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COMENTARIOS A TIEMPO Y NARRACIÓN DE PAUL RICOEUR SAMUEL VIAL MUÑOZ 2000 1
En su autobiografí...
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COMENTARIOS A TIEMPO Y NARRACIÓN DE PAUL RICOEUR SAMUEL VIAL MUÑOZ 2000 1
En su autobiografía intelectual Ricoeur examina y comenta, en su derrotero reflexivo, los aspectos y los problemas que tuvo presente para escribir su libro Tiempo y Narración. En primer lugar, nos advierte que nunca hasta ese momento había publicado nada sobre el concepto de tiempo, aunque, en el curso de varias décadas, había dado numerosos cursos sobre el tiempo, en el marco, de la historia de la filosofía, tanto en la Sorbona, como en 2 Nanterre o Chicago . Afirma que entró en la cuestión el tiempo a través de su interés por el relato y por la función narrativa. Expresa que “ sólo pude escribir sobre el tiempo cuando fui capaz de percibir una conexión significativa entre la función narrativa y la experiencia humana del tiempo. Los tres volúmenes de tiempo y narración no hacen sino desarrollar , complejizar y finalmente corregir la idea rectora presente desde estas primeras pruebas, a saber, que el relato sólo culmina su carrera en la experiencia del lector, cuya experiencia temporal prefigura. Según esta hipótesis, el tiempo es de algún modo el referente del relato, en tanto que su función es articular el 3 tiempo para darle la forma de una experiencia humana “ . Lo que lo condujo a interesarse por el relato mismo fueron los rasgos notables del relato en tanto estructura lingüística distintiva. Otra fuente de interés por la teoría del relato para Ricoeur, fue el descubrir “ una epistemología del conocimiento histórico que relacionaba la explicación 4 en historia con la estructura narrativa . Además, en la filosofía de lengua inglesa encontró una fuente decisiva de información sobre el funcionamiento de la frase narrativa, tanto en el plano de la significación como en el de la pretensión de verdad de las proposiciones narrativas. Por un lado, los autores de lengua inglesa relacionaban preferentemente las estructuras del relato con la del conocimiento histórico, en tanto que el estructuralismo francés orientaba el interés de los investigadores y de los lectores hacia la crítica literaria; “ por otro lado, por su giro semántico, la filosofía analítica 5 invitaba a indagar sobre el valor de verdad de los enunciados históricos “ . Otra fuente del interés para Ricoeur por el relato surgió con sus incursiones intermitentes en 6 el campo de la exégesis bíblica . En la introducción a Tiempo y Narración, Paul Ricoeur comienza afirmando que La Metáfora 7 Viva y tiempo y narración son dos obras gemelas . Afirma que en el acto de narrar, en la 1
Nació en 1913 en valence. Hizo clases en la Sorbona ( 1956-1966), Nanterre ( 1966-1970, lugar en que ejerció el catrgo de Rector, y en Chicago a partir de 1970. Parte considerable de su obra cabe entenderla con relación al método y temas de la fenomenología, tanto de Husserl como, y sobre todo, de Scheler y también de Pfänder. En la primera etapa se preocupó de la filosofía de la voluntad; en una segunda fase, sin abandonar la fenomenología, se inclina hacia la hermenéutica, siguiendo a Heidegger y Gadamer, aunque separándose de ellos en varios puntos. La preocupación de Ricoeur ha sido la condición ontológica de la comprensión. Por último, después entró en un diálogo con el pensamiento analítico, a raíz de los cursos dictados po él en los Estados Unidos. Se interesó por el análisis del lenguaje, como también por la reflexión moral y política. José Ferrater Mora. Diccionario de filosofía. Tomo IV, Editorial Ariel, Barcelona, 1994. Pp. 3100-3102. 2 Paul Ricoeur. Autobiografía intelectual. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1997. P 64. 3 Ibid. P 65. 4 Tema que aborda en la segunda parte de Tiempo y Narración.Ibid P 66. 5 Ibid P 66. 6 De hecho escribió varios trabajos sobre el tema como: “ Exégesis y hermenéutica “, 1971; “ Hermenéutica del testimonio “, 1972; “ Manifestación y proclama “, 1974 ; “ la filosofía de la especifidad del lenguaje religioso “, 1975; “ Hermenéutica de la idea de revelación “, 1977 y “ Nombrar a Dios “, 1977. 7 Paul Ricoeur. Tiempo y Narración. Editorial Siglo XXI, México, 1995.
