Agustín García Calvo
. AVISOS PARA EL DERRUMBE
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Primera edición, junio de 1998
@ Agustín
García Calvo
@ Editorial Lucina, Rúa de los Notarios, 8. 49001 Zamora Telf. y Fax: 980 53 09 10 Impreso y hecho en España ISBN: 84-85708-50-4 Depósito legal: M-19.998-1998 Fotocomposición e impresi6n: EFCA, s. A. Polígono Industrial -Las Monjas. 28850 TOlTCjón de Ardoz (Madrid)
AVISOS PARA EL DERRUMBE
ÍNDICE Presentación.....................................................................
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Repaso de los 10 ó 13 años pasados.................................. Profecía y contra profecía para u n dece nio.........................
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Avisos para el derrumbe Desde la locura . .. ..... ..... .................. .............. ........ .......... En el pozo .. .. . .. . .. ... . . . . . . ........ ........... . ....... . ... ....... .... ... .... . .. De los crímenes de la fe ... ..... .... . .... . . . . . ..... . . . . . . .. ...... . . . . ..... ¿Cómo empezó este desastre ? ...... ....... ........... ...... .......... Como si nada.... ............................................... ...... .......... Suburbios de l desarrollo ........ ................ . .......................... Éramos tan fe lices.............. ........ ..... .... . ........ ........... .... ...... .
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Esplicando trasgresiones de ostáculos subcoscientes...........
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Tristísima ......................................................................... La rebelión de las máquinas ......................... ......... ............ De la (¡no!) libe rtad.......................................................... Y luego ¿qué? .. ... .. ............ . ..... ....... .. ......... .............. . Contra la prostitución y contra la pareja ........................ ...
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Agustín García Calvo
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¿Qué es una desgravación, mamá? ....... .. .... .......... ........ Intelektuales .... :.......... . ........... ....... .................. ........... . . . . . . Aburrir a Dios ........... ....... . . ..... . . . ......... ..... ........... . . . . ..... . .
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Desengaños acerca de universidad, enseñanza, investigación ............................................................................ ¡Que nos la levantan!........................................................ Carta abierta a la Directora de la Renfe............................ Progreso por ferrocarril, regreso por carretera ..... . . .. . . ..... .. ¡Renfe, que te parta un rayo!............................................ Razón del crimen ................ ..... . . . . . . . .... ... . . . . .. . ... ... . . . ...... . . . Ni Dios manda en el campo............................................. Por un millón de dólares ......... ........... ,.... . . . ...... ............... .
NOES ¡Tire su televisor! Vea lo que le damos a cambio ............ .. ¡No celebre las fiestas! Verá qué gozo................................ ¡No se chequee usted, hombre! V ida es olvido ... ............ . . ¡No se declare a Hacienda! Hay otros amores .... . ......... .... ¡No se lave tanto! Verá qué bien .... . ................................ ¡No vote! ni deje de votar. Hay cosas que hacer................ ¡No se compre otro auto! ¿Por qué? ¿Para qué? ................ ¡No se tueste, señora! No pone buena .. ............................ Aquí quedó interrumpida la serie de los NOES. .......... .... .
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De la Religión a la Ciencia . ... . . ........ ... ................. ....... Tierras, pueblos y vías de comunicación........................... He aquí el anuncio de la discordia ...... ....... . . . . . ..... . . . . . . ....... Del interés común del caso particular .... . . ....... . . . .. . ...... . . . ... ¿Todos somos Hacienda? . ...... . . .... . .. . .. . ...... .... ... .... . . ...... ..... Gracias a vuestro buen entendimiento .. . . .... ... . .. . . ... . . .. ... ... Resultados políticos de un asunto privado .. . . .. ...... . . . .... ;. . . . Diatriba contra el Automóvil Personal.............................. .
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Indice
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Para estudiantes del Istituto de Zamora ............................ Ciudad ............... ............ .................................................. De Filosofía .. . .. .. .. . . . . .. . . ... .. Ojos y oídos / Ideas y razones ¿Prohibiría usted las bandas. ? .......................................... Bellotas .......................................................................... Por la vida de los restos de Zamora ..................................
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Fiesta
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Carta al Director de 13 periódicos .................................. Carta a director de periódico, no enviada a ninguno ......... Por los okupas del cuartel 'V iriato' . . . . .- ., ......................................................... ¿ Q ue' sabe un runo ¡Ay, que viene el Futuro! ................................ : .. .. . ... " Sl'g1O XX , ¡ AdlOS, . . .. .. . � . .. .. ...
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PRESENTACIÓN He aquí, después de 10 recopilado en Actualidades (1980) y Que no, q ue no, publicado aquí mismo recientemente, y aparte de la serie Noticias de abajo (1991, 3.a ed. 1995), los artículos de
Prensa y
algunas otras manifestaciones públicas correspondientes a
los años de 1990 hasta la fecha. Incluye esta recolección entre otras cosas, la serie de cartas a mis biznietos publicadas en EL PA Í s bajo el título de 'Avisos para el derrumbe' (entre ellos se metió el ju
ramento que allí hice de nunca más emplear ortografias de las
que pudieran engañar a los locutores, que te esplica, lector, la mudanza de ortografia de los escritos anteriores a los siguientes),
y entre otros descubrimientos de la vanidad de las actualidades
sucesivas y otros intentos de seguir, a través del dudoso medio de la letra y de la prensa, haciendo algo de la política que no ha
cen los políticos, de dejar que 10 común hable de veras contra la
Realidad, aunque sea a través de mi boca o de mis manos, se llega incluso a presentar el caso de mi propio escándalo con la Hacienda que quiere que seamos todos, motivado en parte por
uno de los 'Avisos', y que motivó que los Medios se tiraran un par de meses viviendo a costa mía, y que al fin ello, con otras cosas, llevara a la más grave rotura de mi colaboración con los
Grandes Rotativos, los cuales no pudieron ya seguir publicando
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Agustín Garda Calvo
la serie de los 'NOES', que aquí, por tanto, se te ofrece inte rrumpida (con el 'No se compre otro auto', que fué el que de claró la imposibilidad), de manera que, a partir de entonces, mis intervenciones en la Prensa han quedado reducidas a unas pocas en algunas revistas y en el cotidiano de Zamora, no sin una Car ta a Directores en un trance candente del último verano, según irás viendo, lector, si me sigues en estas rememoraciones. Por lo demás, mis dudas y contradudas sobre la utilidad para la gente que puedan tener estas recopilaciones, las he espuesto debidamente en la 'Presentación' del Que no, que no, y no las voy a repetir ahora. Duele un tanto, desde luego, tener así que esponer a la vergüenza pública, entre los otros títeres de la Rea lidad, mi propio personaje real también en sus debates con el fis co, las rutas o las escuelas del mundo en que le tocó nacer. To mémoslo como un ejercicio de humildad o de rotura conmigo mismo, aparte de 10 que pueda tener de ilustrativo para otros. Tengo que pedir disculpa de que algunas de las contribucio nes, no habiendo conservado las indicaciones pertinentes, apa rezcan sin su fecha esacta, y hasta a veces sin noticia del Medio en que originariamente se publicaron: considera, compasivo lec tor, que ya el someterme a este esperimento de ofrecerte enhila das en orden cronológico esta serie de heridas y revueltas de nuestros últimos 20 años tiene que haber sido algo más bien pe noso para quien, debatiéndose contra reloj y calendario, 10 que desea es que las fechas y las ilusiones de la Historia se le pierdan y disuelvan todas en una recordación, por el contrario, sensual, razonable, viva. Pero, en fin, contra la Realidad estamos condenados a luchar desde dentro de la Realidad. Por eso, entre otras cosas, te re cuerdo que ahora, desde hace algún tiempo, hay por aquí algu nos (unos "primeros conjurados") que, sospechando que la isti tución del Periódico Diario no está de por sí tan necesariamente " condenada a la inutilidad para el pueblo y al servicio al Régi-
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Presentación
men, andamos jugando a averiguar qué puede ser ese móstruo que sería
UN DIARIO DEL REVÉS,
esto es, que fuese un dia
rio, como los otros, pero que hiciera lo contrario; y puedes, con tus ocurrencias sobre el caso, entrar al juego, escribiéndoles a la 'Aurora intermitente', Hortaleza, 19, 1.0, 28004 MADRID. Es
un juego apasionante: eso no existe, y tiene la gracia y la fuerza
de que no existe. Lo que existe
...
ya sabes cómo es.
De Diario 16.-6 Enero '90
REPASO DE LOS 10 Ó 13 AÑos PASADOS
Esta costumbre de echar las cuentas por décadas o por siglos, a ver qué es lo que ha pasado, qué entradas ha habido en el DEBE y en el HABER Cederemos por una vez al hábito, en que se funden armoniosamente la práctica comercial y la fe cris tiana, cuya esencia consiste en contar los años a partir del naci miento de Jesucristo: Historia y contabilidad, maneras de admi nistrar la muerte. A nú, por mi propia historia, el hito se me va un poco más lej os, a los 13 que hace ahora desde que me volví del Barrio La tino de París a vagar por la Península; pero es igual: ni en los 10 ni en los 13 ha pasado nada, y este hecho, bastante asombroso, es la noticia más importante que la década nos ofrece. Es importante, porque, todavía a fines de este año o siglo, se ' ..nos sigue sugiriendo que la Historia va muy de prisa, que . cada :.�:añ o, cada día, se producen eventos trascendentales, que vamos a .t- ::v.elocidad progresivamente acelerada hacia el futuro, y todavía, ��'.� nombre de ese Futuro (que ya no es el año 2000, porque les cerca, pero es el 2035 o el 2051, con futuritos ermedios como el 1992, para entretenernos el camino), se si , en destruyendo (por construcción) campos y ciudades para ...
'E"
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trocarlos por conglomerados urbanos separados por desiertos con autopistas, y sigue el negocio de bloques de pisos y chaleci tos de urbanizaciones y la producción de más automóviles inser vibles y la proliferación cultural de filosofías o músicas revomita das y la
venta desesperada de cachar ros informáticos y
electrónicos... Lo mismo que desde décadas atrás, con variacio nes cada vez más insignificantes, más necesitadas de publicidad millonaria para hacerlas pasar como innovaciones. Es pués notable, y acaso horrendamente esperanzador, que no parece que al Estado y Capital se le ocurran maneras nuevas de proseguir su faena propia de administrar la muerte a las po blaciones, sino que siga explotando las mismas que desde el final de la Guerra Mundial, las mismas que desde que el señor Ford empezó (y va para 80 años) a producir, símbolo perfecto de la idea democrática, automóviles personales en cadena. Así que, si queremos entretenernos en echar una ojeada a la Historia Contemporánea, nunca ha sido más lento el cambio (y cambiar era el truco esencial de Capital y Estado para seguir lo mismo), nunca más penosa la ficción de novedades que estos años: así como el hábito vestimentario masculino va ya para un siglo que no se ha mudado casi en nada (comparando con etapas de duración semejante en siglos anteriores), así como perviven en los hilos musicales las canciones de Machín, Estrellita Castro, de la zarzuela (40, 60, 1 00 años), con una perduración nunca al canzada en las modas musicales de pasados siglos, gracias a la fal ta de invención de las músicas posteriores para masas y gracias, a la par, a la conservación mecánica de la voz (desde Edison, con insignificantes perfeccionamientos: casi un siglo), así en todo lo demás en modos de trabajo y de diversión, los sustitutos de la vida: más lento en los últimos 40 años que en los 40 anteriores, más lento en los últimos 20 que en los 20 que les precedieron, más lento en estos últimos 10 ó 13 que en los 10 ó 13 que iban digamos de 1965 a 1976.
Repaso de los 10 Ó 13 años pas4dos
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y es el contraste entre esa lentitud y la proclamación cons tante de velocidad y renovación a toda marcha la noticia princi pal y reveladora en que tendríamos que fijarnos: porque esa len titud, a la vez que el trajín que la disimula, parece estarse acercando a un límite que... Eso: el Futuro; o séase la Muerte. Pero nunca se llega al límite, hasta que se ha llegado. Ahora, si se nos pregunta por las ideas políticas y sus avatares durante estos 10 ó 13 años... ¿cuándo se ha oído repetir tan ma chaconamente, por todos los Medios de Formación de Masas, con una retórica cada vez más infame y vergonzante, los mismos tópicos que sirvieron para los politicastros de nuestros abuelos, decir una y otra vez impenitentemente lo que ya está dicho? ¿Cuándo la Política ha sido tan profundamente aburrida como '
en estos años?
Que es que Ellos (Ejecutivos de Dios, de la Administración o de la Empresa y Sindicaleros incluidos) se reúnen incansable mente para preparar el Futuro que proclaman, proyectos, planes, presupuestos.. y lo que sea de ese Futuro, el Futuro sabrá; pero .
Ellos, por medio de esa eterna preparación, logran lo verdadera mente práctico y palpable, que es aburrirse de inmediato desafo radamente, y aburrir, que para eso están, a las poblaciones. Este último año parece que se han enterado (en este DIA
RIO
lo hemos comentado el 19 de noviembre) de que ha caído
el Telón de Acero, del que tantos explotadores y líderes de Ma
sas han vivido durante 40 años. Parece que con ello la ilusión principal, que había 2 ideologías en pugna o que había 2 formas de Democracia, tendría que haber dejado desanimados a los po líticos para seguir con sus organizaciones, competiciones, cam pañas y cómputo de votos millonariamente costosos, en tributo yen atontamiento para la gente del común. 'Ay, no hay cuidado tampoco de que con elló desaparezcan los políticos y las preten didas diferencias ideológicas: al servicio del Señor están todos Ellos, cOmO los otros Ejecutivos de Dios, para hacer esa política
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que hacen los políticos, que, sea del color que sea, sirve para que nunca la gente de acá abajo pueda hacer la política de la gente, que es el mero NO, la rebeli6n contra el Poder, vístase de las ideas que se vista. Si al menos sirviera esa c�da del Tel6n para hacer ver, aun que fuera con retraso (los de la Izquierda Política siempre andan combatiendo con fantasmas del Dominio de 40 6 90 años atrás: es su destino), hacer ver que ya no hay en escena más que un Dios, que la sola forma de Poder que nos toca y contra la que hay que levantarse es ésta que ha demostrado ser la actual y más perfecta, la triunfante en Historia Contemporánea, a la que las otras están destinadas a reducirse, ésta de la Tecnodemocracia o Demotecnocracia del Progreso Progresado... Cuya ideología o dogma, arma de engaño y muerte para el pueblo, es ésta: que cada individuo es libre de opinar lo que opi ne y querer lo que quiera (esto es, libre de comprar lo que guste y votar a quien se le antoje: bien saben Ellos c6mo se fabrican las opiniones y voluntades personales) y 'que la suma de las opi niones y voluntades personales constituye, por mayoría en vota ciones por ejemplo, una Opini6n y Voluntad colectiva, que ha de ser la Ley de Todos. Así se procura que, bajo la Mayoría y las Personas, perezca el pueblo o gente, eso que anda por ahí abajo y no se sabe lo que es, pero que es 10 contrario que las Masas de Individuos, eso que no tiene mayoría ni número ni personas, sino 5610 un deseo in curable de que lo dejen vivir y una raz6n común, que es el len guaje popular mismo, que se burla de todas las Ideas que le im pongan los Señores. Eso no acaba de morir nunca. He aquí una muestra abreviada de c6mo han ido las cosas es tos últimos años entre esa horda del pueblo que son los estu diantes, algo peligrosos siempre de ser populares y desmandados (tampoco en su mayoría, claro) por el hecho de no estar bien
Repaso de los 10 Ó 13 años pasados
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formados del todo ni tener colocación fija: pues bien, después del inesperado'y desconcertante levantamiento de estudiantes por el mundo, años 65-68, vinieron los de asimilación del susto, en gran parte a cargo de los Ideólogos y líderes de Partido, y en consecuencia un proceso de politización, que empezaba en los Institutos, a los 15 ó 16 años: eso fueron los años 69-74; con ese proceso se consiguió un aburrimiento profundo de los sucesivos estudiantes y un desencanto de cualquier política de políticos; así comenzó la fase que hoy conmemoramos, años 75-89; que se describe bien como un avance progresivo del desinterés y des entendimiento de la gente estudiantil respecto a ideas políticas, organizaciones y votaciones, desde las vagas manifestaciones de los años 77-80 (¡a veces para pedir cosas como Exámenes de Fe brero! -la Virgen los perdone) , hasta los brotes de hace 3 y 2 años en Institutos y Universidad, ahogados ya por la compren sión de la Autoridad y la estudiosa credulidad de los muchachos dirigentes, y hasta llegar a este año, en que me cuentan que las cotas de no-participación en votaciones de representantes estu diantiles y demás monsergas está alcanzando en la Universidad cifras nunca oídas, como del 5 o del 8 por 100 de participantes. Esto podría tomarse' como una leve señal de buen agüero, sano fruto del escepticismo popular y la razón común, viviendo a pesar de todas las Pedagogías, si no fuera que no son, ay, las de los políticos las únicas ideas que dominan la vida Y la razón, ni mucho menos. A saber: que no puede la gente honrada que piense sobre el asunto, al ver el evidente derrumbamiento y decadencia de las ideologías políticas en estos años; ni debe, hacerse ilusiones de que con ello acabe el dominio de las Ideas sobre la gente. Cuando algunos de los Ejecutivos de Dios más descarados proclamaban ya hace años "el final de las ideologías", y que ya no hay en realidad Política ni Partidos, sino sólo Técnica y Eco nomía, confesaban por un lado algo de la verdad, pero más insis-
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nan en la mentira por el otro, al creer y hacer creer que eso de la Economía (con Tecnología y su Padre que los parió a todos) no es, en cambio, cosa de ideas, sino algo así, vamos, como la Realidad. Pero esta Realidad está hecha de ideas; esa Economía es en verdad Política: es la Política del Dominio que nos toca; y es contra sus ideas constitutivas (la fe en el Futuro, que sostiene la marcha del Dinero Progresado, que es puro tiempo, la creencia en la Persona y en su firma, y en cómo se crean Masas de Perso nas, la fe en que hay que vender y que ése es el destino de la vida y de la Humanidad), es contra esas ideas contra lo que el pueblo sigue, si puede, rebulléndose y razonando. Era esto lo que más importaba recordar: que aquello que se proclama práctico y realista está sostenido por las ideas y la fe, ante todas la idea y el saber del Tiempo: o sea, como siempre, pero según la modalidad actual de Dios. No olvide el pueblo que el arma y ministerio más importan te de Estado y Capital son las ideas, esto es, las mentiras; sin las cuales no puede haber sometimiento del pueblo ni administra ción de muerte.
Probablemente, para un Diario portugués durante un viaje a Coimbray Lisboa por el '90
PROFECÍA Y CONTRAPROFECÍA PARA UN DECENIO
¿Qué va a pasar en estos 10 años venideros?, es una cuestión que tiene respuesta doble y contradictoria, según que se tome para aquéllos que creen en el Futuro O para los que no. A) Los que creen en el Futuro son el Estado y Capital (la forma actual de Dios) y los Ej ecutivos de Dios debidamente identificados con su cargo en la Administración del Capital o del Estado, o de ambos juntamente, pues que ambos en su progreso han venido a ser el mismo: ellos son los que tienen un Futuro; de hecho no tienen otra cosa que futuro, y sólo de futuro viven, así en el Crédito Bancario como en los presupues�os estatales. Y también, los sabios calcyladores de las Estadísticas y de la Cien cia misma son ejecutivos de Dios en tal sentido y c ontr ibuyen a imponer y consolidar la fe del Futuro entre
las poblaciones.
Un Futuro tienen Ellos, y ya hace mucho tiempo que con el Futuro vienen manejando y formando, a los Indivíduos de sus Masas de súbditos y clientes: los cuales, por tanto, en cuanto In divíduos o Personas bien constituídas, tienen igualmente que creer en el Futuro, el de cada uno y el de la Humanidad en su
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Agustín García Calvo
conjunto. Que esa fe sea total, que cada uno de todos crea que él tiene un destino que desde Arriba les anuncian, ése es el ideal al que aspiran por todos los medios Capital y Estado. Ellos saben que ése es el modo de conseguir que nunca pase nada más que lo que ya ha pasado (puesto que está previsto) y de cumplir con su misión esencial, que es la de administrar la muerte. Pues bien, para Ellos la profecía es clara y neta: seguirá im poniéndose en estos 10 años el modelo único y triunfante de Administración, llamésele Demotecnocracia o Tecnodemocracia o como se quiera, en el que Política y EconofiÚa se confunden en una misma cosa. Seguirán los países subdesarrollados y en vías de desarrollo aspirando a ese modelo y, cada vez más de pri sa, accediendo al estatuto de los Países Desarrollados. Seguirá, por tanto, el proceso esencial de la Demotecnocra cia, que es la producción de inutilidades: producción de cosas vacías, que sólo sirven para producirse, y hacer con ello que se siga trabajando sin necesidad, y para venderse (creando con ello ' más trabaj o, en la venta y en la compra) , y en fin moviendo mi les de millones para nada. Se seguirá, para ello, machacando pueblos y ciudades, susti tuyéndolos por conglomerados urbanos informes y desiertos cruzados por autopistas, que es el ámbito que Estado y Capital requieren para Su movimiento. Se seguirán aniquilando las posibilidades de vida, reduciendo la vida a mero tiempo computable, vacío, sí, pero nunca apare ciendo como vacío, nunca como puro aburrimiento, sino como vacío llenado, como aburrimiento recubierto, con las diversio nes para Masas, que no son más que la otra cara y el comple mento del trabajo inútil: en trabajo y en diversiones, el mismo tiempo vacío, que es la forma última del dinero. Así que se seguirán, por ejemplo, produciendo y vendiendo automóviles y televisores, cada vez más evidentemente inútiles, cada vez más imposibles de vender, pero vendiéndose sin embar-
Profecía 'Y contraprofecía para un decenio
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go; porque es poco probable que en estos 10 años se les ocurran a los Ejecutivos (son tan lentos) nuevos medios de explotar a las poblaciones; y así es de temer que en Portugal mismo, sometido a toda prisa al proceso de desarrollo, se vea todavía levantar las vías terreas de los tranvías de Lisboa y de los sabios ferrocarrili tos (de Oporto, por el Duero y el Túa arr iba hacia Braganza), en aras del Auto inútil y sus parkings y sus autopistas, y ello cuando ya en las partes más desarrolladas se esté sintiendo la im posibilidad de seguir por esa vía. Y se seguirá informatizando y automatizando los servicios (no para trabajar menos, sino por que Dios así lo manda), con la imposición de chismes informáti cos y cibernéticos, que sólo en la Ciencia-Ficción funcionan bien, mientras que en la Realidad sirven tan sólo para aumentar el embrollo y la pérdida de la vida. Y se seguirá haciendo que la población del Mundo aumente a velocidad acelerada, la produc ción de niños, en verdad futuros compradores de chips informá ticos, automóviles y televisores.
y se mantendrán en tanto focos de guerritas en' las márgenes del Mundo desarrollado, en los países
que aspiren todavía
peno
samente a alcanzar el estatuto del Desarrollo, a fin de mantener viva la idea de 'guerra' en las poblaciones de manera que crean que esta barahunda es una
Paz. No se llegará probablemente en
esas fechas todavía al gran derrumbamiento del Sistema, al que la locura dominante de Estado y Capital se condena por sí mis ma. Pero entre tanto, en 10 años todavía ... seguirá el negocio y la locura que se llama realismo, esto es, fe en el Futuro. B) En cambio, a los que no tienen Futuro, a los que no creen en el Futuro, ni de uno mismo ni del Hombre, a la gente co rr iente y medio popular, que siente todavía una llamita de vida posible en sus entrañas y su piel, que siente un hálito de razón en el lenguaje popular en donde ella vive ... a ésos todas esas pro fecías de los Ejecutivos de Dios les suenan a mentira; ésos se ríen del año 2000 que les vienen vendiendo desde hace 50 años; se
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niegan a creer en fatalidad ni destino alguno: saben como canta don Antonio Machado, que "Caminante, no hay camino: / se hace camino al andar". Para ésos los 1O años que vienen no son nada: son una pregunta que no ha encontrado su respuesta toda vía, y por más dura que sea la resistencia contra el Poder, esos 1 O años son un campo de batalla contra el Futuro que les impone Estado y Capital.
27 Febrero '91 AVISOS PARA EL DERRUMBE 1
DESDE LA LOCURA
Queridos biznietos: me figuro y temo que, al recibo de ésta, estaréis pasándolas muy
putas, ¿no?
¡La qe penas y miserias! De
lleno os estará tocando el ,fracaso declarado del Sistema, el estro picio de la economía y la política y "de toda la Ciencia a su ser vicio. Y que no habréis tenido donde esconderos del derrumba miento. Cuando el sistema se mete así hasta el retrete en las casas y las personas, su declaración de ruina y ,de falsía no puede me nos de aplastaros y dejar llenas de vacío vuestras, viditas breves. Pocos serán, supongo, los que hayan escapado, por la vía que sea, del desastre, y que entre ellos no estaréis vosotros, criaturi tas, que algo habréis tenido que heredar de la bobaliconería pro pia de la familia. Así que, entre los ajetreos del sálvese quien pueda, seguro que no tendréis mucho humor ni ganas para leer estas letras de vuestro dudoso ancestro; que, si alguna vez os acordáis de noso tros ("¿Carta del doctor García?
-Ah, ¿uno que era médico de
moribundos?- Que dice que era bisabuelo nuestro"), será para maldecirnos sobre nuestras tumbas, "Pues ¡vaya mundo que nos
han dejao los muy cabrones!"
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Pero, con todo, por si acaso... Con doble intención os escri bía, hermosos, con dos intenciones y contrarias: que es que, si uno se pone a hacer malos augurios y figuraciones negras, lo hace por lo bajo con la esperanza supersticiosa de que eso mis mo contribuya a que no se cumplan sus augurios y figuraciones. Es como cuando llegaba uno ante la puerta de una en cuya bue na o mala acogida le parecía que se jugaba mucho, y entonces, al ir a tocar el timbre, se ponía, como un conjuro, a imaginar con todo el pormenor posible la cara ceñuda y la voz agria con que la otra le iba a abrir la puerta; que, como es regla de la reali dad que nunca responda exactamente a los cálculos y profecías, así estaba ya impidiendo por lo menos que ella lo recibiera con exactamente aquel gesto y aquella cara. Conque, si al recibo de ésta, prendas queridas, os encontráis tan alegres y felices, no sabéis qué suspiro de alivio daba de lo más hondo, si estuviera vivo, y hasta que presumiera un poco de haber hecho fracasar mis funestas figuraciones con el solo hecho de formularlas. Pero, en fin, por si os encontráis, sin embargo, metidos en el embrollo y desconcierto previsible para ese vuestro mundo post desarrollado, por eso os mandaba aquí estos avisos, por si os po dían valer de algo. y 10 primero, que supiérais que, ya en este tiempo que os escribía, harto claros eran los síntomas del desastre y de la ruina; sólo que era justamente parte de ellos el que la mayoría no pu dieran o (qué más da) no quisieran verlos. Eran evidencias de la locura de la mayoría (y en grado sumo, de sus ejecutivos repre sentantes), de la demencia de la normalidad. Mirad, hoy mismo, 17 de Febrero de 199 1, mientras os esta ' ba escribiendo en la máquina de la consulta, los ratos que no ve nía a darme la tabarra algún paciente, estaba viendo caer la nie ve, la nevada tardía de este año, por las cristalerías de lo alto de este bloque que la locura había construído y donde me había a
Desde la locura
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mí alojado. Pero casi nadie, seguro, estaba viendo caer la nieve; seguro que estaban, la mayona, con los ojos fijos en la pantallita (disculpad, queriditos, que os la nombre, que ya sé que os hará torcer el morro, .después de la revuelta de aproximadamente el 2045; pero, aunque no queráis creerlo, ahora había muchos que se la seguían comprando y metiéndola en sus casas), la pantallita donde les servían la realidad. Les estaban estos días sirviendo como realidad principalmen ' te una falsa guerra (tal vez habréis leído algo del caso, cuando íbais a la escuela), una pantomima de 10 que había sido la guerra en tiempos de la Historia; una pantomima costosa, eso sí, y tam bién sangrienta, claro: quien tema que despilfarrar millones, te ma de paso que despilfarrar unas cuantas vidas, aunque no más que en otros de los despilfarros de que iba en nuestros años la Economía malviviendo; la contabilidad, entre nlillones de dine ro y miles de almas, no podía distinguir mucho. y en fin, que con esa penosa farsa llevaban siete meses ofre ciéndole a la Humanidad historia contemporánea a la desespe rada. Es un ejemplo: os lo contaba para que os hiciérais una pri mera idea de a qué punto había llegado en esta fecha que os es cribía la locura normal· o mayoritaria. Casi todos estaban viendo esa realidad televisiva. Casi ninguno estaba viendo caer la nieve; eso no era real, o muy poquito. ¿Os vais dando cuenta de cómo ya en los días de vuestro triste bisabuelo estaba en marcha la de mencia, la que ha llegado a derrumbarse sobre vosotros, vidas mías, con esas penas y quebrantos? y había también ya por ahora muchos profetas bienintencio nados que les anunciaban para el futuro catástrofes y apocalipsis, que creían en la Guerra Nuclear (no pongáis esa sonrisa tan agria, hombre: sed un poco piadosos) que iba a hacer reventar el Globo, o clamaban que a este paso nunca más iba a caer nieve sobre el mundo.
Agustín Garf:Ía Calvo
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Pero ya veis: también eso servía para cegar a lo inmediato y lo palpable, a los síntomas de la locura que estaba ya floreciendo en nuestros días. Vosotros ahora estáis ya viendo cómo se equivocaban por igual las promesas y las amenazas de Futuro, 10 mismo las de los profetas apocalípticos que las de los siniestros servidores del Sis tema, que seguían todavía clamando que su Sistema era el Futu ro de la Humanidad, que iban por algún camino, hacia alguna meta, creyendo que iban a seguir desarrollándose por siempre, ampliando su negocio otros diez años más, otros veinte años. Ya veis vosotros, desgraciadillos de mis ojos nuevos, adónde han ido a dar las promesas y las amenazas: ni apocalipsis ni desa rrollo: nada: esas miserias, esas penas. Que es que ese mundo, con su política y su economía, lo había montado el ideal fantás tico de los orates del Poder; y ahora, vuestro ahora, desmontar todo el armatoste, hallar entre las ruinas senderillos para ir vi viendo, eso cuesta, ¿verdad, amores?; eso cuesta, sí, lo que os está costando. Que por eso os escribía: por si eso podía ayudaros a no desesperar, sobre todo a no recaer ya más en las huellas de la locura. Pero, por ahora, con sus proclamaciones de Futuro, lo que trataban de conseguir (sin darse cuenta, claro: nadie se da cuenta de lo que hace: si se diera, no lo haría) era hacerle creer a la gente que estaban viviendo la Historia, que iba a pasar, mañana mismo, o mañana, algo trascendental; para que, cegados con eso, no sintiéramos lo que estaba pasando aquí, ahora mismo, en esas calles atestadas de cucarachas de lata que se veían desde estos ventanales , moviéndose para no moverse.
De esta demencia nacía esa miseria que vosotros, tristecillos, estaréis pasando. Y el caso es que todavía a una minoría de ellos los trataban como locos, encerrándolos y analizándolos: los que vivían en un mundo, decían ellos, irreal, en sus fantasías y sin sentidos propios, incapaces de manejarse en este mundo de la
Desde la locura
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realidad de la mayoría. Y no se daban cuenta de que ese mismo diagnóstico le era justamente aplicable a la mayoría, a la norma lidad: ese vivir en la realidad televisiva y la fantasía de la Historia Contemporánea, ese no saber palpar y sentir las cosas a su derre dor ni sus mismos corazones más que a través de una como capa de celofan de demencia generalizada. Acaso se os ocurra, si me leéis, malhumorados como me es taréis leyendo, que bueno, que el mundo ha estado siempre loco, que las mujeres, como decía la otra, están locas todas, que la razón humana no es más que la flor de la locura. Y puede ser: pero otros tiempos yo no los conocía más que. en éste; y en éste os quería hablar de todos.
y deciros esto 10 primero: que aun cuando la locura, o me jor llamarla idiotez, venga a proliferar de esta manera, que idiota sea la mayoría y loca la normalidad, no importa, vidas mías: hay un criterio para reconocer la demencia, que no es el criterio de la mayoría y de la norma: hay, en esta lengua común con que os escribía, una razón siempre viva que puede llamar a la mayoría y a la normalidad idiota y loca. Eso era lo que quería yo escribiros, que supiérais que ya des de aquí os estaba este ancestro vuestro acompañando en vuestras penas. ¿Os ayudará esto en algo para irlas pasando con la mejor gracia? ¿Nos perdonaréis por ello un poco de haber recaído en esta fe de la demencia y haberos dejado semejante mundo? En todo caso, si me dejan (ahora veía tras la puerta de crista les la sombra de un paciente que apenas se atrevía a tocar con los nudillos), otro día os seguiría contando cómo era esta locura. Recibid, por favor, fríos y todo ya, mis abrazos, y salud!
4 Abril '91 AVISOS PARA EL DERRUMBE 2
EN EL P OZO
17 de Marzo de 199 1. Queridos biznietos: no podía esperar contestación
réis ya
mi
carta (¿sabréis escribir vosotros todavía? o
volviendo a aprender a usar las manos y las
todo caso, ¿adónde esperaba .
íbais
a dir igir la carta?),
así
letras?;
¿esta y en
que tampoco la
y ahora, cuando os empezaba a escribir esta segunda, me
parecía estaros viendo allá en lo alto, en el alegre cielo de
los vi vos: como si estuviera yo aquí hundido, chapoteando en las ne gras aguas, estribándome en piedras babosas a duras penas, de un pozo muy profundo, y al levantar la vista, viera allá arriba vues tras cabecitas (¿ cinco?, ¿ocho?: no se distinguía cuántas) asomán dose del brocal, sonriéndoseme todas, no sabía si de compasión o si de burla, o si las dos cosas, mientras por detrás las abanica ban contra el cielo unas como ramas de almendro florido a las ráfagas loquillas de otro mes de Marzo. y ¿vosotros? ¿Me estáis viendo mientras os escribía trabajo samente en estas turbias honduras de vuestro pasado muerto que era nuestra actualidad ajetreada? ¿ Qu é veis vosotros ,. · criaturitas? Acaso sigan todavía engañándo os , en la escuela, en los periódi-
En el pozo
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cos, con estampas de la Historia a los finales del siglo xx, como los contábamos desde Cristo, para olvidarnos de 10 que él decía, "No cuidéis del día de mañana". Pero no, no creo: ya habréis tenido tiempo de descubrir (a costa de cuántos desgarrones de núseria) la mentira del tiempo imaginado; ya casi no tendréis Historia. Y no: yo no era Histo ria -no queráis enterrarme en las fotograñas ¡;le los archivos. Ya la lluvia habrá borrado las ideas, desparramado el viento los nú meros de sus fechas. Y yo, según os estaba aquí escribiendo... Estaba metido, es verdad, en todo este embrollo, sí, pero también verdad que, yo, era ajeno de todo esto:¿qué tendrían que ver conmigo esas imá genes y noticias que nos metían cada día por los ojos?
.
Si, os estaba escribiendo, con penas y tecla a tecla, en esta máquina vieja que me habían dejado, en esta nú consulta de moribundos, montada en 10 alto de esta torre de pisos, que era todo lo que sabían hacer, los pobres (se habían olvidado de 10 que era una casa, una calle); y los sentía allá abajo vocear la ac tualidad por los altavoces, y si me asomaba un poco al bies, la veía relampaguear en el repetidor gigante que habían montado en el rascacielos ciego del Supermercado. Y ¿sabéis qué era la actualidad? Pues mirad, retoños, para que os sonriáis allá en vuestro cielo, con burla, si queréis, pero también, por favor, un tanto compasivamente: era que se había declarao la Paz. ¿Eh? Pues sí: habían estado durante meses y me ses, haciendo una inútación de guerra, allá por donde solía Sim bad el Marino naufragar de vez en cuando, una parodia sangui nolenta y chapucera de 10 que había sido siglos atrás la Guerra:
ya sabéis, en tiempos de los Estados. Habían estado meses y meses calentando a fuerza de panta llazos y de titulares una amenaza d� catástrofe (¡que la gente cre yera que al fin iba a pasarles algo!), hinchando a tamaño de su perhombre las jetas tristes de unos mequetrefes que se creían
Agustín García Calvo
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que regían los hilos de la Historia, y luego, durante unas sema nas, fabricando imágenes y noticias (¡con qué trabajitos, mucha chos, con qué sudores de los siervos de los Medios de Forma ción de Masas!) , que dieran la impresión de que había habido una guerra, a fin de que ahora... ¡la Paz! Querían ahora que, como había terminao la guerra, pues había llegao la Paz: trataban de vendernos la Paz, angelitos 'míos, que tenía que hacérsenos preciosa, puesto que había peligrado; que teníamos que cuidarla con todo mimo, tomar todas las me didas internacionales y prudentes para que no se volviera a repe tir la historia. Os dais cuenta de lo ramplón de la trama y de la trola. ¿Os preguntáis vosotros que si colaba? Bueno, pues dígase en honor de la gente que, la verdad, la gente no respondía mucho a tanto bombo. La mayoría, nada, en el mismo marasmo de antes, como si les contaban que habían llovido ranas en Nuevo Méjico o que el Papa había estrenado, para la entrevista con el Lama del Tibet, enaguas nuevas; pero había muchos también (se lo notabas en las caras, en el Metro a media mañana o haciendo cola para el Mu seo de Perifollos de Vanguardia) que hasta andaban medio ca breados y mohinos, como si por lo bajo se percataran de la to madura de pelo a que los habían sometido, y especialmente los que habían llegado a salir con pancartas de NO A LA GUE
RRA,
se les veía quedándose con la boca abierta y hasta algo
torcida de reconcomio. Pero ¿qué queréis?: como eso era por 10 baj o, aquí segu�an las mayorías tragando paz: esta paz en que los mataban a racimos cada semana en las autopistas del Señor, o los asfixiaban lenta mente en las cámaras de gas de sus propios habitáculos, o perdían el j uicio escandalosamente algunos, o se quedaban los más de ellos tontos de solemnidad hasta la muerte salvadora. Tal era nuestra paz, desventurada prole, que quería yo, aun que no me respondiérais, seguírosla contando con más detalle
En elpozo
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(ya para otra: ahora no podía ya seguir más rato, que había entra do la enfermera a decirme que tema dos medio desvencijaos es perando en la salita, y que parecía que no se llevaban muy bien el uno con el otro), y eso, para que supiérais cómo era esto, y que las miserias del derrumbamiento del Sistema, que estaréis vosotros padeciendo en pleno, ya estaban bien patentes, para quien quisiera verlas, en este despilfarro de vidas y de palabras que había organi zado la Administración (la de la muerte, ya sabéis: no bastaba con morir: tenían que administrártelo), y eso sin mala intención nin guna, no creáis: simplemente a fuerza de fe y de imbecilidad. Por que es que los dirigentes y ejecutivos de la cosa tenían que pasar por un examen de fe que asegurase... (Esperad un momento). (Ya. Es que había tenido que salir a decirle a mi hechicera que me los er.. .:retuviera a ésos dos minutos con una revista del corazón y una de motos). ¿Qué os estaba yo diciendo? Ah, sí, pues eso: que seguían ellos hablando de, por ejemplo, la Construcción de Europa, o de la Ayuda a los Países en Vías de Desarrollo, o de Regulación de los Resíduos Nucleares (ya veo la risita de mala sombra con que me estáis leyendo), o sea, sí, tal y como si supieran de lo que hablaban. Se les había acabado a los pobres el cuento de la Guerra Fría y de la Coexistencia Pacífica, del que habían vivido casi medio siglo (no sé si os habrá llegado algún recuerdo de esa historia), y con la rendición de todos al modelo único, se habían quedado un poco desamparados y sin ideas... ¿Sin ideas? ¡Ca, hombre!: seguían ellos, los políticos de nues tro tiempo, hablando, hablando, diciendo una y otra vez lo que estaba dicho, y debatiéndose con ideas o fantasías de 40 o 50 años atrás: que s i imperialismo yanqui, cuando y a e l Imperio de los Estados Unidos de Norteamérica (no sé si recordaréis dónde era eso) había decenios atrás entrado en bancarrota; que si princi pios socialistas, cuando hacía tanto que el único principio, MO-
Agustín García Calvo
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VER CAPITAL, era el mismo para todos los Partidos; que si li bertad de expresión, cuando era ya una plaga de la vida 10 libre mente que se expresaba todo Cristo ; que si ' dólar'
o
que si
'oro ' , cuando hacía tanto que el dinero de verdad eran las cosas mismas (y las personas) , porque las cosas no eran todas ya más que dinero; que si hambre . . . Hambre e n las márgenes del mundo, claro, que querían tra tar como si fuera el hambre de la prehist,?ria, ocultando que esas hambres marginales eran 10 que sostenía esta hartura de ideas de comida de que vivían las masas del Mundo Desarrollado. Que no serán tampo co como esas hambres que vosotros me' temo, pajaritos de mi consuelo, que estaréis sufriendo ahora, mucho más verdaderas, en ese derrumbe de la Administración y de su Ideal que os habrá tocado. Que confiaba yo que os sirvieran (también el hambre puede ser una clara flecha, casi como de amor) para aguzar vuestros en tendimientos para encontrar senderillos entre las ruinas . Pero para eso quería deciros cómo eran aquí las políticas de los tristes ej ecutivos: una incapacidad para sentir y palpar lo que estaba pasando de veras aquí mismo, donde ellos hablaban y yo os escribía, pero una incapacidad conseguida por el tener que verlo todo a través de las ideas correspondientes a un mundo de
40 o 50 años antes, que era el que ellos podían concebir; o sea, hacer historia contemporánea. Aquí os lo escribía para que no siguiera pasándoos a vosotros también 10 mismo: que supiérais 10 viejas que eran, de tiempos de antes de vuestro bisabuelo, las realidades con que algunos qui zá todavía quieran seguiros engañando. Que no os siga pasando a vosotros lo mismo, criaturas; que reneguéis de la Historia, y es carmentéis en nosotros que yacíamos en lo hondo de este pozo. ¡ Sentid 10 que os pasa, por duro y desconcertante que ello sea! ¡ Sentid que . os estáis muriendo como yo me había muerto! : no le deis nombre, no le pongáis credos.
En el pozo
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Para volver a la vida, queriditos, niños lejanos DÚOS, empe zad por romper con la mentira, con la idea de la vida. y comprendednos, allá en lo alto, en el redondel de cielo de vuestra primavera pasajera; y no nos maldigáis tampoco dema siado: no sabíamos lo que hacíamos.
8
Mayo
'91
A VISOS PARA EL DERRUMBE J
DE
LOS CR ÍMENES DE
LA
FE
7 de abril de 1 99 1 . Queridos biznietos: no dejaba aquí de pensar, según me acordaba de vosotros, angelitos sin nombre, criaturitas por venir, la de penas que estaréis pasando por ahí en tre las ruinas y los escombros, tratando de abrir caminitos nue vos entre los montones de cemento resquebrajado y plástico rancio y latas herrumbrosas. ¿Será posible que estas construcciones de la demencia sirvan por 10 menos para hacer ruinas, unas ruinas decentes como las que aquí nos habían dejado de otros siglos y cultivaban ahora en vitrina los guardianes de la Cultura? Bien quería yo poderos imaginar parecido a como nos íba mos todavía nosotros algún día de merienda bajo las naves me dio derrumbadas, medio comidas de musgo y hiedras, de algún convento cisterciense, o a tumbarnos bajo una encina a la 'vera de un tramo de vía de romanos, con la grama y la avena loca creciendo entre las grietas de las losas desvencijadas: que así, pu diérais ir vosotros alguna tarde a coger moras de los zarzales cre cidos en las resquebrajaduras de una autopista abandonada abier tas por las torrenteras y los tractores vengativos de una rebelión'
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De los crímenes de la fe
tardía, o recostándoos a comer tortillas y fiambres al amparo de los almeces y acebuches tortuosamente nacidos entre los escom bros de un conglomerado de bloques suburbanos con las vigas de hormigón caídas y desgarradas cubriéndose ya piadosamente de madreselvas, y al remover con el pie algún terrón con lañas de alquitrán pegadas, algún montón de esquirlas de sanitario blanqueantes, quedándoos un rato pensativos y alguno de voso tros murmurando una elegía ("Aquí la ilusión trazó sus pistas rectilíneas, alzó sus bloques verticales . . . ) mientras viniera el ge "
mido de la flauta de algún otro desde los juncos de allá por don de un arroyo corriera redimiendo de líquenes y lodos 10 que ha bía sido el basurero enorme de la vieja capital desierta. Así me esforzaba yo en imaginaros, viditas mías, pero algo no me dejaba; algo me enturbiaba el espejo de vuestras caritas y me las volvía, en vez de tristes, rabiosas y maldicientes contra la estupidez de vuestros ancestros que tan dificil os dejara la tierra y el respiro. No lograba creerme que esto que aquí seguíamos haciendo pudiera dar nunca (o ¿ cuántos biznietos de vuestros biznietos haóan falta?) ni siquiera ruinas: porque aquellos puentes y cate drales de otros tiempos se habían hecho para algo, para el uso, para el lujo, y sólo después, vencida su utilidad o su vanagloria por los años, vení� a caer en ruinas y volverse escombros; pero, cuando lo que se estaba haciendo era ya basura edificada, era ruina y nada recubierta de cromos y letreros luminosos de men tiras . . . ¿qué ruinas de nada iba eso a poder parir, en qué basura redentora convertirse?
Sí: razón tendréis para maldecirnos, cabecitas j uiciosas. Pero queóa yo que supiérais más exactamente cómo era este reino de la estupidez que estáis maldiciendo ahora, y para eso me empe ñaba en escribiros, robándoles algunos retazos de minutos a los pacientes que subían apiñados en los ascensores, y hasta algunos arrastrándose por las escaleras, hacia esta mi consulta d� mori bundos en este último piso de la torre.
38
Agustín
Garda Calvo
Porque os preguntaréis vosotros cómo era posible que se si guieran cometiendo, con tal consentimiento de los poderes y las poblaciones, durante tantos años, tantos crímenes legales, tantas construcciones de niños enloquecidos y venenosos, tanta furiosa fabricación de nada aparatosa, sin que un rayo de sentido co mún, un pálpito de un resto de sentidos vivos, no hubiera veni do al punto a romper el hechizo y a parar la empresa de la idio tez gigante. ¿ Cómo era que, teniendo a la mano las vías de traslado sen satas y potentes, ferrocarriles, tranvías, trenes de mercancías, dis puestas a resolver limpio y barato todos los problemas que hicie ra falta, se dedicaban, durante casi un siglo, a promover los medios inútiles y torpes, autos personales, autobuses y camio nazos, hasta dejar las tierras y ciudades convertidas en esa masa de basura en que estáis ahora debatiéndoos, hermosos míos?, ¿y abandonar las vías de hierro en marcha y las estaciones en vida para trazar unas rayas de alquitrán blandas y trabaj osas, y hasta embudos para bólidos presos de velocidades ideales, a través de los desiertos?, ¿y en vez de dejar que cada cual se subiera al tren donde quisiera y cuando pasara, obligar a que cada uno se hi ciera su propio chófer y mecánico y tuviera que trabaj ar su ruta, para ir todos en fila al mismo sitio, pero cada cual por su voluntad? ¿ Cómo era que seguían, en vez de dejar vivir a la gente por los pueblos y ciudades inventados para la vida, embutiéndolos en nichos personales de bloques suburbanos, cada nicho con su televisor para entretener la muerte?, ¿y que, teniendo me dios para regular los nacimientos, siguieran produciendo a cho rro más y más futuros compradores de pisitos y de autos. perso nales? ¿ Cómo era que, disponiendo ya desde mucho atrás de las máquinas útiles para trabajar por ellos, tenían que trabajar cada vez más horas y más tristes?, ¿que, después de tanto haber lucha-
De los crímenes de
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la fe
do por la reducción de la j ornada y la semana, al cabo de un si glo, contando las horas de ir y venir del tajo tuvieran que traba ,
jar más horas que sus bisabuelos, que apenas les quedaran luego
más fuerzas ni ingenio que para jugar al bingo? ¿ C ómo era que pudieran seguir inflándoles el aire y las cabe zas a fuerza de emisión y recepción de información inútil, y en marañándolos de cables y ondas de comunicación de nada, y hasta haciéndoles a cada cual hacerse cargo de su receptor y emisor personal de informaciones, hasta conseguir ese caos in formático en que habéis nacido y del que con tantas penas estáis tratando ahora de desembrollaros? ¿Cómo era que, habiéndose hecho tan claros descubrimien tos de las mentiras que la Religión había impuesto a las pobla ciones, seguían al final de este siglo haciéndoles tragar memeces científicas tan infantiles y tan imperiosas como no las habían so ñado las religiones de la Historia? ¿Que cómo? ¿Que por qué? Bien podría yo, simplificando
,
responderos "por dinero " . Ya, ya veo que se os quedan las caras (¿ por dinero"?) como largas y perplejas: porque vosotros ya ha "
béis tenido tiempo de descubrir lo inane y lo sublime de esto que llamábamos dinero, y os cuesta ya mucho entender que Un ideal, un va cío, pudiera mover tanta producción de cemento ar mado y de hard-ware y de soft-ware. Los que dedicaron su vida a la prom o ción de tanta mierda de colores ¿os preguntaréis acaso vosotros, desde ese vuestro cielo en trenublado, con esos ojos de niños buenos y tristes, qué fué 10 que se llevaron a la tumba? No: más bien (porque vosotros ya sabéis que a la tumba no se lleva uno más que lo que ha vivido) os pregunta réis qué fué lo que de esos crímenes legales sacaron en sus vidas.
Pues eso : pues dinero. Sí: porque les habían hecho creer que el dinero seguía com prando cosas. Sabían al mismo tiempo, por lo bajo que las cosas ,
no eran ya más que dinero. Pero no importaba: el caso era mo-
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Agustín Garda Calvo
ver capital (eso era la vida), y con el capital los nombres y los culos de los ejecutivos y currantes a su servicio. Pero no iba a ser yo tan simple como para deciros sencilla mente "por dinero": lo que quería recordaros, oh crías nuevas de mi vejez perdida, era que no hay bestialidad ni miseria sin un ideal que la justifique: que no hay crimen sin fe. Tenían ellos su ideal, y era el ideal el que promovía todo .esto. y en sus ideales creían ellos ciegamente: creían, por ejem plo, en la Democracia, esto es, en la libertad individual, en eso de que, si uno se compraba un auto nuevo, era porque le daba la gana, y si lo sacaba un fin de semana a la autopista para hacer fila con los otros miles que habían tenido la misma idea, era la liber tad individual de cada uno lo que había producido esa serie conjunta de voluntades. y creían también en el Mañana (no os riáis, mis niños, re cordando aquí que su mañana íbais a ser vosotros), creían que este negocio y tinglado del que llevaban casi un siglo .sustentán dose iba a seguir así por siempre, desarrollándose, pero siempre el mismo: que iba a haber por siempre autos y siempre ordena dores y siempre televisión, cada vez más perfectos, como en sus películas de ciencia-ficción lo eran, y que así podrían por siem pre seguir creando empresas multinacionales y por siempre edifi cando montes de basura. Pues ahí tenéis: eso era lo que quería yo recordaros hoy, por si acaso también en ese mundo vuestro siguen levantando cabeza los ideales y siguen todavía sonando los eslóganes de la fe, de la fe en la Democracia, de la fe en el Mañana, como los que aquí nos taladraban los oídos. Que 'recordéis, mientras os debatís entre las pestes y miserias que os han dejado, eso: que no hay crimen sin fe. Que cada vez que veáis asomar entre los escombros algún artículo de fe, algu na idea, pues que escupáis al punto, y dejéis que de la negación florezca lo que sea.
De los crímenes de la fe
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y bien quería yo, cariños, seguir contándoos m ás despacio cómo eran las obras que la fe estaba haciendo en nuestro mun do, pero es que se me había colado en la consulta una moribun da desesperada, que amenazaba con echárseme al cuello si no le hacía caso a ella. Así que ahí os mandaba, soplándolos como vi Ianos a vuestro cielo desconocido, muchos besos.
6 Junio
'91
A TlISOS PARA EL DERRUMBE 4
¿CÓ MO EMPEZ Ó ESTE DESASTRE?
19 de Mayo de 1991 . Queridos biznietos: y ¿por qué sería
esto de que, cada vez que echaba los oj os a lo lejos para escribi ros, me os apareciérais con cara de niños siempre, furiosas
tal vez
y recriminadoras, pero de niños? Y eso que bien sabía yo que,
cuando llegárais a leer mis cartas, si alguna vez llegábais, andaríais más bien provectos y cincuentones seguramente, o tan viejos acaso como yo cuando os escribía. Pero no, pero es que, sin embargo, yo tenía que veros siem pre como niños (¿no lo entendéis?) , porque es que no podía ser que, después de tanto, siguiérais naciendo y naciendo impeni tentemente para seguir envej eciendo y haciéndoos adultos y
aprendiendo, a fuerza de golpes contra el vacío, la resignación a la servidumbre: que no podía ser que viniérais vosotros a ser he
rederos de mi vej ez y de mi experiencia, sino herederos de mi niñez y de esto nunca del todo hecho que seguía latiendo bajo
la persona, baj o la máscara de cartón endurecido. Así, durante este rato, que le había dado orden a la enfer mera de que entretuviera a los moribundos que llegaran a con sulta re citándoles en la antesala algunas fabulillas, este rato qúe
¿ Cómo empezó este
desastre?
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me había guardado para vosotros, al echar la vista de los altísi mos ventanales de esta torre, allá , por un milagro de las lluvias tardías limpio el cielo de Mayo por cima de la peste metropo litana, veía casi como una imitación al natural de aquellas nu becillas, recortadas netamente, de barriguitas sonrosadas, que pintaban en sus fondos los primitivos de los renacimientos, na vegando quietas hacia el punzón de plata de un lucerito en el azul tan levemente teñido de violeta, y allí veía vuestras cabeci claro, irremediablemente aira
tas de por siempre niños, sólo que,
das Y ceñudas, un poco como de ángeles del Juicio, casi como dispuestos a convocarnos a los cadáveres, sobre una nava de Jo safat inmensamente abierta, a rendir cuentas de nuestras muer tes insensatas. Porque es que, al mismo tiempo, no podía olvidarme de ese mundo que os habrá tocado, de cómo andaréis ahora ajetreados y sudorosos, tratando de limpiar las tierras y los ríos de las mier
das gigantes con que el Capital os las dej ó cagadas en sus últimos pujos de fantasiosa prepotencia y penando por desmontar lo más de prisa y con el menor daño los enormes tinglados de informa ción y planificación con que el Estado había querido en sus últi mos delirios organizar las almas y los mundos, y bregando por abrir entre los escombros caminos de sentido común por donde pudiera volver a vivir y a pensar la gente.
y así me imaginaba yo que, cuando hiciérais algún alto en esa faena que os había dejado la demencia de vuestros mayores, limpiándoos las caritas. sudorosas, os quedaríais preguntándoos acaso, como yo me quedaba ahora, "Pero ¿cómo pudieron llegar a una fe y una estupidez tan devastadora? ¿Por dónde pudo em pezar una locura semejante, que llegara a imponerse al mundo entero como ley, como norma y normalidad?" . Y como pensaba yo que tendríais que seguiros preguntando eso al cabo de los años, viditas mías, por eso quería hoy ayudaros y ayudarme a entender ese misterio tremebundo.
Agustín García Calvo Os lo relataría como un cuento rápido y escueto, como si todo eso que llamábamos la Historia, desde que apareció en una roca la primera muesca de escritura, quedase en cuatro zancadas resumido. É rase la cosa que llegaron, 10 primero, a tomar conciencia, aunque fuese a lo simple y a 10 torpe, del truco maravilloso que el lenguaj e mismo les ofrecía, por debajo de ellos mismos, desde mucho antes del comienzo de la Historia: la maravilla de la abs tracción: a saber, que cosas que se producen diferentes son la misma cosa: que las maneras infinitamente variantes con que se pronuncia pato son todas pronunciaciones de la misma palabra (ideal) 'pato ' , gracias a lo cual, por diversos que los patos sean que uno se encuentre nadando en el estanque o cruzando en bandada por el cielo, todos son sin embargo 'pato ' , O sea que to dos son lo mismo. Pues bien, animados, sin saber ellos cómo, por ese mecanis mo, se pusieron a aplicarlo a la realidad: siendo así que todos los bisontes eran ya 'bisonte' , pudieron ya tener conjuntos y rebaños de bisontes, y aprendieron a decir 'bisontes
48'�' Sólo
entonces la
riqueza se hizo de verdad significado: el que había logrado con tar hasta 96 era doble de rico que el que sólo había llegado hasta
48; y de ese modo, el poseedor de 96 valía él mismo 8 veces más que el que sólo tenía 12, y era un hombre tanto más perfec to como uno cuanto que era a la vez
'8
hombres de a 1 2' .
Poco a poco, los bisontes y los patos iban esfumándose, tor nándose mero pretexto para el cómputo. Pero eso a ellos no les espeluznaba; por el contrario, convencidos cada vez más de que así es como tenían que ser las cosas, llegaron al pleno uso del
di
nero : pues no sólo eran ya los patos 'pato' , las ovejas 'oveja' y los trigos 'trigo', sino que ya, en un grado de idealidad más alto, te niendo que formar conjunto social cazadores con pastores y. con labradores, también 'pato ' y ' oveja' y 'trigo' venían a ser 10 mis mo, con sólo convenir que "27 patos
=
3 ovejas
=
1 /2 quintal
¿ Cómo empezó este desastre?
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de trigo" . Así que, por evidente comodidad, se sacó el denomi ' ' nador común y se pasó a decir mejor '7 x ' , '54 x o ' 1 .300 x , siendo x la unidad de dinero convenida y nombre común de cualesquiera ' cosas. Pero habéis de saber, queridas prendas, que en tanto que el Capital iba así cumpliendo su faena, no podía menos el Estado de ir cumpliendo a la par la suya: así que, según el Banquero ha cía cuentas de rebaños imaginarios, el Pastor de Hombres, ya un tanto progresado, hacía cómputo y registro exacto de sus po blaciones, y las gastaba, ya en guerra de expansión, ya en eleva ción de sepulcros colosales, convencido de que todos los hom bres eran el mismo, puesto que se dejaban contar, y que si se consumía una tanda de ellos, para remplazarlos por otra tanda, ello era justamente por el Bien del Estado, que era, en conj unto, los hombres todos. Cierto que, en este caso, se tropezaba con un grave inconve niente, que es que, como habéis oído, el Hombre tiene un alma inmortal para cada uno, o sea que un hombre es único y él solo, inconvertible en otro. Pronto, sin embargo, se salvó también ese tropiezo, con sólo ascender a otro grado de abstracción o ideali dad: pues esa prerrogativa de ser uno único y personal y cada uno ser cada uno '¿no es propia de todos y general? Luego, en eso justamente, ¿no son todos , lo mismo? Pues esa ilusión de personalidad individual, que los iguala a todos, sería la que los hiciera más perfectamente computables; y en la forma más per fecta del Estado, la Democracia, se haría compatible que, a la vez que la firma de uno, según las posesiones de su nombre, vale por 7 o por 5 .000 de otros, a la vez cada uno es cada uno, y un hombre un voto. Puede que, al llegar aquí en el cuento, hermosos míos, os preguntéis todavía dónde está en todo eso la raíz de la locura que estalló en esta chapuza descomunal que os ha dej ado tan triste el mundo. Bueno, pues decía yo que era fácil de entender
Agustín García Calvo
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ahora: el punto estaba en que ellos se creían, y no dudaban por
un momento, que esas operaciones y transacciones podían lle
varse a cabo sin que las cosas con que la transacción se hacía mudaran de naturaleza en la transacción: se creían que, aunque se contaran por dinero, los patos y las ovej as seguían siendo
como antes de contarlos, y que lo mismo seguían siendo las tie rras y las esmeraldas en que los ricos invertían, y lo mismo
tam
bién las esclavas nubias y los súbditos tejanos, por mucho que se
les contase y capitalizase; y lo mismo, cuando su propia firma y
nombre era ya dinero, se creían que seguían ellos viviendo por
debajo, como antes.
¡ Ilusión insigne! Hasta el lenguaj e solo, si hubieran podido oírlo, les habría dicho que el uso del convenio altera inevitable mente, de rebote, el sistema de la convención. No. Vosotros, amores, bien claro lo habéis visto, a costa de padecer el derrum be de la ilusión: al trocarse las cosas por dinero, a cada acto de compra-venta, era el dinero poco a poco el que se iba haciendo cosa, y en la cúspide del progreso, venía a ser la única cosa .�eal y
verdadera; a la par, las cosas, por el mismo proceso, iban dejando de ser cosas y volviéndose formas diversas de dinero.
y ya en nuestros días, mientras la gente por acá abajo com
prábamos a veces, por dinerill o, algunos restos de cosa todavía,
el dinero de verdad, el Capital desarrollado, ya no podía com
prar más cosa que dinero. Y consecuentemente, los posesores , los que habían trocado su vida en dinero, esto es, en tiempo, se guían creyéndose, a duras penas, que gozaban de las cosas que compraban, cuando en verdad, siendo dinero ya las cosas, de lo
único que podían ya gozar era del entretenimiento sustitutivo de
la compra misma. Mientras creían en las cosas de las que habla ban (¡y hasta llamaban materia
a
sus ideas!) , se les escapaba por
lo bajo este mundo en el que estaban hablando de sus cosas . Así iban ellos progresando en idealidad y, cuanto más vacíos se volvían los trasiegos de sus empresas y administraciones, más
¿ Cómo empezó este desastre?
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fe necesitaban: una fe que iba creciendo (nunca las viej as religio nes se habían acercado a fe tan ciega ni tan alta) , más firme se gún más se ascendía en la escala de sus funcionarios, pero fe también entre las masas ' de trabajadores para nada y de emplea dos en la nada, hasta llegar a nuestros años, en que tuvo el ideal que estallar de su propia sublimidad y su vacío, y os ha dejado a vosotros, vidas mías, naciendo y buscando senderill o s entre la basura ciega. É sa era la fe que seguía hoy mismo, mientras os escribía, promoviendo empresas desatentadas para mover Capital puro y una proliferación de leyes para reglamentar el vacío cada vez más evidente: es la fe a la que vosotros ahora con razón llamáis locu ra, y os hace preguntaros todavía cómo puede un ideal llegar así
a mover montes y a erigir como montes basureros.
y ése era el cuento con que quería rápidamente deciros las raíces de la estupidez reinante que os asombra, incredulillo s. · Y
alú os va, por si, ayudándoos a entenderlo, os ayuda a libraros de ilusiones semejantes que puedan volver a crecer entre vuestros contemporáneoli. Pero, válgaos para( lo que os valga, más no podía ya escribi ros; que ya estaban desbordando a mi enfermera y sus fabulillas las hordas de esos honrados y desgraciados que hacían suya pro pia la locura general, y que, muriéndose de ella, me invadían ya el despacho. Entended, amores: no nos queráis demasiado mal; y hasta otra, abrazos desde lejos; salucita.
