CAPITULO METODO
DE
II
ANÁLI SI S
§ 60.—El análisis estructural de un sistema morfológico dado, según se desprende de...
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CAPITULO METODO
DE
II
ANÁLI SI S
§ 60.—El análisis estructural de un sistema morfológico dado, según se desprende de lo expuesto en el cap. I, tiene por objetivo la determinación de la estructura funcional del sistema. O lo qué es lo mismo: todo análisis lingüístico tiene por objeto llevar al plano" del pensamiento consciente las relaciones que establece el pensamiento lingüístico, más o menos inconsciente, entre las dis tintas unidades del sistema, estructurándolas en oposiciones (cf. § 48). En español, los verbos ser y estar, el imperfecto amaba y el preté rito indefinido amé han sido y son usados sin que hasta ahora se haya dado una formulación clara—consciente—de. su diferencia de valor, que, no obstante, existe en nuestro pensamiento incons ciente. La determinación de la estructura funcional del sistema debe ser completada y comprobada con la interpretación, a partir de esa estructiua, de t o d a s las realizaciones de las unidades en la "parole". Esta determinación de la estructura funcional del sistema com prende 3 etapas. 1.» I d e n t i f i c a c i ó n de l a s u n i d a d e s d e l s i s t e m a , cuyo objeto es: a) establecer las diferencias de significante que corresponden a diferencias de significado, y h) reunir las dife rencias de significante que corresponden a la misma diferencia de significado, ya que habrá tantas unidades en el sistema como uni dades puedan establecerse en el plano del significado (conforme a la definición de oposiciones significativas § 18). Para a tiene apli cación el llamado método de la c o n m u t a c i ó n , practicado tanto por los fonólogos como por los gramáticos estructuralistas: si se sustituye λείπω por λείψω, no sólo se ha alterado el significante, se ha alterado también el significado; por consiguiente, σ es un morfema (constituido por un solo fonema) y entre λείπω y λείψω hay una oposición significativa. En la práctica, toda esta primera etapa está ya realizada por la gramática y la lingüística tradicio nales, que establecen diferencias como la existente entre λείπω, λείψω, ΐλιπον y que además equiparan la diferencia existente en — 33 —
XetTtco/SXtTtov a la existente en Xów/sXvxra y en YÍYvo(i.at/eYevó¡xyiv. En algún caso será preciso abordar directamente este problema de la identificación para decidir si se trata de dos unidades significativas o sólo de una (v. gr., en la pretendida oposición de los aoristos en -7)v y en -67¡v, estudiada en el cap. I X ) . Pero en p r i n c i p i o a c e p t a m o s c o m o b a s e l a s e p a r a c i ó n de categorías gramaticales establecida por las d e s c r i p c i o n e s e m p í r i c a s de la g r a m á t i c a y la lingüística tradicionales. 2.* D e t e r m i n a c i ó n delsignificado de cada u n i d a d . Pero ocurre que el valor o los valores de una unidad no son entidades conceptuales autónomas, sino que dependen de los valores de las otras unidades del sistema y, más directamente, del término o términos a los que se opone directamente, constituyendo una oposición simple (cf. § 27). Por ello, esta etapa es inseparable de la siguiente. 3.' D e t e r m i n a c i ó n de l a s o p o s i c i o n e s simp l e s existentes entre las unidades, identificando los términos de cada una de ellas, y con ello d e t e r m i n a c i ó n d e l a e s t r u c t u r a f u n c i o n a l d e t o d o e l s i s t e m a . La estructura resulta directamente de la clasificación de las unidades sobre la base de su función y ésta se determina a su vez dentro de la estructura del sistema. Ahora bien, en una oposición simple, los valores de los términos que la integran están en relación de dependencia directa de la noción básica. Se comprende, pues, que la determinación de una oposición equivale a la determinación de su noción básica y a la identificación de sus términos. Puesto que, como hemos visto, las descripciones empíricas existentes nos dispensan de realizar la primera parte del análisis, nuestra labor se centra en las etapas 2.» y 3.», que constituyen un todo inseparable. § 61.