NÚMERO 2 - AÑO 2001 © 2000-2002 ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico http://www.arp-sapc.org/
SUMARIO - ...
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NÚMERO 2 - AÑO 2001 © 2000-2002 ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico http://www.arp-sapc.org/
SUMARIO - 25 AÑOS DE CIENCIA: LA VERDADERA NUEVA ERA Por: Javier Armentia
- EL PROBLEMA DE LA PUBLICIDAD ENGAÑOSA Y LAS TERAPIAS ALTERNATIVAS Por: Pablo Muñoz
- CLEVELAND (EEUU): IDENTIFICAN UN GEN VINCULADO A LA CAUSA MÁS COMÚN DE CEGUERA Por: EFE
- CIENTÍFICOS ESPAÑOLES DESARROLLAN UN SEMICONDUCTOR DE ALTAS PRESTACIONES Por: Agencias
- DESCIFRAR LA QUÍMICA DEL UNIVERSO Por: Agencias
- LA SONDA GALILEO FOTOGRAFÍA LAS TORMENTAS DE JÚPITER Por: Reuters
- MI VIAJE A LA ESTACIÓN Por: Miguel López Alegría
- ¿QUÉ OPINAN LOS INVESTIGADORES? Por: Ricardo García García
- LA CONTAMINACIÓN ACORTA LA VIDA Por: Jaime Prats
- VISITA GUIADA A LA ISS Por: Carlos Elías
25 AÑOS DE CIENCIA: LA VERDADERA NUEVA ERA Por: Javier Armentia
La presentación de la secuencia completa del mapa genético humano marca un hito que cierra este siglo de la ciencia. Pero hace 25 años la llegada a la Luna había marcado ya otro fundamental: la confirmación de que la era espacial cambiaría el mundo. Y entre medias, se nos coló la nueva sociedad de la información, de la mano de las redes telemáticas. El último cuarto de siglo ha sido un vertiginoso suceder de descubrimientos científicos y aplicaciones tecnológicas capaces de moldear la sociedad de una manera que nunca antes había sido posible. El teléfono o la televisión tardaron decenios en convertirse en instrumentos necesarios de uso cotidiano. Sin embargo, el ordenador conectado a Internet ha vivido en unos pocos años una implantación que ha batido todos los récords. El ordenador personal, que aparece a comienzos de los años 80, dotado con la
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capacidad de conexión global, ya en los 90, se convierte en la herramienta de la nueva sociedad, no sólo como máquina útil, sino principalmente como elemento de ocio y relación. La capacidad de interactividad que dota a lo audiovisual supone un ruptura revolucionaria que nos abre un nuevo siglo lleno de novedades, pero también de incertidumbres sobre el control de estos nuevos medios. Aunque es el mundo de las ciencias y tecnologías “de la vida” el que más incertidumbres y sorpresas nos va a causar. En 1973 se obtuvo la primera bacteria con genes que no provenían de ella: era el primer organismo modificado genéticamente, el nacimiento de lo que ahora llamamos biotecnología o ingeniería genética. Las técnicas de secuenciación y reemplazo de material genético, de cadenas de ADN, que permiten estas modificaciones fueron propuestas por Kary Mullis hace tan sólo 17 años. Su “reacción en cadena de la polimerasa”, la PCR, permitía obtener grandes cantidades de material genético con el que poder trabajar. Un descubrimiento científico realizado por una empresa, no por una institución investigadora: un cambio radical, porque aparecía un nuevo sector empresarial que trabaja con seres vivos. Si en 1978 se obtiene la primera insulina sintética por ingeniería genética, o en 1980 se patenta por primera vez un ser vivo, una bacteria capaz de comer petróleo, la revolución de la industria genética se da con la primera y aún controvertida patente de un animal. En 1988 la Universidad de Harvard patenta un ratón, el “oncorratón”, un animal transgénico en el que un nuevo gen codifica la aparición del cáncer. Pero el ejemplo de que todo el mundo de la manipulación genética es real nos da en la cara a comienzos de 1997, cuando Ian Wilmut y sus colegas el Instituto Roslin presentan en sociedad a Dolly, la oveja clónica. La clonación de seres vivos, es decir, la capacidad de transferir no ya genes, sino un genoma completo, de crear organismos idénticos fuera del mecanismo natural de la reproducción, es el aspecto que marca el antes y el después, el que levanta las incertidumbres ante el futuro de las que antes hablábamos. Pero también abre el camino a una nueva biomedicina: investigaciones sobre células totipotentes, creación de tejidos u órganos, nuevos tipos de reproducción asistida... La aplicación de estas nuevas técnicas, de los nuevos descubrimientos que se han ido sucediendo (y que vendrán) a los seres humanos tiene una componente ética aún pendiente de establecer adecuadamente. Pero nadie duda que el panorama de la lucha contra las enfermedades ha cambiado de manera radical: el descubrimiento de que enfermedades como el cáncer tiene origen genético, las terapias que derivan de ello, la diagnosis y la prevención... Todo esto en un mundo en el que el espacio ha pasado a ser algo tan cotidiano como la imagen del Meteosat. Los 70 fueron los primeros años del hombre en la Luna, dentro del programa Apolo. Y de las misiones de exploración del sistema solar: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno visitados por las Pioneer y las Voyager, Marte por las Viking. Mientras tanto, los satélites de telecomunicaciones, de teledetección (meteorología, geología, análisis medioambiental)... Y los satélites espías: aunque la bajada de la tensión entre bloques que había dominado la primera carrera espacial de los años 60 dio paso a proyectos más ambiciosos, que intentarían asegurar la presencia humana en el espacio. Hace unos meses entraban en la Estación Espacial Internacional sus primeros habitantes, dos rusos y un norteamericano que, a pesar de que el proyecto ha sido menguado y se ha visto muy retrasado, se convierten en los primeros ciudadanos del espacio. El esfuerzo de 16 países culmina una primera etapa de la era espacial que ha sufrido, en cualquier caso, importantes contratiempos. El más notable el accidente de la lanzadera espacial norteamericana Challenger, que explotó al poco de su lanzamiento el 28 de enero de 1986. Pero el descalabro más reciente de la industria espacial rusa o los retrasos causados en el despliegue de la capacidad de lanzamiento de cohetes europea por los fallos del Ariane 5 tampoco pasan desapercibidos. En los próximos años, el espacio tendrá que empezar a ser rentable... Aunque ya lo ha sido en términos de conocimiento. Nuevos telescopios como el Hubble que permiten
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conocer mejor un Universo sorprendente. Y, lo que es más apasionante, acaso poblado por la vida. Marte ha sido una constante en este sentido: aunque parece obvio que el planeta rojo no es un planeta vivo como el nuestro, podría haber albergado la vida en épocas pasadas, o incluso estar habitado actualmente, pero no en gran escala. Los hallazgos de una investigación constante desde los años 70 y que culminará dentro de unos treinta más con la llegada de la primera expedición tripulada han mantenido el asunto de la vida extraterrestre siempre en boca de los medios de comunicación. Pero no ha sido sólo Marte: algunas lunas de Júpiter donde se cree que hay agua; la detección de los primeros planetas extrasolares en los últimos cinco años; el análisis –sin resultado positivo- de señales de radio del cosmos por si se encuentra un mensaje artificial, son algunos aspectos relacionados con algo que ya se llama Astrobiología, una ciencia que ha nacido en los últimos diez años como tal. Y que no sólo tiene que ver con lo extraterrestre, porque el interés por la búsqueda de vida en otros mundos ha permitido dar un importante empujón a la investigación sobre el origen de la vida en la Tierra. Por ejemplo, descubrir que existen organismos en nuestro planeta capaces de sobrevivir en circunstancias extremas: fumarolas volcánicas del fondo de los océanos o ríos contaminados con metales pesados. La vida, una vez más, en el candelero. Y, en este último cuarto de siglo, también hemos podido obtener más información sobre nuestro propio linaje. Por un lado, al aplicar las técnicas genéticas al estudio de las poblaciones: esa Eva mitocrondrial que marca un origen africano para los humanos. Pero también al descubrirse enterramientos que, como el caso señero de Atapuerca, permiten ir comprendiendo mejor de dónde venimos. En estos últimos 25 años hemos pasado a incorporar en el vocabulario palabras como ADN, genoma, SETI, chip... UN nuevo lenguaje de una actividad, la ciencia, que nunca más podrá ser tomada como algo accesorio o circunstancial al analizar nuestra civilización.
