FRANS DEWAAL /
ATE
Y FLOSOFOS La evoluci6n de la moral del simio al hombre
FRANS DE WAAL
PRIMATES /
YFILOSOFOS La evoluci6n de la moral del simlo al hombre
-
_
-".
~
c"-::= je la empatia emocional " .- =c:':' .<1a animal
".,cc'-
~II~ PAIDOS Barcelona Buenos Aires Mexico
Titulo original: Primates and Philosophers Publicado en ingles, en 2006, por Princeton University Press, Princeton, Nueva Jersey
SUMARIO
Colecci6n dirigida par Ignacio L6pez Verdeguer Disefio de la colecci6n y de la cubierta: excentric comunicaci6
Agradecimientos
. . . ....
Introduccion,Josiah
Los instintos
Obn-.l .
sociales de k~ :
y el auge y Ia caida de
.:
ApendiceA Antropomorfismo Quedan rigurosamente las sanciones media
0
procedimiento,
distribuci6n
prohibidas,
establecidas
sin la autorizaci6n
en las leyes, la reproducci6n
comprendidos
de ejempiares
escrita de los titulares del copyright, total
0
Apendice
B
parcial de asta obra par cualquier
la reprograffa y el tratamiento
de elia mediante alquiler a prestamo
bajo
\- arn::;;:
informatica,
y la
~Tienen Ios simios una ~
publicos.
Apendice © 2006 by Princeton University Press © 2007 de la traducci6n, Vanesa Casanova Fernandez © 2007 de todas las ediciones en castellano
C
Los derechos de Ios a.n.r.::::;
Ediciones Paid6s Iberica, SA, Av. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona www.paidos.com ISBN: 978-84-493-2038-5 Dep6sito legal: B-35.366/2007 Impreso en Grup Balmes - AM 06, A.I.E. Avda. Barcelona, 260, Pol. Ind. EI Pia - 08750 Molins de Rei (Barcelona)
Los usos del antropomorr-s;::3 La moraiidad
y Ia sin£U1an.:;oa ;:,
Christine M Korsga.;rci
SUMARIO
Agradecimientos
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .
Introducci6n,josiah
Ober y Stephen Macedo. . . . . . . . . . . . ..
PRIMERA
9 11
PARTE
Seres moralmeme evolucionados Frans de Waal Los instimos sociales de 10sprimates, la moralidad humana y el auge y la caida de la «teoria de la capa»
23
ApendiceA Antropomorfismo
y antroponegaci6n
. . . . . . . . . . . . . . ..
89
Apendice B ~T"lenen 1'" os SlmlOSuna teona, d e 1;> a mente.
.
. 99
Apendice C Los derechos de 10sanimales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
SECUNDA
PARTE
Comentarios Los usos del antropomorfismo,
Robert Wright
115
La moralidad y la singularidad de la acci6n humana, Christine M Korsgaard . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Etica y evolucion: como se llega hasta aqui, Philip Kitcher
155
Moralidad, razon y derechos de los animales, Peter Singer
177
TERCERA
PARTE
Respuesta a los comentaristas
Quisiera dar
::--iiL"A!:.i
i ~
Bibliografia
225
Richard \\rar:~:;-
Autores
241
res de las Cont-c~~!1-'''''; ~
fndice analitico y de nombres
245
Princeton en
Jub:!
ncr'J~III"1ll1:*~
cer los comem:;;L,."-j,::':i' .:e t~:
como a Sreph'tI: ~I" ."--·:'11' ill J) toy muy agr..ad~'-".j,- " '''-;:'."" '"
,-.
de la Serie de
.....~...
'_
JIt:..
.•••.
_
~
c:- ';:::7~
j
muy especialm.:::::;e.•.s..mr.iii ra respecri\'ame::::::: a ~IUip organizo la sen.: ':'t:: ;::11Di:lJa este libro: a 5U '±':-:::-'::::::IIC. ~ llaher; y a J an L:):,,"" Centro l\-ario~
iilIDIIlii
-!.~j",=,. II: Ii
versidad de Emci::~== ::I....:::.:om:m en Ios que he IJ.:"'-dJ!:
i .:L"ll('.
chos colaboradof;:::;,. ::Si,:~ '1' do a compuar
U:55
.:.E::s~IU:II
" ~:.:":':.Philip Kitcher ... 155 ::-_.~_i.~5. Peter Singer
.. , 177
AGRAOECIMIENTOS
Quisiera dar las gracias a Philip Kitchers, Christine M. Korsgaard, ................
225
Richard Wrangham y Robert A. Wright en calidad de interlocuto-
.......
241
res de las Conferencias Tanner que pronuncie en la Universidad de
245
Princeton en noviembre de 2003. Igualmente, me gustaria agrade-
,
................
cer los comentarios de Peter Singer, que se incluyen en este libro, as! como a Stephen Macedo y Josiah Ober por su presentacion. Le estoy muy agradecido ala Fundacion Tanner, que corre con los gastos de la Serie de Conferencias Tanner; a Princeton University Press y muy especialmente a Sam Elworthy y Jodi Beder, editor y correctora respectivamente; al equipo del Centro de Valores Humanos que organizo la serie de conferencias y ayudo con la coordinacion de este libro; a su director, Stephen Macedo; a su ex director, Will Gallaher; y a Jan Logan, subdirector. Por ultimo, doy las gracias al Centro National Yerkes de Investigacion con Primates de la Universidad de Emory en Atlanta, Georgia, y otros centros y zoologicos en los que he llevado a cabo mis investigaciones, as! como a mis muchos colaboradores y estudiantes de doctorado por haberme ayudado a compilar los datos que aqu! presento.
INTRODUCCION
En la serie de Conferencias Tanner sobre Valores Humanos que dieron lugar a este libro, Frans de Waal pone a nuestra disposicion decenios dedicados al trabajo con primates, asi como su costumbre de pensar en profundidad sobre el senti do de la evolucion, para exam inar la cuestion fundamental de la moralidad humana. Tres distinguidos filosofosy un eminente estudioso de la psicologia de la evolucion responden posteriormente a la forma en que De Waal plantea la pregunta, asi como a su subsiguiente respuesta. Sus ensayos demuestran aprecio por la labor de De Waal, al tiempo que se muestran criticos con algunas de sus conclusiones. De Waal responde a sus criticos en un epilogo. Si bien existe un desacuerdo significativo entre estos cinco ensayistas tanto sobre la pregunta a formular como sobre su respuesta, com parten tambien muchos puntos. En primer lugar, todos los colaboradores de este libro aceptan la explicacion cientifica tradicio~al de la evolucion biologica como algo basado en la seleccion natural arbitraria. Ninguno de ellos sugiere que haya razon alguna para suponer que los humanos sean diferentes de otros animales en su esencia metafisica, y ninguno de ellos basa sus argumentos en la idea de que los humanos seamos unicos por contar con un alma trascendente.
Una segunda premisa importante cuatro interlocutores podemos
compartida
por De Waal y sus
es que la bondad moral es algo real sobre
establecer premisas ciertas. Como minima,
10 que
la bondad
re-
mecanismo
pri..mr-JIC zs:IlliII
nos hemos desaIT'01a::uJillli" dad? 0, dicho de
UlC'£ DliIiIIIIa
qui ere reconocer de forma apropiada a los demas. Del mismo modo,
ser malo? Para aqud.:JIi
la maldad incluye esa clase de egoismo que nos lleva a tratar a los
que no puede seI"
demas inadecuadamente,
curso a la presun.::J;:a. ~
ros instrumentos.
al ignorar sus intereses
0
tratarles como me-
Las dos premisas basicas de la ciencia de la evolu-
~1l111
~11I0iIli
mana a hacer d r.mo:::. ::SJIBI ~
cion y la realidad moral establecen las fronteras del debate acerca de
cuestion de difici.l
los origenes de la bondad tal cual se presentan en este libro. Esro sig-
Ik li'ialDil puestas dacks poc .JI;: ~_1I1
nifica que los creyentes religiosos comprometidos los seres humanos
cia divinano
participan
poco participan
El objero de
dotados de una serie de atri-
[veneer TheoT)~
'"'..:i. ~
10 moral) solamente mediante la gra-
mento de que la
h)1;:r~.
estan singularmente
butos (incluido un sentido de
con la idea de que
Como tam-
cubre un micleor.,~o:::. ;
version de la
teoria de la capa o-:::c. :' .:::3mIII
en la discusion aqui presentada.
aquellos cientificos sociales fieles
a una
teoria del agente racional que considera la esencia de la naturaleza hu-
tante extendida.
mana como una tendencia
ley, un cientmco
trampas, voluntaria.
irreductible
a preferir el egoismo (hacer
u obtener beneficios sinesfuerzo Tampoco,
alguno) ala cooperacion
en ultima instancia,
participan
en el debate
su furibunda
.E ?L~I U."'O,:JC:IIlbil.
deie:r::.~
a sus detracrores ciono sus propias
como correcta
de la moralidad
incorrecta
ferida a consideraciones
unicamente
contingentes
en el ambito de y contextuales.
10
local, re-
De modo que
:k';'
a'•
,11?:.-r:11I.~1DIIU.DlII
los relativistas morales, que creen que una accion puede ser juzgada 0
:':::si:1I.IJI::3l&, .•
';:l:'I1~~ S~
.&
~,1II
din: una batalla cm:..~~
10 que este libro ofrece es un debate entre cinco especialistas que es-
moralidad
ran de acuerdo en algunos temas esenciales acerca de la ciencia y la
de los objeros de b..::m_O
moralidad. Se trata de una conversacion seria y animada sostenida por
trato social (de
un grupo de pens adores profundamente
sus reflexiones con
comprometidos
con el va-
que pen:.... l11~
t~Ot=iilllOIilI!
lor y la validez de la ciencia, asi como con el valor y la realidad de una
damentalmente
moralidad
biologos evoluoyos
que tenga en cuenta a los demas.
La pregunta
que De Waal y sus interlocurores
ponder es la siguiente:
pretenden
res-
dado que existen razones cientificas de peso
para suponer que el egoismo (al menos en un nivel genetico) es un
Ninguno
"-;c .:Jll:l1IIIIiIIII
a...~
partir del papel del de
105
••
'~~
~IIII 1;,.
~r:ll5iIIIIlIlIIIIl!I.
.-::-c~•••
identifica como un .:eDlcCl"I.
.:::::-_;'.lnidapor De Waal y sus
mecanismo primario de seleccion natural, ~como es que los huma-
: ::-_::-i
e5
algo real sobre 10que
nos hemos desarrollado un vinculo tan fuerte con el valor de la bon-
c: ::-:C'
minimo, la bondad re-
dad? 0, dicho de otra manera, ~por que no pensamos queesd. bien
-:::mas. Del mismo modo,
ser malo? Para aquellos que creen quela moralidad es algo real, pera
nos lleva a tratar a los
que no puede ser explicado 0 justificado simplemente mediante el re-
:::'_-.::::-0;:50uatarles como me-
curso ala presuncion teologica de que la singular propension hu-
,<~ i:: 1aciencia de la evolu-
mana a hacer el bien es un praducto de la gracia divina, esta es una
:' -=:-::-.:::ras del debate acerca de
cuestion de dificil respuesta, a la par que importante.
i .::'
=.: ..:-..:e
':-::-;;.:::-: :2-: en este 1ibra. £sto sig-
£1 objeto de De Waal es presentar argumentos frente alas res-
:?:: :-:-::::idoscon la idea de que
puestas dadas por 10 que el mismo define como teoria de la capa
:-.:..105 de una serie de atri-
[veneer Theory] ala pregunta de «por que la moralidad»: el argu-
s.:<2Tlememediante la gra-
mento de que la moralidad seria unicamente una fina capa que re-
.=.~:..:: ?resemada. Como tam-
cubre un nueleo bien amoral, bien inmoral. De Waal sugiere que la
ides a una version de la
teoria de la capa esta, 0 cuando menos asi era hasta hace poco, b'as-
!1::: .::
:-.
C"::::.2-.:::::'
de la naturaleza hu-
tante extendida. £1 principal objeto de su critica es Thomas Hux-
~.:: .=.?r::rerir el egoismo (hacer
ley, un cientifico conocido como «el bulldog de Darwin» debido a
:...:::-:::3lguno) a 1acooperacion
su furibunda defensa de la teoria de la evolucion de Darwin frente
?an:icipan en el debate
a sus detractores decimononicos. De Waal sostiene que Huxley trai-
~L --'- ~:1.:ia
t..<..::"::.2.
ser juzgada
ciono sus prapias convicciones darwinianas al defender una vision
r:::: :::. :::imbiro de 10local, re-
de la moralidad similar a la idea de 10 que supondria cuidar un jar-
.:.:,:-:c::xruales. De modo que
din: una batalla constante contra las lozanas malas hierbas de la in-
.::~:-:co especialistas que es-
moralidad que perennemente amenazan la psique humana. Otras
:::':-.2::::'.:.cercade 1aciencia y la
de los objetos de la critica de De Waal serian algunos teoricos del con-
cr:
animada sostenida por
trato social (de forma mas notable Thomas Hobbes) que inician
':;J:nprometidos con el va-
sus reflexiones con una concepcion de los humanos como seres fun-
J:: ~- . .=. .=..::.:i6n puede
:so ., .
==.:::-::
;;':::-...2 :•.
ii::-::::
,'::.::. ::.'.·dlor:- la realidad de una
damentalmente
asociales 0 ineluso antisociales, asi como algunos
biologos evolutivos que, a su modo de ver, tienden a generalizar a ; .-.::::-.c.:urores pretenden res-
partir del papel del egoismo en el praceso de seleccion natural.
:.=..zonescientificas de peso
Ninguno de los cinco auto res que participan en este volumen se
=.:' :::-:'-lfi niyel genetico) es un
identifica como un «teorico de la capa» en el sentido en que 10defi-
:5:::::-.
ne De Waal. Yaun asi, tal como muestran los ensayos, la teoria de la
los humanos actuam~ ~
capa puede ser concebida de diversas maneras. Podria ser, pues, va-
metodologico de la pa.~
lida para describir un tipo ideal de TC, aun cuando caiga en el ries-
real, que la motivacioc: ~J
go de no ser sino un espejismo. La teoria de la capa en su formulacion
dad de los humano:s y .:3i':: IiISl!
ideal asume que los humanos somos bestiales por naturaleza y que, en consecuencia, somos malos (esto es, profundamente egoistas); asi,
Si bien la bondaC ::II •• que la bondad de la..::...""\IIIIIlIlIIa
10 que se espera es que actuemos con maldad, esto es, que tratemos
ser mas senciHa, debe::-~
a los demas inadecuadamente.
un sentido sustanciL .:::i:IIl!DII.d1
Con todo, es un hecho observable
que a menosen algunas ocasiones los seres humanos tratan bien y
=- 1&."
de forma adecuada a los demas, como si fueran buenos. Si, como
pleja que hallamo:s teoria «anticapa- ..k
postula la teoda, los seres humanos son esencialmente malos, su buen
la no humana se ~.
comportamiento debera explicarse como el producto de una capa de
miento de los parie:::z:l!8: ••
[Ill: ••
::::11 _
rrioralidad misteriosamente superpuesta sobre un micleo natural ma-
La larga y exi[~
ligno. La principal objecion de De Waal es que la teoria de la capa no
minuto a minuro el .:l.~
puede identificar elorigen de esta capa de bondad. Esa capa es algo que
mitido tomar nota
aparentemente existe fuera de la naturaleza y por 10 tanto debe ser re-
En el proceso, ha ~
chazada como un mito por cualquier persona dedicada de Heno a la
sujetos. Parte dd p':::a~.••••
explicacion cientifica de los fenomenos naturales.
-. placer que i.rradic.Ql!"!"';
.UlI:;
~r'!l!!!'WIi4d
mmlJeft-;
.mmDII
Si la teoria de la capa acerca de la bondad moral se basa en un
su evidente distTun: at:: J::lliailllll
mito, el fenomeno de la bondad humana debera ser explicado de otro
ces, bonobos yeap::l4-rmJllli,.
modo. De Waal comienza dando la vuelta a la premisa de partida:
como colaborador::::sSlli'IllIII!.
sugiere que los humanos somos buenos por naturaleza. Nuestra «naturaleza buena» nos viene heredada, junto con otras muchas cosas,
De Waal conciL~ a_ll~ tamente y no con ..,....cll ••jali:lllllll
de nuestros ancestros no humanos a traves del ya conocido proceso dar-
vos -al
winiano de la seleccion natural. Para poner a prueba esta premisa,
timos con orros
De Waal nos invita a observar con atencion el comportamiento
prerracionales) !- pg.::"1lli~
de
_III
menos en ~,,_
an;-;;III1:5=_I~
nuestros parientes no humanos mas cercanos: primero los chimpan-
las circunstancias .i:: J::IliI GImI
ces, despues otros primates mas alejados de nosotros y finalmente
cional importante
otros animales sociales que no son primates. Si nuestros parientes
empatica es, en p~ ~ cional». La criarur:LJ...iIl:_
mas cercanos actuan de hecho como si fueran buenos, y si nosotros
y:ir-_
s;:::-:;.:: ~os ensayos, la teoria de la
los humanos actuamos como si fueramos buenos, entonces el principio
; ::--L'1.eras.Podria ser, pues, va-
metodo16gico
e .=.uncuando
real, que la motivaci6n
caiga en el ries-
r-=..::eLacapa en su formulaci6n
c.=s6ales por naturaleza y que,
de la parsimonia
dad de los humanos
para hacer el bien es natural y que la morali-
y de sus parientes tiene un origen comun.
Si bien la bondad en la conducta
s...?::"oiundamente egoistas); asi,
que la bondad
; ::--ildad. esto es, que tratemos
ser mas sencilla, deberiamos
::.20- es un hecho observable ~::-es humanos
)5
!:': ;:: meran
tratan bien y
buenos.
Si, como
c esc::cialmente malos, su buen lIC"c:'
e. producto
de una capa de
$"~
;c't're un nueleo natural ma-
~
=s que la teoria de la capa no
oe :.o:l.dad. Esa capa es algo que
nos insta a suponer que la bondad es
de la conducta
humana
no humana, considerar
teoria «anticapa» la no humana
en los humanos.
De Waal sostiene que al
la moralidad
un sentido sustancial como el fundamento pleja que hallamos
est3. mas desarrollada
no humana
de la moralidad mas com-
La evidencia empirica
de De Waal que une la moralidad
se basa en meticulosas
en
observaciones
para la
humana
con
del comporta-
miento de los parientes de los humanos. La larga y exitosa carrera de De Waal ha transcurrido minuto a minuto el comportamiento
observando
de los primates, 10 que Ie ha per-
mitido tomar nota de muchas actitudes bondadosas entre los mismos.
1IrL.,~~ ~.-
En el proceso, ha desarrollado un inmenso respeto y carino hacia sus
r x:-;:.o:l.a dedicada de lleno a la
sujetos. Parte del placer de leer los escritos de De Waal sobre primates
::.,:,;:::a::urales.
--placer
~ :oocdad moral se basa en un
su evidente disfrute de los anos en los que ha trabajado con chimpan-
~~
ces, bonobos y capuchinos,
por 10 tanto debe ser re-
.::~tx:raser explicado de otro
. ·,-_e.:.1 a la premisa de partida: :'1\}::" naruraleza. Nuestra «na-
K~
que irradia cada uno de los ensayos de sus interlocutores-
como colaboradores
asi como su consideraci6n
de los mismos
suyos en una empresa de dimensiones
De Waal concluye que la capacidad humana
es
colosales .
para actuar correc-
. "':--::0 con orras muchas cosas,
tamente y no con maldad todo el tiempo tiene sus origenes evoluti-
:r,o;;::: ,j;:'l y"a conocido proceso dar-
vos -al
:L
?:::.::r a prueba esta premisa,
l:e::'::)TI el comportamiento
de
menos en algunas ocasiones-
en emociones
timos con otros animales: en respuestas involuntarias prerracionales)
que compar(no elegidas y
y psico16gicas obvias (y por tanto observables)
ante
,::,-:::-'::'=""-:05: primero los chimpan-
las circunstancias
de los demas. La empatia es una respuesta emo-
~':,:'5 de nosotros y finalmente
cional importante
y fundamental.
? :-.:..-:: .•.7es. Si nuestros parientes
empatica es, en primera instancia,
J ;::
~.leran buenos, y si nosotros
De Waal explica que la reacci6n una cuesti6n de «contagio emo-
cional». La criatura A se identifica directamente
con las circunstan-
este nivel, la empatia es todav1aen cierto sentido eg01sta:A quiere con-
mos no como enanoo x'" tura de colores ch.iJi.jc,~ •••
solar a B porque A ha «pillado» el dolor de B y busca consuelo el
nuestro yo moral
mismo. A un nivel mas avanzado, no obstante, la empatia emocional
rie de «yoes prehw:::::.c..:::BI
tiene como resultado un comportamiento
llegar al fondo de ~
cias de la criatura B, llegando a sentir, por aS1decirlo, su «dolor». A
compasivo: esto es, el re-
conocimiento de que B tiene una serie de querencias 0 necesidades situacionalmente espedficas que son diferentes de las de A. De Waal
a:;:::::-.JJ:C ClIill
~
«yoes» son homoge~'f"#,m!ll! Como el vigor ~
.::z '·031
ofrece el adorable e ilustrativo ejemplo de una chimpance que in-
cion de De Waal a.:c::c. .ar:It
tenta ayudar a un pajaro herido a volar. Puesto que la accion de vo-
lidad humana plan::::£ :u:ID.
lar es algo que la chimpance no podra nunca llevar a cabo, la simio
cutores esta de acucol:
esta respondiendo alas necesidades concretas del pajaro ya su for-
la capa tipo carece
ma distintiva de estar en el mundo.
en desacuerdo sobre =:..~
El contagio emocional se puede observar con frecuencia en mu-
..:tID!1
.0;;- ~
persona razonable F' -,-:J>: Iq
chas especies; la compasion solo se observa entre algunos gran des si-
tan robusta aiiterio~
mios. Las respuestas emotivas relacionadas entre S1que conducen a
los interlocutores
un buen comportamiento
primo lejano de la :~:l:""•
incluyen un altruismo redproco e inclu-
,.
des;; _,a;l
so un sentido de 10que es justo, si bien este ultimo es discutible, tal
en este punto, al C1 h':::,Ga:' Bit
como sefiala Philip Kitcher. Una vez mas, las formas mas complejas
ta». De hecho, ral .ccIICJiI:a
y mas sofisticadas de estos comportamientos motivados por las emo-
De Waal habla en.
ciones, tal como sostiene De Waal, se observan unicamente entre
esfuerzo humano po":
los simios y unas pocas especies mas: elefantes, delfines y capuchinos.
a los desconocidos: ~>L'''''-::J
Las respuestas emocionales son, segun De Waal, los componen-
cuando menos ciefT..2ii:!1CIIlII
tes basicos de la moralidad humana. El comportamiento
moral en-
~.lJ[J[
•
~t
como una especie dE .::
.::J!e'.
tre los humanos es considerablemente mas elaborado que el de cual-
La preocupacion ,;:c
quier animal no humano, pero, segun De Waal, es continuo respecto
ese «drculo de la mO:-i...:.Jca."j
del comportamiento
fragil pone el enfasis ,.;)~
no humano, al igual que la simpatia entre los
.'1
chimpances es mas elaborada pero continua respecto del contagio
a dibujar una linea yi~"'IIIe:=mIIIIlII
emocional en otros animales. Dada esta cominuidad, no es necesa-
ah1 su firme conYicG>L>"::' .:x- 'lll
ria pues imaginar la moralidad como algo que misteriosamente se ma-
debe ser tambien
de a un nucleo inmoral. De Waal nos invita a vernos a nosotros mis-
males del ambito de
unr.,~ cC~ ~
· :'J:- asi decirlo, su «dolor». A
mos no como enanos de jardin recubiertos con una fina capa de pin-
c",;,;:-:::cido egoista:A quiere con-
tura de colores chillones, sino como una especie de mufiecas rusas:
6c B y busca consuelo el
nuestro yo moral exterior es onto16gicamente continuo con una se-
)("S:.lJ1[c, la empatia emocional
rie de «yoes prehumanos» que anidan en nuestro interior. Y hasta
10:::: :,J compasivo: esto es, el re-
llegar al fondo de esa figura diminuta situada en el centro, estos
:c':':: Q uerencias 0 necesidades
«yoes» son homogeneamente «buenos por naturaleza».
J.:::-
~ ':::::-.:ntcS de las de A. De Waal
Como el vigor de las cuatro respuestas demuestra, la concep-
'~~':c una chimpance que in-
ci6n de De Waal acerca de los origenes y la naturaleza de la mora-
?:..::csroque la acci6n de vo-
lidad human a plantea una serie de retos. Cada uno de los interlo-
•. :::.:~.::.a.Uevar a cabo, la simio
cutores esta de acuerdo con la idea de De Waal de que la teoria de
:[ :::c::-c::.a.s del pajaro y a su for-
la capa tipo carece de atractivo a primera vista, si bien se muestran
&.:
en desacuerdo sobre el significado exacto de la teoria 0 sobre si una can frecuencia en mu-
persona razonable puede llegar a suscribirla, al menos en la forma
"':::-.lcrlUe algunos grandes si-
tan robusta anteriormente perfilada. Aun asi, al final cada uno de
c..::..:.::.s cilue si que conducen a
los interlocutores desarrolla algo que podriamos describir como un
c:::~=-..il5mo redproco e inclu-
primo lejano de la teoria de la capa. Robert Wright es muy claro
:::-_ ::::5::: ~(imo es discutible, tal
en este punto, al calificar su postura de «teoria de la capa naturalis-
~.a.s. r-ormasmas complejas
ta». De hecho, tal como sefiala Peter Singer (pag. 182), el propio
es:::-·l-"'
:::-_.::.5_
:..:::= :c's
I:1oIivadospor las emo-
k ~::' s.;::,.-anunicamente
De Waal habla en algun momenta
de 10 «fragil» que resulta el
entre
esfuerzo humano por hacer extensivo el «drculo de la moralidad»
=,,:::z_:::::5. delhnes y capuchinos.
a los desconocidos; 10cuci6n esta que parece invitarnos a imaginar
e-..;-=. ::J.: \\-aal, 10scomponeni.... c,: ::-::-~p-orramiento moral en-
cuando menos ciertas formas extendidas de moralidad humana
;';::.2Dorado que el de cual-
La preocupaci6n de De Waal por cuan lejos puede extenderse
E ::-::-
como una especie de capa 0 recubrimiento.
-::C::.a1. es continuo respecto
ese «drculo de la moralidad» antes de llegar a ser insosteniblemente
LZ-2-CUcla simpatia entre los
fragil pone el enfasis sobre la cuesti6n que lleva a sus interlocutores
1 ="::
respecto del contagio
a dibujar una linea visible entre la moralidad humana y la animal. De
~:.::..:,.::::cinuidad,no es necesa-
ahi su firme convicci6n de que la moralidad «genuina» (Kitcher)
c:..::cmisleriosamente se afia-
debe ser tambien universalizable. Esta convicci6n excluye a los ani-
1: ::: =-:::....2
ll!2.~
,~-.-:.:.::. a vernos a nosotros mis-
males del ambito de los seres genuinamente
morales. Los coloca
«mas alla del juicio moral», en palabras de Korsgaard, porque los
cognicion. Pero ~q;.;;o: ?L~
ani males no humanos no hacen de su buen comportamiento
Ninguno de 10s P-ar:::l<~.aDlI
algo
universal. La tendencia hacia la parcialidad de quienes estan dentro
especie no humana ~~
del grupo es una constante entre los animales sociales no humanos.
pero se nos sigue plL=~
Es cierto que, tal como cree De Waal, esta misma tendencia parcial
unicos capaces de h.d.:.e:-
.:::DIll
puede ser endogena al ser humano. Y tal como sostiene Robert
Este es el puma
didIJ
.Q;:::.
iClj
Wright, podria ser un rasgo endemico de la moralidad humana. Pero
morfismo se com-ierro:;:::::: ..:11
como Kitcher, Korsgaard y Singer sefialan, la universalizacion del
centra en la imporra.:).:::::&.
conjunto de seres (personas
Waal es un fervoroso ~
0,
como dice Singer, criaturas con inte-
reses) para quienes existe una serie de obligaciones morales es con-
an tro po mo rfismocie!:::.ii:-.
ceptualmente posible para los humanos (y para algunos filosofos hu-
contrastada del anrroC"D!!E
manos, es conceptualmente esencial).
Y;
al menos algunas veces, es
puesta en practica por estos mismos. Cada uno de los interlocutores formula una pregunta similar, si
encantador, es dpieo
Ui: .~
males. Ninguno de J,~ .:::mIll
como defensor del am::nJO:ll
bien en registros filosoficos bastante diferentes: si incluso los ani-
liza para caracterizar Li ~
males no humanos mas avanzados tienden por regIa general a limi-
un horror estetico hac:w..a ]I;;
tar su buen comportamiento
tinuidades existemes e:l::~ •
miembros del clan
0
a los miembros del grupo (esto es, los
la comunidad), ~podemos calificar su compor-
te del debate entre @0S;Clirr.c. T
tamiento de moral? Y si la respuesta es no (conclusion a la que llegan
acerca de la singularichC
todos ellos), debemos entonces asumir que los seres humanos po-
cualquier animal no h"""':D
seen alguna capacidad que es discontinua respecto de las capacida-
teoria de la mente; es Gi:'~
des de todas las especies no humanas. De Waal reconoce el proble-
te en la mente de otro s.e:.-ii
ma, apuntando (como hace Singer, pag. 181) que «es solo cuando
mente humano. Exisre.c..:::aJDI
hacemos juicios generales e imparciales que podemos verdadera-
podrian apoyar ambos L.a.:x..
mente hablar de aprobacion
nes dudan de que esw
0
desaprobacion morales».
La discontinuidad mas evidente en 10 referido alas capacidades
.::JDIII
ill
5eL ?llII
ces pueden reconocersc e:::1D
entre los animales humanos y los no humanos se da en el area del
autoconciencia, que a m~
lenguaje, yen el uso consciente de la razon que asociamos al singu-
cedente a la teoria de la r:n:=:IIII
larmente humano uso dellenguaje. La capacidad para hablar, la uri-
jar la atencion en el Ill.afCdlI.».
lizacion dellenguaje y la razon estan obviamente conectadas con la
mios sean capaces de torm::Di
{"c .:e Korsgaard, porque los
cognici6n. Pero ~que podemos decir de la cognici6n no humana?
comportamiento
Ninguno de los participantes en este debate supone que exista una
.: :;",;,cD.
algo
de quienes estan dentro
L.~':'
r:.......: 21cS sociales no humanos.
especie no humana que sea el igual cognitivo de los seres humanos, pero se nos sigue plante an do la pregunta de si los humanos son los
parcial ...:- ::2..i como sostiene Robert
unicos capaces de hacer razonamientos morales.
ue ....:... moralidad humana. Pero
morfismo se convierte en cuesti6n acalorada; en concreto, Wright se
:t.~~-:.la
centra en la importancia de la cuesti6n del antropomorfismo.
;;:~:.2::1isma tendencia
I
Waal es un fervoroso defensor de una versi6n econ6mica y critica del
:::""":£2cionesmorales es con-
antropomorfismo cientifico, que el mismo distingue de forma muy
"',- ::'~a
:i
...
II
De
5 enger, criaturas con inte-
L.:e =
universalizaci6n del
Este es el punto del debate en el que la definici6n de antropo-
-:_
algunos fil6sofos hu-
::-nenosalgunas veces, es
~
contrastada del antropomorfismo
sentimental que, si bien resulta
U
encantador, es tipico de gran parte de la literatura popular sobre animales. Ninguno de los cuatro interlocutores puede ser encasillado
:ma pregunta similar, si .:......:: ... -=::-emes:si incluso los ani-
C:~2
como defensor del antroponegacionismo,
termino que De Waai uti-
liza para caracterizar la practica de quienes, quizas impulsados por
~.:.-=::?,or regIa general a limi-
un horror estetico hacia la naturaleza, se niegan a reconocer las con-
:C:::-...::' ::-(15 del grupo (esto es, los
tinuidades existentes entre los humanos y otros animales. Gran par-
:;':'':'-=:::-c05 calificar su compor-
te del debate entre fil6sofos y estudiosos del comportamiento animal
,:::
acerca de la singularidad humana se ha centrado en la pregunta de si
,::c!1dusi6na la que llegan l....~ .::.......:e :05 seres humanos po-
cualquier animal no humano es capaz de desarrollar algo como la
=-=---"- ::-~?eeto de las capacida-
teoria de la mente; es decir, si la capacidad para imaginar 10 que exis-
.. =,-=-X-ill reconoce el proble-
te en la mente de otro ser diferente de uno mismo es algo espedfica-
que «es s610 cuando
mente humano. Existen datos procedentes de la experimentaci6n que
P:~"
~.~~
:.L =''::' ·...;.e podemos
verdadera-
~:,:::.-",':::,)n morales». ::::: _=
::-e~eridoa las capacidades
podrian apoyar ambos lados del debate. De Waal responde a quienes dudan de que esto sea posible recordandonos que los chimpances pueden reconocerse en un espejo (demostrando asi la existencia de
da en el area del
autoconciencia, que a menudo se presupone como condici6n ante-
que asociamos al singu-
cedente a la teoria de la mente). De forma sefialada, nos obliga a fi-
••.~dcid.ad para hablar, la uti-
jar la atenci6n en el marcado antropocentrismo que exige que los si-
e'::'''',-:2.c''TIenre conectadas con la
mios sean capaces de formular una teoda propia de mentes humanas.
~:: "':-"-::2...1105se :-..e.::,:,::
Con todo, la cuestion de una teoria de la mente no humana sigue sin
mativos Ie lleya
resolverse, y es necesario investigar mas sobre esta cuestion.
cunstancias
1II
.i 5C~
adn":it
""':2•. :UIEi'
Kitcher y Korsgaard establecen una clara distincion entre el comportamiento
animal motivado
por las emociones y la moralidad
mana, que en su opinion debe basarse en una autoconciencia tiva acerca de
hu-
cogni-
10 adecuado de la linea de accion de uno mismo. Kitcher
.
.
cmco personas
"J:.£
~i'lII
masiado ligero p.a..7 ::a:ar'. a la que empujanx:i'f
"i:"'J!!!!lImp
dibuja la frontera cuando convierte las teorias del espectador de Hume
ger hace alUSiOD•• J~ ;:5DJoolllio
y Smith en una forma de autoconciencia
individuos
que necesita del discurso
para existir. Korsgaard apela a la concepcion moralidad.
kantiana
de la genuina
Tanto Kitcher como Koorsgard describen a los animales
no humanos como seres que actuan caprichosamente viendose de un concepto desarrollado
y sin motivo, sir-
en otros contextos por el filo-
a qllic::lI=.'J1C
reacclOnar en
o~
beria matar en
SJ~T:a"""",
e:sc.'·IC!i;a!"'I~
rebral en el mooe:::w:: asociadas a la
furt carecen
nicion racion3L E::
consistente
entre las variadas motivaciones
de forma
que de vez en cuando les
cogllltlyamen[c
prichosamente
quienes clan la r~~
de
autoconsciente
acerca
10 apropiado de sus acciones propuestas. Pero la pregunta surge, en-
tonces, de si Kitcher y Korsgaard no estaran poniendo
elliston
de la
moralidad a un nivel al que incluso la mayor parte de las acciones humanas no puede llegar. Cada filosofo ofrece una explicacion conscientemente
cho haya empm.ou: La cuesrion ~
aa1 ha ~
manos, con su comportamiento
ralidad de
105
los animales no humanos El mismo problema
actuan tambien de forma caprichosa. surge en la discusion de Singer sobre
los filosofos
de la moraillaman
preocupacion
consecuencialista
«problemas
de la vagoneta».
La
de Singer respecto a los intereses su-
..li 'nlIIlI III '.
::'".2SiK"'"
F~'''''':cri'''' :::!IIl.:i1IIIII
puesw que e:I ThO?~ ser !as casas, r~
10 que
~lr
por [Omp:.a.~:!l2$1l1"':;:;mL,.
reaL De \\
a la idea de que todos
.i;IClJlI!B;,.
como cualirarn:"dL :-~I~,;;
sotros actuamos la mayor parte del tiempo. Si la mayoria de los hu-
importancia
.:DB
salvar a orros .::Dc:::t, ~U:me::r.
esra
motivo, quizas estemos quitando
'La
~Clma.
actuar, mas que una explicacion descriptiva de como la mayoria de no-
actual, actua de forma gratuita y sin
,lIDDI
[e no dice que eJ:~I~.:m:,~
auto-
normativa de la moralidad sobre como la gente debe
'::::'Itf~
sidera como la r:es:'I::esiQ
impulsan a actuar. Asi, no puede decirse que los seres que actuan case guien por un razonamiento
.~
a~,-:.,-·•.-,:=1[, "",1
tran mayor
por el cual discriminar
1lI!:1111
C'IDL'ClCI[[.
sofo de la moral Harry Frankfurt. Estos seres «caprichosos» de Frankde un mecanismo
iCS,j
~
~ JIll
!IlI!URl
siruacion Idea.:. OC::C'I!!DC lC IlIIIJI cion hiporecicL _-\.s.?~ __ ?arando chu.:.1Q
':;~"iI .:D:iC"~
:-:-.c:'1(c no humana sigue sin
;.L
; ~: :-:-c esta cuestion.
mativos Ie lleva a sostener que la razon moral exige que bajo las circunstancias adecuadas uno deberia empujar a otra ser humano fren-
distincion entre el com-
te a una vagoneta descontralada para poder salvar la vida de otras
::::::J·.c:ones vIa moralidad hu., . autoCOnClenClacoglll-
cinco personas (la premisa es que el cuerpo de uno mismo seria de-
de uno mismo. Kitcher
a la que empujamos tendria la masa suficiente para detenerla). Sin-
:c .:-..::.5 del espectador de Bume
ger hace alusion a los estudios realizados con escaneres del cerebra en
necesita del discurso
individuos a quienes se les hace la pregunta de como deberia uno
;"C- =:::: kamiana de la genuina
reaccionar en esta situacion. Las personas que dicen que uno no de-
c;::scriben a los animales
beria matar en esa situacion hacen juicios rapidos, y su actividad ce-
r:c,"::-.=~'11eme y sin motivo, sir-
rebral en el momenta de la toma de decision se concentra en zonas
":.Z~
~=~
.
!":=-~:'J.t
i£Z':'
masiado ligera para parar la vagoneta, mientras que el de la persona
por el filo-
asociadas ala emocion. Aquellos que dicen que hay que matar mues-
; ~;::-~ caprichosos» de Frank-
tran mayor actividad en las partes del cerebra asociadas con la cog-
=~ .c~i.discriminar
nicion racional. En consecuencia, Singer sostiene que 10 que el"con-
;:':-:
=: ::-cs comextos
de forma
de vez en cuando les
sidera como la respuesta moralmente correcta es tambien la respuesta
ios seres que actuan ca-
cognitivamente racional. Con todo, Singer tambien reconoce que
~utoconsciente acerca
quienes dan la respuesta correcta son minoria: la mayoria de la gen-
~ ..?c:-ola pregunta surge, en-
te no dice que elegirian personalmente matar a un ir'Idividuo para
s::.:..:-:..-": Ximendo elliston de la
salvar a otras cinco. Singer no cita ningun caso de gente que de he-
Ci:-.~=:.Ic
'So::: =,'':'C
!':-..::.c::::o
r.;;.·.-:':-
:'2.l'Lc
de las acciones hu-
cho haya empujado a otras delante de una vagoneta.
.: ~t..:::una explicacion auto-
La cuestion es que la evidencia de De Waal, tanto cuantitativa
c.~.: '-'Jt:-rc como la gente debe
como cualitativa, relativa a la respuesta emocional de los primates
C,-,;.
':"cCDmola mayoria de no-
esta por completo basada en observaciones sobre el comportamiento
==-.?,:. 5i ~amayoria de los hu-
real. De Waal ha de basar obligatoriamente su explicacion sobre la mo-
L
.1e forma gratuita y sin
ralidad de los primates en como los primates actuan en la realidad,
la idea de que todos
puesto que el no puede acceder a sus historias de «como deberian
.2'=-:-..:.2
c ~:
:>.;::-.
-.C-2 d
':'c torma
de Singer sobre 10 que
K":";;::':-.
"<: :,.c=25
!Z;::-
-
caprichosa.
de la vagoneta». La
:-;::sxeto a los intereses su.
ser las cosas» respecto a 10 que la razon moral podria exigirles en una situacion ideal,
0
como se supone que deberian actuar en una situa-
cion hipotetica. Asi pues, parece existir el riesgo de que estemos comparando churras con merinas, esto es, contrastando
el comporta-
miento de 10s primates (basado en observaciones cuantitativas y cua-
litativas) con 10s ideales normativos humanos. Por supuesto, 10s criticos de De Waal podrian responder que la diferencia entre 10s elementos comparados es precisamente el elemento clave: 10s animales
P,R"I,lE Se res .r- ~ 1'-
no humanos no tienen explicaciones de
«10
que deberia ser», y de he-
cho no tienen explicaciones de ningun tipo, precisamente porque carecen de la capacidad del habla, ellenguaje y la razon. Los animales no humanos no pueden enunciar ideales normativos, ni entre ellos mismos, ni para nosotros. ~Exigeeste hecho que dibujemos una frontera entre 10s tipos de comportamiento «moral» motivados por las emociones que De Waal y otros han observado en primates y las acciones «morales genuinas» basadas en la razon de 10s humanos? Si 10s encargados de corregir las pruebas de imprenta finales de este libro supieran la respuesta, sabrian a que palabra de las dos anteriores (<<moral» 0 «genuina») habrian de quitarle las comillas. Gran parte de la forma en que nos entendemos a nosotros mismos y al resto de las especies con las que compartimos el planeta se basa precisamente en esa eleccion. Uno de 10s propositos de este libro es el de animar a cada lector a pensar cuidadosamente
como manejarian esa
imaginaria pluma editorial: que cada uno se siente a la mesa para participar en la conversacion con estudiosos que piensan largo y ten dido y que se preocupan apasionadamente par el comportamiento de 10s primates, yel conjunto de todos aquellos que piensan y se preocupan tambien de forma apasionada por la moralidad humana. La existencia de este libro es prueba de que ambos grupos tratan al menos parcialmente cuestiones que se superponen la una sobre la otra. Parte de nuestro proposito es el de trabajar para que se produzca una mayor coincidencia en esta comunion de intereses y promover una discusion profunda entre todos aquellos preocupados por la cuestion del bien y sus origenes, tanto en 10s animales human os como en 10s no humanos.
11''-.-0111.1 ::'I' 11111''"f :1·
r"2'::0nes cuantitativas
y cua-
:r::..::....;os. Por supuesto,
10s crf-
rc=---1 diferencia entre 10s ele~::~=:nemo clave: 10s animales que deberfa seD>,y de he-
: • ,12
IT:
=?O. precisamente
porque
::::-:-..:...;ie ~' la raz6n. :r: ;:::::.:..aciarideales normativos, to. .
=:ri§:e esre hecho que dibu-
r=i:',orrarniento u
~,':'=-QS han
«moral» mo-
observado en pri-
~, :,.::....-adas en la raz6n de 10s r ...:.s~cJ.ebas de imprenta fina~c-"-T- a que palabra de las dos Ie
.::e J:Dtarle las comillas. Gran
:k~ 2
nos.otros mismos y al res-
~c~e: planera se basa precisa-
.ie esre libro es el de ani-
lC~:::C6
~ __=-::.::e como manejarfan
esa
cr-c,: ';':: sieme a la mesa para pariiC'~~:..:.e?iensan
largo y tendido
e:
?=: comportamiento de 10s i.c",.:.:..:.=- ?iensan y se preocupan 1C!.::-.::....:2.ad humana.
La existen-
~.~ :-' ":'?O5 uaran al menos parc:.=.....<:..:...-:a sobre la otra. Parte de ~...:IC ;.::
?~uzca
una mayor coin-
; ',,'?=,c1:TIoyer una discusi6n proc'" ?,:::cla cuesri6n del bien y sus 1[)::'6
.:,)mo en 105 no human os.
PRIMERA PARTE Seres mora/mente evolucionados Los instintos sociales de los primates, la moralidad humana y el auge y carda de la «teorra de la capa»
Estamos de acuerdo
0
no porque no podemos hacer otracosa. dPodemos
evitar sentir dolor cuando elfuego nos quema? dPodemos eviiar sentir compasion por nuestros amigos?
dPor que habria de ser nuestra maldad el bagaje de un pasado simiesco y nuestra bondad unicamente habriamos de ver continuidad
humana? dPor que no
con otros animales tam bien en nuestros rasgos «nobles»?
Homo homini lupus (<<Elhombre es un lobo para el hombre») es un antiguo proverbio romano que popularizo Thomas Hobbes. Aun cuando su tesis basica impregna buena parte del derecho, la economia y las ciencias politicas, el proverbio encierra dos grandes errores. En primer lugar, no hace justicia a los dnidos, que son unos de los animales mas gregarios y cooperativos del planeta (Schleidt y Shalter, 2003). Y 10 que es aun peor, el proverbio niega la naturaleza intrinsecamente social de nuestra propia especie. La teoria del contrato social, y con ella la civilizacion occidental, parece imbuida de la suposicion de que somos criaturas asociales, incluso malvadas, en lugar del zoon politikon que Aristoteles vio en nosotros. Hobbes rechazo explicitamente la idea aristoteIica euando propuso que al principio nuestros antepasados eran autonomos y combativos y establecieron la vida comunitaria solo euando el coste de los conflictos se volvio insoportable. Segun Hobbes, la vida social nunca llego a nosotros de forma natural. La consideraba un paso que dimos a regafiadientes y «solo mediante un pacta, 10 cual es artificial» (Hobbes, 1991 [1651], pag. 120). En fecha mas reciente, Rawls (1972) propuso una version mas moderada de la misma idea al afiadir que el paso de la humanidad hacia la socialidad dependia
de que se dieran condiciones una cooperaci6n
de justicia, es decir, de la posibilidad
mutuamente
beneficiosa
de
para llegar a deterr=-;at"':-
entre iguales.
Estas ideas sobre el origen de la sociedad bien ordenada siguen estando muy extendidas, que es insostenible, de nuestra
incluso pese a la suposici6n
ala luz de
mente asociales. Hobbes humana
que responde
puestas consentidas
racional por criaturas
de
intrinseca-
y Rawls crean la ilusi6n de una sociedad
a un acuerdo voluntario
con reglas autoim-
por agentes libres e iguales. Sin embargo,
ca hubo un momenta ancestros altamente
subyacente
10 que sabemos acerca de la evoluci6n
especie, una decisi6n
nun-
en el que devinimos sociales: descendemos sociales -un
nal se refiere a una .,~
de
pag. 12). Pero inch:::..•• : iiiI. la letra, y s6lo la ac'Lir;r".•••• distrayendo
del arg:-=eDlD'lI
siguiendo,
que es coc=.:, ~
tes de la naturaleza han determinado Y no hipotetico,
- -J:1T.mP es2::5 :=a::JJI:II
Q~
~
somos profundame::.:~
~
Un buen ejempk
largo linaje de monos y simios-
_
.:ie·llIl'lI
y siempre hemos vivido en grupo. Nunca ha existido la gente libre
especie es que, desp:.JJ.:5.:It::·1iIl
e igual. Los humanos
que podemos conce0cL' ::s.d1'''Q
empezamos
tinguir un punto de partidasiguales. Procedemos
siendo -si
es que se puededis-
seres interdependientes,
unidos y de-
de un largo linaje de animales jerarquicos
para
sin duda, pofque no, ~ pos y nuestras menI.:5 ]):" m
los que la vida en grupo no es una opci6n, sino una estrategia de su-
otros. Nos depr~:!i
pervivencia.
En un experimen
Cualquier
zo6logo
clasificaria
nuestra
especie como
obligatoriamente gregaria. Tener compafieros calizar alimento
ofrece unas ventajas inmensas ala hora de
y evitar a los predadores
(Wrangham,
1980; Van
Schaik, 1983). En tanto que los individuos con una orientaci6n pal dejan mas descendencia ciales (por ejemplo,
que aquellos con tendencias
Silk y otros, 2003), la socialidad
cada vez mas arraigada en la biologia y psicologia Por tanto, de haberse tornado des, el merito deberia atribuirse
cualquier
10-
gru-
menos sose ha vuelto
de los primates.
decisi6n de crear socieda-
a la madre naturaleza
y no a noso-
tros mismos. No pretendemos
iilIEIl
IO :-~..::Jt::SIII:
ron deliberadamenr'::<'lEn!
1l1li
con mas facilidad si ::e-~,
~
(Cohen y otros, 19.:j,naturalla durante
primacia
.Q,.:.a
180 millones: ~.
que priman
de la «pos-
C1II
lIiJDI
el cuidaQ':.:lIiIf"I.
las que no tenian tales:~
hombres. En la sociedaC::::liCII los hombres amplien s-..:. Dw"1llll casados: incrementa
con esto rechazar el valor heuristico
_~
tre un
5L: ~
65 y un 90 00
T.zr"Jla:.
tura original» de Rawls como una forma de hacernos reflexionar so-
Nuestra naturaleza
SJcuii
bre el tipo de sociedad en la que nos gustaria vivir. Su postura origi-
insistir en este aspeao
6.= lIlliIJ"
t.. ::, ::::
' ..=.
':'ccir, de la posibilidad de
nal se refiere a una «situacion puramente hipotetica caracterizada
;:r.ue iguales.
para llegar a determinadas concepciones de justicia» (Rawls, 1972,
.:~::...:.': ~:en ordenada siguen es-
pag. 12). Pera incluso si no aceptamos la postura original al pie de
':..:?osicion subyacente de
la letra, y solo la adoptamos por el bien de la argumentacion, sigue
;,:-:::-:-:.,), acerca de la evolucion
distrayendo del argumento mas pertinente que deberiamos estar per-
: :-..",,-:',J:- criaturas intrinseca-
siguiendo, que es como hemos llegado a ser 10 que somos. ~Que par-
:.:lsi6n de una sociedad
tes de la naturaleza humana nos han conducido hasta aqui, y como
c: _:-. :..=.riocan reglas autoim-
han determinado esas partes la evolucion? AI abordar un pasado real
Sin embargo, nun-
y no hipotetico, estas cuestiones nos acercan ala verdad, que es que
.
.=.
t..:- . .=.
::: .";~;:5.
::-.:, :;..:,.::iales: descendemos de :c .. ::.=.' c de monos y simios-
somos prafundamente
sociales.
Un buen ejemplo de la naturaleza plenamente social de nuestra
exisrido la gente libre
especie es que, despues de la pena de muerte, el castigo mas extremo
::.:.: -,R es que se puede dis-
que podemos concebir es el confinamiento en solitario. Yesto es asi,
:c':-:,::?'cndientes,unidos y de-
sin duda, porque no hemos nacido para solitarios. Nuestras 'cuer-
::.:: ~":'21alesjed.rquicos para
pos y nuestras mentes no estan diseiiados para vivir en ausencia de
c': ::,.:-:0 una estrategia de su-
otras. Nos deprimimos sin apoyo social: nuestra salud se deteriora.
L:'::..=. ::.=.
En un experimento reciente, los voluntarios sanos que se expusieran deliberadamente a un virus del resfriado y la gripe enfermaban G.
.=..;. ::-.mensas ala hora de 10-
con mas facilidad si tenian pocos amigos y familiares a su alrededor
";t:rangham, 1980; Van
(Cohen y otras, 1997). Aunque las mujeres comprenden de forma
I( -:;;:,
=...<.,
':::'0
una orientacion gru-
.... '., .::::-::e;:ldencias menos so-
naturalla
primada de la conexion con los demas -quiz
durante 180 millones de aiios las hembras mamiferas con tendencias que priman el cuidado de los otras se han reproducido
?":'::~:i:ClgJa de los primates.
a porque
las que no tenian tales tendencias-,
mas que
10 mismo se puede aplicar a los
r,:::::'=':::,;OI1 de crear socieda-
hombres. En la sociedad moderna no hay una forma mas efieaz de que
~:":-c :-:.=.:uraleza y no a noso-
los hombres ampllen su horizonte de vida que casarse y permanecer casados: incrementa su esperanza de vida mas alIa de los 65 aiios en-
'::: .,.",,-::~eurisrico de la «pos:-...=.'::: :-. .3.cernosreflexionar
tre un 65 y un 90 % (Taylor, 2002).
so-
Nuestra naturaleza social' es tan evidente que no seria necesario
~::":":.:-..:"if. Su postura origi-
insistir en este aspecto de no ser por su notoria ausencia de explica-
ciones sobre el origen de nuestra especie en las disciplinas cho, la economia las emociones
y la ciencia polltica. La tendencia
del dere-
occidental
aver
como signa de debilidad y los vinculos sociales como
en la biologia eyolum£. que han popularizado
l!BJi
~·a
capa» para designar ~~
lI3cI
algo caotico ha hecho que los teoricos recurran a la cognicion como la
Huxley (aunque ob .•i;;:n:"!!IW
guia predilecta
sofia y la religion occi~CJI'"
nalidad.
Y
del comportamiento
humano.
Celebramos
10 hacemos pese a que las investigaciones
sugieren la primada
la racio-
psicologicas
del afecto: es decir, que el comportamiento
mana deriva ante to do de juicios emocionales zados, y solo secundariamente (por ejemplo, Zajonc,
mas lentos
1980, 1984; Bargh y Chartrand, individual
1999).
las ideas de Mencio y \'i;0iZ:lIIIII Dadas estas opinio~
y la raciona-
discontinuidad
des cui do de las emociones y el afecto, no
anterior
se limita alas humanidades
y las ciencias sociales. Tambien en la bio-
la conducta
pecie autoinventada.
la idea de que somos una es-
Se ha avivado un debate paralelo que enfrenta
la razon y la emocion con respecto al origen de la moralidad, go distintivo
de la sociedad humana.
to considera que la moralidad da unicamente tendencias
Una corriente
es una innovacion
por nuestra especie. Esta corriente
morales como algo perteneciente
na. Sostiene que nuestros cion. La segunda corriente, lidad es prolongacion
por el contrario,
concreto:
es el producto
no considera
cultural,
huma-
morales por elec-
considera que la mora-
nos pertene-
adoptada
de la evolucion
en un mosocial.
morales. Considera que la moralidad es un revestimiento
una fina capa que oculta una naturaleza
Hasta fecha reciente, este era el enfoque dominante
de los p~
que los fundamemo5
II
~ .au
de vista evolutivo.
las
El primer punto de vista presupone que, en el fondo, no somos verdaderamente
(De Waal, 1~···lCI
cultural consegui-
con otros animales. Segun esta ultima, ni la moralidad
mento temporal
respecrC' .-:leG
un ras-
directa de los instintos sociales que compartimos
ce en exclusiva, ni es una decision consciente
.:JIll
de pensamien-
ala naturaleza
ancestros se volvieron
J:.
por el Siglo .~
lidad, yel correspondiente
logia evolutiva hay quien ha adoptado
J3c;I
ferente, de Charles Da..'""'iiii'D. inspirado
rapidos yautomati-
de procesos conscientes
Por des gracia, el enfasis en la autonomia
hu-
ginal). Tras abordar .~
egoista y brutal. de la moralidad
En 1893, ante un nume:oiD'! reconcilio publicamellre amabilidad
DR
que encom::::-dla'.
Huxley era plenameme co son inalterables.
;:;.. ..••
Sill.~
dificar su impacto en la:el:l!D naturaleza
bajo control. _-\g., I
jardinero que tiene mu~ bas se apoderen de su
i~
tituye una victoria sobre blemente desagradable
ail
\:
C11l'
HJ:::D
c::' cn las disciplinas del dere-
en la biologia evolutiva, asi como entre los divulgadores cientificos
L:. ccndencia occidental aver
que han popularizado este campo. Utilizare la expresi6n «teoria de la
..:.-,-~,)5vinculos sociales como
capa» para designar estas ideas, cuyo origen se debe a Thomas Henry
a la cognici6n como la
Huxley (aunque obviamente se remontan mucho mas aHaen la filo-
Celebramos la racio-
sofia y la religi6n occidentales, hasta Hegara la noci6n del pecado ori-
~.::,-,c5rigaciones psico16gicas
ginal). Tras abordar estas ideas, examino el punto de vista, bastante di-
.:.;..:c d comportamiento hu-
ferente, de Charles Darwin sobre una moralidad fruto de la evoluci6n,
'e_-::.:.-""2.Jl l_-=-_2..L:'O.
t.:.
iD'-::::!:l.lles rapidos yautomati-
conscientes mas lentos
X;:s.)!5
~§:---.. '.- Chartrand, Ie.: =-__ .:..individual
1999).
inspirado por el Siglo de las Luces escoces. Analiza a continuaci6n las ideas de Mencio y Westermarck, que coinciden con las de Darwin. Dadas estas opiniones contrarias sobre la continuidad frente a la
y la raciona-
discontinuidad respecto de otros animales, me basare en un estudio
y el afecto, no
anterior (De WaaI, 1996) en el que presto una atenci6n especial a
~ ~:..::ales. Tambien en la bio-
la conducta de los primates no humanos para explicar por que creo
I£:
~emociones
:.:.ed de que somos una es-
(I' ~
n,::,::::'2.te paralelo que enfrenta J1C..2::::'
que los fundamentos de la moralidad son antiguos desde el punto de vista evolutivo.
de la moralidad, un ras-
._-:-_2.corrientede pensamien:-.2.c:on cultural consegui-
lC_::'
:'5:2..c,:,r:-!enteno considera las a la naturaleza huma-
En 1893, ante un numeroso publico en Oxford, Inglaterra, Huxley
:.'.-;eron morales por elec-
reconcili6 publicamente su sombria visi6n del mundo natural con la
I!IC"C:::::'C:: !iC ·.•
l~2.C>:_
considera que la mora-
amabilidad que encontraba ocasionalmente en la sociedad humana.
l:::":: C:1-5
5CloCiales que compartimos
Huxley era plenamente consciente de que las leyes del mundo fisi-
L. :-__= ~
coralidad nos pertene-
co son inalterables. Sin embargo, crela que era posible mitigar y mo-
IIe;..::::::.c:: adoptada en un mo-
dificar su impacto en la existencia humana si la genre man tenia a la
u,:.:: ':'..L:.
c:: i.:.. evoluci6n social.
naturaleza bajo control. Asi, Huxley compar6 a los humanos con un
e:-:d rondo, no somos ver-
jardinero que tiene muchas dificultades para impedir que las malas hier-
•. !!..'::-=: i"h d
~ lL!::
es un revestimiento
bas se apoderen de su jardin. Consideraba que la etica humana cons-
egoista y brutal.
tituye una victoria sobre un proceso evolutivo ingobernable y terri-
=...=.::-",,:,::-.lleza
.::,=-inante de la moralidad
blemente desagradable (Huxley, 1989 [1894]).
Se trataba de una postura asombrosa por dos razones. En primer
desplazaba la etica
C--::"';I]
lugar, ponia freno deliberadamente ala capacidad explicativa de la evo-
independiente
luci6n.Dado
mano, Huxley en realidad estaba diciendo que 10 que nos hace
puesto a si mismo e:r:~ El curioso duafun,:' ..i: tI
humanos no podia ser abarcado por la teorfaevolutiva. S6lo pode-
leza y humanidad l:Ier:::;: ~
mos devenir morales oponiendonos a nuestra propia naturaleza. Fue
de respetabilidad
una batida en retirada inexplicable en alguien que se habia granjea-
saban en los contra:>-rC'S :::I!JOlIe'=
do la fama de ser el «el bulldog de Darwin» por su implacable de-
el superego, el Amor
T ~
)IQ
fensa de la evoluci6n. En segundo lugar, Huxley no dab a la menor
del jardinero y eljar2=.Je
it
pista sobre de d6nde podrfa haber sacado la humanidad la voluntad
en dos mitades simeIT).::<s.._
y la fuerza para derrotar alas fuerzas de su propia naturaleza. Si en
tabu del incesto
realidad somos competidores natos a los que no les preocupan los
violenta ruptura con
sentimientos de los demas, 2c6mo es que decidimos transformarnos
va, que culminaba er: .::.~
en ciudadanos ejemplares? 2Pueden las personas mantener un com-
manos de sus h.ijos I F:-::-J:.. :~
portamiento
surgiera de la renun~
que para muchos la moralidad es la esencia del ser hu-
atfpico a 10 largo de varias generaciones, como si de
(DC'S~,.:·!rm
gr.:lC:;·;;
.,4
&. _
y OIT2:5 ~ ..L "i"l.::iil
.i JC& III
repente un banco de pirafias decidiera volverse vegetariano? 2Cuan
la naturaleza y la cons:::-:..:c.::
profundo puede ser un cambio de este tipo? 2No nos convertirfa esto
[1930]).
en lobos con piel de cordero: amables por fuera y malvados por dentro? Esta fue la unica vez en que Huxley rompi6 con Darwin. Como
El heroico comba::;;:.~ tentan hacerla fracasar nante en la biologfa.
9
5~
I
0.::':3: liiiuI
sefiala el bi6grafo de Huxley, Adrian Desmond (1994, pag. 599):
AI declarar la etica em::::.,,: ••••.II!I
«Huxley estaba forzando su Arca etica contra la corriente darwinis-
cribi6 sobre las miser~
ta que tan lejos Ie habia permitido llegar». Dos decadas antes, Darwin habia induido de manera inequivoca la moralidad en la naturaleza
afirmaci6n de que la m:"~ dental del proceso eYo~
humana en El origen del hombre (1982 [1871]). Se ha achacado el
lidad accidental prodll.:::i'.::4.. ;::lJ
alejamiento de Huxley al sufrimiento que Ie caus6la cruel mana de
ceso bio16gico que no~
la naturaleza, que Ie arrebat6la vida de su amada hija, asi como a su
cualidad» (Williams, 1'l'S;~.~
necesidad de hacer que el despiadado cosmos darwinista resultara
~,b
'"""""11\01%
Despues de habet
CX?!IiClIII
aceptable para el publico. AI haber descrito la naturaleza como un ente
meJor para nosotros ~.prc'~
implacable mente cruel y salvaje, s6lo podia mantener esta postura si
quina de supervivencia t::::::::::moaJ
D,,~?Of dos razones. En primer
desplazaba la etica humana y la presentaba como una innovaci6n
,~d.:idad
independiente
explicativa de la evo-
("~c2d es la esencia del ser hu-
(Desmond,
1994). En resumen, Huxley se habla
puesto a SImismo en aprietos.
i:~:c:::do que 10 que nos hace
El curio so dualismo de Huxley, que opone moralidad y natura-
1.:. :;:-Or1aevolutiva. 5610 pode-
leza y humanidad frente a los demas animales, recibiria una inyecci6n
:::"':'~Lapropia naturaleza. Fue
de respetabilidad gracias a los escritos de Sigmund Freud, que se ba-
se habla granjea-
saban en los contrastes entre el consciente y el inconsciente, el ego y
por su implacable de-
el superego, el Arnor y la Muerte, etc. Como ocurria en el ejemplo
Hllxlev. no daba la menor :::<..::' ~.ihumanidad la voluntad
del jardinero y el jardln de Huxley, Freud ,no s6lo dividla el mundo
':c :,u propia naturaleza. Si en
tabu del incesto y otras restricciones morales como resultado de una
que no les preocupan los
violenta ruptura con la vida sexual esponranea de la horda primiti-
1 :':c..:-ienque
~~-:n !!E'=":-,
-
i.::'
c_c.1e.:idimos transformarnos
en dos mitades simetricas, vela luchas por todas partes. Explicaba el
va, que culminaba'en el sacrificio colectivo de un padre desp6tico a
;i;:' ::'•
.:~:"onasmantener un com-
manos de sus hijos (Freud, 1962 [1913]). Dejaba que la civilizaci6n
a.:-::-;; ~eneraciones, como si de
surgiera de la renuncia a los instintos, el control sobre las fuerzas de
":.'.-.:rse vegetariano? ~Cuan
la naturaleza y la construcci6n de un superego cultural (Freud, 1961
l~
;: :::'":: ;~o nos convertiria esto
,.~;
?(![
tuera y malvados por
[1930]). El heroico combate de la humanidad contra las fuerzas que intentan hacerla fracasar sigue siendo en la actualidad un tema dominante en la biologla, como ilustran las citas de seguidores de Huxley.
: ='!'e5::1ond(1994, pag. 599):
AI declarar la etica como corte radical con la biologla, Williams es-
.:::::ra ia corrientedarwinis-
cribi6 sobre las miserias de la naturaleza, idea que culmina con la
::.i
decadas antes, Dar-
afirmaci6n de que la moralidad human a es un mero producto acci-
::1.or-alidaden la naturaleza
dental del proceso evolutivo: «Pienso que la moralidad es una cua-
e-~.=..:-!,. Dos
QJG.
~
~: :~~-ri.Se ha achacado
el }.::...:..: ~.:causa la cruel mana de
lidad accidental producida, en su estupidez sin Hmites, por un pro-
6:: ~:.;.~.:'}ddahija, aSIcomo a su
cualidad» (Williams, 1988, pag. 438).
~: '::,:::'::1.05 darwinista resultara
ceso bio16gico que normalmente se opone a la expresi6n de dicha Despues de haber explicado que nuestros genes saben 10 que es
un ente
mejor para nosotros y programan cada pequeno engranaje de la ma-
, ?':c:2 =nmtener esta postura si
quina de supervivencia humana, Dawkins esper6 hasta la ultima fra-
C.::' ...;. ::druraleza como
se de EI gen egoista para asegurarnos que, en realidad, podemos tirar rodos esos genes por la ventana: «Somos los unicos habitantes de la Tierra que pueden rebelarse contra la tirania de los replicadores egoistas» (Dawkins, 1976, pag. 215). La ruptura con la naturaleza es evidente en esta afirmacion, como 10 es la singularidad de nuestra especie. Mas recientemente, Dawkins (1996) ha afirmado que somos «mas buenos de 10 que a nuestros genes egoistas les gustaria» y ha respaldado de forma explicita a Huxley: «Lo que esroy diciendo, al igual que muchas otras personas, entre ellos T. H. Huxley, es que tenemos derecho a expulsar el darwinismo de nuestra vida politica y social, a decir que no queremos vivir en un mundo darwiniano» (Roes, 1997, pag. 3; tambien Dawkins, 2003). Darwin debe estar retorciendose en su tumba, porque el «mundo darwiniano» del que aqui se habla dista mucho del que el mismo imagino (vease mas abajo). Lo que falta en estas afirmaciones es alguna explicacion sobre como podemos llegar a negar unos genes que esos mismos autores han descrito en otras ocasiones como rodopoderosos. Como en el caso de las ideas de Hobbes, Huxley y Freud, se trata de un pensamiento por entero dualista: en lugar de un todo bien integrado, somos parte naturaleza, parte cultura. La moralidad humana se presenta como una fina corteza bajo la cual bullen pa-
las personas que
siones antisociales, amorales y egoistas. Esta idea de la moralidad
orros cerro grado
como una capa la resume bien el famoso comentario sardstico de Ghi-
do a Ghiselin. \\""r~:
selin: «Araiie a un "altruista" y vera como sangra un "hipocrita"»
hip6crirx
(Ghiselin, 1974, pag. 247; figura 1). Desde enronces, son muchos los divulgadores cientificos que han
0CiS.lCl;T;;11111D!E'III Q;;: ,-;-ml:ilI!:l;;;&I]JI
~
EI fi.ngi!cie::::c ;:e. ~ como ]0 es Sol f:-e~
~.....ao
__
popularizado la teoria de la cap a, ente ellos Wright (1994), quien
eleganrc.
incluso llego a afirmar que en los corazones y almas de las personas
ITa.como poco.
,....'Y'·Tru;;
no existe la virtud y que nuestra especie es potencial pero no natu-
mos duramem::e
T~
ralmente moral. Cab ria enronces preguntarse: «Pero ~que ocurre con
ouos i\\righr. ~~,~.
.:or. :"I~
m.
~ J:IBD'IlI
3-M
':_-=:. cn realidad, podemos tirar c.=s
105
unicos habitantes de la
I _-" :irania
de los replicadores
_~ mprura con la naturaleza es )I(
e5 ~asingularidad de nuestra
5
~ ~i'Y6
Muy Mala
cgoistas les gustaria» y ha
;C:-.:::S
L-=:~,-:
ha afirmado que somos
<
Mala
Lo que estoy diciendo, al
::-;: ;::Jos T. H. Huxley, es que te-
~== .JE nuestra vida politica y
"'.:-;::-.un mundo darwiniano» : ;::-. 5''':'
~..:...5~
:umba, porque el «mun-
FIGURA
mucho del que el mismo
cuarto de siglo queda resumida en la maxima de Ghiselin (1974: pag. 247):
i:i. ~ -=::-. cStas afirmaciones es al,=.:, _:::§:'d.! a negar unos genes que t =
::--"5.x:asionescomo todopo-
f.:c;: :-lo6bes. Huxleyy Freud, se J
':~~SIa:
en lugar de un todo
==.-". :"'-"ITE culrura. La moralidad ..:= :::EL2. bajo la cual bullen pa:5::':'-:;"
Esra idea de la moralidad
t5ii= '::'=:::-.'::1raDO
sarcastico de Ghi-
1, La visi6n de la moralidad sostenida por los bi610gos durante el ultimo
fie a un "altruista" y vera c6mo sangra un "hip6crita"». Se pensaba que los humanos eramos seres completamente
egofstas y competitivos,
y que la moralidad no
era sino una ocurrencia tardia. Con el nombre de «Teorfa de la capa», esta idea se remonta al contemporaneo visualizaci6n
de Darwin, Thomas Henry Huxley. Aquf se ofrece una
ir6nica de su idea de la naturaleza humana como mala hasta su
nucleo central.
las personas que ocasionalmente experimentan en si mismos y en otros cierto grado de compasi6n, bondad y generosidad?». Emulando a Ghiselin, Wright responde que el «animal moral» es en esencia hip6crita:
C',,· ':-1.iOrES
cientificos que han
:r::;: ;:_~,)S\\-right
'C'"'<':.'=:-':::S :; !IC''::-=: :::s
(1994), quien
almas de las personas
?Otencial pero no natu-
£-.::.~sc: ,.Pero ~que ocurre con
El fingimiento de egoismo es tan comun en la naturaleza humana como 10 es su frecuente ausencia. Nos dotamos de un lenguaje moral elegante,negando la existenciade motivos infamesyacentuando nuestra, como poco, minima consideraci6n por el bien superior; y criticamos duramente y en un tono de superioridad moral el egoismo de los otras (Wright, 1994, pag. 344).
Para explicar como logramos vivir con nosotros mismos pese a esta farsa, los teoricos han recurrido ala noeion de autoengafio. te cree que a veces es egolsta -prosigue que estan ocultandose
el razonamiento-
Si la genes por-
a Sl mismos sus verdaderas motivaciones
(por
1986). En un giro ironico de los acontecimien-
habna ~x •
Sin embargo,
exisda una feroz oposici0"=
.l9lill
de los biologos rusos, co:;::).;:' .?t:I Siberia, a los cientifico5
:-::::iL"1ii
cha de los animales
COI::::-L
El resultado
era un
eni2.-~~
mos, y que crea que la bondad verdadera existe, se Ie considera un pen-
contrastaba
con la per5pe~"';'i11
sador ilusorio y se Ie acusa de autoengafiarse.
ley (Todes, 1989). £1 tlP~'Y': 1II\1II
ejemplo,
Badcock,
tos, a cualquiera
que no crea que nos engafiamos
a nosotros
mis-
Jfu3!i
un ataque contra HlLxle:- ~ Darwin. Aunque Se dice con frecuencia que las personas respaldan estas hip6tesis
Kropotkin
n-.:..=Jc:&
la logica evolutiva de Triy.::3 .]
[sobre el altruismo humano] porque quieren que el mundo sea un
altruismo
redproco,
lugar agradable y hospitalario. Los defensores del egoismo yel indi-
sociedad coopetativa,
vidualismo que fomentan estas criticas practican el autohalago; se
sos pretextos,
congratulan dandose palmaditas en la espalda por enfrentarse direc-
ma alguna de adoctrinarrj~
tamente con la realidad. Los egoistas e individualistas son objetivos,
ron ser los verdaderos
:d
amlx\ti
y en :::J.I:i
complejas
i6=zi
sep:ih '1ll o
dicen, mientras que los defensores del altruismo y la selecci6n grupal han caido en la trampa de una ilusi6n reconfortante (Sober y Wilson, 1998, pags. 8-9).
Este tira y afloja argumental humana
sobre como reconciliar
con la teoria de la evolucion
aparenta
la bondad
ser una lamentable
herencia de las ideas de Huxley, quien no comprendia
bien la teoria
que tan eficazmente defendio frente a sus detractores.
En palabras de
La evolucion
favorece a
105 L!llE
cerIo obtienen
benefici05 "'-1m
ficios derivados
de actuar ;'O":',r
A diferencia
de la coopera6am
Mayr (1997, pag. 250): «Huxley, que creia en las causas ultimas, re-
neos para todas las panes
chazaba la seleccion natural y en absoluto representaba
mo), la reciprocidad
pensamiento
darwinista
[... ]. Teniendo
que estaba, es una pena que induso rando una autoridad
el autentico
en cuenta 10 confundido
hoy en dia se Ie siga conside-
por su ensayo [sobre etica]».
i
;:::n~
impliw.
beneficiosos para el receproc-. it:!
1997). Estecoste,
que se ge::JiiE!:
tre dar y recibir, se elimina .:::1.
L '::,):1 nosotros
mismos pese a esta
Sin embargo, habria que sefialar que en la epoca de Huxley ya
,::.::,.... -icin de autoengafio. Si la gen-
existia una feroz oposicion a sus ideas (Desmond, 1994), en parte
)5:..:e d razonamiento-
es por-
de los biologos rusos, como Petr Kropotkin. Dado el duro clima de
$"~.
yerdaderas motivaciones (por
Siberia, a los cientificos rusos les impresionaba mucho mas la lu-
E;L-:::
~6nico de los acontecimien-
cha de los animales contra los elementos que sus luchas internas.
::':::5 engaiiamos a nosotros mis-
El resultado era un enfasis en la cooperacion y la solidaridad que
.:,-:::,2. exbL:e,se Ie considera un pen-
contrastaba con la perspectiva competitiva y despiadada de Huxley (Todes, 1989). EI apoyo mutuo (1972 [1902]) de Kropotkin fue un ataque contra Huxley, pero escrito con un enorme respeto por Darwin. Aunque Kropotkin nunca formulo su teoria con la precision y
estas hip6tesis :-;::. _:: ::.:'::erenque el mundo sea un
la logica evolutiva de Trivers (1971) en su articulo seminal sobre el
~ ':::~::2Soresdel egoismo yel indi=-::.:.~?ractican el autohalago; se ~::. ..:. ::::'?dMa por enfrentarse direc-
sociedad cooperativa, yen ultima instancia moral, sin invocartal-
~:-c,·::,::.~respaldan
.::"b·idualistas son objetivos, ~ ':::. i:::-uismo y la selecci6n gru--.-:'.::: :::-confonante(Sobery Wil:i~
::
altruismo redproco, ambos reflexionaron sobre los origenes de una sos pretextos, complejas ideas freudianas sobre la negacion ma alguna de adoctrinamiento
0
for-
cultural. En este sentido demostra-
ron ser los verdaderos seguidores de Darwin.
reconciliar la bondad
La evolucion favorece a los animales que se ayudan entre si si al ha-
2.::'~en[a ser una lamentable
cerIo obtienen beneficios a largo plaza mas valiosos que los bene-
):::::.:--.:',::omprendia bien la teoria
ficios derivados de actuar por su cuenta y competir con los demas.
,~:'eTIactores. En palabras de
A diferencia de la cooperacion, que se basa en beneficios simulta-
)C:e '::1:'!110
:E': ::.
:: 2.
L: ':::-::::1.en
las causas ultimas, re-
"": ...::,:,Iepresentaba el autentico l':=::'':: K
en cuenta 10 confundido
.:-.:·,·.:ndia se Ie siga conside-
, -,,:II':
.::ica]
».
neos para todas las partes implicadas (conocido como mutualismo), la reciprocidad implica actos de intercambio que, aunque son beneficiosos para el receptor, son costosos para el agente (Dugatkin, 1997). Estecoste, que se genera porque hay un lapso de tiempo entre dar y recibir, se elimina en cuanto se devuelve un favor de igual
valor al agente (sobre el tratamiento de esta cuesti6n desde Trivers, 1971, veanse Axelrod y Hamilton, 1981; Rothstein y Pierotti, 1988;
1998; Boehm, 1999,. DL..-'~ili:
Taylor y McGuire, 1988). Es en estas teorias donde encontramos
la moralidad tenian pc.! "-e~·.::111
el germen de una explicaci6n evolutiva de la moralidad que no tuvo
contradicci6n encre la c.:..::.~ •
en cuenta Huxley.
de algunos de sus proch;••~
Es importante aclarar que estas teorfas no contradicen en modo
nn i
como un elemenro exog~l:
I. iI
alguno las ideas al uso sobre el papel del egoismo en la evoluci6n.
hincapie en la commw,"::il,- .:ilID
S610 en fecha reciente se ha extraido el concepto de «egoismo» de la
moral:
lengua inglesa, despojado de su significado original, para aplicarlo fuera del terreno psico16gico. Aunque para algunos el termino es sin6-
Cualquier ~
Xm:::aDII"·~
nimo de «interesado», en ingles existen diferentes terminos por una
dos, incluido el can"'.c?~
raz6n. El egoismo impiica la intenci6n de servirse a uno mismo, de
sentido moral
ahi la idea de conocer 10que uno puede Hegara conseguir con un com-
males hayan lograao :.:..::. Jt::lIiiilmIII
portamiento
como en el hothbre
concreto. Una planta trepadora puede desplegar un
0 CO.u.:JI~" -:;
_
I)li'iPJlLl
comportamiento interesado al crecer demasiado y estrangular un arbol, pero como las plantas carecen de intenciones, no pueden ser
Es imponante insb""L:'=t a~
egoistas excepto en un, sentido incoherente, metaf6rico. Por desgra-
se insinua aqui y que
cia, yen una flagrante violaci6n del significado original del termino,
gares (par ejemplo.,~{rill'-'C5.81
es precisamente
ante la aflicci6n 0 d pdi~
.::to: ~
porque es en este terreuo
.::iliC!IlIIIiR
«egoista»
esta acepci6n vada de significado de la palabra
Ia que se ha impuesto
en los debates sobre la naturaleza
DoL-ui::lCl .~
humana. El argumento que se escucha con frecuencia es que, si nues-
des entre 10s humanos !~ :1r.::i:a31
tros genes son egoistas, nosotros tambien debemos ser egoistas, pese
muv basico verse indirC\--CIi--c:J!
al hecho de que los genes son simples moleculas y por tanto no pue-
porque existe consr.an~
den ser tal cosa (Midgley, 1979).
de animales
No pasa nada por describir a 10sanimales (ya los humanos) como
y
.:re
;3lI
a menudo a::c:.DID
meme surgieron por p~
'.-a
producto de fuerzas evolutivas que promueven el interes propio,
s.eprotege y alimenra
siempre que se admita que esto en modo alguno excluye el desarro-
muchos animales est:
llo de tendencias altruistas y compasivas. Asi 10reconoci6 Darwin, al
encre adulros no empr;::::=a::JC:l/
d. -,Oi; ~
explicar la evoluci6n de estas tendencias mediante la selecci6n gru-
Para su idea de l.aCO:::J..~rlllllL.l
pal, en lugar de la selecci6n individual y por parentesco que prefie-
el fil6sofo moral e.s.coo::s! ?.a:bt
[) .:.=e-sracuesti6n desde Trivers,
ren los te6ricos
,:.S:: Rothstein y Pierotti, 1988;
1998; Boehm, 1999). Darwin creia firmemente
;;:.;.s:e-orias donde encontramos
la moralidad
c.-. .=.j.: la moralidad
contradicci6n
que no tuvo
modern os (veanse, por ejemplo,
que los origenes de
tenian perfecta cabida en sus teorias y no veia ninguna entre la dureza del proceso evolutivo y la delicadeza
de algunos de sus productos. En lugar de presentara :;:-~':-:'2.5 no contradicen
en modo
como un elemento
!l::.~i.:: .:goismo en la evoluci6n.
hincapie
) =. .:oacepto de «egoismo» de la
moral:
Sober y Wilson,
la especie humana
ex6geno alas leyes de la biologia, Darwin hada
en la continuidad
con los animales
incluso en el terreno
~'.:2io,original, para aplicarlo fue?~-.=..=.lgunos el termino
es sin6-
;;;:=::: ':"::Ltremes terminos
por una
Cualquier animal dotado de un os instintos sociales bien marcados, incluido el carino parental y filial, inevitablemente adquirira un
:.:"': ':e- seITirse a uno mismo, de
sentido moral
a;:
tuales hayan logrado un desarrollo tan elevado,
L
a conseguir con un com-
-,~2
::=?.=.Qora puede desplegar
:r .,:==:..=.siadoy estrangular , .:.:: .::.:.:nciones,
conciencia tan pronto como sus facultades intelec0
casi tan desarrollado,
como en el hombre (Darwin, 1982 [1871], pags. 71-72).
un ar-
no pueden
t..:::e-.:.:.:.meraf6rico.
un
0
ser
Por desgra-
Es importante
insistir en la capacidad
de sentir compasi6n
que
se insinua aqui y que Darwin expres6 con mas claridad en otras lu-
K.c=--:....:..:.c.do original del termino,
gares (por ejemplo, «Muchos animales sin duda sienten compasi6n
: ..=..:.:: s:gnitlcado
ante la aflicci6n
de la palabra
_:s.:.::::'ares sobre la naturaleza .
.
:..=. .:.~::: ::e.:uenCla es que,
.
SI
nues-
0 el
peligro de otros» [Darwin, 1982 (1871), pag. 77]),
porque es en este terreno donde existen sorprendentes des entre los humanos
y otros animales sociales. Debe de ser algo
::: c:::::':'.:D-emosser egoistas, pese
muy basico verse indirectamente
~ =:':C.e-C.Jias y por tanto no pue-
porque existe constancia de ani males y a menudo
r..:......=-; c:s ~-a los humanos)
como
=.
continuida-
afectado por las emociones de otros,
de estas reacciones son inmediatas
en una gran variedad
e incontrolables.
mente surgieron por primera vez con el cuidado parental,
Probableen el que
e :-:~, ·.Le-yenel interes propio,
se protege y alimenta a los individuos
r::,~ •.:.~~£.1illO excluye el desarro-
muchos animales estas reacciones van mas aHa e incluyen relaciones
o:-• .:..s .. .;.sllo reconoci6
entre adultos no emparentados
Darwin, al
!:,.:::..:..s =:.ecianre la selecci6n gruii.:..i.. :'
;'2 r parentesco que prefie1
Para su idea de la compasi6n,
entre
vulnerables.
Sin embargo,
en
si (secci6n 4, mas abajo).
Darwin se inspir6 en Adam Smith,
el fi16sofo moral escoces y padre de la economia.
Dice mucho sobre
las distinciones to interesado
que necesitamos
establecer entre el comportamien-
y los motivos egoistas el hecho de que Smith, famoso
por su enfasis en el interes propio como principio nomia, escribiera tambien
director de la eco-
sobre el alcance universal de la compa-
si6n humana:
teorias de selecci6n par llevarnos ya bastante grupal (de ahi el flujo
_~ gtD-=JaC"ll
parecen darse las cond.ie;,.,:::",JO • primates, muchos
Por muy egoista que pensemos que es el hombre, sin duda exis-
~L~
la generacion monos,
abandonar
=2illl\..
hembr::s
;::I ••
el grupo par~ ~
ten algunos principios en su naturaleza que Ie hacen interesarse por la
1987). Esto significa que
fortuna de los otras y hacen que la felicidad de estos Ie sea necesaria,
estar aislados geneticame:= =::. .'
aunque el no obtenga nada excepto el placer de verla (Smith, 1937
grupal.
[1759, pag. 9).
AI analizar que cons-=:-_~ nos importante
El origen evolutivo de esta tendencia no es un misterio. Todas las especies que se sirven de la cooperaci6n los lob os y las personas-
muestran
de ayuda a los demas. Estas tendencias
-des
de los elefantes hasta
lealtad al grupo y tendencias se desarrollaron
to de una vida social muy unida en la que beneficiaban y compafieros
J':S ~
en el contexa parientes
capaces de devolver un favor. Por tanto, el impulso de
que las ~""":;ci,!
gar de sostener que com~.:..:-.I dI de la moralidad,
son mas :")=:T
:b
yacen al hecho de compa:-....:.:-:aiI tolerancia,
sensibilidad
proco) las que resultan ten el alimento,
a ..a :ma r-d,;:"i""aEII
pero proh~i~
ayudar nunca estuvo totalmente
desprovisto
de un valor de super-
ferentes de los que hace=~x.ill
vivencia en quienes mostraban
ese impulso.
