ANÍBAL COLÓN ROSADO
FILOSOFÍA DE LA TÉCNICA
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EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO 1992
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Primera ed...
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ANÍBAL COLÓN ROSADO
FILOSOFÍA DE LA TÉCNICA
i
EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO 1992
CONTENIDO
Primera edición, 1992 © 1992 Universidad de Puerro Rico Arúbal Colón Rosado Universidad de Puerto Rico Sistema da Bibliotecas Sección de Adquisiciones - Prog. cente Box 23302 UPA Station Río Piedras, Puerto Rico 00931·3302
Catalogación de la Biblioteca del Congreso Library of Congress Cataloging in Publications Data
cultura Libre Colón Rosado, Aníbal La filosofía de la técnica / Aníbal Colón Rosado. p. cm. ISBN 0-8477-2832-3 1. Teclmology-Philosophy. l. Tittle. T14.C574 1990 601-dc20 90-13966 CIP
Presentación
1
Técnica y fenomenología
II.
Técnica y racionalidad
IX 1 40
III. La máquina: perspectivas filosóficas
70
IV. La técnica: consideraciones éticas
93
Tipografía y diseño: José Luis Díaz Portada: Nívea Ortiz Impresoen PuertoRíco Printed in Puerto Rico
EDITORlAL DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO Apartado 23322 Estación de la Universidad Río Piedras, Puerto Rico 00931-3322
V.
Hacia una cosmovisión artificial
133
Glosario
161
PRESENTACIÓN
Damos a laluz pública estos ensayos como una primicia de futuras vendimias filosóficas. Hemosquerido recoger en un solo volumen algunos escritos relacionados con temas filosóficos. El libro contiene cinco piezas dedicadas a la filosofía de la técnica. Estas son fruto de un esfuerzo reciente y forman parte de un proyecto de investigación aún inconcluso. Nuestro propósito consiste en iniciar una crítica - en el sentido filosóficode la razón eficiente, es decir, de ese paradigma que se abre paso en las entrañas de la cultura contemporánea. Podríamos decir que la técnica se ha convertido en una especie de cripto-metafísica que domina los esquemas mentales de la época actual. Tal vez exista alguna relación entre esta hegemonía tecnocéntrica y el proceso denunciado por Heideggery que consiste enla reducción de la metafísica a una mera técnica. En otras palabras, la técnica como metafísica reflejaría un vínculo íntimo y profundo con la metafísica como técnica. Percibimos aquí un juego muy sugestivo entre la metafísica de la técnica y la técnica de la metafísica. Angel J. Cáceres, siguiendo las líneas fundamentales del pensamiento heideggeriano, concluye que, desde Platón y Aristóteles, filosofía, metafísica y lógica, como pautas y elementos de la tekhne, han sellado el destino de Occidente. "En el marco de esta tekhne, entendida
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x como dominación, de la cual es instrumento el Iogos, e instalada en el dominio del ente, surge la concepción 'metafísica' del hombre". No es necesario comulgar con las especulaciones heideggerianas para percatarse de la seriedad del fenómeno técnico. El tema incide, de alguna manera, en las preocupaciones clásicas de la filosofía. Sabemos que existen excelentes tratados que recogen sistemáticamente los tópicos fundamentales del pensamiento técnico. Sirvan nuestras meditaciones como un modesto aporte en este diálogo fecundo del conocimiento. Algunos de estos ensayos han sido publicados en revistas filosóficas de Puerto Rico. Agradecemos sinceramente la gentileza de la dirección de esas revistas. Parte del escrito "Técnica yracionalidad" sirvióde base para la ponencia del autor en el Primer Congreso de la Sociedad Puertorriqueña de Filosofía, y el escrito "La técnica: consideraciones éticas" recibió el primer premio de la Fundación Cultural Hispanoamericana. También deseamos expresar nuestra gratitud a las siguientes personas que han colaborado con nosotros para llevar a feliz término esta obra: Roberto Torretti, Amneris B. de la Mata, Carola Llompart, Idalia Cordero, Félix Santa y la Editorial de la Universidad de Puerto Rico.
TÉCNICA Y FENOMENOLOGÍA
1 Don Idhe publicó una serie de ensayos bajo el título Technics and Praxis. Algunas piezas de la antología discordaban con la unidad temática, pero el lector podía aislar un bloque de escritos que refle~aban un esquema fenomenológico uniforme. El autor slgue ~uy de cerca el modelo de Edmund Husserl (Ego - cogita cogitatum) y el concepto In-der-Welt-sein de Martin Heidegger. Idhe simplifica los complejos laberintos de la filosofía europea con el propósito de adaptarla al p~blico norteamericano. De esta manera, expresa la pnmera intencionalidad con una flecha que parte del ser humano y apunta hacia el mundo (Human-+Warld). El esquema quedaría incompleto si excluimos una. segu~da l~ea, endirección contraria, que representa [amrencionalidad refleja (Human ~ World). La segunda flecha recoge el movimiento "from that which is experienced towards the position from which the experience is had". 1 A la verdad que Idhe no exagera al decir que ha simplificado las intrincadas ideas husserlianas y heideggerianas al reducirlas a una relación bidirecci~nal entre dos polos. La primera línea supone un sujeto virginal-quam tabula rasa-muy lejos de lo que nos revela 'Don Idhe.Techllics alld Prnx;s. Dordrecht: D. Reidel. 1979, p.16.
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la psicogénesis. Lasegundaflecha tampoco es adecuada para reflejar la rica experiencia del Umwelt. Ahora bien, el investigador es consciente de lo anterior, y nos presenta varios ejemplos de una nueva fenomenología que complica el esquema fundamental, e integra los elementos de la tecnología en el análisis del conocimiento. El primer ejemplo coloca la máquina entre el sujeto y el objeto de experiencia: Human - machine --+ World. En este sentido la máquina es un "medio" de experiencia en el foco primario. Nuestra experiencia se realiza a través de las máquinas. Aquí cabe la pregunta: ¿Es la máquina parte del mundo? El guión que separa"ser humano" de "maquina" señala una relación de transparencia parcial entre el yo y la alteridad del instrumento, v .g.la tiza, el lente, etc. Volveremos sobre este punto cuando lleguemos alas páginas de Heidegger. Conste desde ahora el contraste entre la acción a ojo desnudo y la mediación instrumental. Por un lado, la instancia intermediaria confiere extensión y amplificación a la experiencia; por el otro lado, trae reducción y transformación. Piénsese, por ejemplo, en el uso del teléfono. El uso del instrumento no es neutral en lo que concierne a la experiencia: hay correlación entre el objeto de experiencia (noema) y el modo de experimentarlo (noesis). El segundo paradigma fenomenológico responde al siguiente patrón: (Human - machinerwvoríd. N óteseque ahora el sujeto y la máquina se enfrentan como una unidad al mundo. El aparato o instrumento no se encuentra tematizada en semejante coyuntura, y se podría considerar como una parte simbiótica del acto noético o de laexperienciadelcorrelacionado noemático en el mundo. Si la experiencia del primer ejemplo era mediatizada a través de la máquina, esta vez la relación es In-corporada, encarnada. En el caso del piloto,
verbigracia, la máquina muestra cierta transparencia parcial en el sentido de que ella misma no es objetivada o tematizada, sino que es asumida en su experiencia de la alteridad en el mundo. El tercer ejemplo se refiere a la relación llamada hermenéutica: ííuman-« (machine- World). El termínus ad quem experimental primario recae en la máquina. En esta categoría entran los ingenieros, pues se trata de una experiencia de o sobre la máquina. Esta deviene "lo otro", y tiene diversas posibilidades. "The closer to a focal thematized 'other' the machine becomes the more the significance of world must take on machine -Iíke appearance characteristics".' Finalmente, el cuarto modelo indica la constitución tecnológica de nuestro siglo: Human
--+
(MnChine ) World
Hoy nos rodea una especie de tecnosfera; estamos entre máquinas, que sirven de trasfondo a la existencia total. Proponemos otros modelos adicionales quena aparecen enla obra de DonIdhe. Podría concebirse una situación enlaque no sólo vivamos dentro y entremáquínas, sino también albergasaparatos artificiales dentro de nosotros física y psicológicamente. Tal hipótesis ya es una realidad a nivel físico, si pensamos en los diversos artefactos que emplea la medicina moderna para sustituir o regular órganos internos. En la perspectiva psicológica, la mentalidad mecanicista y automatista, sea condicionada explícitamente sea aspirada por ósmosis, nos permite parodiar el deus ex machina con la machina ex persona. Sí, porque tanto ha penetrado el 'Véaso:- Abraharn Moles y André Noiray. HEI pensamiento tecnico filusofiR. Bilbao: Ediciones Mensajero, 1974,. p.504.
N ,
l.D
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maquinismo en la psique actual, que va formando una segunda naturaleza que brota ad extra en solidaria comunión con el sujeto. Ilustremos gráficamente esta nueva realidad con un modelo semejante al cuarto ejemplo de Idhe, pero alterando los términos. La máquina se funde con el sujeto frente al mundo como campo de intencionalidad:
HUman) ( Machine -
World
La ciencia del futuro o el futuro de la ciencia nos dirá cuáles han de ser las interesantes implicaciones fenomenológicas de dichos cambios en el plano antropológico. ¿Cómo se afectarán los sentidos y los órganos vitales al intervenir factores artificiales en su constitución íntima? ¿Qué transformaciones sufrirán la percepción y el resto de las actividades psicológicas? Dejemos estas preguntas al cuidado de los investigadores que ya han dado ala luz las primicias de una nueva fenomenología de la percepción. Mientras tanto, examinemos brevemente los últimos modelos que hemos prometido. Aunque parezca descabellado, quizás podamos intuir un esquema en el que todos los elementos queden trenzados en una unidad orgánica, representada así:
(
HUman)
Machine World
Claro está, surgirá la objeción de que aquí falta el mínimo margen de distancia entre el Ego y el cogítatum requerido por la intencionalidad. Aun así, dada la extrema complejidad de las máquinas y la interrelación evolutiva de los elementos, se impone por lo menos una
relación circular que incluya la dinámica del feedback. No se interprete este esquema como un ensayo de panmaquinismo o una simple fusión mística. El hecho es que el mito de Leviatán desaparece paulatinamente, y el sentimiento de amenaza cede su lugar a una integración del objeto y del hombre gracias a la idea de funcionalidad dentro de un sistema coherente. Se llega a pensar queel medio artificial será el verdaderohabitat, a medida que la "naturaleza" se transforma en vestigio histórico. Todo depende del alcance de la definición de natura y si se descarta el artificio como una etapa o la punta de lanza de la evolución natural. En caso de que se conserve la realidad del llamado mundo natural, se establecerían unos vínculos dialécticos entre éste y el hombre marcado por las creaciones artificiales.
2 Si bien es cierto que el mito de Leviatán pertenece al pasado, no es menos cierto que la tecnología deja su huella en la mitología contemporánea. Habiendo sido superada la imagen ingenua de la naturaleza, urge una interpretación fenomenológica de la física que tome muy en cuenta el factor instrumental. Esta exigencia nos remite, en parte, a la fenomenología de la instrumentalidad segúnla filosofía heideggeriana. Nos remite igualmente al tema del status de la técnica como corresponsable de los instrumentos de observación e investigación y como elemento digno de la reflexión filosófica. Tal vez exista el temor de que el pensamiento técnico degrade la sublime misión de la filosofía y de la ciencia. Por consiguiente, predomina la tendencia a dejarlo en manos de historiadores y sociólogos. Robert Cohen y Mark W. Wartofsky son de la opinión de que la filosofía de la técnica, "as an analysis and critique of the concepts, methodologies, implicit epistemologies and ontologies of technological praxis
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and thought has remained underdeveloped". 1 Es difícil medir el grado de subdesarrollo de la "tecnofílosoña". Por lo menos en Francia y Alemania hay evidencia de un esfuerzo serio y sistemático en ese ámbito de la actividad intelectuaL El estancamiento estriba, como bien apuntan Cohen y Wartofsky, en que se aplican los modos clásicos de interpretación y reconstrucción filosófica. Este es el caso, por ejemplo, de la praxiología de Kotarbinski, quien ha estudiado la lógica del pensar y del hacer técnicos. ¿Por qué no considerar la técnica como un fenómeno sui generis? Cuando se analizan las relaciones entre la ciencia y la técnica, esta última suele mostrar un carácter vicario, peor aún, una carencia ante los cánones del modelo nomológico del saber científico. Sin embargo, tenemos filósofos, como Martin Heidegger, que han ido más allá de las simples apariencias vulgares de la técnica y han defendido una tesis un tanto radical y peregrina: la primacía de la praxis o tekhne respecto de la ciencia y la filosofía. En cierto sentido, la idea de que una teoría de la acción preceda o fundamente una teoría del conocimiento, no es tan extraña. Ultimamente se abre camino como un signo de los tiempos. Desde el materialismo marxista hasta la psicología genética de Piaget, se reconoce cada vez más la primacía de la acción. Ylas palabras de Goethe inilla tempere resuenan frescas en los oídos modernos: "Im Anfang war die Tai",' En el presente ésta sigue vigente, pero encarnada 'Don Idhe, Technics and Praxis, p.XL Ihde agrega, más adelante, que la tradición filosófica supone que la tecnología se reduce, en el mejor de los casos, a una ciencia aplicada. Esta suposición alberga un juicio ontológico latente: la preferencia filosófica pare! "platonismo" (Ibid" p.XVIIl). • Esta frase resume la línea simple de Fausto. Si la primera parte expone el goce de la vida en la pesadez de la pasión, la segunda parte propugna el g.oceconsciente de la belleza que conduce al goce en la acción. La escena que serve de marco al texto nos presenta a Fausto en el gabinete de estudio,
en innumerables instrumentos y orientada escrupulosamente hacia la eficiencia. La técnica se ha convertido en el prototipo de la acción eficiente. A tono con la tesis heideggeriana, Don Idhe propone una fenomenología de las relaciones hombre-máquina "as the basis for subsequent understanding of the fundamental possibilities which pose themselves within technological culture". 5 Como veremos más adelante, Heideggerplanteólacuestióntecnológicaensucontexto de razonamiento calculador y al nivel más básico del análisis de los utensilios. Ambas perspectivas quedan englobadas en una preocupación más profunda que alcanza el significado ontológico del tema.
3 El autor de Sein und Zeirinvestiga, efectivamente, los fundamentos ontológicos de la técnica. Los rudimentos
traduciendo el original del Nuevo Testamento a su amada lengua alemana. Esta tarea, de corte luterano. lo lleva a proponer varias interpretaciones al logos bíblico: palabra, sentido, fuerza, acci~n. He aquí. el text~ íntegro:Gescrieben steht: "1m Anfang war das Worl / Hle: s~k lCh.,schon. Werhilft mi. weiter for?/ reh kann das Wort so hoch unmoghch schatzen.j Ich muss es anders übersetzen./ Wenn Ich ven Geist recht erleuchtet bin/ Geschrieben steht: Im Anfang war der Sinn/ Bede~e wohl die erst~ ZeileJ Oass deine Feder sich nicht übereilel/ Ist es der Smn der alles wirkt und schafft? / Es sollte stehen: Im Anfang war die Kraft! Doch a~.lC~ inde~ ich dieses niederechreíbe/ Sehon wamhnich was, dass lch dabel rucht bleibe.y Mir hilft der Geist! auf einmal seh'ich RatjUnd schreibe getrost: Im anfang war die Tal. (Escritoestá:"Ene! principio era la paiabra..." Aquí me detengo ya perplejo. ¿Quién me ayuda a proseguir? No puedo en manera alguna dar un valor tan elevado a la palabra; debo traducir esto de otro modo si estoy bien iluminado por el Espíritu. Escrito está: "En el p~ipio era el senti~o ..." Medita bien la primera línea; que.tu plumano ~ preC1p~te..¿~el pensamlent~ lo que todo lo obra y crea? ... Debiera estar así: En ~I pnncipio er~ la fuerza ... Pero también esta vez, en tanto 'lue esto consigno por esento, algo me advierte ya que no me atenga ~ ello. E.I Esp,~ritu ac~de.e~ mi auxili?!?,e ímprovésoveo la solución, y escnboconfmdo: En el prUlciPlOe~a la a~Cl~n .J. K. Marx recoge, en una tesis lapidaria, .el p~grama d.e su filosofm: DIe Philosophen haben die Welt nur verschieden mterpretiert, es ko~t aber darauf an,siezu verandern" ("Thesim ü!Jer Feuerbach,MEGA, Lv). Los filósofos simplemente han interpretado el mundo de diversas maneras; ha llegado el momento de transfonnarlo.) >[lon Idhe, Technics and Praxis. p.3.
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de dicha investigación se encuentran en el "análisis de los utensilios", primicia de unafenomenología de rasgos antihusserlianos. La consideración de los instrumentos parecería un modesto apéndice de una elucubración harto abstracta. Sin embargo, es una pieza muy importante en el rompecabezas del pensamiento heideggeriano. Notemos que el tema es parte de la etapa"Die Analyse der Unweltlichkeitund Welt1ich1<eit überhaupt". La mundanidad del mundo es algo más que la res extensa y la res cogitans de Descartes. El fenómenoconocidocomomundosenosrevelanotanto en el estudio de la constitución de las cosas según procedende lanaturaleza (das VorJumdene),cuantoenel análisis de los utensilios cotidianos (Zeug, das Zuhandene). Por ende, el mencionado proceso acaece como el medio por el cual se hace fenomenológicamente aparente la mundanidad del mundo. De esta manera la praxis óntica es condición sineqUfl non hacia la relación ontológica con el mundo: "Bewandtnis selbst als das Sein des Zuhandenen ist je nur entdeckt auf dem Grunde der Vorentdecktheít eíner Bewandtnisganzheit... Diese vorentdeckte Bewandtnisganzheit birgt einen ontologischen Bezug zur Welt in sich". ó Los utensilios, que en el sentido lato abarcan todos los productos del hombre en estado de civilización, nos hablan del carácter instrumental (Zeug) de las cosas y de un arco intencional distinto al de la fenomenología tradicional. La realidad del ln-der-vvelt-eein exige un compromiso concreto y práctico con las cosas. Ya "Martin Heidegger, Sein und Zeit, Tlibingen: Neomarius Verlag, 1949, p.85. La conformidad núsma en cuanto ser de lo Ha la mano" s610 es en cada casodescubierta sobre la base del previo "estado de descubierto" de una totalidad de conformidad... Esta predescubierta totalidad de conformidad alberga en sí u na relación ontológica COn el mundo. Consultamos, con ciertas reservas, la traducción realizada por Iosé Gaos, El sery el tiempo. México: Fondo de Cultura Econ6mica, 1951.
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podemos vislumbrar las implicaciones existenciales de esta postura y los preámbulos deunsistema que concede prioridad a la técnica en su relación con la ciencia. Esnecesario observar el ambiente de lacotidianeidad para percatarse de que la primacía no recae sobre el puro conocimiento perceptivo, sino sobre el interés de manipular y utilizar las cosas. Tales entidades no son de ese modo objetos paraconocer teóricamente el "mundo", son simplemente lo que es usado, 10que es producido.' Se esboza aquí una ontología deja acción, en la que lo presente (Vorhnndenheit) descansa sobre lo que está a mano (Zuhandenheit). Como era de esperarse, Heidegger se remonta a los umbrales griegos con el fin de palpar la raíz de las observaciones ontológicas que culminaron con el destierro de la primacía de la praxis y con la identificación del ente con la res. Señala que los griegos tenían un término apropiado para" cosas": pragmata, es decir, lo que uno tiene que hacer con sus propios asuntos (praxis). Pero ontológicamente los griegos dejaron en la oscuridad el carácter específicamentevpragmético" de los pragmata." "Ibid., p. 67. "Die niichste Art des Umganges ist, wie gezeighl. wurde, aber nicht das nur noch vemehmende Erkennen, sondem das hantierende, gebrauchende Besorgen,das seineeige~e'Erke.:mtnis' hat. (...) Im Bezirk~er jetzigen Analyse ist als das v,:,rthe~atische.Se1e~de das .a~gesetzl, das un umweltlkhen Besorgensich ;<elght.DiesesSeiende 1St dabel níchrCegenstend eines theo""tischen 'Welt' Erkennens, e5 ist das Gebrauchte, hergestellre u. dgl. (pero la forma inmediata ~el ~dar" uno eS, co~,o se most.ró, el conocimiento no más que p<;rceJ'tlVO, ~m.o el u curarse de que ~anlpula, que usa y que tiene su peculiar conOCll1uento . (...) Dentro del cHculo del análisis actual, se sientan como lo previo al tema aquellos entes que. se muestran en el "curarse deH circunmundano. Estos entes no son el ?bjetlvo de ningúnconocimienlo teorético del u mundoN<son lo usado, lo producido, etc.) oM...Und beslimmtensie'zunachst' als 'blosse Dinge'. ~irnen.nendas i~ Besorgen8egegnendeSeienedasZeug.H (Yloedefinieron inmediatamente como "meras C05aSu ' Nosotros llamamos al ente que hace frente en el cu ra rse ae-. Mútir.) Ibid., p. 68. La critica a la ~etafísj,ca cosista está vinculada con la critica a la ontologia de la substancia. Recordemos que ,la substancia fue por mucho tiempo la palabra fundamental de la ontolog¡a. Tanto es así que aún se habla de dos. ontologías c?ntrapuestas: Funklionenontologie vs. Substanzenontolog¡e. Pero lo más ¡nte""sante del H
M
H
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10 Contrariamente a la cosa desnuda, pura-blosses Ding-, no existe, estrictamente, un instrumento. La fenomenología heideggeriana encuadra los entes en un contexto determinado, en un trasfondo de totalidad. Al ser de cualquier instrumento pertenece una totalidad de equipo (ein Zeugganzes), dentro de la cual aquél puede ser precisamente lo que es. El instrumento es esencial-
mente "algo-apto-para": "Die verschiedenen Weisen des "Um-zu" wie Dienlichkeit, Beitraglichke it, Verwendbarkeit, Handlichkeit konstituieren eine Zeugganzheit"." Enresumidas cuentas, la dialéctica entre la totalidad y el individuo trae como resultado el descubrimiento caso es que la nueva tendencia no ha logrado establecer sus propios conceptos, por lo cual se ve obligada a emplear la terminclogja y las ~c~s mental~ de la onto!o~ de.la s~bs~cia; -r», ne~ Ontologie bildest sich ohne esgene Begriffhchkeit; sre bIeibt (zurn Teil bis heute) überdeckt du rch Terminologien und Gedankenformen der Substanzenontologie." (Heínrich Rombach, Substlmz, System, Struktur: Die Ontotogie des Funktionalísmus und der philosophische Hinlergrond der modernen Wissensdlllft. Freiburg im Breisgau: K. Alber Verlag. 1965, p. 11; d. Anibal Colón ~~do, "Filosofía de la substancia", DiáIogfJS 41 (1983) pp. 95--116) Hemnch Rombach ha acentuado -tal vez exageradamente-la influencia de las categorías metafísicas tradicionales en el desarrollo del pensamiento científico moderno, según se desprende de las siguientes palabras. "F.LU: uns folgt heraus ~uch. die Einsicht, dass die Entseehung der neuzeltlichen WlssenschaitruchtemProzess aus Erfahmngs;to del equipo y aparece en su 115pecto especifico respecto a dicho ceneextc.
u.nd
implícito del mundo a través del uso de una pieza del complejo instrumental. El contexto de la instru-
mentalidad es la condición para la manifestación del "utensilio" como Zuhandenheit. El martilleo mismo, verbigracia, descubre la manejabilídad específica del martillo. Heidegger llama Zuhandenheil al tipo de ser queposeeel instrumento, ser-en el que semanifiesta por su propia cuenta. Sólo porque el instrumento tiene ese An-sich-sein,y no acaece meramente, es manejable en el sentido más amplio y está a nuestra disposición. 10 Ahora bien, la simple mirada teórica sobre las cosas carece delentendimientodel Zuhandenheit. Por otro lado, la actividad centrada en el uso y la manipulación no es ciega; posee su propio tipo de visión, por el cual se guía nuestra manipulación y del cual obtiene su coseidad específica ("seine spezifische Dinghaftigkeit"). El análisis instrumental de Heidegger ha insistido, hasta el momento, en la descripción noemática. Es hora de fijar la atención en el aspecto noético del proceso fenomenológico. La visión sui generis que surge de la praxis es también un horizonte propio del quehacer humano: la circunspección (die Umsicht). Ya se dijo que la aceión tiene su propio tipo de visión. Esto no significa que la conducta práctica sea ateórica en el sentido ~e carencia de vista. Su diferencia de la conducta teórica va más allá; no es sólo"dass hier betrachtet und dort gehandelt wird, und dass Handeln, um nicht blind zu bleíben. theoretisches Erkennen anwendet", sino que "das Betrachten ist so ursprünglich ein Besorgen wie das Handeln seine Sicht hat". 11 '"Idheapunta,atinadamente, que"itisfrom thisstruc~re,.tha~I-f.eidegger contends one can detect a kind 01 prlUiCtll knowkdge which IS dls~ (mm what we ordinariIy think of theoreticaI knowledge" (DonIdhe, Ted!",~s and Praxis, pp. 119-120). En efecto, un simp!l; conodmientoNde cOSllS.?escntas a base de propiedades deja de lado semejante slralum: Das schiirfste Nurnoch_hinsehen auf das so und so beschaffene "Aussehen' ven Dingen vermag Zuhandenes nkht zu entdecken" (M. Heidegger. Se;1I und le;!. p. 69). 11 Ibid., p. 69.
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4 Curiosamente, M. Heidegger rastrea el alcance etimológico delas palabras theórein y thecría ensu ensayo "Wissenschaft und Besinnung". Observa que los romanos tradujeron theóreín por contemplar, theória por contemplatio. Las raíces griegas thea y horaii guardan un significado profundo. Thea es el aspecto, la apariencia externa en la que se presenta algo. Platón señala este aspecto en el cual lo que se hace presente muestra lo que es: eídoe. Haber visto este aspecto-eideinai-equivale a conocer (wissen). A propósito, el verbo wissen procede en última instancia de la misma raíz indoeuropea que eidenai. Horaii significa mirar algo atentamente. Theóreín es, pues, mirar atentamente la apariencia externa en la cual lo que se hace presente deviene visible y, a través de esa visión, permanecer con éste. 12 Encontrasteconel bios theorétikce. el bias praktikos es un modo de vida dedicado a la acción y a la productividad. Debemos tener en cuenta que, para los griegos, la vida teorética o del mirar es, especialmente en su forma pura como pensamiento, la acción más sublime. La teoría es pura relación con aquellas apariencias que en su resplandor, interesanalhombre en cuanto hacen brillar la presencia de los dioses. Si leemos las raíces de manera diferente-thea y óra-, entonces thea es diosa y ora significa respeto y honor. (Véase alétheia en la acepción de diosa, según la mente de Parménides.) Eneste contexto, theória es el reverente prestar atención a la develación de lo que se hace presente (An-wesen). 13 12 -o.:n Anblick,. worin das Anwesende erscheint, ansehen und durch ~I~he 5lcht be¡ ihm. $l"hen,? verweílen". Una tradición inglesa de W~haft und Besmnung aparece en Martin Heidegger. The Question Conarmng Tromologytmd OtJwr EssRys, trad. de Williarn Lovilt. New York; GaT1and Pub., 1977, pp. 155-182. uResll~laaventurado verteral c~tellanolasllgestiva riqueza del concepto heideggenanoAn_Wesen. En Washeisst DC/km? Heideggerescribe: Anwesen und Anwesenheit heiss!; Gegenwart. Diese meint das Entgegenweilen'" N
Teoría, en su sentido primigenio aún vigente, es el mirar que custodiaopastoreala verdad (n ...das hütende Schauen der Wahrheit"). Tododaa entender que la traducciónromanaarruinó el significado esencial y original de las palabras. Contemplar consiste en dividir algo en una parcela separada y cercada. Templum procede de temenoe. iemneín, o sea cortar, dividir. El templum designó originalmente el sector labrado en los cielos y en la tierra, el punto cardinal, la región de los cielos marcada por el paso del sol. Ernout-Meillet, en su Dictíonnaire étymologique de la langue latine, definió el templo como "loco qui ab omni parte aspici, vel ex qua omnís pars videri potest, quem antiqui templum nominabant". En la interpretación latina salta a la palestra un impulso, ya preparado en el pensamiento griego, de un mirar que separa y compartimentaliza. Pero sigue en pie la distinción entre la vitacontemplativa y la vitaactiva. El lenguaje de la piedad cristiana medieval compara la vida monástica meditativa con la existencia mundana activa. la traducción alemana de contemplatio-Betrachtungacentúa la observación de lo real. Algunos usos de la palabra Betrachtung se acercan al significado de la the6ria griega. No sucede lomismoconla "teoría" de la ciencia moderna. Para demostrar esto, Heidegger sigue exprimiendo el alcance de Betrachtung. Por este camino va aconfrontar el supuesto carácter teórico de la ciencia actual. Trachten (esforzarse) viene de traetare, es decir, manipular, elaborar (bearbeiten). (Tübingen: Max Niemeyer Verlag, 1974, p. 141). Presenciar y prese~cia signilkan: presencia-de-tiempo-presente. Tengamos enmentequeel térmmo Gegenwart indica a la vez "presencia" y "el presente". Véanse explicacio~ adicionales en las notas de las páginas 9, 158, 159, 160 de The Question Conceming Technology and Other Essays. A.J. Casares analiza magistralmente las implicaciones filosóficas de las etimologías de pr(ll!-{;etltia y ab-sentia. "Sobre la interpretación de Aristóteles", Diálogos 38 (1981) pp. 17, 23.
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14 Nach etwas trachten heisst: eich auf etwae ze-erbeíten, es verfolgen.ihm nachstellen, umes sicher zu stellen. Demnach ware die Theoríe a1s Betrachtung das nach-stellende und sicherstellende Bearbeiten des Wirklichen. Diese Kennzeichnung der wíssenschart dürfte aber offenkunding iluem Wesen zuwiderlaufen. Denn die Wissenschaft ist als Theorie doch gerade "theoreñsch". Van einer Bearbeitung des Wirklichen sieht sie doch aboSie setzt alles daran, das Wirk.liche reín zu erfassen. 5ie greift nicht in das Wirk1iche ein, umes zu verándern. Die reine Wissenschaft, verkündet man, ist "zweckfrei". 14 (Esforzarsepor algo significa: abrirse camino hacía algo, perseguirlo, atraparlo para asegurarlo. De esta manera, la teoría como observación sería una elaboración entrampadora y aseguradora de lo real. Pero esta presentación de la ciencia tendría que oponerse obviamente a la esencia de la ciencia. Porque, en todo caso, la ciencia como teoría es ciertamente "teorétíca". Rechaza cualquier elaboración de 10 real. Arriesga todo para comprender puramente 10 real. No invade 10 real para cambiarlo. La ciencia pura, pura, pregonamos, es "desínteresada"]
¿No late en estas líneas un juicio ontológico de corte platónico? Paradójicamente, los caminos que conducen a una reivindicación profunda de la técnica parecen coincidir con las aseveraciones de los que prefieren reducirla a una anciIla scientiae. Pero procedamos con calma. Heidegger agrega, a renglón seguido, que la ciencia moderna, como teoría en el sentido de un observar que se esfuerza es una elaboración de 10 real ,. Martín Heidegger. Vortrsige ulId Aufsiitu. Pfullingen: Neske, 1954, pp. 55s. En T1u! Queslivn COlIcemillg Tedmology, p.167,el traductor inglés observa, Can acertada agudeza, que el filósofo alemán comienza a usar aquí formas del verbollrbeiten,sin abandonar el usodedas Wirkliche(loreal). Su propósito consiste en exponer el modo en que la ciencia moderna, "in corresponding to the manner in which the real now presents itself as object in a causal sequence, performs the doing that brings the real forth into it presencing in the modem age" . (Ibid.) La estrategia heideggeriana de emplearlosderivedos de Ilrbeiten en esta coyuntUTa nos remite a una afirmación previa: "Das Erwirkte ¡m Sinne des Erfolgten zeight sich a1sSache, die sich in einen Tun,. d.h. jetxt Leisten und Arbeiten herausgestellt hat". (Aquello que se ha producido, es decir, ha acontecido, se muestra a sí mismo como una circunstancia que ha sido expuesta en un obrar, esto es, ahora, en un hacer y ejecutar).
que lo penetra extrañamente. Precisamente a través de esta elaboración corresponde a una característica fundamental de lo real mismo. Lo real es "das sich herausstellende Anwessende", el pre-senciarse" como auto-manifestación. Pero el ;;pre-senciarse" se manifiesta en la época moderna de tal manera que lleva su "pre-senciarse" a una posición en objetividad. Diesem gegensti:in~igenWal~en. des ~wesens entspricht die Wissenschaft, insofern sre ihrerseíts als Theone das Wirkliche eigens auf se i ne Gegenst¡¡nd.ig~eit hi.n herausfordert. Die Wissenscllaft stellt das wlrkllche. Sle stellt es darauf hin, dass sich das Wirldiche jeweils als Gewirk, d.h. in den übersehbaren Folgen van angesetzten Ursachen darstellt. 15 (La ciencia tiene proporción con este dominar de la presenciaci6n en clase de objetos, tanto en cuanto aquella, por su parte, como teo~a,. desafía I? re:u específicamente al ponerla mira en su objetidad. La CIenCIa se impone sobre lo real. Lo encaja en el lugar de tal.~era que en cualquier momento lo real se mue~tre a sl.mISmo como una red de acción redproca, Le. en senes medíbles de causas conexas.)
Percibimos aquí una correspondencia entre la elaboración de lo real forjado por la ciencia como un ejecutar y el "trabajo" de lo real en cuanto a sí mismo. 1> Vortnige und Aufsiitu, p. 56. En este texto H,:,id,:,gger concluye q.ue el esquema nopresentativode laciencia moderna no comcldecon el.pensam.lenlo griego: "Dasssíchdas Anwesende, z.B. dIe Natur, der ~en.sch, die Ceschichte. dieSprache a1s das Wirkliche in seiner Gege~llln?igke~therausstellt,. dass in einem damit die Wissenschaft zur Theorie wJrd, d,e dem Wlrkhchen nach- und es im Gegenstandigen sicherstellt, wáre fi.ir den mitlelalle~lichen Menschen ebenso befremdlich, wie es fUrdas griechische Denken besturzend sein müsste." (Ibid., p. 57.). Para una mejor inteligencia de la semá~tica heideggeriana, ch. las notas del tradudor,.particular~entelo que concierne a las palabras Stel/en y Gewirk, The Quest",n COlIcernmg Technology, pp. 15, 167-168. (El hecho de que ~Io presenciante" - e.g.1a naturaleza, ~ h.omb.re, la historia, el lenguaje _se ponga en marcha como lo real en su objehdad, ~I hecho de que, corno complemento a esta ciencia, es tr~for.mado en la teona que entrampa lo real y lo asegura en objetividad, hubiera Sido tan extr~o al hombre medieval como hubiera sido de espantoso para el pensanuento griego.)
16 Lo real deviene, por consiguiente, rastreable, en su objetidad. Comoresultadode lo anterior tenemos esferas
o arcos de objetos -Gebiete von Gegenstdnden-. que la observación científica puede atrapar a tono con su estilo. La característica fundamental del representar por medio del cual la ciencia moderna corresponde a lo real sedesglosa en tres aspectos, asaber: la representación captadora, que asegura todo en aquella objetidad que a su vez puede ser rastreada.
