HAMSA
Publicación independiente para la difusión de la Sabiduría Antigua Año I – Nº 2 – Abril 2005
“Illumination” de Morgan Weistling
Sumario - El cisne remonta vuelo (Phileas Fogg)..................................................................3 - ¿Kali Yuga o Nueva Era? (Phileas Fogg)..............................................................4 - Hamsa y el Camino de Santiago ...........................................................................6 - Los rituales y la resonancia mórfica (Rupert Sheldrake) .....................................9 - Mantram de la unificación ..................................................................................10 - El valor espiritual de Tolkien (Sophos) ...............................................................11 - Tolkien y la alabanza (Pablo Ginés) ...................................................................13 - Una conversación sobre arte (Jean Klein) ...........................................................14 - La democracia y el pueblo...¿qué pueblo? (Vladimir Volkoff) ...........................20 - Platón y la política ...............................................................................................21 - Cuentos espirituales (Ramiro Calle) ...................................................................22 - Lecciones de Upasika: el cuerpo vital y los éteres...............................................23 - Lecciones de Upasika: asanas o posturas físicas ................................................26 - Esoterismo y “sentido de realidad” (J.J. Van der Leeuw) ..................................28 - ¿Sabía Usted? ......................................................................................................33 - Catástrofes Naturales ..........................................................................................34 - Fraternidad y propiedad privada (Francisco Mario Caimi) ...............................37 - El sendero del discipulado ..................................................................................38 - La mayor de todas las guerras (B.P. Wadia) .......................................................39
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El cisne remonta vuelo Phileas Fogg Agradecemos a todos los Hermanos que han hecho posible la publicación de Hamsa y que nos han escrito para comunicarnos su alegría por esta nueva iniciativa. Como ya hemos dicho anteriormente, esta revista es una apuesta por el renacimiento de una filosofía esotérica creíble, inspirada en los Grandes Maestros y aplicable en nuestro mundo convulsionado.
Una religión de acuerdo a su concepción original de “re-ligare”, o sea “volver a unir”, desarrollarnos espiritualmente y descubrir lo que verdaderamente somos. Una filosofía esotérica coherente, basada en las enseñanzas clásicas de los grandes instructores de la humanidad y descartando las fantasías imprácticas de muchas organizaciones pseudoesotéricas de la actualidad. Una ciencia ética, que investigue más allá de lo evidente, teniendo en cuenta las realidades espirituales. Un arte tradicional y espiritualista, que apueste a la belleza y no a modernas interpretaciones materialistas. Una doctrina política ética compatible con la Filosofía Perenne, de acuerdo a la Fraternidad Universal, las capacidades diferenciadas y al derecho a iguales oportunidades.
En el número anterior dejábamos claro a dónde apuntábamos con esta publicación, postulando que nuestro objetivo era “Fomentar el estudio comparativo de las condiciones del mundo y de las fuerzas que actúan en ellas, especialmente la religión, filosofía, ciencia, las artes, la política, la educación y la vida social.”, teniendo como punto de partida las ideas eclécticas de la Sabiduría Antigua, y tratando de entender las diversas disciplinas de acuerdo a la naturaleza espiritual del hombre. En este sentido apostamos a:
Una educación basada en la transmisión de valores positivos, fomentando la vida al aire libre y el desarrollo espiritual. Desde un punto de vista social, hacer hincapié en la unidad esencial de toda la humanidad, sin distinción de credos, razas, nacionalidad o clase social.. El cisne sagrado está remontando vuelo, dirigiéndose a un horizonte de esplendor.
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¿Kali Yuga o Nueva Era? Phileas Fogg La Era de Acuario es un fenómeno astronómico relacionado con la precesión de los equinoccios y como tal, una realidad científica perfectamente verificable.
Las características del “Kali Yuga” son: “pérdida u ocultamiento de la metafísica, ascenso irresistible de las ciencias de la naturaleza, el materialismo y el individualismo imperantes como consecuencias del triunfo de la burguesía y la irreverente sustitución de la espiritualidad: el neo-espiritualismo y las corrientes sentimentalistas contemporáneas”. (2)
No obstante, la relación que se hace de la Era de Acuario con una “Edad de Oro” o “New Age” (Nueva Era) donde reinará la paz y la vida espiritual es realmente discutible. Según la Sabiduría Antigua, existen cuatro eras (yugas) que se repiten cíclicamente a lo largo de la historia: a) El Satya Yuga, que dura 1.728.000 años mortales. b) El Treta Yuga, que dura 1.296.000 años mortales. c) El Dwapara Yuga, que dura 864.000 años mortales. d) El Kali Yuga, que dura 432.000 años mortales. Sin duda, las cifras son simbólicas y los perspicaces en el estudio del simbolismo podrán encontrar interesantes revelaciones adicionando teosóficamente las cifras señaladas. (1) Según H.P.Blavatsky, “el Kali Yuga (nuestra época actual) empezó tradicionalmente 3.102 años antes de Cristo, con la muerte de Krishna”, es decir que aún nos queda mucho por llegar a Satya Yuga, que es la Edad de Oro con la cual muchos esoteristas confunden a la Edad de Acuario.
Radha Burnier manifiesta lúcidamente que “se ha convertido en una moda para algunos grupos el hablar de la nueva era. Esta expresión parece nacer más bien de un deseo de escapar a la desastrosa y angustiosa situación del presente, que a una toma de conciencia por el hecho de que la mente, desconectada del corazón, sea una herramienta mutilada y 4
mutilante. Para salvar la situación o para iniciar una nueva era, es necesario descubrir aquello que sabotea todo esfuerzo para reformar la sociedad humana e inaugurar un nuevo orden mundial. Ese Sherlock Holmes del campo de lo espiritual tiene que contar con pioneros cuya aguda observación y objetividad siga las indicaciones que conducen en la buena dirección y terminan por atrapar al culpable que continuamente mina la llegada de una era y de una civilización nuevas. El culpable es la ingeniosidad de una mente desprovista de corazón. No habrá nueva era antes de que la bondad no destrone la habilidad intelectual. Lo nuevo no puede nacer más que en el campo de la conciencia y no llegará simplemente por el movimiento de los cuerpos celestes”.
de espiritual y mucho de negocio, además de un evidente escape de la realidad. Mientras el mundo continúa en su tradición de destrucción y materialismo, muchos prefieren aislarse y ver todo color de rosa, como lo hiciera “Cándido” en la genial novela de Voltaire.
Esperar que llegue una “nueva era” y cambie a la humanidad, modificando los comportamientos “por arte de magia” es una ingenuidad más de ese esoterismo cándido y poco creíble al que nos estamos habituando en nuestros días. La modernidad busca siempre el camino más fácil, creyendo que el confort que le han brindado los adelantos técnicos también pueden aplicarse al camino espiritual.
Mientras este tipo de esoterismo “increíble” sea el mayoritario en el mundo, pocos serán atraídos al esoterismo “creíble”, el verdadero expositor de la Sabiduría Antigua, el único con un auténtico “sentido de realidad”. Notas
Es así que fantásticos comunicados de los Maestros donde afirman que se brindará “amnistía Kármica” o “absolución general de los pecados”, señalando que el camino es muy fácil. No hay que cambiar nada sino simplemente creer en las fantásticas dispensaciones de la Jerarquía.
(1) Nótese que todas las cifras, al aplicarse la adición teosófica, suman 9. Entonces: el Kali Yuga es 4+3+2+0+0+0=9, el Dwapara Yuga es 8+6+4+0+0+0=18, o sea 1+8=9, el Treta Yuga 1+2+9+6+0+0+0=18, de nuevo 1+8=9 y el Satya Yuga es 1+7+2+8+0+0+0=18, es decir nuevamente 1+8=9. (2) Bonetti, José Ángel: “A ciento doce años del nacimiento de René Guénon”, en http://www.hemerodigital.unam.mx/ANUIES /lasalle/logos/77/sec_9.htm
No hay que ser muy lúcido para percibir que tras este fenómeno de masas occidental llamado “nueva era” hay poco 5
Hamsa y el Camino de Santiago sus polluelos hasta con sus propias entrañas.
Para algunos, la concha de Santiago de Compostela es una estilización de la pata palmeada de una Oca, símbolo de reconocimiento iniciático relacionado con el peregrinaje a Compostela. También se ve en la concha de Santiago una estilización de una paleta o remo de navegante primitivo. La concha pasó con el tiempo a ser la distinción de quienes habían llegado a Compostela.
Pero el nombre de la Oca vuelve a aparecer la Oca en expresiones lingüísticas de indudable antigüedad, especialmente en el sonido para llamar a las Ocas a su corral: “Aku, auk” y en la expresión “Antzara”, de evidente raigambre en la indoeuropea “Hamsa”.
El nombre de la Oca se ha mantenido en diversas expresiones lingüísticas europeas. En España se ha mantenido el nombre Oca, pero es más usada la expresión ganso o ansar.
Robert Laffont, en su “Diccionario de los Símbolos”, indica que la Oca tuvo gran importancia en el Egipto de los faraones. Por ejemplo, el jeroglífico de Geb, heredero del trono de Horus, es una Oca y una pierna. Agrega que cuando los faraones fueron identificados con el sol, su alma fue representada en forma de una Oca, ya que la Oca es el sol salido del huevo primitivo.
En Francia ha persistido una forma lingüística pre indoeuropea: Oie, Auch, Ouche. El aporte indoeuropeo ha entregado la forma derivada del sánscrito Hamsa, que se ha transformado con el uso en Ganso y Gansa, Ansa y Anso. En inglés se ha convertido en “goose”, forma popularizada por las rimas infantiles (tal vez, reminiscencias de las antiguas runas celtas) conocidas como “Mother Goose” (Madre Gansa).
Expresa también que las ocas eran consideradas como mensajeras entre el cielo y la Tierra. El advenimiento de un nuevo rey era anunciado, entre otros rituales, soltando cuatro ocas hacia los cuatro puntos cardinales.
El problema para descifrar el mito de la Pata de la Oca se ha visto imposibilitado más que nada por las numerosas historias que sobre ella se cuentan, lo que provoca confusión y, a veces, abiertas contradicciones.
Para los celtas, la oca también era un mensajero de otro mundo. Los romanos, por su parte, le prestaban especial cuidado, pues fueron las ocas, los gansos del Capitolio, los que avisaron a tiempo un ataque sorpresivo.
Algunos investigadores han sostenido incluso que podría no tratarse específicamente de la Oca, sino de cualquier otro palmípedo. Se da como posibles al cisne y al pelícano. Particularmente este último por la historia que se cuenta de que alimenta a
Charpentier afirma que en cualquier mitología la oca es un símbolo que refleja al “iniciado” y ello se da desde la más remota antigüedad.
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Habitualmente la Oca es simbolizada por su pata, lo que parece correcto por ser éste el principal signo distintivo de ella.
pirenaicos que lo inscribieron en sus obras hasta muy entrado el siglo XVIII.
En todo caso, es importante la dirección que adopta el signo de la Oca. Veremos como los clasifica Charpentier: “Estilizado, y dirigido hacia abajo, se reduce a tres trazos divergentes, unidos o no en la cúspide”. Se asegura que este signo habría sido uno de los símbolos de enseñanza de los druidas. Curiosamente este signo ha sido rescatado por la subcultura “hippie” aparecida en la segunda mitad del siglo XX, que lo ha enmarcado en un círculo y lo ha llamado el “signo de la Paz”. Siguiendo con la clasificación del estudioso francés, vemos que “estilizado y dirigido hacia arriba, representa el tridente, que es el arma de Poseidón, el dios de la raza Atlántida, el dios marino que los latinos convirtieron en Neptuno”.
Se supone, también, como bastante probable que la flor de lis original haya sido ese tridente de Poseidón, adoptado por los reyes franceses en su heráldica.
Este signo de la Oca se encuentra también en la historia de una Reina Pedauque (pata de oca), con un sentido de “iniciación”. Esta Reina Pedauque (no confundir con la historia de la Reina Patoja, variante también de pata de oca), parece ser originaria de la región de Tolouse en la vertiente francesa de los Pirineos. Ello parecería correcto, pues, tras las innovaciones de los bárbaros, y tal vez desde antes, había un solo camino iniciático en Occidente y su tradición se encuentra en los Pirineos, la costa cantábrica y la costa de las rías de Galicia hacia el atlántico abierto.