6
Setiembre '91
AVISOS PARA EL DERRUMBB S
COMO SI NADA
1 0 de julio '9 1 . Queridos biznietos: con algo de retraso os escribía hoy (ya 10 perdonaréis) , y no porque hubiera estado yo tan ocupado, sino las muchas ocupaciones de los prójimos: tan aj etreados día tras día en hacer muchas cosas para no hacer nada (difícil esto de quedarse sin hacer nada por las buenas : cualquiera sabe, si se hubieran dedicado sin más a no hacer nada, sin tenér selo que disimular haciendo tantas cosas: a lo mejor no estabais vosotros, viditas mías, pasando ahora las que estaréis pasando) , en fin, que me agobiaban con sus trabaj os y producción de na das forradas de papel de cosas, y sin ganas siguiera para escribiros a vosotros, mis prendas desconocidas, me dejaban. Era mayormente por el futuro por 10 que trabajaban. Llenos estábamos de futuro por doquiera: cada día teníamos más futuro en este mundo -no os imagináis: como si día a día se estuviera el mundo convirtiendo en un solar con montes de escombros claveteado de carteles "Perdonen las molestias: estamos trabajan do por su futuro", y cada día reprogramar los ordenadores de la Empresa con vistas a un futuro cada vez más gordo, y cada día más escombros y más letreros sustitutos de la cosa: "Aquí en
Como
si nada
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nov. 199 1 nueva fabrica de camisetas", "Aquí puente- románico restaurado dic. 1 99 1" "Aquí" (4escampado de barrancos arcillo sos) "se inaugurará en enero 1 992 la urbanización de superlujo: dése prisa: ya puede V. estar viviendo en ella su futuro" .
y e n especial p o r estos pagos l a preparación del 1 992, que
llevaba ya más de cinco años. ¿Os habrá quedado alguna noticia de ello, inocentes de mis pecados? Habréis tal vez visitado los desbarrancones a lo largo de la Mancha y Andalucía: era por donde iba a ir el Alta Velocidad, primero para unir París con Se
villa a tiralíneas para broche de gloria de ese '92, que luego se retrasó y se quedó en una gloria algo más corta, y luego, ya pa sado e! '92, fue dejándose de usar (¿quién iba a tener que usar una cosa así más que los Ejecutivos de Dios que estuvieran pre parando e! 1992 a toda prisa?) , pero los ciesgarrones de la tierra y la muerte de los pueblos, ésos ahí habrán quedado, y no sé si a vuestros oj os, hermosos contra-futuros míos, se habrán ido ya redimiendo con algún tapiz de herrumbre y de yerbajos, o se guiréis viéndolos como llaga insultante y testimonio :enconado de la estupidez humana. Ah, y os hablo ahí al paso de Sevilla, cuando quizá a voso tros el nombre ya no os diga casi nada: pues sí, había una ciu dad, vieja y grande, llena de callejas de sombra y vida . . . Bueno, e! caso es que la saña de los ej ecutivos de Dios se encarnizó con ella y. . . Había por aquí un poeta, amable pero equivocado, que jándose de que, por ser de allí algunos Altos Oficiales que a la sazón regían nuestros destinos (como si los Ej ecutivos tuvieran
más patria que el solar vacío de! Universo) , por eso le dedicaban a esa Sevilla cuantías desproporcionadas de dinero, en desmedro de pueblos menos favorecidos: no sabía él (ay de Sevilla) que la inversión del Dinero de lo Alto (ése que se nombra con 12 y 13 ceros) no puede ser otra cosa que inversión para el futuro y para
la muerte, como que administración de muerte es la función de Estado y Capital.
Agustín Garcia Calvo
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y bueno, os contaba de lo del '92 por estos pagos porque era lo que me caía más a mano : ya os habrá quedado algún re gistro de lo que más en grande se estaba haciendo, por el Futu ro, por los ámbitos del Planeta, por la calzada bituminosa del Desarrollo y por las zanjas descarnadas de sus márgenes, la asola ción de las selvas del Nuevo Mundo, la elevación de murallas de bloques de nichos mortuorios en torno a los restos de ciudad y campos del Viejo, en torno a las playas hormigueantes del mun do entero. . . En fin, que no paraban, y cada vez más y más de prisa, por el '92, por el 2000, por el 2035 . . . Que n o les hablaran, que n o querían verlo, de que e n verdad estaban trabajado por ese contrafuturo en que íbais vosotros a florecer, viditas mías, en que la muerte que latía baj o sus afanes tendría que revelarse tan desoladoramente. Pero hoy a lo que os iba era a este asombro cotidiano que me consuuúa de que, entre tanto, la gente corriente, los admi nistrados, los de por acá abaj o, siguieran viviendo como si nada, cumpliendo sus funciones, haciendo
�mente
como si vivieran,
haciendo con sus vidas privadas lo que podían y querían: seguían casándose, unas veces a lo grande, con novia de cola y banquete de ostras para todos, otras aj untándose algo vergonzantemente, pero aj untándose y en consecuencia comprándose un nicho conjunto en los bloques mortuorios; seguían criando hij os para el Cielo (¿no habréis, por cierto, vosotros, delicias de mi cora zón, surgido como resultas de segundo o tercer grado de algo de eso?) , es decir, educándolos concienzudamente para el Futuro; seguían acudiendo los Domingos desde sus bloques suburbanos a los Grandes Hospitales de la Urbe a visitar a los parientes, car ne de cirujía, que les quedaban, y por los pasillo s intercambian do, como en un ferial, lo que cada uno sabía de dolencias y de profilaxis; y en fin, seguían muriéndose, con más o menos euta nasia, como antes, como si nada: como si las operaciones barbá ricas de la Gran Empresa y el Estado, allá por lo alto, no tuvieran
Como
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si nada
nada que ver con el negocio privado .de sus vidas: como si todo aquel tinglado desolador que los millo nes de millones tramaban
allá en lo alto fuera como una cúpula de plástico medio transpa rente baj o la cual podían sus vidas seguirse desarrollando como siempre, como si nada. Es cierto, para ser precisos, que había algunos que no podían, que no sabían practicar esa disociación pasmosa, que no les en traba cómo podía uno vivir en semejante mundo, y tiraban por tanto por la vía de la locura declarada: eran justamente estos clientes míos, que, según os estaba escribiendo, ahora mismo, trepaban penosamente por ascensores y escaleras de esta: torre, a pedirme hora, a ver si yo (¿quién les habría dado las señas?) les ayudaba por lo menos a morir sensatamente. Pe,ro ésos, por más que a mí me tocaran tantos que a veces no me dejaban, colgán doseme al cuello, ni respiro para escribirme cop vosotros, eran sólo muchos: lo que es la Mayoría, ésos seguían, ya os digo, vi viendo como si nada, como si se pudiera.
y ¿sabéis cuál era el secreto de esto que parecía imposible, de que, casi al borde del barranco, casi comidos ya sus cuerpos a mitad por las mandíbulas de la Mantis Religiosa del Poder Abs tracto, siguieran sin embargo coleando y comiendo para la nada
y haciendo como que vivían? Pues era sencillamente el progreso sumo de la separación entre lo público y lo privado, como dos mundos, en una casi perfecta esquizofrenia, de la que sólo esos loquillos míos (que oían por la Televisión citar su Nombre Pro pi o buscados a muerte por el E B. 1. o por el K. K. K.) eran ,
unas rebabas de imperfe cción de tal divorcio. Ese divorcio de público y privado era el truco esencial de la Democracia Progre sada y lo que explica que ese Régimen y no otro fuera el desti nado al éxito último en la dominación del pueblo. Antaño, bajo regímen es menos progresados, se nos contaba que las gentes habían visto sus vidas sometidas y ocasionalmente
sacrificadas al Bi en
Público, esto es, a la Corona, a la creación de
Agustín García Calvo
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Imperios o de Españas , a la Constitución, a la Revolución . . . Eran entes abstractos, ideales que de vez e n cuando s e tragaban para sustentarse un cierto número de vidas, por esclavitud, por levas, por purgas raciales; la gente probablemente no vivía tam poco en aquellos tiempos, pero al menos la distinción entre Ci clope y marineros de Ulises, entre Dios y víctimas, estaba clara. Pero ahora el progreso había consistido, lindos espej itos míos, en que lo Público se había ido haciendo cada vez más y más privado, en el sentido que indicaban la progresiva identifica ción del Estado con el Capital (¡ no más política que la econo mía!) y el hecho de que los representantes del Poder hubieran tenido que irse desprendiendo de todas las doraduras con que la Abstracción se decoraba antaño para su dominio, y hubieran ve nido a ser cada vez más familiares y privados. Pues bien: en el trance en que el ideal era tan dinero como el dinero era ideal, en que lo general era particular y tan de casa como lo propio, era justamente cuando la idea democrática des cubría su verdad volviéndose del revés: siendo ya la cosa públic� mero asunto de tenderos y amas de casa, elevado al suprabillona je y la sublimación, pero lo mismo, y no consistiendo ya la vida de las personas en otra cosa que en mero servicio a los cambios de dinero (pues las cosas que ellos · compraban y vendían no eran más que formas de dinero, pero tanto más preciso era mantener la ilusión de que eran cosas diversas y concretas) , resultaba para dójicamente (pero ¡oh la aplastante perogrullez de la paradoja!) que era entonces cuando la gente más enteramente se desenten día de la cuestión pública: ¿para qué, si era, sólo que en gordo, lo mismo que la privada?: allá con eso los políticos. De manera que, al ser la política economía y el estado capi tal, pues cada uno en su casa y Dios en la de todos: a mover di nero (a mover, esto es, vacío de cosas) lo mismo en lo alto que por lo baj o, acá milloncejos y allá billonazos, pero el mismo en tretenimiento.
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Como si nada
y así es como podía yo irme explicando un poco este asom
bro de que, entre las grietas mismas y los crujidos ominosos del derrumbe en que iba el Sistema a hundirse por la propia de mencia de su ideal y de su fe, siguieran las personas como si
nada, haciendo como que vivían, dedicándose a sus negocios y sus familias . . . Considerad, entrañitas mías lejanas, cómo en tanto
las estaría yo pasando, que casi no tenía ya más vida privada que la pública, que no entendía más realidades que las palpables y de cada día, que no os digo, que casi que me daban a ratos ganas de
darles la razón a estos malditos y moribundos que venían a mi consulta y dejarme llevar con ellos por las olitas de la locura, si no fuera que entonces lo encerraban y definían a uno y estaba ya también sirviéndole al Sistema desde su puesto de marginadi to o de muertecito. Tenía al menos que intentar, con la poca sensatez que me hubieran dej ado todavía, avisaros 'a vosotros de cómo era
el
tru
co de este Dominio a cuyas ruinas os asomáis ahora con asco en los oj os y rabia entre los dientes: que no volviérais a caer en la trampa del Régimeri que maldecís ahora y escupís sobre sus es combros: eso : que no hay, de verdad, vida privada; que no hay
más moral que la política; política es el pan que ganas y los besos
que robas. Así como no hay otro lenguaj e que el común ni más
razón que la común, así no hay más asunto privado ni más alma propia que la pública. Que no sigáis muriendo vosotros, vidas
mías , sin daros cuenta; que no sigáis contribuyendo, por fe en vuestra vida privada, a la administración de vuestra muerte.
y,
por si para ello os sirven, estos besos al viento y la salud que no tengo y que os mando.
13 Setiembre '91
A VISOS PARA EL DERRUMBE 6
SUBURBIOS DEL DESARROLLO
22 de agosto de 199 1. Queridos biznietos: os habrán llegado
con algún retraso mis últimas misivas (claro que ¿qué son unos días para el correo de los siglos?) , y ha sido también porque an
daban estos días, en este Diario por el que os escribo, sumamen te atareados con unas actualidades que les parecían muy entrete nidas, unos alborotos en el trance de agregación de las Rusias al
Desarrollo (ni noticia os habrá llegado, ni por letra pequeña en los textos de Historia Contemporánea, si es que todavía habéis
sufrido vosotros algo de eso) , que, en fin, consistían (no sé para qué os cuento) en que, después de rendida aquella vasta nación al modelo único de administración de muerte, surgieron unos cuantos militares descontentos, como solía suceder en tales tran ces, que quisieron hacerle resistencia al Imperio triunfante y res
tablecer
(tal
era su desatino) el antiguo Régimen derrotado; to
tal, que le proporcionaron al mundo, a través de los Medios de Formación de Masas, unos días de diversión del aburrimiento
letal que iba ya cada día pesando más sobre las poblaciones desa
rrolladas, mientras les hacían palpitar con la expectativa ficticia de que allí pudiera estar pasando algo.
Suburbios del desarrollo
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En fin, era lo mismo (sólo que en más grande, como corres pondía) que aquello que aquí, este rabo de España de donde os esc ribo, había sucedido unos años antes, cuando unos viejos mi litronchos y capitostes, mal avenidos con la marcha, insuflados aún de los ideales que se habían manejado en la fase anterior de administración de muerte, habían entretenido unos días con un susto igual de vano al personal correspondiente. y ya entendéis, criaturitas, vosotros que ya no tenéis ni idea de los varios ideales que por acá se manejaban un siglo antes de vosotros, que lo mismo daba el color de los ideales: con uno u otro, se trataba de una reacción, inútil y retrasada, a la invasión del único ideal p r esente y potente, el de la tecnodemocracia (ese imperio entre cuyas ruinas os estaréis ahora vosotros, viditas mías, d e ba ti e ndo tan penosamente) , en el cual se aunab an y anulaban todos los ideale s que a lo largo de la Histo r ia hubieran empleado Estado y Capital para administrar la mu ert e de las p o ",: blaciones. . Pero esas reacciones, vanas, inútiles, ¿por qué entonces, para qué? me p re gun taré is acaso. Y te n dréi s razón en p reguntar. Nada hay vano: lo que es inútil para el p ueblo , eso es lo que al Señor le sirve. y así, esos falsos acontecimientos no sólo servían para diver tir un poco a las poblaciones y darles pasto a los Medios de For mación de Masas, sino que además, al fingirles peligros para el Dominio, para el triunfo del ideal del Desarrollo, ese Dominio que pesaba sobre la gente, por virtud de su p eligro y de que se fuera a volver del revés la Historia, se les hacía más caro y ap re ciable, más soportable al menos, y hasta más querido para los más devotos. Así es como esos desatinados que, en el trance de invasión, se atrevían a levantar aún los polvorientos estandartes de las ideaS superadas por el progreso de la Muerte le prestaban al Capital y Estado te cno democráti co, sin saberlo, el más fino de los servicios.
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Agustín GarCÍ4 Calvo
Porque es que esa forma del Dominio cuyo derrumbamien to os ha tocado a vosotros, criaturitas de mis pecados, padecer ahora. . . Sí, con estas misivas trataba yo de explicaros, con mi su frimiento contemporáneo, cómo eran sus engranajes locos, la verdad de sus mentiras, por si ello os ayudaba a afrontar la ruina y a no recaer en las ilusiones del pasado, pero acaso me había centrado demasiado en el Centro, en describiros el terror y mi seria ocultos del Régimen del Desarrollo tal como aparecían en el propio Mundo Primero o Desarrollado (la sustitución de la vida posible por un futuro cada vez más cierto, la reducción de todo lo que pasara a Historia contemporánea en la pantalla te levisiva, la fe tremebunda en que no había más gente que las Personas que se sumaban, un hombre un voto, en las Masas y sus Mayorías, la conversión de las cosas en meras formas de di nero, el derroche de Estado y Capital en cifras de 12 ceros conviviendo con la angustia económica de los de 6 o menos, la venta de ideas de Amor y Sexo como anulación de cualquier cosa que pudiera haber habido por debajo, la creación del caos por la ordenación y la informatización . . . ) , pero acaso también lo que entre tanto se hacía en las márgenes del Desarrollo, por los países que llamaban Tercer Mundo y en Vías de lo Mismo, lo que pasaba, en fin, en los suburbios, era importante y os po día quizá servir mejor para entender cómo se habrá llegado a ese destripamiento y denuncia de la ilusión del Desarrollo, en la que ahora escupís y os preguntáis con rabia " ¿ Cómo? ¿Cómo?". Tenía pues que recordaros también un poco cómo eran estos años los suburbios del Desarrollo. Si, porque los suburbios, cuan do había ciudades, no eran más que sus arrabales; pero, cuando había quedado la ciudad sustituida por el conglomerado urbano, los suburbios solían ser la mejor revelación de la mentira de ciu dad que el conglomerado urbano era. Pues así también con los suburbios del Mundo.
Suburbios del desarrollo
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Teníais que haber visto, prendas de mi perdición, el hormi gueo de la miseria millonaria por las afueras de este Mundo, la balumba de hambres fabricadas, de muertes y desgarramientos, de los que trataban a toda prisa de entrar en el cerco del Desa rrollo, los estatículos de Asia, África, América queri endo aj ustar se a toda marcha al mo delo único de sus mayores en la Tecnode mocracia, y p or
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pronto, las poblaciones mismas arrojándose
en masa a desesperadas inmigraciones a los países de dentro del cerco del D esarrollo Teníais que haber visto al menos lo que los propios Medios .
de Formación de Masas no podían menos de mostrarles (con otra moraleja, por supuesto) a los ojos desarrollados de sus Mas as
propias : los racimos de albaneses hacinados o colgando por la borda de unos barquitos con que alcanzar las costas de la Italia desarrollada; las hordas de alemanes de la mitad retrasada arro jándose por las brechas de la tapia derruida a entrar en el cerco de riqueza y libertad de la mitad progresada, empujadas a su vez por las oleadas de turcos, eslavos y o rie ntales de toda laya huyen do de las guerras y miserias de los márgen es hacia el centro de la paz y la Democracia; el desangre de las rep úbli cas sudamericanas ricas (aquéllas adonde habían emigrado nuestros abuelos a ga nars e el pan) , empobrecidas baj o la Ley del Desarrollo, mandan
do en sentido inverso hij os y más hijos a buscarse un sitio allí donde el Capital reinaba libre y poderoso; teníais que haber vis
to
a
quí mismo, en la España desarrollada, la nueva invasión de
moros, hambrientos y desgarrados, tratando de escapar de la mi seria y tiranía de viej o estilo alimentadas en el suburbio, llaman do con sus chalupas a las puertas de las playas de la abundancia democrática, y los números de hombres desprendidos de mil viejas tribus africanas escurriéndose por los resquicios de este conglomerado urbano a tumbarse hacinados en los jardin es co munales, debajo del Palacio Real mismo, o apretarse como sar dinas en zahurdas c emen to s as abandonadas por el Progreso, en
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Agustín Garda Calvo
tanto y no que la Autoridad les otorgaba la gloria de incorpo rarse a la Masa de Individuos y al servicio del Desarrollo. Ése es el proceso que sena bien que entendiérais cuidadosa� mente. Había consistido, lo primero en la formación de un an cho cinturón de miseria en torno al Mundo Ideal o Definitiva mente Progresado, una miseria que no era ciertamente natural de aquellas tierras, sino fabricada por el Desarrollo mismo, que empezaba por arrasar cualesquiera procedimientos tradicionales de pervivencia que los pueblos hubieran tenido para ir tirando con su pobreza tradicional; y luego, una vez formado ese cintu rón de miseria millonaria al nuevo estilo, se alzaba dentro del cerco del Primer Mundo la antorcha de esto que seguía ven diéndose con nombre de libertad y riqueza, más esplendente y cegadora hacia fuera cuanto más mentirosa se revelaba dentro. y de ahí, esas inmigraciones masivas y desgarradas, una con secuencia no deseada seguramente por los Ejecutivos de Estado y Capital, que hubieran adaptado aprisa y desde arriba al mode lo único y sometido rápidamente sus poblaciones al tipo de es clavitud desarrollada que con tanto éxito se había impuesto en el Primer Mundo, pero que tampoco hacía falta que la deseara na die, ya que estaba dada por la ley misma del Desarrollo, y los es fuerzos caritativos de los Ejecutivos de Dios para paliar la mise ria de los países circundantes eran una ridiculez sangrienta que no hacía más que completar el cuadro. El caso es que así Estado y Capital habían logrado un doble fin, dentro y fuera, para el refuerzo de la fe que los sostenía: uno, que aquí dentro la gente creyera más y más desesperada mente en lo que se les vendía, porque, si no, estaba lo otro, los fantasmas de la fase anterior, que todavía a los más devotos amantes de la Democracia los asustaban y les hacían cantar con temblor emocionado las gracias de esta muerte progresada, y si no, la miseria de las afueras, cuyo horror y asco debía hacerles a las Masas desarrolladas apreciar y lamer agradecidas cualesquiera
Suburbios del desarrollo
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mierdas que Estado y Capital les sirviesen con nombre de rique za y de libertad, porque ahí fuera tenían la muestra de lo que les pasaba a los que no se ajustaban a la fe. y lo otro, que ahí fuera, en los suburbios, el Mundo Ideal, visto desde el atraso y la miseria, tenía que cobrar relumbres de paraíso terrenal; y la fe, la fe en que eso era la Vida, la Riqueza, la Libertad, tenía que reinar entre los pobres del suburbio (¿qué re medio les quedaba, si se les había dicho que no había otro camino para la salvación, que había un camino ya trazado, por donde to dos los pueblos tenían que ir avanzando, por sus fases, hasta el Desarrollo Total, y que era inútil por tanto andar haciendo otros caminos que no estuvieran hechos?) , reinar mucho más deslum brante y poderosa que entre los propios súbditos del Centro. Que en éstos todavía podía estar la fe flaqueando y asoman do por mil rendijas la evidencia de su mentira; pero aquellos otros . . . ¿Cómo les ibas a hablar de la mentira de esta Paz, de esta Riqueza y Libertad?, para que te dijeran "Bueno, bueno, por lo pronto, vamos a ver si entramos nosotros también en el Desarro llo (en el paraíso), y luego ya hablaremos". Así se conseguía, por un lado, mantener aquí dentro la Ad ministración de Muerte según el ideal automovilístico, informá tico, televisivo, y por el otro, en los suburbios, administrar tam bién la muerte, aunque fuese de maneras más toscas y menos planificadas, pero en todo caso, aplastando los brotes de rebelión de esos otros pueblos (que podía haber sido revelación de la mentira del Centro) , en cuanto que las rebeliones mismas esta ban previamente condenadas al Futuro. Vosotros habéis visto, estáis palpando, cuál era ese Futuro en nombre del que se vendían de presente tantas vidas, se condena ba a los de dentro del Desarrollo a la idiotez que llamaban paz, al tiempo vaciado que llamaban cosas todavía, y a los de fuera al ansia y expectativa de entrar al mismo paraíso. Vosotros, lagrimi tas mías, sois la verdad de su Futuro.
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Agustín Garda Calvo
y claro que lo que más quería al escribiros era contaros cómo aquí, en el centro mismo del Desarrollo, florecía la mi�e ria sin fondo y cómo se la sentía cada día; pero también, por si
acaso el recordaros cómo se manifestaba en los suburbios esa misma miseria del Centro podía servir para entender algo mejor ese derrumbe, para engañaros algo menos . . . Bien temía yo que estos escritos o s iban a encontrar tan ago biados de penalidades que ni ganas tendríais de entender siquie ra; bueno, lo mismo podía yo también, un siglo antes que voso tros, sentirme derrengado y sin ánimo para entender ya nada. Y sin embargo. . . Entender, entender, viditas mías, puesto que es la falsedad y la fe ciega lo que el Poder necesita siempre para la administra ción de la muerte sobre el pueblo. Y con el entendimiento, a la par, este cariño algo triste con que quiere mi memoria lejana colgarse de vosotros todavía.
21 Noviembre '91 A VISOS PARA BL DBRRUMBB 7
ÉRAMOS TAN FELICES . . .
2 de Noviembre de 199 1 . Queridos biznietos: a lo mejor vais a pensar vosotros, prendas de mi muerte viva, por el tono de las anteriores que os iba yo escribiendo, que es que en este mundo de donde os escribía, apestado de ideas, aj etreado en la producción de nada, en este mundo donde se cocía la ruina que entre vosotros ha estallado, nosotros, sus habitantes, teníamos que ser muy desgraciados: a lo mejor nos veíais ya crujiendo de dientes cada mañana, arrancándonos los pelos a puñados. Bue no, pues no. No quería yo que os engañárais en ese punto, y por eso me ponía a escr�biros otra. Pues no: por el contrario, vivíamos muy felices; esto es, que nunca la humanidad había sido tan feliz como en nuestro tiem po: hablaban algunos de los fines del
XIX
y comienzos del xx,
en el pleno florecimiento de la difunta dorada burguesía; pero vamos, os aseguro que ni color: nunca tan felices como lo éra mos ahora, disfrutando de una paz de casi medio siglo, sin ago bios ni miseria como los de antaño, pudiendo comprar de todo lo que queríamos, ir cómodamente de viaje a cualquier punto del globo que se nos antoj ara, comunicar unos con otros con
Agustín García Calvo
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toda facilidad, ya individualmente por fax o por teléfono, ya si multáneamente por participación en las comunicaciones televisi vas, facilitados nuestros justos anhelos de formar un hogar o de subir por el ranking de cualquier empresa, incluida la política, disponiendo de los equipos más sofisticados de sanidad y de pro filaxis, libres de trabajos degradantes y penosos, dotados de inge niosos dispositivos para llenar el tiempo libre y para hacernos cultos, si lo deseábamos. . . ¿Cómo no íbamos, con esas condiciones y facilidades, a ser felices? Tendríamos que haber sido de un desagradecimiento de
10 más negro. Ya . entendéis vosotros, prendas, que os estaba hablado de la mayoría. Claro, de la mayoría: a ver cómo diablos se iba a medir, si no, la cantidad o densidad de la felicidad en un mundo, más que por la mayoría, por el cuánto de participación de las perso nas en la felicidad general, eso, en la felicidad de la mayoría. Y lo que importa es que la mayoría, tal como os 10 contaba, era fe liz, y más feliz que nunca.
y cualquiera, con un poco de buena voluntad, podía partici..: par de la felicidad de la mayoría. Yo mismo, por ej emplo, ¿ qué os creéis? Pues nada: más feliz que nunca: ni me detenían ya los policías por la calle ni me iban a buscar a la cama de madrugada desde hace no sé cuantos años, y era poco probable que se les ocurriera; ganaba sin trabaj ar un sueldo sustancioso; se me deja ba soltar por esta boca todo lo que me viniera y publicarlo sin ambages, como lo muestra la aparición en este diario de vuestras cartas; hasta las muj eres, aunque nada más fuera por mi vej ez o su indiferencia, me trataban algo más piadosamente que en otros tiempos
. . .
A ver si
no iba a ser feliz; o ¿qué coños andaba yo de
seando o maquinando en este mundo? O si no, a ver: ¿es que Platón mismo no le hacía bregar a su
Sócrates en el Filebo con la idea de que placer no fuera otra cosa que la falta de males y dolores?: pues entonces , sin harpías, sin
Éramos tan felices...
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policías, sin trabajo, sin enfermedades, sin hambre, sin morda zas . . . ¿no va a ser eso felicidad?
Os 10 pregunto a vosotros, mis siempre niños, por si acaso seguís vosotros todavía al cabo de los siglos enredados en las mis mas dudas sobre el asunto.
Me diréis acaso, meneando las cabecitas, más desengañados que los prójimos presentes, que es que no hay nadie que sepa quedarse viviendo sólo de la falta: una falta de males, una mera negación de las miserias y las cadenas, sí, parece que es algo de masiado puro y claro para que podamos de veras disfrutar de ello; enseguida se nos aparece como un vacío, y vienen ensegui da los males verdaderos, los del futuro (la cura metusq ue de Lucre cio, el miedo de perderlo, la preocupación por si seguirá mañana durmiendo a nuestro lado) , a llenarnos el vacío; o sea, a llenar nos de miseria la felicidad. Pero, en fin, lo qu� yo quería era presentaros hoy el cuadro de nuestra felicidad con sus trazos precisos y sus colores. Para 10 cual, había que reconocer que, si bien lo propio de la m;.tyoría era ser tan felices como os lo cuento, había también (sin duda os habrá llegado noticia de ello) una cierta cuantía de miseria y de desgracia alrededor y por en medio de la mayoría, hasta el punto de que algún malintencionado podría decir que la mayoría sólo podían ser felices gracias al contraste con la miseria y la desgra cia que tenían alrededor y por el medio :
las epidemias de hambre, los horrores de guerra y pestes por los países de las márgenes del mundo propiamente dicho, esos cuadros que la TV les metía por los oj os hora tras hora a sus clientes, sin duda para que, por el contraste, se sintieran más feli ces todavía; y luego, las hordas piojosas de los que escapaban de esas márgenes del mundo para venir a disfrutar (¿no eran tam bién humanos?) de la felicidad de la mayoría; y luego, las bandas de descontentos metiendo acá y allá bombitas, a fm de procurar
les o c upació n y elocuencia a los ej ecutivos del terror estableci-
Agustín GaTCÍa Calvo
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do ; y luego, las bandas de los antidrogadictos (algo hay que ser) , echándose a la calle con las banderas de la moral y de la higiene; y luego, estos pacientes míos, que ahora mismo subían reventan do ascensores, a ver si los recibía y les echaba un poco de salivita sobre las llagas; en
fin, la tira, ¿para qué voy a contaros?;
y todavía tendría que irme hoy Día de los Difuntos, a los ce menterios superpoblados, y añadir aún "Y los muertos" . A ver cuándo iba a llegarles a los muertos su revolución, a ver cuándo iban ellos a disfrutar de esta felicidad y alcanzar el alto nivel de muerte que les correspondía . . . Ya, ya me temo, ante ese rosario de miserias y penas que os contaba, santitos de mi descendencia, de qué manera estaréis queriendo entender la cosa: que era que la mala conciencia de tanta desgracia alrededor y en medio no nos dejaba a la mayoría decente disfrutar de nuestra felicidad. Bueno, pues no: ¿váis a ser todavía vosotros así de subjetivos, como dicen los filosofantes? Pues no: no era cuestión de nuestra conciencia (que para eso siempre hay curas) , sino la cosa, la cosa misma. Por si acaso ahí, en medio del derrumbe, sigue esa confusión reinando, os lo repito : es que la moneda del rico tiene en sí mis ma la roña de los miserables; es que el precio del bollo, marcado en el bollo mismo, le cambia el gusto al bollo; es que la justicia de razón está en la forma y masa de la cosa; y así, la miseria del Tercer Mundo y la pus de los drogotas no hacía falta que la
TV
nos la enseñara: estaba aquí, en el Mundo Primero y en la lo ción solar de nuestras señoras: estaba en un cierto gustillo insípi do y cadavérico que tenían los productos del supermercado, que tenía la felicidad de la mayoría. ¿Entenderéis vosotros esto, prendas, mej or que lo entendían mis contemporáneos? Todo venía de aquello que el otro día os explicaba: de ha bernos hecho laborar sobre el divorcio de público y privado.
tramos tan felices...
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La verdad es que no hay felicidad de uno. El suj eto, como di cen los filosofantes, de la felicidad, o de la revolución, como se de cía antaño, o de la vida, en fin, no es uno. No, no es uno: porque, para que uno sea uno, tienen que estar los otros; y así. . . ¿Qué?: ¿os entristece esto, viditas mías? ¿Queríais vosotros todavía ser cada uno de vosotros también felices? Pero, hombre, si de todos modos, ¿no sabéis que "la vida ya está perdida "? Pues ¿entonces? Bueno, pues eso: sea como sea, que no os armárais líos, eso es lo que quería: que supiérais que aquí éramos felices, muy feli ces, como nunca.
Que os toque a vosotros algo diferente. Y para ello, por si de algo sirve, ahí van, desde vuestro pasado, mil cariños y besos, y salud.
16 Diciembre '91
ESPLICANDO TRASGRESIONES OSTÁCULOS SUBCOSCIENTES
DE
Se acabó: ya me he cansado de oír a locutores y locutrices de radio (o de TV, al pasar por algún bar o casa de mala nota) y hasta a algunos actores especialmente serviles a la Cultura pe nando p o r pronunciar palabras de ésas del título tal como en su papel las ven escritas, convencidos, los desdichaos de ellos, de que eso es lo bueno y lo correcto, hablar como se escribe; ni se dan cuenta de que a ellos mismos, en casa o de chateo con los amigos, no se les ocurre hacer esas gracias, eKSterminio, iNS tinto, oPStetricia y, ya puestos, eKStremeño, eKStraño y oPScu ridad, que sólo delante del micrófono practican, por ley de al gún imperio pedagógico que los mueve y que les paga. Bueno, pues se acabó: a partir de este artículo y momento, ¡lo juro ! : no vuelvo a escribir ninguno de esos palabros con la ortografía académica que pueda engañar a los locutores, escar barles en la conciencia y obligarles a intentar pronunciarlos como los escriben. Mucho siento que, estando ya imprimiéndo se el Ramo de romances y baladas que estos días sacaré en LUCI NA, no le haya llegado a tiempo la decisión y que, si bien en los testos mismos de esas poesías medio-populares había ya evitado
Esplicando trasgresiones de
67
ostlÍculos subcosaentes
tales horrísonas escrituras, en la larga 'Entrada a la poesía popu lar' que los introduce haya seguido todavía fiel a la ortografía académica corriente. Pero será la última: ¡por éstas! Jurado. No, no voy a andar esperando a que las Autoridades tomen esta medida sanitaria: no están Ellas para eso : Ellas,
si
se les su
plica, manos a lo alto, "Reforma ortográfica ", 10 más que en tienden es algunas memeces infantiles, como dispensar magnáni mamente a sus feligreses de que escriban el acento en los monosílabos que 10 tienen (como si
no
fuera más económico
acordarse de ponerlo en todos que acordarse de que en mí y en
s{ sí, pero en t{ no) , y una Academia de la Lengua tiene que es tar compuesta, no en su totalidad (eso ni hace falta ni conviene: en Democracia es la Mayoría 10 que cuenta) , pero sí en su ma
yoría, p or ignorantes cultos y renegados de la lengua: si no hay mayoría de ignorantones, no hay Academia, ni Francesa ni Es pañola. Así
que, no pudiendo esperar de los Ejecutivos de la Cultura que hagan ahí otra cosa que obedecer al Amo, y en modo algu no ponerse a limpiar a actores o locutores de semejantes barba ridades, me lanzo por mi cuenta a reformar mi ortografía en este campo limitado : no más escribir grupos consonánticos que no resp o nden a la pronunciación del español oficial contempo
ráneo que la gente normal subcoscientemente sabe y practica, pero que pueden invitar a ciertos concienciados y cultiparlantes a pronunciarlos de hecho en situaciones de especial exacerba
miento
cultural.
Me lanzo pués a ello, como están viendo los lectores, y si la cosa llega a colar, contra sus normas de obediencia académica, en esta página de este benemérito Rotativo, no es que vaya yo, como Mussolini, a ordenarles a los otros cofrades escribientes del espofcont "Se avanzol seguitemi nl pero desde luego me atrevo
a sugerirles
que no colaboren más en ese engaño de los funcio
narios destinados a la pública producción oral de dicha lengua, y
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Agustín García Calvo
que atiendan, al menos en tan restringido campo, a los remordi mientos de su subcosciencia. N o soy yo ningún forofo de la reforma ortográfica, esto es, de la procura del escribir como se habla, del reajuste de la orto grafia (con tan maravillosa fidelidad fundada para el castellano bajo Alfonso X el Sabio) a las realidades y normas subscoscientes del espofcont hablado, ésas que todos los hablantes saben así de bien gracias a que no saben que las saben. N O he puesto hasta ahora especial empeño en ese asunto, pese a reconocer la gran ventaja de una ortografia fiel a la lengua (como lo son bastante la italiana o la alemana y desde luego las inventadas recientemente para escribir lenguas sin tradición es crita) y el agradecimiento que se ganaría de los popios hablantes del espofcont para el aprendizaje y manejo de la escritura ("Bas ta, niño, con que tomes conciencia por un momento de lo que tu lengua hace") y el mayor agradecimiento aún de los estranje ros que hubieran de aprenderlo por vía de escritura, libres de las inepcias y añagazas con que se habrán tropezado los lectores que hayan tratado de llegar a través de la escritura (más pedante aúri y traidora que la española) al inglés o al francés hablados. y no me ostino tampoco en una separación rígida y perma nente entre la región de la subcosciencia lingüística y la de la conciencia cultural: bien me cos ta y he hecho costar que la ava lancha de latinajos, desde el castellano viejo y más en el esp añol del Imperio, ha llegado a alterar algunas normas fonémicas reales de la lengua hablada: así, introduciendo tres archifonemas de oclusivas en fin de sílaba, de realización peculiar (no hay letra para escribirlos) , uno dental (que ya estaba de antes, como al fi nal de virtud y dentro de torrezno) para atmósfera y octubre, uno labial para obseso, apto y oftalmólogo, y uno velar para signo, mag ma o sexo; y así es que tenemos que mantener por ahora tales escríturas, malas y confundidoras como son, de tales archifone mas, que de hecho viven en la lengua hablada (si bien, cuando
69
EsplicantkJ trasgresiones de ostáculos subcoscientes
hay dos en una palabra, como en exacto, el primero se suprime,
esacto).
Pero el caso es que hasta aquí, respetando demasiado eso que
los pedantes españoles, ingleses o franceses saben decir muy bien de que sus infieles y horrendas ortografías, si traicionan a la len
gua, guardan en cambio los rasgos y testimonios de toda una historia cultural, no me había yo sentido muy llamado al com
bate contra la ortog¡;-afia académica y pedantesca. Al fin y al cabo, el que se escriba caba o cava, hora u ora, rige o rije, zenit o cenit, kilo o quilo, es cosa que a los hablantes puede molestarles
en la escuela o a la hora de escribir una carta a pariente de poca
confianza o echar una istancia a la Superioridad, pero nunca va a llegar a tocarles en lo vivo, en la lengua misma: hace ya mucho que los más recalcitrantes maestros de escuela renunciaron a obligar a sus pupilos a pronunciar "con uve" las uves de la escri tura oficial (que, por cierto, les había ya escamoteado algunas que, como en los Imperfectos en -ava, eran del castellano viejo, donde vivía de veras la oposición B
I V ),
y a nadie
se
le
va a
ocurrir incitar a los locutores a que aspiren "un poquito " las ha ches, lo mismo las falsas, como en hombre, que las del castellano viej o, como en hondo. De manera que, no tocando a 10 vivo, ¿por qué no dejar- a los míseros cultiparlantes que carguen la escritura, aparte de sus fines útiles, con las galas ortográficas que revelan las huellas de la Cul Y demuestran que ellos saben que hombre viene de homo y la
tura
var de lauare, si al fin todo eso no
va a servir, a lo peor,
más que
para la clasificación de las poblaciones en diversos grados de acul turación? Y hasta se puede ser transigente y dejarles escribir psico-, cuando se sabe que nadie, por pervertido y falto de psicoanálisis que tenga el subcosciente, va a esforzarse mucho en pronunciarlo. Ahora bien, cuando la cosa llega al punto de que, en casa de los locutores o locutrices, el cocido madrileño corre peligro de tener suBstancia en vez de lo que tiene el del común de los mor-
70
Agustin
García
Calvo
tales, entontes es el trance de decir "Señores: hasta aquí hemos llegado. Ya la ira popular no aguanta más el yugo del invasor" . ¿Hará falta darles la contrarregla?: ¿decirles que en la lengua española no hay grupos consonánticos en fin de sílaba (salvo los
-ls-, -rs- de perspectiva, solsticio y perspicaz) y que, por tanto, ni iNstrumento ni seKsto ni aBstracto, no digamos traNsporte, eKstraño y oBscuro, que hasta son falsos cultismos, "no existen" , como ellos dicen, en la lengua, y que, por ende, lo que hacen, al tratar de producir esas escrituras por micrófono, es hundirse en la más ignorante y espesa pedantería, y con los oyentes, contribuir a pervertir a los más crédulos y a los más sensatos moverlos a risa o, cuando se pasan del abuso, removerles las hieles, como en el presente caso? Pues no, no haría falta enunciarles ninguna regla: debería bastar con pedirles que se dejaran hablar como hablan con los amigos, que no pusieran conciencia donde no hace falta, que no se esforzaran en pronunciar lo que hablando por la call e con la gente no pronuncian. Pero, como parece que no basta, por eso desde aquí he jura do no escribir más veces palabras con una ortografia académica que pueda engañar a los locutores, actores o actrices cultos. Y a los que quieran acompañarme con el intento, ninguna regla tampoco les hace falta; sencillamente, acostumbrarse a no escri bir grupos consonánticos que de hecho no se pronuncian pero que a los locutores pueden incitarles a pronunciarlos. Y habrá tal vez algunos entre los amigos que me reprochen el que dedique tanta atención a un asunto tan aparentemente frívolo, habiendo tantos campos de política de abaj o y lucha contra el Poder a los que sería más urgente y trascendente que me dedicara. Pero se equivocarán en el reproche: porque en ni miedades como éstas se está jugando también todos los días la interminable guerra de la gente contra su dominación. Pues ellos bien saben o sienten que la lengua es del pueblo, no es de nadie, es para cualquiera, es el solo bien y la sola herra-
Esplicando trasgresiones de ostáculos subcoscientes
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mienta que a todos se da gratuítamente, lo solo en que el Poder no puede mandar ni manejar, pero que la escritura, como la Cultura toda, es de los señores, y está sometida a Estado y Capi
tal, que pueden manejarla (y a través de ella tratarán, en vano, de manejar la lengua misma) para sus fines.
y así es que en estas escaramuzas en que la escritura trata de invadir la lengua y la lengua se revela contra la escritura, se está a cada paso poniendo en juego, combate a combate, trinchera a trinchera, la suerte de esa guerra interminable, y sin paz posible ni compromiso, entre dominados y dominadores, la gente viva indefinida y el Poder costituído de la muerte.
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Enero '92
A VISOS PARA EL DERRUMBE 8
TRISTÍ SIMA
10
de diciembre de 1 99 1 . Queridos biznietos: os volvía a es
cribir desde el hondo de este pozo, levantando apenas de las te
clas palabras que volaran hasta ese cielo, esas nubes que aureola ban allá en lo alto vuestras cabecitas venturosas, sonrientes de no haberme conocido a mí, que era el coco de esta poma podrida,
de este mundo canceroso, de cuya podredumbre estaréis ahora
vosotros acaso floreciendo. Bah, en realidad (no creáis) , os estaba escribiendo en lo alto de este bloque, pegando ya casi con las antenas parabólicas de
todos sus nichos de televidentes, cerrada un rato la puerta blin dada a los gritos de los menesterosos que subían a docenas a de
mandar nepentes. Y sin embargo, hundido yo en este pozo de tristeza, de desgracia ya sin cuento : había muerto tia Nati, la que había nacido con el siglo; se había dejado
al
fin apagar ella, que era como una última candeli
ta de vieja sonrisa, siempre joven, que me iba alimentando, de lej os, de una piedad sin paga ni doctrinas; se había dejado ir también Concha, la muj er fuerte de la gente ,de mi horda, ago tada de querer vivir de veras en un mundo que lo tenía prohibi-
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Tristísima
do, y habían venido en ros;lrio una tras otra no sé cuantas más penas y ruinas. Pero hasta para hablaros a vosotros de tristeza, me hacía falta un grano de alegria. ¿De dónde, dónde iba a encontrarlo? Y el caso es que os quería contar a vosotros, prenditas de mis pérdi das , cómo era esta desgracia, esta modorra de orate babeante, . que querían aquí vendernos como "la vida". al mismo tiempo hablar, para consuelo contra y os quería ello, de un descubrimiento simple, que a mí mismo debía, ¿no?, consolarme un poco: que las armas de la idiotez reinante, por su propia necesidad de espansión en las poblaciones, perdían fuer zas y se agotaban a sí mismas. Así, el Automóvil, la plaga principal de nuestro siglo, lo iba efectivamente devorando como un cáncer, tenía que estenderse y estenderse, un auto cada quisque, siete autos la sagrada familia, y ocupar selvas y desiertos, que las poblaciones fueran poblacio nes de autos, que los que seguían naciendo, a toda velocidad, aparentemente niños, fueran en verdad bebés de auto, que el núcleo personal de la Democracia fuera en realidad un auto, como si la Persona hubiera · desarrollado como una concha de molusco y se hubiera hecho 15 veces más voluminosa: muy bien, pero, a cambio de esa espansión y proliferación triunfante, tenía el Automóvil que pagar su paga, paralizándose y destru yéndose, no por manos y mazos vengadores de los pocos que quedaran vivos y sin capararon, sino por sí mismo, por su propia proliferación, como ya en nuestros días se palpaba en los atascos urbanos, en las autopistas y socavones a la desesperada. Era la ley. y, para otro ejemplo, una especie de peste que habían inven tado para terror de las poblaciones, hacía unos quince años, que la bautizaron Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Que es que, cuando la inventaron, la inventaron como verdadero rayo de Dios sobre las cabezas de los impuros, un golpe istantáneo y mortal de necesidad: cogías el SIDA, y a las primeras de cambio, .
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Agustín García Calvo
las diñabas sin remisión (que bajo ese nombre, por cierto, se car garon, los infames de Ellos, un par de vidas tempranas de mis al rededores) ; pero luego ¿qué?: que había que estender la plaga: que no ya unos pocos pecadores estremosos se sintieran amena zados del castigo de sus deliquios, sino que las Masas enteras se acercaran temblando de miedo y profilaxis a las jodiendas y hasta los besos. Hacía tiempo que las llamadas purgaciones habían de jado de cumplir esa función que el Señor les tenía asignada en el viejo Orden; así que tenía el SIDA que generalizarse y vulga,ri zarse. y bien lo había conseguido: las fabricas de preservativos ha bían resucitado; los niños y niñas, antes de saber lo que era folla je, sabían lo que era SIDA; las calles y metros se llenaban de car telones con la voz de Dios, " Si eres seropositivo, no te ocultes" . . . Sí, señor, pero eso les había costado también lo s�yo: por e! propio proceso de espansión, había tenido el SIDA que dejar de ser aquel rayo rígido y justiciero, y con la casuística de s{ndrome larvado, portador, seropositivo (con tales nombres llamaba� a los pecadores penitentes) y una serie de otros apellidos, más o menos infamantes, había venido a resultar que ya no se sabía muy bien lo que era tener e! SIDA, ni qué era por tanto SIDA. Otra vez el ansia y necesidad de estensión a las poblaciones no podía menos de pagarse con una degeneración y desgaste de! propio azote de dominación; aunque, eso sí, entre tanto y no, siguiera cumpliendo sus funciones de aterrar al pecador y no de jar escurridura de amor ni vida sin cegar con la profilaxis y e! futuro. y de más cosas os quería hablar, corazoncitos nuevos, en este hondón de la tristeza: os quería hablar del invento de la vejez misma, más antiguo que el SIDA y el automóvil. Porque se pretendía aquí (y acaso se siga pretendiendo entre vosotros, tras el derrumbe) que esto de envejecer era un fenó meno natural, como desconociendo que no hay en los hombres
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Tristísima
naturaleza alguna. Daba la casualidad de que nunca se le dejaba a uno envejecer sin más y por las buenas: siempre se le iba cargan do y amargando de día en día, con preocupaciones financieras cada vez más pes,adas y engorrosas, con amenazas, reales, de en
fermedades o ruinas ideadas y futuras, cada año más insistentes y
feroces, cuanto más se iba uno llenando de culpas y de agravios
contra los prójimos y más los prójimos tenían que vengarse en
uno (a ver en quién, si no) de sus agravios, naturalmente . . .
D e manera que tenía que florecer e n uno l a sospecha d e que sólo a fuerza de disgustos y pesadumbres llegaba uno a imitar la
ley de los animales y sólo por eso había que envejecer; porque, si no. . . Si no estuviera el mundo para hacernos la puñeta, por sus
medios morales y económicos, ¿qué pasarla? ¿Qué seria de uno?
¿Qué animal glorioso? Lo cierto es, desde luego, que no seria uno, ¡qué felicidad! Estas cosas os Iba escribiendo a vosotros, a weltas con las ondas de la tristeza, en estos días que eran los de
Fin de Año, los de las familias confitadas y las fechas fosforescentes.
No sé si a vosotros, revolviendo entre los escombros, en tri
zas de bibliotecas o ficheros desparramados, os habrá quedado
registro de lo que eran estas celebraciones tremebundas que los Amos montaban para sus Masas de Personas con el motivo, na tural, del solsticio de invierno, la muerte y resurrección del Año,
y que preparaban desde meses atrás, como un Futuro luminoso,
Saturnales, Navidades, Año Nuevo, Misa del Gallo a la media noche para los restos de creyentes de la vieja Iglesia, comunión forzada, para los feligreses de la Nueva, de 1 2
campanadas en
forma de uvitas, glóbulos de tiempo . . . En fin, ¡un programa ! ,
que hacía que las señoras d e s u casa fueran desde semanas antes
acumulando en sus frigoríficos gambas y pavos congelados y ate
sorando para cada miembro de la familia, envuelto en lazos do
rados, su regalito. . . , en fin, la tira.
y ¿qué importaba que, llegado el presente del Futuro, tuvie ran los faisanes y caviares un regustillo vomitivo de comida ya
Agustín García Calvo
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comida antes de comerla, que los paquetes de los regalos se viera que no contenían más que dinero en forma de cositas?, ¿qué importaba?: ¿es que acaso las fiestas de Fin de Año eran para vi virlas? : no: eran para prepararlas y esperarlas, y en su condición de futuras habían ya cumplido su destino; luego, a dormirla, a cortar la hoj a del calendario, y a mirar adelante a otro futuro. Pero eran éstas de Fin de Año tan especialmente espléndidas ¿por qué?: porque, con ese motivo lejano de la muerte y resu rrección del sol, les entraban todavía a los mortales tentaciones de pensar, por un momento, en un vislumbre, sobre el Tiempo; y eso no podía consentirse : había que evitarlo, a costa de todos los derroches de estrellitas y serpentinas. Que es que, si no, podían darse cuenta acaso de que estába mos viviendo sobre un tinglado de tablas y chapas mal trabadas y, al mirar por entre las rendijas, descubrir que, allá abajo del pozo, al fondo del abismo, la muerte es infinita. Que allí no hay (¿lo sentís vosotros, vidas mías?) que allí no hay ni años viejos ni nuevos, ni cumpleaños felices de los vivos ni aniversarios pacatos de los muertos, que allí no hay ni principio ni fin, ni retorno tampoco, como el del sol que se ponía para nacer, que baj aba hasta el solsti c i o de invierno para volver a levantarse hacia el solsticio de verano, "y nosotros nos iremos, / y no volveremos más", que a lo peor les daba por cantar a sus niños por las calles. ¡Ah, si se hubieran dejado vislumbrar el secreto de esta trampa del Tiempo! Secreto que, decirse, se dice en dos palabras: lo que reina es una guerra sin paz entre estas dos fuerzas : una, la que dice que se vive, que se está aquí, alguien, s e a quien sea, cualquiera que diga "yo " y lo sienta en el momento de decirlo; y la otra, la q u e dice que eso que vive y que está ah í es precisamente Yo Fulano-de- Tal , o sea, no ya el que habla, sino u n o de quien se habla, al que se iscribe en el Registro, al que l e paga la Empresa o el Min isterio, al que su señora, por mal ejemplo, c o n o c e me jor aún que la o tra que lo pariera, y que sabe ella q u i é n es. . . .
�tísima
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r.
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Esas dos cosas son incasables, y se corre siempre peligro de u q e en su choque estalle la verdad, esto es, la falsedad de la reali dad; la cual se sustenta en el creer que se han casado la una con la o tra: qu e la vida no consiste en otra cosa que en ser mía, el amor no más que en ser mi amor, la razón no más que mi razón. Así es como la vida se vuelve Tiempo, con sus jornadas la ral bo es y sus felices cumpleaños como al Señor le gusta. Sobre ese casamiento imposible, negociaban aquí, se casaban, monta ban sus hogares y sus empresas, producían compradores de futu ras c omputadoras, repartían sus pisos por testamento, practica ban el éxtasis, ya con heroína o ya con televisión Ya sé, queridos retoños desconocidos (queridos por desco nocidos, naturalmente) , ya sé que sobre ese mismo tinglado se gu iréis acaso viviendo vosotros entre las ruinas. Pero hay grados: siendo la contradicción en sí incurable y falso por tanto el Tiempo, hay con todo, grados en la fe. Cuanto menos se cree, más lugar se le dej a a la vida, a la in timación de lo desconocido que late por debaj o de la realidad, a sentir al menos que se está jugando sobre un abismo de infini tud; y eso es cosa que se nota en cada gesto, en cada cara, y los que creen menos, aun sin podérselo declarar espresamente, se entienden entre ellos por lo baj o, en un cruce de las miradas, en un temblor de los silabeos. No creía yo que fuérais vosotros, viditas mías, mi futuro. Pero deseaba ser vuestro pasado vivo, no en la Historia, sino en el recuerdo. Recordar, recordar: e n contra de los que quieren hacer de la vida infinita tiempo contabilizado (su futuro, ya sabéis, que n o es más que la muerte disfrazada) , es de los recuerdos sin fec h a ni re g istro de donde p uede manar algún aliento para s a lirse de la estupidez regimentada, para abriros, ahí entre las ruinas un camino que no esté ya trazado de antemano, p ara no v o l v er a caer en este triste R égimen de hacer sólo lo que . . .
,
Agustín García Calvo
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estaba hecho, de celebrar la venida de o tro año para que fuera el mismo. ¡Muera 1 99 2 ! gr i tab a yo mi e ntras os escribía-; y que ese g r i t o siga resonándoos para otras fechas más futuras que qui e ran s e guir vendiéndoos todavía. Recuerdos para vosotros, criaturillas de m i descuido, recuer dos de lo que hayáis vivido y de lo que antes h ayan vivido otros, y así quede yo también, sin ser nadie, en vuestro recuerdo. Viviendo e sta tristeza, os estoy acaso alimentando a vosotros de raudales de alegría. Acaso no haya más manantial para la ale gría que dejarse hundir, sin diversión, sin ilusiones, en el pozo de la tr i st e za. Agradecédmela esta tristeza que os guardo aquí por debajo de los calendarios y de los reloj es. Olvidad mi historia, y vivid me sin número ni nombre en el recuerdo. -
27
Febrero
'92
A VISOS PARA
EL DERRUMBE 9
LA REBELIÓN DE LAS MÁ QUINAS
26 de Enero ' 9 2 . Queridos biznietos: cuando levantaba los ojos y os miraba en ese mundo que yo no vivo, se me ocurría a vec e s que acaso, al recibir vosotros, con tanto retraso, estas cartas mías, me mirábais sonriéndoos tristemente, como diciendo "¿Por qué tendría tanto empeño en escribirnos este hombre? ¿Se creía él que, hablándonos de las pestes de su tiempo, autos, televisores , ordenadores, ej ecutivos, supermercados, iba a ayu dar n o s a nosotros en algo a pechar con nuestra desgracia, en este intento de ab r i rn o s caminos nuevos entre las ruinas? ¿Se creería de verdad, el pobre, que tra tando de esos chismes se podía torcer el ej e del Destino?" Bueno, pues aquÍ os lo dejaba respondido : sí y no, no y sí. Que ría aprovechar esta tarde de Domingo desolado (seguía reinando a pleno la istitución de la Semana, y hasta esos infelices de pac i entes míos se dejaban v en c e r por la desolación de los Domingos, y apenas se animaban esta tarde a trepar por los as censores de mi bloque a buscar bálsamos en mi consulta o des cargar sobre mí su peso) para tratar de esplicarme, esplicándoos lo a vosotros, cómo era este asunto.
A gustín
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García Calvo
Que es que en estas miserias que envenenaban mi mun do este pasajero imperio d e las tecnodemocracias y la compraven ' incesante de inutilidades, se estaba sin embargo jugando algo de una guerra eterna, una batalla sin tre gu a, entre las formas del Tiempo y la muerte infinita que vivía por debajo, o algo así , ¿no? y, sea como sea, ¿sabéis qué era lo que más le indignaba a uno en los manejos de estos Ejecutivos de Dios que trabajaban afanosos por organizar esa catástrofe entre cuyas ruinas os debatís ahora vosotros, viditas mías?, ¿lo que ' más le revolvía a uno las t ripas y lo encrespaba de una ira desenfrenada? Pues no era, no, el ver que no sabían lo que hacían (porque eso, todos : ¿no nos lo dej ó dicho Jesucristo?: no sabemos lo que hac em os y así tiene q u e ser m i e n t ra s seamos lo que S0111 0 S) , no e s a c o m ú n ce g u era, sino la s e gur i dad con que se creían que sí
�
,
q u e lo sabían : eso de que c u a l q u i e r i d i o ta se pusiera a los m andos de su aparati to, a las palan cas de su a v i ó n a los botones de s u centrali t a , a las teclas de su ordenador, c o n e s a cara de s ab e r lo q ue es ta ba haciendo, orgu l l oso de su chisme como si fuera él (y mu cho más) el qu e hubi era i nve n t a d o el artil ugio, seguro de su b u e n fu n c i o n a m i e n to y de l o s fi n es a los que servía, más q u e el águila de Machado p or el cielo sobre la sierra "segura de sus alas y su ,
aliento " . E ra p o r cierto a p oner esa cara a l o q u e les enseñaban las pe liculi tas que incesantemente desde niños les metían por los oj os: ésas en que e l matón ilustre, el agente secreto, el b r io s o policía, con una s e gu ridad nunca defraudada, hacían arrancar su auto para lanzarse a la persecución de otro auto que no menos infali blemente había a r ra n c ado un momento antes, o miraban en la pan tallita l o que pasaba al otro estremo del planeta y en conse cuencia apretaban la tecla que procedía para cambiar la marcha del vasto plan, o simplemente se metían en una cabina cualquie-
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como e l rayo u n número, y sin más, estaban comu trasmitiendo la amenaza mortal o la salvación urgente, y _..l:>le:n p resionaban el disparador de su mini obús portátil, y al obedientemente el cielo se ponía a vibrar en ondas de co o bien ponían en marcha en su momento el disco de su y una nítida voz les informaba en clave bien de los p eligros que de inmediato les acechaban y de t €pmo desactivarlos, o bien, viaj ando en astrobús por los espa . �ios, al percibir en el tablero una lucecita roja que se encendía intermitente, entendían al punto y procedían a despegar de sus co mpuertas, por sucesivos toques de botones infalibles, la mi niastronave salvavidas, antes de tirar del mando que hiciera de sin teg rarse el astrobús entre las estrellas, o en fin, se sentaban con un culo de toda s e g u r i dad a la mesa de su oficina, pedían por i n terfono la ficha de informac io nes sobre los delitos s e x u al e s de los co m pet id o re s de su sucursal de Tanganika, y al m om ent o aparecía tray é n d o s e l a en mano la s e c re ta r i a , eficaz y sed uc to ra al tiemp o, tan tra n q u il a a su vez y tan segura de los mecanismos de la Empresa que todav ía , al alargarle la ficha como cosa de trám i te y pura normalidad, p o día de paso trasmitirle al Jefe, con un relumbre de los oj os verdes entre el rímel negro, otro mensaj e de código más secreto, pero n o menos decodificable. Esas cosas eran, prenditas de mi d e s engaño , las que p asaban en las pe l í c ul as que para su educación contínuamente les vendían, y así fu nc io naban de bien los artilugios más sofisticados y todos los botones y las teclas. Sólo en las pelí c u las, naturalmente: en la realidad, por su puesto, la norma era el malfuncionamiento, el estropicio, las in terferencias, los errores, las averías técnicas y perdonen las mo lestias; apenas si, en los casos más perfectos, llegaba a funcionar bien y según 10 previsto el teléfono, el magnetofón, el ordena dor, el avi ó n o la astronave un 40 y pico % de las veces; y hasta los artilugios más viejos, como el reparto de correo y la marcha ¡;...,gllUl.
