, aunque sea a título de sabio, se basa habirualmenre en esta capa de cola viscosa que Cementa las junturas entre todas la formas de vida, rodas las clases sociales, todos los artes, todas las ciencias. En el periódico es donde culmina el designio particular que nuestro tiempo tiene sobre la cultura: el periodismo, maestro del instante, ha ocupado el lugar del gran genio, del guía establecido para siempre, de aquel 'lue libera del instante".]J, ¡bid. 260
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1. La espacialidad del ser-en-el-mundo y el «paso absolutamente desapercibido" En sus análisis de la espacialidad Sein und Zeit objeta a Kant el olvido dc la ruundaneidad -el In-der-Welt-Sein- de lo que da testimonio el razonamiento de ¿Qué es orientarse [orientiercn] en el pensamiento? Escc pasaje de Sem und Zeít, cuyo análisis ya habíamos Iniciado en ELpecado de Epimeteo' nos Interesa tanto más cuanto que también conCierne a la radiodifusión que entonces está empezando a nacer. En 1926 la radiodifusión civil de programas sólo existe desde hace algunos años -apcnas cinco años. Herrz descubrió las ondas electro-magnéticas en 1888, once años después de la invención del fonógrafo por Edison y tres años antes de la aparición de la Filosofía de la aritmática de Husserl. En 1895 Marconi explota el descubrimiento de Hertz e inventa los principios de la radiodifusión, cinco años después del eronofotógrafo de Marey, un año después de la cámara de los hermanos Lumiere, que también es una aparato de proyección, y seis años antes de la publicación de las Inoesdgaciones Lógicas. El trfodo es puesto a punto en Estados Unidos por Lee de Forest en 1912, mientras que Husserl dicta sus cursos sobre los objetos temporales y un año antes de la publicación de las Ideas relativas a una fenomenología pura y a una filosofíafenomenológica. Los amplificadores de tubos electrónicos se desarrollan durante la primera Guerra Mundial mientras Heidegger redacta su
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Tratado de las [ategoría," y del significado en Duns Scot v Husserl retoma sus investigaciones sobre el tiempo. Las primeras estaciones de radio empiezan a emitir sobre todo a partir de 1923. un año antes de la conferencia El concepto del tiempo. Hitler da entonces sus primeros pasos en política. Heidegger evoca la necesidad existencia! de la radio a partir de lo que Sein und Zeit llama e! a-leja miento (Ent-fánung) que con la orientación (Ausrichtung) es el concepto existencial de la espacialidad del Dasein. Ahora bien, siendo consciente de que e! sentido de esta muy reciente innovación técnica es "todavía dIfícil de dominar con la mirada", olvida la vocación pro-gramática de la radio, es decir, su función retencíanal a la vez cardinal y calcndaria, Además, mientras está estableciendo con Edith Stein las Lecciones para una fenomenología de la conciencia íntima del tiempo de Husserl', a quien dedica Sein und Zeit "con ocasión de! 8 de abril de 1926" , es decir, por su sexagésimo séptimo aniversario, parece que se le escapa totalmente el carácter temporal de los objetos que la radiodifusión difunde y encadena. Se nos podría objetar que aquí, en el parágrafo VIgésimo tercero de Sein und Zeit dedicado a la espacialidad, la cuestión no es el tiempo. Pero, aparte de que este argumento sería muy discutible, como vamos a ver y como sin duda habría subrayado el propio Heidegger para quien el espacio sólo puede ser pensado a partir del tiempo, no se hace mención alguna de la radiofonía en los análisis de la temporalidad' -mcluido 10 que Scin und Zai llama la inrratemporalidad es decir la temporalidad técnica de la "preocupación" y de la medida tiemp~.
del
Por esta razón la crítica en contra de Kant sobre la que descansa e! análisis de la espacialidad en Sein und Zeit se puede volver contra su autor: es lo que vamos a hacer aquí. 264
Lo haremos demostrando que la analítica existencial no sabe establecer que la mandancídad, a partir de la cual solamente puede ser pensado el espacio, es de entrada retenciones y la necesidad de orientarse ahí, antes de toda distribución ya sea temporal o espacial de este estado de hecho cn dispositivos calendarios y cardinales como substratos de la espacialidad y de la temporalidad originarias de! Dasein: como ya hemos subrayado varias veces, una retención terciaria es a la vez e irreductiblemente espaCIal y temporal -un "espaciamiento de! tiempo" y una "tempor{al)izarión del espacio", es decir, una diferancia. El análisis de la orientación en e! espacio en que consiste el parágrafo que se titula "La espacialidad de! ser-en-el-mundo" plantea en primer lugar que el Dasein sólo puede ser efeaado por la espacializacion del ser-en-el-mundo porque él mismo es originariamente espacial en el sentido de que "inmediatamente y la mayoría de las veces" es "a-lejanle", es decir, que tiende a acercar lo que está lejano, "a-leja" 10 que está alelado, tiene una tendencia esencial a la proximidad. Todos los modos de crecimiento de la velocidad en los que hoy nos vemos más o menos obligados a participar tiene por objetivo la superación del ser-alejado. Por ejemplo, con la "radiodifusión" el Dasein lleva a cabo un a_1cjamiento del "mundo" todavía dificil de dominar con la mirada por lo que se refiere a su sentido existcncial: este a-lejamiento reviste la forma de una extensión del mundo ambiente cotidiano.' Así pues, con e! a-lejamiento se articulan unas prótesis, de las que la radio sólo es un caso lo mismo que las gafas o incluso la calle -aunque singularmente "difícil de dominar con la mirada por lo que se refiere a su sentido existencial". Ahora bien, en su conjunto estas prótesis a-
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iejanres, "inmediatamente y la mayoría de la,' veces" ,'L sc oloidaun esencia I_ mente: V
Si 1 la vista . ~ " " y el oído llevan lejos no es sobre.la.hasclJCsu a. canee ~atural, sino porque el Dasein, en tanto que a¡tl a.m e ~sta en,dloS,de manera preponderante. Por ejemplo, para quien lle~a gafas, que Sin embargu están tan cerca de él por la distancia a la yue están "en la nariz" en I ' I do ambi , ... esenoue m un o ~mhlcnte esta herramienta utilizada está más alejada que un cuadro colgado de la pared de enfrente. Esta herramienta tiene tan puca proximidad que con frecuencia inclusu pasa absolutamente desapercibida de inmediato, La herramienta para ve~,. e igualm~nt.e la herramienta para oír, por ~Jempl() el auricular telefónico, se caracteriza por la 00Imposición del ente inmediatamcnte al-alcance-de-Ia-mano L~ que tam~i~n vale, por ejemplo, para la calle -Ia herra~ mienta para Ir.' . . Pero ,este "paso absolutamente desapercibido" no COnCierne sólo y pn.mordlalmefl~e al carácter naturalizado de las prótesis que son los objetos en '" inmensa maY(lrí~, la cuchara como herramienta para comer, el dinero como herramienta para intercambiar la rop' herra . , como rruenta para protegerse del calor o del frío, esconder la desnudez y ;ostrarse, to~~ lo qu~, Heidegger llama "el complejo de herramientas e un mun~o . También concierne y sobre todo al olvido de los dispasi-
ficidad de las "conciencias de imágenes" y otras retenciones sintéticas escapa, y por una necesidad que él mismo describe aquí sin ver sin embargo lo que describe, a [a mirada a-lejantc que Heidegger dirige sobre el Dasein y su ipseidad. Volvemos a insistir aquí porque sus consecuencias son decisivas respecto a la cuestión de la onentación, que sigue a la del a_lejamiento;y respecto a la crítica de ¿Qué es orientarse en el pensamiento? -por consiguiente, respecto a la cuestión del principio
mbjetivo de la dIferenciación. Porque Heidegger denuncia la "pura construcción de! espíritu" que sería este principio puramente subjetivo de diferenciación entre la derecha y la izquierda del que Kant hace el principio a prion de orientación del sujeto en e! espacio. Para Heidegger esta aprioridad de la orienta(Ión es menos un principio de diferenciación (entre la izquierda y la derecha) que la espacialidad mIsma del Dasein como modo de su ser-enel-mundo, es decir, la existencialidad de este ser-en-el mundo o, en otras palabras, el hecho de que el Dasein está de entrada, siempre ya y necesanamente fuera de él. Este principio a príon sólo es una manera "pSIcclcgizante" de na ver la mundaneidad a prion del Dasein -que veremos que se constituye en el saber originario de una diferencia ontológica.
Esto es cierto en particular y en un sentido espedfico de la escritura del documento y de los apoyos rctencionales. del ya-ahíI propiamente . ' , . •
La preocupación de Kant por despejar un a priori a partir de la orientación desde e! sentimiento de la derecha y de la Izquierda sólo pone en evidencia el ya-ahí del mundo al tiempo que se le escapa -y por esta razón Heidegger se vale de este texto como un caso ejemplar de ceguera metafísica ante jo que ocurre en relación al ser de este ser-ahí que somos nosotros mismos, en tanto que originariamente situados en, por y como este ahí. Lo que es dado no es ni la izquierda ni la derecha, afirma Heidegger, sino el mundo. Ahora bien, nos parece importante señalar aquí que en su razonamiento "psicologízante" lo que Kant des-
mnemoteclllCOS. Ya hemos demostrado ampliamente' por qué la especi-
cuida es precisamente la memoria:
tlV~S retencíonaies que soporta este mundo de herramientas ellas m' olvidadas com h . d. .. umas . o crramicntas, ¡SPOSltIVOS retencionales que constituyen precisamente este mundo como mundo' y po r meUIO fio d e cuya uuenon. ., . zacton vemos, sentimos, nos movemos y pensamos, etc.
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Si tengo que onentarme, el "simple sentimiento de la diferenCIa" entre mis dos lados no me sirve entonces absolutamente para nada mientras no se capte un objeto determinado, del que además Kant dice incidcntalmenn- "que me acuerdo de su emplazamiento"," Alexis Philonenko comenta la objeción insistiendo en la remcmhranza que sustenta el objeto: Se puede concebir fácilmente qué grave crítica del kantismo puede añadirsc a esta observación. Este "recuerdo" al que Kant concede tan poca importancia es en realidad la manifestaciún delln-der-lVelt_Sein, del ser en el mundo; significa -por lo que concreme a la orientación- que sólo me oriento en el mundo y a partir del mundo. Si se reflexiona bien sobre dlo,.el análisIs kantiano encierra un absurdo: trata de dar un scntidn a ~a orientación haciendo abstracción del mundo y de hacer posible una orientación en el mundo sin el mundo. Y esta contradicción se revela en el fracaso kantiano en fundar una orientación en un principio puramente subjetivo.' , Pero si tengo que coger un objeto y entonces me acuerdo de su POSIClan, este objeto es él mismo un "ayuda-memo-in" que no tiene nada de slm~lemente púcológl co: en un sentido úngular es un "substrato" del sentíd~ Interno, una pcrmencncia en el transcurso de un flujo, como habría dicho Kant. Se, ~o.dría reprochar a Kant el cometer aquí el mismo olvido que en su análisis del esquematismo, llevado a través del caso de la numeración de los números 5 y 1000 como resultado de un método de abstracción del que creemos haber demostrado que hace abstracción de los dispositiVOS concretos de có~puto y de abstraCCión -la bola de arcilla, imagenobJeto y represcntacron material-abstracta del rebaño- que permiten 268
constituir un día un sistema decimal materializado que una enseñanza
permite mentalizar sobre la base de gestos repetidos. Pero también se podría demostrar que en Kant y el problema de la metafisica Heidegger radicaliza la oposición que de ahí se deduce entre Imagen y esquema, y que lo que él reprocha a Kant en Scin und Zcir. él lo mantiene en otra parte sin percibir las consecuencias de ello. El fracaso de Heidegger en pensar la retención terciana bajo el nombre dado por él de Weltgeschichtlichkeit, que es también su puro y simple olvido de pensar el carácter existencial de la enseñanza, es su fracaso en pensar la csquematización, es decir, la imaginación trascendental, es decir, la temporalidad misma de! Dasein, según sus propios análisis en la obra (lue se acaba de citar. Porque lo que él reprocha aquí a Kant significa que e! ser-en-elmundo es un ser-en-la-"historicidad-mundana" del recuerdo del mundo, etn in-der-Weltgeschichtligkeit-sein, un ser en el mundo donde el mundo es memoria de objetos y objetos de memoria, más allá del "compleJO de herramientas" y de sus "remisiones" : un tejido de retenciones terciarias que son la condición de las retenciones primarias y secundarias, como demuestra Sein und Zcit: sólo son posibles, nos dice la analítica existencial, a partir de la facticidad de un ya-ahí. Expulsando él mismo este tejido retenciona! de la constitución originaria del tiempo, de lo que él llama el "tiempo propio" del Dasein por oposición al "tiempo de la preocupación" del Se Impersonal, bajo pretexto de que la retención terciaria es también el soporte material del cálculo y de la medida del tiempo, Heidegger se prohíbe así una verdadera crítica, tanto de Kant como de Husserl: hace precisamente lo mismo que aquí le reprocha a Kant. 269
Si Kant no ha podido descubrir esta contradiccicn, por medio de la cual pide ayuda al mundo para socorrer un principio a priori, y que es su contradicción -lo quc demuestra que a ningún flujo de conciencia, ni siquiera al de Kant, le es posible respetar sus principios unificadores, siquiera cuando han sido formalizados por esta misma conciencia- es, comenta también Philonenko,
poralidad sea ella misma mundana en un sentido diferente de! que Heidegger concede a este calificativo cuando habla de la temporalidad "intramundana", pero que pasa por esta "intrarnundaneidad'', para que la mundaneidad de la temporalidad del Dasein como tener-que-ser su tiempo trame a ésta (la temporalidad del Dascin's como lo que condiciona SIl síntesis.
en función de su concepción de! espacio que él concibe como e! marco en e! que e! mundo se va a disponer; en otras palabras, e! sujeto kantiano no es originariamente en relación a un mundo, sino sólo a un espacio: es originariamente sujetosin-mundo; porque posee un espaCio podrá poseer un mundo y no porque posee un mundo posee un espacio. A partir de este momento, SI el espacIO precede lógicamente al mundo y condiciona sus dimensiones, el principio que permite operar una distinción en el espacio a priori -el sentimiento de la izquierda y la derecha- también deberá permitirme operar a posterion unas distinciones en el mundo. Así pues, se ve lo LJue funda el análisis kantiano al mismo tiempo que su contradicción; lo que se vuelve a cuestionar por la crítica del principio kantiano de orientación en el espacio es la a prioridad del espacio y nada menos que esta a prioridad. El verdadero a priori, como muestra la necesidad de! recuerdo de la posición de un objeto, no es el espacio en e! sentido kantiano, es el ser-en-el-mundo.'
En resume, "el verdadero a priori, como demuestra la necesidad del recuerdo de la posición de un objeto, no es el espacio en e! sentido Kantiano, es el ser-en-el-mundo", es decir, el tiempo como herencia [transmisián y adopción) de retenciones terciarias; y tal como éstas son a la vez espacialesy temporales, es decir, a fin de cuentas preceden (como diferancia] a la diferencia entre espacio y tiempo. Es en estos términos como hay que plantear la actualidad de la cuestión de la cardinalidad y, por tanto, de la espacialidad (de la espacialidad como mundo y no como espacio): la cuestión de la cardinalidad se plantea indisolublemente como cuestión de la calendariedad.
Pero, de hecho, poseer un mundo sólo puede ser la espacialidad del Dasein porque esta mundaneidad es ella misma la mundaneidad de la temporalidad que es el Dasein. La espacialidad es la mundancidad del Dasein. Ahora bien, la mundaneidad del Dasein es también y en primer lugar, como ya-ahí, su temporalidad. Por consiguiente, la espacialidad del Dasein es su temporalidad. En otras palabras, es necesario que la tem270
2. El sentido "existencial" de la educación La cuestión de la cardinalidad se plantea indisolublemente como cuestión de la calcndariedad, pero Heidegger asimila ésta a la inrraternporalidad, es decir, a la medida del tiempo, que compete a la "concepción vulgar del tiempo". La inrratcmporalidad, es decir, también la calcndariedad, es lo que en Seín und Zeit, como tiempo de la medida a la vez común y calculahle, oculta el fenómeno de la temporalidad originaria que es el tiempo "propio" del ser-para-la-muerte, es decir, el nem271
po de la indetermmación radical del futuro del Dasein -que recordamos aquí demasiado brevemente que en cierto modo está pre-afectado por la indeterminación radical del momento delfi'nal del Dasein. Indeterminación del futuro del Dasein significa indeterminación del "desenlace" de este flujo temporal que es una conciencia, que es también el Dasein heideggeriano, y que está completamente vuelto, originariamente y en permanencia, aunque de un modo también originariamente ocultado, hacia el momento de su propio fin, su deceso.
lización de las posibilidades de la herencia facticia que constituye el pasado de este Dasein como historia. A todas luces esta herencia sólo es ella misma accesible como sistema de retenciones terciarias constitutivas de un mundo. Así pues resulta Imposible separar claramente tiempo propio y tiempo de cálculo, diacronía de lo indeterminado y del "tener-que-ser" y sincronía determinante, Dasein y Se Impersonal. La proyectividad cinemato-gráfica de este flujo retencional que es el tiem-
En Sein und Zeit la intratemporalidad es lo que pone en marcha unos medios de determinación de este mdeterminado, es decir, de huida del Dasein ame su "tener-que-ser", es decir, que éste huye de la singularidad irreductible de su destino, en el reparto un tiempo común, de una sincronía, que Heidegger llama el tiempo de la pre-oeupación. Evidentemente este tiempo común también es él un destino para todo Dasan , pero, afirma Heidegger, es dcrivado, no es el tiempo originario: es el velamiento de lo que es el tiempo y la fuente de la inautenticidad y de la impropiedad en la que el Dasein se convierte en el Se impersonal.
Al plantear Heidegger previamente la necesidad de esta separación, al rechazar al mismo tiempo el cine de la adopción y el proceso ro el que ella consiste más ampliamente, ro especial como modernidad, asimila documentos y huellas a la intraremporalidad y se le escapa el sentido de la cuesnon de la educación como sistema retencionat.
Ésta es la razón por la que Seín und Zeit acaba por excluir la Wéltgeschichtlichkeit: el documento y la huella, las antigüedades son asimiladas al dominio óntico e intrarcmporal <es lo que resulta de lo que habíamos visto en el parágrafo anterior- aun cuando parezca que para Heidegger se deben distinguir estos elementos retencionales de las simples remisiones cardinales que son los "signos", que él asimila pura y simplemente a las señales." Pero creemos haber demostrado que los dispositivos terciarios, de los que forma parte la calendariedad en general, aun siendo, en efecto, sincronizantes son también las condiciones de acceso al ya-ahí y, por tanto, a lo indeterminado, puesw que Sein und Zeit demuestra muy claramente que éste nunca es otra cosa que la rea272
po no lo permite.
eCuál es el sentido "existencial" de la educación en sentido amplio? eQué análisis hay que hacer de esta modalidad específica de lo que se llama la instrucción, que constituye una época de puesta en marcha pública y masiva de la mnemotécnica constitutiva ella misma del espacio público de la metafísica -donde se puede hacer uso de la razón, por medio de signos o de señales, utilizando la mnemotécnica literal "ante el conjunto del público que lee"? El sentido de la instrucción pública concebida así, además de una modalidad de proceso de adopción entre muchos otros, es muy precisamente la intenorización de un principio subjetivo de diferenciación, lo que quiere decir: unos substratos que permiten llevar a cabo este principio, que no es nada sin ellos -pero que no son nada sin él. La síntesis literal es el medio retencional que hace posibles estos substratos.
Lo que se le escapa a Heidegger es que la confusión entre la mnemotécnica y la tecnología es lo que acontece esencialmente con la tec273
nología contemporánea como "realización" de la metafísica moderna de la subjetividad. El Cestell como dominio planetario de esta metafísica es (a globalización de la "comprensión que el ser-ahí tiene de su ser" y esto sobre el modo de lo que llamamos la época del malestar. El sentido de esta evolución no es verdaderamente percibido por Heidegger porque le ciegan su falta de atención respecto a los procesos retencionales y e! pensar los procesos de adopción. Esto es así porque subestima el acontecimiento colosal en que consiste la confusión mncmo-iccno-lágica que la cuestión de la escuela no se le puede plantear -ya que esta institución de programa y de masa es además y por excelencia el índice de la democracia, en relación a la cual él duda que ella pueda hacer frente a los desafíos ontológicos que constituye la tecnocicncia.