—En la determinación del valor de las unidades hay que evitar toda identificación con unidades de otras lenguas, basada en especulaciones de lingüística comparada sobre la comunidad de origen de los significantes en cuestión. En ningún caso es lícita una tal identificación a priori. Dos lenguas, por el hecho de no ser una, son dos sistemas diferentes de signos. Como el valor de un signo está determinado por el sistema, es contrario al buen método el extraer un signo del conj u n t o orgánico de una lengua para ser identificado con otro signo de otra. Sólo puede ser lícito comparar estructuras después de establecidas independientemente. Por ejemplo, desde G. Curtius se ha identificado el significado aspectual del aonsto griego con el del perfectivo eslavo. E s cierto que en un principio éste fué el estímulo decisivo para el descubrimiento de la existencia de categorías aspectuales en griego; pero tal proceder ha sido después motivo principal de perturbación en la tarea de interpretar esas categorías gramaticales en una y otra lengua. — 34 —
En lingüística sincrónica (y conviene tener presente que la determinación del significado de una categoría gramatical siempre pertenece a la consideración sincrónica, aunque no se haya dado de ello una formulación explícita) sólo es permisible la comparación de aquellos elementos que no afectan directamente a la entidad concreta del signo en cuestión entendida como correspondencia entre un significante y un significado determinados: estructura lingüística en general, contenido lógico o psicológico de la noción expresada; intervención del factor psicológico en la realización material del signo, etc. Con esta comparación, basada en la vahdez general de las leyes que rigen la vida psíquica del hombre en cualquier tiempo y en cualquier lugar (lo que H. Schuchardt y J. Wackernagel' llaman "elementare Verwandtschaft" o parentesco elemental), se pretende únicamente obtener puntos de vista nuevos, al dejar de considerar naturales los hechos lingüísticos que nos son más familiares (v. gr., los de la lengua materna, los de las lenguas aprendidas en la escuela). En lingüística, como en etnología (basada también en el principio del parentesco elemental), los paralelos no expUcan, sólo sirven para aclarar. § 62.—Los textos—hablados o escritos—son los únicos d a t o s de que es lícito partir para la determinación de la estructura funcional de un sistema Ungüístico. Son textos exclusivamente escritos en nuestro caso concreto, por considerar un estado de lengua pretérito y por las condiciones materiales en que se nos ha transmitido el griego antiguo. § 63.—El e s t a d o d e l e n g u a del griego antiguo, cuyo sis tema de aspectos y tiempos verbales intentamos analizar, está representado por los textos escritos compuestos en una época que se extiende d e s d e l o s p o e m a s h o m é r i c o s h a s t a ca. s. I l l antes de C. Unicamente, tratando de los valores aspectuales del tema de presente y del de aoristo (que, según se reconoce por todos, permanecen inalterados durante toda la Antigüedad), nos permitimos, siempre de un modo esporádico, pasar el límite inferior propuesto. § 64.—Pero los textos, hablados o escritos, son datos de "parole", no presentan en su pureza los valores de los signos hngüísticos utilizados, sino que son producto de la realización de esos valores de "langue" en las condiciones particulares y concretas del contexto, de la situación, del momento psicológico del que habla o escribe. El sentido de un texto aparece como una totalidad con referencia directa a una realidad objetiva u objetivada (cf. § 68). De esa masa de sentido hay que obtener el valor de cada signo, el cual habrá recibido, a modo de adherencias, sentidos accesorios no pertenecientes a su significado. Hay, por consiguiente, que separar las nociones pertinentes, propias del significado de los signos, de las nociones no pertinentes producidas en la reahzación. (')
Vorlesungen I p. 5.