EL PROBLEMA DE LA PUBLICIDAD ENGAÑOSA Y LAS TERAPIAS ALTERNATIVAS Por: Pablo Muñoz
Noticia enviada por: Julio Valer Sanidad se abstiene de actuar contra el “Consejo de Naturistas” y se limita a dar apoyo moral al Consejo de Colegios de Médicos. El Ministerio de Sanidad se va a limitar a dar su apoyo moral a la OMC en la denuncia judicial contra el autodenominado Consejo General de Colegios de Médicos Naturistas, al que la profesión médica acusa de publicidad engañosa. Respecto a la petición que cursó la OMC ante Sanidad para que sancionara a los terapeutas, la Administración dice que no le compete y simplemente certifica que tal Consejo de Naturistas no existe. El Consejo General de Colegios de Médicos se ha quedado solo en su cruzada contra el autodenominado Consejo General de Colegios de Médicos Naturistas, iniciativa de un grupo de terapeutas alternativos que, interpretando la falta de respuesta a la petición de regulación de ese organismo, se autoproclamó y viene anunciándose en la prensa como tal (ver DM del 26-VII-2000). En una carta fechada el 25 de julio pasado, el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Ignacio Sánchez Nicolay, pedía al Ministerio de Sanidad que "sería de total necesidad que ese Ministerio
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se pusiera en contacto con la citada asociación, requiriéndola que cese en su actitud, dado que no se ha creado un colegio o Consejo General de Médicos Naturistas, ni se ha aprobado sus estatutos por silencio administrativo". Ya en agosto, Sánchez Nicolay formulaba una denuncia formal ante Sanidad y le suplicaba que iniciara un procedimiento sancionador, tal y como se recoge en un escrito enviado a la ministra, Celia Villalobos. Meses después, la respuesta de Sanidad a esa petición se ha limitado a certificar que tal Consejo no existe (la última vez en diciembre, a través de una carta) y a dar apoyo moral a los colegios de médicos en el proceso civil iniciado en los tribunales contra el citado Consejo de Médicos Naturistas. Competencias Preguntado por el caso, Sanidad, que se reunió con los terapeutas alternativos para escuchar sus peticiones de regulación del sector y transmitirle su postura respecto a lo irregular del organismo que han promovido, ha respondido a Diario Médico a través de su Gabinete de Prensa que su papel está siendo el de "colaborar en la labor que en defensa del colectivo de la profesión médica ejerce la OMC como administración corporativa" y que "es competencia de la OMC" actuar contra la campaña publicitaria iniciada por los terapeutas alternativos. En declaraciones a este diario, Sánchez Nicolay ha eludido comentar la falta de respuesta de Sanidad a la petición de sanciones realizada en agosto y, posteriormente, en varias reuniones mantenidas en la sede ministerial. Únicamente ha dicho que las cartas de apoyo remitidas desde la Subsecretaría de Sanidad son satisfactorias. [Nota] * En el Diario Medico del viernes 29 de diciembre de 2000 aparecía el anterior artículo, relacionado con el espeso "culebrón" de los "pseudomédicos naturistas". Esta gente viene utilizando un vacío legal del Código Penal del año 1995. La Organización Médica Colegial ha mantenido desde el principio una postura ambigua con las medicinas alternativas y ahora, fruto de dicha interesada vaguedad, se encuentra en un auténtico callejón sin salida. Lo único que puede hacer es presentar una demanda por publicidad engañosa y a nivel individual, pero le puede salir "el tiro por la culata", ya que los tribunales volverán a recordar que la práctica de las medicinas alternativas no son consideradas como un acto médico. Es cada vez más probable que toda iniciativa que realice en dicho sentido sea un rotundo fracaso. Además, es de prever que recibirá cada vez más presiones por parte de aquellos Licenciados en Medicina y Cirugía, que practican y viven de las mal llamadas medicinas alternativas. Estos últimos han sido precisamente quienes aprovechando esta situación han reclamado el respaldo de la OMC. Para más información: Ver artículos publicados en EL ESCÉPTICO DIGITAL: - Edición 2000 - Número 31 - 08 de septiembre de 2000 - Edición 2000 - Número 38 - 16 de septiembre de 2000 - Edición 2000 - Número 59 - 21 de octubre de 2000
CLEVELAND (EEUU): IDENTIFICAN UN GEN VINCULADO A LA CAUSA MÁS COMÚN DE CEGUERA Por: EFE
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Se abre el camino para curar la degeneración macular Stargardt Un grupo de científicos de Estados Unidos ha identificado un gen vinculado a la causa más común de la ceguera y ha asegurado que este descubrimiento abrirá el camino para crear un tratamiento eficaz. Los investigadores han determinado que el gen, identificado con el nombre de ELOVL4, es la causa principal de la degeneración macular Stargardt, una enfermedad que provoca la ceguera progresiva, especialmente entre los ancianos. El problema es de carácter hereditario y los afectados ven de forma borrosa o experimentan «puntos ciegos» en el centro de la visión. En la mayoría de los casos esos «puntos ciegos» son provocados por derrames en los vasos capitales detrás de la retina. El científico Kan Zhang, del Instituto Ocular Cole y de la Clínica de Cleveland (EEUU), ha manifestado en la revista Nature Genetics que «este importante descubrimiento despeja un nuevo sendero en la lucha contra la degeneración macular y permitirá crear un modelo para realizar terapias basadas en medicamentos». Hasta el momento no existe un tratamiento de este tipo, pero muchos científicos creen que la enfermedad es provocada por problemas de nutrición y que una forma de prevenir su aparición es aumentar el consumo de suplementos de zinc y de vitaminas antioxidantes, especialmente vitamina A, C y E. Para más información: Revista Nature Genetics http://www.nature.com/ng/
CIENTÍFICOS ESPAÑOLES DESARROLLAN UN SEMICONDUCTOR DE ALTAS PRESTACIONES Por: Agencias