En la actual confusión mnemo-tecno-lógica, calendariedad y cardinalidad se integran, mientras que la intensificación de los contactes entre los grupos humanos acentúa de manera decisiva la permeabilidad gencral al cumplimiento de las tendencias técnicas y, por lo tanto, el proceso de adopción de modos de vida siempre nuevos y más ampliamente compartidos, y la confusión resultante de estos grupos en el mercado que se ha convertido un verdadero medio mnemo-tecno-geogréfico que anula el espacio público en el espacio de los intercambios mercantiles para un Nosotros planetario en sufrimiento y cuya unidad, como siempre, es totalmente ilusoria. Como siempre, pero en un sentido lluevo y que está cada vez más atomizado y correlativamente sentido como amenazante. Este nuevo horizonte ilusorio abre la era de un formidable señuelo, es decir, sin lugar a dudas, de un nuevo tipo de cinemato-grafia para un,
3. La inciencia. Resumen y reinterpretacián de lo que precede
"Nosotros" más enigmático que nunca. Este "Nosotros" es el de la industria mundialmente integrada de la
Es e! momento de recapitular el camino recorrido en los dos capítulos anteriores. El sistema técnico convertido en planetario es también y en primer lugar un sistema mnemotécnico mundial. Ahora bien, hemos visto que las mnemotecnias siempre sobredetcrminan las condiciones del ajuste entre sistemas que articula el devenir social, en el que el sistema técnico es e! factor primordial del desajuste: las mnemotécnicas proporcionan o condicionan los criterios de selecciones retencionales para los flujos de conciencias inscritos en los procesos de adopción por medio de los cuales son a la vez conciencias de un Yo y conciencias de un Nosotros -y, a decir verdad, de varios Nosotras simultáneamente.
transmisión en la que cardinalidad y calendariedad, que siempre son también unos dispositivos de contracción del espacio y del tiempo (el espacio del mapa contracta el espacio del territorio como los tiempos de la película o de! calendario contraen los tiempos que miden, celebran o narran), son en adelante los instrumentos muy profanos, comerciales, industriales y mundiales llamados a sohredeterminar según los cánones de la nueva industria de los dispositivos retencionales los substratos de síntesis de los transcursos del sentido interno y de Las oriemaciones de recorrido de los sentidos externos que se manifiestan ahí -dado que siempre hay unos dispositivos rerencionales que sustentan las síntesis donde la conciencia se unifica como flujo. 275
La imposibilidad para el pensamiento filosófico moderno de pensar los dispositivos calendarios y cardinales COmo organización del espacie y del tiempo del Nosotros y, más generalmemc, lo impensado de los dis, positivos retencionales, son un obstáculo para la posibilidad de analizar este nuevo comercio y en particular esta novedad absolutamente inaudita que representa la globalización mercantil de la educación. Este bloqueo hace impensables los propios sistemas educativos como lugares de adquisición y de interiorización a la vez de los dispositivos calendarios y cardinales, y de los substratos constitutivos de sus fundamentos (principio de comradicción, JUiCIOS sintéticos, saberes analíticos, saberes experimentales, ete.) en la medida en el que juicio sintético a priori está siempre sustentado por una síntesis protética "a priori". Ahora bien, esta protericidad significa que la sfntcsis industrial de [a finitud retcncional cuestiona directamente la conciencia en tanto que tal, como surgida de la época de la filosofía de la subjetividad concebida en su oposición a la objetividad y que también se llama la filosofía moderna. Este "cuestionarnienm" es posible porque el flujo de la conciencia sólo tiene vigencia, curso, según los substratos que dibujan las posibilidades de su curso -de la puesta en flujo rcrencional en que ella consiste. La conciencia que empieza a ser pensada en el siglo XVII como Yo pienso adquiere su curso masivamente a partir del siglo XIX mientras que sus substratos son súbita y obligatoriamente interiorizados con la escolarización precisamente durante los CUrsos que son impartidos por el maestro y después por el profesor a las jóvenes conciencias en función de programas oficiales. Es la organizacuin de la proyección nacional literal y de un uso público de la razón ante un público constituido al mismo tiempo como esencialmente lector, constitutivo del nuevo espacio pública de la democracia moderna e industrial CUya institución es la escuela. 276
Al mismo tiempo que la conciencia en su curso, lo que se cuestiona por medio de la transformación del sistema técnico en sistema mnemotécnico industrial y planetario de retención es este sistema educativo, dispositivo de interiorización de las prótesis constitutivas de la histeria de los saberes y, por tanto, del Nosotros en tanto que conciencia universal que se desprende de historias nacionales. Se cuestiona tanto en la definición de sus programas como en la organización concreta de sus cursos y, por último, en todas sus misiones. De este modo, las industrias internacionales de programas tienden a sustituir a las instituciones nacionales de programas. Este intento, que se exhibió en Vancouver en mavo de 2000 y que está a la orden del día de las futuras discusiones de la 'aMe en el marco de la preparación del Acuerdo general sobre el comercio de los servicios es la declaración de una nueva guerra de los espíritus. Un desenlace absolutamente negativo de esta guerra sería una catás~ trofe inconcebible. Lo que hemos llamado la época del malestar es la expresión de esta posibilidad y, al mismo tiempo, de una especie de ceguera ante la realidad de lo que está en juego en el teatro de operacrones de lo que hay que llamar, en el sentido completamente literal de estas palabras, una polémica espiritual planetaria, con innumerables ramificaciones y consecuencias totalmente incalculables. Pero, ¿a qué llamamos aquí "un desenlace absolutamente negaüva";' Ésta es precisamente nuestra pregunta, para la que se impone la mayor paCienCIa. El sistema educativo actual debe ser profundamente repensado en la medida en que ha surgido de una época en la que el sistema mnemotécnico no estaba integrado en el sistema técnico, el cual no era él mismo ni mundial ni estaba sumergido en el mercado, que no había
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anulado el espacIO público. La polémica política entre el este y el oeste que dominó la postguerra ocultaba los retos reales de la polémica espiritual que ya se estaba preparando, como hemos visto en el capítulo III. Mientras que en el curso de este período aparecieron las industrias de programas audiovisuales que vinieron finalmente a contestarla como institución de programas, la escuela asumió hasta hace muy poco la función de orientación asegurando la interiorización de las bases del proceso de adopción y de los instrumentos retencionales que permiten la instalación del dispositivo de proyección de un futuro nacional --es decir, de contracción de la historia nacional, de situación de su lugar en la historia universal y en el espacio geográfico, y de acceso formal a su espíritu moral, literario, artístico y científico. En tanto que discurso sobre el curso universal de las cosas este sistema de orientación en la historia del Nosotros intelectivo era al mismo tiempo el lugar de interiorización de la formalización de las modalidades de constitución del flujo del VA Y de la formación de este Yo en tanto que flujo coherente, es decir, conociente. Programa de restitución de una síntesis literal de los flujos de las conciencias pasadas a través del juego de los substratos de la conciencia, no es seguro que este sistema educativo heredado del proceso revolucionario de las Luces y después de la revolución industrial, pueda transmitir todavía los principios forjados en la cultura republicana de lo escrito que constituyen los fundamentos del proceso de adopción en un país llamado "democrático" y "moderno". No admitirlo sería perfectamente cobarde. Pero sería completamente vano admitirlo si no se fuera capaz de decir teórica y prácticamente en qué ya no permite satisfacer este sistema las exigenCias del proceso de adopción, del que aquí debemos precisar enseguida, como esperamos que el lector ya haya comprendido desde 278
hace mucho, que éste no tiene estrictamente nada que ver con un proceso de adaptación. La adaptación es el hecho de animales o de hombres animalizados -es decir, de esclavos. Ni la escuela ni los dispositivos de transmisión son parques, establos o, como habría dicho Gillcs Charetee, pocilgas." Este malestar en la educación procede de una crisis de los saberes de unas dimensiones y de una radicalidad completamente desconocidas, que quizá es incluso más que una crisis" y que se debe a la singularidad absoluta de la temocienCla en relación a las posibilidadesfilosóficas de pensarla. Ahí está el carácter primordial de la desorientación reinante. Nosotros afirmamos que esta situación casi-catastrófica procede de una carencia de criterios de análisis v de teoremas sintéticos que permiten constituir un dispositivo epistémico de retenciones apropiado, ahí donde se trata precisamente de dar cuenta de las consecuencias de la aparición de nuevas tecnologías rcrencionales sobre la Ciencia, la técnica y la tecnología y, por tanto, de la inversión, y sobre su acercamiento a partir de ahora definitivo, que induce lo que llamamos la confusión mnemo-tecno-Iógica. La teorización de los procesos de ruptura aparecidos en las tecnologías retencionales de las mnemotécnicas en el curso de las últimas décadas es una tarea inmediata del pensamiento y que no se puede llevar en 1<1 ignorancia profunda del curso de la historia espiritual y filosófica que ha abierto la posibilidad de estas evoluciones. El principal reto de la orientación y del dispositivo de adopción que ella sustenta -més generalrnente llamado educación- es a los ojos de toda filosofía el imperati1'0 de transmisión de la diferencia y de la conjunción entre saber y no-saber, diferencia que hemos asimilado al principio subjetivo de diferenciación, como condición de posibilidad de la adopción-interiorización de todo critc1"/0. Kant afirma la legitimidad y la necesidad de este principio, y el sís279
tema educatil'o se aSigna como tarea el hacerlo crecer practicándolo, para llevarlo a escena y en cierto modo hacer interpretar su guión a las jóvenes almas que forman sus conciencias.
En este caso, la crítica consistirá en primer lugar en saber designar . nto esta inciencia como su necesidad. A continuación consistirá SIO ra ·d"'·bL" duda en definir los medios de orientarse en eiLa como espacio e tinte as Comienza aquí la necesidad de una vuelta atrás al origen de la
les para la áspera y urgente investigación en estas cuestiones que impo-
modernidad -y a través de .él, al origen del proyecto escolar ~,odern.o-: que en particular nos permitirá preCisar aquello que llamamos ciencia
ne la situación engendrada por la aceleración de los procesos aquí des-
c rrccnociencia".
Los avances de la analítica existencial de Sein und Zeit son esencia-
critos. Sin embargo, estos análisis, que ignoran todo, y por razones que nada tienen de un olvido, de la cuestión de La educación como cuestión de
la adopción, no permiten pensar La herencia como transmisión y adopción de una diferencia por medio de La intarioneacián de retenciones terciarias. a la ucz espaciales y temporales, que preceden a La diferencia entre espacio y tiempo y que constituyen las superficies de proyección de un principio de diferenciación que es también una formuLación prc-cxistenciai de La "diferencia ontoLógica". Por consiguiente, la cuestión que debemos analizar ahora es saber qué significa hoy el principio subjetivo de diferenciación. Y debemos
4. Hacer la diferencia en el desierto 1
Con Descartes v los tiempos modernos en filosofía se establecen en un único y mism; gesto un nuevo pensamient~ d.e .la técnica: como' poder de dominio, y una oposición entre una subjetiVidad constituyente y una objetividad constituida, que se va a mantener al menos hasta Kant.
preguntarnos qué relación es susceptible de mantener este principio con
Desde principios del siglo XX muchos filósofos tratan de no pensar
lo que Heidegger llama la "diferencia ontológica". En este escarpado res y, por tanto, de los dispositivos de transmisión, en particular del sis-
va en estas categorías, especialmente en lo que éstas hacen de mconceí,¡ble lo que ocurre con lo que se denomina tecnología. realidad efectiva de lo que engendra la modernidad -pues la tecnología no designa
tema educativo, que afecta de incicncia a la época de la industria inte-
simplemente la técnica.
camino queremos tener un panorama del centro de la crisis de los sabe-
grada de la transmisión como desorientación frente a los nuevos dispositivos retencinnaies. Precisemos que en ningún caso podemos negarnos a examinar la hipótesis de que esta incicncia, que sólo puede ser una
carencia de criterio, incluso una carencia como criterio, sea a fin de cuentas tan necesaria e inevitable como el fantasma de la unidad de un Nosotros. Incluso hacemos de esto nuestra principal hipótesis.
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Incluso en su noción más común, la tecnología se resiste a encontrarse reducida simplemente al estatuto de pura objetividad. Cualquiera se hace un día u otro sensible a su dimensión a la vez sistémica y dinámica --de modo que la categoría del objeto ya parece no bast~r para pensarla. Si la técnica puede ser considerada objetiva en el sentido de 281
que parece estar (sin razón) esencialmente constituida por objetos, y objetos reales, manejables, que [uncjonan y que por este motivo son, como todo lo que en general se llama el material técnico, "objetivables" y Controlables a partir de los métodos científicos de la física (cálculo de resistencia de los materiales, de corrosión, tribolog-ía, mecánica de los fluidos, aerodinámica, térmica, ete.) , es más difícil reducir la tecnología a una realidad que el sujeto maestro, es decir, cartesiano, podría darse en su fuerza constituyente como se da y se ocupa metódicamente de la objetividad: es evidente que en la tecnología hay una fuerza heterogénca que se está tentado de llamar una tecno-Iógica, pote ocia extraña y casi extranjera, aunque completamente humana, como sobrehumana, cada vez más difícil de controlar y cuyo dmamismo entra en aparente oposición con la subjetividad de una manera diferente de la aparente oposición entre el sujeto y su objeto.
Este sentimiento de extrañeza da miedo y como su objeto no está delimitado, este miedo no es simplemente un miedo: es una angustia, la angustia que siempre provoca la posibilidad de un mal no identificado. Expresada como talo disimulada por medio de una gran variedad de comportamientos neurálgicos y de discursos de negación, esta angustia es un rasgo característico del actual malestar. Pero después parece que de hecho es la técnica, y no sólo la tecnología, la que no puede ser aprehendida desde la categoría de la objetividad. La objetividad sólo se determina como tal en su oposicion y su sumisión a lo que no es objetivable, a saber, la subjetividad como condición de toda obietívacíon, o incluso: lo objerivante. Ahora bien, nosotros mantenemos que la técnICa -como permanencia de un SOporte retencional- es consnuaioa de la objetivación en tanto que consideraCión de todo objeto -por ejemplo, como proceso de idealización, en el sentido geométrico-husserliana del término, y más allá, de toda ideación. La 282
subjetividad planteada por la filosofía com~ suelo de_ certidum~re, es decir, como fundamento, significa que el. sujeto es la tuente .autonoma .. . y a bsolutamenre pura de sus objetos, que ella constituye y, por cngmana ~ . 1o •can to , controla , domina y quiere sin que éstos la constituyan a cambio. El lugar que hemos ot~rgado a las retenciones terciarias es exclusivo de esta manera de pensar. Eslas retenciones forman un med:o .re.teneloobiaioable• aunque la categoría de objetividad no ~"J na I que es un maaterial baste para pensarlo, y que, por tanto, es industrializabl~: puede ser so~e tirlo al cálculo. Ahora bien, esta calculabilidad, que tiende a .reduclr al estatuto d e o bi[e tirva. bit lo qU'1iusramenre no puede ser reducido a dio, es lo que parece ser a la vez: -lo que no sólo está permitido, sino que es hecho neeesa~o por la mate• su Pe rmanenaa , es decir" que nalidad de las retenciones que es tam b len le confiere el estatuto de substratos de los flujos temporales; -lo que es Incompatible y, por lo tanto, contradictorio, si.es .p~esta .~n marcha sin límite y por ella misma, co~ l~s .procesos ~e tndIV1~u~:tn -de "suhjerivación"-. que sustenta en pnnClplO un medio retencio ,
-lo que, por constgtucntc, puede engendrar una entropía generalizada. La cuestión es entonces saber en qué términos se puede pensar todavía una diferencia, que serviría de regla para toda forma ~e cálculo, ano podría ser ella misma el objeto de un cálculo, y sm la cual ya quena d' d eno habría criterio de orientación posible en este me 10 en evemr ,qu d fuerae 1·1 cacu lo , es~ decir '" , que no fuera el crecimiento de la entropía -o e lo que Nietzsche llama el desierto.
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. ía oues Esta diferencia de entropía negatIVa, que no sena pue una .oposrcion, I es una relación en la que se integran los términos de la relación y en a
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que la relación desaparecería si se confundieran los términos. Esta relación necesariamente dinámica es lo que traba la composición sin confu-
sión del ¿quién? y del ¿qué?, de lo probable y de lo improbable, de la sincronía y de la diacronía, del cálculo y de lo Indeterminado, de la percepción y la imaginación, de! Yo y e! Nosotras, de! pasado y el futuro, del futuro y el devenir. Pensamos y queremos que esta diferencia siga siendo irreductible, que se mantenga más allá del abandono de la relación opositiva y de los términos metafísicos que en ella se encuentran. Esta diferencia es la que está amenazada en lo que Adorno y Horkheimcr llaman reificación (pero que ellos no pueden pensar, precisamente porque permanecen en la oposición] --o en lo que Marx llama alineación. Si planteamos que pensamos y queremos que esta diferencia siga siendo irreductibLe de derecho y que reine este derecho, es que no Lo es de hecho y que, por Lo tanto, hay que HACERLA de derecho. Es ella la que nos parece que está amenazada cuando el marketing mercantiliza La con-
ciencia -si se nos permite crear el verbo mercantilizar sobre e! modelo de merchandismg. Esta indiferenciación es la continuación lógica de la transformación del bipolo sujeto/objeto en pareja consumidor/productor -en la que el productor cae en el olvido. Esta indiferenciación procede de la modernidad definida a la vez como movimiento Iniciado por la filosofía moderna que plantea la deferencia entre el sujeto y el objeto y como proceso de transformación social emprendido por la revolución industrial, ella misma hecha posible por el nacimienr¿ de la subjetividad como época de la conciencia que se piensa como tal, pero que invierte este punto de partida e indiferencia el sujeto y el objeto. Por lo tanto, una comprensión de esta evolu-
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ción V de la singularidad de la situación actual es en primer lugar una com~rensión de la modernidad como siendo su fuente.
5. La diferencia como invención Inculo histórico entre técnica y objetividad se establece con DesEl " Vl ., 0 " .a partir de entonces en términos de representacron, cartcs que, a l peno;
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tecnología concierne de entrada a la fenomenologra. El concepto principal de Husserl, que se injerta en el que le debe a Brentano (la inrencionalidad] y que será el incentivo cn su lucha contra 10 que él considera ser el olvido de las intuiciones originarias de la ciencia, es la experiencia-oioiaa, La experiencia-vivida de la conciencia es la carne constituyente de los procesos de ideación y de idea'lización y, con ello, de los objetos mismos. Heidegger es el primero en deconstruir explícita, sistemática y pacientemente la metafísica de la representación, es decir, la oposición entre la subjetividad y la objetividad, y lo hace en un discurso sobre el tiempo que revoluciona toda ontología. A sus propios ojos este gesto es la culminación de la fenomenología al tiempo que una ruptura con ella: hereda de Husserl alejándose de él muy precisamente en esta cuestión de la experiencia-vivida. Porque al término de la fencmenologfa parece absolutamente necesario (inevitable) introducir la "experiencia-na-vivida" en la subjetividad, resplandece el concepto mismo de subjetividad en tanto que tal: en tanto que concepto filosófico, la subjetividad es aurofundadoru, yesto es lo que arruina la eomtitutividad de La experiencia-no-vivida que abre el pensamiento de lo existencial, es decir, de lo que ex-siste, es decir también: de 10 que essá originariamente fuera de sí. Ésta es la razón por la que en El pecado de Epimcteo sostuve que Sein und Zeit es un comentario crítico de las Lecciones para una fenomenología de la conciencia íntima del tiempo: planteando en el parágrafo 6 que "el pasado no sigue al Dasein sino que lo ha precedido siempre" y afirmando -corolano- que el privilegio del futuro en esta temporalidad en la que están el presente como tal y con él la presencia del sujeto los cuales se desmoronan, Heidegger transgrede el enunciado fundamental de las Lecciones, a saber, que la constitución originaria. de la temporalidad exige una diferenciación radical entre las tres formas de retenciones.
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Husserl tiende a excluir la retención terciaria de la esfera constituyente de la temporalidad porque la posibilidad del reparto empírico-trascendental depende de ello. Y en él esta posibilidad descansa en el privilegio exclusivo de la experienCia-vivida, es decir, del presente vivo. Heidegger parece introducir en lo constituyente lo que a los ojos de Husserl sería lo cOl1Stituid~ porque el Dasein no es otra cosa que un proceso de herencia: el Dasein está precedido por un pasado ya-ahí que él no ha vivido, que tiene que ser y hacer suyo, es decir, que "adoptar". Sin embargo, este reparto empírico-trascendental se mantiene finalmente en $ein urJd Zeit a pesar de lo que hubiera impuesto una plena asunción del parágrafo 6: es la distancia ante la cuestión de la Weltgeschicht{¡chkeit en los parágrafos 73-75, en los que Heidegger finalmente excluye de la esfer-a originaria de la temporalidad los dispositivos retencionalcs que constituyen las huellas objetivas del pasado con sus modalidades hisrórico-técnicas, es decir, empíricas -negando al mismo tiempo que la heren-'
ria sea una adopción.
Negándose a conceder una constitutividad a los soportes amovibles del pasado no vivido que hacen a esta experiencia-no-vivida accesible a la experiencia-vivida, lo que llamamos los dispositivos retencionales, Heidegger trata de salvar lo trascendental que él llama aquí lo origi n ano, lo propio y lo ontológico, de lo empírico que ahí se ha convertido.a la vez en lo óntico, el cálculo, la intratemporalidad y con ello, la tecnrcidad en todas sus formas, los cuales para él son sólo unos casos de instrumentos o de conductas de medida del tiempo -mientras que el tiempo es lo indeterminado que no puede ser calculado. Y pierde una parte esencial del terreno ganado por este "vuelco existencial". Sin embargo, Heidegger es también el primer filósofo que per~i~e pensar el objeto, es decir, el objeto técnico, sin referencia a la objetivt287
dad. En su vocabulario lo objetivo se llama lo Vórhandenes. Lo que hace "inmediatamente y la mayoría de las veces" frente al Dasein, que por esta misma razón no es un sujeto, es lo Zuhandenes. En lo Zuhandenn. que siempre remite a otros objetos, lo que se constituye es la rnundsneidad del mundo, mundaneidad que es esencial al Dasein, Por ello el Dasein no es un sujeto: mientras que éste constituye la objetividad que le debe todo y a la que él no debe nada, el Scin de este Da-sein sólo es 4 para verse afectado originariamente por su mundaneidad, cuya verdad como herencia es el ya-ahí como pasado que él no ha vivido y que le ha precedido siempre. Este objeto que no es "objetivo" es el qué. El Dasein que se mantiene frente a él, originariamente afectado por él en tanto que es su exrenor; ea tanto que pone a este Dasein fuera de sí que no es, por lo tanto, "subjetivo" es el ¿quién? Contrariamente a Heidegger y sin embargo a partir de su analítica planteamos que lo que relaciona el ¿quién? con el qué es una relación tensa, pero en ningún caso una oposición cuyo fiel de balanza se llamarla Veifallen (t'contrafuertc' o "decadencia"). Esta relación es la pro-teticidad. Pro-tesis quiere decir puesto delante y a la vez puesto por adelantado. Esta relación transductiva, ea la que uno se mantiene constitutivamente en composición con el otro, es una nego.ciación. Ahora bien, esta negociación del équién? con el qué supone una crítenolog{a del ¿quiEn? que está precisamente constituida por el qué. Ésta es la dificultad. Esta dificultad significa que este criterio es retencional en el sentido de que es la interiorización de un principio de diferenciación qut: sólo es tnteriorieablc porque a la vez: - está ya en el ¿quién?
debe ser inventado, es decir, exhumado de este ¿qUIén? y por él en el curso de una exteriorización que necesita una interiorización. La dificultad se debe sobre todo al hecho de que este extraño juego, y aunque sea el juego de un después, sin embargo no es una sucaion de momentos: la interiorización no sigue evidentemente a la exteriorización, ella es la exterionzadón y es efectivamente exhumando el principIOde contradicción, es decir, inventándolo, como éste se (re)constituyc después en principio. Sin embargo el principio ya-ahí no precede a su formalización, que sin embargo sólo es posible porquc él estaba ya-ahí "de derecho". En esta estructura fabularia y preformetiva todo sucede como cuando Jefferson inventa al buen pueblo estadounidense firmando por él, en su nombre y retroactivamente. Ahora bien, veremos que esta dimensión fabulo-performativa opera en permanencia en la tecnociencia y en la gramática como reto de la guerra espiritual que es la modernidad que nace en el siglo XIX, la cual constituye el teatro en el que se inventa como fundamento lo que para Wiugestein sólo es la primera persona del singular y que marca el tnunfo de la tipografía. Esta estructura fabularía no significa en absoluto que el principio de contradicción sea una fábula o una invención en este sentido. Significa que su legalidad es ideal y fundadora de un derecho e indecidible de hecho, y que el salto del hecho al derecho es tan inevitable como irreductible es el abismo que se abre entre dios -lo que es una re/ación abismal. Este juego extraño que atraviesa y constituye lógica, tecnociencia y gramática es también y en primer lugar el de la adopción de un devenir. Planteando que el Yo aparece en el siglo XVII en el mundo tipográfico mantenemos que constituye una adopción por parte del Nosotros del proceso de devenir en el nuevo dispositivo retencional que se produce 289
como espacio público de las letras impresas que el siglo siguiente llama... rá "república de las letras". Esto significa que la adopción no es una sim , pIe adaptaáón al devenir, sino precisamente su transformacián proyeetiva en futuro posible, es decir, como puesta en marcha de un criterio "inventado" en el sentido de que es proyectado en las pantallas retencionales que constituyen la maquinaria de' su tiempo y donde toma forma como puesta en marcha de un principio de difarcnciacuni que estaba ya ahí "en el interior" y que, sin embargo, sólo es efectivo de derecho si en cierto modo se vuelve del exterior. Esta última afirmación que sigue siendo enigmática se aclarará en lo que viene a continuación.