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creación de una trama “ fines, causas y azares se reunen en la unidad temporal de una acción total y completa. Y es precisamente esta síntesis de lo heterogéneo la que acerca la narración 8 a la metáfora “ . El concepto de trama será clave para una refiguración de una experiencia temporal confusa 9 “ informe y, en el límite, muda . Lo que intentamos con este trabajo es abordar la problemática compleja que se le presenta a Ricoeur para vincular el concepto de tiempo a la trama narrativa. En su obra tiempo y narración encontramos prácticamente todas sus ideas referidas a este dilema. Los tres volúmenes en cuestión se plantean la meta de clarificar y precisar el carácter temporal de la experiencia humana. En opinión del prologuista de la edición española que trabajamos, Manuel Maceiras, profesor titular de filosofía Universidad Complutense de Madrid, “ Ricoeur retoma su tesis fundamental de la pertenencia del yo a su mundo y, por eso-en continuidad con Heidegger-,reconoce la temporalidad como el carácter determinante de la 10 experiencia humana . Aquí es el relato, la trama narrativa, el medio privilegiado para esclarecer la experiencia temporal inherente a la ontología del ser en el mundo. El relato histórico como el relato ficción, ambos géneros, tienen como referente común el carácter temporal de la experiencia. Subraya Maceiras que “ El tiempo como realidad abstracta o cosmológica adquiere significación antropológica en la medida que puede ser articulado en una narración. La narratividad, por lo tanto, determina, articula y clarifica la experiencia 11 temporal . Tal es el hilo conductor de los tres volúmenes.” Trilogía que tiene como interlocutores a una amplísima historiografía ( de Braudel, J. Le Goff a W. Dray ) en el primer tomo, a la narratología y a la literatura ficción en el segundo y a las fenomenologías de la conciencia temporal ( de San Agustín, a Hegel, Heidegger y Husserl ) en el tercero. Tanto la historia como la narración ficticia obedecen a una única operación configurante que dota a ambas de inteligibilidad y establece entre ellas una analogía esencial. Tal operación mediadora es la trama, a través de la cual los acontecimientos singulares y diversos adquieren categoría de historia o narración. La trama confiere unidad e inteligibilidad por medio de la síntesis de lo heterogéneo. En opinión de Maceiras “ Nada puede ser considerado como acontecimiento si no es susceptible de ser integrado en una trama, esto es, de ser integrado en una historia. Y de tal exigencia no puede alejarse la historia si quiere preservar su condición de 12 ciencia humana” . En el tercer tomo con Aristóteles, San Agustín, Kant, Hegel Hussserl y Heidegger, Ricoeur muestra como cada uno oculta e invalida a los otros. Se concluye así en la exigencia de un tercer tiempo, entre el cosmológico y el fenomenológico: el tiempo propio a la narración y a la historia. La narratividad, en efecto, pone en evidencia la imposibilidad de pensar el tiempo, pero es, a la vez, el medio más adecuado para elucidar su experiencia, a juicio de Ricoeur. Todos estos temas y las múltiples preguntas que se formula Ricoeur, corresponde al contenido de este trabajo. Trataremos de sintetizar los juicios y opiniones más sustanciales al pensamiento de Ricoeur relacionados con el tiempo histórico y su nexo vinculante esencialmente narrativo. EL CIRCULO ENTRE NARRACION Y TEMPORALIDAD
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Ibid. P 31. Ibid. P 34. 10 Ibid. P 25 11 Ibid. P 26 12 Ibid. P 26. 9
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Desde el inicio Ricoeur sostendrá el carácter circulante del mundo que nos ofrece toda obra narrativa respecto del mundo temporal. El tiempo se hace humano en cuanto se articula de modo narrativo; a su vez, la narración es significativa en la medida que describe rasgos de la experiencia temporal. La primera parte de su libro Tiempo y Narración estará dedicada a mostrarnos este círculo entre temporalidad y narratividad. Relaciona los estudios de San Agustín con Aristóteles para poner a prueba su hipótesis de análisis: entre la actividad de narrar una historia y el carácter temporal de la existencia humana existe una correlación que no es puramente accidental, sino que presenta la forma de necesidad transcultural. Con otras palabras: el tiempo se hace tiempo humano en la medida en que se articula en un modo narrativo, y la narración alcanza su plena significación cuando se 13 convierte en una condición de la existencia temporal . Para resolver el problema de la relación entre tiempo y narración, Ricoeur ubica la construcción de la trama como mediadora “ entre el estadio de la experiencia práctica que la precede y el que la sucede...seguimos, pues, el paso de un tiempo prefigurado a otro 14 refigurado por la mediación de uno configurado Siguiendo a Aristóteles y San Agustín, como lo hemos planteado, elabora su exposición sobre la triple Mímesis. La Mimesis I persigue imitar o representar la acción es, en primer lugar, comprender previamente en qué consiste el obrar humano: su semántica, su realidad simbólica, su temporalidad. Por ello Ricoeur afirma “ Sobre esta precomprensión, común al poeta y a su lector, se levanta la construcción de la trama y, con ella, la mimética textual y 15 literaria . En cuanto a Mímesis II, parte esencial de su tesis, la construcción de la trama es la operación que extrae de la simple sucesión la configuración. En consecuencia, la trama es mediadora por tres razones: 1) “ Media entre acontecimientos o incidentes individuales y una historia tomada como un todo. 2) integra juntos factores heterogéneos como agentes, fines, medios, interacciones, circunstancias, resultados inesperados, etc. 3) El de sus caracteres temporales propios. Por generalización, ellos nos autorizan a llamar 16 a la trama la síntesis de lo heterogéneo “ . En relación a Mímesis III, corresponde a lo que Gadamer en su hermenéutica filosófica llamó aplicación. Es el punto de unión entre lo que expresa el mundo del texto y el mundo del que lo lee u oye. En palabras de Ricoeur “ marca la intersección del mundo del texto y del mundo del oyente o del lector: intersección, pues, del mundo configurado por el poema y del 17 mundo en que la acción efectiva se despliega y despliega su temporalidad específica “ . La transición entre mimesis I y II es operada por el acto de lectura. Aquí se produce lo que Gadamer llamó “ fusión de Horizontes “. Es decir, se juntan, se relacionan, pugnan, se atraen, se separan, las cosmovisiones del autor del texto con el del lector u oyente del mismo. Cualquier cosa puede pasar en la Mímesis III. En Mímesis III se produce el encuentro o el desencuentro entre dos entes que cumplen roles diferentes pero que intentan claramente comunicarse. En definitiva, la trama la definirá como la síntesis de lo heterogéneo; ordena la intersignificación entre proyecto, circunstancia y azar.
