NÚMERO 26 - AÑO 2001 © 2000-2002 ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico http://www.arp-sapc.org/
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NÚMERO 26 - AÑO 2001 © 2000-2002 ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico http://www.arp-sapc.org/
SUMARIO - ANTROPOLOGÍA: DE LA BOMBA ATÓMICA A LOS PLATILLOS VOLANTES: EL MITO DEL COVER-UP (IIIª PARTE) Por: Felix Ares de Blas
- CITA CON LA CIENCIA EN VALENCIA Por: Luis Alfonso Gámez
- FERNANDO SAVATER, FILOSOFO: «LA LUCHA AHORA ES LA CRUZADA CONTRA LA IGNORANCIA» Por: Luis Alfonso Gámez
- LA FORMA DE LA TIERRA Por: Javier Armentia
- LA ATLANTIDA, LEMURIA, MU & CIA. CONTINENTES PERDIDOS Por: Pablo Capanna
- EL VALOR DE LA CIENCIA Por: Manuel Martínez Morales
- TEOREMA DE PITÁGORAS Por: Agencias
- STEPHEN JAY GOULD • PALEONTÓLOGO: "UTILIZAMOS MAL A DARWIN PARA ALIVIAR LA DECEPCIÓN ANTE NUESTROS P Por: Claudia Dreifus
- DESCIFRAN EL GENOMA DE UNA BACTERIA “CULPABLE” DE UN GRAN NÚMERO DE DOLENCIAS Por: Ainhoa Iriberri
- HUESOS PREHISTÓRICOS CON POLÉMICA Por: Xavier Pujol Gebellí
- CÓMO DONAR A LA CIENCIA EL Por: Laura G. Ibañes
- QUÍMICA SIN TUBOS DE ENSAYO Por: Leonardo Moledo
- LA GENERALIZACIÓN DE LOS ARGUMENTOS ESTÚPIDOS Por: Gregorio Peces-Barba Martínez
- UN PROGRAMA DE LA FUNDACIÓN BERTELSMANN ESTIMULA A LOS NIÑOS A LEER Por: Josep Ferrer
- EL DESACUERDO SOBRE LA PATENTE COMUNITARIA DIFICULTA EL DESPEGUE DE LA INVESTIGACIÓN Por: Gabriela Cañas
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ANTROPOLOGÍA: DE LA BOMBA ATÓMICA A LOS PLATILLOS VOLANTES: EL MITO DEL COVER-UP (IIIª PARTE) Por: Felix Ares de Blas
[Nota] * Félix Ares de Blas es Dr. en Informática y Director del Miramón Kutxaespacio de la Ciencia de San Sebastián. Actualmente es Presidente de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico El presente artículo apareció publicado dentro del apartado que Recol http://www.recol.es/ dedica a la Ciencia. Para más información: El Escéptico Digital Edición 2001 - Número 24: De la bomba atómica a los platillos volantes. El mito del Cover-Up (Iª Parte) El Escéptico Digital Edición 2001 - Número 25: De la bomba atómica a los platillos volantes. El mito del Cover-Up (IIª Parte)
En julio de 1947, en el desierto de Nuevo México, se estrelló una nave espacial proveniente de otro planeta. Los militares norteamericanos recuperaron los restos siniestrados y los cadáveres de los ocupantes. Corren rumores de que alguno de ellos estaba vivo. Así podría empezar una novela de ciencia-ficción, pero para algunos tal afirmación es un hecho real. El llamado ‘Incidente Roswell’ es uno de los temas preferidos de aquellos que defienden la supuesta visita de seres de otros planetas a nuestra querida Tierra, uno de los mitos modernos que debería ser analizado por antropólogos y sociólogos. Su estudio arrojaría luz sobre el surgimiento del pensamiento mitológico, incluso sobre el origen de las religiones. Ante el investigador se encuentran todas las claves para analizar la creación y desarrollo de un mito. Esta es parte de la historia. Nace la hipótesis marciana Queremos volver a insistir en un hecho fundamental ya señalado: todavía en aquel momento para la mayor parte de la gente ‘platillo’ no era sinónimo de nave extraterrestre. De hecho hay que esperar hasta 1950 y a la publicación del libro The Flying Saucers Are Real, del mayor de infantería de marina Donald Keyhoe, para que se popularice la idea de que los ‘platillos’ son de origen marciano y la teoría de la conspiración del gobierno. Previamente, Keyhoe había publicado un artículo en la revista True avanzando sus teorías que cautivaron a la opinión pública. Lo importante es señalar que en 1950 la hipótesis de la procedencia marciana de los ‘platillos’ era tremendamente original y novedosa. Por supuesto, había gente que creía en los marcianitos incluso antes del caso de Arnold como, por ejemplo, el club de admiradores del ya mencionado Charles H. Fort. Pero para la gran mayoría de la gente ‘platillo’ no significaba nada en concreto, se trataba de algo extraño, no aclarado, que podía causar cierta preocupación por su posible conexión con alguna actividad militar de los rusos. Inexplicado no es sinónimo de inexplicable Tal como hemos señalado más arriba, el caso de Kenneth Arnold y luego el de la isla de Maury produjeron una reacción en cadena. A lo largo y ancho de Estados Unidos hubo cientos de avistamientos. En el informe de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos sobre el proyecto Mogul se habla de 800. En el libro de D. H. Menzel Flying Saucers, en un gráfico donde se reflejan los avistamientos no explicados se señala que de julio a septiembre de 1947 se dieron 75. Debe quedar claro que el que sean inexplicados, significa exactamente eso: inexplicados; no significa en absoluto que sean inexplicables.
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Se trata de casos en los que no se puede asegurar cuál es el origen, aunque existan varias causas naturales que podrían responder exactamente a lo que vieron los testigos, pero no hay datos suficientes para discernir entre ellas. Explicaciones del avistamiento de Arnold Uno de los casos inexplicados es el ya relatado de Kenneth Arnold que dio origen a la mitología ovni. ¿Que esté entre los no explicados significa que es una nave extraterrestre tripulada? La respuesta es un no rotundo. Hay varias hipótesis que dan perfecta cuenta de lo que vio Arnold. Ese es el problema: hay varias hipótesis y es difícil decantarse por alguna. A nosotros la que más nos gusta es una de las dos que propone Menzel, pero para entenderla en toda su profundidad debemos contar algunas cosas personales. El autor se encontraba medio adormecido viendo en la televisión uno de esos magníficos reportajes de divulgación científica que de vez en cuando emite TVE-2, cuando le llamó la atención que hablaban del Monte Rainier. Dicho monte es el cráter de un volcán apagado, que se alza a una altura de 4.392 m. Está situado en la cordillera de las Cascadas, algo al Sur de Seattle (Estado de Washington). Al prestar más atención al reportaje vio como una ráfaga de viento levantaba la nieve en polvo y ésta reflejaba la luz con una fuerte luminosidad. Entonces recordó sus años de niño, en las duras montañas leonesas, y rememoró con claridad que él había visto varias veces algo parecido aunque en pequeña escala. En las soleadas mañanas de aquellos terribles inviernos, a veces el viento se arremolinaba y levantaba el polvo de nieve que bajo ciertos ángulos de visión refulgían de un modo extraño. Parecían tener luz propia. Cuando el viento sopla en los picos escarpados cubiertos de nieve muchas veces ésta se levanta y revolotea; a cierta altura y bajo cierto ángulo de visión, la luz se refleja en ella como si fuera un espejo. Si recordamos las palabras de Arnold, los ‘platillos’ se movían al unísono muy cerca de las cumbres escarpadas. Esa es la característica del viento soplando contra la cordillera. En las puntas se formarían los remolinos de nieve que serían los que reflejarían la luz. En cada pico un ‘platillo’. Como las cumbres de los alrededores del Monte Rainier forman una línea recta, lo que vería Arnold sería un conjunto de ‘platillos’ moviéndose al unísono, como si formaran una cadena. Las envestidas del viento marcarían los saltos que los alejarían o acercarían a la cordillera. Menzel, que trabajó mucho tiempo en el Laboratorio de Gran Altitud de las Universidades de Harvard y de Colorado en las Montañas Rocosas, dice que durante su trabajo muchas veces tuvo ocasión de ver esas nubes de nieve que se deslizan rápidamente, que reflejan la luz del sol como si fuera un espejo y que se producían casi con simultaneidad en varios picos a la vez. Otra explicación muy similar a la primera prescinde de la nieve, la propia niebla o calima tiene un comportamiento similar. Quizá nos pueda sorprender. ¿Cómo -podríamos preguntarnos- es posible que la niebla o la calima puedan reflejar la luz del sol como si fueran un espejo? La respuesta es que depende del ángulo de visión. La calima y la niebla tienen distinta densidad a la del aire circundante y, por ello, cuando la luz incide con un cierto ángulo, puede reflejarse totalmente. Un ejemplo quizá nos ayude a entenderlo. El agua es transparente, sin embargo, cuando el sol está muy bajo en el horizonte, las diferentes densidades del agua y del aire hacen que la luz se refleje en esta última como en un espejo. El fenómeno es el mismo cuando se trata de dos masas de aire con diferente densidad. La sincronicidad de movimientos y los saltos se explican del mismo modo que en el caso de la nieve.
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Una corriente de aire llega a todos los picos más o menos simultáneamente, en los picos escarpados el aire sube hacia arriba y arrastra a la nieve o agita las capas de aire. Si el viento es racheado, se verán destellos y cambios bruscos de posición en sincronización con la llegada de las ráfagas a los picos. El sol, el avión de Arnold y los picos estaban en una posición y altura que es totalmente congruente con cualquiera de las dos posibles explicaciones. Queremos insistir en que este caso es inexplicado, sin embargo es perfectamente explicable. ¿Por qué no nos decantamos por una solución o por otra? Por una razón muy sencilla: no disponemos de datos suficientes. Inexplicado no es sinónimo de extraterrestre. Así llegamos al caso que nos ocupa. Un platillo volante naufraga en Roswell El 8 de julio de 1947 varios periódicos publicaban la noticia de que en Roswell un granjero había recogido un ‘disco volante’. He aquí la versión del Chronicle, de San Francisco: “Aquí está la declaración completa emitida por el oficial de relaciones públicas de la Base del Ejercito en Roswell: Los numerosos rumores en relación a los discos voladores se hicieron realidad ayer cuando el oficial de inteligencia del 509 Grupo de Bombarderos del Octavo Ejército del Aire, Campo Aéreo del Ejército en Roswell, fue lo suficientemente afortunado de tomar posesión de un disco mediante la cooperación de uno de los rancheros locales y de la oficina del Sheriff del condado de Chaves. El objeto volador aterrizó en un rancho cerca de Roswell en algún momento de la última semana. No teniendo teléfono el ranchero almacenó el disco hasta que fue capaz de contactar con la oficina del sheriff, que a su vez lo notificó al Mayor Jesse A. Marcel, de la oficina de Inteligencia del 509 Grupo de Bombarderos. Se actuó inmediatamente y el disco fue recogido en la casa del ranchero. Fue inspeccionado en el campo Aéreo del Ejercito en Roswell y después el Mayor Marcel lo envió a instancias superiores” Este texto, cuando se lee con la perspectiva actual, puede ser terriblemente mal interpretado. De hecho, así ha sido. Ya hemos mencionado que hoy ‘disco volador’ tiene un significado totalmente diferente al que se tenía en julio de 1947. Debemos recordar también que el caso de Arnold había tenido lugar sólo unos pocos días antes y para la mayor parte de la gente ‘disco volante’ o ‘platillo volante’ prácticamente estaba desprovisto de contenido semántico. Hoy en día, lo más probable es que al leer que la Fuerza Aérea habla de ‘discos volantes’ se piense automáticamente que se habla de ‘naves extraterrestres tripuladas’, pero éste no es el caso. Aquellos restos no debían ser excesivamente llamativos pues el ranchero, llamado W. W. ‘Mac’ Brazel, recogió algunos restos el día 4 de julio y fue el día 5, al oír las noticias sobre ‘platillos’, cuando pensó en la posibilidad de que se tratase de uno de ellos, no antes. En la edición del día 9 del Roswell Daily Record, podemos leer lo que Brazel pensaba sobre el material:
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“... podría haber sido tan grande como la parte superior de una mesa. El globo que lo sostenía, si es que funcionaba así, debía tener alrededor de 12 pies [3,65 m.], pensó, midiendo la distancia por el tamaño de la habitación en la que se sentaba. El caucho tenía un color gris ahumado y se había esparcido sobre un área de 200 yardas [182,9 m.] de diámetro. Cuando los restos fueron reunidos el papel de plata, el papel, la cinta adhesiva y los palitos hicieron un paquete de aproximadamente tres pies [0,91 m.] de largo y 7 u 8 pulgadas [entre 18 y 20 cm.] de grueso. En total, estimó, que todo el lote podría haber pesado unas cinco libras [2,27 Kg.]. En el área no había ningún signo de ningún metal que hubiera podido usarse para un motor ni propelente de ningún tipo. Aunque al menos una tira de papel se había pegado en alguno de los papeles de plata. No había ninguna palabra que se encontraran en ninguna parte del instrumento aunque había letras en algunas partes. En su construcción se había usado abundantemente cinta adhesiva y algunas cintas con flores impresas sobre ellas. No había cuerdas o cables pero había algunas perforaciones en el papel que indicaban que se había usado algún tipo de unión. Brazel dijo que él previamente había encontrado globos meteorológicos en el rancho, pero que el que había encontrado esta vez no se parecía de ningún modo a cualquiera de aquellos”. El objeto descrito en este relato suena muy poco extraterrestre: trozos de caucho, papel de plata, cinta adhesiva, cola y unos palos. A pesar de todo a Brazel, que ha recogido otros globos anteriormente, le parece un globo muy raro. En la prensa se publicaron algunas referencias más al caso; incluso se llegó a publicar la foto del mayor Marcel con los restos del ‘platillo’, totalmente congruente con la descripción hecha por Brazel. Hubo algún artículo más en el que se decía que el ‘platillo’ era un globo, tal y como afirmó el ejército, y en muy poco tiempo el tema cayó en un olvido total. No obstante, este caso tan anodino dio origen al cuento de hadas de los platillos estrellados y, a partir de 1978, fue uno de los pilares del mito, iniciado por la obra de Keyhoe, de que el ejército ocultaba lo que sabía sobre seres extraterrestres. Abundando sobre el tema: Keyhoe en su obra The Flying Saucers Are Real introduce la idea de la conspiración que luego desarrolla mucho más ampliamente en The Flying Saucers Conspiracy, aunque en ninguna de las dos obras habla del ‘naufragio’ de Roswell. Para entender el matrimonio entre platillos estrellados y conspiración gubernamental necesitamos remontarnos a 1950. En ese año, un escritor de variedades llamado Frank Scully escribe un libro fantasioso y lleno de errores titulado Behind the Flying Saucers. En esta obra se habla de un ‘platillo’ estrellado en Aztec, un pueblo de Nuevo México, en la esquina noroeste del estado. Los militares habrían ido a investigar el naufragio y se habrían encontrado con los tripulantes extraterrestres que ya estaban muertos. El ejército se los habría llevado a alguna base secreta y nunca se supo nada más, salvo las filtraciones que le llegaron al ‘astuto’ de Scully. En su libro mantenía que los militares, mediante una gigantesca labor de encubrimiento, se las habrían arreglado para que nadie se enterase de aquel hecho. La obra de Scully era tan mala, para los estándares de la época, que hubo un periodista de San Francisco, llamado J. P. Cahn, que lo crucificó. Demostró que su libro se basaba únicamente en rumores y en hechos sin verificar lo más mínimo. Cabe destacar que leído hoy en día no es un libro peor que los cientos que se escriben ¡y tienen éxito! Se ve que los estándares de calidad de aquellos lejanos años eran mucho más rigurosos que los de hoy.
