NEKROSIS AÑO 2012. El hombre ha revolucionado completamente el mundo de la ciencia con el acoplamiento de chips y piezas...
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NEKROSIS AÑO 2012. El hombre ha revolucionado completamente el mundo de la ciencia con el acoplamiento de chips y piezas de computador sustituyendo un cerebro humano.
AÑO 2017. En la Tierra todo el mundo posee un ordenador, la población se dedica a sus trabajos desde el hogar.
AÑO 2019. Se descubre una vacuna contra el cáncer.
AÑO 2045. Se logran aunar las cuatro fuerzas de la naturaleza en una sola fuerza todopoderosa. El hombre hace y deshace a su antojo. Este gran avance hace tomar al hombre nuevos caminos de investigación completamente distintos a los que tenía.
AÑO 2047. Con los grandes avances tecnológicos, el hombre descubre una máquina capaz de teletransportar personas y objetos de un lugar a otro. El problema de los transportes y de la polución solucionado.
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AÑO 2048. Estudiando la teletransportación, el hombre logra traer al presente un objeto del siglo XIX. Se empieza a hablar de posibles viajes en el tiempo. A los pocos meses, esta realidad ya es posible.
AÑO 2051. Debido al uso abusivo de la población con los viajes en el tiempo y a la frecuente alteración del pasado hace que se estudien una serie de leyes que regulen este tráfico temporal. Se demora el asunto.
AÑO 2052. La ley se ve como algo urgente, debido al "Caso Rockets", en el que un hombre modifica el pasado asesinando a Hitler cuando apenas era un niño para evitar la gran hecatombe de la guerra hace más de 100 años. Debido a ese suceso, la población mundial se duplica de un instante a otro, por lo que se ve la necesidad de buscar nuevos mundos para la gente.
AÑO 2055. La eminente científica Luisa Lidorra, dice haber descubierto la posibilidad de viajar a otras dimensiones semejantes a la nuestra y habitables. El mundo entero se queda fascinado por su demostración.
AÑO 2057.
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El problema de la superpoblación solucionado gracias al viaje interdimensional. Se descubre una dimensión con seres vivos muy semejantes a los humanos. Se entabla contacto amistoso con ellos.
AÑO 2057 (en otra dimensión). El problema de la falta de "alimento" por los habitantes del mundo Vamp se incrementa debido a la gran epidemia de grott pereciendo en ella los últimos seres con sangre en el cuerpo. Tan sólo sobreviven a ella los vampiros y algunos magos protegidos de la enfermedad con sus hechizos. Los vampiros empiezan a asesinar a los magos más débiles para saciar su sed de sangre. Aparecen unos seres de otro mundo repletos de sangre sana y fresca. Los vampiros deciden camuflar su auténtica realidad y se hacen pasar por amigos de los nuevos visitantes.
AÑO 2058. Se produce un intercambio de tecnología con esos seres, los respectivos gobernantes de cada mundo realizan una serie de tratados de paz con los que se permite el libre tránsito de individuos de una dimensión a otra.
AÑO 2058 (en otra dimensión). El gran jefe de los vampiros, Pirata, el gran Demoño pacta con el gobernante de la Tierra, de manera que consigue una puerta interdimensional y el permiso de viajar entre dimensiones. Los vampiros llegan a las dimensiones donde se envió el excedente de población humana, destruyen las puertas dimensionales y atacan a la población allí residente.
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Mientras, en la Tierra no sospechan nada del ataque.
AÑO 2059. La científica Luisa Lidorra perfecciona su puerta dimensional, y realiza un modelo portátil consistente en una esfera cuatridimensional (permitiendo el viaje entre dimensiones y por el tiempo con sólo golpearla ligeramente). Se incrementan las relaciones con los vampiros, y a cambio de tecnología nos envían a algunos magos como regalo cultural.
AÑO 2059 (otra dimensión). Los vampiros siguen camuflando sus intenciones mientras su número se multiplica debido a las víctimas de otras dimensiones, pero aun así la sangre no falta. El gran Demoño Pirata decide deshacerse de los magos rebeldes supervivientes de la masacre del 2057 intercambiándola por tecnología de los humanos. Tan solo queda en ese mundo un poderoso mago negro llamado JC al que Pirata nombra su mano izquierda. JC con la tecnología recibida y sus conocimientos consigue crear armas poderosísimas capaces de destruir dimensiones enteras. Se planea un pronto ataque a la Tierra.
AÑO 2060. Los magos enviados cuentan a los altos mandos la verdad sobre las intenciones de los vampiros. Estos recelosos dudan, pero envían un equipo a investigar en las dimensiones con las que perdieron contacto un par de años atrás. El equipo vuelve menguado en gran cantidad y los supervivientes confirman lo contado por los magos.
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Se teme que haya vampiros infiltrados entre la población y el que hayan enviado a sus tropas al pasado.
AÑO 2060 (otra dimensión). Se prueban las armas vampíricas en una de las dimensiones más pobladas de vampiros para evitar el exceso de población y la escasez de "alimento". Los efectos son devastadores, la dimensión desaparece por completo, y en su lugar queda un enorme vacío en el continuo espaciotiempo. El Demoño sabe acerca de la traición de los magos y decide que la próxima dimensión a atacar sea la humana, pero para evitar la extinción de esa especie productora decide secuestrar a un par de individuos que no sepan nada de estos acontecimientos. Decide escogerlos del pasado. Para ello envía a otra época a dos de sus más temibles vampiresas y a uno de sus más terribles guerreros: Québec, Anuska y Dumbo.
AÑO 2061. Por una serie de filtraciones y de espías, los humanos se enteran de los planes de Pirata. y deciden enviar un libro narrando los hechos sucedidos y una esfera cuatridimensional al pasado para que un poderoso guerrero vaya a salvarlos, por medio de los libros y las leyendas del pasado descubren que en la Edad Media había muchos caballeros como los que necesitan. Abren una de las puertas dimensionales y arrojan a ella los dos citados elementos... Justo en ese mismo instante una gran explosión desintegra todo lo que había en la dimensión, alterando los datos introducidos en la puerta y mandando parte de la onda destructiva junto con los objetos.
AÑO 2061 (otra dimensión). La sed de poder de Pirata es inalcanzable. Decide atacar cuanto antes a los humanos, y enterado por un infiltrado en los altos cargos de lo que
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pretenden hacer los seres humanos, manda destruir la dimensión en el momento en que éstos llevan a cabo el viaje de los objetos por el tiempo. La gran explosión en la puerta abierta produce que en el vacío dejado en el espacio-tiempo se produzca una gran energía y una condensación de ondas espacio-temporales que crean un nuevo ser, el Dios Santi.
AÑO 1099. En una región del centro de Europa, del cielo surgió una gran explosión que arrasó con una gran parte del reino sobre el que se produjo tan curioso hecho. Al mismo tiempo que esto sucedía, un libro apareció en medio de las tierras arrasadas. El contenido de este libro era incomprensible, y debido a ello y a la explosión se consideró como una señal divina y fue trasladado al monasterio de los ascetas para que lo descifraran.
30 de Junio del año 1908. Una violenta explosión arrasó una amplia zona boscosa de 40 Km. de diámetro. Fue acompañada de una enorme columna de fuego, visible en toda la región del Tunguska Medio, en Siberia. El veredicto de los científicos fue que se trataba de un meteorito. Pero debió ser un meteorito bastante extraño: había derribado árboles en miles de millas cuadradas y, sin embargo, cerca del punto de choque habían quedado árboles en pie. No se encontró ningún rastro del meteorito. Tan sólo una única persona presenció el suceso, era un extraño monje de un no menos extraño monasterio de una región centro-europea. Se encontraba justo en la zona central donde no se produjeron daños, parecía que sabía lo que iba a suceder y el lugar justo para sobrevivir a la catástrofe. Recogió una misteriosa esfera plateada que había aparecido en el momento de la explosión y se marchó de allí sin que se volviera a saber nada de él ni de la esfera.
AÑO 1995.
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En un lugar apartado de las muchedumbres, surgieron de la nada tres siniestros personajes, dos hembras y un macho. - Ya sabéis cual es la misión: debemos encontrar especímenes humanos sanos y con suficiente sangre... -dijo Québec. - ..., secuestrarlos y llevarlos a nuestro mundo para que allí podamos estudiarlos y crear cosechas de sangre pura. Si es que ya me lo sé de memoria... -dijo en un tono irónico Anuska. Dumbo tan sólo esbozo una leve sonrisa en su inescrutable faz y asintió. - Bueno era para repasar los planes, primero debemos entrar en contacto con ellos, entablar amistad con los elegidos y cuando nos ganemos su confianza... ¡ZAS! Los llevamos con nosotros... ##### Mientras, en otro lugar bastante más apartado de allí, un joven estudiante preparaba un trabajo de investigación que le llevaba ya varios años de su vida. Dentro de pocos días se disponía a hacer un viaje a un monasterio de místicos del centro de Europa para consultar los libros de su biblioteca y poder completar así su gran trabajo... Junto con el irían su fiel compañero y ayudante el señor Tupé y un antiguo colega de trabajo que debía ir a un pueblo cercano al monasterio por otra serie de cuestiones, era el señor Swift. Atrás dejaría a su amada compañera Bambi, con la que había compartido grandes momentos inolvidables y entrañables, a sus antiguos amigos y a mucha más gente... Pero todavía faltaba una semana para la marcha, y esa semana se disponía a vivirla a tope, y cómo no, asistir al acto deportivo más importante: el partido baloncestístico que disputarían el equipo de la comarca con los Lakers.
AÑO ****. Sin saber ni cómo ni dónde se hallaba, el Ser se encontraba completamente desconcertado. Conocía pasado, presente y futuro de todo. Veía cómo los seres que han existido durante todos los tiempos iban evolucionando, extinguiéndose, matándose unos a otros, etc.
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Sintió ganas de que esa extraña sensación desapareciera, y de repente, se hizo la luz en su mente. Empezó a ver los acontecimientos de forma clara. Sin saber cómo, podía controlar que todo lo que estaba viendo en los distintos tiempos y mundos. Poco a poco el Ser empezó a tener consciencia de sí mismo y de su origen. Y se dio cuenta de que tenía una serie de poderes que le convertían en un ser superior al resto. Y decidió poner a prueba esos poderes...
AÑO 2176 a. C. ... y Abraham (con sus noventa y tantos años y su mujer estéril) escuchó una voz del cielo que le dijo: - "Abraham, tu no me conoces, pero yo a ti sí. Sé lo mucho que desearías tener un hijo, pero tu avanzada edad y tu mujer no te lo permiten ¿verdad?" - ¡Ostia! ¿qué es esto? - "Soy el Señor Dios, Santi para los amigos, y te digo que tu tendrás una descendencia tan abundante como las arenas de la playa. Y para que me creas te doy una prueba de mi poder". Al momento, una zarza de la que Abraham había cogido momentos antes unas deliciosas moras que le habían pringado la ropa empezó a arder sin consumirse. Unas maravillosas luces surcaron el cielo y una música celestial sonó a su alrededor. Abraham todo flipado se quedó con la boca abierta, mirando a todos lados y rebuscando entre la zarza ardiente. Y Dios le preguntó: - "¿Qué haces, Abraham? ¿Crees en mí?" - Estoy buscando las cámaras ocultas de "Inocente, Inocente". Pero como no veo ninguna por ningún sitio debe ser verdad lo que me dices contestó quitándose las sandalias para limpiar una cagarruta de oveja que había pisado.
AÑO 1995.
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En un bar muy concurrido se produjo un encuentro inesperado entre tres jóvenes nuevos en la ciudad y un grupo de habituales en ese bar. - Hola, ¿podéis ayudarnos? Es que somos nuevos aquí y no conocemos nada ni a nadie de la ciudad... - ¡Ah! Hola... encantados. Si queréis podéis quedaros un rato con nosotros y luego os enseñamos un poco los mejores sitios de por aquí. - ¡Vale! Yo me llamo Anuska, esta es Québec y este es Dumbo. - Encantados -se dieron un par de besos y se estrecharon las manos-. Esta es Bambi, este Tupé, este Swift y esta de aquí es Jovi, que va a ser una de las animadoras del partido que hay dentro de un par de días, y yo soy Miguelator ¿habéis venido para ver el partido? - Hum... más o menos. - ¿Y de dónde sois? -les preguntó Swift. - Pues... de muy lejos. ¡Buf! no conocéis el sitio -dijo Québec un tanto nerviosa por salir del apuro. Y así entre conversación y conversación (en las que Dumbo no decía nada), cerveza y cerveza (que los tres nuevos no probaron)... la noche pasó rápidamente y quedaron para el siguiente día. ##### En un callejón oscuro los tres nuevos se reunieron: - ¡Uff! Ya hemos establecido contacto -dijo Québec. - Sí, pero tengo mucha hambre y necesito sangre fresca... - Tienes razón, hace mucho que no tomamos nada. Vamos a cazar un poco por ahí. Salieron del callejón, y sigilosos se encaminaron hacia un parque que había por allí cerca. Al poco vislumbraron su presa: un pobre pobre que dormía sobre un resquebrajado banco de madera arropándose como podía con una multi-remendada manta de lana y fieltro que había encontrado un día pasado mientras rebuscaba en el basurero municipal buscando alguna que otra rata que llevarse a la boca. Los tres se fueron acercando poco a poco, le agarraron impidiendo que pudiera hacer algún movimiento y para que no gritara Dumbo le cortó las cuerdas vocales con un enorme cuchillo mientras que las dos vampiresas se lanzaban sobre su cuello insertando sus afilados colmillos sobre el pobre hombre.
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Cuando hubieron saciado su apetito, Dumbo cogió el cuerpo inerte de la víctima y le abrió en canal, desparramándose sus vísceras y entrañas por el verde césped. Luego cogió las partes más carnosas y jugosas que encontraba entre los restos y las comió completamente crudas dejando parte de ellas en un saquillo que llevaba para "picar" algo cuando sintiera necesidad de ello. Y todo sin decir una sola palabra.
AÑO ****. - ¡Ja! Esto es impresionante. Puedo hacer todo lo que quiera y se me antoje. Pero no me aprovecharé mucho de estas débiles criaturas, pues gracias a ellas existo yo... Aunque hay algo que necesito y que no tengo: casi todas las criaturas tienen una pareja, y yo estoy solo, quiero al menos una de ellas para mí y para que me engendre en una forma cárnica.
AÑO 1 a. C. Y el ángel del Señor se le apareció a María: - María, has sido tú la elegida por Dios para ser su compañera y tener la fortuna de traer al mundo a su especie sustancial. - ¡Anda ya! Si yo no le conozco de nada... Además, no me llames así que me gusta más que me llamen Saura. - Bueno Marí... ¡ejem!... Saura, que te he dicho que serás la madre del hijo de Dios y ya está. No se hable más. - ¿Pero por qué? Además, ¿cómo va a cohabitar conmigo si Dios es un ser no tangible? - ¡Anda cállate ya y no pongas más pegas! Que Dios se ocupa ya de todo: el compromiso, la boda, el banquete... - Bueno, en ese caso... Hágase en mí según su palabra. Y en ese instante una gran luz bajó desde el cielo e iluminó por completo a Saura que empezó a engordar alarmantemente. Al rato llegaron los padres de ella: - ¡Pero hija! ¿Qué te ha pasado? - Pues ya veis, que estoy preñada... - ¿Cómorrrl? ¿Y quién ha sido el desgraciao que te ha hecho semejante felonía? -dijo su padre mientras agarraba el mayor garrote que había en la casa.
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- "Si digo que ha sido Dios me tomarán por loca y por blasfema y seguramente que me apedrearán, he de inventarme algo..." -pensaba Saura sin saber cómo salir del embarazoso lío en el que estaba metida. En ese instante entró a la casa el hijo del carpintero que traía una mesa que había encargado el padre de Saura mucho tiempo atrás. - Güenas, que aquí está la mesa de chopo que nos había encargado... - ¡Ha sido él! -gritó Saura casi sin pensar. - ¡¿Ese?! Pero si es medio marica... y además es carpintero... - Oiga que yo no me he metido con usted, y que digan lo que digan por ahí, yo soy “mu” macho... -replicó el mozuelo. - Eso ya lo veo... ¡Venga! Arreando los dos a la vicaría... -dijo el padre mientras levantaba la tranca y señalaba con ella a la puerta. - Pero si yo no... -fue lo único que pudo decir el joven carpinterillo antes de recibir tal garrotazo en la cabeza que lo dejó en estado comatoso. - Ahora ya si que no vas a ir más con mujeres -dijo la madre agarrando unas oxidadas tijeras que había por allí. Entonces, un personaje surgido de la nada se materializó ante todos ellos con una luz maravillosa...
AÑO 1995. De nuevo el grupo de amigos se reunió con los recién llegados. Y empezaron a hablar de sus cosas y a comentar las noticias del periódico. - ¿Habéis leído "The Jaula Post"? Dice que ayer por la noche un mendigo fue asesinado brutalmente y descuartizado en esa calle de ahí al lado -dijo Tupé señalando la supuesta calle con un movimiento de cabeza. - Si es que hay cada gente por ahí... -contestó Anuska intentando disimular una ligera risilla. - Por cierto, y hablando de otra cosa. Tengo que adelantar mi viaje, con lo que me gustaría ir al partido... Bueno otra vez será -dijo Miguelator. - ¿Y eso por qué? Me prometiste que irías conmigo -dijo Bambi. - Es que comprende que la historia ya se está alargando mucho y aún no ha pasado nada importante -respondió Miguelator. - ¡Ah! Bueno, si es por eso vale... Y tras hacer las maletas, comer un poco, comprar los billetes y despedirse de todos, nuestro héroe y sus compañeros se marcharon en tren rumbo a al monasterio de los ascetas.
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##### Y el tiempo pasó, y el día del partido llegó al tiempo que los viajeros llegaban a su destino. - Bueno, vamos al partido que tenemos que verlo como sea -dijo Bambi. - Eso que me tenéis que animar mucho -dijo Jovi. - ¿Animar a la animadora? Pues no tiene mucho sentido -añadió Québec mientras pensaba que el momento del secuestro ya estaba cerca. - Bueno, es igual... La cosa es que el día ha llegado -dijo Anuska con doble sentido: el del partido y el del secuestro. Dumbo tan sólo esbozó una maliciosa mueca y rió un poco para sus adentros. Aún no había dicho una sola palabra desde que habían llegado: ¿sería mudo?
AÑO 1203. En un misterioso monasterio oculto entre bosques impenetrables y rodeado por montañas, un grupo de sabios acababa de descifrar los secretos de un libro enigmático enviado, según creían ellos, por Dios doscientos años atrás. - Esto es magnífico. Si lo que dice es cierto, podremos avanzar mucho en nuestra sabiduría trayendo y estudiando cosas del futuro. - Sí, pero necesitamos tener la esfera de la que habla el libro... - Bueno, como sabemos todo lo que va a pasar transmitiremos un mensaje a todos los que entren en nuestra orden para que, llegado el día en que la esfera aparezca, la recoja y la traiga a nosotros. - Pero hasta ese momento lo mejor que podemos hacer es ocultar este libro para evitar que caiga en malas manos. - Tienes razón, hermano. Lo llevaremos a las catacumbas y pondremos una serie de trampas y pruebas a superar para poder alcanzarlo.