Aún cuando el simbolismo cristiano fue haciendo desaparecer el signo de la Oca en su simbolismo de tarso palmeado, éste se mantuvo en las cofradías de los maestros y compañeros Constructores
Asentados ya los godos en Francia y España, aparece en la construcción un llamado estilo visigótico que es, sin lugar a dudas, el de las cofradías de los constructores pirenaicos. Allí la firma de
En esta forma de tridente, la pata de la Oca también se encuentra grabada en una montaña de la costa del Sur del Perú, dejada por alguna remota cultura precolombina, frente al otro océano, el Pacífico.
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la pata de la oca se convierte ya en la concha de Santiago, recargada con florituras y con un dejo de helenismo debido a la influencia de los clérigos, una vez que la significación pagana se había perdido o, por lo menos, se disimulaba.
de un “Ocón”, lo cual resulta bastante expresivo”. “Está también en los montes de León, inmediatamente al oeste de Astorga, en “el Ganso”, un “jars” ligur traducido por indoeuropeos”. “No sé si es todavía este “jars” que hay que encontrar en el pueblo de Argozón, cerca de Chantada, donde se halla una asombrosa necrópolis céltica, pero es ciertamente la oca lo que encontramos otra vez en la ruta de Lalín a Compostela en el “Paso de la Oca”, que conduce quizá menos a Compostela que al “Pico Sacro”, la montaña sagrada que, según algunas leyendas, fue la primera sepultura del apóstol. Del otro lado de Compostela se encuentra, por otra parte, otra “Oca”, en el río Tambre, el cual desemboca precisamente en la ría de Noya (la de Noé) y baña las estribaciones del monte Aro”.
Charpentier hace un verdadero recorrido por el camino iniciático reconociendo la permanencia de la oca a todo su largo.
“Pues bien, esos lugares de la Oca están comprendidos todos en el camino delimitado por las dos hileras de estrellas (la Vía Láctea). El camino de la Oca coincide muy exactamente con ese Camino de las Estrellas, mar cado a lo largo de esa ruta, a donde se marcha en peregrinación desde hace milenios, con monumentos megalíticos entre los que está el dolmen más grande de la región pirenaica, el de El Villar, en la provincia de Alava”.
“Pero la oca la descubrimos (...) con su primitivo nombre de Oca o en su versión indoeuropea de “gansa” o “ansa” “En la región de Jaca, origen del camino, tenemos así “Ansó”, en el “valle de Ansó”, no lejos del lugar estrellado, el “cuartel de Lizarra” (lugar de estrellas en vascuense). Volvemos a encontrarlo de nuevo en la de nominación de dos cursos de agua, que llevan su nombre o lo llevaron: el río “oja”, que Alfredo Gil del Río cree que primitivamente era río “oca” y que ha dado su nombre a la “Rioja”; luego otro “río Oca”, en los Montes de Oca, donde se encuentra un “Pico de la Piedraja” que, bien parece ser “Piedra del Jars (ganso)”, no muy lejos
Esta es la tierra de los “juanes”, de los “luguianos” (Lug), de las cofradías y hermandades de la Oca, los constructores, los maestros en transformar la materia, capaces de “sacar la miel de la piedra” como decía San Bernardo. 8
Los rituales y la resonancia mórfica Rupert Sheldrake el momento creador primordial que Todas las sociedades tienen rituales, conmemora el ritual. Por ejemplo, en el como los de las festividades estacionales, cristianismo ésta es la base de la doctrina los ritos del nacimiento, el matrimonio y de la Comunión de los Santos. El la muerte, y los que conmemoran y momento sagrado de la misa no sólo se reproducen los acontecimientos relaciona con las misas precedentes y originales, cargados de poder espiritual, siguientes; también puede considerarse de los cuales depende el grupo social y una continuación de todas las misas que religioso. Por ejemplo, la festividad de la tuvieron lugar desde el momento en que Pascua judía recuerda la cena original de se estableció el misterio de la Pascua, la noche en que fueron transustanciación hasta el presente [. . .]. destruidos los primogénitos de los Lo que es cierto respecto del momento egipcios y su ganado, después de lo cual del culto cristiano es igualmente cierto los judíos iniciaron su huida de la de los momentos en todas las religiones, esclavitud en Egipto. La celebración en la magia, en el mito y en la leyenda. cristiana de la Eucaristía conmemora la Un ritual no se limita a repetir el ritual última cena de Jesús con sus discípulos, anterior (en sí mismo repetición de un que en sí misma fue una cena de Pascua arquetipo), sino que se vincula a él y lo judía. La fiesta nacional norteamericana continúa, sea en períodos regulares o de de Acción de Gracias recuerda la otro modo. primera cena de acción de gracias de los Padres Peregrinos después de sus primeras cosechas en el Nuevo Mundo. Un rasgo general de los rituales consiste en que son intensamente conservadores. Se supone que para que tengan efecto deben realizarse del modo correcto y acostumbrado. En muchas partes del mundo, el lenguaje mismo del ritual es arcaico y preserva la forma tradicional de las palabras, que se considera necesaria para su eficacia. La liturgia de la Iglesia Copta de Egipto todavía se realiza en egipcio antiguo; los rituales brahmánicos de la India, en sánscrito. A través de esta participación ritual, el pasado se vuelve presente. Los participantes actuales se vinculan a todos los que pasaron antes: con los antepasados, y, en última instancia, con 9
¿Por qué son tan conservadores los rituales? ¿Y por qué todos los pueblos del mundo creen que a través de las actividades rituales participan en un proceso que los sustrae al tiempo secular ordinario y de algún modo introduce el pasado en el presente? La idea de la resonancia mórfica proporciona una respuesta natural a estos interrogantes.
ritual se conectan realmente con los ejecutores del pasado. Cuanto mayor sea la semejanza entre el modo como se ejecuta el ritual hoy y el modo como era ejecutado antes, mayor será la conexión resonante entre los participantes del presente y el pasado.
Mediante la resonancia mórfica, el ritual realmente introduce el pasado en el presente (1). Los ejecutores presentes del
(1) Para conocer más acerca de la resonancia mórfica, consúltese el primer número de “Hamsa” (Febrero 2005)
Notas
Mantram de la unificación Los hijos de los hombres son uno y yo soy uno con ellos. Trato de amar y no de odiar; trato de servir y no de exigir servicio; trato de curar y no de herir. Que el dolor traiga la debida recompensa de luz y amor. Que el alma controle la forma externa, la vida y todos los acontecimientos, y traiga a la luz el Amor que subyace en todo cuanto ocurre en esta época.
Que venga la visión y la percepción interna. Que el porvenir quede revelado. Que la unión interna sea demostrada. Que cesen todas las divisiones externas. Que prevalezca el Amor. Que todos los hombre amen. 10
El valor espiritual de Tolkien Sophos al mismo tiempo, un ataque al mundo En una de sus tantas cartas, el gran moderno y un credo, un manifiesto”. El escritor J.R.R. Tolkien decía de sí biógrafo Michael White agrega que “en mismo: “Soy cristiano (lo que puede El Señor de los Anillos se hace patente el deducirse de mis historias), y católico odio de Tolkien hacia el siglo XX”, ya apostólico romano”. que “podría decirse que en realidad no En este ámbito de la espiritualidad deseaba vivir en el mundo moderno, y católica-romana es que debemos buscar que esa actitud de rechazo fue en parte el impulso espiritual de Tolkien, y no en estímulo para su creatividad: prefería mil rebuscadas teorías supuestamente veces más el mundo de la Tierra Media”. esotéricas. (2) Antes que nada, Tolkien era escéptico acerca de las bondades y el confort de la sociedad tecnológica, pues creía que ésta nos llevaba directamente a la destrucción, lejos de la cacareada emancipación que plantean los modernistas.
Si bien en el mundo mítico de Tolkien no hay nada específicamente cristiano, la obra –en términos globales- está empapada de un profundo sentido cristiano, priorizando el combate entre fuerzas del bien y del mal y valores perfectamente compatibles con la identidad católica del escritor. El mismo autor reconocía y “estaba convencido que algunas historias le habían sido “enviadas” después de haber rezado” (3) Su prédica cristiana era tan notoria que alcanzó a convencer al escritor ateo C.S.Lewis, quien finalmente se convirtió al anglicanismo. En cuanto a sus personajes, Tolkien habló acerca de la relación entre su místico personaje Galadriel y la Virgen María, diciendo en una de sus cartas (1971): “Creo que es verdad que este personaje debe mucho a la enseñanza cristiana y católica acerca de María y de la presentación de su imagen, pero en realidad Galadriel era una penitente”. (4)
Según Colin Wilson (1) “El Señor de los Anillos es una crítica del mundo moderno y de los valores de la civilización tecnológica. Establece su propio código de valores, y trata de convencer al lector de que son preferibles a los valores actuales; (...) es, 11
En cuanto a Sauron, su concepción del Mal “es enteramente cristiana, pues no tiene entidad en sí mismo sino que es apenas una corrupción del Bien” (5).
pretendiendo que todos pudieran comprender que su Tierra Media no era otra cosa que un mundo mítico donde las fuerzas espirituales quedaban claramente expresadas.
Si prestamos atención a las lembas (pan del camino), éstas fueron relacionadas por el mismo Tolkien con la Eucaristía, pues “refuerzan la voluntad de los hobbits y les provee del sustento físico necesario para atravesar las tierras oscuras en su viaje al Monte del Destino”. (6)
De acuerdo a Humphrey Carpenter, en una ocasión Tolkien expresó este concepto de la siguiente manera: “Venimos de Dios e inevitablemente los mitos que entretejamos, aunque contengan error, también reflejarán un fragmento desprendido de la auténtica luz, la verdad eterna que está con Dios. Nuestros mitos pueden estar errados, pero se encaminan hacia el verdadero puerto, mientras que el progreso materialista sólo conduce a un abismo abierto y a la Corona de Hierro del poder del Mal”.
Desde el punto de vista de la Sabiduría Antigua, en “El Señor de los Anillos” aparecen evidencias claras del proceso iniciático que sufre Frodo Bolsón, que abandona su vida burguesa para emprender una peregrinación espiritual, donde debe enfrentarse a diversos peligros y enemigos hasta regresar a su hogar como un hobbit nuevo, purificado.
Según lo que hemos expuesto anteriormente, queda en evidencia que “El Señor de los Anillos” es una obra eminentemente espiritual, un clásico genial que perdurará por siempre, digno de ser leído una y mil veces. Notas (1) En “Independent”, Londres 1/1997. (2) White, Michael: “Tolkien. Biografía”, Barcelona, 2002. (3) White, Michael: Ob.cit. (4) Carpenter, Humphrey: “JRR Tolkien, una biografía”.
Muchos se preguntan por qué Tolkien, siendo tan fervorosamente espiritualista, no incluyera a la religión en sus obras, hablando de Dios y la salvación. Tal vez esto se debiera a que el escritor prefería sugerir y no decir explícitamente,
(5) Capanna, Pablo en http://www.elsenordelosanillos.com (6) Boffeti, Jason en “Crisis Magazine”.
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Tolkien y la Alabanza Pablo J. Ginés ángeles, y de los hombres... y de los «¿Cuál es el propósito de la vida?», le elfos», escribe Tolkien en su ensayo preguntó a Tolkien la joven Camila «Sobre los cuentos de hadas». Este deseo Unwin, hija de su editor. A sus 77 años, de lograr que todo alabe al Señor lo lleva el viejo profesor de Oxford y tejedor de a entretejer un mundo glorioso, tierno a cuentos, no dudó: «Puede decirse que el veces, temible muchas más, pero principal propósito de la vida, para siempre exaltado, con criaturas que cualquiera de nosotros, es incrementar reptan como el dragón Smaug o el de acuerdo con nuestra capacidad, el infortunado Gollum, pájaros que vuelan, conocimiento de Dios mediante todos como las Águilas que mezclan el salmo 23 y el 33 cantando sobre Minas Tirith, bosques que se mueven airados y montañas que conspiran, como el frío Caradhras. Todos paganos, y, sin embargo, todos en un cuento que ensalza a los humildes y llena de bienes a los pobres, un Magnificat hecho novela de fantasía. Muchos agradecen a Tolkien su defensa del heroísmo, de la amistad, de la belleza, de la naturaleza. Pero pienso que su obra nos enseña también el antiguo arte de la aclamación, hoy reservado sólo a los estadios de fútbol. Si los Elfos y los bosques cantan a Dios sin conocer su nombre, ¿callaremos nosotros? Laudamus te...
los medios de que disponemos y ser movidos por él a la alabanza y la acción de gracias. Hacer como decimos en el Gloria: te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te damos gracias. Y en los momentos de exaltación podemos invocar a todos los seres creados para que se nos unan en el coro hablando en su nombre, como se hace en el Salmo 148 y en El Canto de los Tres Niños en Daniel: Alabad al Señor todas las montañas y las colinas, todos los huertos y los bosques, todas las criaturas que reptan y los pájaros que vuelan ». Dice Tom Shippey en «El camino a la Tierra Media» que Tolkien quería salvar literariamente los mitos y héroes paganos, a los que amaba por sus estudios. «Dios es el Señor, de los 13
Una conversación sobre arte Jean Klein esa desnudez y ese sentido lúdico del simplemente ser, libres del pensamiento y de un excesivo sentido de nosotros mismos.