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Gracias a Cahn, Frank Scully y su obra cayeron en el desprestigio y para la mayoría de la gente la historia de ‘platillos estrellados’ entraba dentro de la categoría de cuentos de hadas de nuestro tiempo. No obstante, el libro de Scully tuvo varias reediciones, una de ellas en 1955 en Londres y algunos ufólogos -así se denominan a si mismos los que ‘estudian’ los ovnis: una palabra tan descuidada como sus investigaciones. Viene de la raíz inglesa UFO (Unidentified Flying Objects: Objetos Volantes No Identificados) y del sufijo griego logía. ¡Buena coherencia!: en castellano utilizan una raíz inglesa más un sufijo griego. La palabra inglesa demuestra la falta de rigor de los ‘ufólogos’ americanos, pero la española, es clarificadora: en ella se recuerda que estamos ante un mito ‘genuinamente americano’-lo mencionan en sus obras; véase por ejemplo, el número 3 del primer volumen de la Flying Saucer Review que apareció en la primavera de 1955. En ella se habla de los platillos estrellados en Nuevo México. Otro conocido ufólogo inglés, Brinsley Le Poer Trench, presidente del International Sky Scouts, organización que en 1955 tenía más de 50.000 socios, en su obra de gran difusión The Flying Saucer Story también menciona la obra de Scully y añade más platillos estrellados: uno en Spitzbergen (Noruega) otro en la Sierra Madre mexicana; otro sumergido en el mar del norte; etc. El caso mexicano merece que nos detengamos un poco más. Un corresponsal de la Flying Saucer Review mencionó que estando en Cuernavaca se encontró con varios profesionales mexicanos, uno de ellos ingeniero, que le dijeron que habían colaborado en cargar un platillo y sus tripulantes dentro de un avión-. En cualquier caso, la mayoría de los ufólogos medianamente serios de la época consideraron la obra de Le Poer Trench una burda exageración. Debemos de esperar hasta 1978 para que los platillos estrellados de Scully vuelvan a entrar en escena de la mano de la muy sensacionalista revista National Inquirer. En ella se mezclan las historias de Scully y la del ‘platillo’ estrellado de Roswell, y nace la leyenda de que una nave extraterrestre había naufragado en aquella población. Lo que en 1950 había sido considerado un cuento de hadas incluso por los investigadores de ovnis más crédulos, ahora -1978- salta a las revistas de información general y es jaleado por los ufólogos, que indudablemente se han asilvestrado y olvidado cualquier sentido crítico que en algún tiempo hubieran podido tener. Cuando al releer los periódicos de 1947 se encuentran con el relato que hemos transcrito más arriba, leen: “...los discos voladores se hicieron realidad ayer cuando el oficial de inteligencia del 509 Grupo de Bombarderos del Octavo Ejército del Aire, Campo Aéreo del Ejército en Roswell, fue lo suficientemente afortunado de tomar posesión de un disco mediante la cooperación de uno de los rancheros locales y de la oficina del Sheriff del condado de Chaves.” Los ufólogos asilvestrados, en vez de disco volante leen nave extraterrestre tripulada por alienígenas listísimos, y concluyen que ésta es una declaración clara y contundente de que el Ejército del Aire ha capturado un vehículo espacial que no es de la tierra y que se lo han llevado a algún sitio. Como no ha sido publicado, es evidente que el Ejército -malo él- ha ocultado la información al pobre y buen ciudadano que paga sus impuestos. Siguen analizando el texto publicado en los periódicos y encuentran que el aspecto del ‘platillo’ era metálico y se dicen: “los globos no son metálicos” ergo el Ejercito -malo él- nos ha engañado a los pobres ciudadanos que pagamos nuestros impuestos. Para ellos la ocultación y el engaño son evidentes. ¿Y qué ocultan? -se preguntan, ayudados por los ufólogos asilvestrados, los buenos ciudadanos que pagan sus impuestos-. Acuden al libro de Scully y encuentran la respuesta: ocultan una nave
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extraterrestre con un montón de marcianitos dentro. A partir de aquí las especulaciones de los ufólogos asilvestrados es endemoniada. No sólo hubo un aterrizaje sino dos, y, además, en uno de ellos un tripulante todavía vivía, se lo llevaron a Alamogordo, o a White Sands, y allí estuvo viviendo durante varios años en una “casa segura”, hasta que murió. Como veremos, no hay una versión única, hay muchas. En unos casos se han recogido seis tripulantes, en otras catorce e incluso hay una que habla de 34 seres del espacio. El lugar del aterrizaje no está claro, es en Aztec, es en Roswell, es en Corona, es a 50 millas de Roswell, es a 100 millas de Roswell; el globo de Brazel fue una cosa y el ovni otra; se llegan a decir cosas tan peregrinas como que las pruebas de radar que se hacían en la zona perturbaron los sistemas de navegación del ovni y que por eso se estrelló, que el ovni chocó con el globo, que la cinta de papel con dibujos era “una escritura jeroglífica que no era de este planeta”... Se da la variedad de datos inconsistente típica de los rumores. En su lucha por la causa de su verdad, los ufólogos deben sacrificar a alguien, y la víctima es Scully. No encaja que diga que el naufragio de los extraterrestres ocurrió en Aztec, que está a varios cientos de kilómetros de Roswell, pues es indudable que los periódicos hablan de esta segunda ciudad. Así que “a causa de la prisa en acabar el libro mientras el tema estaba aún caliente, Scully lo hizo imprimir sin comprobar demasiado los hechos”, dicen los ufólogos Moore y Berlitz. Es curioso la altísima dosis de autoengaño de los ufólogos: Scully era descuidado, pero sólo en la localización. Quiso decir Roswell, pero dijo Aztec. La verdad es que no queremos ser irónicos ni ácidos, porque si no seríamos capaces de decir que la equivocación es lógica, al fin de cuentas los nombres de los dos pueblos sólo difieren en cuatro letras: ¡tampoco es tanto! Además, los dos nombres tienen una e en la penúltima letra (considerando la ll como un único carácter). Son demasiadas coincidencias para ser casuales. En realidad fue una confusión mínima. Pero habíamos dicho que no íbamos a ser irónicos así que retomamos el hilo con seriedad -si es que de estas cosas se puede hablar de ese modo-. Los ufólogos se dedicaron a revisar los periódicos de la zona, en los días próximos al supuesto aterrizaje y descubrieron que unas fechas anteriores, el 2 de julio de 1947, el Sr. Wilmot y su mujer habían visto un gran objeto brillante y, gratuitamente, asumen que se trata del mismo que había encontrado el ranchero Brazel. Los ufólogos se olvidan de que aquellos días hubo cientos de testimonios. El caso Arnold había provocado una inusitada cantidad de casos. Es el típico ejemplo de una “oleada de ovnis” -los ufólogos suelen hablar de una “oleada” cuando se dan muchos avistamientos en fechas muy próximas- inducida por la prensa, que ha sido comprobada muchas veces, algunas incluso mediante ensayos experimentales, como por ejemplo, el realizado el autor del presente trabajo, y que se llamó “proyecto Iván”. Es indudable que en la generación del mito confluyeron muchas cosas. Ya hemos apuntado el secretismo de la zona, la bomba atómica, la paranoica comunista... Sólo se necesitaba dejar pasar el tiempo para convertir el cuento de hadas en un hecho. La actitud de los ufólogos de 1978 nos demuestra que, en el intervalo de los treinta años transcurridos, el mito se había consolidado.
CITA CON LA CIENCIA EN VALENCIA Por: Luis Alfonso Gámez
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Ya hay lugar, fecha y lema. El esperado II Congreso de Comunicación Social de la Ciencia se celebrará en Valencia, a finales de noviembre y bajo el lema 'La ciencia como cultura'. Una recomendación, sobre todo a quienes no asistieron a la primera edición de este encuentro hispanoamericano de divulgadores, científicos y pensadores: vayan haciendo un hueco en su agenda e intenten estar en la capital del Turia del 28 al 30 de noviembre. Únicamente con que se repita el éxito de las jornadas granadinas de marzo de 1999 -algo más que posible- merecerá la pena. Hace dos años, el palacio de congresos de Granada registró un lleno a reventar. Más de 550 personas de quince países abarrotaron el auditorio principal y otro centenar se quedó con las ganas de asistir a las jornadas: no pudo inscribirse porque el aforo del local no daba para más. El I Congreso de Comunicación Social de la Ciencia fue un éxito absoluto del que hay que 'culpar' en gran medida a Ernesto Páramo, director del Parque de las Ciencias granadino, y a todo el personal de dicha institución. El intenso trabajo realizado a la sombra de la Alhambra se plasmó en conferencias, comunicaciones y mesas redondas, que han sido recogidas en dos gruesos volúmenes editados recientemente. El encuentro granadino reflejó la necesidad de impulsar la divulgación científica en nuestro país como vía para incrementar la participación social en el desarrollo de la ciencia. Pero, además, quedó clara la creciente preocupación de la comunidad científica por el avance de la superstición y la pseudociencia. Los miembros de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico que participaron en las jornadas -Félix Ares, Javier Armentia, David Galadí, Ramón Núñez, Fernando Savater, Manuel Toharia, Victoria Toro y el autor- lo comprobaron desde la sesión inaugural hasta la lectura de las conclusiones, la denominada 'Declaración de Granada', cuyo último párrafo dice: "Es urgente, pues, incrementar la cultura científica de la población. La información científica es una fecundísima semilla para el desarrollo social, económico y político de los pueblos. Como se ha repetido a lo largo del Congreso, el conocimiento debe ser considerado de enorme valor estratégico. La complicidad entre los científicos y el resto de los ciudadanos es una excepcional celebración de la democracia. Pero es que además esa nueva cultura contribuiría a frenar las supercherías disfrazadas de ciencia, aumentaría la capacidad crítica de los ciudadanos, derribaría miedos y supersticiones, haría a los seres humanos más libres y más audaces. Los enemigos a batir por la ciencia son los mismos que los de la filosofía, el arte o la literatura, esto es, la incultura, el oscurantismo, la barbarie, la miseria, la explotación humana". Ahora, dos años después, Manuel Toharia, director del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, ha cogido el testigo de Páramo, para organizar el II Congreso de Comunicación Social de la Ciencia. Una cita que no hay que perderse.