5 Fue la diferencia entre la mirada préxica y la observación teórica la que nos obligó a remontarnos a los contrastes entre la vida contemplativa y la vida pragmática y, por este camino, a preguntarnos sobre la esencia de la ciencia moderna. Heidegger, con su estilo tan peculiar, nos transporta a un mundo de ideas interesantes y agudas. Pero el ropaje de tanta metáfora, de tantos juegos etimológicos tiende a enredar platónicamente la realidad. No nos extrañe, pues, que en su afán de des-cubrir y des-velar el ser, terminemos por arroparlo con su rebuscada terminología. Lo peor del caso es que la ontología del Anwesen y la teoría de la prioridad de la praxis necesitan el complemento de estudios palpables al estilo de [ean Piaget y sus asociados. Después de esta primera impresión hemos de reconocer, no obstante, que el análisis heideggeriano trasciende los planteamientos triviales y los lugares comunes que ahogan al pensamiento técnico en la actualidad. Cuando habla de la técnica, el autor quiere partir de las mismas raíces ontológicas que vinculan la obra del hombre con la revelación del ser. Y es aquí donde encontramos el quiddel asunto, ya que las veredas del ser (Holzwege) pasanpor las preocupaciones ónticas, yta1es preocupaciones no seencarnanenacercamientos
17 teóricos o abstractos a las cosas; tampoco en una clasificación estática de propiedades in vacuo. Volvamos al análisis de los utensilios para verificar el contraste de los enfoques. La fenomenología de Sein undZeitdistingueentreunaobservaci6nte6ricace~trada en la herramienta como objeto adornado de CIertas propiedades, por una parte, y la mira.da práxica que acentúa la manifestación peculiar delmstrumento en uso. De hecho, el instrumento goza de cierto grado de transparencia mientras se utiliza. Esta retirad~ o cuasidisipación trae una connotacíon distinta al objeto,.que ya no aparece simplemente como algo -para-ser-visto. Nuestra vida cotidiana se las arregla no tanto con las herramientas per se, cuanto con e1 trabe¡ aJo. " "Martin Heidegger, Sein und Zeit, p. 69. "Das Eigentümlichedes z~hst Zuhandenen isl es, in seiner Zuhandenheit sich gleichsam z.u~ckzuZlehen, um gerade eigentlich zuhanden zu sejn. Das, wobei der anfaghche Umgang sich zunachst aufhált, sind auch nicht die Werkzeuge ;elbst, sondern das Werk. .." (Lo peculiar de lo inmediatamente "a la Inan? es el r~traerse, ~r decirlo así en su" ser a la mano"' para Ser justa y pfl?plamente a la rr.tano . Tampoco 'aquello cabe lo cual se detiene inmediatamente el cotidiano "andar" son los útiles mismos para obras, sino que es la obra [lo que ha~ ,!~e producir en cada caso...]) Vid. a este respecto los sugeslivos anahsls fenomenológicos de D. Idhe en tomo a los si~uientes. objetos, apa.ratos .y máquinas: tiza, tinta, teléfo,:,o, telescop.ío, microscopio, automóvil, traje espacial, ordenadores (Techmcs and Pra.us, pp. 9-19, 23, 30, 58). ._ Ya Maurice Merlau-Ponty habla estudiado el papel de los utensil,lOs en el desarrollo del esquema corporal, amén del bastón como prolonga.Clón de la mano. La dinámica perceptiva de lo~ cue~~ h~~anos los convle~te en lugares de elaboración y como de una cierta VISIón de~ mundo. La Vida de nuestra comunicación _ vie ouverle - "s'annexe des obj~ts na.turels en les détournant de leursens inmédiat,elle se construit des outils, des mstruments, elle se projelle dans le milieu en objets culturels... le ~he~a corporel ~sur_e lacorrespondance ímmédicre de ce qu'i1 O'enf~nt) vott fall;et d,:cequ 11 fal! et que par la l'utensile se precise come un ttUlmpuUlndum deterrnméet autrUl cornme un centre d'acfion humaine" (Se apropia de objetos na~urales cuando los desvía de su sentido inmediato, const-.:uye herram.entas, . trumentos, se proyecta en el medio ambiente en objetos culturales..: el ~uema corporal asegura la correspondencia inmediata entre lo que el niño quiere hacer y lo que hace, y que por eso el utensilio se pie~ como un m¡mipulllndum detecminado.y ade~c~o una c,:ntro de acción humana). (Phénomeno1ogie de 111 pen:ephon,Paris. Ed.tions Galll~ard,1945, pp:-~6-407.) En otra obra, Merlau-Ponty afirma que la perspecti,:,a del. Re~CImlent? es un hecho cultural, que la percepción c?mo tal es p?limórfica. S.I es:: ~~ se toma euclidiana, es porque penl'llte que el sistema la onen. . direo:ión. (1ñe Visible and the Invisible, gvanstorc Nor!hwestem Umver5lty
18 El ejemplo clásico es el martillo. Aunque éste sirve para explicar la transparencia parcial del das Zuhandene, creemos que responde a un modelo un tanto artesanal y equivale al esquema fenomenológico" ser humanomáquina --+ mundo". La revolución de los instrumentos ópticos, telecomunicadores, ordenadores, el automatismo y la cibernética en general traen una ruptura no s6lo epistemológica, a la manera de G. Bachelard, sino también fenoménica. Los instrumentos y las máquinas no son neutrales o indiferentes. Tampoco debemos inferir que a esta altura el modus vivendi tecnológico constituya unmodo absoluto de existencia. Peroesinnegablequelosaparatosmodemosmodifican profundamente la experiencia humana, bien en lo que concierne a las categorías espacio-temporales, bien en lo que mira a la frontera entre fantasía y realidad. Paulatinamente, el ser-en-el-mundo toma el aspecto de una inmersión tecnológica, que pretende avanzar hacia una configuración en clave de totalidad. Semejante pretensión tecnocrática o pantécnica no logrará tragarse la individualidad del sujeto ni su intencionalidad. Por esa razón, mutatis mutandis, el análisis heideggeriano de la intencionalidad conserva su vigencia. Elsujeto activo seremite, vía el instrumento, al mundo donde aparece el resultado de su esfuerzo. Dado que para el hombre las cosas no están meramente presentes, sino también a mano (zu-Jumden) el entorno aparece como un "mundo" la naturaleza queda al descubierto y accesible. Al llegar a este punto, las intrincadas meditaciones del filosofador toman un giro más sencillo. Observa que en el ambiente ciertos entes devienenaccesibles,entesquesiempreestána-la-mano, pero que en sí mismos, no necesitan ser producidos. Press, 1968, p. 212). Siendo así las cosas, colegimos que el sistema técnico puede elaborar una percepción de corte tecnológico.
19 Vgr. el martillo, las tenazas, la aguja, aluden de por sí al acero, hierro, metal, mineral, madera.encuantoaquellos consisten en estos. 17 Por otro lado, la naturaleza a-la-mano contrasta con la naturaleza meramente presente. El autor ilustra este contraste con una hermosa imagen: Las plantas del botánico no son las flores del prado; la" fuente" que fija el geógrafo para un río no es el manantial en la cañada.
(Die Pflanzen des Botanikers sind nicht Blumen am Rain, das geographischfixierte "Entspringen" eines Flusses istnicht die "Quelle in Grund".) Sí, botánicos, geográfos, ingenieros y demás grupos sociales desnudan la naturaleza en la praxis del Zuhandenheit. Porque esta tarea no es patrimonio exclusivo del taller doméstico. Es además una obra del mundo público ("¡n der éffentlichen Welt"). En las obras públicas - carreteras, puentes, edificios, etc. - nuestra ocupación descubre la naturaleza como revestida de una dirección definida. Un andén techado previene las condiciones del tiempo; el alumbrado eléctrico apunta hacia la amenaza de oscuridad. El reloj toma en cuenta una determinada constelación del cosmosistema. Cuando usamos el
17Martin Heidegger, Sein und Zeít, p. 70. Elcorolarioque brota de dichas observaciones reza as!: En el instrumento empleado, se descubre la naturaleza" junto a aquél. gracias a ese uso,la u naturaleza" que encontramos en los productos naturales. (Im gebrauchten Zeug íst durch den Gebrauch die "Natur" mitentdeckt, die "Natur im Lichte der Naturproducte). D. Idhe cree captar aqul una anticipaci6n de la idea de Ge-steJl en una ~articular intefJ?retaci6n de la naturaleza que está vincula~a a Zu1w.nden'!fit. Ge-~tell sígníñca maceo, aparato, esqueleto. La importancia de este término consiste en que define la esencia de la tecnologia en el pensamiento heideggeriano: NWic nennen ;etzt jenen herausfordemden Anspruch, der den Menschen dahin ven;.ammelt, das Sichentbergende als Bestand zu bestellen - das CesteJl". (Vortrigeund Aufs4lu, p. V. (Ahoranombramosesereclamodesafiante que reúne al hombre a ese fin para ordenar lo autorrelevante como re!ll'rY8 permanente: Ge-skI/.) Como bien señala el traductor y se deduce del texto, el Ge-sIl!U, (" en_racionalizadón w para algunos) tiene un sentido activo, como reclamo desafiante que reúne y ordena. Se trata de un reclamo que coloca en configuración todo 10 que emplaza a través de un ordenar enCilminado al uso que aqu~1 reestructura permanentemente. M
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instrumento-reloj, que es en primer lugar e inconspicuamente a-la-mano, la naturaleza circundante está
a-la-mano junto con éste.
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Sería conveniente auscultar las implicaciones del carácter público e intersubjetiva del descubrimiento de la naturaleza. En el proceso también conocemos a los sujetos tomados individual y colectivamente. Enel caso del reloj vemos otros signos que revelan la configuración del sociosistema. Aunque se dice que el reloj mecánico apareció en el siglo XIV, los chinos lograron construir uno en el siglo XL ¿Por qué el reloj chino murió en el silencio en lugar de marcar la hora de una nueva cronología técnica? Hay explicaciones culturales. Los astrónomos de la corte no difundieron la noticia, pues de otra manera hubieran conmovido las cimientos de la autoridad imperial. A ésta le correspondía la prerrogativa de promulgar el calendario. En otras palabras, el reloj del imperio era el garante misterioso del imperio del reloj. La autoridad política se adueñaba así del tiempo y del espacio. El movimiento de la relojería mecánica condensa la manifestación de las tendencias latentes enlacultura de Occidente y un gran impulso a la llamada civilización delcapitalismo.Encontramosundatocuriosoquerefleja una disparidad de actitudes. Por un lado, sabemos que la Europa occidental aceptó positivamente la exactitud del reloj mecánico. Por otro lado la cultura cristiana bizantina resistió ese tipo de medición cronológica como sifuera una herejía contra su noción de eternidad. Las torres de las iglesias ortodoxas le han negado posada a ese extraño pájaro de ruedas, resortes y manecillas que es el Jwrologium. La tradición católica, en cambio, miró con buenos . ISNIrnGebrauch <;les zunachst und unauffiilligzuhandenen Uhrzeugs ist dll.' Urnweltnatur Mitzuhanden". (Martin Heidegger, &in und Zeit, p. 71)
ojos la innovación y respaldó con sus campanadas cronométricas un nuevo estilo de concebir y organizar la vida. Tal vez el camino fue allanado por la presencia del orden en las instituciones eclesiásticas, particularmente en las reglas monásticas. A. Whitehead subrayó la importancia de la creencia escolástica en un universo ordenado por Dios, como uno de los fundamentos de la física moderna. Y L. Munford apuntaba que los monasterios "helped to gíve human enterprise the regular collective beat and rhythm of the machine: for the dock is not merely a means of keeping track ofhour. but of synchronizing the actions of men" .19 En suma, que para algunos el reloj mecánico es la máquina clave de la civilización moderna. Ciertamente, es una máquina omnipresente, con un alto grado de perfección. El reloj es una especie de fiscal de la técnica y un elemento imprescindible en el desarrollo de la automatización y normalización. Así constatamos cómo se adquiere una sinopsis o imagen holística asomándonos por una pequeña ventana de la praxis humana. Un modo de revelación conduce a la totalidad, aunque sea implícitamente o in
obliquo. 6 El descubrimiento del mundo a través del instrumento no es explícito. Sin embargo, esta función "Lewis Murnford. Teclmicsand Civilization. New York: Harcourl, Brace and Co., 1934, p. 14. Murnford defiende otra tesis un tanto atrevida, sin ponderarotrasexplicaciones. Dicequela aplicación de ~étodoscu~titati~os de pensamiento al estudio de la naturaleza tuvo su pnm~a marufes.taClón en la medición regular del tiempo; y que la.nuev,,: concepcIón mecánl~a del tiempo surgió en parte de la rutina monástica. {Ibíd.. p'.12) ¿Cuál ha sld~ la función primigenia de la medición de la tierra,:s decir, .de la !?eo-metna? Bueno, a la verdad que tiempo y espacio son térrnmos relativos '.S,? tener que elevamos a las alturas de la teorta einsteiniana el quehacer cotidiano delata la relación entre el ~tiempoN y el ~espado". Si. el. r.ío Nilo se hincha espacialmente, el hombre práctico establece la periodicidad del fenómeno colocándolo en la escala del tiempo.
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heurística fundamental - heurística en el sentido más ontológico de la palabra - exige que los entes en-elmundo producidos por el trabajo permanezcan descubribles en diversos grados de explicitación y con una penetracióncircunspectiva variable..Naturalmente, existeunacondiciónsubjetiva,. puesto que dicha función (die Entdeckungsfunktion) depende de la manera en la que nos encontremos absortos. Decíamos anteriormente que el componente noético acusa un ámbito de compromiso humano que denominamos circunspección. Gracias a la circunspección estamos en condiciones de identificar la otra cara fenomenológica del a-la-mano o su contrario: Unzuhandenheit. Expliquemos estos pensamientos aparentemente bizantinos. Resulta q ue la Zuhandenheit descansa sobre una paradoja fenoménica: los entes o utensilios se manifiestan precisamente en la medida en que se esfuman en la acción. El instrumento en uso pasa casi desapercibido, como oculto en su parcial transparencia, ante la observación directa. Heidegger intenta demostrar que el contexto instrumental se hace evidente negativamente cuando el utensilio deja de funcionar.Descubrimos la inutilidad de un equipo por medio de la circunspección de las relaciones en lasque lo usábamos. lO Y, por obra y gracia de esa inutilidad, aparece indirectamente la respectiva transparencia parcial. En el mismo párrafo que acabamos dedtar,Heidegger describe Cómolos defectos o la ausencia de un instrumento iluminan su función auténtica. Cuando un utensilio se hace inservible, i I "was aber die Unverwendbarkeít enldeckt, Ist nicht das hinsehende Feslslel1en von Eigenschaften. sondem die Umsicht des gebrauchenden Umgangs". M. ~idegger, S.ein und Zeit, p. 73 (Subrayado nuestro). (pero lo que ~~bre la mempleabilidad no es el constatar "dirigiendo la vista" pecuhandades, s~~el "ver en torno" del Nandar" usando.) Elaulor logra un doble. electo: .dellrllr la característica estructural del modo Zuiumdenheit y excluir del nusmo un acercamiento tecnco-metañsíco.
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entonces adquiere conspicuidad. Es aquí donde resalta el no-a-la mano. "Das AuffaIlen gibt das zuhandene Zeug in einer gewissen Unzuhandenheit". (Énfasis suplido). Tomemos un ejemplo sencillo y realmente "a la mano" para nosotros. Supongamos que en este preciso momento, mientras escribimos estas líneas, se estropea el bolígrafo o la pluma fuente. Mientras escribíamos, apenas notábamos la presencia de la pluma. Ahora el medio instrumental resalta ante nuestros ojos y nos distrae del propósito primario, es decir, de la reflexión filosófica. Quizás la concentración es muy profunda y contamos con más plumas a la mano. Entonces la distracción será efímera y la transparencia del medio sufrirá una leve explicitación. Algo semejante sucede en el caso de los espejuelos. Pero la realidad de los ante-ojos (guión adrede) es más compleja y sugestiva. Echamos de menos los espejuelos cuando se rompen o se extravían. En situaciones regulares nos acostumbramos a ellos de tal manera que ni siquiera sentimos su peso físico. Lo más curioso o ridículo de la experiencia es que buscamos desesperadamente los quevedos perdidos con los mismos quevedos puestos literalmente en las narices. Son parte dela persona y de la personalidad: no llaman la atención explícitamente ni a usuarios ni a observadores. A ese extremo llega la transparencia del objeto intermediario, una transparencia que trasciende la limpieza de los lentes. A veces el lente ni siquiera está limpio. Hoy las cosas van más lejos. Los lentes de contacto, en tanto sean permanentes, ya no son tanto anteojos cuanto intraojos. El sujeto cobra conciencia de ellos en raras ocasiones bien sea por alguna molestia, bien sea por algún cambio. Cuando aludimos al cambio, debemos aprovechar la coyuntura para hacer hincapié en tres momentos de la
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24 teoría de los objetos. Estos momentos revisten cierta importancia para el análisis de los utensilios. El primer momento se refiere a la adquisición o primer encuentro con el instrumento. Hay una especie de luna de miel, de curiosidad infantil, a la hora de estrenar los objetos. Por consiguiente, el grado de conciencia y de explicitación es mayor que en las etapas posteriores, inclusive si el sujeto "prueba" activamente el instrumento. Análogamente sucede en el segundo momento cuando cambiamos o desechamos el utensilio. Este se hace conspicuo, aunque todavía sea útil. El dueño le obliga a entrar en otra etapa de existencia, por di versas razones. Finalmente, un instrumento puede desembocar en un tercer momento que llamaremos "<museológico". El momento museológico reclama un elevado nivel de conspicuidad, pues ya el objeto sirve para otro propósitoestético, comercial, etc., que no coincide con su función original. Elinstrumento deviene prenda de coleccionista y generalmente está-a-la-vista. No obstante, su función original puede seguir en pie, al igual que su potencial transparencia. Creemos que estas simples apostillas complementan las agudas observaciones heideggerianas. Los momentos extraordinarios que hemos descrito brevemente confirmaron los resultados del análisis del contexto instrumental y de la circunspección. Tales momentos anuncian indirectamente la cuasitransparencia del instrumento. Si en el momento "museológico" el utensilio se convertía en una cosa frente a nosotros, en una cosa dotada de ciertos valores culturales, el aparato defectuoso también deviene una "cosa" abandonada, simplemente presente después de perder su transparencia funcional. Siguiendo esta pista fenomenológica vamos a dar nuevamente en la primacía de das Zuhandene frente a das Vorhandene. Lo meramente presente surge de un
proceso montado sobre la base de la praxis. El equipo defectuoso se revela como algo meramente presente y nada más, algo que no puede suponerse sin la cosa ausente. La impotencia que nos sobrecoge frente a él es unmodo deficiente de preocupaciónycomotaldescubre el ser-sólo-presente-y-nada-más de algo a-la-mano. 21 Aparentemente divagamos por laberintos extraños. Mas la finalidad del discurso no es permanecer atados a lo manipulable, sino alcanzar el mundo que se encuentra más allá de la negatividad del instrumento, la morada del Besorgen. Cuando un reclamo o una tarea encuentra algún estorbo, cuando algo es inútil para algún propósito, entonces la tarea se hace explícita. La explicación no toca todavía la estructura ontológica, sino el aspecto óntico relativo a la circunspección que choca con el defecto de la herramienta. La encomienda "hacia algo" ya bajo la mirilla de la circunspección, nos permite captar el terminus adquem de la tarea y, con él, todo el taller como la morada permanente del cuidado, Besorgen ("..die ganze "~erkstatt' und zw~ ,~s das, worin sich das Besorgen rmmer schon aufhalt ). El taller incluye todo lo que está vinculado con el trabajo. De ahí se sigue que el foco de la revelación instrumental es el mundo como un todo. El contexto instrumental se íhrmína, no como algo nunca visto anteriormente sino como una totalidad vista constantemente con anterioridad en circunspección. "Mit diesem Ganzen aber meldet sich die Welt". 22 II NEs enthüllt sich als nur noch Vorhandenes, das ohne das Fehlende nicht vor der Stelle gebracht werden kann. Das radose Davorsteh,,:n entdecktaladefizienter Modus emes BesorgensdasNuc_noch.vorhande~~ eines Zuhanderen". (Se desemboza como algo no más que ante los Ojos. ' que sin lo que falta no puede moverse de su lugar. El permanecer de1ant';, 13m saber qué hacer es un modo deficien~ de N~ de" ~ue descubre.el ser no más que ante los oj05 de algo a la mano.) Ibld. En la pág¡~ 74, Heidegger concluye que los modos .de co~pi~ui~ad: obslrUCC1Ó~ y obstinación (Auffiílligkeit, Aufdringlid1h:it, AufssiissWheit) tienen la fuIlClón de hacer despuntar la característica del Vurlumdenheiten loq.ue es a_la.-mano. "'Ibid, p. 75: "'ner Zeugzusammenhang leuchtet aud nicht als em noch N
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("Con esta totalidad, empero, se presenta el mundo.") El mundo es, consecuentemente, algo"en donde" ya el Dasein se encontraba como ente. He aquí en suma, el alcance del Ser-en-el-tiempo: " ...das untematische, umsichtige Aufgehen in den für die Zuhandenheit des Zeugganzen konstitutiven Verweisungen."> 7 Las décadas que siguieron a la publicación de Seinand Zeit vieron cambios fundamentales en la ciencia y la
tecnología. Las transformaciones tocaron elrecinto más íntimo de conceptos tales como objeto, substancia¡ las relaciones entre la ciencia y la técnica ya no son tan simples y maniqueas como antes. Y Heidegger supo acomodar su on tología etérea a las nuevas circunstancias, es decir, continuó vislumbrando el Seín en los avatares del Zeit. Examinemos de cerca, por ejemplo, el caso del objeto. En Sein und Zeít, éste es lo que aparece o es constituido por la ciencia metafísicamente fundada. "That which just stands there and which can be made the theme for presence-at-hand is the object. The object, which is characterized by predicates, is the noema of science... "24 nie gesehenesscndern in der Umsicht standíg im vcrhinein schon gesichtetes Ganzes". ZI Ibid. p. 76. En cuanto al Dasein, Heidegger ha rechazado la traduo:ión li~raJ corriente: "Ser-ahi. En una carta dirigida a ]. Glenn Gray (10-X-19n) ~ce lo sigu!e~.te: "" ?hne d.ie,in .Sein und Zeit ~ich anbahnende Wendung von Bewusstseín indas Da-5eln wlrdalles,waslChversuchte,miS5verstanden". Se acentúa, pues, la aperlura-al-Ser y se desaprueba la traducción del ~ como "ahí'·. (William Lovitt, Introducción a Heidegger, The Questio" CO."'7 rnin g Techrwlogy Iltid Other E55IlYs, p. >:>:xv). El hombre puede dejar de exlStin:omo Da-seln, tragado porel Ge-stel1, y reducirnea un serautoconsciente que se conoce a sí mismo sólo como un instrumenlo a-la-mano. Sería despojar al hombre de Su verdadero. esencia y convertirlo en alguien que se manufactura a sí mismo (cfr. M. Heidegger, "The Question Conceming Technology", Ibid. p. 26 ss). • 2< Don Idhe, Technícs and Prexie, p. 125. En la página anterior Idhe había dicho que la praJ(is en Seín und Zeít actúa como un estrado existencial básico a través del cual se revela el mundo, y como un ámbito de acción desde el cual puede surgir la ciencia ("as prooesses of theoretically developing presence-at-hand).
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Pero hoy se afirma que el objeto ha desaparecido del horizonte de la ciencia. Heidegger ha tomado nota de tales cambios, según lo verificamos en sus ensayos "Wissenschaft und Besinnung" y "Die Frage nach der Technik" . En el primer escrito compara la representación de los objetos elementales y sus coherencias en la física clásica y en la física contemporánea, para concluir que la objetividad de la naturaleza material muestra característicasfundamentalescompletamentediferentes en la moderna física atómica. Esta aseveración tal vez repique como una perogrullada, si nos hacemos cargo de los grandes y sutiles avances de la investigación científica. Sin embargo, Heidegger se mantiene firme en su convicción de que la física actual sigue siendo física, i.e., ciencia, teoría, que atrapa a los objetos que pertenecen a 10real, en su objetividad, para asegurarlos enla unidad delaobjetidad. A lafísica modernatambién le interesa afianzar esos objetos elementales que integran a todos los demás objetos. AquíHeideggercitaa Wemer Heisenberg con el propósito de subrayar el hecho de que el tipo de representación de la física. moderna ~stá resuelto a lograr escribir una sencilla ecuación fundamental de la cual se seguirían todas las propiedades de las partículas elementales y el proceder de toda la materia. 25 " Werner Heísenberg "Die gegenwartigen Gr~ndprobleme der Atomphysik", Wadl~ngen in den G_rul1d1agen dt;.r Natunmssenschaft (1948), p. 98, citado por M. Heidegger, Vortrage und Aufr"'-tze, p '.61. CO.I1S~ltan~ootros libros de W. Heisenberg hemos topado con una cunosa cOlnC1de~1a entre la primacía de la pea>:is en Heidegger y la negación ~eisenberg~ de la teoría como fuente de la actividad en el mundo OcCidental. Heisenberg, empero, encuentrael origen de la acción en la fe; y cita elapote~ade Freyer: "Credo ut agam; ago ut intelligam". Este apolegm~ es una vecs.,ón a~tual del famoso principio de San Anselmo: "neque erum quae,:, mtelhgere ut credam, sedcredo ut intelligam". Claro está,.en Freyer y Heisenberg el Credo se aplica al itinerario secular de los desc.u~rimientos, en la fe "an unsere Aufgabe in díeser Welt" (en nuestra misión en el mundo) ..EI ~>:to. de Heísenberg reza as!: "Die ganze Activitit des Abendlandes rührt la rucht
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La microfísica obliga a repensar algunos planteamientos de la ontología y epistemología tradicionales. Lasubatomizaci6n de los objetos también repercute en los sujetos. por 10 menos en su vertiente material. El proceso de demolición alcanza las esferas clásicamente constitutivas del hombre, pues algunas antropologías estructuralistas y de otro género pretenden desmantelar la unidad del sujeto. Estos intentos de reducir la realidad a sus últimos elementos constitutivos y conseguir una fórmula fundamental explicativa evocan la preocupación original de la filosofía griega: el arkheTales de Mileto y sus sucesores preguntaban sobre la posibilidad de reducir lo múltiple alouno,deencontrarunprindpiocomúnalaphüsis.Esta cuestión tiene sus implicaciones en lo que respecta a la eonfiabilidad de las fuentes del conocimiento. Haciendo los debidos ajustes, podríamos decir que el gran problema de los primeros filósofos griegos todavíaselevantacomounairunensacruxphilosaphorum. La cruz también arropa a algunos científicos. Sí, a los científicos que afinan modernas linternas de Diógenes con la intención de alumbrar más allá de la Elementarteilchen o partícula elemental. Si el átomo ya no es atómico, tampoco se detiene la indagación científica en las partículas elementales que constituyen a los seres naturales (electrones, neutrones, protones neutrinos...). Surgen teorías que quieren penetrar en la von einer theoretischen Einsícht her, auf Grund deren unsere Vorfahren sich berechtigt gefühlt hiillen zu handeln, sondeen es war ganz andera. Am An.f~g stand w:'d steht in sol~hen Fallen immer der Glaube". (Toda la actiVidad de OcCIdente no proViene, en efecto, de un conocimiento teórico, sobrecuya ~ase nuestros ~tepasadostendrían que haberse sentido capaces ~e obrar, sino que sucedl6 lo contrario. En el principio está y. permanece SJempre la fe en tales Irances.) (Das Nlllurbild der heutiger Plrysik, Hamburg: RowohJ~Ta~enbuch Verlag GmbH, 1955, p. 45). Heisenberg trata el tema de la UnIversalIdad de las f6nnulas matemáticas y la fundamentaci6n de los "actos de fe" en Phisirisl's Conception ofNature (New York: Harrourt, Brace and Ca. 1958), p. 28.
constitución misma de la Elementarteilchen. Por ahí vemos físicos como Weisskopf tras las huellas de los quarks, supuestos componentes de las partículas elementales y que hasta la fecha permanecen sobre la mesa de las hipótesis matemáticas. W. Heisenberg había señalado que en la modema teoría cuántica, no hay duda de que las partículas elementales serán en último término también formas matemáticas, pero de unaíndole mucho más compleja. :u; La alusión comparativa se refiere a las filosofías platónicas y pitagóricas. En términos generales, el pensamiento antiguo concebía formas estáticas que remitían a los sólidos regulares. A raíz de los cambios de la ciencia moderna - siglos XVIy XVII - se desplaza la atención hacia la ley dinámica. Hay una constante con ribetes de eternidad: la ecuación del movimiento. Así pues, las formas matemáticas que representan las partículas elementales serán las soluciones de cierta ley eterna de movimiento para la materia. Por este camino regresamos a la intención de Heidegger cuando cita el pensamiento de Heisenberg. El primero desea dejar claramente establecido que el paso de la física clásica a la nuclear no supone un cambio en el hecho de que" die Natur zum voraus sich den nachsteIlenden Sicherstellen zu stellen hat, das die Wissenschaft als Theorie vollzieht.?" ("la naturaleza '" Werner Heisenberg. Physics and PhiJowphy, New York. Harper and Brothers, 1952, p. 71. El autor apunta, más adelante, que las EigrnsoJutions representarán finalmente a las partí~ulas elementales. Aq~ellas~on fonnas matemáticas que sustituirán a los sólidos regulares de los pitagóricos (p. 72). Afinna, además, que la ciencia contemporánea es mucho más abstracta que la filosofía griega. La ciencia pregunta, por ejemplo, por qué no pueden dividirse las partículas elementales (p. 73). Heidegger señala en "Die Zeit des weltbíldes" que lafísica actual procede matemáticamente porque, en un sentido profundo, es yaen sí matemática (The Question Conceming Technology,
p.118).
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71 Martin Heidegger, Vortrage und Aufsiitze, p. 61. El filósofo alude al desvanecímíento del objeto en física at6mica, y al modo enel que la relación sujeto-objeto como pura relación adquiere precedencia sobre el objeto y el sujeto, para devenir asegurada como "en-racionalizaci6n" (Ge-stelJ). Pero
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debe colocarse ella misma Por adelantado en lugar para el entrampar asegurado que la ciencia, como teoría, lleva a cabo"). y, efectivamente, por lo menos las reflexiones de Heisenherg apuntan en esa dirección. Recordemos que en la mente de Heidegger, la naturaleza, tomada ensu objetidad para la ciencia física actual, es sólo un modo en el que la phüsis se revela a sí misma y se coloca en posición para la elaboración característica de la ciencia. Pero existen otros modos de alétheuein. Y uno de ellos, muy fundamental, es la tekhne. En esta encrucijada ontológica donde encontramos el nodus quaestionis de la filosofía de la técnica. Más que una gestión instrumental y antropológica-óntica-, la técnica es un modo de la verdad. El análisis de la técnica nos llevará de la mano a entender los rasgos distintivos de nuestra época de la verdad y, por ende, del ser. La técnica revela todo lo que no salta a la luz por sí mismo ni yace todavía ante nosotros. Lo esencial de la tekhnenoradicanienlamanipulaciónnienlafabricación; ni en el uso de ciertos medios. Su verdadera naturaleza mira hacia la invariable estructura de la verdad que consiste en "ocultación-revelación". Ya hemos visto que la figura de la verdad tecnológica se denomina Gestell. Esteconcepto recoge las notas fundamentales de la técnica contemporánea y le concede a ésta la primacía como modo de la verdad en la era actual. En la terminología heideggeriana 'revelar' equivale a "presencíarse" dentro de un marco.
Heidegger no considera este tópico con más precisión en el presente ensayo. En la conferencia "Die Frage nach de. Tecknik" el autor advierte que "was in~innedes Bestands steht.steht uns njcht mehr alsGeJenstand gegenüber" (Ibid. p.24). (Lo que se mantiene listo. en el sentido de reserva permanente" ya no queda aplazado contra nosotros como objeto). Ahora los objetos y el equipo son absorbidos en la nueva totalidad: la máquina es completamente inautónoma, pues su posición brota del ordenar lo ordenable.
8 A veces da la impresión de que el filósofo alemán juega mucho con las palabras y los conceptos. En un campo tan práctico como la técnica necesitamos una filosofía profunda. Sin embargo, la teoría de la verdad en Heidegger se nos antoja, en varios pasajes, como una "en-racionalización" metafísica, como una "teología cristiana sin trascendencia". A la verdad que Heidegger no rechaza en principio la metafísica. Al contrario, en "Die Zeit des Weltbildes" identifica la esencia de la técnicamodemaconlaesenciadelametafísicamoderna. .Logra superar la construcción aérea de un platonismo ;util? Nos choca ese contraste entre la primacía de la praxis y las tortuosas especulado.nes, ent:~ el pensamiento riguroso y el lenguaJ~ m:ta[¡slco. Entendido, hay que ir más allá de las apanencías. En un sentido transfenoménico.Ia esencia de la técnica no es, de ninguna manera, nada técnico. Pero en el plano real sí podemos identificar rasgos técnicos que entran en su definición. Dejar de lado este hecho sería abrir el camino a entelequias del topos hyperouranios o a inspiraciones poéticas. Y es precisamente a la poiesis a la que se remo~t~ el pensadordelosHolzwegepara~xplicarelalcanceo,ngina1 de la tekhne. La técnica gnega denota no solo las actividades y destrezas del artesano, sino también las destrezas de la mente y las bellas artes. La tekhne pertenece a la creación, a la poíéeis; es algo poético. ~ La poiesis produce y revela al mismo tiempo. Ahora bI.en, la técnica responde a un tipo de revelaciónmuy peculiar, marcada por la relación intencional específica del hombre con una determinada imagen del mundo. ¿En 2llMartinHeidegger, Vo,t,ilgeundAujsalze, p.21;d. p.19. Poiisissignifica a la vez hacer y traer a la luz. De ahí que la técnica ~nga 9ue ver, por. ufllado, con la verdad praxica y, porelorro,.con la ~velacl~n. véase la relaCIón entre tekhne y epistrore en Aristóteles, E/lea a NiCOltUlCO, hbro VI, capítulos 3 y 4.
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qué consiste esta configuración técnica del mundo? Para Heidegger se trata de un conjunto de condiciones que proyectan almundocomo Bestand. Con esta palabra quiere acentuar no tanto la permanencia, cuanto el carácter ordenable y sustituible de los objetos. El objeto (Gegenstaná) pierde su carácter como tal cuando es atrapado en el Bestand. "Das in der modernen Technik waltende Entbergen ist ein Herausfordern, das an die Natur das Ansinnen stellt, Energie zu liefern, die als solcheherausgef6rdertundgespeichertwerdenkann":l9 (El modo de revelación que señorea en la técnica moderna es un reclamo que impone a la naturaleza la exigencia irrazonable de que provea energía que pueda ser extraída y acumulada como tal.) Bajoesta perspectiva, la naturaleza se presenta como una reserva potencial para el uso humano. Todo 10cual resulta gráficamente claro en la industria de la minería En esta óptica, la mirada a la tierra no es virginal ni sagrada. En la base de las tecnologías contemporáneas yaceunainteligencia particular del mundo que establece la posibilidad de las primeras. El río se convierte en fuente fluvial de electricidad, es decir, en una reserva ordenada de energía. Pero al mismo tiempo el río se encuentra bajo nuestro dominio, gracias a la técnica. Estaabrecarninos literalmente, yconstituye la condición de la posibilidad de la configuración del mundo en el sentido actual. Las actividades del hombre, consecuentemente con l>lbid., p. 22. En cuanto a las consideraciones etimológicas de Bestlmd y Herausfordern consúltese The Questi"" Concerning Technology, pp. 17, xxix y 14,. respectivamente. Algunos usan la palabra "ectancia" para traducir Bestllnd. Aunque a un nivel más superficial, los tecnócratas norteamericanos propusieron una teoría del desarrollo de la civilización y de los cambios sociales tomando como punto de referencia los cambios en el uso de la energía. Howard Seoll y sus epigonce opinaban que la teoría del campo unificado de Einstein era más simple que las matemáticas de la teoría tecnocrálica. (Henry Elsner, The TedmocTllfs. Syracuse: Syracuse Universily Preee, 1967, pp. 4,. 31, 33, 138).
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esta visión del mundo como" reserva permanente" van por la línea de la penetración, transformación, el almacenamiento, la distribución... El hombre es protagonista en el proceso de la ordenación, promotor dela técnica; nuncaes transformado en mero Bestand. Por otro lado, la técnica no permitirá ser dominada, sea positiva o negativamente, por el hacer humanofundado meramente en él mismo. A este respecto, Heidegger corona un intrincado argumento en "Die Kehre" con la siguiente conclusión: "Die Technik, daren Wesen das Sein selbst ist. Iasst sich durch den Menschen niemals überwinden. Das hiesse doch, der Mensch sei der Herr des Seins."" ("La técnica, cuya esencia es el ser mismo, nunca se permitirá ella misma el ser dominada por los hombres. Eso significaría, después de todo, que el hombre era el señor del Ser.") Esto no quita que la cooperación de la manifestación del hombre sea imprescindible para que el alumbramiento de la técnica lO Martin Heidegger. uDie Kehre", en Die Technik und die Kehre, Pfulligen: Neske, 1962, p. 38. Dos párrafos más abajo, el filósofo nos remite a los rasgos fundamentales de la ontología de Sein und Zeit. "Damit aber das Menschenwesen achtsam werde "uf das wesen der Technik, damit zwischen Technik und Mensch hinsichtlich ihres Wesens sich ein WesensverhiiltIlis stifte, muss der neuzeitliche Mensch zuvor a11ererst in die Weite seines Wesensraumes zuriickfinden." (Si se desea lograr que el hombre en su esencia contemple la esencia de la t~cnica, y que se establez.:a una relación esencial entre la técnica y el hombre respecto a sus esencias, el hombre moderno debe, primero y sobre lodo, recobrar la plena holgura del espacio propio de su esencia.] Ciertamente, el camino hacia la esencia de la técnica y la fundamentación de una relación esencial entre la técnica. Y el homb~ exígenqueésterecobre la plena holgura desu WesenSrllUm,es decir, del espacio apropiado a su esencia. Este espacio esencial recibe la dimensión que lo une a algo más allá de ~I sólo desde fuera de la relación vinculante [Ver-halttnis] quees el modo en el que la custodia del ser mismo concierne a la esencia del homb.re como aquel que es útil y necesario para el Ser. Al extremo contrano de la autenticidad cuelga la amenaza de que el hombre sea tomado como una "reserva permanente u. A la ilusión de ser el señor de la tierra sigue la desilusión de encontrarse sólo consigo mismo. Heidegger secunda a W. Heisenberg en esta percepción y agrega que hoy el hombre no encuentra su esencia en ningún lugar. Para captar la relaci6n entre la esencia. de la técnica, el destino y la libertad, véase 1M Qu5tio11 Qman!ing Tedrnology tmd 0tMr F.ss8ys, pp. 25-26.
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sea dirigido hacia el cambio de su destino (telos). Semejante realidad descansa en el hecho de que el Ser, como esencia de la técnica, se ha adaptado a la "enracionalización" (Ge-stell), y enque la manifestación del hombre pertenece a la manifestación del Ser. No olvidemos que en la metafísica heideggeriana la "parusta" del ser - perdónese la redundancia - necesita la manifestación del hombre si quiere pernumecer seguro comoSer conservando su propiamanifestaciónenmedio de todo 10 que es, y así en cuanto Ser perdurar como presente. Todo da a entender que la esencia de la técnica es de índole existencial sin perder de vista la relación que media entre los factores ónticas y los ontológicos. De estas hondas consideraciones surge una aparente paradoja. Aunque la tecnología moderna es cronológicamente posterior a la ciencia moderna, la primera precede históricamente desde el punto devista de la esencia que gobierna su futuro interno. La prioridad ontológica de la técnica sirve de fundamento para definir el modus essendi de la época contemporánea. Si es cierto que la técnica actual supera a la antigua porque descansasobre la exactitud de la física moderna, no es menos cierto que la física, por ser experimental, depende del progreso enla construcción de los aparatos técnicos. Este razonamiento podría colocarnos en un callejón sin salida o en un camino ad infinitum. Los instrumentos también nacen para responder a necesidades teóricas. Regresamos al punto de partida y nos preguntamos si en el principio era la acción, la praxis. Indudablemente, la ciencia contemporánea se encuentra inmersa o encarnada en el contexto instrumental que provee la técnica. Más todavía: el espíritu de la técnica inspira y hace posible el carácter calculador de la ciencia hodierna.