Pero como tantas ve-
personas
de las consecuencias
portamiento
real se centro e:::2C
subyacentes,
comprend.i.6 ~~ di
ces ocurre, el impulso que determinaron cuando
acab6 por divorciarse
su evoluci6n.
era improbable
Esto permiti6
que se devolviera el favor, como por ejem-
plo cuando los beneficiarios eran desconocidos, el altruismo
su expresi6n incluso
10 que demuestra que
animal esta mucho mas cerca del de los humanos
que pensabamos
de 10
y explica la llamada a que al menos temporalmen-
te la etica deje de estar en manos de los fil6sofos
(Wilson,
1975,
:="'a
ti6n no es si los animales sc'c ." '!II porta mucho si su compo, rencias morales.
Lo releY2..:.-:=e t:'S
para la reciprocidad la resoluci6n
'c"""'lli:'lI
y la "e",,:: "mr;
de conflia05
.- ~ .:I
Waal,2000).
pag.562). Personalmente,
(De Waal, 19891a
sigue sin convencerme
la idea de que necesite-
mos la selecci6n grupal para explicar el origen de estas tendencias; las
Esto tambien
implica que
nismo en nuestras vidas
Jai
con,";:';'8!I!l:l
s:::~:'lccerentre el comportamien-
teorias de seleccion por parentesco y el altruismo redproco parecen
c -=_h.:cho de que Smith, famoso
llevarnos ya bastante 1ejos. Ademas, existe tanta migracion inter-
:c ::2ie) ?rincipio director de 1aeco-
grupa1 (de ahi el flujo genetico) en 10s primates no humanos que no
~~':"':.: . lilCeuniversal de 1a eompa-
parecen darse las condiciones para 1aseleccion grupal. En todos 10s primates, 1a generacion mas joven de uno u otro sexo (machos en muchos monos, hembras en 10s chimpances y bonobos) tiende a
):., :..:.-= cs el hombre, sin duda exis-
abandonar el grupo para unirse a grupos cercanos (Pusey y Packer,
:~:::2'::':.rcIehacen interesarsepar Ia ~ :--=~:::dad de estos Ie sea necesaria,
1987). Esto significa que 10s grupos de primates distan mucho de
~:: =~?lacer de verla (Smith, 1937
estar ais1ados geneticamente,' 10 que hace poco creib1e 1a seleccion grupal. Ai analizar que constituye 1amora1idad, 1aconducta real es menos importante que 1ascapacidades subyacentes. Por ejemp10, en 1u-
~:::-:'':::2;:0
es un misterio. Todas 1as
gar de sostener que compartir el a1imento es un componente basico
:-:<..:: ::: ---desde 10s elefantes hasta
de 1a mora1idad, son mas bien 1ascapacidades que se cree que s~b-
,~ ::::~ltadal grupo y tendencias
yacen a1hecho de compartir a1imento (por ejemp10, altos niveles de
:,,,:_~ s: desarrollaron en el contex-
to1erancia, sensibi1idad alas necesidad de otros, intercambio red-
~ :~~:.rc beneficiaban a parientes
proeo) 1asque resultan relevantes. Tambien 1ashormigas compar-
_-:.~~,.-or.Por tanto, el impu1so de
ten el a1imento, pero probab1emente sus impu1sos son bastantes di-
~~?:::v.-:sto de un valor de super-
ferentes de 10s que hacen que 1a compartan 10s chimpances 0 !as
_-:::.:,:llso.Pero como tantas ve-
personas (De Waa1, 1989a). Darwin, que yendo mas alla del com-
it:
-=-_-. :: .::csse de 1as consecuencias
portamiento real se centro en 1asemociones, intenciones y capacidades
i:::: ?Cc:r:itio su expresion ineIuso
subyacentes, comprendio esta diferencia. En otras pa1abras: 1acues-
'j': _-.-:-=:~ d
tion no es si 10s animales son 0 no amab1es entre sl, y tampoco im-
f1\'or, como por ejem-
es...::::c,----:20s, 10que demuestra que
porta mucho si su comportamiento
encaja 0 no con nuestras prefe-
:;c '::::':2 del de 10s humanos de 10
rencias mora1es. Lo relevante es, mas bien, si poseen capacidades
-=-:.r:: al menos tempora1men-
para 1areciprocidad y 1avenganza, 1aap1icacion de normas socia1es,
~ .:.-=:CiS t!losofos (Wilson, 1975,
la reso1ucion de conflictos y 1acompasion y 1aempada (Flack y De
l!L-.:- ~
Waa1,2000).
"c:-:.::::-:::.e Ia idea de que necesite-
L
:::::igen de estas tendencias; 1as
Esto tambien imp1ica que 10s llamamientos a rechazar el darwinismo en nuestras vidas cotidianas para construir una sociedad mo-
ral se basan en una interpretacion equivocada de Darwin. AI ver la
jar al suelo con la parte
moralidad como un producto de la evolucion, Darwin imagino un
da y los sesos esparcido5 pClle rls
mundo mucho mas habitable que el propuesto por Huxley y sus se-
pag.38).
guidores, quienes crdan en una moralidad artificial y culturalmen-
ill.~JIII'"
No deberiamos de:scrr::.:c.: SlID
te impuesta que no recibiria ayuda alguna de la naturaleza humana.
historias sobre venganzas:-~
El mundo de Huxley es, con mucho, ellugar mas frio y aterrador
bre todo entre simios y e£~ ' ' ' 'E maticos sobre como 105.~
de los dos.
con otras acciones negau,.,2S ~c:> ··mll c
~
un «sistema de venganza, ..• miembro dominante de
ill :-
lii..••
::J!'
contra un pariente de su df!"e'liOi"
~
Edward Westermarck, un sueco-fines que vivio entre 1862 y 1939,
reli y otros, 1992). Esras n=-d.-a.,.
merece un lugar destacado en cualquier debate sobre el origen de la
tributivas de Westermarck. ~
moralidad, ya que fue el primer expeno que promovio una vision
mas alla de su connotacior: ~
integral que inclufa tanto a los humanos como a los animales y tan-
cluye emociones positins .
to la cultura como la evolucion. Es comprensible que sus ideas no fue-
vicios. AI describir las emOG~::'l1
ran bien recibidas en su epoca, ya que iban en contra de la tradicion
lar de la moralidad, WesteITI:";cl~
dualista occidental que opone cuerpo y mente y cultura e instinto.
de la misma, anticipandoSiC ,1J..:.
Las obras de Westermarck son una curiosa mezcla de teorias ari-
.:J::'~C!:IDII
lutiva.
das, antropologfa pormenorizada e historias anecdoticas de anima-
Westermarck forma pa.r::e.:Jle
les. El autor ansiaba conectar la conducta human a y la animal, pero
ta a Aristoteles y Tomis de .\o:rDll
su propia obra se centro por completo en las personas. Dado que
lidad en las inclinaciones \·6~
en aquel momenta existfa poca investigacion sistematica sobre el
hart, 1998, 1999). Las emOG,OIR
comportamiento
animal, tuvo que servirse de anecdotas, como la
sabido que, en lugar de ser L. C3:D
de un camello vengativo al que un camellero de 14 anos habfa gol-
favorecen el razonamiemo I:::::::;:m
peado en exceso en multiples ocasiones por rezagarse 0 girar por el
cubierto que, por mucho q~ .:;u
camino equivocado. El camello acepto el castigo pasivamente, pero,
no hay emociones implica~
al cabo de unos dfas, cuando se vio sin carga y a solas en el camino
ponen, nunca se alcanza ll.IJ:.a
con el mismo gufa, «agarrola cabeza del desafortunado muchacho
Esto es decisivo en la eleccio:: ::::!M
con su monstruosa boca, y tras levantarlo en el aire, 10volvio a arro-
ralidad lleve implicito, son. pr:o
0 ~
::-.::.:J.i'.-ocada de Darwin. AI ver la
jar al suelo con la parte superior del CraneDcompletamente arranca-
;;.-'':iluci6n,Darwin imagin6 un
da y los sesos esparcidos por el suelo» (Westermarck, 1912 [1908],
;L
c. ~:-opuesto por Huxley y sus selIC
:-i.~ciadartificial y culturalmen-
No deberiamos descartar sin mas estos rumores sin verificar: las
la naturaleza humana.
historias sobre venganzas retardadas abundan en los zoo16gicos, sa-
el lugar mas frio y aterrador
bre todo entre simios y elefantes. Ahora contamos con datos siste-
l ~Z.:rlade
=:
pag.38).
maticos sobre c6mo los chimpances castigan las acciones negativas con otras acciones negativas (10que De Waal y Luttrell, 1988, llaman un «sistema de venganza»), y sobre c6mo un macaco atacado por un miembro dominante de su grupo se volvi6 para redirigir la agresi6n contra un pariente de su agresor que era mas joven yvulnerable (Au=_:::~-=,Cl.e ,'i,'i6 entre 1862 y 1939,
reli y otros, 1992). Estas reacciones se.induyen en las emociones re-
~ -.::::-d.ebate sobre el origen de la
tributivas de Westermarck, pero para el el termino «retributivas» va
:1:;-:::-:0 que promovi6 una visi6n
mas alIa de su connotaci6n habitual de ajustar cuentas. Tambien'in-
r :__ :'~(omo
a los animales y tan-
duye emociones positivas, como lagratitud y la devoluci6n de ser-
cc=::'censible que sus ideas no fue-
vicios. AI describir las emociones retributivas como la piedra angu-
1
iJ-::
::'21."1 en contra de la tradici6n
lar de la moralidad, Westermarck intervino en la cuesti6n del origen
mente y. cultura e instinto. .:-..:.ciosa mezda de teorias ari-
de la misma, anticipandose a los debates modernos sobre etica evo-
c :-__~:c,riasanecd6ticas de anima-
Westermarck forma parte de una larga tradici6n que se remon-
humana y la animal, pero
ta a Arist6teles y Tomas de Aquino, que anda firmemente la mora-
f' _:::~Ien las personas. Dado que
lidad en las indinaciones y deseos naturales de nuestra especie (Arn-
1::-~:::g2.ci6nsistematica sobre el
hart, 1998, 1999). Las emociones ocupan un papel central; es bien
,;.;::-,.-:'r~e de anecdotas, como la
sabido que, en lugar de ser la antitesis de la racionalidad, las emociones
: ~-=-.::.lero de 14 anos habia gol-
favorecen el razonamiento humano. Los neurocientificos han des-
01..~::'~?,or rezagarse 0 girar por el
cubierto que, por mucho que las personas razonen y reflexionen, si
. ~: ~..::. casugo paSlVamente, pero,
no hay emociones implicadas en las diferentes opciones de que dis-
c '.~ .:zga y a solas en el camino
ponen, nunca se alcanza una decisi6n 0 convicci6n (Damasio, 1994).
e:.<.'::'::.icsafortunado
muchacho
Esto es decisivo en la elecci6n moral, porque si hay algo que la mo-
el aire, 10volvi6 a arro-
ralidad lleve implicito, son, precisamente, las fuertes convicciones.
::L:':' - .; \.:...2
c.::...:..::.=.
iIC
·
:&.:::Z.~:::1
.
lutiva.
Estas convicciones no surgen,
0
mas bien no pueden surgir, de la
fria racionalidad, ya que requieren preocuparse por los otros y tener
tan complejas y cogniriyam~Cl ten, 1988; Harcourt y De \J;;;al Del mismo modo, las c=:l,:CIIi
fuertes «instintos viscerales» sobre el bien y el mal. Westermarck (1912 [1908], 1917 [1908]) analiza, uno por uno,
de proporcionar
placer a ~
toda la gama de 10 que los filosofos que Ie precedieron, sobre todo Da-
[1908], pag. 93) tienen w: ~'"lI
vid Hume (1985 [1739]), llamaban «sentimientos morales». Clasi-
llamamos altruismo reCil):iCc.:"
ficolas emociones retributivas en aquellas emociones derivadas del
del mismo modo a quienes :J!CIJ> :];I
resentimiento y la ira, que buscan la venganza y el castigo, yaquellas
de la sancion moral como
emociones mas positivas y prosociales. Aunque en su epoca se co-
sea un componente del al:::-..::..siiIII
nodan pocos ejemplos de emociones morales en animales -de
los debates sobre la «recipD(Jt.-;"
que confiara en las historias de camellos marroquies-,
ahi
ahora sabe-
"
i 1:-:;;
nos sobre etica evolutiya.
ODI
lillIE!
mos que existen muchos paralelismos en la conducta de los prima-
putacion dentro de la conr--:,i..:1
tes. Tambien trata el concepto del «perdon» y como el gesto de po-
Resulta asombroso comp:oiJ.'-4
ner la otra mejilla es apreciado universalmente. Los chimpances se
por auto res contemporaneLlI5...::If!
besan y abrazan despues de pelearse, y estas supuestas reconciliacio-
ya estan presentes en
nes sirven para preservar la paz dentro de la comunidad (De Waal y
105
es.:r..::i:l~
Quiza la parte mas persp'iI.
7T
·1
Van Roosmalen, 1979). Existe una creciente bibliograHa sobre la re-
lla en la que trata de abor~
solucion de conflictos entre los primates y otros mamiferos (De Waal
emocion moral como marL _~
1989b, 2000; Aureli y De Waal, 2000; Aureli y otros, 2002). La re-
nes hay algo que trasciende
conciliacion puede no ser 10 mismo que el perdon, pero sin duda
do explica que estas emo...i·ont:$·
ambos esran relacionados.
nes no morales por su des;-~
.a.:lli
;Oi ?'JIl
Westermarck tambien ve la proteccion de otros frente ala agresion
generalidad» (Westermar.:::k, :~:
como el resultado de 10 que eillama «resentimiento compasivo», 10 que
ciones como la gratirud ~.-t:. :-:::lill:
implica que este comportamiento se basa en la identificacion y la em-
mente con el interes propio
patia con el otro. La proteccion frente ala agresion es comun en mo-
desea que se Ie trate-,
nos y simios, asi como en muchos otros animales que defienden a sus
ser morales. Las emociones
i':JIt.'1lI1:]I
parientes y amigos. La bibliograHa sobre primates ofrece descripcio-
la siruacion inmediata de
i..8C': Ii
nes extensamente investigadas de coaliciones y alianzas, que algunos
mas abstracto y desimeres.tti'll-CE
consideran el rasgo distintivo de la vida social de los primates y la
nerales sobre como se debc r:-.di:D
principal razon de que los primates hayan desarrollado sociedades
hablar de aprobacion y de:sap~c'0
-=tI
por
1'':)
gJlIi
C
J!:.-'S
::,ien no pueden
surgir, de la
;: :-;:-,:.::'-,::uparse por los otros y tener
tan complejas y cognitivamente ten, 1988; Harcourt
exigentes (por ejemplo, Byrne y Whi-
y De Waal, 1992; De Waal, 1998 [1982]).
Del mismo modo, las emociones
;:- ::-::1 ,- el mal.
retributivas
amables (<<eldeseo
1912
,= - : = 908]) analiza, uno por uno,
de proporcionar
~...;; :-:precedieron, sobre todo Da-
[1908], pag. 93) tienen un evidente paralelismo
l.:-_ "~-:f'-timientos morales». Clasi-
llamamos
~.: ...-::":asemociones
del mismo modo a quienes nos han prestado ayuda. Westermarck afia-
;.i
derivadas del
-,;;::::~a.nzay el castigo, yaquellas
placer a cambio
altruismo
redproco,
como la tendencia
sea un componente
:.::-;:":""_c'rales en animales -de
los debates sobre la «reciprocidad
::'=_':' :narroquies-, =-_:,=:::: I
ahora sabe-
12. conducta de los prima-
;:c:-C.iJil -. ~- como el gesto de po-
...-,=:-s2:neme. Los chimpances !C- -.- ::-,:2..5
se
supuestas reconciliacio-
:.::-:c.=:a comunidad
(De Waal y
con
10 que ahora
a corresponder
de la sancion moral como una emocion retributiva amable, de ahi que
~::-" _-\unque en su epoca se coahi
de placer»: Westermarck,
del altruismo
redproco.
Estas ideas preceden
indirecta» en los estudios moder-
nos sobre etica evolutiva, que versan sobre la construccion putacion
dentro de la comunidad
Resulta asombroso
comprobar
por auto res contemporaneos,
a
de la re-
(por ejemplo, Alexander, que muchas
cuestiones
1987).
planteadas
expresadas en terminos algo diferentes,
ya estin presentes en los escritos de este sueco-fines de hace un siglo. Quiza la parte mas perspicaz de la obra de Westermarck
sea aque-
• .:::-::-:.:::cme bibliografia sobre la re-
lla en la que rrata de abordar la cuestion de que es 10 que define a una
=--,-:c:;; :.-orros mamiferos (De Waal
emocion moral como moral. Aqui demuestra
i=", -:. _-\ ... rdi y orros, 2002). La re-
nes hay algo que trasciende los puros instintos viscerales, como cuan-
r_: -~:.c.-:-:l perdon,
do explica que estas emociones
pero sin duda
«se diferencian
nes no morales por su desinteres,
:=:.::.=<::::Ll= orros frente a la agresion
.::-::s::-::::imiemocompasivo»,
c :::.=...'" =:::: 1a identificacion
e:= :. _:.~lesion
10 que
y la ern-
es comlin en mo-
:e:" Z~-:1ales que defienden a sus
i ,,:::":--:
;,::imates ofrece descripcio-
X;i-:.::::r:c:;;:- alianzas, que algunos
;;.i -,:.:...:.
s.o.:ial de los primates
:c; ::::,,=,-·-.=...c desarrollado
y la
sociedades
generalidad»
aparente
y el resentimiento
mente con el interes propio -como desea que se Ie trate-,
por
ser morales. Las emociones la situacion
inmediata
imparcialidad
afi-
y aire de
tienen que ver directa-
Ie han tratado a uno
0
como uno
10 que son demasiado egocenrricas para morales deberian estar desconectadas
de
de uno: rratan del bien y el mal a un nivel
mas abstracto y desinteresado.
Es solo cuando hacemos juicios ge-
nerales sobre como se debe tratar a hablar de aprobacion
de las emociones
1917 [1908], pags. 738-739). Emo-
(Westermarck,
ciones como la gratitud
que en estas emocio-
alguien que podemos empezar a
y desaprobacion
moral. Es en esta area esped-
fica, simbolizada a la perfeccion por el «espectador imparcial» de
TABLA
Smith (1937 [1759]), donde los humanos parecen llegar mucho mas
como resultado de los instiln:J:::S s::c:IIiII
1 . Comparaci6n ent:'"ee
EOI&"lI
lejos que otros primates. Las secciones 4 y 5 analizan la continuidad entre los dos pilares principales de la moralidad y el comportamiento
de los primates.
Defensores
Richard Da.•... ·T:::
La empada y la reciprocidad se han descrito como los principales
George Wi!"e.-,::
«requisitos previos» (De Waal, 1996)
Robert Wrig~:.
0
«componentes basicos» de
la moralidad (Flack y De Waal, 2000) y, aunque en modo alguno
Tipo
biologos evolutivos se han desviado mucho de la idea de continuidad
::JtJ'i
La moralida::: ?:: 3::;1:
otros. Esto nos brinda un punto de partida concreto para investigar de la capa» es fundamental en esta investigacion, dado que algunos
:::nn
frente a la r2:I3E::::-
mana sin un intercambio redproco y un interes emocional por los imaginada po'r Darwin. El debate sobre la «teoria
9""
de los animas.::
embargo indispensables. No cabe imaginar una sociedad moral hu-
la continuidad
Dualista: SITL2 2 los humanos
son suficientes para generar la moralidad como la conocemos, son sin
3:
que se elige. Transici6n
De animal
propuesta
moral.
Teorfa
Es una posL'a ';1- =".'.5:«
al presentar la moralidad como una farsa tan enrevesada que solo
rr:f3
2 -'~~
. de una forrm..a:cr
B'JI1ICi.
existiria una especie capacitada para la misma: la nuestra. En reali-
No ofrece exc" ,::a.:::c.
dad, esta opinion carece de base y, como tal, supone un obstaculo para
sobre por que
es aclarar las cosas examinando datos empiricos. Evidencia empfrica
man, se modifican, secooptan para otro tipo de funciones,
0
se «re-
tuercen» en otra direccion: un «descenso con modificacion», 10 llamo Darwin. Asi, las aletas frontales de los peces se transformaron en las extremidades posteriores de los animales terrestres, que a su vez se fueron transformando con el tiempo en pezuiias, garras, alas, ma-
0:: ~
humanos sor ,-eo"2!=: ::JIE
comprender como devinimos morales (tabla 1). Mi intencion aqui
La evolucion rara vez desperdicia cosas. Las estructuras se transfor-
BIJIII
Ninguna
~=:-
d, espectador
imparcial»
de
!.1::""..2.:':os parecen llegar mucho mas
TABLA
1, Comparacion entre la teorfa de la cap a y una vision de la moralidad
como resultado de los instintos sociales
c:=-.QIluidad entre 10s dos pilares
C
:-:-_?,orrarniento de 10s primates.
Defensores
Richard Dawkins,
Edward Westermark, Edward
'--. 6~5crito como 10s principa1es
George Williams,
Wilson, Jonathan Haidt, etc.
"':;"=' () componentes
Robert Wright, etc.
basicos» de
f<:"':'1 :;. aunque en modo a1guno
Tipo
como 1a conocemos, son sin
liL'.:.22
L::-..2£lnaruna sociedad moral hu-
:c .; :r. imen§s emocional
por los
t
:-:::'.-~cigacion, dado que algunos
~=:"'':::0 de la idea de continuidad
T..=. :''='.[52.
lr.=. .2
ran enrevesada
moralidad humana y las tendencias sociales de los animales. Las tendencias morales son producto de la evoluci6n.
Transici6n
De animal moral a humane
De animal social a animal
propuesta
moral.
moral.
Teorfa
Es una postura en busca
Teorfas de la selecci6n de parientes,
. de una formulaci6n te6rica.
altruismo recfproco y sus derivados
que solo
No ofrece explicaci6n alguna
[:,== -, '. supone un obstaculo para
:dbla 1). Mi intencion
de los animales, cultura frente a la naturaleza. La moralidad es algo
misma: la nuestra. En reali-
Ir.:....~
Unitaria: postula la existencia de una continuidad entre la
que se elige.
~ :".:....L~da concreto para investigar
~~:::. II debate sobre 1a «teoria
Dualista: situa a los humanos en contra
aqui
Qusticia,construcci6n de la reputaci6n,
sobre por que los seres
resoluci6n de conflictos) sugieren
humanos son «mejores de 10
c6mo pudo darse la transici6n de
que es conveniente para sus
animal social a animal moral.
genes egofstas». Evidencia empfrica
Ninguna
a) Psicologfa: la moralidad humana tiene un fundamento emocional e intuitivo. b) Neurociencia: los dilemas morales
C':·'.2', lGs esrructuras
7. =3)
se transfor-
upo de funciones,
~.==-_;;,=,.:onmodificacion»,
0 se «re10 lla-
activan areas del cerebra emocionalmente implicadas. c) Comportamiento en primates: nuestros parientes muestran
b ,,:;: ,05 peces se transformaron
muchas de las tendencias que se
IC~ l.::-_-::.d.!es rerrestres, que a su vez
han incorporado a la moralidad
!=?= ~:::pezunas, garras, alas, ma-
humana.
nos y aletas. En ocasiones, una estructura determinada pierde todas
mentales de la misma. De ~
sus funciones y se convierte en algo superfluo, para terminar con-
son al reyes. Greenspan
virtiendose en rasgos rudimentarios sin llegar a desaparecer del todo.
la aparicion de la lengaa .Am
As!, encontramos vestigios diminutos de huesos de las piernas bajo
te con el Big Bang y una
la piel de las ballenas,
nos relacionamos con ius.":,e:m:;K.
0
restos de pelvis en serpientes.
Es por esto que para el biologo, el modelo de muneca rusa resul-
y
sm.
~1Si:lD
gua y la cultura en las re~~
ta tan satisfactorio, especialmente cuando se Ie dota de una dimen-
to-conversaciones» que
sion historica. Tengo una muneca rusa que por fuera muestra al pre-
lugar de la empatia cornel ::::JGED.
sidente Vladimir Putin, tras el cual descubrimos, por este orden, a
partida.
Yeltsin, Gorbachov, Brezhnev, Kruschev, Stalin y Lenin. Para la mayoria de los analistas politicos, encontrar al pequeno Lenin
0
Stalin
5C ~
Los biologos prefiere=. ~ arriba antes que las que V.i=.=:It
i
dentro de Putin no ha de ser motivo de sorpresa. Lo mismo ocurre
duda haya espacio para e:--::::.;:s; .Jill
con los rasgos biologicos: 10 viejo siempre esta presente en 10 nuevo.
periores de ordenacione:I::..<;;:= El sistema nervioso cenrri.
~D11
puesto que el psicologo tiende aver el mundo con ojos diferentes a
cesamiento de arriba ha~
a..'"tIIIII
los del biologo. En ocasiones, los psicologos colocan nuestros ras""'
el cortex prefrontal ejere.::x,ore b
gos mas avanzados sobre un pedestal, ignorando
en el cortex prefromaL pe-,:' pili
Todo esto es importante en el debate sobre el origen de la empatia,
0
incluso negando
los antecedentes mas sencillos de los mismos. Creen asi en el cambio brusco, al menos en
10 que a nuestra
especie se refiere. Esto nos con-
rarIa (Tomita y otros. 19""":'
l)
guaje dan forma a las exp:-:esJli."
duce a explicaciones poco probables sobre los origenes que postu-
el origen de» y «dar fofIlJ.4£'
Ian discontinuidades
resulta de un «modulo» unico en el cerebro humano (por ejemplo,
patia es la forma original T ~i~ que solo de forma secund......-.:;d trl
Pinker, 1994),
lenguaje y la cultura.
0
con respecto allenguaje, del que se dice que
con respecto ala cognicion humana, de la que se dice
que tiene origenes culturales (por ejemplo, Tomasello, 1999). Es
Las explicaciones que
C•.
;5, If
L=..:li::'!
cierto que las capacidades human as pueden alcanzar cimas ver-
10 opuesto de las teorias B;: 3m!
daderamente increibles, como por ejemplo el hecho de que yo en-
tre el pasado y el presente. ~
tienda que tu me entiendes, etcetera. Pero esta «empatia reiterada»,
les, incluso entre hurnan0'5 .: JC& I
como la llaman los fenomenologos, no es innata. Tanto desde el pun-
presuponer que la emp-ana ~''''=:dIDi:
to de vista del desarrollo como del de la evolucion, las formas avan-
contexto del cuidado pa[eca~ ~
zadas de empatia se yen precedidas y surgen de otras formas mas ele-
rio (Eibl-Eibesfeldt, 19--j,
:~
determinada pierde todas
mentales de la misma. De hecho, bien podda decirse que las cosas
~: 5:..:pert1uo,para terminar con-
son al reves. Greenspan y Shanker (2004) proponen que, mas que
~.,.:: Jegar a desaparecer del todo.
la aparicion de la lengua y la cultura en nuestra especie coinciden-
L::5 ,ie huesos de las piernas bajo
te con el Big Bang y una posterior transformacion del modo en que
c.·,~5en serpientes.
nos relacionamos con los demas, habria que buscar el origen de la len-
"t:.'::-Jd
::. =c,xielo de muneca rusa resul-
gua y la cultura en las tempranas conexiones emocionales y las «pro-
.::~.:.o se Ie dota de una dimen-
to-conversaciones» que se producen entre la madre y el nino. En
~-';:.qJepor fuera muestra al pre-
lugar de la empatia como meta, este podda haber sido el punto de
L.:::s.:ubrimos, por este orden, a
partida.
:s..:::::.~.-. 5ralin y Lenin. Para la ma-
21 pequeno Lenin
Los biologos prefieren aquellas explicaciones que van de abajo
Stalin
arriba antes que las que van en direccion contraria, aun cuando sin
".:ie 50rpresa. Lo mismo ocurre
duda haya espacio para estas ultimas. Una vez que los procesos su-
::c::::.::,:::: esra presente en 10 nuevo.
periores de ordenacion existen, modifican los procesos de la base.
~,~:e 3<;:!Dre el origen de la empatia,
El sistema nervioso central es un buen ejemplo de este modo de pro-
~ ::. :::undo con ojos diferentes a
cesamiento de arriba hacia abajo, tal como ocurre en el control que
;5:'::'.Ogos colocan nuestros ras""'
el cortex prefrontal ejerce sobre la memoria. La memoria no se localiza
;[':::.::-.=..:-
0
::-.corando 0 incluso negando
en el cortex prefrontal, pero podemos clar «ordenes» para recupe-
'l:;
:"':"'".:5CClOS. Creen asi en el cambio
rarIa (Tomita y otros, 1999). Del mismo modo, la cultura y ellen-
::<.
::::5:'.;:-.:~e se refiere. Esto nos con-
guaje dan forma alas expresiones empaticas. La distincion entre «ser
bs odgenes que postu-
el origen de» y «dar forma a» es esencial, yaqui sostendre que la em-
, -=- .::::::'?1aje,del que se dice que
patia es la forma original y prelingiHsticade vinculacion interindividual
::~.:.:::::::~:o humano (por ejemplo,
que solo de forma secundaria se ha visto sometida a la influencia del
:~._.::::::.human a, de la que se dice
lenguaje y la cultura.
:::.L..
~¢O
3<:,::-:e
:- :: ::::"':"'".?~o.Tomasello,
Las explicaciones que van de 10 mas simple a 10 mas complejo son
1999). Es .::.:..;:::,:..:.eienalcanzar cimas ver-
10 opuesto de las teodas Big Bang. Presuponen una continuidad en-
: ::':::::::';<0 el hecho de que yo en-
tre el pasado y el presente, entre ninos y adultos, humanos yanima-
«empatia reiterada»,
les, incluso entre humanos y los mamiferos mas primitivos. Podemos
. :-,,:~ .:1I1ata.Tanto desde el pun-
presuponer que la empatia evoluciono en primera instancia dentro del
o::-,-olucion, las formas avan-
contexto del cuidado paternal, que entre los mamiferos es obligato-
." ,":.....::£e:l de orras formas mas ele-
rio (Eibl-Eibesfeldt, 1974 [1971]; MacLean, 1985). AI dar muestras
__ _
.=::: .-=-
e5td
de su estado mediante las sonrisas y los Horos, las crias humanas pre-
comida y el agua, Y a!-llcrl. ••
sionan a sus cuidadores para que les presten atencion y actuen en con-
grado de respuesta a 105~
secuencia (Bowlby, 1958). Lo mismo es aplicable a otros primates. El
neres va desde la band;;,,':':.:lie ~
valor de supervivencia de estas interacciones es evidente. Por ejemplo,
una porque uno de eU'Q!5 5i::'1I2J
una chimpance hembra perdio a toda una serie de crias a pesar de su intenso y positivo interes porque estaba sorda y no corrigiolos pro-
dador, hasta una madrc 5~ ~ te para ayudarla a if de u:: .ar'l:nIllIi
blemas en las posturas adoptadas en respuesta a sus gritos de ayuda,
puente entre los dos. E.]?":-.::::tD::Ir
tales como sentarse sobre las crias 0 agarrarlas boca abajo (De Waal,
milar a un reflejo que
1998; [1982]).
de 10 que motivo la re,a.::.:::l'::1& I
En el caso de una caracteristica humana tan omnipresente como
pcSL."'IlI:9I
adaptativo. Un pajaro que ::IC' ::II
la empatia, que ademas se desarrolla tan pronto (por ejemplo, Hoff-
el resto de la bandada
man, 1975; Zahn-Waxler y Radke-Yarrow, 1990), y que muestra
leccion para prestar aren.:::liOO •
correlatos neurales y fisiologicos tan importantes
ejemplo de la madre-sirr:Jic 5
(par ejemplo,
pe'L-:::£
. :llIlI
am
Adolphs y otros, 1994; Rimm-Kaufman y Kagan, 1996; Decety y
dad de oir Horar'a la pro~'':43:S
Chaminade, 2003), asi como un sustrato genetico (par ejemplo,
tivos de su afliccion y
Plomin y otros, 1993), resultaria verdaderamente extraiio si no exis-
UTI :::::JOiCIII
Existen numerosos ~
tiera una continuidad evolutiva con otros mamiferos. Sin embargo,
otros en el transcurso d,c '-"";1 III
la posibilidad de que la empatia y la compasion se den en otros ani-
ma de un ataque, u otTecie:xilD
males se ha ignorado durante largo tiempo. Esta se debe en parte a
de otros (cuestion que IT~
un miedo excesivo al antropomorfismo,
practicamente toda la CO:=f;JllllEJ
que ha sofocado los inten-
tos de investigar las emociones animales (Pankseep, 1998; De Waal,
emocionalmente media"':'7" ••:r:.1 .
1999, apendice A), yen parte tambien al retrata parcial que los bio-
que las emociones Denen
logos han hecho del mundo natural como arena de combate mas
man, 1982), pero cuanQ\J1:oe::
que de conectividad social.
con una coleccion de e:xr'G:SI:'IIIIIIII: . . . emOClonesparecen l~Ja '~i!:.":BIII
'=:1..II
Cuando el estado eIDl.-x::D. te un estado igual 0 sim.ilz. ~ field y otros, 1993). Ann ~ Los animales sociales necesitan coordinar acciones y movimientos, res-
un fenomeno basico. ya :::::.2i .aI
ponder colectivamente a situaciones de peligro, comunicarse sobre la
yea afectado por el esrado ae:a
c'C"5
;loros, las erias humanas pre-
p:-e,--:en atenci6n y actuen en con-
comida y el agua, y ayudar a quienes 10 necesitan. La sensibilidad 0 grado de respuesta a los estados de comportamiento
de sus conge-
2plicable a otros primates. El
neres va desde la bandada de pajaros que emprende el vuelo todos a
es evidente. Por ejemplo,
una porque uno de ellos se ha asustado ante la presencia de un pre-
;!.2
~a sene de cdas a pesar de su
dador, hasta una madre simio que vuelve hacia una cda lloriquean-
~2
50rda y no corrigi6 los pro-
te para ayudarla a ir de un arbol a otro convirtiendo su cuerpo en un
iC' ~
lC.'::>C'DCS
1 :-~?uesta
a sus gritos de ayuda,
~2..Td.Ilasboca abajo (De Waal,
puente entre los dos. El primer caso es una transmisi6n del temor similar a un reflejo que posiblemente no implique una comprensi6n de 10 que motiv6 la reacci6n inicial, pero que es sin lugar a dudas
t::. _-=-2"1
a tan omnipresente como
l :-:--: ?:-omo
adaptativo. Un pajaro que no emprenda el vuelo al mismo tiempo que
(por ejemplo, Hoff-
el resto de la bandada podda convertirse en presa. La presi6n en la se-
~-·:-2..-:-Ow. 1990), y que muestra
lecci6n para prestar atenci6n a los demas ha debido ser enorme. El
~
(por ejemplo,
ejemplo de la madre-simio es mas selectivo, ya que implica la ansie-
1996; Decety y
dad de oir llorar a la propia descendencia, una evaluaci6n de 10S'mo-
:sponantes
L·....i.:: ~.-Kagan,
t.~::-2CO
genetico (por ejemplo,
r-c..:e':e:-amente extrano si no exis-
I
Existen numerosos ejemplos de primates que acuden en auxilio de
Sin embargo,
otros en el transcurso de una pelea, rodeando con su brazo ala vlcti-
=::-asi6n se den en otros ani-
ma de un ataque, u ofreciendo otras respuestas emocionales al dolor
==::lp-o. Esro se debe en parte a
de otros (cuesti6n que trataremos mas adelante). De hecho, se cree que
1 :-='::'5mamiferos. i
tivos de su aflicci6n y un intento por mejorar la situaci6n.
'::,C
~;:::-.c. cue ha sofocado los inten-
practicamente toda la comunicaci6n entre primates no humanos esta
Pankseep, 1998; De Waal,
emocionalmente mediatizada. Nos resulta familiar el papel central
~,e=i :-errato parcial que los bi6-
que las emociones tienen en las expresiones faciales humanas (Ek-
c..Lc~
~L .::': ~~o
arena de combate mas
man, 1982), pero cuando se trata de monos y simios -que
cuentan
con una colecci6n de expresiones hom610gas (Van Hooff, 1967)-las emociones parecen igualmente importantes. Cuando el estado emocional de un individuo hace que otro adopte un estado igual 0 similar, hablamos de «contagio emocional» (Hatfield y otros, 1993). Aun cuando dicho contagio es sin lugar a dudas 2.::.:::iones y movimientos, res-
un fen6meno basico, va mas alla del hecho de que un individuo se
~.::c= x:'::"cro.comunicarse sobre la
yea afectado por el estado de otro: los dos individuos a menudo se im-
t...-.z
directa. Asi, un nifio que haya sido recha-
plican en una interacci6n
el dolor de una em pc:e.:::: .:::G1II:I
zado podra tener una pataleta ante su madre, 0 un socio preferente
posteriormeme
puede mendigar
to que la angusria
comida de otro que la tenga mediante
tos, vocalizaciones
y expresiones faciales que lleven a la compasi6n.
En otras palabras, los estados emocionales do se manifiestan
movimien-
y motivaciones
a traves de comportamientos
a menu-
especificamente
di-
Con la creciente
diferenciaci6n
entre el yo y el otro, asi como
una creciente apreciaci6n de las circunstancias
precisas que subyacen
pe-:"::iEIJ3l! .i:IIIII
complementaJ"eidaLi e::::.:i. ~ ragio emocional. El hecho de que ~ ~ •••• la cognici6n
rigidos a un compafiero.
d cc
an.im..oi?CIC ~
en los estados emocionales de los demas, el contagio emocional se con-
\ida de 10s anim.a1cs: ~
vierte en empatia.
cionalmeme
gido sin-
La empatia comprende
el contagio emocional,
-y
no podria haber sur-
pero va mas alla que este al colo-
car una serie de filtros entre el estado del otro y el propio. humanos,
comenzamos
a afiadir estas capas cognitivas
afios de edad aproximadamente Dos mecanismos
relacionados
consistente
La simpatia
hacia los 2
(Eisenberg y Strayer, 1987). con la empatia son la compasi6n
y la angustia personal, que en sus consecuencias mutuamente.
En los
sociales se oponen
se define como «una respuesta
en albergar sentimientos
afectiva
de pesar 0 preocupaci6n
por
--,
£an en sus indices n: -,,~~ pasi6n no significa q-:...:c ~
a":!!lll
..::.:II
conce:: ~
·:oIii
en las imerindP.-id1J;Ll::.5.. J:2i.
:IIirIII
mientas y la compcrf""l"-:::;;
:DIIJIIIIIIiI
sefial de in teli aenc...:... -, COEj:W., ~ no 10 es. Es sin erru..""\£...""!!': ~_ depende
de como ~~
grupo, tanto en un cion concenada
0
<Jril·lIi1l1111li1
s.r-f-lIT3UI
:a =Clw,m-
rido cornpeririyo?=(
.::!~
otro en una situaci6n de necesidad 0 angustia (mas que sentir la mis-
en •... oaiiol. Es en d H::::::-e::Jl: .OX ."J ,-,'
ma emoci6n).
LOntrar los logros
Se cree que la compasi6n
lleva implicita una motiva-
.Jlll.:r~I"3i,-
ci6n altruista y orientada hacia el otro» (Eisenberg, 2000, pag. 677).
her fayorecido
La angustia
cionales de 105ouus ...~::::sx ••
personal,
busque el alivio de
por el contrario,
hace que la parte afectada
su propio dolor, similar al que ha percibido en el
objeto. La angustia personal no se preocupa, ci6n de ese otro que induce ala empatia
(1996, pag. 46) ofrece un sorprendente
por tanto, de la situa-
(Batson,
1990). De Waal
ejemplo entre primates:
gritos de una cria de mono rhesus que haya sido duramente o rechazada a menudo provoca que otras crias se aproximen, cen, se monten
los
castigada se abra-
0 incluso hagan una pila encima de la victima. Asi,
e:sprecisamente
aqUCJcitii lllC:lIII
un.::" .::c :.'.5iI3i
l1li
En el comporr,::--:-·r-n·,-
entre ernpatia ~..c:or:::?~CI1L.·t:·1 '::0 (por eiernplo. H0'=-,!::'ltI.:wui.i,~
198-: . Ei:senben: ~y .. 5,-,-£,,= '". que las respuesG15 &.i.;::-:=a."ll:2i Jill cillmente
entre Ins
-;-"i~
.5-. ..:--: nino
que haya sido recha-
el dolor de una cria parece extenderse a sus compaiieros, que buscan
::::adre, 0 un socio preferente'
posteriormente el contacto para calmar su propia excitacion. En tan-
_-=:enga mediante movimien-
to que la angustia personal carece de una evaluacion cognitiva y de
::.-=...:::;: ~ue lieven ala compasion.
complementareidad en la conducta, no va mas alia del nivel del con-
5':":' :It
:.: ::.=...e:;:
y motivaciones a menu-
J::-~-:1iemosespedficamente di-
tagio emocional.
.
El hecho de que la mayoria de los libros de texto actuales sobre la cognicion animal (por ejemplo, Shettleworth, 1998) no conten-
. e::=e el yo y el otro, asi como
gan en sus indices ninguna acepcion dedicada a la empatia 0 la com-
.::-_;:-:.=...-:.-::ias precisas que subyacen
pasion no significa que estas capacidades no sean parte esencial de la
e~-::omagioemocional se con-
vida de los animales; simplemente, significa que la ciencia, tradi-
~":-e:-,,:.e -:- no podria haber sur-
cionalmente concentrada en las capacidades individuales mas que
lC:-: ':::. mas alIa que este al colo-
en las interindividuales, las ha pasado por alto. El empleo de herra-
:.e: ouo y el propio. En los
mientas y la competencia numerica, por ejemplo, son vistos como una
~.:::-=-?as cognitivas hacia los 2
seiial de inteligencia, mientras que el trato apropiado con los demas
s.e=="e:-? ~\'Strayer, 1987).
no 10 es. Es sin embargo evidente que la superviven~ia a menudo
c= .-=-empatiason la compasion
depende de como los animales se las apaiien dentro de su propio
J:-_~.:-..:enciassociales se 0ponen
grupo, tanto en un sentido cooperativo (por ejemplo, mediante la ac-
e:,:
una respuesta afectiva
cion concertada 0 la transferencia de informacion) como en un sen-
~::e ?esar 0 preocupacion por -'-.--;-...:s-ia mas que sentir la mis-
tido competitivo (por ejemplo, las estrategias de dominacion 0 el
= :':eyaimplicita una motiva-
contrar los logros cognitivos mas importantes. La seleccion debe ha-
L'-Cnberg, 2000, pag. 677).
ber favorecido aquelios mecanismos que evalUen los estados emo-
c:-:: ::2.-::e que la parte afectada
cionales de los otros y respondan con rapidez a los mismos. La empatia
1l,2;:_
lC:
K: T"
~_O
L-::-__'~
dl que ha percibido en el
engaiio). Es en el terreno de 10social, por tanto, donde uno espera en-
es precisamente uno de esos mecanismos.
":-e·:,,::-:,,:,;,2.. por tanto, de la situa-
En el comportamiento humano, se da una relacion muy estrecha
:;.=.:::.=. Barson, 1990). De Waal
entre empatia y compasion, y su expresion es el altruismo psicologi-
:=:e eemplo entre primates: los
co (por ejemplo, Hornblow, 1980; Hoffman, 1982; Batson,y otros,
~ :--':'-,,''=' ;::60 duramente castigada
1987; Eisenbergy Strayer, 1987; Wispe, 1991). Es razonable asumir
..:::::as se aproximen, se abra-
que !as respuestas altruistas y bondadosas de otros animales, espe-
• -; ._-=- e=cima de la victima. Asi,
cialmente entre los mamiferos, estan basadas en mecanismos simila-
JC'.=s
res. Cuando Zahn- Waxler visito varios hogares con Ia intencion de des-
Los monos mu~-;::-m
cubrir como Ios nifios respondian ante miembras de su familia que ha-
(as. La Prueba mas L='l!:::::"IQ1 '. la encontramos en ~~.:::!l£:m
bian recibido instmcciones para fingir tristeza (mediante sollozos), dolor (llorando) 0 angustia (fingiendo que se asfixiaban), descubrio
'I
JI!R •
11
1964). Descubricro:: ~~ -,
que Ios nifios de poco mas de 1 afio ya consolaban a Ios demas. Dado
cadena que Ies me
que Ias expresiones de compasion emergen a una edad temprana en
paiiera. Un mono 6,;:,:.: ire 'all
practicamente todos Ios miembros de nuestra especie, son tan natu-
doce despues de
\c-C!"
rales como dar nuestras primeras pasos. Una consecuencia colateral
~
Q'a.Estos monos
Q.l:L-~
im:m;
de este estudio, sin embargo, fue que Ios animales de Ia casa pare-
tal de evitar hacersc de':::l:
J:DIIIII
cian tan preocupados como Ios nifios ante la «angustia» de Ios miem-
da relacion con el b--r:-=:.::::3:iSII
bras de Ia familia. Giraban a su alrededor 0 ponian Ia cabeza en su re-
existentes entre esms
gazo (Zahn- Waxler y otras, 1984).
la inhibicion para
Las respuestas alas emociones de Ios demas, enraizadas en un sentimiento de apego y en 10que Harlow denomino «el sistema afectivo» (Harlow y Harlow, 1965) se dan con frecuencia entre Ios ani-
':10'-1.4 Bl:lI
,~:r: :m::nml~
-"-;;li~
I
ill" 4-e':::;OCJl! II
viduos que se concx.~ ~n: Iii y otras, 1964).
A pesar de que ~--::c~:5:JIIi
males sociales. Asi, Ia evidencia psicologica y de Ia conducta sugiere
portarse de dete~.::.L
Ia existenc:ia del contagio emocional en una variedad de especies (es-
tar el sufrimiemo en ~,c~...:JeDi
tudiadas en Preston y De WaaI, 2002b, y De Waal, 2003). La inte-
pontcineas hacia sus S:U::::~";'I,-Ii i::I
resante bibliografia escrita por psicologos experimentales aparecida en Ias decadas de 1950 y 1960 coloco entre comillas terminos como
aversion a Ias sefiales d.: ~ personal generada mb"';,;;;-O~.
«empatia» y «compasion». En aquel entonces, hablar de Ias emocio-
verdaderamen te ba...;;"a~::::Jt 11;
nes animales era tabu. En un ensayo provocativamente
humanos nos ha prOrC:-.:Ji:1IlI
titulado
:::taIBC
«Reacciones emocionales de Ias ratas al dolor de 10sotras», Church
indicios son cualitarnT~
(1959) establecio que ratas que habian aprendido a apretar una pa-
sobre las reacciones de ~
?OJD'
Ianca para conseguir comida dejaban de hacerlo si a su respuesta Ie acompafiaba una descarga electrica que fuera visible para una rata vecina. Aun cuando esta inhibicion se convirtio rapidamente en habira, sugeria cierto nivel de aversion hacia Ias reacciones dolorasas de Ios demas. Quiza tales reacciones estimularon las emociones negati-
Encontramos sorprenG;:::::;::sil
vas de Ias ratas que fueran testigos del hecho.
entre primates en Yerkes lli:!(;:
=-o-g:ares con la intencion de des-
Los monos muestran un nivel de inhibicion mayor que las ra-
:':e::1iembros de su familia que ha-
tas. La prueba mas atractiva de la fuerza de la empatia en los monos
:r1steza (mediante sollows),
la encontramos en Wechkin y otros (1964) y Masserman y otros
:·.::;cue se asfixiaban), descubrio
(1964). Descubrieron que los monos rhesus se niegan a tirar de una
'.":;.;::i="Dsolaban a los demas. Dado
cadena que les trae comida si con ello causan una descarga a un com-
~e:-g:en a una edad temprana en
panero. Un mono dejo de tirar durante cinco dias y otro durante
,we=-:::estraespecie, son tan natu-
doce despues de ver que uno de sus companeros sufria una descar-
Cna consecuencia colateral
ga. Estos monos estaban, literalmente, muriendose de hambre con
~..:e:'O~ animales de la casa pareJl'" ::....-.:e la «angustia» de los miem-
tal de evitar hacerse dano mutuamente. Un sacrificio semejante guar-
ponian la cabeza en su re-
existentes entre esros macacos, como se evidencia en el hecho de que
0'"
I""
:-~
t;,L,,:;~,
k--:..::;',:-
0
da relacion con el estrecho sistema social y la vinculacion emocional la inhibicion para no danar al otro era mas pronunciada entre indi-
.::e :']5 demas, enraizadas en un .L".;-".'
denomino «el sistema afec-
viduos que se conodan entre si que entre desconocidos (Masserman y otros, 1964) .
frecuencia entre los ani-
A pesar de que estos estudios tempranos sugieren que, al com-
:C.':;~Cd~·
portarse de determinada manera, los animales intentan aliviar 0 evi-
Ie::.
de la conducta sugiere \-ariedad de especies (es-
tar el sufrimiento en los demas, no queda claro si las respuestas es-
f: -. ;::,:;m
...lc·U
(I':~,~.' De
Waal, 2003). La inte-
pontaneas hacia sus sufridos congeneres se explican mediante: a) la
experimentales aparecida
aversion alas senales de angustia y dolor de los otros; b) la angustia
cc e::.:::-ecomillas terminos como
personal generada mediante contagio emocional; 0 c) motivaciones
[ e=-::x:ces. hablar de las emocio-
verdaderamente
~',',: :' ':"oyocativamen te ti tulado
humanos nos ha proporcionado mas informacion. Algunos de los
;;;;,'=":ic.tor de 10sotros», Church
indicios son cualitativos, pero tambien existen datos cuantitativos
~..::....-. ::.?rendido a apretar una pa-
sobre las reacciones de empatia.
l:'_ :;'~C'5
I..-.
basadas en la ayuda. El trabajo con primates no
..:e hacerlo si a su respuesta Ie
•.~:..:e~uera \-isible para una rata ~ ;:::::::,'.irri6 rapidamente en ha::-~.::.::. c::.s reacciones dolorosas de
r:.=::":":::....ron las emociones negati-
Encontramos sorprendentes descripciones de empatia y altruismo entre primates en Yerkes (1925), Ladygina-Kohts (2000 [1935]),
Goodall (1990), y De Waal (1998 [1982], 1996, 1997a). La empatia entre primates es un area tan rica que permitio a O'Connell realizar un analisis del contenido Esta investigadora frimiento
(1995)
de que las respuestas al su-
de otros parecen notablemente
mas complejas
en los si-
mios que en los monos. Para mostrar la fuerza de la respuesta empatica de los simios, Ladygina-Kohts
pone el ejemplo de su joven chim-
pance Joni: la mejor manera de hacerle bajar del tejado de su casa (mejor que cualquier
forma de castigo
0
recompensa)
era apelando
.r.. .4
.:t1
tornino con una mana ~.-;5.A!I!I' alto, rodeando el tronce· ;:.cl£!.i para agarrar al pajaro. E:::-:m do y las abrio, un ala er.
-01,-:. i
ta fuerza como Ie fue F'csi~ mente, se quedo corra :.-e- ~ la protegio durante larf'c
a su compasion:
::Ja
yen (De Waal, 199- a. ?o: ::
Si finjo estar llorando, cierro mis ojos y sollozo;Joni inmediatarnente deja de jugar
dria moles tar al arurdi,x ?.• ridas, el guardian pidi0
de miles de informes cualitativos.
llego a la conclusion
Un dia, Kuni caprc.:;::JlIII·
0
de haeer
10
que este haciendo y corre rapidamente ha-
La accion de Kuni hab:-..;£. g berla realizado con un m':;::=L""'1l
cia mi, muy excitado y desgrenado, desde el rincon mas remoto de la
to volar a los pajaros en n::---)
casa, como por ejemplo el tejado
desarrollado
0
el techo de su jaula, de donde no
podia hacerle bajar a pesar de mis persistentes ruegos para que
10 hi-
ciera. Corretea a mi alrededor con impaciencia, como si estuviera buscando al culpable; mirandome ala cara, toma con suavidad mi menton entre sus manos, me toca la cara levemente con el dedo, como si intentara comprender que oeurre, y se da la vuelta, apretando los dedos de los pies en forma de puno (Ladygina-Kohts, 2002 [1935J, pag.
ofreciendo
la nocion d.:: J': .~ asi una versio:::. L:X
patia descrita de forma tar"?err:l
pag. 10): como un «po:c.::::-s.= ejemplo mas notable de cST..:<..::.::l
que, como en los expelli,,=,.::::u de Premack y Woodruff
121).
otro chimpance
~:!~5
y Ie proPC·::-.::
De Waal (1996, 1997 a) sugiere que ademas de la conexion emocional, los simios muestran adoptan
aprecio por la situacion
un cierto nivel de toma de perspectiva
modo que la principal empatia en
de los demas y
(apendice
B). De
diferencia entre monos y simios no esta en la
si, sino en los recubrimientos
cognitivos que permiten
a
pasillos y antes de sohz .r.J:lI' mangueras todos los r.~""". eolgando uno a uno de ::.::::::!II estructura para la eso;
i
:"i:JE
:::l:
los simios adoptar el punto de vista del otro. En este sentido, tene-
que quedaba algo de ag-..;L.
mos el sorprendente
creto estaba al final de :....JJi
ejemplo de una hembra bonobo
con un pajaro en el zoo de Twycross, Inglaterra:
empatizando
delante. Krom no haLl", -:2:ii
: ·-~2~. 1996, 1997 a). La empa-
Un dia, Kuni captur6 un estornino. Temiendo que la bonobo po-
F:: ?Cmlltio a O'Connell (1995)
dria molestar al aturdido pajaro, que aparentaba no haber sufrido he-
:: :-:-_~:::s de informes cualitativos.
ridas, el guardian pidi6 a la bonobo que 10 dejara ir. Kuni cogi6 al es-
it que las respuestas al su-
tornino con una mano y escal6 hasta el punto mas elevado del arbol mas
e.::::::e mas complejas en los si-
alto, rodeando el tronco con sus piernas y asi tener las dos manos libres
:.z. ~ ...:trzade la respuesta empatica
para agarrar al pajaro. Entonces, despleg6 sus alas con mucho cuida-
:K :::
c ::. ,eiemplo de su joven chim:.::-.e baiar del tejado de su casa if - ': rccompensa) era apelando
do y las abri6, un ala en cada mano, antes de arrojar al pajaro con tanta fuerza como Ie fue posible hacia la verja del cercado. Desgraciadamente, se qued6 corta y el pajaro aterriz6 a orillas del foso, donde Kuni la protegi6 durante largo tiempo frente a la mirada curiosa de un joyen (De WaaI, 1997a, pag. 156).
:,> -.;..)Uozo;Joni inmediatamente
La accion de Kuni habria sido evidentemente inapropiada de ha-
-=--'.,:::::::20~' corre rapidamente ha-
berla realizado con un miembro de su propia especie. AI haber vis-
:::::';:,.::: d rincon mas remoto de la
to volar a los pajaros en multitud de ocasiones, Kuni pareda haber
de su jaula, de donde no
desarrollado la no cion de 10 que podia ser bueno para un pajaro,
::- :::-.::: ....0
;·:::-'.'::::::[e5 ruegos para que
=- =,",-.:::e::-. .::ia.como
10 hi-
si estliviera bus-
~"'- ::·::':nacon suavidad mi men:-1 ::c't.:::eme con el dedo, como si
ofreciendo asi una version antropoide de la capacidad para la empatia descrita de forma tan perdurable por Adam Smith (1937 [1759], pag. 10): como un «ponerse en ellugar del que sufre». Quizas el
;;uelta, apretando los de-
ejemplo mas notable de esta capacidad sea el caso de un chimpance
.d..:.-;.__:.=.-1:ohrs,2002 [1935J, pag.
que, como en los experimentos originales de la teoria de la mente
.- '.::::",-
_2
de Premack y Woodruff (1978), pareda emender las intenciones de otro chimpance y Ie proporcionaba asistencia espedfica: t-:: -=-':CI:lds de la conexion emo?::- .-=-
5iruaci6n de los demas y
: ;x:-5?;::c::iya(apendice B). De ::-::: =:: ::C'5 :.
simios no esta en la
::::':::5'::0gnltlyos que permiten a c::: __
:::-.Ji.
En este sentido, tene-
,:-_:::=~::a bonobo empatizando
Durante un invierno en el zoo de Arnhem, despues de limpiar los pasillos y antes de soltar a los chimpances, los guardianes regaron con mangueras todos los neumaticos de goma en el recinto y los fueron colgan do uno a uno de un tronco horizontal que se exrendia desde la estructura para la escalada. Un dia, Krom se interes6 por uno en el que quedaba algo de agua. Desgraciadamente, este neumatico en concreto estaba al final de la hilera, con otros seis
0
mas colgando par
delante. Krom no hacia mas que tirar y tirar del neumatico que que-
ria, pero no podia arrancarlo del tronco. Empujo el neumatico hacia
de la moralidad Kagan I 21))1:*'"1
atras, pero entonces topo con la estructura para la escaladay tampoco era posible moverlo. Krom trabajo en vano para solucionar el pro-
ca saltarfa a un lago para 53hz .a.
blema durante mas de diez minutos, siendo ignorada por todos menos por Jakie, un chimpance de 7 afios de edad a quien Krom habia cuidado en su infancia. Inmediatamente despues de que Krom se diese por vencida y se alejara, Jakie se aproximo. Sin dudarlo, fue sacando los neumaticos uno a uno del tronco, empezando por el que estaba delante, siguiendo por el segundo, y asi sucesivamente, como haria cualquier chimpance sensato. Cuando llego al ultimo neumatico, 10 retiro cuidadosamente para que no se perdiera ni una gota de agua, 10llevo directamente hasta su tia y 10coloco justo delante de ella. Krom acepto su regalo sin ningun reconocimiento especial, y estaba retirando el agua con las manos cuando Jakie se marcho (adaptado de De Waal, 1996).
j
tion (1990, pag. 213): En algunos zoos. kl$ .::hill ciales, rodeadas de fOs.L"li .L:. nadar y, a menos que ~ .:lII:l profundas. A pesar de ·e:sro.CI realizado esfuerzoshem,~, J!I exito. Un macho adulro ~ un bebe cuya incompoe-~-
Los unicos otros anilJU"b c: son 10sdelfinesyios elet:nua. T. damentalmente desCriPID'2$..tConnor y Norris, 1982: ~.da
especial es el hecho de que Jakie adivino con exactitud 10 que que-
aun asf, resulta dificil ac.:--:-'IQIlI!.i: que 10s cientfficos que h.a.:: ·aiIrI
rfa Krom. Entendio cual era el objetivo de su tfa. Esta ayuda deno-
perfodo determinado de
minada «focalizada» 0 de tipo selectivo es tfpica de 10ssimios, pero
ejemplos, mientras que
o es rara 0 no se da en otros animales. Se define como un compor-
de animales tengan tan peG....••• :
El hecho de que Jakie ayudara a su tfa no tiene nada de raro. Lo
oo:I!lIlIf
kl$
=a
tamiento altruista ajustado alas necesidades espedficas del otto aun en situaciones novedosas, como ocurrio en el publicitado caso de Binti Jua, una gorila hembra que rescato a un nino en el zoo Brookfield de Chicago (De Waal, 1996, 1999). Un experimento reciente ha demostrado la existencia de un tipo de ayuda selectiva entre chimp an-
Esta diferencia de empaI::;i.eIIlIII
ces jovenes (Warneken yTomasello, 2006).
mada por 10sestudios Sbu"""""_
Es importante sefialar la importancia de la increfble fuerza de la
nocido como «consuelo,. r:::::a::a
respuesta del simio, que hace a estos animales adoptar grandes ries-
Van Roosmalen (1979". DeiI
gos a favor de otros. Si bien en un reciente debate sobre 10sorfgenes
el alivio que un espeaado:r
.:JICf. I
:r: ::':D. Empujo el neumatico hacia
c-..:::-.ua para la escalada y tampo~.: :::-,',"anopara solucionar el pro-
de la moralidad
Kagan (2000) creya obvio que un chimpance
nun-
ca saltaria a un lago para salvar a otro, citaremos a Goodall en esta cuestian (1990, pag. 213):
•. ':::::do ignorada por todos menos , .::: e-6d a quien Krom habia cuiEn algunos zoos, 10s chimpances son custodiados en is1as artifi1:.::: ~'::-c::n se diese par vencida y se ;;; ->:.
r.lC
sacando 10s neumaticos
~: - ::: ,::,:Ie estaba delante, siguiendo
::::: ':Q,moharia cua1quier chim::::::.:' :::eumatico, 10 retiro cuidagota de agua, 10 llevo di-
i ::. ..::-...::.
ciales, rodeadas de fosos llenos de agua, Los chimpances no pueden nadar y, a menos que sean rescatados, se ahogarian si caen en aguas profundas. A pesar de esto, existen individuos que en ocasiones han realizado esfuerzos heroicos para sa1var a sus compafieros, a veces con exito. Un macho adu1to perdio 1avida mientras intentaba rescatar a un bebe cuya incompetente madre 10 habia dejado caer a1agua.
-': :':'::lan te de ella. Krom acepto :::" =,;ecial, y estaba retirando el
Los unicos otras animales con un catalogo de respuestas similar
::-"~.::::ci ladaptado de De WaaI,
son 10sdelfines y 10selefames. Tambien en este caso, las pruebas sou'fun-
iC
damemalmente Connory
descriptivas (para delfines, Caldwell y Caldwell, 1966;
Norris, 1982; para elefames, Moss, 1988; Payne, 1998); y
,:_ ::'2 no tiene nada de raro. Lo
aun asi, resulta diHcil aceptar como mera coincidencia
1y:.__:, con exactitud
que los cientificos
c·':
c.e
y..:
'::5
e5
5U
10 que que-
tia. Esta ayuda deno-
:ipica de 10s simios, pero
s'e define
como un compor-
que han observado
periodo determinado ejemplos,
miemras
a estos animales durante
de tiempo tengan un numero que los cientificos
el hecho de un
tan elevado de
que han observado
otra tipo
de animales tengan tan pocos, por no decir ninguno.
=s:.:....=. •.:b cspedficas del otro aun :..:..::-:':en el publicitado t;: .<..:.;.:-..
c::-:
caso de
niiio en el zoo Brookfield
Q::>erimemo recieme ha de-
,",".-..::~selectiva entre chimp an-
Esta diferencia de empatia entre monos y simios se ha vista confirmada por 10s estudios sistematicos de un tipo de comportamiemo
L:.,:::..=.c.e la increible fuerza de la
nocido como «consuelo», inicialmente
; .•... -...:='.l!es adoptar gran des ries-
Van Roosmalen
ce::-:.:e debate sabre 105origenes
el alivio que un espectador
(1979). Definimos
documemada la pdctica
no involucrado
co-
por De Waal y
del consuelo
como
ofrece a uno de 10s con-
trincantes inmersos en un incidente de agresi6n. Por ejempIo, un tercero acude aI perdedor de una pelea y con suavidad Ie rodea con su brazo sobre Ios hombros (figura 2). EI consuelo no debe confundirse con Ia reconciliaci6n entre antiguos enemigos, que parece mas bien motivada por el interes propio, como par ejempIo Ia imperiosa necesidad de restaurar una relaci6n social alterada (De Waal, 2000). La ventaja del consuelo para el agente no es en absoluto clara. EI agente podria probabIemente . . cuenClas negatlvas.
marcharse de Ia escena sin conse-
La informaci6n sobre Ia practica del consuelo entre chimpances esta bien cuantificada. De WaaI y Roosmalen (1979) basaron sus conclusiones en el anaIisis de cientos de observaciones posconflicto, y Ia repIicaci6n de De WaaI y Aureli (1996) incluy6 un muestreo aun mas ampIio en el que Ios auto res buscaban poner a prueba dos predicciones bastante sencillas. Si Ios contactos con terceros siryen para aIiviar Ia angustia de Ios participantes en un conflicto, estos contactos deberian ir dirigidos hacia Ios receptores de Ia agresi6n antes que a Ios agresores, yen mayor medida hacia Ios receptores de una agresi6n intensa mas que Ieve. Comparando el contacto con ter-
FIGURA 2, Un ejemplo tf;:;== :e::::II11iD
dea can su brazo a un ad~ ~= :J£
~
Fotograffa del autor.
ceros en Ios niveles base, Ios investigadores encontraron indicios que apoyaban ambas posturas (figura 3). As! pues, Ia existencia del consuelo unicamente se ha demostrado hasta el momenta para el caso de Ios gran des simios. Cuando De
especie tras otra. ~Por qu.~ ~ Iimitada a Ios simios? Es posible que Ia emp=-:' .:D!!
WaaI y Aureli (1996) se propusieron apIicar exactamente el mismo
grado de autoconcieno2.. ~
metodo de observaci6n utiIizado con chimpances para detectar Ia
concretas y a veces noYoo,·::'S2l' glIII
practica del consuelo en Ios macacos, no pudieron encontrar indi-
yo y el otro que permira
cios de Ia misma (reseiiado por Watts y otros, 2000). Esto constitu-
pia, aI tiempo que se ma=:JI~
y6 toda una sorpresa, porque Ios estudios sobre Ia reconciliaci6n,
comportamiento.
que basicamente utilizan el mismo metodo de recoIecci6n de infor-
te de Ia excitaci6n vicaria
maci6n, han demostrado Ia existencia de Ia reconciliaci6n en una
Ias causas del estado de esc::o-: •.
En
~~.::l Ii
OIT25;ail
3:' 0:
agresion. Por ejemplo, un
:t:.t ~.:-..:.
C.-
:
con suavidad Ie rodea con
~~consuelo no debe confun-
:~-.::s tnemigos, que parece mas por ejemplo la imperio-
'- ':,:::10 l
;.::c21 alrerada (De Waal, 2000).
=::.::::
:10
es en absoluto clara. El
r.::-_..:.::-st de la escena sin conse~:.:--ecmsuelo entre chimpances R =-= s:::cJen (1979) basaron sus o::,servaciones posconflic-
L"" :.::
1996) incluyo un mues-
l:.:::-::::
1.::: :: ::-.:-s Suscaban poner a prueba
~- -::s eonracros con terceros sirc.:-:::.e:?anresen un conflicto, es~:-.:.
Ir
_,)S
receprores de la agresion
:-:::::c~dahacia los receptores de
:.:=-=-_::,rmdo el contacto con ter-
FIGURA 2. Un ejemplo tipico del consuela entre chimpances en el que un joven ro-
dea con su brazo a un adulto que acaba de ser derrotado en una pelea con su rival. Fotografia del autor.
::::-:::s tncontraron indicios que
K
especie tras otra. ~Por que, enronces, estada la practica del consuelo t'.
=
_::-::e~'Tlentese ha demostra-
limitada a los simios?
_::; ~ndes simios. Cuando De ::':..:.:__eM exactamente el mismo
grado de autoconciencia. Prestar ayuda en respuesta a situaciones
[::- e:--_::npancespara detectar la
concretas y a veces novedosas podda requerir una distincion entre el
:,-..:.dieronencontrar indi-
yo y el otro que permita que la situacion del otro sedivorcie de la pro-
2000). Esro constitu-
pia, al tiempo que se mantiene el vinculo emocional que motiva el
15- ::-:::
:i -,·-·:::::-·)S.
Es posible que la empatia cognitiva no pueda alcanzarse sin un alro
~_:'-:;. sobre la reconciliacion,
comportamienro.
:::.:-::c·:'..:' dt recoleccion de infor-
te de la excitacion vicaria no es uno mismo sino el otro, y entender
....::-.:.:.:: :2 reconciliacion
en una
En otras palabras, para comprender que la fuen-
las causas del estado de ese otro, es necesario establecer una clara dis-
Anteriormente, he .8 ()
. ell
C 10 o ()
rn..::•. j
[Zj Agresi6n moderada
suelo, la ayuda focalizada
•
de ayuda se define como un
Agresi6n grave
(])
..::::iJIIiD:f
necesidades espedficas del p:'C"1JI!IlIM
"0 (]) ()
la previamente descrita rea.::.oWlt& liI
'0 ,~
de un nino por parte de Bin= j;a. prensi6n de la situaci6n de .--..::.ca
Q;
"0
~
W C/)
individuo que precisa ayuG£. :iJr.a
-±-
il
SOSTf'-;a~Hi
existencia de la ayuda focaF?.••. .;,;;; c
2
(])
~
reciente descubrimiento del ~ 0-2
3-5
10
15
MINUTOS TRANSCURRIDOS F'GURA
20
25
jo en estos mamiferos (Reiss y .\b
30
DESDE EL INCIDENTE
3. Frecuencia con la que terceros establecen contacto con vfctimas de
puesta entre una mayor
aUIOCli..••
cognitiva por otro.
agresiones entre chimpances, con una comparaci6n entre las vfctimas de agresiones graves y moderadas. Especialmente tras los primeros minutos inmediatamente posteriores al incidente, las vfctimas de agresiones graves reciben mas contacto que en los niveles situados en la base. Tomado de De Waal y Aureli (1996).
La bibliografia existente in.::::;.:;.~ tinci6n entre el otro y uno mismo. Basandose en estas suposiciones, Gallup (1982) fue el primero en teorizar acerca de la conexi6n entre la empatia cognitiva y el autorreconocimiento ingles, Mirror Se?fRecognition
0 MSR].
ante el espejo [en
Esta idea es apoyada tanto des-
de el punto de vista del desarrollo, debido ala correlaci6n existente entre la emergencia del reconocimiento ante el espejo en ninos peque nos y su tendencia a prestar ayuda (Bischof-Kohler, 1988; ZahnWaxler y otros, 1992), como filogeneticamente, debido a la presencia de complejas practicas de consuelo y ayuda entre hominoides (por ejemplo, humanos y simios), pero no entre los monos. Los hominoides son tambien los unicos primates capaces de autorreconocerse ante el espejo.
asunto cognitivo, hasta el p'G3ii.!',jI otros animales, probableme:n;:;:.::31
ser, 2000). Este punta de Yl ..;;;a; 00JI un estado mental en los d~
1
nici6n. La postura contran ..•.&! recientemente en relacion c....-c !ia res suposiciones de que el a::::aiillllll
vo (Baron-Cohen, 2000J. 6 ~ los cuatro mos, que es cua.n.:iua. 111 rece. Williams y otros (2C\Iil):
iQII
autismo afecta al nivel SOCThoo.i.~.:::iJrn
gativo sobre formas sofisri.-;,;..-;,C ~
Anteriormente,
he sostenido
que ademas de la practica del con-
suelo, la ayuda focalizada refleja la empatia cognitiva. de ayuda se define como un comportamiento
Dicha forma
altruista ajustado alas
necesidades espedficas del pr6jimo en situaciones nuevas, tales como la previamente
descrita reacci6n de Kuni hacia el pajaro
de un nino por parte de BintiJua. prensi6n individuo
de la situaci6n
0
el rescate
Estas respuestas exigen una com-
de dificultad
espedfica
en la que se haya el
que precisa ayuda. Dados los indicios que apuntan
a la
existencia de la ayuda focalizada entre delfines (vease mas arriba), el reciente descubrimiento
del autorreconocimiento
delante del espe-
jo en estos mamiferos (Reiss y Marino, 2001) apoya la conexi6n propuesta entre una mayor autoconciencia . ?:::-3:"S:~'contacto con vfctimas de
por un lado, y la empatia
cognitiva por otro .
LeCS:':- s-:re las victimas de agresio:f: I:~:,--~':JSminutos inmediatamen;q~,<:,-~,~ ;yaves reciben mas contac-
:r~o:
=~= ~ Waal y Aureli (1996). La bibliografia
existente
incluye ejemplos
de la empatia
como un
~.-=--:c.ose en estas suposiciones,
asunto cognitivo, hasta el punto de que los .simios, por no hablar de
):-~
otros animales, probablemente
dcerca de la conexi6n
en-
carecen de ella (Povinelli, 1998; Hau-
:c =.:i.cimiemo ante el espejo [en
ser, 2000). Este punto de vista equipara la empatia a la atribuci6n
.; ,. -= '.2. ~d.eaes apoyada tanto des-
un estado mental en los demas, y la teoria de la mente
Ic= ,.:::'1 d la correlaci6n existente
nici6n. La postura
=:: :,:' -=-"l.~eel espejo en ninos pe-
recientemente
d:
3=-.-..:nof-Kohler, 1988; Zahn-
lre::'~'"TIeme, debido ala presen]1;:,: :,'
2.;.uda entre hominoides
contraria
ha sido, sin embargo,
0
de
metacog-
defendida
mas
en relaci6n con los ninos autistas. Frente a anterio-
res suposiciones
de que el autismo reflejaria un deficit metacogniti-
vo (Baron-Cohen,
2000), el autismo es perceptible
mucho antes de
los cuatro afros, que es cuando la teoria de la mente generalmente y otros (2001) sostienen
c: ='CIenue los monos. Los ho-
rece. Williams
i£::::S ·.::.:.....-"aces de autorreconocerse
autismo afecta al nivel socioafectivo, gativo sobre formas sofisticadas
que el deficit principal
apadel
que a su vez tiene un efecto ne-
de percepci6n
interpersonal,
tales
como la teoria de la mente 0 metacognici6n.
Asf, se ve la meracog-
nici6n como un rasgo derivativo, cuyos antecedentes
requieren
una
o MPA. Asf pues, la em;CL::d ~ como demuestran
10s
b7..:!.2JI:JIi
mayor atenci6n segun estos autores (postura que ahora tambien de-
ciones invisibles de 105 ,-::::s.:::IIIJ
fiende Baron-Cohen,
siones faciales humanas.
2003; 2004).
Preston y De Waal (2002a) sugieren que en el centra de la capacidad para sentir empatfa se encuentra
un mecanismo
relativamen-
matizadas
=~
y se dan aun c~
10 que han visto (Dim~TII!
te sencillo que permite al obse~vador (el «sujeto») acceder al estado
yen la empatfa como un ?:-:C:511
emocional
reacciones
instintivas.
sometidas
a un controlcc·:::.~
del pr6jimo
(el «objeto») a traves de las representaciones
neurales y corporales del prapio sujeto. Cuando el sujeto presta aten-
quE
ci6n al estado del objeto, las representaciones
neurales del primera
Los mecanismos
de estados similares se activan automaticamente.
Cuanto mas cercanos
pracesos de percepci6n
y parecidos sean sujeto y objeto, mas facil sera que la percepci6n sujeto active respuestas motoras y auton6micas
del
que coincidan con las
de
dC'::ICIIIT.-J
E'O
ga a 10s investigadores a que subyacen
foicm.'i
rT~
en la perCE?:JC!m
del objeto (por ejemplo, cambios en el pulso cardfaco, la conducti-
otras, 2001). Los daros ~e::3'
vidad de la piel, la expresi6n facial 0 la postura corporal).
perimentaci6n
vaci6n permite
Esta acti-
al sujeto «ponerse en la piel» del objeto,
compar-
tiendo sus sentimientos
y necesidades,
10 cual pramueve
simpatfa, la compasi6n
y la capacidad
de ayuda. El Mecanismo
Percepci6n-Acci6n
(MPA) desarrollado
por Preston
a su vez la de
y De Waal
de las emoClt:~ :~ d •
co16gicos compartidos: muy parecido
a
senti.r!1) _\61~
otras, 2003). La comunlWi.::J,:m 16gicos parecidos en el
(2002a) concuerda con la hip6tesis del marcador somatico de Damasio
venson y Reuf, 1992). Er:
(1994), asf como con indicios mas recientes sobre el vfnculo en el ni-
humana
vel celular entre la percepci6n
nectada a, y se ve afeaada
y la acci6n (por ejemplo, las «neura-
nas espejo», Di Pelligrino y otras, 1992). La idea de que percepci6n
y acci6n comparten
representacio-
nes no es nueva: se retrotrae al primer tratado sobre el Einfiihlung, un concepto
aleman que se tradujo
al ingles como «empatfa» (Wispe,
.:k
otras, 2003; Singer y
.:::~)O
empatfa se relacionan con
habilidades
por el mecanismo
de percepci6n-acci6n
O(R~
I;
De Waal ha descriro c:. :::llD13l1I
mismo senti do prapuesto
de
?ClIC: ••
cientes sobre la base neur.L
mecanismos
Lipps (1903) hablaba
:-;:SJIDI
no ocurre de fof!::;.L alii
Einfuhlung, que literalmente significa «sentir en», estaba especulando sobre el innere Nachahmung (0 mimetismo interno) de 10s sentimientos ajenos en el 1991). Cuando
Te
Sll;C:
:z. llIIIiI
(2003). Asf, la empatfa a.::l::-~1D de un individuo
que afec~
basicos y cognitivas
OB~
en
5".::i
E'I
!!l!I!
.;::a
L=·~jci6n. As!, se ve la metacog-
o MPA. Asi pues, la empatia es un praceso rutinario involuntario,
::::':-'-'='5 antecedentes requieren una
como demuestran los estudios electramiograficos
S
?,05rura que ahora tambien de-
de las contrac-
ciones invisibles de los mtisculos faciales como respuesta a expresiones faciales humanas. Estas reacciones estan plenamente auto-
:;:::::-::=:. que en el centra de la capa-
matizadas y se dan aun cuando las personas no son conscientes de
:.:nmecanismo relativamen-
10 que han vista (Dimberg y otros, 2000). Las explicaciones que
k::- el sujeto») acceder al estado
yen la empatia como un praceso cognitivo superior descuidan estas
" :. :::-2.yes de las representaciones
reacciones instintivas, que son demasiado rapidas como para estar
::::::- 2.
e:=_
Cuando el sujeta presta aten-
:X:=.:.lc:onesneurales del primera
sometidas a un contral consciente. Los mecanismos de accion-percepcion son bien conocidos en los
:r;:.='':'=.J"IJ.eme. Cuanto mas cercanos
pracesos de percepcion motora (Prinz and Hommel, 2002), y obli-
~ :2.C:~sera que la percepcion
del
ga a los investigadores a presuponer la existencia de pracesos similares
c= =:',JD1.icas que coincidan con las
que subyacen en la percepcion emotiva (Gallese, 2001; Wolpert y
t::: ::. ::,:.rlsocardiaco, la conducti-
otras, 2001). Los datos sugieren que tanto la observacion como Ii ex-
:: :2 ?Osrura corporal). Esta acti:-::=.:2 pid .. del objeto, compar-
perimentacion de las emociones implica una serie de sustratos psi-
L:::5-
>::' cual pramueve a su vez la
cologicos compartidos: ver el desagrado
0
el dolor del projimo es
muy parecido a sentirlo (Adolphs y otros, 1997,2000;
Wicker y
:...:...<.': 2.: anlda. El Mecanismo de
otras, 2003). La comunicacion afectiva tambien crea estados psico-
:T =:_22.0
par Preston y De Waal
logicos parecidos en el sujeto yel objeto (Dimberg, 1982, 1990; Le-
:!e =.-.2.rcador somatico de Damasio
venson y Reuf, 1992). En resumen, la actividad psicologica y neural
:-::-c:.:::l:es sobre el vinculo en el ni-
human a no ocurre de forma aislada, sino que est;! intimamente co-
.1':'::,J'::' par ejemplo, las «neura-
nectada a, y se ve afectada por, los demas seres humanos. Estudios recientes sobre la base neural de la empatia apoyan el MPA (Carr y
&.:..::::=. comparten representacio-
otras, 2003; Singer y otras, 2004; De Gelder y otras, 2004).
!t:::' =::=.=.:.ldo sabre el EinJUhlung, un
De Waal ha descrito el modo en que las formas sencillas de la
1 .=:.ies como «empatia» (Wispe, =----'-.:'.=.2e EiJ~fii.hlung; que literale ::-5:,c.:-:.r.lando sobre el innere Na-
empatia se relacionan con las mas complejas como una muneca rusa
'::: :J5 s.:mimientos ajenos en el
mecanismos basicos y otros mecanismos mas avanzados asi como
C::-C2..-::5ffiO de percepcion-accion
(2003). Asi, la empatia cubre todas las formas del estado emocional de un individuo que afectan a otras, y que contiene en su nticleo habilidades cognitivas en sus capas externas (figura 4). El autismo
que se corresponde con eI o<:ado empada cognitiva lleva implria Atribuci6n Se adopta plenamente del pr6jimo
I
ficultad ajena (vease De \\ aaL I" la perspectiva
Empatla cognitiva Se evalua la situaci6n y las razones de las emociones ajenas
sefiales que emite el objero. s;rno
que Ie llevan a emitirlas, busc:vnd situaci6n del pr6jimo. La.e.rn..paD tipo de ayuda focalizada que ric:m
ficas del otm (figura 5). E.srasn::sp
Contagio emocional Impacto emocional automatico
tagio emocional, pem aun asi I"eSBl tivaci6n pmporcionada
por d.
FIGURA 4, Segun el Modelo de la Muneca Rusa, la empatfa abarca todos los pro-
estariamos tan desconecrad05
cesos conducentes a los estados emocionales relacionados tanto en el sujeto como
Star Trek, que constantemenB:: se I
en el objeto, En su nucleo reside un Mecanismo de Percepci6n-Acci6n
ten 10 que dicen sentir.
(MPA) que
inmediatamente se traduce en una equiparaCi6n entre individuos inmediata y a menudo inconsciente de sus respectivos estados, Los niveles mas elevados de la em-
Cl'J
Mientras que Ibs monos .- mu
nitiva (par ejemplo, entender las razones de las emociones del pr6jimo) y la atribuci6n
recen poseer elaramente la capra.: cierto nivel de ayuda foc:diz.a.c6.1
del estado mental (por ejemplo, adoptar par entero la perspectiva ajena), EI Mode-
tanta fuerza como entre 105gr;uri
10de la Muneca Rusa sostiene que las capas exteriores necesitan de las interiores.
para monos Jigokudani de Jaron
Extrafdo de De Waal (2003)]
cos primerizas alejadas de 105Im1lI
patfa que parten de esta base geneticamente programada incluyen la empatfa cog-
experiencia dice qu~ estas hemc.~ podria verse reflejado en las capas externas de la mufieca rusa que
a sus crias, al no prestarles arenc::
estllvieran defectuosas, pem tales defectos invariablemente nos de-
tanques. Aparentemente, esro
volverian a deficiencias en las capas internas.
den con el tiempo; se demuestr.l. 41
Esto no quiere decir que 10sniveles de empada cognitivamente
ei
su descendencia de forma aurorn
mas elevados sean irrelevantes, pem estos se construyen sobre esta
cambio de comportamiemo
base firme y predeterminada sin la cual estariamos perdidos ante las
guiendolo de la empada cognitJi-.
motivaciones de 10sdemas. Por supuesto, no toda la empada puede
manos. Las madres simio re:spoo
reducirse al contagio emocional, pem no puede existir sin el. En el
las necesidades especificas de s:w
nueleo de esa muneca rusa, nos encontramos con un estado emo-
cuidado de mantenerlas alejadas d
cional inducido por un mecanismo de percepci6n-acci6n
alli si se acercan.
(MPA)
a :.:..:c
que se corresponde con el estado del objeto. En un segundo nivel, la empatia cognitiva lleva implicita una evaluaci6n de la situaci6n de dificultad ajena (vease De Waal, 1996). El sujeto no s610responde alas
buooo ::'Jxc:", "enamente ::r.:" ,- ':
la perspectiva
pata cognitiva eo.",".. .."" a situaci6n y las razones e:: ",,'-<>:::on6S ajenas
senales que emite el objeto, sino que busca comprender las razones que Ie llevan a emitirlas, buscando pistas en el comportamiento y la situaci6n del pr6jimo. La empatia cognitiva hace posible ofrecer un tipo de ayuda focalizada que tiene en cuenta las necesidades espedficas del otro (figura 5). Estas respuestas van mucho mas alia del contagio emocional, pero aun asi resultarian dificiles de explicar sin la motivaci6n proporcionada
t
=,_:::c.= ,,""'oatfa abarca todos los pro-
ae:: ?a>::~:1jos
tanto en el sujeto como
r,-,: ::-= ="rc:epci6n-Acci6n ~c:;- ~-:-" -jividuos
(MPA) que
inmediata y a me-
:cc:: _::: ~ ,sss mas elevados de la emn-,~ ::"::';:-:::-:1::)a incluyen la empatfa cog-
por el componente
emocional.
Sin el,
estariamos tan desconectados como el personaje de Mr. Spock en
Star Trek, que constantemente se preguntaba por que 10sdemas sienten 10 que dicen sentir. Mientras que 10smonos (y muchos otros mamiferos sociales)parecen poseer claramente la capacidad del contagio emocional y un
. 2:: ::r-o:>,::~ss del pr6jimo) y la atribuci6n
cierto nivel de ayuda focalizada, el segundo fen6meno no se da con
'.:f---:;;r: '::: :::erspectiva ajena). EI Mode-
tanta fuerza como entre 10sgrandes simios. Por ejemplo, en el parque
:z= ~'--:~.. :r".:; 'lecesitan de las interiores.
para monos Jigokudani de Jap6n, 10sguardas mantienen alas maca-
U
cos primerizas alejadas de 10smanantiales de agua caliente porque la experiencia dice que: estas hembras pueden ahogar accidentalmente ::.'--.::I:"ias de la muneca rusa que
a sus erias, al no prestarles atenci6n cuando se sumergen en 10s es-
':::::::-':-105 inyariablemente nos de-
tanques. Aparentemente, esto es algo que las madres mono apren-
es .=-:::mas.
den con el tiempo; se demuestra asi que no adoptan la perspectiva de
r.::-.:::s.ie empatia cognitivamente
su descendencia de forma auto mati ca. De Waal (1996) atribuy6 su
i
E
:::S:il)Sse
construyen sobre esta
cambio de comportamiento
a un «ajuste en el aprendizaje», distin-
;:...:.i:::srariarnos perdidos ante las
guiendolo de la empatia cognitiva que es mas tipica de simios y hu-
f'_:::S:O. no wda la empatia puede
manos. Las madres simio responden inmediata y apropiadamente a
puede existir sin el. En el
las necesidades espedficas de sus crias. Por ejemplo, tienen mucho
::c,,:,:::::::.::ramos con un estado emo-
cuidado de mantenerlas alejadas del agua, y se apresuran a alejarlas de
c.< .:t ~rcepci6n-acci6n
alli si se acercan.