AÑO 1995. El estadio estaba a rebosar, la gente chillaba, saltaba y aplaudía cada jugada que hacía uno de los dos equipos. Y entre tanta euforia se llegó al descanso con el resultado de: 76-80 a favor de los Lakers. Página: 12
Salieron las animadoras, y al ritmo de una música frenética empezaron a saltar y a dar volteretas de un sitio a otro. Y en medio de tanta algarabía... - ¡Todo el mundo quieto! -gritó Québec mientras sacaba un inmenso machete bajo su vestido- ¡Tú, tú y tú! ¡Venid conmigo! Todo el estadio estalló en un grito de horror cuando las dos vampiresas se lanzaron sobre la multitud mordiendo todo cuello que tenían al alcance de sus colmillos. Dumbo agarró a Bambi y se fue en busca de Jovi cortando cabezas y atravesando cuerpos con su poderosa espada hasta que llegó al centro de la cancha y cogió a la animadora. Entonces profirió un grito tal que se escuchó sobre toda la multitud, y de inmediato las dos vampiresas se encaminaron hacia la pista. Cuando se reunieron los tres, Anuska sacó una misteriosa esfera de su bolsa, y golpeándola un poco con los dedos dijo: - ¡De vuelta a casa! Y se desintegraron en el aire dejando atrás una gran cantidad de cadáveres en el estadio. Desde luego el partido sería largamente recordado. ##### Mientras, en un pequeño pueblecillo del centro de Europa: - Yo me voy a ir marchando al monasterio para preparar nuestros aposentos, si queréis podéis dar una vuelta por el pueblo y buscar a tu contacto aquí -dijo Miguelator a Swift y Tupé. - Sí, voy a buscarlo. Y quizá nos vayamos a tomar un par de copas por los bares de la zona para celebrar nuestro reencuentro -le contestó Swift. - ¡Eh! Que yo me apunto a los bares, pero me tendrás que dejar algo de dinero, porque yo ando algo mal de pelas y... -dijo Tupé. - Tranquilo, que invitaré yo -añadió Swift.
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Y se marcharon tan felices por las calles de tan pintoresco pueblecillo. ##### Al poco tiempo, Miguelator llegó a las puertas del monasterio. Era un sitio inmenso, con muros de piedra que deberían medir unos dos metros de grueso. Llamó a la puerta de madera con un gran aldabonazo, y al poco tiempo un hombre cubierto con una túnica marrón y el capuchón sobre la cabeza abrió la puerta de varios metros de altura y le dijo: - ¿Quien osa perturbar la paz de este tranquilo monasterio? - Yo, Miguelator. ¿Esta el padre prior? - No, ya esta “miejor”... je, je. Perdone este chiste tan malo, pero en este retirado lugar si no fuera por nuestro buen humor nos volveríamos locos. - Tranquilo, lo comprendo. Verá, el otro día mantuve una conversación telefónica con él y me dijo que podía venir a pasar una temporada para hacer un trabajo. - Sí ya me acuerdo... Verás, en realidad en el monasterio tan sólo quedo yo. Antes nuestra congregación era muy numerosa y llegamos a ser muy importantes en la ciencia de tiempos pasados, pero ahora los tiempos que corren son difíciles y hay mucha falta de fe... Incluso yo dudo de muchas cosas sobre mi fe, pero he de guardar el monasterio y no puedo marcharme de aquí. - Lo siento, señor... - Puedes llamarme fray Manolo. Acompáñeme que gustosamente le enseñaré esto un poco. Los dos se encaminaron al interior del monasterio entre una oscuridad casi total mientras las puertas se cerraban solas tras ellos. ##### En el pueblo, Swift y Tupé se encontraban con el contacto del primero: - ¡Hombre! Cuánto tiempo sin verte... -gritó con alborozo Swift. - ¡Amigo mío! Creía que ibas a venir dentro de un par de días. - Ya, pero adelantamos el viaje. Pero eso da lo mismo, ven que te presento a un amigo: Tupé este es Milán, Milán este es Tupé.
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- Encantado -dijeron los dos al mismo tiempo mientras se daban las manos. - Bueno, vamos a tomar un par de copichuelas en algún bar cercano. Y se marcharon los tres tan felices entreteniéndose en una vanal conversación.
AÑO 2061 (otra dimensión). Los tres enviados regresaron a su mundo trayendo consigo a dos humanos. - Ya estamos aquí, gran Demoño Pirata -dijeron las vampiresas al tiempo que hacían una reverencia. - Ya era hora... os mandé hace un año -dijo Pirata indignado. - Perdónanos, oh señor, pero no fue culpa nuestra, algo ha interferido levemente en el viaje interdimensional-temporal. - Debe ser culpa de la destrucción de la dimensión humana que acabamos de hacer. Os lo habéis perdido, pero ya lo repetiremos con otras dimensiones. ¡Ja, ja, ja, jaaaaaa!
AÑO 1995. Los rayos del sol se filtraban por el estrecho ventanuco que había en la pared incidiendo sobre las caras dormidas de Tupé, Swift y Milán que dormían a ronquido limpio. - Despertad de una puñetera vez, que hemos venido a trabajar y no a dormir -gritó Miguelator entrando de golpe en el aposento. - ¿Qué pasa? -dijeron todos mientras se desperezaban. - Anda, que menudo espectáculo el de anoche ¿no? -dijo Miguelator con cara poco amistosa. - ¿De qué estás hablando? -dijo Tupé aún medio dormido. - Ayer, os fuisteis a "tomar una copa". Pues bien, os emborrachasteis de tal manera que los habitantes del pueblo os querían linchar por escándalo público, y suerte que pudimos oír vuestros cánticos y risotadas y os trajimos aquí a dormir la mona que sino... Pero bueno, qué se le va a hacer. Levantaos ya y vamos a hacer algo. Al rato y una vez hechas las presentaciones, llamaron a la puerta. - ¿Quién será? -preguntó Milán mientras se dirigía a abrir. Página: 15
Cuando abrió, un joven alto le dijo: - Su periódico señor, el servicio de correos llega siempre por muy lejos que sea. - ¿Qué dices? Yo no estoy suscrito a ningún periódico... - ¿No es éste el monasterio de los frailes ascetas? - Sí. - ¿Y no es usted fray Manolo? - No, pero pasa y espera aquí mientras le llamo. ¿Tienes alguna carta para mí?, vivo en el pueblo. - Pues no sé, dígame cómo se llama. - Soy el señor Milán. - Pues no -respondió el cartero tras mirar en el correo-. Yo soy Loquillo, el mejor cartero del mundillo. Al poco llegó fray Manolo, recogió el periódico e invitó al muchacho a un refresco para que descansara del largo camino que separaba el monasterio del pueblo. ##### Mientras tanto, en la biblioteca del monasterio Miguelator descubrió un antiguo libro oculto entre montones de papelotes, legajos y sobre todo mucho, mucho, mucho polvo. - ¿Qué es esto? -se preguntó con curiosidad mientras lo sacaba de aquel montón desordenado de libros-. "Relación de los acontecimientos ocurridos en la lucha contra los vampiros de otra dimensión" -leyó el título en voz alta. Lo ojeó con extrañeza y con cuidado para no estropear sus delicadas páginas que se rompían casi al tocarlas debido a la antigüedad del libro. - Curioso, muy curioso... Un libro de ciencia ficción escrito en la Edad Media. Nunca había oído hablar de semejante cosa. Lo dejaré aquí apartado y luego preguntaré a fray Manolo sobre él. Pasado un buen rato y ya cansado del estudio, volvió donde estaban los demás manteniendo una profunda conversación. - ... pero si lo ponemos a fuego lento una hora, la crema saldrá mucho más suave y jugosa -escuchó como decía Loquillo a los otros que escuchaban con atención el modo de preparar un exquisito puré de sobre. - Fray Manolo, ¿puedo preguntarle una cosa? -interrumpió Miguelator la conversación cuando entró en la habitación.
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- Sí, claro. ¿De qué se trata? -le respondió fray Manolo. - He encontrado este libro en la biblioteca, y me parece que es un ejemplar muy extraño. Quisiera que me contaras algo sobre él. Fray Manolo cogió el libro y dijo: - Este es el libro que más secretamente guarda nuestra orden. Lleva en este monasterio desde hace casi mil años. Y según dice la tradición, fue entregado por Dios a nosotros para revelarnos parte de sus secretos. Nuestros monjes lo estudiaron durante siglos, y dijeron que el libro contaba cosas maravillosas de la ciencia del futuro, pero que en el futuro el hombre se verá en muy grave peligro y recurrirá a antiguos caballeros para lograr su salvación. También lograron deducir que uno de los aparatos de los que habla el libro llegaría a la Tierra en 1908, y enviaron allí a uno de los nuestros para que lo recogiera y lo ocultara en las catacumbas sacando el libro que llevaba allí cientos de años. Pero todo debe ser un cuento, por que en las catacumbas no hay absolutamente nada... - Que historia tan interesante -dijo Milán-. No había oído hablar de ella por la comarca. - Claro -respondió fray Manolo-. Era un secreto que guardaban celosamente los de nuestra orden para evitar que cayera en malas manos. - Sin embargo, si era tan sólo un cuento, ¿por qué seguir manteniendo el secreto del libro? -preguntó Tupé. - ¿Qué más da un cuento más que un cuento menos? - En todas las leyendas hay algo de cierto que no conocemos... -dijo Swift. Entonces, fray Manolo agachó ligeramente la cabeza y no dijo ni una palabra.
AÑO 1973. En un apartado rincón de su habitación en el monasterio, un joven monje recién llegado leía a hurtadillas uno de los libros secretos de la orden de los monjes ascetas sabios. Lo había cogido de la biblioteca para corroborar la fantástica historia que le había contado su maestro el día anterior. Aquello era maravilloso. Si el libro tenía razón podría viajar por el tiempo y entre otros mundos desconocidos. Pero únicamente si lograba encontrar la esfera de la que hablaba el libro...
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Al día siguiente se dirigió a la hora de maitines hacia las casi derruidas catacumbas dispuesto a conseguir tan preciado objeto que había ocultado allí el hermano Dimitry a principios de siglo. Se introdujo por un estrecho pasillo oscuro y torció a la derecha, luego siguió un poco al frente y llegó a una pared. Movió una estalactita que había a su lado y la pared se movió dejando paso a una habitación enorme. Una vez allí, sorteó como pudo la trampa de las lanzas, las baldosas falsas en un pasillo lleno de baldosas blancas y negras, atravesó a nado el lago de la Muerte esquivando a todos los espíritus que pululaban por allí, resolvió el acertijo que le hizo el anciano de la cueva, y tras muchos otros peligros por fin llegó a una habitación redonda en cuyo centro había una caja de bronce con una brillante esfera plateada en su interior. La cogió, y ocultándola entre sus ropajes salió de allí sorteando de nuevo todos los peligros que se había encontrado por el camino. Una vez de vuelta al monasterio, escuchó a su maestro que a su espalda le preguntaba: - ¿De dónde vienes, fray Manolo...?
AÑO 1995. Aquella noche, Miguelator no pudo dormir debido a que estuvo pensando en la historia que le había contado el monje y a los truenos y relámpagos de la espantosa tormenta que se había desencadenado casi de repente obligando a todos, incluido al cartero, a quedarse en el interior del monasterio toda la tarde. Sin poder conciliar el sueño, se dispuso a dar una vuelta por el monasterio y, si era posible, por las catacumbas... Se levantó del camastro y salió de la habitación entre la oscuridad. En el pasillo hacía mucho frío, pero eso no le importaba pues en la habitación hacía tanto frío como allí fuera. Recorrió los angostos y tétricos pasillos del monasterio, bajó a las catacumbas, las recorrió de cabo a rabo, y como dijo fray Manolo allí no había nada excepto unas cuantas ratas y un suelo resbaladizo que le hizo dar más de un traspiés.
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Cuando volvía a su habitación de su nocturno paseo, pasó junto a la habitación de fray Manolo que aún no se había acostado o ya se había levantado por la luz que brillaba en su interior y que se filtraba por una rendija de la puerta entreabierta. - ¿Le ocurre algo fray Manolo? -preguntó Miguelator mientras miraba al interior por la rendija que había agrandado al empujar ligeramente la vieja puerta de madera. - ¿Ehh...? no nada -dijo el monje sorprendidamente mientras ocultaba algo en una antigua urna de bronce. - ¿Que es eso de ahí? -volvió a preguntar curioso Miguelator señalando la caja. - ¡Bufff! -supiró fray Manolo-. Pasa, te lo enseñaré... Lo ibas a descubrir tarde o temprano. Escucha, la historia que os conté esta tarde no es ninguna patraña. Lo que cuenta el libro es cierto, y la esfera existe realmente. La tengo yo en mi poder... Nunca me he atrevido a utilizarla y ya no me acordaba de ella hasta que volviste con el libro y me vino a la mente de nuevo... Puedes cogerla si quieres, pero no sé las consecuencias que puede tener su uso... Miguelator miró maravillado la esfera que reposaba en la caja, y le contestó: - No, gracias. Tienes razón queriendo ocultarla para evitar las desconocidas consecuencias que pueda tener. Y además sería horrible si cayera en malas manos. - Sí, pero eso ya ocurrirá, lee el libro y lo verás... Los mundos serán destruidos por los vampiros.
AÑO 2061 (otra dimensión). Los prisioneros fueron llevados a un laboratorio experimental en donde serían sometidos a innumerables y tormentosas pruebas para sacar de ellos parte de su sangre y poder cultivarla en fábricas especiales. Allí, en el laboratorio, se encontraba el último de los magos que había en el mundo de los vampiros, el malvado JC. - Atadlas a la silla y marchaos de aquí -dijo JC a los soldados que le habían llevado a las dos jóvenes. - ¿Qué nos vas a hacer? -preguntó Bambi a tan retorcido personajillo.
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- De momento nada, pero luego empezaré a extraer toda vuestra sangre poco a poco y la iré analizando y haciendo experimentos con ella para obtener una nueva sangre fresca y alimenticia. - Pero si tú no necesitas tomar sangre... ¡Eres un mago! ¿Por qué lo haces? -le preguntó Jovi a voz en grito. - Para conservar mi vida, no quiero enfrentarme a toda una legión de vampiros sedientos de sangre siendo yo el único portador de ella en esta dimensión... -contestó JC tan cerca de su cara que Jovi podía sentir su respiración en las mejillas.
AÑO 1995. Cuando amaneció, la tormenta ya había pasado, y el joven cartero había vuelto al pueblo para hacer el reparto del día con la promesa de volver a tomar el aperitivo con ellos una vez acabado el reparto. La mañana pasó rápido mientras los huéspedes del monasterio desayunaban, terminaban de preparar sus cosas y charlaban. Así, llegó la hora del aperitivo, y Loquillo volvió al monasterio: - ¡Uf! Vengo cansadísimo... Dejadme una silla para que repose mi agotado cuerpecillo serrano. - Anda pasa, que ya será menos... -le dijo fray Manolo con buen humor y una sonrisa en la boca. - Que te crees tu eso, llevo andando desde las cinco de la mañana y no he parado hasta ahora... Por cierto, os he traído el periódico -explicó sudoroso y fatigado Loquillo. - A ver, déjame verlo... "Gran matanza durante un partido de los Lakers (más información en páginas interiores)" -leyó en voz alta Swift. - ¡¿Quééé?! Pero si a ese partido fueron Bambi y Jovi... Trae el periódico aquí -gritó apresurado Miguelator mientras le arrancaba de las manos el periódico a Swift. Miguelator buscó rápidamente las páginas donde venía la noticia y empezó a leer en voz alta: - "... durante el partido de los Lakers celebrado anteayer, tres misteriosos seres aprovechando el descanso del encuentro empezaron a cortar cabezas y a descuartizar a todos los espectadores que había en el estadio. Los pocos supervivientes a la masacre dicen que secuestraron a una de las animadoras y a una amiga suya y que desaparecieron todos en el aire diciendo que volvían a casa. El número y el estado de las víctimas es tal que no se pueden contar por cadáveres sino que las están contando por
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kilos, pero lo mas extraño que tienen casi todos los cuerpos son unos misteriosos agujeros en el cuello como si hubieran sido mordidos por algún animal. Y lo peor de todo es que nos quedamos sin saber el resultado final del encuentro que hasta la hora de tan horrible suceso el marcador tenía el resultado de 76-80 a favor de los visitantes...". - Pero eso es horrible... -dijo Tupé preocupadísimo. - Sí, por que según el número de entradas vendidas habrá habido unas 20000 víctimas, y posiblemente las dos secuestradas sean Bambi y Jovi pues los Lakers llevaban a sus propias animadoras excepto a una que era nuestra amiga Jovi, y que yo sepa Bambi era su única amiga que había en el estadio... -añadió Swift con el rostro pálido. - No, si es que había apostado 500 pelas a que perdían los Lakers y como tomaran ese resultado final... -le contesto Tupé cada vez más preocupado. - ¡Pero serás...! -le recriminaron gritando Swift y Loquillo. - Fray Manolo, ¿puedo hablar contigo en privado, por favor? -le dijo Miguelator a fray Manolo. - Sí, claro... Vamos a mi habitación. Aunque creo que ya sé qué es lo que vas a decirme -le respondió fray Manolo mientras se levantaba de su vetusto sillón. - Disculpadnos un momento, seguid con vuestra discusión... -les dijo Miguelator a los demás que no le escucharon pues estaban discutiendo sobre la sensibilidad de Tupé y cosas similares de su persona. Ya en la habitación de fray Manolo, los dos se sentaron al borde de la cama y empezaron a hablar: - Quisiera pedirte que me dejaras usar la esfera cuatridimensional para ir en busca de Bambi y de Jovi a la dimensión de los vampiros... -le pidió Miguelator. - Ya te dije ayer que podías cogerla cuando quisieras, pero que no sé si funcionará... Quizá puedas irte y no regresar... - Lo sé, pero antes de irme a esa dimensión por si no puedo volver haré unas pruebas entre otras dimensiones y tiempos donde no haya peligro de caer en manos de los vampiros... - De acuerdo... -dijo fray Manolo mientras sacaba la urna de bronce que tenía oculta en un agujero secreto de la pared-. ¡Espera! Quisiera que me hicieras un favor a mí... Como no tienes un destino determinado, me gustaría saber cómo era la Virgen María y saber lo que pasó durante la anunciación. - Vale, allí será mi destino. Si veo que hay algún problema volveré de inmediato.
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Entonces Miguelator cogió la esfera y la golpeó ligeramente con un palito mientras pensaba en su destino... Y desapareció de allí rumbo a donde tenía en mente.
AÑO 1 a. C. Era una habitación cavada en la roca, con un pequeño ventanuco por el que entraba la luz, y allí se encontraban una joven doncella con prominente vientre, un señor con cara de mala leche y con garrote en mano, una mujer también con cara de pocos amigos y con enormes tijeras oxidadas y otro joven muchacho inconsciente en el suelo. Todos le miraban con cara de alucinados y el hombre del garrote le dijo a Miguelator recién aparecido: - ¿Quién leches eres tú y qué carajo has venido a hacer aquí con esa luz que casi nos deja ciegos a todos? Y antes de que Miguelator pudiera contestar, Saura dijo: - ¡Es un ángel del Señor! ¡Ha venido porque a Dios no le gusta lo que habéis hecho con el hijo del carpintero! - ¿Y no ha podido venir para castigarte a ti por tu pecado? -le respondió la mujer a Saura. - Esto... ¿Es aquí donde vive la Virgen María? -preguntó algo dubitativo Miguelator. - Sí aquí vive María, pero no le gusta ese nombre y se hace llamar Saura, y lo de virgen... -le dijo el hombre. En ese instante el joven inconsciente empezaba a despertarse: - ¿Ehh? ¿Qué pasa aquí? -fue lo primero que pudo decir mientras levantaba la cabeza y todo lo que veía le daba vueltas. - Tú te callas... -dijo de nuevo el hombre dejando caer de nuevo el garrote sobre la cabeza del pobre muchacho que se desmayó otra vez. - Jo, padre... Que bruto eres... -dijo Saura. - ¡Tú a callar o te arreo a ti también! -le gritó la “sota de bastos” a Saura mientras levantaba el garrote hacia la cabeza de ésta. - De eso nada... -dijo Miguelator interponiéndose entre el palo y la mozuela. - Porque eres un ángel del Señor, que si no... -dijo el hombre bajando de nuevo el madero y conteniéndose como podía. - Ya me he hartado... ¡Sácame de aquí y llévame a donde tú vienes! dijo Saura a Miguelator mientras se abrazaba a él. - Pero... Si yo no puedo... -intentaba excusarse Miguelator.