FERNANDO SAVATER, FILOSOFO: «LA LUCHA AHORA ES LA CRUZADA CONTRA LA IGNORANCIA» Por: Luis Alfonso Gámez
[Nota] *Fernando Savater es catedrático de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Su labor en pro de la defensa del Pensamiento Crítico y del Racionalismo obtuvo el reconocimiento de ARP-SAPC mediante la concesión del galardón Mario Bohoslavsky, pasando a formar parte como miembro de pleno derecho de dicha entidad. La presente entrevista fue publicada en el periódico El Correo con motivo de la celebración del Ier
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Congreso de Comunicación Social de la Ciencia celebrado en Granada del 25 al 27 de Marzo de 1999 y auspiciado por el Parque de las Ciencias de Granada junto a la UNESCO, la Junta de Andalucía, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Granada. El filósofo donostiarra abogó en Granada por que los científicos se impliquen directamente en la difusión de la ciencia para frenar el avance de la superstición. Hoy están bombardeando un país en Europa. No son estos los días en que uno ve la ciencia con más optimismo, sino más bien lo contrario», reconocía el jueves Fernando Savater en Granada. Los bombardeos de Serbia por parte de la OTAN fueron objeto de continuas referencias entre los participantes en el I Congreso de Comunicación Social de la Ciencia, que ha reunido en Granada a más de 550 escritores, filósofos investigadores y periodistas de quince países. Savater dio una conferencia sobre Valores morales y valores científicos, en la el profesor donostiarra reivindicó la necesidad de que la sociedad esté al corriente de los avances en el conocimiento científico. Michael Crichton dijo, en la última reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, que ya es hora de que los científicos «abandonen su torre de marfil». Yo creo que la lucha por la difusión de la ciencia es parte de la cruzada contra la ignorancia, contra la falsa ciencia. Porque el dilema no es 'ciencia, sí' o 'ciencia, no', sino 'ciencia verdadera' o 'falsa ciencia'. Si no tenemos ciencia auténtica, vendrán las supersticiones. Son los propios científicos y los comunicadores los que deben llevar a cabo esa tarea. Pregunta.- ¿Los científicos lo hacen bien o usted mismo, como hombre de letras, percibe a veces la información científica como oscura? Respuesta.- A veces, efectivamente, la información científica es muy críptica. Y, a veces, también los científicos -que achacan en ocasiones a la prensa cierto sensacionalismo-, ellos mismos, que son personas muy rigurosas en sus respectivos campos, tienen una especie de prurito infantil de llamar la atención y de decir grandes enormidades cuando salen de su campo. Cosas que jamás dirían en una convención de colegas las dicen a la prensa queriendo impresionar, y eso da lugar muchas veces a que pasemos de lo ininteligible al sensacionalismo delirante sin ningún fundamento. Tapar la verdad P.- Aunque respondan a la realidad, a los científicos les desagradan los titulares llamativos que, sin embargo, atraen la atención de la gente. R.- Si no se falta a la verdad, si la cosa es sensacional, no hay problema. El problema se da cuando el sensacionalismo tapa la verdad del asunto; es decir, es una extrapolación hipotética del estilo de «¿habrá mañana miles de 'Hitlers' por ahí?». Este tipo de afirmación, totalmente fantástica y especulativa, tapa la realidad del invento. P.- Ese ejemplo del Hitler clónico es habitual, pero reduce a la persona a lo biológico, sin tener para nada en cuenta el entorno sociocultural. R.- Claro. Por eso es absurdo. La clonación tiene muchos aspectos morales, pero no ese de que un clon vaya a ser moralmente idéntico a su, digamos, padre clónico, sino otros. A veces, pasamos de un espiritualismo ingenuo a un biologismo ingenuo. Quizás ése es uno de los problemas que puede tener la ciencia: ser excesivamente objetivista y olvidar el componente cultural, subjetivo, de la persona. P.- La sociedad se siente desorientada, desconfía de la ciencia. R.- Hay cosas preocupantes. A Von Braun, el padre de las 'V-1' y 'V-2' alemanas, cuando estaba ya en Estados Unidos le preguntaron si no se arrepentía de haber creado unas bombas que habían causado tanta destrucción. Y el respondió:«Mire usted, como científico, mi problema es desde que el proyectil
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despega hasta que cae. De dónde sale y adónde llega, y que pasa antes o después, no es de mi incumbencia».Evidentemente, este tipo de mentalidad es peligrosa en la ciencia. Frente a eso, la sociedad tiene razón en preocuparse. P.- ¿Y si no se interesa por la ciencia? R.- Claro, si la sociedad no sabe nada, si ignora, si tiene simplemente ideas supersticiosas, no puede hacer nada. Porque nadie puede defenderse de lo que desconoce.
LA FORMA DE LA TIERRA Por: Javier Armentia
Suele decirse que en nuestro planeta poco queda por descubrir. Y en lo referente a la forma que tiene, a la manera en que se representa en mapas y planos, pocas sorpresas quedan. Sin embargo, la geodesia, la ciencia que abarca estos temas, goza de muy buena salud, y tiene mucho trabajo por delante. Por ejemplo, a la hora de ponerse de acuerdo sobre alturas y depresiones, sobre la orografía de nuestro planeta, se comprueba que estamos ante una ciencia dinámica. Recientemente, la expedición vasconavarra Pangea, que desde septiembre del año pasado está recorriendo los lugares de menor altitud de cada continente, se encontró con que gran parte de los atlas geográficos están equivocados: la mayor depresión de América del Sur, se cita en ellos, está en la Salina Grande de la Península Valdés, en la Patagonia argentina, con una altitud de 40 metros bajo el nivel del mar. Sin embargo, los cartógrafos argentinos saben desde hace años que realmente hay otro lugar, más al sur en la Patagonia, la Laguna del Carbón, que tiene –105 metros de altitud. Un error achacable a que todavía la cartografía tiene esa componente heredada de antiguo, en que primaba el interés militar sobre el científico. Medir la Tierra no es, en cualquier caso, algo fácil ni siquiera hoy en día. Aunque ya no son necesarias expediciones como la que desde 1735 llevaron a cabo Jorge Juan y Ulloa para medir un grado de meridiano en Ecuador, parte de un proyecto de la Academia de Ciencias de Francia para dirimir la cuestión de la forma de nuestro planeta. Los caballeros del Punto Fijo, como fueron llamados, viajaron con la intención de realizar medidas topográficas y astronómicas que permitieran medir el tamaño de un grado de meridiano. Otra expedición se realizaba en latitudes más altas, en Laponia. Sus mediciones permitieron comprobar que la Tierra era achatada por los polos. Numerosos problemas complicaron la expedición ecuatorial, entre ellos que las condiciones de temperatura y humedad hacían casi inservibles los instrumentos de observación y medición que utilizaban. Todo venía de una cuestión planteada por Newton en 1670: debido a la rotación, la Tierra se comportaría como un fluido, achatándose por los polos y ampliándose por el ecuador, como una mandarina. Algo que chocaba con la idea heredada de la antigüedad clásica, que a partir de las mediciones del sabio Eratóstenes en el siglo III antes de nuestra Era consideraba que nuestro planeta tenía forma esférica. Las primeras mediciones que se hicieron en Francia para comprobar la idea de Newton, midiendo triángulos en el Norte y en el Sur, sin embargo, parecían concluir que la Tierra estaba achatada por el ecuador, más como un pepino que como una mandarina. Las expediciones mencionadas arreglaron la cuestión. Las medidas actuales permiten conocer que el diámetro de la Tierra es 42,96 kilómetros mayor en el Ecuador que en los Polos. Otra cuestión que se planteo a finales del XVIII y que tenía que ver con la Geodesia, que ya estaba usando las nuevas técnicas de análisis matemático y trigonometría, que proporcionaban, junto con
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instrumentos ópticos más precisos, la posibilidad de realizar medidas con mayor exactitud, fue la determinación del patrón de longitud, el metro. La cuestión tenía importancia política: uno de los primeros cambios de la Revolución Francesa fue la introducción del sistema decimal de medidas y del metro como unidad de longitud; un metro que se definía como la diezmillonésima parte de un cuadrante del meridiano terrestre que pasaba por París. Para realizar un patrón adecuado, era preciso poder conocer la forma de la Tierra y tener así el valor exacto del metro, y para ello Delambre y Mechain midieron el meridiano entre Dunkerke y Barcelona, algo que posteriormente se ampliaría hasta las islas Baleares. Hoy la Geodesia utiliza las técnicas digitales y los satélites para obtener los datos de forma completa. La precisión actual es menor incluso que una parte en cien millones cuando se determina el valor de la intensidad de la gravedad y su dirección. Esos estrechos márgenes son capaces de evaluar los pequeños cambios que se dan en una superficie, la terrestre, cuya corteza está sometida a los movimientos que rige la tectónica de placas. Resulta curioso pensar que antes de 1958, cuando se lanzó el satélite Vanguard I, la mejor distancia entre Nueva York y París tenía un error de 1.600 metros. Gracias al análisis de la órbita de éste y otros satélites, como el LAGEOS, que estará en órbita durante miles de años permitiendo medir los movimientos continentales. Actualmente, los geodestas utilizan “datums” (mediciones de las diferentes posiciones reales de la superficie terrestre y de la gravedad para cada punto de determinada longitud y latitud) que les permiten definir los sistemas de referencia para las mediciones locales y para calibrar los diferentes sistemas de posicionamiento global por satélite, los conocidos GPS. El Sistema Geodésico Internacional establecido en 1984(WGS-84) proporciona el marco de referencia que permite la navegación, la cartografía y el establecimiento de las órbitas de los satélites. En nuestro país, la Subdirección General de Geodesia y Geofísica, perteneciente al Instituto Geográfico Nacional, es la responsable de la observación y el mantenimiento de las redes de nuestro país. Unas redes que parten de los 11.000 vértices geodésicos de primer orden que adornan alturas por toda la geografía, y que se complementan con redes de alta definición como la Iberia 95, colaboración de los institutos geográficos portugués y español, o el actual proyecto Regente (Red Geodésica Nacional por Técnicas Espaciales) que utiliza técnicas de GPS diferencial en más de 1.200 estaciones. O el proyecto Record (Radiodifusión Española de Correcciones Diferenciales) que desde 1997 está emitiendo, mediante emisoras FM de Radio Nacional Española –Radio 2 Clásica- datos corregidos de posición obtenidos por satélite (GPS), que permiten que estos sistemas den una precisión submétrica. El Geoide. Con esta palabra designan los geodestas un sólido ideal, que sería nuestra Tierra completamente lisa: en su superficie, la gravedad tiene el mismo valor. Ese geoide corresponde en general al nivel del mar, y es la referencia sobre la que se miden las altitudes. Debido a que las alturas sobre ese geoide no superan los 9 kilómetros (una milésima parte del radio terrestre), esta forma, que casi es un elipsoide de revolución, redondeando unos pocos centenares de metros, supone una aproximación válida para tener una forma general de nuestro planeta. Y permite un modelo matemático más sencillo sobre el que realizar las correcciones diferenciales. El geoide establecido por el estándar internacional WGS-84 permite así disponer de cartografías compatibles para diferentes países. Y determinar, como han comprobado los expedicionarios al fondo de los continentes del grupo de Josu Iztueta, cuáles son las principales depresiones del mundo. El record será visitado por Pangea esta primavera: el lago Assal en Djibouti, que se hunde 155 metros respecto de
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ese geoide de referencia.