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Ibid. P 113. Ibid .P 115. 15 Ibid. P 129. 16 Ibid. P 131-132. 17 Ibid. P 140. 14
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EL TIEMPO NARRADO La inmensa mayoría de los pensadores se ha referido a las relaciones entre la historia y la narración. Hegel hablaba tanto de la narración histórica como de los hechos y acontecimientos. Ortega y Gasset afirmó que desde Grecia la historia es narración. Para él, la actitud esencial con la cual desempeña su oficio el historiador corresponde a la de un narrador. Para muchos, según Ricoeur, “ la noción de tiempo era un nudo de dificultades y de aporías aparentemente sin salida. La aporía mayor, que a mi entender eclipsaba a todas las demás, consistía en la insuperable irreductibilidad mutua de un enfoque físico, cosmológico y de un enfoque sicológico, fenomenológico. Cuanto más fuerte me parecía cada uno por separado, más vanas e indefinidamente condenadas al fracaso me parecían los intentos de hacer derivar el tiempo del “ mundo “ del tiempo del “ alma”. Esta aporía se concentró alrededor de la estructura del presente, que veía fracturarse entre dos modalidades: el instante puntual, reducido a un corte entre un antes y un después ilimitado, y el presente vivo, que contiene un pasado inmediato y un futuro inminente. Otra aporía que la exposición de la experiencia puramente fenómeno lógica sacaba a la luz: el tiempo “ vivido “, me parecía inescrutable en tanto totalidad de un tiempo único cuyos lapsos no serían, según la afirmación kantiana, más que partes...la adherencia del tiempo me parecía invencible. No es que la temporalidad me resultara completamente impenetrable: los análisis que le dedico a San Agustín, a Husserl, a Heidegger, y que reuno en la primera parte de tiempo y narración III, dan cuenta de la articulación sui generis o, mejor dicho, de la imbricación del pasado en tanto medio del recuerdo y de la historia, del futuro en tanto medio de la espera, del temor y de la esperanza, y 18 del presente en tanto momento de la atención y de la iniciativa . Puede decirse que mi reflexión sobre el relato y el tiempo siguieron cada una un curso distinto hasta la invención del punto ejemplar de intersección que representa para mí el cruce entre el concepto de distentio animi, extraído del libro XI de las confesiones de San Agustín, y la teoría del mythos trágico tomada de la poética de Aristóteles ( 69 ). Sean como fueren las transgresiones de mi lectura paralela de las Confesiones De San Agustín y de la Poética de Aristóteles, la idea propuesta a la discusión consistía en poner en paralelo la discordancia concordante característica de la temporalidad viva según San Agustín, y la concordancia discordante propia de la intriga narrativa según Aristóteles ( objetivo de la primera parte de tiempo y narración I ). Respecto de la simbolización interna a la acción es el tiempo de la acción el que realmente es refigurado por su representación, a juicio de Ricoeur. Una teoría del tiempo refigurado -o del tiempo narrado- no puede sacarse adelante sin la mediación de la fenomenología del tiempo. De la segunda a la cuarta parte, abordará un complicado diálogo entre la historiografía, la crítica literaria y la filosofía fenomenológica. Por lo anterior, para Ricoeur será esencial desarrollar la fenomenología del tiempo desde San Agustín a Husserl y Heidegger. Esta imposibilidad de la fenomenología pura del tiempo es, precisamente, lo que intentará mostrar. Para Ricoeur la fenomenología pura es “ una aprehensión intuitiva de la estructura del tiempo que no sólo pueda aislarse de los procedimientos de argumentación con los que la fenomenología intenta resolver las aporías recibidas de la tradición anterior, sino que no tenga que pagar sus descubrimientos con nuevas aporías a un precio cada vez más elevado. Mi tesis es ésta: los auténticos hallazgos de la fenomenología del tiempo no pueden sustraerse definitivamente al régimen aporético que caracteriza tan fuertemente a la teoría agustiniana del tiempo. A este respecto, el análisis y la discusión de las Lecciones de Husserl sobre la
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A pesar del genio de Husserl y de Heidegger, San Agustín es el maestro según Ricoeur. P 68.