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§ 65.—La i n s u f i c i e n c i a d e l m é t o d o empírico es manifiesta. Este método consiste en la confección de un inven tario de los diversos sentidos de cada forma gramatical, de los cuales se extrae por abstracción una definición general de su valor. Sin descender a.la complejidad de las realizaciones, la natura leza privativa (o gradualprivativa) de las oposiciones morfológicas es incompatible con tal proceder, pues e l d o b l e v a l o r d e t o d o t é r m i n o no c a r a c t e r i z a d o no p u e d e ser c o m p r e n d i d o d e n t r o de u n a d e f i n i c i ó n única l o g r a d a p o r v í a e m p í r i c a . El ejemplo del aoristo ilus tra bien esta imposibilidad: ¿cómo armonizar el aoristo puntual έβασίλευσε 'llegó a ser rey', que es la negación de la duración, con el aoristo neutro έβασίλευσε τριάκοντα err¡ 'fué rey durante 30 años', que puede llevar un complemento de duración? Por otra parte, en algunas posiciones de neutralización, sólo deductivamente puede establecerse el valor neutro o archivalor del archimorfema (cf. §§ 5253), cuando se considera la estructura del sistema. Tal es el caso del presente de indicativo, cuyo valor aspectual neutro no ha sido nunca establecido por vía empírica. Finalmente, notemos que la recogida empírica de los sentidos de las formas gramaticales, como no distingue entre nociones per tinentes y nociones no pertinentes (cuando se intenta esta distin ción, el criterio depende del arbitrio del investigador), no puede conducir a una definición exacta de los valores de dichas formas. Esto es, se opera con sentidos globales de "parole"; los valores de "langue" no se pueden captar inmediatamente. Como en cierta ocasión dice el mismo Meillet, en el examen de los textos "l'inter prétation prête à trop d'arbitraire" '. § 66.—El único método adecuado al objeto está, en realidad, ya determinado por lo expuesto en el § 60: ha de ser e n p a r t e i n d u c t i v o y en p a r t e deductivo. Por vía inductiva hay que analizar los sentidos de la "parole" tratando de separar cuantas nociones nO' pertinentes sea posible. De este modo se obtendrá un cierto número de nociones no suscep tibles de ulterior análisis. Utihzando esas nociones, se tratará de establecer la oposición simple a la que pertenecen, cuyas leyes ya han sido deductivamente establecidas (§§ 3347). El término caracterizado será aquella uni dad cuya significación es única. El término no caracterizado pre sentará un valor doble, que habrá necesariamente de explicarse en función del valor atribuido al término caracterizado, el cual cons tituye la noción básica de la oposición. Si las nociones aisladas por el procedimiento mencionado pre sentan todavía cierta complejidad, intuitivamente se fijará, a título de hipótesis, una estructura de relaciones entre los términos. La hi pótesis será tesis segura cuando dicha estructura permita explicar (1)
MSL 23, 1929, p. 253.
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todas ]as nociones bien como valores propios de los signos (nociones pertinentes), bien como realizaciones de esos valores (nociones no pertinentes) en la "parole". Por otra parte, como ya señalamos en el § 65, sólo la estructura del sistema permitirá descubrir el valor neutro de las unidades del sistema que aparezcan en las posiciones de neutralización. La definición empírica de este valor es imposible, ya que, precisamente por su carácter neutro, puede aparecer en la "parole" realizado con sentidos propios de todos los términos de la oposición. En todo caso, el establecimiento de una estructura de oposiciones que explique todos los sentidos de las formas, bien como nociones pertinentes, bien como nociones no pertinentes, es el fin al que necesariamente debe llegar todo análisis auténticamente lingüístico del valor de las formas gramaticales. § 67.—La separación de las nociones no pertinentes puede, en efecto, realizarse inductivamente hasta un grado bastante avanzado (§§ 67-70). Una categoría morfológica se reaHza necesariamente, por definición (§§ 25-26), en semantemas. L a s e p a r a c i ó n d e l a n o c i ó n p r o p i a d e l s e m a n t e m a del significado expresado por la categoría morfológica es absolutamente necesaria. Puesto que el valor del semantema permanece idéntico en todos los términos de una oposición o de un sistema de oposiciones, su análisis no es labor difícil. En pres. UvetaGat/aor. íxéoGat la noción de término final que aparece en los dos términos de la oposición es propia del semantema, que significa 'llegar' y es, por tanto, una noción no pertinente de la oposición aspectual. Similarmente en la oposición gradual-privativa de modo (cf. § 33) opt. Suvaí[A7)v/ subj. 8úvw(xai/ind. Sóva(jiai la noción de 'poder', que aparece en todos los términos, pertenece al semantema y no autoriza a atribuir al subjuntivo, por ejemplo, un valor potencial. § 68.