~:-:
::::'0
(MPA)
muy extendidas, ames de
lucion cognitiva ha ido co:c:.~
Los chimpances y los mODC!5 .:::ap
que trabajo mas frecuemf'e--,t"':]! de los pocos primates qucco~
dre-hijos (Feistner y l\1cG:-:e-u:. i~ pequeno, con el cual es f:icii
:::i!lI1::IIlI
el chimpance, que es mucb"s~:=:JlI I bros de ambas especies mUD-:::3ID pecie y ocasionalmeme [a CCC:lpll zos de comida entre si. Sin r--11C'IiiIII! compartida es pasiva, comQ .:::::all que Ie pertenece a otro, q;,,:,;: ~ iiU. FIGURA5. La empatfa cognitiva (es decir, la empatfa combinada can una evalua-
hecho de compartir de fo~
ci6n de la situaci6n del pr6jimo) permite ofrecer un tipo de ayuda adecuada alas
con 10 que ocurre en ouos
necesidades del otro. En este caso, una madre chimpance extiende el brazo para ayudar a su hijo a bajar del arbol despues de que este haya gritado y se 10haya suplicado (vease la posici6n del brazo). Es posible que la ayuda focalizada requiera
fill
L::1IIIIIlI
milar tendria como resu.ll~
lIIID
por parte del individuo do:::::..::w::a
una distinci6n entre el yo y el otro, habilidad que tambien se cree que subyace en el autorreconocimiento
frente al espejo y que se encuentra en humanos, simios y del-
fines. Fotograffa del autor.
En conclusion, la empatia no es un fenomeno que pueda ser visto en terminos de blanco
0
negro: cubre un amplio espectro de pa-
Estudiamos las secuencias :-~ para ver como un acto beL~
hasta los mas sofisticados. Parece logico imentar comprender en pri-
cia B afectaria al compomm1C"'DD traria un comportarnienm bel!Idiii
mer lugar las formas mas basicas de la empatia, que de hecho estan
portamiemo de este. El proa..t:::ll!IlI2
trones de vinculacion emocional, desde los mas simples y automaticos
muyextendidas,
antes de ocuparnos de las variaciones que la evo-
lucion cognitiva ha ido construyendo sobre esta base.
Los chimpances y los monos capuchinos -las que trabajo mas frecuentemente-
dos especies con las
son especiales, puesto que son
de los pocos primates que comparten comida fuera del contexto madre-hijos (Feistner y McGrew, 1989). El capuchino es un primate pequeno, con el cual es facil trabajar, a diferencia de 10 que ocurre con el chimpance, que es muchisimo mas fuerte que nosotros. Los miembros de ambas especies muestran interes por la comida de la otra especie y ocasionalmeme la comparten; a veces incluso se ofrecen trozos de comida entre s1.Sin embargo, la mayor parte de esta actividad compartida es pasiva, como cuando un individuo alcanza la comida que Ie pertenece a otro, que a su vez la deja escapar. Pero incluso el • "~ ~-C2~:='
:;:;mbinada con una evalua-
:'~:,-:-e. _- ~:: de ayuda adecuada alas -:::,,",ce extiende el brazo para
-,3~-7 :-
:~ JU7 7~~~ -3.;la gritado y se 10haya su-
=_~
::'::;!:"~ :c
syuda focalizada requiera
con 10 que ocurre en otros animales, para quienes una situacion similar tendria como resultado una pelea
0
una muestra de firmeza
por parte del individuo dominante, sin compartir nada.
:",-:;:--c se cree que subyace en el
J_~
E ~
3.
hecho de compartir de forma pasiva es especial si 10 comparamos
~-:_~-:':='en humanos, simios y del-
='" -=--__
:-;:-ncimenoque pueda ser vis-
Estudiamos las secuencias relativas a la accion de compartir comida
amplio espectro de pa-
para ver como un acto beneficioso por parte de un individuo A ha-
mas simples y automaticos
cia B afectaria al comportamiento de B haciaA. La tesis era que B mos-
:~:...::':;:
.:s..::,;:-
:"E1
_O~
D!'.:'::':']
::lremar comprender en pri-
~ ~ ;:-::lparia,que de hecho estan
traria un comportamiento
beneficioso hacia A en pago por el com-
portamiemo de este. El problema al compartir comida, sin embargo,
es que despues de una sesion de prueba para todo el grupo tal como
mayores cantidades de coll1.1l6.£. OBI
la empleamos en nuestros experimentos, la motivacion para compartir cambia (Ios animales estan saciados). De modo que el hecho
testas agresivas por panedc "'0Ii ~ dividuos que se les acercab~ i:..mI
de compartir no podia ser la unica variable a medir. Se induyo un se-
acicalado, mas que hacia
gundo servicio social no afectado por el consumo de comida. Para ello,
ye una prueba convincenrc
utilizarnos como variable el acicalamiento entre individuos antes de
neros espedficos (De ~aa!. :~,
compartir la comida. Medimos la frecuencia yvariacion de los cien-
De todos los ejemplo5
tos de encuentros de acicalarniento entre nuestros chimpances por las
animales no humanos, el in:~
mananas. Transcurrida una hora y media tras estas observaciones,
entre los chimpances pare.::.::5e::'·di
mas
vista cognitivo. Nuestros
0
menos hacia el mediodia, dimos a los simios dos haces muy
qLL~.
j
.:Je :IDI
.:c CL:;:» Jlj
apretados de ramas y hojas. Registramos con todo detalle cerca de
de un mecanismo basado er: ~
7.000 interacciones con la comida, y las introdujimos en un ordenador
poral significativo entre 105~
siguiendo definiciones estrictas descritas por De Waal (1989a). La base
dia hora y dos horas); de ahr .-=!~d
de ,datos sobre servicios prestados de forma espontanea resultante
despues de la interaccion F':::"'-::&.. }!i
excede con mucho la de cualquier otro primate no humano.
tecimientos pasados, deber::)Cli-
Hallamos que los adultos mostraban una mayor disposicion a
lDi:I
cio recibido, como par eie~~J' d.,
compartir comida con aquellos individuos que les habian acicalado
positiva hacia el individuo .q:x' .-
con anterioridad. En otras palabras, si A habia acicalado a B por la
psicologico que entre 10s hlJ~.,n1!lii.
manana, era mas probable que B compartiera la comida con A mas
vers (1971) predijo la eThte:Ji.:::::J
adelante. Aun asi, este resultado puede tener dos explicaciones. La pri-
de intercambio redproco. ~~
mera seda la hipotesis del «buen humor», segun la cual aquellos in-
Waal (2004). Fue dasificada;or
dividuos que han sido acicalados se encuentran en un estado de ma-
una de las «emociones a.rna.c.~;a JC
yor benevolencia, 10 que les llevada a compartir la comida de forma
les en la moralidad hurnani.
1I:lIIII
indiscriminada con todos los individuos. La segunda explicacion es 1ahipotesis del intercambio directo, segun la cual el individuo que ha sido acicalado responderfa compartiendo su comida directarnente con el acicalador. Los datos disponibles indican que el aumento en el reparto era espedfico para cada acicalador. En otras palabras: los
Es muy posible que duranrc ~ ~
chimpances paredan acordarse de los chimpances que acababan de
se cdtico que los actores
;-ealizarun servicio (el acicalamiento) y como respuesta compartian
cios con los realizados y obu-:dai
CO~""313I
1
r...:.t:J.,l para todo el grupo tal como
mayores cantidades de comida con esos individuos. Asimismo, las pro-
IT:t:::IWS, la motivaci6n para com-
testas agresivas por parte de 10sposeedores de la comida ante 10sin-
~-=ddos). De modo que el hecho
dividuos que se les acercaban iban dirigidas a quienes no les habian
y':"::;:'le a medir. Se induy6 un se-
acicalado, mas que hacia quienes si 10habian hecho. Esto constitu-
consumo de comida. Para ello,
ye una prueba convincente del intercambio redproco entre compa-
o':=- ::::
;L-:-~e:1W entre
individuos antes de
neros espedficos (De Waal, 1997b).
r::-:::-':-;1encia y variaci6n de 10scien-
De todos 10s ejemplos de altruismo redproco existentes entre
~ ;:::::It: nuestros chimpances por las
animales no humanos, el intercambio de comida por acicalamiento
~-=:t:dia uas estas observaciones,
entre 10schimpances parece ser el mas avanzado desde un punto de
L-::";J5 a 10ssimios dos haces muy
vista cognitivo. Nuestros datos apuntan con fuerza a que se trata
~~-=os con todo detalle cerca de ~-2S i..."1uodujimos en un ordenador
de un mecanismo basado en la memoria. Se produjo un retraso tem-
::::-::25 poorDe Waal (1989a). La base
dia hora y dos horas); de ahi que el favor fuese correspondido mucho
':t: ~orma espontanea resultante
despues de la interacci6n previa. Ademas de la memoria sobre acon-
$
r::,::::-:J' ::'Inmateno humano. 1'5::::-: :'2:...'1
una mayor disposici6n a
poral significativo entre 10sfavores dados y 10srecibidos (entre me-
tecimientos pasados, debemos anadir que la memoria de un servicio recibido, como por ejemplo el acicalamiento, gener6 una actitud
les habian acicalado
positiva hacia el individuo que habia prestado el servicio, mecanismo
habia acicalado a B por la
psico16gicoque entre 10shumanos se conoce como «gratitud». YaTri-
c::=::'drtiera la comida con A mas
vers (1971) predijo la existencia de gratitud dentro de un contexto
e':~:ener dos explicaciones. La pri-
de intercambio redproco, idea tambien discutida por Bonnie y De
seglin la cual aquellos in-
Waal (2004). Fue dasificada por Westermarck (1912 [1908]) como
Ii: ~::•
.:::.:emranen un estado de ma-
una de las «emociones amables retributivas», consideradas esencia-
~ .<..:e,rnpanir la comida de forma
les en la moralidad humana.
L-"~C>-lOS que 4..;_ 5: .-\
1:'--::',:::=-".
':'".'::":05. ::
La segunda explicaci6n es
50...~-l11la
cual el individuo que
p:~-::e:::do su comida directamente c..::-.i:5 :..c""ldican que el aumento en , .<J.::..=2ador. En otras palabras: 10s
Es muy posible que durante la evoluci6n de la cooperaci6n resulta-
: ~:6 .:~mpances
se critico que 10sacto res comparasen sus propios esfuerzos y benefi-
que acababan de
[:: -.-.::omorespuesta compartian
cios con 10srealizados y obtenidos por 10sdemas. Las reacciones ne-
gativas podrian surgir en caso de que se violasen las expectativas.
cias a estudios previos, que
Una teoria reciente sostiene que la aversion ala desigualdad puede
asignar un valor determinacio .;.:
explicar la cooperacion human a dentro de los llmites del modelo de
mas: pueden utilizar estos vaiure
eleccion racional (Fehr y Schmidt, 1999). De forma parecida, las es-
pletrueque. Esto permitio
pecies cooperativas no humanas parecen guiarse por una serie de ex-
a la desigualdad al medir las r;:;ac
pectativas relativas al resultado de la cooperacion y el acceso a los re-
panero que recibiera una re-coq
cursos. De Waal (1996, pag. 95) propuso un sentido de la regularidad
objetos.
•..
[e;';'
social, definido como «un conjunto de expectativas sobre el modo en
Emparejamos a cada mon0 a
que uno mismo (0 los demas) deberian ser tratados y como deberian dividirse los recursos. Siempre que la realidad se desvie en des-
po y observamos sus reaccioncs .::J recompensa mejor por realiz..rr;
ventaja de uno mismo (0 de los demas), surge una reaccion negati-
actividad consistia en un imeI'CZ
va, comunmente manifestada en una protesta por parte de los indi-
jeto un pequeno objeto que p-c.lIi
y la practica del castigo por parte de los
cambio de una recompensa ~ ticinco intercambios con cad...iI
viduos subordinados
individuos dominantes». El senti do de como los demas deben
0
no deben comportarse es
todas las ocasiones del imerc;ar:,~
esencialmente egocentrico, si bien los intereses de los individuos mas
recompensas de comida oscilamc
proximos al actor (especialmente su familia) pueden ser tenidos en
(como por ejemplo un trozo de ~
cuenta (de ahi la inclusion parentetica del projimo). Hemos de apun-
bajaban con alegria, y recompe
tar que las expectativas no han sido especificadas, sino que tienden
ejemplo, una uva), que eran lli]
a ser tipicas de cada especie. Por ejemplo, un mono rhesus no espe-
sometidos a control. Todos
ra compartir la comida del individuo dominante, puesto que vive
de Equidad (TE), en el que rar:::;,
en una sociedad despoticamente jerarquizada, pero un chimpance si:
lizaron el mismo tipo de traba~o:
de ahi las suplicas, los quejidos y las pataletas si no se Ie deja compartir.
lor bajo; b) un Test de Desiguaj':
Creo que el tema de las expectativas es, de entre las cuestiones aun
recibio una recompensa supe~"J'
no estudiadas del comportamiento
animal, la mas importante; 10
10:5
s;:
fuerzo; c) un Test de Comrol de
cual es aun mas lamentable puesto que se trata del tema que final-
lucidar el papel del esfuerzo, eI: ;
mente acercara el comportamiento
de mas valor, gratis; y d) un Test
animal al concepto del «deben>
que con tanta claridad reconocemos en el terreno de 10 moral. AI analizar las expectativas de los monos capuchinos, hicimos uso de su habilidad para juzgar y responder al valor. Sabiamos, gra-
senado para dilucidar el efecw d bre el comportamiento
del sui"c
pero no se entregaban a ningun,
e;:::.:.ese violasen las expectativas.
cias a estudios previos, que los capuchinos aprenden con facilidad a
~ -".'.-ersi6na la desigualdad puede
asignar un valor determinado a una muestra de agradecimiento. Es
~::::::rode 10sllmites del modelo de
mas: pueden utilizar estos valores asignados para completar un sim-
De forma parecida, las es-
ple trueque. Esto permitio realizar un test para dilucidar la aversion
!G.:;;-c;:n guiarse por una serie de ex-
ala desigualdad al medir las reacciones de los sujetos hacia un com-
~ co.operacion y el acceso a los re-
pafiero que recibiera una recompensa superior al recibir los mismos
rr.?" 5<0 un sentido de la regularidad
objetos.
• ~':"C19 .
r .:.e;:x:peetativassabre el modo en
Emparejamos a cada mono con un compafiero de su mismo gru-
±.;::-:m ser tratados y como debe-
po y observamos sus reacciones cuando sus compafieros recibian una
Ire.:::.:.e b realidad se desvie en des-
recompensa mejor por realizar la misma actividad de trueque. La
k:=2S . surge una reaccion negati-
actividad consistia en un intercambio en el que entregabamos al su-
L-:.2 J
?roresta por parte de los indi-
,:..=.2.d castigo por parte de los
jeto un pequefio objeto que podia ser inmediatamente
d~vuelto a
cambio de una recompensa (figura 6). Cada sesion cons to de veinticinco intercambios con cada individuo, yel sujeto fue testigd en
no deben comportarse es
todas las ocasiones del intercambio de su pareja antes del suyo. Las
.:" :mereses de los individuos mas
recompensas de comida oscilaron entre recompensas de valor inferior
:·.il:"ilia)pueden ser tenidos en
(como par ejemplo un trow de pepino), par las que generalmente tra-
l:j·.:..<.':e~ ?r6jimo). Hemos de apun-
bajaban con alegria, y recompensas de un valor mas elevado (por
:':::5?Ccificadas, sino que tienden
ejemplo, una uva), que eran las preferidas por todos los individuos
:,;:=?~o. un mono rhesus no espe-
sometidos a control. Todos los sujetos fueron sometidos a: a) un Test
i...::.:.(, c.ominante, puesto que vive
de Equidad (TE), en el que tanto el sujeto como su compafiero rea-
~z:.-:i.zada, pero un chimpance si:
lizaron el mismo tipo de trabajo por el mismo tipo de comida de va-
~?-".-:.~..as si no se Ie deja compartir.
lor bajo; b) un Test de Desigualdad (TD), por el cual el compafiero
c;:'xn
5:_
-.-.<.:;
:::5.
0
de entre las cuestiones aun
t: .-=--::mal. la mas importante;
recibio una recompensa superior (la uva) por realizar el mismo es-
10
fuerzo; c) un Test de Control de Esfuerzo (TCE), disefiado para di-
rc =.:.:..: ~ nata del tema que final·
lucidar el papel del esfuerzo, en el que el compafiero recibio la uva,
:': -'-.:"' ..::::talal concepto del «deber»
de mas valor, gratis; y d) un Test de Control de Comida (TCC), di-
:1-:::: ;::: d terreno de 10moral.
sefiado para dilucidar el efecto de la presencia de la recompensa so-
e .:5 :::onos capuchinos, hicimos
bre el comportamiento
r-::5?=:lderal valor. Sabiamos, gra-
pero no se entregaban a ningun otro capuchino.
del sujeto, en el que las uvas eran visibles
compensa si el compaiierc ~ De Waal, 2003). Los cap'~.::::I..m cuentemente si su compa':)~;
D
(un intercambio) para cor:....~ entregada sin esfuerzo. b-],•..,~ de que Ios sujetos estmie:-.=..=JlIiIIIIiil cia del alimento de ma:-orV2lcrT~ tis 0 no) no afectase a su ~ troi de Comida, en el que
..;L JC:ID
pero no se Ie daba al orm
::JI,CII1lilIll
comida de mayor valor
6::-]-111
FIGURA 6. Una mona capuchina en la jaula de control devuelve un pequeno objeto
al responsable del experimento con su mana derecha mientras sujeta la mana humana con su mana izquierda. Su companero la mira. lIustraci6n de Gwen Bragg y Frans de Waal a partir de una toma fija de video.
Los individuos que recibieron recompensas de valor inferior mostraron reacciones pasivo-negativas (por ejemplo, negarse al intercambio del pequeno objeto e ignorar la recompensa) y reacciones activo-negativas. En comparaci6n con Ios tests en 10sque ambos in-
FIGURA 7.± error estandar sr c-e:JiiE:II
entre hembras en cuatro t:::cs ::E
13::>--:sE.
::II
proporci6n de intercambics -,,: '~L:3111:1 pensa; las blancas represe-:3-
rn:~
el objeto prestado. TE: Tes: ::E =::JJCIIIC
dividuos reciben identicas recompensas, Ios capuchinos se mostraban
Control de Esfuerzo, y TCe- -;;s:: ::E
mucho menos dispuestos a compietar el intercambio 0 aceptar Ia re-
centaje de intercambios nc
'ffill~
:.:t
compensa si el compafiero recibia mejor trato (figura 7; Brosnan y De Waal, 2003). Los capuchinos se negaron a participar mas frecuentemente si su compafiero no tenia que realizar ninguna labor (un intercambio) para conseguir una recompensa mejor, que Ie era entregada sin esfuerzo. Evidentemente, existe siempre la posibilidad de que los sujetos estllvieran unicamente reaccionando a la presencia del aliniento de mayor valor y que 10 que el compafiero recibia (gratis 0 no) no afectase a su reacci6n. Sin embargo, en el Test de Control de Comida, en el que la recompensa de mayor valor era visible pero no se Ie daba al otro mono, la reacci6n a la presencia de esta comida de mayor valor disminuia significativamente a 10 largo del UJ
0
0
:J ...J
«
80%
D Sin intercambio
LL
•
UJ
0
ai ~
Recompensa rechazada
60%
« 0 a: UJ
I-
z
40%
UJ
:'e:- ::,-~,:
.1E
'2-:
=';;-"::<-::' ~entras
t,,,,,-: ,:: - '::'
0
:;:;vuelve un pequeno objeto
UJ J
sujeta la mana hu-
~
20%
z
~straci6n de Gwen Bragg y
UJ
0
a:
0 ll..
0% TE
:-~:.::: :::xnsas de valor inferior mos?":': ;:iemplo, negarse al inter-
&..;
"0,:
=~ :2 recompensa)
y reacciones
c :: :: _c- tests en los que ambos ine~::..:.;;__ e',s capuchinos se mostraban c~
::::Lmercambio
0
aceptar la re-
FIGURA
TO
TCE
TCC
7, ± error estandar en la media del porcentaje de fracasos en el intercambio
entre hem bras en cuatro tipos de tests diferentes. Las barras negras representan la proporci6n de intercambios no realizados debido al rechazo a aceptar la recompensa; las blancas representan intercambios fallidos debido a la negativa a devolver el objeto prestado. TE: Test de Equidad, TO: Test de Desigualdad, TCE: Test de Control de Esfuerzo, y TCC: Test de Control de Comida. EI eje Y muestra el porcentaje de intercambios no realizados.
transcurso de 1aspruebas, 10cua1 sup one un cambio en la direccion
1ajusticia. No es este, no
contraria a 10visto cuando 1arecompensa de mayor valor se entregaba
traron nuestros monos: su sex:id
a1compaiiero. Nuestros sujetos claramente distingulan entre la co-
nominarlo, era mas bien ep..~
mida de mayor valor consumida por un congenere y 1amisma comida
pectativas sobre como debera::D
cuando esta era simp1emente visible, intensificando su rechazo solo
10sdemas a su alrededor deb:;;an1
en el primer caso (Brosnan y De Waa1, 2003).
puede negarse que un senriac.:ir
Los monos capuchinos parecen pues medir 1a recompensa en
Otb."'"':2IB
gen en a1gun punto, y que el 0i
terminos relativos, a1 comparar su recompensa con otras disponi-
origen. Una vez que exis[e 1£i:ra
b1esy sus propios esfuerzos con el de 10sdemas. Si bien nuestros da-
expandirse para incluir
OIT2:5
;"::0
tos no permiten dilucidar 1asmotivaciones exactas que subyacen en estas respuestas, una posibi1idad es que 10smonos, como 10shumanos, se gUlen por emociones socia1es. En 10s humanos, estas emociones -conocidas
como «pasiones» por 10s economistas-
gUlan
t
1asreacciones individua1es ala hora de rea1izaresfuerzos, obtener ga-
Poco hay de nuevo bajo el
nancias 0 sufrir perdidas, yen su actitud hacia 10sdemas (Hirsch1eifer,
en 1asemociones retributiyas...'
1987; Frank, 1988; Sanfeyy otros, 2003). Frente a 10sprimates que
me recuerda 1arespuesra que G:m
se caracterizan por el mantenimiento de jerarqulas despoticas (como
te una pa1abra que sirya come' ~
10smonos rhesus), es posib1e que 1asespecies to1erantes con una ca-
una persona. Confucio pmpi:.::::iilO
pacidad desarroHada para la cooperacion y el reparto de comida (ta-
procidad esta tambien, e\-iden~
les como 10s monos capuchinos) tengan expectativas emociona1es
que no ha sido aun superad.ac...~
relativas ala distribucion de recompensas yel intercambio social que
mana. Saber que al menDs pL~
1esHeven a ver con desagrado 1ainjusticia.
de esta norma puede darse
Antes de referirnos al concepto de «justicia» en este contexto con-
SlJ.L.. I..
iC
l
·;;:::;'111
necesaria, refuerza 1aidea de ~
viene, no obstante, seiia1ar una diferencia entre este y 1ano cion hu-
cion reciente, es parte de la n.a:lIlIl
mana de justicia. Un sentido de 1ajusticia desarroHado al maximo imp1icariaque una mona «rica»compartiese su comida con una «pobre»,
Mencio, un seguidor de ~1111 largo de su vida sobre 1abon•...;at !II
puesto que deberia sentir que 1acompensacion que recibe es excesi-
cio perdio a su padre a 105.3 rilai
va. Tal comportamiento pondria de manifiesto el interes en un prin-
que recibiera la mejor eduCdCilO
cipio de justicia mas elevado, al que Westermarck llamo (1917 [1908])
tan conocida como su hijo: pz::I
«desinteresado», y que surge de una nocion verdaderamente moral de
10maternal por su devocion .a.•.•
~-_:",JIleun cambio en la direccion
la justicia. No es este, no obstante, el tipo de reaccion que demos-
::':::,otn.s.a de mayor valor se entregaba
traron nuestros monos: su sentido de la justicia, si asi podemos de-
;:: -.=.....-:1eme distinguian entre la co-
nominarlo, era mas bien egocentrico. Demostraron tener ciertas ex-
e~'...:..:: congenere y la misma comida
pectativas sobre como deberia tratarseles, pero no sobre como todos
6 _::
los demas a su alrededor debian ser tratados. AI mismo tiempo, no
~=-:::ensificando
su rechazo solo
""-.., '0') .;. ;:...=...... _c, :J •
puede negarse que un sentido de la justicia pleno debe tener su ori-
:.:= ?ues medir la recompensa en N..:. :.-::ctClmpensa con otras disponi-
gen en algun punto, y que el yo es ellugar mas logico para buscar ese
. .:.:: ::IS demas. Si bien nuestros da-
expandirse para incluir otras formas de la misma .
origen. Una vez que existe la forma egocentrica de la justicia, puede
=-. ~':::Xlesexactas que subyacen en ~.:.:..:.:::05
t.L..:::s. En !C:::~ >
monos, como los huma105
humanos, estas emo-
:::,or105 economistas-
guian
:-.i':::: :::-i.izar esfuerzos, obtener ga-
Poco hay de nuevo bajo el sol. El enfasis puesto por Westermarck
:::::-_.:.I".ca.cia 105 demas (Hirschleifer,
en las emociones retributivas, ya sean amistosas 0 de caracter vengativo,
~,'::::":",:; . Frente a los primates que
me recuerda la respuesta que Confucio ofrecio ala pregunta de si exis-
::::: ':'e ;erarquias despoticas (como
te una palabra que sirva como receta para la totalidad de la vida de
::-s:,eciesrolerantes con una ca-
una persona. Confucio propuso la palabra «reciprocidad». La reci-
e~.:::='=:.-el reparto de comida (ta-
procidad esta tambien, evidentemente, en el centro de la RegIade Oro,
:::=;~I"lexpectativas emocionales
que no ha sido aun superada como el compendio de la moralidad hu-
..1..:'.
J;':::-_S~ :.-el intercambio
social que
mana. Saber que al menos parte de la psicologia que subyace detras de esta norma puede darse en otras especies junto con la empatia necesaria, refuerza la idea de que la moralidad, mas que una inven-
:-:::=:.:~ eIltre este y la no cion huC::..:.s~.=.~de:sarrolladoal maximo
~=:::s:-
cion reciente, es parte de la naturaleza humana.
im-
Mencio, un seguidor de Confucio, escribio extensamente a 10
su comida con una «pobre»,
largo de su vida sobre la bondad humana, entre 372 y 289 a. C. Men-
c:::: ?::=s;~ci6nque
recibe es excesik =.=.....-_ifesro el interes en un prin-
cio perdio a su padre a los 3 anos de edad, y su madre se aseguro de
:'::;-:::s:::::-marck llamo (1917 [1908])
tan conocida como su hijo: para los chinos, sigue siendo un mode-
:.:':'-:':'Il·,'erdaderamente moral de
10 maternal por su devocion absoluta. Conocido como el «segundo
;l
que recibiera la mejor educacion posible. La madre de Mencio es
sabio» gracias a su inmensa Confucio,
influencia,
Mencio tuvo inclinaciones
versivas, al recalcar la obligacion necesidades
de generacion
de los gobernantes
0
por
incluso sub-
de bambu
a sus herederos
y
yestu-
de antiguo. En un intercambio (sJ. [372-289 a. C], pags.
con Kaou Tsze, Mencio
inmediatez
:=-m
de las emociones
cogoJD
deja lugar a contorsiones
de cubrir las
que el debate de si somos morales por
no viene, efectivamente,
de impresiones
en planchas
en generacion
diantes, sus escritos demuestran
solamente
revolucionarias,
del pueblo llano. Grabados
transmitidos
naturaleza
superada
Cuando digo que tOOiJli.lI:& l permite contemplan elSC"-
mu!
.a
significado de mis palabr;;;:;;~ si un grupo de hombres senti ran -sin
-,0;: 1. llI1I
excepcior:-
:m
alarma. Y 10 sentiran asi DC' ?a:::I. !I
270-271) reacciona frente a las ideas de este ultimo, que nos recuer-
o los elogios de amigos ~-',~
dan la metafora del jardin y el jardinero
una reputacion de seres inc..."'lDI!II
de Huxley:
;cr.:ii
caso como este, podem~ La naturaleza del hombre es como la del sauce ke; la rectitud, como una taza
0
cion es esencial en el hOrrL..~::J
un cuenco. La extraccion de la benevolencia y la rectitud de
la naturaleza del hombre es similar a la manufactura de tazas y cuencosa partir del sauce ke.
El ejemplo deMencio
DOi ]:I
co=?de Smith (<
central que subyace en las U"I.':S'2Es acaso posible fabricar un cuenco
0
una taza sin alterar la na-
turaleza del sauce? Debes actuar con violencia, dafiar el sauce, antes de poder moldear tazas y cuencos. Si as! es, entonces, segun tus propios principios, jtambien seda necesario ejercer la violencia contra la hu-
timos al contemplar ejercemos
el dail.or ••
practicameme
~
como un reflejo, sin tiempo ~ tres apuntan
hacia la exisren.::u
manidad y dafiarla para conseguir que sea benevola yvirtuosa! Tus pa-
mecanismo
labras, pues, llevadan a que todos los hombres considerasen la bene-
sibles motivos alternativos
volencia y la virtud una calami dad.
bien en la literatura construccion
Mencio creia que los humanos
tienden a hacer el bien de forma
tan natural como el agua que corre montana
abajo. Esto queda cla-
de percepcion-a.::cJDII
,q-.x II
modec.&.!
de la repuraooD.. L
en que Mencio rechazo les, dada la inmediatez
~-:[Q ~
y Il.a::..x:u:
en la que pretende
excluir la posibili-
pulacion de la opinion puh~lII
dad de que exista, al mas puro estilo freudiano,
una doble agenda
quier otro momento,
ro en la sentencia
siguiente,
entre las motivaciones
explicitadas
y sentidas sobre la base d~ que la
afinno.
p
que el nino cae dentro del pam..
L:::::.::ia. superada solamente por
inmediatez de las emociones morales, tales como la compasion, no
c::::::sreyolucionarias, incluso sub-
deja lugar a contorsiones cognitivas:
: .::: 105
gobernantes de cubrir las
["L:;~..:i05 en
planchas de bambu y
t::::::~,1ci6na sus herederos yestut:
=_ ~ebate de si somos morales por
t~::.":eantiguo. En un intercambio \.~:::::.:::o 15.£ [372-289 a. CJ, pags.
~- ,':::'::5teultimo, que nos recuerc...:::::~,o de Huxley:
Cuando digo que todos 10s hombres poseen una mente que no les permite contemplan el sufrimiento de 10s demas, puede ilustrarse el significado de mis palabras de la manera que sigue: incluso hoyen dia, si un grupo de hombres ve a un nino a punto de caerse en un pozo, sentiran -sin
excepcion-
un profundo sentimiento de angustia y
alarma. Y 10sentidn asi no para ganarse la simpatia de 10spadres del nino o 10selogios de amigos y vecinos, ni porque les disguste la idea de tener una reputacion de seres inconmovibles ante semejante evento. De un caso como este, podemos percibir que el sentimiento de conmisera-
x'=
= :..:.
del sauce ke; la rectitud, como
cion es esencial en el hombre (Mencio, s.£ [372-289 a.
c.], pag. 78) .
•: ,-:,.:.e.2 benevolencia y la rectitud de ~ ~.~ :nanufactura de tazas y cuen-
El ejemplo de Mencio nos recuerda al epigrafe de Westerrrlarck (<<~Podemosevitar sentir compasion por nuestros amigos?») y la cita de Smith (<
~ =-_e:-::,:'
0
una taza sin alterar la na-
timos al contemplar el dolor ajeno es un impulso sobre el que no
. :::-. ',-'::olencia,danar el sauce, antes
ejercemos practicamente
ningun control: nos atrapa al instante,
• ' .."-':::".emonces, segun tus propios
como un reflejo, sin tiempo para sopesar los pros y los contras. Las
0::-.: e'e~:er la violencia contra la hu-
tres apuntan hacia la existencia de un proceso involuntario como
::r=. ...:e
benevola y virtuosa! Tus pa-
mecanismo de percepcion-accion (MPA). De forma notable, los po-
~ :- r:,)rnbres considerasen la bene-
sibles motivos alternativos que Mencio trae a colacion figuran tam-
;';:-.1.
bien en la literatura moderna, generalmente bajo el epigrafe de la construccion de la reputacion. La diferencia radica, evidentemente, s ~:::::::iena hacer el bien de forma
en que Mencio rechazo estas explicaciones por demasiado artificia-
=J::::a..'1.a abajo. Esto queda cla-
les, dada la inmediatez y la fuerza del impulso compasivo. La mani-
1: l
excluir la posibili-
pulacion de la opinion publica seria perfectamente posible en cual-
~eudiano, una doble agenda
quier otro momento, afirmo, pero no en el preciso instante en el
,~:..:.e,?'retende
L:
s ~,'s..::: ridas sobre la base d~ que la
que el nino cae dentro del pozo.
Estoy absolutamente de acuerdo. La evolucion ha dado lugar a especies que siguen impulsos genuinamente cooperativos. Desconozco si en el fondo la gente es buena
0
mala, pero creer que todas nues-
tras acciones estin calculadas de forma egoista -a demas ya menudo de nosotros mismos-
escondidas de los
equivale a sobrestimar de
la moralidad humana Pliw~
:u
razonamientos, nos apror'"'"':;n: realmente no tiene nin~JD;;; i:::ol:II amabilidad. La mayona Q,,:
:lCIBIII
Y de ahi la posible an:mc,::. ~ D
forma exagerada los poderes mentales del ser humano, por no hablar
teoria de la capa y la corrie:::l~ •
de los de otros animales. Mas alIa de los ejemplos relativos ala prac-
ralidad en la naturaleza h··'"'"':_1
tica animal del consuelo de individuos afligidos y la proteccion fren-
Esta corriente cons ide::<.~.,
te alas agresiones, existe una rica literatura sobre la empatia y la com-
ral en nuestra especie, y co~
pasion humanas que, en lineas generales, concuerda con la estimacion
peso para que se desarrolh:..~ .-
de Mencio de que en este ambito los impulsos preceden ala racio-
el marco teorico que expi:!.::£U II
nalidad (por ejemplo, Batson, 1990; Wispe, 1991).
no moral es aun fr~omenu-""lI..'L i: las teorias de seleccion d.: ";,Tjtlliiilil
sulta obvio que debemos .:o~..:ilr suficiente atencion a la li::~
En este ensayo, he trazado un marcado contraste entre dos escuelas de pensamiento sobre la bondad humana. Una de estas escuelas, personificada en la figura de T. H. Huxley, aun ejerce una gran influencia
la reputacion, los princip: ••.. '!i •. de conflictos (en bibliQ£T:,,"::;Z
demos resefiar aqui), pa:re~ ~ te que tiende hacia la eia...~':::&
quienes aprueban de forma explicita esta postura) Ie gusta que Ie ca-
origenes de la moralidact "'~ Deberiamos ademas ;;~idtj-irr ,
lifiquen de «teorico de la capa». Naturalmente
sables de nuestras tendeD~
1!lIE
buenas
¥ I
en nuestros dias, si bien he observado que a nadie (ni siquiera entre
al termino empleado,
0
esto puede deberse
al hecho de que toda vez que los supuestos
que subyacen en la teoria de la capa se hacen explicitos, parece obvio que -a
menos que uno este dispuesto a seguir la via puramen-
0
positivas. Despui5
da un fenomeno inu~urup~ D tam os a los desconocidos :=lIJllIdI
te racionalista de los seguidores modernos de Hobbes, como por
miembros de nuestra pro~
ejemplo Gauthier (l986)-la
teoria no puede explicar como pasa-
les apenas parecen ser apE..::.a:lI
mos de ser animales amorales a ser animales morales. La teoria esta refiida con la evidencia de que el procesamiento de las emociones es
que en la epoca moderna ~ la red de la moralidad para :::iJdlII
la fuerza que impulsa la realizacion de juicios morales. Si en verdad
cito enemigo (por ejemplo.
CilB
I
:a G
l.....le-\-olucion ha dado lugar a es-
0,
la moralidad humana pudiera reducirse a una serie de dlculos y de
!.L-::tme cooperativos. Desconoz-
razonamientos, nos aproximariamos bastante a un psic6pata, que
=-=-21a. pero creer que todas nues-
realmente no tiene ninguna intencion de ser amable cuando actua con
J
'r::-..2 cgoista -a
escondidas de los
amabilidad. La mayoria de nosotros aspira a ser algo mejor que eso,
:5:::='5- equivale a sobrestimar de
y de ahi la posible aversion a mi contraste blanquinegro
L,=:;':d ser humano, por no hablar
teoria de la capa y la corriente alternativa, que busca enraizar la mo-
:':: _,,::stiemplosrelativos ala prac-
ralidad en la naturaleza humana.
::- =; nligidos
entre la
y la proteccion fren-
Esta corriente considera que la moralidad surgio de forma natu-
sobre la empatia y la com-
ral en nuestra especie, y considera que existen razones evolutivas de
:r-~=s_ ~oncuerda con la estimacion
peso para que se desarrollasen las capacidades necesarias. Con todo,
:--::pulsospreceden ala racioJIl:',I, ;spe, 1991).
el marco teorico que explica la transicion de animal social a huma-
:::::-:=.:-:.:..ra
.'=;
no moral es aun fragmentario. Encontramos sus fundamentos entre las teorias de seleccion de familiares y altruismo redproco, pero resulta obvio que debemos aiiadir aun mas elementos. Si prestarrros la suficiente atencion ala literatura que versa sobre la construccion de la reputacion, los principios de justicia, la empatia y la resolucion
~..:.:=..:'=, ~onuaste entre dos escuelas
de conflictos (en bibliografias de indole muy diferente que no po-
:--::-..2::l. C na de estas escuelas, per-
demos reseiiar aqui), parece existir un movimiento muy interesan-
01:""-,
aLh'1. ejerce una gran influencia
te que tiende hacia la elaboracion de una teoria integrada sobre los'
L=
-=::.x a nadie
origenes de la moralidad (vease Katz, 2000).
I...:.=:S:.2
(ni siquiera entre ?osrura) Ie gusta que Ie ca-
Deberiamos ademas aiiadir que las presiones evolutivas respon-
\.a:--=--.-:a:meme esto puede deberse
sables de nuestras tendencias morales podrian no haber sido siempre
t.:.:.:..:e :oda vez que los supuestos
buenas
:';:=. ;..::
::J.Cenexplicitos, parece ob-
0
positivas. Despues de todo, la moralidad es en gran medi-
da un fenomeno intragrupal. De forma universal, los humanos tra-
a seguir la via puramen-
tam os a los desconocidos muchisimo peor de 10 que tratamos a los
r: :'':'::IT,OS de Hobbes, como por
miembros de nuestra propia comunidad. Es mas, las normas mora-
=,=, puede explicar como pasa-
les apenas parecen ser aplicables fuera de nuestro entorno. Es cierto
~:..:=ales morales. La teoria esta
que en la epoca moderna existe un movimiento que busca expandir
!:'='':::::Sd..:-:-Uentode las emociones es
la red de la moralidad para incluir incluso a los miembros de un ejer-
: .:.:::.:.':ciosmorales. Si en verdad
cito enemigo (por ejemplo, la Convencion de Ginebra, adoptada en
:i:;:' -'::::5:0
C2 :=-
1949), pero todos somos conscientes fuerzo. Es muy probable fen6meno
intragrupa1
de cuan fragil resu1ta este es-
que 1a moralidad
en conjunci6n
tipicamente
intragrupa1es,
cooperaci6n
0 el acto de compartir.
evo1ucionase
como un
con otra serie de capacidades
tales como 1a reso1uci6n de conflictos, 1a
muya tener en cuenta enm:
no es
AI aumentar el ni-
hacia el grupo, sino hacia S1mismos y su familia.
social y el recurso a 1a cooperaci6n,
10s intereses
terson, 1996). En nuesITa P'~ tendencia
el transcurso
a agru~.L-maI
de 1a evolucion -
exterior del grupo intensiii.::o i;;. to que hizo que surgiera b IDI..-aI
compartidos debieron salir a 1asuperficie para que 1acomunidad al com-
tras relaciones mejoren.
p1eto se convirtiera
do ensefianzas
en un aspecto importante.
tante en 1aevo1uci6n de 1a moralidad 1asrelaciones interpersonales
E1 paso mas impor-
humana fue 1a transici6n des de
a un enfoque en el bien comtin. Entre 10s
JC1IS.:Ii
cen formas 1etales de .iolen..::ioi.]I
nuestra
No obstante, 1a primera forma de 1ealtad de 10s individuos
vel de interacci6n
unan. Esto puede no ser "~
precedente
come, ~
explicitas
SI[)~
dd.
que toma 0 que
dividua1es. Los humanos
I!
he:!Dll1l
simios, podemos observar 10s comienzos de este proceso cuando so-
mas 1ejos que 10s simios L-\1e:c1111
1ucionan conflictos ajenos. Las hembras hacen que 10s machos se re-
tros tenemos sistemas mor..xs. ,
concilien tras una pelea, y se convierten
aS1en agentes de 1a reconci-
1iaci6n; 10s machos de mayor rango a menudo
detienen
1as peleas
entre otros individuos de forma equitativa, y aS1promueven el grupo. Persona1mente de 1apreocupaci6n
(De Waal, 1996),
punto de encuentro
del gru-
po tiene en el contexto de un ambiente cooperativo. La mayoria de 10s tendria mucho que perder si 1a comunidad
se viniera aba-
mam~
mas infame: b .~JIiCII
portamiento 1a mora1idad
que a su vez refleja 10s intereses en juego que cada miembro
individuos
noble (la moralidad)
como un reflejo
veo este comportamiento
por 10s intereses de 1acomunidad
1apaz en
AS1pues, resulta profunciaD
exige nos .ienc cb
iOi.
entre
dos en conflicto, aumentaIIlOS asegurarnos
de que tOOOSa:JIo!llilJi
Si aceptamos
como ya.liGJ. c
jo, de ah1 el interes por mantener 1a integridad y 1aarmon1a de 1a mis-
cionada, es decir, de 1a IDO~
ma. En su estudio sobre cuestiones parecidas a esta, Boehm (1999) ma-
1as tendencias
de el papel de 1a presi6n
dadosa no estaremos yenda
1a comunidad
social, a1 menos
trabaja para recompensar
en 10s humanos:
el comportamiento
neficia al grupo, y castiga aquellos comportamientos Evidentemente, sentido comunitario que elementos
toda que be-
que 10 socavan.
1a fuerza mas poderosa capaz de sacar a relucir un es 1a enemistad
que norma1mente
hacia 10s extrafios, que ob1iga a estarian
enfrentados
entre S1se
cooperauYas ...a.. d
sociedad civil tampoco es dominado
.:DI
0.JdlI
ill: ~
por un esforzado_
[1894]). Las actitudes IDor.a.d mienzos de nuestra especie- T como muy adecuadameme
I
II:
a~
de cum fragil resulta este es-
1::::5
n.,~,:-alidadevolucionase
como un
K:J. .::on otra serie de capacidades ~aresolucion de conflictos,
CC'
la
unan. Esto puede no ser visible en el zoologico,
muy a tener en cuenta entre los chimpances en estado salvaje, que ejercen formas letales de violencia intercomunitaria
)5. -,.- S'..l :SC do La.
ti.:::c
tamilia.
AI aumentar el ni-
cooperacion,
?3I3.
no es
los intereses
que la comunidad al com-
t.=?Orrante.
El paso mas impor-
=~"TIana fue la transicion desde
(Wrangham
y Pe-
terson, 1996). En nuestra propia especie, nada es mas evidente que nuestra
0.: :e-.alradde los individuos
pero es un factor
tendencia
el transcurso
a agruparnos
frente a nuestros
de la evolucion humana,
exterior del grupo intensificola
do ensefianzas
la hostilidad
En
dirigida hacia el
solidaridad intragrupal,
to que hizo que surgiera la moralidad. tras relaciones mejoren,
adversarios.
hasta el pun-
En lugar de intentar que nues-
como hacen los simios, hemos desarroUa-
explicitas sobre el valor de la comunidad
y ellugar
precedente
que toma 0 que debe tomar sobre nuestros intereses in-
Ii:•.::.:e en el bien comlin. Entre los
dividuales.
Los humanos
~:--=os de este proceso cuando so-
mas lejos que los simios (Alexander,
~:' ::-~.hacen que los machos se re-
tros tenemos sistemas morales, y eUos no.
III.:
;:::-:.::: ~:
d.
;LS1
en agentes de la reconci-
menudo
detienen
las peleas
Il:d.c.-a. :- asi promueven
J:=?o:umiento k.;d.
la paz en
como un reflejo
.-:omuilldad (De Waal, 1996),
~w~v que cada miembro
del gru-
n:::.-:ooperativo. La mayoria de los Ie:"
5:
2. .-:omunidad se viniera aba-
hemos Uevado esta cuestion
Asi pues, resulta profundamente noble (la moralidad) portamiento
mantenga
punto de encuentro
dos en conflicto, aumentamos asegurarnos
considerablemente
de que todos contribuyeran
Si aceptamos
las tendencias
=:....~e: comportamiento
)(1=;-cccamientos que
que be-
10 socavan.
con nuestro comcomunitario
cooperativas,
al bien comlin.
comO una consecuencia
al desarrollar
logica de
al igual que la
que tenga que ser
como pensaba Huxley (1989
Ilu:::::-C!5a capaz de sacar a relucir un
[1894]). Las actitudes
Ii ~cia 10s extrafios, que obliga a e;:;:L'"1allenfrentados entre si se
mienzos de nuestra especie, y la figura del jardinero
morales nos han acompafiado
como muy adecuadamente
evolu-
una actitud moral y bon-
sociedad civil tampoco es un jardin descontrolado por un esforzado jardinero,
el
la presion social para
dadosa no estaremos yendo contra nuestra naturaleza,
dominado
que
y los comparti-
como valida esta vision de una moralidad
~:::.-::~a6ta, Boehm (1999) anatoda
lazos evolutivos
entre los intereses individuales
cionada, es decir, de la moralidad
en los humanos:
ironico que nuestro logro mas
exige nos viene dado por esta Ultima. Al traspasar
i:: :=g:1dad :- la armonia de la mis-
L =::?:05
1987), razon por la cual noso-
mas infame: la guerra. El sentimiento
la moralidad
muchisimo
des de los coseria mas bien,
la describio Dewey, la de un cultivador or-
ganico. Para tener exito, el jardinero crea las condiciones adecuadas
que la enfermedad siguieI2 s;:;.::ua
e introduce las especies vegetales que podrian no ser las normales en
vidas. Por muy logico que es;:;:r, ~
ese tipo de terreno «pero que entran dentro de 10 que acostumbra-
sen por este plan, debido
mos a encontrar en la naturaleza» (Dewey 1993 [1898], pags. 109-
anclada en las emociones
110). En otras palabras, cuando actuamos moralmente, no engafia-
emociones son nuestra bn.I':::.L:;li
mos de forma hipocrita a los demas: adoptamos decisiones que fluyen
comunidad nos causa una ~ :a:o:!B
de unos instintos socialesmas antiguos que nuestra propia especie, aun
les son reflejo de estos
cuando les afiadamos la singular complejidad humana de la preocu-
ne a poner en practica solUClCllDl
pacion desinteresada hacia los demas y hacia la sociedad en general.
a otros (Greene y Haidt. 21:'1~~:/._
A partir de la vision de Hume (1985 [1739], que consideraba a
cia siempre ha estado suj,e:::;L4 A ..~
a~..:lI:=JilIlI 5OiL~
sen"":-ljD!IIII
la razon esclava de las pasiones, Haidt (2001) pide una reevaluacion
deliberaciones de caraaer --i!"ima
completa del papel jugado por la racionalidad en los juicios morales,
La postura intuicionisLi. iiJGE
con el argumento de que la mayor parte de los actos de justificacion
tudios con nifios. Los
P51ClJl!IIl.~
en los humanos se dan post hoc, es decir, despues de que se haya lle-
nifio aprende a hacer
®""l:DCL'1IIIII
gada a una serie de juicios morales sobre la base de intuiciones rapidas
do al castigo y del deseo d.::-eD
y automatizadas. Mientras que la teoria de la capa, con su enfasis en la singularidad humana, predice que la resolucion de un problema
de la cap a, concebian la r:!)O~ algo que los adultos irnpo.:::...::..-
moral se asigna a afiadidos de nuestro cerebro evolutivamente re-
naturaleza. Solla pensarse ~:x:.••
cientes, tales como el cortex prefrontal, la neuroimagen muestra que
padres para construir el51l:-~
la tarea de realizar un juicio moral implica a una gran variedad de zo-
a su libre albedrio, 10snllhet:'DO: ~
nas cerebrales, algunas de ellas muy antiguas (Greene y Haidt, 2002).
moralidad. Sin embargo. ~,wal
En resumen, la neurociencia parece apoyar la postura de que la mo-
los nifios entienden la diie:-~
ralidad humana esta evolutivamente anclada en la socialidad de los
robes») y las convenCiOlle5 ::::JllJII!lIII
mamiferos.
cuela»).Aparentememe. sac ~
Celebramos la racionalidad, pero ala hora de la verdad Ie asigna-
tas normas hace dafio y
,-;;"'::;.-:0 -
mos un peso muy pequefio (Macintyre, 1999). Esto es especialmen-
ruptura de otras sirnplemerr~
te cierto en el terreno de 10moral. Imaginemos que un consejero ex-
cuado. Las actitudes de
traterrestre nos diera la orden de matar a la gente tan pronto como enfermaran de gripe. Con ello, nos diria, matariamos un numero me-
basadas en nociones de~~~ • manuales pediatricos tOl:kr~.':IIi
nor de personas que el numero de gente que moriria si permitiesemos
monstruos egocentricos.e5::"-
"I'II:Ii ?"iOIi1l1
hs condiciones adecuadas
que 1aenfermedad siguiera su curso. AI atajar la epidemia, salvariamos
="c-drianno ser las normales en
vidas. Por muy 16gico que esto pueda sonar, dudo que muchos opta-
:-: ::-:-2 :l.::
L':'emro
de 10 que acostumbra-
=I';:-,'-C~.· 1993
[1898], pags. 109-
sen par este plan, debido a que 1amoralidad humana esra firmemente anclada en 1asemociones socia1es,con 1aempada como centro. Las
::-~-::05moralmente, no engana-
emociones son nuestra bnijula. Matar a miembros de nuestra propia
decisiones que fluyen . . iico=-~enuestra propla especle, aun
comunidad nos causa una gran repulsa, y nuestras decisiones mora1esson reflejo de estos sentimientos. Por esta raz6n, 1agente se opo-
1JC.?e~idadhumana de 1apreocu-
ne a poner en practica soluciones morales que impliquen causar dano
::acia 1asociedad en general.
a otros (Greene y Haidt, 2002). Esto podria deberse a que 1avio1en-
~'::'~5) -39], que consideraba a
cia siempre ha estado sujeta a 1aselecci6n natural, mientras que 1as
: '='::'?I.llIlOS
r.:.c ..-
:r-.:: '::(.01) pide una reeva1uaci6n c·: ::'=-:idaden
deliberaciones de caracter uti1itario no 10han estado.
10sjuicios morales,
La postura intuicionista sobre 1amoralidad recibe apoyo de 10ses-
r-~e .it 10sactos de justificaci6n
tudios con ninos. Los psic610gos del desarrollo solian creer que un
':;':c~:.despues
de que se haya lle-
nino aprende a hacer distinciones de caracter moral a raiz del tnie-
I('(':-e~2 base de intuiciones rapidas
do a1castigo y del deseo de recibir elogios. AI igua1 que 10ste6ricos
eo: :-:2':'t 1acapa, con su enfasis en
de la capa, concebian 1a mora1idad como procedente del exterior,
l:.:: ~-=-:rcsoluci6n de un problema
a1go que 10sadultos impondrian sobre el nino, pasivo y egoista por
~=::;:rebro
natura1eza. Solia pensarse que 10sninos adoptaban 10sva10resde 10s
:~-
.2
c::" ~C2
evo1utivamente re-
neurolmagen muestra que 2
L.=~
una gran variedad de zoI
Greeney Haidt, 2002).
;: 2;':'~.·2rla postura de que 1amo.!;:
2--:'::ddaen 1asocialidad de 10s
padres para construir el superego, la agencia moral del yo. Dejados a su 1ibre a1bedrio, 10sninos no llegarian nunca a nada cercano a 1a moralidad. Sin embargo, ahora sabemos que ya a edades tempranas 10sninos entienden la diferencia entre 10sprincipios morales (<
:1orade 1averdad Ie asigna-
tas normas hace dano y causa angustia a 10sdemas, mientras que 1a
Esto es especialmen-
ruptura de otras simp1emente viola 1asexpectativas sobre 10que es ade-
'=-~-I:emos que un conseJero ex-
cuado. Las actitudes de 10s ninos no parecen estar exclusivamente
.a genre tan pronto como
basadas en nociones de castigo y recompensa. Aun cuando muchos
=-=----"-- ::::arariamosun mimero me-
manua1es pediatricos todavia describen a 10sninos pequenos como
mariria si permitiesemos
monstruos egocentricos, es evidente que a1ano de edad 10sninos ya
:-;: 2.-=-
:;:-,,-::::.~ ':;199/.
~-:-
,1
e::.:= .::::..:t
son capaces de consolar a una persona afligida (Zahn- Waxler y otros,
Esa olla a presion que
.::5'4 ]I
1992), Yque poco despues comienzan a desarrollar una perspectiva
na as!. Llana y simplemenre- .~
moral a traves de las interacciones con otros miembros de su mis-
breviven y se reproducen: 1.£ j;x::
ma especie (Killen y Nucci, 1995).
abierta. Cualquier orga.r:.:S:=tlc l
En lugar de «infligir danos al sauce», como en el ejemplo de Mencio, para hacer tazas ycuencos a partir de una moralidad artificial, nos
cooperativo
0
bondadoso
qUle ~ :
basamos en un crecimiento natural en el que las emociones simples,
sus genes. En el proceso, no see:s?C".::
como las que encontramos en los nifios pequefios y animales socia-
seleccion natural puede dz
les, se van desarrollando en sentimientos mas refinados que incluyen
nismos, desde los mas aso;':::;'!:'1
a los demas y que reconocemos como subyacentes a la moralidad.
benevolos. Puede que esre r:r::::s:!Ji
Mi propia tesis aqui gira, evidentemente, alrededor de la continui-
tras normas yvalores morailes..·?O
dad existente entre los instintos sociales humanos y aquellos de nues-
cologica, las tendencias y ~ n.ai
tros parientes mas proximos (monos y simios), pero presiento que es-
una brujula que tenga en ..:::JOIIl
tamos alas puertas de un giro paradigmatico que terminara situando
su conjunto capaz de guiaIr:,C!'f ~
con firmeza la moralidad en el centro emocional de la naturaleza
reside la esencia de la mor.LJicia
humana. Las ideas de Hume vuelven, y 10 hacen a 10 grande. ~Por que la biologia evolutiva se aparto de esta senda en el ultimo cuarto del siglo xx? ~Por que se consideraba la moralidad como antinatural, y por que los altruistas eran descritos como hipocritas? ~Por que las emociones quedaron apartadas del debate? ~Opor que, por ejemplo, se repetian los llamados a ir contra nuestra naturaleza ya desconfiar del «mundo darwiniano»? La respuesta se halla en 10 que yo he llamado el error de Beethoven. Ai igual que se dice que Ludwig van Beethoven produjo sus bellas e intricadas composiciones en uno de los apartamentos mas sucios y desordenados de toda Viena, tampoco existe una conexion entre el proceso de seleccion natural y sus resultados. El «error de Beethoven» consiste en pensar que, puesto que la seleccion natural es un proceso cruel y despiadado
de elimina-
cion, unicamente podria haber producido criaturas igualmente crueles e inmisericordes (De Waal, 2005).
r~
2lligida (Zahn- Waxler y otros,
Esa olIa a presion que es la naturaleza, sin embargo, no funcio-
:r:-: -: a desarrolIar una perspectiva
na as!. Llana y simplemente, favorece a aquelIos organismos que so-
orros miembros de su mis-
breviven y se reproducen; la forma en que 10 hagan es una cuestion
IID:::2
:S'::,iJlI:
abierta. Cualquier organismo que siendo mas como en el ejemplo de Men-
L':,:>.
r-.:..:-ieuna moralidad artificial, nos II ~::el
cooperativo
0
0
menos agresivo,
bondadoso que el resto realice la mejor tarea propagara
sus genes.
que las emociones simples,
En el proceso, no se especifica cual es la receta para el exito. La
:-_~ospequefios y animales socia-
seleccion natural puede dar lugar a un increfble espectro de orga-
i'~:::'J'Smas refinados que incluyen
nismos, desde los mas asociales y competitivos a los mas amables y
==, subyacentes
ala moralidad.
benevolos. Puede que este mismo proceso no haya especificado nues-
e:::::~:: reo alrededor de la continui-
tras normas y valores morales, pero nos ha dotado de la estructura psi-
~:::;: numanos y aquelIos de nues-
cologica, las tendencias y las habilidades necesarias para desarrolIar
si:-mos),pero presiento que es-
una brujula que tenga en cuenta los intereses de la comunidad en
1:
:l'5 ','
~."2cico
que terminara situando
e:=-. ::oemocional Ii";:::_
y
de la naturaleza
io hacen a 10 grande.
K ':':'a.ITO de esta senda en el ultiIf
,::,:'::sicterabala moralidad como
t5 ~:-21 ctescritos
~'~2das
como hipocritas?
del debate? ~O par que,
6:5 .:.:I" contra nuestra naturaleza &c':": ":!.~
La respuesta se halla en 10 que
-:-Jla.l que se dice que Ludwig
~:""-::::'c.2.ctas composiciones en uno I.::s:
:-ienados de toda Viena, tam-
p:-:..::~ de seleccion natural y sus ..::::::.s",,-::e en pensar que, puesto que , .::-:.-..:.;;:~ y despiadado
de elimina-
..:...::.::io criaruras igualmente crue-
r.
su conjunto capaz de guiarnos en la toma de decisiones vitales. Aqui reside la esencia de la moralidad humana.
Apendice A
ANTROPOMORFISMO Y ANTROPONEGACION
A menudo, cuando los visitantes humanos se acercan a los chimpanees de la Yerkes Field Station, una hembra adulta llamada Georgia (figura 8) camina apresuradamente hacia el grifo para recoger un poco de agua antes de que estos lleguen. Despues, Georgia se rri'ezcla de forma casual con el resto de la colonia, parapetada detras de la valla de su recinto al aire libre, y ni aun el mas avezado observador seria capaz de notar nada particularmente singular sobre ella. Si es necesario, Georgia espera varios minutos con los labios apretados hasta que los visitantes se acercan. Se suceden los gritos, las risas, los saltos y a veces las caidas cuando de repente Georgia les riega con el agua. Esta no es una mera «anecdota», puesto que Georgia realiza esta acci6n siempre de forma predecible; he conocido a unos cuantos simios capaces de sorprender a personas un tanto ingenuas ... y no tan ingenuas. Hediger (1955), el gran zoobi6logo suizo, cuenta que aun cuando siempre estaba preparado para enfrentarse a un reto similar y tras prestar atenci6n a todos los movimientos del simio, se vio empapado gracias ala acci6n de un viejo chimpance que se habia pasado la vida perfeccionando este pasatiempo. En cierta ocasi6n en la que me encontre en una situaci6n parecida con Georgia (esto es, me habia dado cuenta de que se habia ido ha-
."'-!
las explicaciones de 105 prim por que debemos evitae CIfr-=-1 Si bien nunca han ll~a emboscada espontanea en ~I
tos animales pudieran recibirll positivo para retener agua
CD.
~Que tendria de malo que: IB,I EI mensaje de los criticos dd. «Georgia no tiene run..,0lin pb.:'1
I~
do ala gente; Georgia s~ te que una rata». Asi, en
Georgia dentro de ella ~r :uriib.i!
FIGURA 8.
Georgia, la chimpance traviesa, fascinada con su propio reflejo en la len-
el origen de las mismas en
511'-
condiciona el componaro
••••••
propia y desagradable cet~ sido victima de la irresis:ribie ill
te de la camara. Fotografia del autor.
los humanos. jGeorgia es i:ooc:a cia el grifo y que se acercaba sigilosamente am!), la mire muy fijamente a los ojos y, mientras la apuntaba con el dedo, Ie dije en holandes: «iTehe visto!». Inmediatamente se alej6, dej6 caer parte del agua y se trag6 el resto. Con esto evidentemente no quiero decir que Georgia comprenda el holandes, pero si que debe haber sentido que yo sabia
10 que se traia entre manos, y que yo no iba a ser un blanco facil. Los cientificos que trabajan con estos fascinantes animales se encuentran en una situaci6n curiosa, al no poder evitar interpretar muchas de sus acciones en terminos humanos, 10 cual instantaneamente provoca las iras de fil6so£osy de otros cientificos, muchos de los cuales trabajan con ratas
0
palomas,
0
sin ningun tipo de animal. Inca-
paces de hablar a partir de su experiencia de primera mana, estos criticos deben sentirse muy seguros de si mismos cuando descartan
Pero ~por que dejar que -=11111!!! a un ser humano que ac:masr-
10 consideradamos responsabk. aun uno que pertenece a UBlu:1I Ie consideramos un mem mdas en el estimulo-respuesa? Eal lidad es tan dificil de probm-
c-.
ca se ha probado que 10$"'personas en este sentido. resuiID de presunciones tan opuesz:as~ lismo tiene sus origenes p:m:iIII EI dilema al que hoy poI'. ducta puede resurnirse en
:b.
las explicaciones de los primat6logos por antropom6rficas y explican por que debemos evitar caer en el antropomorfismo. Si bien nunca han llegado a mis oidos ejemplos de t:kticas de emboscada espomanea en ratas, 10cierto es que es concebible que estos animales pudieran recibir entrenamiento
a traves del refuerzo
positivo para retener agua en su boca y situarse entre otras ratas. ~Que tendria de malo que las ratas aprendieran a hacer algo asi? El mensaje de los criticos del antropomorfismo
va en la linea del
«Georgia no tiene ningun plan; Georgia no sabe que esra engaiiando a la gente; Georgia simplemente aprende cosas mas rapidamente que una rata». Asi, en lugar de buscar el origen de las acciones de Georgia dentro de ella y atribuirle una intenci6n, proponen buscar el origen de las mismas en su entorno y la forma en que ese entorno condiciona el comportamiento.
En lugar de ser la diseiiadora de su
propia y desagradable ceremonia de recibimiento, la simia habria sido vlctima de la irresistible fuerza de la sorpresa y la irritaci6n de los humanos. jGeorgia es inoceme! b....-.ncilre a mO, la mire fiuy fija-
Pero ~por que dejar que se vaya de rositas tan facilmente? ~Porque
bi illn eIdeclo,Iedije en holandes: ~'o. deja caer parte del agua y se
a un ser humano que actuase asi 10amonestariamos, arrestariamos 0
n~e no quiero decir que Georgia
aun uno que pertenece a una especie que tanto se parece a nosotros,
~cicbehaber sentido que yo sabia
Ie consideramos un mero instrumento pasivo de comingencias basa-
D ::;:
das en el esdmulo-respuesta? En tanto que la ausencia de intenciona-
a ser un blanco facil.
e,-:::os t2scinantes animales se en• ::,:!,]l
poder evitar imerpretar mu-
1Ir'~'1OS. 10cual
instantaneamente
:.s.:1,;:ntihcos,muchos de 10scuaIii.::
ninglin tipo de animal. Inca-
10considerariamos responsable de sus actos, mientras que a un animal,
lidad es tan diffcil de probar como su existencia, yen tanto que nunca se ha probado que los animales difieran de forma esencial de las personas en este sentido, resulta dificil comprender la base ciendfica de presunciones tan opuestas entre si como estas.Ciertamente, este dualismo tiene sus origenes parciales fuera del campo de la ciencia.
r::,cncia de primera mano, estos
El dilema al que hoy por hoy se enfrema la ciencia de la con-
.oe si nllsmos cuando descartan
ducta puede resumirse en la elecci6n entre la economia cognitiva y
la evolutiva (De Waal, 1991; 1999). La economia cognitiva es la base
tes, esto no quiere decir que ••
tradicional del conductismo norteamericano. Nos insta a no invocar procesos mentales superiores si podemos explicar un fenomeno a
taxonomico 0 a ejemplos dtCIII comportamiento animal seCllil
traves de los procesos inferiores. Esto favorece una explicacion sen-
a los animales como meros •••
cilla, como por ejemplo el comportamiento
cidades de procesamienro de lail
condicionado, por en-
cima de explicaciones mas complejas como el engafio intencional.
de pensamiento nos a••-is:a dei",
Hasta aqui, bien (pero vease Sober, 1990). La economia evolutiva,
podemos probar, otra nos zriI:IIl
por el contrario, tiene en cuenta la filogenia compartida. Postula que
radar 10 que podda haber alii iI
si dos especies con un vinculo de parentesco cercano actuan de la
cluso los peces y los insectos •••
misma forma, entonces sus procesos mentales son, probablemente,
tivacion, deseo y blisqueda iIua
los mismos. La alternativa nos llevaria a asumir una evolucion de
torno en el que se mue\'en. Lis ••
similares, 10
mas cerca de nosotros que de ••
cual parece una suposicion muy poco economica para organismos se-
estamos mas acosturnbrados a I
parados por apenas unos pocos millones de afios en terminos evo-
inevitable que dichas descripri-
procesos divergentes que producen comportamientos
no proponemos causas diferentes para el
Evidentemente, si de:t1n-
mismo tipo de comportamiento entre por ejemplo perros y lobos, ~por
bucion erronea de cualidades"
que 10 hacemos en el caso de humanos y chimpances?
ta verse asociado a esta idea. f'b
lutivos. Si normalmente
En resumen: el tan apreciado principio de la economia tiene dos
utilizamos una definicion
.IIIIiI;
caras. AI tiempo que se supone que debemos dar primada a expli-
pomorfismo como la descrip:i
caciones cognitivas basadas en procesos menos complejos que otros,
terminos humanos y, poI"10 •.•
no deberiamos crear una doble vara de medir segun la cual el com-
do ningun defensor del annopil
portamiento com partido de humanos y chimpances se explicaria de
este tipo de lenguaje sin sem:ida
diferentes modos. Si los ejemplos del comportamiento humano con
nentes del antropomorfismo~
frecuencia invocan habilidades cognitivas complejas -y
heuristica. Es este empleo dd_
seguridad asi es (Michel, 1991)-,
con toda
debemos evaluar cuidadosamente
gar a la verdad, mas que
COIDO
los simios. No es necesario que nos apresuremos a sacar conclusio-
utilizacion en la ciencia dd El objetivo ultimo del cienob
nes, pero al menos deberiamos considerar esta posibilidad.
morfico no es el de logr.u
hasta que punto estas habilidades podrian estar tambien presentes en
Aunque sintamos de forma mas urgente la necesidad amp liar nuestros horizontes cuando se trata de nuestros parientes los prima-
UIIa
de sentimientos humanos ea. que puedan ser probadas y •
~y- La ecolZomia cognitiva es la base
tes, esto no qui ere decir que tengamos que limitarnos a este grupo
~cricano.
Nos insta a no invocar
taxonomico 0 a ejemplos de cognici6n compleja. Los estudiosos del
ocernos explicar un fenomeno a
comportamiento animal se enfrentan ala elecci6n de poder clasificar
Sco fayorece una explicacion sen-
a 10sanimales como meros automatas 0 dotarles de volicion y capa-
rumiemo condicionado, por en-
cidades de procesamiento de la informacion. AlIi donde una corriente
ci-.<s como el engafio intencional.
de pensamiento nos avisa del peligro de dar por sentadas cosas que no
1990). La economia evolutiva,
podemos pro bar, otra nos avisa del peligro de dejar fuera de nuestro
:=1".
iil'w-.genia compartida. Postula que
radar 10que podria haber ahi fuera: para el observador humano, in-
F-dremesco cercano actuan de la
cluso 10speces y 10sinsectos parecen impulsarse por sistemas de mo-
memales son, probablemente,
tivacion, deseo y busqueda internos que les hacen conscientes del en-
0'5
,,~~~ a asumir una evolucion de
torno en el que se mueven. Las descripciones que colocan a los animales
n cornportamientos similares, 10
mas cerca de nosotros que de las maquinas adoptan un lenguaje que
e-.::on6rnicapara organismos se-
estamos mas acostumbrados a utilizar para la actividad humana. Es
00
ili'Dnc:sde mos en terminos evo)C:::il105
causas diferentes para el
inevitable que dichas descripciones suenen antropomorficas. Evidentemente, si definimos el antropomorfismo
como la atri-
R: ?Qceiemplo
buci6n erronea de cualidades humanas a los animales, a nadie Ie gus-
II:'Jt5
perros y lobos, ~por ~.-chimpances?
ta verse asociado a esta idea. Pero en la mayor parte de las ocasiones
n.:-"-=?iode la economia tiene dos
utilizamos una definicion mas amplia, esto es, definimos el antro-
Ie
":e-xmos dar primada a expli-
pomorfismo como la descripcion del comportamiento
animal en
l:SC1'5
menos complejos que otros,
terminos humanos y, por 10tanto, dotados de intencion. Aun cuan-
:I":::
medir segun la cual el com-
do ninglin defensor del antropomorfismo defenderia la aplicacion de
1lC~-,
.:himpances se explicaria de
este tipo de lenguaje sin sentido critico,hasta los mas decididos opo-
e:.,:omportarniento humano con
nentes del antropomorfismo
~:::zn5 complejas -y
con toda
heuristica. Es este empleo del antropomorfismo como medio para lle-
e\-aluar cuidadosamente oc....-.:m c:startambien presentes en
gar a la verdad, mas que como fin en si mismo, 10 que distingue su
~:-c:suremos a sacar conclusio-
El objetivo ultimo del cientifico que utiliza un lenguaje antropo-
~mo5
5
aceptan su valor como herramienta
utilizacion en la ciencia del uso que de el hacen los no especialistas.
tK..J!erar esta posibilidad.
morfico no es el de lograr una proyeccion plenamente satisfactoria
15 :..:c.-g::me la necesidad amp liar
de sentimientos humanos en un animal, sino la de formular ideas
:c,;: nL.e:5UOS parientes los prima-
que puedan ser probadas y observaciones replicables.
Esto exige estar plenamente
familiarizado
con la historia natu-
ral y con los rasgos especiales de las especies a investigar, un esfuerzo para suprimir la cuestionable males sienten y piensan como nosotros. paz de imaginar
que las hormigas
morfizar exitosamente
suposicion
de que los ani-
Una persona que no es ca-
saben bien no puede antropo-
al comedor de hormigas. De modo que, para
que nuestro lenguaje tenga algun valor heurfstico,
debe respetar las
peculiaridades
de la especie al tiempo que las representa
ma que pueda
llegar a apelar a la sensibilidad
mente,
esto es mas facil de conseguir
proximos
asf como
de tal for-
humana.
con animales
Nueva-
que estan mas
a nosotros que con animales que se mueven en un medio
diferente
0
que perciben el mundo a traves de diferentes sistemas sen-
soriales,
como los delfines
0
las ratas. Apreciar
la diversidad
del
o que en los ojos de su perrod. que en grupo no ve «ni furi:a. lamente claridad de miras
:v-i
noallll
Hay una diferencia morfismo
llil
con fines comun"'"
tipo de antropomorfismo serie de emociones
I
qur
e inI~
ficacion, explicacion a ime:sOp:l El antropomorfismo
acririro de ~
que ha dado mala farna a escr •• crfticos se opongan
a ella en
chazarlo por completo, de antropomorfismo,
1II1II
debel.:i. uriJincb~
Umwelten (Von Uexhlill, 1909) en el reino animal sigue siendo hoy
perjudica a lahora de esrudiard
en dfa uno de los principales
tropomorfismo
diosos del comportamiento
retos a los que se enfrentan
los estu-
mite comprender
animal.
El debate sobre los usos y abusos del antropomorfismo, rante anos estuvo reducido al ambito de un pequeno demicos, ha ganado recientemente
algo que,
preeminencia
de dos libros: The New Antropomorphism,
drculo de aca-
con la publicacion
de Kennedy
vida oculta de losperros, de Marshall Thomas
que du-
(1992), y La
(1993). Kennedy rei-
tera los peligros y trampas de dar por sentada la existencia de capa-
10 que
CDImI
dicha compa
farth (1990, pag. 303) d.iierma.~ posibilidad
de predecir el
COIIIp
Kennedy y otros (1992), aIgo •• como si fuera una enfermedad..~ humanas? Si bien es cierto que los -
probar, defen-
mente cierto que los hmD •••••
diendo asf la economfa cognitiva. Por el contrario, Marshall Thomas
esta sencilla pero innegable ••
no vacila en defender el sesgo antropomorfico
al antropomorfismo.
cidades cognitivas
mas elevadas de
sobre el comportamiento
podemos
de su estudio informal
canino. En su best-seller, la antropologa
nos cuenta que hay perras jovenes que «guardan» su virginidad sus futuros
«maridos»
otros antes de encontrar
(esto es, ignoran
las atenciones
a su macho preferido,
para
sexuales de
pag. 56), que los
bos salen de caza sin «sentir ningun atisbo de compasion»
10-
(pag. 39),
negacion: humanos
He ddiIIi
el rechazo a prim y animales.
!
.II
La anD'UI
luntaria hacia las caraeteristiasl hacia las caracterfsticas
animalr
Refleja una antipatfa predanrilli;
Iiffiiliarizado con la historia natu-
o que en los ojos de su perro durante el transcursode
bas .::species a investigar, as! como
que en grupo no ve «ni furia, ni miedo, ni muestras de agresion: so-
io:"~le suposicion
lamente claridad de miras y una increible determinacion»
de que los ani-
lOans. Cna persona que no es cas.ahen bien no puede antropo-
tS
Hay una diferencia morfismo
notable
tipo de antropomorfismo
r....ior heurlstico,
serie de emociones
debe respetar las
que las representa
D~
a scnsibilidad
de tal for-
humana.
~..::rcon animales
Nueva-
que estan mas
tui;::s que se mueven en un medio 3.
:r;ay6; de diferentes sistemas sen-
rc.:as. Apreciar t
la diversidad
del
e:: r-cino animal sigue siendo hoy
Ii ,i
Los que se enfrentan
los estu-
iI.J:,
que du-
que
0
El antropomorfismo
acritico de Marshall Thomas es precisamente
que ha dado mala fama a esta practica, y criticos se opongan
chazarlo por completo, de antropomorfismo,
deberiamos
preguntarnos
(1993). Kennedy rei-
:JC',r senrada la existencia de capa-
si una cierta dosis
utilizada de forma critica, nos beneficia
0
nos
animal. ~Es el an-
algo que, como ya apuntara
Hebb (1946), nos per-
dicho comportamiento,
y como Cheney y Sey-
farth (1990, pag. 303) dijeron, «funciona» en tanto que aumenta Kennedy y otros (1992), algo quedebemos
a[ Tnornas
10 que ha llevado a que sus
perjudica a la hora de estudiar el comportamiento rropomorfismo
10
a ella en todas sus formas. Pero en lugar de re-
Treeminencia
(1992), y La
en 10s animales sin justi-
alguna (Mitchell y otros, 1997).
posibilidad
";":':£7'11. de Kennedy
una
0
0:0 de un pequeno drculo de acacon la publicacion
del antropo-
que hace es proyectar
humanas
investigacion
(pag. 68).
para generar una hipotesis, yel
10 unico
e intenciones
ata-
ficaci6n, explicacion
mite comprender dd amropomorfismo,
D'5
entre la utilizacion
con fines comunicativos
,6.: hormigas. De modo que, para
unsalvaje
de predecir el comportamiento?
como si fuera una enfermedad,
la
~O es, como sostienen mantener
bajo control,
al convertir a los animales en figuras
humanas? Si bien es cierto que los animales
no son humanos,
es igual-
= ~Ol que podemos probar, defen-
mente cierto que los humanos
br e. conrrario, Marshall Thomas
esta sencilla pero innegable
p::1rnort'ico de su estudio informal
al antropomorfismo.
He definido
b
negacion:
el rechazo
a priori de caracteristicas
If~ fguardan» su virginidad para
humanos
y animales.
lIIorm las arenciones
luntaria hacia las caracteristicas humanas de los animales tanto como
I:)
ill
best-seller, la antropologa
sexuales de
?Jreferido, pag. 56), que 10s lo-
az::::...~ de compasion»
(pag. 39),
hacia las caracteristicas
SI son animales. La resistencia ante
verdad subyace en la resistencia esta resistencia
La antroponegacion
como antropo-
compartidas
entre
denota una ceguera vo-
animales de los humanos
Refleja una antipada predarwiniana
frente
(De Waal, 1999).
frente alas profundas similitudes
que existen entre el comportamiento
humano y el comportamien-
mo. Despues de todo, el amIDf
to animal (por ejemplo, el cuidado materno, el comportamiemo
experiencias similares en hUDl3D
sexual
que cabria esperarse en el caso d
0
la busqueda del poder), visibles para cualquier persona de
compartidos. La oposici6n de Ie
mente abierta. La idea de que estas similitudes exigen explic;aciones unitarias
probablemente se origin6 en d
viene de antiguo. Uno de los primeros en invocar la uniformidad
su sano juicio aceptaria la valid.:
explicativa para todas las especies fue David Hume (1985 [1739], pag.
mentales internas de nuestra e:s
226), qui en formu16 el siguiente principio basico en su Tratado de fa
ci6n. La gente se negaba a acepc
naturafeza humana:
ser explicado sin tener en cueD[ tenciones. ~No tenemos vidas
Es a partir de la similitud entre las acciones externas de los animales respecto de aquellas que nosotros mismos realizamos que juzgamos su interior como parecido al nuestro; aillevar este principio de la raz6nun pasomas alIa,concluiremosque puesto que nuesttasacciones internas separecen lasunas alas otras, tambien habran de parecerseentre silas causasde lasque sederivan.Cuando, entonces,avanzamoscualquier hip6tesis para explicar una operaci6n mental que sea comun a hombres y bestias, debemos aplicar la misma hip6tesis a ambos por igual.
D
ro, no somos acaso seres raclOn:I
cedieron, excluyendo al simio b
Fue aqui donde comenzo d males. Toda vez que la complejid
de los humanos, el resto del mu
naria del conductismo. Se esper ley del efecto completameme al
trario estaria cayendo en el antlO(
de experiencias similares a las hI Es importante afiadir que, frente a los conductistas norteameri-
tal. El conductismo habia pasa<
canos que dos siglos despues de Hume incluyeron a animales y hu-
dicot6mica, con dos lenguajes
manos en el mismo marco de estudio al rebajar considerablemente
tamiento humano, otro para d
la complejidad mental humana y relegar la conciencia al ambito
Ala pregunta de si el antfop
de la superstici6n (por ejemplo, Watson, 1930), Hume (1985 [1739],
mos con un «S1»:es peligroso pa
pag. 226) tenia una opini6n muy elevada de los animales: «Nada es
muro entre los humanos y el re
mas evidente -escribi6-
fisl)1ositua a todos los animale
que el hecho de que las bestias estan do-
tadas de pensamiento y raz6n como los hombres».
mo plano explicativo. Pero apel
Hablando con propiedad, no podemos presumir de contar con una
entre quienes trabajan partiend<
teoria unificada que explique todo el comportamiemo (humano yani-
tras traten las explicaciones am:
mal) miemras al mismo tiempo desacreditamos el amropomorfis-
bajo (Burghardt, 1985). El ann
humano
yel comportamien-
mo. Despues
materno,
el comportamiento
experiencias similares en humanos y animales, que es exactamente
:11.:0 ld,i)
risibles para cualquier
persona de
de todo, el antropomorfismo
en invocar la uniformidad
lIleWS
La oposici6n
probablemente
de los conductistas
al antropomorfismo
se origin6 en el hecho de que ninguna
persona en
su sano juicio aceptaria la validez de su tesis de que las operaciones
Ie Hnid
Hume (1985 [1739], pag.
mentales
linapio
basico en su Tratado de fa
ci6n. La gente se negaba a aceptar que su comportamiento
internas
de nuestra especie son producto
ser explicado sin tener en cuenta pensamientos, tenciones. iCe :..:s acciones extern as de 10s ani-
rnismos realizamos que juz-
Ci$:C05
L ::c.e:5UO; r:C15
alllevar este principio de
que puesto que nuestras acciones
rr~_ 2'TIbien habran de parecerse enII..
C~do.
enronces, avanzamos cual-
co;C:',ici6nmental que sea comun a cz
.,i
misma hip6tesis a ambos por
~No tenemos vidas mentales,
m-e induyeron
m·o al rebajar
a animales y huconsiderablemente
. :-eiegar la conciencia £!On.
norteameri-
al ambito
1930), Hume (1985 [1739],
~'4cda de los animales: «Nada es IIe~O
de que las bestias estan do-
cedieron,
excluyendo
Fue aqui donde comenz6
el problema
de los humanos,
el resto del mundo
naria del conductismo.
hacia el futu-
para el resto de los ani-
animal se convirti6
ley del efecto completamente
al pie de la letra; quien pensara
similares alas humanas
tal. El conductismo dicot6mica, tamiento
Ala pregunta
10 con-
La atribuci6n a animales
se consideraba
pecado capi-
habia pasado de ser una ciencia unificada a otra
con dos lenguajes diferenciados:
humano,
en la lumi-
Se esperaba de los animales que siguieran la
uno para el compor-
otro para el comportamiento de si el antropomorfismo
animal.
es peligroso respondere-
mos con un «S1»:es peligroso para aquellos que quieren construir
un
muro entre los human os y el res to de los animales. El antropomorfiSUlo situa a todos los animales, incluidos
Iie::nos. presumir de contar con una
entre quienes trabajan partiendo
I.oomporrarniento
tras traten las explicaciones
el antropomorfis-
in-
males. Toda vez que la complejidad cognitiva fue admitida para elcaso
mo plano explicativo.
~ramos
0
al simio bipedo de su teoria del todo.
lO ~0'5hombres».
(humano yani-
pudiera
ro, no somos acaso seres racionales? Con el tiempo, los conductistas
de experiencias conductistas
de la imagina-
sentimientos
no miramos
trario estaria cayendo en el antropomorfismo.
IC:': ~ 105
10
que cab ria esperarse en el caso de que hubiera procesos subyacentes compartidos.
b e:rigen explic;aciones unitarias
asume la existencia de
bajo (Burghardt,
los humanos,
en el mis-
Pero apenas puede ser calificado de peligroso de una perspectiva evolutiva, mien-
antropom6rficas
1985). El antropomorfismo
como hip6tesis de traes una posibilidad
en-
tre muchas otras, que debemos tener en cuenta dado que aplica una serie de ideas intuitivas
sobre nosotros mismos a otras criaturas que
se nos parecen mucho. El antropomorfismo toconocimiento
humano
es la aplicacion
al comportamiento
haber de malo en eso? Ya aplicamos
animal. ~Que puede
la intuicion
tematicas 0 la qU1mica, aS1que ~por que suprimirlo tudio del comportamiento todav1a que podemos
del au-
humana
alas ma-
Apendice B
~TIENEN LOS, ~ TEORfA DE LA I
en el caso del es-
animal? Mas aun: ~de verdad alguien cree
evitar el antropomorfismo
(Cenami
Spada,
1997)? En ultima instancia debemos preguntarnos tamos dispuestos
a asumir: si el de infravalorar
animal 0 el de sobrevalorarla.
que tipo de riesgos esla vida mental de un
Existe cierta simetria entre el antro-
Menzel inicio los estudios sobK
(1974) al soltar en un cerc::ado.w
y cada una de estas posturas tie-
ces jovenes, en el que s610 m-.4
ne sus ventajas y desventajas. La respuesta no es facil, pero des de una
comida y una serpiente de ;up:
perspectiva
ignoraban.
pomorfismo
y la antroponegacion, evolutiva,
la travesura de Georgia se explica mas facil-
mente del mismo modo que explicamos
nuestro propio comporta-
miento: como el resultado de una vida interior familiar y compleja.
tamente
Sin embargo,
eslm I
capaces de «adi.-i..BBIII
chimpance
El di
que S110 sabia.
binado con la nocion de HllIJIfIcologos naturales» y 1a temia ell:
y Woodruff
(l978),
te a sujeto adivinador
inspirOdp que
aDD ••
estudios de intersubjetividad
c:B
La expresion «teoria de
b.
conocer los estados mentales.
fP mos visto (aun cuando 10 h••••
encontrasemos
en una fiesta
do una teoria sobre 10 que 11: c Dado que algunos cientifK:m. mente humana,
resulta irOnicD
de la mente tenga sus Origencsl
Dc:!
en cuenta dado que aplica una
[JIITOs
xnortlsmo es la aplicaci6n del aufJ'-,rc4ffiientoanimal. ~Que puede IIICti
Apendice B
rnismos a otras criaturas que
La inruici6n human a alas ma-
~TIENEN LOS SIMIOSUNA TEORfA DE LA MENTE?