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fenomenología de la conciencia íntima del tiempo constituirán la contraprueba principal de la 19 tesis del carácter definitivamente aporético de la fenomenología pura del tiempo . La hermenéutica de Heidegger marca una ruptura decisiva con la fenomenología subjetivista de San Agustín y de Husserl, a juicio de Ricoeur. Al fundar su fenomenología sobre la ontología del Dasein y del ser en el tiempo, Heidegger afirmó que la temporalidad es más subjetiva que cualquier sujeto y más objetiva que cualquier objeto en cuanto que su 20 ontología se sustrae a la separación del sujeto y del objeto . Respecto a esta afirmación, Ricoeur se manifiesta de acuerdo cuando aborda en estas materias los aportes de Heidegger: “ la originalidad propiamente fenomenológica del análisis heideggeriano del tiempo -originalidad que se debe enteramente a su anclaje en una ontología del cuidado- consiste en la jerarquización de los planos de la temporalidad o más bien de 21 temporalización “ . Para Ricoeur será importante la noción de jerarquía temporal. Piensa que tanto la historiografía como la narratología no han tomado muy en cuenta este concepto. Por ello afirma : “ Parece que la historiografía, en su lucha contra la historia episódica (événementielle), y la narratología, en su afán de descronologizar la narración, sólo dejan opción a una sola 22 alternativa: la cronología o las relaciones sistémicas acrónicas” . 23 En este sentido, para Ricoeur es altamente importante el descubrimiento de Heidegger que expresa “ que la experiencia de la temporalidad puede desplegarse en varios planos de radicalidad y que pertenece a la analítica del "Dasein" el recorrerlo, ya de arriba abajo, según el orden seguido en El ser y el tiempo -desde el tiempo auténtico y mortal hacia el tiempo cotidiano y público en que todo sucede "dentro del" tiempo-, ya de abajo arriba, como en los 24 Grundprobleme der Phänomenologie “ . En relación a los límites superiores del proceso de jerarquización de la temporalidad, señala Ricoeur: “ Para San Agustín y toda la tradición cristiana, la interiorización de las relaciones puramente extensivas del tiempo remite a una eternidad en la que todas las cosas están presentes al mismo tiempo. La aproximación a la eternidad por el tiempo consiste, pues, en la estabilidad de una alma en reposo: "Me mantendré y consolidaré en ti, según mi modo de ser, pero en tu verdad" (Confesiones XI, 30, 40). La filosofía del tiempo de Heidegger, al menos en la época de El ser y el tiempo, donde desarrolla con gran rigor el tema de los planos de temporalización, orienta la meditación no hacia la eternidad divina, sino hacia la finitud sellada por el ser-para-la-muerte. ¿Son estas dos maneras irreductibles de reconducir la duración más extensiva hacia la más tensa? ¿O es la alternativa sólo aparente? ¿Hay que pensar que sólo un mortal puede tener la idea de "dar a las cosas de la vida una dignidad que las eterniza"? La eternidad que las obras de arte oponen a la fugacidad de las cosas, ¿puede sólo constituirse en una historia? ¿Y la historia, a su vez, sigue siendo histórica sólo si, transcurriendo por encima de la muerte, se guarda del olvido de la muerte y de los muertos y sigue siendo un recuerdo de la muerte y una memoria de los muertos? La cuestión más grave que podrían plantear este libro es saber hasta que punto la reflexión filosófica sobre la narratividad y el 25 tiempo puede ayudar a pensar juntas la eternidad y la muerte “ .
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Tiempo y Narración. Op. Cit. P 156. Gianni Vattimo. Introducción a Heidegger. Editorial Gedisa, Barcelona, 1986.Pp 47-57. 21 Tiempo y Narración. Op. Cit. P 158. 22 Ibid. P 159. 23 Ver el excelente artículo de Gadamer en: Paul Ricoeur, H. Gadamer y otros. El tiempo y las filosofías. UNESCO, editorial Sígueme, 1979. P 51-52 24 Ibid. P 159 25 Ibid. P 161. 20
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HISTORIA Y NARRACION Respecto del relato histórico, Ricoeur no ha cedido a la tentación a la que han sucumbido 26 algunos teóricos narrativistas de lengua inglesa : la de considerar la explicación histórica como una simple dependencia de la inteligencia narrativa, como si history fuera una especie del género story. Al abordar este tema, Ricoeur no señala que la historia al ser ficción sea ambigua, semiliteraria, semicientífica; él piensa que la historia más alejada de la forma narrativa sigue estando vinculada a la comprensión narrativa por un vínculo de derivación, que se puede reconstruir paso a paso mediante un método apropiado. Estos procedimientos no provienen de la metodología de las ciencias históricas, sino de “ una reflexión de segundo grado sobre las condiciones últimas de inteligibilidad de una 27 disciplina que, en virtud de su ambición científica, tiende a olvidar el vínculo de derivación “ . Señala que las construcciones, las configuraciones narrativas, que utiliza la historiografía son las propias de Mímesis II y por medio de ellas, se vincula en la temporalidad típica del mundo de la acción. También la historia “ aunque de un modo derivado, se enraíza en la capacidad pragmática, con su manejo de los acontecimientos que suceden en el tiempo, según nuestra descripción de Mimesis I; también ella configura el campo práxico mediante el rodeo de las construcciones temporales de rango superior, que