35 Ihre Art des Vorstellens stellt der Natur als einem berechenbarenKraftezusammenhangnach. Die neuzeitliche Physik ist nicht deshalb Experimentalphysik, weil síe Apparaturen zur Befragung der Natur ansetzt, sondern umgekehrt: weil die Physikund zwar schonals reineTheone die Natur daraufhin stellt, sich als einen vorausberechenbaren Zusammenhang von Kriiften darzustellen, deshalb wird das Experimentbestellt, namllch zur Befragung, ob sich die so gestellte Naturund wie sie sich meldet. JI (El modo de representar de la ciencia moderna persigue y entrampa a la naturaleza como una coherencia calculable de fuerzas. La física moderna no es una ciencia experimental porque aplicainslrumentos a la investigación de la naturaleza. Más bien debemos decir lo contrario. Puesto que lafísica, realmente ya como teoría puraconstituye la naturaleza para mostrarse así mismacomo red de fuerzas calculable previamente, organiza, por consiguiente sus experimentos previamente para preguntar si y corno la naturaleza se presenta cuando es colocada de esta manera.)
Los presupuestos teóricos ya establecen un marco de aplicación, anticipación y explicación. Detrás de los presupuestos teóricos late la técnica en su aspecto ontológico que responde a un mundo concebido bajo el signo del Bestand. Creemos que en esta parte de la reflexión heideggeriana se verifica un salto o hiato injustificado. Tal vez proceda de una ambigüedad en la delimitación de los niveles gnoseológicos: técnico, científico, filosófico. ¿Cuándo comenzamos a usar la naturaleza como una reserva explotable? ¿Cuándo se pasó del uso al acto reflexivo explícito? ¿Están limitadas las teorías científicas a una cosmovisión basada en el Bestand? ¿Contribuyeron las ciencias, por su parte, a elaborar esa cosmovisión? ¿Cuál ha sido la función de la filosofía eneste proceso? ¿Habrá otro modus technicus "MarnnHeidegger, VortrQ'ge undAufsiltu, p. 29.Dos páginas másadelante Heidegger afirma que la física jamas podrá prescindir de este hecho: la natureleza se del..ta de una m¡mera u otr" que es identificable por medio del cálculo y que permanece ordenable como un sistema. de información.
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más importante que el Bestand? ¿Es el fenómeno técnico el rasgo distintivo de nuestro mundo actual? Heidegger señala que conocemos la primacía de la técnica gradualmente. Corresponde a la ciencia moderna, históricamente, anunciar la técnica, preparar los caminos de su esencia; la física actual es el heraldo de la en-racionalización, heraldo cuyo origen aún se desconoce. ¿Se desconoce realmente? Si la respuesta es afirmativa, podría quedar en entredicho la prioridad de la técnica. Nuevamente entra en acción la dialéctica ocultación- revelación, porque todo 10que se manifiesta se mantiene dondequiera oculto hasta el final. Aun así, la técnica como Ge-stell es la condición de la posibilidad de la ciencia moderna. La ilusión de que la técnica equivale a la ciencia física aplicada hunde sus raíces en el hecho deque la esencia de la técnicamodema consiste en la "en-racionalización" y debe emplear la ciencia física exacta. Pero es necesario neutralizar las ilusiones.
9 A pesar de que la esencia de la técnica es ambigua y misteriosa, no es indiferente. Cuando nos abrimos expresamente a aquélla, nos encontramos inesperadamente embarcados en un reclamo liberador. Para Heidegger el misterio libera, y la libertad es lo que oculta de una manera que abre a la luz. Si olvidamos que la revelación propiciada por la técnica es a la vez una ocultación, entonces naufragamos en una peligrosa confusión: el totalitarismo del modus revelationis tecnológico. No toda revelación se identifica con el ordenar ni todo se desvelará sólo en el modo típico de la técnica. De ser así, las repercusiones serían óntica y ontológicamente desastrosas. Las al ternativas para superar el peligro radical de la técnica apuntan hacia un cuestionarniento critico tanto en el ámbito de lo que es afín a su esencia cuanto en lo
37 que es fundamentalmente diferente a ella. En "Die Kehre" Heidegger cita unos versos de Holderlin en el sentido de que, donde está el peligro, también allí crece la fuerza salvadora. J2 En "Die Zeit des Weltbildes" trae otros versos del mismo poeta con el propósito de hacer hincapié en la importancia del cuestionar creador y de la reflexión genuina para conocer lo incalculable. La reflexión transporta al hombre del futuro a una zona intermedia en la que pertenece al Ser y todavía permanece extraño entre aquello que es:"Wenn die Seele dir auch über die eigene Zeit/ sich die sehnende schwingt, trauemd verweilest du/Dann am kalten Gestade/Bei den Deinen und kennst sie níe. ("Aunque el alma, ansiosa, se te agite por encima del propio tiempo, permaneces apesadumbrado en la fría ribera, junto a los tuyos y no les conoces.") En "Die Kehre" había señalado que sólo cuando el hombre, como pastor del Ser, cuida sobre la verdad del Ser, puede esperar la llegada del destino del Ser en lugar de descender al nivel del mero deseo de conocer. La crítica reflexiva o la reflexión crítica es una nota constante en ese itinerario que trasciende el almacenamiento cognoscitivo para culminar en una misión cuasi-mística en los predios de J:I Martín Heidegger, Die Tech"ik u"d die Kehre, p. 41. El filósofo comenta al respecto: "Die Gefahrist das Reltende, insofern s.ieaus ihre~ verborgen kehrigen wesen das Retiende bringt. [ "." . 1 Die ~fahr íst abee das Nachstellen als welches das Sein selber m der weíse des Gestells der Wahrnis d~ Seins mit der Vergessenheit nachsetzt." (El f:":ligroes la ~erza salvadora, en la medida en que aquél pone de manlflest,o la pUjanza soteriológico de la esencia oculta del peligro. [ ... ¡.Más el ~llgro radlc.a en la acechanza, es decir, en la manera en que el propio ser, baJOla modalidad de GesÚ'/1 procura con negligencia el cuidado:> que. corresponde.al5er.) Son las dos caras de una realidad: la pujanza soteríológíca de la ~C1a oculta del peligro y la acechanza de esa modalid.a.d que a?an~ona el cUld.ado d~15er. Al final de este erulayo Heidegger crmca la hlsto,,:,ograf~a universalista y catastrófica calcada sobre el modelo de la mentalidad técnica. ¿Será una critica solapada a O. Spengler y semejantes? En "Die Zeit des Weitbildes" (Holzwege, Prankfurt: Klosternmann, 1950, p. 103), advierte sobn: la uniformidad organizada coma el más seguro instrumento del total-técnicodominio sobre la tierra.
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la ontología. Cuando hablamos de almacenamiento del conocimiento abrimos una brecha sugestiva sobre el carácter técnico del aprendizaje, de la literatura, la investigación, las bibliotecas, el sicdeceteris. Heidegger ha insinuado algunas pistasalrespecto, específicamente el nuevo estilo de vida del investigador ("Die Zeit de Weltbildes"). Las amenazas congénitas del modus technicus no desaparecerán por virtud de un fiat del ser humano. Es posible que en la misma raíz primigenia de la técnica demos con la salida de la aporía. La clave no consiste en huir hacia el pasado. Pensamos, más bien, en el parentesco entrepoiesis y tekhne,entre elartey la técnica. El arte remite a la praxis y a la poesía; es técnico, pero su modus revelandi abre nuevos caminos hacia el Ser. El siglo XX ha sido testigo de una síntesis orgánica entre los adelantos técnicos y la creación artística. Gropius, creador de la escuela Bauhaus, pensaba que el artista tenía el poder de insuflar vida al producto muerto de la máquina; su sensibilidad debía combinarse con el conocimiento del técnico para crear nuevas formas en la arquitectura y el diseño. 33 Curiosamente, un diseño de Gropius, levantado en acero y cristal, resalta la transparencia de la estructura. Los edificios siguen el esquema inconspicuo de los instrumentos. En la experiencia de Gropius la fenomenología de la arquitectura registró una etapa de conspicuidad ya que sus modelos eran muy innovadores. Pero, sobre todo, su obra representa una simbiosis de la forma y el material, de lo estético y lo útil. La escuela Bauhaus puede ser un paradigma de una fusión positiva del arte ydelatécnica,conunefectosoteriológicoenlacoyuntura actual.
"'Gillian Neylcr, The Buu!ulus, tondon: Studio Vista,. 1968, p. 34.
Heidegger enumera cinco fenómenos esenciales de la modernidad: la ciencia, la técnica de la máquina, el desplazamiento del arte hacia la esfera de la estética, la concepción y consumación de la actividad humana como cultura, la pérdida de los dioses (Entgdtterung) . .>< En cuanto el desplazamiento del arte a la esfera estética, el autor lamenta el que la obra de arte se convierta en objeto de Iameraexperiencia subjetiva. Si comparamos esta tesis con la conclusión de "Die Frage nach der Technik" no sólo percibimos una relación entre los cinco fenómenos y una añoranza de un arte a-estético y a-cultural, sino también la nostalgia de la presencia de los dioses. Es necesario morar poéticamente sobre la tierra y que la verdad brille en el esplendor del toekphanestaton, lo ultra-resplandeciente. Mas la reflexión en torno al arte ha de mantener los ojos abiertos ante laconstelación de la verdad.
"M, Heidegger, "Die Zeit des Weltbildes", Holzwege, pp. 695. En este pasaje la máquina adquiere un valor hermenéutico extraordinario. La técnica maquinista aparece como una transformación autónoma de la praxis, un tipo de transformación donde la praJ(is exige primero el emple<;> de la ciencia física matemática. Por otra parte, según su propio testimonio, la técnica de la máquinasiguesiendo,hastae¡ presente,la consecuencia más visible de la esencia de la técnica moderna. Heidegger no explica este punto conamplitud y profundidad ni siquieraenel ensayodedicadoexclusi:,,~nte a la técnica. Una incursión seria por esta vereda hubiera contribuido a precisar ellogos de la re/chne y a evitar la carga retórica o romántica.
II
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TÉCNICA Y RACIONALIDAD Nihil est sine ratione. Leibniz
1 A pesar de que la técnica provocó una ruptura en la imagen ordenada -cósmica- de la naturaleza, solemos hablar de una racionalidad tecnológica. Esta racionalidad sería la nota distintiva de la civilización contemporánea. Y no se refiere sólo a la coordinación efectiva entre medios y fines, sino también a la justificación lógica de su modus essendi y a la reagrupación de los conocimientos en tomo a sus peculiaridades como quehacer humano. El fundamento logocéntrico de la técnica no procede del vacío. Es fruto de tantos conatos racionales que han germinado en el pensamiento occidental. Tal vez la concepción vulgar de la razón la reduce a un aparato mentalquecapacitaalhombreparacaminarrectamente a lo largo de unas ca-ordenadas predeterminadas. Las respuestas no son tan sencillas cuando preguntamos: ¿En qué consiste concretamente la razón? ¿Cuál es su psicogénesis y su fundamento real? ¿Qué diferencia hay entre razón, racionalidad y racionalismo? Las investigaciones científicas han dado al traste con el determinismo universal burdo. Laplace fue plácidamente desplazado. Aunque vive, de alguna manera, su sueño de dar con una fórmula que abarque los movimientos de los más grandes cuerpos del universo y los del átomo más ligero. W. Heisenberg
también anhelaba encontrar una simple ecuacion fundamental que explicara la propiedad de todas las partículas elementales y los procesos de toda la materia. Laplace concibe a principios del siglo XIX una inteligencia que en un instante determinado conociese todas las fuerzas de la naturaleza y la situación respectiva de los seres existentes y fuera capaz de analizar tales datos. Esta inteligencia alcanzaría la fórmula mencionada anteriormente, y nada sería incierto para ella. Aquí late un presupuesto teórico, la suposición de la seguridad, de la regularidad rítmica e infalible. Precisamente,laratioinc1uyeensuabolengoetimo16gico significados que remiten a notas de exactitud: cálculo, cuenta, medida, regulación, constancia, peso, norma, proporción. Más que nada, el racionalismo laplaciano desnuda una cosmología bien establecida. Se partía de un universo definido, imperfectamente captado por nuestros sentidos. En palabras que E. Cassirer atribuye a Montaigne, diríamos "Was wir Natur nennen das ist in Wahrheit die Regel der universellen 'Vernunft'". ("Lo que denominamos naturaleza es, en realidad, la regla de la 'razón' universal'") Correspondía ala ciencia penetrar enlos diversos niveles de la realidad, de forma que el conocimiento humano alcanzara una completa adecuación al orden de la naturaleza. En la ciencia decimonónica todavía sobrevivían algunos resabios de la cosmología aristotélica. Y esto, a pesar de que se había superado el mito del mundo sublunar y de la inmutabilidad de los cielos. El descubrimiento de lasupernova-enrealidad una estrella supervétera inestable que estalla, v.g. la estrella de Tycho-contribuyó a desmantelar el dogma aristotélico. Los avances de la astrofísica y de la microfísica adelantaron la causa de los conceptos de probabilidad y aproximación. Quedó atrás la imagen de una realidad
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estable y poseedora de estructuras fijas. Por consiguiente, "el mundo no es sino la representación que nos hacemos de él, representación siempre provisional; todos estos ajustamientos o reajustes han puesto fin al mito de una razón conquistadora que enardecía antes la imaginación de los científicos y los
filósofos" .' ¿En qué consistía esa razón conquistadora? Tanto racionalistas como empiristas enaltecen la razón como facultad cognoscitiva y suponen que lo real es racional Decía Parménides que sólo es predicable lo puramente racional: el ser infinito e inmóvil- indivisible y único. "Pues 10 mismo es el pensar y el Ser (...) Sólo un discurso como vía queda: Es. En éste hay signos múltiples de que lo Ente es ingénito e imperecedero, pues es completo, imperturbable y sin fin. No ha sido ni será en cierto momento, pues es ahora todo a la vez, uno, continuo."> Con el moderno racionalismo queda explícita la reducción de lo real a lo ideal, la identidad de lo existente con lo inmanente. El siglo XVIII ve el apogeo de la razón agresiva, una 'Abraham Moles y André Noiray, "El pensamiento técnico" en La Filusofia (Bilbao: Ediciones El Mensajero, 1974), p_ 506. La relatividad del llamado polo objetivo 'llaca también la clásica integridad del sujeto, Ianto en su constitución íísica cuanto en su configuración psíquica. Hasta la cuestión del arjé se ha complicado malamente, pues ya eS insuficiente identificar los últimos elementos y su principio de interacción. 2J:emando Montero Moliner, Parménides, fragmentos transcritos por Pedro E. Badillo, Antología de la filosofia griega (Rio Piedras: Editorial Universitaria 1974) p. 35. Aunque esta versión del fragmento ha sido criticada porGuidoCalogero (Studi su//' Eleatismo, p. 1411, Cl'€(} que la exégesis del es/in no afecta la intención de nuestro pensamiento, particularmente si nos fijamos en el contexto de la relación entre lo real y lo racional sin despreciar por eso los matices hennenéuticos. Según Ferrater Mora, el racionalismo que atraviesa la filosofía antigua y penetra en la medieval debe distinguirse del racionalismo moderno. El moderno racionalismo es principalmente u n claro intento de progresiva racionalización de toda la realidad" (Dicóonariode filosofia [México, D.F.: Editorial Atlante, S.A., 1944], p. 576). La confianza en la razón da lugar a una cosmovisión que pasa a través de una reducción de lo real a lo ideal. En cuanto a los desdoblamientos del racionalismo a partir del siglo XVII- cfr. Ibid. p. 577. H
razón que pretende modificar la naturaleza y la historia, irradiar luz desde su santuario profano. Ese siglo es precisamente el escenario de un filósofo que quiso depurar y conciliar los ingredientes del conocimiento y del quehacer humanos. Para Kant la razón es lafacultad que proporciona los principios del conocimiento apriori; contrasta, por tanto, con la mera experiencia. Immanuel Kantconsideró la especulación filosófica como un arma enderezada a conjurar las preguntas fundamentales del saber,hacer,esperary de la definición del hombre. La Critica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft) pretende investigar la naturaleza, las posibilidades y fronteras del conocimiento humano. En la Criticade larazón práctica (Kritik derpraktischen Vemunft) Kant plantea el asunto de la conducta humana, es decir, la acción corno problema ético. Los títulos de los tratados kantianos suelen confundir al lector. Enefecto la Crítica delarazón práctica enuncia en una primera formulación el imperativo categórico: "Obra de tal modo que la máxima de tu conducta pueda valer en todo tiempo como principio de legislación universal", y le llama ley fundamental de la razón pura práctica. Aquí aparecen los dos adjetivos juntos modificando al sustantivo razón. Para desenredar este pequeño imbroglio debemos referirnos a los tres modos de saber que integran el esquema gnoseológico kantiano: la sensibilidad (Sinnlichkeit), el entendimiento discursivo (Verstand) y la razón (Vernunft). Esta última es la que adama los títulos originales de los libros mencionados en el párrafo anterior. Al añadirle el adjetivo pura-reine- se indica la calidad apriorística de la razón, en cuanto actúa independientemente de la experiencia. Por lo tanto, la pureza se identifica con los principios apriori. Más aún, la razón pura equivale a las condiciones racionales de un ser racional en general, es decir,másalládeunindividuoenparticular.Sedistingue
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del entendimiento, pues le concierne investigar la condición de todo lo condicionado. La acepciónfilosófica de la crítica no es sinónimo de censura, sino de una indagación sobre las posibilidades cognoscitivas del horno sapiens. Es una crítica de la facultad de larazónen general. ¿Puede la razón humana conocer la realidad? Aquí tiene vigencia la raíz etimológica de la crítica, pues se trata de someter a juicio la capacidad cognoscitiva de la razón. Admirado de la ciencia y despierto del sueño dogmático, Kant se lanza a justificar la validez, universalidad y necesidad del conocimiento científico, amenazadas por el empirismo inglés. Enla Crítica delarazónpura,el filósofo de Konígsberg no sólo acentuará la iniciativa principal del sujeto cognoscente frente a la cosa conocida, sino que además concluye que realmente lasmaternáticas y la física están constituidas por juicios sintéticos a priori. Por consiguiente, las matemáticas y la física son verdaderas ciencias, superan los juicios tautológicos, incrementan el saber, un saber universal y necesario. Por otro lado, el idealismo trascendental postula que es imposible conocer cómo son las cosas externas (cosas en sí o nóumenos); conocemos las cosas tal como se nos presentan por medio de las formas apriori (fenómenos). Kant critica las teorías metafísicas, pues no es posible formularjuiciossintéticos a priori sobre el universo, Dios y el alma. Si la razón pura definía el lado teorético de la mente humana, la razón práctica mira a la manifestación de esta racionalidad en la acción, es decir, como voluntad. Porque además de conocer, existen el querer y el obrar. Lograda la síntesis del racionalismo y el empirismo en la teoría y metodologías trascendentales, los juicios metafísicos quedan enmarcados en el ámbito de los postulados de la razón práctica. La Crítica de la razón
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práctica examina esos supuestos teóricos que permiten entender los hechos morales. Se establece que los postulados están allende el mundo fenoménico y constituyen cuestiones de fe: inmortalidad del alma, libertad y Dios. A pesar dequeaKantse le señaló como el demoledor de la metafísica, su objetivo consistió en contrarrestar el escepticismo introducido por los empiristas ingleses. Kant se enfrentó a la metafísica racionalista e intentó formular una ciencia de estricto valor universal y necesario. La fundamentación crítica del conocer explora la posibilidad de reedificar la metafísica y se pregunta, en más de una ocasión, ¿cómo se puede edificar la metafísica como ciencia?' En efecto, la Crítica de Kant es una propedéutica a la metafísica, entendida como conocimiento filosófico a priori. Ahora bien, desterrar las ideas llamadas metafísicas del marco de la razón pura especulativa abre la brecha hacia un dualismo en el corazón de la antropología, cuyas repercusiones tocan las riberas del mundo contemporáneo. Quede claro, pues, que la razón práctica no se opone ala pura. Ambas son puras. La razón práctica contrasta más bien con 10 especulativo o teórico. "La expresión completa sería, pues.razón pura especulativa (o teórica) y razón pura práctica... La razón especulativa se refiere a una teoría, a un puro saber de las cosas; la razón práctica en cambio se refiere a la acción, a un hacer, en un sentido próximo a la praxis griega y es el centro de la moral kantiana".' Aunque la praxis kantiana está 'Und nun ist auch von dierser die Frege: Wie est Metaphysik als naturanlage moglich? ( ... ) Diese lezte Frege. die aus der obigen allgerneinen aufgabe Iliesst, wtirde mit Recht diese s~i.n: wie .isl Metapbyaik a~s Wjssenschaft mógllch? Immanuel Kant, Knhk der rernen Vernunt, Kant s gesamme lte Schriften, Band nI, Berlin: Druck und Verlag von Georg Reímer, 1911. 'Julián Marias, Historia de la filosofía (Madrid: Revista de Occidente, 1973), p.Z78.
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vinculada a unhacer de carácter ético, el cono-cimiento sólido pertenece al reino de las matemáticas y la física. habría que discernir, consecuentemente, la magnitud de la deuda que ha contraído el ethos de la razón eficiente con el idealismo trascendental. Por otro lado, tal especulación se torna más sugestiva si tenemos en mente la herencia de la Ilustración en el espíritu de Kant. Su rechazo del racionalismo de Wolffno le impide reconocer en la razón el centro generador del progreso. El progreso surge de la iniciativa humana y se orienta hacia la sociedad perfecta, regida por la racionalidad. 2 Pero la síntesis kantiana no logró acallar la tensión entre razón y fe. Algunos pensadores terminaron negando el polo de la razón. Otros, como [ean-Paul Sartre, optan por justificar el mesianismo marxista mediante la razón. Sartre quiere encontrar métodos para comprender el ser a partir de una comprensión dialéctica. El motor de la historia ya no es la simple razón, sino la unidad práctico-inerte, integrada por dos términos irreductibles, la praxis y la materia. Iean-Paul Sartre intenta, en su Critique de la raison diatectioue, conciliar las ideas del existencialismo con el pensamiento marxista. De acuerdo con Sartre una antropología estructural e histórica" trouve sa place á l' indépassable philosophie de notre temps et paree que je tiens l'idéologie de l'existence et sa méthode 'comprehensive' pour une enclave dans le marxisme Iui-meme qui l' engendre et la refuse tout á la fois".' 'Jean-Paul Sartre, CriJiquede la raison dialectique, I (paris: Editions Gallimard, 1960), p. 29. Existe versión castellana, por Manuel Lamana, CríJiCJJ de III razán dirúéclicll 1 (Buenos Aires: Ed. Losada, 1963), p. 34. Judith Botti ha escrito un interesante ensayo sobre la conceptualización cristiana de Sartre. ("Verdad y enmascaramiento en la doctrina filosófica de Jean·Paul Sartre", en AcllISIICongm;oNacirmal deFilowfill [Buenos Aires: Editorial Suramericana, 1973J, pp. 283-3(1).
47 Argüir que el marxismo es la filosofía irrebasable de nuestros tiempos porque se han superado todavía "les circonstances qui l' ont engendré" parece un razonamiento endeble. En esta obra el filósofo francés concibe la filosofía como una manera en que la clase dominante toma conciencia de si. Consecuentemente con el esquema marxista, el pensamiento filosófico es un epifenómeno de la realidad social, determinada en última instancia por las relaciones de producción. La verdad de la filosofía -más bien filosofías- radica, entonces, en una instancia exógena, es decir, en la praxis que la ha engendrado. El autor de L'Étre el le Néant había invertido los términos tradicionales, concediendo prioridad a la existencia sobre la esencia. En su ensayo de ontología fenomenológica había expresado que la relación con el otro se manifestaba como una lucha alternante, entre él yyo, para convertirnos mutuamente en objetos y afirmar nuestra respectiva condición de ser -para-eí. Ahora es necesario salir de lo concreto, justificar la existencia de la realidad social, una síntesis que salve la coexistencia entre los hombres. Superada la aporía existencialista, observa Sartre, el beneficio alcanzará también al marxismo, el cual degenerará en una antropología inhumana si no reintegra a sí al hombre como fundamento suyo. La constatación de este defecto fundamental de la ideología marxista no significa que Sartre haya renunciado a las categorías básicas del materialismo dialéctico, si bien subraya la prestancia del sujeto:" ... el fundamento de la antropología es el hombre mismo, no como objeto del saber práctico, sino como organismo práctico que produce el saber como momento de su praxis"." Tomemos nota de esta dimensión pragmática de un saber que se produce como momento de una
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praxis. Ciertamente, la coyuntura sartreana nos coloca a un nivel mucho más profundo que la praxeología técnica, pero ya vislumbramos las tendencias más elegantes de una ratio dominadapor la vertientepráctica. Kant y Sartre, con sus respectivas críticas y respondiendo a circunstancias diversas, postulan las exigencias de una razón ilustrada. El anciano de Konigsberg se propuso limpiar el expediente epistemológico de la física y de las matemáticas. Asimismo.concede primacía a la praxis sobre el saber y aboga por una sociedad perfecta yprogresista, regida por laracionalidadSartre, por su parte,concibealhombrecomoorganismopráctico que produce el saber como momento de su praxis. La verdad de las filosofías está supeditada a la acción de los sujetos. Kant pensó que su edificio teórico sería la base de cualquier metafísica futura que mereciera el nombre de ciencia. Ironías de la vida: ni siquiera logró colocar los fundamentos de la física. Lafísicamodema demolió los juicios sintéticos a priori. La teoría de la relatividad cuestiona radicalmente las clásicas concepciones del tiempo y del espacio. El nóumeno es, para la física atómica, una estructura matemática, que se deduce indirectamente de la experiencia. La teoría cuántica hace revisar nuevamente la noción de causalidad. Finalmente, con el correr del tiempo, la razón práctica no se detiene tanto en las consideraciones éticas, cuanto 6Jean-Paul Sartn:>, Criticade III rllzóndialéctica, p. 154. Véase Cario Augusto Viano, "La razón, la abundancia y la creencia" en Crisis de /Il razón (México: Siglo Veintiuno Editores, 1983), pp. 306-307. 'Weiner Heisenberg eltamina la idea kantiana de ratio. La investigación científica rresume que, al percibir un evento, existe un hecho previo que produce e primero siguiendo alguna regla. ¿Es legítimo aplicarestecriterio a la física atómica? El conocimiento contiene la incertidumbre que surge de la interacción entre el núcleo y el resto del mundo. Los conceptos kantianos son condiciones de la ciencia, con un limitado campo de aplicabilidad. Nunca será posible que la razón pura alcance alguna verdad absoluta. La ciencia moderna realiza el paso del realismo metafísico al realismo práctico (Physicsllnd Philosophy ["New York: Harper and Brothers, 1962], pp. 80-92).
49 en la efectividad técnica, en la línea de la razón pragmática actual. Tal vez hoy sea más evidente la mentalidad dominada por la preocupaciónpráctica como respuesta a necesidades concretas. No cabe duda de que las condiciones sociales o materiales han conducido al hombre a fijar su mirada en la autonomía de las realidades terrestres y en la solución de problemas muy específicos e inmediatos. Ahora no vamos aexaminar el asunto relativo al grado de determinación que ejercen las llamadas infraestructuras materiales sobre los cuadros ideológicos. Pero sí sabemos que, por lomenos, a partir del Renacimiento se da un viraje continuo, en casi todos los saberes, hacia lo particular y dinámico. En la cultura occidental se fragua un modo de pensar muy a tono con la nueva racionalidad tecnológica. Algunos preferirán insistir en el hiatus o salto cualitativo que media entre el saber de corte clásico y lo que en este ensayo bautizamos con el nombre de "tecnociencia". Sin embargo, y aun reconociendo la nobleza de ciertos saberes, creemos que el proceso del supuesto conocimiento racional no es unívoco ni lineal. En la síntesis del dinamismo racional se registra, ciertamente, la observación de la regularidad de los acontecimientos y la relación efectiva entre las cosas. Luego sigue un proceso dialéctico y cíclico, en el que se integran elementos teóricos y prácticos. De esta forma es posible concebir un continuum que vincula 10técnico a la ciencia y a la filosofía. Esta perspectiva supone un cambio radical en los planteamientos epistemológicos. Cuando el movimiento se estudia como un proceso y no como un hecho.entonces las preguntas kantianas también entran en crisis. Las epistemologías tradicionales aceptaban la imperfección de las ciencias, pero miraban el conocimiento adquirido como algo estático, es decir, se
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situaban de golpe sub specie aetemitatis. Semejante actitud noes exclusiva de las grandes doctrinas filosóficas. Iean Piaget esgrime el argumento de que los científicos cayeron en la misma desgracia: ... durante mucho tiempo el pensamiento científico creyó haber conquistado un conjunto de verdades definitivas, aunque incompletas, lo cual permitía preguntarse de una vez para siempre enqué consiste el conocimiento (... ); incluso ciencias tan recientes como la sociología o la psicología, si bien no han podido presumir de un saber muy firme, tampoco han vacilado, hasta estos últimos años, a la hora de atribuir a los seres humanos, y por tanto a los sujetos pensantes, objeto de su estudio una "lógica natural" inmutable como quería Cornte (quien a pesar de su ley de los tres estados insistía en que los procedimientos de razonar eran constantes y comunes paratodoeellos),o invariables instrumentos
de conocimiento."
Según el agudo análisis de Miguel A. Quintanilla, la ciencia es uno de los grandes mitos de nuestros tiempos. Esta veneración se traduce en la ascendencia social del científico, el prestigio de las asignaturas vinculadas a las ciencias naturales y, sobre todo, en el tabú de un ámbito casi sagrado de la actividad humana. Sin embargo, hablar sobre la mitificación de la ciencia no equivale a menospreciar las virtudes de un método que ha beneficiado a la humanidad. "lean Piaget, PsiwlogÚl y epistemoJOgÚl (Barcelona: Editorial ArieJ, 1979), p. 8. En una interesante controversia COn Lakatos, Kunh Y Popper, Piaget defiende la hipótesis de una cierta continuidad entre el sujeto "natural" precientíñco y el sujeto científico. Suponemos que esta hipótesis debe de ser un anatema contra la "ruptura epistemológica" de Gastan Bacbelard. Dice Piaget que a partir de la continuidad funcional, "se puede afinnar una generalidad mucho mayor de los dos caracteres que hemos reconocido en todo conocimiento científico: una inconsciencia relativa de su propio mecanismo y un devenir continuo en su construcción". (Psicogbtesis e his!OrÚl th 14cienci".(México: Siglo Veintiuno Editores, 1984), p. 244).
La concepción positiva de la ciencia supone un dogmatismo donde el saber se identifica con el conocimiento absoluto, definitivo. El concepto de ciencia, afirma Quintanilla, no es algo dado de una vez portodas,sinoprecisamentealgoquehayquecoIlStruir. Para lograr ese propósito, es necesario superar ciertas concepciones ideológicas, imágenes que atribuyen a la ciencia notas fantásticas, a saber, infalibilidad, objetividad y progresividad absolutas, neutralidad y autonomía. El mito de la infalibilidad de la ciencia incluye las siguientes ideas: la verdad científica es absoluta y definitiva; el conocimiento científico es total y seguro; por consiguiente, las predicciones científicas son infalibles. Pero el tiempo, maestro inefable, se encarga de desengañar alosconstructores de supuestos sistemas definitivos del mundo. La mecánica newtoniana sucumbió ante la fuerza gravitante de la evidencia. La geometría euclídea ya no goza de carta de exclusividad. Las ciencias sociales también sufrieron las consecuencias de la corriente mitificadora. Recuérdese, por ejemplo, la pretendida demostración de la necesidad del socialismo (Engels). "Paradójicamente, hoy el mito de la infalibilidad está muy desprestigiado en las ciencias naturales, donde nació. Sin embargo, en las ciencias sociales se sigue manteniendo a veces de forma dogmática" ." La historia de la ciencia nos indica que en la evolución científica hay múltiples errores, retrocesos, modificaciones... Por otro lado, la certeza es más una actitud de carácter subjetivo que una nota intrínseca de la ciencia, pues ésta carece de un medio para proporcionar un conocimiento cuya certeza esté
fía
"Miguel A. Quintanilla, "El mito de la tiendaN, en Dicciun"rio th filosocontempor67U'tl (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1976), p. 67.
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52 garantizada. El criterio de la falibilidad o falsabilidad de K. Popper contribuye a desmontar el mito de la irúalibilidad. No obstante, él también cae en un nuevo mito: el de la objetividad y el progreso absoluto del conocimiento científico. Enningúnmomento pretendemos negar la relación entre los conocimientos científicos y la realidad, y el progreso de esa relación. Pero sí cuestionamos el sentido absoluto de una sola objetividad posible y una sola línea de progreso. ¿Existen otros parámetros de objetividad y otros criterios de progreso diferentes? Dado que la ciencia es una representación del mundo, habría que justificar la objetividad de esta creencia. Un mismo fenómeno puede recibir interpretaciones diferentes, avaladas por correspondientes verificaciones jurídicas. Tampoco es plausible elcriterio del consensus o acuerdo de los científicos: se trata de un argumento sociológico, relativo. En cuanto al progreso, faltan las garantías a priori de que un derrotero determinado sea el más adecuado. El mito de la neutralidad corre igual suerte al apoyarse sobre algunos prejuicios que desfiguran el verdadero rostro de la ciencia. La postura radical de esta concepción mítica postula la dedicación exclusiva de la ciencia a los hechos independientes de las teorías. Asimismo, entre el dato fáctico y los valores se levanta una gruesa pared de cal y canto. Ahora bien, la filosofía de la ciencia ha acorralado últimamente la tesis del neutralismo ingenuo al adelantar la causa de estos dos principios casi axiomáticos: no hay hechos sin teorías, ni ciencia sin valores. M. Bunge ha insistido en la naturaleza de la propia ciencia como un valor o unsistema devalares. w Conste
igualmente la dimensión axiológica de la metodología científica considerada como un sistema normativo donde deben prevalecer la verdad, la sinceridad. En lo que mira ala ontología o cuestiones últimas, el lenguaje científico apunta hacia la existencia de determinadas entidades, de un mundo real. Finalmente, ¿hasta qué punto hemos de aceptar la autonomía de la ciencia y su poder determinante o primacía con respecto a otras esferas de la vida social? El mito de la autonomía y de la primacía está emparentado con una visión idealista de la sociedad: la idea como un motor del sistema social. La respuesta a la pregunta depende de la ubicación del esfuerzo científico en la superestructura o en la infraestructura de las comunidades humanas. El estudio del carácter institucional e histórico de la ciencia arroja un diagnóstico realista de su lugar relativo en la compleja red de las fuerzas sociales.
'"Mario Bunge, Materialismo y ciencia (Barcelona: Editorial Ariel. 1981) pp. 141-154; E/iea y cienCÚl, 3a ed. (Buenos Aires: Edílorial Siglo Veinte. 1976). En otra oportunidad analizaremos la tesis de Bunge sobre la relación
teoríaclentlñca-tecnoiogta, verdad-eficacia (cfr. FiloSI.J~ delafisica (Barcelona: Editorial Ariel, 1982]. pp. 20, 26; La investigación científica[Barcelona: Editorial Aríel, 1969J, parte m.)
3 La matemática, la lógica y la física debieron revisar sus posturas absolutistas. Aunque Piaget protege su espaldacon declaraciones deneokantianos, de P. Natorp y de T.5. Kuhn para sostener que el conocimiento no es un estado y queel método lo es todo, debemos tomar en consideración que el proceso se cristaliza, y existe un [undamentum in re. Ahora bien, la cristalización resulta provisional, al margen de la validez de los paradigmas de Kuhn, y la constitución de la res parece cada vez más indeterminada. Por otra parte, Piaget ha puesto de manifiesto, a través de investigaciones empíricas, la continuidad entre las formas correspondientes de pensamiento analítico y sintético.