Por: Antonio Calvo Roy – Madrid Los circuitos integrados forman parte de infinidad de dispositivos de la vida diaria. Más o menos avanzados, según las necesidades de cada aparato, hacen posibles los viajes en avión, la radio, las telecomunicaciones, las lavadoras y los automóviles, es decir, todo aquello que utiliza la electrónica. La discusión entre investigación básica y aplicada no existe en este campo, en el que los desarrollos pasan a ser productos a la velocidad de vértigo que la industria exige. Un equipo español ha desarrollado un método para hacer estructuras semiconductoras de muy altas prestaciones. "En este campo no hay distancia entre la investigación y la tecnología, hay una continuidad entre el laboratorio y la industria. Por ejemplo, en el caso de los discos duros para los ordenadores, cada dieciocho meses se está duplicando su memoria o capacidad de almacenamiento por centímetro cuadrado, y eso obliga a que los tiempos de desarrollo de un producto a partir de nuevos avances científicos sean muy pequeños", dice Fernando Briones, investigador del Instituto de Microelectrónica de Madrid, IMM, del CSIC. En el campo de la microelectrónica, que ya está entrando en el dominio de la nanoelectrónica, "los descubrimientos básicos van a tener implicaciones industriales directas e
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inmediatas". Aplicaciones Una de estas posibles implicaciones inmediatas la tiene un desarrollo hecho por Fernando Briones y Juan Pedro Silveira, del IMM, junto a colegas del Laboratorio Lawrence, en Berkeley, EE UU. Estos investigadores han descubierto que los átomos de galio y de antimonio tienen unos coeficientes de autodifusión de hasta tres órdenes de magnitud de diferencia cuando forman parte de un semiconductor formado por los dos elementos. El movimiento menor de los átomos de antimonio "permite hacer heteroestructuras muy abruptas, con interfaces muy bien definidas. Sabes que los átomos no se van a mover, lo que permite usarlo para múltiples aplicaciones". Para poder hacer este experimento, los investigadores han utilizado isótopos de galio y de antimonio, concretamente galio 67 y 71 y antimonio 121 y 123. "Son isótopos estables, no radiactivos. Nosotros necesitamos átomos isotópicamente puros para poder hacer el experimento. Con estos átomos en la estructura, a la que sometemos a un tratamiento térmico, podemos ver qué ocurre con cada uno de ellos", explica Briones. "Lo que nosotros sabemos hacer mejor que otros laboratorios", continúa, "y por eso vienen aquí los estadounidenses, es fabricar heteroestructuras semiconductoras mediante la técnica de epitaxia de haces moleculares utilizando estos isótopos, que, por cierto, cuestan dos millones de pesetas por gramo, sobre obleas de arseniuro de galio. La única patente que tiene España en explotación en EE UU en este difícil campo de los procesos avanzados para la fabricación de semiconductores es nuestra, de este instituto, de 1994". La compleja máquina diseñada hace diez años por Briones y su equipo del IMM, versiones de la cual comercializa una empresa internacional, permite fabricar estos semiconductores en las condiciones adecuadas. "La verdad", dice Briones, "es que nuestro laboratorio tiene un notable reconocimiento internacional, basado en muchos años de trabajo en este campo de la nanoelectrónica". Transistores Los transistores de alta tecnología realizados con estas heteroestructuras se utilizan, entre otras aplicaciones, para fabricar radares de proximidad, sistemas de telecomunicaciones, teléfonos portátiles de alta gama y comunicaciones espaciales, es decir, para aquellos sistemas que requieren una gran velocidad de transmisión de datos y que, por tanto, utilizan frecuencias ultraaltas. Por ejemplo, en el sector automovilístico están ya muy avanzados los desarrollos para este tipo de radares direccionales en vehículos, de manera que, en casos de niebla o ante cualquier otra contingencia, permitan evitar los accidentes por alcance. "Se trata de un mercado muy grande el que se abre para estos transistores", dice Briones. Y es que las aplicaciones de la nanotecnología están tan presentes en nuestra vida que los expertos ya aseguran que la tercera revolución industrial será la revolución de lo extremadamente pequeño. Ramón Compañó, encargado de la iniciativa comunitaria de nanotecnología para las tecnologías de la información, es uno de los expertos europeos que tienen una visión más amplia de lo que ocurre en este campo en todo el mundo. "En pocos años la microelectrónica va a tenerse que llamar nanoelectrónica. Esto se debe a que las nuevas aplicaciones requieren circuitos integrados con cada vez más prestaciones y al mismo tiempo más pequeños", dice Compañó. "La industria de la microelectrónica es, por lo tanto, el gran motor que
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empuja hacia la nanotecnología, pues de ello depende su sobrevivir. Pero no hay que olvidar que hay muchas otras áreas que están despegando, como la nanobiotecnología, las aplicaciones médicas o los materiales". Desde la atalaya de Bruselas, Compañó observa que "existen excelentes investigadores en nanotecnología en España, además del grupo del IMM en el caso de los microscopios de efecto túnel". Nanoelectrónica "La Comisión Europea financia la investigación a través de varios programas", explica Ramón Compañó. "En los cuatro años del IV Programa Marco, la contribución comunitaria para el conjunto de actividades de nanotecnología superó los 120 millones de euros, y se va a incrementar este presupuesto".
Por capítulos, el sector más importante es el de la nanoelectrónica, seguido de los nanomateriales y nanobiotecnología, explica Compañó. "Y la tendencia es al alza. Por ejemplo, en el programa de nanoelectrónica, llevamos invertidos entre 1999 y 2000 más de 20 millones de euros, lo que supera ya el volumen de 17,3 millones que se dedicó a este campo entre 1996 y 1999". Estos 20 millones de euros que ha invertido el programa Tecnologías futuras y emergentes para la sociedad de la información sirven para financiar la investigación en nanoelectrónica de unos 50 o 60 grupos europeos distribuidos en una veintena de proyectos. Pero la suma parece insuficiente, pues para enero del año que viene ya está prevista la siguiente convocatoria. "La nanoelectrónica está en plena ebullición", dice Compañó.