la historiografía inserta en el tiempo de la narración, característico de Mimesis II, y, en fin, también ella culmina su sentido en la refiguración del campo práxico y contribuye a la recapitulación de la existencia en la que 28 culmina Mimesis III “ . En su autobiografía nos grafica sintéticamente el porqué se acercó a través del relato a la temporalidad, expresando: “ Pero si es cierto que entré por el relato en el tratamiento temático de la temporalidad, éste último le impuso su marca filosófica a todas mis consideraciones sobre la narratividad. La idea misma de función narrativa, en tanto distinta de la de forma o de estructura narrativa, se orientaba ya hacia la idea de que narrar es un acto de habla que apunta fuera de sí mismo, hacia una revisión del campo práctico de su receptor. Había que demostrar que la dimensión temporal de ese campo práctico es la que está afectada de 29 manera privilegiada . LA INTENCIONALIDAD HISTORICA Para Ricoeur debe mantenerse entre la historiografía y la competencia narrativa el vínculo indirecto. Pero este vínculo no puede ser directo. En el plano de los procedimientos, la historiografía le da un uso específico a la explicación que no se la da la trama de la narración. La explicación la erige en una problemática distinta. En la narración las explicaciones son inherentes al desarrollo de la trama. Con el historiador la forma explicativa se hace autónoma, se convierte en algo distinto de un proceso de autentificación y justificación. Trata de probar que su explicación vale más que la de otros. 30 Busca garantes y la cabeza del proceso se encuentra el documento . El dilema ya planteado lleva al historiador a buscar conceptos globales para explicar; a la búsqueda la objetividad histórica y, simultáneamente, se plantea el problema de los límites de la objetividad. 26
Autobiografía intelectual. Op. Cit. P 73. Tiempo y Narración Op. Cit.. P 165. 28 Ibid. P 166. 29 Paul Ricoeur. Autobiografía intelectual. Op. Cit. P 67. 30 Tiempo y Narración Op. Cit. . P 290. 27
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Todas estas situaciones que enfrenta el historiador le son completamente extrañas al narrador. Éste busca que la gente no sea incrédula. Para Ricoeur, “ Conceptualización, búsqueda de objetividad y reflexividad crítica señalan las tres etapas de la independencia de la explicación en historia respecto del carácter 31 autoexplicativo de la narración” . No hay duda alguna que son obligaciones consustanciales al oficio del historiador. De estas tres, no hay ninguna que corresponda al narrador de un relato de ficción. TIEMPO DE LA HISTORIA Y DESTINO DEL ACONTECIMIENTO Ricoeur comienza el análisis con una pregunta: “ ¿ Se puede demostrar que el tiempo construido por el historiador nace, por una serie de desviaciones, de la temporalidad propia de la narración ?. También aquí he buscado un enlace apropiado. He creído encontrarlo en el uso, 32 extremadamente ambiguo, que hacen los historiadores de la noción de acontecimiento” . Ricoeur advierte que los acontecimientos históricos cumplen un similar rol a los acontecimientos propios de la trama de un relato ficción. Ellos se ordenan y adquieren inteligibilidad en cuanto se ubican en un lugar determinado de la trama. Textualmente Ricoeur afirma: “ La tesis es: los acontecimientos históricos no difieren radicalmente de los 33 acontecimientos enmarcados por la trama “ . En la argumentación de Ricoeur: “ La derivación indirecta de las estructuras de la historiografía a partir de las estructuras de base de la narración, permite pensar que es posible, mediante procedimientos apropiados de derivación, extender a la noción de acontecimiento histórico la reformulación que la idea de acontecimiento-estructurado en trama ha impuesto a 34 los conceptos de singularidad, de contingencia y de desviación absolutas . Para explicar lo anterior analiza el libro de Fernand Braudel “ El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de felipe II “. Discrepa de Braudel en cuanto considera Ricoeur que el acontecimiento no es necesariamente breve y momentáneo, como una explosión. El 35 acontecimiento es una variable clave de la trama “ . La Escuela de los Anales, en opinión de Ricoeur, ha intentado abandonar el formato de una narración en la cual los personajes y los agentes son claves en la trama, al utilizar fuerzas sociales, económicas y culturales sin nombre y apellidos, sin responsabilidades directas. Sin embargo, Ricoeur demostrará más adelante que esta tendencia usa cuasipersonajes y, por ello, su intento de independizarse ha sido un fracaso. De haberlo logrado, construyéndose una historia sin personajes, entonces habría dejado de ser una narración. Prueba de ello son los conceptos de cuasi trama, de cuasi personaje y de cuasi acontecimiento que han sido necesario construir para respetar la forma muy indirecta de filiación por la que la historiografía menos narrativa en su estilo de escritura sigue siendo 36 tributaria de la inteligencia narrativa . Existe un carácter doble de toda historia: estructural, unidad de la historia, y de acontecimientos, reveladora de la multiplicidad de ellos . La historia misma como pasado histórico corre el peligro de ser abolida. Esta no es más que una comprensión histórica. En este sentido, cuando se enfatiza el sentido de la historia por sobre el acontecimiento, se puede dañar a la historia o viceversa.