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El hecho de que la fuente de todo conocimiento remita al nivel mínimo de las acciones, la continuidad de las formas de pensamiento y la importancia de la estructuración que procede por medio de equilibrios y auto-regulaciones progresivas nos persuaden de que el aspecto funcional es un factor imprescindible a la hora de ponderar la nueva racionalidad técnica, o mejor, la nueva dimensión de la racionalidad enclave técnica. La técnica pretende someter a razón, en un cálculo asegurado, todo 10que está a disposición. Los modelos tradicionales de conocimiento se sienten impotentes ante las complejas estructuras de un mundo cada vez más complicado. Es necesario poner orden en este complejo sistema integrado por componentes naturales y artificiales. (¿Hasta cuando será válida tal distinción?) Elmétodocibemético, por ejemplo, proponeunaespecíe de"trialéctica" para sustituir la antigua dialéctica de lo real y lo racional, del ser y el pensamiento. Los tres términos serían: lo real, lo racional y lo funcional. El último fungiría de mediador entre los otros dos. Actualmente la construcción del modelo eficaz aparece como algo intermedio, como puente entre dos orillas hasta entonces tan distantes que era preciso quedarse en una (la del sujeto: el idealismo) o en otra (la del objeto: realismo). n ¿Será una exageración decir que la filosofía de la técnica ha trastornado la técnica de la filosofía? En todo caso, percibimos serias implicaciones epistemológicas, pues se modifica la tensión sujeto-objeto, conocer-ser. Quizásse agranda la grieta entre la física y la metafísica, mientras se organizan las piezas de una metafísica montada sobre otros postulados. Si el cientificismo se empeñó en explicar y fundamentar toda la realidad y todo el hombre, el tecnismo no se instalará en una "Abraham Moles y Andrés Noiray, NEl pensamiento técnico N' p. 519.
verdad absoluta, a no ser ésta: funcionar, y funcionar con la máxima eficacia. Más que emular la actitud de Prometeo, la ratio tecnológica parece desembocar en el nonplusultradeSísifo. El primero ridiculizó alos dioses y hurtó el fuego del cielo. Fue encadenado a una roca sobre el monte Cáucaso, donde un buitre se alimentaba diariamente de su hígado, El segundo, al terminar su vida desordenada, fue castigado a llevar una pesada piedra a la cima de una colina; la piedra rodaba cuesta abajo inmediatamente que él alcanzaba la cúspide. A pesar de todo, Homero llama a Sísifo "el más astuto de los hombres". Irónicamente, la astucia y el artificio proceden de la misma raíz etimológica. La pregunta que late en nuestra mente es la siguiente: Si la razón eficiente se convierte enla razón dominante, ¿agonizará el hombre en la noria del eterno retorno, en una funcionalidad sin trascendencia? Poniendo entre paréntesis la escatología religiosa y la teleología especulativa, ¿cuál sería el plus ultra de la racionalidad técnica? El hombre creó la técnica a imagen y semejanza de su inteligencia. Los profetas demal agüero comienzan a temer que el proceso tome un giro a la inversa, es decir, que la técnica re-cree al hombre, que del modus aperandi pasemos al modus cognoscendi y luego al modus essendi artificiales. Mas he aquí que la razón tiene muchas caras. Un día sucumbe en profunda crisis; otro día se levanta de las cenizas, más resplandeciente que antes. Ayer fueamicus curíae de la civilización artificial, mañana será abogada del diablo. Afirmar que la razón ha acompañado los avances tecnológicos no significa que las diversas formas de racionalismo aboguen por el conocimiento técnicocientífico. Hay opiniones que sostienen todo lo contrario, es decir, que los racionalismos del siglo XX se han configurado como formas de crítica a ese tipo de conocimiento. Carlo Augusto Viano señala que "el
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tema de fondo de esta critica podrá ser indicado en el tipo de especialización y de clausura propio del conocimiento científico ( ... ) El recurso a la razón se configura. por eso, como intento de hallar horizontes más amplios en los cuales insertar el propio saber científico". 12 En este sentido la razón se ubica en un contexto de creencia y finalidad. De nuevo brota una cuestión básica: el fundamento de la razón y la razón del fundamento. Precisamente, Heidegger escribió un libro intitulado VomWesen des Grundes. A pesar de que Grund significa fundamento o principio, el título de la versión inglesa reza así: The EssenceofReasons. Este dato es sugestivo ya que vincularazóny fundamento, si bien Heidegger trata aquí mayormente del concepto de "mundo". El mundo heideggeriano no equivale a la totalidad de las cosas, sino a aquello que les da medida, propósito y validez en nuestros esquemas. Por eso se remonta críticamente al arjé aristotélico, según lo expresado en la Meta.física. En el análisis aristotélico de la palabra arjé se enumeran las diversas clases de lo que llamamos comúnmente fundamento (Grund): los principios relativos a que un ser es, a qué es y a su verdad. A la clasificación anterior Aristóteles añade la división de las causas: material, formal, eficiente y final." Es interesante notar que, en tiempos de "Cario Augusto víenc, "La razón, la abundancia y la creencia", en Crisis de /Q rezón. p. 322. Según víano, el racionalismo de base histérica ha visto en la ciencia moderna el froto de una época particular y de una estructura sccíoeccncecca. el racionalismo de base naturalista la reduce al extravío de la idea de naturaleza como proceso; las teorías del horizonte teórico general encuentran en ella un ClllIO particular de fonnas de saber más generales. "Aristóteles, }ktufisia¡, trad. Patricio deAzcarate (Madrid: Espasa-ealpe, S.A., 1972), pp. 99-100. Hemos seguido más de cerca la traducción de Heidegger. Irn la versión castellana los principios son el origen de donde se derivan o la existencia, o el nacimiento, o el conocimiento. Heidegger vierte estos tres términos de una manera más a tono con los matices originales: ..... des Grund des Was-seins, des Dass-seins und des wahr-seíns." (VOl! Wesm des Grundes [Evenston: Northwestem University Press, 1969", p. 4). Patricio de Azcárate cita a Asdepio paca indicar que la palabra principio tiene una acepción más general que la palabra causa. En general,. Aristóteles
Aristóteles, se llamaban también principio las artes y, entre ellas, las artes arquitectónicas. La palabra arquitectónica debe entenderse en toda su extensión etimológica que alude al arjé y a la tektosine e incluye a la misma ciencia política. La arquitectura sería el principio del hacer. Igualmente inspirador es el dato relativo a la familia filosófica de teknóo. La teknogonía abarca todo lo concerniente al parto, al alumbramiento, a la procreación. Idéntico significado encontramos en tekno-poiéo. Pero advirtamos que aquí se emplea otra palabra que no habíamos examinado en otro ensayo, cuando intentábamos vincular la técnica con la poiesis griega. Si unimos estos verbos con los verbos afines a la arquitectura-tektaínomai: carpintear, construir, hacertenemos entonces la tónica de la producción como la describe Aristóteles en la Metafísica (Lib. VII, Vll). Bien sea por obra de la naturaleza o del arte, siempre topamos con un hacer concreto que implica una causa eficiente. Aristóteles denomina creaciones (poieseis) a las producciones que no son de la naturaleza. Sin embargo, a la producción del hombre se le da el nombre de procreación, cosa que sereflejaenellenguajecomún griego (v.g. teknopoiéo).14 emplea indiferentemente estas palabras. Tam¡;lOcc;' ~t6tele~ estaba satisfecho con la distinción de las cuatro causas ( Anstoteles hat sích auch nichtbei den 'víer Ursachen' alsnucaufgerafften beruhigt. ..", M. Heidegger, Ibid., p. 6). "José M. Pab6n, DicciotUlrio Griega-EsprJñoI (Barcelona: Biblograf. S.A., 1978), p. 578. Se nos antoja interesante el hecho de que la palabra"artesano" sea punto de convergencia o terreno común de kkhne y fdnóo. i5 Immanuel Kant, Kritik der mnm VmllJ.njf. A 322 "Al5o ist der trarezendentale Vemunftbegriff keín anderer als der von der ottllitaf ~ lkdingungm zu einem gegebenen Bedingten. Da nun das Unbdingfe allem die Totalitiit der Bedingungen mOglich macht, und umgekehrt die Totalitiit der Be~ingunen jederzeit selbst unbedingt ist, so kann ein reiner Vemu . überhaupt durch den Begriff des Unbedingten.. 80Íem er einen Gmn der Synthesis des Bedingten enthiilt, erklirt werden." Gtado por M. Heidegger, Von We:;en des GnuuIn, p. 66. Heidegger cree que la tRscendencia,. entendida a su modo, es el ámbito dentro del cual podremos confrontar el problema del fundaml'nto: "Die Tnaswrdmz ist derrIrach del"
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Este breve excursus no debe distraernos de la cuestión sobre el fundamento de la razón. De ninguna manera, ya que desde los albores del pensamiento occidenta11a técnica mira, por un lado, a los principios, Y, por el otro, a la praxis. Ciertamente, la búsqueda del príncipium ratíonie nos eleva a alturas lógicas y metafísicas. No obstante, también nos obliga a penetrar en el humus de las realidades cotidianas, pedestres. Leibniz hace descansar el principio de la razón sobre la natura veritatis. ¿En qué consiste la naturaleza de la verdad? De no encontrar un criterio definitivo y firme entraremos en un círculo vicioso o en una fuga ad infinitum. ¿Cuál debe ser la suprema instancia crítica? Más allá de la conjunción entre un sujeto y un predicado están las condiciones reales del sujeto y del predicado. Kant previó este escollo en la Crítica de la razón pura al proponer el concepto transcendental de la razón, es decir, el concepto de la totalidad de las condiciones de un condicionado dado. Puesto que el incondicionado sólo hace posible la totalidad de las condiciones y, a la inversa, puesto que la totalidad de las condiciones es en sí incondicionada, un concepto puro de la razón puede ser explicado generalmente a través del concepto del incondicionado en cuanto este contiene un fundamento de la síntesis del condicionado." Kant quiso salvar, por medio de la idea, la unidad sistemática del conocimiento y la pureza de la razón, dejando la referencia del datum ala suerte del entendimiento. Lahistoriasehaencargado de revisar radicalmente el idealismo trascendental de Kant. Bezirk, innerhalb dessen das Problem des Grundes sich muss antreffen lM5en (Ibid., p. 32). Aunque sea difícil creerlo, Hegel, a quien muchos identifican con el dimax de la especulaCión idealista, tachó de puramente intelectual el conocimiento ineficaz de Kant y levantó sus armas filosóficas a favor de la razón consciente y eficaz (Enciclopedia de las ciencias filosójials (Mb:ico: JuanPablos Editor, 1974], pp 296-297; DiePluienomenologiedesGeistes, V<J7'rnk, en Siiml/idre Werk.., Jubilaumsausgabe von H. Glockner, vol. II, pp. 50-51; Fmommologill del Espirifu [Mbico: Fondode Cultura Económica,.1966], p.36). R
Mientras tanto, seguimos tras las huellas de la suprema instancia crítica, aunque ya no se hable de la virginidad de la razón. Corremos tras la utopía de un saber absoluto, no en virtud de especulaciones filosóficas, sino penetrando eficazmente en los micro y macroelementos del universo; y, sobretodo.observando el paso concreto del hombre a 10 largo de la historia. Dicha observación describe una razón que se configura gradualmente en procesos semejantes a la bioretroacción. Muchos inventos nacieron de la imitación de la naturaleza: v.g. la fotografía, la congelación, la transportación aérea... Distingamos, por consiguiente, la razón fundante de la razón eficiente. La primera se sitúa en el espacio de la creencia, en el sentido profano. La segunda recoge los esfuerzos del hombre encaminados a lograr unos resultados específicos empleando unos medios efectivos. La dimensión de la racionalidad que se ubica en la creencia apunta hacia un saber que contiene necesariamenteensísu propiajustificación. Laracionalidad tecnológica, ala corta o a la larga, también se apoyará en un pensamiento que le confiera legitimidad. Sin embargo, ese pensamiento se nutre de su propio desarrollo siempre abierto a nuevas posibilidades. Las potencialidades están orientadas de alguna manera en la dirección de la evolución más que en una teleología propiamente dicha. Consecuentemente, le repugna una metafísica petrificada, ya que lo que pueda llamarse ser queda expuesto a una continua transformación. La misma evolución pemanece supeditada a la dialéctica de la producción técnica. Los factores de la técnica estarán, probablemente, muy atentos a los factores pragmáticos y a las presiones inmediatas, sin "cumputare" fundamentaciones metafísicas. Las críticas y reflexiones exógenas abrirán uncampo de racionalidad más amplio a la mera efectividad del homo technicus.
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5 Esta profecía arranca del paradigma de las ciencias positivas. Estas no podían satisfacer las exigencias de un saber que es a la vez saber verdadero, certeza, creencia. Si la verdad es el correlato del completo carácter racional de la protodoxa, de la certeza de la ciencia, como señala E. Husserl, entonces el camino hacia el saber absoluto cruza por predios ajenos a las ciencias positivas. La ciencia, en cambio, alenriquecer su propia metódica, contribuye a ensanchar el trabajo de la esfera del pensamiento simbólico. las ciencias devienen lo que son, fábricas de proposiciones preciosas y prácticamente útiles, en las que se puede trabajar como obreros y como técnicos descubridores, a las que, encalidad práctica, se puede llegar aun sin una íntima comprensión, entendiendo de ella, en el mejor de los casos, simplemente la racionalidad técnica. 16
Tememos que Husserl haya sido demasiado optimista en su apreciación de las"fábricas de proposiciones". La racionalidad de la técnica se ha complicado enormemente, y el abismo entre ciencia y técnica se esfuma incesantemente en aras de la tecnociencia. El pensamiento teórico suele juzgar la constitución de la actividad tecnológica. Ahora la conciencia irrumpe en los lugares más recónditos para desvelar los secretos del pensamiento teórico. En otras palabras, la técnica I6Edmun~ J:lusserl, l~ relativas" Unll jenumenologúl pum Y" Unll filoso-
Júz fmollU:1lolog¡aJ.ill (Me:xICO: Fondo de Cultura Económica, 1962), par. 18.
Cario Augusto VI~ asevera que, con la crisis del positivismo, se disuelve el círculo entre I~ ~ gIoball'5 de la hisloria y su marcha por un lado, y el desarrollo ~e la cienCia (en Comte) o de la cosmología científica (en Spencer) por el otro. Se abren entonces d05 alternativas: 1) la ciencia es considerada ~ ~rma de ~Iidad técnica y utilitaria,. disponible para muchos fines ~Ies; 2) la C1~ es la forma de racionalidad que corresponde al punto antl!rior, pero preasamente por ello depende de una forma particular de la SIJI:il'dad.IacapililIistaoindustrial.", rLafilZÓflolaabundanciay lacreenciort, p.324).
pretende descifrar los mismos resortes íntimos de la racionalidad. El cerebro ya no es una esfera misteriosa,
separada de los filósofos por una gruesa pared de huesos y especulaciones, sino una intrincada"central eléctrica" cuyos proceso afectan las funciones del
aprendizaje, la personalidad y las emociones. "La única función que s610el cerebro puede realizar es aprender. La deducción parecía inevitable: probablemente existe alguna relación entre el aprender y la actividad física que únicamente se encuentra en el cerebro: sus ritmos eléctricos" ." Laracionalidad tecnológica pretendeserunasíntesis englobante, más que una racionalidad vicaria o una tercera alternativa entre el hombre y la naturaleza. El modus technicus amplía los horizontes, modifica las relaciones entre el hombre y el mundo, y de los hombres entre sí; influye igualmente en los modelos de aprendizaje y en las condiciones del conocimiento. Evidentemente, esta racionalidad no procede por vía machina ex coeío. ni en una perspectiva lineal. Más bien responde a un patrón semejante al "cierre categorial" de G. Bueno. La técnica, como la ciencia, surge en continuidad con operaciones anteriores, a partir de las cuales se ha logrado construir un cierre. Gilbert Simondon superó el análisis tradicional de las etapas de la técnica al proponer un esquema más orgánico.v Simondon distingue tres edades: la de los elementos (siglo XVII!), la de los individuos técnicos o máquinas (siglo XIX) y la de los conjuntos (siglo XX). Por el momento, nos ocuparemos de la tercera edad, que es cuando se verifica la independencia de las máquinas, el control y la regulación de su funcio"W. Grey Walter, nla actividad eléctrica del cerebro", "n FísiC41 y quimiC41 de 1" vi¡J,¡ (Madrid: Alianza Editorial, 1969), p. 282. lIGilbert Simondon,. Du moded'e;ristena des alljects techniques (Faris: Au-
bier-Montaigne, 1958).
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namiento. El sistema funciona eficazmente gracias a una relación orgánica entre las partes y el todo. La automación es un paso adelante respecto de la automatización, donde la función es única e invariable. La clave hermenéutica del proceso consiste en alcanzar un control que garantice la economía y la eficacia. Pero también se dan unas consecuencias laterales muy interesantes. " A medida que aumentan la complejidad y la integración de los conjuntos, se ve disminuir progresivamente la distancia que separaba, a juicio de los filósofos de los siglos pasados, la materia de la vida, y la vida de la conciencia; la máquina, del organismo biológico, y a éste del organismo social, por un lado, y, por otro, de los comportamientos 'inteligentes' o del pensamiento' " '" Vivimos en una época de confluencias impresionantes, mientras, paradójicamente, larealidad sepulverizaenconcepcionesgranularesysubatómicas. En un tiempo de totalismos orgánicos y, frente a la ultraespecialización, se impone una"ciencia sintética". Hay varios criterios de clasificación, o mejor! de organización que quieren explicar el denominador común de los diversos ensamblajes. La cibernética representa una revolución frente a la clásica configuración de las ciencias. Al igual que otras tendencias actuales-signos de los tiempos-aquella persigue una constante racional en las relaciones constitutivas de las organizaciones. Este conato holístico no respeta las fronteras de las clasificaciones tradicionales de reinos, saberesomaterias. Su aplicación arropa todo tipo de organismo: mecánicos, biológicos, sociales. Para los propósitos de este ensayo, 10 más significativo de la teoría cibernética es que utiliza la 19Abraham Moles y Andrés Noíray, "El pensamiento técnico", p. 509.
analogía como método de investigación y como principio de razonamiento. A. Moles y A. Noiray han explicado claramente este método de una ciencia que tomapor objeto loqueescomúna todos losorganismos,» Consideramos que la teoría cibernética guarda en su seno una de las vertientes más ricas y vulnerables de la ratio tecnológica. Ricas, porque su construcción de modelos de objetos abre nuevas alternativas a la intención de introducir orden en un sistema complejo. Vulnerables, porque puede ser peligroso desentenderse de la naturaleza de los órganos o partes de un todo. Siempre cuelga, cual nube amenazante, la tentación de reducir los fenómenos biológicos y sociales a un sutil panmaquinismo, hipotecar el sentido del universo a la efectividad de simulacros.« La analogía estructural o funcional como nueva clave gnoseológica se vale de un modelo que a su vez establece un diálogo entre la explicación racional y el objeto. La noción de simulacro no es una novedad en la ciencia. La novedad radica en que el pensamiento fenomenotécnico acentúa el elemento funcional y traza un círculo de exclusión en torno al mundo en sí mismo. La verdad de las construcciones analógicas y el sentido del mundo dependen de la eficacia del modelo. Eficacia y perfección, dos palabras de una misma raíz, son los valores de un saber resueltamente pragmático. La preocupación de la ciencia de las máquinas no se conforma con rehacer idealmente lo real, ni con integrarse en él en vez de descomponerlo, sino que se esfuerza por hacer realmente lo ideal. La construcción de dispositivos caracterizados por una gran capacidad de adaptación y plena autonomía es un testimonio de la ruta ascendente de ese nuevo reino de la complejidad. "'Ibid., pp. 51()..520. El estructuralismo contemporáneo muestra ciertos vínculos con el pensamiento técnico cibernético. uIbid., p. 517.
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La noción de complejidad, medida universal del universo tecnológico, revela una dimensión esencial del lagos, no ya como fuerza racional que suscita obediencia (Fedro 253 d-e; Eíica a Nicómaco, 1, 13, 1102 a 27-1103 ai), sino como justificación de la distinción entre la totalidad y las partes en el mundo de los organismos. Todavía está en pie la búsqueda de la proporción, del criterio de semejanza y constancia para neutralizar la complicación en la etapa actual de la evolución. La machina speculatrix, la machina philosophíea y tantos otros artificios que rayan en la ciencia ficción son acercamientos a una ordenación o computación donde estructura y función se funden en objetivos específicos. Hubo una época cuando las bibliotecas podían almacenar, de un modo más o menos organizado, las conquistas del ingenio humano. Ese mismo ingenio ha debido crear ordenadores supereficientes para computar y poner a disposición de la sociedad la inmensa reserva de los conocimientos humanos, en un lenguaje apto para expresar la renovación del universo artificial. Si la complejidad era la medida del universo tecnológico, la información es la medida de la complejidad. G. Simondon compara la teoría de la información con el energetismo termodinámico, correspondiente a la primera revolución industrial, La información, que es el pensamiento tecnológico de la era de los conjuntos, tiene uncontenido eminentemente reguladoryestabilizador. Lamáquinadebesuexistencia a la organización y a la información; como la vida y con ella rechaza el desorden y la nivelación que anula el cambio. La máquina es instrumento al servicio de la vida, de la energía y de la estabilización del mundo. Una visión optimista como la de Simondon supone, a nuestro juicio, un locusrationismás amplio que la miopía del simple maquinismo. Ha deser así porque la vocación
de totalidad de la razón no se limita a ponderar la efectividad de las creaciones ad Me. Al contrario, se lanza a examinar las consecuencias más amplias de la complejidad, sabiendo que los sutiles artefactos de la macro y microtécnica trascienden o traicionan los fines originales. Asimismo, parece "razonable" calcular los imponderables psicológicos y sociales de la tecnociencia y disminuir el margen de irracionalidad de los sistemas. Si se desea poner orden en el nuevo cosmos, no conviene desordenar al ordenador principal.
6 Ahora que nos asomamos al campo de la preocupación moral, vemos que el nuevo pensamiento técnico se presenta como una versión ontológica y gnoseológica de la ética utilitarista. Por supuesto, no deja de plantear cuestiones de carácter ético, Sucede que los conceptos de bien y de mal son sustituidos por los binomios eficacia-ineficacia, éxito-fracaso, consecuenciafavorable-eonsecuenciadesfavorable,etc. La teleología de cuño clásico tambiénsufreuna profunda revisión. La acción apunta hacia ciertos objetivos, pero se descartan los fines existentes en sí como algo absoluto. Los objetivos hacen referencia a otras etapas en una jerarquía de niveles, identificándose con la función. Lo importante, en última instancia, es la organización científica de los medios y los fines. En ningún momento estamos insinuando un expediente de neutralidad en lo que concierne a la ciencia o a la técnica. Ni siquiera es necesario recurrir a la realidad institucional de la llamada tecnocracia para detectar las implicaciones axíológicas. En la misma contrastación de teorías se produce un desplazamiento sutil del es al debe. Antes de pasar a la lógica de contrastación, permítasenos aludir a la ratio de la tecnocracia, SegúnjeanMeynaud,latecnocracia"trouve
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son fondement initial dans le culte de I'efficacité qui traduitle souci d' obtenir le maximundes résultats pour le minimum d' efforts. Cette attitude (... ) implique une grande confiance dans le valeur du raisonnement expérimental POU! la solution des problems sociaux". La tecnocracia, en el mejor de los casos, estaría en las antípodas de la burocracia. El gobierno fundado en la 22
técnica pretende organizar racionalmente todos los elementos del organismo social para conseguir la máxima eficacia. El ideal de la eficacia no es impugnable perse. El aspecto contestable sería la falta de controles superiores, los parámetros o la definición de la propia eficacia y la tentación de crear un superorden o una superrazón sin referencias ulteriores. Es redundante insistir enla carga de valores que inyectan las sociedades a la actividad tecnocientífica. Anteriormente cuestionamos la neutralidad de las ciencias. Algunos conceden que haya una relación externa y unilateral entre la ciencia y los valores. La relación iría de los valores a la ciencia, pero no a la inversa. Como la ciencia en sí misma no crea valores, nunca trascendería a la región deontológica. Aquí es donde acudimos a la lógica de la contrastación. J. Muguerza, M. Bunge y M. Quintanilla han tratado de relativizar la antinomia entre el es y el debe, es decir, la exención deontológica de la ciencia. J. Muguerza revisa el esquema de la lógica de la contrastación partiendo de la lógica de la explicación científica, la lógica de la predicción científica y la "Jean Meynaud, La tech"'x:ra/ie: mythe o.. Tea/ile? (paris: Payot, 19(4), p. 8. Nos extraña que J. Meynaud considere el razonamiento técnico comorfecteur d'objectívité et d'fmpartielité". El atribuye a la ideologí¡¡ la selección de los objetivos. Debemos matizar este juicio y preguntar hasta qué punto se dan la objetividad y la imparcialidad en la totalidad del fenómeno. ¿No depende la objetividad de la ontología, y ésta, de la fil000fia?Tampoconooconvence fa marcada distinci6nque Meynaudestablece en~ ciencia y lécniD. (Ibid.• p.l9).
aplicación tecnológica de la ciencia. Nos interesa particularmente el tercer miembro de la tríada. La aplicación tecnológica de la ciencia se suele presentar como una variante del esquema de la explicación científica. ElterminusaquoesunacontecimientoA,como objetivo que se desea conquistar, y la teoría T que proporciona un conocimiento basilar con respecto a la producción de A La tecnología crea las condiciones C que, obedeciendo alos presupuestosteóricos, permitirán alcanzar el objetivo específico. Por ejemplo, si queremos calentar un gas y conocemos la teoría cinética de los gases, construiremos unaparato que cree lascondiciones apropiadas. En este caso de aplicación existe un enunciado normativo: T=C--+A
A es deseable (como objetivo de la acciónde alguien) Constrúyase C La conclusión práctica - Constrúyase C - "es desde luego un mandato, no una declaración, pero su fundamento no residesóloenT (puramente declarativo), sino en la conjunción de T y 'A es deseable' siendo aquí ya este último un enunciado valorativo." '"La lógica de la tecnología parece excluir, por consiguiente, el paso axiológico. Ahora bien. el esquema de la contrastación nos remite a un valor meta-eientífico fundado en la misma necesidad de la contrastación. Aunque, lógicamente, la teoría es independiente de lanecesidad de contrastarla, "desde el punto de vista de la realidad material de la investigación científica T y 'es preciso contrastar T son inseparables, de lo contrario T no sería "'Migue1A.Quintanilla, NElmitodelaci~ia",en~jcri~rWdela~ rontemporúne¡¡, p. 75. Téngaseenmenteque el SIStema industriabubvíertede forma radical la lógica de la investigación científica y de su apliolci6n (cfr. Ibid., pp. 79-81).
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una teoría científica, sino, por ejemplo, una expresión poética, mística, etc"." Esto significa que T es en la práctica inseparable de " Constrúyase e": para contrastar T es preciso que C. La ciencia crea normas; y los valores científicos son internos a la ciencia y consecuencias de ella. Nos percatamos, entonces, de lafunciónascendente que ejercen la acción y los procedimientos operativos en la misma esencia de la ciencia, por no decir en toda la cultura Occidental. Precisamente, aquí resulta patente uno de los signos más importantes de la. crisis de la razón clásica. La contrastación, el empeño de verificar los problemas mediante la acción, abona el terreno de una nueva forma de racionalidad que pasa cada vez más por la mediación de la técnica. "La disolución de las formas jerárquicas y del orden absoluto de las verdades, propias de la racionalidad clásica, pasa por ese acercamiento del saber desde un plano elevado y sublime al de las actividades intelectuales de los hombres que son especificadas por los procedimientos efectivos de las circunstancias a través de las cuales las formas del saber son practicadas, construidas y vividas." z; El interés se ha desplazado desde las categorías teoréticas y abstractas hacia la disponibilidad pragmática de los objetos. De ahí la importancia de las referencias extraintelectuales, las pruebas de realidad, las representaciones simuladas y las pruebas de contrastación.Ensuma,larazóneficienteseabrecamino "¡bid. Se colige que la técnica puede servir de instrumento de contrastacíón a la ciencia y es un elemento indispensable de ésta. En la prá~tica es posible que la técnica sea el puntode partida de la investigación. QuIenes reducen la ciencia a la técnica ven en la primera un ~"istema de racionalización dominado por el desarrollo técnico que a su vez dependerá de las "",:""idadcs de la industria y por lo tanto la ciencia habrá perdido su primacía" (lb,d., p. 79). Como sabemos, ésta no es la Unica manera de proclamar la primada de la praxis. "'Aldo Gargani,. Hlntroduceiónw , en Crisis b,.prec:ortitituidas cmno estructuras naturak...- véase lbi
69 hacia el sancta sanctorum de la ciencia y de la filosofía. ¿Será un simple paradigma al estilo de Kuhn o uncierre categorial? ¿Se trata del último paso de una razón decadente o la antesala de grandes horizontes de libertad? El hombre anhelará imponerse a lo diferente y extraño, en una captación totalizante y sistemática. Los idealismos filosóficos son sacrificados paulatinamente en aras de una racionalidad tecnológica.
III LA MÁQUINA: PERSPECTIVAS FILOSÓFICAS Aberauchdannmaren die Apparate eher Teile unseres menschlichen Drganismus als Teile deruns ungebenden. Natur. W. Heisenberg. (Aun los aparatos técnicos serían primero parte de nuestro organismo humano como parte del mundo que nos rodea.)
1 La licencia lingüística se acerca a los límites de 10 tolerable. Hoy se habla de las "máquinas filosóficas" para denominar a aquellos aparatos que se ocup~ de una parte de pensamiento heurístico. Sino fuera porque la filosofía es una etiqueta anchay ambigua, tildaríamos de exagerado e irrespetuososemejante adjetivo. Más de un filósofo se habrá escandalizado al saber que un homeostato ha sido elevado a la categoría de machina philosophica. Un caso menos escandaloso es el de la machina speculatrix, un robot cuyo propósito consistía en estudiar los efectos de la detección y la posibilidad de una porción de tejidos cazaobjetivos en el cerebro. Suena por doquier el tópico de la llamada inteligencia artificial. Así que, en cuanto nos descuidemos, ya estarán las máquinas en los umbrales de las actividades intelectualesmássublimes. Y,ala inversa, ya los filósofos
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handedicadolargas páginas a desentrañar los elementos esenciales del maquinismo. Algunos, como Heidegger, consideran que la consecuencia más visible de la esencia de la tecnología moderna -idéntica a la esencia de la metafísica moderna- es la técnica de la máquina. Son afirmaciones graves, pues los artificios creados por el hombre entran de alguna manera en la configuración y constitución de las cosmovisiones. Lamáquina -mekhane-se define comúnmente como un artificio para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza. Esta definición parece simple e incompleta cuando contemplamos las ramificaciones de la técnica contemporánea y la finalidad ulterior de los aparatos máseomplejos. A veces es difícil trazar Ialíneafronteriza entre máquinas, herramientas e instrumentos. Conocemos libros de texto que clasifican a todas las herramientas bajo lacategoria de las máquinas simples: palancas, planos inclinados, cuñas, tornillos, ruedas, ejes, poleas, engranajes. Asimismo, hay instrumentos que responden a las características del maquinismo. Tampoco debemos olvidar las máquinas operadas por la fuerza muscular. La herramienta se identifica, etimológicamente, con los instrumentos de hierro. El sentido latoy original de máquina abarca las siguientes connotaciones: ingenio, invención, medio, camino, recurso, remedio, fabricar con arte... Tal vez podamos recoger en una nota esencial y restringida los rasgos comunes a todo tipo de máquina, desde las más simples a las más complejas: un arte-facto útil para ampliar la obra del hombre. Examinamos esta sencilla definición en sus partes. Decimos" arte-facto" para indicar su carácter artificial. La máquina es un artificio creado por el hombre, es decir, manu-facturado directa o indirectamente. La palabra "útil" se refiere al alcance pragmático del aparato, para distinguirlo de las obras de arte
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propiamente dichas. Esto no implica que las máquinas
carezcan de cualidades artísticas o que no entren en la elaboracióndel arte. Algunas puedeninspirarexquisitas experiencias estéticas o convertirse en piezas de exhibición en un museo. Pero esa no es su función primaria original. Finalmente, empleamos Iafrase u para ampliar laobradelhombre" conla intenciónde acentuar el aspecto complementario de los artefactos. Los sentidos, las extremidades y las facultades mentales de la persona humana sólo llegan hasta cierto punto tornando en cuenta las limitaciones congénitas y espaciotemporales. Por 10tanto, necesita instrumentos capaces de ampliar su actividad en todas las manifestaciones. La ampliación de la obra humana incluye su perfeccionamiento y su posible transformación retroactiva. Las herramientas y las máquinas contribuyen a modificar el ambiente en beneficio -¿o perjuicio?- del ser humano. En ciertos casos se pasa de la modificación a la transformación radical y a la creación de un medio artificial. Es insuficiente hacer funcionar las fuerzas mecánicas de la naturaleza gracias a la organización de ciertas piezas relativamente resistentes. Es necesario además crear aparatos de investigación, de almacenamiento de conocimientos, de mutación y perfecionamiento de la realidad. En lo que respecta al desarrollo histórico de la máquina, debernos adelantar varias observaciones. En primer lugar, corno bien ha demostrado Lewis MUITÚord, la máquina no nació ex nihilo a raíz de la revolución industrial. Por lo menos, la sociedad europea occidental vio los albores del maquinismo desde el comienzo del segundo milenio de nuestra era. En segundo lugar, son muchas las condiciones sociales y reorientaciones ideológicas que preceden y siguen al alumbramiento tecnológico. Los nuevos inventos
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suponen y, a la misma vez, favorecen un cambio de mentalidad realmente amplio. Leprogrestechni.que,eneffet,nemodifiepasseulment les conditions du travaíl, il transforme aussi ses résultats, et par conséquent, les faits économíques, ceux-ci bouleversent leur tour la vie de l'home.(...) le machinisme modífíe les condi tions traditionnelles de vie, directement, par et dans la vie professíonnelle, índírectement, par et dans la vie economíque.' (En efecto, el progreso técnico no sólo modifica las condiciones de trabajo,sino además sus resultados y, consiguientemente, los hechos económicos; estos últimos, a su vez, trastornan la vida del hombre (...) elmaquinismo modifica las condiciones tradicionales de vida, directamente, por y enla vida profesional, e indirectamente, por y en la vida económica.) á
El maquinismo es, pues, responsable de tantos cambios en los ámbitos económicos, profesionales yexistenciales. Trae además una revolución en la cosmovisión y en el lugar que ocupa el sujeto humano. El método técnico más refinado tiende a disipar los factores subjetivos, particularmente los caprichos oprejuicios del yo. Quizás no exageramos al afirmar que la simbiosis entre el hombre y la máquina va configurando un medio nuevo. Si queremos entender el papel protagónico de la máquina en la civilización actual, conviene discernir la propedéutica cultural que precedió a su advenimiento. De acuerdo con L. Mumford, la ciencia física del siglo xvn desnudó al mundo de los objetos naturales y orgánicos. La abstracción y el aislamiento equivalían a la muerte de los organismos reales o por lo menos a la 'Jean Fourastié, M11chinisme el birn-itre (Paris: Les Editions de Minuit, 19(2), pp. 11-12. También cambia, por supuesto, la imagen del mundo. Durante los primeros siete siglos de la existencia de la máquina se trastornan las categorías del tiempo y del espacio (cfr. Lewis Murnfocd,. Technia; Ilnd CiviliulUm [New York: Haccourt, Brace and Co.,19341 pp. 12-14).
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74 cesación del funcionamiento efectivo. Los herederos de este desierto creado por la ciencia moderna se vieron en la necesidad de poblar el mundo con nuevos organismos ideados para representar las nuevas realidades de la ciencia física. Así se abre un espacio holgado para las
máquinas, las únicas que "completely met the requirements of the new scientific method and point of view: They fulfilled the definition of 'reality' far more perfeetly than living organism". > Esta postura da por sentado que la cosmovisión mecanicista fue una condición previa que permitió la hegemonía del imperio de las máquinas. La tesis de Murnford es aceptable siempre y cuando mantenga los resortes ideológicos del mecanicismo arraigados en unas circunstancias materiales muy reales. En todo caso, la máquina discriminó contra las cualidades secundarias y se convirtió en paradigma de las cualidades exclusivamente primarias, calcando una falsificación de la naturaleza. ¿Regresamos hoy tras las huellas de las cualidades secundarias por los caminos artificiales? La conquista de la naturaleza no es un sometimiento simple e ingenuo, sino una reconstrucción o re-síntesis a partir de las descomposiciones realizadas por el pensamiento.
2 El asunto es más serio aún. Se trata de la reconquista del mismo medio forjado antiguamente por el hombre. Analicemos un ejemplo literalmente"doméstico". Las 'Lew;s Murnford, Technics and Civilizali01l, p. 51. En la página 59 aparecen algu~os e~mentos~el contexto social e i.deológico d-:l maquinismo:
-creee-
makmg: I~e-keep~ng: space exp~ora.h?':l: monas~c regularity: burgeoís order: technical devtces: prolestant Inhibjtícns: maglCal explorations: finally Ihe magistra~ order, accuracy, and .c!arity of the physical sciences therns-:Jves'". Aquiel au~r mezcla actividades y movimientos sin ningún orden Jerárquxo. En la págma 70 Mumford hae una sugestiva comparación entre la ciencia Yel mundo conceptual de los físicos del siglo XVII.
moradas antiguas eran concebidas mayormente como abrigos, es decir, techos que servían derefugioy amparo a los que vagaban a la intemperie. Todavía las casas conservan esta función. pero apenas nos damos cuenta. El hecho se hace conspicuo cuando luchamos en medio de una tempestad o quedamos a merced de los elementos. Aparentemente el domicilio moderno relega a un segundo lugar la finalidad de refugio. Toma precedencia el conjunto de aparatos y objetos que co-habitanconlos usuarios de lacasa. La incorporación de estos artefactos hacen del hogar un centro de actividad, es decir, una gran máquina. Hace poco tiempo que un sector de la humanidad logró escapar del ritmo de vida impuesto por las estaciones. Gracias a las condiciones creadas artificialmente por el hombre - luz, calefacción, refrigeración y otras - la casa es un microcosmos que goza de cierta autonomía. Los gruesos muros de las casas antiguas eran una defensa contra el frío y los intrusos, pero entorpecían las posibilidades de la vida intelectual. A este propósito J. Fourastié sostiene que "la premiere conquéte du machinisme est celle du Verre vitre. (...) Seule la technique der verre a vitre a pu résoudre le dilemme et ouvrir nos demeures nordiques a la lumiere, sans laquelle il n' est point de civ ilisation écr ite"» (la primera conquista del maquinismo es aquella relativa al vidrio o cristal. (...) Sólo la técnica del cristal ha podido resolver el dilema y abrir nuestras moradas nórdicas a la luz, sin la cual no se da la civilización de la escritura). Ciertamente, los climas de tipo mediterráneo favorecieron, en el pasado, la civilización intelectual, pero sería una enorme exageración atribuir mayormente a las ventanas de á
'lean Pcureetíé, .MWúnisme et /1im-itn, pp. 199-200.