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Agustín Garda Calvo
de los trenes, que habían antes llegado a alcanzar un funciona a lo suficiente, con el progreso del Estado y el Capital. habían venido a sumirse en el mismo caos y desconcier to que la balumba posterior de maquinaria inútil fabricada n ada más que para su venta y la creación de Puestos de Trabajo. Los fallos, deficiencias, imprevistos, retrasos, los e n tre cruc e s de cables y los atascos informativos eran la realidad misma de esto que habían hecho de nuestras vidas. Eran, viditas de mi no vivi r, las consecuencias del Ideal , del I mperio de la Fe en el Fu turo, del idealismo feroz que Cap i tal y Estado habían llegado a imponer a las gentes como arma última de dominació n . Pero, e n c a m b i o , no, n u n c a e n c o n traré i s voso tros , n i ñ os míos desconocidos, rebuscando acaso entre los escombros de nuestro mu ndo, una sola película realista. No se hacían j amás películas realistas : ni a los más honrados de los produ ctores del género se l es ocurría hacer una película donde pasara lo que pa saba de ordinario, donde el agente recorriera cuatro cabinas de teléfono estropeadas, oyera en la cuarta una serie de pitidos no registrados en su código de señales, y al ir a trasmitir en la quin ta su mensaje, saliera una voz rayada que le dijera "Este abonado ha cambiado de número de teléfono: el nuevo número es . . ." ; ninguna película e n que, a l pulsar l a secretaria l a tecla del banco de datos de oscilacion es financieras, le apareciera en la pantalla una escala de resistencia de materiales o un simpático mensaje que rezara "Querido cliente : ha cometido V. un error en la co dificación de su demanda: compruebe los datos de su código " ; ninguna e n q u e las calles del conglomerado urbano se vieran atestadas de autos montados por las aceras o avanzando a trom picones a 7 quiló m e tros por hora, donde, al salir el auto del brioso policía en p e rs e c u c i ón del auto del matón ilustre, se vie ran ambos en el atasco del tráfico atrapados como moscas, y si querían seguirse persiguiendo, tuvieran que abandonar sus bóli dos superpotentes en la melaza y buscarse en los resquicios de miento cercano
d:A rebelión de las máquinas
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.acera que quedaran entre los autos montados y las paredes; nin guna en que, sin estar previsto en el argumento, sino porque sí, p orque así es la vida, la enamorada que acude a Barajas ansiosa a esperar al hombre a quien por fin ha decidido entregarse esa no che, en una noche de pasión desenfrenada, se enterara por el al taVOZ de que su hombre ha ido a aterrizar en Alicante y que se l o traerán en autocar por la mañana, a la hora que pueda pene trar en Madrid dicho autocar. Ninguna. Y sin embargo, en cosas de ésas, lo creáis o no, maripositas de nuestros escombros, en cosas de ésas se pasaba más de la mitad de las vidas normales en nuestro mundo, dej an do marcada de su miseria, claro está, la otra mitad: Pero no p odía hab er una p elícula realista en tal sentido : nuestro reino era el reino del Ideal, y también el cinematográfi co t e n í a que servirLe. "Pero bueno" os diréis acaso "¿no había ya muchos entre vosotros que se dieran cuenta de la mentira de la maquinaria?, ¿que dij eran 'No serviré'?" Claro, claro que los había, ricuras de mis ojos ciegos: mu chos. Los había incluso, desde mucho atrás, desde los tiempos de Samuel Butler, que esperaban una revolución contra las máqui nas; u otros, más fantasiosos, que esperaban que las máquinas mismas se rebelaran contra eso que llamaban ellos el Hombre y Lo destruyeran. Pero, claro, se engañaban también; también caían en la ce guera de la fe y el idealismo:porque no veían que esa rebelión de las máquinas no era ninguna rebelión futura y que hubiera que esperar o que temer: que la rebelión de las máquinas estaba aquí de presente, cada día, en esa misma incapacidad de funcio nar bien que acabo de recordaros con ejemplos, en esa necesidad de funcionar cada vez peor en la medida que se acumulaban y se complicaban: en esa incapacidad de nunca llegar a obedecer per fectamente (como en el ideal del Capital y en sus películas) , en
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Agustín Garda Calvo
esa n e c esaria i m p e rfe c c i ó n estaba la rebelión verdadera de las
máq ui nas contra sus Seño re s
.
y esa rebelión ( m i ra d bien esto, oj it os nu evos de mi desen
gaño) , esa rebelión de las máquinas venía a ser
lo
mismo que la
rebe l i ó n del pu eblo. No de las Masas, n o : las Masas nunca se re
belan, como nunca
se
re b e l a el lndivídu o :
Las
M as a s de
I n divÍ
d u o s es tán h e c h a s por el S e ñ or, Estado y Ca p i tal, y so n po r esencia o b ed i en t e s y su misas. Pero la i m perfección de la M as a y del In divíduo, esa imperfección a la q u e ll amam o s pu e b lo eso se ,
rebela, está siem p r e
rebelán dose, y
del m ismo modo : no por le
vantami ento de ej ércitos vengativos, no por la re vo lu c i ó n de un
s i no por una tozuda, infinita resisten cia a su plan y a s u buen fu nc i o n ame in to y así , la infinita resiste ncia de las m á q u i n a s a funcionar según 10 previ s to y lo ma n dado era el ej emplo y la colaboración de la infinita resistencia d e l p u eb lo a desaparecer c o nve rtid o en Masa de Personas. ¡Si v iéra i s cada vez que se aso mab a uno a l os suburbios de solados de este Madrid mismo, edificados para la muerte y la miseria pro g res a da , y se decía uno "Los niños que hayan nacido en estos bl oques de d e s o l ac i ó n t i e n e n ya que haber nacido muertos", y sin embargo, luego se en c o n trab a por allí niños y muchachos, no todos, pero muchos, c on l o s oj o s más despiertos que n un ca y dis pu es t os a dej ar hablar por sus bocas l a herida del sentimiento y la in te l i ge n ci a ! O ¡ s i viérais c ó m o , desp u és de un siglo de Imperio de la Tecnocracia y machaqueo p ro g re s i vo de s u propaganda, s e en contraba uno de vez en cuando, en pl e no territorio del Desa r rol l o un hombre p o c o viej o q u e se d e d i c ab a a c ri ar burros, q u e ya no servían para na d a y a fabricarles al b a rdas de crin y es parto, y si os descuidábais, a venderos uno con a l b a rda y t o do ! La re si ste n c i a era i n a c abable. No c o n taban , no, l o s Amos con esa i n fi n i ta resistencia d e l o s c o ra z o nes , c om o n o c o n tab a n venidero " día de al egría " ,
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La rebelión de las máquinas
con la resistencia de los mate r iales y
em p e ño de las má qui n as en no fun cionar según sus Pl anes y su P ro paganda , en fun cionar cada vez p e or. En fi n , de esa rebelión y res i st e ncia habéis nacido vosotros, be n ditos olvi d o s míos , en medio de la catástrofe y las ruinas de la il us i ón . No i b an Ellos a vencer (ya l o habéis vi st o ) , iba una y otra vez a florecer el s e n tid o común que seguía l atiendo por de bajo; y la traición sorda y acumulativa de sus propias máq u in as iba a ser el mo s trenc o y b endito aliado de la gente viva . Cierto que, entre tanto y no, ¡cuanta ilusión y sufr imien to inútil , cuánto despilfarro de r ique zas y p alab ras para nada! Pero ea, qué se le va a hacer: así es la guerra. Por lo menos, ya sabéis vo sotro s , corazoncitos, cuál es el tipo de ideal i sm o y de fe en e l Futuro que dominaba entre nosotros y justificaba la administración de muerte; la fe y el ideal contra los que tendréis que seguiros defendiendo. ¡ Que nunca os vuelvan a meter en otra como ésta, vi d i tas desc ono c idas ! Desde el abismo del no ser o s ll e gu en mis desesperaciones y car iño s , y salud! el necesario
27 Marzo '92
A VISOS PARA EL DERR UMBE 10
DE LA (¡NO!) LIBERTAD Día 29 de fe bre ro de 1 992. Q ue r i dos biznietos : estaba yo p ens an d o en vosotros este rato que había dej ad o de s o n a r el tim br e de mis pacientes a l a pu erta de la co n s u l t a , p ensando en cómo s erían vuestros amores en ese mundo que tiene al m e n os la g rac i a de que yo no vivo en él , trata n do de calcular si ahí, en
tre los escombros y cascotes del
p alac i o
de la Estupidez en que
os habíamos d ej a d o , se os daría a vosotros, aunque sólo fuera p o r
el cansan cio de
la estupidez misma, un poco de sabiduría de vi
vir, de esa sabiduría qu e no es más que abandono, viditas mías, que no es más que abandono. ¿ O se g u iréi s todavía vosotros
p re so s de las mismas ideas, de c e ga do las puertas del amor, nos habían secado los ro c íos de la p iel por el procedimiento de ve n d e r nos amor, de vender n os de so d o ran t e ? ¿ Se gu i rí a is to daví a creye n d o en la voluntad, en qu e los gozos d e amor y de vi da p u e den ganarse con trabaj o p u e d e n quererse, pu e s t o que pue den s ab e rse puesto que pueden c o mp ra rs e ? Por si e ra así, por si al go de esa m aldi c i ó n os quedaba en las almitas . . . ¡ ah , s i p ud i era serviros de algo el largo dolor de los
la
misma fe, que aquí nos habían
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�,#a (¡no!) libertad fiil e
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habíamos sentido, año tras año, siglo tras siglo, perderse el ainor po r el camino de saberlo y de quererlo! \ � ; ¡Si viérais vosotros, prendas de mi perdición, cómo estaban las raí ces de ese desastre y desolación de mundo que os había mos dejado por herencia, cómo estaban sus raíces entremetidas, inudri das, en esta ciénaga de falta de amor, de prohibición de vida, en que ahora nos estábamos hundiendo, debatiéndonos al gunos a manotazos vanos! Que si acaso recogéis alguna vez de entre la basura algunas hojas de revista de papel satinado, con fotos holocromas de mu jeres hermosas como Venus misma mirándoos con ojos invita dores, aunque hayáis tenido que recogerlas algo arrugadas y sal picadas de los desagües merdosos de las cloacas secas, puede que os quedéis diciendo: "Pero, hombre, ¡si lo que parece es que se daban la gran vida, los tíos, que disfrutaban, más a la mano y más sin trabas que nunca, de todos los luj os de la carne! ¡ Si pare ce que fue más bien de vicio y de esceso de lo que se pudrieron y se hundieron en la decadencia! " Bueno, pues de eso es de lo que tenía hoy que escribiros, amorcitos desconocidos, orejitas tiernas de mis olvidanzas. Pues sí, ya lo habéis oído : a esto lo llamaban libertad; libera les ellos, demócratas del M undo Libre, ej ecutivos del Libre Mercado, vendedores de cacharritos para liberarnos de todos los esfuerzos, vendedores de paraísos por agencia de viaj e y televiso res sonrosados, vendedores de Dios en plástico, lo llamaban li bertad a esto. Como se habían liberado de las dictaduras y las in quisiciones de otros tiempos, y como las tenían conservadas alrededor en los p aí ses no plenamente desarrollados, y también dentro, en las huellas de sus miedos y represiones escolares, pues se creían ya que se habían ganado la libertad, que habían con quistado la libertad. Compasivamente os veía yo aquí menear las cabecitas, voso tros que ya habéis bebido de la sabiduría del desengaño : ¡ como
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Agustín García CalvQ
si la libertad pudiera ganarse igual q u e el sueldo! ¡Cómo si la li bertad pudiera conquistarse, igual que América! ¡ Como si cada u no no l l evara dentro su propio dictador, su propio in q uisido r, su pro p io Dios! Porque se trataba, sí, de la libertad de uno : la libertad de que cada uno p u diera hacer lo que él quisiera. Es decir, que la lib er tad de u n o qu e dab a reducida (si no, no había mercado ni Estado q u e la manejara) a eso que también se llamaba su voluntad: a su propia voluntad quedaba la libertad, la pobre, re ducida La libertad de uno, que no p o día ser nada distinto (no sé si os sonará) de la vo l u n tad de un átomo de la Física de Epicuro: es decir, la n ece s i dad de moverse adonde su propia fuerza, sua u is, lo llevaba a uno, es decir, su propio peso atómico o intrÍnse c o , es decir, en línea p e rfe ctam e nt e recta y "hacia abajo", que decían a q u e ll o s fi s i c o s A esa voluntad de uno o de una la llamaban estos mangantes libertad. Sabían ellos que todos l os átomos qu erí a n lo mismo, y así , si llegaba a creerse cada uno que él quería l ib re m e n t e lo que quería, libremente compraba lo que compraba, libremente vota ba lo que votaba, entonces ¡ era tan facil el régimen y comercio de las voluntades atómicas o individuales, que no sé si sabréis ta mp oco que esa palabra individuo lo p r imero que había d e s igna d o en nuestro mundo era el átomo de la Física! Ni s i q u i e ra se les pasaba por las m i e n te s lo que hasta e l infe liz y glorioso L u c reci o, con su fe en la Ciencia y todo, no podía menos d e reconocer: que la libertad de los átomos, y p o r ende del mundo entero, consistía, por e l contrario, e n que, de vez en vez, sin saber cómo ni dónde ni cuándo, ni mucho menos por qué, fallaba la rectitud de la voluntad, se producía una desvia ción, mínima ciertamente, de la perfección de la trayectoria, se quebraba, mínimamente, la voluntad de u n o En fin, criaturitas de mis pecados, que lo que no qu e rían pensar, era eso que a vosotros, entre las r ui nas , queráis o no, se
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lDe la
(¡no!) libertad
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.os vislumbra: que libertad solamente puede querer decir algo pu f3lJle nte negativo: que no intervenga tampoco, por lo tanto, uno ·mismo. Pero ca: ellos tenían que vender lo que el Señor les había co misionado para que vendieran, que era principalmente amor o sexo, con sus productos derivados, y así, cada día, a cada hora, p or los ojos, por los oídos, desde pequeñito, desde pequeñita, pantallazo viene, pantall azo va, ora amor, ora sexo, ya pornogra fía a tiro libre, ya lo complementario, historia rosa de parejita, 10 mismo daba, tan exitoso y tan vendible 10 uno como lo otro. O sea que, como sabían lo que quería uno, lo que uno y una ne cesitaba, pues le daban a cada uno y una (vamos, se lo metían) lo que querían una y uno, y así cada uno y cada una hacía su voluntad, o sea (porque era lo mismo) que cada uno y una ejer cía su libertad: ¿no sabía acaso uno lo que quería? ¿No era acaso una, como decían los liberadores de la muj er, dueña de su cuer p o, el pobre? Ni siquiera les sonaba, por debajo de sus negocios, como un pedo perdido, un eco de aquello de Revolución dentro de un orden que proclamaban las viejas dictaduras, que Ellos habían superado. No quería yo, lagrimitas mías, que dejárais de ver vosotros claramente cómo el viej o poder de la represión y el nuevo po der de la asimilación eran el mismo. ¿ Qué es 10 que había de común entre aquello de denigrar el sexo y convertirlo en pecado y de prohibir el amor libre y esto otro de exaltar, recomendar y dar istrucciones para la práctica del sexo, tanto a lo libre como por pareja? Bueno, tal vez esté ya demasiado claro : 10 que había de co mún entre lo uno y lo otro, lo que hacía que las dos cosas fueran la misma, era la fe, la estólida creencia de que sabían lo que era: que sabían lo que era amor, 10 que era sexo; da lo mismo que fuese para prohibirlo o para venderlo, pero en todo caso sabien do qué era eso.
Agustín García Calvo
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Ahora bien, criaturas de mis olvidos (bien lo saben vuestro s corazoncitos) la gracia de eso estaba j ustamente en que no tenía nombre, en que no se sabía lo que era; sólo, con una confianza, desas istida de saberes y de futuro, una confianza (que no era más que falta de desconfianza, esto es, de fe) en que había algo, que no se sabía lo que era, y que había que d ejarlo que, gracias a su desconocimiento, descubriera sus caminos ello, así nos sorpren diera y arrastrara en el descubrimiento a todos los clientes del capi tal y súbditos del Estado. y por eso la libertad no podía ser más que no: que no inter vinieran, que nos dejaran , es decir, que lo dej aran. No que le dej ara n a uno hacer lo que quisiera, que así ya se sabía que i b a n a querer las mismas idioteces que había ve nido queriendo cada hombre y cada muj er desde el arranque de la Historia, las mi s mas idiocias que al Estado y Capi ta l le gusta que uno quiera ("Pues yo hoy, mire usté por dónde, de lo que tengo ganas es de llegar a casa, ponerme en pantuflas y darme un har tazgo de televisión que me hagan los ojos chirivitas"; "Pues, ya ve usté por dónde, que lo que yo quiero es llamar a un teléfono rosa y que me ma n d en una azafata para todo, no muy cara, si es pos i bl e ; "Pues ya ve usté, yo lo que quiero es que venga Fula no y me ponga de una vez el anillo en el dedito, por no decir el yugo al cuello, que es de verdad lo que yo quiero, para arar j un tos hasta el fin de nuestros días, que es mi gloria toda"; e t c é t e ra) no eso, no, sino sencillamente ( e ra ay, se ve, amorcitos inciertos, demasiado sencill o para que ni si quiera los libertarios lo enten dieran) que nos dejaran, que me dej ara yo mismo, a ver qué nos pasaba Que no nos llenaran (me llenara yo mi s m o ) e n s egui da, previamente, el aburrimiento de diversión, por si de ese vacío podía florecer algo imprevisto, lo que ni Ellos ni Yo sabíamos. Pero nada, que si quie res : "Libertad, chaval, la tuya, y limita da por las lib e r tad e s de cada uno de los otros" . O sea, la revolu ción dentro de un orden, ¿no? "
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De la (¡no!) libertad
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Así nos fabricaban la realidad, y nos hundían en un aburri mien to siempre lleno, siempre atestado de diversiones; así se ma taba el amor sin nombre, el amor verdaderamente ciego, y de la muerte de ello, según el padre Freud nos 10 había explicado ya bastante claro, se costruía esta realidad. y ahora, después del derrumbamiento de las costrucciones la de fe, ahí entre vosotros, en ese mundo donde yo, para no es torb aros, ya no estoy, ¿seguirá todavía rigiendo el mismo enga ño? ¿Seguiréis acaso creyendo que sabéis lo que es la libertad? ¿ Nu nc a van a dejar que asome y que florezca 10 que haya por debajo de vosotros? ¿Nunca os van a dejar vivir? O ya tal vez entre vosotros y aunque sólo sea por virtud del cansancio mismo : ¡ era tan erótico a veces esto que llamaban el cansancio físico, eso de que, al estar uno bien breado y deshe cho de los aj etreos del camino, de allí mismo brotara un algo de amor no dominado, feliz, no mío! Sea como sea, lo que estaba yo intentando, contrafuturitos de mi vida, era ayudaros a que supiérais, no lo que deseáis (que eso no hay Dios que lo sepa) , pero sí al menos lo que no deseáis, que es lo que aquí, entre nosotros, entretenidos en comprar amor, en declarar amor, nadie sabía, y no escuchaban cuando se les canta ba "La declaración de tu amor no es más que el no de tu odio" . S i l o pudiérais escuchar vosotros, con esas orej itas que no puedo besar, que beso desde las tumbas de mi olvido. . . . . .
23 Abril '92 A VISOS PARA EL DERR UMBE 1 1
y LUEGO ¿QU É ?
5 de Abril '92. Queridos biznietos: venía yo volviendo hacía un par de días de una tediosa j unta de Médicos de la Demencia Comunal, a la que me habían llamado a consulta, no sé para qué, y al pasar el tren al lado de los barrancos de basura de los conglomerados intercalados entre nuevos bloques de nichos de más allá de los basureros urbanos, al pasar por los campos cu biertos de cadáveres de autos desvencijados y herrumbrosos, al tiempo que se cruzaba con el nuestro un larguísimo tren carga do de nuevos autos para vender por ahí con destino a los ce menterios del Futuro, me quedaba entonces pensando con com pasión en vosotros, viditas mías: ¿qué estaríais haciendo ahora vosotros con todo esto? Que no era di fí c i l de adivinar: os veía aj etreados, sudorosos, penando con ingenios y herramientas de limpieza, tratando de ver cómo aniquilar toda la basura con que os habíamos dejado atestado el mundo, encontrar prensas h i dráulicas poten tes para aplastar toda la chatarra de au to s y demás engendros de la i n u ti l i da d para dej arla reducida a bloques que, si n o servían para n a da , pudieran volverse a h u n dir en las entra ñas de la ti e rra o s i encontrábais algú n abismo en medio de los
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Itüego ¿ qué?
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1.lT·
t
éano s ado nde pudieran arrojarse junto con los cascotes desco� iJ¡,u nales de cemento y plástico que íbais tratando de derruir tan
ifanosamente y de hundirlos en el polvo y en el olvido. Así an JIlI;réis segu ramente, florecitas, retoños de mis pecados, y cuando estéis en e sa labor interminable de destrucción y de limpieza, se m e o curría, ¿vendrá todavía algún prudente varón por detrás a tocaros en el hombro y a deciros "Pero vamos a ver, esperad un poc o: bien está barrer, es racil; destruir, muy bien; pero ¿ qué vais a poner en el lugar de lo que estáis barriendo?, ¿tenéis algu na alte r nativa que proponer, algún proyecto de mundo que rem plac e al que estáis tan desaprensivamente demoliendo ?" No sé si qu edará por ahí, entre las ruinas aparatosas de este mundo, algu no de tanta cara y tan mala leche como para volveros a repetir esa monserga; pero aquí nos la seguían endilgando tantas veces, con tan mala sombra y tan estólida tozudez, que sólo imaginar me que pudieran todavía veniros a vosotros con las mismas a entorpeceros las manos y los corazones, pimpollos de mi perdi ción, se me abrían las carnes de carámbanos, y tenía que escribi roS urgente para preveniros de semejante cosa, y enseñaros cómo poner oídos sordos a esas insidias de la sensatez. ¿No iba a servir de nada lo que aquí nos habían machacado y entorpecido con esa historia? ¡ La puta gracia, si viérais, de ésos que se creían hombres prácticos, que, nada más empezar u no a maldecir y deshacer, a tantear fórmulas afuadas y eficaces para esclarecer las mentiras y quebrar las blandas rejas de la cárcel, te soltaban ense guida "Pero no se quede usted así en lo negativo. Habrá alguna alternativa, hombre. ¿Cuál es la alternativa?"! Por si acaso toda vía os sale algo de eso al paso, tenía que animaros a responder sin más "¿Alternativas? ¡ Tu padre ! " , o más bien irguiendo el an tebraz o ante la cara del positivo y alternativo en un corte de mangas suntuoso, o mejor aún, haciendo vibrar el dedo medio entre los otros, en una mágica higa que le hiciera escapar tamba leándose a sus escondrijos. Es lo que debió de hacer David,
Agustín García Calvo
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cuando estaba volteando la honda, a ver si le acertaba en algún p u n t o sensible a G o li a th , y s e le acercó una comisión de mili ta n t e s de la resistencia o rga n i za da diciéndole " ¡ Alto, alto! Tú s a bes que ese gigante, al que ciertamente todos odi a m os cu mp l e sin e m bargo en esta tierra u n as funciones esenciales, en c u anto que mantiene debidamente a m e d re n tado s a l os rebeldes sin cau sa y le s hace acogerse al amparo de l Pod e r c os t i tu íd o , y e n cuan to que p e rm i te a las m a dre s tener a raya a sus críos diciéndoles que viene G o li a t h c uan do q u i ere n escaparse de la cate que s i s o ir a robar algún chorizo de ca r ne i m p ura de la casa de l o s infie les. Así que, entonces, si 10 derribas, ¿cómo vamos a remplazar lo? ¿Qué al te r n a tiva tienes p e n s ada para que sus fun ci on e s en la sociedad postgoliáthica se mante n ga n como Dios manda?" Vo sotros ya 10 habéis sentido bien, duendecillos buenos: no es sólo que no tengáis que sentiros ob l i gad o s a proponer alternativa n i n g una p ara cuando terminéis con esa limp i a o b ra ne gat iva de la destrucción (que ¡ tela os que da para ra t o barrenderillos de n ue s tras mise r ias!) no sólo eso, sino que (sólo se defiende el que ataca) te né i s que saber decir claramente que es j ustam e nte e sa p ret e n sió n de 10 p o siti vo y d e proyectos de mundo sustitutivo 10 que de veras paraliza y e n to r p e c e vuestras ma n o s y vues tros in genios p a ra la faena urgente, clara y a l alcance de vuestras ma nos: que vosotros habé i s e n t e n di d o y p a d ec i d o cómo era que la destrucción de la tierra, de la vida, de la razón , se venía p racti cando por medio tan sólo de la costrucción, que la costrucción era el m edio de la destru c c i ó n , que la n e gac i ó n de c u alq u ie r placer y sen t i m i e n t o se hacía no negativamente, sino positiva mente, por la imposición i m p l a ca bl e de los sustitu tos del p l a c e r y del se ntimiento. Así q u e , s i e ndo lo costructivo lo que nos m at a siendo lo posi tivo lo que nos a n iquila no caeréis n u n c a en la il u s i ó n de u s a r esas mi s m as armas pa ra otra cosa que para lo que de hecho sirven . Pero, por si estas fórmulas de razón p odí an seros útiles todavía, machacaba hoy todavía en l as teclas de la ,
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;Il1áqui na y os las dejaba aquí escritas: Que el Futuro es todo de Ellos (vosotros sois su contrafuturo, vidas mías) , y mediante el Fu turo conseguían lo que querían: que nunca se hiciera más que lo qu e estaba hecho (proyectado, sabido de antemano) , que nu nca pasara más que lo ya pasado. Y que Ellos sabían cómo se fabric a el Tiempo, el tiempo vacío, y que, procurando que en sus re uniones políticas, culturales y hasta amorosas, no se tratara más que de proyectos y futuros, que era lo práctico y positivo, conseguían por lo pronto que los asistentes se hundieran en el bostezo aniquilador del Tiempo, y así no se les ocurriera ya nada imprevisto y no contado en el Futuro. Y que, cuando las faculta des están, como decían vuestros tatarabuelos, alienadas baj o el Imperio de Estado y Capital, también lo está la imaginación, y nadie puede desde aquí tener honradamente idea de alternativa alguna, imaginar otro mundo que sea verdaderamente otro, que no sea la repetición de éste. Eso no se imagina ni se planea: eso, sencillamente se hace; y lo más, arroyuelos de mis olvidos, el re cordar, el recordar a veces, como entre nieblas, puede ser el aliento y el motor para ido haciendo; o sea, como era de supo ner, j ustamente al revés de lo que nos contaban. Y que "No hay camino" , como se cantaba e n una canción, de un hombre tan cualquiera que p o d í a hablar a veces como pueblo, que espero que h aya lle gad o hasta vuestros oídos : "se hace c ami n o al an dar" , y que para h a c e r camino, la primera co n dic i ó n es que no lo haya. Y que todo esto que respondáis no es pesimista, no; ni es optimista tampoco : porque pe si m i sta y 'optimista' son am bos la misma cosa, puesto que ambos implican el futuro, que es, como sabéis, la muerte, también llamada a veces gl or ia eterna; y que tampoco es triste ni nada; porque alegría, y aleg rí a para ha cer cosas que no estén h e ch as es algo que viene a veces del re cuerdo, no d e la Historia, de un re c u e rd o de antes o de fuera d e la Historia. Y que sí, que ya sabéis que, para mover Masas, para hacer clientes, para motivar a los militantes de la base, es preciso '
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darles fu turo y planes y alternativas, pero que eso es para mover Masas o Personas, pero no son Masas ni Personas lo que p u ed e hacer algo que no esté hecho, sino esa otra cosa que es el pue blo, que no se sabe 10 que es, pero que no es ni Masa ni Pers o na; así que, en tal caso, a vosotros ¿quién coños os va a andar to davía mandando motivar Masas, ni cli entes, ni militantes? y en fin, que para decir NO, para decir la falsedad de 10 que es fals o, no hace falta tener verdad ningu na; que vosotros no la ten éis, y sin emb argo estáis diciendo NO a la muerte y tratando de hacer algún camino por entre las ruinas y los escombros de la mentira. Pero en fin, seguro que to do eso vosotros, cachorros de m i nada viva, lo sabréis y lo diréis y lo haréis mejor que yo, si no p or diablos, por vi ejos : porque so i s tiernas criaturillas de mi limbo, más viej os en este mu n do A la frescura de vuestros sufrimien tos, una ve z más estos besos perdidos con las p alabras en el aire ,
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5i)UrDO ' 92 H·, .' "'.Ji
Ansos PARA EL DERR UMBE 12 ,,'," !
CONTRA
Y
LA
PRO STITUCI Ó N
CONTRA
LA PAREJA
9 de Mayo 9 2 Que r ido s biznietos: era verdad que en los cimientos de l a casa estaba enterrado . . . eso. ¿Qué? Eso a lo que se gu ían llamando amor, o sexo, si les gustaba m ás a sus enterra dores . Estaba aquí enterrado eso; y de ese e n tie r ro y esa muerte venía toda la fuerza de Ellos, la fuerza que les servía para arrasar costruyendo, para l evan ta r este edificio de demencia que os dej á bamos a vosotros, vilancitos, para s u da r y penar en el derrumbe. Que algo de eso era lo que estaba pudriéndose e ntre las raí ces iba yo descubriéndolo cada vez con más clara herida, según pasaba cada día en vano, queriendo levantárseme los oj os hacia más allá de esta ciénaga de mi m u er te, hacia vosotros, nubecillas i r i sadas, y según iban subi e n d o más y más p ac i ent es hasta este último piso de la tor re y me c on tab an sus h i stor i a s Era verdad 10 que el p ad re Freud entreveía, sin saber nunca si maldecir o si aprobar la cosa: que en la muerte del amo r estaba fundada toda la istitución y desarrollo de la Industria, las Leyes, la Cul tu ra Y pensaba yo, criaturitas de mi nada, que, por más que a vosotros, con los horrores del derrumbamiento, se os h aya vuelto mucho '
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más clara la locura de lo que aquí vendían como Gobier no, la miseria de lo que aquí vendían como Ciencia, con todo, pu e de que todavía no hayáis podido ahondar hasta las raíces y que si� gan pululando entre vosotros, viditas, entre los escombros, restos de las istituciones que habían servido para enterrar (o sublimar: ¡ que diablos más da!) eso sin nombre, que servían para seguirlo matando cada día, porque a lo mejor no estaba del todo muerto : Así que por eso quería yo . . . no daros consejo (nunca consejo de viejo, ¿verdad, retoños desmadrados?, nunca consejo de la es periencia, que no puede ser más que la confirmación de la des� gracia y la mentira de una vida) , pero, como d e cí a don Antonio Machado que " tampoco es razó n / desdeñar / consejo que es confesión " , quería contaros los estremos a que c o n eso del amO r es t á ba m o s l l e g a n d o en este m undo, para qu e c o n el odio de ello, no consi ntáis n i ngún re s a bio de e s ta peste entre vosotros; que n o podéis consenti r, ange l i tos p e l udos , m o nitos pel o n e s ningún tipo d e prostitución ni de pareja; y que, si no, ya sabéis que toda vuestra labor d e clara n e ga ci ó n y borramiento de nues tra s huellas va a s e r v i r de poco, y el edificio de la mentira volve rá a reedificarse, porque volverá a sa c ar sus fuerzas de la muerte de e s o que estaba en los cimientos y que no habéis desarraigado todavía. M i rad, si no: aquí, con el progreso del Progreso, o sea el Desarrollo, la prostitución no sólo no había desaparecido para nada, sino que cada vez se la manejaba con más empeño y se la convertía en una istitución más normal y seria y respetable. No era ya sólo que el Capital tuviera en los tratos prostituto rios u n a de sus minas más fecundas de recursos para moverse (ya tendréis noticia, si os ha quedado algún documento entre la ba� sura: cadenas de saunas tailandesas, empresas de revistas y videos pornográficos o de servicios computerizados de contactos per sonales o de atenciones para Ejecutivos en Congresos, amén de las redes de trata al estilo más arcaico) , ni era sólo que, con Él, ,
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la p rostitución y contra la pareja
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como siempre y cada vez más, el Estado sacara sus pingües in gresos de lo mismo y, con ello de paso, garantías de tranquilidad ciudadana y de seguridad; no, sino que todavía el empeño cre ciente de Ellos era presentar la prostitución, en sus formas más o menos disimuladas, como algo natural. ¡Coño ! , en verdad, lo más natural del mundo: pues ¿no ha bíam os superado ya la era del Pecado, manejado por los Ejecuti vos de Dios en otro tiempo? " No hay pecado, niña, en que te dej es retratar para pin-up de una revista, no, ni en que luego te dejes emplear, con todas las garantías de seriedad, pues claro, com o acompañante de Ej ecutivos, con más o menos posibilida des, s í , hija, pero sólo cuando tú lo quieras, a tu libre . voluntad, ni ta m p oc o , qué monsergas, en que te e m p l e e s en un salón de relax, con opción de follaj e c o n los clientes, claro, pero siempre con to da s las garan tías de selección, higiene, discreción, y, niña, unos i n gresos que rí ete tú de l Salario Mínimo." y así venía a suceder que las propias putas declaradas habían incor p orado el m ec a n ism o , y e n t re cegadas por fantasmas del puter i o al estilo arcaico y engañadas por la fe de sus clientes, ve nían a tomar conciencia de cuerpo (ya podéis entender la locu ción como os parezca, listillos de mis entrañas) y a reclamar ellas mismas el público beneplácito del Estado y el Capital: legal re conocimiento de su profesión, como otra cualquiera, y garantías que limitaran su esplotación, por medio de los oportunos Sindi catos, a las normas de esplotación vigentes para los esplotados de las otras profesiones. ¿Podéis imaginar, pimpollos, una declaración, con los he chos mismos, más descarada de lo buena y lo indispensable que era la prostitución o venta de amor y sexo para el Estado-Capital en la forma más avanzada de su dominio? Pues bien, amiguitos de mi sombra, ya sabéis vosotros que, a falta de mej or criterio para descubrir las raÍCes de nuestros males, no hay más que to mar como guía al enemigo : lo que Ellos aprueben, condonen,
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Agustín García Calvo
p ro m oci one n , ya os dice ba s tan t e lo que no podéis consentir, ni tomar como natural ni h o s t ias , ni tratar con co m p a s ión n i n gu n a . y e s to no quiere decir (¿hacía falta que os lo aclarase?) que os esté pro p o nie n do normas de cond u c t a ni c o n traley ninguna, co mo que no os vayáis los sábados de putas, si es que las hay to davía ah í en tre los escombros, o qu e queméis las últimas fabricas de videos, si algu n a qu e da en marcha todavía. No, no t i e n e nada que ver : no h ay aquí regla mo ral ninguna, no hay re ce ta s ; bien l o sabéis, l i s to s como el h a m b re que sois vosotros, que no hay más moral q u e la pol í ti c a del p u e bl o ni más c uen t o de vida pri vada ya que valga. No: l o que os quería decir era sólo e s t o : no d ej é is que se c i e r re j amás la herida, que no dejéis que s e olvide nunca que cual q uier acto de prostitución es un crimen contra e l p u ebl o , p o rque e s un acto de sumisión y re c o n o cim i e n t o del Dinero, y ¿ q u é voy a deciros yo a vosotros? : n i n g ú n resto de dinero pu e d e quedar donde el pueblo viva. Y el amor, o eso que sea, era l a úl tima y pri m e ra de las m ercancías , y su venta estaba en las raíces mismas de la trampa: acaso podíais decir que todo acto de c om praven ta era un sostén y complemento de los actos directos de compraventa pros tib u la ri a . Pe ro ¡ b as ta ya p o r h oy de p u tas y de p u to s ! Lo q u e s í q u ería recordaros es qu e , al mismo ti e mpo , no por distinta razón, s i n o por la misma (pue s Dinero es mi alma y el Alma de la Persona no otra cosa que dinero) , no podéis consentir tamp o c o ningún re s ídu o de las istituciones conyugales, de es o que mayormente se lla m a b a Parej a entre n os o t ros . Que eso era también en nuestros días muy bueno y prove ch o s o para el Estado y Capital, ap e nas hace falta que os lo cuen te : superan do l as v i eja s formas de la istitución, la Pareja s e había hecho tan respetable y digna de todas las p ro mo c io nes , que hasta para los más e xi gen t e s trámites del Estado y p re s tac io n e s del Cai s t i t uya n
voso tros
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Co ntra la prostitución y contra la pareja
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pital bastaba con que sus objetos-suj etos demostrara!l ser pareja, ' estable al menos mientras cobro, y se resignaran en todo caso a dejarse registrar como pareja. y, p a ra colmo, los llam ad o s y llamadas homosexuales aspira ban también al reconocimiento de su dignidad y su estatuto ha ciéndose, 10 mismo, reconocer como pareja. No hacía falta re cordaros más para deciros hasta qué punto tal istitución, tan amada de los Poderosos, no puede dejar nunca entre vosotros ningún rastro, q u e también lo envenenaría to d o No, no puede haber Pareja -bien 10 sabéis y lo sentís voso tros: la lucha del pueblo e s , en ú lti m o término, una guerra c on tra la Persona I n dividual : YO MISMO, en cuanto me llamo N, soy el último enemigo del pueblo y de la vida- ya hemos m a chac a do y s egu i rem os machacando sobre ello. Ahora bien, la Pareja no sólo no acaba con la Persona Individual, sino que, al redup lic ada l a rati fi c a Demasiado cortas son las vidas de hombres y mujeres para consumidas en ese trabaj o vano (tan bienquisto de Dios y sus sucesores) de conseguir que, al fin, los dos seamos uno, pasando por esa fase del "Me conoces: te conozco", que es la más enco nada hinchazón del ser y saber de uno mismo, para al cabo, des pués de todas las penas, desolaciones, peleas y resignaciones, ter minar consiguiendo un uno doble, tan enemigo (y más) del pueblo y de la vida como podía serlo el uno uno y la una una. No, maravillas mías: tampoco puede caber el dos ni la pareja entre vosotros; también la Pareja, como istitución ratificadora y reduplicadora del Individuo, es una sierva del Dinero y del Po der: bien 10 saben Ellos. Así que vosotros . . . no, no : ningún mandamiento ni receta; cuidad sencillamente de que esa herida siga también abierta, por si la razón común respira y habla por la herida. Ah, y no se os irá a ocurrir todavía (pero no, d es e ngañi tos míos) caer en arreglitos y juegos como el del tres, o cosas por el estilo. No : bien habéis sentido que el tres puede a veces .
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servir para romper el do s pero de ningún modo para ro mpe r el uno, que era lo que i mporta b a Bueno, y ¿ q u é ? ¿ Q u é os q u e daréis p e n s a n do -me decía yo- al recibir una carta tan ca m p an u d a y p red ic ad o ra ? ¿ Volve réis acaso atrás los oj os tristes un momento, que mirando para acá p re gu n t en " Pero y noso tros ¿ de dónde hemos venido?"? No, no creo: bien sabéis vosotros q ue hab é i s nacido de la equivoca ción y la desgracia y las ilusiones; pero por eso mismo ¿no?: ¿no está ahí vuestra fuerza para volveros contra s emejantes padres? ° no vais vosotros, florecillas de la desesperación, a hacer como ésos que, a cada vez que les soltabas cosas de éstas, se po nían a decirte "Bueno: p rosti tuc i ón no; pareja, no; y entonces ¿qué? ¿Qué vamos a hacer entonces?" Vosotros no, di vi n os animalillos: ¡ cual q ui era sabe las locuras que el amor tramará con v u est ra s vidas y qué c a m i n o s nunca abiertos descubrirá! Pero para eso, lo primero, que no tire por los c am in o s ya trazados; no enterrarlo ni sublimarlo, no conver tirlo en istituciones ni en dinero. Que él haga e n tonc e s 10 que nosotros no sabemos. 0, bueno, él de la mano con la razón, naturalmente. O tro día os hablaré de los Intelectuales . Por h oy deseaba, antes, hablaros por el amor, esto es, contra lo que lo mata. ¿No me cogeréis demasiada oj eriza por tal carta? ¿Me seguiréis q u er ie ndo un poco, ya que no soy nada? Por si acaso, mon ton es de besos, como vilanos, a vuestros cielos. ,
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S Julio
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A VISOS PARA
EL DERR UMBE 13
¿QUÉ ES UNA DESGRAVACI Ó N, MAMÁ?
7 de j unio '92.- Queridos biznietos: me había quedado yo pensando, después de echaros mi carta última, que quizá os cho caría un tanto la vehemencia con que en ella os recordaba cosas tan simples y evidentes como la prostitución y la pareja y cómo eran incompatibles con cualquier vida y sentimiento y pensa miento que pudiera querer resucitar entre vosotros, entre las rui nas del Sistema Definitivo de Administración de Muerte baj o el que estábamos nosotros agonizando. y puede ser, angelitos de mis cabellos; pero es que sentía yo que había en eso (que lo hay) una cuestión de táctica elemental para esta guerra, y no podía menos que recordárosla, por si acaso se os pasaba, por demasiado clara y evidente: táctica, a saber, con tra ese truco que los Ejecutivos de Dios usan de imponer, como cosa natural, un vocabulario y unas locuciones que, con sólo usar las con esa naturalidad, ya están asegurando en los cimientos mis mos las ideas que Ellos querían vender como Realidad, esto es, como sustituto de lo que podía haber por debajo de las ideas. Por ej emplo, cuando os escribía sobre eso del amor y de los sexos, era que me había encontrado el día antes en la radio del
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taxista que me llevaba (sí, florecillas de mi grana seca, hay que confesároslo: que, en medio de esta guerra contra el Automóvil, andaba yo cada dos por tres contradiciéndome con los hechos y tomando auto, si no quería que el Dragón llegara antes que yo a la cueva de la princesa) , el caso es que sonaba en la radio una de esas como tertulias, que hacían muchas en nuestros años, trayen do a unos personajones, intelektuales, artistos o famosos en ge neral, a que discurrieran sobre un tema, que era en aquel caso el harto manido de la igualdad o desigualdad de ambos sexos y los derechos y deberes respectivos de hombres y muj eres; bueno, pues todo el rato que duró aquello (que fue largo: ya os habrán qu edado noticias de cómo el D esarrollo del Automóvil había logrado en este año de gracia que se tardara regularmente una hora y pico en atravesar Madrid de día, a una media de cinco kilómetros por hora, pero, eso sí, 10 más variada y arrítmica po sible) y entre 10 mucho que opinaban y contraopinaban, "Por que si el hombre llega a casa y se encuentra que . . . ", "Pero, si la muj er trabaja, y luego encima . . . ", "Porque el trabajo del hogar es tanto o más duro que . . .", "Porque no es justo que, si los dos ganan , luego a la hora de fregar los platos . . . ", y las demás sopla polleces que supongo que aún, a la distancia, podéis imaginaros, pues resulta que ni una voz había habido que rompiera y cues tionara ese escenario que todas presuponían para las relaciones entre uno y otro sexo, y por tanto, era mentira que estuvieran hablando de hombres y mujeres: estaban hablando de señores y señoras, de cónyuges, de componentes de pareja; sólo que no se daban cuenta, y así, al dar por supuesta la parej a como condi ción, la estaban confirmando y ratificando, cada vez que abrían la boca, en la Realidad. ¡ Figuráos lo que importará después de eso quién friegue los platos ! Pues lo mismo en las otras cosas; y era contra ese procedi miento de hablar de la Realidad como si estuviera ahí, natural mente, y al hablar así de ella contribuir a cada paso a mantenerla
¿ Qu é es
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una desg ravación mamá ?
y fabricarla, contra ese proceso de la imbecilidad reinante era
c.ontra lo que, muertecitas mías vivas, quería aquí volver a recor daros la santa astucia, popular, aunque también la voz de Sócra tes nos la enseñe, que consiste en preguntar "Y eso ¿qué es?", y no deja r que ninguna istitución o ilusión se corrobore por el empleo, natural y desprevenido, de su nombre: "¿Platos? ¿Qué platos son ésos?"; "¿Trabaj o del hogar? ¿Qué trabajo? ¿De qué hogar me está usté hablando?" Y así con cualesquiera cuestiones, mayormente políticas, de que se esté tratando: pues cualquier cuestión que toca a tratos de hombres (y muj eres, ay) es política; y confio que no más con sentiréis, entre vuestros contemporáneos y en esa ruina de Esta do-y-Capital que os ha tocado, que haya uno solo que escurra el bulto haciendo, humildemente, como que cree que hay, para las cuestiones políticas, especialistas, a saber, los políticos (o los filó sofos, ¡vaya usté a saber! , o los economistas, ¡vive Dios!) , y que la gente corriente puede muy bien emplear, para sus intrascen dentes comentarios, los nombres que los Medios de Formación de Masas les suministran para el caso. ¡No! ¡Nunca j amás! ¿verdad?: el pueblo es el que habla, y ante las palabras o realida des de los polí ticos (o los filósofos, o los economistas, ¡ qué co ños más da!), lo que el pueblo dice, mientras está despi e rto es lo mismo de Sócrates: "Y eso ¿ qué es?" Figuráos, criaturillas de mi desgracia, lo poco que habría avanzado este Imperio de la Tec nodemocracia con cuyas ruinas tenéis ahora que habéroslas vo sotros, si a cada nuevo trampantoj o que les sacaban se hubiera levantado un coro de voces preguntando "Y eso ¿qué es?": pues nada, que ni el Desarrollo se habría desarrollado ni estaríais vo sotros ahora sudando por dej a r algún terreno limpio de cadáve res entre el derrumbe de sus cementosas ilusiones. Y en cam bio . . . vergüenza me da tener que contaros cómo andaban las cosas en este mundo, hasta qué punto habían logrado que la Mayoría tragase todo lo que les echaran, que se creyeran que eso
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que les vendían como dinero era la realidad palpable de sus vi das, que esta carga de leyes y papeleos en que los ahogaban era la necesidad misma del aire y de la tierra. Les decían (lo mismo que fueran Portavoces del Gobierno que Medios de Formación de Masas que Líderes de Sindic a t os : pues todos a una sostenían que eso era lo concreto y lo que a la M ayoría le interesaba) , les decían "Salario Mínimo Interpro fesional " , y pasando, y ni una voz que preguntara "Y ¿qué es eso?" ; le s de c ían "Desgravación en la Declaración de la Renta", y nada, y nadie pre guntaba "Y eso ¿qué es? " : por el contrario, estos días pasados, en l a radio de dos taxistas consecuti vos , había tenido yo que tragarme sen das emisiones de consulta en las que espertos e sp l icaban a oyentes ( ¡ que preguntaban eso, Cris to vivo ! ) 10 que había que i n c l u i r en esta casill a o en la otra, lo que era des g ravi tacionable y l o que no; y se suponía que eso era de i n terés palpitante para la Mayoría de l os radioescuchas, casi tan t o (y n o es comp a rac i ón ociosa) como esas otras emi siones de patología vul garizada y preve n ción de los alifafes más de moda, que también sonaban mucho en las radios de los ta xistas . Así que les decían "Mercado Común" o "Tasa de In fl ación" o "D i sm i nución de la Progres i ó n del Paro " o " Creación de Puestos de Trabaj o " o "Ley de Redistribución de las Compe tencias A utonómi c as" , y se aspiraba a que el incauto se creyera que le estaban habl a n do de cosas, de berzas o longanizas o cal zoncill os de algodón. Y la Mayoría, válganos la Madre de Dios, se lo creían. Al gunos quedaban que no, que no; pero hasta a ésos les habían quitado las ganas de preguntar "Y eso ¿qué es, señores míos?" y cada vez que uno de los fe l igreses repetía obedientemente " Salario Mínimo " , " Pu estos de Trabaj o " , "Desgravación", " Concierto con la Patronal", "Quinto Centenario", " Presiden cia del Gobierno " , estaba contribuyendo a que esas fantasías
i ¡ Qué es una desgra'llación mamá?
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desgraciadas de la Administración de Muerte vinieran a conver tirse en la Realidad. Calculad vosotros, b arren d e rillo s de nuestras ilusiones, con ese procedimiento de dominación, dónde iba a quedar un hue co para que algún niño atrasadillo se atreviera a pre gu ntar "y ¿qué es una O pa ?" , "y ¿qué e s un Estado de D erec ho ? " , "y ¿por qué tiene que haber clase?" Ya en tendéi s que, con esas denominaciones fantasiosas (y os lo digo por si todavía siguen asomando de entre la basura gusa rap os como ésos, que todo cabe, pre nditas de mi desengaño ) de lo que se trataba era de alejar cada vez más la posibilidad de que nadie preguntara por la necesidad de la A dmin istra c ió n ; que, a fuerza de darla por supuesta (pues ¿ no sabemos los nombres de sus m e c a ni s m o s ? ) , llegara a creérsela tan ne c e s ar ia como el agu a para la sed. Mejor que yo habréis llegado a entender vosotros, a u nqu e sólo sea por haber durado más en el sufrimiento, que en la for ma más avanzada de l a Administración, ésta de la Tecnodemo crac ia que hoy nos agobiaba debatiéndose en los coletazos de su delirio, seguía reinando íntegra la fe que 6 . 000 a ño s antes sos t e nía al Faraón sobre su trono; que en los últimos desarrollos de la Democracia y de la Idea Socialista sometida a su servicio, s ubsis tía incólume la misma fe que habían promovido los Fascismos: a saber, que a l os hombres hay que gobernarlos. Cómo se sabía eso, no había ya ni que esplicarlo, puesto que no había nadie que lo p re gu ntara : hasta tal punto era evidente . Lo más, algún Ej e c u tivo de D i os , si le pinchabas mucho, podía en un momento de debilidad acceder a razonarte, esbozando una sonrisa: "Es que, si se los dejara s uelto s . . ." Si se los dejara sueltos, ¿ qué?: ¿iban a c o me rse unos a otros , como no hacen jamás los lobos, se gún muchos siglos antes de Hobbes habían h e c h o notar algunos piadosos? ¿Iba a ser el caos? Pero el caso era que nunca se los había dejado sueltos desde el
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arra n q ue m ismo d el regis tro de la Historia. ¿ Cómo se sabía en tonces? De lo q ue había c ostan c i a cierta, desde los j eroglíficos sumerios a la ración de Realidad que aqu í cada día la Te l evisió n suministraba, era de los crímenes, i n div i du al e s y masivos, de las muertes po r la I de a y por la Causa, que se daban en las nacio nes gob e rn a das (y hasta más en las más fue r t e me nt e go be r na das) del caos c o n s e gu i d o (b u roc racia o tráfico u rb a no po r ej em plo) por la vía de la Administración, y más caos cuanto más perfe c ta y c ompli c a da De eso sí q u e había co s tanc ia; p ero ¿ de 10 o tro? P u e s ¿q u é ? : respondía nuestro Ej ec ut ivo de Dios re so p l an do quizás un p o c o por la naricilla, "¿qué es lo que crees que te ibas a encontrar?: ¿el buen salvaje?" Pero no (a esto también te néis que saber responder viditas, por si acaso algu n o tan necio os sale todavía al p aso) no: algo mucho m ejo r que el buen sal vaj e : eso: que no se sabe: la mera negación, que borra toda m al a fe, y q u e puede d espe r ta r esa tentación popul a r s i e m pre l ate nt e: "Hombre, puesto que no se sabe, vamos a ave r i gua rl o, a ver qué pasa si se q ui ta n los Gobiernos"; o por lo pron to : " ¿ Qué tal si hu b iera un poco menos y menos de Gobierno, a ver qu é p as a ?" Pero e l Señor no quiere que se haga nada ni que se razone: lo que su Poder necesita es la Fe, siemp re la Fe, la misma Fe: "A los h omb res hay qu e gobern a rlos" Y la mej or s alvagu a rda de la Fe era que las Masas aprendieran a repetir los N o mb re s y Reali dades que los Administradores les vendían, s i n osar un momento preguntar "¿Qué es eso?" Así es como se formaban las Masas d e I n divid u os y así tam bién como se designaban 00 mismo bajo el Fa ra ón qu e b aj o el Imp er io Romano que bajo e l Fascio que bajo la Tecnocracia del D e sar ro l l o ) l os Ej ec u tivos de Dios y los dir igen t es : no "los más fuertes" ; no "los más listos" : los de más fe; y cu an ta más fe, más al to en la Pi rámid e ; o s e a los más alejados de volver a preguntar jamás "¿Qué es el Estado, mamaíta? ¿Qué es la Banca? .
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fQué es
una
desgravación mamá?
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Esa fe se pagaba con poder y puesto, tanto más alto cuanta fi¡ás fe ; y así se garantizaba que, fundados en la estupidez segura de sí misma, fueran siempre los Gobiernos lo que los Gobiernos so n, nunca otra cosa. Os lo contaba, maravillas de mi desapari ción, por si acaso todavía se levanta entre los tufillas del basurero algu na Idea, alguna Fe, que os distraiga de seguir haciendo lo que os ha tocado, amorcillos míos: barriendo, limpiando, negan do nuestra fe y nuestras realidades. Con muchas rosas de besos desde aquí, debaj o de la tierra. r
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I NTELEKTUALES
1 2 de julio '92.- Queridos biznietos: ¿cómo me había olvi dado yo de que os había prometido escribiros también un día sobre la raza de los intelectuales? Es que andaba yo metido en tanto trato con otra gente, buena gente de la que quedaba entre la tabarra de este mundo (buena, o sea que no eran nada, o lo menos que se podía ser) , con los que bebía un sorbo de sentido común cuando se terciaba, y luego con esta gente de los pacien tes de mi consulta, que, no sé si con las calores o qué, me tenían abarrotada la salita de espera, devorando nerviosamente las Bi blias protestantes que les echaba para entretenerlos, y que luego a veces, en su vehemencia, se me encaramaban en los brazos del sillón o se me arroj aban encima de la mesa, y casi siempre para decirme 10 de siempre : "Que me drogo" ¿Por qué? "Pues que me aburría" ; "Que me caso " ¿ Por qué? "Es que me aburría" ; "Que me descaso " ¿Por qué? "Que es que me aburría"; bueno, y ahora ¿por qué me 10 vienes a contar aquí? "Porque es que me aburría " ; en fin, ya os imagináis, pimpollos de mi desven tura . El caso es que t e n ía que andar entremetido con los unos y con los otros todo el día, y de los intelectuales, sólo de acordar-
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(jtie' de ellos, me entraba 4iierla ni acordarme.
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un vano y una p esadumbre, que no
, Pero sí, ¡ qué le íbamos a hacer! , tenía que hablaros a voso eros de esa raza; que es muy probable que haya estado viviendo en tre la gente desde el comienzo de la Historia (¿no os han conta do la imaginería de la Tribu Primitiva?: al Iado del Jefe de la Tri bu, siempre el mago o brujo, o sea el Ministro de Educa ción y de Cultura) , y es muy probable que también ahí entre vosotros, en medio del derrumbe de los Ordenadores y de la última Fe, sigan sin embargo renaciendo ejemplares, más o me noS vergonzantes y disimulados, de esa raza: unos de ésos que sabe n 10 que pasa, que tienen una idea hasta del derrumbe mis mo, y que os esplicarán por menos de nada (como los profetas de Israel o los marxistas de los años '40-'80 o los ideólogos del Desarrollo de los '60-'90) el curso de la Historia y el Juicio Fi nal que os espera; o si no, de ésos otros, más mo5festos, que se limiten a trasmitiros informaciones o contaros chistes y comidi llas de otros lugares del Planeta, para divertiros nada más, mien tras andáis sudando vosotros, rocío de mis penas, en las bregas de ruinas y cascotes, a ver si hacéis algún camino que no esté hecho. Así que, sospechando yo que hasta ahí volverían a asomar se guramente ej emplares de la raza, tenía que tratar de preveniros de sus insidias . Habéis de saber que en nuestros días, cuando la Cultura (Ciencia, Arte, Educación, Deporte y demás pestes) se había re velado como el arma esencial del dominio del Poder sobre la gente, la casta de los intelectuales había alcanzado un volumen y un estatuto, prestigio y rango, como nunca en la Historia de la Humani dad (por emplear, con la debida sorna, la espresión de los que sabían la Historia porque sabían el Futuro) , y así me era dado describiros esa casta (fijándome sobre todo en sus represen tan tes más eximios y mejor pagados) con bastante claridad.
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Agustín García Calvo
La misión del Intelectual e ra, en general y en dos palabras, engañar al p e rs on al : s o spe c hab a el Po de r que la gente, a la qu e É l bien querría tener reducida a Masa de I n divíduos , pero que no se acababa de d ej a r del todo, s egu í a por lo bajo pensando, con su sentido o in te li ge ncia común, y haciéndose preguntas, c o m o los niños impertinentes, que p od í an en c ualq u ier mo mento resultar mu y peligrosas; y así, a p reve ni r y debilitar ese pe l i gro destinaba y for maba las escuadras de los intelectuales. Pero la o p era c i ó n se hacía de var ios modos, como eran los intelectuales de diversas clases. La primera clasificación era en estas dos ramas: una, respon der a las p re gu ntas, preferiblemente a n t e s de que la gente l as for mulara; o tra , impe di r que la ge n t e anduviera molestándose en formular p regun tas ; O se a Ministerio de I n fo r mac ió n y Ministe rio d e Diversión . Lo pr i me ro consistía en tranquilizar acerca de la Realidad, la de las cosas -ya sabé i s- y por tanto la de uno mismo. Pues ello es que, d e s d e que el Poder más p r i mi tivo había istituído la Realidad, esto es, un sis t e ma de no mb res de las cosas (y personas entre ellas) , las in c o n g r u en c i as y contradicciones, harto sensi bles, de tal sistema no habían d ej ado de p ro d uc i r desasosiegos y ve h e m en t e s s o s pe ch a s de su falsedad entre l a gente. A te rmi n ar con ellas se ha b ía dedicado en pr i m er l ugar e l mago o bruj o, re mi t i e n d o esas visibles incongruencias a un orden invisible, en que estaban resuel tas todas, y mediante los oportunos r i tuales y conj uros (re al m e nte realizables. aunque sie mpre s o m e ti do s a la guía de los espertos) quedaban los miste r i os domesticados, y el Tiempo m i smo, por ej emplo eximi o, acababa re du c ién do s e a la r u e da de los ritos y del calendario que el Poder, c o n el hechice ro a su servicio, reglamentaba . En la fase s i gu i en t e, se encargaban unos que l l a m ab a n filóso fos de tomar nota de las contradicciones de la R e al i dad , pero en modo al gu n o para dejarlas al de s c ub i e r to y p alp i ta nt es, sino con-
lntelektuales
1 13
se cuentemente remitiendo la Realidad vulgarizada a una ideación (más alta o más profunda) donde esas contradicciones quedaban esplicadas y los errores del vulgo, no eliminados, sino corregidos, co nver tidos en una visión (más o menos teológica o laica: bien fútil era la diferencia) , que, significativamente, estaba escrita en lib ros, de manera que, si el vulgo no alcanzaba a comprender esa teología o filosofia, se le p odía al menos apaciguar o amedrentar de se guir pensando, remitiéndolo al libro, donde otros que sabían más la habían dejado escrita. La misma misión la habían venido a cump li r, en nuestros ti empos, los intelectuales de la clase 'científicos' , donde la Cien cia, ocupando el lugar de las religiones y filosofías de antaño y sien do el verdadero obj eto de la Fe reinante, no por ello dej aba de consentir a su lado (para contraste también y fácil presun ción de los intelectuales dominantes o científicos) la perviven cia de los procedimientos anteriores del engaño, los mágicos, teológicos y filosóficos de toda laya: para que sintáis debida mente vosotros, coronitas de mi desengaño, hasta qué p unto cosas que tan a gusto se conllevaban eran en verdad maneras de la misma. La Ciencia consistía en eso mismo: las impo s ib ili dad es de la Realidad, que al sentido común de la gente se le s e guían reve l an do y manifestándose por vías más o menos irracionales (desde la pregunta hasta la droga, el manicomio, el matrimonio o el suicidio) , quedaban remitidas a una REALIDAD que estaba más allá de la Realidad, si e mp re s egú n el modelo de la Física de E p i curo, donde los átomos y el vacío son la sub-realidad que esplica la realidad; y si la esplicación tenía que volverse de más en más astrusa (y ello por adopción progresiva del número como len guaje, al modo que también en las magias primi tivas) , y si por la vía de la vulgarización al vulgo no podían llegarle más que unas cari caturas, reconocidamente falsificadoras , de la esplicación científica (al modo que las sublimidades teológicas se hubieron
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Agustín García Calvo
arreglar antaño para re du c irse a los groseros puntos de la Fe del C re d o) , no importaba: porque lo que importaba era que el vulgo supiera que había algunos que sabían la R e a l ida d : que viera con los ojos de la Ciencia, hasta el punto de que no viera que eso era Fe (creer l o que no vemos) , sino q ue creyera qu e lo estaba viendo con sus pro p ios ojos. Así era l a Fe, la más perfecta, la de nuestros años. Pero a esa Fe no contribuían sólo, directamente, los científicos, sino todos los intelectuales que, pudiendo (como "más inte lige n t e s ) vis l u mb ra r algo del e nga ño se callaban, hacían como que también ellos se lo creían, porque ellos también "iban con los tiempos"; y, con su sola indiferencia o fr ivo l i d a d cargaban sobre e l vulgo el peso de l a autoridad también: "¿No hay a c aso otros más listos que yo que n o p rot es ta n? 0, en fin, pasad a otra clase de in telectuales, los de la c l as e ' artista ' . Hubo tam b i é n un tiempo que a la gente, desde ab aj o de l os manantiales de la tierra (o de los infiern os) , se le o c u r rí a cantar y bailar o hasta amasar barro o tallar la roca; y en eso, en la m edida que n o estaba ya sumiso, había a l a par un gozo y un descubrimiento de la falsedad de la R e a l i d a d Había por tan to, u n p e l i gro para el Poder; así que también de eso se te n ía que hacer Cultura, distribuíble desde arriba a las Masas de I n diví de
"
,
,
"
,
.
duo s .
y así , e n nuestros días, desde la promoción m e gafón i c a de de e stad i o que se habían olvidado del todo de l o que era c a n ta r, hasta la de e spos i c i o n e s de c l ás i c o s y va nguardias o de li b r i t o s de poesía fina, se había co n se gui d o que nada diera pla ce r ni descubrimiento, pero a cambio se repar tían a e sgalla sus susti tu t o s : a s ab e r, la diversión (esto es, el ab u r r im i ento encubierto divos
que sostuviera el T i e m po vacío, esencial para los manej os del Capital) y la conformidad: hacer Cultura, o sea que a nadie se le ocurriera se nt i r ni, al sentir, acaso p e ns ar sobre lo que pas a ; que n o hubiera rebelión que no estuviera, convertida ya en Cultura
.
.
Intelektuales
115
. (revoluc i o nar ia también, hombre, ¿por qué no?: l a tormenta en un vaso de agua) domesticada y controlada. La idea del Arte,
ejemplo, en vez del arte. Sin fin me haría la ira seguiros contando de esta casta, por si vuelve a asomar la jeta entre vosotros, p r in cip itos de la irreali dad; porque es que . . . Muchas eran las formas d e la prostitución e n nuestro mundo, p or las que en dinero se convertía todo aquello, hermosura, sa lu d y fuerza, vida y sueño, que por debajo del Dinero había. Pero ésta, por la que unos señores (o señoras) vendieran al Poder aqu ello vivo que era la razón común, la inteligencia popular, y que, por esa venta de lo que no era suyo, se les pagara a ell o s ha ciéndolos fa mo s o s y b i e n - pa ga do s ej ecutivos de la Cultura . . . Algo había en eso que ap es taba especialmente y que dolía hondo. ¿Acaso -pens ar éi s vos o tros , du e n dec i llos i r re sp onsabl es porque j ustamente yo era también ellos y, por más que hiciera, no podía menos de ser uno de la casta? Allá vosotros con vuestras cu enta s , descendientes de mis trai ciones . Pero, penséis de mí lo que penséis, que eso un rábano importa, ya os lo aviso : oj o a que pu eda aparecer por ahí todavía alguno de tal ralea; porque, para hacer lo que no está hecho, como ahí estáis vosotros, viditas , intentando entre las basuras, lo primero es perde r la Fe: no más creer en la Realidad, ni la vul garizada ni ninguno de sus sustitutos o sublimaciones. ¡Viva para esa obra el corazón y la razón común! Que así acontezca entre vosotros, y que de ello os nazca en tre las manos lo nunca visto. Con una ristra de besos desde de baj o de l a muerte. por
2
Noviembre '92
A VISOS PARA EL DERR UMBE 1 5
ABURR I R A o r o s
1 5 de s e ti e m b r e ' 9 2 . - Q u eridos biznietos: ¿ h a b é is visto cómo se pas a ba el tiempo sin escribiros?: como si ya supi ésemos lo que había s id o , cuántos meses, cuántos días, ¿cuántos años-luz o millonésimas de segundo? Daba igual: lo que importaba era (¡sin escribiros a vosotros, amorcitos d e se p erados ! ) el vacío. y no era sólo falta del correo, no, ni que el Rotativo que para e s cri b i ros u tilizaba hubi era abi e rto u n bostezo más largo que de o rd i n a ri o con el estío. Sería que también yo . . . ¿Sería q ue ya no iba a e sc r i b i ros más? ¿Que i b a a dejaros pe rder allá en la lejanía sin nombres donde florecíais? Un tanto fatigado me tenían, la verdad, vuestros ab u el os y ah ora ya casi también tras ellos v ue s tro s padres, tíos, tí as . . . ¿a qué os voy a contar, si ya vosotros s ab réis demasiado bien cómo eran ellos?, y hasta puede que guardéis algún retrato de sus caras, algún col l a r o alguna e s ti l o g ráfi ca de la s que usaron. ¡Los aj e tre os que se traían con sus personas, la de tráfagos en las colas de las C aj as de Ahorros, en la Seguridad Social, en las Discotecas, por las Autovías! y luego, pues es o : aq u Í, a coger el ascensor y t rep ar a los áti cos encristalados de mi c o nsul ta, y aba rro tar m e de penitencias y
117
Aburrir a Dios
de oj o s de carnero degollao las antesalas, que ya no me dejab an ni s i ti o donde poner el ventilador ni hueco donde pudieran se
guir mis tres asistentas haciendo punto. Y encima, ya sabéis, uno p or u n o : había que tratar a cada uno como si él fuera el caso de lo s cas os, el Cristo vivo encargado de s u frir la locura del mu ndo
su locura propia. En fin, que casi ni me quedaban fuerzas para de vez e n cuando volverles las espaldas y troncharme de risa co ntra la pared. Porque es que, claro, todo era el aburrimiento, sí: les habían hech o de la vida ti em po , ti empo medido y contado (horas de trab ajo, horas de ocio, días de vacaciones, añ os de p romo c i ón , años de j ubilación) , tiempo vacío, que es e l único que p ue de con tarse ni medirse; sólo que, como el vacío así al desnudo no podía aparecer, que no h ab rí a carne que lo t ol e ras e pues un va cío perpétuamente rellenado con ese hacer de cosas que estaban hechas, lo mismo en el t aj o que en la diversión concomitante. Y, como a muchos no les bastaba para el relleno con la Tele visión, como a los buenos feligre s es , ni con el concierto de rack duro en la plaza de Chinchón, a moto limpia qu ilóme tros de ida y vuelta, no, sino que pedían aún cosas más intensas y estraordi narias, pues entonces, el cáncer informático, la depresión, la gimnasia, el trauma, el psicólogo, el SIDA de 2.· remesa, en fin, la cura de almas: cada uno convirtiéndose él en un caso intere sante para sí mismo y c entro de su dedicación personal a falta de otra cosa. Y el caso es, ¡ coño ! , qu e aquí vivíamos en la abundancia y la sobreabundancia, que éramos -ya os lo he dicho- felices como nunca: todas las posibilidades a la mano, todo lo que uno pu di e ra soñar haciéndose realidad por medio de un sencillo trá mite, tan sencillo casi c om o e l refregar la lámpara de Aladino. Pues ¿qué más querían estos monos p el o ne s de hijos de Eva? Bueno, para ponernos serios, ya podéis i ma gi n ar que a la Mayoria ni se le o c u rría soñar con más que 10 que estuviera e n en
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118
Agustín Garáa Calvo
la lista de las ensoñaciones, y cada uno hacerse con u n gusto personal que hiciera que a cada uno le gustara alguna de las co sas que estaba mandado que a cada u n o le gustaran. O sea que no era como aquel viej o camarero resolviendo la mult i pl i c i da d de las demandas con " Pa todos café con lech e", sino que había su café con leche para cada gusto. Y así tragaban auto, tragab an moto, tragaban ordenador, tragaban concierto fino y divu lga_ ción cie ntífic a tragaban EXPO de Sevilla y siete días con avión y hotel incluído en el Caribe, y tragaban disquette y compact que n o viérais, que parecía que era el agua de la fontana pura q ue su sed estaba demandando, y co n una cara de felicidad que, si no era de verdad, por lo menos a la mayoría de sus prójimos les daba el pego, y ¿ n o era de eso de lo que se trataba? Sí, pero eso no eran todos, sino sólo la Mayoría. Y no podía yo por menos de añadir aquí, aunque fuese con algo de so n roj o que por entremedias de la Mayoría había también unos cuantos listillos que, no sé cómo, no habíamos perdido del todo el senti do común y l os sentidos corporales, y que, como no teníamos el gusto personal de que nos gustara lo que tuviera que gustarnos, como no sabíamos nunca bien lo que deseábamos, pues, en fin, que aprovechábamos el tanto y a la sombra del Desarrollo nos lo pasábamos de puta madre. Porque no podía el Orden evitar del todo que, en medio de la balumba de basura de cosas que no eran más que papelines de envoltorio del dinero de la nada, se produjeran tamb ién algunas cosas buenas, y hasta bastantes: las bastantes para que unos cuan tos pudiéramos, colándonos de rondón entre la Mayoría, disfru tar de algunos sorbos de los arroyos de miel y l e c h e del Edén perdido, del ameno oreo de las sombras de los árboles del paraí so, y tan facil y barato como nunca hubiéramos podido soñarlo en otros tiempos. Bastaba con no comprar ni auto ni televisor ni psi cólogo ni raquero ni entrada para la EXPO ni cucharita de heroína ni bronceador para la piel ni jaculatorias tibetanas, y ya ,
,
,'umr a Dios ��r
119
i"n esO y otros cuantos noes, las manos se te llenaban de cosas
::�llenas , que sólo gracias al Desarrollo se te podían haber dado. �í que no era sólo el tragar sustitutos de la Mayoría, sino el dis :t,ute de unos cuantos escurridizos -confesión completa. t Claro, ya se sabe: todo eso era a costa del Subdesarrollo: a tosta de las epidemias de hambre y sed y pus que el Desarrollo fomentaba en sus márgenes, mientras encargaba a algunos pro bu s de que se lamentaran y reunieran socorros para paliar las mi ser ias que É l fabricaba y necesitaba fabricar alrededor de sus ori llas, y a costa de las guerritas crónicas de banderitas arcaicas ensa ngrentadas de sangre nueva que igualme�te el Desarrollo te nía que suscitar y mantener en las regiones de su cerco más o menos alejadas (¿cómo, si no, se sabría que lo que había aquí en el M undo Primero era una Paz?) , y a costa de los hijos del Sub desarrollo huyendo con chalupas o por entre los espinos de la ce rca desde la miseria que les habían criado hacia el centro del Desarrollo que les había criado su miseria, cayendo unos cuan tos en el intento, arribando otros a las orillas de la fel i cidad , gra duándose debidamente la cuantía de importación de habitantes de la Abundancia que pudieran ir incorporándose progresiva mente a la Mayoría de compradores de autos y de vídeos. y ya sabéis vosotros, angelitos de mis demonios, cómo es ley que la miseria y carroña de los esplotados corrompa en la cosa misma (sin necesidad de pasar por remordimientos de las con ciencias) la riqueza y el goce de los esplotadores; de manera que en la incapacidad para el disfrute, en la inanidad de los paquetes de compras de la Mayoría, y también en las diversas chaladuras de estos clientes míos, se podía leer directamente la peste, el hambre y los vanos encarnizamientos de los alrededores. ¿Era por eso, viditas de mis agonías, por 10 que tenía yo que presentir, sentir, el derrumbamiento de todo este Aparato, como lagarto entre las grietas que p ercibe de las lejanas entrañas de la tierra los primeros temblores del terremoto? Y ¿era por eso por
A g ustín García Calvo
120
lo que tenía que pasarme el año escribiéndoos a vos otro s, vi vi endo con vosotros en el derrumbe mientras o s e s c ri b í a y tra_ tando vanamente de ayudaros, criaturillas de mis d e s e ngañ o s a pa s a r el trance lo más serenos que se pudi e ra como aquél del viej o Horacio, que "si roto se desploma el cielo, i mp ávi do a él le herirán las ruinas"? O a lo mejor no era por e s o por lo que os escribía. A l o me jor era sencillamente que este mundo era demasiado b uen o y dulce (al menos para los pocos afortunados y ap rovech ado s) y qu e , previendo que me iba a dar de m as ia da pena dejarlo para siempre, por eso tenía que i ma g i nar detrás de mí el derru mbe y veros a vos o tro s , ilusioncillas de mi s ojos moribundos, debatién doos entre las ruinas de tanta felicidad. No sé, pero puede s er Y entonces, a lo mejor (¿para qué se guiros escribiendo y dándoos el latazo con avi s os interminables?), a lo mej o r íbais a s e guir vosotros viviendo en la misma B ab ia que vuestros padres y vu es tro s abuelos y yo mismo que os escribía. Esto e s : que todo eso del der ru mbe del Sistema no era otra cosa que el ab u r r i mi e nto que este aburrimiento que ah o ra ya me cercaba por todas partes : el vacío : el bostezo del caos primi genio, el que se contaba en la Teogonía o en las fantasías del Uni verso Vacío y de antes del Big-Bang que s e gu í a n hoy los físicos contando, reflejando en la i mag in a ción el ab ur ri mie n to de sus v idas , el b o s te zo de sus bocas particulares. Bueno, pues, si eso es aSÍ, si todo el derrumbe que padecéi s no es más que aburrimiento, en ese caso (he a qu í mi último consejo), aburríos, telarañitas de mis cariños, dej á o s aburrir, no os defendáis con tra ello, no hagáis nada para no aburriros; d ejáos aburrir interminablemente, aburríos sin hacer nada más que eso, aburríos hasta que aburráis a Dios en Persona a fuerza de aburri ros . Tal vez ahí esté el secreto. Tal vez de ese bostezo ab r ié ndo s e sin fin sea de donde nazca la creación, la creación de cu al qui er cosa que no esté ya creada, que no se sepa. ,
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,
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,
�rriT a Dios
121
y en fi n , m e hagáis caso o no me lo hagáis, me leáis o no : leáis . . . No podía yo creer en vosotros si érais mi futuro ó mo ib a yo a creer en futuro de Dios ninguno?) , pero, si aca no lo sois, si acaso no lo sois, si acaso sois algo que no es eso, rellitas de mis oj os ciegos, ahí os mando a perderse sin fin por desconocido este chasquido de besos revuelto con el son de palabras.