Interrogador: Durante algún tiempo he esperado poder preguntarles a ambos qué piensan ustedes que es el arte en realidad. ¿Es una colección amorfa de expresión humana o podemos decir con más precisión lo que es?
Artista: ¡Sí! Cuando leo ciertos poemas o escucho los Cuartetos de Beethoven, o cuando estoy ante ciertas esculturas de Henry Moore, dejo de estar en el mundo de cada día para sumergirme en un sentimiento de unidad y tranquilidad. Es un sentimiento de estar libre de limitaciones, de la rutina de la vida cotidiana y de lo que habitualmente suelo llamar “mí mismo”. Se asemeja a aquellos momentos de embelesamiento que vagamente recuerdo de cuando era niño.
Filósofo: Todos los objetos, en última instancia, son indicadores de verdad y belleza, pero existen objetos que, por excelencia, nos devuelven a la verdad y la belleza. Estos son obras de arte. Interrogador: ¿Tiene todo lo que generalmente llamamos arte este poder?
Interrogador: ¿Permanece usted en este sentimiento o regresa al objeto?
Filósofo: El arte que tiene un impacto en nuestros sentidos y nos lleva más allá de ellos, a un estado intemporal, podría llamarse arte sagrado. El arte decorativo o experimental nos deja en los sentidos y, en este sentido, podemos llamarlo seglar. Las grandes obras “sagradas” que tienen el poder simbólico de propulsarnos al reino de lo impersonal son bastante raras.
Artista: Vuelvo a los detalles para ver qué es lo que me deleita. El regreso es espontáneo, es el deseo de hacer mía la obra. Exploro la composición, recreándola punto por punto hasta que ya no queda nada que observar y, entonces, vuelvo a dejarme arrebatar por el gozo sin la presencia del objeto.
Interrogador: Hablemos de estas obras de arte. ¿Qué quiere decir con “tiene un impacto en nuestros sentidos y nos lleva más allá de ellos”?
Filósofo: Sí. Uno vuelve involuntariamente para explorar la obra porque los sentidos todavía no están completamente integrados en el conjunto, en el sentido de unidad, y están llenos de deseo de estarlo. Cuando exploramos los detalles de una obra punto por punto, el sentido global permanece como fondo y cada detalle se remite espontáneamente a él. De este modo, la atención se mantiene expandida y en ella los sentidos pierden su objetividad y se abren. Ahora, sin embargo, se integran conscientemente en nuestra consciencia, de modo que no hay ningún deseo de volver a los detalles, a la parte objeto. Esto sería una reducción del sentimiento de unidad. Es el
Artista: ¿No es ese gozo estético lo que yo siento a veces cuando me encuentro arrebatado por una obra de arte que ya no se halla presente como objeto? Sólo hay un sentimiento de admiración, deleite y expansividad en el que olvido el espacio y el tiempo y dejo de estar en mis sentidos, como usted dice. Filósofo: Exactamente. En el gozo estético volvemos a nosotros mismos, cerca de nuestro ser primal. El deleite de las grandes obras de arte reside en que éstas tienen el poder de situarnos ante lo que somos, ante 14
matrimonio en agradecimiento entre la admiración y la apreciación.
Artista: Es la perfecta composición y equilibrio de color, forma y sonido que revelan los elementos fundamentales de luz, espacio y silencio. En una palabra, la obra debe ser armoniosa.
Interrogador: Pero, después de todo, anhelamos oír o ver el acontecimiento otra vez. ¿Por que?
Interrogador: ¿Podríamos decir que la armonía de la obra resuena en nosotros recordándonos nuestra propia armonía y que este recordatorio es el sentido de asombro del que tú hablabas? La totalidad es, de este modo, común a la obra y al observador; de otro modo, ¿cómo íbamos a acordarnos de ella con tanta fuerza?
Artista: Cuando los sentidos se hallan tan exaltados y transformados, es normal que deseemos deleitarnos otra vez. Somos criaturas de los sentidos y el gozo estético es la sensación de los dioses. Las grandes obras de arte son una fuente de inagotable deleite. Interrogador: ¿Podríamos decir que la plenitud estética es más plena tras la integración de los sentidos?
Filósofo: Sí, desde luego. Los elementos fundamentales son comunes a todos. El arte es un reflejo de la armonía que nosotros somos en común con todas las cosas. Contiene globalidad dentro de sí mismo. La naturaleza es armoniosa y el ser humano es parte de la naturaleza.
Filósofo: La plenitud se halla entonces más anclada en la totalidad de la vida. Sin la integración de todos los elementos, el sentimiento de unidad permanece nebuloso como una experiencia mística. Es importante que cuerpo y mente estén integrados, que el conocimiento objetivo no sea negado sino incorporado en la totalidad del saber como existencia. Interrogador: Usted ha dicho que el objeto está lleno de deseo de ser integrado en una unidad. ¿Qué es lo que atrae al objeto? Filósofo: Podríamos decir, como Plotino, que es una emanación de Dios y un retorno a Dios. O, simplemente, podríamos decir que el objeto es atraído hacia su terreno de origen, hacía su totalidad. Es una atención multidimensional, en la que los sentidos se liberan, el objeto pierde su rigidez y se despliega en ti, desplegamiento que tu interferencia mental dificulta. Al llegar a cierto punto, el último residuo de objetividad es súbitamente absorbido por el imán de la conciencia global. Interrogador: ¿Qué es lo que tienen estas obras de arte que les da el poder de arrojarnos a la intemporalidad?
Interrogador: Cuando utilizamos la palabra “armonía”, ¿Qué queremos decir exactamente? No puede tener nada que ver 15
se concibe de tal manera que libera el espacio, el color libera luz y el sonido libera silencio.
con simetría dado que la naturaleza es cualquier cosa menos simétrica. Filósofo: La armonía es el todo en el que todas las cosas existen sin conflicto. Es lo mismo que la belleza. Nuestra verdadera naturaleza y la verdadera naturaleza de la obra de arte son una y la misma cosa. La obra de arte es una manifestación, un indicio si quieres, de esta unidad.
Interrogador: fundamentales naturaleza?
¿Son estos nuestra
elementos verdadera
Filósofo: Ellos son la más próxima manifestación de ser. Son existencia pura, su base, en contraste con la existencia proyectada que nosotros damos por hecho. Nada tienen que ver con un punto de vista. Cuando eres devuelto a la existencia en luz, silencio y espacio, estás en la proximidad de ser que constituye el fondo de toda manifestación y de la que procede toda existencia.
Interrogador: Así pues, cuando llamamos a una obra bella, es porque nos recuerda a, y es indicadora de nuestra propia belleza. Entonces, ¿esta belleza es en algún sentido subjetiva? Filósofo: No, en absoluto. En la totalidad no hay sujeto ni objeto, así que ¿cómo puede haber subjetividad u objetividad? La belleza es única aunque sus expresiones sean muchas. En la belleza no hay objeto, así que ¿cómo puede haber un sujeto?
Artista: Las grandes obras de arte nos traen un sabor de lo que somos. Yo siento mi propia ligereza en las columnas y capiteles de los templos de la antigua Grecia, por ejemplo. ¡Están tan perfectamente proporcionadas que están en casa, en el cielo y en la tierra y me dejan en ninguna parte! Y, cuando estoy en una iglesia románica o normanda, me siento devuelto a mi centro por esas líneas puras y simples. Estas inspiran tranquilidad interior. Algunas esculturas de Brancusi, o Arp, o Henry Moore, o pinturas chinas de los, siglos dieciséis o diecisiete, le recuerdan a uno su propia luz y espaciosidad. Y no tienes más que escuchar el Arte de la fuga de Bach o los Cuartetos de Beethoven para, como he dicho antes, ser arrebatado por el silencio. La verdadera música está entre los sonidos y perdura durante largo tiempo después, al igual que un hermoso poema vive como un eco largo tiempo después de leerlo, o un ser humano vive en ti largo tiempo después del encuentro. Esta es la razón por la que, después de un bello concierto, no puedo entender por qué la gente hace un ruido tan bárbaro antes de que las últimas notas se hayan desplegado y disuelto en nuestro silencio. Recuerdo algunas líneas de Walt Whitman:
Interrogador: Aunque la belleza no sea relativa o comparable porque no reside en el así llamado objeto, todavía podríamos decir que ciertas obras inspiran belleza por su propia belleza. Pero, cuando observamos la variedad de cosas que inspiran nuestra totalidad, nuestra santidad, resulta difícil ver hilo alguno conductor a través de ellas. Nuestro artista decía que era la composición la que revelaba los elementos fundamentales, pero eso no me ayuda en realidad. Más precisamente, ¿qué es lo que tienen ciertos objetos que les confiere su poder simbólico de apuntar, más allá de los sentidos, a nuestra verdadera naturaleza? Artista: Su composición es tal que libera belleza y armonía. No enfatiza la parte objetiva o material, de modo que no te ves atrapado por lo anecdótico sino que eres en el acto arrebatado por los elementos fundamentales a los que apunta la composición. Las grandes obras de arte te llaman, mediante distintas técnicas, a la dimensión espacial intemporal. El volumen 16
enfatiza los elementos anecdóticos. ¿Podríamos explorar esta economía artística?
“Música es lo que se despierta en ti cuando los instrumentos te la recuerdan. No está en los violines y las cornetas… ni en la partitura del cantante barítono.
Filósofo: Allí donde no hay intervención psicológica, cuando la persona del artista está ausente, no hay tentación de sobreexpresar y, como tú dices, hay economía espontáneamente. Este es el artista como asceta. El artista que no tiene yo sabe instintivamente qué poner y qué no poner. Arte bello no es arte caprichoso. No te ata a la forma y el contenido. Está construido de tal manera que pierde cuanto de concreto hay en él. La ligereza de líneas de la arquitectura griega y egipcia se debe a la unión de espacio y forma. Allí donde dos líneas se encuentran y se reducen a la unidad está el punto donde los opuestos ya no tienen donde asirse. En esta ausencia de conflicto, el espectador está abierto a la armonía y es arrebatado por el gozo sin representación, su propia armonía.
Está más cerca y más lejos de ellos”. Filósofo: Está claro que realmente has sentido lo que es la esencia de nuestra conversación. El gran arte nos despierta a nosotros mismos. El verdadero admirar está detrás de toda emotividad y al verdadero arte no le interesa remover sentimientos.
Artista: Por esa razón el arte debe hacer una aparición súbita. Debe ser una indicación. Es parcialmente secreto y este carácter secreto es sagrado. El poder creativo de las grandes obras de arte es la revelación de lo sagrado. Esa es nuestra verdadera naturaleza. Interrogador: ¿Tiene el artista un sentido de la sagrada función de su trabajo? Artista: Oh sí, aunque él no le dé un nombre. En el artista hay un sentimiento original de plenitud que se derrama en gratitud. Esta, a su vez, deriva en el deseo de ofrecer o compartir. El artista vive con el ardiente deseo de compartir el sentimiento original. Dicho deseo es el fondo de su vida. Este ofrecimiento busca expresión. Trata de hacerse específico. No se necesita ser un gran artista para sentir esto. Es algo que pertenece a todos los seres humanos. Pero en el artista, a causa de sus aptitudes, hay, en cierto momento, una condensación de energía. El deseo se hace más localizado. El
Artista: ¡Ah! Pero surge una emoción que no tiene nada que ver con la emotividad cotidiana, con nuestros habituales estados emocionales repetitivos. Cada vez es nueva, una expresión de profunda gratitud procedente de las más profundas regiones de nuestro ser. Interrogador: De modo que, si entiendo correctamente, el poder simbólico de una gran obra de arte aflora cuando el artista no 17
Es un artista a la espera. Vive en la receptividad, en la bienvenida, en su medio, pero no tiene la menor idea de lo que vendrá.
artista lucha para expresarlo, para hallar la representación apropiada, para hacerlo concreto en su forma más elevada. Esta concretización es la extinción del deseo, la consumación del ofrecimiento. En el momento en que se da la representación, hay una relajación de la energía.