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cristal la ilustración de los países fríos. Las culturas meridionales también están endeudadas con las rutas del comercio y otras hipotecas del progreso material. Por otro lado, la presencia indiscreta del sol puede atrofiar la vida intelectual Indudablemente, el maquinismo ha provisto una base sólida para asegurar el avance de la civilización, para neutralizar la fragilidad humana. (R. Descartes, pensador robusto y aventurero, sucumbió ante el
invierno de Estocolmo). Sin embargo, esta apreciación no es más que un primer acercamiento. El pensamiento técnico detecta un reino absoluto, totalizante que abarca tanto al hombre como a la naturaleza, sustituyéndolos y colocándolos en relaciones hermenéuticas. El medio antropotécnico elabora una síntesis enlaque se integran el yoy el mundo. Ene! capítulo "Técnica yracionalidad" habíamos distinguido tres etapas en la evolución técnica: elementos, máquinas y conjuntos. En la edad de los elementos sobresalen las herramientas y los instrumentos del taller. El hombre es el centro del progreso que se verifica paulatinamente en los elementos. La máquina cancela el antropocentrismo, al conquistar cierta autonomía como individuo técnico. Finalmente, la edad de los conjuntos establece la interdependencia de las máquinas¡ se acentúa el control y la regulación de su funcionamiento. Paradójicamente, los artificios que negaron originalmente las realidades orgánicas, dan lugar a un tejido muy semejante a un organismo. Este fenómeno escapa a las clasificaciones vulgares del desarrollo de la técnica. No basta con descubrir las características externas de los autómatas en comparación con las herramientas y las máquinas más heterónomas. Un análisis realista penetra hasta las configuraciones sistemáticas de unos componentes que entran en juego de variables fundadas en estructuras y funciones. Las partes pueden variar su funcionamiento
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según el estado del conjunto y la finalidad propia. El paso de la automatización a la automación puso en escena la obra de los conjuntos integrados, allanándose el camino entre la materia, la vida y el pensamiento. La complejidad y la integración son claves hermenéuticas en la llamada civilización tecnológica. "El concepto de complejidad es, pues, esencial en la civilización tecnológica, ya que el horno faber ha desplazado lentamente su papel desde la fabricación de objetos unitarios, hechos a mano, a la idea de ordenación o combinación de partes simples, de elementos cuyas propiedades trascienden de sí mismos: el todo es más que la suma de las partes".' En el siglo XX convergen las condiciones idóneas para edificar una especie de" sistema modular". Es la época de la ultra-precisión y de los moldes que permiten garantizar la unidad en la diversidad. Semejante novedad de los objetos técnicos resulta patente desde los juguetes infantiles -rtransformers" - hasta los más complejos juegos combinatorios. Junto a esta nota de la tecnología moderna percibimos la tendencia cada vez más compulsiva de invertir la relación entre tamaño y eficacia. Aunque el factor cuantitativo sigue ejerciendo cierta fascinación en la psicología del hombre común y corriente-¿hombrecomún ycorriente?-, pierde vigencia el dicho popular "Barco grande, ande o no ande". A la verdad que los medios de transportación masiva exigen cierto volumen, pero el núcleo de la maquinaria se reduce vertiginosamente. Tantoenlas máquinas bélicas como en los aparatos electrónicos la funcionalidad se mide en proporción inversa al volumen del objeto. No sólo se reduce el tamaño de las piezas o circuitos, sino que también se simplifican los procesos complicados, gracias a nuevos métodos y materiales. Si la naturaleza 'A. Moles, Trorí~ de los objetos (Barcelona: Ed. Gustavo Gil, S.A., 1975),p. 36
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humana tiene horror ante el vacío, la razón eficiente siente náuseas ante el despilfarro en la consecución de los fines. Posiblemente fueronantimonias corno éstas las que inspiraron las reflexiones de Pedro Salinas en torno a los procesos técnicos. Decía Salinas, irónicamente, que tales procesos, "complicados y abstrusos siempre, hijos detantoytanprofundocavilar,serematanenresultados de tal sencillez que recuerdan a juegos de infantes".' Si bienla técnica es un esfuerzo para ahorrar esfuerzos, no por eso debemos concluir que los resultados son necesariamente sencillos. Por lo menos, éste no es el caso de las supermáquinas contemporáneas. Curiosamente, los mismos juegos infantiles se han tecnificado y ya no son tan siro pIes como antes. La obra de Salinas contiene abundantes pistasfenomenológicas, aunque revestidas de poesía y bajo una gran armazón ética. Nadie le restará valor a los planteamientos éticos y sociales de la técnica, en línea optimista o pesimista, pero creemos que se ha dedicado poca tinta a analizar el fenómeno en sí. Las actitudes ante el instrumental mecánico, sean románticas u optimistas, revelan una cripto-inteligencia de la realidad técnica, es decir, una concepción implícita de la civilización de las máquinas. De lo anterior se desprende la urgencia de una fenomenología de las máquinas, particularmente de las relaciones entre éstas y el hombre. No obstante, hemos de aclarar desde un principio que, dada la complejidad del maquinismo actual, esas relaciones no se limitan a un esquema lineal hombre _ máquina -e naturaleza, corno si sólo existieran dos reinos y un intermediario. Ya dijimos que el reino de las máquinas tiende a revisar lPedro Salinas, La bambaincreíble(Río Piedras: Editorial Edil, 1970), p. fó. A juicio nuestro, esta obra condensa las consecuencias de la irrupd6n de lo sobrenatural en la supuesta panacea racional de la tecnocracia, y encuentra el sufrimiento en la misma raiz del ser humano.
los términos de la dialéctica y aadelantarnuevas síntesis englobantes. Igualmente, en el capítulo "Técnica y fenomenología" presentamos distintos modelos de la inserción de la máquina en el mundo del hombre o de la inserción del hombre en el mundo de la máquina. Considerando la rica variedad de máquinas y las diversas modalidades de la relación mecanoantropológica, es prudente rechazar un paradigma absoluto o primario.
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Apesardequeeldesarrollotecnológicoestáflechado hacia la total autonomía de la máquina, relevando al sujeto humano de ser un anej~ del univ~rso mecánic?, sería ingenuo pensar que exíste una independencia entre el maquinismo y las concepciones ,perso~es_ Cada máquina, o mejor dicho, cadacategona mecánica, dicta las pautas de una percepción fenomenológica particular. La relación entre el ~uj~to y la ~~quina varía, dependiendo de la constitución específica de cada artificio. Varía también el tipo de inserción en el medio creado por la máquina particular, y la proyección hacia el mundo corno tal. Claro está, el mundo corno tal se confunde cada vez más con la tecnosfera. Las máquinas están recortadas según el patrón ~e la precisión y del cálculo, pero los vínculos entre ~I sujeto y los instrumentos mecánicos no son necesarI
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que permiten llevar la vozhumanadeunconfínal otro. En otras palabras, el invento en sí sigue siendo una
maravilla que se perfecciona incesantemente.
En un segundo acercamiento, notamos que la comunicación telefónica produce diversas reacciones psicológicas y hasta físicas. Algunos deploran lafrialdad de este contacto a distancia, la presencia de un intruso mecánico. Otros sienten más confianza detrás de la mediación telefónica y se adaptan profundamente al medio a través de una especie de bio-retroacción. Con los cómodos aparatos sin hilos y ajustados a la cabeza se esfuma parcialmente la tematización. Más aún, la tendencia apunta hacia la eliminación del instrumento, convirtiéndose el entorno en un espacio de comunicación total que incluye cierto grado de presencia visual del interlocutor. Se quiere dar la impresión de que la distancia es una ilusión, al igual que las imperfecciones de la tele-eomunicación. Así entramos al plano fenomenológico. La cercanía de la voz o de la imagen implica un cambio en nuestra experiencia del espacio. Es evidente que la experiencia realizada a través de la meditación instrumental contrastará de alguna manera con la experiencia del sentido desnudo. En los casos semejantes al teléfono que suponen el uso de un aparato intermediario se verifica en una doble vertiente. Por un lado, tenemos la extensión y la amplificación de la experiencia, gracias al alcance extraordinario del instrumento. Por otro lado, el proceso es más pobre, pues influyen factores de reducción y transformación ajenos a la experiencia ordinaria. Reiteramos la observación de que el desiderátum de la técnica consiste en minimizar los efectos de reducción y perfeccionar inclusive el datum de la experiencia ordinaria. Si pasamos delcampoauditivoal visual, se repite la constante de la transformación del espacio como
distancia. La historia del telescopio y del microscopio es muy reveladora al respecto. El telescopio sirve para acercar a nuestra vista los cuerpos celestes que se encuentran a una distancia considerable. En cierto sentido, es un macroscopio, ya que su objeto suele ser enorme. Visto a ojo desnudo el objeto puede ser microscópico o invisible. El microscopio, en cambio, endereza su objetivo hacia entes diminutos que se encuentran a distancia muy corta del observador. En ambos casos se registra un cambio tanto en el terminus a quo como en el terminus ad quemo Por medio del instrumento surge una mutación en la aparente superficie del objeto y en la aparente posición del observador." Refutamos la opinión de que aumenta la necesidad de instrumentos más grandes y poderosos, y la secuela de limitaciones reduetivas que este fenómeno acarrea. Sí, se multiplicó el poder de las máquinas, pero la calidadtiendeaconcentrarseenmo deles" e os compac1" os , a pesar de lo que sostiene algún autor. Hay campos de investigación, como la astronomía, que por su rrusma naturaleza requieren aparatos gigantescos. Sinembargo, elmismoprogresodelacienciahodiemasehaencargado de confeccionaruntelescopioa base de pequeños espejos sincronizados. Siempre se impondrán las exigencias de un tamaño de proporciones razonables, pero la potencia dependerá fundamentalmente de la combinación más inteligente entre materiales y métodos a la luz de "Don Idhe ha insistido en el hecho de que a cada cambio noe~tico corresponde uncambio noético. Esto leconducea afirmarqueIasconfuslOnes de la filosofía contemporánea u concemingsw:h issuesasartificia1~tellige.nce, fantasies over'brain transplants' and the lile make, fro~ my pomt of vjew, a serious calegocy mistake which fails lo take ¡nto accou.nt. th"e phenomenological evídence al the reductive side of instrwnent mediebon . (Technjc~ Imd Praxis [Dordrechl-Boslon: D. ~eide~ Publishi~g C"omJ':'lnY' 1979}, p. 23).ldhetambién critica la tendencia CIentífICaa reducir la rea~dad ñsica" a la realidad medlatjzada porel instrumento y estructurada en micromacro categorías (Ibid, p. 22).
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refinadas fórmulas científicas. Los primitivos ordenadores ocupaban todo un salón. Hoy son máquinas más discretas sobre mesas o en lugares
inconspicuos. Tampoco simpatizamos con el parecer de que prevalecen las reducciones unidimensionales enlos procesos fenoménicos del maquinismo moderno. Sin menoscabar la dinámica amplificación-reducción, se dan conatos de representar la realidad ensu máxima expresión sensorial y hasta de corregir las imperfecciones de la llamada naturaleza, es decir conatos multidimensionales y ultracósmicos. Paulatinamente se sustituyen las fragilidades del sujeto humano por máquinas perseverantes, efectivas y exactas. Ahí está la fotografía con su ojo artificial. Una vez logrado el enfoque, que también puede ser predeterminado, obtenemos un resultado palpable y duradero: una representación de los objetos. Mientras el ojo natural almacena sus imágenes intangibles en la "ideoteca" del cerebro, la máquina fotográfica prescribe una nueva iniciativa para el sujeto y produce cierta visión de la realidad. El fotógrafo enmarca la realidad de una manera diferente, conla intención de captarla en unmomento dado y fijarla para siempre. Eneste proceso hay margen para la obra artística cuando imperan factores formales afines a la estética. 4
Nuestroanálisisestaría trasnochadosi permaneciera en la fotografía bidimensional y estática. Ultimamente la representación plana ha sido superada por el holograma: Una imagen tridimensional creada con la luzláser.Seguramente,laobradeDennisGabor,Emmet Leith y [uris Upatnieks será perfeccionada. Nos dejan, empero, un invento paradigmático en el que se integran varios frentes de la física. La holografía está más cerca del sonar y del radar que de la fotografía. Gracias a la
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pureza de la luz del láser surge una onda luminaria de un solo color. No es nuestra tarea describir los detalles técnicos de la holografía. Sólo deseamos hacer constar sus interesantes implicaciones en el arte y en la ciencia. En el proceso de la fotografía tridimensional resulta un dato muy curioso: la homogeneidad de la información sobre toda la película. En otras palabras, podemos captar la totalidad de la imagen a través de un pedazo que se desprenda de la placa de la película. Esta visión sinóptica a partir de una parte del todo nos recuerda, en cierto sentido, la fenomenología de la circunspección. Enel análisis de los utensilios Heidegger insiste en que el mundo no es la suma o clasificación de los entes. La totalidad precede a cualquier individuo o sección como la condición de posibilidad de dicha parte, y esta última es el medio próximo para descub:ir la totalidad. En el registro de la escena holográfica desdeuna pequeña ventana, se impone una perspectiva determinada que no excluye a ningún componente del universo observado. ¿Procede la memoria del cerebro a la manera de la captación holográfica? Esta pregunta ocupa la atención de algunos científicos en las últ~as décadas,al igual que el uso de las memorias holográficas en los ordenadores. Finalmente, el arte cuenta con nuevos métodos para superar el escorzo tradicional, y la cinematografía se enriquece notablemente con los hologramas integrales y parlantes. A riesgo de caer en trivialidades, la filosofía debe mirar con ojo avizor las conquistas más sutiles de la tecnociencia. La circunspecciÓn, en el sentido literal, arroja un inventario novedoso en cuanto a los rasgos y cambios de los objetos. Imaginemos por un momento las consecuencias fenomenológicas de una exposición múltiple y prolongada de las cosas ante la paciente precisión de máquinas hipersensibles. Ya la astronomía y demás ciencias se han beneficiado grandemente
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de los instrumentos bidimensionales. Los modernos hallazgos relativos a la combinación foto-objetos prometen ricas perspectivas y prospectivas neo-ópticas. Digamos entre paréntesis que tales resultados son modestos en comparación con la intima penetración de lamicrofísica y la bioquímica. A raíz de esta penetración secuestionarealmente elcarácterabsoluto de conceptos tales como objeto, cosa, substancia, estado!A lo sumo se pensaría en conjuntos organizados, cuyos componentes son dinámicos y cuyas "partículas elementales" ni siquiera conservan la permanencia ni la identidad. Si la cultura informa la percepción, entonces la técnica contemporánea configura gradualmente la perspectiva ideológica de nuestro siglo. Fue MerlauPonty quien creyó ver una relación entre la percepción y la "metafísica".s Cosa curiosa, nuestra cultura gira en tomo a la luz, la imagen y la vista. Recordemos la prioridad gnoseológica de la visión en Aristóteles, los diversos iluminismos e ilustraciones, el auge de la óptica y la teología de la luz. Según Santo Tomás, " ... nam "theos', quod secumdum Graecos Deum significant, dicitur a 'theaste', quod est'considerare' vel 'En un pasado no muy lejano surgió una controversia sobre la naturaleza "real" del electron: ¿Es una partícula o una onda? Algunos científicos propusieron el principio de complementartded para conjurar dicha contradicción. Este principio essemejanhe a la doctrina medieval de la doble verdad, según la cual hay verdades reveladas que contradicen verdades filosóficas, pero es necesario aceptar como válidas unas y otras. ¿ Se trata de una doble verdad o de diversas perspectivas o dimensiones de la verdad? ¿Hasta qué punto descansa la mencionada contradicción en la falta de precisión del conocimiento actual? J. Roberl Oppenheimer aplica el principio decomplementaridad a laconducta humana: UTo betouched with awe or humor, lo be moved by beauty, to make a cornmitment Or a dehermination, to understand sorne truth - These arecomplementary modes of the human spirit. Al! of them are part of man's spirituallife. None can replace others, and where one is called for the others are in abeyance". ("'PhysiCllin theConhemporary World", en Greal essays in 5cíence [New York: The pocket Library, 1957], p. 187). "Cfr. Maurice Merlau-Ponty, '1"IJe Visible and /he Invisible (Evanston: Norwesh."m University Press, 1968), p. 212
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'videre"?' (ttheos', que según los griegos significa Dios, procede de 'theaste',que es 'considerar' o 'ver'). Todas las gentes, incluyendo a los paganos que admitían un sinnúmero de dioses menores, inconscientes o ciegos, reconocían la existencia de uno principal entre todos, que veía todo lo que sucedíaenel mundo. Las escrituras cristianas son explícitas al respecto: "Non est ulla creatura invisibilis in conspectu eius: omnia nuda et aperta sunt oculis eius" (Heb. 4, 13), (No hay criatura invisible a su vista, todas están desnudas y patentes a sus ojos). Nótese la relación semántica entre invisibilis, conspectu y oculis. La iconografía religiosa, por su parte, reafirma la primacía de lo visual al representar a Dios por medio de la figura de un ojo. Dígase lo mismo de la escatología tomista cuando ésta corona la culminación de la vida en la visión beatífica. Santo Tomás considera que los griegos expresaron el nombre de Dios con un término derivado de conocer. Precisamente, existe una relación directa entre ver y conocer. Sin embargo, aprendemos a ver en medio de la acción y dentro de unas estructuras determinadas. Sabemos que las nuevas generaciones viven irunersasenlacuIturaaudiovisual yquefrecuentemente se entrecruzan las experiencias personales y la "visión cinematográfica" .Aquílas relaciones hombre-máquina no son simples. El ojo humano y el aparato proyectase encuentran en la pantalla. La fenomenología de la visión detecta una modificación en el contenido y en el proceso de la experiencia: " ... in the cinema the world of 'magic' has againreemergedasa 'normal' phenomenon of visiono The preferred static entities of the "carteeian' are replaced there witha new preference for dissolving and changing images of this magical world (... ) The 'Santo Tomás de Aquino, Summa contra Gentiles, Lib. 1, cap. 44 (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1952), vol. 1, p. 203.
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technology oí vision transforrns, while 'extendlng' the vision oí hirn who sees. The 'objective" attributes oí space and time take second place to this near-distance which is made possible through the tubes" .» La inmediatez delaimagenno elimina ipso jncto la distancia que nos separa del otro en esta situación artificial. Pero ya el mundo no conserva la clásica solidez o inmutabilidad anta el espectador. Hasta este momento hemos reflexionado mayormente sobre la presencia de la máquina en la experiencia humana por las vías auditivas y visuales. Pero debemos ir más lejos, pues el maquinismo arropa todos los sentidos y toda la persona humana. Las máquinas son simultáneamente un telón de fondo, un entomoyuna parte literalmente integrada de la realidad antropológica. Podemos rastrear cierta continuidad desde el mazo primitivo hasta las naves espaciales, desde el martillo hasta las máquinas que laten dentro del cuerpo, desde la palanca hasta la robótica más atrevida. Un invento resulta ser conspicuo al comienzo de su aparición, pero luego toma el aspecto de un alter ego en la existencia común y corriente. La vivencia y la expresión del sujeto no se dan desnudas, sino IODon Idhe, "Visión and Objedification~,en Technics and Praxis. pp. 8990. M. Merlau-Ponty ha dicho en la Phinominologie de la percepfion. que la mirada objetifica cuando toma el lugar de la posible comunicación. Idhe analiza situaciones novedosas en las que el equipo instrumental akanza ¡;;ranautonomía y es un factor positivo-distinto y separndo---en la investigación o.s. las pruebas espaciales en Marte). También examina los cases en que hay variantes inducidas por medio del instrumento. En estos casos la mediación instrumental parece producir una ~intencionalidad" diferente de la visión natural (v.g. la fotografia con rayos infrarrojos). Finalmente, la fotografía espectográfic:a de una estrella remota transforma la representación misma. Aquí se verifica la posibilidad vertical del instrumento con sus consecuencias hennenéuticas y metafísicas. "The djvisjon of sense (perception) and reason (hypothetical deduction) positsan ultima te. unsensed unexperienced' world" as ultimate;and its existence is nol merely that of in prnctice unperreivability, but of in principie unperceivability. Yet in contemporary technologícally embodied science, it is precísely what is thought to be unperceivable that is made present" ("'The instrument as mediator", Ibid., p. 38, cfr. pp. 32~37).
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mediatizadas y conformadas por la inmersión cada vez más profunda en la cultura tecnológica. Sea en el automóvil, en la luna, en la casa, bajo el mar, en la oficina, el hombre se viste y se reviste, de alguna manera, de ese ropaje creado por el modus vivendi tecnológico. Evidentemente, no basta con afirmar apodícticamente lo anterior; urge comprobarlo a través de estudios confiables. Señalarlahuelladelamáquinaennuestroambiente, en nuestro modo de vivir y de pensar no representa ninguna novedad. Wemer Heisenberg narra una leyenda china que nació hace unos 2,500 años. TzuGung viajaba por las regiones septentrionales del río Han cuando vio a un anciano que trabajaba en su huerto. El anciano había cavado una acequia. El pobre agricultor cargaba agua desde el pozo hasta la acequia, pero los resultados no eran muy halagüeños. Por consiguiente, Tsu Gung quiso orientarle sobre un método más efectivo y fácil para la irrigación: "Man nimmteinenholzemenHebelann, der hintenbeschwert, und vome leicht ist. Auf dieses Weise kann man das Wasser schopfen, dass es nur so sprudelt. Man nennt das einen Ziehbrurmen?» (Se coge una caña de madera que gravite por detrás, y que sea liviana por delante. De esta suerte se puede sacar agua, que solamente brota así). Al anciano no le gustó para nada la idea de esta noria rudimentaria. Había escuchado a su maestro decir que quien emplea máquinas trabaja como una "Wemer Heisenberg, Dm;Naturbiiddo heutigen Physík (Hamburg: Rowohll Taschenboch Verlag Gmbh, 1955), p.16. En elcuentc del labrodory la ~quina, el artiñcioseria una plagaespíritual y, porlo tanto, suefectoes parad6jJCaIl\ente contrario al resultado de la peste en la novela de A. Camus. fuMa una coincidencia, en algún sentido, en lo que respecta a la neo-cosmovisión. "'y como lodos ellos, extendéis ahora una mirada nueva sobre los seres y las rosas desde el dia. en que esta ciudad ha.cerrado sus murallas en tomo a vosotros y a la plaga. En fin ahora sabéis que hay que llegara lo esenciar (Albert Camus, LA peste [Buenos Aires: Editorial Sur, s.e., 1974J, p. 80).
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máquina¡ quien imita a la máquina, cultiva un corazón a imagen y semejanza de la máquina y termina por perder su sencillez. Prostituir la sencillez equivale a sembrar incertidumbre en las luchas del espíritu: "Bei wem die reine Einfalt hin ist, der wird ungewiss in den Regungen seines Ceistes". Y esta incertidumbre no cuadra con el juicio verdadero. El anciano conocía los adelantos del ingenio humano, pero se avergonzaba si los usaba (" ... ich schame rnich sie anzuwenden"). Heisenberg concluye que la narración contiene un alto grado de verdad porque la incertidumbre en las luchas del espíritu es quizás una de las descripciones más adecuadas de la condición del hombre en la crisis actual. Sin embargo, todavía no se ha perdido completamente la sencillez de corazón y el ser humano sigue creando sublimes obras de arte. Después de todo, la raza humana debe su ascenso al desarrollo de las herramientas. Si hemos dejado de lado tantos valores, el pecado no recae sólo sobre la técnica, aunque sí debemos culpar la rapidez de la explosión tecnológica del presente siglo: ésta no ha permitido unaasirnilación razonable (" ... nicht die Zeit gelassen hat, sich auf die neuen Lebensbe-dingungen umzustellen"). 5 Los cuentos chinos -sin connotaciones peyorativasson un manantial de sabiduría. Pero hoy los pueblos económicamente fecundos riegan sus acequias con los artificios de la técnica, aunque ésta amenace con eliminar las acequias y a sus beneficiarios. Por lo demás, si para el gusto se hicieron los colores, para la perplejidad se escriben las narraciones. A la leyenda china que revive Heisenberg, hay que contraponer la historia de la esfinge, historia recogida en cierta ocasión por Francis Bacon. Sumariamente, la leyenda nos habla de una esfinge, animal fabuloso que moraba cerca de Tebas. Este
89 monstruo atacaba a los viajeros, a quienes les endilgaba misteriosos acertijos. Si las víctimas no respondían rápidamentealosmismos,lasdespedazabacruelmente. Con el propósito de conjurar este mal, los tebanos ofrecieron la soberanía de su ciudad como recompensa al primero que descifrara los acertijos de la esfinge. Bdípo, hombre sabio y cojo al mismo tiempo, aceptó el reto. La esfinge la preguntó qué clase de animal nacía cuadrúpedo, luego devenía bípedo; más tarde, trípedo; y, finalmente, cuadrúpedo. El sabio respondió que ese animal era el hombre, y explicó las razones. Edipo mató la esfinge y recibió la corona de Tebas. La esfinge fue exhibida sobre el lomo de un asno. Francis Bacon también opina que la fábula contiene abundante sabiduría y que alude, aparentemente, a la ciencia, particularmente en su aplicación a la vida práctica. La descripción de la esfinge y las circunstancias que la rodean coincide con las notas de la ciencia: versatilidad, belleza, rapidez, agudeza, altura, eminencia, omnipresencia. Dado que la esfinge obtenía sus misteriosas preguntas de las Musas, hay un lugar para la meditación y la investigación como mero conocimiento; caben la laxitud de la incertidumbre y la pluralidad de opiniones. Ahora bien, cuando se pasa de las Musas a la esfinge -i.e. de la contemplación a la práctica-, entonces se requiere el proceso doloroso de la acción inmediata, la elección, la decisión. Los enigmas propuestos causan laceración y distracción de la mente, si permanecen irresolubles; pero si los desentrañamos, conquistamos un reino. Hay dos clases de cuestiones recónditas: una relativa a la naturaleza del hombre; otra, a la naturaleza de las cosas; y dos reinos respectivos. Eldominiosobrelascosasnaturales-euerpos,medicina, fuerzas mecánicas, etc. -es el fin último y propio de la verdadera filosofía natural. La moraleja de la narración esconde una critica a la escolástica: " ... content with
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what it finds, and swellings with talk, may neglect or spurn the search after realities and works" ,12 La pasividad y la verborreaohínchazón de palabras desdeñarían el camino hacia la realidad y laacción. Con esta tesis a favor de la razón eficiente, el evento de la esfingesecolocaenIas antípodas del cuento del labrador
chino. Son como las dos caras de las moneda hermenéutica en el campo de la filosofía de la máquina. Representan, de una manera simple y gráfica, el paso sutil de la fenomenología a la ética, de 10cosmológico a lo deontológico. Los instrumentos no son necesariamente neutrales, por lo menos en lo que concierne a ciertas inclinaciones teleológicas que favorecen unestilo determinado o una dirección particular. Este discurso se ubica almargen de la doctrina de las causas finales o del determinismo e incluso de la trillada controversia filctecnia-misotecnia. En todo caso, siempre toparemos con las consideraciones éticas, aunque sea para cuestionar la legitimidad, fundamentación ymotivación del planteamiento como tal. Sea suficiente, por el momento,señalarquelamismaopiniónsobrelarelación fenomenológicahombre-máquinayaabrelasrutashacia posturas utópicas o catastróficas. Supongamos, por ejemplo que en una coyuntura determinada se impongan los instrumentos ópticos. Tendríamos un mundo "visual", en detrimento de las I2francis Bacon, "The Splúm:"", en Great EssayB in Scinlce, ed. Martin Gacdner (New York: The }>ocket LibraIY, 1957), p. XIX. Al final de la interpretaci6n de la fábula, Bacon arremete nuevamenteen contra de la pura especulación. La esfinge fue sometida por un cojo. Esto significa que los hombres quieren. descifrar rápidamente los enigmas de la esfinge: "" whence it follows that Ihe Splúm: has the better of them, and instead of obtaining the sovereignty by !WTb and effécls. they only distraet and worcy their minds wíth disputlltWm;N (!bid., p:50::. Subrayado nuestro). El pobre Bacon fue un protomártir, no de las qwrestiones disputllÚ1e, sino de la investigaci6n de un ffiIl;todo de congelación de alimentos. Murió de pulmonía después de rellenar de nieve a un pollo bajo el azote del crudo invierno. No todos los Edipos conquistan reinos; algunos perecen en el proceso de desenredar los enigmas prácticos.
91 otras dimensiones sensoriales." Igualmente, si acentuamos la superioridad del "mundo" constituido por la mediación instrumental, desembocamos en un realismo instrumental, menoscabando el cosmos mundano que se reduciría a una especie de reliquia imprecisa o al santuario de los filósofos. El llamado mundo real no trascendería los límites monodimensionales más apropiados para inspirar las especulaciones metafísicas. Lasmáquinasnos presentan un mundo más complejo y minucioso; pretenden superar el factor reductivo a través de unas variaciones que les permiten imitar el espectro de los sentidos humanos en las investigaciones. Por otro lado, como en el caso de los ordenadores, marcan una inclinación progresiva hacia un tipo de pensamiento o de experiencia, a la vez que reorganizan la distribución de poderes y responsabilidades." En cierto sentido, la técnica transtoma las bases sociales de la tradición metafísica y da paso a nuevas actitudes existenciales. La preocupación ética trasciende, pues, las disputas más comunes y evidentes-v.g. el papel de la técnica en la guerra y enla contaminación-, para adentrarse enlos contenidos y en los métodos más íntimos del "Cfr. Don Ihde, "Technics and Telos", en Technics and Praxis, p. 46. La mediación instrumental no sólo transforma la figura y la distancia del mundo, sinoqueademásel telos latente de las supertécnicas modernas puede proveer, en parte, el fundamento de investigaciones tan dedicadas como las relativas a los micro-fenómenos y micro-procesos. Aquí habrla algo más que una simple aplicación de la leona a la práctica (Ibid., p. 48). En cuanto a las implicaciones de amplificación-reducción de los ordenadores, vid. ¡bid. p. 57-63. ''Cfr. Albert Einstein, Mi visión del mundo (Barcelona: Tusquets Editores, 1960), p. 254. En la teoría tradicional del conocimiento se suponeque el s.ujeto recibe las determinaciones y los cambios en el procesa cognosCIhvo. Contrariamente, en la acción seria el objeto el que recibirla la detenninación del sujeto. Sin embargo, ¿queda el sujeto completamente libre del sello de la acción o de la retroacción? Si la admiraci6n movió en un principio a los hombres a filosofar y dicho asombro les sugirió que la realidad na se agota simplemente en su dimensión utilitaria. non sequitur que el sujeto esté impermeable ante las detenninaciones deJa praxis.
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N LA TÉCNICA: CONSIDERACIONES ÉTICAS
maquinismo. Es allí donde comienza a perfilarse una reorientación de la vida y del pensamiento. En todo caso, todavía la "causa eficiente" de la máquina es el hombre;aunquesiempresuenanalarmasquenosalertan sobre la posibilidad de que la máquina haga al hombre. La máquina causa eficiencia en todos los órdenes, pero no es una eficiencia absoluta. Los seres humanos y los artificios secorrigenmutuarnente. Lamaquina prepara
Pourouoi d'aiúeure tant de dédain pour le robot quant on definit sí complaisamment l'intelligence humainecommelafacultéde[airedes outils? ... Un robot moderne fait míeux une action humaine. Il echafne plus réguiierement les actionshumainee, il est eniiérementfidele asafinalíté.
su propia materia a través de procesos sintéticos. Sin embargo, necesita un punto de arranque y una"materia prima". El hombre le confiere finalidad para sus propósitos vitales. Por eso debemos tomar cum mica salis los anuncios profanos sobre eladvenimiento de máquinas filosóficas. A menos que se hable metafóricamente, creemos que
los promotores de la "inteligencia artificial" cometen abusossemánticos. Todavíanohemossalvadoelabismo de las reducciones mecánicas, y no es lo mismo batirse en la computación de un juego de ajedrez que penetrar con todas las facultades por las tortuosas veredas de la filosofía. En ambos casos hay computación, pero los factores y los fautores son distintos. Es posible que la "máquina filosófica" adquiera carta de ciudadanía a través de alguna versión de esa escolástica profana que se denomina filosofía analítica.
G. Bachelard. (¿Por qué, por otra parte, tanto desdén hacia el robot,cuandodefinimoscondescenmentemente la inteligencia humana como la facultad de hacerinstrumentos? ..Unrobotmodernorealiza mejor una acción humana. El concatena más regularmente las acciones humanas, y es completamente fiel a su finalidad.)
1 ¿Es la técnica la expreslon más sublime de los
postulados éticos? Son las innovaciones tecnológicas antítesis de la ética? ¿Gozan los aparatos artificiales de un expediente de neutralidad? Tal vez cuestionemos la legitimidad de estas preguntas. No obstante, son interrogaciones que insinúan las posturas extremas y simples de una controversia harto intrincada. Porque no basta con enfrentar las opiniones de los románticos a las de los tecnócratas. El tema presenta varias implicaciones que requieren un examen cuidadoso. Tanto la ética como la técnica miran a la praxis. La primera, en cuanto considera aquella dimensión de la
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realidad atingente a las costumbres y a los hábitos humanos¡ la segunda, en cuanto procura la máxima efectividad de la accióna través de los artefactos. Reducir
la ética a su significado etimológico nos ataría a las concepciones empiristas. Lo ético, por lo menos en la mente aristotélica, supera el ámbito de la vida práctica e incluye las virtudes dianoéticas o de naturaleza intelectual. Las virtudes éticas o de hábito ayudan en la consecución de los fines políticos, mientras que las virtudes dianoéticas o de la razón son fundamentales, a saber, sabiduría y prudencia. Los fundamentos de la ética están estrechamente vinculados conla razón, la inteligencia. No nos extrañe, pues, que la ética griega identifique lo bueno con lo verdadero y lo existente. El tomismo también enlaza los conceptos de verdad, belleza y bondad. Esta relación troncal entre el ethos y la aletheia nos hace evocar los rasgos ontológicos de la tekhne. Heidegger decía que 10 esencial de la técnica no radica ni en la manipulación ni en la fabricación, ni en el uso de ciertos medios: su auténtica naturaleza arranca de la invariable estructura de la verdad que consiste en ocultación-revelación. Se comprende fácilmente que la tekhne se define esencialmente en el horizonte de la verdad y del ser. Aun tomando la técnica en su acepción más vulgar de acción eficaz, sería lícito, desde luego, señalar su parentescoconla verdad. Cuando Mario Bungerechaza uno de los dogmas de la filosofía convencional de la física sostiene, entre otras cosas, que normalmente a mayor verdad mayor eficacia. En este pasaje Bunge intenta refutar la idea de que las teorías de la física no son más o menos verdaderas o adecuadas, sino modos más o menos simples y efectivos de sistematizar y enriquecer nuestra experiencia antes que componentes de una imagen del mundo. Si bien es cierto, afirma Bunge, que las verdades alcanzables en la física son
95 relativas y parciales, no es menos cierto que los físicos usan el concepto de verdad y ésta no es ilusión. En lo queconcieme alarelaciónentre teoría, verdad y eficacia, observa 10 siguiente:
y la eficacia práctica sólo puede ser obtenida al pasar a laciencia aplicada o tecnología. Seasimple o compleja, una teoría físicano eseficaz o ineficaz sino más o menos verdadera. Una teoría grosera si se aplica con habilidad afines prácticos puede ser tan efectiva como una teoría refinada, aun cuando nonnalmente a mayor verdad mayor eficacia. En cualquier caso la eficacia no es inherente a las teorías: es una propiedad de los pares medios-fines; las teorías figuran entre los medios empleados enla tecnología, pero es sólo enrelacíón con las metas como puede juzgarse su eficacia.'
Sin embargo, para muchos el rendimiento tecnológico es el criterio para evaluar la verdad que proclama una teoría, como reconoce el mismo Bunge más adelante. La verdad precede a la eficacia, pero esta última no deja de ser un signo elocuente en el campo de la tecnociencia. De modo análogo, la ética precede, supuestamente, a la técnica en cuanto dicta las pautas de la acción plenamente humana; mas el pensamiento técnico condiciona los juicios de valor al descubrir nuevas realidades y modificar las actitudes. A nivel teórico, semejantes postulados metafísicos parecen coherentes y sugestivos. Ahora bien, en el mundo de carne y hueso la praxis tecnológica no sólo recalca la prioridad de una ratioefficiens, sino que también pone en entredicho los conceptos tradicionales de naturaleza y razón El cambio de conceptos responde supuestamente a una transformación de la realidad. 'Mario Bunge, Filosafia de la fisica (Barcelona: Editorial Ariel. 1982), p. 20.
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Kant había desplazado a Dios, la libertad y la inmortalidad como fundamentos de la razón práctica. En su formalismo ético quiso establecer el valor absoluto apriori de los imperativos. Hoy también se pone en tela de juicio el apriorismo moral en aras de una efectividad concreta y dinámica. Digamos entre paréntesis que la ética de corte racional no constituye la única alternativa a la hora de explicar o justificar la conducta humana. La controversia va más allá de los clásicos binomios razónvoluntad, autonomía-heteronorrría, forrnalismomaterialismo. Las posibles salidas a la aporía incluyen conatos de índole místico-mitológica y radicales cuestionarnientos de la legitimidad de la misma pregunta ética.' Ene! contextodelas premisas anteriores deberíamos reflexionar sobre la posibilidad de una ética técnica y su enmercación dentro del utilitarismo subraya la primacia o exclusividad del valor de utilidad. El utilitarismo no se agota en su versión práctica, sino que puede abarcar una teoría axiológica y una metafísica ajustada a su opción ética. [eremy Bentham traza una línea divisoria entre la ética utilitaria y el utilitarismo vulgar. La primera está ordenada a la reforma de los usos humanos. El principio de utilidad sería como una conditio sine-qua nonpara alcanzar los confines de la esencia humana. Sin embargo, el utilitarismo filosófico de Bentham, basado en el principio de felicidad, no logró purificarse del lastre cuantitativo adscrito a la medida de las afecciones. Gracias a la iniciativa de [ohn Stuart Mill se supera la computación meramente cuantitativa del binomio placer-dolor y sus secuelas hedonistas. La insistencia 'Ludwig Schajowicz opone el pensamiento trágico mítico y la filosofía moral, y presenta las ventajas de una ética fundada en el sentido prístino y profundo del mythos. Menciona, de pasada, Hla des-almada civilización técnico industrial, hostila las imágenes" . (MitoyexistenCÚl [San Juan: Ediciones de La Torre, 1962], pp. 11-18, 26, 147-219).