•. 'que suprimirlo en el caso del es? ~tis at.in: ~deverdad alguien cree IUOpomorfismo (Cenami Spada, que tipo de riesgos es~i..:Jirayalorarla vida mental de un
Menzel inici610s estudios sobre la intersubjetividad entre primates
5:::.:: cierra simetria entre el antro-
(1974) al soltar en un cercado al aire libre a un grupo de chimp an-
:0- .::ada una de estas posturas tie-
ces j6venes, en el que s610 uno de ellos sabia d6nde se escondian la
5f'U'esta no es facil, pero desde una
comida y una serpiente de juguete, mientras que sus compaiieros 10
16e Georgia se explica mas facil-
ignoraban. Sin embargo, estos mismos compaiieros fueron perfec-
~ill1l:a.ffiOS
L
lCoimOS
nuestro propio comporta-
,~~ interior familiar y compleja.
tamente cap aces de «adivinarlo» a partir del comportamiento
del
chimpance que si 10 sabia. El clasico experimento de Menzel, combinado con la noci6n de Humphrey (1978) de los animales como «psic610gos naturales» y la teoria de la mente desarrollada por Premack y Woodruff (1978), inspir6 el paradigma del sujeto conocedor frente a sujeto adivinador que aun hoy en dia sigue siendo popular en los estudios de intersubjetividad en simios y niiios. La expresi6n «teoria de la mente» se refiere ala habilidad de reconocer los estados mentales de otros. Si por ejemplo usted y yo nos encontrasemos en una fiesta y yo creyera que nunca antes nos habiamos visto (aun cuando 10 hubieramos hecho), yo estarfa e1aboran-, do una teorfa sobre 10 quele esta pasando a listed por la cabeza. Dado que algunos ciendficos sostienen que esta habilidad es unicamente humana, resulta ir6nico que el propio concepto de la teoria de la mente tenga sus orfgenes en las investigaciones con primates.
Desde entonces, ha tenido sus altibajos. Partiendo de demostracio-
perspectiva visual entre simios fSl!
nes fallidas, hay quien ha llegado a la conclusion de que los simios ca-
2005; Hare y otros, en imprena;;
recen de teorfa de la mente (por ejemplo, Tomasello, 1999; Povine-
bate sobre la existencia de una m:J
Hi, 2000). Aun asi, resulta imposible interpretar
inesperado de los acontecirnienll
los resultados
negativos. Como sude decirse, la falta de pruebas no es prueba de que
humanos y simios), un mono all
algo falte. Es posible que un experimento no funcione por razones
to recientemente supera una seric=
que no tienen nada que ver con la existencia de dicha capacidad en
ber) (Kuroshima y otros, 2003~. ]
cuestian. Por ejemplo, cuando comparamos simios con nifios, uno
suficientes para poner en tela de ;
de los problemas con los que nos topamos es que el responsable del experimento es invariablemente un humano, con 10 cual son uni-
antenores. La unica forma de llegar al •
camente los simios los que han de enfrentarse ala barrera entre es-
mediante el disefio de experimell
pecies (De Waal, 1996).
cionalmente a los animales. Ala
Para los simios en cautividad, los humanos debemos parecer to-
blemas, como por ejemplo resell
dopoderosos y omniscientes. Nos acercamos a los chimpances a nues-
a un rival, evitar conflictos can
1]
tro cargo despues de que otros nos cuenten 10 que les pasa (por ejem-
con algun compafiero. Existen
D
plo, cuando nos Haman por telefono para informarnos de que hay
existencia de una teorfa de la IDel
algun herido
que se ha producido un nacimiento). Los chimp an-
aun cuando normalmente se rrare
ces deben notar que con frecuencia sabemos 10 que ha pasado antes
siones despreciativamente calific
de que les hayamos visto. Esto hace que la participacian de humanos
son extremadamente significativt
en experimentos del tipo de los anteriormente descritos, como un as-
que un hombre de un paso en I
pecto central de la investigacian de la teorfa de la mente, sea inhe-
alIi entra dentro de nuestras cap
rentemente inadecuada.
mentado y de confianza da not
0
Hasta el momento, todo 10 que han conseguido los experimen-
comunidad cientifica haria bien e
tos llevados a cabo ha sido poner a prueba la teoria que sobre la men-
Con respecto ala posibilidad de
te humana tienen los simios. Debemos mejorar nuestra compren-
vista de otro, contamos con no 1
sian de la teorfa que los simios tienen sobre otros simios. Cuando
te he contado las historias de KI
eliminamos al experimentador
dre a continuacion dos ejempla
humano, los chimpances parecen
darse cuenta de que si uno de sus congeneres ha visto la comida escondida, sabe dande esta (Hare y otras, 2001). Este descubrimiento, junto con las cada vez mas numerosas pruebas sobre la toma de
£1 foso de dos metros de pi cado de 10s bonobos en el zoo (
ribaios. Partiendo Ia
de demostracio-
conclusion de que los simios ca-
=1icmp10,Tomasello,
1999; Povine-
NJrsib1einterpretar
los resultados
2:;:2 de
pruebas no es prueba de que
~iffiemo
no funcione
por razones
'l.:::xblencia de dicha capacidad
en
X!1paramos SlmlOS con ninos, uno rClpamos es que el responsable ur: humano,
del
con 10 cual son uni-
Ie ;:ntTemarse a la barrera entre es-
perspectiva visual entre simios (Shillito y otros, 2005; Brauer y otros, 2005; Hare y otros, en imprenta;
bate sobre la existencia de una teoria de la mente animal. En un giro inesperado humanos
de los acontecimientos
a.z:R:amOS a los chimpances a nuesl cu....·"men 10 que
les pasa (por ejem-
DGa para informarnos
~. un nacimiento).
de que hay
Los chimpan-
:.U sabernos 10 que ha pasado antes rq'..le la participacion
de humanos
liE!'i,ormente descritos, como un asde
La rcoria de la mente, sea inhe-
lie
han conseguido
t
F'meba la teoria que sobre la men-
be::nos rnejorar nuestra compren-
men s.obre otros simios. Cuando III:' -'ano.
10s chimpances
parecen
en la Universidad
de Kyo-
to recientemente
supero una serie de pruebas del mismo tipo (ver/sa-
ber) (Kuroshima
y otros, 2003). Resultados positivos como este son
suficientes para poner en tela de juicio todos los resultados negativos antenores. La unica forma de llegar al fondo de la inteligencia mediante
el diseno de experimentos a los animales.
animal es
que atrapen intelectual
yemo-
A los simios se les da bien resolver pro-
blemas, como por ejemplo rescatar a un bebe de un ataque, superar a un rival, evitar conflictos con un macho dominante con algun companero.
Existen numerosos
0 escabullirse
testimonios
a favor de la
existencia de una teOrla de la mente en la vida social de los simios, y aun cuando normalmente siones despreciativamente son extremadamente que un hombre
se trate de acontecimientos
comunidad
aislados (en oca-
calificados de «anecdoticos»),
yo creo que
significativos. Despues de todo, ha bastado con
de un paso en la Luna para que afirmemos
alii entra dentro de nuestras capacidades. mentado
los experimen-
(dado que el debate se centra en
y simios), un mono capuchino
cionalmente
llcs humanos debemos parecer to-
Hirata, 2006), han reabierto el de-
y de confianza
Si un observador
da noticia de algun incidente
que ir experi-
notable,
la
cienrifica haria bien en prestar atencion (De Waal, 1991).
Con respecto ala posibilidad vista de otro, contamos te he contado
de que los simios adopten el punto de
con no pocos ejemplos. En la primera par-
las historias de Kuni y el pajaro y Jakie y su ria. Pon-
dre a continuacion
dos ejemplos mas (De Waal, 1989a).
cDngeneres ha visto la comida eslC":!\."l"5.
2001). Este descubrimien-
mcrosa.s pruebas sobre la toma de
El foso de dos metros de profundidad situado frenre al viejo cercado de 10sbonobos en el zoo de San Diego fue drenado para su lim-
pieza. Despues de Iimpiarlo y de saltar a Ios simios, Ios cuidadores se dispusieron a rellenarlo de agua cuando repentinamente
el macho
Personalmente
estoy con~
punto de vista de sus congenen::s.]
mas viejo, Kakowet, se acerco ala ventana, gritando y agitando fre-
bilidad no debe busearse en La CD
neticamente Ios brazos, como si quisiera llamar su atencion. Tras mu-
aplique en este ambito (Hare!" li
chos anos, Ia rutin a de Iimpieza Ie resultaba ya familiar. Varios bono-
dad de cooperar.
bos jovenes se habian introducido
cuentra el vinculo emociorutl ~
en el foso seco, pero no podian
salir. Los cui dado res Ies dieron una escalera. Todos Ios bonobos salieron del foso por su propio pie salvo el mas pequeno, que fue rescatado por Kakowet. Esta historia es igual que otra observacion registrada en el mismo Iugaruna decada mas tarde. Para entonces, el zoo habia tornado Ia sabia decision de no rellenar el foso con agua, puesto que Ios simios no
mamiferos
En el centro d
sociales) sobre d cwd
truye aun manifestaciones conocimiento
mis
CI
y las imenciones
4
Debido a esta posible cooeDi te, los bonobos
son una especie'lIi:
hacia el
gaciones futuras, dado que es pi
interior del foso, y Ios bonobos bajaban siempre que Ies apeteda. Si
paticos de todos (De Waal. 195
Vernon, el macho alfa, desapareda hacia el interior del foso, un macho
ADN muestran
mas joven llamado Kalind rapidamente tiraba hacia arriba de Ia cade-
satelite relacionado
na. Kalind miraba entonces a Vernon con Ia boca muy abierta y un
pance (Hammock
gesto travieso en Ia cara mientras daba palmadas contra Ia pared del
decir cuaI de nuestros dos pa.rim
foso. Esta expresion es el equivalente de Ia risa human a: Kalind se es-
chimpance,
se parece mas a
nlX!l
taba riendo del jefe. En varios ocasiones, Ia (mica adulta, Loretta, se
a dudas nos obliga a presrar
2lDI
pueden nadar. Habia una cadena colgan do permanentemente
apresur6 hacia ellugar de Ios hechos para rescatar a su companero devolviendo Ia cadena al foso y vigilando hasta que Vernon hubiera salida del foso. , Ambas observaciones
ejemplifican
la toma de perspectiva
que hemos hecho referencia anteriormente.
a la
Kakowet pareci6 darse
cuema de que llenar el foso de agua miemras los j6venes bonobos segUlan dentro no seria una buena idea, aun cuando esto no Ie afectase. Tanto Kalin como Loretta paredan dena para alguien que se encontrara
conocer la utili dad de la ca-
en el fondo del foso yactuaron
en consecuencia, uno gastando una broma y la otra ayudando a la parte dependiente.
que hwnanos
del comportamiemo
!
con la social y Young. 2'005
social
hU18
a 10ssimios, 10s cuidadores se
~ SoJ>!Lll
a~do
repentinamente
el macho
~ ".-emana, gritando y agitando freq:.::.:.siera llamar su atenci6n. Tras mule ::-.::sulrabaya familiar. Varios bonoleD en el foso seco, pero no podian tL-:.i
es.calera. Todos los bonobos sa-
i:""2
e::: mas pequefio, que fue rescatado
Persona1mente
estoy convencido
2,~n-aci6n
registrada en el mismo
e.:::O:J.ces,el zoo habia tornado la sa-
bi1idad no debe buscarse en 1a competitividad ap1ique en este ambito (Hare yTomasello, dad de cooperar.
2004), sino en 1a necesi-
En el centro de esta toma de perspectiva
cuentra el vinculo emociona1 entre individuos mamiferos
social, aun cuando se
(extendido
se enentre 10s
socia1es) sobre el cua11a evo1uci6n (0 el desarrollo) cons-
conocimiento
mas comp1ejas, incluida la evaluaci6n del
y 1as intenciones
de otro (De Waa1, 2003).
Debido a esta posib1e conexi6n entre empatia y teoria de 1amen-
~ c:Q::.agua,puesto que los simios no
te, 10s bonobos
U":.g-&dopermanentemente
gaciones futuras, dado que es posib1e que sean 10s simios mas em-
~:~.;m
hacia el
siempre que les apeteda. Si
ia:- .-":<1 el interior del foso, un macho m:oerr.c
maba hacia arriba de la cade-
::C;;X"l
con la boca muy abierta y un
~a
palmadas contra la pared del
f
~:;;:ce 1.•.risa humana:
Kalind se es-
::;C;'0::'es. la tinica adulta, Loretta, se
rescatar a su compafiero dea.::,.:,Ci fusra que Vernon hubiera sali1IIc~?;;Ia
nan la rama de perspectiva
a 1a
ic,:meme. Kakowet pareci6 darse t
el
punto de vista de sus congeneres, y que el origen evo1utivo de esta ha-
truye atin manifestaciones I
de que 10s simios adoptan
c:'j.rnrras 105j6venes bonobos se-
b. alle'} cuando esto no Ie afectaI::;4D
conocer 1a uti1idad de 1a ca-
:;: :::J:
d rondo del foso yactuaron
broma y la otra ayudando ala par-
son una especie crucial para el desarrollo de investi-
paticos de todos (De Waal, 1997 a). Comparaciones ADN muestran
que humanos
sate1ite relacionado pance (Hammock
y bonobos
compartimos
de
un miero-
con 1a socia1idad que esta ausente en el chimy Young, 2005). Este punto podria no bastar para
decir cua1 de nuestros dos parientes mas pr6ximos, chimpance,
recientes
si el bonobo 0 el
se parece mas a nuestro ancestro comtin, pero sin 1ugar
a dudas nos ob1iga a prestar atenci6n del comportamiento
social humano.
a 10s bonobos
como modelos
Apendice C
LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES
Supongamos que, tras escapar por los peIos de las garras de un leopardo, una gacela decide llamar a su abogado para quejarse de que su derecho a pastar donde ella qui era ha sido violado una vez mas. ~Deberia denunciar alleopardo,
0 pensara
acaso su abogado que tambien
los predadores tienen derechos? Absurdo, ~verdad? Ciertamente, estoy a favor de los esfuerzos que se realizan para frenar los abusos contra los animales, pero albergo serias dudas sobre el metodo elegido, que ha desembocado en que en las facultades de derecho de Estados Unidos se esten ofreciendo cursos de «derecho animal». No estan hablando de la ley de la jungla, sino de aplicar los principios de la justicia a los animales. Para personas como Steven M. Wise, el abogado encargado de la docencia de este curso en Harvard, los animales no son una simple propiedad, sino seres merecedores de derechos tan firmes e incontestables como los derechos constitucionales de las personas. Algunos defensores de los derechos de los animales han llegado a reclamar que los chimpances merecen disfrutar de libertad y de su integridad corporal. Este punto de vista ha ido ganando adeptos. Por ejemplo, el Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia confirmo el dere-
cho de un visitante humano al zoo de la ciudad a entablar un pleito
fado: la vida emocional de esros ••
para canseguir que 10s chimpances tuvieran campania. En la ulti-
nuestra de 10 que pensabamos.
ma decada, 10sparlamentos de varios Estados han elevado la cruel-
Esta nueva forma de ver las a
dad contra 10s animales a la categoria de delito grave, en lugar de
titud hacia los chimpances y. p«J
considerarlos como faltas.
pero de ahi a decir que la unica fi
El debate sobre 10s derechos de 10s animales no es nuevo. Re-
trato decente es dandoles derec
cuerdo todavia algunas de las discusiones de tinte surrealista que
pongo que esto es muy amencar
mantenian 10s cientificos en la decada de 1970, en las que se des-
de un contrato social que no Uef!
preciaba el sufrimiento animal como una cuestian sentimentaloide.
res. Esta es la razan por la que d
Junto a firmes avisos para evitar caer en el antropomorfismo, era en-
fensores de los derechos de los aJ
tonces dominante el punto de vista que sostenia que 10s animales
de la esclavitud es, ademas de it
no eran sino meros robots, desprovistos de sentimientos,
10s esclavos pueden y deben
ideas 0
emociones. Los cientificos sostenian, con la cara muy seria, que 10s animales no pueden sufrir, 0 al menos no como 10hacemos 10shu-
COD
recho de la sociedad; los anima.k De hecho, la concesian de di
manos. Cuando un pez sale del agua con un enorme anzuelo meti-
entero de nuestra buena voluma
do en la boca y se agita violentamente en tierra firme, ~camo pode-
disfrutaran unicamente de aquc
mos saber 10 que siente? ~No estaremos acaso proyectando?
Nunca oiremos hablar del dem
Esta idea cambia en la decada de 1980 con la aplicacian de las teorias cognitivas al comportamiento
animal. Actualmente, emple-
tros hogares, del derecho de los C rros que decidan que ruta habra
amos terminos como «planificacian» y «conciencia» al referirnos a 10s
10sderechos que se conceden de
animales. Se cree que comprenden el efecto de sus actos, que son
ficados de tales.
capaces de comunicar emociones y de tomar decisiones. Se cree
~Que ocurriria si en lugar d
incluso que algunos animales, como 10s chimpances, poseen una
simplemente el sentido de la ob
politica y cultura rudimentarias.
los ninos a respetar un arbol hac
En mi experiencia, 10s chimpances intentan conseguir el poder
mos utilizar los nuevos conocirr
et
tan incansablemente como ciertas personas en Washington, y estan
los ani males para insuflar una
al tanto de 10sservicios dados y recibidos en un mercado caracteri-
deracian algo mas que nuesuos
zado por 10sintercambios. Sus sentimientos pueden oscilar entre la
Aun cuando muchos animal
gratitud por el apoyo politico a la ira si uno de ellos viola una nor-
cias afectivas yaltruistas, es raro,
ma social. Todo ello va mucho mas alIa del mero temor, dolor 0 en-
especies. EI trato que un leopan
1[1,,:
C:cla ciudad a entablar un p1eito
1&..:~5
:m-ieran compafiia. En 1a ulti-
fado: 1avida emociona1 de estos anima1es es mucho mas cercana a 1a nuestra de 10 que pensabamos.
Estados han elevado 1acruel-
Esta nueva forma de ver 1ascosas podria transformar nuestra ac-
:c~y:-iade delito grave, en 1ugar de
titud hacia 10s chimpances y, por extension, hacia otros anima1es,
".2"":',)5
pero de ahi a decir que 1aunica forma de garantizar que se 1esde un anima1es no es nuevo. Re-
trato decente es dando1es derechos y abogados va un trecho. Su-
li.."..:-~ionesde time surrea1ista que
pongo que esto es muy americano, pero 10sderechos forman parte
C::-,:.=.ia de 1970, en 1as que se des-
de un contrato social que no tiene sentido sin 1aexistencia de debe-
5 '.:;: :05
0=,)
~na cuestion semimenta10ide.
~.::=-c" iiti:.=.
el antropomorfismo, era en-
q'-lesostenia que 10s anima1es
11::-=-,-:5ro$ de semimiemos,
ideas 0
Lon 1acara muy seria, que 10s
I!!..:..""-"":.
no como 10hacemos 10shu-
11';::-:05
tS"~.:on un enorme anzuelo metien tierra firme, ~como pode-
11!';::-::C
1:;:=05
acaso proyectando?
res. Esta es 1arazon por 1aque el indignante para1elismo que 10sdefensores de 10sderechos de 10sanima1es estab1ecen con 1aabo1icion de 1a esclavitud es, ademas de insultante, mora1meme imperfecto: 10sesclavos pueden y deben convertirse en miembros de p1eno derecho de 1asociedad; 10sanima1es, no. De hecho, 1aconcesion de derechos a 10sanima1es depende por emero de nuestra buena vo1umad. Consecuememente,
10sanima1es
disfrutaran unicamente de aqueUos derechos que 1esconcedamos. Nunca oiremos hab1ar del derecho de 10s roedores a ocupar nues-
li .:.c ::980 con 1aap1icacion de 1as
tros hogares, del derecho de 10sestorninos a atacar cerezos, 0 de pe-
ic:::::C:!2.Ilimal. Actua1mente, emp1e-
rros que decidan que ruta habra de seguir su duefio. En mi opinion,
1:Ic" .•..
Lonciencia» al referirnos a 10s
k::: cl decto de sus actos, que son ~
-.' Lie tomar decisiones. Se cree
l:'=0
Ios chimpances, poseen una
16s derechos que se conceden de forma selectiva no pueden ser ca1ificados de tales. ~Que ocurriria si en 1ugar de hab1ar de derechos invocasemos simp1emente el sentido de 1aob1igacion? AI igua1 que ensefiamos a 10snifios a respetar un arbo1 haciendo referencia a su edad, deberia-
~.::;:-s :meman conseguir el poder
mos utilizar 10snuevos conocimiemos relativos a 1avida mental de
ts- ;c:-s-onasen Washington, yesran
10sanima1es para insuflar una etica humanitaria que tome en consi-
~_-:6:iosen un mercado caracteri-
deracion a1go mas que nuestros propios intereses.
!:.:::::-..:cmospueden osci1ar emre 1a
a_=--"-
5: uno
de eUos viola una nor-
~ "':":2 del mero
temor, dolor 0 en-
Aun cuando muchos anima1es socia1eshan desarroUado tendencias afectivas y altruistas, es raro que dirijan dichas tendencias a otras especies. E1trato que un 1eopardo da a una gacela es un ejemp10 tl-
pico. Somos la primera especie en aplicar estas tendencias que evo-
contra cerdos para prabar el im
lucionaran dentro del grupo a un circulo mas amplio de humanos,
prueba no esta al mismo nivel qu
y podemos hacer 10mismo con otras animales: el trato humanitario, y
enfermedad mortal. En un
no los derechos, se convertirian entonces en la pieza central de nues-
se enfrentan al dolor causado,a
tra actitud hacia los mismos.
etica de la investigacion con an.iJ
COIllJl
timientos respecro al tipo de pro que se trate y los beneficios para Sin entrar en las razones 0 ina a algunos animales por encllna
encima de otras, personalmeme so
opinion aparecida en el New York Times el20 de agosto de 1999 con
recen un estatus especial. Son
el titulo «Nosotras el Pueblo [y otras Animales] ...») pone en tela de
nen vidas sociales y emoeionales
juicio la postura de quienes invocan «derechos» para los animales,
de una inteligencia similar. Este el
pero no explica mi posicion respecto alas practicas de investigacion
tropomorfico como el que mas,.p
medica agresivas.
chas de las personas que trabaian
filii IJ
Es una cuestion compleja, porque creo que nuestra primera obli-
te en modelos medicos ideales y f
gaeion moral es para con los miembros de nuestra prapia especie.
Si bien son muchas las persol
No conozco a ningun defensor de 10s derechos de los animales que
cion moral basada en la logica,
necesite atencion medica urgente y que la rechace. Esto es as! aun
empiricos (como por ejemplo la ••
cuando todos los tratamientos de la medicina moderna se derivan de
los simios de reconocerse freme a
investigaciones con animales: cualquier persona que entra en un hos-
ral razonada que sea completami
pital hace uso de la investigacion en animales. Parece, pues, existir un
morales tienen una base emocion
consenso, aun entre quienes pratestan contra las pruebas con ani-
hacia criaturas que fisica y psicO
males, que la salud y el bienestar humanos preceden a casi todo 10de-
los simios nos hacen sentir mas (
mas. La pregunta, entonces, es: Nue es 10 que estamos dispuesros a
que en el caso de otras animales
sacrificar? ~Que tipo de animales estamos dispuestos a someter a es-
pel importante ala hora de adOJ
tudios medicos agresivos, y cuales son los limites de tales procedi-
perimentos en animales.
mientos? Para la mayoria de la gente, esta es una cuestion de grado,
A 10largo de los alios, he ,-tit
no de absolutos. La utilizacion de ratones para desarrollar nuevas
ido transformando: del enfasis (
medicinas contra el cancer no se pone al mismo nivel que disparar
hemos pasado a enfatizar su esI2
n .a.plicar estas tendencias que evo-
contra cerdos para prabar el impacto de las balas, y esta segunda
1l.:J.!"culomas amplio de humanos,
prueba no esta al mismo nivel que inocular a un chimpance con una
n::15 animales: el trato humanitario, y
enfermedad mortal. En un complejo dlculo en el que las ganancias
en la pieza central de nues-
se enfrentan al dolor causado, adoptamos decisiones relativas a la
n::,JiD;ces
etica de la investigacion con animales basandonos en nuestras sentimientos respecto al tipo de procedimiento, la especie animal de la que se trate y los beneficios para los humanos. Sin entrar en las razones 0 incongruencias de por que favorecemos a algunos animales por encima de otras y ciertos pracedimientos por ic<,da a partir de una columna de
encima de otras, personalmente soy de la opinion de que los simios me-
;-.,z' el20 de agosto de 1999 con
recen un estatus especial. Son nuestras parientes mas proximos y tie-
tros Animales] ...») pone en tela de
nen vidas sociales y emocionales muy parecidas alas nuestras, ademas
C2l: • clerechos»
para los animales,
de una inteligencia similar. Este es, evidentemente, un argumento an-
a 125 practicas de investigacion
trapomorfico como el que mas, pera es una idea que comparten mu-
1
C::,J
chas de las personas que trabajan con simios. Su cercania les convierIf;..:e .:roo que nuestra primera obli-
te en modelos medicos ideales y eticamente prablematicos.
r::::-ros de nuestra prapia especie.
Si bien son muchas las personas que prefieren adoptar una posi-
derechos de los animales que
cion moral basada en la logica, esto es, en hechos exclusivamente
~ ":1'5
~-.-q:re la rechace. Esto es asi aun
empiricos (como por ejemplo la a menudo mencionada capacidad de
:::c,edicinamoderna se derivan de
los simios de reconocerse frente al espejo), no existe una postura mo-
qr.:..ce::- persona que entra en un hos-
ral razonada que sea completamente salida. Creo que las decisiones
L~:male:s.Parece, pues, existir un
morales tienen una base emocional, y dado que es facil sentir empatia
leS::d.Z1COmra las pruebas con ani-
hacia criaturas que fisica y psicologicamente se parecen a nosotros,
~-:os
preceden a casi todo 10de-
10ssimios nos hacen sentir mas cu1pab1esa 1ahora de hacerles dano
~e.::s 10 que estamos dispuestos a
que en el caso de otras anima1es. Estos sentimientos juegan un pa-
dispuestos a someter a es-
pel importante a 1ahora de adoptar una decision etica sobre 10sex-
t:e.
m
S""--L-::J.os , :i-I::::
Ios limites de tales pracedi-
perimentos en anima1es.
.::sea es una cuestion de grado,
A 10largo de 10sanos, he visto como 1aactitud dominante se ha
e :-d.:one:spara desarrallar nuevas
ido transformando: del enfasis en 1a utili dad medica de 10s simios
J1 mismo nivel que disparar
hemos pasado a enfatizar su estatus etica. Hemos llegado a un pun-
I[=-_
)CD':
to en el que los simios son modelos medicos a los que recurrimos en
agradable. Anado este Ultimo p
ultima instancia. Actualmente, no esta permitido que un estudio
los que trabajo les gustan sobrm
medico que pueda ser llevado a cabo con monos, como por ejemplo
denador: la manera mas ficiI de
mandriles
laciones es mostrandoles un
0
macacos, se lleve a cabo con chimpances. Dado que el
C3I1I
numero de cuestiones cientificas relativas a los simios esta en retro-
apresuran a entrar para pasar
ceso, tenemos un «exceso» de chimpances. La comunidad medica
de juegos y nosotros, como una
ya nosesta diciendo que contamos con mas chimpances de los ne. ... cesanos para sus InveStigaCIOnes.
Idealmente, todas las in\~esr
Creo que este es un avance positivo, y estoy a favor de que la situaci6n siga progresando hasta que sea po sible prescindir por completo de los chimpances. Aun no hemos alcanzado este punto, pero la creciente reticencia a utilizar chimpances ha llevado a los diferentes institutos nacionales de la salud a adoptar el hist6rico paso de solicitar publicamente la jubilaci6n de estos animales. La instalaci6n mas importante es elllamado Chimp Haven (El Refugio de los Chimpances; http://www.chimphaven.org).
que en 2005 inaugur6 una
gran instalaci6n al aire libre donde jubilar a los chimpances retirados de los protocolos de investigaci6n medica. Mientras tanto, seguiremos utilizando chimpances en estudios no agresivos, tales como investigaciones sobre el envejecimiento, la genetica, la imagen del cerebro, el comportamiento
social
0
la inteli-
gencia. Se trata de estudios que no exigen infligir danos al animal. La definici6n que empleo para decidir si una investigaci6n es no agresiva es que se trate «del tipo de investigaci6n que no nos importaria realizar en voluntarios humanos». Esto implicaria no realizar pruebas con productos quimicos, ni transmitirles ninguna enfermedad que no tengan, no realizar operaciones quirurgicas que impliquen una merma de sus capacidades, y asi sucesivamente. Estas investigaciones nos ayudaran a seguir aprendiendo cosas sobre nuestros parientes mas pr6ximos de una forma relajada e induso
UJlI
deberian ser mutuameme bend
kJlj
medicos a los que recurrimos esta permitido
COI
2...:...0,
en
que un estudio
con monos, como por ejemplo
:::L.~'con chimpances.
Dado que el
agradable. Anado este ultimo punto
las pruebas realizadas con or-
denador:
que entren en nuestras insta-
la manera mas faci! dehacer
laciones es mostrandoles apresuran
lL.:;;-Jpdllces.La comunidad
de juegos y nosotros,
ilI('''S ':011
mas chimpances
de los ne-
~~ x-a posible prescindir I
por com-
t:ecno5 alcanzado este punto, pero
1L:=~ances ha llevado a los diferenIC ~
adoptar el hist6rico paso de so-
k:;;::,,-zos animales. La instalaci6n mas ) Hayel1 \ EI Refugio de los ChimLe::-g: . que en 2005 inaugur6
una
r-:.:.biJar a 10s chimpances retirados jj.."..;:'1ctochimpances en estudios no 50bre el envejecimiento,
lC'=S
la ge-
w::::l!"Ortamiento social 0 la inteliJ:"'TJ:en intligir danos al animal. La
:l.::-
5: una
investigaci6n
es no agre-
",;;::.jgacion que no nos importaria '. :: ;;::0
implicarfa no realizar prue-
ns:::imles ninguna enfermedad que ,..:.:...-:..:..rgicas que impliquen una mer-
6..:-m a seguir aprendiendo m05
cosas
de una forma relajada e induso
un carrito con un ordenador.
Entonces,
se
a entrar para pasar una hora que ellos ven como una hora
Idealmente,
como una hora de pruebas cognitivas.
todas las investigaciones
deberfan ser mutuamente o-,;:c..:."o. ~-estoy a favor de que la si-
con
los que trabajo les gustan sobremanera
~r-elanyas a los simios esta en retromedica
porque a los chimpances
que realicemos con simios
beneficiosas y agradables.
SEGUNDA PARTE Comentarios
LOS USOS DEL ANTROPOMORFISMO
Los cuidadosa y ricamente documentados ejemplos del comportamien to social de los primates no humanos que nos ofrece Frans de Waal han contribuido considerablemente prension del comportamiento
a ampliar nuestra com-
social tanto en los primates como en
los humanos. Una de los aspectos que hace que sus escritos resulten intelectualmente
tan estimulantes es su disposicion a emplear un
lenguaje provocativamente antropomorfico a la hora de analizar el comportamiento
y la mentalidad de los chimpances y otros prima-
tes no humanos. No sorprende, pues, que haya sido objeto de algunas criticas debido a este antropomorfismo.
Creo que estas criticas
han estado, casi siempre, erradas. Sin embargo, aunque estoy convencido del valor de este lenguaje antropomorfico que De Waal utiliza, creo que en ocasiones no es 10 suficientemente critico con el
tipo de lenguaje antropomorfico que emplea. Me gustaria en primer lugar explicar mas en profundidad esta cuestion para despues explicar por que esta critica puede ayudarnos a expandir nuestra vision de la moralidad humana. Mas concretamente, clarificar la cuestion de que tipo de lenguaje antropomorfico resulta apropiado emplear en el caso de nuestros parientes mas proximos, los chimpances, arroja luz sobre la distincion que De Waal
hace entre una teoria «naturalista» capa» aplicada a la moralidad la moralidad
humana,
y la teoria «de la
es decir, entre la idea de que
10
tiene una base firme en los genes y la idea de que
que llamamos «moralidad» tural» que a menudo
no es sino un mero «recubrimiento
toma la forma de una impostura
mascara una naturaleza inmoral.
de la moralidad
humana
amoral, cuando
Creo que De Waal malinterpreta
cul-
moral que en-
no directamente
la perspectiva
de aque-
tengan sus equivalentes aspectos compartido's
inteDI
encre eliJ
que gobiernan
el comporramic:
rrespondiente.
Las expresiones
acompafian
ciertos compo:rt2lll
te refuerzan esta conjetura. Pero ~cual es la naturalaa
subjerivas a
llos a los que califica de «teoricos de la cap a» (yo mismo, por ejem-
~Que experiencias
plo) yen consecuencia
timos con los chimpances?
Aq
la tendencia
de
pasa por alto un importante
y edificante
as-
pecto con el que la psicologia evolucionista puede contribuir al debate sobre la moralidad,
a saber: la psicologia evolucionista apunta a la po-
interpretariva
Existen dos gran des catego
sibilidad de una tercera teoria sobre la moralidad humana que (adap-
primer lugar, ellenguaje
tan do la terminologia
pances sienten compasion,
turalista
de De Waal) podriamos
de la capa». Podremos
alternativa
comprender
una vez que hayamos ponderado
de lenguaje antropomorfico chimpances,
es apropiado
llamar la «teoria namejor
esta tercera
la cuestion de que tipo emplear en el caso de los
inseguros,
emoc
ete. En segundo
que
1••
yo, que atribuye un conocimiel
animales: podemos entonees dl anticipan
cuestion que procedo a examinar.
I
a algo, planifican.
d
No esra del todo claro a pad con los que contamos
que rip
riamos emplear. Con basramr
en primates no human os, podD Es practicamente
imposible
leer la gran obra de De Waal titulada
concreto bien como el produa
La pol/tica de los chimpances sin que a uno Ie sorprendan sobremanera
elaboracion de una estrat~
los paralelismos
fundamentalmente
y humanos. implicitas
existentes entre el comportamiento
Por ejemplo: recompensas
de chimpances
en ambas especies el estatus sociallleva
tangibles, los individuos
de ambas especies
buscan ese estatus y en ambas especies los individuos
formas alianzas
Consideremos
II
emocio.ooal
el «altru.i.so:.M
manos como de los chimpana: portamiento
parece altruismo
sociales que les ayuden a conseguirlo.
Dada la relacion de proximi-
tablecen relaciones con onus iI
dad evolutiva que une a sereshumanos
y chimpances,
de que una de las partes ofrecr
es ciertamente
plausible pensar que estos paralelismos externos del comportamiento
la comida) u ofrece una sene d
d.: La moralidad y la teoria «de la
tengan sus equivalemes imernos; esto es, que existen una serie de
es decir, entre la idea de que
aspectos compartidos entre especies en los mecanismos bio16gicos
1I"..2.
e::J:105 genes y la idea de que 10
que gobiernan el comportamiemo
y en la experiencia subjetiva co-
un mero «recubrimiento cul-
rrespondiente. Las expresiones faciales, movimientos y posturas que
d.: una impostura moral que en-
acompaiian ciertos comportamientos en los chimpances ciertamen-
m,orral. cuando no directamente
te refuerzan esta conjetura.
[to.o'
l:.::rprerala perspectiva de aque-
Pero ~cual es la naturaleza exacta de estos aspectos comunes?
capa>,(yo mismo, pOI"ejem-
~Que experiencias subjetivas concretamente, pOI"ejemplo, compar-
importante y edificante as-
timos con los chimpances? Aqui es donde no estoy de acuerdo con
If 2.
0:..:...'1
Iv,:-:qa
~
puede contribuir al debate
cyolucionista apuma a la po-
la tendencia interpretativa de De Waal. Existen dos grandes categorias de lenguaje antropom6rfico.
En
b. ;:noralidad humana que (adap-
primer lugar, ellenguaje emocional: podemos decir que los chim-
P'L.,.Qriamos llamar la «teoria na-
pances sienten compasi6n, que sienten ira, que se siemen ofendidos,
:o:nprender mejor esta tercera
inseguros, ete. En segundo lugar, encontramos ellenguaje cogniti-
IQ,,jeradola cuesti6n de que tipo
vo, que atribuye un conocimiento y/o razonamiento conscierite a los
:JIf'iado emplear en el caso de los
animales: podemos entonces decir que los chimpances recuerdan, se
:a. .::La1nrnar.
anticipan a algo, planifican, elaboran estrategias, etcetera. No esta del todo claro a partir de los indicios del comportamiento con los que comamos que tipo de lenguaje amropom6rfico
debe-
riamos emplear. Con bastame frecuencia, tanto en humanos como en primates no humanos, podriamos explicar un comportamiemo en .F.ill
obra de De Waal titulada
concreto bien como el producto de una reflexi6n consciente y de la
l:.:.nO
le sorprendan sobremanera
elaboraci6n de una estrategia, bien como el producto de una reacci6n
;c'mportarniento de chimpances 5
.::speciesel estatus sociailleva
fundamemalmeme
emocional.
Consideremos el «altruismo redproco». En el caso tanto de los hu-
~ :.ndniduos de ambas especies
manos como de los chimpances, vemos algo que en el nivel del com-
ies:-"ClS mdividuos formas alianzas
portamiento parece altruismo redproco. Esto es: los individuos es-
h Dada la relaci6n de proximi-
tablecen relaciones con otros individuos caracterizadas pOI"el hecho
chimpances, es ciertameme
de que una de las partes ofrece determinados bienes a la otra (como
lO5.::ITeITlOS del comportamiento
la comida) u ofrece una serie de servicios como una forma de apoyo
I(JI'5 :'~
social; la accion de dar resulta en cierto modo simetrica con el trans-
amistad. Pero para un obse:nal
curso del tiempo: tu me rascas la espalda y yo rasco la tuya.
te observa la tendencia de ~
En el caso de los humanos, sabemos -mediante cion-
la introspec-
que estas relaciones de apoyo mutuo pueden gobernarse en
dos niveles distintos: el cognitivo
0
el emocional. (En la vida real se
mente), resulta diffcll ~
ffcil decir si el patron de c::iaI estrategico
0
por la amistad. pi
produce normalmente una mezcla de facto res cognitivos yemocio-
puede en principio conducirJIII
nales, si bien con frecuencia uno de ellos es predominante; en cual-
esta.ble en la que ambos se ciKI
quier caso, tomare en consideracion ejemplos «puros» de cada uno
Supongamos ahora que aI.
de ellos para explicar con claridad el experimento que sigue.) Consideremos el caso de dos academicos que trabajan en el mis-
cion adicional: estos dos aadI tuamente, sino que tienden a
mo campo pero que nunca se han conocido. Supongamos que usted
los temas mas conflictivos de.
es uno de esos academicos. Usted se encuentra escribiendo un trabajo
de mucha ayuda, porque se
de investigacion que Ie ofrece la oportunidad de citar al otro acade-
trategico y el sentimiemo de_
mico. La cita no es esencial: el ensayo no se resentirfa si no apare-
no solo que se citen encre si,.1
ciera. Pero usted piensa: «Bueno, quiza si cito a esta persona, ella me
de vista intelectual. Despues ell
cite mas adelante, y esto podrfa llevar a establecer un patron de citas
te a otra persona para la cia
mutuas que resultarfa beneficioso para ambos». Asf que usted cita a
una persona que compana
esa otra persona, y da asf comienzo a la relacion estable de citacion
defensa de la posicion de uno c
mutua que usted anticipaba: estarfamos ante una. forma de «altruis-
b) si en lugar de esto se open
mo reefproco».
amistad, sigue siendo bastame I
Imaginemos ahora una vfa alternativa con el mismo resultado.
sa
R
SU51
con un aliado intelectual' pue:l
Mientras trabaja en la elaboracion de su ensayo, usted conoce a un
que contribuyen a la existenci:l
academico en una conferencia. Inmediatamente se caen bien, y co-
ten cia de un acuerdo en teDl35
mienzan a discutir sus intereses intelectuales y opiniones. Mas ade-
Que el gobierno de las el
lame, mientras termina su trabajo, usted decide citar el trabajo de ese
amistad») pueda llevar al mism
academico simplemente por amistad: decide citarlo porque Ie ape-
estrategico no es ninguna coil
tece. Mas adelante, elle cita a usted, y comienza entonces el mismo
cionista, la seleccion natural .
patron de citas mutuas, de «altruismo reefproco».
servir a los intereses estrategic
En el primer caso, la relacion parece ser el resultado de una es-
mana (0, para ser mas exaet05
trategia calculada. En el segundo, parece ser mas un caso de simple
genes individuales en el emOll
no modo simetrica con el trans-
amistad. Pero para un observador exterior (alguien que simplemen-
~da
~'yo rasco la tuya.
te observa la tendencia de estos dos academicos a citarse mutua-
lIf'TIlOS
-mediante
mente), resulta diHcil distinguir 10sdos tipos de motivacion. Es di-
la introspec-
pueden gobernarse en
flcil decir si el patron de citas mutuas esta guiado por un dlculo
d emocional. (En la vida real se
estrategico 0 por la amistad, porque cualquiera de las dos dinamicas
tk r2.aores cognitivos yemocio-
puede en principio conducir al resultado ya observado: una relacion
~e1105 es predominante; en cual-
estable en la que ambos se citen mutuamente.
~ mUlliO
n eiemplos «puros» de cada uno
Supongamos ahora que al observador se Ie ofrece cierta informa-
i experimento que sigue.)
cion adicional: estos dos academicos no solo tienden a citarse mu-
.a;imicos que trabajan en el mis-
tuamente, sino que tienden tambien a ser de la misma opinion en
[)[;o...ido.Supongamos que usted
10stemas mas conflictivos de su campo. Con todo, esto no resultaria
m.ruemra escribiendo un trabajo
de mucha ayuda, porque se sabe que ambas dinamicas (el dlculo es-
tK'ru.nidadde citar al otro acade-
trategico y el sentimiento de amistad) conducen a este resultado final:
r:-~1iJ no se resentiria si no apare-
no solo que se citen entre sl, sino que sean aliados desde un punto
w si ciro a esta persona,
de vista intelectual. Despues de todo, a) si uno elige conscientemen-
ella me
cstablecer un patron de citas
te a otra persona para la cita redproca, 10 mas 10gico es que escoja a
ASI que usted cita a
una persona que comparta sus intereses estrategicos, esencialmente la
ta relacion estable de citacion
defensa de la posicion de uno en 10sprincipales tema intelectuales; y
mos ante una: forma de «altruis-
b) si en lugar de esto se opera sobre la base de 10s sentimientos de
U.3.
gra ambos». '4.
amistad, sigue siendo bastante probable que acabe uno emparejandose con el mismo resultado.
con un aliado intelectual, puesto que uno de 10sprincipales facto res
ensayo, usted conoce a un
que contribuyen ala existencia de sentimientos d_eamistad es la exis-
fr..zr:iya lie
ill
.eciaramente se caen bien, y coh-rua.les y opiniones. Mas adeROO
decide citar el trabajo de ese
ten cia de un acuerdo en temas conflictivos. Que el gobierno de las emociones (0 de 10s «sentimientos de amistad») pueda llevar al mismo punto que el gobierno de un dlculo
Ii:
decide citarlo porque Ie ape-
estrategico no es ninguna coincidencia. Segun la psicolog1a evolu-
• 'o~
.:omienza entonces el mismo
cionista, la seleccion natural «disefio» las emociones humanas para
00
reciproco».
servir a 10s intereses estrategicos de 10sindividuos de la especie hu-
ara::.e ser el resultado de una es-
mana (0, para ser mas exactos, para aumentar la proliferacion de 10s
ser mas un caso de simple
genes individuales en el entorno evolutivo, si bien para el caso de la
1L'""eCC
discusion que nos ocupa podemos asumir que 10s intereses del in-
to estrategicamente efect:rnJ,..
dividuo y 10s de 10s genes del individuo coinciden, como a menudo
1asemociones y aquellos a::JIDKl
ocurre). En el caso de 10s sentimientos de amistad, estamos «dise-
cer identicos a ojos de un oIJ.I
fiados» para sentir una mayor proximidad hacia individuos que.com-
Por ejemp10, si sep~
parten nuestras opiniones en temas conflictivos porque a 10largo de
de poder en 1a que viven
1a evo1ucion estos son individuos con 10s que ha resu1tado benefi-
coa1icion que mantiene al ••
cioso estab1ecer a1ianzas.
no participan de 10s reCUfSOl
Esta es 1arazon generica por 1aque a menudo resulta dificil para
m-
un observador decir si un comportamiento humano determinado se
compafieros coa1igados-.CII que rete el dominio del m.ac:I.
guia por un dlcu10 estrategico 0 por 1asemociones: porque muchas
hasta que punto 1a fOITDxa
emociones son sustitutas del cdlculo estratigico. (En cuanto a1hecho de
ducto de un dlcu10 esuarep
por que 1aseleccion natural creo estos sustitutos para el dlcu10 es-
serie de «sentimientos ami,..
trategico, podemos suponer que estas emociones evo1ucionaron bien
via seleccion natural como
antes de que nuestros ancestros pudiesen elaborar dlcu10s estrategi-
consciente. En consecuencia,.,
cos conscientes correctamente, 0 en casos en 10s que aun siendo cons-
tropomorfico
cientes de 1a estrategia que perseguian tal conciencia 1es resultase
tian un interes estrategico y4
poco ventajosa.)
1enguaje antropomorfico
!II
«cognitivo •. (
bir 1a gravedad de su de:s:n. mientos de amistad y de obIiJJ b1ecer una a1ianza»). En casos tan ambiguosCD Despues de presentar este experimento, podemos ahora retomar 1a en concreto 1a pregunta de
uso de un 1enguaje amropo" cional. Un ejemp10 extraido ell:
cwindo debe utilizarse el antropomorfismo «emocional» y cuando el
de Yeroen, un macho alfa. y L
«cognitivo». AI analizar 1adinamica de 10s chim-
que en el pasado habia acepad
pances y tratar de decidir si 10s chimpances elaboran dlcu10s cons-
pronto reto 1aposicion domi
cientes 0 si sencillamente se guian por emociones, nos enfrentamos
De Waa1 observa que, dUI'3D
ala misma dificultad que nos encontramos en el ejemp10 de 10s dos
roen empezo a conso1idar
academicos: dado que 1asemociones en cuestion fueron «disefiadas»
forma notable el tiempo que I
por seleccion natural para tener como resu1tado un comportamien-
teractuando con ellas. De oahi.
cuestion del1enguaje antropomorfico, antropomorfismo
SII
que los intereses del in-
ISl.lIDir
luu IlCiS
to estrategicamente efectivo, los comportamientos
impulsados por
coinciden, como a menudo
las emociones y aquellos conscientemente calculados podrian pare-
de amistad, estamos «dise-
cer identicos a ojos de un observador externo.
idad hacia individuos que. comDrnlictivos porque a 10 largo de III 105
que ha resultado benefi-
Por ejemplo, si separamos ados chimpances de la estructura de poder en la que viven inmersos --esto es, si no son parte de la coalici6n que mantiene al macho alfa en el poder y por 10 tanto no participan de los recursos que dicho macho comparte con sus
lie
a menudo resulta dificil para
compafieros coaligados-,
entonces podrian formar una alianza
DenW hurnano determinado se
que rete el dominio del macho alfa. Pero resulta dificil determinar
r Us emociones: porque muchas
hasta que punto la formaci6n inicial de esta alianza seria el pro-
.-.;-~ .•. -o.
(En cuanto al hecho de
susurutos para el calculo es-
'l6
ducto de un calculo estrategico consciente
0
simplemente de una
serie de «sentimientos amistosos» que hubieran sido «disefiados»
,emociones evolucionaron bien
via selecci6n natural como sustitutos de este calculo estrategico
~~ daborar cllculos estrategi-
consciente. En consecuencia, es dificil elegir entre un lenguaje an-
en los que aun siendo consioi.r:c u1 conciencia les resultase
tropom6rfico
11505
«cognitivo» (<
tian un interes estrategico y decidieron formar una alianza») y un lenguaje antropom6rfico
«emocionah (<
bir la gravedad de su destino compartido,
desarrollaron
senti-
mientos de amistad y de obligaci6n mutua que les llevaron a establecer una alianza»). En casos tan ambiguos como este, De Waal parece favorecer el podemos ahora retomar la
uso de un lenguaje antropom6rfico cognitivo por encima del emo-
en concreto la pregunta de b;;;;:no -emocional» y cuando el
cional. Un ejemplo extraido de La polftica de los chimpancr!s es el caso
aili:z.u- la dinamica de los chim-
que en el pasado habia aceptado dicho estatus subordinado pero que
~>c.es elaboran calculos cons-
pronto ret6 la posici6n dominante de Yeroen al iniciar una pelea.
ern:ociones, nos enfrentamos
De Waal observa que, durante el periodo que condujo al reto, Ye-
1[0.
D.
e-
r.i.lDOS
en el ejemplo de los dos
de Yeroen, un macho alfa, y Luit, un chimpance de estatus inferior,
roen empez6 a consolidar sus vinculos sociales, aumentando
de
::n.:uesci6n fueron «disefiadas»
forma notable el tiempo que pasaba acicalando alas hembras e in-
r:::sulradoun comportamien-
teractuando con ellas. De ahi, De Waal infiere que Yeroen «ya sen-
it
tia que la actitud de Luit estaba cambiando,
Tenemos
y sabia que su posicion
otro ejemplo
que De Waal muestraa
peligraba».l Se sup one que en cierto senti do Yeroen cambio su actitud, y que este cambio
podria
explicar
su repentino
que jugaban
un papel politicamente
interes
emocional
IDi
fa:\?o£ck
cuando se retlere all
siones racionales y su opofllJJ'.lil
en las hembras
espacio en dicha conducra
clave. Pero ~debemos asumir,
pIlE
como hace De Waal, que Yeroen «conoda»
(es decir, que anticipaba
cho, muchos de los giros en b.
conscientemente)
y que en consecuencia
te de su oportunismo
pueden,c
tomo una serie de medidas para atajarlo? ~No es posible, quiza, que
simpatia y antipatia;
Luir sieol
la creciente atlrmacion
cuando
seguridad
el reto que se avecinaba
de Luit hubiese inspirado
un ataque de in-
que hiciera que Yeroen se acercara aun mas a sus amigos?
Ciertamente,
es en teoria posible que los genes que tienden
dar respuestas inconscientemente rezcan mediante
racionales ante las amenazas flo-
la seleccion natural.
Cuando
mal que les inspira miedo, un bebe humano pance buscan
refugio
a
en su madre,
tras avistar un aniuna cria de chim-
0
la respuesta
es logica,
pero
podemos suponer que la cria no es consciente de dicha logica. 0, por
sus intereses estraregM:
siente antipatia
en los casas e8
tan conflicto
indiferencia
0
ha
no canoce Cllan rapidamenre. simpatia y la antipatia hacia mana profundamente oscilaciones
imlllS'pC
tienen algo de
Por supuesto,
011
dado que
COlI
bs
tomar un ejemplo con una mayor analogia con el caso de Yeroen y
camente privadas, resulta di&
Luit: si un ser humano
Waal se equivoca,
es tratado de forma aparentemente
tuosa por algunos de sus conocidos, un sentimiento un familiar
0
de inseguridad
de
10
habitual
emocion
podria verse embargado
y en consecuencia,
un amigo, intentar acercarse mas de
sona para, tras recibir una respuesta a ese familiar
sustituta
del dlculo
vinculos con nuestros
0
irrespepor
al encontrarse
10 normal
105 CD
tion se guian mas por las eIDOC te una serie de consideraciolll
positiva, sentirse mas cercano
amigo. Aqui, la «inseguridad» estrategico;
es una
nos anima a reforzar los a
social.
1. Por razones diversas, es chimpances
el control emociotl
evolutivamente
1. De Waal (1982), Chimpanzee Politics, Baltimore, MD, Johns Hopkins University Press, pag. 98 (trad. cast.: La politica de los chimpancr!s, Madrid, Alian-
hablando,
del comportamiento evolutivamente
za,1993).
que
a esa per-
aliados tras haber tenido que enfrentarnos
un episodio de antagonismo
a
0
alas emociones,
al !l
(una de II
relativa de !as I por un lado.
Tenemos otro ejemplo mas general de la aparente preferencia que De Waal muestra a favor de un antropomorfismo cognitivo y no •Yemen cambia su actitud, y que
emocional cuando se refiere al «giro de la politica de Luit, sus deci-
:remino interes en las hembras
siones racionales y su oportunismo», para despues decir que «no hay
dave. Pero ~debemos asumir,
1(;;:
espacio en dicha conducta para la simpatia
0
la antipatia».2 De he-
lJ!:1ocia"(es decir, que anticipaba
cho, muchos de los giros en la politica seguida por Luit y gran par-
rne'cinabay que en consecuencia
te de su oportunismo pueden explicarse en principio en terminos de
~lo:
simpatia y antipatia; Luit siente simpatia hacia algunos chimpances
~::--;o es posible, quiza, que
b-::;:s.e inspirado un ataque de in-
cuando sus intereses estrategicos Ie dictan una alianza con ellos, y
e K.ercara aun mas a sus amigos?
siente antipatia en 10s casos en que sus intereses estrategicos Ie dic-
b,:e:que los genes que tienden a
tan conflicto
r.c'::ooales ante las amenazas flo-
no conoce cuan rapidamente nuestros sentimientos oscilan entre la
r.i. Cuando tras avistar un ani-
simpatia y la antipatia hacia otros seres humanos; y cualquier ser hu-
una Crla de chim-
mano profundamente introspectivo deb era admitir que a veces estas
.e :1urnano
0
reo :a respuesta es lagica, pero
0
indiferencia hacia los mismos. Cualquier ser huma-
oscilaciones tienen algo de conveniencia estrategica.
Dc_-..iemede dicha lagica. 0, por
Por supuesto, dado que las experiericias subjetivas son intrinse-
ar...iogia con el caso de Yeroen y
camente privadas, resulta dificil afirmar con toda seguridad que De
Ie i"orma aparentemente
Waal se equivoca,
;r-odria verse embargado por
16. II.
':D::-5ccuencia,al encontrarse a mas de 10 normal a esa per-
ICL':"":
:l
irrespe-
0
que los comportamientos
estrategicosen cues-
tian se guian mas por las emociones que por la cognician. Pero existe una serie de consideraciones interrelacionadas
que sugiere que
asi es:
?Osiriva, sentirse mas cercano «inseguridad» es una
1. Por razones diversas, es lagico suponer que en ellinaje de los
nos anima a reforzar los
chimpances el control emocional del comportamiento ha precedido,
[.enido que enfrentarnos a
evolutivamente hablando, al gobierno conscientemente estrategico
D ... \~ui. la 1i~':O:
tL'Cf
del comportamiento (una de las razones para suponer esto es la edad evolutivamente relativa de las partes del cerebro humanos asociadas l:=
3,i:::nore,
b:~
;;.t .. :::
MD, Johns Hopkins
,-bimpances, Madrid, Alian-
alas emociones, por un lado, y a la planificacian y la capacidad de
razonar por otro. Resu1ta tambien notable la posicion de preemi-
mente antropomorfico y no
nencia que estas partes del cerebro ocupan con respecto a su impor-
morfico ala hora de hablar del
tancia en 10sprimates no humanos: por ejemp10, el papel relevante
Podriamos dar a esta prop
III
de 10slobulos frontales en 10shumanos, asociados alas capacidades de
pomorfico de economia. Una~
p1anificacion y razonamiento).
forma de economia es porque
2. Dado que aun cuando 10sseres humanos son manifiestamente
1enguaje (el emocional) rnienm
cap aces de elaborar estrategias de forma consciente tienen tambien
Waal, a pesar de emp1ear de fun
emociones que 1esaniman a comportarse de forma estrategicamen-
1enguaje antropomorfico (el CO!
te correcta, parece probable que nuestros parientes cercanos 10schim-
ambos. Despues de todo,
pances, que exhiben comportamientos
chimpances poseen 1a capacid:
ana10gos estrategicamente
correctos, tengan tambien dichas emociones. 3. Si en efecto 10s chimpances tienen emociones que podrian
ran=-:
conscientes, tal como De WaaI ' sustitutos para el dlculo estraI:f!!
estrategicamente correctos, uno debe
to que, despues de todo, esre es
preguntarse por que 1aseleccion natural afiadio una segunda y fun-
mates de 1asque sabemos que Ii
cionalmente redundante capa que hiciera de guia (la estrategia cons-
plias estrategias conscientes (I
ciente). Por supuesto, en el caso de 10sseres humanos 1aevo1ucion sf
intimamente relacionada con If:
sustituyo el gobierno emociona1 por un gobierno cognitivo. Pero
es el caso (es decir, que un paD
cuando teorizamos sobre por que fue asi, tendemos a citar una serie
ra la habilidad necesaria para d
de razones que no parecen ser ap1icab1esen el caso de 10schimp an-
tes, tendria tambien una sene
ces (por ejemp10, 10s humanos poseen un 1enguaje complejo y 10
cion ados para 1a elaboraci6n
uti1izan para discutir planes estrategicos con sus a1iados, 0 para ex-
atribucion de 1a capacidad de
p1icar por que hacen algo, etc.).
chimpances llevaria implicita I:;
dar 1ugar a comportamientos
t
elaborar estrategias consciemes Por todas estas razones, cuando nos enfrentamos a1 caso de 10s
de guia emociona1 en 10srnism
primates no humanos, yo propondria que nos indinasemos en 1adi-
te 1aexistencia de un gobierno e
reccion opuesta a 1a de De Waal. En casos en 10s que el gobierno
exp1icativo suficiente, esta atrib
emociona1 0 el gobierno conscientemente
cional como de 1acognitiva seri
principio exp1icar el comportamiento,
estrategico pudiera en
elegiria el primero como 1a
exp1icacion mas tentadora, a falta de mas datos. Es decir, si todos 10s demas factores son igua1es, optaria por un 1enguaje emociona1-
1asdos.
i
nm:ab1e1a posicion de preemi-
lkupan con respecto a su impor-
morfico a 1ahora de hab1ar de primates no humanos.
ejemp10, el papel relevante
Poddamos dar a esta propuesta el nombre de principio antro-
asociados alas capacidades de
pomorfico de economia. Una de 1asrazones por 1aque creo que es una
t: ?Or
1L'"lS.
mente antropomorfico y no un 1enguaje cognitivamente antropo-
forma de economia es porque imp1ica el uso de un unico tipo de humanos son manifiestamente
1enguaje (el emociona1) mientras que 1aalternativa que propone De
o.:ma consciente tienen tambien
Waal, a pesar de emp1ear de forma manifiesta unicamente un tipo de
x-;.arse de forma estrategicamen-
1enguaje antropomorfico (el cognitivo), de manera implicita utiliza
IES
p-arientescercanos 10schim-
5liJTOS
ambos. Despues de todo, parece muy probable que, si de hecho 10s
=oms anilogos estrategicamente
chimpances poseen 1a capacidad para elaborar amp1ias estrategias
m,o....,o nes.
conscientes, tal como De Waal cree, tambien tendran un sistema de
ri~nen emociones que poddan
sustitutos para el cilcu10 estrategico paralelo e interrelacionado, pues-
~..:::amente correctos, uno debe
to que, despues de todo, este es el caso de otra de las especies de pri-
aiiadio una segunda y fun-
mates de 1asque sabemos que tienen 1acapacidad para elaborar am-
"'iera de guia (la estrategia cons-
p1ias estrategias conscientes (nosotros), especie que ademas esta
105
seres humanos 1aevo1ucion sf
intimamente relacionada con 10schimpances. Si asumimos que este
10:-
un gobierno cognitivo. Pero
es el caso (es decir, que un pariente proximo de 10shumanos tuvie-
tendemos a citar una serie
ra 1ahabilidad necesaria para elaborar amp1ias estrategias conscien-
2.bLes en el caso de 10schimp an-
tes, tendda tambien una serie de ~ustitutos emociona1es interrela-
i
I["wa.!
lI;:·asi.
un 1enguaje complejo y 10
cionados para 1a elaboracion de dichas estrategias), entonces 1a
p'::05 con sus a1iados, 0 para ex-
atribucion de 1a capacidad de elaborar estrategias conscientes a 10s
I5e:TI
chimpances llevada imp1icita 1aatribucion tanto de 1acapacidad de elaborar estrategias conscientes como de 1aexistencia de cierto nivel • ::05
enfrentamos a1 caso de 10s
de guia emociona1 en 10smismos. Y, en casos en 10sque unicamen-
:i<. que nos inclinasemos en 1adi-
te 1aexistencia de un gobierno emocional seria en teoda un elemento
En .:asos en 10s que el gobierno
exp1icativo suficiente, esta atribucion imp1icita tanto de 1aguia emo-
le:nenre estrategico pudiera en
cional como de la cognitiva seria 1aalternativa menos economica de
11(0.
degiria el primero como 1a
C:,.:: mis daros. Es decir, si todos Ir-i
por un 1enguaje emociona1-
1asdos.
y pot que la dicotomia que
all
y una teoria «naturalisu .•es cpi Si bien consideroque la propuesta que he realizado a favor de la
una tercera categoria te6rica"
utilizacion de un lenguaje antropomorfico es correcta desde un
riormente explicare por que .-
punto de vista ciendfico -teniendo
amropomorfico para desa:ibin:
la economia-,
en cuenta el principio de
debo reconocer que hay una segunda razon por la
ces puede ayudarnos a enrendl::
que me resulta atractiva: porque anima a adoptar una vision del
por que ver el comportamiemD
comportamiento
quecedora. Ser capaz de apreciar que lasemociones pueden con-
ne sus ventajas. En The Moral Animal, lejos
ducir a un comportamiento
«tecubrimiento cultural»,~
humano que puede resultar moralmente enriestrategicamente sofisticado en los
chimpances nos ayuda a apreciar el hecho de que puede que noso-
pulsos y comportamiemos qoeo
tros, en tanto que seremos humanos, seamos mas esclavos del go-
rales tienen sus raices en nuesIRI
bierno de las emociones de 10 que creemos. En concreto, me refie-
dirigido hacia nuestros parienm
ro al hecho de que nuestros juicios morales se yen coloreados de
ticia: la imuicion de que !as ••
forma sutil y generalizada por un interes propio emocionalmente
compensa y que las malas dd:Jc.
mediatizado.
de De Waal me ayudo a con-w:a
Para aclarar este punto, permitaseme retroceder y examinar la
da probablemente una versic:ill
cuesti6n de la moralidad humana desde otro angulo, en terminos
fundamente emocional) de esI:l
de la distincion que De Waal establece en la primera de sus confe-
manos como en los chimpancis
rencias entre una teoria «de la capa» y una teoria «naturalista» de la
mica evolutiva del altruismo ox:
moralidad. La teoria de la capa sostiene que la moralidad humana es
Estas caracteristicas de la 1m
un fino «recubrimiento cultural» que esconde una naturalezahu-
gen en los genes, se ejercitan fn:o
mana amoral, cuando no inmoral. Tal como yo la entiendo, la al-
lificaria de autemicameme
ternativa -la
teoria «naturalista»- sostiene que nuestros impulsos
eruda y algo utilitarista del resr:
morales estan enraizados en nuestros genes, y que en consecuencia
explica en su respuesta, el mWMI
somos hasta cierto punto, como proclama el titulo de uno de los li-
comportamientos generados pa
bros de De Waal, «buenos por naturaleza».
qIllstancias comparables en los.
IDDI
De Waal me clasificadentro de los llamados «teoricos de la capa»
que no creo merecer el sarnbeoil
sobre la base de las conclusiones de mi libro The MoralAnimal. Me
«te6rico de la capa» que con.sidl
gustaria argumentar por que no me incluyo dentro de esta categoria,
mien to cultural».
y por que la dicotomia que establece entre una teoria «de la capa» y una teoria «naturalista» es quiza demasiado simple, ya que omite ague he realizado a favor de la
una tercera categoria teorica dentro de la cual me incluyo. Poste-
10 mcirtico
riormente explicare por que utilizar un lenguaje emocionalmente
es correcta desde un
n.:io en cuenta el principio de IlrE
ha~-una segunda razon por la
H:lffia llrE\1e
II.:':
a adoptar una vision del
resultar moralmente
enri-
las emociones pueden con-
antropomorfico para describir el comportamiento
de 10schimp an-
ces puede ayudarnos a entender esta tercera perspectiva tea rica, y por que ver el comportamiento
humano desde esta perspectiva tie-
ne sus ventajas. En The Moral Animal, lejos de describir la moralidad como un
Ilegicamente sofisticado en 10s
«recubrimiento cultural», argumento de hecho que muchos de 10sim-
• necho de que puede que noso-
pulsos y comportamientos que comunmente se describen como mo-
os_ s.e-amosmas esclavos del go-
rales tienen sus raices en nuestros genes. Un ejemplo es el altruismo
L:Ta:mos.En concreto, me refie-
dirigido hacia nuestros parientes. Otro ejemplo es el sentido de jus-
:norales se ven coloreados de
ticia: la intuicion de que las buenas acciones deben recibir su re-
lIS
ir:.:.:respropio emocionalmente
compensa y que 14smalas deben ser castigadas; de hecho, el trabajo de De Waal me ayudo a convencerme de que en 10s chimpances se
i:lL;;,;:me
reuoceder y examinar la
da probablemente
una version rudimentaria
(y yo diria que pro-
dode ouo angulo, en terminos
fundamente emocional) de esta intuicion, y de que tanto en 10shu-
Ik.:.e: en la primera de sus confe-
manos como en 10schimpances la intuicion es producto de la dina-
'"".-una teoria «naturalista» de la
mica evolutiva del altruismo redproco.
~'': que la moralidad humana es IU';;'
es.:onde una naturalezahu-
Ti: como yo la entiendo, la al-
Estas caracteristicas de la naturaleza humana, que tienen su origen en 10sgenes, se ejercitan frecueI}temente en una forma que yo calificaria de autenticamente
moral. (Es decir, adoptando 14version
- 5iO~-TIene que nuestros impulsos
cruda y algo utilitarista del test kantianoque
os g'enes, y que en consecuenCla
explica en su respuesta, el mundo es un lugar mejor en tanto que 10s
DCi.llua
d titulo de uno de 10sli-
comportamientos
Christine Korsgaard
generados por estas caracteristicas nacen en cir-
qmstancias comparables en 10sseres humanos en general.) De modo io5 Jamados «teoricos de la capa»
que no creo merecer el sambenito que De Waal me cuelga de ser un
r:::..:.ubro The MoralAnimal. Me
«tearico de la capa» que considera la moralidad como un «recubri-
i!:.duyo denuo de esta categoria,
mien to cultural».
Ciertamente,
sf creo que algunas de nuestras intuiciones
mora-
les de origen genetico se yen (en ocasiones) sujetas a una serie de sutiles inclinaciones
que las alejan del terreno de
10 verdaderamente
te de hostilidad
de,
sentida solo
puede influir negativamenre val es
0
soli
no culpable de algtinai
moral. Pero incluso en este caso no me identifico con el arquetipo del
cidos de que hemos evaluado •
«teorico de la capa», puesto que creo que estas inclinaciones
Podemos
estar a su vez enraizadas en los genes y no constituyen cubrimiento
deben
un mero «re-
cultural». Por ejemplo, ala hora de decidir como ejer-
citan cierto sentido de la justicia (cuando decidimos zada una buena
0
quien ha reali-
una mala accion, cuales de nuestras
validas y cuales no) los seres humanos
establecemos
quejas son
juicios de valor
Cf
creer honestamente
merece, por poner un ejemp~
iii
la cognicion pura sin ningtin tip
influencia puede llegar a resulCll" por la seleccion natural para qui Mi propia opinion
es que si 1
que van a favor de nuestras familias y amigos y en contra de nuestros
las diversas formas en que !as ell
enemigos
nuestros juicios morales, el
IDm
tarfamos menos dispuesros
a
de forma natural.
no estoy de acuerdo
Esta es una de las razones por las que
con la postura
modo somos «buenos por naturaleza»
de De Waal de que en cierto en un sentido general, punto
Mas bien considero que pertenezco a una tercera categorfa. Creo
turaleza humana de
moral del ser humano
(la parte de la na-
en la que nos basamos para guiarnos en el terreno
10 moral y que incluye algunos aspectos intuitivos espedficamente
morales) tiene una rafz genetica y no constituye cultural»; frecuencia
pero b) esta infraestructura a una «corrupcion»
un «recubrimiento
se ve sometida
sistematica
con no poca
(es decir, a un distancia-
10 que yo llamarfa la verdadera moralidad) que tiene a su vez un origen genetico (y que 10 tiene porque asf quedaban servidos mien to de
los intereses darwinianos
de nuestros
antepasados
durante
la evo-
seamos
I
pecto. Y creo que emplear un
I
morfico para describir cierros ~ pances -ademas
de ser algo d
puede tener este n:
cientffico-
tan sutil como poderosa las mien to de los chimpances
aD
puec
forma poderosa y sutillas emoci pio comportamiento, productos
incluyeu
de la razon pura.
Dicho de otro modo: cuaIl
lucion). Desde esta perspectiva, aun cuando lleguemos a elaborar nuestros juicios morales a traves de un proceso deliberativo consciente
Veo pues aspea
haga que las personas
de vista que el parece asociar a una «teorfa naturalista».
que: a) la «infraestructura»
te corruptores.
011
y racional (un proceso cognitivo),
verse influidos por facto res emocionales.
aparentemente
dichos juicios pueden
Por ejemplo: una corrien-
el paralelismo
al menos de dos I
mos decir: «jVaya, los chimpana que pensaba!», conclusion
ala q
sideramos que su comportamiem
~ de nuestras intuiciones mora-
te de hostilidad sentida solo de forma semiconsciente hacia un rival
C2Siones)sujetas a una serie de su-
puede influir negativamente sobre nuestro juicio acerca de si este ri-
Id. [erreno de 10 verdaderamente
val es 0 no culpable de algun crimen, aun cuando estemos conven-
me identifico con el arquetipo del
cidos de que hemos evaluado todas las pruebas de forma objetiva.
nee,
que estas inclinaciones deben
Podemos creer honestamente que nuestra opinion de que alguien
IIe5
y no constituyen un mero «re-
merece, por poner un ejemplo, la pen a de muerte, es un producto de
10. ala hora de decidir como ejer-
la cognicion pura sin ningun tipo de influencia emocional; pero esta
w.mdo decidimos quien ha reali-
influencia puede llegar a resultar un factor decisivo, y fue «diseiiada»
ir:!.cu.i!es de nuestras quejas son
por la seleccion natural para que asi fuera.
1105
e:srablecemosjuicios de valor y en contra de nuestros
las diversas formas en que las emociones influyen sutilmente sobre
una de las razones por las que
nuestros juicios morales, el mundo seria un lugar mejor porque es-
5 ~.- amigos f:5
n de De Waal de que en cierto
en un sentido general, punto
72. I
Mi propia opinion es que si todos fueramos mas conscientes de
fZCO
iIe! ser humano (la parte de la naiil.rnOS
para guiarnos en el terreno
spe--ros intuitivos espedficamente 00'.
constituye un «recubrimiento
D!L1"';;l
se ve sometida con no poca
~rica
(es decir, a un distancia-
tariamos men os dispuestos a obedecer estos prejuicios moralmente corruptores. Veo pues aspectos positivos en cualquier cosa que haga que las personas seamos mas conscientes de este ultimo aspecto. Y creo que emplear un lenguaje emocionalmente
morfico para describir ciertos aspectos de la vida social de los chimpances -ademas ciendfico-
de ser algo defendible desde un punto de vista
puede tener este resultado. Porque ver de que manera
tan sutil como poderosa las emociones pueden guiar el compOrtamiento de los chimpances puede ayudarnos a comprender de que forma poderosa y sutillas emociones pueden influir en nuestro pro-
didera moralidad) que tiene a su
pio comportamiento,
~ porque asi quedaban servidos
productos de la razon pura.
[!;Jl5
a.mepasados durante la evo-
antropo-
incluyendo comportamientos
que creemos
Dicho de otro modo: cuando vemos que los chimpances se componan de una manera sorprendentemente humana, podemos describir
Drd..o
Ueguemos a elaborar nuestros
el paralelismo al menos de dos formas distintas. Por un lado pode-
ceso deliberativo aparentemente
mos decir: «jVaya,los chimpances son aun mas impresionantes de 10
~tivo),
dichos juicios pueden
que pensaba!», conclusion a la que llegaremos especialmente si con-
Por ejemplo: una corrien-
sideramos que su comportamiento esta guiado cognitivamente. 0 por
~es.
otro lado diremos: «iVaya, los humanos no son tan extraordinarios como yo pensaba!», conclusion que extraeremos si vemos que una serie de emociones relativamente sencillas y antiguas pueden producir componamientos
aparentemente sofisticados en los chimpances y,
es de suponer, en los seres humanos. Esta ultima conclusion resulta,
LA MORALIDAD SIN.GULARIDAD LA ACCION HUI
ademas de valida, edificante. Para concluir, me gust aria subrayar que no tengo ningun problema con la mayor parte dellenguaje antropomorfico que De Waal emplea en La politica de los chimpances yen otras obras (como por ejemplo ocurre cuando especula atribuyendo un sentido del «honor» -algo
asi como una especie de orgullo-
a los chimpances). Aun
asi, creo que los dos ejemplos que he citado son 10 suficientemente ilustrativos y que no estan por completo desvinculados de su en mi opinion excesivamente simp.ledicotomia entre una teoria «de la capa» y una teoria «naturalista» de la moralidad. El hecho de apreciar cuan sutil y poderosamente las emociones pueden influir sobre el comportamiento es, creo, un primer paso para llegar a apreciar la existencia e importancia de esta tercera categoria que he perfilado. Estoy tentado de llamar a esta tercera orientacion teorica «teoria naturalista de la capa», puesto que es una teoria que ve a los seres humanos como seres que atienden motivos egocentricos con una
Nos enfrentamos ados cuesuODel
capa moralista, pero que al mismo tiempo ve este proceso de cons-
falsedad de 10 que Frans de WaaI c
truccion de dicha capa como un proceso con rakes geneticas y no me-
gun la cualla moralidad seria UBiI
ramente culturales. Esta denominacion tiene el defecto de que no
leza humana esencialmente
alDOl
llega a transmitir la idea de que muchos de nuestros impulsos morales naturales tienen consecuencias igualmente naturales (al menos
1. En Good Natured: The Drigms.
la de «la capa» nos acerca mas ala verdad, en este contexto, que si de-
Animals, Cambridge, MA, Haryarol cast.: Bien natural Barcelona, Herder. 2, En The Descent of Man, and £III
jamos que cada una funcione por su cuenta.
Princeton University Press,1981, ~
en mi vision). Aun as!, esta combinacion de la vision «naturalista» y
Madrid, Edaf, 1982).
:arraeremos
SI
vemos que una se-
Irilla.sy antiguas pueden producir sc1nsricados en 10schimpances y,
IS..
Esra Ultima conclusi6n resulta,
LA MORALIDAD Y LA SINGULARIDAD DE LA ACCION HUMANA
•...i.:.~arque no tengo ningun pro-
u..:';:
amropom6rfico que De Waal
r67:,,:is :- en orras obras (como por
II:ri.bu)'endo un sentido del «ho-
~o~o--
~Que hay de diferente en nuestra forma de actuar que
a 10schimpances). Aun
nos hace ser,ftente a otras especies seres morales? J
he cirado son 10 suficientemente
lIf'iCW
desvinculados de su en mi
lIJ,ffiia
entre una teoria «de la capa»
FRANS DE WAAL1
Un ser moral es un ser capaz de comparar sus acciones
~d.ad. El hecho de apreciar cuan
DeS
o motivaciones pasadas
pueden influir sobre el com-
0 futurasJ
asi como de rechazarlas
o aprobarlas. No existen razones para pensar que alguno
o rara llegar a apreciar la existencia
de los animales inferiores posea esta capacidad.
::ena que he perfilado.
CHARLES DARWIN2
I::r.:.eraorientaci6n te6rica «teoria
e cs una teoria que ve a 10s seres
n moriyos egocentricos con una
Nos enfrentamos ados cuestiones. La primera, relativa a la verdad 0
• c.empo ve este proceso de cons-
falsedad de 10que Frans de Waal denomina la «teoria de la capa», se-
con rakes geneticas y no me-
gun la cualla moralidad seria una fina capa que recubre una natura-
liKion
tiene el defecto de que no
leza humana esencialmente amoral. Segun dicha teoria, somos cria-
lU..:hOS
de nuestros impulsos mo-
IIG::SO
ti
~ente
naturales (al menos
won
de la visi6n «naturalista» y
f:lrIild.
en este contexto, que si de-
R.;,
cuenta.
1. En Good Natured: The Origins of Right and Wrong in Humans and Other
Animals,
Cambridge,
MA, Harvard University Press, 1996, pag. Ill.
(trad.
cast.: Bien natural, Barcelona, Herder, 1987). 2. En The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex (1871), Princeton, Princeton University Press, 1981, pags. 88-89 (tad. cast.: Elorigen del hombre, Madrid, Edaf, 1982).
turas despiadadamente egoistas, que se adecuan a una serie de normas
masiada frecuencia. De Waal ~
morales unicamente para evitar el castigo 0 1adesaprobacion de 10s de-
tratar de satisfacer 10s imeresa..
mas, solamente cuando 10s demas nos esran observando, y cuando
esta de que la mo.ralidad es an_
nuestro compromiso freme a dichas norm as no se ve cuestionado por
a favorecer una teoria de la I:Dm:I
alguna tentacion fuerte. La segunda cuestion es si 1amora1idad hunde sus rakes en nuestro pasado evo1utivo 0 si por el contrario repre-
las emociones. Pero la teoria es problem:iIic
senta una ruptura respecto de dicho pasado. De Waal nos propone
gar, y a pesar de su populari
examinar estasdos cuestiones conjuntamente, con ejemp10s que de-
conseguido demostrar 105men.
muestran que nuestros parientes mas proximos en el mundo natural
tisfaccion de 105intereses propilll
exhiben tendencias intimameme relacionadas con 1amoralidad: com-
tica. Para demostrar que asi es, •
pasion, empatia, capacidad de compartir, reso1ucion de conflictos,
normativas. Puedo pensar en 3fXI
ete. De Waa111ega a 1a conclusion de que es posib1e encomrar 1as
Butler, Henry Sidgwick,
rakes de 1amoralidad en 1anaturaleza esencialmente social que com-
que han intentado algo parecida
partimos con otros primates inteligentes, y que por 10 tanto 1amo-
realidad la gente hace es perset?
ralidad esta profundamente enraizada en nuestra natura1eza.
Butler serralo hace ya tiempo."
ThOlillll
Comencemos por la primera cuestion. En mi opinion, 1a teoria de 1a capa no resulta muy atractiva. En filosofia, suele ir asociada a una determinada
vision de 1a raciona1idad practica y de
3. Vease Butler, en FifteenSrrcialmente reeditados como Fil¥:.sn:-
como esa misma raciona1idad practica se relaciona con la mora1i-
sertation Upon the Nature ofVirtur. afii
dad. Segun esto, 10 raciona1 y 10 natural es llevar a1maximo 1asa-
Hackett Publishing Company, 1983::~
tisfaccion de nuestros intereses personales. La mora1idad entra pues en escena como un conjunto de normas que constrirren esta acti-
1874, 7a ed., 1907), Indianapolis.. H:a en The Possibility of Altruism (Prin.:a Parfit, en Reasons and Persons (Ch:fuId
vidad de maximos. Estas normas pueden estar basadas en 1a pro-
sobre los problemas de establecer mm
mocion del bien comun, mas que en el imeres individual. 0 pue-
pio racional, vease mi propio rrabajo.:1
den, como ocurre con 1as teorias deomo1ogicas, basarse en otras
versidad de Kansas como la Conklal
consideraciones: 1ajusticia, 1aimparcia1idad, 10s derechos, 010 que
4. «Dia tras dia y hora tras OOGL,I
quiera que sea. En cua1quier casa, la teoria de 1a capa sostiene que estas restricciones, que se oponen a nuestra tendencia raciona1
vados por atender, amar u odiar ~ no es que los hombres tengan en una el mundo, porque no es mucho 10 qat
y natural a tratar de conseguir 10 que es mejor para nosotros mis-
de los demas.» Butler, en Five ~
mos, y que son en consecuencia antinatura1es, se rompen con de-
tation Upon the Nature ofVirtu~, ~
p:.rc 5e
adecuan a una serie de normas 0
~~CT()
la desaprobacion de los de-
:is nos estill observando, y cuando IOiS
normas no se ve cuestionado por
lli
cuestion es si la moralidad hun-
iliJi~liriyO 0 si por el contrario repred:o pasado. De Waal nos propone
IJ:.:!:tamente, con ejemplos que den:.:i~proximos en el mundo natural 6cionadas
con la moralidad: com-
x:lparrir, resolucion de conflicros, in Je que es posible encontrar las Ikza escncialmente social que com-
~emes, y que por 10 tanto la mol:.dia en nuestra naturaleza.
masiada frecuencia. De Waal parece aceptar la idea de que es racional tratar de satisfacer los intereses, pero rechaza la idea vinculada a esta de que la moralidad es antinatural; consecuentemente, a favorecer una teoria de la moralidad sentimentalista
0
tiende
basada en
las emociones. Pero la teorfa es problematica por varias razones. En primer lugar, y a pesar de su popularidad en las ciencias sociales, nunca se ha conseguido demostrar los meritos de la idea que sostiene que la satisfaccion de los intereses propios sea un principio de la razon pracrica. Para demostrar que as! es, tendrfamos que demostrar sus bases normativas. Puedo pensar en apenas un pufiado de filosofos Qoseph Butler, Henry Sidgwick, Thomas Nagel y Derek Parfit entre otros) que han intentado algo parecido a esto.3 Y la idea de que 10 que en realidad la gente hace es perseguir su propio in teres resulta, como Butler sefialo hace ya tiempo, bastante irrisoria.4
c..re:stion. En mi opinion, la teo-
t
r~.:ri'"-a.En filosofia, suele ir aso.de b racionalidad practica y de ~ccica se relaciona con la morali-
3. Vease Butler, en Fifteen Sermons Preached at the Rolls Chapel (1726), parcialmente reeditados como Five Sermons Preached at the Rolls Chapel andA Dis-
es llevar al maximo la sa-
sertation Upon the Nature of Virtue, editados por Stephen Darwall, Indianapolis, Hackett Publishing Company, 1983; Sidgwick, en The Methods of Ethics (1 a ed.,
=r:-on.a.les. La moralidad entra pues
1874, 7a ed., 1907), Indianapolis, Hackett Publishing Company, 1981; Nagel,
norrnas que constrifien esta acti-
en The Possibility of Altruism (Princeton, Princeton University Press, 1970); y
LEl.lial
, ?ueden estar basadas en la prot
en d llreres individual. 0 pue-
s ceonrologicas, basarse en otras ~cialidad, !SICi.
los derechos,
0 10
que
la [eoria de la capa sostiene
JIn;:::J.
a nuestra tendencia racional
~~e es mejor para nosotros misIr..~narurales, se rompen con de-
Padlx, en Reasons and Persons (Oxford, Clarendon Press, 1984). Para un debate sobre los problemas de establecer una base normativa para este supuesto principio racional, vease mi propio trabajo «The Myth of Egoism,» publicado por la Universidad de Kansas como la Conferencia Lindley de 1999. 4. «Dfa tras dfa y hora tras hora, los hombres sacrifican los intereses mas elevados por atender, amar u odiar cualquier inclinaci6n vagabunda. Lo lamentable no es que los hombres tengan en una estima tan alta su propio bien
0
interes en
el mundo, porque noes mucho 10 que tienen, sino que tengan en tan poca el bien
I
de los demas.» Butler, en Five Sermons Preached at the Rolls Chapel and A Dissertation Upon the Nature of Virtue, pag. 21.