DESCIFRAR LA QUÍMICA DEL UNIVERSO Por: Agencias
Los astrónomos confían en el futuro telescopio 'Herschel' para ver la composición de las estrellas En la Vía Láctea, nuestra galaxia, hay unos 200.000 millones de estrellas. Pero no sólo eso. Esas estrellas llevan miles de millones de años sintetizando elementos químicos en sus núcleos, elementos que se combinan y forman moléculas, que a su vez siguen reaccionando y con el tiempo forman planetas y -al menos en una ocasión, que se sepa- seres vivos. Así que en el espacio entre las estrellas hay nubes de gas y polvo que funcionan como verdaderos laboratorios de química. Aunque los astrónomos lo sabían desde hace cuatro décadas, sólo ahora empiezan a desentrañar la química del universo. Recientemente se ha celebrado en Toledo un congreso sobre los próximos pasos a dar con nuevos telescopios de infrarrojos. En los últimos años han identificado en multitud de regiones en el espacio más de 120 moléculas -entre ellas agua y complejos compuestos de carbono-, y también se han topado con varias cuya naturaleza sigue siendo un misterio. Muchos de estos compuestos son la clave para reconstruir el pasado del sistema solar, por ejemplo. El instrumento rey de la química espacial es el espectrógrafo. Las moléculas están en permanente movimiento, y cada una de ellas absorbe y reemite luz en un rango de energía muy específico. Los telescopios detectan esa luz y los espectrógrafos la descomponen en un espectro, que por tanto es único
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para cada molécula. Así se puede identificar las moléculas en el espacio comparando su firma química con la de otros compuestos conocidos en los laboratorios. Según el rango de energía en que emitan las moléculas hacen falta telescopios distintos. Algunos compuestos pueden detectarse con telescopios ópticos, pero la mayoría emiten en radio y en infrarrojo. "Los telescopios espaciales infrarrojos han sido los últimos en llegar y por eso sólo ahora empezamos a tener una visión completa de lo que pasa", explica Ewine van Dishoeck, experta en química espacial de la Universidad de Leiden (Holanda). Ella y otros 200 astrónomos revisaron los logros en este área en un congreso celebrado el pasado mes de diciembre en Toledo para afinar los objetivos del futuro telescopio infrarrojo de la Agencia Europea del Espacio (ESA), el FIRST -rebautizado durante la reunión Herschel Space Observatory, en honor del astrónomo anglo-alemán que descubrió la luz infrarroja hace ahora dos siglos. Dos átomos "Las primeras moléculas en el espacio interestelar se detectaron a finales de los años treinta con telescopios ópticos", recuerda Van Dishoeck en el congreso. "Eran moléculas muy sencillas, de dos átomos". Pero el campo se estancó hasta la llegada de los radiotelescopios, que detectaron amoniaco a finales de los sesenta. "Entonces nos dimos cuenta de que el espacio entre las estrellas no es tan hostil. Las nubes interestelares son muy frías y difusas, por eso se creía que no podían tener una química muy activa. Pero esto no era así", puntualiza Van Dishoeck. Los telescopios instalados en tierra que detectan luz en longitud de onda submilimétrica identificaron después muchas más moléculas en fase gaseosa, y con los más recientes telescopios espaciales de infrarrojos la lista se ha completado con decenas de compuestos en fase sólida. "Sabíamos que estos compuestos emiten en infrarrojo, pero no esperábamos tanta variedad. Lo que hemos encontrado es sorprendente", prosigue Van Dishoeck. Una de las principales sorpresas, celebrada por los expertos reunidos en Toledo, fue el descubrimiento hace dos años de silicatos en forma cristalina, como la olivina, con el telescopio espacial europeo de infrarrojo ISO. Se esperaba que hubiera silicatos, pero no que estuvieran formando cristales. Que sea así supone que los silicatos -una amplia y variada familia de compuestos- puedan identificarse, y por tanto que sea posible seguirles la pista durante su viaje interestelar. Por ejemplo: se sabe que se sintetizan en las envolturas de las estrellas viejas, unas de las factorías químicas más activas del universo -las estrellas viejas en la fase de gigante roja expulsan gran parte de su masa, y se forma una envoltura donde tienen lugar muchas reacciones químicas-; y también han sido detectados en cometas, como es el caso del Hale Bopp. Como además los silicatos cristalinos son un componente básico del propio planeta Tierra -la simple arena de playa-, los astrónomos ven ahora más claro de dónde procede la materia prima con que se construyó el sistema solar hace unos 4.500 millones de años. Sin embargo, falta todavía un eslabón importante en el viaje de los silicatos: no se han detectado aún en el medio interestelar, una etapa obligada cuando se va de las estrellas a los planetas. Otro hallazgo celebrado ha sido el del agua. El infrarrojo ha dado importantes detalles sobre cómo se produce y en qué cantidad. En las regiones donde nacen estrellas, el ISO detectó una gran abundancia de agua. En la nebulosa de Orión, por ejemplo, los astrónomos estiman que se sintetiza agua suficiente como para llenar los océanos de la Tierra sesenta veces al día. El agua se sintetiza así: el hidrógeno es el elemento más abundante del universo, originado en el propio Big Bang; el oxígeno se fabrica en las estrellas, que lo expulsan al espacio al envejecer; para que ambos elementos se mezclen hacen falta temperaturas muy altas, condición que se da cuando nace una nueva
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estrella. Como explica Alberto Salama, astrónomo del centro de datos del ISO (en la estación de la ESA en Villafranca del Castillo, Madrid): "La formación estelar empieza cuando el gas y el polvo en la nube se condensan por la gravedad. La inmensa presión en el centro de este material genera potentes vientos de más de 60.000 kilómetros por hora, que calientan las capas externas y hacen que se forme el agua". Muchas de esas moléculas de agua se esparcirán por el espacio interestelar en minúsculas partículas heladas, y serán la materia prima para la formación del hielo de los cometas e incluso de los océanos en los planetas. Pero queda aún mucho por saber sobre esta molécula. José Cernicharo, el astrónomo que fue el primero en demostrar su existencia en todas las nubes moleculares del espacio y que ahora es uno de los investigadores principales del futuro telescopio Herschel, señala que "con ISO hemos visto sólo la punta del iceberg, lo más brillante". Se desconocen aún muchos detalles sobre el papel del agua en el proceso de formación de las estrellas, por ejemplo. Y sigue siendo una tarea pendiente el determinar con exactitud si el agua de la Tierra procede sólo de impactos de cometas, o si también son partículas heladas que ya estaban en la nube de material que dio origen al sistema solar. Los futuros telescopios prometen ahondar mucho más en el descifrado de la química del universo. En julio del 2002, la NASA lanzará Sirtf, un telescopio infrarrojo con un espejo de 85 centímetros de diámetro equipado con dos espectrógrafos. En el 2007 se lanzará el europeo Herschel, que con su espejo de 3,5 metros será el mayor telescopio espacial hasta que se lance el NGST (Next Generation Space Telescope), el heredero del Hubble, en el 2009, con un espejo de más de seis metros. Herschel y NGST no se solaparán porque detectarán luz de distintas longitudes de onda: el primero verá el infrarrojo lejano y el segundo el cercano. Poco después entrará en funcionamiento ALMA (Atacama Large Millimeter Array), un proyecto internacional -con participación española- basado en tierra. ALMA, compuesto por 64 antenas de 12 metros de diámetro que se instalarán a 5.000 metros de altura en el desierto de Atacama (Chile), registrará radiación de ondas milimétricas, de menos energía que la luz infrarroja pero también muy útil para detectar la emisión de moléculas. Compuestos aromáticos en el cielo Uno de los principales misterios sin resolver para los químicos espaciales es el de las polémicas bandas infrarrojas no identificadas, o UIB (siglas en inglés). Con el telescopio espacial IRAS, lanzado en 1983, se detectó la señal muy intensa de un tipo de moléculas de carbono, pero no se las pudo identificar. Después, con el telescopio ISO, los astrónomos han visto que son muy abundantes en el espacio interestelar y en muchos otros objetos, desde el centro de galaxias hasta los alrededores de estrellas muertas (las llamadas nebulosas planetarias). Pero aún no se ha determinado su estructura con suficiente precisión. La idea más aceptada es que son complejas moléculas en forma de anillo, compuestos llamados aromáticos -porque huelen--, por eso se las llama también PAHs (hidrocarburos aromáticos policíclicos). Pero puede que al menos una parte de las UIB no sean anillos, sino largas cadenas de más de 200 átomos de carbono. El debate tiene un punto picante porque la química de la vida se basa en moléculas de carbono que forman anillos, no cadenas. "La mayor parte de la vida está basada en anillos", dice Van Dishoeck. "La mayoría de los astrónomos acepta que debe haber algún tipo de molécula aromática. Creo que la discusión se centra sobre todo en
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hasta qué punto las largas cadenas de carbono también podrían contribuir a la señal que detectamos. Puede que logremos aclararlo con el Herschel". Pero los astrónomos empiezan a comprender al menos el mecanismo de formación de las UIB. Creen haber identificado dos moléculas que podrían ser sus precursoras, el diacetileno, con cuatro átomos de carbono, y el triacetileno, con seis. Las UIB son las más abundantes, pero no las únicas señales de moléculas que faltan por identificar. En longitud de onda submilimétrica, la lista de firmas espectrográficas sin dueño tiene más de mil miembros.