Revista
de
Enseñanza Universitaria, Sevilla,
1990
DESENGAÑOS ACERCA DE UNIVERSIDAD, ENSEÑANZA, INVESTIGACIÓN
Lo p r i m ero , no creer que la desg rac ia , pesadumbre y vacie dad que se e n cu en tra en es as Istituciones, que los estudiantes, por ej emplo, al llegar a la Universidad, suelen p ercibir, al go va gam e n t e, como d ese n can t o o tedio o pena (luego, suelen c o n fo rmars e ; pero algu n o s , hasta ya profesores , 10 recuerdan c on cierta fidelidad) no creer que eso se deba a la m ala organización de dichas Istituciones, al atraso, por ej e mp l o (t o daví a ¡ v ive D i os ! ) " en E spaña con respecto al nivel eu ropeo " o "al america n o " , ni a la i n c ap a cida d o vicios person al es de los que han ocu p a do sus Cá tedras , Ministerios u otros O rga n is m o s : en suma , que se trata de defectos accidentales del Aparato, que con los oportu n o s planes y medidas pueden remediarse. Por el contrario, es p reciso sentir con claridad que esa des gracia, p e sa du m b re y vac i e da d que los i n espe r tos denuncian, al menos en sus corazones (cu a n do se ponen a hace r re c lamac i one s y p ro t e s tas , suelen recaer a su vez , los p ob re s , en los tó p i c o s que se les dan hechos y a mano para el caso ) , p er t en e c e n a la e s e nc ia misma de las I stituc i o n es y les son inherentes a la Universida d, a la Escuela, a los C o ns ej os d e Inves t igac i ó n y a los Ministerios de
1 23
Desenga ños acerca de universidad, enseñanza, investigación
Educación y Ciencia; porque, si no, la equivocación puede lle var a los bienintencionados renovadores, con otros Planes y alte raciones del Aparato más, a renovar el ciclo eterno de las refor mas en que consiste la inercia de dichos mortíferos Istitutos. Sépase pues, si es posible, que es inherente a la Universidad y demás Istituciones Pedagógicas el amortiguar la curiosidad y p asión de entender de los estudiantes, el desviarlos hacia fines impuestos desde Arriba, el convertir sus actividades en Trabaj o el so meterlas a la examinación perpetua (vía cardinal de esas Isti tuciones) , el vaciarlas de sentido en sí al someterlas a un destino, Título o Colocación, y en una palabra, el aburrir al personal. Que ello sea así es lógico y simple de entender: la Universi dad y los otros Istitutos de Enseñanza o Investigación están liga dos al Estado, en las formas más o menos perfectas de éste, más o menos disimuladas; son parte del Aparato del Estado, y parte tanto más importante cuanto más el Estado se progresa; o bien, al estilo tradicional americano, están ligados con las Grandes Empresas Comerciales, que igualmente los p romocionan y pa trocinan; y como, con el progreso del Progreso, Estado y Capital tienden cada vez más a confundirse y aspiran al ideal en que los dos son la misma cosa, ni s i quiera hay ya lugar a distinguir entre las dos maneras de sometimiento: el caso es que son parte (muy importante, como muestra fielmente la dedicación de millones a Educación y Cultura en los presupuestos del Estado y de la Ban ca) del Aparato. Ahora bien, Estado y Capital no tienen interés en que se de s cubra nada: están montados ellos sobre la fe en la Realidad, en que las cosas son como son, y bien se guardarán todo 10 que puedan de que alguien vaya a descubrir que son de otra mane ra , o senci llam e nte, que no son de ésa; y asi m ismo, la curiosidad o pasión de entender de la gente a medio formar no va a merecer Les mucho cariño ni respeto : la tratarán más bien como una im pertinencia, semej ante a la que los padres sienten en el ¿Po r ,
"
Agustín Garcia Calvo
1 24
qué?" insistente
de
sus retoños de tres o cinco
años,
y com o tal
imp ertinencia, y acaso peligro para Su estabilidad y Su p rogres o
como Dios manda, tratarán de eliminarla, desviarla o asimilarla
por
todos los
medios a Su alcance.
Ya se sabía desde siempre que a Los Q u e
Mandan
no
les
hace gracia que la gente piense ni que se comuniquen sus pen sami entos, no sea que, aparte de lo que tengan
de
p e rs on al,
común y popular; y Poder, como Dictaduras, lo mismo se dice,
idiótico y conforme, vayan a tener algo de
eso, que se reconocía en las formas más bastas d e l Imperios Romanos o Hispanos o
sólo que con denuncia del correspondiente avance en la tácti ca, de las formas progresadas y actuales de Capital y
Estado; no
vaya
a pensar alguno que Estado y Capital progresan en contra de su esencia.
Sólo,
que en otros tiempos (pero los otros tiempos están en
éste, que no es tiempo ninguno) los procedimientos que el
Po
der, por sus establecimientos de Educación y Ciencia, ponía en uso eran aquéllos de la censura brutal y el miedo (libros en el Í ndice o en la h o gu er a inquisiciones académicas , desde l a del ,
Brocense a Sevilla baj o
la úl tima, que padeció un servidor el año cargo de poner en duda la virginidad de la
aquéllos de la rutina escolástica
(desde
1 962 en Virgen) ,
catecismos para p árvulos
hasta tratados universi tarios orto doxos , más aplastantes por su insípida pesadez que por su doctrina) , y en suma, la pedantería académica recubriendo notablemente
en
la negra
por la gran desgracia de un ver más negra la
ignorancia
de
doraduras, y más
sitios como España, donde el miedo, impuesto
Imperio,
insipiencia y
al durar siglos, vino a vol
más tristes los
oropeles de vítores
y cátedras que la recubrían . Pero todo eso
es
cosa de antaño, nada más que la película de
nuestras memorias, y no debe n estudiosos
nerse
en
ni
p olíticos
entrete
p elear con endr iagos de p elículas históricas, que no hacen sino distraerlos de atender a las modal idades acmucho
Desengaños acerca de universidad, enseñanza, investigación
125
tuales del asunto. Las formas progresadas de Estado y Capital no tienen a su servicio tales procedimientos de censura, hogueras ni credos ortodoxos: otros son los que corresponden a su desarro llo, y que se han demostrado mil veces más eficaces que aquéllos de la represión y las inquisiciones: en vez de prohibir o costre ñir, se gestiona, se incentiva y se promociona, de modo que las funciones de la restricción venga a cumplirlas, mucho más efi cazmente, la proliferación. Es del caso comparar (tanto más cuanto que, como se sabe, los ensueños libidinosos del seminarista iban de par con el des mandamiento de sus dudas teológicas) lo que ha pasado con el tratamiento de los ímpetus amorosos: habiéndose reconocido que el pecado, condena y represión eran procedimientos poco satis factorios, se ha pasado rápidamente a poner por obra otros, que son la recomendación y exaltación del Sexo, la Industria Porno gráfica y la Educación Sexual en las escuelas; los cuales ya se han demostrado harto más asoladores y catastróficos, como el Señor quería y podía preveerse: pues, si bien el prohibirte que se te empine (por poner el ej emplo en lo más trivial, que es lo mas culino) puede producir disimulos y desviaciones que lleven en casos al repudrimiento y la enfermedad, el recomendártelo mo ralmente y casi ordenártelo a lo militar es el medio más seguro de que se te afloj e mortalmente o de que apenques con cual quier sustituto de la cosa. Pues así con el intelecto, la investigación y la Universidad. Dejando ya el lado de la educación o formación de futuros eje cutivos de la Ciencia y la Enseñanza, a lo que ya arriba nos he mos trivialmente referido (reducción del estudio a Trabaj o, su sumisión a fines de examinación, colocación y título, que elimi na la cosa del estudio a la par que condena a tedio a la persona) , basta con fijarse en el lado más postinero: la Investigación. Se exalta y se promueve a todo pasto la Investigación, la for mación de Equipos de Investigación, el desarrollo de Planes de
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Agustín Garda Calvo
Investigación; se premian con dine ro y c o n futuro las investiga_ ciones en marcha y las concluidas; y casi da lo mismo el obj e to de investigación que se proponga: preferiblemente, sí, s e rá un obj eto de los que al Mando le hacen ilusión, de los que Él cree que son conducentes a la aplicación crematística y al desarrollo de la Humanidad s e gún Su idea; pero, si no es así, si s e trata de investigaciones a las que no se les ve la punta, pero que son de prestigio cultural, de lujo y gala, también vale para e l caso : ahí se desviará también la parte cóngrua de los fondos que Estado y Capital destinan , con progresivo despilfarro, a la Investigación. El res ul tado es una proliferación semejante a l a propia pro l i feración de prole humana por el mundo ( produc c ión a vel o c i dad creciente de niños. esto es, futuros compradores de chips in formáticos y e quipos de Hi- Fi) : es la balumba de Tesis Doctorales no p ro m ovi das por interés al gun o en el asunto, sino por la pro m oc i ón de l a Pe rs o na ; son las carretadas de artículos y libros y c omunicaci o nes a congresos que no tienen más utilidad que l a que al autor le presten p ara la formación del currículum vi tae re spec tivo, etc. Pueden ser los productos de esa I nves ti gac ió n de dos tipos, según arriba se anunciaba: o sumisos o supérfluos; pero de am bos m o do s serviciales al Estado y Capital que los promueven. Por ejemplo, un matemático en ciernes o a media trepa del escalafón pue de optar por dedicarse a las aplicaciones, Informá tica, Estadística o lo que más esté en demanda ( d es d e Ar riba) , y así se l e pa ga rá ; pero puede también, para su Tesis o su currícu lum, desarrollar la demostración de uno de las decenas de miles de teoremas anuales nuevos que para esos u so s se plantean, y que aparentemente no servirá para ninguna aplicación, pero en verdad, en cuanto mero lujo cultural , ya Les sirve de mucho (a los de Arriba) , y tiene también su paga. O puede un lingüista en formación dedicarse a sacar otra Gramática del Español para Cursos de Extranjeros, o meterse en un equipo, bien dotado de
Desengaños acerca de universidad, enseñanza, investigación
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mo mento, destinado a seguir mejorando máquinas de traduc ci ón automática para el Futuro ; pero también ir dej ando un ch orreo de artÍCulos eruditos sobre el estilo de una obra del Tos tado descubierta en el archivo de la Colegiata de Tudanca, o a des cribir, por trascripción a alfabeto fonético universal, las varie dades de pronunciación del español en la isla de Lanzarote (si ya está hecho, puede volverse a hacer con un nuevo enfoque y me jor equipo de registro) , cosas que al Estado y Capital parece que l e dan de lado, pero que, en calidad de distracción y contribu ción a la bambolla cultural, también recibirán su premio. La justificación que los de Arriba tienen para ese manej o gi gantesco consiste, ya se sabe, en la fe de que, contribuyendo cada uno, aunque sea con un granito (como cada hormiga) , a la acumulación de saberes en depósito para el Día de Mañana, in troduciendo el más chico perfeccionamiento en un detalle de una maquinita, que puede dar lugar a una nueva Patente para hoy y rendir mejores servicios el Día de Mañana, con eso se está positivamente contribuyendo a la Mayor Ciencia (" ¡Lo que sa bemos entre todos ! " , que comentaba ya Juan de Mairena) y a la Mejor Vida de la Humanidad, y a la costrucción justamente de ese Día de Mañana, donde todo, como en el Juicio Final de las viejas religiones, quedará sabido y justificado. Que esa fe no tiene muchos visos de ser verdad ninguna, a cualquiera del común se le ocurre sospecharlo : que a lo mejor no hay Día de Mañana (o que en verdad ése es el nombre disi mulado de la muerte) y que la Humanidad no avanza por nin gún camino. Es incluso muy poco probable que ese Proyecto o Plan, en nombre del que toda educación o investigación se con diciona, tenga sentido alguno: porque, si lo tuviera, tendría que saberlo hasta el Ministro, Ejecutivo o Funcionario que dicta los Planes de Estudio, en que se distribuye 10 que a cada curso y en cada clase debe enseñarse del Saber total; de manera que lo que va a saberse e s t á sabido de antemano, y lo sabe hasta el Ejecuti-
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vo. S up o ngo que mis C o l e ga s , ante tal s u p o s i ci ó n, carraspe arán al menos, y l os estudiantes, si se les e n u n cia b i e n, s e gu ro qu e se mondan de la risa. Pero n o s e p ide aq u í a nadie que positivamente crea que ese Pl an o Proyect o de Futuro, en que la p romoci ó n de la I nves tiga_ ción (y la Enseñanza) se j u s tifi c a , es mentira . Basta q u e se p iense por un momento que p u ed e no ser ve rda d ; y entonces, el co nsi de rar lo que, en ese caso, se está haciendo con las inteligencias y v idas de los niños y los muchachos a medio costituir, con los m ill o n e s invertidos en l o s procesos investigatorios y educativos, es más que bastante para hacerle t emblar a uno. Así es como, al tener noticia del ánimo de renovar la Uni ve rsi da d de los que m e invitan a participar en este p r imer nú m e ro de s u revista, lo primero que se me ocurre es s uge ri rles que c u al qu i e r trabaj o q ue se dirija a mejorar los Organismos Oficiales d e la Edu c ac i ó n, la C ie nc ia y la Cultura, a imponer Planes de Estudios nuevos y más al día , a procurar reformas del Aparato que mejoren, desde Arriba, la condición de los estu diantes y de los estudios, es perder fuerzas y ti e mpo en balde, que p odía n s ie m p re empl e arse en cosas m ás ú til e s q u e contr ibuir a que siga rodando la bola como medio de e s tars e qu i e ta , a que si gan cambiando los Planes para que el Plan siga s i endo el mismo. ¿Qu e qué h ac e r entonces? Sí, p orqu e quemar la Unive rs idad u O rga ni sm o s s i m i la re s tam p o c o p u e de ser: no sólo q u e sea inú til para romper eficazmente e s te Aparato, sino qu e ad e m á s es imposible: porque a los Entes Astractos (y es de ésos de los que se trata) el fuego no los quema; y h as ta p ue de ayu da rle s, según anda el Dinero, a p ro m overs e el que se de stru ya n algun as de sus istalaciones o edificios. Por fortuna. el Poder no p ue d e por menos de d e di c a rs e a engañar a la gen te, como arma primera Suya, y pa ra e ngañ ar. tiene que hablar (y el lenguaje, por más que los cultos 10 per viertan . no nace de Arriba, sino de abaj o ) , y al hacer pro dama-
acerca de universidad, enseñanza, investigación
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.. si e mpre cabe en cierta medida cogerlo por la palabra; y vocablos resultan con frecuencia reveladores cuando se �.¡¡.u .uua . hasta la palabra investigación es ominosa para el Do . . encerrando como encierra la sugerencia de 'seguir las . (del animal o del enemigo) ' , 'descubrir lo que se oculta'; li.m,'an1era que investigar de veras sería un arma terrible contra ese animal astracto que vive de la mentira. frrlA Más llanamente: la sola fuente de confianza está en que el �i'ato, con ser tan aplastante, no es omnipotente ni perfecto, y e$r.,o r sus imperfecciones y sus grietas por donde puede respirar Já;posibilidad, nunca cerrada, de vida y de razón que sigue latien do. por lo bajo, en los corazones comunes de la gente, en su ra :iJon o lenguaje popular, y hasta en las almas de sus escolares, en la medida que t:.mpoco estén del todo bien hechas y conformes, sino plagadas a su vez de resquebrajaduras y contradicciones. O sea que cualquier renovación o revolución o descubri miento habrá de hacerse no desde Arriba, sino desde abaj o, y consistiendo en aprovechar por acá abaj o, entre los que sientan todavía algo de pueblo y de contradicción en su razón y sus co razones, los fallos del Sistema y sus holguras. No quieran engañarse los colegas y estudiantes renovadores: por más que las necesidades de ganarse el pan a lo académico les aprieten, por más desastrosa que la formación de sus almas haya sido, como el Señor no es omnipotente, siempre caben márge nes de desobediencia, y siempre cabe, como Prometeo a Zeus, tratar de engañarLo desde acá abaj o, por los resquicios de las cla ses y los calendarios, y es dado, con la más limpia de las con ciencias, intentar mentirLe con la astucia más o menos fina que se pueda y, fingiendo servirLe, si es que parece útil conservar uno su puesto de servicio, traicionarLo desde dentro de Sus pro pias Istituciones y así servir al pueblo y a la razón común. Es decir, que, viniendo a las labores cotidianas, siempre cabe hacer como que se entera uno, pero no enterarse, de los Planes
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Agustín Garcia Cal�Q,
de Estudio que caen de Arriba; hacer como que se examina y. j uzga a los estudiantes (si es que parece que negarse a examinat descaradamente pone en peligro el Puesto) , pero en verdad no examinar ni colaborar a la faena de regularle al Sistema su flujo estudiantil y convertir el descubrimiento en asimilación forzada; siempre cabe también esa forma de rebelión paradójica que re.., comienda Jesucristo ("El que te cargare para un milla, síguele con su carga otras dos") , investigar más allá de lo que está man dado, hablar y leer de veras en las clases, y n o para pasar la hora y el curso, que es lo que se exige: estudiar de veras con los estu diantes y descubrir, caiga quien caiga, lo mal sabido; en fin, ma neras con que la pasión de la inteligencia halla astucias para aprovechar las holguras que el Sistema siempre deja en contra de Sus intenciones; cosas que segl,lro que muchos de mis colegas, movidos por su propia honradez, ya hacen según se les tercia, pero que bien será decírselo, para que lo sigan haciendo con más abu n dan ci a y tranquilidad. ¡ Qué, si hasta aquéllos que se encuentren, por su sino, ocu pa nd o cargos en la Administración de la C i e nc i a p ueden si e m pre volverse cautamente del re v é s y u tilizar el Cargo para lo contrario de lo que el P l an de Arriba p reveía ! ; o al menos, si el Cargo es tal que no se ve manera de usarlo para nada bueno, ha cer como los oficinistas decimonónicos, firmar, resolver cruci gramas, y no hacer n a da o muy poquito, que el pueblo al fin se lo agradecerá: p orque alimentar u n a plantilla de gorrones siem pre le sale más barato que soportar una horda de capataces l ea les
,
y diligentes .
No se van a encontrar solos los profesores en esa faena de investigación desmandada y de honrado aprovechamiento de la
Cátedra por el revés: estarán siempre acompañados en ella por los estudiantes que les toquen; no por la mayoría de ellos cierta mente (eso, salvo por chiripa en algún grupo muy pequeño, no se dará nunca: la Mayoría es justamente la fuerza del Dominio
�.; 1
anza, investigación
engaños acerca de universidad, en s eñ
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Ji . gresado y democrático, del Capital fabricador de Masas de • lIndividuos; que, si te descuidas, hasta te pedirán con votos y :�. ¡;.b.rrcartas que los examines, por Dios, que los examines) , pero sí 1\sirep¡pre por una gran minoría de ellos, en cada curso, año tras ) íaiío : aquéllos que, trayendo ya sobre sus espaldas quince años de
';' · � dagogía, siguen todavía milagrosamente vivos (algo que no pue de menos de renovar en uno cada año un aliento d e: con fianza en la infinita resistencia de la naturaleza humana, si hubie �. tal naturaleza) y por tanto capaces de hablar de veras (no re signados a decir una y otra vez lo que está dicho) , y de pensar y de sentir. Ellos son la manifestación más cercana que a los que andan en esta profesión les toca de eso desconocido a lo que aludimos com o 'pueblo' , 'los de abajo'; y es en ellos donde el profesor, más avanzado en años y pesadumbre, debe beber ispiración y ánimos para proseguir en común (no en equipo) la investigación más de spia dada , el siempre más esacto y claro descubrimiento de la mentira de las ideas dominantes, de la falsificación de la Rea lidad: acercarse as í , con ayuda de ellos, mientras pasan po r las aulas, mientras siguen vivos, a aquella sugerencia de Juan de M ai re na de una e s c uel a de sabi du rí a popular, que fue ra como un o í d o , d e l i ca d o y fiel, p a ra las voces que d e abaj o, del pue blo, vengan, para darles curso y j u gar con ellas y acaso devol vérselas, más refinadas, hábiles y p e n etrantes , al pueblo de don de venían. Por eso es por lo que la Universidad debe seguir estando ahí, por más fea que la pongan, y a los muchachos que de vez en cuando me hablan desesperados de la Istitución, que los mata de tedio y que les dan ganas de colgar los hábitos de estudiante y no volver a p i sar las aulas, suelo decirles que más vale que se queden y resistan como puedan; tanto más cuanto que (aunque esto no suelo decírselo a ellos) ésos que más sienten el dolor de la escuela y el cambiazo que quiere meterles el Plan de estudios,
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Agustín García CalVQ
son prob ablemente de los que más ú tiles p u eden ser quedándose: y resistiendo. D ebe seguir la Universidad, porque, pese a lo que des de Arriba q u ieren hacer con ella, lo que no pueden evitar es que sea un sitio donde se juntan cada año muchos de ésos, de la gente a medio hacer, que por ello mismo pueden hablar en tre sí (a gra ndes minorías) de manera que por ellos hable algu na vez el lenguaj e popular y la razón común, y pueden entre ellos (sin desdeñar del todo las voces de algún profesor que otro y las de los libros de la biblioteca) descubrir con cie r ta precisión la men tira de las re alidades que l es venden . Cierto que enseguida tra ta rá n de p res i on a rlos desde e l Futu ro (el examen de Fin de Curso, el Fin de Car re ra , y la Coloca ción, ensayo de la d efi n i ti va o fun e ra r i a) y de inutilizarlos para nada que no sea la r u t ina de la e n s e ñ a n za , las co ns u l t as , los bufe t es , las industrias de producción de inutilidades; pero no impor ta: algunos hay siempre qu e siguen a medio hacer y c o n fo r mar; y además, cada año vienen otros nuevos, que da lo mismo. y cierto que, sobre todo desde aq u e l p ronunc i amie n to estu diantil de los años 60, qu e Lo cogi ó al Estado y Capital tan de sorpresa, han puesto Ellos sus mejo res empeños en dispersar las universidades por los suburbios de las metrópolis del mundo, mandándolas donde Cristo dió las tres voces, de manera que, al tiempo que aminoran el peligro de demasiada comp a ñí a estu diantil, les cueste ad e m ás a los estudiantes, igu al que a los traba j a dores , dos o tres horas diarias de trasporte y de cansancio el j u n tarse en sus barracones académicos; pero, aun en esas tétricas condiciones, no pueden evitar los Amos que sean esos recintos lugar de encuentro de mu ch a gente medio de spierta a pesar de todo. y si encima se da, como en Sevilla, que muchos tienen aún la suerte de disfrutar para su encuentro de l u gares hospitalarios y principescos como la Fábrica de Tabacos, donde quedan amoro-
t.engañOS
acerca de universidad, enseñanza, investigación
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�ente prendidos tantos de mis recuerdos, y disfrutar aún de #�andes ::stos de ciudad (al menos �ientras se c�m�le y no la
::\4es truCClon con que el Estado y CapItal para el ano 92 amena ..• .� a Sevilla) , menos motivos hay aún en tales casos para no de j� que siga la Universidad y que en ella se haga, o que en ella pase, lo que menos se piensan los Señores del Futuro.
13
Marzo
'9 1
:· t
¡ QUE NOS LA LEVANTAN!
-¿Un a torre a la en trada d e la Ci udad Universitaria? ¡ No! -¡ S í ! : un prisma o c i l i n dro de 92 m e t ro s de alto, ahí, en esa esquina, e n tre el arco, el tolo y la igle si a. -¿ Qu e SE va a levantar? ¿Así con SE, como si fuera una e ru p c i ón volcánica, un eruto de l as fuerzas ciegas de la Naturaleza s u b t e r rán e a ? -Bueno, no esa c t am en t e : más bien s e levantará desde arriba, emp ezando, como Dios manda, por el t ej ado, que en este caso será u n a te r ra z a ¡para que desde allí se pue da ver la S i e r ra ! Sí, sí, hermano, no te d es c oj on e s : porque el móvil esencial de la cosa es estético y sublime; luego, ya los pisos por debaj o se irán rellenando de despachos y o fi c inas de la Nada, hasta llegar a tierra y a los sóta nos consiguientes para los autos de los ej e c utivo s de la pro duc ción de Nada; pero el fin primero, ya lo sabe s : ¡ en 10 alto! : estéti co y sublime: ver la Sierra. -¿ Guadarrama dices, "la sierra de mis tardes madrileñas I qu e yo veía en el azul p inta da " ? -Hom b re , sí, pero no vas a comparar : ¡ imagína �e que hub i e ra p o d i do don Antonio Machado subir a ve rl a desde allí, a 92 m e tro s de altura ! , ¿ e h ? ¿A que no es lo mismo? -No, no. Tú ¿ crees que le p o n dría n un cu a rt o d e pens i ón allá en el piso 3 4 . ° , para que la p u d i e ra s ubi r a ve r todas las ta rd e s? - ¡ C ó m o ! , ¡ como que se lo
"
.
nos la levantan!
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' a p oner, seguro ! -Ya; pero así, muerto . . . -Pero, ¡bueno! , y -qué te crees que es la Cultura, niño? -Venga, tú, déjame ya ' ech es de cultura y de terrazas: pero ¿es de verdad que SE va a
iltar eso? -Verdad de la real, chavea: si te ftjas al pasar a tus 'écitas por la Moncloa, ya podrás ver que están p or allí escara !;t,'llj eando para los fundamentos. -Jo ! , pero es que no p u é ser, ' #0mbre, que esto es ya too d e mas ié. -Si e mpre es too d e mas i é ��spen dolao: ¿es que no lo sabes? Siempre la imbecilidad unos üietros más alta. Si no, a ver de dónde el Desarrollo. -Pero y trio hay nada que ha c e r? ¿no se puede acudir a algún sitio para ifltentar pararlos? ¿De quién es eso? ¿Quién promueve? ¿Será la Universidad, en sus terrenos propios? -El Ay u n tamie n to, cria tura: es un moj ón que el Ayu n tami e n to le va a plantar ahí a la Universidad para regalo y gala, pa que veas. -Bueno, sí, todos 'son El Mismo. Ya la Universidad ha venido haciendo por su cuenta todo 10 q u e ha podido para j od e r la pobre ciudad univer sítaria: ¿te has ftiao en ese amontonamiento de bloques por la parte de Arquitectura? -y por otros bandos, y ¡ cómo que me he fijado ! , que ya va pareciendo talmente como Alcorcón o Fuenlabrada. Pero y ¿qué quieres?: es el Desarrollo, ¿no te ente ras?, ¡el Desarrollo ad maiorem Dei gloriam! -Ya, pero esto de la erección de 92 metros en la Moncloa . . . Esto ya se pasa, ¿no? ----S í, es una erección algo notable; pero ¿qué quieres?: cuando las ga nas de j oder aprietan . . . -Bueno, pero vamos a ver, sin coñas: este plan ahora, cuando estábamos tan felices ya sin guerra tele visiva que echarnos a los ojos, este cilindro o prisma en el mo rro de la Universitaria (cuando es tan facil no escribir una trage di a en cinco actos, ¿verdá tú?) , este horror ¿por qué?, ¿¿por qué?? ¿¿¿por qué??? -Ahí te pués pasar la tarde preguntando: pues porque sí, porque está mandado, porque . . . . -Venga, dilo, que ahora vas a decir el porqué verdadero. -Pues eso, porque hay que gastar, ¡coño ! , ¿no te enteras?: ¿no sabes que ésa es la Ley de Economía-Política dominante?: que es vital, hombre, ,
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Ag ustín García Calvo
que hay que mover ca p i tal , que hay que se gu i r gasta n d o, necessa_ rium est expéndere et dispéndere; p e ro ¡atención! : despilfarra nd o:
esto es, (A) que los gastos s ea n por encima de los miles de mill o nes, (B) que aqu el l o en lo que se gaste no sirva para nada. Si no, no vale. -Pues sí q ue . . . Pero bueno, puestos ya en ésas : supon_ gamos que el Ayu n tam i e n t o , por lo que s e a, ti ene que mover 9. 000 millones de pesetas: ¿es que no p ueden gastarlo en otra cosa que haga menos daño?, ¿es que tiene que ser precisa men te plantánd o n os ahí delante de las nari c es esa chorrada monumen tal? -Pues a ve r, ¿qué alternativas se te ocurren?, ¿qué les pro p o ndrías tú a cambio? -Hombre, pues como me des a mí a di s poner de ese d in ero . . . casi nada: mira, sin salirnos de hacerle favor a la Ciudad Universitaria: lo p r imero, aportar sustanciosas contribuciones para que los edi fic ios nuevos que tengan que ha cerse para es c uelas o fa c ultades o lo que sea, en vez de hacerse según el modelo del suburbio metrop olitano, que se gasten el do ble y los hagan de una traza y porte semej antes al m e nos a l os primeros, a los que se hicieron cuando Alfonso XIII, qu e no se dé esa impresión de que , cuanto más recientes son los edificios, tiene n que ser más baratos y mi serables . Ya sé que eso es contra la corriente de los ti empos , pero ¿no ves que, aun ahora, los muy adinerados, cuando quieren hacerse una casa de veras, bue na y maciza "como las de an t es " , con sus j ardines y sus p ati os, y sus muros y sus galerías, todavía e ncuentran medios para hac ér sela? Pues ¿ p o r qué no va a perm i ti rse también la Ciudad Uni versitaria, median te una ayu da del Ayuntamiento, que en ello tiene su interés común, escapar de esa ley de la miseria progresi va? Y no te di go como se me sigan o curr i e n do cosas en que p o dría gas tar se esa di ne rada . . . Seguro que les qu e daba todavía un re ma nente para restablecer los c ar r il es del tranv í a, funestamente levan tados hace 40 años, y prolo n garl o s y rami fi ca rl os por t odas partes, hasta la Dehesa de la Villa, h o mb re, para as o ma rse a ver el Guadarrama, y así resolver de una vez por todas los treme
[��e nos la levantan! : b'IlIados a tascos
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que se for ma n
cada d í a para i n t enta r
llegar a las el carro, fantasioso! Pero ¿no éliqu elas?: ¿cómo iban a arreglárselas entonces, si con unos cuan t-oS m etros y tranvías solucionaran de una vez la circulación por la U ni versitaria, cómo iban a hacer para seguir vendiéndoles au toS a los e st u di an t e s y a los be d e l e s y a las h ij as de María San tísi ma qu e vengan a hacer cursillos de Informática Catequística? ¡Ay, qu é tío! Como si no estuviera en este mundo: ¿no ves que todos esos gastos que propones corren el peligro de ser útiles, de servi rle a alguien para algo? Y por tanto, contrarían el axioma del desp ilfa r ro que acabo de formularte: es esencial que la cosa en que se gasten los miles de millones no sirva para nada. Así que, como el artefacto de los 92 metros que el Ayuntamiento quiere plantarle a la Complutense en todo el morro cumple opí paramente ese requisito, ya verás si te lo levantan, hijo, ya verás si no ve s la Sierra desde el piso 35.°, por encima del rumor labo rioso de 34 pisos de ordenadores municipales y académicos calcu lando el coste de las sucesivas costrucciones del Mañana. -Pero ¿tan fatal va a ser? ¿No va a haber manera de parar eso? ¿No va a haber, entre todos los Ej ecutivos municipales y universitarios, u nos cuantos que les éntre un ataque de lucidez y de vergüenza, y que . . . I m agína te , a estas horas, la de intereses (contratas con Empresas, hasta plantillas de Puestos de Trabaj o pa darles gusto a los socialistas) que se habrán formado en torno a ese plan: a ver qui é n es el gu apo que detiene esa avalancha de tanques y les hace ahora mudar de plan de despilfarro y les estropea la Idea genial y b abél i c a que con tantos sudores se les ha o currido, ¿eh? -Hombre, pues a lo m ej o r , ap ro ve c hando que también el cambiar de plan de inversiones supondría su tanto de despi l farro de papeleo o de disquetes y de horas de funcionarios . . . -Que nada, compi, que n o te empeñes : ¿ n o ves que ellos no pueden hacer n a da ? No pueden hacer nada más que 10 que ya está hecho. -¡No pué ser! , no puede ser tan perfecta esta máescu el as y fa c u l tad e s y ,
-
. . .
-j Pára
Agu stin Garda Calvo.,
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q u ina de producción de horrores. -Bueno. -Tú, por si acaso I anda, haz que publiquen por ahí este clamor de du elo y de pro testa de los desterrados hijos de Eva, al menos que se e n te re el público y. . . -Bueno, bueno. Pues hecho. Pa lo que va a ser,...
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vir. . . ':·
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NOTA ADICIONAL.-¿Saben ustedes por qué ha tenido que tener precisa
mente 92 metros? Pues ¡porque era para celebrar el año 1 992! ¿No se lo creen? Pues ande n , midan y cuenten, y ya verán.
�1Junjo
'9 1
rf" .
CARTA ABIERTA A Y,
LA DIRECTORA DE LA RENFE
EN SU NOMBRE, A LOS EJECUTIVOS DE DIOS EN GENERAL
Señora: tenga a bien disculparme de que, con motivo de los nuevos trastornos de horarios de ferrocarriles, me haya fijado en usted como destinatario: igualm en te po dría haberme dirigido a cualquier Directivo de la Telefónica que se dedica a repro gramar per i ódi cam ent e y organizar. un barullo descomunal de números en nombre del mañ an a en que todo marchará bien p ara siempre, a cualquier Genio M unic i p al (digno hij o de aquel que arrancó los raíles de los tranvías hace 50 años) que se propone seguir so c avan do las urbes para resolver el problema del tráfico que su propia sumisión i ntegé r ri ma a la producción y venta de autos va acrecentando diez veces más de prisa, a c u al qu ie r Jefe de Magna Empresa Edi tori al que se disculpa de rendir c u e n tas a sus autores con medio año de retraso debido a la implantación de un nuevo sistema informático que le han metido, a cu al qu i er Ejecutivo de Dios que nos llena de grietas y de escombros los sitios donde se vivía, plantándonos el cartelón de "Disculpen las molestias: estamos trabajando por su futuro", ,
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Agu stín García Calvo
a cualquier Líder Sindical
que
promu eve una huel ga treme
bunda, por ej emplo de ferroviarios, y se sienta a
di sc u ti r con
Usted o con otro D irectivo las décimas del arreglo con que
los
Sindicatos contribuyen a regular la carrera de precios y salar ios,
de la que el Capital vive, mientras los usuarios se hacen la puñe ta en a l gú n rincón de las desiertas estaciones; pero, e n fin,
como supongo que usted tampoco estará en de sacuerdo con ninguno de los mencionados y que sus actividad es le parecerán democráticas y normales, tómese usted con e cuani mi dad que hoy me dir ij a a usted en nombre de todos ellos. Así que, según me dicen, adviene usted a su Cargo dispuesta a seguir manejando, y mejor aún, el criterio de
la R entabili dad como
det e r m i n a n t e de las dedicaciones y los abandonos de la Renfe . Sigue usted convencida de que
que i mp o r t a es hacer
lo
que Almacenes, como Señor el rendido ob
la Renfe sea ren table, c o m o unos Grandes
una Banca; y se apresta usted a hacerle
a
su
sequio de una cuenta positiva de los ferrocarriles que pu edan qu e d a r vivo s , a
fin
de que
Él,
algo más tranquilo, de di q ue al
despilfarro del AVE y las autopistas
p i la s ingentes
de millones
(usted en esa cuenta ya no entra) . y ¿ cómo se hace eso? Muy sencillo : concentrando el
rroll o en las cuatro grandes vías que atraviesan
el mapa
de
desa con
glomerado gordo a conglomerado gordo y en las redes suburba nas que mantienen el tráfago millonario de los cinturones de habitáculos a los centros de dichos c ongl o m erados Pues éstas son las dos dedicaciones que realmente rinden y que re n tan ¿ Se ha dado usted cuenta de cómo se han p uesto del revés las cosas? Porque antes era el ferrocarril , tendiéndose por despo blados y villorrios, y a costa de déficits notables para la época, el que llevaba vida a las tierras y creaba en torno a las estaciones nuevos p u eblos y ciudades, entre ellos algunos de los ce ntro s in dustriales que hoy circunda usted como rentables con su lápiz roJ O. .
.
Carta abierta a la Directora de
la Renfe
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Pues ahora parece que, al revés, el ferrocarril ha de servir, en no mbre de la Rentabilidad, a mantener y ratificar el tipo de mundo impuesto por el Señor de! Auto y de las Opas: a saber, unas pocas enormes aglomeraciones de bloques de suburbios se paradas por vastos desiertos que hay que cruzar lo más de prisa que se pueda, más en ciertas zonas dispersas urbanizaciones de chalecitos sólo asequibles al auto de cada quisque. É se es sin duda e! ideal de mundo al que usted, como los Ejecutivos de Dios en general, presta íntegra fe y al que aspira a servir con sus medidas: como eso es lo que ha de ser, porque lo manda el Desarrollo, como así tiene que ser, puesto que así está previsto en los cálculos del Futuro, pues entonces hagamos que así sea, y no nos meta miedo esa contradicción de que tenga uno que dedicar sus esfuerzos a hacer que sea lo que ha de ser de to dos modos: la fe no se pára en tales perdederos de razonamiento. Por lo bajo, está usted sintiendo que ese ideal del mundo no puede sostenerse; por debajo de usted misma, reconoce que no se puede estar mucho más de un siglo vendiéndole a la gente autos cada vez más inútiles, vendiéndole como ciudad un con glomerado de torreones y de tripas de atascos automóviles, como casa un nicho mortuorio con televisor incorporado, ven diéndole como riqueza y bienestar diversas clases de basura en vuelta en plásticos multicolores. Ese ideal no se tiene en pie, señora, y usted sabe, con lo que de razón le quede latiendo por 10 baj o, que en menos de 80 años e! derrumbamiento de ese Imperio de su fe se estará decla rando y llenando de desolación el mundo ; tal vez pueda usted oír ya ciertos cruj idos ominosos con motivo de esa pifia ingente del 92 y del Alta Velocidad que la corona. Pero y ¿qué? -la tranquiliza a usted su ángel: como usted va a morirse antes de que el mundo de su fe se le derrumbe descaradamente, pues ¿ qué diablos?: usted morirá creyendo, ha brá cumplido con e! deber que su fe le dicta, y salvará su alma.
1 42
Ag U5tín
Garda Calvo
¿Que, entre tanto, en nombre de ese Ideal y ese Futuro, Se haga tanto daño presente, se destrocen tantos pueblos y tanta vida, se haga perecer en la estupidez televisiva a tantos millo nes de criaturas? Pues ¡qué se le va a hacer! : ésas son las víctimas qu e el Id e al se cobra, los gastos actuales del Futuro, el holocausto del Desarrollo; y n o ha habido Imperio que no haya costado vidas y más vidas, no ha habido Fe que no se haya impuesto machacan do razón y corazones, y así es como hemos ido avanzando y lle gando adonde hemos llegado, ¿no? y me dirá usted que eso no es cosa de aquí de España, que es lo que en todas partes está mandado y se obedece. Cierto, se ñora: es del Mundo Desarrollado del que le estoy hablando, y España dentro de eso ni luce ni huele ni se diferencia. Sólo que, bueno, s ie m pre se ha visto que los nuevos ricos s on los peores para sus criados, los renegados que toman una nueva fe, los más furibundos inquisidores. En otras partes, unos cimientos más macizos de tradición burguesa y de progreso vie jo hacen algo más de res isten c ia a la barbarie de sus Ejecutivos: sus ferrocarriles, más florecientes de un siglo antes, ceden más lentamente a la estupidez dominadora, mientras que aquí . . . Pero en fin, sí, ¡ qué más da! : es de un ideal universal de lo que . habla mos, y su fe, en efe c to, señora, no tiene nada de parroquial: igual podía darse en el Japón o en Alemania. Es del Ideal del Desarrollo vigente por doquiera de lo que se trata. Sólo que. . . si acaso justamente por habernos in co r p orado algo más tarde a eso, aquí mismo pudiera ser uno de los sitios donde empezara a despuntar el desengaño y el amor de lo pal pable contra el Futuro y la compasión de tantas víctimas de la Rentabilidad y d e la Nada, si usted m i s ma, señora, fuera de los prImeros que . . . Ea, señora: antes de que n o quede ya más recurso que la ira popular (que p o r ahora creen ustedes que los tienen muy segu ros , re d u c id o s todos a Masa de I ndividuos; y mirando a es o s chi-
Carta abierta a la Directora de la Renfe
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cos y chicas tan obedientes, tan tragadores de lo que les echen, se prometen un futuro sonrosado; pero no se engañe: no son to dos, ni mucho menos) , antes de que no quede más que eso, por si acaso no es usted tan monolítica en su fe y sus ideales de mundo de futuro y rentabilidad, por si acaso le queda por deba jo algo de razón de corazón . . . N o, n o voy a pedirle que mude usted ahora d e criterio y de p olítica y que se ponga a hacer la contraria, a lanzar un plan de reapertura de vías y de estaciones, un plan de desarrollo de tre nes poco rentables y de renuncia a los despilfarros a que la Renfe, como toda empresa, está obligada: ¿cómo iba a pedirle eso ? : seamos realistas: usted tiene que seguir sirviendo a su Se ñor y aplicando el criterio de rentabilidad como medida áurea: si no, no sería usted, ni estaría ahí, ni tendría esta carta a quien dirigirse. No, nada de eso: solamente, sugerirle que, de paso, como quien no quiere la cosa, casi como de un revés de la mano iz quierda, distrayendo de las enormes cuentas del despilfarro esta tal o empresarial unos pocos recortillo s de casi nada, dedique us ted también algunos ratos a hacer algo por la gente y por los ferrocarriles que son útiles para ella, volviendo a abrir alguna vía no rentable en vez de cerrar otra, remozando alguna estacionci lla por esos campos o ciudades en vez de dejarlas derruírse o de vendérselas a los Ministros de la Cultura o de los Grandes Alma cenes; en fin, usted ya entiende, porque algo ha de tener de pueblo y algo saber de lo que es vida y utilidad y placer para la gente, ¿no? Piense usted que, sólo de esa bill onada descomunal que va a costar el AVE , que a nadie va a servirle para nada, con sólo una cen t é si m a parte le bastaría para cubrir la falta de rentabilidad de todos los trenes y ferrocarriles de España entera, sin tenerse que molestar en cerrar más líneas ni suprimir más tre n e s : con una centésima parte solamente, ¿se da cuenta?
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Ag ustín García Calvo
No le pido que dude de su fe ni que dej e de servir a su Se" ñor: le recuerdo no más el ej emplo de aquellas ilustres devotas
de la religión de antaño, que, cuando le encendían 1 00 can delas a la imagen de san Jorge resplandeciente en su armadu ra, de paso, por si acaso, le prendían también una velita negra al que estaba debajo del caballo.
primavera '92 .-0.P. Revista del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y
Puertos, Barcelona, n.o 23
I
'J I
PROGRESO POR FERROCARRIL, REGRESO POR CARRETERA
Dusión de la separabilidad de técnica y política
Hacer como si se pudiera tratar de las cuestiones técnicas in dependi en temente de las políticas, como si un problema, por ej emplo, de trasportes o de comunicaciones pudiera tomarse como un problema de ciencia o de ingeniería separado de la Po lítica (que, en la forma más avanzada del Poder, es lo mismo que la Economía) , de tal manera que el ingeniero a su asunto y el político o economista al s uyo eso no sólo es hacer de hecho una p ol íti ca de conformidad con el Poder, que j ustamente, al tiem po que promueve la im p licac i ón más s oli dar ia de la Técnica y la Ciencia con la A dmi n is tra c i ón de su d ominio impone esa ilu sión o creencia de la separabilidad, sino q ue a d e m á s y por ello precisamente, trae c o n si go la falsificación y el mal planteamiento del problema té c n i c o o científico en sí mismo, Es decir que la pena de haberse vendido al Poder contra la gente n o la pagan el científico o el i ngeniero con azotes o gui llotinas de la ple be subl evada si n o que la pagan en la propia de formación de sus cálculos y sus ar ti lu gi os ,
,
,
,
,
.
Agust ín Garda Calvo
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Ej emplo de edificios y de vías
La cosa es
v i s i bl e , por ej emplo, en la a rq uitectu ra de del arquitecto de que, al trazar s us pIa nos, está haciendo arquitectura (p rofesión liberal) y no po lític a , estalla e n toda su falsedad en la for ma misma de los edifici os, en l o s bloqu e s de habitáculos suburbanos, en las m u ral l as de ce mento a lo largo de las playas , donde ni estructura ni ubicación ni c ál c u l o de espacios ob e d e cen para nada a n ec esidade s o resis tenc i as , de terreno, de materiales o de cuerpos de in q uilin os , que el in g en i o tuviera que ve nce r, s i n o a las puras leyes del Ca p i t a l y del Estado. Lo h o r rend o de los edificios no es más que un corolario, algo frívolo, pero que revela también los padres de los que han naci do . No menos clara la cosa en la ingeniería de vías de tra spo r te y c o m un i c a c i ón : se ve ahí asimismo c ó mo los ingenios v ia ri o s y l o s artefactos móviles correspondientes llevan es c rita en su for ma y sus c o n di c i o n e s técni cas la p o lí ti ca y econo mía a la que sirven. muy
nu es t ro s días : la ilusión
L a istitución d e l Automóvil y el ideal democrático al que obedece El Au tomóvil en p r imer lugar, el que b le m ente
la pla ga más grave
y
mo r tí fe ra
ha ll egado a ser visi de la Humanidad D esa
rrollada :
estos sus días últimos ha venido a desple con tan t é t r i c o s reventones la evi dencia de su i n u tilidad c o m o medio de trasporte y, por consi gu i e nte , del enorme d añ o p ara p u e bl os y ciu dade s que su imposic i ón por Estado y Capital ac a rre aba , cierto que sólo en
gar
'ogreso por ferrocarril, regreso por carretera j'....,
." .
pi
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como son su invasión de las calles, remplazando a los ciudadanos, su propia inutilización como medio de cir cular por ellas debido a los atascos que ninguna medida puede corregir, el socavamiento impotente de las urbes, la sustitución de las ciudades por conglomerados infor mes cortados por pistas para autos, el sacrificio finisema nal y vacacional, regular y progresivo, de miles de vidas (muchas más que las de todos los terrorismos, guerritas y SIDA juntos) , las reatas de camionazos por las pistas, los autobuses y camiones contribuyendo aún más impo tentemente a la asfixia perpétua de las urbes, el furioso dispendio que su impotencia carga sobre los contribu yentes, con el costo millonario de la renovación contÍ nua de autopistas o de lbS intentos vanos de ordenación de tráfico y el de la propaganda destinada a convencer a nuevos compradores, cada vez más cara cuanto más im posible se va viendo, y una larga lista que los lectores pueden prolongar con sólo dejar que hablen sus heridas;
pero ya el artefacto en sí mismo, desde que, hace cerca de un siglo, tuvo el señor Ford la idea de empezar a producir en serie los personales, llevaba escrito en su forma y en su técnica su destino. Pues todos los problemas imaginables del trasporte de viaj e ros y de mercancías estaban ya debidamente resueltos con el in genio del ferrocarril, y sin más que dejar libre el facil desenvol vimiento de las posibilidades que ofrecían el tren y la vía férrea, así para el trasporte urbano como el interurbano, de productos o de productores. Frente a ello, ¿cuál era el motivo, cuál era la fuerza que im ponía el automóvil y venía a cortar ese normal desenvolvimien to del ferrocarril, de la red de vías férreas y de trenes y tranvías? La fuerza del Automóvil Personal (pues el desarrollo de los camiones, camionazos, autobuses y autocares no era más que
1 48
A gustln ' GarCÍ4 Calvo 3!l�
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una consecuencia del error que con el auto personal se nos itn� ponía) consistía en que incorporaba en su estructura misma el ·. ideal democrático, esto es, el tipo de engaño necesario p ara la forma de dominio más perfecta: no podía ser que fuera el tren por su camino fij o (en una re d cada vez más rica y diversificada, de modo que pudiera lle gar prácticamente a cualquier sitio y con una frecuencia de pas o todo lo densa que hiciera falta) y que las gentes se montaran e n él según les conviniera y aprovechando, como se aprovec ha Un caudal de agua, sus rutas y sus horarios, sino que hacía falta que , por el contrario, cada uno fuera, por su medio propio, adonde quisiera ir y a la hora que quisiera, puesto que se partía del dog� ma de que cada uno sabía adónde quería ir y a qué hora. El resultado (ya lo ven) es el que hoy, en su pleno desarrollo, el ideal democrático nos presenta: que todos van más o me nos al mismo s i t i o y a la misma hora, pero cada uno por su cuenta. .
Error de la independencia de medios y fines
y progreso del error
El medio lleva en sí sus fines, y la falacia fundamental está en creer y hacer creer que un istrumento puede servir dócilmente pa ra lo que quieran sus usuarios y que sólo es bueno o malo se� gún lo bueno o malo que sea el fin a que uno lo dedica. Esto ha sido así y ese error ha reinado probablemente desde siempre, desde el c o m i e n z o mismo de la Historia; pero con el avance de la Historia y con, últimamente, el progreso del Pro greso, p arece que se hubiera venido haciendo cada vez más evi dente : cada vez los medios del Progreso Progresado más carga dos de su destino en su forma misma, con diferencia todavía sobre los del Progreso de los abuelos o de los burgueses; y cada vez más insigne la idiotez de pretender que, por ej emplo, las
greso por ferrocarril, regreso por carretera
t"
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�etralladoras O los chips informáticos o la televisión o el auto
óvil puedan servir para el bien o para el mal (incluso para la � '
ifp resión o para la revolución
contra ella) , según el fin para el
!�p e el individuo o los grupos de individuos los empleen.
Qu e no sirven, ni auto, ni informática, ni televisón ni ame más que para lo que sirven de hecho, actualmente, :iin esp erar a ningún futuro que los redima, es la sospecha que @ada vez florece más espesa en los corazones de la gente (corazo :Res que son razón) ; pero es el progreso mismo del error y de la mentira del Poder lo que a la gente nos ha permitido sentirlo ya con tan hiriente claridad.
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Ispiración de abaj o /imposición de arriba
La diferencia, que, por gradual que parezca, es esencial, entre los istrumentos que pueden servir dócilmente para las necesidades o deseos de la gente (deseos de abajo, necesidades "naturales" , pre-históricas) y los istrumentos que l e imponen a l a gente e l des tino que traen en sí mismos, es una diferencia que depende de ésta otra: que el istrumento se haya inventado por ispiración veni da de abajo, es decir, del barro y de la arena, de ríos y montañas, de la masa rebelde, de la sed y el hambre, en fin, de demandas previas y dificultades que vencer para cumplirlas, o que no haya habido tal ispiración de abajo para su fabricación, sino que ésta haya venido por imitación en astracto de los inventos útiles, que implica la imitación de los deseos y necesidades previas, de modo que el istrumento necesite para su imposición la fabricación si multánea de los deseos o necesidades que lo justifiquen. Es, dicho algo groseramente, la diferencia entre hacer un re lleno para llenar un hueco y hacer un hueco para meter un relle no en él. Y es lo que distingue la operación del ingenio de la apli cación de la idea.
1 50
Agustín
García Calvo
y aunque sea usando un corto tramo de Historia, nos es dado percibir esa diferencia en lo que distingue las vías y máqui nas del Progreso burgués de las del Progreso Progresado de la demotecnocracia. El cual se llama Progreso Progresado porque sus artilugios, en vez de estar promovidos por demanda previa, se elucubran por mera deducción a partir de los del Progreso (p. ej . "si 1 00, ¿por qué no SOO?", "si Tierra, ¿por qué no Uni verso?", "si oído, ¿por qué no ojo?", "si hombres, ¿por qué no muj eres?", y así) y necesitan la creación de una demanda que los venda.
Invento del ferrocarril/retroceso a l a calzada Así, el ferrocarril era un invento verdadero, no ya en cuanto que estuviera precedido y reclamado por el desarrollo de las postas y las líneas de diligencias y carretas, sino en cuanto que su estructura misma era una novedad y un hallazgo del ingenio : el lecho de balasto, sobre el cual las traviesas, sobre las cuales los raíles, una vía prácticamente indestructible por tiempo ni aje treos, con apenas los cuidados elementales de unos pocos vigi lantes, era algo verdaderamente nuevo, algo que no se les había ocurrido a los romanos; y que, encima de superar en eficacia y solidez a sus calzadas , se trazaba por fuera de los caminos de viandantes, sin apenas molestia de campesinos ni ciudadanos. Contrapóngase la carretera alquitranada y la autopista, que, por más refitolerías que les cuenten, no es otra cosa que un re troceso a la calzada, con todos sus inconvenientes renovados y encima más deleznable que la de los romanos y condenada a re hacerse cada dos por tres, machacada por autos y camionazos. Contrapóngase asimismo la simple maravilla del enganche, de la ristra de vagones, potente para resolver las más locas de mandas de viajes o traslados de mercancías, con las siniestras rea-
Progreso por ferrocarril. regreso por carretera
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tas d e camiones a l o largo d e las cansadas rutas, apenas capaces de resolver, a costa de enormes costos y gasto de motores y de cientos de camioneros, vanos héroes nocturnos, lo que un tren de mercancías resolvería de un golpe y con cuatro funciona rios. O contrapónganse las redes de tranvías, arrancadas hace unos 50 años, por mero decreto del Capital, en todas las u rbes más necias del Mundo Desarrollado, con la inepcia y pesadez de los autobuses urbanos, traqueteantes como impotentes mastodontes entre los semáforos (cuya imbecilidad y arritmia los tranvías nos ahorraban) y los embotellamientos que ellos mismos contribu yen a perfeccionar. O en fin, entre otros muchos items, compárese la libertad del ciudadano que, al pasar, se monta en su tren, que es el de to dos (un tren, claro, puntual, cómodo y frecuente, como el in vento permite que lo sean todos los trenes, si las interferencias estrañas no vinieran a estorbarlo) , y que en él disfruta de un tra mo de su vida mortal como otro cualquiera y acaso un poco más gozoso, con la condena del conductor de un auto (y poco menos, junto con él, la de sus acompañantes) , a quien, con pre testo de libertad personal, se le ha convertido en chófer y mecá nico, contÍnuamente sus cinco sentidos pendientes de señales, de cruces, de adelantamientos y de roces y de apreturas y de apar caderos.
La imposición del Automóvil, impedimento del ferrocarril
Parece, pienso, que no hace falta más volver a recordar lo que cualquiera piensa y siente, al menos por lo bajo: que el auto es, usando el término de los progres, un atraso manifiesto;
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Agustín García Calvo
que su i m p o sición, lejos d e resp o n d e r a nec e si dad o co nve n i e n c i a nin gu n a del trasporte de personas ni mercancías, se debe a m o t i vos que v i en e n de otro lado, de Arriba, como d e cim o s los de abaj o ; motivos que son, en primera istancia, d i n e r ar i o s , la creciente nec esidad del Ca p ital de m ove r s e para vivir, pero en última i st a n c i a , ideales: la necesidad d e l a m e n tira y de la fe para el Dominio; que esa i m p os i ci ó n lleva un s igl o impidi e ndo el desenvolvi m ien t o de las posibilidades que el invento de la vía fé r re a y del tren lleva en sí e n germen : multiplicación d e líneas, rentables y no ren tables, generalización de la doble vía en todas las p r i nci pales, combinación con ramales para localidades c hi c as y mu ell es de d e s c a rga de fabrica y c o m e rc i o , electrificación y e m p l eo de otras e n e rgí as n o gas o linarias, resolución de c u al e s qu i e ra proble mas de tráfico urbano con redes de tranvías y, do n de fuera preci so, ferrocarriles metropolitanos . . .
Consecuente perversión del ferrocarril: RENFE y AVE
Al revés, la imposición de los m e di os de t ras por t e más inúti l e s a l o que lleva es a la perversión de los ú ti le s y p o t en te s . Es todo eso de que entre nosotros la empresa RENFE, en c a rga d a especial de Capital y Estado para la traición al ferroca rril, nos ofre ce bien t r i s t e y completo eje m p l o : c i e r re de l í neas y susp e n s i ó n de t re ne s ( c o m p e nsada, p or cierto, con la i n t ro d u cc i ó n de nuevas líneas de autobuses para llenar la fal ta así creada, algunos in c l u s o con el n o m bre mismo de la RENFE i m pre s o sobre la ch ap a ) bajo pretesto de ren tabili dad, al estilo de la Empresa como Dios manda ; lo cual ll e va a centrar el ga s t o y las a te n c i o ne s en las g ran d e s lín eas, e s t o es, las que unan, a t rav é s de desiertos, conglomera dos u rbanos, y, l o más , en el servicio de los s u b u rb i o s de dichos
Prog reso por fe17'oca17'il. reg reso p or ca17'etera
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conglomerados, ratificando, con lo uno y con lo otro, el ideal de población, desastroso para la gente y para la vida, pero que el Estado y Capital tecnodemocrático requiere y manej a con nom bre de Futuro; pretesto de rentabilidad, por otro lado, que queda puesto en ridículo cuando el mísero ahorro de unos cientos de millones que producirían esos cierres y suspensiones, sumado con el aho rro aún más miserable que se saque del mal servicio, de los abandonos de estaciones, de los descuidos de las atenciones más elementales, en abundancia y eficacia de material y p ersonal (compensado, eso sí, con la abundancia de administrativos y eje cutivos, destinados a cosas como replanificar horarios, tanto más frecuentemente cuanto más desastrosamente, cuyo mejor servi cio al ferrocarril sería que al menos no hicieran nada, en sus ofi cinas y con sus ordenadores) , en frecuencia y puntualidad de trenes, en comodidades de los mismos (que no consistieran, por cierto, en alquiler de espacio para pantallas de videos que cie guen la mirada de las ventanillas) , cuando ese ahorro se compara con el despilfarro ingente, de millones de millones, que Estado y Capital dedican alegremente a una cosa como el Alta Veloci dad, perfectamente inútil para la gente, y que, congruentemente, en su estructura misma demuestra no ser un tren ni un ferroca rril de veras, sino una especie de imitación de avión arrastrándo se por tierra; cuya única gracia no es la gran velocidad, que a nadie le sir ve para nada (salvo a cuatro ejecutivos, previamente programa dos para que les haga falta) y que consiguientemente se maneja como ideal único de la Empresa y de la Humanidad 00 que im porta es llegar: anúlense las horas de vida del viaj e en la espera del Futuro ) , sin o que consiste su triste gracia precisamente en los millones de millones que permite mover en vano.