No hay avidez ni anticipación en su ansia. Algunas veces puede que tenga un tema, pero vive abierto respecto a cómo éste aparecerá en él. Se entrega a una vacía receptividad y de pronto, inesperadamente, se ve absorbido en la visión global de una obra. Este momento intemporal de unidad es la belleza del mismo artista vista a través de la ventana de su medio. El se queda maravillado. Tiene un sentimiento de realización y unidad con todas las cosas y, de esta profunda gratitud, surge la necesidad de ofrecer. Es una sagrada emoción, libre de todo sentimiento personal. La cuestión sujeto no es más que un pretexto para expresar este ofrecimiento en el espacio y el tiempo.
Interrogador: Has dicho que la representación, la visión artística se daba. ¿Quiere esto decir que no se piensa en el proceso creativo? Filósofo: La visión creativa no tiene nada que ver con el pensamiento. Naturalmente uno usa su pensamiento racional, lo ya conocido, para ponerlo en el espacio y el tiempo, pero este pensamiento estriba continuamente en la visión global. Artista: Un artista no es más que un receptor. El sabe que, si es un productor, sólo producirá a partir de la memoria. El artista debe estar por tanto completamente abierto a la inspiración. Su pozo propio es muy poco profundo. Debe beber de la fuente global de creatividad. La inspiración llega siempre como un regalo, de repente, de los más profundos estratos del ser que son completamente impersonales. Todos los grandes artistas saben que, de una forma u otra, ellos sólo son canales. Bach era muy consciente de esto.
Interrogador: Entonces, ¿la obra en sí no es importante para el artista? Artista: El medio es sólo un canal para llegar a la fuente creativa y revelarla. Lo que hace a un gran artista es su capacidad de entregar su personalidad. El gran arte no tiene nada que decir, ni tiene propósito ni intención. Es un obsequio gratuito. Su significado reside en su falta de finalidad.
Interrogador: ¿Cómo permanece el artista abierto a la inspiración? Artista: Del mismo modo que todo el que busca. Se impregna en su medio con el anhelo, el firme deseo, de acercarse más a su fuente creativa. Cuando un pintor ve una flor no la ve aislada sino en relación con las demás cosas, el espacio, la luz y el color. Lo mismo ocurre con cualquier artista. Todo se traspone al medio. El artista sabe, al mismo tiempo, que no puede hacer nada sin inspiración y que la inspiración no se puede inventar, con lo que el artista como artista, como hacedor, pensador, buscador, abdica.
Interrogador: ¿Se ve algún detalle en ese resplandor en que la belleza se traspone a la visión global de la obra? 18
Dijo que varias veces había visto las cuatro estaciones en un momento. Y Mozart escribió que había oído muchas de sus obras en un solo instante.
Filósofo: No. La obra no se ve con los ojos comunes de la mente que funcionan en secuencia. Se ve con el ojo que se abre cuando la mente está libre de toda expectativa, en momentos de profunda relajación lejos de la contracción de los hábitos del pensamiento. Esto puede ocurrirnos a cualquiera de nosotros a intervalos durante el día, cuando la imagen de “yo” está ausente o entre el sueño profundo y la vigilia antes de que el cerebro comience su funcionamiento secuencial. Lo tenemos en ciertos sueños, llamados songes en francés donde en un instante vemos toda una situación que más tarde transferimos y describimos como “futuro” o “pasado”.
Interrogador: ¿Permanece global durante la ejecución?
esta
visión
Artista: Sí. El artista vive con la visión inicial y el sentimiento de ofrecimiento, la gratitud, inspira la ejecución en cada momento. Este es el artista encendido que no puede dormir hasta que no ha expresado su visión. La ejecución, sin embargo, puede causar a un artista gran sufrimiento porque él teme no poder hacer justicia a la tremenda visión. Puede que algunas veces pierda el profundo sentimiento que le motiva y compense la falta con ideas o técnica. Cuando eres observador, puedes sentir esto en la obra.
Artista: ¿Recuerdas la respuesta de Van Gogh cuando su hermano Theo le preguntó cómo había llegado a interpretar los árboles como llamas?
(Concluye en el próximo número)
El arte sagrado está hecho para expresar las presencias espirituales; está hecho al mismo tiempo para Dios, para los ángeles y para los hombres; el arte profano, por el contrario, existe sólo para los hombres, y por eso mismo traiciona al hombre. El arte sagrado ayuda al hombre a encontrar su propio centro, ese centro que por naturaleza ama a Dios”. (Frithjof Schuon)
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La Democracia y el pueblo...¿qué pueblo? Vladimir Volkoff también parte del pueblo tomado en su conjunto (cosa que no es grave considerando que son inferiores en número), estas idas y vueltas, digo, permiten también toda clase de escamoteos y sustituciones.
La democracia es el gobierno del pueblo. Sea. Por el pueblo. Admitámoslo. Para el pueblo. Mejor. Pero no sé qué cosa es el pueblo, no sé qué diablos es el pueblo y pienso que la confusión ha sido deliberadamente mantenida por los partidarios de la democracia. La confusión parece triple. Antes que nada es numérica. Sé lo que es una persona, lo que son dos, tres y mil personas. ¿Pero a partir de qué número de personas pasan a ser “el pueblo”? ¿Y cómo puede asignarse a un grupo más o menos extendido un rostro colectivo? Aquí hay una operación de prestidigitación que consiste en sustituir una cantidad de personas distintas y bien reales por una sola persona perfectamente imaginaria. Esto se ve bien en inglés donde la palabra people reclama un verbo en plural y sin embargo es percibido como singular: The American people feel that..., want to..., have decided...
En fin, hay una confusión entre lo relativo y lo absoluto. Expresiones tales como “el pueblo quiere”, “el pueblo decide”, “el pueblo está a favor de”, “el pueblo está en contra de”, propiamente no significan nada. Habría que decir cada vez: “la mayoría de los ciudadanos que han expresado su parecer, se han pronunciado a favor, se han pronunciado en contra”. Pero a partir del momento en que tengo un parecer contrario al de la mayoría, siento que hay un abuso del lenguaje al decir que el pueblo (por sobreentendido que se trata de todo el pueblo, sin excepción) tiene tal o tal otro parecer y no el mío. ¡Pero yo también pertenezco al pueblo! La cosa resulta particularmente chocante cuando “el pueblo” no es más que el 51% del pueblo. Cuando la Declaración de los derechos del hombre de 1798 postula que “la ley es la expresión de la voluntad general”, está formulando un contrasentido. No hay, no puede haber una voluntad general: a lo sumo no hay más que voluntades mayoritarias.
Luego, la confusión es social. Valéry tiene razón en destacar que “la palabra pueblo... designa tanto la indistinta totalidad que uno no encuentra en ninguna parte, cuanto la mayoría, opuesta al restringido número de individuos más afortunados o más cultivados”. El pueblo es, según convenga, la nación o la plebe, y nunca se sabe de cuál se habla. Ya Furetière había precisado en su articulo Democracia que “en este sentido la palabra ‘pueblo’ no es ‘plebe’, sino el cuerpo todo de los ciudadanos”, y de Flers y Caillvallet no estaban equivocados al anotar maliciosamente que “la democracia es el nombre que le damos al pueblo cada vez que lo necesitamos”. Estas idas y vueltas entre la idea de que “el bajo pueblo” (o, más amablemente, “el pequeño pueblo”) es distinto de las clases llamadas superiores, y la idea de que estas clases superiores forman 20
tener un parecer se adhieran sin más por temor a parecer insolidarios. En particular, el procedimiento de las encuestas tiende a reforzar en “el pueblo” las opiniones que se le asignan o, mas bien, que se le alquilan, porque nada, en este mundo, es gratuito...
Vienen a cuento algunas palabras sobre “la opinión del pueblo” especiosamente llamada “opinión pública”. A decir verdad, propiamente no existe la opinión pública o, más bien, no debería existir la locución, toda vez que la suma de opiniones individuales no pueden conformar una opinión colectiva. Pero, ¡helás!, los fenómenos del rumor, de la moda, del mimetismo, y el uso que de ellos hacen la propaganda y la desinformación que fabrican una opinión colectiva ficticia, hacen que los individuos que presumen de
Brevemente dicho, la noción de pueblo no me parece suficientemente definida como para que tenga ganas de asentar sobre ella un sistema de gobierno.
Platón y la política dónde está la justicia en la vida pública y en la vida privada. Así, pues, no acabarán los males para los hombres hasta que llegue la raza de los puros y auténticos filósofos al poder o hasta que los jefes de las ciudades, por una especial gracia de la divinidad, no se pongan verdaderamente a filosofar”. (Carta VII) “¿No es evidente si el guardián de cualquier cosa tenga que ser un ciego o alguien de vista aguda?. . . ¿Pero te parece que difieren de los ciegos, aquellos privados en verdad del conocimiento del ser de cada cosa, y sin algún modelo claro en el alma, c impotentes para obrar como los pintores, es decir, mirando a lo verdadero por excelencia, recordándolo siempre y observándolo con la máxima atención, establecer así también las leyes de lo bello, de lo justo y de lo bueno, y conservar como guardianes las vigentes?. . . y esto debe convenirse de los filósofos, que siempre aman el estudio que les permite entrever la que siempre es, y no cambia por nacimiento y muerte”. (La República)
“Llegué a comprender que todos los Estados actuales están mal gobernados, pues su legislación es prácticamente incurable sin unir unos preparativos enérgicos a unas circunstancias felices. Entonces me sentí irresistiblemente movido a alabar la verdadera filosofía y a proclamar que solo con su luz se puede reconocer
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Cuentos espirituales Ramiro Calle Una vez llegó un elefante a una ciudad poblada por ciegos. En esa ciudad se ignoraba qué y cómo era ese extraño y enorme animal, así que decidieron llamar a los más eruditos entre ellos para que elevaran un dictamen. El primero se acercó al animal y palpó concienzudamente sus patas. Al rato sentenció: -Amigos, no hay duda. Un elefante es como una columna. El segundo de ellos también se acercó al paquidermo y tocó a fondo sus orejas. -Temo comunicaros que mi colega se ha equivocado. Un elefante es un gran abanico doble -dijo el segundo. El tercero, en cambio, centró su inspección en la trompa. -Debo decir -proclamó- que mis dos colegas han errado en su apreciación. Es evidente que un elefante es como una gruesa soga. De este modo cada erudito captó su propio grupo de defensores y detractores, iniciándose una polémica que hizo que llegaran a las manos. En esto llegó al pueblo un hombre que veía perfectamente, y ante aquella confusión preguntó el motivo de la disputa. Desordenadamente, cada grupo volvió a defender su opinión sobre lo que en verdad era un elefante. Oídos a todos, el hombre que veía trató de sacarles de su error explicando que cada erudito sólo había percibido una parte del elefante, por lo que les describió cómo era en realidad el animal. Pero los ciegos creyeron que aquel hombre estaba loco. Lo expulsaron de su poblado, y continuaron por los siglos debatiendo entre ellos sobre lo que creían debía ser un elefante. Un abuelo y su nieto se encaminaron un día a una aldea vecina para visitar a unos familiares, por lo que se acompañaron de un borrico a fin de hacer más llevadera la jornada. Iba el muchacho montado en el burro cuando al pasar junto a un pueblo oyeron: -¡Qué vergüenza! El jovencito tan cómodo en el burro y el pobre viejo haciendo el camino a pie. Oído esto decidieron que fuera el abuelo en la montura y el joven andando. Pero al pasar por otra aldea escucharon: -¿Viste al egoísta? Él bien tranquilo en el burro, y el muchachito caminando. Entonces acordaron que lo mejor sería montar los dos en el jumento y así atravesaron otro pueblo, donde unos lugareños les gritaron: -¿Qué hacéis vosotros? Los dos subidos en el pobre animal. ¡Qué crueldad, vais a terminar reventándolo! Vista la situación, llegaron a la conclusión de que lo más acertado era continuar a pie los dos para no tener que soportar más comentarios hirientes. Pero pasaron por otro lugar y tuvieron que oír cómo les decían: -¡Tontos! ¿Cómo se os ocurre ir andando teniendo un burro? 22
Lecciones de Upasika El cuerpo vital y los éteres elementos nutritivos del alimento se Según la Sabiduría Antigua, el vehículo incorporan al cuerpo de la planta, del físico consta de dos partes diferenciadas: animal o del hombre. Esta operación se el cuerpo físico o denso (véase Hamsa produce por intermedio de fuerzas de las Nº1), compuesto por los elementos que hablaremos más adelante. Trabajan sólidos, líquidos y gaseosos, y el cuerpo sobre el polo positivo del Éter Químico vital o doble etérico, compuesto por cuatro éteres diferentes. Alice Bailey afirma que “El cuerpo etérico es el arquetipo, de acuerdo al cual se construye la forma física densa; ya se trate de la forma de un sistema solar o de un cuerpo humano en cualquier encarnación” (véase “Tratado sobre el fuego cósmico). Este cuerpo vital es quien proporciona vida al cuerpo físico, ya que está compuesto de prana o energía vital. Las principales funciones de este doble etérico son tres: a) recepción de prana. b) asimilador de prana. c) transmisor de prana. En nuestro cuerpo ese energía vital o prana (que estudiaremos más adelante) se puede subdividir en cuatro grados de materia sutil (éteres) que están bien reseñados por Max Heindel en su obra “El Concepto Rosacruz del Cosmos”:
El aura del cuerpo vital es la más cercana al cuerpo físico. y atraen los elementos necesarios, modelándolos en formas apropiadas. Estas fuerzas no obran ciega o mecánicamente, sino en forma selectiva (muy conocida de los hombres de ciencia por sus efectos), realizando así su propósito, que es el crecimiento y mantenimiento del cuerpo.