LA SONDA GALILEO FOTOGRAFÍA LAS TORMENTAS DE JÚPITER Por: Reuters
La Gran Mancha Roja del planeta podría ser una enorme tormenta La nave espacial Cassini ha obtenido las imágenes más espectaculares logradas hasta ahora del nacimiento y extinción de las feroces tormentas que se generan en Júpiter, según han explicado científicos de la NASA. Las nuevas imágenes de tormentas que se arremolinan por el planeta más grande del sistema solar sugieren que estas tormentas, que pueden durar cientos de años, obtienen parte de su energía absorbiéndola de otros sistemas más pequeños, según ha explicado Andrew Ingersoll, del Institute de Tecnología de California. La famosa Gran Mancha Roja de Júpiter, visible con un telescopio, se piensa que es una tormenta vieja que se mueve a unos 480 kilómetros por hora y que ocupa un área semejante a tres veces el tamaño de la Tierra. Las nuevas imágenes capturadas por la nave Cassini, que contiene una cámara con filtros que le permiten rastrear los lugares más recónditos de Júpiter, parecen indicar que alrededor de esta gran tormenta se localizan otras a diferentes presiones que actúan por separado, según Ingersoll. Las observaciones anteriores de la agencia espacial americana NASA con la sonda Galileo, que se encuentra orbitando alrededor de Júpiter desde 1995, han hecho pensar a los científicos que las tormentas más pequeñas se encuentran por debajo de la atmósfera del planeta. Para más información: Cassini-Huygens, misión a Saturno y Titan http://www.jpl.nasa.gov/cassini/ Información sobre Cassini http://nssdc.gsfc.nasa.gov/planetary/cassini.html Página web Cassini-Radar http://cassini-radar.jpl.nasa.gov/
MI VIAJE A LA ESTACIÓN Por: Miguel López Alegría
La primera vez que vi la Estación Espacial Internacional (ISS) me pareció una estrella. Estábamos
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todavía a unos cuantos kilómetros, pero nos acercábamos rápidamente. Era nuestro tercer día en el espacio; la mayoría de la tripulación estaba involucrada en las maniobras de aproximación y atraque. Cuando nos acercamos más empecé a poder distinguir la forma de la ISS, la larga serie de módulos y los distintivos paneles solares del Módulo de Servicio (Zvezda), del Bloque Funcional de Carga (FGB/Zarya) y hasta del vehículo de carga Progress, que estaba atracado en el extremo opuesto al que nosotros apuntábamos. Nuestro comandante manejó el Discovery manualmente durante la parte final de la aproximación, usando los pequeños propulsores de maniobra. Hicimos contacto a pocos segundos del momento previsto. Hubo una pequeña sacudida cuando la nave, que pesaba 250 toneladas, se acopló a la estación de 80 toneladas. Después de llevar a cabo una secuencia automática para sellar herméticamente unidos los dos vehículos y de hacer una serie de pruebas para comprobar que no había ninguna fuga, estábamos listos para abrir la primera escotilla entre el transbordador y la estación inhabitada Alpha. La primera escotilla, que abría hacia el interior de la esclusa del Discovery, dio acceso a un pequeño vestíbulo entre las dos portillas de atraque. Una vez dentro, retiramos unas lámparas e hilos de retícula que usamos durante la aproximación. Luego abrí la segunda escotilla, la que daba paso al adaptador presurizado de atraque número dos (PMA-2). Este tipo de módulo, que tiene forma más o menos de cono (la apertura a un extremo mide aproximadamente un metro, la del otro mide dos), es el que se usará para todos los atraques del transbordador a la estación. Llevábamos en la bodega del Discovery el PMA-3, que instalaríamos en la Alpha más tarde, y que se utilizará en la misión siguiente a la nuestra. El PMA-2 no dispone de ningún equipo de mantenimiento de vida. Sin embargo, estaba a una temperatura cómoda, y, gracias a la lámpara intensiva que traíamos, nos sentíamos a gusto. La siguiente escotilla entre el PMA-2 y el módulo Unity representaba la verdadera frontera con la estación. Cuando la abría, todos sentíamos ilusión y curiosidad, entrando en un hogar en el que no vivía nadie. Una vez abierta la escotilla, entramos en la estación. El volumen habitable del Unity es muy grande comparado con el Discovery. Las luces ya estaban encendidas y la temperatura era cálida. Flotamos hacia dentro y aprovechamos su gran capacidad, volando de un extremo al otro y haciendo acrobacias. Aprendimos rápidamente que era muy fácil perder la orientación, debido a la simetría del módulo. Lo que parece en un momento el suelo precipitadamente se convierte en el techo o en una pared. Después de pasar la tarde moviendo algunas cargas que íbamos a dejar en la ISS, algunos tripulantes instalaron nuestros sacos para dormir en el Unity. Me pregunté cómo sería vivir en la estación, y no sólo visitarla. Al día siguiente, me encontraba dentro del Unity, mirando por la ventanilla de una de las escotillas que daban al espacio, mientras que otro tripulante movía con el brazo robótico el primero de dos módulos externos que íbamos a sacar de la bodega y acoplar a la estación, el armazón Z-1. Mi tarea era asegurar que las indicaciones de alineación que él recibía en la cabina coincidían con la realidad que sólo yo,
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mirando por la ventana, podía ver. Mi presencia era solamente un seguro, y como suele pasar, no fui necesario. Los sistemas que usamos para determinar con precisión la posición y orientación del armazón funcionaron perfectamente, y la acoplamos sin problemas a la portilla del Unity. Esa tarde invertimos el proceso de abrir todas las escotillas y salimos de la Alpha. Esto era necesario porque la esclusa del Discovery desde donde efectuaríamos cuatro salidas espaciales durante los cuatro días siguientes estaba ubicada entre los dos vehículos. Después de cuatro salidas con éxito para hacer conexiones externas entre el armazón Z-1 y la estación, y para instalar el PMA-3, estábamos listos para entrar de nuevo en la Alpha. Una vez más, efectuamos la ya familiar secuencia de abrir las escotillas y entramos en el Unity. Esta vez, sin embargo, continuamos abriendo más escotillas al otro lado del Unity, que daban al segmento ruso. Entramos en el Zarya una hora más tarde. Me pareció un sitio completamente distinto. Hay mucha carga atada a las paredes, techo y suelo, lo cual convirtió el pasaje de 15 metros de un extremo al otro como atravesar una pajita. Los colores y olores también eran muy distintos. Por fin cerramos las escotillas entre la Alpha y el Discovery en el décimo día de la misión, justo antes de separar los dos vehículos. Teníamos todos una sensación interesante, sabiendo que seríamos los últimos que cerrarían la escotilla dejando una estación inhabitada. Pocos días después fue lanzado, desde el desierto de Kazajistán, un cohete ruso con una carga muy importante: la primera tripulación permanente de la ISS. [Nota] *Miguel López Alegría, madrileño de 45 años, trabaja en la NASA desde 1992 y en 1995 realizó en el Columbia su primer viaje al espacio. En octubre de este año estuvo en la ISS preparándola para la visita de sus primeros habitantes. En estos momentos prepara en Rusia su próxima misión.