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- ¿Cómo que no puedes? ¿No eres un ángel? -habló de nuevo el hombre de la garrota al tiempo que la levantaba otra vez y se dirigía hacia ellos. - Pues no, yo soy... -dijo Miguelator sacando la esfera y golpeándola de nuevo para viajar otra vez de vuelta al monasterio y evitar el garrotazo del hombre enfurecido. Lástima que al desaparecer en el aire la tranca no encontrara nada que la parara excepto la cabeza del hijo del carpintero que empezaba a volver en sí de nuevo.
AÑO 1995. De vuelta a la habitación de fray Manolo... - ¿Que tal ha funcionado la cosa?... ¿Y quién es ésta? -preguntó extrañado fray Manolo. - Ha ido bien... Por cierto, ¿no querías saber cómo era la Virgen María? Pues aquí la tienes... -le contestó Miguelator mientras se secaba el sudor de la frente. - ¡No jodas! ¿¡La has traído a nuestra época!? -dijo fray Manolo quedándose con la boca abierta. - Pues sí, ya ves... Cosas de la vida... Fray Manolo se quedó unos breves momentos contemplándola y dijo: - Ahora sí que empiezo a tener dudas sobre mi fe... Y salieron los tres de la habitación para explicar lo sucedido a los demás que seguían discutiendo.
AÑO ****. - ¿Eh, qué pasa aquí? Los acontecimientos han cambiado... Trataré de ver lo que ocurre... ¡Ah! Ya son estos humanos que se han llevado a mi concubina de su época habitual, bueno, no creo que pase nada... A menos que si se disponen a ir al mundo de los vampiros los destruyan en una época anterior a mi surgimiento y desapareceré como si nunca hubiera existido... Creo que tendré que tomar cartas en el asunto -pensó Santi.
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Tras dar largas explicaciones sobre lo ocurrido a Tupé, Swift, Loquillo y Milán, estos se quedaron con la boca abierta. - Así que la historia del libro es verdadera... -afirmó Milán. - Pues sí, y tenemos que hacer algo para evitar la catástrofe que se producirá en el futuro -dijo fray Manolo. - Un momento... Yo no me estoy enterando de nada... Según decís, esto es el futuro y se producirá una gran hecatombe si no hacéis nada ¿no? Y me habéis traído del presente para ayudaros... -dijo Saura. - ¡Eh! Que la que me ha pedido venir conmigo has sido tú -protestó Miguelator-. Pero lo otro más o menos es como dices... Si quieres enterarte bien de todo lee el libro que tiene fray Manolo y sabrás de qué estamos hablando. - Dejaos de charla y vamos a decidir qué hacer -intervino Tupé. - Yo pretendía partir a la dimensión de los vampiros cuanto antes y allí rescatar a nuestras amigas y acabar con todo lo que se interponga en nuestro camino ¿Quién se apunta? -dijo Miguelator. Al momento todos alzaron el brazo y dijeron: - ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! Pero Miguelator miró a Saura y dijo: - ¿Tú también? Pero si en tu estado no creo que sea aconsejable... Además, es muy peligroso y si le ocurre algo a la Virgen María no quiero ni pensar el follón que montaríamos en la historia de la humanidad. - Pues yo creo que ya lo habéis liado bastante trayéndome aquí -le respondió Saura. - Bueno, sí... Pero te haremos volver a tu época antes de marcharnos. - ¡Que te crees tú eso! Yo no vuelvo hasta que a mi padre se le pase el mosqueo y deje aparcada la tranca... - Un momento, yo creo que quizá pueda ayudarnos en algo intercedió fray Manolo poniéndose de parte de Saura. - Pero ten en cuenta que está embarazada... - Da igual, entre las antiguas pociones que hay por el monasterio hay una que hace desaparecer todos los síntomas externos y corporales del embarazo. Lo usaban en la Edad Media para que las mujeres no dejaran de trabajar en el campo cuando estaban preñadas -explicó fray Manolo. - Bueno, pero yo no me hago responsable de lo que pueda ocurrirle ni de las consecuencias que tenga -accedió al fin Miguelator de mala gana. - ¡Bien! Venga fray Manolo trae aquí esa pócima que no aguanto más con este pedazo de bombo... -dijo Saura entusiasmada.
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Al poco tiempo fray Manolo trajo a la habitación una antigua botella llena de polvo que contenía un extraño líquido violeta. - ¡Aja! Aquí está... -dijo mientras llenaba un vaso con el contenido de dicha botella-. Esperemos que no esté caducado... Saura cogió el vaso, olió su contenido líquido, arrugó la nariz por el pestilente olor que tenía, y con mano temblorosa se llevo el vaso a los labios mientras empezaba a beber con cara de sufrimiento. Cuando hubo terminado por completo el vaso dijo: - ¡Puaaggg! Está asqueroso... - Ya será menos... -contestó fray Manolo que aún sostenía la botella en sus manos. - ...y además creo que me ha sentado mal -continuó Saura llevándose las manos al abultado y prominente vientre mientras se inclinaba ligeramente hacia delante. Y todos se abalanzaron sobre ella para sostenerla y que no se viniera al suelo, la pusieron recta de nuevo y la dejaron suelta al ver que no sufría ningún desmayo. Al poco otra vez empezó a inclinarse hacia delante y de nuevo todos fueron a cogerla, pero dijo: - ¡Bueno, dejadme tirar el pedo tranquila! ¿No? Y en efecto, empezó a soltar gases. Al principio suavemente y sin producir ruido alguno, pero luego de manera tan brutal que las todas las piedras del monasterio temblaron. Y según iban produciéndose las terribles ventosidades poco a poco desaparecía el vientre que sobresalía del cuerpo de Saura. Y cuando hubo terminado, tenía un cuerpo increíblemente estilizado que produjo comentarios varios: - ¡Jo! Está buenísima... -Miguelator. - ¡Mozaaa! ¡Ven pa'ca!... -Swift. - Fiu, fiuuu... (silbido de admiración) -silbó Loquillo. - ¡Y yo con estos pelos! -Tupé. - ¡Ondiá! -Milán. - ¡Maldito voto de castidad! -fray Manolo. - Menudos salidorros -Saura.
AÑO ****. - ¿Qué haré? ¿Los destruiré a todos antes de que se marchen? ¿Los dejaré vagando eternamente entre las dimensiones? No, si hago esto acabaré con mi concubina y no me hace ninguna gracia... Lo mejor será que
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tome un cuerpo humano y que parta hacia el mismo destino que ellos decidió Santi. Y nada más pensar en ello...
AÑO 2061 (otra dimensión). - ¡Bueno! No está mal mi nuevo aspecto -se dijo Santi en cuanto llegó a su destino-. Espero que no haya perdido mis poderes de divinidad. Probaré a hacer algo... Y al momento en el aire apareció ante el una imagen que representaba lo que estaban haciendo en ese instante nuestros héroes en el año 1995. - Bien, bien... Se preparan para la partida -dijo Santi con una sonrisilla maliciosa. ##### Mientras tanto en un tétrico y pestilente laboratorio, el impío JC hacía todo tipo de pruebas a Bambi y Jovi. - Tranquilas, que esto casi no os va a doler nada... ¡Ja, ja, jaaa! -dijo JC mientras portaba unos extraños cilindros junto a las sillas de tortura en las que se hallaban atadas las dos muchachas. - ¡NOOOOOOO! -gritaba Jovi desesperada y llena de terror. - ¡Tranquila, sé fuerte...! No le des el gusto de tenerle miedo a ese reptil gusano... -intentaba tranquilizar Bambi a su compañera, pero la verdad era que ella también se encontraba llena de miedo. - ¡¿Cómo que reptil gusano...?! -exclamó enfurecido JC mientras se volvía hacia Bambi con el rostro enrojecido por la ira, los dientes apretados y los ojos casi saliéndose de las órbitas-. ¡Tú serás la primera en probar mis máquinas infernales!... - ¡No te tengo miedo ni a ti ni a tus estúpidas máquinas que no sirven para nada! -le desafió Bambi mientras le escupía a la cara. - Eso lo veremos... -dijo JC limpiándose el gargajo que le escurría por la cara hacia abajo-. Con estos cilindros os extraeré parte de vuestras neuronas cerebrales, luego os extraeré gran parte de la sangre de vuestro cuerpo gota a gota, prolongando estos sufrimientos hasta el borde del desmayo, y si os desvanecéis, detendré durante un instante el suplicio para despertaros con una serie de descargas eléctricas en el centro justo de
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vuestro cerebro para luego continuar con la extracción de sangre... Cuando tenga ya todo lo que necesito, os despellejaré vivas y empezaré a hacer más pruebas con vuestros tejidos corporales. Y con todos los resultados que obtenga de esto, construiré una cosecha de seres humanos ricos en sangre y al servicio de los vampiros que no dudarán en sacrificarse para alimentar a sus amos... ¡Ja, ja, ja, jaaaaaa! - ¡NOO, POR FAVOR, TEN PIEDAD! -suplicaba Jovi llena de desesperación. Pero JC no parecía tener piedad, y empezó a introducir los cilindros por los oídos de Bambi y Jovi que gritaron espantosamente por el dolor que empezaban a soportar sus cabezas.
AÑO 1995. - Bien, ya estamos todos preparados para partir ¿no? -preguntó Swift al resto de sus compañeros allí congregados y con un pequeño equipo de supervivencia cada uno y un par de walkie-talkies. - ¿Se puede saber dónde vas con esa laca? -le preguntó Loquillo a Tupé contemplando lo que este consideraba equipo de supervivencia. - Hombre, ya que vamos a ir a un lugar nuevo donde no nos conocen, habrá que ir guapos y causar buena impresión... -le contestó con toda la seriedad del mundo. - Bueno, haz lo que quieras... -le dijo Milán dejándolo por un caso perdido. - Muy bien, pues si ya estamos todos, cogeos de la mano y preparaos para el viaje y estad atentos por lo que os podáis encontrar allí... -dijo Miguelator mientras golpeaba la esfera con un bolígrafo y pensaba en su destino. De repente, el grupo se esfumó en el aire y el monasterio quedó completamente vacío y en silencio.
AÑO 2061 (otra dimensión). Era una habitación oscura, con gruesas paredes de piedra cubiertas de moho por algunos sitios. Unas pesadas cortinas de una tela parecida al terciopelo colgaban desde el techo hasta el suelo, dejando entrever por una abertura una gran puerta de madera.
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- Parece que ya hemos llegado, ¿cómo os encontráis? -preguntó fray Manolo al resto. - Pues no sé, como no me busco... -dijo Swift intentándose hacer el gracioso. - Ja, ja -se rió con desgana Miguelator-. Dejémonos de bromas y vamos a buscar a nuestras amigas. Tened mucho cuidado... - Sí tienes razón, vayamos a rescatarlas -dijo Milán encaminándose hacia la puerta vigilando por si había alguien tras la cortina. Y poco a poco salieron todos y se encontraron ante la puerta. Miguelator abrió ligeramente la puerta y empezó a mirar por la rendija que dejó entre el quicio y la hoja de la puerta. - Hay un pasillo muy largo con varias puertas... No parece que venga nadie por ningún sitio -informó en voz baja a sus compañeros. - ¡Pues en marcha! -exclamó Tupé empujando la puerta que se abrió de golpe y produciendo la caída de morros de Miguelator en el pasillo. - ¡Pero, pedazo borrico! ¡Ten más cuidado! -le increpó Miguelator mientras se levantaba del suelo sacudiéndose las raspaduras de las manos e intentando que la dolorida nariz volviera a su sitio. - Perdona, yo... No sabía que... -intentó excusarse Tupé. - ¡Bah! Déjalo... Y vamos a lo que vamos... - le contestó Miguelator ya incorporado del todo. Salieron todos al pasillo y empezaron a mirar de un lado otro con mucha cautela por si venía alguien. - Debemos estar en el castillo de los vampiros... Yo creo que nuestras amigas deben de estar encerradas en alguna parte del castillo, y seguro que el jefe de los vampiros y su séquito está aquí también... -dijo fray Manolo. - Yo propongo que nos separemos y vayamos la mitad por esta parte del pasillo y la otra por la otra parte, así no tardaremos tanto en registrarlo todo. Cuando hayamos terminado podríamos volver a encontrarnos en la habitación de la que hemos salido -dijo Saura. - Por mí de acuerdo. Pero debemos estar alerta... No sabemos lo que nos podemos encontrar por ahí -dijo Swift. - Vale. Vosotros, por ahí. Y vosotros seguidme por aquí -dijo Miguelator organizando los grupos-. Si hay algún problema gritad. Y se marcharon fray Manolo, Milán y Saura por una parte. Y Swift, Tupé, Loquillo y Miguelator por otra.
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##### Mientras tanto, en otra parte del castillo, Santi observaba lo que iban haciendo nuestros compañeros. - Bueno, ya han llegado... Será mejor que les salga al encuentro y les acompañe para ver lo que hacen. Iré con el grupo más pequeño por si surge algún problema que ponga en peligro a mi concubina. Y se marchó con paso rápido por otro de los pasillos del enorme castillo. ##### Y en la sala del trono... - ¡Guardias! Según nuestros sensores se ha producido una perturbación en el continuo espacio-tiempo. Que se presenten ante mí Anuska, Québec y Dumbo para que se ocupen del asunto -ordenó Pirata a sus servidores. - ¡Sí, gran Demoño! -contestaron todos al unísono. Y al poco tiempo, se presentaron los llamados ante el Demoño. - ¿Qué sucede, oh gran Demoño? -preguntó Anuska inclinando su cabeza a modo de reverencia. - Tenéis que ocuparos de un pequeño problema... Han llegado hasta aquí unos intrusos desde otra dimensión. Investigad quiénes son, averiguad su paradero y si hace falta... ¡destruidlos! -dijo Pirata en un tono solemne para dar importancia a sus palabras. - Enseguida, señor -respondió Québec mientras se cuadraban todos. ##### Mientras, el grupo constituido por fray Manolo, Milán y Saura recorrían los oscuros pasillos del castillo infernal. Y al doblar una esquina... - ¡Cuidado, hay alguien! -gritó Milán pegándose a la pared. - ¡Yo me encargo de quien sea! -añadió en el acto fray Manolo, y se abalanzo sobre la figura que venía hacia ellos desde el otro lado del pasillo. El hombre no que no se esperaba la reacción del fraile, recibió un tremendo cabezazo en el estómago que hizo que se doblara sobre sí mismo y cayera hacia atrás un par de metros. Fray Manolo corrió hacia el misterioso personaje dispuesto a golpearle de nuevo antes de que se
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levantara, pero según corría, unos rayos azules surgieron de los dedos del hombre y alcanzaron a fray Manolo de lleno y le elevaron por los aires. - ¡AAAGGGGRRRRRHHHHH! -gritó fray Manolo por el terrible dolor que estaba sufriendo en sus carnes. - ¡Nadie me hace esto y sigue vivo! -le exhortó su contrincante mientras se levantaba de un pequeño salto y sin dejar de emitir los rayos fatídicos. - ¡Basta! ¡Déjalo! ¡No pretendíamos hacerte daño! -gritó al hombre Saura con un resquicio de lágrimas en sus ojos. Entonces, como si se le hubiera acabado la energía, el hombre cesó de lanzar los rayos azules contra fray Manolo, que cayó al suelo como un saco inerte mientras gemía por el dolor del que acababa verse libre. - ¡¿Quién eres?! -le preguntó Milán mientras ayudaba a fray Manolo a recuperarse. - Soy un amigo -dijo el hombre mientras bajaba las manos. - ¿Un amigo? Pues vaya forma de demostrarlo -dijo en voz baja y entrecortada fray Manolo. - Tan sólo he respondido a tu ataque -le contestó el hombre serenamente. - Bueno, está bien... Pero no me fío -continuó diciendo fray Manolo que todavía no se podía levantar por las heridas y magulladuras. - Yo le creo. No sé porqué, pero es como si ya conociera a este hombre -dijo Saura. - Para que veas que os quiero ayudar, te lo voy a demostrar -dijo el hombre mientras avanzaba hacia fray Manolo. Cuando llego a él, puso sus manos sobre el cuerpo del fraile y una extraña luz amarilla surgió de ellas y se extendió por todo el dolorido cuerpo de fray Manolo. Y al poco de que toda la luz fuera absorbida por el herido, las heridas se cerraron y el dolor desapareció de su cuerpo. - ¿Cómo has hecho eso? -le pregunto fray Manolo mientras se terminaba de levantar por sí mismo. - Es fácil... Pero no creo que pueda enseñaros a hacerlo. - Por cierto, ¿cuál es tu nombre? -dijo Milán. - Llamadme Santi. No hace falta que me digáis quiénes sois vosotros, eso ya lo sé. - ¿Cómo puedes saberlo? -dijo Saura. - Pse... Secreto profesional. Bueno, ¿vamos a cumplir la misión por la que habéis venido o no? -respondió Santi mientras empezaba a avanzar por el pasillo.
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El resto se miraron unos a otros y le siguieron adentrándose en la oscuridad. ##### Al mismo tiempo en su laboratorio, el increíblemente malo JC ya había comenzado a experimentar con Bambi y Jovi. - Estaos quietecitas y no hagáis que me enfade -les dijo con los dientes apretados mientras empujaba con fuerza los cilindros por los oídos de sus pobres víctimas que se retorcían de dolor mientras un ligero chorrillo de sangre empezaba a resbalarles por la mejilla poco a poco mientras salía de los pabellones auditivos. - ¡AAAAGGGRRRHHHH! ¡ESTO ES INSOPORTABLE! -pudo gritar Jovi, cosa que ni siquiera pudo hacer Bambi porque estaba apretando sus dientes para intentar soportar el dolor mejor. - Bien, esto ya está... Ja, ja... -dijo JC separándose de ellas y limpiándose las manos ensangrentadas en los rostros de Bambi y Jovi-. Ahora vais a saber lo que es auténtico sufrimiento. Y pulsó un pequeño botón violeta que había en una máquina de su laboratorio. De inmediato, las dos chicas gritaron más fuerte todavía mientras una especie de descarga eléctrica les surcaba el interior de sus cabezas y cerebros y los pelos se les iban poniendo de punta y se agitaban violentamente. Y poco a poco, un recipiente que estaba conectado a la máquina se empezaba a llenar con una masa viscosa blanquecina. - Bien, bien... Las muestras de tejido cerebral ya se están clonando. Pronto tendré tanto cerebro como el que hay en vuestras cabezas -les informó JC mirando el recipiente cuyo contenido crecía a simple vista, pero las dos muchachas no le pudieron escuchar porque estaban al límite del desmayo y el colapso cerebral. ##### - ¡Cuidado! Oigo pasos que se acercan por el pasillo -dijo Miguelator a su grupo que de inmediato se ocultaron lo mejor que pudieron entre las sombras del pasillo.