LA ATLANTIDA, LEMURIA, MU & CIA. CONTINENTES PERDIDOS Por: Pablo Capanna
Alguna vez, a Silvio Rodríguez se le perdió un unicornio azul. No pasó demasiado tiempo sin que Leo Masliah lo encontrara, aunque al parecer le costó muchísimo sacárselo de encima. Tan cargoso había resultado el cuadrúpedo imaginario. Mucho antes, Platón había escrito acerca de un continente mítico llamado Atlántida. Pasaron nada menos que dos milenios y medio sin que fuera posible encontrarlo, pero tampoco logramos librarnos de su incómoda presencia. Por el contrario, la historia volvió a ponerse de moda a fines del siglo XIX, precisamente cuando el mundo iba siendo explorado y explotado y se disipaban muchos misterios. No sólo volvió la Atlántida: también comenzaron a multiplicarse los continentes perdidos, que se mostrarían capaces de sobrevivir a todas las descalificaciones científicas. Atenas vs. Atlántida Trescientos setenta años antes de Cristo, Platón escribió los diálogos Timeo y Critias, para ilustrar con un ejemplo esa utopía política que había desarrollado en La República y Las Leyes. No se le ocurrió nada mejor que inventarle un pasado glorioso a Atenas, que por entonces ya se creía una potencia imperial. Imaginó una guerra entre los primitivos atenienses y un poderoso imperio llamado Atlántida, el cual providencialmente se había hundido en el mar en el curso de una sola noche. De eso, Platón decía haberse enterado por una tradición que se remontaba a su pariente Solón, el Padre de la Patria ateniense. Según Platón, su antepasado había conocido en Egipto la historia de un continente entero que había sido destruido por un cataclismo, entre espantosas erupciones y maremotos que sólo dejaron con vida a los pastores que habitaban las altas cumbres. Al Oeste Hoy día, la verdadera historia de la Atlántida está al alcance de cualquiera que vea los canales de cable, aunque no todos sean igualmente recomendables. Podemos afirmar que la potencia de la que hablaba Platón no era un continente sino un imperio insular cuyo centro se hallaba en Creta. Casi seguramente se trataba de la civilización minoica, que los egipcios conocían con el nombre de Keftiu. Aquí es donde el griego cometió dos errores. En primer lugar, los egipcios situaban la civilización perdida al oeste de Egipto, hacia el Mar Egeo, en dirección a Creta. Platón entendió que había que buscarla al oeste del Mediterráneo, en pleno océano Atlántico. Así fue como aseguró que en el océano, más allá de Gibraltar, había una zona de escasa profundidad: estaban los restos del continente perdido. Aristóteles también se hizo eco de esta versión, totalmente infundada. Muy por el contrario, hoy sabemos que el fondo del Atlántico está atravesado por una cordillera, cuyas cumbres sobresalen al norte, en Islandia. La Krakatoa antigua
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El segundo error de Platón fue afirmar que la catástrofe había ocurrido 9000 años antes, cuando, en realidad, era mucho más reciente. Las evidencias geológicas ayudaron a aclarar el origen de la historia, y quizás de muchos otros diluvios legendarios. Tenemos pruebas de una tremenda explosión volcánica que voló la isla de Santorini, dejándonos ese descomunal cráter de Thera que hoy visitan los turistas. Fue en las Cícladas, en el mar Egeo, y ocurrió unos 1470 años antes de Cristo. El fenómeno más parecido que recordamos es Krakatoa. En 1883, la erupción del volcán Krakatoa, al este de Java, desencadenó fuerzas del orden de varios centenares de megatones, equivalentes a varias bombas de hidrógeno. La explosión arrojó a la atmósfera unos seis kilómetros cúbicos de tierra y rocas, tiñendo de rojo los atardeceres de todo el planeta durante más de un año. La erupción de Thera, a juzgar por el cráter que produjo, puede haber sido cuatro veces más grande. Con ella se destruyó probablemente la civilización minoica, que ya tenía mil años de historia, y allí tuvo origen la leyenda griega de Deucalión y el diluvio. La Atlántida no se rinde Entre los antiguos, Plutarco y Heródoto aceptaron la historia de Platón, pero Aristóteles y Plinio, de mente más científica, la consideraron una leyenda. En cuanto a los modernos, al principio creyeron haber descubierto la Atlántida en América. El filósofo Francis Bacon situó en América la primera utopía tecnocrática y la llamó la Nueva Atlántida (1620) basándose en vagos ecos de los viajes de Vespucio. Pero en 1678, en un mapa diseñado por el jesuita Athanasius Kircher, la Atlántida volvió a aparecer a mitad de camino entre Europa y América. El verdadero renacimiento del mito de los atlantes se produjo a fines del siglo XIX, cuando ya sólo quedaba por explorar el Antártico. De hecho, no sólo resucitó la Atlántida; también nacieron otros dos continentes imaginarios, llamados Lemuria y Mu. Quien puso en marcha todo esto fue un político norteamericano, fundador del partido Populista y alguna vez candidato a la presidencia. Ignatius Donnelly (1831-1901), que ya se había dado a conocer por atribuirle a Bacon las obras de Shakespeare, Marlowe y Montaigne, le regaló a la Atlántida dos mil años más que Platón. El éxito de su libro Atlantis (1882), fue tal que el primer ministro británico Gladstone pensó seriamente en organizar una expedición para encontrar las ruinas del continente perdido. Todos los grandes escritores de fantasía del siglo XIX rindieron su homenaje a los atlantes. Así lo hicieron Edgar Allan Poe, en el poema La ciudad bajo el mar, y Sir Arthur Conan Doyle. También Julio Verne envió al submarino del capitán Nemo a darse una vuelta por las ruinas atlantes. Pero donde el mito alcanzó su mayor expansión fue entre los esoteristas. Lemuria Los lemúridos son primates, lejanos parientes nuestros que sobreviven en Madagascar y las Comores. Sus ojos saltones y grandes orejas les dan un aspecto fantasmal (los “lemures” eran los fantasmas romanos), que puede haber influido para que alguien les inventara un continente a su medida. Lemuria nació de una de esas típicas hipótesis ad hoc que suelen escapar a las refutaciones empíricas, y llegan a convertirse en una suerte de teorías. Los geólogos del siglo XIX habían descubierto formaciones similares en África y en la India. Neumayer, y más tarde Haeckel, se propusieron explicar el enigma de la difusión de los lemúridos en ambas áreas. No se les ocurrió nada mejor que postular un continente perdido que había servido de puente entre India y África, y lo llamaron Lemuria. La hipótesis se volvió simplemente superflua con la aparición de la teoría de la deriva continental. Todos los continentes habían estado unidos alguna vez en la llamada Pangea, y las migraciones de especies se habían producido antes de que el mar se ensanchara demasiado. Aunque al comienzo la teoría de
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Wegener fue menospreciada, más tarde acabó siendo standard, y ha sido corroborada con mediciones satelitales. De este modo, la migración de los lemúridos se explicaba sin necesidad de postular tierras perdidas. Pero la mítica Lemuria resistió, especialmente después que la teósofa Mme. Blavatsky la incorporó a su Doctrina Secreta, en el marco de un reciclaje general de continentes perdidos. Allí también estaban la Atlántida, Hiperbórea en el Ártico y Mu en el Pacífico. En cuanto a Hiperbórea, nunca llegó a tener demasiada popularidad, salvo entre los nazis, pero acabó siendo la patria de Conan, el forzudo personaje de Robert Howard que encarnaría Schwarzenegger. Enriquecido por los discípulos de Blavatsky, el mito de los continentes perdidos pasó a integrar el repertorio esotérico. Los ariosofistas austríacos enseñaron, siguiendo a la teosofía, que la raza aria descendía de los atlantes. Los esoteristas nazis vacilaron entre Atlántida e Hiperbórea, hasta que la cuestión se complicó con la propaganda bélica. Apareció entonces el británico Lewis Spence, quien sostuvo patrióticamente que los verdaderos descendientes de los atlantes no eran los alemanes sino los escoceses. Otros hubo que buscaron a los atlantes entre los egipcios, los vascos, los canarios, los mayas o los polinesios. Todo esto sin llegar a la gran desprolijidad de libros como La Novena Profecía, cuyos personajes se lo pasan buscando ruinas mayas en Perú (¡!) Mu En los textos esotéricos, Lemuria suele confundirse con otro continente perdido llamado Mu, que nació de un error de traducción. En 1864, el abate Brasseur estaba intentando traducir un códice maya usando un “alfabeto” compilado por el conquistador Diego de Landa. Ahora bien, la escritura maya era algo similar a la japonesa o la egipcia, ya que usaba idiogramas que también tenían valor fonético: por lo tanto carecía de alfabeto. Lo que el español había encontrado era un conjunto de símbolos que, leídos en voz alta, sonaban como las letras del alfabeto latino. Brasseur entendió que el códice narraba una catástrofe volcánica que había destruido un continente entero. Su nombre se expresaba en dos símbolos que correspondían a las letras “M” y “U”. Nacía Mu. Apenas cuatro años después salió a escena James Churchward, un coronel británico destacado en la India, quien escribió una decena de libros sobre Mu. Tras convertir a Mu en la Atlántida del Pacífico, el inglés le atribuyó una antigüedad que oscilaba entre los 25.000 y los 200.000 años (¡!). Churchward decía haber descubierto en las bóvedas de un templo hindú toda una biblioteca de tablillas escritas en una lengua desconocida. En ellas había logrado descifrar toda la historia, la ciencia y la filosofía de Mu. Ahora Mu desplazaba la Atlántida como origen de todas las civilizaciones conocidas, desde la egipcia hasta la maya, incluyendo también a los atlantes. En la sabiduría de Mu se habían originado tanto la Biblia como los principios de la masonería. Sus habitantes habían ido tan lejos como para hacer revelaciones acerca de Jesucristo, que recién iba a nacer muchos milenios después. Mu tampoco se rindió. Los libros de Churchward se siguen reeditando y ofreciendo en Internet. En algunas páginas de “turismo energético”, Lemuria y Mu aparecen encarnando “el espíritu de Hawai”. Civilizaciones High tech En el siglo XX, especialmente después de 1945, el imaginario cultural había cambiado a impulso de las revoluciones científicas. Los continentes perdidos se convirtieron pues en civilizaciones tecnológicas avanzadas, que se habían autodestruido por jugar con las fuerzas elementales de la naturaleza. Era toda una advertencia para quienes acababan de liberar la energía nuclear; el mismo mensaje que otros les
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atribuían a los ovnis. Nacían así las tecnologías imaginarias del pasado, cuyo último avatar son las pirámides y los cristales que se venden en las tiendas New Age. En 1914, el teósofo Scott-Elliott le añadió al mito un toque tecnológico, al afirmar que los lemurianos tenían naves voladoras. Un año antes el antropósofo Rudolf Steiner había asegurado que los atlantes eran telépatas. En la misma época el satanista Aleister Crowley les atribuyó una misteriosa energía llamada “Zro”, pero se cuidó más de explicar como debía pronunciarse la palabra que de aclarar en qué consistía. El coronel Churchward les ganó a todos, al revelarnos que los habitantes de Mu conocían y dominaban la antigravedad. Desde el más allá Allí donde los arqueólogos no habían encontrado nada, se atrevieron a ir los espiritistas. Ya en 1911, el médium inglés J.B. Leslie se había comunicado con los espíritus atlantes. El famoso sanador Edgar Cayce (1877-1945) fue quien puso a punto el mito tecnológico-esotérico. Los atlantes, que por alguna extraña razón ubicó en el Caribe, habían desarrollado la tecnología de los “cristales de fuego”. Disponían de un Gran Cristal (llamado Piedra Tauauoi, que canalizaba la “energía” permitiéndoles volar montañas y provocar terremotos). Aparentemente se les había descontrolado, para acabar destruyendo a su continente. Además, los cristales seguían allí, bajo las olas del trópico, y ellos eran los responsables de todos los desastres que ocurrían en el triángulo de las Bermudas. Cayce fracasó al profetizar que parte de la Atlántida emergería de las aguas frente a California hacia 1968 o 1969. Pero sus discípulos no se arredraron, y adoptaron como sitio favorito la isla de Bimini (Bermuda), donde cada tanto anuncian haber hallado evidencia arqueológica. Después de todo, no era el primer traspié del profeta, quien había predicho que 1933, con la Depresión y el ascenso del nazismo, sería “un buen año”. También había anunciado que China se convertiría al cristianismo en 1968, pero posiblemente estaría pensando en el ping pong. En 1943, cuando aún vivía Cayce, el director de la revista de ciencia ficción Amazing fraguó unas cartas atribuidas a un tal Richard Shaver. Se trataba de un obrero soldador de Pennsylvania que decía tener visiones de la “memoria racial” de la especie. Según él, antes que el hombre habían dominado la Tierra los Titanes y los Atlantes, que habían construido una inmensa red de túneles subterráneos, llenos de equipos de alta tecnología. La superchería de Shaver alcanzó todavía a provocar el repudio de los lectores, pero acabó siendo reciclada en la literatura seudocientífica de la siguiente generación. El negocio atlántico Lo de Cayce fue una profecía autocumplida. Hacia los Ochenta la Atlántida volvió a ponerse de moda, gracias a otra médium, J. Z. Knight, un ama de casa de Tacoma (Washington) que, casualmente, había estudiado las obras de Cayce. La señora Knight ha acumulado una considerable fortuna “canalizando” el espíritu de Ramtha, un guerrero de hace 35.000 años, ascendido a un plano superior de conciencia. Ramtha había nacido en Lemuria (según ella, un mundo primitivo donde convivían hombres y lagartos) pero había hecho su carrera en la Atlántida hasta llegar a ser el primer conquistador de la India, en tiempos prehistóricos. Ramtha se le apareció por primera vez a Mrs. Knight en 1977, cuando experimentaba en la cocina de su casa con una pirámide puesta sobre la cabeza. El aparecido enloqueció a una brújula, exactamente como lo haría un ovni. Claro está que la atractiva rubia no sólo había leído a Cayce y L. Ron Hubbard; en una etapa anterior, había intentado comunicarse con los extraterrestres. Al principio Ramtha (que decía venir de una civilización de alta tecnología) solía asombrarse con cosas
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tan simples como una cocina a gas. Pero en los años siguientes acabó enseñándole de todo a J. Z., desde teología hasta física cuántica. Por fin, decidió encarnarse definitivamente en el cuerpo de su médium. Para 1988, la emprendedora J. Z. ya había fundado la Escuela de Iluminación de Ramtha, con más de 3000 alumnos, páginas Web y tiendas online de productos varios. Shirley MacLaine, movida quizás por la envidia, descubrió algo después que en una de sus vidas anteriores ella había sido la hermana de Ramtha. Platón, que creía en la reencarnación, quizás no se hubiera sorprendido demasiado de estas creencias. Pero conociendo sus opiniones acerca de los sofistas, no les hubiera perdonado el negocio. El gran Barnum decía que a cada minuto nace un tonto. Para él, el Gran Circo Posmo tiene una butaca reservada. Pasen y vean, señoras y señores...