¿QUÉ OPINAN LOS INVESTIGADORES? Por: Ricardo García García
Los científicos españoles están de enhorabuena. O casi. Son frecuentes las noticias en los medios de comunicación sobre los éxitos y/o las penurias de nuestros científicos. La sociedad tiene curiosidad por saber qué se hace en nombre de la ciencia en España. Y un estado de opinión tan receptivo representa una oportunidad que no debería ser desaprovechada. Los propios científicos parecen ser conscientes de ello, pues no temen airear sus avatares en columnas como ésta. ¿Qué preocupa a los científicos españoles? Dar una respuesta precisa requeriría hacer una encuesta a gran escala y, que yo sepa, ésta nunca se ha realizado. Pero una idea razonable del estado de opinión de los científicos puede extraerse analizando los artículos publicados en EL PAÍS sobre el tema "Investigar en España". Y así es posible confeccionar una modesta estadística. Pero antes de nada unas palabras sobre el método seguido. De cada artículo se han seleccionado los temas principales (nunca más de tres) y luego se han agrupado en cinco grupos. Veamos qué nos dice la encuesta. La preocupación dominante la centra la financiación de la actividad científica (50%). Con un 38% le
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sigue lo que podrían calificarse como temas fundamentales. Aquí se incluyen contribuciones que discuten el papel de la ciencia en el desarrollo tecnológico, la división entre ciencia básica y aplicada o la relación entre ciencia y humanidades. En el 34% de los artículos se reflexiona sobre la carrera científica. La endogamia en la promoción científica y/o académica, las dificultades para reincorporar a doctores o las reclamaciones de los becarios constituyen los aspectos más significativos. Un 29% de los artículos abordan aspectos de organización de la ciencia. Cuál será la función del nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología, cómo deberían relacionarse el CSIC y la Universidad o cómo debería efectuarse la transferencia de conocimientos científicos a la sociedad son algunas de las reflexiones recogidas en este grupo. Finalmente, un 17% de los artículos plantean aspectos relacionados con la calidad o la evaluación de la calidad o competencia científica. Los resultados del muestreo anterior, aunque no deberían de considerarse representativos de las opiniones de los científicos, son bastante significativos, pues reflejan las opiniones de aquellos que han sentido la urgencia de manifestar sus preocupaciones en las páginas de este periódico. ¿Para qué pueden servir datos como los anteriores? Bien, es muy posible que consideraciones sociológicas y macroeconómicas estén presionando a la Administración para incrementar sustancialmente, esta vez sin artificios contables, el dinero que se invierte en investigación. Pero los problemas de la ciencia, como indican los datos anteriores, no son exclusivamente de dinero. Que la inversión en investigación sea rentable a la vuelta de 10 o 20 años dependerá de la voluntad de nuestros gestores para afrontar las carencias del edificio científico español. Bueno será recabar la opinión de los propios científicos para elaborar un plan general donde se establezcan las bases y los objetivos para la ciencia en España. No conviene olvidar una de las observaciones más tenaces de la historia de la ciencia: los descubrimientos científicos, los relevantes, suceden, no se planean. Pero para que un descubrimiento ocurra se necesita un contexto, una infraestructura y unos científicos competentes. Todos ellos son el fruto de un plan que ha precedido en años al descubrimiento. [Nota] *Ricardo García es científico titular del Instituto de Microelectrónica de Madrid (CSIC). Para más información: Artículos publicados en El país sobre este tema http://www.elpais.es/p/d/debates/debates.htm#8
LA CONTAMINACIÓN ACORTA LA VIDA Por: Jaime Prats
Varios estudios destacan la relación entre polución, muertes prematuras y diversas enfermedades La contaminación ambiental está directamente relacionada no sólo con el aumento de las urgencias cardiovasculares en las ciudades, sino con un porcentaje de las muertes de sus habitantes. La magnitud de los efectos nocivos de la polución no ha pasado inadvertida para los epidemiólogos que se encuentran volcados en evaluar los efectos que tiene en la salud. Un trabajo elaborado por la Escuela Valenciana de Estudios para la Salud ha probado por primera vez en España la relación a corto plazo entre los niveles de contaminación atmosférica y las urgencias cardiacas. Otro estudio atribuye a la contaminación hasta el 6% de los fallecimientos totales de Austria, Francia y Suiza. De ellos, la mitad los produce la contaminación provocada por vehículos.
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No es necesario vivir en Cracovia (Polonia) o Atenas (Grecia), dos de las ciudades europeas que padecen una peor salud medioambiental, para sufrir los efectos de la polución. En lugares con niveles de contaminación medios -un segmento en el que se encuentran las principales ciudades españolas- el humo del tráfico y, en menor medida, el industrial o el procedente de incineradoras de residuos, interviene de forma notable en patologías cardiovasculares hasta el punto de que son uno de los factores que acortan la vida de los ciudadanos. "Niveles moderados de contaminación también suponen un riesgo para la salud". Ferran Ballester, doctor de la unidad de epidemiología y estadística de la Escuela Valenciana de Estudios de la Salud, apoya esta afirmación en los resultados obtenidos en un trabajo realizado junto a José María Tenías y Santiago Pérez-Hoyos que publica este mes el Journal of Epidemiology and Community Health. El estudio muestra una asociación significativa entre la contaminación atmosférica y las urgencias cardio y cerebrovasculares atendidas en los hospitales, mientras que no aprecia relación con las dolencias gástricas. Entre 1994 y 1996 los investigadores valencianos midieron los niveles diarios de humos negros, dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO) y ozono (O3) del aire de la ciudad de Valencia y lo compararon con los ingresos de urgencias registradas en los dos principales hospitales, el Clínico y La Fe. Un aumento en los niveles de dióxido de azufre y de monóxido de carbono se vinculó a un incremento de las urgencias por enfermedades de corazón. Por cada aumento de 10 microgramos por metro cúbico de SO2 -la media en la ciudad es de 25,6- se observó que los de ingresos por enfermedades cardiovasculares aumentaban en un 3%. Partículas en suspensión En el caso de las partículas en suspensión se observó una relación similar. Estos contaminantes, uno de los principales agentes patógenos que se encuentran en el aire de las ciudades, son restos minúsculos de materia, fruto de la combustión incompleta del carbón y derivados del petróleo que, gracias a su pequeño tamaño -unas 10 micras- entran con facilidad en el aparato respiratorio y de los pulmones pasan al torrente sanguíneo, provocando problemas cardiovasculares y respiratorios. Un incremento de 10 microgramos cúbicos de estas partículas -frente a una media de 43,7- iba seguida de un aumento de l,5% de ingresos hospitalarios, según recoge el estudio. Estas evidencias se suman a otro estudio elaborado por Ferran Ballester y sus colaboradores entre 1991 y 1993. En este caso, el objetivo fue relacionar los efectos de la contaminación atmosférica en la ciudad de Valencia -con niveles comparables a París, Londres o Barcelona- y la mortalidad registrada. El equipo valenciano encontró una asociación significativa entre indicadores de polución y fallecimientos, más clara en las partículas de suspensión que en el dióxido de azufre. A cada aumento de 10 microgramos de partículas por metro cúbico de aire analizado le acompañaba un incremento del 0,8% en la mortalidad diaria. Ballester precisa que los niveles de contaminación de las ciudades españolas no son los mismos de hace 20 años. De una polución básicamente industrial se ha pasado a otra en la que los principales agentes son los motores de los vehículos. De los tubos de escape sale ya más de la mitad de los agentes contaminantes. Estos cambios han provocado que el nivel de contaminación en España sea medio -en ocasiones bajo- y que haya descendido notablemente las emisiones de dióxido de azufre, de origen básicamente industrial. Además del impacto en la mortalidad y de los peligros cardiovasculares, existen evidencias de que los niveles actuales de contaminación atmosférica urbana repercuten también en el sistema respiratorio. El proyecto APHEA, realizado en varias ciudades europeas y publicado en 1997, demostró que a un aumento de 50 miligramos por metro cúbico de NO2 seguía un incremento de ingresos por asma del 3%.