Agustín Carda Calvo
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El fin del Imperio del Automóvil y el entre tanto Caerá al
del Automóvil y la Pis bien los crujidos ominosos. Caerá, sí, porque parece que, a la larga, es una y otra vez el s e nti d o común, lo sensato y s e n si tivo , lo que vence e n esta des venturada horda de los h u ma n os y acaba por debelar las locuras i mp eri os a s de los Señores. Sí, p e ro entre tanto, en este entre tanto que los Ej ecutivos del C api tal aprovechan para move rl o vanamente en la esperanza de llegar a morirse creyendo en su Futuro, ¡l a de v id as y de ho ras empleadas e n la nada, el atraso de m ás de un siglo para que s i ga n las vías del s en ti do común abriéndose en e s t e mundo ! ta,
fin,
ciertamente, el I mp e ri o
y ya se s i e n t e n
Recordatorio político para ingenieros
En fin, qu e rí a con todo esto recordarles a los c ast os i n ge n i e ros que esta Revista lean la diferencia entre un i ngenio y u n in vento que resuelve ve rda d e ras de man da s p revia s y de abajo y los i m p l e m en to s desarrollados por i m p o s ic i ó n de las necesidades del Cap i t a l o Estado ; y que, consecuentemente, en sus p rop i a s téc nicas y formas, bien l e ídas, revelan la falta de i n geni o ni u til i da d y la negra obediencia que los mu eve a su servi cio. Po drán l o s i n g e n i ero s m i s m os y los técnicos, en un golpe de h o n radez a c aso, darnos c u e nta de e s a di fe re n c i a sobre otros ej emplos y con más c e rc a n o y preciso c o n o c i m i e n t o de las for mas y funciones de las vías y las máquinas correspondientes . Pero no q u e rí a que se olvi d a ra n de que una máquina es u na isti t u c i ó n ( p o l í t i c a , económi ca) , y que así , por ej emplo, no se puede se p arar e l estudio por la mej o ra de la vía férrea y de l o s trenes de la l u c ha contra e l au tomóvil y sus pistas .
Progreso por ferrocarril, regreso por carretera
lSS
Esa guerra es en verdad un caso (notable ciertamente) de la guerra del Poder contra la gente viva y de la gente contra el Po der, que es también la guerra de la razón común contra la Idea fija y dominadora. Pero esa guerra no se da sólo en los campos a que los Me dios de Formación de Masas destinan sus secciones de Política y de Economía, sino igualmente, y más a fondo, en los de sus sec ciones de Técnicas y de Ciencia. Es ahí donde se enfrentan, sin tregua, el criterio de utilidad para la gente y el ideal de Desarro llo, que se vende como Futuro, y que trae consigo, por ejemplo, la imposición de medios de trasporte impotentes y atrasados en vez de los útiles y potentes. y es la guerra también entre la eterna falacia de " Los medios, según para qué fin se usen" y el humilde reconocimiento (hu milde, porque no parte de la estúpida fe de que uno sabe lo que hace) de que los fines están impresos en la forma de los medios. Es, por tanto, una guerra dura y dificil siempre; pero no de sesperada (para eso haría falta creer en el Futuro) , porque cuenta con que l o s ideales del Poder nunca llegan de veras a cumplirse y p or b aj o s i gue siempre latiendo la infinita resistencia de la gen te a dejarse convertir del todo en Masa de Personas.
Unas pocas maldiciones
Y, s e a lo qu e sea de esa gu e r ra , por lo pronto, permítaseme
formule aquí unas indispensables maldiciones. Maldición para los que si ga n creyendo compatible la mejora del fe rro c a r r il con el mercado del a u to m óvil y la gasolina, y que vuelvan a decir a qu e ll o de "El ferrocarril y los trenes, para sus usos y en s us sitios; el auto con sus pistas, para los suyos y en los suyos" . Maldición para los que vuelvan a creer que los medios, cua lesquiera que se nos vendan, no tienen en sí grabado su destino, que
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Agustín García Calvo
sino que todo depende de cómo y para qué los use uno, y que ellos usan, en efecto, el auto o la televisión para 10 que ellos quieren, cada uno de ellos, y que a ellos no les manda nadie que los compren ni que, una vez comprados, los utilicen más que para sus fines y gustos personales. y maldiciones muy especiales para los que vuelvan a alabar el ferrocarril y el tren como bonitos y agradables y restos de un pasado romántico y encantador, que merecen que se hagan mu seos las viejas estaciones para recordarlo, y que (por qué no) se dedique un tanto del presupuesto a mantener unos trenecitos es téticos y culturales, para que los jóvenes y niños puedan saber de cuando en cuando lo que era viajar en tren.
1 1 Mayo ' 92
¡RENFE, QUE TE PARTA UN RAYO !
¿Hasta cuándo, Renfe, vas a seguir abusando de nuestra pa ciencia? ¿Hasta cuándo seguirás vistiéndote de E m presa Privada y manej ando con esa cara el Criterio de la Rentabilidad, para cumplir las órdenes del Seño r y jorobar a la gente viva? ¿Te parecía poco haber estado quince años cerrando líneas y suprimiendo trenes, que mal que bien servían a la gente, por la monserga de que no eran rentables para tí , ricura, como si hu bieras venido al mundo para eso, no para cuidar y aumentar los ferrocarriles, no, sino para quitar trenes y cortar tráfico ferrovia rio y condenar a la gente y sus mercancías a los autobuses, a los camionazos y al auto personal? ¿Te parecía po c o con eso, que ahora encima dicen que quie res también suprimir los trenes de correo, los espresos nocturnos con sus grandes vagones postales y sus funcionarios haciendo en ellos la distribución del correo sobre la marcha? ¿Por qué, Renfe, por qué? ¿También porque te es poco ren table encargarte del trasporte del correo? ¿Tienes ya ideados avioncitos o carnioncitos postales sustitutos que vengan a aumen":' tar el siniestro tráfico nocturno de las autopistas? ¿Estás ya al ha bla con Agencias de trasporte que te releven en el servicio y se
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Agustín García Calvo
encargu en de
que funcione peor todavía el correo, casi el único funcionaba bien e n este mundo y q u e tú y tus compinches os habéis dedicado a hacer que funcione cada vez p e o r ? ¿ O es que acaso habéis descubierto que el correo, en la Era de los Ordenadores y los Faxes, tampoco es ya rentable? ¿ O s e rvi c i o que
tienes tú misma preparados ya camioncitos p ostales, como tenías autobuses de líneas para remplazar a s u p r i m ido s
más
,
los trenecitos
no rentabl es
para p o n erles en la chapa R . E . N. F. E y todo, para
L N. R . I . ?
Pero a tí ¿qué te importa e l servicio de correos n i l os trenes ni el t ra sp o r t e ni la gen te? ¿Verdad, ri c u ra? ¿Verdad que a tí lo que te importa es la Renfe, q u e siga e x i s t i e n d o y que se porte como u na buena Empresa, con sus C r i terios de Ren tabilidad, como Dios manda? ¿ Es que v a s a estar tú, Mar q uesa, para el s e r vi cio de la gente? Ja! Pero ¿ te i magi n as tú, manageresa, lo q u e a la gen t e y a los trenes n o s importa q u e tú e x i s t a s ni que d ej es de . . ;¡ eXIstI r.
y ¿ q u é sorpresa
n os tienes preparada para después de ésta? trocito de ferrocarril que cortarnos por fal ta de ren tabilidad, qué tramo de vía de hierro que desmontar, qué más trenecitos que machacar en sacrificio al Señor del Auto y a su v i ej ís i m o Futuro? ¿Te vas a poner a ahorrar algún o tro piquito a costa del servicio de l a gente, a ver si compensas los dos millo nes de m illones del esp erpento del Alta Velocidad (a ése no hay que p e dirle rentabilidad, ¿ verdad, preciosa?) , que c o n la centési ma parte se habrían cubierto to das las faltas de rentabilidad de que te quej as y manej as? A tí, n a c i d a p ara destruír el ferrocarril de la gente y servir al ideal del A u to de D ios muerto, a tí , Renfe, ¡ qu e te p arta un rayo ! O más bien, como de lo alto no va a caerte nada, porque ahí tienes enchufe, ¡ q u e te trague la santa tierra para siempre !
¿ Q u é o tro
22 Febrero '93
RAZ Ó N DEL CRIMEN
Los cadáveres i n de fe n so s de las muchachitas del Embalse, j u n to con otros suc e so s asimismo horripilantes, han con m ov i do a la opinión. Tanto la han conmovido q u e los Medios de Formación de Masas han debido de tirarse una t em p o rada vi vi e n d o pr i n c ipal mente de ese p a s to ; y aun de este mismo Rotativo, el más serio, al menos de los nacionales, me ense ñaban el otro día un número donde esos sucesos o c u p ab an tanto e spacio y tal honor de titula res, que reco rdaba un periódi c o es p ecial i zado El Caso, de otros ti e m po s; así que la Televisión, no quiero ni pensar 10 que habrá estado chupando de esos horrores mientras estaba yo vuelto de espaldas. ¿Con qué habrían llenado los espacios si no hubieran surgido esos cadaveritos providenciales? Los sucesos en sí son, como siempre tan intrascendentes y tri viales como chirriantes y sanguinolentos; pero, en cambi o esa acre centada atención de los Medios, y el consiguiente fervor furibun do de las opiniones personales, eso sí que puede ser un suceso de cierta trasc endencia y que no merezca que se le dej e pasar por alto. Cierto que también a los colegas de la I ntelectualidad no han podido menos de turbarles un tanto los sucesos, y hasta lle,
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Agustín
Garda Calvo
ga ba n , por ej emplo, a tocar las fibras s e ns i b l e s de mi di l e c to Fé lix de Azúa, de quit'n s e leía en este mismo Diario u n a col u mna e n q u e m e n taba las e p i fa n í as de la B e s t i a en tre los h o m b res emergiendo de los fo ndos del Pantano, y que, movido de u na media pi edad, casi llegaba a disculpar a la Administración de l a J u sti cia, q u e al m e n o s evi taba el lin ch a m i en to de los culpables por sus vec i n o s , c o n ta g i a do s de la m i asma de l a B e s ti a . Son esos vecinos airados lo qu e m e importa. Ahí está n , u n a vez más, reventando de i n dignació n , j u n tá nd o s e en t rop as ven ga ti va s , condenando a g r i t o s , re clamando . . . ¿a q u i é n ? P o r un mome nto, no sab e n : acaso i ban a l e va n ta r las manos al Cielo, pero enseguida (¿a q u é Ministerio, al de Justicia, al de H a c i e n da , al de Fomento, tendrían que reclamar?) las b aj a n desanimados y pre fi ere n , como está mandado, dirigir los ín dices condenatorios a los culpables: esos depravados, esos, si ustedes q u i e re n, pertur bados (pero que eso no sirva de disculpa) , esas fieras, esos mos truos, esas lacras de la Humanidad. Y eso que ellos saben, por lo bajo, que no es verdad: que no hay mostruos, q u e no h ay fieras, que no hay impulsos p r imi t ivo s ni i s t i n to s básicos ni lobos rabiosos entre l o s humanos. Imagí n a te, querido Félix, que allá entre los hij os de Caín, o e ntre los primos de orangutanes de que otros cuentan que ve n i m os , hu biera h ab i d o tal proporción de asesinos de niñas, tantos degusta dores de vísceras infantiles, como los Medios encuentran a cada paso entre nosotros: ni siquiera hubiéramos podido sobrevivir ni aflorar a las espléndidas reg io n es de la Historia. No: no hay en los de s tri p adore s de niñas de que las M a s as se ali me ntan nada de rastros de la horda pr i m i tiva , nada de erup ciones del istinto no domadas todavía por la D emocracia ilus tra da y la Cultura televisiva: por el contrario, esos mostruos son la flor y la nata del Desarrollo. Es e l Desarrollo, la forma más avanzada de la D emocracia y la Cultura domin ante, el que los n e c es i t a , más que nunca y cada
Razón del crimen
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vez más: el mismo que necesita que, en sus márgen e s se produz
can plagas de hambre y de miseria como nunca los pueblos co nocieron y que se reactiven guerritas del tiempo de los bisabue los, a fin d e asegurarnos de que aquí estamos en la Paz y la A b undancia y que puedan con una insufri b le hipocresía, la mentarse y llamar al socor ro por las h am bre s de Somalia y las carnicerías de Servo-Croacia los M e di os de Formación de Masas y los Ej ecutivos del Poder que las necesitan y producen Como n e c e sitan y produc e n en el i nter i or del Desarrollo mismo, las bandas de neo-fascistas, las reatas de drogotas y sido sos, las sectas de fanáticos del vudú o del heavy rock; sin las cuales no podría el Desarroll o ni aquí ni en Alemania ni en Estados Unidos ni en el Japón, tenerse en pie ni cuatro días. y así es cc.rno usted, señor del Desarrollo, señora de su casa o c o ej ecutiva de su ej ecutivo, necesita usted, más que del pan, de esos descuartizadores de niñas y chupadores de sangre citas inocentes: ¿cómo, si no, iba usted a saber que era usted una se ñora o señor normal, esto es, un no-asesino, un no-violador, una no-puta, una no-drogota, un no-fascista, un no-primitivo y no-chacal, sino un tipo o tipa como Dios manda? Ahora ya va usted entreviendo un poco mej or, sin necesidad de muchos psicoanálisis, cómo es que le indignan tanto esos su cesos, cómo es que le fascinan tanto en la pantallita esos cadáve res descompuestos cómo es que comenta usted con tanto ahin co y voci fera tanto por esos crímenes bestiales. No hay istintos salvaj es, no hay hambres primitivas, no hay lobos, no hay caos esterior que amenace al Orden: el solo caos verdadero no hay que buscarlo fuera: lo tiene usted delante de las narices: es el caos de l tráfico automovilístico en cualquier conglomerado del Desarrollo, es el caos creciente de la legisla ción y la contabilidad, el cao s asfisiante de papeleos y ordenado res para el menor gesto de la vida: es el caos progresivo conse guido por vía de ordenación; y parte inte grante de ese caos son ,
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los lobos fabricados a
bandas de delincuentes lli tas .
a cel e rad a por el Desarrollo, las y los per iódicos d e go ll a d o re s de donce
veloci dad
Son pe rs o n a s c o m o usted, señor, señ o ra , los q ue asesinan; son personas también los que l i n c ha n y piden j usticia para los delincuentes como en aquellos versos de Machado, "un p u e bl o c ar n e de horca, la severa / j u s t i c i a aguarda que castiga al mal o " : o sea n o pu e bl o sino Masa de Personas. El pueblo no mata, ni viola, ni lincha ni aj us t i c ia : ¿cómo va a hacer esas c os as si no es ,
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nadi e?
Esos criminales no salen de la j ungla ni suben de l a s cloacas: son hermanos de usted: s on p ro du c t o s de la misma Administra ción que produce los c o m prado re s de autos para nada y ordena dores para nada y lo s espectadores de televisión, o sea los nor m a les , los q ue se ej ecutan en autovía los fines de semana o se pinchan seis horas de pantallita por j ornada. Así que, con eso que le quede de p ue b lo por debajo de su persona, cuando le dé a usted por horrorizarse con sus vecinos y clamar por los de s t rip a do re s de niñas y los crímenes tristísimos, vaya usted orientándose un poco por lo menos y sospechando a qué Cielo tiene usted que levantar los puños y los gritos.
22 Marzo '93
NI DIOS MANDA EN EL CAMPO
Hombres del campo de España, labradores y ganaderos han venido en marcha sobre la Capital, a juntarse en la Plaza de Es paña, · alzando unas voces y unos palos, a protestar contra algo, a publicar que no se encuentran felices con las maneras en que les ordenan los asuntos. No saben bien seguramente ante qué Palacio o Ministerio o Delegación o Comisaría tendrían que ir a levantar los p al os y las voces. A 10 mejo r no están muy ciertos de saber de qué protes tan, qué tendrían que reclamar ni a quién. No van a ser sus dirigentes, prohombres ilustrados ni líde res sindicales, los que se lo digan : ¿ cómo van, si es tán ellos obligados a engañarse los primeros? Por el contrario, les pro pondrán unas reivindicaciones de las consabidas, que si ración del Presupuesto Estatal, que si cómputo del horario del fun cionariado agropecuario y acabarán sentándose con los Ej e cutivos del Señor a una larga m e sa donde las reclamaciones se enreden en los embrollos de la burocracia interminable, don de se pierdan los últimos ecos de la ira y el mal e star que los movía. ¿Podrá ser que algunos más humildes y cerc anos a la tierra, ,
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1 64
Agustín Garcia
Calvo
c o m pro me ti d o s con el Aparato. tra t e n de decirles qué es lo que l e s p as a ? P u e s e s . en una palabra, la Planificación. Vo s o tro s , gentes del c a m p o , como todos, pero más a gu d amen t e por lo que todavía estéis más cerca de l a ti e r ra , pad e c éi s el vaciamiento de la vida que trae consigo la pre t en s i ó n de planificar, de ordenar de s d e Arriba, desde un Centro, que es en este c aso el del M e rc a d o E u ro p e o , la p ro d uc c i ó n , las actividades, las ocurrencias de l a
menos
gente. V i v í s , vivi mo s , b aj o un I mp e r io : es el Imperio de la Idea, de creer que puede ser eso, que tiene que ser eso, de que una reata de Ej e c u tivos, reu n i do s en una torre de Bruselas o de donde sea, sobre un mapa de Europa o lo q u e sea, declaren "Aquí, quitar vacas" , "Allí, poner gallinas" , "Acá, levantar v i ñ e d o s " , " Allá, sembrar g i ra s o l e s " , y q u e , con é s as , se va a racionalizar la p ro ducció n , equilibrar el m e rc a d o y maximizar la rentabilidad (es la jerga de E llo s : ya os suena) ; y na t u ra lme n te , a los dos años, a c a m b i ar de Plan ; porque los Ej e c u t i v o s están para eso, y son cantidad, y se intercambian en los escalafones; y q u e vosotros p roduzcáis o n o zanahorias , da lo mismo (ya se trae rá n zanaho rias a u s tra l ia n as ) , pero si E llo s no producen pla n es , están perdi dos. no po d rá n j u st i fi c ar el puesto y la soldada. De ahí os vienen los males que más os duelen. A unq u e os hay á i s dej ado ya engañar. y qu e de tiempo a trás os hayan con vertido la prod u c c i ó n de leche o trigo en cosecha de di n e ro de la Banca, y que ahora hayáis re c i b i do un par de mi ll on c ejos por acatar la Idea c e n tra l y cambiar de cultivo o de ganado, por lo b aj o o s qu e d a re z o n ga n do una s os p e c h a de que hay algo de m en t i ra y de vacío en t o d o e s o . B i e n s e rá qu e o igái s la trampa y la vanidad de la Planificación a que os someten . El I mp e r i o de la Planificación e s e l i mp e r i o de la e s t up id e z , y más cuanto a mayor escala. Porque está fundado en la fe en el Futuro, en que cada vez se planificará mej o r y llegará un día en
Ni Dios
manda en el campo
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que todo el campo y el mercado, de Europa por ej emplo, mar che como una maquinita bien engrasada y sin rebabas. Pero ese Futuro no llegará nunca: la Planificación lleva el fracaso en su p ropia esencia. Es, al fin, una idea infantil: la mis ma que mueve al adolescente a hacerse horarios y organizar su vida. Y la Historia misma empieza con la Planificación y sus fra casos sucesivos . Ejemplo d e planificación fue l a d e los faraones egipcios, or denación de los cultivos desde Arriba, y empleo de los consi guientes desocupados en levantar pirámides; las cuales debían es tar ahí sirviéndonos como muestra de 10 que es el vaciamiento de, la vida cuando se deja someter a la Idea del Señor del Centro. Se derrumbó el Imperio Romano, el más sólido ej emplo de planificación a gran escala, y. . . ¿qué pasó? Pues que la gente si guió viviendo, y no sólo viviendo, sino inventando nuevas ma ñas para arreglárselas entre las ruinas del derrumbe, y hasta, en tre esas mañas, copiando a mano algunos monj es restos de libros antiguos, gracias a los cuales volvería a desarrollarse la cultura, y con ella, ay, los nuevos intentos de la estupidez reinante y la pla nificación de vidas y poblaciones. Que la Planificación esté condenada al fracaso es de por sí un motivo de alegría, porque revela que la vida, la tierra, el pue blo, siempre rebosan de todos los planes, siempre acaban por no dejarse planificar y hacer reventar los infantiles esquemas de los Ejecutivos del Señor. Lo malo es que, en tanto que fracasa, ge neraciones de gente van muriendo con la vida vaciada y embo bada por el intento de someterse a los planes, a la Idea. Como ahora vosotros, hombres de la tierra, que caéis de vuestros pueblos medio arrasados por los planes del Mercado Central sobre la triste Capital de España; que os han desbaratado los medios que íbais inventando de aprovechar vuestras hacien das y vuestras máquinas útiles para ir tirando aun en medio de este caos del Desarrollo; que os han cortado las vías de distribu-
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Agustín
García Calvo
ción de los productos que, mal que bien, os iban funcionando, y ahora os encontráis con las manos vacías y sin saber qué han hecho con vosotros. No ha c e falta pués m i rar a la Historia, s i n o sentir qué es 10 que os está p as an d o , 10 que se está haciendo con vuestros pue blos, vuestros trigos, vuestras ovej as, vuestros hijos condenados en manada al auto y al televisor. y es que, ¡ vive Dios ! , este cuento de intentar planificar, or denar la produción de campos y de gentes, y e l fracaso y los de sastres co n sigu i e n tes a la Idea, se ha repetido tantas veces, que ya el s egu i r creyendo en eso y sacrificando vidas para eso se vuelve criminal de puro estúpido. H ay que elegir, amigos : o se cree en la imbecilidad del vul go, de las masas (q u e es a 10 que q u i e re n los Ej ecu tivos reducir al pueblo) , y que, por tan to, hay que guiarlos desde lo Alto (un Plan, un Mercado, un I mperio) , o, si no, ¡ abaj o ! , ¡ ni Dios que mande ! ; lo cual no quiere decir más sino que se confía en que hay por acá abajo más sabiduría que todo eso, en que siempre surgen en tre l a gente con sen tido común invenciones para írse1as arre glan do, si l o s dej an . y voso tros, gente d e l o s campos de Europa medio arrasados por la Planificación , ya sabéis en qué trampa habéis caído cuan do pedíais en vuestros carteles "Un futuro para el campo " : futu ro es eso en lo que Ellos creen, 10 que creen que van a orga ni zar para la Eternidad desde su Centro. Muerte es el Futuro que os prometen , muerte de la ti e rra, de los pueblos, de la vida. Cuando c a i gáis otra vez sobre la C ap i tal que sea para decirle NO al Futuro : que no os planifiquen, y que os dej en , a ver qué que
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p asa .
8 Junio '93
POR UN MILL Ó N DE D Ó LARES
Dejándome conducir el otro día hacia la Ciudad Universita ria, escucho por la radio del taxista: es una emisión de una de las principales Radios de ámbito nacional (que sea del Estado o que sea del Capital, tanto nos da, una vez que, en el Desarrollo, ambos han llegado a tal matrimonio que son el mismo) , en el cual se les va planteando a los oyentes, con gran vivacidad y entre mucha risa y buen humor, la cuestión siguiente: "¿Estaría usted dispues to/-a a dejar que su consorte (cónyuge, pareja) pasara una noche con uno/-a que les diera por ello cien millones ( 1 00.000.000) de pesetas?". El tiempo que el trayecto dura (largo ¡vive Dios! , gracias a las eternas obras, "Estamos trabajando por su Futuro " , que alre dedor de la Facultad de Medicina tienen ocupado el territorio, que ya hacía intransitable la proliferación de autos, " Que si mi tío me regala uno", " Que si trabaj o dos veranos de camarero y me compro uno", y las obras, baj o pretesto de remediar el caos, acaban de perfeccionarlo) recoj o unas cuantas, muchas, respu esl; fas de oyentes que casi unánimemente," y 10 mismo, ay, ellas que ellos, responden que sí. y jalea dos debidamente por los locuto �fes, añaden algunos comentarios, j ocosos mayormente, sobre lo
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Agustín García Calvo
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poco que a él! e l l a le i m po r t a que ell a/é l se pase un rato de amor o sexo (y buen provec h o que le haga) con qu i en lo p a gue así de alto, que n o va a andar uno/ -a con re m ilgo s a nticu a do s an te u n a c a nt i da d tan res petabl e que les puede (a la pa rej a) cam biar o re s o l ve r la vida. O séase : pareja s i em p re ¡ vive Dios! (si no, el p ro b l ema no p o dría ni plantearse) , pero pa rej a abierta y libre de p rejui c i o s se x u ales Era una gala, una exhibición, de l tratamiento liberal del Sexo, de la m u er t e del sentimiento del H o n o r, la c asti da d la fi delidad ( m al entendida) y todas las otras an ti gu allas que el Desa rrollo ha a rro lla d o y bar r i do de las c o ncie n ci as. Los había más o menos entusiastas o re ti c e nte s ante la pro puesta, pero en todo e l rato que e stu ve oyendo (ya me p erdo na rán s i hubo antes o d esp u é s algún oyente dando e l NO, o si al guno d e los locutores o lo c utr ic es insertó alguna o c u r re n c i a en contra del tono general de la c u ch i pan da) no re c o gí ni u n a sola voz q ue desentendiéndose de la cuestión de la m ercan c ía, coño o verga de l c ó nyu ge o la c ó nyu ge , tan lib eral m ente m enosp re c i a da, se fijara e n la otra parte, en la del pago, en lo s 1 00 . 000. 000, en el dinero: tan claro es y tan natural que eso sí se sabe lo qu e es y lo q u e vale, los 1 00.000. 000. y me entero de que esa e m i s i ón 10 que hacía era re pro ducir un es peri m e nto análogo en los E s ta do s Unidos, allí naturalmen te a n omb re de u n millón ( 1 . 000.000) de dó l a res ; pero no me molesto en enterarme más de lo que allí pasara, porque s e gu ro que sería lo mismo más o menos: baj o el I m per i o del D esarro llo todos s o m o s unos y l o s mismos, y se acabaron l as anti cua das pret e nsi o n es de diferencias re g i o nal e s Tampoco allí, seguro, ni una voz que se desviara a clamar contra la Fe del Imperio, con tra la idea del 1 . 000 . 000 o los 1 00 . 000.000; como si se hubiera olvidado ya del todo que lo único que define a la prostitu ción no es el unto de las vergas o los coños, sino su trueque, el tru e q u e del amor o s e x o , o como se llame, por di ne ro : la sumisión .
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Porun millón de dólares
del pobre cuerpo al dinero, el cambiazo de la pobre carne por dinero. Ahí ven ustedes lo que en el Imperio del Desarrollo es de verdad carne, es de verdad Natural e za : el 1 .000.000 de dólares, los 1 00 . 000.000 de pesetas. Ya desde antiguo la mala intención vul gar y personal practicaba la equivocación, llamando PUTA a la que se s upo n ía que le gustaba follar y sin distinguir mucho de contrincantes, para ocultar que PUTA no quería decir otra cosa que la que se vendía, por dinero. Pero con el Desarrollo, claro, el dominio de la equivocación se ha hecho más imperioso y re spe table, a la par que las cifras de los p re c i o s subían, correspondien temente algo más alto, al 1 .000.000 de dólares, a los 1 00.000.000 de pesetas. Ya ven cómo es la cosa: la cuestión del llamado Sexo (o sea la idea de la jodienda fuera de parej a y verdadero Amor) no es más que el cebo, la carnada, como dicen los p e s c ado res para distraer del asunto real y palpitante, del dinero : para conseguir que, entre las deliciosas y cosquillean tes discusiones sexuales y exhibiciones de puritanismo o de liberalismo desatado (da lo mis mo) , se escurra y pase como consabida la cuestión de la realidad, astracta, ideal, mortífera, que nos domina, nos somete y nos hace vendernos en carne y vida por un Ideal, por un Futuro, por una Fe, la de la Iglesia actual, que es el Crédito Bancario. Lo qu e se quiere, lo que el Imperio quiere, es que nadie se pregunte qué es dinero, qué es 1 .000.000 de dólares, 1 00.000.000 de pesetas. Lo que se quie re , distray é n do n os con las pobres ver gas sumisas, con los pobres coños re s ignado s es que no se sepa ya (dándolo por sabido) qu é es dinero : que no se sepa q ue es p ropiament e mierda, como la pre clara honestidad de Freud des cubrió en su día y los c u entos popu l ares ve ní an de sde siglo s in memorial es denunciando, y co m o el Desarrollo mismo peligra de dejar casi al d e s cubie r to al d ecla rars e cada vez más descarada mente productor de no otra cosa que basura, una ba s u ra que va ,
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Agustín García Calvo
en terran do, en p uro Crédito
y Fe, a las gentes y las vidas y las
razo n e s . Urge p u é s h a c e r que
v uel van, por c u al q u i er medio, a apren mierda. Todos aquéllos y aquéllas
der lo que es dinero, lo que es
que tan ale g re m e n t e se p ro clamaban dispuestos a ve nder sus amores o los de su parej a p o r 1 . 000 . 000
de
de
dólares, 1 00 . 000 . 000
pesetas . lo que se merecían es que les dieran, a ellos y a sus
cónyuges respectivos, por
donde
les cupiera, pero con un rollo
de billetes de Ban ca, con tal o narios de cheques nominativos, con
disq u etes
de estados de cuen tas personalizadas .
Ya sé que esos radioyentes sumisos y
divertidos que
tomo
como ej emplo no son más que la Mayoría (como el Sistema D e mocrático necesita) , que no son todos. Ya sé que debéis de ha ber por ahí algunos, muchos, o bastantes, que sentíais sordamen te la estafa y el cambiazo que con esos divertimientos sexuales os estaban dando, que estaríais dispuestos, ante tales encuestas, no a decir NO (que eso no es más que cambiar Dios por Dios, el Honor, que cumplió su función funesta en
otros tiempos,
po r
este otro ideal, 1 00 . 000.000, que está cumpliendo la misma aho ra) , sino a negaros a responder, a decir NO a la encuesta misma. Supongo que algu nos
hay,
tal ve z hasta muchos, que sencilla
m ente no tra gáis ni sois del todo como os mandan : escribo. Vosotros sois la sal
de
para
vosotros
la tierra; pero no está mal que,
aprovechando ej emplos como éste, palpéis cómo anda de sosa la ma s a que p ensáis en despertar con vuestras sales .
16 Diciembre '92 NOES 1 .
¡ TIRE SU TELEVISOR! VEA LO QUE LE DAM OS A CAMB I O
Es tan facil . . . No tiene usted que hacer trámite ninguno, re llenar ningún impreso, hacer ninguna cola: basta con que esta noche mismo, en un momento que lo esté usted viendo por mi lésima vez poner la misma cara para decir la misma cosa, lo aga rre usted, arranque limpiamente los cables, lo baj e a la calle, y lo deposite suavemente en el contenedor de la basura, y ¡ya está ! : ¡ el mundo e s su yo ! M ej or sería si arrancara usted de paso la antena (cuanto más pa rabólica , más gusto) y la depositara en el mismo sitio; pero, si acaso tiene usted vecinos que p u e d an armar jaleo (ya q u e la 'li b e r ta d de cada uno te r mi na donde empieza la del prójimo -ya sabe) , no se meta usted en líos; no val e la pena: usted a lo suyo: coj a s u aparato, que puede usted hacer con él lo que le dé la gana, que para eso se lo ha comprado, y al contenedor con él, y ¡adiós, chato ! , que te di s fru t e n las mondas de patata y las cáscaras de l ango s ta . ¡Y el mu n d o es suyo ! : ¡ un mundo nuevo ! At ré ve t e a imagi n arl o un poco.
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Agustín
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Descubrirá usted el placer de comer sobre una mesa, ente rándose de las delicias que le ha guisado con amor indivíduo su parienta, y si alguien tiene que darle algún recado, se lo dará mi rándole a la cara, con sonrisa o con mohín, según el caso, sin que tenga usted que decodificarlo por entre restalletes de pistola, histerias de malvioladas, discursos de Presidentes. ¿Se imagina? ¿No se le hace la boca agua? S erá un mundo en que, si acaso llega una tarde su prima se gunda de usted y se pone a tono, y entre dímes y dirétes van a parar ambos al diván o a la alfombra, todo 10 que pase pasará en tre ustedes dos, no baj o el ceño severo o las señales intermitentes del Juicio del Señor ni ante los ojos de mirón del Popeye de Faulkner, que tanto la distraían a su prima. Será un mundo en que, al abrir la puerta de su casa, le ven drán al encuentro acaso gritos de niños j ugando al escondite, o tal vez la voz de doña Adelaida cantando la del Manoj o de Ro sas, para que le haga usted el dúo, o mejor todavía, el silencio : u n silencio que hasta se oigan zumbar las cuatro moscas que se hayan salvado del último espráy mortífero : ¿ n o se muere usted de gozo de solo imaginarlo? ¡ Un mundo e n que q ueden largas, largas horas abiertas para que h aya que inventar j u egos de d is fr a ce s . o corros de adivinan zas , o concursos de a ver q u i é n c u ent a la men tira más gorda, o infi n i da d ! ¡Un mu ndo do nde, al fi n , podrá usted e n te ra rs e de vez en cua n d o, cada mes o a sí, de si ha pasado al go en el mun do, p or que no ten d rá u s t e d las o rej as atapo nadas de n o tic ias p ro du c i das a la fu erza para llenar el rato ! Hasta tendrá a l gú n día q u e ir a visitar a algú n am igo abando nado, o irs e a ver algun a película que tenga usted que ave r i gu ar si tie n e ganas de ir a ve rl a , o hasta releerse aquel libro que tanto la estremeció cuando era usted soltera, pero que ahora seguro que le iba a sacar más zumo y con más serenidad. ¡La de imagi-
¡ TiTe su televisor! vea lo que le damos a cambio
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nación que va usted a echar en cuanto la liberen de imágenes un poco! En fin, ¡la tira ! , ¡la repanocha! , ¡la vida ! , ¡la riqueza! ¡Y todo por el simple gesto de tirar su televisor a la basura! ¡ Á nimo, amigo, amiga! ¡No pierda un solo día más! Más barato no se le puede vender un mundo nuevo.
3 1 Diciembre '92 NOES 2.
¡NO
CELEBRE LAS FIESTA S ! VERÁ QU É G O Z O
ha parado usted a pensar la ocasión
Que
no
se
dan para
no
celebrar las fi estas , que, si
dose a no c e l e b r a rl a s n i ,
ras , ni Costitución . . .
no,
Navidades, n i
ya
Añ o
estaría
que le
brin
u s t e d echán
Nuevo, ni
Témpo
Piense usted, l o p r i mero , de l o que s e libra : n o tendrá que ir compras, arrastrando acaso al cónyuge c a n s ino a los g ra n de s almacenes, con la tétrica ilusió n de FELICIDAD en sus facha das, ni subir y bajar por la escalera mecánica del Limbo al Paraí so, ni calcular, en largas discusiones con la misma cónyuge, a cuántos prójimos hay que mandar regalo, parientes ni amigos ni señores de su mayor consideración, ni siquiera aburrirse escri biendo crismas para conseguir decir "nada" con florituras, ni . . . . ¿Cómo dice?: ¿que s i no va a regalarle nada a nadie? Pues no, amigo : ni ahora ni nunca: ¡se va a librar usted de la inmensa fati ga del regalo! Y verá cómo no pasa nada: simplemente, deja us ted de regalar, y ya está. ¿Que a alguno puede que le duela? ¡ Qué va, hombre ! : si de verdad le da igual: si en el fondo saben que todo lo que se regala no es más que dinero forrado de papel de
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¡No
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celebre las fiestas! Verá qué gozo
dorado, o sea nada, o sea lo mismo que venden en las tiendas de la nada de veras, que son los Bancos. O, si no, mire : recorte este anuncio, péguelo en una tarj eta baj o celofan, y vaya enseñándoselo a todo Dios, como si hubiera salido otra secta nueva, y póngas e un letrero YO SOY DE LOS QUE NO CELEBRAN, Y como las religiones se respetan tan to, ni los más creídos se atreverán a reclamarle Pero déj eme decirle de qué más cosas se va a librar usted no celebrando. Se librará del latazo de la cena de la S agra da Familia: que, ya que no puede usted sacudirse de repente el yugo, por lo menos ¡ que no le hagan tragar el boc h or n o y la indigestión de festej ar a la Familia U n i d a y Feliz, hombre, por Dios! y s e librará de tener que hacer monadas a l rededor de las 1 2 uvitas, con las q u e l e hacían t raga r y co n fe sar la fe en el Calen dario de la M u e r t e ; y de cogerse una cogorza trompetera para q u e vean q u e es usted un t i p o con marc ha. Y, ya q ue estás obli gado a p asarte cada fin de semana a gu a n tando el rollo feroz de la n o c h e de dis co te c a a ver quién resiste más si hasta las cinco, si hasta las siete, ¡ coño, tío ! , por lo menos que no te metan encima una Estraordinaria que te dej e de aburrimiento hasta los tuéta n o s tra gándote un retahilo de i mbéci l es famosos al sevicio del Señor, para ac aba r vomita nd o A stu r ias, p a tri a qu e rid a entre los contenedores. En fin, la tira : ¿a qué le vay a contar la de miserias de que va a librarse?, si sólo con mencionarlo ya le está entrando un alivio y un gozo que hasta se le desperezan los pelitos: ¿a que sí? Sí, pero en cambio -me dice usted-, lo que a lo mejor me pierdo . . . Bueno, pues mire: vamos a cortar con ese estorbo de ilusiones que le queden: a quí le prometemos, con toda la se riedad que este Rotativo le garantiza : que no le va a tocar a us ted el Gordo; que no le va a salir ningún ligue maravilloso ni en Navidad ni en Año Nuevo ni siquiera el día de los Reyes (a no .
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Agustín García Calvo
ser que .se haya dedicado a no celebrar nada; que entonces, a lo mejor ) ; que no le va a ocurrir nada que le ilumine esa j e ta de ej ecutivo que se le está poniendo; que va a acabar con la misma resaca de tristeza que el año pasado, y el anterior, y el anteri or. . . y así hasta l a espulsión del Paraíso. Así que ¿para qué? Ande, hombre: ¿por qué no se da uste d el gustazo de no celebrar las fiestas? Tan fácil que se lo han puesto: como se las tienen todas tan preparadas y diseñadas y anunciadas y bombardeadas, como ya sabe usted al mi nuto las diversiones que le esperan, pues ya está : puede darlas tranquilamente por pasadas, ¿no? Lo programado, ya es pasado. Ni hace falta tampoco que ande buscando contracelebraci o nes ni refugios para escapar de las fies tas nada: la vida corriente basta: cuanto más corrientita, más gozo. Ya sólo con ver cómo los demás ha c en a su alrededor el memo y cumplen el progra Ola Pero no: más gozo ; más hondo todavía. Puede que al pri n c ip i o le cueste n o dejarse arrastrar: las lu cecitas y los bocinazos con que los popós suelen tan entusiástica mente celebrarlo (¡ como que son de ellos, las fiestas!) se le me ten a uno por los p o ros Y peor aún, los parientes, los amigos, las novias, los pretendientes, que le llamen, que le inviten, qu e lo acosen Sí, será algo duro. A l o primero sentirá usted el vacío, el tiempo vacío que le queda por sola compañía; pero usted siga .sin celebrar, siga con la rutina de su vida, como si nada; y ya verá cómo a medida que los días pasan , y va usted no celebrando, y no señor, y no, y no, se le va encendiendo dentro una candelita de alegría, va sintien do resucitar por los oj os, por las manos, un niño sin ilusiones, un aliento de vida y de pensami en t o ; y el no haber celebrado las fiestas se le c onverti rá en un tesoro de Reyes Magos verdaderos. . . .
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12 Febrero ' 93 NOES J.
¡ NO
HOMBRE! OLVIDO
SE CHEQUEE USTED,
VIDA
ES
¿Para qué va a andar V. haciéndose más análisis ni radiogra fías ni ecografías ni mamografías ni electrocardiogramas ni to mándose la tensión ni midiéndose el colesterol? Déj ese ya de esos jueguecitos, señor, señora. y, si no ha empezado V. todavía, ¡no empiece! : porque ése sí que es un vicio serio, ni tabaco ni heroína que se le compare: a la menor, la burocracia profiláctica se le pone en marcha, y si empieza usted, no acaba; o no acaba hasta que acaba. Vivimos bajo un régimen de terror, señor, señora; y ese te rror de los terroristas con que le horrorizan los Medios de For mación de Masas no es más que películas con que distraerle: el terror de veras es ése que los mismos Medios le cultivan, el te rror de que le vaya a hacer traición su 'propio cuerpecito serra no, de que se le insubordine dentro algún elemento incontrola do que amenace con desbaratarle la costitución de su Persona, que con' tantos trabajos venía usted organizando y sosteniendo. No Les basta con procurar por todos los medios que grandes porcentaj es de las poblaciones caigan de hecho corrompidos por
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A gustín
García Calvo
cánceres o torozones de corazón o demenóas profundas o gripes o sidas ya puestos al alcance de c.u alquiera, no: tienen que con seguir que el resto de · las poblaciones (que siguen siendo, ¡por los clavos de Cristo ! , la mayoría, a pesar de todas las promocio nes) vivan continuamente acongojados por el miedo del tumor, o de la peste o del alifafe o del reventón, o sea que no vivan, no sea que, si se les deja tranquilos (y pensar, por tanto, claramen te) , vayan a descubrir que el Señor no era necesario. Bien saben Ellos que la enfermedad no consiste en otra cosa que en la conciencia del propio cuerpo; y para eso está la pre vención sanitaria y el chequeo periódico y la profilaxis universal. Por tanto, no se dej e engañar, señor, señora, ni se meta en la cuenta de Sus Estadísticas: dígase usted que, lo que sea, sonará, y que, mientras le dejen vivir los dioses, no le hagan los hombres la puñeta. Y, si le entra mucho miedo de cuando en cuando, aguánte selo como pueda, que también el miedo, a fuerza de no hacerle caso, se desgasta; y, por ej emplo, vaya a verse con cofrades for males que le hagan hablar de cosas, de otras cosas, o, en último término, vaya a buscar a esa vieja amante, que está tan convenci da de que es V. un cabrón con pintas (o que es V. una puta re domada, en el caso inverso) , que, a fuerza de gritarle los delitos de su alma, no le dej e pensar en su salud ni por un momento.
Sin duda no hay salvación
Y no le venga V. con obj eciones baratas a nuestra propuesta: no publicamos este anuncio para los que estén ya condenados a la ocupación del propio cuerpo y que la conciencia se les haya he cho enfermedad real, sino para usted, señor, señora, que tiene to davía humor para hoj ear este robusto Rotativo y hasta leerse el presente anuncio: es a usted, que puede todavía tener dudas (sin
¡No se cheq uee usted, hombre! Vida es olvido
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dudas, no hay salvación) , a quien se le propone no chequearse ni analizarse, olvidarse todo lo posible de sus mecanismos y dejarse caer en una confianza de que hay una madre más sabia que noso tros que nos recoge entre los pliegues de su manto. y fíj ese que, por esta gestión, hasta el Estado debería darnos algún premio: pues ¿no andan clamando Ellos por la escesiva afluencia de público demandante de atenciones sanitarias y rece tas de botica, por el abarrotamiento de ambulatorios y consultas? Pues ¿entonces?: aquí Les proporcionamos un ahorro incalcula ble de personal, locales y servicios: ¿no tendrían que apoyarlo y agradecerlo? Pues no, señor, señora: todo eso forma parte de la misma hi pocresía con que se mesan los cabellos y desgarran las vestiduras por las hambrunas de Somalia y las guerritas de Servocroacia, siendo Ellos y sus Medios de Formación los siervos del Desarro llo, que está necesitando y promoviendo, en Sus márgenes, esas miserias y banderías. Lo que Ellos necesitan de veras es que usted se ocupe y se distraiga: que viva usted en la continua profilaxis, que viva en el Futuro, que es el reino de Ellos; o sea que no viva, que no pien se, que no sienta. Así que usted elige, señor, señora: o dedicarse a la seguridad de su salud o salvación futura, o abandonarse a lo que sea y de jarse vivir, a ver si, por un descuido, le dejan todavía.
15 Marzo '93 NOES 4.
¡NO SE DECLARE A HACIENDA ! HAY OTROS AMORES
No se Le declare usted, niéguese a hacerle su Declaración; o postérguela indefinidamente: para morir, siempre hay tiempo. ¿Por qué va a tener usted que declararse? ¿Será por eso que Ellos le pre gonan de que "Hacienda somos todos"? Pues entien da V lo que qu i eren decir con eso : que quieren decir dos cosas, o la misma del derechas y del revés. Por un lado, quieren que Hacienda, esto es, el Estado, sea lo mismo que todos los ciudadanos sometidos al Estado : ésa es su i lu sión, su a s pira c i ó n eterna, sólo que más descarada en el Ideal Democrático Desarrollado : que el Dominio se confunda con los do m i nado s que la Mayoría, sumisa y bien con tada , sea todos, y que el p ueblo que moría bajo el Estado sea lo mismo que el Es ,
tado. (Claro que, si es V una E m pre s a un Consorcio Ba nca r i o una A ge n c i a de Pro m o c i ó n , un Ente Tel evisivo, c u alq ui er cosa de ésas que no son siquiera cosas, en t o n c e s , pase V la hoja, vaya a buscar las de Finanzas, O p a s y Fu s ione s , que es donde tiene V su sitio, ya que C ap i t al Pr ivado y H a c i e nda del E st ad o son lo ,
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¡No se declare a Hacienda! Hay otros amores
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mismo, y este contraanuncio n o reza para usted. Pero, s i e s V. un tipo corriente, que va con sus aj etreos y hasta trap i c heo s sacando algo de acá y de allá y tratando de que le saquen algo menos, en fin, que cuenta V. el dinero por cifras de no más de 7 .ceros, en tonces sÍ, entonces siga V. leyendo; para V. vale que no, que el Estado no es todos ni la Hacienda lo mismo que los sebos de sus ví ctimas .) Por otro lado, lo que le quieren decir con eso es, del revés, que todos somos Hacienda, o sea que todos somos dinero y cada uno es todo él dinero, y que con lo que cada uno somos, según 10 que tenemos a nuestro nombre, contribuimos entre todos, por suma, a hacer el Gran Dinero de la Hacienda del Estado, que a su vez, por división, se distribuye en el dinerillo de la cuenta de cada uno, y así a cada uno le da su ser. O sea que, aunque V. pretenda todavía pasearse por la calle de Alcalá (por los pasill os que le dejen en la acera las latas de los autos) con una flor en el ojal y haciendo como que no ve los trescientos Bancos que le hacen guiños al pasar, pues no: puro disimulo: la verdad es que donde es tá V. es en la cuenta de su Banco, y es V. ni más ni menos que el saldo que su cuenta arroje y, si no hay algún barullo informático, le proclame el Ordenado r. Así es como se pretende que, a fin de que Hacienda seamos todos, todos seamos Hac ien da . Y por cierto que ese ideal Oas al mas, todas dinero, cada alma, su dinero) casi están a punto de rea lizarlo: cuando oye V. mencionar la Persona o la Personalidad o el Hombre, ¿no se palpa V. el bolsillo interior derecho, a ver si lleva el talonario? Pero, por si todaví a el ideal no está cumplido, diga V. que no: no se declare usted a Ha c i e nda . Motivos para no declararse, puede V. alegar muchos: podría ponerse en plan de viejo contribuyente, ha c er como si se creye ra que su dinerillo de V. es el que hace, por suma, el dinero del E stado , y entonces echar las cuentas de en qué se gasta el Estado
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Agustín
Garda Calvo
su dinero : lo que se va en más autovías y más aparcaderos y más policía motorizada y más burocracia gasolinera, en fin, en man tener el imperio del Automóvil contra la evidencia de su inutili dad y seguirle a V. arrasando las ciudades y los campos; lo que se dedica a pagar las fiestas de las votaciones periódicas, estatales, autonómicas, municipal es y la rastra; lo que se invierte en Cul tura, es decir, en las grandes celebraciones culturales, centena rios, festivales, traslados de tesoros artísticos, subvención a todo Arte y Literatura con la condición de que a la gente no le sirva para nada; lo que se gasta en la promoción de la imagen de Es paña en Europa y en el Universo; y el enorme gasto de perso nal, locales, renovación de ficheros y ordenadores, para la orga nización de todos los gastos antes citados y más que no citamos para no quedarnos sin resuello. Pero esa manera de echar cuentas con el Estado es todavía una ilusión: implicaría que creía V. e n el sentido de Sus cuentas: que s e c re ía V. que, en pleno Desarrollo, regían aún criterios de utilidad y d e interés económico al viejo estilo, que de verdad su dinero contribuía al dinero del Estado y que el Estado en pago le repartía a V. esos dispendios de Sus arcas. Lo c u al no es así : pues en el D esarrollo, el dinero del Estado, lo mismo q u e el del Capital, con quien ha venido a fusionarse, ese dinero de las cifras de los 1 2 ó 13 c ero s, no se rige por las le yes de la oferta y l a demanda, ni se gasta para cosa alguna: se gasta para gastarse, porque gastándose se mueve, y ésa es su vida, y da igual que pierda o gane, igual éxito que fracaso; da igual con qué pretesto se mueva (procurando, eso sí, que no vaya, por descuido, a servir para algo útil) ; y desde luego, con sus intereses de v. , con sus manos y su boca, nada tiene que ver el j uego de la Hacienda Pública ni el de la Banca, que son el mismo. Por eso aquí le recomendamos que no se dej e V. enredar en ese j uego del I deal y la Locura de los Entes Superiores, y l e su gerimos que, en consecuencia, no se declare V. a Hacienda.
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¡No se declare a Hacienda! Hay otros amores
Lo que importa es, en la medida que se pueda, no entrar en cuentas con los Entes Superiores: si entra en cuentas con Ellos, si se declara usted, se verá inmediatamente convertido en un Auxi liar Contable de la nada; esa Declaración de Amor le llenará la vida, esto es, le ratificará el vacío (¿no sabe V. que ya el dinero es tiempo?) , se habrá V. convertido en uno de Ellos, y si le quedaba todavía algo que palpitaba, que besaba y que mordía, todo que dará, por virtud de esa Declaración de Amor, que es una declara ción de Fe, some tido a Dios, todo usted convertido en Alma, en Persona, en Dinero puro. Que usted se convierta en dinero al Estado y a la Banca les conviene, lo necesitan: dinero, la cosa de las cosas, que no es cosa ninguna, es 10 que Ellos puede n manejar. Que a V. le con venga venderse es muy dudoso; hace V. su Declaración, se hace V. dinero, y ¿qué le dan a cambio?: pues dinero, o sea Usted más veces; ya ve qué negocio. En suma, que depende; si quiere V. ser dinero, venga, haga su Declaración, cumplimente to das las casillas, calcule sus rentas p ersonales y sus desgravaciones (tiene V. que aprender la jerga correspondiente, c o mo buen contable) y p res é ntela en los debi dos plazos, que el Señor, sonriéndole complacido le dirá " Sí" . Ahora, si a lo m ejor descubre V. que hay cosas que se palpan y se huelen, que no es usted todo dinero todavía, que h ay tal vez cosas que hacer que no son hacer las cuentas de la Hacienda, e ntonces, no se declare usted, hombre; no mate los amores con su D ec la ra ció n de A mor ,
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19 Abril '93 NOES S.
¡NO
SE
VERÁ QUÉ
LAVE TANTO !
BIEN
Esté V atent o , y especialmente, e s t é V atenta: con cada nue va loción, con cada nueva fri c c ión con cada nu evo ar t ilugi o sa nitario, le están matando el olor, le están ma tan do la esencia Debe V saber que viv imos baj o un Imperio que tiene como fin y p l a n convertirlo a usted en dinero puro, que ni viva ni s ie n ta y e stá ese Imperio, por ello mi s mo , poseído de una saña furibunda contra eso que le hac e n a V llamar "mi cuerpo" , y por tanto, le o rd e n a a V por todos los Medios fregarlo, refregar lo, desodorarlo, untarlo de ponzoñas, arrancarle la flor d e la p i el y los sudores: en fin, aniquilarlo. Todo ello, como se su e le bajo pretesto de que es por su bien de usted, y que V , puesto que obede c e y 10 hace y s e lava y baña y du c h a y unta y restriega a troche mo c h e es que le gusta a Usted. Para que vea que no puede V fiarse de sus gustos de V ni de sus votos, cuando tan claramente coinciden con las órde nes de Ar riba y las necesidades del Mercado. ¿Se ha fijado V en lo que ha llegado a ser la promoci ó n del s anita r i o y de los p roductos de limpieza, en cómo las viviendas de los millonar ios y las estrellas de lo s hoteles se grad úan por la ,
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¡No se lave tanto! Verá qué bien
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cantidad y progreso de los sanitarios de que están dotados, en cómo los anuncios televisivos, después del popó, van a eso sobre todo, que parece que no se vive más que para desodorarse, du charse, untarse algo de marca y volverse a duchar implacable mente, y en fin, que, si dejara V de lavarse un poco, se iba a hundir en dos días el Mercado todo y el Imperio? Para que se fíe V. de sus gustos personales, señora, lo mismo que de las opi niones políticas de su marido. El pretesto principal que se manejó para llegar a esta bárbara invasión fue el de la Higiene, una peste del mundo que el Desa rrollo le debe a la iniciativa de las damas británicas de hace siglo y medio; no a las altas aristócratas inglesas, que ésas probable mente se lavaban igual de poco que las de otros sitios (tal vez ni siquiera h abían adoptado de las francesas la istitución del bidé, que, atacando directamente a lo más sagrado de las mujeres, daba inicio a todo este mortal proceso) , pero, una vez que la co loniza ci ó n lanzaba señoras de coroneles a res idi r en sitios como la India o Tanganika, ya el proceso estaba desatado: la obsesión de la plumbery, de las istalaciones sanitarias en junglas y desiertos, el terror de los germs, ens e gu i da ratificados como 'microbios' por la Ciencia, luego perfeccionados como 'virus' , la adoración de la limpieza a todo trapo, el miedo de que un cuerpo pudiera oler a algo, más que a productos de droguería, en fin, la Higiene como enseña de la Civilización triunfante. Ese pretesto, higiénico y científico, era falso, por supuesto: bien ha visto V. cómo la Higiene genera sus nuevas suciedades y sus nuevas pestes; y por debaj o de la Ciencia, 10 que había era, como siempre, religión: la persistencia, bajo nuevas formas, de la absolución penitente de nuestros pecados, que no son de V. ni de nadie, sino acaso de Dios mismo que lo manda. Pero ello es que, con tal pretesto, lo han sometido a V. a este régimen bajo el que sufre V. pasión, que ya no puede vivir limpio ni por casuali dad, sino limpiado costantemente: cuando el Trabajo corre peli-
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Agustín García Calvo
gro de dej ar al descubierto su falta de necesidad, ¡sean trabaj o la Higiene y el Deporte ! , ¡ démosle leña al cuerpo con cualquier motivo! y no se nos oculta, señor, señora, que no es facil para V. es caparse ahora de tal dominio: cuando a uno lo han sometido desde pequeñito al refriegue y odio de su piel, la piel acaba abandonando sus sabios medios de limpieza; y si deja V. ahora de repente de lavarse, a lo mejor hasta huele mal. Recuerdo a mi tía Augusta, cuando andaba de maestra, años '40 y '50, por los pueblos de España, que, junto a sus muchas y benditas virtu des, era también una ferviente propagadora de la Higiene, y re sultaba que, una vez q ue a los niños y niñas del pueblo empeza ba a obligarlos a lavarse, se encontraba ella con que era entonces, al privarlos de la sabia capita de sus pi ele s cuando empezaban de veras a estar sucios y hasta a oler mal los pobrecillos; así como acaso V. recuerda que, cuando en los pueblos hacían estiércol y había muladares, aquello no olía de veras mal, o al menos se nos ha convertido casi en un perfume al compararlo con el hedor intolerable de las cloacas sanitarias y de los abonos químicos. Puede pués que le sea dificil ponerse a lavarse menos y rebe larse contra el Imperio de la Higiene, y tendrá V. que ser pru dente y morigerado en el progresivo abandono de las malas prácticas con que lo han costituido, en el ir devolviendo la vida y el respiro a su piel martirizada. Incluso, s i está V. enferm o, puede que tenga que seguir usando la bañera a la manera de aquellas viejas damas que, al enseñarles a las visitas el cuarto de baño istalado por primera vez en su domicilio, les decían seña lando la bañera "Y esto, por si alguna vez (Dios no lo permita) caemos enferma alguna de nosotras" . Que debían de ser las mis mas que, murmurando de unas j óvenes vecinas, 'rezongaban "Esas guarras, que se andan bañando cada día", con mejor razón de la que creían ellas: pues sólo la que no necesita limpiarse es limpia. ,
¡No
se lave
tanto! Verá
qué
bien
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Puede, sí, que le cueste mucho; pero vale la pena -se lo aseguramos: vea lo que va a ganar con el progresivo abandono de la saña limpiadora. No tendrá V. ya que gastar en desodorantes; y de paso, un día la Televisión no podrá ya más hacer su agosto pregonándole las mil maneras de disimular su olor. No se dará cremas solares, para no tener tampoco que qui társelas; ni de otra s cremas ni máscaras ni maquillaj es, para no tener que usar las lociones limpiadoras de todo ello. ¡Hasta pue de que un día se encuentre con unos labios que saben a labios y no a carmín , con una piel que sabe a vida y no a destilería ni polvera ni marca comercial ninguna! ¿Se da cuenta, la delicia que le proponemos? Descubrirá el placer de bañarse por gusto o cuando lo pida la calor o la tentación del agua. Ganará V. cantidad de tiempo libre, tiempo de aburrirse a pelo, sin hacer nada o, como dice el vulgo, tocándose lo que pue da, sin necesidad del intermedio de los implementos sanitarios. · y con suerte, con costancia, si no está V. demasiado enfer mo de ducha y Dios (fervientemente le deseamos que no) , lle gará a descubrir que a lo mejor no huele mal. Puede incluso que descubra (¿imagina qué amor de los amo res?) que hasta olía bien: que huele V. a muj er, a hombre, y que huele bien.
24 Mayo '93 NOES 6.
¡NO VOTE! NI DEJE DE VOTAR. HAY COSAS QUE HACER
Si todavía se cree usted que en unas elecciones democráticas se está jugando algo que le importe al público para nada, enton ces este anuncio no vale para usted. Ande y vote. Si, después de tantos años (y siglos) de Democracia, cree V. todavía que el cambio de las caras y nombres de los figurones de turno va a tocar el Sistema en algo que no sea cambiar para se gu ir igual, si piensa V. que alguno de ellos puede hacer otra cosa que 10 que está mandado, o sea, en definitiva, servir al Desarrollo, o sea al Capital, que es 10 mismo que el Estado, si piensa que alguno de ellos va a poder, por ejemplo, mover un dedo contra la Banca o contra el Automóvil o contra la Televisión, en ese caso, deje V. de leer este anuncio, y pase al grueso de las hojas de este mismo Rotativo, que le ofrecerán abundantemente las declaraciones de Fulano o de Mengano y las diatribas de Zutano con Perengano, y las correcciones de las listas electorales y cómo anda la temperatu ra de los sondeos o pronósticos de las Agencias autorizadas. En fin, si sigue V. dispuesto a aguantar el gasto milmillonario de dinero, de pinos papeleros y de horas preciosas que le va a
¡ No vote! ni deje de votar. Hay cosas que hacer
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costar a V. la fiesta de las Elecciones, y lo recibe con la misma paciencia y naturalidad que los caprichos de los vientos y las llu vias, entonces es que no nos entendemos y que no era con V. con quien estábamos hablando. Pero, si no tiene V. tanta fe y tanta paciencia, si sospecha V. que en el Desarrollo se cumple (y mejor que nunca) lo que ya su abuelo le decía de que, con otros collares, los mismos perros, puede que sea momento de que atienda V. a las razones que en esta Agencia le ofrecemos, y que discurra con nosotros a ver qué es lo que podemos hacer ante esta avalancha la gente de sentido común que quede por acá abajo. No votar, por supuesto. Pero las cosas han llegado a tal estre mo, el Desarrollo se ha desarrollado tanto, que ese NO de "no votar" se ha quedado demasiado corto; que con l a astención no basta (y hasta puede tranquilizarle baratamente la conciencia, y qu e crea V. que con astenerse ya está haciendo "algo positivo", o s ea , en definitiva, votando a su manera) , y que hace falta in ventar maneras más eficaces de decirle NO a es ta per ió di c a farsa y es tafa milmillonaria con que el Poder aburre y e n tre tie ne j un tamente a su Masa de Personas. La astención, mire usté, no puede ser un método suficiente, porque nunca puede llegar a ser tanta (digamos: menos de un 1 5% de votantes entre los censados, menos de un 5% de la po blaci ó n) que los dejara a Ellos, como se dice, en bragas, y de nunciara por sí misma el engaño y que la gente se ha dado cuenta de que las Elecciones y Votaciones pertenecen íntegra mente al Aparato del Poder y que a la gente no le sirven p ara nada (para nada más que para dejarse convertir en Masa de Per sonas) . y a lo mejor se hace usted ilusiones al respecto, y su e ñ a con esas tasas de aste n ci ón del 80 y tantos % o del 90 . Pero no se las ha ga usted: ese camino está ce r rado . Cierto que nos cuentan que en Estados Unidos, donde no en vano llevan p ade ci e ndo el
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Agustín Carda Calvo
Régimen más tiempo, se han alcanzado en ocasiones tasas hala güeñas, como del 30 -y- pocos % de votantes; pero eso lo más que puede mostrarle es la potencia del engaño, y cómo el Esta do (o sea, el Capital) puede llegar a arreglárselas con margen tan escaso para seguir como si nada, haciendo creer que É l represen ta al pueblo y que en las votaciones se espresa la voluntad del pueblo. Pues no: a pesar del inestimable apoyo de los sencillamente perezosos (que es también una legítima manifestación del hastío y del escepticismo popular, y sin ellos poco íbamos a hacer los asten cionistas a conciencia) , con todo, la astención no puede lle gar a ser tanta, por la propia ley de las Mayorías: así como, den tro de la votación, la Mayoría vota siempre lo que está mandado (y en esa seguridad se funda el Régimen Democrático) , así tam bién, antes de la votación, aquellas personas de la Masa que ten gan que decidir si votar o si no votar, acabarán siempre, en su mayoría, yendo a votar, como está mandado y como es natural y conforme a las conciencias respectivas. Así que . . . N o : n o puede V quedarse tan tranquilo con n o votar e n es tas Elecciones, con no participar positivamente con su voto en este tejemanej e y en el sempiterno recuento de la Mayoría, no: la istitución de las Elecciones y del Voto es demasiado impor tante y fundamental para el Dominio como para que nos poda mos contentar con eso. Hace falta encontrar maneras más ingeniosas y eficaces de decir NO a la Votación en bloque, NO al Sistema Democrático entero y en su pleno desarrollo, de hacer ver cómo la gente se vuelve de espaldas a esa fú nebre fiesta y se dedica en tanto (como si no retumbaran los bombos ni relampaguearan los mas carones) a seguir con sus inventos y tareas por acá abaj o . . y a buscar con nosotros esos métodos de decir NO es a lo que esta Agencia, modesta en sus contingentes, pero no en sus ambiciones, le está invitando por el presente anuncio.
¡No vote!
ni deje de
votar. Hay cosas que hacer
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Ya se irán encontrando. El camino se hace; precisamente por eso "no hay camino". Imagine lo que sentimos de los líderes y ' Sindicatos que proclaman por las paredes "Sin empleo no hay Futuro " , haciéndoles el caldo gordo a los Pro ductores de la Nada y Creadores de Puestos de Trabajo. Pero el pueblo no tiene Futuro. Porque es que, a diferencia de Usted y de un servidor, el pueblo nunca muere. Por eso no tiene Futuro. Por eso tiene que ido haciendo.
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¡NO SE COMPRE OTRO AUTO ! ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ?
Que el Automóvil es un atraso, se lo han puesto a V. eviden te ya desde hace años, con sólo que abra los ojos, si no quiere abrir los oídos, y hasta casi con abrir las narices sólo. El Imperio del Popó estaba fundado en un error, una estupi dez, que es lo que sirve siempre de motor a la esplotación y des gracia de las poblaciones: era la misma mala idea que ha sosteni do todo el proceso del Desarrollo Democrático, del cual el Auto Personal es el más eximio representante. Era la mala fe de hacer como si se creyera que las personas son libres, que saben adónde van y que cada uno es dueño de su ruta y de su meta. Esa mala fe estaba operando desde el princi pio, desde que el Sr. Ford empezara a fabricarlos en cadena, hace casi un siglo; pero ahora ya se le ha hecho a V. evidente (sólo que eche una mirada a la desolación de una autovía o al potaj e de una de las que eran calles, en Madrid mismo) adónde llevaba esa mala fe. y al fin, al fin, bien sabe V. por lo baj o que las malas ideas del Poder acaban siempre por caer derrotadas bajo el sentido
¡No se compre otro auto! ¿ Por qué? ¿ Para qué?