6. Devenir, [uture, indiferencia
sin invención es el fracaso y el señuelo que engendran decepciones y malestar. Es decir, reacciones que compensan una carenera de acción,
El hecho del devenir es hoy esencialmente el hecho tecnológico. Desde la hominización el devenir siempre tiene que ver con el hecho técnico que precedió la denva genética, y más antiguamcnte aún la génesis cósmica. Si se admite que el devenir consiste en una serie de cambios de estados relacionados entre sí por unas relaciones de causa a electo, no hay ninguna duda de que la suma de los cambios de estados sensibles a escala de los "entes que somos nosotros mismos" en nuestra época c stá amplia y manifiestamentesobredeterminada por los cambios de estados tecnológicos. Si el devenir no es el futuro, no hay futuro sin devenir y hay devenir sin futuro. El devenir sin futuro se llama la mecánica. Lo que confunde devenir y futuro se llama el mecanismo.
Aquí hablamos de la adopción como un proceso de interiorización prolelforme, en el que puedo adoptar/interiorizar afcctíoarncntc a un gato, a un mño o a un padre, moralmente una máxima, religiosamente una creencia, técnicamente una herramienta, socialmente un modo de vida, políticamente la idea de un Nosotros, epistémicamente la comprehensión de una regla
El devenir, que en sus grandes tendencias hoyes el hecho de la tecnología, está adherido a la tecnociencia en tanto que actividad que concibe en relación cada vez más estrecha con el marketing la eooíucion de I;¡ tecnología -al tiempo que, como veremos, está sometida a las dimensienes sistémicas propias de la tecnología, en tanto que ésta pertenece a un sistema técnico convertido en mnemotécnico. Este devenir es lo que, hoy, no es pensado no sólo porque la técnica como proceso dinámico de indioidoacián sigue siendo ampliamente ignorada (a pe~ar de los trabajos decisivos cuyas enseñanzas hemos tratado de sacar en los dos primeros volúmenes de La técnica y el tiempo) sino porque la tecnociencia no lo es ella misma, MIENTRAS QUE ELLA ES LA INSTAl\/CIA DE PUESTA EN PRÁCTICA J:FECTWA DE CRITERIOS Rl:"TENCIONAI"ES. 291
Este im-pensado no es un Impensado no identificado en el sentido de que una cosa olvidada no es pensada: es muy ampliamente pensado y sentido impensable y en tanto que tal forma el nudo de la angustia y del malestar, lo que cierra las perspectivas a los saberes al tiempo que los encierra en los saber-hacer agitados de una te{;nología mal-pensada. La oposición entre tecnología y subjetividad sigue siendo todavía hoy el marco banal en el que se expresan la angustia y el malestar bajo la forma de una palabrería cada vez más invasora y angustiosa. Sólo se puede pensar más allá, lo que pasa por Husserl y Hcidegger en su dificil relación con Kant, al tiempo que nos lleva lentamente hacia Nietzsche. Porque, más allá de la representación concebida desde Descartes y la oposición banal y pobre a la objetividad, y que hay que SUperar, en "subjetividad" entendemos la ooíuntad de la que dependemos más-allá de dicha subjetividad. Rompiendo con el discurso del control, ninguno de los filósofos nombrados abandona sin embargo la cuestión del querer -pero se abre un abismo entre saber y poder en el que la susodicha tecnocienc¡a, como instancia realización de los criterios retencional es, permanece del lado de este poder incipiente. El gran interrogador del poder, mientras que el p~der técnico se conviene en industria capitalista y tecnología, es NIetzsche cuando pregunta: equé queremos "nosotros"? Este "nosotros" entre comillas es cuestionado por la pregunta misma. Y sufre por ello: es puesto ante la cuestión de su malestar por su "inciencia'' -Ilarnamos incicnre a lo que debe decidir sin saber- que oculta esta "cuestión de! ser" que Heidegger nos dice que constituye la existcncialidad misma del Dasein en su más vasta generalidad y después el hilo conductor de "la historia del ser". 292
En resumen, este "nosotros" es el que se vuelve sordo a la "diferencia ontológica", pero que siempre QUIERE y que sufre POR NO PODER NO QUERER, mientras que NO SABE LO QUE QUIERE.
7. Real y posible entre Kant y Heidegger La diferencia ontológica es aquello en lo que se puede constituir una "cuestión del ser" para un ente singular, gue Heidegger no llama el hombre sino "el ente gue somos nosotros mismos". El malestar de "nosotros" es la indiferencia ontológica. Llamamos indiferencia ontológica a lo que realiza un proceso hegemónico de selecciones por medio de cálculos que anulan la diferencia ontológica en tanto que ésta significa en primer lugar que "el ser no es el ente". Lo que quiere decir: 1. Que no es pensable desde el ente oorñanden, es decir, "bajo-lamano" en e! sentido de "calculable, objctivable y objetivado".
2. Que es esencialmente un saber original (vuna cornprehensión ordinaria y vaga del ser es un hecho") que es también un no-saber original, es decir, una cuestión (sin respuesta dltima, e.s decir; probable). 3. Que esta cuestión es aquello de lo que el Dasein responde, aquello de lo que se encarga en tanto que un ente singular, que no es calculable, ni objerivable ni objetivado, aun cuando pueda sumirse en su reificación y su autonegación, es decir, en la dctcrmmaaán de su indeterminidad o de su singularidad como Se Impersonal. 4. Que esta cuestión de la que responde el Dasein, la cuestión del ser, es lo que constituye la temporalidad de este Dasein. 293
5. Que el ser es épocas, epokhalidad, es decir, suspensiones, interrup., crones, rupturas.
"posibilidades" desde "su posibilidad más extrema", a saber, su propio fin como "tener que ser".
A través de las épocas de! ser el Dasein es el ente que responde del ser respondiendo de su tener-que-ser, el ente libre como ente abierto a la indeterminación del futuro que, a través de su futuro, no es sólo el suyo, sino lo que responde del futuro del ser, es decir, de la libertad del ser en la diferencia ontológica: lo que es libre de no ser el ente.
Incluso ahí donde se trata no de una experiencia óntica, sino de una comprensión ontológica, la exphcitación del ser toma inmediatamente su orientación en el ser del ente intramundano. A causa de esto, el ser del ente inmediatamente alalcance-de-la-mano es fallido y el ente se concibe en primer lugar como complejo cósico bajo-la-~ano (res). El ser recibe el sentido de la realidad. La dctarminidad fundamental de! ser se convierte en la suóstanciaiidad, Conforme a este desplazarruento de la comprensión de ser, el comprender ontológico del lJasem entra él también en el horizonte de este concepto del ser. El Dasein, corno cualquier otro ente, está real.mente bajo-la-mano. Así es e! ser en general quien toma el sentido de la realidad. Como consecuencia el concepto de realidad va .a obtener una primacía especifica en la problemática ontoióg~ ca. Ésta cierra e! camino de una analítica existenCial auténtica del Dasein e incluso obstaculiza ya toda mirada sobre el ser del ente lOmediatamente al-alcance-de-la-mano en el rnterior del mundo. Por último, arrastra a la problemática o.ntológica en general hacia una dirección abcrr~nte. A parnr de este momento [os demás modos del ser estan determlnad~s negativamente y privativamente en relación a la sola realidad.
Es decir, también de no ser Lo reaL, por hablar como Valé r y l3 , sino antes Lo posible. Ser antes Lo posibLe que Lo reaL es una estructura de proyección que es muestra de lo que llamamos cine y que "opone la imag-en al hecho". Esta libertad, que es una "voluntad" en un sentido no subjetivo, que Heideg-ger llama una "resolución" (EntschLossenheit), supone un criterio, es decir, un principio de diferenciación, Es lo que tanto de Kant como de Heidegger tienen por objetivo en la cuestión de la orientación. Pero el principio de dljerenciación de Heidegger es una inversión del que trata de formular Kant en primer lugar en que ahí está invertido Lo que ordena la relación de Lo posibLe con lo real. En Kant lo posible se ordena a lo real que es la objetividad como substancialidad. Desde luego la objetividad es lo que e! sujeto constituye en la unidad de su apercepción, pero esta unidad es lo que es conforme a la realidad como unidad de! todos los fenómenos posibles en tanto que fundados "en la existencia de un ser soberanamente real (supremo)", a saber, DIOS. En Heidegger, que en cierto modo prosigue así el giro copernicano hasta lo que parece ser su extremo ulterior, lo real es lo que se ordena sobre lo posible que es e! Dasein él mismo, en tanto que éste "es" sus
Por esta razón no sólo la analítica del Dasein, SlOO también la elaboración de la cuestión de! sentido del ser en general debe ser separada de esta orientación unilateral sohre el ser en el sentido de la realidad. Se debe mostrar ante todo una cosa: la realidad no es sólo IIn modo de ser entre otros sino que permanece ontológICa mente en una cierta conexión de derivación con el Dasein; el mundo y el ser-al-alcanee-de-lamano. 295
Esta derivación es una derivación a partir de! ser-para-Ia-muerte como "posibilidad más extrema" de! Dasein:
La muerte, ella, es una posibilidad de ser que el Dasein tiene que asumir él mismo cada vez. Con la muerte el Dasein se pre~e~~ a sí mismo en su poder-ser el más propio. En esta posibilidad para el Dasein se trata pura y simplemente de su ser-en-el-mundo. Su muerte es la posibilidad de poder-noestar-ya-ah]. Mientras que él se pre-ced- como esta posibilidad de él mismo, el Dasein está completamente asignado a su poder-ser más propio. Por esta pre-cedencia se disuelven '[ , pa:a e to~as las relaciones con otros Dasein. Esta posibilidad mas propia, absuluta, es al mismo tiempo la posibilidad extrema. En tanto que poder-ser, el Dasein nunca puede superar la posibilidad de la muerte. La muerte es la posibilidad de la pura y simple Imposibilidad del Dasein, Así la ~uerte se desvela como la posihilidad más propia. absoluta. Insuperable. Cumo tal, es una pre-cedencia inSIgne... Sin embargu, su posibilidad más propia, absoluta, insuperable, no se la procura el Dasein después y ocasionalmente en el curso de su ser. Por el contrario, SI el Dasein existe es también y ya arrojado a esta pusibilidad. lO '
un modo derivado: no es su modo originario. A este modo derivado es a lo que se llama "objetividad" de la "realidad". Ésta es la razón por la que el pensamiento de la subjetividad hace impensable el ente euhan-
den. 1 Ieidegger censura a Kant e! no ver que es el horizonte de la mu ndaneidad e! que puede darse un criterio de orientación del que vamos a demostrar que tanto en Kant como en Heidegger es una pregunta -Ia pregunta de una diferencia ontológica tal como HAY QUE HACERLA, porque es lo que quiere decir "responder a ello". Pero hemos visto que Heidegger, al descuidar a su vez completamente la constirutividad de los procesos retencionales, es decir, su reconstitutividad originaria, que en nuestro análisis de la síntesis de reconocimienro habíamos llamado también la repro-ducibihdad, él mismo no va hasta el final de su propia crítica, ni al extremo ulterior de la, Inversión, ni al mismo uampo al extremo de la PREGUNTA DEL "HACER" que pregunta la dijercncia, ella mISma fundada en la inversión de las relaciones entre real y posible, es decir, también de la pregunta de lo que quiere decir hacer más allá de este hacer empobrecido --y Sin embargo mllY respetable- que es la pre-ocupación. Así es como la crítica de la subjetividad kantiana se vuelve contra la analítica existencial.
La mundaneidad donde se puede encontrar el ente vorhanden es decir, objetivable, pertenece al Dasein en primer lugar como e! mundo del en~e zu~anden, es decir, el mundo del ente de sus propias posfbilidad.e,s exIStenCIales, abordado desde entonces y orientado por la pre-OCUpaClan en l~ que el mortal se sume por anticipado y que pre-cede a todos sus obJetiVOs sobre el ente. El ente sólo es oorhanden para el Dasein de 296
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8. El objetivo de Kant a través del principio subjetivo de diferenciación. Necesidad de creer J:lemos visto por. qué Heidegger rechaza e! análisis-alegoría por medio de! cual Kant introduce un principio subjetivo de diferenciación como criterio de orientación: este principio subjetivo es precisamente lo que p.ro~íbe pensar la diferencia ontológica porque disimula que en la espacialidad está ya la rnundaneidad -v nosotros añadimos: la retención. y esto quiere decir que descansa sobre el privilegio de la substancialidad. Sin embargo, no sabemos todavía cual es e! objetivo de Kant a través de este principio, ni sobre todo por qué es necesario para la orientación del suj~to en el pensamiento, más allá l) de las ideas de la razón que unifica, bajo unos principios el uso de las calegorías de! entendimiento, 2) ~e eSlas que subsumen bajo sus conceptos las intuiciones de la scnsibilidad y 3) de las tres síntesi.'i que producen estos conceptos.
'~'ratando de comprenderlo quid podremos empezar a cernir los
~otIVOS por los cuales la tccnocicncia, que sigue Siendo estnicturalmente ¡m-pensable en ei marco kantiano, necesita el análisis de la pro-yectividad es decir, de la .pos¡:bilidaddel [utum, como montaje rctcncional, que exige: como tecno'Clenna-F/CC/6N, la problematizaáón de un criterio. El principio dt: diferenCiación es e! crieeno que necesita la razón en los casos de inciencie en los que ella debe juzgar Sin disponer de un saber 298
objetivo para conformar su juicio a un objeto de su intuición. Hay muchos casos de este tipo, afirma Kant, que por regla general son completamente especiosos, que conciernen a lo posible y no a lo real y que en absoluto interesan a la razón más que a título de curiosidades que sólo conducen a ensoñaciones que a fin de cuentas le son perjudiciales: Como los objetos de lus sentidos no agotan todo el [ampo de lo posible se pueden concebir muchos objetos su prasensjbles sin que la razón experimente la menor necesidad de elevarse a dios y menos aún de admitir su existencia ...[...1 Más bien se atentará contra el uso de la razún por medio de alguna suposición de este tipo. Así pues, el dedicarse a estas investigaciones o jugar con ficciones de este tipo en absoluto es una necesidad: es sólo una pura y simple curiosidad, que no lleva más quc a unas ensoñaciona" En cambio hay un caso parecido en el que la razón no puede no juzgar. Es aquel en que debe juzgar cosassuprasensibles que constituyen un "espacio" de "tinieblas" en el seno de las cuales ella afirma sin embargo poder orientarse simple y precisamente porque constitutivamente tiene necesidad de ello: Ocurre de otra manera con el concepto del pnmero de los seres a la vez como inteligencia suprema y bicn soberano. Porque nuestra razón no se contenta con experimentar la necesidad de poner al principio del concepto de todos los seres limitados el conccpto del ser SlO límites. Esta necesidad la lleva hasta a admitir su existencia."
"Según qué criterio la razón puede entonces orientarse en su juicio. a falta de poder referirse a un objeto real, entendido aquí como temporal, espacial, dado a la intuición y que la razón no puede darse a sí misma al no ser intuitus originariusi 299
Muy audazmente Kant plantea que este criterio es esta necesidad de la propia razón: su necesidad de juzgar en estas materias y su necesidad de "ser satisfecha". La razón puede aquí Juzgar por el hecho mismo de que tiene necesidad de ello. Esta necesidad, que sólo es un criterio en la medida en que es efectivamente el de la razón y no el de las inclinaciones de la sensibilidad, es un sentimiento aunque la razón no sienta; "La razón no siente"; capta su insuficiencia y por medio de la tendencia al conocimiento produce el sentimiento de una necesidad" .'9 Este sentimiento es el de una insuficiencia, es decir, de una carencia inductora de una "tendencia al conocimiento", si no de una curiosidad por las ficcioncs. Este sentimiento no sensible es un afecto, un amor al saber o un deseo de la razón -que no puede ser planteado como principio, pero que es bien regulador, es decir, conforme a la vocación de la razón en general. Por ello podemos confiar en él. Debemos confiar en el deseo y en el amor al saber sin saber. Hay que confiar en esta carencia, afirma Kant; podemos hacerlo porque es necesario. Esta carencia es necesaria, irrenunciable. Diotimo, en El banquete, se lo dice ya a Sócrates y a su manera, que vamos a examinar. Hace falta esta carencia, tenemos necesidad de ella, es, como límite, un poder de razonar y al mismo tiempo hay que confiar en ella: nos da el deseo y e! amor, y nos da la razón misma, a saber, su motu-o, lo que la pone en mooimicnto, este "móvil" que le dice: "imoror!" como un gran director. Por ello Alexis Philonenko tiene razón cuando mantiene contra Reininger que esta necesidad no es un atributo de la razón, que la razón no tiene esta necesidad sino que lo es. La razón es lo que se hace carencia. La razón es una carencia irrenunciable.
Porque la razón, porque es la de un ser sensible encerra~o e~ un principio y un fin, debe poder arriesgarse a prolongar la cxpenencra en cierto modo hacia arriba y hacia abajo, y por medio de una espeCie de capacidad de proyección, digamos de cine, sin ningún dato objetivo ni real en sentido de sensible. Hacia arriba, debe poder arriesgarse a concebir el origen. Hacia abajo, debe poder arriesgarse a concebir el fin. Y en ambos casos encuentra lo mismo: Dios, como pasado absoluto en el que se contempla el futuro absoluto del fin de todo.
Dios en tanto que el origen es lo real suprasensible como totalidad de las posibilidades. Es una necesidad de la razón "de plantear la existen(la de un ser soberanamente real (supremo) como fundamento de toda poúbilidad"" o también de plantear como "única posibilida.d l...] la de! Ser ilimitado, en tanto que principio originario, y de considerar todas las demás cosas como derivadas". Lo real de donde deriva aquí todo posible es tanto más real (supremo) cuanto que la razón necesita provectarlo o retrovisarlo, proyectarlo hacia atrás como lo que pre-cede a
~oda posibilidad. Esta realidad suprasensible es la condi.ción ~e posibilidad de toda realidad sensible existente o futura, es decir, posible. Más adelante veremos que este ongen es también el del pasado absoluto y paternal tal como tiene necesidad de retencio~es. terciaria~" a propósito de las cuales Kant dice que si primero --a pnon- no .tuv.lera~os el principio de necesidad de la razón, estas retenciones no slgn~f1canan nada: éste es el objeto de la polémica con Wizcnmann para qUien la fe sólo es posible por medio de una "revelación externa", es decir, u~ testimonio del Texto -el Testamento, dispositivo retencíonal muy smgular">, al que Kant responde que esta revelación sólo es posible para quien posee ya un principio de diferenciación subjetivo. 301
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Dios en tanto que el fin es el orden en la Naturaleza, la finalidad que es testimonio de una inteligencia suprema de la que la razón no puede prescindir. '1\ menos de admitir un creador inteligente", es decir, que este pasado absoluto gue es el ongen es reflejo de! futuro absoluto (noumenal} de los fenómenos, el orden y el curso de las cosas en su causalidad incondicionada, "no se podría [...[ dar la"menor razón inteligible [de este orden y de esta finalidad en la naturaleza] sin caer en puros absurdos"." Sin embargo, no se puede probar esta hipótesis, por muy racional que sea, por medio de un juicio determinante. Dios es improbable, como la finalidad en general, que sólo puede ser el objetivo de una reflexión, un Juicio que reflexiona, lo que aquí quiere decir literalmente: especular, proyectado por un efecto de espejo. Por lo tanto debemos creer en ello porque la creencia es "el asentimiento que satisface subjetivamente, pero objetivamente vinculado a la conciencia de su insuficiencia" . La razón es una carencia irrenunciable, una capacidad de ser emocionado, puesto en movimiento, una pasibilidad, como sin duda hubiera dicho Lyotard, que puede y debe ser movida por lo que en otro tiempo se hubiera llamado un primer motor inmóvil, es decir, impasible, SI no un pasado absoluto. De un modo u otro, la razón necesita creer en la unidad del flujo de los fenómenos. en SIl montaje, en los encadenamientos, necesita creer en ello a falta de saber -afirmación que escandaliza a Hegel, quien quiere que la filosofía "deponga su nombre de amor por el saber para convertirse en saber efecrivarnente real"." La razón necesita creer en ello para ser capaz de proyectarlos, es decir, de ordenarlos según este proceso de unificación altamente improbable que es la apercepción y que afecta tanto al Yo como al Nosotros.