1°. - Éter Químico. Este es, a la vez, positivo y negativo en sus manifestaciones. Las fuerzas que producen la asimilación y excreción trabajan por medio de esta clase de éter. La asimilación es el proceso por el cual los diferentes 23
La excreción se efectúa por las fuerzas de la misma índole, pero que obran sobre el polo negativo del Éter Químico. Por medio de este polo expelen del cuerpo los materiales que encierra el alimento y que no servirán para el uso de aquel, o bien se expelen los que ya han prestado toda su utilidad posible y que, por lo tanto, deben expurgarse del sistema.
En la operación de la impregnación del óvulo del animal y del hombre o sobre la simiente de la planta, las fuerzas que laboran sobre el polo positivo del Éter de Vida producen plantas, animales y seres machos, mientras que las fuerzas que se expresan sobre el polo negativo generan hembras. 3°. - El Éter Luminoso. Este éter es también positivo y negativo, y las fuerzas que obran sobre su polo positivo son las que generan ese calor de la sangre de los animales superiores y del hombre, las que los convierten en fuentes individuales de calor. Las fuerzas que obran sobre el polo negativo del éter luminoso son las que operan a través de los sentidos, manifestándose como funciones pasivas de visión, oído, tacto, olfato, gusto. También son las que construyen y nutren los ojos.
Estos procesos, como todos los que son independientes de la voluntad, son sabios, selectivos y no mecánicos meramente en su operación, como se puede ver, por ejemplo, en la acción de los riñones, a través de los cuales solo se filtra la orina cuando los órganos gozan de plena salud; pero se sabe que cuando esos órganos no están sanos, la albúmina se escapa junto con la orina, no habiendo entonces selección debido a esa condición de anormalidad. 2°. - El Éter de Vida. Así como el Éter Químico es el conductor o medio de operación de las fuerzas que tienen por objeto el mantenimiento de la forma individual, así también el Éter de Vida es el conductor o agente de operación de las fuerzas que tienen por objeto el mantenimiento de la especie, la fuerza de propagación. Como el Éter Químico, el Éter de Vida tiene sus polos positivo y negativo. Las fuerzas que trabajan sobre el polo positivo, son las que actúan sobre la hembra durante el período de gestación, capacitándola así para el trabajo positivo y activo de crear un nuevo ser. Por otro lado, Las fuerzas que trabajan sobre el polo negativo del Éter de Vida capacitan al macho para producir el semen.
En los animales de sangre fría, el polo positivo del Éter Luminoso es el conductor de las fuerzas que hacen circular la sangre, mientras que las fuerzas negativas tienen la misma función respecto a los ojos, como en el caso de los animales superiores o del hombre. Cuando los ojos no existen, las fuerzas que trabajan sobre el polo negativo del éter luminoso construyen o nutren otros órganos de sensación. 24
En las plantas, las fuerzas que trabajan sobre el polo positivo del éter luminoso producen la circulación de los jugos vegetales. En invierno, cuando el éter luminoso no está cargado de luz solar como en verano, la savia deja de fluir hasta el estío en que el sol vuelve de nuevo a cargarlo de fuerza. Las fuerzas que trabajan sobre el polo negativo del éter luminoso depositan la clorofila, la sustancia verde de las plantas, y también los colores de las flores. En una palabra, todos los colores, en cualquier reino de la Naturaleza, se depositan mediante la acción del polo negativo del Éter Luminoso. Por lo tanto, los animales tienen el color más marcado en la espalda y las flores en el lado que mira al sol o a la luz. En las regiones polares de la Tierra donde los rayos del Sol son débiles, todos los colores son débiles también, y en algunos casos están tan superficialmente depositados, que en invierno desaparecen y los animales se ponen blancos, como sucede por ejemplo con el armiño.
arquitecto. Todo acontecimiento deja tras sí un recuerdo indeleble en ese Éter Reflector. Así como los seres gigantescos de la infancia de la tierra dejaron huellas en el carbón petrificado, así como la marcha de un alud de nieve puede señalarse por los trazos que deja sobre las rocas, así también los pensamientos y todos los actos de los hombres dejan un recuerdo indeleble en la Memoria de la Naturaleza y en el Éter Reflector, donde el vidente ejercitado puede leer su historia con una facilidad proporcional a su capacidad y ejercitamiento. El Éter Reflector tiene este nombre por más de una razón, por que los recuerdos o imágenes que hay en él no son sino reflejos de la Memoria de la Naturaleza. La memoria real de la naturaleza se encuentra en un reino mucho más elevado. Ningún clarividente desarrollado se pone a contemplar ese éter, porque las imágenes y recuerdos de él son borrosos y vagos comparados con los que se encuentran en el reino superior. Los que leen en este éter son aquellos que no tienen elección, quienes en realidad no saben lo que están leyendo o viendo. Por regla general, los psicómetras y los médiums obtienen sus informaciones de este éter. En determinado grado, el alumno de las escuelas ocultistas, en sus primeros pasos de desenvolvimiento, observa también este éter reflector, pero su Instructor le advierte siempre la insuficiencia de este éter, como medio de adquirir informaciones directas y ciertas, a fin de que no se aventure a emitir conclusiones erróneas.
4°. - Éter Reflector. Indicamos anteriormente que la imagen mental de una casa generada por la mente del arquitecto puede ser recobrada tomándola de la Memoria de la Naturaleza, aún después de muerto el
Este éter es también el agente por el cual el pensamiento impresiona el cerebro humano. Está íntimamente ligado con la 25
cuarta subdivisión del Mundo del Pensamiento, que es la más elevada de las cuatro subdivisiones contenidas en la Región del Pensamiento Concreto y la patria de la mente humana. Allí se encuentra una visión mucho más clara de la Memoria de la Naturaleza, que la que existe en el Éter Reflector.”
Bailey, Alice: “Reflexionen sobre esto”
En el cuerpo vital se encuentran los chakras y una red de canales etéricos llamados “nadis” de los cuales nos ocuparemos en una próxima lección de Upasika.
Powell, Arthur: “El doble etérico”
Besant, Annie: “El hombre y sus cuerpos” Heindel, Max: “El cuerpo vital” Leadbeater, Charles: “El hombre visible e invisible”
Todos estos libros se pueden descargar libremente en www.upasika.com
Lecturas recomendadas para estudiar este tema:
Lecciones de Upasika Asanas o posturas físicas Continuando con las lecciones prácticas que iniciáramos en la anterior entrega de “Hamsa” pasaremos a reseñar ahora algunas de las asanas o posturas físicas recomendadas para la introspección. 1) El perfecto: “Sentado en el suelo, con las piernas juntas y estiradas, desplace ligeramente la pierna derecha hacia la derecha y doble la pierna izquierda, colocando el talón entre los genitales y el ano, junto al cuerpo. Flexione la pierna derecha y coloque el pie sobre la pierna izquierda, con el talón aproximadamente a la altura del pubis. Con la espina dorsal bien erguida, incline la cabeza y fije el mentón contra la raíz del tórax. Coloque las manos en las rodillas respectivas. Mantenga el tronco bien erguido y pause la respiración”. (Fig. 1)
Fig.1
2) El diamante o loto japonés: “Sentado en el suelo, con las piernas juntas y estiradas, flexione la pierna derecha hacia fuera y coloque el pie junto al nacimiento del muslo derecho. A continuación, doble la pierna izquierda 26
hacia fuera y sitúe el pie izquierdo junto al nacimiento del muslo izquierdo. Manteniendo cabeza y tronco bien erguidos, coloque las manos sobre las respectivas rodillas”. (Fig.2)
Fig. 3
5) La estrella flamígera: Consiste en acostarse en el suelo, con los brazos y las piernas abiertas, tal como la imagen clásica de una estrella.
Fig. 2
3) El loto o padmasana: “Sentado en el suelo con las piernas juntas y estiradas, flexione hacia dentro la pierna izquierda y sitúe el pie sobre el muslo derecho. Flexione hacia dentro la pierna derecha y coloque el pie sobre el muslo izquierdo, para que queden las piernas cruzadas. Coloque las manos en las rodillas respectivas y evite cualquier esfuerzo”. Esta postura es algo dificultosa para los occidentales. (Fig.3)
Fig. 4
6) Savasana u hombre muerto: Esta postura ya fue explicada en el número anterior de “Hamsa”, al referirnos a la relajación.
4) El egipcio: Consiste en sentarse en una silla cómoda, con la columna recta, el rostro sereno hacia el frente y las manos sobre los muslos. El nombre se inspira en la clásica imagen de los faraones egipcios, en especial los que aparecen en el templo de Abu Simbel. (Fig.4)
Las citas han sido extraídas de “El gran libro de Yoga”, de Ramiro Calle., el cual puede descargarse en www.upasika.com 27
Esoterismo y “sentido de realidad” J.J. Van der Leeuw decir verdad, fue siempre consubstancial al movimiento teosófico desde los albores de su existencia.
En el número anterior dejamos constancia que ciertos conceptos vertidos por el teósofo holandés J.J.Van der Leeuw eran aplicables a todo el movimiento esotérico y espiritualista de la actualidad, donde la sinrazón parece haber tomado las riendas. Por esa razón incluimos este artículo de 1930, donde el escritor analiza la crisis de la Sociedad Teosófica y la manera de superarla.
Definiría este conflicto como la lucha entre la revelación y la realización. Para mí la Teosofía es, sobre todas las demás cosas, realización. Así como la teología es meditación y argumentación acerca de Dios, la teosofía es la experiencia de lo Eterno hecha por el hombre en sí mismo. Este Eterno es la realidad que busca el teósofo para sí y que trata de despertar en los demás: todo lo restante es secundario: sin este postulado todo lo demás es en vano. En este punto nadie puede ni ayudar ni entorpecer; para esta experiencia no son necesarias facultades ocultas, ni pueden ellas revelar lo Eterno: en esto es el hombre el Sendero para sí mismo, la puerta abierta para la Realidad.
Cuando me fué ofrecido el cargo de Secretario General de la Sección Holandesa, quedé perplejo algún tiempo antes de adoptar una decisión. No se trataba solamente de que la posible elección alterara mis planes de conferencias y trabajos escritos durante algunos años, sino también de que en los últimos años me he venido preguntando seriamente si tenía la Sociedad Teosófica alguna misión que cumplir en la nueva orientación de esta era moderna y si el movimiento actual era capaz de imprimir la transformación necesaria para esa misión.