En segundo lugar, no esd. muy claro que la idea del in teres pro-
segun este criterio. Pero la image:a
pio sea un concepto plenamente formado cuando se aplica a un ani-
do a nadie mas como un fin en sill
mal tan profundamente
do ser tratado de la misma forma
social como el ser humano. No cabe duda
I
privados,
la de alguien que siempre haga cd
como por ejemplo la satisfaccion de nuestros apetitos, ya sean los
riamos invocando, entonces, es b;
relativos ala comida
demas como un instrumento
de que tenemos una serie de intereses irreductiblemente
0
al sexo. Pero nuestro in teres personal no se li-
0m
mita a poseer cosas. Tambien tenemos interes en hacer yen ser. Mu-
espera ser tratado de la misma
chos de estos intereses no pueden enfrentarnos por completo a los
nunca did la verdad espontane:UI
intereses de la sociedad, Hana y simplemente porque resultan inin-
de una conversacion normal, sino
teligibles fuera deli misma y de las tradiciones culturalesque
esa
calculando el efecto de sus palab
sociedad confonna. Seria comprensible que una persona, por ejem-
proyectos. Una persona a la que.:I
plo, quisiera ser la mejor bailarina del mundo, pero no 10 seria tan-
tan, Ie pongan zancadillas 0 Ie igD
to que quisiera ser la unica bailarina del mundo entero puesto que el
to alguno, porque en el fondo po
hecho de que hubiera solamente una bailarina implicaria, necesa-
seres humanos pueden esperar del
riamente, que no hubiera ninguna otra bailarina en el mundo. Si
de una criatura que vive en un esl
usted tuviera todo el dinero del mundo, no seria rico. Por supuesto,
funda, y que en esencia se consid
tambien mantenemos un interes genuino en otras personas cuyos
Heno de cosas potencialmeme UriIr:
intereses no podemos mantener separados de los nuestros. De modo
gan vidas mentales yemocionale
que la idea de que podemos identificar con meridiana claridad nues-
ria absurdo sugerir que la mayo
tros intereses como algo separado de,
queremos ser asi, todo eHo bajo
0
bien opuesto a, los intereses
ajenos resulta, como minima, forzada. Con todo, no es este el aspecto mas erroneo de la teoria de la
m:II
Ii
No obstante, resulta igualmell
no humanos actuan motivados pc
capa. La moralidad no es unicamente un conjunto de restricciones
viera algun sentido, la idea de am
que obstruyen nuestro camino hacia la consecucion de nuestros in-
seer una cierta vision de futuro, z
tereses. Para la mayoria de la gente, los estandares morales definen for-
pacidades que no parecen estar al41
mas de relacionarnos con los demas que en la mayor parte de las oca-
Es mas, actuar por propio interes
siones nos resultan naturales. Segun Kant, la moralidad exige que
motivado por el concepto absrrac
tratemos a los demas como un fin en si mismo, nunca como sim-
5. Algunas de estas cuestiones
ples medios para conseguir nuestros fines. Evidentemente, no siem-
Possibility of Altruism, pags. 82 y sigs. ~
pre somos capaces de tratar a to do el mundo y en todas las ocasiones
forma de «solipsismo practico».
5(
IY dara que la idea del in teres pra-
segun este criterio. Pero la imagen de alguien que nunca haya trata-
~rmado cuando se aplica a un ani-
do a nadie mds como un fin en S!mismo y que nunca haya espera-
mo el ser humano. No cabe duda
do ser tratado de la misma forma resulta aun mas irreconocible que
::res.es irreductiblemente
privados,
la de alguien que siempre haga tal cosa. Porque la imagen que esta-
2e nuestras apetitos, ya sean los
riamos invocando, entonces, es la de alguien que siempre trata a los
I
o nuestro interes personal no se li-
demas como un instrumento
mos imeres en hacer y en ser. Mu-
espera ser tratado de la misma manera. Estariamos ante alguien que
I
entrenrarnos por completo a los
0
como un obstaculo, y que a cambio
nunca did la verdad espontaneamente
0
sin pensar en el transcurso
mp>lemente porque resultan inin-
de una conversacion normal, sino que constantemente se encuentra
Ls uadiciones culturalesque
esa
calculando el efecto de sus palabras sobre el exito potencial de sus
oslole que una persona, por ejem-
proyectos. Una persona a la que, a pesar de no gustarle que Ie mien-
mundo, pero no 10 seria tan-
l cid
tl
tan, Ie pongan zancadillas
0
Ie ignoren, no demostrad resentimien-
dd mundo entero puesto que el
to alguno, porque en el fondo piensa que eso es 10 que en realidad los
bailarina implicaria, necesa-
seres humanos pueden esperar de los demas. Hablariamos, enronces,
ocr-a bailarina en el mundo. Si
de una criatura que vive en un estado de soledad interior muy pro-
lL."la
tl
u..--:do.no ser!a rico. Por supuesto,
funda, y que en esencia se considera la unica persona en un mundo
~nUillo en otras personascuyos
lleno de cosas potencialmente Miles, aunque algunas de esas cosas ten-
flW."'2dos de los nuestros. De modo
gan vidas mentales y emocionales, hablen
!i-IT con meridiana claridad nues-
ria absurdo sugerir que la mayoria de los seres humanos somos
ci::_
0
bien opuesto a, los intereses
0
se defiendan.5 Resulta0
queremos ser as!, rodo ello bajo una fina capa de moderacion. No obstante, resulta igualmente absurdo pensar que los animales
kl
::nis erroneo de la teoria de la
no humanos actuan motivados por el interes propio. Caso de que tu-
n:e un conjunto de restricciones
viera algun sentido, la idea de actuar segun el interes propio exige po-
:U La consecucion de nuestros in-
seer una cierta vision de futuro, as! como la habilidad de calcular, ca-
!os estindares morales definen for-
pacidades que no parecen estar al alc.ancede los animales no humanos.
i c:ue
en la mayor parte de las oca-
Es mas, actuar por propio interes exige tambien la capacidad de estar
i:r:. IUm, la moralidad exige que
motivado por el concepto abstracto del bienestar propio a largo pla-
le::
si mismo, nunca como sim-
II ::nes.
Evidentemente, no siem-
:I :nundo y en todas las ocasiones
5. Algunas de estas cuestiones son discutidas por Thomas Nagel en The
Possibility of Altruism, pags. 82 y sigs. Nagel caracteriza esta condici6n como una forma de «solipsismo practico».
ZOo
La idea del interes propio parece estar fuera de lugar wando pen-
y los matamos cuando querelJDS;.
samos en acciones no humanas. No estoy en absoluto predispuesta a
guntas de Indole moral que se ••
negar que otros animales inteligentes hagan las cosas intencionada-
creo que seda justo decir que es_
mente, pero SIpienso que sus intenciones son locales y concretas, sin
comodos a la hora de aceprar d
pretension alguna de hacer 10que sea mejor para SImismos: comer,
si pensamos que ser utilizado em-
emparejarse, evitar un castigo, divertirse, detener una pelea, ete. Los
tal, mantenido en cautividad. oW
animales no humanos no tienen eso que llamamos interes propio. Es
no puede significar para un anima
mas probable que sean, como dice Harry Frankfurt, seres capricho-
para nosotros. Algo que a su "YCZ
sos: acnlan guiados por el instinto, el deseo 0 la emocion del mo-
vez que 10sanimales tienen ~i
mento. El aprendizaje 0 la experiencia pueden cambiar el orden de sus
alas nuestras. Por supuesto, d bed
deseos y aSIhacer que algunos se conviertan en prioritarios: la pers-
do en negar las similitudes
pectiva de un castigo podda apaciguar el ardor de un animal hasta el
no contribuye a mostrar que Clk:s!
punto de impedir que este satisfaga su apetito, pero esto no es 10mis-
rregido este interes, no hay ra:zGII
mo que calcular 10que mas Ie conviene en un momenta dado 0 que
nes y experimentos que De W33iI
actuar motivado por una idea de su bienestar a largo plazo. Por todas
interaccion diaria con los aniImII
estas razones, me parece que la teoda de la capa es bastante absurda. Quiero, pues, dejarla a un lado y hablar de la pregunta mas interesante
tamente 10que aparentan mOSlCl ras inteligentes, curiosas, c.ari.fio
que nos plantea De Waal, relativa a las rakes de la moralidad en nues-
rantes, de un modo muy parecid
tra naturaleza evolucionada, donde se localizan y cuan profundas son.
0:
entK
Aun as!, tampoco encuentRI
dualismo total. Para ml, 105seres absoluta claridad un conjunto ~ Si alguien me preguntara si personalmente creo que otros ani-
tura, nuestra memoria hisrooo
males son mas parecidos a los sereshumanos de 10que la gente supone,
maticas complejas y un refimd
o si creo que existe alguna discontinuidad profunda entre los seres
tura, la filosofla 0 el arte de COllI
humanos y el resto de los ani males, mi respuesta seda afirmativa en
lista algo que con frecuencia no
ambos casos. Es imponante recordar que los seres humanos tenemos
recer: nuestra sorprendenre
un interes creado en 10que De Waal denomina «antroponegacion».
do las barreras entre especies. Zl
Comemos animales no humanos, nos vestimos con ellos, los some-
que viven con nosotros hagan II
temos a experimentos dolorosos, los mantenemos cautivos (a veces en
con Freud y Nietzsche (cuyas 11
condiciones poco saludables) en interes propio, los hacemos trabajar
lucion de la moralidad no pa.rro
Glp
=ceesrar fuera de lugar cuando pen-
y los matamos cuando queremos. Aun sin entrar en las urgentes pre-
~o esmy en absoluto predispuesta a
guntas de indole moral que se nos plantean a raiz de estas practicas,
%][[es hagan las cosas intencionada-
creo que seria justo decir que es muy posible que nos sintamos mas
:naones son locales y concretas, sin
comodos a la hora de aceptar el trato que damos al resto de criaturas
e sea mejor para si mismos: comer,
si pensamos que ser utilizado como comida, ropa, sujeto experimen-
re:rrirse,detener una pelea, etc. Los
tal, mantenido en cautividad, obligado a trabajar
so que liamamos interes propio. Es
no puede significar para un animal nada parecido a 10 que supondria
:r Harry Frankfurt, seres capricho-
para nosotros. Algo que a su vez parece enteramente posible, toda
d deseo
0
acabar asesinado
la emocion del mo-
vez que los animales tienen vidas emocionales y cognltivas diferentes
pueden cambiar el orden de sus
alas nuestras. Par supuesto, el hecho de que tengamos un interes crea-
OJmierran en prioritarios: la pers-
do en negar las similitudes entre nosotros y el resto de los animales
p.r d ardor de un animal
hasta el
no contribuye a mostrar que tales similitudes existen. Pero una vez co-
;a 5U aperito, pero esto no es 10 mis-
rregido este interes, no hay razon para dudar de que las observacio-
en un momento dado
que
nes y experimentos que De Waal realiza y describe, asi como nuestra
a largo plaza. Par todas
interaccion diaria con los animales que nos rodean, demuestran jus-
de la capa es bastante absurda.
tamente 10 que aparentan mostrar: que muchos animales son criatu-
EO. ."';Oi
I\loene
11 :,ienesrar [K"~
IIbLa.r
0
0
de la pregunta mas interesante
Ills raices de la moralidad en nues-
~se kx:.alizany cuan profundas son.
ras inteligentes, curiosas, carifiosas, juguetonas, mandonas rantes, de un modo muy parecido
011
0
belige-
nuestro.
Aun asi, tampoco encuentro muy tentadora la idea de un gradualismo total. Para mi, los seres human os parecemos constituir con absoluta claridad un conjunto aparte debido a nuestra elaborada cul-
ltt:-onalmente creo que otros ani-
tura, nuestra memoria historica, la existencia de idiomas con gra-
U::manosde 10 que la gente supone,
maticas complejas y un refinado poder expresivo, el arte, la litera-
linuidad profunda entre los seres
tura, la filosoffa 0 el arte de contar chistes. Me gustaria afiadir a esta
:s..mi respuesta seria afirmativa en
lista algo que con frecuencia no se menciona pero que deberia apa-
br que los seres humanos tenemos
recer: nuestra sorprendente capacidad para hacer amigos atravesan-
z.u denomina
«antroponegacion».
do las barreras entre especies, asi como para hacer que los animales
n~:srimoscon elios, los some-
que viven con nosotros hagan 10 propio. Estoy tambien de acuerdo
::naDrenemoscautivos (a veces en
con Freud y Nietzsche (cuyas liamativas explicaciones sobre la evo-
m:cres propio, los hacemos trabajar
lucion de la moralidad no parecen atraer en exceso a De Waal) sobre
C'LlI5 15
el hecho de que los seres humanos aparentamos estar psicologica-
sulta dificil creer que esto es 10.
mente dafiados de una forma que sugiere una profunda ruptura con
pance. Sin embargo,
la naturaleza. Existe un antigua tradicion filosofica que se remonta
cuidadosamente
a Aristoteles que intenta localizar la diferencia clave capaz de expli-
simios hacen las cosas intenc::K.
car todas esas diferencias entre seres human os y animales. Como
gunta de que es 10 que expliGl sa
buena filosofa anticuada que soy, el proyecto me resulta tentador.
El propio De Waal carga coma
Lo que quiero hacer ahora es examinar un aspecto concreto de dicho
el egoismo de nuestros actos a I
proyecto que tiene que ver con la pregunta de hasta que punto la
genes. La cuestion de la intencioa
moralidad representa una ruptura con nuestro pasado animal. Las normas morales gobiernan la forma en que actuamos, y la
en
oUOS
la preguma. d&=
en la que un animal realiza una
pro-
vista del animal en cuestion, esu
tomorales surge porque, de manera incuestionable, estos actuan. Las
el animal actua con algun pIOpei
conclusiones de De Waal provienen en gran medida del analisis de
te la tentacion de pensar que b I
10 que los animales hacen. En sus obras, De Waal a menudo retra-
genes de la moralidad en el
ta diferentes interpretaciones
como interpretemos sus inrencio
pregunta de hasta que punto los animales son seres morales
0
intencionales posibles del compor-
aMI
tamiento y la accion animal, y describe experimentos disefiados
nas» 0 no. Y cree que, al menos
para descubrir 10 que es correcto. Una mona capuchina rechaza un
teamiento es erroneo. Parece tel
pepino cuando a su compafiera se Ie ofrece una uva: 2es una pro-
de teoria moral sentimenta1ist:ad
testa contra la injusticia,
estos pensadores un acto conere
0
simplemente se limita a esperar a que Ie
I
llegue el turno de conseguir una uva? 2Comparten los chimpan-
funcion de que un espectador apI
ces comida en sefial de agradecimiento hacia aquellos individuos que
nos en el caso de 10 que Hume D
les han ayudado a acicalarse, u ocurre en cambio que el acicala-
losofos pensaban que el agente
miento les relaja y les hace generosos? A veces, situaciones que apa-
buena no tiene por que aetU2I"
rentan ser explicaciones evolutivas del comportamiento
animal pa-
presamente morales. De hechoc
intencionales de sus actos,
los sentimentalistas del siglo D'
recen desembocar en interpretaciones
I
como por ejemplo cuando en su obra Bien natural De Waal sugie-
tamente la cuestion de si, segfuJ
re que los chimpances «se esfuerzan por crear un tipo de comuni-
les podian ser considerados sere
dad que les beneficie».6 Por razones que ya he mencionado, me re-
sor mas inmediato de Hutcheso
ser considerado como ser virnH
citar un juicio moral, y que eJ
aparentamos estar psicologica-
05
sulta difkil creer que esto es 10 que Ie pasa por la cabeza a un chim-
.sugiere una profunda ruptura con
pance. Sin embargo,
c£dlc:ionfilosofica que se remonta
cuidadosamente
.h diterencia clave capaz de expli-
simios hacen las cosas intencionada
en orros momentos
De Waal distingue
la pregunta de hasta que punto los monos y los 0
deliberadamente
de la pre-
humanos y animales. Como
gunta de que es 10 que explica su tendencia a realizar dichos actos.
~ci proyecto me resulta tentador.
El propio De Waal carga contra los teoricos de la capa por inferir
un aspecto concreto de dicho
el egoismo de nuestros actos a partir del «egoismo» de nuestros
ICeS
IL":M il
?regunta de hasta que punto la
Icon nuestro pasado animal.
genes. La cuestion de la intencionalidad
afecta a como una instancia
rJ:tu forma en que actuamos, y la
en la que un animal realiza una accion es vista desde el punto de
lmmales son seres morales
vista del animal en cuestion, esto es, si resulta plausible pensar que
3.
0
pro-
:.ncuesrionable, estos acttian. Las
en
en gran medida del analisis de
el animal acttia con algtin proposito en mente
0
no. Creo que exis-
te la tentacion de pensar que la pregunta de si podemos ver los ori-
;ooras. De Waal a menudo retra-
genes de la moralidad en el comportamiento
c:.::ionales posibles del compor-
como interpretemos sus intenciones, de si sus intenciones son «bue-
b....-ribe experimentos diseiiados
nas» 0 no. Y creo que, al menos en su sentido mas obvio, este plan-
C:12 mona capuchina rechaza un
teamiento es erroneo. Parece tener sentido si nos aferramos al tipo
r it' otrece una uva: ~es una pro-
de teoria moral sentimentalista de Hutcheson y Hume, ya que segtin
m,cme se limita a esperar a que Ie
estos pensadores un acto concreto recibe el calificativo de moral en
t:ya; ~Comparten los chimpan-
funcion de que un espectador apruebe
hacia aquellos individuos que lCL:...-re en cambio que el acicala21m
1I:JI5: .-\
'-eces, situaciones que apa-
• G;:-~ comportamiento
0
animal depende de
desapruebe el mismo. AI me-
nos en el caso de 10 que Hume llamo las «virtudes morales», estos filosofos pensaban que el agente que realiza una accion moralmente buena no tiene por que actuar motivado por consideraciones ex-
animal pa-
presamente morales. De hecho esta es la razon por la que algunos de
inrencionales de sus actos,
los sentimentalistas del siglo XVIII y sus criticos debatieron explici-
":-2 Bien natural De Waal sugie-
tamente la cuestion de si, segtin las teorias de cada cual, los anima-
?Or crear un tipo de comuni-
les podian ser considerados seres virtuosos. Shaftesbury, el predece-
lO:J.a
II:
:I. que
ya he mencionado, me re-
sor mas inmediato de Hutcheson, habia aseverado que uno no podia ser considerado como ser virtuoso a menos que fuera capaz de ejercitar un juicio moral, y que en consecuencia no podriamos decir
que un caballo es virtuoso.? Pero, dado que segun esta teoria los juicios morales no han de jugar ningun papel en la motivaci6n moral, no queda claro por que no podriamos decir que un caballo es virtuoso.
Asi, Hutcheson afirm6 audazmente que no resultaria absurdo suponer que «Iascriaturas carentes de la capacidad reflexiva»poseen algunas «virtudes inferiores».8 Si bien De Waal alaba las teorias sentimentalistas, niega que sus argumentos tengan como unica base la existencia de animales cuyas intenciones damos par vaIidas: «La cuesti6n no es si los animales son
0
no amables entre si, y tampoco im-
porta mucho si su comportamiento
encaja
0
no con nuestras prefe-
rencias morales. Lo relevante es, mas bien, si poseen capacidades para la reciprocidad y la venganza, la aplicaci6n de normas sociales, la resoluci6n de conflictos y la compasi6n y la empatia» (pag. 16). Perosi parece compartir con los sentimentalistas el supuesto de que la moralidad de un acto es una cuesti6n del contenido de la inten-
sino que es una idea que englobaser colocadas en una escala. Es ell
I
cala cuando la pregunta de si lIB: puede surgir. En la parte inferior de esa esal movimiento que puede ser desa:i En este sentido, el concepto de 0to, tenga
0
no alguna forma de mi.
do no solamente a seres hum.a.ncJ5 y maquinas. Dentro de la ecoom organizado, algunos movimienm dos de intenei6n. EI coraz6n bH nos despierta, el ordenador nos 31 neamente y las hojas de una pba
Pero no hay indicaci6n de que 1m
ci6n con la que esta acci6n se lleva a cabo. Creo que De Waal se equivoca, y para explicar por que, quiero examinar mas detalladamente la idea de actuar deliberada
nadamente. No creo que este CDIICII
0
imencio-
vimientos esten en las mentes de I quiera en las mentes de quienqu un prop6sito concreto a estOSm
7. EnAn Inquiry Concerning Virtue or Merit (1699). Es una cita extraidi de
hecho de que el objeto en cuesOO
D. D. Raphael, British Moralists, vol. 1, Indianapolis, Hackett Publishing Com-
En el caso de los seres vivos. '
pany, 1991, pags. 173-174. 8. EnAn Inquiry Concerning the Original of our Ideas ofVirtue or Moral Good (1726), Moralists, en ibid., vol. I, pag. 295. En un trabajo posterior, Hutcheson
los animales -incluidos
105
lbrI
gunos de estos movimientos inu
argument6 que era un error pensar que podemos estar motivados par consideraciones
cepci6n del animal. Los peces DIiI
morales (Illustrations on the Moral Sense [1728J, Bernard Peach, (comp.), Cam-
de la superficie parque alli podrioI
bridge, MA, Harvard University Press, 1971, pags. 139-140). Como principal
rren a esconderse cuando inteDI
exponente de las ideas de Hume, vease su Libro III del Treatiseof Human Nature
y las arafias se van acercando a b
(1739-1740, 2a ed., L. A. Selby-Bigge y P. H. Nidditch, (comps.), Oxford, Oxford
aqul caer en la tentaci6n de m:ili
University Press, 1978) (trad. cast.: Tratado de la naturaleza humana, Madrid, Tecnos, 2005). Para unadiscusi6n sobre el papel de la motivaci6n moral en el pensamiento moral vease ellibro III, parte II, secci6n primera, pags. 477-484.
cir por que: cuando los movimi percepci6n, estan entonces bajo
ci.adoque segun esta teoria los jui-
nadamente. No creo que este concepto se refiera a un unico fenomeno,
~llIlpapel
sino que es una idea que engloba una serie de cuestiones que pueden
en la motivacion moral,
deLe-ir que un caballo es virtuoso.
ser colocadas en una escala. Es en un determinado punto en esa es-
ore que no resultaria absurdo su-
cala cuando la pregunta de si una accion tiene un caracter moral
e s... capacidad reflexiva»poseen al-
puede surgir.
"'"15
m De \\,7aalalaba las teorias senti-
En la parte inferior de esa escala, nos encontramos la idea de un
rnws rengan como unica base la
movimiento que puede ser descrito intencional
:ic"::le5 damos par vaIidas: «La cues-
En este sentido, el concepto de intencion se aplica a cualquier obje-
• enables entre si, y tampoco im-
to, tenga
[0
encaja
Il::.4..5
0
no con nuestras prefe-
bien, si poseen capacidades
0
0
funcionalmente.
no alguna forma de organizacion funcional, e incluyen-
do no solamente a seres humanos
0
animales sino tambien a plantas
y maquinas. Dentro de la economia de un objeto funcionalmente
. La. aplicacion de normas sociales,
organizado, algunos movimientos pueden ser descritos como dota-
D:?asion y la empatia» (pag. 16).
dos de intencion. El corazon late para bombear la sangre, un reloj
nnmenralistas el supuesto de que
nos despierta, el ordenador nos avisa si escribimos una palabra erro-
e,-::ion del contenido de la intent ~.:abo.
neamente y las hojas de una planta se extienden en direccion al sol.
r ?.irJ. explicar por que, quiero exa-
vimientos esten en las mentes de los objetos que se mueven, ni tan si-
C,.: acruar
IT ,'.[::-,,::
~-
deliberada
0
intencio-
1699). Es una cita extraida de
:~lis. Hackett Publishing Com-
Pero no hay indicacion de que los objetivos que persiguen estos moquiera en las mentes de qui en qui era que los haya creado. Atribuir un proposito concreto a estos movimientos simplemente refleja el hecho de que el objeto en cuestion esta funcionalmente organizado. En el caso de los seres vivos, y muy especialmente en el caso de
Pd:..- ::-~:;.:;rIdeas ofVirtue or Moral Good
los animales -incluidos
'5. ~z: UIl rrabajo posterior, Hutcheson
gunos de estos movimientos intencionales estan guiados por la per-
2'DG~ ;:s:ar
motivados por consideraciones
[-.::...~:, Bernard Peach, (comp.), Cam9-: ?~.
139-140). Como principal
los llamados animales «inferiores»-,
al-
cepcion del animal. Los peces nadan en direccion alas turbulencias de la superficie porque alIi podria haber un insecto, las cucarachas corren a esconderse cuando intentamos aplastarlas con un periodico
L:-r-: m del Treatiseof Human Nature i.. '-:,~.:itch, (comps.), Oxford, Oxford
y las arafias se van acercando ala presa atrapada en su tela. Podemos
:i..1 ~ 'Iilturaleza humana, Madrid,
aqui caer en la tentacion de utilizar un lenguaje de accion, sobra de-
IIIl:iI
~re 2.: !a morivaci6n rc:.:::;J.r:
moral en eI pen-
?rimera, pags. 477-484.
cir por que: cuando los movimientos de un animal se guian por su percepcion, estan entonces bajo el control de la mente del animal, y
cuando esto ocurre, podriamos estar tentados de decir que esran bajo
mos conscientes del objemu ..-
el control del propio animal. Esto es, despues de todo, 10 que dife-
aprender de la experiencia a tl'2II
rencia una accion de un simple movimiento: que una accion puede ser atribuida a un agente, y que se lleva a cabo bajo el control de ese mismo agente. En este nivel, ~deberiamos decir entonces que el animal actua intencionalmente
0
con un proposito concreto? Depende
de como entendamos la pregunta. El animal dirige sus movimientos, y sus movimientos son intencionales: los movimientos tienen un proposito. En este sentido, el animal actua con un proposito, pero en esta etapa no tenemos por que decir que este proposito este presente en la mente del animal. Bien es cierto que cuando intentamos ver la situacion desde el punto de vista del animal y nos preguntamos que es exactamente 10 que el animal percibe que determina sus movimientos, resulta practicamente irresistible describirlos como dotados de intencion. ~Porque una arana se dirige hacia la polilla atrapada en su tela, a menos que haya algun sentido por el cualla arana ve ala polilla como comida y en consecuencia intenta atraparla? Pero entendamos como entendamos las intenciones de la arana, no tenemos por que asumir que la arana esta pensando sobre aquello que intenta conseguir. Por otra parte, si estamos tratando con un animal inteligente, no existe ninguna razon para no suponer que tiene un proposito concreto en mente. Es mas, no veo por que no podriamos suponer que exis-
Aun cuando exista un cooIi que un animal que pueda tenerCi sar sobre como alcanzarlos,ejero: sobre sus movimienros que d. cpI
10 tanto es un agente en un seDIil en algunos de los casos de De '\Ii seria la descripcion intenciomil
es precisamente en este nivd ci cripcion intencional de una aa: punto de vista del agente (los ~
blema para la aseveracion que ~ to dejaremos este punto al maI§ a la etapa anterior: cuando da conseguir comida», no nos imp: esra haciendo. En el nivel de b cion intencional del movimic Pero una vez que se abriga un cripcion intencional de una a punto de vista del agente. Esro una descripcion intencional a
tido preguntar si el mono cap
te un continuo gradual entre 10 que ocurre cuando las percepciones de
injusticia,
si simplemente
es1:i
una arana la hacen dirigirse hacia la polilla y' una conciencia pura-
ello representa una mayor
pRi
mente cognitiva que hace que perciba ese algo como algo que quiere. Cuando se da esta conciencia cognitiva, se supone la posibilidad de
0
accion determinada es «inteIK Sin embargo, algunos filOl
aprender de la experiencia sobre como conseguir 10 que se quiere y
intencionalidad mas profundc:
evitar 10 que no aumenta significativamente. Siempre se puede apren-
animal es consciente de sus pi
der de la experiencia a traves del condicionamiento, pero cuando so-
guirlos. Pero no elige persegr
:u tentados de decir que estan bajo ) .::5'_ despues de todo,
10 que dife-
mos conscientes del objetivo que perseguimos, podemos tambien aprender de la experiencia a traves del pensamientoy el recuerdo.
lO'.-imiento:que una acci6n puede
Aun cuando exista un continuo gradual, parece correcto decir
:Ee>-aa cabo bajo el control de ese
que un animal que pueda tener en mente sus prop6sitos, e incluso pen-
e:r-d.ITlOS decir entonces que el ani-
sar sobre c6mo alcanzarlos, ejerce un mayor nivel de control consciente
I un
prop6sito concreto? Depende
sobre sus movimienros que el que por ejemplo ejerce una arana, y por
E animal dirige sus movimientos,
10 tanto es un agente en un sentido mas profundo. Existe pues, como
le5: ins movimientos tienen un pro-
en algunos de los casos de De Waal, espacio para el debate sobre cual
con un prop6sito, pero en esta
seria la descripci6n intencional adecuada para una acci6n, porque
UCe5reprop6sito este presente en
es precisamente en este nivel donde comenzamos a afinar la des-
» que cuando intentamos ver la si-
cripci6n intencional de una acci6n en base a 10 que ocurre desde el
I _: __ 1 ,4Ul..1 ..Uldl Y
punto de vista del agente (1oslapsus freudianos constituyen un pro-
CI'.J!a
nos preguntamos que es
iDe que determina sus movimien-
blema para la aseveraci6n que acabo de hacer, pero por el momen-
b;e describirlos como dotados de
to dejaremos este punto al margen). Se da aqui una diferencia respecto
inge hacia la polilla atrapada en su
ala etapa anterior: cuando decimos que la arana estci «intentando
kio par el cualla arana ve a la po-
conseguir comida», no nos importa si eso es 10 que la arana piensa que
ria imenta atraparla? Pero enten-
esta haciendo. En el nivel de la arana, resulta natural que la descrip-
:n..iones de la arana, no tenemos
ci6n intencional del movimiento y su explicaci6n corran parejas.
CL;;;a.ndosobre aquello que inten-
Pero una vez que se abriga un prop6sito conscientemente,
la des-
cripci6n intencional de una acci6n debe captar dealgun modo el con un animal inteligente, no
punto de vista del agente. Esto es asi porque en este nivel asignamos
que riene un prop6sito concre-
una descripci6n intencional a la perspectiva del agente y tiene sen-
160 Iii:!"
Ie no
podriamos suponer que exis-
tido preguntar si el mono capuchino esta protestando contra una
'o....-urre cuando las percepciones de
injusticia,
h p"lilla },'una conciencia pura-
ello representa una mayor profundidad a la hora de decidir si una
:i:-'a ese algo como algo que quiere.
acci6n determinada es «intencional»
0 si
simplemente esta tratando de conseguir una uva. Todo 0
no.
1IiITr.'.1. se supone la posibilidad de
Sin embargo, algunos fil6sofos no creen que este sea el nivel de
conseguir 10 que se quiere y
intencionalidad mas profundo. En el nivel que acabo de describir, el
nmenre. Siempre se puede apren-
animal es consciente de sus prop6sitos, y piensa sobre c6mo conse-
ociJcionamiento, pero cuando so-
guirlos. Pero no elige perseguirlos. Los prop6sitos Ie son dados al
000
animal por sus estados afectivos: sus emociones y sus deseos, ya sean instintivos
0
aprendidos.
Aun en los casos en los que el animal debe
~Por que afirmo que esto ~ mas profundo?
En primer luga-...
ejemplo, si un macho qui ere em-
de juicios es tambien capaz de ta:i
parejarse con una hembra pero otro macho mas grande se acerca y
posito final, no porque hay-a 0D:l
quiere evitar una pelea-la
porque estima que llevar a cabo c:l
elegir entre dos propositos
-por
eleccion Ie viene dada por la fuerza de sus
estados afectivos. El temor que el primer macho muestra ante el ma-
to esti mal. En un celebre
cho mas fuene es mas fuene que su des eo de emparejarse.
ca, Kant argumentaba
el animal persigue viene determinado
El fin que
por sus deseos y emociones.
fraguK
que so•••
tros mas urgentes deseos naUlJ"3ia;
que
vida y de garantizar el bienest:ll" 4
creen que es posible un nivel de evaluacion y por tanto de eleccion
tar llevar a cabo una accion e:nU
Los seguidores
mas profundo.
de Kant se encuentran
Ademas de preguntarnos
remos, tambien podemos preguntarnos ficientemente La pregunta
entre los filosofos
como conseguir
10 que
si desearlo es una razon
buena como para actuar de una determinada no afecta unicamente
que-
10 su-
manera.
a si la accion es un modo efecti-
hombre
al que su rey ordell2 m
inocente de la que el rey quiere ~ do a muerte y de ver a su
familia.
que, aun cuando nadie podriadl
vo de conseguir nuestro objetivo, sino, aun cuando asi sea, si nues-
esa situacion,
tro deseo de conseguir ese finjustifica nuestros actos. Evidentemen-
hacer 10 que esti bien.9 Ahara hila
te, Kant es celebre por pensar
nuestros propositos
pregunta
que el hecho de plantearnos
esta
sobre una accion adopta una forma concreta: formulamos
debemos ser cap3'i
cuanda no -
adecuados, entonces tambien
00
10 que denomino una maxima (<
un proposito
seguir este fin») y sometemos
como propio. Puede que sean •
vo categorico.
esa maxima a la prueba del imperati-
Nos preguntamos
si querriamos
que el hecho de que
determinado,
pili
nos sugieran estos propositos,
p
todo aquel que quisiera conseguir tal fin llevase a cabo esta accion fue-
nuestro estado afectivo, pUesll)
10 que
el hecho de tratar de alC
ra una ley universal. De hecho,
estamos pregunrandonos
es si
nuestra maxima puede servir como principio racional. En algunos ca-
lado. Dado que no solamenn::
sos, Kant pensaba que no podemos
un fin, sino tambien los fines
convierta
en ley universal,
y por
querer que nuestra vol un tad se
10 tanto tenemos que rechazar la
de intencionalidad
ell
mucho mas I
accion descrita por erronea. Aun cuando juzguemos que la accion puede estar justificada
y actuemos en consecuencia,
estariamos
actuan-
9. The Critique of Practiau ReI
do no a partir del mero deseo, sino a partir del juicio de que la accion
versity Press, 1997, pag. 27 (rrad. c
esta justificada.
Alianza,2007).
IS
cmociones y sus deseos, ya sean
)15
.:asos en los que el animal debe
=jcmplo, si un macho quiere em110
macho mas grande se acerca y
I toe
viene dada por la fuerza de sus
rimer macho muestra ante el maICeseo de emparejarse. El fin que por sus deseos y emociones.
lido
:uenrran entre los fi16sofos que :ai::.uciony por tanto de elecci6n ID05
como conseguir 10que que-
si desearlo es una raz6n 10su-
Dw'1lS
Iltil de
una determinada man era.
il 51 la
acci6n es un modo efecti-
mo. aun
cuando asf sea, si nues-
r... nuesrros actos. Evidentemene
;:1
IIIT;.&
hecho de plantearnos
esta
torma concreta: formulamos
J:tre a cabo esta acci6~ para con~
a la prueba del imperati-
qLG;:mamosque el hecho de que
L-: llC"'o"ase a cabo esta acci6n fuelees:r.amospreguntandonos es si rocipio racional. En algunos ca'[..IcIer que nuestra voluntad se Gnro tenemos que rechazar la
~Por que afirmo que esto representa un nivel de intencionalidad mas profundo? En primer lugar, un agente capaz de ejercer este tipo de juicios es tambien capaz de rechazar una acci6n junto con su prop6sito final, no porque haya otra cosa mas deseada 0 temida, sino porque estima que llevar a cabo esa acci6n con ese prop6sito concreto esra mal. En un celebre fragmento de la Crftica de fa razon prdctica, Kant argumentaba que somos capaces de dejar a un lado nuestros mas urgentes deseos naturales (el deseo de preservar nuestra propia vida y de garantizar el bienestar de nuestros seres queridos) para evitar llevar a cabo una acci6n err6nea. Kant ofrece el ejemplo de un hombre al que su rey ordena testificar en falso contra un persona inocente de la que el rey quiere deshacerse, so pena de ser condenado a muerte y de ver a su familia sometida a sufrimiento. Kant sostiene que, aun cuando nadie podria decir con seguridad c6mo actuaria en esa situaci6n, debemos ser capaces de admitir que somos capaces de hacer 10que esra bien.9 Ahora bien, si somos capaces de dejar a un lado nuestros prop6sitos cuando no nos es posible alcanzarlos por medios adecuados, entonces tambien ocurre que cuando decidimos alcanzar un prop6sito determinado,
puede decirse que 10 hemos adoptado
como propio. Puede que sean nuestros deseos y emociones los que nos sugieran estos prop6sitos, pero no nos vienen determinados por nuestro estado afectivo, puesto que si hubiesemos juzgado err6neo el hecho de tratar de alcanzarlos, podriamos haberlos dejado a un !ado. Dado que no solamente elegimos los medios para alcanzar un fin, sino tambien los fines en sf mismos, esto constituye un nivel de intencionalidad mucho mas profundo, en tanto que ejercemos un
do fUZ::,ouemos que la acci6n puen..,=..-uencia,estariamos actuan-
p""1lr del juicio de que la acci6n
9. The Critique a/Practical Reason (1788), Cambridge,
Cambridge Uni-
versity Press, 1997, pag. 27 (trad. cast.: Critict't de la razon prdctica, Madrid, Alianza, 2007).
a.
mayor control sobre nuestros movimientos cuando elegimos nues-
deberia ser evitado
tros fines, asi como los fines en si, que el control que puede exhibir un
animal racional es, ademas..
animal que persiga fines que Ie vienen dados por sus estados afectivos,
teme al objeto en cuesti6n, y de,
aun cuando los persiga de forma consciente
inteligente. Otra for-
por actuar de un modo u ouo. in
ma de explicarlo es decir que no solamente tenemos intenciones, sean
hablo de ser consciente de !as bB
estas buenas
malas, sino que ademas las evaluamos y las adoptamos
les. El animal no piensa uruCUIE
como propias. Tenemos la capacidad de autogobernarnos normati-
siquiera sobre el hecho de sentI!
vamente
propios deseos y temores.
0,
0
0
en palabras de Kant, gozamos de «autonomia». Es en este
0
busctUis. "&I
DID
nivel donde surge la moralidad. La moralidad de nuestras acciones
nos estamos moviendo en una dd
no es una funci6n del contenido de nuestras intenciones, sino del
cierta distancia reflexiva con re5f
ejercicio de un autogobierno normativo.10
en una posici6n en la que pode-
Esta es mi respuesta a la pregunta que De Waal nos plantea en Bien
direcci6n? La consecuci6n de C5I
Natural: «~Que hay de diferente en nuestra forma de actuar que nos
suficiente raz6n para hacerlo? •..
hace ser, frente a otras especies, seres morales?». Pero a pesar de que
formular una pregunta norm:lli
creo que la capacidad de autonomia es caracteristica de los seres hu-
En general, creo que esta fun
manos y probablemente unica, la pregunta de hasta que punto dicha
de las bases que conforman noes
capacid ad se da en el reino animal es ciertamente una cuesti6n em-
la raz6n, capacidad distinta de I
pirica. No hay nada mistico
fine como la habilidad para
0
anti natural en la capacidad para el au-
CUI
togobierno normativo. Pero si exige un cierta nivel de autoconcien-
periencia, establecer nuevas em
cia, a saber, ser consciente de las bases sobre las que uno se propone
conocimiento al servicio de b. (J
actuar en tanto que tales. Lo que quiero decir es: un agente no hu-
contraria, la raz6n mira hacieD
mano puede ser consciente del objeto de su temora su deseo, y con~
nexiones existentes entre aetiri
cebirlo como deseable
nuestras acciones se justifiCUl
0
temeroso, yen consecuencia como algo que
inferencias son justificadas pon 10. Pese a que pueda no parecer del todo evidente, el argumento que acabo de presentar es una versi6n del mismo argumento que lleva a Kant -en
la pri-
mera parte de Fundamentacidn
a con-
de fa metafisica de !as costumbres (1785)-
sible realizarafirmacianes sobre iii no humanos que corrieran par.aI
cluir que «una acci6n que surja del senti do de obligaci6n adquiere su valor moral no a partir del prop6sito que se pretenda conseguir con ella, sino de la maxima
11. Ser consciente de las bases
I
a partir de la cual se decide». Cito de la traducci6n de Mary Gregor, Cambrid-
taleses una forma de auroconcienc::il
ge, Cambridge University Press, 1998, pag. 13.
como el sujeto de nuesrras represeDU
••i.mientos cuando elegimos nues-
deberia ser evitado
F el control que puede exhibir un
animal racional es, ademas, consciente del hecho de que desea
tendados por sus estados afectivos,
teme al objeto en cuestion, y de que en consecuencia el mismo opta
consciente
por actuar de un modo u otro.
0
inteligente. Otra for-
b.menre renemos intenciones, sean
0
buscado. Tal seria la base de sUSaetos. Pero un
11
0
Esto es 10 que quiero decir cuando
hablo de ser consciente de las bases de nuestros actos en tanto que ta-
la.sevaluamos y las adoptamos
les. EI animal no piensa unicamenre sobre el objeto que teme, ni tan
tbd de autogobernarnos normati-
siquiera sobre el hecho de sentir miedo en sl, sino tambien sobre sus
de «autonomia». Es en este
propios deseos y temores. Una vez que somos conscienres de que
.a moralidad de nuestras acciones
nos estamos moviendo en una determinada direccion, adquirimos una
de nuesrras intenciones, sino del
cierta distancia reflexiva con respecto del motivo y nos enconrramos
UDTO. :0
en una posicion en la que podemos pregunrarnos: «~Deberia ir en esa
III:t.is
IIl:.lmOS
De Waal nos plantea en Bien
!:II
,que
I
nuesrra forma de actuar que nos
lIeS
morales?». Pero a pesar de que
direceion? La consecucion de ese fin me inclina a actuar asi, pero ~es suficiente razon para hacerlo?». Estamos enronces en posicion de formular una pregunta normativa sobre 10 que deberiamos hacer.
ia es caracteristica de los seres hu-
En general, creo que esta forma de auroconciencia (ser consciente
lR:gU11ta de hasta que punto dicha
de las bases que conforman nuestras creencias yactos) es el origen de
es cierramente una euestion em-
la razon, capacidad distinta de la inteligencia. La inteligencia se de-
en la capacidad para el au-
fine como la habilidad para conocer el mundo, aprender de la ex-
I:mll'al
,: un cierro nivel de autoconcien-
periencia, establecer nuevas conexiones de causa-efecto y poner ese
50bre las que uno se propone
conocimienro al servicio de la consecucion de nuestros fines. Por el
priem decir es: un agente no hu-
contrario, la razon mira haciendo dentro, y se concentra en las co-
:%0 de
nexiones existentes entre actividades y estados mentales, esto es, si
I!!i(5
su remor
0
su deseo, y con-
reD consecuencia como algo que
nuestras acciones se justifican por nuestros motivos
0
si nuestras
inferencias son justificadas por nuestras creencias. Creo que seria poijCUJ
~~mo
e<.-:idente,el argumento que acaque lleva a Kant -en
~.;;..:;tic ids costumbres (I 785)-
la pria con-
sible realizarafirmaciones sobre las creencias de los animales inteligentes no humanos que corrieran paralelamente a 10 que ya he afirmado so-
• w::061igaci6n adquiere su valor moral Q"'1C..~
con ella, sino de la maxima
~;on
de Mary Gregor, Cambrid-
~ =3.
11. Ser consciente de las bases de nuestras creencias y acciones en cuanto tales es una forma de autoconciencia
porque implica identificarse a uno mismo
como el sujtto de nuestras representaciones mentales.
bre sus actos. Es posible que los animales no humanos tengan creen-
ajenos y las acciones resultanteSCl
cias, y que lleguen a albergarlas sobre la base de alguna evidencia;
10 que supuestamente senti~
pero ser la clase de animal que puede preguntarse a si mismo si las
los seres humanos fueran seres soli
pruebas existentes justifican una creencia determinada y va ajustan-
nuestra atencion hacia el eueriOl::
do sus conclusiones en funcion de las mismas es ir un paso mas alla.12
pensaria sobre elleon, no sobre
Tanto Adam Smith como posteriormente
Charles Darwin
51
mos animales sociales, la sim~
crdan que dar cuenta de la capacidad de autogobierno normativo es
somos vistos desde el pumo de ,
esencial para explicar el desarrollo de la moralidad, puesto que es
adentrarnos en sus sentirnientOSl
basico para entender 10 que Darwin describio como «esa breve pero
los ojos de los demas, nos com'ellil
imperiosa palabra, tan llena de significado: el deber».13 Es intere-
pia conducta; tal como 10 descr:i
sante que ambos 10 explicaran apelando a nuestra naturaleza so-
mente en actor y espectador y lU
cial.14 Segun Smith, es la simpatia hacia las respuestas que los demas nos ofrecen que hace que volvamos nuestra atencion hacia el inte-
de nuestros sentimientos y mOl transforma nuestro deseo nar:ur:a
rior, creando una conciencia de nuestros propios motivos y caracteres
bien sobre nuestra persona en :II
como objetos capaces de ser juzgados. La simpatia, para Smith, es la
digno de elogio. Porque estimar cp
tendencia a ponernos en ellugar de los otros y pensar como reac-
mo que decir que seria apropiadl
cionariamos si estuvieramos en su lugar. Juzgamos los sentimientos
espectador interior -conocedo
"l
nas12. Vease mi The Sources ofNormativity, Cambridge, Cambridge Universiry Press, 1996. 13. The Descent of Man, pag. 70 (trad. cit.). 14. Freud y Nietzsche tambien apelan a nuestra naturaleza social para explicar el origen de la moralidad. Ambos pensaban que nuestra habilidad para dominamos es el resultado de haber interiorizado nuestros instintos de dominantes y
•
esta en una posicion que
pecto. Asi, desarrollamos nueso por pensamientos
sobre 10 que
IS
ser.
Darwin teoriza que la capri
vo surgio de la diferencia entre a
haberlos vuelto en nuestra contra. Psicol6gicamente, considero que el fen6meno de
sociales y como nuestros apeoto
la dominaci6n es un prometedor punto de partida para la busqueda del origen evo-
sobre la mente es constante y p"
lutivo de la habilidad para ser motivado por un deber, tal como propuse en The
apetitos esepisodico y brusco. EJ
Sources ofNormativity, pags. 157-160. Vease tambien Freud, Civilization and its Discontents, Nueva York, W W Norton, 1961 (trad. cast.: El malestar de la cultura, Madrid, Alianza, 1997), especialmente el capitulo VII. Para Nietzsche, vease The Genealogy of Morals, Nueva York, Random House, 1967, especialmente el en-
15. Adam Smith, The Theory of31B Classics, 1982 (trad. cast.: La teoria dr
sayo II (trad. cast.: La genealogia de fa moral Madrid, Tecnos, 2003).
2004).
i:m.alesno humanos tengan ereen-
ajenos y 1asacciones resultantes como apropiados si coinciden con
1a base de a1guna evidencia;
10 que supuestamente sentiriamos de estar en el1ugar del otro. Si
ol:)f'e
si mismo si 1as
10sseres humanos fueran seres solitarios, sostiene Smith, dirigiriamos
re::ncia determinada y va ajustanb::s. mismas es ir un paso mas alia. 12
nuestra atencion hacia el exterior: un humano temeroso de un leon
05Ieriormente
mos anima1es socia1es, 1a simpatia nos conduce a considerar como
led.: preguntarse a
Charles Darwin
pensaria sobre el1eon, no sobre su propio miedo. Debido a que so-
bd de autogobierno normativo es
somos vistos desde el punto de vista de 10s demas, y nos permite
o de [a mora1idad, puesto que es
adentrarnos en sus sentimientos sobre nuestra persona. A traves de
Dr: describio como «esa breve pero
10sojos de 10sdemas, nos convertimos en espectadores de nuestra pro-
iplltlcado: el deber».13 Es intere-
pia conducta; tal como 10describio Smith, nos dividimos interior-
~iando a nuestra natura1eza so-
mente en actor y espectador y formamos juicios sobre 10 adecuado
b.:ia 1asrespuestas que 10sdemas
de nuestros sentimi~ntos y motivaciones.
E1 espectador interno
nuestra atencion hacia el inte-
transforma nuestro deseo natural de ser ha1agado y de que piensen
::sues propios motivos y caracteres
bien sobre nuestra persona en a1go mas profundo: el deseode ser
[):i'
105.
de
La sirnpatia, para Smith, es 1a ouos y pensar como reac-
LOS
lu.:.g:-ar. Juzgamos 10ssentimientos
digno de elogio. Porque estimar que somos dignos de elogio es 10mismo que decir que seria apropiado que 10sdemas nos elogiaran, yel espectador interior --conocedor nas-
de nuestras motivaciones inter-
esta en una posicion que Ie permite emitir un juicio a1 res-
pecto. Asi, desarrollamos nuestra capacidad para estar motivados por pensamientos IIIC II: L
':::: ••
:::.cc:>LIa naturaleza social para expli-
1IOa-"":2
a:iC
.::.uenuestra habilidad para domi-
::U'c:>lfOS instintos de dominantes y
~-;-'e::e.
considero que el fen6meno de
'f"- ~Ca para la btisqueda del origen evo~l=
;leber, tal como propuse en The
:zs:. :m::bien
Freud, Civilization
sobre 10 que debemos hacer y como debemos
ser.15 Darwin teoriza que 1acapacidad para el autogobierno normativo surgio de 1adiferencia entre como nos afectan nuestros instintos socia1esy como nuestros apetitos. E1efecto de 10sinstintos sociales sobre 1amente es constante y produce calma, mientras que el de 10s apetitos es episodico y brusco. En consecuencia, 10sanima1es socia-
and its
1':'::-~ ::-ad. cast.: EI malestar de la cultuIt ;::.~irulo
VII. Para Nietzsche, vease
D:C House, 1967, especialmente el en-
•• .\.!i.irid, Tecnos, 2003).
15. Adam Smith, The Theory of Moral Sentiments (1759), Indianapolis, Liberty Classics, 1982 (trad. cast.: La teoria de los sentimientos morales, Madrid, Alianza, 2004).
les se yen sometidos a frecuentes tentaciones que les impulsan a vio-
10 acompafia es probablememeel
lar sus instimos sociales a favor de sus apetitos, como por ejemplo
uso adecuado de esta capacicbd
cuando una hembra descuida a sus crias mientras copula. Nos resulta familiar la sensacion de que satisfacer un apetito concreto pa-
bre 10 que debemos hacer y 3CD cuentra la esencia de la mora.li<W.
rece mas importante en el momenta mismo del acto mas que cuan-
del bien. De modo que no esroy4
do ya 10 hemos satisfecho. De manera que cuando las facultades mentales de un animal social se desarrollan hasta el punto de que
ma que «en lugar de intemar qu£ hacen los simios, hemos desarrul
puede recordar haberse rendido ala tentacion, Ie parecera despues
valor de la comunidad y ellugil
que no merecia la pena y evemualmente aprendera a comrolar tales
tener sobre nuestros intereses
impulsos. Darwin sugiere que nuestra capacidad para estar motiva-
vado esta cuestion mucrusimo
dos por la apremiante nocion del «deber» se origina en este tipo de
cual nosotros tenemos sistemas I
experiencias.16
ferencia no es meramente una La habilidad para acrnar
I
u.
D
0
1DI
una diferencia precisameme po En un ensayo titulado «Conjeturas sobre los comienzos de la his-
denomina una diferencia a sail
toria de la humanidad», Kant teorizo que la forma de autoconcien-
por principios y valores es ma,
cia que subyace en nuestra autonomia podria tambien jugar algun pa-
bernada por el instinto, el deSC
pel en la explicacion de alguno de los otros atributos distintivameme
te y sociable que esta ultima
humanos, incluyendo la cultura, el amor romantico y la capacidad
bre el hombre que decide enfrc
de actuar guiados par el propio interes. Otros filosofos han observado
falso testimonio es propia de u
la conexion existeme entre este tipo de autoconciencia con la capa-
en nuestra vida diaria vemos
cidad para ellenguaje. No puedo abordar estas cuestiones aqui, pero
sobre como del;>emoshacer las
si esran en 10 cieno, serian prueba de que solamente los seres hu-
mente tratamos de estar ala ••
manos poseen esta clase de autoconcienciaY
Los seres humanos nos esfon
Si esto es cierto, entonces la capacidad para el autogobierno normativo y el control de las intenciones en un nivel mas prof undo que
SIC
2J
responsables y valientes ann eI cuando un simio sea en oca.sil
no es porque crea que debe se 16. The Descent of Man, pags. 87-93 (trad. cir.). 17. «Conjectures on the Beginning of Human History» (1786), en Kant, Political Writings, 2a ed., Hans Reiss (camp.), Cambridge, Cambridge University Press, 1991.
esfuerzos que realiza un adoles manifestacion de la tendencia do por ideales mas que empu
I
lemaciones que les impulsan a vio-
10 acompafia es probablemente especifico del ser humano. Yes en el
de
apetitos, como por ejemplo
uso adecuado de esta capacidad (la habilidad para formar juicios so-
crias mientras copula. Nos re-
bre 10 que debemos hacer y actuar en consecuencia) donde se en-
5US
SU5
~s.uisfacer un apetito concreto pa-
cuentra la esencia de la moralidad, no en el altruismo
uw mismo del acto mas que cuan-
del bien. De modo que no estoy de acuerdo con De Waal cuando afir-
n.mera que cuando las facultades
ma que «en lugar de intentar que nuestras relaciones mejoren, como
ri.::sarrollan hasta el punto de que
hacen los simios, hemos desarrollado ensefianzas explicitas sobre el
a La (emacion, Ie parecera despues
valor de la comunidad y ellugar precedente que tiene
rimeme aprendera a controlar tales
tener sobre nuestros intereses individuales. Los humanos hemos lle-
ae::.-ua capacidad para estar motiva-
vado esta cuestion muchisimo mas lejos que los simios, razon por la
I •deber» se origina en este tipo de
cual nosotros tenemos sistemas morales y ellos no» (pag. 54). La di-
0
en la busqueda
0
que debe
ferencia no es meramente una cuestion de grado. La habilidad para actuar motivado por un deber no constituye una diferencia precisamente pequefia. Representa 10 que De Waal nrras sobre los comienzos de la his-
denomina una diferencia a saltos. Una forma de vida gobernada
mo que la forma
por principios y valores es muy diferente a una forma de vida go-
de autoconcien-
mia podria tambien jugar algun pa-
bernada por el instinto, el deseo y la emocion, por muy inteligen-
orros atributos distintivamente
te y sociable que esta ultima sea. La historia que contaba Kant so-
d amor romantico y la capacidad
bre el hombre que decide enfrentarse a la muerte antes que prestar
~
Orras fJ.1osofoshan observado
falso testimonio es propia de un drama moral en toda regIa, pero
po de auroconciencia con la capa-
en nuestra vida diaria vemos analogias constantes. Tenemos ideas
k..'lS
~,rdar
estas cuestiones aqui, pero
sobre como de~emos hacer las cosas y comportarnos, y constante-
~. de que solamente los seres huoo..:iencia.1"'7
mente tratamos de estar a la altura. Pero los simios no viven asi.
pKidad para el autogobierno nor-
responsables y valientes aun en circunstancias adversas. Pero aun
DC:S
en un nivel mas prof undo que
Los seres humanos nos esforzamos por ser honestos, educados, cuando un simio sea en ocasiones cortes, responsable
0
valiente,
no es porque crea que debe serlo. Aunque sea algo primitivo, los '::-i=an History» (1786), en Kant, PoIF - Cambridge, Cambridge University
esfuerzos que realiza un adolescente para estar a la ultima son una manifestacion de la tendencia del ser humano a vivir su vida guiado por ideales mas que empujado por merosimpulsos
y deseos.
Sufrimos enormemente
cuando nos autoevaluamos, y en conse-
cuencia desplegamos comportamientos
malvados y enfermizos.
to de los animales si pensamos
ell
I
nosotros mismos. Es imporrante.
Esto es parte de 10 que queda decir anteriormente cuando afirme
cias que acabo de describir ddu
que los seres humanos aparentan estar psico16gicamente danados
comodidad, sino todo 10 conIDlll
de un modo tal que sugiere una ruptura con la naturaleza. Pero
cuenta la historia de un mono c
nada de esto quiere decir que la moralidad sea una fina capa que
objetos contra un observador hum
recubre nuestra naturaleza animal. Es precisamente 10 contrario:
jetos, el capuchino cogi6 un:a.D
el cara.cter distintivo de la acci6n humana nos dota de una forma
humano. De Waal obserya que
de estar en el mundo completamente diferente.
considerar a 10sseres pertenecieu
I
Lo que quiero decir no es que los seres humanos vivan sus vidas
jetos ambulantes».18 Pero nin;OUI
sobre la base de principios y valores y sean siempre nobles y que el res-
a quienes pertenecen a especies d
to de animales no 10hagan y sean por tanto viles. La singularidad de
que la nuestra; somos la Unica elif
la acci6n humana es Fuente de nuestra capacidad para ejercer el mal
esta mal. En tanto que seres c:ap.a::a=
10 mismo que para ejercer el bien. Un animal no puede ser juzgado
siderarnos responsables de nue51
ni ser considerado responsable por haber seguido un impulso. Los ani-
capaces de preocuparnos per 10 tI
males no son viles: simplemente, estan mas aHa de todo juicio mo-
que podemos conseguir para I10KI
ral. Estoy de acuerdo con De Waal en que al decir que una persona
de tratar al resto de 10sanimaks
que actua con maldad actua «como un animal» (<<El hombre es un lobo
suIte costoso.
para el hombre») puede ser de algun modo enganoso. Pero de alguna manera, no constituye un insulto a los animales no humanos, de la misma manera que referirnos a una persona que sufra de danos cerebrales como un vegetal tampoco es un insulto hacia las plantas. Ai igual que esta segunda frase quiere decir que la persona ha sido despojada de su naturaleza animada, la primera quiere decir que se ha alejado de su naturaleza humana. Ai seguir sus impulsos mas fuertes sin reflexionar, la persona ha perdido la capacidad de ejercer el tipo de control intencional sobre sus movimientos que nos hace humanos. No es la unica forma de hacer el mal, pero es un ejemplo. Anteriormente he afirmado que es muy probable que nos sintamos mas c6modos sobre las diferentes formas en que usamos al res-
I
nos auroevaluamos, miemos ~
malvados
anreriormente
y en consey enfermizos. cuando
Ie:STaI psicologicamente ruprura
I
Pero
sea una fina capa que
Es precisamente
I humana
danados
con la naturaleza.
moralidad 01.1..
afirme
10 contrario:
nos dota de una forma
CJre diterente.
en ellos como seres muy diferentes a
nosotros mismos. Es importante cias que acabo de describir comodidad,
sino todo
cuenta la historia
decir que no creo que las diferen-
deban proporcionarnos
10 contrario.
En Bien natural De Waal nos
de un mono capuchino
objetos contra un observador humano. jetos, el capuchino humano. considerar
este nivel de
enfadado
que arrojaba
Cuando se Ie acabaron los ob-
cogio una mona ardilla y la arrojo contra
De Waal observa que «a menudo, a los seres pertenecientes
los animales
jetos ambulantes».18
•~-sean siempre nobles y que el res-
a quienes pertenecen
~r ramo viles. La singularidad
que la nuestra; somos la unica especie que es consciente
~a
de
capacidad para ejercer el mal
Cn animal no puede ser juzgado ~
seguido un impulso. Los ani-
Pero ninguna
parecen
especie es mas culpable de tratar
a especies distintas como objetos ambulantes
esta mal. En tanto que seres cap aces de hacer siderarnos
el
a otra especie como meros ob-
vivan sus vidas
iwcl:5
s.eres humanos
to de los animales si pensamos
responsables
capaces de preocuparnos
de nuestras por
de que esto
10 que debemos y de con-
acciones, yen
tanto que seres
10 que somos y no simplemente
de
10
es:::.m mas alIa de todo juicio mo-
que podemos conseguir para nosotros mismos, tenemos la obligacion
l.en que al decir que una persona
de tratar al resto de los animales decentemente,
animal» (<<E!hombre es un lobo
IiIilC
ir:. :nodo enganoso. ro
.:<. 105
tL..":a (I)
l':
Pero de algu-
ani males no humanos,
de
persona que sufra de danos
es un insulto hacia las plantas.
uccir que la persona ha sido des-
• La
primera
quiere decir que se
I.
_-\1 seguir sus impulsos mas fuer-
~,
J.a. capacidad de ejercer el tipo
D'i'L"TIiemosque nos hace humaei maL pero es un ejemplo. ~e:smu:- probable que nos sinta1[.:5
rormas en que usamos al res-
suIte costoso.
aun cuando nos re-
EriCA Y EVOLUCION: COMO SE LLEGA HASTAAOuf
Con la posible excepci6n de Jane Goodall, Frans de Waal ha hecho mas que ningun otro primat6logo por cambiar la forma en la que entendemos la vida social de nuestros parientes evolutivos mas cercanos. Sus concienzudas observaciones y experimentos han revelado las capacidades para identificar y responder alas necesidades de sus congeneres en los aparentemente mas sofisticados chimpances y bonobos, capacidades tambien presentes en otros primates. Sus detallados ejemplos sobre la forma en que estas capacidades se manifiestan han acabado con eltemor, anteriormente muy comun entre los primat6logos, de que postular la existencia de estados y disposiciones psico16gicamente complejas en los primates es una forma de antropomorfismo sentimental. Cualquier investigador que espere utilizar el comportamiento social de los primates como via para en tender determinados aspectos de nuestras propias practicas deberia estarle profundamente agradecido. En su Conferencia Tanner, De Waal parte de decadas de cuidadosas investigaciones para desarrollar 10 que Darwin ya habia previsto en el capitulo 5 de Elorigen del hombre. De Waal sugiere que la moralidad humana nace de una serie de disposiciones
que compartimos mas proximos
con otros primates, particularmente
a nosotros
en el arbol filogenetico.
el, mi idea sobre su propuesta ciales: ~que queremos la moralidad
que la moralidad
Pero, al igual que
resulta muy vaga en aspectos
decir exactamente
«procede»
con aquellos
cuando
de rasgos presentes
es «una consecuencia
afirmamos
que
del mundo
0
sociales que
con otros animales», que «muy en el fondo» somos ver-
daderamente
morales,
ralidad son muy antiguos
que «los componentes evolutivamente
dar esta postura con mayor precision de
basicos de la mo-
eI
tiene, espero que Ie impulse
tiva mas concreta
De hecho, creo que la propia presentacion
dichas disposiciones.
De Waal adscribe esta posIII conferencia
pronunciada
en 1ft
una version propia
no me queda claro que, ann am
a desarrollar
que la que ha desarrollado
:NIl torio lleno de malas hierbas; pall
dominar
roo Acusa a Huxley de de5\-i:ane~
10 que creo que De Waal podria tener en mente. Si esta no es la
idea que
animal, pero tieoeo ..
Para abor-
hablando»?
articulare
de.-:
egoistas que son tan cOIDunesCil
compartimos
0
les elevados. Los miembros
cru-
en los chimpances,
de los instintos
tendencias mas viles y sae:ri6at--
una alterna-
adecuada del punto de vista de
11
este justificada. Un Huxley pIem
hasta ahora.
que la evolucion humana impIic
de De Waal se ve obs-
gico que muestra una tendencia:
10 que en su opinion es una
raleza psicologica; no se traGI.ck.
teoria que rivaliza con su propia vision: ese rival, la «teoria de la
a nosotros se oponga a nue.srr:a D
capa», ha de ser demolido.
mos conflictos
taculizada
por su deseo de machacar
Pero el hecho de que la destruccion
la teoria sea tan facil deberia servir para alertarnos que nos enfrentemos cientemente
a algunos problemas
de
internos
que
DO
de que es posible
nuestras vidas. Por supuesro, seD
10 sufi-
winista que elaborara una teom
que no han sido
podria haber evolucionado,
explicados.
pel!
ser especulativa, Huxley no seri:I constituye
un aditivo no
naIllEll
La version de la teoria de L Tal como yo la entiendo,
la teoria de la capa divide el reino animal
en dos. Por un lado estan los animales no humanos, la capacidad de la empatia y la amabilidad, punta en que pueden ser entendidas
que carecen de
y cuyas acciones, hasta el
como intencionales,
son la ex-
tambien
se ocupa De Waal ~
bre el comienzo y el final de
eSII
tivo tenemos una serie de antep chimpances
que caredan
de
CII
presion de deseos egoistas. Por otro, los seres humanos, que a menudo
patia. Los seres humanos
actuan guiados por impulsos egoistas, pero que tambien son capaces
trolar sus urgentes impulsos, y.
de vencer el egoismo y sentir empatia
una coleccion
por los demas, reprimir
sus
de ~
de estrategias di
~:e:s. particularmente con aquellos
tendencias mas viles y sacrificar sus propios intereses en favor de idea-
6J1 filogenetico. Pero, al igual que
les elevados. Los miembros de nuestra especie poseen las disposiciones
roaha
muy vaga en aspectos cru-
egoistas que son tan comunes en las partes mas complejas del resto
iL--:,dffiemecuando afirmamos que
del mundo animal, pero tienen algo mas, a saber, la habilidad para
P5.:nesentes en los chimpances, 0
dominar dichas disposiciones. Nuestra psique no es, pues, un terri-
u-:n.cia de los instintos sociales que
torio lleno de malas hierbas; podemos ser, tambien, sus jardineros.
.::.ae muy en el fondo» somos ver-
De Waal adscribe esta postura a T H. Huxley, en cuya celebre
)5 Cl0rnponentes basicos de la mo-
conferencia pronunciada en 1893 introdujo la metafora del jardine-
[c",-arneme hablando»? Para abor-
rooAcusa a Huxley de desviarse del darwinismo en este punto, pero
i:i:cmarticulare una version propia
no me queda claro que, aun cuando esta fuera una representacion
> ••
.0
1":-:'
c-:oer en mente. Si esta no es la
adecuada del punto de vista de ~uxley (cosa que dudo), la acusacion
ir:::?uJlsea desarrollar una alterna-
este justificada. Un Huxley plenamente darwinista podria responder
a.esarrollado hasta ahora.
que la evolucion humana implica la emergencia de un rasgo psicolo-
prescmacion de De Waal se ve obs-
gico que muestra una tendencia a inhibir otra parte de nuestra natu-
~.:ar 10 que en su opinion es una
raleza psicologica; no se trata de que un elemento misterioso exterior
-,-:510n:ese rival, la «teoria de la
a nosotros se oponga a nuestra naturaleza, sino de que experimenta-
I
c::ni:"chode que la destruccion de
mos conflictos internos que nunca antes habian formado parte de
if- ?,dIa alertarnos de que es posible
nuestras vidas. Por supuesto, seria razonable pedir a este Huxley dar-
I'iCbIemasque no han sido 10 sufi-
winista que elaborara una teoria sobre como este nuevo mecanismo podria haber evolucionado, pero aun cuando la respuesta resultara ser especulativa, Huxley no seria culpable de asumir que la moralidad constituye un aditivo no naturalista. La version de la teoria de la capa que he perfilado y de la que
Aa capa divide el reino animal
tambien se ocupa De Waal adopta un punto de vista espedfico so-
la.C-:e:s no humanos, que carecen de
bre el comienzo y el final de este proceso. En nuestro pasado evolu-
cuyas acciones, hasta el
tivo tenemos una serie de antepasados comunes de seres humanos y
~ como intencionales, son la ex-
chimpances que caredan de capacidades para el altruismo y la em-
• t'2~50Cres human os, que a menudo
patia. Los seres humanos de hoy en dia cuentan con formas de con-
&.s.pero que tam bien son capaces
trolar sus urgentes impulsos, y teorizamos sabre la moralidad como
~::.a por 10s demas, reprimir sus
una coleccion de estrategias disciplinarias. La verdadera objecion
I C.o:
ab;ridad,
~T
que se Ie puede hacer a la teoria de la capa asi formulada es que su pun-
menos plausible que la propia rea
to de partida es erroneo. La teoria se ve falsada por toda la evidencia
la caracteriza. Todas las postu.raSqm
que De Waal ha acumulado sobre las tendencias de chimpances, bo-
estin, sin embargo, en un teITellll De Waal presenta su conferell
nobos y, hasta cierto punto, otros primates. Saber valorar en su justa medida este punto debe ser nuestro pri-
Gould, para ser precisos con un p
mer paso en la investigacion de la historia evolutiva que une las dis-
ofrecer una respuesta a las explicacia
posiciones psicologicas de nuestros antepasados con las capacidades
humana. Creo que merece la penal
que subyacen en nuestro comportamiento
moral actual. De Waal
de Gould: su comentario de que CD
hace afiicos su version de la teoria de la capa clarificando el punto de
descienden de los simios» podelDO
partida de la misma (despues de todo, ha dedicado gran parte de su
resaltar bien las continuidades, bieI
vida a este proyecto), pero es mucho menos claro ala hora de con-
ejemplo, la frase de Darwin sot.
siderar el punto terminal. T erminos vagos como «componentes ba-
cion» representa fielmente dos asp
sicos» 0 «consecuencia directa» aparecen porque De Waal no ha pen-
cendencia y la modificacion. B
sado 10 suficiente sobre el fenomeno humano cuya existencia en su
conferencias pronunciadas par De'
opinion puede verse anticipada en la vida social de los chimpances.
(<
Existe un opuesto de la teoria de la capa que podriamos lla-
tituto de cualquier sugerencia esp
mar la «teoria de la solidez absoluta». Esta teoria sostiene que la mo-
cendido» y que ha sido modificad
ralidad esta presente de una forma basica en nuestros antepasa-
de la capa tal como ella expone, c:
dos evolutivos.
3
Quizas en los tiempos de mayor gloria de la
sociobiologia humana hubo quienes sintieron la tentacion de afiliarse a dicha teoria, al suponer, par ejemplo, que la moralidad humana se reduce ala disposicion para evitar el incesto (y otras ten-
De hecho, De Waal nos ofrece m:
dencias sencillas similares), y que todas ellas tienen una explicacion
conocido. Ha demostrado esrar
evolutiva que puede ser aplicable a un amplio numero de organismos.1 Esta teoria considera que el termino del proceso evolutivo que da como resultado la moralidad humana es 10 mismo que se da en el punto de partida prehumano. No deja de ser ni mas ni
tfculo adopta un punta de vista radiCJli
la moralidad, creo que seria injusto ao tero los postulados de esta corriente
tOO
de la sociobiologia en el terreno de la c
Vaulting Ambition (Cambridge, MA,. 1. Vease por ejemplo Michael Ruse y E, O. Wilson, «Moral Philosophy as
Ways of "Biologicing" Ethics» (en mi
Applied Science», en Philosophy, nO61, 1986, pags. 173-192. Pese a que este ar-
York, Oxford University Press, 2003])
asi formulada es que su pun-
menos plausible que la propia teoria de la capa tal como De Waal
taIsada por toda la evidencia
la caracteriza. Todas las posturas que son de algun modo interesames
I apa 5ie
Yc
i.:s rendencias de chimpances, bop!"""JIUres.
estan, sin embargo, en un terreno intermedio. De Waal presenta su conferencia con una cita de StephenJay
~ Q-repumo debe ser nuestro pri-
Gould, para ser precisos con un pasaje en el que Gould intemaba
b-wria evolutiva que une las dis-
ofrecer una respuesta a las explicaciones sociobiologicas de la naturaleza
~amepasados con las capacidades
humana. Creo que merece la pena reflexiol1arsobre otra observacion
[;;L"J1jemo moral actual. De Waal
de Gould: su comentario de que cuando decimos «Los seres humanos
Ie La capa clarificando el pumo de
descienden de los simios» podemos enfatizar uno u otro aspecto para
do. ha dedicado gran parte de su
resaltar bien las continuidades, bien las diferencias. 0, por poner otro
menos claro ala hora de con-
ejemplo, la Frase de Darwin sobre la «descendencia con modifica-
',-a.goscomo «componemes ba-
cion» represema fielmente dos aspectos del proceso evolutivo: la des-
porque De Waal no ha pen-
cendencia y la modificacion. EI aspecto menos satisfactorio de las
humano cuya existencia en su
conferencias pronunciadas por De Waal es ver como un lenguaje vago
Ii)
lS
ECeTI K:i
1.. -,ida social de los chimpances.
c.e Ia capa
(<
que podriamos lla-
tituto de cualquier sugerencia especifica sobre que es 10 que ha «des-
"'. L-:r:areoria sostiene que la mo-
cendido» y que ha sido modificado. Criticar tan duramente la teoria
~ oisica en nuestros antepasa-
de la capa tal como ella expone,
L
~!TIPOS IeS
0
su opuesto, no es suficiente.
de mayor gloria de la
siurieron la tentacion de afi-
fK'" eiemplo, que la moralidad R:""aC'\irarel incesto (y otras ten-
De hecho, De Waal nos ofrece mas de 10 que hasta ahora yo Ie he re-
klls ellas rienen una explicacion
conocido. Ha demostrado estar al dia respecto a los avances en el
•. un amplio numero de orga-
=el rermino del proceso evolu-
ticulo adopta un punto de vista radical mente simplificado sobre el contenido de
Ili.ci.ad humana es 10 mismo que
la moralidad, creo que seria injusto acusar a Ruse y Wilson de suscribir por en-
~o deja de ser ni mas ni
tero los postulados de esta corriente teorica. Para una discusion de las incursiones
1IU..i-:1.O.
de la sociobiologia en el terreno de la etica, vease el ultimo capitulo de mi libro Vaulting Ambition .E. O. \\ilson, It.~.
«Moral Philosophy as
173-192. Pese a que este ar-
(Cambridge,
MA, MIT Press, 1985), y mi articulo «Four
Ways of "Biologicing" Ethics» (en mi recopilacion In Mendel's Mirror [Nueva York, Oxford University Press, 2003]).
campo de la etica evolutiva (0 de la evolucion de la etica) de los ultimos quince afios, un periodo en el que el ingenuo reduccionismo de las explicaciones de la sociobiologia har{ dado paso a propuestas que parecen proponer una alianza entre Darwin y Hume. La tradicion sentimentalista de la teoria etica, en la que, tal como De Waal apunta, Adam Smith merece ocupar cuando menos una posicion igual a la de Hume, ha ido ganando enteros entre los filosofos actuales. Yal tiempo que 10 ha hecho, aquellos expertos en etlca que podian haber tendido hacia posturas evolutivas se han visto tentados por Este sefiuelo consiste en centrar nuestra atencion en el papel fundamental que la empada desempefia en los discursos eticos de Hume y Smith. De modo que primeramente se postula que la conducta moral consiste en la expresion de las pasiones apropiadas, y que la empatia tiene una importancia clave para estas pasiones. Despues, se argumenta que los chimpances poseen capacidades para la empada, y se concluye que poseen el tipo de nucleo que psicologicamente la moralidad exige. Si 10 que nos preocupa es saber que se quiere decir 0
con expresiones
como el «nucleo» de la psicologia moral, el teorico evolutivo
0
el pri-
matologo siempre pueden repartirse la responsabilidad. Hume, Smith y sus coetaneos dilucidaron la forma en que la empada forma parte de la psicologia y el comportamiento
pretendo sefialar que resulra rod chos auto res pretenden (induidos~
parte no 10 sean). Para coropreJM sentan, debemos examinar la noci
nocer con exactitud que tiPOS~::I
cubrirse en estudios con primaD'S"
sentimientos morales invoCados I
De Waal desea reconocer que III
posiciones que no son merameDI
10 que denominare el «sefiuelo de Hume-Smith».
exactamente con el papel «central» de la empada
AI caracterizar esta estrategU 01
morales; los primatologos
han demostrado la existencia de tendencias empaticas en la vida social de los primates; y los teoricos de la evolucion demuestran como estas tendencias pueden haber evolucionado.2
posiciones resulta Util pensar en c gico».Tal como yo 10 entiendo, d::l compleja que implica un ajusre
I
ciones sobre la base de la percepc ajenas. De Waal distingue corra altruismo de su concepcion bioi promocion del exito reprodua:ft ductivo para uno mismo; ral em interesante es la que aplicamos'" tamiento intencional, que pueOr
samiento sobre la asistencia al a:i Para ser exactos, el altruisIm
terminos de la relacion existe:Ill£ cos que varian segun sea la peraf otro. Si bien una respuesta alrrui cacion de las emociones
0
imeDl
troducir el concepto si hicieram 2. Todo ello exige desarrollar los estudios sobre la cooperaci6n iniciados por Robert Trivers, Robert Axelrod y W D. Hamilton para poder tener en cuenta las motivaciones subyacentes. Como un posible ejemplo, vease mi ensayo «The Evolution of Human Altruism» (Journalo/Philosophy, 1993; reimpreso en In Mendel's Mirror).
a un organismo A en un conted tienen ningun efecto percepribll
gamos que A prefiere una opeiOl
AI caracterizar esta estrategia como el «sefiuelo de Burne-Smith»,
~ La evoluci6n de la etica) de los ul::n d que el ingenuo reduccionismo
pretendo sefia1arque resulta mucho mas prob1ematica de 10que mu-
io"fogiahan: dado paso a propuestas
chos autores pretenden (incluidos algunos fi16sofos,aunque la mayor
z:aentre Darwin y Burne. La tradi-
parte no 10 sean). Para comprender las dificultades que se nos pre-
e::::ica.en la que, tal como De Waal
sentan, debemos examinar 1anoci6n de altruismo psico16gico, reco-
::.up-ar cuando menos una posici6n
nocer con exactitud que tipos de a1truismo psico16gico pueden des-
mao emeros entre los fi16sofos ac-
cubrirse en estudios con primates, y vincu1ar estas cuestiones con 10s
aquellos expertos en etica que po-
sentimientos morales invocados por Burne, Smith y sus sucesores .
•e-.U!Ullyasse han visto tentados por
De Waal desea reconocer que los primates no humanos tienen dis-
0.
posiciones que no son meramente egolstas; para explicar estas dis-
r Hume-Smith». en el papel fun-
posiciones resulta Util pensar en el concepto de «altruismo psico16-
=ita en 105discursos eticos de Burne
gico».Tal como yo 10entiendo, el altruismo psico16gicoes una noci6n
meme se postula que la conducta
compleja que imp1ica un ajuste de 10s deseos, intenciones y emo-
~-iones apropiadas, y que la em-
ciones sobre la base de la percepci6n de 10sdeseos y 1asnecesidades
estas pasiones. Despues, se
ajenas. De Waa1 distingue correctamente 1a noci6n psico16gica de
:u nl.lesrraatenci6n
IS
IE ?,Ma
DIS....~n capacidades para la empatia,
altruismo de su concepci6n bio16gica, definida en terminos de la
tie micleo que psico16gicamente la
promoci6n del exito reproductivo de 10s otros con un coste repro-
~""llpa es saber que se quiere decir
ductivo para uno mismo; tal como sefia1aDe Waal, 1a noci6n mas
I. de la empatia 0 con expresiones
in teresante es la que ap1icamos unicamente al concepto de compor-
m.Dral.el te6rico evolutivo 0 el pri-
tamiento intencional, que puede ser desvinculada de cualquier pen-
u n:sponsabilidad. Burne,
Smith
samiento sobre la asistencia a1exito reproductivo de otros animales.
en que la empatia forma parte
Para ser exactos, el a1truismo psico16gico deberia exp1icarse en
icmo morales; los primat610gos
terminos de 1arelaci6n existente entre diferentes estados psico16gi-
lrendencias empaticas en la vida
cos que varian segun sea 1apercepci6n de los deseos 0 necesidades del
de la evoluci6n demuestran tier n-olucionado.2
otro. Si bien una respuesta altruista puede consistir en una modifi-
r
InO.
iclO1'5
lI::l! i'iJoi:JIx!a cooperaci6n iniciados por Ro-
!W::'x:?.ara poder tener en cuenta las mo-
caci6n de 1asemociones 0 intenciones, podria resultar mas facil introducir el concepto si hicieramos referencia a1deseo. Imaginemos a un organismo A en un contexte en el que las acciones posibles no
~-,foO_ y6tse mi ensayo «The Evolution
tienen ningun efecto perceptible sobre otro organismo B, y supon-
~. = '::':;3: reimpreso en In
gamos que A prefiere una opci6n determinada. Podria ser cierto que
Mendel's Mirror).
en un contexto muy similar al original, en el que hubiera un efecto
ras). Bajo estas circunstanci~
perceptible sobre B, A eligiera un curso de acci6n diferente en el que A prestase mas atenci6n a los deseos 0 necesidades de B. Si se cum-
truista respecto de B. Podemos pensar en la misma
Cl
plen estas condiciones, entonces A habra cumplido los requisitos
emociones 0 las intenciones: una
I
minimos para decir que tiene una disposici6n altruista respecto a B
bria estado operativo que es causadi
en tanto que beneficiario. Sin embargo, las condiciones no seria su-
o necesidades del otro y que no
ficientes si no se da tambien el caso de que el cambio de preferencia
cios futuros. Pero incluso si nos
de A en la situaci6n en la que los intereses de B entran en juego es cau-
del deseo altruista, deberia esrar cia
sado por la percepci6n por parte de A de que una acci6n alternativa
altruismo psico16gico. Tal como
estaria mas de acuerdo con los deseos 0 necesidades de B, y mas atin,
yuntiva entre «deseos 0 necesidade
de que el cambio no fue generado por un dlculo de que llevar ade-
bien a los deseos 0 alas necesic:bdl
lante esa alternativa podria satisfacer otras de las preferencias de A.
forma tipica, ambos tenderan a cni
Este ejemplo me sirve para explicar la idea de que 10que hace que un
altruistas deb en elegir a cmil arendl
deseo sea altruista es la disposici6n para modificar 10que se elige en
tituye una respuesta alas necesid
una situaci6n en la que existe un impacto perceptible sobre otro,
truismo de tipo no paternali~
que la modificaci6n alinea la elecci6n con mayor exactitud con los
d
t
a. SUI
SIll
CI
Mas alla de la distinci6n entre
deseos y necesidades percibidos del otro, que la modificaci6n es cau-
nalista, es asimismo importante m
sada por la percepci6n de esos deseos y necesidades, y que ello no
del altruismo: la intensidad, el I'2II!
implica un dkulo de las ventajas esperadas como satisfacci6n de las
treza. La intensidad viene marcada
preferencias actuales.
moda el deseo (0 la necesidad) pen:
Ilustremos 10 anterior con un ejemplo. Supongamos que A se
plo sobre el reparto de comida q
encuentra con algo de comida y quiere comerla toda; es decir, que
concretamente este aspecto en la I
en ausencia de B, A se la comeria toda. Sin embargo, en presencia
esta dispuesto a asignar a su bendi
de B, A podria elegir compartir su comida con B (modificando asi
marcado por el conjunto de conle
el deseo que habria estado operativo en el contexto en el que B es-
respuesta altruista. Tomemos unc
taria ausente), podria hacerlo porque A percibe que B tambien de-
ces macho adultos podrian estar c
sea parte de la comida (0 quiza que B necesita parte de la comida), y podria ademas hacerlo sin que haya cakulado que el compartir
3. Vease «The Evolution ofHum;II
podria aportarle algtin beneficio egoista ulterior (por ejemplo, que
respuesta puede oscilar entre una a.bnq
B se muestre mas predispuesto a corresponderle en ocasiones futu-
mo de la regla de oro» (compartir a IDflCi
~.
en el que hubiera un efecto
W"5()
de acci6n diferente en el que
I)j 0
necesidades de B. Si se cum-
A habra cumplido los requisitos c:lli-posici6naltruista respecto a B .argo. las condiciones no seria su-
» de que el cambio de preferencia cn::ses de B entran en juego es cau-
~_-\de que una acci6n alternativa os 0 necesidades de B, y mas aun, par un cilculo de que llevar ade-
::erorras de las preferencias de A. k idea de que 10que hace que un ,para modificar 10que se elige en
impacro perceptible sobre otro, ion am mayor exactitud con los ouo. que la modificaci6n es cauiIro'5
y necesidades, y que ello no
sper.adas como satisfacci6n de las
ras). Bajo estas circunstancias,
el deseo de A de compartir es al-
truista respecro de B. Podemos pensar en la misma estructura aplicada al caso de las emociones 0 las intenciones: una modificaci6n del estado que habrfa estado operativo que es causada por la percepci6n de los deseos o necesidades del otro y que no surge de ningun dlculo de beneficios futuros. Pero incluso si nos concentramos unicamente en el caso del deseo altruista, deberia estar claro que existen muchas formas de altruismo psico16gico. Tal como sugiere mi propia formulaci6n disyuntiva entre «deseos 0 necesidades», un altruista podrfa responder bien a los deseos 0 alas necesidades percibidas del beneficiario. De forma tfpica, ambos tenderan a coincidir, pero cuando divergen, los altruistas deb en elegir a cual atender. El altruismo paternalista constituye una respuesta alas necesidades mas que a los deseos; el altruismo de tipo no paternalista,. en cambio, hace 10opuesto. Mas alia de la distinci6n entre altruismo paternalista y no paternalista, es asimismo importante reconocer otras cuatro dimensiones del altruismo: la intensidad, el rango 0 extensi6n, el alcance y la destreza. La intensidad viene marcada por el grado al que el altruista acomoda el deseo (0 la necesidad) percibido en el beneficiario; en el ejem-
e:'emplo. Supongamos que A se 11Ii..:re comerla roda; es decir, que rod.a. Sin embargo, en presencia comida con B (modificando asf IiU
en el contexto en el que B es-
IUC _-\
percibe que B tambien de-
plo sobre el reparto de comida que hemos presentado, se observa concretamente este aspecro en la porci6n de comida que el altruista esta dispuesto a asignar a su beneficiario.3 El rango
0
extensi6n viene
marcado por el conjunto de contextos en los que el altruista ofrece su respuesta altruista. Tomemos un ejemplo de De Waal: dos chimp ances macho adultos podrfan estar dispuestos a compartir en toda una
~B necesita parte de la comida), 12~.'a. calculado que el compartir ~U"TI.
ulterior (por ejemplo, que
IIrrcsponderle en ocasiones futu-
3. Vease «The Evolution of Human Altruism». Tal como hemos apuntado, la respuesta puede oscilar entre una abnegaci6n absoluta (darlo todo) a un «altruismo de la regIa de oro» (compartir a medias)
0
un egolsmo absoluto (no dar nada).
serie de situaciones, pero si 10 que esd. en juego es muy importante ejemp10, 1aposibilidad
de monopo1izar
(par
P1anteo estas cuestiones no ~ mas, sino como forma de ~
el acceso ala reproduccion),
un otrora amigo podria actuar con verdadero desprecio por 1as nece-
altruismo
sidades 0 deseos del otro.4 E1 alcance del altruismo
vez que sabemos que 10s animales-
conjumo
de individuos
se expresa en el
a quienes el altruista esta dispuesto a ofrecer
psico1ogico, Y 10 i.nsosmI
demos inferir que ellos tambienm
una respuesta altruista. Finalmente, 1adestreza del altruista se mide me-
cos de 1amoralidad. E1 declive de b
diante 1a habilidad
1a entiende
para discernir, a 10 largo de una gama de situa-
ciones, 10s deseos rea1es del beneficiario truistas paternalistas,
en potencia
(0, para 10s al-
I
nos dice que nue:stIUI
1ugar en el campo del altruismo.l tamente egoista. Hasta que no tal!