EL VALOR DE LA CIENCIA Por: Manuel Martínez Morales
En 1905, el célebre físico matemático Henri Poincaré publicó El valor de la ciencia, obra en la cual se propuso defender la actividad científica frente a la oleada de creciente negativismo y escepticismo sobre la ciencia y sus logros. Algunos, impresionados por la inestabilidad de las teorías científicas en esa época, proclamaban estridentemente la bancarrota de la ciencia; otros, llegaron a expresar que la ciencia era una creación artificial del hombre sin conexión alguna con el mundo físico. Hoy, casi 80 años después de la apasionada y lúcida defensa de la ciencia y su valor por Poincaré, son pocos de los que se atreverían a hacer tales cuestionamientos. Se reconoce la correspondencia entre las teorías científicas y la realidad, y también se admiten las limitaciones del conocimiento científico. Sabemos que no existe un conocimiento absoluto e inmutable del universo y del hombre; toda teoría es provisional y está sujeta a constantes confrontaciones con la realidad. La ciencia está en continua transformación, las teorías cambian, los métodos se renuevan, se estudian nuevos fenómenos. El avance científico y tecnológico alcanzado en lo que va del siglo, supera a todo lo realizado anteriormente por el hombre. Cosas cuya existencia era considerada imposible, en el siglo pasado, hoy forman parte de nuestra vida cotidiana: el automóvil, la televisión, las computadoras, los fármacos, etc. Desafortunadamente, la investigación científica también ha contribuido a la producción de artefactos con gran poder destructivo que van desde sofisticadas armas convencionales hasta la temible bomba atómica, pasando por toda una variedad de armamento no convencional como las llamadas armas químicas, biológicas y psicológicas. En la actualidad, los críticos más tenaces de la ciencia parten precisamente de este aspecto negativo del quehacer científico: la aplicación de la ciencia para producir artefactos que causen la mayor destrucción posible. Es ya factible la aniquilación total de la especie humana y la degradación absoluta de la biosfera terrestre. De ahí que surja la equivocada conclusión de que la ciencia sólo traerá males a la humanidad y que, por tanto, se hace necesario prescindir de ella. En Estados Unidos de Norteamérica y en Europa Occidental se han organizado numerosos grupos y asociaciones políticas que avalan esa postura. Su posición no es del todo injustificada, pues una gran parte de la investigación científica se orienta precisamente hacia aplicaciones militares. Según el científico argentino Amílcar O. Herrera. Se estima que desde la Segunda Guerra Mundial, al menos 40% de los recursos de ciencia y tecnología mundiales ha sido dedicado a la investigación militar. E.U., URSS, China, Francia, Alemania Federal y Gran Bretaña, son responsables del 96-97% del gasto. El número total de científicos e ingenieros que
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trabajan en la tarea de ciencia y tecnología mundial es de alrededor de 3 millones; 25% de ellos –cerca de 750 000- están comprometidos en investigación militar. (La larga jornada: La crisis nuclear y el destino biológico del hombre, Siglo XXI, 1981). Si bien estos datos acrecientan el temor de un destino trágico para la humanidad, no por ello debe restarse importancia al efecto positivo que la aplicación de la ciencia ha tenido en muchos terrenos tales como: mayor producción y calidad de alimentos, desarrollo de fuentes de energía, fabricación de medicamentos, educación, planificación económica. En fin, la orientación adecuada de la investigación científica y tecnológica ha contribuido enormemente a posibilitar la elevación de la calidad de vida humana. Este aspecto positivo de la ciencia es particularmente importante para un país como el nuestro donde, en el presente, tenemos que importar desde el maíz y frijol, alimentos básicos del pueblo, hasta los ingredientes para elaborar pasta de dientes. México cuenta con suficientes recursos naturales y humanos como para iniciar un proceso de grandes transformaciones económicas y sociales que se traduzcan en mejores niveles de vida para todos sus habitantes. En la base de este proceso, la ciencia y la tecnología deben ocupar un lugar preponderante. Está demostrado que pueden lograrse resultados impresionantes de utilidad inmediata. Por ejemplo, según información del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, a partir de 1960, se han realizado experimentos con nuevas variedades de maíz más resistentes a las plagas y a las variaciones climáticas, lográndose, en 1980, un rendimiento de hasta 1770 kilogramos por hectárea. Así como en la agricultura pueden lograrse avances en poco tiempo, lo mismo puede decirse respecto a la industria, a la educación y a la salud. Sin embargo, el desarrollo científico en México es todavía incipiente; según datos de CONACyT, en 1979, había en el país 2.4 investigadores por cada 10 000 habitantes, mientras que en Argentina, esa cifra era de 5.6, y en Estados Unidos de Norteamérica, 26.0. El gasto en Investigaciones y Desarrollo, con relación al Producto Nacional Bruto, alcanzó, en 1982, sólo 0.6%, cuando la meta propuesta era de 1%. En países con alto grado de desarrollo (Japón, ex URSS, Estados Unidos de Norteamérica, Gran Bretaña, Francia), la inversión en ciencia y tecnología está por arriba de 2% del PNB. Estimaciones del propio CONACyT indican que, en 1980, México invirtió más de 6 mil millones de pesos en la compra de bienes de capital y, en 1982, gastó más de 10 mil millones de pesos por concepto de transferencia de tecnología, marcas, patentes, regalías y asesoría técnica. Estas cifras indican que la atención dada a la ciencia en nuestro país no es suficiente. Entiéndase que no se trata sólo de incrementar la cantidad de recursos asignados a ciencia y tecnología, ni de competir con otros países, sino de articular un proyecto de desarrollo acorde con las necesidades más urgentes del país. El ideograma chino que representa crisis, está formado por dos ideogramas: uno que significa "riesgo" y el otro "oportunidad". El riesgo de la crisis actual consiste en dejar inertes las enormes fuerzas productivas de que el país dispone y caer en una pendiente de creciente dependencia económica y, por consiguiente, política, que, en términos llanos, significará más pobreza para la mayoría de los mexicanos. La paradoja de padecer hambre en medio de abundantes recursos queda ilustrada perfectamente en la siguiente metáfora de Herrera: Si Dios hubiera tenido la misma imaginación o los mismos intereses creados de las clases dirigentes, Adán y Eva en el paraíso habrían muerto de hambre; tenían a su disposición un sistema productivo que no requería de ningún esfuerzo humano, pero eran desempleados y, por lo tanto, no tenían un salario para comprar sus productos.
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La oportunidad que la crisis ofrece es la opción de un desarrollo transformador, en el cual la vida y la dignidad humana recuperen su valor. La ciencia y la tecnología son, en este sentido, instrumentos imprescindibles en el proceso de recuperación de los nuestro. No estamos ya en los tiempos en que Poincaré tenía que defender la ciencia ante sus detractores. El valor de la ciencia como elemento de conocimiento y transformación de la realidad es ahora incuestionable; está ausente la voluntad para desarrollarla plenamente y ponerla al servicio del hombre. Se hace necesario, en este tiempo y lugar, revalorar la ciencia y su función para darle la importancia que debe tener como factor primordial de desarrollo social. La ciencia no sólo contribuye a mejorar el aprovechamiento de los recursos materiales, sino además, un elemento central en la cultura de una sociedad. La ciencia no es sólo un conjunto de teorías y métodos para hacer ciertas cosas, es también una concepción del mundo y de nosotros mismos. Entendida en el más amplio sentido, la ciencia complementa y vigoriza las concepciones estéticas y éticas del hombre. Decía Poincaré: "Si queremos liberar, cada vez más al hombre de sus preocupaciones materiales, es para que pueda emplear su libertad reconquistada en el estudio y la contemplación de la verdad". Debemos convencernos de que la ciencia no es un lujo ni una actividad superflua. Es, como ya se dijo, un elemento de primera importancia para el desarrollo social. Nada mejor para concluir que una brillante reflexión de Amílcar Herrera en la cual expresa, con toda claridad, la importancia que la ciencia debe tener para nosotros, aquí y ahora: Por primera vez en la historia la humanidad posee el conocimiento necesario para resolver todos los problemas conectados con las bases materiales de la vida. En otras palabras, el conocimiento científico y tecnológico a disposición de la humanidad, si se usa racionalmente, puede asegurar que cada ser humano, ahora y en un futuro previsible, pueda tener un nivel de vida, que no sólo lo provea en sus necesidades básicas materiales, sino que también le asegure la plena y activa incorporación a su cultura. La miseria y privación de gran parte de la humanidad no son el resultado inevitable de un incompleto control de nuestro medio físico, sino del uso irracional de los instrumentos científicos y tecnológicos a nuestra disposición. Esta verdad elemental es bien conocida por todos los científicos que se ocupan de los problemas de subsistencia a nivel mundial; si no ha alcanzado todavía la conciencia de toda humanidad es sólo porque es una verdad que puede poner en peligro el mantenimiento de un orden internacional y social básicamente injusto.
TEOREMA DE PITÁGORAS Por: Agencias
Los portales científicos y tecnológicos en Internet son una arriesgada apuesta que poco a poco se va abriendo camino Los portales de ciencia y tecnología no consiguen una gran acogida entre el gran público. «Estos temas son el gato negro del que todo el mundo parece huir. Sí, es cierto, cada vez vemos aparecer más ciencia y tecnología en los medios, pero sigue siendo insuficiente. Esto origina una población mal informada y reacia a estos temas, lo cual es preocupante en una sociedad marcada por el progreso científico-técnico», afirma Alex Fernández Muerza, editor y creador de ‘Divulcat’. La ciencia y la tecnología cuentan con muy pocas referencias realmente interesantes en la ‘web’. «No se
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ve mucha divulgación científica en castellano en la Red. Como mucho, las noticias que se encuentran en los grandes portales (Terra, Eremas…) se limitan a reseñas de noticias de agencias y poco más» continúa Alex. Con este espíritu de ofrecer más a los internautas amantes de lo científico tecnológico, nace ‘Divulcat’. La palabra ‘ciencia’ hace pensar al internauta en lugares donde tendrá que volver a recordar clases de química o física que en su momento se le plantearon eternas. Pero esto no es así. La realidad nos muestra otra cara muy diferente de este campo. En la Red se pueden encontrar temas que, siendo científicos, apasionan a todo usuario, como las explosiones en el Sol, los retos espaciales o los sueños que tienen los animales. Abundan también interesantes artículos de reflexión que hacen pensar en cómo la sociedad avanza a pasos agigantados hasta un horizonte que hace treinta años se veía inalcanzable. Por otra parte, la ciencia no tiene edad. Es posible encontrar sitios tan interesantes como el portal de astronomía creado por Alex Dantart a sus 18 años, ‘Astrored’, o ‘100.cia’, una ‘web’ creada también por este joven donde se ofrecen noticias actualizadas de ciencia y tecnología con la posibilidad de comentarlas. O páginas que nos muestran la cara más agradable de la ciencia, donde se pretende retener la atención del internauta con datos curiosos del mundo de la ciencia, como que Arquímedes, padre de la expresión «¡Eureka!», corrió desnudo hasta palacio al descubrir el teorema que lleva su nombre. O epitafios tan sorprendentes como el de Thomas Young (1773-1829), donde se puede leer: «Dedicado a la memoria de Thomas Young, MD, miembro y secretario de relaciones exteriores de la Royal Society, miembro del Instituto Nacional de Francia: estableció por primera vez la teoría ondulatoria de la luz y penetró por primera vez la oscuridad que había ocultado durante siglo los jeroglíficos egipcios.» La ciencia, al igual que la tecnología, resulta agradable si se consigue atraer la atención del lector, estudiante o cibernauta. Esto es lo que pretenden muchos sitios en Internet. Despertar la curiosidad científica y tecnológica que reside en cada persona. O simplemente deleitar a los amantes de este tipo de disciplinas que no encuentran en un gran número de ocasiones aquello que desean en la maraña de páginas que existen en la Red. A fin de cuentas, eso pretende la divulgación tecnológica y científica, hacer accesible a todo el mundo los contenidos que ofrece, que en ocasiones pueden resultar incomprensibles para los profanos. Una forma diferente de ver la red de redes.
STEPHEN JAY GOULD • PALEONTÓLOGO: "UTILIZAMOS MAL A DARWIN PARA ALIVIAR LA DECEPCIÓN ANTE NUESTROS P Por: Claudia Dreifus
A Stephen Jay Gould, paleontólogo, le resulta fácil escribir en su despacho de Harvard. Ha escrito 19 libros, muchos de ellos éxitos de ventas. Gould, de 58 años, ha pasado gran parte de su vida dando vueltas por Manhattan. Creció en el Queens de los años cincuenta, en el seno de una familia de clase trabajadora, en una época en que Manhattan era la ciudad eternamente distante. En 1967, Gould obtuvo su cargo en la Universidad de Harvard, que significaba, por supuesto, vivir en Cambridge y ser uno de los pocos admiradores de los Yanquees de todo Harvard Yard. Hace cuatro años, Gould se casó con una escultora e historiadora del arte, Rhonda Roland Shearer, de Manhattan, que tiene ahora 45 años, y juntos crearon su hogar en el Soho, en una espaciosa estancia
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urbana llena de lámparas de Tiffany, buenas obras de arte y libros científicos de primera edición. En sus 19 libros y en ensayos para la revista Natural History, Gould se ha convertido quizá en el más elocuente y conocido partidario de la teoría de la evolución y la selección natural, como responsables del origen y la diversidad de las especies. Pregunta.- ¿Qué pensó cuando leyó, hace unos meses, que el Consejo de Educación de Kansas iba a hacer optativa la enseñanza de la evolución en las clases de Biología? Respuesta.- Que los ciudadanos de Kansas se sentirían profundamente avergonzados por la estupidez de la decisión y que votarían para que ese Consejo Escolar abandonase el cargo el año siguiente. La decisión del Consejo Escolar de Kansas es aparentemente absurda. Es como decir: "Vamos a seguir enseñando inglés, pero ya no hay que enseñar gramática". Pero los creacionistas no pueden hacer lo que quieren debido a la historia de las decisiones del Tribunal Supremo. Tienen muchas limitaciones en lo relativo a una postura legalmente defendible. Probablemente, lo único que pueden hacer es esto. P.- ¿Cómo explica la decisión? R.- El único motivo de que ocurriera es que ya nadie vota en las elecciones de Consejo Escolar. Por eso, determinadas minorías pueden hacerse con el poder. Hicieron falta tres ciclos electorales para que este grupo fundamentalista se hiciera con el cargo en Kansas. Los mayores peligros no son estas maniobras legales. Son los miles de profesores que no tienen todo el valor que hace falta, como la mayoría de los humanos, y que probablemente enseñan menos evolución porque no quieren líos. Eso ni siquiera se puede medir. P.- ¿Es el creacionismo un fenómeno únicamente estadounidense? R.- No ocurre en ningún otro lugar del mundo occidental. Los europeos no entienden por qué lo tenemos aquí. No entienden cómo se puede tener un movimiento anti-evolución en un país científico moderno. P.- En las ciencias sociales hay una tendencia a recurrir a explicaciones neodarwinistas de los problemas sociales: una especie de resurgir mutante del darwinismo social de finales del siglo XIX. ¿Por qué ha ocurrido esto ahora? R.- Esta es una época conservadora y creo que a los conservadores les resulta tentador decir: "¿Por qué reclaman el cambio o la igualdad cuando lo que tenemos ahora refleja el estado natural de la naturaleza humana?". Además, creo que, a veces, en la actualidad, utilizamos mal a Darwin a la hora de intentar aliviar nuestra decepción ante algunos de nuestros peores rasgos. O sea que, si no nos gusta nuestra agresividad o nuestro sexismo, podemos intentar disculparlo diciendo: "Bueno, estamos hechos así. No podemos evitarlo". P.- ¿Y qué ocurre con la atracción que ejerce el neodarwinismo en personas a quienes les gustan sus características? Por ejemplo, la explicación biológica de "es un gen" alcanza gran popularidad entre los defensores de los derechos de los homosexuales. R.- Es cierto. Esta es una época que, en gran medida y equivocadamente, creo, se decanta por las explicaciones genéticas. Por eso, se va a extender por todas partes. Pero creo que es un argumento de doble filo. Porque, si uno apuesta por una cosa así, ¿qué pasa si luego resulta que está equivocado? Uno no quiere basar una defensa de una parte defendible de nuestra diversidad en su supuesta naturaleza biológica. Preferiría adoptar la postura de que no tiene nada que ver con la biología. Es una cuestión ética. P.- ¿Qué opinión le merece la calidad de la literatura académica? R.- ¿En comparación con qué? Creo que la literatura académica nunca ha sido maravillosa. Sin embargo, la ciencia solía ser mucho menos especializada. No había mucha terminología técnica, y además, la mayoría de los académicos no se han formado como escritores. Y existe, supongo, una jerga profesional cada vez mayor, algo que es probablemente peor que nunca. Y creo que surge más por miedo que por arrogancia. La mayoría de los académicos jóvenes caen en esta jerga porque temen que, si no lo hacen, no les parecerán serios a sus mentores o la gente que les apoya. No puedo creer que nadie quiera escribir
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así. P.- ¿Cree que a sus colegas les molesta que haya escrito unos cuantos libros que son éxitos de ventas? R.- Seguro. Cualquiera que haya tenido éxito escribiendo para el público general es objeto de envidia. No es un fenómeno del todo nuevo. Goethe murió en 1832. Goethe era muy activo en el campo científico. De hecho, realizó un trabajo científico muy bueno en morfología de las plantas y en mineralogía. Pero le amargaba la manera en que muchos científicos se negaban a escucharle porque era un poeta y, por consiguiente, en su opinión, no podía ser serio. P.- ¿Escribe con facilidad? R.- No sé lo que es el bloqueo del escritor. P.- ¿Qué hace la literatura por usted? R.- Es la mejor manera de organizar ideas y de intentar decir las cosas de la forma más perfecta y elegante posible. Muchos científicos odian escribir. A la mayoría les encanta el laboratorio y, cuando el trabajo está hecho, han terminado. Escribir es una lata. Es algo que tienen que hacer para dar a conocer su trabajo. Lo hacen con resentimiento. Pero, conceptualmente, para ellos no forma parte del proceso creativo. Yo no lo veo así en absoluto. Cuando obtengo los resultados, estoy deseando escribirlos. Ese es el resumen. Es la exploración de las consecuencias y del significado. P.- Su reciente libro Questioning the Millenium es, entre otras cosas, una investigación de cuestiones del 2000. ¿Ha almacenado usted botellas de agua y leña por miedo a lo que pueda pasar en el cambio de año? [esta entrevista se hizo a finales de diciembre de 1999]. R.- Se ha prestado demasiada atención al efecto 2000 y se han hecho muchas pruebas. No creo que pase nada significativo. Lo más curioso de todo esto es que, en el año 1000, en la medida en que la gente era consciente del milenio, sus temores eran mayores. Se temía las apocalípticas revelaciones de las Revelaciones. Realmente, se creía que Jesús volvería, que Satán estaría en camino y que el mundo, tal como lo conocemos, llegaría a su fin. Es muy gracioso el hecho de que, en una era secular, el motivo de mayor preocupación de la gente sea un problema técnico, cuya causa es que un ordenador interprete mal una fecha debido a la falta de previsión por parte de algunos programadores hace 30 años.