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Pasó por su lado un pequeño batallón de vampiros equipados por completo con todo tipo de armas de ataque, mientras una vampira que parecía dirigir el grupo daba las ordenes pertinentes. - Vigilad cualquier movimiento extraño y no dejéis ninguna sala sin inspeccionar. Vosotros, id por ese pasillo... Si es necesario, matad a los intrusos... -decía Anuska a sus soldados subordinados. Pero pasaron tan rápido al lado de nuestros amigos que no lograron percibir su presencia. - ¡Oh, no! Saben que estamos aquí. Hay que avisar a los demás -dijo Miguelator cogiendo el walkie-talkie de la mochila. Lo encendió y envió una señal al otro grupo. Y al poco: - (ruido de interferencias) ...aqu..Milán... qu...ocurre? -se escuchó la voz distorsionada de Milán por el aparato. - Nos han descubierto. Los vampiros están registrando todo para encontrarnos. Se dirigen hacia vosotros. Tened cuidado -respondió Swift que había cogido el aparato mientras Miguelator inspeccionaba el pasillo por el que habían venido los vampiros. - (ruido de interferencias) ...de acu..rdo... ¿cóm.. van las..osas por...ahí...? - Pse, hay muchos vampiros por todas partes, pero de momento no nos hemos enfrentado a ellos. - (ruido de interferencias) Nos...tros nos hem..mos encon...ado con un hombr..., pero parec.. que está de ..uestra part..e. - Vale, tened cuidado por si las moscas. Corto porque hay muchas interferencias y casi no te entiendo. - (ruido de interferencias) ...val..e. hast....uego. Y cortaron la comunicación... - Podemos continuar, el camino parece libre... De momento -les dijo Miguelator a los demás cuando volvió del pasillo. ##### Y en el laboratorio... - Bien... ya tengo suficiente masa cerebral para las pruebas -dijo el requetemalo JC con una sonrisa terriblemente maliciosa en su cara y un
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brillo capaz de producir escalofríos en su mirada-. Es una lástima que tenga que apagar la máquina, con lo que nos estábamos divirtiendo... ¿No? JA, JA, JAAAA..... Y apagó la máquina, dejando de transmitir descargas a las cabezas de Bambi y Jovi, cuyos cuerpos dejaron de estar en tensión y por cuya boca resbalaba un hilillo de saliva que acaba goteando sobre su pecho... - Ahora es el momento de extraer sangre... Veréis qué bien lo vais a pasar... -les dijo JC a las pobrecitas chicas sumidas en un estado casi catatónico mientras cogía una especie de tubos y escalpelos oxidados de la mesa en la que tenía todos sus instrumentos torturadores. - ¡NOOOOO! ¡AGGGGRRRRHHHHHH! -gritaron ambas como si hubieran despertado de una horrible pesadilla en cuanto sus vidriosos y nublados ojos vieron los espantosos aparatos que iban a utilizar con ellas. - ¡JAA, JAAA, JAAAAAAA....! -se reía con una risa demencial cada vez más fuerte el malvado mago negro JC. ##### - ¡Chhssssss! ¿No habéis oído algo? Parecía un grito de espanto femenino... -dijo fray Manolo a su grupo. - Sí. Y parecía venir de una de esas puertas -confirmó Saura. - Parecía, no... Vienen de esa puerta exactamente. Ahí están siendo torturadas vuestras compañeras por un mago negro ayudante de los vampiros -les dijo Santi. - ¿Cómo sabes todo eso?... Ni que fueras Dios... -le dijo Milán. - Quien sabe, quien sabe... - le contestó Santi. - Tenemos que rescatarlas y salir de aquí cuanto antes. Los vampiros deben de estar a punto de llegar -dijo fray Manolo. ##### Mientras tanto, un guardia informaba a Pirata, el gran Demoño. - Señor, hemos detectado una comunicación dentro del castillo por medio de ondas electromagnéticas... Parece que se trata de los intrusos. - Bien, ¿habéis localizado su procedencia? - Exactamente no, pero sabemos que son dos grupos: uno cerca del laboratorio del mago negro JC y otro parece que está perdido en los pasillos que hay cerca de aquí.
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- Pues buscadlos, activad los módulos de inspección y visionad lo que está sucediendo en las salas del castillo. Y haz que se presenten ante mí Québec, Anuska y Dumbo. - ¡Sí, señor! -contestó cuadrándose. Y se marchó. - Veamos lo que está haciendo ese hechicerillo en su laboratorio con las dos humanas... -se dijo Pirata cuando se hubo marchado el soldado. Y conectó una pantalla redonda de visión interna en la que apareció el laboratorio y el impío JC torturando y experimentando con Bambi y Jovi. ##### Y mientras esto sucedía, nuestros amigos... - Vamos, por este pasillo creo que no hemos pasado -dijo Loquillo intentando guiar al grupo. - No, yo creo que es mejor por este otro... -dijo Tupé casi al mismo tiempo. - ¿Por qué tenemos que ir por allí? -se encaró Loquillo a Tupé. - Pues porque siempre hemos hecho lo que habéis dicho y aquí nos encontramos... ¡Perdidos! Si me hicierais caso a mí, encontraríamos la salida de este laberinto enseguida -le explico Tupé. - Yo voto por que le hagamos caso esta vez... Quizá tenga razón una vez en su vida... -dijo Miguelator apoyando a Tupé. - Bueno, pues vayamos por ese pasillo y esperemos que la suerte esté de nuestro lado -añadió Swift con un tono de voz de aburrimiento. Y continuaron la marcha por los pasillos y recodos que Tupé les iba indicando. Hasta que en uno de ellos se encontraron con un grupo de vampiros guiados por la pérfida vampiresa Québec, con ella también iba Dumbo. - ¡Alto! ¿Quien esta ahí? -gritó Québec en dirección al pasillo en el que se encontraban nuestros amigos. - Nos han descubierto, ¡corred! -mandó Miguelator a sus compañeros que ya habían emprendido la huida. - Guardias, id por este pasillo y adelantadlos, haced que vuelvan hacia aquí, que Dumbo y yo les esperaremos... -ordenó Québec a sus soldados. - ¡A la orden! -gritaron todos los vampiros al unísono y se pusieron en marcha por donde su superiora les había dicho.
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- Bien, bien... Ahora ya han caído en nuestras redes... Dumbo, creo que tú solo podrás apañártelas con ellos cuando vuelvan por el pasillo. Yo voy a ir a ver lo que quiere el gran Demoño Pirata que nos ha llamado. ¿Crees que podrás ocuparte de ellos? -le dijo Québec a Dumbo. Dumbo no dijo nada, tan sólo asintió con la cabeza mientras sacaba su enorme y afilada espada. - Bien, sabía que podía contar contigo. Vuelvo enseguida... -dijo Québec y se marcho de allí rumbo a la sala del trono. ##### - No nos siguen... ¿Que estarán tramando? -dijo Swift jadeando sin parar de correr. - No lo sé, pero seguro que nada bueno -le contestó Loquillo. - ¡Cuidado! Los tenemos delante nuestro... Nos han debido adelantar por algún otro pasillo. Tenemos que dar la vuelta -dijo de pronto Miguelator parándose en seco y empezando a correr hacia el otro lado. - Pero... Puede ser una trampa -le dijo Tupé. - Ya lo sé, pero no tenemos otro remedio... -continuó Miguelator. Y al poco tiempo llegaron al sitio de donde habían partido... - Bueno, parece que no hay nadie de frente... -dijo Swift. Y de repente, Dumbo surgió desde las sombras y se plantó delante de ellos. - ¡Oh, no! Es Dumbo... -dijo Tupé deteniéndose bruscamente y dando un par de pasos hacia atrás. - Pero está solo, quizá podamos vencerle -dijo Loquillo. - No creo... Es muy fuerte y está armado, pero no nos queda otra salida... -dijo con un suspiro Miguelator. - ¡AL ATAQUERRRR! -gritó Swift, y todos se abalanzaron sobre Dumbo que blandió su espada en el aire antes de lanzarse él también hacia ellos. Se encontraron en la mitad del camino, y Loquillo le dio un cabezazo en el estómago, pero Dumbo apenas se inmutó, le agarró por el cuello y le lanzó contra una gran puerta de madera que se hizo astillas por el golpe. Al mismo tiempo, Miguelator y Swift le agarraban por detrás intentando
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sujetarle los brazos, pero Dumbo empezó a correr hacia atrás rápidamente, y estampó a nuestros amigos contra la pared. Luego cogió a Tupé por el pelo, y le dio un rodillazo en el rostro... Y todo sin que Dumbo dijera una sola palabra. Nuestros amigos estaban hechos polvo, sangrando por varias partes de su cuerpo y casi sin poder moverse, se agruparon arrastrándose por el suelo... Mientras que Dumbo se acercaba a ellos con la espada desenvainada. - Aaafff, coof, cof... -tosió Loquillo sin poder decir nada más y respirando dificultosamente. - Coff, coof, cof -le tosió Miguelator casi de la misma manera. - Cof, cof, coff,..oof -tosió Tupé. - Cof, coff, coooff, ajj -acertó a toser Swift. Y se pusieron de pie como pudieron... (Nota del autor: para una mejor comprensión del relato, pasaremos a traducir la conversación de nuestros maltrechos héroes. - ¡Aagg! No creo que podamos con él, es muy fuerte... - No te desanimes, seguro que alguna solución encontramos para poder derrotarle. Además, todavía estamos vivos.. Doloridos, pero vivos. - Será por poco tiempo, porque por ahí viene otra vez, y ahora ha sacado la espada... ¡Oh no! Ahora ya sí que estamos perdidos. Que Dios nos acoja en su seno. - No, todavía podemos tener una oportunidad. Si logramos quitarle la espada podremos asestarle un golpe mortal. Seguro que no se espera que en nuestro estado le ataquemos, si lo hacemos se sorprenderá y podremos arrebatársela. Cuando diga, nos abalanzamos todos sobre él... ¡YAAAAA! Nota del autor: parece mentira que un par de tosidos digan todo eso, pero en estos casos la mirada y los gestos también dicen muchas cosas. Una vez dicho esto, continuemos con la historia donde la dejamos, o sea...)
Y se pusieron de pie como pudieron... Lo cual alegró bastante a Dumbo, que lejos de sorprenderse solamente pensaba en que así podría cortarles las cabezas si tener que agacharse. Pero según se dirigía a ellos, al alzar la espada, cortó una cuerda
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que sujetaba una pesada lámpara que cayó sobre su cabeza dejándole aprisionado bajo ella y derribándole al suelo. Tan pronto como soltó la espada, Swift la cogió, y alzándola sobre su cabeza, se dispuso a cercenar de un solo tajo la cabeza de Dumbo... - ¡Espera! Quizá pueda darnos alguna información... -le detuvo Miguelator que ya se había repuesto un poco y había recuperado el habla. - Pero si es mudo... No ha dicho nada y ni siquiera ha proferido gemido alguno cuando se le vino encima la lampara -le dijo Swift con ganas de asestar el golpe. - No, se lo preguntaré a él... ¡Tu!... ¿Por qué no hablas? -le preguntó Miguelator a Dumbo. Y Dumbo, viendo que ya no podía hacer nada para salvarse, decidió contestar a la pregunta que le hacían... - ¿Pa'qué? ¿Pa'cagal-la? - dijo con voz gangosa. Y Swift bajó la espada velozmente hacia el cuello de Dumbo. La cabeza rodó por el pasillo, y por el cuerpo empezó a manar un asqueroso líquido verde viscoso. - ¡Puag! Qué asco... -dijo Swift dejando caer la espada al suelo. - Bueno... Uno menos -dijo Tupé. - Dejaos de celebraciones, que tenemos que salir de aquí antes de que vengan el resto de los vampiros por el pasillo -dijo Miguelator. - No creo que vengan pronto, por lo que pude vislumbrar se estaban metiendo por todos los pasillos que encontraban y registrando todas las habitaciones... -dijo Loquillo intentando animar la situación. - Vale, pero no nos confiemos demasiado y continuemos el camino por donde íbamos... -volvió a decir Miguelator. Y dejaron el cadáver de Dumbo en el suelo y siguieron por el pasillo. ##### Y al momento de decirlo, fray Manolo se puso junto a la puerta del laboratorio y, escuchando antes para confirmar que las pobres torturadas estaban en el interior de la estancia, abrió la puerta de una patada.
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- ¿EEHHHH? ¿Qué es esto? ¡Guardias! -exclamó sorprendido el infame JC ante la intrusión de aquel extraño en su laboratorio. Pero nada más oírlo, fray Manolo se abalanzó sobre el malvado mago negro que cayó sobre una mesa llena de aparatos y misteriosas pócimas. - ¡Suéltalas ahora mismo! -le gritó fray Manolo agarrándole del cuello y poniéndose sobre su cuerpo. - De acuerdo, pero antes suéltame... Así no puedo moverme y no podré liberarlas -le contestó JC con una voz resquebrajada y apenas audible. - Está bien... Pero no se te ocurra intentar jugármela o te arrepentirás de ello -dijo fray Manolo mientras se levantaba. Pero tan pronto el malo malísimo JC sintió libres sus manos, las juntó frente a su pecho y con un grito de furia, descargó una pequeña explosión sobre fray Manolo que fue lanzado con un tremendo impulso contra la dura pared de piedra que había a su espalda. - ¡AAGGGHH! Otra vez no... -dijo fray Manolo lleno de dolor. - Ahora vas a pagar cara tu intrusión aquí dentro, deleznable humano de pacotilla -dijo el cruel JC ya incorporado y con los ojos rojos de ira, acercándose a fray Manolo de sus dedos comenzaban a saltar chispas y pequeños rayos que chisporroteaban en el aire... - ¡NOOOOO! ¡DEJALE! -gritó Saura entrando de repente en la sala. - ¡Bien! Más víctim... Pero... ¿De dónde sale una mujer tan bella como tú? -dijo JC mirándola y "apagando" la energía de sus dedos. - Por favor, si tienes algún sentimiento dentro de tu cuerpo, déjale tranquilo y libera a estas dos chicas -le dijo Saura con carita de pena. Y por extraño que parezca, el mago negro se tranquilizó, arrojó de su ser la ira que le corría por las venas y dejó paso a un sentimiento que nunca antes había sentido ante nadie: el amor. - De acuerdo, le dejaré porque me lo pide una doncella tan hermosa que no puedo negarme... Pero no puedo soltar a las chicas, son la futura cosecha de alimento de los vampiros y trabajo para ellos -le dijo JC. - No, tienes que liberarlas... Los vampiros son malos, ¡Destruyeron a tus compañeros! -le exhortó Saura. - Pero conmigo no harán eso... -respondió JC un poco desconcertado. - Sí lo harán... Cuando obtengan lo que quieren de ti acabarán contigo... -le dijo Santi que acababa de entrar al laboratorio.
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- ¡Eso es mentira...! ¡Nunca harían eso! -dijo JC. - ¿No? Míralo por ti mismo... -dijo Santi haciendo un círculo en el aire con la palma de su mano. Y surgió de la nada una imagen que representaba a Québec y a Anuska matando a JC en un laboratorio en el que se adivinaba había habido una gran lucha... - Entonces... Es cierto. No debo consentir que seres tan perversos obtengan lo que quieren... -dijo JC avanzando hacia las inconscientes Jovi y Bambi. Desconectó los aparatos y las liberó de toda atadura y sufrimiento. Una vez hecho esto, se dirigió hacia las muestras que ya había obtenido, y con los cilindros con los que había torturado a Bambi y a Jovi, rompió todos los frascos uno por uno, esparciéndose la sangre semicoagulada y los restos de cerebro clonado por todo el suelo del laboratorio. - Ya está hecho. Ya no podrán hacer nada -dijo aliviado JC. - No te arrepentirás de ello -le dijo Santi mientras sanaba a Bambi y a Jovi de la misma manera que antes había curado a fray Manolo. - Deprisa... ¡Viene alguien hacia aquí! -anunció Milán asomándose por la puerta. - ¡Marchaos por ese pasillo! Diré que me habéis atacado y que habéis liberado a las prisioneras... -les dijo JC señalándoles un estrecho pasillo. Y se marcharon por donde les había indicado dejándole allí para que entretuviera a los soldados. ##### - ¡Maldición! ¡He perdido a uno de mis mejores guerreros y ahora hemos sido traicionados! -gritó lleno de cólera Pirata. Y en ese momento llegaron a la sala del trono Québec y Anuska. - ¿Qué sucede, gran Demoño? -dijeron ambas al unísono. - Miradlo vosotras mismas -les dijo señalando la pantalla con un dedo acabado en una afiladísima uña. En una parte de la pantalla se veía el cuerpo inerte de Dumbo aplastado bajo el peso de la inmensa lámpara y en otra se podía ver al ahora
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enamorado mago JC señalando un camino de salida a las prisioneras y sus rescatadores. - No te preocupes, gran Demoño, nosotras acabaremos con ese repugnante traidor, vengaremos la muerte de Dumbo y capturaremos a todos esos intrusos -dijo Anuska con un horrible brillo de odio en sus ojos por lo que acababa de presenciar en la pantalla. - Eso espero, porque sino... -les dijo Pirata cerrando el puño lentamente frente a sus rostros. Y ambas se marcharon de allí rumbo al laboratorio para matar a JC. ##### Mientras, entre los pasillos, nuestros héroes seguían igual de perdidos que antes. - ¡Buf! Esto parece un laberinto... -dijo Loquillo deteniéndose un momento para tomar un respiro. - Sí, yo creo que por aquí ya hemos pasado -dijo Swift mientras el resto del grupo también se detenía para descansar. - ¡Sshhhhhhh! ¡Silencio, se oyen pasos y voces tras esa esquina que vienen hacia aquí! -advirtió al poco Miguelator al resto del grupo que se puso en pie de nuevo antes de que terminara de decirlo. - Otro grupo de vampiros, seguro... Yo ya no puedo más... -dijo Tupé con voz cansina y aburrida. ##### Y en otro de los pasillos... - ¿Seguro que por aquí vamos bien? -dijo Bambi a sus otros compañeros. - Sí, al menos eso nos dijo el mago -contestó Milán. - Yo no me fío mucho de él después de lo que nos hizo -dijo Jovi algo recelosa. - Pero parecía que lo decía con buena intención, además si no fuera así no nos habría dejado escapar de allí -dijo Saura. - No a menos que sea para hacernos caer a todos en una trampa peor... -siguió desconfiando Jovi.
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- ¡Silencio! He oído un ruido por aquella esquina. Que vaya otro delante que ahora ya no me pillan como el resto de las veces -dijo fray Manolo temiendo más palizas como las anteriores. Y ante eso, Santi se puso a la cabeza del grupo con una ligera sonrisilla en los labios y una cara de saber lo que les esperaba. ##### - ¿Preparados? -preguntó Loquillo en una voz que casi parecía un susurro a sus compañeros que, como él, se encontraban agazapados en las sombras y lo más pegados a la pared que podían. Todos movieron la cabeza afirmativamente, y al oír los pasos casi a punto de llegar a la esquina, Swift gritó: - ¡AHORARRRR! ¡AL ATAQUERRRR! Y de un salto, los cuatro se lanzaron contra quienes venían por el pasillo. - ¡Alto! ¡Que somos nosotros! -dijo Milán en cuanto vio que Tupé se le venía encima. - ¿Ehhh? ¿Qué hacéis aquí? -preguntó Miguelator deteniendo el ataque. - Pues ya ves, que hemos rescatado a Bambi y a Jovi, y ahora os buscábamos para volver a casa -dijo fray Manolo. - ¿No se te olvida algo más para lo que hemos venido? -dejó caer Tupé como quien no quiere la cosa. - Tenemos que salvar a la humanidad de su destrucción -dijo Milán. - Pero si ya ha sido destruida -dijo Saura sin entender demasiado cómo lo iban a hacer. - Tienes razón, ahora está completamente destruida, pero antes no. Así que vamos a viajar un poco en el pasado y destruir la puerta dimensional antes de que los vampiros ataquen a los humanos -explicó Miguelator. - ¡No podéis hacer eso! ¡Me mataríais! -exclamó Santi. - ¿Eehhhh? ¿Qué estás diciendo? -le preguntó fray Manolo. De pronto, una especie de terremoto sacudió el suelo y las paredes. Y nuestros amigos intentaron mantener el equilibrio sujetándose a los temblorosos muros.