Lo que para la razón teórica sólo es una hipótesis se convierte en un postulado para la razón práctica -que es precisamente la razón del 302
Nosotros. Ésta no puede plantear este criterio como brújula de sus acciones, ella que tiene que decidir sin cesar. La necesidad de la razón en su uso práctico "está condicionada y en esto ya no estamos obligados a suponer la existencia de Dios 'si' queremos juzgar, sino porque 'debemos' juzgar" .2' Ahora bien, en la época' de la tccnocicncia esta división entre teoría y práctica es muy problemática, mientras que e! imperativo de orientarse según un principio de diferenciación en estas regiones tenebrosas en las que la razón especula y [icciona necesariamente se encuentra reafirmada en un sentido propiamente COKMocrONANTE. Para demostrarlo resumiremos primero el conjunto del recorrido de ¿Qué es orientarse en el pensamiento? El sentido de la alegoría de la cámara oscura es permitir el paso de una orientación e~~ el espacio matemático de la experiencia fundada sobre un principio subjetivo de diferenciación en los fenómenos a una orientación en el espacio lógico del pensamiento a partir de un principio subjetivo de diferenciación en los noumenos. Se tratará de una función de la razón pura: la que regula su uso cuando partiendo de unos objetos conocidos <de la experiencia- la razón trata de elevarse por encima de todos los límites de la experiencia," Para hacerlo la razón, que no dispone de ninguna "máxima positiva", está obligada a'lo'basarse en un principio subjetivo de diferenciación r... 1 e! sentimiento de la necesidad inherente a la razón" ¿Qué necesidad es ésta? La razón la encuentra cuando no depende de nosotros querer o no querer juzgar (cuando por una parte es una necesidad real y como tal inherente a la razón que nos fuerza a juzgar, pero que también 303
por otra parte, la insuficiencia de nuestro saber nos limita en relación a los elementos eXlgidos para emitir un juicio] y que, para juzgar, la razón, que "quiere ser satisfecha" pero que a este nivel no tiene mnguna intuición de un objeto, ni siquiera nada que se parezca a un objeto [... 1 no nos queda más que examinar bien en primer lugar el concepto... para ver si no encrerra alguna contradicción. Después debemos [... 1 someter a los conceptos puros del entendimiento la relación de este objeto con los objetos de la experiencia. Esta necesidad "que nos obliga a juzgar" a pesar de la insuficiencia de nuestro saber, éno tiene algo que ver con aquello de lo que hablaba Valéry? La razón está privada de sí misma, de su completud, de su acabamiento, ella se hace carencia y "quiere ser satisfecha" más allá de las satisfacciones empíricas como el hombre [...] contiene lo que es necesario para estar descontento de lo que le contentaba. A cada momento es una cosa diferente dc lo que él es. No forma un sistema formado de necesidades y de satisfacción de sus necesidades. Obtiene de la satisfacción no sé qué exceso de poder que tira abajo su contento. Apcnas su cuerpo y su apetito están saciados, algo se agita en lo más profundo de él, lo atormenta, lo ilumina, lo dirige, lo aguijonea, lo manipula secretamente. Y es el Espíritu, el Espíritu armado con todas sus cuestiones inagotables ... [El hombre] es [... j lo que no es y el instrumento de lo que no es. Él es finalmente, es sobre todo, el misterioso autor de estos sueños de 105 que les hablaba." 304
Mientras que la razón kantiana no tiene tiempo que perder en ensonaciones, para Valéry el espíritu del hombre, o el Espíritu como habitando al hombre -que no es ciertamente la razón y menos aún la razón tal como la concibe precisamente Kant- es cscnciairnerue ensoñación. Y técnica y guerra, como veremos. Si lo que para uno es esencialmente ensoñación para el otro es curiosidad vana, en ambos casos se trata deficcioneJ. Ahora bien, Kant plantea que hay una ficción (respecto a una estricta subjetividad) tal que no se puede hacer otra cosa que plantearla como el origen y el fin de todo fenómeno y, por lo tanto, como lo real supremo, fuente de todos los posibles. El principio subjetivo de diferenciación permite poner orden entre unas ficciones para orientarse hacia y desde un supremo real literalmente ficeional, una aparición, lo que llamábamos una proyección ncceseria e inevitable que permite la unificación de un flujo, el de un Nosotros en cierto modo delegado por lo universal y que adquiere aquí un sentido' muy amplio: el flujo de la unidad de la totalidad de IOJ [anomcnos en general. Nosotros que escribimos y leemos estas líneas vivimos en una época en la que "el orden y la finalidad" en la naturaleza se han convertido en unos conceptos an-objetivos, en unas "curiosidades culturales" de antes de la "muerte de Dios", en unas fantasías residuales de la metafísica en las ciencias y las conciencias: Vivimos después de Lamarck, Paley, Darwin y las máquinas de secuenciar el genoma, y todos estos sabios de la biología molecular que han demostrado que este orden y este desorden que interesa tanto a Valéry como a Kant, aunque Valéry, que llega después de la termodinámica que él conocía, da a estas palabras un sentido completamente nuevo y actual, son unos fenómenos estadísticos en los que juegan unas con otras y contra las demás unas tendencias que 305
engendran Unas dmámicas entrópicas y de entropía negativa que no tienen necesidad alguna de "admitir un creador inteligente".
NOTAS
Ciertamente se podría demostrar que no es tan fácil desembarazarse de estas cuestiones que conciernen a lo incondicionado en Kant y recordar que este texto, ¿Qué es orientarse en el-pensamiento", es exotérico y es muestra de la filosofía popular, ya que su lectura debe ser en el mejor de los casos preparatoria para la de la Crítica de la facultad de JUZgar, ahí donde en primer lugar se plantea que
3. En cambio se hará una referencia a la radio nueve afias más tarde, en la Inlroducá6n a la metafiuca. Volveremos sohre eJlo en el último capftulo de esta ohr¡¡.
si el concepto que determina la causalidad es un concepto natural, los principios son técnicamente prácticos, pero si es un concepto de la libertad, son moralmente prácticos."
4. M. }kidegger, ttre et temps, traducóón [al francúl E. Martineau, Authentica, parágrafo 23. [Existen varias traducciones al castellano de esta obra; la última, Ser y tiempo, 'Iecnos, 1003.]
Pero dejemos esto. Porque, no obstante, queremos poner aquí en evidencia que el repar-
to neto y claro entre lo teórico y lo práctico que Kant plantea previamente y opera en toda certidumbre es la expresión de una concepción de la CIencia completamente caduca hoy. Tanto la filosofía como la ciencia contemporáneas, es decir, el saber en general a fin de cuentas, y tras él la política, deberán efectivamente acabar por sacar las perturbadoras conclusiones de ello. Porque mucho más allá de este punto de historia de la filosofía se trata del centro mismo del malestar en la época tecnocientífica. Para desarrollar este punto deberemos evocar en primer lugar la phronesis aristotélica expuesta en la Ética a Nicómaco, en el capítulo IV del sexto libro en el que Aristóteles cita este verso de Agathon: La techné ama a la tijé ttachncn tíjcn esterxe) como la tljé ama a la techné (kai tijen technen)
«Qué significa esta cita?
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1. Op. cil., p. 3M\.
2. Las editará en 1928.
5. Id., ibid. El subrayado es mío.
6. En El pecado de Epimeleo, op. cit., segunda parte, capítulos B y Hl. 7, M. Heidegger, Etre a temps, op. cit., p. 96. 8. A. Philonenko, introducción a Qu'e>t-ce que s'"rienter dans la penséc? op, cit., p.69. 9. Id., ibid., p. 69. 10. ef :'vI.
Heidegger, Étre et tcmps, op. át., p. 77.
11. Mientras daba el último repaso al manuscrito de esta obra antes de confiarlo a la editorial Galik'e, recibí un libro de mi amigo Philippe Choulet, coautor con Philippe Riviere, La Bonne Écote. J. Pemer técote dans la aoitinuíon indUitriclle, Champ Vallan, 2001. Creo que comparto muchas de la~ propu<:stas enunciadas en esta obra llena de promesas, pero cuya lectura no he tenido tiemp" de acabar en el momento de redactar esta nota. En cambio, me sorprendió encontrar ahí un discurso de la adaptación poco conforme a lo que creo conocer de las afinidades nierzschianas de Philippe Coulct: "La adaptación funcional a lo real industriales la única condici6o de un verdadero Renacimiento del saber" (p. 14). Los autores piensan que "el término va a ,orprender", pero hablan del término "funcional". Ahora bien, lo que me parece problemático a'-luí no es desde luego la necesidadfimeional, sino
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el programa adaptativo. Ojalá que el trabajo propuesto aquí pueda ofrecemos, a Philipl'e Choulct, a Philippe Rivihe y a mí mismo, la oportunidad y la oca~ión de discutir estas cuestiones en el nivel de calidad de esta excelente obra. 12. "Una crisis e~ el paso de determinado régimen de funcionamiento a otro;
que hacen sen~iblc unos signos o unos síntomas. Durante una crisis el tiempo pan",e cambiar de naturalcza, la duración ya no se percibe como el estado ordinario de la~ cosas; en vez d" medir la permanencia, mide la variación. Toda crisis implica la intervención de "cau~as" nuevas que perturban un equilibrio móvil o inmóvil quc cxi~tía. ¿Cómo ajustar la idea de crisis que se acaba de recordar en unas palabras a la noción de inteligencia;". P. Valéy, Propos sur l'intellígence. op. cit., p.
el instrumento de lo que no e,. Finalmente es. es ~obre todo, el misterioso autor de estos sueños de los que les hablaba" {La Crúe de í'esprit, op. cit. j.
14. Kant, Qu'est-te que s'oricnter dans la pt:nsée:J, op, cit., p. SO, n. a. Cf nuestro eometario más abajo.
pa~o
1041. Estas palabras confirman el programa d" <:ue~tiones funcionales que proponen Choulct y Rivihe. Pero, hómo no notar que la cri~i~ que perturba el espíritu de Valéry, sobre la que él se intLrroga en 1925, que ya en 1919 cuestionaba y de la que Nietzsche habla también en 1872 a propósito de "nuestros e~tablecimientosde enseñan7.a", cómo no notar que, por Lo tanto, esta crisis viene durando al menos ciento veinte años? En otras palabras, éno está la cuestión en la inversión de las relaciones entre permanencia y variación de modo que hay que hacer entrar en crisis el amcep_ to mismo de crisú' Ahí estaría además la cuestión que se deb"ría objetar previamente a toda "nueva crítica"' y, por consiguiente, a toda reivindicación crireriológica. Y esta es la raz"n por la 'lue, vamos a verlo a continuación, el objeto de e~ta nueva crítica es en primer lugar 13 posibilidad misma de una inversión y de una inversión del concepto mismo de "posihilidad" y, con ello, del concepto d" "causa", operado a partir de una mutación retencional.
15. M. HeideggLr, Etre et le;npS, op., cil., p.l2.
16. u; ibid., p. 185. 17. Kant, Qu'ot-ce que s'oriemer dam la pemét:?, op.
cit., p. 79. El ,ubrayado es
mío.
1S. u, ibid., p. 80. 19. ld.. ibid., 1" 71. Citado por A. Philonenko. El subrayado", mío. 20. u; ioíd., p. 80, n. a.
2L A. Philonenk", introducción a Qu'nt-ce que s'oriemer dans la pensü?, op, cit., 1" 46. 22. Kant, Qu'esl-ce que s'oricnter dans la pensét:?, op, ell., p. SO. 2,~. G. \\-: F. Hegel, Prefacio a La I'hénoménologie de {"espril,
op. cit.
24. Kant, Qu'est-ce que soricntcr dans la pensée?, op, cu., p. SI.
25. u, '-b,d., p. 78.
26. P. Valéry, La en'sede t'esprit, op. cit., pp. 1001-1002. 27. Kant, Critique de la faCIlIté dejuger, Vrin, 1979, p. 22.
l. N de la t.: Fa,re La dijffrence equivale en (rancé~ al castellano "diferenciar", pero hemos mantenido la estructura francesa por la relevancia que en el original tiene el verbo "hacer", tanto en esta estructura como en otras, como el ya mencionado faire défaUl, "faltar". 1J. "Opone el pasado al presente, el futuro al pasado, lo posible a lo real, la imagen al hecho. E~ a la vez lo 'lue adelanta y lo que retrasa, lo que construye y lo que destruye: lo que es azar y lo que calcula; por tanto es efectivamen\"e lo que no e~ y
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Capítulo seis
TECNOCIENCIA y REPRODUCCIÓN
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1. De lo real a lo posible: la conmoción tecnocientífica Technen tuchcn estcrxc kai luchen technen Por medio de esta cita de Agatón Aristóteles plantea que la técnica pertenece al dominio de la contingencia, al que se opone la necesidad de la ciencia. Evidentemente, este punto de vista es incompatible con la noción misma de tecnocicncia, cuyo nombre implica la colusión entre técnica y ciencia. Así pues, la recnociencia opera una conmoción del orden de las cosa, respecto a las relaciones entre necesario y contingente --es decir, lo vamos a ver, también entre real y posible, y entre ser y devenir. Veremos también cómo el pensamiento moderno se aleja a la vez del punto de vista antiguo y, sin embargo, mantiene este juego de oposiciones, que hace pura y simplemente imposible un pensamiento de la tecnociencia, el cual sólo puede parecer a partir de entonces como una verdadera monstmosidad alumbrada por el espíritu. Aristóteles designa lo contingente por medio de la expresión "so endechomenon alias echein" que Pierre Auhenque traduce como "lo que puede ser distinto de como es". Actuar y producir es en cierto modo Insertarse en el orden del mundo para modificarlo; por consiguiente, es suponer que puesto que ofrece esta libertad comporta cieno juego, cierta indeterminación, cierra falta de acabamienro. El objeto de la 313
acción y el objeto de la producción pertenecen por lo tanto al dominio de Jo que puede ser de otro modo. Ahora hien, si la disposición a producir acompañada de reglas se llama el arte (teehné), la disposición a actuar (praxis) acompañada de reglas se llama la prudencia.'
y
, P~r jo tanto, acción de la praxis (moral) producción de la poiesis (técnica] son Juntas muestra del dominio de "lo que puede ser distinto de como es"; ni una, la praxis, ni otra, la techllé, pueden ser ciencias. La teehné, que como toda la tradición, Aubenque traduce desafortunadamente por la palabra "arte", pero que nosotros queremos entender aquí en primer lugar como su nombre la da a entender inmediatamente como técnica y sin que haya necesidad de contorsión alguna, la techné concierne sIempre a un devenir y aplicarse a un arte [es decir, a una techné] es considerar la manera de inducirlo a ser una de estas cosas que pueden ser u no ser y cuyo principio rcsrde en el productor y no en la cosa producida. En El pecado de Epimeteo ya habíamos comentado estas últimas palabras o más bien su equivalente en la Física, significa que para Arist~tel~s no haY,n.ingun~ dinámica específica de la técnica, no más que para rungun metafísico -lll, por 10 tanto, para Kant: éste es su rasgo común. Por el contrario, a partir de la revolución industrial el devenir técnic~ pondrá cada vez más en evidencia su dimensión sistdmica, que en Cierto modo se hará visible a simple vista y para un ojo sensible a los cuerpos ~ a ~as ~lmas heridos por el universo infernal de las máquinas. El devenir recruce hará aparecer una lógICa eooíutíoa específica de este sistema dinámico, al poner la época tecnocientífica en evidencia un proceso de indioiduacion técnico en sentido estricto, que Simondon llamará el proceso de concretización, y completar la teorización de las tendencias JI4
técnicas por Leroi-Gourhan y de los sistemas técnicos por Bertrand Gille. El proceso de concretización, que da cuenta de la morfogénesis de los objetos técnicos industriales, no gobierna sólo el devenir del objeto: dirige los conjuntos técnicos -y finalmente, a partir de ahora, como describíamos en un capítulo anterior, el sistema mnemc-tecnico mundial. Es decir, el medio retencional de espíritu. Así pues, la revolución industrial hace aparecer una dinámica específica de los entes técnicos y de 10 que habíamos llamado el reino de lo inurgánico organizado. Esta dinámica sólo se hace sensible a partir de este momento por dos razones: - por un lado, la arqueología y la paleontología empiezan a poner en evidencia que los objetos más antiguos se inscriben en unos linajes en los que evolucionan sus formas según unas reglas que se pueden comparar con las evoluciones del ser vivo constatadas a partir de esqueletos fósiles. - por otro lado, y sobre todo, la colusión que se opera desde esta época entre técnica y ciencia, y da la tecnología industrial, abre la era de la innovación permanente en cuyo seno la evolución de los objetos técnicos, que se acelera súbitamente, se hace patente como modernidad, y plantea precisamente el problema de la adopción de nuevos productos industriales. Así pues, 10 que hace sensible a los cuerpos y a las almas la dinámica inherente de la tecnología es la ca-operación entre la técnica y la ciencia en beneficio de la industria. Es lo que es Impensable para un filósofo griego. Lo que "puede ser o no ser" es la contingencia, que "se debe entender no como una región del ser, SIllO como cierta propiedad negativa que afecta a los procesos _~15
naturales".' Todo esto quiere decir que la técnica es lo que, ontológicarnenn- y, por lo tamo, primordialmente, se opone a la ciencia como saber-hacer inciente que Se opone al saber apodíctico; ~a intención ?e Aristóteles no es opuner [la techné) al empinsmo dubitativo y azaroso sino por el contrario a la ciencia de la que Aristóteles acaba de recordar que se refiere a lo qce no puede ser de otra manera. En un mundu perfectamente, transparente a la ciencia, es decir, en el que se establecena que nada puede ser de manera distinta de como es no habría lugar para el arte [la técnica] ni, de manera gene~ ral, para la acción humana.'
r...]
Por esta razón" technen ruchen cstcrxe kai tuchen tcchncn": la técnica ama el azar. Y como señala Aubenque, para comprender esta evolución del pensamiento evidentemente hay que lib~rarse de la mentalidad moderna', que tiende a ver en la técnicn una aplicación de la ciencia -y e,~ lo que distingue a Kant de Aristóteles. Esta "mentalidad moderna, que se ha hecho posible desde Descartes sólo tiene sentido según Aubenque " porque la ciencia moderna se contenta con seguir en la natural.eza unas series causales múltiples cuya pluralidad misma deja ~n.a parte a la contingencia y, por lo tanto, un campo a la actividad humana: .Si n ~mbargo, sería muy aventurado sostener semejante afirmación si se identificara la ciencia moderna con la ciencia contemporánea _ ,. d . . como e~plnt~s . emasiado Impacientes tendrían la tentación de hacer. Conviene limitar la ciencia moderna a la época cuyo eje es Newtcn, que abren Galileo y Descartes y que cierran Kant, Lavoisier, Voha, Camot o 316
Lamarck, sin la cual estas palabras serían muy discutibles, en particular si se admite que la biología es una ciencia. Lo que aquí hemos llamado tecnología que, en efecto, se concibe comúnmente como ciencia aplicada por medio de métodos técnicos, autoriza un punto de vista invertido y que calificamos aquí de conmocionante, en el que es la ciencia la que se convierte en tecnología aplicada y no la tecnología en ciencia aplicada. La ciencia como tecnología a-plicada produce unos resultados formalizados que se hacen du-plicables, es decir, reproducibles, generalmente por unos automatismos, y que por tanto ponen en marcha un universo específico de reproducibilidad automática, mientras que ya no es en absoluto evidente que la ciencia contemporánea, como tecnociencia. se contente con segUir unas series causales; las utiliza, es decir, las desvía como se explota la fuerza de un curso de agua, modificando este curso en su caudal, en su trazado y en la composición de sus aguas, generalmente consumidas bastante rápido. Como ya habíamos subrayado en La desorientación, la biología puede crear nuevas series causales modificando la causalidad existente, incluso reformándola a cierta escala de pertenencia o, más precisamente, perturbando el juego de las leyes definitorias de algunos seres vivos, o definitorias de condiciones de reproducción de estos seres vivos, cuya principal característica es precúamente la rcproducibiíidad, y no hay nada de azaroso en que sea sobre este punto sobre lo que la tecnociencia resulta ser más "conrnocionante": se trata ya de una retención y de un género completamente particular.
y la cuestión de la reproducción (es decir, necesariamente también de la retención), en el más vasto de sus sentidos y como condición primera de la mdustr¡(llización, es efecuoamente la que dirige la lógica de lo que aquí IÚlmamos la "conmoción", Veremos en particular que, a diferencia de los pan317
samtcruos antiguo y moderno, la CIencia contemporánea puede prescindir de este gran reproductor no reproducido que es Dios, llamado igualmente ser soberanamente real (supremo) y fuente de toda posibilidad. Habíamos mantenido que éste es específicamente el caso cuando el programa genético se convierte en un dominio cuyas posibilidades pueden ser tecno-lógicamente exploradas por la combinación de las tecnologías de secuenciación del genoma y de la intervención en las secuencias por los instrumentos de la cirugía genética <singularmente las enzimas de restricción. No cabe entonces duda alguna de que una serie causal existente, que condicionaría la impermeabilidad de lo genético (germen) a lo epigenético (soma), impermeabilidad característica de los seres vivos sexuados que constituía una ley causal de la reproducción y de la evolución de las especies, está pura y simplemente suspendida por la invención tecnocientífica de una nueva forma de vida. Esto es lo que llamamos la CONMOCIÓN TECNO-CIENTÍFICA. Ciertamente se podría objetar que la ciencia biológ-ica es particular y que la delimitación de su cientificidad nunca ha sido simple. Pero, éno es esto cierto de toda ciencia desde el momento en que se integra en la instrumentalidad tecnocientífica e intcrioriea con ello los criterios de su eficiencia?
2. Orientarse en las tinieblas de los posibles tecnodentíficos La com-posición de la ciencia y de la técnrca en la época industrial', que rompe con su o-posición y después con su confusión en la actual recnociencia productora de tecnologías, es muy precisamente lo que es 318
impensable para Aristóteles, porque "para un griego la ciencia es una explicación total y, por tanto, sólo puede desarrollarse eliminando la contingencia'", ahí donde la recnociencia abre, por el contrario, la inmensidad de un nuevo jllego de decisión henchido de tinieblas, que no es el de las luces teoremáticas sino del HACER hipotético-técnico, único apto para modificar unos procesos, y donde hay que orientarse en la diversidad de las posibilidades sobrcabundantcs que busca precisamente esta t·XPLORAC¡ÓN SISTEMÁTICA DE L4S TlNIEBL4S. Esta exploración ya se ha emprendido cuando a finales del siglo XVIII el empresario inglés Boulton conoce a Watt. En El pecado de Epimaco habíamos mantenido que su asociación inaugura la revolución industrial definida como disponibilidad de capitales, al hacerse éstos cada vez más móviles y desterritorializados, y partir a la conquista de oportunidades de inversiones cada vez más variadas que hace que la investigación pare~ca acabada. Desde luego, sólo a principios del siglo XX estará verdaderamente organizada sistemáticamente, especialmente con Holst y la empresa Philips. entonces se llamará investigación-desarrollo. Pero es desde el principio del maquinismo cuando se instala este proceso de innooación permanente que aquí hemos llamado modernidad y que el investigador ya no duda en suscitar a la vez por medio del marketing y de la org-anización de la investigación-desarrollo, que explora sistemáticamente los posibles y lo real pasa a un seg-undo plano. La ciencia ya no es entonces este tras lo cual invierte la industria, sino lo que está comanditado por la industria para abrir nuevas posibilidades de inversión y de beneficios. Porque invertir es anticipar, en esta situación la realidad pertenece ya al pasado. La conjug-ación de la técnica, la ciencia y la movilidad de capitales dirige la apertura de un futuro 319
sistemáticamente explorado por la experimentación. Esta ciencia convertida en tecnociencia es menos lo que desen'be lo real que lo que lo desestabiliza radicalmente. La ciencia técnica ya no dice lo que es (la "ley" de la vida): crea una nueva realidad. Es una ciencia del devenir -y como demostrarán lIya Prigogine e Isabcllc Stengers, de lo irrcucniblc:' Es lo que vamos a examinar ahora más de cerca. ,-
Ahora bien, podría ser que la carencia sea aquí y en tanto que tal una razón, es decir, a la vez un motivo y una necesidad -en este caso el motivo y la necesidad de lo incalculable, incluido de la muerte, como lo que determina ti Dasein y que es una GRAN CARENCIA del M:T vivo, pero que es precisamente también la posibilidad de la vida como principio de un inmenso proceso de individuación que se llama la "evolución".