DESCIFRAN EL GENOMA DE UNA BACTERIA “CULPABLE” DE UN GRAN NÚMERO DE DOLENCIAS Por: Ainhoa Iriberri
Para más información: Proceedings of the National Academy of Sciences http://www.pnas.org/ Investigadores de la Universidad de Oklahoma (EE.UU.) han logrado descifrar el mapa genético de la bacteria 'Streptococcus pyogenes', también denominada estreptococo del grupo A. Este organismo es responsable de un amplio rango de enfermedades que afectan al ser humano. 'Streptococcus pyogenes' es la bacteria conocida que más disfunciones provoca. Este patógeno provoca, entre otras, enfermedades como la faringitis, escarlatina, septicemia, síndrome del shock tóxico y fiebre reumática. Los científicos han conseguido descifrar el tipo I de este organismo, el que provoca las enfermedades arriba citadas, usando un completo sistema informático ya utilizado para secuenciar otros organismos. Los investigadores han publicado el resultado de su trabajo en la última edición de la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”.
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Para conseguir descrifrar el código genético de la bacteria los científicos analizaron los patógenos presentes en una herida infectada de un paciente. Una vez llevada a cabo la investigación, los analistas descifraron más de 1.700 genes, de los cuales 40 eran virulentos. Según explican los autores en la revista científica, el análisis continuado de este patógeno podrá utilizarse para intentar desarrollar una vacuna efectiva. Actualmente hay 54 experimentos trabajando en este sentido. El estudio del doctor Ferretti y su equipo, de los departamentos de Microbiología, Inmunología y Bioquímica de la Universidad de Oklahoma, ha sido promovido por el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU.
HUESOS PREHISTÓRICOS CON POLÉMICA Por: Xavier Pujol Gebellí
Noticia enviada por: Julio Arrieta Los descubridores del 'hombre del milenio' defienden en Barcelona su pertenencia al linaje humano La polémica sobre cuál es el ancestro más primitivo de los seres humanos continúa en el aire. Brigitte Senut y Martín Pickford, que localizaron hace poco más de un año restos fósiles que atribuyen a una nueva y primitiva especie, continúan en sus trece a pesar de la enorme controversia sobre su interpretación. Los investigadores franceses, que ayer dieron una charla en el barcelonés Museo de la Ciencia, de la Fundación La Caixa, postulan que esos restos son del linaje humano. La polémica tiene nombre propio. Se llama Orrorin tugenensis aunque sus descubridores lo han apodado hombre del milenio. Los restos hallados hasta la fecha son 13 huesos fósiles de cinco individuos de unos seis millones de años de antigüedad. De ser ciertos sus atributos humanos, sería el ancestro más primitivo del hombre conocido hasta ahora. Pero los argumentos aportados por Senut y Pickford no han sido suficientes hasta el momento para convencer a la comunidad científica ni, tampoco, a los editores de las más prestigiosas publicaciones del mundo. Y eso no es todo. Pickford, director del departamento de paleoantropología y prehistoria en el College de Francia, sostiene que además de a los científicos, deben librar una áspera batalla para vencer 'dogmas preestablecidos' por un sutil pero omnipotente poder ejercido desde el mundo anglosajón. A esa actitud atribuye que en marzo de 2000 fuera encarcelado en Kenia, acusado de excavar ilegalmente. La denuncia fue cursada por el paleontólogo Richard Leakey y, según Pickford, no medió ni orden de búsqueda ni de arresto por parte de las autoridades de Nairobi. El asunto se zanjó sin más a los pocos días. Un año más tarde, ha celebrado el aniversario con más hallazgos de fósiles del hombre del milenio. Para Senut, paleontóloga del Museo Nacional de Historia Natural de París, los fósiles hallados muestran que Orrorin presenta caracteres de homínidos primitivos y de los grandes simios africanos de la época. La combinación de atributos, indica, sugiere que esta nueva especie forma parte del linaje que daría lugar a los humanos actuales. En opinión de Pickford hubo una separación de linajes hace entre siete y nueve millones de años, de donde surgirían la línea que lleva a los humanos actuales, por una parte, y a
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la célebre Lucy (Australophitecus Afarensis) y a otras especies, por la otra. 'Hay muchos dogmas establecidos y muchos intereses creados', se lamentan estos investigadores . A esto añaden lo que consideran una marginación flagrante de los medios especializados. Sobre todo las revistas Science y Nature, en las que no presentan sus hallazgos al entender que les maltrataron por no pertenecer a una corriente de opinión 'políticamente correcta'. Senut y Pickford presentan sus trabajos en la revista de la Academia de Ciencias de París.
CÓMO DONAR A LA CIENCIA EL Por: Laura G. Ibañes
Un software semejante a un salvapantallas permite a los internautas unirse a un proyecto de la Universidad de Oxford para localizar los compuestos químicos más eficientes contra el cáncer, prestando de forma automática la capacidad del procesador de sus ordenadores para comprobar virtualmente la reacción en cada caso. Cualquier internauta que lo desee puede, desde esta semana, colaborar en la investigación de compuestos químicos contra el cáncer donando a la ciencia el tiempo muerto de su ordenador. El nuevo proyecto de la Universidad de Oxford se basa en un software y una conexión peer to peer que permite a cualquier usuario de un PC con conexión a Internet descargar el programa (semejante a un salvapantallas) y utilizar de este modo la capacidad de su ordenador en los momentos en que esté inactivo (encendido pero sin utilizarse) para realizar reproducciones virtuales de la reacción de las células cancerosas ante distintos compuestos químicos. Con ello, el ordenador del internauta manda automáticamente los resultados por conexión peer to peer a la base de datos central de la Universidad de Oxford, que recoge y contrasta las informaciones recibidas por todos los usuarios que han decidido participar en el proyecto descargando en su ordenador el salvapantallas especial. De este modo se crea un ordenador virtual con una capacidad de procesamiento impensable ,ya que suma la de todos los ordenadores conectados al proyecto. Según han calculado los responsables del proyecto, con una conexión prevista de 6 millones de ordenadores se podría trabajar durante 24 horas al día y realizar trillones de operaciones simultáneas, que en caso de disponer de un solo ordenador para realizar el trabajo precisarían cerca de 24 millones de horas de funcionamiento del programa. Esta misma experiencia se ha desarrollado con éxito en el Proyecto Genom@home al que se conectaron más de 3.000 personas el primer mes. Red de ordenadores Actualmente la base de datos de posibles compuestos que pueden bloquear las claves proteicas que producen el cáncer en seres humanos asciende a 250 millones, una cifra lo bastante elevada como para que cualquier laboratorio que lo intentase precisara varias decenas de años de trabajo en exclusiva para aislar las más efectivas. De ahí la importancia del ahorro de tiempo que supone el ordenador virtual con la capacidad acumulada de todos los internautas que se sumen al proyecto. Si se cumplen las previsiones de la Universidad de Oxford, en un año podrá terminarse la investigación sobre leucemia y ampliar el proyecto a otros tipos de cánceres y en un futuro al parkinson y la diabetes.