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- ¿Qué sucede? -preguntó alarmado Milán. - ¡Tranquilos, ya ha terminado! -dijo Saura al poco de cesar el temblor. - ¿Estáis todos bien? -preguntó Swift al grupo. - Sí, pero creo que aquí hay alguien que tiene algo que explicar... dijo fray Manolo mirando a Santi. - Bueno, es una larga historia. Empezaré por el principio... -contestó Santi mientras empezaba a explicarles quién era en realidad. ##### Mientras el encuentro de nuestros amigos sucedía, en el laboratorio... - ¿Qué hacéis aquí? -preguntó JC sobresaltado ante la presencia de las dos vampiras que acababan de llegar. - Venimos a hacerte unas preguntas sobre la "fuga"... -dijo Anuska dando un toque irónico a su última palabra. - Ya le he contado todo lo que sé al jefe de guardia. - No disimules más, mago de pacotilla. Sabemos todo lo que pasó en realidad... ¡Nos has traicionado! ¡Y pagarás por ello...! -dijo Québec alzando el tono de voz y señalándole con el dedo. - ¡No sé de qué me habláis! -exclamó sorprendido JC mientras retrocedía hacia algunos de sus instrumentos mágicos. - ¡Quieto! ¡No des un paso más! -gritaron ambas al mismo tiempo sacando sus enormes espadas y dirigiéndolas hacia él. Pero la advertencia no sirvió de nada, pues el mago se abalanzó sobre la mesa en la que tenía sus útiles, y cogiendo rápidamente una especie de bastón con una esfera en su punta, empezaron a salir de la bola una serie de rayos que llenaron toda la habitación como si se tratase de una eléctrica tela de araña. Los rayos alcanzaron de lleno a los tres que se hallaban en la sala, que cayeron al suelo retorciéndose por el horrible fuego que les corroía las entrañas. Debido al tremendo dolor JC soltó el bastón y de inmediato los rayos desaparecieron y el bastón cayó al suelo partiéndose la bola en miles de pedazos. - ¡Esto te costara caro! -le gritó Anuska intentando recuperarse de los dolores. - ¡No lograreis cogerme vivo! -contestó JC como pudo. - Tranquilo, no queremos hacer eso... -le dijo Québec ya casi levantada por completo pero con algunos rastros de dolor en el rostro.
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Al poco ya estaban los tres en pie, las dos vampiras en un lado de la habitación y frente a ellas, como si de un duelo del viejo oeste se tratara, estaba el mago JC. Las vampiras se avanzaron hacia el mago, pero este alzó los brazos sobre su cabeza y dijo unas palabras mágicas: - ¡YA UT, ONAIRPIC! ¡OLLIBAR ED ATALP! De pronto, un gran temblor sacudió el castillo entero, pero sobre todo el laboratorio. Una inmensa grieta se abrió bajo los pies de las dos vampiras que se precipitaron en su interior, todos los armarios cayeron al suelo y sobre JC que se cubría de los golpes como podía, casi todos los frascos estallaron al chocar con la dura piedra quedando el contenido de los mismos completamente esparcido por el suelo, mezclándose unos componentes con otros y produciendo extraños humos, vapores y pequeñas explosiones por todo el laboratorio. De vez en cuando, algún que otro extraño ser que estaba atrapado en algún recipiente lograba escapar y correteaba por donde podía para terminar cayendo en la sima sin fondo que se había producido en mitad de la sala. - ¡Bien! Ya me he librado de estas dos -exclamó lleno de felicidad el maltrecho mago avanzando hacia la salida. Pero de repente, y cuando estaba casi alcanzando la puerta, una horrenda carcajada se escuchó a sus espaldas. - ¡JA, JA, JAAAAA! ¿Creías que te habías librado de nosotras? JC se dio la vuelta y vio como surgían de la grieta las dos vampiras completamente convertidas en monstruos alados y se lanzaban en picado desde el techo hacia él. - ¿Es que no sabías que los vampiros al transformarnos podemos volar? ¡JA, JA, JAAAA! -gritó Québec alzándolo por los aires y dejándolo caer en el poco suelo que quedaba lejos de la puerta. - ¡Ahora nos toca jugar a nosotras! -dijo Anuska mientras se posaba e inmovilizaba a JC para que no pudiera realizar ningún movimiento. - ¡NOOOOOOOOOO! -gritaba JC completamente aterrorizado y con los ojos a punto de salirse de su rostro descompuesto por el miedo. Entonces Anuska le clavó su ahora afiladísima garra en el vientre y removió la mano y los dedos en su interior buscando dañar sus puntos vitales pero se detuvo cuando llegó Québec y dijo: - Espera, no le mates aún. Vamos a divertirnos un poco...
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Cogió uno de los pocos frascos de cristal que quedaban enteros por el suelo, leyó la etiqueta "cal viva" y una sonrisa que helaba la sangre se dibujó en su demoníaca cara. - ... Vamos a jugar a la gallinita ciega. Y retorciendo brutalmente el cuello del mago le puso mirando al techo, le abrió los párpados y los clavó con los cristales de los recipientes rotos para que no se cerraran mientras hacía lo que tenía pensado. JC seguía gritando y se temía lo peor. Québec abrió el frasco de cal, y con sumo cuidado cogió un poco con la punta de sus uñas y lo dejó caer sobre el centro de cada una de las pupilas de JC que se retorcía en el suelo, y cada vez que se movía se destrozaba más las entrañas debido a la garra de Anuska que todavía permanecía en su interior. Sus ojos empezaron a sangrar según la cal iba corroyendo poco a poco la carne, notaba como hervía abrasadoramente en el interior de su iris según avanzaba la corrosión hacia dentro. No podía ver nada, pero escuchaba cómo las vampiras soltaban grandes carcajadas. - Suéltale ya, vamos a ver lo que es capaz de hacer ahora -le dijo Québec a Anuska. Anuska sacó la mano del vientre de JC, y al hacerlo extrajo parte del intestino del mago, que al verse libre conjuró un hechizo y empezó a lanzar bolas de fuego por sus manos, pero por culpa de la ceguera las lanzaba a todas partes esperando dar con ellas a las vampiras que se habían elevado y se burlaban de él. JC se incorporó como pudo entre horribles dolores, y empezó a andar a tientas por el destrozado laboratorio y arrojando sin parar las bolas llameantes. - Ja, jaa, jaaaaa... Qué mala puntería. Parece que estás ciego... Jaaaaa... - Por aquí... Por aquí... Ja, jaaaaa. Se burlaban las vampiras que no dejaban de volar de un lado a otro mareando al mago y haciéndole avanzar poco a poco hacia la grieta. Cuando ya estaba cerca del borde, empezaron a hacer vuelos rasantes sobre su cabeza con el fin de hacerle perder el equilibrio y caer en la sima... Y en una de esas pasadas Anuska le agarró por el pelo, haciendo que JC se inclinara demasiado y que sus pies perdieran todo contacto con el suelo. En ese instante JC se encontraba colgando sobre el gran precipicio sostenido tan sólo por su cabellera que agarraba Anuska sobre su cabeza. Según
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agitaba sus piernas en busca de un punto de apoyo, su pelo se le iba arrancando mechones a mechones y al final se precipitó al vacío. Pero no fue una caída tan larga como esperaba, pues, milagrosamente, pudo agarrarse al borde con la punta de sus dedos. Entonces, mientras Anuska continuaba revoloteando sobre la grieta, Québec se poso frente a sus manos y le dijo: - Vaya, creía que ibas a durar más... Alzó su pierna, y la bajó de golpe pisando con el talón repetidamente sobre los dedos de JC que se resistía a soltarse pues sabía que entonces ya sería su fin seguro. Pero no pudo aguantar mucho, pues los pisotones eran muy fuertes para su ya malherido y cegado cuerpo. Y cuando soltó su último dedo, empezó a caer hacia el final de la sima sin fin en una caída infinita. Pero dispuesto a llevarse consigo a quienes le habían matado, juntó todas las fuerzas que le quedaban en una enorme bola de fuego, y la lanzó a toda velocidad hacia arriba esperando que alcanzase a alguna de las vampiras. Y así fue, pues Anuska que estaba riéndose viendo la caída del mago desde las alturas, no reaccionó a tiempo y le alcanzó la bola en un costado y le arrancó un brazo y un ala, haciendo que se precipitara también al vacío. Pero Québec logró alcanzarla y ponerla en suelo firme mientras tapaba la herida de su compañera con los restos de las cortinas del laboratorio evitando así que perdiera más de ese viscoso líquido verde que tenía por sangre. Y dijo: - No te preocupes... Ese mago ya no volverá nunca más. Considérate vengada. - Lo sé, ahora tenemos que acabar con los intrusos... -contestó Anuska completamente irritada por el odio y el dolor. Y Québec empezó a buscar por allí algo para curar la herida, hasta que de repente, vio algo entre los escombros que le resultaba familiar: una pequeña esfera plateada. - Vaya, vaya... ¿Qué hace esto aquí? -se preguntó. ##### Al mismo tiempo que todo esto sucedía, el Dios Santi terminaba de contar su verdadera historia a nuestros amigos. - ... y es por eso por lo que estoy aquí -concluyó Santi.
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- Ahora comprendo lo de los poderes que tienes y porqué a Saura le parecía que te conocía -dijo fray Manolo. - Sin embargo, creo que tú no eres realmente el auténtico Dios -dijo Miguelator señalando a Santi. - ¿Cómo que no? ¿Quieres alguna prueba de ello? -le respondió Santi poniendo sus manos a la altura del pecho y agitando los dedos como si tocara el piano. - No me refiero a tu poder, sino a tu espíritu. Según dice la Biblia y todo el mundo, Dios es un ser generoso y bueno que haría todo lo posible por el bien de los hombres, y que entregaría a su hijo, ¡a ese niño que tiene Saura en sus entrañas!, para salvar al mundo del pecado y la degeneración continuó Miguelator. - Sí, bueno. Pero que conste que al hijo me lo mataron porque el juez era más corrupto que Roldán, que sino... -se excusó Santi. - ¿Que van a matar a mi hijo? -exclamó Saura en un grito. - Tranquilízate Saura, que luego resucita. En fin, a lo que vamos. Lo que quiero decir es que no está bien que hayas venido a proteger tu vida impidiendo que salvemos a millones de vidas humanas -siguió Miguelator. - ¡Tiene razón! ¡No deberías impedir que alcancemos nuestro objetivo sino que tendrías que ayudarnos a lograrlo! -apoyó Swift a Miguelator. - Pero ten en cuenta que si hago eso, moriré y desapareceré como si nunca hubiera existido. Las otras veces lo hacía porque no corría peligro mi existencia y como ayuda por haber nacido yo, porque es gracias al hombre que yo existo. Vosotros haríais lo mismo -exclamó en voz muy alta Santi. - Pero si no haces eso serás un Dios malvado, y eso no es lo que siempre se ha dicho y predicado sobre ti. ¡Tu eres bueno y no te importa hacer ningún sacrificio por los hombres! -se unió a la discusión Milán. - Además, ¿el hijo de Saura no eres tú mismo? Pues ya moriste una vez por la humanidad. ¿Por qué no quieres hacerlo de nuevo? -le preguntó Loquillo a Santi. - Porque eso era un truco. No me introduje entero en ese niño, solamente tuvo la tercera parte de mi espíritu. Luego cuando murió tan solo tuve que hacerle volver a la vida con el resto de mi ser, y aun así me costó mucho trabajo y tardé tres días en lograrlo. Pero ahora lo que morirá es mi ser entero y no tendré nada para hacerme volver -explicó Santi. - Un momento, si no he entendido mal, ese niño eres tú y tiene parte de tu espíritu y de tu ser ¿no? -preguntó Tupé a Santi creyendo haber hallado la solución al dilema de Dios. - Sí, así es -contestó Santi. - Pues entonces no te preocupe morir, pues el niño está concebido. Y por lo tanto lo que morirá serán las otras dos terceras partes de ti, y luego
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podrás volver a regenerarlas de nuevo como hiciste antes con este tercio -se explicó Tupé. - ... Puede que tengas razón -dijo Santi tras un momento de pensar la cuestión. - ¡Claro que sí! -exclamaron Bambi y Jovi. - De acuerdo, ¡os ayudaré! -dijo Santi más animado. - ¡¡BIEENNN!! -gritaron todos llenos de alborozo y alegría. - Esperemos que Tupé tenga razón y sólo mueran esas dos partes y no se destruya también lo que ha hecho Dios porque sino... -dijo algo preocupado Miguelator al oído de Swift. - Venga vamos, viajemos todos a ayer mismo y salvemos a la humanidad de su destrucción -dijo Santi haciendo un gran círculo en el aire del que salió una ligera neblina rosácea que les envolvió a todos y que les permitió viajar hacia atrás en el tiempo sin necesidad de la esfera. ##### Y al poco tiempo, Québec informaba al gran Demoño Pirata de la situación: - ... y así está la cosa, señor. - Hum, ya lo he visto todo en la pantalla de visión omnisciente respondió Pirata a la información que le había dado Québec. - Sin embargo, todavía podemos hacer algo. En el laboratorio encontré esto -dijo Québec sacando la esfera cuatridimensional-. Quisiera que nos permitierais a Anuska y a mí viajar al pasado, poner una trampa a los humanos y destruirlos allí mismo. - No me parece tan mala idea. Es más, tengo un plan por si el tuyo fracasa. Acércate... -dijo Pirata a Québec y le contó su nuevo plan al oído. - Sí señor, cumpliremos vuestras órdenes, señor -dijo Québec cuando terminó de escuchar el plan de Pirata. Cogió a la maltrecha y mutilada Anuska, golpeó la esfera y desaparecieron de la sala del trono. ##### - Bien, ya estamos en el momento anterior a la destrucción de la humanidad -dijo Santi a los demás en cuanto terminaron de materializarse. - Perfecto, tenemos que encontrar el camino a la sala donde está la puerta interdimensional y destruir la máquina -dijo Swift mirando a su alrededor para elegir que camino tomaban.
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- Iremos por ahí, creo que por los otros sitios ya hemos estado y no había nada -señaló Loquillo un pasillo estrecho y oscuro. - Por mí, de acuerdo. Aunque debemos tener cuidado por si nos encontramos con los vampiros de nuevo -dijo Milán. - Pues entonces... ¡Adelante! -dijo fray Manolo al resto del grupo con un movimiento de brazo. Y se pusieron en camino todos juntos, mientras alguno silbaba por lo bajinis la canción de "El puente sobre el río Kwai" como si de una excursión se tratase. ##### Mientras, un poco más adelante de ellos, las vampiresas llegaban también. - Bueno, ya estamos aquí. Quédate aquí oculta y vigila por si los humanos llegan mientras yo voy a la sala de la puerta interdimensional para tenderles allí una trampa. ¿Crees que en tu actual estado podrás con ellos si aparecen por aquí? -preguntó Québec a la malherida Anuska. - ¡Pues claro que sí! -respondió Anuska ofendida por la pregunta-. Estaré herida, pero todavía soy una vampira con un gran poder. - De acuerdo. Me marcho, ocúltate lo mejor que puedas y acaba con todos los que puedas -dijo Québec mientras se marchaba por el pasillo. ##### - ¿Todavía falta mucho para llegar? -preguntó Saura. - No lo sé, nunca he estado aquí -dijo Miguelator. - ¿Por qué no descansamos un poco? -preguntó Loquillo. - No podemos, hemos vuelto hacia atrás en el tiempo, pero no mucho tiempo antes de la explosión. Si nos paramos quizá no lleguemos a tiempo le contestó Santi. De pronto, desde las negras y oscuras sombras del techo, una figura espeluznante cayó sobre ellos. - ¡No escapareis de mí, malditos humanos! ¡Por vuestra culpa me encuentro así! -gritó Anuska abalanzándose sobre sus cabezas. - ¡CUIDADOOOO! -gritó Bambi agachándose para no ser atrapada por la vampiresa. - ¡AAGGGHHHHH! Me ha dado en la cabeza... -exclamó Milán cayendo al suelo por el terrible golpe.
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- ¡Tenemos que continuar! Si nos esperaba aquí es que vamos por el camino correcto -dijo Saura que no dejaba de moverse para evitar ser atrapada. - ¡Es inútil, no os dejaré escapar con vida de este pasillo! -les amenazó Anuska posándose delante de ellos y con la cara totalmente llena de furia y odio mientras que de sus heridas comenzaba a gotear de nuevo el líquido viscoso. De repente, corrió hacia ellos, y con un rápido codazo estampó a Tupé contra el grueso muro de piedra y le derribó dejándole casi sin sentido. Se colocó sobre él, e hincó su afiladísima garra en el vientre de Tupé como antes había hecho con el mago JC. - ¡Marchaos de aquí! Yo la distraeré... -dijo Tupé como pudo a sus amigos mientras alargaba un tembloroso brazo en dirección al pasillo. - Pero no podemos dejarte aquí a merced de ella... -dijo Swift. - No te preocupes, lo único importante es que salvéis al mundo... -le contestó Tupé. - ¡Tiene razón! ¡Debemos escapar ahora que aún podemos! -dijo fray Manolo empezando a avanzar por el pasillo mientras el resto del grupo tras un breve momento de vacilación le siguió. - Da lo mismo. En cuanto acabe contigo les perseguiré volando por el pasillo, les alcanzaré y también los mataré a todos -dijo Anuska sacando su único brazo del interior de Tupé y le agarraba por el cuello. - Un momento... Tengo un último deseo... -dijo Tupé con voz ahogada mientras alzaba ligeramente una cada vez mas temblorosa mano. - De acuerdo, ¿qué es lo que quieres? -dijo Anuska aflojando un poco la presión que ejercía sobre la garganta de su pobre víctima. - Ya que voy a morir, como voy a ir al cielo, quiero estar guapo porque seguramente que allí me encontraré con Elvis y no quiero que me vea hecho una piltrafa -dijo Tupé. - Está bien... Pero date prisa en hacerlo o morirás entre horribles sufrimientos -le concedió Anuska. Tupé cogió su equipo de supervivencia, sacó el bote de laca que había metido en la mochila y de la que todos se habían reído antes, cogió también un peine, y se dispuso a peinarse lo mejor que podía en aquella situación. Pero al pulsar el botón para que saliese laca del spray, el agujero no apuntaba a su cabeza, por lo que la laca fue a parar directamente a la cara de Anuska.