La actividad teosófica, desde sus comienzos, y muy justamente, ha enseñado las experiencias del yo, la realización de lo Eterno, pues esa es su “razón de ser”, la fuente de su inspiración.
La situación actual de la S. T. no es una crisis como tantas otras que hemos visto en la historia de este movimiento. Esta vez se trata de una cuestión vital; o bien la S. T. debe desaparecer o bien tiene que dominar el conflicto que la mina y hacer renacer sus actividades con nuevos objetos y métodos.
Sobre esto se funda el primero y el único objeto de la S. T. que sea compulsivo; únicamente sobre la experiencia de una Vida eterna puede nacer la fraternidad y el reconocimiento señalado como su segundo objeto; la experiencia espiritual es una a través de las edades aunque las formas de las religiones son muchas y variadas.
La S. T. está en peligro de muerte a causa de un conflicto interior que se ha hecho manifiesto a partir del trabajo intensivo de Krishnamurti, aunque, a 28
Hay, sin embargo, un tercer objeto: la investigación de las fuerzas y leyes desconocidas en el hombre y en la naturaleza.
quienes por el desarrollo de sus facultades ocultas, debieran haber dirigido las investigaciones científicas, contenidas en el tercer objeto, fueron tomados como canales de conocimiento espiritual, reverenciados como jefes espirituales, como mediadores entre el hombre y la verdad. Desde el momento en que se arrogaban, por sus facultades ocultas, el deseo de estar en comunión consciente con seres perfectos, los Mahatmas, y ser los guardianes de la divina sabiduría arcaica, la Teosofía, era natural que fuesen los únicos canales por los cuales fluyese esa sabiduría de lo alto, a aquellos menos favorecidos que carecían de esa comunión. Por los Maestros conocían cuanto era necesario para el plan de la evolución y transferían ese conocimiento a las masas.
En su esencia este objeto es puramente científico y se refiere a la ampliación de la investigación científica en regiones hasta ahora inexploradas. En este caso, como en la física, el propósito es la investigación de hechos por medio de los sentidos corrientes o por distinta manera; y el método para conseguirla es por una percepción paciente y meticulosa, por comparación, controlando y probando los hechos llegando así a un conocimiento irrefutable. Y de esto, por generalización, se alcanza el conocimiento de la ley y el dominio de las fuerzas.
Tomado así no es la teosofía experiencia de lo Eterno para cada uno dentro de sí mismo, sino un sistema de tradición oculta monopolizado por un grupo de seres perfectos, sin acceso posible para la humanidad ordinaria, conocido sólo por unos pocos, que son, por consiguiente, los intermediarios reveladores de la sabiduría divina. El camino para la sabiduría se convierte en el del discipulado y la iniciación, cuyas etapas y desarrollo deben ser apreciados y comunicados por los pocos ocultistas reconocidos. Todo ello constituye un sistema jerárquico de intermediación que se encuentra en flagrante contradicción con la teosofía que es experiencia de lo Eterno en nosotros, sin intermediarios, sin ayuda del exterior.
Este último objeto nada tiene que ver con la vida espiritual y la finalidad del hombre. El propósito y los métodos son diametralmente opuestos a los de los otros dos objetos. Allí la experiencia de lo Eterno, del Uno, dentro, y mediante el Yo; aquí la percepción del universo fenomenal en su multiplicidad, fuera de nosotros, en el mundo físico y tal vez en otros.
Este es el conflicto actual, existente, aunque en latencia, desde los primeros tiempos de H. P. B., conflicto que se presenta ahora activo, pues de un lado, el
¿Qué ha sucedido, empero, en la S. T. desde sus comienzos? Lo oculto ha invadido el campo de lo espiritual; 29
sistema de la teosofía revelada se afirma de un modo casi fantástico, y, de otro, las predicaciones de Krishnamurti son la realización de lo Eterno descartando todo cuanto no es esencial para ello.
realización : deben darse cuenta de por qué se sienten confundidos, por qué su fe se ha quebrantado y por qué han perdido su antiguo entusiasmo. Seguidamente deben buscar su seguridad en la teosofía de realización, concentrándose en ella, y desechando completamente el elemento de revelación.
Piensen aquellos que piden “volver a H. P. B.” cuán claro aparece el elemento de la revelación en la teosofía con toda su secuela de males, desde los lejanos tiempos de H.P.B. y vean cómo tuvo su génesis en ella. Las cartas del Mahatma, en su forma de presentación y en su contenido, son la primera y más acabada forma de teosofía revelada.
Debo hacer constar claramente que, en manera alguna, implica esto el abandono del esoterismo. Por el contrario, esto propugna el único crecimiento sano del esoterismo que, libre del elemento de la revelación, puede desarrollarse en una dirección completamente científica, con métodos estrictamente científicos.
Más tarde los mensajes sustituyen a las cartas. Derivados de estos mensajes de lo alto, es decir, como resultado de una revelación, cristalizaron los movimientos ceremoniales y reclutaron sus seguidores. La mayor parte se sumaban a ellos no por impulso propio sino por las afirmaciones de que los Maestros, y especialmente el Instructor del Mundo, deseaban estos movimientos: y cuando al empezar el Instructor su predicación, descartó todo movimiento ceremonial, mediadores ocultos, mensajes, discipulados y gurús, se produjo el estado de confusión y de duda que atravesamos en este momento. Muchos vieron que habían sido mal dirigidos y que habían sacrificado a falsos ideales; abrumados por su desilusión abandonan ahora el movimiento teosófico, por muy fuerte dolor que esta separación les cause. De continuar este proceso de desintegración la S. T. está herida de muerte.
Tampoco implica esto la negación de la existencia de los Maestros, ni la posibilidad de comunicación con Ellos; pero implica la exclusión incondicional del sistema de revelación oculta. Si creeis que un Maestro os ha hablado, meditad primero si lo que os ha dicho está de acuerdo con vuestras ideas: si es así, tomadlo como expresión de vuestra propia opinión y aceptad su responsabilidad : si no, callad. Pero jamás lo déis como mensaje venido de arriba: este es el principio de una perturbación sin límites. Porque, entonces, usáis como origen de vuestra comunicación una autoridad oculta inaccesible a los demás. Encuentro el origen de la mayor parte de las dificultades teosóficas en el censurable sistema de las comunicaciones ocultas. Que cada uno hable en su propio nombre, basándose en su propia autoridad, con el valor de
No veo más que un medio de redención. En primer lugar, los teósofos deben sentir en su interior el conflicto entre la teosofía de revelación y la teosofía de 30
sus convicciones, y, si no es así, que guarde silencio. Pero no tratéis de reforzar vuestro punto de vista con la disimulada autoridad de lo invisible. Destruid el ansia insaciable de revelación que sentís en vosotros y que solamente conduce a la degeneración espiritual.
principios y aptitudes en otros mundos, en sus grandezas en el pasado o en el porvenir y más en sus aptitudes y sus actividades en este mundo y en el momento actual. Propenderé, también, a un estudio y trabajo teosóficos encaminados no a doctrinas ajenas a la vida, y frecuentemente inútiles, sino a la profunda realización del espíritu de nuestros días. El teósofo debe ser hijo de la nueva era, no reliquia del pasado. Prefiero encontrar un teósofo leyendo un diario, con un sentido crítico, que una obra gnóstica. Prefiero verlo familiarizado con Einstein, Freud, Montessori y Le Corbusier, con la Liga de las Naciones y con la arquitectura moderna, que con el Vishnu Purana, el Libro de los Muertos, la doctrina de los pitris lunares o los siete principios del hombre.
En el caso en que resultase elegido Secretario General, yo necesito que los miembros se convenzan de que, para mí, la teosofía es la realización de lo Eterno y que desecho el elemento de la revelación como incompatible con ella: no quiere esto decir que no podamos aprender de los demás; es lo que continuamente hacemos: peco en esto no hay cuestión de revelación iniciada únicamente cuando se usa de una autoridad oculta en lo invisible. Dirigiré mi esfuerzo a libertar el esoterismo de su pseuda-espiritualidad y a fomentar un método estrictamente científico para la investigación oculta.
Prefiero ver en las Ramas teosóficas publicaciones tales como Imago, Naturaleza, Conciliación Internacional o La Nación, mejor que la Revista Oculta o algún otro mensuario astrológico; prefiero que las clases de estudios se dirijan hacia las últimas conquistas en Ciencia, Arte y Relaciones Internacionales, que no que se concentren en los reinos elementales y en la Jerarquía oculta. Debe ser nuestra Sociedad vanguardia y no retaguardia, como ha sido hasta ahora.
Con referencia a nuestros trabajos como teósofos favoreceré una actitud más realista. Lo Eterno no es un mundo distinto o más alto que el nuestro, sino su realidad y su concepto: en el Aquí y en el Ahora está el camino para lo Eterno. Preferiría encontrar a los teósofos menos interesados en sus
¿Puede esto calificarse como preferencia por lo exterior? No: Quiere sólo decir: «Sentido de la realidad».
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Buscad vuestra fuerza interior por meditación, auto-disciplina y una determinada actitud hacia la vida. Para esto no necesitáis ninguna enseñanza esotérica: no hay secretos ni aun para la más íntima autorrealización. y para el verdadero misterio el secreto es superfluo, pues no puede expresarse.
de reverencia efectiva hacia la vida que es un misterio, pero no es un problema. De esta manera atraeremos a muchos teósofos que están hoy fuera de la Sociedad. Cuando hayamos renunciado a la ilusión de poseer un indiscutible sistema de verdad, podremos fomentar en la S. T. una crítica constructiva. Toda crítica dirigida al movimiento teosófico, a sus actividades, doctrinas o Jefes se calificaba, hasta ahora, de «ataque», «falta de fraternidad», «deslealtad», señalando como en último término, el fantasma de los Poderes negros. De ahí que se haya privado a la S. T. de una crítica sana, la que relegada ahora en los subterráneos, se convierte frecuentemente en amarga y hostil. Como consecuencia del sistema de teosofía revelada, se creó una institución de jefatura divina, en la cual unos pocos jefes recibían honores casi divinos y permitían se les mirasen como infalibles. No era esta ciertamente una juiciosa apreciación o admiración hacia sus cualidades, muy grandes por otra parte.
Constituirá uno de mis objetivos trabajar para un saludable método psicológico de entrenamiento espiritual. Esto es lo que, con preferencia, necesita la S. T. Su espiritualidad consistía en el pasado, demasiado frecuentemente, en un vuelo ascético fuera de la realidad. Sin una relación nueva y más vigorosa con la realidad, no puede la S. T. llenar su misión en estos tiempos. Hasta ahora muchos que fundamentalmente, aunque no de hecho, pertenecían a la S. T. y hubieran sido valiosos cooperadores, se veían apartados por las prácticas del pensamiento y del trabajo teosóficos. El teósofo clásico que conoce, en sus detalles, cómo el mundo está formado, cómo fue creado y cual será su disolución; que tiene una respuesta para cada pregunta y llega, con verdadero acrobatismo mental, a compaginar lo incompatible, es un elemento de disgregación que ha rechazado a artistas, filósofos y hombres de ciencia de la S. T.
Por el contrario, era un servilismo hacia nuestra debilidad que necesita de una divinidad a quien adorar. El resultado trágico de esta actitud ha sido que un crítica normal de sus trabajos y de sus actos, se calificase de crimen «de lesa majestad» o como una forma de blasfemia. Mi concepto de la lealtad hacia un amigo no es la de aceptar ciegamente sus opiniones y sus actos, sino en prestarle ayuda en las dificultades, comprender sus debilidades, y llegado el momento, oponerse a sus equivocaciones.
Debemos convencernos que la teosofía no tiene soluciones para los problemas de la vida, pero ofrece un medio de experiencia para la realidad a cuya luz llegamos al convencimiento de que tales problemas son fantasmas de pensamientos. La liviana seguridad de un sistema que lo abarca todo «explicándolo bonitamente» debe ceder a una actitud 32
Yo desearía que un sentido de verdadera crítica, sin sombra de amargura ni hostilidad, se fuese desarrollando en el movimiento teosófico: crítica ejercida sobre las opiniones y los actos de los demás en lo que se refiere a su actuación en la S. T. excluyendo terminantemente todo juicio sobre sus vidas privadas.
por una cuidadosa educación del sentido de la crítica. Únicamente puede la «mente inferior» verse libre de las ilusiones que la tienen aherrojada por ese procedimiento y que la mente superior se imponga en su lugar. Mis observaciones no se refieren sólo a Holanda. sino al movimiento teosófico mundial. Mi propósito es no limitar mi esfuerzo a Holanda sino extenderlo a todo el movimiento teosófico, ya que las dificultades que rodean a la teosofía son las mismas en todas las Secciones Nacionales.