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Ibid P 292. Ibid. P 335. Ibid P 337. 34 Ibid. P 337. 35 Ibid P 352. 36 Ibid. P 370. 32 33
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Para Francois Furet, “ algunos han querido abandonar la narración histórica, tratando de pasar del relato a la historia problema. Esto significa abandonar el acontecimiento y pasar a la 37 larga duración, bajo el dominio de la estructura “ EL hecho de intentar superar el acontecimiento histórico es lo que él llama la reflexión sobre la historia, discurso histórico. Esta es la búsqueda del sentido global de la historia. Para Ricoeur, la historia no es historia sino en la medida en la que ella no tiene acceso ni al discurso histórico ni al acontecimiento, en que su sentido quede confuso y mezclado. La 38 historia es el reino de lo inexacto; el método apunta al reino de lo inexacto . La historia quiere ser objetiva y no puede serlo. La historia sólo puede reconstruir. ENTRE EL TIEMPO VIVIDO Y EL TIEMPO UNIVERSAL: EL TIEMPO HISTORICO La historiografía está siempre refigurando el tiempo cosmológico. Aquí los historiadores demuestran su capacidad creadora gracias a la invención y uso de ciertos instrumentos de pensamiento “ como el calendario, la idea de sucesión de las generaciones y, relacionada con ella, la del triple reino de los contemporáneos, de los predecesores y de los sucesores; finalmente y sobre todo, mediante el recurso a archivos, documentos y huellas. Estos instrumentos de pensamiento tienen de importante que desempeñan el papel de conectadores 39 entre el tiempo vivido y el tiempo universal” . EL TIEMPO DEL CALENDARIO El examen desarrollado sobre esta temática resulta ser muy interesante. El concepto de calendario lo sitúa en el plano de ser un “ primer puente tendido por la práctica histórica entre el tiempo vivido y el tiempo cósmico “. Advierte la originalidad de los hombres al crear un tercer tiempo que no depende de modo exclusivo de una sola de las dos perspectivas sobre el 40 tiempo” . Este tercer tiempo Ricoeur lo llama tiempo mítico. La función principal de este gran tiempo es la de regular el tiempo de las sociedades y de los hombres que viven en sociedad respecto al tiempo cósmico. Considera que “ El tiempo mítico, lejos de hundir el pensamiento en las brumas en las que todos los gatos son pardos, instaura una escansión única y global del tiempo, ordenando, en relación recíproca, los ciclos de diferente duración, los grandes ciclos celestes, las recurrencias biológicas y los ritmos de la vida social. Es así como 41 representaciones míticas han contribuido a la institución del tiempo calendario” Todas las culturas y épocas han intentado objetivizar el tiempo crónico. Por eso no han sorprendido los intentos permanentes de crear calendarios para regular el tiempo de la vida de las sociedades y de la vida de los individuos en sociedad. Tres rasgos serían comunes a todos los calendarios, que han buscado dominar el tiempo crónico: A) “ Un acontecimiento fundador, considerado como el inicio de una nueva era ( Nacimiento de Cristo, Buda, de un rey, la Egira, etc) este es el punto cero del cómputo. B) Con relación al eje de referencia, es posible recorrer el tiempo en las dos direcciones, desde el pasado hacia el presente y desde el presente hacia el pasado. Es así como los acontecimientos pueden datarse.
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Jorge Lozano. El discurso histórico. Alianza Universidad, Madrid, 1994. P 140 Apuntes de la clase de Francesco Borghesi. Segundo semestre 1998. Clases de doctorado. 39 Ibid P 783. 40 Ibid. P 784. 41 Ibid. Pp 784-785. 38
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C) Se fija un repertorio de unidades de medida que sirve para denominar los intervalos constantes entre las recurrencias de fenómenos cósmicos. Es la astronomía la que ha ayudado en este sentido Ej: salida y puesta de sol, un día; el año en función del intervalo de una revolución completa del sol y las estaciones y, el mes, como intervalo 42 entre dos conjunciones de la luna y el sol” . Un aspecto interesante que aborda Ricoeur es la aseveración de que si no tuviéramos la noción el presente, no podríamos situarnos temporalmente como historiadores en el transcurso del devenir histórico. En este sentido Ricoeur expresa “ Si no tuviéramos la noción fenomenológica del presente, como el hoy en función del cual hay un mañana y un ayer, no podríamos dar ningún sentido a la idea de un acontecimiento nuevo que rompe con una era anterior y que inaugura un curso diferente de todo lo que ha precedido. Lo mismo sucede con la consideración bidireccional: si no tuviéramos la experiencia viva de la retención y de la propensión, no tendríamos la idea de recorrido de una serie de acontecimientos acabados; más aún, si no tuviéramos la idea de cuasipresente ( es decir la idea de que todo instante rememorado puede ser calificado como presente, dotado de sus propias retenciones y 43 propensiones” . En definitiva, sin la fijación de un instante como el hoy, no existiría el presente y consecuentemente el pasado y el futuro: “ No hay presente, por lo tanto, tampoco pasado ni futuro, en el tiempo físico, hasta que un instante no sea determinado como ahora, como hoy, 44 o sea, como presente” . Todo lo anteriormente expuesto lo reafirma Ricoeur al señalar en la introducción a “ El Tiempo y las filosofías “: “ Tan sólo con el ahora, considerado opaco, comienza la