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- ¡AAAGGGGGGHHHHHH! -gritó la vampira llevándose su única mano a su rostro mientras se empezaba a retorcer por el dolor. - ¿Qué sucede? -se preguntó Tupé que no se había dado cuenta de lo que acababa de hacer. ¡AAHHHGGGGG! ¡ME ABRASO! ¡ME ESTOY DESCOMPONIENDO! -siguió gritando la vampira retorciéndose por las quemaduras que le había producido la laca. Se irguió y con un horrible grito apartó la mano de su rostro. La escena era espeluznante: las heridas que tenía por la pérdida de su brazo y su ala empezaron a chorrear el asqueroso líquido verde viscoso, su rostro empezaba a licuarse y a escurrirse hacia abajo como si de una especie de natillas demoníacas se tratase, sus ojos empezaron a ponerse rojos y a hincharse hasta el punto de salir de sus órbitas hasta que reventaron y salpicaron con un pestilente líquido parecido a la sangre mezclada con grasa la cara de Tupé, su largo pelo encaneció de repente y se cayó en repelentes mechones que resbalaban con su derretida piel. Esta imagen era tan asquerosa y horripilante, que el pobre Tupé tuvo la sensación de vomitar, se miró a su abierto vientre y pudo ver como la comida que había en su estómago se revolvía, se mezclaba con todo tipo de ácidos en su interior e iba ascendiendo velozmente hacia su boca. Esto hizo que tuviera aún más ganas de vomitar. Y así lo hizo. De su boca empezaron a surgir todo tipo de babas, líquidos malolientes y pequeños tropezones que se mezclaron con lo que iba quedando de la vampira en el suelo. Pero uno de esos trozos de comida se le atravesó en la garganta. La cara de Tupé empezó a tomar un tono violáceo mientras intentaba respirar y toser para regurgitar lo que tenía en su garganta. Pero era inútil, se había atorado allí con una fuerza brutal. Al final, lo que quedaba de la vampira cayó al suelo convirtiéndose todo en un pestilente, asqueroso y humeante charco viscoso de todo tipo de colores. Mientras que al mismo tiempo, Tupé empezó a sufrir espasmos por la asfixia y acabó expirando mientras se revolvía en esa masa viscosa que había sido Anuska. Tupé murió ahogado por sus propios vómitos. #####
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Mientras esto sucedía, Québec llegaba a la puerta interdimensional donde estaban preparando todo para la inminente aniquilación de la humanidad. - ¿Ya habéis vuelto de secuestrar a los humanos? ¿dónde están Anuska y Dumbo? -preguntó Pirata a la vampira. - Señor, no soy quien pensáis... Bueno, sí lo soy pero no en ese instante... -intentó explicarse Québec. - ¿Qué estás diciendo? - Pues que los planes han salido mal... Vengo del futuro, y estoy aquí para acabar con los humanos que nos mandó secuestrar. Unos amigos suyos tenían una esfera cuatridimensional y vinieron a rescatarlos. Ese mago al que tenéis como siervo os traicionó y les ayudó a escapar -dijo señalando a JC que estaba terminando de instalar el arma frente a la puerta interdimensional-. Mataron a Dumbo. Y han venido aquí para evitar que llevéis a cabo la destrucción de su mundo. - ¡Por el gran alicuécano de las profundidades! ¡Esto es horrible! exclamó el Demoño Pirata. - Sí, pero Anuska ya se habrá encargado de ellos. Estaba al acecho por si llegaban -dijo Québec. - Hummm, yo no me fiaría mucho. Pues si son como tú dices, son más peligrosos de lo que aparentan... -dijo Pirata pensativo-. Pero les prepararemos una sorpresa aquí por si llegan... ##### Al mismo tiempo, en uno de los pasillos del tétrico castillo... - Yo ya no puedo andar más. Continuad sin mí... -dijo Jovi sudorosa mientras se paraba a tomar un poco de aire. - No podemos dejarte aquí tirada... Además, ya queda poco para llegar -dijo Swift. - Tiene razón. Ya estamos llegando a la sala donde está la puerta interdimensional. Solamente hemos de llegar al final de este pasillo -dijo Santi. - En fin, solo tendremos que hacer un pequeño esfuerzo más -dijo Milán que también estaba muy cansado. Y de nuevo se pusieron todos en marcha pensando en que de ellos dependía el futuro de la humanidad. #####
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- ¡Ya sé lo que haremos! -dijo el gran Demoño Pirata. - ¿El qué, señor? -preguntó Québec. - En vez de destruir el mundo de los humanos ahora, lo destruiremos en la época de la que vienen los humanos que secuestrasteis. Así, si logran llegar hasta aquí, les amenazaremos con destruir a todos sus amigos, familiares y a ellos mismos si no se rinden. - Pero señor, si hacemos eso, no conseguiremos las muestras de sangre para luego reproducirlas y nos matara a Dumbo, Anuska y a mí en esa época -dijo Québec. - No te preocupes por eso, cuando acabemos con estos humanos, enviaremos un destacamento a un par de horas antes de la destrucción para que os traigan de vuelta. Y en cuanto a lo de la sangre, podemos hacer lo mismo. ¡Tenemos miles de años para elegir a cual ir! - Pero, ¿no fallará? - No. Además, tú eres la prueba ello. Si hubieras muerto allí, ahora no estarías aquí hablando conmigo... - “...o los humanos consiguieron que no destruyéramos su dimensión” -pensó Québec para si misma. - ¡JC! ¡Cambia las coordenadas temporales de la puerta interdimensional! ¡Pon el año 1995! -ordenó Pirata. - ¡A sus órdenes señor! -respondió el hechicero negro JC. - Disculpad señor, ¿os fiáis de ese traidor? -dijo Québec señalando a JC. - Sí. Todavía me es fiel y puede servirnos -contestó el Demoño Pirata. ##### Al poco tiempo... - Por fin hemos llegado, solamente tenemos que entrar en esa habitación -dijo Santi. - De acuerdo, ¡entremos!... Pero tened mucho cuidado, no sabemos qué peligros nos acechan al otro lado -dijo Miguelator. - Tranquilo, no creo que pueda ser mucho peor de todo lo que hemos pasado hasta ahora... -dijo Swift mientras abría la puerta sigilosamente. Cuando la puerta se abrió del todo, se encontraron frente a un enorme grupo de soldados vampiros que les estaban apuntando con unos horribles rifles de rayos.
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- ¡Pasad, os estábamos esperando! -se escuchó retumbar la voz del gran Demoño Pirata por toda la sala. - ¿Seguro que no podía ser peor...? -dijo Loquillo mirando a Swift mientras todos levantaban lentamente sus manos hasta la altura de la cabeza. - Vaya, vaya... Así que vosotros sois los humanos que he mandado capturar y han acabado con mis mejores soldados... -dijo Pirata sentado en su trono mientras les miraba con curiosidad. - Sí, somos nosotros -dijo Miguelator en tono desafiante. - ¿Y por que os habéis atrevido a desafiarme? - Al principio solamente vinimos a rescatar a nuestras amigas. Pero luego lo hicimos para que no acabaras con el futuro de la humanidad. - ¡Bah! Podéis estar tranquilos por eso, tras lo que he visto no pienso acabar con el futuro de la humanidad -respondió Pirata con una extraña sonrisa en sus labios que dejaba ver unos brillantes y afiladísimos dientes. - ¿Te has dado cuenta de que te hemos derrotado y no vas a destruir a la humanidad? -dijo Jovi un tanto sorprendida. - No, lo que dije fue que no acabaría con el futuro de la humanidad... Lo que voy a destruir es el pasado de la humanidad, es decir ¡vuestro presente! ¡JAAAA, JAAA, JAA..! - ¡No puedes hacer eso! -gritó Milán. - ¡Claro que puedo! De hecho ya está todo preparado para el acontecimiento: la puerta interdimensional está abierta y tiene puestas las coordenadas temporales de vuestra época, el super-mega-desintegrador de mundos se encuentra apuntando a la puerta y está preparado para disparar dentro de 5 minutos -explicó Pirata señalando el lugar en el que se encontraba la puerta y la terrible arma devastadora. - No permitiremos que te salgas con la tuya... -dijo fray Manolo. - ¡Es inútil, no podéis hacer nada! -dijo el gran Demoño. - Quizá nosotros no podamos, pero otros sí... ¡EHHHH! ¡MAGO NEGRO JC! ¡AYUDANOS JC! ¡LOS VAMPIROS QUIEREN MATARTE CUANDO TERMINES DE PONER EL DESINTEGRADOR ANTE LA PUERTA INTERDIMENSIONAL! -gritó Saura hacia el mago negro que estaba terminando de colocar el desintegrador ante la puerta. - ¿Ehhhh? -dijo JC en un murmullo mientras miraba hacia donde provenían aquellos gritos que le llamaban y le advertían. Cuando vio a aquella joven que le hacía gestos de que se detuviera, el mago negro quedó fascinado por su belleza y un brillo apasionado iluminó sus ojos. Pero Québec que se encontraba cerca del hechicero percibió ese cambio en su mirada y gritó:
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- ¡Gran Demoño, este aprendiz de brujo es un traidor...! ¡Guardias, acabad con él! En cuanto JC escuchó la orden de su ejecución, saltó a un lado y rodó por el suelo hasta ocultarse tras unas cajas justo en el momento en el que un par de rayos láser hicieran impacto en el lugar en el que había estado un segundo antes. - ¡¡¿PERO QUE ES ESTO?!! -gritó JC desde detrás de las cajas sin saber lo que ocurría. - ¡Ahora, aprovechad la ocasión! -dijo Miguelator a todos los demás mientras se abalanzaba sobre el gran Demoño Pirata que se vio sorprendido por los disparos. Y aprovechando ese pequeño momento de confusión, nuestros amigos corrieron y se ocultaron entre otras cajas y algunos muebles que había en la gran habitación. - ¡Por favor, que alguien me explique lo que está ocurriendo! -dijo el desconcertado JC a Milán y Saura que se habían ocultado cerca de él. - Es una larga historia... De momento lo único que podemos hacer es intentar que no nos maten y tratar de desconectar ese arma horrible... -dijo Milán. - No podemos apagar el desintegrador. Está construido para evitar que sucedan cosas como esta... -contestó JC. - Entonces estamos perdidos... -dijo Saura mientras se asomaba por encima de las cajas para ver cómo Miguelator luchaba cuerpo a cuerpo con el Demoño y cómo un grupo de vampiros corrían disparando hacia sus otros amigos. Mientras, por su parte, Loquillo junto con fray Manolo, Swift y Jovi se ocultaron detrás de otras cajas que había en la sala más cerca de la puerta interdimensional que las de sus otros compañeros. - ¡Esto es horrible! ¿Qué podemos hacer? -gritaba Jovi completamente nerviosa. - Tenemos que repeler este ataque como sea y tratar de ayudar a Miguelator en su lucha contra el Demoño -dijo Loquillo también algo nervioso. - ¡Mirad allí! Junto al desintegrador de dimensiones... -señaló Swift. - ¡Son rifles-láser que se han dejado allí olvidados! -exclamaron los otros tres al unísono. - Debemos alcanzarlos o no podremos hacer nada... -dijo Swift.
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- Sí, pero ¿cómo llegaremos a ellos? -preguntó fray Manolo sin dejar de mirar a los rifles y a todo lo que sucedía a su alrededor asomando levemente la cabeza por encima de las cajas. Por su parte, Bambi y Santi quedaron juntos corriendo para proteger y salvar su vida. - ¡Date prisa! ¡Tenemos que llegar a algún sitio seguro! -decía Santi a Bambi. - Ya corro todo lo que puedo... Y por fin, consiguieron refugiarse tras otras de las muchas cajas que había allí. - Mira, allí están Jovi, Manolo, Swift y Loquillo tratando de alcanzar unos rifles-láser... ¡Tenemos que ayudarles a alcanzarlos o morirán allí mismo...! -le dijo Bambi a Santi mientras señalaba en la dirección donde se hallaban sus otros compañeros. - Tranquila, eso no es ningún problema para mí... -contestó Santi. Y se puso en pie detrás de las cajas, extendió los brazos hacia los rifles-láser, y al momento, una invisible energía comenzó a hacer vibrar las armas en el sitio... - ¡Eh! ¡Coged los rifles! -gritó Santi a sus amigos. - ¡Mirad, los rifles-láser están temblando! -exclamó Swift sin saber a qué era debido ese misterioso fenómeno. Entonces escucharon cómo Santi les gritaba desde otro lugar de la habitación. - ¡Es Dios que nos los está haciendo llegar! -dijo Jovi mientras contemplaba cómo los rifles comenzaban a levitar en el aire y se dirigían hacia ellos. Pero a mitad del camino hacia las manos de nuestros amigos, Québec, transformada en vampiro, se lanzó desde las alturas a toda velocidad hacia los rifles-láser y cogió uno con un vuelo rasante. - ¡No penséis que os vais a salir con la vuestra, malditos humanos! gritó desde lo alto. Y empezó a disparar sin cesar hacia nuestros amigos. Al ver esto desde el lugar en el que estaba protegiéndose, Bambi gritó: - ¡Oh, no! ¡Los va a matar como siga disparando! ¡Tenemos que hacer algo para impedirlo!
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Y sin pensarlo dos veces, salió de entre las cajas corriendo velozmente hacia el resto de los rifles que aún quedaban junto al desintegrador de dimensiones. - ¡Quieta! ¡Detente! -le gritó Santi al ver cómo se marchaba de su lado. Pero ya era demasiado tarde para dar marcha atrás... Cogió uno de los rifles-láser y comenzó a disparar a Québec que todavía se hallaba suspendida en el aire atacando a sus amigos. - ¿Qué es esto? ¿Quién osa? -dijo Québec sorprendida al ver que era atacada -. Ah, es esa estúpida humana... ¡Pagarás muy caro tu atrevimiento! - ¡Eso lo veremos! -contestó Bambi mientras cada vez iba afinando más su puntería. Pero Québec también empezó a realizar disparos más certeros y cambió de objetivo para ceñirse únicamente en Bambi. Uno de sus disparos se dirigió directamente hacia el sitio en el que Bambi se encontraba, pero en el último segundo saltó hacia un lado y consiguió que el disparo fuese a parar al suelo. Bambi siguió rodando unos metros por el suelo tratando de esquivar los disparos de Québec, hasta que tropezó con el desintegrador de dimensiones y no pudo avanzar más. Allí se incorporó, blandió el rifleláser, apuntó con somera precisión y se dispuso a apretar el gatillo... Pero el disparo no llegó a producirse, pues en ese momento quien hizo fuego fue Québec, y ahora el rayo sí logró alcanzar su objetivo. Atravesó a Bambi de un lado a otro, produciendo un enorme agujero humeante en su pecho... Y Bambi cayó al suelo despacio e inerte como un saco de arena ante los ojos de todos nuestros amigos. Primero dobló sus rodillas y las clavó en el suelo, para a continuación y tras un segundo de equilibrio acabar cayendo hacia delante y al chocar su rostro con el frío suelo, de la comisura de sus labios surgió un pequeño hilillo de sangre... Sin embargo, esta no fue la única consecuencia que tuvo ese fatídico disparo de Québec. Al atravesar a Bambi, el rayo continuó su trayectoria y alcanzó la base sobre la que se sustentaba el desintegrador de dimensiones, que al recibir el impacto y faltarle parte de su soporte, se tambaleó y comenzó a levantar su cañón hacia el techo y a cambiar su posición, hasta que por su gran peso acabó chocando con el suelo mientras apuntaba al techo. El choque fue tan terrible que todo el castillo tembló y enormes piedras se desprendieron del techo y cayeron por todas partes pero, por fortuna, no
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llegaron a alcanzar a ninguno de nuestros amigos y sí a algunos grupos de vampiros que perecieron aplastados por las inmensas moles que llovieron sobre sus cabezas. Al ver cómo el desintegrador de dimensiones cambiaba de posición, el Demoño Pirata gritó sin parar de luchar cuerpo a cuerpo con Miguelator: - ¡NOOOOOO! Pero ese grito se vio acompañado por otro igual en otro lugar de la sala. - ¡NOOOOOO! Era Santi que gritaba al tiempo que saltaba por encima de las cajas y se plantaba de pie casi en el centro de la habitación. Había una extraña palidez en su rostro, pero más que palidez era una especie de transparencia la que se iba apoderando de su ser. - ¿Qué le está ocurriendo? -preguntó alarmada Jovi mientras ella y sus compañeros cogían los rifles-láser que habían quedado suspendidos en el aire a mitad de camino cuando Québec comenzó a dispararles, y que ahora habían caído al suelo estrepitosamente. - No lo sé... -le contestó Loquillo. - Está muy claro, lo que ocurre es que al cambiar la orientación del desintegrador de dimensiones, nuestro mundo no desaparecerá porque no habrá ninguna explosión, y al no haber esa explosión, no podrá formarse Santi y ahora, está desapareciendo como si no hubiera existido... -explicó fray Manolo. - ¡Claro! Es justamente lo que nos dijo. Menos mal que todavía queda parte de su espíritu encarnado en el niño que lleva Saura en su interior... -dijo Swift. Santi seguía en el centro de la sala, cada vez se le veía menos. Sus pies comenzaron a hacerse completamente invisibles, y a convertirse en pequeñas partículas que comenzaron a girar en un veloz torbellino a su alrededor que fue subiendo hacia arriba según iban desapareciendo progresivamente sus piernas, su cuerpo, sus brazos y por último su cabeza. Las partículas del remolino tras girar un par de segundos, se fueron concentrando todas en un sólo punto mientras giraban cada vez a mayor velocidad y formaban una pequeña esfera luminiscente hacia la que se dirigían el resto de las partículas que seguían girando. Cuando la ultima de las partículas se integró en la esfera, comenzó a titilar la luz que producía y se fue haciendo cada vez más pequeña y luminosa como si se concentrara,
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hasta que cuando ya apenas era visible, estalló con una gran y violenta onda expansiva que arrastró y levantó por los aires todo lo que había en la habitación: cajas, vampiros, a nuestros amigos, las piedras, etc... Y con esa gran energía, desapareció la esfera brillante y con ella también desapareció el Dios Santi. En ese instante, y cuando todavía todos se estaban recuperando de la onda expansiva, de entre los escombros surgió bruscamente la figura del mago JC. - ¡AAGGGHHHH! Esto no puede seguir así... Tengo que acabar con toda esta pesadilla... -gritó mientras sangraba por la frente a causa de los impactos de las rocas y comprobaba el estado de Saura a la que había protegido con su propio cuerpo. Pero de pronto, bajo otro montón de piedras y restos se levantó Québec y, malherida y contusionada, volvió a elevarse en el aire al tiempo que le gritaba al mago JC. - Todo esto es por tu culpa, hechicerillo de pacotilla... ¡Lo vas a pagar muy caro! Y volvió a disparar a todas partes intentando atravesar a JC de la misma manera que antes había hecho con Bambi. Pero, el mago JC, se irguió cuan largo era, y alzando sus brazos sobre su cabeza, comenzó a conjurar un hechizo: - ¡ET SAV A-RAGAC, ARIPMAV ACOL. OREIK ANUH ARVNE! Y unas llamaradas verdosas se formaron sobre él extendiéndose de una palma a otra de sus manos. En cuanto Québec vio esto, palideció. Y trató de alcanzar a JC con sus disparos antes de que lanzara el conjuro contra ella. Pero no lo consiguió a tiempo. El mago JC, soltando un tremendo grito, juntó los brazos y apuntó a la vampira con ellos. De inmediato, las llamas verdes salieron formando un gran rayo como si se tratara de un cañón recién disparado, y otros tres rayos más pequeños comenzaron a girar enroscándose en el más grande. El rayo alcanzó de lleno a Québec, que se convulsionó en el aire con horribles espasmos, haciendo que soltara la esfera cuatridimensional, que cayó al suelo al mismo tiempo que su portadora también se precipitaba al vacío cerca de la puerta interdimensional. El choque contra el duro suelo fue terrible, y el cuerpo de Québec comenzó a sangrar el asqueroso líquido verde por todas partes.