Esto es posible llevar a cabo sin menoscabo de la fraternidad, y mucho más beneficioso que la murmuración en voz baja que es consecuencia de aquel silencio. La ausencia de libertad de crítica en la vida teosófica ha dado lugar a que se admirasen equivocadamente muchos escritos sin valor y mucha fraseología vacía. Ha llegado a suprimirse en la mayor parte de los teósofos el uso de la crítica hasta tal punto que no saben distinguir la buena literatura de la mala, los «clichés» vacíos de los pensamientos vivos, la retórica hueca de una emoción verdadera: Esto puede sólo corregirse
He creído mi deber dar mis puntos de vista con bastante extensión antes de que decidáis si debéis elegirme por vuestro Secretario General. Tal vez los encontréis demasiado heterodoxos: si así es, espero lo demostraréis eligiendo un Secretario General más ortodoxo a quien acompañarán mis deseos fervientes para el buen éxito de su obra.
¿Sabía usted...? Dice Heinrich Damoulin: “La leyenda de Barlaam-Josafat” contiene buena parte de la historia de Buda, poniendo especial énfasis en la conversión del príncipe y en su posterior vida monástica. Se dio el hecho curioso de que durante algunos siglos los japoneses conocieron la historia de Buda en dos versiones muy similares: la de los escritos budistas llegados desde la India a través de China, y a través de las leyendas de santos divulgadas por los misioneros cristianos”. El nombre Josafat (Joasaf) deriva de la voz inda Bodhisattva (deformada en Budasaf y Judasaf), mientras que Barlaam procede probablemente del nombre del asceta indio Bilahaur.
No se sabe quién trabajo a Occidente la historia de Buda, pero lo cierto es que los cristianos primitivos adoptaron la historia del santo oriental como propia y la “cristianizaron” con el nombre de Barlaam y Josafat. Un versión griega puede encontrarse entre las obras de Juan Damasceno y más tarde incorporada a las historias de santos como “Legenda Áurea” y “Flos Sanctorum”. En la ciudad de Palermo llegó a dedicarse una iglesia en honor a estos “santos” imaginarios. En el siglo XVII, el portugués Diego do Conto descubrió las semejanzas de las leyendas de Barlaam y Josafat con la historia de Siddharta Gautama. 33
Catástrofes Naturales Algunas sencillas hipótesis surgidas de los conocimientos tradicionales
Los últimos años han sido ricos, para desgracia humana, en catástrofes de todo tipo: tornados, huracanes, ciclones, lluvias torrenciales, inundaciones, volcanes en erupción, vientos desatados... y como si fuera poco, tales desastres parecen concentrarse en las zonas más pobres del globo. A diario seguimos viendo imágenes que estremecen por su crudeza y por el desamparo de quienes se vieron afectados por una potencia del clima que no pueden contener. Sólo queda el rastro de los muertos y heridos, del llanto y de la peregrinación hacia ninguna parte de los que nada tienen.
según las cuales viejos continentes – como la Lemuria y la Atlántida– fueron tragados por el fuego y por las aguas? ¿Cómo explicar esas violentas glaciaciones que, al parecer, alcanzaron desprevenidos a hombres y animales, algunos de los cuales quedaron congelados mientras hacían la digestión de las hierbas masticadas? ¿Qué fue de tantas especies vegetales y animales desaparecidas de pronto? ¿Y qué de ciudades de las que apenas si quedaron rastros, o a veces ni señales, salvo los relatos de aquellos tiempos? El egocentrismo humano nos hace ver el problema de hoy como el único y el más grande, pero no es así.
La pregunta nos asalta de inmediato: ¿Por qué?, ¿por qué pasan estas cosas y justamente allí donde más daño hacen? No somos expertos en la lectura e interpretación de las Leyes de la Naturaleza, pero podemos, en cambio, ofrecer algunas sencillas hipótesis surgidas de los conocimientos tradicionales. No debemos creer que estos fenómenos son producto exclusivo de esta época. Han existido siempre, aunque no siempre hayamos guardado memoria de ellos: más bien aquellos lejanos desastres hoy se confunden con mitos. Sin embargo, ¿no fueron cruentas catástrofes las que señalaron el paso de un período a otro de la larga historia del planeta? ¿Qué hay de los rastros de historias
Por lo que sabemos, estas catástrofes afectan a varios puntos de la Tierra, sólo que aquellos más favorecidos por su riqueza material se recuperan antes, y la destrucción queda subsanada relativamente pronto, tanto como para que caiga más rápidamente en el olvido. En cambio, cuando el cataclismo cae sobre las zonas más miserables, la 34
recuperación es lenta, muy lenta. Al menos, y como contrapartida, se despierta la compasión y la solidaridad de los pueblos, se mueven las voluntades de ayuda y los medios de comunicación amplían mucho más el suceso. Es lamentable pensar mal en estos casos, pero no podemos dejar de preguntarnos hasta qué punto algunos de estos movimientos de cooperación no tratan de echar una discreta cortina de humo sobre delicadas situaciones de corrupción social, política, moral, económica, que así quedan relegadas a un segundo plano momentáneo.
progresivo, volcanes siempre activos, fallas tectónicas entre placas continentales, ruptura de su capa de ozono, lluvias torrenciales junto a sequías incontrolables, extremos de frío y de calor, fenómenos como el de El Niño que de pronto se agrandan y arrasan a su paso. Si lográramos mirar nuestro cuerpo con los mismos ojos, comprobaríamos que también tenemos algunos puntos débiles donde es mucho más fácil que una agresión o una enfermedad se manifiesten en forma más cáustica. Hemos perdido el sentido de la geografía sagrada. Hoy se vive y se construye en cualquier lugar y de cualquier manera. Desconocemos aquellos sitios donde las posibilidades de asentarse son más positivas porque allí confluyen energías benéficas de distinto tipo. Se construye según la moda, con unos estilos arquitectónicos que, a pesar de sus sistemas de seguridad, desafían la estabilidad y la estética. O se construyen tristes chabolas que no resisten ni el viento ni la lluvia, porque no hay otra forma de encontrar un techo, si se le puede llamar techo a esas planchas destartaladas.
La tierra está vieja y enferma; así lo dicen las antiguas tradiciones. Sus síntomas son cada vez más evidentes y lo que vemos como calamidades son apenas las quejas del planeta. Y a ello hay que sumar los efectos nocivos que producen los seres humanos en su inconsciencia y en su ambición desmedida, seguros de vivir sobre una roca insensible e inextinguible. En un aspecto sí acertamos: en llamar «naturales» a estas catástrofes. No son producto del hombre... hasta cierto punto. La Tierra tiene sitios más frágiles; aquellos donde la densidad de población es mayor dentro de un espacio comparativamente pequeño. Esa misma densidad –si no se trata de poderosas capitales– habla de escasos medios económicos, de hacinamiento sin remedio fácil. Cualquier desastre, en estas condiciones, asume proporciones descomunales.
¿Por qué quejarse entonces si hemos levantado campamentos sobre un hormiguero o sobre un nido de escorpiones sin saberlo? Hace mucho que hemos perdido la capacidad de hablar con la Naturaleza. Justamente, esas gentes sencillas y humildes que antaño sabían mantener ese íntimo contacto, hoy se alejaron y olvidaron aquel lenguaje, cambiándolo por la áspera lucha de clases y por las reivindicaciones airadas que no carecen
La Tierra tiene sitios «débiles»: istmos, pequeñas franjas encerradas entre dos mares, tierras bajas en hundimiento 35
de razón en absoluto, pero que no establecen ningún vínculo con la Tierra.
ejerza contra los mismos hombres y, por qué no, contra la Naturaleza.
Esto no quiere decir que hablar con la Naturaleza sea pedirle lo que debe hacer para que estemos contentos. Significa penetrar en ella, comprenderla en sus expresiones y lograr, por consiguiente, que también nos comprenda. Es crear esa unión entre ambas partes, una amistad recíproca, y no esperar que la Naturaleza esté al servicio permanente del hombre y de sus necesidades y caprichos.
Así como está, sin ningún cambio a la vista, el diálogo entre los dos viejos, la Tierra y la humanidad, es imposible. Es la humanidad la que debe esforzarse por reconvertir su vejez en experiencias útiles, su decepción en un diálogo con la Naturaleza para saber algo más de sus leyes. Esto no garantiza la desaparición de las catástrofes, pero sí su conocimiento previo, su prevención, la comunidad directa con esa grande y poderosa habitación que nos acoge y la posibilidad real de paliar los males humanos y -por qué no- los de la Tierra.
También la humanidad está vieja, cansada, carente de grandes ideales y decepcionada. Claro que existen excepciones, pero lo general es abrumador. Hay tanta violencia sin sentido que no debe extrañar que se
Después de todo, estas son catástrofes naturales, y todo lo natural tiene también una vía natural de solución.
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Fraternidad y propiedad privada Francisco Mario Caimi Entre los grandes utopistas, brilla en el siglo XIX Robert Owen. Es el reformista, es el filántropo obsesionado por conquistar la felicidad humana; es el economista y sociólogo práctico que se sobrepone a los prejuicios y adversidades, para llevar a los hechos sus ideas sobre la organización comunal de la producción y del consumo, mediante la conjunción de todas las fuerzas sociales y políticas. Según Owen, la gran reforma será realizada por los gobernantes, con el concurso del pueblo.
En el fondo de los planteamientos con que los soñadores, espiritualistas y utopistas desean corregir los males sociales, hay un razonamiento esencial y común a todos ellos, en que las ideas se eslabonan con precisión matemática, en virtud de un factor de identidad en la sustitución de los términos: “a” igual a “b”; “b” igual a “c”; “c” igual a “d”... Dicen: Los hombres son hermanos; entre hermanos, los intereses son mutuos; y los intereses mutuos deben organizarse en comunidad.
En dichas tesis fundamentales, tenemos que individuo y sociedad están en correlación, siendo el problema el llegar a vivir en máxima armonía.
Por ser hijos de la misma tierra, los hombres deben vivir como hermanos – afirma Platón en “La República”. Lo bueno y lo malo del Estado, es lo bueno y lo malo para cada ciudadano. La propiedad es comunal. San Agustín en “La Ciudad de Dios”, predica: “La propiedad privada provoca disensiones, guerras, insurrecciones, matanzas, pecados graves y veniales. Si no nos resulta posible renunciar a la propiedad en general, renunciemos cuando menos a la propiedad privada”. El canciller Moro, en “Utopía”, sostiene: “El único medio de distribuir equitativamente los bienes y de asegurar la ventura de la sociedad humana es la abolición de la propiedad”.
La armonía y la felicidad tienen por base el bienestar general, y para lograr este progreso y justicia en las relaciones, hay que organizar la producción de los bienes materiales, y cultivar los bienes espirituales a favor de la comunidad, sin exclusivismos.
El desdichado y heroico monje Campanella, en “La Ciudad del Sol”, imagina un régimen social basado en la fraternidad y en la propiedad colectiva; sin pobres ni ricos, ni ociosos ni esclavos: buscando la felicidad terrena en la comunidad de bienes, y la felicidad divina en el ideal religioso.
Tomado de “El espiritualismo y las exigencias económico-sociales”, Sarandí del Yí, Uruguay (1957)
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El sendero del discipulado La vida del hombre que recorre el sendero espiritual es una vida comprometida con una idea, un ideal o una visión que se relaciona con el bienestar humano, la elevación humana y la supervivencia humana, pensando continuamente en como servir al prójimo.
Los nuevos discípulos enseñan a la gente las técnicas, los métodos y los medios para que esta pueda conocer, descubrir y aprender por si misma cultivando en la gente la aptitud para discriminar, observar, pensar, meditar y crear. Inspira la independencia en quienes toman contacto con él, tratando que la gente no dependa de él sino que desarrollen sus propias facultades y aptitudes para que la usen en sus propios campos de servicio, ya que quiere que las personas sean autónomas, independientes y capaces de abrirse camino hacia sus propias metas.