1as necesidades rea1es del mismo). de elaborar un enfo-
formas espedficas
del tipo de aim
que similar para 1aemocion y 1asintenciones, e induso si dejamos a un
tre 10s chimpances
y otroS p~
1ado 1a distincion entre el altruismo de tipo paternalista y el no pater-
pamos eua1es de esos tipos son
nalista, es evidente que 10s altruistas psico1ogicos se nos presentan en
maturo asegurar que 1a moralic:bll
una amp1ia gama de tipolGgias. Pensemos
de 1as tendencias
Aun cuando ignoremos
1as comp1icaciones
en un espacio cuatridi-
que estoS
HI
a.D.U'IUI
mensional: podemos elaborar una serie de «perfiles de altruismo» que capten 1as diferentes
imensidades
y 1as variadas habi1idades con 1as
que 10sindividuos responden a 10largo de un amp1io rango de contextos un arguu
y de beneficiarios en potencia. Algunos de esos posib1es perfiles mues-
De Waa1 ha construido
tran respuestas de baja intensidad ante muchos individuos en muchas
ten cia de a1gunas formas de ah:n
situaciones; otros mostraran
humano.
respuestas de alta intensidad
hacia unos
Creo que el mejor ejeI
Bien natural y que reproduce
pocos individuos en casi todas 1assituaciones; y habra otros que mues-
en
tren respuestas dirigidas a 10s individuos mas necesitados en cualquier
y 10s neumaticos.
situacion, en 10s que 1a intensidad
el joven Jakie modi fico sus desea
de 1arespuesta sera proporcional
al
Su descripeiOB
nivel de necesidad. ~Cual de estos perfiles, si es que existen, encontra-
otro que pudiera haber albeIg3d
mos en 10s seres humanos y en 10s animales no humanos?
percepcion
~Existe un
de eua1es eran 105de
unico tipo al que nos gustaria que to do el mundo se adecuase, 0 es 1a
dificados iban dirigidos a sacisfa
diversidad 1a marca de un mundo moralmente
percibidos
ideal?
por Jakie; y ann
CWII
del egoismo psico1ogico podrial 4. Vease Frans de Waal, Chimpanzee Politics, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1982 (trad. cit.).
bio tuvO 1ugar a raiz de alglin extremadamente
Ci
diHcil fonnul:
e esci en juego es muy importante (por 0?Olizar el acceso ala reproduccion), DIl
yerdadero desprecio por las nece-
bee del altruismo se expresa en el If:S
d alrruista esta dispuesto a ofrecer
B:..la desrrezadel altruista se mide merll.:-. a 10 largo de una gama de situa-
~ciario en potencia (0, para los albdes reales del mismo). oomplicaciones de elaborar un enfomrenciones, e incluso si dejamos a un 0::'0
de ripo paternalista y el no pater-
50s psicalogicos se nos presentan en
. Pensemos en un espacio cuatridig
Planteo estas cuestiones no como preludio ami respuesta a las mismas, sino como forma de exponer cuan compleja es la nocion del altruismo psicologico, y 10insostenible que resulta pensar que, toda vez que sabemos que 10s animales tienen capacidad para ejercerlo, podemos inferir que ellos tambien cuentan con 10s componentes basi:'" cas de la moralidad. EI declive de la teoria de la capa tal como De Waal la entiende nos dice que nuestros parientes evolutivos ocupan un lugar en el campo del altruismo, lejos de una indiferencia completamente egoista. Hasta que no tengamos una vision mas clara de las formas especificas del tipo de altruismo psicologico que se dan entre 10s chimpances y otros primates no humanos, y hasta que no sepamos cuales de esos tipos son relevantes para la moralidad, es prematuro asegurar que la moralidad humana es el «resultado directo» de las tendencias que estos animales comparten con nosotros.
sene de «perfiles de altruismo» que
r:s :" las yariadas habilidades con las ~
de un amplio rango de contextos
~T1}OS
de esos posibles perfiles mues-
I,m:e muchos individuos en muchas llICSCaS
de alta intensidad hacia un os
s.1!Ud.ciones; y habra otros que muesi\iJuos mas necesitados en cualquier
lae Rarespuesta sera proporcional al ~perliles, si es que existen, encontraII Lrrllrnalesno
humanos? ~Existe un
e codo el mundo se adecuase, 0 es la • ::J.oralmente ideal?
De Waal ha construido un argumento muy solido a favor de la existencia de algunas formas de altruismo psicologico en el mundo no humano. Creo que el mejor ejemplo que nos ofrece, que presenta en Bien natural y que reproduce aqui, es la historia de Jakie, Krom y 10s neumaticos. Su descripcion demuestra convincentemente que el joven Jakie modifico sus deseos e intenciones respecto a cualquier otro que pudiera haber albergado, que 10 hizo como respuesta a su percepcion de cuaIes eran 10s deseos de Krom, y que 10s deseos modificados iban dirigidos a satisfacer los deseos de esta tal como eran percibidos por Jakie; yaun cuando 10sdefensores de la Hnea dura del egoismo psicologico podrian insistir en el hecho de que el cambio tuvo lugar a raiz de algun calculo de tipo maquiavelico, resulta extremadamente dificil formular una hipotesis plausible: Krom es
una hembra adulta de bajo estatus y 1igeramente retrasada que no
como yo 10entiendo, puesto que dq
esta en posici6n de ayudar a Jakie, y 1aidea de que esta acci6n pudiera
una situaci6n que de otro modo h3II
elevar el estatus de Jakie dentro del grupo se ve desmentida por 1a
precisamente porque reconocemosqu
ausencia de otros miembros del grupo.5 La que todo esto pone de ma-
han sido cubiertas. De hecho, el expc
nifiesto es que Jakie fue capaz de ofrecer una respuesta psic016gica-
existencia de ningun tipo de alrru.im
mente altruista, de intensidad muy moderada (ya que se jugaba poco
el reconocimiento por parte de un alii
interrumpiendo
una recompensa preferida que no sr
sus actividades para ayudar con los neumaticos),
ayudando a un individuo con qui en man tenia una relaci6n de subordinaci6n, yen un contexto en el que no sucedia casi nada.
resulta del deseo egoista de esa mism En mi opini6n, 10sejemplos mil
Otros ejemplos resultan mucho menos convincentes. Pensemos
tencia del altruismo psico16gico SOlI I
en los capuchinos yel ejemplo de 10spepinos y las uvas. Cuando De Waal pub1ic610s resultados de'sus experimentos, hubo entusiastas dis-
los que un animal ajusta su compo deseo 0 necesidad de otro a.ni.m2l1
puestos a proclamar que los experimentos demostraban la existencia
frecuencia, 0 de situaciones en bs
del sentido de la justicia en animales no ,humanos.6 Interpreto que un
atiende alas necesidades percibidz
sentido de 1ajusticia imp1icala existencia del altruismo psico16gico,tal
plos bastan para mostrar que
105 31
variablemente egoistas psico16gicos; 5. Igualmente, siento que este ejemplo evita el problema que ya apuntaran
suponer que es muy probable que 0
Unto Others,
capacidades yestatus. Pero ~cuin rd
Cambridge, MA, Harvard University Press, 1998 (trad. cast.: El comportamien-
de este tipo para la practica mor.d I
Elliott Sober y Daniel Sloan Wilson en su esrudio del altruismo,
to altruist a, Madrid, siglo XXI, 2000). Es muy dificil suponer que Jakie actuo motivado par el deseo del reconocimiento
de que uno ha actuado correctamen-
te (0 de la aprobacion de 1a comunidad),
0 bien por el deseo de evitar el remor-
dimiento por un reconocimiento
del que no se goza. Estas hipotesis psicologicas
nos invitan a pensar sobre las acusaciones de un antropomorfismo
injustificado.
6. En una conferencia pronunciada en la London School of Economics, De Waal presento sus conclusiones
en terminos
Tanner, De Waal se aleja apropiadamente
Poseer una cierta habilidad pal: tenciones a los deseos 0 necesidada
rece ser una condici6n necesaria pi moral.? Pero, como ya he sugerido, riedades de altruismo psic016gico
similares. En las Conferencias
de aquella interpretacion,
puesto que
como ya apuntaran muchos de los asistentes a la primera conferencia en la LSE,
7. Intuyo que no solamente quienes
las protestas por parte de la parte ofen did a no son una demosrracion precisa de
bien los kantianos mas estricros pueden
la existencia de un sentido de la justicia. Por supuesto, si el aforrunado capuchi-
.mo podrfa suponer que una respuesIa Ps
no tirase al suelo la uva hasta que su compafiero obruviera una recompensa similar,
racion de la razon mediante un tipo dl:
entonces S1 que estariamos ante un caso interesante.
empatia de la que hablan Hume
0
Smid
IS :-- ligeramente
retrasada que no
como yo 10 entiendo, puesto que depende de no estar satisfecho con
r la idea de que esta accion pudiera
una situacion que de otro modo habriamos visto como satisfactoria
lei grupo se ve desmentida por la po." 10 que todo esto pone de ma-
precisamente porque reconocemos que las necesidades de los demas no
~ecer una respuesta psicologica-
existencia de ningun tipo de altruismo psicologico, sino unicamente
'rnoderada (ya que se jugaba poco
el reconocimiento por parte de un animal de la posibilidad de obtener
""-a. ayudar
con los neumaticos),
ien rnantenia una relacion de sud que no sucedia casi nada. menos convincentes. Pensemos
D
0$
pepinos y las uvas. Cuando De
han sido cubiertas. De hecho, el experimento de De Waal no revela la
una recompensa preferida que no se ha obtenido, y una protesta que resulta del deseo egoista de esa misma recompensa. En mi opinion, los ejemplos mas convincentes relativos ala existencia del altruismo psicologico son los del tipo Jakie-Krom, casos en los que un animal ajusta su comportamiento
Iptrimemos, hubo entusiastas dis-
deseo
rntmos demostraban la existencia
frecuencia,
humanos.6
5 no
m.aa
0
ala percepcion de un
necesidad de otro animal con el que ha interactuado con 0
de situaciones en las que un animal de mayor edad
Interpreto que un
atiende alas necesidades percibidas de los mas jovenes. Estos ejem-
del altruismo psicologico, tal
plos bastan para mostrar que los animales no humanos no son invariablemente egoistas psicologicos; y, de hecho, son suficientes para
IliJc
;:"'.-Irad problema que ya apuntaran
R;;.
;::;::C..ldio del altruismo, Unto Others,
S>. :9"98 {uad. cast.: EI comportamien-
3 ::::':'.-diffcil suponer que Jakie actuo
suponer que es muy probable que compartamos con eUoslas mismas capacidades yestatus. Pero ~cuan relevante es el altruismo psicologico de este tipo para la practica moral humana?
que uno ha actuado correctamen-
Poseer una cierta habilidad para acomodar nuestros deseos e in-
C':'.;,::'!1 por el deseo de evitar el remor-
tenciohes a los deseos 0 necesidades que se perciben en los demas pa-
CI
j;:
IIlC ;.;:
goza. Estas hipotesis psicologicas
ci.='"'-'ll anuopomorfismo 1t.;L
injustificado.
London School of Economics, De
L=,;:), ,imilares.
demostracion precisa de
br';;-..lpuesto, si el afortunado capuchi~.
obrmiera una recompensa similar,
~~"Jlte.
riedades de altruismo psicologico existentes, esto no es suficiente.
puesto que
:..a primera conferencia en la LSE,
:a ::'2 SoOnuna
moraU Pero, como ya he sugerido en mis observaciones sobre las va-
En las Conferencias
:uc .•...:;:udla interpretacion, IIIE5 .•.
rece ser una condicion necesaria para que se de un comportamiento
7. Intuyo que no solamente quienes siguen la linea de Hume-Kant sino tambien 10s kantianos mas estrictos pueden aceptar este punta. Un kantiano extrema podria suponer que una respuesta psicologicamente altruista se da en la operacion de la razon mediante un tip a de «cognicion fria» mas que mediante la empatia de la que hablan Hume a Smith.
Tanto Hume como Smith creian que la capacidad para el altruismo
cio que exprese un sentimiento
psicologico,
del espectador
tanto en 10 relativo ala benevolencia
(en Hume) como
ala empatia (en Smith), es bastante limitada. Smith comienza su
ria de los sentimientos morales examinando
10s diferentes
Teo-
modos en
imparcial
gel
(el •.homl
camente nos quedan nuestras ~ ma.s de altruismo psicologico que
pi!
que nuestras respuestas a las emociones de 10s demas no son sino una
puestas mora1es han de desarrollanl
palida copia. Ambos probablemente
cartas, sin llegar a1 terre no de 1a.m
investigaciones
reconocerian
el alcance de las
de De Waal, de La politica de los chimpances, pasando
Asi, pienso que el sefiuelo de Hill
por Peacemaking among Primates, hasta Bien natural como una rei-
sefiuelo. Es una invitacion a 105e;lDI
vindicacion
a que demuestren 1aexistencia
de sus argumentos
mas importantes,
demostrando
asi
del aI
(en 10s terminos en 10s que yo 10 planteo) que el altruismo psicologico
sobre 1a asuncion de que basraci
CIl
existe, pero que se ve limitado en intensidad,
quier tipo de altruismo, porque
1-11
ser moral consiste basicameme
en
De forma mas importante
rango, alcance y pericia.
aun, ambos distinguirian
este altruis-
mo psicologico de primer orden de las respuestas propias de 10s sentimientos
genuinamente
morales. En su Investigaci6n sobre losprin-
cipios de la moral, Hume concluye identificando morales como propios de la humanidad.
cho trabajo por hacer. Aforrunad3ll valiosos a 1a hora de mostrarnos po
10s sentimientos
Interpreto
que Hume su-
pone que tenemos la capacidad de refinar nuestras disposiciones
ori-
ginales y limitadas para dar una respuesta a 10s deseos y necesidades
E1 papel del espectador
de nuestros
de Kant y un gran numero
hijos y amigos. A traves de una inmersion
en la sociedad, empaticos,
podemos
llegar a expandir
de modo que eventualmente
nuestros
adecuada
sentimientos
nos veremos conmovidos
imparcial de
III
nan el comportamiento
moral) st
tuaciones
Los confl
de conflicto.
por aquello que resulta «Util y aceptable» al resto de la gente, no solo cuando ello entra en conflicto con nuestros deseos egoistas sino incluso cuando se opone a nuestras respuestas altruistas mas primiti-
continuar
plica reflexionar perspectivas
namiento (vease Proceedings andAdtl:miJ miento de Smith (al igual que la yro;.;o.
mas explkito
esta prolongacion
H
noviembre de 1985, pags. 67-84). Ene!
vas y 10calmente partisanas. Smith es mucho
8. En «The Hall of Mirrors desa:l
que Hume sobre como deberia
de la empatia.
Considera
que ello im-
sobre 10s juicios de aquellos que poseen diferentes
a nuestros alrededor, hasta que seamos capaces de com-
binar todos 10s puntos de vista, con sus prejuicios,
y formar un jui-
za a erradicar prejuicios ampliamenre
all
punta me conduce a ofrecer una m~
10 sugerido por Dewey: en lugar de pen!
patia que nos ofrezca un sistema erien 3
la como un instrumenta para conrinU31
que la capacidad para el altruismo
cio que exprese un sentimiento genuinamente moral.s Sin la FIgura
a la benevolencia (en Hume) como
del espectador imparcial (el «hombre en el pecho» de Smith), uni-
ore limirada. Smith comienza su Teo-
camente nos quedan nuestras empatias limitadas e idiosincrasicas, for-
l:affiinando los diferentes modos en
mas de altruismo psicologico que podrian resultar necesarias si las res-
JC!onesde los demas no son sino una
puestas morales han de desarrollarse en nosotros, pero que se quedan
nenre reconocerian el alcance de las
cortas, sin llegar al terreno de la moralidad.
III I
~ ?"Jlitica de los chimpances, pasando
Asi, pienso que el sefiuelo de Hume-Smith es simplemente eso: un
hasra Bien natural como una rei-
sefiuelo. Es una invitacion a los estudiosos del comportamiento animal
importantes, demostrando asi
a que demuestren la existencia del altruismo psicologico en sus sujetos,
pb.Ilreo) que el altruismo psicologico
sobre la asuncion de que bastara con demostrar la existencia de cual-
IL"lreruidad,rango,
alcance y pericia.
quier tipo de altruismo, porque Hume y Smith han demostrado que
rir.. ambos distinguirian este altruis-
ser moral consiste basicamente en ser altruista. Pero aun queda mu-
de las respuestas propias de los sen-
cho trabajo por hacer. Mortunadamente, los esrudios de De Waal son
!!.
IT'2S
I
En su Investigacion sobre los prin-
l.
u:.e
valiosos ala hora de mostrarnos por donde podemos continuar.
identificando los sentimientos
RLrlidad. Interpreto que Hume suIe :.-ehnarnuestras disposiciones orin::spuesra a los deseos y necesidades
EI papel del espectador imparcial de Smith (0 de la «razon interna»
de una inmersion adecuada
de Kant y un gran numero de mecanismos filosoficos que gobier-
expandir nuestros sentimientos
nan el comportamiento moral) se hace especialmente evidente en si-
lI£l."Denrenos veremos conmovidos
tuaciones de conflicto. Los conflictos mas obvios son aquellos que
[T.2',-b; . ;i
er'ubJe.. al resto de la gente, no solo lK'.
ts:
nuesrros deseos egoistas sino in-
::-espuestasaltruistas mas primiti-
8. En «The Hall of Mirrors» describo con mayor detalle este proceso de refinamiento (vease Proceedings and Addresses of the American PhilosophicalAsociation, noviembre de 1985, pags. 67-84). En ese articulo, tambien afirmo que el razona-
I:Q que Hume sobre como deberia b empatia. Considera que ello im-
• d,.: aquellos que poseen diferentes ~!U.5Taque seamos capaces de com:l]i:l
sus prejuicios, y formar un jui-
miento de Smith (al igual que la version menos desarrollada de Hume) no alcanza a erradicar prejuicios ampliamente aceptados. El hecho de apreciar este ultimo punto me conduce a ofrecer una modificacion del proyecto etico sobre la base de
10 sugerido por Dewey: en lugar de pensar en una ampliacion del concepto de empatia que nos ofrezca un sistema etico acabado y completo, deberiamos concebirla como un instrumento para continuar desde nuestra posicion actual.
hacen que un impulso egoista se enfrente a otro altruista. En estos casos, podria pensarse que el veredicto de la moralidad es que el impulso altruista deberia ganar la batalla, de modo que un paso clave en la evoluci6n de la etica es la adquisici6n de cierta capacidad para el altruismo psico16gico. Pero esto resulta demasiado brusco. Necesitamos de la figura del espectador imparcial (0 algun otro equivalente) porque nuestras disposiciones altruistas son demasiado debiles y a menudo del tipo equivocado, y porque los impulsos altruistas que entran en conflicto con otros necesitan que se adopte una de-
.. , 9Pd0 emos ver 10 que ocurre cuando no existe ningun agenClSlOn. te interno que tome decisiones si consideramos los esrudios tempranos de De Waal a la luz de su posterior defensa del altruismo
La limitaci6n en el alcance dedi
te importante, ya que, como se b:ai
cemaking among Primates, la coopc
altruismo psico16gico que a menlM temente rota. Cuando un aliado
OIl
tejido social se rompe y ha de ser rq
mas que consumen mucho tiempe: quilizan los unos a los otros,
0
los '
calamiento que siguen a la rupton Si observasemos este compore Adam Smith -fil6sofo
moral y m
dente: estos animales podrian urili
mucho mas eficaz y con mayores I
psico16gico. Sus obras La politica de los chimpances y Peacemaking among
mecanismo para ampliar y refoI"l3
Primates revelan la existencia de mundos sociales en los que existen
mo psico16gico. La existencia de ••
formas limitadas de altruismo psico16gico. Estas sociedades se dividen en coaliciones y alianzas, dentro de las cuales los ani males cooperan ocasionalmente.
Parte de la cooperaci6n puede basarse
en la identificaci6n de ventajas futuras, pero hay ocasiones en las que la hip6tesis de que un animal este respondiendo alas necesidades de otro sin calcular beneficio futuro alguno parece muy plausible. Si trazamos el altruismo psico16gico como funci6n de las dimensiones de las que he hablado anteriormente,
encontramos que los
chimpances de De Waal (la especie sobre la que contamos con mas datos) estan bastante limitados en cuanto ala intensidad, rango y alcance de sus tendencias altruistas.
les proporcionaria una sociedad
III
oporrunidades para desarrollar pIl cluso interactuar con animales qo dria crecer en numero. AI poseer ci son capaces de tener una organizac
to de especies de primates. Pem ~ psico16gico son tan limitadas, se,
paces de formar sociedades mas •• peraci6n mas extenso. Las sociedades de chimpaD
que se resuelven mediante COIII ten tambien conflictos denuo
9. Dewey es particularmente
claro sobre el hecho de que el conflicto moral
es a menudo no una cuesti6n de superar el egoismo, sino de decidir cui! de los dos ideales en conflicto tiene precedencia sobre el otro.
dencia a quedarse la comida par. de hojas rigidamente hacia quic
~c:tlTenre a otro aItruista. En estos
La limitacicSn en el alcance de dichas tendencias es especialmen-
raiicro de la moralidad es que el
te importante, ya que, como se hace singularmente vivido en Pea-
l b
cemaking among Primates, la cooperacicS.nentre estos animales y el
modo que un paso cla-
-.jquisicicSnde cierta capacidad para
altruismo psicolcSgicoque a menudo subyace en ella se ve constan-
result a demasiado brusco. Ne-
temente rota. Cuando un aliado no cum pIe con sus obligaciones, el
Illciorimparcial (0 algun otro equi-
tejido social se rompe y ha de ser reparado. De Waal documenta for-
jones alrruistas son demasiado de-
mas que consumen mucho tiempo en las que los primates se tran-
ll.iu. :,' porque
quilizan los unos a los otros,
itD
IS
los impulsos altruistas
nC"cesiranque se adopte una de-
recuando no existe ningun agen~.::onsideramos los estudios temIII
;-asterior defensa del aItruismo
0
los largos periodos dedicados al aci-
calamiento que siguen ala ruptura entre alianzas. Si observasemos este comportamiento
a traves de la mirada de
Adam Smith -filcSsofo moral y tecSricosocial-
surge una idea evi-
dente: estos animales podrian utilizar su tiempo y energia de forma mucho mas eficaz y con mayores beneficios si dispusieran de algun
b:"!pdllceS y Peacemaking among
mecanismo para amp liar y reforzar sus disposiciones para el altruis-
D:.L.'1dos sociales en los que existen
mo psicolcSgico.La existencia de «un pequeno chimpance interior»
Kologico. Estas sociedades se di-
les proporcionaria una sociedad mas tranquila y funcional, con mas
d.::nuo de las cuales los animales
oportunidades para desarrollar proyectos cooperativos; podrian in-
€t,e J.acooperacicSn puede basarse
cluso interactuar con animales que no vieran a diario, yel grupo po-
1ITdS..
pero hay ocasiones en las que
e :-espondiendo
alas necesidades
dria crecer en numero. AI poseer cierto nivel de altruismo psicolcSgico, son capaces de tener una organizacicSnmas rica que la mayoria del res-
uu alguno parece muy plausible.
to de especies de primates. Pero dado que esas formas de altruismo
;K0 como funcicSn de las dimen-
psicolcSgicoson tan limitadas, se yen socialmente bloqueados, inca-
r:·orrnenre, encontramos que los
paces de formar sociedades mas amplias
it :i'-obrela que contamos con mas
peracicSnmas extenso.
II .:::J.2.llto
a la intensidad, ran go y
Las sociedades de chimpances
0
alcanzar un nivel de coo-
muestran conflictos abiertos
que se resuelven mediante complejas negociaciones de paz. Exis-
ti.
ten tambien conflictos dentro de los propios chimpances. A veces, ID:C~~~hecho
de que el conflicro moral
l~i",;:nO. sino de decidir cuaI de 10sdos 1Ir::::::. oero.
la tendencia a compartir de un chimpance choca contra la tendencia a quedarse la comida para si: el chimpance sostiene la ram a de hojas rigidamente hacia quien se la pide, aparta ligeramente la
cara; 10 la rigidez de la postura, la direcci6n de la mirada y la expresi6n de descontento hacen del conflicto interno algo tan evidente como en el caso de una persona a dieta que saliva mientras pasa de largo ante una bandeja de comida. La frecuencia con la que ocurren conflictos abiertos podria verse reducida si existiera algun mecanismo para resolver adecuadamente
los conflictos internos. Sin em-
bargo, tal como son las cosas, los chimpances son seres caprichosos (siguiendo la terminologia de Harry Frankfurt), vulnerables ante
En esta etapa, conjeturo que
cultural. Diferentes grupos pequd en practica una serie de recursos •• tos, imagenes, etc.) para defrnir d
En algun punto de la evoluci6n de los hominidos ocurri6 algo que nos dot6 de los mecanismos psico16gicos adecuados para superar esa tendencia a ser caprichosos. Me inclino a pensar que esto es parte de 10que nos hace completamente humanos. Quiza comenz6 con la toma de conciencia de que ciertas formas de comportamiento
pro-
I
mos. Algunos de estos recursos·~ vecinos y grupos de descendieDi
mejor acceso ala reproducci6n o. dudan a la formaci6n de socied3de: por una mayor armonia y un
cualquier impulso dominante en determinado momento.
CUI
IWI
recursos mas exitosos se fueron
0
generaci6n y aparecen de forma
documentos escritos que nos ban I
dades mesopotamicas. Gran parte de todo este proce5l
yectado podrian tener resultados problematicos y la consecuente ha-
pe~iodo transcurrido entre la
bilidad para inhibir los deseos que de otro modo habrian sido do-
lingtiistica (hace 50.000 arros como
minantes. Sospecho que todo eUose vincu16 ala evoluci6n de nuestras capacidades lingtiisticas, y que incluso alguna faceta de la ventaja selectiva para la habilidad lingtiistica radica en ayudarnos a saber cuando debemos refrenar nuestros impulsos. Tal como yo 10 concibo, nuestros antepasados fueron capaces de formular patrones para la acci6n, discutirlos entre si y elaborar formas para regular la conduc-
COIlII
critura (hace 5.000 arros). ExisteI tantes progresos, como por ejempl Mas significativos aun son los etemi bilidad para la cooperaci6n con iD mismo grupo local. Desde haec ~
adelante, los restos encontrad05 c
un aumento en el numero de indiw
ta de los miembros del grupo.ll
momento concreto, como
Sl vanD
10. Me baso en mis propias y limitadas observaciones en el Wild Anima! Park
Aun mas intrigantes resultan los'
de San Diego; el anima! a! que me refiero perteneda a la colonia de bonobos del
hechas de materiales concretos a
parque; no creo que el hecho de que se trate de un bonobo, y no de un chimpance comiln, resulte de importancia en este casa. 11. Estoy en deuda con uno de los intentos filos6ficamente
mas sofisti-
University Press, 1990). Creo que Gibb
cados de situar la practica moral en el contexto de la evoluci6n humana, a saber,
conversaci6n sobre que hacer en la h.ism
la obra de Allan Gibbard W"iseChoices, Apt Feelings (Cambridge, MA, Harvard
quefios grupos de seres humanos a !as t
ia..:llrecciOnde la mirada y la expre-
En esta etapa, conjeturo que comenzo un proceso de evolucion
Cl):JJ.'1Cro interno algo tan evidente
cultural. Diferentes grupos pequelios de seres humanos pusieron
••.dicTaque saliva mientras pasa de
en practica una serie de recurs os normativos (reglas, historias, mi-
b...La hecuencia con la que ocurren
tos, imagenes, etc.) para definir el modo en el que «nosotros» vivi-
~ucida
mos. Algunos de estos recursos ganaron popularidad
si existiera algun mecanis-
ios conflictos internos. Sin em-
Ie
vecinos y grupos de descendientes,
entre sus
quiza porque of redan un
, '::':-llmpancesson seres caprichosos
mejor acceso ala reproduccion
k
dudan ala formacion de sociedades mas tranquilas, caracterizadas
1 :-
Frankfurt), vulnerables ante
I ,ciclerminado
momento.
0
mas probablemente porque con-
por una mayor armonia y un mayor nivel de cooperacion.
Los
n de 105 hominidos ocurrio algo que
recursos mas exitosos se fueron transmitiendo
de generacion en
»c~cos adecuados para superar esa
generacion y aparecen de forma fragmentaria
en los primeros
i::dino a pensar que esto es parte
documentos escritos que nos han llegado: los codigos de las socie-
r ~mmanos. Quiza comenzo con la
dades mesopotamicas.
pro-
Gran parte de todo este proceso resulta invisible debido allargo
pmblematicos y la consecuente ha-
periodo transcurrido entre la completa adquisicion de la habilidad
~ de ouo modo habrian sido do-
linguistica (hace 50.000 mos como muy tarde) y la invencion de la es-
se'.-L."KulO ala evolucion de nuestras
critura (hace 5.000 alios). Existen fascinantes indicios de impor-
ci..l...,".J alguna faceta de la ventaja se-
tantes progresos, como por ejemplo el arte rupestre
a :amca en ayudarnos a saber cuan-
Mas significativos aun son los ejemplos que apuntan a una mayor ha-
Tal como yo 10 concibo,
bilidad para la cooperacion con individuos que no pertenecieran al
IS
i"ormasde comportamiento
IIpWSDS.
a.::.::s de formular patrones para la rz
£ormas para regular la conduc-
las estatuillas.
mismo grupo local. Desde hace aproximadamente 20.000 alios en adelante, los restos encontrados en algunos yacimientos muestran un aumento en el numero de individuos presentes en el mismo en un momenta concreto, como si varios grupos se hubieran reunido alli.
1iikz2c:s.:ryacionesen el Wild Animal Park [] ;c:-::"necia a la colonia de bonobos del II::: .:,,,'.ill
bonobo, y no de un chimpance filosoficamente
Aun mas intrigantes resultan los descubrimientos de herramientas hechas de materiales concretos a distancias considerables respecto
mas sofisti-
University Press, 1990). Creo que Gibbard tiene razon al enfatizar el papel de la
de la evolucion humana, a saber,
conversacion sobre que hacer en la historia del pensamiento moral, desde los pe-
I!i _:::,,::lIOS 11.:::rD
0
¥c _~~cHllgS(Cambridge, MA, Harvard
quenos grupos de seres humanos alas sociedades actuales.
de la Fuente de materias primas mas cercana; quiza deberiamos entender este fenomeno en terminos del desarrollo de las «redes de intercambio comercial», como algunos arqueologos han propuesto;
Pero ~habre terminado adop&1D
o quiza deberiamos vedos como indicadores de la capacidad de los
Huxley? Ciertamente, no en b.•
extrafios para abrirse camino en territorios poblados por otros gru-
de destruir. ~Como entonces
pos. Sea cual sea la alternativa que elijamos, estos fenomenos ponen
tros parientes evolutivos poseell
de manifiesto la creciente capacidad para la cooperacion y la inte-
moralidad,
raccion social que se manifiesta ya plenamente en los gran des asen-
secuencia directa» de ciertas capaI
tamientos neolfticos de Jerico y c;atal Hliylik.
Anteriormente ya me habia qtJei;3
Aun cuando no podamos mas que conjeturar acerca de 10 ocu-
0
pIX
que nuestras pciaic
imprecisas para servirnos de ayu
rrido, creo que existe una concepcion de la evolucion capaz de expliear
tantes entre los agentes moraks
como hemos llegado hasta aqui, que contempla el desarrollo de la ca-
partimos la disposicion para d •••
pacidad para una orientacion normativa (entendida quizas a traves
guna accion genuinamente
de esa vision mas extensa y refinada de la empatia que dio lugar al es-
entre nosotros y nuestro antepas
pectador imparcial de Smith) como un paso crucial en el camino.
con los chimpances se han dado
Toda vez que dicha capacidad aparecio y que comenzamos a tener len-
te importantes: la aparicion de L
guajes con los que iniciar discusiones con los demas, pudieron de-
mativa y el autogobierno, la haI
sarrollarse, a traves de una serie de linajes culturales, practicas morales
recursos morales en potencia
explfcitas y un compendio de normas, parabolas e historias, algunas de las cuales llegan hasta la actualidad. Si volvemos a la famosa me-
cincuenta mil afios de una impo Steve Gould vio con total cl:a.D
tafora de Huxley, todos nos convertimos en jardineros al tener como
tra historia evolutiva puede ser'1
parte de nuestra naturaleza el impulso de eliminar de raiz las malas
nuidades, bien las discontinuida
hierbas que son parte de nuestra psique, y de fomentar el crecimiento
ganamos nada inclinandonos
de otras plantas, afiadiendo un rodrigon aqui, una espaldera alIa. Es
cuado determinar que es 10 qu
mas: en nuestro caso, al igual que ocurre con un jardin, el proyecto nunca esta acabado, sino que continua indefinidamente, segun sur-
alterado. Evidentemente,
jan nuevas circunstancias.12
acerca de como llegamos de alli.,.
IDOl:
0
21
De Waall
que mi historia incorpora pem 12. Esra es la version de Dewey del proyecro moral, que expongo con mayor deralle en «The Hall of Mirrors».
a 10 largo de su carrera, es posil ternativo al mio. Lo importaD
t4S
mas cercana; quiza deberiamos
llcinos del desarrollo de las «redes de ~"ullos arqueologos han propuesto;
Pero ~habn~ terminado adoptando la teoda de la capa al volver a
o illdicadores de la capacidad de los
Huxley? Ciertamente, no en la version simple que De Waal preten-
:errirorios poblados por otros gru-
de destruir. ~Como entonces puede defenderse la idea de que nues-
dijamos, estos fenomenos ponen
tros parientes evolutivos poseen los «componentes basicos» de la
I
DC
ci..dadpara la cooperacion y la inte-
moralidad,
:y.•.plenamente en los grandes asen-
secuencia directa» de ciertas capacidades que compartimos con eUos?
.~ral H iiyiik.
Anteriormente ya me habia quejado de que estas frases son demasiado
~ que conjeturar acerca de 10 ocu-
imprecisas para servirnos de ayuda. Existen continuidades impor-
Don de la evolucion capaz de explicar
tantes entre los agentes morales humanos y los chimpances: com-
que contempla el desarrollo de la ca-
partimos la disposicion para el altruismo psicologico, sin el cual nin-
ocmariva (entendida quizas a traves
gun a accion genuinamente moral seria posible. Pero sospecho que
Irla de fa empatia que dio lugar al es-
entre nosotros y nuestro antepasado mas reciente que compartimos
Dmo un paso crucial en el camino.
con los chimpances se han dado algunos pasos. evolutivos realmen-
1!reci6 y que comenzamos a tener len-
te importantes: la aparicion de la capacidad para la orientacion nor-
Iiionescon los demas, pudieron de-
mativa y el autogobierno, la habilidad para hablar y discutir sobre
~ :h'llaies culturales, practicas morales
recursos morales en potencia con los demas, y al menos cerca de
parabolas e historias, algunas
cincuenta mil arros de una importante evolucion cultural. Tal como
ili.dad. Si volvemos a la famosa me-
Steve Gould vio con total claridad, cualquier evaluacion de nues-
C'cimos en jardineros al tener como
tra historia evolutiva puede servirnos para enfatizar bien las conti-
Ip':llio de eliminar de raiz las malas
nuidades, bien las discontinuidades en la misma. Pero yo creo que no
~-que. :"de fomentar el crecimiento
ganamos nada inclinandonos a uno u otto lado. Resulta mas ade-
octrigon aqui, una espaldera alIa. Es
cuado determinar que es 10 que ha pervivido y que 10 que ha sido
lI1ThlS.
If:
,cx..-urre con un jardin, el proyecto
1CJ.":nia indefinidamente, segun sur-
0
que nuestras practicas y disposiciones morales son «con-
alterado. Evidentemente,
De Waa~ podria rechazar mis especulaciones
acerca de como UegamosdealH a nuestro presente. Apesar de que creo que mi historia incorpora percepciones que el ha ido desarrollando a 10 largo de su carrera, es posible que prefiera un punto de vista alternativo al mio. Lo importante es q1J-enecesitamos alguna vision
de este tipo, porque para mi argumentacion resulta de central imponancia la tesis de que una mera demostracion de la existencia de alguna forma de altruismo psicologico en los chimpances (0 en cual-
MORALIDAD, RP DERECHOS DE 1
quier otra especie de primates superiores) demuestra muy poco acerca de los odgenes 0 la evolucion de la etica. Me parece perfecto arrojar al fuego la teoda de la capa, ipero no las teodas de Huxley! Con ello, sin embargo, nos encontrariamos ante el principio de un proceso en el que las teodas primatologicas de De Waal sedan relevantes para nuestra comprension de la moralidad humana. Mi respuesta alas ricas y estimuhu
de en dos partes. La primera y m sobre la natura1eza de 1a morali~ cdtica que De Waa1 hace de 10 <J una capa». La segunda parte
CUesl
por De Waa1 en el apendice sohn: En ambas cuestiones, enfatizare estoy de acuerdo con De Waal, d
aqui que 1as posiciones en 1as q importantes que nuestras diferer denciado en 1aspaginas que sigu
En mi obra The Expanding Circk. odgenes de 1amora1idad deben e
1esno humanos a partir de 10scuaI
1a idea de que 1a mora1idad es u
logica, 0 de que 1amora1idad es 1
y sin ninguna raiz en nuestra his1
iL.'TIcmaci6nresulta de central im:I
-iemosrraci6n de la existencia de
i1p..:o en los chimpances (0 en cual-
MORALIDAD, RAZON Y DERECHOS DE LOS ANIMALES
errore::» demuestra muy poco acerIf
La erica. Me parece perfecto arro-
rem
no las teorias de Huxley! Con
:ll:IllOS
ante el principio de un pro-
Ogicas de De Waal serian relevan-
bi. :noralidad humana. Mi respuesta alas ricas y estimulantes Conferencias Tanner se divide en dos partes. La primera y mas larga lanza algunas preguntas sobre la naturaleza de la moralidad y mas concretamente sobre la critica que De Waal hace de 10 que el llama «la moralidad como una capa». La segunda parte cuestiona 10sargumentos presentados por De Waal en el apendice sobre el estatus moral de 10sanimales. En ambas cuestiones, enfatizare aquellos aspectos en 10s que no estoy de acuerdo con De Waal, de modo que es necesario recordar aqui que las posiciones en las que estamos de acuerdo son mas importantes que nuestras diferencias. Espero que esto que de evidenciado en las paginas que siguen.
En mi obra The Expanding Circle, publicada en 1981, sostuve que 10s origenes de la moralidad deb en encontrarse en 10smamiferos sociales no humanos a partir de 10scuales evolucionamos. Rechace entonces la idea de que la moralidad es una cuesti6n cultural mas que bio16gica, 0 de que la moralidad es un fen6meno unicamente humano y sin ninguna raiz en nuestra historia evolutiva. Sugeri entonces que
el desarrollo del altruismo entre iguales y el altruismo redproco es mu-
diferencias que el mismo recooo
cho mas importante para el desarrollo de nuestra propia moralidad de 10 que nos gusta reconocer.1 De Waal comparte este punto de vis-
miento social de los primatesyb la teoria de la capa resulta deJ:JlZ
ta, y dota a estas ideas de una cantidad de conocimientos sobre el
demasiado duro con alguno de II
de los primates mucho mayor que el que yo po-
Para entender en que aeiera
dria tener. Resulta estimulante contar con el apoyo de alguien tan
nemos que distinguir dos postm
comportamiento
familiarizado con nuestros parientes los primates que afirma, sobre la base de esos conocimientos, que existe un gran nivel de continuidad entre el comportamiento
social de los animales no humanos y
nuestras propias normas morales. De Waal critica la teoria del contrato social porque asume que hubo un determinado momenta en el que los humanos no eran seres sociales. Evidentemente,
1. La moralidad humana es inIt
ca human a se encuenrran c miento que companimos Ci
mente los primates. 2. Toda la etica humana de:ril en tanto que mamfrerosso:
cab ria preguntarse si los principales
teoricos del contrato social cretan estar ofreciendo una explicacion
Deberiamos aceptar la prim
historica sobre los origenes de la moralidad, pero es cierto que mu-
da, si bien en ocasiones De Wz;
chos de los lectores han llegado a la conclusion de que asi fue. Ca-
Consideremos
la critica qt
bria tambien preguntarse que podemos aprender de teorias que to-
T. H. Huxley, a quien atrib~
man como punto de partida un postulado historicamente falso (que
de la capa. De Waal habla dd .•
si no hubiera sido por la existencia de dicho contrato, seriamos egois-
frenta a la moralidad con la nam
tas aislados), aun cuando dichas teorias no asuman que este habria
demas animales». Como COrne
sido elcaso. Quizas el haber partido de este punto ha contribuido
sefialar que no hay nada de
a 10 que De Waal se refiere al hablar de la saturacion de la civiliza-
una cantinela bastante cOIDtin
cion occidental «con la presuncion de que somos criaturas asocia-
nante) en la etica occidental de5I
les, incluso malvadas».
ferentes partes del alma y
COIDI
cultural, una fina capa que esconde
rro tirado por dos caballos qu: . funcionar a la par. 2 Kant mati
una naturaleza que por 10 demas es egoista y brutal». Pero precisamente
sugerir que mientras nu~trOS ~
porque fracasa a la hora de conceder la suficiente importancia alas
empatica par el bienestar de 10
De Waal rechaza acertadamente la idea de que toda nuestra moralidad es «un recubrimiento
~
~.el altruismo redproco es mu-
diferencias que el mismo reconoce que existen entre el comporta-
1rr01.Iode nuestra propia moralidad
miento social de los primates y la moralidad humana, su rechazo de
le \\ aal comparte este punto de vis-
la teotia de la capa resulta demasiado brusco y el propio De Waal es
2!lridad de conocimiemos sobre el
demasiado duro con alguno de sus defensores.
:5
mucho mayor que el que yo po-
ooncar con el apoyo de alguien tan
Para entender en que acierta De Waal y en que se equivoca, tenemos que distinguir dos posturas bien diferenciadas:
nres ios primates que afirma, sobre Deeriste un gran nivel de continui-
1. La moralidad humana es inherentemente socialy lasrakes de la eti-
rial de los animales no humanos y
ca humana se encuentran en los rasgos y patrones del comportamiento que compartimos con otros mamiferos sociales,especialmente los primates. 2. Toda la etica humana deriva de nuestra naturaleza evolucionada en tanto que mamiferos sociales.
L
conrrato social porque asume que ~en d que los humanos no eran se~n.ipreguntarse si los principales esur ofreciendo una explicaci6n
D
moralidad, pero es cierto que muI
La conclusi6n de que as! fue. Ca-
Debetiamos aceptar la primera proposici6n y rechazar la segunda, si bien en ocasiones De Waal parece aceptar ambas. Consideremos
la ctitica que De Waal realiza de las ideas de
demos aprender de teorfas que to-
T. H. Huxley, a qui en atribuye ser el creador de la moderna teotia
~7u1ado hist6ricamente falso (que
de la capa. De Waal habla del «curioso dualismo de Huxley, que en-
lde dicho comrato, serfamos ego!s-
frenta a la moralidad con la naturaleza y a la humanidad con todos los
reorias no asuman que este habrfa
demas animales». Como comentario inicial, podtiamos empezar por
iCo de este punto ha comribuido
sefialar que no hay nada de «curioso» en un dualismo que ha sido
M.u- de la saruraci6n de la civiliza-
una cantinela bastante comiln (y de hecho puede decirse que domi-
in de que somos criaturas asocia-
name) en la etica occidental desde que Plat6n distinguiera entre las diferentes partes del alma y comparara la naturaleza humana a un ca-
l.aidea de que toda nuestra mo-
rro tirado por dos caballos que el conductor debe controlar y hacer
rural. una fina capa que esconde
funcionar ala par.2 Kant introdujo el dualismo en su metafisica al
[C
y brutal». Pero precisamente
sugerir que mientras nuestros deseos (induida nuestra preocupaci6n
ie: i.asuficiente importancia alas
empatica por el bienestar de los demas) vienen de nuestra naturaleza
~tsJr:a
Hsica, nuestro conocimiento de las leyes universales de la moralidad
que caracteriza alas primeras. El pi
proviene de nuestra naturaleza en tanto que seres racionales.3 Esta
el siguiente fragmento:
distincion presenta una serie de problemas evidentes, pero como veremos mas adelante, resultaria erroneo rechazarla a la ligera.
Las emociones morales debel diata de cada cual: tienen que
vel
Es posible que De Waal piense que la posicion de Huxley es cu-
abstracto y desinteresado. Es s6Ic:l
riosa porque era defensor de Darwin, y con sus ideas parece estar
de como alguien debe ser rrarado
alejandose de un planteamiento verdaderamente evolutivo sobre la
aprobacion 0 desaprobacion IDOl: bolizada por el celebre «espeaadIJ
etica. Pero en El origen del hombre, el propio Darwin ya escribio que «el sentido moral perniite quizas elaborar la mejor y mas profunda
donde 10sseres humanos parecem
distincion entre el hombre y los animales inferiores». Las diferen-
otros primates.
cias entre Huxley y Darwin en este tema son menores de 10 que De
Pero ~de donde surge esta pI
Waal sugiere. La misma descripcion que De Waal hace de los escritos de Edward
realizados desde la perspectiva de: no de nuestra naturaleza evolua
Westermarck es quiza la mejor demostracion de que no deberiamos
moralidad probablemente
descartar tan ala ligera el problema que la «teoria de la capa» pretende
grupal en conjuncion con oua se
resolver. De Waal alaba certeramente a Westermarck, cuyo trabajo no
tergrupales, tales como la resoluc
recibe hoy en dfa la suficiente atencion. De Waalle describe como «el
la capacidad para compartir». U
primer estudioso en promover una vision integrada que incluya tan-
con esta idea, que en la praerica'
to a humanos como a animales en los campos de la cultura y la evo-
ner en practica esta perspectiva ~
evolll
luci6n». Quiza la parte mas perspicaz del trabajo de Westermarck, en opinion de De Waal, es el hecho de que intente distinguir las emociones espedficamente morales del resto de emociones. Westermarck, segun De Waal, «demuestra que hay algo mas que meros instintos en dichas emociones», y explica que la diferencia entre los sentimientos morales y «las emociones no morales analogas» debe buscarse en «el desinteres, la aparente imparcialidad y la apariencia de generalidad»
De forma universal, 10shUll chisimo peor de 10que trataIIlO munidad. Es mas, las normas
1
, fuera de nuestro entorno. Es eX
movimiento que busca expancJ incluso a 10smiembros de un e vencion de Ginebra, adoptada
tes de cuan fragil resulta este es 3. Immanuel Kant, Groundword o/the Metaphysics o/Morals, Cambridge, Cambridge University Press, 1997, secci6n III (trad. cast.: Fundamentaci6n de la metaflsica de las costumbres, Barcelona, Atiel, 1996).
Pensemos en 10 que De W~ riores. Por un lado, poseemos u
IS
"~.-es universales de la moralidad
que caracteriza alas primeras. EI propio De Waal elabora esta idea en
I
::am:o que seres racionales.3 Esta
el siguiente fragmento:
oolemas evidentes, pero como veLas emociones mora1es deb en desvincu1arse de 1asituacion inme-
Iineo rechazarla a la ligera.
diata de cada cual: tienen que ver con el bien y el mal en un nivel mas
~que la posicion de Huxleyes
cu-
.•in. ~-con sus ideas parece estar ~ci.aderamente
.e: propio
abstracto y desinteresado. Es solo cuando rea1izamos un juicio general de como alguien debe ser tratado que podemos empezar a hab1ar de 1a
evolutivo sobre la
aprobacion 0 desaprobacion morales. Es en esta area en concreto, sim-
Darwin ya escribio que
bo1izada por el celebre «espectador imparcial» de Smith (1937 [1759]),
i:..L:...orarla mejor y mas profunda
donde 10sseres humanos parecemos ir radicalmente mucho mas alIa que
1IL.:ndles inferiores».
otros primates.
Las diferen-
~ :ema son menores de
10 que De Pero ~de donde
~.c;ihace de los escritos de Edward IC~-:racion de que no deberiamos q:'.:Jle la -reo ria de la capa» pretende
r a.~esrermarck,
cuyo trabajo no
iOr'-,- De \\7aalle describe como «el rr.;s:·on imegrada que incluya tanio5..:ampos de la cultura y la evo-
IZcid rrabajo de Westermarck, ~-::le imente distinguir
en
las emo-
surge esta preocupacion
realizados des de la perspectiva no de nuestra moralidad
naturaleza
probablemente
grupal en conjuncion tergrupales, la capacidad
del espectador
evolucionada. evoluciono
acerca de los juicios imparcial? AI parecer,
De Waal nos dice que «la como un fenomeno
con otra serie de capacidades
tales como la resolucion para compartir».
de conflictos,
De Waal apunta,
con esta idea, que en la practica somos a menudo ner en practica esta perspectiva
intra-
tipicamente la cooperacion
iny
consistentemente incapaces de po-
imparcial:
De forma universal, 10shuman os tratamos a 10sdesconocidos mu-
1:$[0
de emociones. Westermarck ,
chisimo peor de 10que tratamos a 10smiembros de nuestra propia co-
.~C'U
mas que meros instintos en
,munidad. Es mas, 1as normas mora1es apenas parecen ser ap1icab1es
di..-1:renciaentre los sentimientos
fuera de nuestro entorno. Es cierto que en 1aepoca moderna existe un
smilogas»
movimiento que busca expandir 1a red de la mora1idad para incluir
debe buscarse en «el
i:'~ ia apariencia de generalidad»
incluso a 10smiembros de un ejercito enemigo (por ejemp10, 1aConvencion de Ginebra, adoptada en 1949), pero todos somos conscientes de cuan fragi1 resulta este esfuerzo.
IIeo
oj.!:.,;pl~)sicsof Morals, Cambridge,
,I==
=d. cast.: Fundamentaci6n de fa
~':~'%'.
Pensemos en
10 que De Waal est:! diciendo en los pasajes ante-
riares. Por un lado, poseemos
una naturaleza
evolucionada,
que da
lugar a una moralidad basada en el parentesco, la reciprocidad y la
tereses no debieran tener la misrm
empatfa para con los demas miembros del grupo de uno. Por otro,
pio grupo, e incluso que los nue
la mejor manera de capturar la singularidad de las emociones mo-
~Quiere esto deeir que la idea
rales es que estas adopten una perspectiva imparcial, 10 que nos
traria a nuestra naturaleza evoh
lleva a considerar los intereses de quienes no pertenecen a nuestro
por «naturaleza evolucionada •.c
grupo. Tan importante resulta to do ello para nuestra nocion actual
partimos con otrOSmamiferos s
de moralidad, que el propio De Waal afirma, como ya hemos vis-
evolucionado. Ningun animal
to, que es solo cuando hacemos estos juicios generales e imparciales
des simios, se aproximan a nues
que podemos empezar a hablar de aprobacion y desaprobacion mo-
si esta capacidad para razonar
rales.
de nuestra moralidad,entonces
La idea de la moralidad como algo ampliamente imparcial no es
II
SiC
ria evolutiva. Por otra parte, no
nueva. De Waal cita a Adam Smith, pero la idea de una moralidad
te de nuestra naturaleza y, com
universal se retrotrae al menos al siglo v a. c., cuando el filosofo chi-
ma, es un producto de la evoluc:
no Mozi, extremadamente horrorizado por el dano causado por las
elementos de nuestra naturalez:
guerras, pregunto: «~Cuales el camino hacia el amor universal y el be-
que la razon nos concede no
neficio mutuo?».4 El propio Mozi nos daba la respuesta: «Es consi-
cidad para razonar ofrece vene;
derar el pais de los demas como si fuera el propio». Pero, como senala
tes aspectos sociales: nos ayucJ
De Waal, la practica de esta moralidad mas imparcial es «fragil». ~No
miembros de nuestra especie y
se acerca mucho esta idea a decir que el elemento imparcial de la
de planes mas detallados. Pem
moralidad es una especie de capa que recubre nuestra naturaleza evo-
to que individuos, a enconrrar;
lucionada?
tar las amenazas de los predad
En The Expanding Circle, sugerf que es nuestra capacidad evo-
SID
cimientos naturales. Nos pem
lucionada para razonar 10 que nos da nuestra habilidad para adoptar
Aun cuando la capacidad I
una perspectiva imparcial. En tanto que seres dotados de raciocinio,
a reproducirnos, una vez desll
podemos abstraernos de nuestra situacion y ver que otros, fuera de
ciones que no suponen una vc
nuestro grupo, tienen intereses similares a los nuestros. Tambien po-
nos evolutivos. La razon es a
demos ver que no existe ninguna razon imparcial por la que sus in-
mos, no podemos bajarnos bo llevado. La capacidad para
4. Vease W-T. Chan, A Source Book in Chinese Philosophy, Princeton, NJ, Princeton University Press, 1%3, pag. 213.
COI
te un proceso logico nos ll~ ..• tematica abstracta que no tiel
Id parentesco, la reciprocidad y la
tereses no debieran tener la misma importancia que los de nuestro pro-
mbros del grupo de uno. Por otro,
pio grupo, e incluso que los nuestros propios.
iiimgularidad de !as emociones mo-
2Quiere esto decir que la idea de una moralidad imparcial es con-
p:rspectiva imparcial, 10 que nos
traria a nuestra naturaleza evolucionada? La respuesta es que si, si
r qillenes no pertenecen a nuestro
por «naturaleza evolucionada» entendemos la naturaleza que com-
ello para nuestra nocion actual
partimos con otros mamiferos sociales a partir de los cuales hemos
'\\ aal afirma, como ya hemos vis-
evolucionado. Ningun animal no humano, ni tan siquiera los gran-
lido
R()5
juicios generales e imparciales
~robacion
l'
y desaprobacion mo-
des simios, se aproximan a nuestra capacidad para razonar. Asi que, si esta capacidad para razonar se situa detras del elemento imparcial de nuestra moralidad, entonces constituye una novedad en la histo-
~~"'O
arnpliamente imparcial no es
ria evolutiva. Por otra parte, nuestra capacidad para razonar es par-
im. pero la idea de una moralidad
te de nuestra naturaleza y, como cualquier otro aspecto de la mis-
ipo v a. c., cuando el filosofo chi-
ma, es un producto de la evolucion. La que la hace diferente de otros
m.ado por el dafio causado por las
elementos de nuestra naturaleza moral es que !as ventajas evolutivas
HnOO bacia el arnor universal y el be-
que la razon nos concede no son espedficamente sociales. La capa-
i ::::os daba la respuesta: «Es consi-
cidad para razonar ofrece ventajas muy generales. Tiene importan-
ti£~ael propio». Pero, como sefiala iciAi mas imparcial es «fragil». 2No
tes aspectos sociales: nos ayuda a comunicarnos
r ~u:e el elemento imparcial de la
de planes mas detallados. Pero la razon tambien nos ayuda, en tan-
Ia..ubre nuestra naturaleza evo-
to que individuos, a encon trar agua y comida, y a comprender y evi-
!llC
mejor con otros
miembros de nuestra especie y por ende a cooperar en la ejecucion
tar las amenazas de los predadores
0
las procedentes de los aconte-
~. que es nuestra capacidad evo-
cimientos naturales. Nos permite, por ejemplo, controlar el fuego.
cL. nuestra habilidad para adoptar
Aun cuando la capacidad para razonar nos ayude a sobrevivir y
D
que seres dotados de raciocinio ...
,
a reproducirnos,
una vez desarrollada puede conducirnos a situa-
ir~cion y ver que otros, fuera de
ciones que no suponen una ventaja directa para nosotros en termi-
qt.-res a los nuestros. Tambien po-
nos evolutivos. La razon es como un ascensor: una vez que entra-
r:non imparcial por la que sus in-
mos, no podemos bajarnos hasta que no lleguemos adonde nos ha llevado. La capacidad para contar puede resultar util, pero median-
f:"! ]I _~.
Ci'irlese Philosophy, Princeton, N],
te un proceso logico nos lleva alas abstracciones propias de la matematica abstracta que no tienen ninguna ventaja en terminos evo-
lutivos. Quizas ocurre 10 mismo en el caso de la perspectiva adopta-
mos junto a las vias del tren cuaI
da por el espectador imparcial de Smith.5
goneta, sin nadie a bordo, va des
AI concebir de este modo el papel de la razon en la moral, difie-
un grupo de cinco personas. Tad
ro del punto de vista de De Waal respecto de las lecciones a extraer
tinua su trayectoria. Lo unico ql
del innovador trabajo de J. D. Greene, en el que utiliza tecnicas de
cinco muertes es activar una agu
neuroimagen para ayudarnos a entender 10 que ocurre con los juicios
lateral, donde unicamente maCli
morales. De Waal dice:
da sobre que hacer en tal circum que debedamos desviar la vagon
Mientras que la teoria de la capa, con su enfasisen la singularidad humana, predice que la resolucion de un problema moral se asigna a afiadidos de nuestro cerebro evolutivamente recientes, tales como el cortex prefrontal, la neuroimagen muestra que la tarea de realizar un juicio moral implica a una gran variedad de zonas cerebrales, algunas de ellas muy antiguas (Greene y Haidt, 2002). En resumen, la neurocienciapareceapoyarla postura de que la moralidad humana esta evolutivamente anclada en la socialidad de IDsmamiferos. Para entender por que esta conclusion no es la conclusion a la que debemos lIegar, necesitamos conocer mas datos acerca del trabajo realizado por Greene y sus colegas. Dtilizaron neuroimagenes para examinar la actividad cerebral cuando la gente respondia a situaciones conocidas en la literatura filosofica como «el problema de la vagoneta».6 En la version cIasica del problema de la vagoneta, esta-
total neto de cuatro vidas. En otra version del problem:l plo anterior a punto de matar a ( embargo, no nos encontramos eel vado sobre las mismas. No pode en saltar del puente y tirarnos c:l nuestra vida para salvar a las per.
pero nos damos cuenta de que ~ nerla. Sin embargo vemos que a gran tamano. El unico modo de cinco personas es empujar a estJ te de la vagoneta. Si empujaIIK varemos la vida de las otras cillo que hacer en esta situacion, la
I
bemos empujar al desconocido.
Greene y sus colegas yen est 5. Este parrafo se ha extraido de Peter Singer, The Expanding Circle; vease asimismo Colin McGinn, <<Evolution,Animals, and the Basis of Morality», en
sentido de que una implica um tivar una palanca de cambios,
0
Inquiry, nO 22 (1979), pag. 91. 6. Parece ser que Phillip a Foot fue la primera en discutir este tipo de problemas en su articulo «The Problem of Abortion and the Doctrine of the Double Ef-
per & Row, 1971). El articulo chisia
fect», en Oxford Review, nO 5 (1967), pags. 5-15; reimpreso en James Rachels
Jarvis Thomson, «Killing, Leuing Di
(comp.), Moral Problems: A Collection of Philosophical Essays (Nueva York, Har-
nO 59 (1976), pags. 204-217.
l
d caso de la perspectiva adopta-
Nnirh."
mos junto a las vias del tren cuando de repente vemos que una vagoneta, sin nadie a bordo, va deslizandose
por la via en direccion
a
pd de la razon en la moral, difie-
un grupo de cinco personas. Todas ellas moriran si la vagoneta con-
es:pwu.L:O de las lecciones a extraer
tinua su trayectoria.
e:::..:. en el que utiliza tecnicas de
cinco muertes es activar una aguja que desvie la vagoneta
n.ia 10 que ocurre con los juicios
lateral, donde unicamente
Lo unico que podemos
que deberiamos l.;:,:= :.ill
problema moral se asigna a
IliCY2:lenterecientes, tales como el r::.~C5ua que la tarea de realizar un
~-~;;-6d de zonas cerebrales, algu-
desviar la vagoneta
la mayoria de la gente dice
a la via lateral, salvando asi un
total neto de cuatro vidas. En otra version del problema,
la vagoneta esra como en el ejem-
plo anterior a punto de matar a cinco personas. En esta ocasion, sin embargo, no nos encontramos
cerca de las vias, sino en un puente ele-
e -,-Haidr, 2002). En resumen, la
vado sobre las mismas. No podemos
que la moralidad humana esta il:,..=..=.d de los mamfferos;
en saltar del puente y tirarnos
r.r. ~
a una via
matara a una persona. AI ser pregunta-
da sobre que hacer en tal circunstancia, ~ . .::on su enfasis en la singularidad
hacer para evitar estas
desviar la vagoneta.
delante de la vagoneta,
Pensamos
sacrificando
nuestra vida para salvar a las personas que se encuentran pero nos damos cuenta de que somos demasiado
en peligro,
ligeros para dete-
~ts:.6nno es la conclusion a la que
nerla. Sin embargo vemos que a nuestro lado hay un desconocido
r.:- :nas datos acerca del trabajo
gran tamano.
C":;I;Z;;jron neuroimagenes
cinco personas es empujar a este desconocido
1ICCl'
ia gente respondia
lJ5,ij;hca
para
a situa-
como «el problema
de la
I F~oblema de la vagoneta, esta-
de
EI unico modo de impedir que la vagoneta mate a !as
te de la vagoneta.
Si empujamos
puente abajo, delan-
al desconocido,
moriti,
pero sal-
varemos la vida de las otras cinco personas. AI ser preguntadas que hacer en esta situacion,
sobre
la mayoria de la gente dice que no de-
bemos empujar al desconocido. Greene y sus colegas yen estas situaciones r ~.-:e:-. The Expanding Circle; vease ~-
L'1.d
rhe Basisof Morality», en
sentido de que una implica una situacion «impersonal» tivar una palanca de cambios,
~:::-:.
m
;Or]
0
en el
como es ac-
una violacion «personal», como em-
discmir este tipo de proble-
w': :..~eDoctrine of rhe Double Ef-
5: reirnpreso en James Rachels iII::.,·s_:';:,;_-.z1 Essays (Nueva York,Har•. :::-=
como diferentes
per & Row, 1971). El articulo clasicoen este campo es sin embargo el de Judith JarvisThomson, «Killing,Letting Die, and the TrolleyProblem», en The Monist, nO59 (1976), pags. 204-217.
pujar a un desconocido puente abajo. Descubrieron que cuando los
que De Waal emplea en sus confu
sujetos decidian sobre casos «personales», las partes del cerebro aso-
traidos de sus observaciones dd
ciadas ala actividad emocional se activaban mas que cuando se les pe-
mente, es ficil ver por que no b..I
dia:tomar una decision en casos «impersonales». De manera mas sig-
milares ante ejemplos como el
nificativa aun, la minoria de sujetos que llegaron a la conclusion de
puede causar la muerte
que seria correcto actuar de modo que fuera necesaria una violacion
En toda nuestra historia evolum'2
personal para minimizar los danos totales (por ejemplo, quienes di-
a otros empujandoles con violenc
jeron que seria correcto empujar al desconocido puente abajo) mos-
mos siglos (un espacio de tiempc
traron mas actividad en las partes del cerebro asociadas ala actividad
car diferencias en nuestra natural.
cognitiva y tardaron mas tiempo en adoptar una decision que quie-
cidad de danar a otras personas
nes dijeron «no» a tales acciones.7 En otras palabras: enfrentados a la necesidad de atacar fisicamente a otra persona, nuestras emocio-
un cambio de agujas. Antes de tomar este ejemplcJ
nes se yen poderosamente alteradas, y para algunos el hecho de que
del punto de vista de De Waal.
esta sea la unica manera de salvar varias vidas resulta insuficiente
nar sobre aquellos sujetos en los e
para superar dichas emociones. Pero quienes se muestran dispuestos
que, al igual que es correcto acID
a salvar el mayor numero de vidas posible, aun cuando esto implique
y matar a una persona para sah..
empujar a una persona hacia su muerte, parecen estar utilizando la
pujar a una persona puente abaj
razon para anular su resistencia emocional ala violacion personal
var a cinco. Este es un juicio qUf
que ese empujon supone.
ce capaz de realizar. Pero tambi
0
provOCl
D
~Apoya esto la idea de que «1amoralidad humana esta evolutiva-
parece provenir no de la herem
mente anclada en la socialidad mamifera»? Hasta cierto punto, asi
mos con otros mamiferos socia
es. Las respuestas emocionales que llevan a la mayor parte de la gen-
razonar. Ai igual que otros
te a decir que esta mal empujar a un desconocido puente abajo pue-
emocionales automaticas para ci
den ser explicadas exactamente en los mismos terminos evolutivos
puestas que a su vez constituyt:
maIJ
moralidad. Pero, frente a ouos 7. Joshua Greene y Jonathan Haidt, «How (and Where) Does Moral Judgement Work?», en Trends in Cognitive Science, nO6 (2002), pags. 517-523, yen comunicaciones personales. Mas concretamente, quienes aceptaron la posibilidad de la violaci6n personal mostraron una mayor actividad prefrontal dorsolateral,
xionar sobre nuestras respuesc
Recordemos si no la frase que 11 nal de Casablanca cuando, en
mientras que quienes la rechazaron mostraron mayor actividad en la zona del
mujer a la que ama (Ilsa Lund
precuneo.
que suba al avion con su marid
jo. Descubrieran que cuando los wles~.las partes del cerebra aso-
rr.'2ban mas que cuando se les peIIpITSOnales». De manera mas sig5
que llegaron a la conclusion de
p:.1JC
tUera necesaria una violacion
K)lCa1es
(por ejemplo, quienes di-
cks.conocido puente abajo) mosdl c.erebra asociadas a la actividad a odioprar una decision que quie-
En arras palabras: enfrentados a i OITa i., -::-
persona, nuestras emocio-
para algunos el hecho de que
rLi.r1a5
\'idas resulta insuficiente
• cp.1.ienesse muestran dispuestos :JI2bJ.,e. aun cuando esto implique me. parecen estar utilizando la
IIO<...-}onal a la violacion personal
que De Waal emplea en sus conferencias y sostiene con ejemplos extraidos de sus observaciones del comportamiento
primate. Igual-
mente, es facil ver por que no habriamos desarrolladorespuestas
si-
milares ante ejemplos como el del cambio de agujas, que tambien puede causar la muerte
0
pravocar heridas, pera
10
hace a distancia.
En toda nuestra historia evolutiva, hemos sido capaces de hacer dano a otras empujandoles con violencia, pera es unicamente en los ultimos siglos (un espacio de tiempo demasiado breve como para rtlarcar diferencias en nuestra naturaleza evolutiva) que tenemos la capacidad de danar a otras personas mediante acciones como la de hacer un cambio de agujas. Antes de tomar este ejemplo como confirmacionde
la validez
del punto de vista de De Waal, no obstante, necesitamos reflexionar sobre aquellos sujetos en los estudios de Greene que concluyeron que, al igual que es correcto activar una palanca para desviar un tren y matar a una persona para salvar a cinco, tambien es correcto empujar a una persona puente abajo matando a una persona para salvar a cinco. Este es un juicio que ningun otro mamifera social parece capaz de realizar. Pera tambien se trata de un juicio moral que
or-ilidad humana esta evolutivam:iera.? Hasta cierto punto, asi b""2n a la mayor parte de la gen-
dc.conocido puente abajo pueIDS
mismos terminos evolutivos
.EJ'\ii:
and Where) Does Moral Jud-
~!::.= 6 '2002), pags. 517-523, yen
parece pravenir no de la herencia evolutiva comun que compartimos con otras mamiferas sociales, sino de nuestra capacidad para razonar. AI igual que otras mamiferas sociales, tenertlos respuestas emocionales automaticas para ciertos tipos de comportamiento, respuestas que a su vez constituyen una parte importante de nuestra moralidad. Pera, frente a otras mamiferos sociales, podemos reflexionar sobre nuestras respuestas emocionales y elegir rechazarlas.
1::::=_ qillenes aceptaron la posibilidad
Recordemos si no la Fraseque Humphrey Bogart pranuncia en el fi-
~.: ~-midad prefrontal dorsolateral,
nal de Casablanca cuando, en el papel de Rick Blaine, Ie dice a la
z-:'c: ma~-or actividad en la zona del
mujer a la que ama (Ilsa Lund, interpretada por Ingrid Bergman) que suba al avion con su marido: «No se me da bien ser noble, pera
no hay que esforzarse mucho para ver que los problemas de tres per-
mos rebelarnos contra la tirania.
sonas no importan nada en este mundo de locos». Quiza no se requiera
vamente, si tenemos en cuental
demasiado, pero si se requieren capacidades que ningun otro ma-
aspecto impareial de al menos pa
mifero social posee.
ta dificil ver por que se opone a e
Si bien comparto con De Waalla admiracion que siente hacia
kins dice no es en absoluto difen
un gran respeto
win en Elorigen del hombre de qu
por el filosofo al que se considera el gran
de los poderes intelectivos ac-rm
rival de Hume: Immanuel Kant. Kant pensaba que la moralidad
to conducen de forma natural a
David Hume, en la actualidad he desarrollado -aun
a regafiadientes-
emociones.8 Sin
como quieras que te traten a ti"; ~
lugar a dudas, Kant erro al pensar que la moralidad puede estar basada unicamente en la razon, pero resulta igualmente erroneo
ralidad». As! pues, la cuestion no es si
ver la moralidad unicamente como una serie de respuestas emo-
ralidad nos ofrece la teoria de la I
cionales
instintivas, no controladas por nuestra capacidad para el
es una capa y que parte es eStnJ(
razonamiento critico. No tenemos por que aceptar como algo dado
que toda la moralidad es una c
las respuestas emocionales grabadas en nuestra naturaleza biologi-
human a esencialmente egoisGl
ca a 10 largo de millones de afios de vida en pequefios grupos tri-
Pero una moralidad que vaya (
bales. Somos cap aces de razonar y de tomar decisiones, y podemos
muestre verdadero interes por to
rechazar dichas respuestas. Quizas unicamente 10 hagamos en fun-
vista como una fina capa que (
cion de otras respuestas emocionales, pero el proceso implica la
mos con otros mamiferos social
debe basarse en la razon, no en nuestros deseos
0
0
capacidad de razonar y de abstraccion, y podria conducirnos, tal como el propio De Waal reconoce, a una forma de moralidad que es mas imparcial de 10 que nuestra historia evolutiva en tanto que mamiferos sociales (en ausencia de dicho proceso racional) permitiria.
AI igual que Kant no esta tan equivocado como De Waal sugie-
En 1993 cofunde, junto ala iCl
re, tambien Richard Dawkins tiene algo de razon cuando (en un pa-
animales Paola Cavalieri, el Pro
saje que De Waal expone como un lamentable ejemplo de la teoria
ternacional que tenia por objet'
de la capa) escribe que «Somos los unicos que, en la Tierra, pode-
rechos de los grandes simios. E
8. Immanuel see. II (trad. cit.).
Kant, Fundamentacion
de fa metaflsica de fas costumbres,
9. Richard Dawkins, The Selfi 1976, pag. 215 (trad. cast.: Efgen~
que los problemas de tres per-
mos rebelarnos contra la tirania de los replicadores egoistas».9 Nue-
r:do de locos». Quiza no se requiera
vamente, si tenemos en cuenta el argumento de De Waal sobre el
l yeT
:2pr2.cidadesque ningun otro ma-
aspecto imparcial de al menos parte de la moralidad humana, resulta diffeil ver por que se opone a esta Frasede Dawkins. Lo que Daw-
aI la admiracion que siente hacia
kins dice no es en absolutodiferente
I.e desarrollado un gran respeto
win en Elorigen del hombre de que los instintos sociales «con la ayuda
[ki5
de 10spoderes intelectivos activos y 10sefectos creados por el habi-
Kant pensaba que la moralidad
to conducen de forma natural a la regIa de oro: "Trata a 10sdemas
&::5UOS
deseos 0 emociones.8 Sin
:tr que la moralidad puede estar
como quieras que te traten a ti"; yaqui se encuentra la base de la moralidad».
resulta igualmente erroneo
Asi pues, la cuestion no es si aceptamos la vision que de la mo-
una serie de respuestas emo-
ralidad nos ofrece la teoria de la capa, sino que parte de la moralidad
~"O DoCI
del propio comentario de Dar-
tirs por nuestra capacidad para el
es una capa y que parte es estructura subyacente. Quienes aseguran
; pOT
que aceptar como algo dado
que toda la moralidad es una capa dispuesta sobre una naturaleza
Z5en
nuestra naturaleza biologi-
humana esencialmente egoista e individualista estan equivocados.
de yida en pequefios grupos tri-
Pero una moralidad que vaya mas alIa de nuestro propio grupo y
de (omar decisiones, y podemos t.::..--:.icamente 10hagamos en fun-
muestre verdadero interes por todos 10sseres humanos bien puede ser
ra..:e:s. pero el proceso implica la l:j>O!i1. :'
vista como una fina capa que recubre la naturaleza que compartimos con otros mamiferos sociales.
podria conducirnos, tal
a::::natorma de moralidad que es i[J:)ria evolutiva en tanto que ma-
:f:.o proceso racional) permitiria. ~~"ocado como De Waal sugie-
En 1993 cofunde, junto ala italiana defensora de 10sderechos de 10s
~o
de razon cuando (en un pa-
animales Paola Cavalieri, el Proyecto Gran Simio, una iniciativa in-
k-nemable ejemplo de la teoria u..:...-:.icos que, en la Tierra, pode-
ternacional que tenia por objeto conseguir que se respetaran 10sderechos de 10sgrandes simios. El proyecto fue simulraneamente una 9. Richard Dawkins, The Selfish Gene, Oxford, Oxford University Press, 1976, pag. 215 (trad. cast.: El gen egoista, Barcelona, Salvat, 2000).
idea, una organizacion y un libro. Ef proyecto «Gran Simio»: fa iguaf-
lanza contra los defensores de
dad mds alld de fa humanidad
apendice C. Sin embargo, de nuewl
incluye trabajos de filosofos, cientifi-
105
de los grandes simios, como
que De Waal y yo tenemos en com
Jane Goodall, Toshisada Nishida, Roger y Deborah Fouts, Lyn
tido de la realidad del dolor anim
White Miles, Francine Patterson, Richard Dawkins, Jared Diamond
cion de quienes sostienen que es
y Marc Bekoff. Ellibro comienza con una «Declaracion sobre los
males caractedsticas
grandes simios» que todos los contribuyentes al proyecto apoyaron.
comprension
La Declaracion exige que se haga extensiva a los grandes simios la
un sentido tan rico de las experienci:
Hamada «comunidad de iguales», que define como «una comunidad
yo a «iniciativas para prevenir el ab el caso de De Waal, nos apro:xi.J:w
cos y expertos en el comportamiento
moral en la que aceptamos que determinados principios
0
derechos
0
tales como J
incluso la politica
morales fundamentales, que se puedan hacer valer ante la ley, rijan
defensores de los derechos de
nuestras relaciones mutuas». En estos principios
conocido que los animales no huu
0
derechos, se afirma,
l
105 tI
se encuentran el derecho a la vida, la proteccion de la libertad indi-
nales y sociales complejas, empez.a
vidual y la prohibicion de la tortura.
nada; por ejemplo, en el metodo
Desde ellanzamiento del Proyecto Gran Simio, varios paises (in-
I
alas cerdas en las granjas intensf\':iI
cluidos Gran Bretafia, Nueva Zelanda, Suecia y Austria) han prohi-
perficie de cemento, sin ningtin
bido la utilizacion de grandes simios en la investigacion medica. En
jaula meralica e incapaces de mm .•
Estados Unidos, si bien se siguen utilizando chimpances en la in-
torno, interactuar con sus congeo
vestigacion, ya no se considera aceptable matar grandes simios cuan-
crias antes del parto. Si todo el IDI
do su utili dad como sujetos experimentales es minima. En su lugar,
ta de De Waal, el movimiento aniJ
son «jubilados» en santuarios para simios, si bien en la actualidad
mas importantes objetivos.
no existen suficientes lugares de estas caracteristicas para acoger a
Tras mostrarse de acuerdo
todos los chimpances, y algunos de eHossiguen viviendo en pesimas
de los animales, De Waal afiade q
condiciones.
cir que el unico modo de asegurarc
COD
Supongo que mi compromiso con el Proyecto Gran Simio, y
les derechos y abogados». Prefem
quiza tambien mi ya larga abogada a favor de la «1iberacion ani-
males deberian tener derechos de
mal»,10me convierten en uno de los objetos de las criticas que De Waal
de abogados. Estoy completaIDeII actualmente la gente (yespecialm
10. Peter Singer, Animal Liberation (1975), 2a ed., Nueva York, Ecco, 2003 (trad. cast.: Liberaci6n animal, Madrid, Trotta, 1999).
tra demasiado dispuesta a acudir;
propositos. El resultado es una (
"1pnJ)eeto «Gran Simio»: fa iguaf-
lanza contra los defensores de los derechos de los animales en su
I!'': rrabajos de filosofos, cientifi-
apendice C. Sin embargo, de nuevo es importante recordar todo 10
no de los grandes simios, como
que De Waal y yo tenemos en comun. De Waal tiene un fuerte sen-
• Roger y Deborah Fouts, Lyn
tido de la realidad del dolor animal. Rechaza con firmeza la posi-
u.ard Dawkins, Jared Diamond
cion de quienes sostienen que es «antropomorfico» atribuir a los ani-
con una «Declaracion sobre los
males caracteristicas tales como las emociones, la conciencia, la
ibu:--emes al proyecto apoyaron.
comprension
~ensiva a los gran des simios la
un sentido tan rico de las experiencias subjetivas del animal con el apo-
dctine como «una comunidad
yo a «iniciativas para prevenir el abuso contra los animales», como es
Ie
T::"_.iIlados principios Q.;;n
0
incluso la politica
0
la cultura. Cuando se combina
derechos
el caso de De Waal, nos aproximamos mucho a la posicion de los
hacer valer ante la ley, rijan
defensores de los derechos de los animales. Toda vez que hemos re-
0
i pcincipios 0 derechos, il ;,roreccion
se afirma,
conocido que los animales no humanos tienen necesidades emocio-
de la libertad indi-
nales y sociales complejas, empezamos a ver alIi donde otros no yen nada; por ejemplo, en el metodo estandar para mantener prefiadas
Gran Simio, varios paises (in-
alas cerdas en las granjas intensivas modernas: situadas sobre una su-
&:.. Suecia y Austria) han prohi-
perficie de cemento, sin ningun tipo de mullido, aisladas en una
, .:::;. La investigacion medica. En
jaula metalica e incapaces de moverse libremente, manipular su en-
lriiz.ando chimpances en la in-
torno, interactuar con sus congeneres
aIJ,';c marar grandes simios cuan-
crias antes del parto. Si todo el mundo compartiera el punto de vis-
es minima. En su lugar,
ta de De Waal, el movimiento animalista alcanzaria rapidamente sus
liI)
1If:':J:.lle:s
R..m.ios.si bien en la actualidad
0
construir una cama para sus
mas importantes objetivos.
caraereristicas para acoger a
Tras mostrarse de acuerdo con la idea de que no debemos abusar
ii.os siguen viviendo en pesimas
de 10s animales, De Waal afiade que «sigue siendo un gran paso de-
I:I:S
cir que el unico modo de asegurar que se les trate decentemente es dar:D:l d Proyecto Gran Simio, y
les derechos y abogados». Preferiria separar la cuestion de si los ani-
I .&
iavor de la «liberacion ani-
males deberian tener derechos de la cuestion de si deberian disponer
~05
de las criticas que De Waal
de abogados. Estoy completamente de acuerdo con De Waal en que actualmente la gente (y especialmente los estadounidenses) se mues-
n ,,-s
.2
a
ed., Nueva York, Ecco,
ir.:. T::nr-ca. 1999).
tra demasiado dispuesta a acudir ante un tribunal para conseguir sus propositos. El resultado es una colosal perdida de tiempo y de re-
cursos, asi como el desarrollo de una tendencia en Ias instituciones a
antisocial pueden perder el dered
pensar ala defensiva sobre cual es el mejor modo de evitar una de-
significa que el derecho al voto
manda judicial. Pero reconocer que todos Ios animales deberian te-
derados derechos en toda regIa-
ner algun tipo de derechos basicos no implica necesariamente llamar a sus abogados. Podriamos, por ejemplo, Iegislar con el fin de proteger Ios derechos de Ios animales y hacer que dichas Ieyes se cumplan. Existen numerosas Ieyes que son muy eficaces precisamente porque imponen un estandar que practicamente to do el mundo estci dispuesto a cumplir sin tener que arrastrar a nadie ante un tribunal. Por ejemplo, hace algunos anos Gran Bretana prohibio el alojamiento de cerdos en el tipo de jaulas anteriormente descritas. Como consecuencia, cientos de animales viven en mejores condiciones. Sin embargo, aun no he oido que ninguna piara inglesa haya conseguido abogado, ni que Ias autoridades se hayan visto obligadas a llevar a ningun granjero ante Ios tribunales por seguir manteniendo a sus De Waal se opone a Ia idea de derechos de Ios animales sobre Ia base de que «Ia concesion de derechos a Ios animales depende por entero de nuestra buena voluntad. Consecuentemente, Ios animales disfrutaran unicamente de aquellos derechos que Ies concedamos. Nunca oiremos hablar del derecho de Ios roedores a ocupar nuestros hogares, del derecho de Ios estorninos a atacar cerezos,
0
de pe-
rros que decidan que ruta habra de seguir su dueno. En mi opinion, Ios derechos que se conceden de forma selectiva no pueden ser calificados de tales». Sin embargo, Ia concesion de derechos a seres hudiscapacitados tambien depende entera-
mente de nuestra buena voluntad. Y todos Ios derechos son concedidos de forma selectiva. Los bebes no disfrutan del derecho al voto, y Ias personas que como resultado de una enfermedad mental
De cualq uier manera, en realic cuando sugiere que en Iugar de hab
ddamos hablar de nuestras obligaci
asertos sobre Ios derechos se comrie to que son rapidamente entendid guien,
0
a algun grupo, se Ie esci n
sentido que brindo mi apoyo ala] y la reclamacion de derechos conu
mi papel de filosofo mas que de :I animales el objeto de nuestro inu nes sobre estos derechos resulran
dores han elaborado una serie d puestamente evidentes y argurna
piaras en jaulas despues de que Ia ley se hiciera efectiva.
manos intelectualmente
0
0
una anor-
malidad muestran una tendencia a comportarse de forma violenta y
Iista en Iugar de varias Iistas qlK como respuesta. Cuando los dem: ocurra, Ios debates sobre que dete(
Ien conducir a ninguna parte. E! constituyen en realidad Ia base cia
si mismos, Ios derechos se basan. de todos aquellos afectados por
II
co que puede alcanzarse si adopt
imparcial» de Smith, un punto d tiana de asegurar que Ia maxima ley universal,
0
incluso de Ia ~
Adoptar esta perspectiva bas Ios derechos aun nos obliga a de ceder a Ios intereses de los anim
rendencia en las instituciones a
antisocial pueden perder el derecho a la libertad. Pero to do ello no
e:sd mejor modo de evitar una de-
significa que el derecho al voto 0 a la libertad no puedan ser consi-
qrue rodos los animales deberfan te-
derados derechos en toda regIa.
lli"la
no implica necesariamente llamar
De cualquier manera, en realidad estoy de acuerdo con De Waal
~mplo, legislar con el fin de prote-
cuando sugiere que en lugar de hablar de derechos de los animales, po-
Ii5
que dichas leyes se cumplan.
driamos hablar de nuestras obligaciones para con ellos. En politica, 105
eficaces precisamente porque
asertos sobre los derechos se convierten en esloganes magnificos, pues-
icameme todo el mundo esta dis-
to que son ra.pidamente entendidos como declaraciones de que a al-
a nadie ante un tribunal. Por
guien, 0 a algun grupo, se Ie esta negando algo importante. Es en este
r beer l!l~-
Ch-:rraI"
Bretafia prohibio el alojamiento
sentido que brindo mi apoyo ala Declaracion de 10sGrandes Simios
monneme descritas. Como conse-
y la reclamacion de derechos contenida en la misma. Sin embargo, en
n en mejores condiciones. Sin em-
mi papel de filosofo mas que de activista, ya sean los humanos 0 los
piara inglesa haya conseguido
animales el objeto de nuestro interes, encuentro que las reclamacio-
se ha~-anvisto obligadas a llevar a
nes sobre estos derechos resultan insatisfactorias. Diferentes pensa-
ak:s por seguir manteniendo a sus
dores han elaborado una serie de listas de derechos humanos su-
:k:- se hiciera efectiva.
puestamente evidentes y argumentos a favor de que exista una unica
~derechos de los animales sobre la
lista en lugar de varias listas que a su vez den lugar a nuevas listas
~-hos a los animales depende por
como respuesta. Cuando los derechos chocan, como es inevitable que
LConsecuememente, los animales
ocurra, 10sdebates sobre que derecho deberia tener mayor peso no sue-
derechos que les concedamos.
len conducir a ninguna parte. Esto es debido a que los derechos no
~, de 105roedores a ocupar nues-
constituyen en realidad la base de nuestras obligaciones morales. En
rominos a atacar cerezos, 0 de pe-
si mismos, los derechos se basan en la preocupacion por los intereses
r s.eguirsu dueno. ~
de todos aquellos afectados por nuestras acciones: un principio basi-
D~
co que puede alcanzarse si adoptamos la perspectiva del «espectador
11
EL1'J..a
105.