Para orientarse eTI las tinieblas de los posibles tecnocientificos sisremáticamente investigados por la inversión, existen al menos dos posibilidades criteriológicas evidentemente relacionadas:
Por medio de esta doble alternativa, que no es nccesanamente disyuntiva (es lo que llamamos la composición, ley de la adopción, ella misma ley de la transmisión) aquí no hacemos más que introducir programáticamente una reflexión futura sobre la necesidad de una carencia, sobre el fantasma de la perfección que querría eliminarla, sobre los diablos engendrados así por los símbolos y que ocupará lo esencial de las obras futuras.
l. La primera posibilidad criteriológica es la de una eficiencia concebida como probabilidad de un beneficio, de la que la cuestión es saber qué significa bene: - ces el bien de Nosotros, esto es, de esta serie cronológica que integra en el infinito el futuro absolutizable de este Nosotros, - o es el bien en el sentido del producto industrial, bien de consumo que produce un beneficio concebido en términos de provechabilidad respecto a inversiones que pueden ser amortizadas en un plazo razonable?
2. La segunda posibilidad cn'fenológica es la de hacer que se pueda interpretar también de dos maneras: - una es la FACTIBILIDAD, es decir, el cálculo de la relación costes/ventajas, pero que plantea la cuestión de aquello que se llama "coste" y de aquello que se llama "ventaja", -la otra es la DIFERENCIA QUE HAY QUE HACER y, por lo tanto, e! otro sentido de! verbo "hacer" que ella apela y que no podría estar condicionada por la eficiencia y la provechahilidad, porque esta diferencia, que es una ficción, sólo puede apelar a una im-probabilidad radical y a una carencia de la razón. 320
3. La práctica en la filosofía crítica Las inmensas cuestiones que se nos imponen así son totalmente inconcebibles para la filosofía antigua y moderna: tal es la necesidad de una "nueva crítica". Para Aristóteles, el desarrollo del saber apodíctico debería ser la eliminación tendencia] del saber técnico: Así [la técnica1 no progresa en el mismo sentido que la explicación científica: más bien desaparecería a medida que ésta progresa." Esto también es cierto de Kant. Sin embargo hay una profunda diferencia entre Aristóteles y Kant en este mismo punto: para el primero, la técnica pertenece al dominio de la contingencia y de unafalta de acaba321
miento de La naturaLeza, mientras que para Kant, pertenece al dominio de una falta de acabamiento de La ciencia: Uno se contentaría con reírse de un mecánico empírico o de un artillero que qUISIeran criticar, el uno la mecánica en general, el otro la teoría matemática dc los proyectiles diciendo que quizá se ha concebido finalmente la teoría de éstos, pero que en la práctica no vale absolutamente porque, al aplicarla, la experiencia proporCiona unos resultados completamente distintos a los de la teoría (porque si se añadiera a la primera la teoría del frote y a la segunda la de la resistencra del aire, es decir, de manera general, un suplemento de teoría, entonces estarían completamente de acuerdo con la experiencia)". Aquí la técnica es efectivamente ciencia aplicada: no tiene ninguna opacidad de derecho, sólo puede permanecer en la sombra de la razón de hecho -debido a la falta de acabamiento de la ciencia. Tanto para Kant como para Aristóteles, La CIencia es lo que enuncia y fonnaLiza lo real en tanto que lo que no puede ser de otra manera. A este respecto, la ciencia es ciencia del ser y desde luego lo es constativamente. Además, al pensar ambos la técnica como un medio para un productor que es su fin, ninguno de los dos ve la dinámica sistémica que sustenta la evolución técnica, porque para estos pensamientos no hay evoLucián técnica en sentido estricto. Pero para Aristóteles ésta sería más bien una involución, es decir, lo que está llamado a eliminarse de derecho (si no de hecho), mientras que para Kant la evolución aparentemente técruca es de hecho una evolución científica. Hemos visto que la evolución propiamente técnica se hace patente (y empieza a ser pensada por Marx, que apela claramente a una teoría de la evolución técnica inspirada en la que forjó Darwin para el ser J22
vivo", pero todavía como medio de producciání, cuando al acercarse Ciencia y técnica su confusión lleva a la tecnociencia en la que el devenir tecnológ-ico se acelera de pronto hasta el punto de invertir su signo y suscitar un scntimiento de amenaza o de destrucción. Mientras que la revolución industrial había comenzado como nuevo proceso de adopción bajo el signo de una promesa de emancipación y de progreso, las actuales tccnocicncias, que esencialmente son puestas en marcha de nuevos procesos de retención, de reproducibilidad y de transmisión, están cada vez más confrontadas a riesgo de un rechazo de la adopción percibido como una amenaza de regresión bajo el efecto de injer-
tos que minan toda posibilidad de unificación de un Nosotros y provocan, a falta de un criterio proyectable al infinito, es decir, idcalizablc, rcacciones de defensa Inmunitaria -es una dimensión, lo que llamamos el malestar como decepción. Ahora bien, este criterio sigue siendo inencontrable en un contexto tecnocientffico no criticado en el que se han invertido las relaciones entre real y posible, en el que lo real se convierte en una modalidad de lo posible y en el que, por esta misma razón, se invalida la división kantiana entre teoría y prdcuca. En efecto, a diferencia de Aristóteles, en Kant el saber se distribuye en dos dominios cuya confusión procede de la metafísica, cuyas tres Crí-
ticas deben prevenir la razón: el dominio teórico y el dominio práctico. Sin embargo, este reparto constitutivo del criticismo y que siempre es arriesgado cuestionar es lo que obstaculiza un pensamiento renovado de la técnica en la época de la tecnología y de las recnociencias -es decir, que constituye un obstáculo para la posibilidad de una economía política de la adopción. 323
Al interrogar la causalidad Kant neutraliza la que en el dominio teórico resulta de los fenómenos de la voluntad y de hecho una cuestión práctica en su sentido, es decir, vinculada al reino de losfines bajo la ley moral, como si no existieran los actos técnicos y no plantearan cuestiones frente a las cuales es menos evidente la posibilidad de separar lo teórico de lo práctico. Como a sus ojos la técnica es de derecho homogénea a la teoría, no comporta mnguna dimensión práctica: esto es lo que significa el ejemplo del artillero que sólo por ignorancia de la teoría de la resistencia del aire puede oponer su práctica a la teoría balística y que, por lo tanto, no tiene práctica en sentido estricto. En Kant sólo hay práctica si hay libertad realizada por una voluntad.
A! examinar la relación entre una representación sintética y sus objetos, el parágrafo 14 de la "Deducción trascendental" excluye ig-ualmente que la voluntad pueda producir causalmcnrc su objeto "respecto a la existencia"!', precisamente porque la práctica técnica no tiene lugar de ser: sólo es una consecuencia sacada de la teoría y de la cual la voluntad no es aquí ni la causa ni el efecto, sino el ténnino medio.
4. El criticismo como negación de la invención El problema es que este análisis no deja posibilidad alguna de dar cuenta de lo que ocurre en el caso de la invención. En efecto, a una negación de la invención es a lo que inevitablemente lleva el parágrafo 23 de la misma "Deducción trascendental" el cual expone la inutilidad de nuestros conceptos sin intuición sensible correspondiente. Negación en 324
la medida en que llamamos aquí invención no ya simplemente a lo que antes designábamos como proceso de interionzación/exteriorización, en el sentido de "la invención de la Santa Cruz", sino a lo que constituye el primer término de lo que Simondon llama linaje técnico cuya génesis es precisamente irreductible a una pura y simple explicación física y que es muestra de un tipo de ind'ividuación particular: el proceso de omcrateacián,
Si, en efecto, se admite que estos linajes sólo son posibles por medio de la invención de posibles que ya no están contenidos en lo real o, para hablar como Simondon, si no se da por anticipado al individuo para explicar la individuación, porque ésta es [Oda la cuestión, hay que volver a cuestionar la distribución de los papeles entre las dos fuentes de conocimientos que son la intuición y el entendimiento. ¿Es todavía posible decir que "la mayor extensión de los conceptos más allá de nuestra intuición sensible no nos sirve de nada"" desde el momento en que la imaginación como facultad de invención se muestra, precisamente en su época tecno-científica, susceptible de hacer intuitivo lo que no lo era en el momento de su representación y de lo que se puede llamar su concepción y que consistía en primer lugar en lo que hoy se llaman qUImeras, es decir, en ficciones surgidas de las especulaciones de la razón? ¿Qué ocurre entre el entendimiento, la intuición, la Imaginación y las ideas de la razón cuando estas quimeras, por ejemplo, pueden convertirse en producciones técnicas de serie, se convierten al mismo tiempo en reproducibles, induso en reproductoras, son puestas en el mercado e introducidas en el proceso de adopción por la industria de las biotecnologías, de la agroalimentaria a la de la procreación artificial pasando por la fabricación industrial de prótesis vivas como injertos eransgénicos? O también: équé es un esquema en la época de la simulación 325
generalizada como método de investigación? Y equé es una simulación?
tecnogeográfico que evidentemente incluye también la geografía huma-
El hecho de que el pensamiento kantiano no conozca ruptura de derecho entre teoría y práctica técnica y que para este pensamiento la técnica sólo sea, al contrario del punto de vrsta de Aristóteles, ciencia aplicada, aun cuando permanezca inexplicada, este hccho es la consecucncia de esta concepción dc un entendimiento encerrado en la intuición, que niega necesarramerire la posibilidad de la invención definida como lo que abre un nuevo Linaje técnico: es la negación de los procesos de individuación técnica': en los que las relaciones transductioas engendran unas morfogénesis que llevan a unassobredeterminacionesfuncionales y en los que no se puede reducir la materia que [unciona a la sola ejecución de las leyes de la física, sino que es muestra de 10 que habíamos llamado el reino de lo morgánzco organizado al que ahora se añade lo orgánico desorganizado.
El desarrollo de objetos industriales aquí es en sí una experimentación y una exploración de nuevos posibles y, por lo tanto, e! mundo cotidiano es un laboratorio permanente (veremos que esto es especialmente cierto de la red IP). Ahora bien, en los dos primeros volúmenes de La técnica y el tiempo habíamos demostrado que la posibilidad de la anticipación está ella misma condicionada y sobredeterminada por las posibilidades de retenciones terciarias, es decir, por el medio técnico del espíritu. Así pues, lejos de ser reducible a la [Isica. la técnica es un medio que condiciona la temporalidad de la "razón práctica", es decir, la voluntad, y que a cambio está atravesada por una causalidad práctica. sometida ella misma evidentemente a las coacciones dc la causalidad física. Pero ésta sigue siendo una noción completamente abstracta mientras no se le objete el problema dc las condiciones de su localizaCión, es decir, de los fenómenos de equilibrios locales y metaestables, es decir, de los desequilibríos potenciales que frecuentan la física desde el principio de este siglo.
Al estudiar la génesis de lo que él llama los medios asociados, que llevan a un espacio inextricablemente recrio-geográfico en el que la individuación tecno-Iógica interviene evidentemente en las dinámicas geofísicas como factor de perturbación, Si mondan introduce en la géneSIS técnica la necesidad de la anticipación, la cual debe dar cuenta de las enseñanzas de la materia que funciona como rcoclacián de carencias di:funcionamiento que pueden inoeriir sus SignOS (tal es el caso del auroencendido del motor Lenoir que se convierte en principio del motor Diesel} y esto como experiencia práctica que precisamente no se puede reducir a una pura y simple aplicación de la teoría física de la materia porque la materia que funciona nunca es solamente la puesta en marcha de un funcionamiento JÚICO, sino precisamente un complejo organizatlVo aunque no sea orgánzco en sentido estricto. Esto es lo que Significa el medio 326
na.
Lo que llamamos la condición cuando decimos que la técnica condiciona la temporalidad de quien quiere, no es evidentemente una determinación y por esa razón la condición técnica no es una negación de la
libertad práctica. Pero, por una parte en cierto modo se truta de una libertad condicionada aunque sea incondicionada en relación al me01nismo y, por otra, esta capacidad de anticipación técnicamente sobredeterminada por el juego de dispositivos retencionales y proyectada en las posibilidades irreductibles a la sola realidad flsica de la materia que funciona, hace caduca la exclusión de "la causalidad por medio de la voluntad" en lo que concierne a la relación entre una representación sintética y su objeto. 327
Ahí donde en Kant la técnica sólo es la ciencia aplicada porque sólo es el desarrollo analítico de los conceptos del entendimiento que conoce los. datos de la intuición, nosotros plameamos quc la técnica es lo que permite la constitución de esquemas, prácticos incluidos. Por lo tanto se deb~n ca.mbiar por completo sus relaciones con la teoría y su lugar e~ la tcorta. SI se le puede dar forma al ladrillo por medio de la mano del moldeador es porque está guiada por un concepto de la arcilla que sólo se ha podido adquirir en la frecuentación gestual de ésta: en el último vo.lumen veremos que el análisis hilemórfico que sustenta el razona~l~nto de Ka.~t, despu.és d: Aristóteles y en conformidad con él, y que dlTlge la ~elaclOn entre intuición y entendimiento es precisamente aquello que Slmondon recusa en El individuo y su géneSIS [Isico-biolágica. A la inversa, la tecnicidad originaria tanto de la teoría como de la práctica y la cuestión específica de la práctica trcnoaeruífica resultante de ello sl.gnifica que la "libertad" causal a cuya cuestión la tecnología nos conrruna hoy de manera expresa no es en nada una habilidad: por un lado ~orque. ~s una libertad condicional en la medida en que la libertad, incondicionada en consideración a las causalidades mecánicas está condicionada por las posibilidades que ofrecen los dispositivos retencion~l~s de constitui.r unos flujos de conciencia y, por otra parte, porque las dinámicas evolutivas de los sistemas técnicos son unos datos sistémicos con los que se las debe arreglar la práctica tecnocientífica. En ~sto la modernidad tccnocienrffica es aquello que despide a la modernidad filosófica, cuyas figuras inaugural y terminal son Kant v Descartes. Y en 1969 Alexis Philonenko predecía la agonía del kantism~ en la época en la que "a partir de ahora la suerte de la razón [está] estrechamente vinculada a la máquina" y en la que parece que "el kantismo descansa en una ciencia y en una comprensión de la ciencia que ya no son actuales"." Pero esta caducidad del discurso de la habilidad es Prc-
m
cisamente el objeto de la denegación de los poderes contemporáneos los cuales ostentan tanto más escandalosamente sus veleidades cuanto que no cesan de tropezarse con el hecho de su impotencia -y no hablamos sólo de los poderes pebíícos-, mientras que cada uno sabe profundamente que a partir de ahora la incicncia dicta la ley. Esta contradicción, que en Francia se ha analizado como una pérdida de crédito de las "éhtcs", es un factor principal de agravamiento del malestar. Es particularmente corrosiva para la autoridad de los cuerpos docentes: el sistema educativo, que es lo que debe proporcionar una inteligibilidad de la situación del Nosotros, parece al contrario como lo que hace este Nosotros propiamente incomprensible y, por tanto, ilusorio: ahí está lafuente de la incivilidad que unos espíritus rústicos preferirían limitar a unas causas menos complejas y más fáciles de recuperar por su cuenta. Para Kant sólo en el dominio moral "la libertad puede superar todo límite asignado l...) donde la razón humana demuestra una verdadera causalidad y donde las ideas se convierten en unas causas eficientes (de unas acciones y de sus objetos)"." La ideas técnicas no son causas eficientes sino conceptos teóricos: en ausencia de toda cuestión práctica concerniente al dominio de la técnica, de la tecnología y de la tecnoCiencia, en el criticismo, u\ CUESTIÓN DEL FUTURO TODAVÍA NO SE HA HECHO CARGO, POR LO TANTO, DE LA DEL DEVE1"\IR en la que desde luego no debe pararse, sino por la cual sólo puede pasar PARA I IACER AHÍ LA. DIFERENCIA. Ahora bien, hemos tratado de demostrar que el devenir es precisamente este dominio práctico de la técnica, como posibilidad del artificio, que es muestra tanto de la naturaleza como de la libertad y en el que se plantea plenamente la cuestión de lo que hay que hacer (como diferen329
cta] ahí donde hace falta La carencia que se convierte ahí en un criterio donde la experiencia no lOS, desde luego, "lo que proporciona la regla"; Respecto a la naturaleza, la experiencia es la que proporciona la regla y la que es la fuente de la verdad; pero respecto a las leyes morales, l~ experiencia es (ipm.desgracial) la que e$ la madre de la apanencra y es un intento altamente condena_ ble el querer sacar de lo que se hace las leyes de lo que debo hacer o querer reducirlas a ello"." Si. nuest~as anteriores observaciones críticas respecto a la negación de la lOv~nclón ~or el criticismo son fundadas, lo que aquí se dice de la a~anencla concierne también a la causalidad eficiente de la razón no s?lo.como dominio moral (y político) SIllO como domimo técnico. Y esto slgll1fic~ que una política debe ser una poLítica de La técnica, es decir, un pensamiento práctico deL devenir capaz de proporcionar una idea que proyecte eL futuro del que este devenir es portador, donde nada es más "conde-
nable querer sa~~r de lo que se hac~ L~s leyes de Lo que debo hacer o querer reduc:rias.a eiLo , Lo que se llama cmssmo y renuncia, y que es eí discurso del mimetiSmo y de la adaptación que consideramos condenabLe en que sirve de coartada para los hechos contra los derechos.
T".
Una política de la técnica debería poder elaborar unas ideas prácticas
capa~e~ de ~la.ntear y de regular la cuestión de lo que hay que hacer en el dor~I1Olo practico tal como es muestra conjuntamente de La naturaleza y de la libertad. Pero e! ~ue entonces plantea un problema es e! concepto de naturaleza. Es precisamente este concepto, como totalidad de los fenómenos, e! qu~ está completamente condicionado, tanto en Kant como en e! pensaml~nt.o común, por e! orden que somete los posibles a lo real de la substanclaltdad. Ahora bien, este ordenamiento está alterado por la actividad tecnocientífica. Por esta razón las cuestiones vinculadas a las prácticas actuales surgidas de la teoría biolÓgIca son unos problemas 330
indisociablemcnte teóricos y prácticos. Desde e! momento en que se sitúan las cuestiones prácticas en la intersección de los dominios prácticos y teóricos, es decir, de la naturaleza y la libertad, que confieren a las ideas técnicas una causalidad eficiente, lo que entra en crisis es la totalidad de! dominio teórico. Esta cuestión se plantea singularmente en el dominio de! ser vivo tal como, al convertirse en un material para e! sistema biológico industrial, constituye un nuevo díspositioo de retenciones terciarias, en cuyo seno se puede tomar un control sobre los procesos de retenciones a través de los criterios que no tienen nada de científico ni de teórico y que permiten producir en serie quimeras, clones y otros materiales transgénicos. Pero la cuestión se plantea también con la multiplicación de los nuevos tipos de medios asociados, tecnogeográficos y comerciales, que han surgido de la hiperindustrialización numérica y de la performatividad generalizada que se despliega ahí. Esta hipenndustn"alización, como desarrollo de industrias integradas de la transmisión, donde se fusionan tecnologías de producción y mnemotécnicas, es también una hiperreproductibilidad técnica que tiene en común con Las blOtecnologías el instaurar nuevas condiciones de la reproducción en todas sus [orrnas -y en particular de la reproducción de los saberes. Nos planteábamos la cuestión de saber en qué consistiría un principio de diferenciación subjetiva en la época de las tecncciencias. Ahora comprendemos que, como necesidad de la razón que se legitima ella misma para orientarse en las tinieblas de las cosas suprasensibles, consistiría en una facultad de juzgar de la cualidad de ficciones tccnocicnuficaso A falta de semejante criterio, es precisamente en esta cuestión donde la crisis encuentra su foco y revela su inmensidad como consecuencia y reto de La inversión industrial en los procesos retencionales, al no poder ape331
lar ya la necesidad de la razón a un ser supremo soberanamente real como fundamento de toda posibilidad
5. ¿Qué queremos? Actualidad del principio subjetivo de diferenciación La cuestión de Kant es saber cómo y por qué la razón puede ser guiada y orientarse "en el pensamiento" cuando ya no puede recurrir a la experiencia. Es la cuestión de Dios y de unafe racional ~que se plantea ante la inminencia del deceso de Federico el Grande, en el temor de una vuelta de la censura y en el contexto de un conflicto entre Mendelsschn y [acobi que es una verdadera crisis del Aulk-'ifrung. Además del hecho de que vamos a volver sobre la cuestión de la fe, de la fidelidad, de la creencia y del Padre Eterno, este "Padre de todos los padres" que en el monoteísmo hay que adoptar como todo padre debe adoptar para ser adoptado, lo que nos interesa aquí es la cuestión de un pensamiento racional sin experiencia actual posible y que se encuentra, por lo tanto, obligado a ficáonar. Esta cuestión, que en Kant es la de una necesidad para la razón teórica y de un deber para la razón práctica, nos interesa en el momento en que planteamos que al haberse convertido la ciencia en tecnociencia, revela ser también una tecnocicnciafíccuin que plantea en un regútro completamente nuevo la cuestión del final de todas las cosas. Es decir, que es inmediatamente práctica y no sólo teórica: vuelve a cuestionar la distinrión kantiana -lo que tan lamentablemente manifiestan los "comités de ética" Yotros "consejos ciudadanos". 332
Ahí es, efectivamente, donde hay que situar la extremidad de la novedad de este registro, que además es completamente indisociable de los nuevos dispositivos retencionales y sume en el desasosiego al sistema educativo como dispositivo de transmisión y de reproducción de los saberes hasta el punto de amenazar de desmoronamiento, al ser esta recno-cicncia-ficción una revolución absoluta de la cuestión de la transmisión, es decir, de la reproducción: esta tecno-ciencia-ficción es una industria de la reproducción como [iccián, lo que algunos calificarán de reproducción ficticia, es decir, no sólo de producción de monstruos, sino de producción de seres diabólicos que amenazan al mundo como el Diablo, o como la venganza contra la posibilidad del Diablo. Volveremos desde luego sobre este inmenso riesgo de demomaacioncs de todo tipo.