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común de la gente, el sentimiento de la utilidad de veras, el descubrimiento de la estafa. Sí, pero, entre tanto, ¡ qué caro (¿verdad?) nos ha costado y nos va todavía a costar a muchos este Dominio de la Vía Equivocada, este empeño ded
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Agustín Garda Calvo
a la promoción de más y más suburbios y conglomerados de desolación, a los que sólo puede V. llegar con auto, y que, por tanto, se crean j ustamente para imponer y demostrar la ne cesidad del Auto; - al entretenimiento de productores y compradores de co sitas como los cinturones de seguridad (ahora también atrás: imagínese el negocio, y vea el año que viene cómo cantan las estadísticas) , y a la creación de más y más esbirros del Tráfico, y más grúas, y más multitas y disposiciones reguladoras y prue bas de alcochol en resuello y demás monsergas: un personal y unas energías que podían en tanto esta r sirviendo para algo útil; - a sostener la Televisión, que, sin la propaganda, cada vez más sañuda cuanto más desesperada, del Automóvil no podría sostenerse ni tres días. Vea V. cómo se aconchaban entre sí los fabricantes de la inutilidad y el atontamiento; - y, lo que es peor, al mantenimiento de la cháchara inter minable, en casa, en el bar, en la oficina, acerca del popó, y lo que me hizo en el arcén de la autopista, y lo que él gritó al ca m i onazo, y lo que a él le dijo el guardia, y las condiciones que me ofrecen para cambiarlo por uno nuevo, y que si esta marqui ta o que si la otra, y lo que me han cobrado por revisarle el car burador, por pintarle el morro de fluorescente . . . , es decir, man tener el vacío lleno, el tiempo de nunca poder hablar de nada que lo valga, de que nunca surja una ocurrencia, de nunca co rrer peligro de p ensar en lo que está pasando; porque también ahí el sitio está ocupado por el Auto. Pero nos dirá V. acaso que a usté qué: que V. no se ocupa de política ni va a salvar., a! mundo : que V. tiene su popó, que le gusta conducir, y hasta le gusta respirar la gasolina en . los atascos, y que ahí 1e las den todas Si responde V. tal cosa, si se cree de veras que eso es gusto y que eso es vida, y que puede V. contribuir así a! destrozo del mundo y al reino de la mentira sin que ello repercuta en su vida ,
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¡No se compre otro auto! ¿ Por qué? ¿ Para qué?
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propia, en la falsedad y miseria de sus disfrutes y sus trabajos p ersonales, si responde V. así, es que, efectivamente, es V. dema siado memo para siquiera leer este anuncio, que a tan alto precio le sacamos en este pudibundo Rotativo; y que entonces, tiene V. lo que se merece: un auto.
NOES 8.
¡NO SE TUESTE, SE Ñ ORA! NO PONE BUENA
Bien sabemos que, al recomendarle, señora, y suplicarte, muj er, que abandones de una vez, este año de gracia, el rito fú nebre del tueste veraniego, que haga V. e l favor, por los clavos de Cristo, de no broncearse, de no to r rarse, estamos luchando con gigantes: pues ciertamente los negocios que sobre ese rito campan y prosperan son enormes (lociones bronceadoras, cre mas p a ra quitarlas y aliviar las consecuencias, playas sin más fun ción que permitir a muchas suj etas tenderse sobre su tapete de aren a respectivo, mé dicos y terapeutas vigilando la correcta ej e cución del rito y at e ndiendo a los aceidentes de la torrefac ción . . . ) y mueven capital, que es lo que al Capital le hace falta: que Lo muevan, para que exista, como el Otro . Así que . . . Pero, con todo, nos enfrentamos a esos enormes intereses, y le declaramos, lo primero que, cuando us t e d, señora, dice que es que eso le gusta, que l e l l ama , que tiene ganas de sol, que tiene gan as de a re n a calentita y d em ás , es sencillamente que no sabe usted, señora, lo que dice, y que todas esas monsergas no son más que para ocultarle que ese gusto que pro c lama, ese impulso
¡No se tueste, señora! No pone buena
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irresistible de tenderse baj o el sol a pecho descubierto, no son más que los intereses del Capital actuando en sus entrañas y bajo su conciencia. Lo cual lo hacen, como siempre, por el intermedio del Tiempo vacío, que es la verdadera esencia del Dinero: ¿que va usted a hacer, todo el verano, si no consume usted un mes al menos, unas horas de cada largo día, dedicándose a la tarea de tostarse? ¿Cómo podrá usted aguantar el vacío al que la tiene condenada el Capital (y el Estado, ya sabe, que es el mismo) , si no es disimulándolo con alguna dedicación?: que, cuando le asalte, de fuera o de dentro, la cuestión de qué es lo que está V. haciendo en este mundo, pueda por lo menos contestar "Me es toy tostando" . Pero hay también otra cosa que juega e n e l engaño, y sobre ella queremos avisarle lealmente en este anuncio. Que es que una larga campaña a través de los Medios de Formación de Ma sas, la Televisión, las Revistas PARA USTED, SE Ñ ORA o PARA T Í , JOVENCITA (que titulan los mangantes de Ellos, y usté traga) , la Literatura y el Cinema que se vende (porque ven de conformidad: ftiese que todo lo que tiene éxito en este mun do colabora a la Conformidad) , todos ellos la han convencido a usted de que eso de tostarse la pone a una buena y llamativa, la hace subir de precio en el Mercado que V. sabe. Bueno, pues es mentira. Y el que haya siquiera que decir una cosa tan palpable da casi ganas de llorar por este mundo. Es mentira: el Sol, por sí solo y con cremas y contracremas, mata irremisiblemente la tersura y el zumo de la piel, donde tenía la piel todas sus gracias. Y no se olvide que a la piel aflora todo lo demás, y el corazón florece a flor de piel. y esa color tostada, que ha conseguido V. tal vez a costa de pasar por fases de despellej e y de ardores de cangrej o cociéndose en la olla (sobre todo si su piel era -más pecado- deliciosa mente blanca y delicada) , no la pone a V. más guapa ni más
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Agustín
Garcia Calvo
atractiva para los corazones sensibles del sexo contrincante, ni, a la verdad, para los de su mismo sexo , qu i tando las amigas que le e nvidi an su blancura y su fres c ura y quieren qu e s e q u ede V. tan torrada y tan fea como ellas mismas. Bien lo sabían aqu í entre nosotros las campesinas, que, en aque ll os tiempo s en que tenían que colaborar en las l abores, p rocuraban cuidadosamente tapars e al menos la cara y las piernas y, si podían, las mano s, guardando amorosamente la bl ancura y la finura, que b i e n sabían lo q u e valía. Y a h o ra, el Desarrollo ( donde no se trab aj a , p ero h ay que hacer como si se trabaj ara) ha llegado a hacerla a usted tan obediente que ya no se da cuenta de nada de lo más palp abl e y está, en cambio, d ispues ta a creerse cu al quier cosa. Pero -nos dirá usted- hay hombres a los que eso les gus ta . Sí: los hay, y muchos (puede que hasta la mayoría democrática de ellos) , tan obedientes tambi én que les gusta verlas tostaditas (y puede la obedi en c ia l l egar hasta los resortes de eso que le ven den c omo Sexo; y del Amor, no di gamos) , y puede que hasta los haya también tan refinados en la docilidad y la perversión que les e n cal abrine el tueste combinado con l as franj a s blancas que haya el bikini dej a do por las tetas y/o las ingl e s . Sí, lo s hay que les gusta eso. Pero esos son, señora mía, lo s imbéciles de c l a rado s (y que p u ed e n ser hasta la Mayoría de m o crática, qué le vam o s a hace r) , y usted, señora, ¿ cómo va a dedi carse V. a ag rada r a lo s imbécíles, estan do usted lo buen a y lo blanquísima que está, y qu e dan do muchos otros h o mbres por el mundo que están deseando acariciarla y s enti r en la p i e l desnuda latir s u corazon cito? No se da usted c u e n ta (n i lo s n e gociante s que viven de sus il u si on es se lo van a conta r nunca) de que ese rito del tueste pla yero y piscinero es una reve la c i ó n , manifiesta como pocas , de que en e ste Desarrollo de Dios, en el m und o del l i b re fluj o se xual y dine ra r i o , de la Banca y la C i encia h erma n as , e s tamos
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¡No se tueste, señora! No pone buena
más que nunca suj etos a la Reli g ión más rígida y tenebrosa, la que la razón había creído derrocar antaño: no hay más que ver las a sus desgraciadas co n géneres en filas, en escuadras, sobre la arena de las playas de Dios, sobre las losas de las piscinas de Dios: cómo p er manecen quietas, estáticas (o ekstáticas, que diría algún locutor para lucirse) , en un reli gioso silencio, hora tras hora, lo más dándose de vez en cuando la vuelta, como San Lorenzo en la parrilla, para que el Señor las posea también por las nalgas después de haberlas poseído por el vientre: adorando al Astro Rey, por supuesto, pero adorando detrás de él, a aquel Señor más alto, de quien el Sol no es más que la máscara visible, a Aquél cuya verdadera cara es la del Dinero, la del Vacío. y, por condena heredada desde los primeros padres, es lógi co que sea usted, que sean las hembras de la tribu (que, por la triste dialéctica del esclavo, al ser ellas el sexo sometido, tienen que ser las más adictas a la dominación) las que principalmente practiquen, lo mismo que las viejas religiones, también ésta: en ellas, en usted, señora, estaba la tentación de Eva, el peligro del placer y la sabiduría juntos; por eso hay que matarlo en ellas pri meramente En otras muchas cosas descubre el corazón y la razón que este mundo de la normalidad y la Mayoría era un mundo vuelto del revés, "hermoso lo feo y feo lo hermoso", como cantan las brujas de Macbeth; pero en pocas se siente tan claro y tan hi riente como en est e es tropi c io de su piel y de su razón, señora. Por los clavos de Cristo, si puede usted evitarlo todaví a no se tueste. ,
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[Aquí quedó interrumpida la serie de los NOES : el periódico en que se iban publicando (median do además algo de trifulca con motivo de! Escándalo de Hacienda, del que más adelante hallará el lector recordatorios) no se avino a publicar e! 7.°, Y otro de los grandes Diarios, que llegó a publicar e! 8.°, no pudo con e! 7° NO tampoco Es también un leve indicio, junto con el caso de la revista ELLA, que aparece aquí más tarde, de cómo en el Régimen del Bienestar, cuando falla e! mecanismo domi nante, que es el de la asimilación y "aculturación" de casi cual quier cosa, puede aún funcionar, para puntos muy sensibles, el viejo procedimiento de la censura. En fin, para que vea el lector lo que con esas intervenciones se ha perdido, le doy aquí la nota, que conservo, de los NOES que tenía pensado seguir ofreciendo al público: .
¡DESHÁGASE
DE SU ESTÁ A
V.
TODAV Í A
¡NO HAGA U S T E D
ORDENAD O R !
TI EMPO
DEPORTE!
LE DAM O S UNA MEDALLA ¡ N O SEA DUE Ñ A DE SU CUER P O !
VERÁ ¡NO
QUÉ RESPIRO
TRAGUES
MÁS D I S COTECA!
A LO MEJOR OYES ALGO ¡NO M E
DE S
A LUZ !
GRACIAS, MAMÁ
Marzo
'93
"FRONTERAS" (C. S. l. C.), N. ' O
DE LA RELIGION A LA CIENCIA
Los que creen que la C iencia oficial o reconocida puede de cirles la verdad de la realidad, se engañan porque quieren, es de cir, porque, siendo ellos mismos reales, tienen que rehuir el des cubrimiento de la falsedad o contradicción de la realidad; y así es co m o las personas colaboran con el Poder en el manteni miento de la fe en la realidad que Religión o Ciencia les sumi nistran . Que los modos de dominac i ón cambien, no debería confun dirno s ni ocultarnos que, sin embargo, son s iempre el mismo; claro, puesto que el cambio, más o menos rápido, según los tiem pos lo requieran, es el procedimiento necesario del Poder para permanecer siempre el mismo y siempre en contra del pueblo, que no es nada determinado, sino que sólo se define, se desdefi ne, por no ser nunca el mismo, por no ser lo que el Poder. Así, desde el comienzo de los tiempos (que quiere decir sólo desde el arranque de la Historia con la invención del Tiempo, no más allá) , siempre ha estado, al Iado del Jefe de la tribu con su hacha ejecutiva, el brujo o mago como Ministro de Cienci a y de Cultura: pues el poder del hacha o del cetro no puede s os te,
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Agustín Garda Calvo
nerse si no es por medio de la mentira (no hay ej e c ución, pare dón ni hogu e ra, sino por obra de la Fe ) , y s ó lo por la p ro gre siva elaboración de la mentira puede el i mperio progresar y segu ir imponiéndose a las gentes, dominando sobre la vida y la razón. En el cu r so de la historia, según la Historia misma nos lo cuenta, llegan fases en que la Ciencia destrona a la Religión, como en los versos de Lucrecio d e rerum natura 1 62-79 viene la Física salvadora de Epicuro a derrocar al fantasma horrendo que pesaba sobre los mortales y los en s ombrec í a de su m i e d o ; y vie ne así Rerumnatura a destituir a Dios. Bien se sabe cómo hace dos s iglos en los ti empos de D i de ro t o Sade, la Razón había otra vez derrotado a las su p ersticiones y, convertida e nsegu i da en diosa ella mism a , e n C i e n c i a (qu e entonces a ú n se llamaba Filo sofia) , iluminado las tinieblas de l a viej a fe rel i g i o s a ; y, s a c u dido el yugo de la Ley Divina, no había ya más leyes que las de Natu ra mIsma. Pero esos mismos procesos de derrocamiento y de ilustración revelan claramente la relación de sustitución, de remplazami en to, entre Religión y Ciencia: e st o es, que en fases de la Histo r ia, ligeramente cambiadas y progresadas, la una viene a ser la suce sora de la otra, a ocupar el mismo sitio, el mismo trono. La situación actual , en la que debemos ver un ej e mplo de la eterna, es (para el Mundo Desarrollado, que es propiamente el único, ya que los otros no pueden ser más que márgene s y resi duos y as p ira r al mismo Desa r rollo ) la s i guiente : la sola Reli gión, triunfante, dominante, es la C i enc i a (que ya no se llama Filosofía) , con su sumisión al Poder garant i zada por la espe c iali zación y las subvenciones, y su i mp e r i o sobre las gentes por la vulgarizació n científica y, para la parte más ilustrada de la pobla ción, por el estudio inintelige n te de un trozo de la Ciencia. Ésa es la sola Fe de veras dominante, y contra la que los fieles del Desarrollo, como en misa nunca osarán levantar la voz. Las otras rel i g i one s (o también filosofias, qué más da) pervi,
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De la Religión
a
la Ciencia
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ven ciertamente, en condición de restos, así en las márgenes no ilustradas todavía del Mundo Desarrollado, como dentro tam bién de dicho Mundo (con ocasionales reimportaciones, más o menos averiadas, de credos y supersticiones arcaicos, desde las márgenes al interior) , lo mismo que se trate de antiguallas como la Iglesia Católica o la Evangélica o la Ortodoxa, que de otras más babilónicas todavía, como la Astrología, cariñosamente cul tivada por los Medios de Formación de Masas, o el vudú o la mística más o menos auxiliada de ácido lisérgico o de heroína. Pero lo notable de eso es que viven en una evidente coexis tencia pacífica: que la Ciencia oficial y dominante, habiendo abandonado las locas veleidades de la razón disipadora de tinie blas, convive y se conlleva de maravilla con toda laya de supers ticiones y re l igi ones ; como es natural: pues la presencia de esos restos de Fe arcaicos, en las márgenes o en el interior, cumple una misión preciosa para el dominio central y universal, que es la de exaltar, por contraste, la Fe verdadera y progresada; lo cual, por cierto, no impide para nada que el Científico ilustre se haga al mismo tiempo su horóscopo, o comulgue santamente, o cante con los Mensajeros del Juicio, o medite baj o la capa de algún gurú. y cuando, por ejemplo, la vulgarización científica proclama
ba que "La Biblia tenía razón", o cuando ahora el gran meque trefe del Romano Pontífice, según me cuentan, se detiene a per donar a Galileo a la vuelta de los siglos, no se hace sino confesar la victoria de la Ciencia como Religión triunfante, al mismo tiempo que se procura la continuación de su coexistencia pacífica con las otras. Y se perdona, por cierto, a Galileo, que la Ciencia oficial reconoce como legítimo antecesor suyo, no a Bruno, que mado en el Campo de' Fiori, ahí mismo frente al Vaticano, que especulaba de maneras demasiado estravagantes para tal reconoci miento, y soltaba cosas como (De ímmenso et ínnumerabílibus VI cp. 22) que en la infinitud locus ídem est altus et imus, un mismo
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A g ustín García Calvo
lugar es el alto y el de lo hondo, o revelaba lo enrevesado de las relaciones entre natura y razón diciendo (ib V I I cp, 1 4) naturaque sit rationi lex, non naturae ratio, que sea natura ley para la razón, no la razón para natura; cosas que no puede asimilar bien la Ciencia dominante, y qu e por tanto la Iglesia sigue sin perdonar, obe dientemente. y bien: ¿cuáles son las funciones en que así se identifican Re ligión y Ciencia, viniendo a hacer lo mismo según diferentes re giones del dominio y fases de la Historia? Pues en dos palabras, confirmar la fe en la Realidad, asegurarnos de que es posible y verdadera esta Realidad que se nos impone y vende y que nos costituye a cada uno; es decir, ocultar, por medio de la oscuridad del lenguaj e (teológico o matemático) y por la Autoridad o re misión a las Istancias Superiores del Saber, las contradicciones de la Realidad que testarudamente siguen asomando y haciendo es clamar de vez en vez " ¡ Pero esto no puede ser! " a la razón de los corazones desprevenidos. Así se tranquiliza al Señor del Sábado y la Historia, a Ése que existe, o sea que cumple el prodigio de que al mismo tiempo está aquí y al mismo tiempo es el que es, y se tranquiliza del mismo golpe a la Persona de cada uno, al Individuo Real con su Docu mento de I dentidad, esto es, el Hombre, al que apelan políticos y banqueros de consuno, y que ha venido en esta fase de la Histo ria a ser el heredero legítimo de Dios. Así es como se trata de estorbar y enturbiar la labor y juego costante de la razón común, que una y otra vez nos descubre las contradicciones con que ella ha costruido la Realidad, y que si gue a pesar de los pesares viviendo en el lenguaje popular y no manejable desde lo Alto, como en ella sigue viviendo lo que, por debaj o del Poder y las Personas, haya de pueblo, de sentimiento y de inteligencia.
Marzo '93 EN UNA IGLESIA DE SEGO VIA
TIERRAS, P UEBL OS Y VÍAS D.E COMUNICACI Ó N
Estas palabras van a tener, si me lo permiten, una dedicato ria. Me han dado hoy la noticia de la muerte de mi tía Nati, la hermana menor de mi padre; era junto con su marido, el tío Guillermo, casilleros en una casilla de la RENFE, en una línea hoy cerrada al tráfico de viaj eros, por esas razones que podéis adivinar; muchas veces, al pasar por delante de la casilla el tren, la veía sacando su banderín, verde normalmente, como entonces se usaba al paso del tren, mientras tío Guillermo andaba repa rando la vía de arriba para abaj o, como entonces se usaba tam bién; como esta dedicación de casillera de mi tía tiene bastante que ver con aquello de lo que hoy vamos a hablar y dado mi gran cariño por ella y el sentimiento que hoy tengo, y como no voy a tener otra manera de homenajearla, por eso quería dedi carle estas palabras. En ellas, lo primero que me voy a dedicar a hacer, sobre todo a la atención de los amigos de la Asociación del Paisaje que me invitan, es dedicarme a una crítica del paisaje mismo antes de seguir: a lo que es una crítica tal vez de la palabra 'paisaje';
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A gustín
Garcia Calvo
pero no hay palabra sin cosa, aunque otra cosa nos quieran hacer creer: la palabra lleva en su forma escrito su sino y ninguna es inocente, y ésta desde luego no lo es. La palabra 'paisaje' es un galicismo un poco viejo, que tiene que ver con la palabra 'país', que tampoco es propiamente castellana, pero que es sobre todo en francés paysage donde tomó este significado con que se la usa y con que la hemos adoptado; en francés incluso u n p ays, un país, era muchas veces un paisaj e pintado en un abanico. Este es el sentido primario de la palabra, paisaj e pintado, paisaj e del arte, pintado en abanico o en otro sitio; incluso nuestra palabra 'apaisado' , que tiene el mismo origen, lo debe a lo mismo, puesto que es esa forma del cuadro la más adecuada y la más normal para pintar paisaj es; hasta tal punto la palabra está impregnada de esas connotaciones artísticas, paisajísticas en el sentido pictórico. Bue no, pues ya ven: uno querría rechazar esta palabra, precisamente por esas connotaciones: cuando uno siente un enamoramiento por la tierra, por los pueblos, inmediatamente se siente molesto de que a aquello se le llame paisaje; inmediatamente parece que se le está ya viendo con el ojo de la cultura, bajo el ojo del artista, s e le está metiendo en el cuadro. Mi amiga Isabel Escudero, aquí presente, que ha vi ajado muchas veces conmigo en tren, es testi go de algo de esto; había tomado en tiempos la costumbre de preguntarle: "¿Cómo llamas tú a eso que se ve por la ventani lla?", para que, si respondía "paisaj e " , lo respondiera con una cierta vergüenza, por el empleo de la palabra en último término. Espero que se vea bastante claro el sentido de esta crítica: cae uno muy fácilmente en la trampa de, con la mejor intención, incluso movido por un amor de las tierras, los pueblos, dej arse caer en la trampa que los sustituye por una visión, ya cultural, o una idea de esos pueblos y tierras, que está bien representada en la palabra 'paisaje' . Esto 10 quería aclarar en prime � lugar, como ej emplo que me permitiera pasar a otra crítica respecto a otra palabra, esta vez la
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palabra 'naturaleza' . Conviene saber, y especialmente conviene que lo sepamos aquéllos que queremo s"' luchar en contra de lo que mata vida, tier ra , pueblos, conviene saber que no hay nada natural, que cualquier cosa q ue se llame naturaleza es una men tira. Así como el paisaje es una invención mu y reciente, una in vención netamente moderna (nunca ha habido paisaj e, o lo más empezó a haber un poco de paisaj e en los finales de la edad anti gua, después de los frescos de Pompeya o más tarde, pero el tér mino de 'paisaje' es moderno, es decir, que ha pasado en primer lugar por es e trance de liberació n del yugo teológico que liga mos con la noción de 'renacimiento' , para después enseguida pasar a caer baj o el yugo de las nuevas religiones, de la religión de la Cultura misma, de la Cultura paisajística o la Cultura en general) , �í también con la naturaleza: la naturaleza, en el senti do que a nosotros nos suena, es también un invento moderno, muy reciente y, por supuesto, que ha seguido el mismo proceso que acabo de describir para ' paisaj e ' : surge de un impulso de abajo, liberador, contra el yugo de la forma de cultura dominan te que era la I glesia durante muchos siglos, contra la teología, y poco a poco viene a suceder que la Naturaleza, lo mismo que, por otro lado, la Razón, a lo que tienden es a convertirse en lo contrario de sí mismas, en ideas de sí mismas, y por tanto en es pecies de sustitutos del viejo Dios, como vino a suceder ya por los tiempos de la Revolución Francesa. De forma qu e . . . ¡ nada de naturaleza! ¡No hay naturaleza! Llamar naturaleza a esas cosas que se palpan, a ese agua que se bebe con sed, es traicionarlas, es darles un nombre que no me recen, un nombre impuesto no sólo por los hombres, sino ade más por los hombres educados en esta especie de ideología que llamamos moderna y en cuyo desarrollo seguimos viviendo. No hay nada natural , ni tampoco hay tal cosa como una naturaleza humana : cualquiera que os hable de cosas naturales en los hom bres, os está engañando, aunque sea con pretesto de medicina o
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Agustín Garda Calvo
con cualquier otro pretesto. No hay: desde el comienzo de la Historia, el animal ha muerto; no es verdad que haya nada ani mal, porque por delante del animal está lo otro que no es ani mal, es decir, lo que es istitución social, lo que es convención, lo que es, en el grado más bajo, más primitivo, lenguaj e, y por en cima, todo lo que es cultura, todo lo que es ideas. De forma que nos engañamos, y nos dejamos engañar, cuando pensamos en nuestra naturaleza y contaminamos esta naturaleza al esterior también, a las tierras y a los pueblos que surgen en las tierras. No hay nada natural: desde el momento que empezó la Historia, todo está sometido; para llegar a eso que se llama natural, lo que hay que hacer es romper la cáscara de lo que lo recubre y que para nosotros es primera (la naturaleza segunda, que decían los escolásticos, es en verdad la primera en este sentido) , de tal for ma que la aspiración a la otra no puede menos de pasar por la rotura de esta cáscara cultural. Esto que, dicho así, en general, puede parecer un poco as tracto, se palpa todos los días, sin embargo, en aquello que pade cemos; si dejamos hablar a nuestras heridas, ellas nos dicen que lo que acabo de referiros no es ninguna astracción, que es justa mente la guerra en la que estamos. Conviene, pues, que quienes luchan por no dejarse enteramente reducir a istitución, conven ción, masa de personas, bien costituidas cada una, a fin de que el Estado en su conjunto esté igual de bien costituido, quien lucha con esa forma del horror (y supongo que en esta iglesia son unos cuantos los que sienten algo, por lo bajo, cuando oyen estas palabras) , los que luchan contra esto, no pueden hacer otra cosa que decir " No " a aquello que se nos impone: el pueblo, lo oprimido, aquello que está por debaj o, no sabe decir más cosa honradamente que "No" a lo que oprime, que "No" a aquello que lo configura, que "No" a aquello que lo quiere convertir en lo contrario de pueblo, que es eso, masa de personas bien costi tui das cada una y todas en su conj unto.
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No puede decir más que "No", porque, si por amor empieza a decir cosas positivas, cae en la equivocación que he denuncia do para 'paisaje' y para 'naturaleza' ; por pura buena intención, por amor, se puede caer en ese error de empezar a contar, a re clamar, a reivindicar positivamente, reivindI car; lo cual quiere decir equivocarse, porque, en el momento en que el amor en cuentra esas formulaciones reclamatorias positivas, está convir tiendo, está también él mismo contribuyendo a convertir esas cosas en lo que no eran, en ideas de ' sí mismas, manej ables ya por el comercio, por el Capital y por el Estado. Sois testigos de que una gran parte de los movimientos por la naturaleza, verdes, ecológicos y demás, están ya en trance, por el error que denuncio, de verse efectivamente incluidos en el orden social, incluidos en la vana lucha de los partidos, en los demás juegos o entretenimientos que usa la tecnodemocracia, la forma de dominio más avanzada, para sometimiento de las poblaciones. Lo único que el amor honradamente puede decir es "No": di ciendo "No" a lo que mata, se abre alguna posibilidad de que aquello otro viva o vuelva a vivir, pero no reclamando, no lla mando, no nombrando positivamente. Por eso la mayor parte de esta charla se propone glosar ese "No" del que os hablo. No sabemos lo que es 'pueblo', no sabemos 10 que es 'tierra', no sabemos nada de esas cosas que tanto amamos, de las que esta mos enamorados; y esas cosas tienen justamente su gracia en que no lo sabemos. Empleamos, mal que bien, nombres, tierra, pueblo, pueblos, pero en verdad no sabemos lo que son. En cambio, lo que es Ministerio de Cultura, Ministerio de Agricultura, lo que es De mocracia y Tecnodemocracia, como en otros tiempos lo que era Iglesia, lo que es Poder Organizado, lo que es Capital, lo que es Banco, eso lo sabemos harto bien; eso lo sabemos harto bien y es justamente contra ello contra lo que el "no" se dirige, en el deseo, por lo bajo, de que este procedimiento aparentemente indirecto sea el método de veras directo para dejar un poco vivo lo otro.
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Agustín
Garda Calvo
Se trata de la destrucción de la destrucción. Se nos vende to dos los días como costrucción, por ejemplo de bloques de vi viendas costrucción de autopistas, costrucción de costituciones, se nos vende todos los días como costrucción aquello que es en verdad destrucción, aniquilamiento, o intento de aniquilamien to, de aquello a lo que amamos, eso que andaba por debaj o, eso a lo que aludo como sangre, como tierra, como agua, como pueblo. Por tanto, en la práctica que os propongo, se trata esac tamente de eso, de una destrucción de la costrucción que es destructora; una destrucción que es lo que en verdad en sí es vida. Me gustaría entonces con ese motivo pasar a los ej emplos de la d e s t r uc c i ó n por la costrucción que más de cerca nos tocan y que están anunciados en el título, los refe rentes a tierras, a pue blos, y en relación con ellos, a las vías de comunicación. Una cosa que i m por ta reconocer con claridad es que la des trucción de los pueblos, de los pequ e ños pueblos, o de los pue blos no tan pequeños, que es a lo que la forma más avanzada de l a Democracia se dedica sañudamente, desde hace mucho tiem po, no se contrapone con la destrucción de las ciudades, a la que también se dedica, sino que es la mis ma destrucción. El Estado, el C ap i tal, en su forma más avanzada, tratan de a ni quilar esas formas de convivencia y de vida que eran, tanto en los p ueblos c omo en las ciudades, complementarias las unas de las o tras, para sustituirlas . . . ya sabéis por qué, ya sabéis cuál es el ideal de la Demotecnocracia: conglomerados urbanos informes, intermi nables, de muchos millones de masas de personas, separados por desiertos que cruzan las autovías de Dios de un conglomerado hasta el otro; ése es el ideal y en ese ideal que padecemos se comprende al mismo tiempo la desaparición de los pueblos y de las ciudades. Está claro que los congl ome rados urbanos a los que me refie ro, cosas como Madrid mis m o, por ejemplo, sólo se pueden se,
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guir llamando ciudades por engaño; una ciudad era, al menos en otros tiempos, Segovia; lo que es hoy Madrid, descaradamente es una no ciudad; si se emplea el nombre es, como siempre, para engañar; si a los nombres queremos conservarles (a los nombres de pueblos, de ciudades) , una resonancia gustosa para el corazón que nos dice algo de buena forma de vida, desde luego, no po demos llamar ni pueblo a una gasolinera, a, una gasolinera con cuatro casas erguidas alrededor, ni ciudad a una cosa como Ma drid; tenemos que buscarles otros nombres que les correspondan bien, si queremos guardar éstos de pueblos y ciudades. No había, pues, tal contraposición entre la ciudad y los pue blos, eran complementarios, los pueblos pequeños, desperdigados más o menos según el régimen de población, las villas de mercado que eran como centro de comarca, y la ciudad donde estaba la ca tedral, el palacio tal vez de algún príncipe, y cosas por el estilo, y donde había ciudadanos, que en consecuencia de ello podrían contraponerse con los pueblerinos; pero ahora, en la distancia, cuando eso está desapareciendo, puede uno darse cuenta de hasta qué punto los unos eran sostén de los otros y que la ciudad y los pueblos eran como aspectos, como lados de la misma cosa. En esta destrucción de ciudades y de pueblos conviene que no nos andemos mucho por las ramas; por supuesto, la Demo tecnocracia procura esta destrucción, para la imposición del ideal que acabo de describir, por otros muchos medios, p ero el medio rey entre todos, es simplemente el automóvil. La destrucción de lo uno y de lo otro se consigue gracias al imperio del automóvil, hasta tal punto que sin grave simplificación podemos centrarnos en él para reconocer que todos los otros medios de destrucción están a su alrededor, son como corolarios o complementarios. Supongo que con que diga "la irrupción del automóvil" , todos estáis ya viendo claro esa labor de destrucción por la costruc ción; porque (no olvidéis) la destrucción se hace siempre así, positivamente, por la costrucción.
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Agustín García Calvo
No se destruyen tanto las viejas ciudades por derribo de pa lacios o de casas (incluso muchas de ellas los Ministerios de Cul tura, desde hace ya decenios, las conservan cuidadosamente, como por otra parte conservan cuidadosamente baj o el nombre insultante de folklore, los restos de pueblo y los restos de pue blos) , no: se de s t ru ye por la costrucción, por ej e mplo, de los bloques suburbanos; y así el Automóvil d e str u ye por la costruc c i ó n : p r i m e ro por la costrucción de los propios chismes, c on la consigu iente necesidad de vendérselos a las poblaciones, de me térselos sea como sea, pero desp u és (ya sabéis) , la costru cci ó n de vías anchas en las c i udades que sólo sirve n para autos, no para personas, la co s trucc ió n de pistas y de a u topistas que crucen esos desiertos que el ideal pretende, y todas las otras formas de cos trucción que vienen aparej adas con él: son éstos los procedi mientos positivos de destr u cc i ón de que os hablo. El Automóvil lleva en su estructura misma, como siempre sucede, es o mismo, ese sino mortal para ciudadanos para pue blos y para ciudades. El Auto es, antes que nada, el personal, el Auto Pe rsonal ; todas las demás cosas, es decir, autobuses, auto cares y camionazos, deben verse si e mp re como derivaciones, como complementos, y la istitución fundamental es el Auto Personal; y el Auto Personal incorpora el ideal de la D emocra cia; es decir, se parte de una fe estúpida en que cada uno sabe d ó nde qu i e re ir, y ento n c e s como se parte de esa fe estúpida, se empiezan a fabricar automóviles personales para que cada uno vaya adonde qu i e ra ir, usando de su libertad, democráticamente; la cual ya sabéis cuál es: todos van más o menos al mismo sitio, pero por su cuenta cada uno; eso era de lo que se trataba. De forma que es as í como, desde s u fabricación y sobre todo desde que hace ya cerca de un siglo el s e ñ or Ford empezó a fa bricarlos en cadena, en serie, lleva escrita en su estructura misma su destino, este destino fatal del que estoy hablando. Los com p l e m entos son i mportantes; es decir, los camionazos machacan,
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do autopista todas las noches, para que haya que estar reparando las autopistas a un coste millonario costantemente, son un com plemento importante: esas reatas de camionazos que discurren a costa del vano heroísmo de tantos camioneros nocturnos por esas autopistas de Dios, para hacer lo que un tren de mercancías resolvería en una noche (en vez de doscientos camionazos) y con el servicio de cuatro funcionarios, ésos, por supuesto, son también parte importante de esta destrucción, y, por supuesto, los autobuses urbanos que han venido con una saña tremebunda, desde hace cincuenta años, en muchas urbes del Mundo Desa rrollado, a sustituir a los útiles tranvías, esos autobuses urbanos que contribuyen como nadie a fabricar el atasco, el embotella miento perpetuo que las urbes necesitan para seguir viviendo, son también un complemento importante. Pero todo ello nace de esa invención democrática por escelencia, la del Auto, la del Auto Personal. Nada de todo esto hacía falta, nadie 10 había pedido, no es taba regido por ninguna necesidad, por ningún deseo popular; todo ello es una pura imposición desde Arriba. Todos los pro blemas de trasportes de mercancías y viaj eros, urbanos o interur banos, estaban resueltos de una vez para siempre, y con posibili dades de mejora infinita, con el invento, mucho más viej o, del ferrocarril: con el mero desarrollo de las líneas ferroviarias, in cluidos los tranvías y en los sitios que fuera preciso los ferroca rriles metropolitanos, pero sobre todo la multiplicación de las lí neas, la generalización de la doble vía, que aquí ha quedado sin generalizar precisamente por la intromisión de los medios de trasporte inútiles, la electrificación y el empleo de otras formas de energía que no fueran la gasolina, todo eso, que estaba a la mano, que estaba en germen en el ferrocarril mismo, daba la re solución limpia y clara de cualesquiera problemas de trasporte por donde quiera que fuera. El desarrollo de esos medios de trasporte útiles ha quedado j ustamente coartado por la imposi-
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ción de los inútiles, por la imposición del Automóvil Personal y de esas secuelas suyas que son los autobuses y los camionazos; simplemente así . Conviene que distingamos, pues, entre máquinas y e n gene ral entre istrumentos: aquéllos que están promovidos desde aba jo, para resolver necesidades previas, anteriores a su invento, de aquellas otras máquinas e istrumentos que no están promovidas por ninguna necesidad previa y que, por el contrario, necesitan, como ej emplarmente el Automóvil Individual, necesitan la fa bricación de las necesidades que los justifiquen. No hay, pues, ninguna evolución indiferente en la Humani dad (primero se inventó el ferrocarril, y después vino el auto móvil, y ahora estamos en la era del Automóvil, y si nos descui damos, estamos en el Futuro del Automóvil, como pretenden los ejecutivos de Dios, los del Estado y el Capital) , no hay nada de eso, es una pura mentira . Entre los diferentes tipos de istru mentas que se ofrecen, hay siempre lugar a esa distinción: hay inventos que están, efectivamente, promovidos por demanda previa: cuando se inventó el ferrocarril, sabemos que ya el desa rrollo de las diligencias y de las calzadas había llegado a estremos que parecía que lo estaban reclamando; y, en cambio, cuando se inventó el Auto, nadie 10 había llamado; era una pura deduc ción: "puesto que antes había diligencias y, al Iado de las diligen cias y las postas, había también carretelas y tílburis para alguno de los señores, pues entonces ¿por qué en la democracia no iba a tener cada uno su tílburi, pero esta vez mecánicQ, compitiendo con el tren?", una mera deducción. Lo característico es que los chismes que no han obedecido a ningún deseo, a nin gu n a demanda previa y desde abajo, necesi tan ellos mismos la fabricación de sus necesidades; 10 que da lu gar a una e n o r m e parte de la industria que pesa sobre nosotros, de la producción inútil que pesa sobre nosotros en el mundo lla mado desarrollado : todas las empresas de marketing, publicidad . . . ,
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bueno y cosas y cosas, que se dedican j ustamente a esa fabrica ción de necesidades. Si alguna vez os acordáis de los campos y de las ciudades, acordáos sobre todo y en primer lugar de lo que las destruye, lo que las hace ser ni pueblos ni campos ni ciudades" 10 que está promovido por ese ideal mortal de Futuro, de los grandes con glomerados urbanos separados por desiertos que crucen las auto pistas de Dios: ése es el ideal contra el que el "no " , de abaj o, tiene que lanzarse. El ferrocarril era el progreso de nuestros abuelos, cuando se inventó la palabra 'progreso' . Supongo que entonces habría mu cho que decir contra él y contra la esplotación que acarreó consi go, lo mismo que en el momento del invento hubo que decir contra las máquinas de tejer, que dej aban a tantos operarios sin trabajo, etc.; pero ahora todo eso nos parece como peccata minuta, y después de toda la comparación, encontramos la necesidad que promovía esos inventos, el deseo de suprimir de verdad trabajo, el deseo de hacer del viaj e una cosa placentera, un trozo de vida pla centera; conque evidentemente, no podemos menos de centrar nos en lo que actualmente, de verdad, nos toca, lo que actual mente ha sustituido a esos medios y los ha reemplazado por otros inútiles, impotentes, pero impuestos y que arrastran consigo esa necesidad de justificación que es la creación de necesidades. Hay una destrucción directa de la tierra, de los pueblos más o menos pequeños, y supongo que los amigos de las Jornadas sobre el Paisaje, al igual que otros muchos movimientos que más o me nos caen bajo ese engaño de la defensa, se han fijado sobre todo en esa forma de amenaza, en esa forma de destrucción directa, de la tierra, de los pueblos, de las ciudades, por medio de istitu ciones que más o menos están centradas alrededor del Automó vil; pero no querría que olvidaráis que hay otra forma de des trucción de la tierra, otra forma de destrucción de eso a lo que no llamamos "paisaj e " por las razones que al principio os dij e.
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Un medio de trasporte de los que llamo inútiles, de los del progreso progresado, que se contrapone al progreso del ferroca rril, al progreso de los abuelos, que lo vuelve del · revés (progreso progresado se llama a la vuelta del revés, el progreso atrás, en el sentido de los progres) , no son muy útiles todos esos chismes para ver el "paisaj e"; nada más tenéis que ver los que se usan para las escursiones, esos enormes autocares todo cristalera que parece que están hechos precisamente para eso, para que se vea el "paisaj e " mucho: evidentemente, no sirven; en su estructura misma llevan el impedimento; no son más útiles que un autobús cualquiera que va de pueblo a pueblo con ventanillas corrientes; ya les pueden poner cristalera: los ocupantes de esos autobuses, de los autocares, se fijarán en las ideas de 'paisaje' que el guía les vaya señalando; es decir, que, aunque lo hagan con los ojos, será como si sacaran una foto; de hecho 10 que hacen muchas veces es sacar una foto; no hay que olvidarse de que una de las funcio nes esenciales de esas cristaleras es que saquen una foto; pero au n q ue se h a ga con los ojos, será lo mismo; es dec ir que, en lu gar de percibir nada, de sentir nada, lo habrán sustituido por la i d e a de la cosa, sacar la foto, ver la idea del p ai saj e ; que te d i ga n aq u e ll a cumbre de montaña, aquella ciudad, aquella puerta de c i u dad " : una postal . Tampoco el avión es muy útil para la cosa; sirve, sí, y e s lo mejor que se puede decir a favor del avión, que sirve para ver las nubes por arriba, lo c u al es una cosa bas tante poco usual cuando se está en tierra, y para ver pequeñitos los restos de campos y de caminos y de ciu dad e s y a veces ver también pequeñitos los horrores de los conglomerados suburba nos, que desde arriba parece que no son una cosa tan mortal y tan fun esta c o m o cuando se está dentro de ellos. El tren servía para ver las tierras y paisajes por su estructura misma: la ventanilla era una istitución especial, por el tipo de su velocidad: de esas cosas no se disfruta mucho cuando uno se acerca a los cien kilómetros por hora; más bien alrededor de eso "
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es lo máximo para poder ir viajando de verdad, disfrutando de las cosas. Bueno, pues ya ve is cómo incluso en los trenes se destruye el paisaje, la tierra, los pueblos; se destruye, como si empre, por medio de la c ostru cci ó n, de una manera p osi tiva , es decir por la imp osi ci ón de lo que ya en los au tobus e s estaba impuesto, por la imposici ó n del vídeo; a la ventanilla se la ciega por medio del vídeo, que los trenes de luj o llevan y que, por supuesto, en el ideal del Estado lo llevarían todos los trenes, como lo· llevan práctica mente todos los autobuses de línea; es el vídeo el que está desti nado a c e gar la ventanilla; más de una vez me encuentro, viajan do en tren, con qu e hay muchachos y muchachas que cierran las cortinillas para poder ver la estupi de z de c uatro poli cías y dos pu tas que andan por allá agitándos e en la pantalla· del vídeo; pues así es como s e consigue; ahí tienen o tro ejemplo de destru cc ión ; y esto es lo que les daba como eje mpl o de lo otro. Es decir, que a las tierras y a los pueblos los destruye, por un lado, directamente, la c os trucció n urbana, y p or otro, al ojo, re p resen tando el ojo cualquier otra forma de pe rcepc i ón , de senti miento; por el ideal del Estado: ese ideal, que hacia fuera consiste en esos desiertos con enormes conglomerados y cruzados por auto p istas que los unen, por la parte de dentro, refiriéndonos a la supuesta y falsa naturaleza humana, es el ideal del buen individuo: el individuo bien costituido no siente; sentir es una antigualla; tampoco pi en sa de verdad, por supuesto; sentir y p ensar, en c on tra de lo que os cuenten, son la misma C9sa o son por lo menos hijos de la misma madre; no: es un señor que ha susti tuido la sen sibilidad y la sensación por la captación de ideas de las cosas que antaño se sentían, y que sólo gracias a esa sustitución puede estar bien cos ti tui do y, por tanto, man ej arse debidamente por parte de Estado y Capital; de la misma manera que el pensamiento, es de cir el pensar (y el hablar) cosas que no estuvieran ya pensadas, el tener o currencias qu e da sustituido por la repetición de las ideas ya re cibidas, de las ideas establecidas, imp u estas desde Arriba.
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É se es el ideal del Individuo, del Individuo Personal bien costituido, que corresponde al conj unto del Estado Futuro, de ese Estado que nos quieren vender como futuro todos los días; y, por tanto, es muy importante que, al mismo tiempo que se destruyen pueblos, tierras y ciudades, se destruyan también los ojos, la piel y las sensaciones en general; que todos ellos queden sustituidos por esa especie de istrumentos para recibir vídeos que es lo que el ideal necesita; istrumentos para recibir vídeos con los ojos y si llega el caso, aunque cueste un poco más de trabaj o, también con los oídos, con las narices, con los dedos; porque esa destrucción por la costrucción puede llegar todo lo a fondo que se quiera sí, efectivamente, el ideal mortal de que os hablo progresa por su camino. Propongo que el único medio de defensa en esto es el ata que; a cualesquiera de entre vosotros que t en ga n todavía algo de eso a lo q u e he llamado s e n ti m i e nto y pensamiento : el único medio de defensa es el ataque. Es u na pedantería insufrible pretender defend e r nada menos que la Naturaleza; sal va r el Paisaje, por tanto, es una cosa del mismo orden. No se puede uno dedicar a defender ni a salvar nada: para de fe n der y salvar esas cosas tendríamos que empezar por saber lo que son, y al principio os he dicho que su gracia consiste en que no lo sabemos; esa posibilidad de sorprendernos, de arrebatarnos, de sacarnos de nosotros mismos, que pueden tener esas cosas, la pierden si se las conoce, denomina y maneja, ni siquiera para la salvaguarda; solamente el ataque contra la des trucción por la costrucción es lo que puede surgir de ahí abajo, de esos restos de sentimiento y pensamiento que queden en no sotros vivos a pesar de todo. La única confianza que nos puede animar ante esta tremenda destrucción por la costrucción a la que asistimos es que ese ideal del Estado y el Capital, en virtud del cual se llevan a cabo estas obras de destrucción por la costrucción, tanto fuera como den-
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ese ideal nunca está cumplido, es una entelequia, es un jgeal esencialmente falso; ese Futuro del que os hablan todos los días, especialmente por los medios de formación de masas, por la prensa, por las pantallas televisivas sobre todo, ese Futuro del que os hablan es una entelequia, es una especie de eso a 10 que llaman ideal; no es más que un ideal, no menos ideal que la glo ria eterna de la religión de antaño; es otro cambiazo para seguir lo mismo: la gloria eterna, su promesa, la promesa del cielo, la amenaza del infierno, se ha trocado por ese Futuro que la Banca os vende todos los días a través de la televisión, en el que se quiere que creáis. Pues bien, ese ideal nunca está cumplido, siempre es imper fecto. El único aliento que tenemos por acá abaj o es esta pereza infinita, resistente, de la gente o del pueblo, si preferís llamarlo así, y de eso que hay por debajo de las almas, y que no debéis llamar cuerpo, y eso que hay por debaj o del paisaj e que sería de verdad tierra, y eso que hay por debaj o de las istituciones del progreso progresado, que son todavía i nve n tos hechos para la utilidad ciudades, pueblos, ferrocarril y cualesquiera otros in ventos que sabían para qué servían. El único aliento viene de ahí del reconocimiento de la siempre imperfección del Ideal; de ningún otro sitio puede ve nir: no tenemos ninguna cosa positiva a la que agarrarnos; ésa es la que debe bastar. Parece, sobre todo si hiciéramos caso de lecciones históricas, que a la larga acaba siempre venciendo el sentido común; es de cir, que se puede profetizar sin darse grandes aires que el imperio del Automóvil va a terminar, y que incluso ya se pueden oír los crujidos ominosos que anuncian ese final del imperio del Auto móvil. Parece que en otras muchas esperiencias se descubre esto: que en contra de la desesperante capacidad de la gente para de jarse engañar y para aceptar todos los vanos pronósticos y todos los cambiazos y todos los ideales del Imperio, en contra de eso se tro ,
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p roduc e que a la larga el sentido común (que al mismo tiempo es la razón y el sentimiento, las dos cosas juntas) acaba por vencer Esto no consuela mucho, p orq u e parece que tenemos que morirnos más o menos pronto, y que el en tretan to es largo, y que no podemos contar con esa esperanza de ver con nuestros oj os el derrumbamiento (probablemente ni si siquiera tal vez ni los más j óvenes entre nosotros) , el derrumbamiento del I m perio del A uto m óvil y mucho menos el derrubamiento de todos los falsos ideales y el derrumbamiento de esa idea de Futuro que os venden. Efectivamente, con el entretanto es con el que el Capital juega. Acabará por vencer el sentido común y denunciar las auto pistas, los autobuses, los autos pe rs o nal es y acabará con toda esa porquería que sustituye a los métodos útiles de trasporte y no los dej a desarrollarse; acabará, pero, e n tre tanto, la Emp resa el Capi tal, y la e mp re sa entre las empresas de una manera notoria entre nosotros, la propia RENFE, traidora al ferrocarril, la Empresa vive j ustamente de ese entretanto; entre tanto se pueden mover millones de millones en nuevas autopistas, e n atender cosas como el Alta Velocidad, que dicen ellos que les puede costar dos millo nes de millones, y que no es un tren en c onsecuen c ia (que nadie s e engañe) , es una especie de avión que se arrastra en una imita ción penosa de aquello otro, no tiene que ver nada con lo que llamamos ferrocarril; puede uno dedicarse a mover, con ese pre testo o con otros, millones de millones, que es de lo que el Capi tal vive; porque no sé si os habréis dado cuenta de que vosotros en vuestros bolsillos, cuando j ugáis con cifras de . . . no sé, hasta los cuatro o cinco millones que tengáis en la cartilla de ahorros mu chos de vosotros, podéis distingu ir entre gastar e ingresar; pero el Capital por lo alto no: el cap i tal de los millones de millones no funciona así; ése es un capi tal que vive simplemente de moverse, y, por lo tanto, da más o menos lo mismo el ingreso que el gasto: el gasto es el ingreso ; si nuestro Estado, por ejemplo, progresado, se gasta dos millones de millones en el Alta Velocidad esto, en la .
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economía de por debaj o, sería un desastre : ese Alta Velo cidad a nadie le va a servir para nada, nadie lo va a usar; para usar el Alta Velocidad hace falta fabric ar Ejec utivos de D i os que necesiten precisamente tener negocios que los obliguen a tener esa vel oci dad; no lo va a usar nadie. Sí, será un fracaso; pero, come-- lo que imp o rtaba era gastar dos millones de millo n es , por supue sto, la cosa está plenamente justificada: es el mover c api tal ; j unto a ello, se podrán ahorrar unos cientos de millones en, por ej emplo, ce rrar la línea que antes en la conmemoración de mi tía Nati re cordaba , por poco rentable. Todas las faltas de rentabilidad de to das las líneas de ferrocarril de España quedaban cubiertas con la centésima parte del coste del Alta Velocidad; pero es que ahí pa sam o s de una economía a otra: ahí hay unos funcionarios que calculan la rentabilidad por l o baj o y hay otros que se dedican a po n e r en marcha el Alta Velocidad, y cada uno en lo suyo (p ara algo es tamo s espec ializado s) . Así que p uede qu e s e pu eda decir que al fi nal , a la la rga, el sentido común, sentimientos y razón j u nto s , es lo que vence, pero el man ejo del Capital y del Estado vive d el entretanto: "detrás de mí, el diluvio", dicen, como aquel otro, el Capital y el Estado; yo habré hecho mi agosto, habré movido mis bill o nes: ¿qué me importa que despué s se derrumbe el Imperio del Auto móvil, si yo para entonces, yo Ministro de Transportes o yo Di rector de la RENFE o yo gerente de tal empresa, a lo mej or hasta me habré muerto? Esta es la filosofia esencial, muy simple, pero que fu nc iona . En todo caso, vosotros debéis recordar que la única cosa que es de verdad defensa es el ataque y lo único que la razón y el sentimiento saben decir es "No" a las formas diversas de la de s trucción por la costrucción qu e se os impongan.
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Agosto '93
HE A Q ui EL ANUNCIO PAGA D O, APARECIDO EN VARIOS DE L OS GRANDES R OTA TI VO S, Q UE SUSCITÓ EL ESCÁ NDALO C O NSIGUIENTE
REMITIDO: AGUSTÍN GARCÍA CALVO, habiendo caído sobre él la Inspec ción de Hacienda con un castigo para el que no tiene fondos, y perturbándole esta plaga seriamente en la producción de obras para el público, y aun sabiendo que los que disfrutan y agrade cen esas obras son gente por lo común poco pudiente, por si hay algunos entre ellos que puedan ayudarle, se ve obligado a pedirles esa ayuda, que podrán ofrecer escribiendo a: Rúa de los Notarios, 8 4900 1 Zamora. -
3
Setiembre
'93
DEL INTE RÉ S COM ÚN DEL CASO PARTICULAR
Muchas emociones ha despertado la ocurrencia de Agustín García Calvo de publicar un anuncio pidiendo a los usuarios de sus obras una ayuda financiera para librarle de los engorros de la atención de Hacienda. Seguro que con eso lo que menos pretendía mi infortunado tocayo era que los prohombres de la Política y la Cultura se es presaran en los Medios. Lo que debía de pretender el hombre era, 1 .°, tentar la rara suerte de que entre esos usuarios y agrade cidos surgiera algún pudiente que, con una aportación inmedia ta y generosa, le liberara de los negros manejos de la contabili dad con el Estado, y, 2.°, en todo caso, dar un aldabonazo más, no en la opinión de los opinado res, sino, por el contrario, en la razón común de lo s que sienten, por debaj o de las ideas que les venden, cómo es la forma verdadera y actual del Régimen que padecemos (el del Estado fundido con el Capital y regido por un solo ideal, el del Dinero por lo Alto) , los cuales, por lo co mún, aunque saben muy bien hablar, no tienen nombre ni se espresan por los Medios. Pero, lo que son la cosas, en tanto que lo 1 .0, por lo visto, no ha aparecido aún, y, de lo 2 .°, ha recibido (según él me cuenta,
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al volver yo de un breve viaj e) cientos y cientos de cartas y co municaciones de simpatía, entendimiento y ánimos, muchas de ellas acompañadas de aportaciones monetarias (desoyendo el sentido del anuncio, o más bien no creyendo que pueda surgir el tal contradictorio potentado) , mezcladas con unas pocas de in sultos de contribuyentes indignados y creyentes, en cambio, lo que no pretendía, las opiniones de los que sí tienen nombre y se espresan en los Medios han sido, al parecer, desmesuradamente numerosas y variadas. Ya el echar cuentas de las unas y las otras manifestaciones podría ser algo revelador: pues, en tanto que entre las de gente sin mucho nombre las de los creyentes insultadores han sido en muy poco número, entre las de los señores con nombre y por los Medios, pese a los muchos que se han atrevido a lo contra rio, las de los indignados, defensores del Régimen y detractores de mi pobre tocayo han sido, al parecer, tantas como para llegar casi hasta el empate. Pero ese cómputo no es tan claramente revelador; y es preci so tratar aquí de ver si esa cantidad de opiniones de ilustrados indignados con el caso revela también algo políticamente intere sante acerca del mundo en que vivimos . Se me dice que algunos criticaban acerbamente al dicho A . G . C como aprovechado y descarado, que cobra y saca del Es tado-Capital y luego no quiere pagarle su parte alícuota, con la que se forma el capital del Estado, que É l luego reparte en bene ficios a los ciudadanos, de los que el propio A . G . C se aprovecha. Como suele, la mala intención se descubre sin querer en la mala información: a) Nadie, ni el propio A . G . C , está limpio del mordisco de la Hacienda: los años que había vuelto a ser Catedrático, el Fisco le retiraba sin pedir permiso el 27% de su salario, más otras gabelas con algunos otros de sus ingresos, con todo lo cual bien que le duele haber contribuido a hacer nuevas Auto.,
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pistas . Lo único que él no hacía era declararse a Hacienda (hay otros amores) . b) La única vez que en su vida, según dice, vio dinero j u n to fue cuando tuvo que vender, con sus tre s hermanas, la finca que su padre, Joaquín García Gallego, Inspector de Hacienda de Zamora y autor de lo que figura como prólogo a la Endecha, lla mada Relato de amor, les había dejado en patrimonio, con cura cuarta parte pensó él poder comprar y restaurar el ya famoso ca serón del rabo viejo de Zamora, donde habita a ratos con no sé cuánta gente más, el cual caserón se llevó eso y la subvención de la Junta (qu e reconocía con ello el interés público de la casa) y los 2,5 millones de su premio de 1 990, y to davía dinerillos que tuvo que buscar, p e ro todo ello, y la evidente mala inversión, no cuenta para Hacienda, que lo estima, incluida la subvención, como "incremento de p atrimoni o " . c) Desde que nos decidimos, él y yo, a salir a las prensa pú blicas, hace unos 25 años, hemos sacado, aparte de canciones y otras cosas, unos 40 libro s , que se han vendido, en modestas cantidades, pero que, en parte por una desastrosa administración, no nos han rendido, ni a él ni a mí, beneficio dinerario alguno. Esto era tan claro incluso para el Fisco que ni si quiera lo ha me tido en cuenta. d) Por lo visto, todavía ha salido alguno de los opinadores (yo creo que hasta en este mismo honorable rotativo) hablando de lo cobrado por el himno de Madrid, siendo tan fadl averi guar que, cuando lo compuso, con Pablo Sorozábal Serrano, le cobraron a la comunidad por el himno una peseta. e) No sé (es, por fortuna, incalculable) lo que la gente nos debería a A.G.c. y a mí por las cosas que hemos hecho y hace mos, pero es de notar que, no la gente, sino el Estado mismo, le debe a A.G.C. por su separación forzosa de la Cátedra durante , once años, una reparación económica, de la que no logró cob rar 1:un céntimo, y si bien es cierto que este Estado, que anuló el
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Decreto de expulsión, es otro que aquel que lo expulsara de su seno, también este Estado del Bienestar es legítimo heredero de su antecesor y debía, por tanto, cargar con sus obligaciones. Sin embargo, lo más notable es que, con este trivial motivo, hayan surgido en los Medios tantos indignados defensores del Fisco (defraudadores, sin duda, como todo hijo de vecino, salvo algún caso de entrega apasionada, pero dentro de las normas ad mitidas, y sin escándalo) , tantos proclamado res de la Fe reinante, de que el capital del Estado se hace con los dinerillos que los ciudadanos le entregamos, y que luego Él reparte en lo que en tiende que son necesidades de los ciudadanos, en especial de los menos pudientes y los de, como dicen, Declaraciones Negativas. Lo que revelan sobre la subcosciencia de los prohombres esas vehementes declaraciones que nadie les pedía, para otro día lo dejaremos. Por mi parte, otras veces en este mismo Rotativo y estos días en una serie A nálisis de la Sociedad del Bienestar en Dia rio 1 6, he tratado de poner al descubierto la mentira de esa Fe. Pero, volviendo todavía al caso de mi tocayo, es aún más cu rioso que algunos otros de los detractores que en los Medios le han salido de lo que se muestran indignados sobre todo es de que alguien pueda presumir de ser un rebelde, un anarquista, un ácrata (como si el pobre A. G. C . , ni ningún Fulano, pudiera pre sumir de ser tal cosa) al mismo tiempo que se es Catedrático, se cobra, aunque sea poco, por canciones o conferencias, y se tiene derecho a ocupar algún espacio en las Radios y la Prensa Esos señores tienen la idea, como es lógico, de que un anar quista tendría que ser un pobre, un desharrapado, y entonces toda vía lo respetarían. No les basta, no, con que mi tocayo se haya de dicado a existir lo menos posible, negándose costantemente, por ejemplo, a aparecer en la Televisión, siendo así que, como decía el amigo Artero, solo el que sale en la TV existe, y por tanto, tiene dinero, es dinero; con lo cual, mira por dónde, hasta se habría li brado A. G.C. de andar en estos tristes tejemanejes con Hacienda. .
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Pero no, no les basta: ellos querrían que un anarquista, ya que tenga que haberlos, fuera miserable, piojoso, bohemio, pintores co, drogota, enloquecido y febricitante de hambre y frío, y mejor que todo, naturalmente, muerto, muerto como $acco y Vanzetti, y entonces todo estaría en su orden por lo menos, y hasta podrían dedicarle una manifestación conmemorativa en la futura Socie dad del Bienestar. Pero cataduras y salidas de pata de banco de un tipo como A.G. C . , eso no pueden entenderlo, y'así se les re vuelven las tripas a los pobres. Bien se temen (y ojalá sus temores fueran veras) que esas contradicciones de nuestro amigo, que le permiten hasta tener alguna voz en los Medios, abren la posibilidad de que alguna vez los privilegiados hablen por los que no tienen nombre ni voz sonante, mucho más machacados que A. G. C. por el Capital del Estado ; 10 cual es intranquilizador y peligroso. Era facil, ¿ver dad?, ser contestatarios contra Ideas simples y arcaicas como las de las Dictaduras; pero cuando la Idea del Dominio alcanza en la Sociedad del Bienestar su forma suprema, la Idea que es el Dinero, y al mismo tiempo uno se ha asentado en la Sociedad por fin y se ha hecho dinero él mismo, ¡ qué dificil se vuelve consentir siquiera que haya alguien que ponga en tela de juicio nuestra Fe! Ello es que, en conjunto, en esas indignadas manifestaciones de prohombres en los Medios · 10 que domina es un ansia de comprender, de meter, como sea, el caso en una casilla del ta blero, en un título del catálogo, a la altura de sus mentes, Pero, ay, comprender y encasillar es 10 contrario de la inteligencia, del dejarse llevar por el sentimiento y la razón; y así les va a los se ñores, y así se llevan de bien con el Estado. Pero seguro que 10 más interesante que nos pueden enseñar esas declaraciones de los prohombres en los Medios (y aquí he dejado de hablarles en nombre de mi infortunado tocayo y les hablo yo sencillamente) es la cuestión de la Moral en la Política:
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pues con todas esas despotricaciones de lo que se trata es de la busca y sustentación de cuál debe ser la postura ética del Indiví duo (el Hombre, que dicen los empresarios) en sus relaciones con la Hacienda y con el Estado. Ahora bien, ya hace tiempo que se ha visto, en el Bienestar, que cada vez que en cuestiones públicas se mete la Moral por medio (por ej emplo, en las condenas de Corrupción, destinadas a encubrir la corrupción global y legal) , lo que se está haciendo es la defensa más vehemente de la Política (esto es, la Economía) dominante. Cada vez que, en cuestiones públicas, oigo a uno u otro papanatas hablar de la ética y moral del caso, es como cuan do oigo a los Ejecutivos del Capital o del Estado hablar de la 6los afia de tal Plan o tal Empresa, y se me apesadumbra el cora zón de la más negra melancolía: es como si, a través de sus vocecitas de flautines desafinados, oyera el trueno del Señor del Sábado y la Banca, la voz del Ideal único, del Dinero. La intrusión de la Moral en la Política es el medio de la do minación del Dinero sobre el pueblo; y la reducción a la vida privada y al Indivíduo de cuestiones como la de la Contribución al Fisco, de modo que cada cual tenga sus cuentas y sus tratos privados con el Ente, es el modo de asegurar que nada de co mún discurra y viva entre la gente, y que se reafirme en su trono el Dinero Imperial. Por el contrario, si algún aliento nos queda a la gente contra ese dominio supremo del Ideal, es ¡que la casa se abra!, que no haya Moral ninguna que no sea una política, que la vida privada se haga pública. En cuanto a mí, recibo con dudas y compasión el acto de A. G. c. y sus repercusiones en los Medios, y bien desearía que al menos sirviera un poco para desvelar las contradicciones y ren dijas de las Ideas que se le venden a la gente.
[De uno de
los
grandes Semanarios, en Setiembre]
¿TODOS SOMOS HACIENDA?
Hay que recordar, lo primero, que uno es esencialmente contradictorio; por un lado, uno es un cualquiera, cualquiera que dice "yo", que es lo que cualquiera puede decir sin que ni Estado ni Capital puedan prohibírselo, y en ese sentido uno es común, algo del pueblo; y por otro lado, uno es Fulano de Tal, por ejemplo el que firma este artículo, servidor de ustedes, y en ese sentido uno, en cuanto persona, es un representante del Ca pital y el Estado mismos y por tanto sus intereses personales son los mismos que los del Estado y Capital, es decir, reducibles en última istancia a dinero. De ahí resulta que no puede razonablemente esperarse una rebelión contra el Dinero, contra la administración de muerte en que el dinero consiste, que provenga de los individuos perso nales, ni tampoco, claro está, de sus asociaciones, compuestas de un número bien contado de individuos. Es un corolario que en el Desarrollo o Sociedad del Bienestar, el Estado, prácticamente confundido con el Capital, representa efectivamente los intereses de la Mayoría Democrática y, por tanto, de cada uno de sus in dividuos componentes, lo que Banqueros o Ministros (indistin guibles entre sí) suelen llamar el Hombre.