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El mismo incremento en niveles de ozono se asoció con un 4% más de casos de ingresos por enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Los peligros de la salida a la atmósfera de todos estos elementos patógenos "no son muy elevados a nivel individual", matiza Ballester, "aunque sí son importantes en términos de salud pública". Son las personas más débiles quienes tienen más probabilidades de que las enfermedades de base cardiacas o pulmonares que padecen se agraven y deriven en una muerte prematura. Estudios elaborados en Europa han ido mucho más lejos a la hora de traducir en cifras los efectos mortales de la contaminación atmosférica. Un trabajo elaborado por la Universidad de Basilea y publicado recientemente en la revista The Lancet achaca directamente a la polución hasta 40.000 de las muertes que tienen lugar anualmente en Austria, Francia y Suiza, el 6% del total de fallecimientos. Según este trabajo, la mitad de todos estos casos se deben a la contaminación ocasionada por los vehículos. Ballester señala que los índices de contaminación de estos países son equiparables, si no más bajos, a los que registran las principales ciudades de España. El trabajo también indica que el coste sanitario de la contaminación causada por vehículos con motor supone en los tres países un 1,7% del producto interior bruto (PIB). Nuevas directivas La evidencia demostrada por los estudios de los efectos que tiene la contaminación en la salud ha llevado a la Unión Europea a revisar las directivas que regulan los criterios de calidad del aire de las ciudades. Una norma de junio de 1999, que recoge los estudios elaborados a lo largo de la década pasada, modifica a la baja los baremos permitidos establecidos en otra directiva de 1987. En aspectos como la cantidad de dióxido de azufre no se recogen modificaciones sustanciales. Sin embargo, en relación a otros agentes, como el dióxido de nitrógeno, el máximo permitido se ha reducido hasta una quinta parte de los establecidos en la norma anterior y ha pasado de los 200 miligramos por metro cúbico a 40. La norma establece un plazo de dos años para su entrada en vigor, aunque establece periodos de adaptación de hasta 10 años para algunos contaminantes. 15 ciudades en el laboratorio ¿Cuál es la situación del aire que respiran los habitantes de las principales ciudades españolas y qué efectos tiene para su salud? ¿Cuántas enfermedades son el resultado directo de las emisiones nocivas? A preguntas como las anteriores pretende responder el Estudio Multicéntrico Español de los Efectos a Corto Plazo de la Contaminación Atmosférica en la Salud, conocido como Proyecto EMECAS, que desarrollan universidades, escuelas de salud pública y departamentos de Salud y Medio ambiente. Quince ciudades españolas (A Coruña, Barcelona, Bilbao, Cartagena, Castellón, Granada, Gijón, Huelva, Madrid, Oviedo, Pamplona, Sevilla, Valencia, Vigo y Zaragoza), que representan diferentes situaciones sociodemográficas, climáticas y ambientales, se encuentran en el punto de mira de este estudio que determinará el impacto a corto plazo de la contaminación atmosférica sobre los ingresos hospitalarios urgentes por enfermedades cardiovasculares y las muertes relacionadas con la emisión de agentes nocivos. Este ambicioso proyecto cuenta con financiación del Fondo de Investigaciones Sanitarias, representa el trabajo más importante que se lleva a cabo en España en este campo y suple en cierta medida el papel de una red estable de vigilancia de riesgos relacionados con la contaminación atmosférica. El EMECAS toma el relevo del EMECAM, un estudio anterior integrado por el mismo número de ciudades centrado
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exclusivamente en medir la mortalidad. Este último trabajo ya apuntó la existencia de una asociación entre mortalidad y diferentes contaminantes como el dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO), ozono y partículas en suspensión. En el estudio, coordinado desde la Escuela Valenciana de Estudios para la Salud, se articulan las colaboraciones de los grupos participantes en aspectos como la medida de la exposición, la evaluación de los indicadores en salud, los métodos de análisis estadísticos o la interpretación de resultados y su relevancia para la salud pública. Para más información: Journal of Epidemiology and Community Health http://www.jech.com/ The Lancet http://www.thelancet.com/
VISITA GUIADA A LA ISS Por: Carlos Elías
En principio todo apunta a que fue una mutación, incluso antinatura, la que convirtió una especie de simio cuadrúpedo en un hombre erguido sobre dos fuertes piernas capaces de sostener su cuerpo frente a la gravedad de la Tierra. La lógica predice que debió desaparecer, porque la necesidad de sostenerse sobre sus pies provocó una dramática disminución de la pelvis. La naturaleza fue extremadamente cruel porque, además, como contrapartida a poder permanecer erguido, el parto se convirtió en el más doloroso y complicado de todos los animales. Y otro castigo: para que las crías pudieran deslizarse por esa pelvis tan estrecha debían nacer casi en estado de feto. No había animal más desvalido ni que necesitara mas cuidados durante tantos años como las crías humanas. Pero si algo la ha definido como especie ha sido, precisamente, su lucha contra la lógica de la naturaleza. Y lo que en principio estaba llamado a ser un experimento fallido resultó un éxito. El animal con crías desvalidas se las arregló para sobrevivir buscando una solución: agruparse con sus semejantes. De ahí a la fundación de ciudades sólo fue un paso. Por eso, dicen los antropólogos, el inconsciente del hombre siempre ha reverenciado la ciudad: normalmente ha implicado un paso más en su evolución, ya sea biológica o histórica. Las ha habido con proyección imperial (Roma) o para glorificar a un héroe (Alejandría). Otras eran conscientes de su papel como guías en la evolución: la Atenas clásica, el París de la Revolución Francesa o el Londres capital de un imperio colonial. Pero faltaba una. Esa que representara el eterno sueño de la criatura con hijos desvalidos: poder habitar fuera del planeta que al principio casi no le dio oportunidades. Ahora ha vuelto a desenfundar su mejor arma para desafiar nuevamente a la naturaleza: vivirá en grupo. Y este año ha fundado la ciudad de sus más ancestrales sueños: la Estación Espacial Internacional (ISS), aunque los estadounidenses, tras discutir con los rusos, la han empezado a llamar Alpha. Sus primeros colonos comenzaron a vivir en ella a principios de noviembre. Es la ciudad del año, del milenio, del futuro, y le proponemos un recorrido por ella. Es la primera vez que el hombre se propone vivir de forma permanente fuera de este planeta intentando vulnerar las leyes naturales que lo han creado. Es la primera ocasión en la que las divergencias políticas han quedado relegadas y la cooperación internacional, casi planetaria, se impone. Entre los fundadores destacan dos viejos enemigos como Rusia y Estados Unidos convertidos en aliados en esta misión. Pero también han participado el lejano y tecnológico Japón y la recelosa y cauta Europa.