La "razón" recnocientífica estaría en ciento modo obligada e ficcíonar, pero debería ficcionar racionalmente: una razón que ficcione un final de todas las cosas, como la razón kantiana que debe orientarse en las cosas suprasensibles, debe ficcionar racionalmente un final de la naturaleza -a saber, la perfección de Dios, que sólo puede ser una hipótesis improbable o una promesa según la misma estructura que la idealidad en general. "Nunca podría l...) presentarse ningún objeto adecuado a la idea trascendental. [... ] La idea, como concepto de un máximo, nunca puede ser dada de manera adecuada"," en cierto modo siempre l falta -al tiempo que hace la diferencia:faltar es aquí hacer la d¡ferencia. Esta ficción que se impone en 10 que concierne a las cosas suprasensibles, responde a una necesidad de la razón. La razón es esta necesidad: ella se hace carencia, nunca se basta, como dice Valéry: en resumen, no es más que una interminable proyección de su unidad que no existe y toda la cuestión es la de la relación entre la peifección que se tiene por objetivo y la carencia que hace falta para poder tenerla por objetivo en una época en la que ya no es posible plantear un real supremo como patrón 333
de todos los posibles -patrón, es decir, genitor, pero genitor sin genitor, es decir, Padre Eterno y Pasado Absoluto, es decir, primer y último reproductor. En una palabra: Creador. ¿En qué condiciones es posible una promesa de perfección, es decir, un deseo de la unidad del Nosotros, como deseo de conocimiento en particular? Respuesta: a condición de que se preserve la carencia de la razón, es decir, su necesidad en tanto que prmcipio de diferenciación. A partir de entonces la cuestión es saber en qué condiciones se puede preservar esta necesidad, es decir, esta carencia, que ciertamente no se reproduce espontáneamente cada ocho horas como un hueco en el estómago de un ser humano de buena salud -y a partir de entonces se trata de saber si puede estar amenazado y, en caso afirmativo. por qué puede estarlo. Pero esta necesidad de la razón teórica que es un deber de la razón práctica, para la cual "ya no estamos obligados a suponer la existencia de Dios 'si' queremos juzgar sino porque 'debemos' juzgar" significa que la cuestión de este criterio necesariamente se presenta en la época de la tecnociencia como conjugaCIón de una necesidad y de un deber, es decir, como perteneciente al dominio de una voluntad. La cuestión que nos requiere expresamente la tecnociencia, que requiere expresamente que tengamos por objetivo la posibilidad y la necesidad de un Nosotros para que podamos proyectarnos como Yo es; ¿qué queremos?
criterios: tal es la condición de la adopción. Nos pide lo que queremos frente a las inmensas posibilidades que ella abre Irresistiblemente. He aquí lo que espanta al saber actual, completamente desorientado: ú¡]tan los criterios demandados y debemos confesar que no sabemos lo que queremos, mientras que, como comprendió tan bien Nietzsche, no podemos no querer. Esto es lo que significan malestar e indiferencia ontológica. Sólo podemos progresar en estas cuestiones a condición de intentar una crítica de la tecnocienCla, es decir, un discernimiento de la conmoción en la que ella consiste. Lejos de expresar las modalidades posibles de lo real, la tecnociencia explora unas necesidades de las que lo real sólo es una concretización transitoria, un éxtasis momentáneo en un proceso y que no deja de devenir para transformarse. Esto era lo ~u.e queríamos decir cuando planteábamos que ahí donde en la edad clásica la regla era la estabilidad y el cambio la excepción, hoy, época de la permanente innovación, es la estabilidad la que se ha convertido "' excepción y el cambio en regla. Una de las innumerables consecuencias de esto es que el ser vivo parece a la industria biotecnológica un estado de cosasposibles en un momento de la evolución, estado que nada prohíbe modificar para proseguir esta evolución a través de nuevos medios, los cuales son dados precisamente POI" el control de los dispositIVos reuncio-
nalas, matenal genético incluido.
La recnociencia nos requiere expresamente la cuestión de saber qué queremos porque la ficción que la razón estaría boy obbgada a proyectar, como tecnociencia, se convierte en la ficción de una ciencia que ya no es lo que dice lo real sino lo que INVENTA lo posible. Es todavía y siempre la cuestión de la invención (y por esta razón los tecnocientfficcs están a partir de ahora más interesados en las patentes que en los descubrimientos) y de la posibilidad de su adopción. Esta ficción nos pide unos 3J5 J34
brimicnto que constituye un ideal de constatividad pu:a. Es d~ci:, .d.e . ' d e lo real" . Descartes define esta esencial dcscripribilipura descrtpcton dad como objetividad. Por el contrario la técnica es la inscripción en el ser de un posible. Este
6. De lo posible a lo real: performatioídad de la tecnodenda-ficdón La tecnología es simultáneamente una época de la técnica y una época de la ciencia: la época de la tecnociencia en la que técnica y ciencia establecen una nueva relación. La tecnociencia designa a la vez un nuevo modo de ser de la ciencia y un nuevo modo de ser de la técnica cuyo resultado se llama tecnología. La tecnociencia es la ciencia puesta al servicio del desarrollo de la tecnología, pero, al mismo tiempo invertida en su concepto. Llamamos tecnología a la técnica que integra funcionalmente en ella el saber científico, el cual ya no está en conflicto con ella. Ciencia y técnica se habían definido de entrada, en la tradición antigua, por su oposición. Los tiempos modernos redujeron la técnica a ser sólo una aplicación de la ciencia. La tecnociencia es la composición de la ciencia y de la tecnología, es decir, que la ciencia se somete ahí a las obligaciones del devenir de la tecnología que forman las condiciones sistémicas de su evolución. La oposición tradicional entre Ciencia y técnica descansa en un postulado ontológico en el que la ciencia describe lo real en su estabilidad, es decir, el ser, que también se dice physis y después natura. La ciencia describe la naturaleza como suelo de estabilidad de lo real, o como identidad ideal de lo real: como esencia. A este título su objetivo es el dcscu336
posible no es científico m!entras no está some~i?o a las leyes del s~r (hecho compatible con el ser en tanto que estabilidad). Qu~da ~n accipara den e. E n Kant este accidente se llama una ignorancia de la ciencia: ibl '1 ' él la técfilca sólo es ciencia aplicada, lo que significa que lo pOSI e so o modalidad de lo real. En Aristóteles este accidente es e! índice de esuna d'd una contingencia. Pero esta contingencia está llamada a verse re UCl a por e! episteme. A partir de! sigla XIX mientras que el can:'bio se convierte en ~a regla al hacerse incierta la estabilidad, parece posible que la te~nologta, surgida de la técnica asociada a la ciencia, se revele mcompatlble con el ser. Como posibilidad de devemr, puede volverse monstruosa en el plan.o ontológico y, con ello, adquirir un carácter diabólico: es lo ~ue ~alll fiesta el mito de Fausto, pero más generalmente y mucho mas a~~lgua mente, toda denunCia de la hibris que no es otra que la confusiO.n del accidente con la esencia y cuyo sentimiento acabará por generalizarse en e! siglo XX. Esta posibilidad de! ser es contradiClOri~ con la ~ey ?e1 ~:r: es un noser en el ser, una nada, una potencia ilusoria de amquuaclOn qu~ siempre acabará por revelarse impotente -la del apr~ndiz de brujo que, como Epimeteo, constata, aunque siempre demasiado tarde, las consecuencias prejormativas e incontrolables de sus actos. Al contrario del ideal de constatividad pura de la ciencia .d~sica, la esencia de la tecnología que produce la recnociencia, cuyo ob~e~1Vo es la mvenóón, siempre es, en efecto, performarivo. Lejos de describir lo que 337
es, es decir, lo real, la invención tecnocientí(¡ca, cuya adopción es llamada la innovación, en tanto que hace aparecer uno nuevo que transforma cI ser es la inscripción. de un posible que tiene lugar en exceso en el ser, es decir, en la descripción de la realidad del ser: es heterónoma en relación a la ontología -por esta razón pu~de ser aprehendida como accidentalidad pura. La realidad interesa a la tecnociencia sólo secundariamente como trampolín para acceder a nuevas posibilidades. '
Mientras que la ciencia sIgue siendo clásica aprehende la heteronimia técnica como apariencia provisional de transformación dcl ser. Para la ciencia clásica esta alteración es ilusoria y se mantiene así mientras la Ciencia no ha enriquecido la descripción de la permanencia del ser, con objeto de integrar lo posible técnico como simple modalidad del ser, al borrar con ello su novedad y llevarla al seno de la conformidad con la identidad ideal de lo real que dice e! discurso científico de! ser separando lo esencial de lo accidental. Aquí resulta entonces que lo posible aparentemente nuevo, revelado por la invención técnica, en realidad ya estaba contenido en lo real. Es el discurso antes citado de Kant. Cuando la ciencia ya no es clásica, se reducen sus pretensiones de mantenerse en un ideal de pura constatividad: en tanto que recnocrencia, ella misma se hace performariva. Lo que es una modalidad de lo real ya no es lo posible. Lo real es lo que se vuelve un punto de vista provisional (actual) sobre lo posible. Ahí lo posible rompe con lo real. La ciencia explora todos los posibles sin cargarse ya con la idealidad del ser. Es lo que descrihen Nietzsche, como estadio nihilista de la voluntad de poder, Husserl, como crisis de las ciencias, y Heidegger como Zeit des rM:ltbildes, época de las imágenes de! mundo y Gestell, "arrazonamienro" o, más literalmente, dispositivo. 33R
También este posible es lo que ocupa los sueños del hombre de Valéry que habita e! Espíritu -y que pone este espíritu en crisis. La sumisión de lo posible a lo real es una permanencia del pensamiento metafísico, es decir, de la relación oposiriva que éste instaura entre ser y devenir y que la carucrenza. Esta oposición metafísica tiene como correlato una sumisión de lo posible a la autoridad de lo supremamente real. Es lo que ilustra, por ejemplo, la posición actual del Vaticano sobre la procreación. También por esta razón en Kant lo posible es una modalidad de lo real. Esto es lo que discute Heidegger, pero aquí exploramos por qué no puede ir hasta el final de esta discusión. También es lo que discute Nietzsche, con los conceptos de voluntad de poder y de creación de valores. De todo esto se Impone la siguiente conclusión: tomar la medida de lo que ocurre con lo que llamamos tecnocicncia exige la crítica de la determinación metafísica de lo posible --es decir, el análisis crítico de los mecanismos de la proyección y de sus condiciones retencionales. Ya habíamos explorado el caso de la síntesis biotccnológica de la finitud rctcncional en la que, cuando un genético interviene hoy en una secuencia molecular con el objetivo de "descubrir" el funcionamiento del ser vivo, se da con dio los medios de fingir este mismo funcionamiento reproduciéndolo de otra manera, de inventar otro funcionamiento posible y de reivindicar... la propiedad de una patente. Ahora bien, ahí hay una paradoja considerable en la que se borra la diferencia entre constatividad descriptiva y performatividad inscriptioa. Si los logros teóricos de la biología molecular son efectivamente los que han permitido poner a punto las técnicas de secuencÍación y manipulación del "genoma'', la realización de estas técnicas también es la discusión más radical de estas teorías, si es cierto que Francois Jacob estaba 339
autorizado a escribir que el descubrimiento de la estructura del ADN permitió establecer definitivamente el darwimsmo contra el lamarckismo demostrando que "el programa g-enético no recibe lecciones de la experiencia" -en otras palabras, que la ley de la vida de los seres superiores no es otra cosa que la estanquidad principia! enue germcn y soma, entre memoria genética de la especie y memoria nerviosa y cultural de los individuos." Ahora bien, cuando el genético manipula una secuencia genética crea un acontecimiento genético de nuevo tipo, en el que la memoria somática de un ser vivo superior entra en la memoria germinal. A este respecto, respecto a la "Iey" de la vida de los seres superiores, está fuera de la ley. Fuera-de-la-ley-del-ser: en un posible sin freno del que una ontología sólo puede predecir que no anuncia más que una sene de accidentes.
y esto significa también que e! descubrimiento de lo real se ha convertido en una invención que invalida este rea/. Porque este genético ya no describe lo real de! ser vivo: inscribe ahí un nuevo posible, un posible que antes no estaba contenido ahí y que, por lo tanto, no es una "modalidad de lo real". A reserva de precisar que este posible estaba ya ahí en la cspccrc del hombre ticnico. Pero entonces este posible técnico impone a la teoría del ser VIVO que la técnica mtervcnga en la vida como instancia no viva que participa en un fenómeno vital y sea formalizada en tanto que tal. Es decir, como soporte epifilogenétlco de retenciones tercianas que hacen POSIbles descubrimientos e Invenciones. El análisis de la situación crítica de la recnociencia, el establecímiento de una critenología para juzgar la cualidad de sus funciones, la elaboración de la cuestión de saber lo que queremos, todo esto necesita una reconsideración de lo que es la oída técnica ella misma (es decir, .340
inventiva y fabricadora) -la cual, al menos desde la aparición de las primeras herramientas de piedra hace cuatro millones de años, ha hecho vacilar siempre ya el postulado ontológ-ico: es lo que hemos tratado de exponer en los dos pnmeros volúmenes de La técnica y el tiempo. Con el proceso de exteriorizaClón se instala una nueva forma de memoria, que ya no puede inscribirse en la división neodarwiniana. El ser vivo animal es una capacidad de reproducción por medio de la artIculación de dos memorias que no comunican: la memoria g-enética, el "programa" de la especie, y la memoria nerviosa individual. S.í n.o. hay herencia de los caracteres adquiridos es porque cuando el individuo animal muere, su memoria individual se borra cn el momento en que él se apag-a. No se conserva ni se transmite ni se acumul.a. A.ho~a ~ien, la técnica abre la posibilidad de transmisión de la eXpenenCla individual más allá de la vida del individuo: ella sustenta un tercer nivel de memoria, lo mismo que hemos estudiado aquí con el nombre de dispositivos de retenciones terciarias. Heredar una herramienta y adoptarla es heredar una parte de la experiencia de aquel que la ha legado, es ado~t~r esta experiencia: es hacer de ésta su pasado, aunque éste no se haya VIVIdo sino, en cierto modo, por delegación retroactiva. La herramienta es ya una pantalla de proyección porque la adopción de este pasado es inmediatamente una capacidad de proyección de un futuro. Esta adopción es una "interiorización" al mismo tiempo que una "exteriorización", que necesita aprendizajes y prácticas por medio de los cuales se forja la coherencia inventiva (y no adaptativa) de una individuación a la vez física y colectiva. Hemos llamado epifilogenética a esta tercera memoria. Que la memoria se conserve más allá de los cuerpos -por medio de la organización de lo inorgánico. porque una herramienta, una escritura, una huella técnica no son otra cosa que un ente inorgámco y sin embargo organizado, hasta que suceda la actual 341
desorganización y reorganización de lo orgánico, pasando por la g-anadería que emerge en el neolítico y acentúa la transformación de las condiciones de la "presión de la se1ección"-es ya la suspensión de lo axiomáttco de la biología molecular. Así pues, volver a poner en marcha la cuestión de lo posible sería rccvaluar pnmero la tecnicidad originaria de la vida humana -y más allá. Ha llegado el momento de tomar la medida de la nueva situación creada para la ciencia y el saber que designa la expresión "recnocicncra", como cuestionamicnro radical del postulado ontológico según el cual lo posible sería uI!a modalidad de lo real. Si se debe consagrar una "moratoria" de principio en materia de investigación biológica a hacer la prueba de este cuestiona miento, tiene un sentido. Si como es manifiestamente el caso consiste por el contrario en aplazar para más adelante esta cuestión, es tanto más perjudicial cuanto que es imposible hacerlo respetar y cuanto que, por consiguiente, constituye un señuelo, una mentira política y una mala película. una fantasía" para las Jóvenes conciencias que sólo piden comprender y preguntarse. La manera como está actualmente asfixiado el debate
La tecnociencia no es ciencia aplicada y menos aún, explicada: es ciencia implicada. A la vez implicada por ser comandirada , y cuestionada y bajo acusación por su implicación que parece una complicidad. Los científicos harían bien en pensárselo dos veces antes de barrer de manotazo la angustia que suscita lo impensado contemporáneo, como algunos, evidentemente los más mediatizados, hacen a veces con mucha alranerfa. No queremos decir que los científicos tengan que volver a una ciencia clásica y explicativa -lo que evidentemente no sería posible ni interesante, mientras que la recnociencia es con mucho igual de interesante que la ciencia-, ni desde luego que sean culpables de cuanto ocurra. Mantenemos que la ocultación de la novedad de la situación debe cesar imperativamente, por muy difícil, delicado, austero y largo que pueda parece semejante eJ;:plicitación. Difícil, delicado, austero y largo, este proyecto es también excitante --cuando menos tanto como
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la ciencia y la propia tecnociencia.
7. El pueblo menos metafísico Heidegger no ve la vocación calendana y cardinal de la radio. No entrevé su carácter retcncional que de manera general no existe más para él que para Kant. Este carácter no lo ha olvidado simplemente, lo ha apartado y por una razón de fondo: la retención de síntesis es lo que sustenta el cálculo, ella es la que hace pantalla a la temporalidad auténtica, o propia, como lo que en tanto que "preocupación" trata y permite "determinar lo indeterminado". La retención, cree Heidegger, hace pantalla a la proyección (al proyecto) cuyo momento crítico, el elemen343
to principal o lo que en un proyector sería su cruz de Malta, es la Entschlossenheit (la "resoluCión"). La retención de síntesis es en ciento modo la pantalla de la provee-
n,ón. Ella le hace pantalla, afirma Heideg-ger quien además siempre ha dicho que como la physis kmptestai phi/á, el saher de la diferencia ontológica es un saber que se retira, al cual originariamente le es "hecha pantalla", incluso el cual se hace pantalla. Nosotros decimos prácticamente lo mismo, pero en absoluto lo decimos de la misma manera, lo que supone, hace, una enorme diferencia: en esta lengua tan poco filosófica a sus oídos, el francés, seguramente no entendemos lo que significa esta extraña y bella expresión "hacer p'nta 11 a " romo podría entenderlo Heidegger. Esta diferencia' de manera invien- completamente el punto de vista: nosotros planteamos que la pantalla es en todos los aspectos [a condición de la proyección. Planteamos que la proyección, lo que Heidegger llama la pnmacía del futuro, es necesariamente ilusoria y descansa en un dispositivo de selecciones retencionales: ahí está el sentido la adopción del devenir como futuro y esto es lo que se desvela con la modernidad que cumple su pleno des~ arrollo al otro lado del Atlántico para la reorganización del mundo entero. Esto es lo que ahí se desvela, aun cuando este "desvelamiento" sea negativo: también es un ocultamiento o lo que nos parece así, a saber, que en adelante el devenir se nos presenta como posible anulación pura y simple de un devenir, de una "dia-cronía".
F~ente a esta situación de desvelamiento en cierto modo cegador se r~qUlere una "nueva crítica", que la analítica existencia hace posible en
Ciertos aspectos. Por ello una problemática heideggeriana de la "técnica moderna" no permite aprehender estas características de una época en 344
la que sentimos que está en juego una IrreversibLe desaparición al mismo tiempo que y como la aparición de una novedad extrema. Dogmatizada, esta problemática constituye incluso un dispositivo de bloqueo particularmente retorcido. Respecto al pensamiento heideggeriano de la "historia del ser" que desde principios de los afias treinta sustituye a la analítica existencia, hace propiamente impensable el episodio contemporáneo de la guerra de Los espíritus que se juega en Estados Unidos, país que para la Introducción a La metafísica sólo constituye tino de losfrenos que apneta Alemania -lo que para Heidegger es también una nueva ocasión de volver a hablar de la radio y de una manera singularmente actual: Desde el punto de vista metafísico Rusia y Estados Unidos son ambos lo mismo: el rrusrno frenesí siniestro de la técrucu desencadenada y de la organización sin raíces del hombre normalizado. En una época en la que el último rinconcito del globo terrestre ha sido sometido a la dominación de la técnica y se ha hecho explotable económicamente, en la que cualquier circunstancia que se quiera, en cualquier lugar que se quiera, en cualquier momento que se quiera se ha hecho accesible tan rápido comu se quiera. y en la que se puede vivir simultáneamente el atentado contra un rey en Francia y un concierto sinfónico en Tokio, en la que el tiempo ya es sólo velocidad, instantaneidad y simultaneidad, y que el tiempo comu procedenCIa [Ceschichtel ha dcsaparecido del ser-Ahí de todos los pueblos, cuando el boxeador es considerado el gran hombre de un pueblo y el reunir a millones de hombres en masas constituye un triunfo, entonces, en semejante época, la cuestión "é Con qué fin' -¿dónde vamos' -cv a continuación équé?" está verdaderamente presente y atraviesa toda esta brujería como un espectro.
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Estamos atrapados en el freno. Como se encuentra en medio, nuestro pueblo sufre la presión más violenta del freno, él que es el pueblo más rico cn vecinos y también el que está más en peligro, y con todo ello el pueblu metafísico." Es sorprendente constatar a la vez; - lo cruelmente fácil que sería burlarse de este texto; -lo "elocuente" que es, a pesar de todo;
- y de qué ceguera respecto a lo que sucede al otro lado del Atlántico es rescirnonio por la manera como se despacha limpiamente este tema -econ el pretexto de que la técnica "allí" se desencadena frenéticamente, porque "allí" se trata de la "organización sin raíces del hombre normaliz.ado", es decir, la organización de la adopción. La misma ceguera perdurará hasta Tiempo y ser donde la técnica contemporánea, que Heidegger decididamente no distingue de lo que él llama la "técnica moderna", es aprehendida exclusivamente como proyecto cibernético en el que la lógica se ha convertido en logística y cálculo, mientras que la total falta de atención a lo que hemos llamado los substratos de la apercepción y a la síntesis prorérica que condiciona el reconocimiento tiene como consecuencia el que siquiera parecen ser percibidos la metrópolis del esquematismo industrial, la organización mnemotecnológica en industrias de programas que sincronizan unos flUJOS de conciencias y la convergencia entre el sistema técnico y la mncmotecnología quc, sin embargo, es el elemento fundamental del "Gcs-
utr. Estados Unidos, que desde lueg-o no es lo mismo quc Rusia, y desde luego esto es más fácil decirlo ahora que en 1935, es sin duda el pueblo 346
menos metafísico, pero también el más portador de cuestiones filosóficas para la tradición del pensamiento crítico surgido de la metafísica, porgue es el más equipado tecnológicamente, políticamente, culruralmente y económicamente para el control de los dispositivos retencionales contemporáneos. Estados Unidos es el país que ha conducido la síntesis industrial, como puesta en marcha coordinada de las síntesis analógICa, digital y a partir de ahora biológica que convergen todas en un solo y único sistema retcncional industrial y constituyen el sistema mnemotecnológico mundial que coincide con el sistema técnico de producción de bienes de consumo porque las máquinas, robots, secuenciadores biológicos, prótesis nanotccnológicas y otros autómatas de la producción se han hecho dios mismos digitales. Esta convergencia, que se concretiza especialmente por medio del acercamiento entre las industrias de programas y las tecnologías de la información, cámaras, aparatos de fotos, magnetofones, teléfonos y telcvisores que a su vez se hacen digitales, es decir, compatibles con los ordenadores y interoperablcs uta las redes, combina los procesos de delegaciones retencionales del sistema nervioso y de la Imaginación, de modo que los que pasan bajo el control industrial son a la vez el entendimiento y el esquematismo -esperando la sumisión de los substratos somáticos y germinales." Sin embargo, la toma de control de los procesos rcrencionales es en primer lugar la de las tecnologías del espíritu en la medida en que se trata a la vez de sobrcdeterminar los procesos de decisión, de dotarse de las herramientas de concepción necesarias para la tecnociencia y de neutralizar las resistencias de adopción. La influencia de Estados Unidos y de las ideas que ahí dominan sobre el resto del mundo es menos el hecho de un lobby poderoso y sistemático, que a todas luces existe, que el de los enormes medios de los que disponen los "misioneros" esta347
dounidenscs de todas las categorías a través de sus tecnologías de! espíritu, que se imponen a todas las demás civilizaciones facrualmenre y por e! mero juego del mercado. Enunciamos aquí la necesidad de una nueva crítica, capaz de dar cuenta de este estado de hecho, pero también dc oponerle alternativas posibles, no porque seamos por principio hostiles al imperio estadounidense, el cual es un hecho, sino porque pensamos que la política que lleva a cabo este imperio es peligrosa tanto para las culturas que tiende a dominar y a absorber como para él mismo y para su equilibrio, es decir, en resumidas cuentas, para nuestro equilibno, nosotros que en cierto modo nos hemos convertido todos en estadounidenses -desde luego no en ciudadanos estadounidenses, quizá no del todo en sUJetos de Estados Unidos, SIOO indudablemente dependientes, en efecto, de todo cuanto allí ocurre, es decir, "americanizados" para lo bueno y para lo malo. El peligro de esta política, tanto más eficaz y amenazante cuanto que descansa en una comprensión sin Igual del devenir, si no del futuro, se debe a los fenómenos cntrópicos que engendra necesariamente la industrialización del control de los flujos. Se debe a la destrucción tendencial de las diacronías, lo que engendra una pérdida de eficacia Simbólica de las sincronías que ya no forman el cuerpo rítmico de acontecimientos excepcionales centrípetos y, al mismo tiempo, un aumento de eficacia diabólica, es decir, centrífuga, de los símbolos industriales. La atomización del "Vosotros es a todas luces una amenaza cotidianamente sentida, cada día de manera más neta, ordinaria, acuciante y concreta -lo que es universalmente enunciado y Vivido como un constante empeoramiento de la inseguridad.