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Para colaborar con el proyecto puede descargar en su ordenador el salvapantallas en la dirección siguiente: http://www.intel.com/cure/
QUÍMICA SIN TUBOS DE ENSAYO Por: Leonardo Moledo
Diálogo con científicos argentinos: Ernesto Calvo Pregunta.– ¿Cómo es eso de la química sin tubos de ensayo? Respuesta.– Bueno, fíjese que desde la Segunda Guerra mundial hacia acá hubo un extraordinario desarrollo de la química. En cierto modo, la química fue la vedette, como la física en la primera parte de este siglo o la biología molecular en los sesenta, y así lo percibió la sociedad. Produjo polímeros, fertilizantes, (y por ende la revolución verde), medicamentos... P.– ... armas... R.– También. Y la sociedad percibió al químico como el tipo que hacía todas esas cosas en un laboratorio con retortas, vidrios, tubos de ensayo. Era la química de laboratorio. Ahora bien, ¿qué pasó en los últimos años? P.– ¿Y qué pasó? R.– Terminó la guerra fría. P.– Sí, eso dicen. R.– Y la sociedad empezó a ver a la química como responsable de contaminar y ensuciar el mundo. P.– Parece que siempre hace falta un enemigo, pero la verdad es que un poco ensucian, ¿no? R.– Sí pero la química también es la única que sabe medir la suciedad, dónde esta sucio y cómo remediarlo. P.– Bueno, es una suerte. R.– Decía que se empezó a ver a la química como la que ensucia. Se redujo la matrícula en todo el mundo (salvo Japón, por la industria electrónica). Sin embargo, la química se expresa en la ingeniería de materiales, en la biología molecular, en la biotecnología, en la microelectrónica, que no podrían existir si los químicos no entendieran cómo manipular las moléculas. Hubo algunos desarrollos muy importantes y recientes que cambiaron la escala. Cuando yo estudié química en esta Facultad no podía imaginar lo que le escuché a Peter Atkins en 1980 en Londres... P.– A ver... R.– Sabemos que los átomos y las moléculas existen porque los podemos ver. Ahora, en 1999 no sólo los podemos ver individualmente, con el microscopio de túnel, sino que los podemos mover, ensamblar y armar cuerpos moleculares como un mecano o un lego, dependiendo de cuál es mi audiencia. P.– Ah, yo todavía juego con legos... R.– Hablo de la irrupción de la nanotecnología. Nanotecnología P.– Explíqueme bien... R.– Objetos tecnológicos un millón de veces más chicos que un milímetro. El mercado mundial para el año dos mil de productos nanotecnológicos ha sido estimado en cien mil millones de dólares. P.– ¿Pero qué productos? R.– Medidores de aceleración para los coches, sensores, biosensores, instrumentos de cirugía que
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puedan circular por el torrente sanguíneo en un futuro y luego se destruyan y el gran desafío, computadoras moleculares, cuando la tecnología del silicio quede obsoleta alrededor del 2007 o el 2010. P.– Usted me habla de cosas muy chicas, pero no se ve por qué una de esas cosas representa una ventaja tan grande... R.– ... motores de una sola molécula y fábricas que procesen una molécula por vez. P.– ¿Y eso qué es? ¿Moléculas de qué? ¿Cómo es un motor de una sola molécula? R.– Uno puede imaginarse un medicamento, que se fabrica en un tubo, en un balón, se fabrican gramos o kilos. Si pasáramos a fabricar molécula por molécula, en una línea de producción de tamaño molecular, bajaría enormemente la inversión de capital en la fábrica, porque las fábricas serían como chips. O sensores químicos, sensores que miden la cantidad de moléculas con altísima especificidad. Los grandes laboratorios ya están investigando el uso de estos chips para hacer mapeo de medicamentos. Imagínese un chip que tenga diez mil pozos, diez mil agujeritos de volumen tan pequeño que cada uno aloja una célula cancerosa y un medicamento levemente diferente uno a otro, y un nanosensor mide la diferencia de comportamiento. Y una computadora con inteligencia artificial puede procesar esa enorme información y decidir por química combinatoria cuáles son efectivos y cuáles no. No hablamos de ciencia ficción, hablamos de cosas en las cuales se está invirtiendo mucho dinero. P.– Ayer estaba leyendo el libro de un sociólogo de la ciencia donde decía que todas esas cosas en realidad no existen, son simples construcciones sociales, juegos de poder y trampas que se tienden los laboratorios. R.– Pregúntele a un diabético. Esas cosas yo las veo, las toco y la sociedad las usa. P.– Y las empresas patentan esos juegos de poder. R.– Motorola va a comercializar en dos años el Lab on the chip. Entonces, ¿qué es química sin tubos de ensayo? La mezcla de la química con la microelectrónica. Con una gota de sangre del paciente, en 20 segundos se tienen todas la variables del paciente y todos los datos que el médico necesita. Otros ejemplos de lo mismo: nariz electrónica para catar cervezas, cafés, oler vacas con acetonuria.... es un arreglo de sensores múltiples que miden inespecíficamente y luego por técnicas de inteligencia artificial se pueden distinguir dos clase de cerveza o de café, o la homogeneidad de partidas. El Dr. Martín Negri, aquí, en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA ha desarrollado una, y más bien es electrónica y mecánica que un juego de poder. No sé si huele sociólogos todavía. P.– Si llega a oler sociólogos de la ciencia por lo menos, se descompone. R.– Inmunosensores de Chagas o de HIV con aplicaciones tan variadas como medio ambiente, salud o alimentos, que pueden ser comercializados por pymes, no sólo por las grandes compañías. Se construyen con la misma tecnología serigráfica (de estampado con tintas) que se usa para hacer camisetas. P.– Se imprimen. R.– Sí. También pueden integrarse a tecnología del silicio, a chips del silicio, que puede tercerizarse en el exterior. Chips de ADN para detectarenfermedades genéticas o cáncer, ya empiezan a ser una realidad. Podemos llamar a todo esto ingeniería molecular. Para que esto funcione y se haga realidad en la Argentina necesitamos del trabajo interdisciplinario de químicos, ingenieros electrónicos, biólogos. P.– Mientras no incorporen sociólogos, van a seguir avanzando. R.– Creo que hay suficientes problemas de desempleo y de encuestas de opinión como para entretener a los sociólogos con lo que saben hacer bien. P.– No, si yo no tengo nada contra los sociólogos. Mi mejor amigo de la infancia era sociólogo. Adaptarse a la electrónica R.– Para hacer estos sistemas nanotecnológicos la química tiene que adaptarse a la electrónica e introducir el concepto de organización que tiene la biología. Imagínese moléculas pequeñas, que se organizan para dar nucleótidos, proteínas, ácidos nucleicos, tejidos, órganos, organismos. De la misma
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manera, átomos y moléculas que se organizan para dar materiales con los cuales se hacen transistores, que se integran en circuitos, que a su vez forman parte de computadoras. Esa química sin tubos de ensayo es la que tenemos que aprender para construir dispositivos moleculares como transistores que reconozcan glucosa y produzcan una señal eléctrica. P.– No parece fácil. R.– Y no lo es. Hay desafíos científicos muy grandes. Queremos poner las moléculas donde las necesitamos y no donde van a ir espontáneamente. Es interesante, porque esto de armar moléculas específicas, construir y jugar con átomos... P.– ¿...? R.– Permite construir estructuras muy complejas. Mirkin, en Estados Unidos, agarró una secuencia de ADN, les pegó una nanoestructura de oro o de semiconductor, una pelotita de 5 nanómetros, y luego, con una técnica especial, formó la doble cadena espontáneamente, obteniendo un cuerpo molecular en tres dimensiones, donde cada pelotita estaba exactamente espaciada de las otras en una red tridimensional. P.– ¿Y para qué hizo eso? R.– Por ejemplo, para almacenar información, hacer una memoria en una computadora molecular. Podemos hacer memorias, transistores, chips, receptores manipulando las moléculas. Memoria molecular, autos y bebés P.– ¿Y cómo guarda la información una molécula? R.– Tiene muchas formas, cambiando alguna propiedad. Hasta ahora las computadoras están basadas en dos estados posibles, las moléculas pueden almacenar cientos o miles de estados vibracionales o electrónicos. Acá hay un punto interesante... los átomos artificiales, P.– Es decir... R.– Agregados de cientos de átomos por ejemplo de carbono, y que no se comportan como un material en volumen ni como un átomo individual han sido la curiosidad de los físicos. Son grupos de átomos, de muchos átomos cuyas propiedades son intermedias, entre los átomos individuales y los materiales formados por más de 100. 000. 000. 000. 000.000. 000. 000. 000 átomos. P.– Unos cuantos, por cierto... R.– Sirven como materiales de memoria, para almacenar estados, o sirven para producir emisión de luz... tienen un tamaño comparable a la longitud de onda de un electrón y permiten hacer transistores de un sólo electrón que se espera constituyan los circuitos electrónicos de los próximos diez a treinta años. Se calcula que para el 2030, esto ya va a estar en estado de tener productos que se van a ver en el mercado. P.– Y en el supermercado. R.– Literalmente. Muy próximamente en cada góndola de supermercado habrá sensores que detecten moléculas que revelan si se cortó la cadena de frío en algún alimento. La computadora que tienen los autos más modernos, con carburador electrónico, recibe señales de sensores que miden la temperatura, la posición del pistón y la concentración de oxígeno, y optimizan la combustión, y en esos sensores (el sensor consiste en un semiconductor de óxidos de zirconio que cambia su resistencia eléctrica con el contenido de oxígeno en la mezcla de aire y nafta) hay química sin tubos de ensayos. Cuando nace un bebé, puede monitorearse la concentración de oxígeno a través de la piel con un sensor basado en los mismos principios. P.– ¿Cómo es el sensor para un bebé? R.– Las moléculas de oxígeno toman electrones de un microelectrodo metálico y se transforman en agua oxigenada, y la corriente que circula mide la concentración de oxígeno y garantiza que no haya sufrimiento fetal. De la misma manera se mide el anestésico que recibe la madre en la sangre del bebé. Hay una tendencia en los hospitales a tener un biochip que sea un sensor múltiple, que con una gota de
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sangre permite medir sodio, calcio, potasio, pH, urea, colesterol, glucosa, instantáneamente, en una pantalla. Laboratorios y materiales inteligentes P.– Bueno, no hacen falta tubos de ensayo...¿y cómo son los laboratorios de este tipo de química? R.– Más parecidos a laboratorios de física o ingeniería electrónica, en lugar de tener alambiques de vidrio, hay líquidos circulando por canales de uno a diez diezmilésimos de milímetro y expuestos a máquinas moleculares dentro de cosas que van a parecerse a computadoras en lugar de alambiques. P.– ¿Qué hubiera dicho Lavoisier? R.– Justamente, esto se puede hacer por el trabajo que hicieron muchos químicos con tubos de ensayo, que permitieron entender las propiedades de las moléculas para poder dominarlas.... La química no desapareció, no podría haber biología molecular sin química.. P.– ¿Y por qué sigue siendo química? R.– Porque química es entender los sistemas a nivel molecular, se usa todo lo demás, pero la impronta es comprender, manipular y manejar moléculas, medir, predecir sus propiedades y ensamblarlas en bloques para hacer materiales de propiedades predefinidas, materiales inteligentes P.– Materiales inteligentes... R.– Materiales que se adaptan a los requerimientos de la ingeniería, polímeros conductores, sistemas optoelectrónicos, sistemas que puedan comunicarse con luz y que puedan hacer un trabajo químico determinado. Treinta años no es nada R.– Hay distintas cosas, lo que vamos a ver ya, como éstas, y lo que vamos a ver dentro de 30 años. P.– ¿Qué vamos a ver dentro de 30? R.– Motores de una sola molécula, que copian el mecanismo de cilias de organismos unicelulares, pero son totalmente sintéticos, y que mueven, como engranajes, moléculas de a una. Ya se hizo una molécula que gira continuamente en un sentido, como si fuera una rueda, al ser iluminada con luz ultravioleta, y entonces podría transportar moleculitas más chicas, de a una, en una línea de producción en nano escala como lo había predichoDrexler. Son fábricas moleculares... yo estuve en Pekín en el ‘95 y los tipos estaban fabricando engranajes moleculares y motores moleculares... P.– Hablando de Pekín... ¿y en la facultad? R.– Autoensamblamos moléculas para hacer biosensores y las miramos individualmente con microscopios de fuerza atómica y túnel, pero tenemos que hacerlo con físicos que desarrollan esos microscopios y con biólogos moleculares que conocen las propiedades de esas biomoléculas. Y ahora estamos empezando a incorporar ingenieros electrónicos que puedan procesar señales que generan estas moléculas. Al fin y al cabo, el glucómetro que se desarrolló en Cambridge y que Abbot compró en 1600 millones de dólares, y que se usa para los diabéticos, es algo que se hizo en un laboratorio como el nuestro de la facultad, no mucho más. Nosotros jugamos ese juego, ese juego entre la búsqueda de conocimiento y la solución de demandas sociales, como en el Galileo de Brecht... y lo juegan nuestros colegas en el mundo desarrollado todo el tiempo, los mismos que publican en Nature y Science patentan esas ideas. El efecto 2030 P.– Me está hablando del 2030, y esas cosas... Impresiona un poco. R.– Si no reforzamos la investigación básica ahora, vamos a ser analfabetos quizás en el 2010, o en el
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2030. La gente de Motorola, del departamento de prospectiva, y que está instalando un laboratorio en Brasil, vino a ver qué gente tenemos. Visitó La Plata, Bariloche y nuestra Facultad para discutir estos problemas. P.– O sea, hay gente que tiene visión. R.– Y que piensa que lo que se hace en la Argentina puede servir. Lo que pasa es que nuestros políticos son ignorantes del valor económico de la ciencia, que no se compra, sino que debe desarrollarse en la sociedad. Si de repente en el 2010 dicen “quiero tener ciencia” no se puede hacer de repente. Están pensando en el dos mil tres. P.– Tal vez el día en que la Bolsa de Buenos Aires se interese por estas cosas, empezaremos a ver un cambio.... R.– El futuro, aunque parezca mentira, se decide en los laboratorios.