—La s i t u a c i ó n está constituida por el sentido global de la reaUdad objetiva a la que se refiere el contexto hngüístico. Ciertamente, el significado del signo lingüístico no es la realidad objetiva, sino la representación subjetiva de esa realidad, como claramente expuso Saussure. Pero ello no obsta para que sea cierto que el significado lingüístico se refiere siempre intencionalmente a una realidad externa (incluso en frases como tengo dolor de muelas o tengo mala memoria el contenido está objetivado '). En esa masa de sentido global, amorfa, el hablante ordena, articula, selecciona nociones conforme a las posibilidades expresivas del sistema de lengua ' y conforme también a su interés, consciente (') Vid. la plástica exposición de \V. Porzig, Das Wunde/ der Sprache, 1950, página 98 ss., 155 s. O En la terminología de Hjelmslev, esa amorfa masa de sentido global es la "sustancia del contenido"; las nociones seleccionadas que cuentan con una expresión lingüística son ya "forma del contenido" (cf. § 44 n. 1). Naturalmente, esta conformación del significado depende del sistema de signos y,
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o inconsciente, por destacar determinadas facetas de esa realidad objetiva. Por ello, la misma situación objetiva encuentra expre siones lingüísticas diferentes, bien en lenguas diversas, bien en una misma lengua por obra de distintos individuos o incluso de un solo individuo. En las concordancias de los Evangelios sinópticos pueden en contrarse abundantes ejemplos de este fenómeno a que nos refe rimos: una misma situación objetiva es expresada diversamente. Así NT Marcos 1 , 1 4 μετά δε το παραδοθηναι τόν Ίωάννην ήλθεν ó Ίησοϋς εις τήν Γαλιλαίαν Mateo 4, 12 άκουσας δέ δτι Ιωάννης παρεδόθη, άνεχώρησεν εις τήν Γαλιλαίαν. Con referencia al aspecto es intere sante Marcos 5, 12 καΐ παρεκάλεσαν (aor.) αυτόν λέγοντες · ττέμψον ήμας εις τούς χοίρους ~ Mateo 8, 31 oí δέ δαίμονες παρεκάλουν (impf.) αυτόν λέγοντες ' εί έκβάλλεις ή μας, απόστειλαν ήμδίς είς τήν άγέλην των χοίρων ~ Lucas 8, 32 καΐ παρεκάλεσαν (aor.) αυτόν ίνα έπιτρέψη αύτοϊς είς εκείνους είσελθεϊν. Interesante también es Marcos 11, 33 y Mateo 21, 27 καΐ άποκριθέντες τ ω Ίησοϋ λέγουσιν (εϊπαν Mateo) · ουκ οϊδαμεν ~ Lucas 20, 7 καΐ άπεκρίθησαν μή εΐδέναι πόθεν. En esta selección que supone toda expresión lingüística, varias facetas del sentido global quedan fuera del significado de los sig nos utilizados, pero siguen perteneciendo a la masa global de sen tido de la situación, a la que intencionadamente se refiere la ex presión lingüística. Así es explicable la tendencia a atribuir al significado, lo que en realidad pertenece sólo a la realidad objetiva a la que se refiere el texto. Un buen ejemplo de este peligro que señalamos nos lo ofrece A. Prévôt cuando atribuye al aoristo en ην un supuesto "valor de estado", que en realidad es un sentido procedente de la situación. § 69.—De este modo llegamos a comprender el fallo metodoló gico de F. Hartmann ', cuando intenta precisar los valores del ao risto y del imperfecto griegos mediante el cotejo de textos griegos con sus traducciones a otras lenguas (eslavas y griego moderno), que conocen oposiciones aspectuales en apariencia semejantes. E n pri mer lugar, es ilícita la identificación aislada y aprioristica de cua lesquiera categorías gramaticales de dos lenguas distintas (§ 61). E n segundo lugar, raras veces posee el traductor un sentido vivo de la lengua del original; lo común es que interprete las formas según teorías gramaticales aprendidas, que precisamente se trata de com probar. Por último—y esta razón es decisiva—, lo que el oyente o lector percibe en un texto dado es el sentido global de la realidad por ello, es distinta en cada lengua. Vid. una cómoda exposición de estas ideas, en E. Alarcos Llorach, Gramática estructural (según la escuela de Copenhague), 1951, p. 19 ss. Una amplia exposición de la importancia de la lengua materna en la conformación misma de la representación subjetiva del mundo de la rea lidad objetiva puede hallarse en J. L. Weisgerber, Das Gesetz der Sprache, 1951, pp. 2076. Vid. sobre esta cuestión las interesantes experiencias en en fermos afásicos parciales que refiere St. UUman, Words and their use, 1951, página 88 ss. (·) K Z 19, 1920, p. 1 ss.