8. La integración de los dispositivos retencionales ampliada al ser vivo A partir de ahora la digitalización se concretiza a gran vel.ocidad. . deci la exteriorización del entendimiento. unificador ecH que..... . E. sto qUiere de la apercepción por las tecnologías del cáleulo y del t~atamle~t~ lll~~r rnarivo, y la exteriorización de la imaginación por la llldu.stnahz~clOn del esquematismo se unen en el acercamiento entre estudl~s de c~n.e y de televisión de Hollywood por un lado, empresarios de la informática, de las redes v de los servidores por otra, y ello con un objetivo planetano. Esto es l~ que, por las razones que hemos examinado ~n .Ios ~apítu los precedentes, parece la posibilidad creciente, por no decir mrrunente, de hacer que el Yo y el Nosotros que se fusionan se conviertan en un ~e impersonal, y que el quién se convierta en un qué, o tienda a convertirse en un qué, esto es, afuncionar más que a comportarse, lo que Adorno llama la reificación. Esta industria ve el desarrollo de inmensos grupos mundiales de comunicación (edición, prensa, radio, televisión, cinc, multimedia, telecomunicaciones, publicidad, consejo) porque se convierte tambim, y, a decir verdad, en primer lugar en un sector editorial integrado, es decl~, en un dispositivo de edición y de publicación tal que se
ace~ca~ sensible-
mente el objeto escrito y el objeto temporal audiovisual, digltahzados. 349 349
La reproducibilidad digital de estos objetos implica su "compresión" su indexación, es decir, como volveremos a ver" unas nuevas formalizaciones gramaticales (tanto para las lenguas, cuya "gramaticalización" se prosigue tanto por medio de las "industrias de la lengua"", como para los objetos audiovisuales discreriaados", por eje~lplo, a través de! grupo internacional de normalización MPEG 7), que permiten su almacenamiento en bancos de datos, su difusión por medio de las nuevas redes o en soportes ópticos, y la formalización de sistemas adaptados de asistencia a la navegación, lo que constituye una revolución principal de la cardinalidad. V
Existe una guerra encarnizada entre los grupos industriales para apropiarse de la; cxctcnaos reccncionaíes que son los catálogos de obras audiovisuales, musicales, literarias, cuyos derechos de reproducción y de explotación se trata de adquirir, lo mismo que otras industrias tratan de apropiarse del control molecular del ser vivo apropiándose de su descnpción. En la medida en que la educación escolar y universitaria descansa necesariamente en el dispositivo editorial que abre el acceso a la memoria de las disciplinas y constituye ella misma una institución de ayuda para "navegar" en los saberes, es evidente que la mutación tecnológica de las industrias editoriales, las cuales constituyen el medio retencional inmediato que proporciona el material de base de los sistemas educativos, no puede no llevar a una evolución muy profunda y rápida del propio sistema educativo: estos sistemas cada ve" estarán más integrados en las industrias de programas. Ahora bien, la indiferenciación (actual entre e! quién y el qué (donde el quién pasa bajo el control del dispositivo retencional mecánico") se percibe como el estadio más avanzado de la situación entrópica engen350
drada por las industrias de programas en las que e! Yo se confunde con el Nosotros. En otras palabras, lo que parece el principal resultado del desarrollo de las industrias de programas que tratan de apropiarse del mercado educativo está en completa contradicción con e! ideal de urta educación nacional de vocación universal: formar un Nosotros en la intensificación de lo que confiere al Yo, gracias a lo que este Nosotros representa de saberes transmisibles y formalizados, su diferencia smgular está en y en relación a este Nosotros que antes se llamaba su libre arbi-
trio. La industria de las bictecnologfas es e! equivalente de estas nuevas industrias de programas. La planetarización de! sistema técnico convertido en sistema mnemotécmco mundial lleva al control integral de todas fasformas de retenciones por la combinación de las diversas tecnologías de síntesis industria! de la finitud retencional, biotecnologías incluidas: las moléculas secuenciadas que se convierten en materias de Inversión y de explotación son ellas mismas rercianzadas: las identificaciones moleculares que resultan del mapa del genoma, las enzimas de restricción que permiten la "cirugía genética", hacen manipulables las secuencias que transmiten los caracteres genéticos, manipulabilidad que es la característica de las retenciones terciarias. Son estas retenciones biológicas terciarizadas las que constituyen la materia prima de la industria del ser
VIVO.
En otras palabras, si junto con los objetos temporales industriales las conciencias se han convertido en un mercado para las industrias de programas, llamado a ampliarse a partir de ahora a las jóvenes conciencias de estudiantes como a la muy salvable e indispensable formación profesional requerida por la innovación permanente, los substratos biológicos de estas conciencias constituyen a su vez un mercado, precedido en :1Sl
ello por los substratos biológicos alimentarioc- maíz, soja, corderos, bovinos y otros cerdos, caros al llorado Gilles Cháreier. En resumen: COII la integración de la transmisión bajo todas sus formas en el seno de este único y mismo disposisioo tecnológico, que en todas partes pone en marcha los mismos "criterios" de selección; se impone una inmensa CUESTIÓN DE LA REPRODUCCIÓN, que sería muy superficial y peligroso limitar solamente a las cuestiones llamadas "éticas" que plantea la tecnología del ser vivo. Consag-raremos las últimas páginas de este capítulo a explorarlo, analizando en primer lugar lo que llamaremos la hiperrcproducibiiidad industrial" engendrada por la digitalización.
9. Hiperindustrializadón, hiperreprodudhilidad y performatividad generalizada La reproducibilidad analógica es lo que permite e! nacimiento de las industrias culturales, de la fotografía, de! cine, del disco y de la radiodifusión. Tuvo inmensas consecuencias en las artes, la "vida de los parlamentos", los espacios públicos y políticos en general, y en las condiciones de difusión de las obras de! espíritu y los modos de vida de los públicos. Ella permitió la industrialización de la cultura en la medida en que autorizaba una producción en serie, es decir, una producción que es originariamente una raproduccion -una producción sin original, como subrayó Benjamin a propósito del cine. En efecto, en e! cine la reproducción es primero: no existe primero una producción que a continuación sería 352
reproducida. Lo que hace la materia de la película es precisamente la película, el soporte material, en tanto que es manipulable y duplicable a voluntad, porque de entrada es reproducción: la película se produce por la manipulación de lo reproducible. Esta reproducibilidad también es precisamente lo que permite hacer de ella un objeto temporal, como creemos que ha hecho evidente nuestro primer capítulo. Esta pro-ducción que es originariamente reproducción, es decir, producción de serie S/n original, es lo que yo llamo la rcpro-ducibilidad, Pero lo que es cierto del cine lo es de manera mucho más general y el cine es la revelación de una necesidad que lo engloba: en toda reproducción hay un elemento de rcpro-ducibilidad que supera lo que como producto original, si es que lo hay, es "reproducido". Desde este punto de vista Adorno tiene razón al ver cierta debilidad en el análisis de Benjamín cuando éste parece oponer un período pre-reproductivo, en cierto modo, y un período de reproducibilidad. En efecto, tras citar a Valéry, comentar después a Marx y en particular las relaciones die-crónicas entre infraestructura y superestructura, Benjamín empieza diciendo que en el arte siempre ha habido reproducción: "Pertenece al principio de la obra de arte el haber sido siempre reproducible"." Pero además de que se trata de analizar los efectos de la reproducción mecanizada, Benjamin tiende mucho más generalmente a atenuar el alcance de estas palabras introductorias, a medida que avanza su razonamiento, a forzar el rasgo de la oposición entre dos épocas, una de la praducción manual, aun cuando de un modo u otro siempre esté acompañada de reproducciones, y otra de la repraducibilidad mecánica, en la que el original acaba por desaparecer, como con el cine o la fotografía. Por ello Adorno tiene razón al objetarle que 353
la objetwación del dibuJo de la caverna respectoa lo inmediatamente visto contiene ya el putenClal del procedimiento técnico que produce el desapego del aeta subjetivo de la visión. En tanto que destinada a una pluralidad toda obra es ya, según >U idea, su reproducción. El hecho de que Benjamin, en su dicotomía entre la obra de arte aurática y la-obra de arte tecnológica reprima este momento de unidad en beneficio de la diferencia, sería efectivamente la crítica de la dialéctica de su teoría."
libro no han dejado de ponerlo en evidencia. Indiquemos ahora que es también aquello en lo que consiste la vida.
Citando a Burkhardt Linder, esta vez contra Adorno, habíamos visto a la inversa que, contrariamente a las apancncias, lo que Benjamín llama la rcproducibihdad lejos de ser una simple copia de lo real, le añade algo que ella constituye. Esta consritutividad de la técnica de reproducción, desarrollada por lo que Adomo llamará a continuación la industria cultural, la cual, según Benjamin, confiere al cinc, por ejemplo, su fuerza analítica, es decir, su capacidad de ampliación de la apercepcián" y no sólo su poder de alineación.
Para Aristóteles la técnica no tiene autonomía porque no tiene capacidad originaria de reproducción en sí misma, sino en aquel que la produce: "Ninguna cosa fabricada tiene en sí el principio de su fabrica-
Pero habíamos añadido que también es lo que permite a Hollywood convenirse en la capital del esquematismo, es decir, modificar la síntesis de la imaginación en la medida en que la síntesis de reconocimiento es esencialmente una síntesis de reproducción que, por consiguiente, apela a los substratos protéticos de una cuarta síntesis: la de las retencrones terciarias que forman el medio de la reproducibilidad técnica en general. No existe reproducción que no trans-forme lo que ella re-produce y que, por tanto, no sea una producción nueva, esto es, lo que nosotros llamamos una repro-ducción.
La desorientación ya había subrayado las consecuencias de este análisis a propósito de la escritura, sobre las que vamos a volver, y todas nuestras investigaciones sobre el objeto temporal al principio de este
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La vida es originariamente una capacidad de reproducción y no de producción, también es de hecho una reproducción sin producción primera, una repro-ducción -¡l no ser que se admita que el Creador, Padre Eterno, Primer Reproductor, genitor incngendrado. Pasado Absoluto, no es propiamente re-productor sino productor absoluto, es decir, también mtuitus origmarius.
ción"." La capacidad de reproducción del ser vivo es una fuente proliferante de diversidad precisamente porque la reproducción nunca es la simpie copia sino la trans-formación de lo reproducido. Pero lo mismo oc~ rre cada vez con toda reproducción según modalidades propias. Técnica incluida. Ahora bien, al menos por cuatro razones hay que hablar a partir de ahora de hiperreproducibilidad a propósito de la situación actual: 1. La tecnología digital permite reproducir cualquier tipo de dato sin degradación de señal con unos medios técnicos que se convierten ellos mismos en bienes ordinarios de gran consumo: la reproducción digital se convierte en una práctica social intensa que alimenta las redes mundiales porque es simplemente la condición de la posibilidad de! sistema
mnemotécnico mundial. 2. Esta reproducibilidad digital permite efectuar unos tratamientos y unos cálculos invisibles sobre lo reproducido, que abren unas posióiii355
da~es de simulaciones, de manipulaciones, de explotaciones, de experimentaaones y de proyecciones completamente nuevas.
3. Estas características del mundo informativo son también las del mundo biotecnológico, como posibilidades de replicaciones artificiales, de clonaclO~es, de producciones de quimeras y de transgenesis que sustituyen pura y SImplemente a las condiciones llamadas naturales de reproducción de! ser VIVO.
4. Es~a biperreprodccibílldad que es también una interoperabilidad afecta e Integra en sus efectos todas las formas de reproducción en un inmens~ sistema de duplicaciones/replicaciones de retenciones CUya complementaneda~ de las explotaciones no tardará en aparecer, lo que es una consecuencia del desarrollo de la transmisión industrialmtegrada surgida de la fusión entre e! sistema técnico mundial v la mnemotecnotogía. ' La hiperreproducibilidad, que resulta de la generalización de las tecnologías numéricas", constituye al mismo tiempo una hiperindustnalización de la cultura, es decir, una integración industrial de todas las formas de actividades humanas en torno a las industrias de programas, encargadas de promover los "servicios" que forman la realidad económica específica de esta época hiperindustrial, en la que lo que antes era e! hecho ya sea de servicios públicos, de iniciativag económicas independientes o el hecho de actividades domésticas es sistemáticamente invertido por "el mercado". Llamamos aquí "cultura" a lo que constituye la carne de un mundo COmo modos de vida. Este dispositivo de integración de servicies en torno a unos flujos de programas producidos por las industrias culturales es lo que lleva de! receptor de televisión al órgano de teleacción y lo que hace posible la codificación binaria de las informaciones y a través J56
de ellas, de los procesos. La tecnología digital es, en efecto, plurifuncional en la medida en que la codificación binaria constituye un nuevo "equivalente general", retomando la expresión de Dcminique Boullier, Este "equivalente general" es lo que permite una integración sin precedentes, sistemática, sometida a las mismas reglas de cálculo y de control de las actividades económicas, culturales y sociales. La red y sus terminales y servicios interoperables sirven tanto para difundir la información como para distribuir obras, administrar bienes, pilotar aparatos o cadenas de aparatos, y para dar órdenes de compra, es decir, para realizar actos económicos. Aquí llamamos hiperreproduciblc a lo que gracias a esta equivalencia general da un acceso casi ilimitado a los medios de reproducción de las retenciones, con unos costes muy bajos y sin pérdida de señal, al tiempo que permiten la articulación automática de estas retenciones y de los cálculos que se pueden efectuar sobre ellas con unos dispositivos de teleacción: teleproducción, comercio electrónico, infogística, etc. La hiperreproducibilidad del equivalente general digital hace posible la hiperidustrializ ación en la medida en que un proceso se puede llamar industrial cuando existe movilización de la innovaci6n tecnológica surgida del acercamiento entre la técnica y la ciencia, inversiones en las máquinas y procedimientos surgidos de estas investigaciones tecnológicas con unos fondos especulativos para la investigaci6n de los mejores rendimientos financieros posibles, amortización de la inversión y liberación de una plusvalía por medio de una prodUCCión de masas, es decir; una producción en serie que lleva a cabo una re-producibilidad de los procedimientos y de los métodos de[abricaci-m tal que los costes de esta prodUCCIón disminuyen rápidamente por e! efecto de economías de escala y de competencia entre los diferentes procedimientos disponibles. En otras palabras, la industna es en pnmer lugar lo que permite la reproducción en
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serie de saber-hacer por medio de la movilización conjunta de los saberes cient~ficos y metodológicos (de saberes de mgenieros) y Su transferencia a unidades más o menos automaÚzabies que constituyen ellas mismas unos dispositivos retcncionales, que Marx llama "1; fuerza de sabe objetivada". r
Esta reproducihilidad está hoy multiplicada ,v elevada a un nilve I muy superior de automatización debido a la dig-italización. Las tecnologías digitales SOn unos dispositivos de reproducción extremadamente económicos, que permiten Una transferencia de saberes en los aurómatas, una nueva "intermediación" que sUpnme muchos gastos denominados improductivos, al cortocircuitar las redes tradicionales de distribución y acelerar exponencialmente los bucles de retornos sobre mvcrsienes y de retornos de usos. La red lp, ejemplar a este respecto, constituye un medio de innova-
~ión i~conmensurablemente más rápido que todas las tecnologías llldustr.la~e.s que la han precedido precisamente en razón de la hiperrcprodUC.lbllidad que está en el principio de su funcionamiento. [eanFrancois Abramatic subraya así que la enorme aceleración de la innovación engendrada por esta infraestructura proviene del hecho de que es un SOporte de servicios y, a la vez, un laboratorio permanente que al acercar desarrollo y despliegue "acorta el bucle que une ideas, proton., pos, productos y servicios"." Esto significa que el usuario de la red IP se ~~nvierte en una función del SIstema, como el agua que hace funcionar la fabrica maremotnz es plurifuncional y está asociada al funcionamiento de la turbina Guimbal.
también, y cada vez más, contaminaciones mentales e informativas, como atestigua en el seno mismo de las empresas el problema de la cognitive overflow syndrom, la sociedad no es "pustindustrial" en nada. La hipcrindustrializ.ación, sociedad de servicios hecha posible por el equivalente general digital" donde las industrias de programas se convierten en el elemento clave de una guerra económica que también es una guerra de los espíritus por la conquista de las conciencias, es decir, por la adopción de los productos, modos de vida y representaciones surgidos de esta hiperindustria, la hiperindustriaiización, pues, desemboca en lo que más arriba designábamos como medio tecnogeográfico en el que se disuelve la diferencia entre medios interiores y exteriores, en el espacio de un nuevo comercio que es de cabo a rabo un mercado sin piedad III gracia" -sin el gasto improductivo y la gratuidad ideal (que quizá sólo es un cine, una fantasía, pero un cine necesario) que siempre parece ser el atributo de las cosas elementales: estrellas, viento, belleza, potlach, ideas, amor por el saber, espíritu... El proceso planetario que aquí describimos con el nombre de hiperreproducibilidad, en tanto que ésta caracteriza el sistema mnemotécnico mundial que se fusionó con el sistema técnico de producción de toda mercancía, es el resultado concreto y, a la vez, la condición del desarrollo de la recnocienc¡a, tal como la analizábamos antes como exploración sistemática de todos los posibles: la performatividad tccnocientifica es homogénea con la dimensión repro-ductiva de la reproducibilidad.
Contrariamente a una leyenda difundida por unos sociólogos franceses, a~nque haya menos humos, o humos menos visibles, aunque las contammaclOnes sean más discretas y ya no sean solamente flsicas sino 358
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y esto significa una salida del pensamiento del objeto, es decir, de lo real, y una entrada en la exploración de los posibles que Bachelard llama el proyecto;
10. La física de los posibles
De manera general, analizar un problema consiste en reproducirlo formalmente, es decir, en describirlo en una terminología, definida por medio de un cuerpo teoremático, que apela él mismo a un cuerpo axiomático. Un análisis científico es ya una reproducción formal del fenómeno analizado y por medio de un protocolo puede materializarse en una experimentación "fenomenorécnica" que permitirá hacer valer unos parámetros y afinar la descripción del fenómeno, es decir, su comprensión.
Por encima del sujeto, más allá del objeto inmediato, la ciencia moderna se funda en el proyecto. En el pensamiento científico la meditación del objeto por parte del sujeto siempre toma' la forma del proyecto." Esto quiere decir que el fenómeno es construido por una fenomenotécmca: Por Lo tanto, la verdadera fenomenología científica es muy esencialmente una renomenoecníce. Ella refuerza lo que se transparenta detrás de lo que aparece. Es instruida por lo que ella construye. La razón taumaturga dibuja sus marcos sobr~ el esquema de sus milagros. La ciencia SUSCita un mundo... La geometría euclidiana se convierte en una posibilidad de la pan-
La reproducibilidad es siempre un elemento de trans-formación de
geometría de Lobatchevski, de la que es un ~caSo particular?", co~o la
lo que reproduce. Si actualmente se plantea que describir es reproducir,
astronomía de Newton es un caso particular de la panastronorrua de
la consecuencia es que una descripción siempre es también una trans-
Einstein."
formación. Lo que quiere decir que nunca hay constatividad pura y que, en cieno modo, siempre hay performatividad.
En la física relativista el observador es un dato de sistema observa-
Estas son las cuestiones planteadas por los análisis bachelardianos
do relatividad que le obliga a "[ncorporar [su) experiencia en [su] concep, rualización". A partir de entonces "no se mantiene el carácter .. ,primi-
del relativismo einsreiniano. De manera general lo que Bachelard llama
tivo de la idea pura; la idea simple sólo se conoce en cornposicion, por
el "nuevo espíritu científico" pone en evidencia la inversión de las rela-
su papel en los compuestos en los que se integra .
ciones entre lo real y lo posible que evocábamos más arriba, }; a la vez, la perforrnatividad de la actividad CIentífica. De ello resulta una especie de generalización polémica que hace pasar la razón de! por qué al por qué no,"
.