En mi opinion , selectiva no pueden ser cali-
concesion de derechos a seres hu-
imparcial» de Smith, un punto de vista mas refinado de la idea kan-
cI2dos rambien depende entera-
tiana de asegurar que la maxima de nuestras acciones se convierta en
r nooos105derechos son concedidos
ley universal, 0 incluso de la mas antigua aun «regIa de oro».
~"6utan del derecho al voto, y las
Adoptar esta perspectiva basada en las obligaciones mas que en
entermedad mental 0 una anor-
10sderechos aun nos obliga a determinar el peso que hemos de con-
G.
I componarse
de forma violenta y
ceder a 10sintereses de 10sanimales. De Waal escribe: «Deberiamos
utilizar 10snuevos descubrimientos sobre 1avida mental de 10sanimales para promover en 10s humanos una etica del cuidado en 1a cua1 nuestros intereses no sean 10sunicos en 1abalanza». Sin 1ugar a dudas, esto deberia ser 10minimo que hicieramos. Pero reconocer que 10s intereses humanos no han de ser «los unicos en 1a ba1anza» es muy vago. De Waal tambien dice: «Creo que nuestra primera ob1igaci6n moral es para con 10smiembros de nuestra propia especie». Menos vago, pero no deja de ser un mero aserto. De Waa1 tambien apunta que 10sdefensores de 10sanimales aceptan procedimientos medicos desarrollados mediante investigaciones con anima1es; como mucho, este es un argumento ad hominem' contra personas que podrian no ser 10 suficientemente fuertes mora1mente como para rechazar asistencia medica en caso de necesidad. De hecho, hay defensores de 10sderechos de 10sanima1es que rechazan tratamientos medicos desarrollados con anima1es, si bien son minoria. Podrfa tambien argumentarse que debemos rechazar 1aidea de 1aigua1dad entre 10sseres humanos porque no se conocen casos de defensores de esta idea que hayan decidido vo1untariamente vivir en condiciones de penuria para ayudar a personas de otros paises que estan mu-
personas rechacen un tratamienro
I
animal presente 0 futuro. ~Porque el hecho de que los ani
bros de nuestra especie justifica
se dan entre miembros de nue.srr:l estatus moral depende de 1acord pia especie, ~en quese diferencia
I
parte de 1aspersonas abiertamenu
110sque creen que ser blanco, u II tatus moral superior, sin tener
qDI
rfstica 0 cua1idad? De Waal
SOl
movimiento animalista estab1ece. males y 1aabo1ici6n de 1aesclavio a 10snegros 0 1asmujeres, 10sani
ser miembros de p1eno derecho ~ cia esra ahi, pero si 10sanimales
I
derecho de nuestra comunidad,.
I
nos con graves discapacidides iDI
riendose de hambre. (Nuevamente, si hay algunos casos que se apro-
bargo no creemos que esto sea r:m
ximan a esto, como por ejemp10 el de Zell Kravinsky.) 11 De hecho,
nos por su sufrimiento.
el vinculo entre 1aidea y 1aacci6n sugerida es mas fuerte en el caso
anima1es no puedan ser miemt.
de 1aigualdad entre 10sseres humanos y el darse a 10spobres que en el caso de 10sderechos de 10sanima1es y el rechazo de un tratamiento medico desarrollado mediante experimentos en anima1es, porque el dinero que damos a 10spobres podrfa sa1var1avida de personas que en nuestraopini6n
va1en 10mismo que nosotros mismos, mientras
que no esra del to do claro hasta que punto el hecho de que a1gunas
Del m
ciedad no deberia ir en contra d importancia a sus intereses. Si un: tanto como cuando es un
hUlD3
el dolor provoca el mismo sufiiJ si no tiene ninguna consecuelKl de 1asque pueda tener para el ani
a1go de verdad en el paralelisIJ](l clavitud animal. En ambos <:aSI
os sobre la vida mental de los ani-
personas rechacen un tratamiento medico podria beneficiar a ningun
una etica del cui dado en la ~u..m.icos en la balanza». Sin lugar a
animal presente
lmOS
hicieramos. Pero reconocer que
PJC
0
futuro.
~Porque el hecho de que los animales no humanos no sean miembros de nuestra especie justifica que concedamos menos importan-
~s.cr -105 unicos en la balanza» es
cia a sus intereses que la que Ie concedemos a intereses similares que
:.Creo
que nuestra primera obli-
se dan entre miembros de nuestra especie? Si argumentamos que el
Ilhros de nuestra propia especie».
estatus moral depende de la condici6n de miembro de nuestra pro-
In
mero aserto. De Waal tambien
pia especie, ~en quese diferencia nuestra postura de la de la mayor
imal,c:saceptan procedimientos me-
parte de las personas abiertamente racistas
~rigaciones con animales; como
lios que creen que ser blanco, u hombre, equivale a gozar de un es-
contra personas que po-
tatus moral superior, sin tener que considerar ninguna otra caracte-
IJomi71emlle'ftes
moralmente como para re-
ristica
0
0
sexistas, es decir, aque-
cualidad? De Waal sostiene que el paralelismo
que el
cJk necesidad. De hecho, hay de-
movimiento animalista establece entre la abolici6n del abuso de ani-
imalc:s que rechazan tratamientos
males y la abolici6n de la esclavitud es «escandaloso» porque, frente
ales. si bien son minoria. Podria
a los negros
las mujeres, los animales no humanos nunca podran
rechazar la idea de la igualdad
ser miembros de pleno derecho de nuestra comunidad. La diferen-
s.cconocen casos de defensores de
cia esta ahi, pero si los animales no pueden ser miembros de pleno
105 I
0
lDt2riamente vivir en condiciones
derecho de nuestra comunidad, enronces tampoco los seres huma-
as de ouos paises que estan mu-
nos con graves discapacidides intelectuales podrian serlo. Y sin em-
~ s:i hay' algunos casos que se apro-
bargo no creemos que esto sea raz6n suficiente para preocuparnos me-
ide Zeli Kravinsky.)11 De hecho,
nos por su sufrimiento.
Del mismo modo, el hecho de que los
sugerida es mas fuerte en el caso
animales no puedan ser miembros de pleno derecho de nuestra so-
mos y' el darse a los pobres que en
ciedad no deberia ir en contra de que podamos conceder la misma
L
IIk:s y
el rechazo de un tratamiento
importancia a sus intereses. Si un animal siente dolor, el dolor importa
~illlemos en animales, porque el
tanto como cuando es un humano el que sufre; ocurre 10 mismo si
hw salvar la vida de personas que
el dolor provoca el mismo sufrimiento y tiene la misma duraci6n,
D
0
que nosotros mismos, mientras
si no tiene ninguna consecuencia negativa para el ser humano mas
pumo el hecho de que algunas
de las que pueda tener para el animal no humano. De manera que hay
11:-
algo de verdad en el paralelismo entre la esclavitud humana y la esclavitud animal. En ambos casos, miembros de un grupo mas po-
deroso se arrogan el derecho de utilizar a otros seres de fuera del gru~
la riqueza de sus vidas sociales y em
po para sus propios fines egoistas, ignorando ampliamente sus in-
eiencia y su comprensi6n de la situ
tereses. Esta utilizaci6n se justifica posteriormente
mediante una
que dichas caracteristicas a menudo I
ideologia que explique por que los miembros del grupo mas pode-
mas que otros animales, tambien lw
roso valen mas y tienen el derecho, a veces divino, de gobernar so-
mios sufran mas que los ratones. E
bre los extraiios al grupo.
vestigaciones causan sufrimiento, y
Si bien ocurre que el principio de igualdad unicamente puede
investigaci6n con grandes simios d
aplicarse tal cual en el caso de que animales y humanos tengan in-
de investigaci6n que no nos impor
tereses parecidos (y determinar que intereses son «parecidos» no es
rios humanos») se adecua a la igual
precisamente tare a faci!), resulta igualmente dificil comparar dife-
Existe no obstante una raz6n ai
rentes intereses humanos, especialmente en el caso de diferentes
especial a los grandes simios. Grac:i2!
culturas. Esto no significa que descartemos los intereses de personas
Waal, asi como al de Jane Goodall:
con culturas diferentes alas nuestras. Claro esta que las capacidades
bre las vidas mentales yemoeionak:
mentales de diferentes seres afectaran al modo en que experimentan
las de otros animales. Por todo 10(
dolor, y estas diferencias pueden ser importantes. Pero todos esta-
ver una parte tan significativa de no
damos de acuerdo en que el dolor que siente un bebe es algo malo,
10sgran des simios pueden ayud.a.m
aun cuando el bebe no sea mas consciente que, por ejemplo, un
entre nosotros y el resto de 10sanim
cerdo, y no tenga capacidades desarrolladas en los campos de la me-
trinamiento judeocristiano. Recoil
moria 0 la anticipaci6n. El dolor puede servir tarnbien para avisar
nen derechos basicos nos ayudaria
de algun peligro, de modo que, si 10consideramos en su conjunto,
separan del resto de 10s animales:
no siempre es malo. Sin embargo, a menos que exista algun bene-
consecuencia ello nos llevaria a U2
ficio que 10 compense, debedamos considerar que todas las experiencias de dolor que guardan alguna similitud son igualmente malas, sea cual sea la especie que sienta ese dolor. Junto a este principio general de la igual consideraci6n de intereses, no obstante, sigue siendo posible estar de acuerdo con la aseveraci6n de De Waal de que «los simios merecen un estatus especial»,no tanto porque son nuestros parientes mas pr6ximos, ni porque su similitud con nosotros pueda «movilizar mayores sentimientos de culpa cuando se les daiia», sino por 10 que conocemos acerca de
mi:zar a otros seres de fuera del gru:.
is..ignorando ampliameme sus in-
ic.l posteriormeme mediame una tIS
miembros del grupo mas pode-
10.
a veces divino, de gobernar so-
iode igualdad unicameme puede Ie animales y humanos tengan in-
intereses son «parecidos» no es
De
igualmeme dificil comparar dife-
uimeme
en el caso de diferemes
iIl:4.ITemos los imereses de personas r.l:..'- Claro esta que las capacidades en
al modo en que experimentan
ser
importames. Pero todos esta-
rque sieme un bebe es algo malo, conscieme que, por ejemplo, un llrroUadasen los campos de la mepuede servir tambien para avisar io consideramos en su conjumo, ~.•.menos que exista algun bene[l'5
considerar que todas las expe-
IlI:U.
similirud son igualmeme ma-
ID
e:sedolor.
tie
u. igual consideraci6n
mole estar de acuerdo
de ime-
con la ase-
nrruos merecen un estatus espe~·)erues mas pr6ximos, ni porque
~O'\ilizar mayores semimiemos pm 10que conocemos acerca de
la riqueza de sus vidas sociaies y emocionales, su nivel de auto conciencia y su comprensi6n de Ia situaci6n en la que viven. Ai igual que dichas caracteristicas a menudo hacen que 10shumanos sufram~s mas que otros animales, tambien haran que a menudo 10sgran des SImios sufran mas que 10s ratones. Evidemememe,
no todas las in-
vestigaciones causan sufrimiento, yel test que De Waal cree que la investigaci6n con gran des simios deberia superar (que sea «el tipo de investigaci6n que no nos importaria llevar a cabo con voluntarios humanos») se adecua a la igual consideraci6n de intereses. Existe no obstante una raz6n aiiadida para conceder un estatus especial a 10sgran des simios. Gracias en parte al propio trabajo de De Waal, as! como al de Jane Goodall y otros, sabemos mucho mas sobre las vidas mentales y emocionales de 10sgrandes simios que sobre las de otros animales. Por rado 10 que sabemos., y porque podemos ver una parte tan significativa de nuestra naturaleza reflejada en ellos, 10sgran des simios pueden ayudarnos a enmendar la brecha abierta entre nosotros y el resto de los animales tras varios milenios de adoctrinamiento judeocristiano. Reconocer que 10s gran des simios tienen derechos basicos nos ayudaria a ver que las diferencias que nos separan del resto de 10s animales son una cuesti6n de grado, y en consecuencia ello nos llevaria a tratarles mejor.
TERCERA PARTE Respuesta a los comentaristas
LA TORRE DE LA MORALIDAD
Si bien mis respetados colegas han concentrado su atencion en 10 que parece estar ausente mas que presente en otro primates, yo he enfatizado las caracteristicas que compartimos con ellos. Esto refleja mi deseo de contrarrestar la idea de que de algun modo la moralidad humana esti reiiida con nuestros antecedentes animales, 0 induso con la naturaleza en general. Aprecio el apoyo que en general han brindado a esta posicion, y estoy de acuerdo con las repetidas sugerencias de que consideremos tambien las discontinuidades
existentes. Asf
que esto es 10 que intentare hacer en esta ocasion, empezando por mi propia definicion de moralidad. Por supuesto, yo nunca hablarfa de «discontinuidades». La evolucion no ocurre a saltos: los nuevos rasgos que van apareciendo son modificaciones de los antiguos, de modo que las especies unidas por un parentesco cercano difieren entre sf unicamente de forma gradual. Aun cuando la moralidad humana represente un significativo paso adelante, apenas supone una ruptura con el pasado.
La moralidad es un fenomeno orientado hacia el grupo que nace del hecho de que contamos con un sistema deapoyo para sobrevivir
(MacIntyre, 1999). Una persona solitaria no necesitaria la moralidacL
memente en una cultura (como pori
10 mismo que una persona que viviera con otros sin una relacion de
mer) pueden ser recomendables enc
dependencia mutua. En tales circunstancias, cada individuo segui-
sobre el bienestar de los demas, las D
ria su propio camino. No habria ningun tipo de presion para desa-
constantes que las convenciones sori
rrollar restricciones sociales ni tendencias morales.
sal. Las cuestiones morales de nuesm;
Con el fin de promover la cooperacion y la armonia intracomu-
to, la eutanasia
0
el cuidado de poD
nitarias, la moralidad establece una serie de limites del comporta-
todas alrededor de los sempiterIlO5
miento, especialmente cuando se produce una colision de intereses.
gestion de los recursos y la presraciO
Las normas morales crean un modus vivendi entre ricos y pobres, gen-
Dos recursos criticos relacionadl
te sana y gente enferma, viejos y jovenes, casados y solteros, y asi su-
comida y la pareja: ambas estan sujc
cesivamente. Dado que la moralidad ayuda a la gente a llevarse bien y a participar en empresas comunes, a menudo coloca el bien comlin
sion, division e intercambio. Para b el recurso mas importante, especial
por encima de los intereses individuales. No niega la existencia de es-
periodo de lactancia (situaciones
tos ultimos, pero insiste en que tratemos a los demas igual que nos gus-
te del tiempo), y la pareja es el mol
taria que nos trataran a nosotros. De forma mas concreta, el dominio
cuya reproduccion
moral de la accion es el Ayudar
(no) Danar a los demas (De Waal,
Esto podria explicar la celebre .doII
2005). Las dos estan interconectadas. Si una persona se esta ahogan-
hombres en el terreno de la infidelid
do y yo me niego a ayudar, de hecho estoy danando a esa persona.
el contrario, tienden a ser favorecid
La decision de ayudar
hijos, reflejandose con ello la prim
0
0
de no hacerlo es, sin lugar a dudas, una de-
ell
depende del ••
dre-hijo. De manera que aun cuand
cision de indole moral. Cualquier cosa no din::ctamente relacionada con esos dos para-
estandar moral que no tenga en COI
metros se situa fuera del ambito de la moralidad. Quienes invocan
juicios que realizamos en la vida real
la moralidad en referencia a, por ejemplo, el matrimonio entre per-
mifera. Un sistema moral viable
sonas del mismo sexo 0 la visibilidad de un pecho desnudo en horario
desvinculen de los imperativos hi
televisivo de maxima audiencia intentan simplemente revestir con un lenguaje moral 10 que son convenciones sociales. Puesto que las con-
reproduccion. Visto 10 Util que la orientaci6n I
venciones sociales no estan necesariamente ancladas en las necesi-
la humanidad durante millones dI:
dades de los demas
sulta, un sistema moral no puede ~
0
en las de la comunidad, el dano causado por las
CI
transgresiones en cuestion es a menudo discutible. Las convenciones
tipos de vida que existen en la T leIl
sociales varian enormemente:
prioridades. Como ya apuntara F
cosas que pueden sorprender enor-
:KJlirariano necesitaria la moralidad,
memente en una cultura (como por ejemplo eructar despues de co-
nr.~eracon otros sin una relacion de
mer) pueden ser recomendables en otra. Limitadas por su impacto
~'.lI15tancias, cada individuo segui-
sobre el bienestar de los demas, las normas morales son mucho mas
• :-inglin tipo de presion para desa-
constantes que las convenciones sociales. La regIa de oro es univer-
:r:Jencias morales.
sal. Las cuestiones morales de nuestra epoca (la pena capital, el abor-
0?Cracion y la armonia intracomu-
to, la eutanasia
u...-:aserie de limites del comporta-
todas alrededor de los sempiternos temas de la vida, la muerte, la
produce una colision de intereses.
i'.'
0
el cuidado de pobres, enfe.rmos yancianos) giran
gestion de los recursos y la prestacion de cuidados.
i::..: : "£l'mdi entre ricas y pobres, gen-
Dos recurs os criticos relacionados con la ayuda y el dano son la
jriyenes, casados y solteros, y asi su-
comida y la pareja: ambas estan sujetas a normas relativas a la pose-
ilhd a~llda a la gente a llevarse bien
sian, division e intercambio. Para las primates hembra, la comida es
1eS.
a menudo coloca el bien comun
el recurso mas importante, especialmente durante el embarazo
0
el
rl-..:.aJles. :Noniega la existencia de es-
periodo de lactancia (situaciones en las que se encuentran gran par-
a los demas igual que nos gus-
te del tiempo), y la pareja es el mas importante para los machos,
IeTIOS
De !orma mas concreta, el dominio
cuya reproduccion
depende del numero de hembras fertilizadas.
Daiiar a los demas (De Waal,
Esto podria explicar la celebre «doble vara de medif» favorable a los
wi!;;,. Si una persona se esta ahogan-
hombres en el terreno de la infidelidad matrimonial. Las mujeres, por
reno esroy danando a esa persona.
el contrario, tienden a ser favorecidas en los casos de custodia de los
es, sin lugar a dudas, una de-
hijos, reflejandose con ello la primada que se asigna al vinculo ma-
f
I
;:}O!'
Ilo:do
dre-hijo. De manera que aun cuando nos esforcemos por alcanzar un n:e rdacionada con esos dos para-
estandar moral que no tenga en cuenta las diferencias de genero, los
d;;:la moralidad. Quienes invocan
juicios que realizamos en la vida real no son inmunes ala biologia ma-
e'~plo,
el matrimonio entre per-
mifera. Un sistema moral viable rara vez pertnite que sus normas se
ta2 de un pecho desnudo en horario
desvinculen de los imperativos biologicos de la supervivencia y la
Ie:lt.m simplemente revestir con un
reproduccion.
sociales. Puesto que las con-
Visto 10 util que la orientacion hacia el propio grupo ha sido para
~-iamenre ancladas en las necesi-
la humanidad durante millones de anos y 10 util que todavia nos re-
cmunidad, el dano causado por las
sulta, un sistema moral no puede dar igual consideracion a todos los
:n'-lJo discutible. Las convenciones
tipos de vida que existen en la Tierra. Ese sistema habra de establecer
que pueden sorprender enor-
prioridades. Como ya apuntara Pierre-Joseph Proudhon hace mas
CODes
I!WS
de un sig10: «Si to do el mundo es mi hermano, entonces nadie 10 es» (Hardin, 1982). En cierto nivel, Peter Singer tiene razon a1declarar'que todo el dolor del mundo es igua1mente relevante (<<Siun animal siente dolor, ese dolor importa tanto como cuando es un humana el que 10siente»), pero en otro nivel, esta declaraeion choca frontalmente con 1adistincion que llevamos en 1asangre entre 1aorientacion hacia nuestro grupo frente a 1aconsideracion del exterior del mismo (Berreby, 2005). Los sistemas mora1es estan irremediab1emente predispuestos a favorecer 1avision intragrupal. La moralidad evo1uciono para tratar con 1acomunidad en primer lugar, y solo recientemente ha empezado a incluir a miembros de otros grupos, ala humanidad en general y a 10sanimales no humanos. Si bien 1aexpansion del drcu10 es 10ab1e,10cierto es que esta ex-
FIGURAg, EI circulo en expansiOn de flotante vista desdearriba.
IaI1ll
La leattao)iS!
pansion se ve 1imitada por el hecho de que 1ascircunstancias 10per-
mediata, el clan
mitan 0 no, es decir: se permite 1aexpansion del drcu10 en epocas de
ramide (es decir, los recursos disponl:te5
abundancia, pero inevitab1emente se vera reducido cuando 10s re-
gera a la superficie. La inclusion !'TlOOiml
cursos escaseen (figura 9). Ocurre as! porque 10sdiferentes drcu10s
0
la especie contrcresll
limitada por el compromiso
con \os inIEI
definen diferentes niveles de dedicacion. Como ya hemos apuntado anteriormente: «E1drcu10 de 1amora1idad se expande unicamente si 1asa1ud y 1asupervivencia de 10sdrcu10s inferiores estan asegura-
No se trata unicamente de Cl 10s drcu10s situados mas al inn:
das» (De Waa1, 1996, pag. 213). Dado que en 1aactualidad vivimos
milia, nuestra comunidad,
en una epoca de prosperidad, podemos (y deb em os) preocuparnos
nerlos. La lealtad es una ob.
por aquellos que esran situados fuera de nuestro drcu10 inmediato.!
nUIC
1asmanos vadas tras una correll
De todos modos, un escenario en el que todos 10sdrcu10s tuvieran
genera1izada y Ie dijera a mi fD
1amisma importancia choca con 1asestrategias de supervivencia que
de pan pero que 10 regale, se CI
vienen de antiguo.
visto como un fracaso moral y 1 ficiarios de mi comportamiem sustento, sino porque mi oblil
1. Este punto de vista concuerda con el punto de vista de Singer (1972) segun el cual un aumento de la riqueza trae consigo un aumento de las obligaciones para con 10s necesitados.
mi. E1 contraste es aun mas I cuando el ejercicio de 1asoli
» es mi hermano,
entonces
10
nadie
u:.-d, Peter Singer tiene razon al deU...10
C5
igualmente
relevante (<<Siun
If'OITa tanto como cuando es un huIIro rill-el, esta dedaracion choca fron!Iee,'amos en la sangre entre la orienDt
a la consideracion
del exterior del
lie-mas morales estan irremediable-
~h.\ision intragrupal. :I rrarar
con la comunidad
en primer
mJlpezado a incluir a miembros
de
• :§:"eneraly a los animales no huma-
111'0 es loable, 10 cierto es que esta ex:ho de que las circunstancias 10 per-
FIGURA g.
EI circulo en expansi6n de la moralidad humana es de hecho una piramide
flotante vista desdearriba. mediata, el clan
lcrpansion 1[0;:
5C
del drculo en epocas de
yera reducido
cuando los re-
re asi porque los diferentes drculos
0
La lealtad y el sentido de la obligaci6n
la especie contrarrestan
hacia la familia in-
la inclusi6n moral. La capacidad
de la pi-
ramide (es decir, los recursos disponibles) determina que parte de la piramide emergera a la superficie. La inclusi6n moral de los cfrculos exteriores se ve en consecuencia Iimitada por el compromiso
con los interiores. Extrafdo de De Waal, 1996.
D6on. Como ya hemos apuntado moralidad :ti
se expande unicamente
.:irculos inferiores estan asegura-
Dado que en la actualidad
vivimos
No se trata unicamente los drculos
de que tengamos
situados mas al interior
milia, nuestra
comunidad,
nuestra
(nosotros
nedos. La lealtad es una obligacion
Ierd. de nuestro drculo inmediato,l
las manos vadas tras una correrfa durante
d que rodos los drculos
tuvieran
bs ~uategias de supervivencia que
generalizada
10 regale, se enfadarian
DC ~ ;ill1W
de vista de Singer (1972) se-
:r ':D::s:gO un aumento de las obligacio-
sustento,
sino porque
mf. El contraste
nuestra fa-
una epoca de hambruna que encontre
conmigo.
vista como un fracaso moral y una injusticia, ficiarios de mi comportamiento
mismos,
moral. Si yo volviera a casa con
y Ie dijera a mi familia hambrienta
de pan pero que
a favor de
especie), sino que debemos te-
Oemos (y deb em os) preocuparnos
I
prejuicios
Este acto seria
no porque los bene-
no fuesen merecedores
mi obligacion
de dicho
era para aquellos cercanos
es aun mas pronunciado
cuando el ejercicio de la solidaridad
algo
a
en epocas de guerra,
para con la propia tribu
0
na-
ci6n resulta obligatorio: la traici6n nos parece moralmente
cen-
10s animales, lIeno de estridena. inconfundiblemente [alto de ucilid
surable. En ocasiones, los defensores de los derechos de los animales tien-
poner al descubierto 10s dilernz
den a minimizar esta tensi6n entre la lealtad y la inclusi6n moral
frentamos. Prefiero sin lugar a dI
aun cuando su propio comportamiento refleje 10contrario. Cuando
que 10shumanos tenemos para a
mencione que quienes se oponen ala investigaci6n medica con animales hacen aun uso de la misma, pretendia que se reconozca plenamente que existen dos caras en este debate. Uno no puede prac-
el caso de animales mentalmeno
aun cuando este de acuerdo con Si
clusiones quiza no sean tan clifeR
ticar en silencio la lealtad hacia los drculos interiores (por ejemplo aceptando para si mismo y su familia tratamientos medicos desarrollados en animales) mientras niega vehementemente
que estos
drculos sean prioritarios frente a otras formas de vida. Si tenemos en cuenta !as dimensiones de parentesco, vinculo y pertenencia a un
Aun cuando la capacidad moral}
grupo, un ser humano intelectualmente discapacitado posee de he-
vida colectiva de 10sprimates, em
cho un valor moral mayor que cualquier animal. Esta dimensi6n re-
de que nuestros genes prescrihe:l
lativa a la lealtad es tan real e importante como la que toma en con-
concretas. Las normas morales no c
Dnicamente
Existen autores que intentaron de:
sideraci6n la sensibilidad al dolor 0 la autoconciencia.
si tenemos en cuenta ambas dimensiones y reconciliamos los conflictos
«leyes»de la biologia (por eje~
que en potencia puedan darse entre ambas podremos decidir que
tales esfuerzos estan destinados ~
peso moral asignar a un ser que siente, ya sea humano 0 animal.
ria de la Solidez Absoluta de Phil
dica, y me angustia tener que decidir si, por ejemplo, deberiamos
yos hoy en dia. No nacemos con ningunano
continuar nuestras investigaciones sobre la hepatitis B en chimpan-
con una agenda para el aprendm
ces u olvidarnos de sus potenciales beneficios (comparese Gagneux
debemos absorber. Ello nos pem
y otros, 2005, con VandeBerg y Zola, 2005). ~Queremos curar per-
tima instancia interiorizar la f3IJ
sonas 0 proteger a 10schimpances? En este debate en concreto, me
origen (Simon, 1990). Debidoa
inclino por la segunda opci6n, si bien al mismo tiempo admito que uti-
je similar es la que subyace en Ia
lizare cualquier vacuna que pueda salvarme la vida. Lo menos que
nos paralelismos entre 10sfunda
puedo decir, no obstante, es que me encuentro ante un dilema. Es por
y 10sdellenguaje. Del mismo
ello que encuentro ellenguaje utilizado en defensa de 10sderechos de
lengua determinada,
Me preocupa la utilizaci6n de animales en la investigaci6n me-
D
sino con I
los animales, lleno de estridencias y pronunciamiemos inconfundiblememefalto
absolutos,
de utilidad. No ayuda en nada a la hora de
r 105 derechos de los animales tien-
poner al descubierto los dilemas tan profundos a los que nos en-
Ire la lealtad y la inclusion moral
fremamos. Prefiero sin lugar a dudas debatir sobre las obligaciones
Ilicmo refleje 10 comrario. Cuando
que los humanos tenemos para con los animales, especialmente en
.a la
el caso de animales mentalmente
investigacion medica con ani-
tan avanzados como los simios,
a. prerendia que se reconozca ple-
aun cuando este de acuerdo con Singer en que, al final, nuestras con-
a oie debate. Uno no puede prac-
clusiones quiza no sean tan diferentes.
ilS
circulos imeriores (por ejemplo
milia rratamientos medicos desaaiega vehementememe MT.lS
que estos
formas de vida. Si tenemos en
resco. vinculo y pertenencia a un
Aun cuando la capacidad moral human a evolucionase a partir de la
!mente discapacitado posee de he-
vida colectiva de los primates, esto no debe tomarse como sinonimo
aiquier animal. Esta dimension re-
de que nuestros genes prescriben una serie de soluciones morales
IKtanre como la que toma en con-
concretas. Las normas morales no estan grabadas a fuego en el genoma.
·0 la.auroconciencia.
Existen autores que intentaron derivar los Diez Mandamientos de las
Unicameme
Iiionesy reconciliamos los conflictos
«leyes»de la biologia (por ejemplo, Seton, 1907; Lorenz, 1974), pero
ambas podremos decidir que
tales esfuerzos estan destinados a fracasar inevitablememe. La Teo-
lITe
C:tre, ya sea humano
0
animal.
~animales en la investigacion mecidir si, por ejemplo, deberiamos
ria de la Solidez Absoluta de Philip Kitcher apenas cuema con apoyos hoy en dia. No nacemos con ninguna norma moral concreta en mente, sino I
5
sabre la hepatitis B en chimp an-
con una agenda para el aprendizaje que nos indica que informacion
s beneficios (comparese Gagneux
debemos absorber. Ello nos permite descubrir, comprender y en ul-
00.. 2005). ~Queremos curar per-
tima instancia interiorizar la fabrica moral de nuestra sociedad de
rE En esre debate en concreto, me
origen (Simon, 1990). Debido a que una agenda para el aprendiza-
n zIi mismo tiempo admito que uti-
je similar es la que subyace en la adquisicion dellenguaje, veo algu-
sah-arme la vida. Lo menos que
nos paralelismos emre los fundamentos biologicos de la moralidad
~enaIelltro ante un dilema. Es por
y los dellenguaje. Del mismo modo que un nino no nace con una
r.adoen defensa de los derechos de
lengua determinada,
I
sino con la habilidad de aprender cualquier
lengua, los seres humanos nacemos con la capacidad de absorber normas morales y considerar la validez de opeiones morales, teniendo asi un sistema absolutamente flexible que en cualquier caso gira en torno a los dos ejes (ayudar y hacer dano) y las mismas lealtades basicas en torno alas cuales siempre ha girado.
1. Sentimientos morales
La psicologia ofrece las
r,.Jr"'S!lI
«bases'"
de la moralida:L
;::a:a.,j
la capacidad tendencia
'AElI
a iG '3XJllC
el sentido de 'a:Lsilir:i
y
La moralidad humana puede dividirse en tres niveles distintos (tabla 2), de los cuales el primer nivel y medio parece guardar paralelismos
la habilidad 05I"a
relaciones am D' ICBI 2. Presi6n social
Insistencia er a..Je1ll:l!l
evidentes con otros primates. Dado que los niveles superiores no
se comporte
pueden existir sin los inferiores, toda la moralidad humana forma
favorezca
.\OS ':::al
~
empleadas
tensamente examinado en mi introduccion, es el nivel de los senti0 10
00 1ifI1II
en grupo. Las "'-e'3I
un continuo con la socialidad de los primates. El primer nivel, exmientos morales,
m
para '3 II
recompensa
que denomino los componentes psicologicos
'" :::Ed
construccKY1 aee_
basicos de la moralidad. Incluyen la empatia y la reciprocidad, asi como la retribucion, la resolucion de conflictos y el sentido de la justicia, cuya existencia se ha documentado en otros primates. A la hora de caracterizar estas bases fundacionales, prefiero emplear un lenguaje com tin para humanos y simios. La discusion de Robert Wright sobre ellenguaje compartido no estudia: adecuada-
3. Juicios y razonamientos
La interioriza::;::lt:Y1! dB
J :tjdI
necesidades los demas
has:a
91i'l
quedichas~ objetivos ~'.
mente la razon principal que esta detds de su utilizacion, a saber, el
nuestros jucos.s;8
hecho de que si dos especies intimamente
comportame'1DO.
relacionadas acttian de
forma similar, la suposicion logica por defecto es que la psicologia subyacente sea tambien similar (De Waal, 1999; apendiceA). Esto sigue
m
el comportarClIEnml"1 que no nos aii3:::t3.
Los juicios ~r03!!5
siendo cierto tanto en el caso de las emociones como en el de la cog-
autorreftexr.'CS iesd
nicion, dos areas que a menudo se presentan como antiteticas, si
asimismo
bien resulta pdcticamente
y
imposible separarlas (Waller, 1997). El
termino «antropomorfico» es inoportuno, al etiquetar de forma ne-
nueSIm'lI
con frecuenaa.-
16gicameme.
11105
con la capacidad de absorber
TABLA
2. Los tres niveles de la moralidad
Iidez de opciones morales, teniendo Comparaci6n entre
rible que en cualquier caso gira en r.r daiio) y las mismas lealtades ba~ r..a girado.
humanos y simios 1. Sentimientos morales
La psicologfa humana nos
En todas estas areas, existen
ofrece las «bases fundacionales»
paralelismos evidentes con
de la moralidad, tales como
otros primates.
la capacfdad para la empatfa, la tendencia a la reciprocidad, el sentido de la justicia
y la habflidad para establecer
dir:lot: en ues niveles distintos (tabla
relaciones arm6nicas.
lDOiioparece guardar paralelismos liilldo
que 10s niveles superiores no
Insistencia en que todo el mundo
La preocupaci6n por la
se com porte de tal modo que
comunidad y las normas
favorezca la vida cooperativa
sociales sancionadas par la
,ios primates. El primer nivel, ex-
en grupo. Las herramientas
costumbre existen en otros
rod.ucci6n, es el nivel de 10s senti-
empleadas para tal fin son la
primates, pero la presi6n social
recompensa, el castigo y la
es menos sistematica y esta
construcci6n de la reputaci6n.
menos preocupada por los
rocta la moralidad humana forma
mo 10s componentes
psico16gicos
I iLl empatia y la reciprocidad, asi 11 de
objetivos de la sociedad
conflictos y el sentido de la
u.menrado en otros primates. bases fundacionales, prefiero em-
en su conjunto. 3. Juicios y razonamientos
La interiorizaci6n de las
Las necesidades y objetivos
necesidades y objetivos de
de los demas pueden
u:::::.mosv simios. La discusi6n de
los demas hasta el punto de
interiarizarse hasta cierto
oomparrido no estudia: adecuada-
que dichas necesidades y
punto, pero aqui terminan las
objetivos ocupan un lugar en
similitudes.
derras de su utilizaci6n, a saber, el DUmeme relacionadas acttian de or
Meao es que la psicologia sub-
Et.ii. 1999; apendice A). Esto sigue I
ernociones como en el de la cog-
le
presentan como antiteticas, si
ibLesepararlas (Waller, 1997). El lC)fiW]O,
al etiquetar de forma ne-
nuestros juicios sobre el comportamiento, incluido el comportamiento de los demas que no nos afecta dfrectamente. Los juicios morales son autorreflexivos (es decir, gobiernan asfmismo nuestro comportamiento)
y con frecuencia son razonados 16gicamente.
gativa este lenguaje compartido. Desde una perspectiva evolutiva,
para que contribuya a la consecuc
no nos queda mas remedio que utilizar un lenguaje compartido para
pIa una serie de normas sociales
describir instancias de comportamiento similar en simios y humanos.
este nivel este completamente
Es fiUy probable que sean hom610gos, esto es, derivados de un an-
Los chimpances parecen preOClJ
tepasado comun. La alternativa seria clasificar comportamientos pa-
su grupo y parecen seguir asimisJ
reeidos como analogos, esto es, comportamientos
derivados de for-
recientes indican incluso la exi.su
ma independiente. Soy consciente de que los ciendficos sociales que
mistas (Whiten y otros, 2005). ~
comparan el comportamiento humano yel animal tienden a dar por
caracteristica mas importante es I
sentada la analogia, pero cuando se trata de especies intimamente
por la comunidad (De Waal, 1~
relacionadas esta suposici6n sorprende al bi610go como algo ente-
hembras de mayor rango reilnell
ramente imposible.
una pelea y reinstauran la paz..
En ocasiones, somos capaces de desenmarafiar los mecanismos que rigen el comportamiento.
aD
de este ejemplo de mediaci6n:
El ejemplo que nos ofrece Wright de la
reciprocidad basada en sentimientos de amistad frente a calculos cognitivos es un buen ejemplo. En los ultimos veinte ailos, mis colegas y yo hemos recolectado sistematicamente datos y realizado experimentos que iluminen los mecanismos que rigen la reciprocidad observada. Estos mecanismos van de simples a complejos. Todas las
Especialmente tras una seriI: adultos, Ios dos contrincanresa
bra aduita. La hembra se aceICI o bien Ie hace un ofrecimienm]
mente hacia el otro macho. Si c cia muy corta (con frecuenciam
diferentes propuestas de Wright aparecen indicadas de hecho para
mirar al otro macho. En algtm
otros animales. Junto a los seres humanos, los chimpances parecen
cion a su acompanante; en
mostrar las formas de reciprocidad cognitivamente mas avanzadas
macho a seguirIa, tirandole del
(De Waal, 2005; De Waal y Brosnan, 2006).
ca del segundo macho, ambm
(){D
1
riormente, cuando Ia hemba. ~ to prosigue entre 10sdos mac:II
golpes con mas frecuencia y m: la hembra (De Waal y Van
ROI
Si el primer nivel de la moralidad parecer estar bien desarrollado en nuestros parientes mas pr6ximos, es en el segundo nivel donde em-
Mi equipo ha po dido obs&
pezamos a encontrar diferencias importantes. Este nivel incluye la pre-
miento en varios grupos de chim
si6n social que se ejerce sobre cualquier miembro de la comunidad
permite a los machos rivales aa
Desde una perspectiva evolutiva,
para que contribuya a la consecucion de objetivos comunes y cum-
br un lenguaje compartido para
pIa una serie de normas sociales previamente pactadas. No es que
r:m::o
similar en simios y humanos.
este nivel este completamente ausente en el caso de otros primates.
~,
esto es, derivados de un an-
Los chimpances parecen preocuparse del estado de cosas dentro de
a dasificar
comportamientos pa-
su grupo y parecen seguir asimismo normas sociales. Experimentos
mporramientos derivados de for-
recientes indican incluso la existencia de comportamientos
de que los cientificos sociales que
mistas (Whiten y otros, 2005). Pero en 10 referido ala moralidad, la
limO
y el animal tienden a dar por
lie tr.lta
me
de especies intimamente
al biologo como algo ente-
confor-
caracteristica mas importante es la ya mencionada de preocupacion por la comunidad (De Waal, 1996), reflejada en la forma en que las hembras de mayor rango reunen a las partes en conflicto despues de una pelea y reinstauran la paz. He aqui una descripcion original
les.enmaraiiarlos mecanismos que
de este ejemplo de mediacion:
pro que nos ofrece Wright de la £os de amistad frente a calculos
Especialmente tras una serie de conflictos graves entre dos machos
Ios Ulcimos veinte afios, mis co-
adultos, 10sdos contrincantes a veces son reconciliados por una hem-
Wicamente datos y realizado ex-
bra adulta. La hembra se acerca a uno de 10smachos, 10 besa 0 10 toca
Ilismos que rigen la reciprocidad
o bien Ie hace un ofrecimiento y despues Ie conduce caminando lenta-
Ie simples a complejos. Todas las
mente hacia el otro macho. Si el macho la sigue, 10hace a una distan-
a.recen indicadas de hecho para
cia muy corta (con frecuencia mirando 10sgenitales de la hembra), y sin
manos, los chimpances parecen cognicivamente mas avanzadas 11.2(06).
mirar al otro macho. En algunas ocasiones la hembra mira en direccion a su acompafiante; en otras, vuelve sobre sus pasos para obligar al macho a seguirla, tirandole del brazo. Cuando la hembra se sienta cerca del segundo macho, ambos machos comienzan a acicalarla y posteriormente, cuando la hembra desaparece de la escena, el acicalamiento prosigue entre 10sdos machos, y ambos jadean, balbucean y se dan golpes con mas frecuencia y mas fuerza que antes de la desaparici6n de la hembra (De Waal y Van Roosmalen, 1979, pag. 62).
Irn:er estar bien desarrollado en ien
el segundo nivel donde em-
names. Este nivel incluye la pre~"'T
miembro de la comunidad
Mi equipo ha podido observar repetidamente
este comporta-
miento en varios grupos de chimpances. Es un comportamiento que permite a los machos rivales acercarse sin tener que tomar la inicia-
tiva, sin contacto visual y quiza sin perder prestigio. Mas importante aun es el hecho de que sea una chimpance la que toma la iniciativa para reparar una relacion en la que ella no esta directamente im-
mar que en los grupos de pOI pueden ejercer una influeucill po en su conjunto se bendicia.. la cohesion social y la coopea
plicada. Las tareas de control que ejercen los machos de alto rango muestran el mismo tipo de preocupacion por la comunidad. Estos machos interrumpen peleas, a veces interponiendose entre los machos implicados hasta que el conflicto se calma. La imparcialidad demostrada por los chimpances macho en este papel es verdaderamente extraordinaria, como si de hecho se situaran por encima de los contrincantes. El efecto pacificador de este comportamiento ha sido documentado tanto en el caso de chimpances en cautividad (De Waal, 1984) como en chimpances salvajes (Boehm, 1994).2 Un estudio reciente sobre las practicas de control en los macacos ha demostrado que todo el grupo se beneficia de las mismas. En ausencia temporal de los encargado.s habituales de estas tareas de control, los miembros restantes del grupo yen como se deterioran sus redes de afiliacion y como disminuyen las oportunidades para el intercambio redproco. En consecuencia, no resulta exagerado afir-
de control evolucionaron es.. zado en la dinamica de grup 2006). En nuestra propia espeeicg
ejercer una contribuci6n posiIi cho mas alIa. Insistente~ intenten hacer alguna cantril. tribuyen al bien comtin y ra:I ficio social. Aprobamos y n:d nuestros propios intereses b. individuo A robe al indivo-I cano a el, sino aun cuando -vo el hecho de que todos bII Mi rechazo refleja una prma
mundo actuase como A: eI. reses a largo plazo. Esta pr.-: seno de la comunidad, algo311
2. Mis libros divulgativos no siempre contienen los datos sobre los que baso mis condusiones. Por ejemplo, la afirmaci6n de que los machos de alto rango cantrolan los conflictos intergrupales se basa en 4.834 intervenciones analizadas por mi (De Waal, 1984). Uno de los machos, Luit, mostr6 una falta de correlaci6n entre sus preferencias sociales (medidas en terminos de asociaci6n y de acicala-
la perspectiva «imparciah· r411 Kitcher y Peter Singer, que a cemos entre 10 que es ~ Los chimpances ~
miento) y las intervenciones en canflictos abierros. Luit fue el unica que mostr6
no 10es, pero siempre de una'
esta disociaci6n: las intervenciones del resto de individuos mostraron un sesgo
secuencias inmediatas dd. •••
a favor de amigos
10ssimios y otros anima1eul
0
familiares. Mi apunte sobre el hecho de que «en este tipo de
control no hay lugar para la simpatia pag. 190) resume adecuadamente portamiento.
0
la antipatia» (De Waal, 1998 [1982J,
los bien cuantificados aspectos de su cam-
desarrollar normas socia.k:s51 1996; Flack y otros, 2004).4
~rder prestigio. Mas importan-
mar que en los grupos de primates unos pocos protagonistas clave
chimpance la que toma la inicia-
pueden ejercer una influencia extraordinaria sobre el resto. El gru-
Lqueella no esta directamente im-
po en su conjunto se beneficia de su comportamiento, que intensifica
I
la cohesion social y la cooperacion. Como y por que estas practicas Ios machos de alto rango mues-
de control evolucionaron es otra cuestion, pero su efecto generali-
:JlOrla comunidad. Estos machos
zado en la dinamica de grupo es innegable (Flack y otros, 2005;
21 I
XIiendose entre los machos impli-
2006).
imparcialidad demostrada
En nuestra propia especie, la idea de que los individuos pueden
es verdaderamente extraor-
ejercer una contribucion positiva dentro del grupo se ha llevado mu-
:m pOI" encima de los contrincan-
cho mas alIa. Insistentemente reclamamos que todos los individuos
m;;<:mamiento ha sido documen-
intenten hacer alguna contribucion. Alabamos las acciones que con-
::s en cautividad (De Waal,1984)
tribuyen al bien comtin y rechazamos aquellas que debilitan el edi-
1Im. 1994).2
ficio social. Aprobamos y rechazamos acciones aun cuando no sean
JQcDcas de control en los maca-
nuestros propios intereses los que estan en juego. Desapruebo que el
se beneficia de las mismas.
individuo A robe al individuo B no solo si yo soy B 0 si me siento cer-
?dos habituales de estas tareas de
cano a el, sino aun cuando no tengo nada que ver con A ni con B sal-
d: grupo yen como se deterioran
vo el hecho de que todos formamos parte de la misma comunidad.
lli:u;.-enlas oportunidades para el
Mi rechaza refleja una preocupacion por 10 que ocurriria si todo el
lenaa. no resulta exagerado afir-
mundo actuase como A: el robo generalizado no beneficia mis inte-
Da. La
~l
iU~
reses a largo plaza. Esta preocupacion sobre l,acalidad de vida en el ~.::..-on::ienen 10s datos sobre 10s que baso
6.: que 10s machos de alto rango cone:: -::..5.:4 inrervenciones analizadas por iic
• ':';.;jL
mosrro una faha de correlacion
seno de la comunidad, algo abstracta a la vez que egocentrica, sostiene la perspectiva «imparcial» y «desinteresada» de 1aque hablan Philip Kitcher y Peter Singer, que esra en la raiz de 1asdistinciones que hacemos entre 10que es correcto y 10que es incorrecto .
z :':'-m1nOS de asociacion y de acicala-
Los chimpances distinguen el comportamiento aceptab1e del que
Luit fue el tinico que mostro
no 10es, pero siempre de una forma estrechamente vinculada alas con-
6.: individuos mostraron un sesgo
secuencias inmediatas del mismo, especialmente para s£mismos. As£,
i .a.""::.e:-r05.
s:::
: iO:':-:'-': d hecho de que «en este tipo de iol .<..::.:iparfa» (De Waal, 1998 [1982J,
~ .:::2lJl[ificados aspectos de su com-
los simios y otros animales altamente sociales parecen ser capaces de desarrollar normas sociales sancionadas por la costumbre (De Waal, 1996; Flack y otros, 2004). Ofrecere tan solo el siguiente ejemp10:
Una agradable
noche en el zoo de Arnhem,
llam6 a los chimpances adolescentes
para que entraran
cuando
en el recinto,
encantadas.
La norma
en el zoo es que nin-
gtin simio puede comer hasta que todos han entrado de las adolescentes
resto del grupo. Cuando
Pero ello solamente
en el edificio. La
provoc6 un ataque de mal humor en el
finalmente
se les asign6 una habitaci6n
siguiente,
dos hembras
se negaron. Hada un tiempo magnifico. Tenian toda la is-
leta para ellas y estaban
obstinaci6n
el cuidador
entraron,
allado del cuidador
les ofreci6 una protecci6n
varias horas mas tarde, para evitarrepresalias. temporal.
A la manana
cuando estaban en la isleta, la colonia al completo
su frustraci6n
por el retraso en la comida
descarg6
con una persecuci6n
Por 10tanto, los sistemas IDOl tricciones. El comportamienm mutuamente
satisfactoria se CD
aquel comportamiento que la. con los imperativos biologicosdl
la moralidad refuerza una sociE benefician y a la cual casi roda
este sentido, Rawls (1972) acic como un contrato social.
masi-
va que termin6 a golpes con las culpables. Aquella noche, fueron las primeras en entrar (adaptado
de De Waal, 1996, pag. 89).
Por muy impresionante que sea este sistema de aplicacion de las
El tercer nivel de la moralidad. .•
normas, nuestraespecie va mucho mas alia que otras en este aspec-
comparaciones con otros anin:II
to. Desde que somos pequenos, nos vemos sometidos a juicios sobre
zas esto no sea mas que un d
10 que esta bien 0 mal, juicios que se convierten en una parte tan
nocimientos, pero no conoZCD-
importante de como vemos el mundo que todos 10scomportamientos
ral en animales. Los humanossq
que mostramos y 10sque experimentamos pasan por este filtro. Apre-
nuestros actos y los ajenos ev:aII
tamos las tuercas a todo el mundo, para asegurarnos de que su com-
subyacen en nuestras accioocs
portamiento se adecue alas expectativas.3
en la discusion precedelue eo I
3. Nuestros experimentos sobre la inversion de la desigualdad tenlan que
blemente igual (Fehr y SchmidL. Jl.l
ver con las expectativas sobre la division de recompensas (Brosnan y De Waal, 2003;
mente al recibir menos que un
Brosnan y orros, 2005). Como respuesta a Philip Kitcher, debemos sefialar que
cionar de forma negativa si se reciIII
no esta claro que la aversion a la desigualdad tenga mucha relacion con el al-
relacionadas si la segunda refleja cia
truismo. Otro pilar de la moralidad humana, tan imporrante como la empada y
(esto es, si los individuos eviran IDIIIlB
el altruismo, es la reciprocidad y la disrribucion de 10srecursos. Las reacciones de
negativas que puedan darse en
10sprimates que se enfrentan a recompensas desiguales entran en este terreno, y
sion sobre como estas dos formas dr
son prueba de que 10sprimates observan 10 que reciben con respecto a 10sotros.
lacionadas con el sentido humano.
La cooperacion no es sostenible sin unadistribucion
211).
de la recompensa razona-
CDIIII
()(J8
.c de Arnhem,
cuando el cuidador
mrraran en el recinto, dos hem bras oempo magnifico. Tenian toda la isIS.
La norma en el zoo es que nin-
rodos han entrado en el edificio. La un ataque de mal humor en el
llnJ"::O I[C
enrraron, varias horas mas tarde,
Por 10 tanto, 10s sistemas mora1es imponen tricciones. mutuamente
que promueve
se considera
una vida en grupo
genera1mente
«correcto» y
que 1a socave, «erroneo». Consistentemente
con 10s imperativos bio1ogicos de 1a supervivencia y 1areproduccion, 1a mora1idad benefician
prorecci6n temporal. A la manana
este sentido,
n. la colonia al completo descargo
satisfactoria
aquel comportamiento
dd ruidador para evitar represalias. l.
E1 comportamiento
toda una serie de res-
refuerza una sociedad cooperativa
de 1a que todos se
y a 1a cua1 casi todos estan dispuestos
a contribuir.
Rawls (1972) acierta de Heno: 1a mora1idad
como un contrato
En
funciona
social.
oo,!!'lidacon una persecuci6n masi~
Aquella noche, fueron las pri-
I;~. 1996, pag. 89). CSl:e
sistema de ap1icacion de 1as
ms alia que
otras en este aspec-
vemos sometidos a juicios sobre se connerten l)
en una parte tan
que todos 10s comportamientos
:ImOS ~"';l
pasan por este fi1tro. Apre-
a.segurarnos de que su com-
ID:'3..S.~
~on de la desigualdad ten{an que D:0pensa5 (Brosnany De Waal,2003; l
F'Sp Kircher, debemos sefialarque
lib.: :enga mucha relacion con el alI;i... ~ imporrante como la empatia y cicc de Iosrecursos.Lasreaccionesde Ili
6::5igua.lesentran en este terreno, y
"q.:;,ereciben con respecto a los otros. iK:::-'-'::"""IUci6n de la recompensa razona-
E1 tercer nivel de 1a moralidad comparaciones
va mas alIa todavfa. En este punto, 1as
con otros animales son verdaderamente
escasas. Qui-
zas esto no sea mas que un reflejo del estado actual de nuestros conocimientos,
pero no conozco ningtin ejemp10 de razonamiento
mo-
ral en animales. Los humanos seguimos una brtijula interna: juzgamos nuestros actos y 10s ajenos eva1uando 1as intenciones
y creencias que
subyacen en nuestras acciones. Buscamos tambien
1a logica, como
en 1a discusion precedente
en la que 1a inclusion moral basada en 1a
blemente igual (Fehr y Schmidt, 1999). Monos y simios reaccionan negativamente al recibir menos que un compafiero, 10 que de hecho es diferente a reaccionar de forma negativa si se recibe mds, pero las dos reacciones podrian estar relacionadas si la segunda reflejacierro nivel de anticipaci6n frente a la primera (esroes,si Iosindividuosevitanromar una porcion mayor para evitarIasreacciones negativas que puedan darse en otros ante tal comporramiento). Para una discusian sobre como estasdos formas de inversion de la desigualdadpoddan estar relacionadascon el sentido humano de la justicia, veaseDe Waal (2005, pags. 209211).
sensibilidad choca con las obligaciones morales basadas en lealtades
ciones frente a 10que podri.atm
que vienen de antiguo. El deseo de contar con un marco moral con-
vel de moralidad es singu.lannr:
sistente en el ambito interno es singularmente humano. Somos los
gue a trascender por complem II
unicos a los "quepreocupa por que pensamos 10 que pensamos. Po-
(Waller, 1997), nuestro d.ialoI
demos, por ejemplo, preguntarnos sobre como reconciliar nuestra
moral a un nivel de absrrac.ciO
postura frente al aborto con la que mantenemos frente ala pena de
de que nuestra especie enrrar:a
muerte, 0 bajo que circunstancias resultarfa justificable el robo. Todo ello es mucho mas abstracto que el nivel de comportamiento
con-
creto en el que el resto de los animales parece operar. Esto no quiere decir que el razonamiento moral este completamente desvinculado de las tendencias sociales de los primates. Doy
Es bueno saber que mi «desul
por sentado que nuestra brujula intern a esta configurada por nues-
capa (TC) se reduce a marar I
tro entorno social. Todos los dias, nos damos cuentas delas reaccio-
ejercicio que para empez.ar ••
nes positivas 0 negativas hacia nuestro comportamiento,
Korsgaard). El unico que
y de esta
~OUD
experiencia sacamos conclusiones sobre los objetivos de los demas y
bert Wrigh t-
las necesidades de nuestra comunidad. Convertimos estas necesida-
vez, mientras que Peter Si.ngel"c
des y objetivos en propios, en un proceso que conocemos como in-
tos aspectos de la moralidad hi
teriorizacion. Consecuentemente,
para adoptar una perspea:in
las normas y valores morales no
surgen a partir de maximas derivadas independientemente,
sino que
nacen de la interiorizacion de nuestras interacciones con los demas.
niega ahora w:i
de recubrimiento 0 de capa-
No obstante, esta Ultima l
Un ser humano que crezca aislado nunca podra desarrollar un razo-
sefiala la posicion de preemia
namiento moral. Esta especie de Kaspar Hauser careceria de la ex-
razon juegan en el plano
periencia necesaria para ser sensible a los intereses ajenos, yen con-
dudo mucho que se mostrasr
secuencia carecerfa de la habilidad para ver el mundo desde otra
dos anteriores. Esto es, sin em
perspectiva que no fuera la propia. Estoy por tanto de acuerdo con
seguir negando de plano la CII
Darwin y Smith (vease en este sentido el comentario de Christine
Y acentuando 1aimponancia
Korsgaard) en que la interaccion social ha de estar en la raiz del ra-
pensas de todo 10demas. Lal
zonamiento moral.
como una forma de impresioli
om~
Considero que por su busqueda de la consistencia y el «desinte-
una reputacion favorable, y de
res», asi como por la tendencia a medir cuidadosamente nuestras ac-
estab1eciaentre un altruista y I
ones morales basadas en lealtades
ciones frente a 10 que podriamos
:CODrarcon un marco moral con-
vel de moralidad es singularmente humano. Aun cuando nunca lle-
tg:ularmente humano. Somos los
0
deberiamos haber hecho, este ni-
gue a trascender par completo las motivaciones socialesde los primates
~pensamos 10 que pensamos. Po-
(Waller, 1997), nuestro dialogo interior eleva el comportamiento
, sobre como reconciliar nuestra
moral a un nivel de abstraccion y autorreflexion desconocido antes
,ffi2Ilrenemos frente a la pena de
de que nuestra especie entrara en el escenario de la evolucion.
:su1rariajustificable el robo. Todo I nfi-el de comportamiento
con-
des parece operar.
K:..nniento moral este completa~ sociales de los primates. Doy II.:lr'n;a
esci configurada por nues-
damos cuentas de las reaccio-
05
Rro comportamiento,
y de esta
IJbrelos objetivos de los demas y iId.
Convertimos estas necesida-
ejercicio que para empezar no tendria ningun sentido (Christine Korsgaard). EI unico que alguna vez se embarco en dicha tarea -Robert Wright-
niega ahora vehementemente haberlo hecho alguna
vez, mientras que Peter Singer defiende la TC sobre la base de que ciertos aspectos de la moralidad human a, tales como nuestra capacidad
normas y valores morales no
para adoptar una perspectiva imparcial, aparentan ser una especie
, independientemente, CIS
capa (TC) se reduce a marear la perdiz (segun Philip Kitcher) en un
in-
oceso que conocemos como IS
Es bueno saber que mi «destructiva» aproximacion ala teoria de la
sino que
de recubrimiento
0
de capa.
imeracciones con los demas.
No obstante, esta ultima es una capa muy diferente. Ya Singer
podra desarrollar un razo-
sefiala la posicion de preeminenci~ que el tercer nivel del juicio y la
lL'1ca
ts~ar Hauser careceria de la ex-
a 105 inrereses ajenos, yen conp.ara yer el mundo des de otra ~-:CO~~por
tanto de acuerdo con
razon juegan en el plano mas amplio de la moralidad humana, pero . dudo mucho que se mostrase a favor de desvincular esta capa de las dos anteriores. Esto es, sin embargo, 10 que la TC ha intentado conseguir negando de plano la capa primera (los sentimientos morales)
do eI comentario de Christine
y acentuando la importancia de la segunda (la presion social) a ex-
i.h ha de esrar en la raiz del ra-
pensas de todo 10 demas. La TC presenta el comportamiento
moral
como una forma de impresionar a los demas con el fin de construirse tie la consistencia y el «desinte-
ir.::uidadosamente nuestras ac-
una reputacion favorable, y de ahi la equivalencia que Ghiselin (1974) estableda entre un altruista y un hipocrita,
0
el comentario de Wright
(1994, pag. 344) de que «Para ser animales morales, debemos dar-
nosotros mismos. La ciencia3f
nos cuenta de hasta que punto no 10 somos». En palabras de Kors-
sintonizar con los objw'05 J".
gaard, la TC caracteriza al primate humano como «una criatura que
prepara para tornados en
a-.
vive en un estado de soledad interior muy profunda, y que en esen-
Huxley y sus seguidores"
cia se considera la unica persona en un mundo Heno de cosas po-
entre moralidad y evoluciOll.
tencialmente Miles, aunque algunas de esas cosas tengan vidas men-
centraci6n excesiva en d ~
tales y emocionales, hablen
ca en pensar que un p~
0
se defiendan».
La teoria de la capa ocupa un universo practicamente
autista.
producir resultados iguaJ!DIf"M
No hace falta mas que echar un vistazo a los indices de los libros es-
afirmaba Joyce (2006, pag. l~
critos por sus defensores para darse cuenta de que estos apenas men-
dir la causa de un estado ~
cionan la empatia
el exterior. Aun cuando la empatia pueda verse invalidada por
sencia de inclinaciones ~ TC tiene para la humanidoad.
preocupaciones mas inmediatas4 (raz6n por la cualla empatia uni-
bilidad: puede que esforz3Ddll
versal resulta una propuesta tan fragil), el mismo hecho de que exista deberia hacer pensar a cualquiera que estarnos aqui unicarnente para
sin ayuda de nadie.5 Pero ~resulta la team dr.
nosotros mismos. La tendencia humana a sentir un temor involun-
cisamente porque se puede.
tario ante la contemplaci6n del dolor ajeno contradice profunda-
ma Philip Kitcher? ReconIa
mente la idea sostenida por la TC de que estamos obs~sionados con
teratura sobre la evoluciOo.
0
en general ninguna otra emoci6n dirigida hacia
Durante ese tiempo, aDkp 4. Entre una opcion que Ie beneficie solo a sf mismo y una accion que Ie beneficie tanto a eI como a un compafiero, 10s chimpances no parecen establecer ninguna distincion. En tales circunstancias, unicamente se estan ayudando a sf mismos (Silk y otros, 2005). Los autores titularon su estudio «Los chimpan-
quetado como «ingeu1lO",.•• Por mi parte, no tengo nincII cuando me refiero a la reomi
ces son indiferentes al bienestar de 10s miembros de grupos ajenos al propio»,
la finiquite de una ve:z •••.•
aun cuando todo 10 que demostraron fue que uno puede crear una situacion en
deunafurmadehacrr~
la que 10s chimpances consideren el bienestar de 10s demas como algo secundario. Estoy convencido de que 10mismo puede hacerse en el caso de las personas. Si cientos de personas se dan prisa por entrar en una tienda que vende un pro-
5. La idea de una rebeI:il:im
t
ducto diffcil de encontrar, como por ejemplo un juguete muy popular en epoca
nuestros propios genes (Dzwa.
navidefia, no cabe duda que haran gala de una consideracionnula
por el bie-
cion cristiana y la negacioo «la,
nestar de 10s demas. Nadie, sin embargo, concluirfa a partir de este ejemplo que
posturas religiosas se ban di::sIia
la gente sea incapaz de preocuparse por el bienestar ajeno.
cientffico.
lIlimales morales, debemos dar-
nosotros mismos. La ciencia apunta a que estamos programados para
o somos». En palabras de Kors-
sintonizar con los objetivos y sentimientos ajenos, 10cual a su vez nos
DmMlo como «una criatura que
prepara para tornados en consideraci6n.
£
muy profunda, y que en esen-
Huxley y sus seguidores han intentado romper el vinculo existente
I
un mundo lleno de cosas po-
entre moralidad y evoluci6n, postura que yo atribuyo a una con-
de esas cosas tengan vidas men-
centraci6n excesiva en el proceso de selecci6n natural. El error radi-
crdan •..
ca en pensar que un proceso tan desagradable unicamente puede
mwrso practicamente autista.
producir resultados igualmente desagradables, 0 como recientemente
a 10sindices de los libros es-
afirmaba Joyce (2006, pag. 17): «El primer error garrafal es con fun-
de que estos apenas men-
dir la causa de un estado mental con el contenido del mismo». En au-
IZO
Dem:a
1m. oua I
emoci6n dirigida hacia
sencia de inclinaciones morales naturales, la unica esperanza que la
pueda verse invalidada por
TC tiene para la humanidad es la idea semirreligiosa de la perfecti-
lrin por Lacualla empatia uni-
n. d mismo hecho
de que exis-
~CSlCaIIlos aqui unicamente para ana a semir un temor involun•. a.jeno contradice profundaque estarnos obsesionados con
bilidad: puede que esforzandonos 10suficiente podamos salir adelante sin ayuda de nadie.5 Pero ~resulta la teorfa de la capa tan diffcil de tomar en serio precisamente porque se puede rebatir con tanta facilidad, tal como afirma Philip Kitcher? Recordemos que esta teorfa ha dominado la literatura sobre la evoluci6n durante tres decadas, y todavia persiste.
•• :, ~ 51 mismo y una accion que Ie
Durante ese tiempo, cualquiera que se atreviera a disentir era eti-
les .::iimpances no parecen estable-
quetado como «ingenuo», «romantico», «blando», 0 cosas peores.
as. :..:.::ic.amentese estan ayudando
Por mi parte, no tengo ningun problema en decir «Descanse en paz»
su estudio «Los chimpan-
cuando me refiero a la teorfa de la capa. Es posible que este debate
de grupos ajenos al propio»,
la finiquite de una vez por todas. Necesitamos con urgencia pasar
1ir..:.SL'"lJil
~
a
r:u.noO puede crear una situacion en [.:c
J.o.s demas como algo secunda-
de una forma de hacer ciencia que enfatiza de forma tan estrecha las
r: - ••-~neen el caso de las personas. [;::: I
lUla
cienda que vende un pro-
.c:.=. c~"Uete muy popular en epoca
~
-:onsideracion llula pot el bie-
d _:,-;.2a partir de este ejemplo que I!lI::SUr aj eno.
5. La idea de una rebelion contra 10s motivos esenciales
0
incluso contra
nuestros propios genes (Dawkins, 1976) es una version secular de la vieja nocion cristiana y la negacion de la carne. Gray (2002) expone el modo en que las posturas religiosas se han deslizado de forma inconsciente al discurso liberal y cientifrco.
motivaciones egoistas a otra que considere el Yo como algo que se in-
pica, la abeja actua de fODDil.
serta en, y esta definido por, su entorno social. Tanto en la neuro-
tiempo que protege la coI.Ioe-a
ciencia, con sus cada vez mas numerosos estudios sobre las repre-
te improbable que la ahejase.
sentaciones compartidas entre el Yo y el Otro (por ejemplo, Decety
mena. El estado motivaciooal4
y Chaminade, 2003), como en la economia, que ha empezado a
De manera que debeID05dii
cuestionar el mito del actor humano que solo se tiene en cuenta a si
mo intencionales de los equicIl
mismo (por ejemplo, Gintis y otros, 2005), esta tendencia va ga-
les comportamientos. Los biIiII
nando en importancia.
ma intercambiable, pero Phiip razon al enfatizar la impolDlKi se esconden detras del compg entre si intencionadamen~ fl Aiiado 'esta segunda cuesDI
Veamos par ultimo la cuestion de las diferencias entre las motiva-
de la gente responderia
ciones egoistas frente alas altruistas. En principio, la diferencia pa-
una serie de componamie:nB&
rece clara, pero no 10 es tanto debido a la forma en que los biologos
caciones a posteriori. En mi opi
emplean estos terminos. En primer lugar, el termino «egoista» no es
se a consolar a una persona cpr:
sino otra forma de decir que alguien es utilitarista
rido
0
que mira solo por
0
d,6JJDl11i
ayudar a una peI'SOlla.~
sus propios intereses. En rigor, esto es incorrecto, ya que los anima-
plenamente conscientes de ••
les despliegan una serie de comportamientos similares sin que se den
mos muy habiles a la hora deal
las motivaciones
tros impulsos altruisras. Dt:a.I
0
intenciones sobrentendidas en la utilizacion del
termino «egoista». Por ejemplo, afirmar que una arana teje su tela
cer algo», cuando en realidad-
por razones egoistas equivaldria a dar por sentado que la arana, al
e intuitivo y seguia el Pamiaa
.tejer la tela, es consciente de que va a atrapar moscas. Es bastante
to precede ala cognicion fl"
probable, no obstante, que los insectos sean incapaces de hacer tales predicciones. Todo 10 que podemos afirmar es que, al tejer la tela, la
gumentado que gran panedd les en los humanos es derro:zs&
arana esta sirviendo a sus propios intereses.
por la cognicion y la au~
De igual modo, el termino «altruismo» se define en biologia como un comportamiento
costoso para quien 10 ejerce y beneficio-
so para quien 10 recibe, sin tener en cuenta sus intenciones
0
moti-
vaciones. Si me acerco excesivamente a una colmena y una abeja me
menudo por supuesras (~ Quizas, entonces, sa ••• cionado de 10que nos gusadI
paces de poner en priaia
-
Udcre el Yo como algo que se in-
pica, la abeja actua de forma altruista, puesto que morira (coste) al
Drno social. Tanto en la neuro-
tiempo que protege la colmena (beneficio). Sin embargo, es bastan-
ttosos estudios sobre las repre-
te improbable que la abeja se sacrifique conscientemente por la co1-
y d Qrro (por ejemplo, Decety
mena. EI estado motivacional de la abeja es mas hostil que altruista.
~onomia, que ha empezado a
De manera que debemos distinguir entre el egoismo y el altruis-
~ue solo se tiene en cuenta a si
mo intencionales de los equivalentes meramente funcionales de ta-
I
'- 2005), esta tendencia va ga-
les comportamientos.
Los biologos utilizan ambos terminos de for-
ma intercambiable, pero Philip Kitcher y Christine Korsgaard tienen razon al enfatizar la imponancia de llegar a conocer 10s motivos que se esconden detras del componamiento. entre si intencionadamente?
~Se ayudan los animales
~Y 10s humanos?
Aiiado 'esta segunda cuestion aun a sabiendas de que la may~ria diferencias entre las motiva-
de la gente responderia afirmativamente. Sin embargo, desplegamos
En. principio, la diferencia pa-
una serie de comportamientos para los cuales desarrollamos justifi-
ia rorma en que los biologos
caciones a posteriori. En mi opinion, es enteramente posible acercar-
el tf~rmino «egoista» no es
se a consolar a una persona que haya sufrido la perdida de un ser que-
15
1;2
~.
~urilirarista
0
que mira solo por
rido
0
ayudar a una persona anciana que se ha caido antes de ser
~mwrrecto, ya que los anima-
plenamente conscientes de las consecuencias de nuestra accion. So-
similares sin que se den
mos muy habiles ala hora de ofrecer explicaciones post hoc para nues-
bCDws
IIl!:::ndidasen la utilizacion del
tros impulsos altruistas. Decimos cosas como: «Senti que tenia que ha-
que una arana teje su tela
cer algo», cuando en realidad nuestro comportamiento fue automatico
r por sentado que la arana, al
e intuitivo y seguia el patron comun en 10s humanos de que el afec-
;I
.lrrapar moscas. Es bastante
to precede a la cognicion (Zajonc, 1980). De forma similar, se ha ar-
5
sean incapaces de hacer tales
ear
5..r:nar es que, al tejer la tela, la
gumentado que gran parte del p;oceso de toma de decisiones morales en los humanos es demasiado (apido como para estar mediatizado por la cognicion y la autorreflexion que los filosofos moralistas dan a
u..:.s:no··se define en biologia r.l quien 10 ejerce y beneficiok::a:a sus intenciones 0 motiI c..'"l~colmena
y una abeja me
menudo por supuestas (Greene, 2005; Kahneman y Sunstein, 2005). Quizas, entonces, seamos menos altruistas de un modo intencionado de 10 que nos gustaria pensar. Si bien es cierto que somos capaces de poner en practica un altruismo intencional, deberiamos
abrirnos ala posibilidad de que en 1amayoria de 1asocasiones llegamos a este comportamiento
a traves de una serie de procesos psico-
logicos muy veloces, similares a 10sque impu1san a un chimpance a
Funcionalmente
Ayuda
altruista
socialmente motivada
conso1ar a otro 0 a compartir comida con otro. Nuestra tan cacaCostosa
reada raciona1idad es, en parte, ilusoria. Ala inversa, si consideramos el a1truismo en otros primates, ne-
empatica
el agente, beneficiosa
cesitamos determinar con claridad que es 10 que posib1emente saben acerca de 1asconsecuencias de su comportamiento.
Respuesta
para
para
anm
las suplicaS :: laangu~£
el receptor
Por ejem-
p10, el hecho de que norma1mente favorezcan a sus parientes y a aquellos individuos que 1escorresponden p1enamente apenas puede tomarse como un argumento contra 1a existencia de motivaciones altruistas. Solamente seria asi si 10sprimates tomasen en considera-
•• ••
••
La mayorfa de los animales Muchos
••
animates sociales
Humanos,
•••
algunos animaJes. 001·:JI
cion de forma consciente 10sbeneficios que obtendrian con su comportamiento, pero es bastante probable que no sean conscientes de ello. Es posib1e que en ocasiones sean capaces de eva1uar sus rela-
Nota: EI comportamiento altruista se CIBIIII socialmente motivado y de si e!
OCD'"
ciones sobre 1abase del beneficio mutuo, pero creer que un chimpance
beneficios para sf. La inmensa
r-a~0I8
ayuda a otro con el proposito exp1icito de recibir ayuda en el futuro
animal es s610 funcionalmente ~
es dar por supuesto que poseen una capacidad sobre 1acua1 existen
predicci6n sobre si el otro devCJlver3~ ""4
muy pocas pruebas. Si las recompensas futuras no figuran en 1a1is-
a otros en situaciones de angusta :: o.an La ayuda intencional podria estar ltinIIiIII
ta de sus motivaciones, entonces su altruismo es tan genuino como
gran masa cerebral. Es posible aue
111
apreciaci6n de c6mo determinaoc :cup
llil ill
beneficio futuro sea aun mas infrec..e"1ll!l.
el nuestro (tabla 3). Si mantenemos separados 10s niveles del comportamiento
1lBnI
evo-
1utivo y motivaciona1 (que en bio10gia se conocen, respectivamente,
ficientes ejemp10s, como sill
como causas «ultimas» y causas «proximas», respectivamente), es evidente que 10sani males desp1iegan muestras de a1truismo en el nivel
1imitadas. En 1asprimeras soci~
motivacional. Resulta difici1 determinar si tambien 10 hacen en el
de reproduccion optimas •••
nivel intencional, puesto que ello exigiria que su comportamiento in-
amab1es de 1aespecie, que ••
fluyera sobre 10sdemas. En este punto estoy de acuerdo con Philip
1afamilia y a elementos que
Kitcher en que 1aspruebas que existen en el caso de mamiferos no hu-
vez que surgio esta sensihiilil
manos con cerebros de gran tamano para 10sque contamos con su-
a1gun momento, 1aempaia~
11 mayoria de las ocasiones llega5 de una serie de procesos psico~ ;que impulsan a un chimpance a
Funcionalmente
Ayuda
Ayuda directiva
Ayuda
altruista
social mente
o intencional
«egoista»
Iicla con otro. Nuestra tan caca-
motivada
JOna.
Costosa
airruismo en otros primates, ne-
el agente,
que es 10 que posiblemente sa-
t
~ Sl.1
comportamiento.
Por ejem~
r tayorezcan a sus parientes y a mden plenamente apenas puede 14. l.a existencia de motivaciones primates tomasen en considera:ins que obtendrian con su com-
para
beneficiosa el recEiptor
Respuesta empatica
para
las suplicas 0
beneficiara parte
•• ••
Humanos,
animales sociales
Busca beneficios
la otra
de
vue Ita intencionalmente
•• ••
algunos animales con cerebos
••
able que no sean conscientes de
de
como se
la angustia
La mayoria de los animales
•• Muchos
Conciencia ante
Humanos,
gran des
••
algunos ani males con cerebros
grandes
••
can capaces de evaluar sus rela-
Nota: EI comportamiento altruista se clasifica en cuatro categorfas dependiendo de si esta 0 no
pero creer que un chimpance
socialmente motivado y de si el actor tiene 0 no la intenci6n de beneficiar a otros 0 de obtener
im de recibir ayuda en el futuro
animal es s610 funcionalmente altruista, en el sentido de que ocurre sin que se produzca una
l apacidad
sobre la cual existen
apreciaci6n de c6mo determinado comportamiento afectara al otro y en ausencia de cualquier
fururas no figuran en la lis-
a otros en situaciones de angustia 0 cuando se producen suplicas (ayuda social mente motivada).
!DO.
~
aluuismo es tan genuine como
beneficios para sf. La inmensa mayoria de casos de altruismo que encontramos en el reino
predicci6n sobre si el otro devolvera 0 no el servicio. En ocasiones, los mamlferos sociales ayudan La ayuda intencional podrfa estar limitada a humanos, simios, y apenas algun otro animal con gran masa cerebral. Es posible que la ayuda motivada porlas
expectativas de obtener algun
beneficio futuro sea aun mas infrecuente.
it'etes del comportarniento
evo-
~ se conocen, respectivarnente, Iimas.,
respectivamente), es evi-
ficientes ejemplos, como simios, del fines y elefantes, son bastante limitadas.
IDeSUaSde altruismo en el nivel
En las primeras sociedades humanas debieron darse condiciones
Iiinar si rambien 10 hacen en el
de reproduccion optimas para la supervivencia de los elementos rnas
~
amables de la especie, que tendrian como objeto de su amabilidad a
que su comportamiento in~
Iloesroy de acuerdo con Philip
la familia y a ele~entos que en potencia les correspondieran. Toda
tend caso de marniferos no hu-
vez que surgio esta sensibilidad, su alcance fue expandiendose. En
para
algun momento, la empatia se convirtio en un fin en S1 mismo: pie-
I
105
que contamos con su-
, za central de la moralidad
humana,
la religion. Sin embargo, enfasis en la nocion
formando
nuestros
sistemas morales re-
si parte de nuestra herencia. No estan trans-
radicalmente
te, potencian
BIBLIOGRARA
es positivo darse cuenta de que al poner el
de amabilidad,
fuerzan algo que es en
y uno de los aspectos basicos de
el comportamiento
capacidades
humano:
sencillamen-
preexistentes.
Adolphs, R., L. Cahill, R. ScLuI memory for emotional Que la moralidad
humana
existentes es, evidentemente,
explica toda una serie de tendencia
pre-
el tema central de este libro. El debate
sostenido con mis colegas me ha traido a la mente la recomendacion que Wilson (1975, pag. 562) hiciera hace tres decadas: «Ha llegado el momento
Adolphs, R., H. Damasio. D.li role for somatosensory camiII as revealed by three-diI1'!P!"R
roscience, nO 20, 2000. p;ip.;
de que la etica se aleje de las manos de los filosofos y se
adentre en el terreno de la biologia». Estamos inmersos en este proce-
Adolphs,
disciplinas sobre las bases evolutivas de la moralidad Olvidarnos
de las caracterfsticas que compartimos
humana. con el resto de
primates y negar las raices evolutivasde la moralidad humana equivaldria a llegar a
10 mas alto de un rascacielos para posteriormente
fuera unicamente
aplicable a su parte mas alta. La semantica, que sir-
ve para enfrascarnos embargo
en discusiones
una perdida de tiempo.
Concluyamos,
academicas apasionantes,
es sin
~Son los animales seres morales?
mas bien, que ocupan varios pisos en la torre de la mo-
ralidad. El rechazar incluso esta modesta propuesta unicamente de dar lugar a una vision muy pobre de todo el conjunto.
pue-
of emotion ••
damage to the human ••• 669-672. Alexander, R. A., The BioJ.g,
rI
Gruyter, 1987. Arnhart, L., Darwinian ... V•••••• Nature, Albany, ~TY, SL-sf
afirmar
que el resto del edificio es irrelevante, como si el concepto de «torre»
R., D. Tranel. H. 0
recognition
so, sin haber expulsado a los filosofos, sino tras haberlos incluido en el debate, de forma que podamos arrojar luz desde una gran variedad de
IDlIIIIlI
age in humans», LeaT7fDlt"
-,
«E. O. Wilson has IDC:Mr •• he realizes», Christia:7'li1J iii
pag.36. Aureli, E, M. Cords y C ~ ~ aggression in gregari0U5" Behaviour, nO 64, 2002,. •• Aureli, E., R. Cozwlino, C
e.-
rection among Ja.panesr tern?», Animal Beh~~.
fill
uno de 10s aspectos basicos de
BIBLIOGRAFfA
brs.e cuenta de que al poner el DUesrrOS sistemas
morales re-
stra herencia. No estan trans-
memo humano:
sencillamen-
Adolphs, R., 1. Cahill, R. Schul y R. Babinsky, «Impaired declarative
b una serie de tendencia prez:::nrrallde este libra. El debate
memory for emotional material following bilateral amygdala damage in humans,), Learning and Memory, nO4, 1997, pags. 291-300. Adolphs, R., H. Damasio, D. Tranel, G. Cooper y A R. Damasio, «A
.,.•.h mente la recomendaci6n
role for somatosensory cortices in the visual recognition of emotion
-=e rres decadas:
as revealed by three-dimensional
1$
«Ha llegado el
manos de 10s fil6sofos y se
I2mOS
inmersos en este prace-
roscience, nO 20, 2000, pags. 2.683-2.690. Adolphs, R., D. Tranel, H. Damasio y A R. Damasio, recognition
DO rras haberlos incluido en el
1m desde
una gran variedad de
'b moralidad humana. e comparrimos
con el resto de
r::::JJOCa1idad hwnana equivaldria ;pna posteriormente
I2s aha. La semantica, que sirIId.emicas apasionantes,
es sin
I ilos animales seres morales? Dos pisos en la torre de la moCil
propuesta unicamente
'mdo el conjunto.
pue-
of emotion
damage to the human
«Impaired
in facial expressions following bilateral amygdala», Nature, nO 372, 1994, pags.
669-672. Alexander, R. A, The Biology of Moral Systems, Nueva York, Aldine de Gruyter, 1987. Arnhart, 1., Darwinian Natural Right: The Biological Ethics of Human
afirmar
Drno si el concepto de «torre»
lesion mapping», Journal of Neu-
-,
Nature, Albany, NY, SUNY Press, 1998. «E. O. Wilson has more in common with Thomas Aquinas than he realizes», Christianity Today International, vol. 5, nO 6, 1999,
pag.36. Aureli, E, M. Cords y C. P. van Schaik, «Conflict resolution following aggression in gregarious animals: A predictive framework», Animal Behaviour, nO 64, 2002, pags. 325-343. Aureli, E., R. Cozzolino, C. Cordischi y S. Scucchi, «Kinoriented redirection among Japanese macaques: An expression of a revenge system?», Animal Behaviour, nO44, 1992, pags. 283-291.
Aureli, E. y F. B. M. de Waal, Natural Conflict Resolution, Berkeley, University of California Press, 2000. Axelrod, R. y W D. Hamilton, «The evolution of cooperation», Science, nO 211, 1981, pags. 1.390-1.396. Badcock, C. R., The Problem of Altruism: Freudian-Darwinian Solutions, Oxford, Blackwell, 1986. Bargh, J. A. y T. 1. Chartrand, «The Unbearable
Automaticity
of
Being», American Psychologist, nO 54, 1999, pags. 462-479. Baron-Cohen, S., «Theory of Mind and autism: A fifteen year review», en S. Baron-Cohen, H. Tager-Flusberg y D. J. Cohen (comps.), Understanding Other Minds, Oxford, Oxford University Press,
2000, pags. 3-20. -,
-,
The Essential Difference, Nueva York, Basic Books, 2003 (trad. cast.: La gran difirencia: como son realmente los cerebros de hombres y mujeres, Barcelona, Amat, 2005). «Sex differences in social development: Lessons from autism», en L. A. Leavitt y D. M. B. Hall (camps.), Social and Moral Develop-
Bonnie, K. E. y F. B. M. de .••• origin of gratitude ••, en •... (comps.), The PsycholootfG Press, 2004, pags. 213-b.."-
Bowlby, J., «The nature of tbr" Journal ofPsycho-Ana~.,m. •• 2 Brauer, J., J. Call y M. To~ distant locations and ~ chology, nO 119, 2005, ~ Brosnan, S. E. y F. B. M.
de,...