experiencia 45 del tiempo “. y agrega “ relatando historias, los hombres articulan su experiencia del tiempo “ Lo anterior lo lleva a afirmar que en el tiempo crónico, “ todos los acontecimientos 46 adquieren una posición en el tiempo, definida por su distancia respecto al momento axial ( distancia medida en años, meses, días ) o por su distancia respecto a cualquier otro momento cuya distancia respecto al momento axial es conocida ( 30 años después de la toma de la Bastilla ); por otro lado, los acontecimientos de nuestra vida reciben una situación respecto a los acontecimientos datados: nos dicen en sentido propio donde estamos en la vastedad de la historia, cuál es nuestro sitio en la sucesión infinita de los hombres que han vivido y de las 47 cosas que han sucedido “ . La pregunta que nos podríamos formular es si todos los instantes pueden constituirse como axiales. Ricoeur admite que todos los instantes tienen igual posibilidad de aspirar a la función de momento axial. Una fecha considerada en sí misma, nada nos dice, podría ser pasado, presente o futuro. Aquí nos encontramos ante un juicio decisivo en la tesis de Ricoeur que vincula a la narración y la temporalidad: “ Para tener un presente es necesario que alguien hable; el presente es entonces señalado por la coincidencia entre un acontecimiento y el discurso que lo enuncia; para alcanzar el tiempo vivido a partir del tiempo crónico, es preciso, pues, pasar a través del tiempo lingüístico, referido al discurso; por eso, cierta fecha, completa y explícita, no puede decirse ni futura ni pasada, si se ignora la fecha de la enunciación que la 48 pronuncia” . Decir que un suceso tiene lugar ahora es decir que es simultáneo al suceso linguístico que 49 lo enuncia . En consecuencia, la exterioridad atribuida al calendario respecto a las 42
Ibid P 787. Ibid. Pp 788-789. 44 Ibid. P 789. 45 Paul Ricoeur, H. Gadamer y otros. El tiempo y las filosofías. UNESCO, editorial Sígueme, 1979. P 13 46 Punto esencial para la fijación del eje crónico. 47 Tiempo y Narración. Op. Cit. P 789. 48 Ibid. P 790. 49 El tiempo y las filosofías. Op. Cit.. P 13. 43
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ocurrencias físicas respecto a los acontecimientos vividos, expresa, en el plano léxico, a juicio de Ricoeur, la especificidad del tiempo crónico y su papel de mediador entre las dos perspectivas sobre el tiempo: cosmologiza el tiempo vivido, humaniza el tiempo cósmico. De 50 esta forma, constribuye a reinscribir el tiempo de la narración en el tiempo del mundo . LA SUCESION DE LAS GENERACIONES: CONTEMPORÁNEOS, PREDECESORES Y SUCESORES Una segunda reflexión que propone la práctica histórica es la de sucesión de las generaciones, novedosa forma de materializarse el tiempo mítico. Con ella, el plano biológico del tercer tiempo, propiamente humano e histórico sucede al plano astronómico. La noción de sucesión alude a los agentes históricos como vivientes que vienen a ocupar el lugar de los muertos, en opinión de Ricoeur. Es esta sustitución la que constituye el tercer tiempo característico de la noción de sucesión de las generaciones. Lo anterior lo lleva a afirmar que “ el sucederse de las generaciones sirve de base, de una u 51 otra manera, a la continuidad histórica, con el ritmo de la tradición y de la innovación” . El concepto de generación incide en la conceptualización el tiempo histórico, en cuanto ella alude a las ideas de nacimiento, envejecimiento y muerte. Todo ello significa que surge una 52 edad media de la procreación que, a su vez, garantiza el recambio de los muertos por los vivos. Cuando se refiere al problema conceptual de las generaciones en la historia, explica los juicios de Dilthey, Karl Mannheim y a Alfred Schutz, a quienes considera muy profundos en sus argumentaciones. De los tres, valora los aportes de Schutz para entender el dilema radical del tiempo privado y el tiempo público. En este sentido, la relación de simple contemporaneidad es una estructura de mediación entre el tiempo privado del destino individual y el tiempo público de la historia, “ en virtud de la ecuación entre contemporaneidad, anonimato y comprensión ideal típica. Mi simple contemporáneo es alguien del que sé que existe conmigo en el tiempo, pero del que no poseo 53 ninguna experiencia inmediata “ . ARCHIVOS, DOCUMENTO, HUELLAS La noción de huella constituye un nuevo conectador entre las perspectivas sobre el tiempo. Esta correspondería a la idea de un puente entre el pasado, el presente y el futuro que pasaría por el descubrimiento, el análisis y las interpretaciones subsiguientes de los rastros dejados por hombres e otras épocas para eventualmente ser conocidas por sus sucesores en el tiempo. En la noción de documento, hoy entre los historiadores ya no se hace hincapié en la función de enseñanza, como subraya la etimología del término, sino en la de apoyo, de garante, para una historia, un relato, un debate. En este sentido, advierte Ricoeur el cuidado que debe poner el historiador cuando descubre documentos en los archivos. Podrían ser textos dejados por personas o instituciones que tuvieron cierta intención deformatoria de la historia. Este hecho se observa con nitidez en los documentos oficiales de los gobiernos. Para él, los más valiosos son aquellos en que el autor de los mismos, no tuvo ningún interés de guardarlo para los historiadores del futuro pero que gracias a las habilidades del investigador, éstos nuevamente vieron la luz.