"40
La noción de medida única del tiempo, es decir, de una simultaneidad independiente del sistema de referencia, sólo debe su apariencia de ~implicidad y de inmediata realidad a un defecto de análisis." 361
360
Escribe Brunschvicg; en las relaciones de Heisenberg donde la experiencia de investigación de un objeto minúsculo "desplaza al objeto" "por lo tanto, la experiencia hace cuerpo con la definición del Ser"." finalmente, lo que se convierte en un caso particular de lo posible es lo real:
Y
De esta organización matemática de las posibilidades expenmentales se vuelve entonces a la experiencia por medio de unas vías más estrechas. Se encuentra lo real como un caso particular de lo posible." La sustancia química, objetivación substancial por excelencia, "apenas es ya una oportunidad de reacción"" en la "ley de los grandes números", lo mismo que la onda es un tablero de juegos, el corpúsculo es una oportunidad." Respecto al determinismo científico, éste es un ordenamiento técnico de la Naturaleza; El Determinismo parte de opciones y de abstracciones y l...] poco a poco se convrerte en una verdadera técnica. El determinismo científico se demuestra sobre fenómenos simplificados y solidificados: el causalismo es solidario del cosismo]...]. Debemos surprendernos del carácter técnico del determinismo científico. El verdadero orden de la Naturaleza es el orden ljue introducimo- técnicamente en la Naturaleza,"
Recordemos que se llama performativo a un enunciado cuya enunciación crea una situación que no existía antes que él. En este sentido la repro-ducibilidad es preformativa. Pero la experiencia científica tal como es descrita aquí lo es igualmente. Se llama constatativo a un enunciado que da cuenta de una situación preexistente sin transformarla. Aquí extendemos estas .nociones a la experimentación y a la reproducción como enunciaciones formales concretizadas, materializadas y con ello, funcionalizadas -aliado de lo que Buchelard llama las "bibliomenas"- donde la física contemporánea conoce una crisis de la constatatividad que hay que inscribir y analizar en el marco de lo que [eanHugues Barthélémy llama una situación "excepcionalmente hermenéutica".'! La performatividad tccnocientffica es reforzada considerablemente por la puesta en marcha masiva de tecnologías de reproducción, es decir, de retenciones terciarias hipcrreproducibles (); por lo tanto, hipercalculables) en la instrumentación científica en general. Ya habíamos recordado" que Husserl denuncia en la algebratización de la geometría una instrumentación en la que
A su vez, la física de Eisenberg "absorbe la física determinisrn':" como un caso particular de lo posible.
se da por hecho que la significación geométrica se relega a un segundu plano e incluso que se la deja simplemente de lado; se calcula y sólo al final se recuerda que los números deberían significar magnitudes. Además, no se calcula "mecánicamente" como en un cálculo numérico habitual, se piensa, se inventa, se hacen eventualmente grandes descubrimientos, pero con un desplazamiento inadvertido de sentidu, que hace de éste un sentido "simbólico".'"'
Prot~colo de re-producción explicitanre de "el Ser" en primer lugar, la experiencia es a fin de cuentas su repro-ducción en el interior de un campo de posibles. Una dimensión preformariva lo habita siempre ya.
Para Husserl la tecnificación de la ciencia es una pérdida del sentido mismo de la actividad científica, un olvido de sus cuestiones propias, en beneficio de unos objetivos e imperativos de eficiencia tecnológica, es
362
363
decir, de resultado tecnocientffico. Para él esta situación constituye lo que habíamos denominado una "ceguera eidética" de la ciencia te~nifi cada. Sin embargo, también ahí planteamos que lo que Husserl denuncia en el giro galileano estaba ya ahí antes que él y lo hacía a priori posible y necesario: siempre hay un substrato retencional para toda actividad del entendimiento y de la razón, para toda teorización, así como para toda experimentación, y lo que la época galileana generaliza sólo es la extensión de las consecuencias de este dato primario a una época en la que aparece una nueva técnica de rcproduccián en la especie de la imprenta, mientras que se multiplican los instrumentos (de visión a distancia) que son ya "fuerza de saber objetivada", es decir, teoría concretizada en funcionamiento.
11. Las nuevas condiciones patrimoniales de la adopción En otras palabras, la repro-ducibilidad opera desde la "protogcometría": es una consecuencia de lo que analizábamos de manera más general en toda síntesis de reconocimiento. La pcrformarividad de la hiperreproducibilidad contemporánea, que tiene un efecto directo sobre las síntesis constitmivas de los flujos de conciencia, afecta a esta síntesis recognitiva de la apercepción de las conciencias que son el objetivo del mercado de las industrias de programas, así como a la síntesis recogniriva de la apercepción de las concienaas tecnocientificas en el trabajo -evidenremenre una orgamzación especifica de este trabajo está inducida por esta hiperreproducibilidad. 364
Pero también afecta a todos los saberes productores, es decir: reproductores: después de la pérdida de individuación de los saber-hacer de los obreros, reducidos al estatuto de proletarios al servicio de las máquinas, esta repro-ducibilidad es también lo que viene a sustituir a las condiciones hasta entonces en vigor en el mundo de la agricultura, donde la producción suponía que el productor controlaba la reproducción. El culto, momento excepcional de sincronía del Nosotros, es también el de su reproducción: esta raíz se entiende todavía en la cultura y en la agricultura porque ellas son un cuidado aportado a la transmisión y a la reproducción. Industrialización de la cultura y de la agricuhura plantean fundamentalmente la misma cuestión: la de la modificación de las condiciones de reproducción y de la cuestión del cuidado. Es decir, también de la enfermedad y de la salud.
Lo que se ve afectado y expropiado es la reproducción en tanto que ésta se encuentra en el centro de todo proceso de mdioiduactán, En Francia el agricultor José Bové se ha hecho célebre en especial llamando "malacomida" al conjunto de las consecuencias agroalimentarias nefastas de este estado de hecho -expresión substancialmente primera de lo que aquí llamamos el "malestar" y específicamente expresiva de la angustia ambiente por unas razones que da Plantón en un pasaje del Próragoras" que ya hemos citado. A este respecto, la gravedad y la novedad de la puesta en circulación de organismos genéricamente modificados se debe menos a la alteración que representa en las condiciones de evolución del ser vivo --es decir, también de los alimentos, porque aunque esta cuestión es considerable, no es nueva- que a la amenaza que representa de expropiación radical de los reproductores-seleccionadores agrícolas en beneficio de grupos indusrriales además monopolfsricos, cuyas consecuencias uniformadoras 365
podrían revelarse económicamente catastróficas y que, evidentemente, también ahí consiste en una toma de control de los dispositivos retencionales -y de los criterios de selección. Este es el objetivo de la semilla "Terminator" de! grupo Monsanto, además de la integración sistémica entre industria química de los herbicidas, los pesticidas y los abonos, e industria biotecnológica de las semillas; esta hiperindustrialización de la agricultura, como toma de control sobre un dispositivo rerencional germinal, se ha hecho posible por el control informático-rerencional del análisis genético -por medio de la hiperreproducibilidad digital. La expropiación del agricultor es también el reto de las transformaciones de la reproducción animal y humana, es decir, de la evolución del ser vivo en general y, más específicamente, de la filiación, lo que constituye una nueva conmoción de las condiciones de la adopción, no sólo a nivel del Nosotros constitutivo de todo agrupamiento humano, sino a nivel del Nosotros que designa un nombre propio, cuya transmisión es la huella de una historia familiar en sus dimensiones tanto genéticas como más ampliamente patrimoniales, al ser esto un correlato de la conmoción tecnocientífica tal que cambia completamente la figura del genitor inengendrado. Así pucs, la toma de control de la epifilogénesi , por las tecnologías de la transmisión es una nueva época de la reproducción de todas las formas de patrimonios. Se trata tanto de los patrimonios llamados saberes, es decir, del entendimiento y de la razón exhumados en sus principios por la historia de la filosofía y de la ciencia occidentales, como de los patrimonios económicos, es decir, de las posesiones socializadas de riquezas naturales o artificiales de producción de bienes, de los parrimomos culturales, lenguas y literaturas, saber-hacer artísticos, modos de 366
vida, arquitecturas, paisajes, ctc., de los patrimonios familiares y de los patrimonios bio-genéticos. Todos estos patrimonios son reducidos en e! sentido que esta palabra tiene en economía cuando designa un conjunto industrial de activos y de pasivos sobre los que se efectúan unos cálculos de amortización y de productividad, cuya propiedad colectiva se vuelve anónima, principalmente disponible a la venta, cuyo precIO es, por lo tanto, e! objeto del cálculo permanente de los inversores y que a partir de ese momento es susceptible de ser adquirido en cualquier momento en el mercado bursátil internacional. Desde luego podemos preguntarnos en qué medida este patrimonio es asible en semejantes condiciones al tiempo que sigue siendo adoptable, cómo evaluar la indemnización y la remuneración de esta cesión y, más generalmente, en qué medida los procesos de individuaciones de toda naturaleza no pueden ser perturbados radicalmente por unas modificaciones tan generales, enormes y brutales de las condiciones de adopción.
12. El derecho de reproducir La toma de control de los patrimonios, es decir, de las retenciones lega bies, sean cuales sean sus formas, relaciona unos acontecimientos tan diferentes en apariencia como el cuestiona miento del derecho de autor, la privación de la capacidad de reproducción del agricultor-ganadero (que se convierte en un rrubajador a destajo), la compra de catálogas de programas audiovisuales y de agencias de imágenes, la procreá367
rica, la patente de las secuencias moleculares, las fusiones-adquisiciones industriales, la estructuración digital en red de los territorios, la puesta en órbita de satélites de observación o el control de la atribución de "nombres de dominios" en la world Wide Web por el ICA:-JN, nueva instancia estadounidense de control mundial de I.¡ cardinalidad. En todos los casos se trata de crear las condiciones que permitirán definir nuevas modalidades de la reproducción, en el seno de un proceso de hiperindustrilización permitido por la ineeroperabihdad y la hiperreprodueibilidad de la tecnología digital y ello, en la medida en que la cuestión que se plantea a la industria siempre es hacer reproducible un fenómeno, llamado prototipo, después de estabilizar y optimizar las condiciones de su reproducción para finalmente reproducirlo en serie, efectuar economías de escala y aleanzar unos mercados de masas. La toma de control sistemático de los patrimonios significa que a partir de ahora esta lógica se aplica a todos los dominios de la vida humana, que constituyen otros tantos nuevos mercados para continuar con e! desarrollo tecno-industrial, lo que se denomina a veces la "nueva economía", donde la cuestión se convierte evidenumente en la de saber quién detenta el derecho de reproducir, y con él, de definir los modelos de los procesos de reproducción como los modelos que hay que reproducir. La cuestión es: "e Quién selecciona y con qué criterios?" Pero si es justo plantear que esta situación resulta de la inversión de! orden de lo real y de lo posible por la conmoción recno-cientffica, donde se trata de dotarse de criterios de diferenciación para efectuar unas selecciones entre unos posibles, lo principal del problema sería en primer lugar: - saber qué significa aquí la repro-ducción que siempre comporta toda re-producción y en qué medida se pueden instalar nuevas capaci368
dades de producción de diferencias en un contexto de hiperreproducibilidad; _ si ésta es una acentuación de la sincronización industrial (incluido como puesta en marcha integrada y unilateral de la diferenciación por la repro-ducción} ya iniciada por las industrias de programas tradicionales (analógicas); - y si en el caso de que no haya simplemente aumento de la sincronización ni, por tanto, confirmación de la entropía por este sesgo, las diferencias que se podrían producir serían susceptibles de constituir un
devenir adoptable, es decir, un futuro. Ahora bien, la escritura, principal medio rctcncional en e! que se constituyó occidente, sistema mnemotécnico excepcionalmente estable respecto a la evolución de los sistemas técnicos de transformación de la materia y principal dispositivo de reproducción de las retenciones terciarias constitutivas de la racionalidad y de los saberes occidentales, conoció en el seno de esta estabilidad global un período de acentuación muy sensible de su reproducibilidad, que en su época hubiera podido ser calificado de hiperreproducibilidad en relación a la situación que le había precedido. Y constituyó una política del espíritu que normalizó un derecho de reproducción menos a través de los derechos de! autor y de! editor que a través de la sincronización ortográfica, tipográfICa y gramatical de la diacronía de los patrimonios idiomáticos. Alinicio del próximo volumen volveremos sobre este episodio crucial de la historia de las mnemotécnicas que fue la imprenta para observar, con Sylvain Auroux cómo con ella se inventó una historia del lenguaje que fue también la teoría del sujeto. Veremos cómo con la imprenta se definió una relación entre lo sincrónico y 10 diacrónico que fue a .369
la vez una política de la lengua y una guerra de los espíritus, al inaugurar una nueva era de la diferenciación idiomática.
vaá6n de la filosofía de las ciencias, cf L' [die de reiativité philosophique chez Simon-
don, 01" cit 15. 1" 265. 16. Kant, Critique de la rUiSUn purc, op. cit., p. 265.
17. Id.. ¡bid., p. 270. .'lOTAS
1. N, de la T.: juego de palabras entre/aire de/"ut, "hacer, estabkccr la diferencia;
l. P. Aubenque, La Prudcncr chez Arislo!e, op. át., p. 66.
2. u, ibid., p. 66. 3.ld., ibid., p. 68.
4. ld, ibid., p.69.
5. El pnado dr Epimctco, voL 1, op. cít., capítulo 1.
y/aire la differena,
18. Cuando se hace experimental, se da unos inSTrumentos que quizá, ya, vienen a "comprometer" su pureza. pero entonces ella no tiene conciencia. 19. Este punto de vista lo he (k,arrollado más ampliamente en ["a desorienta,ión, op. cít, 228 y stcs. 11. 1\. de la T.. mauoaís cinema m el original. De nuevo se emplea el término cmema en el sentido de "fantasía".
6. P. Aubenque, La P,."dr,¡ce e/u'z Aristotr, op. cit., p. 69.
20 La dcsarícntacián va había comenzado el análisis de esta cuestión. Sobre este rema leeremos con gran ~rovecho C/i() de 5 a 7, Les Aetualitésfilmées de la Libéra-
7. Ilya Pngoginc e Isahelle Stengers, La ,VouL'elte Alliance, Gallimard, 1979.
/ion: archives du /II/Ur, de Sylvie Lindcpcrg, CNRS ÉditiuIls, 2000.
8. P. Aubenquc, La PmdelUe chez Anslote, op. cit.. p. 69. 9. Kant, Sur le liell commlln: il se peul que ce soit ju.
12. ld.. ibld., p. 126. El subrayado es de Kant.
21. 1\-1. Heidegger, Introduaíon
ala mttaphysiqll(, op. át.,
p. 49.
22. Esta última posibilidad es lo '-jue recientemente denunciaba William Joy, director del desarrollo de la empresa estadounidense Sun .\-licrosptems, cf. Le
Monde, 5 de julio de 2000.
n.
En La thn;ca y el tiempo, voL IV, de próxima aparición.
24. CJ: Sylva¡n Auroux, "Ven la troisieme révol1l1ion techno-Iinguistiquc", en 1-'" Révo/lltion technotogiquc de la grammatlsalion. Mardaga, 1994, p. 155. 25. ef capítulo IU, parágrafo 13 en La Ihnica y el tiempo, vol. IV, de próxima
13. Los habíamos examinad" en El pecado de Ep;meu:o y volveremos sobre ello en el último volumen.
aparición.
14. A. Philonenko, L'Oelwre dr Kant, Vrin, 1972, p. 3.34. [ean-Hugucs Barthélémy cita este pasaje en su trabajo que promete brillantemente una auténtica reno-
maría el censor.
370
"(altar~,
di(erenciar~.
°
- es una oplmllzaclOn . . ., 1ogUllea " d e 1 que quizá Piare Legendre lIa26. Adema,
371
27. Ella es, por lo tanto, la explotación industrial de lo que yo había llamado la hiperreproducibilidad de la síntesis de reconocimiento (capítulo JI, parágrafo 6). La hiperreproducibilidad industrial saca partido de la mnemotécnica digital en la que tiende a ser nulo el coste de la reproducción.
)7.
Id., ibid., p. 17.
.38. Id., ibid., 1'.31.
39. Id., ibid., p.46.
28. \\: Benjamin, ¡;Oellvre a'an a l'áe de sa reprod,u-riéilit¿ machmiqlle, op. cn., p.88.
40. Id., ibid., p. 48.
29. T. Adorno, Théorie esth¿tique, traducción [al francés] [iménez, Klincksieck, 1974, pp. 51-52.
42. [d., ibid., loco
30. \\: Benjamín, L'Oeuvre d'art
arae de la reprodllCfibilitl madnnique, op. cit.
31. Aristóteles, Física, libro Ir.
32. La digitalización e, algo distinto de lo que en 1977 Simon Nora y Alain Minc llamaron la informatización: un aparato digital, como Un aparato fotog-ráJlco, no es necesariamente un ordenador, aun cuando pueda ser compatible con un ordenador -y sobre todo con la red de redes que une ~ los ordenadores entre sí. La digitalización es precisamente el desarrollo conjunto de la informática, de las telecomunicaciones y de lo audiovisual-y más allá, de todo tipo de sectore, "comunicantes" de lo electrodoméstico, del automóvil, de los objetos "nómadas", ere. La novedad del fenómeno Se debe precisamente a esta conjunción por medio de la cual se desarrolla un sistema complejo que sustenta mil actividades y cuyo di.'positivo central de producción y difusión lo constituirán mañana las industrias culturales y de programas. 33.
J-F. Abramatic, D¿ve!oppement tedwlque de !'intemet, op. rit., p. !O.
34. Un mercado sano y rico debería ser la base misma de la educación, de la urbanidad y del refinamiento graciosos, siempre en vista de lo 'untuoso que no cuenta O que sólo cuenta para gastar más de lo razonable, para dar sin reciprocidad como lo hace entender la raíz COmÚn marees y maás. IN. de la T.. ambas en el ong-en de la palabra francesa que significa en castellano "merced, gracia, piedad"]
41. Id., ibid., loc. cit.
43.
at.
u.. ibid., p. 62.
44. Ié., ibid., p. 85. 45.
u. ibid. p. 10L
46. Id., ibid., p. 111. El subrayado es de Rachelard.
47. Id., lbid., p. 125. 48. Donde "la intuición sensible ya no puede completar su formalismo para darle un sentido [... 1 [ya que] este úlrimo [es] en consecuencia resultado de una interpretación" (¡;Idée de relativitl philosophique chez Simondon, op. át.) Y para la cual Simondon p<:emite pensar la física relativista como una física de la relación transductiva, cuyos elementos son los individuos, mientras que la individuación es
pensada como "salto cuántico". 49. En El pecado de Epimaeo, op. cn., p. 16. 50. E. Husserl, La,Crise des scicnca ellropéennes et la phlnom¿nolugie trascmdentale, rraducción [al francésl G. Granel, Gallimard, 1976, p. 52. [Traducción al caStellano, La crisis de las cienáas europeas y la fenomenología trascendental, Crítica, 1990·1
51. G'f más arriba, capítulo
n, p~rágrafo 2.
35. Ga.,ton Bachelard, Le IlíOlwel Esprit
36. u, ibid., p. 15. 372
373
ÍNDICE
Capítulo primero. EL TIEMPO DEL CINE, 7 1. El deseo de historias, 9
2. El aburrimiento, 11 3. Los dos principios fundamentales del cine, 13 4. La conciencia de "la ilusión cinematográfica", 15 5, "El efecto Kculechov", 17 6. Selecciones, criterios y registros, 21 7. La revelación fonográfica, 27 8. Vuelta a la lntcruista, 29 9. América, América, 33 10. La repetición y el inconsciente, 35 11. Las prorcnciones de Four o'dock, 39 12. El eclipse, 42 13. El tiempo del otro, 44 14. La televisión, 46
Capítulo dos. EL CINE DE LA CONCIENCIA, 53 1. Siniestro espiritual, 55 2. De la imagen objeto a la imaginación trascendental, 56 3. Hollywood, capital del esquematismo industrial, 58 4. La obsesión común de Husserl, Horkheimer y Adorno, y la economía política de la conciencia, 60
... 5. La "triple síntesis" en la Cruica de la razón pura, 63 6. La confusión de Kant, 65 7. La síntesis de reconocimiento como unificación del flujo de conciencia reproducible, 69 8. Las Jos ediciones de la conciencia de Kant "ante e.J conjunto del público que lec", 71 9. El medio del yo como material de proyección, 74 10. Imágenes y esquemas: el entendimiento como poder de sincronización de los sentidos interno y externo, 77 11. El medio de la conciencia como sistema general de las retenciones terciarias y los gestos del pensamiento, 84 12. Paralogismos e inadecuaciones en el flujo. Resumen del capítulo y cuestión de la adopción, 88 13. Elash-back: lo que anima el eme husserliana, 97 14. Las muletas de la aperccpción, 106 15. La sincronización de los flujos y la constitución del mercado de las conciencias. Del "sepricismo", 112 16. La paradoja del nuevo proceso protencional y la desbandada del deseo, 114 17. El futuro del espíritu, 117 Capítulo tres. YO Y NOSOTROS. LA POLÍTICA ESTADOUNIDENSE DE LA ADOPCIÓN, 129
1. "Proceso de exteriorización" y geopolítica del espíritu, 131 2. La televisión de Pierre Bourdieu, 135 3. Metrópolis. La adopción como condición de la unificación del Nosotros, 142 4. La modernidad como organización de la adopción, 148 5. Yo y Nosotros. Aparición de la cuestión del malestar, 152
6. Excepciones y decepción, 158 7. "1 had a draam", La política estadounidense de la adopción. 1912, 166 8. Mundovision. La cornu nión del 21 de julio de 1969, 171 9. Aterradora fragilidad de lo maravilloso, 175 10. Adopción e invención. El país en el que todo es posible.
1866-1776-1915,180 11. Calcnduriedad y cardinalidad en la época del "bmadaau", 12 de julio de 1998, 190 12. Archiflujos y parrillas de programación, 192 13. El giro decisivo de 1997: la época de la hiperindustrialización de la cultura. Del emisor al servidor, 197 Capítulo cuatro. EL MALESTAR EN NUESTROS ESTABLECIMIENTOS DE ENSEÑANZA, 217
1. El sistema mnemotécnico mundial, 219 2. La reproducción digital de los territorios y la geo-información, 225 3. Industrias de la transmisión y sistemas educativos a) Conciencies y substratos: evocaciones y desarrollos, 230 4. Industrias de la transmisión y sistemas educativos b) Orientación y rctcncián, 242 5. 1ndusrrias de la transmisión y sistemas educativos c) Disgregación de los saberes y denegación de los no-saberes, 248
Capítulo cinco. HACER LA DIFERENCIA, 261 1. La espacialidad del ser-en-el-mundo y el "paso absolutamente desapercihido", 263 2. El sentido "existencial" de la educación, 271 3. La inciencia. Resumen y reinterpretación de 10 que precede, 274
4. Hacer la diferencia en el desiertu, 281 5. La diferencia como invención, 285 6. Devenir, futuro, indiferencia, 290 7. Real y posible entre Kant y Heidegger, 293 8. El objetivo de Kant a través del principio subjetivo de diferenciacIón. Necesidad de creer, 298
Capítulo seis. TECNOCIENClA y REPRODUCCIÓN, 31J l. De lo real a lo posible: la conmoción tccnocientífica, 313 2. Orientarse en las tinieblas de los posibles tccnocienrfficos, 318 3. La práctica en la filosofía crítica, 32J 4. El criticismo como negación de la invención, 324 5. ¿Qué queremos? Actualidad del principio subjetivo de diferenciación, 332 6. De lo posible a lo real: performatividad de la tecnociencificación, 336 7. El pueblo menos metaffsico, _H3 8. La integración dc los dispositivos retencionales ampliado al ser vivo, 349 9. Hiperindustnalización, hiperrcprcducibilidad y performarividad generalizada, 352 10. La física de los pusihles, 360 JI. Las nuevas condiciones patrimoniales de la adopción, 364 12. El derecho de reproducir, 367