Algunas personas piensan que estos hombres se los encuentra solo en el campo religioso o metafísico, pero esto no es cierto. Hay siete grandes campos del esfuerzo humano en los que estos hombres nacen para aportar respuestas a las necesidades del mundo. Estos hombres que esotéricamente los llamamos "Discípulos" nacen en los campos de la política, educación, filosofía, ciencia, arte, religión y finanzas.
Los nuevos discípulos no dependen de los autodenominados maestros, canales, gurues, médiums o dotados psíquicos inferiores, sino que dependen de su trabajo, sacrificio y servicio sin afirmar jamás ser un iniciado, un mensajero o un representante de la jerarquía espiritual ya que aprende en todo momento a depender de su propia divinidad interior.
En cada uno de sus actos se manifiestan cinco cosas: belleza - bondad - relaciones humanas correctas - acrecentada alegría libertad para ti y para los demás.
Su obra y trabajo para la humanidad puede resumirse así: paz sobre la tierra buena voluntad entre los hombres ausencia de separatismo - salud física y espiritual - iluminación - belleza sencillez - glorificación de la presencia de Dios en todo ser humano a través de todos los pensamientos, emociones y las acciones de cada uno.
Un discípulo es quien avizora la liberación, la felicidad, y la mayor perfección de la humanidad y trabaja para ello, se dedica a ello y se sacrifica por ello. Un discípulo es una persona autónoma que recibe su fuerza, su luz, su coraje de su propio Yo real. Nadie nos hace discípulos. El discipulado solo podremos ganarlo con nuestros propios esfuerzos.
Basado en el libro de Torkom Saraydarian (“El discípulo, su desafío esencial”) 38
La mayor de todas las guerras B.P. Wadia que acabará prevaleciendo el triunfo del Todos los problemas familiares, todas las Espíritu sobre la Materia, el de la luchas de clases, todas las guerras Sabiduría sobre la Ignorancia y el del nacionales y todas las cruzadas religiosas Amor sobre el Odio. Pero este no son más que ramificaciones reflejadas conocimiento teórico sirve de poco desde la lucha eterna que se libra entre el mientras el odio consuma el amor, yo inferior y el yo superior del hombre. avivando el fuego de la lujuria en nuestra Para el estudio de la Sabiduría Antigua, naturaleza. una de las primeras lecciones que debe aprender es la de hacerse consciente de que las batallas del mundo exterior no son sino copias intangibles de las que se libran en nuestro interior. Nunca entenderemos el significado y la importancia de las guerras, pequeñas y grandes, mientras no percibamos esta gran verdad. Las guerras internacionales no se iniciarían nunca si no existieran dentro de las naciones las luchas de clases, los odios religiosos o los prejuicios de castas. La competición que hay entre jóvenes y viejos, entre el hombre y la mujer, no tendría lugar en una sociedad en la que subsistieran relaciones familiares del tipo y orden adecuados. De esta manera, llegamos al individuo que está en guerra con sus vecinos y parientes próximos, porque sus manos están en guerra con su cabeza, su mente con su corazón o su orgullo con sus principios.
No sólo hay una lucha constante dentro de nosotros sino que se nos recomienda mantenerla hasta conseguir la victoria, hasta que la Sabiduría-Luz salga de nuestro corazón a raudales y rompa el velo de la ignorancia y hasta que el Amor irradie su justicia y bendiciones desde nuestra mente, descubriendo el orden en medio del caos. Un corazón iluminado y una cabeza compasiva son el santo y seña del Hombre-Espíritu, mas elevado, más grande y más noble que el hombre bueno, de mente inteligente y de corazón compasivo. Es preciso hacer esta distinción entre el hombre bueno y el hombre espiritual. Queremos aplicar de manera seria las enseñanzas teosóficas y hemos dejado tras de nosotros la vida de vicios, distinguiendo entre esa vida y la vida superior. Sin embargo, corremos el riesgo de confundir una vida de bondad
Constantemente tiene lugar una lucha entre nuestro yo material y nuestro yo espiritual. Los estudiantes de Teosofía aprenden cosas de la naturaleza de esta lucha, y los más reflexivos llegan a conocer la fuerza relativa de los combatientes y su manera respectiva de reclutar fuerzas y de recuperarse mientras dura la batalla Todos sabemos 39
negativa por la vida del espíritu. “No basta con dar el ejemplo de una vida pura y virtuosa y de un espíritu tolerante; esto no es sino bondad negativa, y nunca servirá para el discipulado”, escribió una vez un Maestro. Algo muy distinto y más elevado que la bondad negativa es la espiritualidad positiva.
el corazón. La asimilación de las enseñanzas es una frase que se usa comúnmente. Pero no suele entenderse su significado psicológico. Intentemos captar con el poder del corazón la diferencia vital que hay entre el hombre bueno y el hombre espiritual. La lucha entre lo bueno y lo espiritual en el mundo exterior está representada en nosotros por el conflicto de los deberes. Hay personas que cumplen con su Deber “y no lo saben”, porque nunca ha surgido en ellos ese conflicto de los deberes. Las personas buenas del mundo, aunque carezcan de idea alguna sobre el desarrollo del alma y sobre el progreso espiritual, son capaces de entender las verdades de la vida mejor que aquella persona en cuyo universo propio tiene lugar un conflicto de deberes. Sólo entonces se plantean las preguntas que nos dejan perplejos: “¿Qué soy?” “¿Cuáles son mis relaciones con los demás?”. Una buena madre seguirá siendo solamente buena hasta que las circunstancias la obliguen a considerar la sabiduría o falta de sabiduría de su actitud respecto a su propio hijo, o la justicia o injusticia de su actitud hacia los hijos de los demás. El conflicto de los deberes abre una perspectiva del mundo del Espíritu.
Nuestras virtudes y nuestros vicios nos hacen a veces buenos y a veces malos. Hay que conseguir un equilibrio para poderlos controlar y convertirlos en facultades de crecimiento y de servicio, si queremos manifestar una espiritualidad positiva. De la misma manera en que el amor humano es superior y mas elevado que la lujuria, y que la lujuria, por más que se alimente, nunca se convertirá en amor, también la Espiritualidad Divina tiene una cualidad más profunda y extraordinaria que la bondad humana, que tampoco dará nunca origen al Espíritu-Sabiduría, por más que se aumente de grado. La diferencia entre lo bueno y lo malo es similar; el abismo que hay entré la bondad y la espiritualidad no es cuestión de grados. Nos resultara muy útil tener una percepción intelectual clara de este hecho. Un soldado puede sentirse más motivado para la lucha si entiende teóricamente la naturaleza inherentemente mala de su enemigo; combatirá con más pasión si asimila ese concepto. Esta asimilación es una ventaja maravillosa, sin la cual resulta casi imposible conseguir la victoria sobre nuestra naturaleza inferior. La constancia y la firmeza, tan necesarias para sostener una lucha, nacen en nuestro corazón. La comprensión de nuestra filosofía con la mente no nos proporcionara nunca la vitalidad que nos da la comprensión con
Un equilibrio adecuado alcanzado y sostenido entre los distintos deberes en conflicto transformará nuestra bondad en espiritualidad. La vida superior consiste en un ajuste apropiado de nuestros distintos deberes en un Drama armonizado, de manera que la propiedad de nuestro Ego se ponga de manifiesto. Todas las cosas y todos los seres tienen sus respectivas propiedades, algunos aspectos de las cuales se han hecho 40
patentes, mientras que otros todavía están latentes. Cuando se manifiestan los aspectos latentes de nuestra propiedad, muchas veces chocan con los que ya se han manifestado de forma objetiva. Y entonces surge el conflicto de los deberes. Nuestro dharma, una gran palabra sobre la que habría que meditar, es nuestro medio para llegar a ser. Somos lo que somos debido a nuestro dharma. A medida que cumplimos con nuestro dharma, vamos creciendo. Vamos haciéndonos diferentes a lo que somos. Y aquí esta la base de nuestro crecimiento interno, en ese conflicto entre fuerzas opuestas y resistentes.
diaria, somos capaces de reconocerlos como tales. Tenemos la decencia suficiente para percibir que el mal es mal y que los malos actos son malos actos. Pero también hay efectos debidos a virtudes exageradas y a hábitos mal formados. Resulta difícil ver estas exageraciones y malformaciones. El conflicto de los deberes teosóficos surge en referencia a ellos. Solo podemos salvarnos del error si comprendemos nuestra filosofía con el corazón. En nuestro interés por aprender las distintas fases de la filosofía, a veces olvidamos que existe un método práctico para emprender el estudio mismo. Naturalmente, hemos de poseer un conocimiento adecuado de nuestros principios y proposiciones generales. Pero deberíamos seguir estudiando con atención aquellas enseñanzas teosóficas especificas que pudieran darnos respuestas a nuestros problemas íntimos y personales. Tenemos una personalidad que esta aprendiendo cosas sobre lo Impersonal. Esta personalidad tiene unas tendencias con las que deseamos acabar. Tiene una manera de expresarse que deseamos cambiar. Un hombre que de verdad quiere vivir la vida adecuada debería saber elegir, dentro de ese enorme campo de todas nuestras enseñanzas, aquellas en particular que le ayuden y le den fuerza en sus batallas contra su yo inferior. Todos nuestros problemas, ya sean del Ego o de la personalidad, del Yo del Espíritu o del yo de la materia, tienen su solución en nuestra filosofía. En ella se habla de las complejidades infinitas de la mente y de la moral. Con discernimiento, deberíamos buscar aquellas enseñanzas
Las fuerzas del espíritu son muy resistentes. Son superiores tanto a las fuerzas del mal como a las del bien. La lucha contra nuestra naturaleza inferior se contempla muchas veces como una lucha contra nuestras malas tendencias. No es fácil reconocer que también sufrimos por los defectos de nuestras cualidades, un obstáculo difícil de superar, porque solemos encontrar o inventar excusas para ello. La mala conducta evidente la condenamos incluso en nosotros mismos. Si por resultados kármicos, o por otros motivos pertenecientes al reino de lo oculto, hay efectos malos en nuestra vida 41
que sirvan de remedio para nuestros males particulares.
Nuestra naturaleza corpórea y sensual reclama su propia vida. Nuestros sentimiento buscan la expresión de su propio yo. Nuestra mente sufre los tormentos de Tántalo cuando doblegamos y controlamos sus deseos naturales. Estos constituyentes de nuestro yo inferior tienen sus propias propiedades. Entre ellas estalla una guerra, tal como podemos ver en la insatisfacción de personalidades muy fuertes que carecen sin embargo de la energía del espíritu. Cuando el Fuego del Yo Superior, con su Razón Compasiva, con su Intuición Iluminadora y con su Fuerza de Voluntad Creadora toca al inferior, sentimos un gran descontento. Cuando el estudio y la práctica de la Teosofía hagan más feroz esa lucha, no hemos de rendirnos y caer en una depresión y en la confusión. No debemos olvidar las implicaciones del problema ético del Conflicto de los Deberes.
El mantenimiento de una lucha constante contra nuestra naturaleza inferior debería convertirse en un proceso científico. A muchos de nosotros nos pueden los sentimientos. El simple deseo de mantener el cuerpo en buena salud no lo hace saludable. Pero obtendremos buenos resultados si comprendemos y aplicamos de forma científica las leyes del cuerpo y lo mismo pasara con la buena salud psíquica y espiritual. Un estudio especial desde este punto de vista personal eliminara los obstáculos creados por los deberes en conflicto. Nuestra naturaleza inferior esta compuesta por diversas vidas con un grado inferior de evolución. Nuestros organismos de naturaleza superior están construidos por inteligencias de un tipo mas elevado. Cada uno intenta manifestar su dharma-propiedad respectivo y de ello resulta el eterno conflicto.
(De Vivir la Vida, paginas 17-22)
«Sin una idea superior no puede existir un hombre ni una nación. Y en la Tierra solo hay una idea superior: la idea de inmortalidad del alma. Todas las demás ideas superiores que puede tener el hombre surgen de ésta» ("Diario de un escritor". Fedor Dostoieswsky)
“Hamsa” es una publicación bimestral independiente para la difusión de la Sabiduría Antigua editada por la Biblioteca Upasika www.upasika.com . El contenido de estos artículos no necesariamente coincide siempre con la línea editorial de la publicación y las posiciones de los Guardianes de Upasika. Año 1 - Nº 2 Abril 2005 Editor responsable: Phileas Fogg
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