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- Bien, ya está hecho... -dijo JC dejando de lanzar rayos contra el cuerpo de Québec-. Lo que ahora tenemos que hacer es salir de aquí antes de los tres minutos que quedan para que se dispare el destructor de dimensiones... - ¿Ehh? ¿Pero ese horrible arma no se ha destruido? -le preguntó Saura a JC. - No, lo que ha ocurrido es que ha desviado su disparo, y como puedes ver ahora está apuntando al interior de esta habitación, por lo que mejor será que no estemos aquí presentes cuando se active y haga fuego... - ¿Y no podemos detenerlo o destruir el cañón? - No. El cañón se destruirá con la explosión, no hay otra forma de hacerlo... Mientras tanto, Miguelator que seguía luchando con Pirata a pesar de las rocas que habían caído sobre los dos combatientes, les dijo: - ¡Rápido!, buscad al resto del grupo entre los escombros y marchaos de aquí por la puerta interdimensional para volver a nuestro tiempo... - ¡Pero no podemos dejarte aquí! ¡La explosión te mataría! -le contestó exaltada Saura. - No te preocupes por mí. Si me voy ahora, este villano podrá escapar también por la puerta interdimensional. Antes de marcharme debo acabar con él... - ¡JA, JA, JAAA!... Eso será si no acabo contigo antes... -le replicó el Demoño cogiéndole por el pecho y lanzándole bruscamente contra un montón de rocas y restos de cajas. - ¡VENGA! ¡HACEDLO DE UNA VEZ! -les gritó Miguelator a Saura y JC. Y tal como les dijo Miguelator, se pusieron a buscar entre los escombros al resto de sus compañeros... - ¿Dónde están? Antes de la explosión y la onda expansiva los vi por aquí, pero ahora no sé dónde se encuentran... -dijo Saura apartando rocas de un montón de escombros. - ¡Aaagghhh! -se escuchó un leve gemido bajo las piedras. - ¡Aquí JC! ¡He encontrado a uno! -llamó Saura quitando las piedras lo más rápido que podía. Y así, tras quitar todas las piedras del montón, aparecieron los magullados cuerpos de fray Manolo, Swift y Jovi. - Oh no, están demasiado malheridos para poder moverse... No sé si aguantarán el que les saquemos de ahí -dijo Saura preocupada.
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- No te preocupes... Recuerda que soy un mago y que tengo poderes como tal. Sigue buscando al resto de tus amigos... -le contestó JC mientras se inclinaba sobre los cuerpos heridos e imponía sus manos sobre ellos para sanarlos con su poder curativo. Mientras tanto Miguelator continuaba en su lucha contra el Demoño... Y parecía que llevaba las de perder. - ¿Qué te ocurre ahora, humano? ¿Ya no eres tan fuerte como antes? ¿Por qué no me destruyes a mí como a mis soldados? -se burlaba Pirata de Miguelator mientras le vapuleaba violentamente con sus poderosos e inmensos brazos. - ¡Aaahhggg! -pudo gemir Miguelator como respuesta debido a los golpes que estaba recibiendo. - Es una pena que tenga que acabar tan pronto contigo, pero únicamente quedan dos minutos para que se dispare el desintegrador y no quiero estar aquí... -le dijo Pirata mientras le volvía a arrojar al suelo a varios metros de donde se encontraba. Cuando chocó contra el suelo, Miguelator se clavó en la espalda pequeños trocitos afilados de astillas, restos de las cajas que antes había habido en la sala, y buscó a su alrededor tanteando con la mano por si hallaba algún trozo más grande de madera con el que poder defenderse mientras contemplaba cómo el gran Demoño Pirata si iba acercando hacia él dispuesto a matarle. Y tuvo suerte... Pudo alcanzar un trozo de madera de unos 40 cm. de largo y con forma de triángulo. Cuando Pirata se acercó lo suficiente, Miguelator sacó fuerzas de su interior, y se abalanzó hacia él de un salto. E impulsado por esas mismas fuerzas, alzó el trozo de madera sobre la cabeza del Demoño y lo dejó caer con suma rapidez sobre su rostro como si de un cuchillo se tratara. El improvisado puñal alcanzó el ojo de Pirata y lo atravesó, quedándose allí clavado al tiempo que Miguelator se apartaba de su adversario y Pirata gritaba de dolor mientras comenzaba a sangrar abundantemente el líquido verde y viscoso por el lugar en el que segundos antes se había encontrado su ojo. -¡AAAGGGGHHHHH! ¡ME LAS VAS A PAGAR MISERABLE HUMANO! ¡MORIRAS DE LA PEOR FORMA QUE PUEDAS IMAGINAR! - Vaya, parece que no soy tan débil como pensabas, ¿verdad? -le dijo Miguelator mientras se intentaba recuperar de los golpes y heridas recibidos con anterioridad.
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Entre tanto, Saura continuaba la búsqueda de sus compañeros entre las piedras. - ¡Milán! ¡Loquillo! ¡¿Dónde estáis? -gritaba Saura, ya cansada de levantar piedras-. ¡Milán! ¡Loquillo! ¡Contestad! - ¡Aquí estamos! -se escuchó levemente bajo una gran losa apoyada en una pared. - ¿Estáis bien? -les preguntó Saura. - Sí, pero no podemos mover esta piedra porque es muy grande. Busca al resto y ayudadnos a salir de aquí. - JC les está curando de sus heridas y contusiones, en cuanto acabe de hacerlo vendrán a ayudaros. Y nada más decirlo, apareció JC con el resto del grupo que ya estaban casi recuperados del todo. - ¡Ya están aquí! -anunció Saura a los que aún se hallaban aprisionados bajo la piedra. - Aparta de ahí, Saura. No podemos perder tiempo en quitar la piedra con nuestras manos... -dijo JC al tiempo que extendía uno de sus brazos hacia la piedra y la señalaba con el dedo índice. En cuanto Saura se hubo apartado, un pequeño rayo rojo salió disparado de su dedo a la roca y la partió en mil pedazos, dejando al descubierto a Loquillo y Milán junto con un gran charco del líquido verde que constituía la sangre de los vampiros. - Uff... -respiró aliviado Loquillo-. Un poco más tiempo allí dentro y creo que no lo habría soportado. - Yo tampoco -dijo Milán tomando una gran bocanada de aire. - Venga, tenemos que darnos prisa en salir de aquí... Quedan menos de dos minutos para que se dispare el cañón -dijo JC. - Pero, ¿qué pasa con los vampiros? -preguntó Loquillo limpiándose el líquido verde que tenía por la pierna. - Los que había en la habitación o han muerto aplastados por las rocas cuando la explosión o están atrapados como lo estabais vosotros bajo los escombros y no pueden salir. En cuanto al resto están en los pasillos del castillo y no pueden entrar aquí porque las piedras han sellado la puerta -le contestó el mago JC. - Pero... ¿Y Miguelator? -preguntó Swift. - Está luchando con el Demoño para evitar que escape. Nos ha dicho que nos marchemos... -le contestó Saura. - Entonces, que así sea... -sentenció fray Manolo. Y empezaron a correr todos juntos hacia la puerta interdimensional entre piedras, escombros varios, charcos de sangre vampírica y gemidos y
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gritos de los vampiros malheridos y atrapados bajo las rocas más grandes y pesadas que habían caído desde las alturas. Y así, a los pocos segundos, llegaron a la puerta interdimensional... - Vamos, daos prisa... -incitaba Swift al resto de sus compañeros. - Tranquilo, aún queda un minuto y medio y únicamente tenemos que pasar por ahí para que inmediatamente nos desplacemos a nuestra época dijo Jovi tratando de calmarle. - Sí, pero no quiero permanecer mucho tiempo más aquí... -siguió diciendo Swift. - Tienes razón, a mí tampoco me gustaría quedarme más tiempo -le apoyó Loquillo. - Entonces, sed los primeros en atravesar la puerta -dijo fray Manolo mientras acercaba a Swift cogiéndole del hombro y dándole un pequeño impulso hacia la puerta. - Ehh, eh... Sin empujar... -le contestó Swift ante el gesto de fray Manolo-. Está bien, yo iré primero y luego pasareis uno por uno. Y se acercó con paso lento pero decidido hacia la puerta, y nada más atravesarla se desintegró en el aire. - Bien, el siguiente... -dijo JC. - ¡Yo! -exclamó Jovi. Y atravesó la puerta de la misma forma que había hecho Swift un momento antes. Y así también pasaron fray Manolo y Milán. Pero cuando Saura se acercaba a la puerta interdimensional... - ¡JAAAA, JAAA, JAA...! -se escuchó una carcajada escalofriante y alocada de uno de los cuerpos sangrantes que había junto a la puerta interdimensional y que se había levantado con un grotesco salto debido a las heridas que tenía y que apenas se mantenía en pie-. ¡¡¿CREIAIS QUE HABIAIS ACABADO CONMIGO?!! Era la vampiresa Québec, que a pesar de la caída y de la gran pérdida de líquido verde que había sufrido, no había muerto. Se interpuso entre los pocos pasos que separaban a Saura de la puerta interdimensional, y antes de que ninguno pudiera reaccionar debido a la sorpresa de verla con vida, se abalanzó rápidamente contra Saura e hincó su horrenda garra en su vientre. - ¡AAGGHHH! -gritó Saura al sentirse atravesada. - ¡Tú pagarás por todo lo que ha sucedido! -exclamó Québec removiendo la garra en el interior de Saura-. ¡Vaya! ¿Qué tenemos aquí? - ¡NOOOO! -gritó el mago JC.
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Y Québec extrajo su brazo del vientre sangrante de Saura. Pero en su garra extraía algo que le había sorprendido al hallarlo allí dentro. Era un feto humano ya casi formado por completo. - ¡Oohhh! Si se trata de una de vuestras crías... Pero no creo que llegue a adulto... -dijo Québec alzando el feto con su garra sobre su sangrante cabeza. - ¡MI HIJOOO! -gritaba Saura que al ver aquello se olvidó por completo de su dolor. Pero Québec sin pestañear ni inmutarse por los gritos, cerró con fuerza su garra y despachurró al feto que tenía en ella. Varios trozos de la futura criatura cayeron al suelo, mientras el resto se convertía en sangre y pequeños trocitos cárnicos que se licuaban en la garra de la vampira debido a la presión que ejercía sobre los restos. Un pequeño chorro de sangre y trocitos de carne rosada fue bajando por el brazo de la vampira, la cual al verlo abrió la boca, sacó su larga y horripilante lengua y empezó a chupar la sangre chorreante. - ¡Huummm! Tiene un sabor completamente distinto a la de los adultos... -dijo la vampiresa saboreando la sangre. - ¡BASTA YA! ¡AHORA ME OCUPARE DEFINITIVAMENTE DE TI! -le gritó el mago JC que estaba rojo de cólera. Y apuntando con la palma de su mano hacia la cabeza de la vampira, disparó una gran bola de fuego que alcanzó de lleno a la vampira y que le desintegró la cabeza y parte del brazo que se estaba lamiendo. Y el cuerpo decapitado de la vampira cayó al suelo junto a los restos aún calientes del feto que habría llegado a ser el hijo de Saura. - ¡¿Qué hacemos con ella?! ¿Puedes curarla? -preguntó completamente nervioso Loquillo a JC mientras se agachaba junto al cuerpo de Saura, que se había desmayado al ver lo que la vampira había hecho con su hijo, y trataba de tapar la sangrante herida que tenía en el vientre con sus manos. - Sí, pero tardaré demasiado y ahora lo que no nos sobra es tiempo... Apenas queda un minuto para que se dispare el cañón. Cógela en tus brazos y marchémonos de una vez de aquí... -le contestó JC mientras terminaba de desintegrar el cuerpo de la vampira con más esferas llameantes que lanzaba desde su mano. - Pero puede que no sobreviva al viaje interdimensional... - Es un riesgo que debemos correr. Y haciendo lo que JC le pedía, Loquillo la cogió en sus brazos, y los tres juntos atravesaron la puerta interdimensional...
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AÑO 1995. Ante los que poco a poco habían ido llegando de vuelta a su mundo y tiempo en aquella pequeña callejuela vacía y un tanto oscura de la ciudad de nuestros amigos, aparecieron el mago JC, Loquillo y el cuerpo inconsciente de Saura sangrando por el vientre en los brazos de este último. - ¡¿Qué ha ocurrido?! -preguntaron todos mientras se abalanzaban preocupados sobre Loquillo para comprobar el estado en el que se encontraba Saura. - ¡Eehhh! Dejad aire para que respire... Todavía está viva, pero JC tiene que curarla... -les respondió Loquillo al tiempo que depositaba con suavidad el cuerpo de Saura en el suelo y apartaba a los otros de ella. De inmediato JC se agachó sobre ella, y se puso a sanarla con sus poderes curativos y la energía que salía de sus manos mientras Loquillo explicaba lo sucedido a sus otros compañeros. - ...y así, la vampira ahora está muerta y Saura se encuentra en este estado. -terminó de contar su historia. - Pero eso es horrible, ahora también se ha perdido la parte de Dios que continuaba viva -dijo fray Manolo. - Sí, y ya no podemos hacer nada para remediarlo -dijo Milán. JC se levantó, y dijo al resto: - Bueno, ya he hecho todo lo posible por ella... Sigue inconsciente y necesita descansar, así que no la molestéis... Además, he borrado de su mente la imagen de ver morir a su futuro a manos de la vampira para que al despertar, si lo hace, no piense en ello y no vuelva a desmayarse por ello... Lo único que podemos hacer ahora es esperar a que no sea el Demoño quien gane en la lucha... Rezad a vuestro Dios por ello... - ¿A nuestro Dios?... Dios no puede hacer ya nada por nosotros... dijo Jovi.
AÑO 2061 (en otra dimensión). El gran Demoño Pirata seguía debatiéndose por el terrible dolor de su ojo en el que Miguelator le había clavado aquel trozo de madera. - ¡VEN AQUI DESPRECIABLE HUMANO! ¡ENFRENTATE A MI SI TE ATREVES! -gritaba Pirata dando zarpazos en el aire con uno de sus inmensos brazos en dirección a donde estaba Miguelator mientras que con Página: 64
el otro intentaba sacarse del ojo la estaca de madera. Y tras un par de dolorosos intentos lo consiguió. De su ojo empezó a manar un chorro de líquido verde y viscoso que resbalaba con fluidez por su faz infernal. - ¡Claro que voy a luchar contigo! Pero antes tienes que cogerme... le contestó Miguelator mientras se apartaba ligeramente hacia atrás para evitar los zarpazos de Pirata y buscaba algo entre los escombros con lo que defenderse. - Por supuesto que te voy a coger, y acabaré rápidamente contigo porque únicamente dispongo de menos de un minuto y medio para salir de aquí. Si no fuera por eso, tu tortura y suplicio serían eternos... -respondió el Demoño al tiempo que comenzaba a avanzar hacia Miguelator. Pero según se estaba acercando, Miguelator encontró bajo un pequeño montón de piedras un rifle-láser que todavía tenía aspecto de poder funcionar. - ¡Quieto o disparo! -gritó Miguelator apuntando con el arma a Pirata. - ¡JAA, JAAA, JAAAAA....! -se rió brutal y sonoramente Pirata sin dejar de avanzar hacia él. Y Miguelator apretó el gatillo del rifle-láser. Un rayo salió disparado certeramente hacia el Demoño. Pero en mitad de la trayectoria de impacto, Pirata con un golpe de la palma de su mano lo desvió como si hubiera sido un rayo de luz reflejado en un espejo. Miguelator siguió disparando varias veces, pero Pirata desviaba casi todos los disparos y los que conseguían llegar a impactarle, apenas le hacían más que una minúscula picadura de mosquito. - ¿Acaso creías que esos pequeños disparos podrían hacerme algo, humano? -dijo Pirata llegando a donde se encontraba Miguelator. De pronto del cañón destructor de dimensiones se escuchó una voz metálica que dijo: - ... Faltan 45 segundos para el disparo ... - Vaya, según parece el tiempo se está acabando... Ha llegado tu hora, asqueroso humano -dijo Pirata mientras cogía a Miguelator de la cabeza con una mano abarcándole el cráneo como si cogiera una pelota y lo alzaba más de medio metro sobre el nivel del suelo. - ¡Aagghhh! -gritó Miguelator al sentirse atrapado y soportar esa gran fuerza que casi le destrozaba el cráneo.
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Pirata le lanzó con el único brazo con el que le tenía cogido a más de cinco metros de distancia, yendo a parar Miguelator sobre un montón de duras rocas que casi le destrozan la espalda y que le produjeron varias heridas por las que comenzó a sangrar. Agarró varias de esas piedras y comenzó a lanzarlas con todas las fuerzas que le quedaban sobre Pirata, pero lo mismo que los rayos, tampoco le hicieron nada. Es más, de vez en cuando atrapaba alguna en su boca y la partía en mil pedazos con sus afilados dientes de un solo movimiento de mandíbula. Pero según estaba cogiendo y arrojando rocas, entre ellas Miguelator pudo tocar un pequeño objeto completamente redondo y liso... Era la esfera cuatridimensional. - “... Ya sé lo que hacer...” -pensó para sí Miguelator al coger la esfera-. “Me desplazaré ahora mismo con ella a mi época y esperaré allí a que del Demoño atraviese la puerta interdimensional y le mataré allí con ayuda de mis amigos... Aquí no dispongo de tiempo para ello...”. Y se levantó como pudo del montón de rocas con la esfera en la mano. La alzó sobre su cabeza y se dispuso para golpearla y así viajar a su dimensión... Pero en cuanto el gran Demoño Pirata vio esto, dio un enorme salto hacia donde estaba Miguelator, y le propinó una terrible patada en las costillas que hizo que no pudiera llegar a golpear la esfera y que esta saliera volando por los aires dando la casualidad de que fue a parar a la puerta interdimensional y la atravesó, desapareciendo hacia la otra dimensión. - ¡Vaya, vaya! Con que tratabas de escapar, ¿no? -dijo Pirata al maltrecho Miguelator que había caído al suelo y se retorcía de dolor debido a la patada que había recibido-. De aquí no saldrá ninguno de los dos hasta que el otro haya muerto... Y el que va a morir eres tú... ¡JAA, JAAA, JAAAAA! - ... Faltan 30 segundos para el disparo ... -dijo la voz metálica del destructor de dimensiones. Pirata volvió a coger el cuerpo de Miguelator y comenzó a darle golpes, patadas y zarpazos por todas partes... - ¿Qué te ocurre? ¿Ya no tienes nada que clavarme? ¡Qué pena...! dijo irónicamente Pirata sin dejar de golpearle -. Bien, ahora ya sí que ha llegado definitivamente tu hora final... Y de nuevo lo lanzó brutalmente al suelo hacia otro montón de rocas con las que impactó otra vez el ya casi destrozado cuerpo de Miguelator. Y entonces, Pirata dio otro salto hacia Miguelator dispuesto a caer sobre él
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con todo su gran peso y clavarle sus garras en el pecho, arrancándole así el corazón. Pero según estaba volando el Demoño hacia él, Miguelator encogió las piernas sobre su pecho y se preparó para recibir el tremendo impacto... Sin embargo, una milésima de segundo antes de que el choque se produjera, Miguelator estiró firmemente sus piernas en el aire y le dio a Pirata una patada en el pecho, que junto con el impulso que ya llevaba, hizo que saliera lanzado hacia atrás sin poder controlar su trayectoria. El enorme cuerpo del Demoño fue a parar al destructor de dimensiones, y se clavó en el cañón del mismo que le atravesó la espalda y surgió por el pecho del malvado ser que no cesaba de sangrar líquido verde por el inmenso agujero que se le acababa de producir en mitad del cuerpo. - ¡AAAHHHHGGGG! -gritaba el gran Demoño Pirata retorciéndose clavado en la punta del cañón y sin poder liberarse. - Como ves, todavía tenía cosas que clavarte... -le gritó Miguelator todavía desde el suelo, lleno de heridas sangrantes y con una pierna rota debido al gran golpe que había recibido cuando lanzó a Pirata por los aires. - ... Faltan 15 segundos para el disparo ... -anunció de nuevo la metálica voz del destructor de dimensiones. Al escuchar esto, Miguelator comenzó a arrastrarse hacia la puerta interdimensional como podía. El dolor era inmenso, pero no le importaba. Unicamente pensaba en salir de aquel maldito lugar de una vez por todas... Pero de repente, Pirata que seguía atravesado en el desintegrador de dimensiones le gritó: - Te dije que solo saldría alguien de aquí cuando el otro estuviera muerto. ¡Y yo todavía estoy vivo! Y nada más decir esto, abrió su enorme boca, desencajó su mandíbula y una larguísima, viscosa y babeante lengua surgió de ella. La lengua comenzó a reptar rápidamente hacia Miguelator que ya se hallaba en el borde de la puerta interdimensional dispuesto a llegar al otro lado. Le agarró por su pierna sana, y se enroscó en ella con gran fuerza y presión como si de una diabólica serpiente pitón se tratase. Miguelator intentaba zafarse de ella, pero cuanto más se revolvía, más fuerte era la presa que hacía la lengua. - ... Faltan 10 segundos para el disparo... Comenzando la cuenta atrás... ¡DIEZ!... -dijo la metálica voz.