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objetiva a que se refiere. La articulación lingüística del sentido global es realizada dos veces: una por el autor del original, la otra por el traductor. Como son dos personas distintas y dos sistemas lingüísticos distintos, no pueden considerarse en principio idénticos ni los factores personales subjetivos ni los factores lingüísticos que, según vimos en el § 68, condicionan la conformación o articulación lingüística del sentido global de la situación. Siendo éste el mismo, el valor de las formas gramaticales empleadas puede ser—y es prácticamente—distinto. Las traducciones empleadas por Hartmann no son excepción del principio metodológico de que una traducción no es guía seguro para establecer el valor de las formas. La admisión errónea por Hartmann ' de un imperfecto incoativo (cf. la discusión en § 124, 7.°) es una buena muestra de la ilegitimidad de este procedimiento. § 70.—La acción del f a c t o r p s i c o l ó g i c o reviste extraordinaria importancia en la realización de las categorías gramaticales ' y debe ser considerada noción no pertinente la que resulte de la intervención de este factor. Es importante subrayar que el factor psicológico que tomamos aquí en consideración afecta al contenido del signo, que, en cuanto noción que es, está sometido a las leyes lógico-psicológicas que rigen los conceptos en general. El ejemplo más claro y a la vez más importante de acción de lo psicológico en la realización de los valores de "langue", lo tenemos en el caso del, tiempo presente: presente es no sólo lo realmente presente en el acto de la palabra, sino lo psicológicamente representado al "yo" como presente, aunque en la realidad externa sea futuro o pretérito. Este uso amplio del presente no refleja, por consiguiente, nociones pertinentes del presente en el sistema de la "langue". Otro ejemplo: en época prehistórica, por una concepción animista de la Naturaleza, el hombre de lengua indoeuropea consideró subjetivamente como animados objetos que no lo eran y, en consecuencia, aplicó el género gramatical animado a ese tipo de objetos'. (1) Ibidem p. 7. {') La influencia del factor psicológico ha sido, sobre todo, considerada hasta ahora en su plano formal y mecánico para explicar, v. gr., la asimilación, la atracción, la contaminación. (') La falta de la debida distinción entre sistema de la "langue" y acción del factor psicológico ha sido la causa de una importante discusión, mal planteada. K. Brugmann y otros rechazan esta explicación animista de J. Grimm del uso del género animado para designar objetos realmente inanimados, invocando el principio neogramático de que el lenguaje ha estado desde antiguo sometido a las mismas leyes que hoy le rigen; de modo que, según esto, es lícito partir de lo actual conocido para explicar o aclarar lo pasado desconocido. Como, según Brugmann, este fenómeno de la animación no se da en nuestros días, la explicación de Grimm es inadmisible. Wackernagel, Vorlesungen II p. 41, que defiende la interpretación de Grimm, considera falso el principio neogramático. En realidad, ambas posiciones son falsas. El fenómeno lingüístico disentido no afecta a la "langue" en cuanto tal, sino que resulta de su rea-
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§ 71.—Insistiendo en las ideas que terminamos de exponer y aportando alguna más, es oportuno presentar aquí sistemáticamente la s u b j e t i v i d a d e s e n c i a l de la e x p r e s i ó n l i n g ü i s t i c a , que se olvida frecuentemente en la interpretación gramatical de un texto. Hay que considerar una escala de 4 grados: 1 . " grado; Realidad objetiva (externa u objetivada). 2.° grado. Representación subjetiva de esa realidad objetiva. En ese grado la realidad puede haber sido ya deformada (factor psicológico § 70). Esta representación subjetiva posee la "intencionaUdad hacia el objeto" ("gegenstandhche Gerichtetheit") propia de toda vivencia psíquica (cf. § 68). 3 . " grado. Selección, subjetiva también, de los elementos de ese conjunto informe de sentido cuya expresión interesa, de acuerdo con las posibilidades expresivas de la lengua (ejemplo: de una acción que posee una duración sensible en el grado 2.°, interesa sólo la notación del punto final o del inicial). 4.