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Ahora bi e n , que esos intereses de las personas y del Estado Capital , esto es el Dinero y las Almas conver tidas en dinero, ten ga algo que ver con los bienes, los deseos, los s enti mientos de la gen te, no todavía enteramente reducida a personas, que tenga algo qu e ver con la ri que z a no todavía reducida a di n e ro, con las cosas palpables infinitamente pasaj e ras y tanto más val i osas por ello mismo, que tenga algo que ver con la razón común que está por ahí abajo tratando una y otra vez de den u nc i ar la mentira de las ideas que les venden como verdades, eso es una cosa en la que yo mismo me niego a creer y pienso que, al negarme a creerlo, estoy haciéndome eco del sentido común que si gu e la tiendo entre la gente p or deb ajo de las Perso n as . Por tanto, en el caso de esta re p e rcusión , un tanto desm esu rada, de mi anuncio p idie n do ayuda a un p o t e n tado para s ald ar mi c as tigo de diez y medio millones i mp u e sto por Hacienda, entre la gente (y tambi é n en los M e dio s) , hay que pensar que hay de lo uno y de lo otro : por un lado, una ci e r ta c u riosidad p e rso nal, gusto por la comidilla, co n la qu e de ordinario se en tretiene a la Mayoría, de svian do hacia los Nombres Propios y Perso n as la atención, no vaya a ser q ue un resto de razón común descubra algo de las verdaderas mentiras del Dominio; pe ro, por otro lado, tambi é n s e guramen te la re p e rc usi ón se ha debido a qu e esa estravagancia de mi anuncio tocaba de alguna man e ra a sen timi e n tos subcoscientes, a restos de esa razón común, que hacen sentir la me n ti ra de las relaciones entre la Hacienda del Capi tal Estado del D esarrollo y la gente corriente sobre la que pesa. Tocante a lo primero, he tenido que acceder a aclarar con los Medios algu nas interpretaciones, pe r sonales , y por ta n to ma lévolas, qu e con motivo de este asunto se han, bastan te natural mente, manifestado ; a saber, que, por supuesto, aunque no me he d ec lara do nunca con Hacienda (hay otros amores) , Hacienda, por supuesto ha esta do s u strayendo de mis ingre s o s como Cate drático, y de cualesquiera otras remuneraciones, los altos tantos
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por ciento que suele; que, aunque he sacado estos años (desde que me resigné a entrar baj o la Literatura) unos cuarenta libros, de poesía, teatro, lógica, gramática, y hasta narrativa y política, y también he compuesto canciones que se han cantado por ap.í más o menos, todo ello apenas me ha reportado los ingresos bastantes para ir publicando nuevos libros o reeditando algunos que se agotaban; que la única vez que tuve una cierta cuantía de dinero, cuando se hubo de vender el --ierreno dejado por mis pa dres a mis tres hermanas y a mí, lo único que se me ocurrió fue pensar que con mi cuarta parte de ese dinero podría comprar y restaurar un viejo caserón en ruinas en la parte vieja de Zamora, resultando que esa restauración se llevó no sólo ese dinero, sino la subvención de más de siete mill o nes que la Junta de Castilla y León me concedió reconociendo el interés público del edificio y además dos millones y medio de mi insólito Premio nacional de Ensayo del año 90, más los dinerillos que malamente fuimos juntado entre mis hijos y yo, lo cual no impidió que Hacienda considerara la cosa como "Incremento de Patrimonio" y proce diera en consecuencia; que en fin, por la letra del Himno de Madrid cobré una peseta. Sin embargo eso no quiere decir que no me dé cuenta de que hay mucha gente, entre los que tampoco mueven capital, que sufren semejantes o peores presiones del Estado-Capital a través del Fisco: yo soy un privilegiado, a pesar de no, tener di nero, y tal vez, privilegiado aún más por no tenerlo, no ya por que pueda, mientras no me echan, vivir en una casa en vez de un piso de bloque, sino porque puedo publicar cosas en los Me dios; pero eso mismo lo único que hace es obligarme más aún a intentar hablar, yo que puedo, en nombre de los que no pueden y sufren igualmente el proceso de conversión de las cosas y las almas en Dinero y la administración de Muerte en general. Habría también que aclarar el sentido de mi anuncio, que de ninguna manera pretendía provocar aportaciones o suscripciones
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Agustín García Calvo
entre los que tienen en común conmigo el padecimiento de esa presión, pero que son tanto o más pobres que yo mismo, y que entonces estarían contribuyendo a Hacienda indirectamente a través de mí, sino que se buscaba, y busca, el milagro de un hombre que mueva capital, y que, sin embargo, por las siempre posibles imperfecciones del Sistema, se sintiera movido, por agradecimiento a lo que haya · disfrutado de lo que he venido ha ciendo en este mundo, a liberarme de este trámite y ganarse así, mediante la reparación de obra, el perdón de una parte de sus pecados. Ni tampoco quiero recordar con esto una vieja deuda, que no la gente, sino el Estado mismo tiene para conmigo desde que, habiéndose anulado el decreto de espulsión que me mantu vo separado de la Cátedra durante once años, parecía que co rrespondía alguna j usta restitución económica, restitución que estuve p ersiguiendo por vía jurídica con ayuda de un letrado es pecialista en Contenciosos Administrativos, hasta encontrar la definitiva respuesta negativa. Una vez aclarados estos desgraciados asuntos que pueden desviar, como se suele, la atención de lo común a lo personal, hay que volver una y otra vez a intentar descubrir cómo es en el Desarrollo y Sociedad del Bienestar la forma de presión y falsifi cación que la gente padece por parte de la Administración Fis cal; para lo cual remi to a la serie A nálisis de la Sociedad del Bienes tar que estoy publicando por pequeñas entregas en Diario 1 6. Recuerdo aquí algunos de los puntos fundamentales: el cri terio de Rentabilidad, que se impone lo mismo en los viejos Servicios Públicos, como ferrocarriles, correos, sanidad, que en la Banca o en la Gran Empresa, al mismo tiempo que prueba la identidad de Estado y Capital en el Desarrollo (por tanto la va nidad de las discusiones sobre estatización de Empresas o privati zación de Servicios Públicos) , deja al descubierto la falsedad de la noción de inversión estatal en beneficios para la gente, ya que,
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Hacienda?
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por ejemplo, siendo el beneficio de la gente que el Servicio de Correos esté disponible más horas, más días, con más facilidades, con más personal (naturalmente trabajando por turnos, una idea ésta de los turnos enteramente ajena a las formas de Capital-Es tado desarrollado y creador de Puestos de Trabaj o) , el criterio de Rentabilidad pretende que Correos se convierta en una em presa competitiva con las agencias de comunicaci ón privadas. El ejemplo se podría repetir en el caso de la traición de Renfe al ferrocarril y su sumisión al Automóvil, siempre por medio del criterio de Rentabilidad, y a tantos otros de los viej.0s Servicios Públicos. Esto denuncia sin más la noción de 'impuesto' y la idea de que el gran capital del Estado ("Hacienda somos todos") se for ma con los dinerillos de la gente corriente, para que luego la Administración lo reparta en forma de beneficios entre sus súb ditos; por el contrario, el gran Capital del Estado, que es el mis mo que el de la Banca y la Gran Empresa, se mueve según el descubrimiento, fundamental de la Sociedad del Bienestar, de que en los altos niveles al Capital le basta cambiar de sitios, fe c h as y pretesto s para producir (naturalmente, capital) . Sin embargo esta evidencia no debe llevarnos a propugnar un posible Plan de Obj eción Fiscal o de I nsumisió n Fiscal, que en defini tiva vendría a parar, como en otros casos de insumisión ha sucedido, en una reduplic a c ión de la Burocracia, la j erga fis cal y el papeleo tratando de distinguir en sus casillas los puntos de lo obj etable y lo no obj etable, etc., de forma que la propia a c e ptac ión de los términos y de la jerga del Poder implicara la asimilación de la protesta. Porque es que, mientras al Estado-Capital no le hace falta en verdad el dinerillo de los ciudadanos, lo que sí le hace falta pri mordialmente es tener a la gente hablando de dinero todo el tiempo posible, y si no bastaba con que se pasara la mitad de la vida hablando del precio del auto, del chalet, y de las rebajas de ,
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Agustín
García Calvo
los grandes almacenes, la otra mitad se lo pasara hablando con Hacienda y de Hacienda y por tanto aprendido nombres como 'base imponible' 'desgravación' ' I .R.P.F.' y el resto de la j erga que sirve como el primer anzuelo de pescar a la gente y sacarla converti da en un pez pescado, es decir en una persona que habla el mismo idioma que el Estado-Capital y queda por tanto inte grada en él. Porque de lo que se trata en verdad es de que todos seamos Hacienda, y por tanto contables del Estado, y que nuestras vidas sean Tiempo y nuestras almas D inero. Es contra ese ideal contra el que por acá abajo confiamos, en c o n tra de las evidencias que las personas individuales y las isti tuciones nos p rop o n en cada día, en que quede latiendo en los corazo nes de la gente algo de razón común, de ésa que no con fu n de las cosas y las r i q u e z as con el D i n ero, ni al pueblo con la M ayo rí a democráti c a .
20 Setiembre '93
Queridos contribuyentes : resulta que con vuestros envíos numerosos ( 1 33 hasta el momento) , aunque no ha apare cido el potentado contradictorio que m e librara de un golpe de la c on dena al Fisco, casi me habéis hecho vosotros de potentado o de medio potentado : pues he reunido hasta hoy, día del pago del castigo, de vuestras contribuciones, las pocas gra n des y las mu chísimas pequeñas, más de 4 . 5 00. 000 pesetas; con lo cual y escu rriéndome lo que a mí mis m o me quedaba de fondos en el mo mento, he podid o reducir la conde n a más o menos a la mitad. Con eso, la amenaza de embargo de esta casa (la que, al mis mo tiempo que me arruinaba en restau rarla, llamó la atención de los Ispectores) parece que se ha alej ado, y se me ha aliviado considerablemente el peso de tenerme que pasar los años que me queden penando para pagarle débitos al Aparato Esta mañana he ido a llevar vuestro dinero y el mío a las Ca jas del Señor, con la tristeza que imagináis. de tener que tirar ese dinerillo, que era testimonio de tantas amistades y buen entendi miento, y con el que a lo mejor p o día hacerse algo, al hoyo de esa máquina de producción de nada en que nos quieren meter a todos. Pero ¿qué iba a hac e r? : ya sabéis que el camino de la cár cel (que fué lo primero que pensé, como m�jor medio de de nunciar la verdad del Régimen) no podía elegirlo, porque, no ,
.
·
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Agustín Garda Calvo
siendo pobre de solemnidad, estaba antes lo de embargar m e el caserón dichoso o la paga de Jubilado . Pero ¡ bueno ! : hay también razón para al egrarse (¿no?) gracias a vasos tra s : primero , porque sois muchos, y más para un tipo poco e xi stente , que ni aparece en Televisión, y más teniendo en cuenta que en vuestra compañía hay sin duda otros tantos y mu chos más, q ue no me h abrán escrito po r pereza, pero que por ahí andan , y con los qu e cualqui era sabe lo que se puede hac er. y luego y sobre todo, porque todos los que me h ab é is en v iado dinerillo, aunque unos c uan t os de vosotros seáis amigos y me conozcáis personalmente (no demasiado, por fortuna) , lo ha béis hecho de veras en virtud del uso y ag radec i mien t o de las cosas que he escrito o que me habéis oído. Eso me reconforta, y con fío en que me ayude a mant e ner el humor para iros dando otras cuantas más y, si se puede, más en demoniadas todavía. y aun este mismo escánd al o público, que habéis seguido du rante más de un mes (sin dej aros asombrar por la estu pide z do minante de los Medios) , ¿ quién sabe?, a lo mej o r también habrá servido para algo. Trataré de dar cuen ta públi c amente del testimonio de vues tros envíos (sin dar nombres: no temáis) , y por lo d emás , tocante a lo más polí ti co y común de la cuestió n , tal vez hayáis segu ido el Análisis de la Sociedad del Bienestar que vengo p ubli can do en DIARIO 1 6, Y que, cuando haya acabado, veré de i mprimirlo con LUCINA en un librillo más. Por ahora, gracias otra vez a vuestro buen entendimiento y por las aleg rí as que con él me vienen. Hasta otra, y salud!
Del
PAÍs,
Fines de Setiembre '93
RESULTADOS POL Í TICOS DE UN ASUNTO PRIVADO
Ese hombrecillo cuyo nombre tengo que usar para firmar este artículo (no tengo otro) , pero con el que yo no me identifi co en modo alguno ha acertado a tocar una tecla muy sensible, a juzgar por las resonancias públicas de la cuerda, muchas de ellas desafinadas . Allí lo dejamos ayer, 20 de Setiembre, yendo a arreglar sus cuentas con la Hacienda del Estado, llevándole, cargado de tris teza, los 1 0,5 millones de castigo que Ella le había impuesto. Pero, aun tratándose de un asunto tan privado (los tratos de uno con el Fisco son tan estrictamente privados como los de uno con su pareja) , me dice el hombre que la manera en que los trá mites se han desarrollado indica que tienen alguna trascendencia pública y pueden resultar sugeridores de cómo andan hoy por hoy las relaciones del Estado y el Dinero con las poblaciones so metidas a su dominio, la de este p aís mismo, ejemplo de la So ciedad del Bienestar. y no puedo yo negar, en vista de las fuertes repercusiones suscitadas, ese interés político del asunto; así que, cediendo a las insinuaciones de mi tocayo, me entretengo un poco en ofrecerle al público, para lo que políticamente valgan, algunos de los datos que él me suministra. ,
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Agunín García Calvo
A consecuencia de su anuncio en la Prensa, dirigido a los que usaban y agradecían las cosas que él y yo habíamos publicado, le han llegado en estos días, por giros y otros envíos, hasta unos 4 , 5 millones de pesetas. Eso no lo libra del todo de la carga, pero se la disminuye considerablemente, aleja de él el embargo del case rón que restaurara para su ruina, y le alivia la condena a pasarse bregando para pagar al Capital del Estado los años que le queden. Sin embargo, eso h a venido a ser ya lo de menos . Lo que al hombre le reconforta es la cantidad de envíos, creo que 1 33 has ta el mom ento, a los que suma más de 40 cartas de simpatía y buenos recados (con 1 2 de detractores, anónimos o no, y 2 que no se sabe) , sin contar las comunicaciones verbales y los nume rosos artículos o Cartas al Director publicadas en los periódicos del mapa que le mostraban también un cierto buen entendi miento. Y hay que reconocer que, en efecto, es un número que, para persona poco existente, puesto que se niega a aparecer en la Televisión, empieza a parecer significativo. Pero 10 que a él más le alegra todavía es que, según me dice, todas esas comunicaciones y envíos de dinerillo , desde los pocos de mucho a los muchos de poco, le han venido todos de gente de aquélla a la que el anuncio se dirigía, lectores más o menos asíduos de los libros que él y yo hemos sacado, recordadores de canciones o sermones y (los que acaso más hondo le conmue van) antiguos oyentes de Radio Nacional 3, donde estuvimos dos años hablando por las ondas con gente de la más diversa laya. Y que los envíos (tantos) hayan sido casi esclusivamente de agradecidos por las obras, siendo los más de los remitentes des conocidos para él de nombre, parece que también tiene su pre gunta y su sentido. O, si se mira del otro lado, las ausencias de ese modesto con vite de mi tocayo también parecen elocuentes. En primer lugar, claro, las Istituciones Públicas. Parece ser que algunos profetas andaban por ahí previendo que al fin mi
Resultados políticos de un asunto privado
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tocayo no iba a pagar su pena, que una Istitución u otra saldría a librarle de ella; lo confundían sin duda con los hombres de nombre y personaj es de la Cultura. Pues ya ven: n i Ministerios ni Autonomías ni Academias ni cáscaras . Y ello es natural y p revi s ib le, y muy de agradecer que no se hayan producido inter ferencias, que nos habrían a él y a mí c o s tad o muchos devaneos. En segundo l u gar, los poderosos del Capital, Banca, Empresa y demás negocios de la nada, incluídos los prebostes de la Cul tura: tampoco ninguno ha tenido la mala idea de ceder a la ten tación de acudir a remediar la pena, lo cual nos habría puesto también las cosas algo turbias. Es cierto que hay entre esos po derosos, como los hay entre los políticos dirigentes, algunos que de hecho son o han sido usuarios de las cosas que hemos hecho, y siempre cabía esa posibilidad (porque así somos de contradic torios) , y el anuncio se dirigía de primeras a tentarlos a ver si sí. Pero se ve que todos, con el tiempo, se han hecho un hombre, se han sacudido las moscas de las palabritas, y ahí tienen: tampo co por ahí ha habido interferencia alguna. En tercer lugar, los prójimos, quiero decir los más cercanos (afines, colegas, amigotes) y demasiado conocedores personal mente de mi tocayo: .se deduce que, aunque algunos de ellos han disfrutado también a veces con los versos y razones que he mos ido pergeñando, lo que ha primado en los más de ellos (no así en unos pocos) ha sido el conocimiento personal (es malo esto de conocerlo a uno: ya se lo decía yo) , y el caso es que han asimismo guardado un respetuoso silencio y (ellos, que segura m e n te, si él se lo hubiera pedido privadamente, como préstamo o favor de amigos, habrían estado encantados de ayudarle) se han astenido de aportaciones al convite. ¿Qué puede s e r lo que ha movido a los unos y a los otros a no re s po n d er y a resguardarse ante el estravagante anuncio de mi tocayo? Un cierto miedo, sí, miedo de enredarse con la Hacien da del Estado, que es grande y la agranda más y más el miedo de
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Agustín Garda Calvo
los súbditos (que, por cierto, algunos de los más vehementes lo que le pedían a mi tocayo es que fuera a la cárcel, como si no supieran que, teniendo el caserón y su sueldo de j ubilado, esa vía, por pecado contra el Fisco, no le estaba abierta: tendría que haber cometido de propina alguna violación o algo, para lo que me dice que de momento no se encuentra preparado) o, más que miedo, una cierta perplej idad y desconfianza ("¿En qué aventura nos querrá meter ahora, a nuestros años, este impeni tente testarudo, que no acaba de creerse que no hay nada que hacer?") es más bien lo que esplica la prudente astención de prójimos, dirigentes y poderosos, que han preferido, como es natural, dej arse de líos y meterse en su casita, " con mi chocolate y mi Rosario" , que decía el cura. Pero todo ello, pienso yo, viene a confirmar lo que ya apun taba en mi primer análisis del asunto, publicado hace días en este Rotativo : que la tecla que ha tocado la ocurrencia de mi tocayo consiste en la trasgresión de la línea que separa lo privado de lo público: si nos hubiéramos lanzado a sacar ataques furibundos contra Hacienda, y el Estado y el Capital, pero en libros y ar tículos de periódico o emisiones de los Medios, mientras que, por el otro lado, sus asuntillos con el Fisco se los hubiera él venti lado privadamente, como todo quisque, todo habría sido tolera ble y ningún escándalo habría retumbado; pero llamar por un anuncio particular a los agradecidos de las obras de uno a que lo liberen de la pena y latazo de la Policía Fiscal, eso salta j ustamen te la raya entre público y privado; eso, sencillamente, no se hace. Y, como no se hace, pues no se entiende (tanto más destaca el valor de aquellos cientos que han respondido, entendiendo o por lo menos no parándose a comprender mucho) , y esa ininte ligencia, especialmente en los Medios, la han estado luciendo por todo lo alto escribientes y locutrices, viviendo más de un mes a costa de mi tocayo; que si les cobrara, como saben hacer los escandalosos de la jet infame . . .
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un asunto privado
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y es que también a esos espontáneos y forzados opinadores
de los Medios . . . No es que haya yo podido leérmelos propia mente: me desanimaba lo ignominioso de la escritura (y cuidao que se lo tengo dicho, a literatos, filósofos, artistas: que no se vende uno impunemente: que la venta al Señor se paga con la torpeza de la técnica) ; pero, por lo que me cuentan, era también eso mismo lo que les hacía hablar, y no lo entendían, y les enco rajinaba: esa trasgresión de la línea sutil y férrea que divide lo público de lo privado. Que un tipo como mi tocayo pudiera salir medianamente airoso de semejante travesura, les entraban las fiebres perláticas sólo de pensarlo. Mal invierno les espera.
En GORC (Valencia) Junio '94
DIATRIBA CONTRA EL AUTOM Ó VIL PERSONAL
Los habrá todavía que se crean lo que les cuentan: que en esta Sociedad del Bienestar disponemos de múltiples medios de viajar (personas y mercancías) , coche, autobús, autocar, camión, tre n , avión, barquito y bólido espacial , y que es cosa de que cada cual elija según sus preferencias personales. Por si los hay, habrá que recordarles 10 que los Medios de Formación de Masas les esconden, pero el sentido común sigue cantando siempre: que, entre los medios y máquinas inventados por los hombres, hay unos que son de veras útiles, que sirven para lo que dicen, que vienen a satisfacer demandas previas, para hacernos trabajar menos, para dejarnos más libres y sueltos para vivir como se pueda; y hay otros que ni sirven para lo que dicen ni han surgido por demanda de la gente, ni nos liberan de nada ni disminuyen el trabaj o, y que se imponen desde arriba en vir tud de los Altos Intereses a costa de la gente, de sus vidas y de su facilidad para tragarse lo que les mandan. Quien lea esto a propósito de trasporte de mercancías o via jeros, ya sospechará que estamos hablando del Automóvil Perso nal y su reata de camionazos, autobuses, autocares de turismo y moto para la Juventud.
Diatriba
contra
el Automóvil Personal
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El Automóvil, lejos de servir para lo que decía, ha venido a convertirse en el enemigo público número uno (bueno, junto con la Televisión, que sin él, por otra parte, tampoco podría sos tenerse) , y la evidencia que las autopistas sanguinarias, los soca vones para nada, los ejércitos de policías, cinturones y globitos para soplar, y los atascos de los conglomerados urbanos nos ofre cen cada día no son más que la demostración tardía de lo que el sentido común podría haber dicho por sí solo, de la equivoca ción de vía que venimos padeciendo desde hace casi ya un siglo. Para los que no sienten (porque creen) , basten aquí unos po cos recordatorios: - La vía de hierro y la ristra de vagones son inventos verda deros, capaces de resolver limpiamente cualesquiera problemas de trasporte de bienes o de gente que puedan presentarse, y nada puede remplazarlos ni competir en potencia y utilidad con ellos. El Automóvil, con los autobuses y los camiones, con las carreteras, autopistas y autovías, es un evidente retroceso a la época de las calzadas, las diligencias y las tartanas. - El Auto Personal reduce a todo c.risto a chóferes y mecá nicos: el tren nos vuelve a todos libres y señores. - Porque no se trata de tener, sino de usar: no tener un medio de trasporte propio, sino montarse, cuando a uno le haga falta o le dé por ahí, en alguno que pase por delante de la puerta. - El Auto es el símbolo y sostén del Régimen (esto es, el que padecemos, el de la Democracia Desarrollada) , cuyo ideal consiste en creer y hacer creer que cada uno sabe lo que hace y adónde va y qué es lo que quiere. Así se consigue que todos vayan al mismo sitio y a las mismas horas, pero cada uno por su cuen ta. Y, si ha llegado Usted a eso de que "le gusta conducir", pues ya ve Usted lo que el Régimen monta con esos gustitos suyos. - Consecuentemente, el Auto aumenta 50 veces el volu men de la Persona, por si fuéramos pocos y ocupáramos poco sitio en este mundo.
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Agustín
Garda
Calvo
No hay compatibilidad ni convivencia del tren y la vía de hierro con el Automóvil y la Autovía; porque hace mucho que el Auto está invadiendo y ocupando el lugar de los medios de trasporte útiles y no dejándoles desplegar sus infinitas posibi lidades . Ni puede, por tanto, contarse con organismos como nuestra RENFE, destinados a traicionar al ferrocarril y vendidos al Imperio del Automóvil. . Es éste un Imperio, ciertamente, que está en evidente trance de derrumbe, como lo muestran la propaganda enloquecida en la Televisión, el hecho de que empresas como la Volkswagen lle guen hasta a amenazar con descubrir los Turnos de Trabajo para sostenerse, el hecho de que nuestro Gobierno le ofrezca a Vd. dinerito para que se compre un Auto nuevo . . . Sí, al fin, suele siempre e l sentido común vencer sobre las lo curas y estupideces de las personas y sus Jefes. Lo que pasa es que hasta que se descubra la mentira, en tanto que acaba de de rrumbarse el Régimen, ¡ los que habremos quedado tirados al borde de la vía!
PARA ESTUDIANTES DEL ISTITUTO DE ZAMORA
Se han puesto unos cuantos chicos y chicas de este Istituto a hacer un estudio acerca del ferrocarril: esto es: no acerca del Automóvil, la Motocicleta y la Autovía, que es de lo que tienen llenos los ojos y los oídos y hasta las narices, ni siquiera acerca del Avión, sino acerca del ferrocarril, que es algo de lo que, por ej emplo aquí en Zamora, apenas les han dejado más que los re síduos y los recuerdos. Algo querrá decir esa preferencia suya para el tema de su estudio; a 10 mejor quiere decir que, por de bajo de la propaganda y de las ideas que les imponen, alienta en ellos algo de sentido común, que les indica lo que es una má quina de veras poderosa y útil y lo que son sus impotentes y tor pes sustitutos. A 10 mejor hasta quiere decir que en sus corazo nes están un poco contra los tiempos. Por si algo de eso hay, habrá que acompañarlos un trecho en esa investigación, a ver si ayudamos a que no sea mero registro histórico, sino que tenga algo de descubrimiento. Ellos han nacido en un mundo que está hecho un embrollo progresivo y un caos organizado; en el campo de los trasportes, por ejemplo, de viaj eros y mercancías, 10 que han conocido es un mundo en que se da por supuesto y necesario el Automóvil Personal y, con él, toda su reata de derivaciones: las Autopistas,
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Agustín García Calvo
Aut o buse s de l í ne a y los Autocares de turismo, los s o cavones las c iu dade s , los atascos a s e m áfo ro batiente, las r i stras noctur nas de camionazos por las ca rre t eras de Dios, las motos de m arc a para di s fru te y glo ri a de la J uven t u d . . . Y, como estos muchachos han nacido ya dentro de ello, se qu i ere hacerles creer que eso es n a t u r a l , que está traído por las leyes de un desarrollo imparable, tan i n evitable como las leyes na turales que les c uen tan , como la ley de la graveda d, que según el maestro Brassens cantaba , "será dura, se ñ ora pero es la l ey". Pero el que hayan tirado p o r este estudio tal vez reve l a en ellos algún reconcomio que late p or debaj o del imper i o que l es suministran a diario, y que tal vez no encuentran tan natu ral este mundo de las tiras de alquitrán y las ciudades atascadas y los m i les de cadáveres fin i se m anale s orlando las autovías . . . ; por lo me nos no tan natural como se lo cuentan por la Tele y en los p eli culones de policías pedorros que cruzan ante sus ojos en autos que marchan siempre como la seda. Se debe pués, por si acaso, ayudarles a entender que esto en lo que han nacido no es nada natural, sino una larga equivoca ción: una equ ivocación de vía, ya m uy vi eja, como que arranca de l o s ti e mpo s de su s t atarabuelo s . Que hubo un tiempo en que el ferrocarril, el invento de la vía de hierro y la ristra de vagones ( u n i n g e ni o que no puede compararse con n i ngu n o ni deja rs e re mpla za r por ningún o tro) , el ferrocarril era el p rogres o : era él el que llevaba vida (vamos, tráfi co vivo de mercan c í as y viaj e ro s ) a los páramos y los rincones desolados; que era motivo (¿ cómo n o ?) de negocio y de e splo tac i ó n para las G ran de s C o mpañías de los burgueses y sus enj uagues con los Gobi ernos, p ero que, sin e mbarg o y por debaj o de ello, era ú t i l de veras para la gente, res pond í a a su s necesidades previas y sus deseos (no a las neces i dades y deseos que se crean para mover la venta de i n ut ili dade s ) , y estaba presto a resolver cualesquiera p robl emas de traslado de los de
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,
Para
estudiantes del Istituto de
Zamora
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bienes o personas que pudieran presentársele a la bendita Hu manidad . Y que hubo un momento (que puede colocarse para los EEUU por los años en que el Sr. Ford empezó a fabricar autos personales en cadena y poco más tarde para los otros países pro gresados) en que la vía del progreso se torció, y hubo que em pezar, en virtud de Los Más Altos Intereses, a cambiar el ferro carril por los medios de trasporte inútiles, por los autos y su secuela de autobuses y camiones, con un evidente retroceso a los tiempos de las calzadas y de las diligencias y tartanas y co n un abandono del precioso invento de las vías de hierro (sobre sus traviesas, sobre su lecho de balasto, prác ti c amente indestructibles y trazadas por donde no tenían por qué interferir con nada ni machacar a nadie) y de la ristra de vagones, prácticamente infi nita y capaz para atender los tráficos más enloquecidos , puesto que un solo tren de mercancías, por ejemplo, puede hacer, más ráp i da- y limpiamente, lo que un regimiento de 300 camionazos . machacando brea a lo largo de las autopistas de la noche. Junto con los Grandes I ntereses, esa equivo c a ción estaba fundada en la gran mentira que sostiene el Régimen, el Ideal Democrático, que padecemos: la fe en que cada uno sabe lo que quiere y adónde va; en contra de lo que Cristo nos dij o desde la cruz, "No saben lo que hacen", y de lo que Sócrates se pasó la vida demostrando, que nadie hace mal a sabiendas de que hace mal, ni hay más maldad que la estupidez . Cómo es que se puede caer en semejantes equivocaciones y llegar a imponer semejantes locuras como la normalidad y la Vía del Futuro, es cosa en que tendrán también que meditar estos muchachos a partir de su estudio de la historia del ferrocarril, y que les hará seguramente entender un poco cómo este mundo está regido y desgobernado, por qué fe insensata, que en defini tiva no es otra que la Fe en el Dinero por e ncima de todas las cosas . Pero ellos parece que sienten todavía que hay, por debajo del dinero, cosas, cosas palpables, útiles, razonables y hasta amorosas.
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Carda Calvo
y es en virtud de ese sentimiento como deben ir entendiendo
que este mundo e s así, que así es la Realidad: a saber, que el Po der está contra la gente viva, contra la utilidad verdadera y con tra el sencillo placer y la clara razón que con él vivía; y que a ese fin, también el Estado está, cada vez más descaradamente, acon chabado con el Capital para imponerle a la gente, en vez de co sas, sustitutos y, en vez del sentido común, la Fe en el Futuro ce l estial y las mentiras; y que así, por ejemplo, entre nosotros mismos, la RENFE, al servicio indistinto del Estado y el Capi tal, está destinada a colaborar en matar el ferrocarril (paren mientes estos chicos y chicas en el Criterio de Re n tabilidad por el que se suprimen vías y trenes, mientras llega el Estado a dis pensar subvenciones para que se compre usted un auto nuevo) y a colaborar por tanto en sostener la Fe, ya fra n camente caduca, en que el Automóvil (y el au t obús, y el camión, y la moto para la Juventud) está en el Futuro que ellos venden. y, sin embargo, deben estos estudiantes aprender a confiar en la razón común: a confiar en que "al cabo de los años mil, vuelven a ir las aguas por donde solían ir", en que, al fin (y ¡ qué se le va a hacer! , no importan l o s destrozos enormes y las canti dades de muerte que la imposic i ón del mentiroso I deal haya aca rreado) , el sentido común de la gente, la razón común, acaba s iempre por vencer sobre la locura del Dinero y sus servidores. y ya la p ropaga n da enloqu e cida del Automóvil en los me di os de Formaci ó n de Masas (¿cómo podría la Televisión s u bsi s t ir sin los anu nc i o s desespe ra d os del Autom óvil N u evo ?) , y ese descaro de los Estados en subvencionar con sus fondos el Auto y la A u t oví a y esas crisis de las Grandes Empresas, como la Volks w a g en que llega ha s t a el punto de hacerles re inve n tar el maravi lloso tru co de l os Turnos para solucionar el problema de los Puestos de Trabajo, todos ésos son síntomas palpables de lo cerca que está el hundimiento del I mp e r i o del Automóvil y la gran mentira con que este I d eal mortífero se sustentaba.
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Para estudiantes del lstituto de Zamora
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y deben por eso irse disponiendo estos muchachos a cuidar
de los restos de las vías de hierro y de los trenes que nos han de jado, para cuando haya que volver por las vías de hierro y de ra zón, procurando que el deterioro y el gasto de la vuelta al ferro carril sean lo menos que se pueda; porque aquÍ, a diferencia de Allá Arriba, no tenemos ningún interés en el despilfarro. Porque es verdad que el Poder (Capital y Estado) está contra la gente y contra la vida; pero tampoco el Poder (ni Empresa ni Gobierno) es tan perfecto como quisiera, y suc e de a veces que, por descuido del Amo o por el propio lío de las cuentas de sus Intereses, surge alguna ocurrencia, algún invento, alguna máqui na, que son de veras útiles para las necesidades y deseos de la gente. y no debemos dejar que se pierda nada bueno, ninguna máquina, ningún ingenio, que sirva de veras para librarnos del trabajo y la miseria. Una de esas máquinas y esas ocurrencias es sin duda el ferrocarril; y no debemos dejar que nos 10 estropeen ni nos lo cambien por los consabidos sustituto s y por las ideas que sirven para establecer el trabaj o inútil y la miseria baj o nue vas formas: el Auto Personal está para hacer de todos nosotros chóferes y mecánicos; el tren nos vuelve a todos libres y seño res, en cuanto renunciamos a la estúpida fe de que cada uno sabe adónde va y descubrimos que no se trata de t e n e r un medio de trasporte propio, sino de u s a r , cuando haga fal ta, el medio de trasporte común que nos pasa por delante de la puerta. Con estos ojos más o menos, con esta común disposición de inteligencia y corazones, desearíamos. que estos chicos y chicas s e metieran en la investigación de. la historia del ferrocarril: como historia (primera parte) de un c'aso en que, pese a y en re vuelto con los intereses de la vieja burguesía, surgía la ocurren cia de una máquina y un ingenio potente para resolver todos los problemas de traslado de viajeros y mercancías; y como historia (segunda parte) de una equivocación siniestra que nos ha traído,
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Agustín García CaLvo
en el desarrollo democrático, al desastre de la industria y política de trasporte que padecemos. Que no sea una historia muerta (una Historia que contribu ya, como suele, a la Fe en el Futuro, que es la muerte) , sino que sea descubrimiento y les anime a salir de este barranco y a ir ha ciendo los caminos que no están hechos, que, como en la can ción de Machado, se hacen caminos al andar. Al menos eso es lo que para ellos y ellas deseo de corazón.
O.P. Barcelona, n.o 34, 1 995
CIUDAD POSIBILIDADES DEL INGENIO CONTRA EL .DINERO
Ó p61is, p6lis (Buembecino o DiceópQlis en Los carboneros o Acarnienses de Aristófanes)
1
Daría al go por poder ayudar aquí a plantear de veras el pro blema. Pues ello es que me pare ce inútil (y una cierta mansa hi pocresía) el tratar de la movilidad de la gente en las ciudades, mientras se olvida que el que tiene que moverse (porque, si no, se p i e rde) es el Capital. Y lo uno no casa ni se compadece con lo otro, por más ilusiones que se hagan los bienintencionados q ue q uieren arreglar el estropicio ingente de las ciudades, redu cidas ya, salvo unas pocas muestras de recuerdo, a meros co n glo merados de bloques de nichos separados por anchas vías de cir culación (o atasco -da lo mismo) para los automóviles o verdaderos habitantes; esto es, algo tan ajeno a lo que se enten día por ' ciudad' , que a los que todavía llaman a eso con ese
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Agustín García Calvo
nombre se les debían por lo menos subir los colores a la cara al pronunciarlo. Eso es lo que la necesidad de movimiento del Capital ha producido, al mismo tiempo que, congruentemente, reducía los campos a desiertos cruzados por autovías. y es que el Capital tampoco es sumamente inteligente, sino sólo medianamente listo, y no ha encontrado -se ve- otra manera de seguir moviéndose y manteniéndose. Se alimenta de la muerte -eso ya se sabe. y sin embargo, contra eso, a pesar de todo, apelo aquí al in ge nio : �l ingenio de la gente y también en la medida que sean gente todavía, al de los ingenieros. Para lo cual tengo que inten tar presentar a qu í muy c l aro el principal criterio que d istingue la op era ción del ingenio de la o pe ración del Capital. Ese criterio es el que podemos llamar ispira c i ó n desde aba j o ' , oponiéndolo a pl a n i fi c a c i ón (desde arriba no hace falta ya añadirlo) . ,
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H a
Tal vez sea mejor empezar por lo se gun d o, lo más trivial y real m e nte padecido, y recordar que el Capital no p u e d e operar por otra vía que por la del proyecto y planificación. Esto cualquier ej ecutivo en ciernes lo tiene bien sabido: sin un plan, y mej o r cuanta más estensión abarque (y es geométrico que, cuanta más es tensión quiera abarcar, más arriba tiene que subirse para verla) , sin eso, ni hay Empresa ni Mercado ni Estado ni Costitución ni Niño Muerto. Es evidente asimismo que los planes (y los planos) no pue den hacerse más que arrasando: así tienen que ser de simples y viables.
Ciudad
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Imagínese 10 que sería si el Plan tuviese que tener cuenta de esos tres puntitos de unos olmos que se divisan apenas allá al pie de la vía, o de ese cínife de mujercita que pa rece que está tendiendo un pañolito blanco diminuto en algunos ramajos que haya junto a esos daditos de caserío: ¿adónde iríamos a parar?: tendría que acabar acordándose (¡válganos Dios!) de los musgos y jaramagos que crezcan en el tejado de esa motita de merendero derruído. No, señor: todo tiene que estar limpio : tan limpio que no consista más que en tantos metros cuadrados, tanto de densidad de población por quilómetro cuadrado, tanto de crecimiento del índice de demanda previsible para los próximos cinco años; no mucho más allá de lo que pueda comprender un chimpancé ma nejando un ordenador. Sólo sobre eso puede el Capital echar sus cálculos y realizar sus previsiones.
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Sí, porque es que (recordémoslo) la única arma del Capital es la idea del futuro, es el Futuro. Y por eso, en nuestros días, el movimiento y movilidad esencial de los conglomerados urbanos consiste (¿a qué vamos a engañarnos?) en las obras -ya saben: las obras que cada año se estienden a más y más áreas de betún o de adoquines, a más profundidad en los socavones y más. acelera ción en el sucederse unas a otras; ésas que enarbolan por do quiera este cartel: ESTAMOS TRABAJANDO POR SU FUTURO. PERDONEN LAS MOLESTIAS.
Ése está a punto de convertirse en el panel de identidad (y esquela de defunción) del Estado del Bienestar. y no podemos decentemente hacernos ilusiones con eso de que, últimamente, las obras sean en una cierta proporción (den-
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Agustín
Garcia Calvo
tro de lo que el Plan , ganando un poco, a la fuerza, en inteli gencia, haya lle gado a asimilar) de restauración o rehabilitación de algunos trozos de las antiguas casas y ciudades, pese a que ello implicaba una cierta confesi ó n de la incapac i dad para hacer casas y ciudades nuevas. Pues, mientras eso se re fi e ra como tiene que referirse, a la consabida minoría (del t e rr itori o y de los presupuestos) , no pue de sino servir a s o s ten e r y disimular el arrasarniento mayo r i tario Pero es el derrocamiento de la Mayoría lo úni co que a la gen te pod rí a valerle de verdad la pena. ¿No es acaso el ideal de mocrático, de que la Mayoría sean todos, el ideal sustentador del Régimen que padecemos? ,
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III
Pues bien, frente a la planificación, apelábamos a la 'ispira ció n desde abaj o ' . ¿Qué qu iere decir eso? Pues, hombre, eso es a lo que la gente ha aludido desde siempre cuando hablaba de 'ingenio ' : ingenio era el arte de no sólo vencer las dificultades (del terreno, de la masa, de las condi ciones previas, de los tiempos difíciles) , sino aprovecharlas como estímulo para la invención y fabricación de trazas y artilugios nuevos: un valle entre cerros desiguales que obliga, para no ca var, a trazar un puente de arcos remontantes; una peña saliente en medio de la ciudad que hace crear, obede ciendo y dominando, ese gracioso recodo de la calle, ese retranqueo de la fachada del palacio, hasta esa ocu rrencia de desbastarla un poco para pedestal de una está tua de pastor con un carnero a sus plantas dormitando; ese sol de j usticia que desarrolla una red de callejuelas
Ciudad
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con los aleros de las casas avanzando para sombrajo y los patios sombríos con el borboteo de la fuente en medio; ese frío inclemente que lleva a inventar o reinventar el sistema 'gloria' de calefacción o a buscar maneras de al macenar el calor del estío para los días malos; esa dureza de la nieve caída días atrás que invita a hacer un muñe co de frente abultada y barbilla cuadrada como el Señor Alcalde; ese retorcimiento de las cuatro ramas del arbo lito seco que inventa un bieldo más útil y curioso para remover el bálago de la cebada; esas vetas arenosas del subsuelo de la urbe que hacen imaginar, para el ferroca rril metropolitano, un nuevo sistema de firme y bóveda; esas ruinas del Teatro Marcelo enseñando, con sus mol duras y sus grietas, a trazar sobre sus muros una colmena de casitas de vecinos; esas complicaciones de las reglas acentuales de una lengua nativa promoviendo, al querer usarse para poesía, el invento de una nueva versificación y canto. . . e n fin, ¿para qué recordarles a los lectores más y más d e los casos de ingenio que tienen en su memoria, y para q u é más hurgarles en los corazones? Eso es 10 que era ingenio; con lo que esta desvalida grey de monos parlantes logró sobrevivir mal que bien hasta las puertas de la Historia, y lo que todavía, a lo largo de este siglo de siglos de historia desgraciada, ha seguido permitiendo que la gente, aun bajo el imperio del Plan y del Futuro, recuerde de vez en cuando y hasta palpe, por descuido, lo que era vivir, lo que era vagar por los campos de pueblo en pueblo, lo que era andar por las calles de la ciudad y juntarse a cantar a la sombra de las cate drales o de las tabernas. Eso era la ispiración desde abajo; eso es lo que era ingenio, y eso es lo que sigue siendo ingenio, si es que es algo.
Agustín G4rcí4 C4lvo
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IV
Confío en
que ya
con esto se vaya e nt e n di e n do aho ra algo es el i n ge n io i n compatible con las opera y ar ras a mien to del Capital .
mejor hasta q u é pu nto
ciones de
plan
Por otra parte, bien lo ha s e n tido y sufrido en sus carnes cualquier arqui t e c to , cualquier ingeniero medianamente lúcido y sensible que ha tenido que ponerse al servicio (porque a ver, si no: el dinero es la realidad, muchacho) y que luego, sin embargo, ha querido hacer algo de ve ras, algo no previsto ni planeado desde arriba: a testi monio llamo, primero, los disgustos (no sólo con el Ré gimen, sino también consigo mismo) , y luego, las fa ti gosas componendas. Y, si bien no rehuyo, como se ve, ponerme sentimental (porque, en contra de lo que pretenden hacer creer, el senti miento y la inteligencia están siempre del mismo lado) , querría, en cambio, rechazar de aquí toda referencia a la cuestión estéti ca: p orq u e está uno harto, en estas contiendas 00 mismo si se trata del ferrocarril que si se trata de la Madre Naturaleza) , de ver cómo los Ej ecutivos se sirven de la estética (lo bonito, lo ro mántico) para inutilizar las reclamaciones de la gente. Les ha n enseñado desde pequeñitos la Ley que rige el mun do, a sab er, la de que lo malo es bueno; así que, por tanto, en una p ri me ra fase, no dudan en sacrificar, " con dolor de su cora zón " , tierras de hermosura, ciudades bien hechas, gentes con sus costumbres, en aras del interés superior de la Empresa, o del Es tado, o de la Humanidad -da igual; pero luego, en una segunda fase, cuando con el desarrollo del desarrollo hasta el Capital ha perdido el Norte, aplican la Ley en sentido inverso, y, faltos ya
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Ciudad
de otro criterio, de la fe al dad horror, insipidez vomitiva y pe dantería apestosa de c ualq uier cosa de ésas que costruyen o pla nean, deducen que es que debe de s e r en algún sentido buena, práctica, realista, necesaria, cargada de futuro. En éstas pués, se hace preciso cortar tajantemente y decir de una vez "Basta ya, tío" : lo hermoso es hermo so porque es bue no, porque es útil de veras, porque responde a deseos nacidos de abajo, no administrados desde arriba, porque en ello se siente la tir la obra del ingenio convirtiendo la resistencia de la masa y el sufrimiento de la Historia en ispiración y hallazgo de lo nunca hecho. ,
o ¿qué se creía usted?: ¿por qué la curva de huída de los an jenes de la estación, de Francia es una hermosura, y nada parecido podrá decirse nunca de la estación de Sants?, ¿por qué las calles y plazas y callejas de"por lo menos Segovia manteniéndose medio viva son de por sí una fuente de goce desconocido, y aún (porque aún hay que marcar fases en el progreso del Plan y de la muerte) podía la gente rebullir a ratos en las calles del plano del Pireo trazado por Hipódamo bajo Periclés o en la cua drícula romana de las de Cádiz o en el Ensanche de Barcelona, pero nada pueden ofrecer las urbanizaciones de nuestras afueras abandonadas a la especulación y al futuro del Q!Ilero más que la tristeza de una tarde de Domingo eterna?, ¿por qué una estación de ferrocarril de pueblo es un sitio de alegría, adonde van a ratos. a vi vir también los que no viajan, mientras que un aero puerto o una estación de autobuses son, por alguna ne cesidad, la mansión de la desolación y el tedio?, ¿por qué un tráfago de tranvías es un j olgorio de ojos y de oído, mientras que ese flujo de autobuses embutidos en tre autitos es un cansancio y aburrimiento mortal de los
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Agustín Carda Calvo
corazones? ¿Se creía usted que esas cosas son hermosas porque son de ayer? ¡Venga, hombre ! ¿Por qué, por lo menos, no lo enuncia del revés? Sépase pués que nunca el bienintencionado salvador de las ciudades y la vida de las calles podrá fundarse en motivos estéti cos, ni históricos tampoco: el único motivo es la reclamación de la utilidad, de lo palpable y no ideal ni futuro, del uso inmediato para la gente que siga viva, de la utilidad verdadera que por lo baj o están pidiendo su razón y sus corazones. Lo de hermoso, se da por añadidura; no sea que, por adecentar un poco el estropi cio de la ciudad, vengamos a contribuir al estropicio con más obras y cartelitos de futuro.
v y si, llegados aquí, alguno de los que se esfuerzan por guar dar un poco la ciudad y la vida de sus calles del atasco y el arra samiento que el movimiento del Capital requiere se queda ha ciendo eso de darme la razón en 10 que digo (como si la razón pudiera ser de alguien) , pero meneando tristemente la cabeza y recordándome que, de todos modos, el hecho es que el Dinero está ahí (esencialmente, en 10 alto) , con su Red Informática Universal y su Creación de Puestos de Trabajo, y con él están los Estados Desarrollados, cuya política no puede ser otra que la del (Gran) Dinero, y que, en fin, ésa es la realidad y con ella te nemos que contar y hacer 10 que se pueda y procurar que, den tro de la realidad, las cosas sean lo menos malas, etcétera, ¿qué diablos quieren, de una vez, decir esas monsergas? Todo su fun damento es una creencia falsa: a saber, que este orden es el Or den, y que no hay otras maneras de sociedades o comunidades ni ciudades ni personas que éstas que se nos venden.
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Pero es mentira: las posibilidades de otros y otros órdenes son sin fin; lo que pasa es que no están dadas: hay que inventar las y que hacerlas. Porque sólo el qu e mira desde 10 alto sabe el Futuro: la gen te por acá abajo, no lo sabe: 10 va haciendo; y lo va haciendo gracias a que no 10 sabe.
Así lo ha venido haciendo desde: tiempos inmemoriales, hasta que llegó el día que el Señor (e. e. el Dinero en Persona) tenía que dirigir y ordenar aquellos inventos y producciones desmandadas, y de ahí vino la planifica ción, los trabajos para el Futuro, el suelo reducido a me tros cuadrados de especulación (idealista y financiera, que van juntas) , los conglomerados de bloques de ni chos de televidentes, las autovías trazando por los cam pos su recta hacia el Futuro y de vez en cuando esos ochos y revueltas que tanto les gustan a los ingenieros de caminos (a los vendidos -digo-, naturalmente) que consiguen que para ir hacia "el Este haya que tirarse tres quilómetros marchando hacia el Oeste (pero allá en 10 alto el ojo del Señor sabe adónde van al fin todos los caminos) y los cerebros informáticos municipales planean do con su red de semaforitos el caos y la arritmia mortal del tráfico de autos, el único caos y anarquía que en rea lidad se ha conocido nunca.
VI
Contra ese Orden que se vende como único, a la invención de órdenes y pueblos y ciudades nu evas , es para lo que evoco y llamo al ingenio inagotable que mana del sentido común y de la tierra, y que sin duda ha tenido que vérselas otras veces (u n siglo
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Agustín Garda Calvo
de siglos es tan poca cosa después de todo) con otros regímenes de la estupidez y el miedo peores aún que el Régimen que nos ha tocado padecer. y, si algunos, de entre los ingenieros y de la gente común, encuentran que baj o este Régimen, con el Dinero y el Futuro encima, no puede hacerse nada bueno, pues entonces Ahí los dejo, a la gente y a los ingenieros, a que saquen la consecuencia. . . .
En DIA.RIO 1 6
DE FILOSOFÍA
Cuando se me invita aquí a pronunciarme sobre eso de la Filosofía, supongo que se hace todavía sin tomar nota de que el empleo mismo del término 'filosofía' en nuestro mundo implica ya una trampa y una carga de confusiones bastante poderosas para el engaño de la gente y la inutilización del pensamiento VIVO.
Pues ello es que en otros tiempos, hasta los de Kant, cuando abogaba por la introducción de las magnitudes negativas "in die Philosophie ", y los de Sade, cuando introducía "la philosophie " en la antealcoba de las damas, es decir en tiempos anteriores a la is titución de la palabra ' ciencia', Science, Wissenschcift, con el valor de 'la Ciencia', como nosotros la usamos, 'filosofía' no significa ba para su mundo nada esencialmente distinto de lo que signifi ca 'la Ciencia' para el nuestro. Ahora bien, desde que se inventó la Ciencia (con el consabi do consiguiente desarrollo de las ciencias) , la palabra 'filosofía' se quedaba sin saber qué hacer en este mundo; y así es que, duran te dos siglos, se ha venido usando principalmente para entreteni miento de escolares y estipendio de profesores o para que algu nos literatos poco científicos escribieran filosofía, fuese cual fuera tal materia, y sobre todo, de Filosofía.
Agustín García Calvo
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Pero también para otro uso más importante y que sól o en nuestros días ha venido a florecer en toda plenitud : es el uso que mis lectores encuentran a cada paso, cuando les hablan de la fi lo s ofia de una Empresa, o tambi é n, a imitación de la E mpresa, de un Ministerio o un Partido Democrático; donde el signifi c a do está bastante claro: 'filosofia' quiere decir el plan general y el conjunto de astucias consiguiente que se supone que ha de ser vir p a ra el buen desarrollo de la Empresa. Y, como es táctica que a la gente corriente y de abaj o se nos recomienda costantemente que, una vez que e l Poder se ha he cho cargo de una palabra y la usa con éxito y a su manera lo m ej o r que podemos hacer es abandonarle la palabra al Poder (que no nos duelan prendas, que ya daremos con otra, que las hay sin fin) , pues así en esto : ya es hora de abandonarles a Ellos la palabra 'filosofia', y no empeñarse en dotarla (¿para qué?) de algún s ignifi c ado bueno, noble ni sublime. Otra cosa sería si, en vez de p reg u ntarm e por vanidades como la Filosofia, se me preguntara por la Ciencia, que es lo que es filosofia de veras en nuestro mundo; porque ahí mi res puesta sería bastante clara y simple: la Ciencia es una parte pri mordial del aparato de la Cultura, que es, en el último desarrollo del Dominio, el pri n cipal ministerio de que dis p one para redu cir la gente a Masas de Personas y apagar todo pensamiento des mandado y peligroso; dentro de ese Aparato lo que a la Ciencia le compete es hacerle a la gente creer en la Realidad, esto es, creer que se sabe lo que es este abismo y lío sin fin en que nos hundimos (que por 1.0 menos hay Arriba algunos que lo saben) , de manera que la gente se quede a gu sto, formando parte cada uno (a modo de átomos) de esa misma Realidad, y se consiga, si es posible, que no vuelva ya a nacer ningún niño que se ponga a preguntar "¿Qué es?" . .
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En PERFILES, nO 62, abril '91
OJOS
Y
OÍDOS / IDEAS
Y
RAZONES
Al invitarme los amigos de PERFILES a contribuÍr con algo a su revista, se me ocurre que acaso lo más propio para el caso sea intentar poner a punto, delante de sus lectores, algunas cues tiones que estos años se me han venido planteando tocantes a las relaciones de la diferencia entre vías sensitivas (digamos vista y oído, por limitarlo a las más notorias) con la diferencia entre esas dos istancias del lenguaje o pensamiento que podemos llamar ideas o significados y habla o razonamiento. Parece, de primeras, que la oposición se refiere a algo como el 'movimiento' , en el sentido de que los ojos pueden percibir estructuras o conjuntos que permanecen, esto es, que los ele mentos o rasgos que las componen se dan contemporáneamen te, simultáneamente, todos a la vez, en tanto que los oídos están para percibir propiamente sucesiones de hechos, uno tras otro, nunca verdaderamente simultáneos, de modo que sólo puede oírse lo que pasa, pero nada que esté en su ser, como las cosas que ven los ojos. Cierto que algunas consideraciones desvirtúan oposición tan neta: por un lado, también los oj os, decimos, perciben el movi miento; y así es, pero sólo relativamente, por contraste entre dos cosas vistas y mantenidas como permanentes: así, si veo al zorro
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Agustín García Calvo
saltando la tapia del corral, sólo puedo hacerlo gracias a que veo al zorro como zorro y como idéntico a sí mismo todo el rato que la historia de su salto dura, y a la tapia como tapia la misma permanentemente; y lo q u e 10 prueba es que también, aparente mente, a la tapia y al zorro puedo verlos sin que hagan nada ni les pase nada. Por el otro lado, puedo también oír, decimos, sonidos simul táneos, por ej emplo, si estoy oyendo cantar al son de una guita rra y voy a la vez sintiendo el cante y el rasgueo, o más aún, si oigo una sinfonía a gran orquesta y voy conj untamente discer niendo los timbres y a veces líneas melódicas diferentes de los varios istrumentos; y así será, por cierto, pero no así literalmen te, sino más bien una de dos, que o bien se oye de veras conj un tamente como un solo sonido compuesto (composición no más sorprendente que cuando el ruido lej ano de una noria, analiza do más de cerca, se revela compuesto del chirrido del engranaj e, el agua cayendo de los cangilones y hasta las pezuñas del burro ciego que la mueve) , o bien, si de veras se discierne voz y guita rra o los sonidos de los varios istrumentos de la sinfonía, ello será en una recomposición de la a t ención dispersa que no se dará ya mientras se está oyendo, sino en algún sitio donde los componente s estén de algún modo quietos para dej ar apreciar sus mútuas relaciones No quitan pués estas precisiones su sentido a aq u ello de que se ve de una vez, pero se oye s ucesivamente Y esto fácilmente se deja trasladar a los mecanimos del lenguaj e : pues una idea de una cosa, una idea de tapia o de noria (o s i gn i ficado de las pala bras 'tapia' y ' noria') no puede tenerla uno, sea vidente o sea ciego si no es como un conjunto s i mu l tá n eo de las notas o ras gos que la determinan como tal cosa; y no cambia nada al asun to el que la idea sea la de ' correr' o la de got e ar ; pues aquel movimiento o sucesividad temporal que p u di era haber en las ac ciones o pasiones cor respond i e ntes está subsumido como rasgo ,
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Ojos y oídos / Ideas y razones
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del significado y las ideas de 'gotear' o de 'correr' están igual de quietas que las de 'noria' o 'tapia' . En cambio, el hablar, discurrir o razonar parece que no pue de menos de ser algo "temporal", esto es, sucesivo o de produc ción de elementos uno tras el otro, sean frases seguidas o pala bras o fonemas; pues, si bien las palabras de una frase se hace como si fueran todas a la vez G ustamente para hacerse una idea de lo que la frase dice} y se hace como si fueran simultáneos to dos los fonemas de una palabra sintagmática (para poder enten derla como palabra y, si significa algo, que se produzca y reciba la figura semántica a que su figura fonémica y acentual o prosó dica, le corresponde) , esas anulaciones de la sucesividad en ni veles diferentes, aseguran, al anularla, la insimultaneidad general que al habla y razonamiento le está impuesta. Ni tampoco el hecho de que el lenguaj e escrito sea visual le quita de que haya de escribirse y de leerse sucesivamente, ya con ojos o ya con dedos. y desde luego, un razonamiento, aunque engarce en su dis curso ideas (y hasta ideas fijas) , él no puede ser sino sucesivo, y de condición por tanto contraria a las ideas, al menos hasta el momento en que uno, metafrásticamente, se haga una idea del razonamiento, caso en el cual será un resumen, suma o conclu sión de razonamiento, pero como razonamiento habrá ya muer to en esa idea de sí mismo. No cabe más aquí seguir, con los lectores de PER F ILES, ra zonando sobre los problemas variopintos que en lo dicho están i mp licados y las interminables consecuencias que de ello se deri van. Pero, en cambio confío en que, si llega un día a funcionar la escuela de lingüística, lógica y artes del lenguaje, que baj o el p a t ro cinio de la comunidad de Madrid estamos tratando de que funcione, donde se estudien las relac i ones entre lógica (y mate mática) con gramática y con música, deseo que este artículo sea también una invitac i ón especialmente para gente de los priva,
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Agustin García Calvo
dos de visión, a participar en la escuela y en el último encuen tro preparatorio para ella, que se hará, si allá llegamos, a fines de setiembre de este año; pues para lo más de esas cosas, ni lógica ni gramática ni música, la vista en verdad no hace gran falta, si bien sigan haciendo falta las ideas, aunque nada más sea para pe rde rlas .
[pedido
y no
publicado
En
ElLE]
¿PROHIBIRÍA USTED LAS BANDAS . . ? .
A mí no ha lugar a preguntarme si prohibiría o no: yo, a pe sar y en contra de mi Nombre Propio, soy del pueblo, esto es, de los mandados y prohibidos, y no pertenezco para nada, ni si quiera por imaginación o por intento, a los Mimstros del Señor, que son los que mandan y prohiben. Pero, si se me pregunta por lo que Ellos, los del Poder, pue den hacer, si prohibir o no, la cuestión se vuelve de una ridicu lez sangrienta. Porque las bandas fascistas, neo-nazis, skin-heads y demás, son para la Sociedad del Bienestar una necesidad de pri mer orde n . N o hay un solo país de los Desarrollados que no tenga su cuota de Juventudes fascistoides, lo mismo que tiene su cuota de terroristas y su cuota de pordioseros de metropolitano. Son cosas que el Régimen necesita, y que por tanto Él mis mo engendra, lo mismo que necesita y engendra, en las márge nes del Desarrollo, las hambres en Somalia, las matanzas en Bos nia, Chiapas o Ruanda. Sin eso, no podría mantenerse un s olo día el Régimen. Son esas bandas de j óvenes fascistas (o terroristas o delin cuentes) las que sirven para sostener, por contraste, la imagen de la normalidad y el bienestar, para o cultarle a la Mayoría los grandes crímenes legales de la normalidad: los millones y millo -
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Agustín
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nes condenados a seguir comprando auto para arrasamiento de Ciudades y de campos, y para aumentar 50 veces el volumen de la Persona, hasta que estalle en un holocausto de autopista en aras de la Ley; los miles y miles de millones condenados, ante la pequeña pantalla, a la muerte progresiva de sus inteligen C ias y sus corazones. Sin los horrores y anomalías que el Régimen cultiva en sus urbes y sus márgenes, nada de e so podría mantenerse. Y ¿cómo va el Régimen a prohibir una cosa que le es tan necesaria para su subsistenCia? Los Ej ecutivos harán pucheritos humanitarios de disgusto por esas plagas , esas hambrunas, esas bandas ; p ero ¿prohibir? ¿Prohibir lo que Ellos mismos están criando por lo bajo? y además, en especial las bandas neo nazis cumplen una fun ción peculiar suya: porque aquellos sue ñ os de D ominio Mundial de un Hítler (o a qu e llas cru e ldades infan tiles de un Calígula o un Nerón) se nos quieren vender como el error supera do por el Desarrollo, pero no son más que el espejo, li geramente defor mante, de la horrenda infantilidad del Régim e n que, hoy y aquí, padecemos, con su ideal de un control informático del Globo, según el modelo de los TEBEOS de Ci enCia-ficción, con su sacrificio de todas las cosas y las vidas al Dios de la Ban ca, al Dinero Sublimado. y además, en fin, que, sin esas bandas (y los demás horrores m arginales) ¿cómo iban a producirse todos los días noticias ho rripilantes para escándalo y edifi c ación de los televidentes? ¿Cómo íbamos a llenar, si no, estas mismas páginas de ELLE? Y ¿no es la producción de noti c ias una de las empresas más poten tes del Régimen de la So c iedad del Bienestar? ¿No es verdad que no podemos vivir ni dos horas sin noticias de las malas per sonas y de los horrores de por ahí, para ocultarnos, lo que sos pechamos por lo bajo, que en verdad no pasa nada? ,
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En EL CORREO DE ZAMORA
BELLOTAS
Llaman a la puerta de este caserón de la Rúa donde tratan de acogerse mis tristezas cuando recaigo por Zamora: s on Ángel y José, dos muchachos desgalichados, despelufados, sonrientes y, 10 mejor de todo seguramente, desconocidos de mí hasta el mo mento, pero que me estoy ya entendiendo con ellos a las dos pa labras. Van a juntar gente en Valorio este Domingo que viene, 22 de Noviembre, en una fiesta de sembrar simientes diversas, como al mes le corresponde; pero me hablan sobre todo de be llotas: sembrar bellotas . No forman grupo ninguno, ni ecologista ni nada; sólo que hablan de la madre tierra, y le hablan también a ella, en unas pe gatinas que me dejan, donde han puesto "Gracias, madre tie rra". Lástima que les hayan pintado un globo ter ráqueo, con la cara en que queda la Península por el centro; porque no es ésa, seguro, la tierra de que me hablan, a la que hablan. Los han confundido un poco: no deseaban ellos tratar por cierto con el planeta Tierra, que es un invento de la Geografía , de la escuela y de los mapas, una idea por tanto, una idealidad, como lo es toda la Realidad que Capital y Estado como tal nos venden, contra los que ellos es tán , a sabiendas o, mejor todavía,
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sin saberlo. No: se trataba de esta tierra donde pisamos, en la que se siembra. Pero no importa: mientras me hablan de sembrar bellotas, nos quedamos mirándonos a los ojos, y entiendo b ie n lo que desean, a lo que andan. Y entre tanto, desde abaj o (que es que me vienen a visitar porque a menudo hablo de lo de abajo, tie rra, pueblo, mujeres, vida . . . , que es lo contrario de lo de Arriba, el sitio del Señor, de l Poder, Estado y Capital) , desde abaj o me van acudiendo tantos pensamientos y añoranzas . . . M e acuerdo l o primero de don Quijote entre los cabreros, alzando en el c u e n co de la mano un puñado de bellotas avella nadas de las que ellos para postre le ofrecían y dando comienzo al discurso de la edad de oro. Porque es que las memorias de la literatura se confunden ahí y se enriquecen con el resabio del dulce amargor de tantas bellotas avellanadas que, de niños y más tarde, hemos mascado por estas tierras y en las casas de sus pue blos, seguidas de la dulzura inolvidable de un trago de agua limpia. y es que ¿cómo se podrá decir? El pan, el pan es, cierta mente, el yantar de los yantares, el alimento humano, lo más bueno de los hombres, que más bueno que el pan no hay nadie, lo que ha criado y sustentado esta cosa, tan bendita como into lerable, de la criatura humana; pero es sólo el alimento de la Historia, el pan trabaj oso y malpartido de la Historia, la que empieza con el destierro del paraíso y termina con el Hombre mayúsculo, heredero de Dios, Dominador y aniquilador de tie rras y de pueblos. Antes de eso, fuera de eso, eran las bellotas: eran ellas el pan de la no-Historia, el pan (¿quién sabe?) del pueblo, de la vida. Y así viven por siempre, por debaj o del dinero y de la Administra ción de Muerte, como estos muchachos me lo recuerdan, en el resabio de su dulce amargor inolvidable. No sé si, con los aj etreos miles a que me dejo llevar, podré
Bellotas
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ese Domingo estar con ellos, oyendo sus cantares, sembrando bellotas frescas o mascando, si alguno lleva, de las viejas. Pero me alegraría que hubiera con ellos muchos, reconociéndose en tre sí en el asco común de las ideas y el dinero, en el amor co mún de lo que no es eso, de lo que sigue viviendo por debajo de eso.