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- ¡Oh no! Tengo que liberarme de esta cosa asquerosa cuanto antes... -dijo Miguelator al ver que su tiempo se iba agotando. Entonces, junto a la puerta, y entre algunos de los restos de lo que había sido el cuerpo de Québec, vio algo que podría ayudarle a soltarse de la lengua de Pirata. Era la espada afilada de la vampira. - ... ¡NUEVE! ... Miguelator empezó a arrastrarse por el suelo agarrándose con sus manos a las piedras y escombros que tenía a su alrededor. Mientras tanto, la lengua sin soltarle la pierna comenzó a subir por su cuerpo enroscándose cada vez más y dejando a Miguelator con cada vez menos capacidad de movimientos. - ... ¡OCHO! ... Poco a poco, y con un gran esfuerzo por su parte, Miguelator iba avanzando centímetro a centímetro hacia la espada de la vampiresa. La lengua ya le había atrapado ambas piernas y estaba llegando a la altura de la cintura. - ... ¡SIETE! ... Miguelator ya casi podía rozar con sus dedos la afiladísima espada. Tenía que avanzar un poco más y por fin sería libre y podría salir de allí. Pero entonces el gran Demoño Pirata de dio cuenta de la espada y de lo cerca que Miguelator estaba de ella y comenzó a recoger su lengua poco a poco arrastrando con ella a su presa. - ... ¡SEIS! ... Miguelator sintió cómo la lengua comenzaba a tirar de él hacia atrás, pero para impedir que se alejara demasiado de la espada, se agarró con todas sus fuerzas a las rocas del suelo y continuó intentando avanzar un poco más hacia su objetivo. Por su parte, la lengua sin dejar de tirar de él hacia atrás, comenzó a apretar el cuerpo de Miguelator para hacerle perder fuerzas. - ... ¡CINCO! ...
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Las fuerzas lentamente iban abandonando a Miguelator debido a la presión que hacía la lengua sobre él, y empezaba a ser arrastrado hacia atrás lentamente. Pero seguía agarrado con firmeza a las rocas. La lengua continuaba tirando de él cada vez con más fuerza. - ... ¡CUATRO! ... Miguelator viendo que ya no podía aguantar mucho más, decidió hacer un último y definitivo intento de alcanzar la espada. Si no conseguía hacerse con ella, estaría ya completamente perdido. Comenzó a tensar los músculos de sus brazos para que le sujetaran un instante más frente a la fuerza con la que la lengua tiraba de él. Entonces, con el resto de su cuerpo que le quedaba libre, se dio impulso hacia delante haciendo que diera un pequeño saltito, que fue suficiente para hacerle llegar a la espada. Extendió su brazo derecho y la empuñó al tiempo que la lengua de Pirata le arrastraba hacia atrás un par de metros. - ... ¡TRES! ... Entonces, con un rápido y potente mandoble, Miguelator sesgó la lengua que le tenía prisionero un poco más abajo de sus pies. A continuación, Miguelator se quitó de encima el trozo de lengua que tenía alrededor suyo. El trozo que Miguelator había dejado caer al suelo comenzó a retorcerse como si del rabo cortado de una lagartija se tratase, y el resto de la lengua también se retorcía y sangraba líquido verde al tiempo que volvía rápidamente hacia la boca del Demoño que gritaba de dolor lleno de furia. - ... ¡DOS! ... Sin volver la vista hacia Pirata y sin perder un solo instante, Miguelator se puso en pie como pudo, y avanzando con una gran cojera debida a su pierna rota, se dirigió lo más rápidamente de lo que era capaz hacia la puerta interdimensional. - ... ¡UNO! ... Por fin, a trancas y barrancas Miguelator llegó a la puerta interdimensional, y mirando atrás durante una milésima de segundo para contemplar por última y definitiva vez aquel satánico y diabólico mundo infernal que estaba a punto de desaparecer, salto hacia el interior de la
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puerta interdimensional y la atravesó justamente en el momento en el que la voz metálica comenzaba a decir... - ... ¡CERO! ... Y nada más extinguirse el sonido metálico de la voz, del cañón del desintegrador de dimensiones salió un delgadísimo rayo azulado que brillaba con gran fuerza. Al entrar el contacto con los restos que no se habían derrumbado del techo, al que apuntaba el cañón, el rayo azul desapareció absorbido por la piedra, y en menos de un segundo una inmensa red de minúsculos y fibrilosos rayos azules cubrió todos los objetos y materias que había en la dimensión vampírica al tiempo que se escuchaba un ligero crepitar que iba en aumento a medida que se multiplicaba el número de rayos que formaba la red. Pirata gritaba de dolor al sentir como sus entrañas y exterior se iban deshaciendo en miles de minúsculos trozos atravesados por los rayos azules. Pero su grito no se escuchaba pues era apagado por el creciente crepitar que se escuchaba en toda la dimensión y por los del resto de los vampiros que todavía quedaban vivos en aquel moribundo mundo. De repente, y cuando el sonido que había comenzado siendo un ligero e incipiente crepitar se convirtió en un ensordecedor y agonizante grito chirriante capaz de romper el tímpano de cualquier criatura, se escuchó un desgarrador chasquido. Y todos los rayos azules junto con todas las cosas existentes en la dimensión explotaron a la vez desintegrándose para siempre produciendo una terrible explosión parte de la cual atravesó el agujero espacio-temporal que todavía no se había cerrado cuando la puerta interdimensional se desintegró también. ... Y ya no quedó allí nada más que el silencio y el vacío eterno.
AÑO ****. Miguelator había atravesado la puerta interdimensional en el último instante posible para escapar y ahora se hallaba viajando vertiginosamente a su mundo. Detrás de él podía ver el agujero espacio-temporal por el que había escapado, pero todavía no lograba ver la salida. Pero le daba igual, aunque tardara más sabía que acabaría en su mundo... O al menos esas eran las coordenadas que tenía introducidas la puerta interdimensional. Según se alejaba le dio la impresión de que el agujero por el que había escapado tomaba un color azul brillante cada vez más intenso, pero
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no se preocupó por ello. Repente, por el agujero espacio-temporal apareció una pequeña bola de fuego que se dirigía hacia él a un velocidad increíble. Si le alcanzaba de lleno, moriría allí mismo y toda su lucha por escapar habría sido inútil. Pero la explosión iba deshaciéndose poco a poco perdiendo energía, fuerza destructora y velocidad a medida que se aproximaba a Miguelator como si fuera siendo absorbida por el negro entorno. También pudo ver que tras la bola de fuego que había logrado escapar de la dimensión vampira, el espacio-tiempo se contraía bruscamente absorbiéndose a sí mismo y a parte de lo que tenía a su alrededor. A pesar de hallarse ya a mucha distancia, el cuerpo de Miguelator se estremeció y bamboleó debido a dicha perturbación. A continuación, donde se había producido esa contracción, se produjo un desgarro espacio-temporal y una porción de vacío apareció donde había estado la dimensión de los vampiros. Ese vacío se desplazó rápidamente hacia otro igual a él donde seguramente habría estado otra de las dimensiones que habían destruido los vampiros. Cuando los dos no-espacio-tiempo chocaron, se fusionaron el uno con el otro y comenzaron a contraerse velozmente al tiempo que del centro de ellos una extraña energía comenzaba a formarse. Una especie de neblina amarillenta comenzó a girar lentamente en el centro donde se estaba creando esa poderosísima energía. El color amarillento según iba creciendo y llenando el vacío que allí había iba cambiando suavemente de colores mezclándose poco a poco todos juntos en un espléndido espectáculo. Primero cambió al rosa, luego al azul celeste, más tarde al verde claro, y así hasta que terminó de llenar el vacío. En cuanto esa nube multicolor rozó algo de espacio-tiempo, instantáneamente desapareció y se disgregó por todos los mundos y tiempos existentes. Miguelator entonces sintió a su alrededor una poderosa presencia que le resultaba conocida... Era el Dios Santi... Y acababa de contemplar su formación. Y de pronto, Miguelator vislumbró por fin la salida a su mundo...
AÑO 1995.
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- ¿Seguro que ha perdido? -preguntó Jovi casi con lágrimas en los ojos. - Sí. Cuando nos marchamos de allí quedaban menos de dos minutos para que se disparara el cañón, y aunque como hace un rato has comprobado, a pesar de no parecerlo, el viaje interdimensional es casi instantáneo... ¡Y hace más de 3 horas que debería estar aquí! - le contestó fray Manolo. - Fray Manolo tiene razón. Miguelator no puede haber sobrevivido... Pero al menos ha evitado que el Demoño llegue a nuestro mundo... Se ha sacrificado muy valientemente por toda la humanidad... -apostilló Loquillo. - Unicamente nos queda esperar a que Saura termine de recuperarse y recupere la consciencia... -dijo Swift. - ...Y parece que va a ser pronto. Ya comienza a despertarse... -dijo JC mientras se dirigía a ayudarla. - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?... -preguntó todavía algo aturdida Saura llevándose las manos a la cabeza e intentando levantarse. - Tranquila... Todo ha terminado ya. Los vampiros han sido destruidos para siempre. -le contestó JC mientras la incorporaba ligeramente. - ¡Qué bien! Pero... ¿Dónde está Miguelator? -preguntó Saura mirando a todas partes. Pero todo el mundo guardó silenció y agachó la cara con triste semblante en ella. - ¡No puede ser! ¡No puede estar muerto! -exclamó Saura al comprender lo que ocurría. - Sí. Ha muerto para salvarnos... -dijo Milán. Y de repente... Una gran bola de fuego surgió en el aire yendo a estrellarse en unos cubos de basura que había en la callejuela y derritiéndolos al instante. Pero la bola de fuego no fue lo único que apareció, junto con ella y cayendo rodando al suelo apareció Miguelator. - ¡MIRAD! ¡HA VUELTO! -gritó entusiasmada Jovi al verle. - ¡Es increíble...! ¡Ha vencido! -exclamó Loquillo. - Sí... Me costó mucho pero al final derroté al Demoño... -dijo Miguelator mientras intentaba ponerse en pie. Pero no pudo debido a su pierna rota y a las heridas que tenía. - Espera... Yo te ayudare... -dijo el mago JC acercándose al dolorido cuerpo de Miguelator.
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JC le impuso las manos y la energía curativa volvió a actuar. A los pocos minutos, todas las heridas habían dejado de sangrar y se habían ido cerrando. La pierna había recuperado toda su movilidad y el hueso se había soldado perfectamente como si nunca hubiera estado rota. Y Miguelator recuperó todas sus fuerzas de nuevo. - ¡Venga cuéntanos lo que pasó! -dijo fray Manolo cuando Miguelator terminó de recuperarse. - No hay mucho que contar... Unicamente que fue una lucha terrible, y que pude escapar de allí en el último momento... -dijo Miguelator. - ¿Y por qué has tardado tanto en aparecer? -le preguntó Jovi. - Seguramente cuando se destruyó la dimensión de los vampiros se produciría alguna extraña interferencia espacio-temporal... Además, pude sentirla... ¡Ah! Por cierto, Dios no ha muerto. Al desintegrarse la dimensión de los vampiros se ha creado justamente como Santi nos había dicho que se formó... Juntándose dos dimensiones destruidas... -explicó Miguelator. - Pero eso es genial... -dijo Milán. - Sí. Ahora todo vuelve a ser como antes... -dijo Swift. - No, ahora nada es igual... Hemos perdido a Tupé y a Bambi... Saura ha perdido a su hijo y está en nuestro tiempo... Habrá un nuevo futuro de la humanidad... ¡Y quién sabe qué consecuencias más puede tener nuestra aventura! -dijo Miguelator entristecido por la pérdida de su amigo y su amada. - ¿Y qué podemos hacer nosotros? ¡Se trataba de los vampiros o de la humanidad! -dijo Loquillo. - Lo sé. Por el momento, lo único que podemos hacer es devolver a Saura a su tiempo... Antes de regresar, vi como la esfera cuatridimensional atravesaba la puerta... ¿Quién la tiene? -preguntó Miguelator. - No la hemos visto aparecer... -dijo Milán mirando a un lado y a otro para intentar localizarla. - ¡Mirad! ¡Allí está! -exclamó Jovi señalando junto a los restos de los derretidos cubos de basura. - Debió de aparecer cuando estábamos atendiendo a Saura para que se recuperara... -dijo JC cogiéndola del suelo. - ¡Pero yo no quiero volver a mi casa y tener que casarme con el hijo del carpintero...! -exclamó Saura enfurruñada con los brazos cruzados. - No hay otro remedio... La historia debe seguir su curso... -dijo Miguelator. - Pero si tú mismo acabas de decir que ya la habéis cambiado y que nada volverá a ser igual... -le contestó Saura. - ¡Espera...! Yo iré con ella y diré que soy el padre de su hijo... -dijo fray Manolo.
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- ¡¡¿QUEEEE?!! -exclamaron todos sorprendidos. - Aquí ya no tengo nada que hacer... En el monasterio ya no queda nada que proteger ni ningún secreto por el que velar... Ya no tengo la misma fe que antes... Además, así cuidaré de ella y la ayudaré a salir adelante con su hijo... -explicó fray Manolo. - Pero si ya no está embarazada... -dijo Swift. - Eso déjalo de mi cuenta... -dijo fray Manolo. - ¡SI, SI...! ¡QUE VENGA FRAY MANOLO! -exclamó entusiasmada Saura. - Venga, de acuerdo... -accedió Miguelator de mala gana. - Trae la esfera, JC... -le pidió fray Manolo. - Aquí tienes... Tened mucho cuidado -dijo JC dándole la esfera cuatridimensional. Saura y fray Manolo se despidieron de todos y se prepararon para irse a la época de Saura. - ¡Adiós! ¡Nunca os olvidaremos! -dijeron ambos. Al poco fray Manolo golpeó la esfera y desaparecieron en el aire. - ¡Buena suerte! ¡Que os vaya bien...! -dijo Miguelator en voz baja cuando desaparecieron.
AÑO 1 a. C. Ante el todavía enfurecido padre de Saura, aparecieron fray Manolo y Saura... - ¿Dónde te habías metido? ¿Por qué desapareciste en el aire? ¿Y quién es este? -preguntó el padre buscando la garrota. - He ido a buscar al auténtico padre de mi hijo... Y hemos venido para casarnos como es debido... -le contestó Saura. Al oír esto último, el padre se detuvo momentáneamente en su busca del garrote de pino y le preguntó a fray Manolo: - ¿Es eso cierto? ¿Te vas a casar con ella? - ¡Sí! Yo soy el padre y cargaré con las consecuencias... -dijo con voz potente y sin echarse atrás. - ¡Así me gusta! Un yerno con un par... Ya me extrañaba que mi hija se arrejuntara con carpinterillos de poca monta como ese que hemos llevado ante Herodes para que lo juzgue por romper el honor de una familia... -dijo el padre de Saura encantado al ver el arrojo y el gran tamaño de fray Manolo.
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- Pero si el hijo del carpintero no me ha hecho nada... -tienen que liberarle. - Tranquila... Al desaparecer tú no teníamos pruebas de lo que decíamos y fue absuelto... Pero fue arrestado y ajusticiado por otros delitos que había cometido junto a su padre: estafar al construir los encargos, usar materiales defectuosos y otras muchas cosas más... -explicó el padre. - Ahora venga... ¡A casaros! -dijo la madre de Saura interviniendo en la conversación. - De acuerdo... Yo no me echo atrás cuando digo algo... -dijo fray Manolo mientras comenzaba a avanzar con paso decidido. Y salieron los cuatro de la pequeña casa excavada en la roca con rumbo al templo del sumo sacerdote para que les uniera en matrimonio...
AÑO 1995. - ¿Y qué vamos a hacer nosotros? -preguntó Jovi al resto. - Yo no sé lo que pensareis hacer, pero yo me vuelvo a mi pueblecito a continuar con mi trabajo de repartidor de correo... -dijo Loquillo. - Pero, ¿nos vas a dejar después de lo que hemos pasado? -le dijo Jovi. - No te preocupes... De vez en cuando volveré y nos mantendremos en contacto... Pero mientras tanto, debo continuar mi vida... -le contestó Loquillo. - Tiene razón... Lo mejor será que cada uno siga su vida anterior y que procuremos vivirla lo mejor que podamos... -dijo Swift. - Yo antes de volver a mi vida normal prefiero partir solo a recorrer mundo y a tratar de olvidar todo esto y las pérdidas de nuestros amigos... dijo Miguelator. - Espera, yo te acompañaré... -le dijo Jovi. - No, gracias. Prefiero ir yo solo como un alma errante por el mundo... -rechazó su compañía Miguelator. - Yo me iré con Milán... -dijo Swift. - ¿Puedo acompañaros yo? -les preguntó Jovi pensando que se iba a quedar ella sola. - Si quieres... -contestó Milán. - ¿Y tú que vas a hacer, JC? -preguntó Miguelator al mago. - Yo no pertenezco a este mundo y no tengo nada que hacer aquí... Me marcharé a otras dimensiones u otros tiempos en los que mi presencia esté más acorde... - Pero puedes quedarte aquí con nosotros... -le dijo Jovi.
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- No. Con mis poderes llamaría demasiado la atención y es mejor que esta historia se mantenga en secreto, por ahora... -dijo JC. - Tienes razón. De momento es mejor que el mundo no sepa nada de esto... Quizá algún día lo contemos, pero no ahora... -dijo Miguelator. - Bien, creo que ha llegado el momento de que me marche de aquí... dijo JC. - Pero si apenas acabamos de llegar... -protestó Milán. - Lo sé. Pero como he dicho es mejor que me marche... -le respondió el mago JC. - De acuerdo. ¡Adiós y hasta siempre! -le dijo Miguelator despidiéndose de él con un apretón de manos. - ¡Adiós! Quién sabe si algún día nos volveremos a encontrar... -dijo JC. Y con un gesto de su brazo que fue bajando delante de él, JC fue desapareciendo a medida que pasaba el brazo. Hasta que desapareció por completo de aquella cada vez más solitaria callejuela. - Bien, amigos... Yo también he de partir en busca de mi destino -les dijo Miguelator a los cuatro que quedaban. - Ten mucho cuidado... Y recuerda que permaneceremos en contacto... -le dijo Loquillo. - Lo sé... Cuidaos mucho todos y que la suerte os sea propicia... respondió Miguelator. - Te echaremos mucho de menos... -dijo Jovi. - Es verdad. Espero que pronto volvamos a encontrarnos de nuevo... dijo Swift. - Es posible que así sea... Y diciendo esto último, Miguelator dio media vuelta y comenzó a alejarse lenta y solitariamente de la triste callejuela de la ciudad en busca de lo que el destino y la suerte le depararan...
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