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Podríamos continuar enumerando muros caídos y no terminaríamos. El último: es la primera vez que un país como España, que históricamente ha dado la espalda a la Ciencia, participa en un proyecto de gran envergadura científica, aunque de momento con 9.000 millones de pesetas de los 12 billones presupuestados y de los casi 20 que algunos estiman que puede costar la construcción de esta ciudad. Bienvenidos a la Estación Espacial Internacional Este improvisado guía espera que no se arrepientan de iniciar este viaje. Velocidad de vértigo Primeros datos sobre esta ciudad: en estos momentos vuela a la espectacular velocidad de 27.660 kilómetros por hora y a 375 kilómetros sobre la Tierra. Cada hora y media le da una vuelta completa y sólo utiliza energía solar. Por ahora sólo cuenta con tres módulos, el Unity, el Zarya y el Zvezda, pero cuando se inaugure, previsiblemente en el 2006, tendrá más de 100. Ahora pesa 90 toneladas y consta de una superficie de 255 metros cuadrados, pero llegará a sobrepasar las 600 toneladas y tendrá un volumen de 1.240 metros cúbicos. Este mes le han colocado los paneles solares, que la han convertido en uno de los tres objetos más luminosos del firmamento. En enero se le unirá el laboratorio estadounidense Destínity, el más avanzado de los construidos por el hombre. Impresionante, ¿verdad? Antes de comenzar el recorrido, unos consejos: aquí puede despreocuparse de que un ladrón le robe como en algunas ciudades terrestres; aunque eso sí, los objetos adquieren vida propia. Todo flota y nada tiene por qué permanecer donde usted lo deje. En esta ciudad la gravedad es 10.000 veces menor que en la Tierra; es decir, prácticamente no existe. Ya lo habrán sentido, en los dos días que les ha llevado llegar hasta aquí. Pero, por si hasta ahora han resistido, les advierto: sus huesos se le harán más frágiles, sus músculos se le atrofiarán y cambiarán de composición. Padecerán trastornos de sueño, mareos y vómitos. Los líquidos del cuerpo dejarán de pesar y las venas de la cara y del cuello se le hincharán como jamás lo habían hecho. La sangre se le desplazará hacia el pecho y la cabeza. Les Prevengo: cada una de sus piernas perderá un litro de líquido y cerca de un 10% de su tamaño. Pero no se preocupen. En este lugar jamás podrán caminar, sólo flotarán, y las piernas no hacen la más mínima falta. Nuestra evolución se ha basado en ellas, pero ahora, ¡qué ironía!, se vislumbran inservibles. Les Propongo un juego: ¿Qué aspecto tendrían los humanos si hubiesen evolucionado en ausencia de gravedad? Tal vez dentro de miles de años nuestros descendientes sean así. El desciframiento del genoma humano, finalizado también este año, favorecerá que pueda manipularse al hombre actual para que pueda sobrevivir en el espacio. Eso afirman los biólogos. Más consejos para la supervivencia. La ducha no funciona. Las gotas de agua no pueden caer, flotarán por todo el baño y usted tendrá que atraparlas para lavarse. Los retretes poseen unas mangueras para succionar el orín y las heces, porque la ausencia de gravedad impide que éstos se separen de nuestro cuerpo. Disfrutamos de una ventaja, podemos gastar el agua que queramos porque absolutamente toda se recicla, incluida nuestra agüita amarilla. Y si deciden dormir una siesta, amárrense bien a las paredes; de lo contrario, pueden despertarse en cualquier lugar de la ciudad. Perdonen tanto consejito, pero es que aquí toda su experiencia vital no les sirve de nada. Comenzamos el paseo... Observen que en la ISS no existe el concepto de arriba y abajo. Por tanto,
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tampoco el de suelo y techo. Hay ordenadores y cajones para guardar objetos en los cuatro lados de los habitáculos. Este módulo en el que empezamos nuestro recorrido es el Zvezda. Significa estrella en ruso, es el primer módulo habitable y en él también se duerme. Fíjense en la estética rusa de paredes cuyo blanco inmaculado con partes en rosa pálido refleja la luz de los tubos fluorescentes. Parece el escenario de una película de ciencia-ficción de los años 60. Como novedad tiene una mesa, con asideros para introducir los pies y poder permanecer quietos; una nevera, algo inusual hasta ahora en el espacio y un horno para calentar comida. Está conectado por un lado con el puerto de atraque de las naves rusas tipo Soyuz y por el otro con el módulo Zarya, con una estética parecida y que es el encargado de controlar la energía y las comunicaciones. Nos impulsamos con los brazos como si nadáramos en una piscina. Y llegamos al módulo estadounidense Unity. Su estética es radicalmente diferente. Más moderna. Sus paredes son blancas pero en mate, lo cual favorece que la luz no se refleje en ellas. Numerosas líneas azules rompen la monotonía. La función del Unity es la de servir como conector con otros elementos. Unas líneas amarillas señalan dónde se unirá próximamente el laboratorio Destiny, el cual se ensamblará a su vez con el laboratorio europeo Columbus y con el japonés Kibo (deseo). Juntos configurarán un espacio de investigación mayor que el de cualquier empresa o universidad. En ellos se estudiará desde nuevas vacunas hasta materiales ahora imposibles. Habrá cientos de animales y plantas. Porque no lo olviden: hay que reinventar la agricultura y la ganadería en el espacio si queremos ser autosuficientes del planeta madre. En la parte superior del Unity se sitúa la estructura que sostiene los gigantescos paneles solares uno de los lados está el puerto de atraque de los trasbordadores americanos. Llegamos al extremo del Unity. Su final lo forma una escotilla con cuatro ventanales que le permitirá asomarse al espacio. Y, de momento, éste es el final. Tal vez los pasadizos de la ISS no posean el encanto de los de una ciudad árabe o sus edificios, en forma de módulos, sean más feos que los de cualquier ciudad dormitorio construida en los años 70. Pero de lo que no tendrán ninguna duda es de que de todas las urbes construidas por el hombre, ésta es la que posee las vistas más maravillosas. Pronto habrá una cúpula-mirador, pero por ahora les invito a asomarse a la escotilla. Verán algo hermoso: un planeta azulado que comenzó a formarse hace 4.500 millones de años y que aún sigue girando sobre sí mismo cada 24 horas. Pero cuidado: todos los que lo han visto desde aquí, «tan bello y tan frágil», han quedado impresionados. Después, comienzan a padecer una extraña enfermedad: el síndrome de no comprender el porqué de las fronteras o las guerras, y todos sienten un irrefrenable deseo de proteger esa bola azul. Este guía se despide de ustedes. Pero antes, si lo tienen a bien, les propone un brindis: «Por esta nueva ciudad, la ISS, cuyos primeros habitantes llegaron en el 2000. Para que sólo sea una más en la que viva quien lo desee, pero que jamás se convierta en el último y único refugio de una Humanidad que ha destruido todas las maravillosas ciudades que ha fundado antes».
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