° grado. Incluso características de la realidad objetiva reflejadas en la representación subjetiva y para las que existe una e x presión lingüística, no son notadas cuando, su notación expresa no interesa al hablante por razones subjetivas conscientes o inconscientes (caso general del valor neutro del término no caracterizado de una oposición privativa) '. § 72.—Las consideraciones expuestas nos permiten enjuiciar los puntos de vista de otros autores sobre el debatido problema del aspecto y del tiempo en griego antiguo. Puesto que el significado del signo lingüístico es siempre de naturaleza subjetiva (§§ 68, 71), c a r e c e d e i n t e r é s l a c u e s t i ó n del m a y o r o m e n o r g r a d o de s u b j e t i v i d a d de la n o c i ó n b á s i c a de u n a o p o s i c i ó n morfológica. Generalmente se considera que la noción del tiempo gramatical es de índole eminentemente subjetiva, porque expresa, no características de la acción verbal, sino la posición del "yo" con respecto a la acción verbal en la línea del continuo fluir de los fenómenos: la noción del tiempo nace de la memoria y de la reflexión. Por el contrario, el aspecto sería de naturaleza objetiva, ya que describe el lización psicológica. El postulado neogramático es perfectamente sostenible en el terreno estrictamente lingüístico, esto es, en las leyes que regulan la estructura interna del sistema de signos de la "langue". Las condiciones psicológicas concretas en que se realiza el significado de un signo son un hecho de "parole", que puede ser un factor psicológico con validez general para toda la especie humana o susceptible de variar según las épocas, los grupos sociales y los individuos. (») Cf. ya A. Debrunner, Gioita 11, 1921, p. 16 s.: "eine Form drückt nicht aus, was ist, sondern was der Sprechende will". Nuestra escala es más matizada: entre la realidad externa ( = "was ist") y lo que quiere expresar el que habla o escribe (3.° y 4.° grados) está la representación subjetiva de la realidad (2.° grado). —
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proceso verbal en sí (?), sin fijar la posición del hablante respecto a éP. § 73.—No obstante, H. Jacobsohn ' ha creído necesario distin guir entre valores verbales "objetivos", como el iterativo, el inten sivo, el causativo, designados con el término de "Aktionsarten", que expresarían características reales de la acción verbal, y valores "subjetivos", como el "perfectivo" (tema de aoristo) y el "imper fectivo" o durativo (tema de presente), designados con el término de "Aspekte", donde se expresa cómo el hablante considera el des arrollo de la acción. En realidad, en la oposición que establece Jacobsohn se trata sólo de una diferencia en el grado de subjetivi dad, ya que la expresión de la "Aktionsart", o manera de desarro llarse un proceso, depende de la visión subjetiva de ese proceso; por ejemplo, el iterativo (que es una "Aktionsart") no es sino una modahdad del durativo (que es un "Aspekt"), como veremos § 143. Así se comprende que el intento de J. B runei" de establecer, des arrollando ideas de Jacobsohn, el carácter objetivo o subjetivo de las categorías aspectuales griegas, está desviado por principio del verdadero objeto de la investigación gramatical, lo que no es obs táculo para que contenga en el detalle ideas dignas de atención. § 74.—La distinción entre valores "objetivos" y "subjetivos" se comphca frecuentemente por la intervención de otros factores de perturbación. J. Humbert *, desorientado por lo que es el empleo subjetivo de toda oposición gramatical con noción básica de naturaleza semán tica (se nota una característica real cuando hay interés en ello), piensa que el aspecto es de naturaleza subjetiva y en contraposi ción afirma el carácter objetivo del tiempo gramatical. Incluso en el aspecto, Humbert opone la subjetividad mayor de los temas de perfecto y de presente a la objetividad relativa del tema de aoristo (que, como veremos, en cuanto término no caracterizado nota la acción en sí, sin interesarse subjetivamente en su desarrollo). En cierto sentido, Humbert tiene un precedente en E. Her mann que, desconociendo la doble función de todo término no caracterizado, llega a establecer dos tipos de oposición de valores dentro de una sola oposición formal ·. En el contraste impf. έβασί λευε 'reinaba'/aor. έβασίλευσε δώδεκα έτη 'reinó 12 años', el aoristo, (1) Cf., V. gr., j . Vendryes, BSL 42, 1946, fase. 2, p. 85. (*) Gnomon 2, 1926, p. 379 s. (recensión de las Vorlesungen de