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en el elemento cualitativo y en la superioridad de los placeres intelectuales y afectivos salva el concepto de felicidad y la subordinación del medio al fin. El ethos de la técnica, por su parte, no renuncia a la preocupación eudemonista, pero la entiende en clave fundamentalmente pragmática. La bondad radica enel funcionamiento eficaz de objetos, conjuntos, personas e instituciones. Evidentemente, se espera que todo el mundo salga beneficiado, a corto o largo plazo. Pero a veces el prurito de eficacia resulta contraproducente, y surgen casos en los que las innovaciones tecnológicas complican la existencia y obstruyen la buena marcha de las cosas. Eluso de ordenadores en algunas instituciones ha traído más desorden que eficacia. Por eso formulamos la pregunta de rigor: ¿Se encuentra el defecto en el aparato mismo o en su aplicación? Puede haber error en ambas partes. Tal vez el artefacto no refleja el grado de perfección que se requiere para su propós~to.Quizás su uso no se ajusta exactamente al lugar destmado o no ha sido regulado adecuadamente. En todo caso, la intención no parte del objeto, sino de los sujetos que crean, usan y destruyen los artefactos. Esto se alega generalmente cuando hablamos sobre los efectos de la guerra y la amenaza de la contaminación ambiental. Aquí el ejemplo clásico y sencillo suele ser la fabricación del cuchillo. Quien hace un cuchillo puede responder a varias motivaciones. Aunque hay cuchillos que son armas-sus dispositivos y formas los delatan-, el fabricante, por lo general, se conforma con venderlos sin importarle su uso hic et nunc. Estos instrumentos sirven para todos los fines desde los más plausibles hasta los más siniestros. Existen, empero, potentes armamentos construidos explícitamen~epara las contingencias bélicas. Los científicos, los fabncantes y los políticos saben que tales máquinas son mortíferas, pero privan diversos intereses y la esperanza de que
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servirán a un fin defensivo y evitarán males mayores. ¿Prevalece, pues, la neutralidad de los instrumentos? Tarde o temprano el dedo acusador señalará a algún sujeto responsable en la compleja cadena de las causas o culpas (aitía). No obstante, las máquinas se van despojando de su neutralidad fenomenológica, y se han creado unas condiciones peligrosas en las que futuras generaciones absorbidas por la tecnosfera intentarán decir impunemente: [Fuenteovejunalohízo! Afirmamos lo anterior con la venia de Clément Rosset amigo de la philosophie tragique y adversario de los idólatras, i.e. los pensadores que tienden a enjuiciar a los hombres, atribuyéndoles méritos y faltas.
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De algún lado debe proceder lamedida que marque el calibre ético del honro iedmicus, a menos que se prefiera el riesgo de un juicio imnanente al propio mundo tecnológico. El anhelo de una regla fiscalizadora delata los resortes de un racionalismo ético empeñado en dar con un valor supremo como pará-metro fundamental de todas las valoraciones particulares. Al mismo F. Nietzsche, demoledor de las moralidades tradicionales y promotor de la Heiligsprechung des Lebens o canonización de la vida, se le ha acusado de semejante actitud. L. Schajowicz arremete contra los moralistas filosofantes que no suelen tomar encuenta los conflictos intramorales y se consideran a sí mismos "invulnerables":
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Allende las fronteras de la ingenuidad, la mente crítica ha de aventurarse a escrudíñar el proyecto tecnológico en todas sus dimensiones. La técnica toca las fibras más íntimas de la esencia humana. Paulatinamente se da a la tarea de analizar la naturaleza del ser humano para "hacer funcionar" el principio de la eficiencia. Y, como advocatus diaboli, el filósofo lanza una pregunta ineludible: ¿Es la eficiencia el criterio definitivo del ideal ético? Más todavía: ¿QUé criterio inapelable nos permite responder apodfcticamente a la pregunta anterior? Para el creyente, la moral religiosa encuentra su punto de apoyo en la ley divina y en la ley natural. Ambas proceden de la misma fuente. Sin embargo, no todos los creyentes de una misma religión están de acuerdo sobre los imperativos morales de su credo. ¿Cómo podremos exigir, entonces, unanimidad de pensamiento en el pandemónium de la filosofía? Muchas veces es la misma acción,auxiliada por la necesidad, la que impone los criterios axiológicos. En otros frentes más radicalesseentonanhimnosalainmoralidad, propugnando su ideario al di la del bien y del mal
Algunos deellos creenestaren posesíonde unainfalible "tabla de valores" - que manejan con la misma desenvoltura con que el matemático usa su tabla de logarítmos - para enjuiciar cada situación y determinar la actitud humana que lecorresponde. ¡Qué fácilresulta construir una grandiosa pirámide conceptual con un supremo valor en la cúspide, al que todos los demás valores se remontan, dependiendo su rango, por consiguiente, de su proximidad al! o su lejanía del summum bonum! Se pretende, entonces, resolver cada alternativa por medio de una simple operación aritmética ...' Esta diatriba en contra de la jerarquía axiológica no
exime al autor de proponer la irreductibilidad de lo sagrado, a tono con su teoría de las iniciativas espirituales. En última instancia siempre habrá una medida, aunque lo sea en sí misma y no pueda a su vez ser "mensurable". Francisco Ayala acepta el hecho de que la técnica 'Ludwig Schajowics, Mito y eristrncUl, p. 200.
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moderna acarrea males nuevos. Para probar lo anterior alude a los vínculos entre aquella y las realidades negativas de la guerra y el control político-social Tal vez sea impropio hablar de males nuevos perse. Sería p~eferibleco~tatarla proporción inusitada de riesgo y bienestar atribuida a los magníficos artefactos de la generación actual. Como bien observa el autor, la nueva técnica agiganta las consecuencias prácticas de las decisiones humanas, sean éstas buenas o malas.' Por otro lado, notamos que el maquinismo, en sus orígenes, empeoró las condiciones de vida de muchas personas, pero luego benefició a grandes multitudes. Ahora bien, ¿ha progresado la buena conducta de los individuos en los últimos siglos gracias al desarrollarle la técnica? No es fácil encontrar una respuesta satisfactoria a esta pr~gunta. El bienestar material no implica necesanamente un auge en la solvencia moral. A veces trae con: o ~ecuela condiciones ambivalentes que suelen perjudicar ~ la sociedad: v.g. monstruosas megépolis, competencia desmedida, superficialidad... Si los rec~rs~s técnicos caen en manos de grupos nocivos o antisociales. aumenta el grado de peligrosidad. Existen 'Francisco Ayala, Tecnología y libertad (Madrid: Editorial TaufUs, 1959), pp. _84-85. F. A~ala establece una dlCotorrúa exagerada entre el conocimiento de mdole funclo.nal que procede de la técnica y el conocimiento e~ncial fruto .de 1'1 clenC1~. Su concepto de la lécnic<X:a dáslC
muchas maneras de amenazar la seguridad colectiva y la libertad individual. Ciertamente, tales amenazas son laexpresiónacabadadeunprocesocuajadodeintereses, ideales y voluntades específicas. Mas he ahí los medios técnicos al servicio del control de los sujetos y a disposición de nuevos tipos de provocaciones y conflictos. Eneste sentido la tecnocracia autocrática y la programación belicista estarían sincronizadas en un solo objetivo. A juicio de F. Ayala el desajuste no es entre la moderna tecnología y el estado de cultura moral, sino entre el desarrollo alcanzado por la técnica material y la organización política de Occidente que sigue atadaaloscánones del siglo XVI. Los totalitarismos se nutren, en parte, de la alteración de las relaciones del hombre con el medio geográfico. El planeta se torna literalmente micro-cósmico en proporción a los abundantes y excelentes recursos de la civilización. Mientras el mundo "se nos hace pequeño", crecen las posibilidades de crear potentes camisas de fuerza destinadas a someter los componentes sociales.
3 Los pasos de la técnica se dejan sentir, pues, en el mapa de la geopolítica y en la nomenclatura de las comunidades particulares. Dado que el esfuerzo humano tiene efectos a largo plazo y a larga distancia, la prudencia aconseja identificar un punto de equilibrio entre la eficacia y la ética. La planificación concienzuda contribuye grandemente a adelantar la causa de esta reconciliación y a minimizar el riesgo de las contingencias. Por consiguiente, la previsión de los elementos"irracionales" constituye un factor elemental ala hora de fijar racionalmente las etapas de un proceso o de un proyecto que incluye el consenso de reacciones humanas. Ymás ahora cuando los conjuntos mecánicos cuentan con la potencialidad de trascender sus pro-
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pósitos originales. De otra manera, el esfuerzo técnico no sólo claudicaría ante las exigencias de la responsabilidad, sino que además faltaría a los requisitos mínimos de una inteligencia auténtica. Una especie de cripto-maniqueísmo insiste en las nefastas consecuencias del desarrollo tecnológico. Al otro extremo de esta postura topamos con unoptimismo ingenuo. Esevidente que las máquinas permiten obtener un alto rendimiento de los recursos en beneficio de la humanidad. Esto es un bien, siempre y cuando no recaiga, sobre usuarios y herederos, una pesada hipoteca de perjuicios. En efecto, siempre habrá un margen de riesgo en las empresas humanas. Pero la perfección ascendente de los medios, y la armonía entre estos, los sujetos y los fines, deben tender acancelar esa brecha de incertidumbre. La eficacia ha de medirse en términos cuantitativos y cualitativos, porque lo contrario equivaldría a una eficacia a medias. El cálculo del rendimiento toma en consideración la cantidad y la calidad del producto, sin despreciar la magnitud de la inversión tanto en medios materiales como en factores ecológicos, sociológicos y psicológicos. La noción de eficacia parece imperar cada vez más con poder avasallador, como si fuera el valor supremo. Entonces brotan unas preguntas de sabor teleológico: ¿Hacia dónde se orienta la eficacia? ¿Cuál es su norte, su significado ulterior? La eficacia puede legitimar su razón suficiente en los fueros internos de la funcionalidad. No obstante, su alcance integral nose da en el vacío, sino en una compleja trama de medios y fines. Laspalabras de JeanMeynaudsobrelas desviaciones técnicas son muy oportunas: "La volonté... d "imposer aux hommes un mode de comportement au seul nom de l'anaIyse scientifique-enignorant ou en escamotant pour quelque motif que ce soit les implications
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axíologlques du probleme-me semble un example typique de déviation technícíenne"." (La voluntad de imponer sobre los hombres un modo de comportamiento por el simple título del análisis científicoignorando o escamoteando, por cualquier motivo que sea, las implicaciones axiológicas del problema- me parece un ejemplo típico de desviación técnica.) El hecho de que algún estudio de la sofocracia platónica revele la presencia de abundantes vestigios de tecnicidad no canoniza a los ideales de la escuela tecnocrática, ideales encaminados a conjurar los problemas sociales por medio de los procedimientos de las ciencias físicas. ¿No es una mutilación de la realidad pretender abordar los asuntos desde un punto de vista exclusivamente racional, o peor aún, desde la razón pragmática? Cuando la eficacia se convierte en el Leitmotiv del universo técnico sucede que los hechos toman precedencia, y otras manifestaciones de la experiencia pasan a un lugar secundario. Asimismo, cuando la técnica se constituye en cultura y en fin autosuficiente, nos asalta la preocupación de la hegemonía de un nuevo ethos sumamente peligroso. ¿Son estas inclinaciones congénitas al modus technicus o simples preferencias de los espíritus libres? . Cualquiera que sea la respuesta a esta cuestión, hay opiniones que perciben una tendencia de la técnica a soslayar el control del saber. A este respecto P. Fougeyrollas establece una distinción entre eficacia y eficiencia. La primera consiste en la aptitud del medio para alcanzar el objetivo para el que ha sido creado. La segunda corresponde ala totalidad de las consecuencias engendradas, según el procedimiento clásico de la reacción en cadena por un agente determinado." 'Jean Meynaud, Úl tec1mocrulie: mylhe ou milite? (paris: PayoI, 1964), p. 192. .P. Pougeyrollas, Études,gevue du socjajtsme pluraJisle, 4(1962) Pp- 26-42.
104 Consecuentemente, la eficacia adquiere su valor completo enla perspectiva de la eficiencia. Es necesario recobrar el control de los inventos y neutralizar los efectos de la sinrazón en el seno de las sociedades. La influencia de la civilización técnica ha sido tan profunda en el plano político que ya la política debería llamarse" ciencia de la eficacia" en lugar de" ciencia de lo posible". La mutación en la conciencia política de los ciudadanos senota particularmente enla extraordinaria importancia que adquieren los asuntos concretos frente a los temas ideológicos. Según E. Paure, "la gestion des affaíres publiques s'appréciera désormais d'apres le o-itere de 1 'efficacité et de la competence, non d' apres la tendance, l' étiquette ou la couleur".' (La gestión de los asuntos públicos se aprecia y se apreciará en los sucesivo según el criterio de la eficacia y de la competencia y no según la tendencia, la etiqueta o el color.) La política se confunde cada vez más con un medio adecuado para resolver problemas técnicos. Aquí ni siquiera ponderamos la huella de los artefactos modernos en los comicios electorales, y la ilegalidad - o inmoralidad - de depositar el poder efectivo de las democracias en manos de tecnócratas. Sólo nos interesa escudriñar el significado de ese criterio de eficacia y sus interpretaciones radicales. 4
En honor a la verdad, es ilógico preconizar la apoteosis de la tecnocracia como el paradigma de la culminación moral de la técnica. Conviene, empero, examinar de cerca los postulados éticos de una versión extrema de la tecnocracia, pues así captamos los síntomas patológicos de una cosmovisión dominada "Citado por J- Meynaud, Lo tedmocrulie: mytlu! o.. -,u¡Jité? p. 217.
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por el prurito de la eficacia. Henry Elsner re~urne los principios éticos de los tecnócratas norteamencanos en su libro The Tedmocratss Siguiendo las teoríasde Veblen, estos tecnólatras sostenían que la disciplina del proceso mecánico es impersonal y desapasionado; su f~dad consiste simplemente en colmar las necesidades humanas, sin miedo, favor ni respeto de personas, prerrogativas o políticas. Los criterios axiol6gicos son irrelevantes cuando se maneja el equipo mecánico, porque 10que determina las alte~a~vas de la acción es el pliego de condiciones del diseño. A tono con su materialismo vulgar, esta ideología apuesta a favor de la unidad, del equilibrio, del crecimie:-to y del funcionamiento dinámico en aras de la segurIdad de los procesos vitales. Pero tales procesos ~ta.les ~escans~ sobre una visión monista, ya que, en última ínstancra, todas las dimensiones de la realidad responden a una sola medida a un solo praxema: "The stoking of a bunsen burner, the stoking of a boiler, the stoking of the people of a nation, are all one problem". ~sí reza el "Study Course". libreto sagrado de los epígonos de Howard Scott. El ideario de los "hombres grises" - epíteto que les endilgamos por su manera de pensar, su amor a la civilización del acero y su uniforme grisáceo -subraya el carácter natural del sujeto y la legitimidad de trat~ a este último de manera tan objetiva corno cualquier tema de las ciencias físicas. El ser humano es como cualquier otro mecanismo, y su lenguaje no es:nás q~e un reflejo refinado. Por consiguiente, el cambl? SOCial no es fruto de exhortaciones morales, SIfiO de transformaciones en el ambiente exterior. Los controles sociales deben asemejarse lo más posible a los cánones del quehacer tecnológico. Semejante postura apunta "Véanse particualrmente 1a5páginas 20, 95, 116, 124, 125, 128, 134_
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106 hacia un determinismo tecnocéntrico: el medio físico y el sistema industrial determinan la condueta individual. Estamos ante un burdo materialismo de corte mayormente mecánico, en el que la observación y la medida de cantidades físicas constituyen elfundamento de todo el razonamiento. "Sociological and cultural factsarenon-existent exceptashandled byamechanistic form of psychological reductionism or as resistance to or interference with technological operations". 9 El hombre y la máquinase identifican bajo el lente analítico de esta"filosofía acerada". Predomina aquí un ideal de eficiencia física. H. Elsner comenta, en una glosa marginal donde se refiere a D. Bell y P. Goodman, que el énfasis dado a la eficiencia corresponde más a una opciónaxiológlca value choice") que a una necesidad lógica de la estructura teórica: resulta precisamente que cuando la técnica logra una etapa avanzada, lasociedad puede darse el lujo de ser deliberadamente ineficiente en algunas áreas. Evidentemente, la selección de la máxima eficiencia como un valor plantea serias dificultades. ¿De qué eficiencia se trata? ¿Cuál es su alcance? Parecería que el tipo de eficiencia preferido hunde sus raíces en una metafísica latente. ¿Habrá otros modelos de sociedades bien establecidas que no imiten necesariamente los anhelos de los tecnócratas? Estos últimos predican una noción muy superficial de la eficiencia. Su criptoaxiología bien pudiera amparar valores de igualdad, abundancia universal y funcionalidad; ycebar, almismo tiempo, la fobia al desconcierto que brota de las actividades políticas.comerciales,culturales y mil itares. Cosa curiosa, a pesar de la devoción a la objetividad y al cálculo glacial, H. Seott declaró a la Iglesia Católica enemiga de la revolución de los ingenieros, quienes
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'Ibid., p. 134.
supuestamente amenazaban las ambiciones materiales de Roma. Lamentablemente, los tecnócratas también
promovían el "nativist - populist appeal". En otras palabras, no quedan claras y distintas las fronteras entre lo racional y lo pseudoracional. Concediendo que los tecnólatras den culto a la razón, ¿se agota en ese culto de esencia humana? El hnmo¡aber inclina su ser hacia una ética determinada, una ética que suele discordar con las apreciaciones del horno íudens. philosophicus o religiosus. Donde está tu tesoro, allí está tu corazón. Si hay dis-cordia, si los espíritus no con-cuerdan ni están de a-c?erd~si~ica que el tesoron-el centrode la preocupación existencialse encuentra desplazado en muchos frentes. En una misma persona pueden lidiar tendencias opuestas en un momento dado. Es posible, además, que hoy prevalezcan en ella los intereses utilitaristas,.y más tarde dominen otras vocaciones del ser. Pero siempre será oportuno re-cordar, es decir, volverse hacia el corazón, morada de la memoria- Mnemosyne, madre de las Musas-, para subir al monte de la espiritualidad. Por algo será que la ética alude a las costumbres, a la traditio, al pasado. Para algunos partidarios de la técnica este regressus adpraeterita es una traición al futuro. Mas la tradición es una herencia que se entrega, que se confía alas nuevas generaciones. Realmente, no faltan hábitos y atavismos contrarios al pro-greso por los can;inos de la autenticidad. Dejemos, pues, paso libre al discernimiento, pero recibamos cordialmente la experiencia labrada por las manos de la prudencia y la sabiduría. Porque el pasado es algo más que un cúmulo de usos y abusos trasnochados, aunque se admita una relación dialéctica entre sabiduría y experiencia. Al margen de estas meditaciones cuasi-místicas, el factor ético parece tener un lugar asegurado en el ensayo de racionalización que marca el vinculo de los
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medios y los fines Una d .. conocimiento integrOal d 1eClSallón prudente exige un . e as temahvas a la roan una concrencía clara de las consecuenr-í oy di . uenoas en todas sus nnenslOTIes y potencialidad A es. unque estas dos condiciones Son de por' 51 onerosas, todavía debe
te;:~::~~lat~~~:~::~:ediente, ~e~
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.tal objetivos D . ptar las dISPOSICIones a los porque sÍrv~~tS que ~ta condición es fundamental opciones. Nos ref:'~~~~os.oen la orientación de las morales "C' t a Jerarquía de preferencias
. es en rappo¡ t a conséquences prévues enví an Ices valeurs les solutions concevabl ~sagees des differentes trouvera en mesure e~, i~e e responsa~le final se ' f' ' " e ectuer un chOIX ratíonnsl (certa ms pre erentdire raisonnable")" 10 (E 1 . en~uerefieraaestosva1oreslasco ..TI ame~lda
ns~encIaspre:1Stas
oVISlurnbradas de las diferent el responsable final es soluciones concebibles
realizarunaelecciónr::i~~~~~~:~condicion~s d~
llamarla, "razonable".) , gunosprefleren Verdaderamente, en lama or elección será más bien u razo~bl p,~te d~ los casos la imponderables y al hecho de ue e , debido a tantos razón no entiende S' b q hay razones que la . . m em argo aun en 1 ', os procesos mstintivos se vislumbra la vi sine ratione" P d ' al rgencra de aquel "nihil est . o na egarse contra esta .. , las experiencias lúdicas y los f ' opnuón, que carecen de finalidad d en.omenos semejantes pre etermínada y t . . Significado en el propio f u ' ago an su d ero mterno A 10 cual
:~m ~osquetodaexposiciónsubjetiv~pareceestar
arca a en una estructura axioló . para negar otro conjunm d al gica, aunque sea e v ores que le sirve de '''leanMeynaud, La tech1WCrtlh'e' m"'he
Ii ., ' :l' ourelllte"p,220'Exag~ . una proporrión so d e nqu1enes ~?"- de un aparato y el grado derr:::;:nte'da~dtre ej. grado de !SlOnes? na al ruveJ de las concluyenJ~~·' ' "...~ IS e
contrapartida. En el mundo de la técnica se persiguen unos propósitos, directa o indirectamente, no empece a que el punto de partida se nos antoje mezquino, y el esquema metafísico, demasiado rudimentario. Al fin Y al cabo, ¿cuáles son las intenciones de los propulsores de la técnica, más allá del amor al arte o del arte del amor? Evoquemos, de pasada, el parentesco entre la técnica y el arte. Esuna tarea ultra vires y temeraria juzgar las intenciones de los sujetos. Pero esto no nos exime de cuestionar el alcance ulterior de cualquier empresa humana en el horizonte de las realidades ónticas y ontológicas. 5
Ciertamente, resulta lícito preguntar una vez más cómo se establecen las escalas valorativas. Seríaingenuo pensar, en cambio, que semejante proceso de la génesis delos contenidos éticos siga el patrón delas operaciones técnicas. Cuando se quiere justificar una iniciativa, por más profana que sea, recurrimos a una última instancia de fundamentación. Las decisiones particulares responden, ala corta oa la larga, a una opciónbásica. En una sociedad panmaquinista podrían reinar nociones afines ala eficiencia como criterio definitivo de selección; mas el mundo es ancho y complejo, particularmente cuando permanece en escena ese animal poli-facético e indescifrable que es el hombre. La elección de un tipo determinado de sociedad y la misma selección de los medios para realizar una acción no son empresas meramente técnicas. Actualmente se pregona en la industria de los instrumentos de comunicación social: "El medio es el mensaje". Esta frase encierra elementos de verdad ya que empleamos el instrumento adecuado a la magnitud del efecto deseado, y aquél adquiere cierta naturaleza predicativa per se, como una hipóstasis con significado propio.
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Aparentemente, se esfuma la transparencia ideológica y rnoral de los medios, por lomenos enlo que concierne al proceso de selección A lo anterior debemos agregar que la racionalidad no se agota en la adecuación de la acción al objetivo. Aquella incluye, además, otras ponderaciones psicológicas y sociales que trascienden los simples cálculos materiales. Precisamente, la cibernética pretende reflejar la totalidad de los factores que integran la vida real. ¿Qué sucederá cuando se diluya completamente la línea divisoria entre la especialidad de la inteligencia técnica y el resto de las iniciativas humanas? A nivel ético ya afloran signos de nuevas configuraciones en la praxis social: se desplazan los centros de poder y responsabilidad; y disminuye el campo de decisiones en un frente, mientras crecen las posibilidades de creacióny selección en otros horizontes. Cuando las máquinas y las instituciones caminan casi automática y autónomamente, se cierra un espacio notable al uso de la discreción. Las coyunturas de discernimiento se concentran en las elites que están a la vanguardia de los descubrimientos y de las conveniencias políticas y económicas de las máquinas. Según sean las circunstancias particulares, ante el ciudadano común también se abrirán inusitadas avenidas de libertad, gracias a los nuevos artefactos que agrandan los confines del tiempo y del espacio: las decisiones multiplican los recursos. Entiéndase bien lo que venimos diciendo en las últimas oraciones. Aludimos a una situación utópica, en cierta medida. ¿Qué tipo de libertad crece en la tecnópolis?Sabemos que lasociedad tecnológica acarrea nuevas formas de agresividad y control. Por un lado, el sujeto se libera de la carga de un trabajo socialmente necesario para la subsistencia básica. De esta manera puede "invertir" sus mejores fuerzas espirituales en otros dominios del horno humanue, Por otro lado, y a
pesar del grado aparentemente elevado de independencia, existen enla sociedad métodos visibles e invisibles que atentan contra la autonomía y la libertad individual. Parece que la antigua definición filosófica de libertad (= reconocimiento de la necesidad) ha tomado cuerpo en la socielas technica. La gente "es libre de elegir los bienes, servicios y líderes que necesita para hacer su vida y defender y resguardar el sistema social existente no sólo en sentido material sino en el cultural y político"." Más que de un reconocimiento de la necesidad, se trata de una introyección de la misma. De acuerdo con H. Marcuse, pues, las nuevas libertades que engendra la sociedad tecnológica menoscaban la auténtica liberación del hombre. El autor no aduce pruebas para confirmar esta tesis pesimista. Entre. la hipótesis y la prueba mediarían innumerables estudios sociológicos y las clásicas orientaciones filosóficas. Escepticismo aparte, algunos diagnósticos de la realidad revelan síntomas de una patología enla calidad de las opciones trascendentales. Contrariamente a 10 que sostiene H. Marcuse, la enajenación no concierne sólo a la sociedad capitalista. La subordinación al mundo d.e u, "Herbert Mercuse, PUbertad y agresi6n en la sociedad tecn.oI6gica en La sociedad industrial W1Itemporánea (México: Siglo Veintiuno Editores, 19~4). p. 53. Marcuse relaciona el estado de bienestar total con las tendencias agresivas o bélicas [lbid., p. 58). Hemos condensado en esta f6rmula.la postura de Marcuse sobre la contradicción básiGl de la sociedad tecnol6gtca capitalista: [RS + DN <--> UR (RD) --> A (SI) J, donde!G. riqueza social), DN (~ dominio de la naturaleza), <--> (- contradicción], UR (uso represivo), RD (- riqueza. y .d,;,minio), ~----:> produce), A (agresividad), SI (_ nivel social e individual). Cfr. Ibíd., pp. 67-68. . Varias décadas atrás, Jacques ElIui había compara.do el desplazamíenrc de las decisiones en la máquina automática con el rtusmc fenómeno en las organizaciones: uDe meme que la machine automatique élimine l'homme qui n'a plus qu'¡'¡ la contróler et a veiller 1u'e~e ~e se déregle, .d~ muemeune organisation au point fonctionne avec e :mn~~ de déclSlon . (De la misma manera que una máquina automática ehmIna al hombre que s610 debe controlarla y velar por su buen funcio~,:"iento,.de esa m~oera una organización bien afinada funciona con el mmI.mo de íntervencjones.) (Úl techniqueau I'enjeu du siede (parís: Armand Cohn, 1954).
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losobjetosnoesunEenómenoexclusivodedeterminados sistemas sociales, aunque sí puede ser favorecida por ciertas ideologías y praxis. También habrá que matizar la apodíctica afirmación marcusiana en el sentido de que el progreso técnico significa un continuo aumento de enajenación. Aunque Marcuse veenesta enajenación un factor positivo y una condición del reino de la necesidad, el ámbito del trabajo socialmente necesario podría disminuir a la vez que se crean espacios para el desarrollo de las facultades humanas. ¿Habrá alguna manera de espiritualizar la tarea técnica como sucede en las artes, para que reine allí la libertad? Enla perspectiva marxista este tipo de desiderátum no se cumple a la manera del deus ex machina del teatro antiguo. Laformaciónsocial responde a un determinado desarrollo de las fuerzas de producción y al correspondiente surgimiento de nuevas relaciones de producción: "Eine GeseIlschaftsformation geht nie unter, bevor alle Produktivkrafte entwickelt sind, für die sie weit genug ist, und neue hohere Produktionsverhaltnisse treten nie an die Stelle, bevor die materiellen Existenzbedingungen derselben im Schoss der alten Gesel1schaft selbst ausgebriitet worden sind" y (Una formación social no desaparece nunca antes de que todas las fuerzas productivas para las cuales es suficiente se hayan desarrollado, y las nuevas relaciones de producción, más elevadas, no vienen nunca a ocupar el lugar de esa formación, antes de que las condiciones materiales de éstas hayan sido engendradas en el seno de la antigua sociedad misma.). Aunque Marx no previó todas las consecuencias de la
"Karl Marx, Zur Kritik derpol.itischen Oekonomie, en Karl Marx, Friedrích Engels, Werke ~nd 13 (8erlí~; Dietz Ve~lag, 1969), p. 9. En los párrafos que preceden a ja Cita, Marx analiza la relación entre la estructura ecOnómica y las formas ideológicas.
113 sociedad industrial avanzada, sí logró señalar algunas pistas para interpretar la conducta del ser ~~ano en las novedosas condiciones del mundo tecnificado. En su obra Grundrisse der Kritik der politischen Oekonomie el pensador alemán había dicho que cuando el capital crea la apropiación universal de la naturaleza, ésta se convierte en pura cosa de utilidad. Entonces l~ naturaleza deja de ser reconocida como poder por SI misma, "y el movimiento teórico de sus ley~s independientes se presenta simplemente con:o asiucía, para someterla a las necesidades h~manas, bien .co~~ medio de consumo, bien como medio de produccíón . Hemos subrayado adrede la palabra a:n.:cia porque ésta recoge uno de los significados orIginales de la técnica. La actividad del trabajador y de la máquina juega un papel de primer orden en la apropiac~ón';lniversal de la naturaleza. La génesis de la maqumarra ~ ~an escala está endeudada principalmente con la dIVISIón del trabajo, responsable a su vez de transform~r las operaciones de los trabajadores en operaclO~es mecánicas. Asílamano rítmica del obrero abre el carruno ala hegemonía del mecanismo. Dala impre~iónde que K. Marx vislumbró el efecto del proceso técruco sobre la acción del trabajador y el cambio social. El desarrollo de la industria hace que la riqueza dependa más de agentes (Agentien) mecánicos que del tiempo y ~e .lacantidad de trabajo utilizado. La poderosa efectividad ,de ;~les agentes remite más bienal estado de progresoclen~lfrco tecnológico. Aquí conviene tener en mente la teSIS que
"Karl Marx Línea;; fundamentales de la economía política, en Obras, 1" Mitad VoL 21 (Barcelona: Grijalbo, 1978), p. 366. Es interesante ~cer :~a cómo Marx corona las diferentes metamorfosis del instrumento e Ira JO con el "sistema automático de máquinas". Pero todavía nos e,:,contramos ante autómatas rudimentarios en los que el trabajador es determinado como miembro consciente de los mismos. (Ibíd. 2"Mitad, Vol. 22, p. 81.)
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aparece en Zur Krítik der politischen Gekonomie: el desarrollo de las ciencias está en relación con el desarrollo de la producción material Coneladvenimientodelneo-maquinismo el hombre deviene vigilante y regulador dentro del proceso de producción. Si bien en la actualidad las máquinas se a~torr~gulan, alterando así la presencia del sujeto en el dinamísmr, de la producción superindustrial, creemos oportuno citar un texto de K Marx muy sugestivo a la hora de ponderar las repercusiones sociales del fundamento creado por la gran industria: El.trabajador ya no es el individuo, que interpone el objeto natural modificado como miembro intermedio entre el objeto y sí mismo; sino que interpone el proceso
natural, que él transforma en un proceso irtdustrial, como medio entr~ sí mismo y la naturaleza inorgánica, a la cu~ él domina El se coloca junto al proceso de producción, en lugarde ser su agente principal. En esta transformación, no es ni el trabajo inmediato realizado por el h~m~re mismo, ni el tiempo que él trabaja, sino la aprop~aclón de su propia fuerza productiva general [Pro~u~tlVkraft], s.u comprensión de la naturaleza y su domínío de la nusma a través de su existencia como cuerpo social; en una palabra, el desarrollo del ~dividuo social, el que se presenta como la gran ple~a angular de la producción yde la riqueza. Elrobo de tiempo de trabajo ajeno, sobre el que descansa la riqueza actual, se presenta Como una base miserable frente a ~ta bas~ recién descubierta, creada por la misma gran ~ndus~a. Tan. pronto como el trabajo en forma ~e
se derrumba la producción basada sobre el valor de cambio, y el proceso de producción inmediato pierde la fonna de la miseria y del antagonísmo.w
Hemos copiado de verbo ad verbum este extraordinario fragmento de los escritos marxianos no sólo por las evidentes connotaciones éticas, sino porque en él se revela el dramático impacto revolucionario de los avances técnicos. Las consecuencias anejas al cambio tecnológico van desde la modificación de las condiciones para el desarrollo de las facultades intelectuales hasta la supuesta caída de un sistema económico por vías ajenas al antagonismo clasista. La máquina, o mejor aún, la máquina como sistema automático no es objeto de análisis simplemente abstracto o en sus vínculos científicos, sino en el juego de unas estructuras socioeconómicas. De ese enfoque material y concreto brota un filón inagotable de consideraciones éticas. El instrumento de trabajo es transformado desde el punto de vista de su valor de uso en una existencia que armonice con el capital fijo y el capital en general. La máquina, emancipada del virtuosismo del Arbeiter, posee unalma propia enlas leyes mecánicas que actúan en ella, consume medios de subsistencia y regula la actividad del obrero. Si el sujeto desconoce la ciencia que vibraencada pieza del artefacto, crece el margen de extrañeza o enajenación; y el trabajo vivo es subsumido bajo el "trabajo objetivado". "La asunción del proceso de trabajo como simple momento del proceso de "Karl Marx, Líneasfundtunentales de la críticade la economía política,z-Mread, Vol. 21, pp. 90-91. Anteriormente, el autor había concluido que el capital trabaja en su propia disolución. en cuanto fOTIrul dominante de producción. (lbid., p. 85). Más adelante Marx explica un pensamiento de Hegel cuando afirma que la máquina es producto de la industria humana; órgano del cerebro humano creado por la manO humana; fuerza científica objetivada (Hegel, Georg Wi!hem Friednch, VorIesungenüberdiePhi.¡osopl,iederGesd1i.chte. Siimtliche Werkc. [ubiléumseusgabe in 20 Biinden [Stuttgart: Hermann Glockner, 1927~1929J Band XI, p. 316).
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valorización del capital está puesta también desde el punto de vista material mediante la transformación del medio de trabajo en maquinaria y del trabajo vivo en meroaccesoriovivientedeestamaquinaria,comomedio de su acción"." El trueque del instrumento de trabajo enmaquinaria realiza la tendencia del capital relativa al aumento de productividad del trabajo y la negación máxima del ~a~a~o necesario. Es obvio que la capacidad de trabajo indivídiral resulta sumamente insignificante ante el valor objetivado en lamaquinaria.A modo de conclusión de su extenso razonamiento, Marx asevera que la máquina se presenta Como la forma más adecuada del capital fijo. Dado que el capital fijo produce valor tanto en cuanto es producto del trabajo y aumenta la propo~ióndelplus-trabajo respecto al trabajo necesario, Marx tilda de frase burguesa absurda el decir que el :rabajador?)mulgaen~teresesconelcapitalista porque este le facilita el trabajo o lo acorta. En su criterio, el cap~ta1 fijo es producto de trabajo ajeno apropiado por el capital: y, en lugar de Crear el trabajo, "más bien le roba mediante la máquina toda autonomía y todo carácter atractivo". El uso capitalista de la máquina estaría ordenado a obt~ner el mayor provecho del trabajador en aras del capital. Marx acepta el lado positivo de la reducción de la cantidad de trabajo necesario para la producción de uncierto objeto, ya que es una condición de la emancipación del trabajo. Finalmente, critica la opinión de los economistas que ven en la máquina una ~yuda .para el trabajador individual. La máquina mterVlene donde existe, históricamente, una
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superabundancia de brazos: aparece para reducir la fuerzadetrabajoexistenteenmasaalamedidanecesaria. Mientras el medio de trabajo convierte al trabajador en ente independiente, "Iamaquinaria -como capital fijolo pone como ente dependiente,comoente apropiado"."
6 Por lo que nos consta, todavía no se ha verificado el hundimiento o la desintegración del sistema capitalista de producción. bien sea a través de la lucha de clases, bien sea por medio de la explosión de su base técnica. Por otra parte, somos testigos de modificaciones, reformas y contradicciones en el seno de las sociedades liberales. Entre las modificaciones, podemos mencionar el supermaquinismo con sus implicaciones sociales y antropológicas. Habría que revisar cuidadosamente el análisis marxista y determinar hasta qué punto tiene vigencia actualmente su reflexión en tomo a la trilogía capital-máquina-trabajador. Piénsese.por lo menos, en la ubicación del trabajador en los nuevos sistemas superautomáticos, en las grandes masas que viven de providencias sociales y en las ambiguas posibilidades de la sociedad ociosa. La civilización artificial no sólo seríacapaz de engendrar tareas superfluas, sino también de colmar los tiempos "libres" de diversiones esclavizantes o de tedios abismales. Mutatis mutandis, en el campo ético sucede algo análogo al dinamismo ampliación-reducción del esquema fenomenológico. Efectivamente, hay amenazas que cuelgan como nubes enigmáticas sobre la humanidad, pero no podemos aceptar el juicio sumario de H. Marcuse en contra de la sociedad tecnológica. Los aspectos esenciales de esta última serían, según sus palabras, la destrucción de la
. "Karl Marx, Lineas fumkrnentaJes de la crítica de la economÚl política, 2" Ml~d,. VoL 21, p. 82. En lo que respecta a la relación entre automación, caP.ltalismo y desempleo, véase Herbert Marcuse, "Libermd y agresión en la SOCiedad tecnológica", p. 84.
'"Ibid., p. 87.