POR
LA VIDA
DE LOS RESTOS DE ZAMORA
Al recaer por estos rabos de ciudad que nos han dejado, oigo que dentro de unos días va a abrirse la galería de arte ' Martín Brezmes' en la Rúa de los Francos, y sé del buen deseo con que la abren de contribuír a traer algo de vida a esta proa de Zamo ra, hasta hace poco medio abandonada; también oigo que, para Octubre, Raúl Prieto, que tanto ha estado estos años callada mente haciendo por devolver la traza y el uso a casas de estos aledaños, va a abrir en la Rúa de los Notarios otra galería. Somos ya unos cuantos medio-pudientes, entre artistas, ta berneros y simples particulares, los que tratamos de volver a vi vir en esto que de ciudad nos queda y de traer gente a vivir en ello, al menos a ratos, y a recordar lo que era una ciudad. A ésta le ha sucedido lo que, en el Desarrollo y Promoción desmandada del Dinero, suele pasarles a las que eran ciudades largas: que la espansión (bloques de pisos, garajes y aparcamien tos, discotecas y demás adornos: no vamos aquí a recordar lo que es la espansión en el Régimen del Desarrollo y la desgracia de que parezca que nos hemos quedado imbéciles y mancos, in capaces de hacer nada más que lo que ya está hecho) , todo ello tiende a producirse por una punta (en este caso, sobre todo ha cia el Este) , mientras que queda en la otra punta la ciudad bien
Por la vida de los restos de Zamora
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hecha (gracias a la falta de Planes) como un resíduo abandonado de la espansión y condenado a la miseria y a la muerte. Porque es que los prohombres de la Espansión (en fin, los fieles del Dinero) llaman vida al tráfago de autos y camionazos inútiles (un tranvía, un solo tren de mercancías, harían en un momento lo que todos ellos juntos) , al jaleo de las señoras dedi cadas a comprar en los Supermercados mucha nada revestida de celofan de colorines, al ruido tremebundo de discotecas y bares de juventud, destinado a que la juventu 9 se quede sorda y no se entere de lo que con ella están haciendo; en fin, se trata de con seguir que la gente se olvide de lo que era vida, de lo que era ciudadanía, de lo que era entendimiento. y no voy a decir que los intentos de restauración y los pro cedimientos c Jlturales, como éste de las galerías de Raúl Prieto o de Martín Brezmes, ni siquiera las aventuras cafeteriles, como las del ' A ureto ' , el 'Mesón del Castillo' , ' L os Tilos', 'La Travia ta' , qu e han surgido aquí en mis alrededores, sean recursos cIaros y sin ambages para esto de devolver la vida a la ciudad. Los de tipo cultural cargan con la ambigüedad de que la Cultura es hoy día el arma p ri nc ip al del Des arroll o, y muchas veces un Mus e o, po r eje mplo, al mismo tiempo que gu arda las riquezas de anta ño, contribuye también a amortecerlas. Pero ¡ qu é se le va a ha cer! : no vamos a ponernos puristas y andar con demasiados es crúpulos en esta lucha, cuando el enemigo (la Promoción y el Dinero Imperial) no se anda con ningunos. Se hace lo que se puede; y lo que por un lado puede ser pequeño negocio o rego deo de un señor que intenta vivir en una casa y no en un susti tuto, no quita que pueda también servirle al público, a la gente que en Zamora quede, para algo. En todo caso, no puedo menos de felicitar a estos amigos, alegrarme con sus iniciativas, y desearles, no éxito (eso es para los Ejecutivos del Bienestar) , pero sí clientela buena, medios para resistir en el i n t ent o, y alegría para seguir adelante contra
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los tiempos. Y aprovecho también la ocasión que ellos me dan para volverles a mandar este recado a los ciudadanos de Zamora: Contra la espansión de Zamora hacia los desiertos del Futuro (el Futuro es la muerte: con el Futuro administran la muerte los Ejecutivos del Señor) , recordar que e s e 1 r e c u e r d o 1 o q u e e s v i d a . Y que aquí, no Planes, no Cultura, no Turismo, sino algo de vida de la gente corriente pueda vol ver por estos viejos andurriales dej ados (gratias agamus) de la mano de Dios, del Dios que es el Dinero.
FIE STA
También es triste : a la gente le mandan "¡A divertirse! " , y les organizan la diversión y se la programan, y, sin e mbargo en contra de 10 que podía esperarse, obedecen todos como un solo hombre (bueno, la Mayoría) , y van y se divierten. y la cosa se las trae: porque lo que es de sentido común es que, si de antemano te anuncian lo que va a pasar y te regla mentan lo que vas a ha c er ya con eso solo debía bastar para que te aburrieras de todo lo qu e hagas y lo que te pase: porque, si ya se sabe, ¿para qué va a tenerse que andar haciéndolo? Eso de programar las cosas y de planearlas, parece que debía ser para el Trabajo, para los Ej e c utivos, para los Sindicatos, y en último término, para los ordenadores y computadoras, ''0 sea para todo lo que está ahí para aburrir al mundo; pero, para divertirse. . . ¿O será que eso de divertirse n o tiene nada que ver con pa sárselo b ien con placer ni gozo ni cosas de ésas, sino que es más bien un sustituto, y que eso de divertirse es aburrirse, sólo que, como decía el otro, sin darse cuenta? ¿No van a celebrar tam bién sus cuchipandas y pasárselo guay los ordenadores con las computadoras? Seguramente las fiestas han estado siempre para eso, vamos, desde el comienzo de la Historia, o sea desde los primeros ca,
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lendarios, O sea desde que el Faraón con sus sacerdotes se las or ganizaba a los que andaban currando en el alzami en to de las Pi rámides, ésas que se costruÍan para que . . . bueno, para que al cabo de 5 . 000 años pudiera el Bonaparte decirles a sus tropas en formación "Desde esas pirámides, 50 siglos de Historia os con templan " . E s una broma, claro : porque, d e verdad, para l o que eran era para guardar al Faraón en inmortalidad embalsamada; otra bro ma: porque, de verdad, de verdad, para lo que servían era para que los del común se pasaran la vida currando hacia el Futuro y no se les ocurriera pensar en otra cosa; bueno sí, en divertirse el día de la fiesta, pero que para el caso . . . Pero no vayamos también nosotros a meternos en ese pozo vacío de la Historia: fuera lo que fuese de los difuntos egipcios, chinos, griegos, romanos, reclutas de Napoleón o j uventudes de Mus s oli n i como acá no creemos mucho en todos ellos (o sea que no creemos que e x i s t a n , como la Historia manda y como les gusta d e ci r con e quis y todo, a los locutores) , pues nada: lo que nos atañe son estas fiestas de hoy, las de San Pedro Apóstol en Zamora de 1 996 después de Cristo; porque es que en el hoy vemos el siempre, y hasta casi lo palpamos. ¿Cómo son estas fiestas que hoy se les organizan a los cu rrantes de hoy, desde los de Salario Mínimo a los Altos Ej ecuti vos, a todo escalafón? Pues ya se comprende: de la manera que corresponde a las Pirámides que hoy se erigen . y ¿qué Pirámides son ésas? Pues, hombre, ya saben: el Faraón, como no habla ya egipcio ni griego, se llama Estado-Capital; los capataces son los Ejecutivos más o menos altos en la pirámide, los sacerdotes son los Directivos del Ministerio de Cultura, y hacien do base, la gente que se cree todavía que para comer hay que tra bajar; de manera que las Pirámides ya saben cuáles son: el Alta Ve locidad, la Torre King-Kong, la Autopista Peleagonzalo-Almeida de Sayago, el Paso Subterráneo por debajo de Mís . . . , la Factoría ,
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Fiesta
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luso-japonesa de chip-chis (sí, hombre: encendedores con chip informático incorporado), en fin, cualquier cosa, con tal de que " reúna las siguientes condiciones: a) que a la gente no le sirva para nada; b) que mueva capital; c) que cree Puest
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A gustín
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chaval, si ya está escrito en la Prensa y en los libros, si los voce ros desde Arriba te esplican por las ondas el programa de las fies tas, si la Banca te las patrocina, y hasta, si te descuidas, te plantan las imágenes de cómo son esas fiestas en la Televisión de la Auto nomía? y ¿quién va a acordarse, mucho menos, de quién era san Pe dro, llamado Simón, que un día abandonó su puesto de trabajo en el ramo de la pesca, para echarse a vagabundear por esas tie rras detrás del otro aquél que les decía "No cuidéis del día de mañana. El día de mañana cuidará de sí mismo. A cada día con su mal le basta"? También el pobre San Pedro está atrapado en el libro de la Historia de después de Cristo, y ya no es siquiera aquel San Pedro de piedra cuyas rodillas iban desgastando los be sos de los feligreses. Nadie se acuerda de él, y guardado en el Museo, ya no hay besos ningunos que le desgasten las rodillas, como no sean los de algún turista j aponés fanático de la Cultura. Pues bien, son esas tradiciones estereotipadas, muertas en Historia, las que el Poder utiliza también, como uno más de sus pretestos, para ejercer y organizar la única fiesta verdadera que le importa: la trasformación de la gente viva en mera Masa de In divíduos condenados al Futuro, para lo cual, en complemento del Trabaj o inútil, la Diversión, que"consiste en crear el Tiempo vacío con el mismo hecho de llenar el tiempo, de manera que se realice ese milagro de que la gente se aburra sin darse cuenta, y hasta, en los casos de idiocia consumada, pasándoselo pipa los fi nes de semana, y más pipa todavía en las Ferias y Fiestas de san Pedro. Bueno, ya hemos oído cómo es la cosa, ¿no? Lo habremos oído acaso con lo que nos quede vivo todavía en las orej as de sentido común y de sentimiento, por debaj o de las ideas, im puestas y personales, que nos hacen sordos. Así que, si después de todo esto te da igual, amigo, pues ¡ale, a divertirse, qué cara jo, que son dos días!
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Señor Director: Es clara, o tal vez sea demasiado clara, la cuenta que aquí sigue: A) Eso que ustedes llaman ETA o IRA o BANDA TE RRORISTA tiene su principal apoyo y munición de fuerzas en la Televisión y demás Medios de Formación de Masas. Ninguno de sus recursos puede ni de lejos compararse en poder con la publicidad estrepitosa que esos Medios dedican a cada uno de sus gestos, fechorías y amenazas; y es evidente que, sin ese apo yo, si los Medios no se ocupasen de ella (o, lo más, en algún rin concito de SUCESOS) , la Banda habría enseguida dejado de existir, como deja de existir todo lo que no aparece en Televi sión. B) En justa compensación, la Banda o como la llamen pro porciona a los Medios, con la Televisión a la cabeza, una canti dad de contenidos, materia o recursos para llenar páginas y e sp a cios, de un valor enorme para ellos. Apenas si los más cacareados escándalos deportivos o estruendos roqueros para ju ventud de estadio pueden competir con esos terroristas en gene rosa contribución de materiales con que llenar los vastos vacíos cotidianos. Algu n o más entendido en cuestiones financieras podrá eva luar en miles de mill o n es el importe de lo que la ETA o Banda que sea aporta a la Industria de P roducció n de Noticias y a los
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espacios televisivos (B) y lo que los Medios, a su vez, le aportan en masa de poder y promoción a la dicha Banda (A) , Y hallará que, con algunos regateos de más o menos, el intercambio es equitativo y satisfactorio para ambas partes. Pero las cifras del Dinero cantan; y lo que nadie puede ya creer es que ni la ETA esa esté de verdad contra el Capital o Estado y sus Medios ni los Medios del Estado o Capital estén de veras con tra la Banda. Dos entidades que mantienen ese negocio con pro vecho mútuo, no pueden ser enemigas, sino del mismo orden. El negocio se monta, como siempre, a costa de la gente co rriente y vaga, que no tiene grandes intereses ni en la Banda su sodicha ni en la gestión de los Medios de Formación de Masas; a la cual se la engaña y entretiene y, si llega el caso, se la hace sa lir en manifestaciones levantando las manos y las protestas . ¿a quién?: no va a ser a los terroristas, que tienen el deber profesio nal de no oír nada, y que, con ese inocente barullo, se regocijan a la par que los Gerentes de Televisión, y no va a ser al Poder, a las Autoridades y a los Medios de que viven ellas, que no tienen la culpa y que están tan compungidas como los ciudadanos. Al aire, al cielo. ¿Será posible que en uno de los periódicos del Régimen se dej e todavía aparecer en un rincón una cuenta clara, una nota de sentido común, de lo que cualquiera de la gente siente por lo baj o? . .
AGC
[De los 13 periódicos a los que envié esta carta, en los días intermedios entre la condena de aquel hombre por el Organismo y su ej ecución, creo que la publicaron 7 , ninguno d e los d e Madrid. Esto puede dar también una medida de la censura bajo el Régimen .]
[CARTA A DIRECTOR DE PERIÓDICO, NO ENJlIADA A NINGUNO]
Se sigue escribiendo todavía en los p er iódi cos . Ayer me han leído un artículo de una antigua y querida amiga que se quejaba de lo siguient;,:: por lo visto, se han fabricado por ahí billetes de 2.000 pesetas falsos, que llevan algún tie mpo circulando, pese a las señas diferenciales que se han hecho públicas para cautela de los usuarios. Pero héte aquÍ que mi amiga había descubierto, al ir a sacar dinero de las paredes con su téUjetita, que el cajero auto mático de su Banco le suministraba una tanda de billetes de 2.000, ¡ que eran de los falsos! De ahí , su escándalo y desconcier to: que hasta la Banca dejase circular, y pusiese en circulación, billetes falsos. Pero ¡ah, querida amiga, qué buena ocasión te has perdido de sacar la moraleja de tu cue n to ! Si tan facilmente pue den circular por los canales de la Banca los b ille tes falsos envuel tos con los ot ros , ¿no prueba eso que los unos y los otros son demasiado parecidos? A las máquinas del Capital les dan lo mis mo los falsos que los buenos. ¿No se t e ha acordado pensar, en ton c es , que todos los billetes son más o menos igual de falsos? AGC
En EL CORREO DE ZAMORA, Agosto '97
POR LOS OKUPAS DEL CUARTEL 'VIRIATO '
No sé si me encuentro demasiado triste para escribir esto que tal vez sea mi despedida de Zamora. Sin embargo, quiero aquÍ recordarles a los conciudadanos, y también a los que han participado con la escuela de sabiduría popular en la ocupación y el usufructo del ala delantera izquierda del cuartel 'Viriato' , al gunos puntos elementales. Uno es que ese ala del cuartel abandonado se abrió al uso y se ha venido usando gracias a una toma desde abajo, sin permiso alguno, y hasta con cierta oposición, de la Autoridad: primero, hace ya más de ocho años, una iniciativa de mucha gente, muy imprevista (y que hizo mucho por volver a despertar en mí una simpatía por los zamoranos) , vino a dar en una toma y ocupa ción del cuartel , ya largo tiempo abandonado, y en su uso para clases, conciertos y otras cosas durante algunos meses, hasta que la negociación con la Autoridad y las promesas de fu turo (uni versidad en Zam o ra campus, vida para el comercio, en fin, ya se sabe: lo de siempre) cortaron aquella iniciativa. Luego, al cabo de seis años y que el Futuro no llegaba, volvimos unos cuantos a irrumpir en ese ala, teniendo que romper por dos veces la puer ta principal, y a ponerla en uso para la escuela de s. p. , como en uso la hemos mantenido desde entonces, más de dos años y me,
Por los okupas del cuartel 'Viriato '
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dio, mientras que después otras asociaciones diversas venían a participar en el usufructo de las muchas y decentes dependencias de ese ala, que tiene, entre otras cosas, el antiguo bar de j efes y oficiales (ahora, casa gallega) y la sala de j uicios militares (ahora, aula principal de la escuela de s. p.) con su estrado y todo. y no es que a las varias asociaciones ocupantes se les pidiera participar en ninguna idea ni actitud política común, pero 10 qu e sí debían recordar todas es que a ese uso de las varias depen dencias han entrado por invitación y ejemplo de los primeros ocupantes; y parece que eso, cualesquiera tej emanej es con la Autoridad en que luego algunas de ellas se hayan visto envueltas, debería obligar a todas a una cierta fidelidad y agradecimiento por el disfrute compartido. Lo segundo que quería recordar es el sentido de la okupa ción, de ésta y de muchas otras que estos años se p."roducen por · los ámbitos del Estado del Bienestar: resulta que ni el Estado ni el Capital han demostrado ser capaces de saber qué hacer con la inmensa cantidad de edificios, grandes y de firme traza (palacios, monasterios, cuarteles, estaciones de ferrocarril, casas burguesas y caserones) que habían dej ado los Regímenes anteriores: un a parte, en los años de e s tab l e cimiento del nuevo Régimen y de promoción desenfrenada, los arrasaron por las buenas; y otra pe queña parte la decl a raron Monumento Histórico-Artístico u otro título por el estilo, y pro c edi e ron trabaj osamente a restau rarl a y dedicarla a divers as inutilidades culturales; pero quedaban y quedan todavía muchos de ellos entregados año tras año al abando n o y es ahí donde, en buena lógica, un cierto número de hijos y de hijas del Régimen se han metido por las buenas y se han puesto a usarlos, para vivienda o para otros menesteres, y por tanto a repararlos, más o menos animosamente, y a resguar darlos, con el uso, del estropicio del tiempo y de la ruina, por 10 menos hasta que los echaran los promotores de futuro para mo ver capital como ellos saben. ,
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Pues algo así también ha sido con los okupas del cuartel 'Vi riato ' : así han mantenido durante estos años ese ala, remozando paredes, salas, escaleras y hasta j ardines (y hay que confesar que no han sido los de la escuela de s. p. los que más han contribuí do a esas operaciones) , librándola de los muchos daños que, con tantos años de espera del Futuro, podría haber sufrido, de tal modo que ahí está dispuesta para, sin grandes obras ni proyectos, seguirse usando para lo que sea. Ésa es, en general, la obra bené fi ca de los okupas, que vie nen así a suplir, con la necesidad o el deseo inmediatos y con el sentido común que queda, pese a todo, baj o el Régimen, algo de lo que no saben ni quieren, y no pueden, los Poderes. Y cuántas veces, con algunos visitantes o nuevos participantes en la escuela, asomándonos por los balcones al patio y a las obras, perfectamente inútiles, que estos últimos años estaban haciendo en las o tras alas, teníamos que decirles "Ahí tienen ustedes el Futuro, q u e lleva di ez años amenazando con llega r : a qu í es el uso inmediato, palp able y sin F u t u ro " . Algo d e e s o e s e l sen tido d e n ues tra okupación . Y, si u n día llega el Futuro, no p od rá hacer con nosotros más que echarnos por la fuerza, como por la fu e rza entramos . Porq u e a los okupas no se les compra con ofertas de otras parcelitas de Futuro ni se les organiza la vida según los planes de lo Alto, de los que ellos, más o menos coscientemente, habían tenido la gracia de salirse: se les echa o no se les echa, y ya está. Y ya sé que en esto no puede contarse con todos los partici pantes en la okupación, ni siquiera con la mayoría: 'La mayoría son feas' es la ley sobre la que se sostiene el Régimen que pade cemos. La mayoría de ellos creerán todavía que de Arriba puede dárseles algo bueno, algo que no sea integración al servicio del Dinero (porque ésos son los actuales cuarteles y milicias que a la j uventud se le proponen) , el vaciamiento de las buenas intencio nes y deseos que traían, y la resignación a eso, al Futuro que
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nunca llega. Seguro que muchos de ellos creen todavía en el Fu turo, en el futuro de su pequeña asociación, en el futuro perso nal de cada uno, en el futuro de Zamora con su parcelita de Universidad, en el futuro de la Humanidad que les enseña la Te levisión; y que, en cambio, no han palpado el gozo de librarse del Futuro y ponerse sin más a hacer las cosas a que les llaman su sentido común y sus corazones, sin más permiso ni administra ción de Autoridad ninguna. y es triste que tenga la mayoría que creer aún en fantasías tales, y más triste en el caso de los más jóvenes: porque este Ré gimen del Auto y de la Tele y de la Internet, el reino del Futu ro, está ya hace tiempo dando señales de derrumbe, cruj idos ominosos que no puede ya disimular el cacareo optimista de los Prohombres y de la Tele, y puede que a los más jóvenes les caiga ya encima algún que otro desplome de las torres de la Ilusión; así que, si hubiera sentido común en este mundo, a lo que ten drían que estarse dedicando es a inventar, como algunos a tientas ya lo ha c en mane ras de que el derrumbe sea menos desastroso, ensayar maneras de vivir sencillamente, sin contar con el Impe rio que les ha cambiado la vida por ese sustituto de movimiento del Capital y de futuros sucesivos. Pero, en fin, la mayoría serán creyentes (es la ley de la De mocracia) , y con ésos, desde luego, no hay nada que hacer: ellos aceptarán el sustituto que las Autoridades les ofrezcan, y se irán tan contentos a integrarse en un Centro Cívico o Cultural cual quiera de los que el Régimen tiene previstos para estos casos. Sólo que la mayoría no son todos; y siempre quedarán, por ejemplo, entre los ocupantes del cuartel 'Viriato', unos cuantos a los que la Autoridad, llegado el caso, tendrá que tratar, a mí entre ellos, como okupas, y echarnos a la fuerza, a fin de dejar sin uso ese ala del cuartel y hueca para el advenimiento del Futuro. He conocido en Zamora, desde los años que estudiaba en el Istituto (todavía uno de los viejos compañeros me escribía ayer, ,
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tan fresco, una " carta al revés" inesperada) hasta los que estos dos años y medio se lo han estado pasando bien conmigo en la antigua sala de juicios y aula a ho ra de la escuela de s. p. , he co nocido e n Zamora, cómo n o, u n o s cuantos hombres y mujeres todavía sensibl es, capaces de dejar hablar a sus corazones y des cubrir las mentiras de la Realidad que a las poblaciones les ven de el Régimen. Pero, si llega a ven c e r m e la evi dencia de una mayoría aplas tante de zam oranos m u ertos en vida y conformes con el Futuro q u e l es venden , de ésos que, i n c apa c e s de l u char por la vuelta al uso del ferrocarril de G ij ó n- S evi lla, se ilusionan todavía con al gu na autopista que l es quieran al qui tranar por los alrededores, y que 10 mismo se dejan cambiar una insólita escuela de sabi duría p o p u l a r por un c a c h i t o de la Universidad prosti tuída de todas partes, e n ese caso, he de decir que no sé si yo personalmente se r é para Zamora, para sus istituciones y comercio, un negocio considerable o no, pero, por mi parte, el haber nacido en Zamo ra no me compromete para nada a morir en ella.
Invierno
'97
'ARCHIPIÉLA GO' N. • 31
(De charla en Murcia)
¿ QUÉ SABE UN NIÑO?
Importante es que ustedes también hablen conmigo acerca de esta cuestión que a todos les toca o les hiere, ya como maes tros, ya como padres y madres, o ya como gente, sin más; por que nadie hay (pienso yO) que no se haya asomado al misterio, al conflicto, de qué es eso de un niño, de ser niño, y de las relaciones que tiene con esta cosa que desde aquí arriba llamamos 'saber' . Querría conmemorar un momento las lab ores, a veces ímprobas, de quienes se han dedicado a las labores de la enseñanza. Quiero recordar en especial a mi tía Augusta Calvo, maestra ya jubilada, en la que he reconocido uno de los casos de más habilidad y sen sibilidad para tratar, por los pueblos de Zamora y Salamanca, con niños de muy corta edad, un especial entendimiento que a veces me recordaba el otro ejemplo, que está ya en la fama universal, el de Lucila Godoy, es decir, la poetisa Gabriela Mistral, maestra también y ejemplo de maestras. Una y otra, mi tía Augusta y Gabriela Mistral, no tuvieron niños, y esto no es probablemente ninguna casualidad. Se trata del trato con niños cualesquiera, no con los de uno, sino con niños aj enos, niños de otros. Es 10 que parece que se dice en uno de los versos recuperados del primer
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testimonio de lengua hispana, mozárabe, en una de las j archas: hay una canción que dice « Fiyolu ayenu», al parecer hablando de, o más bien con, eso, un hijito ajeno, un hij ito de otros. Por que, en verdad, hablando de niños, y recordando lo que uno siente de los niños, tiene uno que darle razón a aquello que el poeta Lucrecio, en el libro V del De Rerum Natura, insinúa pre sentándonos las gracias, el encanto de los niños como el medio por el cual esta horda humana ha conseguido subsistir hasta nuestros tiempos, los suyos de Lucrecio, que son prácticamente los nuestros. Le parecía que, dadas las condiciones, más bien sos pechosas o crueles que caracterizan a esta horda, probablemente la supervivencia y la renovación de las generaciones no se hu biera cumplido si no hubiese sido porque la fiereza de los pa dres, como dice él, quedaba vencida ocasionalmente por la gra cia, las gracias, y la ternura de los niños. Presenta pués a los niños como venciendo toda la mala intención y la mala condi ción de los mayores, de los padres, y sirviendo así como medio para que por lo menos esta horda subsista y siga renovándose de siglo en siglo. Tiene uno tentación, al menos en parte, de darle razón al padre Lucrecio, en esta estimación del encanto, de las gracias, de los niños. Pero, por supuesto, se trata de lo que he dicho, de ni ños ajenos. Lo peor de un niño cualquiera es que sea mío. Eso ya es otra cuestión. Los niños están muy bien, pero el cargar con la relación de propiedad, fundamento de nuestra sociedad, o sea, que los niños sean míos y yo sea padre o madre, a los niños evi dentemente, si no les quita del todo la gracia con que vinieron a este mundo, por lo menos se la estropea en gran medida. La propiedad, se dé donde se dé, no es compatible con nada bueno. Ya se sabe que propiedad quiere decir dinero y que dinero es muerte. De modo que el que los niños sean de uno es una des gracia que no nos deberíamos ocultar nunca, como tampoco pensar que esa relación de propiedad o pertenencia se pu ede es-
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tablecer sobre las criaturas sin que ellas, por ello, sufran nada ni nosotros tampoco. Eso no puede ser. La condición de la ajeni dad, de no ser míos, sería una condición indispensable para que esas gracias estuvieran vivas; porque eso querría decir, al librar nos del ' mío' y del 'tuyo ' , librarnos del Dinero mismo, es decir, de la maldición fundamental de toda la sociedad adulta. No es a esto a lo que nos dedicamos de ordinario. Ni padres ni madres, ni siquiera educadores. Por el contrario, tratamos de enseñarles desde pequeñitos el manejo del diner9. En la culmi nación de este progreso de la horda, en el Régimen que hoy pa decemos, la cosa ha llegado a sus estremos, como era lógico y congruente. Lo que se hace con los niños son cosas verdadera mente mortíferas, funerarias, y por doquiera. Voy a recordaros algunas de esas cosas. Un ejemplo lo tienen ustedes en la Educación Vial, de la que el otro día Isabel Escu dero me comentaba irónicamente algunos de los rasgos, que son útiles. Saben ustedes que en la Sociedad del Bienestar, en el Ré gimen que padecemos, el automóvil personal no sólo es una supuesta necesidad para el movimiento del Capital, de primer orden, sino que además es un símbolo, una especie de represen tación, el símbolo de la personalidad, de la creencia en el Hom bre, en el que la Democracia desarrollada está basada. Estamos así invadidos, aplastados por los autos, por esas necesidades que vienen desde arriba, que son al mismo tiempo el movimiento del Gran Capital y la Fe, la necesidad de la fe en el Individuo Personal, en que cada uno sabe adónde va, una estupidez que por lo baj o reconocemos que es mentira, pero que no por ello tiene que imponerse menos ferozmente. Educación Vial, por lo que sé, consiste en enseñar a los niños a esquivar como puedan por las calles a los autos para no quedar aplastados demasiado pronto. É sa es más o menos la cuestión; es decir, se les enseña a reconocer la condición de j ungla, de jungla automovilística, y entonces se les enseñan astucias y habilidades para irse escu-
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rriendo de la manera más eficaz por medio d el torrente de los automóviles . Comprenderán q ue tenemos aquí la a mbigüeda d fundamental : sí, a lo m ej o r con eso, como con otros cuidados más o menos pe da gó gico s se evita al gu n a muerte de algún niño de cuando en cuando, pe ro entre tanto s e e stá c onsiguiendo con ello l a Muerte, en el sentido más p rofundo de todos. Porqu e el reconocimiento del autom ó v i l como si fuera una naturaleza, como si fueran árboles o l e chugas , es el reconocimiento de la n e ces ida d del Capital y de su Fe. Y eso es muerte. Y e n se ñar a los niños a re c on oce r eso como si fuera una especie de naturale za es, literalmente, mata rlos Entre paréntesis, les recordaré que frente a la alabanza de las gra c i as y enca n t os de los n iñ o s que antes les he recordado surge siempre una fras e qu e Juan de Mairena dice e n el libro de Ma chado, hablando de pedagogía: "Un pedagogo hubo : se llamaba Herodes Uno p uede ver en la frase de Juan de Mairena, aun que sup e rfi c i alm e nt e una crítica del sis tema de enseñanza, pero, como van viendo, ahora la cosa tiene un si gn ifi c ado más profun do. Quiere revelar que efectivamente la Pedago gí a por lo me nos de una manera central y mayo ritar ia, consiste en eso, en rea liz ar la ope rac ión de H e rode s , dar la muerte. No de una manera ta n descarada, no tan mal como lo h i z o Herodes, sino de estas otras maneras que les voy revelando. No sólo lo ven en la Educación Vial: lo ven en el caso de c ual qu ier niño que pide unos duros, para comprar, desde peque ñ i to Esto les revela a ustedes también la muerte ya e n p le n a mar c h a , y en p l e n o dominio. Al niño se le ha inculcado ya que eso de v ivi r déjate de tonterías, consiste en realizar las ope rac i ones d e l ca m b i o eco nó mi c o , e n comprar y vender, el sustituto de la vida, lo que Ellos desde arr i ba suelen llamar "vida", una vez y o t ra con toda la d e sve rgü e n z a y con todo el imperio que les da la oc up ac i ó n de lo s cargos del Poder. La vida consi s te en eso que llaman, cuando dicen que, por ej e mp lo, una Empresa productora ,
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de inutilidades viene a "darle vida" a un pueblecito o a una ciu dad: viene a darle vida destruyéndola y promoviendo mucho ja leo de obras y de camiones, que es lo que ellos llaman "vida". Y llaman "vida" sobre todo al flujo del dinero, al flujo de los nú meros de dinero. Porque el Dinero no es otra cosa que números. Pues ya ven qué pronto a los pobres niños se les educa en esto. Se les enseña que la vida es comprar y vender. Y por desgracia ellos, mayoritariamente, pues lo aceptan desde pronto, y no es nada estraño que a los tres años, a los cuatro, los enc.9ntréis pi diendo unos duros para ir a comprar al quiosco. Ir .a comprar ¿qué? Si se fija uno un poco, verá que en la mayor parte de los casos les importa un bledo qué es lo que van a comprar. Si inclu so el pretesto era comprar un chupachús, podemos encontrar el chupachús en un rincón de la casa al cabo de media hora com pletamente olvidado. El chupachús o lo que fuera era un mero pretesto. Ellos saben que lo que tienen que hacer es pedir para comprar, ir a comprar, traer el producto, etcétera, y realizar las demás operaciones. Bueno, pues esto es Herodes. Qué se le va a hacer. Esto es Herodes, lo mismo que en el caso de la Educación Vi al. Nuestra enseñanza para con los niños se dedica a cosas como éstas. Después, ¿para qué decir las cosas más evidentes y sangrien tas? Si los abandonamos completamente indefensos delante de la Pequeña Pantalla con un pretesto u otro, pues ya la consagración de la Mue rte del imperio de la Muerte, se está cumpliendo del todo. Y no piensen ustedes que . . . sí, sigue habiendo escuelas y a los niños se dice que se les enseña lo que toca en las escuelas; pero eso no es casi nada comparado con la Televisión. El verda dero órgano de educación en el Régimen que hoy padecemos es la Televisión, y las escuelas y todo lo demás a su lado son poca cosa. Complementan, a veces, o contradicen, pero el Ó rgano de Cultura, el Ó rgano de Educación, es la Televisión. Los abando namos porque nosotros somos lo bastante idiotas para habernos ,
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creído que en la televisión puede haber diferencias, entre pro gramas para niños, programas buenos, programas malos, progra mas culturales, programas no culturales, programas violentos, programas no violentos . . . Somos lo bastante idiotas para no ha ber reconocido en la Televisión en bloque y sin más una especie de órgano mortífero que ha nacido precisamente para dar muer te y que, sean cualesquiera los programas y las maneras, no pue de hacer otra cosa más que dar muerte, es decir, contribuir a convertir la vida en un Tiempo Vacío, ese Tiempo Vacío que sobre todo subsiste cuando es un tiempo vacío llenado, como en el caso de la Televisión y las diversiones en general : ese Tiempo Vacío que el Capital necesita para sus manej os, porque sólo ese Tiempo Vacío, futuro, vacío, es el que mueve dinero y es Dine ro él mismo. Ése lo necesitan, y entonces, pues a las poblaciones se las hace servir p a ra esa necesidad, simplemente Se les llena el tiempo para que el tiempo sea vacío, y entonces la vida queda sustituida por eso. Entonces los mayores, incluso los mej or in tencionados, c reye n d o que de verdad puede haber programas para niños, apto s , y q u e deben evitarse programas violentos y que hay programas de di gnida d cultural, y luego que hay teleba sura, cuando abandonan a los ni ñ os delante, pues los están aban donando delante de la Pequeña Pantalla a la imposición de su muerte. Porque ya para el niño no hay otra cosa más que eso, más que conversión en Tiempo Vacío y Muerte. Por desgracia en esto como en lo demás, sucede que los propios niños desde muy pronto se hacen colaboradores, es de cir, aceptan, empiezan a distinguir entre programas, a decir que éste les gusta y el otro no les gusta. Se están educando para la D emocracia, naturalmente. Y el imperio del gusto personal en un niño puede llegar a ser feroz en la sociedad del Bienestar. Defender, aparentemente con pasión, y desd e lo hondo, el dere cho a tener su gu sto personal a elegir entre este chupachús o el otro, esta marca de camisetas o la otra, este programa o el otro, es .
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una cosa que a veces aparece, literalmente feroz, entre los niños de nuestra sociedad. Han incorporado el Ideal del Régimen rei nante. Se están educando para la Democracia, que se funda en que cada uno crea que tiene su Gusto Personal, que sabe lo que hace, que sabe qué quiere, que sabe qué compra, que sabe qué vota, que sabe adónde va. Y los pobres, pues lo aprenden desde pronto; no es muy dificil aprender esta estupidez, por desgracia. Se aprende enseguida y se funciona de acuerdo ya con ello. Les he dado algunas muestras de lo que es lo que hacemos con los niños, de ordinario, fundados en nuestras propias creen cias, en nuestro propio saber, que nos creemos que sabemos, acerca de la realidad. Esto tiene un fundamento muy profundo; no es ninguna cosa propia y esclusiva del Régimen que hoy pa decemos, el de la Sociedad del Bienestar, el de la Democracia Desarrollada. Aquí se da de una manera fulminante porque en esta época se consuman todas las épocas, están como concentra das aquí. Pero no es nada propio: está en el arranque mismo de la Historia. Lo primero que a un niño se le enseña es que se tie ne que morir mañana. Ésta es la primera idea, y eso se ha hecho desde siempre. "Tienes que morirte, estás condenado a muer te" . Esta declaración, que es sustancialmente la misma que un juez puede lanzarle a un reo en el momento en que sentencia y lo condena, es la primera que a todo niño le lanzamos, y sobre ella se funda ya todo el resto de su formación. Se puede decir con buen motivo que esta idea de la muerte futura, de mi muer te siempre futura, es la madre de todas las demás ideas, y por tanto, el fundamento de la Realidad. Todo el resto del saber so bre la Realidad se va a fundar sobre esta Idea y condicionado por esta Idea. Es sobre esta Idea de la condena a muerte sobre la que se va a crear ese Tiempo Vacío al que llamamos Futuro, que es al mismo tiempo el tiempo de la Historia y sobre el que to dos los manejos a que antes he aludido van a tener que desarro llarse.
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¿Qué les estoy diciendo a ustedes? Que esa parte de mi títu lo, ' saber' de ' qué sabe un niño' , esa parte quiere decir 'muerte ' . Saber e s muerte, y eso se desarrolla bien cuando se entiende hasta qué punto la idea de la muerte, muerte siempre futura, es primordial, es origen con respecto a todos los demás saberes. Sa ber es Muerte, el Conocimiento es Muerte, porque todo el ob j eto del conocimiento, eso a lo que llamamos Realidad, está fundado en la muerte. En realidad todo aquello que se sabe ha quedado ya muerto ; es como cuando el sabio para estudiar un animalito lo primero que tiene que hacer es disecarlo, clavarlo, y, si no, no hay análisis que valga. El obj eto de nuestro conoci miento está muerto, es una realidad muerta. Y sólo gracias a que está muerta, sabida; una realidad que pretende estar ahí perma nente; y permanece y se impone sólo gracias a eso, a su condi ción letal, mortífera. Bueno, pues los niños, sin embargo, no nacen muertos. Esto es una cosa que puede sorprenderles después de lo dicho, pero, sin embargo, hay que reconocerlo también, aunque sea contra dictorio. Los niños no nacen muertos. Desde luego los padres y la Ciencia y la Educación bien que lo procuran, bien que pro curan que nazcan muertos, porque desde luego así es como no darían ninguna guerra, no correrían ningún peligro de perturbar el orden reinante para nadie. Bien que lo procuran. ¿Cómo? Por ejemplo, entre otras cosas, por medio de la Ciencia y Pedagogía que trata acerca del nacimiento, de los embriones, de los genes, de los partos, de la relación sexual conducente a la generación . . . y todas esas cositas que s e cree que a ustedes les gustan tanto; porque se las venden, y ustedes a veces las compran. Y supongo que por lo baj o todo el mundo reconoce que son unas porque rías, y unas mentiras, pero ahí están : ahí está la educación sexual, ahí está el parto, ahí están los genes y ahí están los embriones y los fetos de tal edad o de cual edad. Pues lo terrible es que, no contentos con venderles a ustedes esos productos, quieren ven-
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dérselos también a los niños y meterlos en la escuela cuanto más abaj o mejor y que los niños se enteren de cómo se hace un niño, de en qué consiste un embrión, de cuál es la herencia y los genes, de cómo papá pone su semillita dentro de mamá y entonces mamá empieza a desarrollar un huevo; y todas esas co sas que me da tanta vergüenza y asco citar siquiera en esta sala, pero que no tengo más remedio que hacerlo para recordarles efe qué es de lo que estoy hablando. Pues sí, quieren que el niño se entere, y esto es a lo que he estado llamando procurar que los niños dentro de lo posible nazcan ya muertos. Porque evidente mente si llega a saberse también todo acerca del misterio de la vida y del nacimiento y del amor, si llega a saberse, es que ya te nemos todo perfectamente muerto y dispuesto para el análisis. A propósito de varios ej emplos les he dicho y lamentado la facilidad con que los niños, enseguida, aprenden y se hacen car go de todas estas cosas mortíferas, de tal forma que un niño, después de haber aprendido a hablar (un proceso al que me de dicaré dentro de un momento) , casi enseguida, ya está dispuesto a convertirse en un representante de la Democracia D esarrolla da, es decir, a cargar con todas las perversiones posibles. Sin em bargo, esto nunca es verdad del todo: los niños, a pesar de todo, no nacen muertos: a pesar de todo siguen trayendo, siguen em peñándose en traer a este mundo algo de vida, entendiendo por 'vida' una cosa negativa, entendiendo por 'vida' 10 que NO ES el sustituto que a ustedes les venden con nombre de vida, 10 que no es eso: esa otra cosa que se añora y que nos hace reconocer esto que les venden como Sustituto, como mentira. La consecuencia es que un niño. . . no es un niño, sino dos, o mejor dicho, uno y otro: porque, para que uno y otro sean dos, puedan sumarse en uno, tienen que hacerse uno y otro el mismo: entre tanto, no son ni siquiera dos, sino mucho más. Yo mismo recuerdo bien que cuando era pequeño era dos, era uno y otro, y además uno contra el otro. Había llegado. . . habían llegado a
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desarrollar hasta sus nombres propios, o, mejor dicho, uno se lla maba con un nombre propio, se llamaba Rueda, por ej emplo, y el otro, El Otro (Lotro, unificando eso) , y éramos yo los dos. Son trucos un poco desesperados que un niño de cinco, de seis, de siete años, puede buscarse para resistirse a la unificación, que quiere decir la dominación total y la sumisión a la propia muer te. Porque, mientras uno no sea del todo Uno, sino uno y otro, pues por lo menos puede que Uno esté condenado a muerte, pero que el otro no, porque el otro es lo contrario. Estos días he recordado en nombre del niño esta resistencia, cuando se le quiere convencer de que ése que ve en el espejo, con los ricitos que le ha hecho su madre, con la cofia que le ha bordado su abuela, o con lo que sea, que ése es él realmente. Hay una rebelión, una fórmula que les recuerdo de nuevo, la de quien delante del espej o dice " Pero ése, no soy yo " , porque siente todavía que en eso de 'yo' hay algo que no coincide con la imagen del espejo, ni con todas las demás formaciones en que quieren encerrarlo a uno y convencerle de que uno es Uno. Uno está en guerra consigo mismo. Hay que decir que tam poco esto es esclusivo de los niños; que de mayores también se guimos, más o menos, siendo dos, es decir, estando en conflicto, estando rotos . É ste es j ustamente el único aliento de vida que tenemos. Si cada uno de nosotros estuviera perfectamente he cho, y convencido ya, terminada ya toda la educación superior, convencido ya de que él es él y se acabó (él es él, que está en su Documento de Identidad, y determinado por su muerte siempre fu tura) , entonces ya la Realidad sería Total y sería inevitable. Claro que no es así, y eso es el aliento de vida. No es así; por que, por un lado, desde la Televisión y demás Ó rganos de For mación de Masas continuamente les están queriendo convencer de que es así, y, si fu e ra así como ellos dicen, no tendrían por qué andarse molestando todos los días en confirmar la Realidad y la Muerte como lo tienen que hacer. Esto es un consuelo y u n
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aliento. Esa operación mortal ni siquiera con la edad adulta está nunca terminada del todo, siempre quedan imperfecciones, res quebrajaduras. Por ahí seguimos aún viviendo. Frente a lo del saber (en "qué sabe un niño") , el Saber del conocimiento de la Realidad, les recuerdo la operación contraria del saber; pero éste sería un 'saber hacer', otra cosa distinta, al que aludimos como lenguaje. Porque el lenguaje tiene, frente a toda esta Formación de Ideas (la primera la de la Muerte) a la que lla mamos Realidad, esta distinción: que él, que es j ustamente el que habla de esa Realidad, no puede pertenecer a esa Realidad mientras está hablando de ella. El que habla no es aquello de que habla. Esta perogrullada es fundamental. Y es verdad que el len guaj e puede haber contribuido, a través de su vocabulario esen cialmente, a la costitución de esa Realidad. Pero luego el lenguaje sigue funcionando, el lenguaj e sigue hablando, y entre otras cosas puede dedicarse, como lo está haciendo esta mañana, a desmon tar por 10 menos grandes partes de esa costrucción de la Realidad a la que él mismo ha servido. Así es de contradictorio. Para poder hacer esto, el lenguaj e no puede ser personal; por que la persona, eso que les metemos a los niños desde tan pronto, la persona es real, es costitutiva de la Realidad. El lenguaj e tiene que ser no personal, y lo es: es común, nadie 10 posee. Ninguno de ustedes, así de bien como hablan, sabe de verdad cómo es el aparato, la gramática, enormemente compleja y rica, que sirve para poder hablar, costruir una frase, enlazar tres frases seguidas. Prueba de que no les pertenece a ustedes. Es de verdad común. Por tanto es gratuito, frente a la Cultura y el Saber: ésos no son gratuitos: saber vale dinero y cuesta dinero. Pero el lenguaje no. El lenguaje es la única cosa humana de verdad gratuita; muchas veces más gratuita que las que se llaman naturales, como el agua o el aire; más de verdad gratuita, para todos y para cualquiera. Supongo que ustedes habrán oído que los que nos hemos dedicado a estudiar el lenguaj e nos vemos obligados a reconocer
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que, cuando un niño viene a este mundo, trae ya, de alguna ma nera, aunque sea de una manera muy general, esta gramática co mún. Si no fuera así, no podría en tenderse que un niño fuera capaz de aprender una lengua cualquiera, y menos con la rapi dez que lo hacen, entre el año y medio y los dos años y medio, donde ya se han hecho cargo de toda la lengua que les ha toca do. Si no tuvieran el fundamento común, eso sería inesplicable del todo. De manera que ya van viendo que, si antes les decía algo de que a p esar de todo los niños no nacen muertos y que traen algo de vida, siempre, eso de que traen algo de vida tienen que relacionarlo con esto de que traen algo de gramática co mún. Parecen cosas muy diferentes, pero la una va con la otra. ¿Qué es lo que pasa con un bebé , con un niño, en cuanto empieza a llegar al año de edad y hasta los dos y medio, los tres, en los casos más corrientes? Pues lo que pasa es una guerra, un confli cto, entre esta gramática común con la que viene n al mundo, que no es de nadie, y la gramática de la lengua de Babel que les ha tocado, la de los padres y del entorno. No voy a dete nerme mucho en ello, pero una de las cosas que los niños, in cluso ya hasta los cuatro, los cinco años, siguen haciendo es inten tar regularizar la gramática de la lengua que les ha tocado : i n tentan hacer todos los verbos regulares y sólo muy lentamente se resignan a que haya verbos irregulares, por ej emplo en espa ñol, como una muestra en tre otras muchas . Es decir, ellos tratan de imponer una norma gramatical más general, y por tanto rígi da, inmutable, y se encuentran que hay cositas, como en español por ej emplo verbos irregulares; encuentran que tienen que decir " estuvo " , "anduvo" y cosas por el estilo, y no " estó" ni "andó " ; encuentran q u e ti enen q u e decir " quepo" y n o pueden decir " cab o " .
¿Qué es eso con tra lo que los niños luchan ? Pues eso cual quier li ngüista se lo dirá: luchan contra la tradición histórica. Porque las irregularidades en una lengua cualquiera son las hue-
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y los restos de su historia. En el lenguaj e como tal, en la propia operació n lingüística , ahí no hay Historia, ni someti miento a la Realidad. Sí en el vocabulario; pero, después del vo cabulario, también en algunas zonas de la gramática y, sobre todo en ésas, las irregularidades, las faltas contra la an alogía es decir, contra el lógos, contra la razón misma. É sas, las lenguas las tienen por obediencia a la costitución histórica de la sociedad correspondiente Las irregularidades en la gramática de una len gua son la aparición de la Sociedad, de la sociedad histórica, � n esa lengua, aparte de serlo también el vocabulario, que ya está fuera de la gramática. Así que c ontra eso luchan los niños; de manera que no les estrañe ya oírme decir que efectivamente ahí es una razón común la q ue está luchando contra imposiciones de otras formas de estructura, de otras formas de saber que no corresponden a esa analo gí a , a esa razón común. Esto querría que lo tomaran también como un espej o del conflicto entre la vida, los restos de vida, de la vida que se podría vivir, con la que cualquier niño viene a este mundo como un animalillo (y a lo que se deben todas aquellas gracias que nos encantan y que antes conmemoraba) frente a la imposición del Susti tuto la imposi ción de la Realidad, el sustituto de la vida, la imposición de esa Fe en la qu e tienen que creer para ir trepando. Ustedes y e sp e cialme n t e los maestros aquí pre s e ntes me di rán que, puestas las cosas así y tratando de decir un poco la ver dad, ¿qué diablos puede hacerse con los niños?, pregunta bastan te lógica y razonabl e. En estas cu e sti o nes prácticas no hay nin guna res p uesta clara, sino más bien de tipo económico, de más o menos. Desde luego, una condición que nos libraría mu cho de hacer tan p e rfe ctam ent e el p a p el de Herodes sería respe tar. Respetar de veras. Respetar, admirar, al misterio que hay en los niños, a todo lo que tra e n de eso que no se sabe. No impo n e rles nuestras ideas, no creer que lo sabemos, como en los ca sos in cluso caricaturescos, que he puesto antes, de pre t endido
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cono cimento de la vida. No pretender que lo sabemos. No pre tender aplicarle nuestros esquemas. Tener una, sí, admiración por ese misterio de lo que viene de abajo, y entonces dejarse llevar, en la medida en que uno es capaz todavía gracias a sus imperfecciones, en la medida en que uno es capaz de dejarse lle var por ellos, porque ellos son los que tienen que enseñarnos, los que tenían que enseñarnos vida y gramática común. Serían ellos los que tendrían que enseñarnos. Cabe hasta cierto punto, gracias a que no estamos del todo hechos. Así que les estoy diciendo que lo primero, lo primero desde luego, es no saber. No saber. Lo mismo que antes he analizado esta cuestión del saber respecto a los niños, pues ahora la vuelvo contra nosotros: lo prim ero es no saber, desconfiar de la ciencia divulgada acerca de infancia, de animales, de vida, de niños, de órganos, de todo lo demás . No creer. No creer. Que es lo mis mo que n o saber, porque yo no distingo, en este punto, entre Fe y Conocimiento, entre Fe y S a b e r. Tan mortal es lo uno como lo otro, y van a la par lo uno con lo otro. No tener fe, no tener fe : ésa es una c o ndic i ó n negativa, pero en todo caso previa. Bueno, y yo sé que después, pues si a uno le toca ser maestro por ej e mp l o o se ha descuidado y ha t e ni d o unos n i ño s en s u casa q u e le han caído a uno como sea y que a l o m ej o r hasta le llaman madre o l e llaman padre, pues qué se le va a hacer ¿ n o ? Hay q u e rec o n o c e r qu e uno s e e n c u e n tra e n esas situaci o n e s porq u e . , bueno, p o rq u e . . . ¡hombre! si p or lo m e n os es uno ca p a z de decir que se encuentra en ellas porque . . . no sabe cómo, porqu e se ha encontrado, se h a encontrado s i e nd o papá y mamá sin habérselo buscado ni c o m i do y se ha encontrado siendo maestro o maestra pues así, porque no sabía qué otra cosa hacer en este mundo, si uno por lo menos reconoce que ha caído en eso de esa manera, pues menos mal. Pero, en fin, el caso es que está ahí, y entonces, que parece que a lgo hay que hacer. Tiene uno ahí horas del día, lo mismo ,
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en casa que en la guardería o en la escuela. Algo hay que hacer con ellos ¿no? Y yo no sé qué se puede hacer con ellos, ya com prenderán ustedes después de lo que les he dicho. Pero con una cosa sí que quiero terminar: que siempre se puede hacer menos mal, siempre se puede hacer menos mal. Ésta es al menos una proposición humilde y hasta casi realista, como dicen [os guar dianes de la Realidad: por mucho que uno se sienta obligado a imponer saberes, a creer que sabe y hacer que los niños sepan y cosas de ésas, siempre se puede hacer un poquito peor, con un poco más de descuido, con un poco más de desgana, con un poco más de respeto y de admiración por lo que está debajo. Es decir que siempre cabe hacer algo menos de mal. No puede uno aspi rar a grandes cosas, como a dejarse del todo llevar por ellos, por que ya nos hubiéramos liberado de la Realidad, llevados de la manita de los niños, de una vez para siempre y de repente. No puede uno pensar en esas cosas que enseguida se llamarían utó picas, pero lo que sí es realista, inmediato, es que siempre se puede hacer algo menos de daño. Y hacer algo menos de daño quiere decir estar algo menos convencido, saber algo menos, te ner al go menos de Fe; y de esa manera en cualquier situación, en casa, en la escuela, en la calle siempre se puede hacer algo . m e n os de daño, algo menos .
En EL CORREO DE ZAMORA, Febrero '98
¡ AY, QUE
VIENE EL FUTURO !
Alej ado de Zam ora lo más del ti e m p o
no d ej o sin embargo, la úl tima ala viva del Cuartel VIRIA TO, por las noticias que de ello me dan los pocos amigo s que ahí han s e gu id o manteniendo e n liSO l a sala de j u icios militares para la escuela de s a bi d u rí a popular que en e l la ha estado vivien do más de dos años desde l a segu n da okupación; y ta m bi én por el artículo de Carlos Martín Azc o n a publicado aquÍ e l otro día, me voy e nteran do de q u e l o s de lo Alto, los promotores de vida (futura) para Zamora, d es p u é s de haber cambiado el tejado de a l gun a otra ala, de h ab er costruído, como Ellos saben hacerlo, algún otro local al fondo del patio de armas, y de haber metido ahí algunas Dep e n d e n c ias de Universidad, Diplomaturas Escue las Técnicas, o como diablos lo denominen para a trap ar incautos j ó ven e s sin porve ni r ahora ya no pueden tolerar más que esta otra ala se siga usando para alguna otra cosa sin Título ni Plan, que no saben qué se ría y por no saberlo les d e s a s o si e ga Así que, por lo visto, tras haber repartido algunas ilusiones de acomodo y estatuto a las ot ras compañas de okupas que por allí col eab a n, amenazan ya con p roceder en consecuencia, colo can por allí unos cartelitos conminando con dej ar p ara fin de ,
de segu i r los avatares de
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qu e viene el Futuro!
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mes desalojada de chismes toda el ala, vacía, como a Ellos les gusta, para el establecimiento del Futuro, y dan a e rltender que muy pronto, a la vuelta del calendario, van a meter allí los tan ques O camiones y el equipo de costructores y reformadores, una tropilla de muchachos sin más quehacer ni capital que el miedo del Paro y que, por tanto, tirando tabiques, levantando estrados, metiendo tubos, istalando teléfonos y cadenas informá ticas, se van a ganar la vida; de manera que, aparte del beneficio para la Zamora del Futuro, se van a crear unos cuantos Puestos de Trabajo, como está mandado, ¿ no ? Y, si eso no es vida A ver, ¿qué ti ene usté en contra, sujeto des c omulgado? Pues que no, señor, y que no, señora: que eso no es vida; que es el sustituto. Se lo venden como vida legitima, sí, pero mi re po r debaj o de la etiqueta : eso lo que es es movimiento de capital y de horas de oficina para nada, para lo de si e mpre Eso no es vida, porque eso es futuro ; y futuro no hay más que uno, que es la muerte. No sé si me será dado averiguar a tie mpo el día en que va a asaltar nuestra ala de caurtel el piqu e te de operarios de la des trucción por la costrucción, para plantar m e allí con los amigos que queden de los okupas, a que la apisonadora del Futuro pase sobre nuestras anatomías. Pero, por lo pronto, quiero aquí recor darles a mis antiguos conciudadanos, por si no se han enterado todavía, qué es 10 que ganan entregando a la Autoridad ese ala del cuartel y qué es lo que se pierden. Lo que ganan ustedes es eso, el Futuro: 'futuro' quiere decir que no pase más que lo que ya se sabe, que se haga y se siga ha ciendo lo que está hecho, que si tantos diplomas universitarios por año, que si tantos cajones de diapositivas, que si tantas tone ladas de disquetes, depositarios de lo que sabe la Humanidad, que es lo que sus retoños de ustedes tienen que saber, y dar cuenta de ello en los exámenes o en las oposiciones para tal puesto en las oficinas de la Banca, del Estado, la Autonomía . . . . . .
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Los programas sólo son un poco distintos para ser el mismo. y, con eso, seguir generando un aburr imiento y un vacío millona rio, del que cobren vida también las discotecas todos los fines de semana que hagan falta para que sus retoños de ustedes cedan a la Segunda Edad y pasen de la moto al auto y a consumir más bien en los bingos y los pu ticlubes En fin, todo normalito y ya se sabe: ¿no nos vamos a morir mañana? Lo que se pierden ustedes, en cambio, no se sabe : tiene la gracia de que no se sabe ¿Qué p o drí a venir a salir de esa escuela de sabiduría popular, si la dejaran? ¿En qué con s istirá? ¿Para qué sirve? ¿De qué se hablará, qué podrá hacerse en ella, si la dejan? Misterio. Inquietud para Los Que Saben, allá en lo Alto. Lo que es seguro es que no iba a hacerse lo que ya está hecho, que no se iban a cumplir planes ni programas, que nadie que se ace rcara allí iba a aburrirse nunca ni a caer en el vacío. Eso es, más o menos, lo que ganan ustede s al dejar que la Autoridad nos eche, y eso es lo que pierden, para Zamora (lo que le quede de ciudad) y para ustedes mismos, lo que les quede a ustedes de razonable latiendo por debajo del Documento de I dentidad. Ya sé que semejante trance no es propio ni esclusivo de Za mora, que a eso están condenados todos los pueblos y ciudades del Desarrollo, al menos hasta que el Régimen e mp i ece a de rrumbarse. Pero por eso mismo: habría sido tan gracioso y tan valiente que aquí, en este rincón, al rumor y las nieblas de es� río que sigue corriendo todavía, empe zaran a fallar los planes, a resqu ebrajars e el triste morro del Futuro . . . .
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Para
EL
MUNDO, primavera
de 1998
¡ADI ÓS,
S I GLO XX !
Cuando se me i nvita a hablar baj o ese título, y obedezco to davía, mi deseo es que ese adiós no se entienda dirigido precisa mente al pobre siglo cuyas postr imerías nos anuncian los calen dar ios y toda la C ontabili dad del Tie mpo, sino que el siglo xx sea como un representante de los siglos todos y mi grito suene como un alborozado adiós a todos los si glos y a todos los calen darios y rel oj es: un adiós al F uturo, al Tiempo vacío de que el Régimen s e sirve para administrar la mue rte a la gente, a los co razones, que palpitan sin saberlo ni s ujetarse a reloj ninguno, y a la razón común, que, si se la deja libre, discurre incansable toda vía no sabe hacia dónde, hacia donde nadie sabe. A ese Tiempo de muerte deseo decirle adiós: mandárs elo a Dios, que es a quien corresponde. ¡Válgame el diablo, si es que vive ! Se han pasado toda mi vida, breve y larga, anu nciándome el. Futuro, tratando de que creyera en el Futuro; hasta que me he ido dando cuenta de la trampa: de que no había F uturo más que uno, y que todo futuro es muerte. Por eso justamente se lo visten a ustedes de colorines, y les hacen tragar 1 2 uvitas con mu c ho jolgorio a las campana das de una media noche, y les llenan los ojos de muchos calen-
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Agustín García Calvo
darios ilustrados y visiones de F u t u ro a todo c ro m o , y año 2045 y 2070, Y fu turas estaci o n e s e s pa c i ale s y fu t u ra Jubilación con viaj e a Copacabana, y futura m o n e d a e u rop e a u n i fi c ada, y d e m á s p a m p l i n as con q u e s u e l e n en tren erles para que no se den cu e n ta del único Futuro de verda d que les están ven di e n d o. Este s i gl o de si gl o s de H is t o r i a que llevamos más o menos, den tro del que cuenta c o m o u n a q u i n ta p a r t e e s t a e r a cristiana, desde el derrumbamiento del Imperio Romano h a s ta el próxi mo de rr um b a mien t o del Régimen de la Sociedad de l Bienes tar. . . y n o es que yo le t e n ga e sp e ci al manía a esta manera de contar e l Tiempo de los c ri s t i a no s : incluso me hace gracia que e s t e cómputo, arrasando los va r io p i nt o s modos de contarlo que usaban otras gentes, haya acabado por imponerse al Globo ente ro, y que hoy día ésos mismos que jamás han o í do ni podrán oír al Verbo encarnado ("No c u i d éis del día de ma ñ an a : el día de maña na cuidará de sí mismo : a cada día con su mal le basta") tengan , en s e c re ta venganza, q u e echar las cuentas de sus nego cios, créditos, inversiones y presupuestos, a p a rt ir del na c im ien t o de Jesucristo. Pero es que, de todos modos, esta e ra cristiana y todo el siglo de si glos de la Historia es tan poqu i ta cosa para creer se tanto: toda ella, con sus Pi rá mi des d e E gip to y s u Red Infor mática Un ive rsal revueltas, se está hundiendo, ahora mismo, en un sinfin de gente s i n Historia, de vida sin t i e mpo , hundiéndose la gran mentira de l Tiempo c omp u ta do en las ondas de la ver da d que no se sabe. y p o r eso deseaba aquí c amb i a r el sentido del adiós que se me propone, y gritar más b i e n por e s tas letras " ¡ A di ós , s igl o XXI y siglo XXIII y s i gl o XLV I I ! ¡Adiós t o do s los siglos del Tiempo fal s o ! ¡Allá te mu eras , Futuro, tú, que eres la muerte ! " Ya s é que, p o r l o que t o c a a m i Pe rs o n a real, demasiado cier to va a ser (me lo tie n e n pro m eti do y a m e n a za d o desde peque ñito) q u e , más o m e n o s al d e spe dir me de este siglo, me vay a d e s pe d i r d el XXI y de todos los que l e s iga n y de t od o s los ante-
¡Adiós, siglo xx!
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riores. Pero eso sólo le i n t eresa al personaj e real que firma este artículo y p u e d e que hasta lo cobre, al condenado a muerte. Pero yo, que soy tú, lector, en cuanto tú me digas algo, y que soy c u al qu i e ra que d e veras hable, desde lo hondo de sí mismo ése no va a morirse nunca, ése no tiene muerte futura alguna. No: ése se e s tá (me estoy) muriendo aquí mismo, ahora, a cada paso y p or todas partes, o sea viviendo ( q u e da lo mi s mo ) , y ha bl ando tambi én y tratand o de decir la verdad po r debajo, y a tra vés y a pesar, de la Pe rs ona de cada uno, de descubrir la mentira de la Realidad, del Tiempo computado de los rel 9J e s y los ca l enda r ios Es desde ahí desde donde te digo, y tú m e dices (porque, si se nos suelta la lengu a, decimos los dos lo mismo) que eso del Siglo xx era mentira; que es tan mentira como el Siglo XXI; que el tiempo de verdad no puede ni contarse ni saberse, y este Tiempo que nos venden, en el que te quieren hacer creer a toda costa, a costa de Re ajus t es Salariales Periódicos, de Seguros de Vida, de Vacaciones de Verano que Viene en el Caribe, no es más que un Tiempo tan falso como real, que no está ahí más que para eso, para sostener el movimiento del Dinero, para justi ficar la tr ist e Historia de estos 1 0. 000 años de nada, para que nada de veras pase nunca. Mira a ver si te pasa algo, hombre, ahora mismo, mientras me estás oyendo y te estoy hablando. Tú, por lo bajo, no sab es pero sientes cómo era eso de vivir, cuando te dejan sentirlo y no te lo están cambiando en siglos y en semanas, cómo era eso del pan de cada día. Y ya has oído por los aires que " No hay cami no: se hace camino al andar y qu e para que se haga, lo prime ro es que no lo haya. Lo primero es no creer, renegar de la Fe con que te conforman a tu muerte. "No hay futuro" dí conmi go, y ¡ muera el Siglo y la Semana! ,
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