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Ibid. 790. Ibid. 792. 52 Una treintena de años a juicio de Ricoeur. 53 Ibid. P 798. 51
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Esta función de garante constituye la prueba material de la relación que se hace de un curso de acontecimientos. Si la historia es un relato verdadero, los documentos constituyen su último medio de prueba; esto ha alimentado la pretensión de la historia de fundarse sobre 54 hechos . Según Jorge Lozano, “ las marcas tipográficas características de un texto de historia tienen 55 como objeto, también, indicar que tal texto no es un producto de la imaginación “ . Con ello desea enunciar que para el historiador profesional, su relato se basa en las fuentes que considera indispensable para la construcción de su trama sobre el pasado. No es libre en su accionar como lo es el novelista, quien se atiene exclusivamente a su imaginación. A juicio de Lozano, “ la verdad de lo que se cuenta, es el criterio fundamental para definir un texto como histórico si se le opone al texto de ficción en el que se le supone que lo 56 que se cuenta es inventado y, por tanto, falso “ . El documento, a juicio de Ricoeur, informa sobre el pasado y ensancha la memoria 57 colectiva . Sin ellos, el conocimiento del pasado sería extremadamente restringido. Es preferible que existan aunque nos comuniquen errores del pasado, a que no existan y nos mantengan como ígnaros del pasado humano y con escasísimas posibilidades de reconstruirlo aunque sea parcialmente. La fuente de autoridad del documento, como instrumento de esta memoria, es la significancia vinculada a la huella. Concluye Ricoeur afirmando que la huella es así uno de los instrumentos más enigmáticos por el que el relato histórico refigura el tiempo. Expresa que la huella “ Lo refigura construyendo la junta que opera la imbricación de lo existenciario y de lo empírico en la significancia de la huella. Es cierto que el historiador, como tal, no sabe lo que hace construyendo signos en forma de huellas. Permanece, respecto de ellos, en una relación de uso. Se situa en la huella del pasado tal como fue, precisamente frecuentando los archivos, consultando documentos. Pero lo que la huella significa es un problema, no de un historiador-erudito, sino de un 58 historiador-filósofo . CONCLUSION Ricoeur percibió en Tiempo y Narración un vínculo esencial entre la función narrativa y la experiencia humana del tiempo. Lo que el hará en su exposición será desarrollar , complejizar la idea que el relato sólo culmina su carrera en la experiencia del lector, cuya experiencia temporal prefigura. Para él relato del tiempo es de algún modo el referente del relato, en tanto que su función es articular el tiempo para darle la forma de una experiencia humana. Le interesa la estructura lingüística distintiva del relato. Junto a ello busca las relaciones de la explicación en historia con la estructura narrativa. La meta de Ricoeur será clarificar y precisar el carácter temporal de la experiencia humana. En continuidad con Heidegger, reconocerá la temporalidad como el carácter determinante de la experiencia humana. El relato, la trama narrativa, será el medio privilegiado para esclarecer la experiencia temporal inherente a la ontología del ser en el mundo. El tiempo como realidad abstracta o cosmológica adquiere significación antropológica en la medida que puede ser articulado en una narración, a juicio de Ricoeur. Ricoeur sostendrá el carácter circulante del mundo que nos ofrece toda obra narrativa respecto del mundo temporal. El tiempo se hace humano en cuanto se articula de modo
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Ibid. P 804. El discurso histórico. Op. Cit.. P 128. 56 Ibid. P 129. 57 Tiempo y Narración. Op. Cit.. P 806. 58 Ibid Pp 815-816. 55
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narrativo; a su vez, la narración es significativa en la medida que describe rasgos de la experiencia temporal. Siguiendo a Aristóteles y San Agustin, elaborará su exposición sobre la triple mímesis. La transición entre mimesis I y II es operada por el acto de lectura. En Mímesis III se produce el encuentro o el desencuentro entre dos entes que cumplen tareas diferentes pero que buscan encontrarse. Las configuraciones narrativas, que utiliza la historiografía son las propias de Mimesis II y por medio de ellas, se vincula en la temporalidad típica del mundo de la acción. También la historia “ aunque de un modo derivado, se enraiza en la capacidad pragmática, con su manejo de los acontecimientos que suceden en el tiempo En su autobiografía expresa el porqué se acercó a través del relato a la temporalidad, expresando que si bien entró por el relato en el tratamiento temático de la temporalidad, éste último le impuso su marca filosófica a todas sus consideraciones sobre la narratividad. Para Ricoeur, la conceptualización, la búsqueda de la objetividad y reflexividad crítica señalan las tres etapas de la independencia de la explicación en historia respecto del carácter autoexplicativo de la narración. No hay duda alguna que son obligaciones consustanciales al oficio del historiador. De estas tres, no hay ninguna que corresponda necesariamente al narrador de un relato de ficción. Ricoeur advierte que los acontecimientos históricos cumplen un similar rol a los acontecimientos propios de la trama de un relato ficción. Ellos se ordenan y adquieren inteligibilidad en cuanto se ubican en un lugar determinado de la trama. La historia misma como pasado histórico corre el peligro de ser abolida. Esta no es más que una comprensión histórica. En este sentido, cuando se enfatiza el sentido de la historia por sobre el acontecimiento, se puede dañar a la historia o viceversa. La historia no es historia sino en la medida en la que ella no tiene acceso ni al discurso histórico ni al acontecimiento, en que su sentido quede confuso y mezclado. La historia es el reino de lo inexacto; el método apunta al reino de lo inexacto. La historia quiere ser objetiva y no puede serlo. La historia sólo puede reconstruir. La historiografía está siempre refigurando el tiempo cosmológico. Aquí los historiadores demuestran su capacidad creadora gracias a la invención y uso de ciertos instrumentos de pensamiento como el calendario, la idea de sucesión de las generaciones y, relacionada con ella, la del triple reino de los contemporáneos, de los predecesores y de los sucesores; finalmente y sobre todo, mediante el recurso a archivos, documentos y huellas. Estos instrumentos de pensamiento tienen de importante que desempeñan el papel de conectadores entre el tiempo vivido y el tiempo universal.
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