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paz, de la quietud y la belleza de la naturaleza, la abolición de la intimidad. Si ese tipo de sociedad es sinónimo de todas las aberraciones, concedimus. Si la sociedad tecnológica es susceptible de albergar varios modelos dialécticos de ciencia-concíencia-convivencía, distinguimus. ¿Se encuentra esta entidad social irremediablemente condenada-ab origine ad finem- a sufrir la perversión de la racionalidad opulenta? El mismo Marcuse especula que algunos pueblos atrasados, independientes, tal vez aprendan la lección y construyan su tecnología a la mesure de l'Jwmme. En cualquier latitud en que el hombre aspire a crecer autánomamente,hadeplantearsealternativasquetocan su inteligencia técnico-política y su sensibilidad ética: ¿Cómo satisfacer las necesidades humanas vitales? ¿Cómo determinar la escala de prioridades de las otras necesidades de una comunidad específica? Las máquinas contribuyen cada vez más a tomar estas decisiones. Sin embargo, es el hombre el llamado a imprimir carácter-ethikos, estilo, marca-a la obra individual y colectiva para que ésta sea realmente humana. En última instancia siempre habrá un sujeto o una minoría de cerebros que conferirán finalidad, "une pensée de derriere la pensée", (un pensamiento detrás del pensamiento), como diría A David. En otras palabras, alguien será responsable de dictar la superconsigna a esos seres artificiales que conquistan autonomía en virtud del ser originalmente autónomo. Dicha autonomía mecánica es relativa, si bien tiende a ascender en efectividad. Ahora bien, cabe poner en juicio, estrictamente hablando y con todo el rigor semántico, la capacidad de entender, querer y decidir de las máquinas más avanzadas:" il n'y a pas de machine a décision, pas de machine a gouverner", (no existen máquinas que tornen decisiones ni máquinas que gobiernen), (Prancoís Meyer). Los artificios creados por
el ingenio humano podrán desenredar infinidad de embrollos y enderezar entuertos, pero difícilmente logren plantear problemas ajenos a las consignas recibidas oalacombinaciónde datos predeterminados. Mal que le pese a la tecnociencia y a la cibernética, las decisiones responden a un cúmulo de factores que escapan a las reducciones del cálculo cuantitativo. Por otro lado, sería obstinado cerrar los ojos ante los proyectos de intelectrónica y empresas similares. Hace varios años los cibernéticos prometieron que la máquina cibernética abordaría el pensamiento "heurístico" (propio de la facultad de invención e inspiración) después de conquistar el pensamiento "algorítmico" (aquel que obtiene los mismos resultados a partir de los mismos datos)." Pues bien, ya hoy se habla de las "máquinas filosóficas" para denominar a los artefactos heurísticos, tales como el jugador de ajedrez y el homeostato de Ashby. Eso no significa que se haya superado el hiato profundo y abismal que media entre el espíritu humano y los artefactos de la tekhne. En todo caso, la máquina, con su inmensa memoria y su rutinaria objetividad, será de gran ayuda en el momento crucial de tomar decisiones que exigen rapidez, eficaciay exactitud. Aunasí, aquella permanece supeditada a las opciones previas, simultáneas y posteriores del horno sapiens volen.s. Este evalúa las acciones, la adecuación de medios y fines, y efectúa las correcciones correspondientes. Noes preciso declararse determinista para aceptar los datos objetivos que influyen en el cálculo de la decisión. A menos que se prefiera un estilo de acción dominado por la arbitrariedad y la anarquía, el ser inteligente integrará los conocimientos más exactos yconfiables a su proceso deliberativo. ''Jean Meynaud; Úlledmocratie; rny tlle ou rea/jte?, p. 238.
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Semejante criterio tiene aplicación tanto a nivel individual como en el ámbito de la comunidad política. Lasuperioridadmoralque adquiere el cientifico-técnico frente al político no obsta para entablar un diálogo fecundo entre sabios y dirigentes: al contrario, ambas perspectivas deben entrar en comunión en pro de una genuina "sofocracia". En su extenso y enjundioso estudio, J. Meynaud concluye que la tesis de laabsorci6n inevitable" de la politique dans la technique n'est pas réellement soutenable (...) I'exístence meme d'une influence technocratique (. . .) ne se trouve pas unanimement reconnue par tous les secteurs de I'opinion".." (de la política dentro de la técnica no es realmente defendible ( ) la misma existencia de una influencia tecnocrática ( ) no es algo que goce del reconocimiento unánime de todos los sectores de la opinión). Posiblemente, una investigación más abarcadora en el tiempo y en el espacio produzca otras conclusiones y desoculte la tecnopolítica como un signo de los tiempos. Se ha dicho hasta la saciedad que la función técnica carece ensf de significado social o ético. Sin embargo, los instrumentos técnicos crean condiciones y disposiciones a favor de un culto a la eficacia y al bienestar material, dando lugar a nuevos esquemas políticos, económicos y culturales. Sin pretender absolutizar el poder de la revolución técnica o extender su sello hasta la esencia de la naturaleza humana conviene auscultar el cambio de marcha en tantas situaciones vitales, incluyendo las nuevas perspectivas éticas del hombre como ser mortal. Las condiciones del siglo actual traen modos culturales que permiten distinguir entre una forma de morir antigua y otra moderna. "La deshumanización de la muerte hasido, en gran parte, consecuencia del progreso '"lbid., p. 281.
técnico. La renuncia a estos últimos intentos médicos, para evitar una muerte deshumanizada, es también un derecho del hombre que se hará cada vezmás necesario en la nueva tenatología. La aspiración a una muerte dignase hacepresenteconfuerza ennuestrasociedad"." El bisturí de la técnica penetra hasta las intimidades de la hora agónica, amén de suscitar serias inquietudes éticas a través de la ingeniería genética, la simbiosis real de máquinas e individuos y los transplantes cada vez más atrevidos. Como se ha repetido en varias obras de difusión popular, la aceleración y la transitoriedad de nuestro tiempo afectan de alguna manera innumerables experiencias humanas que tocan directamente el tópico de la ética: v.g. las relaciones entre las personas, la actitud ante las cosas, el universo de los valores. La tecnología, en todas sus versiones, es agente de cambio a un ritmo geométrico. Las nuevas realidades provocan maneras diferentes de ver la vida, novedosas dificultades y soluciones. Éticamente, surge un modelo que no es humano ni divino: la máquina. Asombran su exactitud, su eficacia, su fecundidad, aunque sean artificiales. Unos valores adquieren preeminencia sobre otras; se trastornan los paradigmas axiológicos. 7 Cuando leemos libros sobre futurología, obras que rayan en la ciencia ficción, o investigaciones objetivas sobre las fronteras de la ciencia, nos invade la convicción de que el hombre logrará hacer todo lo que sea factible si se lo propone. Este no es el lugar de enumerar o "F. López Azpitarle. NProblemasen tomoa la muerte: el de.recho a m.orir con dignidad". Proyección 32 (enero-marzo 1985) p. 56. Este artículo con~ene interesantes reflexiones en tomo a la valoración ética de la eutanaSlil. la distanasia y la adístanasíe, además de ricas notas bibliográficas sobre el tema.
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analizar todos los proyectos reales y fantásticos de la
intelligentsia contemporánea. Algunos celebran con alegría indiscriminada tales programas científicos, pasando tranquilamente del plano fenomenológico al deontológico. Otros, en cambio, muestran cierta cautela, y el grado de cautela coincide con las respectivas perspectivas éticas. Mientras se perfeccionan indefinidamente los instrumentos de trabajo, los tecnocientíficos están en condiciones de manejar la potencialidad de las personas y de las cosas en infinidad de combinaciones. Por el momento hay limitaciones físicas... y psicológicas... Y, sobre todo, éticas. ¿Quién traza los límites de la iniciativa humana? ¿Lacomunidad política? ¿El fracaso o la casualidad? ¿Las fuerzas de la evolución? ¿Nada ni nadie? ¿La moral religiosa? Son preguntas eternas, pero el maquinismo las estruja con más ahínco en la escena del horno technicus. Y no es para menos. Curiosamente, a raíz del Siglo XVII la máquina ha servido como un sucedáneo de la religión. Los inventos mecánicos fueron el antídoto contra la decadencia de la fe y del impulso vital. La máquina encajaba perfectamente en una concepción de la vida fundada en la acción yen el trabajo. Faith had at last found a new object, not the movíng of mountaíns, but the moving of energies and machines. Power: the application of power to motíon, and the application of mction to production, and ofproduction tomoney-making,andonthefurtherincreaseofpower - this was the worthiest object that a mechanícal habit of mind and a mechanical mode of actíon put befare men.» "'Lewis Mumfocd. Teclmics end Civiliza/ion, p. 53. Mumford añade que una religión vital no necesita la justificación de la mera utilidad. UThe religión of the machine needed such supporl as liule as the tracendent
El vértigo de una cultura modular, sucedánea y efímera no parece fulminar la creencia en la eternidad de la naturaleza humana y en la garantía de su estabilidad obedeciendo a procesos semejantes a la homeostasis. En un sentido, la sociedad sería como un gigantesco homeostato que se mantiene en equilibrio a pesar de las variaciones del medio externo y del medio interno. Puesto que la funcionalidad no es el único criterio de crecimiento, y puesto que pervive la fobia a las formas híbridas, siempre renacen corrientes purificadoras, que a manera de leucocitos, contrarrestan las experiencias nocivas fabricadas por la industria tecnológica. ¿Es este elemento de autocontrol inmanente una especulación utópica difícil de verificar? Los sociólogos y los clarividentes tienen la palabra. (Léase lo anterior sin ironías ni arrogancias, porque así fue escrito) En la práctica, ¿quién sabe adónde nos conduce la tecnociencia, es decir, la comunidad responsable del desarrollo técnico? De faltar una política positiva de la ciencia, estamos estacionados en la médula de una paradoja: los individuos y los grupos cultivan una actividad supuestamente racional en medio de un sistema irracional. El asunto se torna más espinoso aún si preguntamos: ¿Quién debe establecer los criterios de esa política y bajo qué principios ha de ampararse? Son cuestiones que pasan de la técnica a la metatécnica, a la metafísica. Aquí notamos que es insuficiente mudar el saber en poder. La capacidad de explicar, evaluar y responder también es parte del poder, de un poder superior. Porque es preciso saber si hemos de concebir todo nuestrofuturo bajo el signo de la evolución técnica. W. Heisenberg, al hablar de la verdad científica y la verdad religiosa, percibía un conflicto entre la forma espiritual- estática por esencia - de una sociedad y las experiencias y modos de pensar científicos que renuevan constantemente el horizonte. Parece como si la
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indeterminación en el plano de lamicrofísica se infiltrara en la total e insoportable inseguridad de todas las normas. Añádase a esto el desfase entre la carrera vertiginosa del progreso técnico, por un lado, y la lenta respuesta del cerebro y de la conciencia moral, por el
otro lado. Decir que el hombre es neutral en este proceso equivale a degradarlo más en su dignidad, pues supondríamos que es inconsciente ague carece de todo fundamento axiológico. Otra cosa es aceptar la ambivalencia existencial de las iniciativas humanas. Es el hamo ambiguus quien trastoca y enreda la relación entrernediosyfines,quien.metafóricamente,contamina la gracia original de los objetos. El dinero, por ejemplo, aunque corra en abundancia, puede ser un medio de pobreza, enla medida en que se invierta para conseguir el biencomún Encambio,seconvierteenmedio temporal rico si creamos con él mecanismos para obtener más dinero. Desgraciadamente, el mundo actual nos hace creer que los med ios temporales ricos sonlos principales. Ce qui fait du monde modeme un terrible tentateur, c'est qu'il propose. il vulgarise tellement les moyens temporels ríches, lourds, écrasants, illes emploie avee une telle ostentation et une telle puissance qu'il fait croíre que ce sont la les moyens príncípaux. lis sont príncípaux pour la matíere, ils ne sont pas príncípaux pour l'esprit,» (Lo que convierte al mundo en un terrible tentadores el hecho de que propone, vulgariza de talmanera los medios temporales opulentos, torpes, "[aoques Maritain, Rel;g;on el culture (Faris: Desclée De Brouwer et Ge., 1930), p.78. En la página 20 Marita;n acentúa el aspecto moral-religioso del desarrollo humano. "Paree que ce développement humain n' est pas seulernent matériel, mais aussi et principalement moral, il va de so; que par conséquent l'élément religieux y joue un role principal". (porque este desarrollo humano no es sólo material, sino también y principalmente moral, se deduce que por consiguiente el elemento religioso desempeña aquí una función de primer orden.)
aplastantes, los emplea con una suerte de ostentación y de poder que hace creer que aquellos son los medios principales. Son principales para la materia, pero no son principales para el espíritu.)
Esta denuncia atañe también a una comunidad tecnocientífica atada por tantos hilos a los negocios de la empresa estatal y privada. ¿Cuán abundante es la presencia de los "inventores filosóficos" en los laboratorios de la fábrica moderna? ¿Cuán inútil es semejante pregunta? Indudablemente, las fuerzas económicas han estado a la base del desarrollo técnicocientífico, si bien intervienen otras variables a lo largo de la historia. La ciencia se encuentra, en gran medida, hipotecada a los monopolios. ¿Cómo se afectan la solvencia moral y la creación intelectual? Pedro Salinas, ensu obraLabombaincreible, nos entregó una radiografía de esa liturgia estéril que se arrodilla ante los dioses de la eficacia. Si la tecnociencia es el valor supremo o la fuentedevalores,sinosomosdignosdeella,esnecesario sacrificar las vidas sobre su altar. Ya que el misterio no produce ventaja alguna palpable- más bien molestia-, arrojemos la bomba increíble lejos, muy lejos en el mar. ¿Será éste el resultado de un conocimiento apátrida e ilimitado? El saber de las medidas y del cálculo tiende a convertirse en ciencia inmensurable e incalculable. Sin embargo, una actividad intelectual fundada en la libre elección exige un margen de sacrificio. ¿Hasta qué punto es posible superar el sacrificio original de la selección primigenia? Sí, muchas preguntas fundamentales fueron excomulgadas por la primera pregunta científica. Algunas de ellas siguen refugiadas en la teología. La concepción profana del mundo, la creciente desacralización sugieren un contraste abierto entre la evolución técnica y las cosmovisiones religiosas. Para
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sorpresa de algunos, larespuesta teológica al fenómeno técnico no es de carácter monolítico. A.Z. Serrand ha realizado un inventario de las diversas teologías y sus respectivas reacciones ante la evolución técnica.» La teología de derecho positivo sostiene que las estructuras tradicionalesconservan,.asumanera, unamayoreficacia que "les grandes DU petites machines calculées pour un monde dénaturé" (las grandes o pequeñas máquinas calculadas para unmundodesnaturalizado). La teología delderecho divinonaturalacentúa, desde luego, la primacía del orden moral natural De esta visión parte una insoslayable exigencia a la técnica: la urgencia de "A.Z. SeITand. Evolunan techniiJue et théorogies (pans: Les Editions du Cerf 1%5), Pp- 25-94. Serrand lanza una serie de preguntas cual lanzas candentes, que agudizan eJ disremimiento en la hora critica del compitum íechnicum: "L'aurhenticíté prométbéene manque de enteres definissables a priori. Qui ouquoi peutdecíders' il fautdonnerplllS depoidsau prométhéisme actuel OU au prcspecní, fa celui qui est en plein élan, ou a celui qui, un jour peut.....tre dominé ou las, íncapable de creer de nouveaux besoins, sentirá sa finitude? Qui compte davantagedans la civilisation technlque, les productions oules consommations, OU leursenchainements? Ceux qui vant dans lessens de Prometh~ OU ceux qui, gardant quelque sensibilité, se ¡ugent cancérisés et lui résisent? Ceux qui se content de le regarder, ou ceux qui pI'étendent le diriger? CeuJ( qui lui oppossent ]'objection de conscience on ceUJ( qui sont á sa devotion? Et panni ces demíers, les esclaves qu'il opprime ou ceax dont il suscitara la libre service? A qui appartient _ il de trancher de ce qu'esr et veut Prométhée, parmi tant d'hommes qu'il faitmalignement se bettre pour sa possession, s'assurant ainsi leur maftrise? A qui ou á quoi, sinon a la soc!ologie religieuse dt; favenir, appartiendra-t-il de decemer le priJ( de la meilleure comprébensjon de Prométhée, panni les theclogíes actuelles?" (Ibid., p. 236) (La autenticidad prometeica carece de criterios definibles a priori. ¿Quién qué puede decidir si es necesario conceder importancia al prometeísmo actual o prospectivo; al que se encuentra en pleno impulso, o a aquél que, un día tal vez dominado o fatigado, incapaz de crear nuevas necesidades, sentirá Su finitud? ¿Qué cuenta más en la civilización técnica, la producción o el consumo o Sus concatenaciones? ¿Aquellos que marchan entre los significados de Prometeo o los que, reteniendoalguna sensibilidad, se consideran cancerizados y lo resisten? ¿Aquellos que se confonnaron con mirarlo o los que pretenden dirigirlo? ¿Aquellos que le oponen la objeción de conciencia o los que lo miran con devoción? Y entre estos últimos, ¿los ese.lavos que él oprim~ o aq.uellos en los que suscitará el libre servicio? ¿A qU~n corresponde discermr lo que es y quiere Prometeo, entre tantos hombres que éJ lleva malignamente a batirse por su posesión, asegurándose asI su señorío? ¿A quiér,t o a qué, si no es a la sociología religiosa del futuro, corresponde el discernir el precio de la mejor comprensión de Prometeo, entre las teologías actuales?)
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respetar el orden total, a la vez que aporta su justa contribución: "ni ses produits ni leur production n'y doivent porter atteinte" (ni sus productos ni su producción de ben lacerarlo). La teología de laencarnación muestra más simpatía hacia el proyecto técnico. Encuentra en la protología el mandato de dominar la naturaleza. Cuandomiraal otro extremo-la escatologíatopa con un dinamismo afronte como réplica de aquel dinamismo a tergo. La escatología permite conferir al impulso técnico un sentimiento de la posible aportación del prometeísmo "au décor de la Parousie et du Royaume de l'au-delá" (a la exaltación de la Parusía y del Reino del más allá). En el más allá se reconciliarán los tres modos de hacer característicos del hombre: trabajo, juego, contemplación. En cuarto lugar, la teología de la asunción coloca el prometeísmo en la mediación que permite al hombre tender y llegar a su fin en el seno de la historia. Nos referimos al finque le adjudican las visiones del mundo en las que domina el "scheme assomptionnel". Estas cosmovisiones vinculan la tarea de la técnica, su ideología, su moral, a aquello que ellas desean que la Iglesia asuma: "la tension vers une fin privilégiée de l'histoire" (la tensión hacia un fin privilegiado de la historia). La teología deinspiración escatológica distingue entre los que han recibido la gracia de una vocación excepcional de santidad y el resto de los creyentes. Los primeros, libres de preocupaciones mundanas, familiares o profesionales, sólo utilizarán la técnica en la medida en que ésta sea necesaria. Los otros deberán ser orientados "a la fuite du monde dans le monde" (a la huida del mundo dentro del mundo). La teología del dualismo, en su acepción rigurosa, transfiere el antagonismo metafísico, que algunos detectan entre el espíritu y la materia, al contraste entre Evangelio y técnica. Trátase de un dualismo moral que
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129 Finalmente, la teología delparalelismo postula que si bien lo prometeico y lo cristiano coexisten en el mismo hombre cada cual va por su camino: cada uno tiene su propio sistema de reflejos y decisiones. Lo verdadero y eficaz del mundocientífico-técnicoescapan, como tales, a la moral y a la institución eclesial. Los requerimientos del cristianismo no pueden intervenir en el prometeísmo, a no ser en aquello que este último abandona al sentimiento" de son exécutant apres que ses autorités onfixé l' oeuvre afaire, et ses íngénieurs. la maniere de la faíre" (de su ejecutante una vez que sus autoridades han fijado la obra a realizarse, y sus ingenieros, la manera de realizarla). El inventario de las opiniones teológicas refleja la gama de pareceres que pugnan en el frente secular. En las últimas décadas se nota la apertura de algunos grupos religiosos hacia las conquistas terrestres del hombre y el reconocimiento de la relativa autonomía de lasrealidadesprofanas.Estaapreciaciónvaacompañada de una crítica insobornable a las amenazas del materialismo técnico, amenazas que atentan contra el sentido de la espontaneidad, gratuidad y leticia. Si el hombre escarba en su quehacer técnico, logrará dar, a la corta o a la larga, con un signo de su dimensión espiritual. Juan XXIII expresa esta visión optimista, a tono con la cosmología católica, en su encíclica Pacem in terris: "El progreso científico y los adelantos técnicos enseñan claramente que en los seres vivos y en las fuerzas de la naturaleza impera un orden maravilloso y que al mismo tiempo el hombre posee una intrínseca dignidad, por virtud de la cual puede descubrir ese orden y forjar los instrumentos ordenados para adueñarse de esas mismas fuerzas y ponerlas a su servicio". El reconocimiento de la relativa autonomía del saber humano y la purificación de las imágenes
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sobrenaturales arroja un saldo positivo para la experiencia religiosa. Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas para el comportamiento religioso a raíz de la revolución tecnológica. A juicio de Karl Rahner, Dios se ha hecho más lejano desde que el hombre manipula la naturaleza y parece degradarla reduciéndola a mero material de su iniciativa. La naturaleza ha caído bajo el poder del hombre desde el momento en que éste, habiendo superado el dete~rrúnis~oque la regía, la somete a Su control y a sus manipulaciones. Pero, por eso mismo, parece un muro espeso que se erige entre el hombre y Dios. Lo que el hombre descubre en la naturaleza y en su acción con ella no son, parece, más que realidades de aquí abajo: las leyes de la materia y su propia imagen.e
Algunos piensan que la técnica es un sucedáneo de la religión, pues confiere apariencia de orden al caos y actúa, para la gran mayoría, como las artes mágicas. Otros consideran que el estilo de la técnica insiste demasiado en lo visible, en lo superficial, en la explotación de los sentidos, cosas que socavan los fundamentos de la fe y de la ética. Cuando la máquina domine la vida en su totalidad, podría decirse, paradójicamente, que ha llegado la hora del caos universal. La vida no es sólo orden y verdad, sino también belleza y bondad; es decir, una verdad completa y orgánica. Por esa razón debemos examinar con ojos
"Karl R.ahner, Bse-ílpossible aujourd'hci de croire (Fans: Mame, 1966) p. 76. Cfr. Mlchel Lelong. Pour un dialogue avec les athées (Fans: Les Edition du Ce~f,. 1965), fP: 42-43: Romano Guardini, Fe en nuestro tiempo (Madrid: EdlClo.nes Cristiandad, 1965), p. 37; jean Danielou, Escándalo de la verdiul (Madn~: Ed. G~~o;tarrama, 1962), pp.17D-171; Klemens Brockmdller, Cultura mdustnal y rel:8':?" (Ba,:"lona:. Editorial ~steJa, 1967), pp. 42-56, 13855.; Pe~ro Ferrer PI, Creencia técnICa y cambio socia!''' en Canfigurad6n de la soctl'tÚldfutura, ed. A. Dou (Bilbao: Editori,¡¡1 Mensajero, 19'77), pp. 211-237.
inquisidores el epígrafe o exergo que adama el presente ensayo. G. Bachelard, autor del mencionado epígrafe, afirma que, en el trabajo científico, todo valor dado es un valor transformado. La inteligencia científica es una facultad de hacer robots. Puesto que un autómata no puede crear automatismo diferente de su función; y puesto que el hombre crea robots, luego, jamás será él un robot. Ahora bien, ¿es la inteligencia humana la facultad de fabricar autómatas? ¿Realizamejorunrobot una"action humaine" por el mero hecho de encadenar más regularmente estas acciones y ser enteramente fiel a su finalidad? En la reflexión ética solemos distinguir entre "acciones humanas" y "actos del hombre". Los primeros presuponen conciencia, voluntad y otros ingredientes de la conducta propiamente humana. Los segundos proceden del hombre, pero son mecánicos o inconscientes. Tal vez esta distinción sirva para matizar la tesis de Bachelard. Exoneremos al filósofo francés de las supuestas imprecisiones - peecata minuta - y adjudiquémosle grandes méritos por haber dedicado su esfuerzo intelectual a la filosofía de las ciencias. Dícese que la filosofía llegó tarde al convite de las ciencias modernas, aunque se alega que éstas son sus hijas rebeldes. ¿Ha llegado tarde e impropiamente vestida al banquete de la técnica? Los estudios desarticulados y esporádicos de la teología y de la ética respecto al vertiginosoavance de la tecnociencia son insuficientes si queremos estar al día y a la altura de los compromisos del hombre total. El aggiornamento de la philosophia perennis es, en este sentido, un asunto ético. Porque debe despuntar el verdadero orden en el nuevo caos organizado, para que se cumpla la sentencia de Santo Tomás: sapientis est
ordinare. Así ponemos punto final - o mejor, puntos suspensivos- a nuestras consideraciones éticas. Con la
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esperanza de regresar a la parcela del hombre prometeico, y descubrir en ella las huellas de Poros, dios de la opulencia, y de Penía, diosa de la indigencia, quienes engendran a Eros, inventor perpetuo de artificios y vagabundo en eterna situación precaria.
HACIA UNA COSMOVISIÓN ARTIFICIAL Un monde nouveau eort de l' obscuTe chrysalidede thietoire. avec desformes temporeIles nouvelles. . . Jacques Maritain (Un mundo nuevo brota de la oscura crisálida de la historia conformas temporales nuevas...)
1 Decía F. Nietzsche que sólo podemos comprender el universo formado por nosotros mismos. Esto podría interpretarse en nuestros días a partir de esa transformación del habitat del hombre que ha creado un novísimo espacio artificial cuyo rasgo más peculiar reside en la proliferación de los objetos manufacturados. 1 Debemos ir más lejos en dicha apreciación, pues no sólo se trata de un mero espacio artificial, sino también de una metanoia enlos recintos más íntimos de la conciencia humana. La aseveración de F. Nietzsche trasciende la clásica controversia sobre los atributos apriorístícos del sujeto cognoscente. Ahora no nos conformamos con formar conceptos tomando como referencia los esquemas mentales o los mensajes objetivos. La coyuntura actual mirahacialacreacióndeunnuevouniverso,ununiverso manu-facturado. De esta manera se superan las metáforas gnoseológicas y la idea de una filosofía implícita en las revoluciones tecnológicas. lRománGubern, prólogo a la obra de Abraham Moles, Teonade losobjelos (Barcelona: Editorial Guslavo Gil S.A., 1975), p. 7.
134 Desde el fuego y la rueda hasta las conquistas cósmicas, el horno artifex se ha empeñado en someter 10 que solemos denominar naturaleza. La ciencia y la técnica han causado cambios rápidos y dramáticos en el mundo contemporáneo y hanmodeladoengranmedida la psicología de sus fautores. Resulta, pues, importante comprender la revolución tecnológica para entender nuestra propia vida, marcada por el sello técnico encasi todas sus manifestaciones. En las vísperas del siglo XXI, la humanidad ha quemado la etapa de querer dominar la naturaleza. Ahora pretende ir más lejos y estáen camino de fabricar un mundo artificial. En este sentido, la íekhne responde a una de sus notas originales: arte bella, habilidad, astucia. Ya no es la simple dimensión pragmática del conocimiento de un objeto. El ser humano no sólo recoge 10 que encuentra en su camino, sino que ahora arranca las potencialidades escondidas en los elementos, supera las limitaciones de sus sentidos y plasma una especie de segunda naturaleza. La perspectiva de nuestra reflexión toma en cuenta las repercusiones éticasy sociales del fenómeno. Sin embargo, no conviene estancarse en el trillado debate que enfrenta la industria ala ecología, la técnica alas humanidades. Ciertamente, la sociedad tecnológica a veces paga el precio de un pacto mefistofélico, a la manera del aprendiz de brujo, y pierde el control de sus propios engendros. Produce así un profundo desequilibrio físico que incluye la ruina del medio ambiente y la enajenación ante la naturaleza y el cuerpo humano. Al margen de los planteamientos en torno a la legitimidad de conceptos tales como naturaleza, orden cósmico, etc. tememos desembocar en una situación acósmica, es decir, desordenada. Podríamos decir que la transformación es mucho más radical de lo que parece a primera vista. Se impone
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una nueva visión de las personas y de las cosas: una cosmovisión diferente. En efecto, nuestra relación con la vida ha tomado otros rumbos. La ciencia ensancha los horizontes de los individuos, modifica su estilo de vida y afecta la configuración espiritual de los sujetos. hasta las enfermedades dominantes responden a un esquema novedoso de condiciones inusitadas, condiciones que suelen conducir de la manufactura a la manipulación, en fin a la despersonalización. Todo da a entender que el medio artificial será el habitat "natural" del ciudadano futuro. La era postindustrial o su perindustrial más las perspectivas siderales romperán muchos moldes de la miopía terrícola. Aloanterior, y enestrechovínculoconla tecnología, hay que añadirle el gran avance del urbanismo. La civilización del urbanismo con sus tristes notas de inhospitalidad, se abre paso abrazada a la uniformidad de la industrialización. Aquí se esconden dos paradojas. Una se refiere a la falta de comunión en las estructuras urbanizadas a pesar de la cercanía física de los habitantes. Pareciera como si tantas ciudades fueran edificadas con moldes de egoísmo. La segunda paradoja parte de la anterior y consiste en la seria dificultad de planificar libre y racionalmente la vida urbana. El lugar del progreso y de la aplicación práctica de la inteligencia sirve para especular cruelmente con el suelo y comercializarlo como un producto más. [Ay, la ciudad! Un inmenso hormiguero inmerso en la soledad, mas una encrucijada privilegiada de posibles encuentros. Los pecados capitales de esta humanidad parcialmente civilizada y secularizada penetran hasta la raíz misma de nuestras actitudes ante la vida, el sufrimiento y la muerte. La vida se convierte en un objeto de la técnica, al margen del misterio y cada vez más cerca de lo cuantitativo e indiferente. Pero las expresiones vitales nose cancelan por decreto. De ahí la
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abundancia de protestas contra la tecnocracia y la tentación de embarcarse en movimientos exóticos de dudoso calibre. En efecto, la tecnología trae consigo un giro copernicano en la realización y percepción de los seres humanos. Los signos señalan hacia una nueva relación conla naturaleza, con la sociedad, con nosotros mismos einc1usiveconDios.Aunasí,debemossuperarcualquier actitud maniquea. Ahí está la tecnología. Declararle la sentencia de muerte no es suficiente para erradicar el desarraigo, el audiovisualismo, la superficialidad, el escapismo, la manipulación, la despersonalización, la profanación... Conviene domesticar la técnica, neutralizar sus vicios y evitar que se entregue a los brazos de poderes opresivos y de especulaciones egoístas. Las recetas de los tecnólogos y de los románticos rousseaunianos difícilmente nos conduzcan hacia una tecnología responsable. Los signos de los tiempos nos hablan de un desarrollo técnico de grandes repercusiones cualitativas, con una proyección geométrica. Hoy más que nunca hemos de computar-Le. etimológicamente "con-pensar"-la magnitud de tales efectos enlareligión, la filosofía, el arte y, más que nada, en nuestra personalidad. La tecnología no nos eximirá ipsoJacto de preguntar las preguntas de fondo. Aparentemente las sepultará entre los engranajes y los circuitos de un monstruo artificial, pero resucitaráncualquier mañana más frescas y agudas que antes. 2 Aun así, es necesario reconocer que la revolución tecnológica constituye una verdadera mutación de la evolución humana, una ruptura con el pasado. Al mandato genesíaco y a la profecía cartesiana se suma el
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hecho de que los hijos de este siglo consideran que son dueños de su propia naturaleza biológica y síquica, y proceden consecuentemente. Además, la razón y la avaricia han establecido una alianza con el fin de lograr un control racional de la pujanza industrial y científica. Ha nacido esa versión tal vez inédita y enigmática del lagos: la razón eficiente. Cuando realizamos la crítica de la razón eficiente parecería que fuéramos a esgrimir un rechazo frontal contra el horno technicus. Los anatemas se impondrán por su propio peso. Lo que interesa en este momento es buscar la fundamentación teórica de esta manera de concebir el mundo; dar con una explicación satisfactoria del fenómeno. Por consiguiente, se requiereunexarnen, un enjuiciamiento -crítíca- de esa razón que se considera eficiente. La cuna de la palabra razón -ratio-apunta hacia una alcurnia de rico abolengo. Además de razonamiento, incluye otros significados muy sugestivos, a saber: cálculo, cuenta, medida, causa, regulado, decidido, constante, pensar, ciencia ... Del verbo pensar deriva a su vez la voz pesar. ¿A quevienen todos estos laberintos etimológicos? Queremos hacer resaltar el hecho de que la actividad racional no sólo mira alos ámbitos altamente abstractos o teóricos, sino también a las modalidades más concretas y prácticas. Claro está, en todos sus estratos hay cierto grado de abstracción. El pensar y el medir son acciones específicas, pero entran factores de comparación y escalas de generalización. Por esta vía nos asomamos a los umbrales de la ciencia moderna. Galileo Galilei gustaba de decir que era necesario medir todo, como si le hubiese atacado una nueva condición que llamaremos tecnometría. Hoy vivimos inmersos en un escenario de ordenadores o computadoras (cum-putare), técnicas telemétricas y mil artefactos que se encargan de ordenar y regular casi
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todos los pasos del nuevo animal racional ... y sus circunstancias. Evidentemente, no se trata de medir por el mero hecho de medir. El expediente del cálculo parte de la acción y corre tras un efecto determinado. Por eso hablamos de una razón eficiente. Eficiente (efficiens) es el participo activo de eJficere, producir un efecto, y nos remite a lacere, hacer. Tenemos ante nuestra consideración una ratio cuyo objetivo esencial consiste en producir un effectus concreto. En todo caso, indiscutiblemente somos testigos de una profunda transforrnacióndel pensamiento. Elnuevo espíritu técnico supone algo más que una moda superficial de aparatos prácticos; apunta hacia rupturas epistemológicas de gran alcance filosófico yexistencial. Nos preguntamos, como Abraham A. Moles: ¿Cuáles son sus afirmaciones de principio subyacentes, que constituyen de hecho una actitud filosófica y que difunden incluso entre el gran público una Weltanschauung más o menos consciente? ¿QUé rasgos generales lo caracterizan? ¿Qué conceptos rectores ha elaborado al servicio del pensamiento y de la acción?' No se trata, por supuesto, de sugerir panmaquinismo. Pero ya es lugar común señalar el aporte de la actividad científica a la filosofía. Hablamos, claro está, de aquel sector que todavía admite un ámbito específico al quehacer filosófico, pues se ha llegado al extremo de expropiar la hacienda de los amantes de la sabiduría o de leerles la oración fúnebre. A pesar de los pesares, los filósofos tienen mucha tela que cortar en la sastrería de la tecnópolis. Mientras exista elhomosapiens toparemos con axiomas, principios y postulados que laten bajo las apariencias de la 'Abraham Moles y André Noíray. HEI pensamiento técnico" en Úlfilorofia, ed. André Noiray (Bilbao: Ediciones Mensajero, 1974), p. 498.
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evolución tecnológica. De acuerdo con A. Moles y A. Noiray, el marco teórico subyacente al fenómeno tecnológico incluye la transformación del concepto de libertad, la renovación de la idea de progreso y una nueva relación entre acción y conocimiento.' ¿Será un privilegio exclusivo de los marxistas el aceptar la intervención de las condiciones externas en las realidades mentales? Veamos, en primer lugar, el cambio en la dimensión de nuestra libertad. El ethos de la actualidad va a desplazar las especulaciones metafísicas del libre albedrío para insistir en los aspectos pragmáticos, mensurables de la acción humana. Lalibertad se orienta hacia el dominio del mundo. Es como si una radiografía material desnudara los resortes d e lalibertad romántica. Evidentemente, también queda en entredicho la visión virginal de la naturaleza. Todo puede cambiar, para los fines que se proponga el hombre. La natura es simplemente el Umwelt, el mundo exterior donde el yo realiza sus deseos. El sentido dinámico e inconcluso de lo que llamamos sujeto y objeto motiva el cuestionamiento del hombre como esencia permanente y de la naturaleza como realidad intangible.' 'lb a, pp. 499-502. 'Afirma K. Marx en sus Oe!wnomi,ch - philosoph;,che Manu,kripte que la esencia humana de la naturaleza no existe más que para el hombre social, pues s610 así existe para él como vínculo con el hombre, como exi,tcncia suya para el otro y existencia del otro Faro él. .. "Das menschlicheWesen der Natur ist erst da für den gessellschattlichen Menschen; denn erst es sie fur ihn da als Band mit dem Menschen, als Dasein für die Anderen und die Anderen fiirihn; "rsthieristsiedaals die Grundlageeinesmensc1Jlic1Jen Dasein,. Erst roer ist ihm sein nallirliches Dasein, sein mensdúichen Dasein und die Naturfürinh zum Menschengeworden. Als dieCesellschaftist die vollendete Wesenseinheit der Menschen mit der Netur, die Wahre Resurrektion der Natur, der durchgeführte Naturalismus des Menschen und der durchgeführte Hurnanismusder N atur". (Laesencia humana de la naturaleza no existe más que para el hombre :;ocU./, pues s610 así existe para él corno vínculo con el hombre, como existencia suya para el otro y existencia del otro paTa él; s6loasíexistecomo fundamento de su propia exjste~;a hu:"ana. Sólo entonces se convierte para él su existencia natural en su existencia humana.