Wacker nagel). La distinción de Jacobsohn es seguida por W. Porzig, IF 45,1927, p. 152 ss., y a propósito del verbo checo, por E. Seidel, TCLP 6, 1936, p. 111 ss. (») "L'aspect et l'ordre de procès en grec" BSL 42, 1946, p. 43 ss. B runei traduce "Aktionsart" por "ordre de procès". (*) Syntaxe grecque, 1945, p. 109 s. (') IF 45, 1927, p. 207 ss. Esta misma distinción había sido ya hecha en 1908 por el lingüista sueco S. Agrell en un estudio del verbo polaco (cf. E. Ko schmieder K Z 55, 1928, p. 280 s.). (·) Lo cual es ya un error metódico; según establecimos § 19, no pueden corresponder a una misma oposición en el plano del significante dos o más oposiciones en el plano del significado. —
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según Hermann, insiste en que la acción está concluida, es "com plexiva" (cf. nuestra crítica en § 112, 2.°), en tanto que el imper fecto presenta la acción en su desarrollo como "cursiva": esta dis tinción es para Hermann "subjetiva", puesto que no depende de la realidad externa, que es una misma, sino de la concepción del que habla. Por el contrario, en impf. έβασίλευε 'reinaba' aor. έβίχσί λευσε δ.ετη 'reinó etc.'/aor. έβασίλευσε 'comenzó a reinar', 'llegó a ser rey' ("nichtdurative Aktionsart"), la distinción es "objetiva", por que se basa en una diferencia real de la acción. § 75.—En resumen, hay discrepancia manifiesta en cuanto a definir el aspecto como subjetivo o como objetivo. Además, den tro del aspecto, que Jacobsohn califica de "subjetivo", Humbert y Hermann distinguen entre valores "objetivos" y "subjetivos" pero de tal modo que lo que para uno es "objetivo", para otro es "subjetivo". Este desacuerdo procede de la naturaleza subjetiva, sin valor científico, de estas distinciones. La noción básica de na turaleza semántica de una oposición gramatical es s i e m p r e s u b j e t i v a : su estudio interesa no en sí, sino en cuanto que esa noción va asociada a un significante para formar un signo *.
* * * § 76.—Lo que en una monografía más reciente entiende Her m a n ' por análisis estructural es algo totalmente diferente de lo que nosotros hemos esbozado. Como se puede ver a lo largo de toda ella y especialmente en la formulación explícita *, para Her mann el análisis estructural es una parte de la lingüística sincró nica, cuyo objeto es separar las categorías lingüísticas de los fenó menos lingüísticos que no forman categorías ("nichtkategoriale Spracherscheinungen"). Precisando más: Hermann distingue lo con dicionado por el factor psicológico y por el contexto ("syntaktisch") (^) Por lo dicho está claro que las distinciones de Jacobsohn y de Hermann no son equivalentes. De ahí que no se comprenda por qué Hermann, Nachrichten Göttingen, phil.hist Kl., 1933, p. 470 n. 1, se adhiera a Jacobsohn y sustituya su propia terminología por la de éste. (') Venimos así a coincidir con J. L. Weisgerber, Das Gesetz der Sprache, 1951, p. 67, que subraya el carácter siempre subjetivo de tiempos y aspectos. F. R. Adrados, Estudios Clásicos 1, 1950, p. 16, señala también la inutilidad de estas distinciones. Opina que el aoristo es objetivo, aunque no siempre, dentro del "Aspekt" subjetivo de Jacobsohn, y que en las "Aktionsarten" "matices como los estudiados por Meillet, etc., son a veces claramente subjeti vos".. J. Holt, Études, p. 34, prefiere hablar de "aspect flexionnel" (presente, aoristo, perfecto) y de "aspect dérivatif" {ta/a, pií[i\(a, oxtû): "Ce sera plus prudent que d'employer les termes de M. E. Hermann, à savoir aspect sub jectif = aspect flexionnel, et aspect objectif = aspect dérivatif; car ces termes ont l'inconvénient d'indiquer des significations, tandis que nos termes relèvent de la forme seulement." Señalemos que, en realidad, la distinción formal de Holt se corresponde, no con la de Hermann, sino con la de Jacobsohn. (') "Die altgriechischen Tempora. Ein strukturanalytischer Versuch" Nach richten Göttingen, phil.hist. Kl., 1943, p. 583649. {*) P. 648. —