LA GENERALIZACIÓN DE LOS ARGUMENTOS ESTÚPIDOS Por: Gregorio Peces-Barba Martínez
[Nota] *Gregorio Peces-Barba Martínez es rector de la Universidad Carlos III de Madrid. Vivimos en unos tiempos donde, junto a grandes progresos de la racionalidad y de la ciencia, coexisten ámbitos importantes en lo público y en lo privado dominados por la necedad, por el simplismo y por la vulgaridad intelectual. Como dice Hilary Putnam, es sorprendente la 'fascinación que parecen tener las ideas incoherentes'. A veces los medios de comunicación se encargan de difundirlas e incluso de alentarlas, y responsables políticos o líderes sociales de engendrarlas y de dotarlas de autoridad y de solvencia, al menos prima facie, por la presunción de legitimidad que éstos tienen a priori. En otros ámbitos como el deporte o las revistas del corazón, los ciudadanos escuchan a diario lugares comunes que se repiten con grandes palabras como si estuviéramos ante aportaciones ingeniosas, como 'el fútbol es así', 'no merecimos perder', 'nos robaron el partido'; o, en el segundo supuesto, 'es el amor de su vida' o 'somos muy felices'. La extensión con que la prensa en general, y la deportiva o la llamada 'rosa' en particular, trata esos asuntos y repite esas vulgaridades permite percibir la amplitud del eco de esas palabras. Estamos ante una gigantesca generalización de los argumentos estúpidos, que sorprenden y avergüenzan por su arraigo y por su eco en la opinión pública. Que un programa como Tómbola haya tenido una audiencia tan fiel como numerosa, hasta que el nuevo presidente del Ente, señor Giménez Alemán, la suprimió con buen juicio hace unas semanas, es un signo de la profundidad de la patología. Y el problema es más grave, porque incide negativamente en la pedagogía que se necesita para formar una ciudadanía responsable. Pero cuando el problema adquiere proporciones muy serias es cuando esas ideas incoherentes y esos argumentos estúpidos proceden de dirigentes políticos y de personas con relevancia social. Son momentos más frecuentes de lo que parece, y recientemente hemos tenido muchos casos pertinentes de los que extraigo algunos especialmente ejemplares como disvalores. El modelo en el ámbito político lo ha representado el señor secretario de Estado de Justicia, cuando ha declarado, firme y contundentemente, con esa seguridad que da haber ganado una oposición a un gran Cuerpo del Estado, que había que despolitizar al órgano de gobierno de los jueces. Repite el señor Michavila una cantinela muy oída sobre la politización del gobierno de los jueces. Es el paradigma de los argumentos estúpidos, que sin duda confunden la función de los jueces con su gobierno, atribuido en
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la Constitución al Consejo General del Poder Judicial. Conviene dejar claro que la forma de elección actual, en su totalidad por las Cortes Generales, es plenamente constitucional, y queda por justificar que la pretensión de despolitización se refiere al gobierno de los jueces, y no a la función judicial. En el ejercicio de la función de juzgar y de hacer ejecutar lo juzgado la Constitución protege y garantiza la independencia judicial, pero aun en ese caso no se puede alcanzar una wertfreiheit, una neutralidad que es imposible, y que además es dudosamente deseable en el ámbito del Derecho, donde el juez está comprometido, en el marco del sistema constitucional y legal, con realizar la justicia y garantizar la libertad y la igualdad. Siempre les digo a mis alumnos que para juzgar a un interlocutor jurista que les diga que es neutral deben recordar que esa neutralidad es imposible, y quien la afirma o es un estúpido ignorante o es un mentiroso. Todos los juristas y también los jueces tienen sus ideas, sus intereses, y por eso la proclamación del principio de independencia para controlarles. Y los jueces hacen política porque el Derecho es creado por el poder, que recoge en las sociedades democráticas los ideales de la ética pública, que son inevitablemente políticos. La visión de unos jueces angelicales, sin intereses ni ideales políticos de este mundo, como los santos de la Ciudad de Dios agustiniana, no resiste ningún análisis serio, y no puede ser la base para la propuesta que respalda el señor secretario de Estado de que son el cauce ideal para elegir un Consejo General del Poder Judicial apolítico, fuera de la realidad mezquina del mundo político, y que supere la inconveniente politización del actual modelo. No sabemos qué legitimidad tienen estos señores jueces para elegir ellos solos a su órgano de gobierno. Seguramente no será el saberse bien los temas con los que aprobaron las oposiciones, y no se me alcanza qué puede merecer un colectivo de pocas miles de personas para elegir al órgano de gobierno de uno de los poderes del Estado, cuando el principio democrático reside en la soberanía del pueblo español representado en el Parlamento. Que un secretario de Estado de un gobierno democrático, en un régimen parlamentario representativo, diga que hay que despolitizar a un poder del Estado es un contrasentido que resulta difícil de entender, que es poco racional y muy incoherente. Supone que el gobierno de los jueces es un asunto interno de éstos, cuando los terceros afectados por sus decisiones son todos los ciudadanos y todas las instituciones públicas y privadas. Nunca se ha pretendido dar tanto poder a tan pocos, y ésa es la apuesta por reforzar un corporativismo propio del Antiguo Régimen, cuando los jueces vendían o compraban los cargos judiciales como si fueran su propiedad. Ahora, la feliz ocurrencia del Gobierno, glosada en ese comentario por el señor secretario de Estado, es como la moderna forma de compra de cargos, al permitir convertirlos en monopolizadores de un poder del Estado. Cuando el Tribunal Constitucional, fuera de sus funciones, excediéndose de lo que puede y debe decir, aún reconociendo que el sistema actual de elección es legítimo, dijo que sería mejor el otro, utilizando también un argumento estúpido, estaba acreditando que años más tarde se pudiera afirmar la necesidad de despolitizar a un poder del Estado. Pero el colmo será, si esta barbaridad se consuma, que los señores Diputados y Senadores del PP, y espero que nadie más, se identifiquen con el despropósito y voten privarse a sí mismos y a las Cortes Generales en concreto de la elección de doce vocales del Consejo General del Poder Judicial, transfiriendo esa competencia al colectivo de jueces. En ese caso habríamos pasado de la estupidez a un error de imprevisibles consecuencias, y esa votación debería acompañarse con la audición en el hemiciclo de 'Los esclavos felices' de Arriaga. El otro ejemplo clamoroso en el ámbito político son las declaraciones del secretario general de Emigración, señor Fernández Miranda, cuando sostiene, sin enrojecer, la conveniencia de que los emigrantes sean católicos para integrarse mejor en una sociedad mayoritariamente católica como la española. Aquí la incoherencia y la sinrazón se completan con la inconstitucionalidad, y parece que volvemos al modelo que iniciaron los Reyes Católicos de vincular la unidad de España con la unidad de la fe. Si entonces produjo males sin cuento, hoy infringe la libertad religiosa, la aconfesionalidad del Estado y la debida neutralidad de las autoridades en temas que sólo afectan a la conciencia de los
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individuos. Para hacer referencia ahora a un ejemplo social de argumentos estúpidos, creo que podemos asociar a dos representantes relevantes de la sociedad catalana, la señora Ferrusola, esposa del Molt Honorable President de la Generalitat, y el viejo militante de la izquierda nacionalista Heribert Barrera. No estamos ante un límite a la libertad de expresión. Mas bien pienso que estas situaciones no deben abordarse desde esa perspectiva. Decir que sus hijos no jugaban de pequeños en las plazas o en los parques porque todos los niños hablaban castellano, o referirse despectivamente a los emigrantes, o afirmar que su llegada masiva pondría en peligro la identidad de Cataluña, no es motivo de limitación de la libertad de expresión de la señora Ferrusola, aunque coincidiera en el tiempo y en los temas con el señor Barrera. De esas afirmaciones no se desprendía un claro y presente peligro para la situación de los emigrantes. Más peligro produce para ellos una Ley de Extranjería, claramente inconstitucional, que les impide ejercer derechos que les son debidos. Por otra parte, hay que tener cuidado con esos meros inquisidores de toda laya que consideran inaceptables argumentos que, aun siendo recusables y no compartidos por la mayoría, no van a tener consecuencias prácticas dañinas para la convivencia. Otro ejemplo reciente es reprochar a un diputado que utilizase críticamente para describir el tono de intervención de una diputada el término 'colegio de monjas'. No se me alcanza por qué se considera un comentario machista, ni mucho menos por qué la señora presidenta le sugiere que retire la expresión utilizando como argumento que es el día de la mujer trabajadora. Todas las opiniones enriquecen una convivencia, y el pluralismo necesario, aunque en contradicción con el núcleo central de los valores constitucionales; otra cosa es si pueden crear un claro y presente peligro que ayude a subvertir o a llegar a situaciones de violencia generalizada. En esos casos sólo se puede limitar la libertad de expresión, y ello por medio, casi siempre, del Código Penal. En muchos casos, opiniones y tomas de postura -y en la ocasión que citamos, las de la señora Ferrusola y las del señor Barrera- no merecen reproche por excesos en la libertad de expresión, sino porque sitúan sus palabras en el corazón mismo de los argumentos estúpidos, que ponen de relieve o limitación o debilitamiento intelectual; son un mal ejemplo de argumentación racional, obstaculizan la pedagogía de la libertad y de la tolerancia y desorientan a los interlocutores por su simplismo. Entre todos debemos atajar la extensión de esos argumentos estúpidos, que nos rebajan y nos sitúan en la indignidad, que no aportan nada para elevar nuestra condición.
UN PROGRAMA DE LA FUNDACIÓN BERTELSMANN ESTIMULA A LOS NIÑOS A LEER Por: Josep Ferrer
"Buenas noches, supongo que es así como se debe empezar. Sed bienvenidos a mi gabinete de trabajo y que conste que no he pronunciado estas palabras muchas veces a lo largo de mi vida." De esta manera inicia su exposición el profesor Challenger, un atípico científico surgido de dos novelas de A. Conan Doyle que es el personaje invitado de las noches de fábula dedicadas a la ciencia que organiza la Fundación Bertelsmann. El objetivo es estimular la lectura. La audiencia está formada por una veintena de estudiantes de entre 12 y 16 años de institutos de El Prat de Llobregat. En su laboratorio -obra de los alumnos de la escuela de dibujo de la Asociación Amigos del Arte de El Prat-, el primer explorador de la tierra de Maple White hace un rápido repaso por la historia, desde los egipcios hasta la era espacial, haciendo referencia a grandes autores como Isaac Asimov y Julio Verne e
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invita al auditorio a leer sus obras. Finalizada su exposición, aquellos jóvenes que lo desean entran en el laboratorio para leer a sus compañeros el relato que ellos han escrito. "Se trata de pasarlo bien con una cosa que aparentemente parece aburrida, los libros", explica Eva Peñalver coordinadora en El Prat del programa biblioteca-escuela, una actividad extra escolar de la Fundación Bertelsmann dirigida a niños de 3 a 16 años con el fin de fomentar la lectura en este segmento de población. El programa, que tiene una duración de cinco años, se desarrolla en seis municipios españoles, Alcúdia (Mallorca), Gandía (Valencia), La Coruña (Galicia), Linares (Jaén), Mieres (Asturias) y El Prat, en estrecha colaboración con los centros educativos y los ayuntamientos. "Pretendemos crear una conexión entre la biblioteca y la escuela", afirma José María González, director del programa. Al igual que los alumnos de 9 a 16 años reciben de manera periódica la visita de personajes como el doctor Challenger -encarnados por actores-; en el caso de los niños de 3 a 8 años el encargado del enlace con la literatura es otro personaje salido de los cuentos, el Mago Azul, encarnado por los coordinadores de cada población. El Mago aparece de vez en cuando por la escuela, charla con los niños, juega con ellos, "se trata de que forme parte de su universo imaginario", de manera que el estímulo por la lectura y la escritura "sea una parte más de su actividad cotidiana", explica González. A esta altura del curso, los estudiantes de ESO tendrán la oportunidad de participar en una noche mágica, es decir, la actividad se realiza en horas nocturnas y en el Parc Nou de El Prat. Con una perfecta ambientación y con el libro como protagonista, los asistentes se encuentran diferentes personajes de ficción divididos en tres espacios temáticos: aventura, ciencia y misterio.
EL DESACUERDO SOBRE LA PATENTE COMUNITARIA DIFICULTA EL DESPEGUE DE LA INVESTIGACIÓN Por: Gabriela Cañas
España es uno de los países que bloquean la adopción del sistema común que se propone Patentar un invento en Europa cuesta hasta cinco veces más que en EE UU y se tarda en registrarlo al menos el doble de tiempo. Esta situación dificulta el desarrollo de la investigación y la industria frente a Norteamérica y Japón. Por eso, cada vez que hay un desacuerdo en la UE sobre la patente comunitaria única, más ágil y barata, se otorga, de paso, una nueva ventaja a esos países. El último desencuentro tuvo lugar en la reciente Cumbre de Estocolmo. España es uno de los países que bloquean el acuerdo por diversas razones; entre ellas, porque no se garantiza el uso del español en ese proceso. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, ha urgido a la Unión Europea (UE) en diferentes ocasiones a aprobar la patente comunitaria. Pero ni siquiera el llamamiento hecho desde Milán el pasado día 19 de marzo por parte de los directivos de las principales compañías industriales de Europa ha sido capaz de desbloquear la situación entre los Quince. Con el actual sistema que funciona en Europa, las empresas y los científicos deben registrar su patente en cada uno de los 15 países de la UE. En cada paso, las autoridades nacionales exigen la traducción oficial al idioma correspondiente y, además, dejan claro que son los tribunales de cada uno de esos
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países los competentes para dirimir conflictos. Todo ello frena y encarece el proceso. La propuesta de la Comisión Europea es crear una especie de ventanilla única (que aprovecharía la ya existente Oficina Europea de Patentes con sede en Múnich) y un tribunal europeo que dirima las disputas. El equipo de Prodi acariciaba la esperanza de que los jefes de Estado reunidos en Estocolmo aprobaran la patente comunitaria, pero volvió a Bruselas sin ella porque varios países, entre ellos España, bloquea el acuerdo en un ejemplo, según una fuente comunitaria, del abismo que suele haber entre la práctica y las declaraciones públicas de los líderes europeos. La traducción de los registros de las patentes se lleva en Europa hasta la cuarta parte del total de los gastos que comporta todo el proceso. De hecho, según aseguran en la Dirección de Investigación de la Comisión, el 80% de las patentes europeas se registran ya sólo en inglés. Por eso, Bruselas propone que la patente comunitaria se pueda registrar en uno de los tres idiomas que utiliza la oficina de Múnich, es decir, el francés, el inglés o el alemán. España no lo acepta. Pero nuestro país no está solo en esta batalla lingüística. Italia, Portugal, Grecia, Finlandia y Bélgica (este último defiende el flamenco, además del francés) también se oponen. Alemania no está de acuerdo en instituir un solo tribunal de propiedad industrial para dirimir litigios. Pero, además, algunos países, entre los que también se encuentra España, temen perder los ingresos que los registros de patentes nacionales les reportan. El resultado, a ojos de la Comisión Europea, es que los intereses políticos nacionales impiden dotar a Europa de la competitividad que necesita a nivel mundial y las empresas europeas (en especial las pequeñas y medianas) son las que están pagando los platos rotos. España asegura, en contra de lo manifestado por otras fuentes, que su principal oposición no es el marco lingüístico, sino la ausencia de debate profundo sobre todas las pequeñas cuestiones problemáticas que suscita el proyecto. 'Si los Quince discuten verdaderamente sus diferentes posiciones en las próximas semanas, este asunto puede quedar desbloqueado en el próximo consejo de ministros de Mercado Interior de junio', aventura una fuente diplomática española. La Comisión Europea no es tan optimista y cree que cada día que pasa se acrecienta la distancia de Europa con EE UU y Japón. No obstante, los líderes europeos se comprometieron en Lisboa el pasado año a tener aprobada la patente antes de que acabe el año. A pesar de todo ello, las demandas de patentes en Europa no paran de crecer y la mitad de las más de 80.000 peticiones que recibe anualmente la oficina de Múnich provienen de Europa. Los países más potentes, con casi las tres cuartas partes de las patentes, son Alemania, Francia y Reino Unido. España, en cambio, está muy por debajo de la media comunitaria. Sin embargo, según el último anuario de Eurostat sobre ciencia y tecnología, el mayor crecimiento se está observando en Irlanda, España, Finlandia y Grecia, donde el porcentaje de patentes registradas se ha duplicado en 10 años.
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