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140 La libertad se hace tangible en la progresiva
realización de los mitos de la humanidad. La utopía moderna se nutre de anticipaciones técnicas y anuncia lo que está en vías de tomar cuerpo. Ernst Bloch analizó esta función anticipadora en DasPrinzipHoffnung. Allí mismo apunta que la tesis de Bacon "Natura parendo vincitur" conserva su vigencia, pero que debió pasar a través del interés de una" explotación" de la naturaleza ". . . doch er wurde durch das Interesse einer 'Ausbeutung' der Natur durchkreuzt. .. Más adelante alude al carácter abstracto y artificial de la técnica burguesa, "dasssie wohl auch, inmanchen ihrer Iístígen Erfindungen, als noch 'unnaturlich' fundiert wirken kann und nicht nur als noch urunenschlich verwaltet" (que probablemente en algunos de sus diestros descubrimientos puede dar la impresión de que todavía tiene un fundamento "desnatural", y no sólo una administración inhumana). Compárese este pensamiento con lo expresado anteriormente en los Manuscritos económicos y filosóficos de K. Marx. Sea 10que fuere de la índole artificial de la técnica y sus consecuencias antropológicas, surge el mito dinámico de una ciencia que somete la naturaleza a las leyes y sueños humanos. Pasemos ahora al segundo postulado subyacente a la evolución tecnológica: la renovación de la idea de progreso. Elmaquinismorepresenta unmodo de acción enmarcado en un progreso detectable y ascendente. La JI
la naturaleza en hombre. La sociedad. es pues. la plena unidad esencial del hombre COn la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo realizado del hombre y el realizado humanismo de la naturaleza.) (Marx-Engels Gesamtausgabe, Sec. r, vol. 3, Berlín, 1932). 'Emst Bloch, D¡¡s PrinzipHoffnung(Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag, 1959), Band 5. p. 7f57. En Geistder Utopie E. Blochreflexiona sobre la finalidad de la técnica desde una perspectiva capitalista y humanista (Ibíd., Band. 3, pp. 2HZ).
obrahumana puede ser perfeccionada indefinidamente. Aquí entra de lleno la filosofía de la efectividad en todos los niveles postulando la relativa adecuación de los medios a los fines. Por consiguiente, se descarta una concepción del progreso enclave imprecisa y vaga. De ahíla importancia de la métrica" particularmente Cl1ando se dejan de lado algunos valores y el precio ele la omnipotencia. A veces no se pondera la hipoteca de un progreso que es exacto y efectivo en línea unidimensional. El tercer postulado se refiere a la relación entre la acción y el conocimiento. Resulta que las relaciones clásicas de teoría y práctica se hallan invertidas en la actualidad. "Mientras que el pensamiento humanista del Siglo XVI al xvrn se consolaba de su poder muy limitado sobre el mundo a través de un conocimiento de la naturaleza humana y de la naturaleza exterior al hombre que pretendía como absoluto, ahora es la acción laqueprovocaelconocimiento."' Laacciónabrecaminos en los confines de lo cognoscible. La mente inquisidora penetra, con el pensamiento fenomenotécnico, en los laberintos más íntimos del microcosmos y del macrocosmos, de la microfísica y de la astrofísica. A la verdad que el mundo granular, frontera actual de la física, integra el tejido del ancho universo. Pero ese universo macroscópico está organizado, a su vez, en intrincados sistem~s que interactúan constantemente. Los fabulosos mstrumentas científicos dan acceso a una parcela de este mundo supralunar y subliminar para trastornar los espejismos de una cosmovisión ingenua. La mención de los instrumentos de investigación 6Abraham Moles y André Noiray, HElpensamiento técnic.o':' I;; S02. (En feliz sentencia de P. Valery, "comienza el tiempo del mundo finito . Regards sur le Monde aC!ue/ [paris: Gallimard, 1945].
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nos da pie para traer, currente calamo, el tópico pensamiento técnico VE. pensamiento científico. Entre estas dos esferas hay tránsito en ambas direcciones. Tal vez en el pasado predominaba una relación vertical y abundab~ l?s casos de sabios movidos mayormente por la curiosidad y el desinterés. Todo depende de la definición que seleccionemos para los respectivos campos en sentido estricto o lato. Quizás algunos pre~ier~n limitar la técnica, cuantitativa y cuahtat~varnente, al ámbito de la acción pragmática, remontandose al modelo de los homínidos. Ennuestros días, sin embargo, la tekhne abarca ciertos factores racionales. Hay infinidad de definiciones, desde las más simples, hasta las más engorrosas. Cada definición responde a un determinado tipo de filosofía y a un grado específico en la escala de la profundidad del pensamiento. Según Oswald Spengler, la técnica es la táctica de la vida. que adquieresu sentido por la finalidad de la vida misma, por 10 que la vida humana es propia~ente. "Sólo partiendo del alma puede descubrirse el significado de la técnica ... No debe comprenderse partiendo de la herramienta. Nose trata de la fabricación de cosas, sino del manejo de ellas...'"
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'Oswald Spengler, El hombre y técnica (Buenos Aires: Espesa Calpe, 1947p.15. A ~rdequeen la págma33hadichoquelaherramientaseha form".~o por figura de la mano, siete páginas más abajo afirma que los utensillo~ no ,se transforman, sino el hombre. En la página 35 defiende la tesis de que mngun acto produce tanto la impresión de creación como prender fuego. Uno de los fenómenos más desazonadores, misteriosos y poderosos la naturaleza_ el rayo, el incendie del monte, el vokán - es evocado a la Vida por .el hombre mismo contra la naturaleza. En la palestra de las especulaciones aparece el mito del gigante Enceladus frente al famoso Prometeo. Fra~ ~. Feldhaus describe un grabado inglés de 1773 que representa la hlstona de Enceladus: "Jupiter, der GOttervater, betaübt den G'ganten Enceladus durch einen gewaltigen Blitz. Um den Giganten dauemd zu bannen, setzt Zeus den Berg Aetna auf ihn. Die vulka nischen Flammen dt;s :"etna si,:,d der feurige Atem des machtlos gewordenen Gfgenten" (J.uplter, el ?IOS Padre, atolondró al gigante Enceladus por medio de un VIolento relampago, para que el conjuro del Gigante continuara, colocó el
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Spengler intenta neutralizar la interpretación cosista a la vez que subraya la dimensión teológica de esta actividad humana. Enotra parte de su obra Elhombrey la técnica,Spengler sostiene que todo manejo técnico del hombre es un arte. "Artificial, antinatural es toda labor humana, desde la producción del fuego hasta las creaciones que en las culturas superiores consideramos como propiamente artísticas. Elhombre arrebata ala naturaleza el privilegio de la creación... El hombre creador se ha desprendido de los vínculos de la naturaleza, y acadanueva creación aléjase más y es cada vez más hostil a la naturaleza.vEl autor de Elocaso de Occidente nos regala hermosas intuiciones, pero adolece de una retórica indomable muy a tono con el irracionalismo y el materialismo que profesó. Cuéntese a su favor la opinión de que la técnica no es la finalidad de la existencia y que su penetración alcanza a cada una de las acciones humanas. No obstante, echamos de menos una definición formal que no diluya los elementos específicos del fenómeno en elucubraciones filosóficas. José Ortega y Gasset, por su parte, alcanza un poco más de precisión al dividir la técnica en tres estadios. La técnica del azar corresponde al hombre primitivo y coincide mayormente con sus actos materiales. La técnica del artesano marca ya una manera de hacer diferente de las demás comunidades. La técnica del técnico, finalmente, supone la intervención de la máquina y una identidad propia del protagonistafrente al artesano y al obrero.' Monte Etna sobre él. Las llamas vclcanicas del Etna son el aliento encendido del Gigante reducido a la ímpotencia.) Aquí resalta la primitiva lucha del hombre con la natumleza y el poder destructor de la última. (Franz M. Feldhaus, Die Tech"ik derA"tike lI"d desMiUellllters [Leipzig: Druck Van CG. Roder, 1931J, p.1.) "Ibid., p. 37. 'Jo,,",Ortega y Gasset, Obrascompletas S' ed. (Madrid: Revista deOccidente,
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144 Miguel Quintanilla sigue de cerca la distinción que traza Carlos París. La técnica, en sentido amplio, es un sistema de acciones mediante el cual el viviente animal actúa sobre el medio, respondiendo a sus necesidades. El sentido restringido del término señala los límites de la técnica humana y la tecnología. La tecnología será la técnica más estrechamente ligada a la producción industrial, por una parte, y al desarrollo y aplicación de la ciencia, por otra. Sin embargo, otros ven en la tecnología una reflexión filosófica sobre los procedimientos técnicos, sus relaciones con las ciencias fundamentales y sus consecuencias sociales. Esta perspectiva vincula a la tecnología con la epistemología y la sociología, aunque la traduce literalmente como ciencia de los oficios o profesiones y la compromete con la producción industrial. Otras fuentes de menos envergadura filosófica acentúan el aspecto instrumental o funcional de la técnica (procedimientos y recursos) .Adv ierten, además, tres etapas en el progreso de la tecnología: la de la herramienta, la de la máquina y la del autómata. Igualmente, se enumeran siete períodos secundarios: tecnología de la madera y del agua; del hierro y del 10
19(1), Tomo V, Pp- 319-374. La parte que trata las etapas de la té<;nica se encuentra mayormente en las pAginas 359 - 366. Ortega no sólo enumera las etapas del quehacer técnico, sino que además penetra en el sustrato antropológico de dicha actividad y en las condiciones y coyunturas que permiten su progreso. Vid. Unainterpretación de lahistoria universal(Madrid: Revista de Occidente, 19(6) pp. 311ss. "Miguel A. Quintanilla, ed. Diccionario de fiíoeofta contemporánea (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1976). p. 468. La enciclopedia Lo. filowfill (Bilbao: Ediciones El mensajero 1974) p. 497, define la técnica como toda actividad por la que se adaptan los medios a los fines con rruras a un objetivo práctico y relacionado por ello con cierta utilidad. Para Maree! Maus, la técnica abarca un gropo de movimientos y actos que concurren al logro de un fin conocido como fisico, químico o biológico. ("Les techniques el la technologie·', Jo"","l de Psychologie Núm. 1, enero _marzo1948). Sin embargo, también se habla de técnicas intelectuales, morales y religiosas.
carbón; del acero y del petróleo; de laquírnicaindustrial; de la biología; del foto-electro-magnetismo; tecnología nuclear y cibernética. ¿Qué queda en claro después de navegar en este maremágnumdepareceres?Lasopinionesquepreceden arrojan luz sobre el terna, pero nos dejan .perpl~jos en una encrucijada de contradicciones. y el investigador se ve en la necesidad de enfilar su nave inquisidora hacia otros horizontes, tal vez más lejanos, en el océano del tiempo. No nos mueve la manía heideggeriana del regressus a las prístinas fuentes griegas.Más aún.creemos firmemente en aquel aforismo que reza así: "Amicus
Plato, amicus Aristóteles: sed magis amica veritas" (Amigoes Platón, amigo es Aristóteles; pero más amiga es la verdad). Como amigos de Aristóteles nos remontaremos a sus escritos con el propósito decaptar las ideas maestras que inspiraron sus meditaciones en torno a la tekhne. Aunque no estamos de acuerdo con vari~ puntos de su filosofía, sí reconocemos la profundidad de sus especulaciones si tenemos en m:nte las ~irc~~tan~ia:' concretas de su siglo. El pensamiento aristotélico dictó la pauta filosófica por muchos siglos pue,d~ servir de marco para delimitar las fronteras ideológicas de la realidad técnica. Aristótelescoloca la técnica por encima de la experiencia y por debajo del razonamiento. La técnica hace posible el saber al descargar al hombre de las necesidades que lo invaden. De este modo, aquélla fungiría de aneilla ecientiae. entendiendo por scientia. el saber. Pero las cosas no son tan simples... Las primeras páginas del libro conocido como la Metafísica de Aristóteles analizan la diferencia e~~e la ciencia y la experiencia. Después de clasificar escuetamente la facultad cognoscitiva de algunos animales, Aristóteles concluye que mientras que los demás animales apenas se elevan a la experiencia, el
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género humano tiene, para conducirse, el arte (teklme) y el razonamiento (logismós). Aunque el Estagirita distingue entre la mera experiencia (empeiría) y el arte o la técnica, señala que, al parecer, aquélla se asimila casi a la ciencia y al arte, a los que hace progresar. Acepta la tesis de Polus en el sentido de que la experiencia ha creado el arte. "El arte comienza, cuando de un gran número de nociones suministradas por la experiencia, se forma una sola concepción general que se aplica a todos los casos semejantes.":' Si bien es cierto que en la práctica la experiencia parece diferir del arte o técnica, la empeiría se limita al conocimiento de las cosas particulares. El hecho de que los teóricos cometan errores se debe a que todos los actos se dan enlo particular. Ahora bien, el conocimientoy Iaintelígenciasonmás bienpatrimonio del arte que de la experiencia, ya que el primero supone conocimiento de la causa. Los hombres de la técnica, en la acepción aristotélica, saben el porqué y la causa de lo que existe o se hace, más allá del mecanismo natural o de los hábitos. A la posesión de la teoría y alconocimiento etiológico es necesario añadir la posibilidad de transmitir la ciencia a través de la enseñanza. Por consiguiente, en la opinión común, el arte, más que la experiencia, es ciencia: los hombres de experiencia no pueden enseñar. Finalmente, las acciones sensibles son el fundamento del conocimiento de las cosas particulares, pero no constituyen el verdadero saber, la explicación de la causa allende la evidencia fáctica. Así pues, el artista, en sentido técnico, es objeto de admiración. Trasciende las nociones vulgares de los sentidos y produce descubrimientos útiles. Las técnicas de multiplicarán, aplicándose tanto a las necesidades como a los placeres de la vida. No obstante, siempre "Aristóteles, MetafisíCll (Madrid: Espasa-eaJpe, S.A., 1972), p. 12.
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prevaleció un núcleo que superó el utilitarismo .de las artes: "los inventores de que se trata fueron mirados como superiores a los de todas las demás, porque su ciencia no tenía la utilidad por fin."" Estas ciencias nacieron primero en los lugares donde los hombres gozaban de reposo. La casta sacerdotal de Egipto, por ejemplo, dedicó su gran solaz a la invención de las matemáticas. Permítasenos aquí una breve digresión para ponderar la importancia del tiempo libre enel desarrollo de la cultura. Tal vez las palabras "reposo", "solaz", "ocio" no expresen cabal y felizmente la dedicación de las facultades humanas a la obra de autoafirmación fuera de las formas de trabajo enajenado y de diversión insubstancial. Según Herbert Marcuse hay una enorme diferencia entre tiempo de ocio y tiempo libre. El segundo es algo más que el descanso, la recreación o la diversión; es el tiempo de la autonomía individual y del crecimiento personal. Marcuse critica los elementos románticos y artesanales del concepto marxista de la desenajenación. En la sociedad industrial avanzada, donde se camina hacia un tiempo libre completo, resulta, ineludible revisar el desiderátum de los "pasatiempos clásicos": " ... en una sociedad libre el nuevo desarrollo cualitativo debe descansar, no tanto en el reino de la libertad fuera y más allá del proceso tecnológico, sino en el mismo proceso social del trabajo como proceso tecnológico, por ejemplo.en la reestructuración total de las ciudades, en la restauración de los medios rurales, en vencer la violencia de la industrialización, etcétera"." La sugerencia de Marcuse podría eliminar algunos "Ibíd., p_ 13. " "Herbert Marcuse. "Libertad y agresión en la sociedad tecnológica ~ en ÚI so~d industrUd contemporánea, trad. Margarita Suzan Prieto y [ulieta Campos (México: Siglo Veintiuno Editores, 1'174), p. 89. E~ las págmas 61 y 62 había apuntado que el progreso técnico significa un continuoaumentode enajenación. Sugiere que éste es un factor positivo ya que así el hombre
148 inconvenientes de la ideología marxista y del ocio masivo, pero disentimos en cuanto a su afirmación de que la libertad debería estar localizada en el mismo mundo del trabajo técnico. Ciertamente, el mundo del trabajo no equivale al reino de la necesidad, mas hemos de cuidarnos de las nuevas enajenaciones que se cuelan por las averías de la tecnópolis. Es insuficiente encaminar el trabajo mecanizado hacia metas verdaderamente humanas; hay que conquistar un locus libertatis más amplio, más allá del tecnismo. Urge cultivar un ocio laborioso y meditativo, pero que no se reduzca, por otros derroteros, a un negocio (nec-otium) de la civilización tecnológica. De esta manera regresamos al negocio de la filosofía, al que Aristóteles le adjudica el estudiarle las primeras causas y de los principios. De acuerdo con la Metafísica, la especulación es superior a la práctica. El filósofo se define como el conocedor del conjunto de las cosas, en cuanto es posible, aunque carece de la ciencia de cada una de ellas en particular. El filósofo por antonomasia es el que cuenta con las nociones más rigurosas de la causa. La ciencia que se busca por sí misma, sólo por el ansia de saber, es más filosófica que la que se estudia por sus resultados. El filósofo no debe recibir leyes, y sí darlas. Da la impresión-prima Jacie-de que el pensador peripatético había vislumbrado proféticamente algunos tópicos esenciales de la tecnología contemporánea. Cabe, en cierta medida, justificar tal opinión. siempre y cuando enmarquemos las especulaciones aristotélicas en su
emplea menos sus facultades individuales en un proceso de trabajo que puede ser mecanizado. El mismo Marx aceptó que hay una fonna de en ajenación idéntica al proceso de producción e inmune a la sociedad socialista. Marcuseconcluyequela enajenación upuede serabolidasolamente en el reino de la libertad Y más aIlá del campo del trabajo socialmente necesario"
149 justo contexto histórico y filosófico. En el libro VI de la Metafísica Aristóteles establece una clasificación de las ciencias teóricas: la Física, la ciencia matemática y la teología. Dado que toda la concepción intelectual tiene en vista la práctica, la creación o la teoría, sólo resta fijar el número de las ciencias creadoras opoéticas (dialéctica, retórica, poética) y las ciencias prácticas (política, economía, moral). Como podemos notar fácilmente, en este sencillo esquema que intenta delimitar los conceptos de la intelectualidad humana, las fronteras son confusas y lacíencíase identifica con un saber-scire-que va desde la teología hasta la economía. La teología habita en el mismo compartimiento que la física, a tono con los presupuestos de la gnoseología aristotélica. La clasificaciónde marras prescindede la peculiaridad del saber científico. Ya dijimos que Aristóteles distinguía entre la experiencia y la técnica. Notamos que esta última goza de unas prerrogativas que la elevan al recinto del razonamiento. La univocidad del sentido se ve amenazada en otros niveles más relevantes. La falta de undiscernimientorigurosoenelámbitoepistemológico tiene como consecuencia, entre otras cosas, que la filosofía, la ciencia y la teoría formen" en el pensamiento platónico-aristotélico un conjunto en el que a 10sumo, la diferencia se halla solamente fundada en la mayor o menor amplitud del objeto y, en todo caso, en el modo desu producción"." Fue necesario esperar la progresiva autonomía de las ciencias para recortar los rasgos más específicos del saber filosófico y del científico. Aunque,
"José Ferrater Mora, Diceiorwrio de Filosofia (México: Editorial Atlante, S.A., 1944), p. 112. En la página 113 describe el itinerario de los ensayos de clasificación de las ciencias que desembocó en la agrupación de los saberes en cuatro grandes regiones: el saber vulgar, el saber c;"ntífi~o en. s:ent~do estricto, el saberfilosófico y elsabersoteriológico, Véase subroce Clasificación de las ciencias", pp. 114 -115.
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pensándolo bien, la técnica actual ha trazado puentes de comunicación por lo menos entre las ciencias, subrayando la unidad orgánica del conocimiento científico y la relación entre la práctica y la teoría. Aun así, la noción de Aristóteles según 10 cual la ciencia consiste en un saber de 10 universal o en una investigación de las causas, quedó descartada. "Pero sólo porque hay ciencia en general, a diferencia del saber vulgar, de la filosofía y del saber de salvación, puede haber ciencias particulares y jerarquía de las mismas en la esfera total del conocimiento"." 5
Si la ciencia como saber de 10 universal ha sido rechazada, igual suerte ha sufrido la noción de técnica como estado intermedio y ambiguo entre la experiencia y el razonamiento. Por lo menos desde fines del siglo XIX, la técnica se identifica con la ciencia aplicada. Asímismo, "los descubrimientos a nivel deinvestigación fundamental condicionan su progreso; es la suma de la ciencia ya hecha, interpretada en función de cierto número de valores"." Todo lo cual indica que resulta cada vez más difícil distinguir de iure y deJacto entre ciencia y técnica. Y más en las coordenadas actuales, cuando la fenomenotécnica provee un punto de convergencia de la teoría y la práctica. Así parece demostrarlo Gastan Bachelard cuando concluye que la física contemporánea prepara, gracias a los instrumentos científicos, la mayoría de los fenómenos que somete a estudio. La fenomenotécnica es una síntesis bien fundada: "L'histoire effective est la pour prouver que la "lbid., p. 113. "Abraham Moles y Andr'" Noiray, "El pensamiento técnico", p. 503. En un próximo ensayo estudiaremos la curiosa tesis de Martín Heidegger-sobre el manoseado asunto que nos ocupa. Heidegger quiere demostrar que la técnica precede filosóficamente a la ciencia.
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technique est une technique rationnelle, une techniqu.e inspirée par des lois rationnelles, par des [015 algébriques"." Percibimos una relación circular de mutua ayuda, ya que laciencia puraoteóricasiembralos fundamentos para la creación de precisos y potentes aparatos de investigación. Estos instrumentos responden generosamente para que los hombres de ciencia escudriñan las entrañas del universo. Sabemos, por ejemplo, del progreso de la biología celular graci~s. al microscopio electrónico; y de los avances dela astrofísica en virtud de los supertelescopios y otros medios extraordinarios. Aunque algunos científicos se sientan afectados en su dignidad profesional si los compereu :~n los ingenieros, muchos laboratorios muestran similitudes con los centros de ingeniería. Si la etimología no traiciona, el ingenio del ingeniero debe traducir cierta capacidad para discurrir a inventar~ El ~o Jaber. ~e encuentramáscercadelamáquina-mekhane-omvenclOn ingeniosa, es decir, de los artificios creado~ para aprovechar la acción de una cosa. El hamo saplens se desempeña principalmente en la dimensión de las "Gaston Baehelard, Le rauonaíismeappliqué (París: Presses Universit~res de Preoce, 1949), p. lOO. Para estudiar la distinción entre fenomenolo~1<:'y fenomenotknica, véase p.l68. Enla página2elautorobserva que en l~ física y química el instrumento "est I'intermédi~ire necessaire pour ~ludle,r un phénomene vraiment instru~enté d~sl!?né comrne un objecr .d une phénoménote<:hnique". (es el mtermedlaI"';? n~esano para estud~r W1 fenómeno verdaderamente "instrumentado designado como un a~Jeto~e una fenomenotécnica). El instrumento adqui.ere~ pues.' una destinación teórica. En MateriaJisme ratwnnel, Bachelard ad[udICa ~ meesan.te creaClón de muchos objetos materiales a la fenomenotécmca (P~ns: p-esses Uruversitairee de France, 1953; versión castellana El MatenallsfJlo ra~lOnal, Buenos Aires: Editorial Paidos, 1976, pp. 31, 56). . . Don lhde examina cuidadosamente las implicaciones fenomenologlcas de los nuevos instrumentos científicos, en Technlcs and Prans (Dortrecht, Boston: D. Reidel Publishing Company, 1979). Cfr. G?ston ~chelard: La IICtiVidiuJ. racionalista de lafisiC11- ronltfJlporáneu (Buenos A,res: Ed,CIones SIglo Veinte, 1975), p. 12.
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formas, de las ideas, de los signos. A veces no es fácil dar con la línea divisoria o frontera entre ambas abstracciones, puescomulganenlos propósitos.medios, actitudes y contenidos. Paradógicamente, semejante comunión brota en gran medida, por intercesión del pensamiento técnico. A éste se le atribuía el peligro de la superespecialidad y la automatización del conocimiento. Aparentemente, la tendencia actual consiste en crear y fortalecer lazos de comunicación entre las especializaciones del saber, gracias a los retos de la aplicación. Abraham Moles y André Noiray proponen un esquema que recoge gráficamente la clasificación moderna de las ciencias en núcleos de conocimiento, más allá de la célebre clasificación de Augusto Comte.» Tres detalles nos llaman la atención al examinar el mencionado esquema. En primer lugar, la representación de los lazos rechaza la estructuración lineal y jerárquica del conocimiento. En segundo lugar, la clasificación de los núcleos gnoseológicos soslaya las
18Abraham Moles y André Noiray, "El pensamiento técnico", p. 505. A continuación copiarnosel esquema de la "Clasificación moderna en núcleos".
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ramas del saber que escapan a las categorías de las ciencias naturales o exactas, o sea, las que se conocen comúnmente como ciencias humanas. Aparece allí la psicología, pero seguramente se trata de la psicología experimental. Ni siquiera se incluye la medicina, pues ésta se considera más un arte que una ciencia o a lo sumo, una ciencia compuesta. En tercer lugar, la cibernética ocupa el centro del modelo mul tídimensional. En cuanto a este último punto, la cibernética ciencia del control mediante las máquinas de información - se presta adecuadamente para cumplir esa misión simbiótica en el corazón de las ciencias. Al comprender los estudios relativos alas comunicaciones y la regulación en el ser vivo y la máquina, tales teorías identifican y edifican puentes o vasos confluentes entre los componentes deunsistema.» Más todavía, organizan los ámbitos del saber bajo la hegemonía de la cibernética, incluyendo la sociología, la antropología y la economía, vistas también como ciencias de la comunicación. La ciencia del piloto -kybemetes- es la glorificación de la razóneficiente y algunos la reducen al arte de conferirle eficacia a la acción. Consecuentemente, habría que moderar las manifestaciones de triunfalismo cuando celebramos la moderna unidad de los conocimientos. Recordemos que fueron las necesidades de la defensa antiaérea las que impulsaron el rápido desarrollo de la Cibernética. Si nació bajo ese signo y mira particularmente hacia el expediente de la eficiencia trivial, entonces conviene examinar el elemento aglutinante de las ciencias modernas y no confundir el plano fenomenológico con el deontológico.
"Ncrbert Wiener, Cybemetic5 or Control anJ Communicaticm in l1Ul1l and the MIldIine (Parie: Hennann, 1958.).
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Por otro lado, hemos de enjurcrar la postura orteguiana en 10 que respecta al "barbarismo de la especialización". En su libro La rebelión de las masas, Ortega y Gasset arguye que lacivilización decimonónica engendró automáticamente el hombre masa.vl.Jno de los factores más relevantes de ese siglo fue la técnica, fruto del capitalismo y de la ciencia experimental Sólo la técnica europea moderna cuenta con fundamentos científicos, lo cual le permite la posibilidad de un progreso ilimitado. Citando estadísticas demográficas, Ortega y Gasset concluye que la técnica y la democracia liberal son responsables del hombre masa en el sentido cuantitativo del término. Señala que las técnicas constituyen la aristocracia del presente. Aunque el científico es el prototipo de este grupo, el filósofo español juega con la manga ancha del concepto, pues coloca la enseñanza, la medicina y las finanzas bajo el mismo manto de la técnica. En lo que concierne a la relación causal entre la evolución tecnológica y la vulgarización, hay autores que han cuestionado la objetividad de dicha afirmación. Aunque Alvin Toffler no alcanza la altura intelectual de los filósofos ni es amigo de las bibliotecas filosóficas, recoge un arsenal de nombres y argumentos a favor de un optimismo tecnológico. Ortega, por su parte, respira aires aristocráticos y tal vez olvide otros ingredientes sociológicos que fraguaron la imagen del hombre amorfo. Lascivilizaciones pretéritas también produjeron generaciones incoloras, si bien la población era menor y la rebelión más solapada. Lamentablemente, la ciencia convierte al científico "'José Ortega y Gasset. "lhe Barbarlsm of specialization" en Great Essays SC1=ce, ed',~artin Gardner (New York: Pocket Book, Inc., 1957), Pp- 119 -125; La rebe/wn de la¡; masas. 13" ed. Madrid: Espasa--ealpe, Ed.1972).
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en un primitivo, un bárbaro moderno. Al momento de detectar la coyuntura histórica de la especialización del científico, DonJosé Ortega y Gasset dice de pasada que la ciencia experimental comenzó hacia las postrimerías del siglo XVI. Las investigaciones recientes evitan aserciones tan apodfcticas. [ean Piaget demuestra que el método científico tenía una larga tradición y había logrado un notable grado de desarrollo antes del siglo XVII. El asunto es más espinoso y complejo, ya que toca un viraje en la cosmovisión y en el marco epistémico. "El método científico permanece subordinado a la concepción del mundoy la naturaleza de los problemas formulados. Es en la concepción del mundo, y no en la metodología, donde se sitúa la diferencia fundamental entre Oresme y Galileo.?» Existe, empero, un acuerdo en la proposición orteguista de que la ciencia empírica queda ayuna de verdad si la divorciamos de las matemáticas, la lógica y la filosofía. El pensador vitalista nota que los físicos y los biólogos han naufragado progresivamente en la aporía de la especialización, perdiendo así contacto con otros campos del saber y, por ende, con la ciencia, con la civilización. Curiosamente la miopía del especialista coincide conel período enciclopédico, hasta que culmina con la coronación moral del provincialismo gnoseológico. No obstante, la ciencia experimental ha progresado, en gran parte, por obra de sujetos soberanamente mediocres. La razón que explica este hecho radica en la mecanización. El trabajo mecánico y la exactitud de los métodos permitenla desarticulación del conocimiento; peor aún, provocan la despersonalización de un investigador anónimo como una abeja en su panal. El especialista" conoce" muy bien su
.
In
"Jean Piaget y RolandoGan:ía, Psicogmesis e historia de la ciencia (M"éxico: Siglo XXI Editores, 1964), p.l73.
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parcelita del universo; pero es un ignorante respecto del resto de la realidad. He aquí la tragedia de la docta ignorancia, la novedosa arrogancia del siglo XX. ¿Será cierto que ahora hay más científicos y menos gente culta que en 1750? Sí, hay más científicos. Tal vez haya menos gente culta proporcionalmente. Ahora bien, habría que verificar minuciosamente este dato que adomalaretóricadeunsabiomeditabundopreocupado por la desmoralización de Europa. El fundador de la Revista de Occidente aboga por un progreso real de la ciencia, lo cual exige un esfuerzo de reconstitución y unificación. Einstein, verbigracia, debió beber en las aguas de Kant y Mach para poder elaborar su genial síntesis. Cae por su peso, pues, la importancia de la filosofía y de la mente enciclopédica para salvar la ciencia... y a los científicos.
7 Es posible que las circunstancias cambiaran dramáticamente después de la década de 1920 en Europa. Locierto es que la crítica demoledora de Ortega y Gasset no encontró eco en la opinión de famosos filósofos de la ciencia. Gaston Bachelard repetirá hasta la saciedad sus apologías de las profundas bondades de la especialización. "Teniendo en cuenta que la especialización del pensamiento científico, está necesariamente precedida de una cultura científica sólida, que precisamente determina la especialización, es sorprendente que la especialización científica sea tan fácilmente, tan constantemente denunciada corno una mutilación del pensamíento.t-La anti-especialización "'Gaston Bachelard, La actividad racionelista de /<1 fisiCll contemporáne
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es una vieja historia. Coethe se había adelantado a las filípicas y catilinarias orteguianas. Dígase 10mismo de [érome Paturot y Louis Raybaud. Este último escribió, en una fecha tan temprana como el 1843, lo siguiente: "A fuerza de impulsar la ciencia en el sentido de las especialidades, de refinar los detalles, si podemos así expresarnos, se llega a una especie de quintaesencia donde todo se descompone. Tengo mucho miedo que hayamos llegado a esto en química y también en maremática".» ¿Pecará de ingenuo G. Bachelard cuando tacha de ingenuo en el juicio de los valores científicos a quien se cree filosóficamente espiritual? Posiblemente sea un juicio festinado y apasionado. Una vez más topamos con antinomias de apreciación subjetiva, en las que se indican caminos brumosos entre la ausencia de datos estadísticos y la abundancia de estimaciones axiológicas. Luego de arremeter contra los partidarios de la cultura general esos filósofos que creen poder hacerse jueces en terrenos que no frecuentan y que son, contrariamente ala frase célebre, esferas enlas cuales la circunferencia está en todas partes y el centro en ninguna" - el fautor del superracionalismo pasa a ponderar el lado positivo y actual de la especialización. Parte de unaconstatación: la profunda recurrencia de la especialización científica hacia el pasado del saber, que reencuentra toda la eficacia de los pensamientos generales y estimula las especializaciones paralelas. Comosegundaaproximaciónepistemológica,conserva el beneficio de la primera. Deigual manera, la perfección de un instrumento rectifica la utensilidad y aporta una mejor comprensión de la acción. JI
homilías contra la especialización" (Mé)(ico: Siglo XXI Editores, 1980, p. 40). :Z>Louis Raybaud, férome P
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Bachelard pretende desnudar el tipo de mentalidad que se esconde detrás de las culturas generales. Mientras las culturas especializadas están abiertas a las sustituciones y a la rectificación, las ideas generales son demasiado nebulosas para que se encuentre el medio de verificarlas. Siendo estas ideas razones de inmovilidad, pasan por fundamentales. El filósofo francés cree que una cultura científica sin especialización sería un cuchillo con el filo gastado. Al ampliar los conocimientos científicos, la especial ización es prenda de una cultura profunda. Hasta el momento Bachelard obtiene sus paradigmas de las fuentes inmanentes de las ciencias naturales. Los humanistas empero esquivan sus argumentos, desnudando la superficialidad de los científicos en la cultura humana y social. ¿Es posible conquistar una cultura profunda, integral enel ejercicio dialéctico de unaparcela científica? Otra pregunta aguijonea nuestra mente: ¿Debe ser la eficacia el criterio supremo del pensamiento? Nuestro autor asegura que el pensamiento no alcanzará eficacia si no realiza el doble anclaje en el mundo del sujeto y en el mundo del objeto. Si bien Bachelard sostiene que un verdadero sabio no se instala jamás en su especialidad, sólo aduce como prueba la mera voluntad de reforma constante en su campo específico. Indudablemente, las especi alizaciones científicas son tipos particulares de progreso y brotan de la sociedad de sabios. Pueden dinamizar el espíritu y liberarlo de esclavitudes primitivas y de las bases filosóficas generales. Por esta razón G. Bachelard evoca, en otra obra, la cultura general científica que incluye alas ciencias humanas. "Con esta extensión el espíritu científico debe presentarse como la armazón misma de una cultura general moderna (...) Lo que es demasiado especializado para un filósofo es, a veces, un elemento de la cultura general delsabio".« La especialización es, pues,
una feliz necesidad, la condición de tonus racionalista. El sabio -léase, el científico- sirve a su especialización abriendo la mente hacia todas partes, revelando la real fecundidad de la cultura. Con aguda ironía Bachelard exclama que los cíentíñcos abandonarían la luna a los ensueños de los poetas, quienes volverán a encontrarse con una de sus especialidades. En suma, que el campeón del rationalisme appliqué, al igual que Ortega y Gasset y nosotros, flirtea m.ucho con la retórica y las intuiciones. ~sto no es un elogio par~,la epistemología bachelardiana. T~p~ loes la ~cus.acl0n que pesa sobre el discurso de la 610sof13 de la ciencia que predomina en Francia, inspirado ~yorm:nte e~ el pensamiento bachelardiano. Es un d1scurs? lI?preclso, de corte marcadamente humanista. La polenuca con la llamada filosofía de las filosofías se desinfló en una zarza de metáforas y en un enredo de dialécticas.
••• Comenzamos con la configuración artificial del mundo técnico, y terminamos con las ambigüedades de un superracionalismo preñado de imágenes literarias. En otra ocasión continuaremos desentrañando los filones enigmáticos de la filosofía de la técnica.
"'Gaston Bachelard, El compromiso racionalista. (México: Siglo XXIEditores. 1980) p. 40. Vid. pp. 53·55,89 -90. Desafortunadarnente, Bachelard n,: logra examinar el tema a fondo. Sólo encontramos aluslOne~ ~spo.rádlCas y desarticuladas. En otra obra, el filósofo reitera qu,,: la espeCla.hzaClónes ~na raíz de la cultura, y requiere unaconciend~profuI.1dizacia.una p,,?~d~Cl?n de la conciencia (G. Bacbelard, El materialIsmo raclonal [Buenos Aires. Ed:tonal Paidos, 1976] pp. 322 _323). Tangencialmente, creemos qu~ la traducción de la palabra ~sava.nt" por sabio nOes feliz. Se presta a confusH:,n en el presente contexto, dadas las connotaciones más amplias de sabio en. la .l~ngua castellana. Preferimos la palabra ~ científico" que es uno de los slgn¡flc,,;dos de "savant". Casi todas las traducdones de las obras de Bachelard claudican en este detalle.
GLOSARIO
Ab origine ad finem - desde el principio hasta el final Aletheia - verdad, la manifestación o desvelación del Ser Ancilla scíentiae - sierva de la ciencia An-sich-sein - ser en sí Arbeiter - trabajador Cogítatum - lo pensado Concedimus, distinguimus - concedemos, distinguimos (términos de la dialéctica escolástica). Das Vorhansene - término heideggeriano para designar lo que está ante los ojos Das Zuhandene - lo que es a la mano Ego - yo o el sujeto pensante Elementarteilchen - partículas elementales Feedback - reacción, realimentación, reaprovechamiento de información Horno ludens - el hombre en cuanto ser lúdrtco o jugador In-der-welt-sein - Ser-en-el-mundo Machina philosophica -máquina filosófica Machina speculatrix -máquina especulativa Metanoia - conversión, cambio Natura parendo vincitur -El que obedece a la naturaleza, la domina Nihil est sineratione- no hay nada exento de razón, es decir, todo tiene causa o explicación Quam tabula rasa - como una superficie inmaculada, sin huellas de conocimiento Regressusadpraeterita - retomo a las cosas pasadas
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Res extensa - literalmente, la "cosa extensa": los objetos fuera del sujeto pensante Res cogitans - literalmente, la "cosa pensante": el sujeto humano en cuanto ser pensante Scheme assomptionnel - esquema asuncionista Tekhne - técnica Terminus a qua - punto de partida Terminus ad quem - punto de llegada Tenue - tono, carácter o modo particular de la expresión y del estilo de una obra Ultra vires - más allá de las fuerzas o derechos Umwelt ~ ambiente, mundo exterior Zeug - herramienta, instrumento Zuhandenheit - ser a la mano