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de lo que propiamente pertenece al valor de la categoria ("kategorial"). Realizada esta distinción, Hermann, en un plano abstracto, casi lógico, y apoyándose en el significado de semantemas del alemán, establece sutilmente unas categorías con validez general por encima de la diversidad lingüística, clasificadas según 6 puntos de vista: 1 modo de relación o "Verhaltnisart" (que comprende las categorías de acción-proceso-estado), 2 tiempo o "Zeit" (presente-pretéritofuturo), 3 tiempo relativo o "relative Zeitangabe" (simultaneidadanterioridad-posterioridad), 4 aspecto o "Zeitdauerart" ("durativumterminativum - zirkuitivum - momentativum - punktativum - koinzidivum"), 5 representación o "Schau" (completa-en desarrollo-en vivencia), 6 modo de acontecer o "Geschehnisart" (caso concreto-caso absoluto: repetido, posible, general). Sobre este esquema aprioristico trata Hermann de interpretar los valores de los temas "temporales" del verbo griego, asignando cada semantema y cada forma gramatical a una categoría y admitiendo, por causa de su empleo, el paso de una categoría a otra. Finalmente da Hermann una interesante interpretación histórica del presente histórico y del aoristo gnómico. Falta, por consiguiente; al estudio de Hermann el concepto básico de todo análisis estructural: la concepción de la estructura de una lengua determinada como un sistema de oposiciones. Las categorías de Hermann son categorías lógicas o psicológicas, justificadas en sí mismas, de validez universal y establecidas sin consideración de la forma gramatical. Hermann no separa tampoco el significado del semantema, que es un fenómeno de vocabulario, no gramatical, perteneciente a la "parole", por cuanto que interviene sólo en la realización concreta de las categorías gramaticales. La "parole", en efecto, como realización de la "langue", no puede reducirse al contexto ni a la intervención del factor psicológico. Señalemos también que Hermann trata de encajar los hechos de una lengua, el griego, en un esquema de definiciones establecido por medio de consideraciones lógicopsicológicas en el estudio de la gramática y, sobre todo, del vocabulario de otra, el alemán, a pesar de que en algunas ocasiones pretende no tener olvidado el principio metódico que lo prohibe ^. Es inadmisible, además, que cada forma verbal pertenezca simultáneamente a varias categorías de una misma serie y que, en el plano sincrónico, las categorías establecidas confundan sus valores: si tal confusión existe, las categorías no tienen existencia real en la lengua. § 77.—Aún más difiere de nuestro concepto de análisis estructural el método ideado por G. Guillaume para el estudio del sistema verbal del griego y del latín ». Guillaume hace de su estudio O El método de Hermann en este punto está bien caracterizado, p. 606: "Bei der Ähnlichkeit des Nhd. mit dem Agr. haben wir zu erwarten, dass wir auch hier die 6 Zeitdauerklassen antreffen mit dem Wechsel der Zeitdauerart in syntaktischen Verbindungen." (') G. Guillaume, L'architecture du temps dans les langues classiques, 1945, que es un desarrollo de las páginas consagradas al sistema verbal del griego y
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estructural un análisis psicológico introspectivo de las nociones hasta llegar a las capas profundas del pensamiento ("la pensée pensante"), donde, según este autor, el lingüista habrá de descubrir el sistema lingüístico, concebido por Guillaume como un complicado y abstracto sistema de relaciones lógicas y psicológicas. Este análisis introspectivo de estructuras psicológicas es acaso posible en una lengua viva o, mejor, en la lengua materna. Pero su justificación es muy dudosa cuando se opera con una lengua muerta. Por lo demás, un sistema lógico o psicológico de nociones no es un sistema lingüístico, que tiene sus leyes propias. Esto no quiere decir que consideremos inútil el análisis lógico o psicológico de una noción lingüística (vid., v. gr., §§ 156, 180 sobre la noción de tiempo presente). Pero la lingüística no se puede reducir a lógica ni a psicología (que no son ciencias semiológicas). Este es el error básico de los trabajos de Guillaume y también el de un conocido estudio de E. Koschmieder basado en la "Denkpsychologie" de Honigswald. del latín en su monografía anterior, Temps et verbe, 1929. Una breve exposición de conjunto de lo que Guillaume entiende por análisis estructural puede verse en su opúsculo redente La langue est-elle ou n'est-elle pas un système?= Cahiers de linguistique structurale n° 1, Université de Lavai, Quebec 1952. (') E. Koschmieder, Zeitbezug und Sprache. Ein Beitrag zur Aspekt- und Tempusfrage, 1929. Cf. la excelente reseña de A. Debrunner, / F 48, 1930, p. 89 ss.
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