I
ture, nO 425, 2003, p:igs-lIiJI Brosnan, S. E., H. Schiff yEa increases with social ~ Royal Society, serie B, nO21'l:" Burghardt, G. M., «Ani.mal ical perspective», ~
a.J
919.
ment: Emerging Evidence on the Toddler Years, Johnson and Johnson Pediatric Institute, 2004, pags. 125-141. Batson, C. D., «How social an animal? The human capacity for car-
Byrne, R. W y A. Whiten, ""and the Evolution of I~ ford, Oxford Universiry
ing», American Psychologist, nO 45, 1990, pags. 336-346. Batson, C. D., J. Fultz y P. A. Schoenrade, «Distress and empathy: Two
Caldwell, M. C. yD. K eawin cetacea», en K. S. :sa.i
qualitatively distinct vicarious emotions with different motivational consequences»,JournalofPersonality, nO 55, 1987, pags. 19-39. Berreby, D., Us and Them: Understanding Your Tribal Mind, Nueva York, Little Brown, 2005. Bischof-Kohler, D., «Ober den Zusammenhang von Empathie und der Fahigkeit sich im Spiegel zu erkennen», Schweizerische Zeitschrift fur Psychologie, nO 47, 1988, pags. 147-159. Boehm, c., «PacifYing interventions at Arnhem Zoo and Gombe», en R. W Wrangham, W C. McGrew, F. B. M. de Waal y P. G. Heltne
Whales, Dolphim, anti ~ Press, 1966, pags. 755-i'ft Carr, L., M. Iacobolli, M.--C.. .I
-,
(comps.), Chimpanzee Cultures, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1994, pags. 211-226. Hierarchy in the Forest: The Evolution of Egalitarian Behavior, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1999.
p..
«Neural mechanisms of systems for imitation
CIIIlJ
1D •••
Academy of Sciences, nO ,Cenami Spada, E., «.AmorpIIiII morphism»,
en R. .Miu:W
Anthropomorphism, ~ Press, 1997, pags. 37-49Cheney, D. L. yR. M. ~ Mind of Another Speris.4
1990.
iIiL
Conflict Resolution, Berkeley,
2(()Q.
• 1":'1': evolution of cooperation», l(L: 396.
Freudian-Darwinian
.". .••.:..'771:
Solu-
HI:e Cnbearable
Automaticity ~..;. 1999, pags. 462-479.
of
;=.2. autism: A fifteen year review», :t':csbcrg y D. J. Cohen
~:;'rd.
Oxford
(comps.),
University
Press,
lork. Basic Books, 2003 (trad. rif.;.;ml71te !oscerebrosde hombres y D:i..e:::c
Lessons from autism», en L.
1:;"5 .• Social and Moral DevelopTx1dJn- Years, Johnson and John-
~ :25-141. r.i.: The human capacity for car-
Bonnie, K. E. Y F. B. M. de Waal, «Primate social reciprocity and the origin of gratitude», en R. A. Emmons y M. E. McCullough (comps.), The Psychology of Gratitude, Oxford, Oxford University Press, 2004, pags. 213-229. Bowlby, J., «The nature of the child's tie to his mother», International
Journal of Psycho-Analysis, nO 39, 1958, pags. 350-373. Brauer, J., J. Call y M. Tomasello, «All great ape species follow gaze to distant locations and around barriers» Journal of Comparative Psychology, nO 119,2005, pags. 145-154. Brosnan, S. E. y F. B. M. de Waal, «Monkeys reject unequal pay», Nature, nO 425,2003, pags. 297-299. Brosnan, S. E., H. Schiff y F. B. M. de Waal, «Tolerance for inequity increases with social closeness in chimpanzees», Proceedings of the Royal Society, serie B, nO 272, 2005, pags. 253-258. Burghardt, G. M., «Animal awareness: Current perceptions and historical perspective», American Psychologist; nO 40, 1985, pags. 905919. Byrne, R. W Y A. Whiten, Machiavellian Intelligence: Social Expertise
and the Evolution of Intellect in Monkeys, Apes, and Humans, Ox-
r':e. ·Distress
ford, Oxford University Press, 1988. Caldwell, M. C. yD. K. Caldwell, «Epimeletic (Care-Giving) behavior in cetacea», en K. S. Norris (comp.), en K. S. Norris (comp.), Whales, Dolphins, and Porpoises, Berkeley, University of California
~:".:g Your Tribal Mind, Nueva
Press, 1966, pags. 755-789. Carr, L., M. Iacoboni, M.-C. Dubeau, J.
• :~J.
pags. 336-346.
and empathy: Two room with different motivationL:.:;:"I. nO 55, 1987, pags. 19-39.
m::::oenhangvon Empathie und der
Schweizerische Zeitschrift :",--159.
~en·.
.\mhem Zoo and Gombe», en F. B. .\1. de Waal y P. G. Heltne
E: I;.
~br:idge,
MA, Harvard Univer-
~ o/Egalitarian Behavior, CamRs..,- 1999.
c. Mazziotta
y G. L. Lenzi,
«Neural mechanisms of empathy in humans: A relay from neural systems for imitation to limbic areas», Proceedings of the National Academy of Sciences, nO 100,2003, pags. 5.497-5.502. Cenami Spada, E., «Amorphism, mechanomorphism, and anthropomorphism», en R. Mitchell, N. Thompson y L. Miles (comps.), Anthropomorphism, Anecdotes, and Animals, Albany, NY, SUNY Press, 1997, pags. 37-49. Cheney, D. L. yR. M. Seyfarth, How Monkeys See the World: Inside the Mind of Another Species, Chicago, University of Chicago Press, 1990.
Good Natured: The lJnIia Other Animals, CamJx:idF,.
Church, R. M., «Emotional reactions of rats to the pain of others», Journal of Comparative and Physiological Psychology, nO 52, 1959, pags. 132-134. Cohen, S., W J. Doyle, D. P. Skoner, B. S. Rabin y J. M. Gwaltney,
-,
«Social ties and susceptibility to the Common Cold»,Journal of the American MedicalAssociation, nO 277, 1997, pags. 1.940-1.944. Connor, R. E. y K. S. Norris, «Are dolphins reciprocal altruists?» Amer-
-,
ican Naturalist, nO 119, 1982, pags. 358-372. Damasio, A., Descartes' Error: Emotion, Reason, and the Human Brain, Nueva York, Putnam, 1994 (trad. cast.: El error de Descartes: la emoci6n, fa raz6n y el cerebro humano, Barcelona, Critica, 1996). Darwin, c., The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex (1871), Princeton, Princeton University Press, 1982 (trad. cast.: El origen del hombre y la selecci6n en relaci6n al sexo, Madrid, Edaf, 1982). Dawkins, R., The Selfish Gene, Oxford, Oxford University Press, 1976 (trad. cast.: El gen egoista, Barcelona, Salvat, 2000). -, [sin titulo], Times Literary Supplement, 29 de noviembre de 1996, pag.13. -, A Devil's Chaplain: Reflections on Hope, Lies, Science, and Love, Nueva York, Houghton Mifflin, 2003 (trad. cast.: El capellan del diablo, Barcelona, Gedisa, 2006). De Gelder, B., J. Snyder, D. Greve, G. Gerard y N. Hadjikhani, «Fear fosters flight: A mechanism for fear contagion when perceiving emotion expressed by a whole body», Proceedingsfrom the National Academy of Sciences, nO 101,2004, pags. 16.701-16.706. De Waal, F. B. M., «Sex-differences in the formation of coalitions among chimpanzees», Ethology and Sociobiology, nO 5, 1984, pags. 239-255. «Food sharing and reciprocal obligations among ehimpanzees», Journal of Human Evolution, nO 18, 1989a, pags. 433-459. -, Peacemaking among Primates, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1989b. -, «Complementary methods and convergent evidence in the study of primate social cognition», Behaviour, nO 118, 1991, pags. 297-320. -,
(trad. cast.: Bien rummJ::" manos y otros ani~ .••• Bonobo: The Forgottol AJIc..
_,
Press, 1997a. «The Chimpanzee's Senia:l tion and Human Beh.nWr ••
_,
Chimpanzee Politics: ~.
MD, Johns Hopkins U" de los chimpands, M..dDdi.J _, «Anthropomorphism 3l1li. ing about humans and 1999, pags. 255-280. _, «Primates: A narural hail _,
289,2000,pags.5~5'IL «On the possibility of ••• y A. Fischer (comps..'- JWj posium, Cambri~ae,.
e-.iI
_,
399. «How animals do ~
2005, pags. 72-79. De Waal, F. B. M. y F. Am ••
ble cognitive differe:oa::" E. Russon, K A. B.I J Thought: The Minds versity Press, 1996. pap. I De Waal, F. B. M. r L lL I ity in three primate speciII
tf.l
or cognition?», 118. De Waal, F. B. M.
E~'1lI
yS. E :a-
primates», en P. M. ~ tion in Primates aNi Springer, 2006, pags.. BS-I
n.
o£ rats to the pain of others», I.p,::a1 Psychology, nO 52, 1959,
-,
,8. S. Rabin y J. M. Gwaltney, 'Common Cold», Journal of the -. 1997, pags. 1.940-1.944. hins reciprocal altruists?» Amer-
35&-3'2. . &.l.fon,
and the Human Brain,
El error de Descartes: la •• Barcelona, Critica, 1996).
-, -, -,
~-L:
.' ~ketion in Relation to Sex fS.1t;i. Press, 1982 (trad. cast.: El ~~-ion
al sexo, Madrid, Eda£
Orford University Press, 1976 S~Ta(, 2000). E"_
29 de noviembre de 1996,
rj'.J:?'e.
Lies, Science, and Love,
t3 rrad. cast.: El capelUn del ~.Jd y N. Hadjikhani, «Fear I" comagion when perceiving l~'eedings ftom the National p. 16. -01-16.706.
me
formation of coalitions "''':!.~bi()fogy,nO 5, 1984, pags. I
lrions among ehimpanzees», 9:S9a. pags. 433-459. dg:e. .\H, Harvard University ~...n{ evidence in the study of 1': :
-,
IS. 1991, pags. 297-320.
-, -,
Good Natured: The Origins of Right and Wrong in Humans and Other Animals, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1996 (trad. cast.: Bien natural: los origenes del bien y del mal en los humanos y otros animales, Barcelona, Herder, 1987). Bonobo: The Forgotten Ape, Berkeley, CA, University of California Press, 1997a. «The Chimpanzee's Service Economy: Food for Grooming», Evolution and Human Behavior, nO 18, 1997b, pags. 375-386. Chimpanzee Politics: Power and Sex among Apes (1982), Baltimore, MD, Johns Hopkins University Press, 1998 (trad. cast.: La politica de los chimpances, Madrid, Alianza, 1993). «Anthropomorphism and anthropodenial: Consistency in our thinking about humans and other animals», Philosophieal Topies, n° 27, 1999, pags. 255-280. «Primates: A natural heritage of conflict resolution», Science, nO 289,2000, pags. 586-590. «On the possibility of animal empathy», en T. Manstead, N. Frijda y A. Fischer (comps.), Feelings and Emotions: The Amsterdam Sym-
posium, Cambridge, Cambridge University Press, 2003, pags. 379399. - , «How animals do business», Scientific American, vol. 292, nO 4, 2005, pags. 72-79. De Waal, F. B. M. y F. Aureli, «Consolation, reconciliation, and a posible cognitive difference between macaque and chimpanzee», en A. E. Russon, K. A. Bard y S. T. Parker (comps.), Reaching into Thought: The Minds of the GreatApes, Cambridge, Cambridge University Press, 1996, pags. 80-110. De Waal, F. B. M. y L. M. Luttrell, «Mechanisms of social reciprocity in three primate species: Symetrical relationship characteristics or cognition?», Ethology and Sociobiology, nO 9, 1988, pags. 101118. De Waal, F. B. M. Y S. F. Brosnan, «Simple and complex reciprocity in primates», en P. M. Kappeler y C. P. van Schaik (comps.), Cooperation in Primates and Humans: Mechanisms and Evolution, Berlin, Springer, 2006, pags. 85-105.
De Waal, F. B. M. y A. Van Roosmalen, «Reconciliation and consolation among chimpanzees», Behavioral Ecology and Sociobiology, nO 5, 1979, pags. 55-66. Decety, J. y T. Chaminade, «Neural correlates of feeling sympathy»,
Neuropsychologia, nO41, 2003a, pags. 127-138. -,
«When the self represents the other: A new cognitive neuroscience view on psychological identification», Consciousness and Cognition,
nO 12, 2003b, pags. 577-596. Desmond, A., Huxley: From Devil's Disciple to Evolution 5 High Priest,
Fehr, E. y K. M. Sch.m:i
il
1-
Quartrr/:l
817-868. Feistner, A. T. C y W C ME' cal review», en P. .K. ScdtJ'
Biology, vol. 3, Nuew:a 011
Publishers, 1989, ~2" Flack, J. C Y F. B. ~l ck 11 building blocks of moaIiII
Nueva York, Perseus, 1994. Dewey, J., Evolution and ethics (1898), reimpreso en M. H. Nitecki y D. V. Nitecki (comps.), Evolutionary Ethics, Albany, State Universi-
sciousness Studies, nO i. _ Flack, J. C, M. Girvan. E"
ty of New York Press, 1993, pags. 95-110. Di Pellegrino, G., L. Fadiga, L. Fogassi, V. Gallese y G. Rizzolatti, «Un-
2006, pigs. 426-419. Flack, J. C, L. A. JeaIlDOOlEJI perception of social nIIa
derstanding
mot()r events: A neurophysiological study», Experipags. 176-180. «Facial reactions to facial expressions», Psychophysiology,
mental Brain Research, nO 91,1992, Dimberg, -,
u.,
nO 19, 1982, pags. 643-647. «Facial electtomyographic reactions and autonomic activity to auditory stimuli», Biological Psychology, nO 31, 1990, pags. 137-
147. Dimberg,
u.,
M. Thunberg
y K. Elmehed, «Unconscious facial reac-
tions to emotional facial expressions», Psychological Science, nO 11, 2000, pags. 86-89. Dugatkin, L. A., Cooperation among Animals: An Evolutionary Perspec-
tive, Nueva York, Oxford University Press, 1997. Eibl-Eibesfeldt, I., Love and hate (1971), Nueva York, Schocken Books, 1974. Eisenberg, N., «Empathy and sympathy», en M. Lewis y J. M. Haviland-Jones (comps.), Handbook of Emotion, 2a ed., Nueva York, Guilford Press, 2000, pags. 677-691. Eisenberg, N. y J. Strayer, Empathy and Its Development, Nueva York, Cambridge University Press, 1987. Ekman, P., Emotion in the Human Face, 2a ed., Cambridge, Cambridge University Press, 1982.
of.
stabilizes construction
Comparative Psychol6g..11 Flack, J. C, D. C KIakaBml nisms in primate socinJn;;
Royal Society lfJruJm,..
••••
Frank, R. H., Passions .' •• Nueva York, Norron,.l.
Freud, S., Totem and T•••• ,'. cast. Totem y Ta~. ~bI
_, Civilization and its
0;,.,.
(trad. cast.: El11Ulks:uITi6
Gagneux, P., J. J. Moore y AI apes», Nature, nO 437~, Gallese, V., «The "sharedto empathy», en E. ~
Person Issues in
tIu ~-
Imprint Academic, 2011.
Gallup, G. G., «Self-a\\aRJWI
American journal uf~ D., Morais bJ' .•• (ttad. cast. La morlll"...
Gauthier,
1Ik:n.
-Reconciliation
and conso-
Ecology and Sociobiology,
wr,qral
correlates of feeling sympathy», !p. 127-138. :r. A. new cognitive neuroscience II:!..
Consciousnessand Cognition,
'ti..-ip!e
f{)
Evolution
s High
Priest,
Fehr, E. y K. M. Schmidt, «A theory of fairness, competition, and cooperation», Quarterly journal of Economics, nO 144, 1999, pags. 817-868. Feistner, A. T. C. y W C. McGrew, «Food-sharing in primates: A critical review», en P. K. Seth y S. Seth (comps.), Perspectives in Primate Biology, vol. 3, Nueva Delhi, Today and Tomorrow's Printers and Publishers, 1989, pags. 21-36. Flack, J. C. y F. B. M. de Waal, «Any animal whatever: Darwinian building blocks of morality in monkeys and apes», journal of Con-
sciousnessStudies, nO 7, 2000, pags. 1-29. • rrimpreso en M. H. Nitecki y ry Ethi1:S, Albany, State Universi'5-110. ·\~ Gallese y G. Rizzolatti, «Un1O,?h~"Siologicalstudy», Experi.~. 176-180.
i expressions», Psychophysiology, as and autonomic
"~.
activity to
nO 31, 1990, pags. 137-
=i:.cci." C nconscious facial reac5;•• PJ)·chologicalScience, nO 11, p.....;;1s: An Evolutionary PerspecPress. 1997. · ~ue'\-a York, Schocken Books, •.•..en .\1. Lewis y J. M. HaviE~rifm, r i;:;
2a ed., Nueva York,
Development, Nueva York,
za ed. Cambridge, Cambridge
Flack, J.
c., M.
Girvan, F. B. M. de Waal y D. C. Krakauer, «Policing
stabilizes construction of social niches in primates», Nature, nO439, 2006, p~gs. 426-429. Flack, J. c., L. A. Jeannotte y F. B. M. de Waal, «Play signaling and the of social rules by juvenile chimpanzees», journal of Comparative Psychology, nO 118,2004, pags. 149-159. Flack, J. c., D. C. Krakauer y F. B. M. de Waal, «Robustness mechaperception
nisms in primate societies: A perturbation study», Proceedings of the Royal Society London, nO B 272, 2005, pags. 1.091-1.099. Frank, R. H., Passions with Reasons: The Strategic Role of the Emotions, Nueva York, Norton, 1988. Freud, S., Totem and Taboo (1913), Nueva York, Norton, 1962 (trad. cast. Totem y Tabu, Madrid, Alianza Editorial, 1999). -, Civilization and its Discontents (1930), Nueva York, Norton, 1961 (trad. cast.: EI malestar de la cultura, Madrid, Alianza, 1997). Gagneux, P., J. J. Moore y A. Varki, «The ethics of research on great apes», Nature, nO 437, 2005, pags. 27-29. Gallese, V, «The "shared manifold" hypothesis: From mirror neurons to empathy», en E. Thompson (comp.), Between Ourselves: SecondPerson Issues in the Study of Consciousness, Thoverton, Reino Unido, Imprint Academic, 2001, pags. 33-50. Gallup, G. G., «Self-awareness and the emergence of mind in primates», American journal of Prima tology, nO2, 1982, pags. 237-248. Gauthier, D., Morals by Agreement, Oxford, Clarendon Press, 1986 (trad. cast. La moral por acuerdo, Barcelona, Editorial Gedisa, 1994).
c-.
Ghiselin, M., The Economy of Nature and the Evolution of Sex, Berkeley, University of California Press, 1974. Gintis, H., S. Bowles, R. Boys y E. Fehr, Moral Sentiments and Material Interests, Cambridge, MA, MIT Press, 2005. Goodall, Jane, Through a Window: My Thirty Years with the Chimpanzees ofGombe, Boston, Houghton Mifflin, 1990 (trad. cast.: A traves de la ventana, Barcelona, Salvat, 1993). Gould, S. J., «So cleverly kind and animal», en Ever Since Darwin, Har-
tive than in cooperariw 2004, pags. 571-581. Harlow, H. F. y M. K HmiIiBII Schrier, H. F. Harl()'liOy E .~
mondsworth, Reino Unido, Penguin, 1980, pags. 260-267. Gray, J., Straw Dogs: Thoughts on Humans and Other Animals, Londres, Granta, 2002 (trad. cast.: Perros de paja: reflexiones sobre los humanos y otros animales, Barcelona, Paid6s, 2003). Greene, J., «Emotion and cognition in moral judgement: Evidence from neuroimaging», en J. P. Changeux, A. R. Damasio, W Singer y Y. Christen (comps.), Neurobiology of Human Values, Berlin, Springer, 2005, pags. 57-66. Greene, J. y J. Haidt, «How (and where) does moral judgement work?», Trends in Cognitive Sciences, nO 16, 2002, pags. 517-523. Greenspan, S. 1. y S. G. Shanker, The First Idea, Cambridge, MA, Da Capo Press, 2004. Haidt, J., «The emotional dog and its rational tail: A social intuitionist approach to moral judgement», Psychological Review, nO 108,2001, pags.814-834. Hammock, E. A. D. y L. J. Young, «Microsatellite instability generates diversity in brain and sociobehavi0ral traits», Science, nO308, 2005, pags. 1.630-1.634.
Holt, 2000 (trad. c:asL: ••
Harcourt, A. H. y F. B. M. de Waal, Coalitions andAlliances in Humans and Other Animals, Oxford University Press, 1992. Hardin, G. «Discriminating altruisms», Zygon, nO 17,1982, pags. 163186. Hare, B., J. Call y M. Tomasello, «Do chimpanzees know what conspecifis know?», Animal Behavior, nO 61,2001, pags. 139-151. -, «Chimpanzees deceive a human competitor by hiding», Cognition, nO 101,2006, pags. 495-514. Hare, B. y M. Tomasello, «Chimpamees are more skilful in competi-
man Primates, Nuelo'a )_.1 Hatfield, E., J. T. Cacioppo"
I
Current Directions in ~ Hauser, M. D., Wild J.[i:etIs::. Barcelona, Granica.
~IL
Hebb, D.O., «Emotion ia itive process of recog:am. pags. 88-106. Hediger, H., Studies in tir". and Circuses, London. Hirata, S., «Tactical dd~ panzees», en T. lv~ Cognitive DevelopmotS •• 2006, pags. 265-2-6. Hirschleifer, J., en J. DupK
:!rllia
Evolution and Opti~( 307-326. Hobbes, T., Leviatha1f Press, 1991 (trad.
niSI
a...~"
tado eclesidsticoy ririL Hoffman, M. L., «DeIo·d~ its implications for oata gy, nO 11, 1975, pags.. ~ -,
«Affect and moral ~,hrment, nO 16, 1982. pap.. I:
Hornblow, A. R., ••The ~ nO 9, 1980, pags. 19-2&.. Hume,
D., A Treati..~ •• ,.
Reino Unido, Penguin. " humana, Madrid, TecJ!III£IL:
iii
;he Evolution of Sex, Berkeley,
L t.
_',{oralSentiments and Materi-
tive than in cooperative cognitive tasks», Animal Behavior, nO 68, . 2004, pags. 571-581. Harlow, H. F. y M. K. Harlow, «The affectional systems», en A. M.
~.2005.
Schrier, H. F. Harlow y F. Stollnitz (comps.), Behavior of Nonhu-
, Thirty Years with the ChimIe '\[iffiin, 1990 (trad. cast.: A
man Primates, Nueva York, Academic Press, 1965, pags. 287-334.
Ir.
1993).
al,. en Ever Since Darwin, HarL n 980, pags. 260-267. Re- ~rdOther Animals, Londres,
r :~wJa: reflexiones sobre los hu&2,05,2003). n ::':loral judgement: Evidence ~..:o;: .. -\..R. Damasio, W Singer
~ 1)/ Human
Values, Berlin,
c.oes moral judgement work?», ~){jI2.pags.
oon.a.!tail: A social intuitionist
• ~.~,(al Review, nO 108,2001, ~Iellite instability generates Irraits-. Science, nO 308, 2005,
2006, pags. 265-276. Hirschleifer, ]., en ]. Dupre (comp.), The Latest on the Best: Essays in Evolution and Optimality, Cambridge, MA, MIT Press, 1987, pags . 307-326. Hobbes, T., Leviathan (1651), Cambridge, Cambridge University Press, 1991 (trad. cast.: Leviatdn: la materia, fOrma y poder de un estado eclesidsticoy civil, Barcelona, Atalaya, 1994). Hoffman, M. L., «Developmental synthesis of affect and cognition and
and Alliances in Humans nO 17, 1982, pags. 163-
d::..:.mpanzeesknow what con6L 2001, pags. 139-151. pe:iror by hiding», Cognition,
T. Cacioppo y R. L. Rapson, «Emotional contagion»,
Cognitive Development in Chimpanzees, Tokyo, Springer Verlag,
its implications for altruistic motivation», Developmental Psycholo-
~ Press. 1992. ~l!!,,!/:n.
J.
Current Directions in Psychological Science, nO2, 1993, pags. 96-99. Hauser, M. D., Wild Minds: What Animals Really Think, Nueva York, Holt, 2000 (trad. cast.: Mentes salvajes: aut piensan los animales?, Barcelona, Granica, 2004). Hebb, D.O., «Emotion in man and animal: An analysis of the intuitive process of recognition», Psychological Review, nO 53, 1946, pags. 88-106. Hediger, H., Studies in the Psychology and Behavior of Animals in Zoos and Circuses, London, Buttersworth, 1955. Hirata, S., «Tactical deception and understanding of others in chimpanzees», en T. Matsuzawa, M. Tomanaga y M. Tanaka (comps.),
517-523.
:v:-: Idea, Cambridge, MA, Da
~.4"1F
Hatfield, E.,
gy, nO 11, 1975, pags. 607-622. «Affect and moral development», New Directions fOr Child Development, nO 16, 1982, pags. 83-103. Hornblow, A. R., «The study of empathy», New Zealand Psychologist,
-,
nO 9, 1980, pags. 19-28. Hume, D., A Treatise on Human Nature (1739), Harmondswonh, Reino Unido, Penguin, 1985 (trad. cast.: Tratado de la naturaleza humana, Madrid, Tecnos, 2005).
Lorenz, K., Civilized Humphrey, N., «Nature's psychologists», New Scientist, nO 29,1978, . pags. 900-904. Huxley, T. H., Evolution and Ethics (1894), Princeton, Princeton University Press, 1989. Joyce, R., The Evolution of Morality, Cambridge,
Studies, nO 7, 2000, pags. 46-48. Kahneman, D. y C. R. Sunstein, «Cognitive psychology and moral intuitions», en J. P. Changeux, A. R. Damasio, W Singer y Y. ChrisValues, Berlin, Springer,
2005, pags. 91-105. Katz, L. D., Evolutionary Origins of Morality: Cross-Disciplinary Perspectives, Exeter, Reino Unido, Imprint Academic, 2000. Kennedy, J. S., The New Antropomorphism, Cambridge, Cambridge University Press, 1992. Killen, M. y L. P. Nucci, «Morality, autonomy and social conflict», en M. Killen y D. Hart (comps.), Morality in Everyday Life: Developmental Perspectives, Cambridge, Cambridge University Press, 1995, pags. 52-86. Kropotkin, P., Mutual Aid· A Factor of Evolution (1902), Nueva York, New York University Press, 1972 (trad. cast.: El apoyo mutuo, un factor de la evoluci6n, M6stoles, Nossa y Jara Editores, 1989). Kuroshima, H., K. Fujita, 1. Adachi, K. Iwata y A. Fuyuki, «A capuchin monkey (Cebus apella) recognizes when people do and do not know the location of food», Animal Cognition, nO6,2003, pags. 283-291. Ladygina-Kohts, N. N., Infant Chimpanzee and Human Child· A Classic 1935 Comparative Study of Ape Emotions and Intelligence (1935), edici6n de F. B. M. de Waal, Nueva York, Oxford University Press, 2002. Lipps, T. «Einfiihlung, innere Nachahmung
i FitfiI
Barcelona, Plaza y Janis. '" Macintyre, A. Dependnrr ltri_
c..
Virtues, Chicago, Open MA, MIT Press,
2006. Kagan, J., «Human morality is distinctive», Journal of Consciousness
ten (comps.), Neurobiology of Human
1\1411
(trad. cast.: Los ocho ~
und Organempfindung»,
Archiv fur die gesamte Psychologie, 1903, nO 1, pags. 465-519. Levenson, R. W y A. M. Reuf, «Empathy: A physiological substrate», Journal of Personality and Social Psychology, nO 63, 1992, pags. 234246.
y dependientes: por ifW I.J Barcelona, Paid6s, 2001 il MacLean, P.D., «Brain ewJ· -
.f Cii
ration call», ArchilY5
405-417. Marshall Thomas, E. TiN Jli;,iM
L..
flin, 1993 (trad. C2St-: ciones del Prado, 19941l Masserman, J., M.S. Wee:hJi;imJl
1-
sus Monkeys», A~
584-585. Mayr, E. This is Biolot:J: 1Jw!
MA, Harvard Unn~ ft Barcelona, Debare. ] ?'Ill. Mencio, The Works ofJ"I~
d. Menzel, E. W, «A groupof,A. M. Schrier y F. SroIDiII mates, vol. 5, Nue'\--:J. ~ 83-153. Michel, G. F., «Human pI!ldI en C. Ristau (comp.lI.. ew mals, Hillsdale,
0.1· ~
Midgley, M., «Gene-Jn~
••••
Mitchell, R., N. Tho~J" and Animals, Albany. h'"'[. Moss, c., Elephant ~\{t__
F-.
Family, Nueva York. O'Connell, S. M., .•Fmpawllri Mind?», Primau5. nO}6..1
Lorenz, K., CivilizedMan's
Eight Deadly Sins, Londres, Methuen, 1974
(trad. cast.: Los ocho pecadoscapitales de la humanidad civilizada, Barcelona, Plaza y Janes, 1990). Macintyre, A. Dependent Rational Animals: Why Human Beings Need the
pm-e psychology and moral in. Damasio, W Singer y Y. Chris..;n Values, Berlin, Springer,
r.••.
,,,,,,..... •.. ....:f)":
CD' 'I' mary Perross- lSctp Kim Academic, 2000. rp",;:-m. Cambridge, Cambridge
Virtues, Chicago, Open Court, 1999 (trad. cast.: Animales racionales y dependientes: por que los seres humanos necesitamos las virtudes, Barcelona, Paid6s, 2001). MacLean, P.D., «Brain evolution relating to family, play, and the separation cal1», Archives of General Psychiatry, nO 42, 1985, pags.
405-417 . Marshall Thomas, E. The Hidden Life of Dogs, Boston, Houghton Mifflin, 1993 (trad. cast.: La vida oculta de los perros, Madrid, Ediciones del Prado, 1994). Masserman, J., M.S. Wechkin y W Terris, «Altruistic Behavior in Rhesus Monkeys», American Journal of Psychiatry, nO 121, 1964, pags.
584-585. Ilt)2,nomyand social conflict», en r..:.:':;y irl Everyday Life: DeveloplII::::,,;idgeUniversity Press, 1995, ,. =':Q/:uion (1902), Nueva York, I~:::-;<'d.cast.: El apoyo mutuo, un !~ Jara Editores, 1989). . I.'2Ia ~-A. Fuyuki, «A capuchin lirr.cn people do and do not know I5ik
nO 6, 2003, pags. 283-291. ~.t' .171£1 Human Child· A Clas~,:~;ioll . :and Intelligence (1935), I York. Oxford University Press, C1'?!_
unci Organempfindung», nO 1, pags. 465-519.
1::':::Jg 9(,.:;.
tt •..-\physiological substrate», 12";~~:'g'I.nO 63,
1992, pags. 234-
Mayr, E. This is Biology: The Science of the Living World, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1997 (trad. cast.: Asi es la biologia, Barcelona, Debate, 1998). Mencio, The Works of Mencius (372-289 a. C.), Shanghai, Shangwu,
s.f. Menzel, E. W, «A group of young chimpanzees in a one-acre field», en A. M. Schrier y F. Stollnitz (comps.), Behavior in Non-human primates, vol. 5, Nueva York, New York Academic Press, 1974, pags .
83-153. Michel, G. F., «Human psychology and the minds of other animals», en C. Ristau (comp.), Cognitive Ethology: The Minds of Other Animals, Hillsdale, NJ,Erlbaum, 1991, pags. 253-272. Midgley, M., «Gene-Juggling», Philosophy, n° 54, 1979, pags. 439-458. Mitchell, R., N. Thompson y L. Miles, Anthropomorphism, Anecdotes, and Animals, Albany, NY, SUNY Press, 1997. Moss, c., Elephant Memories: Thirteen Years in the Life of an Elephant Family, Nueva York, Fawcett Columbine, 1988. O'Connell, S. M., «Empathy in chimpanzees: Evidence for Theory of Mind?», Primates, nO 36, 1995, pags. 397-410.
Panksepp, ]., Affective Neuroscience: The Foundations of Human and Animal Emotions, Oxford, Oxford University Press, 1998. Payne, K., Silent Thunder, Nueva York, Simon and Schuster, 1998. Pinker, S., The Language Instinct, Nueva York, Morrow, 1994 (trad. cast.: EI instinto dellenguaje, Madrid, Alianza, 2001). Plomin, R. y otros, «Genetic change and continuities from fourteen to twenty months: The MacArthur longitudinal twin study», Child Development, nO 64, 1993, pags. 1.354-1.376. Povinelli, D.]., «Can animals empathize? Maybe not», Scientific Amer-
Roes, E, «An interview of~ vol. 12, nO 1, 1997, ~ I Rothstein, S. 1. yR. R. p~ ism, kin selection, and 0IIII lution of beneficent •••••
ican, nO 9, 1998, pags. 67-75, accesible en
Schleidt, W M. y M. D. S3:uh an alternative view of ~
lostlinks/b36/7 .htm>. -, Folk Physicsfor Apes, Oxford, Oxford University Press, 2000. Premack, D. y G. Woodruff, «Does the chimpanzee have a theory of mind?», Behavioral and Brain Sciences, nO 4, 1978, pags. 515-526. Preston, S. D. y E B. M. de Waal, «The communication of emotions and the possibility of empathy in animals», en S. G. Post, L. G. Underwood, ]. P. Schloss y W B. Hurlbut (comps.), Altruistic Love:
Science, Philosophy, and Religion in Dialogue, Oxford, Oxford University Press, 2002a, pags. 284-308. -, «Empathy: Its ultimate and proximate bases», Behavioral and Brain Sciences, nO 25, 2002b, pags. 1-72. Prinz, W y B. Hommel, Common Mechanisms in Perception and Action, Oxford, Oxford University Press, 2002. Pusey, A. E. y e. Packer, «Dispersal and Philopatry», en B. B. Smuts y otros (comps.), Primate Societies, Chicago, University of Chicago Press, 1987, pags. 250-266. Rawls, ]., A Theory of Justice, Oxford, Oxford University Press, 1972 (trad. cast.: Teoria de la justicia, Madrid, Fondo de Cultura Econ6mica, 1997). Reiss, D. y L. Marino, «Mirror self-recognition in the bottlenose dolphin: A case of cognitive convergence», Proceedings of the National Academy of Science, nO 98, 2001, pags. 5.937-5.942. Rimm-Kaufman, S. E. y ]. Kagan, «The psychological significance of changes in skin temperature», Motivation and Emotion, nO 20, 1996, pags. 63-78.
1988, pags. 189-209. Sanfey, A. G., ]. K. R.illing.,
J-
hen, «The neural basis •• turn game», Sciena, nO .•
Evolution and Cognm.a.Seton, E. T., The NatuTid B York, Scribner, 190"7. Shettleworth, S. ]., C~ Oxford University Pre!;,s..1
Shillito, D. ]., R. W. ShUIRIII standing visual barria:5:: it: an orang-utan,
P~
,..
pags.679-687. Silk, ]. B., S. e. Alberts ., ) boons enhance infam 1.234. Silk, ]. B., S. E Brosrum.. JRichardson, S. P. J •• mhe panzees are indifferrot:.' Nature, nO437, 2005~ piI Simon, H. A., «A mee ha'" ism», Science, nO 250. l~
Singer, P., «Famine, affi~ fairs, nol, 1972, ~ 1J Singer, T., B. Seymour • .l-
e. D.
Frith, «Em~i sory components of pili 1.162.
T;'
and
l-n..iwrsity Press, 1998. to
Simon and Schuster, 1998.
1IE:",-2 York, Morrow, 1994 (trad. ,ie_ .\lianza, 2001).
n~ continuities from fourteen to k'=prudinal twin study», Child 3:'+-1.376. ~ :\la~-be not», Scientific Amere:;~:'le en
Cniversity Press, 2000.
h,echimpanzee have a theory of III..",-,~. nO 4, 1978, pags. 515-526. 'be communication of emotions ~- ,[, " en S. G. Post, 1. G. Una.:r::'m ! comps.), Altruistic Love: 'U;";'[ogue, Oxford, Oxford Uni-
Roes, F., «An interview of Richard Dawkins», Human Ethology Bulletin, vol. 12, nO 1, 1997, pags. 1-3. Rothstein, S. I. y R. R. Pierotti, «Distinctions among reciprocal altruism, kin selection, and cooperation and a model for the initial evolution of beneficent behavior», Ethology and Sociobiology, nO 9, 1988, pags. 189-209. Sanfey, A. G., J. K. Rilling, J. A. Aronson, 1. E. Nystrom y J. D. Cohen, «The neural basis of economic decision-making in the ultimatum game», Science, nO 300, 2003, pags. 1.755-1.758. Schleidt, W M. y M. D. Shalter, «Co-evolution of humans and canids, an alternative view of dog domestication: Homo homini lupus?», Evolution and Cognition, nO 9, 2003, pags. 57-72. Seton, E. T., The Natural History of the Ten Commandments, Nueva York, Scribner, 1907. Shettleworth, S. J., Cognition, Evolution, and Behavior, Nueva York, Oxford University Press, 1998. Shillito, D. J., R. W Shumaker, G. G. Gallup y B. B. Beck, «Understanding visual barriers: Evidence for Level 1 perspective taking in an orang-utan, Pongo pygmaeus», Animal Behavior, nO 69, 2005, pags.679-687. Silk, J. B., S. C. Alberts y
J.
Altmann,
«Social bonds of female ba-
boons enhance infant survival», Science, nO 302, 2003, pags. 1.2311.234. d. ?hilopatry», en B. B. Smuts y :::"':...:c.:J.go, University of Chicago O~ord University Press, 1972 t,. :\ladrid, Fondo de Cultura X1-pirion in the bottlenose dollI.:::: •• Proceedings of the National p. 5,93--5.942.
k ?s:"Thological significance of 1C:':.;;wn
and Emotion, nO 20,
Silk, J. B., S. F. Brosnan, J. Vonk, J. Henrich, D. J. Povinelli, A. S. Richardson, S. P. Lambeth, J. Mascaro y S. J. Schapiro, «Chimpanzees are indifferent to the welfare of unrelated group members», Nature, nO 437,2005, pags. 1.357-1.359. Simon, H. A., «A mechanism for social selection and successful altruism», Science, nO 250, 1990, pags. 1.665-1.668. Singer, P., «Famine, affluence and morality», Philosophy and Public Af fairs, n 1, 1972, pags. 229-243. Singer, T., B. Seymour, J. O'Doherty, K. Holger, R. J. Dolan y 0
C. D. Frith, «Empathy for pain involves the affective but not sensory components of pain», Science, nO 303, 2004, pags. 1.1571.162.
Smith, A., A Theory of Moral Sentiments (1759), Nueva York, Modern Library, 1937 (trad. cast.: La teoria de los sentimientos morales, Madrid, Alianza, 2004). Sober, E., «Let's razor Ockham's Razor», en D. Knowles (comp.), Explanation and Its Limits, Royal Institute of Philosophy ments, vol. 27, Cambridge University Press, 1990.
Supple-
Sober, E. yD. S. Wilson, Unto Others: The Evolution and Psychology of Unselfish Behavior, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1998 (trad. cast.: El comportamiento altruista: evoluci6n y psicologia, Madrid, SigloxXI, 2000). Taylor, C E. y M. T. McGuire, «Reciprocal altruism: Fifteen years later», Ethology and Sociobiology, nO 9, 1988, pags. 67-72. Taylor, S., The Tending Instinct, Nueva York, Times Book, 2002 Todes, D., Darwin without Malthus:' The Struggle for Existence in Russian Evolutionary Thought, Nueva York, New York Univesity Press, 1989. Tomasello, M., The Cultural Origins of Human Cognition, Cambridge, MA, Harvard University Press, 1999. Tomita, H., M. Ohbayashi, K. Nakahara, 1. Hasegawa y Y. Miyashita, «Top-down signal from prefrontral cortex in executive control of memoryretrieva1», Nature, nO401, 1999, pags. 699-703. Trevarthen, C, «The function of emotions in early infant communication and development», en J. Nadel y L. Camaioni (comps.), New Perspectives in Early Communication Development, Londres, Routledge, 1993, pags. 48-81. Trivers, R. L., «The evolution of reciprocal altruism», Quarterly Review o/Biology, nO 46, 1971, pags. 35-57. VandeBerg, J. L. y S. M. Zola, «A unique biomedical resource at rish, Nature, nO437, 2005, pags. 30-32. Van Hooff, J. A. R. A. M., «The facial displays of the Catarrhine monkeys and apes», en D. Morris (comp.), Primate Ethology, Chicago, Aldine, 1967, pags. 7-68. Van Schaik, C 1., «Why are diurnal primates living in groups?», Behaviour, nO 87, 1983, pags. 120-144. Von Uexhtill, J., Umwelt und Innenwelt der Tiere, Berlin, Springer, 1909.
Waller, B. N., «What ratio~ Philosophy, nO 12, 1997. pij Warneken, F. y M. Tomasello. 'II
.sat-
young chimpanzees», Watson, J. B., Behaviorism, C'IIi
Watts, D. P., F. Colmenan:s J
and male policing: How stanclers», en F. Aureli y Ii flict Resolution, Berkele::v~ U 281-30l. Wechkin, S., J. H. M~ an aversive stimulus ••, P$]d
o,p
Westermarck, E., The (1908), 2 vols., 2a ed.,
t.
Whiten, A., V. Horner y E I norms of tool use in chiI
737-740. Wicker, B., C Keysers, J. PIli «Both of us disgusted ia I seeing and feeling disg••••
Williams, G. C, «Reply 10' Ethics in Sociobiologiall 437-438. Williams, J. H. G., A. ~ tion, mirror neurons •••• Reviews, nO 25, 2001, ••• Wilson, E. 0., SociobiolDg:) vard University Press,.
I'
Omega, 1980). Wispe, L., The PsychoiotJ~ Wolpert, D. M., Z. Ghahm problems in motor 2001, pags. 487-494Wrangham, R. W, ••An coI groups», Behavior, n'" 7j..
a.
1-59), Nueva York, Modern
J
:i::
I.
de
/fJS
sentimientos morales,
en D. Knowles (comp.), ExSupple-
Watson, J. B., Behaviorism, Chicago, University of Chicago Press, 1930. Watts, D. P., E Colmenares y K. Arnold, «Redirection, consolation,
and Psychology of
and male policing: How targets of agression interact with bystanders», en E Aureli y E B. M. de Waal (comps.), Natural Conflict Resolution, Berkeley, University of California Press, 2000, pags. 281-301.
srirure of Philosophy r.- Press, 1990.
"'of Ew/ution
IA. Harvard University Press, L.,~ista:evolucion y psicologia, DCi..l
altruism: Fifteen years lat-
1958. pags. 67-72.
tori. Tnnes Book, 2002 l!'
Waller, B. N., «What rationality adds to animal morality», Biology and. Philosophy, nO 12, 1997, pags. 341-356. Warneken, E y M. Tomasello, «Altruistic helping in human infants 'and young chimpanzees», Science, nO 311, 2006, pags. 1.301-1.303.
5;;T;1,gg/e for Existence in Russ-
Ii.. ~ew York Univesity Press,
Wechkin, S., J. H. Masserman y W Terris, «Shock to a conspecific as an aversive stimulus», Psychonomic Science, nO 1, 1964, pags. 47-48. Westermarck, E., The Origin and Development of the Moral Ideas (1908),2 vols., 2a ed., London, Macmillan, 1912 y 1917. Whiten, A.~ V. Horner y E B. M. de Waal, «Conformity to cultural norms of tool use in chimpanzees», Nature, nO 437, '2005, pags. 737-740 .. Wicker, B., C. Keysers, J. Plailly, J. P. Royet, V. Gallese y G. Rizzolatti,
:L
1. Hasegawa y Y. Miyashita,
in executive control of 949. pigs. 699-703.
rona
~ in early infant communicay L Camaioni (comps.), New D-?-:d'opment, Londres, Rout-
~~:-s of the
Catarrhine monu .. lDrimate Ethology, Chicago,
«Both of us disgusted in my insula: The common neural basis of seeing and feeling disgust», Neuron, nO 40, 2003, pags. 655-664. Williams, G. c., «Reply to comments on "Huxley's Evolution and Ethics in Sociobiological Perspective"», Zygon, nO 23, 1988, pags. 437-438. Williams, J. H. G., A. Whiten, T. Suddendorf yD. 1. Perrett, «Imitation, mirror neurons and autism», Neuroscience and Biobehavioral Reviews, nO 25, 2001, pags. 287-295. Wilson, E. 0., Sociobiology: The New Synthesis, Cambridge, MA,Harvard University Press, 1975 (trad. cast.: Sociobiologia, Barcelona, Omega, 1980). Wispe, L., The Psychology of Sympathy, Nueva York, Plenum, 1991. Wolpert, D. M., Z. Ghahramani y J. R. Flanagan, «Perspectives and problems in motor learning», Trends in Cognitive Science, nO 5, 2001, pags. 487-494. Wrangham, R. W, «An ecological model of female-bonded groups», Behavior, nO 75, 1980, pags. 262-300. J
primate
Wrangham, R. W yD. Peterson, Demonic Males: Apes and the Evolution of Human Aggression, Boston, Houghton Mifflin, 1996. Wright, R., The Moral Animal: The New Science of Evolutionary Psychology, Nueva York, Pantheon, 1994. Yerkes, R. M., Almost Human, Nueva York, Century, 1925. Zahn-Waxler, Co, B. Hollenbeck y M. Radke-Yarrow, «The origins of empathy and altruism», en M. W Fox y L. D. Mickley (comps.),
AUTORES
Advances in Animal We/ftre Science, Washington, DC, Humane Society of the United States, 1984, pags. 21-39. Zahn-Waxler, Co y M. Radke-Yarrow, «The origins of empathic concern», Motivation and Emotion, nO 14, 1990, pags. 107-130. Zahn-Waxler, Co, M. Radke-Yarrow, E. Wagner y M. Chapman, «Development of concern for others», Developmental Psychology, nO 28, 1992, pags. 126-136. Zajonc, R. B., «Feeling and thinking: Preferences need no inferences», American Psychologist, nO 35,1980, pags. 151-175. -, «On the primacy of affect», American Psychologist, nO 39, 1984, pags. 117-123.
Frans de Waal es un biol~ trabajos sobre la inteligencia. politica de los chimpancis (1,. conspiracion entre los chi.mp
las de los politicos h1JrnaD01 paralelismos entre el co~
de la promocion de la paz" trabajos cientificos han ~ cializadas tales como Sci~ caciones especializadas end tado 0 coeditado nueve obo5c
a'"
divulgativos, traducidos tido en uno de los prjma~ bajo mas reciente, EI por Riverhead. De Waalesa de Psicologia de la UnivlsJi Center en el Centro"KaaeHa sido elegido miembI'Dl
mo_.
(EE. UU.) y de la Real.~ Philip Kitcher es profesor) Columbia. Es el autor de_ tulada In Mendel's MiTnlfl': I
2003), FindingandEnJ:iaEJ
lr:1J"i .•.. - .\lales:
Apes and the Evolu-
Houghton Mifflin, 1996.
AUTORES
~;•.•.. - Science of Evolutionary Psy~.
IOrk. Century, 1925 . . Radke-Yarrow, «The origins of Fox ~-L. D. Mickley (comps.), . \lashington, DC, Humane 50-
~. 21-39. •Tn.: origins of empathic con1.;.1990, pags. 107-130. - \\ agner y M. Chapman,
«De-
Frans de Waal es un bi6logo/ et6logo de origen holandes conocido por sus
rJe..:~l.opmentalPsychology, nO 28,
trabajos sobre la inteligencia social en los primates. En su primer libra, La politica de los chimpances (1982), compar6las practicas de socializaci6n y conspiraci6n entre los chimpances involucrados en luchas de poder con las de los politicos humanos. Desde entonces, De Waal ha establecido paralelismos entre el comportamiento humano y el de los primates, des-
Preferences need no inferences», pt~. 151-175. :i.:.o:7f
PJ)'chologist, nO 39, 1984,
de la pramoci6n de la paz hasta la moralidad pasando por la cultura. 5us trabajos cientificos han aparecido en forma de artlculos en revistas especializadas tales como Science, Nature, Scientific American, y otras publicaciones especializadas en el comportamiento animal. De Waal ha editado 0 coeditado nueve obras colectivas de caracter cientifico. 5us siete libros divulgativos, traducidos a mas de una docena de idiomas, Ie han convertido en uno de los primat610gos mas conocidos a nivel mundial. 5u trabajo mas reciente, El mono que llevamos dentro (2005) ha sido publicado por Riverhead. De Waal es catedratico C. H. Candler en el Departamento de Psicologia de la Universidad de Emoty Center en el Centro Nacional para Primates Ha sido elegido miembro de la Academia (EE.UU.) y de la Real Academia Holandesa
y director del Living Links Yerkes en Atlanta, Georgia. Nacional de las Ciencias de las Ciencias.
Philip Kitcher es profesor John Dewey de Filosofia en la Universidad de Columbia. Es el auror de nueve libras, entre ellos su obra mas reciente titulada In Mendel's Mirror: Philosophical Reflections on Biology (Oxford, 2003), Finding and Ending: Reflections on it'lzgner'sRing (en colaboraci6n
con Richard Schacht, Oxford, 2004) y Life without God· Darwin, Design, and the Future of Faith (de proxima publicacion, Oxford University Press). Ha sido presidente de la Division del Pacifico de la Asociacion Filosofica Estadounidense y editor en jefe de la revista Philosophyof Science. Es miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias. Christine M. Korsgaard obtuvo su licenciatura en la Universidad de Wisconsin y su doctorado en Harvard, donde estudio con John Rawls. Ha sido profesora en Yale, en la Universidad de California en Santa Barbara, yen la Universidad de Chicago antes de aceptar su inclusion actual en la Universidad de Harvard, donde ejerce como profesora Arthur Kingsley Porter de Filosofla. Es autora de dos libros. Creating the Kingdom of Ends (Cambridge, 19%) es una coleccion de ensayos previamente publicados sobre la filosofia moral de Kant. The SourcesofNormativity (Cambridge, 19%), en la que explora la vision modern a de los fundamentos de la obligacion, es una version extendida de la Conferencia Tanner sobre Valores Humanos que pronuncio en 1992. En la actualidad se encuentra elaborando un libro sobre las conexiones entre la metafisica de la agencia, los estandares normativos que gobiernan nuestros actos, y la constitucion de la identidad personal, titulado Self-Constitution: Agency, Identity, and Integrity; tambien esta editando una coleccion de ensayos titulada The Constitution of Agency: Essayson Practical Reason and Moral Psychology (ambos seran publicados por Oxford). Stephen Macedo ensefia y escribe sobre teoria politica, etica, constitucionalismo estadounidense y politica administrativa, prestando especial atencion a cuestiones como elliberalismo, la justicia, y el papel de la escuela, la sociedad civil y la politica publica en el desarrollo de la ciudadania. Fue el primer director del Program a de Derecho y Administracion Publica de la Universidad de Princeton (1999-2001). Recientemente, ha ejercido como vicepresidente de la Asociacion de Ciencia Politica de Estados Unidos y fue director de su primer Comite para la Educacion y el Compromiso Civicos; en dicho cargo ha escrito Democracy at Risk: How Po-
litical Choices Undermine Citizenship and What we Can Do About It (2005). Entre sus libros se incluyen Diversity and Distrust: Civic Educa-
tion in a Multicultural JJtt.. Virtue, and Community .1. y coeditor de AmmciDf GII Murphy, J. E. Fleming~S.J ha editado, citaremos
EtI.
P.-
Civic Values and School CI. tional Courts and tIN Law (2004). Macedo ha:lii en la Escuela Maxwell de: II citura en el College ofW1l of Economics y en la U" la Universidad de Pri.ornM
r ;;.ir/}()utGod: Darwin,
Design,
Oxford University Press). 6":0 de la Asociaci6n Filos6fica l P~I.osophyof Science. Es miem.\.c""tcs y las Ciencias. con.
iIII:Ilr.l
en la Universidad de Wis-
esrudi6 con John Rawls. Ha Ie California en Santa Barbara, Cl:?UI" su inclusi6n actual en la f
Ill"
profesora Arthur Kingsley
...C~dting the Kingdom of Ends previamente publicados ~ cr:f-'\ormativity (Cambridge, .Ge 105 fundamentos de la obli-
tion in a Multicultural Democracy (2000), y Liberal Virtues: Citizenship, Virtue, and Community in Liberal Constitutionalism (1990). Es coautor y coeditor de American Constitutional Interpretation (3a ed.) con W F. Murphy, J. E. Fleming y S. A. Barber. Entre los diversos volumenes que ha editado, citaremos Educating Citizens: International Perspectives on Civic Values and School Choice (2004), y Universal Jurisdiction: Interna-
tional Courts and the Prosecution of Serious Crimes under International Law (2004). Macedo ha sido profesor en la Universidad de Harvard y en la Escuela Maxwell de la Universidad de Syracuse. Obtuvo su licencitura en el College of William and Mary, master en la London School of Economics y en la Universidad de Oxford, y su M.A. y doctorado en la Universidad de Princeton.
&.-:'05
-terencia Tanner sobre Valores ~ se encuentra elaborando Iic.o. de la agencia, los estandares .b constiruci6n de la identidad ,.. Idrotif)1 and Integrity; tam:15 £
rirulada The Constitution of lvrychokJgy (ambos seran pu-
rom politica, etica, constitu~"TId.riva, prestando especial , L.. iusricia, y el papel de la esl 6. desarrollo de la ciudadania. ~ ~-.-\dministraci6n Publica H.. Recientemente, ha ejerciIe Ciencia Politica de Estados ~~ la Educaci6n y el Com-
Dt-mocracy at Risk: How Pot .,'Jat we Can Do About It it;I. dnd Distrust: Civic EducaI
Josiah aber, antiguo profesor David Magie '97 Class of 1897 de Clasicas en la Universidad de Princeton, es profesor Constantine Mitsotakis de Ciencia Politica y Clasicas en la Universidad de Stanford. Sus ensayos, recogidos en Athenian Legacies:Essays on the Politics of Going on TOgether, fueron publicados por Princeton University Press en 2005. Ademas de su trabajo sobre el conocimiento y la innovaci6n en la Atenas democratica, Ober se interesa por la relaci6n entre la democracia como capacidad natural humana y su vinculaci6n con la responsabilidad moral. Peter Singer se educ6 en la Universidad de Melbourne y en la Universidad de Oxford. En 1977 fue nombrado catedratico de Filosofia en la Universidad Monash de Melbourne y posteriormente fue el primer director del Centro de Bioetica Humarta de esa misma universidad. En 1999 se convirti6 en profesor Ira W DeCamp de Bioetica. Peter Singer fue presidente fundador de la Asociaci6n Internacional de Bioetica, y junto a Helga Kuhse, coeditor fundador de la revista especializada Bioethics. Recibi6 reconocimiento internacional tras la publicaci6n de su libro LiberaciOnanimal. Otras obras suyas son: Democraciay desobediencia;Bticaprdctica; The Expanding Circle;Marx; Hegel; The Reproduction Revolution (con Deane Wells); Should the Baby Live? (con Helga Kuhse); How Are to Live?;Re-
we
pensar la vida y la muerte; Un solo mundo; Pushing Time Away; y EIpresidente del bien y del mal. Sus libros han sido traducidos a mas de veinte
idiomas. Es autor de la principal entrada sobre etica de la actual edici6n de
la Encyclopaedia Britannica. Robert Wright es autor de Nadie pierde: la teoria dejuegos y la 16gicadel destino humano y The MoralAnimal: Evolutionary Psychologyand Everyday Life, ambos publicados por Vintage Books. The Moral Animal fue designado por el New York Times Book Review como uno de los doce mejores libras de 1994 y ha sido traducido a doce idiomas. Nonzero fue Libra Destacado del New York Times Book Review en 2000 y ha sido traducido a. nueve idiomas. El primer libra de Wright, Three Scientists and Their Gods: Looking for Meaning in an Age of Information, fue publicado en 1988 y nominado al Premio del Clrculo Nacional de la Critica (National Book Critics Circle Award). Wright es editor de New Republic, Time y Slate. Ha escrito articulos para Atlantic Monthly, New Yorkery New York Times Ma-
gazine. Tambien ha trabajado para la revista The Sciences, y su columna «The Information Age» fue galardonada con el Premio Nacional de Revistas de Ensayo y Critica (National Magazine Award for Essay and Criticism).
y la IrJgicadel P"'' ';,':' Psychologyand Everyday ~ 1':'< _\fora/Animal fue desigI J;,foriJ
de juegos
uno de los doce mejores 1lIi:naS. Nonzero fue Libra Des-
fNDICE ANALfTICO Y DE NOMBRES
tlC::O
a
~oooy ha
sido traducido a,
h Scientists and Their Gods: riy,=_ fue publicado j
en 1988 c>e la Critica (National Book
~- &public, Time y Slate. Ha l~~a y New York Times Mal Tbe Sciences, y su columna ~,Premio Nacional de Revistas :ani tor Essay and Criticism).
Agente racional, teoria de la eleccion, 12, 72 Ajuste en el aprendizaje, 67 Altruismo: definiciones en biologia, 220-221 dimensiones de, 164 egoismo versus intencionalidad al elegir,220-224 ejemplos en los primates, 55-60 emociones retributivas amables como paralelas alas redpracas, 44-46 motivaciones cognitivas versus emotivas para el altruismo redpraco, 117-121 paternalista y no paternalista, distincion entre, 163 psicologico, vease Altruismo psicologico relacion entre empatia y compasion,54 su evolucion como elemento central de la moralidad humana, 178 taxonomia, 223 tendencias de ayuda redproca como alternativa a la seleccion grupal, 40-41 y el drculo expansivo de la moralidad,204
vease tam bien Compasion. Altruismo psicologico: idea de, 160-165 limitado en los chimpances, 169173 superacion evolutiva de la etapa caprichosa como clavepara humanos, 173-175 tipos de, 164-165 y narrativa evolutiva de la moralidad, 175 y pricticas morales y human a, animales no humanos, 165169 Altruismo redproco, veaseAltruismo Angustia, personal, 51-52 Animales, no humanos, veaseNo humanos, animales. Antropocentrismo, 19 Antropomorfismo: chimpances, prapiedad del lenguaje antropomorfico en, 115130 cientifico, diferente del sentimental, 19 debate sobre, 19-20 definiciones de, 93 denominacion dellenguaje compartido, 208-210 el dilema respecto de,. 89-98
explicacion unitaria para las caracteristicas compartidas versus antroponegacion, 96-97 lenguaje cognitivo versus emocional, 116-122 lenguaje cognitivo versus lenguaje emocional, preferencias por, 121-125,129 estancamiento de la investigacion sobre las emo• ciones animales por temor a, 51 y economia cognitiva versus evolutiva,91-94 Antropomorfismo cientifico: distinto del antropomorfismo sentimental, 19 Vease tam bien Antropomorfismo. Antroponegacion, 19,95,97-98, 136 Aquino, Tomas de, 43 Aristoteles, 27, 43, 138 Aureli, F., 60 Autismo, 63-66 Autoconciencia, 61,147-152 Autoengano, 36 Auto-reconocimiento ante el espejo, 62 Aversion a la desigualdad, 71-77, 214n Axelrod, Robert, 160n Ayuda focalizada 0 intencional, 58, 61-62, 67-68 Baron-Cohen, 5., 64 Beethoven, error de, 86 Bekoff, Marc, 190 Binti Jua, 58, 63 Biologos, preferencia por las narrativas de 10 mas simple a 10 mas complejo,49
Biologos evolutivos: aceptacion de la Teoria de la capa, 30-31, vease tambien Capa, teoria de la, de la moralidad humana el egoismo en la seleccion natural, enfatizan, 13 el error de Beethoven, 86-87 Boehm, c., 82 Bogart, Humphrey, 187-188 Bondad humana, vease Moralidad. Bonnie, K. E., 71 Bonobos: parientes mas proximos de los humanos, 103 toma de perspectiva en, 101-103 Ve'asetambien Simios. Butler, Joseph, 133 Capa, Teoria de la (TC), de la moralidad humana: critica a la critica de De Waal de la, 156-160 criticas ala critica de De Waal, 1618, 156-159, 177-183, 188189 criticas de, 13-15,131-136,216220 dualismo de, 32-35 empatia y reciprocidad, debate sobre,46 origenes de la moralidad, 31-37 origenes y desarrollo como una de las escuelas en el debate sobre, 13-15,30-31,81, 116, 126127 posicion de Wright en, 127-129, 217
ps C".olutivos:
lGICionde la Teoria de la capa, (,....31. t'iase tambienCapa, ter..•. de la, de la moralidad hu1I:,ii-'
~-::5moen la seleccion natural, 1L.:...:izan, 13 Il2 ..~
de Beethoven, 86-87
a. C. 82
• Humphrey, 187-188 Ii numana, vease Moralidad. ~.K.. E .. 71
teoria naturalista, comparacion con, 47 tipo ideal de, 13-15 variacion naturalista de, vease Teoria naturalista de la capa de la moralidad humana variaciones sobre, aceptadas por los comentaristas, 16-18 Caprichosos, seres, 19-21, 135-136, 172 Cavalieri, Paola, 189 Cheney, D.L., 95 Chimp Haven, 110 Chimpances: autoconciencia, 19 ayuda focalizada, 68 bienestar del resto de miembros del grupo, preocupacion por el, 218n componamiento travieso, 89-91 consuelo entre los mismos, 60 cuidado parental, perdida de erias,
50 e investigacion medica, 110-111 ejemplos de empatia entre, 56-59 limites del altruismo, 170-172 normas sociales, 211-214 parientes cercanos de los humanos, 103 perdon y reconciliacion, 44 propiedad dellenguaje antropomorfico, 115-125, 128-130 reciprocidad entre, 69-71 reparto de comida, 69-71 sistema retributivo, 43 teoria de la mente en, 99-100 vida emocional, 107 violencia intercomunitaria, 82
Vease tambien Primates Church, R. M., 54 Ciencia de la conducta: conductismo yantropomorfismo, 97 dilema de la economia cognitiva versus evolutiva, 92-94 el problema del antropomorfismo, veaseAntropomorfismo Compasion: animales no humanos, ignorarla en,
50
como emocion involuntaria y natural,79 Darwin sobre la, 38-40 definicion de, 52 en chimpances, 56 en la teoria moral sentimentalist~ 159-160, 168-169 en Smith, 40,147-148 la empatia como conducente a, 16 Wase tambien Empatia. Comunidad, preocupacion por la, 81-84 Confucio, 77 Consuelo, 59-63 Contagio emocional, 15, 51-54 Contrato social, teoria de, 14,25-29, 178 Cooper, Anthony Ashley (Conde de Shafresbury),139 Damasio, A., 64 Darwin, Charles: autogobierno normativo, importancia de la capacidad para el, 148-150 definicion del ser moral, 131
la moralidad como la mejor forma de distinguir humanos de animales, 180 sobre la moralidad humana, 32, 38-42, 155-156, 189 YHuxley, 13, 32 y Kropotkin, 37 y la teoria sentimentalista moral, 159 Dawkins, Richard, 33-34, 47, 189 De Waal, Frans: altruismo en la defensa e investigacion sobre, 161, 166-168, 170-171 angustia personal, ejemplo de, 52 antroponegacion, 19, 136 critica a la Teoria de la Capa, 14 derechos de los animales, 189-197, 206-207 distincion entre la teoria naturalista y Teoria de la capa, 126, 131-132 documentacion del comportamiento de consuelo, 59-63 ejemp10s de empatia, a1truismo y ayuda foca1izada en primates, investigaciones, 137, 155 emp1eo de un 1enguaje antropomorfico, 115-116, 121-125, 130 estudio de 10schimpances, 70-71, 116-118 intenciona1idad en el comportamiento animal, 138, 140 limitaciones ala critica de la Teoria de la Capa, 17-18, 156160177-183, 188-189 modelo de la mufieca rusa, 63-67
moralidad humana, 12-13, 131, 146, 150-153 observaciones de la conducta versus ideales normativos, problema explicativo, 21-22 sentido de la regulacion social, 72 teoria naturalista, 14-17, 155-156 toma de perspectivaen simios, 102 Wright, clasificacion de, 126-129, 217-218 Delfines, 59, 63 Derechos de los animales: e investigaciones medicas, vease Investigacion medica escepticismorespecto de, 105-108, 193,206-207 obligaciones de los humanos respecto de los animales, 152-153, 193-197 Proyecto Gran Simio, 189-190, 193 respuestas al escepticismo frente a, 192-193 Desmond, Adrian, 32 Dewe~John,83, 169n, 174n Diamond, Jared, 190 Discurso, vease Lenguaje Economia: cognitiva, 92, 94 cognitiva versus evolutiva, 91-94 evolutiva,91-93 principio antropomorfico, 125126 Egoismo / interes propio: frente al altruismo, intencionalidad para distinguir el, 220223
..-...i.:,dad humana, 12-13, 131, 1-=-6. 150-153 ~.~ones de la conducta verIIIIiC Xiealesnormativos, probleIIrr;.L crplicativo, 21-22 IIl::lUO de la regulaci6n social, 72 ro.::aruralista, 14-17, 155-156 ••. .:.e perspectivaen simios, 102 ~:. dasificaci6n de, 126-129, !: -·.218 Ie.'i. 59. 63 be,; de 105 animales: lTe>:::'gacionesmedicas, vease 1Iir.,;:mgaci6nmedica ~~"'TIo respectode, 105-108,
9':-. '::06-207 p"':ones de los humanos resc::ode <9
105
animales, 152-153,
:_>r
re-.::o Gran Simio, 189-190,
95
~:.2S
al escepticismo frente
. =".2-193
Adrian, 32 ~JIXm.83, 169n, 174n ..:.. Jared, 190 11[1,_ :-t.;;:e Lenguaje
Ill"::.
presencia de, sobreestimar, 80 utilizaci6n del termino, 38, 220 Yla Teorfa de la Capa, 13-14, 36, 131-137, 156-157 Ylos animales no humanos, 13513 Elefantes, 59 Emociones retributivas, 43-45, 71 Empatfa: bases neurales de la, 64-65 cognitiva,61-69 como componentes basicos de la moralidad, 46 como forma de respuesta emocional, 15 comportamiento de consuelo, 5961 contradicci6n del interes propio de la Teorfa de la Capa, 218219 el modelo de la muneca rusa, 65-
69 entre animales sociales, 50-55 orfgenes de la, 48-51 reiterada, 48 respuesta a la angustia en monos y simios, 55-59 y compasi6n, 51-54, vease tambien Compasi6n yel contagio emocional,l5, 5154,66 y la etica de los experimentos con animales, 109-110 Evoluci6n: bondad humana, reconciliaci6n con un supuesto conflicto, vease Teorfa de la Capa de la moralidadhumana
continuidad de animales y humanos en, 136-137 continuidad en, 46, 48 cultural, y desarrollo de la capacidad para el altruismo psicol6gico,I72-175 empatfa y continuidad en, 49-50 Huxley como defensor de las teorfas de Darwin sobre, 13 moralidad humana como resultado de, 30-31, 37-42, 77-80, 87, vease tam bien Teoria naturalista de la moralidad humana selecci6n natural, vease Selecci6n natural socialidad en los humanos, 29 y el origen de la moralidad humana, adecuaci6n de la narrativa de De Waal respecto de, 157160,164-166175-176, vease tam bien Orfgenes de la moralidad; Altruismo psico16gico Expectativas, 71-77 Foot, Phillip a, 184n6 Fouts, Deborah, 190 Fouts, Roger, 190 Frankfurt, Harry, 20, 136, 172 Freud, Sigmund, 33, 137, 148n14 Gallup, G.G., 62 Gauthier, D., 80 Georgia (chimpance), 89-91, 98 Ghiselin, M., 34, 217 Gibbard, Alan, 172nll Goodall, Jane, 56, 59, 190, 197 Gould, Stephen Jay, 25,159,175 Gracia divina, 13
Gratitud, 71 Gray, J., 219n Greene, J. D., 183-187 Greenspan, S. I., 49 Guerra, 83 Haidt, Jonathan, 47,84 Hamilton, W. D., 160n Harlow, H. F., 54 Hebb, D.O., 95 Hediger, H., 89 Hobbes, Thomas, 13,27 Humanos, naruraleza humana: Altruismo, vease Altruismo autoconciencia, 146-152 caracter social de, 27-31, 147-150 concepciones aut6nomas/ racionales frente a sociales/ emotivas, 27-31 autonomia/autogobierno, capacidad para, 146 continuidad respecto de otras animales, 15-22,31,38-46,81, 116,132,137,150-153,177179, vease tambien Intencionalidad; Moralidad, nivelesde; Altruismo psicol6gico) egoismo e interes propio, vease Egoismo e interes propio hombres, ventajas del vinculo matrimonial, 29 moralidad, vease Moralidad; Teoria naruralista de la moralidad humana; Teoda de la Capa de la moralidad humana mujeres, comprensi6n de la primada de la conexi6n con los demas, 29
obligaciones con respecto a los animales no humanos, 153 pariente mas cercano de chimpances y bonobos, 103 pasiones,76 presi6n social para hacer cumplir las normas morales, 214-215 presuposici6n de ser asocial, 2728,30-31,178 yel razonamiento moral, 216 Hume, David: animales, alta estima por, 96 defensa de la uniformidad explicativa entre especies, 96 discusi6n de los sentimientos morales,44 la raz6n como esclava de las pasiones,84 teoda sentimentalista moral, 139140, 160, 168-169 Humphrey, N., 99 Hutcheson, Francis, 139 Huxley, Thomas Henry: critica ala cdtica de De Waal, 157, 180 merafora del jardinero como caracterizaci6n de la moralidad humana, 13,83, 174 moralidad y evoluci6n, intentos de separarlas, 218 origenes de la Teoria de la Capa, 30-35,80 Institutos Nacionales de la Salud, 110 Intencionalidad: capacidad para el mayor nivel de y surgimiento de la moralidad, 145-150
Joyce, R., 219 Justicia, 76-77, 166
capacidad para el mayor nivel de, como algo unico en humanos, 151 en el comportamiento altruista, 220-224 la cuestion de, 139 nivelesde y accion moral, 140-146 teorias sentimentalistas (y De Waal) respecto a, 140 Vease tam bien Altruismo psicologlCO.
Intersubjetividad, 99, vease tam bien Teoria de la Mente Intuiciones, vease Respuestas / comportamientos emocionales. Investigacion con animales, vease Investigacion medica. Investigacion medica: en simios, argumentos para concederles un estatus especial, 109-111 no agresivas, 110-111 seleccion de especies para investigaciones agresivas, 109 sentimientos contradictorios, 206207 Vtase tambien Derechos de los animales
aversion a la desigualdad, 214n cuestionamiento de la justicia entre simios, 16-18 motivaciones para el comportamiento, importancia de conocerlas, 20, 213, 221 pruebas limitadas de la existencia de altruismo intencional en mamiferos no humanos, 222 Teoria de la SolidezAbsoluta, 158, 207 Yla Teoria de la Capa, 217, 219 Koorsgard, Christine M., 18, 20, 127,218,221 Kravinsky, Zell, 194 Kropotkin, Petr, 37
Joyce, R., 219 Justicia,76-77, 166
Ladygina-Kohts, N. N., 55 Lealtad, 205 Lenguaje: discontinuidad entrehumanos y animales, 18 evolucion de y origenes de la moralidad, 172-175 la moralidad como paralela a, agenda del aprendizaje de, 207208 yautoconciencia, 150 yempatia,49 Lipps, T., 64 Luit, 122, 212n
Kagan, J., 59 Kant, Immanuel, 134, 144-146, 150152,179,188 Kaou Tsze, 78 Kennedy, J. 5., 95 Kitcher, Philip:
Macacos: consuelo entre, 62 control social entre, 212-213 necesidad de la madre de conocer la perspectiva de sus crias, 67 redireccion de la agresion, 43
Viase tam bien Primates. Marcador somatico, hipotesis del, 64 Masserman, J., 55 Mayr, R., 36 Mecanismo de Percepcion-Accion, 64-67, 79 Memoria, 49 Mencio, 77-80, 86 Mente, Teorla de la, vease Teoria de la Mente. Menzel, E.W, 99 Miles, Lyn White, 190 Monos capuchinos: expectativas y justicia, 72-77 reparto de comida, 69 tests de veri saber, 10 1 Vease tambien Primates. Monos rhesus: compasion en, 55 contagio emocional entre bebes, 52-53 Vease tam bien Primates. Moralidad: como drculo expansivo, 205 como fenomeno intragrupal, 8184,201-206 convenciones sociales, distincion entre, 202 definicion de las emociones morales,45 e intencionalidad, vease Intencionalidad funciones de, 203, 215 las emociones como parte fundamental, 16,41,43-46, 126130, vease tam bien Respuestas emocionales/ comportamientos Mencio, 77-81
narrativas normativas versus descriptivas, 19-22 niveles de, vease Moralidad, niveles de obligaciones humanas respecto de los animales no humanos, 153 origenes de, vease Origenes de la moralidad por que estamos tan vinculados a ella, 12-13 prejuiciosen losjuiciosmorales,129 premisas compartidas en discusiones sobre, 11racionalidad frente a emociones / intuiciones, 83-86 sentimentalismo y el «sefiuelo de Hume-Smith», 160, 168-169, vease tam bien Altruismo psicologico universalidad, 17-18 yaltruismo, 178, vease tam bien Altruismo y lealtad, 205 y razon, 182-189 Moralidad humana, vease Moralidad. Moralidad, niveles de: agenda de aprendizaje evolutivo, 207-210 juicio y razon, 209215-217 presion social, 209-215 sentimientos morales 0 «componentes basicos», 208-210 Mozi,182 Mufiecas rusas, 17,48,65-67 Nagel, Thomas, 133, 135n Narrativas, de 10 mas simple a 10 mas complejo, 49-50
N eurociencia: estudio de las rep~ compartidas entR:' d:f otros,219-210 y teoria naturalisu dr iii. dad humana, 84. )SJ..I Nietzsche, Friedrich. 137", I Nifios, desarrollo de b. •••• 85-86 Nishida, Toshisada. 190' No humanos, anim.aks: antropomorfismo CII -;'. ciones de su ~ vease AntrO~ debate sobre Ia IlkJ!I~il como algo disti:oBt'.'4 nuo respeao'" 1j..,D", 46,81, 115-116.l.R.1 150-153,
r"--I-":._
bien IntencioJ..Jid;.d:;1II nivelesde;"~I" derechos, vilL~ ~ animales empatia, ve~ F'"f"""i" intcmcionalidad de.. ••• cionalidad motivacion en rdxiialli propio,l36 primates, veIL'/: PI ••.•• reciprocidad eno:e.RiIIIrI cidad tenidos en ah:a e:sa::inm •• 96
E::i~."as normativas
versus des-
ri:::,OYa5. 19-22 :k> de. I'easeMoralidad, nive-
p.iones humanas respecto de :ti L-:imalesno humanos, 153 ~Q de, vease Origenes de la .Drilidad lt~ >:stamostan vinculados a L- 12-13 .c05 ffi losjuiciosmorales, 129 L"-O compartidas en discuo,c.,;::s 5Obre,11lr:;:fiJad hente a emociones / £;,,;jQones,83-86 I::::cmalismoy el «sefiuelo de L-::e-Srnith», 160, 168-169, ila::c ;;,;nlbiinAltruismo psico-
Neurociencia: estudio de las representaciones compartidas entre el yo y los otros,219-220 y teorla naturalista de la moralidad humana, 84, 183-187 Nietzsche, Friedrich, 137, 114n 14 Nifios, desarrollo de la moralidad en, 85-86 Nishida, Toshisada, 190 No humanos, animales: antropomorfismo en las explicaciones de su comportamiento, vease Antropomorfismo debate sobre la moralidad humana como algo distinto de 0 continuo respecto a, 15-22, 31, 3846,81,115-116,132,136-137, 150-153, 177-179, vease tambien Intencionalidad;Moralidad, nivelesde;Altruismopsico16gico) derechos, vease Derechos de los animales empatia, vease Empatia inte.ncionalidad de, vease Intencionalidad motivaci6n en relaci6n al interes propio,136 primates, vease Primates reciprocidad entre, vease Reciprocidad tenidos en alta estima por Hume, 96 O'Connell, S. M., 56 Origenes de la moralidad: comparaci6n entre teorias de la capa y naturalista, 47
continuidad 0 diferencia entre humanos yanimales, 15-22,31, 38-46,81,115-116,132,136137,150-153,177-179, vease tambien Intencionalidad; Moralidad, niveles de; Altruismo psico16gico en Freud y Nietzsche, 114n 14 en Smith y Darwin, 147-151 teoria de la capa, vease Cap a, Teoria de la, de'la moralidad humana teoria naturalista de la capa, 116, 128-130 teorla naturalista de, vease Teoria naturalista de la moralidad humana y evoluci6n cultural, 172-175 yevoluci6n, adecuaci6n de las teorias de De Waal respecto de, 155-160,164-165,175 Paradigma del adivinador-conocedor,99 Parfit, Derek. 133 Patterson, Francine, 190 Perd6n,44 Perspectiva, toma de, 99-103 Plat6n,179 Premack, D., 57, 99 Presi6n social, 210-215 Preston, S. D., 64 Primates: altruismo en, 222-223, vease tambien Altruismo antropomorfismo en explicaciones del comportamiento de, vease Antropomorfismo
ayuda focalizada en simios y monos, 67-68 chimpances, vease Chimpances coaliciones y alianzas entre, 44 comunicaci6n emocionalmente mediatizada entre, 50~56 consuelo en simios y monos, 5963 cuidado parental y evoluci6n de la empatia, 49-50 empatia en, vease Empatia macacos, vease Macacos migraci6n intergrupal entre, 41 monos capuchinos, vease Monos capuchinos monos rhesus, vease Monos rhesus moralidad humana, vease Moralidad. preocupaci6n por la comunidad entre, 82-83 reciprocidad y justicia en, 69-77 resoluci6n de conflictos en, 44 respuestas a la angustia en simios y monos, 55-60 Viase tambien Simios Principio de la economia antropom6rfica, 126 Protecci6n frente ala agresi6n, 44 Proudhon, Pierre-Joseph, 203-204 Proyecto Gran Simio, 189~190, 193 Psicologia de la evoluci6n, 116 Racionalidad / raz6n: celebrada en Occidente, 30 en los juicios morales, frente a emociones / intuiciones, 8386
humana como parcialmente ilusoria, 221-222 yautoconciencia, 147 y moralidad, 182-189,215-217 yTeoria de la Capa, 132-133, vease tam bien Egoismo / interes proplO Rawls, John, 27-29, 214-215 Reciprocidad: componente basico de la moralidad, 46 componente basico de la teoria naturalista de la moralidad humana, 81 definiciones de, 38 entre chimpances, 69-71, 210 indirecta, 45, 215 justicia y, 69-77 RegIa de Oro y moralidad humana, en el centro de, 77 Reconciliaci6n,44 Relativistas morales, 12 Religi6n, 12-13, 219n Resentimiento compasivo, 44 Respuestas, comportamientos emocionales: Empatia, vease Empatia expectativas y justicia, esrudio de las, 71-77 moral, definici6n de, 45 no-humanas, 15-16, vease tambien No humanos, animales racionalidad en los juicios morales,83-86 raz6n y rama de decisiones, relaci6n con, 43 reciprocidad retributiva, 43-46, 71
I:L..i.:I.:.l 1IJ1'C1.l.
como parcialmente .221-222
ilu-
lIlIToconciencia, 147 lIIlIO:-ilidad,182-189,215-217
ve-
e:,ria de la Capa, 132-133, ~ :.xmbiin Egoismo / interes
p!i°"PIO
i..kJ.im. 2'-29,214-215 FCadad: ~-"onenre bisico de la morali-
tendencias en Occidente ala hora de clasificarlas, 29-30 y comunicaci6n entre primates no humanos, 50-55 y la moralidad humana, origenes de, 16, 30-31, vease tambien Moralidad y lenguaje antropom6rfico, 125, 129 Ruse, Michael, 158n
117-
k.41J IIJ?O'fllC'me bisico de la teoria nam.:-ilisra de la moralidad huIlt:r ••. 81 iI:;..:i.ones de, 38
Selecci6n, proceso evolutivo de, vease Selecci6n natural
R:.::himpances, 69-71, 210 ir.:-.::.a. ~ 5, 215
Selecci6n natural:
Ii...:. :.. 69-77
~ cr,.: Oro y moralidad II;L
huma-
en d cenrro de, 77
c;,,-,;on.
Dc. :.2-13. 219n
humana,81
emo-
~:
~ riase Empatia c..·::.•.iydS :. justicia, esrudio de iii. -i.--
emocionales
yes-
trategicas para el comportamiento, dificultad para diferenciar, 117-124 rechazo por parte de Huxley para explicar la moralidad, 36, vease tambien Teoria de la Capa de la moralidad humana y el error de Beethoven, 86-87 Vtase tambien Evoluci6n. Seyfarth, R. M., 95 Shaftesbury, Conde de, vease Cooper, Anthony Ashley. Shanker, S. G., 49 Sidgwick, Henry, 133
utilizaei6n en investigaciones
me-
dicas, 108-111 y humanos, comparaci6n de niveles de moralidad, 209 Vease tam bien Primates. Singer, Peter: conclusiones, similares a las de De Waal, 207 el circulo de la moralidad de De Waal y la extensi6n de la moralidad a los animales, 17-
como componente basieo de la tearia naturalista de la moralidad
liar, 39-41 motivaciones
D:::-_'emocompasivo, 44 .:ornporramientos
vease Selec-
como Fuente de la bondad humana,14,87 de grupo versus individual y fami-
44
ri:.~ morales, 12
~
Selecci6n de parientes, ci6n natural.
Simios: bonobos,101-103 chimpances, vease Chimpances estatus especial, 108-110, 196-197 teoria de la mente en, 99-103
18 la afluencia incrementa ci6n,204n
la obliga-
perspectiva imparcial / desinteresada, significado de, 213 problemas de la vagoneta, 20 Teoria de la Capa, defensa limitadade, 217-218 todas las formas de dolor son igualmente relevantes, 204 Smith, Adam: autogobierno,
significado
moral
de la capacidad para, 148 capacidad empatica, descripci6n
de, 57 espectador
imparcial,
46, 181,
184, 193 sobre la compasi6n, 40, 79, 159160, 168-169 Sober, Elliott, 36, 166n Socialidad, humana, vease Humanos / naturaleza humana.
Solidez Absoluta, Teoria de la, 158159,207 Teoria de la capa naturalista de la moralidad human a, 116, 128-130 Teoria de la Mente, 19-20, 57, 63, 99-103 Teoria Naturalista de la moralidad humana: comparaci6n con la Teoria de la Capa,47 distanciamiento de los bi610gos evolutivos y el error de Beethoven, 86 emociones versus racionalidad en los juicios morales, 83-86 emparia y reciprocidad como componentes basicos de la moralidad, 46, vease tambien Emparia; Reciprocidad preocupaci6n por la comunidad como elemento de, 82-84, 87 una de las escuelas en el debate sobre el origen de la moralidad, 14-17,81-82, 115-116, 127 Westermarck y los origenes de la moralidad, 42-46 Teorias del espectador, 20 Thomas, Marshall, 94 TM, vease Teoria de la Mente Trivers, Robert L., 37, 71, 160n Vagoneta, problemas de la, 20-21, 184-187
Wechkin, S., 55 Westermarck, Edward: compasi6n como emoci6n natural, 79 emoci6n amable retributiva, dasificaci6n de la gratitud como, 71 emociones retributivas, enfasis sobre,77 justicia desinteresada, 76-77 sentimientos morales yemociones no-morales, distinci6n entre, 180 sentimientos y emociones morales como algo natural, 25 sobre los origenes de la moralidad, 42-46,47 Williams, George c., 33,47 Williams, J. H. G., 63 Wilson, David Sloan, 36, 166n5 Wilson, E. 0., 158n, 224 Wilson, Edward, 47 Wise, Steven M., 105 Woodruff, G., 57,99 Wright, Robert, 16-19,35,47,208, 210,217 Yerkes, R. M., 55 Yeroen, 121
«Es el animal que lIevamos dentra»,ofmos con frecuencia cuando actuamos mal, pera GPorque no decimos 10mismo cuando actuamos bien? Primates y fi/osofos aborda esta cuesti6n explorando los fundamentos biol6gicos de uno de los rasgos mas preciados del ser humane: la moralidad. En este sugerente libro, el primat610go •• sostiene que, al hacer hincapie en nuestros genes «egofstas»,la biologfa evolutiva moderna adolece de una visi6n poco favorable del mundo natural. Asf, la ciencia ha exacerbado nuestra costumbre de culpar a la naturaleza cuando actuamos mal y de calificar de «humanas» nuestras buenas acciones. AI buscar el origen de la moralidad humana no en la evoluci6n sino en la cultura, la ciencia insiste en que somos morales por elecci6n, no por naturaleza. Basandose en sus amplias investigaciones sobre el comportamiento de los primates, De Waal explica que pracedemos de un largo linaje de animales que se preocupan por los debiles y que cooperan entre sf mediante transacciones recfprocas, 10cual demuestra que existe una fuerte continuidad entre la conducta humana y la animal. Primates y fi/osofos es un Iibro que fascinara a todos aquellos que se preguntan por los orfgenes y el alcance de la bondad humana .
70066
9 788449 320385
I
• ,.
•
(f)
D 0
~